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José Luis L. Aranguren Etica ALIANZA UNIVERSIDAD TEXTOS vols VIad oLafso Ts sbwra vawnoas sepsis 29 ‘ugeifar eT © AS eT 3p . i ot op opoaed VOILA VI Ad SOIdIONTNA SOT 6 ~ es07pe AOIGNI eet 61 wPOYTIEND W398 OU SPIO OIUEG 4 s2y>1 pany 98 19 ef op UprodaoueD ensoner anb z1S9p olog Aiad |p sofeur a1usueyuyur sprout un vudsexd “Koy OsN) e ousupn & rax opis jap 1 Bf “sauo}DeaIONIOS ind op “ezanbir wy “oomBuy Je a1uouxqy] 3997 ¥ ‘sesoD seyDTH le ‘oprpuside ay exmsof vyonso ej wo ‘yeroua® uo ‘< zoxpng uy spo]. ove too A s[spissy woo oped wb sifu se a esa ay 1 2p sy onsen ne 9p oppu hugjord ‘sat duequowyd spel 9 "sas08 sun Spay, neeg “ass soqu ap wpraedos upiotiopsuod-eun toyent Wx ois spog, ong 2p sorpniso 9] anb sapepssuy 29 ego e1 pgeaan & vpurboy sl hoy eS oporpus jap clip abt asst opoips pp Hsin op ound pp osp ‘sunt ta og “stssnu ayusteisonqe reasoodsiad [eOle Mf © OuIee oy oxeane > dod “eaypor anti spun OS #8 SY 2p operedos yo spr ty 9p sued eunar up ot ut soqu o> UG> SPAOISTY © Uepins eouMatosgo seisiy soy “estou ifn wy or an aU 3p oii said Jp 59 ooo sod 4 squswieyoanp osieiuay o90TO"d ‘onspuouo oqpuy sm0N, + uppetnsauy o] 9p voraysoued uppasdoy cz ation Fe 0 “S000? 1 covipisty omuatulagasacy argon 9p mala OT 10 Brea estoy calificado para juzgar y admirar), como muestra de que los cursos de Xavier Zubiri durante estot tkimos afios, aun inéditos (y nadie desea més que yo su publicacién), han dado fruto, puesto que ambos libros dependen mucho més estrechamente de Ja obra no impresa de nuestro gran filésofo que de la ya recogida en lib Es el presente un libro de ética Jo que antes se la ética social y primero, reconozco que la filosofia es unitaria y que en su parcel iferentes disciplinas tiene mucho de convencional. Pero gestaremos obli- fgedos fodos a empezar desde el principio, a proceder a Ia manera de nues- tos historiadores del siglo pasado, quienes, igual los encumbrados, como Menéndez Pelayo, que los modestos, se crefan obligados siempre a remon- tarse, cuando menos, a la Espafia prerromana 0, lisa y Ilanamente, los primeros pobladores de nuestra Peninsula? Creo que cada cu derecho —cuando no deber— a acotar el érea de su investigacién, és, mas también hacia adelant jn. Es vetdad que cabria . Por tanto, no puede partir de Ia religidn, aunque si puede —y eso es lo que yo he hecho aqui— «llegar» a ella, mostrar su acceso a ella, Con lo que acabo de decir se enlsza I el contenido de Ia obra, quiero hecer. Es ‘moral pensada, Sin em ima observacién que, sobre libro, por ser filoséfico, es de he procurado mantenerlo siempre muy abier- 10 a la moral vivida, rligiosa o seculatizada, mi personal © usual, Creo que este «empirismon, sobre todo con el B de una fundamentacién antropolégica y psicolégica positiva, es de una importancia capit Es verdad que lo: habent sua fata, estén dotados de vida propia; pero también lo es que ocupat rafia de quien los ha wungue, lo repito, éste es y nada més que de 4 su manera continia Ia linea de otros libros anteriores, porque 1 que sca del mismo autor. De un autor que, por catélico, ir en todas sus obras un testimonio religioso eficaz, sin caet en De un autor que, pese a su modesta valia, se ha propuesto mostra con hechos que se puede —y se debe— conocer cl pensamiento moderno y apreciatlo en lo mucho que tiene de positivo; Pratoge a que se puede —y se debe— poscer una sensibilidad fi no filo séfica) actual; que se puede —y se debe— pensar que la filosoffa es una inacabada; que se puede y se debe ser todo esto lante mds bi yy a la vez, ser indirectamente, pue por modo temitico, sobre cuestiones religiosas— todas mis obras son, y si Dios quiere seguirdn siendo, accién catdlica Primera parte LOS PRINCIPIOS DE LA ETICA Capftulo 1 EL PUNTO DE