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Fundación Católica Universitaria Lumen Gentium

Facultad de Educación – Dpto. de Lenguajes


Área de Lengua Materna
Asignatura: Producción de Textos Académicos
Profesor: Diego Fernando Pardo Bergamín
Correo electrónico: dieferpar@hotmail.com

CLASE No. 2 - 3

1. Socialización de actividad sobre “las corridas de toros”

2. Dos textos adicionales sobre nuestro tema de escritura.


Me gustan los toros
De toros y argumentos
Objetivo: finalizar el proceso de consulta sobre el tema, completando así 4 textos.

Ahora pasarás a leer dos textos, cada uno de ellos situado, al igual que los textos de
Antonio Caballero y Daniel Samper, en orillas opuestas sobre las corridas de toros.
Empezaremos por el de Fabio Humar, pero antes de empezar la lectura, resuelve los
siguientes interrogantes:

 ¿Qué opinas del siguiente planteamiento?:


“Es cierto que no todas las tradiciones deben ser conservadas a toda costa, y es
muy probable que las mismas se vayan “marchitando”. Pero mientras eso sucede,
se debe respetar.”

 ¿Crees que la corrida de toros puede ser defendida señalando que se trata del
derecho de una minoría?

 ¿Crees que el sacrificio de animales para el consumo humano es comparable con


lo que ocurre en una plaza de toros?

Socialicemos las respuestas.

Ahora sí pasa a leer el texto titulado Me gustan los toros, de Fabio Humar. Recuerda hacer
subrayados y comentarios como huellas del proceso de diálogo – lectura.

Me gustan los toros


Por: Fabio Humar

Algunas razones por las que creo se debe defender la tauromaquia.

Finalizó la temporada taurina de Bogotá. Asistí a una corrida, y acá me propongo defender el
gusto por los toros, espectáculo al que he asistido desde muy niño, y al que pienso asistir hasta
que se acabe.

Sé que es una práctica que implica crueldad. También sé que no es obligatorio asistir, y al que no
le gusta está en todo su derecho de no ir, e incluso tiene un derecho, más leve, de criticar a
quienes asistimos. Sin embargo, también hay un derecho que tienen los taurófilos de poder
disfrutar de la corrida de toros sin sentirse amedrentados por los antitaurinos.

Acá van algunas razones por las que creo se debe defender la tauromaquia.

Es una tradición, y como tal debe ser respetada. Es cierto que no todas las tradiciones deben ser
conservadas a toda costa, y es muy probable que las mismas se vayan “marchitando”. Pero
mientras eso sucede, se debe respetar. Está bien que no haya dineros públicos que alienten y
alimenten las corridas de toros, pero tampoco los debería haber para reinados, ni misas, ni la visita
del Santo Padre, pues un estado laico, como el nuestro, tal cosa resulta inconstitucional.

Además de ser una tradición, es una decisión. Tan respetable como los que comen carne, o son
vegetarianos. Y como decisión que es, es absolutamente merecedora del respeto. Entiendo, y
aplaudo, que haya una participación de los ciudadanos en la toma de las decisiones públicas, pero
a punta de mayorías no se puede acabar con las decisiones de las minorías.

¿Qué es una minoría la que va toros? Sí, lo es. Y también es una minoría las personas que forman
parejas del mismo sexo, o las que siendo solteras quieren adoptar. También son minorías las
etnias, y sus costumbres, y no por eso se puede permitir que, a punta de mayorías, en las urnas se
les acabe. La democracia es más madura cuando las mayorías respetan a las minorías, pero no
cuando las mayorías aplastan a las minorías.

Sé que hay argumentos, algunos sólidos, para repudiar la fiesta brava. Pero también, a la luz de
algunos fanáticos, habrá argumentos para repudiar que un niño no se bautice, o que las mujeres
voten. Unos pasos al norte, Mr. Trump repudia a los latinos. ¿Tiene razón?

No quiero caer en el ejercicio intelectual, hábil, pero en engañoso, de relativizar todo. Hay unos
innegociables que, por serlo, se deben respetar, pero no me parece que la fiesta brava sea uno de
ellos.

Bien por Barcelona que los prohibió. Fue su decisión, y es tan respetable como los taurios que se
reúnen a la salida de Bogotá a festejar en una plaza privada. Ya estamos grandes, como especie,
para poder llegar a unos acuerdos en los que se respete la decisión de cada uno.

