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LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 1

La toma del Palacio de Justicia: La narración de una crisis

Margarita María Murcia Escobar

Universidad Externado de Colombia

Dirigida por: Angie Katherine González

Margarita María Murcia Escobar

Facultad de Comunicaciones

Trabajo de Grado para optar por el título de Maestría en Comunicación Política

Universidad Externado de Colombia

Bogotá, 2019
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 2

Abstract:

La toma del Palacio de Justicia es un episodio de la historia de Colombia que ha generado, mucha
información y relatos con diferentes posiciones frente a lo sucedido. Al respecto se han escrito
libros, informes y artículos – académicos y de opinión-, tratando de explicar qué y cómo sucedió.
Lo cierto es que el tema continúa teniendo vigencia -34 años después- para ser investigado y
debatido, por esta razón, el presente trabajo busca hacer el análisis de las narrativas que
construyeron los dos diarios más importantes de Colombia, El Tiempo y El Espectador alrededor
de la toma.

La pregunta que se trata de responder en este trabajo es: ¿cuáles son las narrativas que construyeron
los medios de los dos principales periódicos del país frente a la toma y retoma del Palacio de
Justicia?, con el objetivo de identificar el relato escogido por la prensa para contar las decisiones
gubernamentales tomadas alrededor de la toma del Palacio de Justicia. Para cumplir el propósito
de este trabajo se realiza un análisis paradigmático de contenido, examinando similitudes y
diferencias temáticas entre diferentes relatos de noticias publicadas en noviembre de 1985, a través
de categorías propias del storytelling.

Palabras claves: Palacio de Justicia, Gobierno, Relato, Belisario Betancur, Ejército, M-19,
Narrativa, El Tiempo y El Espectador.
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Tabla de Contenidos
Introducción .................................................................................................................................. 4
Capítulo I: Marco Teórico y Estado del Arte ............................................................................. 8
1.1. Marco Teórico .................................................................................................................................. 8
2.2. Estado del arte ............................................................................................................................... 14
Capítulo II: Estudio de caso ....................................................................................................... 17
2.1. Los actores de la toma del Palacio de Justicia............................................................................. 17
2.2. El papel de la prensa en la toma ................................................................................................... 20
2.3. Antecedentes y contexto de la toma del Palacio de Justicia ....................................................... 22
2.4. Metodología de trabajo ................................................................................................................. 26
Capítulo III: Resultados ............................................................................................................. 34
3.1. Narración de los hechos de Palacio de Justicia (antes, durante y después) El Tiempo y El
Espectador ............................................................................................................................................. 34
3.1.1. El Tiempo ................................................................................................................................. 34
3.1.2. El Espectador............................................................................................................................ 42
3.2. El Tiempo y El Espectador: posiciones y asignación de responsabilidades. ............................ 48
Capítulo IV: Conclusiones ......................................................................................................... 57
Referencias................................................................................................................................... 61
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Introducción

El miércoles 6 y el jueves 7 de noviembre de 1985, el M-19 se tomó el Palacio de Justicia, ubicado


a pocas cuadras del Congreso de la República, la Alcaldía de Bogotá y el Palacio de Nariño. El
corazón de Bogotá y el centro del poder político fue atacado por el M-19, enfrente de la Presidencia
de la República. Ese día se atacó “el corazón y majestad de la justicia” en Colombia (Bustos,
Reyes, Medina, Guerra, y Garavito 2015. p. 18). Tal como lo cuenta el prólogo del libro “Noche
de Lobos” de Ramón Jimeno (1989) esta fue una de las batallas más violentas de la historia del
país. Frente a este episodio de la historia nacional hay unanimidad entre quienes han escrito al
respecto y aquellos políticos que estuvieron presentes durante la toma, en que “este doloroso
acontecimiento tiene que enseñarnos a reconocer el valor de la verdad y la justicia” (Bustos et al,
2015. p. 16).

El 6 y 7 de noviembre de cada año, desde la memoria histórica de Colombia, se recuerda este


hecho, que desde que ocurrió se planteó como el mayor reto y desafío que la subversión armada le
ha formulado al Estado (Castro, 2011. p. 13), y no solo eso, sino que la guerra que se estaba
librando en las montañas, se instaló en el centro de Bogotá, en el lugar donde se toman las
principales decisiones judiciales del país (Bustos et al, 2015).

El Palacio de Justicia es el recinto que aloja a la Corte Suprema de Justicia, la suprema autoridad
jurídica –valga la redundancia- de la República colombiana, que en ese momento -1985-, estaba
en la mitad de una violencia generalizada, causada por el narcotráfico y un proceso de paz fallido
con la guerrilla. Ese año había dos temas fundamentales en la corte: el tratado de extradición con
Estados Unidos, que estaba siendo revisado, y el hecho que el legislativo había emitido su posición
de estar en contra del juzgamiento de civiles por parte de la justicia militar, mientras investigaba
denuncias de tortura y desapariciones por parte de las Fuerzas Armadas; y había expresado su
aprobación a la amnistía para los miembros de grupos guerrilleros (Bustos et al, 2015. pp. 55-56).
Sin lugar a duda, la Corte era la columna vertebral de las decisiones políticas más importantes de
este período en el país.

El M-19 bautizó la operación de la toma del Palacio como “Operación Antonio Nariño por los
Derechos del Hombre”, y su propósito era presentar una demanda contra el entonces presidente de
Colombia, Belisario Betancur; la denuncia era sobre 4 temas en concreto: la entrega de recursos
naturales a compañías extranjeras, la extradición de colombianos a Estados Unidos, el
incumplimiento de la tregua con este grupo y las violaciones a los derechos humanos durante el
Gobierno de Betancur (Amaya y Cote, 2006. pp. 322 -323). Cuando se materializó el operativo,
fracasó en las primeras horas y todos los presupuestos del plan fallaron desde el principio (Jimeno,
1989. p. 78), el ruido de las armas enmudeció de inmediato la posibilidad de diálogo entre el M-
19 y el Gobierno.
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La toma del Palacio de Justicia instauró 28 horas de anarquía total y aún hoy, 34 años después de
los hechos, no existe una versión oficial sobre lo que pasó durante el ataque. Las versiones que
existen no son unánimemente aceptadas, ni coinciden con los testimonios de quienes sobrevivieron
(Bustos et al, 2015. P. 82). El debate frente a lo qué es y no cierto en este episodio de la historia
continúa vigente; frente al uso de la fuerza para recuperar el control del Palacio quedan varios
interrogantes sin respuesta, y las víctimas han reclamado -durante años- justicia (Amaya y Cote,
2006).

Por esto es importante tener en cuenta que, en el panorama político y judicial, hoy sigue viva la
discusión para investigar, esclarecer y –de ser necesario- castigar los hechos ocurridos durante la
toma (Bustos et al, 2015. p. 79) pues permanece abierta la puerta para los análisis de toda índole.
La importancia de este episodio en la historia de Colombia permite que se haga un repaso de
aquellos aspectos que fueron y siguen siendo importantes de entender.

En este orden de ideas, la comunicación de esta crisis política es un aspecto que vale la pena
revisar, a la luz de la comunicación política. En relación con la comunicación política, este trabajo
se desarrollará bajo la premisa que toda acción política es comunicación, porque se representa y
se hace pública a través de un formato comunicacional, el cual es el intento de legitimar la acción
política (González, Richard y Rincón, 2017, pp. 17-18). La toma del Palacio fue una acción política
planeada por un grupo armado que planteó un reto para el Estado, no solo en términos de la
recuperación del control del Palacio, sino en cuánto a lo que le iba a decir el Gobierno a los
colombianos en un momento tan difícil.

El país, y especialmente Bogotá se paralizaron para escuchar y leer todas las noticias de la toma,
tal como lo relata Ana Carrigan (2007) “…los ciudadanos interrumpieron el ritmo normal de sus
vidas y su trabajo y se agruparon en bares y cafés, en tiendas y oficinas e incluso en buses y en la
calle...alrededor de cualquiera que tuviera un radio transistor” (p.159). Las comunicaciones
radiales, televisadas y la prensa fueron cruciales durante la toma.

De esta manera, en el marco de la vigencia investigativa que tiene la toma del Palacio de Justicia,
el objetivo principal de este trabajo será revisar cuál fue el relato que escogieron los principales
medios de comunicación escrita para contar este episodio. Se delimita el estudio a los medios
escritos porque estos permiten hacer un análisis juicioso del relato y las narrativas, ya que ambos
están alimentados por la comunicación que otros medios transmiten frente a los hechos. El
fenómeno de las narrativas elaboradas por parte de los medios escritos durante la crisis del Palacio
de Justicia se puede analizar a través de una identificación de cómo fueron narradas, por parte de
la prensa, las decisiones que tomó el Gobierno frente a la toma. Sumado a esto, la prensa tiene una
línea editorial, que vale la pena revisar y que regularmente es definida por dueños, editores e
incluso periodistas de los diarios, y se puede manifestar en forma de sesgos dentro de los
contenidos periodísticos editoriales y/o informativos (Rodelo y Muñiz, 2017).
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Este análisis también permitirá entender en cierta medida el papel que han tenido las narrativas de
la prensa en la vigencia de la toma del Palacio en la agenda mediática del país. En este sentido,
McCombs y Shaw (1972) resaltan que los medios de comunicación, aunque no tienen un papel
decisivo en el direccionamiento y/o intensidad de las actitudes frente a un asunto puntual, si puede
establecer una agenda que genera que se dé más o menos relevancia a un tema. Por otra parte, la
valoración que haga la audiencia de una crisis depende en buena medida, de la forma en la que
ésta es presentada a través de los medios de comunicación (Herrero y Marfil, 2016).

Como se evidenció anteriormente, este episodio de la historia nacional tiene heridas que siguen
abiertas en la memoria de los colombianos; desde la academia el aporte para sanar estar heridas
proviene del intento de comprender todos los aspectos relacionados con la toma, incluida la
comunicación política.

La pregunta que se quiere responder en este trabajo es: ¿Cuáles son las narrativas que construyeron
los medios de los dos principales periódicos del país frente a la toma y retoma del Palacio de
Justicia?

Para responder a la pregunta este documento tiene 4 capítulos. En el primer capítulo se desarrolla
el marco conceptual y el estado del arte. En el marco conceptual se definen todos los elementos
conceptuales que se van a usar para este trabajo, como, por ejemplo, la narrativa en la
comunicación, los conceptos de narrativa y relato; y el relato político. En el segundo capítulo están:
el contexto general de la toma al Palacio, la pregunta de investigación, el objetivo general y
específicos, y la metodología que se usó para intentar responder a la pregunta de investigación. El
tercer capítulo tiene dos subcapítulos, uno que se enfoca en hacer una descripción de la narrativa
mediática de las decisiones del Gobierno donde se describe la construcción del relato de la toma
que hacen El Tiempo y El Espectador en relación con los actores del Gobierno, compuesto por el
Presidente, Ministro de Gobierno, Ministro de Defensa y Ministra de Comunicaciones; el Ejercito
y el M-19. El segundo subcapítulo está enfocado en determinar las posiciones asumidas por los
dos medios escritos elegidos para esta investigación (El Tiempo y El Espectador) frente a los
actores de la toma del Palacio de Justicia. En este capítulo se presentan los resultados principales
del trabajo de investigación. Finalmente, en el último capítulo están las conclusiones que se
pudieron hacer frente a los resultados.

El objetivo general del trabajo es: identificar el relato escogido por los medios escritos para contar
las decisiones gubernamentales tomadas alrededor de la toma del Palacio de Justicia. Para lograrlo,
el trabajo busca también responder los siguientes objetivos específicos:
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*Describir la construcción narrativa y creación de relatos de la prensa (El tiempo y El espectador)


frente al Gobierno; conformado por Presidente, Ministro de Gobierno, Ministro de Defensa y
Ministra de Comunicaciones, el Ejército y el M-19 durante la toma y retoma del Palacio de Justicia.

*Determinar cuáles fueron las posiciones asumidas por la prensa (El tiempo y El Espectador) en
cuanto a los actores que participaron de la toma del Palacio de Justicia y las responsabilidades que
se les asignaron a cada uno de ellos.
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Capítulo I: Marco Teórico y Estado del Arte

1.1. Marco Teórico

Este trabajo parte del marco teórico, pues permite un mayor entendimiento de las categorías
conceptuales que se plantean para poder realizar la investigación. Se analiza primero a qué se
refiere la comunicación política. En la entrevista realizada por Omar Rincón (2017) a Mario Riorda
en el libro Comunicación política en Colombia: discursos, prácticas y estéticas, este define la
comunicación política como una acción deliberada de querer controlar el debate o la puja por la
agenda, aclarando que toda acción política es comunicación y cada vez que aparece un fenómeno
político, también aparece necesariamente un fenómeno de comunicación política (González,
Richard y Rincón, 2017, pp. 17-18). Así el fenómeno de las narrativas elaboradas por parte de la
prensa, alrededor de la crisis del Palacio de Justicia, es un fenómeno que corresponde al ámbito de
la comunicación política, teniendo en cuenta que todo acto comunicativo generado a raíz de esta
crisis es un acto de comunicación política.

Por otra parte, teniendo en cuenta que la toma del Palacio de Justicia es una crisis política (Castro,
2011), es importante tener la definición de comunicación de crisis, que también precisa Mario
Riorda en su entrevista, como una comunicación mucho más difícil de gestionar que otro tipo de
comunicación (electoral y gubernamental) y en términos de estudio es el tipo de comunicación
más complejo de abordar, pero su efecto este puede ser devastador, porque tiene la capacidad de
transformar un sistema político en muy corto plazo (Dávila et al., 2018, pp. 19). Es importante
tener en cuenta que la crisis, per se, es entendida como un momento decisivo para una persona, un
negocio o una política, lo que hace que aquello que se entiende como crisis, sea un momento y no
una situación permanente (Bustos, 2005. p. 54). La crisis propone retos para quien sea que la
enfrente, y de la naturaleza que sea, teniendo en cuenta que plantea una circunstancia de confusión
y caos que desordena las configuraciones políticas establecidas, y es un momento en el que hay
gran preocupación por la percepción de vulnerabilidad de los criterios que establecen el statu quo
(Svampa, 2017).

De esta manera, tal como se menciona anteriormente, la valoración de una audiencia frente a una
crisis depende en gran medida de la forma en la que se presenta en los medios de comunicación
(Herrero y Marfil, 2016). En “Words that work”, Luntz (2007) afirma que aquello que hace que
las palabras funcionen en una audiencia es precisamente la emoción (p. 74), por lo que a través del
lenguaje se puede generar que estas emociones se modifiquen o ajusten según la intención que se
les dé a las palabras, sumado a la percepción de la audiencia que depende de las preconcepciones,
prejuicios y creencias. Las emociones tienen un papel central en la comunicación y en la
comunicación política, donde resulta útil, para lograr comunicar el mensaje y transmitir una idea
compleja, usar la emoción como herramienta que permite hacer eco mayor de lo que se dice
(Gutiérrez-Rubí, 2007).
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Por esta razón, las reacciones frente a la comunicación son las que finalmente determinan como
será recordado determinado suceso u acontecimiento, y bajo que conceptos y criterios lo evaluará
cada persona. Tal como se explicaba anteriormente, la toma de decisiones tiene relación directa
con el cerebro político se ha logrado identificar que, el ser humano recurre a los aspectos
heurísticos a la hora de asimilar un mensaje, por lo que esté debe recurrir a las emociones y para
lograrlo se usa la narrativa y el relato (D’Adamo y García, 2016).

Manuel Castells (2012), quien hace una revisión del proceso neuronal que configura la respuesta
cerebral frente a la comunicación, atribuye a esta la activación de la mente para lograr compartir
significado. Aclara que la mente tiene un proceso de creación y manipulación de imágenes
mentales en el cerebro y genera una construcción de realidad como reacción ante acontecimientos
que son internos o externos. Este procesamiento se hace a partir de los mapas o redes establecidas,
que se conectan con los acontecimientos a partir de un proceso de comunicación. Castells sostiene
que las metáforas resultan decisivas para conectar el lenguaje, la comunicación humana y los
circuitos cerebrales. Estas metáforas son decisivas para conectar el lenguaje y para construir las
narraciones. De acuerdo con esto, las narraciones se componen de marcos que se definen como
redes neuronales de asociación a las que se puede acceder a través de conexiones metafóricas (pp.
196-197).

Las narraciones definen los roles sociales que se dan en el marco de los contextos sociales y que
se basan en marcos que existen en el cerebro y en la práctica social (Castells, 2012. p. 198). En la
mente existe un sistema de conexiones a través del cual se realiza la toma de decisiones y se
enmarca el análisis político. Este funciona en dos aspectos, desde lo racional y lo emotivo (p. 202).
La comunicación activa el procesamiento de la información en el que se relacionan el contenido y
el formato del lenguaje, por lo que a la hora de analizar el poder y los aspectos comunicativos que
definen su funcionamiento, es importante comprender cómo se presentan las noticias en los medios
y cómo son interpretadas (pp-214-215).

