El papel es uno de los materiales que mejor sintetizan dos de
las cualidades que nos diferencian como seres humanos: la inteligencia y la comunicación. Gracias al papel, hemos logrado transmitir nuestros conocimientos científicos, literarios, históricos, artísticos, geográficos, etc. Y con este material hemos sido capaces no solo de difundir y compartir la sabiduría, sino también de comunicar de forma sencilla noticias y mensajes desde la antigüedad; hemos desarrollado nuestras capacidades artísticas; hemos fabricado envoltorios y envases e, incluso, hemos dado forma en este soporte al dinero con el que pagarlos. La realidad es que este material ha cumplido la función de hacer llegar a cualquier rincón del mundo todo el conocimiento acumulado a lo largo de los tres millones de años de la historia de la humanidad.
Orígenes
Las fuentes históricas atribuyen la invención del papel a
Ts’ai Lun, un dignatario de la corte imperial china que en el año 105 d. C. empezó a producir hojas de papel utilizando retales de tela usada, corteza de árbol y redes de pesca. Los chinos custodiaron celosamente el secreto de su producción durante muchos siglos, hasta que, en el siglo VI d. C., su invención llegó a Japón gracias al monje budista Dam Jing. Los japoneses aprendieron enseguida las técnicas de fabricación del papel y empezaron a usar una pasta derivada de la corteza de morera para producir este valioso material. Incidencia en la humanidad
El papel ha sido uno de los inventos que más ha ayudado en
la evolución humana. A través del papel se ha podido transmitir el conocimiento de generación en generación. Antes del papel había otros soportes donde escribir pero su fabricación era muy elaborada y costosa.