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cairuto sérTiMo, UN MUNDO POR TRANSFORMAR Conclusion Las reflexions de los capitulos precedentes nos han mostrado que el hombre no podia Hegar a comprender la naturaleza sino en dliélogo intimo con ella, didlogo en el que el hombre mismo estaba directamente implicado, no como simple interlocutor més menos ppasivo, sino en el cometido activo de un agente de transjormacién que modela ta naturaleza a su imagen, {Cudl es el significado real de esta tarea? Eso es lo que hemos de ver ahora, en un ensayo de vision sintética que unifique los resultados adquiridos anteriormen- te, partiendo de la idea del universo considerado como un todo, ccon el fin de situar en él el lugar y el cometido del hombre, a la Juz de la transformacion que la vida instaura ya en el seno de la materia 393 1. EL UNIVERSO COMO TOTALIDAD* 1° Diversidad y homogeneidad del universo, La primera caracterstica general que se descubre en el univer- 0 es la extraordinaria diversidad de los elementos aue lo compo- nen; desde las particulas elementales (sin dar a este término un contenido representable por la imaginacién, cf. p. 319) hasta los seres vivientes mas evolucionados y sobre todo el hombre, desde nuestra tierra hasta las més remotas galaxias, un escalonamiento de formas y de estructuras desafia a la imaginacién; las mas com- plejas de ellas no son forzosamente las més elementales; la pas- ‘nonomi, Guliars, 196% qbe ha nido reiando por ov mejores copes Se oe Faun Hower, Lironomi, ES. tu PontRoyal, 96 Acwcs Gems lca 461 probtena, ene um sboniate Metre, én por shang BEMIEN, Lae 4 Finer, etedem 3 (885) HAI; T. MentaPowr, Reflects sor coma antenporaine, eevee de Matapyr ed Moric 958, 4446) tise micho” eet ‘See Cone iach on, Aaron papi, ea” de fone ta, ini, ano wth pron sin Se "Cat Spee sah por‘ a, soot. ore" ee carts » vei te 346 aes Gh tilones de Ki Primer sada fama ase: Soil = min: SoLPhutGn (els aljado de Ibs poeta) = 300 min Serundo grade: musta gaa acer faa 4 ao uz pur gar etl ms prxiha a Sol (Alf Centauro, Nat ay mayan ay 500 yo sion Se seen Sea OV Lt a de stn a rkn 1008 aor Gh to tection pon in (Mose noms) lsd 3 ml ns sere 39 de a nn deer aden de emanate, Sept at Ca 394 Un mundo por transformar mosa complicacién del mundo subatémico no tiene nada que envie diar a la de la oélula viva, Y esas estructuras aparecen muy dife- rentes, aun cuando incorporen elementos comunes, aun cuando in- tegren unas en otras, pues cada una, a su propio nivel, constituye algo nuevo, verdadera emergencia de forma. Por otra parte, la di- versidad de las especialidades cientificas no es mas que el reflejo de Ia diversidad de sus objetos. Por tanto, lo que primero evoca el universo es una idea de discontinuidad. Pero otra caracteristica se descubre enseguida en el anélisis; subyacente a sus diversificaciones, y a través de ellas, se discierne luna no menos profunda homogeneidad y solidaridad. El gran des- ccubrimiento de la ciencia moderna ha sido el de la homogeneidad del universo (ef. p. 131-137); en todo el cosmos se halla la misma naturaleza, la misma materia; desde el étomo hasta los ms remo- tos cuerpos del universo, lo componen Jos mismos elementos, Jo rigen las mismas leyes, aparecen las mismas constantes fisicas. Esta homogeneidad es traducida por la ciencia en la representacién que clla-da del universo como de una inmensa red de relaciones, ‘de campos de fuerzas, en cuyo seno se manifiestan unas especies de inicleos de condensacién que son la materia (en sentido cientitico). Tal descubrimiento no tiene nada de contradictorio con el an- terior, el de la existencia de estructuras diferenciadas, de formas fijas y estables, como deducen alegremente ciertos pensadores y vulgarizadores que extrapolan los resultados de la ciencia te6rica (véase p. 273-275) por olvido de su tipo propio de inteligibilidad. La homogeneidad no hace otra cosa que designar el profundo parentesco que reine a todos los seres naturales, tan diferentes ppor Jo demas, pues éstos ciertamente estan construidos partiendo de los mismos elementos, pero segin una dialéctica de integra- cién que salvaguarda lo que implica de novedad la emergencia de cada nivel de formas (mundo inorgénico, mundo viviente). Por otra parte, esta homogeneidad explica cémo esos seres diversos pueden actuar unos sobre otros, Io cual no es posible mas que si entre ellos hay una cierta continuidad. Es0s setes no som espe- cies de bloques erréticos, aislados, sino que estin unidos por imeracciones continuas. Por tanto, la idea de solidaridad expresa ese doble aspecto de continuidad y de discontinuidad, 395 wy Filosofia actual de ta naturaleza Observemos, a este respecto, que si la concepcidn tradicional de la naturaleza (Arist6teles y santo Tomas) no habla conocido ‘esa homogeneidad del universo (lo dividia en dos mundos: el celeste incorruptible y el terrestre sometido al devenir, f. p. 81-86), en cambio tuvo vivisima conciencia de su solidaridad general, E incluso una de las ideas predilectas de santo Tomas era la del ‘orden reinante en un universo jerarquizado, hasta el punto de que ese orden era expresado por ln idea de un todo en cuyo seno Jas partes estaban ordenadas segtin relaciones intimas y no sola- mente accidentales?. E incluso la heterogeneidad de los dos mun- dos era situada sobre un fondo de homogeneidad: el de una accién primera y soberana que provenia de una tnica fuente, Dios. Por otra parte, hemos visto (p. 116s) que las exigencias cris- tianas habian levado santo Tomés a valorizar mejor esa homo- eneidad con la generalizacion que él aport6 a la idea de naturaleza, 2° EL universo esti involucrado en el tiempo. Otra caracterstica del universo es finalmente su temporalidad: std involucrado en una historia, y ello en todos sus elementos ¥ @ todos los niveles*. Si