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La maldición azul

! Alicia estaba tranquila por fin¡, aunque ya se conocía todo el lugar, los cuartos, el salón azul, el lago
y su habitación, ella era feliz; su vida se basaba en la misma rutina a las 4am se levantaba tomaba
sus pastas mágicas, y volvía a dormir, a las 7 am Freud pasaba a visitarla mientras ella le leía poesía,
y el resto del tiempo corría con intensidad por el salón azul, a continuación, describiré con exactitud
lo que Alicia pensaba de aquel lugar

-El salón azul así lo llamo yo, es un lugar donde no puedo encontrar la paz, pero aun así sigo entre
sus paredes azules, Freud ya está cansado de seguirme, la verdad no lo culpo soy intensa, ese
maldito salón azul no me deja descifrarlo, llevo 19 años en este país y no he podido descifrar el
centro de mando...

Mi charla se ve interrumpida por Freud, mi colega y también el guarda del “país” como le dice Alicia

-doctora, tiene una llamada en su oficina es la madre de Alicia. Acto seguido se retira llevándose a
Alicia.

Yo salgo corriendo a contestar la llamada, ¿sí? Del otro lado me responde una voz dulce diciendo:
doctora Hanna, habla con Lucy la madre de Alicia, ¿quisiera saber cómo se encuentra mi hija?

- Yo quede paralizada, en mi mente soló corría esta pregunta ¿Por qué aparece después de
todos estos años?, de mi boca salió; ella está estable, le haría bien verla, le ayudaría en su
proceso, ¿hola? Nadie respondió, como la última vez había colgado antes de escuchar.

¿Cómo le diría a Alicia que su madre otra vez colgó sin dejar razón?, ¿merecía saberlo?, rápidamente
llame a Freud y le conté lo que había ocurrido, él como siempre tan sabio me dijo que no le hiciera
daño con esa noticia a la pequeña, así que decidí seguir su consejo.

Por su parte Alicia se encontraba escribiendo en su habitación, pero no se podía concentrar, era
difícil procesar lo que escribía, tal vez era un error, pero para ella era la mejor opción, Alicia mi
pequeña se despedida en silencio de tanto sufrimiento, volví nuevamente al salón azul esperándola
para seguir con la entrevista, pero pasados 10 minutos su ausencia me preocupo, así que llame a
Freud para que la fuera a buscar, mientras yo me sentía angustiada por alguna razón que en ese
momento no sabía.

Un grito desgarrador se sintió en el pasillo, era de Freud, no pude levantarme de la silla, tenía miedo
de encontrarme con lo que por años esperé...

- Hanna, amor por favor ven...


- Me levanté como pude y corrí por el pasillo, al frente de la habitación 501, se encontraba mi
esposo, llorando como un pequeño, la escena de la habitación era desgarradora, mi Alicia se
encontraba tirada en el piso, con un cuaderno al lado derecho, en su cama todas las fotos
que por años nos tomamos, y en el pie su manilla de cuarzos no podía despertarla, mi niña
estaba profunda.
- Freud por favor despiértala, necesito que me mire, ¡Alicia despierta por favor!
- Freud me abrazo y me dijo, termino su sufrimiento nuestra niña se fue...

Nunca lo pude entender, aunque yo misma sabía que era una bomba de tiempo, que había pasado
mis limites como profesional, que violé la primera regla de no relacionarme con mis pacientes, mi
pequeña Alicia me cautivo y prometí que iba a cuidar de ella, que la iba a curar, pero falle...
En el cuaderno dejo una carta, pidiendo que entendiéramos que ella ya no podía luchar con sus
demonios, que había sido una gran mamá y que Freud era el papá que nunca tuvo, estaba
agradecida por haber tenido una familia.

Una semana después sin miedo alguno mi esposo y yo tomamos la decisión de irnos con nuestra
Alicia...

Posdata: dejo constancia que mi vida no fue solo un experimento, aunque también cargo con el peso
de que no pude hacer nada por Alicia, por fin estaremos con ella.

Después de dos semanas encontramos los tres cuerpos en el manicomio abandonado de street park,
en la habitación principal estaba la pareja de psiquiatras compuesta por la doctora Hanna Blue, y el
doctor Freud Said, y en la habitación del lado el cuerpo de la pequeña Alicia, desaparecida desde
hace 20 años...

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