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El post-Orientalismo

Hamid Dabashi

Dra/ Rasha Aboudi

Presentado por:
Hadeer Assem

2023
El post-orientalismo
El “post-orientalismo” es la manifestación discursiva de la condición epistemológica de tal
área cultural que interactúa en un contexto marcado por el poscolonialismo y con una
articulación descentrada de la crítica de los discursos procedentes del centro euroamericano. Con
él no nos referimos a una categoría temporal-histórica como lo puede inducir el uso del prefijo
“post”, sino implica una toma de conciencia en contra de la continuidad de los esquemas de
dominación asociados al discurso clásico y sus formas de conocimiento tergiversado. Es la
consecución en el plano literario del intento de la marginalidad latinoamericana de perfilar una
experiencia discursiva capaz de postular por el fin de Occidente como idea, y desplazar el ojo de
la mirada de su paradigma eurocéntrico hacia lo que de Sousa Santos llama un “Occidente no
occidentalista”. Más que una teoría concreta o una elaboración completa, es una praxis disidente
que se hace por terquedad y para superar la escritura condenada por la patología hegemónica.
Se trata de un modelo disidente que arrastra sus propiedades periféricas tales como lo
amorfo, lo híbrido y lo transfronterizo para disputar el protagonismo del centro. De hecho, y a
pesar de la casi imposible agencia autónoma de los sujetos subalternos latinoamericanos, su
propia posición de periféricos lleva en sí su fatalidad de buscar el espacio para expresar su
marginalidad y para subvertir el statu quo de dominación que ha marcado su “nueva” identidad.
Alimenta tal realidad la consideración general de que toda condición subalterna, y no solamente
la latinoamericana, conlleva inherentemente un potencial de transformación. latinoamericana,
conlleva inherentemente un potencial de transformación.
La literatura de este género es más acuciante la autoría del conjunto de la cultura humana.
Elementos de nuestra cultura oriental abrazan a otros, dando como resultado un mundo
novelesco que ahuyenta el fantasma del esencialismo del modelo clásico. El centro no es lo
occidental, sino lo marginal híbrido y lo común a todas las culturas.
Si bien el “post-orientalismo” es periférico, híbrido y heterárquico, tiene todas las garantías
para un utópico proyecto global capaz de dislocar la rigidez del modelo epistemológico clásico y
fundar otro circunferencial, cuyo “centro” está en todas partes. Y es esta actitud la que nos
permite comprender mejor el porqué de la diferencia de su enunciación de lo oriental. Si el
imperio de las epistemologías verticalistas se arraigó en el conocimiento occidental, gracias a las
letras y las artes, creemos que estas pueden ser útiles instrumentos de resistencia. Ante las
atrocidades que nos lega la enunciación etnocéntrica, no reclamar una posición de lo marginal
por temor a la autentificación de un acto de enunciación no autentificado podría ser el
equivalente a un tumulto electivo que se suma al impuesto coercitivamente por los esquemas de
la hegemonía.
Las urgencias de nuestro tiempo obligan a que los márgenes obtengan su “voz”, aunque
tenga una identidad inconexa, híbrida, amorfa y fatalmente frágil. Lo más importante es
posicionarse y rebelarse, y la literatura podría ser uno de los instrumentos eficaces.

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Hamid Dabashi
El profesor de estudios iraníes y literatura comparada de la Universidad de Columbia,
Hamid Dabashi, quien imparte las asignaturas de Teoría Poscolonial en sus respectivas
universidades, estamos asistiendo al fin del poscolonialismo. El sujeto poscolonial ha significado
durante los últimos treinta años un sujeto colonial erigido y mantenido sobre una ilusión: que la
emancipación del imperio era posible. Ello se ha convertido en una teoría que los estudios
comparados han aplicado en casi todas sus investigaciones, alejada, por otro lado, de la práctica
y la realidad.
El orientalismo debe ser releído, reformulado e insertado en los últimos acontecimientos
políticos, sociales y culturales, y sobre todo en el contexto de las revueltas árabes. Cuántas veces
me he preguntado en los últimos tres años qué reflexión habría hecho Said sobre Oriente tras
ellas. Dabashi, en su libro Post-Orientalism: Knowledge and Power in Time of Terror (2008), una
de las contribuciones más importantes y contemporáneas a Orientalism, pues entre otras cosas
amplía el campo de estudio a Irán y a otras representaciones culturales, avanzaba ya una
respuesta posible: Oriente y Occidente no han estado tan separados históricamente como se ha
defendido.
Las revueltas árabes han cambiado la geografía imaginativa de Oriente. En sus inicios,
consiguieron que estallaran las imágenes negativas, los prejuicios y estereotipos acuñados sobre
él a lo largo de los siglos. Por primera vez, desautorizaron los clichés orientalistas sobre la
incapacidad de árabes y musulmanes de sostener un sistema democrático. Como ya gustaba de
afirmar provocadoramente en público hace dos décadas el filósofo Tarek Ramadan, la igualdad,
fraternidad y solidaridad no son conceptos que pertenezcan solo a Occidente. Tres años más
tarde, la llamada primavera árabe parece oscurecerse y las incertidumbres respecto a la
conclusión de su proceso en todos los países en los que ha tenido lugar continúan vigentes. Sin
embargo, en cada uno, ha dejado la impronta de una movilización popular en la que los
habitantes hicieron uso de su propia condición de ciudadanos. De este modo, han surgido nuevos
espacios de cuestionamientos del Estado. El futuro parece incierto, pero el orden inamovible y
férreo anterior se ha desmoronado.
El mundo ya no puede dividirse en las categorías imaginarias de Oriente y Occidente, y
tampoco entre Occidente y el resto. El espacio público se ha ensanchado y expandido, y se está
cargando y redefiniendo para acomodarse a los nuevos acontecimientos. Como afirma Dabashi
en la conversación que mantuvo con Nandy en la red, Humanities and Social Sciences: «Es
necesario un discurso que muestre las nuevas relaciones entre las ideas del sujeto humano y las
ideas de las comunidades humanas».
Oriente y Occidente no han estado desvinculados entre sí. Ha habido que separarlos, sobre
todo a partir de época de disolución colonial, para estudiar con más detalle a Oriente y, quizás
por primea vez, no tener como objeto su apropiación. Una vez separados, la lógica del
conocimiento muestra que mantuvieron una historia de cruces, encuentros y convivencias. Y, por
lo que respecta a la literatura comparada, como ya dijo Babbha, los estudios culturales o las

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literaturas no canónicas no han usurpado el lugar de la literatura canónica, sino que han generado
una hibridación que pone en evidencia el encuentro por fin del centro con las periferias.

Bibliografía
- La disidencia de la marginalidad en el “centro” de un paradigma alternativo: el “post-
orientalismo” en La mano del fuego de Alberto Ruy Sánchez (escholarship.org)
- Orientalismo-y-postorientalismo.pdf (iemed.org)

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