Está en la página 1de 11
EI cuerpo reencontrado Si el sujeto se estructura en el interior de La red discursiva, lo hace a varios niveles. ,Cudles son esos niveles? Aquf interviene nuevamente un tercer término. En efecto, si el “‘pensamiento temario” que ya evoca- mos con los nombres de Frege y Peirce, permite recuperar el problema de la construccién de lo real, eliminado por la bidimensionalidad del mo- , delo saussureano de signo, juega también un papel capital en la concep- tualizacién de los niveles de funcionamiento a través de los cuales se construye el sujeto en el seno de Ja semiosis. El punto de partida de esta conceptualizacién lo encontramos en la cétebre trilogfa peirciana del fcono, el {ndice y el simbolo; recordemos que esta categorizaci6n interviene cuando se trata de considerar los sig- nos en surelacién con sus objetos.[48] En el interior de la Terceridad que es el orden del sentido, de la “representaci6n”, el icono es un primero, el indice un segundo y el sfmbolo un tercero. El tercer término que aqui reintroducimos es sin duda el indice, que corresponde a un modo de fun- cionamiento olvidado durante mucho tiempo: la reflexi6n sobre los sig- nos y la comunicaci6n fue dominada por otro binarismo, que consiste en distinguir por un lado Jos fenémenos propiamente lingiiisticos (en la ter- minologfa de Peirce, el orden del sfmbolo) y, por el otro... todo el res- to. Este binarismo fue consagrado en “‘teorfa de la informacién” por la distincién entre “cédigos digitales” (cuyo lenguaje es el ejemplo mds acabado) y “cédigos analégicos”, los primeros constituidos por unidades discretas y combinables, teniendo Jos segundos, como soporte, una ma- teria significante continua, es decir, que no presenta articulaciones entre unidades claramente diferenciadas una de otras (como por ejemplo todas las especies de imagenes). Desde hace mucho tiempo se acostumbra oponerlo arbitrario de los signos lingiifsticos al cardcter “no arbitrario” (0 “motivado”) que funda los fenémenos icénicos: la palabra “mesa” no se parece al objeto que de- signa; mientras que la fotograffa de un gato no lo serfa si no hubiera una semejanza entre el “referente” y su representaci6n. Ahora bien, el inte- rés de los procesos indiciales es no corresponderni a una ni a otra de esas 140 www.esnips.com/web/Lalia dos categorfas: el humo es con certeza un fndice no arbitrario del fuego, pero no se le parece.[49) “(Un indice es) un signo... que remite a su objeto no tanto porque tenga alguna semejanza o analogfa con él, ni porque se lo asocie con los caracteres generales que posee, cuanto porque est en conexién dindmi- ca (comprendida dilf la espacial) con el objeto individual, por un lado, y con los sentidos o la memoria de la persona pafa quien sirve como sig- no, por el otro.”"{50) “Los indices se pueden distinguir de los otros sig- Nos... por tres rasgos caracteristicos: en primer lugar, no tienen ningu- na semejanza significante con sus objetos; en segundo lugar, remiten a individuos, unidades singulares, colecciones singulares de unidades, o de continuos singulares; en tercer lugar, Uaman la atencién sobre sus ob- jetos por impulso ciego.”{51} Dos campos fundamentales de la discursividad pueden entonces ser tratados a partir de la noci6n de funcionamiento indicial: los compor- tamientos sociales en su dimensi6n interaccional, y las estructuraciones de los espacios sociales, incluyendo entre éstos a los “sistemas de obje- tos”; constituyendo Ia articulaci6n entre ambos campos la materialidad significante de la semiosis social. Si el pufio cerrado agitado de una manera amenazante puede signi- ficar, per un mecanismo indicial, la agresi6n posible, ello es asf porque el acto de ce:rar el pufio es un fragmento de una secuencia conductal de ataque, que ha sido extrafda de la secuencia para significarla. Peirce hablaba a este propésito de lazo existencial entre el signo y su objeto. E] nivel de funcionamiento indicial es una red compleja de re- envfos sometida a la regla metonimica de la contigiiidad: parteftodo; aproximacién/alejamiento; dentro/fuera; delante/detrés; centro/ perife- Tia; etcétera, El pivote de este funcionamiento, que Hamaré la capa me- tonimica de produccién de sentido, es el cuerpo significante.[52] El cuer- po es el operador fundamental de esta tipologia del contacto, cuya prime- raestructuracion corresponde a las fases iniciales de lo que Piaget llama- ba el perfodo sensomotriz, anterior al lenguaje.[53] Podemos comprender mejor la naturaleza y el funcionamiento de esta capa metonfmica de produccién de sentido con el auxilio de la distin- ci6n entre simetrfa y complementaridad, propuesta por Gregory Bateson. Una de las primeras formulaciones de esta distincién data de 1935, un afio antes de la publicacién de su célebre obra sobre los Jatmul.[54] Fue introducida en relacién con problemas ajenos.a la cuesti6n del cuerpo significante: se trataba de describir tipos de diferenciacién social entre grupos en el interior de una sociedad. Esta diferenciacién opera segiin un principio de simezria cuando las respuestas de un grupo B a los compor- tamientos X, Y, Z de otro grupo A son del mismo tipo: X, Y, Z. En otras www.esnips.com/web/Lalia 141 palabras, a un comportamiento dado se responde con una secuencia del mismo comportamiento. Por ejemplo, se responde ala agresion con agre- si6n, a una oferta se responde con otra oferta. El principio de diferencia- cién se puede llamar complementario cuando ciertas conductas desenca- denan, como respuestas, conductas de naturaleza diferente pero que tie- nen con las primeras un enlace especffico de correspondencia. Sobre es- te iltimo principio reposan, como Bateson mismo lo sefialé mas tarde al generalizar estas nociones, las relaciones que se describen inevitable- mente en parejas de términos tales como: dominacién/ dependencia; sa- dismo/masoquismo; exhibicionismo/voyeurismo; etcétera... En un art{culo de 1949 en e] que Bateson retomaba la distincién simetrfa/com- plementaridad a propésito de una descripcin de ta cultura balinesa, re- marcaba de paso: “Es interesante notar que todos los modos asociados con las zonas erégenas, por mds que no sean claramente cuantificables, definen temas que conciernen a las relaciones de complementari- dad”.[55] En un trabajo de 1964, Bateson enumera toda una serie de fe- n6émenos que ilustran las “estracturas complementarias de interaccién”. En primer lugar, “todos los temas asociados con las Zonas erégenas — intrusiOn, invasién, exclusi6n, eyeccién, retencién y asf sucesivamen- te— son complementarios”. En segundo lugar, “podemos afiadir los te- mas relacionados con Ia locomocién y la mecdnica corporal —-soporte, equilibrio, levantarse y caer, control, alcanzar (reach), asir (grasp), etcétera... (...) Una tercera categorfa de temas complementarios contie- ne aquellos que se asocian a, los érganos de los sentidos y ala percepcién —

También podría gustarte