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OI N O J.NV
A NTONIO D IAZ VILLAMIL
LA VOZ DE L A
(lUENA
SEGUNDA EDlCION
Prólogo de
"Ateneo de la Juventud" ,
Ilustración Musical de
Eduardo Calderón.
ACTORES
- 37
AC TO P R I MERO
ES C E N A PRIMERA
- 39
CALlCUMA. - (Poniénoole las manos en los hombros MAYORDOMO.- (Después del saludo como a la en·
en señal de saludo). Y a tí te de dicha y pros trada). Con vuestra licencia Curaca.
peridad.
CALICUMA.- La teneis.
MA YORDOMO.- Tus órdenes ha n sido fielmente cum (Sale el MAYORDOMO por la derecha).
plidas. E l oro que hemos recogido en la co
marca ha sido traído yá. Cuatrocientas Jlamas ESCENA SEGUNDA
las han transpo rtado. Manda donde debemos
(CALlCUMA pasea pen sativo; se detiene de pron o
depositarlo.
ro mirando la terraza). ¡Metal mald ito! ¡Extraña go ~
CALICUMA.- Bien veo que habéis c umplido exacta losina! ... . ¿Qué raro con jurO, qué virtud preciada tie
mente lo ordenado. No seriá is bue nos ~úbditos nes, que asf mueves a los que te codician a tantos crl
si no lo hub ieseis hecho as!. Ya sabéis que nues menes e iniquidades?. . .. . ¡Oro vil, fuistes entre no
tro amado soberano corre un gran peligro y eG sotros substancia casi indiferente; hoy me causas re
necesario apresurarse a reunir el rescate que pugnancia! .... Ahora mismo te sepul tarfa allá, en el
por él piden esos hom bres terribles. fon do del lago para siempre. . . . Pero n6, no puedo
destruirle, no puedo negarte, porque a sí vil y repug
MAYORDOMO.- Fácil ha sido nuestra labor, porque
nante como eres, representas la vida de nuestro Rey
todos los súbditos en cuanto supieron de quién
y llevas en tus reflejos sed uctores el precio de nuestra
se trataba hanse apresurado a entregar cuantos
li bertad! Sr. debo conservarte, aunque e l corazón diga
objetos tenían de ese metal ; las mujeres, enter
que será ca usa de muchos crímenes y a trocidades .. .
necidas, se arrancaba n todas las joyas de su to
. . . ¡Metal siniestro, maldito seas, y contigo todos esos
cado para ofrecérnoslas.
bla ncos feroces y malvados! .... . (Se queda inm6vil
CAUCUMA.- El Sol nuestro Dios así bondadoso ha y absorto en tristes pensamien tos).
de premiarlos, y acaso muy pronto, si esos blan·
cos odiados cumplen su palabra tendremos la E SCE N A TERCER A
sa tisfacción de ver libre a nuestro Inca. Dichos y WARA-W ARA (que entra por el tondo y
MAYORDOMO. - Nuestro buen Dios así lo quiera. se detiene con extrañeza al notar la t risteza de CA
U CUMA).
CALlCUMA.- Así sea. Ahora retiraos y disponed que
el oro se deposite en la gruta subterránea del WARA.- Esposo mfo. Calicuma (acercándose solici
lago. Con lo traldo y lo que existe alli tendre ta) ¿Qué tienes? ¿Qué negros pensamientos en
mos lo sufi ciente para comprar la libertad pre sombrecen tu espíritu?
ciosa del Inca.
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CALICUMA.- (Sorprendido) ¡Ah eres tú Wara-Wara! CAUCUMA.- Soñé que estaba sentado junto a aque
W ARA.- Si es la suerte del Rey mi hermano lo que lla balaust rada, contemplando e l creptisculo.
te preocupa, no hallo razón, pues hoy mas que Era una tarde dulce y serena, desde allá vefa a
nunca, debemos estar tra nquilos. Ahí están los los súbditos que terminadas las ocupaciones
mayordomos llevando a la gruta el oro! Oh ! Es cotidianas volvían del campo cantando a legr~
cantidad sufic ie nte pa ra el rescate. ¿Qué temes mente, yo me senlia feliz acaricia ndo a nuestra
hija. De pronto a pa reció en el occidente una
pues?
nube negra que ocultando la ti ltima luz del Sol
CALlCUMA.- No sé, pero mi corazón presiente algu esparció sobre la tierra una tristeza sombría; en
na desgracia. este momento, en medio de la obscuridad , s~
WARA. - Nó, Calicuma, no tienes razón, pues venía desprendie ron de la nube enormes cóndores que
dirigiéndose hacia aquí y aterrando con sus lú
precisamente a darte una noticia tranquiliza
gubres graznidos se lanza ron voraces esparcien
dora.
do terror y la destrucción. Uno de aquellos cón
CALlCUMA.- ¿Cual? dores, el más gra nde y fiero, se lanzó sobre mi
y de un picotazo terri ble me partió el corazón.
\V ARA. - Hace un momento estuve en el templo y pre ·
Al ver esto mi hija la nzó un grito desgarra
sencié el sacrificio del llamo que has ofrecido
dar .. . ' Desperté sobresaltado y por mucho
al Sol, y e l sacerdote le ha a bierto las entrañas
tiempo no pude vencer la extraña congoja que
y no se ha encontrado en ellas ningún mal au ·
ahoga ba mi respiración . .. .
gurio; su sangre, sin hacer una sola burbuja ha
corrido suavemente por la piedra del sacrificio,
WARA.- Calicuma no abras tu corazón a negros pre
sin sa lpicar las ves tiduras de l yatiri.
sentimientos. Yo no creo que ocurra desgracia
CALlCUMA.- Lo sé, pero no estoy tranquilo. a lguna. En todo caso, si la responsabilidad de
tu cargo, delicado más que nunca en estos mo
WARA.- Debes tranquilizarte, de otro modo ofende· men tos, mi ra, te doy un consejo: a bandona el
rías a Dios con tu desconfianza. gobierno que el Inca mi he nnano te ha confi a
CALICUMA.- Que sé yo; pero te digo Wara-Wara que do y vámonos a la sierra lejos, muy lejos, al abrj.
el recuerdo de un sueño que tuve anoche, me go de u n alr.o picacho fundaremos un hogar mo
roba la calma. desto y viviendo vida de humildes pastores, es
taremos tú, nuestra hija y yo fuera de la atroci
WARA.- ¿Qué has soñado CaJicuma? dad de esos hombres blancos, al amparo de
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las cumbres. y al calor de nuestro cariño CALlCUMA.- (Sugestionado). ¡Los cóndores!. ¡Lo:>
inmenso ... , cóndores! .
CALICUMA. - Pues yo también, en los momentos de ESCE N A CU A RTA
mayo r desalien to. he pensado de ese modo. He
pensado que en med io de los horrores de la des Dichos y NITAYA, que entra apresuradamente por
trucción que pesa sobre nuestro pueblo desgra
la derecha.
ciado, tu cariño y el de mi tierna y dulce Nita
ya, serian el bá lsamo de mi vida solitaria. He
NTTAYA.- ¡Pad re!. .. ¡Padre!
sueño . . . .
WARA.- y donde solo llegarán las brisas de la sie·
rra cargadas del perfume de las kantutas y e l WARA.- (A Catlcuma). Calicuma . .. (A Nitaya) niña
vuelo majestuoso de los cóndores. explíca te. ¿Quién ha llegado?
CALICUMA. - ¿De los cóndores has dicho? . . Si . .. NITAYA.- Un chasqui del Cuzco. Por e l dolor de su
hasta alli nos seguirlan también los cóndores y semb lante, parece portador de fatales noticias.
se arrojarán sobre nosotros para destrozarnos
WARA.- Gra n Pachacamac ... ¿Qué será?
el corazón . .. (Mov iendo la cabeza y con pesa
dumbre) ¿En tonces a qué huir? .. vale mas e!) CALlCUMA.- (Vivamente). ¡Pronto, que pase!
perar a que se cumpla e l destino. ¿Quién lucha
NITAYA.- (Sale por la derecha y entra inmediata
contra el destino?
mente precedida por el chasqui).
WARA.- Calicuma ten confianza en nuestro Dios el
Sol , él nos protegerá contra toda desgracia. E SC ENA QUI N T A
CALlCUMA.- (Absorto y maquinalmente) j Los cón
CHASQUI.- (Avanza hasta prosternarse ante Calicu
dores! ¡ Los cóndores! ...
roa). Il ustre Curaea, el Sol bendiga tus dias.
WARA.- Basta, Calicuma. Para los cóndores tienes
CAUCUMA.- (Apresurado). ¡ Habla pronto! ¿Qu~
la honda que con tanto acierto mane jas.
sucede?
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CHASQUI.- Una desgracia horrible ... CHASQUI.- La ignoro, pero la muerte que le han da
do ha s ido la de un crim inal: unos hacían de jue
WARA.- ¡COmo! ¡Explica pronto!
ces y otros de verdugos.
CHASQUI.- Esos terribles caras pálidas. esos infa
CALICUMA.- (Con energla). ¡ Infames! ¿No era su
mes ...
fi ciente para su insaciable codicia tanto o ro?
CALlCUMA.- ¿Qué dices? ¿De q ué se trata? ¿No era bastante pa ra su feroci dad tantas víc·
timas?
NITAYA.- Ay, Dios mío.
WARA. - ¡Oh, maldi tos blancos!
WARA.- ¿Qué desdicha nos amenazará?
CALlCUMA.- ¿Has estado aJli a la hora de la infa mia?
CALICUMA.- Va mos, expllcate pronto. Una terrible
impaciencia me oprime. CHASQUJ.- En un principio no; y conmigo casi to
dos los se rvi dores del Inca que habla escapado
clfAS QUJ.- Señor, reun ir oro para el rescate es ya
milagrosamente al degUello de Cajamarca, hu í·
inútil.
mas aterrados a buscar asilo en la sierra . Algún
CALlCUMA. - ¡ Inútil! ¿Por qué? tiempo despu($ Otros que habían huído recien
nos .comu nicaron que se trataba de seguir un
CHASQUI,- Porque esos ma lditos blancos, antes que
proceso al rnca.
el oro ofrecido se hubiera llegado a reunir, se
han lanzado sohre el botín como fieras ham CALlCUMA. - ¡Traidores, proceso al que tuvo par:.:
brienta s, después, en luga r de dar a nuestro Rey ellos la nobleza de amigo y protector!
la libertad ofrecida lo han muerto villana
WARA.- ¡Al que pudo en un principio reducirlos u
men[c ...
polvo con una palabra!
W ARA.- (Se Ueva las manos al rostro). ¡Muerto m i
CHASQUI.- Ante tal noticia. resolvimos ba jar a la
hermano!
capital. Allá supimos que hipócritamente acu
N1TAYA.- ¡Dios mío, que horrible! sado el Inca, habia sido condenado a ser que
mado vivo.
CALICUMA. - (Aparte). Sueño terrible; tus conjuríos
se cumplen. Los cóndores. han comenzado su WARA.- ¡Crueldad inaudita!
obra voraz.
CALlCUMA. - i Ira de Dios! Sigue.
WA RA.- (Al Chasqui). ¿Y sabes tú la causa de esa
NITAYA. - ¿Presenciaste el suplicio?
infamia?
