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¿Real o no?

Hoy en dia el interior y el exterior son cosas que parecen ser uno mismo, ya no existe esa
diferenciación de mi yo interior y lo que yo decido que sea público. Uno mismo ya no es juez de si
mismo, esperamos que los demás opinen sobre nosotros y se creen una idea en base a lo que se
ven, creando un espectáculo divino.

Si no soy visto, no soy reconocido. El mundo de ahora exige exponer tu vida a los demás, crear
redes que te lleven a conocer a más personas sin saber si te juzgaran por la persona y espectáculo
que creas en las redes. Subir fotos, videos, pensamientos o lo que sea a redes sociales es necesario
para ser visto y por lo tanto para comprobar tu simple existencia. Para nosotros, las nuevas
generaciones, es completamente normal publicar y crear “contenido” para las redes sociales,
tenemos ese sentimiento de ser vistos, de querer volvernos virales y que más gente nos vea
porque si no soy visto por personas que no conozco siento que no existo.

El discurso de las redes sociales es una red en donde todos aparentamos ser felices no tener
preocupaciones y sobretodo tener ese estigma social que todos buscamos. Dejamos de ser
nuestros propios jueces y pasamos a dejar que los demás opinen, le quitamos el peso a nuestras
palabras para dárselo al otro. La facilidad de ser visto es indispensable para ser juzgados con la
mirada ajena.

Hoy en día es necesario recordarnos y crear un discurso más acerca de lo visto en redes sociales, lo
que vemos en las redes en un constructo social para encajar y ser aceptado, pero recordemos lo
visto en las redes no es real.

Muerte y vida, una sola.


La canción nos hizo recordar que no nos tomamos un momento para apreciar lo que tenemos,
para verlo y abrazarlo, parece que ya no tenemos tiempo. Vivimos en instantes que pretendemos
que duraran para siempre, sin hacernos pensar que preferimos un instante encima de la duración
de nuestras vidas.

Todo lo que nos rodea las personas, las plantas, los animales, etc., algún dia dejaran de existir. La
muerte es algo que nos tiene pensando a todos, esperamos su llegada al final del todo, pero nunca
va dejar de sorprendernos. La muerte, la amiga de la vida y el temor que no nos deja vivir en paz,
es la que nos acompaña para obligarnos y decirnos que tenemos que vivir.

Desde que nacimos solo esperamos su llegada, unos tenemos miedo a morir y muchos otros
entendemos que es algo inevitable, algo que en cualquier momento sucederá y sin darnos cuenta
el día de mañana podemos estar y ser parte de ella. Esto nos obliga a querer vivir nuestra vida,
pero ¿en qué sentido voy a vivirla? Lamentablemente no hay un manual en donde se nos diga
como tenemos que vivir y crear nuestra vida porque si lo fuera así no habría sentido.

Hoy en día tomamos como guía a lo que vemos, a ese constructo social que nos rodea, lo
tomamos como parte esencial en nuestras vidas y con ella tomada de la mano caminamos en la
dirección donde tenemos una opinión colectiva. Todo esto nos crean miedos y dejamos de querer
vivir porque sentimos que no encajamos, por más que deseemos no vivir porque todo nos está
haciendo sentir mal, la vida nos da un golpe y nos recuerda que la vida y la muerte son una opción.
Como dijimos en el principio la muerte nos orilla a vivir, ya dependerá de nosotros como
decidamos vivir.

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