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Una noche de rechazo pt.

Llevaba una hora esperando a Seungmin, incapaz de seguir soportando el


cuchicheo de aquellas Betas hablando de chicos Betas aún cuando él
estaba presente. Terminó el pequeño trozo de pizza que le quedaba,
limpiándose la boca y mirando su celular como si le hubiera llegado un
mensaje importante cuando en realidad era su madre que le preguntaba si
había comprado fideos para la cena.

– ¡Oh, demonios, me tengo que ir, mi madre me necesita para algo de vida
o muerte! —exclama rápidamente ante las miradas curiosas de las Betas.
Ellas abren la boca para decir algo pero Chan se les adelanta, parándose de
la silla—. Ya pagué mi parte, chicas, un gusto comer con ustedes y todo,
muy lindo, ¡Espero que se repita! —les sonríe, para volver a ver la hora en
su celular—. Maldición, me quedan cinco minutos, me voy, adiós, ¡Nos
vemos por ahí, salúdenme a sus familias, adiós!

Las Betas se quedaron mirándole sorprendidas por la reacción tan


repentina, pero aún así lo despidieron con la mano antes de que este
saliera por la puerta.

Fue entonces cuando casi choca con un chico con un casco grande de
perros y tiene ganas de golpearlo allí mismo; pero Seungmin es mucho más
fuerte que él aunque tenga esa apariencia de enclenque. Sigue siendo un
alfa después de todo.
– ¡Oh, Chan Hyung! —exclama, sonriendo encantadoramente, para luego
abrir los ojos perplejo y borrando esa sonrisa de su rostro—. Oh... Chris
hyung, es bueno verte por aquí, ¿Quieres una pizza?

Él se cruzo de brazos, viendo como Seungmin ponía una expresión seria,


sin emoción, como si estuviera esperando a que él apareciese totalmente
enojado y esperase su regaño.

– ¿Dónde está Felix?

Seungmin se sacó el casco, poniéndolo encima de la moto y poniéndole


una cadena a las barras de acero para seguridad. Se peinó el flequillo con
los dedos y de forma indiferente se encogió de hombros.

– Está en casa de Jeongin.

– ¿Hablas en serio? —preguntó perspicaz, entrecerrando los ojos—. La


madre de Felix dijo que estaba contigo en el cine y, ¿A qué no adivinas? Tú
estás trabajando, Felix no está contigo y el cine está cerrado por
mantenimiento, vaya...

El Alfa hizo ademán de entrar a la tienda, pero Chan se lo impedía con esa
mirada seria y fulminante, capaz de cortarlo a trocitos. Empezó arreglarse
su chaleco de trabajo, sin mirarle, y por ello Chan se daba cuenta que le
estaba mintiendo o que no quería decir nada que lo delatase.

– B-bueno, en realidad si íbamos a ir, pero por eso mismo Felix se fue
donde Jeongin mientras termino mi turno —explicó, apretando los labios
en una fina línea para devolverle la mirada a Chan, quien al instante sacó su
celular, buscando entre sus contactos al Beta, no hablaban mucho pero
aun así lo tenía entre sus contactos porque le agradaba.

– Llamaré a Jeongin.

– No lo hagas —exigió Seungmin, seriamente, para luego mirarle


suplicante, agarrar su chaleco y zarandearlo de un lado a otro—. Vamos,
Hyung, ¿No confías en mí?
– En realidad no... —confesó, recordando la vez en la que lo acompañó a él,
a su padre y a su hermano menor al centro comercial para comprar un
teclado nuevo porque Seungmin había roto el que tenían y querían su
opinión-. ¿Cómo puedo confiar en alguien que llora con tanta facilidad para
lograr que le compren un juego de play?

– ¡Estaba en oferta y Jihyun lloró también!

– Ya, pero él lloró por el teclado y lo cuida. Tú en cambio lloraste por un


juego que de seguro tienes como porta vasos.

– ¡Ya, déjalo! —gruño Seungmin, bufando—. ¡Eres irritante, no sé como le


agradas a todos!

El mayor puso los ojos en blanco, dejando de cruzar sus brazos y tocándose
el puente de la nariz, suspirando con pesadez porque podría tener mucha
paciencia con todos, pero cuando se trataba de Seungmin, que la mayoría
del tiempo se comportaba como un bebé grande y caprichoso, le irritaba
de sobremanera. Más aun cuando un sentimiento que no sabe identificar
oprime su pecho con fuerza y en todo en lo que puede pensar es en
encontrar a Felix.

– ¿Puedes quejarte de mí en otro momento y decirme de una vez por todas


donde está Felix?

– Felix está ocupado, Hyung, tiene cosas que hacer... —Seungmin hizo una
mueca, tratando de esquivar a Chanaun cuando este se movía a la par que
él, sin dejarle pasar.

– ¿Qué cosas?

– No puedo decirte.

– Si te compro un juego de play, ¿Me dices?

– Aún no he llegado a ese nivel, Hyung —resopla el Alfa, ofendido.