Sé que los antitaurinos me revirarán usando el dolor del toro, el sufrimiento. Y sí, es válido. Es un
argumento fuerte, pero por fuerte que sea no es suficiente para prohibir las corridas. En la
carnicería también se sufre.

¿Habría que prohibir que se comiera carne?


Tomado de:
https://www.laopinion.com.co/columna-de-opinion/me-gustan-los-toros-151345#OP

 Dialoguemos sobre los planteamientos de Fabio Humar a partir de los fragmentos que
subrayaste y/o comentaste.
Ahora pasemos a identificar las categorías de la argumentación; para ello, seleccionar la respuesta
que estimes correcta.

1. Si bien existen algunas razones válidas para oponerse a las corridas de toros, también
existen razones suficientes para defenderla.
A. Tesis
B. Antítesis
C. Argumento
D. Contrargumento

2. “Es cierto que no todas las tradiciones deben ser conservadas a toda costa, y es muy
probable que las mismas se vayan “marchitando”. Pero mientras eso sucede, se debe
respetar.”
A. Tesis
B. Soporte
C. Refutación
D. Argumento

3. “Está bien que no haya dineros públicos que alienten y alimenten las corridas de toros,
pero tampoco los debería haber para reinados, ni misas, ni la visita del Santo Padre, pues
un estado laico, como el nuestro, tal cosa resulta inconstitucional.”
A. Antítesis
B. Contrargumento
C. Soporte
D. Argumento

4. La corrida de toros es una decisión respetable, así sea de una minoría.


A. Tesis
B. Antítesis
C. Soporte
D. Argumento

5. La corrida de toros “es una tradición, y como tal debe ser respetada.”
A. Argumento
B. Contrargumento
C. Tesis
D. Soporte

6. Los recursos públicos deben destinarse con apego a la constitución.


A. Refutación
B. Argumento
C. Tesis
D. Soporte

7. “Tan respetable como los que comen carne, o son vegetarianos. Y como decisión que es,
es absolutamente merecedora del respeto. Entiendo, y aplaudo, que haya una
participación de los ciudadanos en la toma de las decisiones públicas, pero a punta de
mayorías no se puede acabar con las decisiones de las minorías.
¿Qué es una minoría la que va toros? Sí, lo es. Y también es una minoría las personas que
forman parejas del mismo sexo, o las que siendo solteras quieren adoptar. También son
minorías las etnias, y sus costumbres, y no por eso se puede permitir que, a punta de
mayorías, en las urnas se les acabe. La democracia es más madura cuando las mayorías
respetan a las minorías, pero no cuando las mayorías aplastan a las minorías.”
A. Refutación
B. Tesis
C. Soporte
D. Contrargumento

8. Existen razones suficientes para oponerse a las corridas de toros. (Deducida a partir de la
tesis)
A. Argumento
B. Contrargumento
C. Tesis
D. Antítesis

9. “Y sí, es válido. Es un argumento fuerte, pero por fuerte que sea no es suficiente para
prohibir las corridas. En la carnicería también se sufre. ¿Habría que prohibir que se
comiera carne?”
A. Refutación
B. Soporte
C. Tesis
D. Antítesis

10. “no me parece que la fiesta brava sea uno” de los asuntos innegociables de una sociedad.
Ahora, “bien por Barcelona que los prohibió. (sic) Fue su decisión, y es tan respetable
como los taurios que se reúnen a la salida de Bogotá a festejar en una plaza privada. Ya
estamos grandes, como especie, para poder llegar a unos acuerdos en los que se respete
la decisión de cada uno.”
A. Refutación
B. Soporte
C. Contrargumento
D. Antítesis

11. Una de las razones para oponerse a la corrida de toros es “el dolor del toro, el
sufrimiento”.
A. Tesis
B. Antítesis
C. Contrargumento
D. Argumento

12. La tauromaquia no hace parte de las cuestiones innegociables de una sociedad; las
decisiones individuales, sí.
A. Tesis
B. Antítesis
C. Soporte
D. Argumento
Ahora asocia ARGUMENTOS con SOPORTES y REFUTACIONES con CONTRARGUMENTOS.

