que había sido propiedad hasta aquel momento.
Bakhita
Don que cambia la vida
de quien lo recibe
“Quien tiene esperanza ha de vivir de otra manera”
Joseph Ratzinger, (1927-) Alemán, teólogo, Papa Benedicto XVI
¿Qué es?
La esperanza es la virtud teologal por la que deseamos y esperamos de
Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas
de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo
para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.
ESENCIA DE LA VIRTUD: La esperanza en la vida
eterna, es decir de una vida en plena comunión
con Dios como nuestra suprema felicidad, nos
anima y sostiene en las dificultades de esta
vida. El deseo de la vida eterna, nos ayuda a
aprovechar y vivir con mayor sentido nuestra
vida terrena.
VICIO OPUESTO: La desesperanza, es cuando
se ha desvanecido la esperanza, viviendo sin
sentido trascendental en la vida. Sin un por qué
ni un para qué, que lleva a la tristeza y pesadez
del alma.
Cómo se reconoce:
Cuando le buscamos un sentido trascendente
a todo lo que hacemos y no vivimos la vida con
inercia. Se vive en los momentos difíciles o de
frustración cuando ya no cabe esperar nada de las
situaciones humanas o históricas, se tiene la esperanza-
certeza de que nuestra vida personal y la historia en su
conjunto están custodiadas por el poder indestructible
del Amor por el que podemos encontrar un sentido en
esa dificultad. Solo una esperanza así puede darnos
ánimo para actuar y continuar tanto en los momentos
buenos como en los malos, es la gran esperanza fundada
en las promesas de Dios.
Cómo se practica:
Cuando en los momentos de dificultad nos abandonamos
con fe y esperanza en que Dios buscará el mayor bien
para nosotros y los que nos rodean. Cuando rezamos y
ponemos en manos de la providencia divina toda nuestra
vida y proyectos, con la esperanza en las promesas que
Dios nos ha hecho en la creación, en los profetas y en
Jesús. Cuando recordamos que nuestra vida no termina
en esta tierra sino que tiene un destino eterno junto a
Dios, y eso nos anima a buscar el bien y la verdad.
¿En qué consiste?
Consiste en que el hombre solo es redimido por el amor
y sabiéndose redimido surge la esperanza. Eso es válido
incluso en el ámbito puramente intramundano. Cuando
uno experimenta un gran amor en su vida, experimenta
un momento de « redención» que da un nuevo sentido a
su existencia. Pero muy pronto se da cuenta también de
que ese amor no soluciona el problema de su vida pues
es un amor que puede ser destruido por la muerte. El
ser humano necesita un amor incondicionado que sea
fiel y que no pueda abandonarle, el único que nos pude
ofrecer este amor es Jesucristo, y por eso decimos que
nos ha redimido. Quien no conoce a Dios, aunque tenga
múltiples esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin
la gran esperanza que sostiene toda la vida. La verdadera
esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las
desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha
amado y que nos sigue amando «hasta el extremo».
Personajes
ejemplares
Josefina Bakhita (1869-1947)
Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la
fecha exacta– en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años
fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y
vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó
como esclava al servicio de la madre y la mujer de un
general, donde cada día era azotada hasta sangrar;
como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices
para el resto de su vida. Por fin, en 1882 fue comprada
por un mercader italiano para el cónsul italiano Callisto
Legnani. Aquí, después de los terribles « dueños » de los
llegó a conocer un «dueño» totalmente diferente –que
llamó «paron» en el dialecto veneciano que significaba–,
al Dios vivo, el Dios de Jesucristo. Hasta aquel momento
sólo había conocido dueños que la despreciaban y
maltrataban. Ahora, por el contrario, oía decir que había
un «Paron» por encima de todos los dueños, el Señor de
todos los señores, y que este Señor es bueno, la bondad
en persona. Se enteró de que este Señor también la
conocía, que la había creado también a ella; más aún,
que la quería. También ella era amada, y precisamente
por el «Paron» supremo, ante el cual todos los demás
no son más que míseros siervos. Ella era conocida y
amada, y era esperada. Incluso más: este Dueño había
afrontado personalmente el destino de ser maltratado
y ahora la esperaba « a la derecha de Dios Padre ». En
este momento tuvo «esperanza»; no sólo la pequeña
esperanza de encontrar dueños menos crueles, sino la
gran esperanza: yo soy definitivamente amada, suceda lo
que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida
es hermosa. A través del conocimiento de esta esperanza
ella fue «redimida», ya no se sentía esclava, sino hija
libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir cuando
recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin
esperanza y sin Dios; sin esperanza porque estaban sin
Dios. Así, cuando se quiso devolverla a Sudán, Bakhita se
negó; no estaba dispuesta a que la separaran de nuevo
de su «Paron». El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo,
la Confirmación y la primera Comunión de manos del
Patriarca de Venecia. El 8 de diciembre de 1896 hizo los
votos en Verona, en la Congregación de las hermanas
Canosianas.
Autoevaluación
¿Tengo esperanza? ¿Me aseguro de aumentar mi fe para
tener esperanza y vivir con esperanza a fin de no tener
una vida llena de desesperanzas?
¿Alcanzo a ver la relación entre esperanza y fe? ¿Qué
ocurre con el hombre que vive sin ninguna esperanza?
A la luz del evangelio…
”Pedid y se os dará…”
Abandono en las manos de la providencia (San Mateo 6,
25-34)