la ciencia moderna ha dado de esta sts gem, rtp ni py We y= Man ps ‘pet oa Ln, eto Pome dint php Pom See mse oe Kin, Ee coma ri Gian 230, sot! ony E Semrtutne, rg wt enon tes moter he Michie, BS", A ‘vi rlavina de Lintrar han ledio ots, como Tne Grae y sobre toto fc"Fato Hom exe atrom, preepalo det arp de taht nies (eo St que todo vote peter erates facade noc mundo teresa ent dee ime tne ‘ce ci) nee ¥ echt {tamer camo 0 ang ec) as Ho Sno sh fo 1 ane 396 Un mundo por transformar dimensién una comprensiOn mas profunda, el pensamiento anti- {uo no Ie habia sido completamente ajeno, Anteriormente (p. 48-49, 54-59, 112...) hemos tenido repetidas ocasiones de recordar Ja im- portancia que el pensamniento antiguo atribuia al cambio, impor- tancia muy distante del inmovilismo por el que algunos quisieran definirlo; el devenir cdsmico era su idea capital, y si se ha podido freer que lo negaba congeléndolo mediante la introduccién de un substrato inmutable y permanente (materia prima), ello ha sido partiendo de un profundo error acerca de Ja naturaleza de est materia prima, en la cual Aristételes y santo Tomés munca vieron lun ser, sino un puro principio de ser que sélo existia en su actua- cid, bajo los diversos y diferenciados aspectos de lo real. Incluso se puede decir que la cosmologia tomista, con su doctrina del cambio substancial, incluye on el punto de partida In idea de que todo cambia, puesto que lo que subsiste no es un ser, sino un principio de ser y de explicacion, una pura’ potencia de ser, la materia prima, Con Io cual, el devenit, segin esa doctrina, es, en el fondo, més radical que el admitido por muchos modernos que inconscientemente mantienen Ia idea de Demécrito de un subs- trato real y permanente: los atomos eternos ancorruptibies, La negacion de Ia idea de substancia (y por tanto, de cambio subs- tancial) y, por lo mismo, la concepcién del universo en forma de tuna red de relaciones, implican en s{ un inmovilismo més préximo ‘a Ia idea del ser inmutable de Parménides (y de Demécrito) que 4 Ia del ser de Aristételes y de santo Tomas (volveremos a hablar de ssto @ propésito de la idea’ de evolucién). Y a este respecto importa advertir el progreso aportado por santo Tomés, que modi- fico la concepcién aristotélica para hacerla compatible con las exigencias del cristianismo, abandonando Ia idea de un devenir puramente ciclico y periddico para aceptar Ja idea de un devenir histérico, de carécter irreversible a, causa del sentido que introdu- jeron en el mismo la obra y la accién de Cristo (ef. p. 1115). 397 Materia y espiritu, {Cémo resumir todas esas caracteristicas del universo y de los seres que lo componen como sus partes? Parece que solo la idea hilemérfica pueda hacerlo adecuadamente, En efecto, ella da cuenta de los dos aspectos sefialades antes: homogeneidad de fondo, sobre la cual se destacan unas estructuras muy diferenciadas; con- tinuidad y discontinuidad, es decir, potencialidad basioa y actua cidn de estructuras, intimamente unidas, no como dos seres aislae bles (serfan contradictorios), sino principios de ser. En ottos tér- ‘minos: logicamente no hay mas que una manera de traducir esa complementariedad, y es concebir todo ser de la naturaleza (y a todos os niveles) como resultante de das principios constitutivos ¥ explicativos: un principio de potencialidad que lo religa todo al universo pero que nunca existe en estado puro, potencialidad sin semblante propio (= materia prima), y otro principio que determina al primero y expresa una estructura precisa, una actua- cin emergente ( = forma substancial). Parece dificil no reconocer la validez y la amplitud de esa idea de Arist6teles como explica- ion global; ciertamente, desde un Angulo estrictamente cient fico, puede aparentar ser poco rentable (aunque esto sea discuti- ble), pero su papel no es és, sino que consiste, ante todo, en ermitimnos tener una vision sintética de Io real. Ahora bien, gqué incluye la idea de forma sino la de «ser», idea que se realiza analogicamente en todos tos planos del cos- mos? Pues el ser es esencialmente Jo real en tanto en cuanto en- cure un contenido y una riqueza inteligible, Es decir, que la ‘materia, entendida en el sentido corriente del término (= materia segunda), no es pura materia, pura opacidad, sino que es penetra- ble al espiritu por mediacién de la forma que la constituye, En ‘efecto, Ia idea de forma incluye en ella la de inmaterialidad (te- niendo cuidado de no transferir a las formas de los cuerpos mate- riales la inmaterialidad propia de ta forma humana, que no ¢s solamente puro principio, sino espiritu subsistente y auténomo), Por no ser més que principio de ser, la forma del ser material no existe independientemente de la materia prima; es como una par- 398 Un mundo por transformar ticipacién, en Ja materia, de un pensamiento creador, su huella y su impronta, Por tanto, decit que los seres materiales estén ‘compuestos de materia prima y forma substancial equivale a decie que son inteligibles, portadores de un s‘gnificado, que tienen. un «dentro», como decia Teilhard de Chardin*, Asi pues, hay que representarse esa inmaterialidad de forma como una participa- jén en la materia de un modo de ser que no tiene las caracteris- ticas de la materia (extensién, divisibilidad, situabilidad). El ma- terialismo metafisico (cf. p. 149) no puede ser concebido, por tanto, sino como la negativa a reconocet la verdadera intcligibilidad del ser natural, negativa que parte de un dualismo que ha eva- ‘cuado de la naturaleza toda posibilidad de ver en ella un signifi- cado intrinseeo *, En suma: como ha dicho Blondel, «la materia rho es una substancia aparte, una eteacién otiginal, sino como un agente de enlace y de divisién juntamente; la materia cumple una funcidn esencial en el plan total del universo, incluso