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GUÍA N° 5 LENGUA Y LITERATURA 7° BÁSICO

Nombre Fecha: / / Curso: 7°

Objetivos:
OA3 Analizar las narraciones leídas para enriquecer su comprensión, considerando el efecto de
ciertas acciones en el desarrollo de la historia, la disposición temporal de los hechos y elementos
en común con otros textos leídos en el año.
OA7 Formular una interpretación de los textos literarios, considerando la relación de la obra con
la visión de mundo y el contexto histórico en el que se ambienta y/o en el que fue creada
OA14 Escribir, con el propósito de persuadir, textos breves de diversos géneros caracterizados
por la mantención de la coherencia temática

I. Lee con atención los siguientes mitos, los cuales se tratan de la creación del
mundo.
1. Mito mapuche: “Treng-Treng y Kai-Kai”
Hace mucho, mucho tiempo había dos víboras enormes: una se llamaba Treng-Treng y la
otra, Kai-Kai. Treng-Treng era enorme, grande como una montaña; era muy buena y
quería a la gente. Kai-Kai era también grandísima, igual que la otra, pero no quería a las
personas.

Un día, Kai-Kai quiso destruir todo: empezó a mover su cuerpo y así hizo crecer el agua
de los lagos y del mar. Todo se empezó a inundar. Pero Treng-Treng vino enseguida para
ayudar a los Mapuches: se puso a pelear con la otra víbora gigante y, como el agua crecía
y crecía, arqueó el lomo para arriba, silbó fuerte y la gente, al escuchar su silbido, vino
corriendo y empezó a subir por su cuerpo para escaparse de la inundación.Treng-Treng y
Kai-Kai peleaban y peleaban: una seguía subiendo el lomo más y más para que las
personas no se ahogaran y la otra seguía dando coletazos para que el agua creciera y
creciera. Así se pasaron días enteros.

La gente no la pasaba muy bien: algunos, los que eran más miedosos, por el susto se
convirtieron en piedras (por eso en las montañas a veces se ven rocas que tienen forma
de hombre o mujer); otros se enojaron tanto porque la inundación no paraba que se
acabaron transformando en pumas; a otros, que eran más lentos en subir, los alcanzó el
agua y se volvieron peces y sapos.
Treng-Treng arqueó tanto el lomo para que no los tapara el agua, que casi tocó el cielo.
Así fue como de las pocas personas que quedaban sin transformarse, a algunos se les
quemó el pelo con el sol, y por eso ahora hay gente pelada.

Al final, Kai-Kai se cansó de pelear y de sacudirse, se quedó quieta, el agua empezó a


bajar y Treng-Treng fue aplastando el lomo.
Cuando el agua volvió a los lagos y al mar, los pocos Mapuches que habían quedado
recorrieron la tierra y vieron que ahora les gustaba más que antes: estaba limpia y linda,
con los árboles verdes y el pasto crecido y tierno, y el aire más puro. En fin, la Tierra
estaba rejuvenecida.
Entre la gente, ya no había más miedosos ni furiosos; todo era mejor.
Esos Mapuches tuvieron hijos, y estos hijos se casaron y tuvieron más hijos, y en poco
tiempo todo estaba lleno de gente, como antes; de ellos desciende todos los Mapuches de
hoy. Y ellos dicen que cada miles de años, cada vez que la Tierra se pone vieja y
cansada, aparece Kai-Kai y arma la inundación, pero que siempre Treng-Treng está
atenta a lo que pasa (aunque parezca dormida y se la confunda con una montaña donde
crecen árboles y todo) y viene enseguida para salvar a los buenos.

2. El mito cristiano: “La creación”


En el principio Creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba sin orden y vacía. Había
tinieblas sobre la faz del océano, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Entonces dijo Dios: "Sea la luz", y fue la luz. Dios vio que la luz era buena, y separó
Dios la luz de las tinieblas. Dios llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue
la tarde y fue la mañana del primer día.

Entonces dijo Dios: "Haya una Bóveda en medio de las aguas, para que separe las aguas
de las aguas." E hizo Dios la bóveda, y separó las aguas que Están debajo de la bóveda,
de las aguas que están sobre la bóveda. Y fue así. Dios Llamó a la bóveda cielos. Y fue la
tarde y fue la mañana del segundo día.

