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Actualmente tomamos esta palabra relacionándola con la búsqueda de un ideal o la formula que nos
lleve al resultado deseado incluso podríamos atrevernos a decir que llego a ser mercadotecnia debido a
lo que siguiente “Convertirlo en una fórmula de consumo, como producto sin riesgo ni atrevimiento, sin
exceso de locura. Se evita toda negatividad, todo sentimiento negativo. El sufrimiento y la pasión dejan
paso a sentimientos agradables y a excitaciones sin consecuencias” (Han, 2017 p.33). Y al verlo desde
este enfoque se entiende que este amor debe ser garantizado es decir que mi pareja debe amarme de la
misma manera por el solo hecho de yo hacerlo.
Otro aspecto moderno del amor son las redes sociales que forman la esencia de comprometerse a una
cita sin llevarse sorpresas o decepciones, es decir se toma como la búsqueda de un producto o servicio
al cual debemos evaluar o verificar la calidad del mismo por lo que “Estar conectado es más económico
que estar relacionado, pero también bastante menos provechoso en la construcción de vínculos”
(Bauman, 2017 p. 88)
Uno de los autores que inicio con algunos términos es Platón en su obra el dialogo de la República, Lisis,
Fedro y Banquete siendo en esta ultima donde redacta una platica con la sacerdotisa Diotima que
concibe al amor en varias etapas, primero el amor a la belleza, en seguida, a la belleza en muchos
cuerpos, por último, el amor al alma virtuosa, enamorarse del alma de la persona, es decir, la belleza
incorpórea intangible irrepetible. Mas adelante vendrían concepciones diferentes como la de Marsilio
Ficino, influenciado por Platón expone, “Amor, significa: morir en el otro, sin duda cuando te amo, al
amarte me reencuentro en ti que piensas en mí, y me recupero en ti que conservas lo que había perdido
por mi propia negligencia. Al olvidarse de sí mismo en el otro, al mismo tiempo me recupero en tu
reconocimiento” sin duda, aquí ya existe un reconocimiento profundo de sobre la importancia de una
relación, es decir el amor únicamente surge ahí donde es compartido y reconocido. Sin embargo, nada
como la concepción de Octavio Paz el poeta de piedra del sol que dice que el amor es elección.
No debemos olvidarnos de la amistad dentro de este campo sentimental y para ello recurrimos al buen
Aristóteles que la divide en tres tipos o clases de la misma: por interés o utilidad, por placer y la amistad
perfecta en la que se desea el bien para ambas partes. Los dos primeros obedecen a un interés o incluso
son accidentales y están destinados a durar poco, el tercero es perdurable y es uno de los bienes más
altos a que puede aspirar la humanidad, pero no confundir la idea del amor con la amistad, aunque el
amor nace también de la elección, ocupa un lugar distinto al de la amistad. “Su fuego es más activo,
punzante y ávido; pero es un fuego temerario y voluble un fuego febril, mientras que la amistad es un
calor parejo y universal, templado y a la medida un calor constante tranquilo, todo dulzura y pulimento,
sin asperezas. La amistad es una virtud social más duradera que el amor. Para los jóvenes, dice
Aristóteles, es muy fácil tener amigos, pero con la misma facilidad se deshacen de ellos; la amistad es
una afección más propia de la madurez. El amor nace de un flechazo; la amistad del intercambio
frecuente y prolongado. El amor es instantáneo; la amistad requiere tiempo” (Paz, 1995).