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EL ROSARIO MEDITADO Y VIVIDO EN COMPAÑÍA DE MARIA.

En los temas pasados hemos visto, que María es Madre de Dios y Madre de la Iglesia, y
es nuestra madre en el orden de la gracia. «Este culto es del todo particular: contiene en
sí y expresa aquel profundo vínculo existente entre la Madre de Cristo y la Iglesia»
(RM 42). Pues la Madre me lleva a Cristo. Ella no deja de interceder por la humanidad
en calidad de hijos necesitados, por nuestra salvación y por nuestras preocupaciones.
Existen diferentes devociones, hoy tocaremos la devoción del Santo Rosario. Grandes
promesas se reciben de manos de la Virgen a quien acuda a ella como se acude a una
madre a través de esta devoción. Tendré como fuente principal, la Carta Apostólica del
Papa Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae, que abre un año dedicado al Rosario,
desde octubre del 2002 hasta octubre del 2003, como coronación de la Carta Apostólica
Novo millennio ineunte y además con ocasión a celebrarse los 120 aniversario de la
Encíclica Supremi apostolatus oficio de León XIII promulgada el 1 de septiembre de
1883.
El santo Rosario es una oración apreciada por muchos santos y por el Magisterio de la
Iglesia, es decir, por los papas; pues está destinado, en el cristiano, a producir frutos de
santidad.
Aunque el rosario tiene un carácter mariano, esta oración esta centrada en la Cristología,
es Cristo. «En la sobriedad de sus partes, concentra en sí la profundidad de todo el
mensaje evangélico, de cual es como un compendio. En él resuena la oración de María,
su perenne Magníficat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal.
Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de
Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mediante el Rosario, el creyente
obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del
Redentor» (Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae n° 1)
El rosario es el camino mas certero y cercano para conocer de manera íntima al
Salvador. ¿Quién mas idóneo para mostrar al Hijo si no es la Madre?
Así como María enseñaba a los pastorcitos y a los Magos al Salvador que había nacido
en Belén, de la misma manera María abre los brazos y revela a su pequeño a los
hombres, a sus hermanos que se aproximan a mirar con curiosidad a aquel niño asido a
su pecho.
Historia del Rosario.
El rezo del Santo Rosario surge aproximadamente en el año 800 cuando se creó el
salterio de los laicos. En esa época los monjes rezaban los 150 salmos, pero como la
mayoría de los laicos no sabían leer, se les enseñó a rezar 150 Padres nuestros. Después
se formaron otros tres salterios que incluían 150 Aves Marías, 150 alabanzas en honor
de Jesús y 150 alabanzas en honor de María.
En el año 1365 se combinaron los cuatro salterios. Se dividieron las 150 Aves Marías en
15 decenas y se puso un Padre nuestro al inicio de cada una de ellas. En 1500 se
estableció, para cada decena, la meditación de un hecho de la vida de Jesús o María, y
así surgió el Rosario de quince misterios. En el año 2002 el Papa San Juan Pablo II
introdujo los misterios luminosos. Con ello, se cuentan actualmente 20 misterios en el
Santo Rosario.
La palabra Rosario significa "Corona de Rosas". La Virgen María ha revelado a muchas
personas que cada vez que rezan un Ave María le entregan una rosa y por cada Rosario
completo le entregan una corona de rosas. Así como la rosa es la reina de las flores, el
Rosario es la rosa de todas las devociones y, por lo tanto, es la más importante.
El Santo Rosario es considerado como la oración perfecta porque se meditan los
principales misterios o hechos de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su
Santísima Madre. Estos están distribuidos en los misterios gozosos, dolorosos, gloriosos
y luminosos.
El Rosario está compuesto por dos elementos: oración mental y oración verbal. La
primera consiste en la meditación de los cuatro misterios. La oración verbal consiste en
recitar las veinte decenas (Rosario completo) o cinco decenas del Ave María
encabezadas por un Padre Nuestro.
Es una oración simple, humilde como María y que podemos rezar con ella. Con el Ave
María la invitamos a que rece por nosotros. Al unir su oración a la nuestra, esta se hace
más poderosa porque la Virgen siempre recibe lo que ella pide.
Por otro lado en cada una de sus apariciones, nos invita a rezar el Rosario como un arma
poderosa en contra del maligno, para traernos la verdadera paz.
La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una forma
milagrosa: la Virgen se apareció a Santo Domingo de Guzmán y se lo entregó como un
arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos.
Además, le encomendó la tarea de propagar su devoción.
Esta cobró fuerza en la cristiandad tras la Batalla de Lepanto en 1571. Los musulmanes
controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los
reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta de la amenaza
inminente. El Papa Pío V pidió ayuda pero no le hicieron mucho caso hasta que el
peligro se hizo muy real y la invasión musulmana se hizo certera.
El 17 de septiembre de 1569 el Papa pidió que se rezase el Santo Rosario. Para salvar a
la cristiandad se formó la Liga Santa, conformada por los Estados Papales, el Reino de
España, la República de Venecia, la República de Génova, el Ducado de Saboya y la
Orden de Malta.