Entonces dijo Dios: "Reúnanse las aguas que están debajo del cielo en un solo lugar, de
modo que aparezca la parte seca." Y fue así. Llamó Dios a la parte seca Tierra, y a la
Reunión de las aguas llamó mares; y vio Dios que esto era bueno.
Después dijo Dios: "Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla y árboles frutales
que den fruto, Según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra."
La tierra produjo hierba, plantas que dan semilla según su especie, árboles frutales cuya
semilla está en su fruto, según su especie. Y vio Dios que esto era bueno. Y fue la tarde y
fue la mañana del tercer día.

Entonces dijo Dios: "Haya lumbreras en la bóveda del cielo para distinguir el día de la
noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años. Así sirvan de
lumbreras para que alumbren la tierra desde la bóveda del cielo." E hizo Dios las dos
grandes lumbreras: la lumbrera mayor para dominar en el día, y la lumbrera menor para
dominar en la noche. Hizo también las estrellas. Dios las puso en la bóveda del cielo para
alumbrar sobre la tierra, para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las
tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno.
Y fue la tarde y fue la mañana del cuarto día.

Entonces dijo Dios: "Produzcan las aguas innumerables seres vivientes, y haya aves que
vuelen sobre la tierra, en la bóveda del cielo." Y creó Dios los grandes animales
acuáticos, todos los seres vivientes que se desplazan y que las aguas produjeron, según su
especie, y toda ave alada según su especie. Vio Dios que esto era bueno, y los bendijo
Dios diciendo: "Sed fecundos y multiplicaos. Llenad las aguas de los mares; y
multiplíquense las aves en la tierra." Y fue la tarde y fue la mañana del quinto día.

Entonces dijo Dios: "Produzca la tierra seres vivientes según su especie: ganado, reptiles
y animales de la tierra, según su especie." Hizo Dios los animales de la tierra según su
especie, el ganado según su especie y los reptiles de la tierra según su especie. Y vio
Dios que esto era bueno. Entonces dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, las aves del
cielo, el ganado, y en toda la tierra, y sobre todo animal que se desplaza sobre la tierra."
Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los
creó. Dios los bendijo y les dijo: "Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra;
sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los
animales que se desplazan sobre la tierra."

Mito griego: “Atlante y Prometeo”


Prometeo, el creador de la humanidad, sus hermanos eran Epimeteo, Atlante y Menecio.
El gigantesco Atlante, el mayor de los hermanos, conocía todas las profundidades del
mar; gobernaba en un reino con una costa escarpada, mayor que Asia y África juntas.
Esta tierra llamada Atlántida se hallaba más allá de las Columnas de Heracles y una
cadena de islas productoras de frutos la separaba de un continente más lejano no
relacionado con los nuestros. Los habitantes de Atlántida canalizaban y cultivaban una
enorme llanura central, alimentada con el agua de las colinas que la rodeaban por
completo. También construían palacios y baños, hipódromos, grandes obras portuarias y
templos, y hacían la guerra no sólo hacia el oeste hasta el otro continente, sino también
hacia el este hasta Egipto e Italia.

Los egipcios dicen que Atlante era hijo de Poseidón, cuyos cinco pares de mellizos
varones juraron fidelidad a su hermano mediante la sangre de un toro sacrificado en lo
alto de la columna, y que al principio eran muy virtuosos y llevaban con buen ánimo la
carga de su gran riqueza en oro y plata. Pero un día fueron presa de la codicia y la
crueldad y, con permiso de Zeus, los atenienses los vencieron sin ayuda y destruyeron su
poder. Al mismo tiempo los dioses enviaron un diluvio que en un día y una noche
sumergió a toda la Atlántida, de modo que las obras portuarias y los templos quedaron
enterrados bajo un desierto de barro y el mar se hizo innavegable.

Atlante y Menecio, quienes se salvaron, se unieron a Crono. Zeus mató a Menecio con
un rayo y lo envió al Tártaro, pero perdonó a Atlante, a quien condenó a soportar el Cielo
sobre sus espaldas durante toda la eternidad. Prometeo, que era más juicioso que Atlante,
prefirió luchar del lado de Zeus, y persuadió a Epimeteo para que hiciera lo mismo. Pero
Zeus, que había decidido extirpar a toda la raza humana, y sólo la perdonó gracias a la
súplica apremiante de Prometeo.

