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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ

FACULTAD DE ENFERMERÍA Y NUTRICIÓN

TESIS

PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIATURA EN ENFERMERÍA

MAGNESIO Y SU CONTRIBUCIÓN CON LA RESISTENCIA A LA INSULINA:


UNA REVISIÓN INTEGRADORA DE LA LITERATURA

PRESENTA
KAREN GUADALUPE SEGURA HERNÁNDEZ

DIRECTORA
DRA. MARÍA JUDITH RÍOS LUGO

CO- DIRECTOR
DR. HÉCTOR HERNÁNDEZ MENDOZA

SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P., FEBRERO DE 2023

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ
FACULTAD DE ENFERMERÍA Y NUTRICIÓN

TESIS

PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIATURA EN ENFERMERÍA

MAGNESIO Y SU CONTRIBUCIÓN CON LA RESISTENCIA A LA INSULINA:


UNA REVISIÓN INTEGRADORA DE LA LITERATURA

PRESENTA
Karen Guadalupe Segura Hernández

DIRECTORA CO- DIRECTOR

____________________________ _________________________

Dra. María Judith Ríos Lugo Dr. Héctor Hernández Mendoza

San Luis Potosí, S.L.P. Febrero de 2023

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ

FACULTAD DE ENFERMERÍA Y NUTRICIÓN

TESIS

PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIATURA EN ENFERMERÍA

EL MAGNESIO Y SU CONTRIBUCIÓN CON RESISTENCIA A LA INSULINA:


UNA REVISIÓN INTEGRADORA DE LA LITERATURA

PRESENTA
KAREN GUADALUPE SEGURA HERNÁNDEZ

SINODALES

Dra. Yolanda Terán Figueroa ___________________________

Dra. Verónica Gallegos García ___________________________

Dra. María Judith Rios Lugo ___________________________

San Luis Potosí, S.L.P. Febrero de 2023

3
AGRADECIMIENTOS

Palabras sabias, conocimientos


rigurosos y precisos, a todos mis
profesores, les debo mis
conocimientos. Gracias por su
paciencia, por compartir sus
conocimientos de manera
profesional e invaluable, por su
dedicación perseverancia y
tolerancia.

Sin ustedes y sus virtudes, su


paciencia y constancia, este trabajo
no lo hubiese logrado. Cada
consejo fue siempre útil. Gracias
por estar ahí cuando mis horas de
trabajo se hacían confusas. Gracias
por sus orientaciones.

4
DEDICATORIA

A mis hermanas y mi madre


han sido siempre la moto que
impulsa mis sueños y
esperanzas, quienes
estuvieron siempre a mi lado
en los días y noches más
difíciles durante mis horas de
estudio. Siempre han sido
mis mejores guías de vida.
Hoy les dedico este logro
como una meta más
conquistada.

5
ÍNDICE

ÍNDICE..............................................................................................................................................6
RESUMEN........................................................................................................................................7
I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA..............................................................................10
II. OBJETIVO.............................................................................................................................15
III. MARCO TEORICO..........................................................................................................15
3.1 Insulina: generalidades............................................................................................15
3.2 Estructura y propiedades químicas de la insulina.............................................18
3.3 Síntesis y liberación de la insulina........................................................................19
3.4 Mecanismo de secresión..........................................................................................19
3.5 Insulina en estados de obesidad............................................................................25
3.6 Diabetes........................................................................................................................27
3.7 Oligoelementos...........................................................................................................30
3.7.1 Magnesio......................................................................................................................31
IV. METODOLOGÍA...............................................................................................................32
V. RESULTADOS......................................................................................................................34
VI. DISCUSIONES.................................................................................................................35
VII. CONCLUSIONES.............................................................................................................41
VIII. BIBLIOGRAFIA................................................................................................................42

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RESUMEN

Introducción. La resistencia a la insulina (RI) se define cuando un nivel de


insulina normal o elevada produce una respuesta biológica atenuada en el
metabolismo de la glucosa. La RI afecta el catabolismo de proteínas, lípidos y
carbohidratos, los cuales son asociados a diferentes comorbilidades,
especialmente en la obesidad.
Uno de los principales oligoelementos que ha demostrado una relación en el
metabolismo de la glucosa e insulina ha sido el Magnesio, donde se ha visto que
el HOMA-IR puede tener una asociación directa con los niveles de Magnesio.
Objetivo. Este trabajo se ha centrado en una revisión bibliográfica para conocer el
rol de Magnesio y su asociación con HOMA-IR. Metodología. Se realizaron
búsquedas bibliográficas utilizando Google Académico y la plataforma de
Clarivate. En los criterios de inclusión estudios fue la revisión de documentos
científicos en inglés o español y publicados en el periodo de los años 2015 a 2022,
donde existiera una clara investigación sobre la asociación y/o correlación de
Magnesio con HOMA-IR en obesidad infantil. Resultados. En la búsqueda en
Clarivate se encontró 963 artículos de Magnesio con RI, 86 artículos con
Magnesio con HOMA-IR, 48 artículos con Magnesio con insulina en adultos y
únicamente 12 artículos sobre Magnesio con RI en población infantil. Además, los
resultados obtenidos en la búsqueda en Google Académico mostro se dispersa y
no concluyente. Por esta razón, únicamente se incluyó dentro del estudio la
búsqueda por Clarivate como un apartado. Discusión. El Magnesio ha
demostrado tener una asociación negativa con Diabetes Mellitus Tipo 2 (DMT2) en
todos los estudios revisados en población de niños y adultos. Razón por la cual,
podemos considerar al Magnesio un marcado bioquímico en el diagnóstico de
DMT2. Adicionalmente, las asociaciones con los parámetros bioquímicos y
lipídicos muestran ser negativas.

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Conclusiones. Además, este trabajo demostró la importancia biológica del
Magnesio en la homeostasis de la glucosa, así como su asociación con los niveles
de insulina y HOMA-IR en población con obesidad o diabetes.

Palabras clave: HOMA-IR, Insulina, Glucosa, Diabetes, Obesidad, Enfermedades


metabólicas.

INTRODUCCION

La resistencia a la insulina (RI), se define como la disminución de la respuesta


biológica a la actividad de la hormona, lo que condiciona al binomio
hiperinsulinemia e hiperglucemia (González, 2012). La RI no debe ser confundida
con el síndrome metabólico, pero su ausencia no excluye el diagnostico de RI.
Además, tampoco debe ser catalogada como “prediabetes”, ya que solo un
porcentaje de los individuos dependientes de insulina desarrolla diabetes tipo 2
(DM2), incluso en poblaciones de alto riesgo (Pollak et al., 2015).

En la actualidad se considera que la RI crónica o mantenida como un rasgo común


de numerosas enfermedades metabólicas y no metabólicas, como la DM2,
obesidad, hipertensión arterial, dislipidemias y enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte, la RI se conoce como un factor de riesgo para desarrollar la
enfermedad de Alzheimer, independientemente de enfermedad cerebrovascular
(Calvo et al., 2016). Además, RI contribuye al desarrollo de otros padecimientos
como el síndrome de ovario poliquístico, enfermedad de hígado graso no
alcohólico y apnea obstructiva del sueño (Velazco et al., 2009).

Por su parte, el magnesio es un mineral esencial para el organismo, que interviene


en numerosas funciones, al formar parte de diferentes metaloenzimas, entre las
que se encuentran el superóxido dismutasa, con acción antioxidante y resulta
necesario para la activación de otras muchas enzimas. La relación entre la

8
deficiencia de magnesio y la aparición de diabetes en niños no es muy clara,
debido a la falta de estudios, a pesar de esto en diversas investigaciones se ha
observado que los pacientes con diabetes suelen presentar deficiencias del
mineral, especialmente de magnesio que tiene un rol biológico fundamental en la
regulación de glucosa e insulina.  

El objetivo de este trabajo de investigación es una revisión bibliográfica en la que


se muestre la contribución del magnesio con la RI en niños y adultos.

I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La obesidad en uno de los problemas principales de salud en el mundo. Pese a


ello, su importancia ha sido subestimada por ser considerado un problema
estético, y debido a que la prevalencia de obesidad es alta en población adulta y
en niños en el mundo. Esta ha sido asociada con la mortalidad, donde los
hallazgos reportados sobre obesidad contribuye de manera indirecta y/o directa en
la prevalencia de la mortalidad en todo el mundo (OMS, 2021).  No ha sido hasta
la última década, en que las estrategias de prevención (IMSS, 2019; OPS, 2021)
han sido modificadas dando a la obesidad la importancia que tiene.