Ahora pasarás a desarrollar un ejercicio similar pero aplicado a un texto que lleva por título De
toros y argumentos, escrito por tres autores. Antes de leer, resuelve las siguientes preguntas:

 ¿Crees que los seres humanos tenemos “obligación de respeto mínimo, al menos hacia los
grandes mamíferos”?
 ¿Qué opinas del siguiente planteamiento?:
“Que una acción se haya venido produciendo a lo largo del tiempo sencillamente no
ofrece ninguna razón moral para seguir realizándola.”
 ¿Crees que las sociedades, en procura de conservar la libertad, no deberían tener
conductas prohibidas?

Socialicemos las respuestas.

Ahora sí pasa a leer el texto titulado De toros y argumento. Recuerda hacer subrayados y
comentarios como huellas del proceso de diálogo – lectura.

DE TOROS Y ARGUMENTOS

Ni la tradición, ni la libertad de empresa, ni la protección de una especie, ni el arte y la diversión de


los aficionados sirven para justificar una actividad que produce dolor y sufrimiento a un mamífero
superior.

Félix Ovejero / Pablo de Lora / José Luis Marti*


19 AGO 2010

En el mundo hay personas que creen que los animales poseen ciertos derechos, o cuanto menos
que los seres humanos tenemos ciertas obligaciones para con ellos. Y también hay personas que
genuinamente creen que no. No es un drama. También hay quienes creen que Elvis Presley sigue
con vida, que el color de la piel debe determinar nuestros derechos o que vivimos entre
fantasmas. Hay gente para todo.

Pero no hay razones para todo. Los filósofos morales discrepan profundamente sobre el estatus
ético de los animales no humanos, pero muy pocos, por no decir ninguno, sostienen que no
tenemos ninguna obligación de respeto mínimo, al menos hacia los grandes mamíferos. También
los legisladores en muchísimos países del mundo piensan que la crueldad o el maltrato gratuito
hacia los animales no son admisibles, llegando a considerar esos actos como delitos. En Estados
Unidos, una ley federal promulgada en 1999 castigaba incluso la creación, venta o posesión con
fines comerciales de material gráfico que muestre crueldad animal. Con esa norma se trataba de
poner coto a la industria de los llamados crush videos -imágenes que muestran la tortura
intencional y sacrificio de animales indefensos (perros, gatos, monos, ratones y hámsters)- con los
que, al parecer, algunos individuos obtienen placer sexual.

La discusión se centra, por tanto, en estas otras cuestiones: ¿qué obligaciones concretas tenemos
y hacia qué animales? ¿Cómo podemos ponderar dichas obligaciones con otras consideraciones
moralmente valiosas, como la alimentación y supervivencia de los propios seres humanos o la
investigación médica? ¿Es el ocio o incluso el arte uno de esos bienes que cabe sopesar frente al
sufrimiento cierto de un animal no humano, como ocurre en las corridas de toros?

Habida cuenta de la alarmante confusión que ha presidido estos días los debates y comentarios,
queremos analizar algunos de los argumentos esgrimidos en defensa de la pervivencia del llamado
"espectáculo" de los toros e impedir su prohibición.

Vamos a orillar la cuestión identitaria, que algunos interesadamente han introducido en el debate,
o la disputa jurídica sobre la competencia del Parlament para tomar esta decisión, así como la
hipocresía o incoherencia moral de quienes defienden la medida adoptada, pero no se oponen con
parecidas armas a otras prácticas igualmente crueles. Nos centraremos en estos cinco
argumentos: la tradición, la desaparición natural, la preservación de la "especie", la libertad y el
arte.

El argumento de que los toros son una tradición consolidada en España -y en otros países- no tiene
mucho vuelo. Que una acción se haya venido produciendo a lo largo del tiempo sencillamente no
ofrece ninguna razón moral para seguir realizándola. Segundo, estos días hemos podido escuchar
en boca de algunos protaurinos una preferencia por la "desaparición natural" de las corridas antes
que por la prohibición impuesta por el poder público. Las corridas ya habían perdido buena parte
del favor popular en Cataluña -se dice- así que hubiera sido mejor que se dejaran extinguir por sí
solas. Pero este argumento tampoco funciona. Imaginen que lo extendiéramos a otras acciones o
actividades prohibidas. Que dijéramos algo así como: "Cada vez son menos los padres que
maltratan físicamente a sus hijos menores, así que dejemos que desaparezca esta práctica de
manera natural". O tenemos la obligación de no infligir sufrimiento innecesario a los toros -o a
nuestros hijos- o no la tenemos. Esto es lo que debemos discutir. ¿Para qué prohibir algo que ya
nadie hace?

