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la tierra se quedó

sin su canto
trayectoria e impactos del bloque
norte en los departamentos de atlántico,
cesar, la guajira y magdalena. tomo ii
Informe N.º 11

Serie: Informes sobre el origen y la actuación


de las agrupaciones paramilitares en las regiones
la tierra se quedó
sin su canto

trayectoria e impactos del bloque norte


en los departamentos de atlántico, cesar,
la guajira y magdalena

tomo II

Informe N.° 11

Serie: Informes sobre el origen y la actuación


de las agrupaciones paramilitares en las regiones

Centro Nacional de Memoria Histórica


LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO. TRAYECTORIA E IMPACTOS DEL
BLOQUE NORTE EN LOS DEPARTAMENTOS DE ATLÁNTICO, CESAR, LA
GUAJIRA Y MAGDALENA. TOMO II
Informe N.° 11
Serie: Informes sobre el origen y la actuación de las agrupaciones paramilitares en las regiones

Lukas Rodríguez Lizcano Orlando Carreño Robles


Coordinador de la investigación Fabián Pérez Medina
Adriana Montes Castilla
Ángela Hernández Moreno Dayanna Roa Calderón
Xiomara Pérez Galindo Laura Tovar Bohórquez
Karen Rojas Castellanos Ronald Alfaro García
Jonathan Brausin Pérez Ricardo Cubides Pinto
Juan Camilo Bustos Luis Martínez Hernández
Andrés Guerra Mendoza Nicolás Peña Aragón
Coinvestigadores Felipe Rodríguez Fonseca
Rodrigo Triana Sarmiento
Susana Lozada Osma
Diana Medina Zarrázola
Yohanna Vargas
Diego Fernando Amaya Ardila
Mauricio Arévalo Amaya
Rafael Andrés Martínez Perdomo
Jonathan Ramírez Álvarez
Asistentes de investigación

Gustavo Narváez Rodríguez


Bruce David Ochoa Ochoa
Jonathan Stucky Rodríguez
Equipo cuantitativo

CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA

Rubén Darío Acevedo Carmona


Director General

Gonzalo Sánchez Gómez


Director General (2011-2018)

Carlos Mario López Rojas


Director Técnico de la Dirección de Acuerdos de la Verdad (2022)

Natalia Niño Fierro


Directora Técnica de la Dirección de Acuerdos de la Verdad (2021)

Laura Montoya Vélez


Directora Técnica de la Dirección de Acuerdos de la Verdad (2021)

Jenny Juliet Lopera Morales


Directora Técnica de la Dirección de Acuerdos de la Verdad (2019-2020)

Álvaro Villarraga Sarmiento


Director Técnico de la Dirección de Acuerdos de la Verdad (2012-2019)
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO. TRAYECTORIA E IMPACTOS DEL
BLOQUE NORTE EN LOS DEPARTAMENTOS DE ATLÁNTICO, CESAR, LA
GUAJIRA Y MAGDALENA. TOMO II
Informe N.° 11
Serie: Informes sobre el origen y la actuación de las agrupaciones paramilitares en las regiones

ISBN Impreso: 978-958-5500-87-7


ISBN Digital: 978-958-5500-89-1

Primera edición: abril de 2022

Número de páginas: 568

Formato: 15x23 cm

Líder Estrategia de Comunicaciones


Bibiana Rosero Peraza

Edición y corrección de estilo


Martha J. Espejo Barrios

Diseño y diagramación
Leidy Sánchez Jiménez

Fotografía de portada
Portada: © Daniela Gómez Manrique

Impresión
Imprenta Nacional de Colombia
© Centro Nacional de Memoria Histórica
Carrera 7 # 27-18 piso 24 Bogotá
PBX: (571) 7965060
comunicaciones@cnmh.gov.co
www.centrodememoriahistorica.gov.co
Bogotá D.C., Colombia

Impreso en Colombia. Printed in Colombia


Queda hecho el depósito legal.

Cómo citar:
Centro Nacional de Memoria Histórica (2022). La tierra se quedó sin su canto. Trayectoria e impactos del
Bloque Norte en los departamentos de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena. Tomo II. Informe N.º 11,
Bogotá, CNMH.

Este informe es de carácter público. Puede ser reproducido, copiado, distribuido y divulgado, siempre y
cuando no se altere su contenido, se cite la fuente o, en cualquier caso, se disponga la autorización del
Centro Nacional de Memoria Histórica como titular de los derechos patrimoniales de esta publicación.
Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia

Centro Nacional de Memoria Histórica


La tierra se quedó sin su canto : trayectoria e impactos del blo-
que norte en los departamentos de Atlántico, Cesar, la Guajira y
Magdalena / Centro Nacional de Memoria Histórica. -- 1a ed. --
Bogotá : Centro Nacional de Memoria Histórica, 2022.
2 v. – (Informes sobre el origen y la actuación de las agrupacio-
nes paramilitares en las regiones ; Informe no. 11)

Contiene bibliografía.

ISBN 978-958-5500-86-0 (tomo I, impreso) -- 978-958-5500-89-
1 (tomo II, pdf) -- 978-958-5500-87-7 (tomo II, impreso) -- 978-
958-5500-88-4 (tomo I, pdf)

1. Centro Nacional de Memoria Histórica - Informes 2. Auto-
defensas Unidas de Colombia - Historia 3. Paramilitarismo – His-
toria - Colombia 4. Paramilitares - Colombia 5. Conflicto armado
- Colombia 6. Personas desaparecidas - Colombia 7. Narcotráfico
- Colombia I. Título II. Serie

CDD: 303.6609861 ed. 23 CO-BoBN– a1089270


CONTENIDO xx

CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS


DERECHOS HUMANOS Y AL DERECHO INTERNACIONAL
HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE_______ 19

1.1 Despojo de tierras y apropiación indebida de bienes


muebles e inmuebles____________________________________ 19

1.1.1 Introducción_______________________________________ 19

1.1.2 Despojo de tierras___________________________________ 22

1.1.3 Modalidades de despojo desplegadas por el Bloque Norte____ 35

1.1.4 Los fines del despojo por el Bloque Norte________________ 47

1.1.5 Afectaciones diferenciales y violaciones sistemáticas


a los DD. HH. asociadas al despojo__________________________ 53

1.1.6 Violaciones sistemáticas a los derechos humanos


asociadas al despojo_____________________________________ 55

1.1.7 Apropiación indebida de bienes muebles_________________ 57

1.1.8 Tendencias de la apropiación indebida de bienes por el


Bloque Norte___________________________________________ 59

1.1.9 La justificación del hurto y el saqueo de bienes civiles_______ 61

1.1.10 Modalidades de apropiación indebida de bienes__________ 62

1.1.11 Consideraciones finales_____________________________ 66

1.2 Desplazamiento forzado______________________________ 67

1.2.1 Situación del desplazamiento forzado en los territorios


de operación del Bloque Norte de las AUC____________________ 68

1.2.2 Antecedentes del fenómeno de desplazamiento forzado


en la región____________________________________________ 71

7
1.2.3 Dinámicas y modalidades de desplazamiento forzado
en procesos de incursión_________________________________ 77

1.2.4 El arrasamiento de poblaciones como modalidad de


desplazamiento en el periodo de incursión___________________ 79

1.2.5 El efecto expulsor de la masacre_______________________ 86

1.2.6 El desplazamiento con ocasión del proceso de expansión


y consolidación________________________________________ 90

1.2.7 Expansión a nuevos territorios________________________ 92

1.2.8 Control territorial__________________________________ 94

1.2.9 El despojo posterior al desplazamiento_________________ 95

1.2.10 Control social____________________________________ 99

1.2.11 Consecuencias del desplazamiento en palabras


de las víctimas_________________________________________ 101

1.2.12 Datos sobre el acceso a la justicia_____________________ 104

1.2.13 Consideraciones finales____________________________ 105

1.3 Reclutamiento ilícito y utilización de niñas, niños


y adolescentes_________________________________________ 106

1.3.1 Aproximación al reclutamiento desde los momentos y


necesidades de la estructura______________________________ 108

1.3.2 La “voluntad” como explicación de la utilización de NNA___ 112

1.3.3 La fuerza como mecanismo de reclutamiento ilícito_______ 114

1.3.4 Resistencia al reclutamiento por parte de las madres en


Barranquilla__________________________________________ 116

1.3.5 Experiencia de las personas menores de edad al


interior del grupo______________________________________ 119

1.4 Regulación de la economía___________________________ 120

8
1.4.1 Regulación con objetivos bélicos______________________ 120

1.4.2 Regulación de precios de las mercancías________________ 123

1.4.3 Regulación de prácticas_____________________________ 125

1.5 Delitos contra el sufragio____________________________ 126

1.5.1 Designación de candidatos___________________________ 127

1.5.2 Exclusión de candidatos no alineados__________________ 128

1.5.3 Mecanismos de fraude y coerción electoral______________ 129

CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS


POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN__________ 133

2.1 Afectaciones a mujeres______________________________ 133

2.1.1 Introducción______________________________________ 133

2.1.2 Violencia Sexual (VS) y Violencia Basada en Género


(VBG) contra las mujeres como conducta sistemática y
generalizada__________________________________________ 135

2.1.3 Diversas violencias asociadas al género experimentadas


por las mujeres: eventos de violencia individual y masiva_______ 144

2.1.4 Afectaciones a mujeres líderes: despojo de tierras y


victimizaciones asociadas________________________________ 149

2.1.5 Consideraciones finales_____________________________ 155

2.2 Afectaciones a la población LGBTI_____________________ 155

2.3 Afectaciones a pueblos indígenas______________________ 168

2.3.1 Violencia contra los pueblos originarios_________________ 168

2.3.2 Ubicación de los resguardos indígenas__________________ 169

2.3.3 El territorio como factor de incidencia de grupos


paramilitares__________________________________________ 171

2.3.4 Afectaciones colectivas______________________________ 176


9
2.3.5 Afectaciones individuales con impacto colectivo__________ 180

2.3.6 Consideraciones finales_____________________________ 184

2.4 Afectaciones a comunidades afrocolombianas___________ 184

2.4.1 Violencia contra las comunidades afrocolombianas________ 186

2.4.2 Violaciones y afectaciones sobre las comunidades


negras – afrocolombianas________________________________ 189

2.5 Afectaciones en la comunidad universitaria_____________ 194

2.5.1 Introducción______________________________________ 194

2.5.2 Universidad Popular del Cesar (UPC)__________________ 194

2.5.3 Universidad del Atlántico (UA)_______________________ 210

2.5.4 Universidad del Magdalena (Unimag)__________________ 232

2.5.5 Consideraciones finales_____________________________ 247

2.6 Afectaciones a sindicatos_____________________________ 248

2.6.1 Introducción______________________________________ 248

2.6.2 Participación del DAS en la violencia antisindical


del Bloque Norte_______________________________________ 250

2.6.3 Afectaciones a sindicatos del sector salud_______________ 251

2.6.4 Sector de servicios públicos__________________________ 256

2.6.5 Minería y sindicatos________________________________ 257

2.6.6 Cicolac – Nestlé___________________________________ 261

2.6.7 Agroindustria_____________________________________ 266

2.6.8 Sindicatos de FECODE y ADEA______________________ 272

CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y


RELACIONAMIENTO DEL BLOQUE NORTE
CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS_________________ 275
10
3.1 Relaciones del Bloque Norte con la fuerza pública________ 275

3.1.1 Antecedentes______________________________________ 277

3.1.2 Relaciones entre el Bloque Norte y la Fuerza Pública_______ 278

3.1.3 Unidades de la Fuerza Pública involucradas con


el Bloque Norte________________________________________ 281

3.1.4 De militares a integrantes del Bloque Norte______________ 311

3.1.5 Ejecuciones extrajudiciales -falsos positivos-_____________ 315

3.2 Relaciones y pactos políticos__________________________ 319

3.2.1 Relaciones políticas en el departamento del Atlántico______ 323

3.2.2 Relaciones políticas en el departamento de Cesar_________ 332

3.2.3 Relaciones políticas en el departamento de La Guajira_____ 343

3.2.4 Relaciones políticas en el departamento de Magdalena_____ 347

3.3 Relaciones del Bloque Norte con otros actores____________ 360

3.3.1 Relacionamiento con actores sociales___________________ 360

3.3.2 Comunidades locales_______________________________ 362

3.3.3 Iglesias y comunidades religiosas______________________ 363

3.3.4 Figuras de reconocimiento público____________________ 365

3.3.5 Consideraciones finales_____________________________ 367

CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,


FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS_________ 369

4.1 Fuentes legales de financiación________________________ 370

4.1.1 Minería y paramilitarismo___________________________ 370

4.1.2 Ganadería, latifundio y paramilitarismo________________ 379

11
4.1.3 Financiamiento por rentas de cultivos de palma de
aceite y banano________________________________________ 388

4.1.4 Contrabando de gasolina: un asunto fronterizo___________ 392

4.2 Fuentes de financiación ilegales_______________________ 400

4.2.1 Narcotráfico: un negocio con tintes locales______________ 400

4.3 Cooptación institucional_____________________________ 407

4.3.1 La salud, paramilitarismo y hospitales__________________ 407

4.3.2 Apropiación de recursos en universidades públicas________ 428

4.3.3 El caso del Instituto de Bienestar Familiar, ICBF__________ 434

4.3.4 Financiación a través del desfalco de las alcaldías locales____ 438

4.4 Consideraciones finales______________________________ 449

CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME,


DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR_________ 451

5.1 El rol de las subestructuras en la negociación entre el


Gobierno nacional y las AUC: actores y agenda______________ 453

5.2 Generalidades en torno al proceso de desmovilización_____ 458


5.3 La desmovilización de las Autodefensas del Sur del
Magdalena, Isla San Fernando (Los Cheperos)______________ 461
5.4 La desmovilización del Bloque Resistencia Tayrona_______ 463
5.5 Las desmovilizaciones de las subestructuras del Bloque
Norte: La Mesa y Chimila_______________________________ 464

5.5.1 Componente simbólico de la desmovilización en


La Mesa y Chimila______________________________________ 467

5.6 Particularidades del desarme y desmovilización de las


subestructuras del Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona
y Autodefensas del Sur del Magdalena e Isla San Fernando____ 471
5.6.1 Convocatoria, libretos, preconcentraciones y rutas
hacia los lugares de desmovilización________________________ 471
12
5.6.2 Simbología y narrativas durante las ceremonias de
desmovilización________________________________________ 479

5.7 Cambios en la denominación de frentes antes de la


desmovilización_______________________________________ 481

5.8 Vinculaciones con fines de desmovilización (VFD)________ 483

5.9 Desvinculación de menores de edad en el proceso de


desmovilización_______________________________________ 494

5.10 Enfoques diferenciales en el marco de la


desmovilización_______________________________________ 498

5.11 El proceso de reintegración: obstáculos y temores


frente a los incumplimientos_____________________________ 501

5.11.1 Motivaciones detrás de la desmovilización______________ 501

5.11.2 Percepciones frente al proceso de reintegración__________ 503

5.11.3 Ataques contra las personas desmovilizadas_____________ 508

5.12 Consecuencias del proceso de DDR: entre rupturas y


persistencias__________________________________________ 510

5.12.1 Cuestionamientos frente a la desmovilización y


entrega de armas_______________________________________ 510

5.13 Emergencia de los grupos posdesmovilización en la región_ 516

5.13.1 Dinámica departamental de los grupos posdesmovilización_ 519

5.13.2 El control estratégico sobre la Sierra Nevada de


Santa Marta___________________________________________ 524

5.14 Control social y revictimización por parte de los grupos


posdesmovilización: ¿nuevo o viejo accionar?_______________ 526

5.15 Contribuciones y limitaciones a la verdad, justicia y


reparación tras la desmovilización________________________ 527

5.16 Consideraciones finales sobre los procesos de DDR______ 531

BIBLIOGRAFÍA DE ESTE TOMO_______________________ 535

13
ACRÓNIMOS Y SIGLAS
TOMO II

ACCU: Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá


ACMG: Autodefensas Campesinas de Magdalena y La Guajira
ACR: Agencia Colombiana para la Reintegración
ADEA: Asociación de Educadores del Atlántico
AGC: Autodefensas Gaitanistas de Colombia
ANDAL: Asociación Nacional de Abogados Litigantes
ANTHOC: Asociación Nacional de Trabajadores de Hospitales y Clínicas
ANUC: Asociación Nacional de Usuarios Campesinos
ARN: Agencia Colombiana para la Reincorporación y la Normalización
ASOJUA: Asociación de Jubilados de la Universidad del Atlántico
ASPU: Asociación Sindical de Profesores Universitarios
AUC: Autodefensas Unidas de Colombia
AUDA: Autodefensas de la Universidad del Atlántico
BAPOP: Batallón La Popa
BN: Bloque Norte
CADH: Convención Americana sobre los Derechos Humanos
CAJAR: Colectivo de Abogados José Albear Restrepo
CCJ: Comisión Colombiana de Juristas
CICOLAC: Compañía Colombiana de Alimentos Lácteos S.A.
CICR: Comité Internacional de la Cruz Roja
CIDH: Comisión Interamericana de Derechos Humanos
CINEP: Centro de Investigación y Educación Popular
CNMH: Centro Nacional de Memoria Histórica
CNRR: Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación
CONVIVIR: Cooperativas de vigilancia y seguridad privada para la
defensa agraria o Servicios Comunitarios de Vigilancia y Seguridad Privada

15
CSJ: Corte Suprema de Justicia
CTI: Cuerpo Técnico de Investigación
CUT: Central Unitaria de Trabajadores
CV: Contribución Voluntaria
DAS: Departamento Administrativo de Seguridad
DAV: Dirección de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de
Memoria Histórica
DD.HH: Derechos Humanos
DDR: Desarme, Desmovilización y Reintegración
DIAN: Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales
DIDH: Derecho Internacional de los Derechos Humanos
DIH: Derecho Internacional Humanitario
ELN: Ejército de Liberación Nacional
EPL: Ejército Popular de Liberación
EPS: Empresas Prestadoras de Salud
FARC: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
FCSPP: Fundación Comité de Solidaridad de Presos Políticos
FECODE: Federación Colombiana de Educadores
FEDEGAN: Federación Colombiana de Ganaderos
FGN: Fiscalía General de la Nación
FJAA: Frente Juan Andrés Álvarez
FJPD: Frente José Pablo Díaz
GAULA: Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal
GMH: Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional
de Reparación y Reconciliación
HRW: Human Right Watch
ICBF: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
INCODER: Instituto Colombiano de Desarrollo Rural
INCORA: Instituto Colombiano de Reforma Agraria
INDEPAZ: Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz
IPS: Institución Prestadora de Salud
JEP: Jurisdicción Especial para La Paz
JYP: Justicia y Paz (Unidad Nacional de Fiscalías para La Justicia y La Paz)
LGBTI: Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales
MAICOPA: Muerte a Invasores, Colaboradores y Patrocinadores
MAPP OEA: Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la OEA
MIPOL: Movimiento de Integración Popular
MNJCV: Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad
MOE: Misión de Observación Electoral
NNA: Niños, Niñas y Adolecentes
OEA: Organización de Estados Americanos
OIT: Organización Internacional del Trabajo

16
ONIC: Organización Nacional Indígena de Colombia
ONU: Organización de Naciones Unidas
OWYBT: Organización Wiwa Yugumaiun Bunkuanarrua Tayrona
PGN: Procuraduría General de la Nación
PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
RUV: Registro Único de Víctimas
SAT: Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo
SINALTRAINAL: Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Industria de Alimentos
SINDIBA: Sindicato de Trabajadores Públicos del Distrito de Barranquilla
SINTRAGRICOLA: Sindicato de Trabajadores Agrícolas
del Departamento del Atlántico
SINTRAINAGRO: Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Industria Agropecuaria
SINTRAUNICOL: Sindicato de Trabajadores Universitarios de Colombia
SNSM: Sierra Nevada de Santa Marta
UA: Universidad del Atlántico
UAEGRTD: Unidad de Gestión de Restitución de Tierras Despojadas
UARIV: Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas
UNIMAG: Universidad del Magdalena
UPC: Universidad Popular del Cesar
VBG: Violencia Basada en Género
VFD: Vinculados con Fines de Desmovilización
VIH/SIDA: Virus de Inmunodeficiencia Adquirida / Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida
VS: Violencia Sexual

17
CAPÍTULO I
VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS
DERECHOS HUMANOS Y AL DERECHO
INTERNACIONAL HUMANITARIO
ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

1.1 Despojo de tierras y apropiación indebida de bienes muebles e


inmuebles

1.1.1 introducción

Los fenómenos del despojo de tierras y la apropiación indebida de bienes


muebles e inmuebles fueron elementos fundantes en la estrategia de guerra
y de control económico y político del Bloque Norte de las AUC. Estas prácti-
cas fueron el origen, pero también hicieron parte de varias de las formas de
victimización contra la población civil en los territorios tales como amena-
zas, desplazamiento forzado, masacres, homicidios selectivos, tortura, vio-
lencia basada en género, entre otras.

La complejidad del fenómeno del despojo se ve reflejada también en las


diferentes modalidades en las que se materializó, incluso conquistando es-
pacios tanto en la ilegalidad como en la legalidad. La práctica de despojo
adelantada por los paramilitares en el norte del país fue funcional a proyec-
tos económicos que requerían el reordenamiento del territorio, como fue el
caso de algunos macroproyectos agroindustriales o de actividades extrac-
tivas. De allí que las instituciones del Estado y parte de la élite política y

19
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

económica de las regiones hayan sido también puntos nodales en la conso-


lidación de la práctica paramilitar del despojo en el Magdalena, Atlántico,
La Guajira y Cesar.

En el contexto del conflicto armado en Colombia se debe tener en cuen-


ta, además, la dimensión social y cultural de la tierra y del territorio. Al
ser un fenómeno que se dio de forma predominante en las zonas rurales de
Colombia, el destierro que produce el despojo rompe con el tejido comu-
nitario y la conexión con el territorio. Para el campesinado, la tierra es el
eje de su subsistencia y alrededor de la cual se anida su forma de vida. En
el caso de las comunidades étnicas, el territorio es además el centro donde
se desarrolla su cultura y, por lo tanto, es vital en su conservación hacia el
futuro. Por estas razones, el derecho al acceso y tenencia de la tierra está
en el corazón de las causas y las disputas que se han dado en el conflicto
armado colombiano (CNMH, 2012, p. 65).

Colombia es uno de los países con mayor concentración de la tierra a nivel


mundial. Los indicadores muestran que la concentración de la tierra en el país
aumentó de forma paralela al fortalecimiento del accionar paramilitar, encabe-
zado por las AUC. De acuerdo con el índice GINI nacional sobre tenencia de la
tierra, entre 2002 y 2009 hubo un incremento del 2,5 por ciento, especialmente
en 2005, en el 57 por ciento del territorio nacional (Ibañez y Muñoz, 2009,
s.p.). Temporalmente estos datos coinciden con la consolidación de estructuras
como el Bloque Norte, así como la fase de negociación y desmovilización de
las AUC. Por su parte, los datos de la Comisión de Seguimiento a la Política
Pública sobre Desplazamiento Forzado muestran que de las 6.6 millones de
hectáreas perdidas o abandonadas registradas entre los años 1980 y 2010, el
79,3 por ciento corresponde al periodo que va de 1998 a 2008 (Comisión de
Seguimiento a la Política Pública sobre Desplazamiento Forzado, 2011, s.p.).

En el norte del país la concentración de la tierra se ve agudizada por la es-


tructura tradicional de la propiedad rural, que ha privilegiado la tenencia de
grandes extensiones en manos de pequeñas élites regionales, lo que a su vez
ha dejado en un rezago histórico al campesinado y a pequeños productores
rurales. Esto se ha reflejado en una trayectoria importante de los movimien-
tos y luchas reivindicativas sobre la tierra en esta región del país, empezando
por los primeros intentos de reforma agraria de los años treinta (Ley 200 de
936), pasando por la Ley 135 de 1961 sobre “reforma social agraria”, hasta
las movilizaciones campesinas de los años sesenta, setenta y ochenta. No
obstante, de forma paralela a estos procesos también surgieron proyectos de
contrarreforma agraria, entre los que se inscribe la práctica de despojo del
Bloque Norte (CNMH, 2012).

20
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Teniendo como base la información documentada por medio del Me-


canismo No Judicial de Contribución a la Verdad (MNJCV), esta sección
aborda la problemática del despojo en dos apartados, el primero relacio-
nado con el despojo de tierras y, el segundo, con la apropiación indebida
de bienes muebles e inmuebles por el Bloque Norte en los departamentos
de Cesar, Atlántico, La Guajira y Magdalena. Todo desde la óptica de las
violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

En la sección sobre despojo de tierras, en un primer momento, se analiza


la dimensión espaciotemporal que arroja este fenómeno en los departamen-
tos de incidencia del Bloque Norte, con el fin de situarlo en perspectiva con
respecto a los momentos de desarrollo y consolidación de la estructura, así
como de las estrategias implementadas. En este punto se hace mención espe-
cial a los departamentos de Magdalena y Cesar, que fueron los más afectados.
En segundo lugar, se observan las modalidades en las que se materializó el
despojo, como la venta a bajos precios, la figura del “testaferrato”,1 el despojo
administrativo y el despojo a través de las diferentes generaciones. En tercera
medida, se exponen y analizan los fines que persiguió el Bloque Norte a través
del despojo, según la información del MNJCV, entre los que se incluyen las
actividades agroindustriales y extractivas y la supresión de la organización
campesina y de los movimientos por la titulación de la tierra en estos depar-
tamentos. Asimismo, se abordan los aspectos discursivos por medio de los
cuales el grupo armado buscó justificar y legitimar esta práctica. En cuarto
lugar, se analizan las afectaciones diferenciales que produjo el despojo sobre
mujeres, así como los hechos victimizantes.

Finalmente, en la sección sobre apropiación indebida de bienes muebles


e inmuebles, se examinan los aspectos jurídico-formales que tiene el des-
pojo de bienes en el marco de los derechos humanos (DD. HH.) y del dere-
cho internacional humanitario (DIH), para así, en un segundo momento,
analizar su dimensión espaciotemporal. Las afectaciones diferenciales se
abordan en tercer lugar, así como las tendencias y modalidades que pre-
sentó la apropiación indebida de bienes por parte del Bloque Norte, en
cuarto y quinto lugar, respectivamente.

1 El delito de testaferrato está tipificado en el artículo 326 del Código Penal Colombiano (Ley 599
de 2000), como aquel en el que incurre “quien preste su nombre para adquirir bienes con dineros
provenientes del delito de narcotráfico y conexos”. En el marco del conf licto armado, el despojo
de tierras y bienes fue una práctica recurrente por los actores armados ilegales para alojar de
forma segura, en terceros coadyuvantes, los activos y rentas adquiridas de forma ilícita en medio
de la confrontación armada. De allí que el agente “testaferro”, como tercer actor asociado al con-
f licto, preste su nombre, identidad, firma y/o personería jurídica para administrar dichos activos
en favor de un grupo armado ilegal.
21
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

1.1.2 despojo de tierras

Dimensión espaciotemporal del despojo de tierras por el Bloque Norte

De acuerdo con los registros de la Unidad para la Atención y Reparación


Integral a las Víctimas (Uariv), entre los años 1993 y 2004 los departamen-
tos de Magdalena y Cesar fueron los más afectados por el despojo de tierras
en el marco del conflicto armado, con un acento más visible en el caso del
Magdalena. Es importante anotar que en estos registros no se incluyen los
departamentos de La Guajira y Atlántico, en tanto la UARIV no cuenta con
cifras. Como se muestra en la Figura 1, en 1997 se registró un aumento en
el número de casos en el Magdalena, alcanzando el pico en 1999 y una caída
significativa en 2000. Mientras que para el departamento del Cesar, con ci-
fras muy inferiores a las del Magdalena, el aumento se registra en 1997, pero
alcanza el pico en 2001.

Figura 1. Registro de casos de abandono o despojo de tierras en los


departamentos de Cesar y Magdalena

300
242
235

250
209
188

200

150
99

100
86

82
75

54
53

50
21

17
16
12
12
11

8
8

6
6
6

6
2
2

2
2

0
1993 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

Cesar Magdalena Total general

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

Por su parte, frente al número de casos de abandono o despojo de tierras


registrados que tuvieron como autor material estructuras paramilitares en el
mismo periodo (ver Gráfico 2), la tendencia para el caso del Magdalena si-
gue mostrando un aumento significativo en el año 1997 y su pico máximo
en 1999. Aunque en el caso del Cesar, la tendencia del despojo o abandono de

22
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

tierras se comienza a pronunciar entre los años 1996 y 1997, es hasta 2001 en el
que se da un aumento significativo y el pico se alcanza en 2003; año en el que
coinciden en el Magdalena en una segunda curva ascendente en el número de
casos. Aquí, de nuevo, el Magdalena presenta una incidencia mayor en el nú-
mero de registros respecto del Cesar. No se cuenta con los datos de La Guajira
y el Atlántico para este periodo.

Figura 2. Registro de casos de abandono o despojo de tierras


en los departamentos de Cesar y Magdalena, cuyos autores fueron
grupos paramilitares
250

200

150

100

50

0
1993 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

Cesar Magdalena

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

Dado que de lo anterior se puede inferir que el despojo de tierras propiciado


por el Bloque Norte en Magdalena y Cesar fue concomitante con los momen-
tos de incursión y consolidación de la estructura en esos departamentos, fue
precisamente en 1999 cuando el Bloque Norte consolida la región de Sabanas
de San Ángel. En el caso del Cesar, entre 2001 y 2003 se observa la consoli-
dación de frentes como el Juan Andrés Álvarez, encargado de administrar
seguridad a las rentas carboníferas en ese departamento. Asimismo, en 2003
se produjeron casos de despojo y abandono forzado de fincas por alias Trein-
tainueve, de manera muy pronunciada en el corregimiento de La Mesa, del
municipio de Valledupar.

A partir de la información documentada por el Mecanismo No Judi-


cial de Contribución a la Verdad (MNJCV), se constató que la incursión

23
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

del paramilitarismo en el departamento del Cesar estuvo acompañada por


el intento de algunos terratenientes de hacerse con tierras que el Estado
había asignado a campesinos a través de la política pública de reforma
agraria y titulación de predios de años anteriores. Esto se evidencia en
una de las contribuciones voluntarias al MNJCV de un líder comunitario
del municipio de Becerril (Cesar), que fue víctima de paramilitares. Se
señala, además, que este proceso liderado en la región por alias Tolemaida,
tuvo como consecuencia el desplazamiento forzado masivo de la pobla-
ción, sobre todo ante las amenazas hacia los campesinos que habían sido
beneficiarios de la titulación de tierras por el Instituto Colombiano para la
Reforma Agraria (Incora).

Edo.: Bueno, aquí esta zona le tocó a Tolemaida. (…)


Entr.: O sea, ya en el 2000… usted dice, en el 2000 ya era… fue el punto más…
Edo.: Sí.
Entr.: Más álgido. Pero ya estaba Tolemaida, en el 2000 ya estaba aquí
Tolemaida.
Edo.: Sí. (…) Después ahora con las versiones libres que uno va, entonces
esa que uno ha podido ya identificar. Bueno, entonces se viene lo que es
la… quedan las parcelas solas…
Entr.: Les frenaron el proceso.
Edo.: Exacto, frenaron. Entonces lo que se decía era que… que los terrate-
nientes iban a tratar de… de recuperar esas tierras a pesar de que el Estado
se las había pagado.
Entr.: Eso ya lo habían legalizado.
Edo.: Sí, lo habían legalizado, el Incora compró, se lo entregó a cada cam-
pesino. Y entonces se decía era que ellos iban a recuperar esas tierras con…
Entr.: ¿Esos campesinos se habían salido de ahí por miedo a las muertes o
porque llegaban directamente y les decían: se tienen que desplazar?
Edo.: Sí, mandaban a salir a todo el mundo. (CNMH, CV, 2018, 26 de julio)

En otra entrevista documentada como parte del MNJCV se constata que fue
aproximadamente entre 2000 y 2002 cuando la dinámica de despojo en el depar-
tamento del Cesar, en particular en el corredor minero, se presenta de manera
pronunciada. En el siguiente relato se señala que los paramilitares del Bloque Nor-
te construyeron una alianza con la compañía minera Prodeco, quien resultaba
beneficiada del despojo y abandono de tierras y bienes de los campesinos.

Entr.: Entonces está el caso de Prodeco… ¿Qué relaciones tenía Prodeco con
el grupo?
Edo.: Le brindaba ayuda económica.
Entr.: ¿Y para obtener cuáles beneficios por parte del grupo?

24
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Edo.: El beneficio de que despojaran la pobre población de sus tierras, de


sus pertenencias, llámese ganado, maquinaria… o casas.
Entr.: O sea, ¿además de prestar seguridad, también sacar a las personas de ahí?
Edo.: Además de prestar seguridad sacar a todos los individuos dueños
de sus propiedades. Con el pretexto de que eran guerrilleros, eran de las
FARC, eran del ELN… Por ejemplo, entonces le quitaron la vida a muchas
personas.
Entr.: ¿En qué año ocurrió esto de Prodeco aproximadamente?
Edo.: en el 2000… 2002, dos mil… sí. Sí. Ahí comenzaron a despojar, ahí
en Paloquemao despojaron un poco de gente también, hasta hicieron salir
corriendo… En eso… en esa fecha. (…) Eso dejan vacas, de todo, les tocó
dejar todo. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

Siguiendo los hechos que relacionan la incursión del Bloque Norte en el


Cesar con la dinámica del despojo de tierras, se encuentra que la entrada
de las AUC al municipio de Astrea se dio acompañada de ofertas del grupo
para la compra de fincas en esa población. Estas ofertas también habrían
tenido una función de inteligencia para el grupo armado, que ya convo-
caba reuniones públicas en el año 1996. Así lo manifiesta la comunidad
víctima campesina de Astrea.

Entr.: ¿Cuando llega el Bloque Norte, los paramilitares que ustedes identifi-
can ya son como AUC?
Edo.: En el 2000… en el 1980… 94, 95, todavía no estaban declarados,
públicamente. En 1996, por ahí en el mes de septiembre, ya convocaron
a reunión pública, aquí, en la plaza, ese día (…) cuando convocaron
una reunión un poco de uniformados y [yo pensé:] ¿esto qué? Ellos em-
pezaron allá, pero ya ellos estaban cincelando a nivel de servicios de
inteligencia, primero. Allá llegó a la finca un señor que él dijo que iba a
comprar la finca (…) se metía adonde uno estaba trabajando y le apare-
cía de pronto, y eso [dijo] que tenía plata, [que] tenía maquinaria, [que]
iba a traer maquinaria, que iba a… Y ofreciendo plata: que comprar la
finca, que iba a comprar todo esto, que le iba a poner acceso al público
(…) y, bueno, nosotros decíamos: ¿dónde quedó? Por todo esto compró
finca; lo emborrachábamos rico, porque iba a comprar a buen precio.
Nada, eso estaba haciendo un servicio de inteligencia, estudios. Cuando
de pronto aparecen vendedores, y los vendedores sí involucran mucho
la… tanto la fuerza de toda índole, se meten en forma secreta. Cuando
ese día aparecen ellos en una (…) reunión que convocaron, ahí, nos
convocaron ahí a la plaza, y ahí fue adonde dijeron que eran las AUC,
que venían de parte… Era el comandante [alias] Jimmy, cuando eso.
(CNMH, CV, 2019, 11 de junio)

25
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Por su parte, en el departamento del Magdalena la incursión paramilitar


ligada al fenómeno del despojo ya se habría dado para el año 1996. De acuerdo
con una contribución voluntaria sobre el impacto de la violencia paramilitar
en el Magdalena, para ese año los paramilitares entraron a la vereda Beju-
co Prieto de Chibolo y realizaron acciones violentas contra la población civil
como masacres, robo de ganado y despojo de tierras, en favor del Bloque Nor-
te, comandado por Jorge Cuarenta.

Entr.: ¿Y esos paramilitares ya se reconocían como AUC?


Eda.: Ya eran AUC. Ellos llegaron allá a Bejuco Prieto, entraron en el
96. Eso fue un lanzamiento a nivel nacional en todos los frentes (...) fue
la época de ellos.
Entr.: ¿Y en el 96 cómo entraron (…) a Bejuco Prieto…?
Eda.: Ellos entraron a todas las veredas, ellos ya se veían porque era
un pelotón como entró el Ejército. Más cuando el Ejército estaba re-
vuelto con ellos, la Policía. Ahí no sabía ni quién era quién, porque si
entraba el Ejército, entraba revuelto con ellos. Y eso es una cosa que…
Si nosotros nos quejábamos delante del Ejército, en seguida el Ejército
le daba las voces a ellos y ellos iban y conspiraban de una vez con uno.
Entonces, eso fue una violencia muy… la violencia más fuerte que se
vivió en el Magdalena fue una parte de Chibolo, en todos los aspectos,
en masacres, despojo de tierras, se llevaban el ganado, se llevaban todas
las pertenencias de uno. O sea, que el enriquecimiento de ellos fue pa’
ese sector, porque fue donde ellos más despojos de tierras tuvieron. Jor-
ge Cuarenta tenía más… mejor dicho, eso era pa’ él las autopistas más
grandes. Cuando él llegaba allá [decía la gente] llegó don Jorge. Todo el
mundo hablaba de don Jorge. Jorge era Jorge Cuarenta. (CNMH, CV,
2018, 4 de julio)

No obstante, en el Magdalena la práctica del despojo ya habría iniciado


alrededor del año 1993 con las organizaciones de autodefensas primige-
nias en esa región. De acuerdo con el relato de una víctima del resguar-
do del pueblo indígena Chimila, Issa Oristuna, en Sabanas de San Ángel
(Magdalena), con la incursión paramilitar se dio la compra de las parcelas
cercanas a este asentamiento indígena según el precio que impusiera el
grupo armado. Las parcelas malvendidas habrían sido adjudicadas a cam-
pesinos por parte del Estado.

Entr.: ¿Cómo fue el ingreso paramilitar allá? ¿En qué año empezaron a lle-
gar? ¿qué afectaciones cometieron?
Edo.: Bueno, es que los grupos armados comienzan desde el 93. Y, además
de eso, compraron finca al lado del asentamiento también.

26
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Entr.: ¿Comprada?
Edo.: Sí. Comprada, pues… o sea, uno dice comprada…
Entr.: Pero eso era más bien que despojaban ¿hacían ir a la gente de ahí…?
Edo.: Sí, más bien, más bien. Había gente que … bueno, como todos esta-
mos atemorizados que con amenaza y eso tenía que… le tocaba de venderle,
pues, al precio que ellos dijeran, no al precio que el dueño…
Entr.: Cuénteme alguna historia de alguna finca que hayan comprado
por ahí. ¿Quién vivía ahí? ¿A quién hicieron salir? ¿Qué pusieron ellos
en esa finca?
Edo.: Esa finca… esas fincas fueron parcelas. Eran parcelas que el go-
bierno les había repartido a los campesinos. (…) Entonces, de esos cam-
pesinos, por ahí [a] muchos campesinos les tocó obligatoriamente de
venderle a ellos, porque ellos venían comprando, y como, pues, tenían
con qué (…)
Entr.: ¿Y quiénes eran esas personas, las que intimidaban así? ¿Qué sabían
ustedes de ellos, de dónde venían?
Edo.: El grupo sí, pues, se denominaban autodefensas, pero uno no sabía
de dónde venían… (…) ellos directamente decían que eran autodefensas…
Entr.: ¿Ellos empezaron a llegar a esas tierras en qué fecha?
Edo.: Por ahí el 95. (CNMH, CV, 2018, 11 de septiembre)

27
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Mapa 1. Densidad de predios abandonados y/o despojados con


base en el total de solicitudes recibidas por la Unidad de Gestión
de Restitución de Tierras Despojadas (Uaegrtd)

Fuente: Unidad de Restitución de Tierras.

28
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Como se puede observar, la incidencia del despojo de tierras por el Bloque


Norte tuvo una mayor repercusión en los departamentos de Cesar y Magda-
lena, así lo constatan los registros de densidad de predios abandonados y/o
despojados de la Unidad de Restitución de Tierras. En el mapa se muestra que
el municipio de Valledupar es el que presenta mayor densidad de los cuatro
departamentos en los que hubo incidencia del Bloque Norte. Asimismo, la
densidad es alta en los municipios del norte y noreste del departamento del
Magdalena (ver Mapa 1).

Uno de los despojos emblemáticos en el departamento de Magdalena


por paramilitares del Bloque Norte ocurrió en 1997 en la finca La Pola,
ubicada en el municipio de Chibolo. Según información documentada por
medio del MNJCV, esta acción estuvo a cargo de los primeros grupos de
incursión denominados, en su momento, Frente John Jairo López; allí se
reunió a campesinos de las diferentes veredas y fueron amenazados para
que abandonaran la región. Los predios afectados fueron Santa Martica,
Boquilla, Planchas, Mulas, Mulas Altamaceras y Providencia, que com-
ponían Palizúa (Martínez Hernández, 2014). En una entrevista a un exin-
tegrante del Bloque Norte con operación en el Magdalena, se insinúa que
en estos predios, en particular en La Pola, se sospechaba la presencia de
la guerrilla, lo que entonces habría justificado la arremetida paramilitar.
Dicha inferencia se hace a partir de los movimientos campesinos que bus-
caron la titulación de esas tierras en años anteriores.

Entr.: ¿Dónde sabe que sí se quitaron tierras?


Edo.: (…) En La Pola, todita fue quitada. La Pola, Boquilla, Palizúa. Esas sí
fueron toditas quitadas.
Entr.: ¿Y esas por qué razón las quitaban?
Edo.: Bueno, [en] la tierra de La Pola lo que pasó fue que… el papá mío es
campesino. Él fue, cuando invasores de tierra. Cuando eso, era el Banco
Agrario. Ellos sí aceptaron un negocio con el Banco Agrario y como por ahí
estaban unos manes de la guerrilla, entonces ellos decían que no hicieran
convenios con el Estado, con Banco Agrario ni nada, que esas tierras…
ellos no las (…) tenían que pagar. Y ellos no se dejaron llevar de eso. Ellos
sí… los ayudó el banco, les hizo préstamos y todo. Entonces, ellos no acep-
taban reuniones con… con el Banco Agrario. Y la mayoría de esas tierras
no tenían dueño registrado en Instrumentos Públicos, sino fue cogido así
a lo macho, sostenido por la guerrilla, ¿ya? Entonces, era poquitico. Ahí, si
hay mil quinientas cabuyas de tierra, trescientas o cuatrocientas tuvieron
registradas acá en Instrumentos Públicos. Y la gente no aceptó y, entonces,
eso los afectó a ellos. Cuando vino la época paramilitar que se metió ahí
en La Pola, y ahí estaban, los pelearon ahí, ¡pam!, plomo ahí con los (…)

29
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

guerrilleros. Entonces, todo el mundo como que con miedo de la guerri-


lla. Todo el mundo dejó… dejaron la tierra sola, porque mataron a los pri-
meros. Y así. Cuando eso yo era un pelao todavía. Estaba estudiando (...).
Muchos manes bandidos ahí metidos, que se iban y se escondían ahí en La
Pola. (CNMH, MNJCV, 2017, 4 de agosto)

Ómar Montero Martínez, alias Codazzi, cabeza visible de esta operación de


despojo de La Pola, se habría apropiado de estas tierras a partir de la violencia
contra los campesinos que las habitaban, y una parte la habría entregado a
otras personas.

Entr.: ¿La finca La Pola?


Edo.: Esa sí, unas parcelas que repartieron por allá, por Chibolo, si no estoy
mal. (…) Eso lo repartió Codazzi.
Entr.: ¿Repartió parcelas?
Edo.: No, se apoderó de esa vaina, se apoderó de una parte y el resto las
regaló, hizo sus loqueras ahí.
Entr.: ¿De quién era eso?
Edo.: Yo no sé, sé que esa finca era grande, grandísima.
Entr.: ¿A quién se las regaló?
Edo.: A personas así que le caía bien le regalaba un pedacito de tierra y el
resto no sé cómo. (CNMH, MNJCV, 2015, 22 de septiembre)

En el corregimiento de Salaminita, municipio de Pivijay (Magdalena), el


7 de junio de 1999 paramilitares del Frente Pivijay del Bloque Norte come-
tieron asesinatos selectivos y acusaron a varias personas de pertenecer a la
guerrilla. Estos hechos provocaron abandono masivo de tierras y desplaza-
miento forzado de la población. Al quedar prácticamente vacío el centro po-
blado, los paramilitares saquearon las casas y los espacios de la comunidad
y ordenaron su demolición con un bulldozer. Esto propició, a su vez, que en
la zona rural del municipio sucedieran varios hechos de despojo y abando-
no forzado. Por ejemplo, en la finca Oriente, ubicada en zona rural del co-
rregimiento de Salaminita, Pedro Antonio Bolaño y María Eloísa Gutiérrez
Crespo fueron asesinados por resistirse a vender la parcela. Tomás Freyle
Guillén, alias Esteban, miembro del Bloque Norte es el señalado de haber
comandado esta operación que arrasó con el corregimiento (Comisión Co-
lombiana de Juristas, 2020a). Un exintegrante del Frente Pivijay del Bloque
Norte afirma que las tierras de Salaminita despojadas por ese grupo armado
terminaron en manos de ganaderos de la región.

Entr.: ¿Qué supo usted de eso en Salaminita?


Edo.: Yo oí mencionar que Esteban.

30
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Entr.: ¿Quién se queda con esas tierras de Salaminita?


Edo.: Eso lo tienen y que los Rueda. Los Rueda, sí. Los Rueda y Adolfo Díaz.
Entr.: Cuando Esteban comete el asesinato, la masacre, y esta gente se va,
¿Quintero y Rueda son ganaderos?
Edo.: Sí. Ellos dizque compraron esas tierras. O sea, se las compraron regaladas.
Entr.: ¿Ya esta gente no vive en Salaminita?
Edo.: No.
Entr.: ¿Ellos amplían las tierras o negocian con los desplazados las tierras?
Edo.: Yo no sé qué negocio hicieron ellos ahí, lo que yo oí decir es que
eso lo iban a quitar, porque ellos echaron la cerca (...) por toda la orilla
de la carretera. Ahí están los Rueda y Alonso Díaz tiene una parte…
De aquí pa’ allá a mano izquierda. Y los Rueda están a mano derecha.
También oí decir, ajá, uno dice lo que oye [decían:] y que los Rueda pa’
dentro tienen un poco de parcelas que también las compraron porque
la gente se estaba yendo. (…) Bueno, y que esas tierras también las com-
praron regaladas la gente. Toditas esas parcelas y las compraron rega-
ladas. Más allacito de Salaminita, de ahí pa’ dentro. O sea, que fueron
tierras que también a esa gente se las compraron baratas.
Entr.: ¿Ellos se apoderaron de esas tierras?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Todavía las tienen?
Edo.: Todavía las tienen.
Entr.: ¿Qué hicieron los Rueda con esas tierras?
Edo.: Tienen ganadería ahí. (…).
Entr.: ¿Todas las tierras que le quitaban a los desplazados era para ganadería?
Edo.: Ganadería.
Entr.: ¿Recuerda si los Rueda o el grupo recibió asesoría legal para quedarse
con esas tierras que están ahí?
Edo.: No, no sé. No sé, porque… Yo oí decir que era que los mismos dueños
de las tierras se la habían vendido. No sé qué verdad sea. (CNMH, MNJCV,
2014, 9 de abril)

Otro de los municipios del Magdalena fuertemente afectado por la incur-


sión armada y estrategia de despojo del Bloque Norte fue Sabanas de San Án-
gel. Según la Unidad de Restitución de Tierras, que resolvió en 2015 un caso
de despojo de tierras por parte del Bloque Norte en la vereda Oceanía del
municipio de Sabanas de San Ángel (Magdalena), la estrategia de despojo y
sus victimizaciones asociadas tuvieron como fin el control territorial, ya que
“Por su ubicación geográfica y su extensión, el copamiento de los territorios
aledaños a Oceanía y sus anexidades empezó por el control de los ejes viales
que conectaban los corregimientos y caseríos próximos a la vereda con las
cabeceras municipales” (Morales S., 2020).

31
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

De acuerdo con información documentada a partir del MNJCV, las fincas


Las Olivas, El Pavo y La Isla, ubicadas en Sabanas de San Ángel, tras haber
sido despojadas por el Bloque Norte, habrían terminado en manos de Jorge
Cuarenta para ser empleadas en actividades de ganadería. Así lo constata un
exintegrante del Frente Pivijay entrevistado.

Entr.: ¿Sabe si dentro de esas fincas que despojaron, alguna se quedó en ma-
nos de Cuarenta?
Edo.: Cuando yo llegué allá él tenía unas fincas allá.
Entr.: ¿En dónde?
Edo.: Ahí en San Ángel.
Entr.: ¿Cómo se llamaban?
Edo.: La Isla, que está ahí al pie de San Ángel; Las Olivas que están ahí
también. El Pavo, que le decían que está por allá por el pueblito fantasma.
Entr.: ¿Sabe si esas fueron despojadas?
Edo.: Cuando yo llegué allá él ya tenía esa finca, entonces el man no sé si las
quitó o las compraría, no sé.
Entr.: ¿Eran grandes?
Edo.: Eran haciendas. Grandísimo.
Entr.: ¿Quién cuidaba eso?
Edo.: Tenía gente trabajando normales ahí, civiles.
Entr.: ¿A qué se dedicaban esas fincas?
Edo.: Ganadería.
Entr.: ¿Solamente?
Edo.: Sí, todas.
Entr.: ¿El grupo no las cuidaba?
Edo.: No, quién se iba a meter en una finca de un viejo de esos, quién le iba
a robar a un viejo de esos. (CNMH, MNJCV, 2015, 22 de septiembre)

En cuanto a los despojos emblemáticos del Bloque Norte en el departa-


mento del Cesar, se destaca el ocurrido en los alrededores de la finca Los
Playones en el sector de la trocha de Verdecia, que une a los municipios de
Codazzi y Chiriguaná, zona operada por el Frente Juan Andrés Álvarez.
De acuerdo con el relato de un exintegrante del Bloque Norte, la violencia
paramilitar en la zona se recrudeció hacia los años 1999 y 2000, lo que
implicó el aumento en el número de homicidios, en los eventos de despla-
zamiento y en el despojo de tierras. En el relato se mencionan otras fincas
como El Triunfo, propiedad de la familia Oñate, la Ilusión, El Jardín y El
Diamante. En todos los casos se explica que estas fincas terminaron por
expandirse producto del despojo a campesinos a través del accionar del
Bloque Norte. En definitiva, hacendados y latifundistas se beneficiaron de
estos despojos; por ejemplo, el entrevistado menciona la finca de Jesual-

32
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

do El Mocho Gnecco como una de las favorecidas. En muchos casos, los


despojos estuvieron acompañados de todo tipo de victimizaciones como
amenazas, homicidios selectivos y desplazamiento forzado.

Entr.: Y en la Trocha de Verdecia ¿eso en qué periodo se dio, se recrudeció?


Edo.: Eso se encrudeció como en el…trayecto del 99, se encrudeció esa vai-
na, en el 2000.
Entr.: ¿Incrementó en desplazamientos también?
Edo.: En desplazamientos…
Entr.: ¿Despojo de tierras?
Edo.: Despojo de tierras. Eso era un mar de lágrimas.
Entr.: ¿Y homicidios?
Edo.: Homicidios como nadie se imagina.
Entr.: ¿El grupo acrecentó sus tierras, su control de tierras, por el despojo que
hubo en ese periodo en la Trocha de Verdecia?
Edo.: Sí.
Entr.: Y esas tierras que quedaban libres ¿quién se apropiaba de ellas?
Edo.: ¿Cómo era que se llamaba esa finca…? Los Playones… Esa finca era
pequeña cuando de pronto resultó grandísima.
Entr.: ¿Y esa finca de quién era?
Edo.: No sé de quién era esa finca.
Entr.: Pero ¿el hacendado tenía relaciones con el grupo?
Edo.: Sí… Es más, allá se llegaba a ranchar (...) Era como un campamento.
Había otra finca, que era grande también esa verraca… En El Triunfo, esa
era de los… de los Oñate.
Entr.: ¿También creció?
Edo.: También creció. Por ahí crecieron muchas fincas. La única finca que
nunca vi crecer fue la de Juan … esa más bien la veía yo pequeña, y el cucho
le tocó vender. (…)
Entr.: ¿También la del [apodo] Mocho Gnecco se agrandó?
Edo.: El Mocho Gnecco ese.
Entr.: ¿Todas estas fincas se beneficiaron de las personas que desplazaron
de ahí?
Edo.: Muchas fincas se beneficiaron de todo eso, para que aumentara.
Entr.: Es decir, los hacendados y ganaderos de la región a favor del grupo se
beneficiaron del despojo de tierras…
Edo.: Sí. Y el 2002… porque (…) Mataban la gente y se les quedaban con las
tierritas, ome. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

En el sector de Bosconia (Cesar), un exintegrante del Frente Adalvis


Santana identifica el despojo perpetrado a los pobladores de las veredas
Edén (finca Alto Plano), Salsipuedes y Los Venados, a partir de las órdenes

33
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

de alias Fabián y alias Patricia. El entrevistado calcula que se podría tratar


de más de treinta familias despojadas.

Entr.: ¿Y ese despojo de tierras dónde fue?


Edo.: Por ejemplo, por ahí en la vereda del Edén, eso es una vereda grande y
pegada a la vereda hay una finca, se llama Alto Plano, incluso esa finca to-
davía está enchicharronada, no se la han entregado a los dueños, esa dizque
hay una oficina aquí, no sé, y han hecho el trámite y no, todavía no se lo han
entregado a los dueños. O sea, eso por ahí desocuparon casi ... esa vereda
quedó sola, la finca Alto Plano. Esta otra vereda que se llama Salsipuedes,
eso una cantidad de tierras y eso [a] la casa, le quitaban el techo, la que era
de tabla, le robaban las tablas...
Entr.: O sea, ¿en estas veredas, tanto en El Edén como en Salsipuedes, des-
pojaron a todos?
Edo.: Sí señor y se llevaron el ganado, el que tenía chivos, las gallinas, puer-
cos, los corrales de vareta, los desarmaron y mataron varios propietarios de
tierra. Hay unas que ahora dizque … no sé qué, se los han entregado, pero
todavía hay unas que no ...
Entr.: ¿Cuántas familias cree que se despojaron de ahí?
Edo.: Oiga, se despojaron más de treinta, más de treinta.
Entr.: ¿En qué año fue eso?
Edo.: Eso fue como en el 2000, como en el 2005.
Entr.: ¿Y quién ordenó eso?
Edo.: Eso fue ordenado por este comandante Fabián y otra que había para
acá para Los Venados, que esa no se la he mencionado, esa era una mujer
[alias] Patricia, esa vieja era comandante también, operaba por ahí, Patri-
cia, no sé si estará viva esa mujer, era comandante esa Patricia. (CNMH,
MNJCV, 2015, 16 de marzo)

Como se anotó, de los datos de la Unidad de Restitución de Tierras presen-


tados en el Mapa 1, se puede inferir que una de las zonas más afectadas por el
despojo de tierras en el Cesar fue el área rural de Valledupar, en particular el
corregimiento de La Mesa. Se tiene registro, por ejemplo, de que las fincas La
Estación, La Chona y Las Marías cayeron en manos de comandantes de la es-
tructura como alias Treintainueve y alias Ciento Uno, como lo menciona un ex-
integrante del Frente Mártires del Cesar. Aunque el entrevistado no conoce con
exactitud quiénes fueron los propietarios despojados, se infiere que estas fincas
habrían sido adquiridas de forma ilegal y violenta por parte del grupo armado.

Entr.: ¿La Treinta y Nueva?, ¿La Bogotana?, ¿La Chona?, (…) ¿Las Marías?
¿La Estación?
Edo.: Creo que La Estación sí es una…

34
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Entr.: ¿Qué pasó con La Estación?


Edo.: Esa tierra la tenían… Bueno … no era ni siquiera de… de Treintai-
nueve, sino de… de Ciento Uno. Porque esa la cogió él. (…) Esa la cargaba
El Huevo… Todas esas tierras las cogió El Huevo y las tenía trabajando era
El Huevo. Tenía como… La Chona esa, era una. Las Marías… y otras por
ahí. Esa es la que tenía el viejo… Treintainueve, y después pasaron a ser de
(…) Ciento Uno. Todas esas tierras que eran de Treintainueve, pasaron a ser
de Ciento Uno. (…)
Entr.: ¿Usted sabe la historia de El Mamón?, ¿cómo es que el grupo se coge
esa finca?
Edo.: Directamente, no.
Entr.: Y ¿las otras fincas, Las Marías, Los Cielos, Los Planos?
Edo.: (…) No, yo no conozco dueños de… Siempre decían que… de la or-
ganización siempre… [decían:] no, de la organización, de la organización.
Entr.: O sea, ¿no conoce nada de despojo de tierras ahí de La Mesa?
Edo.: Vea, vuelvo y te digo… yo sé que esas tierras no eran de la organiza-
ción, porque ellos nunca compraron tierras, y si la compraron, la compra-
ron ilegal[mente], pero… dueños con papeles en mano, no. (…). (CNMH,
MNJCV, 2013, 28 de agosto)

1.1.3 modalidades de despojo desplegadas por el Bloque Norte

Una vez delimitado en términos espaciales y temporales el fenómeno del des-


pojo de tierras, se abordarán las principales modalidades en las que el Bloque
Norte materializó esta práctica en los departamentos de referencia, como la
mal-venta, el robo de ganado, el testaferrato, el despojo administrativo y el des-
pojo de segunda generación. Finalmente, en esta subsección se hará una men-
ción al enfoque discursivo que permitió justificar y legitimar esta práctica.

Mal-venta de tierras

Una de las modalidades de despojo de tierras más recurrentes en el accio-


nar del Bloque Norte, que se identificó a partir de la información del MNJ-
CV, fue la mal-venta de tierras. Con esta modalidad se ejerció presión sobre
las víctimas, en su mayoría campesinos minifundistas, para que, producto
del temor a represalias del grupo, aceptaran una propuesta económica baja
por sus parcelas. La especulación sobre el valor de la tierra que se imponía
con esta externalidad basada en la violencia, benefició en una doble vía al
grupo armado despojador y a los terceros beneficiarios: por una parte, la
tierra habría sido pagada a un costo mucho más bajo del real, en algunos
casos, incluso, irrisorio; y, por otro lado, se aseguraba que al concentrar la

35
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

tierra, no existieran obstáculos tanto para la actividad armada como para


actividades productivas que requerían grandes extensiones.

Esta modalidad de despojo también se presentó en el departamento del


Magdalena. De acuerdo con un exintegrante del Frente Pivijay, en la zona
el grupo armado les proponía a las personas la compra de la tierra, sin em-
bargo, muchas veces no se les ofrecía nada y, en otras ocasiones, recibían
sumas irrisorias por temor. Se infiere que una vez realizada la transacción
de forma forzada, esta era legalizada por medio de una notaría de confian-
za para el grupo armado. En el relato se mencionan a comandantes como
alias El Flaco y alias Codazzi.

Entr.: Hábleme del despojo de tierras ¿cómo fue eso?


Edo.: El despojo de tierras allá prácticamente le decían a uno: vamos a com-
prar la finca esa, por decir algo, iban las personas allá donde el dueño y le
decían que ya sacara todo lo que tenían que íbamos pa’ allá.
Entr.: ¿Quiénes eran los encargados de eso?
Edo.: Esos venían de allá de la base.
Entr.: ¿Recuerda a algún alias?
Edo.: Más que todo eran los comandantes porque…
Entr.: ¿Cuáles?
Edo.: Los que yo anduve con ellos.
Entr.: El Flaco.
Edo.: Claro.
Entr.: Tolemaida.
Edo.: Pues con el Tolemaida nunca tuve ese problema porque yo de San
Ángel era con la mujer, pero más que todo eso era Codazzi.
Entr.: ¿Les pagaban algo a los dueños de la finca?
Edo.: A muchos no les daban nada, a otros les compraban la finca, entonces
como por temor, la persona recibía la platica y se iba…
Entr.: Pero ¿les pagaban mal?
Edo.: Claro porque… les pagaban mal.
Entr.: Les decían que se fueran y se apoderaban de la finca, pero también se
sabe que manejaban una notaría, entonces obligaban a la gente.
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Después se iban a notariar todo?
Edo.: Me supongo yo allá que sí… porque eso ya no lo veía yo. (CNMH,
MNJCV, 2015, 22 de septiembre)

En el contexto de la mal-venta de tierra, el poder militar del Bloque


Norte hizo que las transacciones de tierra se realizaran a partir de asime-
trías de poder y, por lo tanto, de manera forzada, cuestión que constituye

36
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

de facto una práctica de despojo. Sin embargo, el grupo pretendió otorgar


cierta legitimidad a esta modalidad criminal mediante la simulación de
transacciones justas y la posterior legalización de las tierras. Estas prácti-
cas fraudulentas se ven reflejadas hasta el día de hoy con las dificultades
en el proceso de restitución de tierras, que ha presentado contratiempos
debido a la complejidad de determinar la buena fe de quienes adquirieron
predios en el marco de la violencia paramilitar en la región.

Testaferrato

La relación entre despojo y testaferrato, en el marco del accionar del Blo-


que Norte, es muy estrecha. En la mayoría de las ocasiones el grupo arma-
do necesitó de terceros actores, como terratenientes y hacendados, para
formalizar el despojo y darle un barniz de legalidad. A su vez, estos terce-
ros actores se vieron ampliamente beneficiados por esta práctica, pues les
permitió aumentar de manera considerable sus rentas relacionadas con la
tierra, además obtener otros réditos como los de tipo político. Se podría
decir, entonces, que entre el despojo y el testaferrato se constituyó una
relación simbiótica.

Así, por ejemplo, en una contribución voluntaria de un excomandante del


Bloque Norte, se pone en evidencia el paso de propietario en propietario de
predios despojados; en este caso la finca Los Cielos, que pasó de manos de
alias Treintainueve a Federico Salas y, finalmente, al reconocido artista valle-
nato, Diomedes Díaz.

Edo.: Vea, yo en estos días vi, y raro, en un programa de farándula, en La


Red, lo de la finca de Diomedes Díaz. Esa finca no era de Diomedes Díaz.
Esa finca mataron a la gente, las autodefensas, para quedarse con esa finca.
Entr.: ¿Para que Diomedes se quedara con la finca?
Edo.: No, para que… Esa finca se quedó Treintainueve con ella, Los
Cielos. Y Treintainueve se la pasó a un man que le decía (…) Federico
Salas (…) y Federico Salas se la pasó a Diomedes pero en testaferrato,
eso es puro testaferrato… (…) Pa’ justificarla. Y los hijos sin vergüenza,
todo el mundo en Valledupar reclamando algo que en realidad se había
despo… había sido despo… ¿Quiénes son las verdaderas víctimas? Yo
pienso que las verdaderas, verdaderas víctimas de todo esto, en los lu-
gares donde yo estuve, han sido toda la población. (CNMH, CV, 2018,
4 de diciembre)

En otro relato sobre la dinámica de despojo en el municipio de Astrea (Ce-


sar) se menciona que muchos parceleros se vieron obligados a malvender y

37
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

abandonar sus predios, y que dichas tierras terminaron siendo propiedad de


Tomás Alfonso Zuleta Díaz, conocido como Poncho Zuleta. Una situación
ocurrió en inmediaciones de Santa Cecilia, donde dos parceleros fueron ase-
sinados y despojados de sus tierras. Otros municipios aledaños afectados por
esta dinámica de despojo fueron los municipios de Santa Ana (Cesar) y Saba-
nas de San Ángel (Magdalena).

Eda.: Yo… también me ha generado un poco de curiosidad que, diga-


mos, aquí estamos cerca con el departamento del Magdalena y en el Sur
del Magdalena se presentó una dinámica muy marcada de despojo de
tierras, no sé si el fenómeno alcanzó a llegar al municipio de Astrea, a
algún corregimiento. Acá hubo gente que se tuvo que desplazar porque
los paramilitares le decían: ey, váyase porque necesitamos la tierra, vén-
danmela. Alguien la legalizaba…
Edo.: Bueno, fíjate que cuando tú hablas de esa parte ahí volvemos al señor
Zuleta, porque muchos pequeños parceleros alrededor de su finca fueron
intimidados y obligados casi, que a vender, no en la proporción de lo que
costaba la hectárea de tierra en su momento, sino por debajo de lo que real-
mente era el valor; y posteriormente esas tierras terminaban siendo suma-
das al entorno y al territorio que tiene el señor hoy, Zuleta; entonces, uno
por ahí también saca conclusiones de que hay como esa complicidad. O sea,
yo intimido, obligo, pero el beneficiario es un tercero. Entonces sí, aquí se
dio también el despojo de tierras. Es más, uno de los señores que en el día
de ayer, el señor de Arjona, Galván, a él le quitaron la parcelita, para acá,
para los lados de Santa Cecilia. Él tuvo que irse, porque alrededor de él ma-
taron dos parceleros, él tenía su pequeña parcelera y tuvo que irse, salvando
su vida. Pero sí, aquí se han dado hechos de despojo de tierras también.
Entr.: Y fueron, digamos, cercanos, decía que de pronto a la finca esa de
Poncho, que es una gran extensión, a los que estaban… eran vecinos y
luego fueron…
Edo.: Sí, alrededor de la finca de Poncho se han dado ese… es una… la
región se llama Todos Los Santos, pero allá hay veredas dizque La Salci-
ta, La Puerta y si tú entras a la zona, bueno, que se llegue a hacer, a pre-
guntar, a averiguar, todo el mundo dice: no, yo le vendí a Poncho. Pero
la gente a veces por miedo no te dice los motivos. Y no… yo diría que no
les vendieron, mal vendieron, en la forma en que… bajo la presión, bajo
la amenaza. Nosotros pegamos también a Santa Ana, San Ángel, que es
aquí ya pegado al Difícil, por ahí también expropiaron tierra. Así que
también hubo fenómeno de expropiación de tierra aquí. Aparte de la
masacre, de las muertes selectivas de líderes, la expropiación de tierras
también se dio, disfrazada, disimulada, como la quieran llamar, pero se
dio. (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

38
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Es así como terceros actores económicos, como hacendados y terratenien-


tes, tuvieron un rol esencial como articuladores y beneficiarios en la práctica
de despojo de tierras del Bloque Norte, a través de la figura del testaferro. Un
patrón común a este fenómeno fue la acumulación progresiva de tierras ale-
dañas a las fincas de hacendados. Por ende, la violencia paramilitar del Bloque
Norte dio lugar a un choque entre dos modalidades de propiedad y tenen-
cia sobre la tierra, la campesina y la terrateniente. Lo que a su vez implicó la
persecución y asesinatos selectivos de campesinos que habían participado en
los movimientos de ocupación y titulación de predios desde la década de los
sesenta hasta inicios de los noventa, antes de la incursión paramilitar en los te-
rritorios que más tarde dominaría el Bloque Norte. Este contexto se explica en
el relato de un grupo de campesinos víctimas del municipio de Astrea (Cesar).

Entr.: Y esa violencia que ustedes vivieron antes de la violencia de las AUC…
Edo.: Ya se empezó por la tenencia de las tierras, porque nosotros como orga-
nización campesina, que siempre hemos venido trabajando como campesinos,
entonces nosotros hacíamos el… la investigación del predio tal, [que] tenía
tres mil hectáreas, pero que estaban adjudicadas dos mil; eran mil que eran
del Estado. Nosotros nos tomábamos esas mil como organización porque esas
nos pertenecen a nosotros como colombianos, y ahí entonces los terratenientes
con un brazo armado, que ellos cargaban los grupos… de eso estaba el DAS
[Departamento Administrativo de Seguridad] y la Convivir, ahí mismo… los
mismos, la misma fuerza del orden, y [lo] mataban a uno. Venían, mataban.
Buscaban los líderes pa’ matarlos. (CNMH, CV, 2019, 11 de junio)

Personas como Augusto, Tuto, Castro se destacaron en este rol de coad-


yuvantes y testaferros en el despojo del Bloque Norte. Castro, hermano del
exsenador del Magdalena, Jorge Castro Pachecho, condenado por vínculos
con paramilitares, fue socio activo de Jorge Cuarenta en el despojo masivo de
tierras en el centro del Magdalena. En hechos ocurridos entre los años 1997
y 2003, Tuto Castro habría participado en el despojo masivo de 17 veredas en
esta región, donde los campesinos tuvieron que desplazarse (Verdad Abierta,
2012). En el siguiente relato se menciona que Tuto Castro era considerado el
segundo en la estructura de Jorge Cuarenta en esa zona del Magdalena. Tam-
bién se señala que tanto Castro como Jorge Cuarenta fueron quienes se apro-
piaron de las fincas La Pola, en el municipio de Chibolo, y Santa Martica, en
el municipio de Sabanas de San Ángel, tras haber despojado y desplazado a los
campesinos que las ocupaban y a quienes les fueron tituladas.

Entr.: ¿Y el grupo se apropió de todo eso?


Edo.: Correcto. La Pola, ahí es donde Jorge Cuarenta se adueña de La
Pola. Tuto Castro se adueña de Santa Martica. También fue lo mismo:

39
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

sacaron todos los campesinos. (…) Sacaron todos los campesinos por la
tierra. Y ¿qué hizo Tuto acá? De pronto… el que no vendía… el que no
vendía a las buenas, tenía que vender a las malas. Ya. En Santa Martica.
Pero se apro… se hizo dueño de todo Santa Martica. Eso era un poco de
tierras, más de mil hectáreas, digo yo que recorríamos nosotros. Porque
ahí habían novillos que llegaban y eso los cogíamos era… de tanta tierra
que había. (…) El Tuto Castro era miembro, parte de la autodefensa. Se
volvió…un patrón, jefe… como el segundo de Jorge Cuarenta. Y es cuñado
de Mario Peñaranda. (…)
Entr.: ¿Usted me dice que Cuarenta era el primero? (…)
Edo.: Cuarenta era el primero…
Entr.: ¿Segundo era Tuto?
Edo.: Tuto Castro.
Entr.: Y ¿El Flaco qué venía siendo dentro de ese grupo?
Edo.: Él era urbano. Primero, fue comandante de bloque… (CNHM, MN-
JCV, 2016, 15 de diciembre)

En la apropiación masiva de tierras por parte de Tuto Castro también par-


ticipó alias Codazzi, quien impartía amenazas a los campesinos para que ven-
dieran sus tierras a precios irrisorios. Así,

Mientras un centenar de personas abandonaban sus tierras, Montero


Martínez y Tuto Castro, de la mano de Jorge Cuarenta empezaron a
construir su imperio en la región de Palizua, centro de operaciones del
Bloque Norte. Los crímenes se convirtieron en el pan de cada día. Y es
que en su recuerdo quedó grabado que Codazzi habría sido el respon-
sable de un centenar de desplazamientos y de seis masacres. (Martínez
Hernández, 2014)

Otro de los testaferros del Bloque Norte mencionado en los relatos del
MNJCV fue Federico Saad, reconocido ganadero del Cesar. A él se le señala
de haber servido como testaferro en el corregimiento de Azúcar Buena (La
Mesa) del municipio de Valledupar. En el siguiente relato de un exintegran-
te del Bloque Norte que operó en el Cesar, se menciona que en el caso de
despojo de la Finca Las Marías, la cual posteriormente sería un punto de
concentración del Bloque Norte, estarían implicados otros apellidos como
los Gnecco, Zuleta, Pupo y Gandón.

Entr.: En el caso de Federico Saad. (…)


Edo.: Acá en el Cesar muchos… muchos hacendados aparecieron con una
hacienda más grande, aparecieron con unas tierras que no… ni por ahí.
Entr.: Como me comentaba en la Trocha de Verdecia.

40
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Edo.: Es correcto.
Entr.: Hubo otro caso... una persona reconocida por el grupo que era Federi-
co Saad. ¿Escuchó de él?
Edo.: Sí.
Entr.: Que él era el testaferro, especialmente, de la zona de Azúcar Buena.
¿Qué escuchó de él?
Edo.: Que el hombre se prestaba para las compras, ventas…
Entr.: ¿Escuchó el caso de la finca Las Marías? Que quedaba viniendo de
Valledupar para La Mesa… ¿Despojaba miembros del EPL?
Edo.: Eso fue de la gente esa que le dijeron primero… que se desmovilizó
primero.
Entr.: ¿Qué escuchó sobre ese caso?
Edo.: Que tocaba matarlos a todos.
Entr.: Pero ¿los dejaron ir?
Edo.: Sí. A muchos los dejaron ir, a otros los mataron… A otros los desa-
parecieron.
Entr.: A otros los desaparecieron. ¿En esa misma finca que después era un
punto?
Edo.: Eso era un punto del grupo.
Entr.: Y ¿cómo fueron esos hechos? ¿Más o menos en qué año ocurrieron esos
hechos?
Edo.: En esa joda hay mucha gente implicada y de alto peso.
Entr.: ¿Como quiénes?
Edo.: En esa joda están los Gnecco…
Entr.: ¿Quiénes más?
Edo.: Hay unos Zuletas, hay uno de los… de los Pupo, otro de los Gan-
dón… Hay otros… Hay mucha gente de alto peso. (CNMH, MNJCV, 2016,
14 de abril)

Despojo administrativo

Una parte importante de la materialización de la estrategia de despojo para


el Bloque Norte implicaba que las tierras despojadas pudieran ser legalizadas
ante las autoridades pertinentes. Esto significó que el grupo armado buscara
establecer alianzas estratégicas con notarías y oficinas de instrumentos pú-
blicos, e incluso, lograr la intervención de entidades como el Incora. Así, por
ejemplo, mediante los relatos recopilados, se documentó la participación de
notarios de los municipios de Bosconia (Cesar) y Sabanas de San Ángel (Mag-
dalena) en la legalización del traspaso de bienes despojados. En el siguiente
relato de un exintegrante del Frente Adalvis Santana, se advierte que esta le-
galización ante las notarías se daba en unos casos por presión del grupo y, en
otros, porque recibían sobornos.

41
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: De pronto… el grupo, por ejemplo, para quedarse con esas tierras, que
se quedaba con esas fincas ¿contaba con el apoyo de alguien que les ayudaba,
un abogado? (…)
Edo.: No, no señor, no.
Entr.: ¿Tenían una notaría o algo ahí que era, pues relacionado…?
Edo.: Este, bueno, pero sí. Si, por ejemplo, si usted era un notario, lógico,
pero sí, sí, porque ellos, por ejemplo, habían veces que papeles, vainas que
hacían casi ilegal.
Entr.: ¿Quién se las hacía?
Edo.: En las notarías estas, le digo que eso era por presión.
Entr.: ¿Y, por ejemplo, en Bosconia, en esa zona también los notarios, eran…?
Edo.: También se prestaban para eso, eso era una corrupción.
Entr.: ¿Recuerda usted alguna notaría en especial que les diera trabajo de
traspaso de bienes?
Edo.: En San Ángel. (CNMH, MNJCV, 2015, 16 de marzo)

En cuanto a los despojos ocurridos en inmediaciones de Santa Marta (Mag-


dalena) por parte de paramilitares, también se señala la incidencia de un ins-
pector de policía.

Entr.: ¿Qué familias o comunidades fueron afectadas con esos despojos de


tierras en esa época?
Edo.: Más de uno. (…)
Entr.: ¿Vendieron bajo presión? ¿vendieron por menos precio?
Edo.: No, vendieron por menos precio ya, o sea, no les gustaba, como se estaba
metiendo mucho cachaco por allá, con armas, ya estaban trabajando a otro
ritmo, estaban era como con la bonanza marimbera, ya salía la yuca y eso.
Entr.: ¿Usted se enteró si había algún notario que les colaborara, algún abogado?
Edo.: De pronto … había en ese tiempo un señor que no sé si es el nombre
de él, que era inspector allá en la región, Ramblet, Hamlet.
Entr.: ¿Ramblet o Hamlet?
Edo.: Ramblet, algo así, un apodo así…
Entr.: Un inspector de policía…
Edo.: Sí, un inspector allá un tiempo, él dijo que hiciera eso por medio de
él, una persona que por lo general tiene conocimiento, por ejemplo, que
tiene la palanca [refiere a que tiene alguien de confianza] acá abajo, vienen
y hacen y ya. (CNMH, MNJCV, 2016, 15 de junio)

Además de las notarías cooptadas por el grupo armado para la legalización


del despojo, en los relatos recopilados se señala al Incora –posteriormente co-
nocido como Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder)– de haber
puesto a disposición los mecanismos administrativos para dar el visto bueno

42
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

a estos despojos violentos en la región. Fue precisamente la propia entidad la


que en los años ochenta y noventa otorgó titulaciones a los campesinos de la
región, como medida de política pública de reforma agraria y distribución de
la tierra. Sin embargo, se conoce que en el Magdalena, tan solo en el año 2003,
se habrían revocado 134 títulos de 13 municipios, justamente en zonas donde
operaba el Bloque Norte. De acuerdo con Verdad Abierta:

(…) Entre febrero y marzo de 2003, el Incora revocó la adjudicación de


134 predios, dos en promedio por día, argumentando que los campesinos
abandonaron la tierra o incumplieron con el pago de un crédito que les
otorgaron quince años atrás. Se aprecia lo exagerado de la cifra, si se tiene
en cuenta que entre 1996 y 2002, es decir, en los siete años anteriores, ape-
nas se habían revocado los títulos de 80 predios. (Verdad Abierta, 2011b)

Al referirse a la legalización de tierras despojadas por el Bloque Norte en


el departamento del Magdalena, un exintegrante de esta estructura, con ope-
ración en el municipio de Sabanas de San Ángel, señala el rol fundamental
que tuvo el Incoder en esa región. El entrevistado advierte que fue el propio
Estado, representado en esta entidad, quien le abrió la puerta al despojo. Por lo
general, los funcionarios aceptaban los sobornos por parte del grupo armado.

Entr/a.: ¿Y cómo legalizaban esas compras?


Edo.: Incoder.
Entr/a.: ¿Quiénes estaban involucrados?
Edo.: Ya están presos toditos. Sí, vea, la que… yo le digo, que el mismo Es-
tado le abrió la puerta a las autodefensas, porque si no hubiera… el Estado
no le… por ejemplo, el Incoder por ejemplo, yo soy autodefensa, [le digo:]
ven acá, necesito que los papeles de la… de ustedes, esa finca la quiero pa’
mí, necesito que esa escritura me la haga a nombre mío (…), [le decía:] me
ayuden hacer esos papeles. El Incoder ayudaba hacer todos los papeles y
todo, y uno iba donde el notario, cogía al man, [le decía:] vamos pa’ que
me firme estos papeles o te mato. El man [decía:] listo, vamos. Ya, listo. Y, a
veces, a muchos los mataban.
Entr/a.: ¿Cómo así? ¿antes de que sucediera el despojo, el grupo paramilitar
iba a Incoder a decirle yo quiero este predio para mí?
Edo.: Claro. O sea, no, uno primero iba y negociaba y, si no, entonces uno
buscaba la forma para que Agustín Codazzi le diera los planos, lo que fue-
ra, papeles y pa’ las escrituras y todo, y uno iba a donde el notario, y uno
llevaba al man… el dueño allá. O traía uno al man, cogía y el dueño de la
finca le traía uno al notario, el notario venía y le cogía la huella, ponía firma
y listo, eso era todo.
Entr/a.: ¿Quién era el notario que hacía eso?

43
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Doctora, eso… los nombres no recuerdo, pero en Chibolo se hizo


muchas cosas de esas, se hizo mucho en Fundación, en Santa Marta.
Entr/a.: ¿Quién era José Fernando Mercado Polo?
Edo.: Ese era de… de Chibolo.
Entr/a.: Era el director del Incoder para el Magdalena, en esa época.
Edo.: Exacto. (…) él fue uno de los que… todas esas parcelas que quedaban
solas, si uno quería hacerse a ellas, él le hacía, porque esas tierras las daba
el Incoder (…) Entonces, él le hacía los papeles a nombre de uno. Uno iba y
hablaba, [preguntaba:] ¿Dónde queda la parcela de…? Susana, necesito…,
esa vieja… esa era la que estaba arreglando el título, porque él daba la escri-
tura, [uno le decía:] arme el título a nombre mío. El man hacía los títulos a
nombre de uno… y ya. (CNMH, MNJCV, 2014, 11 de noviembre)

Por su parte, una víctima del paramilitarismo en el departamento del


Magdalena explica que fue el propio Bloque Norte el que se tomó el In-
coder. La entrevistada señala de manera particular el contexto de despo-
jo masivo en favor de Jorge Cuarenta en el municipio de Sabanas de San
Ángel, lo que no hubiera sido posible sin la complicidad de funcionarios
públicos que legalizaron esa práctica.

Entr/a.: ¿Cómo fue el tema con el Incoder? ¿Por qué dice que se apoderaron
del Incoder?
Eda.: Porque si al salir un… o haber un desplazamiento masivo, y no-
sotros éramos los dueños de la tierra, enseguida el Incoder llegaba y le
daba caducidad administrativa al predio porque habían llegado [y di-
cho] que no había las tierras, que nunca mostrado… ¿Y a dónde encon-
traron las guacas más grandes de las escrituras de las tierras y de todas
las escrituras que hizo Jorge Cuarenta? En San Ángel. Ahí fue donde las
encontraron, porque ahí era donde hacían todo y, como eso era de él, las
cosas, todo era de él, entonces ahí era donde… Ese era el cuartel de él,
y ahí fue donde encontraron todo, entonces eso era porque es que ellos
mandaban. Y cómo hacías tú si tú trabajabas en una oficina, en instru-
mento público, y llegaba él y te decía: usted tiene que hacerle… anular
esta… este documento de instrumento público a nombre de fulano de
tal y póngalo a nombre de (…). Tenías que hacerlo porque sabías que si
no lo hacías te mataban. (CNMH, CV, 2018, 4 de julio)

Despojo transgeneracional

Finalmente, dentro de las principales modalidades de despojo por parte


del Bloque Norte se constató la entrega de predios despojados para que
terceros ejercieran una segunda ocupación, en este caso no se trató de te-

44
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

rratenientes que fungieran como testaferros, sino de familias campesinas.


Esto provocó que en esas segundas generaciones de parceleros se volviera
a dar un nuevo despojo. En la fase de restitución de tierras por vía admi-
nistrativa, se presenta entonces un dilema de doble o triple despojo, y la
buena fe en la tenencia puede ser constatada en múltiples reclamantes. En
el relato de un exintegrante del Bloque Norte, que operó en el municipio
de Chibolo (Magdalena), se expone esta situación ocurrida en la región, en
la que se presentan múltiples reclamantes de un mismo predio, despojado
por paramilitares de Jorge Cuarenta.

Entr.: ¿Sabe si hubo alguna finca que sí quitara? ¿O alguna parcela que la
comprara barata o que sí fuera verdad que se le quitó a la gente?
Edo.: Bueno, en… ahora que se acabó la autodefensa, las tierras (…) por
ahí había manes que me proponían: dame doce millones de pesos por
la parcela. Pero yo nunca hice… comprar una parcela a ellos, ¿ya? Por-
que, cuando eso, por ahí las tierras no valían nada. Se veía una cabuya
e tierra a quinientos mil pesos. La tierra más cara en ese tiempo era un
millón de pesos. Y entonces, ahora mucha gente vendió… ajá, que ven-
dieron hace diez, doce años atrás, quince años atrás. Entonces, ahora
se ha vuelto es una guerra también de tierra, porque hay mucha gen-
te sinvergüenza que vendió hace doce años y, entonces… supongamos
[que] tú me vendiste la parcela a mí y yo se la vendí a otro muchacho.
Entonces, tú estás reclamando la tierra. Entonces, yo estoy reclamando
la tierra. Entonces, el muchacho que sí le vendió a Jorge Cuarenta está
reclamando la tierra. Entonces, hay tres peleando… eso es una cadena
también. Viene uno reclamando… uno tras de otro. Ese es un problema
grande ya. (…) Yo sí me fui, yo no tuve derecho ni de vender la tierra,
sino que me la quitaron. (…) Y yo vengo, como tengo el recurso, le pago
a un abogado y me gano ese pleito. Y entonces, el que no tiene nada,
como no tiene con qué pelear, queda… Ese es un problema fregado.
Entr.: ¿Dónde sabe que sí se quitaron tierras?
Edo.: Ahí en La Pola. Todita.
Entr.: ¿Esa fue quitada?
Edo.: En La Pola, todita fue quitada. La Pola, Boquilla, Palizúa. Esas sí fue-
ron toditas quitadas. (CNMH, MNJCV, 2017, 4 de agosto)

En otro caso de despojo ocurrido en el corregimiento de Guachaca de


Santa Marta (Magdalena), un exintegrante del Frente Resistencia Tayrona
menciona que por orden de Jorge Cuarenta esta propiedad fue adquirida
por el grupo con la ayuda del notario Luis Ernesto Vélez. A su vez, esa
propiedad pasó de mano en mano por varios miembros del grupo que se
reclamarían tenedores de buena fe.

45
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Esa época fue un poco cruel porque ya… ahí fue cuando yo conocí las
expropiaciones (…) de tierras, de propiedades, cabañas, todo.
Entr.: ¿Qué casos recuerda que escuchó, conoció?
Edo.: Una finca en Guachaca que tenía una piscina. Pues, ese caso lo proce-
dió mi hermano por orden de… de Jorge Cuarenta y del comandante Felipe.
Resulta de que esa finca había sido de un tal [alias] Panelo, que había sido
un mafioso. Que… no sé, como que se encontraba en otro país, pero los que
tenían esa tierra, esa cabaña a su disposición y bajo administración, eran
una familia que vivían en El Rodadero. (…) Que tenían nexos con los Vives
y los Lacouture. (…)
Entr.: ¿Contaban con el apoyo de un juez, de un notario?
Edo.: Sí, señor. Pero eso lo hizo el señor Luis Ernesto Vélez Madrid. (…)
Perdón, la finca se la pusieron a nombre de mi hermano, fue la cosa. (…) En
Santa Marta. Mi hermano fue y le hizo ese traspaso a ellos en Barranquilla
por medio de Luis Ernesto Vélez Madrid a otro señor.
Entr.: O sea, su hermano le cedió los títulos a Luis Ernesto Vélez Madrid, y él…
Edo.: A otro señor. (…)
Entr.: Y el señor que la compró, ¿quién era? ¿Un hacendado?
Edo.: De las mismas autodefensas, pero nosotros no lo distinguíamos.
Entr.: ¿Era un ganadero de otra región?
Edo.: Sí. De otra región. O sea, una persona de ellos, pero de otra parte. (…)
¿Qué es lo que pasa? Que ese es el… esa es la traba que tiene la restitución
de tierras ahorita. ¿Por qué? Porque yo asumí ese bien ilegal, pero ya me
deshice de él, y quién sabe cuántos trámites, pero eso está dentro de la mis-
ma organización, ¿sí? O sea, hago una venta ficticia a mi compañero, mi
compañero al otro, al otro, al otro. Cuando usté’ va a reclamar, ya tiene
ocho o más propietarios desde cuando usted la perdió.
Entr.: Propietarios o expropietarios.
Edo.: Sí, o expropietarios cuando usted la perdió. (…) Entonces, ¿ya ahí
cómo…? Ya ahí hay una traba grandísima, porque pa’ ir de persona en per-
sona, ya eso se complica.
Entr.: (…) lo que sí es cierto es que toda esa línea de propietarios es … (…)
Edo.: Eso sí es… porque una persona que no conozca la organización, que…
que sea una persona respetada, o trabajadora, o campesina, o ganadera,
legal, honesta, no se presta para eso. (CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

En definitiva, las modalidades de despojo de tierras adelantadas por el Blo-


que Norte, aquí expuestas, muestran que este fenómeno no se desarrolló de
forma unilineal, y que en medio de estas estrategias se buscó no solo mate-
rializar la desposesión a través del ejercicio de la violencia, sino legalizarla
y legitimarla por mecanismos jurídico-administrativos. Es allí donde reside
el reto más importante de la restitución de tierras despojadas en el territorio

46
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

que dominó el Bloque Norte: considerar las múltiples facetas que involucró el
despojo, con el fin de evitar nuevas victimizaciones.

1.1.4 los fines del despojo por el Bloque Norte

Una vez identificadas las modalidades de despojo es importante detallar los fines
que persiguió. Aunque en este aspecto se pueden develar múltiples estrategias, a
partir de la información documentada por el MNJCV se identifican dos principa-
les: en primer lugar, la promoción y el favorecimiento de actividades productivas,
como la industria extractiva minera, el cultivo de palma africana y la ganadería.
En segundo lugar, la entrega de beneficios a terratenientes para la acumulación de
capital económico, político y social y, por ende, el debilitamiento de los procesos
de movilización campesina alrededor de la titulación de la tierra.

Favorecimiento de sectores productivos

En cuanto a la promoción de actividades productivas como objetivo del des-


pojo adelantado por el Bloque Norte, un primer sector beneficiado fue la mi-
nería a gran escala en el departamento del Cesar. De acuerdo con la informa-
ción recolectada, las compañías Drummond y Prodeco han sido vinculadas
como beneficiarias de despojos de tierra perpetrados por el Bloque Norte. Fue
el caso de la vereda El Prado del municipio de La Jagua de Ibirico, aledaña a
las tierras de explotación minera. En este mismo informe se ha develado di-
cha relación económica y de servicios de seguridad que determinó el despojo
y desplazamiento masivo de la población allí asentada. Precisamente, el 19
de mayo de 2002, el Frente Juan Andrés Álvarez, al mando de alias Sama-
rio, perpetró una masacre de cinco campesinos en El Prado, colindante con
la mina de carbón El Encanto, por lo cual sus habitantes tuvieron que salir
desplazados y fueron despojados de sus predios. Los paramilitares del Bloque
Norte se adjudicaron los títulos de propiedad de estos predios en favor de las
compañías mineras (Comisión Colombiana de Juristas, 2020b).

En el siguiente relato, un exintegrante del Bloque Norte cuenta que la orden


impartida era la toma de este predio, bajo el pretexto de que allí se alojaban
miembros de la guerrilla. Ante la negativa de los habitantes de acceder a la
mal-venta de sus predios, el grupo armado procedió a cometer asesinatos se-
lectivos y masacres, como la señalada más arriba, con el fin de intimidar a la
población y así propiciar el despojo y el desplazamiento forzado.

Entr.: Hablemos de algo más al sur en cuanto a despojos. El predio El Prado,


porque donde estaba lo de Prodeco y la Drummond, el predio El Prado es

47
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

famoso porque fue un predio que fue despojado por el grupo. ¿Qué escuchó
sobre el predio El Prado?
Edo.: Que había que tomárselo.
Entr.: ¿Por qué?
Edo.: Porque era gente guerrilleras. Todas esas tierras eran de guerrilla, de
gente que estaba en el poder y que eran guerrilleros. (…) Que eran del ELN,
de las FARC y llegaron y acabaron con todo ese poco de plaga.
Entr.: Y ¿sí era algo que el grupo supiera, o era algo como lo que pasó también
en Verdecia que…?
Edo.: Lo que pasó fue que… lo que querían era tierras… adueñarse de las tierras,
porque… no podía haber tanta guerrilla ahí. Era solamente un pretexto para
adueñarse de las tierras ahí. (…) Porque había gente que no… O sea, les ofrecían
plata y ellos decían que no, que era… que eso era de ellos, que no, no lo vendían.
(…) Entonces ya comenzaron a matar la gente y a quitarle la tierrita también.
Entr.: Entonces esos territorios y esas empresas mineras se vieron favorecidas
por esos despojos.
Edo.: Por esos despojos.
Entr.: Entonces está el caso de Prodeco… ¿Qué relaciones tenía Prodeco con
el grupo? ¿Prodeco le brindaba dinero al grupo?
Edo.: Le brindaba ayuda económica.
Entr.: ¿Y para obtener cuáles beneficios por parte del grupo?
Edo.: El beneficio de que despojaran la pobre población de sus tierras, de
sus pertenencias; llámese ganado, maquinaria o casas. (CNMH, MNJCV,
2016, 14 de abril)

Como lo muestra el siguiente relato de una víctima del paramilitarismo


del municipio de Becerril (Cesar), compañías mineras como Drummond, en
alianza con el Bloque Norte, fueron beneficiarias por la compra de tierra a
campesinos a bajos precios. Las fincas Platanal, Topacio y El Prado habrían
sido adquiridas por la empresa una vez fueron despojadas por el grupo arma-
do. Durante todo este proceso, la población civil fue víctima de amenazas,
masacres y desplazamiento forzado.

Entr.: ¿Y qué pasaba con las tierras, ya eso quedaba solo o ellos llegaban a
tomar posesión?
Edo.: No, hubieron unas que eran aledañas a la explotación minera y es-
tamos hablando del caso de Platanal, acá abajo, la terminó comprando la
Drummond. En el caso de Topacio, El Prado, también están en mano de la
Drummond. Santa Fe compraron dieciséis parcelas, un solo… (…) ingenie-
ro. Todas esas ya están en proceso de restitución.
Entr.: ¿Esas las compraban a precio de huevo [muy bajo]?
Edo.: Sí, porque no las compraba la empresa.

48
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Entr.: ¿Quién las compraba?


Edo.: A la gente la hacía ir y entonces alguien buscaba la gente y le ofrecía. Es-
tamos hablando de dos millones de pesos, de cinco millones de pesos por una
parcela. Y parcelas que, en el caso de Platanal hay evidencias, parcelas que
vendieron… buscaron a la gente y le ofrecieron ocho millones de pesos por la
parcela y le dijeron que si no cogía eso, pues… Y terminaron vendiéndola en
cuatrocientos millones y quinientos millones de pesos al año. (…)
Entr.: Y la mina lo compraba a cuatrocientos millones, quinientos millo-
nes [de pesos].
Edo.: Quinientos millones [de pesos], se la pagaban a las personas a buen
precio, que hubiera podido pagárselas a los dueños iniciales y se hubiera
evitado todo este baño de sangre que hubo y ese desplazamiento. (CNMH,
CV, 2018, 26 de julio)

El patrón de legalización de estos predios, en muchas ocasiones, se dio por


medio del testaferrato. En el caso de El Prado, habría sido adjudicado a fami-
liares de algunos comandantes del Bloque Norte, quienes a su vez terminaron
por venderlos a la mina.

Edo.: Hay unas versiones de [alias] El Samario, en el caso de El Prado, donde


ellos hicieron una masacre ahí y él dice que después con el tiempo es que se da
cuenta de que alguna gente, familiares de algunos comandantes, se hicieron
dueños de esas tierras y la terminaron vendiendo a la mina. Que allegados a
ellos eran los que se hacían propietarios de eso y terminaban vendiendo.
Entr.: Tenían sus testaferros que eran los familiares.
Edo.: Exacto.
Entr.: Eso pasó en muchas, muchas, muchas parcelas acá…
Edo.: Sí.
Entr.: Era esa misma, digamos, esa misma dinámica.
Edo.: Y uno no entendía por qué en otras zonas, por ejemplo, en la zona de
“acá” sí estuvieron los paramilitares, pero la gente se sostuvo ahí. O sea, los
paramilitares entraron y salieron otra vez, hicieron lo que hicieron, y ya.
No mandaron a despojar la gente. En estas áreas sí.
Entr.: ¿Y cuál es la explicación?, ¿por qué “allá” sí y “allá” no?
Edo.: Porque había intereses. (CNMH, CV, 2018, 26 de julio)

En este mismo relato se menciona que los paramilitares del Bloque Norte
tuvieron intereses en la siembra de palma africana, en predios presuntamente
despojados por el grupo. Alias El Samario habría sido el encargado de mediar
en la implementación de un proyecto productivo con la gobernación del Cesar
y el beneplácito del Incoder en el Cesar. El entrevistado comenta que se opuso
al proyecto, por lo que sufrió un atentado de los paramilitares.

49
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: (…) resulta que ellos tenían un programa para sembrar palma
africana y el Gobierno les había dado unos incentivos y en ese mo-
mento la Caja Agraria también les iba (…) a financiar, pero bajo la
modalidad de préstamo para que la gente se metiera en el proyecto,
o sea, un proyecto grande y cobijaba… iba cobijar algunos desmo-
vilizados, estaban ahí en eso. Resulta que la zona que escogieron fue
la vereda donde yo estoy y otra vereda vecina (…) Ajá, yo no le veía
problema, el único problema que le vi y se lo hice notar en una reunión
que tuvimos con la gente de la Gobernación, le dije: el proyecto me
parece magnífico si es que la palma genera empleo y genera todo, pero
el único problema es que ahí no hay agua y cómo vamos hacer. [Me
dijo:] no, después buscamos el agua, [le dije:] no, pero es que usted no
puede sembrar la palma, porque usted… la palma sin riego a los tres
meses se estresa, se muere y entonces la inversión, y sin un préstamo,
la persona corre el riesgo de perder la tierra. Yo así no me meto. (…)
Se les cayó el negocio.
Entr.: ¿Y ese había sido el motivo del atentado?
Edo.: Sí, porque yo no… yo veía al Samario aquí, es más, venía un funciona-
rio: ¿cómo hicieron ellos pa’ hacerse a esas tierras sin problema y sin nada?
(…) Llegaba un funcionario allá del Incoder y…
Entr.: Y les ayudaba.
Edo.: (…) Era el gerente del Incoder en ese momento, Carlos Reyes. (…) En
el Cesar. (…) desde el 2003 estuvo él ahí. (…) Y el hombre les colaboraba
bien (…) él era uno de los que vino pa’ ver las tierras pa’l proyecto de palma.
(CNMH, CV, 2018, 26 de julio)

Un tercer sector económico beneficiado del despojo de tierras fue el de la


ganadería, una de las actividades productivas más importantes en la región.
En entrevista realizada a un exintegrante del Frente Pivijay del Bloque Norte,
se menciona que las tierras despojadas de Salaminita fueron utilizadas poste-
riormente para la ganadería.

Entr.: ¿Ellos se apoderaron de esas tierras?


Edo.: Sí. Todavía las tienen.
Entr.: ¿Qué hicieron los Rueda con esas tierras?
Edo.: Tienen ganadería ahí.
Entr.: ¿Todas las tierras que le quitaban a los desplazados los hacían era para
ganadería?
Edo.: Ganadería. (CNMH, MNJCV, 2014, 9 de abril)

Otro integrante del Frente Pivijay corrobora esta relación entre despojo
y ganadería.

50
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Entr.: ¿Cuál era la intención de tener grandes extensiones de tierra?


Edo.: Tener mayoría y tener más, doctora.
Entr.: ¿Cultivar qué, por ejemplo?
Edo.: Ganadería. Pa’ ahí no hay cultivo sino pura ganadería. Y entre más
tierra tenga usted, más ganado le cabe a la finca. (CNMH, MNJCV, 2014,
19 de mayo)

Beneficios a terratenientes y debilitamiento de la movilización campesina

A lo largo de esta sección se ha argumentado que la práctica de despojo


por el Bloque Norte no solo cumplió un objetivo estratégico para el grupo
en el marco de la confrontación armada, sino que generó beneficios com-
partidos para una parte de la clase política y económica de la región. De
modo tal que el favorecimiento a grandes propietarios de la tierra a través
de estas acciones implicó, a su vez, un debilitamiento de la movilización
campesina que, en décadas anteriores, había logrado titulación de parcelas
tras años de organización colectiva.

De acuerdo con el relato de las víctimas del paramilitarismo en el munici-


pio de Astrea (Cesar), para la toma de predios que se dio en la década de los
ochenta en esa región, la organización campesina permitió que con posterio-
ridad el Estado adelantara parcelaciones y adjudicación de predios a familias
campesinas, como La Victoria, Chimichagua, Buenos Aires, Villa Alexandria
y La Loma, del corregimiento de Santa Cecilia, en el municipio de Astrea. Ya
para ese entonces se hablaba de la violencia ejercida por grupos de autode-
fensa, como Los Cheperos, quienes contaban con el apoyo de hacendados y
terratenientes, hechos en los que además se presume la participación de las
fuerzas de seguridad del Estado.

Entr.: Usted tocó un tema interesante que fue un líder que ayudó a la toma
de predios de tierras en ese momento del ochenta…
Edo. 1: Claro, nosotros fuimos orientadores.
Entr.: ¿Aquí ese proceso cómo se dio?, ¿cuántas tomas hubo?
Edo. 1: Nosotros tuvimos en La Victoria. (…) En la zona de Chimi-
chagua. (…) Buenos Aires. “Aquí”, Villa Alexandra; “acá”: todo “aquí”.
En La Loma… (…) de Santa Cecilia. Todo eso nosotros fuimos como
organización orientadores a los compañeros que nos reunían. Íbamos
a [expedir] el Certificado de Tradición y Libertad; bueno, [que] aquí
Juan Vital tiene mil doscientas hectáreas que está pagando y hay tres
mil, [que] el resto es del Estado, ahí nos metíamos (…) en el 72 hubieron
cuatro asesinatos ahí. Dos compañeros y dos agentes del orden tuvieron
un enfrentamiento. También hubo una masacre. Aquí tenemos un poco

51
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

de relatos. Allá en la entrada de Planada también Los Chepes mataron


cinco personas ahí en la puerta de la entrada de Planada. Todo eso ha
sido violencia, y eso, sicológicamente, lo traumatiza a uno.
Entr.: ¿Esa violencia de Los Cheperos, que fueron grupos de seguridad pri-
vada (…) contaron con el apoyo de los grandes hacendados y terratenientes?
Edo. 2: Exacto. Y la Fuerza Pública participó. El DAS. El Ejército y la Poli-
cía. (CNMH, CV, 2019, 11 de junio)

Con la existencia de organizaciones campesinas como la Asociación Na-


cional de Usuarios Campesinos (ANUC), los paramilitares se alinearon con
los intereses de los terratenientes, alianza que pretendía consolidarse como
un proceso de contrarreforma agraria, y ejecutaron ataques contra el movi-
miento campesino a partir de la estigmatización; es decir, a estas personas
movilizadas por el derecho de acceso a la tierra se les acusó de pertenecer a
grupos guerrilleros. Esto, además, permitió que se legitimara el crecimiento
de los grupos de seguridad privada en la región.

Los ataques al movimiento campesino y a sus logros, empezaron por la


estigmatización del campesinado como guerrillero. Algunos terratenientes
organizaron grupos armados para perseguir, hostigar al proceso organiza-
tivo campesino, incluso desde los años setenta. Se crearon, por una parte,
los llamados “Pájaros” –grupo armado que organizaran los terratenientes–
quienes trataron de sacar a los ocupantes, lanzándoles bombas, y se regis-
traron homicidios de campesinos activistas de los procesos organizativos
de entonces; de otra parte, se conformó un grupo armado denominado
“Muerte a Invasores, colaboradores y Patrocinadores” (Maicopa), que fue
responsable de la persecución contra muchos campesinos. (…) No obstan-
te, la estocada final para la ANUC se daría con la estrategia de despojos
del orden contrainsurgente. (Corporación Jurídica Yira Castro, 2019, p. 45)

En este ejercicio de violencia contra los campesinos, el discurso antiinsurgente


fue fundamental. Se trató de una forma de legitimación de la violencia en todos
los niveles, el militar, político, social y el económico. En consecuencia, el discurso
contrainsurgente también yace en la intersección entre violencia y despojo perpe-
trado por el Bloque Norte y fue, ante todo, una herramienta de consolidación del
poder en los territorios, en una doble instancia de terror y aparente garantía de
seguridad. Esta situación se ejemplifica en el siguiente relato de un exintegrante
del Bloque Norte, que operó en el municipio de Agustín Codazzi.

Entr.: Es decir, los hacendados y ganaderos de la región a favor del grupo se


beneficiaron del despojo de tierras…
Edo.: Sí.

52
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Entr.: Llevada a cabo entre el 99 y el 2000. ¿Sí?


Edo.: Sí. Y el 2002 (…) Mataban la gente y se les quedaban con las tierritas, ome.
Entr.: ¿Un pretexto para sacar a las personas podía ser que así ese ganado
fuera de ellos, le decían que el ganado era de…?
Edo.: Que era de la guerrilla. Los mataban, se les llevaban los caballos, si-
llas, todo. Solo para justificar el despojo.
Entr.: ¿Mas no porque lo hubieran hecho?
Edo.: Mas no porque fueran guerrilleros. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

1.1.5 afectaciones diferenciales y violaciones sistemáticas


a los DD. HH. asociadas al despojo

Afectaciones diferenciales a mujeres

Aunque todos los grupos poblacionales fueron afectados por el despojo de tie-
rras, es importante resaltar que, de acuerdo con las cifras de la Uariv, las mujeres
tuvieron una victimización importante por despojo de tierras en los departa-
mentos en los que tuvo presencia el Bloque Norte. En particular, en el departa-
mento del Magdalena la cifra de mujeres afectadas es superior al de otros géne-
ros, con un 51 por ciento de los casos, lo cual denota la importancia que tuvo
este fenómeno como parte de la violencia contra las mujeres (ver Figura 3).

Figura 3. Registro de casos de abandono o despojo de tierras por género


en el departamento de Magdalena
13

297
279

Hombre
Mujer
No informa

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

53
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En el caso del Cesar, la proporción de afectación entre hombres y muje-


res es de 51 por ciento y 46 por ciento, respectivamente (ver Figura 4), lo
que resulta también importante si se tienen en cuenta los contextos locales
de quienes detentan la propiedad de la tierra rural. Según lo señala la Co-
misión Colombiana de Juristas (2011):

Sumado a la situación desventajosa de la población rural con respecto a la


urbana, las mujeres rurales están afectadas por una inequidad adicional que
consiste en un menor acceso que los hombres a la tierra y los otros recursos
productivos como ganado, trabajo, servicios de extensión y financieros, tec-
nología y educación. (Comisión Colombiana de Juristas, 2011, p. 46)

Figura 4. Registro de casos de abandono o despojo de tierras por género


en el departamento de Cesar
2

67
76

Hombre
Mujer
No informa

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

La especial afectación de las mujeres en el Magdalena por el despojo, se


relaciona con la historia de luchas por el derecho al acceso a la tierra que ellas
libraron a partir de la década de los setenta. Si bien, para ese entonces, la mo-
vilización campesina por la parcelación y titulación de la tierra en el departa-
mento se encontraba organizada en el marco de la ANUC, el movimiento de
mujeres campesinas fue determinante para retomar la lucha de los hombres
cuando se dieron los primeros fracasos. Además, las mujeres enfrentaron la
doble demanda, por un lado, sobre el derecho a la tierra y, por el otro, la de
combatir la discriminación del Estado y las organizaciones sociales como la
ANUC (CNMH-CNRR, 2011a, p. 134). Con estos elementos se puede inferir
que, en el caso del despojo ocurrido en el departamento de Magdalena, las
mujeres rurales fueron las más victimizadas, por haber enfrentado varias dé-

54
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

cadas de lucha por el acceso y titulación de la tierra. Para profundizar en esta


discusión, por favor remitirse al capítulo sobre las afectaciones a mujeres.

1.1.6 violaciones sistemáticas a los derechos humanos


asociadas al despojo

En cuanto a las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, como se ha


anotado, el despojo tuvo como origen y se desarrolló de forma paralela a otros
tipos de victimizaciones, entre las más relevantes en términos de su impacto
se encuentran: desplazamiento forzado, masacres y homicidios.

En la mayoría de los casos, la consecuencia directa del despojo de tierras es


el desplazamiento forzado. En el caso del Bloque Norte los campesinos des-
pojados de sus tierras, sin importar la modalidad y los fines, fueron quienes
más sufrieron de este flagelo. Por lo general el despojo entraña una amenaza
a la vida que produce temor en las personas y, por tanto, la única alternativa
es el destierro. Basta con observar que las cifras de desplazamiento forzado
aumentaron en los departamentos de injerencia del Bloque Norte durante los
años reportados de mayor despojo (ver Figura 5).

Figura 5. Registro de casos de desplazamiento forzado en los departamentos


de Cesar, Magdalena, Atlántico y La Guajira
35.000

3.0000

25.000

20.000

15.000

10.000

5.000

0
2001
1990

1994

1996
1986

1988

1992

1993

1995

1998

1999
1989

1991

1997
1987

2000

2004

2006
2005
2002

2003

Atlántico Cesar La Guajira Magdalena

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

55
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Los registros más altos de despojo de tierras entre los años 1999 y 2003 en el
Cesar y en Magdalena, resultan coincidentes con los momentos de incursión
y de consolidación del Bloque Norte en esos departamentos, como se muestra
en la Figura 5, cuyos picos de desplazamiento se dan entre 1999 y 2002, lo que
da cuenta de una relación estrecha entre ambos fenómenos. Por su parte, las
masacres fueron otro tipo de victimización asociada al despojo de tierras por
el Bloque Norte. En este caso, las masacres fueron una forma de intimida-
ción ascendente que terminó por provocar el despojo y abandono forzado de
tierras. Un ejemplo de ello fue lo ocurrido como consecuencia de la masacre
en Santa Cecilia, en el municipio de Astrea (Cesar), ocurrida el 8 de enero de
2000 y perpetrada por el Bloque Norte.

Edo. 2: La masacre de Santa Cecilia y la muerte de mi sobrino que era el


personero, y de otro señor que era muy amigo de nosotros, llamarse Ti-
burcio. La muerte de un muchacho, Wilson Ortega, y la muerte de otros
amigos ahí que los mataban a pleno día, y delante ahí podía estar el niño
ahí y la mamá ahí y el papá, y ahí mismo lo mataban, ahí. No pasaba nada.
Ellos no lo iban a llevar para allá, no, ahí mismo.
Edo. 1: Y eso mandaban… aquí mandaban, políticamente, todo.
Edo. 3: Santa Cecilia. Y ya acá iban regaitos, aquí…
Edo. 2: Y aquí era selectivamente, cada dos días, dos… cada tres días, y los
traían de otro lado y los tiraban en la alcantarilla, los tiraban en la carrete-
ra, los tiraban en los cementerios, adonde uno los viera. Y otros sí que… de
aquí mismo, que jamás volvieron a retornar.
Entr.: ¿Hubo casos de despojo de tierra?
Edo. 2: Yo fui despojado, claro… (CNMH, CV, 2019, 11 de junio)

Asimismo, en muchos de los casos, las personas despojadas eran víctimas


de homicidios selectivos. El homicidio, en este caso, podría tratarse de la ma-
terialización de las amenazas con las que se pretendía despojar la tierra. Así lo
constata el relato de un exintegrante del Bloque Norte.

Entr.: Y a las personas dueñas de esas fincas chiquitas ¿las asesinaban?


Edo.: Aparecían muertos los cuchos… Eso les daban bala a los cuchos.
Entr.: ¿Qué pasaba con las mujeres? ¿Podían ser abusadas?
Edo.: Las mataban.
Entr.: ¿Mataban toda la familia? Digamos, si había niños…
Edo.: A veces mataban la familia. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

En definitiva, el despojo de tierras perpetrado por el Bloque Norte fue una


forma de victimización que se alojó en el origen e intersecciones de otras victi-
mizaciones hacia la población civil. Esto deja en evidencia que lejos de haberse

56
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

tratado de un hecho aislado, estuvo en el corazón de la estrategia de guerra,


política y económica de este grupo armado, provocando así violaciones siste-
máticas a los derechos humanos.

1.1.7 apropiación indebida de bienes muebles

La apropiación de bienes por el Bloque Norte estuvo estrechamente relacio-


nada con la práctica de despojo, en esta subsección se quiere hacer énfasis en
las especificidades del delito de apropiación de bienes y en sus implicaciones.

Aunque la apropiación de bienes por grupos armados no solo se da en el


marco del desarrollo de las hostilidades, es importante anotar que de acuerdo
a la norma 52 del Derecho Internacional Humanitario (DIH) consuetudina-
rio, queda prohibido el pillaje y es considerado un crimen de guerra. En el
marco de los conflictos armados no internacionales, el pillaje o hurto está pro-
hibido en virtud del Protocolo II de los Convenios de Ginebra. De acuerdo con
el Estatuto de la Corte Penal Internacional, “saquear una ciudad o una plaza,
incluso cuando es tomada por asalto” (CICR, 2020) se trata de un crimen de
guerra. No obstante, desde la óptica de la protección a los derechos humanos,
el pillaje se entiende como saqueo o hurto, en tanto las pérdidas materiales
pueden significar una afectación a la dignidad de las personas, que en situa-
ciones de vulnerabilidad –como lo es el conflicto armado interno– exacerban
las pérdidas humanas o inmateriales (CNMH, 2013, p. 288). Por lo general,
la apropiación de bienes por el pillaje, hurto o saqueo está ligada o se da en
el marco de otros hechos victimizantes como masacres, despojo de tierras o
desplazamiento forzado.

Según el registro de la Uariv sobre casos de pérdida de bienes entre 1986 y


2006, cuya autoría fue de grupos paramilitares, se observa que el departamen-
to más afectado fue el Magdalena, seguido por Cesar, La Guajira y Atlántico
(ver Figura 6).

57
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Figura 6. Registro de casos de pérdida de bienes, cuyo autor fueron


grupos paramilitares, en los departamentos de Cesar, Magdalena,
Atlántico y La Guajira

800

700

600

500

400

300

200

100

2001
1990

1994

1996
1986

1988

1992

1993

1995

1998

1999
1989

1991

1997
1987

2000

2004

2006
2002

2003

2005
Atlántico Cesar La Guajira Magdalena

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

El primer pico de casos en el Magdalena se presenta en 2000 y un segundo


pico se da en 2005. Aunque en el primer repunte las cifras de pérdida de bie-
nes coinciden con los momentos más álgidos del despojo y, por lo tanto, con
la incursión del Bloque Norte en el territorio, en el segundo pico, la dinámica
puede estar relacionada con la desmovilización de esta estructura. La caída en
el número de casos reportados que se da en medio de estos dos periodos per-
mite observar una coincidencia con la consolidación y estabilización de esta
estructura en el control del territorio.

58
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Figura 7. Registro de casos de pérdida de bienes, por género, en el


departamento de Magdalena
57

2279 2259

Hombre
Mujer
No informa

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

En cuanto a las afectaciones diferenciales que tuvo este delito en el marco


del accionar del Bloque Norte, en Magdalena, que fue el departamento más
afectado, con mayor número de registros, las mujeres fueron afectadas de ma-
nera importante. En general, las cifras de pérdida de bienes ocasionadas por el
Bloque Norte resultan coincidentes con las tendencias del despojo de tierras, y
las mujeres fueron una población victimizada de manera importante.

Con el fin de analizar las particularidades de este delito, a continuación se


examinan las tendencias y modalidades de la apropiación indebida de bienes.

1.1.8 tendencias de la apropiación indebida de bienes por el


bloque norte

Hurto o robo en medio de las incursiones armadas

A partir de la información documentada por medio del MNJCV se constató


que el hurto o robo a bienes, en varias oportunidades, se presentó en el mar-
co de incursiones armadas a poblaciones, o también denominadas “tomas
paramilitares”. Así lo constata el siguiente relato sobre los hechos ocurridos
durante la masacre de Santa Cecilia en el año 2000. Mediante contribución
voluntaria, un exintegrante del Bloque Norte afirma que en medio de este

59
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

evento violento se utilizaron camiones para sacar gente y ganado, este últi-
mo supuestamente en manos de la guerrilla. La operación de saqueo se hizo
siguiendo instrucciones de alias Tolemaida.

Edo.: Santa Cecilia. Esa zona… yo desde ese día me quería meter a Santa
Cecilia, yo era el comandante en el Cesar, en ese entonces yo quería meter-
me, eso fue el 28 de enero del 2000.
Entr.: Y ¿los camiones eran pa’ sacar el ganado?
Edo.: Pa’ sacar el ganado, lo llevó Tolemaida en los camiones. (…) Tolemai-
da llevó los camiones.
Entr.: ¿Cuando hacían una operación así llevaban su logística pa’ sacar
las cosas?
Edo.: No, nosotros íbamos a la operación y si conseguíamos un ganado que
era de la guerrilla, lo recuperábamos y se llamaba a los urbanos que vinie-
ran a recogerlo; que Tolemaida cuando eso era urbano, él no era coman-
dante de… cuando era si… no urbano. Él recogió el ganado, llegó como
con cuatro, cinco pelados, con un poco de camiones recogieron el ganado.
(CNMH, CV, 2015, 26 de febrero)

Hechos similares ocurrieron durante los eventos de la masacre en El Limón,


en zona rural del municipio de Riohacha, en 2002, durante la cual se afectó al
pueblo indígena Wiwa. De acuerdo con el relato de un miembro de esa comu-
nidad, víctima del paramilitarismo, una vez el pueblo estuvo desolado como
producto de la incursión armada, se procedió al hurto de todo tipo de bienes
en tiendas y negocios comerciales.

Entonces, dieron una hora para que se fueran, dejaran el pueblo solo, eso
también fue así, dejando todo y ¿qué hicieron la gente? Entonces, como ha-
bía tiendas ahí… es un pueblo y había tiendas, negocios, y eso se lo robaron
todo, todo el ron que había, todo eso se lo bebieron, la cerveza, el arroz,
azúcar, la gallina, animales, licuadoras. (…) Grabadoras, todo eso se lo ro-
baron. Y como venían borrachos y está lejos el pueblo para llegar acá donde
hay carros. (CNMH, CV, 2018, 17 de mayo)

En el corregimiento de Villa Germania del municipio de Valledupar (Ce-


sar), uno de los epicentros de las incursiones paramilitares, estas estuvieron
caracterizadas por el hurto y saqueo a comercios, particularmente de bebidas
alcohólicas. Así lo relata un exintegrante del Frente Mártires del Cesar.

Entr.: Cuál es el primer homicidio o acción violenta que cometen los parami-
litares en Villa Germania y cómo llegan los paramilitares, la primera vez que
tú recuerdas algo sobre los paramilitares.

60
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Edo.: Bueno, ellos la primera vez que entraron a Villa Germania fue…
o sea, entraron de Mariangola hacia “allá” … Bueno, llegan a Villa Ger-
mania y toman la población y, por lo menos, llegaron a unos lugares
donde había en ese tiempo había un almacén, [y] fueron tomados lo
que fue machetillas, tomaron ron… o sea, cosas de licores y de todo lo
que había ahí. O sea, como quien dice… que tal vez llegaron como para
acabar eso. (...) fue la primera vez que me acuerdo que ellos entraron, y
me mataron… un amigo también de nosotros, ahí de Villa Germania.
(CNMH, MNJCV, 2013, 27 de noviembre)

El hurto o saqueo de bienes en el marco de las incursiones del Bloque


Norte se constituyó en una forma de generar temor entre la población ci-
vil, a través de la destrucción material de las comunidades. La comisión
de este delito, sobre todo en el marco de masacres, impuso un factor más
de degradación de la violencia en estos eventos, con lo cual se agravaron
también todo tipo de victimizaciones.

1.1.9 la justificación del hurto y el saqueo de bienes civiles

Otro patrón que hizo parte de la apropiación indebida de bienes civiles por el
Bloque Norte fue la constante justificación esgrimida por miembros de esta
estructura de que dichos bienes pertenecían a grupos guerrilleros y que, por
lo tanto, su apropiación era legítima.

Siguiendo el contexto de los eventos ocurridos durante la masacre de


Santa Cecilia, perpetrada por el Bloque Norte en 2000, se encuentra que
el robo de bienes estaba justificado si la persona afectada era acusada de
pertenecer a la guerrilla, como ocurrió en el caso de los tenderos, de acuer-
do con el relato de un exintegrante de este grupo armado. Siguiendo esta
narrativa, a los tenderos solo podía pagársele un bien si demostraban no
tener vínculos con la guerrilla.

Entr.: ¿Había una política específica sobre los tenderos?


Edo.: No, no. Si el tendero que estaba ahí se daba de baja porque tenía que
ver con la guerrilla, uno podía coger las cosas, si no, se quedaba como un
corriente, [se] le compraba las cosas, se le pagaba lo que se cogiera uno.
Entr.: ¿Había muchos tenderos que resultaron acusados? Es que uno mira
también los datos y son muchos…
Edo.: Si un tendero ahí se le dio de baja, uno podía coger las cosas porque era…
la información que teníamos era de [que] si un tendero se le dio de baja, pero si
no se dio de baja, no podíamos coger nada. (CNMH, CV, 2015, 26 de febrero)

61
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En el caso de Villa Germania, corregimiento de Valledupar (Cesar), en el


marco de su incursión en 1997, los paramilitares ordenaron la destrucción
de un establecimiento comercial en el que se encontraba una persona a la que
acusaban de pertenecer a la guerrilla. A esto le siguió el robo y quema de otros
bienes de la población.

Entr.: 1997 es la primera vez que ellos entran a Villa Germania y asesinan
al Negro… Pero esa vez, ¿cómo entraron? Son más o menos veinte hombres,
¿cómo llegan vestidos?
Edo.: Pues ellos llegaron así, en camuflado, como el Ejército. En camu-
flado y entraron. (...) en las partes donde ellos llegan, ellos [decían] que
tenían información que eran colaboradores de la guerrilla, pues llegaban
y destruían todo eso…
Entr.: ¿Cómo lo destruían?
Edo.: Pues ahí había un billar, que es el que está… hacia al lado del…quios-
co, sí. Ahí en ese billar había un muchacho de San Martín, y pues ellos
llegaron… o sea, con la información de que él era guerrillero, cogieron eso
y lo destruyeron todo, y después lo incendiaron, lo quemaron…
Entr.: ¿Cómo se llamaba el muchacho, el dueño del billar?
Edo.: Se me escapa el nombre ahorita… el apellido de él es Lindarte… Ciro…
Entr.: ¿Ciro Lindarte?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿A qué horas entraron ellos, en horas de la tarde, en horas de la
mañana…?
Edo.: Ellos llegaron en horas de la mañana.
Entr.: Llegaron como veinte… ¿Y le quemaron el billar?
Edo.: Sí, ellos quemaron el billar…
Entr.: ¿Y se robaron unas cosas?
Edo.: Sí. Y creo que… me parece que también quemaron una camioneta.
Entr.: ¿La camioneta del Negro Mindiola?
Edo.: Sí, la quemaron. (CNMH, MNJCV, 2013, 27 de noviembre)

1.1.10 modalidades de apropiación indebida de bienes

Abigeato

La práctica de apropiación indebida de bienes muebles más recurrente por el


Bloque Norte en los departamentos de Cesar, Magdalena, La Guajira y Atlán-
tico fue el hurto de ganado o abigeato. Esta, además, se vinculó directamente
con la estrategia de despojo de tierras, sea como advertencia para los propieta-
rios sobre el posible despojo o para la ocupación de predios.

62
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

En la información documentada a partir del MNJCV se pudo establecer que


en el departamento del Cesar una de las prácticas recurrentes para la ocupa-
ción de tierras y, por ende, su despojo, fue el delito de abigeato. De acuerdo
con el relato de una víctima del municipio de Becerril (Cesar), un primer paso
en la incursión de los paramilitares en municipios del Cesar como Agustín
Codazzi y la Jagua de Ibirico fue el robo de ganado, lo cual desencadenó en el
asesinato de propietarios de parcelas. A esto le siguió el despojo de la tierra.
Asimismo, el entrevistado comenta que la práctica del hurto de ganado no
aplicaba para los ricos, pues se consideraban financiadores.

Entr. 2: Alias Zairo, un comandante de la zona de Becerril y Codazzi, alias


Urabá también que estuvo…
Edo.: [Interrumpe] Urabá sí estuvo más en La Jagua. (…)
Entr.1: ¿Y él qué rol tuvo en el grupo, fue urbano?
Edo.: No, él era tropero. O sea, él se dice que fue uno de los que mató a un
muchacho… O sea, cuando hicieron un robo grande de ganado mató a un
muchacho allá, un sobrino de un comandante de la guerrilla, de [alias] Wi-
llington, un muchacho como de dieciséis años. (…)
Entr. 2: ¿En todo el territorio? Escucho que también fue lo mismo en Codazzi …
Edo.: Sí, en todas partes. Por eso digo, comenzaron primero matando gente
y después…
Entr. 2: Se llevaron el ganado.
Edo.: A todo mundo, eso no… Solamente pa’ acá, pa’ abajo, pa’ los ricos era
que no tocábamos.
Entr. 1: ¿Por qué?
Edo: Porque eran ellos los que les…
Entr. 1: ¿Financiaban?
Edo.: Sí, claro. (CNMH, CV, 2018, 26 de julio)

Aunque el hurto de bienes tendió a ser justificado por el grupo arma-


do como parte de la estrategia antiinsurgente, como se evidencia en el
siguiente relato, el robo de ganado perpetrado por el Bloque Norte en el
Cesar pronto se convirtió en una estrategia asociada más a lo económico
que a lo antisubversivo.

Entr.: ¿Usted cómo ve el interés de la entrada de los grupos paramilitares a


la zona? Muchas veces uno les lee a ellos: no, que antisubversivo, que para
acabar con la guerrilla. Pero ¿usted cree que eso sí aplicaba o el interés real
era más bien el aprovechamiento económico que había detrás de la tierra?
¿Por qué llegarían ellos hasta por acá?
Edo.: De pronto aplicó al principio cuando uno vio que se llevaban familia-
res de gente que estaba… (…) Y de miembros de gente de izquierda como la

63
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

UP, entonces la gente hasta ahí pues se…


Entr.: ¿Qué grupos operaban por acá?
Edo.: Aquí siempre ha habido FARC y ELN [Ejército de Liberación Nacio-
nal]. Pero ya después, como vuelvo y te repito, se convirtió fue en un ne-
gocio, se llevaron todos los ganados, se llevaron todo y ya tocaban a todo
mundo, ya no tenían que ver que era guerrillero, que no era. Comenzaron
fue a tocar a todo mundo. (CNMH, CV, 2018, 26 de julio)

En el Copey (Cesar) los paramilitares incluso se hacían pasar por guerri-


lleros para efectuar el robo de ganado. De acuerdo con el siguiente relato, los
hechos ocurrieron en 2003. Como producto de este hurto, la víctima se vio
obligada a vender su propiedad y a desplazarse del municipio.

Entr.: Hablando del caso de su tío, quedó pendiente el caso del robo de gana-
do en el año 2003. ¿Cómo fue ese hecho?
Edo.: Pues, la verdad es que yo me encontré con mi tío y él me dice que le
habían robado el ganado. Que llegaron unos tipos allá… cuando eso to-
davía ese grupo por allá de J10 no estaba ni pa’ Chimila ni nada, sino que
operaban pa’ los planes esos.
Entr.: Para Copey. (…)
Edo.: Ellos llegaron… me cuenta el tío mío que ellos llegaron a la fin-
ca… a la parcelita de él, y que un grupo… ah, que como unas diez per-
sonas, creo yo, que llegaron allá y… y se hicieron pasar como que eran
guerrilleros. A él le dijeron que eran guerrilleros. ¿Ya? A él le dijeron
que… que eran de la guerrilla y que se iban a llevar el ganado, y se lleva-
ron como… como treinta animales. (…) me imagino que iban vestidos
así como de guerrilleros, me imagino yo, pa’ hacerse pasar como gue-
rrilleros. (…) Y a él no lo cogieron, ni lo torturaron, ni nada, ni… ni lo
maltrataron, nada, no, que se iban a llevar el ganado.
Entr.: ¿Cuántos animales se llevaron?
Edo.: Yo creo que se llevaron como más de treinta animales, no sé cuánto
… ahorita mismo yo no sé cuántos, pero sí se llevaron más de treinta ani-
males que tenía él. (…) él se fue pa’ Riohacha (…) cuando se le llevaron el
ganado, fue que le quedaron como unos cinco animalitos por ahí, o algo,
y, entonces, llegó y vendió eso, y vendió la… la parcelita esa la vendió (…).
(CNMH, MNJCV, 2014, 12 de febrero)

De forma similar, en el departamento de Magdalena, en particular en


inmediaciones del municipio de Sabanas de San Ángel, el abigeato fue una
práctica recurrente del Bloque Norte. Mediante contribución voluntaria,
un habitante del resguardo Issa Oristuna de ese municipio afirma que en
2001 un grupo de paramilitares del Bloque Norte, entre los que se encon-

64
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

traba alias Tolemaida, irrumpió en su casa para que fuera a buscar un lote
de ganado que supuestamente se encontraba en su finca. Sin embargo, el
entrevistado afirma que todo se trataba de una estrategia para asesinarlo
una vez estuviera en ese predio.

Edo.: Yo llegué a la casa de mi mamá y… saludé y ahí mismo… nada más


siento cuando ahí mismo oigo cuando preguntan de mí: fulano de tal. (…)
Llegaron Tolemaida con tres escoltas. (…) No me conocían. Entonces, yo
cuando oigo… dice él: lo que pasa es que él tiene un ganado y el ganado está
en mi finca, lo tengo encerrado en tal parte, si él no se presenta, yo me llevo
ese lote de ganado. (…) Yo llegué y me dice: me voy a llevar los tres novillos
más lindos que tiene (…) Me dijo a mí, pa’ que te duela. Y le he dicho yo:
el ganado no es mío, solamente estoy a cargo del ganado. Si te llevas esos
novillos, le estás quitando es a una comunidad, mas no a mí. Y me dijo: si
se te entra, sáquelo. Yo le dije: no, yo no puedo entrar, o sea, sáquelo usted,
yo no voy a sacar nada (…)
Entr.: Usted sospechaba…
Edo.: Era que mandaban a uno que siguiera y le disparaban por detrás.
Entr.: ¿Eso era lo que hacían siempre?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Y ese problema en qué año fue?
Edo.: Eso fue en el 2001. (CNMH, CV, 2018, 11 de septiembre)

Aunque el abigeato como práctica del Bloque Norte fue justificado de


forma reiterada como parte de la lucha antiinsurgente, cumplió sobre todo
un fin económico para la estructura y fue la puerta de entrada a otro tipo
de victimizaciones, como desplazamiento forzado, homicidios y despojo
de tierras.

Hurto y saqueos a establecimientos comerciales

Fue un tipo de apropiación indebida de bienes que, sobre todo, hizo parte de
las incursiones armadas del Bloque Norte a poblaciones. En su relato, una
exintegrante del Bloque Norte que operó en el sector de Santa Marta (Magda-
lena) afirma que en el corregimiento de Siberia de Ciénaga (Magdalena), un
tendero fue acusado de tener vínculos con la guerrilla, frente a lo cual el grupo
respondió con el saqueo del establecimiento.

Eda.: O sea, iban, por lo menos, en Siberia… Había un señor que tenía una
tienda, esa tienda se la desvalijaron… yo no estaba ahí… se las desvalija-
ron, como dicen vulgarmente, los paracos. A los cuatro días tenía otra vez
surtida la tienda el señor. A raíz de eso investigan…

65
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Y por qué le desvalijaron la tienda…?


Eda.: O sea, se le traían las compras. Todo se lo vaciaban, los armarios, por-
que decían que era que tenía… amigo de la guerrilla. Entonces, eso lo fueron
haciendo y a los poquitos días la tienda surtida otra vez. ¿Qué hizo el se-
ñor…? Llevaron a un registro a Siberia. (CNMH, MNJCV, 2016, 9 de marzo)

Sin embargo, un excomandante del Frente Juan Andrés Álvarez del Bloque
Norte señala que, aunque la orden era asesinar a los tenderos señalados de
tener vínculos con la guerrilla y tomar las cosas que allí se encontraran, los
paramilitares no se llevaban nada más que pocas cosas de comer y beber, pero
nunca desocuparon establecimientos.

Edo.: Las tiendas sí, se matan… creo que una señora apellido… es una se-
ñora, sí sé yo que los muchachos esos [dijeron:] no, que son guerrilleros.
Bueno, [dije:] sí ¡ah!, si la señalan ahí es, denle de baja y cojan lo que esté en
la tienda. [Lo] acepto, en Justicia y Paz lo acepté y todo eso.
Entr.: ¿Eso lo sacaban en camiones o cómo hacían para …?
Edo.: No, pero se tomaban, de pronto, una gaseosa sí, pero no sacábamos
nada en camiones, nada…
Entr.: ¿No desocuparon una tienda?
Edo.: No, yo no, que yo sepa yo, los pelados que andaban conmigo no lle-
vaban más nada, si no [se les decía:] tómese una gaseosa, tómese un… un
chito, un pan (...) pero ahí salieron en Justicia y Paz, en versión libre, me
hacían unas preguntas: que [el] ventilador, que televisor, que abanico, que
enfriador, yo no los vi, no, yo personalmente no los vi porque yo… si yo
andaba era patrullando de monte en monte, cómo voy a cargar yo un aba-
nico, un televisor.
Entr.: ¿Los camiones que entraron solamente fueron por los ...?
Edo.: A buscar la gente nada más, hasta en… que yo tenga conocimiento,
porque el comandante era yo de ese grupo. (CNMH, CV, 2015, 26 de febrero)

Esta versión, no obstante, resulta contraria a la información recolectada y


que se expone en los relatos citados, toda vez que el hurto y saqueo a esta-
blecimientos de comercio fue una de las principales formas de apropiación
indebida de bienes.

1.1.11 consideraciones finales

Las prácticas del despojo de tierras y la apropiación indebida de bienes por


parte del Bloque Norte fueron un factor nodal no solo en la estrategia militar,
política y económica del grupo armado, sino también en el desarrollo de otras

66
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

formas de victimización de la población civil tales como el desplazamiento


forzado, masacres y homicidios.

Un punto coincidente entre ambas prácticas es la dimensión espacial, en la


que se pudo determinar que los departamentos de Magdalena y Cesar fueron
los más afectados. Asimismo, desde la perspectiva temporal, ambos fenóme-
nos tuvieron su punto de auge en el momento de incursión y consolidación
del grupo armado en esos territorios; particularmente, el despojo de tierras
perpetrado por el Bloque Norte se configuró en un dispositivo de avanzada en
el territorio para imponer un orden particular. Esta incursión se acompañó de
eventos masivos de violencia, como el desplazamiento forzado, y de acciones
de violencia límite, como las masacres.

Las modalidades y fines perseguidos dejan en evidencia que el despojo de


tierras, más que una estrategia contrainsurgente, fue una forma de enfrentar
las demandas del movimiento campesino en torno al acceso y titulación de
la tierra, es decir, se constituyó de facto en una contrareforma agraria en esa
región del país. Allí, los intereses de una parte de la élite económica y política
confluyeron con el proyecto paramilitar. Tal imbricación de actores armados,
económicos y políticos, aunado a la complejidad del contexto en el que se de-
sarrolló el despojo, se encuentran en la raíz misma del conflicto por la tierra
en la región, irresuelto hasta hoy.

1.2 Desplazamiento forzado

El desplazamiento forzado ha sido un fenómeno transversal a todo el conflicto


armado que, desde sus orígenes y su trasegar histórico, devino como resultado
de la degradación de la guerra y la magnitud de sus efectos sobre la población
civil (CNMH, 2015a). El desplazamiento supone el desarraigo material y sim-
bólico del territorio, de la propiedad y de los medios para el sostenimiento,
así como la fragmentación del tejido social, la ruptura con las tradiciones y la
descomposición de la familia. En otras palabras, el desplazamiento forzado
va más allá de la pérdida material, pues también representa “una ruptura con
el lugar de la cotidianidad y con el relato de la vida y su proyección hacia el
futuro” (Meertens, 2016, p. 45); realidad que, además, significa el quebranta-
miento de la autonomía y la desproporcionada exposición a la vulneración de
los derechos fundamentales.

Por otra parte, constituye un delito de lesa humanidad, expresamente


prohibido en instrumentos internacionales como el Protocolo II Adicional
a los Cuatro Convenios de Ginebra de 1949, en su artículo 17 que prohíbe a

67
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

los actores en conflicto ordenar el desplazamiento forzado de la población


civil por razones relacionadas con el conflicto; así mismo, el Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional en su artículo 8 lo tipifica como un
crimen de guerra. En cuanto al ordenamiento interno, el desplazamiento,
pese a ser “un elemento estructural que caracteriza transversalmente la
historia colombiana” (CNMH, 2015a, p. 35), esta conducta fue tipificada
solo hasta el año 2000 con la Ley 599 del Código Penal; desde entonces la
Corte Constitucional ha emitido diferentes fallos en los cuales ha declara-
do al desplazamiento como un estado de cosas inconstitucional (Sentencia
T- 025 de 2004).

1.2.1 situación del desplazamiento forzado en los


territorios de operación del Bloque Norte de las AUC

En los departamentos con presencia de la estructura hubo una gran con-


centración del fenómeno de desplazamiento forzado durante la década de
su operación. Según el Informe Nacional del Desplazamiento Forzado en
Colombia del CNMH (2015a), durante el periodo que comprende los años
1997 hasta 2004 –que representan los periodos de incursión, expansión y
consolidación del Bloque–, la Sierra Nevada de Santa Marta, la Ciénaga
Grande del Magdalena y la Serranía del Perijá se encontraron entre las
once regiones del país con mayor cantidad de personas expulsadas de sus
territorios. Según el análisis de las cifras de la Uariv, a partir de los años
1996 y 1997 se evidencia la creciente intensificación del desplazamiento
en la región por la incursión del Bloque Norte. Sin embargo, el año 2000
se convierte en el momento más álgido en el departamento del Magdale-
na, con 28.586 víctimas; mientras que en 2002 el departamento de Cesar
llega a las 22.625 personas desplazadas, la mayor cantidad registrada en
el departamento. Los departamentos de Atlántico y La Guajira, aunque
registran menos cantidad de personas, también sufrieron victimizaciones
importantes, sobre todo entre 2000 y 2002, cuando el grupo se consolida
en estos departamentos.

68
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Figura 8. Comportamiento departamental del desplazamiento forzado por año

35.000

30.000

25.000

20.000

15.000

10.000

5.000

0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21

Etiquetas de fila Suma de Atlántico Suma de Cesar


Suma de la Guajira Suma de Magdalena

Fuente: DAV- CNMH elaboración propia con base de datos de la Uariv.

Como se ve en la figura, el desplazamiento forzado se vuelve una cons-


tante del accionar del Bloque Norte. Sin embargo, presenta variaciones en
el incremento y en la disminución que pueden interpretarse a partir de los
propósitos de operación -incursión, expansión, consolidación y desmo-
vilización- y de las necesidades estratégicas que se desprenden de cada
uno de estos momentos de actuación. En consecuencia, no puede leerse
unívocamente a partir de las dinámicas de confrontación armada, que le
asignan la interpretación de efecto colateral de la guerra (CNMH, 2015a).
Por el contrario, el desplazamiento forzado revela una multiplicidad de
intenciones que se configuran a su alrededor, las cuales fueron mutando
desde la búsqueda de la ventaja militar sobre grupos guerrilleros, el des-
peje de rutas estratégicas, hasta la reconfiguración territorial en beneficio
de intereses económicos, la eliminación de la competencia política, etc.,
dificultando “la diferenciación entre lo político militar y lo individual-pri-
vado” (Universidad CES, 2018, p. 45).

69
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Tabla 1. Tipos de desplazamiento y momentos de la estructura

Periodo e
Tipo de
intenciones de Descripción Mecanismos
desplazamiento
operación

Incursión Estratégico En este periodo el La modalidad fue


desplazamiento puede el ataque directo
1997-2001 entenderse en dos a la población
sentidos. Primero, civil, la cual era
como consecuencia de considerada por
las hostilidades entre el grupo como
el Bloque Norte y los auxiliadora
grupos guerrilleros; de los grupos
de manera que solo insurgentes
algunos de estos o como una
desplazamientos extensión de
fueron temporales y estos.
luego de terminadas
las confrontaciones las Se implementaron
personas volvían a su mecanismos de
propiedad. tierra arrasada
(CNMH, 2015a)
Segundo, como que para el caso
una estrategia de del Bloque Norte
guerra: su principal se llevaron a
motivación fue la lucha cabo a través de
contrainsurgente y el la destrucción
avance territorial, que total o parcial de
implicaba el despeje infraestructura de
de corredores de centros poblados,
movilidad estratégicos ultimátum o
para el traslado amenazas directas
de personal y de y masacres de
armamento, así como la gran magnitud.
conexión con los demás
puntos de operación
y la instalación de
centros de control.

70
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Expansión, Estratégico y de En este momento de Para dichos


consolidación y control social operación, el grupo propósitos fueron
desmovilización y territorial. tuvo por objetivo aprovechados los
Fortalecimiento fortalecer las alianzas desplazamientos
2002-2006 de alianzas con con las élites políticas con fines
élites locales. y económicas, lo estratégicos,
que implicó casi una empleando
contrareforma agraria el despojo.
que contrarrestara los Así mismo, el
logros del movimiento grupo utilizó
campesino antes de la mecanismos de
incursión del Bloque coerción para que
Norte. los campesinos
cedieran o
Por otra parte, se vendieran a
implementaron los precios irrisorios
desplazamientos sus propiedades,
selectivos para las cuales habían
mantener una supuesta sido adjudicadas
cohesión social y el o compradas
control sobre las esferas mediante el
públicas y privadas de Incora, en los
la población. procesos de
reforma agraria.

Para mantener
el control social
implementaron la
estigmatización,
la amenaza,
el homicidio
selectivo y los
castigos como
mecanismos de
desplazamiento.

Fuente: CNMH – DAV, elaboración propia con base en varias fuentes.

1.2.2 antecedentes del fenómeno de desplazamiento


forzado en la región

El desplazamiento forzado estuvo fuertemente relacionado con el contexto


regional previo a la incursión del Bloque Norte, en tanto se vivieron mo-
mentos de cierto levantamiento del movimiento campesino con el objetivo
de acceder a la tierra acaparada por los terratenientes y ganaderos. Estos
últimos fueron los precursores de grupos de autodefensas y seguridad pri-

71
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

vada que violentaron y desplazaron al campesinado y que, posteriormente,


solicitaron la presencia del modelo paramilitar en algunos municipios con
el fin de combatir a los grupos guerrilleros que los sometieron a extorsiones
y secuestros. Sin embargo, a partir de la estigmatización, terminaron por
dirigir sus acciones contra los campesinos, muchas de las cuales produjeron
desplazamientos y despojo.

Tan solo en los primeros cuatro años que duró el proceso de incursión del
Bloque Norte (1997–2001), se percibe un dramático aumento en la intensidad
del desplazamiento con respecto a la década anterior. Sin embargo, aunque la
brecha entre ambas temporalidades es amplia, el periodo antecedente muestra
una cantidad importante de víctimas de desplazamiento forzado, que eviden-
cia la fuerte y prolongada afectación en la región. Durante dicho periodo, el
fenómeno estuvo ligado en gran medida a las dinámicas de la tenencia de la
tierra, al fortalecimiento del movimiento campesino y a su estigmatización,
así como a la consolidación de las economías ilegales y a la proliferación de
ejércitos privados, que también obedecieron a la necesidad de reprimir nuevos
liderazgos políticos que surgieron entonces.

Figura 9. Desplazamiento forzado antes y durante el periodo de incursión2


80.000
75057

70.000

60.000

50.000 45412

40.000

30.000

20.000
12973
10772
10.000 6910
979
176 999
0
Década antecedente 1987-1996 Incursión 1997-2001

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en datos de la Uariv.

2 Las cifras se refieren a las víctimas que señalaron a los paramilitares como presuntos responsables.
72
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Como se relató en el primer tomo de esta investigación, desde 1971, cuando


la ANUC empieza a tener incidencia en los movimientos por el acceso a la
tierra en estos departamentos y se crean comités para llevar a cabo tomas de
tierra, se da lugar a la tensión asimétrica entre los campesinos sin tierra y “los
grandes propietarios con sus gremios y redes de poder, dueños de adminis-
traciones regionales y locales” (Reyes, 2016, p. 58). Situación que se prolongó
durante las décadas de los setenta, ochenta y la primera mitad de los noventa,
hasta que el Bloque Norte, en connivencia con las élites, incluyendo los secto-
res del narcotráfico, terminan por doblegar el movimiento.

En el caso del Magdalena, el departamento se ha caracterizado por una


fuerte tendencia a la concentración de la tierra; su economía se sustentó y
se sustenta principalmente en la ganadería y, en menor medida, en la pesca
y la agricultura, pese a la prominente vocación agrícola de sus suelos. Así, el
uso inadecuado de la tierra es otro factor de conflicto agrario, debido a que
“la concentración de la propiedad sobre las tierras rurales se traduce en la
reducción del número de hectáreas destinadas a la agricultura, afectando los
cultivos temporales, característicos de la economía campesina” (ILSA, Bece-
rra y Oyaga, 2011, p. 19). Por otra parte, luego de la bonanza marimbera y dada
la necesidad de “legalizar los dineros provenientes de los negocios ilícitos, los
narcotraficantes empezaron a incursionar en el ámbito empresarial y también
como terratenientes” (Corporación Jurídica Yira Castro, 2018, p. 30). Así, los
intereses sobre la tierra por parte de terratenientes y narcotraficantes con-
vergieron y se materializaron en el fortalecimiento de ejércitos privados, que
dirigieron su accionar hacia los movimientos campesinos.

Como consecuencia de la distribución inequitativa de la tierra, surge por


parte del campesinado una serie de procesos organizativos cuyo objetivo fue
la democratización y el uso racional de la tierra, con el fin de desarrollar una
economía agrícola productiva. Movimientos que para entonces tuvieron lo-
gros importantes en cuanto a la ocupación, adjudicación y posterior titulación
de predios, muchos de los cuales habían sido apropiados por terratenientes.
Durante la década antecedente, los campesinos organizados lograron el acce-
so a tierras sobre todo en los municipios del centro del Magdalena, tales como
Ariguaní o El Difícil,3 Chibolo,4 San Ángel y Plato, entre otros. La respuesta
de las élites a estas acciones no se hizo esperar; lo que siguió fue la persecución
y estigmatización de los movimientos campesinos, acusados de pertenecer a
grupos guerrilleros, hecho que incidió en el desplazamiento forzado.

3 Allí lograron la ocupación y posterior adjudicación de parcelas en las veredas de El Paraíso (1985),
Monterrey (1990) y Toronjil (1992), esta última no logra la adjudicación por el Estado.
4 Adjudicación de parcelas El Crucerito (1993), La Candelaria (1989), Playón Nuevo (1989), El Silencio,
1993, El Limón (1993), Palmas del Vino, La Divisa (1993) y El Encanto (1991).
73
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

El ejercicio de violencia contra el campesinado, así como las distin-


tas acciones políticas de persecución contra ellos y sus organizaciones
dejaron profundas huellas. Desde mediados de los años ochenta hasta
iniciada la década de los dos mil hubo un estancamiento de la orga-
nización campesina, debido a que los grupos al margen de la ley (…),
desplazando a sus integrantes de sus residencias e intimidando a sus
familiares. (CNMH, 2017a, p. 63)

Por su parte, el departamento del Cesar también se caracteriza por una


tendencia a la concentración de la tierra y, así como Magdalena, es uno
de los “grandes departamentos ganaderos del país, pues dedica a esa acti-
vidad 1.664.513 hectáreas, mientras que solo ocupa 105.371 hectáreas en
agricultura” (Reyes, 2016, p. 218), actividad predominante en la economía
del campesinado. Sin embargo, la actividad económica más destacada del
departamento es la explotación de carbón, que también propició despla-
zamiento y despojo.

