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LA EDUCACION DEL NIÑO Y LA VARA EN LA BIBLIA

Proverbios 13:24 " El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; " Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige."

H7626
1) Cayado de pastor, vara de instructor, palo, cetro (Lev_27:32; 2Sa_7:14;
2Sa_23:21; Isa_28:27; Zec_10:11).
2) Tribu (Gen_49:16).

Shébet-de una raíz que no se usa probablemente significa echar ramas; brote, i.e.
(literalmente) vara (para castigar, escribir, luchar, gobernar, andar, etc.) o
(figurativamente) clan: azote, báculo, castigo, cayado, cetro, dardo, familia,
gobernador, látigo, palo, tribu, vara.

H4148
Musár-de H3256; propiamente castigo; figurativamente reprensión, advertencia o
instrucción; también restringir: cadena, castigar, castigo, censura, consejo,
corrección, corregir, disciplina, doctrina, enseñanza, erudición, escarmiento, escarnio,
instrucción, instruir, reconvención, represión.

24. DETIENE EL CASTIGO. -Cf. caps. 19: 18; 22: 15; 23: 13, 14; 29: 15, 17. "La vara" (BJ, NC, VM). Esta vara
representa diferentes clases de disciplina. Cuando un niño es pequeño, el castigo físico adecuado puede proporcionarle
un beneficio deseable. Más tarde, suele producir reacciones indeseables, por lo cual es preferible emplear otras formas
de disciplina.

ABORRECE. -Compárese este uso del verbo "aborrecer" con la manera similar en que lo usó Jesús (Luc. 14: 26). El
sentido tácito de "aborrece" es que se ama menos al niño que a otros u otras cosas. Los que descuidan dar a sus hijos la
debida disciplina colocan su "yo" en primer lugar, y por eso puede decirse que los "aborrecen".

DESDE TEMPRANO. -Modo adverbial que resulta de la traslación de un modismo hebreo que se refiere a la
diligencia con que debe criarse al niño desde muy pequeño. Algunos interpretan que al niño se lo debe disciplinar
desde pequeño. No hay duda de que debe ser así; pero esta idea difícilmente puede derivarse del original hebreo.

Proverbios 19:18 "Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; "Mas no se apresure tu alma para destruirlo."

18. NO SE APRESURE TU ALMA. -Se han dado dos interpretaciones a esta expresión: que los padres no castiguen
con ira a sus hijos, hasta matarlos; que no descuiden el castigo debido, para que el hijo no acabe en la ruina completa.
En Israel el hijo depravado debía llevarse delante de los ancianos para que lo juzgaran, quienes aun podían ordenar su
ejecución si lo estimaban necesario (Deut. 21: 18-21).

El castigo administrado a temprana edad es oportuno; más tarde, cuando el joven se ha arraigado en sus malos
caminos, hay menos esperanza de que se reforme. Con demasiada frecuencia los padres postergan el castigo hasta que
el hijo ya ha adquirido hábitos de comportamiento de los cuales difícilmente puede deshacerse (cf. caps. 13: 24; 23:
13).

Antes de que se afiance la obstinación—Pocos padres comienzan suficientemente temprano a


enseñar la obediencia a sus hijos. Generalmente se permite que el niño tome la delantera en dos o tres años a sus
padres, quienes se abstienen de disciplinarlo, pensando que es demasiado joven para aprender a obedecer. Pero
durante todo ese tiempo el yo se va fortaleciendo en el pequeño ser, y cada día torna más dificil la tarea de los
padres de dominar al niño. Los niños, a una edad muy temprana, pueden comprender lo que es más sencillo y fácil
para ellos, y, mediante métodos juiciosos, puede enseñárseles a obedecer. . . . La madre no debería permitir que
el niño la aventaje ni una sola vez. A fin de mantener su autoridad, no es necesario recurrir a medidas duras; una
mano firme y constante y una bondad que convence al niño de vuestro amor cumplirán este propósito.
Pero si se permite que el egoísmo, la ira y la obstinación se posesionen del niño durante los tres primeros años de
su vida, resultará muy difícil someterlo a una disciplina conveniente. Su genio se ha tornado displicente; se
complace en hacer su propia voluntad; el control paternal le resulta desagradable. Estas tendencias negativas se
desarrollan con el crecimiento del niño, hasta que, en la adultez, el egoísmo supremo y la falta de dominio propio
lo colocan a merced de los males desenfrenados de nuestra sociedad.—Pacific Health Journal, abril de 1890. {CN
76.6}

Nunca debe permitírseles que manifiesten falta de respeto hacia sus padres. Nunca la terquedad se debe dejar sin
reprensión. El futuro bienestar del niño requiere una disciplina bondadosa, amante, pero firme.—Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos, 86. {CN 77.1

PROVERBIOS 22:15 " La necedad está ligada en el corazón del muchacho; "Mas la vara de la corrección la alejará de
él."