Se ha aducido también que, si no fuera por las corridas, desaparecería esta "especie" de toros, y
que si las prohibimos, propiciaremos su desaparición. Es el argumento de la preservación, un
razonamiento añejo en los pagos de la discusión sobre la consideración moral que merecen los
animales no humanos. Al respecto cabe esgrimir, primero, que, desde el punto de vista zoológico,
los toros de lidia no constituyen una "especie" independiente. Segundo, si los aficionados son tan
profundos defensores de los toros que luchan por su supervivencia, ¿por qué no aúnan esfuerzos
colectivos para preservarlos creando refugios naturales en las dehesas sin causarles por ello
sufrimiento, como hacemos con los bisontes, por ejemplo? Finalmente, a nosotros nos preocupan
prioritariamente -en este y en otros ámbitos de la ética- los intereses y el bienestar de los
individuos que sufren el maltrato. Las "especies" -como las lenguas, las naciones o los pueblos- no
se ven afectadas por el perjuicio de su inexistencia. Si para preservar una especie debemos
torturar a todos sus miembros, tal vez la preservación no sea tan valiosa.

En cuarto lugar, se apela a la libertad: la prohibición supondría un "liberticidio", han dicho algunos.
El poder público no está, ha señalado una representante del PP, para decirnos cómo vestir o qué
estilos de vida abrazar. Una segunda expresión de la libertad -la libertad de empresa-, ampararía
también que se sigan celebrando corridas. El argumento en cuestión presupone lo que antes
hemos negado: que desde el punto de vista moral es irrelevante el sufrimiento o dolor que
causemos a los animales no humanos. Si la prohibición es un sacrificio ilegítimo de la libertad de
espectadores y empresarios es porque lo que ocurra con el toro en la plaza no cuenta nada. Se ha
repetido hasta la saciedad, pero muchos no se han querido enterar, que nuestros ordenamientos
jurídicos cuentan con multitud de restricciones a la libertad que nadie considera ofensivas ni
liberticidas porque con ellas se protegen bienes igualmente valiosos o importantes, incluso cuando
ni siquiera se infligen daños a sujetos con capacidad de sufrir. La protección del patrimonio
histórico-artístico, o del medio ambiente, o la disciplina urbanística, son ámbitos plagados de
prohibiciones en aras a que todos disfrutemos de paisajes, o ciudades más amables, o de un
legado monumental, pictórico, escultórico que estimamos valioso. ¿Alguien se imagina que un
grupo de personas, basándose en la libertad de empresa, constituyera una sociedad que
organizara espectáculos de tortura pública de delfines, en el que tras causarles diversos daños,
dolor y sufrimiento se acabara con su vida con una espada? ¿Justificaría algo la libertad de
empresa, o incluso la diversión que pudiera generar esta macabra actividad en cierto público? ¿O
es que los toros merecen menos respeto que los delfines? Ni la libertad de empresa, ni el lucro
mercantil, ni la diversión de los aficionados, sirven para justificar una actividad que produce dolor
y sufrimiento a un mamífero superior.

En último lugar, tal vez buscando ese otro valor que justifique el daño infligido, se esgrime
habitualmente el argumento de que los toros son un arte -no los toros en sí mismos, entiéndase,
sino las acciones que les provocan sufrimiento y al final la muerte-. Pero este razonamiento es, en
el mejor de los casos, incompleto, y en el peor, inconcluyente. Lo que sí nos interesa subrayar es
que, de resultas de ese debate, cabe concluir que decir que algo es arte no le confiere ningún
estatus o valor especial a la actividad en cuestión. Lo que da valor -estético- a un objeto no es,
pues, que dicho objeto sea simplemente catalogado como arte, sino el hecho de que se trate de
buen arte o arte valioso. Por lo demás, igual que una tradición no es, por el hecho de serlo, buena
o mala moralmente, tampoco lo es el buen arte.