Tras el declive de la bonanza algodonera de los años setenta, que “gene-


ró prosperidad y aplazó la solución del problema agrario” (CNMH, 2016, p.
12), la crisis económica de los años ochenta hizo resurgir el conflicto aún sin
resolver por la tenencia de la tierra (CNMH, 2016). Así, la organización cam-
pesina, en buena parte liderada por la ANUC, inició lo que se conoció como
la reforma agraria por la vía de la toma de tierras, en su mayoría acaparadas
por los terratenientes. Buena parte de la disputa por la tierra tuvo como lugar
el centro del Cesar, en la región conocida como el corredor minero, en los mu-
nicipios de La Jagua de Ibirico, Becerril, Agustín Codazzi, San Diego, El Paso
y Chiriguaná.

Un punto de inflexión en la lucha por la tierra y la vida digna en el departa-


mento fue el año 1987, con la realización del Paro Cívico del Nororiente, que
logró movilizar miles de campesinos. Esto despertó reacciones negativas por
parte de las élites locales: “ganaderos, políticos y nuevos empresarios mineros
que estigmatizaron a los organizadores y participantes de las movilizaciones y
los señalaron de ser infiltrados de la guerrilla del ELN” (CNMH, 2018, p. 45).

Durante este periodo se agudizó la violencia sobre los líderes campesi-


nos por los grupos de seguridad privada auspiciados por terratenientes,
entre los que destaca el grupo Los Cheperos, señalado, entre otros, de la
masacre en la finca El Venado, ubicada en Astrea. “Estas acciones deri-
varon en el (…) debilitamiento del movimiento campesino. (…) Muchos
dirigentes fueron exiliados, amenazados, heridos y/o desplazados forzosa-
mente” (CNMH, 2015b, p. 33).

74
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

En cuanto al departamento de Atlántico, no presentó gran cantidad de


personas desplazadas durante años anteriores a la incursión del grupo.
Sin embargo, también fue escenario de diferentes movimientos campe-
sinos que buscaban el acceso a las tierras a través de recuperaciones di-
rectas. Uno de los primeros movimientos se gestó en los municipios de
Manatí y Baranoa, en los años setenta, teniendo logros importantes en la
consecución de predios para campesinos sin tierra (CNMH, 2017b). En el
municipio de Repelón surge la organización campesina de la mano de la
ANUC, que tuvo por objetivo la organización de la producción agraria, la
asistencia técnica y la gestión de mecanismos de ventas.

A diferencia de los demás departamentos de interés, la mayoría de las to-


mas de tierras fueron procesos pacíficos, lo que le permitió al movimiento
dirigir sus esfuerzos hacia temas de desarrollo, como la tecnificación de
la producción y los bienes y servicios para la comunidad. Sin embargo, en
1984 empiezan acciones contra los líderes, “los sometimientos y vulnera-
ciones contra el campesinado de este departamento fueron ejercidos por
los terratenientes quienes, (…) desplegaron una serie de prácticas violentas
como apropiaciones ilegales, quemas de ranchos y destrucción de cultivos”
(CNMH, 2017b, p. 28). Los campesinos, representados por la Coordinado-
ra Campesina del Atlántico, hicieron una denuncia pública sobre estos he-
chos el 24 de noviembre de 1984, donde señalaban cómo los terratenientes,
a través de sus relaciones políticas con las autoridades del departamento,
violentaban al campesinado. Con todo, los registros de desplazamiento en
Atlántico son escasos.

La Guajira, en virtud de su ubicación estratégica, al ser una zona fron-


teriza, tener múltiples puertos naturales y estar cerca (por el sur) a la Sie-
rra Nevada de Santa Marta (SNSM) y la Serranía del Perijá, ha sido un
territorio codiciado por los diferentes grupos armados y actores ilegales,
lo que ha generado impactos en la población civil. Esta convergencia de
actores impide rastrear un grupo precedente destacado que haya domina-
do el departamento, como ocurrió en Magdalena y Cesar. Los municipios
con más personas desplazadas durante la década anterior al ingreso del
grupo fueron Maicao y Dibulla. El primero, al ser una zona fronteriza, está
sujeto a las dinámicas de contrabando de mercancías. Mientras que en Di-
bulla, del lado occidental de la SNSM, tuvieron presencia las Autodefensas
Campesinas de Magdalena y La Guajira. Sin embargo, también se gestaron
movimientos campesinos que, al igual que en Atlántico, tuvieron tomas de
tierra pacíficas; aunque sufrieron la estigmatización de sus dirigentes por
parte del Estado y algunos terratenientes.

75
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Mapa 2. Víctimas de desplazamiento forzado, década antecedente

Fuente: elaborado por el CNMH – DAV, con información de la base de datos de la Uariv.

76
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

El mapa da cuenta de las víctimas de desplazamiento forzado durante el


periodo entre 1987 y 1996, antes del asentamiento del Bloque Norte en el terri-
torio. Como se dijo, el fenómeno del desplazamiento estuvo presente en todos
los departamentos y fue muy significativo en algunos municipios, sobre todo
en los que hubo pugnas por la propiedad de la tierra. Así como una presencia
notable de grupos antecedentes y de seguridad privada que surgieron, entre
otras razones, como una respuesta a las nuevas alternativas políticas que se
estaban presentando en los territorios, tales como la UP, que logró alcaldías en
algunos municipios como Fundación, Pueblo Viejo y Aracataca. De manera
que “a la clase dirigente regional le producía un enorme malestar la existencia
de una amplia base rural y urbana de apoyo a grupos alternativos a los dos
partidos tradicionales a finales de los años ochenta y comienzos de los 90”
(Zúñiga, 2007, p. 290).

1.2.3 dinámicas y modalidades de desplazamiento forzado


en procesos de incursión

Durante el periodo 1997-2001 se observa un incremento del fenómeno en to-


das las zonas de operación del Bloque Norte (Mapa 3). El desplazamiento,
que antes era mayoritariamente rural, comienza a tener cierto impacto en los
centros urbanos, y se acrecienta la persecución ya no solo a líderes comunales
y de tierras, sino a toda la población civil en general que, bajo el repertorio de
una lógica contrainsurgente, se vuelve objeto de estigmatización y violencia
directa. Así, los eventos de incursión estuvieron marcados por el temor gene-
ralizado de la población frente a las múltiples acciones violentas que instru-
mentalizó el grupo tras su llegada a los territorios. Dichas acciones se refieren
a la perpetración de masacres, asesinatos selectivos y quemas de viviendas,
entre otros hechos victimizantes, y que en su mayoría devinieron en el despla-
zamiento masivo de poblaciones.

77
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Mapa 3. Desplazamiento forzado, incursión 1997-2001

Fuente: elaborado por el CNMH – DAV, con información de la base de datos de la Uariv.

78
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

El mapa revela la estela de desplazamiento forzado dejada por el Bloque


Norte, de manera principal en los departamentos de Cesar y Magdalena. Allí
se observa una fuerte afectación en los municipios de la Ciénaga Grande del
Magdalena, principalmente en el municipio de Pivijay. En esta zona se ubicó
el Grupo Pivijay, al mando de Tomás Guillén, que se caracterizó por la siste-
mática crueldad contra la población civil. Así mismo, es evidente la creciente
dinámica de desplazamiento en los municipios correspondientes al corredor
minero y que limitan con la Serranía del Perijá, en la que hubo una fuerte pre-
sencia de las guerrillas de las FARC y del ELN. Allí los grupos que llevaron a
cabo desplazamientos fueron los que se han denominado como Frente Centro
del Cesar, liderados por Juan Andrés Álvarez, alias Daniel, y John Jairo Esqui-
ve, alias Tigre; y el grupo Frente Sur de Cesar, comandado por Martín Velazco
Galvis, Jimmy, y Faver Atehortúa, conocido como Julio Palizada o Pailitas.

1.2.4 el arrasamiento de poblaciones como modalidad de


desplazamiento en el periodo de incursión

El arrasamiento de poblaciones fue una de las modalidades de desplazamiento


implementada por el Bloque Norte durante su periodo de incursión. Según el
CNMH (2015a, p. 224). “el arrasamiento demográfico o vaciamiento se define
como un fenómeno que ocurre en aquellos casos en los que una unidad de aná-
lisis sociodemográfico, (municipio, corregimiento, vereda, pueblo) ha perdido
el 50 por ciento o más de su población”. En este periodo de operación, dicho
mecanismo se configuró como una acción planeada, cuyos objetivos princi-
pales eran, a través del terror, eliminar los posibles apoyos logísticos que las
comunidades, de manera forzada o voluntaria, pudieran brindar a los grupos
guerrilleros; en palabras de miembros del grupo “quitarle el agua al pez”. Luego,
instalar bases, retenes y centros de mando, desde los cuales pudieran continuar
con el avance territorial. Cabe destacar que estas acciones, en los años referentes
a la consolidación, beneficiaron a terratenientes, ganaderos y demás élites loca-
les, quienes se apropiaron de los predios abandonados y sacaron provecho de la
eliminación de opositores políticos; lo que determinó el afianzamiento de los
apoyos de actores poderosos a la estructura armada ilegal.

El arrasamiento del entorno físico y simbólico, el caso Pivijay

El municipio de Pivijay fue el más afectado por el desplazamiento forzado en


toda la región durante el periodo de incursión, presentando 13.171 víctimas
según los registros de la Uariv. La presencia del Bloque Norte en el municipio
estuvo ligada a que terratenientes y ganaderos, como Raúl Severini, ofrecieron
financiar la presencia del grupo en el territorio. El repertorio que justifica tal

79
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

ofrecimiento es la presencia de grupos guerrilleros en la zona que extorsiona-


ban y secuestraban a personas pertenecientes a la élite local. Sin embargo, el
accionar de la estructura se dirigió contra la población civil, generando he-
chos victimizantes sin precedentes.

La Avianca

El 5 de junio de 1997 paramilitares del Frente Pivijay ingresaron en horas de


la tarde al corregimiento de La Avianca y convocaron a los pobladores a una
reunión en el lugar conocido como Cuatro Esquinas. Según los pobladores,
los hombres armados esperaron los camiones que venían desde Fundación
trayendo a las personas del corregimiento, quienes volvían de allí después de
vender los productos de sus cultivos de pancoger; una vez llegaron los camio-
nes, sacaron a algunas personas cuyos nombres tenían en una lista y luego
las amarraron. Posteriormente ingresó un grupo perteneciente a la guerrilla
de las FARC, lo que da a lugar a que se inicie un enfrentamiento entre ambos
grupos. Según algunas personas, dicha situación impidió que quienes habían
sido amarrados fuesen asesinados:

Eda.: Bueno, mira, ese día no pudieron matar a nadie porque… Dios estuvo
con ellos, a ellos los tenían a todos amarrados, a todo el pueblo lo tenían
amarrado en un campo, y bueno, ahí se formó como que un enfrentamien-
to y las personas tuvieron la oportunidad de salir corriendo, donde no,
Avianca hubiese sido... Tenían más de veinte personas amarradas.
Entr.: ¿Fue un enfrentamiento contra quién?
Eda. 1: En ese entonces amarraron a las personas en la plaza, cuando ya se
disponían a fusilar a la gente porque la tenían toda amarrada, maniatadas.
Eda. 2: Acostadas en el suelo todas.
Eda. 1: Dicen los de La Avianca que entra la guerrilla.
Entr.: ¿Justo en ese momento?
Eda. 1: Justo en ese momento, y hubo un enfrentamiento entre la guerrilla
y los paramilitares, en ese enfrentamiento es cuando aprovecha la gente y
se para, y pueden…
Entr.: Y se van los que iban a matar.
Eda.: Sí, es más, que en ese enfrentamiento hubo una guerrillera herida que
la trajeron hasta Fundación, gracias a que ellos intervinieron no mataron a
toda esa cantidad de gente. (CNMH, CV, 2019, 18 de septiembre)

Este enfrentamiento produjo uno de los primeros desplazamientos forza-


dos masivos en el municipio. Días después, el grupo decide quemar algunas
viviendas: “Los días 6 y 7 quemaron las casas los paramilitares, de tal manera
que quienes no alcanzaron a sacar sus pertenencias el día 6, ya no encontraron

80
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

nada después, porque todo había quedado reducido a cenizas” (Econometría


S.A., 2018, p. 4). La mayoría de los habitantes se vieron forzados a despla-
zarse a municipios vecinos como El Retén, Fundación y Remolino. Algunos
solo retornaron después de la desmovilización del Bloque Norte y sin ninguna
asistencia del Estado.

Salaminita

Dos días más tarde, el 7 de junio de 1999, el mismo grupo, comandado por
alias Esteban, irrumpe en el corregimiento de Salaminita y obliga a toda la po-
blación a reunirse en la tienda de Belisario Bocanegra. Una vez allí, miembros
del grupo llaman a Oscar Barrios, Carlos Cantillo y a la inspectora de poli-
cía, María del Rosario Hernández, a quienes asesinaron frente a la población,
acusados de ser supuestos colaboradores de la guerrilla. Luego “les dijeron a
todos los pobladores presentes que no podían llorar sus muertos porque el que
derramara una lágrima correría con la misma suerte” (Tribunal Superior de
Antioquia, Sala Civil Especializada en Tierras, 2016, p. 5).

Algunos pobladores recuerdan ese hecho como el que marcó definitiva-


mente la historia del corregimiento y la vida de sus habitantes, quienes se vie-
ron obligados a abandonar sus propiedades ante el temor de las acciones que
el grupo pudiera cometer contra la población civil: “Salaminita como tal se
acaba ese día, el 7 de junio; el 7 de junio fue la que marcó la historia de Sala-
minita. Sí, esa fecha es la que marca la historia de Salaminita” (CNMH, CV,
2019, 18 de septiembre).

Familias de la zona rural y urbana salieron desplazadas, algunas personas


se fueron el mismo día de la masacre, otras en los días que siguieron. Así,
el grupo al mando de Esteban inició el saqueo de viviendas, “elementos de
electrificación, el techo del colegio, la imagen de la Virgen del Rosario, los
muebles del puesto de salud, paneles (…) así como productos de las tiendas”
(Tribunal Superior de Antioquia, Sala Civil Especializada en Tierras, 2016, p.
5). Meses después alias Esteban ordena la destrucción de todas las edificacio-
nes del centro urbano; con un buldózer, el grupo arrasó las viviendas, el centro
médico, la escuela y la iglesia.

Una pobladora del corregimiento explica cómo, a diferencia de corregi-


mientos vecinos que también padecieron el desplazamiento, la gente de Sala-
minita no tuvo a dónde volver porque su pueblo fue borrado:

Eda.: La diferencia que hubo entre Piñuela y Salaminita es que, de pron-


to, la gente se desplazó, pero luego regresó nuevamente. Porque quedaron,

81
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

porque quedaron acá muchas personas. Pero en Salaminita no quedó nada,


ni las casas, todo, todo fue desplazado, todo fue desplazado. Arrasaron el
pueblo por completo.
Entr.: Desaparecieron el mismo pueblo.
Eda.: Sí, a nosotros nos sucedió que cuando comenzamos el proceso de res-
titución, no aparecíamos ni en el mapa. Ni en el mapa aparecía Salaminita,
nos tocó ir a la oficina de Instrumentos Públicos Agustín Codazzi y buscar
en un mapa antigüísimo, viejísimo, ahí sí, pero en los mapas actuales no
aparecía Salaminita. (CNMH, CV, 2019, 18 de septiembre)

Según los pobladores, el grupo instaló un retén en lo que era el centro po-
blado del corregimiento, desde donde comenzó a ejercer el control en toda la
zona. Según narran los habitantes que participaron en el taller de memoria, el
grupo retenía allí a las personas que no llevaban consigo sus documentos de
identificación y de las que luego se desconocía su paradero:

Edo.: Más o menos entre el 2000 y 2001 es que arrasan Salaminita con Bul-
dózer. Eso se vuelve un retén ahí.
Eda. 1: Pero antes de que eso lo tumbaran, yo tengo entendido que ahí ellos
duraron un buen rato ahí, se bañaban y todo ahí en… o sea, la gente que
pasaba por el camino los encontraba por ahí bañándose en las albercas que
tenía la gente que vivía ahí en Salaminita.
Eda. 2: De hecho, eso se volvió un control ahí.
Entr.: ¿Se adueñaron del…?
Eda. 1: Sí, de hecho, hay una casa que la alberca, tiene una alberca gran-
dísima, y en esa casa es donde ellos hacían un retén, el que no llevaba
cédula, ahí se quedaba ¿Qué hicieron con esas personas? no se sabe, hay
comentarios que están en la alberca esa, pero allá nadie se ha atrevido a
relimpiar esa alberca. Ahora está la casita, eso, Renacer. Bueno, al fren-
te, al lado de la llantería.
Eda. 1: El galpón es al frente.
Eda. 2: Donde está la casita de dos pisos, que queda…
Eda. 1: No, de la llantería pa’ “acá”, “esta” es la de dos pisos, pa’ “acá”, está
entre el medio de la llantería y otra casita que está ahí.
Entr.: ¿Y eso hoy en día está desocupado?
Eda. 1: Como eso cuando tumbaron eso, lo taparon. (CNMH, CV, 2019, 18
de septiembre)

Las personas que resistieron al desplazamiento fueron asesinadas por el


grupo. Tal es el caso de la familia Araque Gutiérrez, habitantes de la vere-
da El Jardín, quienes se negaron a salir de su parcela y fueron asesinados
por el grupo en el año 2000. A raíz de ese evento, los hijos decidieron ven-

82
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

der su propiedad, tal como años más tarde lo harían sus vecinos. Así, esta
situación de extrema vulnerabilidad que tuvieron que padecer los habi-
tantes de Salaminita fue aprovechada por terratenientes y comerciantes de
tierras, quienes les pagaron precios irrisorios por los lotes de sus viviendas
y por las parcelas abandonadas:

Edo. 1: Ya nos habíamos dado cuenta de que ellos llegaban a la parcela del
campesino, lo asesinaban y le llevaban sus cosas. Con los terratenientes
o los ricos de ahí pues ellos no se metían. Y esa fue la estrategia que ellos
tomaron en esa zona. Ya los últimos fueron la familia Araque, y nosotros
[dijimos:] bueno, la verdad es que aquí no hay más nada que hacer papá, lo
sentimos pero… Y mi papá decía que no, que él de ahí salía muerto. Y nos
reunimos, nosotros somos diez hermanos y nos reunimos todos, [dijimos:]
vamos a sacar a papá de allá porque…
Edo. 2: Pero y también pasaba, allá pasaba lo mismo que acá, que se alia-
ban los paracos con los grandes terratenientes y le compraban a los…
para que se fueran. Una vaina también de despojar y el que no quería
vender era amenazado.
Eda.: Los Araque los asesinan. Entonces ellos venden y todos los que están
en las parcelas de El Jardín, venden. Listo, ahí se cerró el ciclo de Jardín. Y
listo, ahí quedó, digamos que la historia de Salaminita, del corregimiento
como tal, cerrada, porque los últimos que vendieron ya, fueron los de La
Suiza. (CNMH, CV, 2019, 18 de septiembre)

Luego del aprovechamiento bélico que el Bloque Norte dio a las propiedades
abandonadas, algunos entrevistados narran que los miembros del grupo les
“sugerían” vender sus propiedades a los vecinos:

Entonces ya llegó un punto de que ellos llegan y le dicen a mi suegro:


mi doñito, ¿por qué usted no se va? nosotros les vamos a dar dos meses
para que ustedes se vayan, si va a vender la finca, véndasela a su vecino.
Pero nosotros sabemos que ustedes son personas buenas, personas tra-
bajadoras, que no tienen problema con nadie, ¿por qué mejor no se van?
Entonces ya por tercera vez vuelve y le dice lo mismo, que por qué mejor
no se va, entonces ya ahí sí nos reunimos todos y los hijos, las yernas y
los hijos, y los sacamos a la fuerza porque ellos no querían salir. Y así
fue que los pudimos sacar, luego de que ya había pasado lo del 7 de julio,
porque ellos, pasa lo del 7 de julio en Salaminita y todavía, y todavía
persisten en quedarse ahí porque ellos no tenían problemas con nadie,
persisten en quedarse ahí. Ya para el mes de agosto, a mediados del mes
de agosto los sacamos a la fuerza, [les dijimos:] vámonos porque ajá, qué
más vamos a esperar. (CNMH, CV, 2019, 18 de septiembre)

83
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Posterior despojo durante el periodo de consolidación

Como se indica en los relatos, los grandes terratenientes no se vieron afec-


tados por el grupo, estos no fueron hostigados ni desplazados sino que, por
el contrario, se beneficiaron del desplazamiento, acrecentando sus propie-
dades. Según el Tribunal Superior de Antioquia (Sala Civil Especializada
en Tierras, 2016), las familias Rueda Acevedo y Díaz Quintero, reconocidos
terratenientes que poseían predios colindantes con Salaminita, además de
comprar tierras de manera irregular entre los años 2002 y 2003, “corrieron
sus linderos y usurparon todo el territorio, hasta los predios donde funcio-
naba el puesto de salud y el centro educativo de Salaminita” (p. 6). Sobre la
compra y aprovechamiento de predios abandonados de manera forzosa, un
desmovilizado, a través del Mecanismo No Judicial de Contribución a la
Verdad, menciona el bajo costo que estas personas pagaron por la tierra y
cómo se han beneficiado de ella:

Entr.: ¿Qué supo usted de eso en Salaminita? ¿Quién hizo eso ahí?
Edo.: Yo oí mencionar que Esteban.
Entr.: Esteban. ¿Quién se queda con esas tierras de Salaminita?
Edo.: Eso lo tienen dizque los Rueda. Los Rueda, sí. Los Rueda y Adolfo
Díaz [Quintero].
Entr.: Cuando Esteban hace el asesinato, la masacre ahí y esta gente se va,
¿Quintero y Rueda son ganaderos?
Edo.: Sí. Ellos dizque compraron esas tierras. O sea, se las compraron
regaladas.
Entr.: ¿Ellos amplían las tierras o negocian con los desplazados las tierras?
Edo.: Yo no sé qué negocio hicieron ellos ahí, lo que yo oí decir es que
eso lo iban a quitar, porque ellos echaron la cerca. Bueno, echaron la
cerca por toda la orilla de la carretera. Ahí están los Rueda y Alonso
Díaz tiene una parte… De aquí pa’ allá a mano izquierda. Y los Rueda
están a mano derecha. También oí decir, ajá, uno oye lo que… uno dice
lo que oye [decían:] y que los Rueda pa’ dentro tienen un poco de par-
celas que también las compraron porque la gente se estaba yendo. Unos
apellido… ¿el apellido de esa gente?, no me acuerdo. Bueno, y que esas
tierras también las compraron regaladas la gente. Toditas esas parcelas
y las compraron regaladas.
Entr.: ¿Qué hicieron los Rueda con esas tierras?
Edo.: Tienen ganadería ahí.
Entr.: ¿Todas las tierras que le quitaban a los desplazados lo hacían era
para ganadería?
Edo.: Ganadera. (CNMH, MNJCV, 2014, 4 de abril)

84
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

En municipios como Sabanas de San Ángel, donde el Bloque Norte ins-


taló importantes centros de mando, los habitantes fueron objeto de di-
ferentes amenazas con las que ganaderos de la región, en alianza con los
paramilitares, buscaron acaparar tierras, obligando a los campesinos a
venderlas a precios irrisorios, incluso siendo estas previamente entrega-
das a los campesinos por el Estado. Una persona del municipio en con-
tribución voluntaria describe la dinámica de esta modalidad de desplaza-
miento y despojo:

Entr.: ¿Pero eso era más bien como que despojaban, hacían ir a la gente de ahí…?
Edo.: Sí, más bien, más bien. Había gente que los… que… bueno, como todos
estamos atemorizados que con amenaza y eso, pues, tenía que… Sí, le tocaba de
venderle, pues, al precio que ellos dijeran, no al precio que el dueño…
Entr.: ¿Y esas fincas…? Cuénteme alguna historia de alguna finca que hayan
comprado por ahí al lado. ¿Quién vivía ahí? ¿A quién hicieron salir? ¿Qué
pusieron ellos en esa finca…?
Edo.: Esa finca… esas finca fueron… fueron parcelas. Eran parcelas que
el Gobierno les había repartido a los campesinos. Entonces, de esos cam-
pesinos, por ahí [a] muchos campesinos les tocó, obligatoriamente, de
venderle a ellos, porque ellos venían comprando, y como, pues, tenían
con qué, pues, entonces, le decían: “Usted nos vende la…” Y ellos iban
juntando, juntando parcelas… [Decían:] “Me vende la parcela. Lleva, o
te sales sin nada”. Entonces, pues, en vista de que le decían eso, decían:
“Bueno, entonces, le vamos a pagar tanto y me desocupa”, [respondían:]
“Listo”, tenían que recibirle. Y si se oponía, pues, no le daban nada.
Entr.: Ya. Y lo hacían salir.
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Y quiénes eran esas personas, las que… las que intimidaban así? O
sea, ¿qué sabían ustedes de ellos, de dónde venían?
Edo.: No, pues, este… los parceleros, de aquí mismo, son de la región.
Entr.: Los parceleros.
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Pero el grupo?
Edo.: El grupo sí, pues, como se di… como le veníamos diciendo, se deno-
minaban autodefensas, pero uno no sabía de dónde venían…
Entr.: Ellos… se sabía que eran autodefensas.
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Por qué se sabía? ¿Ellos se presentaban como autodefensas? ¿O más
bien era como un rumor, que es que la gente era la que hablaba: no, eso son
autodefensas…?
Edo.: [Interrumpe] No, ellos decían… ellos directamente decían que eran
autodefensas. (CNMH, CV, 2018, 11 de septiembre)

85
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Hechos victimizantes como los descritos dan cuenta del tipo de accio-
nes que el Bloque Norte llevó a cabo en el momento de su incursión con el
fin de controlar y apropiarse de los territorios, volviéndolos sus bastiones
de poder. Si bien estos hechos tuvieron una evidente motivación bélica,
resulta indudable que, posteriormente, los beneficiarios de la violencia re-
sultaron los ganaderos y terratenientes. Así el grupo logra, por un lado, la
ventaja militar frente a la guerrilla y, por otro, determina el establecimien-
to de apoyos locales a través de la cesión de tierras y propiedades a actores
poderosos de la región.

1.2.5 el efecto expulsor de la masacre

La masacre constituyó otra modalidad de arrasamiento y de desplaza-


miento forzado frecuente en el periodo de incursión. Este tipo de violencia
límite contra la población civil trae consigo una multiplicidad de trans-
gresiones que va desde la tortura, la violencia sexual, la destrucción del
entorno y el asesinato indiscriminado contra la población civil. “El terror
desplegado apuntó a volver inhabitable el espacio físico y social, para pro-
ducir así el desplazamiento forzado masivo, el abandono y el despojo de
tierras” (GMH, 2013, p. 53). Las masacres de gran magnitud tienen un
efecto expulsor significativo puesto que la amenaza se extiende a toda la
población civil, de manera que el desplazamiento es la única alternativa
para salvaguardar la vida, así este signifique otra gran vulneración.

El desplazamiento masivo de Curumaní

El 8 de enero de 1999 en el corregimiento de Santa Isabel, municipio de


Curumaní, un grupo de paramilitares del Bloque Norte fuertemente arma-
dos, comandados por Edelmira Esther López o Edelmira Esther Méndez,
conocida como alias Yolanda, ingresó al corregimiento a la una de la ma-
ñana e inició la búsqueda de algunos habitantes, quienes fueron llevados
a la plaza principal, donde fueron torturados y ejecutados frente a otros
pobladores obligados a presenciar el hecho. Posteriormente, procedieron a
la práctica habitual de quemar las viviendas de las víctimas, lo que generó
aún más zozobra entre los pobladores.

Las víctimas fueron los campesinos: Alejandro de Jesús Rojas Machado,


de 21 años; Armando Ruiz Hernández, de 51; Álvaro Vega Santiago, de 29;
Giovanny Castro Herrera, de 22; Julio Tafur Hernández, de 25; José Mel-
quiades Robles Castillo, de 41; Luis Alfredo Guevara, de 20; el profesor del
corregimiento Hermes Barbosa Ruiz, de 45; y los adultos mayores Fran-

86
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

cisco Machado Ortega, de 85 y Sara Benjumea de Dita, de 80 años, esta úl-


tima murió incinerada en su casa. Según se relata en el diario El Heraldo:

Sara Esther Benjumea, una anciana de 80 años, se encontraba acostada en


una cama de la casa donde vivía con una hija y dos nietos, quienes tras la con-
fusión no pudieron sacarla de la vivienda, a la cual el grupo armado le pren-
dió fuego. Las llamas calcinaron el cuerpo de la mujer. (El Heraldo, 1999)

Luego de la masacre, los paramilitares les dijeron a los pobladores que te-
nían veinticuatro horas para salir del corregimiento y que, de no acatar, vol-
verían para matarlos. Este hecho determinó el desplazamiento forzado de más
de quinientos habitantes del corregimiento, generando una crisis humanita-
ria, pues todas las personas fueron llevadas a una situación de vulnerabilidad,
ya que perdieron todas sus pertenencias.

En este periodo de incursión el grupo inició las operaciones en esta zona


de Curumaní, que comprende el corredor entre la Ciénaga del Zapatoca y
la Serranía del Perijá. Según entrevistados en el marco del MNJCV, en el
caso de Santa Isabel, la masacre como detonante de desplazamiento pasa a
tener un impacto indiscriminado contra la población civil con el objetivo
de debilitar al adversario, abonando el camino para consolidar su poder
sobre el territorio:

Sembrar el terror allá. ¿Con qué fin? A que la gente se destierre, sem-
brar el terrorismo, a que la gente se destierre y no colabore más con la
guerrilla, y el que se quede, es porque está dispuesto a morirse, como se
hicieron en los pueblos, mataban al que era y al que no era. A todo mundo
[hace sonidos de disparos]. Veían a aquellos, usted es guerrillero, habían
dos, tres, le daban también. Allá sembraban el terror, ¿con qué fin? Qué
pensaba la guerrilla, bueno, tenemos la gente, milicianos urbanos en el
pueblo, les están dando duro, aparte de eso el pueblo está pagando las
consecuencias por esos milicianos que nosotros tenemos allá. Ahora, el
pueblo se atemoriza, el pueblo se asusta por mucho que ya haya conocido
guerrilla, que le haya tocado colaborar obligatoriamente, o sí, como eso lo
hace la guerrilla también, que tienen que estar, que bueno, que esto, que
lo otro; está con uno, está con el otro. Entonces, ¿sabe qué hace el pueblo?
[dice:] no, mijo, mire lo que está pasando, nos están matando por acá
porque ustedes no están aquí, ahora pueden venir y me matan. Entonces,
ya la guerrilla no comenzó a sentir más ese apoyo de milicia urbana en
el pueblo. Ya el pueblo prefería mejor como que desplazarse, abandonar
los pueblos, abandonar las casas. Y ya la guerrilla comenzó a desterrarse
también. (CNMH, MNJCV, 2016, 12 de abril)

87
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En los años de incursión las masacres fueron mucho más frecuentes


que en años posteriores y se configuraron como hechos de gran conno-
tación por el terror y multiplicidad de victimizaciones ejercidas durante
su perpetración, que ayudaron a forjar una visión terrorífica del grupo;
lo cual deviene en una estrategia de control.

Figura 10. Comportamiento de la perpetración de masacres por año de


operación del Bloque Norte

70

61
60 58

50
50
42
40 38
36

30 29

20
12
10 6
1
0
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Fuente: elaboración propia a partir de bases de datos de Vidas Silenciadas


y Rutas del Conflicto, sentencias proferidas en el marco de Justicia y Paz y prensa.

88
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Figura 11. Víctimas de desplazamiento por año del Bloque Norte

60.000
55846

50.000
46155
43220

40.000 38647 38891


35810

30.000

21974
20365
20.000
14707
11314
10.000

0
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Fuente: elaboración propia con base en datos de la Uariv.

Las figuras anteriores exponen el comportamiento del desplazamiento y


de la masacre. Con respecto a las masacres, estas fueron representativas del
modus operandi de esta estructura paramilitar en los primeros años de ope-
ración, aunque con un alcance espacial determinado, es decir, con ocurren-
cia en municipios muy concretos, que incidieron en el desplazamiento. En
términos cuantitativos, las víctimas de desplazamiento fueron menos que en
años posteriores, cuando el grupo paramilitar logra copar más municipios en
menor tiempo disminuye su estrategia de masacre y diversifica las formas de
violencia contra la población. Es de resaltar que es en 2000, tan solo un año
antes de lograr la consolidación, cuando convergen las prácticas de las masa-
cres de gran connotación, el control social y el despojo sobre los municipios
conquistados, lo que hace que la relación entre desplazamiento y masacres sea
cualitativa y cuantitativamente más evidente.

Los casos mencionados recogen los elementos que caracterizaron al Blo-


que Norte con respecto del hecho victimizante en el periodo de incursión en
los diferentes municipios, que tuvo como motivo principal el accionar bélico
frente a los grupos guerrilleros, que fue común a todo el paramilitarismo a
nivel nacional.

89
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Estos grupos procuraron salvaguardar sus intereses territoriales e inti-


midar y desmoralizar a los insurgentes. Estos ataques furtivos y devas-
tadores operaron como estrategia de control territorial, pues generaron
desplazamientos masivos en las zonas de retaguardia guerrillera, lo
que, en consecuencia, dejó a los insurgentes débiles y aislados. (GMH,
2013, p. 39)

Por otra parte, la intensidad, frecuencia e interdependencia con las que el


desplazamiento se perpetró da cuenta de su carácter sistemático, en cuanto a
que se configuró como una serie de acciones calculadas y coherentes confor-
me al objetivo de determinar el control y avance territorial sobre los departa-
mentos en los que operó el grupo. Por tanto, no obedece a un efecto colateral
de la guerra ni a eventos accidentales, sino que, por el contrario, constituyó
uno de los mecanismos de la maquinaria de guerra del Bloque Norte.

1.2.6 el desplazamiento con ocasión del proceso de


expansión y consolidación

Durante este periodo de operación el accionar del grupo procura dos objeti-
vos. Por un lado, romper zonas para expandir su presencia. Por otro, mante-
ner el control territorial en los municipios ya dominados. En otras palabras, la
expansión y consolidación diversificó los espacios de acción del grupo, tanto
en el aspecto físico como en el social. Es decir, pese a que aún mantenía el ob-
jetivo bélico de la lucha antiinsurgente, este se extendió a la consolidación de
alianzas con sectores económicos y políticos, así como al control de las esferas
públicas y privadas de las comunidades.

90
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Mapa 4. Desplazamiento en el periodo de expansión y consolidación

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en datos de la Uariv.

91
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En el mapa se indica el momento más álgido del desplazamiento forzado,


cuando el grupo logró consolidarse en los lugares de incursión en los que es-
tableció bases, escuelas y centros de mando en sitios estratégicos, lo que le
permitió una rápida y potente expansión. Vemos cómo el dominio total de la
SNSM, La Guajira y Atlántico incidió fuertemente en el desplazamiento forza-
do, llegando a las cifras más críticas hasta entonces conocidas.

1.2.7 expansión a nuevos territorios

El contexto de la expansión también estuvo marcado por combates con las


entonces Autodefensas Campesinas de Magdalena y La Guajira (ACMG), di-
rigidas por Hernán Giraldo, y con las guerrillas del ELN y FARC. Estos se
llevaron a cabo, sobre todo, en lugares estratégicos como las estribaciones de
la SNSM y la Serranía del Perijá, así como sus corredores de interconexión, de
manera que las poblaciones de dichos territorios fueron las principales afec-
tadas al verse obligadas a abandonar sus territorios por los enfrentamientos.
Esto causó una crisis humanitaria sin precedentes en la región.

En el caso de la confrontación con las Autodefensas Campesinas del Mag-


dalena y La Guajira (ACMG), algunos relatos del Mecanismo relatan cómo
Giraldo les ordenó a los campesinos de la Sierra que abandonaran su territo-
rio, supuestamente, con el fin de que estos no se vieran afectados por los com-
bates con el Bloque Norte. Así lo relatan firmantes del Mecanismo, quienes
aluden que el abandono masivo en el territorio fue “voluntario”:

Edo.: Los que sí abandonaron todo, fincas, fueron los… los… los del cam-
po, porque eso fue una orden de Hernán Giraldo. Dijo: no quiero que us-
tedes vayan a fracasar por… por combates que ustedes no tienen culpa.
Eso es problema de nosotros con los enemigos de nosotros. Al igual, yo
estoy aquí para defenderlos a ustedes, y brindarles una protección del… de
la guerrilla, del ELN, de los Castaño, por decirlo así. Pero vamos a luchar
hasta donde tengamos posibilidad de defendernos, hasta donde podamos,
hasta donde la asistencia nos dé. Pero, eso sí, desocúpennos la Sierra porque
los muertos van a ser ustedes.
Entr.: En 2002 hubo una orden de abandonar forzadamente la zona por los com-
bates. De hecho, se registra que en Palomino, Don Diego, Buritaca y Guachaca
hubo alrededor de cuatrocientas personas que abandonaron el territorio…
Edo.: [Interrumpe] Y hasta más. Pero, entonces, fue una orden a favor de
ellos, ¿sí? Al igual, si esas personas no salen, no hubieran sido desplazados,
sino muertos. Porque los Castaño no miraban consecuencias, ellos mira-
ban era colaboradores. (CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

92
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Sin embargo, más allá de una acción altruista, fue más una estrategia de
guerra con el fin de que, al provocar una situación humanitaria compleja, el
Ejército interviniera en su confrontación con el Bloque Norte en medio de la
cual las ACMG se veían cada vez más disminuidas. De esa manera, estos cam-
pesinos que fueron obligados a abandonar su territorio de manera forzada,
fueron convocados para realizar un paro que se desarrolló en la Troncal del
Caribe, solicitando la intervención del Estado.

Pero la población, más que todo, del paro… Sí se provocó la gente en el


sentido… se les pidió colaboración, ¿sí? Para hacer un paro. Mucha gente
sí salió. Por eso se vio como especie de un paro masivo, porque fue que…
pues, la Sierra prácticamente Hernán la mandó a desocupar. (CNMH, MN-
JCV, 2016, 18 de abril)

Este hecho se cubrió en los medios como una iniciativa de campesinos que
protestaban para que las autoridades hicieran presencia por las masacres y
asesinatos que se venían presentando en la región:

La violenta arremetida del grupo armado provocó la protesta de los habi-


tantes de la Troncal del Caribe quienes reclamaron de las Fuerzas Militares
el cumplimiento a lo convenido en el acuerdo de Marquetalia y en protesta
a lo que consideraron “falta de apoyo estatal”. (El Heraldo, 2002)

Así mismo, los mandos del Ejército al presentar sus declaraciones en la


prensa sobre los diferentes hechos de violencia en la Sierra, no se referían a
confrontación entre el Bloque Norte y las ACMG, ni a la naturaleza del paro,
producto del desplazamiento, y más bien tomaron una actitud de negligencia:

El general, Gabriel Díaz Ortíz, quien en rueda de prensa concedida en


las instalaciones del Batallón de Infantería Mecanizado No. 5 Córdova,
dijo que, al momento de suceder el hecho, a 15 kilómetros del lugar, se
encontraban tropas del Ejército, las que acudieron, pero ya habían con-
sumado la masacre. Indicó que posteriormente, en la parte de arriba de
la montaña, tropas del Batallón Cartagena alcanzaron a tener contacto
con los que denominó “bandidos”, pero estos “no hicieron frente y elu-
dieron la acción militar” (…) Sobre el bloqueo a la Troncal del Caribe, el
Comandante de la Segunda Brigada pidió “no ser tan incendiarios”. “La
realidad es que hubo inconformismo y es lógico que las gentes tengan
una reacción por la muerte de los cinco campesinos, pero acudimos a
prestarle ayuda a la población civil y ésta entendió que así como esta-
mos donde podemos, tampoco somos dioses para cubrir todo el sector”,
precisó el General Díaz. (El Heraldo, 2002)

93
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

1.2.8 control territorial

Una vez el grupo instaura su presencia a través de las acciones militares, pro-
cura mantener su poderío por medio de las diferentes regulaciones y vigi-
lancias a la población civil, mientras continúa desplazando su accionar de lo
rural a lo urbano, precisamente donde se concentra la actividad comunitaria.
En este periodo, buena parte del desplazamiento se configura desde esa nece-
sidad de “despejar” las posibles bases sociales de la guerrilla que hayan exis-
tido o puedan emerger; todo esto mediante la ya instaurada lógica del “amigo
– enemigo”, que procura la legitimación de la violencia contra la población,
aludiendo la defensa de la causa contrainsurgente. En muchas ocasiones, el
grupo se valió de informantes para que señalaran a los pobladores que, en
medio del contexto de su coexistencia con el grupo, pudieron establecer algún
tipo de relación. Un firmante del Mecanismo da su versión sobre la expansión
hacia el sur de La Guajira y la percepción del grupo sobre los civiles:

Edo.: La entrada al pueblo fue, mejor dicho, combatiendo primero. O


sea, que… o sea… metiéndonos a los lados, y después nos entramos al
pueblo, y cuando entramos al pueblo, que quisimos tomarnos el pueblo,
salió la gente, dejando las casas solas, porque tenían temor, le tenían
temor a uno, porque dizque uno los iba a matar y eso, sin ser así. Salían
desplazados de los pueblos, a lo que llegaban los grupos, dejaban… pre-
ferían dejar todo… dejaban todo botado y se venían con lo que tuvieran,
no le importaba nada. Botados, uno no les cogía nada, uno pasaba por
ahí, y dejaba todo como lo dejaban ellos. Ya cuando nosotros entramos
al pueblo, el pueblo lo encontramos de una… solo, como un desierto.
Pero sí teníamos informaciones, con los mismos informantes, que ahí
paraba la guerrilla, y así fue. Unos cuatro que quedaron, sí se encontró
la guerrilla ahí, tres guerrilleros del ELN.
Entr.: ¿Qué pasó con esos tres guerrilleros del ELN ahí?
Edo.: Dos se volaron y cogimos uno.
Entr.: ¿Qué pasó con ese guerrillero del ELN que cogieron?
Edo.: Ese fue… ese comenzó a darnos a nosotros… ese era el guía de noso-
tros. A llevarnos a los sitios donde paraba la guerrilla.
Entr.: ¿A qué lugares los guía ese guerrillero del ELN, desde ese momento en
Caracolí, qué puntos, qué información les entrega ese guerrillero?
Edo.: Bueno, nos entrega información, que paraban en Los Cocos, Cafe-
talito. Esos son pueblos de los lados de Fonseca, Los Cocos, Cafetalito,
Fonseca.
Entr.: ¿Y qué información les entregaban de eso, cómo pagaban? ¿qué apoyos
tenía el ELN en esa zona? ¿Qué información entrega él de esos apoyos?
Edo.: Muchos dueños de finca les colaboran comprándoles botas, les com-

94
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

praban material de intendencia: botas, comida. Y que, si llegaba el Ejército,


o los paramilitares, lo que llegara por ahí, que nunca por ahí pasaba nada,
sino que jamás… nunca habían visto grupos, primera vez que venían gru-
pos. Siempre negando todo. (CNMH, MNJCV, 2014, 12 y 13 de agosto)

Precedidos por las fuertes acciones violentas del periodo de incursión, en


algunas ocasiones la gente abandonó los pueblos de manera anticipada. Quie-
nes se resistieron a irse o quienes decidieron volver se convirtieron en objeto
de amenazas y señalamientos sobre su supuesta colaboración con la guerrilla,
lo que a la larga determinó un desplazamiento forzado permanente. Sobre del
desplazamiento por estigmatización, un firmante del Mecanismo reafirma la
posición del grupo respecto de este móvil de desplazamiento:

Edo.: Es que todos los que desplazaban eran porque eran guerrilleros. To-
dos los desplazamientos eran por eso, por guerrilleros… Por allá los des-
plazaban era por… por guerrilleros, por colaborarle a la guerrilla.
Entr.: Entonces, pueblo desplazado por ser señalado [como] colaboradores
de la guerrilla.
Edo.: Yo digo que todo desplazado que desplazaban, sí eran. (CNMH, MN-
JCV, 2016, 7 de abril)

1.2.9 el despojo posterior al desplazamiento5

Además de los propósitos bélicos, la dinámica de expansión y consolidación


se enfoca en el fortalecimiento y edificación de las relaciones económicas y
políticas con las élites locales y empresariales de la región.6 Es un periodo en el
que el Bloque Norte demuestra toda la capacidad de cooptación institucional y
política que le aseguró el control territorial absoluto en los departamentos, así
como el aprovechamiento económico de fuentes tanto legales como ilegales.

Con respecto a las dinámicas de desplazamiento en relación a la consoli-


dación de alianzas, estas también se materializaron a través del despojo de
tierras que otrora habían sido objeto de lucha del movimiento campesino, mu-
chas de las cuales fueron adjudicadas en el marco de la Reforma Agraria a tra-
vés del Incora y, otras, cuyo proceso quedó suspendido luego de la cooptación
de la institución por parte del Bloque Norte. Según Salvatore Mancuso, que
los terratenientes y ganaderos “recuperaran” las tierras que se habían apropia-
do mediante procesos de reforma, también era un objetivo contrainsurgente,
así lo expresa en una entrevista citada por un informe del CNMH:

5 Ver sección dedicada al hecho victimizante de despojo.


6 Ver capítulos de relaciones políticas y financiación.
95
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Según este exjefe paramilitar, la lucha contra la subversión y “sus bases so-
ciales” también incluía recuperar las tierras que habían abandonado ha-
cendados por el “accionar de las guerrillas y de su infiltración en el Incora”.
Salinas no duda en calificar esta ola de atentados y desplazamientos como
una contrarreforma agraria. (CNMH, 2016, p. 85)

Un caso representativo de despojo y que muestra la transitividad entre las


causas del desplazamiento forzado de la década anterior y las acciones del
Bloque Norte que luego beneficiaron a las élites locales, es el del corregimien-
to de Guaimaro, ubicado en el municipio de Salamina, Magdalena. En el año
2000 vivió el desplazamiento forzado de miles de campesinos asentados en los
playones conocidos como Laura y Castro. Desde el año 1987 la comunidad de
Guaimaro, luego de dar a conocer al Incora la Resolución No. 0151 del 19 de
octubre de 1969, en la que se declaran los predios mencionados como baldíos
de la nación, decide iniciar el proceso de toma pacífica, que se materializó el
17 de febrero de 1987. Un año más tarde, el reconocido terrateniente y gana-
dero Jorge Salah, que además fue miembro del Concejo Administrativo de
la cooperativa Coolechera LTDA.,7 llevó a cabo varios intentos de desalojo, a
través de mecanismos legales e ilegales, argumentando que él era el legítimo
propietario de los playones, lo que desencadenaría en una tensión constante
entre los campesinos y Salah (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Car-
tagena, Sala Civil Especializada de Restitucion de Tierras, 2017).

En 1997 se registra la primera incursión del grupo al corregimiento; de allí


en adelante, las amenazas contra la población civil se vuelven recurrentes. Se-
gún algunos pobladores entrevistados, desde ese mismo año también hubo
asesinatos selectivos a campesinos con la justificación de su presunta perte-
nencia a grupos guerrilleros.

Eda.: Me vine en el 2000, 20 de mayo. A mí me mataron una hermana.


La primera vez que entraron los paracos allá fue el 20 de junio del 97,
entraron allá a la casa, todo me lo revolvieron, buscando… no sé qué es-
taban buscando. Buscando bolsas, según ellos, bolsas. Se llevaron a una
cuñada mía que fue la difunta, que fue la primerita que mataron. Ella…
Bueno, ahí preguntando ahí por… por barrio, yo le dije que no sabía
porque yo soy de Guáimaro. Entonces… la cuñada mía, la difunta, ella
le dijo que tampoco conocía, ellos le pegaron. A un primo mío también
lo cogieron, le pegaron, le dieron una patada en la puerta de la calle. A
mi tía le apuntaban con un revólver y le decían: vieja…, mejor dicho, de
todo, de toda porquería: cállese, que no sé qué, que no sé cuanto. Bueno,

7 Sobre la cooptación de Coolechera por el Bloque Norte, ver capítulo de financiación.


96
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

y ahí mataron a las dos muchachas esas y ahí siguió la cosa que, mejor
dicho, era un martirio vivir en Guáimaro.
Entr.: ¿Eso es del 97?
Eda 1.: Del 97. Sí, el 97, eso.
Eda 2.: Ahí unos que decían que no, que por… por estar sirviendo a la gue-
rrilla, que esto, que lo otro. Pero hubo mucha gente que no tuvo nada que
ver con guerrilla. Según…
Entr.: [Interrumpe] ¿Había guerrilla en Guáimaro?
Eda 2.: Según ellos había guerrilla en Guáimaro, pero la verdad es que yo
nunca vi un guerrillero… (CNMH, CV, Gala Padilla, s.f.)

El 12 de enero de 2000 paramilitares del Bloque Norte llegaron al corregi-


miento y asesinaron a José Malaquías Pabón, José Alberto Pabón Montalvo,
Humberto Enrique Pabón Fontalvo y a Pedro Galindo Lara; masacre que cau-
só gran conmoción en la población y que sería la antesala del desplazamiento.
Meses más tarde, el 18 de mayo de 2000, irrumpe el grupo de Tomás Freile
Guillén, alias Esteban, y se llevan a Elmer Charris, un reconocido líder del
sindicato de la empresa agrícola asociativa creada por los campesinos de la
comunidad, y a su padre Leovigildo Charris, junto con Alcides Rada, miem-
bro también del sindicato, y a Never Sierra, quienes fueron conducidos a las
orillas del río, donde fueron degollados. Luego, el grupo pone un letrero en el
que anunciaba un plazo de 48 horas para abandonar el predio Playones Lau-
ra y Castro (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cartagena, Sala Civil
Especializada de Restitucion de Tierras, 2017). Así, el 20 de mayo de 2000 se
produce el desplazamiento masivo de campesinos de todo el corregimiento.

Más adelante, los trabajadores de Jorge Salah toman posesión del predio,
que fue destinado para la ganadería extensiva. Algunos habitantes del corre-
gimiento señalaron que la violencia que vivió el corregimiento estuvo relacio-
nada con la intención de los terratenientes de recuperar las tierras tomadas
por los campesinos:

Entr.: ¿Por qué crees que ellos llegaron a Guáimaro? ¿Qué estaban buscando
en Guáimaro?
Eda.: O sea, según, es por una tierra. Sí, una tierra que había. Entonces,
eso… que hasta ellos mismos lo han dicho, que yo he ido a audiencias y
ellos han dicho que… que ajá, que Salah tuvo que ver, y David Rodríguez
también tuvo que ver en eso. Los que tenían platica en Guáimaro, ellos
mandaban y ellos mataban al que sea.
Entr.: ¿Tú crees que después del desplazamiento el grupo se apropió de tierras
de las personas que se fueron?
Edo. 2: Las recuperó otra vez Jorge Salah.

97
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: Y antes de que las recuperara, ¿quién tenía esas tierras?


Edo.: Los campesinos.
Eda.: Los campesinos.
Entr.: Otros campesinos. Otra gente llegó a poblar ahí y a coger eso por su
cuenta, ¿sí?
Edo.: Que para esas tierras, según cuentan, dicen que esas tierras eran li-
bres. Y el ridículo este Jorge Salah las cogió como propiedad de él.
Eda.: Entonces, ellos como tenían… tienen platica, entonces, ellos querían
como que tener el pueblo siempre. O sea, que tenían que hacer lo que ellos
digan. Entonces, el problema de Guáimaro vino fue por las tierras esas. Por
eso fue que… fue lo que vino, porque como le quitaron los terrenos a él…
Eso no era de él.
Entr.: O sea, los campesinos le quitaron la tierra que él se había apropiado.
Edo.: Claro.
Entr.: Y a partir de esa apropiación viene la violencia…
Edo.: Eso es lo que viene. (CNMH, CV, 2019, 31 de julio)

En 2017 el Tribunal de Cartagena reconoce a cincuenta familias del corre-


gimiento como víctimas del conflicto y ordena diferentes medidas de repara-
ción, entre ellas la titulación de predios, pero estos son diferentes a los recla-
mados por las víctimas, y no se pronuncia sobre “presunta responsabilidad
de particulares y de funcionarios no solo en la obtención de títulos privados
en esta área protegida, sino en los hechos de violencia que desplazaron a los
campesinos” (Verdad Abierta, 2018). Pese a las diferentes versiones de la co-
munidad Guaimaro que relacionan al terrateniente con la violencia, no hubo
solicitud de investigación.

Otros casos dan cuenta de la serie de eventos de desplazamiento y


posterior despojo ocurridos en el distrito minero del Cesar, que fueron
aprovechados por multinacionales como Drummond y Prodeco. Predios
colindantes con las concesiones mineras se vieron afectados por la vio-
lencia del Frente Juan Andrés Álvarez. Es así que caseríos como El Prado,
ubicado en La Jagua de Ibirico, que en 1999 recibieron promesas de ad-
judicación de tierras por el Incora, fueron violentados por el grupo. En
2002 el frente realiza una masacre de cinco personas con el propósito de
generar el desplazamiento forzado. A este hecho le siguieron otras accio-
nes violentas que generaron terror en la población y, en general, en todo
el municipio. Según versiones de alias Samario “Todo se hacía por las
tierras, que son ricas en carbón. Esto genera mucho dinero, por eso viene
todo este desplazamiento. Una tierra en conflicto no vale nada, donde hay
muertos, desplazados, uno podía comprar la hectárea a 150 mil pesos”
(Verdad Abierta, 2010a).

98
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

1.2.10 control social

En el periodo de consolidación el grupo logra un dominio total sobre los te-


rritorios, a la vez que procura la regulación de las comunidades en las esferas
pública y privada.8 De esta manera se hacen comunes los desplazamientos se-
lectivos, que procuraron una cohesión y homogenización social a través de la
eliminación o destierro de la diferencia y de la sanción o el castigo por algún
comportamiento prohibido por el grupo.

La eliminación de la diferencia política a través del desplazamiento generó


afectaciones en los liderazgos comunales, quienes se vieron afectados por la
imposición de un orden social y político que limitó seriamente el ejercicio de
su autonomía. El desplazamiento forzado se convirtió en otra forma de con-
trol mediante la persecución y el destierro de líderes o personas reconocidas
que se mostraran en desacuerdo con el grupo. Así lo reseña un habitante del
municipio de La Jagua de Ibirico:

Entonces, eso es una cosa que era el pánico y el terror de los pueblos, los
paramilitares fueron el pánico y el terror de los pueblos, la violación de
derechos humanos, inmensa. No había… los pueblos vivíamos era de zo-
zobra. Lo que… se hacía lo que dijeran ellos, si no decía lo que se… Si se
contradecía a lo que decían ellos, a las conductas de ellos, eso le costaba
la muerte a cualquier… al líder comunal o a cualquier representante de
cualquier comunidad. Entonces, ese empoderamiento que tuvieron ellos
en los pueblos, eso trajo grandes secuelas como el desplazamiento, la in-
migración, hasta muerte de infarto… hasta muerte natural porque la gente
cuando ya a ellos los veía también se moría porque… porque se asustaban,
el susto. Y, por ende, también la desapropiación de muchas tierras, que la
gente eso también. El desplazamiento, grandes desplazamientos hacia las
ciudades y los pueblos quedaron solos, y las tierras quedaron solas por ese
flagelo ya en el terreno, tanto en los pueblos como en las veredas se em-
poderaron de toda esa situación, del terror a peso de plomo. (CNMH, CV,
2019,13 de noviembre)

Con la instauración permanente del Bloque Norte, el desplazamiento no


solo se configuró alrededor de la estigmatización política, sino que se exten-
dió a la discriminación en razón de la orientación sexual y la identidad de
género. Según el CNMH (2015c) entre 1997 y 2009 el desplazamiento forzado
afectó de manera reconocible a las personas con identidad de género u orien-
tación sexual diversas.

8 Ver sección sobre regulación social.


99
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Según ese informe, una hipótesis sobre la afectación diferencial es que en


dicho periodo hay un contexto normativo y social que facilitó el autorecono-
cimiento y, por ello, se da una ampliación del registro de estas afectaciones.
Sin embargo, en el contexto de la presencia del Bloque Norte, se debe agregar
que el grupo tuvo una política de “cero tolerancias” con ese grupo poblacional,
que se expresó en el desplazamiento diferencial. Sobre la política de despla-
zamiento selectivo de la población LGBTI, un firmante del Mecanismo, que
entonces perteneció al grupo Zona Bananera, refiere:

Entr.: El tema, por ejemplo, con homosexuales.


Edo.: Bueno, dentro de la organización no había homosexuales y en la
parte de las comunidades, digamos que en ese momento, para los co-
mandantes o la organización, ver esos homosexuales era un despresti-
gio para nosotros como hombres, muchas veces los comandantes daban
una orden: échelos, que se larguen de ahí y que si los vuelven a encon-
trar los pelan. En esa parte, en ese tiempo las autodefensas le pusieron
orden, le pusieron control a eso.
Entr.: O sea, ¿que en zona bananera sucedió?
Edo.: Sí, claro, en todo el departamento hubo ese orden, porque mire hoy
en día, nadien le ha puesto freno a eso de homosexualismo, y ¿qué está pa-
sando?, hay más perdición, echando a perder a los niños. Yo lo critico, no
es que ni sea racista, sino que no estoy de acuerdo, de pronto, a la ley que el
Congreso de la República, apruebe una ley, dos hombres casados, ¿eso qué
es? No, yo no comparto eso. Yo respeto las leyes, pero para mí, no, no es
justo. Dígame qué le podemos enseñar dos hombres casados a unos niños,
qué puede haber ahí. (CNMH, CV, 2016, 15 de abril)

El relato da cuenta de cómo la discriminación estructural se he articulado en


las dinámicas del conflicto armado, “de manera que los imaginarios que sus-
tentan las prácticas violentas de los armados coinciden en buena medida con
aquellos imperantes en los contextos culturales en que ocurren tales violencias”
(CNMH, 2015c, p. 66). Según relatos de la comunidad, en 2003, en el municipio
de Agustín Codazzi, Cesar, el Bloque Norte elaboró listas para identificar a las
personas LGBTI y las obligó a abandonar el municipio: “Con nombres propios
cogieron a homosexuales que tenían en listas. A los LGTBI los hicieron ir con
amenazas puntuales. Eso fue como en el 2003 cuando los hicieron ir. Iban a las
propias casas de la gente” (CNMH, CV, 2019, 2 de octubre).

Por otra parte, la invención e imposición de conductas sancionables por el


grupo fue otra forma de control social y territorial. En este aspecto el despla-
zamiento se convirtió en una de las múltiples herramientas de sanción frente
a la transgresión del orden deseado por el grupo. El hurto, el expendio de dro-

100
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

gas, entre otros, fueron castigados con el desplazamiento forzado, que además
fue visto como una sanción “laxa” respecto de otras como el homicidio:

Entr.: ¿Y ellos hacían esa limpieza, mal llamadas limpiezas sociales en esa
época, de pronto contra drogadictos, los ladrones?
Eda.: Con ellos sí sé yo… Pero casi nunca a los drogadictos ni a los viciosos; así,
a los viciosos así, a los ladrones, ellos les daban oportunidad. O sea, les decían
que se fueran, que no los querían ver en el pueblo. Y ya la persona que veían que
seguía y no les paraba bolas, ya actuaban. (CNMH, MNJCV, 2014, 27 de mayo)

Así, el grupo ejerció control sobre las esferas públicas y privadas de las
poblaciones, a través del desplazamiento, imponiendo un orden social afín
a sus intereses políticos y económicos; lo que da cuenta de que el hecho
victimizante fue un mecanismo ampliamente instrumentalizado y que ad-
quirió una multiplicidad de dimensiones que respondieron a los variados
intereses del Bloque Norte.

1.2.11 consecuencias del desplazamiento en palabras de


las víctimas

Las personas víctimas de desplazamiento que participaron en este informe


indican que han sido constantemente revictimizadas en muchos de los lugares
receptores, entre los que se encuentran de manera principal las capitales de los
departamentos de interés. Al verse despojadas de sus posesiones materiales y
de sus lazos sociales, las personas desplazadas se enfrentan a una vulnerabili-
dad crítica que les impide reconstruir su proyecto de vida.

El departamento de Atlántico se caracterizó por recibir a personas despla-


zadas, principalmente en los municipios colindantes con Magdalena, como
Ponedera, o cascos urbanos como Repelón. Sobre este último, víctimas de las
masacres del corregimiento de Pita y Cienaguita narraron el impacto de su
desplazamiento al casco urbano:

Entr/a.: Cuando ustedes llegaron del desplazamiento aquí, al casco urbano,


a Repelón, ¿cómo era la situación aquí?
Eda 1.: O sea, a nosotros nos costó mucho, porque salir de una parte a hacer
amistades en un pueblo donde no conoces a nadie es muy difícil.
Eda 2.: Uno lo tiene todo.
Eda 1.: A nosotros nos costó mucho, pero nos fuimos adaptando poco a
poco a las cosas. Que no era fácil porque uno tenía todo allá. La leche, ahora
teníamos que comprarla, todo.

101
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Eda 2.: Allá había leche, había yuca, había plátano. Aquí… ¿un platanito cuán-
to cuesta? Mil. Y si no tiene la plata, no come.
Eda 1.: Y nosotros estábamos con un temor porque como ya habían matado
a mi tío… Nosotros vivimos con temor, nosotros andamos con las puertas
cerradas. A veces venían vendedores raros, porque cuando es así, andan
bastantes vendedores a ver qué están hablando, qué dicen… Una cosa como
un temor con el que uno vivía. En la noche uno no podía dormir tranquilo
porque uno andaba con nervios, susto a toda hora. Yo era la mayor, y yo
me metía entre el medio de mi mamá y mi papá, porque cuando yo oía la
perrera me daba miedo. O sea, nos pusieron una ayuda psicológica y eso,
acá en la alcaldía. (CNMH, CV, 2019, 19 julio)

Según señalan algunas víctimas de Cesar, las rupturas más difíciles de com-
poner fueron los lazos comunitarios, sobre todo en contextos de desplaza-
mientos masivos:

Edo.: Yo me desplacé con mi familia.


Entr.: ¿Todos se desplazaron?
Edo.: Todo mundo, porque en el pueblo… eso todo mundo se desplazó.
Que todo quedó botado, todo fue terrible eso. Y ya se perdió la hermandad
del pueblo, porque ya no… ya no fue… ya las cosas no eran iguales, ya aho-
ra ya no son iguales porque ya hay el cambio entre la familia, ya el uno ya…
No hay esa hermandad entre familia.
Entr.: Y a pesar de que todos son familia, ¿no? Porque son los mismos apelli-
dos y todos son…
Edo.: [Interrumpe] Casi todos somos una familia, ese pueblo se compone
casi como de tres, cuatro familias, pero ya eso no… ya no hemos volvido a
ser los mismos, lo que éramos antes. (CNMH, CV, 2018, 20 junio)

Las familias desplazadas vivieron fuertes dificultades económicas al no en-


contrar un verdadero apoyo institucional para mitigar el impacto del despla-
zamiento, no solo con medidas humanitarias inmediatas, sino con la recons-
trucción de su proyecto de vida. Personas desplazadas del corregimiento de El
Limón, en Riohacha, La Guajira, tras la masacre ocurrida en 2002, narran lo
difícil de su experiencia de desarraigo, así como la poca asistencia estatal para
la normalización de su situación:

Digamos que las familias de la comunidad de El Limón, que fue en el 2002,


la mitad salió desplazada para Riohacha y la [otra] mitad quedó allá tam-
bién en la parte alta, también en las comunidades aledañas, y nos dábamos
cuenta que realmente las familias que se desplazaron para Riohacha, mejor
dicho, estaban pasando trabajo, porque realmente… o sea (...) Digamos,

102
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

de que uno está acostumbrado a su territorio, a sus cuestiones agrícolas, a


la cría. Uno es dado mucho a su entorno, a su hábitat cultural, entonces ya
uno para salirse uno de pronto a la ciudad, donde uno no tiene recursos,
no tiene uno cómo sostenerse, entonces imagínate. Allá, por lo menos, los
primeros tres meses la Cruz Roja y eso, las redes de solidaridad social en
ese momento, que era la que estaba… (...) les dio un poquito de apoyo, pero
durante tres meses, ya después de los tres meses, bueno… entonces a pasar
trabajo. Entonces, eso fue lo que nosotros miramos, que si nosotros nos
desplazábamos pa’ la ciudad… porque sí: la Cruz Roja fue varias veces a
que nos… saliéramos pa’ la ciudad, pero, entonces, nosotros mirábamos
eso de que no. (CNMH, CV, 2019, 3 de julio)

Las dificultades del desplazamiento se extienden a lo largo del tiempo, pues


la victimización no cesa con el simple retorno, sobre todo cuando los autores
del desplazamiento aún se encuentran asentados en las regiones y cuando el
acompañamiento estatal es nulo. Algunas de las personas que participaron
con sus relatos cuentan que, ante la hostilidad de los lugares a los que arri-
baron, se vieron en la obligación de retornar, por lo que en muchos casos no
se cumplieron los principios de seguridad, voluntariedad y dignidad. Por el
contrario, las personas regresaron atemorizadas y conscientes de la subordi-
nación al grupo armado. Esto implicó un cambio en su estructura social y
económica, así como en las formas de relación de la comunidad. Un habitante
de Guacochito, corregimiento de Valledupar, narra que:

Edo.: Bueno, mira, cuando… cuando se da el retorno, ya es un retor-


no voluntario porque fue sin acompañamiento y se fue dando como…
como lento, se venían diez, quince familias como pa’ ver qué pasaba, y el
que estaba allá como que esperaba para ver qué… qué iba pasando. Pero
nos encontramos de que ya no se podía criar un cerdo, ya no se podía
tener una oveja… Y eso limitaba estar ahí también, porque si… si bien
es cierto que nosotros no tenemos empresas en nuestras comunidades
cerca, mucha gente vivía del jornal de… de los dueños de finca, ya los
dueños de finca no estaban… no tenían las fincas activadas, entonces,
ahí no había trabajo, no había entonces la cría. Ya se… ya se tenía otra
mirada, tenía otra mirada frente a la economía. Y esa mirada que… que
se perdió, esa oportunidad que se perdió, esa tradición que se perdió,
jamás la pudimos… la pudimos recuperar …
Entr.: (...) ese desplazamiento, ya al llegar, ustedes estaban, como dice usted,
iniciando un proceso de organización como comunidad negra.
Edo.: Sí.
Entr.: Y ahí hubo un… digamos, se estancan porque toca irse y dejar el te-
rritorio, y (...) Empezar de cero, pero todavía con la presencia de ellos ahí.

103
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Con la presencia de ellos ahí. Ya por ahí en el… del 2005, que fue que
se empezó el proceso de desmovilización de ellos, en el 2006 nosotros lo-
gramos hacer reuniones otra vez, asambleas, con asambleas de la comuni-
dad, porque todo ese periodo los que convocaban eran ellos. Y eran asam-
bleas de toda la comunidad, donde no… no podía faltar pero ni un niño.
Entr.: ¿Y qué pasaba en esas asambleas?, ¿qué decían ellos?
Edo.: Bueno, en esas asambleas ellos… cuando la hacían era porque venía
una orden de arriba, supuestamente, y era de pronto a dar una informa-
ción: que no se podía salir después de las seis de la tarde; que… el que
tuviera un familiar en la lista que ellos tenían, tenía uno que aconsejarle
a que no viniera, y si llegaba, iba a ser responsable toda la familia. Habían
unas actividades como… como limpiar. Nosotros teníamos en ese… en ese
momento teníamos una cancha, una placita. Esa placita ellos dijeron que
la teníamos abandonada, porque tenía una gramita y que esa grama no-
sotros se la habíamos dejado a la plaza, porque se inundaba y dijeron que
eso estaba ahí era porque éramos flojos, que eso había que limpiarlo, y nos
ponían con el sol caliente a hacer esa actividad. Tenía uno que dejar de
hacer la actividad que se hacía en las parcelas por… por hacer lo que ellos
mandaban a hacer. Que había que… por decir algo, había que hacerle un
mantenimiento a la carretera; ese día que se le hace mantenimiento, tenía
que estar todo mundo ahí. Y las mujeres barriendo. Uno tiraba machete y
las mujeres barrían. Porque lo que se necesitaba era que hubiese claridad
por donde se iba a pasar. (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

Como se expresa en los relatos citados, las afectaciones por el desplaza-


miento fueron múltiples y no estuvieron relacionadas solo con las pérdidas
materiales. La desintegración de las comunidades incidió en la pérdida de au-
tonomía de las regiones, pues las personas sufrieron un proceso de desiden-
tificación con los territorios a los que se desplazaron. Esta situación se vivió
incluso en los lugares de retorno, donde el traumatismo del desplazamiento
fue tal que en muchos de los casos no lograron integrarse nuevamente. Así
mismo, el empobrecimiento del campesinado al llegar a las ciudades fue una
de las mayores afectaciones del desplazamiento.

1.2.12 datos sobre el acceso a la justicia

La mayoría de las víctimas sigue siendo reparada por vía administrativa, dan-
do cuenta no solo de un alto grado de impunidad sobre la judicialización de
los responsables por el hecho victimizante en el norte del país, sino de una
muy baja reconstrucción de la memoria: intereses, propósitos y responsables
directos o mediatos.

104
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Figura 12. Desplazamiento forzado según datos de la Uariv y de Justicia y Paz


60.000

50.000

40.000

30.000

20.000

10.000

No registra
2001
1994

1996
1986

1990
1988

1992
1993

1999
1995

1998
1989

1991

1997
1987

2000

2004

2006

2009
2008
2002
2003

2005

2007
UARIV JyP

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en datos de la Uariv


y de sentencias de Justicia y Paz.

Mientras que en términos judiciales, considerando el proceso penal especial


de Justicia y Paz (JyP), solo se ha encontrado responsabilidad y reconocido como
víctimas de desplazamiento por parte del Bloque Norte, a 4.104 personas, en el
Registro Único de Víctimas (RUV) de la Unidad para la Atención y Reparación
Integral a las Víctimas (Uariv), los hechos en Atlántico, Cesar, Magdalena y La
Guajira, entre los años 1985 y 2006, donde además se adujo como presunto res-
ponsable del desplazamiento a grupos paramilitares, se tiene un total de 352.130
personas registradas como desplazadas. Entre las dos bases de datos hay coin-
cidencias respecto de los picos de ocurrencia del hecho victimizante, con alzas
en los años 1997, 1999, 2000 y de 2002 a 2005, y disminución en 2006, que es el
mismo de la desmovilización de la estructura paramilitar.

1.2.13 consideraciones finales

El desplazamiento forzado fue un fenómeno complejo que tuvo sus raíces en


la tenencia y acumulación de tierra en la región. En principio fue ejercido
por las élites sociales de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena como una
herramienta para impedir la redistribución de la tierra, a través de ejércitos
privados, que luego se anexarían al Bloque Norte. Este instauró el desplaza-

105
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

miento como una práctica sistemática que procuró la consecución de diferen-


tes fines según sus momentos y necesidades, que giraron en torno a la lucha
contrainsurgente, al despeje de rutas y corredores estratégicos, a la consoli-
dación de apoyos regionales y al control social y la homogenización política.
Un hecho que atraviesa el desplazamiento forzado es la estigmatización bajo
la acusación de pertenencia o colaboración a la guerrilla, la cual se convirtió
en el repertorio que justificó todo tipo de acciones contra la población civil.

1.3 Reclutamiento ilícito y utilización de niñas, niños y


adolescentes

El reclutamiento ilícito y utilización de niños, niñas y adolescentes fue amplia-


mente efectuado por el Bloque Norte en todos los departamentos donde operaron.
La comisión de este delito supone “la participación de los menores de edad en acti-
vidades bélicas o militares, el apoyo táctico a combatientes y el aporte a la satisfac-
ción de necesidades primarias de los combatientes, como alimentación, enferme-
ría y limpieza” (GMH, 2013, p. 86). Esta conducta ha sido tipificada y sancionada
por el ordenamiento jurídico interno9 y por instancias internacionales en las que
Colombia ha ratificado sus compromisos,10 tales como el Estatuto de Roma de la
Corte Penal Internacional, en la que se le asigna la categoría de crimen de guerra.

Pese a que la participación de menores de edad en el conflicto ha sido frecuente,


existen dificultades para investigar y sancionar esta práctica. En el caso del Bloque
Norte, una de ellas se refiere a que muchos de los menores reclutados fueron des-
vinculados de manera previa a la desmovilización, lo que incidió en la obstrucción
tanto del conocimiento de la situación real del reclutamiento ilícito en la estructu-
ra al momento de su desmovilización, como en la restitución de derechos y acceso
a la justicia de las personas menores de edad.

Según el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla (2017), en


sentencia proferida contra postulados11 que pertenecieron al entonces Bloque
Resistencia Tayrona, se determinó que, según las versiones de Hernán Giraldo y
los demás postulados del grupo, los integrantes que para el momento de la des-
movilización eran menores de edad “fueron enviados a sus casas, por instruc-

9 Por medio del Código Penal de 2000, artículo 162.


10 Entre los que destacan la Convención sobre Derechos del Niño, y dos de sus Protocolos Facultativos
relativos a la participación de niños y niñas en conflictos armados; el Estatuto de Roma de la Corte Pe-
nal Internacional; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y la Convención Americana
de Derechos Humanos.
11 Leonidas Acosta Ángel, Ever Antonio Caicedo Pérez, Carlos Javier Ortiz Rodríguez, Fredy Rafael
Ospino Valencia, Yesid Enrique Manjarres Ibáñez, Miguel Alejandro Vásquez García, Dimas Nicolás
Avendaño Jiménez.
106
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

ciones de quienes se encontraban dirigiendo los actos de desmovilización” (Tri-


bunal Superior del Distrito Judicial de Barranquillla, Sala de Justicia y Paz, 2017,
p. 114). Más adelante el Tribunal establece que, en virtud de dicha situación, da
por cumplido el requisito de elegibilidad,12 ya que no existe constancia de que
el bloque hubiese entregado menores de edad vinculados (Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Barranquillla, Sala de Justicia y Paz, 2017).

Por su parte, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla (2014)


refiere que el Instituto de Bienestar Familiar informó del recibimiento de 27
personas menores que hacían parte del Bloque Norte. Una cifra que revela un
posible subregistro, dada la prevalencia del reclutamiento a lo largo de toda su
vigencia como bloque, documentada, entre otros, en los 410 casos de personas
que fueron vinculadas siendo mayores de edad, que contiene el mismo fallo.

En cuanto a la sentencia proferida por la Sala de Justicia y Paz del Tribunal


Superior de Bogotá el 20 de noviembre de 2014 contra Salvatore Mancuso y
otros, la Fiscalía documentó 104 hechos relacionados con reclutamiento ilí-
cito. La mayoría de los reclutamientos ocurrió entre 2002 y 2004, periodo en
el que transcurre la expansión y consolidación del Bloque Norte, coincidente
con el propósito de extender y afianzar su control territorial.

Figura 13. Hechos relacionados en la sentencia proferida contra Salvatore


Mancuso
40

35 34

30 29

25
22

20

15

10
6
5 3
1 1 1
0
1998 1999 2000 2002 2003 2004 2006 N/A

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en datos de las sentencias de Justicia y Paz.

12 Ley 975 de 2005, Artículo 10, numeral 3 “Que el grupo ponga a disposición del Instituto Colombia-
no de Bienestar Familiar la totalidad de menores de edad reclutados”.
107
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Adicionalmente, en el Registro Único de Víctimas, RUV, se acreditan 117


víctimas de reclutamiento ilícito, personas que al momento de su desvincula-
ción no habrían cumplido la mayoría de edad y, por tanto, fueron reconocidas
por el hecho victimizante.

Figura 14. Víctimas reconocidas en el RUV

18

16

14

12

10

0
1989 1991 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Atlántico Cesar La Guajira Magdalena

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

La información del Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad mues-


tra que al menos 284 personas fueron reclutadas siendo menores de edad. La es-
tructura utilizó diferentes mecanismos de reclutamiento13 que se agruparon en
cuatro categorías explicativas: persuasión, engaño, fuerza y cooptación de estruc-
turas existentes. Las tres primeras coinciden con la categorización hecha en la ju-
risprudencia de Justicia y Paz. El presente análisis se centrará en tres ejes explica-
tivos: los momentos y necesidades de la estructura, la “voluntad” de las personas
menores de edad y el mecanismo de fuerza empleado para el reclutamiento.

1.3.1 aproximación al reclutamiento desde los momentos y


necesidades de la estructura

Para entender el reclutamiento y utilización de personas menores de edad


por el Bloque Norte, se deben tener en cuenta la ocurrencia temporal y el
desarrollo y transformación de la estructura armada (CNMH, 2017c). En

13 Esta información se puede ampliar en el capítulo sobre la trayectoria orgánica, subapartado


de vinculación.
108
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

este caso, las intenciones del Bloque Norte se expresan en los momentos
de incursión, expansión, consolidación y desmovilización,14 que determi-
naron la variabilidad del fenómeno.

La siguiente gráfica refiere las respuestas de los participantes del Meca-


nismo No Judicial de Contribución a la Verdad y a la Memoria Histórica
sobre sus edades y los años en los que fueron reclutados por el Bloque
Norte y por estructuras antecedentes, que luego fueron cooptadas por el
grupo. Cabe anotar que quienes aquí responden fueron desmovilizados
siendo mayores de edad:

Figura 15. Edades de vinculación por año de operación de la estructura

27
30
24
25 23

20

14
15

11
10 9 9
8 8
8 8
6 6 6
5
5 4 4 5
3 2 3 5
1 2 2 3
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 1 1 1 1
1 1
0
1973
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005

7 años 12 años 13 años 14 años 15 años


16 años 17 años

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Como se evidencia en la gráfica, la cantidad de personas entrevistadas


que ingresó a las estructuras antecedentes es significativamente menor,
sin embargo, es de resaltar que fueron precisamente quienes ingresaron
siendo más jóvenes: entre los 7 y los 14 años. Muchos de esos grupos de au-
todefensas tenían un carácter de clan familiar y, por tanto, un cierto arrai-

14 Incursión: 1996-2001; expansión y consolidación: 2002-2004; y desmovilización 2005-2006.


109
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

go en algunos sectores de la comunidad, lo cual pudo ser una razón para


que niños de familias pertenecientes o cercanas a estos grupos tuvieran un
temprano acercamiento. Sobre ello, en contribución voluntaria para esta
investigación, se relata:

Pues, yo comienzo en esa dinámica de subir y… y compartir con él,


imagínese, eso fue desde el 92 como hasta el 99 que ya me voy de Santa
Marta. Pero en sí que yo comience… Primero, pues, subía normalmen-
te… como… normal… como cosas de familia, a saludarlo. Pero ya al
estar uno ahí en el mercado trabajando y conocer la gente y la plaza y el
movimiento, y al estar uno subiendo y sabiendo que… y sabía, pues, que
ya él estaba allá, que necesitaba sostener el grupo, que se subían com-
pras, que se subía una cosa y la otra, entonces, ahí es donde ya comien-
zo como por allá para el año 96 como en una forma de colaboración
más directa. Y como me decía la fiscal: no, es que usted fue reclutado
menor de edad. Y dije: no, pues yo no fui reclutado. Yo, a medida que
fui creciendo, crecí en un conflicto… en el medio de un conflicto, y el
conflicto me absorbió. ¿Por qué? Pues, el… el comandante o líder de
ese Frente, o esa organización de autodefensas, era un tío. Y cuando
usted… su familiar es el líder, pues, el enemigo cuando va a atacar ataca
a ese y a su familia. Entonces, usted al ver que esa persona está defen-
diendo a su familia, defendiendo el área donde se vive, usted dice: no,
pues, yo también tengo que apoyar porque, entonces, yo también tengo
que hacer algo. Yo comienzo a descubrir este… esta problemática es por
allá en el año 94. (CNMH, CV, 2015, 15 de octubre)

En algunos casos, estos grupos locales reclutaron a personas menores de


manera informal, en comparación con el mecanismo de reclutamiento que
con posterioridad implementaría el modelo paramilitar del Bloque Norte. En
ocasiones, las autodefensas o grupos de seguridad locales las incorporaban
por la confianza de las familias y de los mismos menores, incluso a través de
la figura del padrinazgo o la protección:

Entr.: ¿Cómo fue que su hijo terminó también siendo parte del grupo?
Eda.: Él tenía unos trece o catorce años. Entonces, él se acordó de que su
abuela vivía pa’ allá pa’ la vía de El Pueblito, y él se fue. Vamos a ver que mi
mamá… ya habían vendido allá y se habían ido para Santa Marta. Y él no
sabía. Entonces, cuando él llegó por ahí, él preguntando que por mi mamá,
el [alias] Viejo Chepe venía pasando en la camioneta y él le preguntó que si
él no conocía a una señora que se llamaba Ana Juliana que vivía por ahí.
Él le dijo: ajá, ¿y tú a qué…? ¿tú qué eres de ella? [Respondió:] Yo soy nieto.
Entonces, él le dijo: bueno, él… ellas se fueron de aquí. Yo compré la finca,

110
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

ellos se fueron pa’… pa’ Santa Marta. Entonces, él se lo llevó pa’ allá pa’ la
finca, y allá lo tenía él. Él lo terminó de criar. El Viejo Chepe.

Cuando el Viejo Chepe… ya él estaba [hecho] un hombrecito, él estaba me-


tido en el… allá con él. Él era el escolta personal, como quien dice, del
Viejo. Pero pa’ donde iba el Viejo, él era el que se lo… se lo llevaba pa’ donde
él… Entonces, él ahí andaba con él. Ahí fue donde se metió a la… Entonces,
como él le contó qué era lo que le había pasado “acá”, que le habían matado
a la familia, entonces, él le dijo que la única… pa’ [que] él estuviera a salvo,
era ahí con él. (CNMH, MNJCV, 2016, 16 de febrero)

También se observa que, posterior a la incursión del Bloque Norte, los pri-
meros picos de reclutamiento de personas menores de edad se dan a partir de
2001, cuando la estructura inicia su expansión y consolidación. Es decir que,
primero, logra un control más efectivo de los territorios y, segundo, precisa
más integrantes que contribuyan a la expansión. Sobre el aumento de perso-
nas menores en las filas a partir de 2002, un entrevistado explica:

Edo.: Sí, entro a ser parte del bloque de… de Castaño, comandado por Jorge
Cuarenta. Ahí es cuando yo soy reclutado en ese… en esos días, que para
reforzar la seguridad de la zona, que no sé qué, que tal.
Entr.: ¿Cómo fue su caso de vinculación, me dice que fue reclutado forzosamente?
Edo.: Sí. Bueno, la cuestión, yo me… ese día yo me encontraba en la… me
iba para trabajar, eran como las seis de la mañana cuando frenó una ca-
mioneta y me montaron a mí y a otro muchacho ahí, nos recogieron, yo iba
para el trabajo y el muchacho iba como a una cuadra mía, yo venía bajando
y ahí de una vez me… me cogieron y me dijeron: no, que para el carro,
para la camioneta. Y uno… cuando eso yo estaba puro chinito, yo qué, me
cogieron y para la camioneta.
Entr.: Claro, dieciséis años.
Edo.: Sí.
Entr.: ¿El otro muchacho también era menor de edad?
Edo.: El otro muchacho, ese era menor de edad, como… tenía como doce
años más o menos. Sí. Eso allá lo que había era puro chinito, o sea, en Santa
Marta hubo una recluta… en ese tiempo hubo un reclutamiento pero de
cualquier cantidad de chinos, cuando fuimos allá al entrenamiento, que
nos llevaron allá y nos demoramos tres meses en entrenamiento con fusil
de palo, y habíamos pero cantidades, por ahí unos doscientos chinos reclu-
tados ahí en toda esa zona, todos eran menor… la mayoría eran menores
de edad, porque los mayores de edad eso de una vez los metían a… a los…
Entr.: O sea, ¿podemos decir que el año 2002 fue un año donde hubo una
gran cantidad…?

111
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: De reclutamiento forzoso.


Entr.: Forzado, y de menores de edad.
Edo.: De menores de edad. (CNMH, MNJCV, 2016, 19 de abril)

Así mismo, la gráfica da cuenta de que el periodo de mayor reclutamiento de


personas menores de edad corresponde al intervalo entre los años 2003 y 2004,
siendo el último el más destacado; de lo que se infiere que, a mayor control y con-
solidación de la estructura, mayor es el número de menores reclutados. En otras
palabras, cuando el grupo logra penetrar en la base social de las regiones y logra
su consolidación, también aumenta su capacidad para reclutar. Si bien en los apar-
tados referentes a la vinculación y desmovilización15 el aumento general de inte-
grantes registrado en 2004 se asoció con la necesidad de engrosar las filas para la
desmovilización, no excluye la explicación sobre el control efectivo del grupo para
dicho periodo y la relevancia de ello para el reclutamiento de menores.

1.3.2 la “voluntad” como explicación de la utilización de NNA

Al analizar las entrevistas realizadas en el marco del MNJCV se puede esta-


blecer que alrededor de 268 personas adujeron haber sido reclutadas de mane-
ra forzosa, sin que esto signifique que todas lo fueron siendo menores de edad.
Muchos de estos últimos señalaron que ingresaron por su propia voluntad. Sin
embargo, tanto el ordenamiento jurídico nacional como el internacional niega
cualquier tipo de justificación del delito basado en la supuesta determinación
de las personas menores de edad para ingresar al grupo. De manera que:

(…) no puede demostrarse que la aceptación previa, concomitante o poste-


rior de los menores en el conflicto como una expresión de su libertad para
conformar o hacerse parte de uno de los grupos armados ilegales, ya que
su consentimiento se encuentra anulado, vacío de contenido, exterminado
por los grupos al margen de la Ley, y su manifestación no es consecuencia
de un acto libre y voluntario. (Ramírez, 2010, p. 118)

Como se expuso, algunas de esas decisiones de las personas menores


de edad se ven fuertemente viciadas por el tipo de presencia que el grupo
armado logró establecer en los territorios, y que en determinadas ocasio-
nes le permite acceder, habitar y controlar la cotidianidad de las comuni-
dades, sobre todo en momentos en los que han logrado su consolidación.
Un ejemplo de ello se expresa en el siguiente relato, que da cuenta de la
intrusión del Bloque Norte en el tejido social:

15 Ver los capítulos sobre trayectoria orgánica y DDR.


112
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Edo.: No, yo entraba a la discoteca, iba a los billares y esas cosas. Es que yo
como desde los once años yo… me pegaba unas borracheras con chirrinchi.
¡Qué cosa! Y me… y me iba pa’ discotecas a… allá. Ellos me conocían. Ya…
ya después ellos me llamaban. Me sentaba en la mesa con ellos, tomaba y
no sé qué. Y ya le gente empezaba a mirarnos ahí como… Entonces, bueno.
Entr.: Entonces, tú ya les hacías favores a ellos antes del ingreso.
Edo.: Pero haciéndoles favores como unos tres meses. Ya, después, un día
me cogió un comandante… un comandante que le decían [alias] Patilla.
Ese… ese me dijo que si yo… Ah, porque a él le gustaba pelear mucho gallo.
Entr.: ¿Ese era urbano o era…?
Edo.: [Interrumpe] Urbano, urbano, urbano. Sí, porque los… los que reclu-
tan son los urbanos. Y, entonces, después, un día me dijo: bueno, ven acá, ¿y
tú quieres ingresar al grupo? Yo dije: claro, sí, yo me quiero ir con ustedes.
[Dijo:] Bueno, listo, mañana viene el comandante, yo te lo pres… yo te lo
presento y… listo. Busca cepillo, Colgate y jabón, y vámonos, mientras te
dan allá. (CNMH, MNJCV, 2016, 19 de abril)

Este relato da cuenta, además, de que en muchas ocasiones la utilización es


un paso previo al reclutamiento, pues los menores entran en contacto con el
grupo haciendo diferentes tipos de favores, por los cuales terminan involu-
crándose cada vez más hasta que son reclutados.

Otro de los motivos que los entrevistados refirieron sobre la “voluntad” de


integrarse siendo menores de edad, tuvo que ver con la precariedad económi-
ca que entonces padecían y que los llevó a encontrar en el grupo armado una
fuente de trabajo.

Entonces, [yo le dije:] no, yo voy a ver, si me voy otra vez, pero para otro
lado porque no puedo volver por allá. Entonces me dijo: si quiere camine
conmigo… y trabaje con nosotros. Allá estamos trabajando allí y no pagan
puntual. ¡Camine! [Yo le dije:] hágale pues, vamos. Y nos fuimos. Eso fue
como… Él me dijo un sábado. (…) Estábamos en Valledupar… Entonces,
cuando llegamos allá… yo dije: no, si es la misma joda, a cargar, a…, [y me
dijo mi primo:] no, pero aquí les pagan. Aquí está bien y aquí tiene todo,
güevón. (CNMH, MNJCV, 14 de abril)

Existe una dimensión social que se refiere a la experiencia previa de


la persona menor de edad, en la que sus lazos relacionales se encuentran
permeados por el dominio territorial del grupo armado. Consolidado el
grupo, impone normas de comportamiento en la población y estas logran
un impacto en el imaginario de las comunidades. El grupo se vuelve un
punto de referencia y autoridad para las personas menores de edad, de ma-

113
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

nera que “no solo reclutan activamente, sino que también moldean la ex-
periencia de los niños, niñas y adolescentes que deciden integrar un grupo
armado” (CNMH, 2017c, p. 51). El siguiente fragmento señala que, sobre
una base de vulnerabilidad, el tipo de presencia del grupo impacta en el
imaginario de algunos menores, llevándolos a desear pertenecer al grupo:

Edo.: Y yo veía a esa gente así que vestían bien, que… pues, andaban en
buenos carros. No… no le miento, tomando, eso hacían… Sí, o sea, tenían
un respeto, esas cosas así. Y yo ya vi… y, entonces, yo tenía muchos… ya
pelaos’ que eran mayores que yo, y me… me comentaban: mira, vente pa’
acá, que no sé qué, acá te pagan.
Entr.: ¿Qué cultura había en esa zona? ¿Cuáles eran los gustos de los mucha-
chos? Me imagino que los tenis bonitos… O sea, ¿tú qué veías que te atraía
en ese momento?
Edo.: Así. O sea, había muchachos que tenían, por ejemplo, sus Fila, sus
Adidas, sus Reebok. O sea, zapatos que uno decía… Ellos se iban, de pron-
to… a… a… a ayudar al papá en el carro, viajando pa’ Maicao, esas cosas.
Yo me daba cuenta de esas cosas. O el papá en la finca, comían bien, esas
cosas. Su queso, su yuca, su leche. Sus cosas, ¿sí? Y uno en la casa… pues,
llevado del verraco. Entonces… (CNMH, MNJCV, 2016, 19 de abril)

La supuesta voluntad está sujeta al tipo de presencia que el grupo ejerció en


la zona y a su relacionamiento con la comunidad, que se torna más fuerte en
los periodos de consolidación, ya que entonces la estructura se ha apropiado
más de los territorios, incluso de los espacios de comunión social.

1.3.3 la fuerza como mecanismo de reclutamiento ilícito

La fuerza fue uno de los mecanismos implementados por el Bloque Norte para
llevar a cabo el reclutamiento y uso de niños, niñas y adolescentes. En este aparta-
do se entiende por fuerza todo lo que no es producto de la voluntad de la persona
menor de edad. A partir del análisis a las entrevistas se logró establecer que dicho
mecanismo permitió desarrollar, al menos, tres categorías: el engaño, el castigo
y la violencia. El engaño tuvo que ver con el ofrecimiento de empleos, sobre todo
en labores del campo, que las personas menores de edad aceptaban para luego ser
reclutadas. El castigo se refiere a que el reclutamiento se dio como consecuencia de
una conducta de los menores de edad que no era avalada por el grupo.

Algunos de los entrevistados señalan la vulnerabilidad económica, dentro


de un contexto en el que ciertos eslabones de las economías ilegales resultaron
una de las escasas formas de obtener ingresos económicos, por lo cual estuvie-

114
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

ron dispuestos a aceptar empleos, por ejemplo, de raspar coca. Sin embargo,
en estos ofrecimientos también fueron objeto de engaños por parte del grupo:

Ese man nos dijo venga, yo necesito unos pelados pa’ raspar, tengo un
poco de… se me está cayendo la hoja, y uno en ese momento estaba en-
llevado y yo dije, pues, yo arranco. Nos fuimos varios, nos fuimos como
diez pelados, la mayoría éramos puros pelados, cuando estábamos allá
llegamos a la finca, yo me acuerdo que era una finca que se llama la Car-
pa, la finca, cuando llegamos allá las cosas ya no eran así. Y allá entonces
nos dijeron, bueno muchachos aquí van es a otra cosa. Entonces vimos
unos que dijimos no, pues, yo me quiero devolver pa’ la casa. Dijo: aquí
no se devuelve nadie porque el que se devuelva se le va dando es chum-
bimba de una vez, entonces a pesar de eso nos quedamos ahí, yo dije
pues quedémonos pa’ ver qué será porque no hay más nada que hacer, de
todas maneras, si nos vamos nos van a matar, pues quedémonos, y ahí
comenzamos. (CNMH, MNJCV, 2013, 25 de junio)

En cuanto al reclutamiento como consecuencia de un castigo, algunos en-


trevistados narraron que debido al poder que tenía el Bloque Norte en los
territorios en los que hizo presencia, empleó una forma de aleccionar a los
jóvenes de la población que consistió en obligarlos a ingresar a la estructura
para que “corrigieran” su conducta.

Entr.: ¿Cuáles sanciones graves había?


Edo.: Las graves sí ya uno, [podían decir:] mándelo pa’l grupo, mándelo pa’
allá pa’l grupo, que yo sé qué es lo que le voy a poner hacer. A veces lo dejan
castigado allá, a veces no regresaba o a veces lo dejaban por allá.
Entr.: ¿En el grupo?
Edo.: Lo echaban… sí.
Entr.: O sea, ¿lo reclutaban a la fuerza?
Edo.: Sí. Muchas veces los… los hacían ir, [les decían:] no los quiero ver más
por aquí, tiene veinticuatro horas pa’ que se pierda.
Entr.: ¿Podían ser también asesinados?
Edo.: Sí, señor.
Entr.: ¿Podían ser desaparecidos también o torturados?
Edo.: Mas sobre todo asesinados.
Entr.: ¿Qué había hecho la persona para que fuera reclutada forzadamente
por el grupo?
Edo.: A veces habían muchos que llevaban tres cagadas y ya les decían: ya
le toca quedarse acá hermano, porque usted pa’ seguir no sirve, y miremos
si se compone acá o ya usted sabe lo que le pasa. (CNMH, MNJCV, 2016,
29 de febrero)

115
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

1.3.4 resistencia al reclutamiento por parte de las madres


en Barranquilla

Uno de los casos emblemáticos de reclutamiento ilícito por medio del en-
gaño sucedió en la ciudad de Barranquilla, donde hubo reclutamientos
masivos de personas menores de edad. Según narran las madres resisten-
tes, los jóvenes eran reclutados desde los barrios Lipaya, 7 de Abril, San-
ta María y Villa del Carmen, para ser conducidos a los barrios Rebolo y
Ferry, estos últimos señalados por firmantes del MNJCV como lugares de
reclutamiento. Según las madres, los jóvenes eran reclutados por medio de
falsos ofrecimientos de trabajo:

Eda 1.: Por ejemplo, en el barrio Lipaya. Lipaya es un barrio que está pegadito
al Bosque, ¿cierto? Y a… Santa María, y sale ... Santo Domingo y llegas a 7 de
Abril, donde nosotros teníamos la fundación. De ahí se llevaban cantidades
de niños, de jóvenes. Ellos no sabían que iban para los paramilitares.
Entr/a.: Ellos les ofrecían otra cosa.
Eda 1.: Ellos les ofrecían trabajo. A algunos les decían que iban a recoger
café a la sierra, otros a recoger algodón.
Eda 2.: O a raspar, también se fueron de raspachines.
Eda 1.: Se los llevaban. Y algunos regresaban. Mire, en 7 de Abril se lleva-
ron una vez ochenta, ¡ochenta! ¡Muchísimos! De los ochenta regresaron
sesenta, el resto no sabemos dónde están. (CNMH, CV, 2021, 9 de marzo)

Estos reclutamientos masivos generaron una alerta en las madres de la co-


munidad, muchas de las cuales se congregaban en la Casa de la Mujer, del
barrio 7 de Abril. Desde allí, iniciaron un proceso de resistencia contra el
reclutamiento de sus hijos; el primer paso fue hablar abiertamente del tema,
para luego indagar qué ocurría con los jóvenes.

Entr/a.: Se estaban empezando a llevar a los muchachos. Cuéntenos cómo


fue ese proceso, que ustedes empezaron a organizarse. ¿Cómo se juntaron?
¿Cómo se dieron cuenta? ¿A dónde iban?
Eda.: Entonces cuando se llevan a ese poco de pelados de 7 de Abril y de
Santa María, las mujeres de la Casa de la Mujer, que por supuesto, éramos
una casa… la Casa de la Mujer era un sitio donde las mujeres se empode-
raban, nos organizábamos… sí. Y estaba en ese momento el tema de paz,
que era la desmovilización de los paramilitares. Entonces nuestro tema era
derechos humanos y desmovilización. Y éramos una red de todo el Caribe
colombiano. Entonces aquí en Barranquilla nosotras éramos la red del su-
roccidente de Barranquilla. Y comenzaron las mamás a contarle la una a la
otra: que hay un pastor que está reclutando a los pelaos; que ahí en el barrio

116
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

se llevaron a tres pelados; que en el barrio se llevaron a cinco. [Dijimos:]


Esta vaina aquí hay que mirar realmente qué es lo que está pasando. Y co-
menzamos a mirar, ya con confianza, qué eran lo que habían averiguado.
Muy callado porque era muy peligroso, es más, el sitio donde estábamos,
estábamos rodeadas de paracos ahí en El Bosque y en Lipaya. (CNMH, CV,
2021, 9 de marzo)

A través de indagaciones a las personas menores de edad, las madres relatan


que un pastor cercano a estos barrios se ganó la confianza de los jóvenes y los
llevaba a practicar fútbol al otro lado del río Magdalena, en municipios como
Remolino y Sitionuevo, lugares donde la presencia del grupo ya era permanente.

Eda: Claro, comenzamos a mirar que era un pastor que los reclutaba y los
pasaba del otro lado del río donde los entrenaban. Entonces el pastor decía,
y cuatro más, que era que iban a practicar fútbol a los playones del otro lado
del río, a Remolino, a… Y allá los llevaban, los pasaban allá. Y uno decía:
¿dónde están?, ¿ustedes dónde estaban? [Respondían:] No, que estábamos
allá… Se iban desde la mañana, las mamás no sabían. Entonces, cuando
nos dimos cuenta de que comenzamos a… preguntar ¿dónde estaban us-
tedes? [Respondían:] No, en Remolino. ¿Ustedes qué hacían en Sitionuevo,
Remolino? [Respondían:] No, jugando, practicando fútbol con el profe.
Claro, pero del otro lado del río había alguien que sí sabía jugar fútbol y les
ayudaba a jugar fútbol. Y dice uno de ellos: ¡Imagínate! seño, hoy pateamos
fue… el balón era una cabeza, era una cabeza humana. De ahí, cuando ellos
vieron eso, ellos se asustaron y muchos no fueron ni le dijeron a la mamá.
(CNMH, CV, 2021, 9 de marzo)

Con esa información, denunciaron ante la Policía lo que los jóvenes les ha-
bían contado. Sin embargo, no fueron tenidas en cuenta, de manera que deci-
dieron organizarse para tratar de contener el reclutamiento.

Eda.: Fue cuando nos pusimos pilas y dije: no, esto hay que mirar a ver qué
es lo que hacemos. Y se le dijo a la Policía, ¿y tú crees que ellos le prestaron
atención?
Entr/a.: ¿Qué les dijeron cuando ustedes se dirigieron a la Policía?
Eda.: Que eso era invento de esos pelaos. [Dijeron:] Qué les van a creer. Mí-
ralo cómo está mojoso, ellos estaban era en el río bañándose, párenle bolas,
que se les van a perder los pelaos. Eso era lo que decían. Entonces comen-
zaron ya la otra modalidad, porque, cuando pasaban al río, para ellos era
más fácil llevárselos. Entonces con las mujeres de la Casa, que éramos como
treinta o cuarenta mujeres, a cuidar a los pelaos: ni más pastor ni más nada.
Sacamos al pastor del barrio, se fue para 7 de Abril. Hizo mucho daño ese

117
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

tipo. Entonces ya ellos no salieron más, pero sí empezaron a ofrecer plata, y


algunos sí se fueron ya… pa los lados de Córdoba, para los Santanderes…
Para Amalfi, de aquí se llevaron mucha gente para Amalfi. (CNMH, CV,
2021, 9 de marzo)

Estos reclutamientos tuvieron expresión en dos periodos importantes. El


primero, a partir del año 2000 cuando el Bloque Norte busca expandirse hacia
el Atlántico; el segundo, cuando se acerca la desmovilización y el grupo se en-
foca en engrosar sus filas. Las madres relatan que los primeros años los reclu-
tamientos fueron masivos, y muchos de los jóvenes no regresaron o, cuando
volvieron, ya no eran los mismos.

Eda.: Y en Villa del Carmen salían cada quince días en buses. Y no ha


regresado ni uno. Y en Lipaya, que teníamos la Casa de la Mujer, de ahí
se llevaron al hijo de una compañera. Ella fue la que dijo, no, mi hijo no
va. Y me dijo: el otro muchacho que el camión llega a tal hora, llévame,
vamos a juntarnos. Entonces nos juntamos varias, nos fuimos a las cin-
co de la mañana.
Entr/a.: ¿Estos reclutamientos masivos en qué año empezaron a percibirse,
empezaron a decir: se están llevando a los muchachos?
Eda.: Eso fue… en 1999, 2001. Eso fue masivo, pero masivo, masivo. En-
tonces se los quitábamos y los traíamos. Les enseñaban… les enseñaban
primeros auxilios; algunos vinieron expertos en rajar cuerpos… Hay uno
que quedó medio loco, y está aquí, ese pelado está aquí, quedó medio loco.
(CNMH, CV, 2021, 9 de marzo)

En el contexto de la desmovilización, vino otra oleada de reclutamientos


masivos de jóvenes, con quienes buscaban engrosar las filas y mantener el
control territorial después del proceso.

Hay un momento de reclutamiento que es que… lo que pasa es que noso-


tros sabemos de la desmovilización en un tiempo específico, cuando se co-
mienza a hablar de ella, ¿cierto? Pero hay una época de la desmovilización
que ellos sí sabían que se venía, que ya tenían las conversaciones, que sabían
que iba a haber. Y ellos sabían que no todos los mandos se iban a entregar.
Ellos comienzan a llevar pelaos también, y no es precisamente del 2000 a
2003, es antes. Pero es que también es que ellos, ya se da la orden de que
hay que entrar a hacer la parte de incursión en el Atlántico, porque hay que
entrar al Atlántico, porque se da todo el tema contrainsurgente, porque es
que aquí sí hubo insurgencia en el Atlántico, ellos tienen que tener bases,
y ellos también reclutan pelaos para ellos quedarse aquí mismo y trabajar
aquí mismo. (CNMH, CV, 2021, 9 de marzo)

118
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

1.3.5 experiencia de las personas menores de edad al


interior del grupo

A lo largo de los relatos algunos exintegrantes narran cómo fue su experiencia


dentro del grupo siendo menores de edad. En ellos se reflejan los tratos a los
que eran sometidos, como el maltrato físico y psicológico que recibían por
parte de superiores, el trabajo forzado y las emociones que surgían de ello,
como el constante miedo a ser castigados o asesinados.

En el siguiente relato un entrevistado da cuenta de la difícil experiencia de


pertenecer al grupo siendo niño:

Entr.: ¿Cómo percibía un niño de trece años esa vida? ¿Qué sentías tú? ¿Cómo
mirabas las armas?
Edo.: A veces… o sea, yo cuando veía mucha arma así, o mucha gente, yo
sentía así como… como susto. Claro, me daba como susto. Primero sí me
daba como susto la forma en que le hablaba él a uno, el comandante, como
si lo estuviera a uno regañando. Esas cosas.
Entr.: ¿Cómo trataba el comandante al grupo?
Edo.: ¡Uy! Teso, duro. A veces me daban a mí hasta ganas de llorar. O sea,
como me hablaba, me decía: es que pilas, estos hijueputas, rápido, que viene
el guerrillo y lo pela. El guerrillo sí viene y lo mata. El guerrillo sí no tiene
compasión con ustedes. O lo cogía a uno y le decían duro, le daba a uno…
le daban a uno tabla.
Entr.: ¿Le pegaban?
Edo.: Que de pronto que el arrastre bajo uno y tocaba el alambre. A pesar
de que uno se rayaba, en seguida su tablazo. Era duro cuando le ponían a
uno a usar esos morrales llenos de piedras, y suba loma, baje loma, métase
al río. Pase por ese río. Ponían una cuerda y uno no se podía soltar de esa
cuerda. Cuando estaba el río crecido, lo metían a uno al río crecido. Al
río crecido, que ese agua zumbaba. Y… de esa cuerda, ¿sí? Y tírese ahí pa’
abajo. Imagínese esa agua… esa agua venía, eso arrastraba palos y dele, y…
y no se podía uno soltar de esa cuerda. Y pase pa’ “allá”, y otra vez tire pa’
“este” lado. [Le decían:] bueno, ahora pase con el morral. Esa vaina pesa-
dísima, y uno pelado…De pronto que uno tocaba el alambre, le daba rabia.
Cuando nos ponían a hacer ese polígono, a disparar. O sea, primero me
daba miedo eso… eso como sonaba esa arma, que a uno le sonaba… que
uno no escucha nada.
Entr.: ¿Y los niños sí aguantaban?
Edo.: No, uno se despencaba. Y [decían]: no, vamos, párese que usted
es un verraco, vamos, y aquí estamos es metidos… ya usté’ está metido
aquí, ya usté’ tiene que aprender. Entonces le decían: bueno, usted se

119
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

quedó allá, tiene que lavar la loza. Entonces, no lo dejaban comer a uno.
Todos comidos y usted esperando… Entonces, lavaba la loza, y cuando
ya todos comían, ahí sí le daban comida a usted. Y, o sea, lo iban cas-
tigando; a buscar leña, lavar la ropa del compañero. Y así. Era bravo.
(CNMH, MNJCV, 2016, 19 de abril)

Esas personas menores de edad que integraron las filas del Bloque Norte
tuvieron que llevar a cabo actos ilegales y de violencia, por lo cual la condi-
ción de víctima se vuelve difusa, adquiriendo la doble categoría de víctima y
victimario. Esta doble condición quedó estipulada en la Sentencia C–203 de
2005, en tanto se procura la protección de los derechos de las víctimas que el
accionar de la persona menor de edad haya podido ocasionar.

A partir de la experiencia narrada por las personas entrevistadas, se pu-


dieron entrever las rupturas irreparables a las que personas menores de
edad fueron sometidas en cuanto a sus procesos de formación y madura-
ción física y psicológica. Así mismo, la multiplicidad de derechos violados
que supone el reclutamiento de menores, tales como la dignidad, la libre
determinación, la educación, la igualdad, entre otros; así como la exposi-
ción a la tortura, la esclavitud, la detención prolongada y la separación de
su núcleo familiar y social.

1.4 Regulación de la economía

1.4.1 regulación con objetivos bélicos

Los grupos armados implementaron conductas estratégicas para conseguir


ventaja militar. El Bloque Norte consolidó métodos que tenían como fin ganar
la disputa territorial con los grupos guerrilleros; uno de estos fue limitar el
suministro de alimentos en zonas con presencia de grupos insurgentes para
fatigarles y facilitar la toma del territorio.

Esta práctica tuvo un impacto en la economía de las regiones, al punto


de violentar la seguridad alimentaria, sobre todo de las comunidades que
habitaban zonas altas, en las que regularmente se asentaban los grupos
guerrilleros y quedaban en medio de las disputas armadas. Los poblado-
res eran acusados de ser milicianos y colaboradores de la guerrilla. De
acuerdo con la información extraída del MNJCV, en los años de incursión
entre 1997 y 1998 la estrategia consistió en la estigmatización y asesinato
de tenderos acusados de vender suministros a la guerrilla, sobre todo en

120
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

zonas altas de Magdalena, como Santa Rosa de Lima, Sacramento y Loma


del Bálsamo (Cesar). En años posteriores, 1999 y 2000, cuando ya habían
implantado el terror en la comunidad, sobre todo en los tenderos, el curso
de acción desemboca en el control del ingreso de los alimentos por medio
de retenes.

Edo.: Bueno, en esa… en ese momento que ingresaron las autodefensas,


digamos que la mayor parte de tenderos, como se llama, ellos tenían sus
tiendas de víveres en la parte alta de lo que era la Sierra Nevada [de Santa
Marta], ya eso es sierra. ¿Cuáles eran las indicaciones? De que todas perso-
nas que tenían allí esas tiendas eran para surtir a la guerrilla, que todo eso
de víveres [y] abarrotes eran para abastecer a la guerrilla; y cuando entra-
ron los grupos de autodefensas combatieron a todas esas personas que le
colaboraran a la guerrilla. Fuera o no fuera realmente que le surtieran a la
guerrilla con los víveres, la orden era de los comandantes y los comandan-
tes impartían y había que darles muertes. No se le preguntaba, realmente,
si era guerrillo o no era guerrillero.
Entr.: ¿Se acuerda de estos de Sacramento?
Edo.: Digamos que tan solamente no en Sacramento, digamos que San-
ta Rosa de Lima, Sacramento, que eran… no digamos que eran depósitos,
pero sí eran unas tiendas que daban para surtir a cualquier guerrillero.
Es más, eso fue algo que se controló en los años 99, 2000, ya se comenzó a
controlar todos esos alimentos que ingresaban para la parte alta de Santa
Clara, de Santa Rosa de Lima, del Jobo, Bella Vista; todo eso se comenzó a
regular, que no dentratran ninguna clase de alimento para allá.
Entr.: O sea, ¿primero se eliminaba a los tenderos? ¿Ustedes pusieron nuevos
tenderos o cómo funcionó eso…?
Edo.: No, no, las autodefensas no pusieron tenderos. Eliminamos tenderos
porque los comandantes llevaban informaciones de que esos tenderos les
colaboraban a las guerrillas con los alimentos, y que la guerrilla los tenía
ahí como milicianos.
Entr.: ¿Esa misma estrategia fue usada con los vendedores?
Edo.: Bueno, vuelvo y le repito, que tanto en los pueblos, como le dije, en la
Loma del Bálsamo, Bella Vista, muchos tenderos fueron ejecutados porque
la información que ya tenían los comandantes, esos señores le colaboraban
la guerrilla. (CNMH, CV, 2016)

La práctica de regulación tuvo dos tipos de impactos: uno, el bélico, por


cuanto no permitían ningún paso de alimentos hacia las zonas alta, y otro, el
terror de la población civil y, como consecuencia, su control. Para ello, instala-
ban retenes en las entradas de las zonas de disputa y, desde allí, restringían ya
no solo el ingreso de alimentos, sino también personas y vehículos.

121
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

La primera estrategia de estrangulamiento a la Sierra, es que ellos co-


pan todas las… eso es lo que se llama las entradas a la Sierra. O sea,
en todas las entradas, carreteras, trochas, ellos ponen retenes… ellos
ponen retenes, es decir, ponen un boqueo. (...) había un retén pa’ subir
al 50 y Santa Clara, ahí había un retén permanente. Había un retén en
un lugar que se llama Santa Rosa… Santa Rosa de Lima que era pa’ subir
a Palmor en Mariangola y toda esa zona, la bloquearon, toda esa zona
del Cesar la bloquearon totalmente. Entonces ellos lo que hacen es …
digamos, todo lo que era la oriental, eso era de ellos, todo lo que era de
Santa Marta a Riohacha eso era de ellos. Y ellos empiezan a bloquear es
desde Ciénaga hasta El Copey, Fundación, El Copey, toda esa zona ellos
bloquean todas las entradas, pero en todas había retenes permanentes
de… Entonces empiezan a restringir el tráfico de personas y… y… y
las compras. No dejaban subir compras, o sea, desabastecieron eso allá
arriba. Los carros los regulaban, decían cuántos carros se podían subir
y cuántos no, hasta que llegó un momento que ningún carro pudo subir,
o sea, se acabó. (CNMH, CV, 2013, 13 de septiembre)

Los retenes se ubicaban en zonas estratégicas de tránsito de grupos insur-


gentes, que rodean la Sierra Nevada de Santa Marta, conectando el Magdalena
con La Guajira y los municipios que limitan con el Cesar y figuran como pasos
obligados desde la Sierra hacia el departamento.

Pronto, las comunidades de esos territorios se vieron afectadas económica-


mente por el constante hostigamiento del grupo paramilitar, muchas se vieron
en la obligación de desplazarse, pues no podían comprar ni vender alimentos
ni otros productos básicos, y las convertían en objetivos militares por la mera
sospecha de vender o colaborar con guerrilleros.

Algunos de los pobladores relatan momentos de dolor y angustia en los que


vieron cómo sus comunidades iban siendo disminuidas, o por el desplaza-
miento, o porque sus vecinos y amigos eran asesinados. Una pobladora del
corregimiento de Estados Unidos, municipio de Becerril, Cesar, narra el ase-
sinato de Ledis Mazar, una mujer tendera en estado de embarazo, quien se
resistió a abandonar el corregimiento y su actividad económica:

Eda.: (...) el caso de Ledis Mazar, ella creo que fue como en el 2002, ella es-
taba embarazada, tenía más de siete meses de embarazo. La mataron en La
Jagua, ella… Cuando la situación se puso tan dura, la mayoría de la gente
se fue de Estados Unidos, y ella llegó y colocó una tiendita en una esquina
del parque, que está hacia el lado de “allá”.
Entr.: ¿De La Jagua o de Estados Unidos?

122
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Eda.: De Estados Unidos. Y pues ahí la puso, yo me acuerdo de que llegué


una vez ahí y tenía unos litricos de aceite, una… así unas cositas ahí, muy
poquitas en un armario.
Entr.: ¿El pueblo no se había desocupado todavía?
Eda.: O sea, quedaba algunas personas por ahí, muy regadas. Entonces,
como no habían más tiendas, pues la que compraba era ella y ella pues iba
compraba en La Jagua y lo llevaba. En una salida que fue a comprar algo
para llevar a Estados Unidos, la agarraron y la mataron, en plena Jagua, con
esos meses de embarazo y todo. Eso fue un caso terrible.
Entr.: ¿Qué reglas imponían los paramilitares ahí?, ¿qué estaba prohibido
hacer para ellos?, ¿cómo se ganaba algún problema con esa gente, hacien-
do qué cosas?
Eda.: Bueno pues, es que era muy verraco, porque a ti te acusaban de cual-
quier cosa, o sea, de lo que hacías, si vendías la vaquita que tenías ahí, pues
ya eso era un problema, porque de pronto estabas era vendiendo una vaca
que era de la guerrilla, si llegaba la guerrilla ahí a tu casa ya eso era un pro-
blema, si tomaba agua alguien de ahí, ya tú estabas apoyando, si salías por
ahí, entonces era que estabas mirando a ver a quién veías, o sea, eso fue una
época invivible, eso fue una época invivible y la mayoría de la gente pues le
tocó que irse. Incluso, a lo último pues quedaron como dos o tres ancianos
ahí, la mayoría de la gente se fue. (CNMH, CV, 2018, 2 de octubre)

Ser tendera o comerciante se convirtió en una ocupación de alto riesgo en


estas zonas de disputa y control del Bloque Norte, que generó un impacto ne-
gativo en la calidad de vida de los habitantes, con sus actividades de tránsito y
comercialización de mercancías seriamente afectadas. Así mismo, la economía
doméstica de la comunidad sufrió el impacto, pues vio afectada su consumo de
alimentos y productos básicos. Sumado a lo anterior, toda la ola de violencia y
persecución contra la población civil tuvo como consecuencia el desplazamien-
to forzado y, por extensión, la irreparable fragmentación del tejido social.

1.4.2 regulación de precios de las mercancías

Una vez el Bloque Norte logra el dominio de los territorios en disputa, se pro-
pone fiscalizar las prácticas sociales de la población civil. Una de ellas es la
economía, por medio de la regulación de precios de productos, entre otras
dinámicas. Este tipo de control, además de tener por objetivo la apropiación
“del excedente económico por medio de amenazas a las distintas capas de la
población” (Valencia, 2006, p. 151), funge como una herramienta de supuesta
cohesión social que le es funcional al grupo para mantener el orden en las
comunidades y erigirse como única autoridad en la zona.

123
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

La regulación se logró con la constante vigilancia por parte del grupo


sobre la compra y venta de productos, que obligó a que todos los comer-
ciantes vendieran al mismo precio, con el pretexto de la armonía social.
Una entrevista extraída del MNJCV explica cómo el primer paso era la
vigilancia sobre los precios de compra de todos los productos que ingresa-
ran a los municipios:

Entr: ¿El grupo restringía la entrada y salida de bienes?


Edo.: Sí. Sí.
Entr.: ¿Eso lo hizo siempre o solo con Rocoso?
Edo.: Eso con Rocoso.
Entr.: ¿Cómo hacía el grupo también para controlar los precios de los víveres,
de los licores, de los combustibles?
Edo.: Por lo que ellos tenían un… antes de entrar a Chimila, tenían un
retén, entonces, ellos miraban cada factura (…) había gente que de pronto
quería meter más caro de lo que era, entonces, [le decían:] no, venga, tiene
que vender a tal precio. Porque eso sí controlaban harto, porque antes de
ellos entrar, uy, eso todo era caro, uno iba a comprar cualquier cosa y todo
caro, y entraron ellos y [dijeron:] no señor, no más, al campesino así y así, se
le va pa’l… el campesino le van a pagar bien lo que trae, ustedes van a ven-
der aquí a tal precio. Y sí, controlar. (CNMH, MNJCV, 2016, 17 de marzo)

Así, con el mismo supuesto de la armonía y la justa competencia, las per-


sonas que no cumplían con la regulación de precios podían recibir sanciones
como el cierre del establecimiento comercial, lo que implicó cierta pérdida de
su autonomía como propietarios.

Edo.: Chimila era un pueblo que le gusta a la gente beber trago, hay bastan-
tes cantinas ahí. Y cada quien vendía su negocio, vendía su cerveza, porque
habían veces que el del negocio este se ponía a pelear con el negocio del
otro. Entonces ya ahí tenían que llegar a un acuerdo… que, si tu ibas a
vender la cerveza, era un precio, es un solo precio. Todo el mundo que iba a
vender tenía que vender al precio que la iban a poner todos.
Entr.: Y con quienes no cumplían las reglas, ¿qué pasaba?
Edo.: Bueno, lo sancionaban (...) [Le decían:] bueno, usted no ha cumplido
la orden, usted está vendiendo a otro precio, usted le quita los clientes allá
al hombre.
Entr.: ¿Ustedes controlaban los precios, que los precios fueran…?
Edo.: Legal. Había gente que vendía más que el otro y entonces el otro que-
ría vender más caro las cosas o más barato, entonces ahí se llegaba a un
límite, que tenía que él vender igual como vendían los demás.
Entr.: ¿Y cómo lo castigaban?, ¿cómo lo sancionaban?

124
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Edo.: Bueno, le podíamos cerrar la tienda. Claro, porque [se le decía:] bue-
no, no cumplió la orden usted, vamos a cerrarle la tienda por una semana.
Y así. (CNMH, MNJCV, 2014, 7 de mayo)

1.4.3 regulación de prácticas

Otras formas de regulación económica fueron la pesca, la extracción de mi-


nerales y madera y el tratamiento de los animales. La pesca fue una de las
actividades más reguladas:

La pesca, que no tiraran tacos, que los cogieran con atarraya, con anzuelo,
lo que fuera pero que no tuviera explosivos en el agua. Ni que le echaran
leche, que la leche una… hacen una mezcla, le machucan, o sea, estrujan
madera y que botan leche como el higuerón y le echan… hacen un tóxico
y lo echan al agua del lado de arriba y el pescado se va volviendo bobo y lo
cogen. (CNMH, CV, 2015, 10 de octubre)

Además, el grupo les prohibía pescar en ciertos lugares, muchas veces por
petición de dueños de fincas aledañas a las zonas tradicionales de pesca, con
la excusa de que los pescadores robaban animales de su propiedad, por lo que
terminaban siendo desplazados de los lugares de pesca. Además, si eran sor-
prendidos de nuevo pescado en esos lugares, los castigaban tirando toda la
pesca lograda.

Eda.: Con lo que a veces muy poco estaba de acuerdo era con la cuestión de
que quitaban la pesca, y las personas que a veces cogían y se tiraban todo
el día pescando, les cogieran los pescados y se los soltaran o que los cogie-
ran ellos y los regalaran para que dejaran las personas de pescar en esos
sectores que no se podía, [y yo decía:] pero ese hijuepuerca se cansó, ellos
tendrán con qué comerse esa vaina en la casa y ahora vienen estas a botarle
el pescado o a regalarlo pa’ otro lado.
Entr.: Y ¿por qué no dejaban pescar por esa zona?
Eda.: Porque los dueños de las fincas no querían que pescaran, porque
cada vez que entraba demasiada gente a pescar se les perdía[n] chivos
o terneros o las gallina[s] o pavo o pato, o sea, por eso más que todo
porque era que se perdían los animales, entonces, uno como un hombre
estaba en la seguridad en esa zona, a uno era el que recurrían [y le de-
cían:] ¿qué está pasando muchachos?, se me están perdiendo los anima-
les y ustedes en dónde andan. O sea, uno era el que tenía que mostrar el
frente por eso. (CNMH, MNJCV, 2014, 15 de julio)

125
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

1.5 Delitos contra el sufragio

Los delitos contra el sufragio en el contexto de la presencia y control del Blo-


que Norte en los departamentos de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena,
se refieren a la violación de todos los derechos políticos16 de la ciudadanía,
sobre todo cuando estos implicaron los derechos a elegir y ser elegidos. Lo que
tuvo como resultado una seria fractura en el ejercicio de la democracia, por
el uso de la fuerza y la innegable desprotección del Estado colombiano como
primer garante de derecho.

Estas afectaciones sobre la ciudadanía suelen verse opacadas por el


fuerte impacto que tuvieron los diferentes pactos entre el Bloque Norte y
la clase política de la región. Sin embargo, los grupos paramilitares em-
plearon diversos mecanismos que alteraron escenarios de la democracia
electoral en la región y los derechos políticos de sus habitantes, enten-
didos como derechos fundamentales, en tanto “que se relacionan estre-
chamente con otros derechos consagrados en la Convención Americana,
como la libertad de expresión, la libertad de reunión y la libertad de aso-
ciación y que, en conjunto, hacen posible el juego democrático” (Informe
Haití, CIDH, 1990). De manera que si bien la democracia no se limita al
acto electoral, su alteración y violación reflejan fuertes rupturas en la au-
tonomía de los pueblos.

Entre los mecanismos más comunes que empleó el Bloque Norte para su-
primir las libertades políticas en el ejercicio electoral de la región, se encon-
traron la coerción violenta, el fraude, la exclusión y eliminación de candidatos
contrarios a sus intereses y la designación e imposición de candidatos.17 Lo
que da cuenta de la fragmentación de la soberanía mediante la cual el grupo
logró la captura del Estado, “con el propósito de influir en las decisiones pú-
blicas de manera ágil y efectiva” (Garay y otros 2008, p. 37).

16 Consagrados en diferentes instrumentos internacionales tales como la Convención Americana so-


bre los Derechos Humanos (CADH), en su artículo 23, en el que se contempla que: Todos los ciuda-
danos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades: a) de participar en la dirección de los
asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos; b) de votar y ser
elegido en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto
que garantice la libre expresión de los electores; y c) de tener acceso en condiciones de igualdad a las
funciones públicas de su país.
17 Tres elementos que coinciden con el análisis de Hoyos (2008) en su artículo Dinámicas político-elec-
torales en zonas de influencia paramilitar. Análisis de la competencia y la participación electoral.
126
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

1.5.1 designación de candidatos

La designación o imposición de candidatos fue uno de los mecanismos em-


pleados por el Bloque Norte para consolidar su poder político en la región.
Esto se hizo principalmente mediante acuerdos políticos con la clase dirigen-
te, en los que convinieron el apoyo que brindaría el grupo a determinados
candidatos y los beneficios que recibirían tras su elección. Los más represen-
tativos fueron los pactos de Chibolo y Pivijay,18 aunque también se llevaron
diversos acuerdos individuales. Sobre la designación de candidatos, en una
entrevista del MNJCV se refiere el apoyo que brindó el grupo a alcaldes, como
a Francisco Zúñiga, en Santa Marta:

Entr.: ¿A quiénes recuerda que el grupo ayudó a posesionar, o en cuáles pe-


riodos, para cuáles cargos?
Edo.: Pues en la alcaldía en Santa Marta, yo escuchaba allá que ellos apoyaban a
ese tal Zúñiga, a ese… Ya no me acuerdo de ese alcalde, Francisco Zúñiga creo
que es. O sea, los alcaldes y todo eso eran nombrados, prácticamente ellos eran
los que subían… y le decían a la gente: vote por tal persona.
Entr.: José Francisco Zúñiga Riascos.
Edo.: Ese man, ese era nombrado allá, [decían:] no, que tienen que bajar…
A veces a uno mismo lo mandaban, [decían:] no, vaya… O sea, a los que es-
taban allá, a los compañeros que ya tenían cédula, [les decían:] vaya y vote
por tal persona. Entonces, los manes bajaban y votaban.
Entr.: ¿A quiénes más recuerda que…?
Edo.: Concejales, pero nombres propios no, no me acuerdo de los… de los
nombres… pero sí, concejales y toda esa gente sí.
Entr.: ¿Concejales para dónde?
Edo.: En el Concejo de Santa Marta, de La Guajira, gobernadores de La
Guajira apoyaban ellos. Y los ediles, los ediles sí eran prácticamente man-
dados por las autodefensas todos. (CNMH, MNJCV, 2016, 6 de abril)

Otra de las formas de apoyar a los candidatos designados por el grupo tenía que
ver con la organización logística de sus eventos de campaña, además de impedir
campañas de otros candidatos. Esto último generó una fuerte afectación a la liber-
tad de demanda, fundamental para que la ciudadanía pueda forjar su preferencia
con libertad (Hoyos, 2008). Sobre ello, en una entrevista del MNJCV se narra:

Edo.: Siempre, o sea, siempre allá eran… los gobernadores eran escogi-
dos por ellos, o los alcaldes eran escogidos por ellos y… y se les hacían
los apoyos, en cada pueblo se hacían las pancartas y no se dejaba pegar

18 Ver el capítulo sobre relaciones políticas.


127
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

carteles de nadie más sino era el personaje que ellos apoyaban, y sale.
Entonces, en los pueblos se llevaba eso a cabo, o sea, no se dejaba pegar
pancartas de nadie más y… solo del gobernador que ellos elegían y… y
la gente tenía que votar por ellos, porque no sabían de más números ni
nada. Ellos ponían carros y todo, claro.
Entr.: Ponía carros, ¿qué más ponían?
Edo.: Al pueblo le decían: vaya y vote por tal persona. Hacían reuniones con
los alcaldes, ellos mismos organizaban la… toda la cuestión de logística y
todo eso se organizaba, y los alcaldes venían y daban la charla.
Entr.: ¿Recuerda dónde podían ser esas reuniones?
Edo.: En los pueblos, en los parques. (CNMH, MNJCV, 2016, 6 de abril)

1.5.2 exclusión de candidatos no alineados

Además de impedir la realización de campañas políticas, el Bloque Norte ges-


tó una absoluta exclusión sobre los candidatos. Ejemplos de eso fueron los ca-
sos de Cristian Moreno y de Abraham Romero, quienes en 2003 no pudieron
inscribir su candidatura a la gobernación del Cesar, quedando como único
candidato Hernando Molina Araujo, avalado por el Bloque Norte, lo que da
cuenta de la absoluta libertad con que el grupo podía determinar elecciones
departamentales sin ningún tipo de consecuencia.

Edo.: [Se le decía a la comunidad:] toca votar por fulano de tal. Inclusive, en
esa había la… una polémica porque no había más candidatos …
Entr.: Era el único candidato.
Edo.: El único candidato. Y tocaba votar por el “Sí”, por él.
Entr.: Porque… el otro candidato, ¿fue amenazado?
Edo.: Sí, sí… O sea, había solo un candidato, entonces había otro candidato
que era el “No”, entonces, la bola era esa: por el “Sí”, por el “Sí”.
Entr.: El otro candidato era Cristián Moreno.
Edo.: Cristian Moreno, que después fue gobernador. Entonces… pero él se
retiró, a él lo hicieron retirar.
Entr.: ¿El grupo lo hizo retirar?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Y qué se escuchó? ¿Cómo fueron las amenazas a él?
Edo.: No, si eso era a voz llena. Ese man no podía estar ahí. Todo mundo
decía, todas las tropas… como uno… cada vez… subía una vez al mes, to-
caba irse a dormir dos días allá. Usted sabe que donde hay tanta gente se
soltaba la… [Decían:] que no, aquí el gobernador es Hernando Molina. Ese
man no puede ser porque ese man ya… ya está sindicado. (CNMH, MNJ-
CV, 2018, 22 de septiembre)

128
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

De esta forma, el Bloque Norte fue haciéndose al control político de los di-
ferentes departamentos, como resultado de su muy efectiva estrategia política,
que se llevó a cabo mediante la alianza entre Jorge Cuarenta y ciertos políticos,
por la cual se acordaban los candidatos y distritos electorales en los que serían
elegidos. Mientras que los candidatos sin aval fueron asesinados o amenaza-
dos para que se retirasen de la contienda (PNUD, 2014).

1.5.3 mecanismos de fraude y coerción electoral

Para el año 2001 el grupo inició su periodo de consolidación marcado por la in-
filtración en las instituciones de administración pública, dando paso a lo que se
conocería como la captura del Estado. Ya no solo se trató del apoyo en campañas
a candidatos específicos y de reclamar a la ciudadanía votar por estos, sino que
además se edificó toda una maquinaria de fraude electoral, que permitió la llegada
al Congreso de la República de candidatos puestos por el paramilitarismo.

Los diversos mecanismos de fraude incluyeron la compra de censos electo-


rales de Cesar, La Guajira y Magdalena suministrados por funcionarios de la
Registraduría (Misión de Observación Electoral, s.f.). Los listados eran enviados
a los jurados de votación, también designados por el grupo, para que “al final de
la jornada electoral, o en medio de ella, los jurados marcaban los tarjetones con
el nombre del candidato que había escogido el Bloque Norte y firmaban por los
votantes que no habían acudido” (Misión de Observación Electoral, s.f., p. 65),
mientras que los asistentes fueron obligados a votar en favor de los intereses del
grupo. Estas formas de fraude se combinaron con constreñimiento al electorado
asistente a través de intimidaciones y amenazas.

Además de imponer candidatos en todos los cargos de elección popular re-


gionales: ediles, concejales, senadores y gobernadores, entrevistas del MNJCV
refieren que el grupo influyó en las elecciones presidenciales de 2002 en las
que fue elegido Álvaro Uribe Vélez. Según la Misión de Observación Electoral
(s.f.), el fraude por medio de la compra de censos y la marcación de tarjetones
se repitió para dichas elecciones, brindándole un aporte importante de votos
al entonces candidato. Dicha influencia también se enmarcó en el proselitis-
mo político por parte del grupo, que instó a la ciudadanía a votar por el enton-
ces candidato, señalando que este iba en la línea del proyecto político.

Entr.: Y ¿eso sucedió también con las elecciones de Álvaro Uribe Vélez?
Edo.: ¿De Álvaro Uribe Vélez? También, escuché también que era igual, que
también ponían a la gente a votar. [Se le decía a la gente:] usted tiene que
votar, venga pa’ que vote. Y… y no, que… como en el pueblo se conoce todo

129
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

mundo. Eso cogían a la gente [y se les decía:] vamos. Sacaban [a] la gente de
la casa [y se les decía:] vamos a votar. Desde temprano… Y, que tenían que
votar por el candidato.
Entr.: ¿Cómo así que se pidió que se apoyara?
Edo.: [Interrumpe] O sea, que … que en los corregimientos, que votaran
por Uribe porque era el presidente de nosotros.
Entr.: Y, porque era el presidente de ustedes… ¿era el presidente de los
paramilitares?
Edo.: Así supuestamente lo que decían. (CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril).

Según algunas entrevistas, además de la campaña política, la compra de


censos mediante los cuales marcaban tarjetones a nombre de quienes no asis-
tían, se usaba también en presencia de los votantes asistentes, quienes veían
con impotencia cómo se violentaba su derecho a elegir.

Ya de ahí sí se… ellos andaban públicamente, controlaban las eleccio-


nes, ellos mismos eran jurados, ellos mismos marcaban los tarjetones
y [decían:] es por este que van a votar, y aquí, y si no… Me acuerdo yo
tanto que uno de ellos que llamó a un señor Alejandro Acuña, allá en
Guamal, que yo estaba ahí ese día de jurado en una mesa, y le dijo: oiga
–venía Alejandro Acuña–, ¿usted por quién va a votar? [Acuña respon-
dió:] yo voy a votar por Serpa. No, señor, vota por este –que era Álvaro
Uribe– o come mierda. Así le dijo. [Acuña respondió:] Pues voy a comer
mierda, porque yo ni por ese ni por… Prefiero no votar. (...) Y no votó.
Yo estaba… yo me paré de la mesa y de una vez me perdí, porque ya
me di cuenta que los que estaban de jurado eran puros paramilitares, y
uniformados y con el fusil aquí. (CNMH, CV, 2019, 11 de junio)

Algunos exintegrantes del grupo describen que en muchas ocasiones hubo


consecuencias para quienes no votaron por el candidato de preferencia del
grupo. La negativa por parte de la comunidad en algunas ocasiones fue san-
cionada con la muerte.

Edo.: En Badillo también hubo mucho muerto inocente… Cuando las elec-
ciones de Uribe hubieron como dos viejitos que no quisieron meter el dedo
por Uribe y los mataron.
Entr.: ¿Eso fue para las elecciones de 2002? ¿Y qué pasó con ellos?
Edo.: Los mataron.
Entr.: ¿Y los desaparecieron?
Edo.: Y los desaparecieron.
Entr.: Porque por allá también estaba la finca de Las Palmas.
Edo.: Sí.

130
CAPÍTULO I. VIOLACIONES SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
Y AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ATRIBUIBLES AL BLOQUE NORTE

Entr.: ¿Pero no era esa?


Edo.: No.
Entr.: O sea, ¿en las elecciones de Uribe para el 2002?
Edo.: Para el 2002.
Entr.: ¿Fueron torturados?
Edo.: No, los mataron. Les dieron un balazo porque no quisieron votar.
Qué verracos. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

Así, fueron múltiples los mecanismos que empleó el grupo para asegurar su
victoria política y acceder a las administraciones locales e influir en elecciones
presidenciales. Acciones que, desde una perspectiva de derechos, relegaron el
ejercicio de la democracia y la libertad política de los habitantes de esos de-
partamentos, ampliando los escenarios de violencia en todas las dimensiones
posibles. La posición omisiva del Estado colombiano con respecto de la pro-
tección y garantía a los derechos políticos, fue determinante, ya que el Bloque
Norte logró la cooptación de las administraciones locales en casi todos los 92
municipios pertenecientes a los cuatro departamentos en los que operó, sin
que para entonces hubiese algún tipo de reacción del Estado ante los fraudes y
violaciones de estas dimensiones.

Los derechos de elegir y ser elegido hacen parte de la concepción de la de-


mocracia participativa y respetuosa de la diferencia, “que descansa en la so-
beranía del pueblo y en la cual las funciones a través de las cuales se ejerce el
poder son desempeñadas por personas escogidas en elecciones libres y autén-
ticas” (CIDH, 2003, Cap. IV, párr. 11). Sin embargo, lo ocurrido hizo parte de
un ejercicio excluyente y autoritario del poder por parte de la clase social y
política privilegiada, que obtuvo los beneficios de sus relaciones con el Bloque
Norte, mientras que el grueso de la población sufrió la violencia política, física
y económica que devino de estas alianzas.

131
CAPÍTULO II
AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES
DE ESPECIAL PROTECCIÓN

2.1 Afectaciones a mujeres

2.1.1 introducción

Las afectaciones diferenciales hacia las mujeres en el marco del conflicto ar-
mado colombiano han sido reconocidas desde diversos campos, como los ju-
rídico y sociológico, a partir de la reconstrucción de los hechos victimizantes.
En su Auto 092 de 2008 la Corte Constitucional detalló las condiciones que
determinan la especial afectación a las mujeres en el contexto del conflicto.
Aunque la violencia sexual constituye un factor importante de afectación a
mujeres, no es el único. Por el contrario, en esta reconstrucción de las victimi-
zaciones se ha observado que las violencias contra las mujeres en el marco del
conflicto armado colombiano atraviesan todas las formas de socialización del
género y, por lo tanto, muchas de estas conductas pueden resultar siendo nor-
malizadas e invisibilizadas en medio de las grandes narrativas del conflicto.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en su Resolución 1325 ha


reconocido que “los rigores de la guerra afectan de manera especial a las mu-
jeres, las niñas y adolescentes quienes por su condición de género, son más
vulnerables a sufrir todo tipo de agresiones” (Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Barranquilla, Sala de Justicia y Paz, 2018, s.p.). Al incorporar este
contexto normativo al orden jurídico interno, la Corte enunció diez riesgos de
género enfrentados por las mujeres en el marco de la confrontación armada; es

133
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

decir, factores de vulnerabilidad a las que están expuestas por su condición fe-
menina. Entre estos factores se encuentran: el riesgo de violencia, explotación
y abuso sexual; el riesgo de explotación o esclavización a partir de los roles de
género; el riesgo de reclutamiento forzado de sus hijos e hijas, así como todo
tipo de amenazas que acentúen su vulnerabilidad como mujeres cabezas de
familia; las retaliaciones o señalamientos derivados de su contacto o relación
personal con miembros de grupos armados en el marco de la confrontación
armada; el riesgo de pertenencia a organizaciones sociales, comunitarias o
políticas, así como su labor de liderazgo en las comunidades; el riesgo de per-
secución y asesinato por las estrategias de control del comportamiento públi-
co y privado de la población civil por parte de grupos armados; el riesgo por
el asesinato o desaparición forzada de su proveedor económico, así como la
desintegración de núcleos familiares; el riesgo de ser despojadas de sus tierras
y patrimonios con mayor facilidad; los riesgos derivados de la discriminación
y vulnerabilidad acentuada por pertenencia étnica, como indígenas y afroco-
lombianas; y el riesgo por la pérdida de su proveedor económico durante el
desplazamiento forzado (Corte Constitucional de Colombia, 2008, s.p.).

El presente apartado tiene por objetivo analizar las conductas mediante las
cuales se materializaron las violencias contra las mujeres en el marco del ac-
cionar del Bloque Norte en los departamentos de referencia, así como los pro-
pósitos de dichas conductas, teniendo en cuenta que estas pudieron, por una
parte, haber cumplido un fin estratégico para el grupo (en lo militar, político
y/o económico) o, por el contrario, presentarse de forma indiscriminada. En
cualquier caso, las afectaciones a mujeres como consecuencia del accionar del
Bloque Norte a las que se hará referencia, se enmarcan en los riesgos caracte-
rizados por la Corte y, por lo tanto, responden al impacto de género acentuado
por el conflicto armado.

Es necesario destacar que la categoría de “mujer” alrededor de la cual se


construyó este análisis reconoce las diversas manifestaciones del sexo e iden-
tidades de género, lo que en cualquier caso parte de la subjetividad y, por lo
tanto, se pretende ajustarse a una perspectiva no restrictiva o heteronormada
de las diferentes experiencias y formas de reconocerse como mujer. Asimismo,
se entiende que las afectaciones diferenciales hacia las mujeres también invo-
lucran a las niñas y adolescentes, en cuyos casos se trata de sujetos de especial
protección, por los efectos acentuados de las violencias contra ellas.

En primer lugar, se abordarán las afectaciones a mujeres identificadas en el


accionar del Bloque Norte en el Cesar, Magdalena, La Guajira y Atlántico, a
partir de la Violencia Sexual (VS) y Violencia Basada en Género (VBG) expe-
rimentadas. Estos casos se analizarán teniendo en cuenta la perspectiva estra-

134
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

tégica e indiscriminada de estos delitos. En un segundo momento, se exponen


los eventos de violencia individual y colectiva contra las mujeres a partir de
diferentes hechos victimizantes como homicidio, tortura, masacres y despla-
zamiento forzado, y se hará mención especial a las afectaciones a mujeres al
interior del grupo armado. Y, en un siguiente momento, se abordarán las di-
ferentes aristas de las afectaciones del Bloque Norte a mujeres en razón de su
rol de liderazgo social, particularmente anclado a las luchas por el acceso a la
tierra en el departamento del Magdalena.

2.1.2 violencia Sexual (VS) y Violencia Basada en Género (VBG)


contra las mujeres como conducta sistemática y generalizada

La VS como afectación diferenciada a mujeres ha sido una de las conductas


más recurrentes de todos los actores del conflicto armado. Según información
del Registro Único de Víctimas (RUV), del total de víctimas reconocidas de
delitos contra la libertad e integridad social a lo largo del conflicto, a corte de
octubre de 2019, 26.555 son mujeres, grupo poblacional con mayor afectación
(Correa, 2019). Como lo muestra la siguiente figura, basado en datos del RUV,
los casos de delitos contra la integridad y la libertad sexual registrados en los
departamentos de Magdalena, Cesar, Atlántico y La Guajira fueron en su ma-
yoría cometidos contra mujeres.

Figura 16. Registro de delitos contra la integridad y libertad sexual por


género en los departamentos de Atlántico, Cesar, Magdalena y La Guajira

LGBTI 14

No informa 78

Hombre 319

Mujer 3641

0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

135
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En el caso del Bloque Norte, el grupo constituyó un patrón sistemático y ge-


neralizado en estos departamentos y, de manera pronunciada, en el Magdalena.
La VS y la VBG experimentadas por las mujeres como consecuencia del accionar
del Bloque Norte tuvo el doble carácter de conducta indiscriminada y estratégica.

Respecto a la conducta indiscriminada de la VS y la VBG, se destacan los


comportamientos del grupo armado tendientes al acceso sin restricción de la
sexualidad de las mujeres, en cualquier tiempo y lugar. Este patrón de com-
portamiento, aunque no tenía por objetivo cumplir un fin político, económico
o de guerra, al diezmar la integridad de las víctimas directas así como de sus
familias y comunidades, ejerció un doble propósito de dominación sobre el
cuerpo femenino y a su vez sobre el orden social en general, por lo cual se
considera un tipo de violencia sistemática y generalizada.

En cuanto a las modalidades de VS, la información documentada en el MN-


JCV y otras fuentes relevantes muestran que consistieron, en primer lugar, en
accesos carnales violentos, que en muchas ocasiones desembocaron en vio-
lencias límite como actos de tortura y homicidio contra las mujeres. Así lo
expresó la comunidad campesina del municipio de Astrea (Cesar), quien a
través de un grupo focal desarrollado por la DAV dio cuenta de los casos de
VS por el Bloque Norte.

Entr.: O sea, ¿hubo casos de violencia sexual hacia mujeres?


Entr. 1: Sí (…)
Entr.: ¿Conocen alguno?, ¿contra quién?
Edo. 2: Muchos.
Edo. 1: Aquí la hija de… la hermana de la mujer de ti, de la morena, se la
llevaron y la mataron ahí en Planada.
Edo. 2: Después que la violaron la mataron …
Edo. 1: Después que se la comían la mataban, la asesinaban, por ahí la de-
jaban tirada (…)
Edo. 2: Aquí víctimas de violencia sexual hubieron varios. Varios, varios,
varios. Ahí en Astrea, por lo menos, varios casos así.
Edo. 3: Todas se…
Edo. 4: Se las llevaban. (CNMH, CV, 2019, 11 de junio)

Aunque esta modalidad de VS fue patente en los cuatro departamentos, las


fuentes de información muestran que en el Magdalena se registró un mayor
número de casos, con una afectación particular hacia niñas y adolescentes (ver
sección de VS y VBG del capítulo Violaciones sistemáticas a los derechos hu-
manos y al Derecho Internacional Humanitario atribuibles al Bloque Norte,
Tomo I). Casos emblemáticos como el de las numerosas víctimas de Hernán

136
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Giraldo, comandante del Frente Resistencia Tayrona, ejemplifican la forma en


que la VS ejercida contra niñas y adolescentes fue un ejercicio de territoriali-
zación del cuerpo femenino, así como de control social en los ámbitos público
y privado de las comunidades adyacentes a la Sierra Nevada de Santa Marta.

Otra modalidad de VS perpetrada por el Bloque Norte con afectación espe-


cial hacia las mujeres fue la esclavitud sexual, en particular la prostitución for-
zada. En este caso, las mujeres víctimas de trata eran trasladadas por el grupo
armado a sitios alejados de sus poblaciones de origen en contra de su voluntad.
En una contribución voluntaria del municipio de El Retén (Magdalena) se dio
testimonio de la prostitución forzada de mujeres de esta localidad, trasladadas
desde Barranquilla (Atlántico) para beneficio de alias Tolemaida.

Entr.: ¿Y casos de prostitución forzada?


Eda.: La prostitución la hacían ellos porque se llevaban a las mujeres (…) para
ellos eran prostituirlas. Porque si se las llevaban y estaban con ellas y las sol-
taban y volvían y se las llevaban, era que ellos mismos las prostituían. Pero no
porque hubiera mujeres que se dedicaran únicamente a esto. Como yo conozco
un caso pa’ allá pa’ los lados de… de Chibolo, en lo más seguro, en Parapeto,
donde había una señora que era la que le llevaba las mujeres a… a este, a [alias]
Tolemaida allá a la finca. Ella se las llevaba de Barranquilla porque ellas las
mandaban a… les pedían tres, cuatro, cinco, seis mujeres y ella se las llevaba y
ellos duraban con ellas el tiempo que quisieran y después las soltaban. Pa’ allá
fue que yo oí eso. (CNMH, CV, 2018, 4 de julio)

Otra manifestación de la esclavitud sexual fue el sometimiento de mujeres a


trabajos forzados al servicio del grupo armado, que en algunos casos también
involucraron actos de esclavitud sexual. Tanto mujeres heterosexuales como
lesbianas fueron víctimas de estos vejámenes. En especial, para estas últimas,
consistió en una modalidad de castigo del grupo armado frente a la manifes-
tación pública de su identidad de género. En una contribución voluntaria se
muestra que el grupo armado consideraba que las mujeres que habían incu-
rrido en comportamientos inapropiados, desde su perspectiva, eran llevadas a
una finca de nombre Las Flores a realizar trabajos domésticos para el grupo.
Se menciona el caso de unas mujeres lesbianas, castigadas por el grupo arma-
do mediante esta modalidad.

