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Disipacion Pasiva de Energixd
Disipacion Pasiva de Energixd
RESUMEN
El trabajo presenta, desde la óptica del autor, un estado del arte sobre la investigación, aplicación
y normatividad de la disipación pasiva de energía en México.
SUMMARY
The author’s viewpoint about what the state-of-the art is on research, practical applications and
code regulations on passive energy dissipation in Mexico is presented in this paper.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo intenta presentar un breve estado del arte sobre la investigación, aplicación y
normatividad de tecnologías modernas como la disipación pasiva de energía en México.
1
Profesor, Departamento de Materiales, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, Av. San Pablo # 180,
02200 México, DF, e-mail atc@correo.azc.uam.mx
Arturo Tena Colunga
energía, a partir de los sismos de septiembre de 1985, viendo en ellas opciones atractivas tanto
para la rehabilitación de estructuras dañadas por sismo como para el diseño estructuras nuevas.
De hecho, el interés inicial se ligó a la potencial aplicación de dos tipos diferentes de disipadores
pasivos de energía (Del Valle 1987):
1. Los disipadores de energía por fricción propuestos por el Dr. Avtar Pall en Canadá (por
ejemplo, Pall y Pall 1993, Pall 1995), donde se utilizan pastillas similares a las balatas de
los frenos de automóviles montadas en placas de acero que se colocan sobre
contravientos. A pesar del gran interés que existía por implantar esta solución en algunos
edificios de mediana altura de la ciudad de México, hasta la fecha no se ha aplicado en
México debido a su alto costo por concepto de pago de patentes, así como los costos
asociados a su mantenimiento.
2. Los disipadores de energía por histéresis del material, en particular, los disipadores
denominados como ADAS (Added Damping and Stiffness), desarrollados en los Estados
Unidos por Roger Scholl con base en un programa experimental y analítico importante en
las universidades de California en Berkeley (por ejemplo, Whittaker et al. 1989) y de
Michigan (por ejemplo, Bergman y Goel 1987), y que trabajan por la deformación
histerética de placas de acero en forma de reloj de arena (fig 1). Estos disipadores
llamaron la atención de los ingenieros de la práctica y de los investigadores, sobre todo a
raíz de su utilización en la reparación del edificio Izazaga (Martínez-Romero 1993), un
edificio de concreto reforzado de mediana altura que fue severamente dañado durante los
sismos de septiembre de 1985, como se discute más adelante.
Casi de manera paralela al interés por los dispositivos ADAS, en el Instituto de Ingeniería de la
UNAM se comenzaron los trabajos experimentales y analíticos sobre el desarrollo de otro
dispositivo que trabaja por histéresis del material, el cual se denominó Dispositivo Solera (DS,
por ejemplo, Aguirre y Sánchez 1989, 1992), el cual disipa energía por el rolado por flexión del
dispositivo, es decir, al deformarse las placas o soleras de acero del dispositivo de manera similar
a como lo hacen las orugas de un tractor (fig 2). Lamentablemente, aún no existen aplicaciones
del DS en México.
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
b
A C
e
R F
El interés por los dispositivos disipadores de energía por histéresis del material, en particular
aquéllos con base en el acero estructural, llamó la atención de los académicos e investigadores
mexicanos la mayor parte de la década de los años noventa, en particular tres dispositivos: los
ADAS, los DS, y los TADAS (fig 3, Tsai et al. 1993). A finales de los años noventa comenzó a
existir interés por los dispositivos viscoelásticos (fig 4), particularmente por su aplicación en la
construcción del edificio corporativo de la empresa 3M en la ciudad de México, utilizando
dispositivos hechos con material viscoelástico desarrollado por dicha empresa (Miranda et al.
1998).
Figura 5. Amortiguador viscoso tipo Taylor (foto cortesía de Consuelo Gómez Soberón)
INVESTIGACIÓN
INVESTIGACIONES EXPERIMENTALES
Los estudios experimentales de Aguirre y Sánchez son de gran valor, pues permitieron definir
características muy importantes de los dispositivos con fines de diseño, incluyendo números de
ciclos a la fatiga a distintos niveles de deformación y de incremento de temperatura, expresiones
simples para su diseño, así como modelos histeréticos para su empleo en análisis (Aguirre y
Sánchez 1992).
Posteriormente, entre 1990 y 1993 se realizaron pruebas en la antigua mesa vibradora del
Instituto de Ingeniería de la UNAM en una estructura metálica de dos niveles provista de
dispositivos solera montados sobre diagonales concéntricas (fig 2) y sometida a excitaciones
armónicas en su base en un intervalo comprendido entre 3 y 7 Hertz, donde se corroboró la
eficiencia del DS en disipar energía de manera estable, como se presenta con detalle en González
et al. (1994) y González (1998). Asimismo, se aprendió mucho en detalles de tipo constructivo,
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
relacionados sobre todo con la vibración local de los elementos diagonales (González 1990,
González et al. 1994, Ruiz 1998).
Figura 7. Dispositivo placa atiesada ensayado en el Cenapred (foto cortesía del Cenapred)
Figura 8. Dispositivo tipo viga propuesto por Ortega (foto cortesía de Gustavo Ayala)
Hasta donde se sabe, éstas son las investigaciones experimentales que se han conducido hasta la
fecha en México sobre dispositivos disipadores de energía, aunque se conoce la intención del Dr.
Juan Enrique Martínez Rueda de desarrollar y probar experimentalmente dispositivos que
permitan concretar físicamente lo que se denomina mundialmente como Dispositivos de Baja
Invasividad (Martínez Rueda 1998a), así como de un proyecto conjunto del Instituto de
Ingeniería de la UNAM (Manuel Aguirre) y la Universidad de California en Irvine (Roberto
Villaverde) de realizar pruebas en mesa vibradora para utilizar a los DS para aislar el techo de
edificaciones, concepto que ha sido propuesto en la literatura por Villaverde (por ejemplo,
Villaverde y Mosqueda 1999).
INVESTIGACIONES ANALÍTICAS
Asimismo, al inicio existió interés en conducir estudios analíticos sobre la potencial aplicación de
los disipadores de energía por fricción de Pall en la reparación de estructuras de mediana altura
en la zona de terreno blando de la ciudad de México, sobre todo conducidos por el Ing. Enrique
Del Valle y sus colaboradores (Ruiz 1998, Ocampo et al. 1987, Del Valle 1988). Al no
concretarse dichas aplicaciones, el interés en los Dispositivos Pall se redujo notablemente en
México, sobre todo porque comenzaron a aparecer otras alternativas más atractivas para el
gremio mexicano.
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
A partir de 1989 comenzó el interés en México por conducir investigaciones analíticas sobre los
dispositivos ADAS, en gran medida debido a su aplicación en las reestructuraciones del Hospital
de Cardiología y del edificio Izazaga (realizadas por el Ing. Enrique Martínez Romero), como por
la difusión y promoción que sus inventores realizaron en el Congreso Nacional de Ingeniería
Sísmica de México celebrado en noviembre de 1989 en Acapulco (por ejemplo, Scholl y White
1989).
Vale la pena comentar que en el desarrollo de los dispositivos ADAS, Roger Scholl solicitó desde
un inicio la opinión experta del Dr. Emilio Rosenblueth del Instituto de Ingeniería de la UNAM,
con quien mantuvo una comunicación epistolar continua de 1986 a 1992 aproximadamente. El
Dr. Rosenblueth fue uno de los principales promotores de la investigación en disipación pasiva
de energía en México, ya que veía esta tecnología de vanguardia como uno de los polos de
desarrollo más importantes de la ingeniería sísmica para reducir la vulnerabilidad de estructuras
ante sismos (Rosenblueth 1989). Muchas de las investigaciones analíticas y experimentales que
se iniciaron en México en ese entonces contaron con su apoyo y aliento.
