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Laplanche-1993 (Lsi 061-097) Breve Tratado
Laplanche-1993 (Lsi 061-097) Breve Tratado
Preámbulo
UNIVERSIDAD DE ANTiOOUIA
xual-fantasmático, que habrá que reafirmar tanto en la
práctica como en la teoría.
Habida cuenta de estas apuestas, me limitar6 aquí a cin-
co puntos esenciales de los que algunos son, en rigor, un én-
fasis aportado a ideas ya expuestas, mientras que otros (111
y V) implican desarrollos más novedosos.
1. El realismo del inconsciente.
11. El proceso de la represión.
111.Las consecuencias de la represión sobre los (famosos)
caracteres del inconsciente. -
N: El inconsciente en la vida y en la cura. /
V. Inconsciente y metafisica.
\
las poblaciones urbanas ya no comen sopa), etc. Pero el sín-
toma, la irrupción del inconsciente, no se produce sino cuan.
do se me vuelca la cacerola o cuando echo mucha sal y uno
de mis invitados sufre de hipertensión. J
Lo que se denomina - c o n un término consagrado por el
uso y presuntamente derivado del psicoanálisis- «análisis
de contenido,,, puede recaer de manera indistinta sobre
cualquier texto y está destinado a producir a su respecto
una o varias alecturasn: ~elbconscientede un texto))es, por
definición, innumerable; todo discurso es, como dice Umber-
to Eco, «obra abierta*. Pero muy diferente es la perspectiva
de Freud cuando se trata, por ejemplo, de d a sutileza de un
acto fallido»:9en una tarjeta de cumpleaños se había escri-
to, y luego tachado, una palabra ((completamentefuera de
contexto»,tptigo de la irrupción de otra cadena causal.1° Lo
que procede del inconsciente interviene como una realidad
(ella misma conflictiva) en el seno del «texto»consciente,
que presenta por este hecho una mengua de su coherencia:
a veces lacunar, a veces, en cambio, con puntos de carga y de
'
insistencia injustificables. En síntesis, las nociones de de-
fensa, conflicto, compromiso, condensación, etc., pierden to-
i
do su impacto cuando se reduce el psicoanálisis a una nueva
versión de la hermenéutica: una hermenéutica donde el
asentido sexual))vendría a superponerse a la infinidad de
los demás sentidos posibles. -
-
375 y sig. [Losorígenes del psicoanálisis, en AE, vol. 1.1
l5 OCF-P, XIII, pág. 240. [.Lo inconciente., en AE, vol. XIV.]
cosa»,no una traducción más correcta sino un contrasentido
provocador.16 Con ello quiero decir que el elemento incons-
ciente no es una representación que se debqreferir a una co-
sa exterior de la que dicha representación sería la «huella»,
r sino que el paso al estatuto inconsciente es correlativo de
una pérdida de la referencia. La representación (o, en len-
'
guaje más moderno y preciso: el significante), al tornarse in-
consciente, pierde su condición de representación (de signi-
, ficante) y se transforma en una cosa que no representa (no
\ L
significa) más que a sí misma.
-_
ciones inconscientes «no se vinculan a ninguna otra cosa más que a sí mis-
mas», sigue, sin sospecharlo, el sentido de Laplanche (1959) y no el de
Freud.
E n cuanto a su sugerencia de llamar a las representaciones-cosas *re-
presentaciones-acciones., corresponde a la idea de que los cuerpos extra-
ños internos están siempre activos y son .causas* e n el sentido ametafísi-
com del término (véase infra, la parte V , y también La révolution coperni-
cienne inachevée, op. cit., pág. 392).
l7 Sobre todo esto, cf. especialmente Problématiques V ,op. cit., págs. 89-
101.Véase también &éduction, persécution, révélation*, e n Psychanalyse
a I'Universitk, 1993, 18, 72. C f . por ejemplo Problématiques V, op. cit.,
págs. 89-91.
