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Ésta historia se desarrolla inicialmente en una

edad media, dado mi gusto e inlfluencia por el


señor J. R. R.Tolkien y Tad Williams; no obstante,
conforme avanza la historia cambia de escenarios
no sólo más allá de ese mundo si no incluso más
allá de esa realidad, donde te darás cuenta de
cómo una persona no es más que el títere de las
circunstancias si no que también éstas son
bosquejos de seres que son incluso más
poderosos de lo que un dios podría llegar a serlo.

Paul Rubén.

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CAPÍTULO
I
Un nuevo amanecer
-Envía este mensaje a tu rey, dile que solicito su
presencia, pues exijo su cabeza, sólo eso, no pido
más, le desafío a un duelo y si es que tiene un
poco de decencia, considerará la vida de su
pueblo antes que la suya por lo que aceptará el
desafío; de lo contrario, ¿vez a estos hombres?
Con una sola orden mía comenzarán a exterminar
por completo este reino, una total aniquilación es
lo único que les esperará, nada más, todo hombre

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libre morirá a nuestros pies, implorando
misericordia, toda mujer y niño, si nos vemos
generosos claro, serán nada más que esclavos y
cada anciano en un sacrificio por nuestra victoria
terminará su vida. Esto es sólo el comienzo,
llegarán más lanzas, pues en este preciso
momento espero junto con diez mil hombres a mi
disposición la respuesta de tu rey, pero no por
mucho ¿sabes?, pues llegarán más, el doble y
quizás el triple, está dicho que el final de los días
de tu rey y de tu reino como lo conociste han
llegado a su fin. Envía este mensaje al rey, tiene
lo que resta del día y la noche para entregarse, de
lo contrario mañana a primera hora dare la orden
para que empiece el asedio por su cabeza.

El joven mensajero dio media vuelta y a corrió de


regreso, hacía la gran muralla principal, ésta se
extendía a lo alto con una altura similar a la de
veinte hombres de pie, colocados uno sobre otro,
y tan espesas que sería imposible penetrarlas por
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arma humana alguna; además, en cada esquina
de la muralla limitante y a su vez protectora del
reino, se encontraba saliente de la muralla una
torre vigilante, en cada una colocados arqueros y
vigías, está vez observando a la gran multitud de
hombres, los cuales ya se encontraban montando
un campamento en las bastas planicies del valle
de Vhork, el sol el cual estaba por ocultarse al
horizonte, matizando el lugar de un color rojo
sangre, tan intenso era el brillo de éste que el
reflejo de su luz en las armas las hacía parecer
como si fueran estrellas brillantes color sangre,
extendiéndose a lo largo del gran valle,
haciéndolo parecer un enorme jardín de donde
había caído una lluvia de éstas, o incluso como si
este colosal jardín hubiese sido regado con rojizas
joyas, pero no fue eso lo que habría que observar
realmente, si no más bien una señal de que el
final de mi reino estaba muy cercas, un reino
joven, creciente y prospero de apenas un linaje de

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tres generaciones que evidentemente llegaría a su
inevitable final.

Las enormes puertas se abrieron sólo un poco, lo


suficiente apenas para dejar pasar al mensajero,
y por orden mía, mande a colocar sobre la gran
muralla flechas para los arqueros y también que
se prepararán las catapultas, la guerra estaba
cercas, y si bien contando con unos seis mil
hombres, parecía imposible ganar, cierto es que
no dirigíamos hacía más a la derrota que a una
guerra donde, las posibilidades de salir bien
librados del combate eran si no inexistentes, si
bastante bajas. Antes de tener si quiera el
mensaje del enemigo, mande el decreto para
reclutar a todo hombre y joven en condiciones de
luchar. Pero no eran guerreros, si no herreros,
carpinteros, campesinos que dedicaban sus vidas
a la producción a la prosperidad de sus vidas,
padres de familia, esposos, sencillamente
ciudadanos que tenía mucho que perder y nada
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que ganar. Desde mi habitación se veía el
horizonte el sol caer en su sueño de cada noche, y
el ejército enemigo, montando un campamento,
si es que sólo querían invadirnos, lo hubieran
comenzado a hacer de inmediato, más
posiblemente preferirían esperar un nuevo día, un
buen estratega militar jamás se aventuraría a
atacar una ciudad desconocida en la obscuridad
de la noche y eso, esperanzado que no conozcan
vitalmente esta ciudad. Se cerró la entrada de la
muralla principal y continuamente se fueron
abriendo y cerrando las demás puertas del
interior, tres murallas más al interior de la ciudad,
conocida también como la gran fortaleza de
Vhork. El mensajero llego al fin a mi habitación,
tocó la puerta y entro…

-Exigen su cabeza mi señor Naidel, y a cambio de


ello garantizan la libertad inmediata de nuestro
reino, se marcharán sin quitar una sola inocente
vida, sin destruir una sola casa, en caso de no
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entregarlo, aseguran que exterminarán el lugar,
que no quedará una sola persona sin vida, así
bien, a una distancia no muy lejana de la muralla
principal, se extienden cerca de unos diez mil
hombres, diez mil lanzas listas para atacar, y
aseguran además que llegarán más en caso de
que usted no responda al desafío que ellos
proponen, le piden sea consiente y piense en su
pueblo y en las vidas inocentes que podrían
parecer sólo por la suya. Se aferran a la idea de
que usted debe morir, y harán lo que sea por su
cabeza, más no explicaron razón alguna del
porque lo quieren. – Está bien, puedes retirarte.
Manda a llamar a mis consejeros, diles que deseo
verlos cuanto antes sea posible en el salón
principal. El mensajero se marchó, terminé mi
copa de vino y la deje en una mesa cercana a la
ventana que me permitía ver todo mi reino, tome
un mapa de todo el valle realizado por mí hace
unos años atrás y comencé a bajar las escaleras de

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a torre dónde se encontraba mi habitación al
bajar hasta el nivel más alto del castillo se
encontraban dos puertas, una se dirigía hacía la
sala principal dónde mi se encontraba mi trono, y
la otra era un pasadizo secreto que me guiaba a
través de un túnel, fuera de las murallas, si es que
en algún momento había que huir esa salida sería
la solución, más si el enemigo la encontraba, sería
un punto letal donde seguro entrarían sólo los
mejores guerreros y conflictuarían desde el
interior, como una larva que nace crece
destruyendo desde el interior. Llegue al fin a la
sala principal y tome asiento en mi trono, cerré
un momento los ojos y cruce las manos para
meditar un momento en lo que estaba a punto de
acontecer, la lucha parecía inevitable, e incluso si
logrará hacer que el pueblo huyera, lo perderían
todo de cualquier forma, pero incluso hacer eso
resultaba imposible, no habría suficiente tiempo
para sacarlos a todos, tampoco habría posibilidad

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de establecer algún acuerdo dado que rompí toda
relación con ellos, cuando un soldado del reino
enemigo fue capaz de asesinar a mi esposa, tal
acto habría hecho a cualquiera declarar la guerra,
pero no a mí, pues a pesar de que ella era el ser
que más amé en esta vida, sólo por despecho,
coraje, venganza no fui capaz de enviar a mis
ejércitos a su muerte, de la misma forma en que
evitaría que ellos quitaran vidas inocentes pues
cada uno de esos hombre tendrían familia, y
arrebatarles la oportunidad de ver a sus hijos
crecer, de amar a sus esposas un día más, sería
caer en lo mismo que ellos me provocaron a mi.
Me negué rotundamente a ser como ellos.
Entraron al fin, mis dos consejeros, ambos
hombres bien, ambos muy sabios, y correctos,
uno de ellos, Fhrel fue la mano derecha de mi
padre y es casi como un segundo padre para mí, el
otro es mi mano derecha, casi mi hermano, Gront.

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Asumo, señores, ya se habrán dado cuenta del
ejercito que se encuentra en las afueras de la
muralla principal, una guerra nos acecha, una
guerra de la que no estoy seguro como terminará,
y de verdad que no lo estoy, pues, al parecer ellos
no buscan expandir su territorio, no buscan
riquezas, ni si quiera creo que busquen esclavos,
ellos de hecho señores, sólo exigen mi cabeza.
Hay cerca de diez mil hombres esperando afuera,
y afirman que llegarán más, en nuestro reino si
acaso contamos con cinco mil hombres para
defendernos, vencer al doble sería una hazaña
difícil pero no imposible, pero si llegan más,
definitivamente no hay nada que podemos hacer,
y tampoco contamos con quien aliarnos, son un
reino creciente en un mundo primitivo, y buscar
una alianza fue algo que jamás pasó por nuestra
mente establecer, ya que… Bueno, nadie espera
que haya guerras, no en una era tan pronta al

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menos, pero el invasor tiene otros planes, que
son difíciles de descifrar.

Y si se lo preguntan, así es, contemple el hecho de


entregarme, pues a decir verdad pocas son las
razones que me permiten disfrutar de ésta vida,
más no obstante, ellos están armando un
campamento allá afuera, además seguro están
conscientes de la población que hay en este lugar
y si trajeron el doble, aunque me maten, dudo
mucho que sencillamente den media vuelta y se
marchen, mucho menos ocurriría eso si es que de
verdad comienzan a llegar más almas para asediar
el lugar. Dado que todos están concentrados en
la puerta principal, en la entrada sur, podríamos
optar por a sacar a la gente por las otras tres
entradas, pero, no todos lo lograrán, y los que lo
logren no tendrán a donde ir, lo perderán todo,
esperando claro que logren huir del lugar, y no
sean alcanzados ya sea por el grupo de soldados
que está allá afuera, o el posible grupo más que
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llegue tiempo después si es que de verdad llegan
más. –No hay más opciones Naidel, habrá que
luchar, si el desenlace inevitable será la muerte,
será mejor morir de pie, y luchando, que huyendo
lejos del lugar que nos vio nacer. Ahora,
contemplando que no existe alternativa alguna
más que luchar, habrá que hallar la forma de
aguantar dentro de la ciudad y retener al
enemigo afuera, el mayor tiempo posible, que
todas las mujeres y niños vengan al castillo y toda
la zona principal el reino, contamos si acaso con
seis mil soldados, habrá apostar una parte de la
mitad en cada una de las entradas de la muralla
principal, los demás resguardarán la siguiente
entrada interna y… Ya no quedarán soldados que
protejan la zona principal, si es que algunos llegan
a sobrevivir al primer choque, seguramente
retrocederán hasta terminar cubriendo está zona,
entonces todo habrá terminado Naidel. –Así será
Fhrel… -Hay una cosa más por hacer, estoy

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dispuesto a hacerme pasar por ti Naidel, tenemos
la misma complexión, si me prestas tu ropa, y tu
armadura yo saldré a luchar, sabremos entonces
si de verdad es sólo tu cabeza lo que buscan,
definitivamente no regresaré con vida, pero si hay
aún una alternativa de evitar este conflicto, de
prolongar el final y por lo menos darnos tiempo
de pensar en algo que salve a la gente de este
reino, no hay que desaprovecharla. – No Gront, si
mi cabeza es lo que quieren y aun no sé porque,
así que mi cabeza es lo que tendrán, este reino no
necesita a un desdichado rey que los guíe hacía su
final, no hay que subestimarlos, no son estúpidos,
comenzando por el hecho de que saben algo que
nosotros ignoramos, así que tu plan es bueno,
pero no habrá treta alguna, cederemos a su
petición.- Así es Naidel, en algo tienes razón,
desconocemos algo que ellos no, seguramente es
algo de suma importancia, algo que vale más que
un reino como para que sólo exijan tu cabeza,

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dame de una vez tu ropa, - No quiero cargar con
la vida de otro ser querido, otro ser cercano,
Gront no me parece justo especialmente para
contigo.

-Esto no es sobre ti Naidel, y la única injusticia


aquí es que tu te sientas culpable de algo que tu
jamás provocaste, al hacer esto, evitaremos que
el enemigo obtenga lo que desea, y sobre todo
algo muy valioso, tiempo para que tu y Fhrel sean
capaces de planear algo que evite la caída total de
este reino. Valoro mi vida, pero hay miles más
que podrían perecer sólo porque no tuvimos el
tiempo suficiente para idear un plan.

-Gront me acompaño a mi habitación y tomo mi


ropa, se coloco la cota de maya y posteriormente
la armadura, finalmente se colocó el casco, toda la
armadura se encontraba perfectamente pulida,
se colocó al costado derecho la espada y un

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cuchillo más amarrado en la parte interna de la
bota izquierda, y se marchó sin decir adiós.

-Muy bien, aquí estoy, aquí me tienen ¿qué


desean de mí? gritó Gront, pronto gran parte de
la multitud que esperaba afuera de sus casas de
campaña montadas de manera improvisada,
voltearon hacía dónde el se encontraba. –Eres
muy valiente al venir solo ante un basto ejercito
de hombres joven rey, y muy honorable la
decisión que has tomado, la de entregar tu vida a
cambio de la de todo tu reino, el destino que sea
tu muerte consagrada como una señal, una señal
para tener la oportunidad de ser consagrado
como un miembro más de la legión.-¿De la legión,
a qué te refieres?,- Jaja´ no juegues con tu suerte
haciendo ese tipo de preguntas, pero creo en el
hecho de que hayas estado tan ocupado
disfrutando de los placeres y las comodidades de
ser de la realeza te hubiera distraído de hechos
tan cruciales como tu legado, por tus venas corre
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la misma sangre del mensajero Vhork, y en su
honor tu abuelo llamó este valle de la misma
forma, yo era un niño cuando ello ocurrió, fui de
hecho un amigo de la niñez de tu padre, pero en
mi juventud mi padre y otros más decidieron salir
del valle y fundar una aldea que con el paso del
tiempo de convirtió en un extenso reino, pero no
sin antes irnos, nos llevamos una información
privilegiada, conocimos una historia acontecida a
Vhork, acompañada de una profecía, y está
hablaba sobre algo que le ocurrió al mensajero,
una anécdota tan increíble que pocos son
capaces de asimilarla como un hecho histórico la
llegada de un majestuoso guardián, tan enorme
como glorioso, cuyo poder va más allá del de un
dios, hablo de Urom. Y dicha profecía afirma que
el tercer descendiente del fundador de este reino,
de quien en honor al primer discípulo llamo este
valle con su nombre y consagro un portal para el
guardián, tendrá la oportunidad de abrirlo una vez

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más y convertirse en uno más de la legión de
discípulos quienes, siendo no sólo de este mundo
resultan ser casi dioses ante un pueblo mortal
como el nuestro, tan llenos de sabiduría y poder
que podrían gobernar mucho más que un simple
reino, crear y destruir a un nivel inimaginable
para tu entendimiento. Así es, tu rey tiene esa
oportunidad, y será de él a menos que alguien
más intervenga antes de que eso ocurre, y tome
su vida y con ello esa oportunidad tan única de la
existencia.

Gront se quedó asombrado por el relato, aunque


fuera cierto, seguramente ni siquiera Naidel tenía
idea de lo que representaba para ellos, era más
que obvio que obtendrían su cabeza a toda costa,
aunque ello les costará aniquilar a un reino por
completo.

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-Dijiste a mi mensajero que me retabas a un
duelo, y aceptaré bajo la simple condición de que
si gano yo, tu ejército pasará a mi merced, es un
trato justo ¿no crees?, mi vida y con ello tu
oportunidad, a cambio de tu ejercito. – Es un trato
justo, acepto.