Entr.: ¿Y acá en El Retén tiene conocimiento de que cogían mujeres y se las


llevaban para Las Flores?
Eda.: (…) Sí, ellos llevaban… este, por lo menos, a las lesbianas. Las cogían
y se las llevaban y duraban todo el tiempo que quieran con ellos allá. (…)
Entr.: Como un castigo.

137
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Eda.: Sí. (…) Y mujeres que, de pronto, que se la hacían [eran infieles] al mari-
do, que ellos sabían que se la estaban haciendo al marido, se la llevaban [y les
decían:] ah, que tú se las estás haciendo porque te gusta esto. Entonces se las
llevaban también y el castigo que les daban era que ellas estuvieran allá con…
con todos los que ellos quisieran (…). Y se las llevaban pa’ Las Flores, porque
como ellos estaban concentrados era ahí. Entonces, eso se dio mucho acá
(…). Y duraban hasta una semana con ellas allá y las ponían a cocinar, lavar-
les; y tras de eso también estaban… se las picaban (…). Y después las traían
y las dejaban en la puerta de su casa otra vez. (CNMH, CV, 2018, 4 de julio)

La VS y la VBG sobre las mujeres por el Bloque Norte que denominamos


como estratégica es aquella en la que se pueden identificar los propósitos y
los móviles del delito, que buscan alcanzar objetivos específicos para el gru-
po armado, sean de tipo militar, político, económico o de control sobre la
sociedad civil. La información documentada por medio del MNJCV permite
identificar que en los cuatro departamentos la VS del Bloque Norte contra las
mujeres tuvo por objetivo principal el control sobre las comunidades, a partir
de mecanismos como el terror individual y colectivo, la imposición de normas
de conducta, la regulación de conflictos y la impartición de justicia, y el casti-
go por el relacionamiento con el enemigo.

La instalación del temor individual y colectivo a través de la VS contra las


mujeres tuvo el propósito de ejercer control sobre la población civil. En esta
modalidad no solo las mujeres se sentían amenazadas por experimentar el
hecho como víctimas directas, sino que también fue un mensaje para que los
hombres no se enfrentaran al grupo armado, como en el caso de Zona Bana-
nera (Magdalena).

(…) Zona Bananera hubieron muchas mujeres víctimas de violencia sexual,


muchas (…) pa’ hablar por lo menos del tema de violencia de género en
el marco del conflicto armado, es una vaina tan amplia que hubieron va-
rias formas de cómo hacerlo, ¿ya? Como también en algunos lugares se dio
cómo ejercían ellos el poder: controlando al pueblo, violando a las mujeres,
para que los hombres tuvieran temor de poder salir a… a enfrentarlos a
ellos también. Pero fueron varias formas de cómo ellos ejercían el poder
en los territorios (…) en Zona Bananera estaba (…) [alias] 4.4, había uno…
que le decían [alias] 7.7… Y algunas órdenes eran dadas por Tijeras, aunque
él diga… Él en sus audiencias, en… algunos casos los aceptó, otros los acep-
tó por orden de mando, pero en algunas… en algunos momentos hasta él
mismo fue el que cometió esos hechos. Entonces, ahí hubieron varias… va-
rias formas de cómo ellos operaban con tema de violencia sexual. (CNMH,
CV, 2018, 8 de mayo)

138
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Como forma de imposición de normas de conducta, la VS sobre las mujeres


pretendía establecer regulaciones a sus relaciones interpersonales, particularmente
en el ámbito de pareja y, por tanto, a su intimidad; la que además de pretender ser
regulada por el grupo armado, era también trasladada hacia la esfera pública. En
muchas poblaciones el grupo armado castigaba a las mujeres por considerar que
estaban implicadas en conflictos de pareja o violencia doméstica o eran señaladas
como infieles. Aquí es importante mencionar que estos patrones de control social
por el Bloque Norte presentan una intersección entre la VS y VBG; es decir, una
regulación tanto de la sexualidad como de la identidad de género, lo que es eviden-
te en las modalidades de castigo impuestas. Además, estos castigos no eran iguales
para todas las personas, sino que dependieron del rol e identidad de género.

En los departamentos en los que actuó el Bloque Norte el escarnio público


fue el mecanismo predilecto para la imposición de castigos a mujeres, a través
de tareas como el barrido de calles, letreros cargados por las personas en los
que se señalaba la conducta sancionada, el lavado de uniformes y el rapado
de cabezas. Así lo relata un exintegrante del Frente Pivijay del Bloque Norte.

Edo.: No, el castigo era que ponían a tirar machete sin afilar la rula, [los
ponían] a limpiar el pueblo, a barrer. A la mujer que andaba de cuenticos,
peleando con la una, con el otro, le ponían un tablero adelante y atrás, a
barrer y a limpiar el pueblo.
Entr.: ¿Qué decía en ese tablero?
Edo.: [Decía:] “Por andar de chismosa” (…)
Entr.: ¿A las mujeres infieles qué les hacían?
Edo.: Les ponían otro castigo, les ponían por cachonas. Les rapaban la
cabeza. (…)
Entr.: ¿Sí hubo una mujer que le hayan cortado el pelo ahí en…?
Edo.: Ahí no vi, sino que oía mencionar en otras partes. Ahí no vi, sino que
le ponían el cartón [y] si se lo pusieron a barrer.
Entr.: ¿Ahí en Monterrubio?
Edo.: En Monterrubio. Sí, señor.
Entr.: ¿A la chismosa?
Edo.: A la chismosa (…). (CNMH, MNJCV, 2014, 9 de abril)

Por su parte, la regulación de la apariencia física y la forma de vestir de las


mujeres fue un mecanismo más de ejercicio de la VBG hacia esa población. Asi-
mismo, también se sancionó a mujeres por transitar en la calle a altas horas de
la noche o por ser consideradas “chismosas”. En otro relato de una exintegrante
del Frente Resistencia Tayrona, se comenta incluso que hubo mujeres acusadas
de ejercer la brujería, cuya práctica era prohibida por el grupo armado y razón
por la cual una de ellas tuvo que salir desplazada hacia Santa Marta.

139
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Supo un caso concreto de alguna de esas mujeres que la hicieran ir


del pueblo?
Eda.: Sí, allá había una señora. (…) Yo no me acuerdo cómo le decían a
esa muchacha. La mamá de ella se llamaba María. Ella estaba ahí en el
pueblo, y ella era infiel. Y la hicieron ir. Lo mismo a las… a las brujas
que andaban por ahí que haciendo brujería y eso. Por lo menos hicieron
ir a una señora que se llamaba… ¿cómo es que era el nombre de esa
señora? Y al señor… y a un señor dizque Julio también lo hicieron ir.
Porque supuestamente era bruja la señora esa. (…). dizque porque ella
hacía brujería y que fumaba tabaco (…)
Entr.: ¿Y cómo eran esas amenazas?
Eda.: No, que no… Tenía que irse del pueblo si iba a estar haciendo bru-
jería. Todas las brujas, pegaron panfletos. Todas las brujas tenían que
irse del pueblo. (…) Eso fue como en el 2000, por ahí. (CNMH, MNJCV,
2016, 16 de febrero)

En estos casos, el grupo armado buscaba imponer no solo una visión so-
bre lo que consideraban comportamientos adecuados en la comunidad, sino
también una percepción única sobre el género y la asignación de roles. De esta
manera, pretendieron estipular un modelo único de mujer que consideraban
el correcto. Para Donny Meertens (2016) este accionar de los paramilitares es
común en la región Caribe, donde tuvieron presencia, donde se resalta el caso
de la población de la Mesa (Cesar).

En los lugares donde los paramilitares habían establecido sus bases y ejer-
cían un control social total en las comunidades, como pasó en los pueblos
de La Libertad en Montes de María o La Mesa en el Cesar, impusieron tam-
bién un único modelo de mujer (sumisa, servidora, cuidadora) y “aquellas
que se salían de estos parámetros fueron públicamente multadas, humi-
lladas y castigadas” (Centro Nacional de Memoria Histórica 2014, 49; Ra-
mírez 2015). Este control social ha llevado a la exacerbación de un modelo
patriarcal que silencia los derechos y el empoderamiento de las mujeres,
que las remite práctica y simbólicamente al espacio subvalorado de lo do-
méstico, y que frecuentemente castiga los comportamientos femeninos no
aprobados con violencia sexual. Si querían sobrevivir y conservar su tierra
y su casa, las mujeres —solas o casadas— tenían que supeditarse a ese con-
trol patriarcal violento. (Meertens, julio - diciembre de 2016, p. 55)

Una conducta recurrentemente sancionada por el Bloque Norte y que puede


considerarse estratégica en torno a un objetivo militar específico, fue estig-
matizar y castigar a las mujeres que se relacionaran con algún miembro de un
grupo armado enemigo.

140
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Entonces, cuando usted mira eso, usted dice: la confrontación bélica,


digamos, cuerpo a cuerpo del Bloque Norte con la guerrilla no se dio,
empezaron a atacar la base social de la guerrilla, pero ni siquiera era la
base social, sino gente que de alguna manera tenía que estar ahí en el
medio, o porque le prestaba un carro, o porque tenía una lancha, o por-
que tenía una finca, o porque la guerrilla pasaba o por cualquier cosa.
(…) Cuando matan a la muchacha en los Montes de María, que la empa-
lan por ser… por ser amante de [alias] Martin Caballero, la respuesta es:
la que se vuelva a mamar a un guerrillero, le va pasar lo mismo. Por su-
puesto que ninguna vieja se lo iba volver a dar a un guerrillero después
de haber visto cómo cogieron a esa muchacha y la empalaron. Y después
la guerrilla también hizo lo mismo con una… con una… con una pa-
raca, la empaló, pero ya el mensaje ya estaba hecho. Ya es a la inversa.
Entonces, es lo mismo, o sea, eso fue lo que ocurrió aquí en el depar-
tamento del Magdalena, prácticamente con el Bloque Norte. El Bloque
Norte después de que se unió, de que se consolidó, de que se armó con
una estructura ya fuerte, empezó a mandar mensajes, mensajes, mensa-
jes. ¿Y quién le refutaba a Jorge Cuarenta?, nadie. Jorge Cuarenta decía lo
que decía y punto, y no es más. (CNMH, CV, 2019, 11 de febrero)

Habiendo caracterizado las dimensiones estratégica e indiscriminada de


la VS y la VBG contra las mujeres por parte del Bloque Norte, es relevante
hacer mención especial sobre el impacto de estos delitos en el departamen-
to del Magdalena, particularmente sobre el accionar del Frente Resistencia
Tayrona, al mando de Hernán Giraldo. De acuerdo con la información
documentada por medio del MNJCV y otras fuentes, las violencias contra
las mujeres tuvieron un impacto mayúsculo en el departamento del Mag-
dalena, que al estar históricamente en el centro de las disputas territoriales
entre diferentes grupos armados, presentó un grado de victimización im-
portante hacia la población civil. En el informe titulado Mujeres y Guerra:
Víctimas y resistentes en el Caribe Colombiano de la Comisión Nacional de
Reparación y Reconciliación y del Grupo de Memoria Histórica (2011b),
se advierte que durante el conflicto armado en el departamento del Mag-
dalena, los registros de violaciones son proporcionales a los registros de
la guerra; a excepción del periodo de negociaciones y proceso de desmo-
vilización del Bloque Norte de las AUC, pues en este periodo, a pesar de
que la confrontación armada disminuyó, la violencia sexual aumentó en el
número de casos (CNRR-GMH, 2011, p. 229).

De allí también se puede inferir que la VS contra las mujeres ha sido un


factor permanente, incluso desde los tiempos de la violencia proto parami-
litar (CNRR-GMH, 2011b). En la década de los noventa, periodo de disputa

141
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

territorial entre diferentes actores armados, la Sierra Nevada de Santa Marta


se convierte en el eje de la violencia en el departamento, incluido el delito de
VS contra las mujeres. Particularmente los municipios de Ciénaga, Aracataca
y Zona Bananera estuvieron marcados por esta dinámica de disputa (CN-
RR-GMH, 2011b).

La incursión del Bloque Norte al departamento estuvo marcada por una


estela de violencia límite, como lo fueron las masacres que este grupo ejecutó
en Playón de Orozco en el municipio de El Piñón el 9 de enero de 1999; en la
vereda Trojas de Cataca en el municipio de Pueblo Viejo en febrero de 2000;
y en el corregimiento de Nueva Venecia del municipio de Sitio Nuevo, el 22
de noviembre de 2000. Estos eventos, que generalmente estuvieron acompa-
ñados de asesinatos selectivos y torturas, produjeron desplazamientos masi-
vos de los habitantes de la región. La instalación del terror entre la población,
producto de estos hechos de violencia, se materializó posteriormente en la
imposición de regulaciones a la vida cotidiana de la población (CNRR-GMH,
2011b). En ese sentido, el aumento de la violencia en el departamento como
consecuencia de la incursión del Bloque Norte también se reflejó en el au-
mento de los casos de VS y VBG contra mujeres, que tuvieron tanto una di-
mensión indiscriminada como estratégica. Así, por ejemplo, el Registro Único
de Víctimas muestra que existe un crecimiento progresivo en el número de
casos de delitos contra la integridad y libertad sexual en el departamento del
Magdalena a partir del año 1998, con 53 casos; esta tendencia se pronuncia en
2000 y alcanza el pico en 2002, en el que se presentaron 299 casos. En los años
2005 y 2006 el número de casos disminuyó significativamente, de un total de
170 en 2005 a 51 en 2006.

Otro de los casos emblemáticos de la VS y VBG contra las mujeres en


el Magdalena fue la esterilización forzada de varias mujeres de la vereda
Piedras Pintadas en el municipio de Zapayán (Magdalena), ejecutada por
el Bloque Norte, al mando de Neila Alfredina Soto Ruiz, conocida con los
alias de Sonia o La Sombrerona. Estos hechos, ocurridos el 17 de agosto de
2002, habrían tenido como móvil impedir la reproducción de las mujeres
de esa población, la cual era acusada por los paramilitares de ser auspicia-
dora de la guerrilla. La práctica de esterilización forzada a estas mujeres
fue reconocida por Salvatore Mancuso ante el sistema de Justicia y Paz,
junto a otros 175 casos de violencia sexual (El Tiempo, 2014). A este hecho
se sumaron otras conductas del grupo tendientes a controlar las normas
de comportamiento de las mujeres habitantes de Piedras Pintadas y, por
lo tanto, a ejercer castigos sobre ellas. En esta población, así como en gran
parte del Magdalena, se presentaron todo tipo de violencias contra la inte-
gridad sexual e identidad de género de las mujeres.

142
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

En el Magdalena la VS contra niñas y mujeres adolescentes tuvo un


alto impacto, siendo el caso de Hernán Giraldo el más documentado. En
la sentencia de diciembre de 2018 de la Sala de Justicia y Paz del Tribu-
nal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, en la que establecen
las responsabilidades de miembros del Bloque Resistencia Tayrona sobre
diversos delitos, se documenta que la mayoría de las víctimas de VS por
parte de Hernán Giraldo fueron niñas entre los 13 y 15 años, a quienes se
habría sometido a diferentes formas de VS tales como violación, esclavi-
tud sexual y embarazos forzados. Asimismo, se reconoce que los actos de
VS imputados se llevaron a cabo en un contexto de control territorial y
poblacional. En ese sentido, esta conducta puede entenderse en el marco
de acciones planificadas del grupo armado y no como hechos fortuitos.
La sentencia señala que

Aunque no hay un reconocimiento de una política expresa de ataque


del grupo armado a través del ejercicio de la violencia sexual, sí se
evidencia que el hecho no se dio de manera aislada, pues existen otros
hechos similares que además demuestran que la violencia sexual fue
una práctica en la que los miembros del grupo tenían un grado de
participación ya sea contribuyendo con la escogencia de las niñas, la
amenaza a familiares y a víctimas, el traslado al sitio de ejecución de
los hechos y en algunos casos, en la ejecución directa de los actos.
(Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, Sala de Justi-
cia y Paz, 2018, p. 337)

Además, se reconoce que dichos actos de VS se ejecutaron en un contex-


to social de vulnerabilidad de las niñas y jóvenes, por lo que la voluntad
de las víctimas y sus familias estaba condicionada al accionar despropor-
cionado del grupo armado que dominaba la vida social de las poblaciones
de la Sierra. Todas estas aristas quedan expuestas en los relatos que hacen
parte del MNJCV y contribuciones voluntarias recolectadas por la DAV.
Por ejemplo, en el siguiente relato, un exintegrante del Bloque Resistencia
Tayrona comenta sobre las conductas de abuso por parte de Giraldo.

Entr.: Este Hernán Giraldo tenía la fama (...) que andaba con las jovencitas.
Edo: Ah, sí, a él sí le gustaba andar con ese poco de peladitas. A él… si te-
nía una mamá si tenía una peladita virgen, tenía que guardársela a él (…)
andaba era con puras peladas. (…) Siempre yo escuchaba era que… decir
de los compañeros: no, al patrón lo que le gustan es puras peladitas, puras
peladitas. En Guachaca sí le conocí una, pero ya por ahí tenía como unos
diecisiete o dieciocho años; le tenía una casa, le compró una casa bonita
(…). (CNMH, MNJCV, 2014, 22 de abril)

143
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Aunque la conducta depredadora de Giraldo ha sido ampliamente do-


cumentada, la información recolectada permite establecer que otros per-
sonajes como Carlos Mangonez Lugo, alias Carlos Tijeras, comandante del
Frente William Rivas, también habría sido responsable directo de delitos
sexuales contra mujeres. Igualmente, en el caso de Oscar José Ospino Pa-
checo, alias Tolemaida, comandante del Frente Juan Andrés Álvarez, se
cuenta con testimonios de estas conductas, como el siguiente, de un exin-
tegrante del Bloque Norte.

Tolemaida, sí. Tolemaida allá en la finca de Mario Peñaranda él co-


gió, más o menos, como cinco, siete personas. Cachacos. Sí. Cinco, siete
personas. Y una de esas él se la comió y la muchacha tenía marido ahí,
pero le prometió que no los iba a matar (…). Pero esa muchacha sí se la
comió engañada de que… los iba a soltar. Tolemaida era el más... (…) Y
entonces Jenny le dijo: aquí hay un comandante que cada vez que viene
aquí a la pieza me… me tira a manosear (…). Que le dicen [alias] El
Tole (…) la tocaba y, de pronto, le decía: yo te perdono. O sea, sí se te va
a perdonar la vida, pero tienes que acostarte conmigo (…) como ellos
habían sido compañeros en la guerrilla, vino y le contó a mi hermano,
al Flaco. Ya. [Ella le dice:] (…) hay un compañero de los tuyos que cada
vez que entra aquí, entra a proponerme que no me hace nada pero que
tengo que acostarme con él. Él le dijo: no, eso no está permitido aquí.
Eso no está permitido en la autodefensa (…). (CNMH, MNJCV, 2016, 15
de diciembre)

2.1.3 diversas violencias asociadas al género


experimentadas por las mujeres: eventos de violencia
individual y masiva

Aunque dentro de las afectaciones a las mujeres por parte del Bloque Norte las
que más se han documentado son la VS y la VBG, las mujeres también fueron
objeto de diversas violencias en razón a su género tanto desde una dimensión
individual como colectiva. A continuación se presentan las afectaciones a mu-
jeres como consecuencia de hechos violatorios de los derechos humanos como
homicidios, torturas, masacres y desplazamientos forzados.

Los datos del RUV muestran que tanto la dinámica de homicidio como la
de tortura contra mujeres se manifestó de manera pronunciada a partir de
la incursión del Bloque Norte en los departamentos de Cesar, Atlántico, La
Guajira y Magdalena, entre los años 1996 y 1997.

144
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Figura 17. Casos de mujeres víctimas de homicidio en los departamentos de


Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena entre los años 1986-2006

5000

4500

4000

3500

3000

2500

2000

1500

1000

500

0
1998
1986

1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997

1999

2001

2003
2004

2006
1987

2000

2002

2005
Atlántico Cesar La Guajira Magdalena

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

Y para el caso de los homicidios contra mujeres, el departamento con ma-


yores afectaciones fue Cesar, seguido por el Magdalena. Mientras tanto, los
hechos de tortura contra mujeres en dichos departamentos mostraron más
variaciones entre los años 1995 y 2006, cuyo pico se presentó en 2005, el de-
partamento del Magdalena fue el más afectado, seguido por Cesar.

145
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Figura 18. Casos de mujeres víctimas de tortura en los departamentos


de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena entre los años 1987-2006
70

60

50

40

30

20

10

0
1998
1988

1989

1990

1992

1993

1994

1995

1996

1999

2001
2000

2002

2003

2004

2005
1987

1991

1997

2006
Atlántico Cesar La Guajira Magdalena

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

Aunque en ambos registros los datos corresponden al total de casos en cada


departamento sin discriminar por actor armado, se puede observar una co-
rrelación entre el aumento en los casos de homicidio y tortura contra mujeres
con los momentos de incursión y consolidación del Bloque Norte, así como
una significativa disminución para el año 2006 es coincidente con la desmo-
vilización de esta estructura.

En términos de hechos victimizantes individuales, la información docu-


mentada por medio del MNJCV permitió constatar la ocurrencia de homici-
dios contra mujeres cuya autoría fue atribuida al Bloque Norte, muchos de los
cuales ocurrieron en conexidad con otros delitos como VS, tortura y desapa-
rición forzada. En el siguiente relato, correspondiente a una contribución vo-
luntaria de un grupo focal en Astrea (Cesar), se explica sobre casos de mujeres
raptadas, violadas y luego asesinadas.

Edo. 1: Ellos andaban era uniformados, y aquí en los carros y se llevaban


la hija de quien… A ellos les gustaba una mujer y se la llevaban pa’ allá y se
la comían y la dejaban por ahí botada. Mataron varias mujeres (…) Aquí la
hija de (...) se la llevaron y la mataron ahí en Planada.
Edo. 2.: Después que la violaron la mataron…

146
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Edo. 1: (...) que se la comían, la mataban, la asesinaban, por ahí la deja-


ban tirada (…)
Edo. 4: Patricia. (CNMH, CV, 2019, 11 de junio)

De forma similar, en muchas ocasiones los casos de tortura contra mujeres


estuvieron relacionados con hechos victimizantes como VS y homicidio. Así
se cuenta en contribución voluntaria, sobre un caso ocurrido en Villanueva
(La Guajira).

(…) Mira, hay un caso, ni me sé el nombre de ella, una compañera que era
gordita y ellos asaltaron la unidad y la agarraron. Y a ella la violaron todos,
eran como veinticinco paracos, todos la violaron, todos, todos; y en repeti-
das oportunidades. A ella la amarraron contra una piedra y la tuvieron dos
días ahí. Ella se murió ahí, no sabemos qué, si fue un paro cardiaco o qué.
Y la dejaron ahí tal cual. Tú te imaginarás el espectáculo. Ese fue el caso de
ella. Eso pasó… eso pasó por Villanueva, por La Guajira. (…) Villanueva,
pa’ arriba. Una parte que le decían Sierra Negra… Sierra Negra y Las Casi-
tas, una… Por ahí los agarraron a ellos. Agarraron a tres, a los pelados los
mataron y a ella sí la retuvieron. (…) A uno lo degollaron, al otro sí creo que
le pegaron un tiro. Y… pero a ella sí la cogieron y la dejaron ahí, después de
que se fueron, la dejaron ahí. (CNMH, CV, 2013, 13 de septiembre)

Las afectaciones contra las mujeres también se presentaron en el marco de


violaciones masivas a los DD. HH. contra la población civil, como fue el caso
de masacres y desplazamientos forzados masivos. Estas conductas fueron eje-
cutadas como una forma de instalar miedo en las comunidades, sobre todo en
zonas que se consideraban de disputa con otros grupos armados. En ese sen-
tido, las mujeres fueron objeto recurrente de violencia por las subestructuras
del Bloque Norte como una forma de castigar y atemorizar a las poblaciones
y librar disputas territoriales. Fue el caso de varias poblaciones en el depar-
tamento de Magdalena, que en medio de la disputa entre guerrilla y parami-
litares entre los años 1996 y 2001, las mujeres fueron víctimas de VS y, como
consecuencia, de desplazamiento forzado masivo.

Eda.: Por castigarlos, porque como los sectores donde todo el mundo tuvo
desplazamiento de Trojas Aracataca [Trojas de Cataca], Macaraquilla,
Zona Bananera, La Avianca, El Chuval. ¿Qué pasa? Que eran corredores de
la guerrilla, entonces ellos se metían ahí y ese era el castigo que le daban a
las mujeres y a muchos hombres, porque qué pueden decir ellos, qué puede
decir una persona si… si por aquí pasa la guerrilla y ellos llegan aquí a la
casa y preguntan: ¿por aquí han venido el Ejército? ¿por aquí han venido
los paramilitares? Lo mismo hacen ellos, pero no por eso uno está diciendo

147
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

que uno hace parte de ellos. Pero muy cruel esa gente, te digo, muy cruel.
Entr.: ¿Y eso en qué años pasaron esas violaciones?
Eda.: Casi todas esas violaciones fueron del dos mil… del 96 al 98 al 2000. (…)
Entre la guerrilla y los paramilitares. Porque fueron corredores. Por lo menos,
la Trojas de Cataca es un corredor de… fue corredor de la guerrilla pa’ pasar pa’
Santa Rita, pa’ acá pa Pivijay y eso; y de ahí pasaban al Chuval y es un corredor.
Y pa’ acá, bueno, porque la Sierra Nevada de Santa Marta está ahí cerquita y
ese era el sector de la guerrilla. Y si era pa’l Chibolo también era centro… ahí
era centro de la guerrilla, porque ellos estaban concentrados ahí en ese sector.
Entr.: ¿Y sabe si ese tipo de acciones, de violaciones, tuvo alguna consecuen-
cia en la comunidad? Me decía que muchos salieron desplazados. ¿Hubo
otras consecuencias?
Eda.: Sí, muchos salieron. No, la mayoría salieron. (CNMH, CV, 2018,
4 de julio)

En cuanto a hechos de violencia límite como las masacres ejecutadas por el


Bloque Norte, que además tuvieron consecuencias individuales y colectivas, las
mujeres fueron víctimas recurrentes de delitos contra su integridad sexual. Es-
tos hechos tuvieron, en muchos casos, rasgos de tortura y tratos crueles, inhu-
manos y degradantes contra las mujeres. El cuerpo femenino se inscribe como
dispositivo de control del grupo armado para producir marcas indelebles no
solo sobre la víctima directa sino también sobre sus familias y comunidades.

Reconociendo la gravedad de la VS en estos contextos, este delito tiene conse-


cuencias acentuadas de acuerdo con los perfiles de las víctimas y las comunidades
objeto de esta violencia; es el caso de pueblos indígenas como los wayúu, para quie-
nes la VS perpetrada en el contexto de la masacre de Bahía Portete tuvo una afecta-
ción especial por el rol que las mujeres wayúu desempeñan en la comunidad. Como
lo señala un informe de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación –
Grupo de Memoria Histórica (2010), la masacre tuvo un impacto acentuado sobre
las mujeres al degradar su condición femenina y su rol central en la comunidad.

La violencia sexual ejercida mediante la manera como se tortura y asesina a las


mujeres durante la masacre y, posteriormente, en las imágenes y letreros que
acompañan a los grafiti constituyen actos públicos e intencionales que buscan
degradar a las mujeres, en su condición femenina y en su papel tradicional
en esas comunidades. Esto es lo que marca y define el carácter de estas serias
violaciones como ataques públicos e intencionados que trastocan la cultura y
el mundo cotidiano de los y las Wayuu. (CNRR-GMH, 2010, p. 91)

En una contribución voluntaria realizada ante la DAV se constata el valor


fundamental de la mujer wayúu en su contexto comunitario, lo que permite

148
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

observar una intención del grupo armado por generar daños individuales y co-
lectivos profundos, a partir de la intersección de violencias sobre las mujeres.

Como decía el palabrero José Manuel Pana: una mujer wayúu…una muerte
de una mujer wayúu no vale mil millones, ni dos mil millones de pesos. Eso
vale una vida (…) pa’ nosotros eso es sagrado. Una víctima, una mujer para
nosotros vale. ¿Cómo vale la reparación? … si nosotros reparamos, en diez
años (…) hasta diez años a veces reparamos una muerte en nuestro pueblo
wayúu (…). (CNMH, CV, 2019, 6 de diciembre)

Una última temática sobre las afectaciones a mujeres por el Bloque Norte se
refiere a las violencias ejercidas contra mujeres integrantes del grupo armado,
principalmente caracterizadas por el control del comportamiento de las muje-
res combatientes basado en los roles de género asignados por el mismo grupo.
Todos los aspectos de su vida estaban tutelados por los comandantes hombres,
limitando incluso su relacionamiento con otras personas. Un exintegrante del
Bloque Norte, con operación en el departamento del Magdalena, expresa que
las mujeres eran muy vulnerables en el contexto del grupo, por lo que rara
vez se les veía allí. En su mayoría, las que hacían presencia eran parejas del
comandante de la estructura o eran mujeres civiles sometidas a castigos.

Entr.: ¿Y las patrulleras mujeres también podían tener novio con la gente de
la población?
Edo.: Muy poco se veía, porque es que una mujer cuando llegaba allá era muy
vulnerable. O sea, o era mujer de un comandante, o era, porque… si no, las casti-
gaban. Y una mujer, ajá, indefensa ahí en ese (…) Y si se ponía a tener relaciones
acá con… con otra persona afuera y el comandante se enteraba, ya sabía que …
Entr.: ¿Qué hacían las mujeres en el grupo? ¿cuáles eran las funciones? ¿Las
mujeres iban al frente de combate? ¿Iban a los operativos? ¿Qué hacían?
Edo.: Las mujeres siempre están acompañando al comandante. Lógico que
tenían que ir al frente de combate, pero muy poco las ponían a… a com-
batir. Nada más que se prendiera una contraguerrilla que no… siempre
las dejaban en la retaguardia o algo así… Hubieron mujeres que perdieron
vida por ahí. (CNMH, MNJCV, 2016, 5 de abril)

2.1.4 afectaciones a mujeres líderes: despojo de tierras y


victimizaciones asociadas

Uno de los fenómenos acentuados en la violencia paramilitar contra las muje-


res ha sido el despojo. Durante mucho tiempo, la participación de las mujeres
en las luchas históricas por el derecho a la tierra estuvo invisibilizada. Pero

149
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

al observar hechos victimizantes de los que han sido objeto las mujeres se ha
evidenciado su rol fundamental en los procesos de lucha por la tierra y su afec-
tación por las dinámicas del despojo. En este sentido, las mujeres con perfil de
liderazgo en este y otros procesos, como aquellos que emergen a partir de las
organizaciones de víctimas, han sido objeto de múltiples victimizaciones, en
razón a su rol social, pero también a su género.

A partir de la información documentada por el MNJCV, se pudo constatar


que las mujeres sufrieron una especial afectación como consecuencia de su
liderazgo social, especialmente en conexidad con las dinámicas de despojo
de la tierra por el Bloque Norte en el departamento de Magdalena. Este caso
resulta particular si se observan los registros del RUV (ver gráfico siguiente),
en los que se muestra que en el Magdalena las mujeres fueron la población
más victimizada por el abandono o despojo de tierras. Allí también es posible
observar que el aumento y pico en el número de casos, se da precisamente
durante los años de incursión del Bloque Norte.

Figura 19. Casos de abandono y despojo de tierras en el departamento


del Magdalena, entre los años 1993 y 2004
140

120

100

80

60

40

20

0
1993 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

Hombre Mujer No informa

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el Registro Único de Víctimas (RUV).

La conquista e incursión del Bloque Norte en el departamento del Magda-


lena estuvo mediada por el despojo masivo de tierras. Esto desencadenó todo
tipo de violencias asociadas, como el desplazamiento forzado y la violencia
sexual. Como lo señala la CNRR-GMH en su informe Mujeres y Guerra: Víc-
timas y resistentes en el Caribe Colombiano (2011b), entre los municipios más
afectados por el despojo de tierras en el Magdalena se establece una relación
proporcional de violencia sexual contra las mujeres

150
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Es justamente a partir de 1997, año en el que el BN pasa del diseño de su es-


trategia de conquista a su ejecución en el Magdalena, que aparecen todas las
violaciones consignadas en la base de Violencia Sexual, Memoria Histórica,
ocurridas en eventos asociados a despojo de tierras y destierro, y todas las
vinculadas a castigos y regulación social, a excepción de una que corresponde
al período anterior. Esta relación entre despojo y violación se refuerza cuando
se tiene en cuenta que de los ocho municipios donde se lleva registro de viola-
ción, cinco –Chivolo, Ciénaga, Plato, Santa Marta y Zona Bananera– corres-
ponden a aquellos donde más despojos hubo durante el período de conquista
y dominio paramilitar del Bloque Norte. (CNRR-GMH, 2011b, pp. 251-252)

El liderazgo de las mujeres frente a los reclamos por el derecho a la tierra


en el Magdalena se remonta a la década de los setenta, con su participación
en tomas y protestas cívicas, desafiando los estereotipos de género como mu-
jeres dedicadas exclusivamente al hogar y cuya acción se limitaba a la esfera
privada. De esta manera:

Su politización pasa por esa vinculación a movimientos y luchas que anteceden


la guerra pero que se hace más visible cuando, a raíz del asesinato de los hom-
bres en el marco del conflicto, ellas pasan a un lugar de liderazgo en el espacio
público como reclamantes de derechos, no sólo en su calidad de ciudadanas
sino también de víctimas del conflicto. (CNRR-GMH, 2011a, pp. 126-127)

Un evento emblemático en las luchas de las mujeres por el acceso a la tie-


rra fue su incorporación a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos
(ANUC), donde en 1971 se crea uno de los primeros comités departamentales
en el Magdalena, en tiempos en los que campesinos de Zona Bananera logran
sus primeras parcelaciones. A pesar de que se alcanzan conquistas a nivel or-
ganizativo, la exigencia de titulación tuvo constantes obstáculos. Sin embargo,
fue la toma organizada por 77 mujeres la que alcanza una mayor efectividad
que en el caso de los hombres. Para 1974 la organización de mujeres al interior
de la ANUC ya había obtenido titulaciones, que seguían siendo asignadas a
los hombres como representantes de las unidades familiares. De modo que el
siguiente paso para las mujeres fue vencer la discriminación de género en el
Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora) y en los movimientos
sociales y, de este modo, lograr el reconocimiento en la lucha por la tierra
(CNRR-GMH, 2011a).

Para la década de los ochenta la ANUC ya contaba con una mayor capa-
cidad organizativa y en ella participaban de forma más integrada las muje-
res campesinas, muchas de ellas en la posterior contienda política, mediante
su participación en procesos políticos como la Unión Patriótica (UP). Con el

151
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

crecimiento de la confrontación armada en diferentes zonas del país y ante el


fracaso de la participación política de sectores populares y campesinos a ni-
vel nacional, las mujeres campesinas que habían alcanzado ciertas conquistas
sobre la tierra se vieron envueltas en una espiral de victimización por parte
de diferentes actores armados, particularmente en hechos de violencia sexual.

Aunque la Ley 160 de 1994, por la cual se crea el Sistema Nacional de Reforma
Agraria y Desarrollo Rural Campesino, establece un subsidio para la adquisición
de tierras, reforma el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria y dicta otras
disposiciones, que fue una esperanza más por el reconocimiento de las luchas de
las mujeres rurales y campesinas, unos años más tarde se vería truncada por la
incursión del Bloque Norte de las AUC en el departamento del Magdalena. En el
despojo sistemático de tierras por paramilitares, las mujeres se vieron enfrentadas
a hechos de VS, así como de amenaza y estigmatización, siendo acusadas de ser
colaboradoras de la guerrilla. Además, muchas de ellas ya habían sido víctimas
indirectas por el homicidio y desaparición forzada de sus familiares y cónyuges.

En este contexto, una de las masacres ejecutadas por el Bloque Norte en la


que se registraron despojos sistemáticos de tierra, ocurrió en enero de 1999 en
el corregimiento de Playón de Orozco, municipio de El Piñón (Magdalena).
Así lo menciona un exintegrante del Frente Pivijay del Bloque Norte, en el
marco de una entrevista para el MNJCV.

Edo.: Sí, cuando hubo la masacre en el Playón, creo que fue en el [año] 99.
Entr.: ¿Qué escuchó usted? (…) ¿Qué recuerda usted de esa masacre?
Edo.: Yo estaba en Sabana ese día… (…) Ahí cayeron como dos primos
míos. En Sabana; en esa masacre, 9 de enero fue esa vaina.
Entr.: ¿Eso fue el grupo de Esteban u otro grupo?
Edo.: Decían que… [alias] Doña Sonia. (…) Yo nunca la conocí, eso eran lo
que decían, que un grupo, que había una vieja mona, que era la que mataba,
que Sonia.
Entr.: ¿Y qué fue, una venganza?
Edo.: No… eso cuando las autodefensas entraron, ellos lo que querían era el
respeto y todo, y eso se lo ganaban era así y decían que si ahora la guerrilla
se llega a meter a los pueblos, ¿qué van a decir? Que todos esos pueblos
eran paramilitares, lo mismo decían los paramilitares, que todos los pue-
blos eran de la guerrilla. (CNMH, MNJCV, 2014, 14 de julio y 2 de octubre)

El rol de liderazgo político o social ejercido por mujeres se observa como un


obstáculo para la consolidación territorial del grupo armado. En muchas ocasio-
nes, el delito fue ejecutado como forma de castigo, no solo por lo que implicaba su
liderazgo en contextos concretos, sino por ser transgresoras de los roles sociales

152
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

asignados a las mujeres; como liderar causas comunitarias. De modo tal que “de-
safiando la victimización sufrida y la amenaza constante por su participación en
la esfera pública, muchas mujeres han ejercido el liderazgo en sus comunidades
en ruptura con los marcos del mundo doméstico al cual han estado asociadas
casi de forma exclusiva” (CNRR-GMH, 2011b, p. 21). Fue el caso de la Asociación
de Mujeres Productoras del Campo (Asomuproca), víctima directa e indirecta de
amenazas, homicidio y desplazamiento forzado a raíz de su liderazgo en la parce-
lación de tierras en el sector de Playones de Pivijay (Magdalena).

(…) cuando nosotros empezamos a llegar a las tierras, vimos las condi-
ciones que tenían las tierras y todo nos pareció que había sido un engaño,
sinceramente, y es un engaño. A raíz de eso, nosotros en el [año] 98, prin-
cipiamos a hacer unas incidencias a nivel nacional, porque las hacíamos a
nivel departamental y no nos prestaban atención. Nosotros principiamos
en el 97, en el 98 (…) y Luisa Borrero Celedón, que fue la lideresa, la primera
lideresa en ser asesinada, un 12 de diciembre del 99 (…) De ahí, en el 99,
cuando el asesinato de la compañera, algunas mujeres resistimos, a pesar
de este asesinato. Algunas salimos inmediatamente, porque yo soy de las
que digo que yo me considero una sobreviviente de ese proceso, porque
cuando a la compañera la asesinaron yo me encontraba con ella. Pero, aún
así, nosotros… cuando pasó lo que pasó, algunas mujeres siguieron allá,
hasta que se dio, porque principiaron las amenazas, principiaron los pan-
fletos, que esto, entonces las mujeres … a raíz de eso las mujeres decidimos
salir en el noventa. (CNMH, CV, 2019, 2 de agosto)

Las violaciones a lideresas también fueron una modalidad de VS ejecutada


por el Bloque Norte, en las que, desde una perspectiva de género, se pretendía
quebrantar su condición de mujeres pero, además, por ser desobedientes y
desafiantes, “una sanción que busca humillarlas, deshacer su identidad so-
cial y quebrar su voluntad de vida atacando a la sexualidad” (CNRR-GMH,
2011b, p. 257). Fue el caso de la violación de una lideresa en el departamento
del Magdalena, documentado en contribución voluntaria de una lideresa de
organizaciones de víctimas en este departamento.

Eda.: (…) Para hacer las primeras declaraciones de mujeres violadas, y no-
sotros representamos quinientas veinte (…) mujeres violadas del Magda-
lena. (…)
Entr.: ¿En qué municipios encontraron esos quinientos veinte casos?
Eda.: Santa Marta, Guachaca, Ciénaga, Aracataca, Fundación, Retén, Algarro-
bo. Y en Algarrobo en la Estación Lleras, Bella Vista… Así. O sea, era una con-
ducta como… O sea, no era… No, eso no era nada… No, no era un delito, para
eso eran las mujeres y algunos hombres. (…) Hay otra mujer, que es dirigente

153
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

ahora, líder, también la violaron a ella, violaron a la hija y el esposo daba gritos,
pues también lo violan a él; él sale corriendo después y no se sabe de él. O sea, la
violación fue un delito muy fuerte. (CNMH, CV, 2018, 8 de mayo)

A pesar de las múltiples afectaciones a mujeres aquí descritas, en otros ca-


sos son las mismas mujeres víctimas de delitos, como la VS, quienes pasan
a liderar procesos con organizaciones víctimas, muchas de ellas ancladas en
perspectiva de género en el marco del conflicto armado. Es el caso de una
mujer en El Retén (Magdalena), que se vinculó a procesos de liderazgos con
personas desplazadas tras haber sido víctima de VS por paramilitares coman-
dados por Eduardo Enrique Bengoechea Mola, alias El Flaco, integrante del
Bloque Resistencia Tayrona. Ella relata que su caso estuvo relacionado con su
rol de lideresa en la comunidad.

Eda.: Y yo sufrí muchas… antes de eso, muchas violaciones… Era una es-
coria pa’ mí, yo sentía asco de mí misma, porque yo decía: tener yo que
pasar por tantos hombres antes de casarme, antes de que yo tuviera a mis
hijas, por qué tenía yo que vivir una forma de esas. Y lo peor que pudo ha-
berme pasado –que nunca en mi vida se me olvida– [es] ese 14 de junio. Ese
14 de junio del 98, que me cogió ese grupo a mí saliendo de Bejuco Prieto
a La Estrella, me cogió ese camión, ese grupo de paramilitares que coman-
daba [alias] El Flaco, y me violaron más de catorce hombres. Ya yo no tengo
lágrimas pa’ llorar, ya yo lloré lo suficiente. Yo creo ya a mí se me secaron
hasta las lágrimas. (…) Yo me recuperé, vuelvo y digo, gracias a ese grupo
de mujeres que Dios me mandó con Alba Lucía, Ana Teresa y todas esas
mujeres que están ahí, pues que ellas me sirvieron a mí de… para sacarme
de… del estado en que ellas me encontraron a mí. Después de eso, que me
recuperé, conformé la organización de Adermag [Asociación de desplaza-
dos del Retén Magdalena], donde recogía a todos los desplazados de aquí
del municipio, y hicimos la organización y comencé a trabajar con las mu-
jeres, y con esta organización fui descubriendo las mujeres que habían sido
violadas y los hombres que habían sido violados.
Entr.: ¿Por qué cree que hicieron eso? ¿Solamente porque era mujer, porque la
encontraron por ahí, porque la consideraban guerrilla?
Eda.: Ellos… para ellos dicen que eran castigos. (…) Castigos porque yo li-
deraba la comunidad y ellos decían que yo era colaboradora de la guerrilla,
porque era promotora, porque yo fui promotora allá. Entonces, para ellos
todas las promotoras eran colaboradoras de la guerrilla. Tanto que fue así
que ... casi [a] todas las promotoras de por allá las mataron, porque ellos
decían que era por… porque éramos guerrilleras, todo el mundo para ellos
era guerrillero, todos los que vivíamos por donde había paso de la guerrilla,
éramos guerrilleros. (CNMH, CV, 2018, 4 de julio)

154
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

El correlato de estos hechos estuvo fuertemente vinculado a la lucha de mu-


jeres rurales y campesinas por el acceso a la tierra y, por lo tanto, el despojo se
consolidó como una conducta sistemática contra las mujeres titulares de pre-
dios, particularmente en el departamento del Magdalena durante el periodo de
incursión del Bloque Norte. Por ello, el liderazgo de las mujeres fue un factor
crucial de victimización por parte del Bloque Norte. No obstante, las violen-
cias experimentadas por las mujeres en materia de liderazgo fueron diversas
y atravesaron su contexto individual y colectivo, siendo la VS y el homicidio
fuertes tendencias en el accionar del Bloque Norte contra mujeres lideresas. La
reconstrucción de estos eventos nos permite observar, también, los diferentes
escenarios de lucha y resistencia de las mujeres en las últimas décadas, así como
su capacidad de agencia y persistencia, especialmente nos permite apreciar su
trabajo por la dignificación de las víctimas de estos hechos.

2.1.5 consideraciones finales

Las mujeres fueron un grupo de especial afectación de la violencia para-


militar perpetrada por el Bloque Norte en los departamentos de referen-
cia. Resalta la situación del Magdalena, donde se manifestaron diferentes
modalidades de victimización contra ellas: violencia sexual, homicidios,
despojo, masacres y desplazamientos forzados. Esto nos permite pensar
que este territorio en particular fue crucial para la consolidación del Blo-
que Norte en la región, por su dimensión geoestratégica. Sin embargo,
al observar las modalidades de violencia contra las mujeres, también se
concluye que la subjetividad femenina representó un campo de resistencia
frente al grupo armado, a pesar de todos los intentos por diezmarla. En ese
sentido, la dimensión del género que atraviesa todas las afectaciones aquí
analizadas nos ofrece una perspectiva relevante para evaluar los impactos
generales de la violencia paramilitar en esa región.

2.2 Afectaciones a la población LGBTI

La diversidad sexual y las identidades de género no normadas han sido


discriminadas y criminalizadas por una gran parte de sectores sociales en
el país. El Bloque Norte no fue ajeno a esta postura en contra de la pobla-
ción LGBTI. En el marco de sus estrategias discursivas y de su accionar,
marcado por un fuerte componente estigmatizante, esta estructura para-
militar, en gran medida, estuvo en contra de las personas gais, lesbianas,
bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales. Esto se
pudo observar en dinámicas como las llamadas “limpiezas sociales”, en las

155
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

cuales el Bloque Norte trataba de imponer modelos normativos subjetivos


y de comportamientos en la esfera de lo público y se vio con malos ojos lo
que ellos llamaban, de forma generalizante, “maricones”.

En una gran parte de los territorios donde operó esta estructura paramili-
tar se persiguió a personas LGBTI. La estrategia, en general, casi siempre fue
la misma: identificar a las personas; realizar una amenaza, que usualmente
consistía en un ultimátum para desplazarse en menos de veinticuatro horas o,
de lo contrario, serían asesinadas; y finalmente, en caso de no acatar la orden,
proceder a la desaparición forzada o al homicidio. Este último sería el modus
operandi más utilizado, aunque en ocasiones la limpieza social se realizaba sin
ningún tipo de advertencia previa. Un exintegrante relató al MNJCV:

Edo.: Sí, eso no gustaban de homosexuales ni de bisexuales, de… de prosti-


tutas ni nada de eso, ni viciosos, porque viciosos también eran…
Entr.: ¿Eran objetivo militar simplemente por ser…?
Edo.: Sí, objetivo porque… hasta si estaba en el mismo grupo, era objetivo militar.
Entr.: Entonces, ¿ellos podían ser llevados allá y podían ser torturados?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Las lesbianas podrían ser violadas…?
Edo.: Esas sí eran… y las mataban de una.
Entr.: ¿Y los homosexuales?
Edo.: Tam… los mataban, ahí no, ahí les daban oportunidades, para esa
gente así, lo que eran los… los homosexuales o las… o las lesbianas, les
daban oportunidades, les advertían: acá no queremos viciosos, no quere-
mos… se van. Y si no, si no acataban la orden de esa gente, les daban plomo
era de una, eso les daban veinticuatro, doce horas, [le decían:] no lo quere-
mos ver mañana acá. Y si no hacía caso, hasta luego.
Entr.: Y podían ser asesinados o desaparecidos.
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Sabe si el grupo tenía algún lugar específico donde podía arrojar esos
cuerpos, desaparecer los cuerpos?
Edo.: Sí, en… en Guachaca había una finca y en Buritaca también había
otra finca donde criaban cocodrilos, y ahí descuartizaban la gente y se la
echaban a los cocodrilos para que se los comieran. Había… Ahí podían ser
desaparecidos los cuerpos. Ahí había las… las, ¿cómo es?, las lagunas de los
cocodrilos, había un… ellos criaban cocodrilos era para eso, para desapa-
recer la gente, o sea, tenían un criadero de eso.
Entr.: ¿Los llevaban en un carro de Santa Marta hasta allá…?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Del barrio el Once de Noviembre me imagino que muchas personas
constantemente salían…?

156
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Edo.: Se desaparecían así, y cuando no, los enterraban atrás en… en el ba-
rrio Once de Noviembre en el cerro ese en la parte de atrás, eso lo que hay
es gente enterrada ahí, pero… que uno nada más los veía [y decía:] allá
subieron uno, allá subieron el otro. (CNMH, MNJCV, 2016, 6 de abril)

El anterior relato hace referencia a una de las estructuras que operaba en el


departamento del Magdalena, sin embargo, también hay relatos de dinámicas
similares en estructuras como el Frente Resistencia Motilona, que operaba en
el sur del Cesar, en límites con el departamento de Norte de Santander. De
acuerdo con un exintegrante de esta subestructura:

Edo.: Con la población homosexual, directamente… no permitíamos eso.


Ahí en Aguachica no sé, que… no alcanzaron a matar homosexuales, no
sé por qué, sería porque ya de pronto, se hicieron amigos de los coman-
dos, buscaron esos medios, tratar de tenerlos de mano derecha, sí, tratarlos
bien, para que no los fueran a matar. Pero, por lo general, en zona ya así más
pequeña, en pueblo [se decía:] yo aquí no gusto de homosexual. Aquí nadie
viene a corromper la sociedad, a corromper unos niños, a corromper unas
niñas. A cambiar un sexo masculino por uno femenino, o uno femenino
por uno masculino. Yo aquí no quiero ver hombres con cabellos largos, o
con peluqueados todo delincuencial y mucho menos con aretes, con esto, o
con lo otro. Aquí habemos… somos varones acá. Persona que esté carillo-
na, que esto, lo otro, nosotros mismos lo motilamos. Que un arete, noso-
tros mismos se lo desprendemos de la oreja. Y si no les gusta, pues ya sabe
por dónde es el camino para evitar problemas con ustedes.
Entr.: ¿Podían ser desplazados de la zona?
Edo.: Sí. Pero sin… o sea, se advertía: por bien de la sociedad no siga corrom-
piendo esa juventud, siguiendo ese mismo camino, mejor váyase mijo. Y así de
sencillito era. Pero las cosas quedaban claras, sin… o sea, se le daban a conocer
unas políticas. No era de amenazas, sino por un bien de la ciudad, por mucha
juventud que iba a quedar ahí. (CNMH, MNJCV, 2016, 12 de abril)

El relato de otra persona que operó en una de las subestructuras pertene-


cientes al Bloque Norte, señala la situación de las personas LGBTI en las co-
munidades y lo que ocurría con personas de la estructura a quienes descu-
brían sosteniendo relaciones homosexuales.

Entr.: ¿Qué pasaba con la población homosexual, lesbianas?


Edo.: Pues allá no eran permitidos.
Entr.: ¿Y qué pasaba con ellos?
Edo.: Pues si no se iba les tocaba morirse. Porque era obligatorio.
Entr.: ¿Conoció casos?

157
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Pues yo les decía: ¿por qué no se van? váyase que es mejor. Otros eran
tercos, mano, y otros se hacían matar.
Entr.: ¿Eso de qué periodo a qué periodo fue así de fuerte con la población
homosexual?
Edo.: Con la población… eso fue como en el… como en el 2000. Por ahí
en el 2001 se aplacó un poco la vaina que ya dejaron los maricas quietos.
Ya los dejaban tranquilos. Ya no les prestaban tanta atención y ya no… y
ya no se metía uno con ellos. Porque ya hubo… hubo un problema de que
ya salieron… se destapó la olla de que había ingresantes, manes de allá que
cuando bebían se ponían a dar culo.
Entr.: ¿En el grupo?
Edo.: En el grupo, sí.
Entr.: ¿Y qué pasaba con ellos?
Edo.: Y… tocaba matarlos. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

La lógica de los grupos paramilitares era tratar de “ajuiciarlos”, o que sus


comportamientos se restringieran a espacios privados, de lo contrario, venían
las amenazas, los desplazamientos forzados y los homicidios.

A través de los relatos también se observa un trato diferencial, incluso al


interior de las diversidades que componen a las personas LGBTI. Por ejemplo,
a las lesbianas no solo se les perseguía y asesinaba, sino que también existían
prácticas de violencia sexual contra ellas, con el entendido de que su orienta-
ción sexual era porque “no habían conocido un buen macho”.

También se presentaba un tratamiento diferenciado en contra de las per-


sonas trans; la mayoría de las referencias están relacionadas con travestis o
transgénero, ya que el trato hacia ellas era más hostil que con los hombres
gais y, en menor medida, contra lesbianas. Los paramilitares asociaban a las
personas trans con “desviadas”, debido a que machos (en términos biológicos)
no pueden actuar de una manera mínimamente femenina. Para el caso de las
lesbianas sucedía todo lo contrario, el ensañamiento del Bloque Norte en con-
tra de estas mujeres pasaba por su supuesta “poca feminidad”.

Sobre el fundamento de la persecución, según las entrevistas anterio-


res, algunas de las razones esgrimidas en contra de las personas LGBTI
es que eran “impuras” o “insanas” para los niños, niñas y adolescentes.
Por lo tanto, existió una asociación entre las orientaciones sexuales y las
identidades de género no heteronormativas y dinámicas peligrosas o poco
sanas para las jóvenes. Es decir, todo lo que no fuera heteronormativo era
percibido por estos grupos paramilitares como algo desviado y peligroso.
El Bloque Norte satanizó la diferencia.

158
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Sin embargo, la persecución también tenía sus contrastes. En algunas zo-


nas se permitía a las personas civiles LGBTI vivir tranquilamente, siempre
y cuando, se “comportaran” o tuvieran una función social al interior de la
comunidad; en la mayoría de los casos, eran personas que trabajaban en pe-
luquerías. Asimismo, también se permitía esta población siempre y cuando
tuviera una buena relación con los comandantes encargados de las zonas.

Entr.: Y ¿aquellas personas con tendencias homosexuales?


Edo.: Bueno. Eso sí, no… Allá el que era homosexual, el homosexual, así lo
aceptaban.
Entr.: ¿No había problema?
Edo.: No.
Entr.: ¿Recuerda alguna persona de la comunidad que…?
Edo.: Sí, una persona que fue inspector del… de allá de la… de la Ins-
pección de Guachaca… Bueno, se suicidó, pero él era homosexual, así
lo aceptaron y él vivió…Nunca lo sacaron del… de su cargo por ser ho-
mosexual, siempre estuvo al mando de la inspección. (CNMH, MNJCV,
2014, 18 de septiembre)

Otro relato hace referencia al comportamiento y al “ser macho”:

Entr.: Y la población, por ejemplo, los homosexuales del pueblo, ¿les decían
algo, los echaban del pueblo, los dejaban estar ahí normal?
Edo.: No, ellos estaban normal, pero, entonces, cuando los veían a ellos,
hablaban normal, como varón.
Entr.: ¿Pero los paracos sabían que eran gais?
Edo.: Sí sabían, pero… ellos sí sabían… cuál era gay, cuál era esto, cuál era
otro, y los muchachos se portaban como… normalmente.
Entr.: ¿Y alguna vez mataron a un homosexual? ¿O lesbianas, travestis? ¿O
echaron del pueblo?
Edo.: A un peluquero. Yo sí sé que mataron un peluquero. (CNMH, MNJ-
CV, 2016, 7 de abril)

En uno de los relatos del MNJCV se explica la dinámica de buenas relacio-


nes entre comandancias y personas LGBTI, la cual facilitaba la vida para estas
personas en particular, pero no cambiaba las del colectivo.

Entr.: Y esos que le tenían rabia, ¿qué pasaba, los amenazaba, les cobraba
más o les tocaba irse? ¿qué pasaba con esas personas?
Eda.: Por lo menos ahí en el pueblo, maricas no podían… gais.
Entr.: ¿No podía haber homosexuales?
Eda.: No, los sacaba.

159
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: Cuénteme algún caso que hayas conocido.


Eda.: Pues supe que… pues como te digo: no sé qué pasa ahí… Pues habían
dos gais que eran muy amigos de él… [del comandante]
Entr.: ¿Dos gais en Pelaya?
Eda.: Sí. Que incluso, pues él… eran los únicos que tenían derecho a estar
en el pueblo y a tener sus peluquerías.
Entr.: ¿Eran los únicos?
Eda.: Sí. Él tomaba con ellos, a veces ellos hacían sus fiestas en las casas de
ellos y él iba… Pero ya otros gais que llegaran así, no… los sacaba.
Entr.: Cuénteme alguno que hayan sacado, alguna historia que haya escuchado.
Eda.: Pues supe de uno que… que llegó nuevo ahí… y él lo sacó, le pegó y
lo echó del pueblo.
Entr.: ¿Por qué?
Eda.: Según él, que no gustaba de los gais, pero entonces no entiendo por
qué de los otros si la llevaba bien ¿no?
Entr.: ¿Y los otros integrantes también o solo él era amigo de ellos? Quiero
decir, de pronto se conocían de antes, o ¿por qué los sacaba?
Eda.: Pues la verdad cuando yo ya… empecé como a tratar, ya él los dis-
tinguía y todo. Pero gay nuevo que llegara en el pueblo… No era recibido.
(CNMH, MNJCV, 2017, 10 de octubre)

A pesar de ciertos grados de tolerancia, hubo estigmas asociados a personas


LGBTI, los cuales terminaban influyendo en los discursos justificatorios de
sus muertes: por un lado, existió una asociación entre homosexualidad y pe-
dofilia y, por otro, a las personas LGBTI se les tildó de enfermas, en particular
por el VIH/SIDA.

Entr/a.: ¿Qué casos de personas gais usted conoció que hayan asesinado?
Edo.: Doctora, los maricas se fueron. A donde había maricas, ellos no espera-
ban y ellos se iban, y si había uno, era muy reservado. En… en… Pueblo Nuevo,
Magdalena, eso queda arriba de Difícil, ahí se mató un marica, lo mató Danilo,
que era el jefe, pero el que lo… quién lo mandó matar con Danilo, lo mató
Barranquilla, ese era Toño… Antonio, se llamaba el man. Él era un marica,
pero un marica muy reservado y entonces él tenía una finquita, y él como que
llevaba peladitos, y le pusieron una queja a Danilo. Danilo lo asesinó, lo mandó
a asesinar con Barranquilla, entonces Barranquilla se quedó con la finca… y
el ganadito que tenía. Después de ahí, los familiares de… del viejo Toño, que
viven en Pueblo Nuevo, denunciaron a Barranquilla. Ya las autodefensas se
estaban acabando. (CNMH, MNJCV, 2014, 11 de noviembre)

Otro de estos casos de estigmatización se asocia con la supuesta relación


entre homosexuales y enfermedades de transmisión sexual.

160
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Entr.: ¿Qué pasaba con las personas que tenían otras afinidades sexuales?
¿Qué decía el grupo que permanecía en Malambo de eso, homosexuales, les-
bianas? ¿Había alguna política del grupo frente a eso?
Edo.: En Malambo en un tiempo se empezó a matar a los homosexuales,
porque pringaron a un hijo de un…señor… de SIDA. (...) un homosexual
de una peluquería popular de Malambo, tuvo relaciones sexuales con un
pelado y lo pringó de SIDA. Entonces, a represaría de eso, el pelado murió
de SIDA, el papá pagaba pa’ que mataran los maricas, por eso fue que hubo
una vez una matazón en Malambo de puros homosexuales.
Entr.: ¿Eso fue entre el [año] 99 y el [año] 2001? ¿Usted recuerda el año
preciso?
Edo.: No recuerdo, pero yo sé que cada… cada que había, siempre apa-
recían dos, tres o se los llevaban los descuartizaban, los picaban y nunca
aparecían.
Entr.: ¿Y quién era ese señor que mandaba hacer eso?
Edo.: Un comerciante…
Entr.: ¿Quién contrataba al grupo?
Edo.: Un comerciante.
Entr.: ¿Qué comerciaba él?
Edo.: Él tenía un granero.
Entr.: ¿Cómo se llamaba él?
Edo.: No recuerdo el nombre del señor, yo sé que él tenía un granero allá
en Malambo y la… y lo que tenía que hacer la gente era porque el hijo lo
habían pringado.
Entr.: Pero ¿él hacía parte de la estructura?
Edo.: No, él cogió parte de la estructura cuando empezó a financiar todo
lo que… que él pagaba por marica que apareciera muerto. Y se pasaban
panfletos diciendo que todo homosexual que apareciera, que estuviera en
Malambo, tenían veinticuatro horas pa’… pa’ salir y de ahí pasamos a Sole-
dad. (CNMH, MNJCV, 2014, 11 de agosto)

Estos casos no fueron aislados ya que, de acuerdo con lo encontrado en


el MNJCV, también se presentaron otras situaciones de persecución contra
personas LGBTI. El ataque del Bloque Norte también estuvo dirigido contra
la población travesti –usualmente asociada con el oficio de la peluquería–. De
acuerdo con una de las entrevistas realizadas por el CNMH, el grupo cometió
el homicidio de una persona travesti y de un hombre gay:

Edo.: Que… la persona que no… que no consiguieron a sus seres queri-
dos… no, que eso… eso es duro, eso es duro que uno… un familiar que
quiera, como… ahí un hubo caso también donde… donde… en ese tiempo
fue Marcos, cuando asesinaron… a un… a dos… a dos muchachos, pero

161
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

siendo de que había uno que era… travesti… y había otro que no era, que…
ese… era del pueblo también, de allá, [a] ese lo asesinó Marcos.
Entr.: ¿Eran travestis?
Edo.: No, pero uno… y… el otro no, el otro se llamaba… Vladimir. Se lla-
maba Vladimir… Rodríguez.
Entr.: ¿Eso fue en qué año?
Edo.: Fue como en el 2000… en el 2003 o 2002 fue eso. Esa señora siempre
lloraba a ese muchacho, porque ella no lo encontraba… ella no lo encontra-
ba, ellos los asesinaron y los enterraron en Santa Rita.
Entr.: ¿Vladimir qué?
Edo.: Vladimir Rodríguez.
Entr.: ¿Y el otro era...?
Edo.: ¿El otro era…? Ese si no… no… no le conocía el nombre… solamente
como era marica, le decían era La Pocha. Y esa señora siempre lloraba al
man, porque no encontraba a su hijo, que le dieran a su hijo, ni siquiera…
Entonces, ¡eche vale!, yo no sé quién fue que… que cogieron, que está aquí
en La Modelo. Lo llevaron y lo sacaron, ahí estaba en Santa Rita, estaba en
un poste de esos, como ese pueblo… ese pueblo cuando se… se desplazó,
cuando ellos comenzaron arrancar… esos postes, ahí quedaban el… hueco,
entonces ahí los metieron, y los sacaron.
Entr.: ¿Los exhumaron?
Entrevistado.: Sí.
Entr.: ¿La fosa?
Edo.: Sí, sí. Llegaron y los… se los entregaron y el Gobierno… se lo pagó
a la señora. Al otro, sí no lo han pagado todavía, no sé qué ha pasado ahí.
Entr.: ¿Y por qué cree usted que los mataron a ellos? ¿Por ser homosexuales,
por ser travestis?
Edo.: No, el otro… el… el homosexual, eso… creo que fue, porque
fue… digo yo, que fue… por lo que fue…Y el otro muchacho, tam-
bién fue porque… como que lo querían matar, o porque pa’ ese tiempo,
cuando a él lo sacaron a él se le metieron, entonces, estaba el hermano
ahí, entonces, le preguntaron que ¿que quién…? Qué ¿quién era? Por-
que había uno que tenía pasamontañas… entonces, él no hablaba, sino
él señalaba, entonces, escucharon a un hermano de él que era el flaco,
entonces dijo: ese no era. Entonces, él señaló que era él. Entonces, ya
lo sacaron… lo montaron a la camioneta y se lo llevaron. Luego lo ma-
taron. Pero a esa señora sí, le dio duro esa muerte. (CNMH, MNJCV,
2015, 18 de agosto)

El anterior apartado es fundamental, también, porque aparece el nombre


de una de las víctimas, ya que, en la mayoría de los casos, las víctimas LGBTI
suelen ser un rumor o una mención.

162
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

A estos crímenes se suman muchos otros. De acuerdo con otras entre-


vistas, personas LGBTI no solo fueron sometidas a persecuciones, homici-
dios y desapariciones sino que, en el marco de la llamada limpieza social,
también fueron víctimas de tortura y usadas como “carne de cañón” para
ejercicios de entrenamiento.

Uy, no. Casi que desde el desmembramiento de las personas… Entregaban,


por ejemplo… a usted le entregaban un… uno… no sé, una lesbiana, o un
homosexual, o un guerrillero, o un vicioso, digamos, como en una semana,
y usted en esa semana tenía que mantenerlo vivo. O sea, tenía que hacerle
todo lo que ellos le indicaran, pero tenía que mantenerlo vivo. Por ejemplo,
partirles las piernas, partirles los brazos, cortarles las orejas, cortarles la
nariz; todo eso, porque la última clase era, por ejemplo, que usted tenía
que… antes de desmembrarlo, tenía que cortarle la orta y sacarle toda la
sangre, verterla sobre un balde, y después de eso tenía que echarse esa san-
gre encima y quedarse con esa sangre durante tres días, porque usted tenía
que acostumbrarse al olor al muerto y al muerto. Entonces la sangre era…
usted tenía que comer, tenía que dormir, tenía que hacer absolutamente
todo con la sangre del muerto. Y pues entonces, esa era la última clase, la
clase de graduación, de modo que usted tenía que mantenerlo vivo, tenía
que permitir que la persona le hablara, y pues efectivamente la persona
tenía que hablarle que tenía hijos, que tenía familia, que tenía una cantidad
de cosas; pero por encima de todo ese tipo de cosas, con lo que las personas
le dijeran, usted sabía que en el último momento usted tenía que matarlo,
matarlo de esa manera, y tenía que desmembrarlo. Pero antes de eso, cor-
tarle los dedos y todo ese tipo de cosas. O sea, había una cantidad de prác-
ticas muy fuertes… (CNMH, MNJCV, 2013, 9 de septiembre)

Paramilitares del Bloque Norte persiguieron a personas LGBTI, que eran


civiles en los territorios dentro de los cuales ejercieron control. A pesar de
que esta dinámica está matizada, ya que ciertas comandancias y subestruc-
turas “toleraron” las diversas orientaciones sexuales e identidades de género,
lo cierto es que esta apuesta radicó en que las personas se acogieran a ciertas
normas y prácticas heteronormativas impuestas por el Bloque Norte. Las per-
secuciones fueron mucho más marcadas en zonas como Soledad, Malambo y
Barranquilla, en el departamento del Atlántico, en Santa Marta y el norte del
Magdalena, y en municipios del corredor minero del Cesar, como Codazzi, La
Jagua de Ibirico y Becerril.

Otro de los escenarios pasa por las dinámicas al interior de las estructuras.
De nuevo, la ambigüedad se vuelve una de las lógicas con la que funcionó el
trato a las personas LGBTI. En la mayoría de los casos, en la información re-

163
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

copilada por el MNJCV, las personas que hicieron parte de las subestructuras
armadas comentan que al interior del grupo no se permitía la homosexuali-
dad; por lo tanto, no ser heterosexual era un castigo que implicaba la muerte.

Entr.: ¿Y le tocó ver algún caso, algún castigo en público para que los demás
vieran y no repitieran eso?
Edo.: El castigo de los gais, de los… de las personas homosexuales. Cogie-
ron toda la tropa esa vez y los mataron ahí delante de todos…
Entr.: ¿Los homosexuales eran patrulleros? ¿Habían llegado como patrulleros…?
Edo.: Sí, un comandante y los otros pelaos, pues…
Entr.: ¿Y los encontraron teniendo relaciones sexuales o qué? ¿Cómo se die-
ron cuenta…?
Edo.: No, los… los mismos pelaos comenzaron a boquear [rumorar].
Entr.: ¿Y cómo tomaron esa decisión? ¿Hubo un juicio? ¿Hubo una reunión?
¿Qué les dijeron? ¿Que por qué los iban a matar? ¿Por qué?
Edo.: Ese juicio… ese juicio… Eso empezó una noche. Una noche estábamos
todos concentrados, nos mandaron a bajar, que era día de pago precisamente,
y todo. Y pagaron, y, bueno, esa noche nos dijeron que nos quedáramos, y esa
noche comenzaron a… a coger a la gente. Y entre esos, cogieron a un com-
pañero mío que lo habían sindicado de homosexual, pero a él no le compro-
baron nada. Entonces, ya esa era una investigación que venían con ella hace
rato, y los mismos pelaos confesaron porque no pensaban que los iban a ma-
tar ni nada. Entonces, ajá, al comandante fue al que amarraron. Amarraron
como a cuatro esa vez. Y se había volado con… como tres pelados también.
Eso fue una muerte como de unas diez, once personas.
Entr.: ¿Qué explicación dieron de por qué los mataban?
Edo.: Por eso, por los homosexuales…
Entr.: ¿Por ser homosexuales? ¿por qué era malo ser homosexual? ¿Qué dijeron?
Edo.: Sí, que eso no era permitido. Que el hombre era hombre y mujer era
mujer. Que Dios había hecho eso que así, que no sé qué, el hombre… Esa
era la explicación.
Entr.: Entonces, esta muerte fue una muerte colectiva, pues, una masacre.
Edo.: Una masacre.
Entr.: ¿Cómo los mataron? ¿En qué condiciones?
Edo.: Bueno, los mataron a tiros. Con arma larga. Con fusil.
Entr.: ¿Dónde le pegaron los tiros, en qué parte del cuerpo…?
Edo.: En la cabeza.
Entr.: ¿Quién los mató? ¿Uno solo o varios, o hubo un pelotón de fusilamien-
to, o qué?
Edo.: Varios comandantes. Varios comandantes…los comandantes fueron
disparando uno por uno. Eso fue una muerte atroz, porque a cada quien lo
iban poniendo que se sentaran… que se quitaran el camuflado y se senta-

164
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

ran… se acostaran en la… en el piso. Y, entonces, los pusieron en fila india


y entonces, iban llamando a cada comandante…
Entr.: ¿Les quitaban el morral y los uniformes? ¿O con uniformes…?
Edo.: Sí, quedaban nada más en pantaloncillos.
Entr.: ¿Los torturaron antes de fusilarlos…?
Edo.: No, nada más que los habían encerrado en un hueco a algunos…
Entr.: ¿Lloraban? ¿Imploraban? ¿Qué decían?
Edo.: Pues… yo vi a esos muchachos muy tranquilos, muy resignados…Sí.
Sí, incluso uno de ellos regaló plata. Regaló plata porque en esos días, como
le digo, habían pagado.
Entr.: ¿De qué regiones del país eran estos muchachos?
Edo.: Unos eran por ahí de esos pueblecitos de Bosconia.
Entr.: ¿Qué alias tenían estos muchachos? ¿Recuerda los alias?
Edo.: No, no recuerdo los alias…Como el que tenía la orden era (alias) Che-
ly, que ese Chely sí…Esos pelaos’ sí me dolió, y eso sí fue un… un genocidio.
A veinticinco tiros le dio a cada uno. El man era muy sanguinario…
Entr.: ¿Eso fue en qué año?
Edo.: Eso sí fue como pa’l 2002.
Entr.: ¿Esto dónde sucedió?
Edo.: En… allá en Pailitas, Cesar. Con el Bloque Norte… (CNMH, MNJ-
CV, 2016, 5 de abril)

Asimismo, se presentaron casos en los que se permitía a personas gais, les-


bianas o bisexuales pertenecer a las estructuras armadas, bajo la condición de
apegarse a comportamientos normativos y abstenerse de ejercer libremente
su sexualidad al interior de la estructura, a diferencia de los integrantes he-
terosexuales que, en muchos casos, les era permitido llevar a sus parejas o a
trabajadoras sexuales. Pero, para las personas trans la situación era diferente,
ya que para las identidades de género dinámicas nunca existió esta opción y
eran personas vistas con mayor recelo por los grupos paramilitares.

Es así que, en su gran mayoría, el Bloque Norte persiguió a las personas


LGBTI tanto al interior de sus estructuras como en los territorios donde
ejerció el control entre 1996 y 2006. En consecuencia, el paso del Bloque
Norte tuvo serias afectaciones sobre la población LGBTI que habitaba en
los departamentos de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena. Sin duda
alguna, la más visible de todas es la muerte, también el desplazamiento, la
desaparición, la violencia sexual, entre otras. Como consecuencia, muchas
personas LGBTI en estos territorios tuvieron que huir para poder ejer-
cer su orientación sexual o su identidad de género de forma libre o, en su
defecto, debieron camuflarse al interior de los territorios y suprimir sus
deseos, solo para no ser asesinadas.

165
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Pero la situación de violencia y de violaciones a los derechos humanos de


personas LGBTI muestra mucho más. Dentro del universo diferencial de las
víctimas, las personas LGBTI suelen ser un colectivo (o colectiva) ampliamen-
te invisibilizado, tanto en ejercicios de memoria como en reparaciones de ca-
rácter económico y, particularmente, judicial. En la totalidad de las sentencias
relacionadas con el Bloque Norte las referencias específicas a victimizaciones
LGBTI son prácticamente nulas. En algunos documentos judiciales, como la
sentencia en contra de Salvatore Mancuso (Tribunal Superior de Bogotá, Sala
de Justicia y Paz, 2014), se hacen algunas menciones a víctimas LGBTI: la pri-
mera, una víctima indígena LGBTI que, como aclara la misma providencia
judicial, no fue asesinada por dichas razones, mientras que sobre la segunda
se narra de la siguiente forma:

El 18 de marzo de 2001, en momentos en los que Flodesmiro Camacho


García se movilizaba a bordo de una bicicleta a la altura de la calle 18 con
carrera 26 de Ciénaga-Magdalena, fue interceptado por un miembro de las
autodefensas quien procedió a impactarlo con proyectiles de arma de fuego
ocasionándole la muerte.

Señala el representante de la Fiscalía que la víctima se encontraba vestido con


prendas de mujer, con ocasión de su orientación sexual, razón por la cual los
móviles de su homicidio se enmarcan dentro de las mal llamadas campañas de
“limpieza social” llevadas a cabo por las autodefensas en la región.

Este hecho fue aceptado en diligencia de versión libre rendidas por los postu-
lados Mauricio Roldán Pérez y Raúl Hasbún, así como también aceptó su res-
ponsabilidad por línea de mando el postulado José Gregorio Mangones Lugo.
(Tribunal Superior de Bogotá, Sala de Justicia y Paz, 2014, p. 391)

En ningún momento se menciona que Flodesmiro Camacho era una perso-


na LGBTI, simplemente se infiere su orientación sexual en concordancia con
su apuesta performativa. Esto no solo puede ser errado, sino que implica una
revictimización de la persona.

Lo anterior prueba que los ejercicios de reparación a favor de las víctimas se


encuentran aún lejos de ser integrales y de reconocer las afectaciones diferen-
ciadas que sufrieron gais, lesbianas, bisexuales, trans e intersexuales. Desde
los lugares de verdad y memoria es donde se han presentado más avances, sin
embargo, las instancias judiciales están muy relegadas en este punto. Esto se
ve reflejado en el MNJCV, ya que es una constante hablar de víctimas LGBTI
sin nombre y más como un rumor. Esta población parece ser la de los rostros
invisibles de la victimización del Bloque Norte.

166
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

En un artículo publicado por Dejusticia, se preguntan por las disculpas


pendientes por parte del Bloque Norte hacia las víctimas LGBTI:

De las 994 hojas del texto, me quiero referir a un aspecto muy específico del
mismo, “al ofrecimiento de disculpas públicas a las víctimas de los delitos
por ellos cometidos y la sociedad en general”, incluyendo particularmente,
a quienes diferían de la postura social y moral del Frente. Este grupo, como
señalaban algunos panfletos, lo conformaban personas en situación de in-
digencia, en ejercicio de la prostitución, consumidores de drogas, quienes
tenían “cortes de cabello extraños” y las personas LGBT. Quiero preguntar
en el marco del proceso de la Ley de Justicia y Paz por estas últimas.

En relación a esta sentencia, ¿por qué el tribunal no hizo una referencia


específica a dicha población? ¿Por qué a pesar de que la Procuraduría
expresó su preocupación frente al reconocimiento social que había en
las comunidades en relación a la tolerancia a los homicidios de este gru-
po de “indeseables”, y “de las restricciones a la libertad en la apariencia
física y la elección sexual”, no mereció ello ningún tipo de mención por
el Tribunal? (Dejusticia, 2019)

Otra de las formas en que se afectó a la población LGBTI fue con las estig-
matizaciones que se construyeron y se reforzaron alrededor de orientaciones
sexuales e identidades de género por fuera de las lógicas heteronormativas.
Estas estigmatizaciones sufridas por las personas LGBTI estaban asociadas a
ser pedófilas o a sufrir algunas enfermedades como el VIH/SIDA. Por medio
del discurso y la ideología de los grupos paramilitares se reforzó y profundizó
la estigmatización.

En conclusión: i) la persecución a la población LGBTI tuvo connotaciones


ampliamente locales, existiendo zonas donde no había ningún tipo de per-
secución y otras en las cuales se prohibían las manifestaciones relacionadas
con la diversidad sexual; ii) al perseguir a personas LGBTI se utilizaba, casi
siempre, el mismo procedimiento: amenazar, advirtiendo que se “arreglara”,
para después dar un ultimátum y debían salir de los territorios, y ante la no
atención de la advertencia, terminaba por asesinarse a las personas; iii) en
algunos casos, el problema de los paramilitares no era en contra de la elección
sexual, sino de la performatividad “amanerada”, por ello en ocasiones no ha-
bía ningún lío con personas LGBTI, especialmente con gais y lesbianas, desde
que se comportaran de acuerdo con las prácticas socialmente asignadas a sus
géneros: los hombres siendo “machos”, las mujeres siendo “femeninas”; iv) se
configuró un estigma en contra de personas LGBTI como “putas”, violadores
o contagiadas con VIH/SIDA, lo cual creó un imaginario de personas inde-

167
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

seables, con prácticas reprochables o peligrosas; y v) al final, el ejercicio de


persecución en contra de las personas LGBTI refleja una intención por parte
de los paramilitares de controlar hasta los cuerpos y las corporalidades de las
personas que habitaban sus territorios.

2.3 Afectaciones a pueblos indígenas19

El accionar del Bloque Norte implicó una serie de afectaciones individuales


y colectivas a los pueblos indígenas, habitantes ancestrales de los territorios.
Las afectaciones, en este caso, sobrepasaron las violaciones sistemáticas a los
derechos humanos y transgredieron sus costumbres, cosmovisión, hábitos y
relaciones con la tierra y la comunidad.

Esta sección abordará las afectaciones causadas por el Boque Norte sobre
los pueblos indígenas Yukpa, Arahuaco, Kankuamo, Wiwa, Chimila, Koghi
y Wayúu, evidenciando las causas, dinámicas, consecuencias e implicaciones
posteriores que se dieron en estas comunidades. Este texto tiene como propó-
sito, además, identificar algunas de las afectaciones que padecieron las etnias,
así como ahondar en las generalidades que se dieron durante la incursión del
Bloque Norte a las comunidades.

2.3.1 violencia contra los pueblos originarios

Las acciones de los paramilitares sobre las comunidades indígenas tras-


cendieron en los aspectos individuales y colectivos y se convirtieron en
amenazas directas para su subsistencia. Los hechos de violencia han sido
el factor de riesgo para la estabilidad de los pueblos nativos, ya que repre-
sentaron “peligro cierto e inminente para su existencia misma, para sus
procesos individuales de consolidación étnica y cultural, y para el goce
efectivo de los derechos fundamentales individuales y colectivos de sus
miembros” (Corte Constitucional, 2009b, s.p.).

Los pueblos originarios fueron víctimas de violaciones a los derechos hu-


manos e infracciones al derecho internacional humanitario que, más allá de
su carácter individual o colectivo, surtieron efectos multiplicadores y devas-
tadores en las comunidades, dadas las particularidades de su propio ordena-
miento y su visión del mundo (Villa y Houghton, 2005). Asesinatos selectivos
de miembros de las comunidades y de autoridades tradicionales, desplaza-

19 Para mayor información sobre afectaciones a pueblos indígenas con perspectiva histórica revisar el
tomo I de este informe.
168
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

mientos forzados, amenazas, reclutamientos, violencia sexual, restricciones a


la movilidad, confinamientos, hostigamientos y uso de la comunidad como
escudo humano durante combates y enfrentamientos, fueron algunas de las
acciones a las que fueron sometidos.

Otros impactos sufridos por las poblaciones indígenas se relacionaron con


daños a sus atributos identitarios, tales como a sus proyectos colectivos, prác-
ticas y costumbres culturales, formas de organización e interpretación de la
naturaleza y entorno, los cuales trastocaron a los pueblos indígenas de la re-
gión, hasta el punto de que comunidades como los arhuaco, kogui, kankuamo
y wiwa fueron declarados en “estado de alto riesgo de exterminio cultural o
físico por causa del conflicto armado” (Corte Constitucional, 2009b, s.p.).

La violencia contra las comunidades nativas resultó en acciones de repre-


sión y disputa territorial entre grupos armados, en acciones armadas como
mecanismo de dominación y en la vinculación de economías ilegales y control
territorial. Estos factores interactuaron de manera diversa en las comunida-
des, constituyéndose como “los troncos principales de la confrontación que se
cierne sobre los pueblos indígenas, y que dependiendo del contexto geográfi-
co, socioeconómico y cultural del cual se trate, se entrelazaron de manera dis-
tinta sobre cada comunidad en particular” (Corte Constitucional, 2009b, s.p.).

2.3.2 ubicación de los resguardos indígenas

Los pueblos originarios analizados en este informe hicieron presencia en


los departamentos Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena, de la siguiente
manera: en el departamento del Atlántico se encuentra la etnia mokanna,
ubicada en los municipios de Tubará, Malambo, Galapa, Baranoa, Usiacurí
y Piojó. En el departamento del Cesar, los indígenas yukpa, quienes se asen-
taron especialmente en la Serranía del Perijá en los municipios de Agustín
Codazzi, La Paz, Becerril y La Jagua de Ibirico. En la Sierra Nevada de Santa
Marta se encuentra el pueblo indígena arhuaco, habitante de la vertiente
occidental de la SNSM y las cuencas altas de los ríos Aracataca, Fundación y
Ariguaní; el pueblo kogui ubicado en los municipios de Santa Marta (Mag-
dalena), Riohacha y San Juan (La Guajira) y Valledupar (Cesar), en la zona
occidental en los valles del río Tucurinca y, más hacia el sur, los valles del
río Guatapurí, en municipios de Aracataca (Magdalena) y el Copey (Cesar)
(ONIC, s.f.); el pueblo wiwa con presencia en Santa Marta (Magdalena), en
el municipio de Valledupar y Becerril (Cesar) y en San Juan, Riohacha y
Dibulla (La Guajira); el pueblo kankuamo asentado en los municipios de
Valledupar, Pueblo Bello y Albania.

169
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Mapa 5. Ubicación de los resguardos indígenas

Fuente: CNMH – DAV, elaboración propia con base en varias fuentes.

170
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

En el departamento de La Guajira han hecho presencia los wayúu, ex-


tendidos por los municipios Barrancas, Distracción, Fonseca, Maicao,
Uribia, Manaure y Riohacha, en la extensión del desierto de La Guajira
y en los límites con el mar Caribe. Finalmente, en el departamento del
Magdalena se encuentra el pueblo indígena Ette (Chimila), ubicado de
manera dispersa en diferentes asentamientos, siendo el principal el res-
guardo Issa Oristunna, en el municipio de Sabanas de San Ángel (Magda-
lena); otros dos asentamientos están ubicados en la vereda El Mosquito,
corregimiento de Gaira (Magdalena) llamado Naraj Kamanta y el último
llamado Itti Takke en la vereda Miraflores, corregimiento Chimila, mu-
nicipio El Copey (Cesar).

Parte de la violencia vivida por las comunidades nativas se debió a su ubica-


ción, considerada estratégica por la estructura paramilitar, pues la abundan-
cia de recursos naturales hídricos, las riquezas mineras, la diversidad forestal
y las grandes extensiones de tierras para la explotación agroindustrial repre-
sentaron valores importantes para los paramilitares, quienes al incursionar
los utilizaron “como zonas de estrategia militar y económica, como corre-
dores para tránsito y de refugio de sus tropas, para el tráfico de armas y para
el cultivo, procesamiento y tráfico de drogas” (Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 2006, s.p.). Adicionalmente, la SNSM, que cobija varios
departamentos, fue uno de los objetivos de los grupos armados afincados en
la región “por tratarse de un corredor estratégico y centro de producción del
narcotráfico” (OWYBT y CAJAR, 2019, p. 18).

2.3.3 el territorio como factor de incidencia de grupos


paramilitares

Los territorios ancestrales son un derecho de los pueblos nativos y tienen


un significado sagrado para ellos, tanto porque les proveen alimentación
y vivienda como por su sentido integral que involucra prácticas culturales
y tradiciones. El territorio es el fundamento de la existencia como colec-
tividad, ya que les permite expandir los ámbitos culturales, espirituales,
sociales, económicos y políticos. Sobre el territorio, Naciones Unidas men-
cionó que “el derecho y el acceso a la tierra, así como el control sobre ella y
sus recursos, son necesidades centrales para los pueblos indígenas” (ONU,
2013, p. 34).

Por tanto, el establecimiento y la organización de las comunidades se


basan en la cosmovisión y la concepción sagrada del territorio. La sola
incursión de personas ajenas a las comunidades es considerada como una

171
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

afrenta, que a la vez representaba una afectación colectiva. En este sentido,


la intromisión del Bloque Norte a lugares sagrados se interpretó como un
hecho grave que estuvo acompañado del sometimiento a las comunida-
des a espacios de lucha, control y marginación. Un integrante del pueblo
yukpa en contribución voluntaria relató:

Entr.: ¿Con respecto a los lugares sagrados de ustedes y todo el pensamiento


que ustedes tienen con respecto a la tierra, al territorio y a sus lugares sagra-
dos, en algún momento sintieron que esos lugares sagrados, el territorio, su
relación y la relación de ustedes como comunidad con esos lugares sagrados,
fue amenazada, fue afectada directamente por paramilitares?
Edo.: ¡Uy! bastante… Pues, primero, esos disparos, ¿cierto?, esos disparos
donde nos dañaron mucho, ¿cierto?, ese pensamiento de vivir… Porque
mire, por lo menos cuando bombardearon el territorio –bueno los parami-
litares, me imagino que está entre los paramilitares y el Ejército, todo lo que
es la fuerza pública– cuando hubo bombardeo, eso hubo bombardeo por
todas partes, en sitio sagrado donde no se podía entrar porque había minas,
los sitios sagrados, donde no podían llegar los mayores y los jóvenes hacer
las prácticas porque había muchos temores porque no se sabía. Digamos,
hay trincheras todavía en esos sitios sagrados, entonces las minas puestas
por ahí, las bombas, ¿cierto?, entonces todo lo que se llama, bueno, quiebra
patas, todo eso. (CNMH, CV, 2020, 7 de agosto)

Las ventajas económicas de ciertos territorios para la siembra y produc-


ción de cultivos legales e ilegales ocasionaron despojos de tierras por parte
de los paramilitares, quienes les quitaron potestad a los indígenas sobre
sus regiones, vulnerando sus formas de vinculación con la tierra, sus cos-
tumbres y su libre desarrollo. Así quedó manifestado en el informe Kag-
gabba (Kogui) Los guardianes de la armonía del mundo, que describió las
afectaciones contra el territorio, vivido por esa comunidad:

Dentro de las principales problemáticas que este pueblo presenta es la pre-


sencia de cultivos de uso ilícito, lo cual generó consecuencias graves en el
territorio como las fumigaciones aéreas. Así mismo, la presencia de gru-
pos armados en el territorio ha generado un debilitamiento en las prácticas
económicas, sociales y culturales propias y se ha debilitado la organización
social y política del pueblo. (Ministerio de Cultura, s.f., p. 12)

Como resultado del accionar del Bloque Norte, el derecho territorial aso-
ciado con la identidad, integridad y desarrollo sufrió quebrantamientos. Lo
anterior fue señalado por el periódico El Heraldo, refiriéndose a los daños
ocasionados sobre la comunidad kogui:

172
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Esta comunidad indígena se vio seriamente afectada por el conflicto


armado, especialmente por el Bloque Norte de las Autodefensas Uni-
das de Colombia, a quienes se les atribuyen homicidios de autoridades
indígenas; desapariciones; torturas; y ataques a sus viviendas, bienes y
sitios sagrados, entre otras afectaciones a sus derechos territoriales. (El
Heraldo, 2017)

Los recursos naturales y la biodiversidad ambiental se vieron amenazados


por la consolidación del Bloque Norte en el territorio. Por tanto, las comuni-
dades fueron enajenadas de recursos claves para su supervivencia, como los
suelos, el agua, los cultivos, entre otros, como lo atestiguó un participante en
una contribución voluntaria:

Entr.: Donde están ustedes como comunidad son…


Edo.: 19 hectáreas. Entonces, ellos quieren todo ese… porque… pues quie-
ren todo, porque quieren el río, quieren todo, pero a la manera de ellos,
porque no se sientan con nosotros y diga: bueno, vamos a… pues que lle-
guemos a un acuerdo. No. Ellos quieren las tierras es así, a la brava, pa’
decir lo más, a la brava.
Entr.: En el tema de las afectaciones al territorio, o sea, la tierra que ustedes
tenían para trabajar y para vivir, para comer, ¿en qué les ha afectado la
explotación de la mina? ¿Qué cambios ve usted en la tierra que de pronto
algunos productos no se den, o no puedan hacer ciertas actividades?
Edo.: Bueno, yo diría que en la parte minera ha afectado. Por ejemplo,
uno sembraba antes un árbol, no sé si será eso, pero, por decir, un árbol
de limón, a los seis meses ya un árbol nacía. Hoy en día, ya está un árbol
sembrado, que le voy a decir, tiene cuatro años y está “así”, y se echa
agua todos los días y la hoja achicharrada, entonces, yo digo que será
esa, las partículas de carbón y esas cosas, que ya no lo dejan… no dejan
engrandecer las matas. Siembra una mata de yuca, vive achicharrada
todo el tiempo, una mata de patilla también, ya echa la patillita peque-
ña, no echa patillas grandes. Entonces, yo digo que sí, es de la parte
minera, porque anteriormente cuando no había eso, uno sembraba y
todo fluía bien, una mata de patilla, eso estaba parejo, los limones, y
hoy en día nada de eso.
Entr.: ¿Y el agua, por ejemplo? ¿Ha visto algún cambio? Me imagino que vie-
ne el arroyo, ellos quieren tomar la parte donde nace, ¿verdad?
Edo.: El agua… Claro, si cortan el arroyo por donde vivimos nosotros,
nada más quedaría la parte de arriba, pero usted sabe que, si usted se
corta un dedo, ya usted no está completo, ya va fallando, porque usted
no puede hacer las cosas que hacía, porque aunque diga que el dedo ya
no le hace falta, sí le falta a uno porque ese nació con uno. Una cosa

173
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

que la hizo Dios… Ellos dicen que no. Por ejemplo, con el cauce ese
que abrieron nuevo, dicen ellos que quedaron mejor que el que estaba,
¿cuándo va a ser una cosa que hizo la naturaleza, una cosa que la hacen
los seres humanos? Nunca es igual. Porque una cosa que hizo Dios, eso
está bien hecho, eso sí está bien hecho, porque eso lo hizo Dios, pero
una cosa que hace uno, puede que quede regular, pero bien no queda.
Entr.: Entonces, usted dice que ha cambiado hasta el arroyo ¿de qué forma?
Edo.: Sí, se ha visto. Se ha visto tanto, que anteriormente nosotros pescába-
mos en el arroyo, hoy en día no pesca uno porque no hay pescados. Ante-
riormente metía una creciente el arroyo, por decir algo, y eso subía pesca-
do, hoy en día nada, puras panchitas pequeñitas, puros… anteriormente…
uno lo dice y la gente dice que es mentiras, cogían unos bocachicos de cin-
co, seis libras, hoy en día no coge ni de media, porque no lo hay. Porque
todo se ha ido acabando. Ya las cosas no son iguales, ya todo va cambiando.
(CNMH, CV, 2019, 16 de mayo)

En este contexto, las incursiones del Bloque Norte para consolidar el poder
territorial y lograr el posicionamiento de la estructura en algunas comunida-
des derivaron en masacres, lo que a su vez generó otros hechos victimizantes
como desplazamientos. En muchas operaciones ejecutadas por paramilitares
hubo participación u omisión de algunas unidades del Ejército. Un ejemplo de
esto fue la masacre del Limón, ocurrida en la vereda El Limón, zona rural de
Riohacha, La Guajira, en 2002, donde “los paramilitares asesinaron a niños,
adolescentes y adultos indígenas Wiwa, quemando sus viviendas, torturan-
do y desapareciendo personas” (Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo,
2018). También se conoció que “más de 150 pobladores que sintieron la llega-
da de los paramilitares huyeron a las selvas, pero después tuvieron que salir
desplazados y la vereda El Limón quedó convertida en un pueblo fantasma”
(Rutas del Conflicto, s.f.). Durante las investigaciones penales, algunos des-
movilizados señalaron que miembros del Ejército estuvieron escoltando a los
paramilitares durante la ejecución del hecho y que incluso les facilitaron su
huida del lugar (Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, 2018).

En contribución voluntaria una participante mencionó:

Entr/a.: ¿Sabe quiénes entraron?


Edo.: Ese eran los paramilitares y el Ejército. El Ejército entró por “acá” y
los paramilitares por “allá”. Ya ellos estaban hablados de eso.
Entr/a.: ¿Y cuántos días se quedó el Ejército?, ¿se quedó solo ese día o duraron
varios días ahí?
Edo.: No, él duró ahí, amanecieron por ahí. La gente de ahí, ellos dura-
ron ahí, duraron… duraron, revuelto. Ahí entonces yo como estaba acá

174
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

en la loma, yo oí el disparo y oí yo las bombas, porque tiraron varias


bombas; porque en ese día la guerrilla estaba más arriba, y entonces se
dieron cuenta y se abajaron, como a comedida de que esa gente se fueran,
el Ejército. Ellos pensarían que era la Policía, no sé. Y entonces, le tiraron
un cilindro a la comunidad, pero gracias a Dios que no reventó; porque
ahí estaba el Ejército y entonces hubieran acabado más antes a los niños y
a muchos, y da la casualidad que Dios no permitió que reventara, cuando
sintieron fue el: ¡win… tra!, él cayó ahí, en el medio de la placita ahí don-
de estaban las personas. Pero no reventó. Entonces, el Ejército fue cuando
se abrieron más a buscar esa gente para arriba y eso fue una balacera, que
eso fue una barbaridad, eso fue… eso fue todo el mediodía disparando y
entonces yo me asomaba allá y veía la cosa y el humo y los disparos y tal, y
ya cuando ellos se situaron en el camino… en el camino, yo estaba en una
loma alta y se ve el camino claro ahí adelante y se situaron ahí, pusieron
su alojamiento, todos hicieron ahí su cambuche. Entonces estaba entre-
lazados un blanco y un verde. Un blanco y un verde. El blanco era de los
paramilitares y el verde era de los del Ejército… hicieron tiros bastante,
esa gente. Y ya al día siguiente entonces comenzaron a quemar el pueblo,
quemaron acá, quemaron veinticinco casas. Quemaron el colegio, le me-
tieron… sería… yo no sé, gasolina y prendieron todo eso… lo echaron a
perder, el comedor que había, todo eso lo echaron a perder. Y entonces la
gente se subió por la loma, allá arriba se montaron allá arriba y allá estu-
vieron varios días, varios días estuvieron allá y entonces… Y yo acá en la
finca esperando a alguien, pero no llegaba nadie…
Entr/a.: ¿Por qué cree que querían hacer esa masacre?, ¿por qué los querían
matar a todos?
Edo.: Porque nos tenían que todos éramos guerrilleros, que todos éramos
guerrilleros, y usted sabe que el Ejército cree lo que le dicen de la guerrilla,
lo mismo que la guerrilla creen lo que les dicen del Ejército y a cualquiera le
echan un embuste y con ese embuste matan a cualquiera. Y eso era lo que
pasaba y entonces… allá siempre… Y como el campesino y la guerrilla está
es en el monte, de ahí se agarran, de ahí se agarra el Ejército. Y eso fue lo
que pasó, por eso era que nos iban a matar. Y mire, ya… ya el Ejército de
aquí, el batallón, tenía la noticia de que iban para allá a hacer esa masacre,
ya tenían siete meses de saberlo. ¿Y por qué no nos dieron protección? …
era… sí, por eso, porque decían que éramos guerrilleros, por eso. ¡Uy! Si
nosotros aquí fuimos hasta muy discriminados del Ejército, de la ley, aquí
nos querían atacar, aquí venían, que nosotros éramos guerrilleros, nos de-
cían así. (CNMH, CV, 2018, 17 de mayo)

Dentro de la estrategia que utilizó la estructura paramilitar para cohe-


sionar y doblegar a las comunidades, estaba atacar las estructuras sociales

175
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

y culturales y la cosmovisión de las comunidades indígenas para generar


un estado de terror y de desamparo al no poder mantener su territorio. Las
acciones que se ejercieron sobre la tierra, considerada madre, se multiplica-
ron en mujeres, afectando la relación entre la fecundidad de la tierra y de la
mujer como eje de las sociedades nativas. La profanación de la tierra incidió
en los procesos espirituales de las mujeres:

El cerro de la teta que es comparado con el pezón de la mujer y les decía


de un principio que desde que empezaron a arrancar ese cerro nuestras
fuentes más arriba de la comunidad Marokazo y hacia alrededor se han ido
secando las fuentes hídricas y también nos ha llegado el cáncer de mama,
cuando le hablaba directamente de la represa de Ranchería a donde está
el conducto de donde bajaron la compuerta, ahí pues ya nos han dicho
nuestras mayores nos cerraron nuestros vientres ya nos cerraron, allí ya
nos llegó hambre, vamos a parir a los niños y toca cesária y varias sagas y
comadronas que saben que anteriormente eso no se veía (…). (OWYBT y
CAJAR, 2019, p. 40)

El sentido de lo integral y sagrado de los territorios ancestrales, y su corre-


lación con la identidad y la existencia de los pueblos nativos, sufrieron graves
afectaciones como consecuencia de la violencia paramilitar. Esto provocó rei-
teradas violaciones a los derechos de los pueblos, vulneración a su autonomía
y daños al patrimonio social, cultural y ambiental de las comunidades.

2.3.4 afectaciones colectivas

Las afectaciones colectivas se caracterizaron por ser sistemáticas y generali-


zadas, utilizadas para agredir, de manera simbólica y/o material, los bienes
comunes de los pueblos ancestrales. En este sentido, la aparición de grupos
paramilitares en los resguardos perturbó los imaginarios, la cultura, las cos-
tumbres y las condiciones de vida, sometiéndolos a vivir en resistencia y fuera
de su orden prestablecido.

En el siguiente relato una integrante de la comunidad arahuaca contó he-


chos que generaron impacto en esta colectividad.

La base de eso fue el paramilitarismo, el poder que ellos alcanzaron a


tener y nosotros sufrimos mucho rigor del paramilitarismo de esa ma-
nera. Fíjate que por el paramilitarismo los arhuacos tuvimos que sus-
pender dos años la escuela y dedicarnos a la defensa de la vida para
poder estar juntos, dedicarnos a otras actividades políticas para poder

176
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

defender la vida. Yo creo que eso es algo así, por ejemplo, nosotros te-
níamos un sistema de organización que nos permite tener una econo-
mía, las cooperativas, por ejemplo, no se podía tener cooperativas por-
que ya era, según ellos, para alimentar la guerrilla; tenían un control
con todo, por ejemplo, cuando se hizo el exterminio de las cooperativas
arhuacas no había tranquilidad. Entonces hubo siempre una afectación,
un daño, realmente no solamente a la vida sino a la estructura colectiva,
que estaba en la cultura, que estaba en lo territorial. (CNMH, CV, 2020,
7 de agosto)

Los casos reiterados de violencia estuvieron acompañados de estig-


matizaciones del Bloque Norte contra integrantes de las comunidades, a
quienes señalaron de “enemigos de la organización” o favorecedores de
las guerrillas. Según el Plan de Salvaguarda del Pueblo Ette Ennaka, el
señalamiento expreso de ser integrantes de la guerrilla justificó hechos de
violencia contra la comunidad:

Inicialmente fuimos tildados de auxiliadores de la guerrilla, por el simple


hecho de ser indígenas. Los paramilitares elaboraban listas de supuestos
guerrilleros donde fuimos incluidos, y a raíz de ello fueron asesinados vein-
ticinco de nosotros, dentro y fuera del resguardo ya conformado. Muchos
de ellos eran líderes comunitarios, autoridades tradicionales, promotoras
de salud, profesores y miembros de la comunidad en general. (Ministerio
del Interior, s.f, p. 39)

Los señalamientos y la estigmatización que se usaron como justificación


para agredir a los indígenas y cometer hechos de violencia, hacían parte de
una estrategia criminal para controlar territorios y derivaron en ejecuciones
extrajudiciales contra integrantes de las comunidades, los cuales fueron con-
venientemente presentados por la fuerza pública como bajas de la guerrilla.
Sobre esto, el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (CAJAR) mencionó
los señalamientos dirigidos al pueblo wiwa por la fuerza pública en complici-
dad con los paramilitares:

en el mismo comunicado del Comandante del BAPOP cuando se pronun-


cia sobre la ejecución extrajudicial del indígena kankuamo Juan Enemías
Daza Carrillo, producida el 06 de febrero de 2004 por dicha unidad, indi-
cando “Con respecto a los hechos del mes de febrero del 2004 en el muni-
cipio de Atanquez, las operaciones realizadas en esta área y sus resultados
en el territorio de la Sierra Nevada, donde se dio la baja de un subversivo
de la cuadrilla 59 de las FARC, nos deja pruebas de que las comunidades
indígenas tienen miembros activos en los grupos armados al margen de la

177
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

ley”. (Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo y Comité de Solidaridad


con los Presos Políticos, 2019, p. 21)

La política de estigmatización infundada agudizó los homicidios y, en con-


secuencia, los pueblos originarios padecieron situaciones de violencia en los
territorios por la incursión, asentamiento y consolidación de los paramilita-
res. Sobre esto, un participante del MNJCV contó:

Entr.: ¿Cómo era la relación del grupo con los resguardos indígenas Chimila,
con comunidades Chimila?
Edo.: Al principio era duro, porque Tolemaida era uno que decía que… que
pa’ ir de San Ángel pa’ arriba hay unos indios. Y, nosotros echamos varios
viajes pa’ allá, pero que… o sea, él decía que los indios eran guerrilleros.
Ya. Entonces, ese indio… recuerdo yo que era Chimila. Le dijo: si hay una
persona que usted me señale que está con la guerrilla, dígamelo. Y se reu-
nieron todos los indios, todos, todos… todos los que estaban en cambuchi-
tos pa’ allá, pa’ la casa comunal, y Tolemaida quedó… calladito. [Entonces,
alguien del grupo dice:] no, pelaos… allá, a donde los indios esos. Pero él
sí mató a varios indios de esos, Tolemaida. (...) yo [digo:] hombe, pobres
indios, esos indios qué… (CNMH, MNJCV, 2016, 15 de diciembre)

Algunas incursiones armadas tuvieron como objetivos arrasar con las co-
munidades e impactar el orden colectivo, lo que implicó un evidente intento
de su extinción. Frente a lo anterior, un integrante del pueblo yukpa habló
sobre algunos hechos que afectaron la integridad de su comunidad:

En el 2000, en el año 2000 y 2002, bueno primero, pasaba, desde el 2000,


del 99 para acá era puro retenes en las carreteras, donde ellos mata-
ron. Desde el año 2000 entraron otra vez, fueron tres años, de los siete
muertos y dos desaparecidos en el corregimiento de Media Luna. Luego,
vinieron en el año 2000, mataron, entraron de una, desde las cinco de la
mañana entraron a acabar el pueblo Media Luna, el primer día mataron
a ocho. El segundo día como a esta hora llevaban cinco, estaban acaban-
do con el pueblo de Media Luna. Trece, en dos días. Como al siguiente
día pidieron ayuda para que los paramilitares no acabaran con el pueblo
de Media Luna. Bueno, entonces, en eso como que avisaron en la ma-
ñana y se les vino el ejército, a rodear, a cubrir al pueblo. Cuando ellos
entraron los rodearon y comienzan a disparar, o sea, contra ellos. Hubo
un combate ahí entre los paramilitares y el ejército. También hubo dis-
paros, muchos a la casa indígena, estaban, habían tres familias de las
comunidades yukpa en ese momento y amenazaron a un profesor, qué
quién era él, que lo iban a matar. Entonces, algunos hablaron: no, ese es

178
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

yukpa. Bueno, por eso de pronto hubo un poquito de respeto, le dejaron


la vida tranquilo al profesor. (CNMH, CV, 2020, 7 de agosto)

El caso del asesinato de Consuelo Araújo Noguera, el 29 de septiembre de


2001, mostró que los paramilitares señalaron a integrantes de la comunidad
kankuamo de haber participado del asesinato, por lo que iniciaron una per-
secución contra ellos, declarándolos objetivo militar y cometiendo múltiples
hechos violentos como represalias por el asesinato. Un participante de una
contribución voluntaria sintetizó la situación:

Es que mira, un hecho que ahí marcó el quiebre de la guerra fue la muerte
de la Cacica. Eso… eso sí radicalizó las cosas, eso fue el [Frente] 59 de las
FARC fue el que hizo eso. Pero las FARC hace eso y se va, ellos hacen el se-
cuestro, matan y ellos se van todos pa’ La Guajira, arriba y en esa zona que-
dó fue el [Frente] 6 de Diciembre. A Chemesquemena, Guatapurí, Patillal,
de hecho, ellos lo… Después de que hay esa arremetida dura del paramili-
tarismo, por ahí mataron fue muchos kankuamos, ellos se dedicaron fue a
matar kankuamos. La guerrilla le tocó irse pa’ atrás… o sea, volver pa’ los
lados de Pueblo Bello pa’ atrás. O sea, hay una pérdida de territorio gigante,
porque no se pudo resistir la embestida de estos tipos. Y eso fue una de las
grandes cosas que al final cuando las críticas y… era que se dejó a la pobla-
ción sola, o sea, después de que se estuvo ahí, se dejó a todos kankuamos,
por eso los kankuamos pagaron un costo altísimo por la operatividad de la
guerrilla. (CNMH, CV, Trejos, 2013, 13 de septiembre)

Los efectos negativos alteraron los sistemas materiales y simbólicos que los
distinguen de otros pueblos, en este ámbito se evidenciaron repertorios de
violencia que infringieron el equilibrio natural, marginaron a las personas y
profanaron sus códigos sagrados y propios. Sobre lo anterior, integrantes de la
comunidad wayúu en contribución voluntaria explicaron:

Edo. 2: ... lo que me contaron que eso sí, de lo que sucedió en Portete, la ma-
sacre que fue en el 2004 ... cuando llegaron los dos paramilitares ahí ellos
llegaron, pero, ellos llegaron e investigaron primero y buscaban la manera
de donde se pueden alojarse pa´ que ellos puedan quedar ahí como en un
desierto, pa´ que ellos investigaran toda la zona de La Guajira, como princi-
palmente la zona de Portete, de Puerto Nuevo, de Bahía Onda también que
hacen parte de las víctimas de los paramilitares.
Entr. 2: Además de eso, de la desintegración familiar que nos cuenta que
sucedió por esto, ¿qué otras afectaciones generaron la presencia de los grupos
en la comunidad?
Entr. 3: ¿Cuáles fueron esos impactos sociales?

179
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo. 1: La desunión de las familias porque la destrucción produjo eso, des-


unión, la gente no estaba habituada a esos medios, cogieron otro tipo de
vida y fracasaron, no pudieron sustentarse ni ubicarse en otra parte de don-
de no eran, sus pertenencias las dejaron votadas, perdieron todo lo que en
su coexistencia tenían lo perdieron, lo que llamaban su pedacito de vida.
(CNMH, CV, Mendoza, 2019, 4 de diciembre)

El lenguaje, la cosmovisión, la educación propia son algunos de los aspectos


que definen las nociones y la forma de vida de los pueblos nativos. Desde estas
perspectivas, la irrupción del Bloque implicó afectaciones futuras de las cuales
los pueblos indígenas no se han recuperado.

Entr.: ¿Qué fue lo que cambió con la llegada de ustedes acá en términos cul-
turales de costumbres?
Edo.: Sí, hubo mucho cambio, ha habido mucho cambio, porque todo se
ha quedado… se quedó allá, los atributos que uno usaba, todo lo que uno
recogía para llevar a los mamos, para hacer un trabajo espiritual, un parla-
mento porque eso necesita un tiempo, necesita recoger muchas cosas para
llevar para que él pueda hacer ese trabajo. Entonces eso aquí no se hace,
porque aquí no tenemos mama, aquí fijo, seguro, que esté aquí con noso-
tros, no lo tenemos.
Pero no se ha perdido, uno siempre se acuerda de eso, y aquí siempre viene
mama y se pone a recordarnos muchas cosas y así estamos, claro. Pero se
han perdido mucho, mucho, muchas cosas.
Entr.: ¿Qué cosas se han perdido?
Edo.: La esencia, por ejemplo… el comunismo [lo comunitario] que teníamos
nosotros allá, que nosotros vivíamos unidos, ahora ya no somos iguales, no lo
sé, no nos miran como así, como ya estamos acá, que ya somos civilizados, que
ya vivimos acá afuera en la ciudad, que los indios son los que están allá y así,
pero esos son cosas que la gente a veces se les mete en la cabeza, pero no es así,
nosotros somos indios donde quiera [que] estemos. Lo que sí es que el asunto
de las reuniones, eso es lo que se ha perdido, porque nosotros allá nos reunía-
mos de a ocho a ocho días, de a quince a quince días, y nos reuníamos todos,
amanecíamos en la reunión, hacíamos sopa, comíamos y todo. Hacíamos… te-
níamos tiempo también de que hacíamos fiestas, amanecíamos todos reunidos
ahí, fiestando, bailando y eso aquí no se hace. (CNMH, CV, 2019, 10 de abril)

2.3.5 afectaciones individuales con impacto colectivo

Este tipo de afectaciones ocurrió por la ejecución de daños o vulneracio-


nes contra el derecho individual, sin embargo, pese a que se vulneró el

180
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

derecho de una persona, las consecuencias repercutieron en toda la co-


munidad. Es posible evidenciar que los paramilitares del Bloque Norte
cometieron hechos premeditados que buscaron someter a las comunidades
y desestabilizar su sistema de organización ancestral por medio de asesi-
natos selectivos, por tanto, muchas de sus acciones estuvieron dirigidas
contra personas que desempeñaron roles importantes o que eran figuras
representativas de las comunidades.

En este escenario, los asesinatos selectivos se implementaron con la inten-


ción de generar impactos desproporcionados sobre los nativos. Este aspecto
se evidenció en un relato de contribución voluntaria sobre las afectaciones
sufridas por el pueblo chimila a causa de paramilitares.

Edo.: Dos ancianitos, que era uno de los ancianos que lo tenemos aquí
como el cacique de… En ese momento. Y una ancianita, ellos sí los mata-
ron, fueron a la casa de ellos y los mataron.
Entr.: ¿Cómo fue esa historia? ¿Ellos estaban aquí en Issa Oristunna?
Edo.: Sí, ellos vivían aquí. Y llegaron y preguntaban por una persona…
y … si uno les respondía que no, entonces, comenzaban a golpearlo.
Entonces, allá como que comenzaron a golpear [a] los viejitos y… En-
tonces, ellos los comenzaron a golpear y, pues, unos viejitos que ellos
no se metían con nadie. Ellos, al ver que los estaban golpeando, pues, el
señor intentó de agarrar un mazo de flechas. O sea, ya lo habían golpea-
do, le habían golpeado a la señora, y, pues… bueno, dispararon contra
ellos (...) los cogieron y los fueron a dejar por allá por un camino. Se
los llevaron de su casa y los dejaron por allá por un camino. Sí, sí. La
comunidad siempre… con todo el temor que se tenía, uno siempre sa-
lía: vamos a rescatarlo. Muerto… O sea, porque uno sabía, a lo que lo
sacaban, uno decía: vamos a ir y buscar el cuerpo porque ya… pa’ que
no se pierda. Muchos que sí los entregaban y decían: vaya y búsquelo en
tal parte, si lo encuentran, que, o si no, se lo maman los perros. Y otros
que no, no aparecieron.
Entr.: ¿Ahí qué pasaba…?
Edo.: Ahí estuvo una… ¿cómo le digo? La afectación que se tuvo ahí
fue porque, igual, perdieron ya los ancianitos… perdieron su equilibrio
como… como autoridad. Otro cacique igual a él no lo ha podido tener la
comunidad. Era… tenía mucho conocimiento sobre Dios, sobre la… la tie-
rra, la cultura. (CNMH, CV, 2018, 11 de septiembre)

De igual forma, los casos de violencia sexual contra mujeres prolongaron el


sufrimiento de las comunidades, ultrajaron, humillaron y destruyeron a las
víctimas y su entorno social; en varios pueblos indígenas la mujer se considera

181
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

eje de la familia, y la violencia contra ellas implicó deshonra y desarticulación


de la comunidad. Por tanto, la violencia sexual contra las mujeres indígenas
trascendió el crimen individual y afectó a la comunidad en su conjunto.

Las mujeres indígenas del Caribe colombiano han sido violentadas por los
paramilitares, sobrepasando los propósitos individuales y apuntando a
la desarticulación, fragmentación y desplazamiento de sus comunidades,
pues estas en su mayoría están ubicadas en puntos estratégicos para estos
actores. (Ciudad paz-ando, 2015, p. 41)

El caso de la masacre de Bahía Portete (2004) fue relevante porque contó


con particularidades y acciones premeditadas para doblegar la autonomía,
atacar las bases de identidad, debilitar los cimientos de la comunidad wayúu,
tomando como blanco específico de ataque a las mujeres de esta etnia (Ciu-
dad paz-ando, 2015, p. 43). Sobre este acontecimiento y sus afectaciones la
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación y el Grupo de Memoria
Histórica mencionaron:

Requiere pensar lo acontecido a partir del acervo cultural de la propia


comunidad afectada. Las representaciones del mundo wayuu sobre la
vida, la muerte y la guerra se rompieron con la magnitud y la mani-
festación de lo sucedido. Esto resulta más claro cuando se sabe que las
contradicciones internas, incluso las que tienen secuencias violentas,
se dirimen siguiendo tradiciones y mandatos inmemoriales, y con la
intervención de autoridades que son las suyas. El asesinato y la sevicia
contra mujeres y niñas, la desaparición forzada de varios wayuu y la
profanación del cementerio rompen preceptos que hacen inteligible la
guerra y la circunscriben a unos actores, a unos escenarios y a unos
tiempos precisos. (CNRR-GMH, 2010, p. 21)

Otra modalidad particular de afectación individual con impacto colectivo,


fue el impedimento que sufrieron algunas comunidades para enterrar a sus
muertos. Este tipo de violencia ejercida contra los cadáveres imposibilitó la
práctica de sus tradiciones y rituales de muerte, ocasionando un rompimiento
del orden social. La etnia wayúu estuvo expuesta a esta situación que desesta-
bilizó la comunidad.

Con la desaparición de los cuerpos, los victimarios coartan la posibilidad


de llevar a cabo los rituales y las prácticas que alimentan y preservan la re-
lación entre el mundo de los vivos y el de los muertos y su tránsito entre los
dos mundos. Cuando una persona es asesinada, los rituales de manejo de los
cadáveres, de duelo y de entierro son diferentes. (CNRR-GMH, 2010, p. 95)

182
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Esta afectación vulneró a ese pueblo indígena al desconocerle su derecho


sagrado, que además le facilitaba el duelo y permitía a los muertos su viaje
espiritual. En la sentencia contra Ferney Alberto Argumedo Torres, alias El
Tigre, se refirió un hecho donde los paramilitares no permitieron a la comu-
nidad wayúu enterrar sus cadáveres:

La espiritualidad Wayuu fue tremendamente trastocada por el accionar


diverso de los frentes paramilitares de los UCHII (Paramilitares) en
toda la región Wayuu. En algunos territorios Wayuu, muchas madres
tuvieron que recoger días después los cadáveres de sus hijos asesinados,
impidiéndose en muchas ocasiones el ritual que se merecen los hom-
bres Wayuu asesinados para impedir que sus almas entrasen a la situa-
ción errante. Muchas madres Wayuu vieron “dañarse” a la intemperie
la “carne” (eirruku) de su muerto, amenazadas por el fusil paramilitar
y la intransigencia de los sicarios y asesinos venidos de lejos y de otras
culturas. (Tribunal Superior Judicial de Barranquilla, 2015, p. 677)

El proyecto de expansión paramilitar se basó en actos de represión, irres-


peto, brutalidad, imposiciones para lograr dominación y prácticas armadas
tendientes a atentar contra las estructuras de los pueblos ancestrales. Una
narración evidenció las acciones de opresión y violencia que vivió el pueblo
indígena kankuamo a manos de paramilitares.

Entr.: ¿Qué hechos se llevaron a cabo contra esta población kankuama?


Edo.: A esa gente le mataron gente allá en la Sierra, le mataron en Atán-
quez, los sacaban…
Entr.: ¿Pero eso lo decían con el objetivo de justificar el accionar contra ellos
o… por qué otra razón?
Edo.: Porque esas eran las razones. Cuando iban a recoger los muertos,
también eran indígenas. Encontrábamos los… esos trajes que ellos usan.
Esos trajes blancos que ellos usan.
Entr.: ¿Y eso era cerca hacia La Mina?
Edo.: Hacia La Mina. De Los Cominos, de Atánquez, Chemesquemena…
Entr.: ¿Recuerda casos concretos contra indígenas?
Edo.: Contra algún un indígena… Gente inocente… Inocente y no ino-
centes. Era frecuente allá. Lo que pasa es que eso… como ellos… no
tienen sino que los cepos y esa joda, a veces era porque el uno mataba
al otro y entonces no había que cepo, que… allá no, allá se les daba…
Entonces se perdía mucha… muchas vidas se perdieron de inocentes.
Otras también por quitarles tierras, otras por quedarse con las perte-
nencias de ellos.
Entr.: ¿También fueron despojados?

183
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: También fueron despojados de muchas tierras de ellos. Para quedarse


con cosas de ellos.
Entr.: ¿También una estrategia del grupo fue, teniendo en cuenta ese con-
texto, señalarlos de ser guerrilleros en general para poderse apropiar de sus
territorios…?
Edo.: Para poderse apropiar de las cosas. (CNMH, MNJCV, 2016, 14
de abril)

2.3.6 consideraciones finales

La presencia del Bloque Norte en las regiones demostró su capacidad de do-


minio, control territorial y su accionar. En especial en poblaciones indíge-
nas evidenció impactos individuales con implicaciones colectivas e impactos
colectivos que, en consecuencia, generaron afectaciones comunitarias como
ruptura del tejido social, pérdida de objetivos comunitarios, fragmentación de
la organización colectiva, hasta la extinción de las prácticas culturales únicas
de los pueblos originarios.

La intensidad de la presencia paramilitar desatada contra las comunida-


des ancestrales vulneró la cosmovisión, el sentido de pertenencia, desarrollo
colectivo y sus creencias. Las condiciones generadas por la violencia también
incidieron en el desequilibrio y en daños físicos, emocionales, económicos y
sociales de los pueblos indígenas.

Esa intromisión de la violencia paramilitar como un instrumento de ani-


quilamiento, desarticulación social y destrucción étnica marcó un precedente
en materia de violación a derechos humanos y la vulneración de los derechos
universales a los pueblos indígenas.

2.4 Afectaciones a comunidades afrocolombianas

La presencia del Bloque Norte, sus confrontaciones con otros grupos armados
por el control regional, político y económico y la violencia contra la población,
escaló el conflicto hasta producir distintos tipos de violencia entre actores
armados que afectaron diversas comunidades de manera física, sociopolítica
y cultural, limitando su desarrollo individual y colectivo.

Históricamente, los territorios ocupados por comunidades afrodescendien-


tes se convirtieron en escenarios abiertos de confrontaciones entre grupos ar-
mados que afectaron los procesos comunitarios, el ejercicio de los derechos

184
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

individuales y colectivos y la supervivencia física y cultural de estas comuni-


dades, por lo que muchos daños fueron irreversibles. La presencia del Bloque
Norte fue un detonante de amenazas y múltiples victimizaciones contra la
población afrocolombiana que habitaba los departamentos de Atlántico, Ce-
sar, La Guajira y Magdalena.

La violencia ejercida contra la población afrocolombiana se dio en esce-


narios de confrontación armada. Adicionalmente, el abandono estatal y la
situación de vulneración económica y social de algunas comunidades con po-
blación afrocolombiana, se constituyeron como el eje central de la disputa, ya
que la apropiación ilegal de tierras precipitó una estrategia de persecución pa-
ramilitar contra los pueblos afrodescendientes. Así lo mencionó la Comisión
Intereclesial de Justicia y Paz:

Si existe hoy una situación de las comunidades afrodescendientes que haya


ido deshilvanando la causalidad de la estrategia paramilitar y el sentido
de la proyección de la institucionalización del paramilitarismo desde 2002
hasta hoy, no se puede dejar de observar, de mirar, de abordar las violacio-
nes de derechos humanos relacionadas a la “coincidencia” con la posesión
ilegal de tierras. (2006, s.p.)

Para los afrocolombianos el territorio es el espacio apropiado para desa-


rrollar la vida de la comunidad, sus cosmovisiones, prácticas económicas
y culturales, el cual cumple un papel fundamental dentro de sus procesos
de reproducción cultural y social (Barrero, 2011, p. 64). Las comunidades
concebían el territorio como la base fundamental para la supervivencia
porque les proveía lo necesario para subsistir, y también por el valor indi-
vidual y cultural que representaba. Así lo expresó una persona afrodescen-
diente de Zona Bananera:

Nosotros éramos este territorio, nuestros ancestros, nuestros padres, nues-


tros abuelos. Uno sembraba yuca, el otro sembraba plátano, el otro sembra-
ba guineo, en fin, uno no padecía de nada. Criábamos cerdo, criábamos lo
que era la gallina, el pavo; los ríos en esos tiempos pues, uno pescaba, uno
si se quería comer pescado no tenía necesidad de ir a ninguna parte a com-
prar pescado porque así fuera en la noche se pescaba con una lamparita (…)
y vivíamos de esos territorios. (…) La tierra para nosotros es amor, es ale-
gría, es paz, porque ahí nosotros teníamos todo. Todo. Nosotros sembrába-
mos, había alegría, había entusiasmo porque había bastimento para noso-
tros comer. Criamos cerdo, esa era la vida de nosotros. La vida de nosotros
es la madre tierra porque nosotros sin tierra no somos nadie. (CNMH, CV,
2020, 11 de agosto)

185
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Asimismo, el arraigo de las comunidades a sus tierras influyó en el de-


sarrollo cultural como un símbolo representativo, y en la materialización
de los intereses colectivos, de tal forma que el territorio, valorado como
lo “ancestral”, es un espacio sagrado dotado de alta densidad simbólica
(Vallejo, 2006, p. 108), que les permitió construir y articular sus procesos
organizativos. De otra parte, la relación de las comunidades negras con el
territorio fue fundamental para reafirmarse como colectivo y vincularse a
su sentido de pertenencia.

Estas comunidades han tenido una relación armónica con su medio am-
biente, lo que se refleja en el conocimiento que tienen de su entorno, en los
diversos usos que le dan a sus recursos, en todas las manifestaciones y en el
desarrollo de su vida cotidiana. (Rodríguez, 2008, pp. 215-238)

2.4.1 violencia contra las comunidades afrocolombianas

Las comunidades afrocolombianas sufrieron situaciones de abandono y


“exclusión estructural de la población afrocolombiana que la coloca en
situación de mayor marginación y vulnerabilidad” (Corte Constitucional,
2009a). Posteriormente, la llegada y consolidación del paramilitarismo
expuso a la población a mayor vulnerabilidad y a la violación de los dere-
chos fundamentales, porque su presencia se justificó como una estrategia
de represión contrainsurgente. Aunque lo que realmente buscaba era la
imposición de un orden social específico que les permitiera continuar en
procesos de desarraigo contra poblaciones, la obligación de gravámenes
ilegales contra comunidades desprotegidas y el sostenimiento del narco-
tráfico como estrategia de subsistencia.

Las comunidades afrocolombianas consultadas para esta investigación en


los departamentos de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena fueron las de
Zona Bananera, Rincón Guapo Loveran (en la Ciénaga Grande del Magdale-
na) en el Magdalena y los corregimientos de Guacoche y Guacochito, del mu-
nicipio de Valledupar, en el departamento de Cesar. Sobre la incursión para-
militar, algunos habitantes de estos territorios aseguraron que se dio a partir
de la cooperación entre integrantes del grupo y terratenientes que apoyaron
y financiaron su llegada al territorio. En los casos de Guacoche y Guacochi-
to, la incursión paramilitar impidió la continuación de prácticas ancestrales
asociadas a las poblaciones afrocesarénces, como la “práctica de la tinaja”, y
la muerte de líderes afrodescendientes retrasó los procesos de reconstrucción
identitaria y reconocimiento formal de los territorios como pueblos afroco-
lombianos (CNMH, CV, 2021, 15 de mayo). En el caso de Rincón Guapo Lo-

186
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

veran, municipio de Puebloviejo, Magdalena, las incursiones de paramilitares


y guerrillas afectaron a las poblaciones, especialmente en el desarrollo de eco-
nomías locales (Alfaro Jiménez, 2021). En contribución voluntaria se narró
la relación entre el fenómeno paramilitar y la aparición de ejércitos privados
auspiciados por grandes propietarios de tierra:

Entr.: ¿Usted lo que llama paramilitares eran como ejércitos privados de


estos ricos?
Edo.: En ese tiempo sí, porque ahí no había paramilitares en ese tiempo, no
había paramilitares. Después comenzaron a llegar los paramilitares, y eso
que los mismos ricos los tenían para presionar a los pequeños agricultores,
que tenían sus tierras que le iban vendiendo (…) Y si no le vendían, pues los
presionaban de tal manera que tenían que venderles, porque si no, le solta-
ban el ganado para que le hiciera daño, soltaban los… de noches le metían
agua a los territorios, porque se adueñaban de las aguas que solo los ma-
nejaban eran ellos, los ricos, los ricos. Y así, se sentían tan presionados que
al final tenían que buscar la forma de irse, si no, le mataban un familiar,
tenían que volar pa` donde fuera. (CNMH, CV, 2020, 11 de agosto)

Algunos afrocolombianos evidenciaron la alianza estratégica entre perso-


nas con alto nivel adquisitivo y paramilitares.

Entr.: ¿Cuál cree usted que fue el objetivo? es decir, ¿por qué cree usted que
los paramilitares llegaron a esa zona? ¿Cuál era el objetivo de ellos? ¿Qué
buscaban allí?
Edo.: Bueno, yo de verdad lo que yo veo, que eso ayudó fue a los ricos. Yo
allá no vi nunca, yo no vi ricos. (…)
Entr.: La hipótesis que usted maneja es que los paramilitares fundamental-
mente favorecieron a los ricos. Pero ¿de qué manera? ¿Por qué dice usted que
los favoreció?
Edo.: Primero… primero, los ricos les pagaban a ellos para que les pro-
tegiera las fincas, para que no les robara nadie. De ahí, es que yo les digo
que el que les robara a ellos tenía que morirse. Porque ellos no tienen
cárceles donde meterlos. Y segundo… segundo, los tenían manteni-
dos, los tenían mantenidos los ricos a los paramilitares, de plata, pues,
alimentación, me imagino que quizás otra cosa les daban ellos porque
cuando ellos necesitaban una vaca, ellos nada más, bueno vamos a ir
donde fulano de tal, tenían su vaca, lógico se la daban, y siempre era así.
(CNMH, CV, 2020, 11 de agosto)

Según relatos de las contribuciones voluntarias, la estrategia del Blo-


que Norte consistió en llegar a los territorios y, luego de posesionarse, se

187
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

presentaban a la comunidad para establecer sus objetivos y plantear las


razones sobre su presencia.

Entr.: ¿Cómo fue esa llegada, hubo hechos, masacres, incursiones? ¿Cómo
fue? Cuénteme esa historia de los inicios del paramilitarismo en esa zona.
Edo.: Bueno, ahí cuando llegaron ellos, llegaron poco más o menos unos
cien paramilitares. Ellos se acantonaron, primero, ahí en los territorios
donde estoy yo, en una de las fincas de una tierrita que tiene la seño-
ra Nancy Guerrero, ahí en la Avenida Ciudad Perdida. Ahí tiene como
unas dos o tres hectáreas de tierra y ellos como tienen prácticamente
una calle en la parte de atrás, hicieron un quiosquito de material ahí,
era donde dormía el jefe, y ahí los otros dormían regados, ahí se queda-
ban todo ese poco de gente.
Entr.: ¿Ellos llegan y se presentan a la comunidad o simplemente llegan y
empiezan a establecer sus normas?
Edo.: Ellos hacían reuniones con las comunidades y le manifestaban
quiénes eran ellos y cuál era la ley de ellos y qué había que hacer cuando
ellos estuvieran ahí. Ya todo tenía que quedarle claro a usted, que, si
a uno le decían, usted iba a salir en la noche el primero en saber eran
ellos. Con tal de que usted no les dijera a ellos y ustedes salía en la noche
y no es que salía y va a durar dos días por allá, de una vez [decían:] ven-
ga para acá, usted qué fue a hacer. Y si es mentira lo que está diciendo, a
ese había que matarlo y lo desaparecían, lo desaparecían. (CNMH, CV,
2020, 11 de agosto)

Contribuciones voluntarias realizadas para esta investigación evidenciaron


los alias de reconocidos comandantes que actuaron en la región, responsables
de las afectaciones a las poblaciones afro, específicamente en el departamento
de Magdalena.

Entr.: ¿Usted recuerda quiénes eran esos primeros comandantes, los


alias? ¿Ustedes tenían claro quiénes eran, alias o el jefe del grupo que
operaba en esa zona?
Edo.: Sí, el grupo que operaba en esa zona era mandado por Jorge Cuaren-
ta. Estaban alias Tijeras, a uno que le decían el Bryan, otro que le decían
el Broko. Todos esos comandantes estaban operando ahí. Estaba uno que
ahora se me escapa… que él estaba, que hasta aspiró a la alcaldía de Zona,
no recuerdo cómo se llama ese. Bueno, pero sí que estaba firme uno que le
apodó el Barba. (CNMH, CV, 2020, 11 de agosto)

La imposición de normas a los habitantes de las comunidades afrocolom-


bianas por parte de paramilitares buscaba mantener un control social que

188
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

impedía su libre desarrollo. Este control social desconoció su organización,


costumbres, cultura y orientación colectiva.

De igual forma cuando llegaban los vendedores, el vendedor que se metía


para allá tenía que ser porque ellos lo autorizaran, porque si no lo auto-
rizaban ellos lo enmuñecaban, y como estuviera cancaneando, ya ese se
moría. Porque ya decían era que, que les estaban haciendo inteligencia, que
le estaban haciendo no sé qué. Y a la final, pues, ese lo mataban. La gente
de pronto por ahí, que en ese tiempo decían que fulano se cogió un café, tú
podías dejar lo que fuera en plena vía pública, lo que fuera, que eso nadie
le robaba. El que se robara eso se moría. Esa es la realidad, y usted para
irse para adentro y venir tarde, tenía que pedir permiso, porque de pronto
iba a llevar información y a traer información. Entonces ya para que ellos
supieran tenía usted que pedir permiso, salir, hacer su mandado y regresar
otra vez. (CNMH, CV, 2020, 11 de agosto)

2.4.2 violaciones y afectaciones sobre las comunidades


negras – afrocolombianas

La violencia paramilitar estuvo asociada a un conflicto de intereses sobre el


territorio, que derivó principalmente en despojos de tierras, desplazamientos
forzados, homicidios y violencia de género.

El despojo de tierras fue una actividad recurrente contra las comunidades


con población afrocolombiana, debido al control que pretendían sobre terri-
torios ricos en recursos naturales. El despojo, a su vez, derivó en prácticas de
terror contra las comunidades y desplazamientos forzados. En una contribu-
ción voluntaria el entrevistado aseguró que la estructura paramilitar, además
de limitar o prohibir el uso de recursos naturales en los territorios, se apropia-
ba de ellos y generaba desplazamientos forzados.

Entr.: ¿Usted cree que el auge de la palma de aceite, en Zona Bananera, tuvo
que ver con un proceso de desplazamiento apoyado por los paramilitares?
Edo.: Claro, por supuesto porque de ahí viene, se desprendía. De los terri-
torios se desprendía que el pobre que tenía sus tres hectáreas, sus cuatro
hectáreas, lo presionaban de tal manera que apenas o te tienes que ir o ellos
se adueñaban, inclusive muchas partes donde el pobre no tenía oportuni-
dad de vender, sino de irse. Hubo unos que los mataron y se adueñaron de
las tierras y en esas tierras fueron a parar a manos de ricos que todavía la
tienen. Igualmente, es lo que está pasando con las aguas, las aguas tam-
bién era lo mismo. Los ricos, ellos hacían trancas, estamos hablando del

189
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

río Tucurinca, tenemos el río Frío, tenemos el río Sevilla, tenemos el río de
aquí de… por eso la Zona Bananera es rica en agua. Entonces ¿qué hacían
los ricos? bueno, nosotros vamos a hacer una tranca en el río, un rico la
hacía allá arriba, el otro la hacía abajo, en ese río hay más de cinco trancas
que todavía algunas están existiendo todavía. Y que en ese tiempo (...) a
veces el pobre iba allá [decía:] voy a quitar una tablita para que me llegue
un poquito de agua a mí. Bueno, ya eso el tipo, en la noche estaban los
paramilitares, no podía ir a buscar agua, es que nadie podía buscar agua
porque esa era una persona muerta. Entonces qué pasaba, que el pobre no
tenía agua para sus animalitos, agua para la gallina, ni para el puerco, ni
para sembrar una mata, no tenía nada porque no lo permiten. (CNMH, CV,
2020, 11 de agosto)

Paramilitares ejercieron cobros de vacunas, calculadas según la posesión de


tierras o según el negocio con el que contaran los colonos, como lo indica la
contribución voluntaria de una persona:

(...) de las personas que ellos le cobraban vacunas porque las personas que
tenían dos hectáreas de tierra o tres hectáreas de tierra, tenían cuatro ani-
males, cinco animalitos tenía que pagar por eso. Si usted tenía una tienda y
esa tienda le generaba, ellos sacaban unas cuentas, no sé cómo las sacaban y
usted tenía que entregar diez mil pesos diarios, eso tenía que dar. (CNMH,
CV, 2020, 11 de agosto)

Sobre casos concretos de despojos de tierras en comunidades afrocolom-


bianas de Zona Bananera, un entrevistado en contribución voluntaria relató:

Entr.: ¿Conoces casos concretos de personas de tu comunidad que hayan sido


víctimas de despojo por los paramilitares?
Edo.: Uf, hay bastantes, claro que sí. Hay bastantes que de una u otra mane-
ra, por lo menos tenía diez hectáreas. Ellos decían no, aquí no más se te va
a dar tanto y ese no era el valor, o tenías que irte porque o si no, te mataban.
Por decir algo, una hectárea de tierra valía dos millones de pesos, ellos te
decían aquí tienes quinientos y vete, tenías que irte.
Entr.: ¿La tierra que ellos quitaban qué pasaba con esa tierra?
Edo.: Fácil, llegaban a las manos de los ricos porque ellos se la entregaban a
los ricos y los ricos sí le pagaban su vaina como era. Ellos únicamente iban
a quitar para entregarles a ellos, los ricos a ellos sí se la pagaban como era.
Entr.: Pero, esos ricos tienen hoy en día en su poder tierras que eran de los
campesinos, que eran de ustedes.
Edo.: Claro que sí, ahí tenemos la finca Montería, esa finca Montería estaba
en extinción de dominio porque habían unas tierra baldías ahí (…) La fin-

190
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

ca San Joaquín, también esa finca estaba en extinción de dominio, porque


también tiene tierras baldías y no las tiene el Estado. Y por supuesto que
deben pertenecer a las comunidades afro que están asentadas en ese terri-
torio. (CNMH, CV, 2020, 11 de agosto)

Los paramilitares del Boque Norte también ejercieron violencia sexual y de


género contra algunas mujeres de las comunidades afrocolombianas “como
estrategia de guerra por sí sola o acompañada a otras formas de violencia”
(Comisión Interamericana de Derechos Humanos, s.f.), donde además recu-
rrían a estigmatizaciones y señalamientos degradantes. Así mismo, esto deri-
vó en amenazas y homicidios contra sus parejas.

Entr.: Lo que me contaba sobre eso que los paramilitares violaban a las muje-
res negras porque decían que aguantaban más ¿eso era sistemático?
Edo.: En repetidas ocasiones pasó eso, claro. En repetidas ocasiones
pasó donde ellos utilizaban a las mujeres y casi no blancas sino negras,
eso decía yo. Pero ¿por qué utilizan las mujeres negras y no blancas?
Entonces de pronto no porque las negras aguantan más que el blanco,
eso eran las gracias de ellos.
Entr.: Pero, ¿estas mujeres que fueron víctimas de esta violencia sexual,
eran mujeres de la comunidad que eran obligadas a hacer esto? o ¿eran
mujeres que tenían pareja? o ¿eran que ellos obligaban a las mujeres que
fueran parejas? ¿El paramilitar obligaba a cualquier mujer de la zona a
que fueran sus parejas?
Edo.: Mire, era tan así, que un muchacho de Tucurinca, él tenía una…la
mujer de él, la tenía como mujer, la tenía como novia y él iba siempre a visi-
tar su novia. Un paramilitar le gustaba a la muchacha y él pedía que la de-
jaran quieta porque esa era su novia y ¿qué pasó ahí? Al pelao lo mataron.
A él lo mataron. Lo mató uno que llamaban Carioca, con otro muchachito
que no recuerdo el nombre de él en este momento, pero él sí era alias Cario-
ca de los paramilitares. El pueblo se rebotó y dijo que tenía que entregárselo
al tipo para ellos matarlo, entonces dijeron que no, que ellos no, que ellos
no se lo iban a entregar vivo, que sí se lo iban a entregar, pero muerto. Y a
ese lo cogieron y al otro también de Aracataca, y los mataron ahí en el ce-
menterio. Por el solo hecho de que el pelao quería su novia y no quería que
el paramilitar se la molestara, ellos lo mataron y así sucesivamente, pasaron
muchos casos que el tipo se tenía que ir antes de que uno de ellos lo mata-
ran, ese tipo desaparecía, era mejor que se fuera, para evitar ese problema.
Porque si no se iba, era ejecutado. (CNMH, CV, 2020, 11 de agosto)

Las mujeres afrocolombianas fueron violentadas y eso resultó en humilla-


ción, temor y tortura.

191
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Los paramilitares inclusive hasta a las mujeres las violaban. En ese
tiempo decían ellos que las negras eran más resistentes para hacer el amor
y todo eso, la mujer tenía que aguantarse hasta dos y tres de ellos. Y la mujer
tenía que estar, gústele o no le guste tenían que estar con ellos.
Entr.: O sea, que usted dentro del análisis que hace como líder afro ¿con-
sidera que las mujeres negras fueron victimizadas por los paramilitares
por el hecho de ser negras, eran violentadas sexualmente por el hecho de
ser negras?
Edo.: Claro, por el solo hecho de ser negras porque de verdad nosotros el
logro que hemos tenido ha sido una lucha donde nos ha costado la vida de
muchos líderes. De muchos, porque venimos reclamando precisamente el
respeto hacia las comunidades negras, las comunidades afro. (CNMH, CV,
2020, 11 de agosto)

Se presentaron casos de homicidio y desaparición forzada de integrantes de


comunidades afrocolombianas en la región, que reflejaron los alcances de la
violencia y el sometimiento del Bloque Norte.

Entr.: Podrías enumerar y describir los hechos más importantes y las accio-
nes más importantes que los paramilitares realizaron. Por ejemplo, si hubo
alguna masacre, algún desplazamiento masivo contra la comunidad, algo
que recuerdes y que hayas conocido.
Edo.: (...) desafortunadamente, en este caso a mí me tocó ver cuando
en el 1996, el señor Roberto Cantillo y su hijo Roberto fueron desapa-
recidos. Una persona que era un gran líder de ese territorio porque él
tenía finca, sacaba leche, hacía queso, tenía tienda, ayudaba mucho a la
gente que trabajaba en esas finquitas, por ahí enviándole sus compritas
y queso y esa cuestión. (…) Bueno, después mataron a la señora Martha
Orozco, eso fue en el 1997, todos esos fueron los paramilitares. Des-
pués, Luis Alonso Carrillo, este era sobrino mío, él fue desparecido, él
nunca apareció, eso fue en el 2004. Wilfrido Rombo Romero, fue en el
1993, Roberto Barreto, Manuel Antonio Barreto, hijo, Roberto Barreto
y la señora Ayala, fue el 19 del 2000. Después, Santiago Leiva Apenso,
eso fue en el 1997 el 15 de mayo de 1997. Antonio Meriño, fue el 10 de
marzo de 1997. Arnei Cuitas Acosta, eso fue en el 2002. Alejandro Bar-
bosa, en el 2002. Eduardo Escalante en el 1997. Alicia Almanza Mon-
salvo fue en el 2006.
Entr.: ¿Todos esos son desaparecidos, Rafael?
Edo.: No, muertos algunos, hay como unos cuatro desaparecidos, ahí
van como tres o cuatro desaparecidos, el resto muertos (…) Eso hay una
cantidad de muertos, que no los tengo aquí porque…porque resulta que
están desaparecidos y eso está en proceso a ver si aparecen o no apare-

192
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

cen, pero igual hay una cantidad de personas que están en su territorio,
desaparecidos, hoy por hoy todavía los estamos esperando. (CNMH,
CV, Carrillo, 2020, 11 de agosto)

Finalmente, las comunidades afrocolombianas sufrieron afectaciones que


transgredieron el desarrollo de los proyectos colectivos, irrespetaron la inte-
gridad de la población y generaron efectos negativos en la vida social, econó-
mica y política de las comunidades que residían en estos territorios.

Entr.: En la comunidad afro del territorio de Zona Bananera, ¿cómo se vio


afectada directamente por los paramilitares?
Edo.: Bueno, primero que todo, nosotros ya no tenemos el territorio,
hacemos parte del territorio, pero tierras para trabajar no tenemos, no
tenemos recursos para trabajar. Por ese lado, por habernos despojado
de las tierras, ya ese es un daño grande que nos hicieron los grupos
paramilitares, prácticamente despojarnos de las tierras. El daño de
las masacres que hicieron, de las masacres de los padres, de las ma-
dres cabeza de hogar, las violaciones que hubo, todo eso fue un daño
grandísimo que nos hicieron. Antes de que los ricos se prestaran para
tanta barbarie que se cometió, esos ricos allá apoyando a esos grupos
ilegales, y no dando la oportunidad que haya un gran desarrollo en los
territorios, que ese es un daño grande que nos han causado esos grupos
paramilitares, a través del arma en su momento. (…) El agua, pues como
te digo, el agua no podemos utilizarla porque ya el rico se ha adueñado
del agua, que eso en el verano, usted ya sabe que no puede tener agua,
en el invierno porque ellos mismos la sueltan, ahoga el corozo o tienen
mucha agua, ahí sí hay agua para todo el mundo, pero en el verano no.
Entr.: Por ejemplo, las prácticas culturales de ustedes como pueblo afro,
¿siente usted que en algún momento fueron afectadas por el accionar de
los paramilitares?
Edo.: Toda esa cultura de nosotros se ha perdido, se ha perdido en este
tiempo, nosotros, había un muerto, nosotros enterrábamos sus muertos y
había nueve noches de velorio, así, tomaba uno café, jugaba dominó; esa
costumbre se perdió. Cuando esa gente llegó, que cuando había un muerto,
nadie podía llorar, nadie, esa era la ley de ellos, nadie podía llorar, ni nadie
podía decir nada porque el que decía allá está fulano hablando, ya ese tam-
bién se moría por ese lado. Cuando, por lo menos, por lo menos, uno hacía
reuniones de familia, el primo, el tío, el vecino venían, eso se acabó. Noso-
tros hacíamos muchos eventos con la cuestión de los colegios, eso cambió
porque esos recursos de los colegios no llegaban, no llegaban porque eso
quedaba en manos de los políticos y los grupos paramilitares. (CNMH, CV,
Carrillo, 2020, 11 de agosto)

193
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

2.5 Afectaciones en la comunidad universitaria

2.5.1 introducción

Las universidades públicas colombianas se han enfrentado históricamente


a la constante estigmatización de su estudiantado y profesorado y a la con-
tinua desfinanciación de la educación pública nacional. En algunas oca-
siones, este discurso ha sido utilizado para deslegitimar la apuesta crítica
de la universidad pública colombiana. La violencia, con fundamento en la
estigmatización de las comunidades universitarias, fue una estrategia jus-
tificadora del Bloque Norte y del Frente Resistencia Tayrona para irrumpir
en los centros educativos, cometer graves crímenes como estrategia de te-
rror y cooptar algunas rentas importantes para su financiación y las de sus
subestructuras regionales.

Esta sección tiene como objetivo profundizar en la violencia y en las afec-


taciones ejercidas contra miembros de las comunidades universitarias –prin-
cipalmente públicas– de los territorios donde tuvieron presencia el Bloque
Norte y el Frente Resistencia Tayrona, así como en las consecuencias al inte-
rior de los claustros educativos. El accionar contra las universidades por los
grupos paramilitares a cargo de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge Cuarenta, fue
notorio en tres centros educativos, cada uno perteneciente a la capital de los
departamentos donde hicieron presencia estas estructuras armadas: i) la Uni-
versidad Popular del Cesar (UPC), ubicada en Valledupar; ii) la Universidad
del Magdalena, con presencia mayoritaria en Santa Marta; y iii) la Universi-
dad del Atlántico, en Barranquilla.20

2.5.2 universidad popular del cesar (upc)

Con el surgimiento, conformación e incursión del Bloque Norte se dan


distintos ejercicios de control territorial. Los grupos paramilitares plan-
teaban un discurso de carácter antiinsurgente, con el objetivo de señalar a
quien se considerara guerrillero, de izquierda, crítico o subversivo. En esa
medida, los ejercicios de control sobre distintos territorios y territorialida-
des, pasaba por la persecución y exterminio de todo individuo o colectivo
que se saliera del discurso subjetivo que imponía. Con el ingreso del Blo-
que Norte a Valledupar también comienzan las estrategias de persecución

20 Aunque en el contexto ampliado de la costa Caribe colombiana también es muy reconocido el caso
de la Universidad de Córdoba, por razones de alcance geográfico del Bloque Norte, no se tratará en el
presente documento.
194
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

a organizaciones, como sindicatos, asociaciones de estudiantes, líderes y


lideresas sociales, entre otros.