parte de Freud ni, desde luego, en conexión con la triparti-
ción lacaniana: Real, Imaginario, ~imbó1ico.l~
Para condensar este balance diré que no adhiero en ab-
soluto a las dos primeras categorías en el sentido en que La-
can las define, y que en cambio me atengo a la sólida oposi-
ción fieudiana:
Freud: realidad externa - realidad psicológica
y no Lacan: Real - Imaginario
En cuanto a la tercera categoría, considero que el térmi-
no freudiano .realidad psíquica))es el índice de una realidad
hasta ahora tenida en menos pero que no es posible asimilar
a lo «Simbólico»lacaniano, del que yo recuso su carácter es-
trechamente lingüístico, supraindividual-estructural (y pa-
ra decirlo todo: metafísico, véase infra,pág. 95 y sig.).lg
La categoría del mensaje, o del significante en tanto aig-
nifica a)),20en tanto es dirigido*, es absolutamente diferen-
te de la categoría de lo Simbólico: el mensaje puede ser ver-
bal o no verbal, más o menos estructurado, e incluso míni-
mamente referido a una estructura. El modelo lacaniano
del lenguaje, tomado directamente de Saussure y de la es-
cuela estructuralista, en última instancia sólo es válido pa-
ra una lengua perfecta, «bien hecha., unívoca, donde las
distancias reguladas entre los significantes (los «valores»)
determinan y hasta vuelven superflua la relación de un sig-
nificante con un significado determinad^.^^ Yo entiendo,
l8 Cf. por ejemplo Problématiques N, op. cit., págs. 89-91.
l9 E n homenaje a Lacan, e incluso una vez escrutados todos los desa-
cuerdos con el dacanismon, habría que señalar con fuerza al menos dos as-
pectos:
- el hombre, el maestro, fue un extraordinario estimulador de pensamien-
to y de investigación, en el seno de un mundo posfreudiano balbuciente;
- el pensador hizo prevalecer la certeza, insólita en el freudismo, de que el
inconsciente y la pulsión no surgen de los trasfondos oscuros de la
.vida,,, sino que su génesis y su naturaleza son indisociables del mundo
humano y de la comunicación interhumana.
En cuanto a estos dos puntos de vista, conviene releer el brillante &ap-
port de Rome, [*Informe de Roma»] (Ecrits, París: Seuil, 1966, págs. 237-
322). [dbnción y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis*, Es-
critos 1,Buenos Aires: Siglo veintiuno, 1985, págs. 227-310.1
'O Cf. por ejemplo Nouveaux fondements pour la psychanalyse, op. cit.,
págs. 47-8. [Nuevosfundamentospara el psicoanálisis, op. cit., págs. 52-3.1
l' Así en la matemática. Cf. por ejemplo Problématiques ZV, op. cit.,
flbg8. 129-34.
pues, la categoría del mensaje o debsignificante a»con toda
la extensión que Freud otorga al lenguaje, incluyendo «el
lenguaje de los gestos y cualquier otra especie de expresión
de la actividad psíquica».
Sin embargo, esta categoría es insuficiente para dar
, cuenta de lo que nosotros llamamos «realidad psíquica
inconsciente»:hay que añadirle esa transformación extraña
operada por la represión y que desemboca en la formación
de una representación-cosa o, tomando otra expresión, en
un significante-de significad^.^^
l
S caricias
vehementes -
S1
S,A
Sena necesario un largo comentario:
tisfactoria, que colma no sólo todos los anhelos anímicos sino también to-
das las necesidades corporales; y si bien constituye una de las formas de la
felicidad accesibles al ser humano, esto no se debe en su menor parte a la
posibilidad de satisfacer sin reproche igualmente mociones de anhelo re-
primidas de larga data y que deben calificarse de perversas», OCF-P, X,
pág. 143.
Esta cita me da ocasión para corregir un desafortunado contrasentido
que dejamos pasar en OCF-P,X. Leer: <(nose debe en su menor parte* en
vez de «en lo más mínimo*. Quiera el lector considerar la presente nota co-
mo un erratum.
i
cual le permite acercarse a un significante-designificado,al-
go que gira alrededor de la sonrisa, del beso penetrante, ver-
dadero objeto-fuente de la pulsión y de una parte de la
creatividad artística de Leonardo.
.
i1
¡
mostrara que Freud se equivoca en cuanto al objeto de su
inferencia, por lo menos la postura está perfectamente asu-
mida: uno puede hablar del inconsciente, y localizar y hasta
reconstruir algunos de sus contenidos.
Al margen de lo que se puede observar en forma directa
(iy que por otra parte no implica, ni mucho menos, un cono-
cimientocorrecto!),a partir de otros fenómenos más directa-
mente observables es posible inferir ciertos hechos y ciertos
existentes. Así sucede con numerosos existentes físicos. El
átomo, por ejemplo, fue durante larguísimo tiempo deduci-
do antes de que se lo pudiese observar.36 En astrofísica es-
tán los .agujeros negros))que, por definición, no son visibles
(pues absorben todos los rayos) y sólo pueden ser indirecta-
mente localizados por sus efectos gravitacionales. Freud
reivindica este procedimientoindirecto para el ello: .Lo poco
que sabemos de él, lo hemos aprendido mediante el estudia
El Bewusstwerden o *devenir-consciente)).