Pronto y de manera natural un círculo de soldados


se formó alrededor de ellos dos dejando una
distancia considerable de unos veinte pasos entre
cada hombre, aquel general del ejercito enemigo
quien portaba una armadura color negro con
acabados finos, un escudo de forma cuadrada el
cuál tenía grabada la forma de un ave, y una
espada de al menos unos dos brazos sonó al
cortar el aire y dio los primeros golpes, este no
tenía una altura no mayor a la de Gront, quien
tenía puesta una armadura al color que deja el
metal fundido, el primer golpe sonó seco, rayando
por el centro el escudo de Naidel, Gront
respondió con un revés de su arma, impactando
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con el filo del escudo, su enemigo continuo
soltando rápidos mandobles de su arma, más
Gront no pudo hacer nada más que limitarse a
defenderse, usando su escudo y su espada, y de
esa manera continuo el ataque hasta que
retrocedió cinco pasos, fue entonces cuando
recobró el ritmo y se abalanzó contra él, el yelmo
golpeó la cara del enemigo y cayó, más éste sólo
comenzó a sangrar por la boca, limpio la sangre
con la mano y se quedó viendo al guerrero del
valle de Vhork, entonces se echó a reír mostrando
con una mueca sus ensangrentados dientes –Tu
no eres el rey Naidel, vaya que creí por un
momento que eras él, no sólo porque usaste su
armadura, si no porque su complexión física es
también bastante parecida, ¿cuál es tu verdadero
nombre valiente joven?- Mi nombre es Gront-
¿eres acaso un condenado a muerte, un criminal?
–Soy el consejero del rey, uno de los dos con los
que él cuenta al menos -¡Jajaja!, vaya situación

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más cómica ha ocurrido aquí, así que este rey
decide muy tranquilamente mandar a uno de sus
hombres de confianza a enfrentar a un ejercito de
diez mil almas.- No me ha enviado él, fue decisión
mía hacerlo… -Enviarte o permitirte partir ¿cuál es
la diferencia, Gront?. Ahora, no sólo le pesará la
muerte de su esposa, si no también la de su
consejero y uno de sus amigos más cercanos, -
¿cómo sabes qué su esposa ha muerto?, -Pero
bueno, eso no es lo importante, pues esto será
tomado como un mensaje de parte de tu rey, y
mañana al nacer de un nuevo día empezará la
destrucción, una gloriosa carnicería que será
recordada por cientos de generaciones.- El
general enemigo levando la mano, y de manera
automática esos hombres que rodeaban a Gront
y a él levantaron sus arcos y apuntando a su
cabeza, mi valiente amigo no hizo más que
levantar su rostro y mirar como las primeras
estrellas de la noche inundaban el cielo, tanto él

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como yo sabíamos que moriría, quizás por las
sensaciones vividas del momento en su persona
no se percató del hecho era bastante estúpido
que los arqueros dispararán, a menos de que su
certeza fuese letal, sólo terminarían hiriéndose y
quizás hasta matándose unos a otros, detrás de la
espalda de Gront avanzó un soldado, desenvainó
su hoja, lo jaló del cabello y de una tajada rebanó
su cuello, su cuerpo tardo un pequeño momento
en caer, su cabeza quedó sujeta de la mano del
soldado, acto seguido desvistieron el cuerpo y lo
rebanaron en forma de filetes, los metieron en
algún líquido, pudo haber sido agua, luego de que
se remojaron, los sacaron, los atravesaron en una
lanza y los colocaron al fuego, enterraron una
lanza más de manera vertical en el suelo, y en el
extremo que quedó en el aire colocaron su
cabeza. La escena de su trágica muerte quedó
sellada en mi mente, al igual que el recuerdo de
un gran amigo y valiente compañero.

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-¿Ha sucedido ya Naidel?. –Así es Fhrel, su muerte
ya es un hecho del que no podremos
arrepentirnos, y por ahora la mejor forma que
tenemos de vengar su muerte es liberar a este
pueblo, no creo que comience el asedio esta
noche, no se arriesgarían a tener por desventaja
la obscuridad en un reino desconocido, sería
como tratar de cazar con los ojos vendados.
Tenemos toda esta noche para hacer algo al
respecto, podríamos ocultarlos en el castillo, o en
la salida secreta de tu castillo, vaya que si servirá
para algo después de todo, y de esta forma
aprovechar mientras nuestros hombres defienden
el lugar para sacarlos pero el problema es que no
hay a dónde ir, el poblado más cercano está a
dos días a caballo de aquí, y no sabemos como
tomarán nuestra llegada, que aunque fueran
aliados, no verían bien nuestra llegada, la llegada
de un pueblo desterrado de su hogar, no sería del
todo bien vista en un pueblo creciente, sería

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como llegar a presentarles un obstáculo y si es
que no, arrebatarles la oportunidad de ir
creciendo y desarrollándose, serían como lo que
nos está ocurriendo a nosotros pero esta vez de
forma pacífica, aún cuando sea nuestra única
oportunidad, no sería justo como ellos se ven
invadidos de esa forma, además contamos con el
hecho de que no lleguen más soldados porque de
ser así, estaríamos totalmente perdidos, sin
esperanza alguna de lograr sobrevivir. –Se
quedarán en el castillo.-¿Qué, has estado
poniendo atención?- No hay a dónde ir, si es que
hay una oportunidad, esa está aquí resguardados
dentro de los muros de la ciudad, si bien no son
más hombres para luchar, son una ayuda que no
debemos descartar, y si los utilizamos con
inteligencia y con un poco de suerte por parte del
destino, aún podríamos tener una oportunidad de
ser sólo el ejercito que tenemos afuera esperando
por nosotros.

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Nuestro ejercito no tardó a llenar el castillo con la
mayor cantidad de provisiones posibles, no sólo
por el hecho de tener algo mientras
aguardábamos, si no para evitar brindarle alguna
ayuda al enemigo, dado que ellos no han traído
provisión alguna, cierto es que a la guerra no se
parte más que con armas, el deseo de sobrevivir,
y la bendición de tus seres amados, nos tomó casi
toda la noche llevar a la gente al interior del
castillo, éste era bastante amplio, tanto que
entro toda la población destinada y aún así
quedaron unas habitaciones libres, muchos niños
lloraban y buscaban un lugar para dormir, en las
mujeres no había más que caras tristes y lágrimas
en sus ojos, ellas sabían que nada volvería a ser
igual después de esa noche, una noche larga y
fría, a decir verdad no tenían idea de lo que les
esperaba venir, no sólo no habría ningún hombre
sobreviviente a la invasión, si no que muy
posiblemente ellas tampoco sobrevivirían, una

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triste desgracia para un pueblo inocente, aún sin
saber la razón del porque esto estaba ocurriendo,
faltaba aún un poco de tiempo para el amanecer,
hacía no mucho que la media noche se
encontraba presenciando la movilización nocturna
del lugar, entonces las tropas comenzaron a
colocarse, la mayoría a la puerta sur, pues es en
ese lugar donde golpearían con el mayor peso,
otra parte del ejercito fue colocado en cada una
de las entradas laterales, sin embargo dejamos la
puerta norte completamente descubierta, sería
casi imposible y estratégicamente descuidado que
alguien entrará por ahí pues se encontraba al pie
de una enorme montaña, entorpecería
totalmente el flujo de las tropas, en ves entonces
de colocar soldados ahí, quedaron al fin
resguardando la entrada principal del castillo, se
colocaron maderas y trozos de metal atravesados
en cada una de las entradas, no sólo las
principales si no también las internas, además de

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bolsas llenas de tierra, con un poco de suerte les
tomaría más tiempo del planeado por ellos el
derribar esas entradas, y serían segundos vitales
en los que los arqueros podrían quitar al menos
unas cuantas vidas más.

Los arqueros ya estaban tomando sus posiciones


en las murallas principales, las lanzas ya estaban
siendo colocadas a la espera del derribamiento de
las puertas, la guerra ya era algo inevitable. Todos
aquellos que lucharían una batalla cuerpo a
cuerpo se encontraban afuera de la entrada
principal del castillo, esperaban mis órdenes por
lo que salí a hablar con ellos.

-Mis compatriotas, hijos del valle de Vhork, la


guerra ha tocado la puerta de nuestro reino, y es
ahora el momento de mostrar su lealtad, su valor,
su deseo de luchar y sobrevivir un día más, por su
tierra, su reino, sus esposas, hijos e hijas, por su
libertad, hijos de Vhork, ha nacido libres en este

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valle, han crecido y disfrutado de la vida en la
manera de lo que resulta posible para ustedes,
han vivido en paz y han conocido lo que es el
amor, pero nada es para siempre y los tiempos
han de cambiar, y la vida de un reino es como
una moneda una vez que ha sido lanzada al aire,
algunas veces veremos con una larga sonrisa la
cara de la paz, otras ocasiones tristes habremos
de vernos mezclados en conflictos de los que
nunca quisimos ser parte, y es esto lo que está a
apunto de ocurrir, es un hecho que al compañero
que tienen a un lado quizás no lo vuelvan a ver
jamás en está vida, pero manténganse firmes y
unidos que aunque sea alguien no conozcan bien,
son hermanos que luchan por un solo fin en
común, defender aquello que les quiere ser
arrebatado, su paz, su tranquilidad, su progreso,
su familia, su vida. Defenderemos lo nuestro hasta
que la gloria se funda con nuestro destino como el
metal lo hace al ponerse al fuego.

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Las antorchas alumbraban lo rostros de algunos
soldados, en su rostro no se reflejaba esperanza
alguna, ellos sabían lo que les esperaba, la vida
resulta injusta para muchos cuando aquellos
quienes se encuentra por encima se muestras
como seres egoístas, el poder corrompe, por ello
es que nadie debería tenerlo, la mente del
hombre es fácil de doblegar cuando se le ofrece
un privilegio tan exquisito como éste.

Cuando los primeros rayos de luz ya estaban ya


por surcar el cielo yo me encontraba en la torre
de vigía izquierda de la muralla principal, para
cuando el sol se mostraba por completo a
primeras horas de la mañana el ejercito enemigo
ya se encontraba de pie, formado en punta y en
posición de batalla, esperando la señal, sonó un
cuerno, su sonido alcanzo hasta los más
profundos rincones del valle, levanté la mano y
los arqueros se pusieron en posición para dar el
primer ataque, las tropas enemigas usaron un par
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de troncos para vencer la puerta principal,
ordené el primer ataque y los hombres enemigos
caían, uno tras otro, un par de soldados se
encargaban con escudos de cubrir a los arqueros y
cubrirse a ellos mismo, y sólo los descubrían unos
pocos segundos para realizar el disparo, más no
obstante, de la misma forma algunos arqueros
sobre la muralla cayeron de ésta y los que
quedaron aun en ella, pedí los movieran y los
auxiliaran algunos de los soldados que se
encontraban protegiendo a los arqueros, una y
otra vez chocaban los troncos contra la puerta,
seguramente los habían preparado durante la
noche, no tendría sentido cargarlos hasta aquí, y
seguían intentando vencer la muralla, y los
arqueros seguían derribando gente del exterior,
las vibraciones de los impactos hacían retumbar
toda la gran muralla, pero estaban muy lejos de
poder derribarlas, imagine que con el pasar del
tiempo y al ver que se les estaba dificultando

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penetrar las entradas, decidirían probar en otra
de las cuatro entras, dudo mucho que las
desconozcan, y si es así, seguro han mandado ya a
gente a revisar el perímetro, buscando un punto
débil por donde ingresar, pero estas murallas son
fuertes y sus entradas se encuentran bloqueadas
mejor de lo que esperaba, el paso del día
transcurría pero poco a poco se estaba
desgastando la entrada principal debido a tantos
impactos, si bien las trabes que se le habían
colocado aún no se vencían, las bolsas de tierra
temblaban y se caían una y otra vez que fue difícil
tratar de reacomodarlas, pues cuando nosotros
colocábamos una, el impacto derribaba dos, pero
ese no era el verdadero problema, los sellos que
sujetaban la puerta a la muralla, no sabía cuando
exactamente durarían, porque una vez vencido ya
sea que jalarán la puerta hacía afuera o la
empujaran hacía adentro, se desataría realmente
la batalla, con el transcurrir del día perdimos al

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menos un centenar de arqueros , pero ellos
fueron capaces de aniquilar a cientos de los suyos,
un precio justo si es que así lo podríamos
considerar, cerca del medio día comenzó a
nublarse el cielo, y una lluvia densa cayó, quizás
los dioses apoyarían la causa de un pueblo
inocente destinado a la invasión, el transcurso del
día continuo y los golpes no dejaban de resonar,
debido a la lluvia la tierra firme de torno como
fango y entorpeció los esfuerzos del enemigo de
intentar penetrar la puerta, pero a decir verdad
no era capaz de comprenderlo ¿porqué seguían
aferrándose a esa entrada y no intentar algo
más?, poco antes de que el sol se ocultará la lluvia
cesó y el viento se llevo las nubes, fue entonces
cuando ocurrió, detuvieron su ataque, ¿era eso
posible?, quizás nos habían subestimado a
nuestros soldados y a la capacidad de las grandes
murallas para aguantar el azote del enemigo,
ordene a mis arqueros retirarse y resguardarse,

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los primeros caídos fueron llevados a un
cementerio, ubicado no muy lejos de mi castillo,
velaron por el y se alimentaron los sobrevivientes,
mañana sería otro día y seguramente el número
de personas muertas sería mucho mayor, regrese
a mi habitación en el castillo una noche más, pero
tan pronto llegue un mensajero entro y me dijo
muy asustado algo que de verdad jamás me
hubiese gustado oír, había al menos otros ocho
mil hombres colocándose en cada una de las
entradas laterales del reino. Esto era el fin.-
Gracias, puedes retirarte y asegúrate de que se
mantengan en guardia.

CAPÍTULO
32
II
SEÑAL DE LOS DIOSES

Una noche fría, aquella noche, ¿la recuerdas?, las


estrellas, derramadas en el infinito firmamento
brillaban como no lo habían hecho en un largo
tiempo, el frío invernal teñía todo mi reino y los ya
amarillos prados del valle de Vhork, el invierno al
fin había mostrado su presencia, y sin poder
conciliar el sueño si quiera un momento, decidí
perderme un momento en el eterno tiritar de
aquellos umbrales ancestrales colgados sobre
nosotros, el viento, gélido como pocas veces

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acariciaba las secas de los árboles, y su sonido
hipnótico era la melodía de la soledad,
amenizando la noche, amenizando aquella noche
en la que acariciaba mi piel con dolorosos
susurros.

El silencio nocturno es un gran compañero,


siempre fiel a escucharte, aún cuando no hablas
más allá de las profundidades de tu mente, y el
único sonido que resulta un testigo de las
circunstancias es el del latir de tu corazón, un
cantar que te ancla a una realidad, y te cuenta
que aún perteneces al mundo de los vivos.

Entonces ocurrió, una enorme bola de fuego


blanco, casi tan grande como mi castillo; que
escupía y destellaba un hermoso fuego color
blanco se encontraba pasando por encima de mí,
era como si los dioses hubieran arrojado una
enorme bola llena de luz y fuego, mientras que el
cielo se limitaba únicamente a atestiguar tal

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evento pero ¿qué era exactamente eso?; ¿sería
acaso una señal?, principalmente un evento sin
precedente, algo que seguramente sólo yo en mi
noctambulismo sería capaz de haber apreciado, el
sendero que seguí aquello, en cuyo trayecto fue
iluminando todo el lugar y su sonido era como el
gritar del viento, pero más sonoro aún, además
por donde pasaba se dibujaban con las sombras
de los árboles siniestras siluetas que casi al
instante, se evaporaron de nuevo en una
profunda atmósfera de obscuridad y silencio. Tan
rápido como llegó, así de rápido se esfumó
aquella esfera de los cielos. Seguro era una señal,
y necesitaba ver dónde concluía su camino para
poder interpretarla.

Aun faltaban unas horas para el amanecer, vivir


en la noche obscura se había convertido ya en un
hábito para mí y llevaba claro, varias noches sin
dormir, así bien decidí abrigarme, armarme:
colocar mi armadura, mi espada y un cuchillo
35
amarrado en el interior de la bota, para salir en
busca de aquello, que estoy seguro, fui el único
que lo presenció, y eso ¿sabes?, debe estar
destinado a ocurrir por alguna aún desconocida
razón.

Deje mi habitación ordenada, abrí la ventana


como para darle la bienvenida al viento a la
habitación real, los más íntimos y personales
aposentos del rey, cerrando la puerta muy lenta y
tranquilamente, tuve la vaga sensación de que
jamás volvería a ese lugar, aunque no tenía idea
del porqué, no obstante ¿quién iba a saber lo que
ocurriría?, muchos sin sentidos de la vida me
habían ocurrido y no me sentía capaz de asegurar
que habían terminado ya pero, caminé despacio
todo el pasillo que llevaba a las escaleras laterales
del castillo, descendían a un costado del salón
real, y las otras, las exclusivas para salir a un ala
lateral del reino, descendían llegando hasta el
sótano del castillo, mi trono codiciado por
36
muchos, odiado por otros, bendecido por el resto
pero esa es otra historia, y ahora ignorado por mí,
por una simple señal del exterior de este mundo
que podría cambiar el destino de mi existencia y
para siempre, o simplemente hacerme perder las
horas que de igual forma desperdiciaría
caminando en mi habitación sin poder conciliar el
sueño, sólo una noche más, sólo eso y no
anhelaba más.