– Si te consigo una foto de Hyunjin desnudo, ¿Me dices?


Seungmin soltó una carcajada, negando con la cabeza.

– Ya tengo muchas de él así en mi celular.

– ¡Oh, vamos, debe haber algo que quieras! —exclamó el mayor, con un
tono de voz tan vehemente que Seungmin se encogió en si mismo; nunca
había visto rogar a Chan de esa forma y en cierta parte, le daba escalofríos
porque su tono de voz era rudo y grave, casi como la de un Alfa, pero suave
e impasible como todo Beta—. ¡Necesito saber donde está Felix! Siento que
si no hablo con él ahora me arrepentiré después, me siento extraño, como
si él me necesitase ahora, no sé como explicarlo... Necesito hablar con él,
por favor, Seungminnie.

Chan tenía las manos juntas, casi como si estuviera rogándole a un Dios.
Seungmin suspiró, golpeándose la frente y volviendo a gruñir, más para así
mismo que para el mayor.

– Oh, demonios... —balbuceó, asintiendo de forma resignada hacia Chan a


quien empezaron a brillarle los ojos—. Está bien.

– ¡¿En serio?!

– Sí, pero sólo porque me dijiste Seungminnie.

Cuando terminó de ponerse el cambio de ropa que había traído en el


vestidor que tenía el lugar de Boxeo, mirándose al espejo y viendo su labio
hinchado y sus mejillas moradas e hinchadas, se pregunto qué haría Chan
si se enterase lo que estaba a punto de hacer.

Iba a tener una cita con Seo Changbin.

– Eres un estúpido perdedor —murmuro hacia el espejo, gruñendo por


última vez, poniéndose el bolso al hombro y saliendo del vestidor con el
cabello aun húmedo.

Changbin lo esperaba sentado en una silla, con una bolsa de Cheetos en su


regazo y comiendo con parsimonia. Era como ver una jodida vaca pastando
y Felix volvió a sentir el dolor en sus cienes.

Se acercó a él y aunque pensó que tenía la oportunidad de escabullirse de


ahí sin ser notado, pero se dio cuenta que el idiota estaba sentado justo al
medio de la salida. Era imposible que no supiera de su huida y de todas
formas, Felix no era de los que rompían su palabra. Había aceptado al
momento de pisar ese lugar y se arrepentía, por supuesto que se
arrepentía, pero las palabras de amenaza del Alfa hacia Chan de verdad
habían calado en lo profundo de su mente, haciéndole temblar del temor.
No quería que nadie lastimase a Chris y no quería volver a estar implicado
en un problema otra vez, menos que afectara en su desempeño en la
universidad, ¿Cómo iba a participar en las olimpiadas de verano en Daegu
si volvía a meterse en problemas? Él debía seguir manteniendo su buen
comportamiento, porque aunque se metiera en tantos problemas por su
actitud de chico rudo e impulsivo él tenía sueños, cosas que quería lograr;
como ganar las olimpiadas, llevarse el trofeo a casa y demostrarle a su
madre que podría lograr todo lo que se propusiera.

¿Y qué estaba haciendo ahora? Metiéndose en un maldito problema


llamado Changbin.

Y sintiendo su presencia, el Alfa levanta la mirada hacia él y le sonríe como


siempre con esa sonrisilla maliciosa. Felix vuelve a gruñir y pasa de largo,
siendo seguido por él.

– Oye, camina más lento, ¿Es que acaso no sabes cómo son las citas?
– Bueno, no es precisamente como si disfrutara esta "cita" —contestó,
haciendo comillas con sus dedos.

– Lo vas a disfrutar, créeme —dice llegando a su lado—. Ya sé donde iremos.

– ¿Dónde? Y no digas a tu casa porque te voy a castrar si lo haces.

– Para la tranquilidad de tu perturbada mente y mis genitales; no -niega el


Alfa, sacando del bolsillo de su pantalón una tarjeta y tendiéndosela a Felix,
quien con una mueca de repugnancia la toma entre sus dedos-. Iremos a
Everland.

– ¡¿El parque de atracciones?! —exclama Felix, deteniéndose atónito.

– Sí, ¿No recuerdas cuando fuimos en nuestro primer año? —Changbin se


detiene, llevando un cigarrillo a sus labios—. Fue muy divertido, aun
recuerdo cuando San vomitó dentro de la cartera de una señora.

– Cállate, fuiste tú el que le dio esa cartera, por tu culpa la señora casi hace
que nos echen.

Felix vuelve apresurar el paso hasta salir del lugar, siendo golpeado por el
frío de finales de otoño. Se encoge en su chaqueta, poniéndose el gorro de
su sudadera y camina hasta la parada de autobuses sin importar que
Changbin le pise los talones.

— Pero no fue así, pequeño Omega y tú también te reíste, no puedes


negarlo.

El más bajo se da la vuelta rápidamente, casi chocando con el pecho del


Alfa. Changbin lo mira con una ceja alzada mientras Felix aprieta los puños
en los bolsillos de su chaqueta.