PARTIDA Podrfamos partir, como ‘Nos parece mas filo- imp séfico conguistar esa definicién. pronto, «delimitacién». Seré, objeto de le Bi y habré de ser camplida paso a paso, ferentes entre si esos, y otros saberes frente a los cuales Ia Etica tiene que ser delimitada. ¢Cémo y por dénde empezar esta tarea? Se plantea ast In enestiGn del: punto de partida o principio desde cl que se parte ‘La importancia de la. cuest de partida es la Ftica no es Ia arcologia, no es el pri ;cumbe, como su nombre mismo lo p: Por tanto, tendremos que est ss decir, el tipo de relacién que mantiene Pero Ja metafisica no es tinica arkbé de la Btica. Hay, por otra parte, la cues arkbé otigen de la moral en ot hombre, Cémo aparece la moral en el hombre? <¢Es algo que, por de- ilo asi y como quiere el sociologismo, le adviene «desde fuera»? esté ya recotride y trazado, completamente a sobre el método serd asf Ia mas genuina y com- vista. La investigac pleta repeticién, Sélo tras la repeticidn se verd claro el camino, incluso a Erica Capitulo 2 EL PRINCIPIO ETIMOLOGICO s0 en estas consideraciones princi investigacién. Porque, como escribié Pascal, ve en faissant un ouvrage, est de savoir celle fen su punto de partida, feats aed ee la demidre chose qu'on 1 1 libro vamos a estudiar los princpios de ionan no. solo, coma mae «Jo que llevamos tina avticipacin de lteriores investigaciones, Tomando como. punto. de para lo cic, principio: menconados, «sabe: el einai, el ne I gendtco historic, el antropologico sel metafsico, estudialos ee eee LL aires eee jets propio de la Etice. sobre el método, lla, a una determinacién del ida, sobre set muy somera, nunca pretendia Se contentaba con esclarecer el ‘mérico el intento de acercarse a i in embargo, con referencia ‘6eico, como una de las vias de penetracién en lo r ficado, y las pdginas de este capitulo tienen por ‘mostrar su fecundidad para el estudio de Ia Erica, de toca evidencia el acercamiento contemporéneo de la logia. Por supuesto, todo filésofo, por el hecho de serlo, 5, 0 sea, como dice Platén, amigo de razonar y argumen: ‘6sofo no puede contentarse con ser «amigo de las razones>; necesita ser también «amigo de las palabras», Pensamos con palabras en cada palabra, importante queda prendide un pensamiento y predeter minado, hasta cierto punto, el destino intelectual de quienes habrén de usazla en el futuro. Cada palabra es un cauce® por el que discurri con libertad, sf, pero deniro de él, cuantos comienzan a investigar acep. ‘téndola simplemente sin hacerse cuesti6n previa de ella. Natoralmene, despues de Heidegger y Zubisl es ya completamente cociosa toda regresar pata recuperat su Zubin, no Io aeaio por el mere hecho clogia nos da, pues, y por de pronto, Ia auten palabra originaria; pero también, a través de cella, Ia auténtica realidad (lo eval no quiere decir, naturalmente, que nos'dé toda la. re Reparemos un momento’en la fa de la palabra que legue a ser su comportamiento, es siempre, es romano como , y concretamente el pensamiento romano desde el punto de €tico, son importantes, En tercer lugar, el hombre romano, en la mejor hora de su historia, se disting me cardcter moral. Y en la Tengua ha quedado constancia de ‘La_diseislina filosdfien de que tratamos se conoce con dos nom: sofia. mora riego uno, del la etimologia griega, en primer lugar, y la La palabra ética (ifr emery, t2 ifhed) procede del vocablo ioc ‘que posee dos sentidos fundamentales. Segxin el primero y més 0, ar donde se habita». Se usaba, pri- con referencia a los enimales, ‘para 1 los lugares donde se crian y encuentran, a los de sus pastos y guaridas. Después, se aplicé a los pueblos y a los hombres en de su pais. Esta acepeién de la palabra jes se ha visto filos jempo porque Heidegger ha apoyado en concepcién de Ia ética, expuesta