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Capítulo 2

Sin resultados estás muerto

El mundo exige resultados.


No le cuentes a otros tus dolores de parto, muéstrales al niño.
INDIRA GANDHI

Cuando alguien lleva su dinero a un banco y contrata un depósito, espera como resultado
mantener el dinero y, además, conseguir unos intereses lo más altos posible. Cuando compra
acciones de una empresa, lo hace pensando que la acción aumentará su valor y le pagará unos
dividendos.

El emprendedor que pone en marcha un proyecto, arriesga sus ahorros o pide crédito con el
objetivo de que ese proyecto sea un éxito y le compense su inversión y esfuerzo personal. El que
pone una tienda de ropa para niños en un centro comercial espera recuperar su inversión y tener
un medio de vida rentable.

Todos sin excepción esperan legítimamente conseguir resultados, y cuanto mejores, mejor. Es
natural que aspiren a conseguir un beneficio que premie el riesgo asumido y el empeño puesto en
ello. Sin esa expectativa, nadie se esforzaría ni arriesgaría su dinero.

Al fin y al cabo, todos esperamos resultados en todo lo que hacemos. Supongo que hasta el
sacerdote de una parroquia de barrio quiere y necesita tener resultados en su trabajo. Será aumentar
el número de personas que acuden a misa, mejorar las colectas para los más necesitados,
incrementar las obras sociales de la parroquia, o cualquier otra acción de carácter solidario. Pero al
final, el párroco busca resultados porque habrá alguien por encima de él que los mida y los controle.

En las empresas, cualquiera que sea su objetivo social, nacionalidad y tamaño, lo de los
resultados es simplemente su razón de ser. Forma parte de su ADN. En realidad, es su ADN, y no
digamos si son empresas cotizadas en bolsa y con alcance multinacional. En ésas, ese significado
se potencia aún más.

Los resultados son sin duda el leitmotiv de las compañías de todo el mundo, y el sistema está
montado así, nos guste más o nos guste menos. Lo llamemos capitalismo o liberalismo económico
o economía de mercado, el caso es que todo el mundo busca resultados, y para las empresas eso es
su brújula. Todo lo demás que ocurre en el seno de las empresas y organizaciones que buscan
beneficio gira en torno a la palabra sagrada: performance para unos, y resultados para otros.

Por lo tanto, las empresas que no consigan resultados sostenibles y recurrentes están
simplemente muertas. Y sus líderes también. Así de crudo y de real.

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