La Universidad Popular del Cesar padeció la incursión del Bloque Nor-


te, cuya violencia en su interior se puede resumir en cuatro momentos: i)
finales de la década de los ochenta, relacionado con el Paro del Nororiente;
ii) la década del noventa, que coincide con la entrada del Bloque Norte a la
universidad; iii) el recrudecimiento de la violencia y el control territorial
por paramilitares; y iv) entre 2003 y 2006, el escenario final de apropiación
de dineros públicos de la educación, por medio de múltiples ejercicios de
corrupción. Por lo tanto, existe una asociación casi paralela entre distintos
momentos del paramilitarismo en el territorio y las victimizaciones en la
Universidad Popular del Cesar. Dicha división temporal ha sido identificada
por la organización Hacemos Memoria:

En el 2016 los miembros del Comité de Impulso de Reparación Colectiva


de la Universidad Popular del Cesar reseñaron cuatro fases consecutivas
de afectaciones: la primera entre 1987 y 1991, en la que fueron asesinados
tres miembros de la comunidad universitaria y se volvieron recurrentes las
amenazas directas que desataron numerosos desplazamientos forzados y
varios casos de exilio. La segunda fase entre 1992 y 1998, que se caracterizó
por la neutralización del movimiento estudiantil con el asesinato de tres
de sus líderes. La tercera entre 1999 y 2001, en la que los profesores que
participaban activamente de las actividades sindicales se convirtieron en el
blanco de los ataques; y la cuarta y última fase, entre 2002 y 2006, en la que
se consolidó la cooptación paramilitar y se generalizaron las redes cliente-
lares y de corrupción. (…)

De acuerdo con la declaración, el Frente Mártires del Valle de Upar, de las


Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, “ingresó a la UPC, penetró la ins-
titucionalidad”, cooptó procesos administrativos, generalizó la corrupción
al interior de misma y desencadenó una violencia contra la comunidad aca-
démica que se focalizó hacia los líderes sindicales y de izquierda. (Hacemos
Memoria, 2018)

El Paro del Nororiente y la estigmatización a la comunidad universitaria

Para analizar la incursión de grupos asociados con el Bloque Norte y la estig-


matización del movimiento estudiantil de la UPC, hay que remitirse al episo-
dio conocido como Paro del Nororiente.21

21 Ver el capítulo de antecedentes del Tomo I.


195
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

El Paro del Nororiente fue una movilización masiva originada en 1987


en Ocaña, Norte de Santander, que involucró a otros departamentos, como
Santander y Cesar. En este último la movilización logró paralizar por varios
días los sectores cercanos a la Plaza Alfonso López. A partir de organiza-
ciones que se movilizaron desde el sur del departamento hasta Valledupar,
el paro se convirtió en una oportunidad para articular distintas fuerzas in-
conformes por situaciones económicas, políticas y sociales que afectaban a
diferentes grupos sociales en el departamento. La UPC hizo parte de dicha
coyuntura, y un sector significativo de sus estudiantes y profesores parti-
ciparon en la toma de la plaza Alfonso López, el centro político adminis-
trativo de la ciudad. Desde ese momento, la universidad se vio asociada a
discursos y a grupos de izquierda, y se asoció a grupos guerrilleros como
el Ejército de Liberación Nacional (ELN), pese a que no se logró demostrar
la participación de estos en la organización o desarrollo del paro. En una
contribución voluntaria realizada para esta investigación, se recuerdan las
organizaciones que estuvieron involucradas en el paro.

A Luchar, que sobre eso también he leído un montón de mentiras, el movi-


miento A Luchar promovió el paro del nororiente, Catatumbo hasta acá. A
nosotros nos llegó la noticia. Por aquí A Luchar no tenía mayor presencia, sí
sabíamos que había gente por aquí de A Luchar, pues, asimilados un poco
al Ejército de Liberación Nacional, pero ellos en su mundo y nosotros en el
de nosotros, no éramos que nos prestáramos mucha atención. Mientras que
discutíamos qué hacer y con quién hablar y vamos a ver si quizás sí, nosotros
nos imaginábamos un paro del nororiente de doscientas, ciento cincuenta
personas que llegarían aquí a Valledupar en un bus y que seguirían a la Plaza
Alfonso López a hacer un mitin. [Esa] era más o menos la idea. Cuando el día
antes, un domingo… llegó Rodolfo a la casa, entonces me dijo: el paro del no-
roriente viene por Becerril y que es una montonera de gente. [Le dije:] ¿Cómo
va a ser? Bueno, pero bien que los campesinos marchen y que… ¿Dónde ha-
brán recogido tanta gente? [Me dijo:] En el camino, de Ocaña para acá. [Res-
pondí:] Ah, bueno, listo, entonces, mañana pendientes. Al día siguiente, el
lunes, salí yo para mi trabajo, pero dije: voy a dar la pasada por la plaza para
ver si la gente va a llegar o qué. Yo que llego a la esquina y veo venir la gesta
emancipadora, no faltaba sino Bolívar. (CNMH, CV, 2018, 13 de septiembre)

El 12 de junio se llegó a un acuerdo con la gobernadora del Cesar, Ma-


ría Inés Castro, dando por finalizada la toma de la plaza. Sin embargo,
después de este hecho, comenzó un proceso de persecución de la fuerza
pública a las organizaciones que habían participado, y comenzó también
su estigmatización, por lo que la acción colectiva campesina sería denomi-
nada “la toma guerrillera”.

196
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

El asesinato del profesor José Francisco Ramírez Torres, el 27 de junio de


1987, se dio en el marco de este proceso de movilización. Según una de las
contribuciones voluntarias:

Entr.: ¿Cuál es el primero que usted recuerda? ¿con quién empezó eso?
Edo.: No recuerdo muy bien. José Francisco Ramírez, tal vez. Yo creo que
los primeros fueron los que participaron en la organización de la toma del
Nororiente. Me parece.
Entr.: José Francisco Ramírez. Y… todos los que trabajaban al interior de
la universidad y que, en parte, también trabajaron con… con la Unión Pa-
triótica, ¿no? Yo creo que fueron … las primeras víctimas. Y sobre todo que
trabajaron con… con el Paro del Nororiente (...)
Edo.: ¿Sí? Pero si tú eres miembro de la universidad, tal vez miembro de la
junta directiva de ASPU, y coges y organi… y ayudas a organizar allá, pues,
tú te conviertes en… (...) Es decir, (...) ¿cómo se le ocurría a la universidad ir
a meterse? Bueno, y a cualquiera ir a meterse. Yo… Empezó por ahí. Por ahí
fueron las primeras agresiones directas contra la universidad. Pero cuando
ya el paramilitarismo está en auge, pues, a nosotros nos amenazaron direc-
to. (CNMH, CV, 2018, 6 de junio)

La Comisión Intereclesial de Justicia y Paz describe el homicidio de la si-


guiente manera:

José Francisco Ramírez Torres originario de Valledupar, a sus 33 años era


abogado de la Universidad del Atlántico, directivo de la Asociación Nacio-
nal de Abogados Litigantes (ANDAL) profesor de la Universidad Popular
del Cesar (UPC), integrante de la Asociación Nacional de Funcionarios y
Empleados de la Rama Judicial y de “A Luchar”, vocero de la Coordinadora
Obrero-Campesina y Popular del Cesar. (…)

Francisco como vocero y negociador por parte de la Coordinadora en las


protestas realizadas, fue víctima de amenazas por la Fuerza Pública en el
departamento, principalmente por mandos militares. Días después en el
parabrisas de su auto recibió un panfleto que lo declaraba blanco militar y
decía “que sus días estaban contados”.

Fue así como el 27 de junio de 1987 fue asesinado en el barrio Garupal


de Valledupar, mientras le cambiaba una llanta a su carro y cuando
estaba a poca distancia de llegar a su casa. Cuando se bajó a cambiar la
llanta dos paramilitares mientras pasaban en una moto le dispararon
a Francisco y su vida fue segada. (Comisión Interclesial de Justicia y
Paz, 2019)

197
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

La muerte del profesor Ramírez Torres fue un punto coyuntural en la histo-


ria de la UPC, ya que se referencia este hecho como el principio de la violencia
que aquejaría a la universidad durante las décadas siguientes.

La incursión del Bloque Norte en la UPC en la década de los noventa

Posterior al Paro del Nororiente, la UPC estableció la elección popular del


rector como uno de sus ejes participativos. No obstante, estas circunstancias
propiciaron una división interna en el claustro que implicó a los sectores po-
líticos e ideológicos de los estudiantes y profesores, así como la influencia de
externos para postular o imponer candidatos de su preferencia. Este fue uno
de los puntos estratégicos de entrada del Bloque Norte a las dinámicas del in-
terior de la UPC. Además de la posibilidad de financiación al grupo armado a
partir de los dineros de la educación, la apuesta antisubversiva también moti-
vó la infiltración, el control directo sobre el campus y el ejercicio de estrategias
de terror, tales como el homicidio, las amenazas y el desplazamiento forzado,
las cuales terminarían quebrando de manera permanente el tejido social pre-
viamente construido por la comunidad universitaria.

Tras la creación de las primeras estructuras del bloque entre 1996 y 1997, es-
tas iniciaron la intervención y persecución de líderes estudiantiles de la UPC
en los primeros dos meses del año 1997. En ese período fueron asesinados tres
estudiantes que hacían parte de distintos procesos organizativos y que habían
hecho denuncias alrededor de la corrupción y los malos manejos que se ve-
nían dando al interior de la universidad. Según el portal Hacemos Memoria,

El momento más crítico fue a partir de 1997, cuando tres líderes estudianti-
les fueron asesinados en menos de dos meses: José Alfredo Cuello Saucedo,
representante de los estudiantes ante el Consejo Superior, el 23 de enero;
Elizabeth Córdoba Uliana, integrante del Consejo Estudiantil Universita-
rio y militante del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario,
Moir, el 13 de febrero; y Rosilda Arias Velásquez, educadora popular, al día
siguiente, el 14 de febrero. (Hacemos Memoria, 2018)

Dicha situación es recordada en contribuciones voluntarias realizadas para


esta investigación.

Edo.: La comunidad universitaria cuando había algunos… algunas… co-


gían a los estudiantes buenos cuando eso y fueron asesinados como tres
estudiantes y los otros fueron desterrados.
Entr.: ¿Se acuerda usted casos así de estudiantes?
Edo.: Sí, por ejemplo, José Cuello.

198
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Entr.: ¿Y a él lo asesinaron?
Edo.: Lo asesinaron de la forma más atroz.
Entr.: ¿Cómo fue el caso?
Edo.: Él salió desterrado también, volvió un diciembre añorando algo y no
lo dejaron… no llegó esa noche, cuando ya esa misma noche lo secuestra-
ron, se lo llevaron, lo torturaron y lo mataron. Y una muchacha y otra, y
todos los otros se fueron. (CNMH, CV, 2018, 13 de septiembre)

el recrudecimiento de la violencia contra la comunidad


universitaria

La muerte de José Alfredo Cuello, Elizabeth Córdoba Uliana y Rosilda


Arias significó el inicio de la ola de violencia que el Bloque Norte ejer-
ció sobre la UPC. Esto también derivó en amenazas y desplazamientos
forzados de estudiantes y profesores. Además, es posible que desde ese
momento el Bloque comenzó a incidir en la elección de nuevos rectores,
así como en el manejo de las finanzas de la universidad por medio de sus
candidatos. En estos cuatro años, aproximadamente, al interior de la uni-
versidad se fueron generando grandes inconformidades, en particular con
la administración de Roberto Daza, y con el ingreso de los paramilitares
al campus, profirieron amenazas contra estamentos críticos de la situación
que atravesaba la universidad. 22 El profesor Miguel Ángel Vargas Zapata,
presidente de la Asociación de Profesores Universitarios (ASPU) de la sec-
cional Cesar, encabezó un proceso de denuncia contra Roberto Daza por
presuntos hechos de corrupción y por permitir la presencia de grupos de
choque al interior del campus, al parecer asociados con estructuras para-
militares. El 16 de mayo de 2001, a las entradas de la UPC, Vargas Zapata
es asesinado, determinándose con posterioridad que los responsables fue-
ron paramilitares.

La situación respecto del profesor Vargas es relatada en contribuciones vo-


luntarias para esta investigación.

Entr.: ¿Cómo cree usted que inició todo eso? O sea, ¿ya había habido
amenazas mucho antes de que empezaran a matarlos? ¿De dónde surgió
esa problemática?
Eda.: Bueno, (...) el problema de él según… porque todo eso está tam-
bién en el Palacio de Justicia, él hizo unas denuncias, él hizo unas de-

22 Roberto Daza estuvo vinculado a distintas investigaciones fiscales, penales y disciplinarias con
motivo de su paso por la rectoría de la UPC. Existen dos condenas administrativas por la persecución
de docentes a través de despidos injustificados.
199
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

nuncias y él hablaba muy abiertamente, él cogió un micrófono y hablaba


bastante de todas las cosas que estaban mal hechas en la Universidad
Popular del Cesar, en ese tiempo estaba… estaba de rector el señor Ro-
berto Daza. (…), ya él tenía varios años en que se venía reeligiendo, lo
reelegía … el Concejo Superior…Entonces, porque según él acomoda-
ba algunos artículos de la… de la parte legal que… que ellos siguen
como para reelegirse, el profesor Miguel Ángel estaba en contra de to-
das esas… de todas esas leyes que… que modificaban para seguir él en
el mandato. Entonces, él lo hablaba con los… con los estudiantes en las
reuniones y todo eso. Ah, él unos meses antes, él se quedaba en la uni-
versidad haciendo los laboratorios porque él era científico, y él salió…
estaba haciendo sus laboratorios y salió más o menos como a las doce
de la noche en el carro, iba saliendo en el carro, pero cuando él se metió
al carro, lo esperaron tres hombres encapuchados, tres hombres y le…
los… le jalonaron el pelo y lo cogieron por “aquí”, y que le decían: deja
de estar molestando a mi hermano, deja de estar molestando que te va a
ir mal, hijueputa qué es lo que tú quieres, tal y tal cosa. Y él entonces, él
calladito, y después eso lo denunció.
Entr.: ¿En qué entidad denunció eso?
Eda.: A… ante la… claro, ante la Fiscalía … eso está ahí, pero eso después
lo archivaron, esos procesos los archivaron, porque él no tenía como eco, él
iba y denunciaba, y denunciaba, y las cosa no… no se daban, o sea, las cosas
se troncaban, y a él le… le decían que… que él era un drogadicto, que no le
pararan bolas (...).
Entr.: ¿Recuerda usted nombres de esas otras personas que, digamos, acom-
pañaban a Roberto Daza?
Eda.: Bueno, parece que fuera mentira, pero esa gente la mayoría está muer-
ta, uno es apellido… uno es apellido… un profesor que le tenía bastante
rabia a Miguel Ángel, ese se… ese se ahorcó ahí en el conjunto cerrado
de Los Portillos. Egea, Toño Egea, él estaba bien en la época que a Miguel
Ángel lo mataron, pero de pronto fue… se enfermó como de los músculos
y se murió, se… él mismo se mató. Otro, apellido Solórzano, un… en ese
tiempo era juez, ese también se murió en un accidente.
Entr.: Era juez Solórzano.
Eda.: Sí, él era juez, pero también profesor de la universidad. ¿Quién
más? Un señor apellido González que en ese… en esa época era el secre-
tario, el secretario del… del Concejo Superior (...). Un apellido Gonzá-
lez, también se murió, imagínate, parece que fuera mentira, pero se han
muerto varios, como ya tiene die… eso tiene diecisiete años, de lo que
yo conozco. Alfredo Daza que es el hermano de Roberto Daza, que era
profesor ahí, ese también tenía… era bastante enemigo de él. (CNMH,
CV, 2018, 6 de junio)

200
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Frente a las amenazas que recibió el profesor Vargas, en otra contribución


voluntaria se relata:

Sí se denunciaba. Pero eso no… realmente no… no servía. De hecho, el


mismo Miguel Vargas, antecitos de que lo asesinaran, él denunció ame-
nazas, porque a él lo amenazaron físicamente, a él lo… lo cogieron en…
estaba ahí en un evento de la universidad y en el parqueadero lo… lo cogie-
ron mal, inclusive le hicieron rasguños en el cuello cuando lo agarraron, y
le pusieron un arma en la… en la sien… Fue dentro de la universidad. Le
dijeron que dejara de joder al rector, si no lo iban a… a matar. Y yo creo que
al mes ya eso… lo mataron, lo asesinaron. (CNMH, CV, 2018, 6 de junio)

La Fiscalía comprobó que el crimen había sido ordenado por el Bloque Nor-
te y emitió condena contra el sicario que disparó. También se condenó al De-
partamento Administrativo de Seguridad (DAS) debido a que estuvo involu-
crada en la inteligencia y persecución a la que fue sometido el profesor Vargas
hasta el día de su muerte.

El Juzgado Penal del Circuito Especializado de Valledupar condenó a Frank Gre-


gorio Toncel por el asesinato del profesor Vargas. De acuerdo con este documento:

Se establece en grado de certeza en la foliatura que la víctima era educa-


dor del claustro universitario donde fue asesinado al paso que al momento
de su muerte pertenecía a la Asociación Sindical de Profesores Universita-
rios ASPU-Cesar, fue crítico de la administración del rector Roberto Daza
Suárez e instauró denuncia contra este por el delito de amenazas.

También obra comunicado, al parecer de las Autodefensas Unidas de Co-


lombia, en donde se responsabilizan por su muerte al considerarlo ideólogo
de la subversión e incluso se anota que se dedicaba a reclutar menores para
esta organización rebelde. (Juzgado Penal del Circuito Especializado de
Valledupar, Sentencia Esvany Riascos López y otros, 2018)

Esta condena es relevante en la medida en que demuestra que desde el co-


mienzo existía claridad de que el Bloque Norte estaba detrás del crimen. Asi-
mismo, que las motivaciones del bloque se centraron en la estigmatización
del profesor Vargas como guerrillero, en consecuencia, de su trabajo político
como líder sindical. En la sentencias, se reconoce la responsabilidad que tenía
el DAS alrededor del homicidio:

Los medios de prueba relacionados en precedencia demuestran cómo,


entre otras entidades frente a las cuales no es procedente pronunciarse

201
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

en esta instancia, la Policía Nacional, el Departamento Administrativo


de Seguridad y, en especial, la Fiscalía General de la Nación tuvieron
pleno conocimiento de la situación de riesgo en que se encontraba el se-
ñor Vargas Zapata. También de la grave situación de orden público que
se vivía en el departamento del Cesar y específicamente al interior de la
Universidad Popular del Cesar, plantel educativo en el que se proscribió
de facto la posibilidad de ejercer libremente el derecho de asociación
sindical, sin que las demandadas desplegaran actividades eficaces para
garantizar el mismo y, sobre todo, para proteger la vida e integridad
personal tanto del señor Miguel Ángel Vargas Zapata como la de otros
profesores sindicalistas que acogieron una postura crítica frente a la
administración del ente universitario.

(...) no se entiende cómo, enteradas de las amenazas, las accionadas hi-


cieron caso omiso de las mismas. De un lado, la Fiscalía General de la
Nación omitió adelantar una investigación seria e imparcial que lograra
neutralizar el atentado que cobró la vida profesor sindicalista, ocurrido
casi dos años después de que fuera alertada por la víctima y que, incluso,
culminó con decisión de preclusión, proferida con posterioridad al homi-
cidio. Asimismo, la Policía Nacional, entidad a la que, por mandato cons-
titucional (art. 218), le corresponde mantener “las condiciones necesarias
para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que
los habitantes de Colombia vivan en paz”, esto es, le compete el mante-
nimiento del orden público, no acreditó haber adoptado medida alguna
para salvaguardar la integridad personal de la víctima o para desmante-
lar la estructura criminal que intimidaba a los docentes sindicalistas y
comoquiera que se trataba de un hecho notorio, de conocimiento público
–tal como lo refirió el personero municipal de Valledupar en el Oficio del
17 de mayo de 2002– resultaba imperioso desplegar acciones positivas
tendientes a garantizar su integridad personal. En todo caso, de haber
adoptado medidas, es evidente que no fue suficiente para este propósito.
(Consejo de Estado, Sentencia Esvany Riascos López y otros, 2016)

La sentencia confirma las actuaciones irregulares del DAS en las investi-


gaciones relacionadas con la solicitud de protección y posterior homicidio de
Vargas, así como de las amenazas recibidas por el docente y de la situación de
orden público al interior de la institución. Finalmente, en su parte resolutiva,
la sentencia del Consejo de Estado endilga responsabilidades sobre este homi-
cidio a la Nación, encarnada específicamente en la Fiscalía, la Policía Nacional
y el Ministerio de Defensa. Esto último es notable, ya que se termina compro-
bando ese vínculo entre paramilitares e instituciones estatales alrededor de la
persecución de sectores sociales estigmatizados por el Bloque Norte.

202
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

El homicidio del profesor Vargas daría paso a otros ocurridos en la co-


munidad universitaria de la UPC. Posterior a la muerte de Miguel Ángel
Vargas, es asesinado el profesor Luis José Mendoza Manjarrez. El 22 de
octubre de 2001, mientras el docente salía de dictar clase fue abordado por
cuatro hombres armados en dos motos y fue asesinado. El caso de Mendo-
za es similar al del profesor Vargas, ya que se venían presentando amena-
zas por su labor al interior de ASPU, su lucha contra el control del Bloque
Norte y por estar al tanto de las denuncias que se estaban haciendo en ese
momento por la corrupción en la rectoría. 23 El caso parece ser el mismo, en
la medida en que todo comienza con amenazas. Incluso, el profesor Luis
Mendoza alcanzó a salir varias veces de Valledupar para proteger su vida.
Así se señala en una contribución voluntaria:

Entr.: (...) podía decirse que había integrantes de la estructura paramilitar


dentro de la universidad constantemente vigilando, haciendo…
Edo.: Sí, yo diría que sí. Yo diría que sí. Porque también hay cosa… pues,
hay eventos muy extraños. Por ejemplo, al profesor Luis Mendoza Manjarrez,
cuando ya estaban cerca al momento en que lo asesinan, por ejemplo, él llegó
y nos contó que le había ocurrido algo extraño, que estando… entraba a la
glorieta del Pedazo de Acordeón, saliendo de la universidad, llegó a la glo-
rieta, cuando entró a la glorieta lo cerraron dos motos y un carro. Se bajaron
y se identificaron como agentes del DAS [Departamento Administrativo de
Seguridad]. Le revisaron el carro que porque parecía… tenía el aspecto de un
carro que habían… denunciado como robado. Que le hicieron la revisión a él,
todo, pa, pa, pa. Y le dijeron: no, no es este, puede seguir. Nosotros considera-
mos que le estaban haciendo… era seguimiento. Hasta de pronto indicándole
al sicario quién era al que iban a matar. Me atrevo a pensarlo.
Entr.: ¿Hubo otras acciones como esas que el DAS hiciera?
Edo.: No, pero a él también, esa misma semana, le tocaron el carro en
el… en el parqueadero con otro carro, también le tocó ir corriendo y
también le hicieron su revisión. Entonces, son dos hechos. Y el tercer
hecho sospechoso es que el día que lo asesinan suspendieron la vigilan-
cia en toda la universidad.
Entr.: ¿Qué tipo de vigilancia había en ese momento?
Edo.: Privada, así como…Era privada. No esta misma, ¿no?, pero, así como
ahora, es la época en que empezó la contratación de seguridad privada. Y
ese día la suspendieron, no había vigilantes.
Entr.: ¿Se supo quién dio la orden de la suspensión?

23 Según el portal Verdad Abierta (2014, Las verdades que no ha dicho ‘Jorge 40’) este crimen aún no
ha sido esclarecido por los grupos paramilitares y comenta que es una de las verdades pendientes de
contar por Jorge Cuarenta. Sin embargo, el Estado sí fue condenado en 2009 por no haber brindado
protección aun cuando el profesor Mendoza la había solicitado.
203
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Yo creo que fue desde rectoría o… Pues, fue desde la administración,
pero se suspendió. Eso se denunció en su tiempo también. Y en días ante-
riores habían aparecido… letreros, carteles: “Fuera ASPU, fuera guerrille-
ros, fuera…”, yo no sé qué.
Entr.: Usted dice que quitaron la vigilancia acá en el sector. Quiere decir que
el asesinato fue acá…
Edo.: Ah, ahí fue en la puerta. En aquella puerta que ahora está cerrada,
esa era la puerta de entrada y salida. A los dos los asesinaron en esa misma
puerta. Cuando… cuando el automóvil para para la salida, ahí estaba… en
ambos casos, el sicario estaba ahí. En uno, en el de Migue, era un sicario a
pie. Y el de Lucho, le atravesaron creo que eran dos motos y desde las motos
lo dispararon. Los de las motos sí eran gente muy entrenada. Fueron certe-
ros desde la moto, eso fue de una. El que no era entrenado era el de… el que
asesinó a Migue. Pero también. Lo cogió cerquita y le hizo varios tiros. No
hubo posibilidades. (CNMH, CV, 2018, 6 de junio)

El anterior testimonio es importante no solo para el caso del profesor


Mendoza, sino que refleja una realidad que se comenzó a presentar en la
universidad con la llegada del Bloque Norte: infiltración y emergencia de
grupos de choque al interior del campus de la universidad. Sumado a la
aparición de grupos que amenazaban a integrantes de la universidad, los
cuales emitían panfletos y grafitis. Según las contribuciones voluntarias
realizadas en la investigación, algunas de las empresas que prestaban el
servicio de seguridad privada también estuvieron involucradas en accio-
nes contra estudiantes o profesores. Al parecer, estas empresas permitie-
ron ingresar a personas armadas al campus.

A 2001 la persecución de la que estaban siendo objeto ciertos sectores uni-


versitarios era evidente, así como la presencia del Bloque Norte al interior de la
universidad, especialmente del Frente Mártires del Cesar, con la finalidad de
realizar un ejercicio de control sobre el campus. Esta situación es ejemplifica-
da en otra contribución voluntaria, al comentar que posterior a la muerte del
profesor Mendoza, otros profesores de la universidad recibieron amenazas.

¿Sí? Cuando mataron a Lucho, cuando mataron a Lucho para nosotros


fue terrible. Si fue terrible lo de Miguel Ángel, lo de Lucho fue mucho
más. Pero nosotros recibimos un CD con una grabación y le daba gra-
cias a los profesores, el CD decía: “Aquí habla el grupo paramilitar, los
grupos paramilitares, gracias profesora Fulana, gracias profesor Zutano,
porque matamos un desgraciado guerrillero, contribuyeron ustedes a…
Están contribuyendo a limpiar a la universidad y si es necesario vamos a
continuar con el doctorcito Fulano de tal y con todos los demás que están

204
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

ahí”. Y le daban gracias a los profesores y a los profesores que nombraba,


fueron los que hicieron el curso. (CNMH, CV, 2018, 6 de junio)

La cooptación institucional de la UPC por parte del Bloque Norte:


corrupción, desfalco y ruptura del tejido social

El trasfondo de esta persecución en la UPC como parte del accionar del Blo-
que Norte no solo era la “normativización” de un modelo subjetivo antigue-
rrillero, sino que también implicaba el acceso a altos estamentos de poder de
la institución para ejercer un control directo y amplio sobre los dineros que
llegaban desde el gobierno nacional para financiar la educación superior pú-
blica del Cesar. El accionar del paramilitarismo al interior de la universidad,
a pesar de seguir basado en estrategias de terror, sufrió una reconfiguración
que estuvo centrada en controlar el centro educativo desde los entes más im-
portantes, y así, acceder al dinero y recursos de la UPC. Este proceso puede
remontarse a los años 2003 y 2004, cuando la infiltración se hace a gran esca-
la, inclusive poniendo candidato para la rectoría.

De acuerdo con el relato de ‘101’, antes de ser asesinado, el exjefe parami-


litar David Hernández Rojas, alias ‘39’, escogió a José Guillermo Botero
como rector de la Universidad en esa ocasión, luego de reunirse con varios
aspirantes al cargo.

“En ese momento todo el mundo tenía que copiarle a ‘39’. Todos los can-
didatos fueron reunidos con ‘39’ y puso a Botero. Así como subían (a las
reuniones) los concejales y todo el mundo”, agregó ‘101’.

Según el desmovilizado, que reemplazó a ‘39’ luego de ser asesinado


en extrañas circunstancias el 26 de octubre de 2004, supuestamente el
enlace entre los candidatos y el exjefe paramilitar fue Leoncio Peralta,
un funcionario de la Universidad que estudió con ‘39’ en su infancia.
(Verdad Abierta, 2010b)

El artículo explica que Peralta era quien llevaba los candidatos de la recto-
ría a cambio de contribuciones económicas. De esa situación se desprendía
que el consejo de la UPC estaba en manos de Hernández; y que este último
afirmaba que, de no ser elegido Botero, sería asesinada cualquier otra persona
que asumiera el cargo. Guillermo Botero fue citado a indagatoria en 2009, por
presuntos nexos con grupos paramilitares. La situación respecto de Guillermo
Botero24 también es comentada en una contribución voluntaria:

24 José Guillermo Botero estuvo investigado por nexos con el Frente Mártires del Cesar, pero la in-
vestigación precluyó en 2010.
205
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Es decir, cuando Daza estuvo… Fue, precisamente, el que reemplazó


a… Pacheco lo colocaron en una etapa en que Roberto estaba en la cár-
cel. Estaba detenido. Entra Roberto otra vez a su cargo, porque lo… lo
declaran… ¿cómo se dice?, sobreseído o inocente. Entonces, él regresa
a su cargo. Y lo reemplaza este abogado, que inclusive lo demandaron
por… porque fue nombrado por el paramilitarismo, pero la ley dijo que
eso no era cierto. ¿Sí?
Pero nosotros sabemos que sí, porque fue la época cuando cogieron a los
miembros del Superior: a algunos los llevaron a La Mesa a decirles que
tenían que votar por él; a otros les pusieron el arma, [dijeron:] renuncie. Y
a la siguiente también: renuncie. A otros los cogieron en el parqueadero,
armados, los montaron en el carro y [dijeron:] tienen que votar por este.
José Guillermo Botero Cotes. (CNMH, CV, 2018, 6 de junio)

Las afectaciones del Bloque Norte a la UPC incluyeron la intervención en


las finanzas de la universidad, en un contexto de compleja financiación, per-
cibiendo mucho menos dinero asignado, que era desviado para enriquecer al
Bloque Norte.

Según contribuciones voluntarias de personas relacionadas con la UPC,


también se presentaron graves afectaciones sobre el tejido social que, como
sujeto colectivo, había construido la universidad desde su fundación.

Edo.: De decisión. Es poco. Yo fui representante de los profesores en el


Consejo Superior Universitario unos dos años y medio. Fui represen-
tante de los profesores y había una muy fuerte democracia en torno a
que los representantes trabajábamos en el seno del… del profesorado y
decidía era el seno del profesorado lo que se discutía por parte del pro-
fesor en los consejos (…)
Entr.: ¿Hubo alguna estrategia para hacer esa dilución de los espacios? ¿us-
tedes empezaron a recibir algún tipo de instrucción o algo que decía: “No se
pueden volver a reunir”? o ¿cómo fue?
Edo.: No. Digamos que lo… las situaciones se dan no porque nos pro-
híban la reunión, ¿sí?, sino porque, desde la administración, la primera
batalla que empezó a haber fue contra ASPU y su influencia. Esa fue la
primera batalla. Y eso la facilitó mucho el hecho de que algunos pro-
fesores y algunos estudiantes, pues, con su concepción, se hicieron del
lado de… del manejo [que] digamos que estaba dando a la universidad
y del manejo acorde con lo que quería la influencia externa a la univer-
sidad. (…) Políticamente, empezaban a tener sus candidatos para los
consejos. Se metieron, inclusive llegaron a dirigir el Consejo Superior
Estudiantil (…) Cuando ya se tomaron el Consejo Superior y todos los

206
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

espacios de poder de la universidad, pues, esos espacios con los que


fueron subiendo ya no servían y ya… se fueron diluyendo, digámoslo
así. No prohíben las reuniones, pero si… si tú eres sindicalista o amigo
del sindicalista, te friegan. Y cuando empieza a crecer el número de
profesores catedráticos ocasionales, que tu nombramiento depende di-
rectamente del rector, pues, la situación es más fácil de controlar. (…)
Y lo otro, pues, con los asesinatos, más todavía. Cuando empiezan a
asesinar personas, a desaparecerlas, pues, ya la gente dice: eso es por
pertenecer, eso es por hacer, eso es por… Entonces, todo el mundo va
desapareciendo, ¿sí? (CNMH, CV, 2018, 6 de junio)

En la misma contribución voluntaria la persona analiza la ruptura de los


espacios democráticos y de disertación.

Entr.: Nosotros tenemos identificado un periodo en específico que es del año


1997 hasta el año 2006, cuando se desmovilizan las estructuras paramilita-
res. ¿Después de esto hubo algún cambio? O sea, ¿cuándo empezaron ustedes
a sentir tranquilidad?
Edo.: Y con la desmovilización del paramilitarismo sí empezó a bajar
un poco. No a la velocidad que uno… que uno de pronto quería, pero
sí empezó ya a bajar, a ser más descansado, la sensación de amenaza a
la integridad física, a la vida. Pero las consecuencias sobre la vida de
la universidad, esas sí no. Porque el… Por ejemplo, quedó intacto el
manejo vertical en las decisiones de la universidad y que uno no puede
hablar, el… la costumbre ya del profesorado de no meterse en nada, no
hablar con nadie, no querer problemas de nada. La vida universitaria,
como universidad, esa que se estaba construyendo, todo eso desapa-
reció y todavía no se ha podido empezar a… a reconstruir. (…) eso es
consecuencia, es una consecuencia ideológica del control paramilitar,
¿sí?, el… el negarse al mismo debate, a la misma discusión de algunos
temas. (CNMH, CV, 2018, 6 de junio)

En otra contribución voluntaria realizada a personas allegadas a la univer-


sidad, se recuerda que entre las afectaciones que se dieron en la UPC estuvo el
desmejoramiento de la calidad de la educación.

Entr.: ¿Qué cree usted que cambió con la muerte del profesor Miguel Ángel, y
su hermano de la Universidad del Atlántico, el profesor Lisandro, y los otros
docentes que fueron víctimas en las universidades públicas, qué cambió des-
pués de que los asesinaran a ellos?
Eda.: Sí, ya cambió, pues, ya… porque yo también, yo estudié en una uni-
versidad pública, y yo me acuerdo cuando yo estudiaba, que en todas las

207
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

universidades hacían sus paros, hacían sus rebeldías cuando no estaban de


acuerdo con alguna ley que salía nueva, y tiraban piedra y todo, porque yo
viví todo eso en la Universidad Pedagógica. Pero ya desde que comenzó,
que empezaron a matar los profesores, ya los estudiantes se han tranqui-
lizado, ya le tienen miedo a todo, o sea, ellos ya… Ha cambiado que… la
forma de… ya el alumno se deja… se deja… manipular, ya él no… no se
rebeldiza mucho, los profesores todos tienen miedo y no hablan y no dicen
nada, porque los dejan sin carga en el siguiente semestre. (…)
Entr.: ¿Cosas como cuáles, por ejemplo?
Eda.: Bueno, una cosa, algo de la Universidad Popular del Cesar, cosas
puntuales, primero: la calidad de los profesores, la calidad no es cua-
lificada (…) Bueno, la cualificación de los docentes, eso es una cosa,
no hay cualificación de los docentes, no hay, no… no hay una… un
verdadero… la remuneración es mala también, entonces, las matrículas
de los estudiantes son bastante altas, la… por ejemplo, la parte de la…
de los laboratorios, no tienen, no están acondicionados para ser una
universidad. Alguien me preguntó a mí, me llamaron también, alguien
de Medellín, y me dijo: ¿Qué quieres tú como reparación de víctimas
que le den a la universidad? Yo le dije: nosotros no queremos nada para
nosotros, nosotros queremos que la universidad mejore. Porque para
eso era que Miguel Ángel se preocupaba, para que hubiera una mejor
calidad de la educación. (CNMH, CV, 2018, 6 de junio)

La UPC también tuvo una afectación considerable en términos del tejido


social y de la apuesta crítica que se presentaba ante las realidades sociales y
económicas del país; pero más específicamente, para levantar la voz contra
los malos manejos y el control que ejercía el paramilitarismo en la univer-
sidad. Los distintos estamentos universitarios tuvieron miedo de partici-
par en espacios organizativos debido al recuerdo de las represalias de las
cuales fueron víctimas antiguos compañeros y compañeras. A la fecha, se
siguen presentando amenazas contra miembros de la comunidad univer-
sitaria que, sin duda alguna, influyen en que esa democracia universitaria
se recupere a pasos cortos.

Por la apropiación de los recursos se perdió la posibilidad de mejorar la cali-


dad de la educación en la universidad. De forma constante se reclaman mejoras
en la infraestructura, en el nivel de los salarios para docentes y la financiación
universal de matrículas. Con el desfalco realizado por el Bloque Norte en con-
junto con algunas de las autoridades de la UPC, la universidad no ha podido
responder a todas las demandas de infraestructura, los salarios de los docentes
son bajos, lo cual impacta en la calidad de la educación. También existen múlti-
ples reclamos alrededor del valor de las matrículas que, según mencionan varias

208
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

de las personas entrevistadas, es demasiado alto para el nivel actual de la UPC y


para la capacidad adquisitiva en una ciudad como Valledupar.

A pesar de toda la violencia y las afectaciones que afectaron la armonía de


la Universidad Popular del Cesar, este lugar ha encontrado formas de resistir
y estrategias de resiliencia para salir adelante después de períodos de violencia
tan largos y crudos. Una de esas formas se refleja en la organización de distintas
personas, tanto estudiantes como docentes, para crear el Comité de Impulso de
la UPC para su reconocimiento como sujeto colectivo víctima del conflicto ar-
mado. A través de un proceso de largo aliento, finalmente el Comité de Impulso
consiguió que en 2019 la Universidad Popular del Cesar fuera reconocida como
sujeto de reparación colectiva por parte de la Unidad de Víctimas. Así, el portal
Hacemos Memoria narra los avances que se han conseguido desde el inicio del
proceso de reconocimiento como sujeto colectivo victimizado:

Si bien el proceso de reparación colectiva de la Universidad Popular del


Cesar es reciente, cabe destacar que tanto su actual rector como su Comité
de Impulso —integrado por diversos colectivos, grupos de trabajo y expre-
siones organizativas de la comunidad universitaria, e inscrito formalmente
ante la Unidad de Víctimas el 20 de marzo de 2018— han dado sus prime-
ros pasos hacia las medidas de restitución, compensación, rehabilitación,
satisfacción y garantías de no repetición que comprende cualquier proceso
de reparación colectiva, al menos en sus componentes simbólico y político.
(Hacemos Memoria, 2018)

A finales de 2017 Alfonso Meza, rector de la UPC, anunció que la adminis-


tración de la universidad brindaba todo el apoyo posible al proceso de repa-
ración colectiva, y reconoció su importancia para el progreso del centro edu-
cativo, en especial en escenarios de posacuerdo de paz con las FARC. Por lo
que puso a disposición del Comité de Impulso el aparato institucional en pro
de las estrategias de reparación que resulten de la interlocución con la Uariv
(Hacemos Memoria, 2018).

Es importante reconocer que de forma constante en la UPC se realizan ejer-


cicios de memoria histórica, centrados en recordar a las víctimas que dejó
el conflicto armado, teniendo como principal actor victimizante al Bloque
Norte, para que no caigan en el olvido y para que las nuevas generaciones de
integrantes de la comunidad universitaria tengan presente las luchas que ha
tenido que dar la comunidad universitaria para que este centro educativo no
caiga en manos del terror y del miedo. El presente informe es una de las for-
mas de contribuir a la reparación de las víctimas que dejó el Bloque Norte en
la Universidad Popular del Cesar.

209
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

2.5.3 universidad del atlántico (ua)

A pesar de las dificultades que encontró la estructura paramilitar para contro-


lar ciertos territorios del departamento, el Frente José Pablo Díaz logró afectar
de manera significativa a la Universidad del Atlántico. Este centro educativo
es uno de los lugares ampliamente afectados por el grupo que estaba a cargo
de Jorge Cuarenta, especialmente entre 1999 y 2006; aunque se presentarían
ejercicios de revictimización en años posteriores por grupos posdesmoviliza-
ción de estructuras paramilitares.

Eventos violentos previos a la incursión paramilitar en la UA:


desfinanciación, estigmatización y represión

La historia de resistencia –y, por lo tanto, de violencia– en la UA es anterior a


la incursión del Bloque Norte. Desde la conformación de la universidad, esta
debió confrontar ciertos fenómenos que afectaron su desarrollo académico:
la desfinanciación y la corrupción. Existe información de persecución laboral
desde la conformación de la universidad.

Con las reformas institucionales no solo se afectó la autonomía económi-


ca de las universidades, también la autonomía política. Al decreto 3157 de
1968 se sumarían los decretos 580 y 581 de 1971 a través de los cuales se
pretendía controlar el orden público universitario (Tarazona, 2013, p. 206).
Como resultado tuvieron lugar allanamientos, tomas militares, expulsio-
nes masivas, destitución de profesores, cancelación de semestres, cierres de
las universidades y la asignación de los denominados “Rectores Policías”
(Archila, 1999, pp. 78-84). El decreto 1821 otorgó poderes omnímodos a
estos nuevos rectores. Se vivía el fracaso de la propuesta modernizadora de
los años sesenta. El sistema de educación superior continuaba expandién-
dose y segmentándose, mientras las universidades públicas atravesaban
una profunda crisis descrita por Lucio y Serrano en los siguientes térmi-
nos: “La crisis de la universidad estatal se hace crónica: es crisis académica
producida por los cierres continuos, crisis financiera ante un Estado no
dispuesto a invertir más en una institución que ya no le responde, crisis
de opinión pública que solo ve en ella criaderos de subversivos, crisis de
número al expandirse por encima de lo que permiten sus recursos, crisis
inclusive de apoyo externo y fundamentalmente: crisis de concepción: ni se
modernizó el Estado a partir de la Universidad, ni se hizo la revolución”.
(Universidad del Atlántico, s.f., p. 16)

Ante este panorama, la respuesta usual del estudiantado de la Universidad


del Atlántico fue la organización de protestas, huelgas y otros eventos infor-

210
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

mativos, ante lo cual el Estado reaccionó con la militarización temporal del


campus. Se comienzan a configurar ciertos imaginarios alrededor del centro
educativo que van en vía de estigmatizar la protesta universitaria y justificar
la utilización de métodos represivos por parte del establecimiento. Estas si-
tuaciones se continuaron presentando a lo largo de las décadas de los ochenta
y los noventa, una época en la que la universidad se vio progresivamente des-
financiada, por lo que la comunidad estudiantil reaccionaba y se generaban
acciones de represión por parte del Estado.

A comienzos de la década del noventa salieron a flote los casos de corrup-


ción al interior del campus de la Universidad del Atlántico, así como acciones
delictivas contra estudiantes y profesores. El diagnóstico de la UA menciona
lo siguiente sobre el inicio de la década:

Uno de los puntos álgidos de la protesta tuvo lugar en noviembre de 1990


cuando la policía respondió violentamente a los disturbios. Dos policías y
cuatro estudiantes quedaron heridos, 53 estudiantes fueron arrestados y
la policía se tomó las instalaciones de la UdeA (El Tiempo, 22 de noviem-
bre de 1990). Posteriormente la Comisión Regional de Derechos Humanos
determinaría que en este evento se presentaron violaciones a los Derechos
Humanos (El Tiempo, 2 de diciembre de 1990). Los estudiantes protesta-
ban por los problemas de presupuesto, pero también por el asesinato de Je-
sús Santrich, egresado del programa de Biología y Química. Santrich man-
tenía una activa militancia en el Partido Comunista. El 17 de noviembre de
1990 fue asesinado y uno de sus compañeros herido por agentes del DAS
en un bar ubicado al frente de la antigua sede de la Universidad del Atlán-
tico. La muerte de Santrich fue leída como crimen de Estado (El Heraldo,
17 de noviembre de 2012). Nuevos hechos de violencia relacionados con la
UdeA se presentarían el 18 de mayo de 1991 cuando el estudiante de quinto
año de derecho Juan Pineda Gallegos fue asesinado en un aula frente a
sus compañeros de clase. En los hechos quedaron heridos dos estudiantes.
(Universidad del Atlántico, s.f., p. 23)

Es así que, por un lado, comenzaron a materializarse las amenazas que du-
rante mucho tiempo habían recaído sobre líderes y lideresas estudiantiles, con
el asesinato de dos estudiantes en menos de un año; y, por otro lado, emerge
una dinámica que fue muy común en las victimizaciones a la que sometieron a
la universidad, en la que organismos del Estado actuarían de manera violenta
contra personas que se relacionaban con el centro educativo.

En el marco de las investigaciones de las cuales estaba siendo objeto la uni-


versidad por malos manejos y corrupción, y en respuesta al inconformismo cre-

211
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

ciente por los malos manejos, distintos entes de la comunidad se organizaron


para impulsar una candidatura alrededor de una propuesta alternativa. Es así
como en la consulta universitaria de 1997 queda elegido como rector Ubaldo
Meza, quien contaba con la aprobación de una buena parte de las personas que
conformaban el centro educativo. Sin embargo, fue en el tiempo de la rectoría de
Meza en la que se dieron las primeras incursiones paramilitares a la UA, pese a
que no es posible vincular a Meza con grupos paramilitares. Durante su período
como rector se dio el escalamiento de la violencia de las estructuras paramili-
tares contra integrantes de ese centro educativo. Algunas versiones de personas
que estuvieron en esa época en la universidad señalan que:

En la Universidad del Atlántico se presentaron hechos de violencia al ini-


cio de la década del 90 como los asesinatos del egresado Jesús Santrich el
17 de noviembre de 1990 y del estudiante Jesús Pineda Gallegos el 19 de
mayo de 1991. Posteriormente se presentó el 13 de agosto de 1996 el asesi-
nato del estudiante William José Orozco. En la memoria de los profesores
tuvo lugar también en este momento el asesinato del profesor German
Pinzón “Hay un profesor que se llamaba German Pinzón, ese es el pri-
mer profesor que matan en la universidad. Era un profesor reconocido
militante de izquierda. De los primeros profesores que alcanzó a estudiar
maestría y tenía mucha capacidad. Muy amable, muy bacano, tenía mu-
cha hinchada con los estudiantes. Planteó nuevas cosas de convenios con
cajas de compensación, bienestar, etc. Era un tipo muy reconocido. Al
compañero lo mataron el día que le entregaron el diploma de la maestría
allá en Bogotá”. (Entrevista profesores UA)

El 10 de agosto de 1997 fue asesinado Diodedit Navarro Jaramillo y el 6


de noviembre de 1997 la estudiante Andrea Isabel Valero Jiménez. En las
denuncias sobre estos últimos hechos se empezó a explicar, sin embargo,
que tenían lugar en un contexto de denuncias sobre la crisis financiera y la
corrupción en la universidad. Así lo denunció el Comité Caribe para la De-
fensa de los Derechos Humanos “Desde el año de 1997 algunos estudiantes,
profesores y trabajadores se han caracterizado por adelantar un movimien-
to en contra de la corrupción al interior de la Universidad del Atlántico,
en donde lógicamente se han visto involucrados rectores, gobernadores,
congresistas, diputados y miembros de la administración distrital con el si-
lencio cómplice de las Autoridades Nacionales y medios de comunicación.”
(Comité Caribe para la Defensa de los Derechos Humanos, 2 de marzo de
2001). (Universidad del Atlántico, s.f., p. 37)

El diagnóstico también confirma que el 1 de enero de 1998 fue asesinado


en la puerta de su hogar en Sabanalarga, el estudiante Yesid Álvarez Mercado.

212
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Asimismo, durante este año se evidenció el desfalco financiero a la universidad,


a pesar de ser una de las que más recibían recursos desde el gobierno central.

Así, desde 1997 empezó la nueva campaña de terror y persecución sobre


integrantes de la Universidad del Atlántico, específicamente contra personas
que lideraban y hacían parte de los procesos de denuncia de corrupción y
desfinanciación que se estaban visibilizando adentro de la universidad. Se co-
menzó a notar una relación entre las amenazas y los homicidios de personas
de la comunidad universitaria y las denuncias alrededor de la corrupción ins-
titucional que estaba siendo investigada por distintos entes de control. Así, a
principios de 1998 se habían presentado tres homicidios de estudiantes de la
universidad que estaban involucrados con estas denuncias.

Escalamiento de la violencia en la UA bajo el accionar paramilitar del


Bloque Norte 1998-2002

Los años 1998 y 1999 son reconocidos como el inicio de la incursión del para-
militarismo sobre el centro educativo. En esos años comenzaron a circular al
interior de la universidad panfletos firmados por subestructuras que se creía,
en ese momento, estaban relacionadas con el Bloque Norte. Esta fue la primera
señal del ingreso de grupos paramilitares al interior de la institución. Hasta ese
momento no había claridad sobre si los homicidios eran consecuencia de las
denuncias de corrupción a título personal, o si, en efecto, había otros actores
armados involucrados en estas acciones. No obstante, a comienzos de 1998 po-
día establecerse que dentro de la UA el paramilitarismo estaba construyendo
alianzas, internas y externas, para perseguirla e infiltrarla. A finales de 1998
fue asesinado el primer docente sindicalizado de la Universidad del Atlántico:
Raúl Peña Robles (Universidad del Atlántico, s.f., p. 39). El Bloque Norte inicia
su persecución sobre los sindicatos de profesores universitarios y uno de los más
afectados fue la Asociación de Profesores Universitarios (ASPU).

Aunque no existen procesos legales que vinculen al exrector Ubaldo Meza


con la incursión de los grupos paramilitares a la UA, existen declaraciones
de paramilitares desmovilizados, como alias Montería, que en sus versiones
libres relacionadas con el Frente José Pablo Díaz, mencionó el nombre del
exrector como un hombre que colaboraba con los grupos paramilitares.

Según declaraciones a la Fiscalía 12 de Justicia y Paz de Barranquilla,


Carlos Romero Cuartas, alias ‘Montería’, empleados de la Universidad
del Atlántico, entre los que se encuentra el exrector Ubaldo Meza, parti-
ciparon en el homicidio de varios estudiantes, profesores y sindicalistas
de la Universidad.

213
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

‘Montería’ aseguró que el exrector es el autor intelectual de varios asesi-


natos, durante su gestión en la universidad, entre 1997 y 2000, junto con
extrabajadores de esta institución educativa como Carlos Palma quien para
la época trabajaba en la Oficina de Admisiones, y Ricardo Sevilla, antiguo
miembro del sindicato de la universidad. (Verdad Abierta, 2012a)

Asimismo, el artículo de Verdad Abierta recoge el relato de Javier Cas-


tro, estudiante amenazado, quien comenta que una de las formas de des-
viar recursos era a través de la contratación de conferencistas, y que los
sobrecostos de dichos viajes se dirigían a desfalcos. Y se señala que, entre
las acusaciones contra el exrector estaba la filtración de miembros de la
comunidad universitaria señalados de tener vínculos con la guerrilla, a
través de la denominada “lista negra”. Instituciones como el Ejército y el
DAS utilizaban ese modus operandi para perfilar a personas que luego fue-
ron asesinadas (Verdad Abierta, 2012a).

Lo anterior está corroborado en una de las sentencias anticipadas proferidas


por el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Descongestión,
en contra de Carlos Arturo Romero Cuartas, más conocido por su alias Mon-
tería. En este documento se menciona que:

Dentro del paginario se colige de manera indubitable que la organización


armada ilegal entre otras actividades se había concertado para perpetrar
homicidios, los cuales según lo indicó el inculpado fueron ordenados por
el comandante del bloque, alias “Jorge 40”, según lo indicó en su petitum
de acogimiento de justicia y paz, haciendo una relación de los homicidios
de FABIAN PARDO, propietario de UNIAPUESTAS, y socio del hijo de la
“gata” (sic) y sus escoltas, varios profesores de la Universidad del Atlántico,
por participación activa en política, el atentado contra el Director de Fisca-
lías de Barranquilla, el homicidio de varios líderes sindicales y comunales,
aspectos que de alguna manera ratificó en su injurada. (Sentencia Antici-
pada Carlos Arturo Romero Cuartas, 2008, pp. 17-18)

Es así como el discurso de los paramilitares para perseguir a estudiantes,


profesores y personas de la comunidad universitaria se fundamentaría en los
señalamientos falsos construidos de supuestos vínculos con grupos guerrille-
ros. Con este pretexto el Bloque Norte incursionó en la universidad con el fin
de controlar a la comunidad y a su vez hacerse de las finanzas internas. Sin
embargo, como lo señala una contribución voluntaria de una lideresa estu-
diantil durante ese periodo, el común denominador de las personas víctimas
del accionar paramilitar era su liderazgo o pertenencia a procesos organizati-
vos al interior de la universidad.

214
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Los registros que tenemos y que hemos venido haciendo seguimiento nos
dice que muchos de los paramilitares que incursionaron y desarrollaron
esas estrategias, en versión libre lograron identificar a miembros que te-
nían…a miembros de la comunidad universitaria que ejercían un cargo o
desempeñaban un trabajo al interior de la universidad y también lograron
identificar a miembros del Ejército y a miembros del antiguo DAS con los
cuales se desarrollaron este tipo de estrategias de asesinato, desaparición,
desplazamiento y criminalización de la comunidad estudiantil, de la co-
munidad universitaria (…). En su mayoría los miembros de la comunidad
universitaria que fueron asesinados, que fueron desplazados o que eran
perseguidos, amenazados hacían parte procesos organizativos al interior
de la universidad, que venían proponiendo un proyecto de universidad al-
ternativa a la que se encontraba, pero también había un común denomina-
dor en estos líderes y lideresas y es que ellos venían ejerciendo una fuerte
denuncia a la corrupción que en ese momento se presentaba en la universi-
dad. (CNMH, CV, 2021, 30 de abril)

Con la llegada de los paramilitares a la UA empezaron a circular panfletos


que señalaban el exterminio de la izquierda e incitaban a que los mismos es-
tudiantes denunciaran a estas personas para ajusticiarlas.

Aunque toda la justificación de la incursión del Frente José Pablo Díaz


en la universidad recae sobre el discurso antisubversivo y de acabar con la
guerrilla, los paramilitares del Bloque Norte solían encubrir actividades
económicas que estaban de fondo, y la Universidad del Atlántico parece
no ser un caso distinto.

Algunos postulados han declarado contra Ubaldo Meza rector de la


Universidad del Atlántico entre 1997 y 2000, afirmando que aquel co-
nocía de la infiltración de la Universidad del Atlántico por intermedio
de Carlos Palma, un trabajador del área de Química al que llamaban
Rubén o Rubencho, y que incluso entregó listas de estudiantes que no
eran adeptos de su administración para que los asesinaran. Frente a las
acusaciones varias organizaciones han salido en defensa de Meza afir-
mando que es un hombre de izquierda que hizo lo posible por adminis-
trar la universidad y sanear sus finanzas y que detrás de las acusaciones
están políticos de la región. En todo caso, en su momento contra Meza
hubo al menos 20 procesos por corrupción y denuncias por ser supuesto
autor de algunos homicidios. (CNMH, 2013)

En este punto, y durante la rectoría mencionada, es que se presenta una


toma como forma de protesta por los hechos que se venían presentando. En

215
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

medio del debate el estudiante Yimmy Cantillo, líder estudiantil, desarrolló


acciones contra la corrupción en la institución. Algunos meses después, el 14
de julio de 1999, Cantillo fue asesinado en su casa, en el municipio de Soledad.
Según el Diagnóstico de la violencia en la UA, el ambiente de violencia contra
la comunidad universitaria fue generalizado, tanto así que se llegó a hablar de
la existencia de las “Autodefensas de la Universidad del Atlántico (AUDA)”.

También continuaron las denuncias sobre las amenazas de parami-


litares a estudiantes, trabajadores y docentes. (…) El profesor Rubén
Arroyó, por su parte, denunció amenazas telefónicas contra él (Aspu),
Germán Lombana (Federación de Profesores Universitarios), Edgardo
Gómez (Sintraunicol) y José Rodríguez Jiménez (Sintraunicol). En la
llamada “les advirtieron a los dirigentes sindicales que estuvieran alerta
durante los próximos quince días porque podía presentarse cualquier
hecho anómalo” (El Tiempo, 16 de agosto de 1999). Frente a estas de-
nuncias el comandante de la Segunda Brigada del Ejército, brigadier
general Freddy Padilla De León respondió que “no había que hacerle
eco a (estos) rumores”. (El Tiempo, 11 de agosto de 1999) Las organiza-
ciones estudiantiles y de trabajadores decidieron elevar las denuncias
ante organismos internacionales y de defensa de derechos humanos.
Las amenazas y panfletos persistieron al punto de llegar a notificar la
existencia de las llamadas “Autodefensas de la Universidad del Atlán-
tico (Auda)”: “Muchos estudiantes y profesores de la Universidad del
Atlántico, cansados de los atropellos que cometen en nuestro campus
universitario los radicales izquierdistas, caótico-cristianos y mamertos,
hemos decidido conformar las Autodefensas de la Universidad del At-
lántico (Auda), siguiendo el ejemplo de la Universidad de Antioquia,
donde las autodefensas expulsaron a los extremistas de la guerrilla. Esta
decisión la tomamos posterior a una reunión con el estado mayor de las
AUC. Ese anuncio, de julio pasado, está encabezado por el escudo del
alma mater y por la sigla del nuevo bloque amigo de Carlos Castaño.”
(Panfleto citado por Gómez, 18 de noviembre de 1999) (Universidad del
Atlántico, s.f., pp. 41-42)

En la cita anterior se observan dos asuntos: i) el escalamiento de la violencia


directa por medio de amenazas, panfletos y homicidios dirigidos contra las
personas denunciantes de la corrupción; y ii) la respuesta de los organismos
del Estado restándole importancia a las amenazas. Lo último se evidencia
en la mayoría de los crímenes relacionados con la Universidad del Atlántico,
donde hubo participación de organizaciones y agentes del Estado, específica-
mente la Policía y el DAS, que involucraba a distintos organismos policiales
y militares, y permitía la intromisión de grupos paramilitares por medio de

216
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

la denominada estructura Autodefensas de la Universidad del Atlántico, que


decía tener un vínculo con el Estado Mayor de las AUC y seguir las órdenes de
Carlos Castaño. A pesar de estos panfletos, si bien la existencia de este grupo
es difusa, es posible establecer que los paramilitares infiltraron a personas jó-
venes para difundir estas amenazas y realizar seguimientos de las actividades
al interior de la universidad. Entrevistas del MNJCV comentan cómo fue la
intromisión del Frente José Pablo Díaz en el campus universitario.

Entr.: ¿En el caso de los estudiantes de la universidad, de los sindicalistas y


profesores de la Universidad el Atlántico? (…)
Edo.: En la universidad se decía que se estaban formando grupos milicia-
nos para hacer una protesta en contra, el rechazo de las autodefensas…
¿sí entiende? Porque… la ideología era que… ¿cómo es que decían ellos?,
que ese… el estudiante se educa… es un lema que ellos sacaron ¿ya?, que
decía que el estudiante se educa, mas no… ya, el asunto es que la ideología
era que… que ellos sí podían estar reclutando adentro, porque ellos cogían
esas peladas bonitas universitarias y las envolvían, y cuando querían ver
estaban en Chucundun, en una… en una reunión de ellos. Ellos… nunca se
sabían dónde hacían las reuniones allá adentro.
Entr.: ¿Usted le tocó infiltrarse en la universidad?
Edo.: No, ahí ese trabajo lo hizo otro pelado, con una pelada. La pelada
murió de leucemia.
Entr.: ¿Y quiénes eran ellos?
Edo.: También del grupo.
Entr.: Pero, ¿eran estudiantes?
Edo.: No, por eso, ellos… ellos no eran estudiantes, ellos eran del grupo,
pero ellos eran… por decir, en el grupo habían personas que eran bachi-
lleres… ¿sí entiende?, o sea, ellos le dijeron: bueno, nosotros necesitamos
personas infiltradas. [Dijo:] no, yo soy bachiller. [Le contestaron:] bueno
mijo, vas hacer los exámenes, pero tú vas a entrar…
Entr.: ¿Y entraron a la universidad?
Edo.: Claro.
Entr.: ¿Y qué áreas tenían ellos ahí?
Edo.: Ellos estaban estudi… ahí había uno que estaba estudiando inglés y el
otro estaba estudiando… no sé qué vainas como pa’ pintura.
Entr.: ¿Artes?
Edo.: Sí, artes, la pintura.
Entr.: La chica que murió de leucemia, ¿qué estudiaba?
Edo.: Inglés… pero el pelado… porque es que decían que… a donde más
se movía la gente del miliciano, era en el área de artes y de inglés… ¿ya?, y
la ideología que ellos hacían en las reuniones cuando las hacían, las hacían
en la parte externa de la universidad, la parte… sola, por el lado de… la

217
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

[carrera] 42. Ya ahí ellos tenían una parte donde ellos se centraban, siempre
llegaba un tal [alias] Camilo, y el otro que se llamaba… este… [alias] Sebas-
tián que eran los encargados de dar las ideologías.
Entr.: ¿En la universidad?
Edo.: En la universidad. Y la muchacha se dedicaba a peñutar, ya, los cogía,
los endulzaba, ta, ta, los invitaba, por decir, a un paseo, a una finca y los
quería decapitar… los ponían a trabajar con la guerrilla.
Entr.: ¿Cómo hizo…? Todos esos desplazamientos de estudiantes, muertes de
profesores, amenazas a los sindicalistas, las explosiones en la universidad,
¿eso fue coordinado desde el grupo?
Edo.: (…) cuando sucedieron explosiones de la universidad, era para hacer
entender a los milicianos que estaban ahí, que… que… que les iba a quedar
pesado, hacer lo que iban hacer y si quieran guerra interna, interna iban a
tener guerra, porque ya teníamos gente allá adentro.
Entr.: ¿Y cómo se metieron esas explosiones allá?, ¿cómo metieron esos
explosivos?
Edo.: (…) ellos buscaban la forma de meter, algunos los metieron en…
en… por decir, en entre cortes de comida ¿ya? Por decir, uno compraba
cosas con las que tú pasaras desapercibido, por decir, tú podías haber
llevado una grabadora… o en una caja de… con… con vainas pa’ re-
partir, porque a veces hacían unas labores sociales pa’ indigentes ahí
en… en la Universidad del Atlántico, los cogían y los bañaban… ¿ya?,
los bañaban y hacían vainas pa’ indigentes, labores sociales, no sé qué
vainas y… y eso ahí estuvo metido también a un vigilante, también
participaba, no revisaba. Ya, él ya sabía que tú eras el que tenías… ahí
estuvo metido… ahí estuvieron metidos dos vigilantes. Estuvo metido
también un colaborador… que… le tenía la mala a los milicianos, sabía
que habían milicianos y no gustaba de los milicianos.
Entr.: ¿Qué alias tenía?
Edo.: A él le decían [alias] René. Ya, se hacía llamar René… y nunca daba la
cara, él siempre hablaba con… con pasamontañas, cuando hablaba, habla-
ba con pasamontañas. (CNMH, MNJCV, 2014, 11 de agosto)

Esto refleja la forma en que los paramilitares ingresaban a los espacios


universitarios, observaban gente y señalaban personas que supuestamente
eran milicianas o que tenían “nexos” con algún grupo guerrillero (Vidas
Silenciadas, s.f.).

En 2000 se presentan distintos casos de violencia en la universidad. El 4 de


febrero hubo una explosión en la que murieron José Luis Martínez, estudiante
de contaduría pública, y días después, a causa de las heridas, el estudiante
de matemáticas Adolfo Altamar, quienes se reunirían con la Defensoría del

218
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Pueblo para alertar sobre la persecución que se venía dando en la institución.


Según el diagnóstico de la UA, respecto a la explosión:

Existen diversas versiones sobre la explosión: que se trataba de un arte-


facto lanzado desde la parte externa de la Universidad, que tres perso-
nas ajenas al claustro la provocaron y que los estudiantes afectados es-
taban manipulando explosivos cuando estallaron (Barros, 5 de febrero
de 2000). Sus compañeros argumentaron que los estudiantes estaban a
la espera de una reunión con la Defensoría del Pueblo, razón por la que
las acusaciones de “estar preparando explosivos” eran injustificadas:
“Cuando nos enteramos de lo que salió en prensa, cuando nos dijeron
los vecinos que había entrado gente extraña el día anterior, decidimos
hablar con la gente de la Defensoría. José nos dice váyanse ustedes que
yo voy a esperar a que llegue Adolfo. (...) Y cuando estábamos hablando
con el Defensor del Pueblo llegaron las compañeras llorando a contar-
nos que Adolfo y José murieron. (...) El discurso era que había agentes
desestabilizadores en la universidad y que ellos estaban intentando pa-
cificarla. A nosotros eso no se nos olvida. Estábamos tan asustados que
nos fuimos a dormir en casa de familiares.” (Entrevistas a estudiantes
de la UdeA). (Universidad del Atlántico, s.f., pp. 42-43)

En el marco de estas declaraciones, que se suman a lo mencionado por algu-


nas personas exintegrantes del Bloque Norte, se puede inferir que estas explo-
siones no necesariamente estaban relacionadas con la fabricación de explosi-
vos, sino más bien con atentados dirigidos a personas que lideraban procesos
de denuncia al interior de la universidad. Esto se indica en el relato de una
exlideresa estudiantil, quien señala que la violencia paramilitar de la que fue-
ron objeto organizaciones estudiantiles como Alma Máter, hizo parte de una
estrategia de persecución en la que también habrían participado organismos
de inteligencia del Estado.

Por ejemplo, encontramos también a…bueno, varios estudiantes que


hacían parte de la organización Alma Máter, organización que en la
práctica fue exterminada, fue una de las organizaciones que más gol-
peó el paramilitarismo al interior de la universidad y que lo hizo pues
precisamente a partir de esas estrategias de persecución con miembros
del Estado o con miembros de estas estructuras de inteligencia con las
que cuenta el Estado. Y también encontramos incluso situaciones que
son muy similares, fíjate tú, en esa primera época de la violencia por
llamarla de alguna forma, en esa primera época reciente del 99 al 2002
y fue el tema de una explosión de la sede 43, en esa explosión fueron
asesinados también cuatro estudiantes que hacían parte también de esa

219
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

organización Alma Máter y que conjuntamente con Reynaldo venían


pues realizando en ese momento todas las denuncias de corrupción que
se tenían en la universidad (…). (CNMH, CV, 2021, 30 de abril)

Organizaciones estudiantiles como MER, ANDES y JRC, fueron aso-


ciadas con las FARC-EP, mientras que otras con gran visibilidad histórica
como A Luchar, América y Alma Máter, fueron estigmatizadas por tener
supuestas relaciones con el ELN. Este estigma conllevó a la legitimación de
las acciones violentas contra sectores universitarios y se naturalizó la pre-
sencia de actores armados ilegales, como los paramilitares, además de la
justificación de estrategias policivas de persecución por la fuerza pública,
las cuales violaban la autonomía universitaria y satanizaron a la UA por
ser un espacio educativo.

La violencia, las amenazas y las afectaciones a la universidad continuaron


en el año 2000. El 10 de agosto de ese año asesinaron a Paola Melo Mejía, es-
tudiante de derecho de la UA. Paola Melo fue asesinada por un hombre que le
pidió un vaso de agua. Sumado a este homicidio, en la segunda mitad de 2000
se presentaron dos hechos violentos que afectaron de forma significativa a la
comunidad universitaria: el primero fue el asesinato de Luis Meza, docente
de la facultad de derecho, líder profesoral, el 26 de agosto. El segundo, el de
Alfredo Martín Castro Haydar, el 5 de octubre del mismo año.

Luis Meza recibió varios impactos de bala propinados por dos sicarios en
un estadero de la ciudad de Barranquilla. Según personas que hacían parte de
la universidad en esa época,

El asesinato de Luis Meza llevó a los límites a la comunidad universita-


ria que había confiado en su liderazgo y que lo identificaba como actor
fundamental en la rectoría de Ubaldo Meza. Se trataba de una figura que
encarnaba la esperanza de la renovación política en la universidad y en el
departamento. “A Luis lo matan por su figura, no era el cargo que ostenta-
ba, sino que desde que conocimos a Lucho siempre fue un líder. Lucho es
un líder que entra a la universidad, una persona con mucho carisma, es el
primer representante estudiantil con una votación apabullante. Lucho fue
representante estudiantil al Consejo Superior de la Universidad. Cuando él
se graduó y todo el mundo vio a Enrique Meza como la persona para diri-
gir la universidad, Lucho lo acompaña. Lucho fue representante al CESU
a nivel nacional, todas las universidades del país lo eligen a él. Era muy
fuerte políticamente. Posteriormente él hace parte en un principio de la ad-
ministración de Enrique Meza como Asesor, Jefe de Personal y Secretario
General. Lucho tenía buen olfato y se dio cuenta que no había cosas buenas

220
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

en la administración de Enrique Meza, renuncia y se van también Alfredo


y Lisandro. Renuncian porque algo estaba haciendo Enrique Meza. Y ahí
es cuando los matan. Ellos se llevaron a la tumba el descalabro financiero
que después nos metió en la ley 550. Ellos descubrieron las ollas verdadera-
mente podridas” (Entrevista a trabajadores de la UdeA). (Universidad del
Atlántico, s.f., p. 46)

Alfredo Martín Castro Haydar, profesor y dirigente sindical, era candidato


a la rectoría de la universidad, pero posteriormente desistiría por amenazas
en su contra. Al interior del campus universitario se presumía la existencia de
una lista de personas señaladas por paramilitares para ser asesinadas, y el pro-
fesor Castro era el que estaba primero. Ese mismo 5 de octubre se dio la cap-
tura del estudiante Owens Daza, presuntamente por haber liderado protestas
estudiantiles a comienzo de año. La estela de violencia de este año continuó
el 15 de noviembre, con el secuestro y posterior liberación de Soffanor Majul
Mosquera, profesor de la universidad. Al mismo tiempo, durante este año en
la ciudad de Barranquilla empezaría a circular un panfleto firmado por las
Autodefensas Unidas de Colombia, en el cual se amenazaba de muerte al rec-
tor de la Universidad del Atlántico, por los malos manejos y la corrupción que
se estaba haciendo evidente por las múltiples denuncias e investigaciones que
corrían en contra de la universidad y de Ubaldo Meza.

El año 2001 fue cuando se presentaron más homicidios a personas de la


comunidad universitaria. En enero fue asesinado Jairo Puello Polo, líder
estudiantil de la UA, y comenzaron algunas capturas e imputaciones con-
tra altos mandos de la universidad por corrupción y desfalco de dineros.
Es así como en menos de un mes era capturado Juan Herrera Cáceres, di-
rector de Caja de Previsión de la Universidad. El 7 de febrero el rector fue
llamado a juicio fiscal por la Contraloría departamental (Universidad del
Atlántico, s.f.). En esos mismos días se encontró al profesor Carlos Daniel
Rivera muerto en su vivienda.

El 21 de febrero de ese año es asesinado el profesor Lisandro Vargas,


hermano de Miguel Ángel Vargas, profesor de la UPC. Lisandro Vargas
era miembro de ASPU y activista social en barrios populares de Barran-
quilla. En el homicidio estuvieron integrantes del Bloque Norte y agentes
de la fuerza pública. En el caso de Lisandro Vargas, “previamente había
vivido cinco allanamientos en su residencia, soportado acusaciones de
vínculos con la guerrilla, recibido amenazas telefónicas y su nombre había
circulado en una lista de personas amenazadas (El Tiempo, 25 de febrero
de 2000)” (Universidad del Atlántico, s.f.). Lisandro Vargas era uno de
los líderes de ASPU que se había manifestado en contra del detrimento

221
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

patrimonial y la corrupción al interior de la Universidad del Atlántico,


manifestando además que contaba con todas las pruebas para demostrar
los malos manejos de la administración de la época.

Según Jiménez, Corena y Maldonado (2019), en su texto acerca de los pa-


ramilitares en la institución, este es un ciclo de victimización que caracterizó
a la Universidad del Atlántico. Dentro de esta dinámica el primer paso era
la persecución y la pérdida de credibilidad, para posteriormente, a través de
agentes del Estado, detener a las personas, perfilarlas y facilitar el homicidio.
Ellos mencionan que,

finalmente, el homicidio contemplaba, después de un largo proceso de


victimización, la eliminación física de la persona. La modalidad en la que
operó el paramilitarismo (…)fue el sicariato; como acto de eficacia en el
ejercicio de la violencia logró, hasta cierto punto, que los hechos de la Uni-
versidad pasaran desapercibidos por algunos sectores de la opinión pú-
blica, puesto que a pesar de ser sistemáticos y recurrentes, se presentaban
como hechos aislados. (Jiménez, Corena, y Maldonado, 2019, p. 48).

En febrero, dos días después de la muerte del profesor Lisandro Vargas,


hubo el homicidio de los hermanos Demerio y Gabriel Castro, sindicalis-
tas, docentes y egresados de la UA, luego de que dos sicarios les dispararon
en una reunión familiar. A estos homicidios se suman el ya mencionado
de Humberto Contreras, quien había sido capturado por su presencia en
una protesta y acusado de terrorismo y lesiones personales en contra de un
policía. Posterior a esto se presentó la renuncia de Ubaldo Meza, debido a
las denuncias y al fallo en su contra, y asume como rector encargado Juan
Romero Mendoza.

Otro de los casos que más impacto tuvo sobre la comunidad universitaria
fue el homicidio de Jorge Freytter, profesor y pensionado, el 28 de agosto de
2001. Para la universidad este hecho fue impactante debido al papel que cum-
plía como pensionado en apoyo a los demás trabajadores que se estaban vien-
do afectados por la falta de fondos de la universidad, por la sevicia con que se
cometió el crimen, y por la participación comprobada de agentes del Gaula.25

Otro caso en el que esta vez la justicia logró comprobar que agentes del
Gaula colaboraron con las estructuras paramilitares del Bloque Norte fue

25 En el caso de Jorge Freytter, después de una condena y una absolución, la CSJ confirmó la condena
en contra de Rafael Mariano Silvera, exagente del Gaula, quien había sido absuelto. Esta corte confir-
mó que Silveira fue el coautor del hecho, en conjunto con paramilitares del Bloque Norte (El Heraldo,
2015, 9 de septiembre).
222
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

en el secuestro y asesinato del profesor Jorge Adolfo Freytter Romero y por


el cual alias ‘Montería’ fue condenado a 18 años y seis meses de prisión.

Jorge Freytter para la época era abogado del sindicato Asojua (Asociación
de Jubilados de la Universidad del Atlántico) y constantemente denunciaba
la falta de pago de las pensiones por parte de la universidad. Una semana
antes de ser asesinado el señor Freytter fue detenido por agentes de la SIJIN
explicándole que tenía que responder por una supuesta demanda de ali-
mentos, e igual que los casos antes nombrados, fue puesto en libertad por
falta de pruebas. (Verdad Abierta, 2012a)

De acuerdo con el artículo, el líder sindical fue secuestrado por personas


que iban en una camioneta cuando iba llegando a su casa. Posteriormente el
cuerpo de Freytter sería encontrado en la vía a Ciénaga, con signos de tortura.
La causa de muerte fue asfixia, corroborado por Carlos Arturo Romero, alias
Montería, quien fue el primer condenado por la muerte del líder sindical. Se-
gún el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, Cajar, en la sentencia an-
ticipada del Juzgado Único Penal del Circuito Especializado de Barranquilla:

Según el fallo, “los execrables hechos fueron planeados y ejecutados por


miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia, Bloque Norte, del cual
era su jefe máximo Rodrigo Tovar Pupo, Jorge 40, concretamente alias
“Montería, quien hacía parte de esta ilícita organización”.

Para el Juzgado “quedó claramente establecido que los hechos habían sido
planeados y ejecutados por miembros de las AUC, con miembros del GAU-
LA de la Policía y del Ejército Nacional”. (Cajar y Comité de Solidaridad
con los Presos Políticos, 2019)

El mismo juzgado, dos años después, confirmó en sentencia condenatoria


del 18 de junio de 2010, que Albeiro de Jesús García Rendón y Rafael Enrique
Mariano Silvera, dos funcionarios del Gaula, fueron los coautores del crimen,
sumándose ambos a Montería. El Cajar representó a la parte civil en el caso,
de acuerdo con un documento judicial, mencionan que:

La Juez encontró probada la existencia de un aparato criminal conformado


por miembros del Gaula- Barranquilla y del Bloque Norte paramilitar, que
llevaban a cabo labores conjuntas de persecución y exterminio contra diri-
gentes sindicales y sociales en esta zona del país, teniendo como una de sus
víctimas al señor Jorge Adolfo Freytter Romero. El profesor Freytter Romero,
fue plagiado el 28 de agosto de 2001, cuando ingresaba a la residencia de sus
suegros, y su cuerpo fue encontrado el día siguiente con señales de tortura.

223
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Esta condena se suma a la condena ya existente contra Carlos Arturo Ro-


mero Cuartas, alias Montería, quien además suministró valiosa informa-
ción sobre la forma en que ocurrieron los hechos y la participación en los
mismos de los hoy condenados García Rendón y Mariano Silvera. Dice la
sentencia: “Aseveró Romero Cuartas alias Montería, el contubernio exis-
tente entre las AUC y la Fuerza Pública en este caso Policía y Ejército, sien-
do estos colaboradores que cumplían un papel protagónico en los maca-
bros planes de las Autodefensas”. (Cajar y Comité de Solidaridad con los
Presos Políticos, 2019)

Entre las razones esgrimidas para el asesinato de Freytter, se mencionó que


había existido una confusión con un comandante de las FARC-EP. Sin embar-
go, esto sería aclarado por las declaraciones de Romero y de algunos testigos
del secuestro, cuando al llevarse al sindicalista fue acusado por los sicarios de
“sapo”, haciendo referencia al supuesto de que Freytter había viajado a Bogotá
a hacer denuncias contra la administración de la universidad.

A pesar de ser uno de los casos en los que más esclarecimiento de la verdad
se ha dado por parte de la justicia colombiana, la familia de Freytter consi-
deró que aún existían personas que no habían sido procesadas ni asumido
la responsabilidad del crimen, por lo cual llevaron el caso ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. En esa solicitud, admitida en julio, la
Comisión confirmó la competencia. Las intenciones de las víctimas radicaban
en la responsabilidad del Estado en el hecho y en la declaración de este como
un crimen de lesa humanidad. Después de una larga lucha, la Comisión le dio
la razón a la familia de Jorge Freytter. Ante la eminente posibilidad de que la
Corte Interamericana de Derechos Humanos condenara al Estado colombia-
no por el crimen, en 2020 hicieron un acuerdo amistoso con las víctimas para
garantizar las medidas de reparación, dignificación, verdad e indemnización
(La FM, 2020).

El 31 de agosto de 2001 hubo un intento de homicidio contra Matilde Vi-


llamil, pensionada de la universidad. Así mismo, el 25 de septiembre de ese
año tuvo lugar el asesinato de Antonio Mesa, líder sindical de Sintraunicol y
Cootraudea, en la puerta de su casa, por dos hombres en motocicleta. El docu-
mento de diagnóstico menciona que con este homicidio se

reafirmó que la violencia paramilitar buscaba acallar las denuncias de co-


rrupción, pues Sintraunicol estaba documentando lo que sucedía con la
ciudadela y con la Unidad de Salud. “Cuando entran a hacer esa oposición
y empiezan a denunciar lo que pasa con la ciudadela. Cuando se empieza a
denunciar lo de la Unidad de Salud. X dice mira este man está jodiendo y

224
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

además está denunciando lo de la Unidad de salud, hay que matarlo. X se


quitó entonces un enemigo de encima y lo vendió como guerrillero” (En-
trevistas a trabajadores UdeA).

Este hecho mostró nuevas dimensiones de la violencia paramilitar, la cual


no solo era externa a la institución, había cooptado a personas y grupos al
interior de la universidad. (….) Cuando Antonio denuncia a X por corrup-
ción, él llamó a su compadre y a un hermano de él que eran del Gaula. Dijo
que Antonio era guerrillero. Él y su grupo eran una mafia, hacían diplomas
falsos, vendían cupos. (Universidad del Atlántico, s.f., p. 62)

Con el cambio de administración, en conjunto con una campaña de terror


de cinco años, los ataques a la comunidad universitaria continuaron, aunque
con una disminución notoria en los homicidios a partir del año 2003. Si bien
el control sobre el campus, además de la administración y finanzas de la UA
continuaron, sumándose a las amenazas y los desplazamientos por parte del
Bloque, se presentó una reducción importante en las cifras de asesinatos a
estudiantes, docentes y trabajadores de la institución.

En 2003 fue asesinado Edgardo Jesús González, uno de los estudiantes


de la universidad, por parte de sicarios (Freytter, 2018, p. 109). A finales
de octubre de 2006 se presentó una explosión al interior de la universi-
dad donde mueren cuatro estudiantes, en la cual se han cruzado versio-
nes que van desde la construcción de explosivos a un atentado por parte
de agentes del Estado. Esto no se ha relacionado con el Bloque Norte, ya
que ocurrió después de la desmovilización de la estructura, y no se ha lo-
grado establecer la autoría intelectual, aunque las víctimas sobrevivientes
han denunciado un patrón común a la violencia paramilitar que en los
años inmediatamente anteriores golpeó a la comunidad universitaria. En
el siguiente relato, además de mencionar los casos de Edgardo González
Narváez y de las víctimas de las explosiones de 2002 y 2006, también se
referencia el caso de Alexander Acuña, estudiante desaparecido y asesina-
do el 3 de diciembre de 1999, en el marco de una jornada de protesta en la
que fue montado un comando de ajusticiamiento por paramilitares. Otro
de los casos frente a los que aún se espera mayor esclarecimiento es el de
Reynaldo Serna López, abogado y exlíder estudiantil de la Universidad del
Atlántico, asesinado el 9 de noviembre de 2002, quien ya había sido vícti-
ma de persecución y amenazas, al punto de que había tenido que huir al
exilio (Freytter, 2018, p. 102).

Todavía actualmente encontramos, por ejemplo, casos de todos los


años, digamos desde donde podemos ubicar los años más violentos ha-

225
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

cia miembros de la comunidad universitaria que, aunque fueron reco-


nocidos por algunos de los miembros paramilitares que actuaban en el
Frente José Pablo Díaz, todavía hoy las mismas familias piden mayor
esclarecimiento de la verdad y sobre todo conocer las responsabilida-
des intelectuales tanto de miembros de la comunidad universitaria o de
la parte administrativa como la responsabilidad del Estado, en poder
asumir que en muchos de ellos por acción y otros por omisión permitie-
ron que asesinaran a estas personas. Uno de los casos ocurridos en esa
época fue el de Edgardo González Narváez, también un joven estudian-
te de contaduría y que fue pues asesinado en extrañas circunstancias,
todavía hoy, pese a estar reconocido en la Ley de Justicia y Paz, todavía
no se tienen como mayores asideros frente a las responsabilidades. Lo
que se cree es que todavía los responsables, quienes dieron la orden de
esos asesinatos, no han sido llamados a justicia, no han sido vinculados
a estos casos. Asimismo, encontramos el caso que te señalaba ahorita
de Alexander Acuña, que también es uno de los casos que siguen allí
pendientes de justicia, de que sean esclarecidos y de que sus familias
puedan acceder a una verdad de manera integral. El caso del mismo
Reynaldo Serna, que, aunque se ha visibilizado más por las organiza-
ciones y se ha identificado, pues, a los sicarios, quienes directamente lo
asesinaron, todavía está pendiente conocer quién dio la orden en el caso
de Reynaldo. Lo mismo que los chicos que murieron en la explosión
(…) del 2002 (…) y lo mismo de la explosión del 2006 (…) aun todavía
hoy no se ha esclarecido frente a los responsables intelectuales de ese
asesinato. (CNMH, CV, 2021, 30 de abril)

Esta reducción de la violencia a partir del año 2003 también se vio acompa-
ñada por una reactivación del movimiento estudiantil. Aunque las denuncias
de represión frente a la nueva rectoría continúan, como lo señala el siguiente
fragmento, se evidencia un cambio en el patrón experimentado durante la fase
de violencia paramilitar inmediatamente anterior.

Eda.: (…) Entre el 2003 y 2004 es la época donde la universidad empie-


za a generar una serie de reactivación del movimiento estudiantil (…) se
empieza a reactivar la movilización, se empieza a reactivar las iniciativas
de protesta al interior de la universidad (…) se constituye algo que en ese
momento se llama “Frente Social pro-Defensa de la Universidad del At-
lántico” y pues desde allí se empiezan a generar todas estas iniciativas de
movilización, es la época donde también luego nombran a una rectora en-
cargada en la universidad de nombre Ana Sofía Meza (…), llegó impuesta a
todos los estamentos de la universidad (…), se percibe en ese momento en la
Universidad del Atlántico que se empiezan a desarrollar unas estrategias de

226
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

represión hacia los movimientos universitarios, estudiantiles y profesorales


que cambia un poco el patrón que venía con la incursión paramilitar que se
había dado dos, tres años atrás (…). (CNMH, CV, 2021, 7 de marzo)

Sin embargo, el clima de zozobra persistió en los siguientes años. En par-


ticular con la desmovilización del Bloque Norte, se comentó que desmovili-
zados de estructuras paramilitares fueron contratados en los cuerpos de vi-
gilancia de la universidad, como parte de una nueva forma de persecución y
represión a la acción colectiva en su interior.

(…) también vemos cómo, por ejemplo, allí se va a generar mayores meca-
nismos de persecución y represión al interior de la universidad por parte
de quienes en esa época estaban trabajando como vigilantes o hacían parte
de una empresa de vigilancia con la cual la universidad había contratado
sus servicios, y que (…) se rumoró fuertemente que, quienes en su mayoría
estaban en ese momento como vigilantes, eran miembros de estas estruc-
turas paramilitares que se habían desmovilizado (…), al interior de la uni-
versidad se vivía entonces en un terror, digamos, en todo momento; para
caminar, para reunirse, para hablar en público, siempre se estaba siendo
vigilado por estos vigilantes. Llegó un momento en que las organizaciones
estudiantiles no tenían oportunidad de reunirse (…). (CNMH, CV, 2021,
30 de abril)

El caso de Alfredo Correa de Andréis, exrector de la UNIMAG


y profesor de la Universidad del Norte

El caso particular del profesor Alfredo Correa de Andréis, rector de la Univer-


sidad del Magdalena, candidato a la rectoría de la Universidad del Atlántico
–de la cual desistió por amenazas– y profesor de la Universidad del Norte y de
la Universidad Simón Bolívar, es un caso emblemático, y muestra la incidencia
del Bloque Norte en la violencia ejercida contra las universidades públicas.

La sentencia de la CSJ emitida contra Jorge Noguera, exdirector del


DAS, detalla específicamente la persecución de la que fue víctima Correa
antes de ser asesinado:

El análisis de los elementos de juicio que obran en el presente proceso


permite afirmar que el DAS actuó en connivencia con el Bloque Norte
de las Autodefensas, a través del Frente José Pablo Díaz, comandado
por Edgar Ignacio Fierro, alias “Don Antonio”, para inicialmente hacer
ver al profesor Alfredo Rafael Correa De Andréis como un subversivo y
después, proceder a ejecutarlo.

227
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En este sentido es incontrovertible que el profesor Correa De Andréis fue


objeto de seguimientos y tomas fotográficas ilegales desde el mes de agosto
de 2003, por parte del investigador de la Dirección Seccional del DAS de
Valledupar, Javier Alfredo Valle Amaya. (Sentencia Jorge Aurelio Noguera
Cotes, 2017, p. 101)

El documento judicial confirma que hubo seguimiento desde mediados de


2003 hasta la captura, realizada el 17 de junio de 2004. En ese proceso, su-
mados a los seguimientos ilegales, la seccional del DAS Valledupar –incluso
posterior al ascenso de Jorge Noguera– comenzó una estrategia de montaje ju-
dicial en contra del profesor. Es así como la institución acudió a Eliécer Vivas
Cuervo y a Yamile Barrios Villegas, personas desmovilizadas de las FARC-EP,
a quienes el investigador les pagó para que se aprendieran un libreto en el cual
se inculpaba a Correa de Andréis de ideólogo e integrante del grupo guerrille-
ro, bajo el alias de Eulogio. La imputación se basó en unas supuestas reuniones
que habían sucedido entre el docente y la estructura armada, con lo cual se
pretendió acusarle del delito de rebelión.

Sin embargo, las acusaciones se cayeron rápidamente por la debilidad de


las pruebas. Por un lado, se demostró que durante el tiempo de las supuestas
reuniones el profesor estuvo dictando sus cátedras; y por otro, que los testi-
monios eran prácticamente idénticos, lo cual ponía en duda su fidelidad. Lo
anterior es traído a colación por la CSJ, al decir que:

Eran tan falaces las sindicaciones de los testigos aportados por el DAS,
que la defensa fácilmente pudo demostrar con fotos y certificaciones de
las universidades donde laboraba su poderdante, que los días en los cua-
les supuestamente había estado ofreciendo adoctrinamiento a grupos
insurgentes, se encontraba en actividades familiares y dictando cátedra
a estudiantes de la Universidad del Norte, probanzas que llevaron a la
Fiscalía a revocar la medida de aseguramiento de detención preventiva
el 14 de julio de 2004.

Todas estas actividades irregulares realizadas por Javier Valle Anaya, se


encuentran relacionadas con la estrecha amistad que mantenía con los
paramilitares, específicamente con los jefes del Frente José Pablo Díaz
–Edgar Ignacio Fierro alias “Don Antonio”– y de la Comisión Política
del Bloque Norte de las Autodefensas –Carlos Mario García Ávila, alias
“Gonzalo” o “el médico”–, a quienes transportaba en un vehículo del
organismo desde Valledupar a Barranquilla o de Barranquilla a Carta-
gena o de Barranquilla a Santa Marta. (Sentencia Jorge Aurelio Noguera
Cotes, 2017, pp. 106 - 107)

228
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Incluso, según informa el diario El Espectador, el académico envió una carta


dirigida al presidente de esa época, Álvaro Uribe Vélez, que decía lo siguiente:

En la misiva se lee: “Señor presidente, estoy experimentando el sufrimien-


to, la humillación, el sometimiento propio y de mi unidad familiar a este
tipo de injusticia, a esta privación de la libertad, a una angustia que se dila-
ta en indagatorias. Quedé perplejo frente a unos testimonios en mi contra
que no sólo riñen con la verdad, sino que parecen obra demencial, fuera de
toda lógica”. (El Espectador, 2019b)

Ante la evidente falta de pruebas contra Alfredo Correa, es liberado el


14 de julio de ese mismo año. Sin embargo, según la CSJ, luego de la abso-
lución de Correa de Andréis, Jorge Cuarenta y Don Antonio en alianza con
el director del DAS, Jorge Noguera, acuerdan la muerte del profesor de la
Universidad del Atlántico.

El 17 de septiembre de 2004, mientras Alfredo Correa y su escolta, Edel-


berto Ochoa, circulaban por Barranquilla, son interceptados por Juan
Carlos Rodríguez, 26 integrante del Bloque Norte, quien dispara primero al
escolta y le quita la vida al instante, y después dispara al docente, quien fa-
lleció mientras era trasladado a un hospital. La responsabilidad es confir-
mada por la CSJ, quien en la sentencia condenatoria contra Jorge Noguera
Cotes, confirma que,

(...) puede inferirse en torno a la responsabilidad del aforado frente al ho-


micidio de Alfredo Correa De Andréis, que en virtud de sus nexos con el
Bloque Norte de las Autodefensas permitió y consintió la conducta des-
plegada por Javier Alfredo Valle Anaya, de quien se ha probado, actuó en
connivencia con el referido grupo para desprestigiar al catedrático, excusa
utilizada para matarlo.

En medio de dos aparatos organizados de poder se encontraba Alfredo


Correa De Andréis: uno estatal -el Departamento Administrativo de Se-
guridad-, en cuya cúpula se encontraba JORGE AURELIO NOGUERA
COTES, y otro ilegal –Bloque Norte de las Autodefensas– comandado por
Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge 40”, mientras el primero a través de sus
funciones de inteligencia y de policía judicial, fabricó un montaje para ha-
cerlo ver como subversivo, el segundo ejecutó a un falso guerrillero.

26 Juan Carlos Rodríguez es condenado a 40 años de prisión por la muerte de Alfredo Correa de
Andréis, en sentencia emitida por el Juzgado Once Penal Especializado de Bogotá del 27 de febrero de
2009. Dicha información está consignada en la sentencia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla, en su sala de Justicia y Paz, en la llamada sentencia en contra del Frente José Pablo Díaz.
229
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Ciertamente como no funcionó para ellos el montaje con que pretendían


sacar al catedrático del contexto laboral y social en el que se desempeña-
ba, al proferirse a su favor una decisión excarcelatoria paradójicamente ese
éxito judicial constituyó su condena a la muerte. (Sentencia Jorge Aurelio
Noguera Cotes, 2017, pp. 114 - 115)

El homicidio de Alfredo Correa tuvo un fuerte impacto en la sociedad


de la región, por la visibilidad que tenía en espacios académicos y como
defensor de derechos humanos, además de su experiencia con comunida-
des campesinas en situación de desplazamiento forzado, un tema de in-
vestigación en el que se enfocó en los años previos a su muerte. Alrededor
de esta figura ha existido un sinnúmero de ejercicios de memoria, entre
ellos una canción llamada “Hey loco, no dispares”, haciendo referencia a la
frase que pronunció Correa antes de que le dispararan. Un apartado de la
composición recuerda lo sucedido:

Pero en la 59 ya lo esperaba un sicario


Y Alfredo, asustado, le dijo:
“Hey loco, no dispares”
“Hey loco, no dispares” (…)
Cruzó sus manos como un escudo
Y vio como su amigo cayó
Pero una bala lo dejó mudo
Así es la vuelta en esta nación (…)
Y así callaron a campesinos, al sindicato y al locutor
Aquí la verdad tiene enemigos
Y todos sabemos quiénes son (Vega,F., 2016).

Ante este crimen de lesa humanidad, el día en que se conmemoraron quin-


ce años de la muerte de Alfredo Correa, en septiembre de 2019, por una sen-
tencia del Consejo de Estado, el Estado se vio obligado a pedir perdón por el
crimen (El Espectador, 2019b).

Hacia un escenario de reconocimiento, verdad y reparación

Las afectaciones del paramilitarismo sobre la educación superior barranqui-


llera se dieron en los siguientes sentidos. Por un lado, en términos financieros
se vieron minadas la calidad de la educación, el costo de las matrículas y la
cobertura que podía tener la universidad pública en el departamento del At-
lántico. También, debido a los desfalcos en materia pensional y de los espacios
de salud de la universidad, los derechos de los trabajadores de esta institución
fueron violentados, ya que se afectaron mesadas pensionales y el acceso al

230
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

derecho a la salud. Por otro lado, el paramilitarismo afectó de manera deter-


minante el tejido social. A nivel interno, la universidad fue sometida a un ré-
gimen de terror, con altas cifras de homicidios contra individuos y colectivos,
que además impidieron el libre pensamiento.

A nivel externo fue igualmente nociva la visión que se configuró alrede-


dor de la universidad, con fundamento en la estigmatización por un discurso
antiinsurgente, que tomó fuerza especialmente en la época de la Política de
Seguridad Democrática. Se generó así una desconexión amplia entre la socie-
dad y su sistema de educación superior, lo cual terminó afectado la armonía
del tejido social del distrito de Barranquilla y del departamento del Atlántico.
Con respecto a la situación de la Universidad del Atlántico, Jiménez, Corena y
Maldonado concluyen que:

Una vez que se puso en duda la identidad académica y política de profeso-


res y estudiantes, y con ellas a la misma Universidad, se desplegó una serie
de hechos victimizantes que, ejercidos en su conjunto, (en distintos mo-
mentos, pero sobre un mismo individuo o grupo) buscaron desacreditar,
advertir, aislar, judicializar y finalmente eliminar a la persona o colectivo.

Hemos identificado esta forma de actuar como ciclo victimizante, puesto


que a la ejecución de un hecho le seguía otro, en una clara lógica de des-
mantelar a los movimientos sociales al anular a los líderes o al grupo como
tal. El ciclo se componía de seis hechos victimizantes: estigma, amenaza,
desplazamiento, hostigamientos y detenciones arbitrarias, y finalmente
el homicidio. En la Universidad, según lo registra el universo de víctimas
construido en el proceso de investigación, se dieron 79 de estos hechos
distribuidos entre amenazas (36), desplazamiento (18), homicidios (22) y
muertes por artefacto explosivo (6) relacionados con la presencia paramili-
tar en la institución. (2019, pp. 45 - 46)

Pese a esta situación, la Universidad del Atlántico surgió como un ejem-


plo de resistencia contra el control paramilitar que se ejerció sobre el claus-
tro universitario. Durante la época más dura de la violencia al interior del
campus, las organizaciones universitarias siguieron en pie de lucha contra
el paramilitarismo y la evidente corrupción que estaba desangrando a la
institución. Nunca pararon los plantones, las protestas ni las tomas, tam-
poco las denuncias públicas de estudiantes, docentes y trabajadores que
arriesgaban sus vidas a sabiendas de lo que podía sucederles. Pese al inten-
to del Bloque Norte por silenciar las acciones de resistencia, se enfrentaron
a un estudiantado organizado y denunciante. La Universidad del Atlántico
nunca dejó de ser un espacio de resistencia a la violencia.

231
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Y las luchas de resistencia se fortalecieron con la desmovilización del Blo-


que Norte, a pesar del surgimiento de grupos posdesmovilización, ya que con
las revelaciones relatadas en los tribunales de Justicia y Paz, en especial las de
integrantes del Frente José Pablo Díaz, esa comunidad universitaria se llenó
de fuerza para comenzar su proceso de reparación y reconocimiento como un
sujeto colectivo víctima del conflicto armado colombiano.

Según Stephani Ortiz, integrante del Comité de Impulso de Reparación


Colectiva de esta Universidad, dos hechos puntuales motivaron a profeso-
res, estudiantes, empleados y familiares de las víctimas a iniciar el proceso:
la sentencia en el año 2012 contra Édgar Fierro Flórez alias ‘Don Antonio’,
comandante del Frente José Pablo Díaz del Bloque Norte de las AUC, en la
que se hace referencia a la toma paramilitar de la Universidad y por la que
la Corte Suprema de Justicia ordenó la creación de un Comité de defensa
de los derechos humanos al interior de la institución; y la inclusión del caso
en la investigación El derecho a la justicia, como garantía de no repetición,
publicada por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en 2016.
Según cifras del Centro de Memoria institucional, hay por lo menos 73
víctimas, de las cuales 28 eran profesores, estudiantes y trabajadores que
fueron asesinados. (Hacemos Memoria, 2018)

El 22 de julio de 2015 la Universidad del Atlántico recibió la resolución de


reconocimiento como Sujeto de Reparación Colectiva, cuyo comité está in-
tegrado por 36 delegados y se ha enfocado, desde 2019, en los diagnósticos
del daño que sufrió la universidad y en la formulación del Plan Integral de
Reparación Colectiva de la UA (Hacemos Memoria, 2018). Este se configura
como un paso fundamental para que un caso de esta índole –a nivel de la edu-
cación pública colombiana– comience un camino de reparación y verdad, que
permita dejar atrás las marcas de un período de violencia contra ese centro
universitario. Asimismo, la Universidad del Atlántico es uno de los sujetos
colectivos víctimas que también ha realizado un gran número de ejercicios de
memoria histórica, componente fundamental para la reparación y la reconci-
liación entre la UA, la ciudad de Barranquilla y el país.

2.5.4 universidad del magdalena (unimag)

1998, el año de la incursión paramilitar en la Unimag:


puja por el control institucional

Al igual que la Universidad del Atlántico y la Universidad Popular del Cesar,


la Universidad del Magdalena atravesó un proceso de victimización por parte

232
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

de estructuras paramilitares. No obstante, en su caso, las afectaciones se die-


ron mayoritariamente por las Autodefensas Campesinas del Magdalena y La
Guajira (ACMG) (posteriormente conocido como Frente Resistencia Tayrona
y Bloque Resistencia Tayrona) y el Clan Los Rojas, quienes tuvieron una re-
lación directa con la persecución que los paramilitares ejercieron contra la
comunidad universitaria de la Unimag. En el caso del Bloque Norte, este solo
tuvo un control efectivo de Santa Marta, el norte del departamento de Magda-
lena y los límites con La Guajira, hasta comienzos de 2002, como resultado de
su alianza con el Clan Los Rojas para derrotar a Hernán Giraldo en la guerra
que libraron estas dos estructuras por el control de las zonas mencionadas.27

La reconstrucción de lo sucedido con la Unimag involucra una multiplici-


dad de actores, cada uno con versiones diferentes y encontradas. Un punto en
el que se pueden establecer los primeros antecedentes de procesos de violencia
y estigmatización contra estamentos de la universidad, se dio a finales de la
década de los ochenta; momento en el cual ya se empezaba a perfilar a miem-
bros de la comunidad universitarias que hacían activismo como auxiliadores
de grupos guerrilleros.

(…) A finales de los años ochenta, El Espectador y los noticieros nacionales


hablan sobre que las universidades públicas del país son un nido de…o un
laboratorio de guerrilla y hacen referencia a la Universidad del Magdalena,
por eso de esa situación que se da en las universidades en el país, la primera
fase de violencia era que todas las personas que figuraban como activistas,
luego señalaban de ser auxiliadores o de ser guerrilleros. Y por eso se dio
a nivel nacional, una serie de asesinatos selectivos en universidades (…).
(CNMH, CV, 2021, 10 de marzo)

Al igual que sus similares en los departamentos de Cesar y Atlántico, la


Unimag se encontraba en una dinámica de desfinanciación que ponía en ries-
go la sostenibilidad de las universidades públicas debido a la autonomía fi-
nanciera paulatina que se consolidó con la Ley 30 de 1992, lógica que incluía
la búsqueda propia de recursos por parte de los centros educativos públicos
superiores, y a la corrupción interna y desfalco de recursos que existían en la
Unimag, sumado al control que ejercían las ACMG en la ciudad.

En este contexto, en 1998 se nombra a Carlos Caicedo como rector de la


Unimag, época que coincide con los años de mayor impacto del fenómeno
paramilitar en Santa Marta. Las versiones de miembros de la universidad y de
paramilitares desmovilizados giraron siempre en dos sentidos opuestos: por

27 Ver tercer capítulo del tomo I.


233
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

una parte, que el rector había sido nombrado gracias a su cercanía con grupos
paramilitares; y en el lado contrario, que el ataque a la universidad por el para-
militarismo tenía fundamento en que no veía beneficiosa a una persona como
Caicedo en la rectoría de la Unimag.

El nombramiento de Carlos Caicedo como rector de la Universidad del


Magdalena se da luego de la renuncia de Alfredo Correa de Andréis, debido
a la grave situación por la cual pasaba el centro educativo y a que el mismo
Correa reconocería que no se sentía en capacidad de tomar decisiones tan
drásticas como el despido de un número considerable de personas que traba-
jaban en la universidad.

En septiembre de 1997 el profesor Correa presentó la primera renuncia.


La razón que argumentaba era que los cambios que se exigían para el soste-
nimiento de la Unimag eran muy agresivos en términos financieros, y que
su trabajo era como docente e investigador a partir de la concertación. Él
no se sentía en condiciones éticas ni políticas para tomar las decisiones que
demandaban las nuevas estrategias de financiación de la educación superior
pública. El CSU se reunió y decidió no aceptar la renuncia de Correa. A
pesar de esto, las demandas de recortes, despidos y alzas en las matrículas
seguían apareciendo, debido al poco aporte que ahora brindaba el gobierno
central y la dificultad para el sostenimiento. De nuevo el rector declaró que
no se sentía en capacidad de tomar esa decisión y prefería hacerse a un costa-
do. En junio del mismo año terminó por darse su salida oficial de la rectoría
de la Unimag (Seguimiento.co, 2018).

En este escenario inicia la rectoría de Caicedo, quien sería nombrado por


Jorge Caballero, el gobernador de Magdalena. A este período se le conoció
como “la era de Caicedo”, en la que se llegó a hablar de una “refundación” de
la Unimag. Según la Escuela Nacional Sindical:

Según Adolfo, dirigente sindical, este proceso de la “Refundación” coinci-


dió con un proyecto paramilitar que pretendía “refundar la patria” liderado
por Jorge 40 y Salvatore Mancuso (integrante Asopeunimag y exactivista
Sintraunicol Magdalena, Santa Marta, abril de 2018) (…)

El proceso de la “Refundación” al interior de la Universidad del Magdalena


que tenía la pretensión de reducir los gastos y superar una crisis que se
estaba presentando en las universidades públicas del país, tuvo como con-
secuencias una serie de problemas y enfrentamientos entre las directivas
de la universidad, los trabajadores, estudiantes activistas y un sector de los
profesores afiliados a ASPU; el cual terminó con el desalojo del sindicato

234
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

en abril del año 1999 después que la sede fuera destruida por un artefacto
explosivo. Sobre la refundación, Adolfo resalta:

La universidad en esos momentos, como en muchas universidades del país,


pasaba por un déficit económico bastante grande producto de la desfinan-
ciación de las Universidades Públicas por parte del Estado, del recorte del
presupuesto de la educación pública, situación que hoy todavía prevalece,
el rector de la Universidad Carlos Caicedo, ante esta problemática presu-
puestal es que presenta un proyecto respaldado por los diferentes políticos
de la región y algunos gobernantes comprometidos en investigaciones y
condenados posteriormente por vínculos con paramilitares de la región,
quienes tenían el control absoluto político y militar en el departamento
del Magdalena; las fuerzas criminales del paramilitarismo aliadas a la ad-
ministración de la Universidad proyectaron y ejecutaron la REFUNDA-
CIÓN, con el respaldo del Estado, y con la implementación de esa política
la Universidad asume la responsabilidad de gran parte del presupuesto que
ingresa. (Escuela Nacional Sindical, 2019, p. 159)

Dicha situación es recordada en una contribución voluntaria, donde se


mencionaron algunas circunstancias de la nueva rectoría de Caicedo.

Eda.: Todas las universidades teníamos los mismos problemas (…) yo creo
que si nosotros hubiéramos conservado todos los pasa calles y todas las
pancartas y todo lo que hicimos en ese momento, simplemente habría que
borrarle la fecha, el año, porque las problemáticas han seguido siendo las
mismas; con una problemática mayor y es el empoderamiento de las fuer-
zas paramilitares al interior de la universidad. Siempre nos han asesinados
los estudiantes, siempre nos han atacado el movimiento estudiantil, pero
ahí tenemos otro enemigo más, y era un enemigo que esta vez sí empezó a
ser… a tener claro a partir de su proyecto político de refundación, que tenía
que tomarse las instituciones de… del Estado. (...) yo sí estoy convencida
que el pilotaje del proyecto refundación en la universidad pública fue en la
Universidad del Magdalena. Se da ese pilotaje y llega Caicedo a hacer todo
lo que los o… el otro rector no… no había aceptado hacer. Empiezan las
discusiones frente a los problemas de los puntos de pensión que eran así
como exorbitantes y montaban unos cuadros terribles y demás, pero noso-
tros éramos convencidos como estudiantes de ese movimiento, que eran sus
convenciones laborales y debían ser respetadas, eso no podía ser retroactivo
en el tiempo. Y cuando llega el señor Caicedo se hizo un intento, porque
es que dentro del movimiento estudiantil había personas que conocían al
señor Caicedo, e incluso decían: dejémoslo, o sea, apoyémoslo, vamos a es-
tar con él y demás. Pero hubo otros que teníamos la percepción de que era

235
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

peligroso, era peligroso porque el presidente del concejo superior que en


ese momento era Osvaldo Vives, gobernador de Santa Marta, que fue con
el tiempo… él estuvo en prisión por nexos con la narcopolítica y es quien
entra al señor Caicedo y apoya al señor Caicedo. ¿Qué sucede en ese mo-
mento en la universidad? Ahí se da un… un problema de ilegalidad dentro
de la gobernabilidad de la universidad, y es que el señor Caicedo llega sin
título profesional, eso se ha dicho por años. Eso está claro, él llegó violando
incluso el mismo reglamento establecido para ser rector de la universidad. Y
sin embargo a partir de la denuncia que se hace y esto, algunos estudiantes
y entre esos… ya tomamos una posición y decimos: (...) tiene un problema
de ilegalidad y nosotros no podemos… no nos queda nada bien asumir eso.
Entonces empieza la confrontación con el señor Caicedo directamente por
su ilegalidad, no teníamos forma de… de saber lo que iba a pasar con él, al-
gunos lo respetaban como líder político, pues según, él venía desmovilizado
del ELN [Ejército de Liberación Nacional], era del proceso de reinserción,
venía en ese proceso político. (...) Nuestra idea de poder decir nuestras cosas
libremente sin temor alguno ni miedo (...) bueno, no sucedió dentro de la
universidad (...) Era tan así, que nosotros organizábamos obras de teatro,
danzas, haciendo la denuncia, lo que hace todo estudiante de la universidad
pública. Teníamos la libertad, yo sentía que teníamos la libertad para hacer-
lo y creíamos que era un espacio de libertad para poder hacerlo.
El choque empieza cuando nosotros… no sé, (...) se nos ocurrió la genial
idea de alquilar un burro, lo vestimos con toda, con los chicos de Artes
Plásticas, y sí, ellos hicieron el ique diploma de la Universidad Nacional,
porque él era estudiante… Caicedo era estudiante de Derecho de la Uni-
versidad Nacional. Y salimos con nuestro burro, denunciamos que había
llegado un personaje que no cumplía con los requisitos. Eso, eso creo que
tocó una fibra muy, muy, o sea, muy delicada en la vida del doctor Caicedo,
yo creo que fue una ofensa muy tremenda. Y entonces empiezan ya con-
frontaciones más… y alrededor de eso empiezan a darse unos grupos de es-
tudiantes muy… digamos que de las primeras promociones, de programas
nuevos, creo en ese momento estaba Ingeniería de Sistemas, estaba empe-
zando y demás. Entonces él empieza a alejarse lógicamente de los estudian-
tes, que después nos llamaban dinosaurios, y a aliarse con estudiantes de
semestres nuevos mostrando la idea de que todos teníamos que aportar,
que de pronto había que hacer un sacrificio, que en el alza de las matrículas
para poder abrir programas [como] Sistemas, Medicina, Derecho, que eran
una necesidad en la región, ¿sí?, con esa idea yo creo que empezó. El punto
estuvo en que a diferencia del movimiento de Los Indeseables, que ellos
cuando nosotros teníamos tomas, cosas, ellos trataban de reventarnos las
puertas, ellos hacían tal, pero no había agresión, o sea, no había ese tipo
de cosas. Este grupo que se empieza a dar alrededor del señor Caicedo sí

236
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

empieza a generar choques ya a nivel de…físicos sí, físicos. De pronto los


grafitis que tú veías en ese momento nos podían decir… mentar la madre,
cosas así y hasta ahí. Pero a partir de ese momento empiezan consignas
como: “Fuera guerrilleros, AUC [Autodefensas Unidas de Colombia] pre-
sente”. Teníamos nuestro Che Guevara en el centro de la universidad, típico
de las universidades…Y nos lo borraron con grafitis, con tintas y cosas, y
ponían allí debajo de las consignas, digamos, estudiantiles: “Fuera hijuepu-
tas guerrilleros”. Y demás. Ahí empieza un nuevo escenario.
Entr.: ¿Eso en qué año fue, cuando empiezas a ver, digamos: “AUC presente”?
Eda.: 98.
Entr.: ¿El mismo año en el que él se posesiona?
Eda.: En que él se posesiona.
Entr.: ¿Cómo fue esa posesión o esa toma de la rectoría?
Eda.: Pues sí, para nosotros es una toma por parte de él de la rectoría. Sí,
digamos que empezamos a denunciar, hubo gente que puso cadenas en rec-
toría, entonces él se fue... (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

Algunos sectores de la universidad veían una relación clara entre la admi-


nistración y el proyecto paramilitar que se estaba posicionado en Santa Marta
y el norte del departamento de Magdalena. Lo cierto es que los reportes sobre
primeras incursiones de los paramilitares a la universidad coinciden con el
inicio de la rectoría de Caicedo en 1998, y es cuando aparecen los primeros
grafitis y pintas amenazantes en contra de estudiantes que son acusados de
tener relaciones con la guerrilla, los cuales eran firmados por las Autodefensas
Unidas de Colombia – AUC.

Lo anterior también es mencionado por el Tribunal Superior del Distrito Ju-


dicial de Barranquilla, desde la Sala de Justicia y Paz, en la sentencia del Frente
Resistencia Tayrona del Bloque Norte. En el documento judicial se detalla la
versión la versión de José Gélvez:

Afirma el postulado que cuando recibe la “Coordinación Política” del Fren-


te Resistencia Tayrona estaba la orden de matar al Rector de la Universidad
del Magdalena (CARLOS EDUARDO CAICEDO OMAR) en el año 2003
y actual alcalde de la ciudad de Santa Marta, el versionado GELVEZ AL-
BARRACIN indica que habló con HERNAN GIRALDO para interceder en
favor del rector de la Universidad aduciendo que era una persona que había
sacado la Universidad adelante, además sería algo que afectaría las conver-
saciones de Ralito y a HERNAN GIRALDO; sin embargo, GIRALDO le
manifestó que era una orden de CUARENTA y que se lo comentara cuando
fuera a Ralito a ver que piensa él. (Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla, Sala de Justicia y Paz, 2018, p. 568)

237
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

El mismo documento menciona que, según alias El Canoso, intercede por


Caicedo para tratar de ponerlo del lado del Bloque Norte. En esa medida,
Jorge Cuarenta le dice a La Sombrerona que no asesinen al rector de la Uni-
mag. Según dice el desmovilizado, la organización armada aprovechó los
desencuentros entre Trino Luna y Caicedo, para citarlos a una reunión en la
cual acordaron el fin de las discrepancias. Sumado a lo anterior, para limar
asperezas con Luna y agradecer a la estructura por no asesinarlo, Caicedo
habría entregado una serie de contratos de la Unimag a Luna y al Bloque.

Pese a que Caicedo ha sido señalado en varios escenarios legales como


cercano a grupos paramilitares, este ha sido declarado inocente en varias
instancias judiciales. Así como en el caso de Caicedo se han presentado
testimonios que lo vinculan con paramilitares, otros testimonios afirman
que Caicedo hacía parte de las listas de personas que estaban señaladas
para ser asesinadas.

En versión libre ‘Los Rojas’ aceptaron los asesinatos del estudiante Hugo
Elías Maduro, del vicerrector Julio Otero y del decano de Educación Roque
Morelli de la universidad del Magdalena. Agregaron que Carlos Caicedo,
el rector de la universidad en la época, también estaba en su lista negra por
tener presuntos nexos con la guerrilla.

Las declaraciones de ‘Los Rojas’ absuelven a Carlos Caicedo, que los fami-
liares de las víctimas señalaban como autor intelectual de los homicidios.
Tras conocerse las confesiones de los desmovilizados del Frente Resistencia
Tayrona el ex rector del Magdalena Carlos Caicedo recalcó su inocencia en
una carta enviada a Verdad Abierta. Según dijo “Las declaraciones entre-
gadas por estos paramilitares y las que había dado Hernán Giraldo antes de
su extradición, no sólo dejaron sin piso las acusaciones en contra mía, sino
que evidenciaron que, además, existía la orden de asesinarme”. Caicedo
agregó que “quienes han hecho tan injustos señalamientos en contra mía,
no solamente los entiendo, sino que desde lo más profundo de mi alma y
pido la licencia a Dios para decir que les perdono. Comprendo el dolor de
sus familiares, que, al quedar en el desamparo, fácilmente fueron presa del
desespero”. (Verdad Abierta, 2009a)

En las últimas semanas de 2020, la Fiscalía General de la Nación vinculó


a Jorge Cuarenta y a Hernán Giraldo a la investigación por el homicidio
del estudiante Hugo Maduro. Al respecto, el exrector Caicedo ha señalado
que no está siendo indagado por ese mismo expediente. Su caso está siendo
conocido por la Fiscalía Quinta delegada ante la Corte Suprema de Justicia
(El Tiempo, 2021).

238
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Oleada de violencia paramilitar contra la comunidad universitaria

En 1999 estalló una bomba en la sede del sindicato Sintraunicol, ubicada en


Gorgona, al sur de la universidad.

En una ocasión en el año 1999, cuando la sede de Sintraunicol se ubicaba


en una parte trasera de la universidad, denominada Gorgona, estalló una
bomba, poco antes de que llegaran los trabajadores. Los integrantes del sin-
dicato narran cómo se derrumbaron las paredes y el techo del lugar (inte-
grante Asopeunimag y exactivista Sintraunicol Magdalena, Santa Marta,
abril de 2018). Acontecimientos como el anterior, sumado a los diferen-
tes tipos de violencia padecida, fueron justificados bajo los señalamientos
de que Sintraunicol y algunos estudiantes eran colaboradores de grupos
guerrilleros. Esto último resultó ser el detonante para la inminente toma
paramilitar al interior de la institución universitaria como sucedió de ma-
nera sistemática en las universidades de la costa caribe donde el accionar
criminal trajo como consecuencia, asesinatos, desapariciones, despidos a
trabajadores, estudiantes y profesores, desplazamientos, exilios y mucho
temor. (Escuela Nacional Sindical, 2019, p. 164)

La explosión a la sede de los sindicatos de ASPU y Sintraunicol fue justi-


ficada por los paramilitares por la supuesta presencia de grupos guerrilleros
en la universidad. En ese año se presentó el primer hecho en contra de un
estudiante: el homicidio, tortura y desaparición de Lesbia Polo, estudiante de
Ciencias Sociales (Obregon, 2020). El ataque contra Lesbia Polo fue uno de los
crímenes que la Unimag no conoció hasta que se mencionó en 2014, en una
de las audiencias de Justicia y Paz. En el portal Opinión Caribe, se reseña que:

De acuerdo con Armando Restrepo, líder sindical, aún existe el riesgo por
los antecedentes que se generaron producto de la oposición que hicieron a
un proyecto que se implementó en la universidad, “llamado Refundación,
que irónicamente coincidía con un proyecto paramilitar que se llamaba
Refundar la Patria”, añadió.

Frente a esto, los líderes hicieron una fuerte oposición que tuvo consecuen-
cias lamentables como fue la desaparición forzada en el año 1999 de una es-
tudiante de Ciencias Sociales, llamada Lesbia Polo. “No sabíamos que ella
estaba desaparecida, sino hasta el 2014, cuando nos dimos cuenta en una au-
diencia de Justicia y Paz”, contó Armando Restrepo. (Opinión Caribe, 2018)

Al siguiente año, el 26 de mayo de 2000, fue asesinado por sicarios el líder


estudiantil Hugo Maduro. De acuerdo con el portal Verdad Abierta:

239
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

El estudiante Hugo Maduro, había ingresado a la universidad desde el año


1990, estuvo detenido por el presunto delito de porte ilegal de armas, mate-
rial de intendencia y rebelión por presuntos vínculos con el ELN. El rector
Caicedo y un grupo de universitarios encabezaron una gestión para que
este saliera de la cárcel. Era activista estudiantil y comunitario. Luego de
su salida estuvo alejado de la universidad y se reintegró a finales de 1999
para terminar su tesis, actividad que desarrollaba cuando fue asesinado en
el año 2000. (Verdad Abierta, 2009b)

Según la Escuela Nacional Sindical, el homicidio de Maduro se le atribu-


yó a alias El Cacha, paramilitar del Bloque Norte, quien luego de la desmo-
vilización se unió a un grupo posdesmovilización. En el crimen también
estuvo involucrado Luis Carlos López, quien en la época era trabajador de
la empresa de vigilancia que estaba a cargo de la seguridad de la Unimag,
pero que también era un infiltrado de los grupos paramilitares en el claus-
tro universitario. Fue condenado a 23 años de prisión por manejar la moto
en la que el sicario cometió el crimen (Escuela Nacional Sindical, 2019).
El homicidio de Maduro fue el resultado de una persecución que comen-
zó algunos años antes de su muerte, cuando fue víctima de una captura
irregular y de acusaciones falsas. Lo anterior revela que, de nuevo, algunos
organismos del Estado se relacionaban –en este caso– con los grupos de
Hernán Giraldo y Adán Rojas, para señalar y exterminar personas con
pensamiento crítico, que trabajaban en defensa de la universidad pública,
bajo el supuesto de tener relación con grupos guerrilleros.

La situación alrededor del homicidio de Hugo es recordada en contribucio-


nes voluntarias:

Eda.: Empieza el proceso, hicimos esa toma, ellos empiezan a (...) con fo-
tografías, registros fotográficos, ahí estaba un señor que era el jefe de al-
macén (...), que fue el encargado en ese momento de tomar los registros
fotográficos. La universidad hace una demanda ante la Fiscalía por daños
en propiedad pública o del Estado y demás, empiezan unos procesos; ahí
empiezan procesos, no solamente lo que digo, esa parte del… del temor,
porque es que nosotros no teníamos miedo, no teníamos miedo, eso no se
había apoderado de la universidad. Sí veíamos motos que pasaban, porque
tú sabes que la modalidad fue esas motos de alto cilindraje que seguían…
pero nosotros no teníamos miedo. Y empiezan demandas … Sí, eran de-
mandas o denuncias frente a la Fiscalía, que daños en bien ajeno, que no sé
qué, ahí se duenda con esa dinámica, me imagino que parte de su asesoría
jurídica. Y nosotros nos vemos enfrentados también entonces al proceso
jurídico, la Fiscalía no encuentra nada, no hay nada, no nos siguen pro-

240
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

ceso, nos exoneran, o sea, de cualquier tipo de situación y, sin embargo, la


universidad a través de su concejo académico nos sanciona por seis semes-
tres académicos, es decir, tres años que era la sanción máxima de la uni-
versidad. Y ahí se empieza la desarticulación, ya en 98 había desaparecido
Lesbia, ya en el año 96, que coincide con la muerte de Vicente Pérez, se da
el falso positivo contra los estudiantes de la universidad: Hugo Maduro,
los hermanos Gil y otro chico de Pesquera que no me acuerdo bien de su
nombre. Sí de su sobrenombre, pero no lo quiero decir. Y ellos son puestos
en… en prisión, son capturados. (...) Yo voy saliendo a la celebración del
primero de mayo, habíamos quedado de encontrarnos nosotros como estu-
diantes, los estudiantes siempre apoyábamos movimientos como ese tipo,
quedamos de vernos y encontrar en el parque y… el parquecito central y de
ahí salir con la marcha. Pero yo salgo y veo a un personaje en una moto,
conocido, todos sabíamos que era tira, de la Policía, y no, no le teníamos
miedo (…). Eso decían los compañeros, a mí en lo personal jamás, pero
si ellos confiaban en él, yo no tenía razones para desconfiar. (...) yo voy
caminando y él me espera en la moto, y yo me acerco donde él y le digo:
¿qué pasa? Me dice: vete rápido para el DAS [Departamento Administrati-
vo de Seguridad] porque cogieron a… a Hugo y a los otros muchachos los
tiene en la Sijin [Seccional de Investigación Criminal], con los de la Sijin
no hay problema, no hay problema, ellos están aislados, pero… Claro, todo
el mundo vio que entró… pero con Hugo no. [Me dijo:] y a Hugo lo van a
desaparecer así que vete inmediatamente para el DAS. Yo hago lo que él
me dice, pero voy primero a la Sijin, voy primero a la Sijin, verifico que mis
compañeros están allí, ellos me… yo me hago pasar una de las mujeres de
los que están allí, ellos por la ventanita… estaban totalmente… la abren y
empiezan a gritarme: estamos aquí. Yo empiezo a preguntar que si los ha-
bían maltratado. [Me dicen:] no, no, nada de eso, nada de eso, nos preocupa
Hugo, ¿dónde está Hugo? No saben dónde está Hugo.
El policía se me acerca con una hoja y me dice: los cogimos, pero se nos
voló uno, nos falta una. ¿Sí? [Responde:] Sí, mire, aquí están las fotos. Con
nombres, y veo la foto mía, yo decía: ¿cómo no me reconoce? No sé, pero
él no me reconoció, y yo dije: esto no es una cosa al azar, o sea, ellos están
haciendo algo claramente organizado y demás. Yo salgo corriendo, literal,
yo salgo corriendo para donde Hugo, para el DAS, y empiezo a gritar, a
llamar a Hugo y los del DAS me dicen que Hugo no está ahí, entonces yo
les dije: sí, él sí está ahí, yo necesito verlo porque aquí lo trajeron. Ellos me
dicen que no, ellos me dicen que no, que no está, yo empiezo a dar gritos en
la calle, la gente empieza como que a… Ellos al ver los gritos y de pronto,
no sé, como que iban a trasladar a Hugo; Hugo me dice que él me escucha
cuando lo iban a trasladar como para un interrogatorio, y él escucha que yo
estoy gritando, me reconoce la voz, entonces empieza a gritarme…

241
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

[Hugo grita:] pilas, me van a matar, me van a desaparecer, busca ayuda.


Entonces ya ellos sabían que había testigos, por lo menos había una tes-
tigo que sabía que él estaba ahí. Yo me voy para donde la doctora Zully
quien era rectora en ese momento, le cuento lo que está pasando y ella
inmediatamente llama a los abogados de la universidad [y les dice] que
se presenten tanto en la Sijin como en el DAS, uno y uno, y empieza a
hacer llamadas a Cruz Roja, a personería… No recuerdo si en eso… Ya
existía la defensoría como entidad. Ella hizo todas esas llamadas para
proteger a los muchachos de la universidad, eso ya nos tranquilizó un
poco, empieza el proceso, efectivamente ellos quedan presos por fal-
sos… como después se dio, se aclaró, falsos positivos, eran acusados
de ser miembros de las FARC. Y ahí vemos nuevamente otra… otra es-
trategia. Otra faceta, y era empezar a decir: “Son guerrilleros”. Y ya no
solamente era señalarlos, señalarlos como guerrilleros, sino encarcelar-
los y hacer una legal captura con armas y con todo el montaje que ellos
hicieron, y que hicieron a nivel nacional. Otra estrategia más. Esa fue
una forma de mantener a estos estudiantes allá, sin embargo, nosotros
en la universidad seguíamos en nuestro proceso.
Entr/a.: ¿Cuánto tiempo duró ese proceso en que ellos son capturados y
después son liberados?
Eda.: Más o menos un año, un año alguito…Total. Otra cosa que yo… Bue-
no, el falso positivo, procesos judiciales, grafitis llamándonos guerrilleros,
amenazándonos con las AUC, son las primeras… Ya entonces, ya la situa-
ción no se estaba dando, digamos, rector con estamentos sino estamentos
con paramilitares. (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

Con posterioridad comenta lo que comenzó a suceder con la persecución


de las Autodefensas Campesinas del Magdalena y La Guajira (ACMG) y Los
Rojas, hasta la muerte de Hugo Maduro:

Eda.: Mientras estoy por fuera es el caos. Yo intento ingresar a la universi-


dad, no existía la infraestructura que tú conoces hoy, era de libre entrada y
salida, pero ya no se podía, es decir, el entrar a la universidad era un riesgo
para mí, ya había personas que hacían seguimientos, ya le habían hecho…
En ese momento empezaron los atentados, … hicieron un atentado contra
la sede del sindicato, le pusieron unos explosivos al interior de la univer-
sidad, ¿sí? A una compañera del Sindicato, Gladis Navarro, que fue algo
espantoso, gracias al señor no hubo muertos allí, ella había dejado sus tres
niños pequeños en casa y salió a hacer diligencias, y cuando encuentra…
Ella [le] había dado una instrucción a sus hijos, les dijo: cualquier cosa que
pase se meten debajo de la cama. Y ellos vieron… el mayor, ya hoy son unos
hombres, ya… Metió a todos sus hermanitos debajo de la cama y la puerta y

242
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

ventanas y todo fue acribilladas, es el momento en que entiendo que Gladis


es asumida por… por ser del sindicato y protegida.
Entr/a.: ¿En qué año fue eso de Gladis?
Eda: Año 2000.
Entr/a.: O sea, un año antes del atentado contra la sede…
Eda.: Exacto, un año antes…Gladis Navarro era una líder muy estratégica
dentro del sindicato, además era estudiante de la universidad y eso hacía
que fuéramos aún más afines con… con ellos, por Gladis. Exacto, eso fue
empezando el año… eso fue en el 2000 que sucede con Gladis eso, y Gladis
sale para protección en… creo que a Bogotá, algo así, al sistema de protec-
ción, y en mayo asesinan a Hugo. Entonces viene la bomba del sindicato,
vienen los seguimientos a estudiantes dentro de la universidad, en mi casa
aparecían grafitis, en las calles aparecían grafitis, me llamaban de un te-
léfono y me decían que dónde estudiaba… sabían dónde estudiaban mis
hijos, se da todo ese proceso. (…).
Asesinan a Hugo … el 26 de mayo del año 2000, ¿qué había… qué se había
hecho en ese proceso? Yo estoy por fuera de la universidad, no tengo legalidad
dentro de la universidad, no tengo cómo identificarme, no soy estudiante, ten-
go una sanción de tres años, que era la sanción máxima, es decir, se va de la
universidad. ¿Quién iba a volver después de tres años a la universidad? No tenía
cómo entrar a la universidad y me daba miedo entrar a la universidad, el mo-
vimiento estudiantil empezó a fragmentarse, había miedo en el movimiento,
y además de eso dan un ultimátum, matan a Hugo. Ya ahí todo el mundo dijo:
¿para dónde corremos?, ¿qué hacemos? (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

Este crimen terminó por consolidar el accionar violento de los paramili-


tares sobre la comunidad universitaria, debido a lo que implicaba un ataque
directo contra un estudiante líder y visible al interior del campus. Sumado a
lo anterior, se siguieron presentando las amenazas, a través de panfletos y de
grafitis en la universidad, generando que personas tuvieran que desplazarse.
Y, en algunos casos, como el de Gladis Navarro, a quien trataron de asesinar y
por poco terminan asesinando a sus tres hijos. Gladis no solo era estudiante,
sino también líder sindical de la Unimag.

Casi un año después de la muerte de Hugo Maduro, el 14 de mayo de 2001,


asesinan al profesor Julio Otero.

El asesinato de uno de los vicerrectores de la Universidad del Magdalena y


la aparición de letreros en su similar de Cartagena anunciando la llegada de
las autodefensas a ese plantel, prendieron las alarmas entre la comunidad
estudiantil por el temor a un baño de sangre similar al que se viene presen-
tando en la universidad del Atlántico desde hace tres años. (…)

243
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En Santa Marta, las autoridades manejan varias hipótesis sobre la muerte a


tiros de Julio Alberto Otero Muñoz, de 50 años, vicerrector de Extensión e
Investigación Científica, ocurrida el lunes en la noche.

Otero fue baleado en el mirador norte del camellón de la bahía samaria,


en momentos en que paseaba con su esposa, María Escandón, y uno de sus
hijos. (El Tiempo, 2001a)

Según Hernán Giraldo en versiones libres, a Julio Otero se le había señala-


do de ser militante y activista de las FARC, por lo que integrantes del Frente
Resistencia Tayrona y del Clan Los Rojas fueron quienes se encargaron de
ejecutarlo. Sin embargo, el portal Verdad Abierta reseña que existen contra-
dicciones sobre quiénes fueron los responsables del crimen, ya que una ver-
sión señala que Jorge Cuarenta era quien había dado la orden, mientras que en
otras audiencias se señalaba al Clan Los Rojas. Lo que sí se confirma es que a
Otero lo asesinan porque hacía parte de una lista donde se señalaba a gente de
tener vínculos con la guerrilla (Verdad Abierta, 2012b).

En sentencia judicial está la condena de Reinaldo de Jesús Torres, aun-


que en el documento nunca se hace mención a algún vínculo con el Bloque
Norte. Sin embargo, alias Pocalucha, en audiencia en Medellín, confir-
maría la versión de alias Julián sobre el asesinato de Julio Otero. En esa
versión dice que Otero hacía parte de una de las listas que eran entrega-
das por Jorge Cuarenta para asesinar personas que, supuestamente, tenían
vínculos con grupos guerrilleros. Incluso, Julián afirmó que nadie supo
a ciencia cierta los autores materiales del crimen y que negó ante Hernán
Giraldo alguna relación con el homicidio.

Según las versiones libres de José y Adán Rojas, comandantes de Los Ro-
jas, la orden había estado a cargo de alias Walter, comandante bajo el mando
de Hernán Giraldo. En ambas versiones, el nombre del profesor Julio Otero
hacía parte de una lista que había sido entregada a los paramilitares para ser
asesinados en Santa Marta, por supuestas cercanías o vínculos con grupos
guerrilleros. Pese a las versiones contradictorias, Hernán Giraldo reivindicó
el crimen en una unidad de Justicia y Paz, en noviembre de 2007. Esta circuns-
tancia demuestra que el homicidio está lejos de ser esclarecido, ya que entre
los paramilitares no hay claridad sobre su muerte. También demuestra que
muchas de las responsabilidades del Resistencia Tayrona fueron asumidas por
El Patrón bajo la lógica de la línea de mando.

El 5 de septiembre de 2002 fue asesinado Roque Morelli, decano de la facul-


tad de Educación y docente de la Unimag. Según la Escuela Nacional Sindical:

244
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Fue asesinado el profesor y decano de la Facultad de Educación de la Universi-


dad del Magdalena y afiliado a Aspu, Roque Morelli, quien para entonces tenía
39 años. El crimen ocurrió el día 5 de septiembre del año 2002, cerca de su
casa en el barrio La Ciudadela 29 de julio, mientras se encontraba esperando la
buseta donde fue abordado por sicarios que le propinaron dos tiros en el rostro,
dejándolo sin vida (testimonio de las víctimas, Santa Marta abril de 2018).

Esta época estuvo caracterizada por diferentes hechos violentos llevados a


cabo por grupos armados en la ciudad de Santa Marta y en el departamento
del Magdalena. En el caso del homicidio del profesor Roque Morelli se pu-
dieron esclarecer algunas circunstancias de su homicidio. Por ejemplo, en
aquel crimen se determinó la participación de un policía de aquella ciudad,
Leonardo de Jesús Ariza, quien había sido escolta del rector de ese entonces
de la Universidad del Magdalena y quien, además, habría sido el encargado
de planear el homicidio. Por este crimen estuvo condenado a 30 años de
prisión, pero por cumplir la tercera parte de la condena ya se encuentra
en libertad (testimonio de las víctimas, Santa Marta abril de 2018). Igual-
mente, gracias a un retrato hablado, se dio con el sicario que se encargó de
dispararle a Roque, quien era un paramilitar y aún se encuentra preso por
el crimen. (Escuela Nacional Sindical, 2019, p. 168)

En la muerte de Morelli también se encuentran relaciones entre agentes de


la fuerza pública, lo que involucra a policías asignados como escoltas de otras
personas. Como parte de este crimen también hubo otra víctima, ya que, se-
gún José Gregorio Rojas, alias Manuel,

en el caso del Vicerrector Roque Morelli asesinaron inicialmente a una per-


sona equivocada, pero cinco días después asesinaron a Morelli.

“El día que tenían previsto matarlo se confundieron y terminaron asesi-


nando a Rafael Espitia quien se disponía a salir de su casa a trotar hacia las
5 y 45 de la mañana del 14 de agosto del año 2002 en el barrio Ciudadela 29
de Julio. Nos confundimos y matamos a Rafael Espitia, pero cinco días des-
pués asesinamos a Roque Morelli Zárate. En esta acción participaron alias
“Willy” y “Coronel” quienes recibieron la orden de Adán Rojas Mendoza”,
aseguró en su relato José Gregorio Rojas. (Verdad Abierta, 2009b)

Este sería el último de los homicidios relacionados con la Unimag, aunque


al interior de la universidad siguieron presentándose amenazas contra distin-
tos sectores de la comunidad y el control paramilitar no dejó de estar latente
en el claustro de Santa Marta, incluso después de la desmovilización del Blo-
que Norte y del Bloque Resistencia Tayrona.

245
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Asimismo, la muerte del profesor Alfredo Correa fue muy significativa


para la comunidad de la Unimag, ya que, a pesar de estar en la Universidad
del Norte, los vínculos de Correa con este centro educativo eran profun-
dos, tanto por su labor docente, como por su corto período al mando de
esta. Por lo tanto, si bien ese homicidio no estuvo directamente relaciona-
do con la victimización de la universidad, sí tuvo una afectación impor-
tante en sus distintos estamentos.

En suma, los daños que recibió la Unimag son muy similares a las de las
otras universidades afectadas por el Bloque Norte: en primer lugar, las afec-
taciones de carácter financiero y las denuncias de corrupción, que se suman
a la desfinanciación de la educación. Y, en segundo lugar, también hubo una
ruptura profunda del tejido social al interior de la universidad: la Unimag
perdió mucho de lo que la configuraba como una universidad pública. Ac-
tualmente este centro universitario recibe poca financiación y tiene una de las
matrículas más altas de las universidades públicas en el país. Pero, más allá de
esta situación, también en la cotidianidad de la universidad se nota el miedo,
la pérdida de las apuestas críticas y el debilitamiento de las organizaciones so-
ciales y estudiantiles. Incluso, se ha llegado a decir que la Unimag parece más
un centro de educación privada que uno estatal. En esa medida, una persona
que hizo parte de la universidad menciona:

No hay límites. Y ese es el… el temor, ¿sí?, frente a lo que está pasando,
ya… ¿Cuándo se va a cerrar esta historia? No se va a cerrar, no se va a ce-
rrar, no se va a cerrar porque no solamente es… Supongamos que por fin
hagan la sentencia y entonces el resto… El daño que se hizo al interior de la
universidad… O sea, yo entro a la universidad y hay un silencio absoluto.
(...) tenemos un lago muy bonito, con patios y… Hermosa sí, hermosa, y eso
permite que se pueda ocultar una historia. (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

Por las nuevas formas de contratación conjugadas con el daño que come-
tieron los grupos paramilitares sobre la Unimag, los sindicatos fueron otro de
los grupos afectados por el Bloque Norte y las ACMG, entre otros. Según la
Escuela Nacional Sindical,

Vale la pena mencionar cómo ha influido la disminución en el número to-


tal de afiliados: de 100 integrantes que tuvo durante los noventa, pasó a
tener 35 en el año 2018. Por un lado, los hechos violentos y la persecución
contra el sindicato en los años noventa y principios del 2000 desestabili-
zaron su accionar y afectaron la legitimidad que pudiera tener dentro de
la universidad. Por otra parte, los conflictos internos que se empezaron
a dar en el sindicato fragmentaron su estructura y debilitaron, de alguna

246
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

manera, su anterior espíritu de lucha. Esto también obedeció a las presio-


nes efectuadas por parte del poder administrativo de la universidad y de
grupos armados, como el paramilitarismo, que golpearon fuertemente a la
organización. Hoy el sindicato no tiene un accionar marcado como antes.
(…). (Escuela Nacional Sindical, 2019, pp. 173 - 174)

La organización estudiantil y sindical se vieron diezmadas por la violencia


paramilitar que afectó a la Unimag. Asimismo, esta universidad es la única de
las afectadas por el Bloque Norte que no ha sido reconocida como sujeto de
reparación colectiva por la Unidad de Víctimas, lo cual devela el atraso que
tiene en comparación con otros procesos de reparación colectiva de la misma
región. Esta situación, en gran parte, tiene su explicación en el “silencio ab-
soluto e impuesto” que dejó como resultado la violencia paramilitar sobre la
universidad, y de la cual le ha sido muy difícil recuperarse. Resulta fundamen-
tal apoyar los distintos ejercicios de reconstrucción de la memoria que se dan
tanto dentro de la universidad como en otros escenarios públicos.

2.5.5 consideraciones finales

El accionar del Bloque Norte en las universidades de los departamentos


de Atlántico, Magdalena y Cesar, tiene algunos puntos de encuentro y
también ciertas diferencias que atravesaron los procesos de cooptación de
estas. Un factor común en términos de las afectaciones, es el desvío de
recursos del sector educativo para financiar las acciones de esa estructura
armada paramilitar. Sin embargo, también es importante recordar el papel
que tuvieron organizaciones e instituciones que hacen parte del Estado en
el ingreso de grupos paramilitares a las universidades. En casos como la
UA y la Unimag, se hizo evidente que hubo participación mancomunada
entre el Bloque Norte y sectores de la Fuerza Pública o de organismos rela-
cionados, a diferencia de la UPC, donde el control del Frente Mártires del
Cesar en Valledupar pudo haber sido un factor que permitió que el Bloque
actuara de una forma más autónoma, y sin necesidad de recurrir a la co-
laboración de entes del Estado. Asimismo, es notorio que las afectaciones
permitieron procesos de resiliencia que avanzaron más rápido que otros.
En particular, se hace referencia a los casos de la UPC y de la UA, donde, a
pesar de los daños que conllevó el paso paramilitar por las universidades,
hoy en día cuentan con ejercicios avanzados de memoria histórica y resi-
liencia; siendo ejemplificador para ambos casos los procesos individuales
que se desarrollaron con la creación de Comités de Impulso para declarar
como sujetos colectivos afectados por el conflicto armado, por parte de la
Unidad de Víctimas. Por otro lado, se presenta el caso de la Unimag, don-

247
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

de las articulaciones para realizar el proceso de declaración como sujeto


colectivo han sido menos satisfactorias, haciendo evidente la marca que
dejó la violencia paramilitar en esa universidad.

En el caso de la Universidad de La Guajira, no se logró documentar ningún


tipo de irrupción y control realizado por el Frente Contrainsurgencia Wayúu
en el centro educativo, cuya sede principal está en Riohacha. Lo anterior pue-
de tener dos explicaciones: la primera, relacionada con la llegada tardía del
Bloque Norte al departamento de La Guajira, especialmente después de 2002,
momento en el que finalizó la guerra contra las Acmg. La segunda, mucho más
plausible, se centra en que el control ejercido por el grupo de Jorge Cuarenta
en el departamento de La Guajira pasó por una negociación con los clanes
tradicionales que tenían un anclaje territorial previo a la llegada de las AUC.
En esa medida, el control de rentas pudo haber sido mucho más complejo y
los acuerdos con estos grupos delincuenciales se centró específicamente en las
rutas de narcotráfico y el paso de contrabando.

2.6 Afectaciones a sindicatos

2.6.1 introducción

En el marco del avance y consolidación territorial del Bloque Norte a través de las
estrategias de cooptación de instituciones públicas y las alianzas con sectores em-
presariales, los movimientos sindicales de los departamentos de Atlántico, Cesar,
La Guajira y Magdalena sufrieron graves afectaciones como consecuencia de la
estigmatización de sus actividades en defensa de los derechos laborales y la férrea
veeduría sobre los recursos públicos. Esta violencia antisindical puede entender-
se en un contexto de colonización armada de los conflictos laborales, en la que
estos últimos “están en la mira de los actores armados que se disputan el control
territorial a través del control de la población y de sus organizaciones”28 Escuela
Nacional Sindical, 2019, p. 20).

La atención del Bloque Norte sobre los conflictos laborales en las diferentes
entidades tanto públicas como privadas tuvo que ver, primero, con la asimi-
lación del movimiento sindical con los grupos insurgentes y con la visión ne-

28 Si bien el autor se refiere a la colonización a través de, primero, la represión del Estado sobre los sin-
dicatos y, segundo, de la intención de intromisión de grupos insurgentes en las bases de los sindicatos,
el concepto puede extenderse al accionar del bloque paramilitar y su intención de acallar y suprimir
los conflictos laborales por medio de la violencia; expandiendo el conflicto armado desde la confron-
tación bélica a las afectaciones a las organizaciones civiles.
248
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

gativa sobre las luchas de las y los trabajadores, en tanto estas se convirtieron
en escenarios de fuerte participación y movilización civil. Segundo, con que
el acallamiento de sus demandas tuvo por objetivo beneficiar los intereses de
terceros aliados del bloque. Así, desde 1997, primero en departamentos como
Cesar y Magdalena, se intensificó la persecución “y de forma explícita grupos
paramilitares califican a los dirigentes sindicales de comunistas y guerrilleros
anunciando su intención de eliminar físicamente la dirección sindical” (Es-
cuela Nacional Sindical, 2019, p. 26).

Luego, en el contexto de expansión y consolidación, periodo en el que se


afianzan las alianzas con las élites políticas y económicas, el Bloque Norte
logra infiltrarse en la administración de instituciones públicas tales como
hospitales, entidades prestadoras de servicios públicos y universidades. Esta
cooptación, que tuvo su mayor expresión a partir del año 2001 en el depar-
tamento de Atlántico, convergió con las diferentes luchas sindicales que se
dieron a partir de los cambios en las políticas estatales tendientes a la priva-
tización de las instituciones, y las crecientes denuncias de corrupción y apro-
piación de recursos públicos por paramilitares en connivencia con políticos y
actores privados (Friedrich Ebert Stiftung, 2012). Por ello, los sindicatos de-
vinieron objetivos militares del Bloque Norte, justificando tal persecución en
supuestas relaciones con las guerrillas.

Sobre la relación entre entidades públicas y el grupo, así como la consecuen-


te persecución a sindicalistas, una entrevista del Mecanismo refiere:

Todos, todos los gremios de directores de entidades, de hospitales, eran


muy allegados las autodefensas. Y cuando tenían un problema, un persona-
je que se le metiera… o sea, que o lo copiara [obedeciera], la autodefensa le
mandaba un emisario… que se acogiera a las normas que estaban ponien-
do las autodefensas. Las autodefensas, en ese tiempo, injerían en… prácti-
camente el noventa por ciento de la… de las entidades del Estado. (CNMH,
MNJCV, 2018, 22 de septiembre)

En consecuencia, los homicidios, las amenazas, los desplazamientos, las


desapariciones y los ataques a sedes sindicales fueron los mecanismos de vio-
lencia empleados por la estructura para doblegar el movimiento sindical. Esto
causó un daño irreparable para muchas organizaciones que se vieron desar-
ticuladas, así como sus miembros disminuidos, ya que pertenecer entonces
a un sindicato se convirtió en una actividad profundamente riesgosa, tanto
por la ausencia de garantías de seguridad, como por la flexibilización de las
relaciones de trabajo que afectaron los tipos de contratación, las prestaciones
sociales, entre otros beneficios laborales.

249
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

2.6.2 participación del das en la violencia antisindical del


bloque norte

Uno de los elementos que determinaron las acciones violentas contra los
sindicalistas fue la participación del Departamento Administrativo de
Seguridad, DAS. En principio, tal participación consistió en la elaboración
de listas que contenían información sobre líderes sindicales, profesores,
estudiantes y activistas afines a los movimientos de izquierda, las cuales
fueron entregadas al Bloque Norte para que perpetrara homicidios, ame-
nazas y atentados contra las organizaciones sindicales.