43
En Problématiques N, op. cit., págs. 271-4.
44
45 cqTemporalité et traduction. Pour une remise au travail de la philoso-
phie du tempm (1989), en La r6uolzrtion copernicienne inachevée, op. cit.,
págs. 317-35, y *Le temps et l'autre* (1991),ibid., págs. 359-84. [4'empo-
ralidad y traducción. Para un retrabajo de la filosofia del tiempos, págs.
65-84,y *El tiempo y el otro., págs. 107-33,en La prioridad del otro enpsiv
coanálisis, op. cit.]
1
sen te en Freud: en el pasaje del Leonardo comentado antes,
la puesta en memoria tipo <<cronista» corresponde al nivel 11
de temporalidad, y la puesta en memoria del tipo reescritu-
ra deformante, al nivel III.
Para enfocar de nuevo las cosas desde el punto de vista
del <<inconsciente>>, el nivel de la temporalidad perceptiva y
de la conciencialidad inmediata involucra en primer lugar a
la relación preconsciente-consciente, o sea el acceso a mis
archivos personales. En cambio, la represión se sitúa en el
nivel de la temporalización concebida como puesta en nove-
la, traducción de los enigmas provenientes del otro y, luego,
<<autoteorización>> continuada: precisamente como fracaso
de la temporalización y depósito de residuos no traducidos.
Por consiguiente, la palabra <<conciencia>> que debe oírse
en nuestro término psicoanalítico <<in-consciente>> no es la
conciencialidad inmediata, vital, conectada a la percepción.
El uso de la palabra <<conciencia>> nada menos que por He-
gel, en expresiones como <<conciencia desdichada>>, <<concien-
cia piadosa>>, e incluso el del mismo Freud en «conciencia de
culpabilidad>> (Schuldbewusstsein), nos acerca a lo que está
en juego. En la palabra <<con-ciencia>> hay que darle aquí su
espacio a la etimología (cum-scire), o sea, para cada ser hu-
mano, un <<saber>> 48 de sí, de su entorno y de su destino, rela-
tivamente organizado, coherente (cohaerens). Este <<saber
de sí>>, constituido en el apres-coup, y que por lo tanto reto-
ma el pasado a partir del presente para apuntar a un futu-
ro,49 este movimiento de traducción tiene por origen ese
<<motor inmóvil>> que es la destinación enigmática del otro
(externo). Deja necesariamente fuera de él algo de esa desti-
nación, un intraducible que pasa a ser el inconsciente, el
otro interno. Este otro interno, a su vez, funciona como
agente, como objeto-fuente que busca penetrar sin pausa en
la existencia con-sciente (lo cual es muy otra cosa que surgir
a la luz de la conciencia-percepción).
Según esta perspectiva, el adjetivo <<atemporal» (zeit-los)
no designa una cualidad extrínseca de la <<otra cosa>> en no-
sotros, sino su ser mismo, determinado por su génesis: la ex-
80
clusión del trabajo de temporalización propio del sistema
Pcs 1cs.50
Si por un lado la denominación de ((atemporal*puede ser
considerada como más pertinente que la de «inconsciente»,
por el otro la exclusión de este ~atemporal*respecto de la
conciencialidad51es mucho menos directa y esencial de lo
que se había supuesto. Nada impide a priori que contenidos
de lo aatemporal., de las representaciones-cosas, accedan a
la conciencíalidad sin pasar por la temporalización (el sis-
tema Pcs) y sin perder su plena pertenencia a su eisternax
resurgencias ecmnémicas con o sin hipnosis, alucinosis. . .52
A la inversa, la simple adición de una representación de pa-
labra a una representación de cosa - q u e finalmente Freud
postula como lo esencial del acceso a la conciencialidad- es
por completo insuficiente cuando se trata de la reintegra-
ción de la representación-cosa en el espacio de la temporali-
. ~ ~ eso hace falta, como mínimo, el trabajo de la
z a ~ i ó nPara
cura.