Aunque existen algunos antecedentes aislados (por ejemplo, Ocampo et al. 1987, Arboleda
1988), se puede decir que no fue sino hasta la década de los años noventa cuando en México
existió un gran interés a nivel nacional por conducir investigaciones analíticas sobre la aplicación
de dispositivos de disipación pasiva de energía para el diseño o reparación de estructuras. La
mayoría de las investigaciones se concentran en su potencial aplicación en la zonas de terreno
blando (zona del lago) de la ciudad de México. Los estudios se pueden clasificar en las siguientes
categorías.
Un defecto muy común en varios de estos estudios era el empleo de la diagonal equivalente en
análisis dinámicos no lineales, donde se determinaban las propiedades de rigidez elásticas
equivalentes del sistema contraventeo-disipador, pero las características de resistencia y
deformación eran las del elemento disipador. Como se ha demostrado (Tena Colunga 1998 y
2000, Tena-Colunga 2002, fig 9), este modelado es notablemente incorrecto para análisis no
Arturo Tena Colunga
lineales de cualquier tipo, por todas las razones que se enuncian ahí, por lo que los resultados que
se presentan en esos estudios paramétricos son poco confiables.
Otros estudios modelaron a los disipadores utilizando elementos axiales equivalentes, que aunque
no es el mejor modelo, si arroja resultados confiables. Como se discute en detalle en Tena
Colunga (1998, 2000), en este modelado se introducen imprecisiones por la interacción artificial
que se establece entre los nudos superiores de los marcos de cada entrepiso con los disipadores,
lo que en realidad no existe al estar los disipadores conectados exclusivamente en la parte
intermedia de las vigas. Sin embargo, esta influencia debe ser despreciable para marcos con vigas
axialmente rígidas y con una rigidez intermedia a flexión, que es el caso más general en edificios
de concreto reforzado. La aproximación debe disminuir cuando se presentan giros importantes en
los nudos de los marcos, ya que este modelado depende que éstos no sean considerables.
Además, este procedimiento no permite tomar en cuenta las rotaciones locales que pueden
presentarse en los elementos disipadores, ya sea en la unión con la viga superior y/o con los
contravientos.
De esta primera etapa “romántica” de estudios paramétricos, se destacan, en opinión del autor, los
siguientes trabajos:
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
(1) Gómez et al. (1993) y Gómez (1994). Presentan un estudio paramétrico donde se comparan
las ventajas y desventajas de utilizar disipadores de energía de comportamiento elasto-
plástico perfecto con respecto a una estructuración con contravientos (riostras)
exclusivamente, que es una solución estructural muy popular empleada en México para el
diseño o reestructuración de edificios de acero o concreto reforzado de mediana altura (8 a
25 niveles) ubicados en la zona de terreno blando de la ciudad de México. Otra
particularidad de este estudio es que es de los pocos que toman en cuenta acelerogramas
registrados durante el sismo de 1985 en la ciudad de México en distintos tipos de terreno: (a)
terreno blando (acelerogramas de SCT), (b) terreno firme (acelerogramas de Tacubaya,
TACY) y, (c) terreno de “transición” (acelerogramas de Viveros, VIV).
(2) Arista (1994) y Arista y Gómez (1993). Presentan un estudio paramétrico de modelos
estructurales de un nivel, donde se estudia la respuesta torsional de sistemas con disipadores
de energía de comportamiento elasto-plástico perfecto. El estudio hace la hipótesis que la
asimetría en rigidez en la respuesta de los disipadores se debe a una instalación deficiente de
los mismos, defectos en su construcción o simplemente, un mal mantenimiento (Ruiz 1998).
Este estudio también considera acelerogramas registrados en terreno blando (SCT), firme
(CU) y transición (VIV). Entre los resultados de este estudio se resalta que la asimetría
introducida por los disipadores puede derivar en una concentración importante de demandas
de ductilidad en otros elementos estructurales. Sin embargo, cabe señalar que debido al
modelado analítico que se empleó, estas conclusiones son sólo válidas para sistemas donde
los disipadores se montan sobre diagonales que tienen características de rigidez, fluencia y
comportamiento histerético similares a las del disipador, por lo que sería muy valioso
conducir más estudios paramétricos que modelen con limitaciones menores al sistema
contraventeo-disipador.
El interés por los estudios paramétricos de inicios de los años noventa decayó a finales de esa
misma década, pero a partir del año 2000 han vuelto a tomar interés con renovados bríos. En
opinión del autor, recientemente se han presentado dos trabajos de calidad con este enfoque, que
se discuten brevemente a continuación:
(1) Arroyo (2001) y Arroyo y Terán (2002). Presentan un extenso estudio paramétrico con
base en sistemas rigurosos de un grado de libertad ante la acción de acelerogramas
registrados en México durante eventos sísmicos recientes, encaminado a proponer
expresiones para estimar el factor de reducción de fuerzas sísmicas por comportamiento
inelástico (Rµξ) que debe utilizarse para reducir el espectro de diseño elástico de
resistencia para establecer fuerzas sísmicas de diseño para estructuras con diferente
capacidad de deformación plástica y de disipación de energía viscosa. Ofrecen
expresiones para suelo firme (fig 10) y suelo blando (fig 11), donde el valor del factor de
reducción (Rµξ) se estima en función del periodo de la estructura, de su demanda máxima
de ductilidad y de su coeficiente equivalente de amortiguamiento. En el estudio se
considera que la estructura puede responder inelásticamente (demandas de ductilidad, µ,
de 1.0, 1.5, 2.0, 3.0 y 4.0), suponiendo un comportamiento histerético elasto-plástico
perfecto, mientras que los disipadores pasivos de energía son viscosos, ya que se modelan
mediante amortiguamientos viscosos equivalentes (ξ de 0.05, 0.10, 0.20 y 0.30).
Arturo Tena Colunga
Rµξ 2 Rµξ 6
µ=1.5 µ=4
5
4
1 3
2
1
0 0
0 1 2 3 T(s) 4 0 1 2 3 T(s) 4
Figura 10. Propuestas para estimar Rµξ en suelo firme, ξ de 5% (Arroyo y Terán 2002)
Rµξ 3 Rµξ 12
µ=1.5 µ=4
2.5 10
2 8
1.5 6
1 4
0.5 2
0 0
0 1 2 3 T/T g 0 1 2 3 T/T g
Figura 11. Propuestas para estimar Rµξ en suelo blando, ξ de 5% (Arroyo y Terán 2002)
En opinión del autor, los resultados de este estudio son muy valiosos para disipadores
viscosos (por ejemplo, aquellos que utilizan fluidos, como los amortiguadores Taylor) y
viscoelásticos, pero su extrapolación a disipadores de energía por histéresis (DS, ADAS,
TADAS, etc), de fricción (Pall) o de otra naturaleza, debe hacerse con cautela.