Las puertas de madera del sótano que conectaban


a las escaleras se encontraban abiertas, lo cual fue
bastante bueno, ahora sólo me faltaba esperar
que las que salían al patio lateral del castillo
también lo estuvieran; aún estando en plena
obscuridad no necesitaba de una antorcha pues
conocía muy bien el sitio, lo único que había ahí
era viejo armamento apilado a las costados del
sótano, y el paso a la otra entrada completamente
libre, a decir verdad, era bastante amplio, casi
parecía el nivel subterráneo del castillo, caminé
37
alrededor de unos ciento cincuenta pasos hasta
llegar al extremo contrario donde estaba la puerta
opuesta a la salida del sótano, en efecto las
puertas exteriores por las que se podían salir al
patio lateral del castillo estaban abiertas, acertado
para el momento, pero incorrecto que se
encontraran desprotegidas, libres a cualquier
clase intruso que quisiera robar, libres a cualquier
traidor que quisiera usurpar, libres a cualquier
enemigo que quisiera matarme. Pero nada de ello
importa cuando te das cuenta que la vida no es
significativa para ti, no no… Ya no lo es. Cuando
ésta termina por ser medida a través de instantes,
instantes tan largos en los que vagas una
eternidad y te das cuenta que sólo has cerrado y
abierto los ojos, instantes en los que cuando más
significativos son, más efímera resultan siendo
para ti. Cerré lentamente las puertas para no
hacer ruido alguno y poder despertar a alguien o
algún animal, pero recordé que ya no había

38
guardias apostados en la vigía del castillo, y mi
pueblo poco a poco fue testigo de mi creciente
soledad; cuando corren los tiempos de paz la
gente es demasiado feliz y en su felicidad se
dedica a la prosperidad, eso no es malo de hecho,
pero en su desarrollo se fueron olvidando de mí;
incluso mis personas más cercanas, y no los culpo
por ello pero me resulta extraño que me
encuentre tan solo y de alguna forma sea su
atención lo que me haga sentir bien. Quizás tu
sabes ¿porqué?, tú quien fue capaz de ver más
allá de lo que mi cansada percepción ya no
lograba entender, quizás tu si lo viste, incluso,
venir. Porque uno piensa que en tiempos de paz y
armonía la hermandad, amistad y sobre todo la
unidad serían lo que más habría en un reino, no
sólo entre todos los habitantes si no también
entre seres cercanos, o quizás es que
sencillamente si lo existía pero no era algo sobre
lo que tenía el privilegio de poder gozar, quizá a

39
mí sólo me tocaba una vida de regir, de gozos, de
comodidades, pero no de contacto humano
alguno no después de ti por lo que he notado.

Las nubes danzaban al ritmo del viento, y sus


movimientos se cruzaban con la luna, cuya figura
era un perfecto y enorme arco, la blanca sonrisa
de una diosa que cuidaba de nosotros mientras el
sol, oculto, dormía en un sueño de apacible
descanso, y ellos jugaban en su perpetua
caminata de ir y venir, desde el principio en que
los dioses fueron formados, hasta el final de los
tiempos conocidos por nuestra raza.

Caminé al fin hasta la entrada del patio principal,


donde quité el viejo seguro fabricado por los
primeros herreros reales, empuje una de las
puertas y continué caminando hacía la muralla
principal, en esa zona sólo se encontraban
algunos almacenes con armas, resultaba una
fortuna tener que mantener las armas guardadas

40
ante tales tiempos de paz y prosperidad
finalmente llegue a la entrada de la muralla
principal la cuál tenía atravesada un enorme tubo
de hierro fundido el cual me costo un poco de
trabajo levantar y colocar en el suelo de una
manera lo suficientemente cuidadosa como para
que no realizará ningún ruido al tocar con el
suelo, que pesado era ese tubo, pensé, o es quizás
que yo me he vuelto más viejo, más débil, más yo.
Empuje la enorme puerta la cual con tan solo el
primer impulso emitió un sonido bastante
revelador, una especie de rechinido, la abrí
apenas lo suficiente para caber, una vez afuera la
jalé hacía mí lo más que pude. Estaba ya afuera, y
aun cuando había la posibilidad de dar vuelta
atrás decidí no hacerlo, si bien no tenía ni el más
mínimo sentido y deseo de aventura tampoco
tenía a que quedarme en solo en mi castillo. A
unos cuantos pasos de esa salida nacía un
pequeño bosque que pese a que era una zona que

41
conocía como la palma de mi mano, había algo
diferente, algo había cambiado, tenía esa
sensación de que no volvería a ser jamás mi tan
querido sitio para vivir, pues no nacía en mí la
capacidad de poder considerarlo mi hogar.
Comencé al fin a caminar adentrándome al
bosque era verdad, había cientos de soldados que
se dirigían a la muralla norte del reino
afortunadamente estaban muy lejos para poder
ser visible, pero no entiendo como un evento de
la magnitud que acababa de ocurrir no sería cosa
de asombro para ellos, mis pasos resonaban al
caer sobre las hojas que aún se encontraban ahí,
derribadas por el paso del tiempo y el sello del
otoño además de la rala hierba del lugar, el
fresco de la noche acariciaba mi cara, y penetraba
en mi mente para quedarse allí, fundido como un
recuerdo más, y he llegado a pensar que eso
ocurrió porque era una de las cosas que mas
disfrute, la brisa nocturna de invierno, era una

42
sensación contradictoriamente cálida. Aún
faltaban horas para el amanecer, pero por
primera vez sentí cansancio en mí, fue bastante
gracioso que cuando por fin me dispuse a realizar
una proesa de tal calibre esta vez mi cuerpo me
atará con una terrible pesadez, pero ya estaba allí
y debía continuar, en el bosque del Urom, que
pese a ser un lugar de perfectas condiciones,
nunca fue un lugar dónde los animales pudieran
habitar, y no precisamente porque los hombres
los cazarán, si no que más bien era, según decían
las leyendas contadas por mi padre, un lugar
maldecido con una extraña atmósfera durante la
fundación de este reino, una atmósfera
consagrada por la presencia de Urom que de ser
así, para el hombre nunca dicha maldición
representó realmente un obstáculo para
establecerse en esté mágico lugar.

Más allá del horizonte, ardía una agonizante luz


que resultaba enorme pues aún cuando los
43
árboles no me permitían ver a simple vista aquel
límite,la iluminación se extendía muy por encima
de ellos aún, allá había caído la señal de los
dioses, el camino era largo, eso no es del todo
malo pues a la soledad ya estaba acostumbrado
pero seguro me ayudaría a meditar ideas que
habían vagado por mi mente, y aunque cada paso
llenaba mi cabeza de un sabor a inexistencia,
empece a sentir la sensación de que yo debía ir
allá, a conocer la razón del porque había caído,
hoy en día pocas son las cosas a las que se les
debe dar un sentido pues las que creías que lo
tenían no son más que ilusiones, espejismos que
te enganchan a un mar de confusiones, donde no
haces más que terminar naufragando en una
cruda realidad llena de arrepentimiento, hoy que
incluso el ser parece ahora carecer de sentido
alguno para mí.

A juzgar por el palpitar de esa tenue luz, pronto


se extinguiría, tan imponente ardió que duró muy
44
poco su iluminar, más aún sigue faltando tiempo
para el amanecer, seguramente estaré allá a las
primeras horas después de que haya salido el sol
o por mucho durante el medio día, y espero
poder entender la señal, que sólo a un rey
abandonado y noctámbulo le han enviado, a un
rey nocturno, que cansado de vivir en el día se
condena a hundirse en sus pensamientos donde
noche tras noche tiene al silencio y la obscuridad
como testigos del repetitivo suceso.

Poco a poco el castillo fue quedando atrás, como


todo en esta vida, ¿es qué nadie se ha dado
cuenta que la vida es un cambio?, o quizás soy el
único obsesionado que se aferra a pertenecer y a
que le pertenezcan las cosas o personas por
siempre; como sea, jamás te verás rodeado de las
mismas circunstancias por mucho tiempo duro de
aprender y triste de aceptar quedando más bien
el amargo sabor de la resignación, entonces es
cuando terminas reduciendo tu interpretación a
45
una contemplada aceptación o para ti todo habrá
terminado, ¿es correcto tener miedo a un final?,
¿o mantenerse esperanzado a la idea de qué
realmente después de éste habrá algo más?.
Cierto es que cada persona finalmente decide que
creer, cual es su final soñado y de que manera
quieren terminar, ¡claro!, hasta que las
circunstancias cambian, la vida es un cambio al
fin. Pero sólo los que tenemos un momento a
solas con nosotros mismos para conocernos
mejor, tenemos la oportunidad de detenernos a
contestarnos que pensamos acerca de la
existencia.

Sonó el canto de un grillo, cerca de mí, y ello me


trajo de nuevo a la realidad, el sonido, era lo
único que me anclaba totalmente a este mundo,
y a la vez lo que me permitía navegar entre mis
recuerdos y pensamientos, sólo eso era, un
vagabundo en mis recuerdos, que se movía entre
recuerdos, sueños y realidades. Incluso el bosque
46
ya se había quedado atrás, apenas por unos pasos
pero lo había dejado ya.

Cada vez era más el frío en el lugar, señal de que


el amanecer estaba cerca, el despertar de otro
día, dónde entre tanto pensamiento uno ya no es
capaz de creer que ha seguido creciendo de
alguna manera u otra, y en efecto, no tardaron
mucho en asomarse los primeros rayos de luz del
sol acariciarían el horizonte opuesto de este valle,
hacía el cual me dirigía, seguro de que habría algo
para mí.

Me senté un momento sobre una enorme roca


que tenía una parte enterrada en la tierra, quise
descansar un momento, ¿sabes? es bastante
agotador no dormir, uno podría hacer las
cansadas labores de un esclavo, o incluso las de
una animal de carga, pero nada se compara con
no poder dormir, pues poco a poco consume no
sólo tus energías, también tu felicidad, e incluso

47
tu deseo de seguir viviendo. Te deja en un estado
casi como muerto en vida, dónde necesitas de
estímulos para regresar a la realidad de manera
completa. Saqué un trozo de pan horneado el día
recién terminado y lo remoje en leche, lo comí
tranquilamente, el frío mantuvo la leche fresca,
mas comida caliente me hubiera sentado mucho
mejor.

Algo cálido me hubiera sentado mucho mejor,


hacía tanto que todo era frío en mi vida, desde
que te fuíste de mi vida, el sol siguió brillando, y
el mundo sonreía y todo continuaba, tal como
antes, todo excepto yo, y entonces bueno,
aunque todo continuo girando entorno a ti y a un
completo deseo de recuperarte pero te habías ido
ya de mi vida, te habías ido para siempre, al
menos de este cambio de escenarios, y si es que
merecía la oportunidad de tener una esperanza,
me hubiera gustado encontrarte nuevamente,
sólo para decirte cuanto te he extrañado y la
48
manera en que lo he hecho, toda la falta que me
has hecho, eres una obsesión en mi vida, tu
nombre es el palpitar en cada segundo de mi vida
y tu recuerdo las cadenas que arrastro con tanto
pesar, y más aunque haya muchos caminos
contigo y sin ti por elegir, el simple hecho de no
sentirme parte de alguno me deja en la deriva, de
la duda, la confusión, el arrepentimiento, pues
por más que lo desee, en el camino de la vida
nadie es capaz de caminar hacía atrás, de corregir
el pasado para esperar que todo ocurra de
manera diferente a lo que ya ha sido una vez
contado.Sólo de ti me llegue a sentir parte, mi
hogar yacía en tu existencia, mi esperanza en tu
sonrisa y ahora mi felicidad enterrada junto a mi
castillo.

Los primeros rayos de luz acariciaban los árboles,


secos ya por el otoño y el comienzo del invierno
que aniquilaba por completo aquella flor que
había logrado sobrevivir al primero, este fue un
49
invierno frío como ningún otro antes presenciado,
la mañana parecía ser parte de un día en la que el
sol se impondría hasta llegar al ocaso opuesto, y
me resultó tan especial este amanecer, me
llenaba al fin de una serenidad que pocas veces
logré sentir, pues sólo entre tus brazos me llenaba
de una calma en la que podía fluir por las aguas
de la placidez, era una calma completa y
envolvente, más de lo que incluso el dormir
tranquilamente te permitía.

Al fin comencé lentamente el ascenso por las


colinas del perdón donde una leyenda que jamás
escuché con total atención relata el porque
fueron llamadas así. Más muchos decían que en
este lugar había ocurrido un evento de
magnitudes celestiales, o incluso mayores, ocurrió
muchos años antes de la fundación de mi reino,
pero nada tenía que ver ahora, pues dichas
palabras se quedarían ocultas en las páginas del
tiempo. El sol ya había ascendido un poco más,
50
me detuve nuevamente a descansar, mi cansacio
se había convertido en una momentánea
agitación, mi condición física había decaído
mucho, pues en otros tiempos quizás hasta
corriendo hubiera llegado a este punto y sin tener
la más mínima señal de cansancio,podía observar
mi aliento salir de mi boca que poco a poco se
desvanecía con el frío del lugar ello me divertía
mucho cuando niño; pero bueno, cuando por fin
recuperé las energías, continué caminando hasta
llegar a la cima de las colinas, y del otro lado de
estás sólo nacía otro valle, un extenso prado,
completamente deshabitado y con una extensión
mayor a la de mi reino, ¡allí!, ¡allí estaba!, aquello
que había caído del cielo, al impactarse hizo un
agujero en la tierra, casi del tamaño de mi castillo,
y su profundidad no era posible de visualizar
desde el lugar en el que me encontraba, supuse
que sería difícil de obtener aquel presente que los
dioses me habían hecho en esa noche que ahora,

51
no era más que otra página del pasado en mi vida,
una de tantas que contaban la historia de quien
fui alguna vez.

El sol esta vez calentaba mi rostro, “-al fin algo de


calidez “ dije para mí, me di cuenta entonces de
que viví deseando recuperar aquello que me fue
arrebatado, en vez de salir a buscar y traerlo de
vuelta a mí, jamás me había puesto a pensar que
tan ciertas serían estas palabras y el como
repercutirían en mí, no al menos en el grado ni en
la forma en la que todo ocurrió. Pero muy ciertas
al final de todo.

Comencé mi descenso por las colinas cuyo suelo


en vez de ser de tierra estaba hecho totalmente
de piedra, al llegar al pie de estás, hacía donde
me dirigía, había un pequeño grupo de árboles
que cubrían el lugar, pese a estar secos y sin hoja
alguna, no era posible visualizar a simple vista
visualizar el fondo esta zona, el viento se anunció

52
soplando frío, y el sol continuaba elvandose
lentamente en cielo, imponente y eterno como un
dios que a través del tiempo regía sus dominios y
más allá de donde la luz y el calor permitían
llegar.

Al llegar al pie de la colina, entre los árboles


alcance a distinguir algo esta vez, era como un
muro enorme,muy parecido al de las murallas
exteriores de mi reino pero en él se encontraban
esculpidas unas figuras casi de mi tamaño y que
admeás, me resultaban bastante extrañas, y muy
por encima de ellas se encontraba una
sobresaliendo era como una especie de serpiente
o su cuerpo así lo parecía pero sin cabeza, sólo
tenía una boca, y demasiados dientes en que
terminaban en forma de pico y cerrando con
forma de círculo, y rodeando su cuerpo una serie
de anillos pero nada que los uniera a su cuerpo,
eso era algo bastante raro, algo que jamás había
visto, continué caminando hasta él, era en
53
realidad una entrada que tenía unas escaleras
descendientes, comencé a bajarlas, la luz del sol
permitía ver el fondo, una vez que llegue al suelo
que conducía un túnel encendí una antorcha pero
inmediatamente la apague al ver que del otro
lado de este era visible la luz del día, camine hasta
la otra entrada y me detuve un momento ahí
estaban de nuevo; extrañado por esos gravados,
era como un grupo de gente, adorando unas…
Lápidas, muchas con formas redondas, y en el
centro, tenían una figura extraña con un círculo
con doce picos salidos en el centro y en las orillas
de cada lápida unas palabras, en una lengua que
jamás había visto, y que sabes bien, jamás vi.