50 Los procesos del sistema Zcs son atemporales, es decir que no están
ordenados temporalmente, no se ven modificados por el tiempo que pasa,
no tienen absolutamente ninguna relación con el tiempo. También la rela-
ción temporal está vinculada al trabajo del <&tema-Conciencia* (en la
edición de 1915: «sistema-Pcsw),OCF-P,XIII, pág. 226. ['<Loinconsciente*,
en AE, vol. XIV.1
No se lo podría decir mejor. Sin embargo, la duda de Freud entre usiste-
ma-Concienciau y «sistema-Pcs. indica su incertidumbre entre lo que yo
designo como 'eonciencialidad II» (la conciencia inmediata) y con-ciencia
temporalizante IIL, que corresponde en él al sistema Pcs.
51 Por comodidad expresiva, designo el término alemán Bewusstheit por
conciencia 11, ligada a la temporalidad inmediata. E s el sistema Per-
cepción-Conciencia de Freud.
52 Cf. Problématiques N, op. cit., págs. 53-5 y 98-101. El texto más sor-
prendente de Freud es el final de &onstructions dans l'analyse. (1937),en
Résultats, idées, probl2rnes ZZ, París: PUF, 1985,pág. 278 y sig. [*Construc-
ciones en el análisis., en AE, vol. XXIII.]
53 Recordemos también que la naturaleza de la representación-cosa no
depende ni del sensorio (visual-auditivo ) ni del contenido (verbal - nover-
bal) de la representación de la que surgió. Una representación de palabra,
al ser reprimida, deviene representación-cosa. Nada impide que semejan-
te representación-cosa de materia verbal acceda directamente a la con-
ciencialidad mediante un esbozo de re-pronunciación: frases del sueño,
alucinaciones verbales.
2. Ausencia de coordinación y de negación
82
p u l s i ~ n a l e s »en
; ~efecto,
~ en la observación de los organis-
mos vivos nada permite afirmar semejante inorganizacidn
de las necesidades, que además sería incompatible con la
vida. Y si, respondiendo a una concepción cada vez más
preeminente en Freud, hubiese que admitir que «el ello he-
reditario alberga en su interior los restos de innumerables
existencias-de-mí~,~~ y sobre todo esos organizadores que
son los complejos (conjuntos organizados de representacio-
nes) y los fantasmas originarios (estructuras fantasmáticas
típicas), la contradicción con la antigua descripción del sis-
tema inconsciente sena aún más flagrante.60
Que el ello (el sistema Ics) sea el resultado de la repre-
sión, y que la represión se comprenda por intermedio de una
teoría traductiva, estas son mis hipótesis: al menos tienen
la ventaja de explicar los caracteres del sistema tal como
Freud los extrajo de la experiencia analítica. Para decir las
cosas de una vez, la traducción trata el mensaje como un to-
do coherente, mientras que los significantes no traducidos
no son coherentes entre sí ni forman otra cadena; la repre-
sión, cara negativa de la traducción del mensaje enigmáti-
co, tiene un efecto de dislocación.
Propondré ahora una ilustración de este punto preciso
(la traducción disloca lo que rechaza), sin pretender en mo-
do alguno dar un ejemplo de represión en el sentido psico-
analítico; en parte porque se trata de una traducción inter-
lingual, pero además por muchas otras razones.
Propongámonos traducir la frase francesa: «L'étalon
court dans la ferme» [El sementallpatrón (unidad de refe-
rencia) corre en la granjalarmadura (del tejado)]. Las pala-
bras étalon y firme albergan homónimos.
XIX,pág.
58 Nouuelles lecons, OCF-P, 157.
59 .Le moi e t le $a),,OCF-P, XVI, pág. 282.
60 Donde esto se torna más patente es en el *Moisés»:con el brusco retor-
no de las nociones de instinto, filogénesis, e incluso con la idea de que dos
procesos psíquicos operantes en el ello se influyen mutuamente en virtud
de leyes muy distintas de las que reinan en el yo* (París: Gallimard, 1986,
pág. 191;GW, XVI, pág. 203). Porque es muy distinto que decir, como an-
tes, que «existen los unos al lado de los otros sin influirse* (GW, X, pAg.
2-85).
1
C
cho no conoce tampoco la muerte propia, a la que sólo podemos dar un con-
tenido negativo,,, «Actuelles sur la guerre et la mort*, en OCF-P,XVI, pág.
151(las bastardillas son nuestras). [*Deguerra y muerte. Semas de actua-
, AE, vol. rn.1
l i d a d ~en
63
- ¿Hay, en general, ideas en el inconsciente?