en la Carta sobre ef Bureanismo. Hei iar en este texto, estudiado més adelani para él es Ip mismo que Ontologia) es el pensar que afitma del hombre en el ser, la verdad del ser como elemento otiginatio del iscipula de Heidegger, ha partido tam labra é¢hos para interpretar en un bello libro* categorias heideggerianas, Segtin lla, esta nos abre la inteleccién del concepto de étbos estudiaremos. Pero ahora que el hombre porta en sf mi mismo y al mundo (béx s el suelo firme, el fundamento de le préxi es Ta fuente de la vida, de la que manan los actos singulares: ivf Riou dp” ne at xara wépos pds pov. embargo, es Ja acepcién inds usual del v sin toda le tradicién filosdfica a partir de ‘thos Ia que, se- 5, atafie directa- (omologouménos), es inte conformidad cot afirmacién de Pero el des! prevalecer el se iento se acentiia despy de mos como habito. El Ls principio de ls tien 2% osramente un singula, noo ingular ézhos, ayudaba a la per Erica, el que le habia dado su nombre der sa jor pata significar en Ia filosotia escolés que es més que consueiudo 0 éthos, pero menos que éthos, aunque, por otra parte, contenga una nueva dimensiGn, la de ‘abitudo, que traduce el gricgo bez gramatical sino, sobre todo, la del concepro de mos es desconocida. El padve Santiago Ram{rez se ha i id més bien insdlita entre los tun sabroso texto de Guillermo de Auvernia que, por Kégicamente, muestra emo a su autor le quedaba a el mos como «segunda naturaleza> del hombre, como realidad conquistada. Helo aqui rm. Hlabitus ergo non statim ut est mos, sed per moram rmuorem: ita vere dick possit quia mos est babitus morose, fa el modo de ser positivamente moral, pero gno se toma uena >0r el todo, como por lo demas ha ter do ocurriendo: tantas veces ‘ejemplos: «fortuna», evaletudo»)? Pues Ia verdad es que tan cardcter es el malo como el bueno, de la misma manera que tan fortuna es Ja mala como la buena."El éthos se forja no s6lo mediante stadas @ Ja recta tazin, sino también, como dice Aristé- teles, con las cumplidas sara wv $eitev Réye" y asimismo las napa. zov de leer el par de paginas que el padre Ramirez ha dedica- 'a_cuestiGn comprendemos que, en el fondo, no le interesaba la » y que sélo ha accedido a ella por cumplir un licacién del quid nominis. Por eso, casi no nos sorprende irmacién de que &:¢ tiene la mismna raiz, oI, que oc rodo de filosofas no tiene nada que ver con la filologia. tiempo ej de que una filos tan escasamente x€ contribuyendo rende si ny de con ninguno de los re evar det lenga fet y entrafterse en el habla de hoy. Al pensar en latin de tenerse a Ia distancia que nos separa del mundo ani perdemos Ia capacidad de sentir aquel asombro del que, segain 5) Surge a filosofia: asombro ant iS que, por mas que hayan dado origen a son extrafias, pero estén en , se Tenuncia a entaizar el pense a cambio de ¢s0, se gana una precisién vecibida y de walider univers ‘Mas gacaso esta precisién no se salvarfa igualmente, apelando siempre ‘que se creyese convenicnte a la expresién latina acufada, pero inserta fen un texto y, lo que es més imporiante, en un pensamicnto | ala palabra viva? El problema de Ia Escoldstica —de la Escolistica que, contra lo que creen algunos, jos de haber perdido virtualidad—, estd, pues, en sti modo de expresién, que es, a la par, su modo de pen- a medieval fue creado ero, porgue fue jugo filoséfico de ‘esegunda creadora porque el wuaba siendo jones de a realidad. Impulsos s como los dados, no s6lo por Jos escolfsticos de la ino también por Hugo Grocio, Spinoza, is, etc,, penetraron a través del 10. Toda filos fendorf,, Thoma hhoy nla misma situacién? Evidentemente, hoy a ser creadora —aunque lo. sea, 00% in— tiene que volverse al lenguaje de 0 medi xy merami tos a la realidad vienen ya com prendiéndalo ast Capitulo 3 EL