Aunque la obesidad no es considerada como una enfermedad en sí misma, salvo


en situaciones extremas, su importancia radica, en ser un factor importante de
riesgo para desarrollar enfermedades crónicas degenerativas que son causa
importante de morbi-mortalidad, días de trabajo perdidos, invalides y costo muy
elevado para la sociedad son asociados a las enfermedades metabólicas crónicas
(OMS, 2021). 

La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva


de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El índice de masa corporal (IMC)
es un indicador simple que relaciona el peso y la talla. Este índice se utiliza

9
frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos y en
niños, el cual se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el
cuadrado de su talla en metros (kg/m2) acorde con la Organización Mundial de la
Salud (OMS) (OMS, 2021).  Un IMC superior a 25 se considera sobrepeso, y
superior a 30, obesidad.

La obesidad ha adquirido proporciones de epidemia, más de cuatro millones de


personas mueren cada año por causas relacionadas con el sobrepeso o la
obesidad. Según estimaciones de OMS menciona que las tasas de sobrepeso y
obesidad en niños y adultos siguen aumentando (OMS, 2021). Entre 1975 y 2016,
la prevalencia de sobrepeso u obesidad en niños y adolescentes de 5 a 19 años
se cuadriplicó en todo el mundo, y pasó del 4% al 18% (OMS, 2021). La inmensa
mayoría de niños con sobrepeso u obesos viven en países en desarrollo, en los
que la tasa de aumento superó en más del 30% a la de los países en desarrollo.

Acorde con la Asociación Americana de Diabetes (AAD), a obesidad en la infancia


y adolescencia es resultado de una compleja interacción entre factores genéticos,
psicológicos, ambientales y socioeconómicos como: estación del año, región
geográfica, densidad de población, educación, ingresos, tamaño de la familia y
actividad (AAD, 2015). La obesidad en la niñez causa una gama de
complicaciones serias y aumenta el riesgo de enfermedad prematura y
muerte.  Como en los adultos, la obesidad en la niñez puede causar hipertensión,
dislipidemia, inflamación crónica, coagulopatía aumentada, trastorno endotelial e
hiperinsulinemia, los cuales se han identificado en niños desde los 5 años de edad
(AAD, 2015). El número de niños y adolescentes de edades comprendidas entre
los 5 y 19 años que presentan obesidad se ha multiplicado por 10 en el mundo en
los últimos 4 decenios.

La tasa mundial de obesidad de la población infantil y adolescente aumentaron


desde menos de 1% (correspondiente a 5 millones de niñas y 6 millones de niños)
en 1975 hasta casi un 6% en las niñas (50 millones) y cerca de 8% en los niños

10
(74 millones) en 2016 (OMS 2017). Estas cifras muestran que conjuntamente, el
número de individuos obesos de 5 a 19 años de edad se multiplico por 10 a nivel
mundial, pasando de los 11 millones de 1975 a los 124 millones en 2016. Además,
213 millones presentaban sobrepeso en 2016, si bien no llegaban al umbral de la
obesidad (OMS, 2021).

En México el sobrepeso y la obesidad siguen siendo un problema altamente


prevalente en la población mexicana en todos los grupos de edad, todas las
regiones del país y en áreas urbanas y rurales. Según la Encuesta Nacional de
Salud y Nutrición (ENSANUT), la prevalencia nacional de sobrepeso u obesidad
es nuestro país es más alta que en el promedio mundial, ya que afectan a más de
75% de las personas adultas y en 35.6% de la población infantil, tanto en hombres
como en mujeres (ENSANUT, 2018-2019).  

En 2018, ENSANUT revela que en el país poco más de una quinta parte (22%) de
niñas y niños con menos de 5 años, tienen riesgo de padecer sobrepeso
(ENSANUT). En el caso específico de los adolescentes (12 a 19 años de edad), se
indicó que entre 2012 y 2018, estos males aumentaron más de 10 puntos
porcentuales, ya que para 2012 se calculaba que la prevalencia de sobrepeso y
obesidad era de 27.9%, mientras que en 2018 la cifra se colocó en 38.5 por ciento.
Así mismo, se señala un incremento de obesidad y sobrepeso mayor en las
mujeres adolescentes que viven en las zonas rurales. En tanto, que también
impacta a uno de cada tres niños en edad escolar.

En la infancia predomina la diabetes tipo 1 (DM1), autoinmune, ligada al complejo


principal de histocompatibilidad, con poca carga familiar, de comienzo agudo y
predominio en la pubertad, aunque su incidencia se ha incrementado por debajo
de los 5 años (OMS 2021). La población mundial de niños con intervalo de 0 a 14
años era de 1920 millones en el año 2015. De esa población, 542 000 niños de

11
todo el mundo presentan DM1, la cuarta parte de ellos viven en Europa y una
quinta parte vive en Norte América y el Caribe (AAD, 2015).

A nivel mundial, el número de personas con DM2 se ha más que duplicado en los
últimos 20 años. Según la Federación Internacional de Diabetes (FID) para 2015
había 415 millones de personas con Diabetes Mellitus 2; es decir, alrededor de
8.5% de la población mundial (FID,2017). La epidemia global de DM2 se ha
incrementado paralelamente con el vertiginoso aumento en la prevalencia de
obesidad, mismo que a su vez tiene relación con la rápida urbanización, los
cambios en el tipo de alimentación y la adopción de un estilo de vida cada vez
más sedentario (Hernández-Ávila Mauricio, Gutiérrez Juan Pablo, Reynoso-
Noverón Nancy 2013

Los países que han tenido un rápido desarrollo económico experimentan el mayor
incremento en la prevalencia de DM2. En este sentido pareciera ser que en la
actualidad los cambios ambientales son en mayor medida los responsables de la
pandemia de la obesidad y la DM2, ya que a pesar de que se han identificado por
medio de los estudios masivos del genoma múltiples loci genéticos relacionados
(referencia), se sabe que éstos no son suficientes para explicar todas las
diferencias étnicas en el riesgo de presentar DM2 (OMS 2021). A su vez, en tan
solo 20 años las tasas de obesidad se han triplicado y los principales factores de
riesgo que se identifican de forma recurrente son el incremento el aporte
energético de la dieta y la inactividad física OMS 20121, mismo comentario
anterior). 

La obesidad tiene importante complicación y una de ellas es la diabetes, donde es


la primera causa de muerte en México. Cabe destacar que la elevada mortalidad,
el tratamiento de la diabetes y sus complicaciones cuesta al Estado Mexicano,
alrededor de 80 mil millones de pesos anuales (Castro et al., 2015). 

12
La DM2, cuya presencia va aumentando por el incremento de la obesidad en la
edad pediátrica, No obstante, en la pubertad tiene un alto riesgo de obesidad y
que esta patología se asocia directamente con RI (Castro et al., 2015).  En un
estudio realizado en niños y niñas de entre 8 y 13 años de edad se calculó el
Modelo Homeostático para evaluar la Resistencia a la Insulina (HOMA-IR) a partir
de los valores de glucosa e insulina para determinar el grado existente de
resistencia a la acción de la insulina en los escolares (Rodríguez-Rodríguez et al.,
2015). Aunque, el estudio fue realizado en escolares sanos, que no padecían
diabetes, es importante señalar que la aparición de DM2 se debe a un efecto en la
secreción de la insulina por parte de las células beta del páncreas, que esta
precedida por una disminución inicial de la respuesta de los tejidos periféricos a la
acción de la insulina. En este sentido, al igual que ha sido observado en otros
estudios ((Rodríguez-Rodríguez et al., 2015), las niñas presentaron valores
medios superiores de HOMA-IR que los niños y hubo un mayor porcentaje de las
mismas con RI. Esta diferencias entre los valores de HOMA-IR entre sexo puede
ser la pubertad y por los cambios hormonales (LUNA, Magda  y  GRUPO DE
TRABAJO CREDEFAR et al 2015).

Por su parte, los oligoelementos son los elementos químicos, que forman parte de
la materia viva en muy pequeñas proporciones o trazas, los cuales son necesarios
para su desarrollo y también tienen funciones biocatalíticas, por lo cual son
esenciales en la vida (Deville, Michel y Frederic 1999). En el caso de los seres
humanos, todos los oligoelementos tienen su eficiencia dentro de unos límites o
niveles normales de concentración y una dosis o suplemento diario aconsejado
para mantener la salud. La aportación al cuerpo humano se realiza normalmente
en la ingesta alimenticia, que para recibir todos ellos debe de ser variada y
regular.  La lista de los oligoelementos esenciales para la salud hasta ahora son:
magnesio, manganeso, cobre, cinc, molibdeno, flúor, yodo, cromo, selenio,
cobalto, boro y litio, pero además existen elementos adicionales que aún son
candidatos esenciales, como: rubidio, estaño, titanio, vanadio, estroncio, bario,

13
etc.; mientras que otros están señalados actualmente como elementos tóxicos,
como: antimonio, uranio, arsénico, mercurio, cadmio, plomo y aluminio. 