– Deja de llamarme así, maldición —espeta frunciendo el ceño. Detesta que


Changbin lo llame de esa forma, como si de verdad fueran cercanos, de
hecho ya bastante hacía con dirigirle la palabra. Vuelve a retomar el paso,
cabizbaja por el frío que se cuela por su cuello.
– ¿Así como?, ¿Pequeño Omega? Pero eres pequeño y un Omega, me gusta
esa combinación.

– A mí no, así que si quieres que esta estúpida cita resulte bien vas a dejar
de llamarme así.

– ¿Entonces cómo quieres que te llame?

– ¡No me llames de ninguna forma!

– Eso no tiene sentido, ¿Y si te llamo de ninguna forma? Oye, de ninguna


forma, deberíamos ir en taxi para llegar más rápido —el Omega vuelve a
detenerse, pero solo para darle un fuerte puñetazo en el hombro al Alfa
quien contrae el rostro encogiéndose en sí—. ¡Auch! De ninguna forma,
¿Por qué pegas tan fuerte? Joder...

– ¡Ya cierra tu sucia boca!

Chan tiene otro café en sus manos frías, esperando a fuera de la tienda a
que Seungmin termine su turno en diez minutos más. Son más de las
cuatro de la tarde y aún sigue sintiendo esa clase de angustia que se
disemina por su pecho.

Cuando por fin le ve salir, jugando con unas llaves entre sus dedos, se
pregunta si de verdad hará lo que piensa que hará. Luego lo ve sacar su
celular y una expresión de sorpresa adorna su rostro lo que le hace
acercarse hacia él al instante, deseando que no se trate de Felix, pero se
equivoca al ver como Seungmin extiende su celular frente a él.
[ Pareja predestinada ]

17:30

Seungmin, estoy en Everland.

No preguntes cómo, solo ven cuando termines tu turno.

¡Estoy a punto de convertirme en un asesino ahora y no bromeo!

17:32

Voy volando.

Chan frunce el ceño, preguntándose a qué demonios se refiere y también


odiando el hecho de que le pusiera pareja predestinada, ¿Quién se creía? Lo
odiaba. Pero no dijo nada y lo miro impasible aun cuando la angustia
empezaba a comerlo vivo.

– ¿Por qué está en ese parque de atracciones? —preguntó a Seungmin,


pero este solo se encogió de hombros, sin tener idea. Chan dirigió una
mirada a la moto y luego al Alfa otra vez—. ¿No vamos a ir en autobús hasta
allí?

– No, ¿Para qué ir en autobús si tengo una moto?

– Es de tu trabajo, te pueden despedir por ello.

– Sí, pero le agrado a la Omega hija de la gerente, dice que podría ser su
Alfa si fuera más responsable.

El Alfa saca las cadenas que tienen sujeta la moto, se pone su casco y luego
saca otro casco de la cajuela de otra moto para dársela al Beta. Antes de
que ambos se suban y Chan se sujete en el asiento, porque ni loco pondría
sus brazos alrededor de la cintura del Alfa, exclama burlón.

– Y después dices que yo soy un manipulador, cuando tú eres peor.

Seungmin sonríe de lado y le da una mirada cómplice antes de arrancar la


moto, pero Chan puede oír lo que dice a pesar del rugido del motor.

– Nunca he dicho lo contrario.

Estar con Changbin era tan irritante como desastroso.


Habían pasado media hora juntos y ya le había hecho tropezar contra un
basurero, le había aventado un puñetazo a un Alfa que según él << lo
miraba mucho y de forma dudosa >> y había tratado de besarlo en el
asiento del autobús ganándose otro golpe en la nariz.

Felix estaba a punto de tirarse del maldito autobús cuando por fin llegaron
a Everland y deseo con todo su corazón que Seungmin estuviera allí,
porque no aguantaba tener tan cerca a ese Alfa. Era demasiado intimidante
y no sabía hasta cuando iba aguantar mantener su faceta de chico al cual
no le interesa nada, porque tenía unas ganas terribles de echarse a correr
lejos de él.

Desde pequeños que a Felix le provocaba cierto miedo ver a Changbin, él


fue una de las razones por la cual tuvo que sacar su carácter cuando era
demasiado tímido si quiera para hablar frente a alguien. Changbin tenía
esa clase de actitud fanfarrona, intimidante y sin miedo a nada que a Felix
nunca le gustó, como si no conociera sus limites. Y aunque ahora Felix era
bastante parecido a él, por lo impulsivo y hasta agresivo, Felix sabía
detenerse. No podía decir lo mismo de Changbin, no con la forma en la que
lo miraba, como si en cualquier momento lo fuera a secuestrar.

Y aunque Felix sabía cuidarse bastante bien, tenía miedo.

Changbin tenía la cara de ese hombre.

Y aunque deseaba que Seungmin apareciese, más deseaba que Chan


estuviera allí con él.