espiritualy § Estos dos dominios de lo real, ef mundo de ta materia y et del espirita, si son heterogéneos entre ellos, no por eso estan separa dos radicalmente; el segundo, por ser el mas plenario ¢ impere- cedero, da al primero su significado penetrandole en una especie de refraccién, poniéndolo a su servicio, usando de su mediacién ppara revelarse (como el sol a la vez se revela y revela el miste- rio de un fondo submarino que él ilumina). Eso es lo que signi- “E Gieamente hay que reconacer que ol loonie ambisuo que expat Triad de Cchnsin dja coender uw lov nce Ienimador olan una cpecie de psigusmo le Shs te ita, du tu iusgiiaa det ser tsa material poe a2 forma. Vase nea 2 tren ints " para captar ta analogicidad de la idea do vida. Por tanto, lejos de ser patrimonio de uno de los do- minios de lo real, materia o espiritu, la vida se realiza en ellos de modo muy heterogéneo, ciertamente. pero con una idea bisica que nosotros extraeremos partiendo de su realizacién en la naturaleza material. La vida se halla, pues, en todos los grados del ser, instau- rando entre ellos una jerargufa segin la mayor o menor plenitud con que ellos ta realizan, tal un inmenso dinamismo que atraviese todos los estratos del ser segin una profunda finalidad, {lee onder exalt tin son por in ioervensi de on expe, eyo comet, por Sen pure, ercontiza de moo muy rete p80 ln autora atc. p35) Vouabubrio de Teolonie Mien, Haske, Tasca "97, pig. 8286, en «! be oh 403 1b) LA. VIDA ES ALA VEZ INSERCIGN Y EMERGENCIA EN RELACION AL. MUNDO. MINERAL ", Partiendo de la vida tal como se realiza en el mundo vegetal ¥y animal, ;qué nos ensefia acerea de ella la biologia? Sin entrar en detalles que desbordarian el marco de este resumen, se puede caracterizar al ser viviente por los rasgos siguientes: 1, Homogeneidad material con et mundo inorginico (insercién del ser viviente), ‘Una de las adquisiciones de la biologia moderna es habernos rovelado que la materia viviente no esté constituida de elementos que no se hallasen también fuera de ella. Sélo esté compuesta de cuerpos quimicos que se hallan en la naturaleza inorginica. Es cierto que esos elementos estin reagrupados en edificios orgé- rnicos muy complejos (con el carbono como elemento unificador), tomados del medio ambiente; las moléculas obtenidas (de peso molecular muy clevado) se reagrupan para formar la unidad vie viente basica de la célula (por ejemplo, una célula hepatica con- tiene aproximadamente 230 millones de moléculas), en cuya orga- nizacién el Acido nucleico (ADN) desempefia un papel esencial, y cuyas agrupaciones especializadas constituyen los diversos teji- dos. En suma: a través de toda esta organizacién, la composicién material det ser viviente lo inserta profundamente en el mundo mineral. tassels, 43 boas rain 35. Deve el pono de vita de it rites dee ent pe ote 490 3a a tens Qlaeor de cro canon timp 404 2, Heterogeneidad formal con el mundo inorgdnico (emergencia del ser viviente). Pose a esa insercién y a esa dependencia material, la organi- zacién propia del ser viviente manifesta una propiedad especi- fica; no es puramente estatica. Si los antiguos ignoraban esta ho- rmogeneidad de la materia viviente con el resto del universo, ya habian situado la vida en relacién con la idea de movimiento: y Ja ciencia moderna no ha hecho otra cosa que ampliar conside- rablemente esa intuicién: en efecto, todos los elementos mate- riales s6lo estin «de paso en el ser viviente, podria afirmarse. Tomados del medio ambiente, son transformados en arquitectu- ras moleculares cada vez més complejas para ser luego arrojadas bajo otras formas a ese mismo medio exterior (metabolismo, asi rmilacién, desasimilacion), habiendo liberado energia a su paso. En fos animales, esa renovacién es casi total (s6lo algunos teji- dos, como el nervioso, no se renuevan), hasta cl punto de que al cabo de un cierto tiempo el ser viviente no es ya materialmente el mismo (la duracién de la renovacién varia con las especies). Este proceso de intercambios continuos (ritmados por la respira- y los latidos del corazén) supone evidentemente un medio interior esencialmente fuido (importancia del agua; la savia y la sangre son los vehiculos de este circuito de doble sentido). Los vegetales (los autétrofos, de clorofila) hacen ¢l trabajo esencial en esta transformacién de la materia mineral en viviente; los animales (todos heterétrofos) se limitan a transformar a su nivel Jos elementos ya elaborados por los vegetales, y son, pot tanto, estrechamente dependientes de ellos: son mis libres para una actividad superior, la del conocimiento (sensible), que es una forma superior de vida que sefiala un nuevo escalin, En suma: la vida sefiala su heterogencidad con Ia emergencia de estructuras nucvas en el seno de la materia, ny gue apt ea tierra de poten! reac, es deo. una lmetria ea Kt Citctton er Joers Fler vere fea ei trnsormacion exploteedo ts dines 405 ¢) LA VIDA INSTAURA LA PRIMACIA DE LA. FORMA. Por tanto, sila vida no se caracteriza por una homogeneidad material con el mundo inorgénico, se distingue de éste por esa heterogencidad de a estructura que ella confiere a los materiales tomados del exterior y que permanece a través del incesante for- cejeo de los elementos quimicos, en los cuales ella se encarna efimeramente. En otros términos: lo que especifica al ser viviente es esencialmente la forma propia y la organizacién que él da y mantiene (en un equilibrio siempre amenazado) a unos materia Jes transitoriamente a su servicio. La idea hilemérfica de Aris- tteles halla aqui su campo de aplicacion més notable, lo que la biologla moderna no ha hecho més que poner en mayor evi- dencia, es decir, el cardcter ante todo formal de la vida. El ser viviente se define, pues, por su forma, entendida en el sentido de tipo de organizacion de los