(2) Cabrera y Martínez Rueda (2001). Presentan un estudio paramétrico cuyo objetivo es
definir un procedimiento para la calibración preliminar de sistemas de contraventeo con
disipadores histeréticos. Para ello, utilizan un sistema general de un grado de libertad
dinámico (con base en la masa) donde se toman en cuenta (por separado), representados
como resortes no lineales actuando en paralelo, las rigideces de la estructura y la del
sistema contravientos-disipadores de energía. Para modelar a los disipadores, se utiliza un
modelo histerético elastoplástico perfecto. Para modelar a la estructura original, se
utilizaron dos modelos histeréticos, el modelo de Clough modificado, que es
representativo de sistemas que experimentan degradación de rigidez, como pueden ser las
estructuras a base de marcos de concreto reforzado, y un modelo bilineal con
endurecimiento cinemático, que representa razonablemente el comportamiento de marcos
dúctiles de acero. Se consideraron 20 registros acelerográficos de terreno firme
registrados en México, Estados Unidos, Japón, Armenia, Yugoslavia, Grecia y Nueva
Zelanda, los cuales fueron escalados en intensidad de acuerdo con un criterio propuesto
por Martínez-Rueda (1998b).
Los parámetros que se variaron y estudiaron fueron, para cada acelerograma: (a) el
periodo inicial de la estructura (0.1s≤T≤1s), (b) resistencia aparente de fluencia del
sistema estructura-contraviento-disipador normalizada (Cy/W= 0.1, 0.2, 0.3, 0.4 y 0.5), (c)
las rigideces y resistencias laterales relativas (αky y αcy) de la estructura original con
respecto a la del sistema contraviento-disipador (αky=0.5, 1.0, 1.5, 2.0, 2.5, 3.0, 3.5, 4.0,
4.5 y 5.0; (αcy= 0.25, 0.5, 0.75, 1.0, 1.25, 1.5, 1.75, 2.0, 2.25 y 2.5) y, (d) el modelo
histerético de la estructura (Clough o bilineal).
Con base en el extenso estudio paramétrico descrito, se logró identificar una tendencia de
las demandas de ductilidad de las estructuras con disipadores sujetas a movimientos de
terreno firme al agrupar a las estructuras con el mismo valor de Cy/W (coeficiente
sísmico) y modelo histerético, cuando se someten al mismo nivel de intensidad sísmica.
Por lo tanto, se propusieron ecuaciones lineales obtenidas a partir de las regresiones de los
datos obtenidos, mismas que permiten estimar de forma preliminar la rigidez y resistencia
del sistema de contraventeo y de los disipadores para demandas de ductilidad requeridas.
En opinión del autor, este es un estudio muy valioso, que se enriquecerá cuando se
modele a los disipadores con un comportamiento histerético bilineal con endurecimiento,
ya que experimentalmente se ha observado que su respuesta histerética es de este tipo.
Además, para México será interesante ampliar el estudio para movimientos típicos de
terreno blando y de terreno firme registrados exclusivamente en sismos de subducción
ocurridos en México, pues hasta cierto punto, es cuestionable calcular respuestas
estadísticas de movimientos que, aunque dentro de una misma clasificación del terreno
(firme), proceden de fuentes sismogénicas distintas (subducción, falla normal, falla
inversa, etc.), que afectan notablemente sus características (amplitudes, contenidos de
frecuencias, duraciones, energía, etc.).
Arturo Tena Colunga
Este tipo de estudios datan de finales de la década de los años ochenta y principios de los
noventa. Se pueden clasificar en:
(a) Estudios paramétricos de marcos de varios niveles y varias crujías donde se estudian
variables como la ubicación del sistema contravientos-disipadores en elevación
(Urrego y Ruiz 1994, Ruiz et al. 1995), cuyo objetivo fue determinar qué arreglos
eran más adecuados desde los puntos de vista de respuesta estructural y economía
para estructuras ubicadas en terrenos blandos. Los autores encontraron que los
arreglos más convenientes son aquéllos en que los contravientos se disponen de
manera que no favorezcan la concentración de cargas axiales y fuerzas cortantes en
columnas, ya que esto impacta significativamente el costo de la cimentación
competente que se requiere para tener un comportamiento satisfactorio de la
estructura.
(b) Estudios paramétricos de marcos de varios niveles y con una o más crujías, donde se
comparan el empleo de disipadores de energía con respecto a una rigidización
convencional con contravientos metálicos como alternativas de estructuración
original y de reestructuración ante sismos de edificios de mediana altura ubicados en
zonas de terreno blando de la ciudad de México (por ejemplo, Jara et al. 1993,
Vargas et al. 1995, Ruiz et al. 1996, Limón y Ruiz 1997, Montiel y Ruiz 2000).
(d) Estudios que analizan costos iniciales y/o costos a largo plazo de estructuras
diseñadas con disipadores de energía con respecto a marcos contraventeados
convencionales, ya sea como proyectos de diseño original (por ejemplo, Gómez y
Vargas 1994, Ruiz et al. 1996) o como proyectos de reparación (por ejemplo, Tena-
Colunga y Vergara 1997).
En los distintos tipos de estudios donde se compara la respuesta sísmica ante movimientos típicos
de terreno blando de estructuras con marcos contraventeados con respecto a estructuras con
marcos-contravientos-disipadores, se observa que las estructuras con disipadores tienen un
comportamiento más dúctil y que, por lo general, el comportamiento inelástico se concentra casi
exclusivamente en los elementos disipadores de energía (fig 12), aún en los estudios de
reparación (por ejemplo, Tena-Colunga et al. 1996, Tena-Colunga y Vergara 1997, Tena Colunga
1998).
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
fluencia
Figura 12. Mapeo de la fluencia al tiempo que se produce la distorsión máxima, modelos
MACRO y ADAS para el Edificio AE2 (Tena-Colunga y Vergara 1997, Tena
Colunga 1998)
Además, se observa que en edificios de mediana altura ubicados en terreno blando, en las
estructuras con disipadores generalmente se reducen notablemente las distorsiones máximas de
entrepiso en prácticamente todos los niveles, con respecto a estructuras convencionales con
contravientos, como consecuencia de la disipación de energía, excepto los primeros tres niveles,
donde las distorsiones de entrepiso son generalmente menores en estructuras convencionales con
contravientos (fig 13). Como consecuencia de la disipación de energía, las fuerzas cortantes de
entrepiso máximas y las cargas axiales en columnas y cimentación son menores en estructuras
con disipadores de energía que en estructuras con contravientos (fig 13). Estas conclusiones
generales son válidas cuando se comparan estructuras con contravientos o disipadores-
contravientos que tienen periodos fundamentales de vibración similares (por ejemplo, Tena-
Colunga et al. 1996, Tena-Colunga y Vergara 1997, Tena Colunga 1998).
Para los estudios donde se observa una diferencia importante entre los periodos fundamentales de
vibración de estructuras con contravientos (más rígidas) con respecto a disipadores-contravientos
(más flexibles), se llega a observaciones distintas (figs 14 y 15), ya que las respuestas máximas
estructurales se ven afectadas, resumiendo de una manera muy simple, en función de cómo se
encuentran ubicados los periodos fundamentales de cada estructuración en consideración dentro
del espectro de respuesta elástico de aceleraciones para el acelerograma en cuestión, si en la rama
ascendente o descendente de dicho espectro (fig 14). Este ha sido el caso considerado en algunos
estudios (por ejemplo, Montiel y Ruiz 2000).
Figura 14. Representación gráfica de los coeficientes sísmicos demandados por los marcos sin
reforzar (SR), reforzados con disipadores (Dis) y reforzados con contravientos (Cv),
tomado de Montiel y Ruiz (2000).