¿Qué haría Chris si lo viera con Changbin?, ¿Lo golpearía y diría << Lee
Felix  es mío >>? 

No, claro que no. Chan no era esa clase de chico, de hecho, ni siquiera
podía pensar en que el mayor golpeara a alguien. Era demasiado amable,
delgado, nada celoso y hasta perezoso como para siquiera matar un
insecto. En su mayoría eso era lo que más le gustaba de Chan.

Era como si fuera un viento suave y tibio mientras que él era como un
huracán capaz de arrasarlo todo. A veces se sentía así, como si gracias a él
todos sus huracanes desaparecieran y pudiera respirar con calma, con
suma tranquilidad, deseando deteniendo el tiempo para siempre.

Cuando entraron a Everland, aun más grande y bonito a como lo


recordaba, con sus colores vivos de las hojas de las flores y de los árboles,
con la gente riéndose, caminando y corriendo de aquí para allá,
disfrutando los puestos de juego y comida, conversando y sacándose fotos
Felix se dio cuenta que el único que tenía cara de estar medio muerto era
él, porque hasta Changbin aun con ese porte de Alfa rudo fue a comprarse
un algodón de azúcar.

Suspiró, deteniéndose a unos pasos esperando a que Changbin le quitara la


vista de encima para huir de allí, pero no lo hacía y volvió tan rápido como
si se hubiera tele-transportado extendiéndole el algodón de azúcar con su
típica sonrisa altiva.

– Toma, te compré uno.

— No me gustan —mintió, solo para saber qué haría.

Changbin silbó, dándose cuenta de su mentira porque recordaba que la vez


que fueron Felix comió tanto algodón de azúcar que le dolió el estómago
así que de forma indiferente se encogió de hombros para llevárselo a la
boca y darle una mordida.

– Bueno, más para mí —dijo, para luego seguir caminando hacia lo que
parecía ser el juego del barco pirata, el cual iba de adelante hacia atrás
provocándote cosquilleos en el estómago y desordenando tu cabello.

– ¿De verdad vamos a subirnos ahí?

– Hemos venido a Everland, maldición Felix, ¿Por qué sigues teniendo esa
cara de culo?

– ¡Porque es la única que tengo cada vez que te veo, pedazo de mier...! —
exclamó, cortando sus palabras al ver como Changbin borraba su sonrisa y
lo miraba amenazadoramente. Ya sabía lo que sus ojos querían decir
<<me  insultas  y haré papilla a tu amigo>>, por eso se calló.
Pensó que Changbin seguiría caminando, pero no vio venir el hecho de que
agarrara su nuca fuertemente y acercara su rostro al de él. El olor a
bergamota era insoportable y más aún la respiración agitada del Alfa
golpeando su rostro.

– Mira, Felix, estoy siendo muy amable invitándote a Everland —murmuro


Changbin, ladeando su cabeza, casi como si lo fuera a besar. Felix se quedó
paralizado ante sus garras encajándose con fuerza en su nuca y un gimoteo
salió de su garganta, asustándole aún más—. Otros Alfas simplemente te
tomarían a la fuerza y no les importaría una mierda encajarte los dientes y
hacerte todo lo que quiero hacerte. Yo lo haría, pero te estoy dando una
oportunidad porque de verdad me gustas y, en cierta parte, creo que aun
sigo siendo ese chiquillo inocente de siete años... así que no desperdicies
mi buen humor y sé un lindo Omega.

Las uñas del Alfa seguían clavándose con tanta fuerza que sus ojos
empezaron a lagrimear por el dolor en su cuello.

– Suéltame —gruñó entre dientes, tembloroso—. Me estás haciendo daño,


maldición.

Sintió la respiración de Changibn golpearlo por última vez para luego


sentirse apartado bruscamente, llevándose las manos a su nuca. Felix se
secó las lagrimas que habían empezado a salir y no apartó su mirada llena
de odio de la expresión frívola de Changbin.

– No quiero hacerte daño, Felix, pero... estás logrando sacarme de quicio y


créeme que el único lastimado aquí no serás sólo tú.

Así que antes de que algún guardia pudiera ver su discusión u otra persona,
Felix hizo fila para el juego. Prefería estar meciéndose en aquel barco que
seguir soportando una plática más con él.
– ¡Háganse a un lado, el Rey Chris está haciendo su aparición! —gritó
Seungmin, pasando su moto por entre medio de la acera a solo unos
cuantos metros donde se podían aparcar las motos. Chan detrás de él puso
los ojos en blanco y se aferro más al asiento tratando de no caerse hacia un
lado.

– Seungmin, cállate y estaciona la maldita moto –espetó con molestia, para


luego ver la cantidad de personas que estaban entrando en el parque, de
seguro se debía a que era fin de semana, sino estaba seguro que no habrían
tantas personas. Chan recordaba vagamente haber ido cuando pequeño,
pero no recordaba nada que le ayudara a guiarse por ahí así que se inclinó
hasta la oreja de Seungmin—. Aunque... ¿Crees que podríamos entrar con
la moto y ver si está Felix?