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CHASQUI._ ¡Oh, si! Mi corazón lloró sangre al con sufrimiento y a la vez cuánta resignación hahl.:\
templa r, allá en el centro de la plaza, frenle a en e l rostro del má rtir . '. (Pausa general).
Koricancha, el patibulo.
CAUCUMA.- Sigue, sigue.
WARA.- ¡Pachacamac, como habeis pemtitido tanl.a CHASQUI.- Cuando se detuvo, pude notar por la ex
ofensa para tu Rey y para tu puebl o!
presión de su mirada, como sentía su espíritu
CHASQUI.- En cuanto se puso el Sol, los hombres todo el dolor de su triste fin y con lágrimas
blancos salieron sobre sus extrafios anima les y amargas que cafan silenc iosamente dirigiéndo·
nos obligaron a alejarnos. Tuvimos que hui r se a sus verdugos exclamO: ¿Qué he hecho yo
precipitada mente antes de caer con las cabe para merecer esta mue rte? . . Después dirigicn
zas desechas por sus terribles a rmas. dose al que parecfa jefe, le di jo: " Y me matáis
vosotros. que solo habéis encontrado en mi. pue
CALlCUMA. - ¿Dónde estaba n sus valientes guerre blo cariño y benevolencia; vosotros a quienes
ros y genera les? ¿Por qué no f ueron a defender he obsequiado y halagado tanto . ..
lo? ¡Ah, es que ya no tenían va lor para salvar
lo o morir por su selioT! WARA.- Pachacamac castigad esa infame tra ición.
CHASQUI.- Subió lentamente al cada lso. Comenza
WARA.- y t ú, Sol poderoso, por qué no habeis ful mi
ro n los siniestros preparativos. Entonces sentí
nado a esos criminales.
un ímpetu violento de arrojarme sobre los ver
I CHASQUI.- Huí aterrado a alguna distancia ; pero el dugos; estreche mi cuchillo y me incorporaba
corazó n me remordla terribleme nte por mi co ya, cuando vf que nuestro seño r me dirigra ·u
bardía. Sobreponiéndome, volví nuevamente mirada, y oí que muy bajo me decía: "Ve a mi
sobre mis pasos y llegué sigilosamente hasta la primo Calicuma y dile que me vengue y salve
plaza. Arrastrándome después como el lagarto mi pueblo".
de nuestra planicie, fuf a lo largo de una acequia CA LlCUMA.- ¡Atahua llpa! Primo desdichado, sí, yo
y de este modo pude llegar sin ser visto hasta te vengaré, lo juro!
cerca de l pa tíbu lo y esconderme entre las pb
dras que lo rodeaban. Casi al mismo tiempo, la CHASQUI.- Lo que ocurrió después no pude ver ya.
sentencia de muerte fue proclamada al toq ,le Una nube sa ng rienta cubrió mis ojos y e l cora
del cl arfn. Nuestro desgraciado señor fue CO Il zón dando vuelcos pugnaba por salir de mi pe
ducido a ll f; ca rgado de cadenas y rodeado de cho. Cuando la raz6n volvió a mí era ya de no
muchos hombres . ¡Si hubieráis visto, cuánto che. Trágicas sombras envolvían todo; a l abrigo
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de e llas he huido para traeros el postrer encaro huallpa, tu espíritu que fuera atonnentado cruel
go del Inca. (pausa general). mente, ha de presenciar desde los templos de
o ro del cielo la venganza que tu muerte necesi
CALICUMA.- Sí, ha tenido razón mi primo Atah uall
ta. (Con solemrudad). ¡LO juro por mis ante
pa; si y aunque no me lo hubiera hecho decir,
pasados!
mi deber es ve ngarlo o morir en mi sagrado e m
peño. (Al Chasqui). No hay tiempo que perder,
cuanto mas pronto comencemos mejor. Ea, id ESC ENA SEP TI M A
a anu nciar a los ancianos la inmediata reunión
del consejo en este siti o, a presúrate. (Sale el (CALICUMA Y HUlLlAC HUMA que entran po!"
c hasqui por la derecha). (A Wara-Wara y a Ni. la izquierda).
taya). Retiraos y de paso ll amad a HuiIJac Hu
ma. (Sa len Wara y Nitaya por la izquier da). H UILlAC HUMA.- Aquf estoy, que me quieres, C:l
raca?
ES CEN A SE X T A
CAUCUMA. - Sacerdote del Sol, es preciso encende.
CAUCUMA,- (Pasea preocupado de un extremo a la hoguera de la guerra.
otro). Sueño fu nesto, comienzas ya a mostrar HUILlAC H UMA. - (Con sorpresa). ¿De la g U13rra?
tus terribles realidades!. .. Los feroces cóndo
Pero, ¿qué ha sucedido, alguna sublevación?, . .
res han comenzado su obra __. ¿Será q ue así ! (¡
quiere el destino? .. ¿Estará. escrito en los qui· CALlCUMA.- Algo má s terrible. Se trata de vengar
pus del cielo que nuestro pueblo debe sucum la muerle de nuestro Rey y castigar la infamia
bir? .. No, no es posible, Dios mio, que est·) de esos blancos.
suceda. Tú que has enviado del cielo a tus hi
HUILLAC HUMA.- Poderoso Pachacamac, Atahuall
jos Manco Kapaj y Mama Del ia , para conducir
pa muerto . ..
nos por una senda de prosperidad y ventura, n')
debes a bandonar tu obra, no debes desa mparar CALlCUMA.- y de la manera más cobarde.
a tus hijos! . .. No debe suceder esto, (movien
H UlLlAC HUMA.- (Después de una pausa, triste
do la cabeza) más dolorosa realidad nos hiere
mente). Tú dirás. ¿Qué debo hacer?
sordamente __ . (con resolución). Bien, luchare
mos, derramaremos si es preciSO la úl tim a go CALlCUMA.- Vé inmediatamente a l templo y condu
ta de sangre hasta conseguir destruir a esa ra· ce aqu f el estandarte de la guerra . __ Desde hoy
za de víboras, hijos del mal esplri tu. Si, Ata encenderás e n el ara la hoguera de la venganza.
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HUILLAC HUMA. - (Saliendo por la derecha). Tus do monarca con palabras de miel en sus labios
órdenes serán cumplidas, Curaca. y rebosa nte de hiel el alma, al abrigo de nuestra
sentida confianza han realizado su infamia.
ESCENA OCTAVA
ANClANOS.- (Muestras de rabta y munnullos de
CALICUMA y los ANCIANOS del consejo. furor).
CALICUMA.- Cuando nuestro desgraciado lnc.l en
ANCIANOS.- (Entran ceremoniosamente, y después tregaba la vida a nuestros verdugos, me envió
de una respetuosa inclinación al tiempo de sa~ su postrer mensaje con este chasqui. (Al chas
ludar a Calicuma). Curaca, el Sol nuestro Dios qui). Repltelo.
te de dicha y prosperidad.
CHASQUI.- (Adelantándose respetuosamente). Ve
CALICUMA.- y a vosotros igualmente, ilustres an nerables Ancia nos, Amautas y Yatiris de HalUm
cianos. (Indicando los asientos). Sentaos. Colla, las últimas palabras que mis oídos reco
gieron de nues tro Inca fue ron: "Ve a Calicuma
ANCIANOS.- (Se sientan silenciosamente). y dile que me ven gue y salve m i pueblo". (Se
CHASQUI.- (Entra y se coloca de pie junto a la puer retira inclinándose, a su antiguo sitio),
ta de entrada). ANCIANOS.- (Bajan la cabeza con tristeza).
CALICUMA.- (Al centro y de pie). Venerables ancia CAUCUMA.- (Vivamente). ¿Lo habéis oido? ..
nos: no debéis ignorar, pues la fa tal noticia ha
debido extenderse ya por el pueblo, el objeto ANCIANOS.- (A coro). Sr. Guerra a los infames blan
de esta convocatoria. cos! ¡Guerra!
ANCIANOS.- (Dan muestra de. asentimie.nto). CAUCUMA. - Lo habéis dicho. Se hará la guerra, te
CAUCUMA.- Pues bien, aquí estáis para comenzar rrible y sin c uartel.
la venganza que nos debemos para castigar ANCIANOS.- (Levantándose de sus asientos). SI. si.
sin piedad la felonía impune de los hombres vamos a la lucha.
blancos.
CALICUMA.- Habéis visto con Qué afán comenzamos
ANCIANOS. - (Coro). sr, si. ¡Venganza, venganza!
a reunir todo el oro que habia en la Comarca' pa
CALICUl\olA.- Conoceis ya como aquellos extrai'los ra el rescate. Pues bien, ese oro no caerá J"":1ás
hombres, presentándose ante nuestro desgracia e n poder de esos criminales. ¡Ah, blancos mal
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ditos! Vuestra ambici6n desmedida no ha espe HUILLAC HUMA.- Bien, arrodillaos.
rado siquiera todo el rescate, os habéis arroja· ANClANOS.- (Se postran con los brazos extendidos
do hambrientos sobre el despojo de vuestra vic bacia adelante en tomo de Calicuma que sostie
tima! ¡Esperad ahora mas oro! .. . ¡OS los He· ne de pie la bandera).
varemos en la punta de nuestras lanzas y en las
,
piedras de nuestras hondas! HUIUAC HUMA.- (De pie y con los brazos extendi
dos hacia adelante sobre los ancianos: Miran
ESCE N A NUE VE do hacia arriba). Oh gran Pachacamac que lu
chando con la cólera del terrible Khuno habéi:;
Dichos y el HUILLAC HUMA seguido de dos sacer restaurado el universo; vos que después de ha·
dotes y un anciano que lleva el estandarte de la guerra. ber sacado la tierra inundada y haberla fecun
ANCIANOS.- (Ante el estandarte hacen una profun dado para hacer de ella el patrimonio de tus
dla reverencia). hijos, se propicia a mi oración. Bien sabe Dios
sabio y todo-poderoso, que un grave peligro
CAUCUMA.- He aqul la bandera que nos ha de mas· amenaza a tu pueblo. Una raza desconocida co
traT el camino de la venganza. mo ma lvada quiere destruir y borrar tu sagrado
ANCIANOS.- (A cor o). De la venganza y de la vic culto. Ha comenzado ya victimando al Inca, tu
toria. hijo predilecto y profanado tus sagrados tem·
plos. No permitas que esa tarea infame siga
HUlLLAC HUMA.- Yo y todos los sacerdotes ofrece adelante; antes bien hoy que tus hijos se cobi
mos sacrificios y ofrendas para e l éxito de vues· jan bajo e l estandarte de guerra para vengar la
tra empresa. infamia y arrojar a los in tru sos y sacrílegos,
CAUCUI'tIA.- SI, es necesario que ruegues por el bendfcelos desde tu templo áureo y dates gloria
triunfo . y libertad.
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CALICUMA. - ¿Qué quieren? ga que un acto de traición va hacer la primera
jornada de la lucha que vamos ha emprender.
CHASQUI 29. - Dicen que traen una embajada de sus Ea, cue nto con vuestra nobleza y vuestra pala
jefes. bra. (Aparte). Dios miO, ya vienen los cóndores.