El magnesio es un mineral esencial para el organismo, ya que interviene en


numerosas funciones al formar parte de diferentes metaloenzimas, entre las que
se encuentran el superóxido dismutasa, con acción antioxidante, y resulta
necesario para la activación de otras muchas otras enzimas (Rodriguez-Rodriguez
et al., 2011). La ingesta recomendada diaria de magnesio varía dependiendo de la
etapa de la vida en la que se encuentre cada sujeto y se obtiene de manera
principal de los alimentos y el agua (Liu and Dudley, 2020). El magnesio es un
componente o activador de algunas enzimas en su mayoría antioxidantes y juega
un papel importante en el metabolismo de los carbohidratos y lípidos (Rayssiguier
and Gueux, 1986), incluso en el mantenimiento de la normalización de la síntesis y
secreción de la insulina (Günther, 2010). El magnesio por lo tanto puede tener
efectos protectores sobre la aparición de síndromes metabólicos (Feldeisen and
Tucker, 2007).

El impacto de enfermedades crónico-degenerativas ha traído a la sociedad


problemas complejos de salud pública en todo el mundo, afectando por igual a la
población adulta e infantil. Razón por la cual, en la presente investigación pretende
analizar cual es la implicación del magnesio con la RI en población infantil de
etapa escolar y conocer que factores predisponen a un menor a presentar RI. Para
ello, se ha realizado un análisis de la bibliografía sobre la contribución del
magnesio en la RI y/o HOMA-IR, el cual permitió conocer la relación que tiene
magnesio en el metabolismo de la glucosa e insulina asociado con RI y/o HOMA-
IR, el trabajo de investigación también contribuye y resalta la relevancia del tema
magnesio e insulina.

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II. OBJETIVO

Analizar a través de una revisión bibliográfica la producción científica de las


concentraciones séricas de magnesio y evaluar su asociación con la RI en niños y
adultos con obesidad. 

III. MARCO TEORICO

III.1Insulina: generalidades

Los científicos Minkowski y Von Mering en 1889 demostraron experimentalmente


en animales que la pancreatectomía total conducía al desarrollo de diabetes grave
(Bliss, 1993), de esta manera concluyeron que había una sustancia secretada por
el páncreas, la cual era responsable del control metabólico. Asimismo, otros
investigadores de la época señalaban que la diabetes estaba asociada con la
destrucción de los islotes de Langerhans en comparación con las propuestas de
Minkowski, Zuelzer y Scott (Fralick and Zinman, 2021; Bliss, 1993).

En 1909 el científico Meyer propuso el nombre a esta sustancia y la llamo


“insulina”, la cual fue aceptada por el investigador Schaefer en 1916 (Sims et al.,
2021). En 1921, los investigadores Batning y McLeod realizaron la purificada de la
insulina y realizaron la administración terapéutica en animales para comprobar su
eficiencia (Bliss, 1993).

Las investigaciones realizadas por Eli Lilly permitió la producción de insulina


porcina, mejorando la purificación a través de la precipitación isoeléctrica,
produciendo cantidades comerciales a principios de 1923 (Buse et al., 2021; Malik
and Mehmood, 2021). Por esta razón fue otorgado el Premio Nobel en Medicina
en este mismo año a los científicos Banting y McLeod (Banting and Best, 1922;
Fralick and Zinman, 2021).

15
Actualmente, la insulina se le conoce como una hormona secretada por las células
β de los islotes pancreáticos de Langerhans. Esta se encarga de mantener los
niveles normales de glucosa circulante en sangre, donde la insulina permite la
captación celular de glucosa, así como la regular el metabolismo de carbohidratos,
lípidos y proteínas durante la ingesta de alimentos (Bolli et al., 2022; Falcetta et
al., 2022; Jarosinski et al., 2021). Cabe mencionar que la insulina promueve la
división y el crecimiento celular a través de sus efectos mitogénicos en los islotes
pancreáticos (Jarosinski et al., 2021).

La resistencia a la insulina (RI), se define cuando un nivel de insulina normal o


elevado produce una respuesta biológica atenuada (Rahman et al., 2021; Prasad
et al., 2022), es decir que los efectos de la insulina circulante no logran capturar la
glucosa y transportada al interior de células. También cuando se habla de la RI
podemos referir a una disminución de la sensibilidad, donde la acción de la
insulina esta alterada y a la eliminación de glucosa circulante no muestra un
metabolismo normal (Angelidi et al., 2021; Barber et al., 2021).

La acción de la insulina puede ser medido experimentalmente por una prueba


clínica llamada curva de la tolerancia a la glucosa, glucosa en ayunas e insulina
asociado con un modelo homeostático (HOMA), del ingles HOMA; Homeostatic
Model Assessment, donde HOMA-IR esta establecido por un valor de corte
poblacional y es diferentes en cada población (Matthews et al., 1985; Lee, 2006;
Lee et al., 2006; Valverde-Pulla and Prieto-Fuentemayor, 2021). En el caso de
población mexicana infantil el punto de corte para HOMA-IR es inferior a 3
(Aradillas-Garcia et al., 2012; Rodríguez‐Morán et al., 2017). Aunque, actualmente
este valor puede variar.

Cuando existe una secreción elevada de insulina, se llama “hiperinsulinemia”, la


cual es una secreción compensatoria que ocurre cuando la secreción de células β
pancreáticas aumenta para mantener niveles normales de glucosa en sangre en el

16
contexto de resistencia periférica a la insulina en el tejido muscular y adiposo.
Asimismo, el síndrome de resistencia a la insulina se refiere al grupo de
anormalidades y resultados físicos relacionados que ocurren más comúnmente en
individuos con RI (Romuald et al., 2014).

Dadas las diferencias tisulares en la dependencia y sensibilidad a la insulina, es


probable que las manifestaciones del síndrome de resistencia a la insulina reflejen
los efectos compuestos del exceso de insulina y la resistencia variable a sus
acciones (Velasco-Martínez et al., 2019; Kurtoğlu et al., 2010). Por otro lado, RI es
una condición heredada que puede favorecer enfermedades metabólicas,
especialmente obesidad y Diabetes Mellitus Tipo 2 (DMT2) (Valverde-Pulla and
Prieto-Fuentemayor, 2021; Niu et al., 2021; Fuentes-Venado et al., 2021; Shawar
et al., 2022).

Hasta el momento, no se sabe con exactitud porque existe una resistencia a la


acción de la insulina en la obesidad. En modelos de animales de obesidad,
aparecen muchos cambios de la acción de la insulina: disminución del número de
receptores de insulina en la superficie celular, disminución de la actividad de la
tirosina quinasa del receptor de insulina, y cambios en procesos metabólicos
intracelulares que producen menor sensibilidad a la insulina (Đorđević et al., 2021;
Beaupere et al., 2021; Ludwig et al., 2021; Schwarzer et al., 2021). No obstante,
HOMA-IR en población humana ha sido asociada a diferentes marcadores
bioquímicos, así como en la ingesta de alimentos (Ozcelik-Ersu and Kızıltan 2021;
Hamrick and Chen, 2021).

Por su parte, los minerales, también llamados oligoelementos [sodio (Na), Potasio
(K), cloro (Cl), calcio (Ca), fósforo (P), hiero (Fe) y magnesio (Mg)] son esenciales
para llevar a cabo diferentes reacciones enzimáticas en el metabolismo celular,
una disminución puede desarrollar una enfermedad metabólica (Fedele et al.,
2021;. Tinkov et al., 2021; Rodríguez-Tomàs et al., 2021; Taheri et al., 2021). No
obstante, hoy en día la participación de estos oligoelementos y sus mecanismos

17
moleculares aún no son claros. En el caso de magnesio, se ha demostrado que
los niveles anormales en suero puede ser indicativos de un mal metabolismo y por
ende, puede contribuir al desarrollo de enfermedades metabólicas, especialmente
DMT2 (Veronese et al., 2021; Ebrahimi Mousavi et al., 2021; Asbaghi et al., 2021;
Barbagallo et al., 2022).

