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Como en la lectura de el principito nos hace referir a lo inocentes que son los niños

El Principito, escrito por Antoine de Saint-Exupéry, es una obra literaria icónica que ha
cautivado a generaciones de lectores en todo el mundo. A través de sus páginas, se nos
presenta un mundo imaginario en el que un joven príncipe viaja de planeta en planeta,
encontrando a diferentes personajes que representan diferentes aspectos de la naturaleza
humana. A pesar de la diversidad de personajes y situaciones, una idea central que se
destaca en toda la obra es la inocencia y pureza de los niños.

La figura del príncipe en sí mismo es un símbolo de la inocencia infantil. El príncipe es un


personaje puro y sin malicia que se embarca en un viaje de descubrimiento en el que busca
comprender el mundo que lo rodea. Su curiosidad y apertura de mente lo llevan a
cuestionar las normas establecidas y a desafiar la forma en que los adultos ven y entienden
el mundo. A través de su mirada fresca y sin prejuicios, el príncipe nos muestra la belleza y
complejidad de la vida que los adultos suelen pasar por alto.

Además del príncipe, otros personajes en la obra también representan la inocencia infantil.
Por ejemplo, la rosa que el príncipe deja en su planeta natal es un símbolo de la fragilidad y
la inocencia. A pesar de su belleza, la rosa es vulnerable y necesita protección y cuidado
para sobrevivir. Del mismo modo, el zorro que el príncipe conoce en su viaje también es un
símbolo de la inocencia y la pureza. El zorro representa la amistad y el amor, y enseña al
príncipe la importancia de las conexiones emocionales genuinas y el valor de la lealtad.

La idea de la inocencia infantil también se refleja en la forma en que el príncipe interactúa


con los adultos que conoce en su viaje. A menudo, el príncipe se sorprende por la falta de
imaginación y creatividad que encuentran en los adultos, y se pregunta por qué no pueden
ver el mundo de la misma manera que él lo hace. A través de estas interacciones, se nos
muestra cómo los adultos pueden perder de vista la belleza y la complejidad del mundo
debido a sus propias preocupaciones y limitaciones. Al mostrar esta brecha entre la forma
en que los niños y los adultos ven el mundo, el Principito destaca la importancia de
mantener la inocencia y la apertura de mente a medida que crecemos.

En definitiva, la obra de El Principito es un llamado a mantener la inocencia y la pureza de


los niños en nuestra vida diaria. A través de la figura del príncipe y otros personajes, se nos
muestra la belleza y complejidad del mundo que a menudo pasamos por alto en nuestra
vida diaria. Al mantener una mente abierta y una curiosidad constante, podemos seguir
descubriendo el mundo que nos rodea y encontrar la felicidad en las conexiones
emocionales genuinas.

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