Comencé a caminar lentamente ésta vez subiendo


las escaleras, extrañado y a la vez lleno de una
curiosidad al grado de que llegue a olvidar
momentáneamente todo el agotamiento y el
pesar que había en mí, ese túnel era una ruina de
alguna especie de civilización antigua; me sentía
54
como un niño curioseando en un lugar nuevo y
peligroso al que le han advertido que no debe
acercarse, “sólo unos pasos más” pensaba, al
subir por las escaleras creí escucharte por un
momento, ¿realmente eras tú?. No, no podías ser
tú, es verdad que ese lugar era algo nuevo, algo
misterioso y algo único en cierta forma, pero no
sería jamás un lugar donde podría encontrarte.

CAPÍTULO
III
55
¿LA RESPUESTA?...
Al subir todas las escaleras note algo diferente en
el aire, en el clima. -¿Qué?, era y no era lo que
tenía que ser, miré atrás y no estaban ya las
colinas del perdón, sólo había una planicie
extendiéndose detrás de mí, ¿tomé el camino
correcto?, ya no estaba más aquel valle que vi
cuando estaba en la cima de las colinas, ¿dónde
quedó el agujero hecho por esa esfera de luz que
me enviaron los dioses la noche anterior?. En vez
de ello había un lago, cristalino y claro que
reflejaba una enorme montaña encontrada al
fondo, cubierta de hielo en la cima además del
sol ocultándose tras ella. Y hacía abajo, nacía un
bosque, parecía primavera en ese lugar, ¿qué
ocurrió?, ¿porqué todo estaba tan cambiado si
sólo entre a ese túnel en pequeño momento?,
¿porqué ya no podía ver el la entrada por donde
me adentre?.

56
Al observar todo el panorama, pensé que quizás
había habido un derrumbe, pero, no se escuchó
ningún sonido de ese tipo, ¿era una trampa tal
vez?, di unos cuántos pasos hacía abajo, pues
aquella entrada se encontraba a una altura
considerable más arriba del nivel del lago, y al
avanzar me di cuenta de que en efecto, no estaba
más en el lugar a dónde había llegado a primeras
hora de la mañana, no estaban más las colinas del
adiós ni en el valle de Vhork, este valle totalmente
nuevo para mí se extendía y a lo lejos y no se
observaba nada más que un extenso terreno
hasta dónde mi vista me lo permitía, estaba lleno
de una vegetación poco variada, pero despoblado
de personas. No acababa de comprender o si
quiera imaginar que había ocurrido durante mi
travesía en ese túnel.

-¡Espera!, dije para mí; vi una pequeña cabaña


junto al lago de ella salía humo, a través de un
agujero, era bastante pequeña y hecha de
57
madera, se veía ya desgastada por el paso del
tiempo supongo que ahí encontraría alguien que
me podría dar referencia de dónde me encuentro,
charlaría al fin con alguien, y espero tenga algo
que ofrecerme de comer, pronto me quedaría sin
comida, y además sin un camino de regreso ¿qué
se supone que iba a hacer al respecto?. Avancé
lentamente, las estrellas nuevamente brillaron,
pero no hacía frió; el clima esta vez se prestaba
mucho más cálido que cuando recién entre a ese
lugar.

En efecto no era muy grande esa cabaña, tenía


una pequeña ventana cubierta con una tela color
blanco se encontraba rota y a través de uno de
sus pequeños agujeros se alcanzaba a percibir una
tenue luz color azul escapándose hacía el exterior
de ésta. Al observar la puerta me di cuenta de que
no tenía ningún tipo de cerradura, por afuera,
entonces, seguro había alguien adentro, quizás
tenía una traba por dentro o sencillamente
58
bastaba con empujarla para accesar al interior,
me acerque a la puerta tenía acabados muy finos
pero ya estaba descuidada, me detuve un
momento a meditar “¿quién o qué podría vivir
ahí?, ¿me ayudaría en algo?, viviendo en
completa soledad, y alejado de la civilización, de
mi pueblo, ni siquiera sé si hablará mi lengua. Tal
vez sea una persona agresiva o personas aunque
dudo que en ese espacio tan reducido sean
capaces de vivir más de uno.

El sonido de mi mano golpeando la puerta era


hueco, y juraría que se escuchaba en todo el
lugar, al cuarto golpe la puerta se abrió impulsada
por mi mano. –“Pasa”, escuche decir, era un tono
de voz débil y tranquilo.

-“Haz llegado al fin Naidel, que bueno, me da


mucho gusto, justo a tiempo para charlar, pero
pasa por favor, toma asiento, ¿quieres algo de
tomar?, quizás vino, tal vez agua, o un poco de

59
leche.” Me dijo, por dentro la cabaña se veía bien
cuidada, había una vieja cama en la esquina
izquierda, y una mesa en la esquina derecha,
sobre esa mesa unos cuantos vasos, platos y
copas, y en el centro de esta había una vela,
medía casi lo de un brazo y de ella salía una llama,
era fuego de color azul y pese a que por fuera se
veía como una llama débil, por dentro iluminaba
bastante bien la habitación, entre la cama y la
mesa estaba él, meciéndose en una enorme silla
de madera, su cabello parecía ya de color blanco,
en su rostro se dibujaban unas bien definidas
arrugas, su barba era larga, tenía una complexión
delgada y una mirada ,fría y penetrante, vestía
con una camisa color blanco, pero que dada la
iluminación, parecía azul, un pantalón negro
además, y unas botas de cuero color café.
Además, él me estaba esperando a mí, eso sin
duda sería lo último que pensé que ocurriría en
aquel lugar, vaya que cuando te acostumbras a

60
ser ignorado, a vivir en la soledad, te das cuenta
de que cuando por fin alguien te presta atención
terminas reaccionando como si alguien
descubriera que existes, es bastante raro.

-¿Dónde estoy? ,¿quién eres tú?, ¿dónde está el


regalo de los dioses?, pregunté. –Tranquilo mi
estimado rey, veo que la paciencia no es algo que
tenga, no sólo como una virtud si no más bien
como un hábito, o es que no sabes que la tienes
pero te envuelves muy rápidamente con el calor
de la situación y terminas mostrándote como una
presa de la urgencia, ahora bien, primero que
nada si quieres que responda ten la amabilidad
entonces de esperar por una respuesta, y no sólo
lances más preguntas al aire. Más, me entusiasma
saber que vengas e inmediatamente comiences a
establecer tus dudas, incluso por muy cotidianas
que sean las dudas siempre te llevarán a buscar
respuestas y las respuestas al conocimiento, y el
conocimiento, a la sabiduría, así pues, ese soy yo
61
precisamente para ti, soy la respuesta que justo a
partir de este momento te llevará al
conocimiento.

-¿Qué?, ¿es esto alguna clase de broma?.- No, no


lo es, es de hecho para ti, una oportunidad, pues
conoces perfectamente los acontecimientos que
te han ocurrido en esta vida, que los fantasmas de
tu pasado aún asechan tu presente, y reducen tu
futuro a no más que una vaga sensación de vida,
plagada con dolor, arrepentimiento, soledad.

-¿Quién eres?, pregunté nuevamente.- Ese ha sido


uno de tus mayores problemas Naidel, te he dicho
ya quien soy, pero eres necio y te aferras sólo a lo
que quieres escuchar, sólo a tu percepción, y
tratas de disfrazar la realidad tal y como es a lo
que quisieras que fuera pero debes entender que
la vida va más allá de ello, que ésta es una serie
de circunstancias que necesitan ser analizadas con
pleno tacto en más de un aspecto, pues en la

62
misma forma que no debe ser de una sola forma
no debe verse de una sola forma cada una según
lo que quieras encontrar, y si no quieres ver más
allá de lo que tu ojos pueden ver, escuchar más de
lo que tus oídos pueden escuchar, sentir más de
lo que tus manos y pies son capaces de hacerlo;
caerás en la obsesión, pues a falta de elementos
que expliquen las circunstancias que matizas tu
existencia; surgen interrogantes, una y otra vez,
que, estarás más interesado en agobiarte por
ellas, que por responderlas. La obsesión es un
laberinto dónde crees que aquello que buscas es
una salida, una respuesta que responda al porque
de todo lo que te ha ocurrido, pero en realidad
sólo te estas aferrando a vagar dentro de él y no
a buscar una salida.

-Yo Naidel, soy tan sólo un aprendiz; alguien


quien nunca se cansará de buscar algún nuevo
conocimiento para inundar la mente, un aprendiz
de Urom, el guardián.-¿El guardián del bosque?.-
63
No, precisamente mi buen rey. Urom es un
guardián sí, pero no de un simple bosque, él es un
guardián de dioses, vigila sus sueños, él decide
cuando deben despertar de el sueño al que
trascienden y cuando deben descansar de sus
labores, de hecho es la única conexión que
podrías encontrar entre dioses; humanos, y claro
el guardián; quien es en realidad como las
pequeñas criaturas que ustedes llaman gusanos,
aunque él es una mítica larva de los cielos, cuando
tiene hambre se alimenta de estrellas y planetas,
es un ser tan grande y poderoso que podría
terminar con nuestro mundo en un instante y sin
hacer el menor esfuerzo posible. Hace un tiempo
el llegó aquí mucho antes de que se fundará tu
reino, era una mañana soleada, y yo vagaba por
las colinas del perdón en busca de alimentos, que
claro en aquel entonces aún no se llamaban así
fue desde el sucede ocurrido con Urom lo que
hizo que terminarán llamándose así; eramos un

64
pequeño grupo de cazadores diez hombres
quienes pretendían establecerse en ese lugar, en
el lugar dónde ahora está tu reino, de repente,
después de meditarlo me di cuenta de que ese día
lo describiría como una habitación iluminada con
una vela , y de repente la luz se apagó, entonces
nos vimos envueltos en total obscuridad unos
momentos, pero de repente todo parecía normal
otra vez, nuevamente había obscuridad, y el sol
volvió a iluminarnos momentos después,
continua y alternadamente ocurrió esto, no
teníamos idea de que estaba pasando o que
debíamos hacer al respecto, si hay algo de lo que
no se puede huir, es de la muerte y de la
obscuridad, y al parecer ambas nos acechaban
pero finalmente lo vimos, su colosal cabeza
apuntaba directamente hacía el lugar donde
nosotros estábamos, era como el contacto entre
dos mundos, más su cuerpo se extendía más allá
el horizonte y no se le veía fin, otra parte de su

65
cuerpo cruzaba con la primera parte que
notamos, y tampoco se le veía fin, no podíamos
decir que estaba volando pues ni siquiera se veía
cercas de suelo que nosotros pisábamos, y tiempo
después descubrí que dado su tamaño,
seguramente había envuelto todo el mundo con
su cuerpo. Ante tal evento quede perplejo, lleno
de horror, y sin saber que hacer, la reacción en
mis compañeros era la misma, todos
reflejábamos una expresión de no poder creer lo
que estábamos presenciando, jamás volvimos a
ser los mismos a partir de ese momento, pronto
comenzó a caer muy lentamente del cielo una
especie de neblina de un color rojizo, todas las
partes del cuerpo que no teníamos cubiertas con
alguna prenda, y que, entraban en contacto
directo con esta neblina, ardían como si
estuvieran siendo quemadas, era doloroso, pero
no mortal, pronto, nada más que esa cosa que
caía del cielo se volvió lo único visible, sólo una

66
nube roja que había descendido de los cielos era
lo que podíamos observar; corrimos a cubrirnos
en los árboles cercanos más cercanos que
habíamos ubicado, y volvió a ocurrir, todo el valle
se bañó de obscuridad alternadamente, hasta que
de repente, todo quedó en obscuridad total, ésta
vez duro más, empezó a sentirse un frío invernal
siendo primavera que hizo que las hojas de los
árboles y el pasto del suelo se decoloraran en un
amarillo como el que suelen tomar cuando es
otoño, y esto continuo hasta que el sol volvió a
cubrirnos con su luz, la criatura ya no estaba y
aquella cosa roja se había desvanecido también,
se extinguió junto con la obscuridad del suceso.
Entonces, todo cambió para nosotros, los testigos
de tal evento que habían sido cubiertos por esa
nube, poco a poco fueron muriendo, todos
experimentábamos visiones muy extrañas,
algunas muy violentas, y teníamos pesadillas,
terribles pesadillas que poco a poco nos

67
consumían, desarrollamos incluso un terrible
miedo a dormir, el agotamiento fue tal que poco a
poco fueron muriendo, al ver lo que ocurría yo
decidí ocupar la mente en algo que pudiera
distraerme de la situación en que me encontraba,
me negaba a morir, a terminar igual que ellos,
regresé al lugar exacto dónde ocurrió todo, me
tire al suelo un momento y vi las estrellas
brillando en el cielo, me preguntaba si esa criatura
regresaría una vez más a ver terminado su trabajo
a asegurarse de que cada uno de los que vieron
eso estuvieran muertos al fin, que pequeñas era
mis suposiciones y que erradas resultaban, me
levanté y caminé colina arriba, la luz de la luna
permitía ver con claridad el lugar, al llegar a la
cima, me detuve un momento y caí de rodillas, el
agotamiento lo resentía en mi cuerpo de manera
cada vez más mortal, respiré profundo, me
levanté y continué caminando, la luna parecía
seguirme aquella noche, no sabía si continuar

68
despierto soportando las condiciones a las que
me encontraba o dormir y despertar muerto del
miedo por lo que veía en mis sueños, al pie de la
colina encontré la entrada que viste al llegar a
este lugar, en la entrada había una pierda rojiza;
la tome con mi mano izquierda y supe entonces
que estaba hecha de lo mismo que nos fue
esparcido a mí y a mi grupo de hermanos, caí de
nuevo al suelo, cerré los ojos un momento, esta
vez no ardía al contacto con la piel, me levante y
sin abrir los ojos comencé a dibujar, deje a mi
mano ser guiada por la roca, los trazos salían de
manera natural, dibuje y dibuje a lo largo y ancho,
hasta que la roca se consumió por completo y
todos esos dibujos que realice hoy en día son los
grabados que tu pudiste apreciar al entrar. Ese
fue sólo el comienzo de un largo proceso de
transformación. Seguí caminando al interior del
túnel, tampoco había escaleras en ese tiempo, de
hecho cada escalón que descendiste al entrar y

69
ascendiste al salir del túnel representa un siglo
desde que yo llegue aquí por vez primera; y fue
cuando lo vi, ese lago tan hermoso, que reflejaba
la luna como un espejo, pronto comencé a sentir
un gran alivio en mí, el agotamiento y el dolor se
estaba extinguiendo, sé que sí volvía atrás
compartiría el destino de mis compañeros, no
quería morir aún, no sabía porque, pero quería
seguir viviendo aún cuando me alejé para siempre
de mi familia, y desde la lejanía en la que se
encuentra este lugar fui testigo de cómo ellos
continuaron con sus vidas, fue un gran pesar el
que vivieron, por un largo tiempo, pero crecieron,
el tiempo no pasa en vano ni si quiera para la
montaña que permanece quieta abrazando este
mundo. Así es, crecieron y todos formaron sus
respectivas familias, sembrando así la semilla de
su descendencia, y el linaje corrió de generación
tras generación como el viento que sopla en estos
verdes valles, edificaron civilizaciones, y entre

70
ellos, estaba tu abuelo quien fundó tu reino, la
muerte lo llevó joven a un nuevo viaje lejos de
este mundo, lo mismo ocurrió con tu padre, tu
vida ha estado plagada de muertes y dolor, eso no
es justo para nadie, pero necesario es en el
circulo de cambios que conforman esto que
llamamos vida. Es necesario porque el dolor de la
perpetua perdida es una sensación que te ancla a
comprender lo insignificante que eres, pero a su
vez te hace ver que es un límite na muralla que
puedes atravesar, jamás la burlarás de maneras
convencionales pero con actos o palabras podrás
trascender y entonces tu recuerdo vivirá con el
pasar de las generaciones y tu mi amigo, vivirás
pos siempre.

-¿Sabes?, fue su muerte lo que más me dolió,


pocas cosas y personas llenaban mí vida como lo
hacía ella, creo que por ser de la nobleza nunca
valoré realmente el poder o el dinero, jamás supe
lo que se siente saber que no tienes moneda
71
alguna para comer o lo que representa el llegar
cansado al anochecer después de una larga
jornada, pero estoy completamente seguro de
que si hubiera sido un campesino o un esclavo,
igual me importaría poco si llegará de pie a mi
siguiente descanso o si me encontrara muy lejos
de tener la libertad, sólo ella llenaba en mí ese
vacío existencial que cada día había ya
deteriorado un poco más mi mente.