PRINCIPIO PREFILOSOFICO a no puede, no debe ser la. Sin embargo, cuando ia sea, sabemos ya, a lo smente, algo sobre ella; sabemos de a. Por de pronto poseemos el guid norninis, Pero smpre da algo sobre el quid rei, como aca- ninguna investigacién sin disponer Inque, por supuesto, es0s praecogni- precisidn y_correc- idegger, hemos empezado ya a imente, de qué entendemos sito, En las pocas demos dar, ni muck , necesita proceder a una fundamentacién y fin, estar haciendo uso, constantemente, de Ia «repeticién>. Recuérdese que nuestro actual propé- al de acotar la ética. Pero para ello hemos de em- ia dénde cae» esa tic fin de encaminarnos Esto es lo que tratamos de hacer ahora, Aristételes'y de Kant’, de demés, pretensién de hacer co contra la parte, hablamos de quien es bueno «por naturaleza», en ien «se propone» ser bueno, contrariando su «inclina- cién». El problema de la bondad como «i jacién» y la bondad como adeber», del que habremos de ocuparnos como se ve, en una reflexién prefiloséfica. Desde un pt i Perponas que nos prec buen 9 no 0 0 y no #5 moi estar que se trata de un fen tisfactorio. ¢¥ si el hombre religioso se reconoce, se confiesa malo? ¢¥ si lo que esta haciendo, a lo largo de su vida, es luchar por ser menos malo? gerd verdad que, como pretendia Lutero, el hombre no puede ser mo- almente bueno delante de Dios? Gabe separar asi la religidn de Ia mo- tal? La descripcién prefiloséfica deja aqui este problema, que volveremos loséficamente, cuando estudiemos las relaciones entre 1a moral decir con esta. dis ido lo que debe hacer, no pero carece de fuerza moral (por €30 Ai expresivamente, en este caso, de wkrasia) y es atrastrado por las pasiones. Es el video meliora proboque, deteriora sequor. Por el contratio, llama- mos amoral al que parece carecer de sentido moral. El problema de 1a ceguera> para el evalor morals, 0 para determinados valores morales, aparece aqui, antes de que nadie’ hubiese hecho filosofia de los valores. Pero, vistas las cosas desde otto dngulo, gpuede el hombre ser in-moral 30 Btica © mucho menos ? (Recuérdese que estas palabras son de forma moderna: 1a Escolistica habla de Conducta (en francés, més explicitamente, c signi el hombre deja alguna vez de ida, como ha hecho ver Ortega, 10 el quehacer, éticamente, es quebacerse, y pot, eso pudo prefilossficamente la moral como vitae degendae ratio modo de conducir la vida, Es verdad que se dice de alguien, po ‘que «no tiene caréeter», que se deja levar por los demis, por tecimientos 0 por sus propios impulsos que ‘su vida es un puro se laisser aller. Pero, en tigot, en tal de un modo deficiente de conducirse —por eso es absurda Ia exptesidn, también fran- inconduite—, de la forma deficiente de cardcter de qui suelta a sus pasiones, se deja dominar, e por fuerza que hacerse —suficies aqui, pues, otto grave y primordial proble: el de la realidad inexora- blemen leager ha dicho que Ia metaffsica como ‘comportamiento —y también la ética— consisten en tener gue ocuparse del ser, en tener que estar o morar en el ser. Paralelamente puede decirse, como veremos, que el hombre tiene que ser moral, es deci re conducir su vida, 0 como dirfa Aristételes, tiene que obrar siempre con athe Tutunente por ro Inve dene sleapre on ventido, Yes sentido de la vida es precisamente lo que llamamos moral Pero gcon vista a qué hace el hombre su vida? gHacia dénde la conduce? ‘La respuesta prefiloséfica surge inmediata: todos los hombres persiguen la felicidad. Si, mas gen qué consiste emo conse tuna. tarea p: ica? No consistind la tarea ética, més bien, en realizar ef bien, en cumplir el deber en logcat la tipo de relacién se da entre estas cosas: felicidad, per He aqui un haz de cuestiones morales que se encuentran ya das, previamente a toda reflexién fi . Intencionadamente