En población infantil el magnesio es esencial por llevar a cabo más de 300


reacciones enzimáticas en el metabolismo celular (Escobedo-Monge et al., 2022;
Huerta et al., 2005; Mousain-Bosc et al., 2004; King et al., 2007). Además,
hallazgos recientes ha mostrado que el magnesio esta asociado en la secreción y
regulación de insulina (Kebir and Zahzeh, 2022; Piuri et al., 2021; Rafiee et al.,
2021; Fiorentini et al., 2021). No obstante, este trabajo se ha enfocado en
conocer, si la asociación de los niveles de magnesio séricos están asociados con
HOMA-IR en población infantil con obesidad, ya que HOMA-IR permite conocer el
metabolismo de la glucosa antes de presentar un riesgo en el desarrollo de la
DMT2.

III.2Estructura y propiedades químicas de la insulina

En 1928 se descubrió que la insulina era un polipéptido con su secuencia de


aminoácidos identificada en 1952 (Stretton, 2002; Danylova and Komisarenko,
2021). De hecho, es un dipéptido que contiene cadenas A (21 aminoácidos) y B
(30 aminoácidos), unidos por puentes de disulfuro, y que contiene 51 aminoácidos,
con un Peso Molecular de 5802 g/mol (Manchester, 2005). Su punto isoeléctrico
es pH 5.5. La cadena A tiene una hélice N-terminal unida a una hélice C terminal
antiparalela; la cadena B tiene un segmento helicoidal central. Las dos cadenas
están unidas por 2 enlaces disulfuro, que unen las hélices terminales N y C de la
cadena A a la hélice central de la cadena B. En la pro-insulina, un péptido de
conexión une el N-terminal de la cadena A al extremo C de la cadena B (Sims et
al., 2021; Rutter et al., 2003).

18
III.3Síntesis y liberación de la insulina

La proinsulina se sintetiza en los ribosomas del retículo endoplasmático rugoso a


partir del ARN mesanjero (Davidson, 2004). La insulina forma hexámeros que
contienen zinc que son insolubles, precipitando como cristales químicamente
estables a pH 5.5 (Cruz et al., 2004). Cuando los gránulos maduros se secretan en
la circulación por exocitosis, se libera insulina y una proporción equimolar de
péptido C (Kitiphongspattana et al., 2005). La proinsulina y el zinc generalmente
comprenden no más del 6% de la secreción de células de los islotes (Steiner et al.,
2009).

Asimismo, la secreción de insulina de las células de los islotes en las venas porta
es característicamente pulsátil, lo que refleja la suma de las ráfagas secretoras de
coordenadas de millones de células de los islotes (Zhang et al., 2021). Se ha
reportado un patrón oscilatorio ultradiano de liberación de insulina, además de la
variación posterior a la comida (Chu et al., 2006). En respuesta a un estímulo
como la glucosa, la secreción de insulina es característicamente bifásica, con una
fase inicial rápida de secreción de insulina, seguida de una liberación menos
intensa pero más sostenida de la hormona (Saltiel and Kahn, 2001; Aronoff et al.,
2004).

III.4Mecanismo de secresión

La concentración de glucosa en plasma es una función de la tasa de glucosa que


ingresa a la circulación en equilibrio. Razón por la cual, la glucosa circulante se se
puede originar de tres fuentes. El estado de alimentación “absorción intestinal”, así
como la glucogenólisis y gluconeogénesis. La glucosa en la circulación es el
principal determinante de la rapidez de energía durante el estado de alimentación,
es decir que corresponde al vaciamiento gástrico. Además, otras fuentes de
glucosa circulante se derivan principalmente de los procesos hepáticos: la
glucogenólisis, la descomposición del glucógeno, la forma de almacenamiento

19
polimerizado de la glucosa; y gluconeogénesis, la formación de glucosa
principalmente a partir de lactato y aminoácidos durante el estado de ayuno
(Hume et al., 2005).

La glucogenólisis y la gluconeogénesis están parcialmente controladas por el


glucagón, una hormona producida en las células α del páncreas. Durante las
primeras 8 a 12 horas de ayuno. La glucogenólisis es el principal mecanismo por
el cual la glucosa está disponible. El glucagón facilita este proceso y por lo tanto
promueve la aparición de glucosa en la circulación. Durante períodos más largos
de ayuno, la glucosa, producida por la gluconeogénesis, se libera del hígado
(Cryer and Polonsky, 2008).

Las hormonas glucorreguladoras incluyen insulina, glucagón, amilina, GLP-1,


péptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP), epinefrina, cortisol y
hormona del crecimiento. De estos, la insulina y la amilina se derivan de las
células β, el glucagón de las células α del páncreas y el GLP-1 y el GIP de las
células L del intestino (Aronoff et al, 2004). Los niveles elevados de glucosa
inducen la “primera fase” de la secreción de insulina mediada por glucosa
mediante la liberación de insulina de los gránulos secretores en la célula β. La
entrada de glucosa en la célula β es detectada por la glucoquinasa, que fosforila la
glucosa a glucosa-6-fosfato (G6P), generando ATP. Además, un aumento de la
concentración de calcio intracelular desencadena la secreción pulsátil de insulina.
En la Figura 1 se muestra las principales vías de secreción de insulina.

En la Figura 1, se muestra las principales vías e influencias en la secreción de


insulina (Wilcox, 2005). Abreviaciones: Akt/PKB = protein kinase B; GLP-1 =
glucagon-like peptide 1; ATP = adenosine triphosphate; IRS = insulin receptor
substrate; ADP = adenosine diphosphate; MAP kinase = mitogen activated protein
kinase; cAMP= cyclic adenosine monophosphate; PACAP = pituitary adenylate
cyclase-activating polypeptide; DAG = diacylglycerol; PI3K = phosphatidylinositol
3-kinase; GIP = gastric inhibitory peptide; PIPD1 & 2 = phosphatidylinositol

20
dependent protein kinases 1 & 2 glucose-dependent insulinotropic polypeptide;
PKC = protein kinase C; Glucose- 6- P = glucose 6 phosphate; RAS = rat sarcoma
protein; GLUT 2 = glucose transport protein 2; SHC =adaptor protein with src-
homology; GLUT 4 = glucose transport protein 4; VIP= vasoactive intestinal
peptide.

El aumento de esta respuesta se produce tanto por una vía dependiente de Ca2+
independiente del canal K+-ATP como por vías de acción de la glucosa
independientes de Ca2+ independientes del canal K+-ATP. Otros mediadores de
la liberación de insulina incluyen la activación de fosfolipasas y la proteína quinasa
C y por la estimulación de la actividad de la adenilil ciclasa, además de la
activación de la proteína quinasa A de las células β, que potencia la secreción de
insulina. Este último mecanismo puede ser activado por hormonas, como el
péptido intestinal vasoactivo (VIP), PACAP, GLP-1 y GIP. Estos factores parecen
desempeñar un papel importante en la segunda fase de la secreción de insulina
mediada por glucosa, después de la recarga de los gránulos secretores
translocados de las reservas de reserva.

21
Figura 1: Se muestra las principales vías e influencias en la secreción de
insulina (Modificada de Wilcox, 2005)

Las hormonas glucorreguladoras del cuerpo están diseñadas para mantener las
concentraciones de glucosa circulante en un rango relativamente estrecho. En
ayunas, la glucosa sale de la circulación a un ritmo constante. Para seguir el ritmo
de la desaparición de la glucosa, es necesaria la producción endógena de
glucosa. A todos los efectos prácticos, la única fuente de producción de glucosa
endógena es el hígado (Adamkin et al., 2011).

La gluconeogénesis renal contribuye sustancialmente a la reserva de glucosa


sistémica solo durante los períodos de inanición extrema. Aunque la mayoría de
los tejidos tienen la capacidad de hidrolizar el glucógeno, solo el hígado y los
riñones contienen glucosa-6-fosfatasa, la enzima necesaria para la liberación de
glucosa a la circulación (Kruger et al., 2006).

22
En el modelo bihormonal de la homeostasis de la glucosa, la insulina es la
hormona reguladora clave de la desaparición de la glucosa, y el glucagón es el
principal regulador de la aparición de la glucosa. Después de alcanzar un pico
después de las comidas, la glucosa en la sangre disminuye lentamente durante las
próximas horas y finalmente vuelve a los niveles de ayuno. En el estado
inmediatamente posterior a la alimentación, la eliminación de glucosa en el
músculo esquelético y el tejido adiposo está impulsada principalmente por la
insulina. Al mismo tiempo, la producción endógena de glucosa es suprimida por
dos mecanismo, el primero es la acción directa de la insulina (Gerich et al., 1993),
administrada a través de la vena porta, en el hígado y el segundo es el efecto
paracrino o comunicación directa dentro del páncreas entre las células α y β, que
resulta en la supresión del glucagón (Szablewski et al., 2011).