Fue un día que mientras regresaba yo de una


expedición la observe por primera vez, lo hice
detenidamente, ese escenario en particular me
resultó casi como si el tiempo se hubiera detenido
sólo para permitirme darme cuenta de que era
testigo de la presencia del ser más hermoso que
en este mundo alguien pudo haber encontrado o
lo había hecho ya quizás pero afortunadamente
no fue así.

72
Sus ojos eran verdes como los largos pastizales del
valle me parecían el nacimiento de la vida con
sólo un instante de contemplarlos, su piel era
blanca como la nieve que caía en las temporadas
de invierno y vestían mi reino, su cabello
brillante, color del sol; caía en cascada, largo y
abundante, y su sonrisa, su sonrisa era una cálida
luz que matizaba mi existencia de felicidad, los
rasgos de su rostro eran finos, y tenía la voz de un
ángel, cuando me acerque con ella a hablarle por
vez primera ambos notamos algo, hablábamos y
hablábamos de manera tan natural, pese al hecho
de que un rey y una campesina no tendrían ni
siquiera una sola idea de que poder hablar, yo le
contaba sobre mis expediciones, las decisiones
que tomaba para con el reino, y ella me hablaba
de la vida en el campo, no imaginaba cuan dura
resultaba, pero el trabajo nunca fue desagradable
para ella. El tiempo continuó su curso y antes de
que pasara un año desde aquel encuentro

73
celebramos nuestra unión para toda la vida, hasta
que la muerte… Nos separó.

Era una noche fría, como todas las de este reino,


como lo fueron todas desde que ella se fue;
desperté y aún faltaba para que el sol se pusiera,
ella no estaba a mí lado, extrañado me levante,
casi de manera natural decidí asomarme por la
ventana aunque no creía que ella estuviera a
fuera, y ahí la vi, saliendo de las murallas del
patio principal del castillo, ¿a dónde se dirigía?,
supuse que no conciliaba el sueño y había
decidido conciliarlo a través del cansancio que le
generaría una caminata; llevaba consigo una
antorcha y su capa puesta sobre la cabeza,
¿porqué se dirigía hacía el exterior a esas horas de
la noche?, me vestí, no me coloque la armadura,
sólo tome mi espada; y salí tras de ella, cerca de
la muralla que cubría el patio principal del castillo
vivían un par de guardias a los cuales fu a buscar y
pedí que fueran conmigo, salimos por una salida
74
lateral de la fortaleza, contraria a la que lleva al
bosque de Urom; siguiendo el sendero por donde
ella pasó, sólo nos llevaba unos cuántos pasos de
ventaja.

Llegamos a una zona donde había pocos árboles si


acaso unos veinte en todo el lugar, y dividiendo el
valle de Vhork un arrollo que caía desde las
montañas nacientes en la parte trasera del reino,
y se dirigía a un enorme manantial ubicado a
unos tres días de la parte donde nos
encontrábamos, ahí estaba ella se había retirado
parte de la capa, y con la cabeza agachada al
parecer, mirando el flujo rápido y silencio del
agua, -¡Derra!, grité mientras me acercaba me
encontraba como a unos treinta o cuarenta pasos,
quizás había caminado dormida hasta ese lugar
dicen que las personas que viven con muchas
ocupaciones durante el día tienden a realizar
acciones mientras duermen ya que sienten que no
han hecho todo lo que tenían que hacer pero de
75
ser así, era peligroso, podría caer al arrollo y
difícilmente sobreviviría, a mi izquierda comenzó
a sonar el galope de un caballo, un jinete con una
armadura negra se acercaba rápidamente hacía
nosotros conocía a esos soldados, eran
mercenarios, asesinos a sueldo de tierras no muy
lejanas a ese lugar; desenvainé mi espada . Hace
no mucho no hacíamos nada mas que charlar en
mi habitación y ahora nos encontrábamos
enredados en esta situación. El jinete sacó una
soga y en uno de sus extremos tenía una parte
amarrada, la aventó hacía ella, él jamás se
detuvo, la cuerda se sujetó de su cuello, la
antorcha calló al río. -¡Derra!, grité, cuando la
soga había quedado completamente estirada la
jaló en un movimiento extremadamente brusco, y
se escucho el sonido de algo quebrándose,
imaginé que había sido la soga pero no había sido
ésta, corrí tras ella, avancé algo que sentí
semejante a uno mil pasos antes de que las

76
piernas me fallarán, ella se había ido, caí al suelo
y emití unos sollozos, que pronto se convirtieron
en gritos, y un llanto incontenible, no era sólo ella
quien se había ido, mi vida me acababa de ser
arrebatada, presa de la desesperación no sabía si
seguir corriendo o regresar por ayuda. Muy en el
fondo sabía que no había ya oportunidad de nada.
Fui muy lento y poco precavido, pero jamás
pensé que ocurriría algo así.

La mañana siguiente salimos un grupo de


expedición siguiendo las huellas que había dejado
el caballo, y una más de algo que había sido
arrastrado, no les dije que buscábamos, todo lo
que hacía lo hacía en un estado en el que nunca
antes me habían visto, era pero no era, no me
sentía parte de mí, me sentía como si yo hubiera
sido el que se había ido la noche anterior y en
cierta forma así fue, no obstante; los soldados no
tardaron en sospechar que buscábamos pues
conforme avanzamos detrás del rastro fuimos
77
encontrando trozos de la capa, del vestidos que
ella usaba para dormir, seguimos avanzando,
comencé a sentir ira y tristeza cuando vimos la
tierra suelta que había dejado el rastro; esta vez
con sangre mezclada en ella, era inevitable lo que
encontraríamos pero si aún había algo que
recuperar no podía dejar pasar la oportunidad de
hacerlo, al menos para honrar su memoria como
era preciso hacerlo, el rastro de sangre se hacía
cada ves mayor, y entonces lo vi, un pedazo de su
rostro, aquel rostro que tantas veces sentí, besé,
que tantas veces me hizo soñar. Pero sólo eso, no
hubo nada más en el trayecto, cuando llegamos al
manantial para entonces el grupo ya sabía que
buscábamos, y pese a mis hallazgos sabía que no
me podía derrumbar, no ahí, y no aún, pues no
estaba si quiera seguro de que lo peor había
pasado ya. Buscamos el cuerpo por horas, las
huellas incluso terminaban ahí, como si el jinete
se hubiera sumergido en las profundidades del

78
manantial con todo y el cuerpo de Derra. Cuando
regresamos al castillo incluso hubo voluntarios
que se ofrecieron a preparar un entierro
simbólico para mi esposa muerta, Pero el rey
viudo ya no estaba en condiciones si quiera de
tomar aire para seguir respirando, en ese
manantial se había hundido mi vida para siempre;
y aún cuando ya no había como tal una relación
con la demás gente, esta vez me aislé
completamente de la gente, incluso de la más
cercana a mí persona, me aislé de mis
responsabilidades, sin ella conmigo, ¿qué sentido
tenía incluso el seguir dando importancia a la
realidad en la que me encontraba yo tan…
Extraviado?.

-Yo no perdí a mi familia como tú, yo decidí que


ellos me perdieran a mí, somos del mismo linaje
Naidel, ambos hemos llegado a esta vida por la
misma casa, corren en nuestras venas la misma
sangre y hoy nos encontramos con un propósito,
79
nos hemos reunido en esta cabaña pues voy a
darte una oportunidad. Así es, una oportunidad
de corregir tu pasado, tu obsesión con esa mujer
llamada Derra, me ha conmovido la consideración
que le tuviste, pero más aún la que hay en ti hoy
que ya no está contigo, le dedicas más tiempo a
tener su recuerdo en tu mente que el que le
dedicas si quiera a dormir o realizar cualquier otra
acción cuya concentración resulta vital.

-Quiero saber ¿cómo harás eso?, ¿retrocederás el


tiempo acaso?, además tengo entendido y he
comprobado no sólo con ella si no también con
mis padres que nadie puede regresar de la
muerte, cierto es que haz tocado mi anhelo más
profundo esa prisión que día con día le voy
agarrando más cariño que deseo de salir de ella,
más me niego a volver a creer en la oportunidad
de un regreso, eso es imposible sobre pues no es
ni siquiera la distancia la que nos separa, sino esa
delgada línea que nos diferencia a los vivos de los
80
muertos, resulta efímera cuando eres feliz,
cuando tienes todo a tu disposición cuando estás
muy lejos de si quiera pronunciar su nombre, pero
cuando la persona que más amas, la persona que
representa todo para ti parte a dormir un sueño
más allá de esa línea a silenciarse para siempre, se
vuelve un muro incapaz de roer, de saltar, de
abrir. -¡Maldita sea la barrera de ésta jornada y el
rumbo que toma para cada persona que se alista
en ella!.

-“Tranquilo Naidel”, me dijo aquel hombre con


una voz serena pero firme, - esto me temo no
tiene nada que ver con los portales que unen
todas esas dimensiones; además, por lo que veo,
no tienes ni la más mínima idea de que es lo que
soy capaz de hacer con el don que se me ha
otorgado por el guardián Urom. – La luz de la vela
se extinguió y todo quedó en total obscuridad,
por unos momentos el silenció de apoderó del

81
lugar, podía escuchar latir mi corazón, y nada más
que ello.

-“Este lugar es el jardín donde almaceno mis


conocimientos” dijo al fin el anciano, comenzó a
iluminarnos una claridad, como si se estuviese
haciendo de día nuevamente pero, no estábamos
más en la cabaña dónde llegue ni tampoco había
sol de donde proviniera la luz, era como una
enorme habitación gris cuyos limites no era
completamente visibles. No podía creer lo que
estaba viendo, había algo peculiar en ese lugar,
¿es que acaso me había llevado a una especie de
infierno?.

82
CAPÍTULO
IV
La última oportunidad

83
-¡El suelo!, no podía ver el suelo, estaba de pie en
un lago poco profundo color rojo, conocía ese
color, eso era sangre, pero, ese lago era inmenso,
no se lo podía ver el fin e ignoraba que tan
profundo era, a lo lejos, sólo se distinguía el muro
gris, pronto el sonido de algo cayendo al lago
sonó, eran gotas cayendo de arriba, y su sonido
parecía el de la lluvia, el anciano que ésta vez
estaba frente a mí y dándome la espalda caminó
lentamente, lo seguí, se sentía un olor tan
desagradable que por un momento estuve a
punto de vomitar, luego, lo vi.

Sobre mí había un río, que se extendía por todo el


lugar y fluía lentamente, era un río de personas,
personas muertas y en estado de descomposición,
cuyos pedazos caían sobre el lago trozos de
cabezas, brazos, piernas, pies, ojos, todo. De ellos
provenía toda esa sangre, el anciano se detuvo y
yo junto a él, sentí algo en mi hombro, cayó en él
un trozo de brazo, rebotó y se fue al lago, el
84
anciano estiro su brazo y con su brazo extendido y
su mano abierta hacía arriba recibió un pedazo de
lo que parecía ser un cuello, la apretó y con ello la
sangre que aún tenía se escurrió por entre sus
dedos, se lo acerco a la boca y empezó a comerlo,
la sangre que aún quedo en el pedazo de carne le
escurría en la boca y se deslizaba hasta su cuello
manchando su camisa pero de esta se
desvanecían las manchas casi al contacto.

-“Civilizaciones enteras”, me dijo al fin, cuando el


guardián Urom ha decido que es el tiempo de que
un dios descanse de sus labores de creación,
destrucción o mandato, lo manda a descansar por
algunas eternidades, elige un sitio adecuado para
él, y en una danza hipnótica dónde recorre todo
su ser lo pone a dormir, entonces, las
civilizaciones que adoraban a dicha deidad
terminan en la completa disposición de Urom.
Algunas, como la nuestra, son bendecidas con
conocimientos o dones y la señal de ello fue esa
85
nube roja de la que fui testigo tiempo atrás, otras
en cambio, son aniquiladas rodea los planetas
con su cuerpo y los aplasta hasta que quedan
hechos polvo, luego sus víctimas son traídas a
este lugar, dónde navegan silenciosa y
eternamente, para el provecho y satisfacción de
otros, es decir de los aprendices como yo.

Cada trozo de carne que cae de arriba debe ser


aprovechado, pues significa un conocimiento
nuevo por adquirir, tan simple resulta el acto de
aprender como alimentarse. Este lugar es la
morada del guardián, hemos dejado ya el mundo
que conociste alguna vez, incluso el lugar dónde
se encuentra la cabaña en la que nos conocimos,
pocos han tenido el privilegio de visitar este lugar,
más tu no eres bienvenido, pero eso no importa
por ahora, Urom es un ser que pese a su gran
tamaño es diminuto cuando viaja a través de las
realidades, y esta es la temporada de muerte,

86
este es el momento en que se encarga de sepultar
dioses en un largo sueño.

-“Extiende tu brazo y abre tu mano Naidel”, me


dijo el anciano, lo hice, y cayó en mi mano un
trozo de otra, eran sólo tres dedos, y en uno de
ellos había un anillo de oro, manchado con
sangre, pero totalmente familiar para mí. -
¿reconoces ese anillo?, me dijo, -sí, respondí, era
en efecto la mano de Derra, o al menos una parte
de esta, de aquel trágico accidente en el valle de
Vhork fue a terminar en esta morada, aunque no
en tendía, ¿porqué si es que llegaban aquí las
civilizaciones condenadas, también se encontraba
aquí su mano? la apreté con fuerza, más
sinceramente no tenía idea alguna de cómo
reaccionar al respecto. –“Yo soy un aprendiz, y es
una opción la que tengo de decidir lo que ocurrirá
con mi linaje, ya sea que los deje en la muerte
para siempre o traiga sus restos hasta este lugar y
al ver cuál fue tu reacción tras su muerte decidí
87
traerla aquí para darte una nueva oportunidad de
solucionar tus fantasmas con ella, ahora
cómetelo”, me dijo, -¿Qué?, jamás podría hacer
eso, respondí, preocupado por el giro que había
tomado todo esto. -Es bastante gracioso, como
una persona puede jurar amar a alguien para
siempre y claro, bajo toda circunstancia, se lo
repiten a ellos mismos todo el tiempo, y lo dicen
una y otra y otra vez a esa persona tan especial
hasta que está convencido de que ambos lo
creen, luego, cuando esas palabras ya se
encuentran lo suficientemente marcadas en la
vida cotidiana de esas personas, se convierten en
la firma de cada acto que realizan en relación a
tan especial ser, a quien llena tu vida con un
inmenso gozo y alegría, así es, se preocupan por
creer sus palabras y por reflejarlas en sus actos,
pero jamás se toman la molestia de detenerse a
meditar si lo que afirman sentir es verdad, o es
sólo que han repetido tantas veces una mentira

88
que así lo llegan a creer, y no sólo con palabras, se
llegan a mentir incluso en sus propias acciones;
así que, ahora demuéstrame de una maldita vez
que estoy equivocado y comete esa mano.

-Retire el anillo del dedo, jamás olvidaré la sonrisa


que dibujo su rostro cuando se lo coloque en el
dedo, y lo guardé en una pequeña bolsa ubicada a
un costado del pantalón que traía puesto, cerré
los ojos, me lleve los dedos a la boca su olor era
desagradable, el simple contacto con mis labios
me trajo de nuevo tantos recuerdos, tantas
caricias que fueron más que testigos de nuestro
amor, comencé a masticarlos, su sabor no resultó
desagradable del todo para mí, aun tenían un
poco de sangre que corría por mi boca y se
derramaba por mis labios, empece a tragar, cada
bocado parecía no poder pasar más allá de mi
garganta, y cuando termine de comerlos
quedaron sólo los huesos en mi mano; caí de
rodillas, y luego todo mi cuerpo de se derrumbó
89
sobre el lago de sangre, entonces estábamos
nuevo afuera de la cabaña.

-Todo mundo quisiera corregir su pasado, Naidel.


Tomar una decisión que pudo haber cambiado su
vida a favor de un futuro más agradable al que
hoy por presente llevan de condena, tú, ahora
tienes esa oportunidad, la distorsión de las
realidades no te dará lo que deseas si tomas las
decisiones correctas y/o cometes actos buscando
cosas tan egoístas como la felicidad, quizás en un
mundo como en el que provienes eso tendría
sentido y se ha vuelto casi una ley natural como el
hecho de que la lluvia cae del cielo al suelo, pero
no estás ahora en ese mundo tan primitivo,
medita bien lo que realmente deseas, y, si al fin
obtienes de todo esto algo más allá que simple
amor, permíteme decirte que serás muy
afortunado pues descubrirás sensaciones y
sentimientos que en tu mundo jamás alguien
podrá descubrir, y esta vez quizás, para siempre.
90
El anciano dio media vuelta y camino hasta entrar
a su cabaña, me quede de pie observando su
figura alejare, abrir la puerta y entrar; -¡espera!,
grité, y corrí cabaña adentro, no estaba seguro si
quería realmente corregir mi pasado en torno a
un sentimiento, las obsesiones nunca terminan
siendo algo bueno, y si te ofrecen la opción de
corregir las páginas de tu pasado seguro habría
más cosas que considerar para modificar de lo
que ya estaba escrito, cuando entre ya no estaba.