jamos por ahora, no s 8. Esta répida descripcién prefilosofica tinicamente pret ema de la moral. A continuacién iremos, Capitulo 4 EL PRINCIPIO GENETICO-HISTORICO <0 de la palabs que Aristételes den la pélis como inmediatamente incardinada en Ia Naturaleza, en la physis. La dike, jun- , en el reajuste sis) y on el reajuste La dike, pu funcién fambién, por tanto, el hombre; de ella emergen sus propios movimientos frente a los extrinsecos que proce- den de la tykné) consiste en comunicar o participar en lo comtin, y en lo comtin xar’ ewyiy es la pélis. Pero ya hemos que el némos, como concrecién de la dike, es precisamente lo que ajusta y reajusta lo comin, es dedr, lo que césmicamente ordena la physis y lo que juridicamente ordena la pdlis. El ndmos, por valer para la physis entera (sips guess) vale, por Robin ha sefia ‘con que emplea la palabra ded, liga ordenadamente el cosmos y como pertenece primo et per se a la de la politeia su reduccién conforme a un riguroso’paralelismo.’Es verdad que la con- platénica no expresa directa, esponténeamente el sino que representa, con su reaccién extremada ante BI 2 Eten tencionado y en ambos, contra el porta", In physic 0 cosmas, presidido por la Idea del Agathdn, Precisamente por 50, la vittud suprema es la virtud de la dike o articulacién, la dikaiosyne * Peto dikaiosyne y ndmos no tienen simplemente un origen «na sino que por set natural es también divino. Véase, por ejemplo, ontado en el Protégoras sobre lap xidsxo "como don de los ses. El Platén cl Platén de Las Leyes, es un hombre pesimista hombres puedan. alcanza ymo resultado del esfuerzo pe ino que, segtin piensa, es Ta produccidn de un siste la instauracién de un gol igdrquico que logre el est jento de una sociedad direc- ta rrezada a la realizacién de los fines morales. Solamente unos pocos hombres —los mejores, los gobernantes— son capaces de pi Ja virtud por si mismos. Los demés tienen que set conducidos a Jino pot Ja persuasién, por la retGrica. Platén, como rechaza demasiado tajan- se comporte bien, la virtud por encant de eonviecién, el entusiasmo de la ‘Con el correr de los a fue deslizéndose a posiciones més y més. transpersor tun vocablo moderno) hasta legar a la tremenda iron Gould, de que el mismo hombre que denuncié con Ta condena a muerte de Sécrates, hace que en Las Leyes el tumo condene a muerte al hombre que, sintiéndose fuera dlis, xchGse guardar para sf solo’ sus puntos de vista’, rorando a la ética Es Aristételes quien va a templar el ‘Mas también para 1, como nos dice ex Erica nicomaquea y de la Etica eudes ey pidtorn dpyrbesovach istas (por emplear subrayada por rio rigorismo_platénico. ate a comicieo. dela al forma parte de la ciencia 3», porque la vida indi- sélo puede cumplirse dentro de ada por ella, de tal modo que, como veremos en seguida, hay también aqui una cor pondencia entve las formas éticas del bios individual ticas de las politeiai. La Politica pres-cribe como youobetoiey lo que se Los princlpios de la ica 3 debe hacer y evitar y abra el sdipizioy aaiv. Y el bie manos», pue y el bien de icos y otros afines. comin adotecen de dos defectos es" problemas. P fan graves problemas. Por 2s al alcance de las expresiones «bien humano» y-avfpdziva eal ald aoe ole ¢Se refiere a lo divino en or ejemplo, en la lece Ia supremacta les afirma la subordinacién de la lo que probablemente quiere afitmar es la sustenta- ‘en el bien comin. El aristotélico es el pos- ‘ign del bi fer esfuerzo para sal ‘fa del bien privado y el de corteccién y compensacién, cuenta por los ma cada situacién entender rectamente aqu juega in papel deci por Io menos en su oti también Ia doctrina opuesta del personalismo. Quicn, sin plantearse toda ax tics Loy principios de 8 indum esse quasi communem urbem et civitatem tuna serie