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
En general, se puede concluir a partir de la información presentada en casi todos los estudios que,
desde el punto de vista de comportamiento estructural global (en particular la ductilidad) para
estructuras de mediana altura ubicadas en terreno blando, el uso de contravientos-disipadores es
más conveniente que el de contravientos exclusivamente. Sin embargo, se puede concluir a partir
de la información presentada en casi todos los estudios, que el costo inicial del sistema
contraviento-disipadores en México es notablemente mayor. Por lo tanto, mientras no se
reduzcan los costos de los disipadores de energía, la aplicación de esta tecnología está limitada a
un número reducido de edificios donde el objetivo principal es garantizar que la estructura tenga
un desempeño sísmico superior al mínimo exigido por los reglamentos de construcción que, de
hecho, es el caso de todas las estructuras que se han reparado o construido en México utilizando
disipadores pasivos de energía. Existen estudios que sugieren que si se consideran costos a largo
plazo, la inversión inicial por concepto de los disipadores se amortiza en función de los ahorros
que se obtendrían al no tener pérdidas por operación o por reparación en elementos estructurales
y no estructurales; sin embargo, en México pocos son los dueños o inversionistas que se
preocupan en estos aspectos y generalmente toman decisiones con base en los costos iniciales.
Figura 15. Representación gráfica de las distorsiones máximas de entrepiso para los marcos sin
reforzar (SR), reforzados con disipadores (Dis) y reforzados con contravientos (Cv),
tomado de Montiel y Ruiz (2000).
El modelado analítico de disipadores de energía por histéresis del material ha sido un tema
abordado formalmente por algunos investigadores mexicanos. En este rubro destacan la
propuesta de Aguirre y Sánchez (1989, 1992) y Terrones et al. (2002) para el modelado de los
Arturo Tena Colunga
Dispositivos Solera (DS) con base experimental, la propuesta de Tena-Colunga (1997) para el
modelado de los dispositivos ADAS con base en los resultados de los estudios experimentales
realizados en la Universidad de California en Berkeley y en principios fundamentales de
mecánica y plasticidad, así como la propuesta de Escobar et al. (2002) para el modelado del
dispositivo tipo viga propuesto por el ingeniero Ortega.
Tena Colunga (1998, 2000, 2002) presentó un estudio donde se discuten los principales modelos
analíticos que se han utilizado para el estudio de estructuras con elementos disipadores de energía
en México, con énfasis en disipadores de energía que trabajan por histéresis del material, en
particular, del acero. El estudio reflexiona sobre la validez de ciertas simplificaciones analíticas
que algunos investigadores han hecho en estudios que involucran análisis no lineales, así como
aspectos que deben considerarse en el diseño de estructuras con elementos disipadores de energía
desde el punto de vista análisis estructural.
Dentro de las conclusiones de este estudio desde el punto de vista análisis estructural, destacan
las siguientes (Tena Colunga 2000):
(a) El modelo conocido como “diagonal equivalente” carece de una justificación sólida en el
intervalo de comportamiento no lineal (fig 9) y puede guiar a resultados de dudosa
aproximación en muchos casos, sobre todo cuando se utiliza en estudios paramétricos
poco reflexivos en las características y balances de rigidez y resistencia que deben existir
entre los contravientos y los dispositivos disipadores de energía.
(b) En los análisis no lineales de estructuras con disipadores de energía, conviene modelar
con rigor e independientemente tanto a los disipadores como a los contravientos, ya que
permite monitorear por separado el comportamiento de los elementos disipadores y de las
diagonales, además de apreciar el trabajo en conjunto, lo que no puede hacerse
cabalmente con los modelos aproximados.
(c) En el caso particular del análisis no lineal de estructuras con disipadores metálicos, se
recomienda idealizar al disipador con un modelo bilineal donde se tome en cuenta un
valor realista de la pendiente posterior a la fluencia (k2), ya que el valor de la pendiente
posterior a la fluencia tiene un impacto importante en la estimación de respuestas
estructurales máximas (fig 9). Por lo tanto, no se recomienda considerar un
comportamiento elastoplástico perfecto para los disipadores metálicos, pues entre otras
cosas, tenderá a subestimar las fuerzas cortantes de entrepiso y las descargas axiales en las
columnas y la cimentación.
La gran mayoría de estos trabajos los han desarrollado Luis Esteva y sus colaboradores (por
ejemplo, Esteva y Díaz 1993, Esteva et al. 1998, Campos y Esteva 2002). Los primeros trabajos
presentan modelos matemáticos que describen la acumulación de daño, la probabilidad de
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
Se han presentado en México algunos estudios que proponen procedimientos generales de diseño
de estructuras con disipadores pasivos de energía que toman en cuenta la filosofía tradicional de
los reglamentos de diseño sísmico de México (Tena Colunga 1998), planteamientos generales de
la filosofía de diseño por desempeño (Esteva y Veras 1998), o algunos procedimientos iterativos
que involucran realizar varios análisis no lineales paso a paso que, por ello, resultan ser poco
prácticos para los diseñadores (por ejemplo, Silva y Ruiz 1993).
En opinión del autor, deben continuarse los esfuerzos en estudios tendientes a definir
metodologías de diseño simples asociadas a los lineamientos de reglamentos específicos. Por
ejemplo, la propuesta de Normas Técnicas Complementarias para Diseño por Sismo para el
Distrito Federal (NTCS-2001 2001) introduce un Apéndice Normativo A que fomenta el diseño
con base en criterios de desempeño. Sin embargo, este apéndice no está totalmente calibrado ni
da guías específicas para el diseño de estructuras con disipadores de energía. Por lo tanto, se
requieren de estudios adicionales que permitan a los diseñadores emplear el Apéndice A fácil y
transparentemente, y cuyos parámetros se definan o justifiquen con base en estudios y no
exclusivamente en la intuición.
APLICACIONES EN EDIFICIOS
A partir de finales de la década de los años ochenta se han utilizado en México disipadores
pasivos de energía tanto para la rehabilitación sísmica de estructuras como para el diseño original
de edificios en zona sísmica. La primeras aplicaciones se dieron en la reestructuración sísmica de
estructuras existentes con dispositivos tipo ADAS, como son los casos del Edificio Izazaga, el
Hospital de Cardiología del Centro Médico Siglo XXI del IMSS y el Complejo de Oficinas
Centrales del IMSS. Posteriormente se han utilizado además otras técnicas, como conexiones
friccionantes, disipadores con materiales visco-elásticos y amortiguadores viscosos. En los
últimos ocho años se han construido edificios nuevos con disipadores de energía, así como siguen
existiendo proyectos de rehabilitación. En las siguientes secciones se presentan brevemente las
aplicaciones de dispositivos disipadores de energía en edificios construidas en México, además
de proyectos en otros países en las cuales el diseño estructural corresponde a empresa de diseño
estructural de México.
Arturo Tena Colunga
El primer edificio que se reestructuró con disipadores de energía ADAS en México (1989) es el
Edificio Izazaga 38-40, que se ubica prácticamente en el centro de la ciudad de México (zona de
lago). Se trata de un edificio de concreto reforzado de 12 niveles y sótano construido en los años
setenta cuyo sistema estructural original ante carga lateral era de marcos equivalentes formados
por columnas y una losa plana reticular (tipo waffle), además de la existencia de algunos muros
estructurales de concreto reforzado y de muros diafragma de mampostería no reforzada en una de
sus colindancias (Martínez-Romero 1993). El edificio sufrió un daño de moderado a extenso
durante el sismo del 19 de septiembre de 1985, como consecuencia de su alta flexibilidad lateral
inducida básicamente por la losa plana reticular y las columnas, pues los muros de concreto eran
insuficientes para rigidizar satisfactoriamente a esta estructura.