–“¡Naidel!”, escuché una voz, venía del exterior


de la cabaña, conocía esa voz, di media vuelta y
salí de la cabaña, cada paso que dí a la entrada me
pareció una eternidad, y a la vez me aturdía,
estaba ahí, pero a la vez no, era como si yo desde
el exterior empujara mi propio cuerpo, como si
fuera mi propio títere y hubiera perfectamente
dibujados unos hijos que movieran mi cuerpo,
pero entonces te vi; ahí estabas tú.

91
Aquel día, ¿cómo olvidar aquel día? En que
consagraste el futuro de la vida, dejándome a mí
como sólo un recuerdo en tu colección, todos los
días de mi existencia aún dedico a ti, aún después
de que te has ido, y así como antes, esos días, no
me resultan nada más que pequeños momentos,
pues es la presencia de tu recuerdo en mi mente
aquello que me permite mantenerme cuerdo, y
en un suspiro comprender que en algún momento
vivimos juntos esta vida, que quizás aún sigo aquí,
pensando que tenía una dirección a dónde ir, más
el destino es una brújula de constantes cambios
que pocas veces son fáciles de comprender, pero
al fin, hay muchas formas de interpretar esos
cambios, hay tantas que es difícil distinguir la
interpretación correcta de la incorrecta, difícil de
mantener una postura, pues sin importar que tan
estables sean los pilares que sostienen tu razón
de ser, esa brújula volverá a cambiar y hará todo
derrumbarse una y otra vez, pero ¿es el final la

92
conclusión de tú existencia, el veredicto del
porqué todo aquello que la aconteció ocurrió de
esa forma? ¿O sólo una iniciación a un viaje que
aquí no eres si quiera capaz de imaginar?

Y a pesar de todo lo que mi mente pudiera llegar a


concluir, no dejarían jamás de ser vagos
pensamientos, pues algo que he de admitir es
que en mi vida, el tiempo después de ti, no deja
de hacer otra cosa más que girar en torno a ti, y
no dejo de juzgarme llamándome obsesionado,
¡todo el tiempo!, pues aún sigo sin encontrar algo
que tiente mi atención, y la absorba tan
profundamente como tú lo hiciste conmigo, ni
siquiera la muerte misma es capaz de hacerme
sentir sensaciones como las que tú has logrado
provocar en mí, hoy ¿el cielo es gris?, qué más da
si es soleado, templado o sombrío ¡estás aquí,
maldita sea! Ya no hay más un vacío alimentado
de tu ausencia, alimentado de recuerdos, de

93
obsesiones, de ti, del pasado, de un presente sin
ti, y un futuro incierto.

-No podía creer lo que veía, cualquier otra


persona a quien se le hubiese dado esta clase de
oportunidad seguramente lloraría de gozo,
saltaría lleno de alegría y correría hacía esa
persona a quien tanto ha extrañado, pero
¿porqué yo no?, ¿porqué es que me resulta tan
difícil reaccionar a esta clase de circunstancias?,
¿tiene acaso que ver realmente con este tipo de
cosas tan extrañas?, pero si esto es un beneficio
para mí, esto es una oportunidad que ni siquiera
estaba seguro de que merecía recibir, más ahora
ya todo está hecho, ella está frente a mí, y no ha
cambiado nada, físicamente, pero no entiendo el
¿porqué?, cuando mueres regresas a ser parte de
está tierra dónde has nacido, tu cuerpo se reduce
a ser cenizas del suelo por el cual gateas, caminas,
corres, hasta que finalmente das tus últimos
pasos, ¿porqué ella no había cambiado?, ¿no se
94
supone que había comido una parte se su mano?
Y estaba completa, perfecta y tan hermosa como
siempre.

-Caminé lentamente junto a ti y te abrace, sentir


tu aroma fue volver a respirar por vez primera. -
Eres tú Derra, lo eres y aún me cuesta trabajo
creerlo, anoche no era más que un rey solitario,
cansado y frustrado de su existencia que no hacía
nada más que predicar una obsesión para contigo,
y ahora, ahora soy un hombre afortunado cuyas
plegarías después de tu partida parecen al fin ser
respondidas por algo de lo que ni siquiera
imaginaba que existía, seguí la señal de los dioses,
algo cayó del cielo fue como una enorme bola de
fuego y destellos arrojada desde el rincón más
lejano del cielo, y termino su viaje lejos de los
límites del valle de Vhork, fue entonces cuando
me di cuenta de que no tenía nada mejor que
hacer por mi desdichada existencia, por lo que
decidí ir en busca de aquello que cayó, me dirigí a
95
las colinas del perdón, y cuando al fin tuve una
percepción completa de lo que había ocurrido me
di cuenta de que tenía que ser algo muy grande y
significativo y no sólo me refería al tamaño de
ello, aunque dejó un enorme agujero en la tierra
teñido de un color rojo, fue entonces cuando me
dispuse a ir a ver que era realmente lo que había
caído, y camine pero en vez de llegar al enorme
agujero, di con un enorme túnel, asumo ello era
una ruina de alguna antigua colonia que intentó
habitar el lugar pero no sólo fue eso si no
también un camino que me trajo hasta éste lugar,
pero no importa más, nada importa, nada más el
hecho de que estás aquí, conmigo una vez más,
los grandes amores van más allá de la muerte y las
realidades a las que se encuentran atados.Ya no
tengo un reino, ni poder, ni oro, no tengo nada,
nada más que un sentimiento y mi completa
existencia dedicada a ti, no importa dónde o bajo
que situación nos podamos encontrar, estando

96
juntos y nada de ello tendrá si quiera un poco de
importancia para nosotros dos.

-Mirar fijamente tus ojos, una vez más; cosechó


de mí una sonrisa, hacía tanto tiempo que no lo
hacía, había olvidado ya incluso como hacerlo, me
sentía ebrio de felicidad, tanta fue que sin darme
cuenta por mis ojos corrían lágrimas que
humedecían mis mejillas, pero estas no eran las
que alguna vez tantas veces derrame por ti de
dolor, estás sellaban el momento como un gesto
de satisfacción, más que obsequiarme de regreso
un amor, una mujer, me dieron de nuevo la vida,
la esperanza, la sensación de bienestar y
tranquilidad, la paz mental que poco a poco se fue
deteriorando en mí, al grado de incluso verte
donde nunca estuviste y en momentos en los que
tu muerte más pesaba para mí, que diferente era
todo ahora, que agradable y reconfortante fue
para mí sentir de nuevo tu calor, que no se
compara ni con el estar cerca de la cálida llama
97
del fuego, o el de un día soleado de primavera,
todo es diferente ahora, todo mejorará, pues tu
ausencia fue un reflejo como el de el agua
cristalina de los ríos, que me mostró cual era
realmente el valor de tu presencia en mi vida, y
ahora que lo sé, la valoraré a cada instante, pocos
le dan valor a tan corto lapso de tiempo, pero no
se necesita más que este para nacer o quizás
morir, yo no necesite más que ello para darme
cuenta de cuánto quería que estuvieras en mí
vida, cerca de mí, y cuanto te extrañaría, hasta
que emprendiera un nuevo viaje en el umbral de
la muerte. El cálido rose de tus labios con los
míos, es más allá de una sensación de esperanza
y consuelo, es un mundo en el que entro y me
pierdo, un mundo del que nunca quisiera ser
encontrado, bendecido con tu aliento, el
momento se tiñe de un gozo extasiante e
increíble… No puedo creer que de verdad seas tu,

98
de nuevo, y regresando a mí vida para quedarte
está vez, por siempre.

-Hay muchas cosas que quiero contarte, todo lo


que ocurrió después de que te fuiste, las primeras
noches que intenté conciliar el sueño al estirar mi
brazo buscando la calidez de tu cuerpo me hacía
recordar que ya no estabas ahí, y caía en el llanto
y la tristeza, jamás me había sentido tan solo,
pasaba noches mirando la nada llegando al punto
de verte parada junto a la puerta para luego
darme cuenta de que no eras tu, y esas noches en
vela se volvieron un hábito en mi vida, repetía tu
nombre una y otra vez; noche tras noche.

Mi reino decayó, aquello que alguna vez fue un


pilar en mi vida, y una razón por la cual sentirme
orgulloso de mi existencia poco a poco se fue
tiñendo en una triste parodia de lo que alguna vez
fue un imperio majestuoso, y tratar de sobre
llevar las cosas mediante las ruinas de un gran

99
monumento, no es del todo malo, pero no es
precisamente lo que tu alguna vez viste; yo, jamás
volví a ser la persona que alguna vez fui. Que,
hasta cierto punto es comprensible ¿no lo crees?,
pero viví en un mundo donde la comprensión no
es algo que se practique entre la gente, ni siquiera
entre seres cercanos por lazos sentimentales o
incluso emocionales.

Extrañarte, fue poco, hasta incluso en mis más


profundos sueños estuvimos juntos después de tu
partida, eramos felices como lo habíamos sido,
despertar esa mañana fue una de las sensaciones
más amargas que jamás había experimentado, en
ese momento como ya era mi costumbre, no supe
como reaccionar, primero sonreí, y me eche a reír,
por mi mente vagó el pensamiento de que al
menos ahí aun seguías conmigo, y de que aún
eramos felices, pero tan rápido como ese
pensamiento llegó, se fue, y otro más inundo mi
cabeza. La aceptación era definitivamente algo
100
que pese a ser algo que llega con el tiempo,
estaba seguro jamás conocería, no por el simple
hecho de tratarse de ti, no por la forma en la cual
me ví envuelto como un testigo de tu trágica
partida, y en cambio, la resignación, sería quizás
una sensación que podría experimentar, pero fue
siempre más mi obsesión, el hecho de no poder
dar una respuesta, de no ser capaz de entender
porque las cosas habían ocurrido de esa manera
para ti, y para mí.

-“Ah, mi querido Naidel”, dijiste con tu dulce voz,


al igual que tu tengo muchas cosas que contarte
desde que… Morí, comenzaré por ejemplo con el
hecho de que llevas tanto tiempo lejos de mi
cabeza, contrario a ti, tú ni una sola vez volviste a
pasar por mis pensamientos hasta el momento en
que llegue aquí.- Supongo que es así, Derra, la
muerte no te permite volver a realizar ningún tipo
de acción que podemos hacer nosotros los tan
llamados vivos, sólo descansas, y te marchitas
101
con el paso del tiempo, ya no es posible hablar,
escuchar, o pensar; es sólo tu mente la que
continua en la jornada, viajando a donde el
destino lo determine.

-¡No, mi querido Naidel!, me estás mal


interpretando me temo, no es eso precisamente a
lo que me refería cuando te dije que no has
estado ya más en mi mente, -¿a qué te refieres,
entonces?, no lo entiendo. -¡Jajaja´!, siempre
fuiste bastante distraído mi querido rey, viviendo
sólo en tu mundo, en el legado de tus padres;
dónde gobernabas un reino con real excelencia,
donde todos adoraban e idolatraban a un
valiente guerrero y explorador del valle de Vhork
llamado Naidel, y sobre todo, dónde creíste que
tenías una esposa fiel a tu lado, una reina que
estaría contigo hasta que la muerte se encargará
de separarnos al cubrir nuestras existencias y
cerrar nuestros ojos perpetuamente, jamás fuiste
capaz de ver más allá de ello. En aquella vida y en
102
cualquier otra que tengas no podría hacer otra
cosa más que seguirte repitiendo esta misma
verdad: yo llegue a morir Naidel, sólo quise
hacerte creer que había sido así, y de esa forma
aceptaras de una manera no tan patética el hecho
de que yo no quería volver a estar contigo nunca
jamás.

- La noche que me viste salir, la noche de mi


aparente muerte no fui en realidad yo quien salió
digiriéndose al río, esa noche, mande a una
sirvienta encargada del cuidado de las
habitaciones principales a que me trajera agua de
aquel lugar, le pedí agua fresca, tan fresca que
sólo se conseguiría por la noche; la pobre sirvienta
no tenía ni idea de lo que le esperaba,
obviamente tenía que ser alguien que se
pareciera en lo físico a mí, sólo de esa manera
funcionaría y tu lo creerías, y no sólo tú, todo
mundo lo creyó al parecer, o al menos esos
fueron los rumores que me llegaron tiempo
103
después ese y otros rumores mas que no fueron
realmente de utilidad para mí pero al me nos si lo
fueron para los soldados del reino al cuál llegue,
quizás sepas quienes son, antes de que llegarás
aquí ellos y otro más miles de hombres habían ya
invadido tu fortaleza, tu preciada fortaleza. Y así
fue como todo tuvo un principio, con los
comentarios del desdichado rey que había
perdido lo único valioso para él. Yo esperaba
cerca del lugar donde todo ocurrió, me dedique a
observar la escena de cómo el jinete, el hombre
que hoy posee mi amor; la sujetó del cuello con la
soga, estaba segura de que con el primer jalón le
quebró el cuello, más ese jinete, me contó que
después de que la piel de esa mujer estaba ya
toda rasgada pues se le veía el hueso de la cabeza,
tenía un ojo salido, sangraba por todas partes,
algo le había pasado pues no podía gritar, pero de
haberlo hecho, seguro habrían sido terribles gritos
de dolor, al llegar al manantial

104
sorprendentemente ella seguía con vida,
emitiendo leves gemidos de su boca y escupiendo
sangre; finalmente el jinete la estranguló hasta
morir, la soga con la que había amarrado su
cuello, aún tenía un extremo suelto el cual amarró
a una enorme roca y la arrojó al agua, lo más
profundo que pudo, el manantial se tiñó de rojo
debido a la sangre que aún estaba brotando de
todas sus heridas. Luego el jinete se marchó del
lugar, dirigiéndose a donde yo me encontraba,
esperando por él.

-Así es Naidel, en realidad no quería estar más


contigo, sentía más que repulsión de vivir
encadenada al lado de un soñador que no era
capaz de notarme, de notar lo que yo necesitaba y
no sólo lo que creías que ocurría en mí estancia
junto a ti, con él en cambio; lo encontré, nací
entre campesinos, la vida de poder y altos
mandos jamás fueron para mí, el tiempo que pase
contigo fue en realidad una prisión de la que
105
ansiaba liberarme cual canario encerrado en una
jaula de oro, no importa que tan valiosa y
hermosa puede que sea ésta, nada se compara
con la belleza que trae la libertad, si alguna vez
llegue a sentir algo por ti poco a poco todo se fue
marchitando y ahora, ese sentimiento se ha ido
para siempre, no queda más de él, más en
memoria de lo que alguna vez fue, he considerado
oportuno hacértelo saber pues creo que es lo
menos que te mereces, para que de esa forma
termines ya de seguir predicando para con los
demás tu miserable y patética existencia y todas
las tragedias que le rodean, además claro de que
dejes incluso de pensar en mí que el simple hecho
de imaginarlo me produce una enorme repulsión,
aunque ¿sabes?, debo admitir que las
comodidades de las altas sociedad son lo que más
podría llegar a extrañar, pero descuida, no me
hacen falta ahora ni lo harán, no sé si tengo lo que
busco, pero estoy segura de que tengo al menos

106
más de lo que tu con toda tu humanidad, poder y
riquezas pudiste llegar a ofrecerme. No sé que te
haya comentado al respecto el viejo Vhork sobre
mí, el anciano que te llevo a la morada del
guardián. Pero como te darás cuenta, jamás
existió, no existe y jamás existirá un para siempre
entre nosotros dos. Esta historia siempre será
sobre mí, y tú ahora ya no eres parte de ella,
mejor regresa del lugar de donde saliste a buscar
una pierda que cayó del cielo a la que ilusamente
llamaste la señal de los dioses, regresa de dónde
has venido y encuentra una manera de morir lejos
de mí. Mantén incluso tu pensamiento lejos de
esto, date un descanso que lo necesitas, un
descanso eterno.