Un día se produjo en Sición una disputa sobre qué partes de un toro sacrificado se debían
ofrecer a los dioses y cuáles se debían reservar a los hombres, y se invitó a Prometeo a
actuar como árbitro. Él desolló y descuartizó un toro y luego cosió su piel y formó con
ella dos sacos de boca ancha que llenó con lo que había cortado. Un saco contenía toda la
carne, pero ésta la ocultó bajo el estómago, que es la parte menos apetecible de cualquier
animal; el otro contenía los huesos, ocultos bajo una espesa capa de grasa. Cuando
ofreció a Zeus los dos sacos para que eligiera, Zeus, fácilmente engañado, eligió el que
contenía los huesos y la grasa
(que siguen siendo la porción divina), pero castigó a Prometeo, que se reía de él a sus
espaldas, privando a los hombres del fuego. « ¡Que coman las carne cruda!», exclamó.
Prometeo fue inmediatamente a ver a Atenea y le pidió que lo dejara entrar secretamente
en el Olimpo, cosa que ella le concedió. Una vez allí, encendió una antorcha en el carro
ígneo del Sol y luego arrancó de éste un fragmento de carbón vegetal incandescente que
metió en el hueco formado por la médula de una cañaheja. Luego apagó la antorcha, salió
a hurtadillas y entregó el fuego a la humanidad. Zeus juró vengarse. Ordenó a Hefesto
que hiciera una mujer de arcilla, a los cuatro Vientos que le insuflaran la vida y a todas
las diosas del Olimpo que la adornaran. Y envió a esa mujer, Pandora, la más bella jamás
creada, como regalo a Epimeteo, bajo la custodia de Hermes. Pero Epimeteo, a quien su
hermano advirtió que no debía aceptar el regalo de Zeus, se excusó respetuosamente.
Más enfurecido aún que antes, Zeus hizo encadenar a Prometeo desnudo a una columna
de las montañas del Caucase, donde un buitre voraz le desgarraba el hígado durante todo
el día un año tras otro; el tormento no tenía fin, porque cada noche (durante la cual
Prometeo estaba expuesto al frío y la escarcha) el hígado volvía a crecer hasta estar
nuevamente entero.

Pero Zeus, poco dispuesto a confesar que se había mostrado vengativo, excusaba su
crueldad haciendo circular una falsedad: decía que Atenea había invitado a Prometeo al
Olimpo para tener con él un amorío secreto. Epimeteo, alarmado por la suerte de su
hermano, se apresuró a casarse con Pandora, a la que Zeus había hecho tan tonta,
malévola y perezosa como bella, la primera de una larga casta de mujeres como ella.

Poco tiempo después abrió una caja que según le había advenido Prometeo a Epimeteo,
debía mantener cerrada, y en la cual le había costado gran trabajo encerrar todos los
Males que podían infestar a la humanidad, como la Vejez, la Fatiga, la Enfermedad, la
Locura, el Vicio y la Pasión. Todos ellos salieron de la caja en forma de una nube,
hirieron a Epimeteo y Pandora en todas las partes de sus cuerpos y luego atacaron a la
raza de los mortales. Sin embargo, la Esperanza Engañosa, a la que también había
encerrado Prometeo en la caja, les disuadió con sus mentiras de que cometieran un
suicidio general.
II. Responde las siguientes preguntas en tu cuaderno:

1. ¿Qué características comparten los tres mitos leídos? Explica

2. ¿En qué tiempo se sitúan las narraciones? Justifica

3. ¿Qué intenta explicar el mito de Treng-Treng y Kai-Kai?

4. ¿Qué importancia tiene el hombre en el mito de la creación cristiana?

5. De acuerdo con el mito 3 ¿Crees que de verdad existió alguna vez la Atlántida? Justifica

6. ¿Qué es la caja de Pandora? Explica

7. ¿Con qué personaje histórico relacionas a Prometeo? ¿Por qué?

III. Escoge uno de los mitos leídos e inventa un nuevo final.

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