En sentencia anticipada contra Jorge Cuarenta (Juzgado Once Penal del


Circuito Especializado de Bogotá, 2011) se establece que, según testimonio
de Rafael Enrique García Torres, exjefe de informática del DAS, las infor-
maciones llegaban al Bloque Norte mediante el primo de Jorge Cuarenta,
Álvaro Pupo, quien también era una persona cercana al entonces director de
la entidad, Jorge Noguera Cotes. En el documento judicial también se men-
ciona la versión de David Rivero Gómez, exdetective, quien relata que en
2004 Noguera les propuso a él y a Alfredo Valle Anaya, exdirector del DAS
regional Magdalena, apoyar al Bloque Norte a través de la creación de un
listado de personas para que estas fuesen ejecutadas por ese grupo paramili-
tar, a lo que este se negó (Juzgado Once Penal Del Circuito Especializado de
Descongestión OIT, 2011, p. 20).

Así mismo, en el documento de Legalización parcial de cargos de Edgar


Ignacio Fierro, alias Don Antonio, comandante del Frente José Pablo Díaz,
se relaciona información extraída del computador de Fierro, de una carpeta
denominada “Información Amigo DAS”, en la que aparecen varios nombres
de sindicalistas que serían ejecutados (Tribunal Superior del Distrito Judi-
cial de Bogotá, 2010, p. 23). Lo que evidenció la relación entre la entidad y el
grupo armado.

Exintegrantes del Bloque Norte reconocen que la asociación de las actividades


sindicales con la insurgencia obedeció al repertorio que pretendió justificar los
ataques contra estas colectividades, en lo que el DAS tuvo la función de señalar a
las víctimas. Así lo manifiesta un entrevistado en contribución voluntaria:

Edo.: Yo le voy a decir una cosa, ¿por qué se mataban los sindicalistas en
Barranquilla?, por el hijueputa DAS. No porque fueran guerrilleros…
Entr.: ¿Cuál era el discurso para justificar…?
Edo.: No, no, no… El hijueputa discurso era que eran guerrilleros (…) Por
eso le digo, con ese hijueputa Antonio que no verificaba. ¿Sí me entiende?

250
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Porque es que los hijueputa… Eso se volvió algo de poder y algo personal,
pa’ tomarse por decir las universidades, porque no, que se robaron la hijue-
puta… (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

Según el relato, por un lado, la persecución se dio de manera indiscrimi-


nada, ya que no había ninguna verificación de la información por parte del
grupo. Y, por otro, la violencia antisindical estuvo ligada a la oposición y a la
veeduría de la cooptación institucional por el Bloque Norte.

Hubo también interrogantes de los líderes sobre la actuación del DAS con
respecto de los esquemas de seguridad asignados a los líderes sindicales. Según
la Escuela Nacional Sindical (2015, p. 124), en 2003, luego de una serie de exi-
gencias al gobierno nacional para que atendiera la grave crisis de seguridad y
garantías sindicales, este respondió “a través de la elaboración de unos deficien-
tes esquemas de seguridad” la Central Unitaria de Trabajadores denunció que el
gobierno nacional designó al DAS para que este seleccionara a los escoltas que
protegerían a los sindicalistas.

2.6.3 afectaciones a sindicatos del sector salud

Uno de los sectores sindicales más afectados fue el de la salud, cuyas victi-
mizaciones tuvieron su mayor expresión en los años de consolidación de la
estructura, en el marco de la estrategia de cooptación institucional. El Bloque
Norte, en colaboración con empresarios privados y direcciones hospitalarias,
logró apropiarse de recursos de la salud para la financiación de sus activi-
dades. Un ejemplo de ello fue la desviación de recursos de las Aseguradoras
de Régimen Subsidiado, entidades encargadas de la recepción y distribución
de recursos financieros a las IPS (Observatorio del Programa Presidencial de
Derechos Humanos y DIH, 2006).

En el caso del departamento de Atlántico, el Frente José Pablo Díaz, del


Bloque Norte, en cabeza de Edgar Ignacio Fierro, alias Don Antonio, inició
una estrategia para atentar contra integrantes de organizaciones sindicales
que lideraron denuncias sobre manejos irregulares y apropiación de recursos
de la salud por parte del grupo, así como sobre sus relaciones con las directivas
de los hospitales.

Uno de los sindicatos del sector salud más afectado por el Bloque Norte
fue la Asociación Nacional de Trabajadores de Hospitales y Clínicas (An-
thoc). De acuerdo con el Observatorio del Programa Presidencial de Dere-
chos Humanos y DIH (2006), las personas integrantes del sindicato fueron

251
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

objeto de amenazas y presiones, las cuales se hicieron más fuertes cuando


estos denunciaron los manejos irregulares de recursos:

De igual manera, se citaron casos en que los homicidios y las amenazas están
asociados a las protestas, las convenciones colectivas, las manifestaciones;
un ejemplo de lo anterior es que tres sedes sindicales fueron dinamitadas,
coincidiendo con un paro cívico nacional, sin embargo, las amenazas son
aún mayores cuando se trata de denunciar la corrupción. (Observatorio del
Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2006, p. 53)

Además de las amenazas e intimidaciones por medio de acciones como los


atentados contra las sedes sindicales, el homicidio selectivo fue otro mecanis-
mo que el Bloque Norte empleó para acallar las denuncias de las organizacio-
nes sindicales. Según el documento citado, en la época de su consolidación,
se presentaron cinco homicidios de sindicalistas de Anthoc (Observatorio del
Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2006, p. 53).

La primera víctima fue el entonces vicepresidente del sindicato, Ricar-


do Luis Orozco, reconocido líder y cofundador de Anthoc, quien llevaba
22 años trabajando como jefe de mantenimiento en el Hospital General.
Orozco, luego de recibir y denunciar múltiples amenazas, fue asesinado el
2 de abril de 2001 en Barranquilla.

Según el Consejo de Estado, en sentencia del 12 de diciembre del 2014, se re-


conoce que el asesinato de Ricardo Orozco estuvo ligado a su trabajo sindical
(Sentencia Neyla de Jesús Bolívar y otra, 2014, p. 19). Más adelante, el docu-
mento judicial da cuenta de que el DAS tuvo responsabilidad por omisión, ya
que desatendió las diferentes denuncias que el líder presentó por las amenazas
en su contra. La respuesta de la entidad fue realizar estudios de seguridad,
cuyos resultados:

Calificaron su riesgo en el nivel medio-bajo, determinado por su condición


de líder sindical y en cuanto, según se consigna, no existían amenazas con-
tra su vida, fueron analizados en reunión del Comité de Reglamentación y
Evaluación de Riesgos del Ministerio del Interior el 14 de abril del 2000. En
razón de su clasificación se le recomendó a la víctima un curso de autopro-
tección y medidas de autoseguridad, como estrategia de salvaguarda para
su vida. (Sentencia Neyla de Jesús Bolívar y otra, 2014, p. 4)

Por este crimen existe una condena en contra de Don Antonio, quien asume
responsabilidad por cadena mando. Otra de las personas condenadas por el
asesinato de Orozco es Carlos Arturo Romero, alias Montería, condenado a

252
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

veintidós años de prisión por el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especia-
lizado de Descongestión de la OIT (Escuela Nacional Sindical, 2015).

En sentencia anticipada en contra de alias Montería, también se confir-


ma que la intención del asesinato fue intimidar al sindicato y buscar que
“tomaran rumbos nuevos”; haciendo referencia, con esto último, a que de-
jaran de indagar sobre los desfalcos y desvíos de dinero del que eran objeto
los hospitales públicos del área metropolitana de Barranquilla. Desde el
documento judicial se afirmó:

Evidente resulta que el homicidio de RICARDO LUIS OROZCO SERRA-


NO se cometió con el fin de causar gran impacto en la sociedad y especial-
mente al interior del sindicato Anthoc, en virtud que el occiso era persona
calificada debido a su trayectoria sindical, por ello posterior a haberse per-
petrado su deceso grupos al margen de la ley utilizaron como patrón, el
deceso de aquél para infundir miedo y zozobra a los miembros de sindica-
tos, en el sentido que cesaran sus actividades y “tomaran nuevos caminos”,
reiterando en sus amenazas lo acaecido con OROZCO SERRANO, que en
su sentir era para “que vean que no mamamos gallo”. (Sentencia anticipada
Carlos Arturo Romero Cuartas, 2008, pp. 11 - 12)

Dos años después, el 23 de julio de 2003, fue asesinado Carlos Cristóbal


Barrero, enfermero del Hospital General y miembro de Anthoc. Don Antonio
fue condenado por la muerte de Barrero en sentencia anticipada. En dicho
documento se confirma que el homicidio fue ordenado por un comandante
urbano en Barranquilla y ejecutado por uno de sus sicarios:

Pero, si como lo afirmó ante justicia y paz, el homicidio lo materializó Alias


JHON SOLDADO o bien fue autor material EL BOCA, como lo acepta en
indagatoria, por la información que recibió de otros ex miembros de las AUC
en la cárcel, sin duda la delincuencia se centra en esa organización paramili-
tar, y efectivamente debe ser declarado responsable FIERRO FLOREZ de la
muerte del ciudadano Barrero Jiménez, como que al asumir la posición más
alta del Frente, aceptó como suyas todas las operaciones o acciones de inte-
ligencia en marcha, pues de otra manera habría sido suficiente dar la orden
general o específica para revisar las ya trasmitidas a los subalternos, quienes
las ejecutarían, para lograr la interrupción del curso causal del delito. (Sen-
tencia anticipada Edgar Ignacio Fierro Florez, 2009, p. 13)

En la misma providencia también se logra aclarar que la muerte del miem-


bro de Anthoc estuvo relacionada con su rol al interior del sindicato. Teniendo
en cuenta el contexto de Barranquilla durante esos años, según la Sentencia.

253
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En efecto, todos los testimoniantes compañeros del occiso por laborar en el


hospital y/o pertenecer al sindicato, pusieron de relieve la importancia que
tenía el señor BARRERO JIMENEZ al frente de la organización sindical,
que le hacía cabeza visible de la misma y le destacaba por su convicción y
disciplina en las luchas propias de la asociación a la que perteneció por mu-
chos años. (Sentencia anticipada Edgar Ignacio Fierro Florez, 2009, p. 16)

Los ataques contra Anthoc no cesaron. Nueve meses después del homicidio de
Barrero, otra muerte sacudió al sindicato. El 4 de marzo de 2004, Luis José Torres,
vigilante del Hospital de Barranquilla e integrante de la organización sindical, fue
asesinado en el parqueadero del centro de salud; al abrir uno de los portones de
ingreso, dos sujetos en una motocicleta le propinaron un disparo con el que murió
de inmediato. Por este hecho, también fue condenado Don Antonio.

Dentro del documento de legalización de cargos contra Edgar Ignacio Fie-


rro Florez también aparecen otros casos de persecución y desplazamiento de
personas que conformaban Anthoc. Tal es el caso de Mercedes Echeverría,
secretaria de derechos humanos de Anthoc, quien tuvo que desplazarse de
manera forzada por amenazas directas recibidas del grupo paramilitar. Según
el documento judicial, “la víctima relata que el 15 de marzo de 2004, en horas
de la noche, recibió una llamada en donde le decían “te vas o te mueres” y le
daban 24 horas para que saliera de la ciudad. (Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, 2010, p. 282)

Estos ataques sistemáticos del Bloque Norte contra Anthoc tuvieron como
objetivo desintegrar el sindicato, en vista de que la organización, además de
velar por el bienestar de los trabajadores, tuvo como bandera la defensa de los
recursos públicos, actuando como ente de control sobre el manejo financiero
de los hospitales; por lo que sus principales denuncias se centraron en la apro-
piación indebida de recursos en los centros asistenciales.

En cuanto al departamento de Magdalena, también tuvo lugar la persecución


contra trabajadores de la salud. Uno de los casos más documentados fue el asesi-
nato de Zully Esther Codina Pérez, que tuvo lugar el 11 de noviembre de 2003 en
Santa Marta. Codina era cajera principal del Hospital Central Julio Hernández
Barreneche y miembro activa del Sindicato Nacional de la Salud y la Seguridad
Social (Sindess), además de ser periodista para Radio Galeón, una radio local.
Según el Juzgado Décimo Penal del Circuito Especializado de Bogotá:

Fue perpetrado por el Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Co-


lombia que operaban para el año 2003 en el Departamento del Magdalena,
bajo el mando del “Comandante RODRIGO TOVAR PUPO”, alias “JORGE

254
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

40” y el segundo comandante en la zona urbana de Santa Marta, JORGE


LUIS ORTIZ GARRIDO alias “El Médico”, teniendo como coautor de este
ilícito al señor ROLANDO LEONEL BONILLA GUERRERO alias “Mono
Champeta”. (Sentencia Willinton Mora Buenaver, 2008, pp. 3 - 4)

Este homicidio, como muchos perpetrados contra sindicalistas, se justificó


en la narrativa de estigmatización de la que fueron objeto los sindicatos, acu-
sados de supuestas relaciones con grupos guerrilleros. En el caso de Zully Co-
dina, la convergencia de su trabajo sindical, su postura política y su rol como
periodistas bastaron para que fuese estigmatizada y, por lo tanto, considerada
objetivo militar. Así, según el Juzgado Décimo Penal del Circuito Especiali-
zado de Bogotá: “fue asesinada no solo por su condición de sindicalista y ac-
tivista de izquierda, que la llevaba a ser considerada miembro y simpatizante
de la guerrilla del ELN, sino también por su calidad de periodista” (Sentencia
Willinton Mora Buenaver, 2008, p. 11).

Si bien se consideraría que su papel en el sindicato y la asociación con la guerri-


lla fueron los motivos principales para asesinar a Codina, su labor periodística fue
determinante. Según la Sentencia, “como periodista de radio Todelar, se convirtió
en un obstáculo para las AUC, pues al parecer tenía información clave y peligrosa
que solamente podía ser manejada por la cúpula de las AUC, la cual iba publicar
en su programa de radio” (Sentencia Willinton Mora Buenaver, 2008, p. 25).

Según la Corporación Nuevo Arco Iris (2011, p. 60), el Frente William Ri-
vas, al mando de Gregorio Mangones, alias Carlos Tijeras, manejaba una re-
lación coercitiva con las administraciones de hospitales; según la versión libre
allí citada, le jefe paramilitar menciona: “les dijimos a los directores de los
hospitales que tenían que pasar por ‘el colador’ de la EMPRESA (la estructura
financiera de las AUC) (…) vigilábamos la gestión, los recursos, revisábamos
las cuentas y los apretábamos para aconductarlos”. De esta manera, como lo
señaló la publicación, personas como Zully Codina, que denunciaban este
tipo de hechos, fueron asesinadas.

Otros miembros del mismo sindicato también fueron víctimas de amenazas


y persecución por parte del Bloque Norte. Uno de ellos fue Jainer Augusto Gue-
rrero Suárez, quien tuvo que desplazarse de manera forzada desde Sitio Nuevo,
Magdalena, luego de que su esposa, Yenicer Esther González, secretaria del sin-
dicato Sindess, recibiera amenazas en las que le exigían renunciar a la organiza-
ción. “Por igual reporta haber sido objeto de un hurto de semovientes por parte
de un grupo de las AUC al mando de alias “Marcos”, quien le advirtió que no
regresara a la región razón por la que desplazó hacia Sabanagrande” (Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, 2010, p. 261).

255
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

2.6.4 sector de servicios públicos

En cuanto a los servidores públicos sindicalizados, una serie de acciones del


Bloque Norte afectaron al Sindicato de Trabajadores de la Energía de Colom-
bia, Sintraelecol, sindicato de Electricaribe que, para finales de la década del
noventa, también padecía los efectos de la creciente privatización del sector de
la energía, en la que vieron deteriorados sus derechos y beneficios laborales,
siendo la mejora de estos y las denuncias sobre corrupción el objetivo princi-
pal de sus manifestaciones.

Dado lo anterior, miembros reconocidos del sindicato fueron asesinados y


amenazados. Algunos de los casos registrado fueron los de Edulfo Zambrano,
presidente del sindicato, asesinado el 27 de octubre de 1997; Luis Oñate Henrí-
quez, ocurrido el 24 de mayo de 2003, y Adán Pacheco, asesinado el 2 de mayo
de 2005. Además, el sindicato reporta que se dieron amenazas contra Rubén
Castro Quintana en 2004, y un atentado contra Fernando Echavarría en 1999
(Escuela Nacional Sindical, 2015, p. 197).

Uno de los hechos representativos de la violencia contra el colectivo fue el


asesinato de Adán Alberto Pacheco, fiscal de Sintraelecol, ocurrido tras una
serie de denuncias de amenazas contra su vida y de varias manifestaciones por
parte del sindicato en las que procuraron alertar del peligro en el que se en-
contraban los sindicalistas. Pacheco fue una de las personas mencionadas en
las listas proporcionadas por el DAS al Bloque Norte. Un antecedente impor-
tante de la participación de la entidad fue una diligencia de allanamiento en la
vivienda de Pacheco por el DAS en la que “fueron detenidos dos hombres. En
marzo de 2005, uno de ellos, Anner de la Rosa Rangel, fue asesinado cuando
ya se encontraba libre” (MOE, s.f., p. 75).

Otro de los sindicatos que se vio marcado por el Bloque Norte fue el
Sindicato de Trabajadores Públicos del Distrito de Barranquilla (Sindi-
ba) que, mediante panf letos, fue objeto de múltiples amenazas dirigidas
a sus miembros. Un caso documentado es el de Hernán Arturo Durango,
fiscal de la junta directiva del sindicato, quien “manifestó que se des-
plazó el 16 de junio de 2004, cuando salió forzadamente del barrio Bella
Arena de Barranquilla (Atlántico), debido a las amenazas por parte de
grupos paramilitares” (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá,
2006-81366; 2007-82800, 2010, pp. 291 - 292). Según el documento judi-
cial, también se perpetró el homicidio de Manuel Santiago Pájaro Peina-
do, tesorero de Sindiba, llevado a cabo por el Frente José Pablo Díaz, el
16 de agosto de 2001 en el barrio Santo Domingo, Barranquilla (Verdad
Abierta, 2011a).

256
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

2.6.5 minería y sindicatos

Desde mediados de los años ochenta, luego de la crisis algodonera, el de-


partamento del Cesar comenzó una transformación productiva a partir del
tránsito de una economía fundamentalmente agrícola hacia la explotación
minero-energética. Una parte importante del departamento del Cesar tuvo
un proceso de reconversión productiva hacia el carbón. En consecuencia, la
incorporación de campesinos a las diferentes empresas mineras, tanto na-
cionales como internacionales, devino en la creación de algunos sindicatos
mineros en la región, entre los que resaltan Sintraminenergetica, adscrito a
la multinacional Drummond.

A pesar de las múltiples voces tanto de exintegrantes de la estructura arma-


da como de víctimas directas, muy poco ha podido esclarecerse judicialmente
la conexión directa que existió entre las mineras y el Bloque Norte. Sin em-
bargo, sí existen certezas acerca de la persecución a la que fueron sometidos
por grupos paramilitares los sindicatos del sector minero en esta zona del
departamento, en particular los sindicatos de Drummond y Prodeco.

En este contexto, es relevante el caso de Jaime Blanco Maya. Blanco


era el dueño de la empresa de alimentación ISA, encargada de proveer la
alimentación en los casinos de las minas de Drummond, en el que Sin-
traminenergetica presentó denuncias por la calidad de los productos ali-
menticios que brindaba la empresa. Para finales de 2000 y comienzos de
2001, Valmore Locarno Rodríguez era el presidente de este sindicato, en
su seccional de El Paso, que era la que cubría el territorio donde operaba
Drummond. Asimismo, Víctor Orcasita fungió como vicepresidente de
esta seccional del sindicato. Era notable el choque de intereses que existía
entre la empresa de alimentos ISA de Jaime Blanco Maya y el sindicato,
ya que los trabajadores exigían mejoras en la calidad de los alimentos o el
cambio de la empresa que tenía a cargo el contrato.

Ante esta situación se presentaron persecuciones y homicidios por el Fren-


te Juan Andrés Álvarez del Bloque Norte. El 12 de marzo de 2001, mientras
volvían de una reunión entre la organización y la empresa minera, fue inter-
ceptado por paramilitares el bus donde iban Locarno y Orcasita. A las per-
sonas que iban en el bus les fueron solicitados los documentos. El primero es
asesinado junto al vehículo; mientras que Orcasita, fue llevado y torturado,
y luego asesinado. Meses después, el Bloque Norte asesinó a Gustavo Soler,
quien reemplazaba a Locarno en la presidencia del sindicato. También fueron
perpetrados los homicidios de los sindicalistas Cándido José Méndez, Arísti-
dez Mejía López y Albeiro Duarte Cortina (CNMH, 2016).

257
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

De acuerdo con el Juzgado Once Penal del Circuito Especializado de Bogotá


– Proyecto OIT, en sentencia emitida contra Jaime Blanco Maya, se comprobó
la responsabilidad que tuvieron tanto el señor Blanco como los paramilitares
en los crímenes de Locarno y Orcasita. Según el documento judicial, el día del
homicidio los dirigentes sindicales sostuvieron un encuentro con directivas
de Drummond con el que buscaban solucionar la problemática con ISA.

En ese escenario a BLANCO MAYA se le acusa de haberse concertado con


el comandante del frente Juan Andrés Álvarez para causar los homicidios
de los dirigentes sindicales, lo cual de todas formas no impidió que como
consecuencia de ello se terminará el multimillonario contrato de alimenta-
ción. (Sentencia Jaime Blanco Maya, 2013, p. 5)

Dentro de la misma sentencia, también se confirma que Blanco Maya te-


nía una relación cercana con el entonces comandante del Frente Juan An-
drés Álvarez, alias Tolemaida. El mismo sindicado aceptó que fungió como
un financiador del Bloque Norte en el centro del Cesar. Sumado a la relación
financiera que tenía con la estructura armada, Blanco solicitó que se le diera
un escarmiento a Sintraminenergetica por estar en contra de la alimentación
que brindaba su empresa en los casinos de Drummond. Los paramilitares res-
pondieron a su pedido con el asesinato de dos líderes visibles del sindicato.

Era tal la relación que existía entre ISA y el Frente Juan Andrés Álvarez, que este
no solo prestaba apoyo financiero, sino que realizaba colaboraciones logísticas en
las que se incluía el bodegaje de armas y vehículos en uno de los casinos adminis-
trados por su empresa alimenticia, ubicados dentro de la minera:

Y es así que en el departamento del Cesar, a partir del año 1995, hicieron
presencia las autodefensas campesinas, en especial el Bloque Norte y más
específicamente el Frente Juan Andrés Álvarez, que hacía presencia princi-
palmente en los municipios de Codazi, La Jagua de Ibirico, Bosconia, Chi-
riguaná, El Paso y Cuatro Vientos. Varias declaraciones juradas recibidas
en el año 2001 coincidieron en indicar que era de conocimiento público
que JAIME BLANCO MAYA auxiliaba a los paramilitares de la zona, que
les prestaba el casino de La Loma, donde guardaban vehículos y exhibían
armas de corto y largo alcance e, incluso, vestían prendas de uso privativo
de las fuerzas armadas. (Sentencia Jaime Blanco Maya, 2013, p. 45)

Lo anterior da cuenta de la presunta anuencia de Drummond para dejar


transitar libremente a paramilitares en sus instalaciones. Sin embargo, las re-
laciones entre la multinacional y el grupo armado no han sido probadas en los
estrados judiciales en los que se ha tratado este caso.

258
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Por el crimen de Locarno y Orcasita, la única condena que existe en este


momento es la ya mencionada de Blanco Maya. A pesar de las múltiples men-
ciones que realizan paramilitares como El Samario y Tolemaida, entre otros,
lo cierto es que las acusaciones en contra de Drummond no han podido pros-
perar en estancias judiciales. Incluso, en el concepto de la Fiscalía se recomen-
dó investigar a trabajadores y directivos de la empresa minera, entre ellos al
jefe de seguridad, James Adkins, por la persecución al sindicato, ya que las
muertes de estas personas implicaron para la minera evadir denuncias que se
venían dando en materia de derechos laborales. En 2019 la Fiscalía General de
la Nación abrió un nuevo proceso contra Drummond.

Según entrevistas realizadas en el marco del MNJCV, estos homicidios se


cometieron bajo las órdenes de alias Adinael, y con la retórica de estigmati-
zación mediante la que se acusaban a los diferentes miembros y dirigentes
sindicales de ser colaboradores de grupos guerrilleros:

Entr.: ¿En El Paso había algo en particular que le llamara la tención al grupo
para hacer presencia?
Edo.: Claro, las minas también… Ahí hubieron unos… mataron unos que
pertenecían al sindicato de… de Drummond. Que el autor de esa muerte
fue el difunto [alias] Adinael, el comandante Adinael, que también estaba
con… con Tolemaida.
Entr.: ¿Qué sabe usted de este asesinato? Del asesinato de los sindicalistas.
Edo.: Sí, a ellos los mataron fue ahí, dentro de… entre medio de El Car-
men y una vereda que llaman El Casasín. A ellos como que los acusaban
por eso, por el sindicato, que hacían parte también de… colaboradores
de la guerrilla.
Entr.: ¿Quién dio la orden de este asesinato?
Edo.: Yo pienso que tuvo que ser Jorge Cuarenta. (CNMH, MNJCV, 2016,
10 de marzo)

Seis meses después de la muerte de Lorcano, el 6 de octubre de 2001, fue


asesinado Gustavo Soler Mora, quien era el nuevo presidente del sindicato de
trabajadores de la Drummond. Según el Juzgado Décimo Penal del Circui-
to Especializado de Bogotá, en su sentencia anticipada en contra de Wilson
Poveda Carreño, alias Rafa, Soler se encontraba reunido con miembros del
sindicato para elaborar un pliego de peticiones que presentarían ante la mul-
tinacional Drummond Ltda. Según el documento:

El señor GUSTAVO SOLER MORA embarcó en un bus de la Empresa BRA-


SILIA LTDA., con destino al Municipio de Chiriguaná –Cesar– trayecto en
el que fue interceptado por integrantes de las Autodefensas en el sector

259
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

conocido como el cruce de Chiriguaná, siendo hallado posteriormente sin


vida, el 7 de octubre, a las 12:05 de la noche, en una orilla de la vía, dos
kilómetros antes de llegar al corregimiento de Rinconhondo. (Sentencia
anticipada Wilson Poveda Carreño, 2013, pp. 1 - 2)

En concordancia con el documento judicial, la responsabilidad del crimen re-


cayó sobre el Bloque Norte, específicamente sobre la estructura que operó en el
municipio de Chiriguaná, conocida como el Frente Resistencia Motilona, a car-
go de alias Omega. En este caso confluyeron tres situaciones que determinarían
el homicidio del líder sindical: i) las denuncias que estaba realizando en contra
de los grupos paramilitares que operaban en el municipio; ii) el montaje de su-
puestos vínculos del sindicato con el Frente 41 de las FARC; y iii) las denuncias
que Soler hacía en contra de Drummond, desde su posición como presidente de
Sintraminenergetica (Sentencia anticipada Wilson Poveda Carreño, 2013).

De acuerdo con PAX Holanda, la violencia contra Sintraminenergetica es-


tuvo relacionada con un listado de integrantes del sindicato que fueron ame-
nazados y estaban en lista para ser asesinados:

Cuatro personas de la lista de Adkins, aún seguían vivas. Una de ellas,


Víctor Guerra, fue advertida de que también la querían matar. Alarmados
por estas noticias, los líderes sindicales huyeron temporalmente. Víctor
Guerra fue despedido posteriormente por Drummond. Uno de los otros
cuatro líderes sindicales en la lista, Raúl Sosa Avellaneda, quien continuó
teniendo serios problemas de seguridad durante años, fue atropellado por
un camión de Drummond, junto con su escolta, en junio de 2012. Ambos
murieron. (PAX, 2014, p. 72)

A pesar de que los homicidios mencionados son los más documentados, no


fueron los únicos. En una nota de prensa, PAX recuerda el asesinato de otros
dos miembros de estos sindicatos:

A este doble asesinato [el de Locarno y Orcasita] se sumó al de otro lí-


der sindical que un mes antes, en la madrugada del 19 de febrero de 2001,
moría a manos de paramilitares que llegaron a su residencia ubicada en el
Cruce de Chiriguaná. Cándido José Méndez Cochero fue asesinado delante
de su esposa y sus hijos menores.

La sevicia de los autores intelectuales y materiales de estos crímenes no


paró allí. El 11 de julio de 2001, en Soledad (Atlántico), fue asesinado Ma-
nuel Enrique Charris Ariza, directivo sindical del municipio de Ciénaga.
(PAX Colombia, 2018)

260
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

A estos dos homicidios se suman las muertes de Arístidez Mejía López


y Albeiro Duarte Cortina, también sindicalistas de Drummond (CNMH,
2016, p. 66).

Por otra parte, están las afectaciones que se mantienen hasta el día de hoy
para los sindicatos de las empresas mineras: una reducción considerable en
el número de trabajadores asociados. Esta disminución del tamaño de las or-
ganizaciones sindicales se debe, por un lado, al miedo que aún existe en tra-
bajadores de estas empresas de ser perseguidos por afiliarse a los sindicatos;
por otro, la estigmatización sostenida de relacionarles con grupos insurgentes.

Las afectaciones del conflicto armado en el Cesar y su relación con la ex-


plotación minera han sido diversas, al punto de que han alcanzado las relacio-
nes laborales y la asociación sindical. Según el informe del PNUD (2014), las
empresas mineras dispusieron de mecanismos de selección excluyentes para
trabajadores, los cuales buscaban evitar la organización sindical con el ingre-
so de personal que pudiera perfilarse como agitador. Pese a tales medidas, los
trabajadores se organizaron para exigir mejoras laborales, logrando constituir
un fuerte movimiento sindical. Como muestra del trabajo sindical por la pro-
tección de derechos laborales, diferentes denuncias fueron interpuestas ante
Drummond en 2010:

por supuestas violaciones a las leyes laborales nacionales e internaciona-


les, y los pactos y convenios de la OIT; pero, además, por la presunta vin-
culación de algunos de sus funcionarios en delitos de lesa humanidad y
crímenes de guerra, aspecto que se investigaba por la participación de pa-
ramilitares en los sistemas de seguridad de la empresa y el pago para que
asesinaran a dos sindicalistas. Pese a todo, lejos de paralizarse la actividad
minera se abrió paso en el Cesar y se vislumbraba como base de su econo-
mía. (PNUD, 2014, p. 56)

2.6.6 cicolac – nestlé

Otro de los sindicatos que sufrieron afectaciones del Bloque Norte fue el Sin-
dicato Nacional de Trabajadores del Sistema Agroalimentario (Sinaltrainal),
en espcífico los trabajadores de la Compañía Colombiana de Alimentos Lác-
teos S.A., Cicolac – Nestlé, filial colombiana de la reconocida multinacional.

Uno de los eventos emblemáticos fue el homicidio de Luciano Enrique


Romero Molina, antiguo secretario de derechos humanos de Sintrainal y
defensor de derechos humanos de la Fundación Comité de Solidaridad de

261
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

los Presos Políticos (FCSPP), que tuvo lugar el 11 de septiembre de 2005


en Valledupar y fue cometido por integrantes del Frente Mártires del Ce-
sar, del Bloque Norte. Según la sentencia anticipada en contra de Adolfo
Guevara Cantillo, alias Ciento Uno, emitida por el Juzgado Cincuenta y
Seis Penal del Circuito de Bogotá, el cuerpo de Romero fue hallado en cer-
canías del Batallón La Popa y mostraba múltiples signos de tortura. “Por
estos hechos han sido condenados como coautores JORGE ARMANDO
TURIZO alias “Calabazo”, JOSE ANTONIO USTARIZ alias “Jose”, JHO-
NATHAN DAVID CONTRERAS alias “Paco” y JAIR DOMINGO PLA-
TA RODRIGUEZ alias “Emiliano”” (Sentencia anticipada Adolfo Enrique
Guevara Cantillo, 2010, pp. 1 - 2).

Romero fue una figura reconocida dentro del sindicato, ya que lideró proce-
sos encaminados a la creación de pliegos de peticiones que buscaron la mejora
de las condiciones laborales; acciones que también devinieron en huelgas de
trabajadores. Una de estas últimas fue declarada ilegal y, como consecuencia
de ello, el líder sindical fue despedido. Durante el periodo posterior a su despi-
do, Romero recibió múltiples amenazas que lo llevaron a exiliarse en España,
como parte de un programa de atención a víctimas de violación de derechos
humanos. Incluso, al líder le fueron reconocidas medidas especiales de protec-
ción por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Esta doble condición de sindicalista y defensor de derechos humanos de-


terminaron que el grupo le persiguiera de manera particular, con el discurso
contrainsurgente con el que el Bloque Norte enmarcó la justificación de he-
chos violentos contra líderes sindicales:

Recapitulando se tiene que integrantes de la estructura paramilitar que


operaba en Valledupar, escogieron como pretexto para acometer este bru-
tal asesinato contra persona sindicalizada, la atribución arbitraria y abusi-
va de su pertenencia a la guerrilla, sin que jamás se pueda concluir, que la
Judicatura justifique ni que dé por comprobada esa condición particular o
sus posturas políticas. (Sentencia anticipada Adolfo Enrique Guevara Can-
tillo, 2010, p. 7)

Por el homicidio de Romero también se encuentra judicializado un ex-


integrante del involucrado en el crimen. A pesar de todas estas responsa-
bilidades, personas relacionadas con el caso interpusieron una demanda
contra Cicolac – Nestlé, por los supuestos vínculos con el Bloque Norte,
a través de personajes condenados por su relación con los paramilitares,
como el caso de Hernando Molina y Hugues Rodríguez. Además, direc-
tivos de la empresa fueron los primeros en acusar al sindicalista de ser

262
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

guerrillero, con las graves consecuencias que llevó esta afirmación. Este
proceso judicial, llevado en Suiza –sede central de Nestlé– no logró res-
puestas favorables, ya que los juzgados desestimaron el caso; de la misma
manera que sucedió con las cortes estadounidenses.

Pero el caso de Luciano Romero no fue el único de empleados de Cicolac


en los que se vería involucrado el Bloque Norte. El 22 de julio de 1999, Víctor
Eloy Mieles, empleado de Cicolac – Nestlé y líder sindical de Sinaltrainal, y su
esposa, la educadora Elvira Rosa Ramírez, fueron asesinados en frente de la
planta de recepción de leche de Nestlé, ubicada en el municipio de El Copey.
Antes de su homicidio, Mieles fue víctima de dos atentados, en uno salió gra-
vemente herido, razón por la cual renunció a la empresa. Víctor y Elvira Rosa
estuvieron desaparecidos siete días antes de ser asesinados en El Copey.

Tiempo después, Francisco Gaviria, alias Mario, exintegrante del Frente


Juan Andrés Álvarez, en versión libre ante la Unidad de Justicia y Paz en Va-
lledupar, afirmó que Jorge Cuarenta era uno de los responsables directos en la
muerte de Víctor y Elvira.

Alias ‘Mario’, quien delinquió en el frente Juan Andrés Álvarez de las Au-
todefensas Unidas de Colombia, llegó a formar parte del esquema de se-
guridad del exjefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, y así conoció que éste
ordenó el asesinato de Mieles Ospino integrante del Comité Intersindical
de Trabajadores de Nestlé. (El Pilón, 2012a)

A pesar de estas denuncias, los crímenes del sindicalista y la educadora si-


guen en la impunidad, ya que el único crimen de Cicolac con personas conde-
nadas es el de Luciano Romero.

Otro de los crímenes que se han relacionado con grupos paramilitares fue
el de Adolfo Múnera López, trabajador de Coca Cola, desde donde ejerció su
papel como líder sindical en Sinaltrainal. En 1997 fue despedido, pero conti-
nuó su labor sindical como miembro importante de la Central Unida de Tra-
bajadores (CUT), también buscando su reintegro por lo que consideraba fue
un despido injusto.

Al poco tiempo de su retiro tuvo una investigación por rebelión, razón


por la cual su vivienda fue allanada por la policía. Aunque no se comprobó
ningún cargo, él y su familia empezaron a recibir amenazas en las que se
referían a Múnera como guerrillero, por lo que se vieron en la obligación
de cambiar con frecuencia de vivienda y empleo. Tiempo después, el 31 de
agosto de 2002, fue asesinado.

263
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Por el crimen de este líder sindical fue condenado Adolfo Charris a 17 años
de prisión, como autor material. A pesar de esto, no existió ningún tipo de
investigación que fuera a las raíces de la autoría intelectual o de las motivacio-
nes para la muerte de Múnera, siendo esto último, uno de los reclamos más
constantes de los familiares. El caso tuvo niveles tan notorios de impunidad
que el 19 de mayo de 2020 el comité de Derechos Humanos de la ONU falló en
contra del Estado colombiano:

El funcionario manifestó que en “reiteradas ocasiones” Adolfo había soli-


citado protección del Estado, especialmente después de ser amenazado por
estos grupos, razón que lo obligó a abandonar su lugar de residencia e irse
para Venezuela y Ocaña, Norte de Santander, pero dicha protección solo se
dio pocos días antes de su asesinato. (El Heraldo, 2020)

El Estado colombiano fue encontrado responsable, primero, por la falta


de protección a una persona protegida ante las constantes denuncias de
amenazas en su contra y, segundo, por la poca profundidad investigativa
de las instancias judiciales para esclarecer los autores intelectuales y las
motivaciones del homicidio. Por lo tanto, la denuncia instaurada por el
Comité de Solidaridad de Presos Políticos en 2015 es un avance para el
esclarecimiento de este crimen.

Hubo crímenes de otros líderes sindicales de Cicolac – Nestlé, en los cuales


también se encuentran notables casos de impunidad, como los de José Ma-
nuel Becerra, trabajador de Cicolac en Valledupar y afiliado a Sinaltrainal,
degollado el 19 de enero de 1996; Toribio de La Hoz, trabajador de Cicolac en
Valledupar y dirigente sindical de Sinaltrainal, asesinado el 30 de marzo de
1996 en la puerta de su casa tras ser amenazado de muerte y renunciar a la
empresa; Alejandro Matías Hernández, trabajador de Cicolac en la planta de
recepción de leche en Curumaní y dirigente sindical de Sinaltrainal, quien de-
bido a amenazas de muerte renunció a la empresa y fue asesinado el 12 de julio
de 1996. Su cuerpo fue encontrado cinco meses después en una fosa común en
el municipio de San Jacinto, Bolívar (Solidaridad.net, 2004).

La persecución a los trabajadores sindicalizados de Cicolac fue constante,


al punto de que les era prohibido el ejercicio sindical. Según entrevistas del
MNJCV, el Bloque Norte controlaba las relaciones de poder entre la entidad y
los trabajadores, y prohibía las manifestaciones y reclamos de los trabajadores:

Entr.: ¿Alguna vez, con sindicalistas, el grupo tuvo…?


Edo.: De hecho, en Valledupar hubieron muy pocos sindicalistas. O no sé,
por miedo, no sé, pero la organización…

264
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Entr.: ¿Sindicalistas de Cicolac…?


Edo.: Pues siempre se escuchaba… de ahí, de la Drummond, la presión.
Pero que yo tuviera conocimiento, no. Pero sí, sí, siempre presionaban a…
con una empresa de lácteos que hay en Valledupar, allá arriba, en Novalito.
Entr.: ¿No es Cicolac?
Edo.: No. Tiene que ver como con chocolates; queda en todo el frente de la
casa de… de Diomedes, la mamá de Diomedes. Es de lácteos. Es de lácteos
también, pero tiene que ver con chocolates.
Entr.: Nestlé.
Edo.: Nestlé. Pero la empresa es otra, ahí tiene otro nombre.
Entr.: Sí, porque esa que dice tiene relación con Nestlé.
Edo.: Tiene relación con Nestlé. Esa empresa sí fue bastante…
Entr.: ¿Qué escuchó, que… con esa empresa?
Edo.: No, que a los sindicalistas los tropellaban mucho, no tenían derecho a
protestar ni nada. Esa sí era una voz pública que hacían…
Entr.: O sea, que a ellos sí los perseguían.
Edo.: Sí, tenía bastante… Después de que una persona llegara a ellos, así
fuera sindicalista o fue, al contrario, una persona amiga, la llegada de
las autodefensas… le hacían el llamado. Que estuviera entorpeciendo el
trabajo del director, de los jefes, así no fueran sindicalistas… los llama-
ba las autodefensas.
Entr.: Y eran objetivo militar…
Edo.: Sí. Y cogían ahí mismo o las autodefensas tomaban medidas. (CNMH,
MNJCV, 2016, 5 de mayo)

En la entrevista citada se hace evidente la persecución contra los miem-


bros del sindicato y la posible connivencia de la empresa, que entonces no
denunció la cantidad de muertes de sus trabajadores y, por el contrario, se
vio beneficiada del silenciamiento de los líderes sindicales que procuraban
mejoras laborales.

Según entrevistados en el MNJCV, la violencia antisindical hacía parte de la


formación ideológica al interior de la estructura, en la que se determinó como
objetivo militar a quien se organizara en la defensa o en el reclamo laboral.
De allí el carácter sistemático de la persecución a los líderes sindicales, que
devino en una política del Bloque Norte:

Entr.: ¿Desde cuál año, más o menos?


Edo.: Cuando [a] nosotros nos dieron… ¿ideología es que se llama esa joda?
ideología… ideología de la guerrilla hicieran más cosas pero pa’l pueblo y el
pueblo no quiera algunas cosas que no son buenas… Esa es la ideología, que
se trata Cicolac… todos esos grupos, todas esas… ¿cómo es que le dicen a eso?

265
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Esas como unas en contra de algunas leyes… Todo eso era un objetivo militar.
Entr.: ¿Por qué los sindicatos eran objetivo militar?
Edo.: Porque los sindicatos suprimían el trabajo, suprimían no sé qué carajos. Y
hoy en día se da uno de cuenta que actúan a favor del que no tiene, pero ya es
tarde… ¿no? Y ahora está porque ya… Todos los sindicatos que se levantaron pa’
defender a los más débiles, como dicen por ahí, o pa’ defender algunos derechos
de las personas más vulnerables. Por eso se crearon esos y por eso les tiraron tan
duro. Porque los que estaban apoyando no eran… sindicalistas, ¿no? ¿Se llaman
sindicalistas los… las personas que las apoyaban? Y los que no los apoyaban
eran los dueños de las empresas… (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

Las estrategias de miedo por medio de amenazas y homicidios tuvieron im-


pacto, no solo en miembros de Sinaltrainal, sino sobre los trabajadores de la
empresa en los departamentos de Cesar y Atlántico, principalmente. La aso-
ciación entre ser miembro del sindicato y la muerte generó que ningún traba-
jador se interesara en la defensa de sus derechos laborales o en los reclamos de
condiciones más justas de trabajo.

2.6.7 agroindustria

Dentro de los sectores agrícolas y agroindustriales también hubo una persecución


a líderes sindicalistas por el Bloque Norte. En el marco de la lucha sindical y cam-
pesina hubo dos organizaciones sindicales que sufrieron grandes afectaciones: el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro) y
Sintragricola. En este sector de la economía, la violencia antisindical estuvo rela-
cionada con las dinámicas de la tenencia de la tierra y los proyectos agroindustria-
les llevados a cabo por grandes propietarios que vincularon como trabajadores a
campesinos sin tierra, quienes a través de la organización sindical procuraron la
garantía de los derechos laborales. Como consecuencia, fueron tildados de guerri-
lleros y perseguidos por el Bloque Norte.

El caso de Sintrainagro seccional Magdalena tiene un carácter emblemático en


tanto se desarrolló en una de las zonas más importantes de producción agroin-
dustrial de banano: Zona Bananera. Este municipio, ubicado al norte del departa-
mento, fue uno de los organizados por el Bloque Norte para ejercer control finan-
ciero de las rentas provenientes de los recursos públicos. Por lo tanto, el sindicato
de las empresas ubicadas en estos lugares de vocación productiva bananera quedó
en medio del control de los paramilitares que operaban en la región. Como forma
de ejercer dicho control, en connivencia con los grandes propietarios, se procuró
suprimir todo tipo de organizaciones sindicales bajo la misma retórica de incrimi-
nación contra los sindicalistas, acusándolos de ser guerrilleros:

266
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

Entr.: Cuando uno dice: “Tantos muertos de sindicalistas” ¿a quién le intere-


sa? ¿Quién es el que organiza la muerte de los sindicalistas? Por lo menos de
la Zona Bananera.
Edo.: Bueno, digamos que la muerte de muchos sindicalistas, eso no agra-
dece, no venía porque eran solamente por uno quererlos contrarrestar, a
veces venía orden… órdenes, dueños de finca, por ejemplo, los sindicalistas
eran grupos que ya venían apoyados por dirigentes de la guerrilla, eran
los que siempre conformaban esos grupos, esos paros armados en la Zona
Bananera, eran los que no dejaban trabajar a los otros obreros hasta que
no hubiera un alza de… de sueldos, paralizaban la finca y era un objetivo
de que todo grupo, digamos, organizado, digamos que pudo ser Hernán
Giraldo, pudo ser Los Rojas y Los Castaño que aún le tocó eliminar a esas
personas de la Zona Bananera, digamos que, de pronto, a mí también hoy
en día me toca responder por unas personas que pertenecieron al sindicato
en la Zona Bananera que fueron así…
Entr.: ¿Sintraicor, Sintraigo…?
Edo.: Pertenecieron al Sintiagro… Sí, uno decía el Sintrainagro y hoy en
día, mire el nombre y es Sintiagro no sé qué de Urabá. (CNMH, CV, 2018,
4 de diciembre)

Las dinámicas de estigmatización y acallamiento de las demandas sindi-


cales fue una estrategia implementada por grupos antecedentes, muy relacio-
nados con los hacendados y dueños de cultivos agroindustriales, de manera
que la asociación sindical fue oprimida de forma permanente, y vio su mayor
expresión con el arribo del Bloque Norte.

Uno de los casos emblemáticos de Sintrainagro fue el homicidio de José Luis


Guette Montero, presidente de la seccional Magdalena, el 21 de enero de 2001
en el municipio de Ciénega, tras recibir múltiples llamadas amenazantes. Su
muerte generó una gran conmoción: “Más de 1.500 trabajadores de 35 fincas
productoras de banano abandonaron ayer sus puestos para despedir a José Luis
Guette Montero, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Indus-
tria y el Agro (Sintrainagro), seccional Magdalena, asesinado en la noche del
miércoles, en Ciénaga” (El Tiempo, 2001b). Según la nota de prensa, el asesinato
de Guette Montero ocurrió al finalizar una jornada de elaboración de un pliego
de peticiones que sería presentado a los productores del municipio.

En la sentencia también se hace mención a la persecución de la cual fueron


víctimas personas sindicalizadas en Zona Bananera, en especial por terrate-
nientes del banano en alianza con el Bloque Norte. En concordancia con el
documento judicial, “los trabajadores sindicalizados de las fincas bananeras y
los directivos de Sintrainagro fueron asesinados selectivamente por integran-

267
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

tes de grupos paramilitares” (Sentencia Frente William Rivas - Tijeras, 2015,


p. 604). Las razones esgrimidas para perseguirlos eran los supuestos vínculos
con la guerrilla, además del uso de las huelgas como estrategia anticapitalista.
Asimismo, se menciona que dichas acusaciones respondieron a señalamientos
infundados en contra del sindicato.

Uno de los casos de persecución y estigmatización contra el sindicato del


sector bananero fue uno reconocido por la Corte Constitucional y traído a
colación en la sentencia del Frente William Rivas. En esa medida, se presentó
un caso en el cual Carlos Lacouture Dangond, propietario de fincas banane-
ras, señaló a los trabajadores de sus fincas como guerrilleros. En respuesta, el
presidente de esta organización sindical, en su seccional de Ciénaga, instauró
una demanda contra el terrateniente. Las acusaciones por parte de Lacouture
fueron las siguientes:

Igualmente, alegó el demandante que después de que cincuenta trabaja-


dores de estas fincas bananeras se afiliaron a Sintrainagro, el señor Carlos
Lacouture Dangond los “amenazó de manera indirecta” pues les hizo saber
que los grupos paramilitares odiaban a los sindicalistas:
“Yo no gusto de los sindicatos. Dense cuenta de los problemas que se aca-
rrean cuando se forman los sindicatos... A mis oficinas llegaron unas per-
sonas de las autodefensas y me solicitaron la lista de todas las personas
afiliadas al sindicato y particularmente de sus directivos, pues a ellos tam-
poco les gustan los sindicatos… Les recuerdo, una vez se intentó formar
un sindicato en esta zona y llegaron las autodefensas y los amenazaron”.
(Sentencia Frente William Rivas - Tijeras, 2015, p. 605)

Los señalamientos contra el sindicato provinieron no solo de los mismos


grupos paramilitares, sino que también se fundamentaron en propietarios ru-
rales que, en alianza con los grupos armados, se encargaron de estigmatizar a
los sectores sindicalizados de esta zona del Magdalena. Finalmente, la Corte
Constitucional ordenó al señor Lacouture retractarse de sus afirmaciones en
contra de Sintrainagro.

En suma, se ve una relación entre medianos y grandes grupos bananeros


con paramilitares de la zona en función de un intercambio económico, a tra-
vés del cual las empresas acabaran los sindicatos, mientras el Bloque Norte
ganaba dinero. Dicha situación ocurrida en Zona Bananera es señalada tam-
bién por la CNRR-GMH.

Pero no sólo prestaron seguridad y desarrollaron una actividad antiguerri-


lla. En continuidad con lo ocurrido en el período anterior, siguieron des-

268
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

mantelando al sector sindical más combativo y subordinándolo a su pro-


yecto. En su versión libre, ‘Tijeras’ habla del asesinato de 16 personas (15
hombres y una mujer), algunos trabajadores y otros habitantes de la zona,
por solicitud de los mismos gerentes, administradores, supervisores o ca-
pataces de la em- presa bananera, por supuestos vínculos con la guerrilla:
También ayudamos a Chiquita y Dole a pacificar el sindicato que represen-
taba a los trabajadores bananeros de la región. Cuando yo asumí el Coman-
do del Frente William Rivas, el sindicato que representaba los trabajadores
bananeros era Sintrainagro. Se trataba de un sindicato de izquierda y muy
agresivo. Creo que eran simpatizantes de las FARC. Yo ordené la ejecución
del presidente izquierdista de Sintrainagro. (CNRR-GMH, 2011 p. 262)

Sin embargo, este no sería el único sindicato del sector afectado por el Blo-
que Norte. En el departamento del Atlántico también se persiguió a los sin-
dicatos del sector agrícola, en particular de Sintragricola. Esta organización
sindical también tiene grandes afectaciones por parte del Bloque Norte, que
se hace más particular cuando se observa el inusual uso de la desaparición
forzada como estrategia de persecución.

Uno de los hechos que más impacto tuvo sobre Sintragricola fue la desapa-
rición forzada de su presidente, Víctor Manuel Jiménez Fruto. De acuerdo con
la sentencia condenatoria por este crimen contra Juan Carlos Freyle Guillén,
alias Fabián (2001), el líder fue desaparecido el 22 de octubre de 2002 en Po-
nedera, Atlántico. Según la investigación, su desaparición estuvo relacionada
con una ocupación de tierras liderada por él, y por este hecho los terratenien-
tes de la región tomaron represalias acusándolo ante el grupo y generando
su desaparición, además de homicidios y desplazamientos de otros dirigentes
agrarios. Según el documento judicial:

Se estableció que el líder sindical fue retenido en un lugar hasta ahora inde-
terminado del departamento del Atlántico por miembros de las Autodefen-
sas Unidas de Colombia, quienes lo trasladaron a un muelle denominado
Remolino en el Departamento de Magdalena y de allí transportado al mu-
nicipio de Corral Viejo donde fue finalmente desaparecido por miembros
de este grupo al margen de la ley, comando del que formaba parte el Proce-
sado JUAN CARLOS FREYLE GUILLEN alias “Fabián y/o Mantequilla”.
(Sentencia Juan Carlos Freyle Guillén, 2011, pp. 3 - 4)

Pese a que se le acusó de pertenecer a la guerrilla, la razón de fondo para el


asesinato fue la toma de tierras que había liderado en la Uvita, lo cual incomo-
dó a los grandes propietarios de la zona que se aliaron con paramilitares para
asesinarlo (Sentencia Juan Carlos Freyle Guillén, 2011).

269
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Si bien el crimen de Víctor Jiménez fue uno de los más visibles de Sintragri-
cola, no estaría cerca de ser el último que afectó a este sindicato. De acuerdo
con la sentencia en contra de Don Antonio, el Bloque Norte también estuvo
involucrado en la muerte de Saúl Alberto Colpas, el presidente que lideraba
el sindicato antes de Jiménez, la cual ocurrió a comienzos de julio de 2001. El
asesinato fue comentado en una nota del diario El Tiempo:

La seguridad en este país la tienen ahora mismo los involucrados en la


Copa América, pero los sindicalistas seguimos desprotegidos poniendo los
muertos. La frase de Antonio García, Presidente de la Central Unitaria de
Trabajadores CUT, subdirectiva Atlántico, sirvió ayer para denunciar el
asesinato de Saúl Alberto Colpas Castro, presidente del sindicato de traba-
jadores agrícolas del Departamento (Sintragricolas).

El dirigente popular fue asesinado el viernes a las 10: 30 de la noche en el


corregimiento de Puerto Giraldo, jurisdicción de Ponedera, en el sur del
Atlántico. (El Tiempo, 2001c)

Asimismo, en la sentencia mencionada se referenció la responsabilidad de


Edgar Ignacio Fierro y la investigación que se está llevando a cabo por este
crimen por la Fiscalía Quinta Especializada de Barranquilla.

A estos dos homicidios se suma una masacre que hace parte de la historia
de este sindicato: la desaparición forzada y muerte de César Augusto Fonseca
Morales, José Rafael Fonseca Morales y José Ramón Fonseca Cassiani, tres
hermanos que eran miembros de Sintragricola. El Juzgado Cincuenta y Seis
Penal de Circuito Especializado de Bogotá, en sentencia contra Luis Bermeo
Araujo, alias El Médico, emitida el 30 de mayo de 2011, relata:

El martes 2 de septiembre de 2003, en el municipio Ponedera, Depar-


tamento de Atlántico, desaparecieron los hermanos CESAR AUGUSTO
FONSECA MORALES, JOSE RAFAEL FONSECA MORALES, JOSE
RAMÓN FONSECA CASSIANI. Sus cuerpos descuartizados y cubier-
tos de cal, fueron hallados en una fosa común, al día siguiente, en pre-
dios de la Finca La Montaña, del corregimiento de Puerto Giraldo, de
ese municipio.

Los hermanos habían sido abordados en un paraje rural del municipio


Ponedera, por cuatro personas armadas que se desplazaban en un vehí-
culo, los cuales hacían parte del Bloque Norte “José Pablo Díaz” de las
Autodefensas Unidas de Colombia. (Sentencia Condenatoria Luis Ber-
meo Araujo, 2011, p. 1)

270
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

El mismo documento menciona que existen dos versiones encontradas


respecto de la masacre de estos tres hermanos: i) por un lado, se dio un
señalamiento infundado de que José Ramón Fonseca se había robado una
res, dentro de esta versión se menciona que a sus otros dos hermanos los
asesinaron por el simple hecho de estar en ese momento con su familiar;
ii) sin embargo, Don Antonio justificó el crimen con que el líder estaba
relacionado con unos supuestos vínculos que tenían los hermanos con
la guerrilla, desde el falso argumento de que conformaban una banda de
cuatreros que operaba en la zona rural del municipio de Ponedera. Sin
embargo, su nombre fue uno de los que aparecía en el listado de líderes y
sindicalistas entregados por el DAS al Bloque Norte (MOE, s.f., p. 76), lo
que da cuenta de que el móvil estuvo relacionado con sus actividades sin-
dicales y de liderazgo comunitario.

En la sentencia de Don Antonio se confirma la persecución de la cual fue


víctima este sindicato, especialmente en el período en que el Bloque Norte es-
tuvo en la zona, ya que “John Blas Londoño Cano en declaración rendida ante
la Procuraduría de Bogotá el 14 de abril de 2004 manifestó que se desplazó el
30 de marzo de 2004 de Soledad (Atlántico) debido a las amenazas recibidas
de los paramilitares, ya a que su padre era el Presidente del Sindicato de Tra-
bajadores Agrícolas del Departamento del Atlántico (Sintragrícola), del cual
se han asesinado a los dos presidentes anteriores, y otros tres miembros fueron
asesinados y encontrados en una fosa común” (Sentencia anticipada Edgar
Ignacio Fierro Florez, 2009, p. 108). En concordancia con la cita anterior fue
evidente que, aún después de la muerte de dos presidentes y tres miembros del
sindicato, las amenazas en contra de sus sucesores no cesaron, hasta el punto
de que un presidente como Londoño tuvo que desplazarse para proteger su
vida, ante las amenazas de grupos paramilitares.

La situación anterior es resumida por el Observatorio del Programa Presi-


dencial de DDHH y DIH.

En 2001 fueron asesinados dos integrantes de Sintragrícola, sindicato afi-


liado a Fensuagro y en 2003 fueron asesinados otros tres. De otro lado, se
debe señalar que para presionar la salida de los campesinos las autodefen-
sas han infiltrado personas que se dedican a proferir amenazas, quemar
ranchos, tumbar cercas, envenenar las aguas, cortar las palmas de coco y
muchas otras prácticas. Otra expresión de esa dinámica es la infiltración
en el poder local y el proselitismo armado. El caso de Ponedera se repite
también en otros municipios, aunque en el marco de una dinámica dife-
rente. (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y
DIH, 2006, p. 38)

271
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

El anterior apartado permite resumir las razones por las cuales eran per-
seguidos los sindicatos de los sectores campesino y bananero por el Bloque
Norte, en departamentos como Magdalena y Atlántico: en primer lugar, por la
presunta alianza entre terratenientes agroindustriales y grupos paramilitares
para exterminar a sindicatos que realizaron reclamos de condiciones labora-
les más justas o estaban realizando tomas de tierras de terrenos productivos
que estaban en desuso por estos grandes propietarios. En segundo lugar, el
discurso justificatorio de los paramilitares radicó en la estigmatización de la
lucha sindical y su deslegitimación, a partir de asociar esa labor con grupos
guerrilleros. Por lo tanto, se puede afirmar que también hubo una persecución
amplia en contra de sindicatos de los sectores bananeros y agrícolas de las
regiones donde operó el Bloque Norte.

2.6.8 sindicatos de fecode y adea

Otro de los sindicatos con afectaciones por el Bloque Norte es la Asociación


de Educadores del Atlántico (ADEA). De acuerdo con cifras del Observatorio
Presidencial de Derechos Humanos y DIH, este sindicato ha sido afectado por
nueve homicidios durante el período comprendido entre 2000 y 2011. Asi-
mismo, Jhon Castrillón afirma que Marlene Cera, presidenta de la ADEA en
el año 2000, denunciaba que algunos maestros y docentes habían sido ame-
nazados y, por lo tanto, habían tenido que desplazarse lejos de sus lugares de
trabajo (Castrillón, 2019). Sin embargo, a pesar de haberse presentado dichas
amenazas, no es posible rastrear su procedencia. Aunque, teniendo en cuenta
la situación de la UA en esta época, y la persecución sin cuartel por parte del
Bloque Norte a los sindicalistas de la ciudad, no se puede descartar que dichos
hechos estén relacionados con esa estructura paramilitar.

Sumado a la ADEA, Fecode también se vio inmerso en dinámicas de persecu-


ción en contra de sus docentes sindicalizados. Según la sentencia del Frente José
Pablo Díaz, en contra de este sindicato se presentaron casos como el siguiente:

Nohora Esther Amaris Arias, docente de la ciudad de Barranquilla, en de-


claración rendida el 12 de julio de 2004, ante la personería de Bogotá D.C.,
manifestó que se desplazó el 1 de julio de 2004, cuando salió forzadamente
de Barranquilla (Atlántico), debido a las amenazas en contra de su vida por
parte de paramilitares quienes mediante llamadas telefónicas le exigían
que ella y su hija renunciaran al magisterio.
La Fiscalía informa que dentro del proceso de verificación se pudo establecer
la existencia de una investigación en contra de desconocidos radicada en la
Fiscalía de Ciénaga por el delito de Amenazas, en donde figura como víctima la

272
CAPÍTULO II. AFECTACIONES A GRUPOS POBLACIONALES DE ESPECIAL PROTECCIÓN

señora Nohora Esther Amaris Arias. Por igual la organización sindical Fecode
informó que esta persona se encontraba sindicalizada y ha sido amenazada
desde el año 2002. (Sentencia Edgar Ignacio Fierro Flores, 2011, p. 115)

Este sindicato también fue víctima de amenazas, particularmente en el de-


partamento del Atlántico. No obstante, a pesar de la persecución, pocos de
estos casos han podido ser relacionados con el accionar paramilitar del Bloque
Norte; pero casos como el de Nohora Amaris muestran que, en cierta medida,
los paramilitares comenzaron a perseguir a los docentes sindicalizados del
Estado y que el estigma que se reconfiguró en esa época contra Fecode se sigue
sosteniendo hasta hoy en día.

Por último, en términos de afectaciones, se repiten las consecuencias sobre


la actividad sindical que ya se han observado en otros sectores: el miedo ge-
neró que muchas personas no quisieran verse asociadas con ningún sindicato,
por temor a ser asesinadas o amenazadas, lo cual minó el tamaño y la fuerza
con la que estas organizaciones operaban en ciertas regiones; además de la
fuerza con la cual se podían sentar a negociar pliegos de peticiones ante em-
presas que tenían de su lado a un actor armado como los paramilitares.

273
CAPÍTULO III
CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS
TERRITORIOS

3.1 Relaciones del Bloque Norte con la fuerza pública

Este capítulo expone la relación del Bloque Norte con la fuerza pública. Su
propósito es, en primer lugar, comprobar qué tipo de alianzas gestaron estos
actores, e identificar cuáles fueron las circunstancias que llevaron al estable-
cimiento de dichas vinculaciones. En segundo lugar, se exponen las formas
en que las entidades (Ejército, Gaula, Policía, DAS, Infantería de Marina y la
Fuerza Aérea) se relacionaron con las estructuras paramilitares, y se presen-
tan algunos relatos del Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad
donde se evidencian y ejemplifican tales relaciones. En tercer lugar, se anali-
zan los casos de exfuncionarios de la fuerza pública que pasaron a ser colabo-
radores o integrantes plenos de la estructura, quienes incluso fungieron roles
de comandantes dentro de ella. En último lugar se caracterizan y describen al-
gunas prácticas asociadas con ejecuciones extrajudiciales (los llamados falsos
positivos)29 llevadas a cabo por la organización con apoyo de la fuerza pública
y viceversa. Aunque el tema de las ejecuciones extrajudiciales se vincula con
el capítulo de violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos y al Derecho
Internacional Humanitario, en el curso de la investigación se identificó que
parte de las acciones conjuntas entre paramilitares y fuerza pública se en-

29 El uso del término “falsos positivos”, aunque no resulta apropiado para referirse a los casos
de ejecuciones extrajudiciales, se ha usado dentro del presente texto atendiendo al uso y entendi-
miento cotidianos.
275
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

marcaron en la planeación y ejecución de tales delitos y, por tanto, son pieza


fundamental para entender las alianzas, cooperaciones y beneficios conjuntos
entre el Bloque Norte y la fuerza pública.

Los antecedentes de las relaciones entre estructuras de autodefensa, pa-


ramilitares y fuerza pública indican una asociación basada en la confluen-
cia del discurso de lucha antiinsurgente, que incluyó una acción concerta-
da de sectores del Estado y la sociedad colombianas para apoyar la creación
y sostenimiento de tales estructuras ilegales (Rivera, 2007, pp. 134-153).
Esto determinó el crecimiento sostenido del fenómeno paramilitar, tan-
to en su estrategia y avance territorial como en su incidencia en ámbitos
políticos, económicos y sociales, “lo cual tuvo como base fundamental la
confluencia de élites regionales establecidas o emergentes dispuesta a apo-
yar políticamente y a financiar los aparatos paramilitares, la asesoría o por
lo menos la cooperación de sectores de las Fuerzas Militares, y el liderazgo
de grupos o individuos” (Romero, 2003, p. 150).

El Bloque Norte logró permear diferentes espacios sociales en los territorios


en los que operó, convirtiéndose, a su vez, en un aparato alterno al Estado.
Así lo afirmó Jorge Cuarenta ante la fiscalía en versión libre de 2006: “No-
sotros, como organización política y militar, reemplazamos al Estado en sus
funciones, tanto en la ejecutiva como en la legislativa y judicial, pues nuestra
lucha política nos llevó a eso, ya que nos tocó reestablecer las funciones que el
Estado debía cumplir y nunca hizo” (Rivera, 2007, pp. 134-153). La suma de
estos factores les dio a estas estructuras facilidad para expandirse, les conce-
dió mayor control en los territorios, les permitió el desarrollo de pactos con
diferentes actores estatales y sociales y les otorgó adeptos.

Reconocer el accionar conjunto y coordinado entre las estructuras parami-


litares y la fuerza pública en los departamentos de Atlántico, Cesar, La Gua-
jira y Magdalena permite profundizar sobre los alcances de ese accionar, así
como identificar y exponer las prácticas que se dieron como resultado de esta
vinculación. El análisis de este fenómeno también admite evidenciar las ac-
ciones contra la población civil, soterradas bajo el discurso antisubversivo de
ambas partes. Estos factores, lejos de contribuir de manera efectiva al supues-
to objetivo contrainsurgente, permitieron: 1. Desencadenar un fenómeno de
cooptación estatal que estimuló el crecimiento de las estructuras paramilita-
res. 2. Establecer una relación que se fundamentó en estrategias de beneficios
mutuos como compensación por la colaboración. 3. Identificar alianzas que
promovieron la ejecución de acciones contra la población civil en las que se
destacan en especial las prácticas sistemáticas de ejecuciones extrajudiciales,
conocidas como f­ alsos positivos.

276
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

3.1.1 antecedentes

Factores como la acumulación de tierras, el papel del narcotráfico en el desa-


rrollo económico regional, las alianzas entre diversos sectores sociales (gran-
des poseedores de tierra, familias adineradas y patronazgos políticos), la pre-
sencia de diferentes grupos guerrilleros y la respuesta tardía o inexistente de la
fuerza pública para retomar el control, desencadenaron un conflicto violento
que precedió la aparición de grupos de seguridad privada, en su mayoría, aus-
piciados por élites regionales.

A partir de ese escenario, en el gobierno de Ernesto Samper Pizano (1994-


1998) se legalizaron las Convivir, grupos de seguridad privada con funciones
defensivas propias de la fuerza pública, “para la colaboración con la Fuerza Pú-
blica en la búsqueda de información que sirviera para prevenir las actividades
desplegadas por los grupos insurgentes” (Colectivo de Abogados José Alvear
Restrepo, 2013, p. 16). Desde este momento, la “colaboración” concertada regu-
ló y motivó las relaciones entre grupos de seguridad privada y fuerza pública,
las cuales fluyeron bajo las características particulares del conflicto armado de
cada región del país. No obstante, como indica Mauricio Romero, existieron
dos elementos comunes que determinaron tales relaciones: “participación ini-
cial de grupos de las Fuerzas Armadas y apoyo de élites regionales tradicionales
o emergentes. Esa coincidencia entre el notablato local con sectores de las Fuer-
zas Armadas para organizar grupos irregulares ha variado con las diferentes
coyunturas y en las diferentes regiones (…)” (Romero, 2003, p. 12).

En los años noventa se conoció sobre el surgimiento de supuestos grupos de


autodefensa que por su estrategia, control territorial, capacidad de movilidad
y expansión en el territorio terminaron ejecutando acciones paralelas a las de
la fuerza pública. Más adelante, esas expresiones locales de paramilitarismo
establecieron relaciones con unidades de la fuerza pública para expandirse y
ejecutar sus objetivos. En la misma década a través de las Convivir se legaliza-
ron algunos de estos grupos y desde entonces operaron con libertad en varias
regiones del país. Las Convivir surgieron especialmente en los departamentos
de Cesar y Magdalena. En el departamento de Cesar se crearon las Convivir
Guaymaral Ltda. y Salguero Ltda., asociadas con grandes poseedores de tierra
del departamento; en Magdalena surgieron las Convivir Guayacanes y Siete
Cueros lideradas por José María Barrera, alias Chepe Barrera, y la Convivir
Conservar, las cuales son antecesoras a la creación de las Autodefensas Cam-
pesinas de Magdalena y La Guajira.

Pese a que en 1997 las Convivir se desmantelaron, la sucesión de esas figu-


ras mutó y junto a ellas la relación que mantenían con la fuerza pública. De

277
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

esta forma, en el fortalecimiento y expansión de las estructuras paramilitares


se conservó este relacionamiento, así lo sostuvo Salvatore Mancuso durante
su versión libre ante Justicia y Paz: “Existía un estrecho vínculo entre las au-
toridades de la zona y las autodefensas, si no hubiese sido así no habríamos
crecido como lo hicimos” (La Opinión, 2012). Con esto, Mancuso justificó el
acercamiento del grupo paramilitar con la fuerza pública.

El apoyo que brindó la fuerza pública al proceso de expansión del Bloque


Norte fue un elemento preciso para que el grupo armado regulara espacios
públicos y privados en los territorios. En este sentido, se evidenciaron casos de
integrantes de la fuerza pública que fungieron como colaboradores directos
de los paramilitares, quienes valiéndose de su rango y autoridad dentro de las
unidades militares las pusieron al servicio de los comandantes. La sentencia
de un exintegrante del Frente William Rivas, aludió:

En efecto, Salvatore Mancuso Gómez reveló en versión libre que las AUC
habían recibido el apoyo de las fuerzas militares durante el desarrollo de
su estrategia de expansión en la Costa Caribe, afirmando: Con el general
Iván Ramírez tuve tres reuniones (…) básicamente para hablar del tema del
avance de las autodefensas. Él sí sabía que yo era autodefensa y fui hasta él
por instrucciones del comandante Carlos Castaño. Él era el comandante de
la Primera División del Ejército en Santa Marta. Con él coordinamos la ex-
pansión del Bloque Norte, una de las reuniones se hizo cerca de Montería,
Carlos Castaño, él, el coronel Lino Arias y yo, y estuvo Rodrigo Doblecero.
(Tribunal Superior Distrito Judicial de Barranquilla, 2016a, p. 77)

La expansión del paramilitarismo se sostuvo por su estrecha relación con


la fuerza pública. El control que ejercieron creció de forma progresiva hasta
el punto de posibilitar una guerra irregular basada en intereses particulares
(económicos, políticos y militares), con pleno dominio territorial, permisivi-
dad para actuar y ataques sistemáticos contra la población civil.

3.1.2 relaciones entre el bloque norte y la fuerza pública

Las relaciones entre el Bloque Norte y la fuerza pública se evidenciaron por


versiones libres de los Tribunales de Justicia y Paz y otros procesos judicia-
les, donde exmiembros del grupo paramilitar y exfuncionarios de la fuerza
pública entregaron información detallada sobre pactos, nexos y acciones. Así
mismo, organismos públicos y privados realizaron investigaciones sobre este
tipo de relaciones. Un informe del Observatorio de Restitución y Regulación
de Derechos de Propiedad Agraria, mencionó:

278
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Se trataba de una relación mediada por dos factores: i) por la contrapresta-


ción que recibían miembros de la fuerza pública a cambio de su coopera-
ción y II) por la convergencia de intereses entre ambos actores en su perse-
cución conjunta contra la insurgencia. (2018, p. 20)

La importancia de estos relacionamientos incidió en la expansión de los


paramilitares y esto derivó en varios aspectos. Por ejemplo, en el caso del
Bloque Norte, Jorge Cuarenta trabajó de la mano de varios sectores militares
que le proveyeron recursos y le facilitaron su expansión y organización de
las regiones, pues “conoció a miembros de las fuerzas armadas, con quienes
cooperó para conseguir armas, obtener cierto tipo de encubrimiento para sus
operaciones, y coordinar las acciones militares contra los guerrilleros” (Dud-
ley, 2016, s.p.). En el ámbito organizacional, los paramilitares definieron sus
objetivos sobre la población civil: “contaba con personal asignado para el re-
caudo de recursos, para contactar a la Administración y la Fuerza Pública,
para realizar labores de inteligencia urbana y rural sobre la población civil
(…)” (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, 2015a, p. 3). Fue
así que las relaciones con la fuerza pública se caracterizaron por el manteni-
miento de nexos de doble vía o de apoyo mutuo en desarrollo de tácticas mi-
litares, adoctrinamiento, fundamentos en inteligencia, acciones en conjunto,
beneficios económicos, entrenamientos, compra de armamentos y uniformes.
Un participante en contribución voluntaria contó sobre una operación con-
junta entre paramilitares y una unidad del Ejército:

Entr.: ¿Se acuerda con cuál batallón del Ejército hicieron ese operativo?
Edo.: Con el Córdova.
Entr.: ¿Cómo se cuadraban? ¿Quién los cuadraba? ¿Usted, o quién?
Edo.: Yo.
Entr.: Usted era la clave ahí.
Edo.: Sí. ¡Uh! Muchas veces.
Entr.: ¿Y quién hacía la inteligencia, el Ejército o usted?
Edo.: Veces ellos y veces nosotros. ¿Sí? Ellos nos convidaban: no, que… pa’
que nos acompañen a tal parte. Nosotros íbamos. Y cuando veíamos la cosa
muy grande cuando algo que nosotros teníamos, entonces, los convidába-
mos a ellos también. Los muertos que hubiera se le daban al Ejército.
Entr.: ¿Ellos los pasaban?
Edo.: Claro.
Entr.: ¿Estos del 97 fue con el Ejército, o eso lo hicieron solos…?
Edo.: Operativos grandes por ahí siempre se hacían con el Ejército. Siempre
era con el Ejército. Eso no… solos no. Nosotros solamente organizábamos,
pero el Ejército iba con nosotros, porque el Ejército era el que nos apoyaba.
Entr.: ¿Colaboraba con el Ejército?

279
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Sí. Con el Ejército, sí. Yo siempre fui guía del Ejército, siempre. Porque
me tenían muy ofendido los guerrilleros. Pa’ donde yo sabía que estaban,
ahí me les metía con el Ejército. Eso era preciso, porque eso donde yo su-
piera: no, que están en tal parte, allá me les metía con el Ejército. (CNMH,
CV, 2015, 26 de noviembre)

Otro aspecto que reflejó la relación entre la fuerza pública y el Bloque Norte
fue el apoyo que recibió el grupo armado en instrucción militar, tácticas de
patrullaje, emboscada y combate, lo cual fue fundamental para la formación
de sus integrantes: “los entrenadores hacían parte de la fuerza pública (…) los
militares entrenaban en ejercicios físicos y militares y en las tácticas de com-
bate básico (arrastre bajo, rollo); manejo de armas (fusiles y lanza granadas); e
inteligencia (mimetismo, evasión y escape)” (Tribunal Superior Distrito Judi-
cial de Barranquilla - Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, 2017, p. 95). Jorge
Cuarenta, en versión libre, puntualizó:

(…) porque en nuestras escuelas, quienes dictaban los cursos en nuestras


escuelas estaban conformados en dos grupos, un grupo que en su mayoría
habían sido miembros de las instituciones del Estado, Fuerzas Armadas,
ellos en las escuelas enseñaban lo que eran las tácticas de guerra y miem-
bros que habían pasado de la guerrilla a las autodefensas y habían tenido
mucha experiencia en la guerra de guerrillas, enseñaban en las escuelas la
guerra irregular. (Tribunal de Justicia y Paz, 2007)

La creación de escuelas o centros de preparación para entrenamientos físicos


y adiestramiento fue indispensable para el grupo paramilitar, porque a través de
ellas capacitaron en diferentes temas a las personas vinculadas. Sobre estos lugares
de entrenamiento se supo que en el departamento del Cesar se encontraban las
escuelas más reconocidas, “había escuelas en: Codazzi, fincas Mata de Indio y El
Carmen; Becerril, barrio Altos del Divino Niño; Chiriguaná, hacienda Poponte; La
Jagua de Ibirico, fincas La Victoria de San Isidro, San Antonio de Perijá, La Gua-
rumera, Los Mangos, Campo Alegre, la Oficina y Buenos Aires; y en Valledupar,
fincas Villa Germania, Cominos de Tamacal, El Mamón y El Alto de la Vuelta. La
más conocida era la Escuela de El Silencio, en Pailitas” (Tribunal Superior Distrito
Judicial de Barranquilla - Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, 2017, p. 96).

Respecto de los entrenamientos, según el Tribunal Superior de Barranquilla


(2017), en su sentencia proferida contra Jhon Jairo Hernández Sánchez, alias
Daniel Centella, los tiempos estipulados para llevar a cabo los entrenamientos
variaban según la escuela, y terminada la instrucción los paramilitares de-
bían demostrar lo aprendido: “los compañeros que no pasaban el curso eran
“sacrificados”, siendo ejecutados con armas de fuego, o con arma blanca, por

280
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

parte de los compañeros “sobresalientes” para que aprendieran a “degollar” y


“picar”” (Tribunal Superior Distrito Judicial de Barranquilla - Sala de Cono-
cimiento de Justicia y Paz, 2017, p. 96).

La sentencia contra Édgar Ignacio Fierro Flores y otros, evidenció que en


2003 y 2004 el bloque gastó considerables sumas de dinero en el pago a inte-
grantes de la fuerza pública. Estos eran gastos “considerados como relevantes
(…) llamados “LEY”, y que permiten presumir se trató de pagos a la Fuerza
Pública”. La sentencia indicó que estos “Pagos de Ley” ascendieron a trein-
ta millones cuatrocientos cincuenta mil. Además, mencionó sobre “Pago CT
Ejército”, y pagos a la Policía del barrio Silencio, de Barranquilla, y da infor-
mación de la compra de celulares y comida asociados para el Gaula (Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, 2010, p. 41).

3.1.3 unidades de la fuerza pública involucradas con el


bloque norte

Ejército

La tolerancia y convivencia que se dio entre los actores incidió de manera sus-
tancial en el desenvolvimiento del grupo armado en las regiones estudiadas.
Es así que cuando el Bloque Norte controló los territorios, el apoyo deliberado
del Ejército se hizo más visible. En este caso el Ejército patrocinó al grupo para
ejercer una lucha estratégica contra todo aquel que se opusiera a sus objetivos,
lo que hizo por medio de la aceptación de ciertos compromisos de colabora-
ción y de la coordinación de operaciones de diferente índole en las que el gru-
po ejecutó prácticas de violencia contra la población civil. Esta información se
corroboró con la versión del firmante del MNJCV que ofreció detalles de una
operación coordinada entre el Bloque Norte y el Ejército:

Entr. 2: El Ejército qué, ¿los paró?, ¿estaba con ustedes?


Edo.: Obvio, me imagino que eso fue una operación en conjunta con el
Ejército, porque nosotros pasamos por todos esos pueblos por ahí, y se veía
la presencia de…, hubo una parte en la que nosotros nos asomábamos y
estábamos en el medio de un retén del Ejército.
Entr. 1: Y ¿ustedes le entregaron cuerpos al Ejército, cadáveres?
Edo.: No, no, no. Bueno, que yo sepa no, no creo.
Entr. 1: ¿O gente viva que capturaron?
Edo.: ¡Joña!, eso ahí no, no se sabe. Información no, o sea, no, que yo haya
visto no. Sí, sí se dijo que había un apoyo del Ejército, que nos iba ayudar a
bombardear, que todo eso (…). (CNMH, MNJCV, 2015, 21 de abril)

281
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Durante la investigación se conocieron operaciones conjuntas y combates pla-


neados para atacar objetivos comunes, como la lucha antiinsurgente contra gue-
rrillas de las FARC o el ELN. La participación del bloque y del Ejército aseguró
resultados a favor de estos últimos y permitió el posicionamiento militar en dife-
rentes zonas. Un participante del MNJCV narró un combate en la vereda Sacra-
mento, jurisdicción de Fundación, Magdalena, donde el grupo apoyó al Ejército.

Entr.: ¿Conoce casos en que la Fuerza Pública o de la Policía le hayan pedido


directamente apoyo del grupo para combatir a la guerrilla?
Edo.: En Sacramento (...) cuando la muerte de los cinco muchachos, que fueron
de las autodefensas, sí había apoyo entre el Ejército y las autodefensas.
Entr.: ¿Pero el grupo fue a apoyar al Ejército o el Ejército fue a apoyarlos a
ustedes?
Edo.: Las autodefensas al Ejército. Como en el 2002.
Entr.: ¿Cuál fue el apoyo que el…? ¿El Ejército mandó aviación o qué pasó ahí?
Edo.: ¿Qué pasaba? Eso fue un combate en la noche y se escuchaba de que
el Ejército y las autodefensas iban detrás de los manes de las FARC, porque
como que nombraban un francotirador que era el que… ah, sí hubo muerto
del Ejército.
Entr.: ¿Un francotirador de las FARC?
Edo.: De las FARC. Había matado un man del Ejército en la noche. Y era
cuando entonces las autodefensas eran los que abría zona pa’ que el Ejército
se posesionara. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

En cuanto al desarrollo de estrategias militares, según el contexto, en algu-


nos casos el Ejército actuó como soporte de los paramilitares y, en otros, los
paramilitares auxiliaron al Ejército. Un exparamilitar ejemplificó lo descrito:

Entr.: ¿Alguna vez escuchó si el grupo entregaba presuntos guerrilleros


al Ejército?
Edo.: Sí. Se los entregaban como pa’ que ellos mismos avanzaran.
Entr.: ¿Avanzaran pa’ dónde?
Edo.: O sea, a los de las FARC que dejaban vivos, que colaboraban, se los
entregaban al Ejército, pa’ que el Ejército… o sea, hiciera el operativo.
Entr.: ¿Pero del grupo le entregaba presuntos guerrilleros o delincuentes
al Ejército?
Edo.: A cierto tiempo. Cuando ya se sabía de que en verdad el man era
colaborador, ya lo pasaban acá pa’ que fuera el guía, en la zona donde ya
sabían ellos que estaba posesionados las FARC. Era cuando ya se escuchaba
de que … una comparación, a tal pelado lo dejaron vivo porque colaboró y
esa cuestión, entonces ya lo ponían de guía en el Ejército, apenas hacían el
trabajo volvía a las autodefensas. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

282
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Un firmante del MNJCV indicó que Jorge Cuarenta se alió con el Ejército
para que lo apoyara durante una operación y le brindara recursos en caso de
necesitarlos. En respuesta, el Ejército intervino y auxilió al Bloque Norte con
el traslado de heridos.

Entr/a.: ¿Alguna operación especial que usted recuerde?


Edo.: Entonces, cuando iba a haber combates, cuando iba a ver una ex-
cursión, me decía Cuarenta: prepárate los médicos porque va a haber
una excursión. Entonces yo le decía a todos los médicos, enfermeras,
los tenía disponibles y tenía la ambulancia, y tenía una 350 o un tur-
bito, ahí en pleno hospital, esperando… y si habían heridos que no
podía uno entrar hasta allá, entonces yo hablaba con el señor… con
el patrón, Cuarenta, entonces venía el helicóptero y aterrizaba ahí en
San Ángel, en la cancha, así se montaba el médico, la enfermera, mi
persona y nos íbamos pa’ a traer los heridos.
Entr/a.: ¿Y tenían ustedes sus propios helicópteros o se los pedían al Ejército?
Edo.: Teníamos propios y el Ejército también nos ayudaba, cuando era de-
masiado, llegaba… los helicópteros del Ejército aterrizaban allá, donde es-
taban los heridos, nos los traían hasta acá. Públicamente, eso no… no había
nada escondido. (CNMH, MNJCV, 2014, 11 de noviembre)

Algunas acciones emprendidas por el bloque fueron conocidas y avaladas


por la fuerza pública. Se supo sobre la existencia de una organización de traba-
jo entre el Ejército y los altos mandos del bloque. Así lo reveló en versión libre
José Gregorio Mangones Lugo, alias Carlos Tijeras, comandante del Frente
William Rivas:

El Frente William Rivas también colaboró abiertamente con las Fuerzas


Armadas de Colombia. Teníamos bases y retenes de seguridad en las vías
públicas, y el Ejército pasaba por estos retenes. El principal batallón de mi
área era el Batallón de Infantería Mecanizado No. 5 Córdova, y con ellos
coordinábamos, compartíamos información. (Sentencia Frente William
Rivas - Tijeras, 2015, p. 136)

Sobre la coordinación de acciones, otro relato del MNJCV mencionó:

Edo.: La Palma, La Paz, yo no me acuerdo cómo era que le llamaban a ese


pedazo por allá. Hubo un combate grande…
Entr.: Sí, que incluso estuvo también el Ejército.
Edo.: Sí, estuvo el Ejército, hizo apoyo, a nosotros nos mandaron de apoyo,
cuando llegamos ya había esa cantidad de gente. (…) Eso se trabajaba, el
Ejército trabajaba, allá se trabajaba más conjunto con el Ejército que en

283
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

el Magdalena. O sea, porque se encontraba uno, uno se encontraba con el


Ejército o ellos pasaban y uno los dejaba… ellos nos dejaban pasar, noso-
tros los dejábamos pasar, y se comunicaban, [decían:] estamos en tal zona
para que no nos vayan a…
Entr.: ¿Se comunicaban frecuentemente?
Edo.: Sí, frecuentemente.
Entr.: ¿Y operativos conjuntos?
Edo.: Conjuntos, claro. Entonces, hacían ellos un registro para un lado, no-
sotros por el otro y así.
Entr.: ¿Era la unidad militar que operaba ahí en Dibulla, por decirlo así…?
Edo.: Era en La Guajira sí. (CNMH, MNJCV, 2016, 6 de abril)

Los nexos implicaron diferentes grados de coordinación y colaboración,


por ejemplo, se demostró que en el desarrollo de cualquier operación el
apoyo se reflejó hasta en la improvisación de un vestuario que permitiera
al Ejército actuar de manera deliberada. Así lo relató un exintegrante del
Bloque Norte.

Entr.: Y ¿de la Fuerza Pública iban cuántos?


Edo.: Sí, bastante.
Entr.: Y ¿ellos iban vestido cómo?
Edo.: De civil con su pistola.
Entr.: Pero ¿se sabía que eran…?
Edo.: El Ejército sí iba… Claro, el Ejército. Los de civil iban de civil con su
pistola. (CNMH, MNJCV, 2016, 15 de diciembre)

Relaciones del Bloque Norte con batallones del Ejército

Dentro de las evidencias que comprometieron al Bloque Norte con la


fuerza pública, hubo señalamientos y acusaciones contra algunos bata-
llones del Ejército porque habrían trabajado de manera simultánea con
el grupo. Frente a esto, el informe del CNMH Análisis cuantitativo del
paramilitarismo en Colombia, destacó la relación con algunos integrantes
de los diferentes batallones y esto, a su vez, demostró que en temas de
expansión fueron significativos los nexos de la organización paramilitar
con los entes militares:

El Batallón de Artillería No. 2 La Popa y el Batallón de Infantería Mecani-


zado No. 5 Gr. José María Córdova, ubicados en Valledupar (Cesar) y Santa
Marta (Magdalena), respectivamente, aparecen en los primeros lugares de
las menciones, debido a la importancia de ambos departamentos para el
origen y expansión del Bloque Norte. (2019, p. 172)

284
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Esta complicidad que se dio por acción y omisión dio celeridad a la promo-
ción del discurso paramilitar, otorgó permisividad para la ejecución de accio-
nes armadas y desató vínculos de cooperación en diferentes ámbitos.

Los siguientes son algunos de los batallones que hicieron presencia en la


región y de los cuales se demostró cercanía y connivencia con el Bloque Norte.

Batallón de Artillería N.° 2, La Popa

El Batallón de Artillería N.° 2 La Popa, ubicado en Valledupar, como


parte de la Décima Brigada del Ejército, operó en los departamentos de
Cesar y La Guajira. Entre 2002 y 2005 el Bloque Norte y altos mandos
del batallón sostuvieron reuniones en las instalaciones del batallón “en
las que se hicieron acuerdos sobre operaciones conjuntas e incluso se
materializó la entrega de armamento, uniformes y provisiones” (Juzgado
Sexto Penal del Circuito Especializado de Bogotá, 2013). Desde La Popa
se desarrollaron operaciones, se hizo inteligencia, se dio recompensas
por el desarrollo de operativos y algunos de sus miembros se incluyeron
dentro de la nómina del bloque. Sobre el último punto se conoció infor-
mación de pagos que recibieron miembros de la fuerza pública por hacer
favores o suplir las necesidades del grupo, por ejemplo, facilitándoles
distintivos falsos para que los usara la organización. Así lo confirmó un
firmante del MNJCV:

Entr/a.: ¿Usaban distintivo?


Edo.: Sí claro, uno llegaba… SIJIN, allanamiento (…) Y cargaba uno su
documento, un carné así, falso. Yo cargaba uno de la SIJIN, cargaba uno
como si fuera sargento del Ejército.
Entr/a.: ¿Quiénes les sacaba esos carnés?
Edo.: Los mismos manes del Ejército, o sea, el que nos hacía la cédula, uno
le daba los datos de… por ejemplo, datos suyos y le viene… y hay un man
que le decían [alias] El Fabricante en Valledupar, también se los hacía.
Entr/a.: ¿Cuánto dinero le pasaban ustedes a los militares para hacerles
el carné?
Edo.: Depende el grado. (...) Por ejemplo, un general, uno le daba cada tres
meses, por decir algo, doscientos millones de pesos.
Entr/a.: ¿Qué generales estaban dentro de esa nómina?
Edo.: Doctora, ya esa parte no la manejaba yo, pero sí sé que así un general
se gana, por decir algo, cincuenta millones de pesos, un mayor se ganaba
treinta millones de pesos, depende… un sargento, le daba a uno diez mi-
llones… cinco millones de pesos, depende… depende como… lo que él le
sirviera para uno. (CNMH, MNJCV, 2018, 16 de agosto)

285
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Los pagos del Bloque Norte a funcionarios de la fuerza pública dependieron


del tipo de cooperación recibido, también se conoció que el grupo acudió a
funcionarios de La Popa para planear operaciones. Así lo afirmó un partici-
pante del MNJCV:

Entr.: ¿Qué tipo de servicios ameritaban más dinero?


Edo.: Cuando iba a hacer uno excursiones, pa’ uno cuadrar por ejemplo,
con el comandante del Batallón La Popa, decía: mira, necesito… voy a ha-
cer una incursión en Perlaza, por decir algo, necesito que me retire la tropa
de ahí… dame ocho horas para hacer eso. Entonces, venía el comandan-
te, decía: mira, me llegó por ahí hay una información de tal parte, en tal
parte va a ver presencia de la guerrilla. Entonces la tropa que estaba aquí
cerquita… entonces nosotros entrábamos. O a veces uno no cuadraba con
comandantes, sino con el que estaba ahí, depende del contacto que uno tu-
viera con el comandante… si uno veía que el man no quería, porque había
unos manes que no querían nada con uno, ustedes por su lado y nosotros
por mi lado… conmigo no. (CNMH, MNJCV, 2018, 16 de agosto)

Este batallón estuvo al mando del coronel Publio Hernán Mejía Gutiérrez
desde el año 2002, tiempo en el cual recibió reconocimientos por operaciones
exitosas. El 25 de octubre de 2002 Mejía informó a sus superiores sobre una
importante operación que dejó como resultado varios guerrilleros muertos,
pertenecientes al Frente 6 de Diciembre del ELN. Esta noticia resultó en elo-
gios del comandante del Ejército, general Carlos Alberto Ospina, quien viajó
hasta el departamento del Cesar “y, muy orgulloso, dio una rueda de prensa
en la que destacó este como uno de los mayores éxitos alcanzados en la histo-
ria de la lucha contra la subversión” (Revista Semana, 2007). Posteriormente
se descubrió que la operación fue un montaje y que los resultados mostrados
correspondían a falsos positivos de la misma organización, planeados desde
el interior para hacer limpiezas dentro de la organización o imponer castigos
a algunos de sus integrantes. Según uno de los testigos, las 19 personas entre-
gadas hacían parte del Bloque Norte y habían sido asesinadas por mandato de
alias Treintainueve, quien decidió eliminar a integrantes bajo su mando. Al
respecto, la Revista Semana publicó:

Esos no eran guerrilleros, eran paracos. Lo que hicieron fue ponerles unos
brazaletes del ELN a los cuerpos. Todo el mundo se dio cuenta de que los
muertos tenían el camuflado sucio y lleno de sangre y los brazaletes es-
taban intactos y eran nuevos. Nadie notó tampoco que los supuestos 19
guerrilleros quedaron prácticamente juntos, cuando todo el mundo sabe
que en un combate los guerrillos se distribuyen y nunca hay un grupo tan
grande junto. Las familias de los muertos sabían que ellos eran paracos y

286
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

algunos protestaron porque los presentaron como si fueran guerrilleros.


Pero les tocó callarse. Eso fue presentado como un gran positivo y Mejía
no tuvo problemas porque la directora seccional de Fiscalía le ayudó con el
montaje. (Revista Semana, 2007)

Tras la denuncia sobre el hecho, el entonces ministro de defensa, Juan Ma-


nuel Santos, anunció el relevo del cargo del coronel Mejía y abrió investiga-
ción. Los resultados de la investigación libraron condenas a diferentes fun-
cionarios del batallón hallados responsables. Así lo confirmó la sentencia del
Juzgado Sexto Penal de Bogotá del 6 de septiembre de 2013, adelantada contra
los militares implicados y donde se relacionan: José Pastor Ruiz Mahecha, te-
niente coronel del Ejército Nacional; Nelson Javier Llanos Quiñones, teniente
del Ejército Nacional; Aureliano Quejada Quejada, sargento viceprimero del
Ejército Nacional; Efraín Andrade Perea, sargento viceprimero del Ejército
Nacional y Publio Hernán Mejía Gutiérrez, coronel del Ejército Nacional. So-
bre ellos existen condenas por hallarse culpables del hecho de concierto para
delinquir agravado.

Publio Hernán Mejía Gutiérrez se inició como comandante de la Unidad


Militar del Batallón de La Popa en 2002. Para esta época ya era coronel del
Ejército Nacional. Desde su entrada, “la Popa se convirtió en una de las uni-
dades que más bajas produjo entre 2002 y 2004” (Revista Semana, 2007), y el
coronel se destacó por mostrar buenos resultados relacionados con la lucha
antisubversiva. En 2007 fue señalado de tener vínculos con Jorge Cuarenta y
el Bloque Norte, de propiciar asesinatos extrajudiciales y de recibir dineros de
los paramilitares por su colaboración. Además, “se le acusó, de haber recibido
un vehículo automotor y otras dádivas de la organización armada ilegal, al
paso que el comando del batallón La Popa hizo entrega, en varias oportunida-
des, de uniformes y armas a integrantes de la célula urbana paramilitar, con
quienes se coordinó algunas operaciones militares” (Juzgado Sexto Penal del
Circuito Especializado de Bogotá, 2013, p. 3).

Sobre las acusaciones, durante la audiencia llevada a cabo en Bogotá en


2013, se mencionó que Mejía Gutiérrez, días después de posesionarse, aceptó
reunirse con integrantes del Bloque Norte, “ese día pactaron que Mejía ten-
dría un sueldo mensual de 30 millones, aportados por ‘Jorge Cuarenta’, para
que los militares no se metieran con sus hombres. Luego se sentaron todos
a almorzar y Mejía dijo que no sólo iba por la plata, sino que él venía por la
gloria y la gloria eran las bajas” (Revista Semana, 2007). Desde entonces el
coronel selló un pacto con el Bloque Norte de colaborar con el grupo. Una de
las primeras tareas del coronel fue crear un grupo “conocido con el nombre
de “Zarpazo”, al mando de los entonces mayores José Pastor Ruiz Mahecha

287
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

y Heber Hernán Gómez Naranjo, encargados de la coordinación operativa”


(Juzgado Sexto Penal del Circuito Especializado de Bogotá, 2013, p. 2). Este
grupo fue señalado de cometer conductas punitivas dentro y fuera del ba-
tallón, en donde resultaron asesinadas varias personas y presentadas como
falsos positivos. Finalmente, en 2013 Mejía fue condenado a 19 años y seis
meses de prisión por su colaboración con grupos paramilitares y la partici-
pación en acciones delictivas.

Otro señalamiento se dio contra Juan Carlos Figueroa Suárez, quien para
la época era teniente coronel, y fue nombrado comandante del Batallón La
Popa desde el 7 de enero de 2004 hasta el 6 de junio de 2005, en remplazo del
coronel Publio Hernán Mejía Gutiérrez. Durante la comandancia de Figueroa
Suárez se presentaron varias ejecuciones extrajudiciales contra civiles en el
departamento del Cesar.

Dentro de los hechos más nombrados se encuentran las ejecuciones de la


menor Nohemí Esther Pacheco Zabata, de 13 años, y Hermes Enrique Carrillo
Arias de 23, perteneciente al pueblo kankuamo, “quienes fueron sacados de
su residencia a la madrugada por un grupo de uniformados y después fue-
ron reportados como miembros del Frente 59 de las FARC, dados de baja en
combate” (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá - Sala de Decisión
Penal, 2013, s.p.). Otro hecho relacionado fue el de Frank Enrique Martínez,
quien desapareció de su casa el 14 de mayo de 2005 y posteriormente, “apa-
reció vestido de camuflado, con botas de caucho y un arma. Estaba muerto
junto a otros tres hombres a los que el Batallón de Artillería N.° 2 La Popa
presentó como guerrilleros del Frente 41 de las Farc” (El Tiempo, 2005), según
familiares de las víctimas, el coronel Figueroa Suárez se limitó a dar un comu-
nicado asegurando que los hechos estaban en investigación. En la actualidad
Figueroa Suárez se encuentra retirado de la institución, sin embargo, en mayo
de 2020 debió comparecer virtualmente ante la justicia transicional por las
ejecuciones extrajudiciales ocurridas bajo su mando (Blu Radio, 2020).

Batallón de Infantería Mecanizado N.° 5 Gr. José María Córdova

El Batallón Córdova adscrito a la Primera División del Ejército Nacional, ubi-


cado en Santa Marta, fue una de las unidades que se asoció con la estructura
paramilitar y realizó trabajos en conjunto en el departamento del Magdalena.
Según versiones libres, el Bloque Norte apoyó a la Fuerza Pública para mostrar
resultados en el Magdalena (El Espectador, 2009), así mismo, algunos exin-
tegrantes de la estructura paramilitar aseguraron que en municipios como
Aracataca, se trabajó en operaciones de manera simultánea con miembros de
este batallón. Respecto a esto El Espectador informó:

288
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Alias ‘Brayan’ señaló que en el municipio de Aracataca trabajó con miem-


bros del Batallón Córdova en el año 2002, para preparar un ‘falso positivo’
“allí supuestamente murió alias ‘Carlos Tijeras’ y dos de sus escoltas, con la
finalidad de distraer a las autoridades que estaban próximas a capturarlo”,
dijo. (El Espectador, 2009)

También se evidenció que la unidad participó en la ejecución de montajes


para que el Batallón Córdova entregara civiles y los presentara como guerrille-
ros muertos en combate. Frente a esto una firmante del MNJCV contó:

Entr.: ¿Mientras usted estuvo en el grupo armado, usted logró darse cuenta, o
notar, si de pronto el grupo tenía relación con fuerza pública, se coordinaban
con la policía o el Ejército?
Eda.: Pues sí, pero no te sé decir con qué (…) con qué batallón, si fue con
el Córdova…
Entr.: ¿En qué situación notó usted que sí existía coordinación?
Eda.: ¿En qué situación? Cuando había una operación, creo que fue (...) Por
ahí… En el 2002, algo así. (...) no los dejaron subir. Pa’ ya sí hay guerrilla
brava… Entonces, yo escuché que dijeron: no, si van del Ejército vamos
nosotros con el Ejército. Iban intercalados. No iban todos juntos, sino iban
intercalados.
Entr.: ¿Alguna otra situación en que usted hubiese escuchado, que de pronto
hubiese coordinación o que le entregaran cuerpos al Ejército para que los
mostraran como positivos?
Eda.: ¿Que entregaran positivos?
Entr.: Que entregaran presuntos guerrilleros…
Eda.: Bueno… Estando ahí… que yo me acuerde… sí entregaron un señor.
Estaba como un poco así trastornado, pero lo trajeron de afuera.
Entr.: ¿Y estaba en dónde, en El Retén o estaba en Siberia?
Eda.: No, estaba aquí en El Brasil… ahí en la trocha. Yo me acuerdo de que
trajeron al señor ese y yo le dije: bueno, ¿ese señor pa’ qué es, mariguano?
[dijo:] No, le van a ... y… lo vistieron [y dijeron:] no, en un combate con
unos guerrilleros y ese señor quedó como guerrillero.
Entr.: ¿Lo mataron ahí mismo?
Eda.: Y vino el Ejército y lo recogió. Y dijeron: no, el Ejército dio de baja a
un guerrillero en tal parte… Cuando eso había mucho… coordinaciones.
Entr.: ¿Y lo entregaron a qué batallón?
Eda.: Creo que fue al Córdova. (CNMH, MNJCV, 2016, 9 de marzo)

Se demostró que el Batallón Córdova apoyó operaciones con valor tácti-


co, gracias a las relaciones de la organización armada con altos funciona-
rios quienes dispusieron toda su capacidad para cooperar con las determi-

289
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

naciones del Bloque Norte. Un firmante relató cómo los paramilitares en


compañía de miembros del batallón se tomaron la finca La Pola, ubicada
en Chibolo, Magdalena.

Entr/a.: Cuéntanos, ¿qué es específicamente?, ¿cómo se la tomaron?, [por


ejemplo:] mire, nosotros entramos, había un guía…
Edo.: (…) el objetivo de nosotros era sacar la guerrilla de todo, sea guerrilla,
sea… tenía uno que sacar toda esa vaina … o sea, tenía uno que desocupar
esa finca. El objetivo de nosotros era La Pola, porque era el campamento
madre del ELN, y la tomamos y nos quedamos con ella.
Entr/a.: Cuéntanos el proceso de tomársela.
Edo.: Eso… eso duró como quince, veinte días. Nosotros ahí… nos apoyó el
Ejército. Había un teniente apellido Suchini… me acuerdo yo, me acuerdo
el apellido porque nosotros le decíamos Suncho, que era del Ejército, él nos
apoyaba mucho. En todas las operaciones, ese man sí era echado pa’ delan-
te, nos apoyaba. Ese man no quería nada con guerrilla. Y ese man, a donde
una operación, era el primero que decía vamos. Pero el man pelaba, el man
copiaba pa’ zona y nosotros siempre éramos los que entrábamos al lote.
Entr/a.: ¿Y él los apoyó en esa operación con La Pola?
Edo.: Sí… sí.
Entr/a.: Entonces, ¿cómo fue ese acompañamiento del Ejército? O sea, esta-
mos hablando de él, pero, ¿qué batallón específicamente?
Edo.: El Ejército… el batallón… el Córdova, que era el de Santa Marta, ahí
del Magdalena.
Entr/a.: ¿Cómo lo hicieron?
Edo.: Grupitos, nosotros hacíamos grupitos de quince… por escuadras.
Entr/a.: ¿Qué hacía cada grupo de quince?
Edo.: Como todo mundo sabía… lo mismo que hacía el Ejército, porque
el Ejército también se toma en rombo, en ele, o sea, uno… se abala una
estrategia, como uno tenía toda la ideología militar, entonces uno también
operaba la misma forma que le decía uno el Ejército.
Entr/a.: ¿Y cuál es esa forma?
Edo.: O sea, que uno… arma de apoyo, que la cuarta escuadra, esa siempre
va de último. Va la escuadra de choque, que es la primera y la de… la que
cierra la segunda escuadra. La tercera escuadra es la que lleva el arma-
mento … para lanza granadas, disparar la bazuca, todas esas cosas. La que
siempre revienta es la primera escuadra. Cuando la primera escuadra entra
en choque, enseguida la segunda le cubre la espalda y entonces la tercera es
la que… adonde van las armas explosivas, dice uno, donde va el mortero,
adonde va el Truflay, donde puede ir la bazuca. Y la cuarta escuadra, que es
el arma total, que es la M-60… y a donde van francotiradores.
Entr/a.: Sí. Y entonces en esa toma de La Pola, la forma en que ustedes se la

290
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

tomaron ¿fue con la quema? ¿O antes sucedió algo, se reunió la población?


Edo: No, nosotros íbamos peleando y entonces a donde encontrábamos
una casa, uno le metía candela y pa’ delante peleando, y todas las casas que
uno iba encontrando, le… le iba metiendo candela. Había unas casas que se
le escapaban a uno, pero cuando ya tomaron todo, La Pola, eso quedó solo.
(CNMH, MNJCV, 2014, 11 de noviembre)

Otros señalamientos que involucraron al batallón fueron por los hechos de


febrero de 2006, cuando miembros del Bloque Norte ingresaron a zona rural
de Algarrobo (Magdalena) y se llevaron a nueve personas, de las cuales algunas
resultaron asesinadas y otras desaparecidas. Según el diario El Heraldo (2014),
las víctimas fueron presentadas como guerrilleros dados de baja durante un
combate por miembros del Batallón Córdova de Santa Marta. La publicación
aseguró que para agosto de 2006 se abrió investigación y desde el año 2012 los
militares Hárold Cuarán, Ernesto Murillo Fontalvo, Carlos Díaz Valdés y Geo-
vanny Quintero, de Aguachica, quedaron privados de la libertad y condenados
por homicidio en persona protegida, desaparición forzada, concierto para de-
linquir agravado y falsedad en documento público (El Heraldo, 2014).

Batallón de Alta Montaña N.° 6 Mayor Robinson Daniel Ruíz Garzón

El Batallón de Alta Montaña N.° 6 Mayor. Robinson Daniel Ruíz Garzón ads-
crito a la Segunda Brigada de la Primera División del Ejército, hizo presencia
a lo largo de la Sierra Nevada de Santa Marta y tuvo base de operaciones en el
corregimiento de Santa Clara, municipio de Fundación, Magdalena. Este bata-
llón fue mencionado en el MNJCV, los relatos evidenciaron la colaboración y
la coordinación operativa que tuvo esta unidad con el Bloque Norte. También
puso al descubierto operaciones contra la guerrilla, que suponen que el nivel de
articulación entre estas unidades fue relevante en el desarrollo de combates, y la
constante comunicación permitió el éxito de las operaciones conjuntas.

Un relato da cuenta de cómo durante un combate sostenido entre el blo-


que y la guerrilla, asesinan a uno de los combatientes guerrilleros, y luego de
despojarlo de sus pertenencias establecen comunicación con el batallón para
pedir apoyo y salir bien librados del combate:

Edo.: Bueno, y le quitamos el fusil y todo eso. Y le quitamos un radio, car-


gaba un radio, entonces escuchábamos lo que ellos hablaban, entonces yo
vine y cogí: ¡pam, pam! y metí la frecuencia de nosotros, y llamé allá, [dije:]
pilas que…, y yo les dije: bueno, no vayan a timbrar, porque es que nos
quitaron los radios y nos mataron al difunto Chester y a Champeta. Y ahí
demoramos hasta las seis de la mañana tirando plomo, ahí nosotros.

291
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Ahí los siguieron atacando?


Edo.: Sí, ya estábamos nosotros sin munición, ya. Y entonces espero un
apoyo que llegara. Y ahí llegó el apoyo como a las dos de la mañana… entró
otra escuadra por otro lado y ahí sí ya se compuso la vaina, y ahí nos en-
ganchamos duro, feo. Ya después el Ejército sabía que nosotros estábamos
en combate, entonces se vino el Alta Montaña de allá, por toda la orilla del
río también (...)
Entr.: ¿Con la guerrilla?
Edo.: Con la guerrilla. O sea, nosotros no, porque nosotros nos quedamos
acá abajo, por la vaina de que teníamos que recoger a los dos muertos.
Entr.: Pero, ustedes se quedaron… o sea, ustedes quedaron en el campa-
mento, pero…
Edo.: O sea, nosotros nos quedamos en el campamento, pero nosotros los
atacamos, a sacarlos del campamento, pa’ que tiraran pa’ la orilla del río,
pa’ que el Ejército los golpeara, porque el Ejército venía bajando.
Entr.: Pero, ahí hubo alguna coordinación con el Ejército.
Edo.: Bueno, ahí se hablaba… se nos metía por el radio un man, también
un soldado y decía: ay, este… échelo pa’ acá que nosotros estamos por ahí
cerca. Y nosotros voleándole plomo y se tiraron pa’l río, allá se estrellaron
con el Ejército también.
Entr.: ¿Y el Ejército los capturó o…?
Edo.: No, el Ejército… ahí se dieron plomo (…). (CNMH, MNJCV, 2014,
7 de mayo)

Así mismo, en el informe Diagnóstico y Líneas de Acción para las Comuni-


dades Wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta, se citaron hechos de violen-
cia cometidos por el Batallón de Alta Montaña con apoyo de los paramilita-
res, quienes en varias ocasiones habrían actuado de manera indiscriminada
contra las comunidades indígenas. El informe también advirtió sobre señala-
mientos que sufrieron varios miembros de la comunidad, acusados de tener
nexos con la guerrilla.

Hacia agosto de 2005, en la comunidad de Surivaca, miembros del Batallón


de Alta Montaña amarraron a un indígena Kággaba (Arhuaco) al cual acu-
saban de ser colaborador de la guerrilla. Este indígena Kággaba fue maltra-
tado física y psicológicamente para sacarle información que supuestamente
él tenía sobre la guerrilla. (Ministerio del Interior, Organización Wiwa y
Organización Delegación WIWA, 2015, p. 123)

Otro suceso documentado tiene que ver con un caso de vulneración con-
tra otra comunidad indígena. Según un relato, el hecho se dio cuando el
batallón impidió que una misión médica se desplazara por la comunidad

292
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

durante una jornada de vacunación —prohibición que puso en riesgo la


salud de la comunidad— porque, en palabras de un integrante del batallón,
“esos Koguis son todos unos traidores. Todos son guerrilleros”. Es así que
hubo acciones de integrantes del batallón quienes vulneraron a la pobla-
ción por medio de acciones armadas por considerarlos objetivo militar, tal
y como lo señaló el Alto Comisionado de los Derechos Humanos el día
internacional de los pueblos indígenas en 2003: “(…) En esta región sigue
siendo patente la existencia de vínculos de participación, apoyo, toleran-
cia y aquiescencia entre paramilitares y miembros de las fuerzas armadas”
(Ministerio del Interior, Organización Wiwa, 2015, p. 124)

Grupo de Caballería Mecanizada N.° 2 Coronel Juan José Rondón

El Grupo de Caballería Mecanizado N.° 2 Juan José Rondón, ubicado en el


municipio de Distracción, La Guajira, adscrito a la Segunda Brigada del Ejér-
cito Nacional, fue señalado en varias oportunidades de participar en acciones
con los paramilitares. Varios exintegrantes del bloque aseguraron que hubo
cooperación entre ambos. Por ejemplo, Rosendo León Galeano30 testificó que
la organización mantenía vínculos con personal de ese batallón por medio de
“Kiko” Gómez Cerchar, político vinculado a la llamada parapolítica. El exin-
tegrante afirmó “que Kiko financiaba al grupo, les ponía tareas y les ayudaba
a andar sin problemas en la región porque “mandaba a la Policía de Barrancas
y Fonseca, y también al Batallón Rondón”” (Revista Semana, 2013).

En contribución voluntaria alias Ciento Uno dio detalles sobre la presunta


vinculación de un funcionario del batallón con la organización:

Edo.: Es que yo le voy a decir una cosa, ¿usted conoce a Navarrete, el gene-
ral Navarrete?31 (…) Navarrete está activo todavía, de tres soles. Navarrete
cuando era coronel estaba dentro de la nómina mía porque era el coman-
dante del Batallón Rondón. (...) Era el comandante del Batallón Rondón,
que era teniente coronel.

30 Rosendo León Galeano, alias Marcos o 45 fue integrante del Frente Resistencia Tayrona, es-
pecíficamente del grupo de contraguerrilla denominado Halcones, constituido por 45 hombres
“y con zona de inf luencia en el sur de La Guajira –municipios de Barrancas y Fonseca, así como
los corregimientos de Mangañita, Chorrera, Conejo, San Pedro y los Áticos, entre otros, perte-
necientes a estos dos Municipios” (Tribunal Superior Distrito Judicial de Barranquilla - Sala de
Conocimiento de Justicia y Paz, 2015).
31 Sobre Jorge Enrique Navarrete Jadeth, ante su nombramiento como miembro de la jefatura de Esta-
do Mayor del Ejército, la organización HRW publicó un informe donde lo señaló “por presunta coope-
ración con grupos paramilitares” (Human Rights Watch, 2019). Según las evidencias recopiladas por
la organización, Navarrete estaría vinculado a investigaciones relacionadas con falsos positivos: “La
Fiscalía no ha indicado públicamente si ha archivado la investigación ni si tiene previsto imputar al
general” (Human Rights Watch, 2019).
293
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Y cuánto le daban?


Edo.: Yo normalmente mandaba cinco millones de pesos mensuales.
(CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

Sobre las acciones emprendidas por esta unidad se conoció que el batallón
colaboró con incursiones armadas contra grupos guerrilleros y apoyó objeti-
vos militares propuestos por el bloque. Un integrante de la comunidad wiwa
en contribución voluntaria dio detalles de la llegada de los paramilitares a La
Guajira, y relató dos masacres que vivió su comunidad —entre ellas la Masa-
cre del Limón— que también estuvieron relacionadas a la unidad militar.

Entr.: ¿Cuál fue esa primera manifestación de la violencia, del conflicto, que
ustedes identificaron que está pasando algo que no es normal y que empezó
a afectarles? Y ¿qué grupo armado? ¿Cuál fue el primer grupo armado que
ustedes identificaron en el territorio, quiénes eran, cómo se presentaban?
¿Qué comandantes?
Edo.: Bueno, digamos que en mi región o cuenca en el año 2000 fue donde
se inició como el acercamiento de los paramilitares en la región. Aunque,
anteriormente, llegaba el Ejército a la zona, patrullaban y…
Entr.: ¿Y cómo era la relación de ustedes con el Ejército?
Edo.: (...) ellos llegaban a las comunidades y ellos realmente no se me-
tían con nadie, o sea, hasta jugaban fútbol con los muchachos allá…De la
comu… del pueblo, de la comunidad. Pero a partir del 2000 hacia adelante,
al 2001, es cuando ya se… o sea, escuchamos de que los paramilitares es-
taban en la zona, digamos, aledaña, en las partes campesinas, en las partes
bajas. Por decir, que El Chole, Anaime, Tigrera, por allá. Y luego ya, pues,
en el 2001 hicieron presencia por los lados de San Juan del Cesar. Hubo
una masacre, la primera masacre en el 2001, en el sitio conocido como La
Ye de Guayacanal, que eso está cerquita de San Juan del Cesar. Está como
(...) a unos quince, diez minutos, más o menos. Es cuando se da la primera
masacre donde de mi comunidad fueron asesinados dos líderes, en el caso
de Manuel Gil y Álvaro Romero, y siete pobladores campesinos de la región
que ellos se dedicaban a comprar los productos que salían de la región, ellos
tenían sus carros y eso. Y ese día, en el 2001, pues iban subiendo para la
Sierra y cuando llegaron a ese sitio ahí estaba una patrulla de… supuesta-
mente que era de los paramilitares, pero últimamente se fue averiguando
todo lo que realmente había pasado, porque en el momento se decía que
eran los paramilitares, pero últimamente resultó que eran los… que era el
Batallón Rondón de Buenavista.
Entr.: ¿Los que hicieron la masacre?
Edo.: En cabeza del coronel este Navarrete. Entonces, bueno, ese día se dio
esa muerte de esos campesinos y de esos dos líderes de pueblo de nosotros.

294
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

En el 2002 ya incursionaron por la vía de Treinta, Las Casitas, Las Pal-


mas [La Palma] hasta llegar a un caserío, a una comunidad que llaman El
Limón, es una comunidad ya nuestra, de nosotros. Y eso fue [del] 30 [de
agosto] al primero y 2 de septiembre del 2002, [y] se da una masacre que
también cayeron unos hermanos indígenas, también de nosotros, en esa
comunidad. Fueron asesinados, y el pueblo también fue destruido, fue que-
mado. Ese día 30 de agosto del 2002 hubo un enfrentamiento con … con la
guerrilla en ese sector, entonces…
Entr.: Pero ¿el enfrentamiento fue entre paramilitares y guerrilla o Ejército
y guerrilla?
Edo.: Era… o sea, era el mismo Ejército, pero estaban disfrazados de para-
militares, ya. Porque en Las Casitas dos días antes de incursionar al pueblo,
a la comunidad, se nos había dicho que el Ejército había llegado a Las Ca-
sitas y habían hecho [el] desembarco ahí de unos camiones del Ejército del
Batallón Cartagena que venían a hacer patrullajes, registros en esa zona, y
vamos a ver que ya a los dos días que llegan a la comunidad ya llegan dis-
frazados de paramilitares, o sea, ya con brazaletes y todo ese coso. (CNMH,
CV, 2019, 3 de julio)

Un informe del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, Cajar, re-


construyó hechos sobre el delito de ejecuciones extrajudiciales donde presun-
tamente hubo participación de integrantes de este batallón. En concreto, el
informe mencionó hechos ocurridos entre 2002 y 2008 que afectaron a miem-
bros de la comunidad Wiwa a quienes estigmatizaron, señalándolos como co-
laboradores de la guerrilla, “contexto en el cual se produjo el asesinato de más
de 50 de sus integrantes, y posteriormente en hostigamientos directos de parte
de integrantes de la unidad militar” (CAJAR, 2019, s.p.). Asimismo, la comu-
nidad Wiwa sostiene que en la actualidad hay personas privadas de la libertad
por ser acusadas falsamente por integrantes de esta unidad de ser colaborado-
res de la guerrilla. Un caso nombrado es el de Arizmendi Vidal Mendoza del
resguardo Abowimake, en Riohacha.

Batallón de Infantería Mecanizado N.° 6 Cartagena

El Batallón de infantería Mecanizado N.° 6 Cartagena, perteneciente a la


Primera División del Ejército, orgánico de la Décima Brigada, con sede en
Riohacha, tuvo estrecha relación con el Bloque Norte. Los acuerdos pactados
beneficiaron los intereses de las partes.

De acuerdo con algunos relatos, la prestación de servicios de dotación


en indumentaria fue una de las ayudas que prestó el Batallón Cartagena al
grupo paramilitar.

295
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Esas dotaciones de dónde venían?


Edo.: A ellos les llegaban dotaciones como que era de batallones, había
como que una relación con los batallones, no sé cómo hacían, total que
de… de por lo menos mil, dos mil camuflados que le mandaran a un bata-
llón, quinientos, seiscientos, se iban para los grupos paramilitares.
Entr.: ¿Qué batallones generalmente decían en las insignias de los camuflados?
Edo.: Siempre se veían las insignias del Batallón Cartagena, se veían
las insignias del Batallón Córdova, no eran muchos, pero sí, regaditos,
como que recogían de todos los batallones. (...) Sí. Batallón Cartagena,
Córdoba, Vergara. (...) Eran los que más o menos se veían, no eran mu-
chos los que llegaban, por ahí unos cincuenta, cien camuflados, el resto
venían sin insignia de ninguna clase, sin nada … simplemente con sello
de, por lo menos paracaidista, lancero, francotirador, era lo único que
se le veía al camuflado.
Entr.: ¿Esas dotaciones llegaban a qué punto?
Edo.: Esas dotaciones iban directo allá a Machete Pelao, allá hasta
donde llegaban… hasta los máximos comandantes, ellos eran los que
se encargaban de entregar las dotaciones. (CNMH, MNJCV, 2015, 29
de julio)

Este batallón cometió ejecuciones extrajudiciales en compañía o apoyo del


bloque. La unidad habría mostrado falsas bajas en combate, que resultaron ser
acciones armadas contra la población civil para mostrar resultados. Tal fue
el caso de una masacre ocurrida en el municipio de Dibulla, corregimiento
Mingueo, vereda Río Lagarto, en el departamento de La Guajira.

Entr.: ¿Y escuchó acerca la Laguna… de la masacre que hubo en Río Lagarto?


Eda.: Ese sí. Eso cayó un muchacho aquí de Plato… Ellos como que … ahí
dizque fue que a ellos los sacaron de adentro de la finca, porque apareció
uno por Riohacha y otro por Santa Marta.
Entr.: ¿Y por qué?
Eda.: Decían que ellos eran colaboradores de la guerrilla.
Entr.: ¿Y los torturaron?
Eda.: Yo no me acuerdo si estaban torturados (...). Sí. Ellos aparecieron,
pero aparecieron con camuflados como la guerrilla. Que ellos los camufla-
ron como si hubieran sido guerrilleros.
Entr.: ¿Y lo dieron por positivo?
Eda.: Sí. Pero ahí estaba el Ejército con la… Esa vez sí estaba el Ejército. El…
el de Riohacha. El de Mingueo. Una base que estaba en Mingueo, ese cola-
boraba ahí. Ya no me acuerdo del número exacto… de esos muertos. Por-
que eso era como… como “aquí” esta carretera, si matan a uno por “allá”,
ahí sabe todo el pueblo.

296
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Entr.: ¿Ese pelotón del Ejército que estaba por esa parte era de qué batallón?
Eda.: Del Cartagena. El bata… del que pisa Mingueo, Palomino, Riohacha,
todos esos son del Cartagena. Esos no son de otro batallón. (CNMH, MN-
JCV, 2016, 16 de febrero)

En el informe del Ministerio del Interior Organización Wiwa y Organi-


zación Delegación WIWA sobre las afectaciones de la comunidad Wiwa se
hicieron señalamientos contra batallones de la región, entre ellos el Batallón
Cartagena y el Batallón Rondón. Estos fueron señalados de colaborar de ma-
nera activa con los paramilitares, además de su participación en acciones vio-
lentas contra las comunidades, ejecuciones extrajudiciales, asesinatos selecti-
vos, combates en el territorio, destrucción, desplazamientos forzados y otros
hechos que ocasionaron violaciones a los derechos humanos y consecuencias
negativas a diferentes comunidades indígenas.

El matrimonio maquiavélico entre los bunzisi (paramilitares) y el


yibi (Ejército) continuaba su arremetida arrasando la comunidad de
Goaporua (El Limón) entre los días 30 de agosto y 5 de Septiembre del
2002. Las tropas del Batallón Cartagena y los paramilitares ocasionaron
destrucción de dicha comunidad. 23 viviendas fueron quemadas junto
con las pertenencias de cada familia como gallinas, vacas, burros, cer-
dos, patos, caballos, mulas, gallinetas, pavos, ovejas, cabras, utensilios
de cocina, hamacas, sillas, prendas de vestir, sábanas, entre otros. (Mi-
nisterio del Interior, Organización Wiwa y Organización Delegación
WIWA, 2015, p. 111)

En una contribución voluntaria se revelaron detalles sobre la masacre de El


Limón, en la que hubo presencia del Ejército.

Entr/a.: ¿Sabe quiénes entraron?


Edo.: Ese eran los paramilitares. Y el Ejército.
Entr/a.: ¿Entraron los dos?
Edo.: El Ejército entró por “acá” y los paramilitares por “allá”. Ya ellos es-
taban hablados de eso.
Entr/a.: ¿Eso fue en qué año?
Edo.: Eso fue en el año… en el 2002. El 30 de agosto.
Entr/a.: Amanecieron. ¿Y la gente que estaba en el monte qué hizo mientras
el Ejército estaba ahí?
Edo.: No, si la gente de ahí, ellos duraron ahí, duraron… duraron, re-
vuelto. Ahí entonces yo como estaba acá en la loma, yo oí el disparo y oí
yo las bombas, porque tiraron varias bombas (…). (CNMH, CV, 2018,
17 de mayo)

297
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En el mismo relato se dijo que cuatro personas de esta comunidad fueron


señaladas de ser guerrilleras y fueron entregadas al Ejército, quien portaba
distintivos de los paramilitares:

Entr/a.: ¿Y los cogió el Ejército?


Edo.: Sí, ahí estaba el Ejército, los entregaron. Entonces, ellos se entregan
cuatro, y allá de los cuatro que los recibieron allá, tres o cuatro manes
con… con las iniciales que cargaban los paramilitares.
Entr/a.: ¿AUC?
Edo.: AUC, en el brazo pegado, AUC, cuatro y se dijeron: mírenlos, los aca-
bamos, acabamos la AUC. La verdad nos va a matar. Bueno, entonces en eso
llamaron al cabo: ¡Cabo! agarramos cuatro, cabo, agarramos cuatro. Y venía
el cabo corriendo de allá para acá y llegó a donde estaba ahí y ya identificó a
los cuatro que estaban con la AUC, que tenían en el brazo y enseguida con sus
palabras: hijueputa, malparido, vayan a cambiarse eso. Le dijeron o le dijo el
cabo así a ellos: vayan a cambiarse eso. Y salen corriendo entonces los cuatro.
Cuando al cabo de un rato vino, ya listos Ejército Nacional de Colombia...
Entr/a.: Con el Ejército.
Edo.: Eso sucedió, eso sucedió ahí.
Entr/a.: ¿Y tú qué crees ahí, que eran paramilitares disfrazados?
Edo.: Claro, claro, eran paramilitares revueltos con el Ejército.
Entr/a.: ¿Y disfrazados con las insignias del Ejército?
Edo.: Claro, claro, porque el Ejército, decía Ejército Nacional de Colombia
y eso decía AUC, AUC y otras palabras tenía, ya se me olvidaron. (CNMH,
CV, 2018, 17 de mayo)

Gaula

Varias unidades de los Grupos de Acción Unificada por la Libertad Personal,


Gaula, apoyaron al Bloque Norte proporcionándole herramientas para cometer
actos delictivos en nombre de sus objetivos, otorgándoles facilidad para actuar
con total impunidad frente a las autoridades y como aliados en el cumplimien-
to de directrices del grupo. Este apoyo se reflejó en aspectos como que el Gaula
“facilitaba los vehículos de ese grupo para que los paramilitares se movilizaran
sin problemas y perpetraran crímenes” (El Heraldo, 2011). También, el Gaula “les
daba a los paramilitares juegos de placas para carros, entrenamientos en tácti-
cas militares, así como salvoconductos, munición y camuflados” (Revista Papel
Político, 2018, p. 12). Lo anterior fue retribuido por el grupo, quien “tenía en su
nómina de pagos al Gaula” (Revista Papel Político, 2018, p. 12).

La cercanía entre los mencionados también implicó apoyo logístico para


atacar objetivos comunes. En este sentido, el Gaula ejecutó operaciones y cap-

298
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

turó guerrilleros para entregarlos al grupo y que fueran ejecutados. Dentro


del MNJCV, un exintegrante del grupo armado mencionó una masacre contra
integrantes del ELN, ocurrida en el corregimiento Porciosa, en La Guajira.

Edo.: Más que todo con el Gaula. Porque allá, una vez, en La Porciosa se ma-
sacraron seis personas, entre ellas dos mujeres y cuatro hombres pertenecien-
tes al… al ELN, que eran responsables de un secuestro de un miembro de los
Dávila. (…) Y, pues, como el Gaula no… prácticamente tenía… lo manejaban
los… los Dávila. Porque eso es una familia reconocida ahí en Santa Marta.
Pues, allá fue el… el coronel, creo que fue, del Gaula, o un… un duro del Gau-
la fue. Allá estaba Hernán Giraldo Serna, Jairo Musso, estábamos nosotros.
Fue… con uno de los Dávila, que también tenía nexos con Hernán Giraldo.
Creo que ese día también… no estoy seguro si estaba Jorge Gnecco, también
llegó. Ese día, ellos nos llevaron a esos seis… esos seis miembros allá para que
Hernán los ejecutara. Y así se procedió, Hernán los mandó a ejecutar a todos.
Entr.: ¿Fueron torturados?
Edo.: Pues, tortura que digamos tortura, no. Porque fueron claros, ¿sí? Hernán
Giraldo les dijo: bueno, ustedes saben ya… como verán, aquí somos parami-
litares, aquí no gustamos de la guerrilla. Ya ustedes son cien por ciento com-
probados, son elenos. No se van a torturar, simplemente confiesen. ¿Ustedes
estuvieron en tal secuestro de los Dávila? ¿Sí? ¿Cómo fue planeado? ¿Quiénes
más están involucrados? Digan. (CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

En el marco de Justicia y Paz, varias personas en indagatoria señalaron


la relación entre el Gaula y el Bloque Norte. Por ejemplo, Adolfo Enrique
Guevara Cantillo, alias Ciento Uno, en versión libre presentó un informe
ante el Tribunal relatando su desempeñó como comandante del Gaula del
Atlántico (1998-1999), además dio detalles de su posterior vinculación al
Bloque Norte, en 2004, donde fue comandante del Frente Mártires del Ce-
sar. En su relato acusó a la fuerza pública de mantener alianzas con los
paramilitares y afirmó que altos mandos acolitaron las alianzas entre el
Gaula y el Bloque Norte (El Heraldo, 2011).

Policía

La relación entre el Bloque Norte y la Policía se evidenció cuando recayeron


señalamientos de exparamilitares sobre la institución. Estas menciones indi-
caron que hubo coaliciones de algunas de sus unidades y/o algunos de sus ofi-
ciales para apoyar propósitos establecidos por el grupo, “según el computador
de alias Don Antonio, el BN contó con el apoyo de organizamos de seguridad
como el Departamento Administrativo de Seguridad y la Policía en los de-
partamentos en donde hizo presencia” (Gutiérrez, F. y Vargas, J., 2016). Estas

299
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

cooperaciones se dieron en dos sentidos: por acción, porque paramilitares y


policías articularon y planearon acciones conjuntas y, por omisión, ya que la
policía no interfirió en operaciones ejecutadas por las estructuras y sobre las
cuales tuvo conocimiento previo.

Entr.: ¿La desaparición forzada en qué momento la utilizaban?


Edo.: Hubo un momento que desaparecieron muchas personas. Casi a
todo el que cogían lo desaparecían. Todo el que tuviera problemas por
ahí, lo desaparecían
Entr.: ¿Por qué los desaparecían?
Edo.: Eso que era… según él comentaba, decía era que eso era un acuerdo
entre la policía y… la Fiscalía. Un fiscal, porque había un fiscal ahí que le
pasaba información al grupo.
Entr.: ¿Y por qué? ¿Qué acuerdo había?
Edo.: Que la policía… no ensuciar el pueblo. No hubiera muertos en el
pueblo, pa’ que no hubieran, porque el pueblo se ensuciaba. Entonces, la
policía decía: los sacan y… tú verás qué haces con él. (CNMH, MNJCV,
2014, 19 de mayo)

En particular, la Policía del Atlántico fue señalada por alias Salomón, quien
admitió la complicidad del Bloque Norte con la policía de esta región durante
los años 2003 y 2006, para “coordinar actividades relacionadas con el narco-
tráfico, como son el cobro del gramaje y el impuesto de embarque que pagan
las bandas de narcotraficantes cuando pasan por un territorio” (Revista Se-
mana, 2008, s.p.). Alias Salomón dijo que, como encargado de rendir cuentas
al comandante Jorge Cuarenta, supo que varias estaciones de policía del At-
lántico, entre ellas las de los municipios de Piojó, Tubará, Juan de Acosta y
Puerto Colombia, se lucraron del negocio del narcotráfico y recibieron dinero
por parte del grupo paramilitar.

Un relato del MNJCV evidenció la manera en que el Bloque Norte se bene-


fició de la cercanía establecida con la policía. El firmante contó que la policía,
además de favorecerlos, coadyuvó en la consecución de objetivos paramili-
tares. También contó sobre la relación de la policía con Jairo Antonio Musso
Torres, alias Pacho Musso, integrante de las ACMG. El relato mencionó las
dádivas que recibió la Policía de Santa Marta por la organización, como retri-
bución por el apoyo recibido cuando un grupo de antinarcóticos iba a hacer
una operación contra ellos.

Entr.:¿Con cuál institución de la Fuerza Pública u organismo de seguridad se


relacionó el grupo armado? ¿El grupo tuvo relación con la Policía Nacional?
Edo.: Sí. En Santa Marta.

300
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Entr.: ¿En qué año aproximado cree usted que inició esa relación?
Edo.: Pues, cuando yo estuve con Jairo Musso trabajando, una vez pasamos
un diciembre en la casa de él y la policía pasaba en las… las buseticas, las
patrullas, y él les daba la navidad. Uno, dos fajitos de billetes.
Entr.: ¿Y en qué año eran esas relaciones?
Edo.: Eso, más o menos, fue en el noventa y… 98, más o menos, 99. Incluso,
una vez que el Antinarcóticos le hizo un operativo allá, pues, la Policía fue
la que lo ayudó a sacar.
Entr.: ¿Cómo fue ese hecho?
Edo.: (...) estábamos ahí en la… nosotros estábamos en la finca, ¿no? Él
estaba en Santa Marta, y… cuando nos llamó, que… que se le iban a meter
allá, ya él venía en una moto, lo sacaron… la Policía lo acompañaron… le
dieron luz verde por la pa… por la parte que podía salir, y a él lo sacó Mi-
gue en una moto, lo recogió acá. Cerca del peaje. Y nosotros bajamos las
camionetas hasta donde… hasta donde lo alcanzamos, más o menos por la
avenida de Calabazo. Ya ahí lo recogimos y lo trajimos.
Entr.: Y la Policía, entonces, le… ayudó para… le dijo que iban a ir los de
Antinarcóticos y lo ayudó a salir.
Edo.: Correcto. Y le dio la luz verde [de] por dónde podía evacuar. O sea, qué
punto estaba militarizado y qué punto no. (CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

Esos nexos se manifestaron de diferentes maneras. En primer lugar, por la co-


rrespondencia de la policía con los objetivos del grupo, manifestada en apoyo para
cumplir estrategias de control y expansión. En segundo lugar, por la articulación
de acciones conjuntas. En tercer lugar, por la permisividad de la policía para que
el bloque mantuviera el control y se movilizara con libertad en las regiones. Así lo
mencionó un firmante del MNJCV, quien relató el relacionamiento de la policía y
el grupo en el corregimiento de Santa Clara, municipio de Fundación, Magdalena.

Entr.: ¿En algún momento el grupo contó con apoyo de la Fuerza Pública?
Edo.: Sí. (…) En Fundación también. Prácticamente todo era cuadrado
con la ley.
Entr.: ¿Con qué ley?
Edo.: Con la Policía.
Entr.: ¿Qué comandante de Policía?
Edo.: Casi esa parte la manejaba este señor.
Entr.: ¿Siete Uno?
Edo.: Sí. Uno llegaba… Por ejemplo, nosotros llegábamos a Fundación, y a
nosotros la ley nunca nos pidió papeles, nunca.
Entr.: ¿Bajaban en camioneta?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Armados?

301
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Todos. Y nunca… a nosotros nunca nos paró la ley a pedirnos nada. Nunca.
Entr.: ¿Es en la estación de Policía de…?
Edo.: De Fundación.
Entr.: ¿La policía le entregaba información?
Edo.: Hay veces que sí y escuchaba.
Entr.: ¿Dónde?
Edo.: Pa’ la vía de Sacramento. Había unos, como unos batallones, y siem-
pre escuchaba al Guajiro: ya 7.1 cuadró con… con el batallón no sé qué.
Entr.: ¿De qué batallón?
Edo.: Batallón de alta montaña, le decían ellos. (…) O sea, se cuadraban
como por zonas, [decían:] yo voy a estar en tal parte y tú tienes el manejo
en tal parte. Pa’ que no hubiera enfrentamiento entre ellos mismos. Porque
muy poco se vio enfrentamiento entre el Ejército y las FARC y los parami-
litares. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

La institución avaló y mostró permisividad con el accionar del grupo para-


militar, en consecuencia, recibió beneficios económicos. Así lo manifestó un
participante del MNJCV.

Entr.: ¿Cómo era la relación con la Fuerza Pública?


Edo.: Total. Todo se movía a base de ellos.
Entr.: ¿En qué momentos contaban con el apoyo de la Fuerza Pública?
Edo.: Cuando así que iban a hacer operaciones de… de mover… movimien-
tos de personal, ellos los movían también, la Fuerza Púbica movía los pe-
laos, sacaban los pelaos para tal parte…
Entr.: ¿Ellos mismos los sacaban?
Edo.: Sí, los sacaban ellos en el carro, y ellos iban adelante en un carro pa’
que no se diera cuenta nadie.
Entr.: ¿Se apoyaban en las operaciones…?
Edo.: Eso. Y cuando iban a… de pronto ellos mismos también denunciaban
a personas que tenían que ajusticiar, ellos mismos venían…
Entr.: ¿En algún caso el Ejército o la Policía le entregó información?
Edo.: Claro, si casi toda la información era de ahí mismo.
Entr.: ¿Todo se lo compartían?
Edo.: Policía local de Salamina [Magdalena], todos esos policías eran ami-
gos de… del patrón. Tenían teléfonos… llamadas especiales pa’ ellos, telé-
fono especial, comunicación especial con ellos.
Entr.: ¿Directa?
Edo.: Sí. Y el pago de ellos todos los meses.
Entr.: ¿Tenían una nómina para ellos?
Edo.: Tenían una nómina especial para ellos, todos los meses. (CNMH,
MNJCV, 2014, 19 de mayo)

302
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

La libertad de los paramilitares para ingresar a los territorios fue retribuida


económicamente por la organización armada, que recompensó todas las ayu-
das recibidas.

Entr.: ¿Cómo ingresaron en esos lugares? ¿Cómo hicieron para dominar esos
lugares?
Edo.: Eso lo hacían por medio de la policía, autoridades.
Entr.: ¿Cómo era?
Edo.: Allá sí… que siempre molestaban el comandante de la policía, y si
el hombre era derecho o era torcido. Le pasaban su beneficio de droga, de
billete, de plata. Entonces, ahí averiguaban en qué zonas se podían meter,
en qué parte podían vivir, qué rico podía colaborarles en esto. Apoyarle…
Había un acuerdo primero ahí… (CNMH, MNJCV, 2014, 19 de mayo)

El control territorial alcanzado por el grupo paramilitar se procuró por su


intervención en los municipios y la cercanía con miembros de la policía, por
lo que sustentó su dominio y alcanzó preponderancia e influencia dentro de
las zonas donde hizo presencia.

Eda.: Es que mira que la gente le tiene más… le tenía más respeto a los pa-
ramilitares que a la Policía.
Entr.: ¿Cómo era la relación con la Policía?
Eda.: ¿De ellos con la Policía?
Entr.: Sí… Pelaya es un pueblo y como tal pues de pronto tenía un CAI, una
estación de Policía…
Eda.: Sí… pues normal, pues ellos… o sea, eran como personas normales
ahí, pa’ arriba y pa’ abajo, y… con los policías. Sí, a los policías nunca que
los llegaran a coger, que a llevárselos o algo, no.
Entr.: ¿Y había dinero que era destinado para pagar a los policías?
Eda.: (...) Sí.
Entr.: ¿Tú tenías que sacar una parte de, o cómo?
Eda.: No, eso sí lo manejaba él, pero yo me imagino que sí, porque pues
siempre ellos decían eso, ¿no? (…) Que la parte del… de ahí de la Policía, al
Ejército también. (CNMH, MNJCV, 2017, 10 de octubre)

La permanencia y dominio permitieron la presencia activa de los para-


militares en las regiones, que derivó en alianzas y contraprestaciones por la
cooperación. Así lo evidenció un relato sobre la situación del municipio de
Palomino, La Guajira:

Edo.: Eso fue como en el… a mediados del 99. Más o menos. Y así es que… En
Palomino también llegábamos nosotros, estábamos en la discoteca tomando

303
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

armados, y llegaba la Policía de La Guajira ahí… de ahí de Palomino y… Con


Jairo también, Jairo les regalaba la munición a ellos. Jairo les regalaba dos,
tres cajas de pistola, de 9 milímetros, y… y plata les regalaba también.
Entr.: ¿Eso era normal?
Edo.: Sí. Eso era normal. A uno lo agarraban dizque: no, que yo soy paraco,
pero que… que trabajo con fulano. El que dijera que trabajaba con Jairo
se salvaba. Pero el que trabajara con otro se iba pa’… pa’ La Guajira preso.
(CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

Los señalamientos que involucraron a la policía con el Bloque Norte fueron


avalados por la Corte Suprema de Justicia, que pidió se abrieran investigacio-
nes sobre tres batallones con sede en Barranquilla, por considerarlos colabo-
radores de la organización en tareas delictivas: el Batallón de Policía Militar
N.° 2, el Batallón De A.S.P.C. N.° 2 Cacique Alonso Xeque y el Grupo Gaula
del Atlántico. Esto permitió determinar que existió una ayuda caracterizada
por la bonificación mutua y que los intereses de ambos facilitaron el entendi-
miento y la cooperación (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá–
Sala de Justicia y Paz, 2011).

DAS

El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), entidad encargada de


realizar inteligencia para mantener la seguridad del Estado, fue otro organis-
mo infiltrado por el Bloque Norte. Los nexos se fomentaron por la permisivi-
dad del DAS frente a los objetivos del grupo, se consolidó por la colaboración
que les dio y se complementó debido a la ejecución de acciones ilícitas y a la
coordinación de operaciones en conjunto.

El DAS sirvió de plataforma para planear persecuciones, asesinatos, filtrar


información de inteligencia y hacer seguimiento a todo aquel que fuera consi-
derado como un objetivo militar o una amenaza para los fines del grupo. Por
medio del DAS, el Bloque Norte logró crear y coordinar un grupo de segui-
miento compuesto por funcionarios de la entidad encargados de infiltrar in-
formación, adelantar operaciones, usar recursos del organismo y desarrollar
acciones contra la población civil, especialmente líderes y sindicalistas. Así
quedó expuesto en la sentencia contra Jorge Noguera Cotes:

El G3 responde a un grupo especial de inteligencia, que con apariencia de


legalidad se dedicó a cometer delitos en contra de miembros de diferentes
grupos y personalidades opositoras del gobierno nacional, con permanen-
cia, acuerdo previo y ostensible riesgo y afectación de la seguridad pública.
(Sentencia Jorge A. Noguera Cotes, 2017, p. 13)

304
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Sobre el trabajo conjunto entre la entidad y el Bloque Norte, un entrevistado


del MNJCV relató:

Edo.: Pues, el DAS, uno veía que cuidaba a [Jorge] Cuarenta, cuando… pa’
donde se movía. (...). Y qué más puede haber vinculación ahí que eso, si es
una entidad del Estado y cuida a la… a otro que no es del Estado, pues algo
tiene que ser, eso no basta ser uno adivino pa’ saber que ahí había vínculo.
Entr.: ¿Para qué año se dieron estas relaciones de Jorge Cuarenta con el DAS?
Edo.: Pues, las dos primeras veces que fue el señor allá a Chimila, lo iba
cuidando el DAS, que eso fue como en el… entre el 2005 y 2006.
Entr.: ¿Iba Jorge Cuarenta?
Edo.: A Chimila.
Entr.: ¿A Chimila en compañía del DAS?
Edo: Sí, claro. Lo cuidaban los del DAS, y lo cuidaba la escolta de él, la
seguridad de él.
Entr.: Y ¿por qué sabía que era el DAS?
Edo.: Porque iban uniformados del DAS.
Entr.: Y ¿cuántas personas del DAS iban?
Edo.: Yo alcancé a ver como cuatro o cinco. (CNMH, MNJCV, 2014, 14 de julio)

Las versiones de algunos relatos del MNJCV dieron cuenta de que el DAS
recibió compensaciones económicas por paramilitares a cambio de permitir
que trabajaran espontáneamente en la región, también consintieron su libre ac-
cionar y colaboraron con las estrategias delictivas. Un exintegrante del grupo
contó que Jairo Antonio Musso Torres, alias Pacho Musso, habría cimentado
relaciones económicas con integrantes del DAS, quienes a cambio de dinero
asumieron compromisos de no entrometerse con integrantes del grupo armado.

Entr.: ¿Cómo fue esa relación con el (...) con el DAS?


Edo.: Pues, con el DAS, Jairo tenía nexos de lavar plata ahí. Lo dejaban
trabajar, lo dejaban llegar a Santa Marta. Y él colaboraba en favores. Había
un Trooper rojo, carpado, y uno blanco. Ellos mantenían mucho por allá
por la… por las estibaciones de la Sierra, por allá por los lados de Buritaca,
Guachaca. A veces llegaban por allá. Incluso, a mí una vez me capturó uno
de ellos. Había una muchacha. Yo iba para La Cabaña, iba con la pistola
y una granada, y me capturaron ahí. Y, pues, yo les ofrecí plata, pero no
me quisieron recibir plata. Entonces, yo les dije: Bueno, de todas maneras,
pues, ¿qué es lo que quieren hacer conmigo? ¿perjudicarme, o qué? ¿me
van a llevar? porque si no va a aceptar plata… ¿qué quieren? [Respondie-
ron:] nos lo vamos a llevar. Pero eso está como difícil para que ustedes me
lleven… porque aquí la gente no me deja llevar. Y en esos momentos venía
[alias] Guajiro, que era… el Guajiro era seguridad del… del Mono Giraldo,

305
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

el hermano de Hernán, en una Toyota como con seis u ocho muchachos. Y


me vio que me tenían ahí y paró. Como iban todos uniformados y enfusi-
lados [dijo:] venga, ¿qué está pasando acá? No, que esta gente que me va a
llevar pa’ Santa Marta. ¿Cómo así que se lo van a llevar? no, bájese, denle
sus cosas y que se vaya. ¿Sí ve? deme mis cosas, que me voy. Se quedaron
ellos ahí. No pasó nada, se fueron. Resulta y pasa de que ellos trabajaban
con… con… pues, Jairo les daba plata, porque yo le comenté a Jairo y él me
dijo: ah, ¿los del Trooper rojo, ah, listo. Sacó el celular [y dijo:] ¿cómo así
que se iban a llevar a uno de los hijos míos? Entonces, ¿yo pa’ qué les pago?
Tengamos cuidado cuando vengan por acá. Ustedes saben que no se les
prohíbe, pero no nos perjudiquen a ninguno de nosotros que estamos por
acá. (CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

Dentro de la información que vincula al DAS con el Bloque Norte, se encon-


traron archivos contendidos en un computador de Jorge Cuarenta que estaba
en manos de alias Don Antonio. Esta información permitió documentar “regis-
tros del negocio del narcotráfico, documentos de los nexos de políticos locales
y miembros de la Policía, Fuerzas Militares y el DAS” (Jiménez, 2019). En el
computador se halló información sobre el desarrollo de acciones entre DAS y
Bloque Norte, así mismo, se descubrió una lista titulada Información Amigo del
DAS, que contenía los nombres de personas asesinadas por ser consideradas afi-
nes a la guerrilla o a movimientos políticos de izquierda. Como el caso de “Adán
Alberto Pacheco, miembro del sindicato de Electricaribe que fue asesinado en
mayo de 2005” (Revista Semana, 2006, s.p.). Esta información fue corroborada
por Don Antonio, quien admitió que “la información que reposaba en el compu-
tador que le fue incautado, relacionada con sindicalistas y dirigentes de izquier-
da, le fue suministrada por un importante funcionario del DAS” (Juzgado Once
Penal del Circuito Especializado de Bogotá, 2011, p. 21).