En lo que tiene que ver con la audiencia, que es la receptora de información, presta una atención
diferente a las distintas formas de contar las noticias. Aquellas historias que amenazan la seguridad
o que infringen normas sociales atraen mayores audiencias, pues las situaciones que son
amenazantes para la supervivencia generan que se preste más atención. Las noticias y/o imágenes
son fuente de estímulos, especialmente si generan miedo, odio ansiedad o euforia, pues se instalan
en la memoria a largo plazo (p. 215). En consecuencia, la manera en la que se cuentan las historias,
las palabras y la forma en la que se representa la noticia enmarca la información y determina la
forma de la narración. Debido a que los medios son los principales encargados de la comunicación,
son ellos quienes enmarcan la información para la opinión pública a través de tres grandes procesos
que intervienen en la relación entre los medios y las audiencias: la agenda setting o establecimiento
de agenda, el primming o priorización y el framing o enmarcado (p. 216).
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Castells (2012. p 217) define el establecimiento de la agenda o agenda setting como esos
momentos en los que los medios dan mayor relevancia y cobertura a un asunto particular. La
priorización o primming hace referencia a la forma en la que los medios sugieren o presentan los
criterios con los que se deberían evaluar algunos temas. Esto explica por qué la forma como se
narran las noticias, y los elementos que se utilizan, afectan la memoria o la recordación de un tema
p.2107). Por su lado, el framing o enmarcado consiste en que algún acontecimiento o noticia sea
resaltado a través de unos conceptos para generar que este sea interpretado de determinada manera
por la audiencia (Castells, 2012. p. 218).

En el caso de las narrativas, la forma en la que se enmarquen afecta directamente la comprensión


de la noticia y el relato que ésta cuenta. De acuerdo con Amaparán (2018) quien analiza el concepto
de marco o framing, asegura que Goffman entiende el framing como el proceso de construcción y
representación de las interpretaciones que hace una persona del mundo que lo rodea, dichas
interpretaciones están condicionadas por la construcción de significado. En este sentido, se aclara
que los marcos permiten interpretar, localizar, percibir y clasificar un numero infinito de eventos
(p. 106).

En el análisis de enmarcados, Castells (2012) revisa el caso de la Guerra contra Irak, según el cual
hubo un proceso de enmarcado especial para este caso; a partir de la teoría de gestión de terror
desarrollada por Sheldon Solomon que explica cómo el miedo a la muerte motiva o condiciona
conductas en las personas, a partir de ella se explican los dos marcos que se generaron alrededor
de la guerra contra el terror, pues la evocación de la muerte es “un instrumento estratégico muy
poderoso en política y especialmente en la política conservadora” (p. 233). Los marcos son: la
guerra contra el terror y el patriotismo. De acuerdo con esto hay una metáfora de la guerra que
activa el miedo y una metáfora de patriotismo que actúa sobre la emoción del entusiasmo y apoyo
al país (p.233).

Estos marcos tienen unas narrativas propias, la narración de autodefensa y la narración de


salvamento. La narración de autodefensa está basada en la amenaza de las armas de destrucción
masiva y en la relación que tenía Al Qaeda con el gobierno iraquí. La narración de salvamento
está relacionada con que Estados Unidos estaba en Irak para salvar a los iraquíes e instaurar la
democracia (pp. 234-236). Para este trabajo se buscará identificar estos dos tipos de narrativas,
utilizando los elementos claves de cada una. En el caso de la narración de autodefensa, se construye
frente a una amenaza y la narración de salvamento, se refiere al papel de rescate de lo tangible e
intangible en una situación de crisis y finalmente trata de salvar ideales como la democracia. Estas
dos categorías serán usadas para entender cuáles fueron las que se usaron por cada periódico al
narrar la toma del Palacio.
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Para analizar el relato de la prensa, se tiene en cuenta que éste está incluido dentro del relato
mediático informativo, que, según Borrat (2000) es una modalidad de relato histórico, que significa
que es una historia inmediata de una red de interacción o interacciones, es decir, es entendido que
toda historia es un relato (p. 46). Aquí es importante tener en cuenta que, de acuerdo con la
propuesta de Sparkes (2008), la narrativa se entiende como la estructura que subyace a las historias,
que en este caso son equivalentes al relato. Así, en este trabajo se revisan los relatos para poder
identificar cómo estos de manera separada construyen la narrativa (p.5). Borrat (2008) expone que,
para el estudio de los medios, Corner propone que a estos se les atribuya la spoken narrative, que
está enfocada en la narrativa informativa y de ficción; y que es aquella que hace referencia a
aspectos del pasado y asegura que en la prensa predomina la “spoken narrative escrita", pues las
otras modalidades de narrativa en tiempo real son propias de la radio y la televisión. En lo que
tiene que ver con la noticia, Borrat (2000, p. 48), asegura que es el género periodístico más
estructurado y regulado entre todos los géneros del tipo narrativo.

Entendiendo lo anterior, las noticias se analizan a la luz del storytelling que es una técnica de
comunicación que se usa en la publicidad y en la comunicación política (D’Adamo y García, 2016)
tanto en comunicación gubernamental como en comunicación electoral, y se pone al servicio de la
construcción de relatos que son una estrategia de comunicación política y busca transmitir valores,
objetivos y construir identidades, este “moviliza, seduce, evoca y compromete mediante la
activación de los sentidos y las emociones” (D’Adamo y García, 2016, p. 25). Teniendo en cuenta
estas técnicas de comunicación para narrar historias están determinadas como unos esquemas
macro, que componen la narrativa y que permiten al ser aplicados hacer un análisis a través de
cada una de las categorías que conforman la estructura de una narrativa.

D’Adamo y García (2016, pp. 28-31) agregan las siguientes categorías que conforman una típica
estructura de relato político:

1. Conflicto y antagonismo: el relato se construye alrededor de un conflicto entre actores


antagónicos, utilizando la lógica de “amigo-enemigo” y esquemas que se basan en calificar a los
grupos en “los otros” o “los malos” y “nosotros” o “nosotros los buenos”.

En este caso, Borrat (2000, p. 48) postula el conflicto como uno de los elementos primordiales en
las narrativas noticiosas, haciendo referencia a que este no solo aplica para las narrativas de cada
noticia, sino que tiene que ver con la dotación al relato con un protagonista y un antagonista con
quien se dirime una lucha, y así se establece una interacción de conflicto. Sumado a esto, en el
planteamiento de Borrat (2008) se afirma que toda narración y argumentación publicada se emiten
a partir de una interacción de conflicto, lo cual valida la categoría propuesta por D’Adamo y García
(2016).
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2. Estructura temporal: de dónde venimos o cuál es el problema y hacia dónde vamos. Cuando
se habla en primera persona para incluirse en el relato se buscan acuerdos en el conjunto de la
sociedad; cuando se refiere al “dónde estamos” se alude a una ruptura con el pasado y las frases
que hacen referencia a “hacia dónde vamos” tienen que ver con el futuro al que se le está apuntando
y que tiene implícita la solución.

3. Valores: no están escritos sobre temas específicos, sino que están establecidos sobre unos temas
generales que luego tratan de recalcan temas específicos, es decir, que se construyen sobre algunos
valores puntuales. Ej.: popular, nacional.

4. Escenificación del liderazgo: ayudan a definir los estilos personales de liderazgo, a partir de
claves, que se repiten y delinean una forma de comunicación determinada. Esto tiene que ver con
frases, palabras, colores, elementos y estilos de vestir, lugares, instituciones, recuerdos o
momentos.

5. Visión: la visión define un horizonte hacia dónde nos dirigimos.

6. Retórica y lenguaje: los relatos usan un lenguaje aspiracional para mostrar lo que se lograría
si pudieran vivir en la visión que se propone. Este discurso muestra a los “buenos y malos”
constantemente en confrontación. Para Luntz (2007), el lenguaje aspiracional, está basado en la
personalización y/o humanización del mensaje, y es importante que este se aplicable para otras
situaciones, que ayuden a que se despierte emocionalmente a la audiencia (p.18).

7. Mitos: recurrir a mitos que son historias de eventos reales o imaginarias, que iluminan los
valores claves de una sociedad o grupo y son explicaciones culturalmente compartidas actuando
como puntos de referencia. En este caso, se entiende que el mito es una interpretación cultural
como el contenido moral que la narración proyecta (Cruz, 2009).

8. Símbolos: constituyen vías compendiadas para comunicar significados, la idea de estas acciones
es despertar emociones y se transmiten ideas de una manera simple. Los ejemplos que proponen
los autores son: la balanza de la justicia, las cadenas rotas para simbolizar la libertad y la V de
victoria.

9. Recurrencia a líneas argumentales familiares e instaladas en la cultura popular: narrativas


que cuentan con arraigo cultural, formatos y tramas que todos conocen. Aquí estarían
contempladas las metáforas que caracterizan al héroe, la víctima y el villano, la batalla entre el
bien y el mal, la justicia y la injusticia, la libertad y la opresión. Estas líneas argumentales
responden a la narrativa de rescate que fue planteada por Lakoff, en la que plantea que hay 3 roles
determinantes en una narrativa: el villano, la víctima y el héroe. Estos tres roles son explicados por
Herrero y Marfil (2016) teniendo en cuenta que el villano es quien daña a la víctima, la víctima
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generalmente está indefensa y es inocente y el héroe es quien derrota al villano, castigándolo por
sus actos (pp. 368-369).

10. Activación de los sentidos y 11. Activación de las emociones: historias con carga emocional,
que despiertan una identificación afectiva como rechazo o empatía.

12. Moraleja: la moraleja es aquella enseñanza o aprendizaje que deja la situación y el modo en
el que se debería enfrentar el problema.

Así, la construcción de narrativas en forma de relato, alrededor de un hecho, generan mayores


posibilidades de persuasión y son eficaces para afianzar las identidades grupales, a la vez que
conllevan a la simplificación del acontecer político (D’Adamo y García, 2016).

Una vez se entienden las narrativas en forma de relato es importante analizar la forma en la que
llegan las noticias a los medios y cuáles son las motivaciones para construir los relatos de una u
otra manera. Castells (2012), propone que hay dos filtros que determinan qué llega a los medios y
cómo se narran estas informaciones: 1. El control directo del gobierno, y 2. los criterios editoriales
de las empresas de medios de comunicación (p. 273). Estas categorías servirán para analizar, luego
de revisar las noticias, los dos periódicos que se van a usar en este trabajo y además permitirán
caracterizar la estructura que se estableció para evidenciar la manera en la que fueron narradas las
noticias de la toma del Palacio de Justicia.

En lo relativo al concepto de crisis, se puede considerar que una crisis: es cualquier coyuntura de
naturaleza, política, natural, religiosa, social, de seguridad, que amenace con alterar el desarrollo
natural de las cosas o el statu quo. Existen, según el texto de García y Smolak (2013) y de acuerdo
con la calificación de Coombs cuatro tipos de crisis: faux pas -o metedura de pata-; accidentes,
transgresiones y terrorismo (p. 56). En la categoría de crisis de terrorismo, se explica que se les
atribuyen a las acciones intencionales llevadas a cabo por actores con la finalidad de herir a la
organización directa o indirectamente. Sin embargo, las crisis, cuando se generan por atentados
terroristas surgen de manera imprevista y no todas tienen las mismas consecuencias, pues estas
están determinadas por factores económicos, políticos, temporales, entre otros (González, 2004. p.
18). Las crisis de esta naturaleza alteran los hábitos de la población en general, independientemente
del grado de afectación. Por esta razón, la crisis de la toma del Palacio de Justicia, para este trabajo
se entiende como una crisis terrorista.

Lo que se analiza en este trabajo es el contenido de las noticias durante la crisis y la forma en la
que se estableció el relato en las mismas, teniendo en cuenta los enunciados de Borrat (2000),
expuestos anteriormente. De esta manera se determina cómo los relatos de cada medio trataron de
darle credibilidad a lo que se contaba, haciendo también una asignación de papeles distintos frente
al nivel de responsabilidad de cada uno de los actores involucrados (Gobierno, Ejército y M-19).
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2.2. Estado del arte

Para entender lo que se ha escrito acerca del Palacio de Justicia, es pertinente revisar la bibliografía
relacionada. Para identificar qué se ha dicho en referencia al Palacio se realizó una búsqueda online
de informes, libros, artículos académicos y tesis, para la que se usaron palabras claves como:
“toma del Palacio de Justicia”, “el papel de los medios de comunicación en la toma del Palacio de
Justicia”, “toma de decisiones en el Palacio de Justicia”, entre otras. Sumado a esto se buscó la
mayor cantidad de libros e informes impresos relacionados con este episodio. Esta búsqueda dio
como resultado una primera conclusión y es que alrededor de la toma del Palacio existen varias
líneas temáticas bajo las cuales se ha realizado investigación. Desde 1985 y hasta la actualidad,
autoridades académicas, políticas y jurídicas han dedicado varios análisis a la reconstrucción de
los hechos del Palacio de Justicia.

Uno de los informes más relevantes es el de la Comisión de la Verdad, creada y designada por la
Corte Suprema de Justicia para tratar de esclarecer lo entonces acaecido; para ello fueron
designados tres ex magistrados de la Corte: Aníbal Gómez, José Roberto Herrera y Nilson Pinilla,
quienes al final de un proceso investigativo entregaron varios informes relacionados con los
responsables en cada uno de los hechos acontecidos dentro de Palacio. Este informe tiene un
enfoque jurídico y es el resultado de un acto que designó esta Comisión en la que declara a la Corte
“víctima institucional” del holocausto (Castro, 2011. p. 19).

El Informe Final Comisión de la Verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia, publicado en
2010, está escrito desde la perspectiva de la búsqueda de la verdad y desde una reconstrucción de
los hechos que aborda también los aspectos jurídicos y los análisis más técnicos, que incluyen la
evaluación criminalística de la escena del crimen, las opiniones forenses respecto del estado de los
cuerpos, estudios balísticos, exhumaciones y una evaluación de todos los procesos jurídicos
llevados a cabo alrededor de las desapariciones.

La revisión de toda la bibliografía existente, que valga la pena aclarar, es posible no quede en su
totalidad recopilada en este trabajo, muestra que hay muchos documentos dedicados a la historia
y reconstrucción del Palacio de Justicia. En este examen se tuvieron en cuenta los libros más
vendidos que tienen como tema central el Palacio de Justicia. La revisión de trabajos y artículos
académicos se orientó a recopilar documentos que tuvieran en cuenta el papel de los medios en la
crisis.

Entre los libros más destacados está el que fue escrito por Jaime Castro, ministro de Gobierno,
titulado “Del Palacio de Justicia a la Casa de Nariño”, en él califica esta crisis como el mayor reto
y desafío armado de la historia de Colombia al Gobierno Nacional (Castro, 2011). Hace una
reconstrucción de los hechos desde la visión del Gobierno, que fue la de no negociar con el
terrorismo. En el libro asegura que todos los hechos fueron públicos y no hace referencia a los
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 15

desaparecidos durante las operaciones de retoma del Palacio; dedica una buena parte del libro
exclusivamente a revisar el informe de la Comisión de la Verdad, frente al cual asegura que no
hubo un pacto de silencio, que las decisiones tomadas por el Gobierno fueron coherentes con la
situación a pesar de lo que denuncia dicho informe.

“Noche de Lobos” de Ramón Jimeno (1989) es un libro que realiza una reconstrucción e
investigación de los hechos, desde los acuerdos de paz de Corinto en 1984 hasta 1989, y tiene
como planteamiento central que, el accionar del Gobierno fue negligente frente a la situación. Este
documento trata de ser lo más fiel posible a los hechos y narra minuto a minuto la crisis, teniendo
en cuenta también las variables externas como la realidad nacional del momento y la coyuntura
política. En varios apartes, menciona y narra el papel crítico que tuvieron los medios dentro de la
negociación, lo que permite analizar este aspecto de manera juiciosa. De la misma época es el libro
de Olga Behar, “Noches de Humo”, en el que relata desde una entrevista con Clara Helena Enciso,
ex guerrillera del M-19 y otros testimonios, la planeación y ejecución de la toma del Palacio de
Justicia. En esta narración también cuenta en detalle todo el desarrollo de la crisis, lo que permite
entender el papel de los medios, pues trascribe las llamadas desde el interior del Palacio de Justicia,
que salieron al aire durante la crisis.

“El Palacio de Justicia. Una tragedia Colombiana”, es el libro de Ana Carrigan (2007), que al igual
que los mencionados anteriormente, hace una reconstrucción de los hechos, teniendo en cuenta la
coyuntura gubernamental y mediática; a través de este análisis defiende la hipótesis de un pacto
de silencio alrededor de los sucesos de desaparición.

Por otra parte, en las tesis elaboradas alrededor del Palacio de Justicia se encontró que existen
aproximaciones al tema desde distintas esquinas del conocimiento. Una de ellas está dedicada a
analizar el proceso de toma de decisión del Alto Gobierno durante la crisis del Palacio de Justicia
(Macías, 2016), otra revisa cómo fue el cubrimiento informativo de la toma del Palacio de Justicia
en la prensa española, colombiana y estadounidense (Arredondo, 2016). No obstante, esta tesis no
incluye al periódico El Tiempo dentro de los análisis que realiza. Otro enfoque en estos trabajos
es uno que analiza las literaturas alrededor de la toma del Palacio de Justicia (Valbuena, 2015),
dentro del que recopila los trabajos literarios publicados después de la toma.

Los informes, reportes y artículos relacionados con la toma son bastante amplios. Dentro de los
encontrados está el artículo de María Paula Orozco (2016), que escribe una revisión historiográfica
del Palacio de Justicia en donde discute tres versiones de la toma. Por otra parte, Delfín Grueso
(1987) escribe en el Boletín Socioeconómico un análisis desde lo estatal y gubernamental de la
crisis de Palacio de Justicia. Finalmente, está el libro del trigésimo aniversario de la toma, que es
escrito por varios personajes que hoy hacen parte de la Corte Constitucional y que de una manera
directa o indirecta tuvieron que ver con la toma. Entre los escritores se encuentra Yesid Reyes –
hijo de Alfonso Reyes Echandía-, José Bustos Martínez, entre otros, que le aportan a este libro que
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 16

busca recoger las historias de cada una de estas personas y que tienen como fin construir memoria
frente al daño que le hizo la toma al país (2015).