elementos materiales: ¢s0 es lo que expresa la antigua y siempre valida definicién de la forma viviente Hamada alma por Arist6teles: E! acto primero del cuerpo ftsico organizado que tiene la vida en potencia®, 4d) EL, SER VIVIENTE REALIZA UNA UNIDAD E INDIVIDUACION SUPERIORES. Volviendo a lo que dijimos en el capitulo anterior acerca de Ja individuacion de las substancias, podemos reconocer el nuevo escalon que la vida constituye; ésta no se caracteriza simplemente por la complejidad de su organizacién, sino sobre todo por la es- trecha vinculacién de la unidad, la cual se hace aqui plenamente substancial, Mientras que en el mundo mineral los individuos no son més que porciones de materia, divisibles 0 reunibles sin que 30 afecte a stt tipo formal, en el ser viviente el individuo realiza, Ja unidad en un grado mucho més elevado, encarna la forma en emo reutudo las maciomolcls, ¥ oc comecuencit ia anegsilh de mires ei lars y"propladades Tes. Véase a ete repeco el arco de G. WAnMACC ates coomcencla del mecanicmo catia, at hombre Gp. 18, 406 Un mundo por transformar ‘una unidad indivisible, sobre todo en los seres vivientes superiores (Givididos, dejan de ser vivientes). En otros términos: constituye un modo de ser, mas independiente de las condiciones materiales de existencia; no es ya el ser disperso del mundo mineral, simple juguete de las fuerzas cdsmicas, més 0 menos pasivo respecto a clas, El ser viviente es el ser que se repliega y se posee, que se tiene a si mismo en sus propias manos, cada vez més a medida que ascendemos por la escala de la vida; que se defiende contra las fuerzas de disgregacién, que mantiene su «tono> y su autono- ‘mia, peso a las variaciones del medio exterior (dentro de los Ii tes variables segin las especies), gracias 2 complejos sistemas de utorregulacién (por ejemplo, mantenimiento de una temperatura interna éptima). Y todo ello lo obtiene a la vez explotando los recursos del medio a cuyas expensas se construye continuamente, y dominando ese mismo medio en la medida en que puede serle host, En suma: aqui, la idea de forma realiza su definicién con ‘mas plenitud (el hombre lo hace en un escalon atin muy supe- jor, por su forma espiritual, por su personalidad) y revela ya una cierta interioridad ¥, ¢) NI-MECANICISMO NI VITALTSMO. ‘Aqui volvemos a hallar el error denunciado anteriormente: frente al mecanicismo cartesiano, que no veia en el ser viviente ms que una forma de interacciones materiales mecdnicas (el animal era asimilado a una méquina, ef. p. 149s), el vitaismo (p. 161-162), para salvaguardar mejor el misterio del ser viviente recurrié aun principio vital, heterogéneo a las energias de la materia y por tanto a la forma hilemérfica, y que no podia ser concebido sino a imagen, mis 0 menos, del alma humana”. Silo 1K Vénw a ce rpicto G.a'Annuuc, De Blondel & Teitard de Chardin. ere Ar tn cauldades do enon, pe er ectinncn 8 aon 7 few cl evar Cay cle oa 407 Filosofia actual de la naturaleza la nocion de forma, entendida en sentido atistotélico, evita tales excesos y salvaguarda la originalidad del ser viviente material, sin transfetitle indebidamente el estatuto propio del hombre. La forma no es la pura resultante de los elementos materiales re agrupados, sino una novedad en el plano de la organizacién y det ser. ;De dénde proviene entonces? No hay més que una respuesta posible: no siendo espiritual, como la del hombre, no es creada especialmente por Dios; «es deducida de las potenciatidades de la materia en la cual ella se realizay (santo Tomés). Corresponde a la ciencia discernir como se constituye la organizacién del ser viviente a partir de las energias de la materia que él utiliza, Principio, puer en vitud Ge nu rare spr en forma, qe eb at capaci <5 3b . ser 'vivent)'et ial Yonegeta), te doctona acoamant mis we ¥ ee 5 Boonoenr, Vow Brsratawe {eau Hero antes cada) fe Guano, gue Bt uote en cidecia cpanel caricer slung de aehidad Gel er vente “Aaa se_plate_sgstos prolonas conesos (eumidos eo Recherche Seni, cy bs SEUSD, por chenplo le tn emracdy tpontra (lp. 9 TaD dense Iemortsmo, no couture ana imposed ‘meuftes ‘Arad saio Toms freon clo In cena de pronuncie aera de poise, Asmtmo en {tomo at problema deta since aria del vas xt poe el he de nr ms ter medion que poctan gener sn elo. wal Goer de ote pctheny vate MONET, {es ‘rar ia syoine de te vie, ens 156, Bis, 7 MASE. Ves he dye icale de te we, sNowwale Rerse Theskons. 198, 395). Hass yx macho. tempo ‘itaer wim) sein conideiinest merge Singtel, tpeton lego. wate ef artzlo de H, Faruoernaty Abie hsophloe del vette, Ree ve de Méapty, ede Mori 19, 7246, Vins tne ata 2, 408 .° EL ascenso dinimico de Ia vida. Antes hemos resumido el historial del problema de la evolu- cion®, Ia diversidad de sentidos que esta expresion recubre y sobre todo la nueva inteligibilidad que aporta (conforme al prin- cipio de razin suficiente) por Ia valorizacién del factor temporal en el fenémeno vital (¢f. p. 163-171); por eso podremos ser aqui mds breves. ¢Cudles son las ensefianzas que podemos sacar, para nues- tro tema, de las adquisiciones seguras de la historia de la vida? » “orcad la erolucbn, vise a tna de obras de 8 pion 18 es Le wanornione. Let onaine de la we, BUR. F. Mth, Problinaiqe de Pesohaton PUP 184 y In clbve obra Ge GG. Shrsoy, Rodimes s modais de 1a pepondranca dor torus” de A. Dauhtuon, Lerrne photckimigne de fe ir Contra la posiidad de la evolucion (y de la alesis de Ia vida) se ha wusciado Ia lores, contradcia el principio de que 10 més no puede salir de lo menos. Semejante 2° ‘este: to mas no puede sal de fo menos Sin. que pach old aasaria une. cose Froporsonsda (al er ol senso de im dosing tomsta dela caustiad, ef p. 6. s0lo.se ttn de los sees vivieates meine las formas de aos rinkamente pueden fs una era enact © forma Chomp: et apa, gues