La glucosa es el principal estimulo para la secreción de insulina, pero otros


macronutrientes, hormonas, factores humorales y entrada neuronal podrían
modificar la respuesta (Aronoff et al, 2004; Adamkin et al., 2011; Cryer and
Polonsky, 2008). En contraste con el patrón reproducible de secreción de insulina
en respuesta a la glucosa intravenosa, la secreción de insulina después de la
glucosa oral es mucho más variable. Razón por la cual, con una carga oral de
glucosa, el vaciamiento gástrico y la motilidad gastrointestinal afectan la absorción
de glucosa, las hormonas gastrointestinales y la entrada neural asociada con la
ingestión de glucosa modifican la respuesta a la insulina, y la secreción de insulina
continúa algún tiempo después de la ingestión de glucosa (Aronoff et al, 2004).

Fisiológicamente, a nivel de todo el organismo, las acciones de la insulina están


influenciadas por la interacción de otras hormonas, las cuales se ha mencionado
anteriormente. La insulina, aunque es la hormona dominante que impulsa los
procesos metabólicos en el estado de alimentación, actúa en concierto con la
hormona que regula los efectos de la hormona del crecimiento en el cuerpo. La
hormona del crecimiento se secreta en respuesta a la insulina evitando la
hipoglucemia inducida por la insulina. Además, otras hormonas contrarreguladoras

23
son el glucagón los glucocorticoides y las catecolaminas que también son activdad
en la secreción de insulina (Cryer and Polonsky, 2008). Estas hormonas impulsan
procesos metabólicos en el estado de ayuno. El glucagón promueve la
glucogenolisis, la gluconeogénesis y la cetogénesis. La proporción de insulina y el
glucagón determina el grado de fosforilación o desfosforilación en los procesos de
metabolicos de secreción y acción de la insulina (Cryer and Polonsky, 2008). Las
catecolaminas promueven la lipólisis y la glucogenólisis; los glucocorticoides
promueven el catabolismo muscular, la gluconeogénesis y la lipólisis (Aronoff et
al, 2004).

La primera fase de la secreción de insulina se debe al aumento de los niveles de


glucosa, la cual es mediada por ésta mediante la liberación de insulina de los
gránulos secretores de la célula β. La entrada de glucosa en la célula β es
detectada por la glucoquinasa, que fosforila la glucosa a glucosa-6-fosfato,
generando ATP (Szablewski et al., 2011).

La insulina, una hormona anabólica clave que se secreta en respuesta al aumento


de la glucosa y los aminoácidos en la sangre después de la ingestión de una
comida. Además, como muchas hormonas, la insulina ejerce sus acciones a
través de la unión a receptores específicos presentes en muchas células del
cuerpo, incluidas las células grasas, hepáticas y musculares. La acción principal
de la insulina es estimular la desaparición de la glucosa.

La insulina ayuda a controlar la glucosa posprandial de tres maneras. Inicialmente,


la insulina envía señales a las células de los tejidos periféricos sensibles a la
insulina, principalmente al músculo esquelético, para que aumenten su absorción
de glucosa, así como la insulina actúa sobre el hígado para promover la
glucogénesis (Voigt et al., 2015). Por esta razón, la insulina inhibe
simultáneamente la secreción de glucagón de las células α pancreáticas, lo que
indica al hígado que deje de producir glucosa a través de la glucogenólisis y la
gluconeogénesis.

24
Todas estas acciones reducen la glucosa en sangre. Otras acciones de la insulina
incluyen la estimulación de la síntesis de grasas, la promoción del
almacenamiento de triglicéridos en las células grasas, la promoción de la síntesis
de proteínas en el hígado y los músculos, y la proliferación del crecimiento celular
(Voigt et al., 2015). Además, la acción de la insulina se regula cuidadosamente en
respuesta a las concentraciones de glucosa circulante.

La insulina no se secreta si la concentración de glucosa en sangre es superior 100


µg/dL, pero se secreta en cantidades crecientes a medida que las concentraciones
de glucosa superan este umbral, es decir que después de las comidas, la
secreción de insulina se produce en dos etapas, las cuales consiste en la
liberación rápida de insulina preformada, seguido de un aumento de la síntesis y
liberación de insulina en respuesta a la glucosa en sangre. La liberación a largo
plazo de insulina ocurre si las concentraciones de glucosa se mantienen altas.

III.5Insulina en estados de obesidad

Los niveles de insulina son bajos en el estado basal, al igual que durante la
inanición, lo que facilita la movilización de los ácidos grasos y el glicerol del tejido
adiposo y de los aminoácidos del músculo (Shrayyef and Gerich, 2010). Mientras
que los niveles de insulina suelen ser más elevados en el estado de alimentación,
el grado de sensibilidad a la insulina puede verse influido por la composición de la
dieta (Voigt et al., 2015). El consumo crónico de energía en exceso fomenta la
hiperinsulinemia y HOMA-IR mediante la estimulación de la secreción de insulina,
la síntesis de triglicéridos y la acumulación de grasa con la regulación a la baja de
los receptores de insulina y la señalización post-receptor (Rutter et al., 2015). El
aumento del tejido adiposo, especialmente el de la parte superior del cuerpo o
"androide", se asoció por primera vez con la diabetes y vasculares por el
endocrinólogo francés Jean Vague (Toni, 2017).

25
Hoy en día, la HOMA-IR se relaciona con el incremento del Índice de Masa
Corporal (IMC), el perímetro de la cintura y, en particular, la relación cintura-
cadera (Shashaj et al., 2016). La obesidad es considerada con IMC superiores a
30 kg/m2, donde un IMC refleja un aumento de la adiposidad, especialmente de los
niveles de tejido adiposo visceral (Jabłonowska-Lietz et al., 2017). El tejido
adiposo visceral se refiere a la grasa intraabdominal alrededor de los intestinos y
se correlaciona con la grasa hepática. Por otra parte, la insulina tiene múltiples
funciones una de las principales es la disminución de la glicemia, reduce la
glucogenólisis hepática, realiza el transporte y entrada de la glucosa a la célula del
tejido muscular estriado y del tejido adiposo (Lopes et al., 2016).

La obesidad es la manifestación mas frecuente de resistencia a la insulina


(Barazzoni et al., 2016; Sezer, 2017). En este caso hay algunas características
particulares, la producción hepática de glucosa se encuentra aumentada en ayuno
y, durante el periodo posterior a la absorción de una ingesta, también se observa
resistencia (parcial) a la acción que provoca disminución de potasio (Ekmekcioglu
et al., 2016; Bonfanti et al., 2015). Además, las dos vías de metabolismo
intracelular de la glucosa están alteradas, donde se ha reportado en un modelo
animal con obesidad muestra resistencia a la activación de la termogénesis
inducida por insulina (Yoneshiro et al., 2018), lo que pudiera tener algún
significador en la fisiopatología de esta anomalía.

Otros estudios demuestran que las acciones de la insulina son afectadas


(Titchenell et al., 2017), sugiriendo que un defecto en la unión de la insulina con su
receptor pudiera jugar un papel primordial en la génesis de esta alteración; de
hecho, es más frecuente encontrar un defecto en la unión de insulina con su
recepto en casos de obesidad, que en alguna otra situación en seres humanos
que presentan HOMA-IR (Gayoso-Diz et al., 2013). Aún más la alteración de la
acción de la insulina en el obeso suele corregirse aumentando la dosis de insulina,
lo que no suele suceder en otras anomalías asociadas con HOMA-IR (Singh et al.,
2013).

26
La obesidad es ahora un problema universal que afecta a personas de todas las
edades, ingresos y regiones. Se ha informado en los Estados Unidos que el 31.7
% de los niños y adolescentes de 2 a 19 años tienen sobrepeso (IMC), de los
cuales el 16.9 % son obesos (Marcovecchio et al., 2010). En los países europeos
muestran una tendencia similar, donde el 31.8 % de los niños en edad escolar
tienen un IMC (Moreno et al., 2011). El sobrepeso y la obesidad en niños y
adolescentes se pueden asociar a una gran lista de consecuencias sociales y de
salud negativas, incluido el aumento del riesgo de afecciones como la diabetes
mellitus tipo 2, la hipercolesterolemia y la hipertensión, que antes se observaban
principalmente en adultos, se están volviendo más comunes entre los
adolescentes a medida que aumenta la prevalencia de la obesidad (Arroyo-
Johnson and Mincey, 2016).