Luego de esta revisión, se puede concluir que aquellos documentos que hacen análisis de
comunicaciones difieren en dos cosas del presente trabajo: 1. No abordan el análisis de las
narrativas de medios alrededor de los actores de la crisis. 2. No se rastrean las posiciones de los
medios frente a la construcción del relato y la asignación de responsabilidades. Por esta razón, es
pertinente presentar este trabajo, teniendo en cuenta que se va a realizar un análisis paradigmático
de contenido, examinando lo publicado por los dos principales diarios del país para este momento,
lo que permitirá identificar la narrativa de cada uno frente a la crisis en un determinado espacio de
tiempo.

Dentro de los trabajos previos realizados, el que mayor cercanía tiene con lo que se pretende hacer
aquí, es la tesis realizada por Laura Valbuena Díaz (2015), que se titula “Literaturas de la toma del
palacio de justicia. La tragedia entre la historia y la literatura”. En este documento, que surge con
ocasión del tricentenario de la toma, se revisan todos los aportes “literarios” que se han hecho
desde la academia, el arte y el derecho a la construcción de memoria a partir del relato de lo
sucedido el 6 y 7 de noviembre de 1985. No obstante, al considerar los trabajos literarios, deja de
lado la prensa, que es el objeto de estudio de este trabajo. Por lo tanto, aunque este puede ser una
buena herramienta de trabajo para analizar otros aspectos no es un trabajo que le apunte al
propósito del análisis narrativo de los principales medios escritos del país.

Por otra parte, aunque algunos libros han realizado revisiones y reconstrucciones de los hechos,
no se han referido de manera amplia a las interpretaciones otorgadas por parte de los medios, o a
la construcción del relato de los medios, pues se hace, como en el caso de Jimeno (1989) y Olga
Behar (1988) menciones importantes, que reviven el relato general pero que no estudian el relato
y la narrativa de la prensa de manera puntual. De esta manera, se puede evidenciar que, sobre la
toma se ha dicho mucho, pero que continúa siendo pertinente hablar del tema, pues quedan aún
muchos caminos interpretativos abiertos para ser explorados.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 17

Capítulo II: Estudio de caso

2.1. Los actores de la toma del Palacio de Justicia

“Desde el momento en que el comando del M-19 asaltó a sangre y fuego, el Palacio de Justicia
en el costado norte de la Plaza de Bolívar de Bogotá, e hizo conocer sus pretensiones, el gobierno
de la época tuvo claridad sobre la naturaleza y características de la situación que el país
empezaba a vivir. Ese era el mayor reto y el mayor desafío que la subversión armada había
formulado en toda su historia al Estado colombiano” (Castro, 2011. p. 13).

Así empieza el libro de Jaime Castro, en el que cuenta su versión de lo sucedido el 6 y 7 de


noviembre de 1985. Este es uno de los tantos relatos escritos para reconstruir la toma del Palacio
de Justicia, episodio que ha merecido tantos libros, artículos y análisis, por ser uno de los
momentos más impactantes y determinantes de la historia de Colombia (Bustos et al, 2015).

Este suceso se conoce como la toma y retoma del Palacio de Justicia, que tuvo lugar el miércoles
6 y el jueves 7 de noviembre de 1985 y fue un ataque planeado y ejecutado por el M-19. En estos
dos días de enfrentamiento armado murieron varias personas, dentro de las que había magistrados
y empleados de Palacio (Orozco Espinel, 2016). El saldo es de 98 muertos, incluidos 11
magistrados de la Corte y 11 desaparecidos. Lo que pasó en estos 2 días continua 34 años después
siendo un tema de debate y cuestionamiento por parte de la opinión pública (Arredondo, 2016.
p.7).

Los hechos del Palacio de Justicia han sido cuestionados por: los desaparecidos, el
comportamiento del Ejército, el uso desmedido de la fuerza, la censura a los medios de
comunicación y la negativa a ordenar el cese al fuego, entre otros (Carrigan, 2007). Esta serie de
acusaciones contra el Gobierno, el Ejército y el M-19 (autor de la toma) han sido revisadas y
analizadas desde lo jurídico, lo político y lo social.

Con el fin de entender cómo se le informaron a la opinión pública los hechos de la toma, en este
trabajo se revisan las narrativas utilizadas por la prensa para describir las acciones de tres actores
principales: el Gobierno, el M-19 y el Ejército. Cada uno de estos actores tiene unos personajes
principales o que se mencionan en el marco de hechos puntuales.

En el caso del Gobierno, se revisará la narrativa alrededor de: El presidente Belisario Betancur1 y
tres de los ministros de su gabinete: la ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín; el ministro de

1
En 1985, año de la toma, el presidente de Colombia era Belisario Betancur, abogado y economista. Fue el candidato
del partido conservador para las elecciones de 1982 y el 30 de mayo de ese año fue elegido con la mayor votación
hasta el momento en la historia del país. El año de la toma era su tercer año de mandato, una de sus principales
propuestas de campaña siempre estuvo la paz, y durante su Gobierno apoyó el Grupo de Contadora por la paz en
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 18

Gobierno, Jaime Castro y el ministro de Defensa, el general Miguel Vega Uribe. En esta
investigación se tomó la decisión de incluir más actores en esta narrativa para poder analizar y
entenderla desde lo colectivo y no desde lo individual. Lo colectivo en este caso es el “Gobierno”,
que es un actor que tiene a su vez otros actores que la componen.

La elección del Presidente como uno de los actores de la categoría de Gobierno en este trabajo,
tiene que ver con que, como jefe de Estado, es quien está al frente de todas las decisiones tanto de
la rama ejecutiva como del accionar de las Fuerzas Armadas. El Presidente es la figura en la que
se representa el Gobierno y sus decisiones frente al proceso de paz y la extradición, que eran los
temas más importantes para la guerrilla del M-19 y por los que querían hacerle un juicio público
(Jimeno, 1989). A Betancur se le acusa de dos cosas en el marco de la toma del Palacio: haber sido
“blando” al haberle dado a las Fuerzas Armadas demasiado poder de decisión, tanto, que se habla
de un golpe de Estado (Vega, 2016); y de indiferencia, ya que – Betancur- no le quiso pasar al
teléfono al entonces magistrado y presidente de la Corte, Alfonso Reyes Echandía, quien suplicaba
desde el Palacio de Justicia el cese al fuego. Esta es la mayor acusación, pues se afirma que por
encima de la vida de los rehenes el Presidente decidió no negociar con el M-19 (Bustos et al, 2015.
p. 56).

Por otro lado, dentro de los actores que componen la categoría de Gobierno están: los ministros de
Gobierno, Comunicaciones y Defensa. En primer lugar, el ministro de Gobierno, Jaime Castro, era
el equivalente al cargo actual de ministro del Interior, encargado de dar línea a las políticas públicas
y del manejo administrativo del Estado, además, según Jimeno (p. 303), era el hombre fuerte del
gabinete ministerial y la mano derecha del Presidente. Castro ha defendido desde entonces a
Betancur de todas las acusaciones que se han realizado en su contra.

En segundo lugar, el ministro de Defensa, General Miguel Vega Uribe, sobre quien pesaban
acusaciones de uso excesivo de la fuerza y de haber autorizado la desproporcionada operación de
retoma. Sumado a ello, su figura resultaba controversial para la prensa, pues cuando fue nombrado
ministro, era el comandante de la Brigada de Institutos Militares, donde presuntamente había
permitido y autorizado actos de tortura (Gómez, Herrera y Pinilla, 2010. p. 62). Como Ministro de
Defensa, estaba al mando directo de las Fuerzas Armadas, por lo que resulta necesario, dentro del
objeto de este trabajo, revisar su papel en las narrativas de la prensa.

En tercer lugar, la ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín, pasó a la historia por no autorizar
el cambio de programación en televisión, para transmitir el minuto a minuto de lo que estaba
sucediendo con la toma, basada en el supuesto que esto podría afectar el orden público; en cuanto

Centroamérica y promovió la incorporación de grupos y movimientos armados a la vida civil (Presidencia, s.f.). El
presidente Betancur, impulsó las negociaciones de paz a través del Decreto Legislativo 2771 del 19 de septiembre de
1982 a través del cual se crea la Comisión de Paz y se expide la Ley de Amnistía (Valbuena, 2015. p. 36). A las
negociaciones se vinculó al M-19 y a las FARC (Valbuena, 2015), sin embargo, tres años después el eme llevaría a
cabo el ataque al Palacio de Justicia.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 19

a la radio, se comunicó con los directores de las cadenas radiales para manifestarles las
prohibiciones legales de transmitir noticias que estuvieran relacionadas con los operativos
militares o con los magistrados que se encontraban como rehenes (Gómez, Herrera y Pinilla, 2010.
p. 140). Las transmisiones desde el caos de la toma fueron reemplazadas por un partido de fútbol.
Este episodio se calificó como censura a los medios, especialmente de la radio, que estaba
trasmitiendo de manera eficiente la información que las vías oficiales no (p. 349).

Estos tres ministros eran los miembros del gabinete con más cercanía con el Presidente (Jimeno,
1989) y en quienes más confiaba, que además tuvieron mayor protagonismo durante la crisis
(Macias, 2016). Las anteriores son las razones por las que se elige estos tres actores para hacer
parte de lo que se entenderá por “Gobierno” para este trabajo.

El segundo actor que se analizará a la luz de las narrativas de la prensa es el Movimiento 19 de


abril o M-19, una guerrilla que se crea como respuesta al supuesto fraude electoral de las elecciones
electorales de 1970, en las que Misael Pastrana resultó ganador por encima de Gustavo Rojas
Pinilla (El tiempo, 1999)2. El eme, como guerrilla con bases políticas, establece desde el inicio de
su accionar, según Ingrid Bolívar y Jorge Olguín (2007) unas estrategias de comunicación que
marcaron todas las intervenciones y operaciones que realizaron durante su funcionamiento. Álvaro
Fayad, miembro de la dirigencia de esta guerrilla, fue el encargado de planear la toma (Gómez,
Herrera y Pinilla, 2010. p. 301). No obstante, para realizar el análisis narrativo, se tomará al M-19
como un solo actor, sin hacer una distinción especial de sus integrantes.

El tercer actor que se eligió para analizar en este ejercicio fue el Ejército Nacional, que para ese
momento estaba comandado por el General Rafael Samudio Molina, quien fue el blanco de un
atentado por parte del M-19 un mes antes de la toma (Gómez, Herrera & Pinilla, 2010. p. 45).
Durante todo el proceso de paz liderado por el presidente Belisario Betancur, había una fuerte
tensión, debido a que Julio César Turbay Ayala, expresidente, había dado a los militares muchos
beneplácitos en términos de la guerra contra las guerrillas y el narcotráfico (Valbuena, 2015. p.
36). Ejemplo de ello fue que luego de otro de los ataques más conocidos del eme, la toma de la

2
Para 1974, esta guerrilla estaba totalmente formada y tenía en su dirigencia a Jaime Bateman, Álvaro Fayad, Iván
Marino Ospina y Luis Otero Cifuentes. No obstante, según Ingrid Bolívar y Jorge Holguín (2017) aunque se asocia el
surgimiento del M-19 con el fraude electoral, esta asociación proviene de otros procesos de radicalización que no
estaban relacionados necesariamente con la disputa electoral y que existía una decisión política, estratégica y
comunicativa que hizo que hasta el segundo semestre de 1973, el grupo retomara las luchas políticas (p. 217), pues
los integrantes del eme ya habían militado en otras asociaciones como las FARC que no habían su expectativas (p.
218). Esto resulta muy importante, ya que, a nivel de comunicación política y publicidad, el M-19 empezó a diseñar
un estilo que lo distinguió en cada una de las acciones políticas y armadas que ejecutó. Ejemplo de ello fue el robo de
la espada de Bolívar (17 de enero de 1974), que estuvo antecedido por una campaña de expectativa (p. 224). Este
golpe tuvo como objetivo hacer una crítica a las instituciones del Estado, y generó resultados, dado que
comunicativamente tuvo mucho cubrimiento mediático (p. 226). Con este primer golpe, el eme fue construyendo las
prácticas comunicativas que lo distinguieron de otros grupos, logrando cautivar a la ciudadanía (pp. 232- 233) y la
toma del Palacio no fue la excepción en términos comunicativos.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 20

embajada de Republica Dominicana, se le otorgó mucho poder a las fuerzas militares con el
estatuto militar, respondiendo a su propia afirmación de que en Colombia o se gobierna con los
militares o no se gobierna (Carrigan, 2007. p. 138). Por lo anterior, durante esta coyuntura el
Ejército no consideraba necesario realizar el proceso de paz con la guerrilla del M-19 ya que
suponía que se podía derrotar a la insurgencia sin negociar con ella.

Para entender el papel del Ejército en la retoma del Palacio, vale la pena tener en cuenta una de las
declaraciones que hizo el General Fernando Landazábal, ministro de Defensa del Gobierno de
Julio Cesar Turbay Ayala, en la que resume el sentir de las Fuerzas Armadas en relación con la
realidad de la justicia en la vida nacional: “…frente al mantenimiento del orden y la autoridad
legítima…la democracia colombiana le debe más su existencia a la Justicia Penal Militar que a la
justicia ordinaria…”(Jimeno, 1989. p. 27).

2.2. El papel de la prensa en la toma

“El periódico (El tiempo) ofreció adicionales muestras gráficas, de autor anónimo, del inhumano
tratamiento y de la sangre fría con que los rehenes recibieron la muerte a manos de los
guerrilleros. Hubo nuevos detalles del asesinato del presidente de la Corte Suprema de Justicia
cometido por Andrés Almanares. Ahora la versión oficial se empezó a concentrar sobre bases
sólidas” (Carrigan, 2007. p. 326).

La información que publicaron los periódicos fue muy importante en el caso del Palacio de Justicia,
inicialmente por que, una de las mayores acusaciones que pesa sobre el Gobierno es que ya conocía
la intención del M-19 de realizar la toma del Palacio. En octubre de 1985 se registró la noticia de
las amenazas a los magistrados en los periódicos El Tiempo, El Siglo, El Espacio y Diario 5pm
(Jimeno, 1989. pp. 49-51). Con estas publicaciones se volvió muy popular la teoría que el Gobierno
y el Ejército tenían conocimiento previo de los planes del M-19 (p. 52).

El periódico es uno de los medios de comunicación más antiguos, y tiene un importante papel
como creador de contenidos e influencia en la postura que puede adoptar la audiencia respecto a
la socialización de las noticias que se presentan (Caldevilla, 2013. p. 213). El periódico es el
narrador y comentarista de conflictos políticos notíciales; por esta razón, normalmente asume
posiciones de acuerdo a lo que quiera darle fuerza y se plantea que puede funcionar para:

• Reforzar relaciones existentes en donde informa sobre actores cercanos a sus intereses.
(Califano, 2015. p. 70.)
• Modificar las relaciones que existen a través de colocar el acento sobre los antagonistas.
(Califano, 2015. p. 70.)
• Actuar en los conflictos por iniciativa propia o por iniciativa de otros. (Califano, 2015. p.
70.)
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 21

Esto demuestra que medios, como los periódicos, dependen en gran parte de una línea editorial
definida, la cual a la vez depende en gran parte de conflictos internos y externos. Los medios de
comunicación influyen, a través de sus narrativas, en la opinión pública y en la élite política; y son
influenciados por las negociaciones externas que hacen los dueños y operadores de los medios
frente a las políticas públicas del Gobierno de turno (Califano, 2015. p. 71). Se evidencia entonces
que detrás de las publicaciones que hacen los periódicos existen intereses políticos y que su papel
es definitivo en la forma en la que se entiende la política, pues toma decisiones en cuanto a qué
incluir, excluir y cómo jerarquizar los hechos y actores (p.73).

En este orden de ideas, y teniendo en cuenta que cada periódico tiene líneas editoriales que definen
la manera en la que se narran las historias, se eligieron dos periódicos para hacer el análisis: El
Tiempo y El Espectador. Estos dos diarios son los únicos que para 1985 tenían circulación nacional
(Urzola, 2008). Al tener la misma cobertura, se hacen comparables, además ambos tenían
publicaciones diarias en ese momento.

El Tiempo fue fundado en 1911 por Alfonso Villegas Restrepo con apoyo de Eduardo Santos. En
la década de los 80´s, como se mencionó anteriormente, el país estaba en una grave situación
política como resultado del narcotráfico y las guerrillas, lo que llevó a que el periódico tuviera la
iniciativa de reflexionar respecto a la responsabilidad social que tenían frente a todo lo que estaba
sucediendo. Bajo la dirección de Hernán Santos, El Tiempo, que había sido crítico del gobierno
adquirió una posición más favorable hacia el Gobierno (Urzola, 2018). Por otra parte, Carrigan
(2007. p. 325-326) sostiene que este es el periódico del establecimiento con estrechos vínculos con
los militares, y hace referencia a una publicación en la que el diario felicitaba a los militares por
la operación realizada para recuperar el Palacio de Justicia.

El Espectador, por su parte es el periódico más viejo de Colombia, fue fundado por Fidel Cano
Gutiérrez en 1887, y ha sido reconocido como pionero en las practicas periodísticas. Fue el primero
en publicar cuentos de García Márquez y ha tenido una línea enfocada en informar a cualquier
costo. Por esta razón el periódico se ha visto enfrentado a denuncias y amenazas de todo tipo,
incluido el retiro de la pauta de grandes grupos económicos a los que denunció en los 80´s, como
el Grupo Grancolombiano de Jaime Michelsen, lo que hizo que el diario se debilitara
económicamente (Urzola, 2018). La línea editorial del El Espectador es mucho más liberal y
arriesgada que la de El Tiempo (Mesa, 2015). Muestra de ello han sido los hechos que buscaron
censurar el periódico, desde distintos grupos, como el asesinato de Guillermo Cano a la salida de
las instalaciones de El Espectador.