podusgn & pati Gel om ‘iio por ef hombre, caja forma copia! ex raiesimente Beteoosne 9a mal ssc cineca or‘ a eh et sa on perc sh es coneebibe cue Dios haya creado ma del primer hombre, cuardo la evoluci6n frlmal erenanda por ln pemanence causa prints, de Dio) tubo egalo + [Spiusl. Acca del problema cl orien del hombre, hay sumerainos talon eae 5 Usdy atsdae J. Pons, Der gronirs werbds a Thame, A Mike, 19s eh Cuaderro 67 de vftider Ueiogquem, Leliae, y dade pinto de vat clio Hi Hus yA. Haas 9 J. Moxzrrm, Eveocn y lia, Hrders Mscclon, 196 09 @) LA SOLIDARIDAD DE LOS SERES VIVIENTES = BIOSFERA. Al comienzo de este capitulo hemos evocado la solidaridad de toxios los elementos del cosmos. La vida estrecha atin més ese carter por el simple hecho de la dependencia que ella realiza entre seres que descienden de troncos comunes (0 de un tronco comin), es decir, por el parentesco de estos seres. Ya al nivel del individuo, la vida manifiesta una poderosa tendencia a la unifi- cacién; én el plano de la multiplicidad de sus representantes, ta vida afirma esa tendencia por medio de las relaciones genéticas. Eso es lo que expresa la idea de biosfera, inmensa red tejida de interacciones y de vinculos orginicos. 1b) LA EMERGENCIA Y FL. PROGRESO DE LAS FORMAS EN EL ‘Treo, Asimismo, destacindose sobre el devenir temporal evocado anteriormente @ propésito del universo concebido como un todo, el fenémeno vital inserta su propia historia, su propio dinamismo. En efecto, todas las propiedades del ser viviente que acabamos de resumir han sido adquiridas progresivamente en el curso del as- ccenso de la vida, Es decir: la emergencia de las formas revelada or la vida reviste ante todo un carécter historico. Esta emergen- cia ha consistido esencialmente en un aumento de complejidad orginica y funcional. Ast pues, del ser mineral disperso y pasivo al set viviente auténomo y unificado se abre camino un proceso de vertebracién que explota los recursos del medio, proceso que cculmina con la aparicién del sistema nervioso cerebro-espinal (cefalizacién), la cual permite al ser viviente poseerse a si mismo, aunque de un modo todavia espontineo, necesitado y no reflexivo (el hombre lo realiza segtin un modo considerablemente més uni- ficado por el pensamiento y la reflexién espiritual, fuente de ver- dadera libertad) i en el mundo animal es el determinismo natural lo que regula ese ascenso (el hombre lo realiza de un modo libre), se debe dis- cetnir en él la realizacion de una profunda finalidad (cf. p. 72-75): en efecto, ese proceso de crecimiento manifiesta una convergencia, 410 Un mundo por transjormar sélo explicable por la presencia de una tendencia y de un dina- mismo en funcionamiento dentro del determinismo biolégico, que orientan éste hacia un peldafio superior de unificacién. El hecho de que el hombre haya aparecido a este tiltimo nivel parece indi- car, por tanto, que é! mismo estaba implicado en esa finalidad y cencargado de prolongar esa progresion segin un nuevo modo de unificacion cuyas caracteristieas actuales hemos recordado antes (p. 217-225). En otros términos, habria que ser ciego para no {querer reconocer la asombrosa convergencia de este movimiento con Ia ensefianza capital del cristianismo acerca del sentido de la historia cosmica y humana, tan bien percibida por santo Tomas Gf. p. 112114 y p. 3978). ‘La motivacién profunda de toda la obra de Teilhard de Char- din es poner de manifiesto esa convergencia; pese a su ambigile- dad y sus deficiencias, la obra de Teilhard se inserta, probable- mente sin que su autor tenga plena conciencia de ello, en una linea tradicional #, 2 sabre Telthard de Chardin ess taut AGE fos tioicetersn, que Ban susadoapreiacons'veryats Fore, convene ‘Staar'e ce terpecto signe eaten Lo primero que st ha de hace n0 cOmAr Me corn Tatasd por fo ar nom Ge ing of fala cum de coed ti prolea, apsonado por un noble causa? la reconclaén eet pean sian Consene hema itary aposimaione dodoase Asem, th genae Meraio spade Rome, que advineron dl olaro de un nt tncradeado de en obra y probbiron 0 {Xtotien on seminatiog, por ln posi Jo qu for etadamter de teotogia Ia 0 asus, no cs beeen, como teonoce uno” de ss pices mos iformugor(Tethar ‘cpelalmente fos cfroer que Gavecea amenarar su propia presentation de los dogmar: ‘hioronhe male! at, Bevuchrve, 168. 3 a Filosofia actual de la naturaleza Observerios finalmente que la idea de evolucién nos permite recuperar una inteligibtidad del universo, muy importante para ‘Aristteles y santo Tomés, pero —desgraciadamente — ligada a la caducada representacion del mundo que ellos se formaban. En efec- to, sabemos que para ellos Ja comprensién de Ia naturaleza det mundo sublunar sélo se obtenia verdaderamente por el conoci- miento de os movimientos (definibles matematicamente) de las es- feras celestes (cf. p. 81-86). La evolucion césmica y biolégica, que despliega en el tiempo y en una forma muy diferente la misma idea de cambio, nos permite hallar de nuevo esa tradicional preocupa- ‘cin; y lo hace de un modo més rico, pues la de los antiguos era En semndo Tuga y pete a In apalecas, af posamioto de Teta baste forma de'un cits maniqvetmo (que ei her)a max peesoss que citanano ta ‘Stntedo stempe, Tei easmentra ce narvo e! prtundo optintimo crane acess ts bon de Isobe de Dio al ferde cencamente en e ora y en a voani {i home), por ea oda a eeo og elnable Teed se inert eponacaente fener tel sleton es sonata reign ete erect co Dlow Gf. p. 10D, oh me de a calsnca de Dios por n aie (es ado qu pra Aull a ok Weal carder eiertmcte pesonal de Dis) el agar apare qe coresponde al ombre repent Jet mando vives, el pupt fundamental de Cristo en el emonte d= Iheredros del espitaliomo ‘artelano (@ abido que et mecaiciomo arteslano estaba Grado 4 a iden ge cambio ye ertcion, et p, 210 nna: comiones de las te 9 la sombras de 4 obra de Telled de Chae ig, debemos protnerie reicerl, » complenria, No bay que vee ok he mB se ponte stor tenade anon to star plgnes ana epicnion, sna solamente a I dua» una expense mandon. Ex todo cao, in excorionin ana de fnoor eels ota tanta (con biogas) de ©. Cotton, Plame Teihard de Chard fet Sthon de Co"Taroonrants lureducton a la wemée de Telhard de Chord, Ed. Sel ise. Nw. Wharcns, Talhord de Chardin, Unter, 1960) Gainer, Tellord ‘mir fisofeo. Me Boermetewr Manu, Bryon ot Talhard de Chardin, BS. 60 Sel 42 Un mundo por transformar de orden matemético (movimiento local y ciclico), en tanto que la de la evolucién Io hace por mediacién de cambios substan- ciales®, Il. LA MISION DEL HOMBRE 1° El hombre da un sentido nuevo al universo. 