de problemas previos, absolutiza una u otra, comete un error prinepel Hn esa comunidad suprema se inseribe la del género "En la doet q hhumano, El hombre, para los estoicos, antes que ciudadano de esta ticos: la felicidad, el polis es Ke ciudadano del cosmos, y ha sido creado para la fecta y sufi sociedad como 2 la posicis aque en el del individ , sino tro, éste como expresion dé ex es que, segiin Platén, existe un partes cel cuerpo, en espe iso entre las partes del Estado y las del alma, con sus irtudes. es afirma, a su manera, un paralelismo seme- ‘en el alma y en el Fstado dos part que, no teniéndola, es capaz de obedecer a la razén. La J'de Lacedemonia, es hecha pi scribe Séneca, existen duar res publi bres, magnam et vere publi ladano que no ignora deber civil cuida mis bien de Ja salvacién de todos que de Ta de alguno determinado 0 que de la suyan scan 's Se ve, pues, que el pensamiento estoico se propone conjugar la cién y aun sublimacién de Ia libertad interior del tarismo de corte plat6nico. Una moral individual a la defensiva, wrjorripelseant por la P gue se replies sobre si mismo, porque, como veremos cuando tratemos lad helénica que se movia en de la virtud de Ia magnanimided, ha perdido la confianza en el mundo, se 1. Esto es evidente. Asi, por inserta en el més amplio marco de de acento comunitarista bre que es un z00" pol ‘Sin demasiados recursos filoldgicos —més bien con demasiado pocos— 1a] social, en el sentido de que las Ja Escoldstica ha seguido a su manera el pensamiento de en cuan- fay I ales Je resin inners ne to Ins class entre la Etc» y sta se. iad perfecta y autosuficiente. La sociabili- gunda como ha considerado. die Heimat co con Ja Heimat vidual» no son eq ha de abtitse, necesariamente, tro tiempo: ¢Puede set considerado como verdaderamente b bre que acepta, cuando menos con su pasividad y con su silencio, una situacidn social Capitulo 5 ETICA Y SOCIOLOGIA Pollen Pode sor hoy reducida aun capitulo de la Sociologia, como pretende el sociologismo? Platén pretendié moralizar, de arriba abajo, la ppoliteia, Recfprocamente se pretende hoy —o ayer— sociologizar la mo- ral, Veamos en qué ha consistido este intento. ramente el hombre es constitutivamente social. Vive inmerso en Ia sociedad y recibe de ella un sistema de valoraciones motales —la moral socialmente vig:nte— que, con frecuencia, acepta sin més, Esto es ver~ dad. Pero a esto agrega el sociologismo que la fuetza moral de estas val taciones proceée, pura y simplemente, de lap Comte fue, como se sabe, titufa la cfencia supreme. Sa tica, Ia tarea de reducir La sociedad impone al . EL supuesto —nada po: la hipéstasis de una aconciencia colect ‘viduos, anterior y superior a ellos, que se apodera de Gios. Segiin Durkheim, el checho moral» es, pura y si sthecho social», es decit, una manera de proceder suscep! exterior. Pues, en efecto, ‘méthode sociologique — moldes en los que somos forzados a vaciar nues- tras aeciones Claro que ‘rente a tal concey surge, obvia, esta pregunta: lugar queda entonces seguir hablando de moralidad? Du Ja responde en L’Educ morale*, Es verdad, dice al moral es una cbra col que recibimos mucho més de lo que contri- buimos a formularle, modo que nuestro arbitrio con respecto a la es predominantemente pasivo. Si, pero nosotros podemos averiguar naturaleza de esta regla impuest i de ser y, en una palabra, hacer halla ya’plenamente constituids, 0 ae Los princpios de la ética a te a como pensaban los estoicos y Spinoza, tuna easpiraciéa», con 108 en los seiio: E 2 ist capaces de doetrina La teoria de Bergson es inadmisible. En. primer lugar, como ya hemos apuniado, poreue concede demasiado al scilogismo. La obliga, aun que de facto sea impuesta por la soc n de ésta. Como hace notar Zul pad far poe nade fuese, previameni