15. NECEDAD. -Los resultados de la herencia en la mente de los niñitos se manifiestan tantas veces en descarríos y
maldades, que la necedad parecería ser parte esencial de la niñez. Usando juiciosamente la corrección y la instrucción,
los padres deben tratar de vencer el mal que ellos mismos han legado a sus hijos (caps. 19: 18; 23: 13; 29: 15).

Proverbios 23:13 "No rehúses corregir al muchacho;"Porque si lo castigas con vara, no morirá."
14 "Lo castigarás con vara,"Y librarás su alma del Seol."

13. No rehuses corregir. -Una de las debilidades humanas es la tendencia a postergar la corrección de los malos
hábitos de los niños hasta que tales costumbres se tornan molestas para los padres. En sus primeras etapas, ese
comportamiento con frecuencia es objeto de risa y comentarios, que se hacen a veces en presencia de los niños. De ese
modo pasa el tiempo cuando fácilmente se podrían corregir, y se va moldeando un carácter deformado (caps. 13: 24;
19: 18).

14. Librarás su alma. -Se le salva la vida inculcándole esos buenos hábitos de obediencia que producen longevidad
(Exo. 20: 12). Seol, Heb. she'ol, aquí representa la muerte (ver com. Prov. 15: 11).

Proverbios 29:15 " La vara y la corrección dan sabiduría;"Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre." 17
"Corrige a tu hijo, y te dará descanso,"Y dará alegría a tu alma."

15. La vara y la corrección. -Cuando se emplean juiciosamente estos dos instrumentos, se produce un buen
resultado; si se los descuida o usa demasiado, sobreviene el fracaso (caps. 10: 13; 13: 24; 23: 13).

17. Te dará descanso. -El hijo que es debidamente disciplinado no causará a sus padres las interminables
preocupaciones que proporciona el hijo malcriado. En vez de angustia, los padres sienten profundo gozo y satisfacción
al ver que su hijo toma decisiones correctas.

E.G.W.-

“Se requieren habilidad y paciente esfuerzo para modelar a los jóvenes en la forma correcta. Especialmente, los niños
que han venido al mundo cargados con una herencia de mal, como resultado directo de los pecados de sus padres,
necesitan muchísimo la más cuidadosa cultura para desarrollar y fortalecer sus facultades morales e intelectuales.

Y la responsabilidad de los padres es ciertamente difícil. Han de restringirse cuidadosamente las malas tendencias y
deben reprocharse tiernamente; ha de estimularse la mente en favor de lo correcto. Debiera animarse al niño para
que logre gobernarse a sí mismo. Y esto ha de hacerse juiciosamente, pues podría frustrarse el propósito deseado
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 138)

Instruid pacientemente a los niños—Desde su misma infancia, el Señor quiere que el corazón de los niños le sea
dado para su servicio. Mientras son demasiado jóvenes para razonar, llamadles la atención de la mejor manera
que podáis; cuando sean mayores, enseñadles por precepto y ejemplo que no podéis tolerar sus deseos
erróneos. {CN 228.3}
Instruidlos pacientemente. A veces tendrán que ser castigados, pero nunca lo hagáis en una forma que sientan que
los habéis castigado con ira. Al hacerlo, sólo provocaréis un mal mayor. Podrían evitarse muchas diferencias
lamentables en el círculo familiar si los padres obedecieran el consejo del Señor en la educación de sus niños.—
Manuscrito 23, 1909. {CN 228.4}

Nunca corrijáis con ira—Debéis corregir a vuestros niños con amor. No permitáis que hagan lo que les plazca hasta
que os enojéis, y entonces los castiguéis. Una corrección tal sólo ayuda al mal en vez de corregirlo.—The Review
and Herald, 19 de septiembre de 1854. {CN 229.3}

Manifestar ira hacia un niño que se equivoca, es aumentar el mal. Eso despierta las peores pasiones en el niño y lo
induce a creer que no os preocupáis por él. Razona consigo mismo que no podríais tratarlo así si os interesara. {CN
229.4}

¿Y pensáis que Dios no sabe la forma en que son corregidos esos niños? Sabe, y sabe también lo que podrían ser
los benditos resultados si la obra de corrección se hiciera en una forma que conquistara en vez de repeler. . . . {CN
229.5}