4a) EL HOMBRE, RESUMEN DEL MUNDO. Inserto en la juntura del mundo de la materia y del espiritu, y situado en Ja cumbre de la historia biol6gica y terrestre, el hom- ‘bre aparece, pues, en un lugar Gnico; verdaderamente reine en él los elementos del universo, del cual él es en cierto modo el resu- men, La edad antigua aplicaba al hombre la imagen del «miero- cosmos», resumen del «macrocosmos». Y esta situaciin no es es- tética; por ella, el hombre participa en el inmenso dinamismo que Jevanta al mundo, que ritma su historia, que impulsa hacia la emer- gencia de las formas bioldgieas, de tipos de seres que ealzan la nocién analégica de ser con mas plenitud, densidad y riqueza inte rior. Pero, sobre todo, el mundo espiritual, antes del hombre, no estaba presente en el universo sino en forma de participaciones ma- teriales, pasivas y encarnadas en la matetia, simples indicaciones y no verdadera presencia formal y activa (no hablamos aqui de Ja presencia divina en el mundo, que es permanente, creadora, y se sitda en un plano transcendente, el de la causalidad primera; lo imureeeccay, plan se pra lon Toon iserecican y portant. selena). Yeare 2 ee reapto el capeuio precedente Gvislacon en sian) "Ux sland tel hemce ton el univers et también am dato hbico. Wéase La Ratemtin de Punters, cLaniire «View 48 (961) 382. 413 Filosofia actual de ta naturaleza propio del pantefsmo es concebirla al mismo nivel que el mundo, haciendo niimero con él para desembocar en una especie de com- pposicién, especie de alma del mundo, siendo ast que las formas inteligibles de los seres materiales no son més que participaciones materiales, vestigios del pensamiento y de la voluntad creadores). 5) EL HOMBRE ASUME EL MUNDO POR MEDIO DEL CONOCIMIENTO. EI hombre, por su ser espiritual, viene a instaurar una radical novedad; realiza una independencia de las condiciones materiales infinitamente mds perfecta que la que apuntan los demas seres vi- vientes, se tiene a si mismo en su poder, con una real autonomia su interioridad es la de la riqueza tinica de la persona. Eso se manifiesta sobre todo por la propiedad, connatural al espiritu, de la reflexién y de la conciencia de sus actos; el espiritu es capaz de «saber que saber, de tomar perspectiva en relacién al mundo ya su propia situacién en él, Por lo mismo, es capaz de leer Ia inteligibilidad, el dentro de los seres, que ellos mismos son incapa- cces de leer; como consecuencia, por el conocimiento que puede tener de ellos, lleva esos seres en él, «se hace ellos» intencional- ‘mente, los asume verdaderamente. ¢) HL HOMBRE HUMANIZA EL MUNDO POR MEDIO DEL TRABAJO. Por medio de esa mirada espiritual, que extrae de los seres el significado de los mismos (trabajo emprendido por la ciencia), el hombre desea espontineamente dejar sw impronta en ellos, y ni si= quiera los Wega a conocer bien si no es transformandolos: puede apropiarselos, anexionérselos y dominarlos. Y a ese nivel, sobre fodo, se abre camino una tendencia que la fe religiosa explica: Ia del orgullo del hombre que se embriaga de su propio poder, para st desgracia también, como veremos mas adelante, La transforma- cién del mundo por el hombre so realiza esencialmente mediante el trabajo humano, mediante (a téenica, que adquieren asi su sig- nificado profundo, Mediante el trabajo, ef hombre humaniza fo que I transforma, to marea con su impronta, A la inteligibilidad nati- va de los seres, él superpone otra: la suya propia; y al hacerlo, 414 Un mundo por transjormar confiere a esos seres un nuevo semblante, el suyo, que los unifica alrededor de él, El hombre prolonga con ello el proceso de unifi- cacién cuyo signo era la vida (véase un poco antes); en nuestros dias experimenta este mismo movimiento hacia la unidad y esta Na- mado a instaurarlo con sus semejantes a escala planetari dd) L HOMBRE ESTRECHA LA UNIDAD DEL MUNDO Y LA UNIDAD DEL espiaiTu, Pues, en efecto, una de las posibilidades de nuestro tiempo (y también uno de sus riesgos) es ver que se realizan las condiciones planetarias de la unificacién humana, Volviendo a lo que dijimos antes (p. 219-225), comprendamos el sentido de esta progresién: de una parte, considerable crecimiento demografico, y de otra, dis- minucién del area de las relaciones interhumanas (reduccién de las superficies de contacto, p. 220), resultando una vinculacién de la Iumanidad sobre st misma, Y este reagrupamiento no es pura- ‘mente gregario, efecto de masa, sino que va acompafiado de una complejidad enorme de las intercomunicaciones humanas, ya sea por medio de Ia red cada ver més densa de los medioe de infor- macién y do la transmisiGn de los mismos, ya sea por las inter- dependencias de hecho designadas con el nombre de socializacién (p. 219), El pensamiento humano Mega, pues, a un nivel superior de unificacién; por eso, después de la biosfera, no esta fuera de lugar hablar, con Teilhard de Chardin, de noosfera (a condicién de no entender esta expresion en un sentido destructor de la auto- nomia del pensamiento personal, como ha precisado cuidadosa- mente