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Profesorado de Educación Especial con orientación en Discapacidad Intelectual – Sordos e

Hipoacúsicos. 1er Año.

Ficha de Lectura

LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA Y LITERATURA EN LA ESCUELA

FUNDAMENTOS

Nivel inicial
Campo de Experiencias para la comunicación. (Lengua oral y aproximación a la Lengua escrita y
a la literatura) .
Fundamentación. El lenguaje colabora en la configuración de todos los aspectos de la vida
humana, es un medio insustituible de comunicación que posibilita las relaciones entre las personas.
Su importancia en la formación de una comunidad es esencial, ya que contribuye a estructurarla,
acompaña su historia y forma parte de su identidad; es el lugar de encuentro entre el hombre y
aquello que quiere significar dado que la actividad comunicativa se funda en la producción y
comprensión de significados en una determinada situación comunicativa, de allí que tenga
propósitos determinados y destinatarios reales.
No sólo somos usuarios de un lenguaje sino que participamos activamente en su creación y
recreación, actividad que consiste en producir y comprender significados mediante el lenguaje, en
un tiempo y en un espacio, en una determinada comunidad.
A partir de experiencias personales relacionadas con hábitos, costumbres, modos de pensar,
hablar y actuar propios de la comunidad a la que pertenecen, los niños aprenden a usar el lenguaje
para pedir lo que necesitan, para preguntar algo que quieren saber, para jugar, para expresar sus
sentimientos y deseos.
El conocimiento de las variedades lingüísticas, que se hacen evidentes en el Jardín de
Infantes acercan a los niños a las características culturales propias a cada hogar. Desde el principio
los alumnos deben respetar lo distinto, y comprender y valorar la diversidad.
El docente debe brindar oportunidades para la familiarización con la lengua “estándar”. Los
niños tienen la potencialidad de desarrollar las habilidades lingüísticas que le permiten expresar
sentimientos, contar cosas que le pasaron, pedir cosas que necesitan, preguntar, y las habilidades
cognitivas que le permiten comprender lo que sucede, las nuevas situaciones, conversar sobre
hechos ocurridos, establecer relaciones para la solución de un problema, todas ellas necesarias
para comprender el mundo y participar en él como miembro de la sociedad.
Estas habilidades se adquieren a través de la diversidad de situaciones y experiencias, y de
la interacción con otras personas que les hablan, juegan con ellos, y les muestran otras formas de
participar en situaciones cotidianas. Entre las situaciones de uso del lenguaje que se brinden se
deberá considerar el contacto cotidiano con la literatura. Ésta, tiene un lugar de privilegio en la vida
del niño por el goce estético, cultural y lúdico que le brinda, permitiéndole desarrollar y ampliar su
mundo simbólico.

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El acceso a la misma como bien cultural permite la construcción de mundos posibles a través
del lenguaje, otra manera de reconstruir la realidad, propiciando la creatividad y un contacto lúdico
y creativo con la lengua.
La interacción con el texto literario, en forma de narración oral, de cuentos leídos, de poemas
escuchados y aprendidos fomenta el conocimiento y la imaginación a través de la emoción.
El docente debe ofrecer abundantes y variadas oportunidades de acceso a situaciones de
uso de la lengua oral y a experiencias con la lectura y la escritura. Ello será en contextos
significativos y situaciones reales de uso. Debe brindar materiales escritos apropiados y atractivos,
haciendo evidente los propósitos de determinados textos, donde se les hace partícipe de diversas
situaciones de comunicación con los demás, incluyendo materiales digitales y prácticas en
computadora a través de software.
La lengua escrita posee valor social y cultural que posibilita el conocimiento de la cultura y
el mundo en que vivimos, resiste el paso del tiempo, permitiendo la comunicación a distancia,
posibilita la reflexión y la conservación de las diferentes expresiones culturales de una comunidad.
El docente debe poner en contacto a los niños con diferentes tipos de textos no literarios
orales y escritos adecuándolos progresivamente a cada contexto, que le permitan reconocer las
características y los diferentes propósitos comunicativos. Ofrecer al alumno experiencias
tempranas en alfabetización tiene relación directa con los resultados que se alcanzarán en
posteriores etapas educativas. El docente debe ofrecer experiencias que permitan a los alumnos
con el tiempo aprender a leer y a escribir, proporcionando las primeras expectativas y suposiciones
sobre estos.
La Alfabetización en la Educación Inicial implica orientar la tarea hacia la iniciación del niño
en los procesos de lectura y escritura, esto no significa que los alumnos lleguen a la escuela
primaria sabiendo leer y escribir. Al tratarse de procesos graduales y con características diferentes
para cada niño, no hay un momento puntual en que se adquieren estas habilidades.
Es fundamental que den sus primeros pasos hacia el aprendizaje de la lectura y la escritura,
comenzando a adquirir la comprensión básica acerca de qué es Leer y para qué sirve y qué es
Escribir y para qué sirve, mucho antes de que puedan leer y escribir convencionalmente. Teniendo
en cuenta las posibilidades reales de cada alumno, estableciendo un equilibrio entre las habilidades
a desarrollar y el momento en que se encuentra dentro de su proceso evolutivo.
El proceso de alfabetización se realiza en el marco de experiencias comunicativas que
comprende tanto el desarrollo de la lengua oral en tanto hablar y escuchar, como de la lengua
escrita leer y escribir.
La alfabetización es un proceso que se inicia antes del ingreso de los niños al sistema
educativo, en la familia, y que se extiende a lo largo de toda la primera unidad pedagógica de la
educación primaria. En el Jardín de Infantes se deben brindar prácticas alfabetizadoras que
acerquen al niño al mundo de la cultura oral y escrita, el docente es promotor del inicio del proceso
de alfabetización, a través de un ambiente alfabetizador que brinde la posibilidad de interactuar con
un conjunto de prácticas sociales que se organizan alrededor de lo escrito, ofreciendo un espacio
en donde el éste y los niños ejerzan las prácticas de lectura y escritura en su sentido social.

