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Sor Lucía, la venerable carmelita descalza que Nuestra Señora eligió

Invocación a Santa María Santísima de Fátima


Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera
veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en vuestro amor, os
pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle,
paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el
Cielo.
Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los
niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día
conseguir la vida eterna.
Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues
las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Himno a Nuestra Señora del Rosario de Fátima.
El 13 de mayo, la Virgen María
Bajo de los cielos a Cova da Iría
Ave, Ave, Ave María, Ave, Ave, Ave María
A tres pastorcitos la madre de Dios
Descubre el misterio de su corazón
Ave, Ave, Ave María (bis)
Vestida de blanco más bella que el sol
Con dulces palabras la virgen habló.
Ave, Ave, Ave María, Ave, Ave, Ave María
El Santo Rosario constante rezar
Y la paz del mundo el Señor dará
Ave, Ave, Ave María (bis)
Con dulces palabras, nos mandas rezar
La Virgen María nos quiere salvar
Ave, Ave, Ave María, Ave, Ave, Ave María
Haced penitencia, haced oración
Por los pecadores implora perdón
Ave, Ave, Ave María (bis)
La Virgen María cercada de luz
Con todo cariño nos lleva a Jesús
Ave, Ave, Ave María, Ave, Ave, Ave María
Siete razones por las que Sor Lucía rezaba el Rosario a diario:
Sor Lucía Dos Santos, última vidente de la Virgen de Fátima, cuyo nombre religioso fue Hermana
María Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón, explicó varias razones por las que es
preciso rezar el Santo Rosario a diario.
En el libro “Llamadas del mensaje de Fátima”, publicado en 2002, Sor Lucía recordó que la Madre
de Dios la había invitado a rezar el Rosario desde su primera aparición en Fátima (Portugal), el 13
de mayo de 1917.
1. El Rosario se adapta a las posibilidades de cada uno
Sor Lucía explicó que Dios es un Padre que “se adapta a las necesidades y posibilidades de sus
hijos”, porque “si Dios, por medio de Nuestra Señora, nos hubiera pedido que fuéramos a Misa y
recibiéramos la Sagrada Comunión todos los días, sin duda habría muchísimas personas que
dijeran, con toda razón, que eso no era posible”.
2. El Rosario nos pone en contacto familiar con Dios
Sor Lucía destacó que la oración mariana sirve “para ponernos en contacto con Dios, agradecerle
por sus beneficios y pedir las gracias que necesitamos”.
3. El Rosario es la oración más agradable de hacer después de la Misa
Sor Lucía afirmó que, después de la Santa Misa, rezar el Rosario –teniendo en cuenta su origen,
las oraciones que contiene y los misterios que se meditan– “es la oración más agradable que
podemos ofrecer a Dios y la más ventajosa para nuestras propias almas”.
4. El Rosario ayuda a cumplir nuestros ofrecimientos diarios
Sor Lucía aclaró que las cuentas del Rosario sirven “para tener una idea clara y vívida de lo que
estamos haciendo y para saber positivamente si hemos completado o no lo que habíamos
planeado ofrecer a Dios cada día".
5. El Rosario sirve como preparación para la Misa
En su libro, la vidente de Fátima aseguró que se puede considerar el rezo del Rosario como “una
forma de prepararse para participar mejor en la Eucaristía, o como acción de gracias” después de
haber recibido el Cuerpo de Cristo.
6. El Rosario preserva las tres virtudes teologales
“Dios y Nuestra Señora saben mejor que nadie lo que es más apropiado para nosotros y lo que
más necesitamos. Además, el Rosario será un medio poderoso para ayudarnos a preservar
nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad”, sostuvo Sor Lucía.
7. El Rosario ayuda a evitar caer en el materialismo
La hermana Lucía aseguró, por último, que “aquellos que dejan de recitar el Rosario y no van a la
Misa diaria, no tienen nada que los sustente, y terminan por perderse en el materialismo de la
vida terrenal”.
Sor Lucía Do Santos y Santa Teresa de Jesús
El 17 de junio de 1921, con catorce años de edad, el obispo de Leiría, José Alves Correia da Silva,
facilitó su entrada en el colegio de las Hermanas Doroteas en Vilar, cerca de Oporto, presuntamente
para protegerla de los peregrinos que llegaban cada vez más a Cova da Iria y pretendían hablar
con ella.
En 1925 se trasladó a la provincia de Pontevedra, en España, donde fue primero novicia y luego
profesó como monja dorotea.
El 10 de diciembre de 1925, en el convento de Pontevedra, tuvo una visión del Niño Jesús que
señalaba el Inmaculado Corazón de María cercado por espinas, y se le pidió extender la devoción
de realizar actos de piedad en reparación los primeros sábados de los cinco primeros meses del
año.2 El 15 de febrero de 1926, encontrándose en el patio del convento, se le apareció de nuevo el
Niño Jesús.3 Este edificio es conocido como el Santuario de las Apariciones.
El 13 de junio de 1929, en la capilla del convento de las doroteas de Tuy, en la calle Martínez Padín,
la hermana Lucía tuvo una visión de la Santísima Trinidad y del Inmaculado Corazón de María,
durante la cual la Virgen le comunicó que había llegado el momento de que el papa realizase la
consagración de Rusia al Inmaculado Corazón en unión con todos los obispos del mundo.4
Durante la Segunda República española, debido al clima anticlerical, se desplazó varios meses a
una casa en Rianjo, donde tuvo apariciones en el inmueble donde estuvo y en la capilla de la Virgen
de Guadalupe.7 Durante su estancia en España, también visitó la Catedral de Santiago de
Compostela, donde la tradición dice que está enterrado el apóstol Santiago el Mayor.8
En febrero de 1945 conoció en Tuy a José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Lucía
animó a Escrivá a establecer el Opus Dei en Portugal, pero este le respondió que no podía ya que
carecía de pasaportes en aquel momento. Lucía llamó a Lisboa y consiguió un documento para
que él y sus compañeros pudieran pasar la frontera.
En 1946 regresó a Portugal y, dos años después, entró en el Carmelo de Santa Teresa en Coímbra,
donde profesó sus votos como carmelita descalza el 31 de mayo de 1949. Fue en este convento
donde escribió dos volúmenes con sus Memorias y los Llamamientos del Mensaje de Fátima.
En 1967, Lucía viajó a Fátima para celebrar los cincuenta años de las apariciones de la Virgen y
entrevistarse con el papa Pablo VI.
En 1982, cuando el papa Juan Pablo II visitó Fátima, Lucía se desplazó hasta allí y conversó con
el papa durante doce minutos. En mayo del año 2000, regresó a Fátima por última vez para
entrevistarse, nuevamente, con Juan Pablo II, y también, ser partícipe de la beatificación de sus
primos Francisco y Jacinta Marto.
Falleció el 13 de febrero de 2005, a los 97 años, en el carmelo de Santa Teresa, en Coímbra. Un
año después de su fallecimiento, su cuerpo fue trasladado desde Coímbra hasta el Santuario de
Fátima, donde fue sepultada junto a sus primos Jacinta y Francisco Marto.
En 2017, después la canonización de Santa Jacinta y San Francisco Marto de Fátima, La Curia
General Del Carmelo Teresiano inició el proceso de canonización de Sor María Lucía de Jesús y del
Corazón Inmaculado. El 25 de octubre de 2022, el Papa Francisco decide promulgar un decreto,
Sor Lucía será designada como Venerable en la Iglesia Católica.

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