CALICUMA.- (Aparte). Esto va mas de prisa de lo
que pensá.bamos_ (Al Chasqui). Conducidlos ESCE N A ONCE
aquí
ANCIANOS.- (Levantándose y sacando sus CUChillo,' . Dichos y tres soldados españoles que entraron por
la izquierda_ Uno de ellos que es el CAPITAN. avanza
de la cintura y blandiéndolos). SI, que vengan, mientras los otros dos quedan de pie junto a la puerta.
por ellos comenzarem os la venganza_
CAUCUMA.- Avanzad rostros pAlidos y decidnos el
ANCIANO 29._ Su sangre que sea el primer frut o de objeto que os trae_
nuestra justicia_
CAPITAN.- (Avanza hasta el centro y hace un saludo
CALICUMA_- Ancianos. no hagáis tal. Antes es pre militar a la usanza de la época). Curaea de Ha
ciso oírles. tum-Colla, nuestro jefe nos envía, primero para
ANCIANO 19._ No. Basta ya de embajadas traidoras. ofreceros el más amis toso saludo y después pa
ra haceros una proposición muy conveniente pa
ANCIANO 39._ As! fue también como engañaron a ra vos y para vues tro pueblo.
nuestro desgraciado Inca y mintiendo amistad,
se lanzaron de improviso a nues tro pueblo de ANCIANO 2"_- ¡No, Curaca , no le oigas!
Cajamarca _ ANCIANOS.- (Munnullan y protestan).
CALICUI\'IA.- Cierto es lo que dices, mas estando aho CALICUMA.- Ea, contened vuestros ímpetus. y vea
ra prevenidos ... mos de que se trata.
ANCIANO 49 . _ (Interrumpiendo). No, Curaca; no de CAPITAN.- Cuidad de no mostraros belicosos, por
bemos de oírles ni un momento. que os advierto que a muy poca distancia de
aquí está nuestro ejército, dispuesto a vengar
ANCIANO } 9._ Las vlboras siempre atacan a traición. la meno r ofensa a su embajada.
CALICUMA.- Son tres solamente_ ¡Que podrán con ANCIANO 3Q. - ¿Veis como nos amenaza?
tra nosotros! i Oh es que los bravos guerreros
del Sol tienen miedo!. .. (Pausa). Que no se di ANCIANO 4 9. _ Arrojadlo, Curaea.
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CAPITAN.- Os traemos la paz, os ofrecemos nuestra Caja ma rca habéis hecho con el Inca , y quereis
amistad; mas si no queréis oirnos tened mucho tendernos un lazo, estamos alertas. Habl ad .
cu idado, porque no somos tres, ni ciento ni mil :
Una nación poderosa os aniquilará si n piedad. CAPITAN.- Como he dicho antes, a poca distancia de
esta ciudad ha hecho su campamento nuestro
ANCIANO 1' .- Salid . . . ejército. Habrla mos podido atacaros por sor
ANCIANOS.- (A coro). Queremos su sangre. (Sacan presa . . .
sus cuchiUos). ANCIANOS.- ¡Criminal y dices tan tranquilo!
CALICUMA.- (Enérgico). Ancianos del Consejo de
CAPITAN.- Dije que habrlamos hecho eso, pero lejos
Hatum-Coll a, no dudo de vuestro valor; mas es
de ello, hemos prererido poneros un acuerdo ba
necesa rio tener seren idad. (Cuando se restable
jo la siguiente condición: que entregueis todo el
ce el sileneo, al español). Poderoso debe ser sin
oro que habeis recogido en la comarca. Entre
duda alguna vuestro Rey; más si mostráis la trai
gado que sea tol, celebraremos paz y ba jo nues
ción y la guerra, os declaro que el pueblo que
tro apoyo segui reis gozando de liber tad. ¿Acep
ayer ha caido indefenso y confiado al fil o de
vuestras armas, hoy sabrá luchar hasta morir, tais?
vengando a su Rey y defendiendo su libertad. CALlCUMA. - Ancianos de Hatum-Colla en vuestras
ANCIANOS.- (A coro). SI, sí hasta morir (munnuUos manos está la suerte del puel:>lo. Mostrad el ca
de aprobación). mino que debemos seguir.
CALlClJMA.- (Al Capitán). Quedáis notificado, pues. ANCIANO 1'.- Curaca, la elección no es dudosa. Por
una parte la sumisión y entrega humillante del
CAPITAN.- Curaca y Ancianos de Hatum-Colla, no oro que debla ser el precio de la vida de nue.sl:''l
discuto vuestro valor y decisión. Pero en tanto soberano, entrega que solo servirla como sirvió
pensad en las calamidades sin cuenta que os en el Cuzco, para estimular la insaciable ambi
abrumarla en caso de ir a la guerra. Nosotros ción de esos hombres y para alejarlos del cum
queremos evitar sacrificios y sangre. Os prome plimiento de su palabra. Por otra parte está lo
temos una paz honrosa bajo una sola condición. má.s preciado para nosotros: la Ii!>ertad, sagra
De vosotros únicamente depende el cumplirla. da y más que todo el juramento de venganza que
hace un momento hemos hecho.
CALIC UMA.- Si hablais con sinceridad, acaso nos en
tendamos: más os vuelvo a prevenir, si como en ANCJANQS.- (Coro). s r, sr, la venganza! .. .
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ANCIANO 2Q. - Curaca, la única condic ión de nuestro ANClANOS.- (Coro). ¡Calla, blasfemo! (En actitud
suelo. En otra form a es imposible la paz. de arrojarse sobre el Capitán).
CALICUMA.- Hombre blanco, habeis ofdo. Nuestro CALICUMA.- (Interponiéndose). Ancianos del con
deber y la última voluntad delInca vilmente ase, sejo, no ma ncheis nuestro honor. Dejad que la
sinado, nos impone la guerra o la desocupación traición sea el al ma predilecta de estos blancos
por vuestra pa rte, del pafs Que habeis profanado. miserables. El valor y arrojo de los hijos del Sol
se demostrará en la lucha franca y leal. (Al CJ '
CAPITAN.- ¿Es vuestra última palabra? pitán). Ea, salid pronto, antes que sea imposible'
CALICUMA, - No, la última palabra la dirán nuestras evitar vuestra muerte, raza de víboras!
lanzas y hondas! CAPITAN.- Pues enlonces nos veremos. (Sale seg uí,
CAPITAN,- Llevaréis la peor parte, no podreis resis,. do de los suyos).
tir nuestro empuje. Todavla teneis tiempo pa
ra cambia r de determi nación , ES C E N A DOCE
CALICUMA, - Es imltil.
Dichos, menos ESPA¡I;¡OLES.
CAPITAN.- (Con Ironla). ¡Ah queréis la guerra! Bien,
la tendréis, pero terrible y si n compasión. J uro
CALlCUMA.- Ea, la g uerra está a bierta. Apresuraos
que os pesará no haber aprovechado de nuestra
a reunir las tropa s, la lucha va ser próxi ma ~
bondad.
terrible.
CALICUMA.- ¿Vueslra bondad? . . Ya sabemos lo
q ue significa . Las víc timas de Cajamarca y el ANCIANO 4 9. - Oh s f, comenzarán nuestras vengan
suplicio de Atahuallpa , son titulos suficientes zas.
para llamaros bondadosos ... ANCIANO 3".- ¿Qué debemos hacer en primer lugar,
CAPITAN. - Pensad como gustéis, más os juro qUI: Curaea?
llorareis e ternamente vuestra aJ tivez impru CALICUMA.- Conducid rápidamente vuestras tropas
dente. a la apacheta del Guanacu, apoderáos de la s
CAUCUMA.- iMuertos o libres ya lo sabeis! a lturas y esperadl)le. En seg uida veremos lo
convenien te.
CAPITAN.- Mucho confiais en vuestras débiles tuer
zas y en vuestro fal so Dios . . ANClANOS.- (Saliendo). Vamos inmediatamente.
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CALlCUMA.- SI, obrad con toda premura, y que el HUILLAC HUMA.- Si, 10 conozco.
Sol nuestro padre os proteja. (Entrega el eslan·
darte a uno de Jos Ancianos y todos salen por la CALlCUMA.- Vé all í en este mismo instante y haced
derecha). que las aguas del lago cubran para siempre esas
riquezas.
ES C ENA T R ECE HUILLAC HUMA.- Voy al momento.
CALlCUMA y HUlLLAC HUMA. CALICUMA.- Te recomiendo el mayor secrelO. Lo:
blancos son demasiado a mbiciosos para desper
CAUCUMA.- (Aparte). Oh. esto es horrible. Pacha
dicia r ese oro.
camac. (pausa). Siento en el alma un presenti
mien to som brío ... ¿Habrá sonado la hora d" HUILLAC HUMA.- Por el Sol nuestro Dios. te prom ~
des trucción? ¿El destino de nuestro pueblo es to que jamás saldrá de mis labios ninguna reve
taró encadenado a un doloroso y amargo fin? .. lación. Parte sin cuidado para la guerra. (Sale).
Lo sabes tú, Dios de nuestros padres. (Pausa)_
y mi sueJio, aquel sueño horrible de los cónd{'· E SCENA CA TORCE
res, se habrá de cumpli r? .. (A Hulllac Huma).
Sacerdote del Sol, haheis vis to como se preci CALlCUMA toma sus armas y mientras monologa
pita la guerra sobre nuestro pueblo; sabéis tam se las va poniendo en sus respectivos lugares.
bién que es el oro maldito el acicate de la am
bición de esos hombres. CALICUMA.- A la gue rra . . a vengar la muerte d,~
HUlLLAC HUMA. - Sí, esos hombres parecen no te nuestra soberano o morir en la contienda. (Pau
sa). Morir! . .. Morir! . .. , quedar tendido allá,
ner otro Dios que el oro ni otra ley que su fe ·
sobre el campo de batalla, y no volver a ver mas
roz ambición .
esta casa en donde queda m i esposa y mi hija,
CALlCUMA.- Huillac Hu ma, antes de partir a la apa · los más ca ros afectos de mi alma .. . separarnle
deta os vay a confiar una misión secreta '1 de de ellos para siempre y no poder estrecharlas
licada. contra mi corazón ... (Pausa y lentamente). ''V':!
HUILLAC HUMA_- Ordenad, Cur-aca . a Ca.licuma y dile que vengue y salve mi pue
blo" . .. Alahuall pa , mi juramento de vengar t
CALICUMA.- ¿Conocéis el mecanismo secre to de la importa el más cruel sacrificio para mi corazór,
compuerta que comunica el lago con el subte Oh!, primo desdichado. ¿Qué visión, qué ceo
rráneo donde está. el oro? mist erioso le nevó en la hora suprema mi nom
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bre? .. ¿Po r qu6 encargas tu venganza a un oir, desde la lejanfa un yaraví triste, todos que·
pobre viejo que sufre tanto de separarse de los dan en silencio impresionados por la melod ill
suyos? . .. ¿Acaso no será mejor ligar tu des evocadora).
tino a otro hombre que tenga menos apego a la
WARA.- CaJ icuma, esposo de mi alma, q ue el Sol
vida y que luche con más ardor? .. (Pausa .,
nuestro Dios te de el triunfo y vuelvas pront o
en acti tud de desechar las ideas desagradables).
a tu hoga r.