su autor). Tambign en este punto se revela de nuevo el mis- ‘mo riesgo sefialado antes: el del hombre que quiere apropiarse su propio crecimiento, En efecto, tal proceso es ambivalente, pues también puede divergir y saldarse con una espantosa esclavitud y ‘una despersonalizacién; por eso, el miedo de tal riesgo hace que algunos quieran detener el movimiento y arrojar un deserédito ge- neral sobre la ciencia y la técnica *, Pero de hecho, como este mo~ foals ies vvuin ne 7), nate se recon, on nombre del optima eratans, © 415 Filosofia actual de la naturaleza vimiento es ineluctable, el hombre no tiene opeion: debe hacer frente al peligro y vencer el egoismo y el orgullo que amenazan con convert este proceso en un terreno de su expansién, sin co- ‘iin medida con el pasado. Y a esta exigencia, el mensaje cristia- no puede aportarle una luz nueva y fuerza para vencer el peligro (sin embargo, como veremos al terminar, el mensaje cristiano no esté afectado tnicamente por ese peligro, sino también, y més po- sitivamente, por el conjunto del proceso). Por eso, ef crecimiento actual del mundo y el papel capital que el hombre descubre para si en el mismo indiean por sf solos la nica via vida: la de un esfuerzo que personalice esas relaciones y permita, a través de la planctizacion y la socializacion, una real promocién de las per- sonas. Asi como el proceso de unifcacion y de vertebracién se realizaba, a escala bioldgica, mediante una formacién compleja que no destruia la especificidad de las estructuras, asi el hombre debe permanecer ficl a esa indicacién realizindola a su nivel. Y s6lo puede hacerlo mediante una racionalizacién del proceso que le arrastra (y evidentemente a escala internacional; de abt Ia importan- cia de las instituciones internacionales) y sobre todo con un amor profundo y un respeto a toda persona humana *, 25. Ena dnstin de monformaciin de mando se sein on todos oe tsorts do La ulin de la mrs anise. Ea exes contuye uve de 18 mle poe {eonre todo. ssnGo a1 fonat wenonicier et demeteads) Al nieme tengo, et 1 oderno etialo para i uncuin humana, pier madera tes esipoca ere ompciameate el sentido de ta guerra. Lot Hombres se ven reducides, de grado © por {era, al planteamiento de una orfantccin iurmacionl ube erie ee ele Liane Ase prostnto lon tivor de sha y Dounce can ateoomet, . 2, como ‘neste aticlb: Le einen face au dane slomiqe, xL'Usone 1H. BL clberica Extn moors dicpnn (pra Tov potion, censa Ge tor rot), Aapunta sobre todo a: 1) hacer las veces del pensamiesto furan y sumentar los paderes Sel ino clot dominion rguener® depo de iformucions so, memorae. enect Inte matted) ce wore capecn,Metanent de ear informacion a Tomas ‘nie vaiadar y con una rapier atema (ganas calculadoray tenes en pose tits bese de ponanno atl, que sn embarto no pede ‘or ana haan cents 416 Un mundo por transformar slanta lot problemas al cero elerico, rgGa. an tngone apronedo (ol aan Vradsccn de brs, pasando por plo ctu texto, 2) Despots, gt ‘nu recetSn adapida a una miction de lon daton de un proba ode soa aus lin Ulecto de fon-Oach, det que af tementste er ue clemplo cement, Linda #0 ‘kor proba sl paro (a auomacion daminye consiteablemete Ie mano. de fhe) Fel de ln exten eel tempo. Hore human. Por wos carats, tn clbernzicn Clovsaforas Por tant, ayuda poleronmente& In cole ura que evecamos ul ‘Acerca do wtos probienas, vase, por dempo, Fe Coss, La eybundique, Mason, 187 Cournot, Nodont de Bowe de oberg GastherVilrs 1960, ©. Inve, Ler ro coberndtigwe, «btadeen 2 (1985) T8Sts) N. Monay, Cibernfic, Herder, Barcelona 1967 ST bee. Ex ono de lo domioion de is blogs, em pens expos, qe eX ‘faut mismo. de Problems det miso de in via, y por lo ta al Hombre de pe fer isbre a mismo, hocindsle capes de modifear sf pstimonio hredeario (och ‘ante sn importante problems mora, enrando et el comeno de ue asunidn por e ‘nor dominios imiados" lor de le connie del cosmos. : “En estonia plata. de mero en nocon dies cl viejo probes de Is plaid Probables siteras de planets. en nimeroindeermiade) erstin por rier de miler fe milones el aniverso Cl, note 1) hace tomamente potable le eciswaia vile feu in hipteis de ctor mundor habiacon, pes sy on Is dinciza de In wots bo. legis dun urbocn Ia aporiin de sever bulges (evemtement, con een por atibuic a tea ea eta perspoctiva religion, ete), Acuren del aspecto cientifico 5) problema, i cova mi sea ee dH. Srowan Jones, La ete auras monde, Duncd, 1960; sito x ef cnderto ne 10 de ebtais toloiqece, Lebielnar” Lt 417 2° EI mensaje cristiano realza In mision del hombre. @) EL HOMBRE PROLONGA LA OBRA CREADORA DE DIOS. next 20 hoe de nar del asp erin 9 ego wo al blo, Se aa ten rane y rl, Seige Reena e isa tietiecral ses taee eee ale i ocmncsuar awstats wea TO Seco ale Sane ineeeets eee Se seas i eee Gis a Lone min oases ets om ie Meena eee eee tare cn penance ge eed ae a Pnioio de rr 6 tote es ote oe realan yu anptacimeae pr came Dl fi Sane cue ee ee VTE er es Sclemen Gee ata oem eae = de su voluntad libre, El hombre esta llamado, por eso mis- Cae A St ee BE pate Dt ont hambre (casi Dalia Cnet Gear G cele a peeticieie| ‘civilization, «Nouvelle Revue Théolog. " 1 Be Fel at to nent dat tne i A ti a ee ing Nae th cn Ue es 1865 ni: Quen, Dro Mone ear, Ba eu Cty 19 O-A. a (Cert, 1681 Ronee, Elmer pour tne hdl ten mete, lope USS p 21h I wes AZ. Seams ‘Drcldon msholqus a eter a {ice 9 Ne eotana, 08. tar a apn mort el Sobeos totaal tea 1 i a ame gn et 418 Um mundo por transformar mo, a hacer mis manifiesto el testimonio de las demds criaturas; y también a dominarlas, pero solo con esta finalidad: no para que ‘30 las apropie egoistamente poniéndose en el lugar de Dios, sino para que se convierta en una especie de mediador consciente entre cllas y su Creador y cumpla en 1 mismo las propias indicaciones divinas inscritas en su