De acuerdo con el artículo de Santiago Mesa en Pacifista (2015), El Tiempo hizo uno de los
despliegues de cubrimiento más amplios relacionados con la toma del Palacio, pero su línea
editorial estaba centrada en respaldar al presidente Belisario Betancur, a pesar de todos los excesos
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 22

militares que ocurrieron en la operación de retoma. Por su parte, El Espectador, que no publicó
una edición especial, en las semanas posteriores a la toma empezó a llamar la atención sobre
algunos desaparecidos durante la operación de retoma.

Más adelante, se revisará la narrativa que tuvieron estos dos diarios frente a la toma del Palacio.
Este análisis se realizará a partir de material hemerográfico enfocado en las noticias emitidas entre
el 7 y el 13 de noviembre de 1985. Esta línea de tiempo se elige porque la toma fue el 6 y 7 de
noviembre y entre el 7 y el 13 de noviembre la noticia principal en los medios fueron los hechos
de Palacio. El 14 de noviembre fue la explosión del volcán Nevado del Ruiz, que devastó por
completo el municipio de Armero, lo que se llevó la mayor parte de la atención de los medios, y
se entiende como el final de la crisis.

2.3. Antecedentes y contexto de la toma del Palacio de Justicia

“Una fría y penetrante lluvia caía sobre Bogotá en esa tarde del 6 de noviembre de 1985, cuando
el destino del Palacio de Justicia y sus habitantes se selló. Esa tarde la gente sabía que algo
catastrófico sucedía en el centro de la ciudad, pero era imposible averiguar qué pasaba.”
(Carrigan, 2007. p.64).

En los 80´s, década de la toma, según Laura Valbuena (2015), la mayor preocupación nacional era
el narcotráfico que se convertía cada día más en una amenaza al orden social y político. Incluso el
M-19 fue duramente combatido por los narcotraficantes, con su iniciativa Muerte a Secuestradores
(MAS) (pp. 34-36). Luego de la creación de la Comisión de Paz, en 1984 se lograron los acuerdos
de Hobo y Corinto, que fueron prontamente reemplazados por una tensa calma, producto de una
supuesta emboscada a los líderes del eme que se dirigían a una reunión con altos representantes
del Gobierno (pp. 36-37).

El 20 de junio de 1985 finalmente se declaró la ruptura definitiva de la tregua entre el Gobierno y


el eme (Valbuena, 2015). Luego de estas tensiones, con el contexto político agitado por la reciente
muerte de Rodrigo Lara, junto con la ruidosa presencia de Pablo Escobar en la vida nacional, el
M-19 comenzó a planear y diseñar la toma del Palacio de Justicia, que no fue del todo inesperada,
ya que varios magistrados habían recibido amenazas de muerte, aunque dichas amenazas podrían
también provenir de “Los Extraditables”, que tenían a la Corte como uno de sus principales
enemigos. El M-19 había estudiado inicialmente la posibilidad de realizar la toma del edificio del
Congreso, pero la magnitud del edificio, la cantidad de entradas que tiene, los horarios flexibles
de congresistas hicieron que desistiera de esta idea (Jimeno, 1989. p. 24). El Palacio tenía mayores
ventajas políticas y militares a nivel estratégico para ser atacado, pues con esta toma se tenía la
posibilidad de golpear políticamente al Gobierno, ya que la Corte es el máximo tribunal de justicia
del país, por lo que era el escenario perfecto para postular las aspiraciones políticas y jurídicas del
grupo que se expondrían en una demanda judicial. Este lugar podría convertirse en el lugar en el
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 23

que el M-19 haría un juicio al Presidente que tenía como objetivo la formación de un nuevo
Gobierno (pp.24-25).

Hacia octubre de 1985 las Fuerzas Armadas y de inteligencia recibieron información de una
amenaza seria en contra del Palacio de Justicia (Valbuena, 2015). Más tarde, los medios harían
público el hecho de que, en efecto, ésta fue una toma anunciada, lo cual fue decisivo para las
narrativas alrededor de los hechos, así como para todas las versiones que surgieron alrededor del
Presidente y su toma de decisiones. Frente a este supuesto, hubo una rectificación del Ministerio
de Defensa que se produjo después de la toma, el 11 de noviembre y 23 días después de que
apareciera la noticia en los diarios escritos; en el comunicado se afirmaba que eran versiones sin
fundamento las que decían que hacía un mes se tenía conocimiento de que se preparaba un ataque
contra el Palacio de Justicia y aseguraba que se habían tomado medidas preventivas frente a un
anónimo recibido en octubre, que amenazaba la vida de algunos magistrados (Jimeno, 1989. pp.
51-52). Sin embargo, esta es una de las suposiciones que más resuena entre el público, pues Jimeno
(1989), Carrigan (2007) y la Comisión de la Verdad (Gómez et. Al, 2010) hace mención de las
amenazas recibidas por los miembros de la Corte y el hecho que eran bien conocidas por el
Gobierno, así como una operación en la que se desmanteló un lugar donde estaban en poder del
M-19 todos los planos del Palacio de Justicia.

El Palacio, además de ser la escenografía perfecta para propiciar un golpe al Gobierno, tenía un
elemento importante y era que le permitía al M-19, fiel a la espectacularidad de sus ataques, hacerlo
en pleno centro de Bogotá a pocas cuadras del Palacio de Nariño, paralizar el país entero. En el
Palacio de Justicia se encontraban también personajes importantes que, al ser tomados como
rehenes, supondrían una ventaja comparativa para el logro de sus objetivos; entre ellos estaba el
presidente de la Corte, Alfonso Reyes Echandía, los magistrados de la Corte y consejeros de
Estado. Por otra parte, tendrían a Jaime Betancur Cuartas, hermano del Presidente y consejero de
Estado, y a Clara Forero, esposa de Jaime Castro, ministro de Gobierno. Bajo estas condiciones,
Alfonso Jacquin, abogado miembro del M-19 redactó la demanda que se presentaría durante la
toma (Jimeno, 1989. p. 25).

La demanda redactada por el eme, contenía todas las formas en derecho que se necesitaban y
argumentaba porque era la Corte la que tenía la competencia para responder a ella. En resumen,
era la interpretación del M-19 de que el proceso de paz había fracasado por culpa del Presidente.
Por esta razón, Belisario Betancur debía presentarse ante la Corte – que estaría ya tomada- para
ser juzgado. No obstante, el sentido final de la acción era que se instaurara un nuevo Gobierno
(Jimeno, 1989. p. 26). Adicionalmente, uno de los puntos que se puede ver en la demanda tiene
que ver con la extradición, pues planteaban que este tratado significaba entregar el país a los
Estados Unidos (p. 38).

Finalmente, el 6 y 7 de noviembre se ejecutó la “Operación Antonio Nariño por los derechos del
hombre” (Jimeno, 1989. p.38). Es importante mencionar que en el documento de la demanda del
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 24

M-19 había un detallado paso a paso para la publicación de la misma en los once principales diarios
de Colombia, que se exigía se diera por 4 días seguidos, así como la divulgación radial de la
proclama y los espacios radiales (p.37). Esto demuestra la importancia que tenía para el M-19 la
comunicación de la operación, lo que de nuevo reafirma la tesis expuesta por Ingrid Bolívar y
Jorge Holguín (2017) en la que resaltan la riqueza de las estrategias políticas y comunicativas
desarrolladas por el eme.

Entre las 10 am y las 11 am se dio el ingreso de los guerrilleros al Palacio, quienes estaban bajo el
mando de Alfonso Jacquin Gutiérrez (Valbuena, 2015). Aunque las noticias de la toma se
empezaron a escuchar hasta las 11:30 am. (Valbuena, 2015), la primera comunicación que tuvo el
Ministro de Defensa con el Presidente se dio a las 12: 30 p.m., hora en la que éste se comunicó
con Vega Uribe para citarlo de manera urgente en la Presidencia. Para ese momento ya había
tanques de guerra en la Plaza de Bolívar y las acciones de retoma habían comenzado (Carrigan,
2007. p.125). Este hecho, y todo lo que sucedería después es uno de los puntos a analizar en el
trabajo, a nivel del relato creado por los medios, debido a que alrededor del accionar del Presidente
y del Ejército se han creado varias versiones y una de las más aceptadas es la que Betancur fue
ignorado por las fuerzas armadas, y aunque él y su Ministro de Gobierno han rechazado estas
acusaciones, la versión se mantiene (Jimeno, 1989. p. 113).

Frente a esto también se esgrime el argumento de que las Fuerzas Armadas marginaron de la
información de lo que estaba pasando al Presidente, lo cual nubló su juicio a la hora de tomar
decisiones (Carrigan, 2017). El papel real de las Fuerzas Armadas se analiza en el capítulo
dedicado a la revisión del relato, donde desde la reconstrucción de las publicaciones entre el 7 y el
13 de noviembre de 2019, se tratará de identificar qué responsabilidad se le asignó desde los
medios al Ejército. Por otra parte, uno de los episodios que más se repite en todas las
reproducciones de la historia es la súplica del presidente de la Corte, Alfonso Reyes Echandía al
Presidente -en radio nacional- por el cese al fuego, que alertó al gabinete de Gobierno e hizo que
Noemí Sanín, ministra de Comunicaciones, solicitara a los medios que no se transmitieran estas
declaraciones, haciendo que éste pasara a la historia como un acto de censura en medio de una de
las crisis más relevantes de la historia de Colombia (Carrigan, 2017).

La retoma como operación por parte de las Fuerzas Armadas inició casi una hora después de que
se confirmara la toma y fue dirigida por el comandante Arias Cabrales. Esta operación fue
desorganizada y parecía ser el resultado de una respuesta apasionada, movida por el encono que
sentían los militares contra los guerrilleros del M-19 y alimentada por la tensionante situación de
la toma. En los alrededores de Palacio todo era caos, debido a que se desalojaron varios edificios
para poder comandar las operaciones desde estos lugares, incluida la Casa del Florero, que era
donde los militares daban las órdenes relacionadas con el operativo. Debido a que toda la respuesta
se armó sobre la marcha con el fin de recuperar el edificio, no fue organizada con un sentido y un
objetivo. El objetivo general era acabar con la toma y la movilización de efectivos y municiones
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 25

fue tal, que solo sirvió para aumentar la escala de la respuesta armada. El resultado de la respuesta
del Ejército y la pérdida de control de la situación por parte del M-19 fue que, para las 2 pm del 6
de noviembre, la operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre, había fracasado
(Jimeno, 1989).

En el marco de la violencia y el desorden que se generó, la decisión del Presidente fue la de no


negociar. En este proceso de tomar la decisión de qué hacer, fue asesorado por los expresidentes
Alfonso López Michelsen, Julio Cesar Turbay Ayala, Carlos Lleras Restrepo y Misael Pastrana a
quienes contactó durante el transcurso de la tarde. Además, se comunicó con Álvaro Gómez y Luis
Carlos Galán. Todos coincidieron en algo, se debía proteger la vida de los rehenes. Sin embargo,
el Presidente reiteró su posición de no dar tregua al M-19 para que no tuvieran capacidad de
maniobra (Jimeno, 1989).

La confrontación armada y las operaciones de toma y retoma del Palacio de Justicia concluyeron
el 7 de noviembre en la tarde, hacia las 3 pm, cuando los militares lograron entrar al baño donde
se encontraba el último reducto de rehenes y guerrilleros. Luego de 3 incendios, varios muertos y
un Palacio completamente destruido, empezaría a tejerse alrededor de los dos días de la toma, todo
tipo de historias y relatos que buscaron no solo reconstruir lo ocurrido, sino explicar cada uno de
los hechos que se generaron en el marco de la toma y la retoma (Valbuena, 2015).

Cada año la memoria histórica de Colombia revive los hechos violentos del Palacio de Justicia que
abrieron una herida profunda en el corazón de la nación (Bustos et al, 2015. p. 16). El 6 y 7 de
noviembre son fechas determinantes en las que medios escritos como El Espectador y Semana
realizan especiales sobre este tema, pues es importante para un país tan azotado por la violencia,
conservar en la memoria colectiva los hechos previos a la toma, como la toma misma y lo que pasó
después (p. 33). Una simple búsqueda en internet confirma lo anterior, en el último año, incluso
en el último mes, los medios siguen realizando publicaciones relacionadas con la toma del Palacio
de Justicia pues es un tema de interés nacional y que sigue generando todo tipo de suspicacias en
la opinión pública.

Es pertinente entonces señalar que revisar este episodio desde la narrativa de los medios escritos
es un ejercicio valioso en el marco de la memoria histórica, y un retrato de cómo se ha ido
construyendo nuestra sociedad y el país alrededor de este tipo de sucesos (Gómez, Herrera &
Pinilla, 2010. p. 409). Este hecho de la historia de Colombia, continúa vigente, pues la forma en
la que se contó la historia dejó muchos cabos sueltos: los desparecidos, el manejo de la retoma por
parte del ejército, la toma de decisiones por parte del gobierno, las grabaciones de los radios de las
Fuerzas Armadas y las órdenes que se dieron en el marco de la crisis, todas ellas fueron
determinantes para que aún hoy, la historia siga siendo revisada, reconstruida y analizada desde lo
académico, lo jurídico y lo noticioso. El ejercicio de la memoria permite que, con el tiempo, la
sociedad y el colectivo busque mecanismos de sanación sociales y políticos que le permitan evitar
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 26

la repetición (Bustos et al, 2015. p.112). Identificar cuáles fueron las narrativas de los medios
frente al tema es, en definitiva, pertinente para la realidad política colombiana, que nunca pudo
dar por cerrado este capítulo de la historia nacional.

2.4. Metodología de trabajo

Este es un estudio cualitativo, en el que se realizará un análisis de las narrativas presentadas por
dos de los principales medios escritos del país: El Tiempo y El Espectador frente a la toma del
Palacio de Justicia. Esta investigación está enfocada en identificar las narrativas que presentaron
los medios alrededor de la crisis, teniendo en cuenta 3 actores principales: El Gobierno;
representado en el Presidente y tres ministros de su gabinete, que tuvieron un papel decisivo en la
toma: el Ministro de Gobierno, el Ministro de Defensa y la Ministra de Comunicaciones (Jimeno,
1989); el Ejercito y el M-19.

Se realizará un análisis paradigmático de contenido que consiste en una observar categorías o


tipologías examinando similitudes y diferencias temáticas entre diferentes relatos. La codificación
de la información se hará de manera manual, recopilando el material hemerográfico que reposa en
la Biblioteca Luis Ángel Arango, a través de una revisión de los periódicos publicados entre el 7
y el 13 de noviembre de 1985. Las noticias tenidas en cuenta para hacer la recolección de la
información son las que hacen referencia directa a la toma, con palabras como: Palacio de Justicia,
M-19, toma, ataque al Palacio de Justicia y asalto. Adicional a estas palabras que hacen referencia
directa, se tienen en cuenta las palabras que hacen referencia directa a los actores que se
establecieron como unidades de análisis en este trabajo: Gobierno, Presidente, Belisario Betancur,
Ministro de Defensa, Ministra de Comunicaciones, Jaime Castro, Noemí Sanín, General Miguel
Vega Uribe, M-19 – o los nombres de integrantes y dirigentes- y Ejército -incluyendo los nombres
del cuerpo de mando-. Sumado a estas palabras claves que están directamente relacionadas, se
incluyen en la muestra las palabras relacionadas, sinónimos y adjetivos que se usan para referirse
a los actores. Para el análisis que se hace a través de la codificación en una matriz que contiene las
categorías del relato político, se tienen en cuenta las noticias que tienen relación las unidades de
análisis -actores- expuestos anteriormente. Se hace una interpretación de la noticia, y se califica
cada categoría, de acuerdo con la interpretación de lectura de cada noticia.

Estos son algunos ejemplos de títulos que se incluyeron en el análisis:

El Tiempo El Espectador
A sangre y fuego: Arrasado Palacio de
No negociaremos: El Gobierno
Justicia en toma subversiva
Magistrados y consejeros que fueron
El Gobierno no transa
secuestrados ayer
Cronología del asalto Parecía un día normal
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 27

La toma estaba anunciada y ya se había


“Era una batalla campal”
frustrado
¡Un campo de batalla! La Cámara respalda acción del Gobierno
Habla jefe guerrillero Tanques y helicópteros contra los asaltantes
Fue una agresión a la democracia “Estamos frente a la boca del cañón”
Cronología del asalto y arrasamiento del
Una rueda de prensa interrumpida a bala
Palacio de Justicia
Prudencia a radio y TV pidió ministra El Senado rechaza el asalto
El primer medio La Corte no puede trabajar
Incendio en Palacio Respaldo a la actitud firme del Gobierno
Exigencias del M-19 5 muertos y 27 heridos en las F.A.
“El Gobierno no negociará cuando estén de
Terminó el drama
por medio las instituciones”: B.B.
Indignación en todo el país Indignación, repudio y preocupación nacional
Tabla 1. Títulos de algunas noticias incluidas en el análisis - El Tiempo y El Espectador.

Teniendo en cuenta el contexto anteriormente expuesto y la definición de las 12 categorías de


D’Adamo y García (2016) de un relato político que son: planteamiento de conflicto, estructura
temporal, valores, escenificación de liderazgo, visión, retórica y lenguaje, mito, símbolos, líneas
argumentales, activación emocional, activación sensorial y moraleja, se realizará el estudio. No
obstante, para esta investigación no se usarán todas las categorías, dado que, por ejemplo, los
símbolos no son aplicables para el análisis, debido a que el material es escrito y no audiovisual.
Dentro de las categorías aplicables se usarán las palabras o conceptos claves para determinar si las
narrativas de la prensa cumplen o no con todos los aspectos del relato político y así analizar el
contenido de las noticias.