ir deberes a una mesa la 0 de una hormiga es, re tan emociones nuevas —por ejemplo, la caridad lizar luego en representaciones incluso en con Durkheim, aque, de acuerdo responde ya a la realidad social actual. ismo ha sido refutado ya muchas veces incluso por sus i ea los ejemplos Bris de su quio Pero no sclamente el «hecho moral» es peculiarmente humano, sino también el «hecho social». Quiz4és Ortega ha hecho ver esto tltimo con més claridad que nadie, El fenémeno social nada tiene que ver con las Tamadas «sociedades animales». Su sujeto es impersonal, «nadie deter- minado», no existe, de in «alma colectiva» al ne el cecédigo de Ia opinién pi 0 guna coniecia colt ve AL conttatio, como dice Orr 8 con, frase jor» y Ia moralida poderosamente expresiva, «la sociedad es Ie gran desalmadas. Ortega ‘Henti Bergson ha sido uno de los grandes fildsofos modernos que mee Deke Guicn ‘eaatichs clinocilonn tie han opuesto a la concepcién sociologista. Pero Ja eficacia de su op fea de: la poesia, social exterioe a la petsone PEO nada por la aceptacién —a lo menos parcial— de la existencia de un puestos del sociologismo. El adversario in sacar lae pal racional no puede concel dado por la science des mi los reformadores morales que a porta, la vida perso: ‘moral, son totalmente ajenas a esa presién, En efecto, imal est siempre traido y llevado por las cosas, enajenado, xalterado», lo propio del hombre es. su capacidad mundo y recogerse en s{ mismo o ensimismarse. Ahora ‘mamiento acon‘ece con vistas a la, accién consecuenci de éste para proyectarlo y deja de ser misma manera podemos, ciertamente, inft idir, para inventar su vida reprobados y, si el uso en cue p moral en un sentido element serio para st conservacién, In infraccién podré lkegar a ser pagada con Ia Imicnto personal y moral vida, exactamente " también, que no es, si , ismado»: el social. Se ve, pues, en resumen, que, segiin Ortega, primero, moral» (para'emplear la terminologia de Durkhei 8 de ser reducible al hecho socia », casi es su contrario, y segundo, que el checho social» es también exclusivamente humano ®. indica, nos liga a los otros que une ente las de un organis puede no iva —no po- as humana (en , merarvente reibh linowski, Be- la, puede darse la «moral abierta, retin modo. tva, de aquellos reaccionan frente al medio s0% ma héroes— que iera de Ia supuesta «moral cerra- llamados por da», sino solamente como su posible vehiculo. El individu ordinario, el liberan de su presi a Baca que nada tiene de reformador moral, puede, en efecto, su vida conforme a la moral socialmente vigente, y de hecho tal vez sea lo que ocurre las més de las veces. Pero entonces surge una nueva almente impuesta por parte de la sociedad, mera- del individuo, zmerece realmente el nombre de He aqui el problema que Heidegger ha tratado —sin hablar para nada de «moral» ni de esociologie» ", porque él entiende la filosofia como tuna realidad unitaria— bajo las rabricas de existencia impropia 0 inau- téntica, Durchschnittichkeit, Man y Verfallen ". ‘Avesta pregunta hay que contestar en primer término que, como ve- inmoralidad») de ésta y el posible origen 5 normas morales que a veces, sin duda, el individuo acept porque se hacen las cosas asi dentro de su grupo social ero, en segundo lugar, hay que mantener separados, frente a Heideg- ger, el origen impersonal y social del contenido de nuestras acciones y su propiedad e inautenticidad, Zubiri ha escrito que, admi- tiendo una filosofia ya hecha, pero apropiada mediante un esfuerzo per- sonal, puede Hlegarse a tener una auténtica vida intelectual. Y paralela- mente ha dicho que el hombre de vida motal puede aceptar contenidos impersonales siempre que se los haya apropiado por razones personales. Porque la ‘moral, es siempre personalmente responsable de