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Nivel Primario
Área: Lengua
El ser humano, que nace dotado de la facultad del lenguaje, adquiere (al estar inmerso en
un grupo social) la lengua de su entorno, desarrollando de esta manera y a partir de su nacimiento,
la lengua materna.
Tanto la lengua oral como la lengua escrita son sistemas lingüísticos particulares de cada
comunidad y cultura, que hacen posible la comunicación entendida como práctica social,
interacción en la que se ponen en juego intereses, opiniones, actitudes y puntos de vista, o sea,
modos de decir y de ver el mundo.
En la actualidad se entiende a la lengua como actividad discursiva puesto que los seres
humanos usan textos tanto orales como escritos para comunicarse socialmente en situaciones muy
variadas y cambiantes. Éstas restringen a los participantes puesto que los condicionan para que
decidan el contenido de lo que quieren enunciar, el estilo, registro, tono y la jerarquía de las ideas
que desean emitir.
La ley de Educación 26.206 postula como objetivo fundamental la necesidad de
oportunidades equitativas a todos/as los/as niños/as para el aprendizaje de saberes significativos
en los diversos campos del conocimiento, en especial la lengua y la comunicación ya que se
entiende que el desarrollo y apropiación de las habilidades comunicativas en los niños son
necesarias y prioritarias para que se desenvuelvan de manera competente en el entorno social. Por
su parte, la Ley de Educación Provincial 3.305 reitera este concepto en el Artículo 41 perteneciente
al Capítulo 3 de la Educación Primaria.
Es responsabilidad principal de la Escuela lograr que todos los alumnos comprendan la
utilidad y las diferentes funciones de la lengua, tanto oral como escrita, ”el poder que otorga el uso
adecuado de la lengua” (Jolibert, 1995, p.p.) y el placer que produce tanto la comprensión de la
lectura como la producción de textos. Asimismo, es propósito de la misma colaborar en la
construcción de una representación positiva de la interacción de cada niño con el lenguaje.
La Escuela Primaria se propone el desarrollo de las competencias comunicativas de los
niños, y es ella el lugar privilegiado (y muchas veces el único) donde continúan adquiriendo y
desarrollando estrategias mediante la participación en situaciones en las que enuncian opiniones y
escuchan a otros, donde también irán aprendiendo a leer textos variados mediante diferentes
modos de lectura, escuchando leer y leyendo por sí mismos con diferentes alcances y propuestas,
aprendiendo a escribir múltiples textos, con destinatarios reales y en situaciones muy diversas de
comunicación.
La lengua oral aparece en la actualidad en la escolaridad primaria de dos maneras que es
necesario separar: por un lado, como medio de comunicación en las interacciones diarias (en todas
las áreas de conocimiento); por otro, como objeto de enseñanza.