En el marco teórico se pusieron de manifiesto cada una de las categorías que según D’Adamo y
García componen un relato político. La categorización hecha por estos autores está definida a
través de ejemplos de la política Argentina, que permiten entender mejor cada concepto. Así, con
estas explicaciones y ejemplos se delimitaron los atributos y/o palabras claves para este caso de
estudio.

Teniendo en cuenta el contexto anteriormente descrito, Se propone la siguiente estructura para el


análisis de las noticias:

• Planteamiento de conflicto: se proponen 3 tipos de personajes el bueno, el malo y neutral.


En esta categoría pueden ser varios actores los que encajan en cada una de las tipificaciones
de personajes. El relato se edifica alrededor del planteamiento de un conflicto que surge de
una relación antagónica entre dos personajes. (D’Adamo y García, 2016. p.28). Se sugieren
las calificaciones de bueno y malo, que responden al clásico planteamiento de conflicto y
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 28

se adiciona un personaje “neutral”, que puede que no esté caracterizado dentro del conflicto
o que en la narrativa no se encasilla en la lógica del bueno o el malo.

Para asignar cada categoría dentro del análisis, primero se evalúa si existe o no, es decir,
se determina a través de la lectura de la noticia si existe un planteamiento del conflicto o
no; en caso de que exista se pone el nombre del actor dentro de la casilla que el corresponde.
Ej.: casilla “Bueno” –“Gobierno”. En algunos casos no están mencionados directamente,
pero se puede establecer que en el planteamiento el Gobierno es el bueno con frases como:
“respalden al Presidente y a las Fuerzas Armadas en la emergencia que vive el país” (El
Espectador,1985) o “la toma cruenta del Palacio de Justicia era un desafío de las guerrillas
al Gobierno y a las instituciones democráticas y pidió (el congresista Valencia Cossio) a
los representantes que ofrecieran su solidaridad al presidente Betancur. Se lamentó por la
situación a que han llegado los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y la guerrilla
del M-19 y en tono enérgico dijo que la democracia Colombiana está gravemente
amenazada por una subversión anarquista y mezquina que no desea el progreso de la
nación” (El Tiempo, 1985). En este caso el malo es el M-19, lo cual se evidencia a través
de la frase “subversión anarquista y mezquina que no desea el progreso de la nación.

• Estructura temporal: en este caso, lo que se propone es una estructura de antes, durante
y después (pp. 28 -29). No obstante, el “hacia dónde vamos” es el más importante de esta
categoría, pues es el que determina el proyecto del líder y la solución. Teniendo en cuenta
que la idea es identificar esa proyección, para el caso del Palacio se plantean 3 proyecciones
a futuro: futuro positivo, futuro negativo y futuro incierto. Estas tres categorías permiten
entender los supuestos alrededor de los cuales se establece el relato.

La estructura temporal propuesta está basada en el proyecto del líder y para realizar la
codificación de esta categoría se realiza la interpretación del relato como un todo para
entender cuál es la visión de este. No obstante, hay algunas frases que resultan reveladoras,
por ejemplo: El 7 de noviembre El Tiempo (1985), publicó una noticia titulada “No
negociaremos” en la que dice: “Desde España, un vocero del M-19 que se identificó como
Eduardo Rodríguez anunció a la prensa que en Colombia: ‘ahora viene la guerra total,
porque ya es imposible el diálogo”. En este caso se puede atribuir a esta narrativa una
estructura temporal de un futuro negativo. Por otro lado, un ejemplo de El Espectador
(1985) en una noticia del 8 de noviembre que tiene el encabezado “Se salvó la fiscal del
congreso” reconstruye la historia de supervivencia de la fiscal del congreso, en donde se
mezcla también el relato de los familiares de aquellas personas que hasta ese momento no
aparecían. En esta noticia se relata este aspecto así: “A las penalidades y terrores de los que
apenas salía se sumaron para la Fiscal del Consejo, nuevas angustias. Más profundas
porque son las que mantienen bajo el agobio de la tragedia, la inquietud y la incertidumbre
de las familias de muchas personas que se encontraban en el Palacio de Justicia”. Esta
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 29

narrativa hace alusión a un futuro incierto, que se asocia a la incertidumbre que se menciona
la palabra puntualmente, luego de interpretar el lenguaje del relato se puede concluir cuál
es la estructura de tiempo que se proponen en el marco de la noticia como un todo.

• Valores: los valores propuestos se basan en los aspectos que se plantean como supremos
dentro del relato, y que corresponden a cada asunto político que aborda el relato (p. 29).
Por tanto, se definieron los siguientes valores: defensa de la democracia, búsqueda de
justicia y paz. Estos 3 valores se proponen a partir del contexto expuesto anteriormente,
extrayendo las máximas más importantes que se trataron de rescatar o a la luz de las cuales
se abordaron las decisiones tomadas por cada uno de los actores involucrados.

En el caso de los valores, también se hace una interpretación de la noticia a la luz de los
valores propuestos, en los que se tiene en cuenta si las palabras democracia, justicia o paz
aparecen en el documento. Un ejemplo de esta parte en el caso de El Tiempo (1985)- citado
anteriormente- es: “Se lamentó por la situación a que han llegado los enfrentamientos entre
las fuerzas del orden y la guerrilla del M-19 y en tono enérgico dijo que la democracia
Colombiana está gravemente amenazada por una subversión anarquista y mezquina que no
desea el progreso de la nación” y más adelante en la misma noticia dice “luego de este
grave hecho se empieza a desmoronar el castillo de la democracia en nuestro país”
invitando a que en el Congreso “se deben fijar todas las posiciones democráticas y decirle
a los colombianos que el Parlamento sigue en enhiesto por que es el eje y el sostén del
ordenamiento jurídico”; a esta noticia se le atribuyó la defensa de la democracia como
valor, pues se hace referencia a la democracia textualmente, y se exhorta a protegerla. Por
otra parte, en El Espectador (1985) en una noticia del 8 de noviembre habla de las
posiciones de los ministros del Gobierno, y anota que “Los miembros del
Gabinete…comentaron a los periodistas apostado en la Casa de Nariño que ‘hoy más que
nunca se debe hablar de paz”, en una noticia a la que se le asignó el valor de la paz, pues
más adelante también hace mención con “El Gobierno reitera su fe en la necesidad de
seguir buscando la paz sin que ello implique ceder ante las amenazas”.

• Escenificación del liderazgo: en este caso el relato permite construir alrededor del líder
el tipo de liderazgo que ejerce (p.29). Para esta categoría se proponen las categorías de los
líderes como salvador, defensor, atacante, débil y censurador.

La misma noticia del El Espectador (1985) que se menciona en la categoría de valores, está
titulada “Respaldo a actitud firme del Gobierno” y en su contenido habla de lo
ejemplarizante que resulta para el mundo entero que el Gobierno se hubiera mantenido en
la decisión de no negociar con terroristas; en otra parte de la nota dice “Le hemos dado una
lección no solo a Colombia sino a todo el mundo”. La escenificación del liderazgo queda
con el Gobierno como defensor y el M-19 como atacante. En cuanto a El Tiempo, en un
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 30

articulo que se titula “Angustia y dolor del Presidente Betancur”, en donde en una frase
explica que “los soldados del Ejército uy de organismos secretos tratan a toda costa de
evitar que esta acción destruya la democracias y las instituciones democráticas”,
presentando al Ejercito como defensor.

• Visión: en cuanto a la visión (p.29) se conceptualiza como la construcción de una visión


de futuro. Entendiendo esta construcción política del relato desde los medios y teniendo en
cuenta las criticas posteriores a la toma, se plantea una visión de recuperación del golpe,
una de ausencia de poder, dentro de la que se encuentra la visión pesimista de quienes no
veían de manera clara quien estaba tomando las riendas de la situación y dos visiones
adicionales que se determinan a través del estudio del contexto, holocausto, que hace
referencia a esa visión de masacre y uso desmedido de la fuerza en la respuesta armada.
Finalmente se propone una cuarta categoría que habla de visión de injusticia, que puede
ser la injusticia de la toma, de la retoma o de las consecuencias posteriores a la crisis.

En El Tiempo (1985) en una nota que esta titulada como “Triunfaron las instituciones” en
donde se relata que el resultado de la toma, aunque cobró muchas vidas “fue un triunfo
rotundo del Estado de derecho, de las instituciones contra la subversión”, esta se entiende
como una visión de recuperación de la crisis. En cuando a El Espectador (1985), se
menciona puntualmente la palabra holocausto en varias notas, por ejemplo, en una
publicación del sábado 9 de noviembre, en el que resume que el Holocausto del Palacio
afecta todas las realidades políticas del país pero que las fechas electorales se mantendrán,
y que el Presidente se responsabiliza por todas las decisiones tomadas en el marco de la
toma. De esta manera, se entiende que esta visión puede aparecer textual o interpretarse a
través del contenido de la noticia.

• Retórica y lenguaje: son los usos del lenguaje aspiracional para delimitar la visión
propuesta. (p. 29) En este caso la retórica y el lenguaje son coincidentes con cada visión,
por lo tanto, la visión de recuperación está alineada con un lenguaje de paz, la de ausencia
del poder con un lenguaje de anarquía, la de holocausto con el lenguaje de miedo y la
desaparición (se atribuyen dos categorías pues la desaparición es importante para analizar
el caso). Finalmente, la visión de injusticia coincide con una retórica de ilegalidad.

En esta categoría también es importante tener en cuenta que, cuando Salmon (2016, p. 143)
presenta el relato político, recurriendo a ejemplos de historias presentadas por los
republicanos durante el Gobierno de G.W. Bush, el relato se presenta a través de formas
de intriga fáciles de comprender, entre las que plantea que se pueden plantear categorías
como el miedo, la soledad o la necesidad de protección; en línea con esta premisa se
plantean las categorías anteriormente expuestas.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 31

En este caso, sucede como en la categoría anterior, existen casos donde se encuentran las
palabras de paz, ausencia de poder, anarquía, miedo y desaparición textualmente, y otros
donde no está textual, pero la nota está construida alrededor de estas premisas. En El
Espectador hay una nota titulada así: “27 horas de angustia, sangre, fuego y terror” en
donde se reconstruyen los hechos de Palacio, explicando el caos de la situación; “el
dramático epilogo del operativo de las fuerzas combinadas – que mantuvo sumisos en
profunda expectativa todos los estamentos sociales del país- permitió que se completara la
evaluación del resto de los asaltantes del M-19”. Esta nota está calificada con una retórica
de miedo.

• Mito: los mitos son historias o eventos, reales o imaginarios que iluminan los valores de
los grupos y se convierten en explicaciones compartidas (p.30). En este caso, se establecen
3 clases de mitos que se lograron identificar en la fase previa de contexto relacionado con
la toma del Palacio que son: conspiración que se refiere a las versiones en las que el
Gobierno o el Ejército eran conscientes de la toma, legítima defensa y uso excesivo de la
fuerza.

En cuanto al mito, El Tiempo (1985), por ejemplo, publica una noticia el 13 de noviembre
en la que habla sobre lo ejemplar que resultó la acción contra el M-19 para el mundo entero
en términos generales, y en uno de sus apartes cita la declaración del General Samudio, en
la que dice que el Ejército realizó una operación ejemplar a pesar de la pérdida de vidas
humanas, apelando a la legítima defensa. De esta manera se identificará el mito en el
análisis.

• Líneas argumentales: las líneas argumentales son aquellas a las que se recurre como
herramienta para contar algo que esta culturalmente arraigado (p.31), en este caso, se usan
las categorías propuestas por los autores donde hay un héroe, una víctima y un villano. En
el caso estas líneas argumentales, también se tiene en cuenta que Salmon (2016, p. 143)
plantea que los escenarios se plantean a través de la existencia de un héroe y un malvado.

El Tiempo (1985), Congreso condena la toma del Palacio “Anotó que el gobierno tomo
una acción decidida para frenar este ataque terrorista y salimos plenamente satisfechos con
la conducta del Presidente Betancur”. Proponiéndolo como el héroe y al M19 como el
villano. En El Espectador (1985), en una nota donde relatan la muerte de 8 miembros de
las Fuerzas Armadas y 41 miembros del M-19, donde se hizo notar el valeroso actuar del
Ejército, explicando que el General Arias Cabrales “penetró al Palacio de Justicia junto
con las tropas de asalto y permaneció allí por espacio de 28 horas consecutivas, durante las
cuales afrontó el peligro de ser alcanzado por las balas de los guerrilleros e inclusive morir
incinerado”.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 32

• Activación emocional y sensorial: los autores presentan esta categoría separando lo


emocional de lo sensorial, aunque usan la misma definición para ambas, determinando que
son aquellos relatos que apelan a lo emocional (p.31). En el caso de los relatos de Palacio,
se dejarán ambos en una sola categoría y se hará una clasificación de Si o No, donde se
califique como “Si” aquellos relatos donde se incluyan apelaciones a la muerte, el dolor, el
sufrimiento, el llanto u otras referencias sensoriales y emocionales. El “No” se usará en
caso de la ausencia de este tipo de referencias.

Las activaciones emocionales se entienden como aquellas notas donde se hace referencia
a temas que pueden generar una activación emocional, un ejemplo de El Espectador (1985)
es la nota mencionada anteriormente, en donde se hace referencia al peligro al que se
expusó el General Arias Cabrales “penetró al Palacio de justicia junto con las tropas de
asalto y permaneció allí por espacio de 28 horas consecutivas, durante las cuales afrontó el
peligro de ser alcanzado por las balas de los guerrilleros e inclusive morir incinerado”. En
este caso se mide como “si” dentro de la matriz.

• Moraleja: está encargada de iluminar sobre el modo de enfrentar el problema. Dichas


moralejas hacen referencia a frases como “de haber continuado con la negociación con el
gobierno, no estaría pasando esto” (p. 21). No obstante, se calificará como Si o No de
acuerdo con que se encuentre o no en cada noticia.

En cuanto a la moraleja, se califica sí o no dependiendo de si se hace o se hace no el uso


de este recurso en una noticia. El tiempo (1985) publica una noticia donde dice que “la
horrenda tragedia nos deja una lección: se ha legislado con criticable ligereza y desbordante
generosidad, sin prestar la debida atención a la necesidad de preservar el orden”
evidentemente es una moraleja que se plantea frente a lo ocurrido. Así se rastrea, en este
análisis, si existen o no moralejas dentro de las noticias.

La recopilación de información incluye noticias y/o artículos noticiosos, excluyendo los artículos
de opinión y crónicas, dado que este tipo de publicaciones pueden hacer que los resultados del
análisis de la muestra sean muy confusos.

Para elegir las noticias que se están incluidas dentro de la medición, recopilaron pantallazos de los
periódicos de las secciones de noticias, desde el 7 hasta el 13 de noviembre. Luego se hizo un
barrido de las noticias, excluyendo las páginas donde había noticias que no guardaban ninguna
relación con el hecho. Esto se hizo revisando títulos y contenidos con una lectura rápida, una vez
se depuró la información, se tomaron las páginas elegidas y se empezó a realizar lectura de todas
las noticias, descartando las que no hablaban del tema del Palacio, o que, por ejemplo, hablaban
de la reconstrucción física del Palacio de Justicia después de la toma. En total se leyeron 237
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 33

noticias, de El Tiempo se revisaron 130 noticias y se incluyeron en la muestra 64; de El Espectador


se evaluaron 107 noticias y se incluyeron 47 noticias.

Una vez se analizan los documentos, se identifican los tipos de relatos, a partir de la reconstrucción
de los hechos con la caracterización de cómo están reflejados los actores en el relato. El análisis
de todas estas noticias se enfoca en establecer el tipo de narrativa dominante por parte prensa. Con
la matriz, basándose en los datos cualitativos se realiza un cálculo cuantitativo para entender sobre
el total de las noticias el direccionamiento del análisis de los medios.

Al final de este análisis, de acuerdo con lo expuesto en el marco teórico se tratará de identificar las
dos narrativas de encuadre descritas por Castells (2012) propuestas a propósito de la guerra de
Irak, una crisis que cuenta con elementos de ataque y defensa, similares a la toma del Palacio de
Justicia con el objetivo de identificar cuál fue el encuadre de las narrativas de la crisis de cada uno
de estos medios.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 34

Capítulo III: Resultados

3.1. Narración de los hechos de Palacio de Justicia (antes, durante y después) El Tiempo y
El Espectador

La aplicación de la matriz de codificación propuesta en el capítulo anterior se aplica a una muestra


total de 111 noticias. Al hacer la recolección de este material se evidenció que las microfilmaciones
de El Tiempo estaban en perfecto estado, mientras que las de El Espectador estaban deterioradas
y tenían muchas páginas rotas o que ni siquiera aparecían. El Tiempo hizo una edición especial
publicada el 7 de noviembre de 1985, mientras que El Espectador mantuvo sus ediciones
habituales, dedicando varias de ellas a la toma del Palacio.

Esta búsqueda estuvo basada en la lectura de los titulares e ideas principales de noticias, para
identificar cuáles se debían incluir en el trabajo, los informes de página completa y las noticias
cortas, hicieron parte de la muestra que se recogió. Como se explicó anteriormente, la cronología
aplicada a fue del 7 al 13 de noviembre de 1985. Se determina que el 14 de noviembre sea el final
de la crisis, pues sobreviene la erupción del volcán Nevado del Ruiz, que hace que la atención de
los medios se desplace a esta nueva noticia.

Los resultados están presentados por cada medio frente a las 10 categorías analizadas en la matriz
y luego son comparados entre los dos medios. Las deducciones iniciales serán revisadas por cada
medio y posteriormente se hará una comparación en los resultados generales de los dos medios en
una segunda parte de este capítulo.

3.1.1. El Tiempo

El Tiempo como diario impreso, tal como se señaló arriba, publicó una mayor cantidad de noticias
relacionadas de la toma del Palacio de Justicia establecidas en este trabajo. De este medio se tomó
un total de 64 noticias.