Otra información reveló los nexos de la organización con algunos em-


pleados del DAS. En 2010 hubo varios funcionarios vinculados a investi-
gaciones por hechos relacionados con la infiltración del Bloque Norte a la
entidad. Los casos más reconocidos fueron los de Rafael García, exdirector
de informática del DAS; Carlos Alberto Arzayuz, exdirector del área de
inteligencia; Jorge Aurelio Noguera Cotes, exdirector; Jorge Lagos, exjefe
de contrainteligencia; Martha Leal, exdirectora de análisis y Javier Valle
Anaya, subdirector del DAS en Magdalena. De los mencionados, se hará
énfasis en dos casos relevantes que demuestran las irregularidades come-
tidas por funcionarios desde esta entidad.

Jorge Aurelio Noguera Cotes. Fue jefe de campaña del expresidente Álvaro
Uribe Vélez en el Magdalena, posteriormente director del DAS en 2002-2005.

306
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

En el marco de sus funciones patrocinó la creación de un grupo denomina-


do Grupo Especial de Inteligencia G3 que ejecutó labores de inteligencia, ope-
raciones encubiertas al margen de los procedimientos legales, y llevó a cabo
hostigamientos, seguimientos y amenazas (Sentencia Jorge A. Noguera Cotes,
2017). Según la sentencia proferida por la Corte, muchas actuaciones del DAS
en cabeza de Noguera fueron ilegales, rebasaron los límites de su competencia
y estuvieron dirigidas a favorecer a los paramilitares, lo anterior en el marco
de la denominada Política de Seguridad Democrática. Así lo evidenció la sen-
tencia de la Corte:

Las actuaciones irregulares desplegadas desde el DAS, representaron un


atentado contra las garantías al pleno desarrollo democrático de la opo-
sición política, pues se perseguían a quienes por su orientación se alejaba
de las posturas ideológicas del gobierno nacional. (Sentencia Jorge A. No-
guera Cotes, 2017)

Jorge Aurelio Noguera Cotes fue condenado a 25 años de cárcel por la Sala
Penal de la Corte Suprema de Justicia, “al hallarlo responsable de los delitos de
concierto para delinquir agravado, el homicidio del profesor Alfredo Correa
De Andréis, la destrucción, supresión u ocultamiento de documento público y
la revelación de asunto sometido a secreto” (Revista Semana, 2011).

Javier Valle Anaya. Fungió como subdirector del DAS en la regional Magda-
lena. Durante ese periodo se vinculó con el Frente José Pablo Díaz y colaboró
con información para que este frente llevara a cabo acciones violentas contra
diferentes personas declaradas enemigas de la organización. En 2008 fue seña-
lado por el homicidio del profesor Alfredo Rafael Correa de Andréis. Durante la
investigación, Valle Anaya salió del país hacia Estados Unidos. En 2017 fue con-
denado como coautor del homicidio de Correa de Andréis, pero hasta octubre
de 2018 fue arrestado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de
Estados Unidos, pues era buscado por asesinatos cometidos en 2004. Fue infor-
mante, colaborador y cómplice en operaciones del Bloque Norte. Información
que validó una sentencia anticipada contra Jorge Cuarenta:

El detective Valle Anaya fue precisamente la persona que consiguió los tes-
tigos desmovilizados que señalaron falsamente a Correa de Andréis como
ideólogo de las FARC, preparó informes de policía judicial y lideró el ope-
rativo que condujo a su captura… Javier Valle Anaya, según versión del
comandante alias ‘Antonio’, les colaboró a dirigentes del frente ‘José Pablo
Díaz’ de las AUC con desplazamientos en vehículos oficiales, lo que les per-
mitió evadir a las autoridades. (Juzgado Once Penal del Circuito Especiali-
zado de Bogotá, 2011, p. 35)

307
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Un ejemplo de lo anterior fue lo sucedido en el departamento del Ce-


sar, desde donde la organización armada asistida por miembros del DAS
infiltró varias entidades del Estado, entre ellas la Universidad Popular del
Cesar. A partir de entonces, el Bloque Norte inició una persecución con-
tra estudiantes, profesores y sindicalistas que fueron declarados objetivo
militar, como se señaló en el capítulo anterior. La complicidad del DAS
sirvió para cometer crímenes, como el asesinato del profesor y presidente
de la Asociación Sindical de Profesores Universitarios ASPU, Miguel Án-
gel Vargas Zapata, en mayo de 2001. La fiscalía demostró que había sido
ordenado por el Bloque Norte, quien señaló a la víctima de pertenecer a
grupos subversivos; así mismo, “El Departamento Administrativo de Se-
guridad - DAS, fue condenado por el Tribunal Administrativo del Cesar,
por su responsabilidad en el asesinato del líder sindical, profesor de la
Universidad Popular del Cesar, Miguel Ángel Vargas Zapata, ocurrido el
16 de mayo de 2001” (Vidas Silenciadas Org, s.f.).

Infantería de Marina

Sobre la Infantería de Marina, adscrita a la Armada Nacional, recayeron se-


ñalamientos de nexos, colaboración y permitir el accionar libre del Bloque
Norte por el territorio. La Infantería de Marina habría cooperado en acciones
militares conjuntas tendientes a cumplir los objetivos antiinsurgentes deter-
minados por el Bloque Norte. Según información encontrada, durante una
operación miembros de la Infantería de Marina hicieron presencia para apo-
yar al grupo y atacar a personas señaladas como colaboradoras o miembros
de la guerrilla. Antes de iniciar la operación se dotó el personal del grupo
con pañoletas, luego el comandante paramilitar dio detalles sobre cómo se
realizaría la operación e informó que estarían acompañados por integrantes
de la fuerza pública y que, debido al apoyo de esta unidad militar, debían es-
tar tranquilos. Esta versión la confirmó un desmovilizado que participó en el
MNJCV y relató la mencionada operación, llevada a cabo en el municipio de
El Difícil, Magdalena.

Edo.: Sí, claro. Ellos subieron, el Ejército, Infantería de Marina, subieron


arriba con nosotros. Y ahí nos dijeron: bueno, más o menos, estamos lle-
gando allá a las cuatro de la mañana, si a las tres y cuarenta no nos levantan
a tiros, subimos bien, porque nos van a esperar con balín. Sí, ya ahí repar-
tieron a unos, ya nosotros no íbamos toditos como una caja de fósforos, no,
repartieron la gente en las camionetas. Ya. Ya le dan pasamontañas a uno,
su…pañoleta. También. Le dieron… o sea, la repartieron. Ahí repartieron
y demoramos por ahí una, póngale, hora, hora y media ahí, en la carretera.
Bueno, cuando ya comenzamos a subir, todo mundo iba nervioso. Sí, todo

308
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

mundo iba nervioso, que… [Nos dijeron:] vamos pa’ arriba, vamos arriba
pa’ donde está la guerrilla, prepárense, prepárense que nos van a dar duro,
pero nosotros también vamos a dar duro. Esas fueron las palabras.
Entr.: ¿De quién?
Edo.: De Baltazar, [que dijo:] prepárense, aquí nos va a acompañar la
ley… no hay problema de que [digan:] no, que la Ley nos va a coger.
No. Si en el combate quedan extraviados, nadie los va a coger presos
ni que nada, no, no tengan miedo, salgan a la carretera y digan: yo soy
miembro de autodefensa y lléveme a tal parte, o sáqueme allá al pueblo,
abajo, ya, déjeme allá en la carretera. Esas (...) fueron las instrucciones
que dieron. [Se nos dijo en otra ocasión:] vamos a reunir el pueblo arri-
ba. Ah, llevaban una señora y una pelaa, que eran las guías… (CNMH,
MNJCV, 2016, 15 de diciembre)

Durante el relato el firmante confirmó la presencia de la Infantería de Ma-


rina, la cual sirvió de apoyo durante esta acción militar, y aseguró que no era
la primera vez. La operación estuvo apoyada por dos mujeres, quienes al pare-
cer habrían sido guerrilleras capturadas y, para salvar sus vidas, estarían sir-
viendo de guías y señalando a todo aquel que fuera guerrillero o colaborador.
Según el relato, durante este operativo muchas personas fueron asesinadas.

Entr.: ¿Cómo se llamaba la señora?


Edo.: No recuerdo, no. Eso no llega a saber uno, y uno entrando raso, me-
nos. Ella era cabellona, y otra muchacha, como hija de ella, no sé. Esas
eran las dos guías, que, de El Difícil (...) salimos con ellas. Ella era… o
sea, dijeron estas palabras: vamos a reunir el pueblo y nos van a señalar
las casas donde tenemos que entrar, donde la… donde le digamos “esa es”,
esa puerta hay que tumbarla. Ya. Ahí iban, más o menos, unas… cuatro
monas,32 monas así, pesadas. (…). Cuando se formó la… la plomera. Pero
eso fueron ellos mismos, los mismos paracos, ahí no hubo, de pronto, gue-
rrillero que salió a… con una pistola a dar tiros, no, no, no… Manes que se
encontraban caídos con… de pronto, con una granada o con bota militar,
sí se encontró, sí, hubo gente que sí. De pronto que sí estaba metida en la
guerrilla o que pertenecía o que le colaboraba a la guerrilla.
Entr.: ¿Cuántas personas mataron ahí?
Edo.: Bueno, pa’ decirle, no le sé decir, pero sí hubo una masacre, sí. (…)
Ha tenido que ser más. Yo digo que tenía… tuvo que ser más de cinco que
quedaron arriba, arriba, allá. Más los que se trajeron.
Entr.: Cuando usted nos dice que el Ejército acompañaba esas operaciones,
¿era qué brigada o qué batallón del Ejército?

32 La palabra “monas” es la denominación que se le da a un martillo grande y pesado.


309
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Infantería de Marina, sí. Y, no, a veces nos encontrábamos con ellos
en la Sierra, que yo subí dos veces pa’ la serranía, pa’ allá, y dos veces nos
encontramos a Los Guajiros allá.
Entr.­: ¿Los Guajiros?
Edo.: Los Guajiros, o sea, Ejército, pero especializado. No rasos ni nada, no,
puro soldado profesional. (CNMH, MNJCV, 2016, 15 de diciembre)

Fuerza Aérea

Esta institución, que hace parte de las Fuerzas Militares, fue mencionada den-
tro del MNJCV. Según la información, esta unidad participó durante comba-
tes y enfrentamientos llevados a cabo por el Bloque Norte. Los testimonios
aseguraron que la Fuerza Aérea hizo alianzas para cooperar en operaciones
y atacar objetivos que eran relevantes para los dos actores. Una persona fir-
mante contó sobre un combate que sostuvieron las paramilitares contra la
guerrilla de las FARC, durante el que la Fuerza Aérea obtuvo las coordenadas
por parte de Jairo Musso e hizo presencia en el lugar para combatir la guerrilla
y prestar auxilio a la organización armada durante las acciones.

Más o menos duró treinta días los combates, sí. (…) Y ahí fue porque las
FARC, pues, no ganó la guerra porque ese día iban siempre trescientos
hombres, pero a nosotros nos apoyó la Fuerza Aérea, los fantasmas, ame-
trallando a las FARC con todo. Nosotros mandamos… Jairo mandó un
muchacho que conocía toda la… toda la región, lo mandó hasta Barranqui-
lla, un carro expreso, para que se montara al avión y dé las coordenadas.
(...) se subió a un avión que fue el que dio las coordenadas, y ya ahí llegaron
los fantasmas a bombardear. ¿Sí? Como lo que llaman: el reconocimiento.
Mandan… ayudan a hacer el reconocimiento, da las coordenadas donde
estaba ubicado el grupo, y después llegan los aviones y los bombardean.
(CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

En el mismo relato, el firmante señaló que la Fuerza Aérea que hacía presen-
cia en Barranquilla realizó operaciones coordinadas para garantizar un apoyo
eficaz al grupo armado con el fin de asegurar resultados positivos para repeler
a los grupos guerrilleros.

Entr.: Con la Fuerza Aérea (...) de Barranquilla.


Edo: Sí.
Entr.: ¿Cuál es el nombre de esa unidad?
Edo.: La verdad, no tengo conocimiento de esa unidad, pero… sé ... de allá
es que mandaron los [aviones] fantasma. Incluso, los fantasmas que operan
en… en el Magdalena, Cesar y… y Guajira creo que los manejan es de Ba-

310
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

rranquilla. Creo que esa unidad sale especialmente de Barranquilla.


Entr.: De casi toda esa zona Caribe…
Edo.: De esa zona Caribe, la maneja es Barranquilla.
Entr.: Y eso fue en el 99…
Edo. Más o menos, con la guerrilla, el ataque de la guerrilla. (CNMH, MN-
JCV, 2016, 18 de abril)

3.1.4 de militares a integrantes del bloque norte

Dentro de los hallazgos del MNJCV, se identificaron personas que hicieron


parte tanto de la estructura como de la fuerza pública. A los firmantes de los
Acuerdos de Contribución a la Verdad se les preguntó si habían pertenecido a
alguna de las fuerzas, y en qué rol. A la pregunta, ¿Cuál fue su participación en
la fuerza pública? los resultados se evidencian en la figura 20.

Figura 20. Respuestas sobre la participación de personas desmovilizadas en


la fuerza pública
600

489
500

400

300

200
120
100 58 46
12 6 5 2
0
Prestó Fue Fue Sin Otro Inició Fue Suboficial
servicio soldado soldado registro carrera soldado
militar profesional voluntario militar campesino

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Esta información demostró alguna proximidad entre los participantes del


MNJCV con la fuerza pública antes de ingresar al Bloque Norte. Se eviden-
ció que la estructura paramilitar optaba por reclutar a personas con cierta
experiencia previa en asuntos militares, lo que les ahorró recursos en forma-
ción. Así mismo, los vinculados con experiencia militar tenían habilidades en
entrenamiento, experiencia en los territorios, noción en logística, manejo de
armas, etc., características que le permitieron al Bloque Norte complementar
destrezas y potencializarse militarmente.

311
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En esa dinámica, se conocieron casos de exintegrantes de la fuerza pública


que al entrar a las filas del Bloque Norte, se desempeñaron como comandan-
tes, aportando al grupo sus experiencias, conocimientos y destrezas. Se ex-
pondrán algunos casos de comandantes que por su rol en la estructura para-
militar se consideraron relevantes:

Oscar José Ospino Pacheco

Alias Tolemaida fue capitán del Ejército. En 1994 se inició en los grupos
armados como colaborador de la estructura paramilitar conocida como
Los Cheperos. En 1996 ingresó a los departamentos de Magdalena y Cesar
con el grupo al mando de Carlos Castaño. A finales del año 2000 se unió
al Bloque Norte de las AUC, donde llegó a ser cercano a Jorge Cuarenta,
“en el mes de septiembre de este mismo año asume como comandante ge-
neral del Frente Juan Andrés Álvarez, hasta el 10 de marzo de 2006, fecha
en la que tuvo lugar la desmovilización colectiva” (Consejo Superior de la
Judicatura. Consejo Seccional de la Judicatura del Atlántico, 2019). Poste-
rior a la desmovilización huyó a Venezuela para esconderse, pero en 2009
fue capturado por las autoridades. Actualmente se encuentra en libertad
después de cumplir una pena y obtener un beneficio por su colaboración
con la justicia.

David Hernández Rojas

Alias Treintainueve perteneció a las fuerzas militares “con el rango de mayor,


se desempeñaba como comandante del Batallón Granadero de Contraguerri-
lla” (El Tiempo, 2004, s.p.). En 1999, bajo el cargo mencionado, fue acusado
de homicidio y estuvo detenido en una sede militar de Medellín, de la que se
fugó, para ingresar a las filas del Bloque Norte. En su paso por el grupo se des-
empeñó como comandante del Frente Mártires del Cesar, fue hombre de con-
fianza de Jorge Cuarenta y “se convirtió en el más temido de la región, incluso
extralimitándose en las funciones que le había encargado el jefe del Bloque
Norte de las Autodefensas, Rodrigo Tovar, alias Jorge Cuarenta” (Unidad de
Restitución de Tierras, 2018, s.p.).

En una contribución voluntaria se resaltó el pasado militar de alto rango de


Hernández en el Ejército:

Entonces se toma la decisión, ya a nivel comunitario de ir una comisión a


La Mesa, para hablar con el señor David Hernández Rojas, que entre otras
cosas había sido un alto oficial del ejército y que posteriormente era un
hombre comandante de las autodefensas. (CNMH, CV, 2020, 17 de junio).

312
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

El 26 de octubre de 2004 en la vereda El Mamón del municipio de Valle-


dupar, “miembros del ejército nacional adscritos al Batallón de Artillería
No 2 La Popa con sede en Valledupar, dan muerte a David Hernández
Rojas quien era conocido dentro de la organización paramilitar con el
alias de “39”” (Consejo Superior de la Judicatura. Consejo Seccional de la
Judicatura del Atlántico, 2019). Sobre esta muerte, en el informe sobre la
confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta, se señaló que se
debió a “la intención por parte de Jorge Cuarenta de hacer una “limpieza”
dentro de su organización, tras algunos abusos cometidos por parte de
sus comandantes, los cuales habían sido denunciados por algunos sectores
que estaban inconformes con esta situación” (Observatorio del Programa
Presidencial de Derechos Humanos y DIH, s.f.).

Un relato del MNJCV sobre la muerte de alias Treintainueve, mencionó:

Uno se lo pone al Ejército, para que el Ejército le de baja. Así le pasó a Trein-
tainueve. (...) Cuarenta viene y coordina, como él era el jefe máximo… él
por ejemplo (…) se ponía de acuerdo una cita con el coronel, por ejemplo,
cuando mataron a Treintainueve (…), él llamó al coronel y se ponen de
acuerdo, le dice que… necesita el favor de que recoja a Treintainueve y a
él le conviene para dar el positivo… para bajar presión. ¿Por qué?, por las
muchas cosas que hizo Treintainueve a escondidas de… del jefe máximo,
que era Jorge Cuarenta. Entonces, cuando se… allá todo el que se sale del
perímetro, la paga con la vida. Y eso fue lo que le pasó a Treintainueve.
(CNMH, MNJCV, 2014, 11 de noviembre)

Edgar Ignacio Fierro Flórez

Alias Don Antonio fue comandante del Frente José Pablo Díaz entre 2003 y
2006. Antes de pertenecer al Bloque Norte tuvo formación académica en cien-
cias militares y armas en la Escuela Militar de Cadetes, también cursó estu-
dios para alcanzar el grado de capitán en la Escuela de las Armas y Servicio
del Ejército Nacional, luego perteneció a la Armada Nacional y logró el grado
de subteniente. Dentro de su carrera profesional fue trasladado por varias re-
giones del país donde se desempeñó en diferentes cargos que, además de una
amplia experiencia en el campo militar, le otorgaron menciones y reconoci-
mientos dentro de la institución. Sobre la carrera militar de Fierro Flórez, una
sentencia de Justicia y Paz indicó:

En 1995 estando adscrito a la Escuela Militar de Cadetes de Bogotá, fue


trasladado al Batallón de Artillería de Defensa Aérea “Nueva Granada” en
Barrancabermeja, de donde posteriormente fue trasladado al Batallón de

313
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Policía Militar No. 4 en la ciudad de Medellín, donde fue comandante de un


pelotón motorizado; al Batallón Juan del Corral en Rionegro (Antioquia)
y al Batallón de Contraguerrilla No. 27 con sede en Aguachica (Cesar). En
el año 2000 es trasladado a la Escuela de Armas del Ejército Nacional para
adelantar curso de acenso a Capitán y al Batallón de Contraguerrilla No. 2
denominado “Los Guajiros” en Valledupar (Cesar), donde termina su ca-
rrera militar el 4 de agosto del 2002. (Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Bogotá - Sala de Justicia y Paz, 2011, p. 11)

Fierro Flórez fue dado de baja de la institución, por lo que decidió vincu-
larse al Bloque Norte en 2003, situación que se dio gracias a la cercanía que
tenía con David Hernández, alias Treintainueve. Dentro de la organización
inicialmente “se desempeñó como inspector de armas del Frente Mártires de
Valledupar, y posteriormente en el mes de julio de esa misma anualidad asu-
mió el mando del Frente “José Pablo Díaz”” (Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá - Sala de Justicia y Paz, 2011, p. 11).

Miguel Villarreal Archila

Alias Salomón, el Flaco y Gabriel, fue miembro de la Policía Nacional hasta 1999,
con grado de subintendente. En 2000 entró al Bloque Norte e hizo parte del Frente
José Pablo Díaz, coordinando actividades relacionadas con el narcotráfico, como
el cobro del gramaje y el impuesto de embarque que pagan las bandas de narcotra-
ficantes cuando pasan por un territorio (Revista Semana, 2008). Se desmovilizó
en marzo de 2006 en el corregimiento de La Mesa (Cesar). En 2010 fue extraditado
por nexos relacionados con narcotráfico. En 2016 regresó al país y siguió pagando
su condena como postulado de Justicia y Paz. En 2019 recibió la libertad condicio-
nal por el Juzgado Cuarto de Ejecución de Penas de Valledupar.

Adolfo Enrique Guevara Cantillo

Antes de ingresar al Bloque Norte se desempeñó como Capitán del Ejér-


cito, también fue comandante del Gaula del Atlántico entre 1998 y 1999.
Desde esta época Adolfo Enrique Guevara Cantillo, alias Iván, Ciento Uno
o Alejandro, se alió con el grupo y trabajó abiertamente, tanto en la ins-
titución como con el Bloque Norte. En 2004 abandonó la institución y se
unió formalmente a las filas del Bloque Norte, en donde gracias al recono-
cimiento de su trabajo legal e ilegal y su amistad con el comandante Jorge
Cuarenta, asumió la comandancia del Frente Mártires del Cesar. En 2006
se desmovilizó y acogió a la Ley de Justicia y Paz, sin embargo, en 2017 fue
excluido de la mencionada ley por incumplir uno de sus requisitos, y fue
trasladado a la Cárcel Modelo de Barranquilla.

314
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Martín Alberto Medina Camelo

Alias Negro Medina hizo parte de la policía de Montería (Córdoba), y pos-


terior a su retiro ingresó a la organización Autodefensas Campesinas de
Córdoba y Urabá (ACCU) bajo el mando de Salvatore Mancuso. A finales
de 1996 fue uno de los doce hombres delegados para incursionar en el Ca-
ribe, específicamente en los departamentos de Magdalena y Cesar. Según
sentencia de Justicia y Paz:

Para finales de diciembre de 1996 el grupo se dividió en dos (2), un grupo


para el departamento del Magdalena, comandado por alias “Baltazar”, con
zona de injerencia en todo el departamento del Magdalena y con base o eje
de operación en la zona bananera; el otro grupo fue enviado al departa-
mento del Cesar al mando del “Negro Medina”, este grupo inicialmente se
le denominó frente “Jhon Jairo López”, posteriormente en el mes de febrero
o marzo del año 1997, fue dado de baja el “Negro Medina” por la misma
organización, en ese instante asume de manera temporal, por dos meses
alias “el Pájaro””. (Tribunal Superior Distrito Judicial Sala de Justicia y Paz
Barranquilla, 2014, p. 53)

3.1.5 ejecuciones extrajudiciales -falsos positivos-

Las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas falsos positivos, fueron accio-


nes contra la población civil traducidas en violaciones a Los Derechos Hu-
manos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario. En esta línea,
“se definen como el homicidio ocasionado por agentes del Estado en contra
de personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario, en el
marco de una estrategia que tiene como objetivo simular resultados opera-
cionales” (Corporación Jurídica Yira Castro, 2019, p. 11). Por estos hechos,
existieron denuncias de civiles, organizaciones sociales, líderes, defensores
de derechos humanos, organizaciones, miembros de la fuerza pública, entre
otros, quienes revelaron la manera en que integrantes de la fuerza pública
mantuvieron nexos con el Bloque Norte.

En el ejercicio de estas violaciones contra la vida de los civiles a manos de agen-


tes del Estado y con apoyo del Bloque Norte, se ejecutaron múltiples hechos vic-
timizantes de manera sistemática e intencional como homicidios, desapariciones
forzadas, secuestros, torturas y amenazas. Se demostró que existió un modus ope-
randi predilecto para llevar a cabo dichas acciones: 1. Fueron asesinatos premedi-
tados contra civiles vinculados de manera injusta o mentirosa con objetivos mili-
tares, dentro del desarrollo de políticas de seguridad y antiinsurgencia. 2. Fueron

315
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

ataques contra sectores específicos de la población civil. 3. Fueron hechos sistemá-


ticos. 4. Las ejecuciones fueron justificadas falsamente como muertes de personas
en combates, debido a esto se justificaba con información falsa para legalizarlas,
se presentaban evidencias ficticias y documentos fraudulentos.

Las motivaciones principales para la ejecución de estas prácticas fueron:


favorecer la expansión y el control territorial de los paramilitares y mostrar
resultados operacionales, dada la necesidad que tenía la fuerza pública en este
sentido. Fue también un mecanismo implementado por militares y paramili-
tares que pretendió justificar la supuesta estrategia contrainsurgente.

Dentro del MNJCV se encontró información que evidenció algunos de los


elementos que rodearon los hechos y que demostraron la manera en que pro-
cedieron para cometer las acciones. A continuación se mencionarán algunas
de las características encontradas.

El patrón de uso excesivo de la fuerza y la extralimitación en las acciones


violentas, frente a lo cual un entrevistado dijo:

Edo.: Frente a cantidad de personas que desaparecieron de ambos lados, di-


gamos. Por ejemplo, en Los Encantos [corregimiento del Municipio de San
Diego, Cesar] el Ejército agarró a un niño de 14 años (…), así como cuando
alguien está arreglando un bocachico para fritarlo, así, así le contaron el
brazo al niño, era un pelado, un inocente. (…)
Entr.: ¿Como cuántos casos de falsos positivos se presentaron ahí?
Edo: Uy, hermano, cualquier cantidad, cualquier cantidad. Por ejemplo, de
Los Encantos, el Ejército disfrazado de paramilitares, eso sí fue el Ejército,
se llevaron a dos señores que les decíamos Los Tutos, y Los Tutos eran dos
campesinos que lo único que sabían era trabajar, y los mataron en El Cas-
tillo [corregimiento del municipio de La Paz, Cesar, y cuando un primo
mío, digamos, llamó y le dijo al… al teniente del Ejército que no los fuera
a matar, que los pelados no eran nada, le dijo: uy, hermano, ya qué, ya los
dañamos. Ya los habían matado. Sí, yo pienso que… que aquí, pues, el Ejér-
cito tuvo más culpa de lo que cualquiera (CNMH, CV, 2019, 20 de mayo)

Otra característica demostraría la continua participación institucional en


la ejecución de los hechos. Muchas menciones refirieron que la fuerza pública
fue la encargada de llevar a cabo las ejecuciones:

El Ejército fue un actor también de los que más falsos positivos hicieron, y
que uno no tenía el derecho de hablar, porque hablar era sinónimo de… de
que lo mataran (CNMH, CV, 2019, 20 de mayo)

316
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Otro relato del MNJCV mencionó:

Usted sabe que el gobierno… y le voy a decir, le voy a poner un ejemplo,


usted sabe la operación que hacían los paramilitares en cualquier parte de
aquí del Cesar, Magdalena… y después que peleaba uno con la guerrilla,
uno dejaba los guerrilleros muertos y llegaba el Ejército, enseguida daban
el positivo: no, que el Ejército dio un golpe a la guerrilla y mató tres muerto.
Tres muertos, pa’ que fueran ellos… pa’l positivo. (CNMH, MNJCV, 2014,
11 de noviembre)

Las ejecuciones extrajudiciales ­evidenciaron la complicidad entre Bloque


Norte y Ejército para los ilícitos.

Un positivo podía ser que mataba uno, veinte guerrilleros, y uno podía
dárselo al Ejército (…), entonces, ya eso era un servicio que se le estaba
prestando al Ejército, y el Ejército, le ayudaba a uno como a movilizarse sin
haber combate. (CNMH, MNJCV, 2015, 10 de octubre)

Otro relato señaló:

Entr.: ¿Su grupo le colaboraba a la Fuerza Pública, al Ejército, o a la Policía,


para que pudieran dar positivos? ¿Les daban cuerpos, fusiles?
Eda.: Pues… de vez en cuando, más que todo eso lo hacía era como el Ejér-
cito. Cogían a los campesinos, o a las personas de la misma ciudad, y las
mataban, y le ponían un camuflado, y fusil, y decían que era guerrillero.
Eso lo hacía más que todo el Ejército, la Policía, hacían eso.
Entr.: Y ¿el grupo de pronto le pasaba gente que había dado de baja al Ejército?
Eda: No sé ellos allá internamente cómo se… se manejaba eso. (CNMH,
MNJCV, 2014, 3 de octubre)

Otra modalidad documentada tuvo que ver con la estigmatización que


sufrieron personas de la población civil, señaladas como objetivo militar,
calificadas de tener comportamientos no aptos o fichadas por no acatar las
normas establecidas. El siguiente relato contó la historia de una víctima que
fue señalada de mala conducta, además se le acusó de tener familia en la
guerrilla. En consecuencia, la persona fue retenida por el grupo y poste-
riormente fue entregado al ejército para que la ejecutara, distorsionara la
información y la legalizara como una muerte en combate. Al respecto un
exmiembro del bloque contó:

Edo.: Una vez… eso fue como un 8 … de diciembre… a nosotros nos lleva-
ron a una muchacha como a las ocho de la noche, los urbanos de… Chibo-

317
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

lo. Esa muchacha la retuvieron, porque ella amenazó al comandante de…


de los urbanos, a Jerso… lo iba a matar. (…) No sé qué… (...) Una tarde
llamaron: para allá va una camioneta. Llegaron unos soldados… ¿ya? yo
no vi comandante. Nosotros llevamos la muchacha y la muchacha… [Le
dijimos:] ah, ellos vienen… los soldados que te van a llevar pa’ Plato.
Entr.: Pero ¿ustedes ya sabían que allá la iban a matar?
Edo.: Ya, sí, nosotros sabíamos porque ella tenía hermano en la guerrilla, en el
Carmen, ella era una de… tenía dos… dejó dos niños. (…) bueno, se la llevaron
y como a la media hora sentimos: ¡Prim, pram, pram, pram!, el combate, un
combate, le pusieron hasta camuflado. La legalizaron, el Estado la legalizó.
Entr.: ¿Esos soldados de dónde eran?
Edo.: Yo no sé esos soldados si eran de acá de… (…). Bueno, y cuando de la
nada [dijeron:] sí, que mataron a una guerrillera, mataron a una guerrillera.
No ve que legalizaron… el Ejército la legalizó y como era toda esa vaina
en noviembre, diciembre… todos esos hijueputas retornaron, se irían de
permiso, ¿ya me entiende?… se fueron de permiso. Los soldados les dieron
permiso, porque la hicieron pasar como guerrillera y ella no era guerrillera.
El que tenían era un man de la guerrilla…
Entr.: ¿La vistieron?
Edo.: Sí. Sí, nosotros no, ellos mismos, porque cuando ella se fue de civil
normal, ella ese día [preguntó:] ¿me van a matar?, [le respondimos:] no
maá, no sé, porque a ti te va a llevar el Ejército, tú sabes que nosotros…
si vamos nosotros, no. Y ella sintió como un poquito más de alivio, pero
que va, ya cuando sentimos fue… ni nosotros sabíamos mira que… que a
ella la iban a joder. Nosotros no sabíamos, [la orden fue:]entréguesela al
Ejército. Ah, bueno, que la llevaban pa’ Plato, pa’ la cárcel, a alguna vai-
na… no joda, cuando va sintiendo uno: ¡pri, pri, pri! (CNMH, MNJCV,
2015, 24 de noviembre)

Se evidenció una práctica que aunque no corresponde a la categoría que in-


cluye muertes a civiles, sí tiene la condición de ejecución, realizada en trabajo
conjunto entre el Ejército y el Bloque Norte. Es así como se identificó una mo-
dalidad referida a ejecuciones llevadas a cabo por el Ejército contra miembros
del mismo Bloque Norte, como una forma de castigo por alguna falta o por in-
cumplimiento de las normas. Estas ejecuciones se dieron en complicidad con los
comandantes del grupo, quienes dieron la orden de ejecutar a sus subalternos.
Uno de los casos más conocidos fue la muerte de alias Treintainueve; el Ejército
se encargó de cometer los hechos y los presentó como bajas dadas en combate.

Edo.: (...) y hubo como un cruce… o sea, no sé si fueron las mismas auto-
defensas, pa’ sacarlos del camino, pa’ borrar información, qué se yo. Los
mandaron pa’ Villa Nueva. Mataron quince. Y prácticamente, se los en-

318
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

tregaban, o sea, ellos no combatieron, y los cogieron descansando ahí; y el


Ejército les entró a la zona. O sea, el Ejército dio el positivo.
Entr.: Y, ¿quién los mató?
Edo.: El Ejército… Mató a las autodefensas. A quince.
Entr.: Y, ¿estaban desarmados?
Edo.: No, ellos estaban armados, pero estaban durmiendo, o sea, fueron en-
tregados. O sea, eso ya… me imagino que es entre comandantes. Pero como
entre los que iban, iban tres o cuatro que tenían información… que eran par-
te de los urbanos de Valledupar. (...) Ellos hicieron un… una escuadra, un
grupo. Y los mataron así sin… sin combatir, sin nada, o sea, no se sabe por
qué… de todas maneras eran malos, pero… pero ahí hay algo que no está
bien, en cuanto a los derechos humanos. (CNMH, MNJCV, 2013, 11 de julio)

3.2 Relaciones y pactos políticos

En versiones expuestas por medios de comunicación, políticos, sindicatos, or-


ganizaciones no gubernamentales y población civil se reveló información so-
bre las relaciones entre miembros del Bloque Norte con sectores políticos. Esta
situación demostró la acogida del paramilitarismo en algunos sectores de las
regiones, las dimensiones de poder alcanzadas, la clara intencionalidad para
infiltrar y apoderarse de las administraciones públicas y el deseo de instaurar
una burocracia pro paramilitar que permitiera la ejecución de sus objetivos
políticos. En respuesta, hubo anuencia de sectores de la clase política regional
y nacional, quienes apoyaron el proyecto del grupo armado y fueron afines a
sus objetivos. Posteriormente, con las desmovilizaciones de los paramilitares
con la Ley de Justicia y Paz, salieron a la luz pública declaraciones de exinte-
grantes de estos grupos quienes en versiones libres describieron las relaciones
que mantuvieron con actores políticos, sociales, económicos, fuerza pública y
otros agentes estatales. Algunos exparamilitares sustentaron dicha informa-
ción en relatos y contribuciones voluntarias del MNJCV estipulado en la Ley
1424 de 2010 para la Verdad, la Justicia y la Reparación.

Dentro de estos relatos se encontró información detallada sobre la ma-


nera en que los grupos paramilitares establecieron alianzas políticas que
les permitieron cumplir con sus objetivos de expansión territorial, la cola-
boración que recibieron de algunos funcionarios públicos y el despliegue
para lograr la cooptación y la infiltración de diferentes sectores que les
generaron beneficios financieros.

La parapolítica, denominación que se le dio a este fenómeno, se refiere a


los vínculos establecidos entre paramilitares y actores políticos que buscaron

319
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

aliarse a fin de cumplir objetivos y obtener beneficios comunes, y sustentar el


poder. “Esta vinculación escaló varios niveles como el local, regional y nacio-
nal e infiltró las diferentes ramas del poder público” (Garay y otros, 2008). A
partir de esto, la relación actores estatales–actores armados ilegales se gestó
mediante coaliciones, que derivaron en corrupción, clientelismo, financia-
ción, debilidades institucionales y carencia de control estatal, que confluyeron
en la captura masiva de poder.

A partir de la información revelada sobre parapolítica, se inició un debate que


dio paso a investigaciones y procesos judiciales contra varios políticos vincula-
dos con el Bloque Norte. Diferentes fallos judiciales hacen menciones de estos
sucesos, por ejemplo, la Sentencia del Tribunal de Bogotá - Sala de Justicia y Paz,
de 7 de diciembre de 2011 contra Edgar Ignacio Fierro Flórez, mencionó: “se han
conocido sentencias emitidas por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema
de Justicia y Jueces Penales del Circuito Especializados, en contra de congresis-
tas y exgobernadores de la Costa Norte por sus vínculos con el Bloque Norte
de las A.U.C., a lo cual se ha denominado “parapolítica” (Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá - Sala de Justicia y Paz, 2011, p. 6).

Sobre el Bloque Norte, se comprobó la participación de agentes del Estado


que apoyaron los objetivos del grupo e hicieron más factible la consolida-
ción del proyecto paramilitar en los departamentos de Atlántico, Cesar, La
Guajira y Magdalena. El Bloque Norte estuvo ligado al establecimiento de
vínculos con individuos que se convirtieron en personajes clave de la políti-
ca local para ganar representatividad política; ejecutó acciones para infiltrar
los gobiernos locales; estableció estructuras de poder que respaldaron los
objetivos de la organización; creó pactos y alianzas que les permitieron de-
tentar las administraciones locales y regionales y; finalmente, logró el ma-
nejo de los contratos, las obras públicas y las rentas en los territorios. Es así
como la estructura paramilitar logró permear sectores institucionales que
le permitió ganar espacios políticos, facilitó la apropiación de recursos pú-
blicos y le permitió financiarse, alcanzar el crecimiento de sus estructuras y
hacer pactos políticos, sociales y económicos.

Por otro lado, se demostró que la cooptación de entidades públicas o


parainstitucionalidad (término que hace referencia a la relación de ins-
tituciones del Estado con grupos ilegales), fue uno de los pilares que de-
sarrolló la organización como estrategia de expansión y reordenamiento
territorial. En efecto, “se conoció información sobre las irregularidades
que se realizaban con las contrataciones estatales en los departamentos del
Atlántico, Magdalena y Bolívar, en instituciones como alcaldías, goberna-
ciones, hospitales y otras empresas prestadoras de salud (IPS, EPS, ESE),

320
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

mataderos y empresas de servicios públicos, con la exigencia de porcenta-


jes sobre el valor de contratos importantes relacionados con obras públicas
y el sector de la salud” (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá -
Sala de Justicia y Paz, 2011, p. 7). Otra manifestación de la parapolítica fue
el establecimiento de pactos con dirigentes y líderes políticos, por medio
de los cuales se buscó apadrinar candidatos, favorecer a personas que apo-
yaron el proyecto paramilitar e impulsar aspirantes a curules en Senado,
Cámara y gobernaciones.

Una de las modalidades reconocidas fue la realización de pactos que


establecieron compromisos para desarrollar acciones conjuntas entre los
firmantes, quienes obtuvieron beneficios y retribuciones por el cumpli-
miento de los mismos:

La firma de estos pactos entre los actores paramilitares y los diferentes ac-
tores institucionales del nivel local, constituyen, no sólo la muestra de la
influencia que los grupos armados habían logrado conseguir en la Región
Caribe en términos electorales, sino también la decisión de expandir su
poder en términos judiciales, buscando también con los pactos señalados,
evadir cualquier consecuencia penal posterior que pudiera traer consigo el
accionar paramilitar. (Trejos, L., y Guzmán, J., 2018, p. 572)

Estos compromisos se llevaron a cabo de dos maneras. En primer lugar,


hubo pactos establecidos de manera formal, esto quiere decir que la infor-
mación sobre los objetivos del pacto y sus participantes, fueron conocidos
por la opinión pública. Tal es el caso del Pacto de Chibolo, que después de
firmarse se dio a conocer en medios de comunicación. En segundo lugar,
pactos que no se dieron a conocer a la opinión pública, pero representa-
ron acuerdos tácitos que incluyo el cumplimiento de ciertas condiciones
y donde hubo intercambio de favores entre sectores de la clase política
departamental y el Bloque Norte.

En la siguiente contribución voluntaria se evidenció la relación del Bloque


Norte con algunos actores políticos y los convenios que hicieron:

Entr.: ¿Cuál es la logística que hay (...), las gestiones que están haciendo us-
tedes para que esto se dé?
Edo.: Buscando apoyo político, … vuelvo y le digo…Buscan… para… bus-
car un… un… un estatuto político, para… pa’ la organización y eso no se
hizo en el Bloque Norte, eso se hizo en todo el país. Todo… todo dueño de
bloque, todas las autodefensas, hacían eso. Eso no fue que fue uno solo, por
eso es que, en todo el país, hay parapolítica.

321
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Qué otros pactos hicieron, hizo Jorge Cuarenta para poder tener el
control de las instituciones, como las alcaldías, las gobernaciones?
Edo.: Cada comandante de municipio manejaba… manejaba la alcaldía y
uno le entregaba informe a él. Y él iba y se reunía con alcaldes también. Y… y
charlaban, le decían: hay que hacer esto, tienen que hacer esto… vamos a ver
esto y esto, entonces el alcalde decía: óigame, hay un proyecto, lo metí así, pa’
que usted mueva su varita. Él hacía su llamadita milagrosa pa’ que le apro-
baran rápido el proyecto… o cogía los proyectos y se los entregaba a los po-
líticos, les decía: bueno, usted… nosotros le cumplimos a usted, ustedes me
cumplen a mí, ahí tienen los proyectos. (CNMH, MNJCV, 2018, 16 de agosto)

Así, la participación del Bloque Norte en la parapolítica se dio a través de


diferentes niveles. En primer lugar, logró la infiltración del poder, condicio-
nó y moldeó el orden político a su favor y alcanzó auge en la región donde
hizo presencia. En segundo lugar, se basó en mecanismos de condiciona-
miento político, por medio del cual estableció alianzas políticas; unas como
complemento y otras como sustitutas del soborno (Garay y Salcedo, 2012).
Todo ello favoreció a la organización en el poder y logró la cooptación de
dirigentes y líderes políticos.

Frente a los casos específicos, cada uno de los departamentos estudiados


tuvo patrones particulares en el desarrollo de los vínculos de la parapolí-
tica. Así, por ejemplo, el departamento del Atlántico se caracterizó porque
el surgimiento paramilitar se dio desde la necesidad de asentamiento e in-
fluencia del frente destinado a manejar y controlar la región. Para el caso
del Cesar, la parapolítica aparece como respuesta a la violencia desatada
a partir de dinámicas sociopolíticas y económicas que vivía la región. En
el Cesar, la configuración y posterior expansión del Bloque Norte se dio
con apoyo de las élites del departamento, que les permitió alcanzar in-
fluencia en el ejercicio del poder, cooptar regalías y realizar pactos. En el
departamento de La Guajira, el posicionamiento de la parapolítica se dio
paralelo al surgimiento de líderes dominantes de los sectores económicos
y políticos, quienes luego de aliarse con paramilitares buscaron beneficios
comunes para ejercer dominio en la región. Finalmente, en el departamen-
to del Magdalena, el desarrollo de las relaciones entre el sector político y el
Bloque Norte, inició como una sucesión de la influencia de grupos arma-
dos que hicieron presencia en la región desde los años ochenta. Otro ele-
mento de la región tuvo que ver con la influencia de familias sobresalien-
tes, quienes establecieron las bases y permitieron el asentamiento de este
tipo de grupos en la región, lo que dio lugar al posterior posicionamiento
e impulsó al grupo en espacios políticos locales y nacionales, logrando el
sometimiento de la región, por parte de la organización.

322
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Por tanto, se pretende esclarecer el propósito de las alianzas, las venta-


jas que obtuvo la organización, cómo se dieron estos vínculos, las formas
de infiltrar el poder, las relaciones con dirigentes para, finalmente, dar a
conocer algunos casos producidos por estas dinámicas. A continuación,
se estudiarán las prácticas del Bloque Norte sobre las relaciones políticas,
teniendo en cuenta el período de mayor consolidación de la organización
paramilitar: 2002-2006.

3.2.1 relaciones políticas en el departamento del atlántico

El Frente José Pablo Díaz (FJPD) en el departamento del Atlántico estuvo


bajo la comandancia de Edgar Ignacio Fierro Flórez. A su llegada como
comandante determinó la organización de la zona a partir de la crea-
ción de pequeñas subestructuras o “comisiones”, entre las que surgió la
“Comisión Política” con el objetivo de lograr apoyo de diferentes actores
políticos y administraciones. Este apoyo de políticos locales se manifes-
tó, entre otros, en la entrega de centros de salud cedidos para el control
y aprovechamiento de la organización: “entre los centros médicos men-
cionados como presuntos financiadores de las AUC están las Empresas
Sociales del Estado de Repelón, Candelaria, Palmar de Varela, Galapa,
Malambo, Sitio Nuevo, Sabanagrande y Puerto Colombia, entre otros”
(Caracol Radio, 2010). Esto confirmó las actuaciones del Bloque Norte,
específicamente del FJPD, para conectarse con políticos de la región e
incidir en las administraciones locales, ganando poder y logrando po-
tencializarse económicamente.

La influencia paramilitar en la política de la región fijó la creación de la co-


misión política al mando de Carlos Mario García Ávila, alias Gonzalo, o tam-
bién conocido como El Médico (quien no se acogió a la Ley de Justicia y Paz),
buscando alianzas políticas para cumplir con los objetivos de asentamiento,
financiación e influencia en el ámbito sociopolítico y la cooptación de lo pú-
blico en el territorio. La Fiscalía General de la Nación, Dirección Nacional
de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, en su proceso
8735 del 30 de julio de 2015, señaló:

La cooptación del Estado y su incidencia en los procesos políticos lo-


cales por parte del FRENTE JOSE PABLO DIAZ de las autodefensas
no está en discusión, entre otras razones porque MARIO MARENCO
y EDGAR IGNACIO FIERRO FLOREZ aceptan su intervención en las
políticas públicas del importante municipio Atlanticense. Es más, ED-
GAR IGNACIO FIERRO FLOREZ relató cómo el grupo armado ilegal

323
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

llegó a posicionarse en el escenario local, contando con la siempre im-


portante y crucial coordinación de CARLOS MARIO GARCIA AVILA,
supremo jefe político de las autodefensas en el Departamento del AT-
LÁNTICO, bajo cuyo liderazgo las autodefensas establecieron acuerdos
con la clase política (…).

Se apreciaron las pruebas que con mayor detalle permitían aseverar que el
Frente “J.P.D.” del “Bloque Norte” de las autodefensas, influyó en el queha-
cer social y político de vastas zonas del Departamento del Atlántico, inter-
firiendo incluso procesos colectivos e institucionales. (…)

Tal fue el dominio paramilitar y la cooptación de las instituciones lo-


cales, que en cargos administrativos de mayor importancia del Hos-
pital Materno Infantil del municipio de S., fueron designados fami-
liares de E.I.F.F. [Edgar Ignacio Fierro Flórez], e incluso el padre de
C.M.G.Á. [Carlos Mario García Ávila], alias “El médico”, jefe supremo
de la política del Frente J.P.D., se desempeñó como asesor jurídico de
esa entidad, institución en la cual festinaron la contratación pública y
crearon una nómina de empleados con la cual respaldaron política y
electoralmente. (2015)

Estas dinámicas de actuación de los paramilitares fueron determinantes


a la hora de abrir investigaciones contra políticos señalados por coman-
dantes y por otros desmovilizados en sus versiones libres, de tener nexos
con paramilitares. Además, dieron un panorama acerca de: 1. Las estra-
tegias de cooptación política de los paramilitares en el departamento del
Atlántico. 2. El nivel de vinculación que tuvieron los políticos con el Blo-
que Norte y evidenció la actuación sistemática del FJPD para conquistar
espacios políticos, acabar con la oposición y desarrollar un espacio único
para ejercer sus actividades ilegales. 3. Revelaron información sobre la
participación del FJPD en escenarios políticos, las alianzas de paramilita-
res con este sector y la intromisión del FJPD con dirigentes e instituciones.
A continuación, se expondrán algunos casos significativos de parapolítica
en la región.

Casos de parapolítica en Atlántico

Jaime Cervantes Varelo

Fue representante a la Cámara del departamento del Atlántico por el partido


Cambio Radical, durante dos períodos consecutivos, el primero en 2006 –
2010 y el segundo 2010 – 2014.

324
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

En 2011 a Cervantes Varelo se le abrió investigación por Concierto para De-


linquir por presuntos vínculos con grupos paramilitares, en 2012 se le decretó
pérdida de investidura por considerarse violar el régimen de inhabilidades e
incompatibilidades y del régimen de conflictos de intereses. El 24 de abril de
2013 el excongresista fue condenado por la Corte Suprema de Justicia por sus
vínculos con grupos paramilitares, luego de que se acogiera a sentencia antici-
pada (El Heraldo, 2013). Así mismo, dentro de la sentencia la Corte compulsó
copias para que se investigara su vinculación con la muerte del abogado Cris-
tóbal Picón Navarro, en 2005.

Sobre las investigaciones que adelantó la Corte Suprema de Justicia con-


tra Jaime Cervantes Varelo, es de resaltar que estas se dieron a partir de
diferentes denuncias recibidas sobre los vínculos de la clase política del de-
partamento del Atlántico con el FJPD. Información que aseveró alias Don
Antonio, quien en un relato indicó cómo el FJPD llegó a posicionarse en el
escenario de la política local y destacó los nexos de Jaime Cervantes Varelo
y Rosa Estela Ibáñez, exalcaldesa del municipio de Soledad, con la orga-
nización. Los vínculos del FJPD se dieron bajo la coordinación de alias
El Médico, jefe político bajo cuyo liderazgo se habrían establecido dichas
alianzas, que beneficiaron a la organización a cambio de apoyo financiero
y logístico (Fiscalía General de la Nación, 2013).

Según las consideraciones de la Corte, Cervantes atendiendo a su figura


como funcionario público, respaldó los propósitos, influencia y cooptación
del FJPD en el departamento de Atlántico a cambio de beneficio económico y
apoyo electoral. Esto se llevó a cabo por medio del establecimiento de alianzas
que abrieron espacios institucionales a favor de los dos actores.

Por lo anterior, el caso de Jaime Cervantes Varelo fue relevante y re-


presentó la única condena impuesta por la Corte Suprema de Justicia en
el departamento del Atlántico y es un ejemplo claro sobre la manera en
que el FJPD desplegó e implementó su accionar hasta lograr infiltrarse
en el departamento.

Guillermo Hoenigsberg Bornacelly

Tuvo su primer acercamiento con la alcaldía de Barranquilla por medio de Ber-


nardo Hoyos Montoya cuando este fue alcalde y Hoenigsberg Bornacelly se des-
empeñó como secretario de Hacienda Distrital, manejando el presupuesto de la
ciudad. Por actuaciones durante este cargo fue acusado por hechos de corrupción,
compra irregular de predios y privatización del cobro de impuestos, razones que
lo llevaron a estar preso entre diciembre de 2008 y noviembre de 2009.

325
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Hoenigsberg Bornacelly fue elegido alcalde de Barranquilla para el pe-


ríodo 2004 - 2007 avalado por el partido político Movimiento Ciudadano
y apoyado el exalcalde de Barranquilla, Bernardo Hoyos Montoya, cono-
cido como el cura. Posteriormente, Hoyos Montoya fue la primera per-
sona en señalar a Hoenigsberg de haber recibido dinero del Frente José
Pablo Díaz y de ser auspiciador de los paramilitares en la región durante
su mandato, por haber recibido ayuda de este frente. También señaló que
“recibió dineros de alias Jorge Cuarenta en su campaña para acceder a la
alcaldía de Barranquilla en 2003” (Misión de Observación Electoral, s.f.).
Estas declaraciones fueron presentadas ante la fiscalía y fueron motivo
de investigación.

Sobre el exalcalde Hoenigsberg Bornacelly, un exintegrante del FJPD


llamado Carlos Mario García, alias El Canoso, en una entrevista al pe-
riódico El Espectador dio detalles de la injerencia del frente en las ad-
ministraciones del Atlántico; sostuvo que hubo reuniones para hablar de
la campaña Hoenigsberg y del apoyo a otros candidatos de la región; y
que se le entregó dinero a Hoenigsberg para sellar los acuerdos pactados,
“siempre con la garantía de las autodefensas y de Losada. Fue así como
llegaron las elecciones, ganó Hoenigsberg y se fortalecieron las autodefen-
sas en Barranquilla”. (El Espectador, 2011). En esta declaración salió a la
luz pública un acercamiento que tuvo Hoenigsberg con Eduardo Losada
Manotas, un empresario de Barranquilla, socio de la empresa Métodos y
Sistemas, 33 quien gestionó la reunión del candidato Hoenigsberg con los
paramilitares, en la cual se acordó, además del apoyo económico por parte
de los paramilitares, el respaldo a Jorge Gerlein Otálora para que él habla-
ra con su familia y comentara que había garantías para que esta apoyara
al candidato.

Alias El Canoso sustentó los vínculos de la clase política de la región con los
paramilitares y dio cuenta de múltiples reuniones con Eduardo Losada.

Ese señor se convirtió en el brazo financiero del frente y lo que se nece-


sitaba él lo colocaba: sitios, plata, reuniones con empresarios. Recuerdo
que para esa época José Pérez me dijo que El Negro, como llamaba des-
pectivamente a Édgar Perea, se estaba montando mucho en las encues-
tas y necesitábamos hacer algo para evitarlo. Propuso que lo forzáramos

33 La empresa Métodos & Sistemas S.A, en un comienzo fue conocida como Inversiones Los Án-
geles, era una concesión encargada del recaudo de los recursos públicos en Barranquilla. Contaba
con importantes socios como Eduardo Losada Manotas y David Name Terán. Fue una empresa muy
cuestionada y se supo que a través de ella se dio la entrada de socios y funcionarios filtrados por Jorge
Cuarenta, quienes generaron ganancias para la organización y permitieron el control de relaciones que
beneficiaban a las AUC.
326
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

a que declinara su aspiración, pero nos negamos rotundamente, porque


Antonio y yo no comulgábamos con esa política de los candidatos úni-
cos. Hubo reuniones para hablar de la campaña y en cada una se le
entregó dinero a Hoenigsberg. (El Espectador, 2011)

En el MNJCV entrevistados también hacen referencia a lo anterior:

Entr.: ¿Cuál es El Médico?


Edo.: El Médico era el comandante político de la autodefensa.
Entr.: ¿Usted llegó por solicitud de él?
Edo.: De él mismo. De él mismo, de… de casual… es que en mi vida todo
fue así como una vaina transitoria, una vaina casual que… que este señor,
este amigo Pedro Miranda Charris, primero al mando de… del comandan-
te Aguas, de la militar, un día cualquiera me dijo: acompáñame que voy a
hacer una diligencia. Y yo me fui con él. Cuando llegamos fue a Métodos y
Sistemas. ¿Sabe qué es Métodos y Sistemas?
Entr.: No.
Edo.: ¡Ah! Métodos y Sistemas es… está en la 59. Métodos y Sistemas era
la compañía que le manejaba… le manejaba a la alcaldía todo lo… a nivel
de sistemas, todos los impuestos de la ciudad. Cuando yo llego a Métodos
y Sistemas me llamó la atención que yo dije: eche, ¿qué hacen aquí ...? Yo
dije: Métodos y Sistemas es una empresa que… conocida que le maneja a la
alcaldía todo… la administración de todos los impuestos. De hecho, la alcal-
día tuvo un rollo increíble con… con Métodos. Hoenigsberg fue alcalde…
(CNMH, MNJCV, 2018, 26 junio)

Antes de cumplir su mandato como alcalde, Hoenigsberg Bornacelly fue


investigado por sus actuaciones anteriores a su prescripción en ese cargo y
condenado a prisión. En 2019 se le otorgó libertad condicional por haber cum-
plido las tres quintas partes de esa condena. Respecto de la parapolítica, las
investigaciones no han prosperado y aún no existe ninguna condena por los
supuestos nexos con el FJPD.

Jorge Gerlein Otálora

Fungió como concejal de Barranquilla, fue reconocido por ser sobrino del
senador conservador Roberto Gerlein y por recibir apoyo de la campaña
política de Guillermo Hoenigsberg Bornacelly cuando aspiraba a la alcal-
día de Barranquilla.

Su vinculación con los paramilitares data de la cercanía del exconcejal Ger-


lein Otálora con alias El Médico o Gonzalo, quien se desempeñaba como co-

327
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

mandante de la comisión política en el Frente José Pablo Díaz. El mencionado


exparamilitar apareció años después y desde el anonimato dio declaraciones
que dan cuenta del trabajo político y las estrategias electorales que llevó a cabo
la organización bajo el mando de alias Don Antonio, también señaló que el ex-
concejal Jorge Gerlein Otálora fue el puente de contacto entre la organización
y el candidato a la alcaldía de Barranquilla, Guillermo Hoenigsberg Bornace-
lly. En la entrevista, el exparamilitar contó:

(…) Cuando Gerlein me comenta de su preocupación por la candidatura


de Hoenigsberg, pues pensaba que si quedaba elegido no le iba a cum-
plir a la familia. Yo le dije que conocía a unos amigos que a lo mejor les
interesaba invertir en la campaña y podían conseguir que se respaldara
su apoyo a Hoenigsberg, para que respetara los acuerdos. Él me dice que
me lleva a donde el personaje que está poniendo billete para la campaña
y me lo presenta. Entonces hablo con Eduardo Losada (q.e.p.d.) y ahí
empieza el tema de Hoenigsberg (…). (El Espectador, 2011)

Dentro de la información revelada, se mencionó que posterior al encuen-


tro se acordó apoyo económico de los paramilitares a la campaña política de
Hoenigsberg, y además se instó a Jorge Gerlein Otálora a que diera parte de
tranquilidad a su familia porque había seguridad y garantías sobre la elección
de Hoenigsberg, quién finalmente resultó electo. De acuerdo a estas decla-
raciones, se concluyó que Jorge Gerlein Otálora contribuyó con la entrada e
influencia del paramilitarismo en el Atlántico y se valió de sus vínculos con
algunos jefes de la organización para forjar las redes políticas y la intervención
de la organización en este ámbito.

Álvaro Antonio Ashton Giraldo

Fue miembro del Congreso de la República durante tres períodos; los dos pri-
meros como miembro de la Cámara de Representantes, en 1998 y luego en
2002; posteriormente, en 2006 fue elegido senador por el Partido Liberal.

Posterior a su desempeño como representante a la Cámara, Ashton Gi-


raldo es señalado por Mario Marenco Egea, alias El Gordo o el Rey, se-
gundo de alias El Médico, de tener vínculos con los paramilitares. Dentro
de las evidencias y señalamientos contra Ashton se destacó que: 1. Fue el
enlace entre paramilitares y varios políticos de la región. 2. Enlazó perso-
nas que posteriormente actuaron a favor de los paramilitares 3. Propició el
desvío de recursos de la salud, especialmente de los hospitales del Atlánti-
co. 4. Participó en contratos del sector salud en el Atlántico beneficiando
a los paramilitares.

328
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

A partir de dichas declaraciones la Corte Suprema de Justicia le abrió


investigación por su presunta participación en contratos y burocracia del
sector salud en el Atlántico, así como la infiltración absoluta de las fi-
nanzas del Hospital Materno Infantil de Soledad (Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá - Sala de Justicia y Paz, 2011). Según La Corte
Suprema de Justicia, se tuvieron en cuenta varias versiones rendidas por
paramilitares que confirmaron los vínculos con distintos sectores del pa-
ramilitarismo para obtener beneficios bien electorales o en sus intereses
privados. Las investigaciones por parapolítica iniciaron en 2012, cuando
la Corte Suprema de Justicia decidió hacer seguimiento por los supuestos
vínculos del exsenador con el Bloque Norte.

En ese expediente se investiga a Ashton por concierto para delinquir


al presuntamente haberse aliado con paramilitares del bloque Norte.
Comprende 40 cuadernos, con 38 testimonios, 11 inspecciones judicia-
les y 10 informes del CTI (dentro de estos el compendio de grabaciones
recuperadas). En uno de esos documentos, 3 líderes paramilitares seña-
lan expresamente a Ashton. Al conocerse la detención, el abogado del
senador, el penalista Isnardo Gómez, la calificó de “refrito” y aseguró
que “la corte hizo un cambio de estudio sobre una indagación prelimi-
nar que viene desde 2012 y sin ninguna prueba sobreviniente decidió
abrir la investigación contra el senador y librarle la orden de captura”.
(Revista Semana, 2017, s.p.)

El 6 de diciembre de 2017 se abrió investigación al caso de Ashton por pre-


suntos vínculos de congresistas con miembros del FJPD del Bloque Norte. Ese
mismo mes fue capturado y luego, condenado por los nexos con paramilita-
res. El excongresista se acogió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y
salió de la cárcel.

Otros casos de parapolítica en el departamento del Atlántico

Otros casos revelaron los vínculos del FJPD con los políticos de la región del
Atlántico. A continuación, se realiza una breve explicación de dichos víncu-
los, así como los efectos jurídicos (cuando los hubo) o si el desenlace no tuvo
ninguna pretensión judicial.

329
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Tabla 2. Matriz de relaciones políticas en el departamento del Atlántico

Nombre del Cargo que Información sobre los señalamientos


dirigente desempeñó de vinculación
Dieb Nicolás Senador de la En 2006 es llamado a indagatoria por la Corte
Maloof Cusse República Suprema de Justicia, después de ser señalado
por varios exintegrantes paramilitares de
recibir apoyo de la organización Bloque
Norte. Estuvo vinculado al llamado Pacto
de Pivijay, en el cual recibió apoyo de Jorge
Cuarenta para dividir la región y gobernar
con ayuda del grupo armado. Fue condenado
por parapolítica a 58 meses de prisión.

Robín Alcalde de En 2010 la fiscalía ordenó abrir investigación


Hernández Malambo por supuestas relaciones del exalcalde con el
Casado paramilitarismo, tomando como referencia
algunas versiones que indicaban que durante
su administración se vinculó con el FJPD. En
este sentido, alias Don Antonio y alias Gonzalo
o El Médico manifestaron haber financiado su
campaña a la alcaldía de Malambo, además
adujeron que Hernández les retribuyó el
respaldo con aportes financieros al FJPD. A
pesar de lo anterior y de las pruebas que lo
relacionaban con el FJPD, la investigación
no avanzó y el proceso se quedó solo como
sindicado del delito de concierto para delinquir,
aun así dicha investigación nunca progresó.

Tarquino Representante Tarquino Pacheco Camargo, exrepresentante


Pacheco a la Cámara a la Cámara por el Atlántico, fue involucrado
Camargo por el paramilitar Mario Marenco, alias El
Gordo, de haber recibido financiación de los
paramilitares en su campaña al congreso
junto con Dieb Maloof. Tarquino hizo parte
del denominado Plan Caribe que consistió
en que el entonces alcalde de Barranquilla,
Guillermo Hoenisgberg, apoyaría a
candidatos al Congreso que contaban con el
respaldo de los paramilitares. Alias El Gordo
dijo ante la Corte Suprema de Justicia que
a finales de 2005 el exsenador Dieb Maloof
buscó a los paramilitares para pedirles
dinero con el que financiarían la campaña de
Tarquino Pacheco, quien presuntamente sería
su fórmula a la Cámara de Representantes. Las
investigaciones en su contra no prosperaron.

330
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Jorge Gerleín Representante En 2013 enfrentó una indagación preliminar


Echeverría a la Cámara ordenada por la Corte Suprema de Justicia por
las versiones que entregaron a ese tribunal
José del Carmen Gelves Albarracín, alias El
Canoso, Édgar Ignacio Fierro Flórez, alias
Don Antonio y Mario Rafael Marenco Egea,
alias El Gordo por sus presuntos vínculos con
el Frente José Pablo Díaz del Bloque Norte
(no fue posible acceder a los testimonios que
dieron lugar a la apertura de investigación). El
exrepresentante falleció en mayo de 2016, las
investigaciones en su contra no prosperaron.

Mario Varón Senador de la Fue investigado por la Sala Penal de la Corte


Olarte República Suprema de Justicia por presuntos nexos
con grupos paramilitares, especialmente
con el Frente José Pablo Díaz del Bloque
Norte. Esta investigación se adelantó en
2012, tomando como base los testimonios de
varios exparamilitares, como Édgar Ignacio
Fierro Flórez, alias Don Antonio, Mario
Rafael Marenco Egea, quienes lo señalaron
como beneficiarios dentro del denominado
Plan Caribe. La investigación no prosperó y
la Corte desestimó los testimonios y ordenó
archivar la investigación.

David Char Senador de la Fue Representante a la Cámara en 2002 y en


Navas República 2006 fue electo senador de la República. La
Corte Suprema de Justicia inició investigación
en 2007, señalando presuntos vínculos con
grupos paramilitares, además por estar
involucrado en el asesinato de un hombre de
confianza de Diego Fernando Murillo, alias
Don Berna, conocido con el alias de Capulina,
en febrero de 2006. La investigación terminó en
una acusación por los cargos de concierto para
delinquir agravado y tráfico y porte de armas de
uso privativo de las Fuerzas Armadas.
En 2017 fue capturado en Puerto Colombia,
Atlántico, en 2008 renunció a su curul y
partido para salir del país por el escándalo
de la parapolítica. Se le relaciona con hechos
como: un presunto acuerdo con miembros
del FJPD con compromisos de mutuo
beneficio; financiamiento y promoción de los
paramilitares, además de aportes económicos y
municiones. En 2019 su caso llegó a instancias
de Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

331
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Alejandro Concejal de Fue mencionado en versiones libres de integrantes


Munárriz Barranquilla del FJPD, quienes lo involucraron de participar
Salcedo en pactos burocráticos y financieros ejecutados
en la ciudad de Barranquilla a favor de los
paramilitares. Estas referencias se apoyaron en
archivos electrónicos del computador de alias Don
Antonio —el cual tenía información detallada
sobre gastos del grupo, ingresos, asesinatos,
aliados, inteligencia y otros—, que demostraron
el manejo de dineros, contratos y renta pública
que hacía parte de los pactos mencionados. Con
las investigaciones no se concretó nada y nunca se
conoció sentencia alguna en su contra.

Fuente: CNMH - DAV con información de procesos judiciales y prensa local.

3.2.2 relaciones políticas en el departamento de cesar

El departamento de Cesar mantiene una tradición política donde los par-


tidos tradicionales, tanto Liberal como Conservador, son impulsados por
clanes familiares de antaño. En este sentido, el sustento del poder electo-
ral, el liderazgo del poder político, el acceso a los principales puestos pú-
blicos en el nivel local y regional y el acceso a las regalías del departamento
movilizaron el interés de las élites.

Sin duda, uno de los orígenes del fenómeno paramilitar en esta parte del
Cesar fue el poder político y electoral que se organizó para mantener su ac-
ceso a las administraciones de turno y defender los presupuestos municipales
de la amenaza de las organizaciones populares, de los opositores políticos y
de las presiones de la guerrilla. En este sentido más que organizaciones con
estructuras militares definidas y presencia territorial visible, fueron redes de
inteligencia y sicariato que no tenían como enemigo exclusivo a la guerrilla
sino también a opositores sociales y políticos. (PNUD, 2014, p. 18)

La incursión de los paramilitares y, en especial, la consolidación del Bloque


Norte en el Cesar, fueron factores que influyeron en la vida política y social del
departamento. La intervención de los paramilitares en los espacios políticos
fue el resultado de un vínculo vertical y jerárquico, donde el grupo armado
se valió de su poder para ejercer presión hasta llegar al poder, desde donde se
ejecutaron políticas públicas y se generaron beneficios mutuos.

Una de las estrategias fue la división del territorio para establecer objetivos
puntuales en las principales zonas de influencia. Después de la repartición

332
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

del territorio, se buscaron adeptos a los objetivos del Bloque Norte y también
aspirantes para algún cargo de elección pública, con los cuales se pactaron
ayudas y respaldo, a cambio de ser favorecidos en elecciones. En la Sentencia
contra Mauricio Pimiento Barrera, se corroboró que:

Particularmente el departamento del Cesar quedó dividido en tres regio-


nes: una integrada por los llamados municipios mineros, que le fue asigna-
da al doctor MAURICIO PIMIENTO BARRERA; otra conformada por los
municipios del sur, adscrita al doctor Álvaro Araújo Castro, y la tercera de
“cielos abiertos”, a la que pertenecían Valledupar y municipios circunveci-
nos. (Sentencia Mauricio Pimiento, 2008, s.p.)

Otra de las estrategias fundamentales del Bloque Norte en el Cesar fue al-
canzar el control de espacios públicos, por medio de pactos de común benefi-
cio. Las siguientes son las alianzas acordadas en el departamento:

Pacto G-8

Este pacto consistió en favorecer a candidatos para las elecciones de 2002. Los im-
plicados fueron Mauricio Pimiento y Jorge Ramírez Urbina, aspirantes al Senado
y a la Cámara de Representantes, respectivamente. El objetivo principal fue conso-
lidar la cooptación del poder y asegurar las curules de estos políticos. Los munici-
pios que constituyeron este pacto fueron los que pertenecían al corredor minero:
El Copey, Bosconia, El Paso, Becerril, Astrea, La Jagua, Chiriguaná, Chimichagua.

Pacto G-11

Al igual que el G-8, este pacto se llevó a cabo para los comicios de 2002, su
materialización buscaba intercambiar beneficios entre aspirantes y la organi-
zación. Para este pacto los candidatos fueron Álvaro Araujo Castro para el Se-
nado y Miguel Ángel Durán para la Cámara de Representantes. El pacto que se
concretó especificaba que quienes resultaran elegidos debían ejecutar políticas
públicas que beneficiaran la estructura, así mismo se acordó poner las adminis-
traciones municipales al servicio del Bloque Norte. Los municipios asignados
para este pacto fueron: Curumaní, Pailitas, Tamalameque, Pelaya, La Gloria,
Gamarra, Aguachica, González, Río de Oro, San Martín y San Alberto.

Posterior a la decisión de hacer los pactos, las alianzas se cerraron con éxito
para las elecciones. De esta manera, los candidatos suscritos fueron elegidos y
las partes se beneficiaron, ya que se desarrollaron las disposiciones acordadas
y se logró alcanzar mayor poder en la región. Al respecto, la Sentencia contra
Mauricio Pimiento Barrera evidenció lo mencionado:

333
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Esos resultados, que por sí mismos y en condiciones de regularidad


democrática podrían tener explicaciones satisfactorias, inclusive
aquellas reiteradas por el doctor PIMIENTO BARRERA en sus dis-
tintas intervenciones procesales, analizados en el escenario concre-
to en el que se produjeron -del cual era un actor de primer orden el
movimiento de autodefensas al mando de Rodrigo Tovar Pupo, más
conocido como “Jorge Cuarenta”- revela una realidad distinta consis-
tente en que fueron la consecuencia de un arreglo en el que intervino
la agrupación armada y que se orientó a dividir la votación de sus
seguidores en buena parte del departamento entre los aspirantes al
Senado MAURICIO PIMIENTO BARRERA y Álvaro Araújo Castro,
con sus respectivas fórmulas a la Cámara de Representantes, esto es,
Jorge Ramírez Urbina y Miguel Durán Gélvis, con el clarísimo objeti-
vo de asegurar la obtención de todas esas curules. (Sentencia Mauricio
Pimiento, 2008, s.p.)

El enfrentamiento entre clanes familiares extendido por años, gene-


ró disputas que resultaron en varias dinámicas: la captura de la repre-
sentación política por medio de alianzas, uso de la violencia política,
apropiación de recursos públicos y finalmente, la captura masiva de los
escenarios políticos. Este nuevo medio político se hizo visible en varios
territorios del departamento, en cabeza de muchos líderes influenciados
por los paramilitares que llegaron al poder, quienes posteriormente fue-
ron investigados y condenados por la Corte Suprema de Justicia. Muchos
actores políticos del César se vincularon a la estrategia del Bloque Norte
y apoyaron diferentes acciones encaminadas a favorecer el proyecto pa-
ramilitar. Se hará un recuento de los casos, tomando como referencia las
diferentes esferas políticas.

Concejo local

Gabriel Muvdi Aranguren llegó al concejo de Valledupar en 2003 apoyado


por el Movimiento Integración Popular (Mipol). Desde entonces y durante
16 años, ejerció por cuatro periodos consecutivos el mismo cargo. En la
sentencia contra Daniel Centella, se indicó: “Respecto de “GABI” MUVDI
ARANGUREN, quien fue presidente del concejo de Valledupar y herma-
no de PEDRO MUVDI, dijo el postulado que también se reunió en varias
ocasiones con el comandante alias “39”” (Tribunal Superior Distrito Judi-
cial de Barranquilla - Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, 2017, p. 92).
Gabriel Muvdi Aranguren fue el único concejal señalado por un expara-
militar en audiencia, sin embargo, dicha mención no surtió efecto alguno
ya que nunca hubo investigaciones en su contra.

334
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Alcaldías

La articulación del Bloque Norte con los gobiernos locales se dio por me-
dio de diferentes elementos. En primer lugar, la coerción, el uso de la fuer-
za y la amenaza fueron de los mecanismos de mayor eficacia, porque los
alcaldes y funcionarios cedían a las pretensiones paramilitares por miedo
a las consecuencias. En segundo lugar, las acciones colaboracionistas, cu-
yos vínculos se dieron por los líderes que cedieron su autoridad y poder
local a cambio de beneficios.

Pese a lo anterior, en el desarrollo de investigaciones se determinó que va-


rias alcaldías del Cesar estuvieron condicionadas y permeadas por el poderío
paramilitar, en la mayoría de los casos con avenencia de los funcionarios pú-
blicos de turno.

El siguiente es un breve recuento de quienes fueron señalados por parapolí-


tica que salieron a la luz pública:

1. Luis Albero Murgas, exalcalde de El Paso (2000), fue señalado por


alias El Tigre de haber recibido apoyo del Frente Juan Andrés Álvarez
cuando este era comandante.

2. Javier Landazábal, exalcalde del municipio de Pueblo Bello (2003),


fue señalado ante Justicia y Paz por alias Centella, de ser aliado de los
paramilitares a tal punto de haber colaborado en actividades delicti-
vas. En 2014 Landazábal se entregó a las autoridades.

3. Ciro Pupo Castro, exalcalde del municipio de Valledupar (2004) y


primo de alias Jorge Cuarenta, fue señalado de hacer aportes a los pa-
ramilitares desde su administración. Pupo Castro no fue vinculado
a ninguna investigación de parapolítica, pero sí fue condenado por
otros delitos relacionados con delitos ocurridos durante su mandato.

Sobre la vinculación de Ciro Pupo Castro, se supo que su elección


se dio durante el auge del paramilitarismo y fue controversial por su
cercanía con su primo Rodrigo Tovar Pupo, Jorge Cuarenta, coman-
dante del Bloque Norte. Durante la alcaldía de Pupo Castro hubo es-
cándalos en torno al mal manejo del erario, por lo que en 2008 fue
inhabilitado y destituido por la Procuraduría General de la Nación y
en 2010 condenado a prisión por irregularidades en la celebración de
contratos. Con respecto a la parapolítica, fue señalado por alias Cen-
tella, del Frente Mártires del Cesar:

335
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Con relación a CIRO PUPO CASTRO, ex alcalde de Valledupar, informó el


postulado que es primo del comandante RODRIGO TOVAR PUPO, y que
realizaba los contactos con el grupo armado por intermedio de ALVARITO
PUPO a efectos de tratar lo relacionado con los aportes de la Alcaldía de
Valledupar que eran recibidos por el paramilitar GIOVANNYS WALDIR
USTARIZ MARTÍNEZ. (Tribunal Superior Distrito Judicial de Barranqui-
lla - Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, 2017, p. 92)

4. Marcos José Gutiérrez Cianci, exalcalde de Pelaya (2004), fue señala-


do por la Fiscalía de aliarse con alias Omega y alias Harold, del Frente
Resistencia Motilona. Con base en las pruebas relacionadas, Gutié-
rrez Cianci fue condenado por la Fiscalía por cargos de concierto para
delinquir agravado.

5. En el municipio de Astrea, tres exalcaldes fueron señalados: Gari-


baldi López Acuña (2002), Jaime Sajonero Pallares (2005) y Edgar
Orlando Barrios Ortega (2007). Estos exalcaldes fueron sindicados
y condenados a seis años de prisión por el delito de concierto para
delinquir agravado por el apoyo a grupos paramilitares.

En el caso específico del municipio de Astrea, diferentes administraciones


fueron materia de investigación por los vínculos con el Bloque Norte. Dentro
de las acciones llevadas a cabo por el grupo estuvieron: 1. Injerencia del grupo
en el manejo de las decisiones tomadas desde las alcaldías. 2. Cooptación de
recursos públicos. 3. Involucramiento de funcionarios públicos en actuacio-
nes ilegales durante sus mandatos. 4. Injerencia del grupo en nombramientos
de funcionarios quienes actuaron en concordancia con el bloque. 5. Coopta-
ción del hospital del municipio, que además proveía medicamentos y prestaba
atención médica a los paramilitares.

Frente a estos hechos, en el periódico El Pilón se indicó que el Juzgado Oc-


tavo Penal del Circuito Especializado de Bogotá determinó que las alcaldías
mencionadas trabajaron de manera coordinada con el Bloque Norte y los con-
denó por los delitos de concierto para delinquir agravado y apoyo a los grupos
paramilitares. En la misma sentencia se condena a Numa Pompilio Cortez
Mendoza34 por secuestro, desplazamiento forzado, amenazas y concierto para
delinquir (El Pilón, 2012).

34 Numa Pompilio Cortéz Mendoza llega al municipio de Astrea como conductor de la ambulancia.
Posteriormente, se convirtió en el jefe político de las autodefensas en Astrea, y en tal condición se en-
cargó de temas logísticos que iban desde citar a los dirigentes políticos a encuentros clandestinos con
comandantes, hasta indicar a la población por quién debían votar durante las elecciones.
336
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

La información consignada se constató en relatos del MNJCV, que eviden-


ciaron información sobre la situación del municipio.

Entr.: Y ese período (...) en el Cesar, Astrea, el tema de la parapolítica fue de


mucho renombre (…) Y hubo alcaldes condenados. ¿Qué pasó en ese mo-
mento con el tema de la parapolítica?, ¿quiénes estuvieron involucrados?,
¿cómo funcionó eso? ¿Qué pactos se hicieron?
Edo. 2: Después de este alcalde, del alcalde actual que tenemos hacia atrás
todos eran paramilitares. Todos, todos. Todos tenían… todos, todos, todos
tenían… tienen nexos con ellos. Tienen, no es que tenían, [sino] que tienen,
y tienen sus grupos, y por eso uno no se atreve ni de a hablar a favor ni en
contra de ninguno en una plaza pública, al menos para oxigenarle la cam-
paña a un candidato que simpatice con uno, que uno le mire sus programas
de Gobierno y (…) valga la pena decir algo a favor de él; no, uno siente te-
mor, porque al rato lo llaman, [le dicen:] bueno, deja… te vas de ahí, deja de
estar[te] subiendo ahí porque te vamos… ya tú sabes lo que te puede pasar.
El otro político que no está de acuerdo con el que… que esté con el pueblo.
(CNMH, MNJCV, 2013, 3 junio)

Un relato dio información sobre la parapolítica en el municipio de Astrea:

Entr.: Y, por ejemplo, en ese período ya el tema de la parapolítica, que Astrea


fue un caso muy conocido, ¿qué conoce sobre la parapolítica aquí? ¿alcaldes,
concejales que, de pronto, hubo algún pacto entre ellos y el Bloque Norte?
Edo.: Aquí se dice que hubo un pacto, sí, aquí se dice que… (...) Aquí
lo que se dice es que hubo unos acuerdos de unos grupos políticos con
los paramilitares, donde le dijeron: hoy va usted, pasado mañana de
usted pasa… después sigue usted y después va… Y así colocaron cua-
tro alcaldes consecutivamente, que fueron ellos (…) el acuerdo que
hicieron, fueron [para] cuatro alcaldes, tres alcaldes consecutivos, y
esos tres alcaldes fueron consecutivos. Sí, hubo esos acuerdos. Al pa-
recer sí los hubo, porque es el común de lo que la gente dice, y es tanto
que aquí hay alcaldes que están… fueron procesados por parapolítica.
Hay alcaldes, al parecer, también, que hay candidatos y alcaldes que
fueron alcaldes en su tiempo, que les tocó, incluso, girarle plata al que
estaba en la cárcel paramilitar para que el paramilitar que está en la
cárcel no hablara, [para que] no los denunciara. Entonces, se dice que
administrativamente ellos les pasaban, como quien dice, la extorsión
que aquel de la calle para mantener a aquel en la cárcel. Es lo que
comúnmente la gente del común dice, o lo que están metidos en la
parte política, sino que nadie se atreve, porque es soga para su cuello.
(CNMH, MNJCV, 2017, 27 junio)

337
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Senado de la República

En el departamento del Cesar el Bloque Norte llegó al punto de incidir sobre la


elección de senadores y representantes a la cámara, los cuales llegaron al Con-
greso de la República patrocinados y avalados por la estructura y fungieron
en beneficio de esta. Los efectos del aparato político aparecieron reflejados “en
las sentencias emitidas por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia y Jueces Penales del Circuito Especializados, en contra de congresistas
y ex gobernadores de la Costa Norte” (Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Bogotá - Sala de Justicia y Paz, 2011).

De tal modo que en el Cesar hubo importantes personalidades a las que


se les demostró vínculos con actores armados, a continuación se men-
cionan cuatro senadores relacionados con la parapolítica: Álvaro Araujo
Castro (2002); Álvaro Araujo Noguera (2003); Miguel Villazón (2003) y
Mauricio Pimiento (2006).

Álvaro Araujo Castro

Álvaro Araujo Castro es hijo de Álvaro Araujo Noguera, los dos son expar-
lamentarios vinculados con la parapolítica. Estos casos fueron mencionados
por alias Centella, exparamilitar del Frente Mártires del Cesar, quien en ver-
sión libre mencionó:

En alusión a ALVARO ARAUJO CASTRO, ex senador de la República,


adujo el postulado HERNÁNDEZ SÁNCHEZ que aquel se reunió con los
comandantes “Treinta y Nueve” y alias “Jorge Cuarenta” en el año 2003,
con el último en la finca La Chona del Corregimiento La Mesa (Valledu-
par), desconociendo los temas tratados en esa reunión, y que para la prime-
ra reunión el señor ARAUJO CASTRO llegó a la reunión con el señor SAN-
TANDER MEJÍA, quien era el encargado del cobro a los contratistas de la
Administración Pública. En referencia a ALVARO ARAUJO NOGUERA,
padre de ALVARO ARAUJO CASTRO, sostuvo el postulado que era amigo
del comandante “39”, y los observó reunidos a finales del 2003. También
afirmó HERNÁNDEZ SÁNCHEZ que él acompañó al señor ARAUJO
NOGUERA a mirar una finca de propiedad de la señora NANCY LOPEZ
DE RUSO que estaba en venta. (Tribunal Superior Distrito Judicial de Ba-
rranquilla - Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, 2017, p. 90)

Sobre Araujo Castro, la Corte Suprema de Justicia en sentencia condenato-


ria incluyó en sus fundamentos que el excongresista se alió con el Bloque Nor-
te para alcanzar una curul para el periodo 2002–2006. En la sentencia se con-

338
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

firmó que Jorge Cuarenta dio el aval al excongresista y apoyó su candidatura.


La sentencia agrega que además del proselitismo político a favor de Araujo
Castro, se llevaron a cabo acciones intimidatorias contra otros aspirantes y
contra la comunidad, para asegurar los votos a favor de Araujo Castro. Y la
Corte halló pruebas suficientes para demostrar su relación con el Bloque Nor-
te y confirmar su colaboración con las pretensiones de controlar los espacios
de la vida regional e incidir en las decisiones políticas. De esta manera, el 18
de marzo de 2010 la Corte Suprema de Justicia de Bogotá condenó a Álvaro
Araujo Castro a 112 meses de prisión por concierto para promover grupos
armados al margen de la ley y determinador de constreñimiento al sufragante.

Mauricio Pimiento

En sentencia del 16 de mayo de 2008 la Corte Suprema de Justicia halló cul-


pable a Mauricio Pimiento Barrera por los delitos de concierto para promover
grupos armados al margen de la ley y determinador de constreñimiento al
sufragante, y lo condenó a 7 años de prisión. La Corte sustentó su acusación
tomando como base el denominado pacto G-8, orientado a favorecer los re-
sultados electorales de Pimiento. Se comprobó la intervención de Jorge Cua-
renta en las iniciativas políticas del departamento. Y los soportes documen-
tales determinaron las alianzas de Pimiento con el Bloque Norte para poder
mantener su posición en el Senado, llegando a ser uno de los candidatos más
votados. Los paramilitares presionaron a las personas para votar por él.

Al respecto alias Centella dijo: “Con relación a MAURICIO PIMIENTO, ex


senador de la República, indicó que se reunió con el comandante RODRIGO
TOVAR PUPO alias “Jorge Cuarenta” entre marzo del año 2003 y abril de
2004 en la Finca La Chona en el Corregimiento de La Mesa (Valledupar)”
(Tribunal Superior Distrito Judicial de Barranquilla - Sala de Conocimiento
de Justicia y Paz, 2017, p. 89).

Sobre el exsenador un firmante del MNJCV aseguró:

Entr.: Pero Mauricio Pimiento también era para senador.


Edo.: Sí, (...) también se le… hicieron votar por él. Y ese era… los políticos
más reconocidos de la costa (…).
Entr.: Entonces también Pimiento, Álvaro Araujo Castro… ¿les decía: vayan
y díganle a la gente…?
Edo.: Sí, o sea, era eso: que toca votar por él. Cuidado que van a comprar
votos, cuidado que van a… que al que conozcan que está comprando votos
va pa’l piso. Que tienen que votar es por él porque ese es el futuro del Cesar,
de Colombia. (CNMH, MNJCV, 2018, 20 julio)

339
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Cámara de Representantes

El dominio del Bloque Norte se consolidó de manera autónoma en las altas esferas
del poder, y la Cámara de Representantes fue uno de los espacios desde donde se
contribuyó para favorecer las determinaciones políticas y expansionistas del gru-
po, a partir de la toma de decisiones sobre proyectos legislativos, su facultad para
elaborar leyes, el control sobre la organización territorial y su cercanía del aparato
político–administrativo del Estado. Esto explica la importancia de la cooptación
de este espacio púbico. De ahí que los paramilitares tuvieron vínculos con varios
congresistas durante el período 2002–2006, quienes se relacionaron con el grupo
y buscaron sus propios beneficios. Los representantes a la Cámara con vínculos de
parapolítica fueron: Miguel Ángel Durán Gelvis (2002), Pedro Mudvi Arangüena
(2002), Jorge Ramírez (2002) y Alfredo Cuello Dávila (2003).

Alfredo Cuello Dávila

La trayectoria política de Alfredo Cuello Dávila derivó de una herencia políti-


ca que viene de su padre, Manuel Germán Cuello. Hizo parte de la Cámara de
Representantes en el periodo de 2002 y reelegido en 2006. Es uno de los polí-
ticos relacionados con los paramilitares y fue mencionado en la sentencia del
Frente Mártires del Cesar, donde se indicó que, Ape Cuello, como es conoci-
do, se reunió con el comandante alias Treintainueve, a comienzos de 2003, en
la finca ubicada en el corregimiento de La Mesa (Valledupar) para agradecerle
por los favores recibidos por parte de este comandante. Asimismo, la senten-
cia indica que Ape Cuello visitó la finca otras veces (Tribunal Superior Dis-
trito Judicial de Barranquilla - Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, 2017).

Miguel Ángel Durán Gelvis

Hizo parte de la estrategia paramilitar para las elecciones parlamentarias de


2002, fue la fórmula a la Cámara que acompañaría a Mauricio Pimiento (Se-
nado). Sus vínculos con los paramilitares provenían de su relación con un
comandante paramilitar. Aunque Durán estuvo sindicado por nexos con los
paramilitares, siete meses después de su captura fue dejado en libertad. En
sentencia contra alias Centella se menciona:

En cuanto a MIGUEL ANGEL DURAN GELVIS, representante a la Cáma-


ra, y a CARLOS REYES, Gerente del Incoder del Cesar, mencionó el postu-
lado que la colaboración que recibía el grupo con ocasión de la asignación
de tierras por parte del señor CARLOS REYES se debía a que MIGUEL
DURAN GELVIS se lo ordenaba por cuanto era cuota de él. Además, sostu-
vo HERNÁNDES SÁNCHEZ que el señor DURAN GELVIS fungía como

340
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

contacto con el comandante paramilitar GIOVANNYS WALDIR USTA-


RIZ MARTINEZ, quien era su cuñado. (Tribunal Superior Distrito Judi-
cial de Barranquilla - Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, 2017, p. 90)

Gobernaciones

Conforme a lo documentado por organismos de investigación y según evi-


dencias encontradas, el desarrollo del plan político del Bloque Norte incidió
hasta en los niveles más importantes de la política nacional. La organización
configuró su accionar de tal manera que logró potencializar una amplia red
con líderes políticos que ostentaron el poder nacional y que además incurrían
en el ámbito local. Un ejemplo fue las dos gobernaciones que se encontraron
vinculadas a la parapolítica.

Administración de Lucas Gnecco

Su consolidación política inicia cuando fue concejal de La Paz (Cesar), luego


fue representante a la Cámara y, finalmente, gobernador en dos períodos (1992-
1995) y (1998-2002). Durante su carrera política fue investigado, “en su segundo
periodo de elección no llegó a terminar la administración ya que recibió conde-
na de 42 meses de prisión por el hecho de constreñimiento al elector con el apo-
yo de paramilitares en su campaña de 1997, sentencia proferida por parte Sala
de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia”. (Diario del Cesar, 2019, s.p.).

Hubo varios señalamientos contra Lucas Gnecco que lo vincularon al desa-


rrollo de pactos con comandantes del Bloque Norte, por ejemplo, la sentencia
del Frente Mártires del Cesar aludió:

exgobernador del Cesar señaló HERNÁNDEZ SÁNCHEZ que efectuaba


aportes por concepto de la seguridad de sus propiedades al grupo, los cua-
les hacía a través de FEDERICO SAAD; además, sostuvo el postulado que
inclusive él recibió el pago en una o dos ocasiones y que después el señor
FEDERICO SAAD se entendía directamente con el comandante alias “39”.
(Tribunal Superior Distrito Judicial de Barranquilla - Sala de Conocimien-
to de Justicia y Paz, 2017, p. 93)

Por otro lado, en entrevistas del MNJCV se habló sobre el poder que ejerció
la familia Gnecco en la región y la forma en que se disputaron el poder político
con la familia Araújo, la cual representó otro de los poderes visibles en el Cesar.

Entr. 2: Para que en un momento estuvieran en el poder los Gnecco, en otro


momento los Araujo…

341
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: No, no… Cuarenta siempre atacó políticamente a los Gnecco. Lu-
cas Gnecco… ellos ganaban por los civiles… pero ellos… ellos… el poder
político lo tenían los Araujo. O sea… Mauricio Pimiento, él fue goberna-
dor del departamento del Cesar, ese fue postulado por las autodefensas. Y
dese cuenta de que cuando las autodefensas tomó el poder, ninguno de los
Gnecco subió a la gobernación, estaban los… siempre tenían un solo sena-
dor que era Lucas Gnecco. No… no surgían de… en la política y ellos se la
jugaron… con… con los Araujo. (CNMH, MNJCV, 2018, 20 julio)

Administración de Hernando Molina Araujo

Participó en el debate electoral de 2003 como candidato único para el cargo


y fue elegido como Gobernador del departamento del Cesar. Posteriormente,
en 2007 la Fiscalía General de la Nación le abrió investigación por el delito de
concierto para delinquir por promoción de grupos armados al margen de la ley.
Dentro de la investigación se vincularon pruebas de amenazas contra sus con-
tendientes; asesinato de un indígena kankuamo, relación con Jorge Cuarenta e
intervención de los paramilitares en varias actividades del departamento.

Con respecto a estas acusaciones, se supo que el desmovilizado Guillermo De


Hoyos, alias Memo, señaló que el exgobernador se reunió en diferentes opor-
tunidades con Jorge Cuarenta, para hacer un plan contra Cristian Moreno.35
Información señalada por una publicación de El Tiempo (2010): “Hernando
Molina se concertó con la organización criminal paramilitar, comandada por
su entrañable amigo ‘Jorge Cuarenta’ para constreñir a través de la amenaza (a)
parte del electorado en el Cesar para imponer una candidatura única”.

Una contribución voluntaria hizo alusión a la información mencionada:

Edo.: Hernando Molina, sí, que era…


Entr.: El hijo de ‘La Cacica’.
Edo.: De “La Cacica”, sí.
Entr.: Se decía que él pasaba muchas veces por Badillo.
Edo.: (...) él pasaba por allá; se veían las camionetas de ellos (…) Pero sí,
Hernando Molina sí recibió beneficios.
Entr.: ¿Recibió beneficios económicos?
Edo.: O sea, no… o sea no… [se le decía a la comunidad:] toca votar por
Fulano de Tal. Inclusive, en esa había la… una polémica porque no había
más candidatos (...). Y tocaba votar por el “sí”, por él.
Entr.: Porque… el otro candidato, ¿fue amenazado?

35 Cristian Moreno fue un aspirante a la Gobernación del Cesar, pero debido a amenazas, retiró su
candidatura dejando a Hernando Molina como único aspirante.
342
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Edo.: Sí, sí… O sea, había solo un candidato, entonces había otro candidato
que era el “no”, entonces, la bola era esa: por el “sí”, por el “sí”.
Entr.: El otro candidato era Cristián Moreno.
Edo.: Cristian Moreno, que después fue gobernador. Entonces… pero él se
retiró, a él lo hicieron retirar.
Entr.: ¿El grupo lo hizo retirar?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Y qué se escuchó? ¿Cómo fueron las amenazas a él?
Edo.: No, si eso era a voz llena. Ese man no podía estar ahí. Todo mundo
decía, todas las tropas… (…) [Decían:] que no, aquí el gobernador es Her-
nando Molina, aquí. Ese man no puede ser porque ese man ya… ya está
sindicado. (CNMH, CV, 2018, 20 de julio)

3.2.3 relaciones políticas en el departamento de la guajira

Las dinámicas geográficas, sociales y económicas de La Guajira determinaron


la dependencia a economías ilegales como el contrabando y la ilegalidad. Estas
actividades fueron el resultado de la exclusión económica, política y social
que vivió el departamento. La sociedad de La Guajira se vio involucrada de
manera directa e indirecta en todo tipo de prácticas ilegales, interiorizadas
como procesos legítimos dentro de la comunidad, pese a ir contra las normas
nacionales. “En este nivel, se establecieron una serie de valores, referentes cul-
turales y personales propios de la sociedad guajira” (Sentencia Ferney Alberto
Argumedo Torres, 2015, p. 57).

La economía y las relaciones sociales incidieron en todos los ámbitos. Es


así que, frente al tema económico, a partir de los trabajos ilícitos (contra-
bando, narcotráfico, tráfico de armas), la concentración de poder a manos
de quienes dominaban la ilegalidad, el desarrollo de nichos de violencia y
crimen organizado, surgieron nuevos actores públicos vinculados a las an-
teriores características. Estos personajes ilegales se perfilaron como líderes
políticos y sociales e incursionaron a la política a partir de alianzas con ac-
tores económicos, políticos y de la fuerza pública. Respecto de lo social, las
relaciones con los clanes, que en su mayoría eran de la comunidad wayúu,
fueron determinantes para moverse y actuar dentro de la misma comuni-
dad, por esto, se dieron a la tarea de familiarizarse y darse a conocer dentro
de la población asegurando coaliciones futuras.

De esta manera, la lógica de las relaciones del Bloque Norte, por me-
dio del Frente Contrainsurgencia Wayuu se basó en los contactos espe-
cíficos que establecieron con agentes locales, especialmente aquellos que

343
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

sustentaban algún tipo de poder, ya fuera por cuenta del contrabando o del
narcotráfico. Se debe mencionar que las alianzas entre algunos indíenas
wayúu y el grupo se materializaron de dos formas: la primera, por presión,
y la segunda, para mantener negocios económicos. En paralelo, el grupo
se interesó por las lógicas sociales de la región y se apropiaron de los valo-
res de la comunidad, lo que les permitió interferir en algunos territorios,
ganar aceptación y apoyo. Estas interacciones fueron aprovechadas por
la organización para promover sus intereses y armar redes de apoyo para
ganar poder, y “A partir de 2001, varios contrabandistas guajiros -Mario
Cotes, Luis Ángel González, Santander Lopesierra, “Kiko” Gómez Cer-
char, el “Papa” Bolívar, Víctor Ojeda e integrantes de las familias Boscan,
Mejía, Hernández y los Valdeblanquéz-, se vieron obligados a lidiar con
los paramilitares y a compartir su poder económico y militar” (Sentencia
Ferney Alberto Argumedo Torres, 2015, p. 58).

Así mismo, el proceso de expansión se robusteció con vínculos que forja-


ron relaciones directas con el poder local. En este escenario se conoció sobre
dirigentes políticos y funcionarios de diferentes cargos, quienes se benefi-
ciaron de las alianzas con los grupos armados. Se destaca que la colabora-
ción de las autoridades fue clave en el ejercicio de dominio, asentamiento y
aprovechamiento de espacios, tal y como se mencionó en la sentencia contra
alias El Tigre:

varios dirigentes políticos y algunos funcionarios del Estado se habrían


beneficiado de estas alianzas a través de la intimidación y la acción
armada de los grupos paramilitares contra la población civil, algunos
habrían presuntamente alcanzado altos cargos –“alcaldías, concejos,
asambleas municipales, gobernaciones, Congreso de la República y
otros órganos estatales” –. También se ha conocido sobre algunos polí-
ticos que desde el ejercicio de sus cargos habrían desviado dineros para
la financiación y conformación de grupos armados ilegales, a su vez
habrían filtrado información para facilitar y beneficiar las acciones de
estos grupos dentro de las que se incluyen masacres, asesinatos selecti-
vos, desplazamiento forzado, etc. (Sentencia Ferney Alberto Argumedo
Torres, 2015, p. 28)

Frente al desarrollo de los mencionados vínculos políticos, alias Pablo en


audiencia en EE. UU, resaltó:

el grupo llega a La Guajira por la relación de Jorge Gnecco y Kiko Gó-


mez, y Jorge Gnecco era miembro de las autodefensas, en el año 1999,
llega por la relación con Gnecco y Kiko Gómez para recibir este grupo,

344
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

ningún grupo llega a una zona sin que haya alguien que lo reciba, el
respaldo que tenía Kiko Gómez era la policía y ejército, él los manejaba”.
(Tribunal Superior Distrito Judicial Barranquilla - Atlántico - Sala de
Justicia y Paz, 2016b, p. 17)

El accionar del Frente Contrainsurgencia Wayúu se encaminó en áreas


específicas: la primera, dirigida a la economía social que se basó en el orde-
namiento de las economías legales e ilegales; la segunda relacionada con lo
institucional, que buscaba el surgimiento de nuevos actores políticos y la eli-
minación de la oposición y; la tercera, la burocrática-administrativa, que se
encargaba de reglamentar los alcances de las instituciones públicas respecto
de los intereses particulares (Sanguino, 2004). Un ejemplo, las estrategias de
control social y dominio territorial facilitaron los propósitos de expansión,
la imposición de un nuevo orden regional, el apoyo de redes locales, la pro-
moción de sus propios intereses y la vinculación de varios exfuncionarios
públicos, quienes fueron judicializados por parapolítica.

Se hará mención de algunos casos de parapolítica en la región, como el de


Juan Francisco Gómez Cerchar, uno de los más representativos, y que expli-
can la situación y vinculación entre entes políticos y el Bloque Norte.

Casos de parapolítica en La Guajira

Funcionarios públicos de La Guajira han sido objeto de investigaciones y al-


gunos inhabilitados y condenados por comprobarse sus vínculos con el gru-
po. Esto está relacionado con el espacio libre que dieron los dirigentes para
que el Bloque Norte cooptara instituciones, desviara recursos, usara las rentas
para su beneficio y accediera libremente a las regalías de la región. Por lo que
varios espacios políticos, entre ellos alcaldías, gobernaciones y concejos fue-
ron infiltrados y aprovechados durante varios periodos por el Frente Contra-
insurgencia Wayúu.

Sobre los casos de las gobernaciones, varios gobernadores del departa-


mento fueron investigados por parapolítica. En primer lugar, Álvaro Cue-
llo Blanchar, que fue gobernador durante el periodo 1997-2000, destituido
e inhabilitado por cinco años, acusado de celebración irregular de contra-
tos para obras públicas. La segunda mención hace referencia a Hernando
Deluque quien, a pesar de ser elegido para el periodo 2000-2003, no ter-
minó su mandato, acusado por fraude electoral y condenado por la Corte
Suprema, por contratación sin cumplimiento de requisitos legales y pecu-
lado por apropiación. En tercer lugar, José Luis González, elegido para el
periodo 2003-2005 fue destituido e inhabilitado por doce años, condenado

345
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

por la Corte por irregularidades en firma de contratos de servicios públi-


cos (El Tiempo, 2016, s.p.).

Lo anterior da un panorama sobre los vínculos que surgieron durante el


accionar de la estructura Bloque Norte y ejemplificó la manera como se in-
fluenció el espacio político y se sacó provecho de diferentes sectores estatales.
Información que se complementó a través de la mención hecha por un firman-
te dentro del MNJCV:

Entr.: ¿En cuál época escuchó usted que el grupo apoyó gobernadores en La
Guajira? ¿En qué año aproximadamente?
Edo.: Eso fue en el… como en el dos mil… como el dos mil… 2004 para el
2005 más o menos. (...) Siempre, o sea, siempre allá eran… los gobernadores
eran escogidos por ellos, o los alcaldes eran escogidos por ellos y… y se les
hacían los apoyos, en cada pueblo se hacían las pancartas y no se dejaba
pegar carteles de nadie más sino era el personaje que ellos apoyaban, y sale.
Entonces, en los pueblos se llevaba eso a cabo, o sea, no se dejaba pegar
pancartas de nadie más y… solo del gobernador que ellos elegían y… y la
gente tenía que votar por ellos porque no sabían de más números ni nada.
(CNMH, MNJCV, 2018, 20 julio)

Juan Francisco Gómez Cerchar

Su primer cargo político fue durante 1993 y 1994 como Concejal de Barran-
cas, en 1994 se lanzó a la alcaldía y fue electo hasta 1997, luego reelegido para
el período 2001 a 2003.

Gómez Cerchar, o Kiko, fue señalado de vínculos con el Bloque Norte y


de pertenecer a una banda liderada por Marcos Figueroa, alias Marquitos,
narcotraficante de la región. En la Revista Semana, en el artículo “Negocia-
ción con los paras”, Gómez Cerchar: “acusado de tener vínculos con el con-
trabando, el tráfico de gasolina y el narcotráfico”. Y puntualiza que “Gómez
era uno de los jefes del contrabando en La Guajira que fue contactado por el
Bloque Norte de las Autodefensas para que compartiera el poder y el nego-
cio” (Semana, 2005, 2 de octubre).

Posterior a la desmovilización del Bloque Norte, varios excomandantes para-


militares dan información detallada de la cercanía de Gómez Cerchar con estos
grupos. Información que se ratificó en la sentencia contra alias El Tigre: “A par-
tir de 2001, varios contrabandistas guajiros -Mario Cotes, Luis Ángel González,
Santander Lopesierra, “Kiko” Gómez Cerchar, el “Papa” Bolívar, Víctor Ojeda
e integrantes de las familias Boscan, Mejía, Hernández y los Valdeblanquéz-, se

346
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

vieron obligados a lidiar con los paramilitares y a compartir su poder económi-


co y militar” (Sentencia Ferney Alberto Argumedo Torres, 2015, p. 30).

Dentro del MNJCV se citó la siguiente información:

Entr.: ¿Qué nombres que te acuerdes de ellos?


Edo.: Pongamos la mayoría de gente que están presos ahorita, de los nombres
no me acuerdo muy bien, de las caras sí me acuerdo, el gobernador actualmen-
te de La Guajira. Claro y era uña y mugre, ahora que se las quiere tirar de santo,
pero, eso es una porquería a la primera, pero ese man sí tuvo… le decían Kiko
Gómez, ese tiempo era Kiko Gómez, el alcalde de Barrancas, Guajira; bueno
él iba a reuniones con todo y tenía gente armada y todo bajo el mando de él y
decían los paraquitos, no tenían que ver nada con nosotros, pero…
Entr.: ¿En qué campañas fueron?
Edo.: Hubo una para la gobernación creo que fue, eso fue antes de Uribe,
o en el Magdalena y una en La Guajira que fue un… ay yo no me acuerdo
cómo se llama, fue un, como indio que hubo en la gobernación de la Gua-
jira. Esa también influimos nosotros, influimos bastante en esa y pa go-
bernaciones de Kiko Gómez. Para la gobernación no, para la alcaldía de…
Entr.: Para la Alcaldía de Barranca.
Edo.: Ahí inducimos, ahí sí inducimos como unas dos veces. (CNMH, MN-
JCV, 2013, 29 julio)

En 2013 la Corte Suprema de Justicia ordenó su captura y en 2017 fue sen-


tenciado a 55 años, acusado de múltiples homicidios, concierto para delinquir
con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y concierto para delinquir
con el grupo ilegal de Marcos Figueroa.

En el departamento se dieron otros casos de parapolítica, que salieron a la


luz pública en versiones libres de paramilitares, dentro de estos se mencionan:
Cielo Redondo Mindiola, alcaldesa de Uribia en 2001 y Daisy Hernández de
Fernández, alcaldesa de Maicao en 2005. Este escenario es el resultado de las
estructuras políticas configuradas por el Bloque Norte, la materialización de
la ilegalidad, el clientelismo y la soberanía alcanzada por la alianza entre el
poder local y los paramilitares.

3.2.4 relaciones políticas en el departamento de magdalena

Históricamente el departamento del Magdalena tuvo importante influen-


cia de familias tradicionales que, gracias a su poder adquisitivo, a la pose-
sión de tierras y al desarrollo de actividades comerciales legales e ilegales,

347
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

crearon bases económicas que incidieron de manera determinante en el


ámbito político. A partir de esto, “los factores dinero- política se consoli-
daron como la principal herramienta de acceso al poder” (Misión de Ob-
servación Electoral, s.f., s.p.), y este último constituyó un elemento clave
para la organización del departamento.

En consonancia, la aparición del Bloque Norte surgió como una convo-


catoria de poderosos terratenientes para reforzar la seguridad y dar orden
en la región. Además de permitir un nuevo orden, dio lugar al desarrollo
de un proyecto regional orientado a ganar espacios, entre ellos el espacio
político, el cual, finalmente, le otorgó a la organización reconocimiento y
control dentro del territorio.

En la fase de expansión, el Bloque Norte contó con el apoyo de diferentes


sectores que permitieron su posicionamiento, permanencia y crecimiento;
“tanto las oportunidades estables como las coyunturales fueron relevan-
tes para afirmar la acción de un grupo en un territorio determinado. La
influencia de aliados en el desarrollo de estos grupos fue un factor esen-
cial” (Álvaro, 2008, p. 289), por esto, las élites, en especial las económicas
y políticas, surgieron como referentes importantes en los nexos de estos
sectores con el Bloque Norte. Tal y como lo indicó una sentencia del Frente
William Rivas:

el crecimiento exponencial no se dio de manera autónoma o indepen-


diente, sino que, como lo ha enseñado el Proceso de Justicia y Paz, es-
tuvo afincado en pactos con dirigentes políticos, miembros de la fuerza
pública y de organismos de seguridad del Estado, empresarios y comer-
ciantes, de las zonas donde ejerció influencia ese grupo ilegal. (Tribunal
Superior Distrito Judicial de Barranquilla - Sala de Conocimiento de
Justicia y Paz, 2017a, p. 64)

Así, las alianzas entre el Bloque Norte y la clase política generaron un cam-
bio en el panorama de la región, y tuvieron implicaciones que alteraron el
orden local y nacional. Las principales características de la parapolítica en el
Magdalena fueron: 1. Los nexos con actores políticos facilitaron la interven-
ción del Bloque Norte en las dinámicas políticas de la región y, por tanto, la
intromisión del grupo en el manejo de recursos. 2. El Bloque Norte y los polí-
ticos establecieron una división territorial que les permitió focalizar el poder y
asegurar los resultados de sus aliados electorales. 3. El grupo favoreció a algu-
nos clanes políticos y a adeptos de su proyecto paramilitar y estos aseguraron
la intromisión del grupo en asuntos públicos (contratos, entidades, institucio-
nes nacionales). 4. Una de las estrategias del grupo fue desplegar acciones de

348
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

violencia contra todo el que se opusiera a sus objetivos, y lograron la captura


de gran parte de los espacios de representación política.

El vínculo entre los dos actores fue el eje de las relaciones políticas de la
región, de ahí derivaron diferentes factores que demostraron la conveniencia
y favorecimiento que se presentó a partir de estas alianzas. Entonces, desde la
perspectiva de los actores políticos, los beneficios recibidos se tradujeron en
el éxito en las urnas, el apoyo económico y logístico durante las campañas.
Un relato del MNJCV contó cómo se desarrollaron dichas vinculaciones y los
compromisos que asumieron las partes.

Edo.: Una vez fue un candidato a la… a la alcaldía y le dijo a Hernán


Giraldo: esto, como aquí en el río Buritaca se necesita hacer un puente
para acceso de los otros campesinos al producto, yo te aporto el puente
con la condición de que me colabores con los votos. Entonces Hernán
Giraldo le dijo que sí. Hernán Giraldo hizo una reunión con todos los
presidentes de las veredas…
Entr.: ¿Quién era este político?
Edo.: No me acuerdo ahorita cómo es el nombre del político ese.
Entr.: ¿Pero era candidato a qué?
Edo.: A la alcaldía de Santa Marta. Hernán Giraldo habló con todos
los presidentes de las veredas y les dijo: mire, necesito que apoyen a
tal candidato. Los presidentes regaron la… la información. (...) Hernán
Giraldo … iba a por un puente, porque como él tiene una finca al otro
lado del río, entonces él vino a invertir una plata para hacer el puente,
para él poder tener acceso…
Entr.: ¿Entonces el candidato le dijo: yo le pongo el puente?
Edo.: Es correcto…Entonces vino el candidato y le dijo: si usted me…
vea, yo le hago su puentecito ahí, la demora es que yo sea alcalde y yo le
hago su puente, pero necesito que me colaboren y me apoyen pa’ poder
yo ser alcalde. Entonces Hernán Giraldo le dijo a los… a todos los pre-
sidentes de las veredas que pa’ que apoyaran a ese candidato. (CNMH,
MNJCV, 2016, 17 de mayo)

Por tanto, se entendió que los pactos o acuerdos estipulados entre para-
militares y funcionarios públicos se dieron bajo compromisos puntuales
y objetivos específicos para capturar el poder. Para ello, una de las estra-
tegias del grupo fue reconfigurar el territorio y abrir un espacio que le
permitiera la participación directa en las decisiones de la región. El Bloque
obtuvo tanto poder que logró inmiscuirse en decisiones importantes del
departamento; por ejemplo, llama la atención que durante la incursión de
los paramilitares en la región se crearon de nueve municipios entre 1999

349
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

y 2000. Según el informe Magdalena Volver a Nacer en Nuestras Tierras:


Historias de Lucha y Resistencia Campesina, la creación se debió al inte-
rés del bloque por la concentración de tierras y las alianzas con entidades
estatales, como notarías públicas y el Incora, que terminaron al servicio
de Jorge Cuarenta (Corporación jurídica Yira Castro, 2018, p. 37). En con-
secuencia, los nacientes municipios segregados de otros existentes fueron:
Pijiño del Carmen, El Retén, Sabanas de San Ángel, Concordia, Algarrobo,
Zona Bananera, Santa Bárbara de Pinto, Nueva Granada y Zapayán. Este
antecedente demostró la estrategia del bloque para reordenar el territorio,
concentrar la tenencia de tierras y lucrarse de rentas públicas.

Con el fin de indagar sobre los nexos mencionados, se hace referencia a las
alianzas que se hicieron en la región y que fueron determinantes para corro-
borar el dominio y la intromisión del grupo en el ámbito político.

Pactos políticos en el Magdalena

Pacto de Chibolo

Fue el primer pacto conocido, se llevó a cabo en el corregimiento de la Es-


trella, municipio del Magdalena, el 28 de septiembre de 2000. Se supo que
fue convocada por Neyla Soto Ruíz alias Sonia o La Sombrerona, quien era
encargada de las relaciones públicas del bloque (Corporación jurídica Yira
Castro, 2018). “A este lugar acudieron diferentes personalidades del ámbi-
to político, tanto candidatos como líderes de la región, se sabe que asistie-
ron alrededor de 1000 personas, y se selló de manera formal una alianza
entre más de 400 políticos” (Corporación jurídica Yira Castro, 2018, p. 34),
dentro de los cuales estuvieron 15 de los candidatos que estarían apoyados
por el Bloque Norte.

La reunión se llevó a cabo en el marco de la creación del movimiento


Provincia Unida por una mejor Opción de Vida, apoyado por Jorge Cuaren-
ta. Este movimiento sacó un comunicado a la opinión pública que anunció
sus decisiones en torno a las elecciones. La intención de esta reunión fue
decidir qué personas serían apoyadas por la organización en su aspiración
para cualquiera de los cargos públicos de elección popular. Sobre dicha re-
unión la Sentencia del Tribunal Superior Distrito Judicial de Barranquilla,
Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, 2017a, contra el Frente William
Rivas, aludió:

En Chibolo (Magdalena) se realizó una reunión entre dirigentes políti-


cos y líderes paramilitares el 28 de septiembre de 2000, a la cual asis-

350
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

tieron aproximadamente 395 personas y como conclusión se arribó a


un pacto político paramilitar conocido ampliamente como “El pacto
de Chibolo”, reunión que estuvo presidida por “Jorge Cuarenta” y alias
“Doña Sonia” 150, en el que se optó por apoyar a candidatos a la gober-
nación del Magdalena, representantes a la Cámara, senadores, alcaldes,
concejales, etc., y se definió quién sería el candidato a la Gobernación
del Magdalena entre José Domingo Dávila Armenta y José Alfredo Or-
dóñez, resultado favorecido el primero de los mencionados, luego de
una votación interna que se efectuó en ese momento”. (Tribunal Supe-
rior Distrito Judicial de Barranquilla - Sala de Conocimiento de Justicia
y Paz, 2017a, p. 64)

Así mismo, los asistentes adquirieron compromisos para desarrollar una


integración político regional, y se decidió sobre los aspirantes a las alcaldías.
La ejecución de este pacto permitió la elección de candidatos de los munici-
pios de Plato, Tenerife, Pedraza, Chibolo, Nueva Granada, Ariguaní, Remo-
lino, Sabanas de San Ángel, Zapayán, Salamina, Pivijay, Concordia, Cerro de
San Antonio, Algarrobo y El Piñón.

Pacto de Pivijay

Este pacto fue firmado en el municipio con el mismo nombre, el 22 de no-


viembre de 2001. Además de ser avalado por el comandante Jorge Cuarenta,
también lo fue por importantes personas de la región que sumaban un núme-
ro cercano a 400 personas. La reunión surgió de la necesidad de crear alianzas
de mayor impacto regional, que contuvieran estrategias relacionadas con la
política nacional.

Los compromisos con la causa política avalada por el comandante del Blo-
que Norte, Jorge Cuarenta, fueron asumidos por varias personas reconocidas,
como Dieb Maloof Cuse, candidato al Senado y José Gamarra Sierra,36 can-
didato a la Cámara. La candidatura de ambos fue respaldada por el Bloque
Norte, bajo la condición de que posterior a su elección debían retribuir de
manera justa el apoyo recibido.

36 José Rosario Gamarra Sierra en 2002 hizo parte de la Cámara de Representantes por el de-
partamento del Magdalena; tuvo vínculos con el Bloque Norte. El CNMH menciona que en esta
región, Jorge Cuarenta constituyó el Movimiento Provincia Unida, con una fuerte retórica an-
tipolítica, y con él diseñó una estrategia de creación de distritos electorales para que todos sus
aliados resultaran elegidos al Senado y a la Cámara de Representantes (CNMH, 2018). Gamarra
aceptó los cargos y se acogió a sentencia anticipada.
351
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Pacto de El Difícil

Esta alianza se llevó a cabo a comienzos de 2003, en una finca cercana a


El Difícil (Magdalena), tuvo como fin convocar a diferentes actores políti-
cos, entre ellos alcaldes y concejales electos, además de aspirantes para las
siguientes elecciones (2004-2007). El objetivo de la reunión fue establecer
pautas para consolidar el poder acaparando la mayoría de los cargos polí-
ticos. Mediante este pacto se definió, por ejemplo, que Trino Luna Correa
sería el candidato a la gobernación y que el departamento del Magdalena
se dividiría en cuatro zonas de control paramilitar (Corporación Jurídica
Yira Castro, 2018, p. 34).

Casos de parapolítica en Magdalena

Al permitir a los diferentes actores dominantes acceder al poder de manera


local y nacional, la parapolítica otorgó al Bloque Norte y a sus antecesores la
posibilidad de incursionar y aprovechar todas las circunstancias estratégicas
de la zona para supeditar las situaciones políticas a su antojo, lo que se tradujo
en un mayor alcance de sus objetivos y mayor consolidación.

Una contribución voluntaria del MNCV ejemplificó la forma en que Her-


nán Giraldo como comandante del Frente Resistencia Tayrona y Jorge Cua-
renta comandando el Bloque Norte, tuvieron injerencia sobre las elecciones
de la región a cambio de beneficios para la organización:

Entr.: ¿Y cómo fue el acuerdo con Gnecco?


Edo.: Con Gnecco… Digamos, es que ahí había dos cosas primero. Lo pri-
mero era [que] cuando estaba Hernán Giraldo, el grupo del Frente Resis-
tencia Tayrona, que se ofrecían votos a cambio de cosas muy ínfimas, abso-
lutamente pequeñas, no eran cosas así como de, como de gran valor: bueno,
nosotros le vamos a poner quinientos votos, mire esta vereda por ejemplo,
le puede poner quinientos votos, pero entonces colabóreles a ellos con un
transformadorcito, póngales un transformadorcito, se les dañó. [Respon-
día:] yo se los pongo.
[Le decían:] aquí háganos este puentecito, así sea en madera, pero há-
ganlo. Este tipo de cosas. [Decía:] listo, no hay problema. Entonces se
ponían los votos. Cuando llegó el Bloque Norte, Jorge Cuarenta, ya te-
nía algo, tenía estructurado absolutamente todo. Y tenía estructurado
absolutamente todo, que él se daba el lujo de buscar los candidatos, les
decía: usted va pa’ la gobernación y usted va pa’ la alcaldía. Si usted va
pa’ la Gobernación, usted me tiene que dar el sesenta por ciento de las
regalías de esto, me va a adjudicar estos contratos, me va a dar el setenta

352
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

por ciento de la salud, de ese setenta por ciento usted se queda con un
diez por ciento y el otro sesenta viene para acá. O sea, todo. Nosotros lo
vamos a montar como alcalde o como gobernador, pero aquí está el lis-
tado de todo lo que usted nos tiene que dar. Esto es lo que entra por re-
galías, esto es lo que entra por educación, esto es lo que entra por salud.
O sea, tenía absolutamente todo. (CNMH, MNJCV, 2013, 9 septiembre)

Las alianzas políticas de la región fueron actos esenciales que reafirmaron


el control de la organización en el territorio y le permitieron establecerse como
un poder local y regional. Sobre los candidatos beneficiados por dichos pac-
tos, se supo que ejercieron sus funciones para favorecer al grupo y se valieron
de las estrategias determinadas para ceder el control de las administraciones
municipales al Bloque Norte. A continuación, se relacionaron los casos más
relevantes de la parapolítica en el Magdalena.

Tabla 3. Casos de parapolítica en la Gobernación del Magdalena

Nombre del Cargo que Información sobre los señalamientos


dirigente desempeñó de vinculación
MIGUEL Gobernador Fue representante a la Cámara en 1974, 1978
PINEDO y 1982, senador en 1986 y gobernador en 1992
VIDAL por el movimiento Moral, con personería
jurídica propia, articulado al Partido Liberal.
En 2006 es elegido nuevamente como Senador y
llega a ser presidente del Congreso; se vinculó al
partido Cambio Radical luego de su separación
del Partido Liberal. Su hijo, Miguel Pinedo
Campo, aprovechó el capital político de su
padre al ser diputado del departamento; sin
embargo, sería José Pinedo, su sobrino, quien se
proyectaría como heredero del capital político
de la familia. Fue condenado a 9 años de prisión
por parapolítica al ser señalado con nexos con
el Bloque Resistencia Tayrona.
JUAN Gobernador Fue diputado, gobernador del Magdalena
CARLOS y congresista. También fue viceministro
VIVES del interior en el primer mandato del
MINOTTI expresidente Álvaro Uribe, además de director
de Estupefacientes. Elegido Gobernador del
Magdalena en el periodo 1998-2001. En 1997
organizó un plebiscito en el momento que
Hernán Giraldo es puesto en prisión y logra
que lo liberen. En 2005 fue sancionado por
la Procuraduría General de la Nación por
irregularidades en un contrato.

353
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

JOSÉ Gobernador Fue representante a la Cámara y gobernador


DOMINGO del departamento en 2000 por una coalición
DÁVILA entre el movimiento Moral, el Partido Liberal
ARMENTA y el Partido Conservador. A “Chelo”, como
se le conoció, la Corte Suprema de Justicia
lo condenó a 7 años y 6 meses de prisión por
cargos de concierto para delinquir agravado,
dada su participación en el llamado Pacto de
Chivolo; además fue señalado por Hernán
Giraldo como aliado electoral.

TRINO Gobernador Fue gobernador, representante a la Cámara,


LUNA Senador y Embajador en República
Dominicana; su madre, Nubia Correa fue
alcaldesa de El Banco y luego representante
a la Cámara. Esto, junto con su trayectoria
de más de 20 años en política, le mereció
a Trino Luna el apodo del ‘Delfín del Sur’.
Perdió la gobernación en 2000 con Chelo
Dávila. Se emparentó con los Dangond de
Ciénaga y fue seguidor de Horacio Serpa en
ese periodo. En 2003, como candidato único,
fue elegido a la Gobernación de Magdalena y
fue el primer gobernador confeso condenado
por sus vínculos con la parapolítica, aliado
de Hernán Giraldo y Jorge Cuarenta. Fue el
principal impulsor del puerto carbonífero
de Palermo en el municipio de Sitio Nuevo,
iniciativa altamente cuestionada por el
impacto ambiental sobre el Parque Nacional
Natural Isla de Salamanca. En marzo de
2007 fue capturado y luego condenado a tres
años y ocho meses de cárcel por concierto
para delinquir agravado por vínculos con
paramilitares. La sentencia fue rebajada a
dos años y siete meses por buena conducta.
Mientras estuvo en La Picota, su secretario
privado, Omar Díaz Granados, heredó su
fuerza política y subió a la gobernación,
ganándole por casi 20.000 votos a José Luis
Pinedo Campo, miembro de una de las
más poderosas familias políticas samarias.
Además del guiño de Luna, Diaz Granados
tenía el respaldo de los exsenadores Luis
Vives Lacouture y Jorge Luis Caballero,
también presos por parapolítica.

Fuente: CNMH - DAV con información de procesos judiciales y prensa local.

354
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Tabla 4. Casos de parapolítica en el Senado

Nombre del Cargo que Información sobre los señalamientos de


dirigente desempeñó vinculación
JORGE Senador Fue elegido Senador para el período de 2002. Para
DE JESÚS 2010 la Corte Suprema de Justicia lo condenó por
CASTRO vínculos con paramilitares. En primer lugar, Jorge
PACHECO Castro figuró como uno de los firmantes del Pacto
de Pivijay, en el cual se acordó una lista al Senado
que sería apoyada por los paramilitares. Por otra
parte, la Corte confirmó la relación de Castro con
Rafael García, exjefe de informática del DAS, quien
sería el contacto de los paramilitares en dicha
entidad.
LUIS Senador Fue Senador para el periodo de 2002. Fue uno de
EDUARDO los firmantes de los pactos de Chibolo y Pivijay;
VIVES además fue señalado por Rafael García (exdirector
LACOUTURE de informática del DAS y testigo de la infiltración
del paramilitarismo) como uno de los candidatos
al Senado que habrían sido apoyados por el
Bloque Norte para representar al departamento
del Magdalena. Por ello, fue condenado por
concierto para delinquir y fraude electoral.
SALOMÓN Senador Tuvo una larga carrera política en el
DE JESÚS departamento del Magdalena, así como una
SAADE importante participación en distintas entidades
ABDALA en el sector privado. Durante el periodo de 1970
– 1972 fue alcalde del municipio de Aracataca;
más adelante, entre 1978 y 1980 diputado de la
Asamblea Departamental del Magdalena; años
más tarde, fue elegido representante a la Cámara
durante tres periodos consecutivos, desde 1990
hasta 2002, para luego convertirse en Senador de
la República durante el periodo 2002 a 2006.
En 2008 la Procuraduría lo destituyó e
inhabilitó por 20 años por nexos con grupos
paramilitares en el departamento del
Magdalena. En la investigación se determinó
que participó en la promoción y auspicio del
Bloque Norte, grupo del que se benefició para
obtener su curul para el periodo 2002 – 2006.
Así mismo, este político fue mencionado por
Rafael García, exjefe de informática del DAS, en
sus declaraciones sobre parapolítica.

Fuente: CNMH - DAV con información de procesos judiciales y prensa local.

355
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Tabla 5. Casos de parapolítica en la Cámara de Representantes

Nombre del Cargo que Información sobre los señalamientos de


dirigente desempeñó vinculación
GUSTAVO Cámara de Fue representante a la Cámara de 2002 a
RAFAEL OROZCO Representantes 2003, durante la licencia no remunerada
JARABA de José del Rosario Sierra Gamarra.
En abril de 2016 la Sala de Casación
Penal de la Corte Suprema ordenó su
detención por el delito de concierto
para delinquir por su relación con el
Bloque Norte. Orozco figuró como
uno de los firmantes y beneficiarios del
Pacto de Pivijay.

JOSÉ ROSARIO Cámara de Recibió apoyo del Bloque Norte y fue


GAMARRA Representantes firmante del Pacto de Pivijay, en el
SIERRA que uno de los acuerdos fue que la
reposición de votos de este candidato,
junto con la reposición otorgada a la
candidatura de Dieb Maloof, sería
usada para una obra que debiera
realizarse en alguno de los municipios
del Magdalena, con el fin de generar
la legitimación del grupo armado en el
departamento. Fue señalado de brindar
apoyo político, económico y social a la
estructura.

ALFONSO Cámara de Fue elegido a la Cámara de


CAMPO Representantes Representantes por el Magdalena
ESCOBAR en 2002. Este excongresista fue
mencionado por el exjefe de informática
del DAS, Rafael García, como alguien
muy cercano a Chepe Barrera. Además,
se vio beneficiado de acuerdos entre
políticos y paramilitares para que
se diera una repartición electoral
en municipios de la costa Caribe,
siendo uno de los firmantes del
Pacto de Ralito. Fue sindicado de
constreñimiento al elector, concierto
para delinquir agravado y alteración de
resultados electorales.

356
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

PEDRO MIGUEL Cámara de Fue representante a la Cámara en 2002.


PEÑALOZA Representantes En 2013 fue capturado y condenado a
LONDOÑO cinco años y seis meses por el delito
de concierto para delinquir por nexos
con el entonces comandante alias Don
Antonio. Fue señalado de promocionar
el FJPD. Alias Don Antonio declaró
su cercanía al excongresista y aseguró
que en varias ocasiones se reunieron
en un apartamento de propiedad del
exrepresentante ubicado en el Rodadero
(Santa Marta), donde pactaron alianzas
políticas y electorales para su campaña
al congreso. Así mismo, aseguró que
en varias ocasiones Pedro Peñaloza
“Utilizaba su calidad de congresista
para desplazarnos a ‘Gonzalo’ y a mí,
de Cartagena a Barranquilla, o de
Barranquilla a Santa Marta en vehículos
de él, pero utilizando el carné del
Congreso”.

SERGIO Cámara de Representante a la Cámara en el periodo


DIAZGRANADOS Representantes 2002, al ocupar la quinta posición en
GUIDA el departamento y conseguir la última
curul disponible, en unas elecciones
reconocidas por la intervención del
paramilitarismo.

JORGE LUIS Cámara de Su carrera política inició a principios


CABALLERO Representantes de los años noventa cuando fue elegido
concejal de El Piñón entre 1990 y
1992 por el Partido Conservador.
Luego fue diputado de la Asamblea
Departamental. En 2002 fue elegido
representante a la Cámara. Participó
de los pactos de Pivijay y El Difícil,
este último con el objetivo de lograr el
control paramilitar en la gobernación
del Magdalena y en 29 alcaldías de
este departamento. Algunas versiones
indican que tenía relación cercana
con alias El Canoso y con Sonia La
Sombrerona.

Fuente: CNMH - DAV con información de procesos judiciales y prensa local.

357
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Tabla 6. Casos de parapolítica en las alcaldías del Magdalena

Nombre del Cargo que Información sobre los señalamientos de


dirigente desempeñó vinculación
CARMEN Alcalde Señalada de haber tenido relaciones
CECILIA políticas con el Bloque Norte, en tanto que
CASTRO recibió apoyo de Jorge Cuarenta para lograr
PACHECO su elección en 2001 como alcaldesa del
municipio de Ariguaní, Magdalena. Además,
mientras desempeñaba el cargo, figuró como
una de las firmantes del Pacto de Pivijay.
HUGO Alcalde Alcalde de Santa Marta en dos oportunidades,
GNECCO en ambas con periodo inconcluso por orden
ARREGOCÉS judicial. Huyó a Venezuela, de donde fue
pedido en extradición y condenado a diez años
de prisión por un millonario desfalco cuando
se desempeñaba como alcalde de la capital
del Magdalena. En los años 2001-2003 este
exalcalde de Santa Marta “desfalcó a la ciudad
por más de 5.000 millones de pesos” (2,26
millones de dólares). El exalcalde también es
sobrino de Lucas Gnecco, exgobernador del
Cesar (1998-2000) y Pepe Gnecco, exsenador
de la República y hermano de Flor Gnecco,
senadora en 2000. Fue condenado a nueve
años de prisión por los delitos de prevaricato y
celebración indebida de contratos.
KARELLY Alcalde Fue elegida alcaldesa del municipio de Fundación
PATRICIA para el periodo 2001-2003. Durante la ejecución
LARA VENCE de su cargo sostuvo reuniones en Monterrubio
con distintos integrantes del Bloque Norte que
le brindaron apoyo para legitimar su mandato,
como consecuencia de que varios concejales
de Fundación amenazaran con denunciar
irregularidades en la suscripción del contrato
con el consorcio Unión Temporal Trian para
el recaudo de impuestos, del que se presume
era propietario Trino Luna, exgobernador
del Magdalena y también condenado
por parapolítica. Posteriormente, elegida
Representante a la Cámara por el Magdalena,
en el periodo de 2006 – 2010. En 2009 la Corte
Suprema de Justicia la condenó a 6 años de prisión
por nexos con paramilitares, en la sentencia se
establece la relación que tuvo con el comandante
del Frente William Rivas, Carlos Tijeras, y con
Edgar Córdoba Trujillo, alias Cinco Siete.

358
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

RAMÓN Alcalde Fue alcalde del municipio de Pivijay durante


PRIETO JURE los periodos de 2002-2006 y 2008-2011. Para su
primer periodo electoral, contó con la ayuda
del Bloque Norte para ser electo. En versión
libre, Edmundo Guillén, alias Caballo, afirma
que el apoyo se llevó a cabo por medio de la
marcación de tarjetones a su favor por parte de
miembros de la estructura armada. Además,
se le conoce como uno de los firmantes del
Pacto de Pivijay. Aparece como beneficiario
del despojo de varias haciendas y fincas (entre
estas Los Patos) en el municipio de Remolino,
las cuales fueron despojadas a través de ventas
bajo presión, amenazas y legalizaciones con
notarios. Este exalcalde se desmoviliza del
Bloque Norte con el rol de colaborador.
JOSÉ Alcalde Fue alcalde de la ciudad de Santa Marta entre
FRANCISCO 2003 y 2007. Su confesión la hizo al acogerse a
(CHICO) sentencia anticipada por los delitos de concierto
ZÚÑIGA para delinquir agravado y constreñimiento
al sufragante. Hizo parte de los candidatos
promovidos por el Bloque Resistencia Tayrona y
el Bloque Norte en el Pacto de El Difícil, del que
se elegiría gobernador a Trino Luna. Esposo
de la actual gobernadora del departamento,
Rosa Cotes, y de quién se dice que era el poder
financiero detrás de la alcaldía de Zúñiga.

CARLOS Alcalde En versión libre, Edmundo Guillén, alias


ALFONSO Caballo, afirma que apoyó a este político por
SEVERINI medio de la marcación de tarjetones a su favor
por parte de miembros de la estructura armada,
dentro de su aspiración a la alcaldía de Pivijay,
Magdalena en 2004.

NAZLY Alcalde Elegida en 2004 como alcaldesa de


ZAMBRANO Algarrobo. Capturada el 18 de septiembre
GUETTE de 2006 y condenada por parapolítica. Era
la esposa del ganadero y empresario Darío
Laino, –con quien fue capturada– del que
se dice fue colaborador del paramilitarismo
en la región. En un informe del CTI aparece
en una reunión con un congresista y otros
paramilitares, hablando sobre la intención de
asesinar a una fiscal, pero él lo impide por las
consecuencias que podría tener”.

Fuente: CNMH - DAV con información de procesos judiciales y prensa local.

359
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

3.3 Relaciones del Bloque Norte con otros actores

Hubo relaciones entre el Bloque Norte y otros actores que respaldaron la


estructura, por tanto, al hablar de otros actores se hará referencia a aque-
lla parte de la comunidad que por afinidad a los ideales paramilitares o
por sujeción, se relacionaron de manera voluntaria con estos. A partir de
lo anterior, se identificaron tres grupos de actores que sostuvieron algún
tipo de relación y fueron receptivos con los razonamientos de la estruc-
tura paramilitar, estos fueron: (a) iglesias y comunidades religiosas, (b)
figuras de reconocimiento público y (c) algunos sectores de la sociedad. Se
analizarán los contextos que posibilitaron estas relaciones y los motivos
de los mencionados actores para apoyar y avalar los objetivos del Bloque
Norte. También se examinará el interés del grupo armado por lograr un
acercamiento con estos sectores y se expondrán algunos casos encontra-
dos dentro del MNJCV que ejemplifican el apoyo y la manera en que se
dio esta vinculación.

Las relaciones y vínculos que sostuvo el Bloque Norte con diferentes acto-
res (económicos, políticos y fuerza pública) que se dieron mediante planes y
acuerdos mutuos durante los procesos de incursión y expansión del grupo ar-
mado (1996-2002), representó una estrategia paralela al control militar. En esa
estrategia, el acercamiento con las comunidades les permitió intervenir en las
diferentes regiones, cuyos vínculos y asociaciones en ocasiones se dieron de
manera espontánea. De tal modo que los paramilitares encontraron aliados
que apoyaron sus pretensiones y respondieron a sus ordenanzas y acuerdos,
lo que permitió que actuaran bajo la tolerancia y promoción de estos grupos
específicos de la población.

3.3.1 relacionamiento con actores sociales

Bajo el discurso y las estrategias denominadas antiinsurgentes, los paramilita-


res lograron injerencia en diversos ámbitos como el político, el económico y el
social, y esto fue determinante a la hora de obtener control y fortalecerse en las
diferentes regiones. El acercamiento de los paramilitares con algunos sectores
de la población fue significativo, porque fueron usados como apoyo para sus
estrategias, como instrumento para la ejecución de acciones y como marco de
apoyo frente a oponentes de su discurso. Entonces, el respaldo de estos grupos
de la sociedad les permitió a los paramilitares contar con una base importante
de aliados de los diferentes sectores, posibilitándoles consolidar su presencia
territorial y la instauración de un orden social que les otorgó intervención en
las dinámicas de las comunidades.

360
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

En varios escenarios judiciales se destacaron las relaciones del Bloque Norte


con actores no considerados políticos, económicos o pertenecientes a la fuerza
pública. También, se supo de sectores de la sociedad en varios departamentos
que compartieron afinidad con el discurso de la estructura, e incluso apo-
yaron públicamente sus acciones, sin que esto derivara en una investigación
penal. Estas opiniones favorables hacia el grupo armado se encontraron en
escenarios no judiciales, como es el caso del discurso rescatado del texto Lí-
branos del bien, del escritor Alonso Sánchez Baute, que contextualizó la visión
positiva que algunos pobladores, principalmente en el departamento del Ce-
sar, tuvieron sobre Jorge Cuarenta:

(Jorge) Cuarenta se convirtió en nuestro mayor héroe cuando nos devolvió


la tranquilidad edénica, cuando se encargó de proteger nuestras propieda-
des. No me abras los ojos de esa manera. ¿Acaso tú compartes la opinión de
los cachacos que no entienden lo que sucedió en estas tierras? No desconoz-
co que la principal causa de admiración es porque Cuarenta nos permitió a
los ricos seguir siendo ricos. ¡Pero es que ese no es ningún pecado! Pecado
lo que hizo la guerrilla, que pretendió destruir lo que bien hemos construi-
do. Es más, no te diré que admiro a Cuarenta. Te diré que admiro la manera
como Cuarenta enfrentó a esos bellacos y nos ayudó a conservar lo que nos
pertenece… Oye esto: los héroes de hoy no salvan patrias. Los héroes de
hoy son aquellos que nos ayudan a conservar la Patria. Y esa Patria la man-
tenemos los que tenemos dinero. Por eso los héroes de hoy son los que nos
ayudan a ser más ricos, a llegar más lejos. Cuarenta es mi héroe porque yo
quiero lo que todo el mundo quiere: dinero. (Sánchez Baute, 2008, p. 271)

La influencia paramilitar también incidió en la formación de una am-


plia red de apoyos materializados a través de un discurso que fue “el eje
constitutivo de toda interacción social, para ejercer un poder” (Pérez,
2016, p. 217), a través del cual se cambiaron las apreciaciones, los ideales
de la comunidad y se promovió un tipo de filiación y consentimiento con
los propósitos del grupo armado.

En este contexto, los paramilitares forjaron relaciones con individuos que


ejercían algún liderazgo o gozaban de algún reconocimiento dentro de la so-
ciedad y por medio de ellos promovieron espacios para interactuar y desarro-
llar actividades en pro de la comunidad. Jorge cuarenta señaló ante la Corte
Suprema de Justicia que: “se llevaron a cabo unos “talleres de trabajo” o “co-
munales” que le permitirían a las comunidades luchar “por la reconstrucción
o construcción de sus sueños como sociedad (…) no eran otra cosa sino la
reunión con mucha gente de las regiones para intercambiar ideas” (Corte Su-
prema de Justicia, Proceso 26470, 2008, s.p.).

361
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En respuesta al apoyo recibido por diferentes sectores sociales, los parami-


litares se valieron de su posición para promover proyectos de salud, mejorar
la infraestructura de las escuelas, realizar actividades deportivas, construir
carreteras, promover eventos sociales como fiestas y reuniones etc. Estas ac-
tuaciones en beneficio de algunas comunidades estimuló la percepción de la
población frente al accionar del grupo armado, así lo mencionó Hernán Gi-
raldo Serna, quien sostuvo que “la comunidad no sólo lo percibía como un
jefe paramilitar, sino también como un líder comunitario, específicamente, el
de mayor notabilidad en la Sierra Nevada de Santa Marta” (Corte Suprema de
Justicia, Proceso 26470, 2008, s.p.). Así mismo, se conoció que José Gregorio
Mangones Lugo, alias Carlos Tijeras, “desarrolló actividades sociales y comu-
nitarias en la zona geográfica donde permaneció (construcción de parques
y puentes, instalación de redes eléctricas, etc.)” (Corte Suprema de Justicia,
Proceso 26470, 2008, s.p.).

3.3.2 comunidades locales

El Bloque Norte aprovechó el aparente vacío Estatal de algunas comuni-


dades para forjar relaciones, “por tanto ganó capacidad para imponer re-
glas a la población” (Agencia Presidencial para la Acción Social y para la
Cooperación Internacional, 2009, s.p.). En este contexto los paramilitares
asumieron oficios de administración de justicia, lo que derivó en el res-
paldo de algunos sectores de la población intervenidos, “con ello lograron
situarse en la cúspide de la pirámide social y subordinaron a los dirigentes
sociales y políticos a sus proyectos (…)” (Agencia Presidencial para la Ac-
ción Social y para la Cooperación Internacional, 2009, s.p.). Esto, a su vez,
les permitió ganar cierto protagonismo en decisiones sobre seguridad y
orden, en especial al impedir las incursiones guerrilleras en los territorios,
situaciones que con posterioridad crearon un ambiente de aceptación táci-
ta por parte de algunos sectores de la comunidad.

Entr.: ¿Pero sí había personas que voluntariamente lo hacían? O sea, ¿les


parecía bien, o daban porque querían apoyar la causa…?
Edo.: Sí, como que... Ajá. Como la guerrilla estaba… había hecho tan-
to daño y… usté’ sabe que la guerrilla dizque está apoyando al pueblo, y
mira… mira el pueblo, destruyendo torres y todo eso. Entonces, ellos se
sentían como agradecidos porque el ganado ya no se les estaba perdiendo,
porque la guerrilla no estaba todo el tiempo fregando ahí. Entonces, me
imagino que fue por eso, por agradecimiento, ¿no? [Decían:] no, que va-
mos a regalar una novilla pa’ que se lo coman los sujetos. Cualquier cosa.
(CNMH, MNJCV, 2013, 13 de agosto)

362
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Por otro lado, el control paramilitar en los territorios terminó por incidir en
sectores de la población, quienes por miedo, omisión o aceptación respaldaron
indirectamente el accionar del Bloque Norte. Algunos delitos o violaciones a
los derechos humanos cometidos por los paramilitares fueron justificados y
hasta puestos en duda por sectores de la comunidad, quienes acarrearon la
culpa del crimen sobre la víctima.

Entr.: ¿La gente tenía una relación de aceptación con… con los paramilitares?
Edo.: Sí, normal, listo. Sí, normal. Había patrulleros como si hubiera
cualquier… No pasaba nada. [Decían:] ay, que mataron a Fulano. [Pre-
guntaban:] ¿qué hizo? ¿por qué lo…? por algo lo mataron. Esa era la
respuesta de la gente, no era por más nada. No cuestionaban… no cues-
tionaban los paracos de…
Entr.: ¿Nunca se organizaron para oponerse, para resistir…?
Edo.: Nada, nada. Porque si decían: mataron a…, [preguntaban:] ay, ¿por
qué?, [respondían:] porque robó, [decían:] ah, él se lo buscó. Ahí tenían la
excusa perfecta: él se lo buscó. (CNMH, MNJCV, 2013, 13 de agosto)

La existencia de vínculos entre algunos sectores de la sociedad con el


Bloque Norte se materializó por medio de mecanismos de colaboración
que se dieron gracias a la adaptación que tuvo la comunidad con la presen-
cia paramilitar. En respuesta los paramilitares favorecieron estos sectores
de la población con el fin de mantener su proceso expansión e influir en
las regiones donde se presentó este fenómeno. Esta afinidad y apoyo se
debieron a factores como el vacío institucional y las acciones emprendi-
das por los paramilitares para combatir a los grupos guerrilleros que les
generaron una especie de mérito y favorecimiento en ciertos sectores. En
paralelo, el miedo, la imposición de normas, las condiciones sociales y de
seguridad fueron elementos que repercutieron en la aceptación y adapta-
ción de la comunidad sobre el accionar paramilitar.

3.3.3 iglesias y comunidades religiosas

El Bloque Norte ejecutó una estrategia de control en algunas comunidades e


iglesias cristianas y católicas por medio de los líderes religiosos, quienes, por
convencimiento, afinidad de pensamiento o simple cooptación terminaron
incidiendo en sus feligreses para que respaldaran acciones de la estructura.
El Bloque Norte aprovechó la influencia y representatividad de los líderes re-
ligiosos y su capacidad para elaborar mensajes amplios y convincentes en la
comunidad; replicaban este mensaje para extender su dominio y ampliar su
autoridad en algunos territorios.

363
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En este contexto, el Bloque Norte se valió de diferentes acciones y ac-


tividades para ganar confianza de la población. Jorge Cuarenta reconoció
que “se desarrolló un trabajo consistente en la construcción de carreteras,
puentes, colegios y hospitales que contó con un acompañamiento espi-
ritual por parte de las “iglesias tanto católicas como cristianas”” (Corte
Suprema de Justicia, 2008, s.p.). Bajo estas dinámicas la comunidad notó
cómo los paramilitares realizaron mejoras en el pueblo y en la iglesia e
intervinieron hasta en la organización de fiestas, auspiciadas por ellos.
En algunos casos, el bloque patrocinó colectas para esas actividades, que
parecieron voluntarias.

Edo.: Pues, en el tiempo de J diez, J diez hacía reuniones que (...) no era obligato-
rio, sino que… que… quien quería aportar para de pronto… para hacer fiestas,
por ejemplo, una fiesta de… el mes de diciembre (…) toda la comunidad aporta
para tener un buen grupo de música o… ¿sí me entiende? (…) O pa’ adornar
las calles. En eso aportaba el (…) se reunían con la población y aportaban. Que
para las iglesias, [decían:] no, que mire, vamos a arreglar la iglesia.
Entr.: ¿El grupo se relacionaba con los párrocos para los arreglos en la iglesia…?
Edo.: Sí. (...) Pa’ los arreglos, pa’… (CNMH, MNJCV, 2013, 13 de agosto)

Estas relaciones de confianza derivaron en que muchos seguidores religio-


sos se hicieron colaboradores y se desempeñaron como informantes. Esto fue
aprovechado por el grupo paramilitar como ventajas estratégicas y para el
control sobre la comunidad.