No confundamos, por cierto, el supuesto "arte de los toros", con el indiscutible "arte acerca de los
toros". Que algunos artistas hayan realizado magníficas obras a cuenta de las corridas, como
tantos novelistas las han realizado a cuenta de los asesinatos, no les otorga -ni a las corridas ni al
asesinato- ninguna dignidad artística. Los fusilamientos del 3 de mayo no se disculpan por la
pintura de Goya. Por seguir con la misma comparación: aunque Thomas de Quincey y algunos de
los aficionados a las novelas de misterio tuvieran razón, y el asesinato fuera una de las bellas artes,
ello no quiere decir que debamos derogar los artículos 138 a 143 del Código Penal. Y por cierto, un
aviso para malpensantes y tramposos: no estamos comparando el asesinato de un ser humano con
el sacrificio de un toro; no, no estamos estableciendo una relación de semejanza sino una
semejanza de relaciones.

No han faltado en estos días los defensores de la "fiesta nacional" que nos recuerdan que este
debate forma parte también de la tradición taurina, como si de un adorno se tratara. Pero no, no
se trata de "dar vidilla" -con perdón por el sarcasmo dado el contexto- como si los argumentos, en
el fondo, dieran igual. Cuando se discute sobre la conveniencia de una ley que ha de regir la
convivencia, los argumentos son lo único que importa.

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*Pablo de Lora, profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid; José Luis Martí, profesor titular de
Filosofía del Derecho de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, y Félix Ovejero, profesor titular de Ética y Economía de la
Universidad de Barcelona. Tomado de: http://elpais.com/diario/2010/08/19/opinion/1282168812_850215.html
1. “En Estados Unidos, una ley federal promulgada en 1999 castigaba incluso la creación,
venta o posesión con fines comerciales de material gráfico que muestre crueldad animal.
Con esa norma se trataba de poner coto a la industria de los llamados crush videos -
imágenes que muestran la tortura intencional y sacrificio de animales indefensos (perros,
gatos, monos, ratones y hámsters)- con los que, al parecer, algunos individuos obtienen
placer sexual.”
A. Soporte
B. Refutación
C. Tesis
D. Argumento

2. “Que una acción se haya venido produciendo a lo largo del tiempo sencillamente no
ofrece ninguna razón moral para seguir realizándola.”
A. Argumento
B. Refutación
C. Contrargumento
D. Soporte

3. “Pero este razonamiento es, en el mejor de los casos, incompleto, y en el peor,


inconcluyente. Lo que sí nos interesa subrayar es que, de resultas de ese debate, cabe
concluir que decir que algo es arte no le confiere ningún estatus o valor especial a la
actividad en cuestión. Lo que da valor -estético- a un objeto no es, pues, que dicho objeto
sea simplemente catalogado como arte, sino el hecho de que se trate de buen arte o arte
valioso. Por lo demás, igual que una tradición no es, por el hecho de serlo, buena o mala
moralmente, tampoco lo es el buen arte.

No confundamos, por cierto, el supuesto "arte de los toros", con el indiscutible "arte
acerca de los toros". Que algunos artistas hayan realizado magníficas obras a cuenta de las
corridas, como tantos novelistas las han realizado a cuenta de los asesinatos, no les otorga
-ni a las corridas ni al asesinato- ninguna dignidad artística. Los fusilamientos del 3 de
mayo no se disculpan por la pintura de Goya. Por seguir con la misma comparación:
aunque Thomas de Quincey y algunos de los aficionados a las novelas de misterio tuvieran
razón, y el asesinato fuera una de las bellas artes, ello no quiere decir que debamos
derogar los artículos 138 a 143 del Código Penal. Y por cierto, un aviso para malpensantes
y tramposos: no estamos comparando el asesinato de un ser humano con el sacrificio de
un toro; no, no estamos estableciendo una relación de semejanza sino una semejanza de
relaciones.”
A. Argumento
B. Contrargumento
C. Soporte
D. Refutación

4. “Los legisladores en muchísimos países del mundo piensan que la crueldad o el maltrato
gratuito hacia los animales no son admisibles, llegando a considerar esos actos como
delitos.”
A. Contrargumento
B. Argumento
C. Soporte
D. Tesis

5. Los filósofos morales sostienen que tenemos obligación de respeto mínimo hacia los
animales, al menos hacia los grandes mamíferos.
A. Soporte
B. Refutación
C. Argumento
D. Antítesis

6. “Imaginen que lo extendiéramos a otras acciones o actividades prohibidas. Que dijéramos


algo así como: "Cada vez son menos los padres que maltratan físicamente a sus hijos
menores, así que dejemos que desaparezca esta práctica de manera natural". O tenemos
la obligación de no infligir sufrimiento innecesario a los toros -o a nuestros hijos- o no la
tenemos. Esto es lo que debemos discutir. ¿Para qué prohibir algo que ya nadie hace?”
A. Refutación
B. Soporte
C. Argumento
D. Contrargumento

7. “los toros son una tradición consolidada en España”.