El día de la crisis con mayor número de noticias fue el 7 de noviembre, que fue cuando se publicó
la edición especial de cubrimiento de la toma, y se codificaron 18 noticias en total.

Es importante aclarar que no todas las noticias cumplieron con las 10 categorías, pero se
mantuvieron en la muestra, pues esto nos permite entender la estructuración narrativa de cada
medio y la forma en la que contaban sus noticias.

Tal como se determinó anteriormente el planteamiento del conflicto tiene una estructura de 3
tipos de personaje, el bueno, el malo y el neutro. Cuando se realizó la codificación se identificó
que el relato hablaba de otros actores que podían enmarcarse en está caracterización, por lo que se
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 35

incluyó un actor definido como “otros”, entre los que se incluyen los civiles, otras guerrillas como
las FARC y el EPL, el liberalismo y la Corte Suprema; este tipo de actores en la mayoría de los
relatos fueron neutros, lo que indica que, se mencionan en la narrativa por que hacen parte de lo
que se está contando.

Actores Bueno Malo Neutro


Ejército 24 1
Gobierno 1 1
Betancur 3
Jaime Castro 1
M-19 1 48
Otros 34
Tabla 2. Planteamiento del conflicto- El Tiempo.

En este caso, se puede establecer que el Ejército fue a quien más veces (24) se le personificó como
“bueno” en las noticias y solo una vez fue el “malo” de la narrativa. El M-19 fue el “malo” todas
las veces que apareció exceptuando una vez, el 11 de noviembre de 1985. El grupo es calificado
de sedicioso, anarquista y la toma se califica como un “cruento, alocado e inútil golpe del M-19”
o expresiones como “el ataque fue una aleve agresión a la democracia” (noticia 7 de noviembre
1985, Edición Extra de El Tiempo). En otra noticia del mismo día se describe al M-19 como una
“subversión desalmada, enloquecida y dispuesta a todo para lograr sus propósitos.”

El Gobierno por su parte, es el “bueno” y el “malo”, y esto se explica con que las noticias de El
Tiempo personifican una mayor cantidad de veces al Ejército que al Gobierno, pues es el Ejército
el actor por excelencia que se cuenta en las narraciones de este diario. El Gobierno es presentado
como “malo” en las noticias en las que se cuestiona por su determinación de no negociar. Por otra
parte, Betancur es presentado el “bueno”. Por su parte, el diario hace referencia a Jaime Castro
solo una vez, y es para narrar su papel como “Súper Ministro” del Gobierno que estará encargado
de las medidas que debe imponer el Estado en derecho en estas situaciones.

La segunda categoría evaluada fue la estructura temporal, que hace referencia a las tres
proyecciones de la narrativa.

Futuro Futuro Futuro


Positivo Negativo incierto
15 20 28
Tabla 3. Estructura temporal - El Tiempo

Se observa que la estructura temporal más usada es la de “Futuro incierto”, lo que permite concluir
que la narrativa era de incertidumbre frente al futuro del país como consecuencia del ataque. El
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 36

relato de la prensa era de duda frente a lo que podría traer el futuro. En el caso de futuro positivo,
como se evidencia más adelante, los gremios y asociaciones financieras del país, manifestaron su
fe en la reconstrucción del país, a pesar del duro golpe.

En cuanto al futuro negativo, en una nota titulada “Fue una agresión a la democracia”, se asegura
que para algunos representantes a la cámara manifiestan su preocupación frente a las decisiones
del presidente diciendo que “nuestra democracia está maltrecha, esta acabada, con la complacencia
de un gobierno que ha sido pusilánime en el manejo de este proceso” planteando que el futuro
después del golpe es negativo para el país.

En cuanto al futuro negativo, como se explicaba más arriba a las visiones donde se determinaba
que lo que seguía a la toma era el caos o la guerra: ‘ahora viene la guerra total, porque ya es
imposible el diálogo”, según lo manifestado por un miembro del M-19 en España.

En la categoría de valores, se definieron 3 valores, establecidos partiendo del contexto de la toma.


Estos 3 valores son: defensa de la democracia, búsqueda de la justicia y paz.

Defensa de Búsqueda
Actores la de la Paz
Democracia Justicia
Ejército 18 2
Gobierno 1
Betancur 1 4
Jaime Castro 1 1
Vega Uribe 1 1
M-19 2
Otros 3 7
Tabla 4. Valores - El Tiempo

Los resultados en este caso muestran que en general el Ejército es el actor encargado de la defensa
de la democracia por excelencia y el periódico en su narrativa constantemente le atribuye este
valor al Ejército.

A Betancur se califica con este valor –defensa de la democracia- solo una vez, es decir, en la
narrativa su papel no es el de la defensa. El número de menciones de los ministros Jaime Castro y
General Vega Uribe, son mínimos, pero en ambos casos se les asimila con el valor de la defensa
de la democracia. Lo que indica que se le atribuye este valor al gabinete del Gobierno.

Los actores enmarcados en “otros” son los gremios, las empresas y los líderes políticos a quienes
cuando se les atribuye la defensa de la democracia, el diario lo hace en el marco de las noticias en
las se relataba el respaldo de diferentes grupos a la determinación del Gobierno de no negociar con
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 37

“terroristas”, por lo que se podría decir que este valor se empezó a relacionar con la negación a la
negociación con subversivos. En algunos casos se hace referencia textual a este valor, en donde,
en las manifestaciones de respaldo al Presidente se define que siempre se acompañará al Presidente
en las decisiones que tome en pro de la defensa de la democracia. La defensa de la democracia fue
la bandera narrativa de El Tiempo.

El valor de la búsqueda de la justicia no es ampliamente usado por el diario, y cuando aparece se


le atribuye al Ejército. Se entiende que en búsqueda de justicia pueden caber también quienes
estaban interesados en esclarecer los hechos y esto se evidencia en que a “Otros” -magistrados,
civiles, comisión de paz y liberalismo- se le atribuye 7 veces este valor, que tiene que ver con las
constantes solicitudes de estos sectores de ampliar la investigación e indagar más sobre los hechos.
Otro ejemplo de ello es que la comisión de paz demanda el cese del diálogo y de los esfuerzos de
negociación entre el M-19 y el Gobierno en las noticias publicadas el 8 de noviembre de 1985 (El
Tiempo).

La escenificación del liderazgo es la categoría en la que se determina el tipo de liderazgo de cada


líder. Aquí se propusieron 5 categorías distintas que responden al contexto de la toma.

Actores Salvador Defensor Atacante Débil Censurador


Ejército 19 22 3
Gobierno 10
Betancur 2 1
Noemí Sanín 1
M-19 1 38 4
Otros 20
Tabla 5. Escenificación del liderazgo - El Tiempo

La escenificación de defensor es atribuida en su mayoría al Ejército y solo una vez a Betancur. La


única vez que se le atribuye al M-19 es en la noticia que se mencionó anteriormente donde el M-
19 justifica su actuar en el marco de la operación de la toma. En la escenificación del Ejército
como héroe, con un relato muy emocional publicado el 7 de noviembre, se reconstruye el rescate
de un soldado al magistrado Ramiro Borja. En este se cuenta como el soldado logró salvarlo de las
balas y de ser capturado por el M-19, al sacarlo de Palacio sano y salvo.

En el tipo de liderazgo de “atacante” es mayoritariamente atribuido al M-19. En 3 noticias el


Ejército es visto como atacante, una de ellas en la noticia en la que se refleja el testimonio de un
miembro del M-19, en donde se habla de la reacción excesiva contra la toma y las otras dos, se
habla del Ejército como atacante, en el sentido positivo de la palabra.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 38

Para el liderazgo débil la mayoría de las veces que se establece este tipo se hace para “otros”
actores entre los que se encuentra, la justicia colombiana, los magistrados (teniendo en cuenta las
previas amenazas del M-19), y los civiles que fueron víctimas del ataque.

En cuanto a la categoría censurador, solo hay un líder al que se le otorga esta clasificación y es la
ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín. Es la única vez que se le menciona en todo el análisis,
pues no aparece en otras noticias y tampoco en el espectador. La noticia se tituló “Prudencia a
radio y TV pidió ministra” (El tiempo, 1985), en ella se relata que la Ministra decidió hacer esta
solicitud a los medios para evitar poner en peligro a los rehenes.

La visión, es otra de las categorías, en ella se establecen 4 posibles visiones: recuperación, ausencia
de poder, holocausto e injusticia.

Ausencia
Recuperación Holocausto Injusticia
de Poder
20 10 16 16
Tabla 6. Visión - El Tiempo

Como se puede observar la narrativa mayoritaria es de recuperación, solo 10 de las 64 noticias


analizadas evidencian una ausencia de poder y 16 de ellas hablan de holocausto y de injusticia.
Estas últimas dos categorías corresponden a la narrativa de un acto de masacre e injusto. La visión
de injusticia se ve en quienes rechazan el atentado y la de holocausto en las informaciones que
tienen que ver con la cantidad de muertos y pérdidas producidas por la toma.

En cada una de las ediciones que se revisaron entre el 7 y el 13 de noviembre se encontraron


extensas notas, donde el diario recopila las expresiones de respaldo de diversos sectores, en las
que se le expresa al Gobierno y al Presidente respaldo en la crisis. En una de las notas de esta
naturaleza, se hace referencia textual a la recuperación del país: “El país confía en ver restituida
prontamente su administración de justicia”.

En cuanto a la retórica y lenguaje, se proponen 5 categorías que son coincidentes con las visiones,
aunque para holocausto se proponen dos retoricas, la de miedo y desaparición.

Paz Anarquía Miedo Desaparición Ilegalidad


11 7 24 13
Tabla 7. Retórica y lenguaje - El Tiempo

En El Tiempo, hay 11 noticias con retórica de paz, 4 de anarquía, 24 de miedo y 13 de ilegalidad.


Es evidente que la toma logró esparcir esa retórica del miedo y son mayoritariamente aquellas
noticias que reconstruyen los hechos de palacio, mientras que las de ilegalidad tienen que ver con
la condena de los hechos sucesos en palacio.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 39

Se observó en la codificación que la visión, la retórica y el lenguaje no fueron necesariamente


coincidentes, pero hubo algunos casos en lo que sí coincidieron. En principio, se plantearon las
categorías teniendo en cuenta que existía la posibilidad de que la visión coincidiera con la retórica
y el lenguaje haciendo coincidentes la visión de recuperación con la paz, la ausencia de poder con
la anarquía, el holocausto con miedo y desaparición y la injusticia con la ilegalidad. Sin embargo,
los resultados demuestran que la visión no necesariamente coincide con la retórica.

Para este caso puntual se considera que la razón por la que no coincidieron estas dos categorías en
el 100% de las veces se debe a que hay otros elementos de la narrativa que influyen en estas
clasificaciones, o por ejemplo cuando se habla de valores como la paz, pero la narrativa no es de
establecimiento de la paz sino de revisión de la pertinencia del proceso, es decir puede ser que la
categoría sea expuesta en un sentido negativo o positivo. Como se verá en el ejemplo que se cita
ás adelante, en el mito, se establece que el Estado debe defender a la democracia, y el lenguaje
predominante del articulo es de paz, en el sentido de que es el tema central, pero se establece que
“con esta gente subversiva no se puede negociar” haciendo referencia a que no se puede continuar
con el proceso de paz sin revisar la gravedad de las circunstancias.

El concepto de mito para este trabajo se entiende como las historias o eventos, reales o imaginarios,
que iluminan los valores de los grupos y se convierten en explicaciones compartidas (D’Adamo y
García, 2016), para este análisis se plantearon 3 clases de mitos que son: conspiración, legítima
defensa y uso excesivo de la fuerza.

Uso
Legítima
Conspiración excesivo de
defensa
la fuerza
5 23 16
Tabla 8. Mito - El Tiempo

El mito que más se repitió fue el de la legítima defensa, seguido por el uso excesivo de la fuerza.
No obstante, es importante anotar que, en el caso de El Tiempo, este uso excesivo de la fuerza no
se refería a la operación de retoma del Palacio, sino a la operación inicial liderada por el M-19, es
decir que este exceso de fuerza se le atribuía en el diario El Tiempo al eme. En cuanto a la
conspiración, en el caso en que se habla de ella, es el Gobierno o el Presidente quienes aparecen
como los villanos, y hace referencia a las noticias publicadas en donde se criticó la determinación
del presidente Betancur de no negociar para salvaguardar la vida de los rehenes. Las noticias que
hablan de legítima defensa son esas en las que es evidente que el héroe fue el Ejército, el Gobierno
o el Presidente.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 40

Para entender mejor estos resultados, se puede tener en cuenta, una noticia del 8 de noviembre de
“Respaldo al Gobierno” donde se justifica el accionar del gobierno a través de un testimonio en el
que el presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Juan Diego Jaramillo
reflexiona sobre la toma y dice que “La toma del Palacio fue de inmensa gravedad institucional,
pues buscaba, por medio de un acto terrorista, sustituir el proceso de la democracia”, por lo que el
Gobierno debía actuar “teniendo en cuenta que la prioridad es el bien común y que el bien singular
o particular debe supeditarse a los objetivos generales, pues más allá de las vidas individuales
estaba en entredicho la supervivencia del Estado en su forma democrática”.

Las líneas argumentales se establecen de acuerdo con la propuesta de D’Adamo y García (2016),
en la que se identifica un héroe, una víctima y un villano.

Actores Héroe Víctima Villano


Ejército 23 1 1
Gobierno 1 7 2
Betancur 2 2
M-19 44
Otros 37 1
Tabla 9. Líneas argumentales- El Tiempo

En esta codificación, el Ejercito fue el héroe. En las noticias de los primeros días posteriores a la
toma El Tiempo celebra la “actuación heroica” de los soldados en la operación para recuperar el
Palacio (El tiempo, 1985). En otras noticias del 7 de noviembre, se habla de “exaltar la labor
abnegada de las fuerzas del orden” en el marco de la toma.

El villano por excelencia fue el M-19, a quienes se les califica en las noticias de sediciosos, que es
un adjetivo que se usa reiteradamente para referirse al grupo. El Ejército también fue la víctima en
la noticia donde habla un miembro del M-19, donde condena al Ejército y dice que el grupo
continuará su accionar político y militar contra las Fuerzas Armadas.

El Gobierno fue el héroe sólo una vez, en una noticia especial, donde líderes políticos expresan su
respaldo a la forma en la que se manejó la crisis. Por otra parte, el Gobierno fue víctima en 7
narrativas de la crisis y 2 más en la post crisis. En las noticias donde aparece como víctima es
cuando se condena, por parte de diferentes voces como el congreso y la rama judicial, la actuación
del Gobierno.

El presidente Belisario Betancur fue el héroe en 2 noticias, una donde se refiere textualmente a él
como héroe y otra en la que el Presidente de Ecuador reconoce su carácter al enfrentar la toma, en
una nota titulada “Angustia y dolor del Presidente” del 7 de noviembre (El Tiempo, 1985) se relata
que “ Indudablemente el Jefe del Estado ha actuado con una gran cordura, hecho que le ha
merecido el reconocimiento de presidentes de otros países...Belisario Betancur ha estado atento al
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 41

más mínimo detalle de los hechos…cumplió 24 horas prácticamente sin dormir y recibió
numerosas expresiones de solidaridad…”.

La activación emocional y sensorial, hace referencia a las narrativas que invocan una activación
emocional.

Si No
Activación
32 32
Tabla 10. Activación emocional y sensorial - El Tiempo

La reconstrucción que hace el diario de la toma es cruenta y gráfica, lo cual despierta


sensorialmente a quien lee las noticias. Las noticias que no tienen activación emocional y sensorial
son las que tienen tintes más políticos e informativo.

En un relato que reconstruye las 28 horas que duro la toma se habla de “un episodio donde hubo
numerosos muertos y heridos y con escenas de angustia, llanto y hasta efusivas voces de victoria.”
Y continua el relato “la demostración fue palpable por que un soldado llegó hasta la azotea del
semidestruido Palacio de justicia, tomó la bandera de Colombia entre sus manos, la besó y alzo
entre sus manos en señal de triunfo.” (El Tiempo, 1985). Este relato esta lleno de emotividad, que
permite rastrear la activación emocional.

La última categoría estudiada es la moraleja. Esta se basa en enseñanzas o supuestos de lo que


podría haber pasado si las cosas hubieran ocurrido de una manera diferente, u otras personas
hubieran gestionado el tema del que se trata el relato.

Si No
Moraleja
14 50
Tabla 11. Moraleja - El Tiempo

En el diario El Tiempo, el patrón es de ausencia de moralejas, es decir, no es un recurso muy usado


en su narrativa. Esto se puede atribuir a que el estilo es más informativo y formal. Sin embargo,
cuando las usa, es cuando refleja testimonios, donde quien relata su historia hace moralejas como
“no negociar lo innegociable”, o el “bien común” como máxima para la toma de decisiones.

Una moraleja que se puede citar es a partir de un testimonio que refleja el diario donde haciendo
referencia al triunfo de las instituciones se dice “Tal vez ahora acabe de comprender la opinión
pública el peligro que representa una subversión desalmada, enloquecida y dispuesta a todo para
lograr sus propósitos, que no son otros que destruir nuestras instituciones...”
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 42

3.1.2. El Espectador

En el análisis que se realizó para El Espectador, se tuvieron en cuenta 47 noticias encontradas. El


día con mayor cantidad de noticias fue el sábado 9 de noviembre con 12 noticias que se retomaron
en la edición dominical, en donde varias fueron repetidas, abordando temáticas similares.

La primera categoría hace referencia al planteamiento del conflicto en donde se identifica el papel
de cada actor dentro del relato como bueno, malo o neutro.