HOMA-IR es una condición en la que se requieren niveles elevados de insulina


para mantener niveles normales de azúcar en la sangre y respuestas biológicas
normales. Se sabe que tanto los factores etiológicos genéticos como ambientales
desempeñan un papel en el desarrollo de la resistencia a la insulina. Los factores
ambientales que pueden influir en la sensibilidad a la insulina incluyen la obesidad,
la pubertad, el género, el origen étnico, los ingresos del hogar, los recursos de la
comunidad, el estilo de vida sedentario y la dieta (Chiarelli and Marcovecchio,
2008; Yang et al., 2019; Luiggi et al., 2021). La HOMA-IR y la hiperinsulinemia
afectan a un tercio de la población estadounidense, así como a la población
mexicana (Qu et al., 2011; Van der A et al., 2015; Martínez et al., 2017).

Otro reporte menciona que la prevalencia en la alteración de HOMA-IR es mayor


entre las personas obesas (Kocełak et al., 2012). Por esta razón, la obesidad
representa uno de los principales factores de riesgo para la resistencia a la
insulina durante la infancia y la adolescencia (Tang et al., 2015; Vogeser et al.,
2007; Shashaj et al., 2016; Peplies et al., 2014). Una de los principales problemas

27
de la obesidad es que contribuye directamente a la intolerancia a la glucosa y a la
homeostasis de la insulina.

La patogenia de la resistencia a la insulina asociada a la obesidad implica un


aumento de los ácidos grasos libres y varias hormonas liberadas por el tejido
adiposo (Pelkonen et al., 1977; Guo et al., 2018; Bijari et al., 2015; Dandona et al.,
2004). La acumulación de lípidos en el músculo y el compartimento visceral
agrava la HOMA-IR y, por lo tanto, desencadena el síndrome metabólico
(Meshkani and Adeli, 2009; Rask-Madsen and Kahn, 2012). Se ha demostrado
que la resistencia a la insulina media en el desarrollo de dislipidemia, hipertensión,
alteración de la tolerancia a la glucosa, diabetes mellitus tipo 2 y esteatosis
hepática (Lumeng and Saltiel, 2011; Shehzad et al., 2011; Blüher, 2013).

III.6Diabetes

La Federación Internacional de Diabetes (IDF) señala que la diabetes mellitus


(DM) afecta a 537 millones de adultos en todo el mundo (IDF, 2021) y se
pronostica que el número total de personas que viven con diabetes aumente a 643
millones para 2030 y 783 millones para 2045. Esto significa que uno de cada diez
adultos y un nacimiento de cada siete sufrirá diabetes y diabetes gestacional,
respectivamente.
Asimismo, de cada seis personas una morirá de diabetes, acorde con los
resultados obtenidos de letalidad de diabetes, donde la diabetes causó 6,7
millones de muertes (Roglic, 2016). Por otro lado, el costo de la atención médica
de DM ascendió a 673 mil millones de dólares en 2015 y en 2021 el costo
aumento a mil millones de dólares. Razón por la cual, en el 2040 se considera que
el costo de diabetes a nivel mundial puede rondar los 8020 millones de dólares.

Acorde con los reporte de IDF, el 50% de la población de adultos que viven con
diabetes no están diagnosticados. Además más de 1,2 millones de niños y
adolescentes (0-19 años) viven con diabetes tipo 1 y 1 de cada 6 nacidos vivos

28
(21 millones) se ven afectados por la diabetes durante el embarazo, así como 541
millones de adultos tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Además,
la urbanización y la contaminación ambiental, así como el envejecimiento, la
obesidad y el sedentarismo contribuyen al aumento de DM.

La diabetes mellitus se puede observar en todos los países de mundo. Algunos de


estos, ya la consideran como pandemia. Cabe mencionar, si no se lleva a cabo
una prevención y un control eficaz es probable que aumente la diabetes y que
contribuya al aumento de enfermedades metabólicas, entre las cuales podemos
mencionar; hipertensión, síndrome metabólico y algunas enfermedades
cardiovasculares y renales. Además, es importante considerar algunos factores
ambientales y la genética contribuyen directamente a este trastorno metabólico
(Hu, 2011). Por lo tanto, la diabetes debe tener un adecuado tratamiento para
evitar un aumento de diabetes mellitus con otras enfermedades metabólicas.

La diabetes puede dividirse en diabetes dependiente de insulina y no dependiente


de insulina. La diabetes mellitus tipo 1 (DMT1) se caracteriza por falta de síntesis
de insulina, hormona que favorece a la incorporación de glucosa en las células. La
insulina es liberada por las células β del páncreas cuando el nivel de glucosa en
sangre es alto (Lehmann and Deutsch, 1992). El déficit en la secreción de insulina
se debe a la destrucción de las células (Kaul et al., 2015), en donde se sintetizan
provocando los cuadros hiperglucemicos. Los pacientes con DMT1 requieren
insulina exógena para poder compensar su déficit (Creutzfeldt et al., 1996).

La diabetes mellitus Tipo 2 (DMT2) es una enfermedad crónica y degenerativa, la


cual implica la destrucción auto inmunitaria de células beta pancreáticas, y donde
el páncreas no puede producir suficiente insulina o el cuerpo no puede usarla
eficazmente (DeFronzo et al., 2015). Por esta razón, a la DMT2 es conocida como
diabetes dependiente de la insulina. Por otro lado, de forma particular la DMT2
puede causar complicaciones graves, como cetoacidosis, retinopatía, nefropatía,

29
accidente cerebrovascular, infarto de miocardio, neuropatía y úlceras del pie
diabético (Alonso-Magdalena et al., 2011).

En la década pasada, la mortalidad por diabetes fue de 1.3 millones de muertes a


nivel mundial, donde la T2DM tuvo una afectación alrededor de 200 millones. A
pesar de los métodos innovadores en el manejo de la T2DM, la morbilidad y la
mortalidad siguen siendo altas.

Se cree que la dieta no autorizadas por los profesionales de la nutrición


desempeña un papel importante en el desarrollo T2DM y en el desarrollo de
enfermedades metabólicas (Sami et al., 2017). Por otro parte, la glucosa
plasmática en ayunas elevada y la HOMA-IR –se define cuando los tejidos
sensibles a la insulina se adormecen en la recepción– son un factores de riesgo
independiente para la DMT2. Adicionalmente, el nivel de oxisterol es un marcador
potencial de daño oxidativo en DMT2 en estudios clínicos y experimentales
(Samadi et al., 2020).

Los valores normales de glucosa en sangre es de 60-110 mg/dL. La hiperglicemia


se refiere valores de glucosa mayor a los 110 mg/dL, y la hipoglicemia
corresponde a valores menores a 60 mg/dL. La HOMA-IR se produce cuando las
células de los músculos, grasa e hígado no responden bien a la insulina y no
pueden absorber la glucosa de la sangre fácilmente. Como resultado, el páncreas
produce más insulina para ayudar a que la glucosa entre a las células. Mientras el
páncreas pueda producir suficiente insulina para superar la débil respuesta de las
células a la insulina, los niveles de glucosa en la sangre se mantendrán en un
rango saludable.

La prediabetes significa que los niveles de glucosa en la sangre son más altos de
lo normal, pero no lo suficientemente altos para ser diagnosticados como diabetes.
La prediabetes usualmente ocurre en personas que ya tienen HOMA-IR elevada,
cuyas células en el páncreas no están produciendo suficiente insulina para

30
mantener la glucosa en la sangre en el rango normal. Sin suficiente insulina, la
glucosa adicional permanece en el torrente sanguíneo en lugar de entrar a las
células. Con el tiempo, una persona podría desarrollar DMT2. Cabe mencionar,
que la mayoría de investigaciones recientes sobre DMT2 están enfocadas a la
innovación de nuevos farmacos y/o productos naturales que ayuden en la síntesis
y la mejora de la acción en la sensibilidad de la insulina, y en el transporte de
glucosa a través de la membrana celular.

III.7Oligoelementos

Por otro lado, los oligoelementos son los elementos químicos, que, entran a formar
parte de la materia viva en muy pequeñas proporciones o trazas, menor de 100
mg/día, son necesarios para su desarrollo y también tienen funciones
biocatalíticas, por lo cual son esenciales en la vida. Los oligoelementos
considerados geoquímicamente, se encuentran en las rocas, en los suelos, en las
aguas de los manantiales y en las del mar; pero siguiendo la cadena nutritiva,
esos elementos minerales se encuentran también biogeoquímicamente en las
plantas, en los animales y en los seres humanos, repercutiendo fundamentalmente
en su existencia.