El 7 de octubre de 1571 la Liga Cristiana, comandada por Don Juan de Austria, se
enfrentó a la flota musulmana en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de
Lepanto. Antes del combate las tropas cristianas rezaron devotamente el Santo Rosario
para vencer a un enemigo superior en número y buques de guerra.
La batalla de Lepanto duró muchas horas pero, al final, los cristianos resultaron
victoriosos. Mientras el combate naval transcurría, en Roma el Papa Pío V rezaba el
Rosario en su capilla. De repente el Papa salió y, por aparente inspiración, anunció con
gran calma a todos los presentes que la Santísima Virgen le había concedido la victoria
a los cristianos.
Semanas más tarde llegó el mensaje de la victoria de parte de Don Juan de Austria,
quien, desde un principio, atribuyó el triunfo de la Liga Cristiana a la poderosa
intercesión de Nuestra Señora del Rosario.
Como agradecimiento a la Virgen María, el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra
Señora de las Victorias y agregó a las Letanías de la Santísima Virgen el título de
"Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la
fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario, que se celebra actualmente el 7 de octubre.
La Batalla de Lepanto no fue la única vez donde la devoción al rezo del Santo Rosario
se manifestó con poder. Un siglo más tarde, los turcos sitiaron Viena, la capital de
Austria. Las fuerzas del enemigo eran superiores y si conquistaban la ciudad Europa
caía. Ante esta posible desgracia, el emperador rogó a Nuestra Señora del Rosario que
los protegiera.
Hubo una sangrienta batalla y cuando todo parecía perdido, llegó el rey de Polonia, Jan
Sobieski, el 12 de septiembre de 1716, día de la fiesta del Santo Nombre de María, al
mando de un ejército cristiano y derrotó a los turcos.
También el 5 de agosto de 1716, el príncipe Eugenio de Saboya, comandante de los
ejércitos cristianos, venció a los turcos. En aquel entonces ese día se celebraba la fiesta
de Nuestra Señora de las Nieves.
El Papa Clemente atribuyó la victoria a la devoción manifestada a Nuestra Señora del
Rosario. En acción de gracias, mandó que la fiesta del Santo Rosario fuera celebrada
por la Iglesia universal.
Los misterios del Santo Rosario.
En los inicios, se consideraban solo algunos misterios, dentro de los muchos misterios
de la vida de Cristo; esto proviene del contexto original de esta oración que se organizó
teniendo en cuenta el número 150, que es el mismo de los Salmos; sin embargo, el Papa
Juan Pablo II en el año 2002 introdujo los misterios luminosos, para que «la meditación
se centre también en algunos momentos particularmente significativos de la vida
pública. Esta incorporación de nuevos misterios, sin prejuzgar ningún aspecto esencial
de la estructura tradicional de esta oración, se orienta a hacerla vivir con renovado
interés en la espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad
del Corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gloria.» (Carta Apostólica
Rosarium Virginis Mariae n° 19)
Misterios de Gozo (lunes y sábados); Misterios luminosos (jueves); Misterios
dolorosos (martes y viernes); Misterios gloriosos (domingo)
15 promesas a quien reza el Rosario
Grandes promesas y gracias se le ofrece a quien toma el Rosario y lo reza con gran
devoción. María reveló al monje dominico Alan de la Roche 15 promesas:
1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
3. El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno: destruye los vicios, disminuye
los pecados y nos defiende de las herejías.
4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para
las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los
elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este
medio.
5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no
conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta,
y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados
Sacramentos.
8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte
encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán
en el paraíso por los méritos de los Santos.
9. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario
tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.
14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único
hijo, Jesús Cristo.
15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
También hemos recibido del magisterio de la Iglesia los beneficios por rezar el
Rosario:
1. Los pecadores obtienen el perdón.
2. Las almas sedientas se sacian.
3. Los que están atados ven sus lazos desechos.
4. Los que lloran hallan alegría.
5. Los que son tentados hallan tranquilidad.
6. Los pobres son socorridos.
7. Los religiosos son reformados.
8. Los ignorantes son instruidos.
9. Los vivos triunfan sobre la vanidad.
10. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios
Conclusión.
«El Rosario nos invita a hacer un espacio en nuestras vidas, a darle ese espacio a
Cristo su Hijo, a ese “Dios que salva”.
A que podamos mirar desde el corazón de María a ese hijo, sufriente, cuyo corazón no
hace más que amar hasta el hartazgo, derramando tanto amor como es capaz siendo
Dios, sobre los hombres.
Pareciera que, a través de María, Dios hubiera abierto una puerta más por la cual los
hombres podamos alcanzar el cielo y de esta manera alcanzarlo a Él.
Refugiados en María, podemos  contemplar, es decir mirar interiormente cada episodio
que envuelve la vida de Cristo.»

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