Seungmin suelta una risilla y le da una mirada de reojo por sobre su


hombro.

– Creí que el único con hábitos delictivos era Felix, qué sorpresa.

– ¡Es que hay tantas personas y este lugar es tan grande! —se quejó, para
luego bajarse de la moto cuando Seungmin aparcó por fin y apagó el motor
—. ¿Deberíamos pedir un mapa? Ni siquiera sé donde está la caseta para
comprar las entradas...

– Mira, Hyung, deberías agradecer a todos los lobos que este pecho de Alfa
que vez aquí —Seungmin se golpea el pecho extendiendo los brazos hacia
los lados— ha venido tantas veces que hasta podría considerarse mi
segunda casa.
– Eres un...

-– ¿Genio, atractivo e inteligente alfa?

– Iba a decir idiota, pero si creer eso te hace feliz entonces está bien.

El Alfa se toca el pecho, como si estuviera conmovido.

– Siempre tan considerado, Hyung.

Ambos caminan a paso rápido hacia la entrada donde se dirigen todas las
personas, en donde Chan maldice al ver toda la fila que se ha formado,
pero se sorprende gratamente al ver como Seungmin le da una sonrisa a la
chica de la cabina quien lo deja pasar como si nada. Chan lo mira
boquiabierto y lo sigue por detrás.

– ¿Cómo....? —musita, viendo como el Alfa se detiene para llegar a su lado.

– ¿Qué? No es como si mi amor por Hyunjin me convierta en un chico puro


—Seungmin se encoge de hombros, cabizbaja pero sonriendo con cierta
melancolía—. He superado esa etapa de fidelidad ciega.

– ¿Desde cuándo?

– Desde Felix—responde directo, encontrándose con la mirada del Beta,


quien lo mira arrugando el rostro.

– Dime que eso de pareja predestinada era broma....

– Era broma —confiesa riéndose, para luego cambiar de expresión a una


molesta frunciendo el ceño—. Me irrita un poco lo idiota que puedes ser a
veces con todo lo que respecta a Felix. Es frustrante incluso para mí,
porque tú si tienes la oportunidad de ser feliz y no lo aprovechas.

– ¿Qué quieres decir con eso? —Chan agarra con fuerza el brazo del Alfa,
haciendo que se detenga. Ignora el hecho de que le haya dicho idiota y se
centra en lo que sus ojos quieren decirle—. ¡Dilo, Seungmin!
– Que tal vez, sólo tal vez, Felix haya sentido lo mismo que has sentido tú
por él, incluso desde antes —dice Seungmin, desprendiéndose del agarre
del mayor ante su desconcierto—. Pero sólo tal vez, así que deberías
preguntarle y no ser un cobarde.

– No lo entiendes y no voy a explicártelo, Seungmin. Tú sabes lo difícil que


es enamorarse de alguien y...

– ¿Y esperar el rechazo? Hyung, incluso si me esfuerzo sé que Hyunjin no es


para mí —el Alfa sonríe con dolor, para luego mirarlo de forma
comprensiva. Chan traga saliva y desvía la mirada, maldiciéndose así
mismo—. Sé que se besaron, Hyung, sé que sabes lo que siente Felix por ti
ahora... entonces la pregunta es, ¿Qué tanto esperas?

– No lo sé... por eso quiero hablar con él.

– Eres tan inseguro, Hyung... Me da un poco de lástima Felix, de verdad me


hubiera gustado que fuera mi pareja predestinada. Yo lo haría feliz.

– Sé que lo harías feliz... creo que hasta lo harías más feliz que yo.

– ¡Y ahí vamos otra vez! —resopla Seungmin, golpeándose la frente para


fulminar a Chan con la mirada, aunque este ni se de cuenta porque estaba
cabizbaja—. Bang Christopher Chan es sinónimo de frustración. Vamos a
buscar a Felix, ya se está haciendo tarde... de seguro está esperando a que
llegues a rescatarlo.

Chan levanta la cabeza, mirándole extrañado.

– ¿A rescatarlo de qué?

– Nada... —responde, corriendo hacia un puesto de maní confitado—. Oye,


Hyung, ¿Me compras maní confitado?

– Sólo si tú me compras café.

– ¿Tengo cara de que tengo dinero para comprarte un café?


– Sé que no, por eso no te compraré maní.

– Eres un tacaño.

– Y tú un vagabundo sin dinero.

Seungmin le gruñó arrugado la nariz y volvieron a caminar, esperando a


encontrar a Felix entre todas las personas.

El Omega veía el atardecer sentado en el carrusel de la montaña rusa. Por


un momento se olvidó de quién estaba a su lado y disfrutó la sensación en
su estómago y la adrenalina fluir hacia todo su cuerpo. No dejaba de reír
por la emoción que le generaba caer, subir y volver a caer. Era un
sentimiento parecido al de recordar los besos de Chan y la palma de sus
manos acariciar sus caderas. Chan estaba presente en todo momento, en
todas las cosas que veía o presenciaba, haciendo de aquella << cita >> algo
soportable, porque al volver a casa podría pasarse por su departamento,
podría decirle que le quería de todas las formas posibles incluso si él no
quería. 

