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Tanto la leyenda como el mito son formas de narración que se transmiten de generación en
generación dentro de una cultura. Ambos relatos están basados en elementos fantásticos y
se refieren a eventos que ocurrieron en tiempos remotos. A pesar de esto, existen algunas
diferencias entre ambos.
La leyenda es una historia que se basa en hechos reales, aunque con frecuencia se
exageran y se adornan para hacerla más interesante. La leyenda suele tener un
componente histórico, y a menudo está relacionada con un lugar o una persona específica.
Por ejemplo, la leyenda de Robin Hood, que cuenta la historia de un bandido inglés que
robaba a los ricos para dar a los pobres, se sitúa en un contexto histórico concreto: la
Inglaterra del siglo XIII.
Por otro lado, el mito es una narración que se refiere a los dioses y a sus hazañas. El mito
explica la creación del mundo y de los seres humanos, y puede tener un propósito religioso
o moral. Los mitos también pueden tener un componente histórico, aunque suelen estar
más alejados de la realidad que las leyendas.
Además, los elementos contextuales pueden incluir el lugar en el que se sitúa la leyenda o
el mito, así como los personajes y las acciones que se describen. Por ejemplo, una leyenda
que habla de un tesoro escondido en una cueva puede estar relacionada con una zona
concreta del territorio, mientras que un mito que cuenta la historia de la creación del mundo
puede estar vinculado a una religión o a una cosmovisión específica.
Mientras los mitos son relatos que narran hazañas centradas en seres sobrenaturales,
héroes o dioses, que sirven para explicar ciertos hechos (como el origen del mundo), las
leyendas son relatos imaginarios que se encuadran en un determinado momento histórico.