Más te digo ... ¿Vaya a cobardarme de mis sa
grados deberes? .. ¿He de responder con tan NITAYA.- Si, padre, que e l buen Pachacamac te de·
poca nobleza al llamado de deberes? ¿He de vuelva a nues tros brazos libre y vencedor.
responde r con tan poca nobleza al llamado d o:
CALICUMA.- Asi sea; mas si el destino guarda otra
un moribundo? . . Wausa, llevándose la manu
cosa ...
al pecho). Corazón. ca lla tus dolores, seré nate
y se leal a tu Rey, aunque al separarte de los NITAYA.- (Interrumpiendo). Oh padre! ¿Qu6 dices?
tuyos llo re sangre!. . (Hacia el fondo y Ih,· (Timbre).
mando). W ara! W ara! ¡Nitaya! (Arreglándo·
CALlCUMA.- Digo que si la campaña dura mucho, y
se el vestido y pasándose las manos por el roe;
na puedo volver pronto como deseo, entonces.
tro)_ Que no vean mi sufrimiento y mi dolor.
(Sei1alando hacia el sitio donde vibra la quena).
Que no oigan lo S lamentos de mi corazón des
Entonces esa quena del pastor, que gime en la
ga rrado, porque en tonces, su llanto no me de·
tarde, os hablará de vuestro esposo y padre que
jaria partir.
os enviará su esplritu y su amor en esas me lan·
cólicas vibraciones . . .
ES e EN A Q u 1N e E y ULTIMA
NITAYA.- sr, padre, todas las tardes, cuando el pastor
CALICUMA, \VARA· WARA y NIT AYA. q ue entran de la sie rra llore en su yaraví las tristezas oc!
llorosas. sepu lcro, nosotros recibiremos tu saludo y tu
recuerdo.
NITAYA.- Padre! Padre!
CAUCUMA.- (Abrazando a W ara-Wara). Adiós!
WARA.- Esposo mio! Es cierto todo lo que dicen! (Abraza a Nitaya). Recuerda a tu padre y se
siempre fiel a tu tradición y a tu raza.
CALIClJl\olA.- Esposa querida. Hija de mi cora zúlI ,
todo es cierto. Debo partir. Rogad al cielo por W ARA- Adiós, cumple tu deber y que Dios te acam
el triunfo de nuestras arma s. (Una quena deja pJ.ñe.
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NITAYA.- Padre! Adiós!
CALlCUMA.- (Sale lentamente).
NITAYA y W ARA-WARA se abrazan soUo
zando.
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N H AYA.- Todo está listo para la ceremonia. NITA YA.- Verdad es todQ lo que decis, más el valor y
abnegación que tú has demostrado al salvarme
H UILLAC H UMA.- Muy bien, Nitaya, veo que eres la vida han superado a todo deber.
una buena Curaca y excelente sacerdotisa.
H UILlAC HUMA.- Pues bien, el cariño que me pro
NITA YA.- Después de llorar la muerte de mis padres, fesas como a un pad re, me premia sobrad:l'lIente.
no me queda otro consuelo en el mundo que es
tar junto a vosotros, últimos restos de nuestro N ITAYA.- Han pasado cuatro ai'sos y no se me borra
desgraciado puehlo. (Con tristeza). de mi memoria aquella terrible escena. (pausa).
Vencido y prisionero mi padre, derrotado su
HUILLAC HUMA.- Tienes razón. Después del horri ejército, el vencedor asalta la ciudad . El de
ble suplicio con que pagó tu ilustre padre su güello y el incendio, destruyen habitan tes yed i
amor a la li bert.ld, también después de la muer ficios. Mi madre y yo refugiadas en el templo
te de tu bondadosa. madre, no tienes más amig03 para salvamos de la hecatombe, todo inútil ; all! .
que nosotros ni más súbditos que estos proscri al templo llega también el terrible furor de los
tos as ilados en estas rocas solitarias. espaJioles que entran como lobos furioso s y se
lanzan sobre nosotros . Mi madre lanza un gri
.N ITAYA.- Mi corazón es todo gratitud para vosotros,
to, un gemido angustioso y cae desmayada, al
y especialmente para tí, Hui llac Huma, mi va·
mismo tiem po que \lna lanza le parte el cora
liente salvador, mi segundo padre. zón . . . Cuando aquella misma lanza asesina se
HUILL A C HUMA.- Nitaya, yo sólo he cumplido mi dirigla contra mi, fue entonces que surgisteis
deber. Anle la desaparición trágica de todos los como un genio salvador y de un golpe de ~u ma
de sangre real , tan cruelmente extenninada por za derribastcs al verdugo ... sentí después que
los blancos, debíamos salvarte siquiera a tí, la tus brazos me coglan. . . las dolorosas impre
última ñusta. Debiamos salvarte y sepultarte siones de aquel trágico día me aniquil aron tan
en un sitio seguro. Tu vida significa la sa lv~· to que yo no vi ni sentl 10 que pasó después.
ción de nuestra raza y de nuestra estirpe, pues
para sostener la tradición sagrada aunque fue HUILLAC HUMA.- Te cogf en mis brazos y tomando
ra como 10 hacemos hoy, en el destierro y en la una galena subterránea, cuyo secreto se igno
obscuridad, nosotros los sobrevivientes neceSi raba. te pude conducir hasta un sitio seguro.
tábamos congregarnos alrededor de alguien que NITAY A .- Huillac Huma, el espiritu de mis padres os
como tú llevas la sangre de nuestro re:' lo agradecerá, desde los templos de oro del Sol,
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ESC E NA T ERCERA la felicid ad de nuestro pueblo, a rrepentido de
sus bondades, con todo el cuerpo infiel, n0 tuvo
Dichos menos NITAYA, y ANCIANOS que entran piedad ya para nOSOlros. El, que en un prmcipio
por grupos de dos y tres que después de hacer una pro sonrela sa tisfecho de sus o bras dándono~ abun
funda reverencia al altar y otra a H UILLAC HUMA se dantes cosechas y gufas de gloria y vent ~: ra , al
coloean en silencio a ambos lados del altar y al lando. ver que sus sú bditos y monarcas, ricos y pobres,
niños y ancianos, se estrechaban ya en el mas
HUILLAC HUMA.- (Después de dar fuego a los pe santo de los amores ante la riva lidad culpable
beteros se coloca al centro, mientras los a ncia que mordió el corazón de Huáscar y Atahuall
nos se proste man en 5 U S respectivos lugares). pa ensangrentando, con sangre hennana el sue
Hermanos. purificando nuestro espíritu que lo en q ue desapareciera la divina barra d€l flln
manda nues tra sagrada religión, preparaos a dar dador de nuestro divino Imperio, ante la corrup
comienzo al culto. (Señala las momias) . Los es ción de nuestras costumbres y en vista del amor
píritus de nuestros antepasados estarán p.esen sacrílego de nuestros corazones. Nuestro Dios,
tes para reconfortar nuestra fe . Arrodillaos . el gran Pa chacamac, ha llorado lágrimas de san
(Todos se arrodillan y munnuran en coro la ora gre, ha cubierto su disco de oro con púrpuras
ció n Que dirige HuilJac Huma). Pachacamac, sinies tras y ha endurecido su corazón de padre
Dios Creador y restaurador del Universo, sed· para no enternecerse en el castigo. (Pausa). Una
nos propicio y enviad a este sagrado recinto raza terrible ,:, desconocida ven ida del mar, fue
:t los antepasados para que abran nuest ru espi
la ejecutora de la ira di.vina. Y nuestro monar
ritu a la fe y al bien de tus sagrados pre(.(::ptos. ca cayó primero y les siguieron y siguen en su
(Se sientan Jos oyentes en cuclillas mientras fin tn'igico miles y miles de nuestros hennanos
HuiUae Huma llama al quipucamayo. Quipuca desgraciados. Cuando era todo dolor y desola
mayo da comienzo a l relato de nues tros fastuos c ión, cuando todos nuestros esplendores se tor
y cuenta el sacrificio y heroismos de los últi naron en ruinas, cuando nuestros templos fue
mos héroes). ron destruidos, por el ímpetu fe roz de la raza
QUIPUCAMAYO.- (Se pone de pie, hace una inclina invasora, apareció el más valiente y bueno de
ción. Coge Wl quipu y mientras va pasándolo los nuestros y dispuesto a salvarnos. Era Ca li
entre sus dedos repite lentamente). Her "uanos cuma el hombre esforzado. El valiente y esfor
eSlOS qu ipus que nuestra tradición sagrada ha zado Curaca de Hatum-Colla que llevaba en sus
anudado dicen: El Dios bueno y amable que en· venas sangre rea l. Reunió a los dispersos y ate
vió a Manco Kapaj y Mama Ocllo, para hacer morizados súbditos y comenzó con ardorosa fe
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la reconquista de nuestra li bertad. Mas nuestro del sacrificio, mostrémonos como hombres va
Dios descargó también su obra sobre el hombre lerosos, como sl1bd itos que buscan a costa de su
justo; el desgraciado Calicuma sucumbió y ca vida, la restauración de sus sagradas institucio
yó prisionero de los españoles .. , Amarrado de nes y la venganza y exterminio de los blanco!;
pies y manos a esos animales extra ños y terri infames. SI, hermanos, acabamos de encargar
bles que montan los blancos fue hecho peda al Sol, nuestro padre, el éxito de nuestra causa.
zas. .. (Pausa) . Desapareció este Jefe ilustre Ahora nos queda seguir imperiosamente en
que en el primer momento parecía detener la nuestra sagrada empresa. Cada vez que el desa
avalancha. Ahora la destrucción sigue feroz, liento o la desdich a ensombrezca vuestro cora
sin piedad para nuestro pueblo infeliz, .. (Do zón, recordad lo que los quipus dicen de ese he
blando nuevamente los quipus los coloca sobre roico y valiente Curaca que murió por recon
el altM' y vuelve a ocupar su puesto). quistarles la libertad. Acordaos que la hija
HU ILLAC HUMA.- (Se pone de pie, mientras los de de su corazón, la que ha sido milagrosamente
más se arrodillan). Hermanos. he aquí 10 que salvada en el degüello de Hatum Colla, la bella
dicen nuestros quipus. Hemos evocado en esos ñusta Nitaya está con nosotros, con la imagen
muros el pasado. Y bien. ahora que sabéis la viva de la fa milia real exterminada. Recordad
causa de nuestras desdichas. ahora que cono que hemos jurado por los restos de nuestros an
céis el valor de nuestro Curaca Calicuma y su tepasados (señalando a las momias) restaurar
sacrifici o heroico. prosternaos ante Dios y re· la mona rquía y dar a Nitaya la BORLA IMPE·
cogidos en el fondo de nuestro corazón. pedid RIAL. Desde esta caverna perdida entre las bre
a Dios. piedad, rogadle que apresure ya estos nas de nuestras sierras, hemos de traba,iar para
nefastos tiempos y haga amanecer el día de la cumplir lo jurado. Mas, es necesario que pon
libertad para reedificar sus templos y hacer pros gáis de vuestra parte todo vuestro celo y sobre
perar su religión. (Se prosteman al centro y los todo el mayor cuid ado para mantener en secre
demás, como él, inclinan la frente hasta tocar to este lugar y el objeto de nuestras reuniones
el suelo, mientras en el fondo se oye ''El himno y ceremonias. Cuando encontréis por estos pa
al Sol" de Robles, ejecutado por la orquesta. rajes algún blanco o espía sospechoso acercaos
Cuando tennina la música los ancianos se levan a él cautelosamente y que no tiemble en vues
tan a la voz de Huillae Huma). Hermanos, levan· tra mano el cuchillo al blandirlo contra un ene·
taos. Hemos pedido a Dios como creyentes, he migo! Es una justa venganza! Desde este tem
mos implorado piedad al Sol como sus hijos, plo secreto nos pondremos de acuerdo con nues·
hu millados. Ahora, ames de ver correr la sangre tros herma nos dispersos que vagan en pos de
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refugio para salvarse de los blancos y cuando sacan sus cuchillos y hacen como para herir a TRIS·
hayamos log rado o rganizarlos. traza remos nues TAN).
tro vasto plan de venganza.