Eda.: Los de la Iglesia Pentecostal también. Antes no había Iglesia Pentecos-


tal, fue cuando llegó el grupo de los paramilitares que empezaron a llegar
los primeros grupos. El primero que llegó fue un pastor de la iglesia esa. Y
después se pobló la…
Entr.: ¿Llegaron adónde?
Eda.: A Palomino. De la iglesia.
Entr.: ¿Iba mucha gente de… que se metió a la iglesia?
Eda.: Sí. ¡Uf!
Entr.: ¿Y ellos tenían, entonces, relación cercana?
Eda.: Sí.
Entr.: ¿Estos eran informantes?
Eda.: Sí, los de la iglesia sí.
Entr.: ¿Y de qué otras formas colaboraban con el grupo?
Eda.: Bueno, que yo sepa, la información.
Entr.: ¿Ellos señalaban gente?
Eda.: No dejarían de señalar, porque ellos les daban información a los del
grupo. (CNMH, MNJCV, 2013, 13 de agosto)

364
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

3.3.4 figuras de reconocimiento público

Las relaciones de comandantes del Bloque Norte con figuras de recono-


cimiento público existieron, estos nexos fueron públicamente reconoci-
dos y algunos casos terminaron en investigaciones por entes judiciales.
Uno de los casos conocidos fue el del cantante vallenato Diomedes Díaz,
quien enfrentó problemas judiciales en 1997 por la muerte de una joven
llamada Doris Adriana Niño. Luego de ser condenado por el delito de
homicidio, huyó, estuvo prófugo y protegido por integrantes del Bloque
Norte, así lo afirmó una publicación del periódico El Tiempo (2015):
“Según inteligencia militar, el paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, ‘Jorge
Cuarenta’, fue quien protegió al cantante vallenato Diomedes Díaz en
la región de Badillo, estribaciones de la Sierra, durante el tiempo que
permaneció en la clandestinidad” (El Tiempo, 2015). Con posterioridad
se conoció que uno de los predios del cantante ubicado en la Jurisdicción
de Badillo, Cesar, resultó siendo un inmueble despojado por los parami-
litares en 2002. Debido a esto el “Tribunal Superior de Cartagena que or-
denó restituir esas tierras a reclamantes que hacen parte de un grupo de
desplazados por la violencia paramilitar en el Cesar” (El Heraldo, 2018).
Situación que cuestionó la cercanía y los favores que recibió Diomedes
Díaz de parte de paramilitares.

Otro cantante vallenato que presuntamente tuvo relaciones con el bloque


fue Tomás Alfonso “Poncho” Zuleta, investigado por presuntos nexos con pa-
ramilitares del Bloque Norte en 2010. La investigación surgió luego de que ex-
paramilitares “confesaron en versión libre que el cantante mantuvo reuniones
con dirigentes paramilitares” (El Mundo, 2010); por otra parte, fue pública-
mente conocido el episodio en el que Zuleta mostró apoyo a los paramilitares
durante una presentación en el municipio de Astrea, Cesar, en el que hizo una
dedicatoria en la que afirmó:

¡No joda! Viva la tierra paramilitar, de los paracos.


¡No joda! Estamos en Astrea, me hace acordar Astrea a San Ángel (munici-
pio del Magdalena) / Mi tierra, allí también hay paracos…

Así mismo, la cercanía entre Zuleta y los paramilitares les permitió hacer
negociaciones con beneficios mutuos. Según versiones libres de Justicia y
Paz de los desmovilizados alias Cocoliso, Tatú y Centella, el cantante Zuleta,
quien presuntamente compartió círculos sociales con el comandante Jorge
Cuarenta, también “mantuvo reuniones con dirigentes paramilitares en La
Mesa, una población cercana a Valledupar, capital del Cesar, para concre-
tar la colaboración. También, que se encontraron en la finca ‘Las Tamacas’,

365
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

propiedad del cantante, para los mismos fines” (El Mundo, 2010). Por estos
señalamientos la Fiscalía Quinta Especializada de Valledupar dictó orden
de captura contra Zuleta, pero la investigación no prosperó. En una con-
tribución voluntaria, el firmante relató sobre los beneficios que recibió el
cantante con la adquisición de tierras.

Edo.: (...) volvemos al señor Zuleta, porque muchos pequeños parceleros


alrededor de su finca fueron intimidados, y obligados casi, que a vender, no
en la proporción de lo que costaba la hectárea de tierra en su momento, sino
por debajo de lo que realmente era el valor; y posteriormente esas tierras
terminaban siendo sumadas al entorno y al territorio que tiene el señor
hoy, Zuleta; entonces, uno por ahí también saca conclusiones de que hay
como esa complicidad. O sea, yo intimido, obligo, pero el beneficiario es
un tercero. Entonces sí, aquí se dio también el despojo de tierras. Es más,
uno de los señores que, en el día de ayer, el señor de Arjona, Galván, a él le
quitaron la parcelita, para acá, para los lados de Santa Cecilia. Él tuvo que
irse, porque alrededor de él mataron dos parceleros, él tenía su pequeña
parcelera, y tuvo que irse salvando su vida.
Entr.: Y fueron, digamos, cercanos, a la finca esa de Poncho, que es una
gran extensión…
Edo.: Sí, alrededor de la finca de Poncho se han dado ese… la región se
llama Todos Los Santos, pero allá hay veredas dizque La Salcita, La Puerta,
y si tú entras a la zona, a preguntar, a averiguar, todo el mundo dice: yo le
vendí a Poncho. Pero la gente a veces por miedo no te dice los motivos. Y
no… yo diría que no les vendieron, mal vendieron, en la forma en que…
bajo la presión, bajo la amenaza. Nosotros pegamos también a Santa Ana,
San Ángel, que es aquí ya pegado al Difícil, por ahí también expropiaron
tierra. Así que también hubo fenómeno de expropiación de tierra aquí.
Aparte de la masacre, de las muertes selectivas de líderes, la expropiación
de tierras también se dio, disfrazada, disimulada, como la quieran llamar,
pero se dio. (CNMH, CV, Estrada, 2017, 14 de agosto)

Otros relatos del MNJCV también expusieron esta vinculación e hicieron


referencia a los lazos de amistad entre el cantante con paramilitares:

Entr.: Usted era prácticamente una de las manos derechas de… de Chitiva,
venía con él a Valledupar. ¿Cuántas veces vino usted con él a Valledupar?
Entrevistado.: Como cuatro veces, vine cuatro veces.
Entr.: ¿A qué venía Chitiva a Valledupar?, ¿qué hacía?
Edo.: Íbamos a Sagrario… a reunirse con [apodo] Poncho.
Entr.: ¿Se reunía con Poncho Zuleta?
Edo.: Sí, se reunía con él.

366
CAPÍTULO III. CONSOLIDACIÓN Y RELACIONAMIENTO
DEL BLOQUE NORTE CON ACTORES EN LOS TERRITORIOS

Entr.: ¿Y cómo era esa relación con Poncho?


Edo.: Bien, como amigos. (...) Yo… yo venía con él, llegábamos a Sagrario,
ahí… llegábamos y… llegábamos ahí, él venía y llamaba a Poncho [Zuleta],
decía que estaba ahí, Poncho decía: no, ya voy. Entonces le decía: bueno, yo
voy a salir un momentico. (CNMH, MNJCV, 2013, 13 de agosto)

Zuleta no solo se benefició de la amistad con los paramilitares para evitar el


pago de vacunas por sus tierras, sino que se valió de homenajes y dedicatorias
para no hacer retribuciones exigidas por el grupo armado.

Entrevistado.: De eso también se hacía. Y, lo de la… lo de las cuotas a los fin-


queros. Los finqueros todo… habían unos que pagaban por meses, unos cada
seis meses… a según como tuviera la… la cuota… Y… ellos negociaban. Según
como tuviera la cantidad de tierra y la cantidad de recursos él decía: te doy
tanto. Ya. (…) hay veces que el que tenía más, pagaba lo… un año… lo que le
tocaba. Y todo el mundo pagaba. El único que no pagaba era Poncho Zuleta.
Entr.: Y ¿por qué no pagaba?
Edo.: Porque era tramposo. Pero el único que no pagaba era Poncho Zuleta.
Él decía que él no pagaba y que tales, que… y… entonces, que él no pagaba;
y Diomedes una vez intentó… dizque con canciones, que… por ejemplo,
un saludo: fulano, que tal, pero no decía ni el nombre… concreto. Hay una
canción (...) que dice: “A puro Paisita, A puro Paisita”. Menciona las hijas
del Paisa, las hijas, y cuando dice: “A puro Paisita, lo está saludando (...).
Entonces, ese saludo le costaba cinco millones [de pesos]. Cinco millones
[de pesos]. O una complacencia o un saludo… entonces ahí, arreglan… por
los negocios que él tenía. (CNMH, MNJCV, 2013, 13 de agosto)

Tras lograr acogimiento entre los sectores poblacionales citados, los para-
militares obtuvieron mayor potestad para actuar conforme a sus objetivos y
facilidades para apropiarse de algunas dinámicas de las comunidades.

3.3.5 consideraciones finales

Las relaciones que se dieron entre el Bloque Norte con ciertos sectores de la
sociedad se caracterizaron, por un lado, por el apoyo derivado de sectores
de la población próximos a los objetivos de la estructura paramilitar que por
afinidad avalaron y fueron permisibles con su presencia en los territorios. De
otro lado, se identificaron sectores sociales que por temor y presión admitie-
ron y consintieron el accionar del grupo. Al establecer cercanía con estos sec-
tores de la población, los paramilitares lograron mayor capacidad de control y
dominio sobre los diferentes territorios.

367
CAPÍTULO IV
COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES
ECONÓMICAS

La consolidación de un proyecto armado de la magnitud del Bloque Norte no


solo dependió de factores sociales y políticos, sino que también necesitó de
un motor económico que le permitiera subsistir. Esos factores tienen un lugar
fundamental para comprender el accionar y las relaciones que configuró esta
estructura armada, además del papel que jugaron los sectores económicos en
la promoción de hechos violentos, violaciones a los derechos humanos y al
DIH, que terminó legitimando a los grupos paramilitares que operaban en los
departamentos de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena.

Este capítulo explora cada una de las formas de financiación relevantes para
el funcionamiento del Bloque Norte, al interior de las zonas en cuestión. Se
observarán los casos de sectores económicos legales como la minería, la gana-
dería, las palmeras y conglomerados agroindustriales, y comercio de produc-
tos, principalmente los hidrocarburos.

Posterior al financiamiento proveniente de sectores legales, el capítulo pro-


fundizará en las rentas que provenían de economías ilegales, como el nar-
cotráfico, el contrabando de gasolina y la malversación de recursos públicos
a partir de la cooptación de instituciones. Se amplía lo relacionado con los
desfalcos a sectores como: salud, educación, bienestar familiar y administra-
ciones locales –entre los que se cuenta la ejecución presupuestal de obras de
infraestructura–. Cada escenario tiene un comentario final alrededor de las
formas concretas de alimentar económicamente al Bloque Norte.

369
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Por último, se elaboran conclusiones que apuntan a una visión global del
aparato financiero que permitió que el grupo a cargo de Rodrigo Tovar Pupo,
alias Jorge Cuarenta, operara con tanta comodidad y sembrara terror y vio-
lencia a lo largo del Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena. Asimismo, se
analiza cómo ese aparato se articuló o chocó con las estrategias financieras de
las Autodefensas Campesinas del Magdalena y La Guajira (ACMG), a cargo de
Hernán Giraldo, alias El Taladro, y Los Cheperos.

La expansión del paramilitarismo en la región, como ya se ha mencio-


nado, inició en dos lugares: Cesar y Magdalena. La entrada del fenómeno,
que después se consolidaría como Bloque Norte, contó, principalmente,
con el apoyo de ciertos grupos económicos locales, los cuales auspiciarían
el recién gestado proyecto paramilitar, proveniente de la Casa Castaño,
que tendría a cargo Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge Cuarenta. La diná-
mica de la incursión inicial en el departamento del Cesar y Magdalena
implicó que grupos de paramilitares provenientes de Córdoba y Urabá, co-
nocidos como las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU)
entraron en contacto con personas de las élites del departamento y crearon
una alianza para darle vida al proyecto de las AUC y del Bloque Norte en
la costa norte del país. Estas primeras incursiones contaron con apoyo fi-
nanciero de fuentes legales e ilegales, las cuales alimentaron y sostuvieron
al bloque en los años de incursión y consolidación.

4.1 Fuentes legales de financiación

4.1.1 minería y paramilitarismo

El año 1998 parece ser importante en la consecución de recursos para el na-


ciente Bloque Norte. En ese año es que empieza a ser más evidente la necesi-
dad de la búsqueda de rentas por parte de los paramilitares para sostener el
aparato armado en el Cesar. Para finales de la década del noventa, este de-
partamento no se caracterizaba por una presencia fuerte de cultivos de coca,
pero sí surgía un nuevo sector económico que tomaba fuerza, en especial en
el centro y norte del departamento: el carbón. El grupo de Jorge Cuarenta en-
contró en este escenario una oportunidad de acceder a rentas que provenían
del auge minero que se estaba dando en la región. Para lograr dicho objetivo
y, teniendo en cuenta el alcance que estaban teniendo el paramilitarismo en
departamentos vecinos como el Magdalena, el Bloque Norte comienza a tener
forma a través de la creación de grupos más localizados y territorializados,
que serían los inicios de su posterior evolución en frentes.

370
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Esta sección explora los lazos que se crearon entre la minería y la explota-
ción de carbón con el Bloque Norte en el centro del departamento del Cesar.
Por lo tanto, se observarán las modalidades a través de las cuales se dieron
estos encuentros, las estrategias para la transferencia de recursos, las presun-
tas personas implicadas y las respuestas judiciales que se han desprendido de
la vinculación entre los paramilitares y las empresas del carbón que operaban
en el departamento.

Para el caso de la zona conocida como el Corredor Minero del Cesar, y como
ya se ha mencionado, Jorge Cuarenta decide crear una estructura armada que,
con el tiempo, se conoció como el Frente Juan Andrés Álvarez (FJAA). Esta
decisión es fundamental en términos de financiación, ya que Jorge Cuarenta le
da autonomía de buscar sus propios recursos a cada una de las nuevas subes-
tructuras. Según dice El Samario, escolta de Tolemaida, comandante del Juan
Andrés Álvarez:

Ya que el Frente JAA al que yo pertenecí fue un frente que no se hizo con
el narcotráfico. (...) Tuvimos un gasto grande. (...) Y eso no lo sacamos del
comercio del pueblo ya que por el atropello que hubo, por el conflicto que
se vivió aquí en el departamento en el Cesar, estos municipios eran pobres
(...) y el comercio no valía nada. (...) Y por eso eran importante para noso-
tros esos pagos de estas multinacionales como el pago de la multinacional
Drummond al Frente. (PAX, 2014, p. 54)

En el departamento del Cesar se menciona de forma constante la relación


entre las empresas de carbón y los nuevos grupos paramilitares que se estaban
creando en el departamento.37 A pesar de esto, no es claro si la relación entre
empresas mineras y grupos paramilitares se generó desde la misma llegada de
grupos, entre 1996 y 1997; o, por el contrario, se dio cuando ya se consolidaron
en la región, que, según testimonios de exintegrantes, habría sido de manera
temprana. Para el año 1995 las empresas mineras eran víctimas de las incursio-
nes de las guerrillas que hacían presencia en el centro del Cesar, debido al cobro
de vacunas, amenazas sobre los trenes que transportaban el carbón y cuestiones
de seguridad relacionadas con la actividad económica; por lo tanto, existía una
intención de estas empresas de producir con mejores condiciones de seguridad.
Según un informe sobre la situación de las minas en el Cesar:

Los departamentos de seguridad de las empresas mineras habían estado bus-


cando estrategias para proteger sus bienes y su personal, desde el comienzo de

37 Esta información es corroborada por fuentes judiciales, como la sentencia de Salvatore Mancuso,
artículos como los de PAX Holanda y el informe sobre minería y paramilitarismo La maldita tierra,
del CNMH, consultados para la elaboración del presente informe.
371
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

sus actividades. El antiguo gerente de seguridad de Drummond, James Ad-


kins, testimonió que, en una fase muy inicial, Drummond ya había entrado
en contacto con el ejército colombiano acerca de la posibilidad de apoyar la
expansión del paramilitarismo en la zona. En septiembre de 1995, James Ad-
kins informó al director ejecutivo de Drummond, Garry Drummond, que los
soldados colombianos habían pedido dinero “para apoyar el ‘Plan Convivir,’ el
esfuerzo de los militares para formar y fundar paramilitares. (PAX, 2014, p. 46)

Por lo tanto, en 1995, un año antes de la entrada del Bloque Norte al depar-
tamento, ya se presentaban acercamientos entre el Ejército, Drummond y las
recién creadas Convivir, para que estas últimas prestaran la seguridad que la
empresa buscaba. Incluso, en el mismo informe se menciona que la guerrilla
buscaba garantizar la seguridad y dejar de atacar a las empresas; sin embargo,
la baja cantidad de hombres con la que contaban no convenció a Drummond
que era viable hacer un acuerdo con las FARC-EP.

A pesar de estos acercamientos de Drummond, la primera empresa que


buscó y consolidó relaciones con los grupos paramilitares fue Prodeco. Fue
una de las primeras empresas colombianas en realizar minería de carbón en
el Cesar, y en 1995 es comprada por la multinacional suiza Glencore. Según
cuentan paramilitares desmovilizados, el gerente de seguridad de la época,
Luis Hernando Ochoa,38 vio en la llegada de los paramilitares una opción para
alianzas de seguridad con la empresa. El testimonio de José Gelves Albarra-
cín, El Canoso, explica la situación de la siguiente forma:

En la segunda mitad de 1996, él y sus gerentes inmediatos en Prodeco, Ma-


nuel Gutiérrez y Luis Ochoa, “manejamos en una camioneta hacia una finca
llamada la Ucrania [...] Una vez que entramos, nosotros vimos aproxima-
damente a 30 personas vestidas de camuflaje quienes nos presentaron al
comandante que se hacía llamar Alias “Lucho”. Manuel Gutiérrez habló en
representación de la compañía Prodeco acerca de proporcionar a este grupo
de las AUC, cualquier ayuda que estos pudiesen necesitar. Estaba claro que
existía un vínculo directo entre la compañía y las AUC. (PAX, 2014, p. 47)

Después de dicha reunión, los principales comandantes de la Casa Casta-


ño decidieron presentarse e iniciar la relación con Prodeco dentro de la zona
misma de la mina, de acuerdo con las palabras de El Canoso. Es así como “el
helicóptero de nadie menos que Vicente Castaño, alias El Profe, comandante
de las AUC, aterrizó poco después en el sitio de la mina de Prodeco. El Cano-

38 Este señalamiento fue hecho por José Gelves Albarracín, El Canoso, en una declaración en una corte
de Estados Unidos. No hay información de una vinculación directa del señor Ochoa con el proceso
judicial, ya sea en cortes extranjeras o nacionales.
372
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

so estuvo presente en el encuentro siguiente. El Profe respondió que (...) ellos


habían hecho un análisis de la zona y que la idea era armar y equipar 200
hombres para comenzar” (PAX, 2014, p. 47). A través de distintas versiones de
comandantes como El Canoso, Tolemaida, El Tigre, la solicitud de 200 hom-
bres es un acuerdo al que llegan Prodeco y las ACCU. Inicialmente, el acuerdo
era darles equipo, manutención y sueldos a estos hombres, todo en función de
la seguridad de las minas. Existen testimonios que dicen que en esa reunión
inicial Gutierrez, el gerente de Prodeco, le hizo entrega de una cantidad consi-
derable de dinero a Vicente Castaño, con el cual comenzaría y sostendría ese
grupo que iba a proteger a la empresa.

Esto es relatado por Salvatore Mancuso en una versión libre de Justicia y


Paz, y consignado en el informe La maldita tierra:

En esa versión libre el fiscal le pidió a Mancuso claridad sobre quién propi-
ció esos acuerdos y el exparamilitar respondió que se dieron alrededor de
1997, de común acuerdo:
-[En] unos casos [los] carboneros, [en] otros casos nosotros los buscába-
mos para brindarles seguridad – sostuvo. (...) Básicamente nos contactaban
ellos mismos, [y] decían: ¿Cómo es el arreglo?, ¿Cómo pagamos? Y se hi-
cieron muchos pactos.
Mancuso también reiteró que las carboneras “pagaban unos impuestos a
cambio de seguridad”.
Dos años después, en abril de 2009, este exjefe paramilitar amplió su versión
sobre los supuestos vínculos con las carboneras y recordó que Jorge Cuarenta
lo llamó a pedirle autorización para entrevistarse con Jim Adkins.
-Era un señor norteamericano, jefe de seguridad de la Drummond, que
trabajaba, decía él, con la CIA. Se reunió con Jorge Cuarenta en la Sierra
Nevada de Santa Marta, con previa autorización que yo le doy (…) para
explorar ese tema de la financiación de Drummond a las Autodefensas,
por brindarle seguridad (…) y por los beneficios que estaban recibiendo,
porque ya no dinamitaban las vías del ferrocarril, por el transporte de las
tractomulas, por todas las cosas que se estaban dando -aseguró Mancuso
en su declaración en Justicia y Paz. (...). (CNMH, 2016, p. 58).

Otra de las empresas mineras relacionadas con estructuras paramilitares


es la empresa minera Drummond. Como resultado de la reunión entre las
ACCU y Prodeco, se le encarga a El Canoso que logre realizar algún tipo de
acercamiento con alguien de Drummond que esté interesado en un intercam-
bio entre seguridad prestada por los paramilitares y financiación del proyecto
Bloque Norte en el Cesar. Es en este punto cuando aparece el Plan Convivir
que se había mencionado en 1995, liderado presuntamente por James Adkins.

373
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Adkins, militar retirado del ejército de Estados Unidos, era el encarga-


do de la seguridad de Drummond en el Cesar, a finales de los años noven-
ta. Según El Canoso, la reunión fue en La Loma –mina más conocida de
Drummond en Colombia– donde llegaron personas de la empresa, Prodeco,
militares y representantes de las AUC. En el relato se menciona que se acor-
dó apoyar a este nuevo grupo de 200 hombres con armas y manutención,
además de darles vehículos y combustible (PAX, 2014). En 1997 ya se hace
oficial la alianza entre las AUC, militares y empresas mineras del Cesar, por
lo cual ya se consiguen los hombres para conformar la subestructura y em-
piezan a tener incidencia en el territorio.

El Canoso también declaró que la llegada y el estacionamiento de la


nueva fuerza paramilitar (un grupo de 100 hombres en enero de 1997
y un segundo grupo de 100 hombres en mayo de 1997) fueron orga-
nizados por empleados de seguridad de Prodeco y Drummond y por
los militares.

Decidieron estacionar los paramilitares en la hacienda El Silencio, cerca


de la mina de Prodeco, pero estos fueron trasladados solamente dos me-
ses después a la finca Betania, en El Copey. Una segunda base iba a ser
creada en Cuatro Vientos, cerca del pueblo de Bosconia y también cerca
de la mina de Drummond.

Con la llegada de estos 200 hombres, la violencia en los municipios cercanos a


las minas aumentó sustancialmente, según El Canoso. (PAX, 2014, p. 48)

Entonces, en esta versión, existe una relación cercana entre las empresas del
carbón y los grupos paramilitares del Bloque Norte desde 1996 y 1997, que son
los años de la incursión inicial de las ACCU a los departamentos de la costa
norte del país. En términos de financiación, según los informes mencionados,
empresas como Drummond y Prodeco jugaron un papel fundamental en el
nacimiento, incursión y consolidación de los grupos paramilitares, no solo en
el departamento del Cesar, sino del Bloque Norte en la costa norte colombia-
na; entendiendo que la entrada de las AUC a esta zona del país tuvo lugar por
los departamentos del Cesar y el Magdalena.

Con la llegada de este grupo al centro y norte del departamento comen-


zó un proceso de terror. Con fundamentos en la defensa de las empresas
mineras, de la seguridad de los territorios y de la persecución de la guerri-
lla, esta fue una estrategia que implicó múltiples violaciones de derechos
humanos en las zonas donde incursionaba. La financiación inicial entre
las mineras y los grupos paramilitares se dio a través de la entrega directa

374
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

de dineros entre personas encargadas por las empresas y delegados de los


grupos armados ilegales en las regiones, en múltiples reuniones que tenían
lugar dentro de las minas o en sus inmediaciones.

De acuerdo con el CNMH, basándose en versiones como la de Arnold:

insiste en que la primera reunión con Drummond a la que se asistió ocurrió


en 1998, en uno de los campamentos de la minera. Jorge Cuarenta habría
llegado en su carro con Orlando Dangond y dos miembros del Ejército, un
mayor y un sargento adscritos al Batallón La Popa de Valledupar.

-El Tigre nos prestó seguridad, fuimos de civil pero enfusilados, pasa-
mos por la portería, se guardaron los carros. Ellos entraron al casino y
nosotros nos quedamos esperando en el parqueadero –dice el desmovi-
lizado alias Arnold o Mario.

El encuentro habría durado dos horas y al final Tovar le comentó, con su


acento vallenato: -- La vaina va buena, no joda. Vamos a crecer más rápido
de lo que esperábamos (CNMH, 2016. pp. 59-60).

Entre 1997 y 2000 se fue construyendo una relación económica entre ambas
partes, en la que se fueron refinaron los mecanismos por medio de los cuales
se transfería el dinero de las empresas al Bloque Norte. Asimismo, la lógica
de seguridad se amplió, no solo para la defensa y seguridad de las empresas
y la línea férrea, sino que se expandió la dinámica hacia la persecución de
cualquier sector o persona que fuera señalada de tener relaciones con grupos
guerrilleros. Bajo esta dinámica es que se comienza a dar la persecución de los
sindicatos del sector minero, con el entendido de que el reclamo de condicio-
nes laborales mejores y garantías de seguridad en una actividad tan riesgosa,
estaban permeados por influencias de la guerrilla.

Según relata el CNMH, con fundamento en la información dada por


El Tigre, la relación tendría un desarrollo más tardío, ya que, según él
“[Alfredo] Araújo le dijo a él y a Jorge Cuarenta que Drummond estaba
dispuesta a financiarlos a cambio de que garantizaran “la seguridad del
ferrocarril y la operación minera”. El primer pago se habría hecho en abril
de 2000, en dos camionetas de la Drummond que llevaban tres cajas llenas
de dólares. Con este dinero, Jorge Cuarenta planeaba “reclutar, equipar y
armar a 200 hombres”” (CNMH, 2016, p. 61).

Las estrategias de financiación fueron siendo menos descuidadas y más


difíciles de rastrear. Al inicio todo fue por medio de la entrega directa de

375
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

dineros; sin embargo, con el tiempo y la gran cantidad de sumas que se


transferían, se presentó la necesidad de encontrar formas menos visibles.
Una de la más recurrente fue la entrega de contratos de alimentación en
los casinos de Drummond. Esta relación se construyó a través de Jaime
Blanco Maya y una empresa fachada que construyó para este fin. En los
testimonios de algunos comandantes relacionados con el departamento
del Cesar, se hace mención a dicha estrategia:

La Empresa de Alimentación de Blanco Maya (1996–2001) Varias declara-


ciones sugieren que Drummond canalizó una parte de su apoyo financiero
a las AUC a través del señor Jaime Blanco Maya, quien manejaba la canti-
na de la empresa Drummond. Blanco Maya mismo ha confirmado esto y
también ha testimoniado bajo juramento que estos pagos fueron hechos
a través de su empresa, ISA (Industrial de Servicios y Alimentos). Según
Blanco Maya, Drummond tenía que encontrar un método de pago para las
sustanciales transferencias mensuales a las AUC, que fuera difícil de ras-
trear. Se alega que la cuestión había sido previamente discutida por James
(Adkins) (PAX, 2014, p. 57)

Entonces se da una reconfiguración de la forma en que el sector minero


financiaba a los grupos paramilitares del Cesar. En vista de lo evidente que
se estaba haciendo la relación económica entre ambas partes, ya sea con
reuniones a plena vista en las minas, o con la entrada de vehículos carga-
dos de personas armadas, para ser abastecidos de combustible al interior
de Prodeco y Drummond, los empleados que trabajaban en la mina y los
sindicatos comenzaron a realizar fuertes denuncias contra la situación que
se estaba presentando al interior de las explotaciones mineras. Lo que se
fue sumando a situaciones complejas de derechos humanos y laborales con
los trabajadores, ya que se vieron forzados a a tener capataces armados en
los casinos, que realizaban amenazas ante las quejas de los trabajadores
por la calidad de la alimentación.

En este contexto es que comienza a presentarse la persecución hacia los lí-


deres sindicales de La Jagua de Ibirico, El Paso y municipios cercanos, que ter-
minaría en el homicidio de varios líderes sindicales por paramilitares, como
los casos de Curumaní, Agustín Codazzi, El Burro y El Copey, que denuncia-
ron lo que estaba sucediendo al interior de las empresas, en especial con las
contrataciones de la alimentación. Una de las personas que hizo parte de las
estructuras relata la situación de la siguiente manera:

Entr.: ¿En El Paso había algo en particular que les llamara la atención al
grupo para hacer presencia?

376
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Edo.: Claro, las minas también… Ahí hubieron unos… mataron unos que
pertenecían al sindicato de… de Drummond. Que el autor de esa muerte
fue el difunto [alias] Adinael, el comandante Adinael, que también estaba
con… Adinael estaba con Tolemaida.
Entr.: ¿Qué sabe usted de este asesinato? (...) Del asesinato de los sindicalistas.
Edo.: Sí, a ellos los mataron fue ahí, dentro de… entre medio de El Carmen y
una vereda que llaman El Casasín. A ellos como que los acusaban por eso, por
el sindicato, que hacían parte también de… colaboradores de la guerrilla.
Entr.: ¿Fue entonces Adinael?
Edo.: Adinael.
Entr.: ¿Quién dio la orden de este asesinato?
Edo: Yo pienso que tuvo que ser Jorge Cuarenta por… (CNMH, CV, 2016,
10 de marzo)

En las declaraciones que han realizado los comandantes desmovilizados del


Frente Juan Andrés Álvarez, señalan que también existió la intención del Blo-
que Norte de generar mayor financiación por parte de las empresas mineras.
En las declaraciones de Jhon Jairo Esquivel, alias El Tigre,

Dice que la opinión de Araújo era que la gerencia de Drummond ne-


cesitaba un incentivo para recurrir al pronto pago para financiar 200
hombres más. “Si se volara la línea del tren”, dijo supuestamente Araújo
en el encuentro, “Drummond, en seguida, haría las finanzas para las
autodefensas en Cesar”.

Según El Tigre, las AUC montaron en escena el ataque del 1 de abril de


2000, que fue ejecutado por un desertor de la guerrilla, que era experto en
explosivos. También declaró que después del ataque fueron distribuidos
folletos para que todo pareciera una acción de las FARC.

Según El Tigre, el Frente JAA fue incluso tan lejos que asesinó a civiles ino-
centes para encubrir el falso ataque de las FARC a la línea férrea: “Un mes
después, en mayo de 2000, asesinamos cinco personas […] en cercanías a
Casacará, Becerril […], quienes se les identificaba como colaboradores de
la guerrilla de las FARC y presuntos autores del atentado.”

Según El Tigre, la fundación del Frente JAA se materializó poco tiempo


después. Ha declarado bajo juramento que estuvo presente en la transferen-
cia de dinero, a fines de abril o en mayo de 2000. (PAX, 2014, p. 53)

La relación inicial de seguridad que se había planteado desde 1996 entre


empresas del carbón y los paramilitares terminó teniendo una incidencia

377
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

importante en las acciones que realizó el grupo en esta zona. Para justifi-
car el dinero y la relación existente con este sector económico, los parami-
litares maquinaron un plan que les permitiera: i) seguir financiándose de
las rentas de la minería del Cesar, creando mecanismos más complejos de
transferencia de dinero; y ii) consolidar el control territorial en esa región
del departamento a través de ese flujo de dinero, el cual permitió darle
autonomía financiera a la idea de los frentes del Bloque Norte, naciendo
el primer frente del bloque, el Frente Juan Andrés Álvarez. Además, con-
tribuyó a generar un ambiente de terror que no solo permitía consolidar
el control territorial del Bloque Norte, sino que terminó confundiendo los
intereses de las empresas en menos reclamos y derechos laborales con la
“vocación” antisubversiva con la cual los paramilitares se legitimaban ante
las comunidades. Esto terminó enfocándose –al menos en la zona– en las
personas que hacían parte de los sindicatos del sector minero, que desem-
bocó en homicidios, amenazas y desplazamientos de personas que hacían
parte de organizaciones sindicales.

Si bien se han adelantado múltiples procesos judiciales contra estas empre-


sas 39 tanto a nivel local como en cortes extranjeras, y a pesar de los múltiples
testimonios tanto de exintegrantes del Bloque Norte como de personas in-
volucradas financieramente con estos grupos, las cortes han declarado ino-
centes a Drummond y a Glencore. Esto ha sido manejado principalmente en
tribunales en Estados Unidos, y la apuesta de las víctimas se está redirigiendo
a cortes europeas.

Con relación a la persecución de líderes sindicales y despojos que ro-


dean a la minera, la impunidad ha sido una constante. En el marco de las
cortes nacionales la única condena a Drummond es la ya mencionada de
Ángel Maya Daza. Asimismo, las víctimas intentaron que la empresa fuera
juzgada por las cortes estadounidenses, pero en un proceso de poco más
de siete años, esas instancias se declararon sin jurisdicción para investigar

39 Según el portal Business Human Rights, Drummond y su filial en Colombia, Drummond Ltd.
pasaron por un largo proceso de investigación en las cortes estadounidenses. Sin embargo, los
casos fueron desestimados por esas instancias ya que los crímenes fueron cometidos fuera de la
jurisdicción de ese país. Ante la apelación, la corte de nuevo argumentó la falta de jurisdicción. En
2013 Ángel Maya Daza sería condenado en el marco de sus funciones al interior de la compañía y
sus vínculos con el Bloque Norte. En 2018 la FGN abrió un proceso contra Drummond por sus su-
puestos vínculos con crímenes de guerra y grupos paramilitares. En septiembre de 2020 un fiscal
penal del circuito especializado en Colombia concluyó, después de una investigación, que existían
las suficientes pruebas para abrir una investigación penal contra Drummond por crímenes de
guerra relacionados con el Bloque Norte, que tuvieron lugar entre 1996 y 2006. Fuentes: Centro
de Información sobre Empresas y Derechos Humanos. (6 de febrero de 2013). Colombia: Justicia
colombiana sentencia a ex-contratista de Drummond por asesinato de dos sindicalistas en el 2001,
y ordena investigar a dirigentes de la empresa. Y (29 de octubre de 2018). Drummond acusado de
financiamiento de crímenes de guerra de AUC en Colombia.
378
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

las supuestas relaciones de la minera con crímenes de guerra. A pesar de


esto, en 2018 la FGN abrió de nuevo una investigación contra Drummond,
por los vínculos que pudiera tener con el Bloque Norte. Según el Centro
de Información sobre Empresas y Derechos Humanos, un fiscal penal del
circuito especializado 247 en Colombia, en el trascurso de 2019 realizó
una investigación que permitió concluir que existen las pruebas suficien-
tes para abrir un proceso formal en contra de la empresa minera por sus
supuestos vínculos con grupos paramilitares y crímenes de guerra (Centro
de Información sobre Empresas y Derechos Humanos, 2020). Esto puede
implicar una esperanza respecto a la justicia que esperan las víctimas de
las violaciones de derechos humanos, en las cuales parece estar involucra-
da la minera extranjera; en especial si se tiene en cuenta que Justicia y Paz
es un escenario donde la verdad no pasó por el reconocimiento de terceros
como parte del conflicto armado.

4.1.2 ganadería, latifundio y paramilitarismo

Existen dos tipos de financiación a través de esta actividad pecuaria. Por un


lado, están los ganaderos que se organizaron para crear grupos de autodefen-
sas y para patrocinar el ingreso de grupos paramilitares a los departamentos
de Cesar y Magdalena, principalmente. Esta financiación ganadera inicial vo-
luntaria hace parte del proceso de incursión del proyecto paramilitar en las
zonas de injerencia del Bloque Norte.

En otro escenario, se encuentra un grupo, en particular de medianos y pe-


queños ganaderos, que se vieron forzados a financiar los frentes del Bloque
Norte por medio del pago de extorsiones. Este fenómeno se presentó en un
momento donde la estructura armada ya se había consolidado en ciertos te-
rritorios con mayor fuerza.

379
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Figura 21. Referencias de exintegrantes del Bloque Norte sobre las


modalidades de financiación, en el MNJCV
Extorsión - cobro de vacunaso impuestos (contratistas de recursos 1892
del estado-comerciantes ganaderos/as - etc.)

Aportes voluntarios de personas influyentes y/o empresas 1027

Narcotráfico 947

Control del comercio y/o de los productos de la canasta familiar 847

Venta de servicios de seguridad 547

Hurto y contrabando de hidrocarburos ( gasolina y petróleo) 479

No sabe 468

Compra y venta de ventas 343

Eran propietarios de empresas privadas ( por ejemplo - transportes 341


- juegos de azar - prostíbulos - casinos - concesionarios)
Apropiación ilegal de recursos públicos (contratación pública - 330
donaciones - regalías)
Eran propietarios de cultivos agroindustriales ( palma aceitera - 312
teca - banano - etc.)

Eran prestamistas pagadiario o cuenta gotas 222

Explotación maderera 189

Secuestro 179

Explotación minera 168

Otro 111

No responde 43

Explotación - venta o tráfico de personas 26

0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600 1800 2000

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en fuentes secundarias


e información del MNJCV.

Como se observa en el gráfico anterior, las dos modalidades por las que
operó la financiación de los sectores ganaderos al Bloque Norte fueron las que
más menciones tuvieron en el MNJCV: por un lado, la extorsión y el cobro de
vacunas e impuestos que se ejercían sobre propietarios de ganado; y por otra,
los aportes voluntarios de personas influyentes y empresas, que en este caso
fueron los grandes terratenientes que controlaban el negocio del ganado. Asi-
mismo, la venta de servicios de seguridad fue una modalidad que estuvo pro-

380
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

fundamente relacionada con la fuente ganadera, ya que los pagos –ya fueran
forzados o voluntarios– se fundamentaron en el préstamo de seguridad a los
bienes de este grupo económico, en especial a causa de las denuncias relacio-
nadas con extorsión y hurto de ganado por grupos guerrilleros.

Sectores ganaderos financiaron los primeros grupos paramilitares de


la región Caribe y, ne particular financiaron las primeras incursiones del
Bloque Norte. Desde 1996, en los departamentos de Cesar y Magdalena, se
presentaron alianzas entre ganaderos locales –y algunas de sus Convivir
previamente formadas– y comandantes paramilitares provenientes de las
regiones de Córdoba y Urabá, creando una alianza que desembocaría en
la configuración del Bloque Norte de las AUC; la cual tuvo su embrión
geográfico en el sur y centro de los departamentos de Cesar y Magdalena.
A grandes rasgos, la estrategia planteada por Salvatore Mancuso y la Casa
Castaño, radicaba en convencer y cooptar las autodefensas de grandes lati-
fundistas ganaderos, bajo la propuesta de financiar un grupo que les brin-
dara protección de la guerrilla y con un costo más bajo que las vacunas
solicitadas periódicamente por estos grupos armados.

En esa medida, esta mezcla entre sectores ganaderos, autodefensas y para-


militares se conjuga para crear lo que a posteriori se conocería como el Bloque
Norte, en el departamento del Magdalena y en el departamento del Cesar. Una
de las personas encargadas de este proceso inicial en Magdalena sería Baltazar
Meza Durango, más conocido como Baltazar, quien fue uno de los enlaces
iniciales para orquestar la consecución de rentas provenientes del ganado.
Según relatos del MNJCV, existía una lógica de relación entre los primeros
grupos de incursión y su relación con ganaderos locales.

Edo.: Bueno, digamos que Baltazar era el que manejaba la parte de contac-
tos, coordinaciones o enlaces, él era el enlace de todas las… la zona, pri-
mero con ganaderos en la región, segundo con militares, ese era el enlace.
Entr.: ¿Él coordinaba con militares?
Edo.: Sí, claro. (CNMH, CV, 2016, 15 de abril)

Así mismo, en contribuciones voluntarias se muestran las formas de finan-


ciación de algunos grupos ganaderos.

Entr.: ¿Cómo se financian esos grupos?


Edo.: Bueno, para los años en que yo estuve, 97, 98 yo por ahí después de
año y medio, los dos años, fue que vine a ver una contribución a la causa,
cincuenta mil pesos, por esos dos años me tocó pagar causa.
Entr.: ¿Le tocó pagar causa a usted?

381
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Sí, me gané por ese año y medio, los dos años cincuenta mil pe-
sos, causa, no había un pago, que digamos de trescientos mil pesos, no,
eso no existía, allá el que llegaba solicitando: ¿cuánto me voy a ganar,
lo primero que decía el comandante: eso no sirve, eso viene buscando
plata, eso no viene por la lucha, eso no viene a apoyarnos nuestra causa,
se va de aquí, pélenlo.
Entr.: Que eso pasaba usual, ¿no?
Edo.: Sí, claro, ya realmente, financiamiento de las AUC comienza por-
que, lo primero, la parte logística, realmente, lo que era arma, munición,
comida para los grupos venía directamente de arriba, de Los Castaño, de
allá era de donde venía todo, ya en el año 2000 es donde a cada coman-
dante con el crecimiento de su personal, a cada quien le dan la autoridad
en su zona, que tenía que buscar la manera de financiarse para el creci-
miento y el manejo de lo que era toda la parte logística y...
Entr.: ¿Antes no se cobraba nada?
Edo.: No, señor, antes no se cobraba, que unieron muchos ganaderos de la
región que apoyaban pero no eran todos, porque primero a donde llega-
ban las autodefensas tenían que hacer presencia, mostrar realmente cuál
era su causa, porque si usted se daba de cuenta, usted llega a algún lado
y llega exigiendo sin ninguna causa, lo primero que le van a decir: ah,
no, usted es un vaguito, un ladrón¸ un extorsionista. Ponle una causa. Y
cuando yo estaba ahí en ese grupo llegábamos a una finca y lo primero
que hacíamos era ir he identificarnos con el ganadero o el dueño de la fin-
ca, [Decían]: buenas tardes, buenos días ¿cómo está usted? somos el gru-
po de Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, estamos por aquí
haciendo presencia para el bienestar de todos ustedes como ganaderos
de la región, para… estamos para defenderlos de las manos del enemigo
que es la guerrilla en estos momentos, si usted tiene alguna información,
quién es, a dónde está, onde vive, dénosla que vamos por él. Y se le dejaba
de una vez el letrero en su pared, [decía]: con el permiso de usted pero
tenemos que dejarle este mensaje: “Bienvenidos las Autodefensas Cam-
pesinas de Córdoba y Urabá a la Zona Bananera, muerte a guerrilleros, a
delincuencia común, al vicioso, al cuatrero, etcétera”.
Entr.: ¿Eso que usted me está narrando es instrucción de Víctor Villareal?
Edo.: Sí… (CNMH, CV, 2016, 15 de abril)

En el departamento del Cesar la estrategia se movió de forma similar, a


través de los aportes voluntarios iniciales realizados por latifundistas de gran
importancia en la región.

Entr.: Y, ¿qué otras formas de financiación existieron en el grupo? ¿Te acuerdas


de algún ganadero que tú supieras [y dijeras:] sí, ese le aportaba al grupo…?

382
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Edo.: Aquí… aquí los ganaderos, toditos. Aquí lo que son los Araújo, los
Castro, los… ¿cómo se llaman? Los Lacouture… Este… Son gente que le
metió la mano muy duro…
Entr.: ¿Los Pavajeau también…?
Edo.: Los Pavajeau. Toda esa gente le metió la mano duro a los paramilita-
res. Y, les tocaba o… les tocaba o… lo hacían por… Tú sabes que… metió
aquí en el Valledupar.
Entr.: ¿El qué?
Edo.: El ganado. El ganado aquí… Aquí vendían el ganado robado, el que
no compraba lo compraba… este… Pedrinche es… el de…
Entr.: ¿Lebranche?
Edo.: Ahí lo pesaban en Badillo. y él compraba ese como…
Entr.: ¿Lebranche es… alguien del grupo?
Edo.: No, él no trabajaba en el grupo… (...). O sea, el ganado que recuperaba
la gente por allá… llegaba a Badillo.
Entr.: ¿Recuperaban es un eufemismo de: robaban?
Edo.: Lo que comenta era que ese ganado era… lo… se lo quitaran a la gue-
rrilla. (CNMH, MNJCV, 2013, 28 de agosto)

Hasta este punto se ha mencionado cómo funcionaron los aportes volunta-


rios iniciales para la incursión y la expansión provenientes de grupos ganade-
ros. Sin embargo, existía una confusión sobre si los aportes eran voluntarios o
eran de carácter coercitivo.

Entr.: ¿Quiénes los financiaban a ustedes económicamente? ¿De dónde reci-


bían ustedes dinero?
Edo.: Bueno, las finanzas venían de… de… de los ganaderos. De los ten-
deros. De los comerciantes, pero los comerciantes de… no de… no comer-
ciantes bajitos, sino de poder, de poder…
Entr.: En el tiempo que estuvo usté’, 2004 – 2006, ¿vio eso? ¿O desde cuando
usté’ estaba allá en el pueblo antes…?
Edo.: Todo, todo… todo el tiempo.
Entr.: ¿Desde que entraron los grupos paramilitares, siempre recibieron apo-
yo de los comerciantes y ganaderos…?
Edo.: Sí, claro. (CNMH, MNJCV, 2014, 16 de julio)

Se hace notoria esa dicotomía entre la colaboración voluntaria y los


aportes forzados, a través de mecanismos extorsivos. Este argumento
ha sido uno de los que sectores ganaderos han esgrimido para solventar
responsabilidades asignadas por su colaboración con Jorge Cuarenta y el
Bloque Norte, arguyendo que se vieron forzados a responder a amenazas
por parte de estos grupos armados. Esto ha permitido que muchas de las

383
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

responsabilidades penales por auspiciar estos grupos no hayan podido ser


comprobadas y judicializadas.

Los grandes aportes voluntarios fueron retribuidos con seguridad y protec-


ción a las grandes extensiones ganaderas; mientras que los medianos y peque-
ños ganaderos fueron sometidos a amenazas y controles económicos, con el
cobro de “vacunas”. Una estrategia opcional se convierte así en una imposi-
ción obligatoria. Esta reconfiguración es explicada de la siguiente forma:

En sus inicios no es posible hablar de frentes militares, sino grupos móviles


que daban golpes “avispa” tanto en el Magdalena como en el Cesar y se re-
plegaban rápidamente. Mediante este modus operandi mantenían la clan-
destinidad mientras se consolidaban como bloque paramilitar y golpeaban
varios lugares simultáneamente con el fin aparentar mayor numero frente
a la guerrilla. En la creación de los grupos paramilitares fueron fundamen-
tales dos actores sociales. Las elites locales, para este caso los ganaderos, y
el ejército representado por El Batallón Córdoba.

En el caso de los primeros, fueron familias de larga tradición en esta actividad


económica dentro del territorio como los Botero, Los Andrade, Los Quiroz,
Los Mesa dueños de la finca El Avión en la se estableció una base de las AUC en
San Ángel, igualmente en el Difícil Los Castro cuyo Cacique “Tuto” Castro, fue
un propulsor, defensor e integrante de estos grupos y su hermano Jorge Castro
exsenador liberal que fue condenado por parapolítica. (CNMH, 2013, p. 36)

Existen relatos del MNJCV en los cuales se explica cómo se cobraban las vacu-
nas a los pequeños y medianos ganaderos, durante la época en que el Bloque Norte
se había consolidado en algunos territorios, en especial de Cesar y Magdalena.:

Entr.: ¿Quién lo financiaba? ¿Cómo se financiaba el grupo?


Edo.: El grupo se financiaba por medio de los ganaderos. Eso tenía en-
tendido yo.
Entr.: ¿Por medio de los ganaderos? ¿Son los ganaderos los que financian
al grupo?
Edo.: Eso es lo que tenía conocido yo, con las vacunas.
Entr.: ¿Qué ganaderos apoyaban el financiamiento del grupo?
Edo.: Todos los pequeños ganaderos estaban por ahí.
Entr.: ¿Cuáles eran los pequeños ganaderos?
Edo.: Hay muchos.
Entr.: Siendo de ahí de El Paraíso, ¿no conoce a los pequeños ganaderos?
Edo.: Es que hay muchos que tienen vaquitas. La mayoría. To’ el que tenía
tierrita, tenía que pagar vacuna. (CNMH, MNJCV, 2016, 26 de enero)

384
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

A partir de los hallazgos del Mecanismo se entiende que el Bloque Norte


comenzó a realizar el cobro de vacunas con fundamento en el tamaño por hec-
táreas de las fincas ganaderas. No existe un acuerdo en el valor que se cobraba
por hectárea, y tampoco hay muchas coincidencias sobre si se cobraba desde
una cantidad mínima de tamaño, o si se cobraba de igual manera a todas las
fincas ganaderas, o si existía una gradación de acuerdo con el tamaño del te-
rreno para generar el cobro. Hay versiones encontradas sobre este punto. Uno
de los integrantes menciona que:

Entr.: ¿Quiénes surtían a la estructura de… de insumos?, ¿quiénes ayuda-


ban, aportaban al proyecto?
Eo.: No, eso… por ejemplo…Pa’ allá en todo el Magdalena eran todos los
ganaderos. Ellos por… por las hectáreas de tierras… depende las hectáreas
tierras se le cobraba… Cobraban veinte mil [pesos], treinta mil [pesos], de-
pende la…. Tenían que pagar por hectárea. Que eso sumaba un poco de
plata. Todos los ganaderos tenían que aportar… Entonces si… (...) porque
era mensual que le ponían una… una cuota, y si a usted se le vendía hoy
y no… y se le llegaba el otro mes, se lo cobraban por derecho: le llevaban
ganado, lo que tuviera. Usted tenía que estar a paz y salvo, ya. (CNMH,
MNJCV, 2014, 14 de julio)

Asimismo, la estrategia financiera a través de los sectores ganaderos generó


a un intercambio de dinero por seguridad de las fincas. En esa medida, la
fuente con fundamento en este sector pecuario alcanzó a entrelazarse con el
préstamo de seguridad, que, en caso de ser urgente, podía implicar un costo
extra sobre la persona que demandaba la seguridad. De acuerdo con un fir-
mante de los acuerdos de contribución a la verdad:

Entr.: Con respecto a lo que es venta de servicios de seguridad, ¿cómo se


manejaba eso? ¿Ustedes ofrecían servicios de seguridad a quiénes o cómo se
ofrecía ese…?
Edo.: Mire, habían varios puntos de seguridad, habían ganaderos que ne-
cesitaban unas escoltas [y] le pagaban 10.000.000 o 15.000.000 de pesos
para una seguridad, [y] mandaban cinco o seis muchachos con fusil, con
toda la dotación, a prestarle una seguridad. [Le decían:] vaya a donde el se-
ñor fulano de tal [que] lo necesita. Se queda a disposición de ese señor. Pa’
donde sea ellos tenían que encontrarlo. Es más, el otro mello, mi persona y
un suegro que tuve yo, tuvimos armas con salvoconducto: revolver Llama
Marcial, escopeta Mossberg calibre 12, pistolas 9 mm marca Jericó. Y si nos
contrataban para ir a Santa Marta, Barranquilla, Bogotá, Cali, Medellín,
porque como eran armas legales y teníamos permisos especiales, le prestá-
bamos el servicio.

385
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Y ellos le pagaban un…?


Edo.: El porcentaje, sí. Viáticos… Todo, todo iba con uno. (CNMH, MNJ-
CV, 2016, 17 de mayo)

En el departamento de Atlántico también existieron formas de financiación


a partir de las rentas del ganado. El Bloque Norte no contó con las mismas fa-
cilidades para ingresar en el Atlántico como en Cesar y en Magdalena, ya que
se encontró con renuencias por parte de las élites locales. A pesar de eso Jorge
Cuarenta encontró la forma de monopolizar el mercado lechero y ganadero
de este departamento: la cooptación de Coolechera, la cooperativa láctea y ga-
nadera con más asociados en toda la región de la Costa Caribe; incluyendo las
ciudades comerciales más importantes, como Cartagena y Barranquilla. En
vista de que no logró apropiarse de la cadena más básica de la producción, Jor-
ge Cuarenta se empeñó en sacar réditos de la ganadería a través de la coopta-
ción de la lógica distributiva. Según informa la Corporación Nuevo Arco Iris:

Durante las negociaciones de Ralito, “40” entró a manejar directamente los


departamentos de Sucre y Bolívar. “Jorge 40” y el VI nivel de la corrupción:
la agroindustria lechera como un ejemplo de dominio territorial a partir
del monopolio del mercado utilizando la cooperativa COOLECHERA (ad-
ministración Combariza). Terratenientes, ganaderos, palmicultores, bana-
neros comerciantes, trasportadores y lecheros constituirán la organización
económica básica de apoyo a “40”, sus cooperativas jugarán un papel prota-
gónico. Uno de los objetivos fundamentales de “Jorge 40” fue la creación de
un monopolio del mercado lechero y ganadero en todos los departamentos
de la costa a través de la cooperativa COOLECHERA, crucial para las ac-
tividades del Bloque Norte. De allí saldrán varios de los cuadros directivos
de las AUC, entre ellos Álvaro Pupo Castro, el vínculo con el DAS, Manuel
Combariza y Saúl Severini Caballero, encargado de distribuir las finanzas
entre los políticos firmantes de los pactos. COOLECHERA tenía un mer-
cado cautivo en las zonas rurales productoras de leche en todos los depar-
tamentos de la costa. (Corporación Nuevo Arco Iris, 2011)

En esa medida, el Bloque Norte crea una estrategia de financiación derivada


de la ganadería y que permitía articular el control que había sobre el sector pro-
ductivo importante que representaban Cesar y Magdalena, y explotarlo a través
de la distribución en los mercados más grandes de la costa norte del país.

Sus camiones, en el viaje de ida desde Castilletes, en la frontera con Venezuela,


hasta el Golfo de Urabá, en la frontera con Panamá, compraban la leche tanto a
los grandes terratenientes como a los medianos y pequeños campesinos y en el
viaje de regreso distribuían sus productos lácteos en las tiendas de los pueblos y

386
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

veredas, pero especialmente en los grandes mercados urbanos de Barranquilla


y Cartagena y en las capitales departamentales de tamaño intermedio. Estas
características de la cooperativa le permitieron a “40” tener la base de datos de
todo el sector ganadero de la costa, así como la relación de los supermercados,
tiendas y expendios; los camiones de Coolechera eran seguidos por vigilantes
motorizados de la empresa de seguridad Francisco de Asís Ltda., que actuaban
como “los ojos y oídos” de este jefe paramilitar, haciendo labores de inteligen-
cia y contrainteligencia. De esta manera identificaban a los enemigos de “La
Empresa” para eliminarlos mediante asesinatos selectivos.

La cooperativa, con más de 75 años de tradición, tenía 850 asociados, 1.200


ganaderos no cooperados, 500 empleados, ventas anuales de cerca de 150.000
millones de pesos en 2004, tenía sucursales en las grandes ciudades del li-
toral. Esta plataforma le permitió a “Jorge 40” entrar en la puja de los seis
grandes jugadores del mercado lechero en el país: Alpina, Alquería-Danone,
Parmalat, Colanta, Nestlé-Cicolac y Algarra-Grupo Gloria del Perú. En esta
competencia cobra inusitada importancia el mercado del Caribe; nueve mi-
llones de consumidores que representan cerca del 20% del total de Colombia.
Pero además por la calidad de los pastos y la producción de contenido sólido
de la leche o grasa útil para la trasformación en la agroindustria de los que-
sos, mantequilla, yogurt, kumis, suero, etcétera. En la sabana de Bogotá el
contenido graso es del 6 al 10% lo que es muy bajo; en Antioquia un 18%,
pero en la costa llega al 25%, generando alta rentabilidad. “Jorge 40” decide
tomarse Coolechera para unificar el mercado en la costa y constituir un mo-
nopolio para venderlo con una ganancia que le permitiera resolver su futuro
financiero en una sola operación. A través del jefe paramilitar “Chepe Barre-
ra” adquiere Lácteos del Campo que domina el mercado en Magdalena, La
Guajira y parte del Cesar. (Corporación Nuevo Arco Iris, 2011)

La dinámica de Coolechera es recordada por uno de los antiguos integran-


tes del Bloque Norte, al hablar de la financiación de la estructura:

Entr.: ¿Sabe si también se llevaron a cabo este tipo de acciones para… para
quedarse con negocios, empresas…?
Edo.: No, casi allá las empresas… pocas empresas…
Entr.: ¿Casas, apartamentos?
Edo.: Allá casi los pueblos eran… Allá la… el grupo se mantenía era de
la… de la cuota que daban los finqueros. Allá no había empresas gran-
des. La empresa más grande, Coolechera. Y eso… y le pasaba un aporte
grande a ellos.
Entr.: ¿Coolechera?
Edo.: Coolechera.

387
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Apoyaba al grupo?


Edo.: Claro, le daba su aporte mensual a ellos. (CNMH, MNJCV, 2014,
19 de mayo)

El Bloque Norte no encontraría en el departamento del Atlántico un espa-


cio para construir alianzas económicas con las que estos sectores contaban en
la región. A pesar de eso, y gracias al apoyado en su brazo armado, el Frente
José Pablo Díaz consiguió hacer mella en el control de las elites barranquille-
ras y apropiarse de un sector tan importante como Coolechera, la cooperativa
que estaba al mando de la lógica ganadera y láctea en esa región del país.

La financiación ganadera pasó por un proceso de reconfiguración bastante


marcado, ya que se movió de ser un mecenas de la estructura armada a con-
vertirse en toda un ala de operación económica, con implicaciones armadas
sobre distintos sectores sociales; especialmente, los campesinos.

4.1.3 financiamiento por rentas de cultivos de palma de


aceite y banano

Otro de los mecanismos desde el que, presuntamente, se entregó dineros al


Bloque Norte es la producción agrícola de dos sectores: por un lado, las em-
presas de palma de aceite o palma africana. Por otro, los grandes cultivos
industriales de banano. Respecto a la dinámica de la palma, esta estructura
paramilitar encontró tres focos importantes de colaboración forzada y volun-
taria: i) en el norte del Cesar, en especial en el municipio de El Copey; ii) al
norte del departamento de Magdalena, en zonas de municipios como Ciénaga,
Algarrobo, Fundación y Zona Bananera, donde existen extensiones impor-
tantes de plantaciones de palma; y iii) un foco de carácter más financiero en
Atlántico, desde donde operaban las escasas personas que han sido menciona-
das por comandantes paramilitares como dinamizadoras de las articulacio-
nes entre la palma de aceite y el paramilitarismo.

A grandes rasgos, uno de los exintegrantes del Bloque Norte describe la


situación en el territorio en el que operaba, de la siguiente manera:

El caso del Magdalena es… Ellos montaron todo, esos eran corregimientos
y caseríos, de un momento a otro eran municipios… [Uno se pregunta-
ba:] ¿qué paso ahí? (...). Y lo otro es que también vas a encontrar una… en
ese periodo con los municipios, una explosión de la palma de aceite, eso
también. Pero van de la mano, la expansión paramilitar con los cultivos
de palma, yo no… no… pues no aseguro que, pero es una coincidencia

388
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

grandísima. Y ojalá de miren los mapas de expansión de uno y de expan-


sión de esos cultivos y hay una coincidencia rarísima, o sea, rarísima entre
unos y otros compartieron los mismos espacios durante mucho tiempo en
el Magdalena. No te sé decir en el Cesar y en La Guajira, pero ahí sí jueputa,
fue descaradísima la cuestión. Todas esas zonas planas de la Sierra de un
momento a otro estaban llenas de palmas, sembradas de palma. Que eso
fue así de la nada, o sea, no fue que… progresivo, no, eso tumbó monte y
estaban el poco de palmas sembradas, y era donde estaban los manes, o
sea, como curioso el cuento… que en esas zonas estuvieran los dos, palma
y paramilitarismo, que estuvieran muy cercano. Me imagino que eso dará
pa’ otras investigaciones y los de restitución de tierra les tocara hacer, pero
eso es algo como curioso ahí para tener en cuenta. Que ellos se movían…
de la mano. (CNMH, CV, 2013, 13 de septiembre)

El cultivo de la palma de aceite se caracteriza por la necesidad de una extensión


de terreno amplia. En esa medida, en el departamento de Cesar existió una presun-
ta relación entre el cultivo de palma, el desplazamiento de tierras y el despojo de
estas, en función de la financiación de estructuras ilegales. Según comenta un ex-
integrante de la estructura que estaba en el Cesar, respecto a la palma y el despojo:

Entr.: Compra y venta de tierras, ¿cómo era eso?


Edo.: Pues siempre… Grandes terratenientes a precios regalados y a los
dos, tres, cuatro meses… todo eso lo araban y lo sembraban en palma
de… palma de aceite.
Entr.: Eso pasó en todo el Cesar.
Edo.: Sí. (CNMH, MNJCV, 2018, 22 de septiembre)

Existe una conexión importante entre zonas y tierras donde se cultivan los
dos productos: palma y banano. Por lo tanto, no es posible desligar zonas en
las que hay cultivos de palma, banano y ganadería, ya que existe una proxi-
midad geográfica entre varias estrategias productivas de la costa norte de Co-
lombia. Según uno de los antiguos integrantes:

Entr.: ¿Qué otro tipo de actividades hacía el grupo para tener dinero?
Edo.: De eso, del comercio, de las fincas, de la palma, donde el guineo…
Entr.: ¿Palma, de los finqueros de palma?
Edo.: Sí, los finqueros de palma… con los finqueros. Ahí va todo incluido:
palma, ganado, guineo. Todo eso va incluido ahí.
Entr.: ¿Y con empresas?
Edo.: Ya con empresas grandes, ya era con el viejo Cuarenta, ya.
Entr.: ¿Banano, qué más?
Edo.: Palma. Y qué… este, ganadería.

389
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Sabes el nombre de alguna de esas empresas?


Edo.: (...) El Roble, Patuca, que era la más grande (...) y Padelma. (CNMH,
MNJCV, 2016, 4 de abril)

Lo anterior también es descrito por la Corporación Humanas, al afirmar


que “el Bloque Norte se apropió en el centro y norte del departamento [de
Cesar] de los territorios productores de carbón y de la ganadería, al sur de las
plantaciones de la palma de aceite y en todo el territorio bajo su dominio de las
rutas del tráfico de narcóticos y de gasolina” (Corporación Humanas, 2013,
p. 151). Una situación similar tenía lugar en el departamento de Magdalena,
donde existen cultivos de palma en zonas de vocación históricamente bana-
nera. Uno de esos municipios es de los que, se considera, fueron constituidos
por el Bloque Norte para apropiarse de las rentas provenientes de la adminis-
tración pública. La situación es comentada por Goebertus:

Según los datos encontrados, en el caso de Zona Bananera el cultivo de


palma de aceite, un recurso agrícola legal, genera la financiación de actores
armados ilegales por dos vías. Primero, a través del cobro de extorsiones a
cultivadores de palma de aceite y banano. Y segundo, a través del desplaza-
miento forzado de parceleros, para usurpar sus tierras y poder beneficiarse
de los incentivos gubernamentales para la extracción de un recurso legal
como la palma de aceite. (Goebertus, 2008, p. 170)

Asimismo, una de las estructuras del Bloque Norte que estuvo ampliamente
involucrada en el cobro de extorsiones a estos dos sectores fue el Frente Wi-
lliam Rivas. Según la Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en
su sala de Justicia y Paz, en 2015, en la sentencia “el Frente William Rivas tuvo
influencia en política y contó con el apoyo de autoridades locales. Su princi-
pal fuente de financiación fue el cobro de extorsiones a pequeños y grandes
comerciantes, propietarios de fincas de banano y de palma” (Sentencia José
Mangones y Omar Enrique Martínez, 2015, p. 37). Existen versiones que cues-
tionan si el aporte era con carácter voluntario o si, por el contrario, tenía una
connotación más extorsiva. Como consecuencia, las connotaciones judiciales
sobre los sectores palmeros y bananeros han sido bastante complejas y difícil
de encontrar material probatorio que implique al sector o a empresas especí-
ficas en alguna responsabilidad penal, más allá de los testimonios de distintos
exintegrantes del Bloque Norte.

A pesar de lo anterior, existe una empresa del sector palmero que cuenta
con algunos procesos judiciales abiertos en contra de sus empleados por su-
puestos nexos con el paramilitarismo: Palmeras de la Costa. Caracol Radio
abarca las investigaciones abiertas en los últimos años, recordando que:

390
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Ante la Fiscalía denuncian que el gerente del Matadero Camaguey, en Ga-


lapa Atlántico, Fabián Antonio Gómez Herazo, presuntamente estaría pre-
sionando a testigos de un supuesto desfalco en más de 50.000 millones de
pesos a la empresa Palmeras de la Costa.

Señala la denuncia que las presuntas presiones se habrían realizado el pasado


10 de enero de 2020, al jefe de seguridad de Palmeras de la Costa en la oficina
del exdirectivo Enrique Alfredo Pérez, quien aparece en los archivos de la Fis-
calía como alias 400 y uno de los presuntos financiadores de los paramilitares.

“Matadero Camagüey mantiene como su Gerente al señor Fabián Gómez


Herazo, sindicado de delitos graves, y lo que es peor, lo mantiene de directi-
vo en la empresa Palmeras de la Costa S.A, siendo el líder de dicha irregula-
ridad Rafael Matera Lajud” aseguró el abogado Jhony Mercado, apoderado
de la empresa Palmeras de la Costa.

Rafael Matera Lajud tiene un proceso en la Fiscalía por el presunto fi-


nanciamiento a Paramilitares, en declaraciones de varios paramilitares
es señalado de ser alias 300 y fue directivo de Palmeras de la Costa y el
Matadero Camagüey.

Esas dos empresas son investigadas por la Fiscalía por presuntamente finan-
ciar a paramilitares y también porque en predios de esas compañías ocurrieron
asesinatos de líderes sociales entre los años 2000 y 2004. (Caracol Radio, 2020)

Como es referido en la noticia anterior, algunos gerentes y socios de Pal-


meras de la Costa tienen abiertas investigaciones ante la justicia colombia-
na, por sus supuestos vínculos con grupos paramilitares, en especial en los
departamentos de Magdalena y Atlántico. Es así como se hace énfasis en
que algunas de esas personas eran integrantes directos del Bloque Norte,
tal y como son los casos de Enrique Alfredo Pérez y Rafael Matera Lajud;
este último investigado por homicidio y despojo en los municipios de Al-
garrobo y El Copey (Laregional.net, 2019).40

Sin embargo, otra de las personas que ha sido vinculada desde el departamen-
to del Atlántico, gracias a las declaraciones de Don Antonio, es Darío Alberto
Laíno Scopetta, un reconocido ganadero y empresario de este departamento,
que también cuenta con vinculaciones directas, ya que es socio de Palmeras de

40 Según el diario El Heraldo (2019a), la Fiscalía Octava Delegada ante el Juzgado Único Penal del
Circuito Especializado de Valledupar, ordenó investigar a Matera Lajud, socio de Palmeras de la Costa,
por los presuntos nexos de la empresa con el Bloque Norte de las AUC. Esta investigación se encuentra
aún en curso, ya que fue abierta en 2019.
391
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

la Costa. Según el portal Verdad Abierta, es conocido dentro de la estructura


paramilitar del departamento, el Frente José Pablo Díaz, como alias M1, o alias
Ojitos Azules. Este ganadero y palmicultor es nombrado en sentencias de los
Tribunales de Justicia y Paz y desde 2012 se desconoce su paradero. Sin embar-
go, en la sentencia contra Don Antonio y el José Pablo Díaz, se insta a las auto-
ridades judiciales a investigar las relaciones de Laíno y otros empresarios del
departamento con financiación y pertenencia a grupos paramilitares (Tribunal
Superior de Barranquilla Sala de Justicia y Paz, 2018, p. 39).

Según el Juzgado Once Penal del Circuito Especializado de Descongestión,


en sentencia de 2013, menciona que Ojitos Azules afirmó que: “En ese sentido,
Darío Alberto Laíno Scopetta refirió: “…soy desmovilizado del Bloque Norte
de las autodefensas al mando de Jorge Cuarenta y duré [sic] le colaboré a las
AUC desde el año 2000, hasta el de la desmovilización que fue el 9 de marzo
de 2006…”” (Sentencia Anticipada Rodrigo Tovar Pupo, 2013). Esta sentencia
confirma la relación de Laíno con el Bloque Norte.

Además de la situación de Laíno y su papel como palmicultor y empresario


vinculado con el Bloque Norte, las situaciones de Pérez y Matera siguen siendo
objeto de investigación, teniendo en cuenta que los procesos fueron abiertos
en 2019. Lo mismo se podría decir del proceso que se adelanta en contra de
Palmeras de la Costa, que data del mismo año, lo cual indica que aún el pro-
ceso de investigación sigue.

4.1.4 contrabando de gasolina: un asunto fronterizo

Otra de las fuentes de financiación a la que recurrió el Bloque Norte fue el


contrabando de gasolina, específicamente en los departamentos de Cesar y
La Guajira. Dicha estrategia de financiación está imbricada con las fronteras
con Venezuela. Debido a las facilidades que brinda una frontera amplia y poco
controlada como esta, hubo tres estructuras involucradas con el contrabando
y hurto de hidrocarburos: i) el Frente Contrainsurgencia Wayúu, que operaba
en el departamento de La Guajira; ii) el Frente Resistencia Motilona, de pre-
sencia en el centro - sur del Cesar y otros del departamento de Norte de San-
tander, y iii) el Frente Juan Andrés Álvarez, cuya operación tenía lugar en el
centro y norte de Cesar. El factor común que tienen estas tres subestructuras
es que los departamentos en los que tienen influencia cuentan con amplias
extensiones de kilómetros de frontera con Venezuela.

Contribuciones voluntarias realizadas para esta investigación explican la


forma de financiación del Bloque Norte a partir del contrabando de gasolina.

392
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Entr.: ¿Y si llegaba otro comprador?


Edo.: [Se le decía:] venga pa’ acá amigo, usted no puede comprar que aquí
nada más compran son estos señores. Aparte de eso que yo tenía una fuente
que es más hijueputa todavía.
Entr.: ¿Cuál?
Edo.: La gasolina.
Entr.: ¿Cómo era el negocio con la gasolina?
Entrevistado.: Es que ese hijueputa, es una mentira esa hijueputa cooperativa
de Wayuu, de Maicao. Esa cooperativa la manejaban era… esa cooperativa…
Entr.: (…) igual que tenían las bombas (...)
Edo.: Ah no, las bombas no eran… Ey, es que lo sacó la Sijín, o la Dijín, yo
me… Hace como cinco años que dijeron que descubrieron el gran montaje
estos hijueputas; pues que cogieron una gente que la legalizaba, la gasolina.
A mí cada uno me pagaba por galón de gasolina como veinte pesos. Veinte
pesos o treinta pesos no más.
Entr.: En la zona de control del frente…
Entrevistador.: En… toda la compra de Valledupar. (...) Yo tengo un cupo
de quinientos mil galones, multipliquémoslo por veinte pesos.
Entr.: ¿Mensual?
Edo.: Eso es lo que usted me pagaba mensual a mí. Pero resulta y pasa que
esos catre hijueputas de las bombas, la gasolina viene de Cartagena, ¿cier-
to?, la gasolina no salía de Cartagena, la gasolina se vendía en Cartagena,
los carrotanques pasaban por su sello y todo, y habían que ponerles un
timbre, unos sellos en Ciénaga, otros creo que en Río Frío. Esos sellos se le
pagaban a la Policía.
Entr.: Por sello.
Edo.: Pa’ que le pusieran el sello de que la gaso… el carrotanque iba vacío,
y se tanqueaba… Y la bomba se llenaba era con la gasolina que venía de
Venezuela. ¿Sí me entiende? O sea, eso pateábamos con las piernas. (...) O
sea, era redondo. Entonces yo le voy a decir una cosa, la cooperativa de La
Guajira era de mi comando… Era de los paramilitares, de nosotros, la coo-
perativa esa que llaman de los indígenas, eso es mentira.
Entr.: ¿Y qué cooperativa es?, ¿cómo se llama?
Edo.: Esa que, te acuerdas donde se quemaron como diez carrotanques hace
como ocho, diez años. Se llamaba como… Era una vaina de los Wayúu. Eso
no es de los Wayuu. ¿Qué pasa? La gasolina ilegal entraba de Venezuela,
que la mandaba Chávez pa’ los indígenas, pero eso nos pasaba pa’ nosotros,
que a mí me mandaban… Por decir algo, a mí me llegaban dos, tres carro-
tanques diarios; si era un carrotanque, me dejaba como seis, siete millones
de pesos libres, de ganancia, de utilidad. Si era un doble troque me dejaba
el doble obviamente, me daba como quince barras [millones]; al día son
cuarenta y cinco millones [de pesos].

393
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Y qué pasaba con esa gasolina…?


Edo.: ¡Ay, sencillo! Yo tenía una bomba que se llamaba El Mosquito. El Mos-
quito, que queda ahí en la entrada de… Antes de llegar a Urumita, al Molino.
Entr.: ¿Esa bomba era de ustedes?
Edo.: De nosotros. Pero era una bomba que… Era como pa’ tener un
legalice. Al lado quedaba la Policía. Ahí al lado había un puesto de Poli-
cía, entonces yo ahí los casaba. Ahí me llegaban mis carrotanques todos
los días y yo tenía unas personas encargadas de… Bajaba el carrotan-
que, los echaba al… Esos son unos tanques subterráneos, uno entierra
ahí una vaina, y de ahí lo pasaba a pimpinas. Duplicaba ganancias. (...)
Por ahí hay una entrada que sale uno a Badillo, por ahí, por la misma
bomba hay una entrada; por eso le digo que es que todo es demostrable.
Por ahí mismo en la bomba hay una entrada pa’ Badillo, entonces yo
toda la gasolina la podía botar pa’ Valledupar pa’ poder tirarla ya pa’
donde a mí me diera la gana, porque Valledupar tiene un puesto de
control pa’ donde quedaba la feria ganadera, un puesto de control ahí
en la salida, que está el Terminalito, que llaman; y un puesto de control
que me ponían en el Club Campestre. Y todos los tres puestos de control
yo les tenía un teléfono, y tin, tin, tin, a los policías, ¿sí me entiende?
Entonces, yo si quería entrar por la… Por donde yo quisiera entrar, en-
traba. Ah, y había un control de la salida pa’ La Mesa, que ahí siempre
ponían una perrerita. Todo estaba controlado. Ahora, si no quería en-
trar por ninguna parte yo tenía otras entradas, por fincas, y entraba sin
pisar Valledupar. (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

A la empresa que se refiere la contribución voluntaria en el apartado es Aya-


tawacoop. Según su página web son una cooperativa de la comunidad indíge-
na wayúu, cuya misión es la comercialización y la distribución de combustible
legal en el departamento de La Guajira.41 Sin embargo, según contribuciones
voluntarias realizadas para esta investigación, esta cooperativa tuvo presuntos
nexos con esta estructura armada, a través de la estrategia de venta de gasolina
hurtada o de contrabando.

Entr.: ¿Cuándo estuvo en la planta de gasolina?


Edo.: (...) Ramiro me mandó pa’ la planta, casi le llego en la planta, y empie-
zo a trabajar en mayo como supervisor de vigilancia en la planta de abaste-
cimiento Ayatawacoop (...)
Entr.: Lo que yo veo es que usted entra a reemplazar a alguien que se va de
seguridad.
Edo.: ¿Alguien que qué?

41 Página web de la cooperativa: www. http://ayatawacoop.co/


394
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Entr.: Que se va, que era el jefe de seguridad de la planta, usted entra como a
reemplazar a alguien que se fue, me habían dicho que era Jader. ¿No?
Edo.: No. Cuando yo llegué a la planta, el que estaba encargado de la segu-
ridad de la planta, era [alias] Freddy.
Entr.: ¿Quién trabajaba en la planta?, ¿quién era el encargado de la planta,
no de seguridad, sino como de gerente de la planta?
Edo.: Pues, ahí, y eso… eso es una planta normal, ahí habían trabajadores
de todas clase: oficinistas, secretarios, gerente, subgerente, me imagino,
porque eso era una oficina normal. Y, que yo sepa, eso estaba en la cabeza
visible de… de un señor que… de nombre Álvaro Ordoñez, Ricardo Ál-
varez, Mónica Téllez, Titico, que era el que manejaba el sistema allá, que
era el ingeniero de sistemas, y allá había otro ingeniero que manejaban los
tanques de gasolina, pero esos no, no, no sé los nombres, igual yo no, no
tenía nada que ver con esas oficinas.
Entr.: Usted solamente era seguridad.
Edo.: Yo ahí… yo solamente de la… la… la misión mía era velar por la
seguridad de esa planta, la parte de afuera, no tenía nada que ver con ofici-
nistas, ni con nadie ahí, la… la… la función mía era velar por la seguridad
de esa empresa.
Entr.: ¿El señor [alias] Felipe realmente era dueño también de esa planta?
Edo.: Si él era el dueño o no era el dueño, de eso no sé…Lo… yo conocí a
Felipe como financiero de las Autodefensas del Bloque Contrainsurgencia
Wayúu, ya si él era dueño o lo que haya sido, eso sí no lo sé.
Entr.: Financiero del bloque… Por lo tanto pasaba por ahí a veces.
Edo.: Sí, él llegaba allá, claro. Yo, en el tiempo que estuve allá, recuerdo que
fue una vez, [decían:] no, que por ahí está el comandante Felipe. Pero así
de que yo le rendía cuentas a él, o que mantenía con él; lo vi una sola vez
que llegó allá, lo vi también una vez en… en Palomino, la bomba Macuira.
Entr.: La Macuira, ¿esa se llama también Ayatawacoop ahora?
Entrevistado.: No. (...) No sé, no sé, no sé, igual yo me vine de allá en el
2004, no sé qué haya pasado. Me han dicho que hay hoteles y turísticos y
todo eso, la verdad no sé porque desde el 2004 que yo salí de allá, no, no sé
qué ha pasado por allá. (CNMH, CV, 2015, 25 de septiembre)

El negocio del contrabando de gasolina funcionaba enviando camiones a


lugares fronterizos, especialmente Maicao, donde se conseguía el combustible
mucho más económico. Los carrotanques se llenaban con gasolina de afuera,
se pasaban d forma ilegal por vías fronterizas y se sobornaba a la policía de
vías y a funcionarios de peajes para que dejaran pasar los camiones. Posterior-
mente pagan a agentes aduaneros, los cuales ponían un sello que garantizaba
que la gasolina era legal y que provenía del mercado local. Luego, la gasoli-
na se distribuía a lugares de venta de la gasolina de contrabando que traía el

395
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Bloque Norte desde Venezuela. Además, el uso del hidrocarburo también se


destinaba para necesidades de la estructura, como transporte y narcotráfico.
El líquido tiene un lugar en el procesamiento de la coca.

El hurto y contrabando de gasolina contó con un engranaje bastante só-


lido a través del departamento de La Guajira. En contraste, la dinámica en
el centro de Cesar y Norte de Santander más que a través del contrabando,
tenía un fundamento en el hurto de hidrocarburos; en especial por la cercanía
que existe con el tubo que conduce al oleoducto Caño Limón Coveñas. Según
un exintegrante del Frente Resistencia Motilona, este frente se financiaba del
robo de combustible, delito en el que presuntamente también participaban
integrantes de la fuerza pública.

Entr.: ¿Y qué otros hechos qué estén ligados entre el grupo paramilitar y el
Ejército, pudo conocer allá, pudo percibir, pudo escuchar?
Edo.: Combustible.
Entr.: ¿Cómo era eso?
Edo.: El robo del combustible, eso de sa… eso comía el coronel, y comía…
Es más, el comandante de… Omega, lo hacían y tenían un pozo ahí, le voy
a decir, más adelantico de… entre… medio de Pailitas y El Burro, esa finca,
esa finca se llama… esa era una base de los paramilitares ahí, más adelante
era una empresa de Gas, del que está una empresa de Gas, ahí. Hombe,
¿cómo se llama esa finca? Lo sé, es de un hacendado. Tiene… Ahí… ahí en
esa finca, ahí tenían el pozo, que le sacaban a la gasolina, al acueducto, al
oleoducto que pasaba ahí.
Entr.: O sea, ahí al lado de la Floresta…
Edo.: Epa, por la Floresta. No, porque la Floresta es más allá del Burro, ese
tubo pasa por la floresta, sí.
Entr.: Pasa por la Floresta, ¿pero no es la finca que usted dice?
Edo.: Pero no, más acá, más acá del Burro, porque es que la Floresta está de
aquel lado del Burro.
Entr.: La finca, El Rodeo, El Paraíso.
Edo.: Pero siendo que está más cerca de Pailitas, que del Burro. Pero ahí
está, en ese, en medio de ese camino. No, no. No me acuerdo [el] nombre de
la finca, es una hacienda, eso es una hacienda. Bueno. Ahí, ahí sacaban…
Buen gasolina ahí. Pero en cantidad, carrotanque era que sacaban de ahí.
Porque tenían el pozón ese. Nada, era meter una manguera, y la moto bom-
ba le jalaba la gasolina del otro…
Entr.: ¿Y ese pozo cuál es, es el mismo [Oleoducto] Caño Limón-Coveñas?
Edo.: Ese es el oleoducto que viene bajando de allá, el tubo que viene bajan-
do de por allá arriba, sabe que él antes ba… antes, ahora fue que lo taparon,
pero él antes venía era por “así” encima.

396
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Entr.: Pero no es el mismo Caño Limón–Coveñas que pasa por allá por toda
esa zona, y después, cruza todo (...) lo que es el Cesar. ¿Hasta Coveñas?
Edo.: Epa, ese es el mismo que pasa por acá por Fundación, por toda esa
vaina. Ese es el mismo, él tuvo ese, que coge ahí por esos lados… (CNMH,
MNJCV, 2014, 2 de julio)

Existían dos modalidades respecto al contrabando de gasolina: por un lado,


todo un elaborado sistema de contrabando y legalización del líquido, por me-
dio de sobornos, y un sistema elaborado de lavado y coimas. Por otro lado, el
hurto directo de los tubos que transportan hidrocarburos propiedad de los
oleoductos. Sumado a estos dos, existe una tercera estrategia de contrabando
de gasolina, que puede considerarse como el punto intermedio entre las dos
mencionadas: el paso de camiones por trochas ilegales que comunican a Co-
lombia y Venezuela.

En contribuciones voluntarias hechas para esta investigación se expone la


estrategia del uso de camiones ilegales en la frontera con Venezuela.

Entr.: Y, ¿Badillo fue la única ruta donde llegaba la… lo del contrabando de
gasolina?, ¿o hubo otro lugar también?
Edo.: Sí entraban por la otra vía, pero… paraba el Ejército.
Entr.: ¿Cuál es la otra vía?
Edo.: Yo no… De lo… Una va por la carretera de… de la Patae’gallina…
“Esta” sube a La Guajira. Pero entonces ahí se encuentra con el Ejército
de… de La Guajira.
Entr.: ¿Con Los Corazones?
Edo.: No. Por la Patae’gallina pa’rriba. Entonces, tú llegas a la Patae’galli-
na, sigues, y desvías pa’ Badillo. Entonces, allá arriba te encuentras con La
Guajira, pero allá para el Ejército. Entonces se meten por la trocha esa. Que
ese cerquitica. Llegan a Badillo, en Badillo llegaba el carrotanque, llenaban
las canecas, venían señores… [y se les decía:] tenga, tenga, tenga.
Entr.: Y, ¿cuánto costaba una pimpina?
Edo.: Como… en ese tiempo como catorce mil pesos.
Entr.: Y, ¿cuántos litros le caben a una pimpina?
Edo.: Vea, son… creo que son 22 litros, algo así.
Entr.: Doce mil pesos. (CNMH, MNJCV, 2014, 7 de mayo)

Además, entrevistas del MNJCV también relatan la estrategia del paso de


carrotanques ilegales en la frontera.

Entr.: ¿Qué otra cosa sería importante ahí conocer…? ¿Cuántos carro tan-
ques podían llegar y con qué frecuencia?

397
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Ahí llegaban dos carrotanques cada 2 días.


Entr.: Dos carro… ¿Cuánto le cabe a un carro tanque?
Edo.: Eso es un poco…
Entr.: Ah, ¿sí?
Eado.: ¡Huh! Le caben un poco de tambores… Se estaba… Se está llevando
como treinta, cuarenta tambores de esos… Eso es… camión bien grande.
Entr.: Digamos que si… contrabandeaban un carro tanque, ¿ese carro tan-
que les servía para llenar cuántas pimpinas?
Edo.: Como quinientas por ahí digo yo…Sí.
Entr.: O sea, que… ¿era un poco la gente que también le compraba la
gasolina…?
Edo.: Sí, que esa es la…Es que… yo le voy a decir algo. El carro salía ahora,
llegaba al Valle, y al ratico estaba otra vez acá. Eso es… Ellos llegaban… Y,
como la Policía… ellos le pagaban el sueldo a la Policía de aquí. (CNMH,
MNJCV, 2014, 7 de mayo)

Por medio de todo este andamiaje diseñado por Jorge Cuarenta, el Bloque
Norte distribuía gasolina a los cuatro departamentos donde operaba esta es-
tructura paramilitar. Independientemente del método, a comienzas del nuevo
siglo los paramilitares cooptaron el mercado de este hidrocarburo casi por
completo al norte del país. Dicha situación es retratada de una forma muy
acertada por la Fundación Paz y Reconciliación, de la siguiente forma:

Los intereses del Bloque Norte y en particular del FCW en el contrabando


de gasolina se vieron traducidos en la promoción de la fusión de las tres
cooperativas que manejaban el contrabando de gasolina en el departamen-
to: Empresa Comunitaria Uninacional Indígena, Ecui; la Cooperativa de
Comerciantes y Transportadores Wayuu de la frontera colombo- venezo-
lana, Wayucoop Ltda; y la Cooperativa de Vendedores de Combustibles
de Maicao, Coovencoma. Alias Felipe, por encargo de Jorge Cuarenta, es-
tableció los contactos con esta última para que asumiera la jefatura de la
nueva cooperativa, llamada Ayatawacoop. A estas cooperativas también
pertenecían miembros del FCW como Ana Aminta Jaimes Guevara, alias
La Mona, y Luis Antonio Giraldo Agudelo, alias Jhonatan o El Gomelo.

El propósito de esta nueva cooperativa fue manejar monopólicamente el


negocio del contrabando de gasolina, así como facilitar el tráfico de armas
y legitimar el lavado de dinero. Para ello, según Arco Iris, contó con la co-
laboración de miembros de la DIAN y la Policía Nacional.

Como apéndice de Ayatawacoop se creó Al Maha Ltda., una empresa de vi-


gilancia privada que custodiaba las instalaciones de la cooperativa, los ca-

398
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

miones cisterna que transportaban la gasolina desde Venezuela y, además,


cobraba un llamado “impuesto de seguridad” que prácticamente doblaba el
precio de la pimpina de gasolina en el departamento (Arco Iris, 27 de abril
de 2012). La seguridad de la Cooperativa Ayatawacoop en Maicao estaba al
parecer conformada por paramilitares, quienes eran sacados de varios gru-
pos y estaban a cargo de Alias Jonathan, el gerente Álvaro Ricardo Álvarez,
la subgerente Mónica Téllez y Álvaro Donis alias el flaco.

Por otro lado la empresa AImajat Ltda, estaba ubicada en Manaure y ge-
renciada por la señora Rosario Epiayu, era quien al parecer se encargaba
de cancelar los salarios de los paramilitares que prestaban seguridad a la
Cooperativa Ayatawacoop. Alias Ramiro, quien era el comandante del
grupo tenía el control de los vigilantes y de supervisar que toda la gasoli-
na que entrara a Maicao fuera depositada en la planta de la Cooperativa
Ayatawacoop, para esta labor fue encomendado el hijo de Hernán Giraldo
alias El Gomelo, quien era el encargado de hacer las rondas en los patios
donde guardaban la gasolina. En esta empresa el grupo armado bajaba
municiones que posteriormente se enterraban hasta determinado tiem-
po; estas armas eran supuestamente compradas al Ejército venezolano.
La gasolina de contrabando era sacada de los patios y llevada a la planta
en coordinación con la Policía de Maicao. En este sentido la Corporación
Nuevo Arcoíris afirma que:

La imagen de ciertas cooperativas permitió a “Jorge 40” incentivar algunas


alternativas legales al contrabando de gasolina, utilizando camiones cis-
terna para traer la gasolina ilegal sin declaración de importación y que era
almacenada en plantas de abastecimiento en complicidad con funcionarios
de aduana y policía para enriquecerse con el tráfico ilícito.

La cooperativa le suministraba el combustible a todas las estaciones de ga-


solina que estaban ubicadas en La Guajira, Cesar, Magdalena y Atlántico.
Las estaciones de gasolina le daban un porcentaje de cincuenta pesos (50),
por galón vendido a Jorge 40, y este a su vez los distribuía a los frentes de
acuerdo al galonaje que existía en las estaciones de gasolina donde opera-
ban cada frente. (Fundación Paz y Reconciliación, 2014, pp. 28-29)

A pesar de los múltiples testimonios que existen acerca del contrabando


de gasolina y su relación con el Frente Contrainsurgencia Wayúu del Bloque
Norte, no hay responsabilidades claras de carácter judicial directamente rela-
cionadas con esta modalidad como estrategia de financiación. Sin embargo,
la empresa Ayatawacoop fue investigada por los vínculos con Jorge Cuaren-
ta y porque, al parecer, a través de esta cooperativa también se construyeron

399
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

relaciones con el DAS en La Guajira; las cuales se verían reflejadas en unos


materiales que dio la cooperativa para la construcción de una sede del DAS en
el departamento (El Tiempo, 2007a).

4.2 Fuentes de financiación ilegales

4.2.1 narcotráfico: un negocio con tintes locales

Como se ha mencionado anteriormente, en las facetas iniciales de la llegada


de los paramilitares los mecanismos de financiación fueron más directos y
fundamentados en la ayuda y cooperación de élites locales, especialmente de
empresarios y ganaderos. Por lo tanto, la dinámica del narcotráfico y de las
rentas de la cocaína y la heroína, inicialmente es más difusa y responde a lógi-
cas locales muy marcadas.

Para analizar cómo el narcotráfico alimentó la fase inicial del Bloque Norte,
es necesario observar las dinámicas locales; ya que el narcotráfico tuvo unas
intenciones diferentes en departamentos como el Cesar o Magdalena, muy dis-
tanciadas de lo que se observó en Atlántico o La Guajira. Por lo tanto, lo más
adecuado será mirar dichas estrategias alrededor de patrones geográficos.

Cesar

En el departamento del Cesar fue uno de los puntos de incursión iniciales de las
ACCU por la zona, según lo relatan testimonios de comandantes paramilitares
en los Tribunales de Justicia y Paz, no se caracterizaba por sus posibilidades
alrededor del narcotráfico. La financiación en este departamento, al menos ini-
cialmente, se basó en la minería, la ganadería y las industrias locales. Sin embar-
go, los límites del Cesar con la frontera de Venezuela convertían a estos en espa-
cios que podía funcionar como un corredor para la salida de narcóticos; además
al norte del departamento se encuentra la Serranía del Perijá, lugar donde se ha
mencionado que existieron cultivos de hoja de coca. Con todo esto, los registros
relacionados con narcotráfico en el Cesar durante este período no son claros;
más allá de las posibilidades de usar al departamento como corredor desde el
interior. Lo anterior es explicado por el testimonio del MNJCV.

Entr.: ¿Desde qué año se empieza a sembrar coca en la Serranía del Perijá?
Edo.: Eso fue en el… Eso fue temprano… ya en el 2000 ya estaban sem-
brando. Sino que ya comenzaron a robar en las trochas y comenzaron… y
nos llamaron a nosotros pa’ que escoltáramos los carros y eso.

400
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Entr.: ¿Que bajaban la pasta?


Edo.: Pa’ que bajaran la pasta.
Entr.: Sí, ya había laboratorios también; cocinas...
Edo.: Sí, ya habían cocinas. Ya habían cultivos. En los años que yo estuve
por fuera se creció esa vaina como nadie se imagina.
Entr.: O sea, ¿del 97 al 99…? ¿Antes no se escuchaba, del 97 al 99…? ¿Y cuan-
do usted llegó ya…?
Edo.: Ya… ya subían rayar. Ya pagaban, ya ofrecían a 25.000 o 30.000
pesos el día.
Entr.: ¿Allá en la serranía por el Codazzi, Jagua, Ibirico y Becerril?
Edo.: Sí. Ya comenzaron a rayar. Entonces, ya para rayar… Si estaba llo-
viendo, decían que si estaba lloviendo no se podía; pero si usted entraba al
lote y comenzaba a rayar y se ponía a llover, ya le pegaban el día. Yo decía:
“Ve, qué bueno, ¿no?”.
Entr.: Eso es como… como una nueva forma de financiación del grupo.
Edo.: De financiación del grupo. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

Magdalena

La situación es completamente diferente cuando se analizan los intereses de los


grupos paramilitares sobre el departamento de Magdalena. Uno de los grupos
de autodefensa que más anclaje tenía en la región eran las Autodefensas Cam-
pesinas del Magdalena y La Guajira, que estaban a cargo de Hernán Giraldo.
En términos de financiación el grupo de Hernán Giraldo controlaba la Sierra
Nevada de Santa Marta y por tanto las rentas históricas del cultivo de narcóticos
en este territorio. Con el control de la Sierra viene el control de las plantaciones
de narcóticos más importantes y de las conexiones con corredores y salidas fun-
damentales de embarque, como lo representaban La Guajira y Atlántico, donde
se hayan puertos fundamentales para el narcotráfico en la región.

Entre 1997 y 1999 las rentas del narcotráfico pasaban mayoritariamente por
las zonas de injerencia de las ACMG, sumándose a un control minoritario,
pero importante por parte del Clan de Los Rojas. Durante este período se
presenta la guerra por el control del negocio entre este Clan y el grupo de Gi-
raldo, lo que conlleva a que finalmente haya una alianza entre Adán Rojas y el
Bloque Norte, para combatir contra Hernán Giraldo y las ACMG.42

Aunque el control de la zona pasaba mayoritariamente por el grupo al


comando de Giraldo, con la incursión hacia el norte del Magdalena luego
del conflicto con Jorge Cuarenta la mayor parte del negocio en la Sierra

42 Ver capítulos 1,2 y 3 de este informe.


401
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Nevada pasó a manos del Bloque Norte. En este punto es que aparece Jairo
Musso, quien se lucraba con el narcotráfico, en parte, a través del control
de los puertos, ya que oficiaba como financiero de las ACMG. El Bloque
Norte termina acusando a esta persona de haber robado un cargamento
de cocaína que iba a sacar y exige la devolución. Respecto a lo anterior,
entrevistas del MNJCV comenta al papel de Musso en las autodefensas de
Hernán Giraldo.

Entr.: Por sacar, eso. Exactamente, de sacar. Ese era el negocio de él, y era…
¿recuerda cuánto cobraba él por… por kilo, por sacarlo?
Edo.: No. Más o menos, eso sería como un… como un diez por ciento,
más o menos. O un quince por ciento. E igual, mucha gente le vendía
la base de pasta… la pasta a él de coca porque él la pagaba de contado,
mientras otros vendedo… compradores la recibían y la pagaban por ahí
al mes. A los dos meses la pagaban. En cambio, él la pagaba a un precio,
pero la pagaba de una. Él la pagaba un poco más barata, pero le pagaba
de una. Usté’ le vendía quince, diez kilos, y él lo compraba y lo mandaba
para la cocina, y allá se lo…
Entr.: ¿Dónde tenía él las cocinas?
Edo.: No eran de él, eran de…Más que todo, había una cocina por los lados
de Perico pa’ arriba. Perico Aguado. Las otras estaban por los lados del Ma-
mey, que eso era… Guajira, pasando Palomino, más o menos.
Entr.: ¿En todo el límite?
Edo.: Casi, casi en los… en los límites de Magdalena y Guajira. Y habían
por los lados de Quebrada del Sol pa’ arriba, por la montaña también había.
(CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

Y posteriormente, el relato aclara que, dentro de las ACMG, el negocio del


narcotráfico se delegó sobre Musso, mientras que Giraldo se intentó desligar
del negocio.

Edo.: Sino que Hernán en vista de ese… de eso, pues, fue culminando esas
cocinas por allá, esos alrededores, y las fue sacando de por ahí.
Entr.: O sea, él le dejó toda la función con relación a… por decir, ese narco-
tráfico a… a Jairo Musso. Giraldo de… Giraldo delegó toda esa función ahí
de… básicamente, la función financiera de esa estructura pasaba por manos
de… de Jairo Musso…Y él era el encargado, pues, de darle la plata de los
producidos a Hernán Giraldo.
Edo.: Correcto. Es que, en ese entonces, Jairo controlaba todo. En ese
entonces no había como después que llegó alias Jorge Cuarenta, que ya
había un financiero, que había un… un contador, que ya había un… un
encargado de droga. No, Jairo manejaba todo. Jairo… si… que recibía

402
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

las finanzas de la… de lo que hacía de las recolectas de los empresa-


rios y las… los comerciantes, primero se sentaba con Jairo a arreglar
cuentas. Ya Jairo enviaba lo que le tocaba a la organización. Entonces,
él controlaba todo.
Entr.: ¿Y qué…? Y todo, pues, obviamente con el aval de Hernán Giraldo. Es
decir, él se volvió una figura inamovible. Sin él, el grupo podía… Colapsar.
De ahí que también Hernán Giraldo no quisiera entregarlo a…
Edo.: Correcto. Y, pues, gracias a eso, el grupo creció. Porque Hernán
siempre lo mismo, lo mismo, lo mismo, y no avanzaba, ¿sí? No com-
praba armas, las mismas armas. Y Jairo dijo: “No, es que nosotros no
somos… nosotros no somos finqueros, nosotros no somos… nosotros
somos un grupo de autodefensa y así tiene que ser, tenemos que confor-
marlo con toda la dotación que se exige, que se requiera. Desde botas
hasta uniforme, munición, chalecos, todo”.
Entr.: (...) el grupo pasó de ser… de ser setenta…
Edo.: A, más o menos, ochocientos.
Entr.: A, más o menos, ochocientos para el 2001…
Edo.: En… en… correcto, como en 2 años, más o menos. Un año. Y, es más,
para el 2001… 2001 alcanzaron a ser mil trecientos cuando reclutaron qui-
nientos campesinos…Que creciera militarmente.
Entr.: Él tenía su… o sea, él permanecía en La Porciosa, era como su centro
de mando. Pero se desplazaba por todo lado. ¿Qué tan frecuente se reunía
él con Hernán Giraldo?
Edo: Por todo lado. Eso, más que todo, semanalmente, cada 15 días. De
acuerdo a lo que la situación lo requiriera, ¿no? Había situaciones que, a
veces, bajaba uno y a los 2, 3 días estaba otra vez pa’… de vuelta pa’ atrás
otra vez. Así…
Entr.: ¿Qué tan frecuente él recogía plata, entregaba plata?
Edo.: Pues, plata se veía a diario. Mucha… de llegar dos, tres bultos de pla-
ta, en dólares, en… en colombiano. Y a guardar todo eso. A veces llegaba en
una cajita normal, o a veces llegaban dos maletas. Así.
Entr.: ¿Y en dónde la guardaban?
Edo.: Mi hermano guardaba eso a veces.
Entr.: ¿En La Porciosa?
Edo.: [Asiente]
Entr.: ¿En solo lugares que él le asignaba?
Entrevistado.: Por lo que estaba más cerquita, pues, de la carretera, había
más… más forma de protegerlo militarmente.
Entr.: Y de sacarlo rápido si…
Edo.: Es correcto. Si la guerrilla se metía, pues, no alcanzaba a llegar hasta
allá porque estaba la carretera. Si… si hacían guerra o algo, pues, era en la
Sierra, en la parte alta. (CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

403
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Es así como se comprende que Musso tenía un rol fundamental dentro


de la estructura de Giraldo, especialmente en el control de las finanzas y lo
relacionado con el narcotráfico. En este período, a través de la expansión
del Bloque Norte por el departamento del Magdalena, también se hace más
evidente su vínculo con el narcotráfico y la necesidad de financiación de
las subestructuras a través del control de la Sierra Nevada de Santa Marta,
como centro de producción; sumado al control de las rutas y los puertos
de salida. Durante el período en cuestión dicha lógica fue más una idea,
ya que la llegada al norte del departamento se hace más evidente con los
conflictos que terminan desembocando en la guerra entre el Bloque Norte
y las ACMG de Hernán Giraldo. Las implicaciones del conflicto develaban
intereses del Bloque Norte por controlar el negocio del narcotráfico de la
Sierra Nevada de Santa Marta.

Entr.: Lo que es todo Santa Marta.


Edo.: Sí. Porque en… pues, en La Guajira estuve, pero no fue operando ni
nada, sino, pues, de paso, cuando entró Jorge Cuarenta, que tuvo que irse
Jairo Musso. Porque esa… cuando Jorge Cuarenta entró, lo que le exigía
Hernán Giraldo era que le entregara a Jairo Musso, que él le había robado
tres mil kilos a Mancuso. Entonces, más que todo, la presión de la guerra
con el… con el Bloque Norte de los Castaño era eso. Los tres mil kilos.
Entr.: ¿Cuánto equivaldría tres mil kilos en dinero?
Edo.: Pues, más o menos, en… cuando… los compraban allá más o menos
a 3.500, más o menos. Millones… 3.500.000 [pesos].
Entr.: ¿El kilo?
Edo.: El kilo, más o menos. Lo que pasa es que Jairo Musso era el encargado de
la zona de… de… de salida de… de embarque, ¿no? Un ejemplo, si las FARC
quería enviar por ahí, tenía que pagarle impuesto a él. Y, aun así, él conociendo
que la mercancía era de las FARC…La sacaba. O sea, él la… la recibía…
Entr.: Porque eso le quedaba a él.
Edo.: La retenía hasta la fecha de salida. Y a él por todo eso le pagaban.
¿Sí? Entonces… ¿qué hacía él? La enviaba, y él, pues… Nosotros, pues, en
el momento nunca lo supimos, ¿no?, sino hasta el momento de que hubo
la guerra, que Jorge Cuarenta nos comentó la situación, porque nosotros
también tuvimos un proceso de… como decir de juicio, ¿no? A nosotros
nos llamaron, los que trabajábamos con Jairo, que si… pues, estábamos
dispuestos a trabajar con ellos, o a… o a morirnos ese día ahí, ¿sí? Enton-
ces, él nos comentó la situación de los motivos del conflicto y todo, por lo
cual querían que nosotros le colaboráramos entregando todos los bienes de
él, lo que teníamos conocimiento de nosotros que pertenecía a él en plata,
ganado, en fincas, apartamentos, negocios, todo. Porque igual Jairo con-
formaba… tenía una… una banda dedicada… que le llamaban Los Piratas,

404
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

que, un ejemplo, la mercancía se enviaba y nunca llegaba a su fin porque


ellos abatían a los que la llevaban y se la… se la quedaban.
Entr.: ¿Qué hacían Los Piratas?
Edo.: ¿Los Piratas? Pues, cuando Jairo enviaba la mercancía, ellos la recu-
peraban en mitad de viaje.
Entr.: O sea, era un grupo de Pacho Musso.
Edo.: Sí, pero no… al margen de nosotros, de las Autodefensas Campe-
sinas, ¿sí?
Entr.: Entonces, Pacho Musso tenía ese grupito, ¿el grupito iba y asaltaba
carros que iban con cargamento…?
Edo.: Los… los viajes… No, en lancha. Cuando ya eran despachados para
otro país, como decir Jamaica, ¿sí?, todo eso. Entonces, pues, ellos la inter-
venían y… en muchas… en muchas ocasiones la echaban para otro lado, o
a veces la devolvían para nosotros mismos. Como… como decir: “No, que
va a llegar tal mercancía para recibir”, un ejemplo, pero era la misma que
nosotros enviábamos, le cambiaban era el empaque. Nosotros recibíamos
la misma mercancía, más el conocimiento que teníamos era que íbamos a
recibir una nueva. (CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

Atlántico

Mientras tanto, sobre narcotráfico en el departamento del Atlántico en este


departamento operaba el llamado Cartel de la Costa. Este grupo tuvo el con-
trol de los puertos y el narcotráfico hasta comienzos de la década del noventa.
Este cartel no se caracterizó por ser una estructura que estuviera al nivel de
los grandes carteles, como lo eran el de Medellín o el de Cali. Debido a golpes
importantes realizados por la Policía, sumado al poco tamaño que tenía el
mismo grupo, se terminó desarticulando a inicios de la década. Sin embargo,
con la desintegración del Cartel de la Costa, parte del Bloque Norte, en parti-
cular del Frente José Pablo Díaz terminan recogiendo las rentas y estructuras
del narcotráfico dejados por el cartel.

Para 1998 el Bloque encontró nuevos mercados en Europa, lo cual implicó


crear toda una nueva estrategia que terminaría involucrando a los grupos de
autodefensa que ya estaban en la región. En este punto es que los paramilita-
res empiezan su proceso de financiación del narcotráfico en el departamento
del Atlántico. Según un informe acerca de la violencia en el departamento, la
situación se describe de la siguiente manera:

A finales de los años noventa y principios de 2000, se debe resaltar el


papel que jugaron las autodefensas liderada por “Jorge 40” en el proce-
so mediante el cual grupos de narcotraficantes del norte del Valle se

405
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

apropiaron de las estructuras del Cartel de la Costa y en especial de im-


portantes puntos de embarque para enviar la cocaína hacia el exterior.
Las autodefensas, en este sentido, sirvieron como grupo de presión que
ejerció la violencia sobre las organizaciones que previamente controla-
ban los puntos de embarque. (Observatorio del Programa Presidencial
de Derechos Humanos y DIH, 2006, p. 34)

Asimismo, con la llegada de los paramilitares al Atlántico, se presen-


taron una serie de luchas por el control del microtráfico al interior de
la ciudad de Barranquilla. Para ese momento, la dinámica del crimen al
interior de la ciudad estaba controlada por el grupo a cargo de Dino Meza.
Meza era el jefe de la banda criminal que controlaba Barranquilla, espe-
cialmente alrededor de los temas de microtráfico, entre otros. La intención
inicial de los grupos paramilitares era conseguir una alianza con el grupo
de Meza, para así comenzar su proceso de consolidación y expansión final
hacia el departamento. A pesar de esto, la dinámica de control de la ciudad
de Barranquilla se tornó más violenta.

En 1999 llegaron a Barranquilla los primeros hombres de las Auto- defen-


sas Unidas de Colombia (AUC) enviados por ‘Jorge 40’, para ese momento,
Dino Meza ya controlaba todas las actividades susceptibles de extorsión.
Por esto ‘Yair’, el primer jefe paramilitar que operó en la ciudad citó a Meza
para que se uniera a las AUC y en dicha reunión este último fue asesina-
do. Desde ese momento en Barranquilla y el Atlántico hicieron presencia
activa dos estructuras del Bloque Norte de las AUC, más precisamente el
Grupo Atlántico. (Trejos Rosero, 2013, p. 45)

La expansión del Bloque Norte hacia el departamento del Atlántico tuvo


motivaciones estrechamente relacionadas con la cooptación y consecución
de nuevas estrategias financieras para los paramilitares. Asimismo, se vio
reflejada la intención de dividir al bloque en estructuras más pequeñas, ya
que desde el inicio los paramilitares hablaron del “Grupo Atlántico”, como la
subestructura que entre 1999 y 2001 terminó afianzándose con el control del
departamento; la cual, posteriormente, terminará desembocando en lo que
se conocerá posteriormente como el Frente José Pablo Díaz del Bloque Norte.

La Guajira

Por último, el caso de La Guajira durante este período es mucho más difícil
de dilucidar en términos de la relación entre narcotráfico y financiación del
Bloque Norte, ya que está estrechamente relacionado con la guerra entre la
estructura y las ACMG. Asimismo, la entrada fuerte del Bloque Norte hacia

406
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

el departamento se verá más clara con la sumisión de la estructura de Hernán


Giraldo y el nacimiento de una estructura dedicada exclusivamente al depar-
tamento de La Guajira. Dicho proceso tendrá lugar desde 2002 en adelante
hasta su desmovilización en 2006.

4.3 Cooptación institucional

El accionar del Bloque Norte, como ya se ha profundizado hasta ahora, tuvo


su fundamento económico en fuentes ilegales, tales como el narcotráfico, la
extorsión, el despojo, entre otros; y, por otro lado, a través del control de ren-
tas legales, como la venta de productos agropecuarios, minería y comercios
locales a través de los departamentos en los cuales operaba. Sumadas a estas
fuentes, el Bloque Norte configuró toda una estrategia para apropiarse de ren-
tas provenientes de los recursos públicos, enfocándose especialmente en los
sectores salud, educación y alimentación. Es así como a través de todos los
departamentos donde tuvo presencia la estructura paramilitar se encuentran
ejemplos donde los frentes lograron permear sectores institucionales y apro-
piarse de dineros públicos, a través de las cuales se financiaba la guerra y el
avance paramilitar; y enriquecía a comandantes de las estructuras y a colabo-
radores políticos, sociales y económicos, que se vinculaban con los negocios
de cooptación de recursos del erario público.

4.3.1 la salud, paramilitarismo y hospitales

Entre la década que comprende los años entre 1996 y 2006, se encuentran múl-
tiples casos de apropiaciones de rentas por parte del Bloque Norte de dineros
destinados al sector salud, principalmente a través de la cooptación completa
de las rentas de los hospitales en municipios y ciudades de los departamentos
de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena. Sin embargo, la cooptación de
hospitales y contrataciones de este sector se dan con la llegada del nuevo mile-
nio. Este proceso vino de la mano con el proceso de consolidación del bloque
en los departamentos en los que tuvo presencia. Según esto, las primeras di-
námicas de apropiación de recursos públicos tuvieron lugar desde 1999, con
alcances mayores desde 2000. La cuestión respecto a la cooptación de dineros
públicos se centró en ubicar personas de confianza en la dirección de los hos-
pitales y ejercer una incidencia muy fuerte sobre las mismas, lo cual terminó
influyendo en las decisiones presupuestales. Por parte de los paramilitares,
el foco de la financiación con dineros de la salud se centró en el control de la
contratación. Así, se creaban o se favorecían empresas a cargo de comandan-
tes paramilitares y/o colaboradores de estos, para realizar la asignación de los

407
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

contratos a un postor previamente designado. Al ejecutarse, el contratista les


entregaba a las estructuras un porcentaje que ya se había acordado en las reu-
niones en las que se discutía quién o quiénes iban a ganar el proceso de oferta
de los contratos. Esta fue una situación recurrente en gran parte de las zonas
donde tuvo presencia el Bloque Norte. Se pueden observar casos de control de
los dineros de la salud y de los recursos de hospitales en los departamentos del
Cesar, Magdalena y Atlántico.

Uno de los casos más notorios de esta situación se presentó en el depar-


tamento del Cesar, específicamente en la ciudad de Valledupar. Dos de los
hospitales más reconocidos de la ciudad fueron cooptados por los paramilita-
res y terminaron siendo funcionales a la financiación del Bloque Norte en la
región. El primero de ellos, el Hospital Eduardo Arredondo Daza; el otro, el
Rosario López Pumarejo. La dinámica se concentró en tomar control de las
administraciones locales y asignar a personas de confianza en las secretarias y
en el manejo de los hospitales. Contribuciones voluntarias realizadas para esta
investigación describen la forma en que se cooptaban los hospitales locales.

Entr.: ¿Usted tiene eso?


Edo.: Claro (…) La legalidad que es como ilegal. Es que aquí se revuelve
todo. Cuando usted se pone a mirar todo esto, yo tenía la dirección de los
dos hospitales.
Entr.: ¿Ustedes tenían la dirección de los dos hospitales?
Edo.: Claro, teníamos la contratación de los hospitales. Es que yo le digo
una cosa…Lo primero que hicieron, que eso no lo han investigado ni lo han
esclarecido – yo sé quiénes fueron– fue matar al director del Eduardo Arre-
dondo Daza, el hospital ese, el pequeño, Rodolfo Díaz, a ese lo mataron.
Entr.: ¿Ese fue más o menos en qué año?
Edo.: 2005, si no estoy mal.
Entr.: Ah, o sea, todo esto fue ya al final, esa cooptación de los hospitales.
Edo.: Claro, 2004… Rodolfo fue en el 2004… Sí, como todavía 2004. Y…
Entr.: ¿Mataron al gerente?
Edo.: Al gerente y pusieron a otro gerente. ¿Por qué matan al gerente?
Porque el gerente no dejaba participar a la REP…A la REP. Es que ya las
autodefensas no pedían plata, ya había una organización de la misma or-
ganización, que se llamaba la REP…La REP se encargaba de la parte admi-
nistrativa, de la contratación, de los contratos, de todo lo que tenía que ver
con el Estado.
Entr.: Como lo financiero.
Edo.: ¡Eso! Una parte. Entonces, ¿la REP qué hacía? Yo por lo menos yo no
me entendía con ningún hijueputa gerente de esos; por ahí de vez en cuan-
do que lo mandaba dizque a grabar. Entonces venga la REP, la REP llegaba

408
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

y decía… ellos contrataban, ellos le pedían a los contratistas el porcentaje,


pero ya ellos estaban haciendo otra jugada, ellos estaban haciendo los con-
tratos también; entonces estaban ganando por punta y punta.
Entr.: ¿Pero, quiénes eran los de la REP?
Edo.: Eran miembros de la organización.
Entr.: ¿Pero con qué perfiles?, ¿qué tipo de gente era?
Edo.: Era… uno era administrador, el otro… ¿Sí me entiende? Era gente
que no tenía… Ahí no tenía que ver con…No, no. Ellos, si tenían problema
con el uno, iban y le decía… Por lo menos, si el problema era en Valledupar
ellos me buscaban a mí, [y me decían:] “No, que vea, este no quiere pagar”.
Entonces yo ahí mandaba la parte militar.
Entr.: Eran funcionarios, funcionarios de (...)
Edo.: No, no eran funcionarios, eran miembros de la organización, pero no
eran de la parte militar.
Entr.: No eran de la parte militar, ¿pero esas personas estaban dentro de las
instituciones?
Edo.: No, ellos estaban por fuera, ellos eran paracos. Paracos, paracos. ¿Y
entonces qué pasa? Rodolfo Díaz no les pagaba, no los dejaba contratar, no
les pagaba. Entonces qué hicieron, cogieron y informaron a mi comando…
Dieron la orden de matarlo y nosotros ejecutamos la orden y lo matamos,
y montaron el gerente que ellos quisieron, ya pusieron otro gerente, que
fue cuando… Pa’ que se vaya de espaldas, que es muestra de donde tiene
problema la Policía… ¿Sabe quién fue el gerente de una? Nicolás Mohrez
Muvdi, que en este momento es el secretario de salud departamental del
Cesar, si no estoy mal. Pa’ que vea el hijueputa descaro de este país. ¡Claro!
Ese hijueputa, si ya sabía lo que le había pasado al otro. O sea, usted va a
recibir una gerencia donde sabe que al otro lo mataron por no colaborar y
no va a colaborar.
Entr.: Pero entonces al hombre, para subirlo al… Digamos, los reunían, o
antes y le decían… ¿O él era conocido del grupo antes?
Edo.: Si es que cuando matan a ese man, o sea, a Nicolás, Nicolás iba y se
sentaba conmigo y me entregaba cuentas a mí porque yo tomé el control,
¿por qué tomé el control yo? Porque yo me di cuenta del negocio de la REP.
Entr.: ¿Cómo era el negocio de la REP?
Edo.: La REP, ellos mismo ponían los contratistas, ¿Sí me entiende? En ne-
gocio de los medicamentos, ese negocio es mejor que el de la droga, el de
la coca. Es que la plata de la salud no alcanza no es porque se la roben, ¿sí
me entiende?, eso no es porque se la roben, el negocio de la salud es otro.
¿Dónde está el negocio de la salud? Que cómo es posible que una hijueputa
bolsa de… Una bolsa de suero, que usted va… Haga el ejercicio, en serio,
vaya a un hijueputa laboratorio [y pregunte] cuánto vale una bolsa de suero,
y vaya a ver cuáles son los precios estipulados, estipulados, porque ellos te

409
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

los ponen, hay una tabla de precios; es más del doble. Hay medicamentos
buenos, hay malos; hay medicamentos que son huesos y hay medicamentos
que son buenos. Entonces, yo cogía por lo menos la contratación de los me-
dicamentos buenos, este contrato vale 2.000.000.000 de pesos, yo presenta-
ba tres compañías, dos que esas hijueputas… Tres empresas se presentaban
a la licitación, esas hijueputas iban de descarte, la que iba a ganar era yo
porque ya yo tenía el pliego.
Entr.: ¿Y esa que iba a ganar de dónde salía esa empresa?
Edo.: La organización la escogía, y escogíamos a un dueño de una empresa
y le decíamos: “Usted no va a ganarse esta vaina. Venga pa’ acá que necesito
su firma, le voy a regalar veinte barras”. No, ahí estaban todas, yo por ahí…
Empresas de ahí, de ahí mismo, de suministros. Entonces [se le decía a los
gerentes:] “Entonces venga pa’ acá amigo, coja…”.
Entr.: Entonces, ustedes cogían al que hace el contrato y le dice: tome,
pa’ usted.
Edo.: Claro. Y el contrato era mío. Entonces yo llegaba y le decía: venga
pa’ acá, qué es lo que están pidiendo, esto, esto y esto. Con el… Le decía,
entrégueme el cincuenta por ciento del valor del contrato. El contrato valía
2.000.000.000 barras [pesos], entréguenme 1.000.000.000 [de pesos], que
es lo legal, el cincuenta por ciento. Yo con eso prácticamente ya hacía el
contrato. El resto es ganancia. Es que la plata de la salud no se la roban, la
plata está… La salud está así por qué, porque es que esos políticos, que yo
se los quitaba a los políticos. Por eso le digo: aquí todo el mundo tiene la
mano metida.
Entr.: Bueno, y cuando ustedes llegaron a esas alturas, a esos alcances, no
tenían gente encima como [diciendo:] ¿cómo así? Si es que estas tajadas han
sido mías siempre, o…
Edo.: Entonces, estos hijueputas de la REP se fueron pa’ donde mi comando
Cuarenta y le dijeron: Ciento Uno nos va a matar, ¿Ya? En la REP estaba
[alias] Octari, estaba uno que… [alias] Mani Gutiérrez, había otro… Yo lo
tengo anotado. Eran tres, cuatro. Una vieja que… La primera que me salió
con ese cuento fue una vieja que le decían [alias] La Tía, una vieja [de ape-
llido] Castrillón que era tía de Yesica, la mujer de Treintainueve. A mí me
llaman a Villa Germania, mi comando Cuarenta. Allá estaba… me acuerdo
yo de [alias] Cerveza, y estaba [alias] Salomón allá, arreglando un problema
con [alias] Fierro.
Entr.: ¿Salomón el del José Pablo?
Edo.: ¿Salomón? Salomón es el que vino extraditado, que lo trajeron
hace poquito a…No, Salomón era… Salomón era trabajador de Fierro.
Sí. Entonces…Yo llego allá a Villa Germania…Claro, me citó mi co-
mando Cuarenta. Entonces él terminó de hablar con Salomón y con…
entonces mi comando Cuarenta dijo: oye ven acá y siéntate acá. Estaban

410
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

los tres hijueputas esos de la REP, y me dijo: siéntate. Y me dijo: oye ven
acá, ¿cómo así que tú vas a matarme estos manes? Si estos son trabaja-
dores de. Le dije yo: yo no los voy a matar, pero si usted me da la orden
yo aquí se los mato de…Y me dijo: ¿y qué es lo que pasa? [Le respondí:]
¿qué es lo que pasa mi comando? Que es que yo soy el comandante mi-
litar, yo cargo los hijueputas muertos, yo mantengo la hijueputa zona,
yo pongo la plata pa’ mantener la gente y estos triple hijueputas, ¿sabe
lo que están haciendo? Ellos mismos son los que están contratando y se
están ganando la plata de la contratación y se están ganando la comisión
que usted les da por el diez por ciento que hay que cobrarle a los…a los
contratistas. Y entonces por qué… ¿Y por qué no me da esa contrata-
ción entonces a mí? Y yo se la pago a ellos, y no corren el riesgo que el
Gaula los coja. Y se las pago. Yo se las pago pero les pago solo la utili-
dad no sobre contrato porque es muy diferente que yo a un contrato de
2.000.000.000 de pesos, yo no lo voy a pagar sobre 2.000.000.000 de pe-
sos. Yo pago sobre la utilidad. Si la utilidad son 500.000.000 [de pesos],
sobre 500.000.000 [de pesos] le cancelo el diez por ciento; y creo que
tengo el derecho. Pues sí, hazle. ¿Tú les pagas? [me dijo mi comando]. Yo
les pago. Y de ahí pa’ delante la contratación fue mía, de los hospitales.
Yo se la quité. Y no pudieron… O sea, la perdición de ellos fue llegar
donde mi comandante. (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

En este caso es fundamental resaltar la existencia de un grupo que compo-


nía la parte financiera de la subestructura del norte del Cesar, el cual estaba a
cargo de toda la estrategia de rentas en Valledupar. En el relato se le denomina
la REP, siendo este un grupo compuesto por tres personas que, a posteriori,
serían identificadas como comandantes financieros; o en su defecto, piezas
clave en términos económicos para las estructuras que operaban en esta re-
gión. De las menciones que se hacen, una de las más relevantes es la de La
Tía, Luz Dary Castrillón, quien ha sido identificada como una de las personas
importantes de las finanzas del bloque en esta zona.

En este punto, el relato también hace referencia a un evento importante en


el marco de las lógicas financieras del Bloque Norte: el asesinato del gerente
del hospital Eduardo Arredondo Daza, Rodolfo Díaz. El gerente del hospital
fue asesinado en horas de la tarde en Valledupar, cuando se dirigía a la Secre-
taría de Salud, por dos hombres en una moto, como lo reseña la noticia del 20
de noviembre de 2004, en el diario El Tiempo (El Tiempo, 2004b). Al señor
Díaz lo asesina el Bloque Norte porque no se quería poner de acuerdo con la
parte financiera para entregar los recursos y la contratación del hospital. Ante
esta muerte El Bloque decide incide para que se posesione en el cargo personas
cercanas para administrar el hospital.

411
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

En la misma línea, está el caso del Hospital Rosario Pumarejo de López. Las
intenciones del Bloque Norte alrededor de los recursos del mismo se hacen
evidentes desde 2002, cuando es citado por paramilitares el gerente en esa
época, Luis Ramón Guerra Orozco, a hablar de temas relacionados con mane-
jos y dineros del hospital. Según la sentencia emitida en contra del gobernador
del Cesar, Hernando Molina:

Luis Ramón Guerra Orozco director del Hospital Rosario Pumarejo,


que hasta ahora cuenta que en abril o mayo de 2002 renuncia a ese cargo
<<porque un grupo ilegal me hizo subir, pienso que eran las autodefen-
sas, me hicieron subir a donde ellos tenían su centro de operación, y me
presionaban para que yo les diera una suma alta de dinero, suma que
lógicamente yo no podía dar, primero porque yo no tenía plata, segundo
porque si les daba plata era convertirme en apoyador de ellos. (Senten-
cia Hernando Molina Araujo, 2010)

Como menciona el señor Guerra en la sentencia, debe renunciar a causa


de las amenazas que recibió por parte de grupos de autodefensas, ante la so-
licitud de entregar dineros y contratos para la financiación del Bloque Norte.
Ante la renuncia del anterior gerente, la gente de Frente Mártires del Cesar,
Ángel Maya Daza.43 Con la llegada de la nueva gerencia comienza un proceso
completo de cooptación de los paramilitares de cada instancia que rodea a la
institución de salud pública de Valledupar. Es así como se da un proceso de
cooptación de los dineros de la salud destinados al hospital, así como cada
espacio de contratación, incluidos los contratos laborales.

Entr.: ¿Ahí no había, por ejemplo, otras empresas que fueran a postularse de
manera lícita, que fueran a hacerle competencia a las que usted mostraba?
Edo.: Y cómo le iban a hacer competencia si es que nadie compite… A mí,
el que medio fuese competencia le mandaba pistolear…
Entr.: La licitación, digamos, listo. Y entonces se presentaban, yo tengo mi
empresa y yo voy y me le presento allá. ¿Usted de una vez me…?
Edo.: [Yo decía:] venga, vaya donde Fulano de tal y dígale que [si] la fácil o
la difícil. Entonces yo le decía a los gerentes: este, este, este y este contrato
son míos. Nosotros los repartimos entre tres empresas pa’ que no se vea
todo concentrado.
Entr.: Ya, ya. ¿Y ahí no había superintendencias que valieran…?
Edo.: Todo el mundo come. La única mano que no recibe plata es la mano
de pescado y la de plátano, pero en este país todo el mundo come. Eso es
una gran mentira, que la intendencia, que la Fiscalía, que el otro; todos esos

43 Ángel Maya Daza fue condenado a seis años de prisión en 2008 por vínculos con el paramilitarismo.
Posteriormente fue asesinado, en 2016.
412
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

triple hijueputas aquí en este país comen. Aquí, por eso le digo, todos. Es
que aquí nadie puede decir: “No”, porque… Por eso el digo, ¿dónde estaba
el procurador en ese momento?, ¿dónde estaba el señor…? Que no se dio
cuenta el hijueputa, que siendo él hermano del gerente, porque era el medio
hermano, que fue el que lo puso de gerente en el Rosario Pumarejo… ese
es hermano medio de… Del procurador de ese momento y no sabía que los
paracos éramos los que manejaban el hijueputa hospital y los que hacíamos
la contratación. ¿Entonces?, ¿a qué jugamos? Un hijueputa pueblo, que us-
ted conoce Valledupar por lo que veo. Que es un hijueputa infierno así de
chiquitico. Cuando usted llega con un… roto uno no sabe…
Entr.: Todo se sabe.
Edo.: Todo, todo. Todo. (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

En esta parte del testimonio se menciona que, de alguna forma, se movie-


ron influencias para que Ángel Maya fuera el nuevo gerente del hospital; y
así, pudiera facilitar la labor de los paramilitares dentro de sus intenciones de
recursos del sector salud. Asimismo, se observa más claramente la dinámica
a través de la cual funcionaba la lógica de contratación dentro del hospital. El
mismo Bloque Norte creaba o patrocinaba las empresas que iban a entrar en
la licitación, garantizando los contratos, a cambio de un porcentaje. En esa
medida, se utilizó la lógica de amenazar o destruir la competencia, a través de
su aparato militar: cualquier persona que se presentara a la contratación sin
permiso de los paramilitares corría riesgo de ser asesinada.

Entr.: ¿Y qué tuvo que ver el Hospital Rosario López Pumarejo…?


Edo.: ¿El de Valledupar? Uy, eso… ese hospital colaboró demasiado
Entr.: ¿De qué forma les colaboraba?
Edo.: Ese sí daba plata… eso sí daba plata. Esos hospitales grandes, que
llegaban, esos sí daban plata, pero hospitales pequeños de municipios, eso
no da plata, eso ahí le dan perdida a uno… doctora. Cuando… entonces ya
cuando ese hospital, ya se comenzó el municipio, entonces ahí sí ya le man-
daba presupuesto, ya… ya se nombró el rector… el rector no, el… director.
Entonces, el director lo nombraba era uno, o sea, allá todos los puestos, los
nombraba era uno. (CNMH, MNJCV, 2014, 11 de noviembre)

La Procuraduría General de la Nación, en una nota publicada en su boletín


virtual, describe de una manera más detallada cómo se manejó esta relación entre
el hospital, en cabeza de Maya, y el Frente Mártires del Cesar. Según el portal:

Por prestar colaboración a la organización ilegal de autodefensas en el


departamento de Cesar, la Procuraduría General de la Nación destitu-
yó e impuso inhabilidad permanente a los señores Ángel Eléison Maya

413
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Daza, exgerente de la Empresa Social del Estado Hospital Rosario Pu-


marejo de López de Valledupar; Érika Patricia Duque Vega, exjefe de la
oficina asesora de Control Interno y Apoyo Jurídico; y Édison Eduardo
Valle Martínez, profesional universitario del área de mantenimiento de
la misma entidad hospitalaria.

La Procuraduría Segunda Delegada para la Vigilancia Administrativa con-


cluyó que los investigados incurrieron en incumplimiento de sus deberes
y vulneración de los fines y principios de la administración pública, al ha-
berse establecido que pusieron al servicio de ese grupo armado ilegal el
aparato administrativo y financiero de la Empresa Social del Estado.

Concretamente, la falta en cuestión consistió en el apoyo que cada uno de


los involucrados brindó a esa organización, de acuerdo con lo manifestado
por los mismos comandantes y miembros de ese grupo ilegal en sus decla-
raciones, prestando su concurso para la creación de una fachada de contra-
tación a través de la cual se legalizaron pagos a empresas creadas a través de
testaferros de la organización armada al margen de la Ley.

De igual forma, el Ministerio Público estimó que los investigados incurrie-


ron en incumplimiento de sus deberes al permitir el incremento injustifi-
cado del patrimonio de terceros, particularmente de las empresas Dismed
Ltda. e Ingemedical, que venían a ser fachadas de las estructuras armadas
ilegales que actuaban en el departamento del Cesar.

Las pruebas refieren que los involucrados, en acuerdo con los testaferros
del comandante ‘Alejandro’ o ‘101’, diseñaron y ejecutaron procesos de con-
tratación que permitieron hacer diversos pagos a las citadas empresas entre
los años 2003 y 2008 sin el cumplimiento del objeto social contratado.

En el caso particular de Dismed Ltda., empresa de propiedad del coman-


dante alias ‘101’, quien la conformó con la ayuda de Édison Eduardo Valle
Martínez con el fin de que sirviera de fachada para contratar con el hos-
pital, los registros dan cuenta de contratos con periodicidad casi mensual,
sin objeto real, que sirvieron para legalizar pagos permanente a la organi-
zación al margen de la Ley entre 2003 y 2007.

El fallo de primera instancia, contra el cual procede recurso de apela-


ción, señala que la cercanía del médico Maya Daza con los comandantes
de las autodefensas y su colaboración con ellos fue permanente durante
el tiempo que ocupó la dirección de la ESE, “al punto que hacía visitas
constantes al corregimiento de La Meza, donde no solo se reunía con los

414
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

comandantes del Bloque Norte, sino que, aún más lejos, portaba unifor-
me y armas del grupo llegando a adelantar actividades como prácticas
de tiro, entre otras”. (PGN, 2012)

De acuerdo con esta nota y las comprobaciones realizadas por la PGN,


Ángel Maya entregaba dineros a través de Dismed Ltda. y otra, llamada In-
gemedical, propiedad de comandantes paramilitares. Incluso, miembros del
Bloque Norte eran tratados dentro de esa institución. Además de lo anterior,
las ambulancias del hospital eran usadas para auxiliar combatientes del grupo
armado que eran heridos en combate. En este proceso no solo fue detenido
Ángel Maya, sino que con él también fueron retenidos Erika Patricia Duque,
la cual trabajaba en el área jurídica del hospital; y Édison Eduardo Valle, pro-
fesional del hospital.

En la actualidad, por estos hechos están condenados Ángel Maya y otras


personas que hacían parte del personal del hospital, en gran parte, por mu-
chas denuncias provenientes de comandantes que dieron versiones libres en
procesos de Justicia y Paz, relacionadas con el hospital Rosario Pumarejo de
López. En relación con el Hospital Eduardo Arredondo Daza, hasta 2020 ni
Nicolás Mohrez Mudvi o alguna persona relacionada ha sido condenada o
vinculada a procesos por malversación de recursos públicos.

En el departamento del Atlántico también se evidenciaron desvíos de


recursos de hospitales para financiar al Bloque Norte, específicamente la
cooptación del Hospital Materno Infantil, ubicado en el municipio de So-
ledad. La dinámica de la cooptación de recursos del sector salud sigue
siendo la misma que se manejaba en otros departamentos, solo que im-
plicaba nuevos actores que se hacían alianzas con los paramilitares para
desviar dineros destinados a los hospitales, para financiar la consolidación
del grupo armado ilegal en Atlántico.

Este hospital es inaugurado a comienzos del nuevo milenio, y desde ese


momento fue un objetivo de los grupos paramilitares interesados en coop-
tar múltiples escenarios del aparato institucional. La persona que estuvo a
cargo de la estructura paramilitar que operó en Atlántico fue Edgar Igna-
cio Fierro, Don Antonio, quien comandó la subestructura conocida como
el Frente José Pablo Díaz.

En esa medida, en Atlántico el Frente José Pablo Díaz se aprovechó de dine-


ros que corresponden a hospitales públicos. La situación fue tuvo tanta noto-
riedad que en el departamento se decía a viva voz que el Materno Infantil de
Soledad era la caja menor de Don Antonio. La lógica de irrupción del Bloque

415
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Norte consistió en apropiarse de recursos de manera inmediata; el Hospital


Materno Infantil desde sus inicios tuvo un vínculo profundo con el parami-
litarismo. Como se menciona en un nota de El Heraldo, periódico local, cita-
da en un texto académico: “El Heraldo, principal periódico de Barranquilla,
denunció en su momento que el hospital Materno Infantil de Soledad, desde
su inauguración a comienzos del milenio, se había convertido en un fortín de
los paramilitares: “Su primer director, Saulo Aristizábal, estuvo detenido al
ser acusado de formar parte de una banda al servicio del paramilitarismo; su
segundo director, Alexander Villas (…) fue obligado a renunciar ante amena-
zas” (Corporación Nuevo Arco Iris, 2011). Es decir, desde el nacimiento del
hospital los paramilitares ya tenían las manos adentro, a través del primer
director y del segundo siendo amenazado.

La incursión de los paramilitares en el Atlántico estuvo de la mano de alian-


zas con actores sociales, políticos y económicos de gran calibre en la zona. Sin
embargo, en términos de la malversación de recursos públicos provenientes
del sector salud, Dieb Maloof fue una de las personas que estuvo más relacio-
nada con los paramilitares en este sentido. La Corporación Nuevo Arco Iris
describe la situación así:

El recuento sobre el desfalco de los dineros de la salud hecho en Barran-


quilla y Magangué, tiene como eje las redes organizadas por Dieb Maloof y
Enilse López, un político y una empresaria, quienes aprovechan las opor-
tunidades del contexto inmediato, los cambios en la normatividad de los
sectores en donde ejercían sus actividades, y buscaron alianzas con los pa-
ramilitares regionales para organizar y ejecutar sus delitos. Lo observado
en el hospital Materno Infantil en Soledad, Atlántico, es un saqueo directo
como resultado de la capacidad de daño de Edgar Fierro, conocido como
“Don Antonio” en el mundo del Bloque Norte de las AUC, y antiguo capi-
tán del Ejército colombiano. Este personaje no tuvo intermediarios en su
actividad de coacción y ejercicio de la violencia. Cuando fue destituido de
la institución armada por realizar operativos ilegales en el 2002, no dudó
en irse a buscar trabajo en 2003, con el mayor retirado del Ejército, Da-
vid Hernández, alias “39”, segundo al mando del Bloque Norte, después
de “Jorge 40”.

Édgar Fierro o don Antonio, saltó a la luz pública por la información conte-
nida en los computadores que estaban en su poder cuando fue detenido en
Santa Marta, el 11 de marzo del 2006 por miembros de la Fiscalía. El detalle
y riqueza de la información que resguardaba don Antonio ha servido para
documentar los casos que la Fiscalía General y la Corte Suprema han ins-
truido en contra de los políticos costeños acusados de parapolítica.

416
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Lo revelador es que las actividades registradas en los archivos de los com-


putadores en posesión de “don Antonio” eran diferentes tipos de acciones
fraudulentas con recursos públicos, asesinatos de funcionarios estatales,
líderes sociales o limpieza social, y registros de reuniones con políticos re-
gionales para preparar el fraude electoral de 2006. Y todo esto durante el
período de negociación entre el Gobierno nacional y las AUC, para des-
movilizar e intentar reintegrar a la sociedad esta fuerza ilegal. Claramente
los hombres del Bloque Norte no estaban en el tema de la paz ni en el del
fortalecimiento del estado social de derecho.

Uno de los aspectos que llama la atención es cómo este exmilitar hizo del
municipio de Soledad, el más grande del departamento del Atlántico des-
pués de Barranquilla, y en particular del hospital Materno Infantil, su feu-
do personal, en medio de la negociación entre el gobierno del presidente
Uribe y las AUC. Fierro se desmovilizó en una de las últimas ceremonias de
desarme de la negociación, en el Copey, Cesar, junto con su jefe “Jorge 40”.
El acto se realizó precisamente un día antes de las elecciones para Congreso
del 5 de marzo de 2006, con el ánimo de crear un ambiente sicológico que
tuviera impacto en la elección del día siguiente. Por fortuna Fierro fue de-
tenido una semana después, junto con la valiosa información que ilustró a
fiscales y magistrados. Durante los tres años en los cuales Édgar Fierro co-
mandó el frente José Pablo Díaz, que operaba en el Atlántico, hizo nombrar
en cargos claves del hospital Materno Infantil a personas del entorno fami-
liar directo, y así conformar una red que le permitiría disponer de parte del
presupuesto del hospital. (Corporación Nuevo Arco Iris, 2011)

La dinámica funcionó de forma similar a la del departamento del Cesar,


sobre todo en lo que tiene que ver con que los desfalcos de los dineros del
Materno Infantil se realizaban a través de cooperativas de contratación,
designadas por Fierro Flórez para recibir los contratos. Asimismo, las con-
trataciones pasaban directamente por la anuencia del comandante del José
Pablo Díaz; a pesar de que fueron personas poco calificadas, o sin ningún
tipo de calificación para asumir las labores dentro del hospital. Esto tam-
bién implicaba que al grupo armado ilegal le quedaba un porcentaje de
cada contrato laboral asignado.

La apropiación y desvío de recursos siempre vino acompañada de un


componente armado, que implicaban que las órdenes de Don Antonio de-
bían cumplirse, o si no las personas se atenían a las consecuencias. En el
caso del hospital en Soledad, empleados y gerentes que no estuvieran de
acuerdo con el accionar del Bloque Norte, eran amenazados y debían re-
nunciar a su cargo.

417
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

El mecanismo para hacer efectivos los desvíos de recursos era común: con-
tratos con cooperativas sin los requisitos de ley, lo cual exponía a los fun-
cionarios a los cargos mencionados. En el caso de un gerente del centro
hospitalario, la autonomía frente a don Antonio era mucho menor que la
que pudiera tener un alcalde electo sin el apoyo de las armas. La relación
podría ser de coincidencia con los objetivos paramilitares, o al menos al-
gún tipo de interés económico inmediato.

Pobladores de Soledad describen su percepción sobre uno de los gerentes:


“El hospital fue el centro del paramilitarismo en el Atlántico; Francisco Ro-
mero, el gerente del hospital Materno infantil, era reconocido paramilitar,
tuvo como asistente jurídico a un señor Palacios, de Asís Ltda., empresa de
seguridad que trabajaba con ellos; otro de apellido García era el jefe de la
oficina jurídica, y le rendía cuentas a HH del Bloque Bananero de las AUC;
Aristizábal, quien se desempeñó como gerente y médico, hoy está preso en
Cómbita (Boyacá). Luego ponen preso a Palacios, quien decide colaborar e
incrimina a Romero, [...].

El comunicado de la Fiscalía General sobre la inculpación al ex director del


Hospital, Luis Francisco Romero Racero, señala que el dinero desviado de
la entidad por este funcionario podría ascender a un mil millones de pesos,
aproximadamente”. (Corporación Nuevo Arco Iris, 2011)

Una de las grandes diferencias entre el proceso del Cesar y del Atlántico
radica en los intermediarios, ya que, usualmente, se utilizaban a personas de
talante “financiero”, quienes eran las encargadas de gestionar directamente
los recursos. Estas personas tendían a recurrir a la parte militar solo cuando
era necesario, pero no se entremezclaba la cuestión financiera y la militar de
la estructura. En Atlántico todo fue muy diferente. Al hablar de la apropiación
del Materno Infantil, Don Antonio envió a una persona del ala militar, sin
ningún tipo de mediación, a tomarse el control del hospital y a sacar la admi-
nistración que tenía. Según la MOE,

Este hospital, que para el momento de su captura por parte de los parami-
litares contaba con un presupuesto que superaba los ocho mil millones de
pesos, se convirtió en el fortín que contribuyó con el financiamiento del
Bloque Norte de las AUC, según lo manifiesta Carlos Mario García Ávila,
alias Médico Grande o -Gonzalo, quien era el jefe de finanzas del Frente
José Pablo Díaz. El proceso de captura de la institución comenzó a pre-
sentarse cuando Edgar Ignacio Flores, alias Antonio, ordena a alias Gon-
zalo para que visite al entonces gerente del Hospital, Alexander Villar,
para que renunciara. Según lo relata alias Antonio: -No sé qué medio

418
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

utilizó para lograr que el señor Villar renunciara. De esta forma inició el
proceso de captura de las AUC en el centro hospitalario, sindicando al ex
gerente Alexander Villar, de quien los paramilitares sostenían que era un
corrupto y además medió la intimidación armada para que renunciara.
Según lo informa, alias Antonio, la función de intimidación armada a
funcionarios públicos -la cumplía para la organización el señor Carlos
Mario García Ávila, persona esta que nunca tuvo relación contractual
con el hospital; las relaciones políticas y la labor de copamiento estaban
en cabeza de él, entre ellas, el Hospital Materno Infantil -…la función
de él era penetrar las alcaldías, las instituciones que en algún momento
estuvieron infiltradas por las guerrillas comunistas. Luego de hacer re-
nunciar a Alexander Villar por medio de presiones, los paramilitares po-
sesionan en el cargo de gerente del hospital a Francisco Romero Racedo.
La Fiscalía es categórica en afirmar que la cooptación realizada por los
paramilitares en el hospital de Soledad -se inició por medio de la labor
de copamiento… porque tenían noticia que los recursos estaban siendo
apropiados por los corruptos, entonces llamaron a su gerente para pedirle
que realizara una buena gestión, hecho que, según él (alias don Antonio)
sucedió porque la administración de Romero Racedo fue muy buena, ya
los salarios se pagaban puntualmente, la comunidad reconocía el cambio
de administración por su buen servicio, y pese a que es sabido que ellos
como paramilitares se apropiaban del 10% de la contratación, para el caso
del Hospital Materno Infantil, esto nunca sucedió. Aunque la argumenta-
ción que estructura alias don Antonio está dada porque Romero Racedo
fue un funcionario que de manera coaccionada y asustada concurrió a
recibir las órdenes de los paramilitares, la Fiscalía considera que Race-
do era una persona que tenía aprecio por estos grupos ilegales y además
de ser puesto como figura central en la administración del hospital por
los paramilitares, tenía sentimientos de lealtad. (Misión de Observación
Electoral y Corporación Nuevo Arco Iris, s.f.)

Incluso, la situación del Materno Infantil de Soledad se mantuvo posterior


a la desmovilización de los paramilitares, ya que se menciona que durante
2007 el gerente del hospital en esa época, Tommy Morales, mantiene conver-
saciones con integrantes del grupo Los Cuarenta, relacionado con estructuras
herederas del Bloque Norte.

El comunicado de la Fiscalía General sobre la inculpación al ex director


del Hospital, Luis Francisco Romero Racero, señala que el dinero desviado
de la entidad por este funcionario podría ascender a “un mil millones de
pesos, aproximadamente”. El Heraldo, principal periódico de Barranqui-
lla, denunció en su momento que el hospital Materno Infantil de Soledad,

419
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

desde su inauguración a comienzos del milenio, se había convertido en un


fortín de los paramilitares: “Su primer director, Saulo Aristizábal, estuvo
detenido al ser acusado de formar parte de una banda al servicio del pa-
ramilitarismo; su segundo director, Alexander Villas […] fue obligado a
renunciar ante amenazas”. El reporte continúa describiendo la gestión de
Francisco Romero, también comprometido con paramilitares y fraudes, y
termina con el nuevo director en 2007, Tommy Morales, quien es reseñado
por la Policía Nacional teniendo conversaciones telefónicas con miembros
de la banda de los 40, conformada por antiguos miembros de los grupos de
Jorge 40. (Corporación Nuevo Arco Iris, 2011)

El asunto de la salud en este hospital del Atlántico no solo involucró a


políticos, administraciones locales, paramilitares y familiares de estos, sino
que también terminó involucrando en ejercicios de corrupción a las EPS,
las cuales terminaban entregando todas sus contrataciones a las empresas
creadas y auspiciadas por el Bloque Norte. Es así como insumos, materia-
les, medicamentos, contratos laborales, entre otras, terminan generando un
porcentaje de ingresos al grupo paramilitar. Todo esto queda resumido en
un relato del MNJCV.

Entr.: ¿Incidencia en saber quién podía recibir…?


Edo.: Sí, total. De hecho… de hecho hasta regulaba quién podía obtener los
beneficios de salud, que eso es un derecho fundamental…Y constitucional.
Ahí se vio el caso de… de… del Hospital Materno Infantil de Soledad, creo
que es. Lo acabaron.
Entr.: ¿Estaba cooptado por el grupo?
Edo.: Total. Mejor dicho, eso era de los paramilitares. (CNMH, MNJCV,
2016, 5 de mayo)

Lo anterior fue reafirmado por la FGN, Distrito Judicial de Barranquilla en


su sala de Justicia y Paz, en la sentencia emitida contra Rolando René Garavi-
to, alias Careniño o Nicolás.

También señaló el precitado postulado que se reunió con la alcaldesa de


Soledad (Atlántico) Rosa Estela Ibáñez Alonso, y pactaron que el hospital
Materno Infantil se manejaría por las autodefensas. Lo anterior, según lo
referenció la Fiscalía motivó el adelantamiento de una actuación en con-
tra de esa funcionaria, acusándola por los delitos de concierto, peculado y
contrato sin el cumplimiento de los requisitos legales, al haber adjudicado,
ejecutado y liquidado contratos suscritos por el municipio de Soledad du-
rante los años 2004 a 2006, donde se presentó una coadministración con el
grupo paramilitar que dio lugar al desvío de dineros públicos.

420
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Igualmente, fueron acusados el entonces secretario de educación del muni-


cipio de Soledad Alfredo Alberto Noya Zabaleta y Gustavo Cesar Medra-
no Villalba en su calidad de secretario de obras públicas de la alcaldía de
Soledad, por los delitos de concierto para delinquir, peculado, contrato sin
cumplimiento de los requisitos legales, al haber adjudicado, ejecutado y li-
quidado contratos suscritos por ese municipio durante los años 2004 a 2006,
donde se presentó una coadministración con el grupo paramilitar que dio
lugar al desvío de dineros público. Además, Alberto Arraut Valero, exalcalde
del municipio de Soledad, también fue acusado por la Fiscalía por los delitos
concierto para delinquir, contrato sin cumplimiento de los requisitos legales,
peculado por apropiación, por los mismos motivos antes señalados.