Actores Bueno Malo Neutro


Ejército 5 7
Gobierno 16 4 11
Betancur 1 7 1
Jaime Castro 1
Vega Uribe 1
M-19 27 5
Otros 1
Tabla 12. Planteamiento del conflicto- El Espectador

En la mayoría de las noticias el Gobierno fue el bueno en contraposición con el M-19 que fue el
malo en varias noticias. Las veces que Betancur y Jaime Castro fueron calificados como malos,
fueron noticias en las que los estudiantes de la Universidad Externado los declararon personas non
gratas por no haber cedido ante las suplicas de cese al fuego del Presidente de la Corte Suprema,
Alfonso Reyes Echandía, y por las decisiones de responder a la toma desde la superioridad militar
del Ejército. Betancur es mayoritariamente malo debido a las noticias en las que desde varios
sectores se le critica por las decisiones que tomó durante la crisis, que no estuvieron nunca
enfocadas en mantener con vida a los rehenes. En lo que se refiere al Ejército, está calificado como
bueno y neutral, pero se puede concluir que El Espectador no es un actor de la misma relevancia
para el Gobierno.

En el caso de la caracterización neutral del Ejército, este resultado se dio pues el medio no
contempla en sus narrativas una participación decisiva a este actor. El Gobierno fue neutro en los
casos en los que la narrativa se centró en los demás actores que tomaron decisiones frente a la
negociación con el M-19.

Las frases en las que con testimonios de terceros “respalden al Presidente y a las Fuerzas Armadas
en la emergencia que vive el país” (El Espectador,1985) o “la toma cruenta del Palacio de Justicia
era un desafío de las guerrillas al Gobierno y a las instituciones democráticas y pidió (el congresista
Valencia Cossio) a los representantes que ofrecieran su solidaridad al presidente Betancur”,
ejemplifican el planteamiento del conflicto. Vale la pena resaltar que, en la primeras publicaciones
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 43

de este diario no se hace referencia al M-19, sino a asaltantes o subversivos, sin usar el nombre del
M-19 directamente,

La estructura temporal presenta los siguientes resultados:

Futuro Futuro Futuro


Positivo Negativo incierto
2 18 25
Tabla 13. Estructura temporal - El Espectador

En El Espectador la estructura temporal que prevaleció fue el futuro incierto, que es evidente en
todos los relatos donde se cuestiona la capacidad del Presidente y del Gobierno de manejarla crisis
y de responder ante el ataque subversivo de manera tal que no se pusiera en peligro la vida de los
rehenes. En este caso, la narrativa coincide con la de El Tiempo.

Como se mencionó anteriormente, para determinar la estructura temporal, en muchos casos se hace
referencia directa a la incertidumbre, o en otros casos donde se refiere a la gravedad de la situación,
como en una noticia publicada el 8 de noviembre titulada “Indignación, repudio y preocupación”
en donde se manifestaba que “[la toma] fue sumamente grave, se tomaron vidas inocentes y
víctimas de una guerrilla desesperada, poniendo en peligro las instituciones del Estado de
Derecho”.

En cuanto a los valores los resultados para El Espectador fueron:

Defensa de la Búsqueda de
Actores Paz
Democracia la Justicia
Ejército 12 2
Gobierno 12 4 1
Betancur
Vega
Uribe
M-19 4 1
Otros 7
Tabla 14. Valores - El Espectador

El Gobierno y el Ejercito fueron la misma cantidad de veces asociados con el valor de defensa de
la democracia, mientras que fue en menor medida relacionada con la búsqueda de la justicia, valor
con el que se relacionó al M-19 y a “otros” actores, entre los que se encontraban la rama judicial,
que posterior al ataque solicitó la creación de una comisión de investigación de los hechos
sucedidos durante la toma. A partir del momento que se empezaron a revisar las cifras de las
víctimas, la opinión pública empezó a reclamar que se ampliara la investigación y se determinara
de manera más clara lo sucedido durante la toma.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 44

Por otra parte, en El Espectador (1985) en una noticia del 8 de noviembre se manifiesta ‘hoy más
que nunca se debe hablar de paz”, en una noticia a la que se le asignó el valor de la paz, pues más
adelante también hace mención con “El Gobierno reitera su fe en la necesidad de seguir buscando
la paz sin que ello implique ceder ante las amenazas”.

La escenificación del liderazgo, en este caso la codificación de las noticias arrojó estos resultados:

Actores Salvador Defensor Atacante Débil Censurador


Ejército 5 10 2
Gobierno 6 2 2 10
Betancur 1 4 2
Vega Uribe
M-19 1 38
Otros
Tabla 15. Escenificación del liderazgo - El Espectador

El actor defensor por excelencia fue el Ejército, mientras que el Gobierno fue el salvador en la
mayor cantidad de noticias. El atacante, como era de esperarse, fue el M-19. No obstante, en una
de las noticias, el grupo fue caracterizado como el defensor, cuando la situación al interior de
Palacio se salió de control y la esperanza del cese al fuego se diluyó, el M-19 cambió su papel al
de la defensa de los rehenes.

En la escenificación de un liderazgo débil el Gobierno y Betancur fueron calificados como tal por
haber elegido no negociar para mantener vivos a los rehenes. Es importante señalar que, a
diferencia de los resultados de El Tiempo, la narrativa de El Espectador sí califica de censurador
al Gobierno y a Betancur, evidenciando cómo desde distintos sectores se les juzgo por haber
decidido no negociar con el grupo guerrillero.

La misma noticia del El Espectador (1985) que se menciona en la categoría de valores, está titulada
“Respaldo a actitud firme del Gobierno” y en su habla del ejemplo que puso el Gobierno a nivel
global cuando decidió no negociar. Es importante resaltar que, en El Espectador, el 12 de
noviembre se publico una nota donde el procurador hace referencia a lo sucedido en el Palacio y
manifiesta su desacuerdo con “la solución militar que se le dio al sangriento atendado guerrillero
del Palacio de Justicia…e hizo un llamado orientado a rodear un proceso democrático y por el que
erróneamente hemos pagado un precio innecesario y monstruoso”. Haciendo referencia a las vidas
que se perdieron en el marco de la retoma.

La visión propuesta para analizar las narrativas presentó los siguientes resultados:
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 45

Ausencia
Recuperación Holocausto Injusticia
de Poder
4 11 19 10
Tabla 16. Visión - El Espectador

La visión mayoritaria en El Espectador fue la de holocausto, seguido de la ausencia de poder e


injusticia y en último lugar la recuperación. Esto deja ver que la narrativa de El Espectador tiene
una visión menos positiva hacia el futuro. Muchas de las noticias con una visión de holocausto
estaban relacionadas con aquellas que evaluaron de manera crítica las decisiones del Presidente.

El Espectador (1985), habla del holocausto en varias notas, por ejemplo, en una publicación del
sábado 9 de noviembre, en el que resume que el Holocausto del Palacio afecta todas las realidades
políticas del país pero que las fechas electorales se mantendrán, y que el Presidente se
responsabiliza por todas las decisiones tomadas en el marco de la toma. También se habla de la
comisión designada para investigar los hechos, diciendo que “la determinación de crear este
organismo o comisión especial se tomo en atención a una solicitud que le hicieron al Ministro de
Justicia, los magistrados sobrevivientes”.

En cuanto a la retórica y lenguaje, se analizaron las 5 categorías propuestas inicialmente:

Paz Anarquía Miedo Desaparición Ilegalidad


1 6 14 5 19
Tabla 17. Retórica y lenguaje - El Espectador

En estas categorías se evidencia que el miedo y la ilegalidad son la más recurrentes.

La retórica de ilegalidad giró en torno a cómo quedo la justicia colombiana después de la toma y
al accionar político y militar del Ejército y del M-19. Uno de los resultados más importantes de
esta categoría es que este diario sí habla de desaparición durante la crisis, y si se comparan los
resultados de la visión y del lenguaje y la retórica se puede evidenciar que hay una coincidencia
numérica entre el holocausto y las dos categorías lingüísticas de miedo y desaparición.

En cuanto a la desaparición, El Espectador (1985) publica la primera nota relacionada con el tema
en la portada de la edición para Bogotá del 8 de noviembre, titulándola “Confusión por heridos y
desaparecidos”, y hace referencia a las familias de quienes para ese momento no eran encontrados,
“la falta de información mantiene en consternación a familiares de magistrados, consejeros de
estados y demás funcionarios y personas que se dan por desaparecidas al no figurar en las listas de
víctimas, de heridos o rescatados…”.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 46

Frente a la ilegalidad, en una nota del testimonio del Magist5rado Murcia Ballen, este manifiesta
que: “…fue una toma anunciada y consentida por el Gobierno. Un mes antes lo habían anunciado
y sin embargo nosotros no tenemos ningún medio de defensa”. (El Espectador, 1985). En otra
noticia, publicada el 10 de noviembre, se habla sobre la decapitación de la justicia, al no haber
hecho caso al llamado Presidente de la Corte Suprema, solicitando el cese al fuego.

En cuanto al mito, las narrativas de El Espectador fueron:

Legítima Uso excesivo de la


Conspiración
defensa fuerza
7 12 26
Tabla 18. Mito - El Espectador.

Haciendo una revisión de la cantidad de veces que el Ejército y el Gobierno fueron defensores, se
puede ver que hay una coincidencia con la cantidad de veces que se contextualizaron los hechos
en la legitima defensa. Sin embargo, el uso de excesivo de la fuerza fue el mito que más se usó
para contar la toma, lo cual también coincide con los llamados provenientes de diferentes grupos,
relacionados con la forma en la que se realizó la retoma del Palacio.

El planteamiento de las líneas argumentales, al ser codificado arrojó lo siguiente:

Actores Héroe Víctima Villano


Ejército 8 3 2
Gobierno 4 5 9
Betancur 2 6
Vega Uribe 1
M-19 2 25
Otros 1 11
Tabla 19. Líneas argumentales- El Espectador

El Ejército, el Gobierno, Betancur y Vega Uribe los héroes, aunque en mayor medida lo fueron los
militares. En el caso en el que Vega Uribe es calificado como héroe es en una noticia que relata
una ceremonia en la que fue condecorado por su actuar durante la toma. Cuando aparece “otros”
en la línea de víctima son los civiles, la Cruz Roja y la democracia. El Ejército y el Gobierno
también son calificados como víctimas en narrativas donde se reconstruyen los hechos y se resalta
la actitud fría y decidida de los asaltantes (M-19). Por otra parte, los datos están concentrados en
calificar al M-19 como el villano. El Gobierno y Betancur también son calificados como villanos,
a raíz de noticias donde se recogen los testimonios, como el del Magistrado Murcia Ballen (El
Espectador, 1985), en el que revive la toma y plantea que fue consentida.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 47

Para demostrar los actos heroicos del Ejército los relatos destacan la valentía de las acciones
militares, por ejemplo, en el marco de la Operación Rastrillo se dice que” Fue una acción decidida
de las fuerzas del orden para capturar a los guerrilleros asaltantes y rescatar a los rehenes.” (El
Espectador, 1985).

La novena categoría es la activación emocional y sensorial,

Si No
Activación
24 20
Tabla 20. Activación emocional y sensorial - El Espectador

En esta tabla se puede ver que la distribución de las activaciones es muy similar, por las mismas
razones que en El Tiempo; las noticias testimoniales y de reconstrucción de los hechos son las que
generan más activación emocional, mientras que las noticias en las que se informa sobre el aspecto
más político de la crisis es mucho más orientado a lo racional. Un ejemplo de activación emocional
son frases como: “lo único que quedo intacto fue el tricolor colombiano que aun flamea en lo más
alto de la Corte Suprema de Justicia” (7 de noviembre).

En el resumen que hace el diario de la llamada “operación rastrillo”, que fue como se bautizó la
retoma, inicia con lo siguiente: “Al amanecer, después de una noche de terror y angustia que traía
a la mente pasajes imborrables de las peores guerras libradas en el mundo”, una frase que va hacia
lo emocional.

Finalmente, la moraleja

Si No
Moraleja
23 21
Tabla 21. Moraleja - El Espectador.

Se usa la moraleja en las narrativas noticiosas, que requieren este tipo de elementos y los usa para
ilustrar lo que está pasando, específicamente en los caso en los que el relato contiene un testimonio.

Dentro de las moralejas que se identificaron en la narrativa, en una publicación del 12 de


diciembre, Luis Carlos galán manifiesta que “el temor por la proliferación de los actos de
terrorismo y el riesgo que crean las mentalidades autoritarias surgen en este tipo de crisis”.
Manifestando que la forma en la que se manejo la crisis es respuesta a un miedo profundo que
existía en ese momento en el país.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 48

3.2. El Tiempo y El Espectador: posiciones y asignación de responsabilidades.

En el segundo capítulo, cuando se revisaron las tendencias políticas de los medios. Se realizó una
muy breve explicación de las tendencias políticas durante la toma. No obstante, posterior al
ejercicio de revisión de la narrativa y a la luz de las categorías de D’Adamo y García (2016), se
puede ver que hay patrones políticos que determinan la manera en la que se construyen las
narrativas en los dos medios analizados.

El 7 de noviembre de 1985 los dos periódicos más importantes del país: El Tiempo y El Espectador
tenían estas portadas:

La portada de El Tiempo el 7 de noviembre de 1985 tenía un título claro “No negociaremos: el


Gobierno”, desde ese momento la narrativa de El Tiempo sería la del Gobierno, así como lo narra
en su libro Ana Carrigan (2007), el periódico del establecimiento.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 49

La portada de El Espectador (1985) del 7 de noviembre decía “A sangre y fuego…arrasado Palacio


de Justicia en toma subversiva”. Este encabezado también define la forma en la que este periódico
le cuenta la historia a los colombianos, con titulares que hacían referencia a lo violento de la toma,
usando reiteradamente la frase a sangre y fuego, y describiendo en detalle el enfrentamiento, a
través de la reconstrucción cronológica del ataque, desde distintos ángulos: desde lo que se supo
oficialmente, y dándole la voz a quienes estaban presentes, permitiendo que hicieran los relatos de
como vivieron lo que ellos mismo bautizaron en sus publicaciones como “horas de terror”.
Adicional, en los días posteriores a la toma se publicaron constantemente los nombres de los
heridos, desaparecidos -en el caso de El Espectador- y fallecidos en el ataque al Palacio.

En importante señalar que en esta parte del trabajo no se van a retomar las 10 categorías de la
narrativa para analizar las similitudes y diferencias entre la narrativa, sino que se extraerán aquellas
que permitan, a través del análisis, entender el papel que se le asignó a los actores en cada medio.

En este orden de ideas, el proceso de recolección de codificación de las noticias para analizar se
puede resaltar que, en el planteamiento del conflicto como categoría narrativa se encontró que el
Ejército fue el actor “bueno” para El Tiempo el 37% de las publicaciones; mientras que para El
Espectador el Ejército fue un actor “bueno” solo en un 10% de las publicaciones. El Gobierno por
su parte fue el actor “bueno” de El Espectador con un 34% de noticias en las que lo enmarcaban
en este papel. No obstante, ambos diarios coinciden en que el M-19 es el malo, pero El Tiempo
esta proporción es del 71% de las publicaciones mientras que en el Espectador es únicamente del
57%; esto se debe a que en parte El Tiempo mencionaba mucho más al M-19, pues El Espectador,
aunque se sabía desde el principio que eran quienes habían perpetrado la toma, habla primero de
“subversión” o “subversivos” sin referirse directamente al grupo en las primeras informaciones; el
8 de noviembre las publicaciones de El Espectador empiezan a usar el nombre del grupo en los
titulares.

Un ejemplo de lo anterior es esta noticia del 7 de noviembre (El Espectador, 1985):


LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 50

Por su parte El Tiempo si hace referencia al M-19 directamente mencionando a uno de sus
miembros, como esta noticia donde el subtítulo es “Muerto Almanares” (El Tiempo, 1985).

En lo referente a los actores del Gobierno, en ninguno de los dos periódicos se habla mucho sobre
el actuar de los ministros que se contemplaron para este estudio. Dentro de las noticias analizadas
Jaime Castro, ministro de Gobierno y Noemí Sanín, ministra de Comunicaciones sólo aparecen
una vez en El Tiempo, mientras que en el Espectador se menciona una vez al ministro Jaime Castro
y al General Miguel Vega Uribe, ministro de Defensa. Ambos periódicos están centrados en la
figura del presidente Betancur.

Como se puede evidenciar en la tabla 1 y la tabla 11, el presidente Belisario Betancur no es


caracterizado como el “malo” en las narrativas de El Tiempo, mientras que en el Espectador el
Presidente aparece como el “malo” en el 14% de las noticia. Esta comparación permite ver cuál es
la inclinación política de cada diario, y evidencia el planteamiento de Ana Carrigan (2007), frente
a El Tiempo, caracterizándolo como el periódico del establecimiento.

El Espectador apenas menciona al Ejército y no define que su actuación en principio haya sido
buena o mala; las primeras noticias se dedican a la reconstrucción inicial de los hechos, más allá
de condecoraciones o juicios frente a los actores involucrados. Por otro lado, la categoría “neutro”,
no se usa en el relato de El Tiempo, o si se usa, es en un nivel marginal. El Espectador sí usa esta
categoría para designársela sobre todo al Gobierno durante la crisis, asignando toda la
responsabilidad de la toma de decisiones y de sus consecuencias al Presidente de la República.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 51

Un aspecto que vale la pena resaltar es que El Tiempo, abre un espacio a uno de los miembros del
M-19 en donde cuenta su versión de los hechos. Esta nota resulta muy interesante, pues, luego del
análisis, no es típico del diario este tipo de noticias, que permiten conocer la otra versión, según la
cual, el interés del M-19 no era militar sino político, y no se esperaba una respuesta tan fuerte por
parte del Gobierno.