- ¿Qué relación existe entre esta tesis freudiana y las que se refieren a
la representación de la muerte en el niño y en el hombre primitivo,
una vez recusada la idea de que el inconsciente es lo más «primiti-
vo» que hay en nosotros?
- Si la muerte me es anunciada por la muerte del otro, ¿qué metabolis-
mo y qué represión tratan este mensaje?
64 Cf. kcabulaire de la psychanalyse, París: PUF, 1967, artículos com-
plexe de castration* y «déni>>;Problématiques IZ: Castration-Symbolisa-
tions, passim; Nouveaux fondements pour la psychanalyse, op. cit., págs.
40-1.
3. El inconsciente y el proceso primario
,
principio de ligazón, se admitirá que el nivel más profundo, '
lo reprimido originario, es la sede privilegiada de la primera
(.cultivo puro de alteridad))),mientras que en lo reprimido '
secundario, sede del proceso primario, los dos tipos de pul- i
siones comienzan a entrar en lucha y en compromiso.66 f Z
4. El inconsciente y el afecto
I
ello, en AE, vol. m.]
67 Cf. mi comentario de las pinturas prehistóricas descriptas por Leroi-
Gourhan, Problématiques 11,págs. 268-9.
.No encontramos en el análisis ningún "nonque venga del inconscien-
té*,OCF-P,XVII, pág. 171.
afectos en el inconsciente sería preconizar un psicoanálisis
intelectualista que no diera cabida a la relación afectiva, a
la expresión de los sentimientos, etc. Están en el banco de
los acusados en este juicio el texto de Freud de 1915, la teo-
ría lacaniana y también, desde luego, la concepción del au-
tor de estas líneas, desde 1959 hasta hoy. En pocas pala- ?
bras, pues:
1. Mi teoría de la represión, que se conecta por deriva-
ción con la de Freud de 1915, reinterpretada con la noción
de traducción, implica que den el inconsciente))hay repre-
sentaciones-cosas.Entonces, no hay afecto. . . ipero tampoco
«representacionesde*!
Concebir los contenidos del inconsciente como «cosas»
psíquicas, «cuerpos extraños internos», requiere efectuar
un esfuerzo mental. ¡El único problema es saber si este es-
fuerzo es rentable!
! 2. iLos mensajes que son objeto de las primeras traduc-
ciones no son esencialmente verbales ni «intelectuales»!In-
cluyen en gran parte significantes de afecto que podrán ser
traducidos o reprimidos: una sonrisa (en Leonardo), un ade-
mán de ira, una mímica de asco, etc. Estos significantes, si
se los reprime, quedarán designificados tanto como lo son
muchos significantes más «intelectuales».«La exclusión»
del afecto no es aquí sino una consecuencia global de la ex-
1
clusión del significado.
3. El lugar del afecto es primariamente el cuerpo y se-
cundariamente el yo. El afecto es la vivencia de la manera
en que el cuerpo y el yo son afectados. Es decir que el incons-
ciente o el ello afectan al yo, y esto según modalidades diver-
sas, desde la angustia hasta los afectos más elaborados pa-
sando por la vergüenza, la culpabilidad, etc. ¡Excluirel afee-
'
to del inconsciente, situarlo de otra manera en la tópica no
3, La apertura de la cura
V. Inconsciente y metafísica
Las corrientes más activas del psicoanálisis contempo-
ráneo parecen acosadas por dos tentaciones que llamaré,
por comodidad expresiva, fenomenológica y metafisica.
1.Corriente fenomenológica: hablé de ella ya en 1959 al
examinar la tentativa de Politzer. Uno de los representan-
tes más notables de esta tendencia (aun cuando su éxito no
sea proporcional a la calidad de sus esfuerzos) es Roy Scha-
fer, de Estados Unidos. Para decirlo en pocas palabras, se
trata en todos lo casos de restituir al ser humano su condi-
ción de sujeto «enprimera personan, autor de sus actos y de
sus intenciones significantes. Todas las descripciones en
términos de metapsicología, de aparato, de sistema, etc., se-
rían descripciones alienantes donde la teoría psicoanalítica
devendría cómplice de una inclinación demasiado natural a
la «abstracción»y al «realismo».Estos últimos términos son
de Politzer, pero la crítica de Schafer, más elaborada, emiti-
da por un pensador que es un conocedor de la ego psychology
y un practicante experto, sigue exactamente los mismos li-
neamientos: «quienpercibe, juzga y piensa no es la instan-
cia (el yo) sino la persona.; el inconsciente es un ((autoenga-
ñon del sujeto, quien encuentra un cómplice en la teoría psi-
coanalítica del ((espíritu-lugar»,etcétera.