naturaleza (derecho natural). Sin embargo, esta misién no es puramente contemplativa: la vocacién del cristianismo no es una invitacién de Dios a la sola contemplacién estética de su orden admirable, sino la llamada obli gatoria a una accién incesante, rigurosa y dirigida en todos senti- dos hacia todos los aspectos de la vida» ™. En efecto, ya en virtud de su condicién natural, el hombre progresa transformando el ‘mundo, como hemos visto antes. Ahora bien, zqué significa en rea- Tidad tal trabajo sino modelar la materia para darle un sentido ‘humano? Pues bien, de todas las criaturas, el hombre es Ia que realiza con més plenitud Ia semejanza con Dios, cuya imagen es (pues toda criatura, por el hecho de que es obra de Dios leva su huella, y una semejanza relativa a una perfeccién divina, més o ‘menos precisa segin la jerarquia de los seres). El cometido del hombre es, pues, a través del trabajo y de ta técnica, dar u le eria- tura que él transforma una mayor semejanza con Dios, por el hecho de que él impregna en ésta su propio semblante, Ese es el motivo esencial que hace del trabajo humano un acto con signifi cado religioso; el trabajo chumaniza la materia, In impregna de cspiritus (Len xu), «prosigue la obra comenzada por la erea- cién» (Pio xu). Todo este proceso, transformador y unificador, no fs, por tanto, mas que una profongacién de la obra creadora divi- nna por la propia accién humana, hacer que la materia suba hacia tun grado superior de semejanza con Dios. Y tal trabajo debe rea- lizarse conjuntamente con el otro aspecto del programa indicado antes: la realizacién de la unidad humana en el amor y el respeto a las personas. Y ahi tocamos la pieza maestra del edificio cristia- no, ef primado de la caridad, y, siempre con un objetivo unit dor, la semejanza de todos los hombres en el amor divino, tinico fundamento de su amor mutuo, 2 io a, Meanie de Navid de 1957 (may importante 8 ee ret 419 'b) CRISTO OBRA POR EL. HOMBRE. Y esté claro que, a través do todo este programa, es la persona de Cristo la que constantemente se perfila. ¥ es0 es lo esencial de cuanto el cristianismo quiere aportar al mundo. Todo ese inmenso ‘movimiento, inserito en la naturaleza de las cosas y en la del hom- bre, esti, de hecho, llamado a realizarse en el hombre a un nivel superior de unificacién y de semejanza con Dios, mediante la par- ticipacién en la misma vida divina, verdadera transformacion de Jo humano y de lo terrestre por la gracia, ¥ esta transformacién se rrealiza por Cristo y en Cristo, puesto que él misino ha asumido todo Io humano (¢ indirectamente, con él todo lo césmico resumi- do en el hombre); so trata de una verdadera. ransfiguracién, en virtud de la insercién eficaz de lo divino en lo humano por Cristo, germen de vida nueva capaz de hacer que una simple eriatura pro- duzea unos frutos de los que seria incapaz por si sola, aun siendo spiritual. EL cristianismo es, pues, por e50 mismo, eminentemente recep- fiva del esfuerzo humano: se interesa vivamente por este trabajo terrestre, por este proveso de unificaciOn, pues sabe que es que- rido por Dios por estar destinado a recibir el dinamismo amplifica- dor de Ia gracia, que es Io tinico que puede impedirle una desvia- cién para ruina del hombre, porque este proceso es el tinico capaz de vencer el mal y el pecado del hombre (sobre todo, su egoismo ¥ su orgullo, con los que se pone en el lugar de Dios, apropicindose el universo y Hevandolo forzosamente al vacfo, pues la nica ple- nitud que el hombre descubre en él es un don de Dios, una parti cipacién de la riqueza divina). Ciertamente no se trata més que del aspecto césmico y terrestre de una obra divina que se desenvuelve esencialmente en el seno de las conciencias humanas ¥ que habré de realizarse plenamente en un estadio definitivo y celestial. Pero es un aspecto y una etapa del plan divino que, pese a su cardeter instrumental y transitorio, interesa ditectamente al ser humano en su relacién con su universo y pot lo tanto con Dios. PE Ee wacién con sie tema, cf cpio ¥ de Isetbackin clntlica 3 fe eriina, ‘Pour une interprtation ouverte de ta philosophic de saint Thomas, Mame, 1968 20 ¢) CONCLUSIN: LA FILOSOFIA DE LA NATURALEZA, COMO PROPE- DEUTICA A ESA ENSENANZA Solo hemos trazado unas pocas lineas sumarias e incompletas (este libro no es una obra de teologia) de la economia divina de la salvacion, en la medida en que esté relacionada con el didlogo del hombre con ta naturaleza. Por tanto, es fécil comprender por qué Ja Tplesia ha visto en el pensamiento de santo Tomas (que habia asumido Yo mejor del pensamiento antiguo) el marco racional de su visién del mundo. Pues el eristianismo no puede conformarse con cualquier filosofia, ni tampoco con cualquier cosmologia ®. Porque este bajo mundo terrenal no le es indiferente. El mensaje evansé- Tico s6lo puede fruetifcar en un terreno preparado: y éste, pata estar bien preparado, debe ser bien conocido antes en su estructura propia; y ello tanto més cuanto que no es indiferente desde una perspectiva religiosa, pues es ya obra de Dios. Por eso hemos pucs- to a este libro el subtitulo de «propedéutica a la visi6n cristiana del mundo»: propedéutica, es decir, estudio previo y ni siquiera introduceién. Pues la filosofia de la naturaleza, incluso la tomista, no introduce al cristianismo, sino que simplemente ofrece a la vi sign cristina del mundo una visién preparatoria valida para todo hombre (pues es Gnicamente racional) y, por lo mismo, en la me- dida en que reviste ese aspecto universalista, indispensable para luna mejor comprensién del trabajo terrestre, en el que el cristiano cesté llamado a obrar y a dar testimonio de una exigencia y de una Vide més altas, que, aun siendo sobrenaturales, quieren asumir todo To humano, a

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