Los detalles del proyecto de la empresa EMRSA se discuten en Martínez-Romero (1993), pero en
este caso, además de realizar varios análisis no lineales paso a paso para verificar el correcto
trabajo de los dispositivos ADAS, se definieron espectros de sitio en el diseño. Con base en estos
estudios y consideraciones de uso de la estructura, se intervinieron en toda su elevación diez
crujías para la instalación de los dispositivos ADAS, que se montaron sobre contraventeos
metálicos tipo chevrón. Se espera que la reestructuración adicional descrita mejore notablemente
el desempeño estructural del edificio ante sismos moderados e intensos. Los estudios realizados
sugieren reducciones del 40% en la distorsión de entrepiso máxima con respecto a la estructura
rehabilitada con muros exclusivamente, así como demandas más reducidas en los elementos
originales de concreto reforzado.
ADAS montados sobre contrafuertes (fig 16). Este arreglo en contrafuertes se diseñó para que
durante la obra no se interfiriera con la operación del hospital, lo que fue requerido por el IMSS.
El proyecto correspondió a la empresa EMRSA. El diseño involucró realizar varios análisis no
lineales paso a paso para verificar el correcto trabajo de los dispositivos ADAS. El estudio
sugirió que la reestructuración propuesta conducía a una notable reducción del cortante basal y de
las deformaciones laterales con respecto a la estructura original, como consecuencia directa tanto
del efecto de rigidización de los contrafuertes y del amortiguamiento histerético proporcionado
por los dispositivos ADAS (Martínez-Romero 1993). En Martínez-Romero (1993) se ofrecen
mayores detalles sobre este proyecto.
Figura 16. Reestructuración del Hospital de Cardiología del Centro Médico Siglo XXI
Los edificios se encuentran ubicados en Avenida Paseo de la Reforma 476, muy cercano al
monumento del Ángel de la Independencia, dentro de la frontera de la zona del lago de la ciudad
de México y la transición de depósitos blandos a la zona de lomas o de terreno firme, zona
conocida como “zona achurada” en las NTCS-87 (1987).
análisis no lineales paso a paso, modelos tridimensionales de la estructura muy detallados, etc),
para proponer una solución razonable. La empresa diseñó entonces un refuerzo utilizando
principalmente elementos disipadores de energía tipo ADAS montados en contraventeos tipo
chevrón en varias crujías en toda su elevación, encamisados locales e inclusión de muros
estructurales en el nivel de sótano, tomando en cuenta además el uso del edificio y su valor
arquitectónico para la ciudad de México, como se describe en detalle en Martínez-Romero
(1993). El complejo de oficinas centrales del IMSS se encuentra totalmente reforzado de esta
manera desde finales de 1997.
Dentro de las mejoras reportadas por el diseñador (Martínez Romero 1993), se encuentran que la
reparación propuesta rigidizó importantemente a la estructura, que aunada a la disipación de
energía por histéresis de los dispositivos ADAS, permitió reducir las distorsiones de entrepiso y
las aceleraciones experimentadas en la estructura, reducir las demandas de resistencia en la
mayoría de los elementos estructurales originales (excepto las columnas aledañas a los
contravientos, donde las cargas axiales aumentaron hasta en un 50%, por eso se encamisaron), así
como una reducción de 20% en las cargas transmitidas a la cimentación.
Dada la importancia de los edificios, el IMSS solicitó a la Fundación Javier Barros Sierra por
medio del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) y el Centro de Investigación
Sísmica (CIS) desarrollar diversas actividades de investigación, principalmente relacionadas con
la instrumentación de los edificios y su interpretación (por ejemplo, CIRES 1994, Avilés et al.
1995; Pérez Rocha et al. 1995 abc y 1997, Pérez Rocha y Ordaz 1996, Reinoso et al. 1996 y
Murià et al. 1997), así como estudios analíticos sobre la seguridad ante la acción de sismos
intensos de las estructuras originales, parcialmente reforzadas y totalmente reforzadas (por
ejemplo, Tena Colunga et al. 1993, 1994 y 1995). En Tena Colunga et al. (1993 y 1994) se
presentan detalles sobre la descripción de las estructuras originales y reparadas, así como de los
estudios analíticos realizados.
El complejo de oficinas del IMSS es definitivamente el edificio con disipadores de energía más
estudiado en México y quizá en el mundo. De los estudios conducidos por Tena Colunga et al.
(1994) se determinó que el incremento teórico en la rigidez lateral del edificio central debido a la
adición de los dispositivos ADAS, de los contraventeos y de los muros estructurales del sótano es
de aproximadamente 7.4% en la dirección longitudinal y de 6.7% en la dirección transversal, lo
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
cual se explica debido a que son muy pocas las crujías en las cuales se dispusieron los elementos
rigidizantes en ambas direcciones. Para el edificio lateral oriente, los incrementos son 7.1% en la
dirección longitudinal y 19.2% en la dirección transversal. En general, los incrementos en la
rigidez lateral de los edificios son menores a los que se tendrían si únicamente actuaran los
contravientos, ya que la rigidez a cortante de los ADAS osciló entre el 50% y 70% de la rigidez
axial de los contravientos, por lo que controlaron la rigidez de los elementos diagonales
equivalentes. Asimismo, estos estudios corroboran que son los elementos ADAS los que trabajan
inelásticamente más que los elementos estructurales originales, así como que las distorsiones de
entrepiso y fuerzas transmitidas a la cimentación son menores para la estructura reparada con
respecto a la estructura original.
Del análisis de los registros instrumentales se determinó que los periodos naturales de vibración
para el sismo del 10 de diciembre de 1994 (el primero de importancia registrado en los
inmuebles), son de 1.678 s en dirección longitudinal y 1.416 s en dirección transversal para el
edificio lateral oriente, y de 1.672 s en la dirección longitudinal y 1.412 s en la dirección
transversal para el edificio central. Se aprecia que los periodos determinados experimentalmente
resultan generalmente mayores a los obtenidos a partir de los modelos analíticos, salvo para la
dirección transversal del edificio central.
Finalmente, existe evidencia experimental de que los dispositivos ADAS trabajaron durante el
sismo del 14 de septiembre de 1995, a pesar de que la estructura se encontraba en un estado de
reparación muy parcial, ya que en esa fecha solamente se contaba con avances de 100% del
proyecto de reparación en los niveles de planta baja (PB), mezanine (MZ) y nivel uno (N1), y del
60% en el nivel N2 (Pérez-Rocha et al. 1997).
Dada la importancia que estas estructuras tienen no únicamente para el IMSS, sino para la
ingeniería estructural mexicana, ya que se trata de unos de los pocos edificios con dispositivos
disipadores de energía que se encuentran instrumentados en el mundo, se planea continuar
estudios detallados encaminados a calibrar los modelos tridimensionales utilizando la
información proveniente de los registros instrumentales, empezando por definir los parámetros
que permitan modelar con mayor certidumbre la interacción suelo-estructura observada y después
definir los parámetros estructurales que permitan reproducir las características de respuesta
observada tanto en el dominio de la frecuencia como en el dominio del tiempo. Estos estudios
permitirán no únicamente desarrollar modelos más confiables para predecir la respuesta de las
Arturo Tena Colunga
estructuras reforzadas ante sismos más intensos, sino también aprender más acerca de la mejor
manera de modelar estructuras con elementos disipadores de energía y estructuras con distintos
avances de obra en su proceso de refuerzo.