En el caso de los seres humanos, todos los oligoelementos tienen su eficiencia


dentro de unos límites o niveles normales de concentración y una dosis o
suplemento diario aconsejado para mantener la salud. La aportación al cuerpo
humano se realiza normalmente en la ingesta alimenticia, que para recibir todos
ellos debe de ser variada y regular. 

La lista de los oligoelementos esenciales para la salud hasta ahora son: magnesio,
Cobre, Cinc, Molibdeno, Flúor, Yodo, Cromo, Selenio, Cobalto, Boro y Litio, pero
además existen elementos adicionales que aún son candidatos esenciales, como:
Rubidio, Estaño, Titanio, Vanadio, Estroncio, Bario, etc.; mientras que otros están

31
señalados actualmente como elementos tóxicos, como: Antimonio, Uranio,
Arsénico, Mercurio, Cadmio, Plomo y Aluminio. 

Los oligoelementos intervienen como reguladores en la activación de las enzimas


y en otros casos asociados a ellos formando métalo-enzimas. Unos y otros,
formados principalmente por proteínas, tienen una función aceleradora o
retardadora en las reacciones de los organismos vivientes, como por ejemplo en la
digestión, donde verdaderamente actúan como catalizadores desintegrando las
grandes moléculas que forman los alimentos, para que puedan ser digeridas y
formar parte de los tejidos vivientes (Wolf and Trapani, 2008).  

III.7.1 Magnesio

Magnesio es un mineral esencial para el organismo, ya que interviene en


numerosas funciones al formar parte de diferentes metaloenzimas, entre las que
se encuentran la superóxido dismutasa, con acción antioxidante, y necesaria para
la activación de otras muchas enzimas (Rodríguez-Rodríguez et al., 2011). La
ingesta recomendada diaria de Mn varía dependiendo de la etapa de la vida en la
que se encuentre cada sujeto.

En el nacimiento hasta los 6 meses de edad, la cantidad recomendada es de


0.003 magnesio por día. En los bebes entre 7 a 12 meses, la cantidad de
magnesio aumenta hasta 0.6 mg por día. En el caso de niños de 1 a 3 años, la
cantidad requeridad es 1.2 mg por día. A medida que los niños estan en
desarrollo, los requisitos de ingesta de magnesio va en aumento, por ejmplo en
niños de 4 a 8 años es 1.5 mg por día, en los niños de 9 a 13 años es de 1.9 mg
por día y en adolescentes de 14 a 18 años, la ingesta de magnesio es 2.2 mg por
día y en compración con las mujeres adolescentes de 14 a 18 años 1.6 mg por día
(EFSA Panel on Dietetic Products and Nutrition and Allergies, 2015).

32
Este elemento se obtiene de manera principal de los alimentos y el agua. El
magnesio se absorbe en el tracto gastrointestinal y el cuerpo utiliza el magnesio
para producir energía y proteger a las células (Wolf and Trapani, 2008), así mismo
se transporta a los órganos enriquecidos en las mitocondrias donde se concentra
rápidamente (Saris et al., 2000). El magnesio también es esencial para el
fortalecimiento de los huesos, para la reproducción, la coagulación sanguínea y
para mantener un sistema inmunológico sano (Cuciureanu and Vink, 2011;
Pickering et al., 2020). El magnesio es un componente o activador de algunas
enzimas en su mayoría antioxidantes (Liu and Dudley, 2020), y juega un papel
importante en el metabolismo de los carbohidratos y lípidos (Rayssiguier and
Gueux, 1986), incluso en el mantenimiento de la normalización de la síntesis y
secreción de la insulina (Günther, 2010). El magnesio por lo tanto puede tener
efectos protectores sobre la aparición de síndromes metabólicos (Feldeisen and
Tucker, 2007).

IV. METODOLOGÍA

Se realizó una búsqueda en donde se integró información en relación con el


magnesio y su contribución con RI y/o HOMA-IR, los datos obtenidos y
contrastados permitieron la obtención de conclusiones generales sobre lo que es
y cómo se puede evitar o identificar la RI y/o HOMA-IR asociada a niveles séricos
de magnesio.

Para la realización de este trabajo y que se recomiendan para una revisión


integradora se consideró lo siguiente: a) formulación del problema en la que se
estableció el tema y su delimitación, b) recolección de datos o definiciones sobre
la búsqueda de la literatura. Se establecieron palabras claves y criterios para la
búsqueda de los artículos, c) evaluación, se seleccionaron los artículos que
respondieron a los criterios, de acuerdo primero a la lectura del título del artículo,
en segundo lugar a la información del resumen y en tercer lugar al contenido del

33
artículo completo, d) análisis de los datos, para lo cual se clasificaron y
organizaron los artículos de acuerdo a cada base de datos y a sus características
y e) presentación e interpretación de los resultados, en esta actividad se elaboró
una tabla y esquemas de concentrado de los datos de los artículos identificados.
Para ello se siguió un proceso de análisis, con lo que se obtuvo información rsobre
la contribución del magnesio con la RI y/o HOMA-IR.

Este estudio fue realizada durante el ciclo escolar 2021-2022. Para los criterios de
inclusión de estudios, se seleccionó la revisión de documentos científicos
publicados en el periodo de los años 2015 a 2022, donde existiera una clara
investigación sobre la asociación y/o correlación de magnesio con RI y/o HOMA-IR
en obesidad o diabetes. No obstante, para tener una mejor compresión del tema
fueron incluidos artículos científicos de años anteriores al corte, para fortalecer los
hallazgos encontrados. Además, dentro de la revisión de artículos científicos se
incluyó a toda la población infantil y adulta extrajera y mexicana.

La búsquedas bibliográficas fueron realizadas en diferentes medios usando


Google Académico y Clarivate. En el apartado de insulina y obesidad, se
seleccionó la búsqueda de bibliografía usando obesidad y adiposidad, así como
las palabras de insulina, resistencia a la insulina y HOMA-IR. La búsqueda con
palabras clave fue: magnesio (Magnesium), oligoelementos (trace elements),
asociación y correlación (association y correlation), HOMA-IR, RI y todas ellas
uniendo las palabras obesidad infantil y adulta fueron incluidas en la búsqueda.

Por otra parte, se realizó otra búsqueda usando la plataforma de Clarivate. En esta
búsqueda únicamente se incluyeron las palabras de 2. Magnesium and HOMA-IR
in adults population”, “Magnesium and HOMA-IR”, “3. Magnesium and HOMA-IR in
adults population”, “Magnesium and insulin resistance”, “Magnesium and insulin
resistance in children”, y “Magnesium and insulin in adults”. En esta búsqueda no
hubo exclusión por años.

34
V. RESULTADOS Y DISCUSIONES

Se analizaron artículos científicos en Google Académico y Clarivate, usando


HOMA-IR, RI, insulina y su asociación con diabetes y obesidad en población
infantil y adulta. No obstante, los artículos científicos disminuyeron cuando se
realizó la búsqueda con magnesio y insulina, RI “resistencia a la insulina”, HOMA-
IR, diabetes o obesidad, respectivamente. En la búsqueda en Clarivate se
encontraron 963 artículos de magnesio con RI, 86 artículos con magnesio con
HOMA-IR, 48 artículos con magnesio con insulina en adultos y únicamente 12
artículos sobre magnesio con RI en población infantil (Figura 2). Además, los
resultados obtenidos en la búsqueda en Google Académico se mostró dispersa y
no concluyente. Por esta razón, únicamente se incluyó dentro del estudio la
búsqueda por Clarivate como un apartado (Figura 3).

Figura 2. Se muestran los resultados obtenidos sobre los artículos publicados con
magnesio y su asociación con resistencia a la insulina.

35
Figura 3 Resultados obtenidos de la busquedad en Clarivate.

El magnesio intracelular juega un papel fundamental en la regulación de la acción


de la insulina, la captación de glucosa dependiente de la insulina (Lin et al., 2016;
Kundu et al., 2013; Barbagallo and Dominguez, 2007; Arpaci et al., 2015). En
cuanto a los niveles de magnesio sérico en niños con sobrepeso y obesidad son
más bajos que los niños con peso normal (ul Hassan et al., 2017). Asimismo, una
correlación inversa entre el nivel de magnesio en plasma y el IMC, la resistencia a
la insulina se ha observado en adultos y adolescentes (Rosolova et al., 2000;
Huerta et al., 2005).