Porque estaba cansado de pelear, cansado de sólo contemplarlo de lejos,


cansado de quedarse callado y cansado de actuar como un Alfa.

Por primera vez, pensó que ser un Alfa no era bueno, porque si ser un Alfa
lo llevaba actuar de una forma tan horrible como Changbin entonces no
quería serlo.
Era un Omega, pero no uno sumiso ni amable, era un Omega con muchos
complejos, pero estaba bien. Sentía que ser el Omega de Chan estaba bien,
¿Por qué él podría, no?, ¿Podría ahora ser un buen Omega?, ¿Podría dejar
de darle vergüenza quién es realmente?

Quería creer que sí.

No sabe qué hará con Changbin, pero el hecho de pasar tiempo con él hace
que las ganas de estar con Chan sean más fuertes y desgarradoras. Lo
necesita, necesita quitarse el aroma a bergamota y embriagarse con el
aroma casi inexistente del cacao que desprende Chris. Felix se pregunta
cómo es eso posible siendo un Beta, pero luego recuerda que Chan nació
de padres Alfa-Omega, por lo que era posible que desprendiera cierto
aroma. Necesitaba tanto a Chris en ese momento que su lobo amenazaba
con salirse de su piel.

Con el corazón desbocado, llegan al final del recorrido del carrusel y


escucha a Changbin reír. Es la primera vez que le escucha reír de esa forma,
incluso de niño no recordaba haberlo escuchado reír de esa forma tan
plena y feliz.

Entonces recordó el porqué estaba tan empecinado en ser un Alfa, de


donde brotó aquella idea y se aferró a su corazón con tanto ímpetu por
tantos años.

Recordó y supo que de verdad que algo estaba mal con él.

Su garganta se cerró y trató de tranquilizarse, porque el pánico empezaba a


surcar toda su mente.

<< Piensa en Chan, piensa en Chan>>

Pensó en Chan y trato de no caer en el pozo oscuro de su alma.

– Felix, ¿Estás bien? —preguntó Changbin, sacándolo de su ensoñación.


Felix volvió a inhalar y el tiempo volvió a correr, la mano de Changbin lo
jalaba hacia otra de las atracciones y con brusquedad apartó su mano de la
suya.

— Sí... estoy perfectamente bien —mintió.

Sentía unas ganas horribles de llorar, hasta que vio como Changbin, quien
se encontraba caminando de espaldas para verle, tropezaba con un señor y
caía de espaldas en una fuente para niños, con las piernas hacia arriba y
mojándose por completo.

Las ganas de llorar habían sido reemplazadas por unas carcajadas tan
fuertes que su estómago empezó a doler haciendo que se doblara en dos.

- ¡No te rías! -gritó Changbin con furia. Felix iba a callarse por el simple
hecho de no parecer tan cruel, pero entonces un pájaro que estaba encima
de la estatua de la fuente defecó justo en la cabellera perfectamente
cortada de Changbin.- ¡¿Qué mierd...?! , ¡¡Puto pájaro asqueroso!!

Fue imposible para Felix no tirarse al piso llorando de risa y por el dolor de
estómago que le provocaban las fuertes carcajadas. No estaba siendo una
mala cita después de todo.

Llevaban casi dos horas recorriendo todo el parque de Atracciones, en cada


rincón y cada juego que había. Parecía que nunca encontrarían a Felix,
incluso ambos seguían llamándole al teléfono, pero seguía contestándoles
el buzón de voz.
Llegaron hasta donde estaba la montaña rusa, con Seungmin rogándole
que le prestara dinero para subirse, pero Chan lo ignoraba mirando hacia
todas partes.

Estaba a punto de darse por vencido cuando escuchó aquella risa que tenía
impresa en su memoria, aquella risa que jamás confundiría porque era la
risa que le hacía más feliz escuchar.

Volvió a mirar entre todas las personas y ahí estaba, a lo lejos, la persona
que tanto quería encontrar.

Sonrió al instante al ver como Felix se reía a carcajada limpia, pero su


corazón se hundió en lo profundo de su pecho al ver justo al lado de él a
Changbin, con una toalla en su cabeza. Felix y él se reían, uno más
avergonzado que el otro a sus ojos.

– ¿Hyung?, ¿A dónde vas? —le oyó decir a Seungmin detrás de él, pero lo
ignoro caminando con rapidez hacia donde Felix se encontraba, porque
quería estar seguro que era él y no otro.

Y odió el hecho de que pudiera darse cuenta a kilómetros que era Felix,
porque tenía la vaga esperanza de que no fuera él con Changbin.