Se trata del primer proyecto originalmente diseñado para contar con disipadores de energía
ADAS en México, diseñado también por la empresa EMRSA (Martínez Romero 1998). El
complejo lo componen tres edificios de cinco niveles para el almacenaje temporal de autos
nuevos y su inspección fiscal previa a su embarque de exportación, propiedad de la empresa
Tranportación Marítima Mexicana (TMM). Los edificios se ubican sobre un predio adyacente a
los muelles de cabotaje fiscal y de barcos de turismo en Acapulco.
Para el diseño se consideró información específica del sitio (estudios de geología, mecánica de
suelos, espectros de sitio, etc), estudios de riesgo sísmico y el Reglamento de las Construcciones
de Acapulco, que aunado a modelos tridimensionales y análisis no lineales paso a paso
permitieron llegar al diseñador a una solución razonable utilizando una estructura metálica a base
de marcos donde en algunas crujías se montaron dispositivos ADAS en contravientos tipo
chevrón, estudios que se explican con mayor detalle en Martínez Romero (1998). El diseño
estructural fue tal que en teoría se logra que todo el comportamiento inelástico de los edificios
ante sismos intensos se concentre en los dispositivos ADAS, por lo cual la energía la disipan
estos dispositivos y no los demás elementos estructurales (vigas, columnas y contravientos).
Martínez Romero (1998) reporta que la construcción de los edificios fue muy rápida (84 días), lo
cual se logró a un costo reducido para una estructura de este tipo ubicada en una zona de muy alta
sismicidad en México, ya que resultó ser muy ligera (52 kg/m2).
Este conjunto de condominios de lujo está compuesto por tres torres esbeltas de 28 niveles
ubicadas en la zona costera de la Bahía de Acapulco (fig 18), cuyo proyecto estructural
corresponde también a EMRSA (Martínez Romero 1998). La construcción del complejo se
terminó en 2002.
Al igual que para otros diseños de EMRSA en Acapulco, se consideró información específica del
sitio, estudios de riesgo sísmico y el Reglamento de las Construcciones de Acapulco, que aunado
a modelos tridimensionales y análisis no lineales paso a paso permitieron llegar a una solución
razonable utilizando una estructura metálica a base de marcos donde en algunas crujías se
montaron dispositivos ADAS en contravientos tipo chevrón, estudios que se explican con mayor
detalle en Martínez Romero (1998). El diseño estructural se hizo de manera que los dispositivos
ADAS funcionan como la línea primaria de defensa y respuesta inelástica ante sismos, dejando al
resto de elementos estructurales como una segunda línea de defensa. Se consideró un factor de
comportamiento sísmico Q=2 para el diseño de los elementos estructurales convencionales,
detallando las conexiones viga-columna conforme a esta hipótesis según lo recomendado por los
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
reglamentos mexicanos y el AISC. Martínez Romero (1998) reporta que la estructura resultó ser
bastante ligera (90 kg/m2), dado su tipo y ubicación en una zona de muy alta sismicidad.
Se trata de otro proyecto de reestructuración con dispositivos ADAS desarrollado por la empresa
EMRSA (fig 19). Se trata de un edificio con 13 niveles más un sótano ubicado en la zona del lago
de la ciudad de México (en las calles de Monterrey y Oaxaca, colonia Roma), reestructurado en
la década de los noventa, y cuyo sistema estructural original es con base en marcos continuos de
concreto reforzado en ambas direcciones (Martínez Romero 2003).
Figura 19. Reestructuración del edificio Torre Monterrey (fotos cortesía de EMRSA)
Este edificio sufrió daños durante los sismos de los 90´s, al revisar la estructura ésta no cumplía
con los requerimientos reglamentarios, ya que presentaba problemas en cuestiones de capacidad
Arturo Tena Colunga
de elementos en un 20% de los mismos así como problemas con desplazamientos; entonces se
decidió utilizar ADAS para rigidizar el edificio, y sobre todo, agregar un importante porcentaje
de amortiguamiento para disminuir las ordenadas espectrales (Martínez Romero 2003).
Otros Proyectos
Dada la enorme experiencia ganada por la empresa EMRSA en el diseño exitoso tanto de
proyectos originales como de reestructuración de edificios con disipadores de energía tipo
ADAS, actualmente está trabajando en el desarrollo de otros proyectos en México (Martínez
Romero 2003). Dentro de estos se encuentra el proyecto de reestructuración del edificio Córdoba,
un edificio de mediana altura de concreto reforzado ubicado en la zona de lago de la ciudad de
México donde se presentaron los mayores daños durante el sismo de 1985. En la ciudad de
Acapulco se tienen dos proyectos de estructuras metálicas nuevas: (a) el edificio Romanza,
proyecto cuyo estudios y diseño estructural están terminados y actualmente se está fabricando la
estructura metálica y, (b) el edificio Nautilus, que se encuentra en fase de análisis.
Edificio Romanza
Este edificio se construirá en Acapulco, será para departamentos y está constituido por plantas
rectangulares con dimensiones de 12 por 23 metros, con 20 niveles arriba del nivel de calle. Esta
estructura tiene un sistema estructural con base en marcos rígidos y contravientos excéntricos en
una dirección y marcos rígidos con contraventeos incluyendo amortiguadores tipo ADAS en la
otra dirección. Además, se está utilizando un sistema compuesto, es decir, las trabes son
metálicas, y las columnas son de concreto reforzado con una columna metálica embebida en la
misma (Martínez Romero 2003).
Edificio Nautilus
Este edificio también será de departamentos y estará ubicado en Acapulco. El edificio presenta
plantas rectangulares de 13 por 39 metros, con dos niveles de estacionamiento, planta baja y 23
niveles arriba del nivel de calle. El sistema estructural es con base en una combinación de marcos
continuos en una dirección y de marcos rígidos con contraventeos incluyendo amortiguadores
tipo ADAS en la otra. Los materiales son iguales al edificio Romanza (Martínez Romero 2003).
El hospital 20 de Noviembre del Instituto de Servicios y Seguridad Social para los Trabajadores
del Estado (ISSSTE) de México se ubica en la esquina de las avenidas Coyoacán y Félix Cuevas,
en la zona de suelo de transición de la ciudad de México. En su primera etapa fue construido
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
hacia finales de la década de los años cuarenta y, posteriormente, durante la década de los años
sesenta, sufrió modificaciones, ampliaciones y refuerzos (Sánchez y Urrutia 1994). El hospital
consta de un conjunto de cinco edificios independientes entre sí, estructurados con base en
marcos de concreto reforzado. El cuerpo central (A) cuenta con nueve niveles y sótano, mientras
que los cuerpos laterales B, C y D tienen ocho, siete, y dos niveles respectivamente, además del
sótano (Sánchez y Urrutia 1994).
Se trata de uno de los dos hospitales más importantes del ISSSTE en la ciudad de México. Dada
su importancia, el hospital fue estudiado para evaluar que sus estructuras cumplieran con el
Reglamento vigente a la fecha (RCDF-87 1987). El estudio demostró que las estructuras
originales eran muy flexibles y que presentarían deformaciones muy por encima de los límites
impuestos por el RCDF-87. Por lo tanto, la empresa Colinas de Buen fue contratada para
desarrollar un proyecto de reestructuración que hiciera a la estructura cumplir con el RCDF-87
pero sin alterar el funcionamiento del hospital (Sánchez y Urrutia 1994).