A. Tesis
B. Contrargumento
C. Antítesis
D. Soporte

8. El fin de las corridas de toros debe ser por "desaparición natural" y no por prohibición
impuesta por el poder público.
A. Contrargumento
B. Argumento
C. Tesis
D. Antítesis

9. “Si no fuera por las corridas, desaparecería esta "especie" de toros, y que si las
prohibimos, propiciaremos su desaparición”.
A. Tesis
B. Antítesis
C. Soporte
D. Contrargumento

10. Al respecto cabe esgrimir, primero, que, desde el punto de vista zoológico, los toros de
lidia no constituyen una "especie" independiente. Segundo, si los aficionados son tan
profundos defensores de los toros que luchan por su supervivencia, ¿por qué no aúnan
esfuerzos colectivos para preservarlos creando refugios naturales en las dehesas sin
causarles por ello sufrimiento, como hacemos con los bisontes, por ejemplo? Finalmente,
a nosotros nos preocupan prioritariamente -en este y en otros ámbitos de la ética- los
intereses y el bienestar de los individuos que sufren el maltrato. Las "especies" -como las
lenguas, las naciones o los pueblos- no se ven afectadas por el perjuicio de su inexistencia.
Si para preservar una especie debemos torturar a todos sus miembros, tal vez la
preservación no sea tan valiosa.
A. Refutación
B. Soporte
C. Argumento
D. Antítesis

11. El argumento en cuestión presupone lo que antes hemos negado: que desde el punto de
vista moral es irrelevante el sufrimiento o dolor que causemos a los animales no humanos.
Si la prohibición es un sacrificio ilegítimo de la libertad de espectadores y empresarios es
porque lo que ocurra con el toro en la plaza no cuenta nada. Se ha repetido hasta la
saciedad, pero muchos no se han querido enterar, que nuestros ordenamientos jurídicos
cuentan con multitud de restricciones a la libertad que nadie considera ofensivas ni
liberticidas porque con ellas se protegen bienes igualmente valiosos o importantes, incluso
cuando ni siquiera se infligen daños a sujetos con capacidad de sufrir. La protección del
patrimonio histórico-artístico, o del medio ambiente, o la disciplina urbanística, son
ámbitos plagados de prohibiciones en aras a que todos disfrutemos de paisajes, o
ciudades más amables, o de un legado monumental, pictórico, escultórico que estimamos
valioso. ¿Alguien se imagina que un grupo de personas, basándose en la libertad de
empresa, constituyera una sociedad que organizara espectáculos de tortura pública de
delfines, en el que tras causarles diversos daños, dolor y sufrimiento se acabara con su
vida con una espada? ¿Justificaría algo la libertad de empresa, o incluso la diversión que
pudiera generar esta macabra actividad en cierto público? ¿O es que los toros merecen
menos respeto que los delfines?”
A. Soporte
B. Refutación
C. Argumento
D. Contrargumento

12. En cuarto lugar, se apela a la libertad: la prohibición supondría un "liberticidio" (…). Una
segunda expresión de la libertad -la libertad de empresa-, ampararía también que se sigan
celebrando corridas.”
A. Antítesis
B. Contrargumento
C. Tesis
D. Argumento

13. La tradición, la libertad de empresa, la protección de una especie, el arte y la diversión de


los aficionados sirven para justificar las corridas de toros. (Deducida a partir de la tesis)
A. Tesis
B. Argumento
C. Contrargumento
D. Antítesis

14. “Los toros son un arte”.


A. Contrargumento
B. Argumento
C. Tesis
D. Antítesis

15. “Ni la tradición, ni la libertad de empresa, ni la protección de una especie, ni el arte y la


diversión de los aficionados sirven para justificar una actividad que produce dolor y
sufrimiento a un mamífero superior.”
A. Tesis
B. Antítesis
C. Argumento
D. Contrargumento

Ahora asocia ARGUMENTOS con SOPORTES y REFUTACIONES con CONTRARGUMENTOS.

3. Tarea. Termina de diligenciar el cuadro sobre el ESTADO DEL DEBATE.

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