Pero era él. Y se veía precioso y su sonrisa era preciosa y se veía tan feliz
con él que era doloroso porque Changbin lo miraba de esa forma, de esa
forma en la que podría darle todo lo que él no.

Cuando solo estaba a unos pasos de él, Felix se volvió a mirar hacia donde
estaba y ambos se encontraron. La sonrisa del Omega se borró como si
nunca hubiera estado ahí y el Beta se detuvo como si hubiera chocado
contra una pared.

– Chris... –musito Felix, perplejo, para luego sonreír como si hubiera estado
esperándole.

Pero el Beta no pudo evitar darle una mirada al Alfa, quien gruñía hacía él y
estaba tan cerca de Felix, como si estuviera proclamándolo como suyo. Era
tan pesada esa aura alrededor de ambos que Chan no pensó en nada más
que en irse de allí porque no lo entendía.

Porque quería despedazar a Changbin, pero él es un Beta y los Betas nunca


se dejan llevar por sus instintos, así que sus piernas le hicieron darse la
vuelta, para irse corriendo de allí.

Estaba siendo un cobarde. Lo sabía.

Pero al menos Felix estaba feliz.

Y eso era en lo único en que se empeñaba en creer y lo que hizo que se


fuera de ahí.

Nunca había visto esa expresión en Chan.

Era como si en cualquier momento fuera a romperse allí mismo entre todas
las personas.

Se quedo quieto, viendo como se iba, y una ola de angustia tan fuerte azotó
sus sentidos que sus piernas inmediatamente se movieron para seguirlo,
corriendo tras él.

Todo en lo que podía pensar era en la expresión de dolor de Chan que


había olvidado que estaba con Changbin, quien inmediatamente agarró su
muñeca con brusquedad, tirando de él.
– Tú no te vas a ir a ninguna parte, Felix—gruño Changbin, ganándose un
empujón por parte del Omega, pero aun así no lo soltó, sino que hizo más
fuerte su agarre, esta vez encajando sus uñas en ambos lados de sus
brazos.

– ¡Maldición, suéltame! —demandó Felix con desesperación, sin apartar la


vista del camino por donde se estaba perdiendo el Beta—. ¡Tengo que ir por
él!, ¡Déjame ir a verlo!

– ¡Tú lugar está aquí conmigo, maldita sea!, ¡Entiéndelo de una vez!

Y antes de que pudieran seguir forcejeando, Felix le pega una fuerte patada
en la entrepierna, haciendo que el Alfa se retuerza en el piso. Corre hacia
donde Chan y teme que Changbin lo siga, pero entonces se encuentra con
un Seungmin corriendo hacia él.

– Mierda, mierda, ¡Chan se está yendo! —exclama exaltado, moviéndose de


un lado para otro—.¡Ve a seguirlo, Felix!

– Maldición, ¿Puedes...? —el Omega dirige su visa hacia el Alfa gruñendo


disparates en el piso y Seungmin asiente, empujándolo hacia el camino.

– Sí, sí, no te preocupes, yo detendré su feo trasero, ¡Ya ve y arregla esto!

– ¡Gracias, gracias! —agradeció Felix, corriendo y mirando hacia Seungmin


—. ¡¿Si sabes cuánto te amo ahora, verdad?!

– ¡Sí, ya me comprarás algo más tarde, ahora corre y alcanza a ese idiota!

El Omega asiente con fervor y corre hacia donde se fue Chan, tiene la
certeza de que lo alcanzara, porque el Beta es realmente lento para
caminar. Pero aún así, pensar en que tal vez se aleje de él para siempre, lo
hace correr con todas sus fuerzas.
<< Maldición, maldición, maldición >>

Chan no deja de maldecir, casi como un mantra, mientras camina con


rapidez hacia donde cree que está la salida, porque no tiene ni idea. Solo se
deja llevar por sus pies y por la sensación sofocante de echarse a llorar
porque odia sentirse de esa forma tan vulnerable.

La noche ha llegado y se siente tan perdido, tan perdido que es doloroso.

Las luces de los faroles se prenden, iluminando todo el lugar. Es un


torbellino de pensamientos pesimistas y malas emociones, se siente tan
frustrado y tan celoso que hasta siente miedo de sí mismo. Se siente tan
triste porque Felix está con alguien más, haciendo que el hecho de que se
besaran algo insignificante.

¿Pero por qué con Changbin?, ¿No lo odia?, ¿Qué hace exactamente con él?

Tiene unas ganas horribles de gritar hasta quedarse sin voz, porque desea
tanto a Felix en ese momento y nunca lo había deseado con tanta fuerza,
que hasta cree que es una ilusión escuchar su voz llamándole justo detrás
de él.

- ¡Detente, Chan!, ¡Quédate quieto, maldición!

Se detiene tal como le pide la voz y lentamente se da vuelta. Ni siquiera se


da cuenta en que momento ha empezado a llorar que ve a Felix todo
borroso por sus lágrimas.
- F-Felix... ¿Qué haces aquí? -musita, secándose las lágrimas con la manga
de su sudadera.