En seguida todo será fAcil ; caeremos de im ANCIANOS.- (Coro). Ya tenemos una vlctima! .. . La
proviso sobre los blancos. a rrasa remos sus po ofreceremos en luga r de la llama y beberemos
blaciones e imitando su ferocid ad. sobre la3 r:li su sangre .. .
nas de lo suyo reedificaremos nuestro pueLl n. HUILLAC HUMA.- (Interrumpiéndose y ordenando "
ANCIANOS.- (Estos dan muestras de desaliento e in· callar). Ea, callad (a los indios recién llegados).
credulidad). ¿Cómo habéis capturado a ese blanco maldito,
era un me rodeador?
HUILLAC HUMA. - (Después de mirarlos lentamen·
te). ¡Dudá is! ¿No tenéis fe en nuestra empre INDro l ~.- No sabemos nada de el ni q uien lo ha he
sa? . . ¡NO, hennanos, no desfallezca vuestro ¡,ido. La ñusta Nitaya nos ha encargado traer
ánimo. Creo yo que nuestro Dios ha de lo aquf con todo cuidado. Ella viene en s egu id~.
suspender el castigo que pesa sobre nosotros ~ HUt LLAC HUMA.- Esto q uiere decir q ue en lugar del
ha de hacer brillar la aurora de nuestros dias. sacrificio de la !lama en la fiesta del Inti-Ray mi
Po r olra parte no debemos temer tanto la for tenn inará con el sacrificio de un en emigo. (Al.
taleza de esos hombres bla ncos. No véis como za los brazos hacia el Sol). Bendi ta sea tu va ·
entre el10s mismos comienzan a matarse como Juntad. La venganza se iniciará terrible. (A los
lobos hambrientos que disputan su presa? ¿Nc oyentes). Ea, ha ll egado la hora, tendedlc so
véis cómo luchan y se asesinan por la posesión bl·e el ara.
dt:1 o ro que nos han dispu tado? .. ¡Que sigan
agitá ndose entre od ios y envidias y caeremos E SC E N A Q U I N TA
nOSOlros de improviso y entonces.
Dichos y NITAYA que aparece en la entrada.
ESCENA CUA RT A
H UIUAC HUMA.- Que nadie se prive de ser verdu
go y vengador. Heridle todos. (Los demás sa
Dichos y dos I NDIOS que entran conduciendo a
'fRISTAN herido y sin conocimiento. Después NI· can sus armas, y después de saltar dan alaridos
TAYA. y se precipitan sobre TristAn).
(Al depositar los indios el cuerpo de TRlSTAN, to NlTAY A.-
(Se lanza sobre los indios y grita con rJer·
dos los demás Interrumpiendo el relato del sacerdote, za). Dejad! . .. ¿Qué ha ceis? . .. No. no lo ma
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teís, os lo pido en nombre del Sol, os 10 o rde capricho de probar nuestra paciencia, hacéis
no como ñusta. ( Los demas pennanecen inde· ma l, perderás, nuestro ca Milo y nuestro respeto.
cisos mirando con sorpresa a Nitaya). NITAYA.- Bien, Huillac Huma, oid me. (A los demás).
NITAn: Si me amais, si respeta is la memo ria de mi y vosotros guardad las a rmas y escuchad. No
padre, guardad esas a rmas. Guardadlas, 10 exi es solo un capricho e l que quiero impo neros ni
jo. (Pausa general). tam poco es la obra del mal espfritu, os lo juro.
HUILLAC HUMA.- (rodas dejan a Tristán y la ro
HUJLLAC HUMA.- Pe¡'o, Nitaya, ¿q ué ocurre? ¿Por
qué con ta nto interés defiendes la vida de ese
dean). Habla, pues.
blanco como s i se tratara de tu propia vida? .. NITAYA.- Cuando e n cumplimiento a lo que habe ls
mandado, Huillac Huma, fu í en pos de la llama
NITAYA.-
(Con tono suplicante y cubriendo con su para el sacrificio, a l tiem po en que me interna
CUErpo al guerrero herido). No, no lo mateis! os ba en el desfiladero de Illapi, vi venir po r el la
lo ruego, os lo pido! . .. do opuCSlO una partida de blancos armados, qui
HUILLAC HUMA.- Infeliz! Así defendéis a uno de se retrocede r y huir, más apena!> había dado al
los que ha martirizado cruelmente a tu pa dre , gunos pasos atrás cuando sentí que los bla ncos,
acaso el mismo enem igo que hundió su lanza lanzando gritos para que me detuviera, vinie
en el pecho de tu madre! . . . (Separando a Nita~ ron a [Oda correr en pos de mí . . . (El herido
ya del lado del herido). Tú lo has traído, no pue empieza a dar muestras de vida y lanza al guno~
de ser para otra cosa que para sacrificarlo. (A gemidos. Los indios ante el movimiento de Tris
los indios). Ea , terminad. tán corren a sujetarlo mJentras algunos dicen).
(Los indios haciendo las mismas manifestacio Quiere huir! Hay que sujetarlo_
nes de feroz alegria se lanzan para herir a Tris NITAYA.- (Interrumpe s u relato y protege nuevamen
tán). te a TristAn). No lo toquéis. Dejadle en paz.!
Es un hombre bueno y noble y no tiene porque
NITAYA.-
(Deshaciéndose bruscamente de los brazos
del sacerdote corre otra vez a proteger con su morir.
cuerpo al español). No! Dejad le! por pieda d. HUILLAC HUMA.- Habla pronto que hasta ahora no
(Los que iban a herir se detienen indecisos). comprendo nada.
HUJLLAC HUMA.- Vamos, habla pronto, Nitaya . NITAYA.- Oid, pues. (Los indios vuelven a bacer
¿Qué significa todo lo que haces? Si tienes el cIrculo alrededor de Nitaya y escuchan con aten
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ción). Decia que los espanoles venian en pos d ~ NITAYA,- Pues, asr, con el mismo valor que tú, con
mi. Yo corr! cuanto pude, m:.\s el espanto ador la misma nobleza, ese blanco, dando un salto,
meció mis pies, y a l ver que era imposi ble la me protegió con su cuerpo y apostrofó a mis
fu ga. me arrodillé llorando a pedir piedad. Por verdugos. Su temeridad le costó caro. Los cri
toda respuesta oi sus carcajadas de burla. To minales a l ver un solo hombre y el más joven
dos a mi lIanto me cogieron y me arrastrarO!l que se les interpusiera en la satisfacción de sus
brutalmente a un ri ncó n del desfiladero . .. apetitos groseros, desnudaron las a nnas y au·
liando de rabia se lanzaron sobre mi salvador.
HUI LlAC HUMA.- (Senara a Tristán). Ese fue uno
Este sin perder el valor hizo frente a la turba,
de esos infames ... mientras yo aprovechando de la lucha logré huir
At~CIANOS.- (A coro y blandiendo sus armas). Que y refugiarme en las alturas del desfiladero. Ha s
muera! Que muera! ta mi llegaban los golpes de las armas, y los gri ·
tos de maldición. Yo acurrucada entre las ro
NIT A YA.-
(Detiene a los ancianos). Escuchad, os Jo cas no osaba moverme por miedo a ser descu
pido. Me eSl remecl de espanto porque adivin ~ bierta. No sé cuanto tiempo pase allí, titiritan
en sus intenciones algo terrible y bestial. EH do de miedo y sin conciencia exacta de lo ocu
un momento comprendf la terrible infamia que rrido. Cuando recobré mi razón vi a estos, (se·
iban a destroza nne. Lloré, supliqué, me a rran· Jlalando a los indios q ue cond ujeron al herido)
qué los objetos de oro de mi tocado y se los pastores.
oCreci pensando ca lma r su avaricia. Todo en
LOS DOS INDlOS.- Pasábamos por allí para venir al
vano, despreciando el oro y devorá ndome con
templo y asistir a la ceremonia.
sus ojos lujuriosos ya se lanzaban sobre m( pa·
ra consuma r su horror cuando en ese mism') NITAYA.- Les rogué que bajaran al sitio de la lucha.
instante. (A HuUlac Huma). ¿Recuerdas Hui
Uac Hwna, cómo apar ecistes a salvarme en el INDIO 1· .- En efecto bajamos al desfiladero y encon
templo de Hatum Colla? ¿Recuerdas que jugán tramos a este (señalando a Tristán) blanco ten
dote la vida te interpusiste entre los victima dido en el camino. Casi al mismo tiempo vimns
rios para salvarme valerosamente la vida? ¿Lo desaparecer en el rocado lejano una tropa de
recuerdas? .. blancos que se a lejaban.
HUILLAC HUMA.- S i, 10 recuerdo. Pero aquello fue INDIO 2 ~_- Cuando llegó la nusta detrás de nosotros,
un deber. nos rogó q ue viéramos si todavía vivía. Algu
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nos d€!biles gemidos y la articulación de la san ANCIANO 1<>. - Oh ya no debemos fiamos nunca de
gre nos mostró que tenra vida ese cuerpo. estos blancos. Sus traiciones han sido terribles
y nos han costado mucha sangre.
NITAYA.- Entonces al saber que pocHa tornar a la
vida mi noble salvador y guiada por la gratitud NITAYA_- Anciano, aunque tuvieras razón, nada
inlensa que le profeso. he resuelto hacerlo con perdemos en curar y proteger a este blanco, has
ducir aqui y pagar de la mejor manera su nobl':! ta que pueda ir junto a los suyos.
sacrificio. .. (Todos los presentes guardan pro ANCIANO 1 ~ ,- Sí, hasta que pueda ir junto a los su·
fundo silencio durante aJgunos momentos), yos, y después conducirlos al ataque contra
HUILLAC HUI\1A.- Muy raro es lo que cuentas, Nita nosotros.
ya. Yo sinceramente me resisto a creer que un NITAYA.-No, mi coraron me dice que este blanco no
blanco, uno de esos verdugos crueles de nues será nuestro enemigo.
tro pueblo, sea capaz de dar la vida por una mu
chacha de nuestra raza para los qUe! solo tie TRISTAN.- (Se agita convulslvamente, moviendo los
nen odio y crueldad. brazos y imitando sofocación de fiebre, balbu
cea). Me muero!. .. Agua! ... Agua! ... (Des
ANCIANO }'. - Si, es imposible lo que dice Nitaya. puéS cae en profundo sopor. Todos cOlTen a ro.