Los valores, que son aquellos que se le atribuyeron a los actores analizados en este trabajo. De los
resultados obtenidos, cabe resaltar que el principal actor defensor de la democracia para El Tiempo
es el Ejército, mientras que para El Espectador, este papel está repartido entre el Ejército y el
Gobierno, tal como se ve aquí:

Defensa de la democracia

Jaime Vega
Betancur Ejército Gobierno Otros
Castro Uribe
El Tiempo 1 18 1 3 1
Espectador 12 12
Gráfica 1. Defensa de la democracia. El Tiempo y El Espectador.

Los otros dos valores de esta categoría son búsqueda de la democracia y paz. En El Espectador,
las narrativas expuestas consideran estos valores como parte del desempeño del Ejército y el
Gobierno. Los resultados no son tan concluyentes pues se le atribuyen por parte de ambos
gobiernos a “otros” actores que no están contemplados en este trabajo.

La paz es un valor que se le otorga en mayor medida al Presidente Betancur en El Tiempo, donde
este es el tema alrededor del cual gira este actor, y va más allá del éxito o fracaso de su apuesta
por terminar con las guerrillas.

Paz

Betancur Gobierno M-19


El Tiempo 4 1
Espectador 1 1
Gráfica 2. Paz. El Tiempo y El Espectador
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 52

Otro aspecto importante que se pudo observar es que cuando se evalúa la escenificación del
liderazgo en las narrativas, el Ejército es el defensor por excelencia en El Tiempo, demostrado así
con el 32% de las veces en el que se le atribuye este tipo de liderazgo. En El Espectador es el
defensor solo en el 21% de las noticias de la toma. Esto indica que, en efecto, El Tiempo tiene una
narrativa más inclinada a celebrar al Ejército que El Espectador.

Defensor

Betancur Ejército Gobierno M-19


El Tiempo 2 22 1
Espectador 10 2 1
Gráfica 3. Defensor. El Tiempo y El Espectador

Salvador

Betancur Ejército Gobierno


El Tiempo 19
Espectador 1 5 6
Gráfica 4. Salvador. El Tiempo y El Espectador

El atacante, al igual que el malo es el M-19, en ambos diarios. Sin embargo, el débil para El Tiempo
no es Betancur sino el Gobierno, cosa que sucede completamente al contrario en El Espectador,
donde es más débil Betancur que el Gobierno. En las noticias de El Tiempo, cuando se critica al
establecimiento se evidencian las críticas a las decisiones del “Gobierno” mientras que en El
Espectador si se refiere directamente a Betancur, y lo muestra como débil en las noticias que tienen
la teoría de un golpe de Estado. La narrativa de El Tiempo evita personalizar los errores en el
Presidente y lo hace en una figura más general que en este caso es el Gobierno, El Espectador por
su parte si se refiere puntualmente al Presidente como el débil.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 53

Débil

Betancur Gobierno M-19 Otros


El Tiempo 1 10 4 20
Espectador 4 2
Gráfica 5. Débil. El Tiempo y El Espectador

Finalmente, una de las categorías que se había asignado dentro de la escenificación del liderazgo
era la censura, teniendo en cuenta que en el Informe Final de la Comisión de la Verdad (Gómez,
Herrera & Pinilla, 2010), se hace referencia a la censura como una de las medidas del Gobierno
que más afectó el esclarecimiento posterior de los hechos. Aquello que se criticó como la censura
de los medios en Colombia en uno de los momentos más críticos de la realidad nacional (p.349),
no aparece de manera clara en ninguno de los dos diarios. En El Tiempo aparece la siguiente
noticia del jueves 7 de noviembre de 1985:

En ella se habla de la solicitud de “prudencia” de la ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín.


Esta fue la única referencia a este episodio. No obstante, la categoría no tiene que ver únicamente
con este hecho puntual, sino que se incluye para medir si el Gobierno de ese momento era
entendido como censurante, frente a las decisiones que se tomaron para recuperar el Palacio de
Justicia, estos fueron los resultados:
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 54

Censurador

Betancur Gobierno Noemi Sanin


El Tiempo 1
Espectador 2 10
Gráfica 6. Censurador. El Tiempo y El Espectador

En este caso, se evidencia que, la noticia de la decisión de la Ministra, hace que esta sea calificada
como tal, pero la narrativa no recae sobre ella como “censuradora”. Sin embargo, en El Espectador,
aunque no se encontró ninguna noticia que tuviera que ver puntualmente con este reconocido acto
de “censura” a los medios, si se le atribuyó este papel al Gobierno y al presidente Belisario
Betancur, debido a que no sólo no quiso negociar, sino que la operación militar, tal como se realizó,
no dejaba posibilidad de supervivencia para los rehenes.

Por otra parte, cuando se revisa la retórica y lenguaje del relato, se puede ver que el miedo es el
que domina este aspecto en ambos diarios, llevando a la conclusión que esto no tiene que ver con
la línea editorial, sino con la realidad y la coyuntura del país en ese momento. Sin embargo, la
retórica de desaparición es una de las más importantes dentro de esta clasificación, dado que
evidencia que El Tiempo, en todas sus publicaciones, nunca habló de los desaparecidos, ni siquiera
los incluyó dentro de ninguna de sus noticias. El Espectador, por su parte, si habla de los
desaparecidos y desarrolla la historia cada vez más, siguiéndole la pista a las personas que no
aparecen en la lista de víctimas del incendio o de los tiroteos.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 55

En esta publicación del 8 de noviembre de 1985, El Espectador menciona en uno de sus


encabezados a los desaparecidos. Este es uno de los aspectos diferenciadores más importantes
entre los dos diarios. El Tiempo no incluyó a los desaparecidos en su narrativa.

El mito como categoría permite entender la línea editorial, y los intereses de cada uno de los
diarios. Para El Tiempo, el mito que más se usó en las narrativas fue el de la “legítima defensa”
con un 53%, seguido del “uso excesivo de la fuerza” con un 37% y solo un 11% para el mito de la
“conspiración”. En El Espectador, el mito reinante en las narrativas es el de “uso excesivo de la
fuerza” con un 58% y solo un 27% para la “legítima defensa”. Según estos análisis, El Tiempo,
la operación de retoma fue un acto heroico de los militares y una respuesta justa en medio de la
situación; para El Espectador, sí hubo un uso excesivo de la fuerza y la operación careció de
mesura, teniendo en cuenta que había rehenes dentro del Palacio.

Este asunto del uso excesivo de la fuerza va a aumentando a medida que pasa el tiempo y se
agudiza en la última parte de la crisis, cuando se empieza a cuestionar el porqué de las decisiones.
Por su parte, El Tiempo presenta los reclamos de quienes cuestionan al Presidente, pero no lo hace
directamente; y elogia la manera en la que Belisario Betancur lideró la retoma y decidió no
negociar con el M-19.

Finalmente, observando los resultados de la comparación entre los dos medios y teniendo en cuenta
las dos narrativas explicadas por Castells (2012): narración de autodefensa y narración de
salvamento, se puede decir que, en el caso de El Tiempo, construye una narrativa, que por sus
características se acerca a la narración de salvamento. Esto, evidenciado en que la historia que se
cuenta es la de un Gobierno que salva y resguarda sus ideales, a través de la decisión de “no
negociar” con terroristas. Este diario cuenta una historia en la que la decisión del Presidente de
retomar el Palacio con un operativo militar está justificada en el peligro que significa acercarse y
ceder a una negociación con el M-19 para el país. En este caso, primero el Ejército es entendido
mayoritariamente como salvador y defensor, siendo mínimamente criticado por su actuación en la
prensa, dejando de lado que se haya realizado un uso excesivo de la fuerza y amplificando el mito
de que fue legitimo el uso de la fuerza que se dio en el marco de la toma. Adicionalmente, se hace
énfasis en el respaldo a las instituciones y al Presidente en las difíciles horas de la toma, planteando
de manera neutral las criticas que surgieron después.

La narrativa de El Espectador se acerca más a una narración de autodefensa, donde, el Gobierno


decide defenderse de una amenaza evidente y está fundamentada en un malo natural y claro, que
es el M-19, quien decide tomarse el Palacio a “sangre y fuego” y de quien se debe defender. Por
esta razón los valores que se rescatan en este caso son la defensa de la democracia y la búsqueda
de la justicia. En esta narrativa, sin embargo, hay un espacio para el cuestionamiento de las
decisiones del Gobierno frente a la toma. Es decir, valida la defensa por un planteamiento de
conflicto que es claro, pero no atribuye al Gobierno ni al Presidente un halo de salvación de las
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 56

instituciones a través del mito de la legitima defensa, sino que recurre, la construcción narrativa a
evidenciar un uso excesivo de la fuerza, donde, se defienden las instituciones pero se entiende que
se hace en cumplimiento de una función sin determinar que es algo más importante de lo que es el
fundamento propio del Gobierno y el Ejército.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 57

Capítulo IV: Conclusiones

“El terrible desenlace y el sacrificio de los hombres y mujeres a quienes se les arrebató la vida,
tiene que servir para mostrarnos hasta dónde debe llegar el poder de las armas y que se debe
hacer con ellas” (Bustos, Reyes, Medina, Guerra, y Garavito 2015. p. 15)

El análisis de las narrativas permite entender cómo se construye un relato y su aplicación en la


forma en la que los medios cubren las noticias de un tema en particular. Ejercicios como este
ayudan a diagnosticar el uso de las ciertas categorías y a la vez encontrar los elementos políticos
que direccionan la intención de lo que se comunica.

En este sentido, luego de analizar los resultados obtenidos en esta investigación, se puede concluir
que la construcción narrativa de los dos diarios más importantes del país es distinta y obedece a
elementos políticos que se evidencian en: los valores, el mito, el contenido informativo, y los datos
que se presentan como relevantes. El mito como elemento de la narrativa que ilustra el relato
resulta determinante para entender la manera en la que se plantea la historia. El Tiempo y El
Espectador se basan en dos mitos distintos, el mito predominante para el primero es la legítima
defensa y para el segundo es el uso excesivo de la fuerza. A partir del establecimiento de los mitos
también se plantea la asignación de responsabilidades que hace cada medio. Esto demuestra que
El Tiempo respaldó las decisiones del Gobierno durante la toma, justificándolas a través de la
defensa de la democracia como valor supremo, y determinando que estas decisiones estaban
amparadas den un uso legítimo de la fuerza. Por su parte, El Espectador, es más critico de las
decisiones del gobierno y argumenta un uso excesivo de la fuerza en la respuesta armada a la toma
del Palacio, tomando así, una posición más neutra frente al Gobierno.

Gráfica 7. El mito- El Tiempo y El Espectador.


LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 58

Cada diario tiene un estilo diferente de contar las noticias, y éste tiene un efecto considerable en
las narrativas de los temas que se comunican, por ende, en la consolidación de las percepciones de
cara a la opinión pública. Específicamente, El Espectador usa el testimonio como recurso para
contar las noticias. Cuando se usa este recurso, la noticia es redactada en primera persona,
evocando la sensación de que quien da su testimonio le habla directamente al lector sin la
intermediación de un tercero. Esto agrega emocionalidad al relato. Por su parte, El Tiempo recurre
en menor medida a usar los testimonios narrados dentro de sus noticias.

En la escenificación del liderazgo es evidente que para El Tiempo el Ejército es tanto salvador
como defensor, mientras que para El Espectador es solamente defensor. En El Tiempo, el papel
del Ejercito fue determinante desde lo positivo para el desarrollo de la toma, mientras que en un
balance general para El Espectador el papel del Ejército fue neutro. Esto demuestra que sí existe
una influencia directa en la forma en la que se cuenta la toma del palacio de justicia por parte de
los medios, y que esta es determinada por un estilo y una línea editorial.

Uno de los datos más reveladores para probar el punto antes descrito es que El Tiempo no incluye
dentro de los datos que informa a los desaparecidos, mientras que El Espectador construye un
relato que va madurando con el paso de los días y evoluciona con la búsqueda de los desaparecidos.

Otro de los aspectos del estilo narrativo que vale la pena resaltar es que El Tiempo en sus relatos
responde a las acusaciones que se le hacen al Presidente y al Gobierno de manera general, y va
dándole espacio a otros actores que aparecen constantemente en el relato, como el liberalismo,
partido opositor de Betancur, que critica duramente su actuación durante la toma. Así, aunque da
voz a la crítica, responde a ella con narrativas generales y evasivas, dando su respaldo
implícitamente al Gobierno y al Ejército. Por otra parte, El Espectador tiene una narrativa que es
mucho más crítica del Gobierno, y de cada uno de los actores, enfrentando las versiones en sus
narrativas.

En la edición escrita del Espectador, en todas las portadas se encuentra lo siguiente:

En la esquina superior izquierda dice: El espectador trabajará en bien de la patria con criterio
liberal y en bien de los principios liberales con criterio patriótico. Fidel Cano.

Esto resulta importante teniendo en cuenta que este mensaje está en todas las portadas publicadas,
como máxima para la forma en la que se informa.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 59

Un aspecto que vale la pena evaluar es que, a pesar de que ambos diarios tienen unas diferencias
estructurales importantes, hay una coincidencia en cuanto al nivel de detalle del relato, es decir,
cuando se habla de los ataques hay una descripción amplia de cosas como las heridas de las
personas, los olores, el aspecto del Palacio después del ataque, la ropa que tienen puesta quienes
protagonizan el relato, sus expresiones, entre otros detalles. Esto resulta importante, pues la forma
explícita en la que se cuentan detalles demuestra un estilo particular de los periodistas que cubrían
los hechos. Esto se podría atribuir a un estilo que se imponía en los medios en esta época y a la
coyuntura del momento, donde es evidente que hay todo tipo de noticias sangrientas y violentas,
para recrear la gravedad y el impacto de la situación. Aún durante los días inmediatamente
posteriores a la toma, continuaron noticias de fallecimientos en combates con otros grupos que son
ampliamente descriptivos. Los adjetivos calificativos que se usan en los relatos son además muy
fuertes y coinciden en su uso ambos diarios, como los “sediciosos”, “trágico”, “terrorífico”, que
además se puede ver en que usaban titulares muy similares como “A sangre y fuego”, “horas de
terror”, “batalla campal”, “asalto a la Justicia”, “balas por todas partes”.

Adicionalmente ambos diarios tienen noticias similares en estructura como, las notas en las que
recopilan las opiniones y visiones de terceros frente a la toma, plasmando sus testimonios. No
obstante, los testimonios de El Tiempo son más favorables al Gobierno que los del Espectador,
donde se le da cabida a la oposición para manifestar sus testimonios frente a la toma.

En cuanto a la moraleja, se usa mucho más en El Espectador que en El Tiempo. Sin embargo, la
moraleja como elemento narrativo puede entenderse como un juicio por parte de quienes publican.

Los medios nacionales tienen medios extranjeros aliados que alimentan y respaldan su línea
editorial, en el caso de los medios que se estudian aquí, El Tiempo, recibe el respaldo el New York
Times. Este respaldo se evidencia con la publicación de una nota en la que el periódico
estadounidense reconoce a Belisario Betancur por su heroísmo y válida sus decisiones durante la
crisis.

En este trabajo se trató de identificar el relato frente al Gobierno que tienen los dos periódicos,
teniendo en cuenta al Presidente y a tres de sus Ministros (Defensa, Gobierno y Comunicaciones).
No obstante, ninguno de los dos diarios menciona directa o ampliamente a estos ministros y en el
momento en que la narrativa asigna responsabilidades, se enfoca en el Gobierno o en el Presidente
puntualmente. Por otra parte, El Espectador en su relato pone a Belisario Betancur como el
responsable de las decisiones que se tomaron en el marco de la toma del Palacio de Justicia; El
Tiempo tiene una narrativa que sitúa como protagonista de las decisiones tomadas al Gobierno
como un colectivo y no como el Presidente
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 60

La forma en la que se cuenta la toma de Palacio en los dos medios tiene unos elementos
transversales en común, pero los elementos que hacen distintas las dos narrativas hacen que el
relato de El Tiempo sea más de apoyo y respaldo al Gobierno y tenga como protagonista al
Ejército, mientras que El Espectador hace un relato en el que destaca que la actuación del Gobierno
no fue del todo incuestionable y muestra las opiniones de diferentes grupos que se vieron afectados
de forma negativa y positiva por la forma en la que se manejó la crisis.

Las dos narrativas permanecieron vigentes, dado que ambas tuvieron adeptos y críticos, siendo
ellas el reflejo de la opinión pública en este tema. Esto demuestra que la forma en la que se cuenta
una noticia tiene un efecto especifico provocado por el tipo de relato que se reproduce desde la
opinión pública y afecta posteriores formas de abordaje de un tema. Prueba de lo anterior es que
la literatura disponible respecto a la toma del Palacio de Justicia tiene básicamente dos
orientaciones que resultan correspondientes con las dos narrativas de los diarios analizados en este
trabajo.

En cuanto a los actores elegidos para este trabajo, vale la pena resaltar que el M-19 en esta toma
fue fiel a su estilo comunicativo, eligió un espacio que le permitiera, frente a los ojos de todos los
ciudadanos cuestionar al Gobierno y al Estado, en el corazón de una de las instituciones más
representativas de la justicia. A pesar de que la toma fracasó y con ella todas las intenciones
políticas de esta acción militar, el M-19 se posicionó con esta estrategia como una guerrilla de
accionar político muy importante y además logró generar una desestabilización tal, que aún hoy la
opinión pública cuestiona la forma en la que el Gobierno actuó en ese momento. Fue tan decisivo
este episodio que, aunque no es menester de este trabajo, se puede afirmar que esta crisis logró
incidir de forma significativa en los resultados electorales del año siguiente, donde fue elegido
Presidente el candidato del liberalismo, partido opositor al Gobierno de Betancur.
LA TOMA DEL PALACIO: NARRATIVAS DE UNA CRISIS 61

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