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El desafío ha sido (y continúa siendo) constituirla como objeto de enseñanza, a partir de un


análisis de los usos y las formas de la comunicación oral que permita un programa de enseñanza
sistematizado y adecuadamente secuenciado.
Cabe destacar que la lengua oral es una lengua diferente de la escrita, con reglas propias y
que se usa en contextos alternativos. A diferencia de la escritura, su aprendizaje inicial es
extraescolar: la mayoría de los niños llegan a la escuela con un dominio de la lengua oral de su
entorno (pueden, salvo algunas excepciones, interactuar oralmente en ciertos contextos y manejar
algunas de las normas que rigen su uso). Este saber, sin embargo, es fragmentado y será labor de
la escuela (en un trabajo que dé espacio y valore las variedades propias de cada entorno familiar)
mejorar la competencia que los alumnos traen a fin de que puedan adquirir y desarrollar los recursos
y las estrategias lingüísticas propias de los géneros más formales de la oralidad (que no se
aprenden espontáneamente).
Llevando adelante lecturas y escrituras que constituyen prácticas sociales que tienen
sentido, con el acompañamiento docente, los alumnos descubren que pueden comprender y
producir significados para expresar ideas, sentimientos, comunicar y profundizar conocimientos,
ser más libres para decidir y crear; puesto que la lengua se desarrolla y se usa en relación social y
requiere hacer uso de habilidades cognitivas mediante prácticas de oralidad, lectura y escritura
para mejorar su competencia comunicativa.
La lengua constituye un área espesa porque atraviesa a todas las demás áreas, pero a su
vez tiene entidad propia porque se organiza a partir de reglas y características que son particulares.
El ser humano lee con variados propósitos: para disfrutar de una obra, para aprender más
sobre un determinado tema, para buscar información en una guía, para disentir, compartir puntos
de vista y para una inmensidad de situaciones que la vida plantea; de igual manera sucede con la
escritura, no se escribe el mismo tipo de texto y del mismo modo si se quiere solicitar permiso que
si se necesita listar las actividades personales en una agenda o informar sobre lo aprendido.
La lengua escrita es un sistema complejo y no un código de transcripción de la lengua oral.
Hablar de sistema complejo implica pensar en reglas de organización, de combinatoria y de
utilización que se adecuan a circunstancias en las que no es posible utilizar la lengua oral. Es
compromiso de la Escuela que cada alumno internalice el sistema de escritura y desarrolle
estrategias de lectura y escritura autónoma en situaciones que permitan reflexionar sobre la lengua
(sistema, normas, uso) y los textos, a través de propuestas sostenidas a lo largo de la escolaridad.
La alfabetización inicial, que se desarrolla a lo largo de los tres años de la 1° Unidad
Pedagógica, debe asegurar a los alumnos un entorno que cuente con materiales gráficos variados
y abundantes, una nutrida biblioteca, y en el que los alumnos participen de situaciones de lectura y
escritura de textos completos de manera frecuente, en situaciones reales, comprendiendo que la
escritura es lenguaje y, en forma paulatina, cómo se hace para leer y escribir cada vez mejor.
Por otra parte, la Escuela tiene la función intrínseca de poner en valor el lenguaje literario y
ampliar los horizontes culturales de los alumnos, como así también hacer conocer y promover la
cultura oral y escrita que nos nombra, que da forma e identifica a esta cultura.
En los contextos actuales, los avances tecnológicos demandan usuarios con un alto dominio
de la lengua escrita y de habilidades cada vez más complejas de lectura y escritura, puesto que no
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sólo permiten interactuar con nuevos formatos de texto (que ya no son lineales, dado que presentan
hiper-enlaces e hiper-media, requiriendo nuevos procesos de pensamiento) sino que también
proponen nuevos objetivos, motivaciones y nuevas actividades al lector. Asimismo, internet amplía
e influye en el contexto sociocultural en el cual el lector lee, brindando oportunidades para colaborar
compartiendo y respondiendo a información entre continentes, culturas, idiomas.
El acceso inmediato a diversidad de puntos de vista demanda lectores más críticos, una
capacidad superior de contextualización, ya que los portadores y paratextos “convencionales” se
han modificado. Atento a lo expuesto, la propuesta de enseñanza en el Área deberá sistematizar el
abordaje de estrategias adecuadas y específicas a lo largo de toda la escolaridad. Se constituye,
así, la Escuela primaria como garante de la formación de ciudadanos críticos, reflexivos, autónomos
y usuarios competentes del lenguaje, que sean aficionados y desarrollen hábitos de lectura y
escritura; es decir, sujetos capaces de leer entre líneas, tomar posturas frente a los textos que leen
y escribir diversidad de textos ajustándose a la situación comunicativa que los convoque, entre
otras cosas.