NITAYA.- Por la sagrada memoria de mis padres, ju dear al herido).
ro que he dicho la verdad. NITAYA. - (Excitada por las ansias del herido, lo mi
HUILLAC HUMA.- Anle este supremo testimonio, no ra un momento con ansiedad y volviéndose a
discuto Nitaya la verdad de lo que aseguras, pe Huillac Huma). Oh cuanto debe sufrir, Huillac
ro es necesario pensar que acaso no sea tan no Huma, tú que ahora haces de mi padre, tú que
ble y sublime el heroismo de este blanco. Quie'l por ser el sacerdote de nuestro Dios, debes ser
sabe si el interés por defenderte, solo era debi bueno y generoso, ayudadme a salvar la vida al
do a que a €!I solo le pertenecieras . . . que fue, como tl1, valiente y abnegado para CO:l
esta desgraciada ñusta.
NITAYA.- Huillac Huma, si lo hubieses visto desafiar
con nobleza y valor la ira de sus compañeros, HUILLAC HUMA.- Eso también exiges de rru7
no duda rías más. No, no creo que por solo un NlTAYA.- Huillac Huma, te lo ruego. Ayúdame a pa
capricho uno se expone asi a la vida (mirando a gar la deuda de gratitud. Tengo sangre de prín
Tristán), debe de ser distinto de esos malvados cipes y esto me obliga a corresponder en gran
(a los demás). No os dice la nobleza de su sem deza todo servicio.
blante?
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TODOS.- Sí. salgamos. (siguen al anciano segundo).
HUILLAC HUMA.- (Después de u na pausa). Nitaya ,
te obedezco, te obedezco aunque tenga que pa NITAY A .- (Con ademán de detenerlos). Esperad, an
sar sobre el orgullo y la a1tivez de nuestra es · cianos.
tirpe. ¿Qué debo hacer para complacerte? ..
TOOOS.- (A la voz de Nltaya se detienen y vuelven
NITAYA.- Curarlo inmediatamente. El arte que po ·
atrás).
sees y los secretos que has arrancado a. las plan·
tas de nuestras montañas deben servirte en es N ITAYA.- La hija de vuestro amado curaca, la mu
ta ocasión. chacha a quien habéis salvado la vida para de
volverle el trono de nuestros antepasados, 05
HUILLAC HUMA.- (Se acerca a Tristán y reconoce
pide que antes de abandonar este lugar, jureis
las heridas). Las heridas son numerosas y algu
respetar a ese hombre como a mi misma, hasta
nas muy graves.
que sano de sus heridas pueda marcharse.
NITAYA.- (Con interés). Pero tú podrás curarlo, ¿no
es cierto? TODOS. - (Guardan profundo silencio).
HUILIAC HUMA.- (Queda un momento como recon NITAYA. - (Con insistencia). ¡Juradlo pues!. ..
centrado y después contesta con soleOUlidad).
Sí, salvará ... salvan'!. (Moviendo lentamente HUILLAC HUMA.- Ni taya, tu corazón es tan bueM
la cabeza aparte). Mi ciencia, mis desvelos ser·
y noble como el de tu padre. A este hombre,
aunque enemigo, quieres corresponderle con la
virán para devolver la vida a un enemigo iNues·
largueza de una reina. Nosotros que veneramos
tro Dios nos perdone! ...
en ti a nuestro rey porque llevas su ilustre san·
ANCIANO 29. _ A ti la bella y querida hija de nuestro gre, nosotros que estamos dispuestos a j urarl~
Curaca, no quisiera reprocharte nada; mas ten· la vida (Timbre) por llevarte al trono de los in·
go que declarar ante todos mis hermanos que cas, nosotros que te amamos tanto, no podemos
has cometido hoy una irreparable imprudencia nega.rte el juramento que nos pides aunque el
haciendo que un blanco conozca el secreto de hacerlo asl veamos a nuestros pies abrirse el
este templo en el que preparábamos la obra de abismo de nuestra ruina. (Moviendo atentamen·
nuestra libertad y nuestra venganza. (Murmu· te la cabeza). Después de todo, el destino lo ha
llos de asentinúento). Por otra parte creo que bra. querido as!... ¿Quién puede contener 1.1.
la ceremonia no debe continuar ante la presen· fuerza del destino? (A los ancianos) Jurad,
cia de este intruso. Vayámonos pues. (Se diri cumplir lo que se os pide.
ge hacia la izquierda).
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ANCIANO .9._r'lusta, nuestra reina y princesa, el sao
cerdote tiene razón. Y este juramento será una
forma, talvez la más estéril, pero también la
más sincera de ofrenda rte nuestra vida .
ANCIANO 2' ._ Ya que tú as ( lo pides, respetaremos
la vida de este bla nco. A este intruso que tuvo
la suerte de salvarte, nuestro alimento y nues·
tro hogar. (Con tristeza). Aunque después en·
señe a los suyos nuestro refu gio . '. (Pausa). SI,
princesa. y si esto úl timo ha de suceder, (exal.
tado) los que cometimos la de bilidad de obede ACTO T ERC E RO
certe, sabremos defender este s itio o morir jun·
Paisaje de montai\a. A la derecha. la entrada al
to a t I!
templo secreto, abierta en la roca viva y sostenida por
TODOS.- Sea lo que mande el destino. (Salen). siUaslres de piedra que muestran a1gunos grabados es·
culpidos en toSCOS reUeves en primer término, rocas
de las que brotan zarzas y plantas de Khantutas; a la
T E LO N izquierdo. roCas y arbustos de Khantutas que dan co
mienzo de una cumbre. Al fondo se divisa las estriba~
ciones de la sieITa y cumbres nevadas de los Andes .
En conjunto debe de representar un paraje agreste y
solitario.
E SC E N A P R I M ERA
Al tiempo que se levanta el telón, cruzan la esce ·
na. INDIOS en grupas de dOS, tres, cte., que entran por
la izquierda Y van penetrando por la entrada del
templo.
INDIO 19.- (Que pasa acompaftado de los demás ':1
del 29). SI, no debemos dejar más tiempo s in
poner remedio a 10 que ocurre.
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INDIO 29 . _ Y con toda energía si es preciso .. . (En mostraciones, sorprendo tal expresión en su mi
traD en el templo, siguen otros grupos de indios rada que .. . si no fu era por el respeto y que la
que pasan silenciosamente y penetran al tem quiero tanto, le echarla en cara lo indigno que
plo. En último ténnino llega Huillac Huma es portarse asi con un blanco. con uno de esos
acompañado de dos indios). verdugos ma lvados de nuestro pueblo!
HurLLAC HUMA.- Si, yo también habia pensado en HUlLLAC H UMA.- Pues 10 mismo me ha pasado a
ello, y, después de la ceremonia pensaba con· mi. yo también he sentido impetus de separa r
va caras para hablar de esto. con violencia a esos que parecen q uererse de
masiado.
INDro 3°._ Debemos alejarlo ya. E stá sano y pue
de irse con los suyos; por lo demás la promesa INDIO 49 . - SI, hay que sepa rarlos de una vez ... (en
de respetar su vida solo era pa ra el tiem po que tran en el templo los 3).
estuviera herido.
E S C E NA SE G U N DA
INDIO 4 q . - Bien dices, debemos alejarlo inmediata
mente, y si com o supongo no acepta por hallar· NlTA Y A después TRrSTAN.
se prendado de la ñusta entonces . . . e nton
ces . . NIT A YA.- (Slgutcndo el camino de los anteriores
[NDIO 3 9_ Entonces! ya no habrá piedad, aunque la aparece por la izqtúcrda y se dirige hacia la en
ñusta no los pida llorando! trada del templo).
HUILlAC H UMA.- Tenéis razón. No queda otro re· TRISTAN.- (Aparece por la izquierda y en el m omen
med io. Por causa de ese intruso no podemos to en que Nitaya se dispone a entrar al templo
obra r con rapidez. ni seguridad . Han pasado la llama con afán). Nitaya ! . . . Nitaya! ...
muchas lunas sin que se hubiese hecho nada po!"
NITAYA.- (Se detiene y vuelve la cabeza oon inquie
nuestra empresa.
tud. Su gesto de sorpresa se dulciIica al ver r.
INDIO 4 9 . _ Yo te digo, Huillac H uma, q ue sobre todo Tristán que avanza. hacia ella). Ah! e res tú Tris
es to lo q ue más hace hervir mi sa ngre es notar tán?
que ese blanco mald ito va robándonos el afect')
fR ISTAN.- Si, yo q uiero hablar contigo a solas .
de Nitaya. Cuando por las tardes ba jo al valle
a recoger el ganado, encuentro en e l camino d NITAYA.- Ahora es imposible. ¿No sabes que ya debe
la ñusta acampanada del bla nco, y veo tales de comenzar la ceremonia? Será en otro momento.
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TRISTAN.- (Con intensidad). No, Nitaya, te ruego, NITAYA.- Ha de ser muy importa nte lo que vay a oir?
óyeme ahora. Es solo esta ocasión que puedo
TRISTAN.- Para nú es la vida o la muerte.
hablarte libremente.
NITAYA.- Tristán. ¿No vez que todos están en el NITAYA.- Y para mI?
templo? Solo fa lto yo.
TRISTAN.- Para ti? .. Quien sabe!
TRISTAN.- Precisamente porque todos están allá NlTAYA.- Me inquieta ese " quien sabe", Ha bla pues.
den tro. no habrá quien nos vea (se acerca a Ni
taya). Quédate conmigo. TRISTAN.- Nitaya, vaya comenzar por satisfacer la
pregunta que tanta s veces me has hecho.
NITAYA.- (Después de una pausa, aparte). Dios mio!
¿Por qué sus paJabras tienen mas fuerza que mi NITAYA.- ¿Al fi n? ¿Vay a saber qui~n eres. de qué
deber? (Después calla y con su actitud da a en· pals extra f'i o vienes y por q ué no eres malo co
tender su asentimiento). mo los otros blancos, ni buscas como ellos oro
y vlctimas? . . Dímelo. Tri stán, dime eso que
TRISTAN.- ¿Quieres bajar al valle, para estar mas
con tanto empeñO he querido conocer.
lejos de los tuyos'!