Después de estudiar varias opciones (Sánchez y Urrutia 1994), se optó por rigidizar a la
estructura externamente mediante contrafuertes hechos por medio de contravientos tubulares
metálicos, donde el aspecto innovador fue utilizar conexiones atornilladas donde se dejan
holguras en las placas, de manera que se permite su deslizamiento ante demandas de deformación
extraordinarias, permitiendo en este caso disipar energía por fricción. Una conexión friccionante
similar fue propuesta y estudiada experimentalmente en la Universidad de California en Berkeley
por el profesor Popov (por ejemplo, Grigorian et al. 1992, Grigorian y Popov 1993 y 1994). El
hospital se encuentra rehabilitado de esta manera desde 1994.
Se trata del primer edificio diseñado en la ciudad de México como proyecto original con
disipadores de energía, además de ser la primera y única aplicación con disipadores
viscoelásticos, en este caso, producidos por la empresa 3M (fig 20). El edificio de oficinas
corporativas de la empresa 3M se ubica en la zona de lomas o de terreno firme de la ciudad de
México, en el pujante desarrollo urbano de Santa Fe. El diseño estructural correspondió a la
empresa Alonso y Miranda Ingenieros Consultores (Miranda et al. 1998). La estructura del
edificio de cinco niveles y tres niveles subterráneos para estacionamiento es mixta, pues consta
de marcos de concreto reforzado y muros estructurales de concreto reforzado, además de los
disipadores viscoelásticos que se montan en contravientos metálicos tipo chevrón.
Dentro de los aspectos innovadores en el diseño estructural es que se hizo un esfuerzo por
incorporar criterios de diseño sísmico por desempeño para controlar las distorsiones de entrepiso.
Se diseñó para tres niveles de acciones sísmicas: (a) para el sismo máximo probable originado en
la zona de subducción del Pacífico mexicano contemplado para la ciudad de México (Ms=8.2),
(b) para un sismo “moderado” (para la ciudad de México) de Ms=7.5 originado en la zona de
Arturo Tena Colunga
subducción del Pacífico mexicano y, (c) para una fuerte réplica de Ms=7.6, similar a la
experimentada el 20 de septiembre de 1985. Se consideraron dos niveles de desempeño: (a)
operación completa y, (b) ocupación inmediata. Dentro de las variables consideradas en el diseño
estuvieron las propiedades de los dispositivos viscoelásticos, las cuales dependen de los cambios
de temperatura. Por ello, se controlaron el cociente entre las rigideces laterales de los marcos con
respecto a las de los contravientos, así como el cociente entre el amortiguamiento proporcionado
por el dispositivo viscoelástico con respecto a la rigidez lateral del marco (Miranda et al. 1998).
En tiempos recientes se han utilizado amortiguadores viscosos (Taylor, fig 5), dependientes de la
velocidad, y cuyo funcionamiento es análogo a los amortiguadores que se emplean en la industria
automotriz, para proyectos originales y de reestructuración de edificios. A continuación se
describen estos proyectos.
El primer edificio donde se implantó esta tecnología es la Torre Mayor, edificio cuya
construcción está prácticamente terminada en 2003 y que ya es el edificio más alto de la ciudad
de México.
La Torre Mayor es un edificio esbelto para oficinas de lujo de 57 niveles y 225 metros de altura,
ubicado en la Av. Paseo de la Reforma en la zona de lago de la ciudad de México (fig 21). De
hecho, el edificio está ubicado prácticamente en la acera de enfrente del Complejo de Oficinas
Centrales del IMSS que se reestructuraron con dispositivos ADAS. El proyecto arquitectónico
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
corresponde a una empresa de los Estados Unidos, mientras que en el proyecto estructural
colaboró la empresa EMRSA conjuntamente con una empresa de los Estados Unidos.
Figura 21. Edificio Torre Mayor con disipadores Taylor (fotos cortesía de EMRSA)
La gran relación de esbeltez de la torre (altura/ancho de la base igual a cinco) origina que en un
diseño por sismo con estructuración convencional se desarrollen tracciones muy importantes para
la cimentación, lo que hacía muy difícil diseñarla en suelos blandos y arcillosos, sobre todo desde
el punto de vista de costos. Por ello, se decidió emplear una estructuración a base de marcos
perimetrales continuos con elementos de acero A-572-50, donde todas las columnas hasta el piso
37 son ahogadas en concreto (es decir, son de sección compuesta), un núcleo central rígido donde
se alojan los elevadores y marcos contraventeados con amortiguadores Taylor en el perímetro
(Martínez Romero 1998). El periodo fundamental de la estructura se ha estimado en cinco
segundos aproximadamente.
Algunos ingenieros mexicanos han especulado que dado el periodo tan largo del edificio, no se
justifica utilizar disipadores de energía, ya que el edificio se encuentra en la rama descendente del
espectro de aceleraciones del sitio y, por tanto, las fuerzas no se reducen notablemente. Este
juicio miope es común en la ingeniería estructural, pues por décadas nos han enseñado a valorar
la dinámica de estructuras con base en espectros de aceleración exclusivamente. En el diseño de
una estructura de esta envergadura se debe considerar la posibilidad que en el espectro de
desplazamientos para el sitio, se puedan presentar desplazamientos notablemente mayores, los
cuales deben controlarse en una estructura esbelta para evitar problemas por efectos P-∆.
Además, es muy importante reducir los desplazamientos a niveles razonables para garantizar el
confort y la tranquilidad de la gente que habitará el inmueble. Bajo esta óptica, el aumento del
amortiguamiento viscoso en la estructura para controlar y reducir estos desplazamientos está
justificado, sobre todo para un edificio de tal importancia y costo.
Arturo Tena Colunga
Por todo lo anterior, el proyecto de refuerzo propuesto por EMRSA contempla intervenir a la
estructura adicionando amortiguadores Taylor, principalmente en los marcos perimetrales que
corren paralelos a la fachada del inmueble, así como en un marco perimetral de colindancia y en
uno interior en la dirección perpendicular a la fachada, para compensar así el incremento de la
fuerza sísmica, incrementando el amortiguamiento suplementario (Martínez Romero 2003).
Se trata del primer proyecto con amortiguadores diseñado por una empresa mexicana (EMRSA)
que se construye en otro país, en este caso, en la República Dominicana. El edificio, que es
esbelto, está estructurado con base en marcos de acero estructural, muros de concreto en las
crujías centrales de la dirección esbelta y amortiguadores Taylor montados en contravientos en
los marcos del perímetro. El edificio se construyó en 2001 (Martínez Romero 2003).
Se trata del primer proyecto de una reestructuración con disipadores de energía diseñado por una
empresa mexicana (EMRSA) que se construirá en otro país (Colombia). Se trata de uno de los
edificios más importantes en la ciudad de Bogotá, ya que concentra a gran parte de los órganos
gubernamentales del país (Martínez Romero 2003). El edificio de 18 pisos cuenta con una planta
alargada e irregular, formando una especie de tijera con un ángulo entre alas de aproximadamente
145 grados. La estructura está formada con base en marcos rígidos de concreto reforzado,
separado en tres cuerpos independientes. Además, el edificio es sumamente esbelto.
De acuerdo a las nuevas modificaciones del reglamento Colombiano, este edificio no cumplía
con él, principalmente en cuestión de capacidades de los elementos estructurales. Tomando en
cuenta las condiciones del sitio, comportamiento, uso e importancia de la estructura, se decidió
utilizar un sistema de reforzamiento con base en contraventeos metálicos, a los cuales en uno de
sus extremos se colocará un amortiguador tipo Taylor. Asimismo, se recomendó unir a los tres
cuerpos del edificio para lograr un mejor comportamiento global de esta importante edificación
(Martínez Romero 2003).
