Reflexiones Sobre El Coronavirus y La Unidad de La Humanidad PDF

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Reflexiones sobre el

coronavirus y la unidad
de la humanidad
Homa Sabet Tavangar​•Mar 7, 2020

Ayer recorrí en carro la ciudad, fui a dos tiendas, cuatro farmacias, un


mini-mercado de gasolinera, y un hipermercado, para obtener
desinfectante para manos. No lo encontré en ningún lugar. Ni siquiera una
botella de bolsillo. Además de la escasez, y a pesar de vivir en una zona
donde las ventiscas pueden mantener a la gente dentro de casa durante
días, el empleado de una de las tiendas que visité me dijo que habían
registrado las mayores ventas históricas de un día, el pasado fin de
semana. Hasta ahora, el COVID-19, conocido como coronavirus, aún no
ha aparecido en mi estado, pero el pánico ciertamente lo ha hecho.

Mientras reflexiono sobre esta historia en desarrollo, me doy cuenta de que


hay otra cosa más en juego que es bastante notable: la propagación del
coronavirus me demuestra que por mucho que intentemos aislarnos unos
de otros – ya sea por muros o patrullas fronterizas o clubes exclusivos o
lenguaje codificado o incluso el escudo de desinfectante de manos:
nuestra unidad es ineludible.

Al ser testigo de cómo el virus no puede ser contenido ni siquiera dentro de


un país con leyes estrictas y una Gran Muralla, empecé a reflexionar sobre
lo que significa decir: ​“La humanidad es una”. ​Como persona optimista,
me atrae la forma en que nuestra unidad se manifiesta en formas
hermosas, como los lenguajes universales del amor y la risa, o a través del
arte y el acceso a la educación. El coronavirus, sin embargo, ilustra otro
ejemplo igualmente válido de nuestra unidad, ya que nos vemos obligados
a reunirnos para idear soluciones en medio de nuestra vulnerabilidad
compartida.

La consciencia sobre el coronavirus me ha hecho pensar en dos


importantes requisitos para la unidad​: la empatía y la justicia.​ En medio
de la escasez de suministros básicos en nuestras todavía bien abastecidas
tiendas, pensé en el trauma del que tuvieron que huir los refugiados de
Siria o El salvador, llevando consigo solo un poco más de la ropa que
llevaban puestas. Esto no tiene la intención de instilar culpabilidad; sin
embargo, consideré lo siguiente: ¿y si canalizo el pánico que cruzó
temporalmente por mi mente para sentir mayor empatía por aquellos que
viven bajo el miedo de la persecución, el hambre o la violencia diaria? Me
recordó que debo luchar por, parafraseando palabras de Abdu’l-Bahá,
mostrar amor a cada afligido, ser un disipador de penas de todos los
agraviados, un consuelo para los corazones abatidos, una bendición para
las almas desafortunadas. Además, cuando recuerdo la sabiduría de que
“el amor es una luz que no brilla nunca en un corazón poseído por el
miedo“​ ,​ (escritos Bahá'ís) me ayuda a ser más consciente de que debo
poner mi mayor esfuerzo por escoger el amor sobre el miedo, y buscar el
servicio a otros y la empatía por encima del egoísmo y el pánico.

Con respecto a la justica, ​“​El propósito de la justicia es hacer surgir la


unidad entre los hombres​”,​ en otras palabras, para poder lograr la
unidad, primero debemos alcanzar la justicia. En el contexto de la
pandemia actual, esto me dice que, si la persona encargada de tu comida,
la limpieza del hotel o el cuidado de los niños es mal pagada y mal
atendida, todos nos vemos afectados, incluso si nosotros sí disfrutamos de
todos los privilegios. Ninguna cantidad de desinfectante para manos
resolverá el problema de raíz. Si la persona que limpia tu habitación de
hotel o que pone la mesa del restaurante se siente mal, puede que no
tenga más remedio que ir a trabajar para ganar el salario que ayudará a
alimentar a su familia o a pagar los préstamos. Para el empleado que
trabaja por hora: no trabajo = no paga. ¿Y si como sociedad nos damos
cuenta de que su bienestar es nuestro bienestar, que su salud es nuestra
salud? El coronavirus está decidiendo eso por nosotros. De hecho, en las
ciudades donde la paga por enfermedad es obligatoria para todos los
trabajadores, las tasas de gripe cayeron un 40 por ciento. Este pequeño
paso hacia la justicia beneficia a todos.

para encaminarnos hacia el bienestar colectivo de la humanidad, y


apreciar nuestra unidad natural y esencial en medio de nuestra diversidad,
conceptos como los siguientes nos ayudan vernos a todos como miembros
de una misma familia.

● somos los frutos de un mismo árbol


● Las olas de un mismo mar
● Las flores de un mismo jardín
● Los dedos de una misma mano, los miembros de un mismo cuerpo.
Ciertamente, hoy es evidente que, si una parte del cuerpo de la humanidad
está afectada, todo el cuerpo sufre. De la misma manera, cuando una
persona en un pueblo al otro lado del mundo sufre, yo me siento afectada
también.

Bajo esta luz, y la visión de que ​“​la tierra es un solo país y la


humanidad sus ciudadano​s”​ (escritos bahá'ís) se siente más real que
nunca. Un virus microscópico no puede ser contenido por fronteras
nacionales, ni tampoco deberían hacerlo las soluciones: el descubrimiento
de vacunas, medicamentos, o información de salud pública que limite la
propagación. Ejemplos recientes de contención exitosa del SARS y el
ébola han demostrado el poder de la acción colectiva a través de las
naciones y razas.

En medio de la profunda preocupación alrededor del coronavirus, puedo


percibir signos de gracia. Estamos en esto juntos. ​Tu bienestar es mi
bienestar. ​Tus precauciones -lavarse las manos, evitar tocar tu rostro,
quedarte en casa cuando estás enfermo- ayudarán a personas con las que
tal vez jamás te hayas cruzado. ​¿Qué más necesitamos para darnos
cuenta que en realidad somos uno?

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