TRISTAN.- Nitaya, a llá (se ñalando las cumbres nev n~
NITAYA.- Es mejo r que ha blemos aquí, desde este si das que se ven en el fondo del paisaje). Al otro
tio podremos saber e l mo mento en que ha de lado de es ta t ierra por donde aparece cada d m
terminar la oración. el Sol vuestro Dios, existe un mar inmenso, m il
TRISTAN.- Sien, quedémonos aqul. veces más g rande q ue vuestro lago sagrado; sus
(Nitaya se sienta sobre una roca y Tristán ocu, agua s van a besar en las lejanias infinitas y muo
pa un lugar cerca de ella. Un momento de si chas tierras habitadas por diferentes pueblos.
lencio, durante el cual Tris lán se queda contem y todos los blancos que hemos llegado somos d'.:
plandola con arrobamiento. Nitaya con turba uno de aquellos pueblos, e l más bello, el mas
ción parece sentir muy hondas las miradas tier poderoso. Altá. tenemos nuestro Rey y nues
nas de su galán. corta el silencio tlmida). trO Dios. Mi patria se llama Espafia. Sus rique ·
zas, la belleza de su cielo, sus ciudades mara
NITAYA.- TrisLAn ... te escucho. vill osas exitaron un día las codicias de un pue
TRlSTAN. - SI, escúchame, Nitaya. Abre tu corazó¡, blo feroz y sonó para nosotros una hora terri
para que allf en lo má.s hondo puedas sentir lo ble; hombres sedientos de sangre y riquezas.
que voy a decirte. cuyo Dios les ordena ba ma tar y destruir , inva'
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dieron nuestro suelo. Aquello fue horrible, en TRISTAN. - ¡Nitaya l ¿Y a mí, también me odias 'y
medio de los lamentos innumerables víctimas maldices?
fueron sacrificadas por el cruel vencedor. Se
nos arrebató todo cua nto teníamos de lo más NIT A Y A.- (Pausa, con lo que evade la respuesta).
querido. Fortuna , hogar, madres, hijos, herma· Sigue, s igue tu relato.
nos y hermanas y en nuestra dolorosa impoten TRISTAN.- (Después de una pausa). Mi familia, una
cia de vencidos y esclavizados tuvimos que su de las más nobles y poderosas. luchó ardorosa
frir las mayores afrentas, nuestro rey muerto, mente por la libertad de nuestro suelo. Tod.l
nuestro pendón ul trajado, nuestro Dios arroja su genealogfa fue una lista no interrumpida de
do de sus templos y altares. Fue tan espantos<, héroes y cam peones de la libertad. Sus gene
aquello! raciones se sucedieron durante ocho siglos sin
NITAYA.- Ah, en ese entonces sabias cuan doloro tener otro ideal, otro empleo que la lucha con
so y amargo es ser victima de la invasión; si ha· tra el opresor. Tanto esfuerzo y constancia con·
béis experimentado todos los horrores de la e~ siguieron conquista r palmo a palm o nuestro
clavitud y habéis visto caer a los vuestros a mi· pais . . ,
llares al fil o de las armas enemigas en la defen· NITAYA.- (Interrumpiendo). Dios quiera lo mismo
sa de vuestro hogar y vuestra fe, ¿por qué ha· para nuestro desgra ciado pueblo. Sigue Tris
céis eso mismo con nosotros? Si habéis odiado lán, que tu relato hace renacer mis esperanza!';,
y maldecido con razón a vuestros opresores v
verdugos, ¿por qué quercis ser para nosotros TRISTAN.- (Despu6s de una pausa). Cuando se aproo
opresores y verdugos? ¿Es que no es importan· ximaba el triunfo definitivo; cuando sólo queda·
te nuestro odio y maldiciones? .. ba una pequeña parte de nues tro suelo en po.
der ajeno. entonces fue que vine al mundo. Mi
TRISTAN.- (Sin responder, demuest'r a confu sión). cuna fue mecida al fra gor de la lucha liberta·
NITAYA.- (Después de una pausa). ¿No respon· ria y las canciones con que me arrullaron eran
des? .. Es que no tienes palabras para justifi· gritos de guerra y estrépitos de armas. En cuan
car lo hecho. Trislli n, si no hallas palabras. si to pude levantar una espada, fiel a la ilustre
tu corazón no tiene argumentos para defender tradkiOn de mis antepasados, com también .l
la ambición y los crfmenes de los tuyos . .. en· ofrecer mi esfuerza y mi sangre por la libertad
tonces. deja que od ie con toda la fuerza de m, de la patria. Cien combates lJle dejaron la se
ñal gloriosa de innumerables heridas. Pero un
alma y pida la más terrible venga nza contra
los verdugos de mi pueblo. día la gloria me destrozó el corazón: mi padre
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y mis hermanos murieron junto a mi, d urante TRISTAN.- Termi nada la lucha y triunfa nte nuestras
el asalto que dimos a un castillo enemigo. Yo, a rmas quise unirme con aquella mujer.
loco de furo r y sediento de venganza, sin cui
NITAYA.- (Con alarma). ¿Y fue tu esposa? ¿Y ell "
dar de los mios, que quedaban tendidos en el
te dió su amor?
campo de batalla, me arroje con ímpetu sobre
humano contra e l enemigo. Rendí hombres y TRISTAN.- (Mirá ndola fijamente). Nitaya!... ¿Po r
defensas y así llegué hasta sus últimos refugios. q ué me preg untas de ese modo?
Cuando mi espada re partía la muer te a cada
N ITAYA.- (Dándose cuenta de la imprudencia de su
mandoble, apareció ante mf una mujer que se
actitud). Tristán!... sigue. ¿Qué pasó des
arrojó suplicante a mis pies . Ante esa angustia
suprema, y ma s que todo ante su cautivan te be pués?
lleza y ante sus ojos negros y rasgados que se TRISTAN. - Ell a me amó, pero cuando pedí a mi Rey
vela ba n encantadorame nte can e l lla nto de la que me la cediera para mi hogar, ya otro noble
suplica y del dolor, y a nte esa voz tierna y so más influyente, y que habia sentido como yo el
llozante, todo mi furor y mi sed de ve nganza se hechizo de su bell eza, la ha bia obtenido pa ra sí.
aplacaron y en ese momento que me pedia su
vida, quedó dueño de la m[a. Fue el amor q ue NITAYA.- ¿Y esa mu jer no ha llegado a ser tuya?
o bró e l milagro. Y desde entonces amé a aque TRlSTAN.- No, y ese fu e el mayor daño de mi vida.
lla mujer con toda la vehemencia de mi juven Lejos de ella ya nada te nia de a tractivo pa ra
tud . . mi . Los pl aceres de la corte, la amistad de otras
N I TAYA.- (Con interés). Ah! Era enem iga de los tu mujeres. no hacían mas que a crecentar mi a ver
yos y la amabas as!! sión a la vida. Y me fa stidió vivir! Y fue en
tonces que abandoné mi hacienda y mi gloria
TRJSTAN.- (Con pesadumbre). Era la hi ja de l que y me em barqué para América, y fue así como
mató a mi padre! vine hasta tu suelo. No me trala otro fin que el
NITAYA.- ¿Y es posible entregar el corazón a un ene· de buscar la muerte ansiada o por lo menos
migo de los nuestros? .. adormecer mis dolores con la agitación de la
co nquista.
TRISTAN.- Aq ue l amor no respetó mi patria ni mi
deber! NITA Y A.- Y has logrado eso?
NITAYA. - (Aporte). Será. posible!. .. (En ademá.n TRISTAN.- He logrado eso y algo más . . . (pausa). La
de desechar un pensamiento). No, no. ¿Quién herida mortal de mi a lma se ha cicat rizado con
piensa en eso?
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el bálsamo de un cariño. En mi alma hueca. (con MTA YA_-
(Vuelve la cabeza hacia el sitio de donde
pasión) Nitaya! Si ayer mi vida valía tan poco viene la mús ica y queda abstraída).
y hasta me estorbaba, hoy la necesito, ahora
necesi to vivir para amar a la muje r que he ha TRISTAN.- (Se levanta y va hacia ella con los bra
llado! zos extendidos). Nilaya! ¿Por qué te alejas?
¿Por qué tus ojos amorosos se tornan con pesat?
NITAYA.- Tristán. ¿Amas a esa mujer como dices?
NITAYA.- (Retrocede y evitando a Tristán). No, Tris
¿La quieres tanto?
tán, yo no puedo, no te debo amar. La sombra
TRlSTAN.- Nitaya! Si! (Cogiéndole las manos apa del pasado se inter pone entre los dos. Yo no
sionadamente) Te adoro! ... puedo llegar hasta tf. Tendría que pasar sobre
la sangre de los míos q ue los tuyos han derra
NITAYA.- No, Tristán! No es posible!
mado sin piedad. .. T[1istán, tú perteneces a la
TRrSTAN.- (Con vehemencia creciente). Sí... te raza que ha destruido mi pueblo, yo soy del pue
adoro ... y dime, Nitaya, si aceptas mi amor. blo ultrajad o, del pueblo víctima. Yo soy la po
(Pausa d urante la cual Nitaya. r uborosa. turba bre huérfana a quien habéis privado de sus pa
da. incli na la cabeza y guarda profundo silen dres incendia ndo su hogar . . . No, nuestro amor
cio. Tristán la contempla lleno de ansiedad). es imposible. Abismos de odio y venganza no~
separa! (Sollozando).
TRISTAN. - (Se arrodilla cogiendo con frenesí las ma
nos de Nitaya). TRTSTAN.- (La a trae contra su pecho). Nitaya! no es
cierto. Nuestro amor puede vencer odios y ven
NITA Y A . - (Baja la cabeza con turbación). ganzas_
TRISTAN.- (Sigue lo mismo y con las manos de Ni NITAYA.- No, Tristán. No sigas. No atonnentes m i
taya). Contéstame. Dí que me amas. Que tus corazón. Déjame.
labios lo pronuncien lo que tus ojos me han di
cho. Nitaya! TRI STAN.- (Aparte). Oh, por qué siempre las haza ·
¡'las de mi patria han de destruncar cruelmente
NITAYA.- (Levantand o lentamente la cabeza). Tris mi vida?
ttin yo te ... amo!
NITAYA.- Oéjame, te lo ruegO.
TRISTAN. - (Estrecha a Nitaya en actitud de besarla).
TRlSTAN.- (Suplicante). Por piedad, escÚcha me. Mi ·
Nitayal Dfmelo otra vez amor mio! (En el mo
ra, de mi patria han venido dos clases de hom
mento en que ambos han de juntar sus labios se
bres: unos malhechores, hombres salidos del
oye la melancólica vibración de una quena)_
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presidio y salidos de gale ras, hambrientos de TRISTAN.- (La estrecha). Nitaya, amor mío. ¿Enton
oro, sin honor y sin sentimiento, adelantAndo ces me amas? ¿Entonces no soy un desgra
se en la conq uista sin otro mérito que su auda ciado? . .
cia, han sembrado con violencia muchos odios NJTAYA.- Tri stá n, si, te amo; te amo a costa de to
y rencores; pero ta mbién han venido otros, Ni do; te amo con la vehemencia de una pasión sa
taya, no a buscar oro ni a destruir a los tuyos, crilega; te amo ...
sino ha defender el bie n y la justicia. (Se estrechan en un beso).
Ahora bien, dime: ¿Por qué los crImenes y
excesos de los primeros han ríe caer sobre los ES CENA TE R CER A
otros? No, Nitaya, no es posible, porque si aquí
no se levanta una voz de amparo hacia vosotros . Dichos y HUILLAC HUMA y demás INDIOS, sa
allá en España desde las mismas gradas del tro len del templo.
no hay almas buenas que piden respeto y jus O
cia pa ra los tuyos. INDIOS.- (Dan muestras de profundo asombro al ver
NITAYA.- (Aparte). Corazón lJ1ío, no tienes fuerza a los e namorados).
para resistir.
ANCIANO 19. _ Ah! blanco maldi to!