-Una enorme rabia se apoderó de todo mí ser, si


no habías muerto en donde yo creí que lo habías
hecho, nada me hubiera impedido asesinarte en
ese momento, ¿crees que eres capaz de lastimar a
alguien con palabras?, el dolor físico no se queda
107
precisamente atrás, hubiera hecho que te
tragarás cada una de esas palabras llenas de
veneno que me lanzaste, pero… ¿Porqué es qué
me habían ocurrido todas estas cosas a mí?, de
repente todo parecía una oportunidad presentada
sólo una vez en la vida, sólo a alguien digno de un
regalo divino y ahora, llegaba hasta aquí sólo para
escuchar esto, ya ni si quiera sabía si era verdad,
no estábamos ni siquiera en nuestra realidad, ni
siquiera tenía una noción como tal de donde me
encontraba, o si lo que había visto de verdad era
ella o sólo un producto del lugar al que llegue, no
sólo no sabía que debía creer, pues de creerlo y
de confirmar que era cierto todo lo que tú me
decías, todo ese mar de sensaciones y
confusiones me habrían hecho caer y vomitar,
sencillamente no supe jamás como reaccionar al
respecto.

-El cielo se había nublado con unas nubes muy


obscuras, cerré los ojos por un momento y respire
108
profundamente para desahogar la furia
contenida, muy en el fondo deseaba que todo
fuera sólo producto de mi imaginación; el viento
sopló violentamente, las primeras gotas de lluvia
comenzaron a caer, mojando mí cabello, mi rostro
que, poco a poco se mezclaron con mis lágrimas,
abrí los ojos de nuevo, tú habías dado media
vuelta ya y emprendiste el paso de camino hacia
la cabaña, alejándote de mí, sonreí lentamente,
de nuevo, desenvainé mi espada y corrí hacía a ti,
-¿Así que te gusta hacerte pasar por un muerto
verdad? , pues bien, es hora de que te unas a
ellos, aunque si bien no lo mereces por faltar al
respeto a tan ancestral estado de la existencia.
Diste media vuelta pero no parecías sorprendida
al verme avanzar hacía ti, la primer tajada iba
directo a tu vientre, en el cual alguna vez imagine
engendraría mi linaje, alguien había bloqueado el
golpe con un hacha, apareció él.

109
-Retrocedí unos pasos atrás, ese sujeto era más
corpulento, más fuerte y más ágil que yo, ¿cuál
era mi ventaja?, al parecer, no tenía yo, nada más
por perder, nada más que me interesara esta vez,
sujete mi espada con ambas manos, mis brazos
temblaban, pero no por temor, un enorme coraje
me poseía, una rabia tan incontrolable por mí, me
avalansé nuevamente hacía él, mis botas se
hundían en el fango, caminé tres pasos largos y
deje caer el primer mandoble cerca e su hombro
izquierdo, lo esquivó haciéndose a un lado, y
trazó con su hacha el movimiento natural de su
brazo al soltar un revés como para intentar
enterrarla en mi cuello, me agache y volví a
retroceder, esta vez dibujo un movimiento de
abajo hacía arriba, yo continué retrocediendo,
sujetando la espada con mi mano izquierda
intente cortarle el cuerpo de manera diagonal o
al menos hacerle daño en uno de sus costados,
pero ahí estaba de nuevo esa hacha

110
impidiéndome lograr el cometido, más que un
arma parecía un muro imposible de atravesar, la
lluvia cayó más fuerte y apenas me permitía ver a
mi enemigo, continuó embistiendo con su arma
él era un experto con ella y yo torpemente
esquivando me di cuenta de que había perdido ya
la habilidad de la lucha, el costo de la paz no
siempre es bueno, finalmente me derribó, caí al
lodo y mi espada a unos brazos de mí, esperando
sentir el filo de su hacha cortando mi piel, cerré
los ojos y respire profundo, la lluvia me había
dejado empapado, por fin, he llegado al final,
pensé, ¿porqué no sentí el golpe final? Cuando
abrí los ojos él caminaba detrás de ella, ambos se
alejaban de mí.¿qué clase de broma enferma
está?, pensé, ambos entraron a la cabaña y yo me
quede afuera, tirado en el lodo, mirando las grises
nubes, no se les veía el fin, y sintiendo la lluvia, no
podía creer que tan mal me sentía en ese
momento, esta vida no conoce la piedad, y no me

111
permite morir aún, ¿tengo que sufrir más acaso?,
nunca será suficiente al parecer.

-“No aún” dijo Vhork, quien se encontraba frente


a mí, “no aún”, me levante e inmediatamente él
colocó sus manos en mi pecho, como una cortina
que desciende, todo el valle empezó a teñirse de
rojo; las nubes, el agua que caía de ellas, incluso el
viento adopto el color, todo se estaba tiñendo de
rojo, la cabaña incluso, desapareció. Cuando todo
parecía haber desaparecido Vhork me empujó, y
mi vista se nubló, retrocedí tres pasos hasta que
algo me detuvo, eso era… En efecto lo era, yo
estaba en mi trono, de vuelta en mi reino, dentro
de mi castillo en el gran valle, pero había algo
diferente está vez, los gritos de las mujeres y los
niños aterrados resonaron, seguidos de fuertes
azotes retumbando en la entrada principal de la
sala, ya estaban adentro, habían vencido todas
las murallas, todo guerrero había muerto, allá
afuera entonces. Les pedí que se calmaran, había
112
que llevarlos a las escaleras que llevan al sótano,
quizás ahí aún habría alguna esperanza para esas
personas, la tristeza era cada vez mayor para mí,
aún cuando sabía que destino les deparaba a ellos
el golpe de realidad siempre termina
quebrantando la esperanza.-¡Escuchen, pueblo de
Vhork, a mí!, no me hacían caso, era demasiado el
terror que sentían que no eran capaces de
reaccionar a mí llamado, los golpes seguían
retumbando en la entrada, está vez una parte en
el centro de ésta se vio cuarteada, ya a punto de
derrumbarse y pronto comenzarían a entrar.
Maldita sea, no reaccionan, no son más que un
grupo de personas muertas del miedo. “–Ellos no
te escucharán Naidel, aún sigues conmigo, afuera
de la cabaña, es tu mente la que está
presenciando esto, acompáñame.” Subimos a mi
habitación, y observé el valle una vez más, la
entrada principal en la muralla sur y las casas mas
cercanas estaban en llamas, el incendio opacaba

113
el atardecer, había arqueros tirados sobre la
muralla, no había duda de que estaban todos
muertos.

La puerta que permitía el acceso al patio principal


del castillo se encontraba derrumbada, y junto a
ella habían al menos unos veinte cuerpos apilados
todos soldados muertos que habían dado sus
vidas por razones justas, y justa fue su
recompensa, eran libres al fin. La sangre que
habían derramado se encontraba esparcida en un
enorme charco que llegaba hasta la puerta
principal, ahí estaban ellos ya, unos doce hombre
sostenían un tronco, retrocedieron de manera
sincronizada unos cuatro pasos y se echaron a
correr para arremeter contra la puerta, esta vez si
habían logrado derribarla, volvieron a retroceder
y dejaron el tronco en el suelo y mientras lo
hacían otro grupo de soldados entraron al salón
principal, entonces los gritos de las mujeres se
escucharon.””-bastará sólo con que bajes la
114
mirada”, dijo Vhork mientras miraba el reino en
llamas, lo observe y luego así lo hice, podía ver a
través del suelo y los muros del castillo, el brazo
de una pequeña niña salió volando, algunas
mujeres yacían en el suelo sangrando del vientre,
otras más eran sujetadas del cabello y arrojadas al
suelo violentamente, para luego resultar
pateadas, una de ellas quien aferraba a sus
brazos a un pequeño niño fue tomada del cuello
por uno de los soldados, otro se acerco y atravesó
la cabeza del pequeño con su espada, luego el
soldado que la había sujetado del cuello la jaló
hacía atrás y clavo su espada en la espalda de la
mujer, y la punta de la hoja termino en la boca de
ésta, la sacó y el cuerpo de la mujer como del
niño terminaron en el suelo, derramando sangre.

-¿Porqué me muestras todo esto Vhork?, -Tus


sentimientos te siguen atando, te siguen anclando
a una vida a la que no perteneces, prueba de ello
son todas las desdichadas situaciones en las que
115
te has visto envuelto a lo largo de tu vida, e
incluso cuando sales a navegar a otras realidades
puedes observar que no eres capaz de mantener
firmes las razones de tu existencia, el valle al que
llegaste, se empezó a teñir de rojo porque
perdiste la noción de ésta. Tu empatía por tu
pueblo, floreciente en la preocupación de su
bienestar hubiera sido buena para cualquier otro
rey, pero no para ti, no tuviste lo necesario para
afrontar no sólo el viaje a un lugar o incluso un
mundo desconocido, si no para reescribir tu vida
en una realidad desconocida. Fue la bondad tu
imperfección, mientras que de otros lo son las
riquezas, o el poder, ese pueblo por el que tanto
te preocupaste, ese pueblo que acabas de ver
siendo terminado de aniquilar, ha muerto por tu
culpa, ese viaje que tuviste, esa oportunidad que
se te dio, otros ya habían escuchado hablar de ella
y si tu morías, aquel que te asesinara podría
tomar tu lugar y llegar hasta dónde tu lo hiciste,

116
pero todos fracasarían al fin, nuestra especie es
imperfecta.

-Pude haberlos salvado, y sólo hubiera bastado


con quitarme una carga que ya no deseaba tener
más, y la obsesión que se volvió mi razón de vivir
terminó siendo mi propia sentencia. Me recosté
sobre mi cama con las manos en mi cara, la vida
resulto ser una triste broma para mí, no había
realmente nada que valiera la pena ya, si tan sólo
esto fuera un sueño…

117
CAPÍTULO
V
El manicomio
Entonces desperté, era una mañana soleada y
tranquila, el único sonido que se escuchaba era el
de un ave cantando, no muy lejos de la habitación
donde yo me encontraba, la luz entraba a través
de una ventana que se extendía al menos a tres
cuartas partes de la pared, más su altura no era
118
mucho, y se encontraba sitiada a una distancia
cercana del techo, el cual estaba pintado de color
blanco, al igual que las paredes. Yo estaba en una
cama con cobijas blancas, tenía la sensación de
haber tenido fiebre y como ya se había casi ido
toda sensación producida por esta.

Al intentar moverme las sentí, eran unas enormes


correas amarrándome a la cama, eran de cuero y
se veían bastante viejas, pero pese a ello estaban
apretadas de una forma que apenas me permitían
un movimiento muy efímero de todo mi cuerpo,
una correa atada en cada pie, y otra en cada
brazo; una más en mi cuello, era bastante
incomoda, y estaban humedas debido al sudor
que salía de mí por la fiebre que acababa de
tener, me sentía muy cansado y deprimido, mis
brazos tenían marcas de color morado que con el
simple roce del aire que entraba por la ventana
dolían.

119
El tiempo transcurría lentamente y mi cabeza
empezó a doler, como si estuviese a punto de
explotar. Grité, y mi garganta reseca pronto
comenzó a doler, de repente comencé a toser y
de mi boca salió sangre. Mi cuerpo empezó a
temblar muy rápidamente, el movimiento hacía
incluso que se moviera la cama dónde me
encontraba, un momento después la vista se me
nubló y perdí el conocimiento, pronto quede en
completa obscuridad nuevamente. Al despertar
no supe al principio que pensar, pero luego de
intentar comprender por un momento me di
cuenta que seguía en la misma cama, aún me
encontraba atado a las correas, pero ya era de
noche y no había nada que iluminara esa blanca
habitación, es por ello que aún había ahí una
profunda obscuridad, como la negra noche que
matizaba ese momento. Las horas continuaron
transcurriendo lentamente, pronto comencé a
sentir frío y mis dientes castañeteaban, el

120
amanecer estaba cercas, entró entonces una
mujer, era delgada y tenía unas enormes ojeras,
su cabello llegaba apenas a sus hombros, y en
sus brazos sostenía una lampará hecha con una
vela y aceite, vestía un vestido largo de color
negro, fue todo lo que la iluminación de la
lámpara me permitió ver. -¿Así que aún sigues
vivo?, muy bien, me sorprendes. Dijo la mujer con
una voz bastante baja.- Entren, es hora de
llevarlo, el ya ni tiene cura y sólo ocupa espacio
que alguien más podría aprovechar.- Dos sujetos
entraron a esa extraña habitación y con mucho
cuidado me liberaron de las correas, me sentía
muy débil como para intentar huir de ahí, pero,
¿huir a dónde?, ni siquiera tendría algún sentido
oponer alguna clase de resistencia, me sentía muy
débil de verdad. Al fin liberaron las correas, tenía
puesto sólo un pantalón de tela, en mi pecho
estaba seca la sangre que salió de mi boca, al fin
cada uno me tomo de un brazo y los colocaron

121
encima de sus hombros, me levantaron y me
llevaron arrastrando mientras seguían el caminar
de esa mujer, cuando ella salió de la habitación la
obscuridad volvió ser ahí. Afuera se extendía un
largo pasillo por ambos extremos, la mujer siguió
el camino de la derecha, - “Ella me pide sangre,
necesita saciar su dolida alma, atormentada
durante los primeros siglos.” Alguien gritaba eso,
y sus gritos provenían del lugar hacía dónde nos
dirijamos, en el pasillo se extendían una serie de
habitaciones, pero estas no tenían paredes y una
puerta como la mía, sólo unas viejas rejas con
una puerta que dividían la habitación del pasillo, y
que a su vez, encerraban a otros más, a otros
como ¿yo?...

- “Ella me pide sangre, necesita saciar su dolida


alma, atormentada durante los primeros siglos.”,
era una mujer quien repetía eso una y otra vez
mientras golpeaba con el puño cerrado una
pared, de su brazo ya escurría la sangre, y una
122
gran cantidad regada en el suelo, además de
marcas de sangre seca por todo el piso y otras
partes de la pared, se encontraba demasiado
concentrada en la pared, como si su vida estuviera
transcurriendo en ese muro manchado con su
sangre.

Seguramente ella tiene una gran historia que


contar a los demás, pero como a muchos, no tiene
a nadie quien la escuche y retribuya a esta al
menos con la atención y respeto merecido por tan
peculiares cuentos, este lugar es un hogar para
aquellos que tienen grandiosas historias que
contar, emociones que mostrar y sentimientos
que compartir, personas que han sido reyes, guías
o aprendices. Unos pasos adelante continuaba la
siguiente celda, ahí se encontraba un anciano,
tirado en el piso y con el rostro mirado en sentido
contrario a la reja, se escuchaban sus sollozos, a
la vez tan ausente y a la vez tan presente, “-ella se
fue y no regresará más, yo no soy nada sin ti,
123
ahora me he quedado completamente solo”,
Derra… susurré para mí, uno de los hombres que
me cargaba esbozó una sonrisa, no me sentía en
condiciones de seguir respirando si quiera, volví a
perder el conocimiento.

Cuando al fin desperté estaba en el suelo y unos


grilletes rosaban la piel de mis muñecas, con el
más mínimo movimiento de mis manos y brazos
sentía el filo de los grilletes lastimándome, -
subánlo, dijo la mujer, uno de los hombres que
me cargo hasta ese lugar sujetó unas cadenas en
cada grillete, que colgaban de un tubo atravesado
a lo largo de toda la habitación y muy cercano al
techo, el otro tomo ambas cadenas y las jaló, en
seguida mis manos ganaron altura, y los grilletes
cortaron la piel de esa parte de mis brazos,
cuando apenas habían levantado todo mi cuerpo
ya había empezado a escurrir a sangre,
deslizándose en mis brazos, llegando hasta mis
hombros y posteriormente en mi pecho y espalda.
124
Cuando al fin me encontraba suspendido un poco
más arriba del nivel del suelo uno de esos sujetos
tomo los extremos de las cadenas por dónde me
jaló y los atoró en una ventana. Mientras el otro
tomo un par de grilletes más y los colocó en mis
pies acercándose cauteloso, como queriendo
evitar un posible ataque mío, y las cadenas que
estos tenían lo atoró en unos agujeros hechos en
el suelo, puso su mano en mi pecho y me empujo,
supuse que fue para asegurarse de que estuviera
completamente fijo, y así era.