De acuerdo con el diseñador, los resultados fueron favorables, ya que para este reforzamiento se
logró un importante decremento de las ordenadas espectrales debido al amortiguamiento
suplementario, evitando así reforzar la cimentación; además que esta alternativa tuvo un costo
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
mucho menor comparado con otros estudios realizados por otras reconocidas empresas de diseño
estructural (Martínez Romero 2003).
Figura 22. Edificio SAGAR (fotos cortesía Gustavo Ayala y Raúl Jean)
Debido a que su desempeño durante varios sismos que se han sentido en la ciudad de México,
entre ellos los de septiembre de 1985, no fue satisfactorio, sus actuales dueños tomaron la
decisión de reestructurar el edificio. El proyecto de la empresa IOISSA contempló la adición de
contravientos metálicos en V conectados a los disipadores tipo viga propuestos por el Ing. Ortega
Beltrán (fig 8, Escobar et al. 2002). El edificio se reestructuró de esta manera entre 1998 y 1999
(fig 22). Para contar con información confiable sobre su comportamiento, se instrumentó
temporalmente al edificio instalando cinco acelerómetros distribuidos en la altura del edificio,
que registraron cinco sismos relativamente importantes entre junio de 1999 y agosto de 2000, lo
que permitió interpretar esta información. Durante estos eventos, la respuesta ha sido elástica,
pero las mediciones han permitido validar modelos analíticos del edificio que pueden ser
Arturo Tena Colunga
utilizados para estudiar con más detalle el trabajo de los disipadores ante sismos más intensos
(Ayala et al. 2000).
NORMATIVIDAD
Puede ser claro, y hasta obvio, que las aplicaciones de dispositivos disipadores de energía en
proyectos de reestructuración y originales en edificios en México, encontró al principio vacíos
reglamentarios, ya que las Normas Técnicas Complementarias para Diseño por Sismo del
Reglamento del Distrito Federal de 1987 y 1993 no contaban con lineamientos específicos.
Este apartado pretendía cubrir el uso tecnologías modernas como los dispositivos disipadores de
energía, y la redacción obliga, en rigor, a que el diseño de un edificio con dispositivos disipadores
de energía requiriera de la aprobación del Departamento del Distrito Federal (actualmente
Gobierno del Distrito Federal). La práctica en la ciudad de México ha sido tal que, en ausencia de
normas específicas, todos los proyectos de diseño original y refuerzo con disipadores de energía
han contado con la supervisión técnica de expertos antes que el gobierno de la ciudad extienda su
aprobación, ya que resulta obvio que este tipo de proyectos deben encabezarlos los profesionales
más calificados y experimentados en el diseño estructural y que estén familiarizados con estas
tecnologías modernas.
La propuesta actual de normas por sismo para el Distrito Federal (NTCS-2001 2001) es más clara
con respecto a este tipo de estructuras. En su sección 1.12, intitulada Estructuras con sistemas no
convencionales de resistencia sísmica, se establece lo siguiente: “Cuando la estructura se aísle
sísmicamente en su base, o se adopten dispositivos especiales capaces de disipar energía por
amortiguamiento o comportamiento inelástico, podrán emplearse criterios de diseño sísmico que
difieran de los aquí especificados, pero congruentes con ellos, si se demuestran, a satisfacción de
la Administración, tanto la eficacia de los dispositivos o soluciones estructurales, como la validez
de los valores del amortiguamiento y del factor de comportamiento sísmico que se propongan”.
Por lo tanto, ahora es más claro que todos los proyectos de estructuras con disipadores de energía
deberán contar con la supervisión técnica de expertos designados por las autoridades del
Gobierno del Distrito Federal, y además se especifica lo mismo para estructuras con aislamiento
sísmico.
Las NTCS-2001 también presentan un apéndice (Apéndice A) que plantea diseños sísmicos más
transparentes de estructuras incorporando criterios de diseño por desempeño.
Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte
Se puede concluir que aunque hasta la fecha no se cuenta con una propuesta de norma específica
para el diseño de estructuras con disipadores de energía, la ingeniería estructural mexicana va por
buen camino y quizá en el mediano plazo se podrá concretar este objetivo.
COMENTARIOS FINALES
México cuenta ya con una amplia experiencia de más de 15 años en la investigación y aplicación
práctica de técnicas del control de la respuesta sísmica, en particular la disipación pasiva de
energía y, en varios rubros, es uno de los países vanguardistas en este tema de la ingeniería
sísmica. El interés mexicano en la disipación pasiva de energía se detonó como consecuencia de
los daños estructurales observados en edificios de mediana altura en la ciudad de México durante
los sismos de septiembre de 1985, ya que esta técnica inició como una solución viable para la
rehabilitación de estructuras dañadas por sismo, así como una alternativa atractiva para el diseño
de estructuras nuevas. Actualmente México cuenta con un grupo interesante de investigadores y
diseñadores expertos sobre este tema, el cual está en constante crecimiento, ya que éste es uno de
los temas de mayor interés por parte de los estudiantes de los posgrados en ingeniería estructural
que se ofrecen en las universidades mexicanas.
En particular, existen dos tipos de disipadores de energía que capturan prácticamente todo el
interés en los ingenieros mexicanos: (a) los dispositivos que disipan energía por histéresis del
acero, que son los más estudiados y de los cuales existe un mayor número de aplicaciones y, (b)
los amortiguadores viscosos, cuyo interés ha sido más reciente, pero que actualmente están
capturando la atención tanto de investigadores como de ingenieros de la práctica.
Se puede concluir que aunque hasta la fecha no se cuenta con una propuesta de norma específica
para el diseño de estructuras con disipadores de energía, la ingeniería estructural mexicana va por
buen camino y quizá en el mediano plazo se podrá concretar este gran objetivo, ya que contar con
una norma específica de diseño fomentará y facilitará las aplicaciones de esta tecnología en
México, lo que redundará en reducir la vulnerabilidad del inventario de estructuras de la ciudad
de México y otras ciudades mexicanas localizadas en zonas de alto riesgo y peligro sísmicos.
Para lograr este objetivo, será necesario continuar con investigaciones de todo tipo y difundir sus
resultados, intercambiar opiniones con los ingenieros de la práctica y continuar con el esfuerzo de
transmitir estas enseñanzas a los alumnos de las licenciaturas y posgrados en ingeniería civil, que
constituyen el futuro de la ingeniería estructural de México.
AGRADECIMIENTOS
La elaboración de este trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración de numerosos colegas
mexicanos que me facilitaron información, fotografías y figuras para poder documentarlo
razonablemente. Por lo tanto, agradezco muchísimo la ayuda de los ingenieros Enrique Martínez
Romero y César Méndez de EMRSA, Raúl Jean Perillat de IOISSA, Javier Alonso García de
Alonso García y Asociados-Proyecto Estructural, a los profesores Amador Terán Gilmore,
Consuelo Gómez Soberón, Dany Arroyo Espinosa y Óscar González Cuevas de la Universidad
Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, los profesores Sonia E. Ruiz Gómez, Gustavo Ayala
Milian, David Murià Vila, Alberto Escobar y Roberto Gómez del Instituto de Ingeniería de la
UNAM, al profesor Octavio García Domínguez de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, al
profesor Ricardo González Alcorta de la Universidad Autónoma de Nuevo León y a los doctores
Sergio M. Alcocer y Carlos Reyes del Cenapred. Se agradecen muchísimo los comentarios del
M. en C. Enrique del Valle Calderón y del Dr. Amador Terán Gilmore al manuscrito original, que
han permitido enriquecerlo.
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Disipación pasiva de energía en México: un estado del arte