Llamo a estas tentativas ~fenomenológicas~ en sentido
amplio; aun cuando se inspiren también en otras filosofias,
postulan que la intencionalidad de un sujeto ha de poder ser
hallada en el interior de todos los actos psíquicos y dar ínte-
gra cuenta de ellos.80Aparentemente, esta fenomenología
*t
so Se hallará una excelente exposición crítica del pensamiento de Roy
Schafer por Agries Oppenheimer, .Le meilleur des mondes possibles. A
propos du projet de R. Schafer*, en Psychanalyse a I'Université, 1984,9,
35, págs. 467-90. Cf. también Problématiques V, op. cit., págs. 226-9.
[~roblemáticasV, op. cit., págs. 226-9.1
se propone una tarea menos irremontable que la que pre-
tende explicar el mundo de apresentación de todos los cogi-
tata por una constitución más o menos trascendental.
Señalemos primeramente que en Politzer, y más aún en
Schafer, este intento de desalienación del sujeto o de la per-
sona pasa ante todo por la teoría o por el «lenguaje».Propo-
ner un (muevolenguaje para el psicoanálisis»81(primero en
los libros, pero también en la cura) sería el paso fundamen-
tal para que el sujeto recupere el dominio y la responsabili-
dad de sus actos psíquicos.Ahora bien, aun suponiendo que
se pueda contar con semejante sistema de «autoteoriza-
c i ~ n programada,
» ~ ~ su eficacia dependería de su aptitud
para explicar el éxito que tiene, pese a todo, el lenguaje «en
tercera persona». En otros términos, la resistencia y la de-
fensa, antes de ser las de la teoría, son las del ser humano
mismo, y un pensamiento de la desalienación debería englo-
bar un pensamiento de la a l i e n a c i ~ n . ~ ~
En segundo lugar, toda la experiencia freudiana se cons-
tituye como descubrimiento de otra-cosa en nosotros, la cual
no actúa regida por el sentido sino según modalidades de or-
den causal. La crítica de este «realismodel inconsciente*si-
gue estrellándose contra esa misma experiencia que lleva
especialmente por nombre ((coacciónde repetición»,y sigue
intentando rivalizar con descripciones «mecanicistas»del
trabajo del sueño hasta hoy inigualadas.
Por último -y este es mi aporte personal-, al negarse a
reconocer en nosotros la existencia de un cuerpo extraño
inexpugnable, el pensamiento «desalienante»se priva del
camino que lleva de la otra-cosa en nosotros a la ofra-per-
sona que le dio origen. Es incapaz por esto de descubrir que
la alienación interna es el residuo de una excentración fun-
damental cuyo centro es el otro adulto para el niño, y cuya
fuerza de gravitación tendrá que ser localizada en el mensa-
je enigmático. De este modo, al promoverse un nuevo den-
,
consciente, que tanta necesidad tienen ellos de sumergírse
«en el fondo de lo Desconocido para encontrar lo Nuevov. ,
Pero sobre todo alegaré culpabilidad; no para mí ni para
Freud, ni siquiera para «el inconsciente»;sino para las aco-
sas inconscientes»,verdaderas «palabras»(o más bien signi-
ficantes) «tomadas por cosas»;tomadas por cosas en el me-
canismo de la traducción «rehusada».Hay que admitir ple-
namente que ael inconsciente. no es una entidad metafísica
sino una noción colectiva englobadora de .entidades» que,
ellas si, adquirieron valor «metafísico»o metapsicológico. .
Estas entidades funcionan según el principio ametafisico*
de la causa, sustraídas como están a las leyes del sentido.
Para terminar con Auguste Comte: mientras que en la
clasificación de las ciencias positivas él niega a la psicología
un lugar aparte entre fisiología y sociología, es divertido
comprobar que, con el psicoanálisis, «teología. y ~metafísi-
can retornan con brío precisamente a este lugar: pntropa-
morfismo de las instancias y metafisica de las entidades in-
trapsíquicas. Pero este retorno se efectúa en el ser humano
no en la clasificación de las ciencias: de ese lugar, antropo-
morfismo y metafísica no están próximos a ser desalojados.