Nivel secundario
Área: Lengua y Literatura

En la enseñanza de Lengua y literatura coexisten aportes de diferentes ciencias del lenguaje


tales como sociolingüística, psicolingüística, pragmática, lingüística, semiótica, teoría literaria,
teoría de la comunicación, lingüística del texto y otras. Estos aportes que forman parte de las
prácticas áulicas, varían de acuerdo con la formación del docente y las decisiones que él mismo
toma respecto a qué enseñar y cómo hacerlo. De manera general, y a modo de reflexión, podemos
afirmar que el denominado enfoque comunicativo, del cual parten las situaciones de enseñanza de
la lengua en los últimos años, ha tenido diversas interpretaciones, algunas acertadas y otras no
tanto, otorgándole al texto un papel fundamental y relegando otros aspectos como la gramática, la
sintaxis e incluso la literatura, a un segundo plano. La necesidad de abordar el amplio abanico de
clases textuales promoviendo el desempeño competente de los/las estudiantes, en distintas
situaciones comunicativas, dejando a un lado los niveles inferiores del texto: la oración, la frase, la
palabra, no ha permitido reconocer el valor que los mismos tienen en la formación de usuarios más
capaces, lectores suspicaces y potenciales escritores.
La enseñanza de Lengua y literatura en el marco de la Educación Secundaria parte de
considerar el lenguaje desde sus funciones principales: integrar la estructura social y la identidad
de la comunidad, ser el vehículo para obtener y comunicar información, crear mundos ficcionales y
explorar lo estético, incluso expresar nuestra propia representación del mundo; siendo de esta
manera un elemento imprescindible para vivir en sociedad. Una sociedad en constante cambio
requiere de un individuo dispuesto y preparado para enfrentarse a las nuevas formas de producción,
circulación y consumo de los discursos, atendiendo al avance de las nuevas tecnologías de la
información y de la comunicación, a formatos emergentes y a diversos soportes.
En este contexto se hace necesario destacar la estrecha relación que existe entre lengua y
pensamiento. La identificación de una lengua como constituyente del propio sujeto, de su identidad,
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posibilita la planificación de acciones, la organización de ideas, la expresión de sentimientos, entre


otros procedimientos que favorecen la reflexión sobre la propia realidad, permitiendo al individuo
formar una concepción de sí mismo y del mundo que lo rodea. La escuela en tal sentido, debe
brindar a los/las estudiantes distintas experiencias de aprendizaje lingüístico que les permitan
convertir su pensamiento en objeto de análisis, para poder contrastar sus interpretaciones con las
de otros sujetos.
Por otra parte, el estudio del lenguaje como práctica social compleja, debe abordar no sólo
los hechos lingüísticos aislados sino también las realizaciones concretas de los mismos,
considerando las condiciones de producción y de recepción, las relaciones que se van
construyendo entre los participantes del acto comunicativo y las intencionalidades que se ponen en
juego durante el mismo.
A ello se suma el proceso de reflexión acerca de los hechos del lenguaje que amplían el
universo cultural del individuo y potencia las competencias de los/las estudiantes como
participantes activos para producir y comprender diversos y complejos discursos.
Esta participación activa como ser cultural permite también valorar la literatura como una
manifestación artística, al igual que otros lenguajes como la danza, la música y las artes visuales.
El lenguaje literario brinda la posibilidad de conocer distintos autores y épocas e interpretar una
serie de infinitos e inacabados discursos ficcionales en los que se entretejen diversos saberes y
códigos que encuentran sentido de acuerdo con la interpretación de cada lector.
Leer textos literarios exige poner en práctica capacidades específicas, entendiendo que la
literatura ofrece otra manera de reconstruir la realidad, de gozar estéticamente de ella, de explorar
los puntos de vista propios y alternativos. Además, hace propicia la participación en prácticas de
escritura que ponen en juego la creatividad, y la incorporación de recursos propios del discurso
literario y del género elegido.
Formar a los/as estudiantes como ciudadanos, en una sociedad que evidencia el avance de
las tecnologías de la información y de la comunicación, implica entender estas herramientas como
potenciadoras de las situaciones de enseñanza y de aprendizaje, donde los participantes son
protagonistas activos, explorando variadas formas de abordar los contenidos, acorde a los
discursos actuales.
En tal sentido, enseñar a leer, a comprender y a producir textos diversos en distintos
contextos, con variadas intenciones, con diferentes destinatarios y en diferentes soportes,
atendiendo no sólo a las prácticas del lenguaje en sí mismas, sino también a la reflexión
metalingüística inherente a dichas prácticas, es hoy una forma de contribuir desde el mundo de la
educación, a la adquisición y al desarrollo de la competencia comunicativa de los/las estudiantes.

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