Os suplico, no corrijáis a vuestros niños con ira. Ese es el tiempo por excelencia cuando debéis actuar con
humildad, paciencia y oración. Entonces es cuando debéis arrodillaros con los niños y pedir el perdón del Señor.
Procurad ganarlos para Cristo manifestándoles bondad y amor, y veréis que un poder mayor que el de la tierra
está cooperando en vuestros esfuerzos.—Manuscrito 53, 1912. {CN 229.6}

Cuando estéis obligados a corregir a un niño, no elevéis el tono de la voz. . . .No perdáis vuestro dominio propio. El
padre que da rienda suelta a su ira cuando corrige a un niño, comete más falta que éste.—The Signs of the Times,
17 de febrero de 1904. {CN 230.1

Alabad siempre que sea posible—Alabad a los niños cuando se portan bien, pues una alabanza juiciosa les es tan
útil a ellos como lo es para los que son maduros en años y entendimiento. Nunca seáis intratables en el santuario
del hogar. Sed bondadosos y tiernos de corazón, mostrando la amabilidad cristiana, agradeciendo y alabando a
vuestros hijos por la ayuda que os dan.—Manuscrito 14, 1905. {CN 243.5}

Sed agradables. Nunca vociferéis ni habléis con ira. Al disciplinar y refrenar a vuestros hijos, sed firmes pero
también bondadosos. Animadlos para que cumplan con su deber como miembros de la sociedad familiar. Expresad
vuestro aprecio por los esfuerzos que despliegan para refrenar su inclinación a hacer lo malo.—Manuscrito 22,
1904. {CN 244.1}

Sed justamente lo que queréis que sean vuestros hijos cuando tengan a cargo su propia familia. Hablad como
quisierais que ellos hablaran.—Manuscrito 42, 1903. {CN 244.2

Reprochad, pero con afectuosa ternura—No hay duda de que encontraréis faltas y
descarríos en vuestros hijos. Algunos padres os dirán que ellos hablan con sus hijos y los
castigan, pero que no ven que eso les haga verdadero bien. Tales padres sigan nuevos métodos.
Mezclen la bondad y el afecto y el amor en el gobierno de su familia, y sin embargo sean tan
firmes como una roca en los principios correctos.—Manuscrito 38, 1895. {CN 246.2}
Los que tratan con los jóvenes no debieran ser de corazón duro, sino afectuosos, tiernos,
compasivos, corteses, atrayentes, sociables. Sin embargo, debieran saber que se debe
reprochar, y que se debe reprochar firmemente para cortar de raíz algún mal proceder.—
Manuscrito 68, 1897. {CN 246.3}

Se me ha instruido que diga a los padres: Elevad las normas del comportamiento en vuestro
propio hogar. Enseñad a vuestros hijos que obedezcan. Dirigidlos con la influencia combinada
del afecto y una autoridad como la de Cristo. Sean vuestras vidas de tal naturaleza que se os
puedan aplicar las palabras de alabanza referentes a Cornelio, de quien se dice que era
“temeroso de Dios con toda su casa”.—The Review and Herald, 21 de abril de 1904. {CN 246.4

La madre no debiera permitir que su niño ganara terreno sobre ella ni una sola vez. Y, a
fin de mantener esta autoridad, no es necesario recurrir a medídas ásperas. Una mano
firme y constante y la bondad que convence al niño de vuestro amor realizarán el
propósito.—Pacific Health Journal, abril de 1890. {CN 265.4}

Dos caminos y su fin—Hay dos formas de tratar a los niños: completamente diferentes
en su principio y resultados. La fidelidad y el amor, unidos con la sabiduría y la firmeza, de
acuerdo con las enseñanzas de la Palabra de Dios, proporcionarán felicidad en esta vida y en la
venidera. El descuido del deber, la complacencia necia, la negligencia al restringir o corregir las
necedades de la juventud, darán como resultado la desgracia y la ruina final de los hijos, y el
desengaño y angustia de los padres.—The Review and Herald, 30 de agosto de 1881. {CN 241.1}

El amor tiene un hermano gemelo que es el deber. El amor y el deber se encuentran lado
a lado. El amor puesto en ejercicio mientras se descuida el deber, hará a los hijos testarudos,
voluntariosos, perversos, egoístas y desobedientes. Si se emplea el severo deber solo, sin que el
amor lo suavice y domine, tendrá un resultado similar. El deber y el amor deben fusionarse a
fin de que los niños sean debidamente disciplinados.—Joyas de los Testimonios 1:325. {CN
241.2}

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