TRISTAN.- Ni taya, si no has de da rme tu cariño. si
no ha de hacer mi fe licidad, en tonces ¿para qué ANCIANO 2°._ ¿Qué haces infame?
dime has salvado mi vi da'! ¿Por qué no me de HUILLAC n UMA.- Nita ya! ¿Estás loca? ¿No sabes
jaste entonces morir? ¿Por qué con tus cuida que portá ndote así con ese blanco hechas por
dos y ternuras has hech o renacer en mi al ma tierra todos nuestros empeños? ¿No com pren·
esperanza imposible? ¿Por qué todas las tardes des que por ese modo enajenas para siempre la
del crepúsculo ven fas a buscarme a la choza y libertad de los tuyos?
la languidez de tus ojos me bañaba en ra uda
les de amor? NIT AYA.- (Cubriéndose el rostro con las manos y en
actitud de s uprema confusión se retira lenta.
NIT A YA.- (Con resolución yendo hacia Tristán). mente a la en trada del templo acabando por re
Tristán!, ¿por qué una fuerza extraña y fa tal mo fugi arse allf).
conduce hacia tO, ¡aunque de hacerlo tenga
que renegar de mi deber, aun cuando las som HUILLAC HUMA.- (En actitud de reproche). Nitaya!
bras de los mios maldiga! . . . Ah! ¿Por qué te ¿Es que has re negado do tus padres, de esas .vic
pusiste en mi cam ino? .. timas sagradas que debemos vengar?
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ESCENA CUARTA rra. Y su nombre ha de ser nuestro grito d"
combate y venganza.
D ichos menos NITA Y A. ANCIANOS.- (Coro). Sí, de venganza.
HUILLAC H UMA. - (A Tristán que a presencia de los ANCIANO 1'.- No sabéis que hemos jurado darle un
indios solo se ha puesto de pie y se conserva en trono que levantaremos sobre los huesos de los
actitud altiva). Infame! Traidor como todos los vuestros.
blancos! T RlSTAN. - Si la q uereis tanto, ¿por qué no dejais que
TRISTAN.- Eso no, mentira! Yo solamente ... le ofrezca mi amor? . .
ANCIANOS.- (Coro). Calla, ladrón malvado. (En ac ANCIANO 2·.- Ya 10 ha dicho el sacerdote. ¡jamás!
titud de arrojarse). Ella, la vfctima de los blancos, la que quedó huér ·
TRISTAN.- (An te el ataque desenvaina su espada y fana por vuestra crueldad, no puede aceptar nu
se pone en guardia). Matadme, pero no me ul da de un verdugo.
trajeis. TRISTAN.- Callad, el bla nco que os habla nunca man·
H UILlAC HUMA.- Ahora mismo debeMamos quitar chó su dignidad .. .
le la vida , serfa nuestra justicia; pero debemos H UlLLAC HUMA.- Basta de discursos. No ahus(is
darte una muestra más de aprecio a la que tú de la vida que os dejamos por compasión. Idos
qu ieres seducir. inmediatamente de aquL Que no volvamos a ve·
TRISTAN.- Si aprec iais a la que yo adoro, respetad ros! Id a los vuestros, enseñadles si quereis, es
pues nuestro cariño. te nuestro refugio. Más. ay de vos si os coge·
mas! Cien puñales estarán dispuestos a arra-.
HUILLAC HUMA.- (Levanta el puño). i Infeliz! ¿Vues carle la entrañas para mostrarle a la ñusta, co
tro cariño? ¿No sabéis que esa mujer ha de sel mo sangra el corazón de un enemigo.
el estandarte de la guerra, en la lucha contra
vosotros; los verdugos. los ladrones de nuestro ANCIANOS. - (Coro, sacando sus cuchillos). Y sec{in
pueblo? estos.
T RISfAN.- Yo no os hecho ningún daría. y creo me· TRISTAN.- (Con resolución). La muerte no me inti
recer ese cariño... mida.
HUILtAC HUl\1A.- Jamás! Ese cariño es para noso H UI LLAC HUMA.- (Señalando el camino). Id, lel a
tros. Lo necesitamos como estrmulo en la guc vuestra cabaña , coged todo lo que es vuestro, y
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no olvideis que aquel jura mento que hic i mo ~ a ANCIANO 2~.- Sacerdote del Sol, esto ya ha termina·
Nitaya, en mala hora , de respetar vuestra vida do. Ahora debemos ocuparnos de nuestros asun
ha terminado ya. tos. Va mos inmedia tamente al Valle. Ya sa
béis que llegan nuestros herma nos.
ANCIANO 1"'. - En marcha pues, y cuidad de lo que
hacéis. ANCIANOS. - (Coro). Sí, vamos a recibirlos.
TRISTAN.- (Aparte). Ganas me dan en este insta nte HUILlAC HUMA.- (ApaciguAndose). Teneis raron.
de hacer una locura. .. (Conteniendo sus fmpe Ahora dediquémonos enteramente a nucstra em
tus). Más, sería pa ra ella el dolor" . porque presa. (A los ancianos). Llcvad ropa y ali men
ella me ama , , , porque no quería verme muerto. tos, acaso tengamos que cubrir muchas mise
rias. (Los ancianos saJen por el fondo yendo
ANCIANO 2°._ ¿Habéis oído? Marchad pronto. de último el sacerdote).
TRISTAN. - y no hay otro remedio que obedecer, (Y ANCIANOS.- Vamos allá.
en actitud de pesadumbre se aleja lento). Ah,
mi mala estrella hecha, solo a alumbra r amores ESC EN A S E XT A
imposibles . ,. (Saje por el fondo casi sollo.
zante). NlTAYA.
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(Pausa). Cuantas veces cuando estaba a solas TRISTAN.- Pero cómo vivir, lejos de ti?
con mi pasiOn absurda, he implorado vuestro NITAYA.- (Estrechándose). Tristán . . .
amparo! Cuantas veces he implorado de rodi·
llas vuestros nom bres, pidiendo ayuda contra TRISTAN.- Nitaya! (La mira fijamente apasionado).
la fl aqueza de mi corazón! Y vosotros no me ¿Me amas de verás?
habéis oldo y me dejáis al frente de mi desti· NITAYA.- y Jo dudas? ¿No sabes que soy tuya ente
no ... (Con amargura). DesUno cruel ¿por qué ramente. como son las nieves para esas cum
entregastes mi corazón a un extraño, lejos bres. (Señalando al fondo).
del cual no podré vivir? .. Pachacamac. Dios
de mis padres, ¿por qué me diste un corazón tan TRISTAN.- (Regocijado). ¿De veras? ¿Serías capaz
débil y un alma tan vehemente? (Con pasión). de todo por salvar nuestro amor?
Tristán, Tristán! Tú e res la dicha suprem a qu~ M T AYA.- Tristán! Si ...
mis sentidos han vislumbrado al través de sus
caricias. Tú eres la vida! TRISTAN.- Amor mio!
NITAYA.- Qué debo hacer?
ESCE NA S EP T IM A
TRISTAN.- Huir!
NITAYA Y después TRISTAN.
NITAYA.- (Con sobresalto). ¿Huir?. ¿Abandonar
TRIST AN.- (Entra apresuradamente con todas las ar a los mfos? ¿Traicionar sus esperanzas? ¿Ale
mas y pertrechos de viaje). Nitaya! jarme de la tumba de mis padres? ¿Renegar mi
raza?
NITAYA.- (Con sorpresa y corrie ndo a estrecharle
las manos). Tristón!.. . Lo he oido todo. Te TRISTAN.- Nitaya! Nuestro amor vale más que todo
echan de aquI. La muerte amenaza tu vida. eso ... Dejas ya el pasado. Nuestro cariño es
el presente y vivamos para el. .. (Estrechán~
TRISTAN.- (Con resolución). No me iré de aquí. dola entre sus brazos). Tu raza y tu tierra son
¿Sin ti para qué la vida? hostiles a nuestro amor. Los tuyos ya lo han
dicho, jamás tolerarán que su idolatrada ñusta
NITAYA.- (Con aflleei6n). ¿Qué hacer, Díos mío? ame a un blanco. Nuestra dicha es imposible
TRISTAN.- Morir a tu lado. aquí.
NITAYA.- Morir? No, Trístán, no debes morir. NITAYA.- Entonces. ¿Qué remedio, Tristán?
-104 - 105
TRISTAN.- Mi patria, si Nitaya, si, huyamos a Espa NITAY.- (Ofreciéndole los brazos). Dame un abrazo.
ña. Esa es la tierra del amor. Allí no tendrás El tlltimo! (Tristán y Nitaya se abrazan Crenétl·
ni jueces, ni verdugos como aqur. Bajo el cielo camc ntc).
hermoso de mi patria, refugiados en una de mis
posesiones seremos felices, sin otro fin que NIT A Y A.-
(Al abrazar va diciendo con desesperación).
nuestro cariño. El último! El tllti mo!
l\'1TAYA.- Todo eso que me dices es muy bello. ¿Pe· ESCENA O CTA VA
ro no me odiarán los tuyos? ¿No serán tan ma·
los como aquf? (Con decisión). Si .. _ (Comcre Dichos y ANCIANOS que entran bruscamente, ha~
do). No. (Débilmente). Pero ... pero _.. dendo sonar sus " pututus" se lanzan sobre TRISTAN
TRISTAN.- Pero, q ué? blandiendo sus mazas y lanzas.
NITAYA.- (Turbada). Quisie ra . __ CORO.- Cana\1a! ¿Todavfa has vuelto? Muere! (Al
TRISTAN~ (Febril). Qué? . . gunos de los ancianos se avalanzan, lanza cn
mano en actitud de herir a Tristán).
~ITAYA.- (Sin poder qué decir, en su turbación se
arranca el eoUar y después de mi rarlo). Qu isie NIT AYA .- (Da un grito desesperado y con los brazos
ra ofrecerte un recue rdo. TÓmalo. (Le coloc" extendidos se interpone entre los ancianos y
el collar). Tris tá n. Los ancianos hieren involuntariamen
T RISTAN.- (Le recibe lentamente). Nada más? _
te a Nitaya. Después de un gemido de dolor, se
lleva las manos al pecho y vacilante cae al suelo).
:\'ITAYA. - (Resueltamente). Nada más! Vete!.
TRISTAN.- (Queriendo levantar a Nitaya). Dio3
TRiST AN. - (Toma el collar y sale en silencio y leo·
mío! _. Nitaya . . . La han muerto . .. (No al
fam ente como la primera vez).
canza a declr la frase).
NITAYA. - (Vuelve a seguir con ansiedad los movi ·
mientas de Tristán, y el momento que ha de sao ANClANOS.- (En el momento en que TOstén se incli
lir le grita desesperadamente). Tristán! Tris na le dAn un ma.zaz.o en la cabeza).
tán ven!
T RlSTAN.- (Cae de bruces, inerte).
TRJSTAN.- (Vuelve inmediatamente). Nitaya. ¿por
qué no me dejas par tir ya? ¿No ves que alargas ANCIANOS.- (Corren para levantar a Nitaya a quien
y aume ntas el suplicio de nuestra sepa ración? incorporan en el suelo).
- 106 -1 07
NITAYA.- (Con la mirada en el alto llevándose las
manos al pecho exclama desfalleciente). Ay! .. .
ay !.
ANCIANOS.- (Gritan desesperados hacia el fondo).
Huillac Huma, Huillac Huma, la ñusta se mue
re ...
C A E E L T EL O N
I NDIC E
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Prólogo· Biografía
LA VOZ DE LA QUENA
A.cto Segundo 67