su vida y no puede trans- ferir esta responsabilidad a In sociedad; este es ef resultado de las consi deraciones hechas bajo el presente epigrafe. Porque, por fuerte Psion soca, ol hombre poede siempre rebelare contr ll némeno de'la wianimidad se fenémeno del conflicto—, ¥ justificacién de sus actos, tiene due ser cumplida por éi mismo y juzgada por su propia conciencia cat Siete, por tanto, educible «Ie socolgia y auoms frene Capitulo 6 EL PRINCIFIO PSICOLOGICO O ANTROPOLOGICO Hasta ahora, para nuestra comenzad: origen hi designa y a cot la cual en por qué a continuacién hemos procura: a moral, egin el socologis exterior al hombre, impuesto a él desde fuera. Conforme al principio anrepol6gico, al revés, viene dada en el hombre mismo, en cada hombre, en su 10 que la moral no sea mds que le psicolo Eso es lo que ha pre- i logismo inglés. Por tanto, antes de past a analizar el sen- tido justo del arincipio antropelégico, conviene empezar por Ia conside- tacién de aguél. EI pricologsmo moral no debe ser confundido con el subjetivismo moral, Los hedonistas, por ejemplo, son st tas, pero no son nece- ro es el de Kant: ese es otro proble- se queda, indecisamente atin, ent y_ mas abundantems aque antes de ascender a las mds altas regi deberiamos descender un poco al algunos pensamientos a las sencillas y ho- nestas cuestionss de la moral (xpon plain bonest Morals).» Dos ideas de a 4 Ei teresan en espe jada en el Solilog es ds rage en un espejo; se produce or Guide que surge ast en nosotros se personifica, en el terreno de Ia mo tal teligiosa, en el Daimon, el Genio o el Angel. 'Y pot otra parte, no ya sino en las relaciones interpersonal 0 ant y surgen asf los ef decir, afectos, otra vez, Los verdad saidores pai se psicogenético de la moral, a saber: David Hume y Adam Smi tos precedentes, La idea de Ta , es genética y vale tanto para los buenos como para Por eso justamente pado it que «los actos idad natural, la especificacién. moral»? Pero, sin embargo, es preciso afiadir que, para plano moral de la moralitas in genere’envuelve siempre® la especifica- n en bondad 0 m: oral, La razén de esto es que entienden inme- rente por moral Ia moralidad o la mensutabilidad de los actos buma- rnos por la regula morum. Por otra parte, y como se sabe, filoséfico en mostrar Ia estrecha ertad. Recuérdese aquel texto suyo: «Radix tas sicut subicctum; sed sicut causa est ratio; ex hoc eni vere potest ad divetsa ferzi, quia ratio potest habere diversas concep, icién que —como contraste iamediato, inada por sus condiciones desenlaces diversos? Porque el hombre, (naturalmente se trata equt de un prias no entramos en el problema genéi animal, en suspenso ante los estimulo acto y meramente légico; a diferencia del sea siempre mo entre moral como se conduce siempre conforme «me ; pero el «bien» de este «mejor» puede ser no el bonum moral, sino el miter sumptumn ‘Desde supuestos completamente diferentes, un fildsofo moderno, Be- Croce, ha Tegado a resultados no lejanos de éstos. Benedetto distingue dos grados de 1a vida préctica: primero consiste cn ; el segundo, que implica el anter ste en la = querer un fin. Querer srsal. Pero quien obra prueban —et sar Borgia, del Yago de Shakespeare. Aun cuando b la teorfa utilitarsta de la Ftica se ve claramente que lo que Croce decir aqui corresponde con lo artiba dicho, Esta_distinciéa de hha sido recogida pos por W. G. De Burgh, que establece dos sentidos de right: 1) it de hacerse, es decir, lo requetido por y 2) lo que debe ser hecho, esta de esa misma situacidn. Es el er0 8 P: Erica ef concepto de ajustamiento 0, como él dice, de fittingness, el filé- sofo también inglés C. D. Broad de ke es jn —tan frecuentada hoy por procede, en del légica, es el de los

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