-“Tú, querido, ya no tienes salvación, no hay nada


para ti aquí, nada en este mundo por lo que debas
seguir viviendo, cierto es que nosotros no somos
nadie para decidir quien debe vivir y quien debe
dejar de hacerlo más, pero allá afuera en el
mundo real no hay nadie que te quiera, nadie que
extrañe tu presencia, y bueno, dado que tú no
eres si quiera alguna clase de criminal, pues no
es posible que te puedan encerrar en una prisión,
125
sin cargo no hay condena o al menos eso es lo que
se piensa, en fin y es por eso que terminaste aquí,
dónde acaban todos los que nacieron para no ser
deseados en ningún lugar, los que sus seres
queridos no esperaban que nacieran con algún
tipo de distorsión que no les permitiese acoplarse
a la vida y entorno en general del umbral que los
vio nacer, este mundo no es para los soñadores.

–Adelante, pueden hacerlo ya y no olviden


deshacerse del cuerpo. Dijo esa mujer, y salió de
la habitación, cerro la puerta lentamente y una
vez cerrado el cuarto, sentí un golpe en la pierna
derecha, el dolor me hizo emitir apenas un leve
gemido, la sangre de mis muñecas había llegado
ya hasta mi cintura, respire tan profundo como
pude, volví a sentir otro golpe, esta vez en la
pierna izquierda y continuamente uno en la parte
baja de la espalda, esta vez grite, y agache la
cabeza, el siguiente golpe fue poco abajo del
pecho, el aire se me salió, intente respirar pero no
126
podía, me soltaron otro golpe en el mismo lugar,
tosí sangre esta vez, y manché en la cara a uno de
esos sujetos, de haber comido algún alimento o
bebido algún líquido, seguramente lo habría
vomitado, entonces las lágrimas corrieron
dibujando una delgada línea por mis mejillas,
siguieron golpeándome sucesivamente, hasta
que las cadenas que me mantenían suspendido se
soltaron, y volvieron a quedarse atoradas cuando
los dedos de mis pies rosaban el áspero suelo. Mis
manos estaban como entumidas, ya no las sentía
más, seguro ya no había nada de sangre en ellas,
pero ya no tenía fuerzas para levantar la cabeza y
mirar mis manos; comencé a reír, recibí otro
puñetazo esta vez en la nariz, y me dejo aturdido,
seguidamente brotó sangre, recorrió mis labios,
entro en mi boca y siguió bajando, tenía un sabor
extraño, recibí otro golpe en la cara, esta vez bajo
el ojo izquierdo, aún así se cerró completamente y
algo escurría de el, a decir verdad no estaba

127
seguro si era mi llanto o era sangre, respirar se me
hacía muy difícil, tenía mucho dolor en todo el
cuerpo, un golpe más, y esta vez fue directo a la
boca, mi labio superior se abrió y sangró también,
¿de dónde salía tanta sangre? pensé, mientras
emitía un gemido, que si bien pudo ser de risa,
seguramente fue más una reacción de mi cuerpo
al dolor al que se encontraba sometido, y seguían
los golpes, esta vez ya no era más que un cuerpo
inerte, fundido en dolor, esperando a que
terminaran su trabajo, las cadenas de arriba se
volvieron a soltar, esta vez mis pies tocaron el
suelo, pero ya no tenía ni las energías ni tampoco
la fuerza de voluntad como para intentar
mantenerme en pie, mi cuerpo se fue hacía atrás
y al azotar con el suelo volví a toser sangre, no
podía moverme y me estaba ahogando con mi
propia sangre, uno de esos hombres empujo mi
cuerpo con el pie y quede de lado, casi boca
abajo, la sangre escurría y manchaba el suelo,

128
apenas podía tragar un poco de aire, el otro
hombre volvió a ponerme boca arriba, el suelo era
bastante frío… Y con el ojo único ojo que aún me
permitía ver, vi como tomo una espada, la
desenvainó y la clavó en mi pecho, mire el techo,
nunca había sentido uno tan cercas de mí, me
comenzó a costar trabajo respirar, del único ojo
que aún tenía abierto corrían las lágrimas, sentí
como algo salía de mi garganta hasta llegar a mi
boca escupí y seguí jadeando, era más sangre,
aquellos sujetos salieron de la habitación y
cerraron la puerta lentamente, cerré mi ojo.

CAPÍTULO
129
VI
Eternidades contigo

Nunca había sentido tanta tranquilidad y paz, al


fin, me encontraba descansando, una neblina
roja lleno el lugar dónde me encontraba, ¿dónde
estoy?, ¿es qué ya he muerto? me pregunte. Poco
a poco la neblina empezó a disiparse, ahí estaban
de nuevo, las colinas del adiós, había regresado a
casa…

-Las circunstancias jamás cambiaron Derra, tu


mantuviste siempre esa postura de buscar aquello
que sólo te haga feliz a ti, que sea sólo capaz de
130
complacerte únicamente a ti, te felicito, pues tu
egoísmo ayudó de manera adecuada a la causa, Y
Naidel… Él también hizo exactamente lo mismo,
mantuvo las mismas actitudes que hicieron que te
alejarás de él, jamás aprenderá, ni tú tampoco,
pero sabe al menos ahora que las segundas
oportunidades no son más que una ilusión que te
permite desahogar todo aquello que había
quedado pendiente, de esa delgada línea que
ustedes llaman comunión, así bien, aunque le
hubieran dado mil oportunidades más él seguiría
cometiendo el mismo error, es algo que
evidentemente siempre ha estado en su
naturaleza, tienen la vaga sensación de que
dentro de aquella unión en la que disfrutan de
placeres tan singulares tienen que
retroalimentarla para poder seguir disfrutando,
consideran que es como un campo dónde algo
debe ser sembrado para a cambio poder
cosechar, y mantenerse en ese ciclo, si bien no es

131
por un tiempo muchos creen que esto puede ser
para toda la vida, y mucho ven ello como lo mejor
que pueden hacer dentro de ésta, más nunca
había visto una unión por motivos tan egoístas,
esa es la razón por la que sin importar el tiempo,
el lugar o la realidad todos están destinados a
fracasar, y su sentencia será acorde a los
verdaderos motivos por los cuáles intentan
cosechar sembrando algo apenas tan valioso
como una mentira, una falacia, meros
formalismos que a nadie le interesan, meros
formalismos descritos con palabras, hechos, o
gestos que consideran amor.

En cuánto a ti mi querida Derra, la función no ha


terminado para ti, aún necesitas afrontar tu
destino, cosechar lo que has sembrado, Urom
viene en camino, su jornada ha terminado y los
hechos ya escritos habrán de suceder…

132
Saliste de la cabaña corriendo, y aún estabas con
aquel sujeto. Entonces, lo pude ver, vi a Urom, su
piel de color gris, la criatura era más imponente
de lo que Vhork había relatado, al verlo me
pareció como si fuese un eterno mar de nubes
surcando el cielo, no se le veía el fin, pronto una
nube morada descendió del cielo cubriendo la
zona de la cabaña y tan rápido como cayó, fue
tan rápido como se desvaneció del lugar, fue algo
de sólo un pequeño momento, el transcurrir de
un suspiro, todo parecía igual, de hecho así los
estaba, pero algo cambió, algo estaba diferente,
ese sujeto, por quien me dejaste estaba tirado en
el suelo y boca arriba, de repente comenzó como
a temblar tan violentamente que parecía como un
pescado a que acababan de sacar del agua, tu te
agachaste y lo sujetaste, debido a la distancia a la
que me encontraba no podía escuchar lo que
decías pero estaba seguro de que te preguntabas
que ocurría, a decir verdad en mi cabeza no

133
pasaba ni la más mínima idea de lo que estaba
ocurriendo, entonces ocurrió, de su piel creció
pelo de color rojo, y su tamaño aumentó; parecía
medir la altura de dos hombres, uno encima del
otro, el tamaño hizo que se desgarrara su ropa y
de su boca creció una boca como la de un lobo,
pero era enorme, y de su frente salieron dos
enormes cuernos obscuros, tu retrocediste
alejándote de él, caminaste unos cuántos pasos
hasta que caíste al suelo, esa enorme bestia se
levanto, no tenía ya una sola prenda, debido a su
tamaño todo lo que portaba quedó desgarrado
eso que alguna vez fue un hombre era está vez
una imponente bestia vestida de pelo color rojo,
se levantó, sus movimientos aún parecían los de
una persona, pero era posiblemente lo único que
quedaba en él de humano, por un momento miró
al cielo, parecía perdido, como si no supiera
dónde se encontraba, luego bajo la mirada, y te
observó, te echaste a correr intentando alejarte

134
de esa cosa, tomo el hacha que tenía a sus pies y
unos cuantos pasos le tardó alcanzarte, y una vez
que lo hizo te tomó del cabello y te levantó tu
intentaste oponer resistencia más fue inútil, y de
un solo corte con el hacha que había usado para
defenderte de mí soltó el corte, tu cuerpo se
desprendió y a tu cabeza sólo quedo unido parte
del cuello y tu hombro izquierdo, la cual arrojó y
fue a dar a la orilla del lago dónde el agua se tiñó
con tu sangre, se agachó y te quitó la ropa cuál si
ésta fuera la cáscara de una fruta, y comenzó a
devorarte lo que se podría considerar su hocico se
había manchado con tu sangre y no tardó mucho
en hacerlo, quedaron sólo algunos huesos y tu
cabeza a lo lejos, si nunca habías muerto como
habías dicho al fin lo habías hecho, aunque debía
admitir que no lo sabía con exactitud, incluso mis
ojos me llegaron a engañar antes, pero esta vez
sentía algo diferente, además de un pesar que
poco a poco se convirtió en una apacible

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tranquilidad, creí que esa cosa había notado mi
presencia y está vez vendría tras de mí, pero no
fue así, cuando termino al fin se colocó en cuatro
patas y corrió lejos del lugar.

Comencé a reír, había en mí un momento de


satisfacción y felicidad, todo esto es tan gracioso,
pensé, unos creen que las cosas ocurren por algo
mientras que otros establecen que las acciones
del individuo las refleja la vida, y aseguran incluso
que al ser la vida algo más poderoso se su
entendimiento, consideran algo noble su
respuesta, pero para quien la recibe la considera
algo mayor de lo que él había hecho… Esto es
gracioso en verdad.

Camine hacía el lago, el sol se encontraba


ocultando su cuerpo, nuevamente, la tarde era
bastante agradable y un pesar que me destruía, al
fin se había desvanecido, era grandioso todo, sin
saber exactamente que era, vaya que lo

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disfrutaba en verdad, no me tomo mucho llegar al
lugar dónde te comieron, al pasar junto ahí mis
botas se mancharon con tu sangre, llegue
entonces hasta la orilla de lago, me agache y
sujete tu cabeza, no te mentiré, aún conservaba
esas ganas de besarte, pero decidí solo sujetarla
con ambos brazos, di media vuelta y camine hacía
la cabaña, al entrar seguía prendida aún una vela
de fuego azul y coloque tu cabeza junto a ésta,
con mis dedos cerré tus ojos, siempre tuviste una
hermosa mirada.

Me senté en la silla y comencé a mecerme,


lentamente, el movimiento resultaba bastante
tranquilizador, todo era eso ahora y todo
continuaría siendo nada más que eso, una
apacible calma fundiéndose en mi interior.

Recargue mi cabeza en el respaldo de la silla y


cerré los ojos, el movimiento era como una danza
que te inducía en un sereno trance. -Así que has

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llegado ya Naidel, que sorpresa y además Derra
está presente. -¿Qué era Vhork, aquello que… Se
comió a Derra?.

-Cuando Urom liberó aquella nube, había tomado


en realidad la esencia de un dios, caído en batalla,
era ya su momento de descansar, así que el
guardián decidió traerlo a este lugar, al llegar
aquí tomó el cuerpo de ese sujeto que había
venido con Derra, fue en realidad ella quien debía
tributar su cuerpo para que el dios la
posesionara, pero en vez de ello, ofreció el cuerpo
de su amado, vaya mujer con la que te
relacionaste Naidel, y en fin, una vez tomado el
cuerpo, éste adoptó la forma de un animal salvaje
del lugar, privando su mente de todo recuerdo o
pensamiento de lo que alguna vez fue.

-¿Qué?, pero, ¿cómo es eso posible Vhork?.- Sal


un momento conmigo Naidel, observa ese
enorme lago, ese enorme lago está formado por

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miles y miles de gotas de agua, y bien, el todo es
como ese enorme lago, y cada gota de agua es
una realidad en la que justo ahora viven y mueren
cientos de personas y otra clase de seres, se
relacionan, crean y destruyen, es esa la naturaleza
de la existencia, lo que me resulta gracioso es la
interpretación que cada forma de vida le da,
¿sabes porqué permití que vieras la aniquilación
de tu pueblo?, precisamente porque la guerra es
un acto sanguinario, violento, y sin razones
verdaderamente buenas para arrebatarle la vida a
alguien más, y cuando al fin logran una victoria,
¿una victoria dije? ¿lo notas?, exterminar una
población, destruir un lugar ¿porqué llamar a eso
victoria?, y aquellos conquistadores se
autoproclaman héroes después de que en sus
manos corre demasiada sangre, sus mentes
terminan perturbadas por los actos que llevan a
cabo y se corrompen.

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- Por ejemplo, ese dios quien fue liberado en este
valle perteneció a un reino celestial, y su pueblo
eran unos seres hermosos llamados ángeles, y
bajo ellos había una especie muy parecida a la
tuya, en fin, este gobernante hizo oídos sordos a
lo que su pueblo demandaba, en su perfección se
mostró consumido por su vanidad, y estalló una
rebelión, aquellos seres intentaron destituirlo de
su cargo, pero él no lo iba a permitir sin dar pelea,
una batalla entre esos seres no es como a la que
la gente del lugar al que perteneciste está
acostumbrada a ver, pues ellos son seres que ni
siquiera ustedes son capaces de ver, todo culminó
en una explosión de proporciones indescriptibles
en la lengua que tu conoces, de la cuál las
primeras víctimas fueron los habitantes de ese
mundo que tenían a sus pies; ellos eran como los
insectos de tu mundo, seres insignificantes, pero
seres vivos que merecían una oportunidad de
vivir, y ser escuchados, esa gran explosión fue

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como cuando tomas un hielo y lo dejas caer, este
se quiebra en mil pedazos, lo mismo pasó en ese
lugar, el cuál era como una habitación iluminada
con miles y miles de velas, y en el centro de ésta
la rebelión llegando a su fin, la explosión fue como
ese hielo que al destruirse en miles de pedazos
cubrió toda la habitación con tormentas de nieve,
apagando todas las estrellas y toda forma de vida
en aquel lugar. Pero los dioses son inmortales e
incluso un evento de ese tipo no seria capaz de
matar a un dios, fue entonces cuando Urom
intervino, decidió que era hora de retirarlo de su
cargo y ponerlo a descansar, quizás un día vuelva
a ser considerado por seres inferiores como el
creador de su realidad. Urom el guardián…
¿Parece un ser realmente poderoso verdad?, pues
él no es más que uno de los seres inferiores de
ese lago que tienes frente a ti Naidel. Ambos
estábamos parados en la entrada de la cabaña, él
sólo se echó a caminar hacía el lago y

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manteniendo el paso se sumergió en lago, ahí iba
el viejo Vhork, di media vuelta y entré otra vez a la
cabaña esa vela jamás se extingue, pero en fin
estamos aquí de nuevo Derra, sólo tu y yo. A
pesar de las cosas, bastante curioso ¿no lo crees?,
mi reino fue aniquilado, mi cuerpo se encuentra
pudriéndose en el calabozo de un manicomio y
volviendo a ser parte del mundo al que pertenece,
mi dignidad destrozada por tus palabras y actos, y
tú, bueno, casi completa pero nuevamente
conmigo, sólo los dos, tu estás para mí y yo estoy
aquí para ti, para pasar todas las eternidades
contigo.

Una noche fría, aquella noche, ¿la recuerdas?, las


estrellas, derramadas en el infinito firmamento
brillaban como no lo habían hecho en un largo
tiempo, el frío invernal teñía todo mi reino y los ya
amarillos prados del valle de Vhork, el invierno al
fin había comenzado a reflejar su presencia, y sin
poder conciliar el sueño si quiera un momento,
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decidí perderme un momento en el eterno tiritar
de aquellos umbrales ancestrales colgados sobre
nosotros, el viento, gélido como pocas veces
acariciaba las secas de los árboles, y su sonido
hipnótico era la melodía de la soledad,
amenizando la noche, amenizando aquella noche
en la que acariciaba mi piel con dolorosos
susurros.

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