El magnesio es un cofactor de las enzimas involucradas en el metabolismo de los


carbohidratos. Los adipocitos en medios bajos en magnesio muestran una
disminución de la captación de glucosa estimulada por la insulina (Kandeel et al.,
1996). También la actividad de la tirosina quinasa está disminuida en los
receptores de insulina de ratas musculares en un estado de dieta baja en
magnesio (Suarez et al., 1995). Estos hallazgos indican un posible efecto del
magnesio sobre la señalización de la insulina.

36
El magnesio es el cuarto mineral más abundante el nuestro organismo y juega un
papel esencial en el metabolismo de la glucosa, la producción de proteínas y la
síntesis de ADN. Por eso se ha estudiado si una dieta rica en magnesio podría
ayudar a reducir el riesgo de DMT2 y de enfermedades cardíacas (Barbagallo et
al, Dominguez, 2015; Fang et al., 2016).

En la Tabla 1, s e muestra la revisión que se realizó para conocer la asociación de


magnesio con DMT2 demostró tener una asociación negativa en todos los
estudios revisados en población de niños y adultos. Adicionalmente, las
asociaciones con los parámetros bioquímicos y lipídicos muestran ser negativas
(TC, HDL, LDL, TG, HbA1c, CT, glucosa, Creatinina, Albumina, ID, NID y HOMA-
IR).

37
Tabla 1. Asociación y correlación de magnesio con diabetes en población infantil y
adulta

38
Asociación Correlación Tipo de Número de Origen de Asociaciones adicionales Referencia
población población población

Negativa r= –0.342 Adultos 50 India HbA1c= –0.05 Doddigarla et al., 2016

Negativa r= −0,399 Adultos 1837 China Glucosa= –0.393, HbA1c= – Jarquín et al., 2019
0.307 HOMA-IR= –0.157

Negativa r= −0.32 Adultos 33 India ------ Buragohain et al., 2020

Negativa r= −0,17 Adultos 187 India HbA1c= –0.04 Dhanawat et al., 2020

Negativa r= −0.720 Adultos 50 India HbA1c= –0.861 Christudhas, 2013

------ ------ Adultos 100 Iraq HbA1c= –0.075 Saeed et al., 2019

Negativa r= −0,31 Adultos 92 India Glucosa= –0.41; HbA1c= –0.36 Mishra and Mishra,
2017
TC= –0.27; TG= –0.34; LDL= –
0.56 HDL= 0.38

Negativa r= −0.042 Adultos 428 Etiopia Glucosa= –0.136 Wolide et al., 2016

Negativa ------ Adultos 100 Arabia ID= –0.30; NID= –0.29 Ahmed et al., 2018

------ ------ Niños 43 Turquía Albumina= –0.008; Creatinina= Uğurlu et al., 2016
–0.044

39
Negativa r= −0.509 Adultos 40 Egipto ------ Badran et al., 2016

Negativa r= −0.6 Niños 140 Egipto ----- Alghobashy et al., 2018

Negativa r= −0.083 Adultos 128 Rusia Glucosa= –0.284 Skalnaya et al., 2017

HbA1c= –0.280

Negativa r= −0.076 Adultos 570 China ------ Tabassum et al., 2018

Negativa r= −0.023 Adultos 200 Bangladés CT= –0.130; HDL= –0.151 Yeasmin et al., 2016

LDL= –0.076

------ ------ Adultos 214 Etiopia TC= 0.2; HDL= 0.284; LDL= Wolide et al., 2017
0.237
TG= 0.151

Negativa r= −0.20 Niños 155 Polonia HbA1c= –0.001 Salmonowicz et al.,


2014

40
De manera general, los estudios revisados de magnesio y su asociación con
HOMA-IR, resistencia a insulina, insulina, diabetes y obesidad, no muestran una
conclusión sobre los mecanismos moleculares de magnesio y su participación
dentro en la regulación, secreción y síntesis de insulina. No obstante, los estudios
que fueron revisados a profundidad muestran la relevancia de los niveles séricos
de magnesio en HOMA-IR, insulina asociada a enfermedades como diabetes y
obesidad.

Cabe mencionar que los valores de magnesio séricos en los estudios


poblacionales que fueron incluidos en esta revisión mostraron una asociación
negativa y significativa con diabetes y obesidad, así como con otras enfermedades
metabólicas. En este contexto, aún no esta claro la asociación de magnesio con
HOMA-IR. Sin embargo, la asociación de magnesio con HOMA-IR en general
mostro ser una asociación negativa.

En cuanto a los valores de magnesio asociados con enfermedades metabólicas,


alrededor de 300 a 360 mg/día de magnesio se requiere en la ingesta de
alimentos. Estas concentraciones de magnesio pueden variar entre las
poblaciones y dependerán del sexo, dieta, edad y origen de la población.

El magnesio tiene un rol biológico muy importante dentro del metabolismo celular,
ya que al igual que el Zn participa en más de centenar de reacciones enzimáticas
y está involucrado en el metabolismo energético, la utilización de la glucosa, la
síntesis proteica, síntesis y degradación de los ácidos grasos, la contracción
muscular, y en todas las funciones de la ATPasa y las reacciones hormonales
(Blanchard, 2007). Además, magnesio participa en el mantenimiento del balance
iónico celular a través de su asociación con el Sodio (Na), Potasio (K) y Calcio
(Ca). También es importante en los procesos fisiológicos que involucran el
almacenamiento, transferencia y utilización de la energía.

41
Otros estudios muestras que el magnesio contribuye en las funciones del sistema
inmunológico y en la formación de hueso, donde el magnesio actúa como un
antagonista de Ca y estimula la producción de prostaciclinas vasodilatadoras y
óxido nítrico y altera la respuesta vascular a agonistas vasoactivos (Romani, 2013;
Shils, 1988; De Baaij et al., 2015). El magnesio corporal se regula fisiológicamente
a través de 3 principales mecanismos: absorción a través del intestino, excreción
renal después de la filtración y absorción y por intercambio de la gran reserva de
magnesio óseo (Farsinejad-Marj et al., 2016).

A continuación se mostraran los valores de referencia que fueron encontrados


previamente en una revisión de magnesio y sus nieveles en población. La Tabla 2
fue obtenida de los resultados reportados por Quezada-Valenzuela and
Hernández- Mendoza, 2021. Estos mismo autores, reportaron que magnesio tiene
una asociación negativa para todas las enfermedades metabólicas.

El magnesio es un elemento muy esenciar para todo el metabolismo celular, por lo


que es importante considerar la ingesta de alimentos ricos en magnesio. Además,
nuestro estudio demostro que el magnesio se asocia a diferentes enefermedades
metabólicas. El valor de corte de magnesio en ppoblación adulta con
enfermedades metabólicas fue <1.8 mg/dL. Para la población infantil el valore de
corte fue similar a la población adulta, excepto en síndrome metabólico, donde se
fue superior 1.8 mg/dL (2.14 mg/dL). No obstante, los valores normales de
Magnesio en población infantil fue 1.7 mg/dL y para adultos se encuentra en un
rango de 1.82–2.31 mg/dL.

Tabla 2. Valores de Magnesio en población de niños y adoultos con enfermedades


metabólicas.

Enfermedades metabólicas Magnesio en niños Magnesio en


(magnesio/dL) adultos
(magnesio/dL)

42
Normales 1.70 ± 0.20 1.82-2.31
Obesidad 1.87± 0.30 <1.82
Hipertensión 1.76 ± 0.41 <1.82
Diabetes 1.85 ± 0.20 <1.7
Síndrome metabólico 2.14 ± 0.37 <1.8
Enfermedad cardiovascular 1.82±0.22 <1.8
Dislipidemia <1.7 <1.8

VI. CONCLUSIONES

El Magnesio es un elemento esencial en el metabolismo celular, por lo que es


importante considerar la ingesta de alimentos ricos en magnesio.

Esta revisión demostró la importancia biológica del magnesio en la homeostasis


de la glucosa, así como su asociación con los niveles de insulina y HOMA-IR en
población con obesidad o diabetes.

Todos los estudios revisados en población de niños y adultos, el magnesio


presentó una asociación negativa con DMT2. Razón por la cual, el magnesio
podría considerarse un marcador bioquímico en el diagnóstico de DMT2.

Adicionalmente, las asociaciones con los parámetros bioquímicos y lipídicos en su


mayoría fueron negativas.

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