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Cinco Soles Falsos
Cinco Soles Falsos
Código: 20144286
E-mail: a20144286@pucp.pe
CINCO SOLES FALSOS
A las 6:30 am en el paradero con nombre “El Medio” llegan los buses que
recorren la mayor parte de la ciudad. Los buses son de color morado con
franjas blancas. Las personas hacen colas para subirse a ellos; entre las
personas se encuentra un niño de diez años aproximadamente. Este niño
mientras hace la cola compra su desayuno que es vendido por una señora
que ofrece Emoliente con pan por toda la fila. La señora que vende el
desayuno tiene treinta y cinco años, se gana la vida trabajando en el
Restaurante como mesera y en las mañanas preparando desayuno en “El
Medio”.
El bus está a punto de salir pero el niño sube antes de que el bus parta.
Encuentra un asiento y se dispone a sentarse. Después de unos minutos,
el cobrador pasa por los asientos de los pasajeros. El niño le da un sol, el
cobrador lo recibe, lo mira y se guarda a su bolsillo. En el siguiente
paradero el niño se baja, 6:58 am.
Niño: No.
Profesora: Sin embargo esa señora no está presente. Te vas a quedar sin
recreo, ya colmaste mi paciencia, Meneses.
Niño: (Casi llorando y con mucha frustración) Señorita no sea injusta, por
culpa de esa vieja no me compré mi almuerzo.
Aníbal (el niño) camina hacia ese lugar. Cuando ingresa intenta calmarse
pero es imposible, se siente muy mal por la injusticia de su profesora.
Dentro del cuarto oscuro, que en verdad es un enorme armario verde de
madera, apolillado y bastante desgastado, hay un asiento sucio pero él
prefiere no sentarse y trata de ver la forma en cómo irse. Entra un poco de
luz por una rendija del armario, desde ahí él ve la calle y la estación de
buses “El Medio”.
Niño: (Refunfuñando) Maldita sea la hora que insulté a esa vieja del
Emoliente que todavía me trataba como a un hijo la muy estafadora. En
verdad me daba mucha cólera que por su culpa me quedé sin almuerzo y
para colmo ahora me quedo sin recreo y sin clase (Triste) Lo peor es que
esos diez soles me los gané ayudando a mi papá en su Tallercito ya que
siempre hemos estado los dos solos para todo y nadie nos ha ayudado
nunca ¡Maldición!... ¿Qué hago? ¿Cómo rayos puedo salir de acá?...
(Busca en su bolsillo una navaja o algo para poder romper la madera y
escaparse) ¡Diablos! Para colmo no tengo cómo escapar de acá. Ni
almuerzo, ni libertad, ni nada… ¿cómo puedo hacer para irme? (Con sus
uñitas va buscando agrandar el pequeño huequito por donde entra la luz,
quizá por ahí pueda hacer señas y conseguir ayuda externa)
Niño: Nada, señorita Clara… son mis dientes que están rechinando.
Niño: (Dándose cuenta en sus bolsillos) ¿Los cinco soles?... ¿Dónde los
puse? ¡Rayos! Los tenía que dejar en mi cartuchera. Qué salado que soy.
Profesora: No… pero ya fue suficiente, Anibal. Tampoco voy a ser tan
inhumana de castigarte sabiendo que han estafado a un niño inocente…
El niño se sienta con el sobre entre sus manos, lo abre y descubre algo que
no imaginaba jamás.
Aníbal, qué grande que estás… sé que te debe sorprender mucho el haber
recibido cinco soles falsos hoy día, pero la emoción de volverte a ver me
hizo darte la moneda equivocada. Te seguí hasta que entraste a tu colegio
y quise saludarte y decirte que siempre estuve aquí, que si me fui lo hice
por un futuro mejor, pero ahora que regresé todo ha cambiado y quizá ni
me reconozcas. Espero que estés bien, sé que tu papá te cuida mucho,
imagino que ambos deben estar muy felices juntos, no tienes idea de
cuánto los he extrañado y cómo me hubiera encantado estar en cada
momento a tu lado compartiendo tus primeros pasos, tus primeras
palabras y la primera vez que se te cayó tu dientecito. Perdóname por
escribirte esta carta, pero tenía que hacerlo ahora mismo, no pude con mi
culpa y peor aún con mi equivocación de no haberte podido dar bien tu
vuelto, por eso te mandé esta carta, para decirte por qué tienes cinco soles
falsos y para no seguir perjudicándote más de lo que ya he hecho y en
este sobre te envío veinte soles que sé que no repararán nada, pero por lo
menos te saciarán el almuerzo de hoy y el pasaje de regreso a casa. Te
amo con toda mi alma, hijo mío, jamás me cansaré de pedirte disculpas.
Niño: Profesora… ¿la señora que le dio este sobre con dinero ya se fue?