El menor exhala fuertemente y a paso rápido se acerca a él, deteniéndose


lentamente cuando está a solo dos pasos de él. Felix estira sus manos,
acunando sus mejillas humedecidas con delicadeza.

– ¿Por qué estás llorando, tonto?

–N-no es nada... –Chan agacha la cabeza, tratando de alejarse de Felix pero


sin éxito, porque se sentía tan triste—. Déjame, vuelve con... vuelve con él.

Siente como Felix se tensa ante sus palabras, porque su voz se vuelve hosca
y enfurruñada.

– Eres un estúpido si crees que voy a dejarte por él.

– Déjame, solo... ve con tu cita.

El Beta siente como las manos del Omega se alejan de él y no puede evitar
levantar la vista para ver como Felix lo mira como si hubiera dicho algo
atroz. Y sabe que lo es.

– ¿En serio quieres eso, Chan? —pregunta Felix, arrugando el rostro como si
todo le doliera. Entonces puede darse cuenta de las heridas en el rostro del
Omega y su corazón se detiene por un instante—. ¿Por qué nos estás
haciendo esto? Nos besamos, ¿No significo nada para ti?

Esta vez fue Chan quien se acercó, aterrado porque Felix pudiera creer algo
semejante. Tomó su rostro entre sus manos delicadamente y se preguntó
con quien habría peleado esta vez.

– No, maldición... -—niega Chan, incapaz de no contemplar los labios del


Omega, aún cuando estos estén casi rotos—. Significo todo para mí, Lee,
pero...

– ¿Pero qué? —insistió Felix, con la voz temblorosa.


– Yo...

Chan no sabia si decirlo, pero Felix lo miraba con tanta desesperación que
no se veía capaz de no hacerlo.

– ¡¿Qué?! Dímelo, Chan.

– Siempre he tenido miedo de ti.... —confiesa por fin, luego de un silencio


que solo dejaba escuchar su respiración— porque aun cuando seas un
Omega y pueda estar contigo, ¿Qué pasará cuando encuentres a un Alfa
que sea compatible contigo?, ¿Qué ame a tu lobo y tu lobo lo ame a él?,
¿Dónde quedaré yo? Si lo que empezamos termina, no sé si podré
soportarlo, no quiero que me rompas el corazón, lo siento, de verdad lo
siento...

Y Felix lo besa, sin dejar que siguiera hablando. Posa sus labios en los suyos
sutilmente, un roce profundo que le hace suspirar y cerrar los ojos para
sentí aquel tacto cálido que empezaba albergar su pecho. Lo besa
reiteradamente y apoya su frente en la de él, rozando su nariz con la
propia.

– Mi lobo te quiere a ti, todo mi ser siempre te ha querido a ti, Chris —


susurra contra su boca, para volver a besarlo en intervalos que parecían
caricias llenas de consuelo—. ¿Podrías quererme tanto como yo te quiero?

– Te amo desde siempre, y es tan distinto a todo lo que haya sentido nunca
que me aterra de una forma que no tienes idea.

Felix sonríe, haciendo de sus ojos dos medias lunas brillosas y llenas de
dulzura.

– Es bueno saberlo, ahora podré besarte todo el tiempo que quiera —el
Omega vuelve a besarlo, ahora más profundo, pero se detiene y Chan ve
como se aleja otra vez—. Pero... no puedo estar contigo ahora, Hyung...

– ¿Qué? —Chan lo mira sin comprender, sintiendo el frío recorrer su espina


dorsal al ver como el Omega se aleja de él.
– No podemos estar juntos por ahora, ¿No es así? Lo entiendo y encuentro
que está bien... por ahora.

El Beta trata de tomar su mano aún cuando ha encontrado la respuesta a


su pregunta, pero Felix se hace un paso hacia atrás y eso hace que sus ojos
vuelvan a lagrimear. Ni siquiera lo mira.

– Felix... lo siento —dice Chan, sin acortar la distancia y ya ni siquiera sabe


porque se disculpa—. Perdón.

– Está bien —el menor sonríe, aún cuando se ve que está aguantando las
ganas de echarse a llorar—. Te amo, Chris. No lo olvides.

Y antes de irse Chan acorta la distancia, dándole un último beso cargado de


amor. No ha podido preguntarle a Felix las demás preguntas que tenía en
su mente y como un imbécil cobarde se va, esperando a que Felix lo
detenga y le diga que se quede.

Pero no lo hace, lo deja ir, y esa es una prueba dolorosa que le hace darse
cuenta que entre ambos no existe esa posibilidad de estar juntos de otra
forma.

Por lo menos, no aún.

18/10/2021

WAAAAA, realmente esta historia superó mis expectativas, realmente creí


que tendría que mandarla a borradores y tal vez dentro de un mes o más
volverla a subir, creo que estoy mejorando como persona, daré mi mejor
esfuerzo para que no se decepcionen de mi.

Cuídense mucho, bay bay bay

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