Expresó, también, la señora Fiscal, que en relación al Hospital Materno In-


fantil, Edgar Ignacio Fierro Flórez destacó que el grupo de autodefensas
que él comandaba postuló al director de ese hospital, señor Luis Francisco
Romero Racedo, a cambio de favorecer a las autodefensas con contratos.
(Sentencia Rolando René Garavito Zapata, 2016)

El Bloque Norte alcanzó a cooptar hospitales de todo el departamento


del Atlántico. Incluso en algunos municipios fueron desviados recursos de
más de un centro de atención médica. Por medio del miedo, o de alianzas,
el José Pablo Díaz logró el cometido de apropiarse de los recursos de la sa-
lud que llegaban al Atlántico. Una de las estrategias más relevante, aparte
de la cooptación directa de gerencias y administraciones hospitalarias, fue
la creación y uso de IPS y EPS para el desvío de los recursos de la salud del
departamento. Según Velasco,

Además de la captura de rentas públicas en el sector tributario, los para-


militares lograron cooptar la destinación de partidas presupuestales del
Sistema General de Participaciones en el sector salud. Por ejemplo, en el
computador incautado por la Policía a Edgar Ignacio Fierro Flórez (alias
Don Antonio) se encontraron cinco (5) Instituciones Promotoras de Sa-
lud que drenaron recursos de este sector para financiar al Bloque Norte.
Las IPS identificadas fueron: IPS Inmaculada (en Soledad, Atlántico); IPS
Línea Vital (Barranquilla); IPS Prosalud (Barranquilla); IPS San José (Ba-
rranquilla); IPS Unisalud (Barranquilla). (Velasco, 2014, p. 106)

Junto con estas IPS, según Trejos, Martínez y Badillo,

Otro esquema utilizado en la ciudad para las finanzas fue la cooptación de


recursos de la salud a través de las EPS Solsalud y Salud Total, encabezadas
por Dieb Maloof, en sociedad con el comerciante Dino Gravini Donado

421
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

y Ernesto Barceló (“Las nuevas revelaciones de Rafael García, ex jefe de


informática del DAS, sobre la ‘parapolítica’”, 2006). Ahora bien, dado que
las operaciones del frente se extendían a todo el departamento, vale la pena
mirar sus acciones para apoderarse de las finanzas en todo el Atlántico. En
los años en que hizo presencia en el departamento, de acuerdo con infor-
mación dada a conocer por El Tiempo (“Así opera el imperio criminal de
40”, 2006), se realizaron las siguientes acciones:

Creación de una empresa falsa para desviar 1.500 millones de pesos de la


Alcaldía de Sabanagrande. Cooptación del Hospital Materno Infantil de
Soledad, siendo manejadas las finanzas de este por personas cercanas a
‘Don Antonio’, entre otros, su esposa, su hermana y un cuñado (Romero
y Ávila, 2011). Durante el proceso de paz entre las AUC y el Gobierno Na-
cional, se desviaron 30 millones de pesos de una IPS en el municipio de
Soledad. (Trejos, Martínez y Badillo, 2018)

En el caso del municipio de Sabanalarga, el gerente de la Unidad Materno


Infantil fue asesinado por el Bloque Norte, el 31 de octubre de 2004. Según
reporta el diario El Tiempo, Nadín Narváez Cepeda fue asesinado en su casa
por un sicario (El Tiempo, 2004b). Tiempo después, como resultado del pro-
ceso de Justicia y Paz, se pudo saber que el asesinato había sido causado por los
paramilitares. En un texto realizado por InsightCrime, se recoge el testimonio
de la esposa de Nadín.

Cuando le pasó el caso él era director de la Unidad Materno Infantil de


Sabanalarga. Yo pienso que el problema estuvo en que le gustaban las cosas
correctas y bien hechas, y por eso no se dejó manipular ni enredar de nadie.
A pesar de eso, lo mataron porque supuestamente era un corrupto, así dijo
el señor Fierro. Yo dije que me preguntaran a mí o que fueran a preguntarle
a toda Sabanalarga si eso era cierto. Lo que sucedió fue que para sus enemi-
gos era una piedra en el zapato ¿si me entiende? Esa persona que no te da
base pa’ esto y pa’ lo otro, mejor la van borrando del camino. Con todos los
años de servidor público que él fue y como profesional, nadie puede decir
que lo llamaron a una fiscalía o lo llamaron a los estrados. Nunca tuvo una
demanda por enriquecimiento ilícito, ni por corrupto. ¡Nunca, nunca! En-
tonces yo me pregunto, cómo se atreven a decir ese tipo de cosas solamente
pa’ decir que por eso lo mataron ¡Eso no tiene cabida! Yo, como esposa, co-
nociéndolo como era, sé que si le hubieran. (Dudley & Insight Crime, 2016)

En este caso existen dos versiones encontradas: por un lado, en la que se le


acusa de corrupto al gerente del hospital; y otra, en la que es asesinado por
los paramilitares debido a la falta de colaboración del señor Narváez. Nadín

422
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

es asesinado por los paramilitares porque, presuntamente, se convirtió en un


obstáculo para Don Antonio y, al no ceder ante las pretensiones de la organi-
zación, es asesinado por un sicario (El Tiempo, 2004b).

El accionar del Bloque Norte, y su injerencia sobre el presupuesto de la sa-


lud, no se limitó solo a Cesar y Atlántico. En el departamento del Magdalena,
uno de los primeros focos de incursión del bloque, también se presentaron
casos de desvíos de dineros de los hospitales hacia las arcas de los paramili-
tares. En el centro del departamento, en los límites con Cesar, se dio un caso
particular de apropiación de recursos destinados a la salud a partir de la deci-
sión de elevar la categoría política del corregimiento de Sabanas de San Ángel
a municipio Sabanas de San Ángel, que se conforma como municipio en 1999
en medio de toda la expansión y auge del paramilitarismo en la región. La
creación de este se da, aun cuando ya se tenían noticias de una fuerte presen-
cia de esta organización armada desde, al menos, dos años antes. Además, en
Sabanas de San Ángel se encuentra una de las fincas más imponentes con las
que contaba Rodrigo Tovar Pupo. Es así como, con la creación de este munici-
pio, esta estrategia se convirtió en una de las formas en que los paramilitares
se apropiaban de los recursos. En esa medida, el dinero que el Estado giraba
a Sabanas de San Ángel era administrado por la gente de Jorge Cuarenta, in-
cluido el hospital local.

La situación del hospital de Sabana de San Ángel es descrita en entrevistas


del MNJCV.

Entr.: ¿Cómo así que del bolsillo, si se las entraban como regalías?
Edo.: No, pero la plata, la que le daba el estado al municipio, esa era inver-
sión del municipio, nosotros no tocamos esa plata. Nosotros éramos vee-
dores que esa plata le diera buen uso. Lo que sí nos daban plata a nosotros,
los contratistas, por ejemplo, si el contra… usted se ganaba, le hacían un
contrato de 500.000.000 de pesos, nos tenía que dar el 10 por ciento. Enton-
ces, la plata que nos daba el contratista, nosotros la invertíamos en obras
sociales. La plata que salía del municipio, que nos daban a nosotros, noso-
tros la invertíamos nuevamente en puentes, en obras sociales. Cuando…
nosotros les compramos ambulancia, con plata de las autodefensas, al…
el hospital de San Ángel, lo hicimos fuimos nosotros. Eso era un puesto de
salud y tenía dos piezas y una camilla, no tenía más nada. No había médico,
una sola enfermera… como de 60 años y no había más nada; no tenía luz,
porque no pagaban. La planta que tenía el… el municipio de San Ángel,
la… el hospital, 30.000.000 de pesos costó, una planta demasiada grande,
porque nosotros necesitábamos quirófano, nosotros necesitamos especia-
listas, cirujanos. Hicimos un hospital de lujo… y todavía no era municipio.

423
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Un hospital de lujo? ¿Y a quiénes atendían ahí?


Edo.: Ahí, a las autodefensas. Ahí… ahí se operaba y al… al pueblo. Ahí
todo era… de la droga, médicos, todo. Nosotros le robábamos camiones a
una… a una cosa de farmacia de Valledupar, Serrano Gómez, me parece
que… que distribuye droga. Nosotros… ellos mandaban camiones con la
droga y… eche pa’ dentro.
Entr.: ¿Se los robaban o había unos acuerdos ahí?
Edo.: No, robados, después sí… primero a las malas, después sí ya aportába-
mos. Y… y montamos una farmacia. (CNMH, MNJCV, 2014, 11 de noviembre)

En todo este engranaje estaban involucradas la alcaldía y la adminis-


tración municipal. Los paramilitares se financiaban de cobrar un por-
centaje a los contratos que asignaban a empresas fachada o auspiciadas
por el mismo grupo. Sin embargo, en este caso también se presenta una
particularidad. Sabanas de San Ángel es un municipio pequeño y de di-
fícil acceso, donde estaba ubicada la base más grande e importante del
Bloque Norte. El hospital de este municipio no fue cooptado solo en tér-
minos políticos, sino también por la lógica militar. Los combates que te-
nían lugar por la zona del centro de Magdalena, usualmente con grupos
guerrilleros, terminaban con paramilitares heridos. El hospital de San
Ángel terminó convirtiéndose en el lugar donde prestaban atención a
todas las personas que hacían parte de la organización y que terminaban
heridas en combate.

Jorge Cuarenta tenía una persona que se encargaba del control financiero
de toda la zona, Neyla Alfredina Soto Ruiz, más conocida como Sonia o La
Sombrerona. Esta mujer fue la encargada de controlar toda la dinámica finan-
ciera en la zona de San Ángel y utilizar el aparato armado en función de las
finanzas de la organización.

En la misma línea, en el departamento de Magdalena y como resultado de


la guerra entre Hernán Giraldo y Jorge Cuarenta, con el Clan Los Rojas de por
medio, se pudo dar la cooptación del Bloque Norte del Hospital Central de
Santa Marta, Julio Méndez Barreneche. A pesar de que este no es un caso tan
reconocido como el de Soledad o los de Valledupar, el desvío de dineros sali-
dos de este centro asistencial estuvo al nivel de los demás casos mencionados.
Es así como con la derrota de Hernán Giraldo y su anexión al Bloque Norte,
automáticamente empieza a buscar los recursos de las administraciones pú-
blicas, especialmente de la salud. En esa medida, al parecer, la persona encar-
gada de esta labor en Santa Marta fue Carlos Mangonéz Lugo, Carlos Tijeras,
comandante de una estructura que operaba en ciertas zonas del departamento
el Frente William Rivas.

424
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

La situación del hospital en mención es descrita ampliamente por la Corpo-


ración Nuevo Arco Iris, de la siguiente manera:

El Hospital Central de Santa Marta también cayó en manos del Bloque


Norte, aunque el robo de sus recursos fue aún mayor. En septiembre de
2005 simplemente dejó de atender al público por carencia de recursos,
creando una grave crisis de salud en Santa Marta, capital departamental.

El frente José William Rivas, al mando de Gregorio Mangones, alias “Car-


los Tijeras”, fue aún más depredador que don Antonio en Soledad. La rela-
ción con la administración del hospital era coercitiva, tal y como lo afirma
en su versión libre el jefe paramilitar: “[…] les dijimos a los directores de
los hospitales que tenían que pasar por ‘el colador’ de la EMPRESA (la es-
tructura financiera de las AUC) […] vigilábamos la gestión, los recursos,
revisábamos las cuentas y los apretábamos para aconductarlos, dijo ‘Ti-
jeras’”. Mangones no aclara a qué se refiere con “apretar”, pero se puede
presumir que hay una amenaza de por medio y que no se tomó el trabajo
de ubicar fichas directas de su grupo en la administración, como sí lo hizo
don Antonio en Soledad, sino que su capacidad de coerción y amenaza se
encargaría de mantener a los funcionarios en línea con las necesidades de
la organización ilegal.

Los valientes que denunciaron la situación llevaron la peor parte. Zully


Codina, cajera del Hospital Central y sindicalista, actividades que com-
binaba con el periodismo, fue asesinada el 11 de noviembre de 2003,
por hacer visible el desvío de los recursos hacia los paramilitares. El
contexto departamental en el que fue hecha la denuncia no podía ser
más adverso. El gobernador del departamento, Trino Luna, era parte
de la estructura política del Bloque Norte y había sido elegido luego del
retiro de todos sus competidores, resultado de amenazas de la parte mi-
litar del bloque. El alcalde de Santa Marta, Francisco Zúñiga, también
era parte de la organización paramilitar. El contexto nacional tampoco
ayudó. El Gobierno central no estaba interesado en reconocer las fallas
y limitaciones de la desmovilización de las AUC, y admitir que detrás de
la posición antiguerrillera en las regiones también se escudaban opor-
tunistas, delincuentes y defraudadores.

El crecimiento del Bloque Norte a partir de 2001 demandó niveles de


coordinación y control más complejos de lo normal para una organiza-
ción ilegal. Gregorio Mangones ha indicado en sus versiones libres que
cuando Jorge 40 llegó a Santa Marta y a Soledad ya existía una orden
perentoria de apoderarse de las finanzas de la salud y la educación. Dice

425
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Mangones: “Cuando llegué encontré gran confusión y comencé a dar de


baja a los corruptos y a los que se oponían al control paramilitar de los
hospitales y servicios de salud; allí empieza a operar el frente José Wi-
lliam Rivas con presencia en Magdalena y Guajira. (Corporación Nuevo
Arco Iris, 2011)

De tal forma, el Bloque Norte desvió dineros hasta el punto de que el hospi-
tal se quedó sin recursos para funcionar. Sin embargo, la estrategia no incluía
infiltrar personas para controlar los centros hospitalarios, sino, por el contra-
rio, consistía en amenazar a las personas que trabajaban en ellos para que se
acogieran a los mandatos de los grupos paramilitares.

Uno de los casos mencionados en los que integrantes del Bloque Norte
eliminaron a personas relacionadas con los hospitales fue el de Zully Co-
dina, cajera del hospital, que alternaba labores como periodista en una
radio local de Santa Marta, además, hacía parte del sindicato del hospi-
tal. Pese a que el control del hospital estaba en manos del Frente William
Rivas, el asesinato fue ejecutado por personas que pertenecían al Frente
Resistencia Tayrona; y posteriormente sería asumido por Hernán Giraldo
como quien habría dado la orden. Lo anterior podría demostrar que exis-
tía una conexión importante entre subestructuras del Bloque Norte para
ejecutar homicidios, amenazas y persecuciones.

El homicidio de esta periodista, trabajadora y sindicalista, fue ejecutado por


el Bloque Norte para silenciar las denuncias que habría realizado alrededor
de los desvíos que se venían haciendo en el Hospital Central de Santa Marta.
Según informa el portal Verdad Abierta:

Pero si es difícil saber de dónde salió la orden, pues aunque Giraldo recono-
ció su responsabilidad en los hechos no está claro quién instigó el asesinato
de Codina, es más difícil averiguar por qué.

En la sentencia que condenó a alias ‘Willi’, se deduce que los paramilitares


desmovilizados recibieron la orden de ‘El Médico’, porque supuestamente
Codina colaboraba con la guerrilla del ELN, una justificación común de los
móviles que tenían los paramilitares, pero muchas veces falsa.

Esa misma sentencia, basada en una investigación del CTI, explicó que
Codina pudo haber sido asesinada por lo que podría hacer en calidad de
periodista. «Como periodista de radio Todelar, se convirtió en un obs-
táculo para las AUC, pues al parecer tenía información clave y peligrosa
que solamente podía ser manejada por la cúpula de las AUC, la cual iba

426
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

publicar en su programa de radio y que a la postre perjudicaría el pro-


ceso de desmovilización que se estaba gestando en ese momento, siendo
ello otra razón para quitarle la vida», dijo la providencia.

No obstante, un amigo de Codina, quien prefirió no decir su nombre, expli-


ca: «Sin militancia política de Codina en la izquierda que pusiera en peligro
el proyecto paramilitar, sin mayor figuración en los medios (su programa
era un magazín sabatino), el crimen podría estar relacionado más bien con
su trabajo social en el hospital». Para ese momento la salud en el Magdalena
ya había sido cooptada por los paramilitares quienes disponían de los car-
gos y sus presupuestos. Y Codina combinaba un coctel peligroso de oficios.

De hecho, durante un tiempo, los empleados del hospital comentaron que


Codina había denunciado ante el Ministerio de Salud un desvío de recursos
asignados al hospital para campañas políticas. La verdad era que ella tenía
información valiosa. Sin embargo, en las diligencias de la Fiscalía no apare-
ce el registro de sus denuncias. Y según una fuente de Justicia y Paz hasta el
momento la Fiscalía no ha indagado por los posibles nexos de personal del
hospital con la muerte de Codina. (Verdad Abierta, 2013a)44

La cooptación de los paramilitares en los hospitales del Magdalena im-


plicó, además, a alcaldes de Santa Marta y gobernadores del Magdalena.
Asimismo, en 2017, fueron capturados 14 exfuncionarios públicos, entre
ellos exdirectores y directoras de hospitales de municipios como Remoli-
no, Sitionuevo, Zapayán, Salamina, Plato, El Retén, Fundación, Algarrobo
y El Piñón. Todas estas personas implicadas por documentos encontrados
en Sabanas de San Ángel, directamente relacionados con reuniones entre
estas personas y alias Sonia o La Sombrerona. La mayoría de estos casos
aún está sin documentar.

Finalmente, en el caso particular de La Guajira no existen denuncias de


apropiación alrededor de recursos de los hospitales por parte de paramilita-
res. Dos factores pueden explicar esa situación: el primero, es que la llegada
del Bloque Norte a la Media y Alta Guajira fue notoria después de la guerra
contra Hernán Giraldo, desde 2002. El segundo, que en este departamento ya
existían redes previas de corrupción y apropiación de recursos con las cuales
el Bloque Norte no logró tener ningún tipo de conexión sólida y precisa. Lo

44 La sentencia a la que se refiere la nota de Verdad Abierta es la emitida el 18 de febrero de 2008 por
el Juzgado Décimo Penal del circuito especializado de Bogotá, en contra de Willinton Mora Buenaver,
más conocido como alias Willy o Willi, con motivo del homicidio de Zully Esther Codina. La sentencia
completa se encuentra en: Rama Judicial del Poder Público. Juzgado Décimo Penal Del Circuito Espe-
cializado de Bogotá D.C. (18 de febrero de 2008).
427
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

que sí es claro, como se ha escrito en esta parte del libro, es que una de las es-
trategias más claras de financiación del Bloque Norte se dio en el sector salud,
a través de la cooptación de un número significativo de hospitales y centros
de salud en la Costa Caribe. Los mecanismos de la contratación a dedo y de la
creación de empresas licitantes fachada desangraron la salud pública de esta
región durante una década.

4.3.2 apropiación de recursos en universidades públicas

Con la incursión del Bloque Norte a los departamentos de Atlántico, Cesar, La


Guajira y Magdalena, se generó un interés notable de la estructura de realizar
ejercicios de control, tanto territorial como administrativo-económico, sobre
los campos universitarios de estos departamentos. Tal como sucedió con otros
espacios institucionales, los paramilitares se interesaron en la financiación
con la que podrían contar a través de la cooptación de los recursos públicos;
en este caso, los provenientes del sector educación.

A medida que el Bloque Norte se expande en los territorios, en simultáneo


se va dando la cooptación e irrupción dentro de las universidades. En los cen-
tros educativos tuvo lugar una lógica recíproca: por un lado, la entrada a ellas
fue motivada por el dinero proveniente de la financiación de la educación;
por otro lado, a la dinámica de control territorial y persecución de presuntas
células guerrilleras y de izquierda en los campus, lo cual facilitó la posibilidad
de encontrar una nueva fuente de recursos al interior de estos. La apropiación
de recursos de los centros educativos iba de la mano con el control violento
sobre los territorios universitarios, a través de ejercicios de amenazas, homi-
cidios selectivos, persecución y presencia de personas armadas al interior de
los campus. A continuación, se verán los casos particulares de universidades
públicas cooptadas por el Bloque Norte.

Universidad Popular del Cesar

Una de las universidades que se vio ampliamente afectada por el fenómeno


paramilitar en la zona de injerencia del bloque, fue la Universidad Popular del
Cesar (UPC). La lógica de ingreso a la UPC fue usar a personas infiltradas,
las cuales señalaban y amenazaban a personas al interior del claustro por sus
supuestas conexiones con grupos guerrilleros u organizaciones de izquierda,
que existían de manera notable al interior de las universidades públicas. En
esta fase primaba el miedo, donde se perseguía, amenazaba y asesinaba a per-
sonas que hacían parte de la comunidad universitaria, proceso desde el cual
se generaba miedo y control de los cuerpos y los espacios al interior de la uni-

428
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

versidad. Al parecer existía una conexión entre la administración de la uni-


versidad y grupos paramilitares, quienes como moneda de cambio ejercían el
control y la pacificación del campus, a cambio de apropiarse de los recursos
que fluían hacia el centro universitario. Contribuciones voluntarias realizadas
para esta investigación relatan la forma en la que se apropiaban de recursos
públicos y, de paso, se controlaba el campus.

Entr.: ¿Cuál era el discurso pa’ justificar…?


Edo.: No, no, no… El hijueputa discurso era que eran guerrilleros, pero los
hijueputa… Por eso le digo, con ese hijueputa Antonio que no verificaba.
¿Sí me entiende? Porque es que los hijueputa… Eso se volvió algo de poder
y algo personal, pa’ tomarse por decir las universidades, porque no, que se
robaron la hijueputa…
Entr.: Por ejemplo, de la Universidad Popular del Cesar murieron muchísi-
mos docentes.
Edo.: ¿Y por qué? Yo le voy a decir una cosa, y por qué no revisan; es que no
se han tomado el trabajo y revisar… Venga, cuando este man fue coman-
dante aquí en Valledupar, yo hablaba con los periodistas y les decía: digan
todo lo que quieran, están en todo su derecho, lo único que no digan es
mentiras. Los sindicalistas no son mis enemigos, pero el sindicalista que
ande con… que ande con mi enemigo, sí, él se vuelve mi enemigo, no por
ser sindicalista sino por andar con la… ¿Qué pasa? Y ahí es donde… Vamos
a mirar, ¿yo personalmente qué pienso cuando usted me dice el tema de la
universidad? Hombre, las universidades son una alcaldía pequeña, revisen
los recursos de la universidad; cómo se robaban la Universidad Popular,
cómo se la robaba Treintainueve, cómo se la robaba con los…
Entr.: Cómo funcionaba eso.
Edo.: No, no, es que toda… Es que Treintainueve tenía el control del direc-
tor pa’ abajo. ¿cierto? Entonces él decía qué contrataban y qué no contrata-
ban. 140.000.000.000 [de pesos], algo así, que era lo que tenía esa hijuepu-
ta, eso manejan mucha plata. ¿Y entonces qué pasa? Los políticos cuántos
puestos tienen, cuántas becas dan. Entonces, es que… Yo mataba la gente…
o por lo menos en mi caso no pasó porque yo no me dejé pedalear ni nunca
me presté pa’ los intereses de ninguno, pero Treintainueve se prestaba pa’
matar al que fuera, y cómo lo legalizaban, [decían:] ah no, es que es guerri-
llo, que ese le paga la guerrilla, que ese está extorsionando, que ese tal cosa.
Pero detrás de eso iba…un negocio. (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

También se hace evidente que una de las excusas que se usaron para ejercer
control sobre la UPC se centró en la búsqueda de personas relacionadas con la
guerrilla. En contribuciones voluntarias se relata la forma en la que se ejercía
el control del Bloque Norte sobre la UPC.

429
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: O sea, hubo presupuesto de la universidad terminaba en… en grupos


paramilitares…
Edo.: Eso era lo que se decía. A través de contratos. Es decir, se contrataba y
se tenía que contratar era con tales. Y se sabía que parte de eso, del contrato,
el veinte, el treinta, el cuarenta, a veces se hablaba del cincuenta por ciento,
era que iba pa’ allá.
Entr.: ¿Usted recuerda a personas que hayan sido contratistas en esa época
que de pronto…?
Edo.: No, pero aquí sí se rumoró mucho de personas al interior que… él
todavía es jefe de… de… ¿de qué?, servicios generales. [Alias] El Niño. Se
decía que era amigo de… de… no, de [alias] [Jorge] Cuarenta. De Cuaren-
ta, tal vez. Yo nunca sé, el que mataron aquí, el Ejército lo mató por aquí
por… Sí, de Treintainueve. Que era fuerte. Era fuerte. (CNMH, CV, 2018,
6 de junio)

La estrategia más clara que se utilizó para el usufructo de los recursos pú-
blicos hacia las arcas paramilitares fueron los contratos. De nuevo, como en el
caso de la salud, en el sector educación parecía también estar involucrada alias
La Tía; quien, efectivamente, intervino de forma considerable en las lógicas
financieras dentro del departamento del Cesar, particularmente, del Frente
Mártires del Cesar.

Entr.: Bueno, y ya hablamos sobre cómo infiltraban las instituciones, cómo


llegaban al Bienestar Familiar, a los hospitales, universidades… seguro so-
cial, que tenían… ¿El enlace era con Bebé?
Edo.: Sí. Con Bebé, La Tía.
Entr.: Bebé, La Tía… Cómo se beneficiaban de los contratos…Que el objetivo
era, básicamente, los contratos, ¿no?
Edo.: Sí, porque es que… el contratis… la institución… Bueno, sale este
contrato, [decían:] tengo dos, tengo tres. Y se presentaban, [decían:] déselo
a fulana de tal. Y fulana de tal ya sabía que iba a trabajar con un sesenta por
ciento del presupuesto, el otro cuarenta era para… para las autodefensas.
Entr.: ¿Quiénes eran los otros que estaban?
Edo.: La Tía…
Entr.: ¿El Enano?
Edo.: El Enano.
Entr.: ¿Quiénes más?
Edo.: Hasta Jimmy alcanzó a coger esa vaina de contrataciones. La Univer-
sidad del Cesar en ese tiempo hizo una… una ampliación, en el 2003, 2004,
y también esa contratación la hizo un contratista de las autodefensas, aquí,
en la sede de la ciudad, pero tiene una allá en Hurtado; cuando hicieron la
ampliación de esa…

430
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Entr.: ¿La de Hurtado…?


Edo.: No, no. La de acá, la que está acá en…En la ciudad. La que está en
Hurtado, no. Eso también… todas esas instituciones por medio de los con-
tratos, había filtro de…
Entr.: El grupo se quedaba con toda esa plata ahí.
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Nombraban directivos que fueran familiares de miembros del grupo…?
Edo.: Ya había… no sé si eran… pero ya eran contratistas que ya ellos… ya
de pronto tenían… Hacer negocios antes de que yo me hubiera dado cuenta
de eso. Pero ya estaban los contratistas, ya… [Decían:] llame a fulano para
que haga esto, para que haga ese trabajo, ya sabe dónde. (CNMH, MNJCV,
2018, 22 de septiembre)

Universidad del Magdalena

La situación de la Universidad del Magdalena es similar en muchos sentidos a


los otros casos de permeo de los paramilitares dentro de las instituciones uni-
versitarias: amenazas, persecución y homicidios selectivos para generar mie-
do; y posteriormente, apropiarse de los recursos poniendo gente de confianza
en ciertas posiciones de poder al interior del claustro. Sin embargo, el caso
de la Unimag, si bien cuenta con estas características comunes a las univer-
sidades de los departamentos donde hizo presencia el Bloque Norte, también
cuenta con algunas particularidades.

Según los testimonios de personas desmovilizadas, consignados en versio-


nes libres y audiencias de Justicia y Paz (Verdad Abierta, 2012a), la entrada
inicial a la universidad se dio por orden de Hernán Giraldo de combatir cual-
quier grupo o sector de la ciudad que “oliera” a guerrilla, término utilizado
por algunos excombatientes para describir las motivaciones para cooptar la
universidad. Sin embargo, con la derrota de Giraldo, la presencia se siguió
sosteniendo, ahora con la gente de Los Rojas, por órdenes de Jorge Cuarenta.

Según menciona el Instituto Nacional Sindical, se hacen denuncias de algu-


nas contrataciones irregulares en el período de inicios de la década de 2000.
En esa medida, la lógica funcionaría así:

Cuando desvincularon a los trabajadores afiliados a Sintraunicol, se crearon


unos subsidios a través de monitorías administrativas para los estudiantes,
quienes reemplazaron a los empleados y, a su vez, recibieron beneficios y au-
xilios para sostenerse en la universidad. De acuerdo con la declaración de
José Gelvez Albarracín, jefe político del grupo Resistencia Tayrona del Blo-
que Norte de las AUC, hubo un acuerdo para que los estudiantes recomen-

431
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

dados por ellos entraran directamente a la Universidad, así como también la


vigilancia privada fue absorbida por los paramilitares mediante una empresa
contratista (Radicado 832, ampliación de declaración ante la Fiscalía General
de la Nación de José del Carmen Gelves, 2012). De acuerdo con lo contado
por ‘El Canoso’, como “agradecimiento” de la intervención que realizó para
que los paramilitares no lo asesinaran, el hoy alcalde supuestamente les dio
varios contratos. Entre los que mencionó se encuentran algunos de seguri-
dad, electricidad y construcción, además de unos cupos estudiantiles para el
Alma Máter. (Escuela Nacional Sindical, 2019)

Con respecto a la Unimag, aún existen variadas declaraciones que van en


corrientes opuestas. Algunos paramilitares hablan de una relación directa con
la rectoría de su momento, encargada a Carlos Caicedo Omar, mientras que
otros la desmienten. En cuanto a los estamentos, los sindicatos fueron uno
de los sectores ampliamente afectados con la presencia paramilitar en Santa
Marta y la universidad; asimismo, este gremio hace denuncias graves contra la
administración de la época, en especial alrededor de la utilización de recursos
destinados a la educación para financiar grupos paramilitares.

Universidad del Atlántico

La Universidad del Atlántico fue uno de los lugares en los que el Bloque Norte se
financió con mayor amplitud en la ciudad de Barranquilla. Como se ha mencio-
nado, el Bloque Norte se enfocó en financiarse por medio del acceso directo y el
hurto de recursos destinados a sectores públicos. Para el caso del Atlántico, la
financiación de la estructura armada fue el foco principal del accionar del blo-
que. Entonces la estrategia, como en Cesar y Magdalena, fue en ambos sentidos:
i) combatir supuestos focos guerrilleros en la región y en la ciudad; y ii) lograr
inundar las universidades con gente de confianza de los paramilitares para ase-
gurarse el control de las finanzas de la Universidad del Atlántico.

Con la entrada en vigor de la Constitución de 1991 y de la Ley 30 de 1992,


las universidades empezaron a recibir menor cantidad de recursos y se vie-
ron forzadas a buscar estrategias de lo que se llama autofinanciamiento. Esto,
sumado a la descentralización de la administración de los dineros, terminó
contribuyendo a que se generaran un sinnúmero de dinámicas de corrupción
al interior de las universidades, este es el caso de la Universidad del Atlántico.
A causa de la desfinanciación, muchos espacios de la comunidad universitaria
empezaron a cuestionar a las administraciones y el destino de los recursos,
en especial los sindicatos de trabajadores y profesores, sumados a las organi-
zaciones de estudiantes que no comprendían qué sucedía con el dinero que
llegaba a la universidad.

432
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

En este caso, como en el de la Universidad del Magdalena, existen múltiples


señalamientos en contra de la rectoría, en este caso de Ubaldo Meza. Inves-
tigaciones universitarias y antiguos paramilitares desmovilizados en los Tri-
bunales de Justicia y Paz, como alias Montería, denuncian que efectivamente
había una relación entre el señor Meza y el Frente José Pablo Díaz.

El caso de la Universidad del Atlántico es uno de los más complejos en la


historia de violencia en el departamento, aún se encuentran ocultos varios
de los responsables e intereses de políticos, sectores sociales, académicos,
paramilitares y guerrilleros, sobre los recursos y el territorio universitario.

Desde finales de los 90s se registra presencia en la universidad tanto de


milicianos de las guerrillas como de militares, policía y DAS, así como de
organizaciones sociales y universitarias de izquierda. Esta presencia simul-
tánea era motivo de confrontaciones, hostilidades y amenazas al interior de
la universidad. Como es sabido del lado institucional, las amenazas no eran
públicamente reconocidas por estos. En cambio, se encontraban panfletos
firmados con nombres como Águilas Negras, Mano Negra y otros. Varios
de los enlistados si bien pertenecían a organizaciones de izquierda no te-
nían relación con la guerrilla. Para la época se utilizaban además estrate-
gias como que los infiltrados del DAS enamoraban a las y los integrantes de
las organizaciones para ingresar a ellas.

Los intereses en juego no eran menores, de un lado, el económico, la uni-


versidad era el tercer servicio público de la ciudad con alrededor de 100
mil millones de pesos por administrar al año, contratos y nombramientos
a más de 1.500 funcionarios. Del otro, parte importante de la base social
de diferentes organizaciones sociales que podían ser focos de resistencia al
interior de la universidad y fuera de ella era formada en sus aulas.

En cuanto al interés económico sobre la universidad había toda suer-


te de escándalos y denuncias por presunta corrupción administrativa,
malos manejos financieros, falta de claridad en los procesos de contra-
tación, tráfico de influencias, ineficacia de la oficina de control interno,
morosidad en el pago a los profesores catedráticos y jubilados, privi-
legios en el pago de cuentas y obligaciones de los docentes, inapropia-
do funcionamiento de los programas de Bienestar Universitario, entre
otros. En su momento, una investigación de la contraloría encontró
en la Universidad una especie de réplica de Foncolpuertos. Inclusive
existen indicios de que están involucrados algunos de los abogados y
funcionarios judiciales que participaron en el desangre de Puertos de
Colombia a través de turbias liquidaciones de pensiones.

433
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Estas prácticas dispararon a 30 mil millones de pesos anuales el pasivo


pensional de la Universidad cuando éste no debería superar los 15 mil mi-
llones (…) el rector saliente de la Universidad del Atlántico y aspirante a la
reelección, Ubaldo Meza Ricardo, aseguró que las denuncias que se hacen
en su contra son la respuesta a la campaña que ha dirigido para desmante-
lar una mafia existente en el proceso de admisiones. (CNMH, 2013)

En esa medida, uno de los escenarios donde se dio el desfalco de la UA fue


en los pasivos pensionales. Como se menciona en el apartado anterior, el dinero
de este rubro se duplicó durante la administración de comienzos de los años
2000. Sumado a lo anterior, las contrataciones de empleados de la universi-
dad, la asignación de cupos y becas, entre otros espacios financieros, estarían
cooptados por los grupos paramilitares, que entregaban su parte a los policías
y militares que colaboraban en proceso de “purga” de la Universidad del At-
lántico. La universidad se enfrentó a una grave situación humanitaria durante
los primeros años del siglo, lo cual generó constantes movilizaciones y enfren-
tamientos al interior del campus.

4.3.3 el caso del instituto de bienestar familiar, icbf

A comienzos de la década de 2000 el Instituto Colombiano de Bienestar Fa-


miliar (ICBF), brindaba cuidado y alimentación a niños y niñas de primera
infancia, a través de los jardines comunitarios. Esta política pública se im-
plementó en todo el territorio nacional, incluyendo los departamentos de At-
lántico, Cesar, La Guajira y Magdalena. Sin embargo, en esta estrategia de
financiación se hace evidente la autonomía con la que ya contaban las sub-
estructuras más grandes que hacían parte del Bloque Norte. Esta estrategia
está documentada por haber sido utilizada, principalmente, por el Frente Juan
Andrés Álvarez y el Frente Mártires del Cesar. De nuevo, en esta zona aparece
Luz Dary Castrillón, más conocida como La Tía, una de las encargadas finan-
cieras de los frentes paramilitares que operaban en la zona. Ella operaba como
puente entre enlaces políticos, económicos, sociales y el ala armada de los pa-
ramilitares del Cesar. La Tía realizó algunos enlaces que permitieron a estas
dos subestructuras: i) reafirmar la cierta autonomía que habían recibido de
Jorge Cuarenta; y ii) explorar estrategias para la financiación, más que del blo-
que, de acumulación de rentas personales de integrantes de alta jerarquía de
los frentes del Cesar. Entre esos enlaces y estrategias, el ICBF apareció como
una de las formas de cooptación de rentas institucionales, en especial por me-
dio de la alimentación que se brinda en los jardines infantiles. Lo anterior no
era un secreto para los combatientes que operaban en el norte cesarense, ya
que recuerdan lo siguiente:

434
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Entr.: ¿Y La Tía en Valledupar a qué se dedicaba?


Edo.: Yo creo que la familia tenía dinero porque ella… lo que especulaban,
que vivía en San Joaquín o en Novalito. Pero… yo siempre… uno la veía por
Valledupar… en El Vivero, o… en los restaurantes; allá con la familia, y se
veía que era de familia de plata, pero… como tenía uno prohibido hablarle,
pasaba uno como si no la conociera, porque…
Entr.: ¿Ella, en Valledupar, estaba encargada de encontrarse con, no sé, élites
políticas, diversos sectores como para hablar…?
Edo.: Sí, claro. Eso era… eso era un secreto a voz llena, que ella se encontra-
ba con… Ella era el enlace de políticos, de funcionarios públicos, maneja-
ban… Bienestar Familiar… Ella era el enlace allá.
Entr.: ¿Treintainueve tenía control de cuáles instituciones a través de La Tía?
Edo.: Más que todo, era Cuarenta. Yo sé que Bienestar Familiar era uno que
se manejaba… a satisfacción de las autodefensas. Parte del hospital también.
Entr.: Entonces ella era… un enlace de los dos…
Edo.: Sí. (CNMH, MNJCV, 2018, 22 de septiembre)

La relación del Bloque Norte con el ICBF funcionaba de la siguiente manera:


en primer lugar, se conectaban con alguien que tuviera capacidad de decisión
sobre los dineros y le pedían su “colaboración”, ya sea por medio de sobornos
o de amenazas; en segundo lugar, conseguir o crear empresas que ganaban las
licitaciones previamente acordadas, de las cuales cobraban un porcentaje que
iba para los grupos paramilitares.

Entr.: Me dice que el grupo incidía en el presupuesto municipal.


Edo.: Sí, claro.
Entr.: ¿Cómo hacían eso?
Edo.: Pues yo conocía al Enano que… no sé cómo era que… por medio de
una EPS afiliaban a tantas personas y cobraba la EPS… cobraba por las per-
sonas que tenía afiliadas… que tenía…que tenía a cargo de ella, le prestaba el
servicio; entonces esa EPS se le daba la plata a La Tía, o por Bienestar Fami-
liar; tuviera un CAI, un CAI era una… un Jardín, una casa, un hogar de…
donde les daban desayuno, donde atienden a los niños. Y esa plata… La carne
la distribuía Treintainueve… pa’ esos hogares; él vendía la carne que fuera.
Y… por medio de eso, él le despachaba todo, o sea, pa’ esos hogares …
Entr.: O sea, ¿el contrato con Bienestar es que a los jardines ellos les vendían
los insumos para los jardines?
Edo.: No, el contrato era que ellos le daban un porcentaje de lo que tuvieran
los jardines y ellos cobraban por eso. O sea, si yo tengo este jardín y le doy…
tengo doscientos niños, pasaba una cuenta de cobro de doscientos niños,
pero esos jardines eran de Treintainueve o de una persona… de testaferros
de Treintainueve; las contrataciones también eran de Treintainueve.

435
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: O sea, con lo de los jardines era… le decían al Estado que se atendían
tantos niños, pero se atendían menos…
Edo.: Se atendían menos; y la comida que les… que estaba ahí, era de Trein-
tainueve.
Entr.: Y que… aparte, el Estado le compraba la comida a Treintainueve.
Edo.: A Treintainueve. Sí, era un negocio… sí, que la plata, todo giraba en
el círculo de Treintainueve. Con la salud también era lo mismo. (CNMH,
MNJCV, 2018, 22 de septiembre)

Es así como los frentes paramilitares terminan tomando los contratos para la
distribución de alimentación de los jardines del ICBF en municipios como Valle-
dupar, sus corregimientos aledaños, La Jagua de Ibirico, entre otros. La incursión
en este nuevo tipo de hurto de recursos públicos contó con el apoyo que recibirían
de funcionarios que hacían parte de las instituciones que estaban conectadas di-
rectamente con la alimentación de los jardines infantiles en el Cesar. Según Ver-
dad Abierta, apoyándose en las órdenes de captura de la Fiscalía General de la Na-
ción y en información recopilada por el diario El Pilón, las personas involucradas
son, entre otras, Alfredo Barreneche, exdirector del ICBF en el departamento y
María Victoria Barreneche, exasesora de paz de la gobernación del Cesar.

De acuerdo con la investigación que ha adelantado la Fiscalía, Barreneche


Aarón, deberá responder por una serie de contratos que firmó siendo direc-
tor del Bienestar Familiar en Cesar con varias fundaciones, a través de las
cuales presuntamente se desvió recursos de la alimentación de los niños y los
adultos mayores, para entregárselos a los paramilitares al mando de alias ‘To-
lemaida’ y ‘101’, ambos lugartenientes de Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40’.

Según informaron fuentes de la Fiscalía, los funcionarios contrataban con


fundaciones creadas por paramilitares para desviar los dineros a grupos
armados que continuaron delinquiendo en el Cesar a pesar de la desmovi-
lización en 2006.

Fuentes de la Fiscalía le aseguraron a VerdadAbierta.com que una de es-


tas fue Fundebi, creada por alias Tolemaida en La Jagua de Ibirico, con el
fin de desviar recursos de este municipio destinados a proyectos sociales
como comedores comunitarios, niños y adultos mayores. Esto lo mencionó
el propio ‘Tolemaida’ y otros desmovilizados a los que la Fiscalía les ha
recibido testimonio.

La Fiscalía investiga además la relación entre la ex asesora de paz del conde-


nado ex gobernador, Hernando Molina, Maria Victoria Barreneche Aaron,
con esta fundación. Barreneche se encuentra prófuga de la justicia.

436
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Otra fundación que al parecer estaba al servicio de los paramilitares era Fun-
descom, entidad que tenía contratos con el Bienestar Familiar relacionados
con programas para menores de edad y adultos mayores. La Fiscalía investiga
si detrás de la misma está Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge Cuarenta’.

Fuentes de la Fiscalía confirmaron que se investiga los presuntos nexos de


Barreneche Aaron, quien al parecer trabajaba con alias ’31’ a través de otra
fundación de nombre Abastecemos, que fue utilizada por el grupo ilegal
para venderle alimentos a todas las asociaciones de madres comunitarias
en Valledupar y municipios aledaños.

Según lo ha confesado Adolfo Guevara alias ‘101’, Alfredo Barreneche le


daba contratos y el se quedaba con una parte. El paramilitar aseguró que
por estos negocios recibió alrededor de 20 millones de pesos mensuales.

El paramilitar también dijo que Abastecemos fue creada por los ‘paras’
para obtener recursos a través del ICBF. Incluso que una vez desmoviliza-
do, él personalmente se hizo cargo de la fundación y cuando lo capturaron,
las nuevas bandas emergentes también presionaron para continuar con el
robo de dineros del Bienestar.

Los delitos por los que fueron llamados son concierto para delinquir agravado,
peculado por apropiación y celebración de contrato sin el lleno de los requisitos.

La orden de captura en contra de los hermanos Barreneche Aarón, también


cobija Janer Mendoza Murgas, esposo de María Victoria Barreneche, Juan
Carlos Luna y Casimiro López Quintero, contratista del ICBF.45 (Verdad
Abierta, 2010c)

Es así como se observa que hay tres fundaciones que tienen un rol funda-
mental en la cooptación del dinero destinado a la primera infancia y a otros
sectores vulnerables del Cesar: por un lado, Fundebi, la cual estaba en manos
de alias Tolemaida, comandante del Frente Juan Andrés Álvarez, principal
centro de apropiación de recursos La Jagua de Ibirico. Asimismo, Fundescom,
que también tenía contratos con el ICBF. Finalmente, aparece Abastecemos,
que era de propiedad los paramilitares para los recursos de estos sectores des-
pués de la desmovilización.

45 Los hermanos Barreneche están vinculados a procesos judiciales. María Victoria Barreneche fue
capturada en 2017 por los desvíos de dineros del ICBF para financiar al Bloque Norte. Su hermano,
Alfredo, también se encuentra en una situación similar. Ambos solicitaron su ingreso a la Jurisdicción
Especial para la Paz, según informa el diario El Pilón (18 de febrero de 2020). Estos son los ‘parapolíti-
cos’ cesarenses que aspiran entrar a la JEP.
437
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

4.3.4 financiación a través del desfalco de las alcaldías


locales

Uno de los escenarios donde los paramilitares del Bloque Norte más incidie-
ron fue en las administraciones locales de una gran cantidad de municipios
de los departamentos de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena. Jorge Cua-
renta, desde que comenzó la expansión del Bloque Norte a través de estos de-
partamentos, tenía ideada una estrategia de alianzas con importantes sectores
políticos, con dos fines claros: i) poder ejercer el control territorial y recorrer
de forma más tranquila sus zonas de consolidación; y ii) tener una red clien-
telar de intercambio de favores adentro de altas esferas del poder costeño. La
materialización de todo este proyecto paramilitar del Bloque Norte se da con
dos pactos que cambiarían el ejercicio de la política en el norte del país: el pac-
to de Chibolo y el pacto de Pivijay. Estas dos reuniones fueron el culmen de la
parapolítica en el territorio nacional.

Con la presencia de alcaldes, gobernadores y concejales afines al pro-


yecto de Jorge Cuarenta, se garantizaba introducir en las administraciones
a personas de su anuencia y confianza y se accedía a una amplia gama de
contratos que podían quedar en manos propias o de personas cercanas
al bloque. Estos desvíos de recursos en las alcaldías se hicieron, en gran
medida, en temas relacionados con obras públicas, salud, educación y ser-
vicios de seguridad, entre otros.

Sin embargo, las lógicas de financiación respecto a este tema en el blo-


que se pueden separar en dos grupos: el primero, los departamentos de Ce-
sar y Magdalena, a los cuales obedecieron los pactos de Chibolo y Pivijay,
respectivamente, donde las alianzas con élites locales fueron más fáciles
para la financiación desde las administraciones locales, ya que esas redes
se habían creado previamente, o la llegada de los paramilitares a estas re-
giones se habían promovido desde estos mismos lugares. En un segundo
grupo, se encuentran las alianzas en departamentos como Atlántico y La
Guajira, que, si bien existieron y fueron sólidas, se vieron obstaculizadas
por los desacuerdos de la política local.

Por lo tanto, la descripción de la financiación desde las alcaldías y go-


bernaciones se realizará teniendo en cuenta esta diferenciación. En esa
medida, la cooptación de recursos provenientes de estas administraciones
se observará primero en los departamentos de Cesar y Magdalena, don-
de la estrategia funcionó de forma muy similar y las redes clientelares se
construyeron gracias a una demanda de sectores políticos locales articula-
dos con los grupos paramilitares.

438
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Entr.: Entonces, el cuñado de Treintainueve era el puente de la alcaldía.


Edo.: Sí.
Entr.: De la alcaldía de…
Edo.: De Valledupar.
Entr.: ¿Quién estaba en ese entonces en la alcaldía…?
Edo.: No, no recuerdo quién, si era… No recuerdo quién era el alcalde en
ese tiempo.
Entr.: ¿Ciro Pupo, o Elías Ochoa?
Edo.: Me parece que era Ciro Pu… No, porque el viejo Ochoa ya había
pasado.
Entr.: Ah, entonces era Ciro Pupo.
Edo.: Me parece, no estoy seguro, pero me parece que era…
Entr.: Quién lo sucedió…
Edo.: Sí. Y es que todas las entidades allá… hasta los que vendían ataúdes iban
a… a darle… las empresas de energía, de agua, todo, todo, iban a… a recibir…
Entr.: ¿Electricaribe…?
Edo.: Electricaribe, a… a hacerle tributos a Treintainueve.
Entr.: A pagar su debida…
Edo.: Sí, todo, todo.
Entr.: Su debida cuota. ¿La gobernación?
Edo.: Pues este tipo… eso ya era muy delicado porque… De hecho, hubo
muchos inconvenientes con [alias Jorge] Cuarenta porque… ver a la ciudad
donde estaba la familia y… y Treintainueve se la acosaba mucho. (CNMH,
MNJCV, 2018, 22 de septiembre)

Del relato anterior se puede inferir que la conexión que existía entre la al-
caldía de Valledupar, en este caso de Ciro Pupo,46 era directa con el Fren-
te Mártires de Cesar, por medio de un delegado de David Hernández, alias
Treintainueve. Más adelante, la misma persona comentará algunos casos que
se presentaron en el norte del Cesar, recordando que la contratación se daba
de la siguiente manera:

Entr.: ¿Digamos, en las áreas rurales los corregidores hacían parte…?


Edo.: Los corregidores, los… inspectores. Y como eso, pues, el control era
el mismo, de la misma autodefensa.
Entr.: O sea, en las áreas rurales los corregidores e inspectores eran un puente
también para ayudarles.
Edo.: Sí, eso era una… O sea, ese era el flujo. Los contratistas: los contratis-
tas, por medio de… de obra pública, tenían que dejar el cuarenta por ciento
del contrato.

46 Ciro Pupo Castro se entregó a la Fiscalía en 2013 por un delito que no está conectado con parami-
litarismo, según informa el diario El Heraldo (10 de diciembre de 2013).
439
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: ¿Los contratistas de obras públicas? ¿Para el grupo?


Edo.: Pues, no sé si para el grupo, pero sí era pa’ Treintainueve. Porque
llegaba la alcaldía… o sea, va fulano a hacer un contrato de tal… [Dicen:]
bueno, esto se queda aquí, esto se queda aquí…
Entr.: Y trabajan con el sesenta [por ciento] y hagan, hagan lo que puedan
con ese sesenta.
Edo.: Sí. Así fue con el agua, cuando ubicaron el agua en La Mesa, que eso
no tenía agua; el agua la bajaron desde… desde arriba de la serranía.
Entr.: ¿En qué año fue el agua en La Mesa?
Edo.: Eso lo habían contratado como tres, cuatro veces, pero nunca le…
Entr.: Y cuando se puso, ¿fue más o menos en qué año?
Edo.: En el 2004 fue la última… Sí, 2004. Al principio del 2004 colocaron
el agua allá.
Entr.: ¿Qué otros casos recuerda?
Edo.: Cuando… yo no sé si fue un programa o algo, que dijeron que iban a
hacer unas casas para los campesinos, que una entidad que se encarga de
eso también lo hizo… No me acuerdo… Que ellos se encargaron de hacer
unas casas para los… casas rurales. Pero no, la entidad que construyó esas
casas no me acuerdo quién era, era una entidad pública. También pasó lo
mismo, esas casas las hizo un contratista, las cobraron y… siempre que las
entregaron, pero hicieron como cuatro o cinco casas por… por vereda. Y
siempre había… o sea, se daba cuenta que eran doscientas y hacían cinco o
seis casas y ya. (CNMH, MNJCV, 2018, 22 de septiembre)

En el departamento del Cesar, en especial en la zona norte, el Frente


Mártires del Cesar, en cabeza de Treintainueve, y de Adolfo Guevara, alias
Ciento Uno, encontró una conexión directa con la alcaldía para acceder a
contrataciones de obras públicas de la que, según cuenta un exintegrante,
tomaban un porcentaje, lo cual incidía de forma drástica en la posibilidad
de ejecutar los contratos con éxito. Pero esto no se redujo solo al norte
en ese departamento, porque en el centro el Frente Juan Andrés Álvarez
también cooptó los recursos de alcaldías, en particular de lo que se conoce
como el corredor minero del Cesar. En lugares como La Jagua de Ibirico,
El Paso, Codazzi, Astrea, se vio cómo los paramilitares tuvieron negocios
con las alcaldías de sus pueblos. Según un desmovilizado que estuvo en
ambas estructuras del departamento,

Entr.: Hablando de… de tratar de coger esas instituciones nuevamente, ha-


blemos sobre financiación. ¿De qué formas esas instituciones apoyaron [a]
los paramilitares para que se financiaran y se mantuviera una estructura
llamada Bloque Norte en el Cesar?, o [Frente] Mártires del Cesar, o [Frente]
Juan Andrés Álvarez.

440
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Edo.: Yo digo que lo más fácil, de pronto, del… del grupo, y lo más fácil de
la Alcaldía o Gobernación, la… lo que se le brindaba de pronto a los para-
militares era por medio de contratos. Que… que un contrato lo daban, por
decir, a… a los reconocidos aquí, como los Castro, como los Molina, los…
Entonces, le daban el contrato por 700.000.000 [de pesos], 800.000.000 de
pesos… 300[’000.000 de pesos] se desviaban pa’l otro lado, y el contrato
quedaba por los 500[’000.000 de pesos] que normalmente… era el contrato.
Entonces, trabajaba de esa manera.
Entr.: ¿Conoces casos específicos en los que, digamos, [tú digas:] “Yo me
acuerdo que el contrato de la vía que… que se construyó de Valledupar a
Los Corazones, ese contrato lo tenía Fulanito, y ese contrato, una parte se fue
para los paramilitares y otra parte se la quedó el que se ganó la licitación”?
casos puntuales ¿conoces?
Edo.: Así directamente, no. Pero… si, de pronto, tú puedes ver que el puen-
te “aquí” se cayó como tres veces, dos veces, el de… el de Guacoche. Y, se
cayó tres veces, cuatro veces porque, de pronto, no les estaban metiendo el
material que necesitaba el puente, porque la plata la servían pa’ otra cosa.
Entr.: Ya. Pero, ¿en… en concreto cuando estuvieron los paramilitares?
Edo.: Cuando se la vez que lo hicieron. Se cayó otra vez, y volvieron y lo hi-
cieron ahora. Ante todo aquí es así. Todo aquí se maneja sobre… sobre la…
sobre… sobre la ilegalidad. (CNMH, MNJCV, 2013, 28 de agosto)

El resultado de esta cooptación fue una apropiación casi completa de todos


los niveles de administraciones locales. Se apropiaban de cada contrato que
estuviera disponible, con un desvío de recursos significativamente alto. Una
de las personas que hacían parte del Frente Juan Andrés Álvarez recuerda el
modo de abarcamiento.

Entr.: Bueno, y a pesar de eso, que es un hecho… no podría decir aislado, por-
que fue… un hecho entre… entre muchos años. ¿Qué ameritaba la llegada de
las autodefensas…? ¿O del paramilitarismo ahí en esa…?
Edo.: Más que todo… la presencia de… de ocupar… de ocupar áreas.
Porque esa es… ¿Cómo le diría yo? Esto es… eso fue un… un grupo
que se le dio al señor Danilo, para que… incursionara en toda esa área.
¿Qué pasa? Que… la estrategia de… de las autodefensas, en áreas como
esa, más que todo era no tanto lo militar, sino lo económico. ¿Por qué?
Porque ahí se podían apoderar… Se apoderaron de toda la… infraes-
tructura, tanto de salud como… las cuestiones de los contratos de las
alcaldías, la cuestión de la extorsión que se le hacía a los… a los comer-
ciantes, la extorsión que se le hacía a todos los ganaderos de la zona.
Porque se cobraba… en esa época se cobraba, si no estoy mal, 30.000
pesos por hectárea. Y a los comerciantes 200.000 [pesos], 300.000 pesos,

441
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

dependiendo el… Entonces, más que todo, no… no todo fue… como
una estrategia militar…sino más que todo… tanto política como eco-
nómica, porque… desde ahí es que se… se comenzaron a… a generar
todo ese descalabro tan verraco que hubo, de la… de la cuestión de las…
Se repartieron prácticamente lo… todo lo que era la… la cuestión de
la… de la escomía de la región. Entonces, más que todo eso lo cogían
ellos para los altos mandos, chuparse la sangre de todo… de toda la…
para las nóminas personales de ellos, nada más. Porque ahí no había
necesidad de tener personal armado, ahí con… con una reducción de…
póngale, de… de diez hombres, se controlaba toda esa zona. No había
necesidad de tener ochenta, cien hombres, ¿para qué? Sino, simplemen-
te… acaparar, presionar y… poner los alcaldes que ellos decían: el que
va a ser alcalde, va a ser este, el que va a ser el… el señor director del
hospital, va a ser este, los recursos de la… de lo de la… de la EPS, de la…
toda esa cuestión, va a ser así, va a ser aza… los directores del hospital…
va a ser Fulano, va a ser nombrado… Fulano de tal. Bueno, es decir, todo
eso… todo ese sistema se moderó, para la cuestión más que todo, de…
de cogerle la… la economía a un departamento, o a un… a un munici-
pio, etcétera. Entonces, ahí se montaba a la alcaldía los que ellos… lo
que ellos decían: este va a ser el alcalde. Y ese era. [Decían:] este va a ser
el… el señor que va a dirigir el hospital. Y ese era. Entonces, más que
todo… no fue… una cuestión militar.
Entr.: ¿Quién orquestaba todas esas…?
Edo.: Hombre, esa… Eso… eso lo orquestaban desde arriba, desde… las
directrices altas, lo que era Jorge Cuarenta, que era el… uno de los tipos que
más… tenía una… una cuestión… un liderazgo el verraco, para toda esa
cosa, y… desde de ahí se orquestaba toda esa cuestión. Y aquí abajo ellos…
a ellos les tocaba… Tanto a los comandantes de… de zona, les tocaba… re-
portarle a… al Bloque Norte… qué se yo, póngale… 300.000.000 de pesos
al mes. Pueden ser más, pueden ser menos, no alcancé a… a verificar qué
tanta plata era lo que le tocaba, pero sí les tocaba… sacar, entregar tanta
cantidad, aportarle al… al comando central de Jorge Cuarenta, cierta mó-
dica suma. (CNMH, MNJCV, 2015, 18 de agosto)

Este relato recuerda que las intenciones del Bloque Norte en algunas zonas
donde tuvo presencia superaron ampliamente el ejercicio de control territorial
y de expulsión de la guerrilla. Los paramilitares, de fondo, realizaron sus incur-
siones y su expansión con fundamento en intenciones económicas claras, la cual
consistía en generar la mayor cantidad posible de rentas, independientemente
de la fuente. Serían tantos los montos que ingresaron a las arcas de la estructura
que no solo terminaron financiando su componente militar, sino que enrique-
cerían a sus comandantes y a un número considerable de colaboradores.

442
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

En concordancia con lo anterior, existen dos casos que fueron notables res-
pecto a la financiación de la estructura en el Cesar, sumándose a la ya nombrada
alcaldía de Valledupar: el primero, el de la alcaldía de Astrea, municipio ubicado
en el centro del departamento, en los límites con Magdalena. El segundo será la
conocida gobernación de Hernando Molina, quien años después de su período
sería condenado por sus conexiones con el grupo de Jorge Cuarenta.

Lo sucedido en Astrea, un pequeño municipio del centro del Cesar, fue que
los paramilitares se apropiaron de la alcaldía durante tres períodos consecu-
tivos. En este punto también aparece Numas Cortéz, uno de los comandantes
financieros en la zona y encargado principal de los contratos, especialmente
con el hospital de Astrea y la alcaldía del municipio, teniendo contacto directo
con los alcaldes. La situación del municipio es reseñada por el portal Verdad
Abierta, de la siguiente manera:

La Fiscalía ya ha emanado siete órdenes de captura contra funcionarios y ex


funcionarios de la Alcaldía de Astrea, en el Cesar, por el delito de concierto
para delinquir. De estas, ya se han hecho efectivas tres capturas, entre las
que se encuentra el ex alcalde de esa localidad, Garibaldis López Acuña.

El ex alcalde López Acuña fue capturado por la presunta responsabilidad


en los delitos de concierto para delinquir agravado, secuestro extorsivo y
amenazas. El proceso judicial señala que el ex alcalde puso su administra-
ción al servicio de los paramilitares en el asunto de contrataciones. (Verdad
Abierta, Detienen a tres políticos y orden de captura a uno en Cesar, 2009a)

Existía todo un entramado de control y apropiación de contrataciones por


paramilitares en Astrea para controlar recursos provenientes de la alcaldía.
De acuerdo con la Fiscalía, tres años después de la captura,

El material probatorio de la Fiscalía permitió al Juzgado Octavo Penal del


Circuito Especializado de Bogotá imponer 30 años y diez meses de prisión
a Numa Pompilio Cortéz Mendoza, y seis años de cárcel a tres ex alcaldes
de Astrea (Cesar), vinculados con las actividades ilegales desarrolladas por
el grupo de autodefensas que encabezó Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40.

En su providencia el fallador también impuso a Cortéz Mendoza multa de


7.502 salarios mínimos mensuales legales vigentes. El condenado está pri-
vado de la libertad en la cárcel de Valledupar.

De acuerdo con la investigación adelantada por una fiscal antiterroris-


mo, Cortéz Mendoza era el jefe político de las autodefensas en Astrea,

443
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

y en tal condición incurrió en los delitos de concierto para delinquir


agravado, secuestro extorsivo agravado, constreñimiento ilegal y des-
plazamiento forzado.

En la investigación se estableció que durante la campaña para la Alcaldía de


esa población, periodo 2003-2005, Otoniel Larios quien era el competidor
del también aspirante Jaime Sajonero Pallares, tras amenazas y presiones se
vio obligado a renunciar a su candidatura.

Los otros condenados son los ex alcaldes: Garibaldis López Acuña, Edgar
Orlando Barrios Ortega y Sajonero Pallares, a quienes la Fiscalía demostró
su responsabilidad en el delito de concierto para delinquir, en la modalidad
de promoción de grupos armados al margen de la ley.

El municipio de Astrea junto con las poblaciones de El Paso, Chiriguaná,


Chimichagua, La Jagua, Copey, Bosconia y Becerril integraban el llamado
por las autodefensas Grupo 8 sobre el que es organización ejerció amplio
control. (Fiscalía General de la Nación, 2012)

Al final, se comprueba que existió un desfalco por parte de múltiples alcal-


días del municipio en pro de los paramilitares del Bloque Norte; en particular
a favor de estructuras como el Frente Juan Andrés Álvarez, que operaba en
este pueblo. La nota de prensa de la Fiscalía menciona a un grupo denomi-
nado “Grupo 8”, profundamente relacionado con la cooptación de recursos
públicos provenientes de las alcaldías. Según se menciona en un artículo de
Verdad Abierta, el Grupo 8 implicaba una estrategia para cooptar recursos de
alcaldías, tal y como se estaba haciendo dentro de la administración de Astrea.

La situación del departamento de Magdalena es similar a la del Cesar. El


control sobre las administraciones municipales fue evidente en el departa-
mento, al menos hasta los años 2000 y 2001. Hernán Giraldo utilizaba sus
conexiones con los altos círculos políticos de la ciudad para pedir favores y
utilizar los bienes de la alcaldía a conveniencia.

Las relaciones incluyeron la creación de grupos específicos o la planea-


ción de pactos para oficializar los intercambios que se estaban gestionan-
do entre estructuras armadas y políticos locales funcionales al proyecto
paramilitar. Las circunstancias en el departamento de Atlántico fueron
diferentes, ya que el Bloque Norte se encontró con más barreras para ac-
ceder de manera directa por medio de los grupos políticos locales más
importantes, a recursos provenientes de administraciones locales y depar-
tamentales. En el Atlántico el proceso de cooptación institucional se dio

444
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

a una escala mucho menor que en Cesar y Magdalena, además de que se


realizó a través de las contiendas electorales y no de una alianza estratégi-
ca con los clanes tradicionales de Barranquilla.

Uno de los casos más importante relacionado con la cooptación de re-


cursos de las administraciones locales fue el de la alcaldía de Soledad, en
lo que fue una de las elecciones más inusuales en la historia del municipio.
Según la MOE,

Para las elecciones locales de 2003, se presentó un fenómeno importante


en el municipio de Soledad. El candidato José Luis Castillo, que aparecía
en el tarjetón, aunque ganó la contienda electoral, no asumió la alcaldía del
municipio de Soledad debido a su fallecimiento; por el contrario, su esposa
Rosa Stella Ibáñez, es la persona que llega a la alcaldía sin haber sido elegi-
do en el tarjetón; los dos esposos pertenecen al movimiento Voluntad Po-
pular coordinado en el departamento por Fuad Char. El Consejo de Estado
en sentencia del 6 de abril de 2006 confirma el fallo anulatorio proferido
por el Tribunal Contencioso Administrativo del Atlántico, al respecto afir-
ma: -Si bien fue inscrita en debida forma, por omisión de la Organización
Electoral no fue incluida en el tarjetón electoral distribuido en los comicios
que se cumplieron en el municipio de Soledad, Atlántico, el 26 de octubre
de 2003 para elegir alcalde municipal, lo cual la hacía inelegible, no por
falta de alguna calidad o por incurrir en inhabilidad o cualquier otro impe-
dimento legal, sino porque ningún voto se registró a su favor, situación que
impedía a la comisión escrutadora atribuirle los votos que fueron marcados
por los electores a favor del finado José Luis Castillo Bolívar. Así, ante la
configuración de tal ilegibilidad en la demandada, que sin duda configura
un factor subjetivo de anulación, lo procedente no puede ser la exclusión
de la votación computada a su favor sino la práctica de nuevas elecciones.

Aunque el Consejo de Estado haga un llamado a elecciones por las irre-


gularidades presentadas en la elección del alcalde de Soledad, lo im-
portante es lo estratégico que, para los paramilitares del Bloque Norte,
representó la designación inicial de Rosa Stella Ibáñez en el periodo
2004-2007. Según la Unidad Nacional de Delitos contra la Adminis-
tración Pública de la Fiscalía General de la Nación, a Rosa Ibáñez se le
profirieron cargos de acusación por las conductas de -concierto para
delinquir agravado, contrato sin cumplimiento de requisitos legales y
peculado por apropiación a favor de terceros. En efecto, el municipio de
Soledad durante los años 2005 y 2006 celebró contratos de obra pública
con cooperativas que mostraron irregularidades en el proceso de con-
tratación. Al respecto -en el desarrollo precontractual, de celebración

445
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

y ejecución de los contratos se presentaron irregularidades violatorias


de la ley 80 de 1993 y sus decretos reglamentarios; irregularidades que
tienen que ver con la penetración de grupos armados al margen de la
ley, denominados Autodefensas Unidas de Colombia, Bloque Norte,
Frente José Pablo Díaz, en la actividad contractual del municipio de So-
ledad, produciéndose un contubernio entre paramilitarismo y servido-
res públicos, cuyas consecuencias repercutieron en la selección objetiva
del contratista y en el desvío de dineros públicos a favor de estos grupos
delincuenciales. En la seguidilla de contratos irregulares entre 2005 y
2006, además de la alcaldesa municipal, participaron Alfredo Alberto
Noya, quien se desempeñaba como secretario de Educación, Gustavo
César Medrano Villalba, Secretario de Obras Públicas, Gilberto Ma-
rimón Cervantes, Secretario de Hacienda, José Lora Caro, asesor del
Despacho de la Alcaldía, María Ángela Guevara, tesorera de la Alcaldía,
Alfredo Arraut Varelo, ex alcalde del municipio entre 1998 y 2000, Juan
Carlos Méndez, representante legal de la cooperativa Cootecol y Jaime
Amadeo Sánchez como contratista. (Misión de Observación Electoral y
Corporación Nuevo Arco Iris, s.f.)

Los paramilitares cooptaron cada espacio institucional disponible al inte-


rior de la alcaldía, como se muestra en el informe de la Misión de Observación
Electoral. Rubros destinados para la salud, educación, construcción de obras
públicas, empleo, por mencionar algunos, pasaron de apoyar la política social
del municipio a llenar de billetes los bolsillos de la estructura armada; en es-
pecial, de Edgar Ignacio Fierro Flórez, Don Antonio y su familia.

Una situación similar de cooptación de contratos al interior de la adminis-


tración pública tuvo lugar en el distrito de Barranquilla. Para las elecciones
a la alcaldía en 2003 se enfrentaban, por un lado, los clanes políticos tradi-
cionales de la ciudad, reacios a los paramilitares y, por otro lado, Guillermo
Hoeningsberg, quien presuntamente estaba en una alianza que incluía a los
recién llegados grupos paramilitares a la ciudad. En esta candidatura estaban
involucrados Jorge Cuarenta y Don Antonio. Finalmente sería Hoeningsberg
quien asumiría la alcaldía de la ciudad, con lo cual, entraría a pagar deudas
políticas; incluida la que tenía con el Frente José Pablo Díaz.

En esa medida, Métodos y Sistemas se convirtió no solo en una empresa


que auspiciaría la infiltración del Bloque Norte al interior de la alcaldía del
Atlántico, sino que, como consecuencia de lo anterior, se le asignarían con-
tratos para el préstamo del servicio de cobro de impuestos, el cual se había
privatizado en la alcaldía anterior. El portal Verdad Abierta explica la lógica
de apropiación de contratos en el departamento, de la siguiente forma:

446
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

Por esa época, el país estaba en las preliminares de las elecciones regionales.
‘Jorge 40’ había logrado controlar el paramilitarismo del Magdalena luego
de haber salido triunfante en una feroz guerra con otro paramilitar, Her-
nán Giraldo. En esa zona, dos hombres que trabajaban con Giraldo, Carlos
Mario García, alias de ‘El Médico’ o ‘Gonzalo’, y José Gelves Albarracín,
alias ‘El Canoso’, fueron entonces reclutados por ‘Jorge 40’ Norte para que
establecieran una sólida relación con los políticos.

‘Don Antonio’ contó a la Corte Suprema entre abril y septiembre de 2012,


que cuando llegó a Barranquilla en 2003, ‘Gonzalo’, un médico de la Uni-
versidad del Norte y ex militante de las juventudes liberales del grupo polí-
tico liderado por el entonces senador Dieb Maloof, fue vital para acercarse
a las autodefensas. Para esa época se estaba lanzando a la alcaldía de Ba-
rranquilla, Guillermo Hoenisgberg y ‘Don Antonio’ cree –según dijo a los
investigadores de la Corte– que ‘Gonzalo’ logró acercarse a este aspirante
por intermedio de Eduardo Losada. Éste último era el dueño de Métodos y
Sistemas, la empresa a la que la ciudad de Barranquilla le había otorgado en
2000 un contrato para administrar el recaudo de impuestos de la ciudad.
(Esta firma mantuvo este beneficioso contrato hasta mayo de 2008, cuando
el entonces alcalde Alex Char lo canceló).

A través de Losada, según coincidieron ‘Antonio’, Mario Marenco y ‘El Ca-


noso’, los paramilitares de ‘Jorge 40’ lograron concretar una reunión con
el candidato en la casa de José Pérez –entonces asesor de la campaña de
Hoenisgberg y quien después de salir elegido alcalde, éste lo nombró como
Secretario de Infraestructura de Barranquilla–. En esa cita acordaron que
los paramilitares le prestarían al aspirante 2.500 millones de pesos para
financiar su campaña y, que éste devolvería el dinero otorgándole contra-
tos beneficiosos a la organización militar de ‘Jorge 40’. Para asegurarse de
que Hoenisgberg cumpliera –dijo ‘Antonio’– el propio Losada puso como
garantía del clandestino préstamo, un lote de 22 hectáreas, con un valor co-
mercial de 10.000 millones de pesos, en la isla de la Loma 3 en Barranquilla,
a orillas del río Magdalena.

Esta versión coincide con lo dicho por ‘Gonzalo’ en una entrevista con-
cedida a El Espectador en noviembre de 2011. Contó que el entonces
representante a la Cámara «(Jorge) Gerlein me comenta de su preocu-
pación por la candidatura de Hoenigsberg, pues pensaba que si quedaba
elegido no le iba a cumplir a la familia. Yo le dije que conocía a unos
amigos que a lo mejor les interesaba invertir en la campaña y podían
conseguir que respaldaran a Hoenigsberg, para que respetara los acuer-
dos». A renglón seguido, ‘Gonzalo’ aseguró que fue entonces cuando le

447
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

presentaron a Eduardo Losada. «Él fue quien me dijo: «Médico, busque


el respaldo de las autodefensas y nos ganamos de una vez esta Alcaldía».

Las versiones sobre la procedencia de los 2.500 millones de pesos que pre-
suntamente le prestaron los paramilitares a Hoenisgberg aún son confu-
sas. Versiones anteriores, una de ellas de Franklin Morán -asesinado a co-
mienzos de 2011 en Palmira-, quien aseguró que los paramilitares estaban
cobrando deudas viejas de las elecciones de 2000 y que debían entregar a
través de las acciones de Métodos y Sistemas. Unas más recientes de ‘Don
Antonio’ señalan que Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’ estaba
cobrando la deuda de un tercero. Y que fue éste último, quien terminó dan-
do la orden de asesinar a Losada en 2004, cuando vio que el Alcalde no les
estaba cumpliendo en el trato a los paramilitares.

‘El Canoso’ relató que Hoenisgberg estaba desesperado por conseguir di-
nero para su campaña a la Alcaldía ya que las encuestas mostraban que
estaba empatado con el locutor Édgar Perea. «Él venía con unos problemas
del cura Hoyos (ex alcalde de Barranquilla) que lo venían martirizando,
entonces hubo una reunión inicial en la casa de José Pérez para nosotros
brindarle el apoyo», coincidió alias ‘El Canoso’ con la versión de ‘Antonio’.
‘Canoso’ dice que él también asistió a la reunión.

‘Don Antonio’ dijo a la Corte que ‘Gonzalo’ fue quien entregó el dinero en
efectivo a Hoenisgberg en una tula y que no quedó registro del préstamo.
«Entregándoselo nosotros iba a ser muy difícil que Guillermo (Hoenisg-
berg) no cumpliera los compromisos», aseguró el desmovilizado. (Verdad
Abierta, 2013a)

Sin embargo, a pesar de los casos mencionados de Soledad y Barranquilla,


“la mayoría de alcaldías del departamento estuvieron al margen de la influen-
cia político-burocrática del Bloque Norte. Por ejemplo, en el computador in-
cautado por la Policía a Edgar Ignacio Fierro Flórez, alias Don Antonio, co-
mandante del Frente José Pablo Díaz e íntimo amigo de Jorge Cuarenta, sólo
se registraron en la contabilidad del grupo a dos alcaldías (de 23 en total) que
desviaron recursos públicos para financiar el Bloque: se trata de la Alcaldía de
Malambo y Sabanagrande” (Corporación Nuevo Arco Iris, 2011). El caso de
Sabanalarga también es mencionado por Trejos, Martínez y Badillo, al docu-
mentar que “en los años en que hizo presencia en el departamento, de acuerdo
con información dada a conocer por El Tiempo (Así opera el imperio criminal
de 40, 2006), se realizaron las siguientes acciones: Creación de una empresa
falsa para desviar 1.500 millones de pesos de la Alcaldía de Sabanagrande”
(Trejos, Martínez, y Badillo, 2018).

448
CAPÍTULO IV. COOPTACIÓN INSTITUCIONAL,
FINANCIACIÓN Y RELACIONES ECONÓMICAS

En la actualidad la situación jurídica y penal de personas involucradas con el


financiamiento de grupos paramilitares en Atlántico ya se encuentra resuelta.
Para el caso del municipio de Soledad, Rosa Stella Ibañez y Alfredo Arraut fue-
ron condenados por un juzgado de único de Barranquilla debido a los nexos de
financiación que tenían con grupos paramilitares. Junto con ellos fueron sen-
tenciados otros tres funcionarios de sus administraciones que también se vie-
ron involucrados con el Bloque Norte. Asimismo, Guillermo Hoeningsberg fue
condenado y sigue vinculado a algunos procesos relacionados con corrupción
durante su administración, aunque el vínculo con el Bloque Norte nunca ha
sido muy claro. Finalmente, el exalcalde de Sabanagrande, José Bolívar Osorio,
a pesar de haber sido mencionado por Fierro Flórez, no está vinculado ni conde-
nado por vínculo alguno con el Frente José Pablo Díaz y las AUC.

4.4 Consideraciones finales

A grandes rasgos, lo que terminó sucediendo con la financiación del Bloque


Norte fue la configuración de un complejo aparato económico que era fun-
cional a los intereses de la estructura armada. Dicha complejidad radicó en la
multiplicidad de fuentes y modalidades financieras que nutrieron al grupo.
Asimismo, si bien se evidenció un control y autorías intelectuales centrali-
zadas en la figura de Jorge Cuarenta, lo cierto es que cada fuente encontrada
contó con la autonomía local para realizar las gestiones, tanto legales como
ilegales, para la consecución de recursos. Esto también se vio reflejado en la
libertad con la que contaron los comandantes de cada subestructura para bus-
car nuevas formas de inyectar dinero que diera vida al proyecto armado que
implicó el Bloque Norte.

También vale la pena anotar que el Bloque Norte apuntó a hurtar recur-
sos de cada oportunidad que encontrara al interior de los territorios en los
que operaba. Comenzando por los sectores micro de la economía, como
lo fueron el cobro de vacunas a pequeños comerciantes, además de los
peajes para el tránsito de alimentos; pasando por los aportes voluntarios
de medianos y grandes sectores económicos; llegando finalmente a coop-
tar espacios de la economía donde tienen lugar ingresos multimillonarios,
como lo son las alianzas con grandes grupos empresariales, o el control
de distintos lugares de la cadena productiva del narcotráfico. Además del
acceso a grandes esferas del poder, desde donde fueron capaces de cooptar
un significativo número de sectores del Estado y de sus recursos públicos.
Por lo tanto, se hace evidente que la apuesta del Bloque Norte fue lograr te-
ner una parte de cada espacio económico de la vida en los departamentos
de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena.

449
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Otro de los puntos que vale la pena resaltar es la diversidad de actores y


terceros que terminaron, de una u otra forma, involucrados con la estructura
paramilitar. Desde los sectores más populares, que se vieron forzados a brin-
dar porcentajes de sus escenarios productivos al grupo; pasando por la fuerza
pública; hasta lograr permear espacios particularmente cerrados de las élites
locales y nacionales, donde obtuvieron grandes aportes voluntarios a cambio
de contribuir a los intereses particulares de distintos individuos y grupos. Lo
cierto es que durante los años en los cuales el Bloque Norte operó logró ex-
tender su influencia en la mayoría de las actividades productivas y sociales
relacionadas con la generación de ingresos económicos. Se dio así una especie
de paramilitarización de las economías locales. En este punto no se puede
olvidar que la facilidad con la que lograron apropiarse de estos lugares de las
sociedades costeñas, también se debió a factores sociales que, en la mayoría de
los casos analizados, facilitaron la consecución de rentas que se encontraban
ancladas en las economías locales, en las instituciones estatales y la apropia-
ción de las rentas ilegales. Todo lo anterior, amparado en la violencia parami-
litar como recurso fundamental.

Por último, es necesario afirmar que cada centavo que ingresó a las arcas de
esta estructura armada, de forma directa o indirecta, terminó siendo el motor
de acciones ilegales y, sobre todo, de violaciones a derechos humanos de los
distintos actores individuales y colectivos. Es así como se puede reafirmar que
estos terceros terminaron dándole la estabilidad financiera que necesitaron el
Bloque Norte y las ACMG para configurar su régimen de terror de una déca-
da. Este tema se convierte en fundamental para analizar los alcances que tuvo
el conflicto armado en esta región del país y debe tener un lugar central en la
administración de justicia de tantos actores que aún están en la impunidad.

450
CAPÍTULO V
PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN
Y REINTEGRACIÓN – DDR

Este capítulo estudia los principales factores del proceso de Desarme, Desmo-
vilización y Reintegración (DDR) de las estructuras pertenecientes al Bloque
Norte de las AUC en sus cuatro departamentos de influencia en la región Ca-
ribe: Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena. Se develan de forma detallada
las principales características, actores, patrones y narrativas del proceso de
DDR del Bloque Norte.

El análisis abarca principalmente los hechos ocurridos entre los años 2002 y
2006. El marco temporal se encuentra delimitado, en primer lugar, por el ini-
cio de los acercamientos entre el Gobierno nacional y las AUC para establecer
una mesa de negociación y diseñar el proceso de DDR, hechos ocurridos entre
2002 y 2003 y, en segundo lugar, por el proceso mismo de desmovilización,
caracterizado principalmente por las cuatro ceremonias de desmovilización
que se llevaron a cabo entre 2004 y 2006. No obstante, se tendrán en cuenta
como parte del análisis, los hechos inmediatamente posteriores a la desmovi-
lización colectiva de las estructuras del Bloque Norte, 2007 y 2008, en los que
se observan las primeras consecuencias del proceso. En este marco temporal,
se analizan los factores asociados al proceso de DDR del Bloque Norte de las
AUC desde sus rupturas y persistencias.

En un primer momento se analizan los antecedentes inmediatos al proceso


de desmovilización, que involucran los factores que posibilitaron el escenario
de negociación, así como sus actores y narrativas. En un segundo momento,
se analizan los principales componentes del proceso de desmovilización de las
subestructuras pertenecientes al Bloque Norte de las AUC, el Bloque de Resis-

451
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

tencia Tayrona, al mando de Hernán Giraldo, las Autodefensas del Sur del Mag-
dalena Isla San Fernando, antes denominada Los Cheperos, y comandada por
José María Barrera, Chepe Barrera; tres procesos de desmovilización ocurridos
entre 2004 y 2006. En este punto se abordan tanto los elementos formales de la
desmovilización, como el proceso de concentración, ceremonias, y la desvin-
culación de menores, así como elementos informales que emergen del cruce de
información y análisis de los reportes institucionales con el contenido del Me-
canismo No Judicial de Contribución a la Verdad por parte de exintegrantes de
estas estructuras, las contribuciones voluntarias a la verdad, y con otras fuentes
primarias y secundarias no institucionales. Se tratan aspectos como la fusión y
creación de nuevas subestructuras antes y durante la desmovilización, la vincu-
lación de integrantes con fines de desmovilización, los incentivos manifestados
por los exintegrantes, y las peculiaridades en las narrativas de las contribuciones
voluntarias a propósito de la desmovilización. Además, se abordan otros aspec-
tos que tradicionalmente no han sido centrales en el análisis de la desmovili-
zación de estructuras paramilitares, tales como los enfoques diferenciales y el
tratamiento de personas enfermas o en situación de discapacidad.

En un tercer momento, se aborda el proceso de DDR centrado en la reinte-


gración de las personas desmovilizadas del Bloque Norte, Bloque Resistencia
Tayrona y Autodefensas del Sur del Magdalena Isla San Fernando, sus carac-
terísticas y los obstáculos presentados. A continuación, se abordan las conse-
cuencias inmediatas del proceso de DDR, poniendo acento en las rupturas y
persistencias que se presentan, particularmente, en la reconfiguración y per-
manencia de antiguas subestructuras pertenecientes a estas tres agrupaciones,
fenómeno conocido como grupos posdesmovilización. Finalmente, se cierra
este capítulo con una reflexión en torno a la contribución a la verdad, justicia y
reparación, por integrantes de estas estructuras paramilitares en los primeros
años de su desmovilización, así como de la implementación de la Ley 975 de
2005 o Ley de Justicia y Paz.

Un elemento de análisis transversal a estos tres momentos es la perspectiva


simbólica47 del proceso de DDR. Se tienen en cuenta entonces los factores sim-
bólicos que incidieron en la preparación del proceso, en la elección de los lu-
gares, las formas en que se llevaron a cabo las ceremonias de desmovilización,

47 Para efectos de este capítulo, se entiende por perspectiva simbólica todas aquellas formas de re-
presentación en el lenguaje o en el imaginario que tienen un significado particular para quien recibe
el mensaje. Particularmente, en el caso de la violencia paramilitar, tanto las víctimas de las regiones
donde operan estos grupos como la opinión pública en general, los símbolos que se utilizan en esa in-
teracción con los actores violentos pueden evocar escenarios de violencia previa y, por tanto, amenazar
o intimidar. Esta memoria que se evoca en lo simbólico es una dimensión para analizar el proceso de
desmovilización de estas estructuras, sobre todo en su impacto sobre las comunidades y el compromi-
so de los actores en aportar a la justica, verdad, reparación y no repetición.
452
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

así como su influencia en las rupturas y persistencias del accionar armado en


la fase de posdesmovilización.

En consecuencia, el presente capítulo propone un análisis del proceso de


desmovilización del Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y Autodefen-
sas del Sur del Magdalena e Isla San Fernando en torno a los factores de per-
sistencia y ruptura que se configuran antes, durante y después del proceso de
DDR. El punto de partida para esta propuesta de abordaje es que el accionar
que tuvieron estas estructuras no se puede conocer al margen del contexto
político, económico y social en la región Caribe. Dichas relaciones a su vez nos
permiten entender las particularidades que presentó el proceso de desmovili-
zación, así como sus consecuencias.

5.1 El rol de las subestructuras en la negociación entre el


Gobierno nacional y las AUC: actores y agenda

Históricamente la región Caribe ha sido un escenario importante para los


procesos de paz y desmovilización con diferentes actores armados. El proceso
de paz con el M19 en 1990 tuvo un impacto importante en la región mediante
la reintegración de exmiembros de esta guerrilla, en particular en el depar-
tamento del Cesar. Luego, en 1991 en el contexto de la Asamblea Nacional
Constituyente, el proceso de paz con el EPL y su experiencia de reintegración
también tuvo manifestaciones importantes en todos los departamentos del
Caribe. Asimismo, la subregión de Montes de María, ubicada entre los de-
partamentos de Bolívar y Sucre ha sido un escenario importante de varios
procesos de paz con las guerrillas (CNMH, 2014, p. 43).

Para el proceso de desmovilización de las AUC entre 2003 y 2006, durante


el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, los departamentos de la región Caribe fue-
ron un escenario clave donde también se pueden constatar sus consecuencias,
como la emergencia y rearme de los grupos posdesmovilización. Al respecto,
el CNMH consideran que las implicaciones del proceso de DDR de los para-
militares en la región Caribe estuvieron determinados por: i) los significativos
niveles de reincidencia y rearme, ii) las intensas disputas por el control del
territorio y, iii) la participación de estos grupos en las economías ilícitas y de
otras expresiones de poder ilegal (CNMH, 2014, p. 44).

En la región Caribe se han implementado programas de reintegración de


exmiembros de estructuras paramilitares, de modo que allí confluyen una
serie de conflictos y actores que incidieron en la violencia paramilitar, y en ge-
neral, en el desarrollo del conflicto armado (CNMH, 2014, p. 43). Para anali-

453
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

zar este fenómeno en términos de rupturas y persistencias resulta importante


estudiar la forma en la que se llevó a cabo el proceso de desmovilización, sus
antecedentes y sus consecuencias.

Primero las ACCU incursionaron en la región Caribe, luego, en la década de los


noventa, se consolidó el proyecto de las AUC con la cooptación y sometimiento de
estructuras paramilitares primigenias en esa región. Para 2003 ya se considera-
ba que el Bloque Norte y la estructura paramilitar Los Cheperos, posteriormente
conocida como Autodefensas del Sur del Magdalena Isla San Fernando, eran es-
tamentos consolidados con subestructuras distinguibles y control efectivo de los
territorios a través de la violencia y de redes políticas y económicas. Es para ese
momento cuando se dan los acercamientos oficiales entre el gobierno de Álvaro
Uribe y las AUC para pactar su proceso de DDR (CNMH, 2014, p. 52).

La desmovilización de estas tres estructuras paramilitares se dio en el


marco de las negociaciones entre el Gobierno nacional y las AUC, inicia-
das en 2002. La primera declaratoria de cese al fuego unilateral de hostili-
dades de alcance nacional se anunció el 29 de noviembre de 2002 y una vez
finalizada la fase exploratoria, el 15 de julio de 2003, se firmó el Acuerdo
de Santafé Ralito (corregimiento de Tierra Alta, Córdoba) entre el enton-
ces Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo,48 los miembros de

48 Luis Carlos Restrepo Ramírez se desempeñó como Alto Comisionado de Paz del Gobierno de Ál-
varo Uribe Vélez entre 2002 y 2009, lo que le permitió liderar el proceso de desmovilización de las
Autodefensas Unidas de Colombia, firmando el Acuerdo de Santa Fe Ralito en julio de 2003. Durante
su periodo en este cargo, Restrepo también lideró el proceso de desmovilización de algunos frentes
de grupos guerrilleros como las FARC y el Ejército Revolucionario Guevarista (ERG). Luego de su
renuncia en 2009, Restrepo intentó postularse como candidato a la Cámara de Representantes, pero
renunció en el último minuto. Posteriormente, la Fiscalía General de Nación abrió investigación en su
contra por su presunta responsabilidad en la falsa desmovilización del Bloque Cacica Gaitana de las
FARC en 2006. De acuerdo con las denuncias, civiles habrían recibido dinero por hacerse pasar como
miembros de este grupo y se les habría entregado armas falsas para luego desmovilizarse. En estos
hechos también están vinculados miembros del Ejército y varios guerrilleros (La Silla Vacía, 2016).
A raíz de esta indagación, en 2012 la Fiscalía le imputó cargos por peculado por apropiación, concierto para
delinquir, fraude procesal y tráfico, porte y fabricación de armas de uso privativo de las Fuerzas Militares,
sin embargo, Luis Carlos Restrepo habría abandonado el país en enero de 2012. Tras no haberse presentado
en varias audiencias y después de que se le hubiera vencido su plazo, la Fiscalía lo declaró “persona ausente”
y solicitó una orden de captura en su contra. No obstante, el 23 de marzo de 2012, una jueza de conoci-
miento revocó esta medida aseguramiento, bajo el argumento de que no había pruebas suficientes. Aun así,
Restrepo no ha regresado al país desde aquel entonces (La Silla Vacía, 2016).
Sobre Restrepo también pesan algunos testimonios de exparamilitares que lo acusan de haber partici-
pado en otras falsas desmovilizaciones. Precisamente, en 2011 José Gélvez Albarracín, alias El Canoso,
afirmó que Restrepo ordenó la falsa desmovilización de una parte del Bloque de Resistencia Tayro-
na, aumentando el número de desmovilizados de aproximadamente 800 a 1166. Esta versión también
habría sido corroborada por Hernán Giraldo, desde una cárcel en Estado Unidos (El Heraldo, 2011).
Pasados siete años desde la imputación de la Fiscalía, en mayo de 2019, un juez primero especializado
en Bogotá determinó la prescripción del delito de porte y fabricación de armas de uso privativo de las
Fuerzas Militares, sin embargo, después de varias dilaciones y aplazamientos, el proceso está en etapa
preparatoria, tampoco existe hasta ahora ningún condenado por estos hechos (El Tiempo, 2019).
454
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

la Comisión Exploratoria y las AUC, para la desmovilización gradual de


todas las estructuras de este grupo armado.

En este pacto de 2003 acordaron iniciar la etapa de negociación con el com-


promiso de reincorporación a la vida civil de los integrantes de las AUC, de tal
modo que se comprometieron a “desmovilizar a la totalidad de sus miembros”
antes del 31 de diciembre de 2005, en un proceso gradual que comenzó en no-
viembre de 2003 con la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara en la ciu-
dad de Medellín (Antioquia) (Oficina Alto Comisionado para la Paz, 2006, p. 6).

Mediante un comunicado del 12 de agosto de 2004, el Estado Mayor Ne-


gociador de las Autodefensas informó su determinación de concentración y
desmovilización de varias de sus tropas en diferentes zonas del país; entre
ellas, el Bloque Norte. Este proceso de concentración y desmovilización a ni-
vel nacional estuvo liderado por Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge Cuarenta,49
Edward Cobos Téllez, alias Diego Vecino, Éder Pedraza Peña, alias Ramón
Mojana y Alberto Pérez Betancourt, alias Camilo Catatumbo (Oficina Alto
Comisionado para la Paz, 2006, p. 121).

A diferencia de procesos de negociación con otros actores armados en el pa-


sado, las conversaciones, acuerdos y reinserción de las estructuras de las AUC,
en general, no contaron con una unidad o perfil político que congregara todos
los intereses de la agrupación. De modo que la identificación de integrantes y
estructuras estuvo a discreción de cada jefe paramilitar, lo que sin duda im-
pactó en las diferencias en tiempos y características de la desmovilización de
cada una. Esto también permite explicar por qué en las diferentes desmovili-
zaciones se destacaron los perfiles de varios de los jefes paramilitares, como lo
fue el de Jorge Cuarenta; figura central en el proceso de desmovilización del
Bloque Norte (CNMH, 2017d).

En el caso del Bloque Resistencia Tayrona, mediante Resolución N.º 07 del


17 de enero de 2006, el Gobierno nacional reconoció a Hernán Giraldo como
representante para la concentración y desmovilización de esta estructura ar-
mada, en la vereda Quebrada del Sol del corregimiento de Guachaca de Santa
Marta (Magdalena) (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla,
Sala de Justicia y Paz, 2018, s.p.).

En paralelo al proceso de DDR, se desarrollaron alianzas entre políticos y


paramilitares, en lo que se denominó como el fenómeno de la “parapolítica”.
Estos políticos tampoco participaron formalmente del diálogo y, por tanto, su

49 De los voceros en las negociaciones de Santa Fe de Ralito, Jorge Cuarenta, fue uno de los últimos
jefes paramilitares en desmovilizarse (Verdad Abierta, 2008).
455
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

accionar delictivo en términos de constreñimiento electoral y despojo de tie-


rras, no integró la agenda de desmovilización de las estructuras paramilitares
(CNMH, 2017d).

Siguiendo lo anterior, de acuerdo con el relato de un exintegrante del Frente


Resistencia Chimila del Bloque Norte, las negociaciones que dieron lugar al
proceso de desmovilización fueron conocidas únicamente por los comandan-
tes y, más allá de las generalidades sobre los beneficios de la reincorporación,
la información sobre las condiciones e implicaciones de este proceso no eran
informadas a las bases. Asimismo, el entrevistado señaló que la noticia de la
desmovilización no afectó la dinámica del grupo sino hasta el momento en
que se dio la concentración.

Entr.: ¿Usted conoció cómo se dio la negociación con el Gobierno para la


desmovilización del Frente Héroes de Chimila?
Edo.: Pues, es que eso no fue con el Frente Héroes de Chimila, eso es una
negociación completa con todo el Bloque Norte.
Entr.: ¿Usted sabe cómo se dio esa negociación?
Edo.: Más bien poco, muy poco, no, no.
Entr.: ¿Qué sabe?
Edo.: Pues, nosotros lo que escuchábamos decir ahí, de la gente que venía
de afuera, que hablaban de mucha prosperidad y muchas cosas pa’ las re-
giones, y la verdad, la verdad, pues, de eso no se ha visto nada de eso, y…
(...). Y ¿qué más le iba a decir yo? Y lo que le… lo que le decían a uno pero,
pues, prácticamente de lo que hablaron esa gente, pues, eso no, no, no, yo
no veo que hayan cumplido mucho nada. Por ejemplo, a nosotros nos ha-
blaban de salud, de educación, de proyectos productivos, de muchas cosas
que no, nosotros, pues, yo personalmente, pues, no, no he visto nada de eso.
Entr.: ¿De qué les hablaron de salud?
Edo.: De salud, educación; fue dos cosas que nosotros vimos como buenas,
proyectos productivos, y de los proyectos productivos, pues, ahora poquito
fue que me dieron una vainita ahí, que pa’ una vaina en Plan de Semilla.
Entr.: ¿La desmovilización fue en dónde?
Edo.: En la vereda Nueva Esperanza, corregimiento de Chimila.
Entr.: Vereda Nueva Esperanza. ¿Qué se negoció entonces?
Edo.: No, pues, esas negociaciones, pues uno no, uno lo que escuchaba era
lo poco más bien, lo poco que le comentaban a uno, del desarme y de eso.
Que iba haber mucha inversión del Estado, ¿qué más le iba a decir yo?, se-
guridad. (...) O sea, eso fue lo que más hablaban y ya, por ejemplo, pues lo
que hablaban el Gobierno con los comandantes, pues de eso, uno nunca
supo nada de eso, porque eso prácticamente a no le decían nada de eso. (...)
O sea, eso lo hablaron secretamente ellos, que eso nadie… eso lo sabrán

456
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

ellos con el Gobierno, con los que hablaron. Uno sí por ahí, por ejemplo,
por ahí encima lo que le decían a uno, pero no era más nada.
Entr.: ¿Usted en ese tiempo entendía cuál era el propósito de desmovilizarse?
Edo.: Más bien poco.
Entr.: ¿Cuánto tiempo pasó desde que usted se enteró de que se iba a des-
movilizar?, de que usted se iba a desmovilizar y la desmovilización de su
grupo armado.
Edo.: Eso fue como tres meses, más o menos.
Entr.: Tres meses. ¿Y qué pasó en ese tiempo?, ¿qué pasó en esos tres meses?
Edo.: No, la vida cotidiana, normal como iba, eso no, eso no cambió nada.
Entr.: O sea, ¿seguía trabajando?, ¿seguía…?
Edo.: Sí, normal, eso no, eso no cambió nada, eso cambió a partir ya el día
que hubo la concentración. (...) Sí, porque eso fue la concentración, y ya
como ocho días antes, que ya empezó todo el mundo a relajarse más (…).
(CNMH, MNJCV, 2014, 14 de julio)

A pesar de la atención mediática que recibieron las diferentes desmo-


vilizaciones de las estructuras de las AUC, debido a lo numeroso de sus
combatientes y armamento, la ausencia de una unidad política durante la
desmovilización a nivel nacional propició que en medio de la negociación
se dieran recomposiciones de poder y disputas entre las mismas estruc-
turas paramilitares; lo que en definitiva desencadenó en el acogimiento
parcial al acuerdo, irregularidades y rearme de estructuras en la fase de
posdesmovilización (CNMH, 2017d).

Aun acordado y vigente el cese al fuego, en el caso del Bloque Norte, se


siguieron presentando acciones armadas y violaciones sistemáticas con-
tra los derechos humanos en el lapso entre la negociación y la desmovi-
lización. En un informe de seguimiento al cese de hostilidades por parte
de las AUC, la Defensoría del Pueblo denunció que según su Sistema de
Alertas Tempranas (SAT), entre enero de 2004 y marzo de 2005, en el de-
partamento del Magdalena se reportó la presencia y el accionar armado
del Bloque Norte, particularmente del Frente Resistencia Tayrona. En la
ciudad de Santa Marta se reportaron homicidios selectivos y sistemáticos
contra miembros de la población civil. En el municipio del Plato, se die-
ron hechos de intimidación y muerte violenta a 42 personas por parte de
paramilitares de las AUC. En el informe, la Defensoría también menciona
la ocurrencia de amenazas, intimidación y bloqueo de alimentos al pueblo
Kogui (Defensoría del Pueblo, 2005).

Como un hecho emblemático de la violencia ejercida por el Bloque Nor-


te en este periodo, está el asesinato de Marta Lucía Hernández Turria-

457
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

go, directora del Parque Nacional Natural Tayrona, perpetrado en Santa


Marta, Magdalena, el 29 de enero de 2004, por paramilitares al mando de
Hernán Giraldo. Ya en el mes de agosto de 2003, esta misma estructura
había torturado y asesinado a dos turistas bogotanas: Ana María Valencia,
de 26 años, y Adriana Rodríguez, de 25, en jurisdicción del mismo parque
(Semana, 2004).

Entre los asesinatos que se dieron durante el cese al fuego y proceso


de desmovilización cuya autoría ha sido adjudicada Bloque Norte, fue el
del profesor Alfredo Correa de Andréis, perpetrado el 17 de septiembre
de 2004 en la ciudad de Barranquilla por este grupo, en connivencia con
agentes del Estado. Tanto Jorge Cuarenta como Édgar Ignacio Fierro Fló-
rez, alias Don Antonio han aceptado responsabilidad por el hecho, mien-
tras que Jorge Noguera, exdirector del Departamento Administrativo de
Seguridad (DAS), está vinculado a la investigación por este crimen (El He-
raldo, 2019b).

Los sucesos antes citados tan solo son un ejemplo de lo que se constituyó
como característica general del proceso de DDR del Bloque Norte; la disocia-
ción entre el proceso de desmovilización y el ejercicio efectivo de la violencia
por parte de este grupo, poniendo así en cuestionamiento su voluntad real de
acabar con las hostilidades.

5.2 Generalidades en torno al proceso de desmovilización

El proceso de desmovilización de grupos paramilitares en los departa-


mentos de Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena se entiende en dos
fases: En primer lugar, la desmovilización de estructuras paramilitares
locales que se dio al margen del proceso de las AUC, debido a que estos
grupos nunca se integraron a esta organización. Aquí se tiene en cuenta la
desmovilización del grupo denominado Autodefensas del Sur del Magda-
lena o Bloque Sur de Magdalena e Isla San Fernando, anteriormente cono-
cido con el nombre de Los Cheperos, quienes mantenían su control en la
zona central del departamento de Magdalena. Este grupo se desmovilizó
en el corregimiento de Santa Rosa, perteneciente al municipio de Santa
Ana (Magdalena) el 4 de diciembre de 2004.

Algunas fuentes señalan que el Frente William Rivas, adscrito al Bloque


Norte con presencia en el departamento del Magdalena, no se desmovili-
zó (CNMH, 2014, p. 55). No obstante, según la información recopilada a
través del MNJCV, integrantes de este frente señalaron que hicieron parte

458
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

del proceso de desmovilización, particularmente de la preconcentración,


como se documenta más adelante en este capítulo (ver sección sobre la
convocatoria, preconcentraciones, rutas y libretos).

En una segunda fase se tienen en cuenta tres ceremonias de desmovili-


zación. La primera, la del Bloque Resistencia Tayrona; estructura que hizo
parte del Bloque Norte hasta poco antes de la desmovilización, el 3 de febre-
ro de 2006 en el corregimiento de Guachaca del municipio de Santa Marta,
Magdalena. Las otras dos, muy cercanas en términos temporales a la antes
mencionada, se dieron entre el 8 y 10 de marzo de 2006, respectivamente en
los corregimientos de Chimila del municipio de El Copey, y el corregimiento
de La Mesa del municipio de Valledupar, ambos en Cesar. Las dos últimas
corresponden a las estructuras de autodefensas orgánicamente vinculadas al
Bloque Norte de las AUC.

En el caso del Frente Contrainsurgencia Wayúu se habla de una desmo-


vilización parcial, siendo Arnulfo Sánchez González, alias Pablo,50 quien se
habría mantenido al margen del proceso y continuado con el accionar armado
en la región, como se documenta en una entrevista del MNJCV. Este grupo
operó de forma autónoma hasta principios de 2009 y en la actualidad no existe
(Fundación Paz y Reconciliación, 2014, p. 37).

Entr.: ¿Es decir, que gente de Pablo no se desmoviliza con ustedes como con-
trainsurgencia?
Edo.: No. (CNMH, MNJCV, 2013, 25 de junio)

Respecto al denominado Frente John Jairo López, al indagar en fuentes


primarias y secundarias, así como en el MNJCV, no se pudo constatar
la existencia de esta subestructura como frente del Bloque Norte y, por
tanto, no se evidenció su desmovilización. Tal y como se señaló antes
en este informe, este grupo surgió como un grupo móvil a mitad de la
década de los noventa, cuya denominación como frente del Bloque Norte
no persistió. Esta afirmación está soportada además en el contenido de la
versión libre entregada por Jorge Cuarenta, el 3 de octubre de 2007 ante la
Unidad de Justica y Paz de la Fiscalía General de la Nación. A propósito
de las indagaciones sobre el proceso de desmovilización, al preguntársele
sobre el denominado frente John Jairo López, Jorge Cuarenta respondió
que dicho frente nunca existió y que por el contrario la premisa sobre
su existencia se basaba en los supuestos de los cuerpos de inteligencia

50 Arnulfo Sánchez González, alias Pablo, fue capturado en 2010 por la Dirección Antinarcóticos de la
Policía Nacional en la ciudad de Bogotá. En 2011 fue condenado a 36 años de prisión por su responsa-
bilidad en la masacre de Bahía Portete, en el departamento de La Guajira (El Heraldo, 2011).
459
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

estatales, sobre un organigrama del grupo presentado por las AUC entre
los años 1999 y 2000. No obstante, dicha inferencia se mantuvo hasta la
desmovilización del Bloque Norte, como lo evidenció esta versión libre
de Justicia y Paz.

Fiscal: Como tenemos un proceso de desmovilización y el frente al cual


pertenece la zona aparece desmovilizado, de acuerdo con el reporte John
Jairo López…
J40: ¿Quién es John Jairo López?
Fiscal: Un frente John Jairo López.
J40: Doctora, jamás, jamás mientras que yo estuve al mando del área que
tuve responsabilidad, jamás hubo un frente de John Jairo López y miré
como en un conflicto lo primero que sufre es la verdad, esos eran los su-
puestos frentes que según las instituciones de inteligencia del país tenían
las autodefensas y en particular el Bloque Norte y eso jamás existió y si es
un frente que sale en un organigrama…
Fiscal: En el proceso desmovilización aparecen desmovilizados veinte frentes
del Bloque Norte y ahí aparece desmovilizado el Frente John Jairo López.
J40: Si alguien dijo, porque como se trata de aclarar, si algún miembro
del Bloque Norte dice que perteneció al frente John Jairo López, esa
persona ni siquiera sabe el frente, el grupo o el Bloque al cual pertene-
cía, porque para el año 2000 a raíz… entre otras cosas tengo entendido,
a finales del 99 que el comandante Carlos Castaño iba a publicar este
libro que se llama Colombia Siglo XXI, para ese entonces llega el co-
mandante Castaño y le da la orden al excomandante Rodrigo 00, de que
arme un organigrama de lo que era la organización de Autodefensas
Unidas de Córdoba y Urabá, que fue orgánica de lo que se quiso llamar
Autodefensas Unidas de Colombia, de eso también habrá un capítulo
del que tendremos que hablar para que Colombia entienda que las AUC
fue una estrategia política y de medios del comandante Castaño en de-
terminado momento y las AUC como AUC en Colombia jamás exis-
tieron. (…) El primer supervisor que había fue Rodrigo 00, entre otras
cosas porque era en ese entonces el comandante militar también de
las ACCU, dentro de la estructura tenía el mando militar y entre otras
cosas manejaba las escuelas de entrenamiento o reentrenamiento tanto
para patrulleros como de mandos; él hace el organigrama, se comunica
con nosotros y para entonces, ni siquiera había frentes, para enton-
ces el crecimiento de la organización, que para entonces estaban bajo
mi mando, no existían frentes, pudieron haber habido compañías para
esa época y cuando él me llama a mí y me pregunta qué frentes tienes
tú, yo simplemente me limitó a decirle, nosotros no tenemos frentes
nosotros lo que tenemos es un grupo al que le llamamos el Grupo de

460
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Chivolo, tenemos otro grupo que llamamos el Grupo del Banco, otro
grupo el Grupo Codazzi, otro grupo que se llama tal, no había frentes;
pero Rodrigo toma la determinación de no pasar eso así de grupos,
porque lo que se quería hacer era casi que la presentación en sociedad
a una organización con unas estructuras muy definidas y fue cuando
salió el famoso organigrama del 99-2000, donde nos ponen a nosotros
con un frente John Jairo López y vemos cómo salen enseguida los orga-
nismos de inteligencia a decir hay un grupo en el Bloque Norte de las
autodefensas que se llama John Jairo López, y nosotros fuimos los pri-
meros que quedamos locos, porque no sabíamos de dónde salió, como
tampoco sabíamos de dónde había salido el frente Rito Antonio Ochoa
que tenía que ver con el Guamo, San Onofre y esa zona que también
era de injerencia en esa época del excomandante Salvatore Mancuso,
y cuando nos pusimos a averiguar es Rodrigo y el mismo excoman-
dante Castaño, quienes nos explican de dónde había salido eso, pero
eso nunca existió. (…) Esto lo quiero hacer señora fiscal, con mucho
respeto, pero con seriedad y conocimiento de causa, sobre estos famo-
sos nombres de John Jairo López y de Rito Antonio Ochoa, que fueron
nombres escogidos al azar por el comandante Rodrigo 00 para hacer la
presentación orgánica de unas estructuras; por eso si miembros de las
estructuras que estuvieron bajo mi mando hablaron de estos frentes,
no tenían conocimiento y yo creo que sería bueno preguntarles, por-
que a ellos nunca un comandante que pudieron haber tenido debieron
haberles dicho su grupo o su frente se llama… porque fueron nombres
para nosotros inexistentes. (Fiscalía General de la Nación, Unidad de
Justicia y Paz, 2007, s.p.)

5.3 La desmovilización de las Autodefensas del Sur del


Magdalena, Isla San Fernando (Los Cheperos)

Aunque este grupo de autodefensas mantuvo una relación de coordina-


ción con las AUC, se desmovilizó al margen de otras estructuras reco-
nocidas como parte del Bloque Norte. Según cifras presentadas por la
Oficina del Alto Comisionado para la Paz (2006), en total fueron 47 los
integrantes de las Autodefensas del Sur de Magdalena desmovilizados el
4 de diciembre de 2004 en el municipio de Santa Ana (Magdalena). A
esta ceremonia de desmovilización asistieron el Alto Comisionado para
la Paz, Luis Carlos Restrepo, y el gobernador del Magdalena, Trino Luna
Correa. Frente a este último, llama la atención que posteriormente, en
2007, fue capturado y condenado a tres años y ocho meses de prisión por
el delito de concierto para delinquir agravado por sus vínculos con los

461
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

paramilitares durante su periodo como gobernador del Magdalena 51 (La


Silla Vacía, 2016).

Tradicionalmente, este grupo tuvo presencia en el centro y sur del de-


partamento del Magdalena, particularmente los municipios de Ariguaní,
Sabanas de San Ángel y Santa Ana. Para el momento de la desmovili-
zación, Juan Barrera el hijo de Chepe Barrera, habría afirmado que este
grupo operaba en 11 municipios y apoyaba a otros grupos de autodefensa
en al menos cinco poblaciones. No obstante, tras la llegada del grupo de
autodefensas de Jorge Cuarenta a la zona a finales de los noventa, Chepe
Barrera se vio forzado a negociar el control en la zona y por lo tanto el área
de influencia de Los Cheperos quedó restringida al corregimiento de Los
Andes en el municipio de El Difícil, ubicado en el centro del departamen-
to del Magdalena. Juan Barrera quien también se desmovilizó, llegó a ser
diputado del Magdalena, lo que da cuenta de la fuerte incidencia de este
grupo de autodefensas en la política de la región (Verdad Abierta, 2008).

El proceso de desmovilización de las Autodefensas del Sur de Magdalena


estuvo marcado por la resistencia de su comandante Chepe Barrera frente
al proceso de concentración, lo que causó controversia ante la opinión pú-
blica. En octubre de 2004, antes de la desmovilización, el Ejército detuvo
a Chepe Barrera, sin embargo, este quedó libre en virtud de la Resolución
262 del 30 de noviembre de 2004, en la que se le autorizaba fungir como
representante del estado mayor de las Autodefensas del Sur de Magdale-
na. Esto le permitió a Barrera retornar al territorio, mientras otros jefes
paramilitares permanecían concentrados en Santa Fe de Ralito, Córdoba,
donde se estaban llevando a cabo las negociaciones con el Gobierno na-
cional. No fue sino hasta 2006, luego de que el presidente Álvaro Uribe
ordenara la concentración de los jefes paramilitares en La Ceja, Antioquia,
que Barrera habría sido capturado en su finca Las Mercedes en Pueblito

51 Trino Luna Correa, originario de una familia de terratenientes de El Banco, Magdalena, desde muy
joven estuvo involucrado en la política regional, gracias a que sus padres tuvieron importantes cargos
de elección popular tanto a nivel local como nacional. Desde los años ochenta, varios miembros de
su familia fueron víctimas de secuestros extorsivos de las guerrillas con presencia en esa región. Esto
conllevó a que, entre otras cosas, su hermano Juan Carlos ingresara a las filas de los grupos paramilita-
res del sur del Magdalena, con el alias de El Cóndor. En 2003 Luna ganó la gobernación del Magdalena,
después de haber perdido la elección anterior. En esta ocasión, el candidato arrasó con las votaciones,
con 81 por ciento del total. Esto fue posible no solo por el respaldo casi unánime de la clase política
del departamento, sino también gracias al apoyo de grupos paramilitares, lo cual se hizo evidente en
el control de las instituciones del departamento por parte de estos grupos durante su gobernación. En
marzo de 2007, Luna fue condenado a tres años y ocho meses de prisión por el delito de concierto para
delinquir agravado por sus vínculos con los paramilitares. Esta condena le fue rebajada a dos años y
siete meses por buena conducta. En 2010 recobró su libertad para apoyar tras bambalinas varias candi-
daturas para la gobernación del Magdalena y el Senado. Finalmente, en 2012 la Procuraduría destituyó
e inhabilitó a Luna por promover y auspiciar las AUC.
462
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

de los Andes, Sur del Magdalena, y llevado a los calabozos del comando
departamental de la Policía en Santa Marta (Verdad Abierta, 2008).

5.4 La desmovilización del Bloque Resistencia Tayrona

La desmovilización del Bloque Resistencia Tayrona al mando de Hernán Gi-


raldo Serna se llevó a cabo el 3 de febrero de 2006, en la vereda Quebrada del
Sol ubicada en el corregimiento de Guachaca del municipio de Santa Marta,
departamento del Magdalena. Esta estructura, como se vio en el texto tuvo
incidencia en los departamentos de La Guajira y Magdalena, particularmente
como estrategia de inserción a la Sierra Nevada de Santa Marta.

Según las cifras presentadas por la Oficina del Alto Comisionado para la
Paz (2006), allí se habrían desmovilizado 1.166 miembros de este grupo. A
la ceremonia de desmovilización asistieron el Alto Comisionado para la Paz,
Luis Carlos Restrepo, el gobernador del Magdalena, Trino Luna Correa, el al-
calde de Santa Marta, José Francisco Zúñiga, y el jefe de la Misión de Apoyo al
Proceso de Paz MAPP/OEA, Sergio Caramagna. En esta ceremonia participó
Hernán Giraldo como jefe de esta estructura paramilitar.

Es de resaltar en este caso la notable cercanía entre las fechas de la desmovi-


lización del Bloque Resistencia Tayrona con las estructuras del Bloque Norte,
desmovilizadas en el corregimiento de Chimila del municipio El Copey (Ce-
sar) el 8 de marzo de 2006 y en el corregimiento de La Mesa del municipio de
Valledupar (Cesar) el 10 de marzo de ese mismo año. En el caso del Bloque
Resistencia Tayrona, es precisamente en el año 2005, en medio de las negocia-
ciones con el Gobierno nacional, que el Bloque Norte decidió independizar la
subestructura de Hernán Giraldo (Verdad Abierta, 2014). En todo caso, esta
escisión se presentó poco antes de la desmovilización; por lo tanto, para efec-
tos del análisis específico del proceso de DDR se reconoce al Bloque Resisten-
cia Tayrona como estructura independiente del Bloque Norte.

En este mismo sentido, Giraldo habría mostrado reticencias frente al proce-


so de desmovilización. A este punto se refiere el relato de un exintegrante del
Bloque Resistencia Tayrona, quien consideró que la orden para la desmovili-
zación de esta estructura habría venido de parte de los Castaño más que de la
propia voluntad de Giraldo.

Entr.: ¿O sea que usted estuvo de junio a diciembre fuera del grupo?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Por qué se fue del grupo?

463
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Por la guerra que había.


Entr.: Pero, ya era el 2005.
Edo.: Sí, por eso, porque había habido guerra y ya no estaban metidos los
Castaño, ya… porque la desmovilización vino, porque vino de allá, desde
los Castaño pa’ acá, porque yo creo que… los que pidieron la desmovili-
zación, fue los Castaño primero que Hernán, porque yo creo que Hernán
no quería desmovilizarse. (CNMH, MNJCV, 2016, 10 de mayo)

5.5 Las desmovilizaciones de las subestructuras del Bloque


Norte: La Mesa y Chimila

Las ceremonias de desmovilización que se dieron en los corregimien-


tos de La Mesa, Valledupar y Chimila, El Copey, departamento del Ce-
sar, son reconocidas como las desmovilizaciones del Bloque Norte de las
AUC, ya que agruparon a dos de sus estructuras y el proceso de nego-
ciación con el Gobierno nacional estuvo encabezado por su comandante
Jorge Cuarenta.

Según la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, el Bloque Norte


presentó dos zonas y momentos de desmovilización para 2006, teniendo
como representante a Jorge Cuarenta. La primera el 8 de marzo en el corre-
gimiento de Chimila del municipio El Copey (Cesar), donde según cifras
de esta institución se habrían desmovilizado 2.215 personas. La segunda
ceremonia de desmovilización se dio el 10 de marzo de ese mismo año en
el corregimiento de La Mesa del municipio de Valledupar (Cesar), con la
desmovilización de un total de 2.544 miembros del Bloque Norte (Oficina
del Alto Comisionado para la Paz, 2006). Con esta información se trataría
de un total de 4.759 exintegrantes de las subestructuras del Bloque Norte
con una fuerte incidencia en Atlántico, Cesar y La Guajira, correspondien-
te al 15 por ciento del total de las desmovilizaciones de las AUC (CNMH,
2014, p. 54; Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Huma-
nos y DIH, 2012, p. 68). Es así como para marzo de 2006, ya se habían des-
movilizado la totalidad de las estructuras de autodefensa con incidencia
en los departamentos del Magdalena, Cesar, Atlántico y La Guajira. Si se
suman las dos ceremonias de desmovilización del Bloque Norte llevadas
a cabo Chimila y La Mesa, se trató de la desmovilización más numerosa
dentro de las estructuras que integraban las AUC.

Además del Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, estas dos
ceremonias de desmovilización contaron con la participación de la Misión de
Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos, MAPP/

464
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

OEA, y de los entonces gobernadores de Cesar, Hernando Molina Araujo,52


Magdalena, Trino Luna Correa, y La Guajira, José Luis González53 (Oficina
del Alto Comisionado para la Paz, 2006). En el caso del exgobernador del Ce-
sar, Hernando Molina Araújo, llama la atención su presencia en la ceremonia
de desmovilización de La Mesa, ya que, unos años después sería condenado
por la Corte Suprema de Justica al encontrar que obtuvo la ayuda de grupos
paramilitares para ser elegido en el cargo en 2003. Además, en sus testimonios
ante la Fiscalía General de la Nación, el exparamilitar Augusto Guillermo Ho-
yos, alias Memo, desmovilizado del Bloque Mártires del Cesar, aseguró que
fue testigo de varias reuniones entre Hernando Molina y Jorge Cuarenta, así
como con otros comandantes de las subestructuras del Bloque Norte como
alias Tolemaida, alias Omega, y alias Jimmy (Verdad Abierta, 2009b).

Además de la presencia de políticos locales, ganaderos y empresarios de la


región, en la ceremonia hizo presencia el reconocido cantautor de la música
vallenata, Rafael Escalona, a quien precisamente Jorge Cuarenta entregó su
fusil, entonando versos del compositor Diomedes Díaz (Semana, 2006).

La presencia de estos actores en la ceremonia de desmovilización pone


en evidencia no solo el respaldo que tuvo el proceso desde el nivel político
y económico, sino su fuerte componente simbólico, pues estos persona-
jes se presentaban en este espacio como interlocutores locales frente a los
grupos paramilitares, otorgando un halo de legitimidad al proceso. Esta
es una muestra más del alto impacto local que tuvieron las diversas cere-
monias de desmovilización de grupos paramilitares, si se les compara con
otros procesos del pasado.

De acuerdo con la información recolectada mediante el MNJCV, la con-


centración previa a las ceremonias de desmovilización tanto en La Mesa
como en Chimila fue de aproximadamente una semana. Durante este
tiempo se verificaron los requerimientos de los integrantes de la estructu-

52 Hernando Molina Araújo es un político del Cesar, hijo de Consuelo Araújo Noguera, quien fuera
también política, además de gestora cultural y ministra del gobierno de Andrés Pastrana. Molina fue
elegido gobernador del departamento del Cesar durante periodo 2004-2007 por el Partido Liberal.
Sin embargo, no pudo culminar su periodo debido a las acusaciones que sobre él pesaban por estar
involucrado en el escándalo de la parapolítica. La Corte Suprema de Justicia condenó a Molina a siete
años de prisión, debido al testimonio del exparamilitar Guillermo Hoyos, alias Memo, quien declaró
que Molina había sido elegido como candidato único a la gobernación del Cesar en 2003 con la ayuda
de los paramilitares. Entre las acusaciones hacia Molina, se destacan las presuntas reuniones que este
habría sostenido con Jorge Cuarenta (La Silla Vacía, 2011) (La W Radio, 2010).
53 José Luis González fue electo como gobernador del departamento de La Guajira para el periodo
2004 – 2008. En 2012 la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia lo condenó a diez años de prisión
por los delitos de celebración de contrato sin cumplimiento de los requisitos legales y peculado por
apropiación, al permitir a empresas contratistas que se apropiaran de 27 mil millones de pesos de
recursos públicos (El Universal, 2012).
465
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

ra en torno a su proceso de DDR. No obstante, varios relatos coinciden en


que se dieron preconcentraciones en diferentes lugares, como por ejemplo
fincas, antes de llegar a La Mesa o Chimila. En esas preconcentraciones, se
les habría entrenado a los integrantes de estas subestructuras en aspectos
claves de la ceremonia de desmovilización como la memorización de los
himnos o la rutina de marcha marcial. Así lo mencionó un exintegrante
del Frente Tomás Guillén del Bloque Norte.

Entr.: ¿Qué hizo usted durante ese proceso de concentración allá en la…?
Edo.: ¿Ahí?
Entr.: Sí.
Edo.: Ahí lo que había era entrenamiento.
Entr.: ¿En qué lo entrenaron?
Edo.: Como… pa’ la presentación allá (…) Cuando fuera la entrega y eso.
Entr.: ¿Qué le enseñaron durante ese entrenamiento?
Edo.: A marchar y todo eso.
Entr.: ¿Qué más le enseñaron?
Edo.: A cantar el… el himno, que fuera una sola voz…
Entr.: ¿Cada cuánto le enseñaron eso?, ¿cuántas veces al día le enseñaron eso?
Edo.: Dos veces. A las seis de la mañana y a las seis de la tarde. (CNMH,
MNJCV, 2016, 26 de enero)

Un hecho relevante relatado en una de las contribuciones voluntarias a la


verdad por parte de un exintegrante de este bloque fue que a los miembros
de estructuras del Bloque Norte les fue ordenado desmovilizarse con otros
bloques. Es el caso de uno de los integrantes del Frente Contrainsurgencia
Wayúu, quien se desmovilizó con el Bloque Bananero en 2004, por orden de
su comandante, Zuley Guerra Castro alias Ramiro.

Edo.: (…) Creo que en esa fecha, en marzo del 2004, creo que capturan al
comandante de la… de… de la urbana de Matitas, entonces, Ramiro me
dice que me vaya para allá, mientras que mandan a un comandante pa’
allá. (…) hasta octubre del 2004, que él me manda a desmovilizar al Bloque
Bananero, [en] donde Cepillo.
Entr.: Ramiro le dice a usted desmovilícese…
Edo.: Sí, claro. Él me mandó a desmovilizar.
Entr.: ¿Y por qué espera…? ¿No dio espera hasta el 2006 para [que] se des-
movilizara con esta gente?, ¿por qué no se quedó con el Contrainsurgencia
Wayúu hasta el 2006?
Edo.: No, él nos mandó… él nos mandó a… a mí y a otro muchacho, le
decían [alias] El Sombrerón, creo que lo mataron por allá en La Guajira.
Creo que nos mandaron… él nos mandó a nosotros para allá para donde

466
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Cepillo desmovilizarnos, nosotros nos desmovilizamos allá con el Bloque


Bananero. Ya después de que me desmovilicé, el mismo día que me desmo-
vilicé, la Fiscalía dijo que yo tenía problemas jurídicos, que tiene una orden
de captura, que no podía irme, que me debía quedar ahí. Y desde ese día
que me desmovilicé estoy privado de la libertad, y aquí estoy. (CNMH, CV,
2015, 25 de septiembre)

Aunque no es precisa la razón por la que se habrían dado este tipo de órde-
nes, se trató de un hecho interesante pues contrasta con que el Frente Contra-
insurgencia Wayúu fue una de las subestructuras del Bloque Norte que no se
desmovilizó colectivamente, como ya se mencionó en este capítulo.

5.5.1 componente simbólico de la desmovilización en la mesa


y chimila

A propósito del componente simbólico de estas dos ceremonias de des-


movilización y de los lugares donde se llevaron a cabo, vale la pena hacer
mención sobre el significado que entrañan estos territorios en términos
de la violencia paramilitar. El corregimiento de Chimila perteneciente al
municipio de El Copey fue una zona en disputa por parte de las guerrillas
y paramilitares. Dada la presencia de los Frentes 46 y 59 de las FARC, así
como del ELN, las AUC incursionaron de forma temprana a este territo-
rio del Cesar. La violencia paramilitar en Chimila estuvo marcada por
asesinatos selectivos, masacres, despojo, desplazamiento y extorsiones a
parceleros y campesinos, violencia que estuvo precedida por los continuos
señalamientos a la comunidad como colaboradores de la guerrilla. La con-
tribución voluntaria de un exintegrante del Bloque Norte señala que, pre-
cisamente para el momento de la desmovilización, se habría dado nombre
al Frente Resistencia Chimila del Bloque Norte de las AUC.

Entr.: Oiga, ese grupo de Chimila aparece en la desmovilización, yo sé que


usted y yo una vez que no estábamos grabando hablamos de que esos nom-
bres, de que usted conocía mucho que esos se los inventaron después…
Edo.: Yo al Chimila, lo conocía Chimila pero el grupo…
Entr.: Ese grupo se llamaba Resistencia Chimila.
Edo.: Ah, no eso ya pa’ la desmovilización fue que salió eso (…). (CNMH,
CV, 2015, 26 de febrero)

En definitiva, la violencia en Chimila puede considerarse como una expre-


sión del poder paramilitar que se reafirmó constantemente desde finales de
los noventa. En 1998 se llevó a cabo la operación de toma del municipio de

467
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

El Copey por parte de los paramilitares, comandada por alias Rocoso, la cual
habría tenido como objetivo estratégico el control de Chimila, que para ese
entonces era considerado un territorio bastión del Frente 6 de Diciembre del
ELN. Lo anterior, habría influido en la decisión de Jorge Cuarenta de escoger
este corregimiento para hacer la primera ceremonia de desmovilización y se-
ría la muestra de la intencionalidad por seguir reafirmando su control sobre el
territorio (Verdad Abierta, 2013b).

La fuerte carga simbólica sobre el corregimiento Chimila también pue-


de ser explicada a partir de su denominación indígena. En el territorio
circundante al municipio de El Copey, al cual pertenece este corregi-
miento, se encuentra el municipio de Sabanas de San Ángel, en el depar-
tamento de Magdalena, donde se asientan los indígenas de la etnia Chi-
mila – Ette Ennaka en un resguardo que tiene dos asentamientos de la
etnia. Sabanas de San Ángel limita al oriente con los municipios de Ala-
garrobo (Magdalena) y El Copey (Cesar). Precisamente, toda esta zona
fue central dentro de la estrategia de control territorial del Bloque Norte,
tanto en Sabanas de San Ángel como El Copey. Según la información
del Observatorio de Derechos Humanos de la Presidencia, entre los años
2003 y 2006, el resguardo Chimila y sus dos asentamientos se encontra-
ban ubicados en una zona de presencia de las FARC, ELN, paramilita-
res, y posterior al año 2006, de grupos posdesmovilización vinculados
al negocio del narcotráfico, por ser esta una ruta estratégica que conecta
con la Sierra Nevada de Santa Marta, el sur de Bolívar y los puertos de
la región Caribe (Observatorio del Programa Presidencial de DD.HH y
DIH, 2010, p. 16).

Además, como ya se mencionó, fue en los momentos previos a la des-


movilización del Bloque Norte que se le habría nombrado a una de las
subestructuras del Bloque Norte como Frente Resistencia Chimila. Como
en el caso del frente Resistencia Chimila, también se dio el caso del deno-
minado Frente de Resistencia Tayrona o el Bloque de Resistencia Tayrona,
en alusión a uno de los pueblos indígenas que habitan la Sierra Nevada
de Santa Marta. Estos pueblos indígenas han permanecido hasta hoy a
merced del accionar de las diferentes estructuras paramilitares y grupos
posdesmovilización. Un ejemplo de ello fue la serie de hechos victimizan-
tes de los que fueron objeto durante el enfrentamiento librado entre los
ejércitos de Hernán Giraldo y Jorge Cuarenta, en el intento de controlar la
Sierra Nevada de Santa Marta. Después de que estas estructuras acordaran
el cese de las hostilidades, bajo las órdenes de Jorge Cuarenta, las Autode-
fensas Campesinas de Magdalena y La Guajira adoptaron el nombre de
Frente Resistencia Tayrona.

468
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Aquí cabe resaltar la violencia simbólica que implicó para las comunidades
indígenas de las zonas de influencia de las subestructuras paramilitares del
Bloque Norte, el hecho de que estos grupos hayan adoptado los nombres de
sus comunidades. Este acto, lejos de ser un reconocimiento a estas culturas,
entraña otra forma de violencia y control social ejercida por parte de los gru-
pos paramilitares hacia estas comunidades, fuertemente victimizadas duran-
te la presencia de estos grupos en sus territorios.

En el caso del corregimiento de La Mesa, que se encuentra a tan solo vein-


te minutos del municipio de Valledupar (Cesar), este se consideró el centro
de operaciones del Frente Mártires del Cesar perteneciente al Bloque Norte.
Entre 1996 y 1997 arribó el primer grupo de las AUC al departamento del
Cesar al mando de Jorge Cuarenta y Salvatore Mancuso. La Mesa fue el punto
de control de la región por parte del Bloque Norte, dado que desde allí se co-
mandaron sus operaciones militares y se llevaron a cabo acciones de presión
a la población para conseguir su ‘respaldo’, tanto de tipo económico como de
legitimidad ideológica. Desde allí, se conminó a campesinos y comerciantes
a la entrega de dinero para apoyar lo que denominaban “la causa” (Verdad
Abierta, 2013b).

Estos aspectos resultan fundamentales para entender las implicaciones que


tuvo la desmovilización del Bloque Norte en La Mesa, pues este fue un corre-
gimiento fuertemente cooptado por los paramilitares debido a su importancia
estratégica para las AUC, esto a pesar de que el batallón de La Popa del Ejérci-
to está ubicado a menos de veinte minutos.

En consecuencia, tanto la desmovilización en Chimila como en La Mesa tu-


vieron un fuerte componente simbólico, particularmente hacia la comunidad
que fue víctima permanente del accionar paramilitar, la cual no observó en
este un gesto de paz para la región. Además, la población de esta zona sigue
siendo victimizada por el accionar de grupos posdesmovilización con injeren-
cia en la Sierra Nevada de Santa Marta.54 Por otro lado, las características que
presentaron estos dos actos de desmovilización permiten ver la intencionali-
dad del Bloque Norte de exhibir su poder en el territorio, lo que tuvo conse-
cuencias también en la posterior emergencia de grupos posdesmovilización.

54 Es el caso del corregimiento de Chimila del municipio de El Copey, Cesar, que según la Alerta
Temprana de Inminencia N.° 052 del 16 de diciembre de 2019 de la Defensoría del Pueblo, se configura
un riesgo inminente por la instalación en la región de la estructura armada ilegal denominada Autode-
fensas Conquistadores de la Sierra, quienes estarían imponiendo acciones tendientes al control social y
territorial. Además del corregimiento de Chimila, la amenaza también involucra a los corregimientos
de San Francisco y Caracolicito, pertenecientes al municipio de El Copey, y a las comunidades indíge-
nas de los pueblos Ette y Arhuaco (Defensoría del Pueblo, 2019).
469
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Tabla 7. Desmovilización de grupos paramilitares que operaron en los


departamentos de Atlántico, Magdalena, Cesar y La Guajira

Estructura o Número de
Zona de Lugar y fecha de
subestructura personas
influencia desmovilización
paramilitar desmovilizadas
Autodefensas Sur del 4 de diciembre de 47
del Sur del departamento del 2004. Municipio
Magdalena Magdalena. de Santa Ana
e Isla San (Magdalena)
Fernando Al momento de la
(“Los desmovilización
Cheperos ”) su zona de
influencia
se limitó al
corregimiento
de Los Andes
en el municipio
de El Difícil
(Magdalena)

Bloque Departamentos 3 de febrero de 2006. 1.166


Resistencia de La Guajira y Vereda Quebrada del
Tayrona Magdalena Sol, corregimiento
de Guachaca,
municipio de Santa
Marta (Magdalena)

Bloque Norte Departamentos 8 de marzo de 2006. 2.215


de Atlántico, Corregimiento de
Cesar y La Chimila, municipio
Guajira El Copey (Cesar)

10 de marzo de 2.544
2006. Corregimiento
de La Mesa del
municipio de
Valledupar (Cesar)

Subtotal Bloque Norte 4.759

Total estructuras paramilitares: Atlántico, Magdalena, 5.972


Cesar y La Guajira

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en datos de la Oficina


del Alto Comisionado para la Paz (2006).

470
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

5.6 Particularidades del desarme y desmovilización de las


subestructuras del Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y
Autodefensas del Sur del Magdalena e Isla San Fernando

5.6.1 convocatoria, libretos, preconcentraciones y rutas


hacia los lugares de desmovilización

Como parte de las particularidades que presentó el proceso de desmo-


vilización del Bloque Norte se encuentra la forma en que se informó y
convocó a la tropa para llevar a cabo este proceso. Como se mencionó, los
relatos de exintegrantes de esta estructura dan cuenta de la falta de in-
formación y clarificación sobre la agenda de negociación con el Gobierno
nacional por parte de los comandantes hacia las bases del grupo, lo que
devino en el recelo ante los incumplimientos de lo pactado durante la ne-
gociación y en los desincentivos para que los desmovilizados exigieran de
forma colectiva la correcta implementación de la fase de reincorporación.
Dicha desconexión también estuvo reflejada en la forma en que se dio la
convocatoria a la desmovilización que lideraron los comandantes, parti-
cularmente Jorge Cuarenta.

Según las entrevistas realizadas por medio del MNJCV, algunas de las
personas desmovilizadas se enteraron de la noticia de la desmovilización
por intermedio del comandante de la subestructura, mientras que en otros
casos fue el propio Jorge Cuarenta quien les informó. En su momento,
según algunos testimonios, dicha noticia habría sido asumida como una
orden sobre la que no cabían cuestionamientos, como lo señala una exinte-
grante del entonces Frente Resistencia Tayrona que hacía parte del Bloque
Norte, quien fue informada sobre su desmovilización por el propio Jorge
Cuarenta. La entrevistada además menciona que fueron convocadas alre-
dedor de 250 personas, incluidos civiles.

Entr.: ¿Cómo se enteró usté’ [de] que se iban a desmovilizar?


Eda.: Eso fue dos meses antes. El… Jorge Cuarenta nos reunió y nos dijo
que… que nos iban a… se iban a desmovilizar todos los que estábamos en
el grupo. Entonces, él hizo la pregunta: ¿Quién sí quiere y quién no quiere?
La mayoría dijeron que querían. Todos.
Entr.: ¿Les daba miedo decir que no?
Eda.: Lo único fue que se le hizo la pregunta a él: comandante, ¿usté’ va a
desmovilizarse? Dijo que sí.
Eda.: ¿Todo el mundo quiso…?
Entr.: ¿Esa reunión fue en dónde?

471
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Eda.: En Naranjal.
Entr.: ¿Y cuánta gente estaba ahí en esa reunión?
Eda.: ¿Ahí…? Hombre, ahí habían más de doscientas personas. Doscientas
cincuenta personas. Ya llegaron casi todos los… los grupos, los… todos los
frentes, cuando él hizo la reunión.
Entr.: ¿Invitaron gente de la población civil?
Eda.: Sí. Sí fue gente de la población civil. Para que supieran que se… que
ya se iban a… les iba a quitar el karma. [Risas] Pa’ que ellos supieran que
se iban a desmovilizar, que ya no tenían que estar con… con temor (…).
(CNMH, MNJCV, 2016, 16 de febrero)

En el caso de un exintegrante del Frente William Rivas, la noticia llegó a


través del comandante alias Guajiro, seis meses antes de la desmovilización.

Entr.: ¿Cómo te enteraste que te ibas a desmovilizar?


Edo.: Por medio del comandante.
Entr.: Por medio de Guajiro. ¿Cómo te dice lo de la desmovilización?
Edo.: No, que nos vamos a desmovilizar y listo. Hasta ahí.
Entr.: ¿Cuántos días [o] meses antes te enteraste de que te ibas a desmovilizar?
Edo.: Como seis meses antes. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

Siguiendo con la discusión acerca del uso de libretos, es decir, el uso de


discursos o comportamientos que los integrantes de las diferentes estructu-
ras deberían seguir durante la ceremonia de desmovilización, esta práctica se
destaca como una de las más recurrentes. Varios desmovilizados indagados
señalaron que por orden de los comandantes recibieron estas instrucciones
con el fin de presentar una imagen unificada del grupo ante el Gobierno na-
cional y la opinión pública. Un exintegrante de las Autodefensas del Sur del
Magdalena e Isla San Fernando entrevistado en el marco del MNJCV mencio-
na algunas de las frases que tuvieron que aprender.

Entr.: ¿Y cuando los desmovilizaron les dijeron que ustedes tenían un nom-
bre, o les dieron un libreto de lo que tenían que decir, o algo?
Edo.: O sea, ellos cogieron a uno, le… ahí en el grupo le dijeron: bueno, uste-
des… “esto” es lo que van a entregar, y cuando le… esté el comisionado de paz,
le dicen: aquí está mi arma, aquí está mi vida, aquí está yo no sé qué. Y así fue.
Eso cogimos, y cuando ya nos dieron esa, “Aquí le traigo mi herramienta de
no sé qué”. Y le daba uno la mano al comisionado de paz. Y se abría uno pa’
un lado, le ponía una… una vainita que de… tenía una banderita “aquí”, ya. Se
abría uno pa’ otro lado. Después… Bueno, el que dio discurso era… fue el viejo
Chepe, y Juan, y… ellos fueron los que dieron discurso ahí. (…) eso salió hasta
en el noticiero y toda esa vaina. (CNMH, MNJCV, 2015, 6 de octubre)

472
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

En cuanto a las preconcentraciones y rutas hacia los lugares de las ceremo-


nias de desmovilización, al contrastar la información obtenida a través de las
entrevistas realizadas a exintegrantes del Bloque Norte con los datos cuanti-
tativos recolectados en el marco del MNVCV, se concluye que las diferentes
subestructuras transitaron por varios lugares antes de arribar a la ceremonia
de desmovilización, con diferencias en términos de tiempo en el recorrido,
incluyendo paradas en lugares considerados como de “preconcentración”.

El siguiente mapa muestra los lugares que fueron reportados como mayor-
mente concurridos por los integrantes del Bloque Norte en el camino a la ce-
remonia de desmovilización. Si bien los datos no son lo suficientemente con-
sistentes para mostrar rutas específicas de desmovilización, se pueden derivar
algunos recorridos hacia los sitios donde se dieron las ceremonias, a partir
de la ubicación de los lugares referenciados y de los relatos que se expondrán
más adelante. Como se observa en el mapa, los puntos más concurridos según
el número de menciones, en efecto corresponden a los lugares de desmovili-
zación y/o municipios aledaños. En el caso de la desmovilización del Bloque
Norte, los lugares más concurridos en la ruta hacia la desmovilización fueron
el corregimiento de Chimila en El Copey (Cesar), y puntos cercanos al corre-
gimiento de La Mesa en Valledupar (Cesar).

473
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Mapa 6. Lugares de desmovilización del Bloque Norte

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base el MNJCV.

474
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Asimismo, se puede inferir que lugares recurrentes como el corregimien-


to Las Canoas en el municipio de Pivijay (Magdalena), pudieron haber sido
puntos de tránsito durante la desmovilización hacia el municipio de El Copey.
Otros probables puntos de camino hacia este municipio habrían sido Lurua-
co, en el departamento de Atlántico; y en el departamento de Magdalena; los
municipios de Chibolo, Pueblo Nuevo, y Sabanas de San Ángel; los corregi-
mientos de Calle Larga y San José en el municipio de Plato; el corregimiento
de Sacramento del municipio de Fundación; y el corregimiento de Zelandia
en el municipio de Ariguaní. Por su parte, se presume que algunos puntos en
el departamento de Cesar, que habrían hecho parte del recorrido a la desmo-
vilización hacia La Mesa, fueron los municipios de Pailitas y Chiriguaná; el
corregimiento de Chemesquemena del municipio de Valledupar; las veredas
pertenecientes al municipio de La Jagua de Ibirico; y el corregimiento de Las
Minas en el municipio de Pueblo Bello.

En el caso de la desmovilización del Bloque Resistencia Tayrona que tuvo


lugar en el corregimiento de Guachaca de la ciudad de Santa Marta, se deduce
que algunos lugares cercanos como el corregimiento de Minca perteneciente
a esa misma ciudad, y el municipio de Ciénaga (Magdalena), fueron puntos de
tránsito hacia dicha ceremonia de desmovilización. Finalmente, algunos de
los lugares más mencionados en el departamento de La Guajira fueron el mu-
nicipio de Fonseca; los corregimientos de Mingueo, Río Ancho y Las Flores
en el municipio de Dibulla; y el corregimiento de Cerrillo en el municipio de
Riohacha. Para estos últimos lugares, no se podría determinar con exactitud
si hubo un movimiento hacia Santa Marta o hacia La Mesa.

Los datos antes mencionados coinciden con varias de las entrevistas y con-
tribuciones voluntarias que se presentan a continuación; a partir de las cuales
pueden extraerse detalles adicionales, como las actividades realizadas durante
los recorridos y preconcentraciones.

Un elemento por destacar en estas entrevistas es la mención sobre preconcen-


traciones diferentes a las pactadas de manera oficial en los lugares de desmovi-
lización. Un exintegrante del Frente William Rivas mencionó que la preconcen-
tración se llevó a cabo en el corregimiento de Caravallo del municipio de Pivijay,
Magdalena, donde permanecieron quince días antes de trasladarse a Chimila, el
lugar de la desmovilización. Sin embargo, otros integrantes de la subestructura
habrían sido trasladados a la finca Camajorú para la preconcentración.

Entr.: ¿Cuánto duró el tu proceso de concentración antes de llegar a la des-


movilización?
Edo.: ¿Mi proceso?

475
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Entr.: Sí.
Edo.: ¿Antes de llegar a la desmovilización? Como quince días.
Entr.: Quince días. ¿A dónde te concentraron?
Edo.: En… Primero fue ahí en Caraballo.
Entr.: En Caraballo. ¿En la finca?
Edo.: No, en el campo.
Entr.: En el campo.
Edo.: Sí, y después nos fuimos pa’ allá pa’, pa’ Chimila.
Entr.: Pa’ Chimila.
Edo.: Sí.
Entr.: ¿A ti por qué nunca te llevan a la finca de Camajorú? ¿Por qué no te
concentran ahí?
Edo.: Porque como nosotros éramos como una parte móvil, y como [a] no-
sotros prácticamente nos manejaba este señor, dormía aquí o dormíamos
en Fundación o dormíamos en otra parte. (…) Siempre los que manejaban
estaba parte acá, eran [a] los que citaban. Y hasta ahí, pero [a] nosotros
nunca nos citaron, [no nos dijeron] que teníamos que estar fijo ahí, no.
Entr.: ¿Cuánto duró esa gente en el Camajorú, en la finca de Camajorú?
Edo.: ¿Qué tiempo demoraron?
Entr.: Sí.
Edo.: No sé qué tiempo o qué haría 7.1 o tenía esa base ahí, porque eso era
como una base.
Entr.: ¿Eso era una base?
Edo.: Parecemente como una base. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

En el caso de la desmovilización en La Mesa, un excomandante del Frente


Resistencia Motilona relató que sabían del proceso varios años antes y que su
proceso de concentración se habría dado en la finca El Remanso del corregi-
miento El Burro del municipio de Pailitas, Cesar, desde donde se trasladaría a
La Mesa para una concentración de tres días.

Entr.: ¿Cuánto tiempo antes se enteró que el grupo se iba a desmovilizar?


Edo.: ¿Cuánto antes de la desmovilización?
Entr.: [Asiente]
Edo.: Como a los dos años, dos años, tres años.
Entr.: ¿Antes de desmovilizarse se enteró…?
Edo.: Sí, señor. Es más, nos tomaron lista los comandantes, nos mandaron
uno por uno a los cambuches, y nos tomaban nombre completo, con la
cédula y todo.
Entr.: ¿Dos años atrás ya sabían que… ya estaban tomando los…?
Edo.: Sí, cuando estaba Uribe.
Entr.: ¿Cuánto duró el periodo de concentración?

476
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Edo.: Eso, así como… tres, cuatro años; y eso se da después como a los dos
años más.
Entr.: Ah no, pero de concentración allá en La Mesa.
Edo.: En La Mesa no se demoró nada. Nosotros llegamos el… creo que fue el 5,
o el 9… el 5, el 6 llegamos allá, y nos demoramos como tres días en salir.
Entr.: ¿Tres días?
Edo.: Sí, señor, como tres días más o menos.
Entr.: ¿Ustedes se trasladaron entonces desde allá para llegar a La Mesa?
Edo.: No, fue una caravana colectiva.
Entr.: ¿Cómo fue ese traslado?, ¿dónde iniciaron?
Edo.: Nos hicimos en una finca que… por ahí por El Burro, nos reunimos
todas las tropas.
Entr.: ¿Eso es por dónde?
Edo.: El Burro.
Entr.: ¿Eso es?
Edo.: Esa entrada a Palestina, que El Banco. Por toda la central saliendo…
llegando ya a Aguachica.
Entr.: Burro.
Edo.: ¿Qué? Yendo vía Pelaya. Entre Pelaya y Pailitas. O, entre La Floresta…
Entr.: El Burro en Pailitas.
Edo.: Exactamente. Un punto que le llamaban… una finca que la llama-
ban El Remanso, ahí nos reunimos todas las tropas. (CNMH, MNJCV,
2016, 12 de abril)

Algunas de las preconcentraciones que se dieron, particularmente en las


desmovilizaciones colectivas de Chimila y La Mesa, tenían por objetivo en-
trenar a la tropa, incluidos civiles vinculados para la desmovilización, en ac-
tividades básicas que se llevarían a cabo en las ceremonias, como la memori-
zación del himno de las AUC, las instrucciones para la conformación de filas,
las marchas, y el manejo de las armas para la entrega oficial. En ese sentido, las
preconcentraciones habrían servido como un medio para consolidar los libre-
tos de cara a las ceremonias de desmovilización. Al respecto, un exintegrante
del Frente Guerreros de Baltazar relata que la noticia sobre la desmovilización
le llegó aproximadamente un mes antes, tiempo en el que su subestructura
se pre concentró en Pueblo Fantasma. Durante esa preconcentración, tanto
los integrantes regulares como los civiles vinculados habrían memorizado el
himno de las autodefensas y recibido instrucciones sobre cómo marchar.

Entr.: (…) Hábleme acerca de su… de su desmovilización, ¿cómo fue que se


enteró que se iban a desmovilizar?
Edo.: Yo me enteré por medio del radio… que yo tuve una reunión con
Jorge Cuarenta (…) En San Ángel… y que a partir de… nosotros daban un

477
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

mes de… de acopio, pa’ acoplarnos todas las contraguerrillas, las escua-
dras… y reunirnos en… en casas… en Pueblo fantasma. Y el que no quería,
que se fuera…
Entr.: ¿Usted estaba escuchando la conversación?
Edo.: Sí, sí, por ahí se escuchaba todo y también el día siguiente, nos co-
mentaron los comandantes, nosotros comentaron…
Entr.: ¿Usted era el que pasaba con el radio?
Edo.: Sí, yo pasaba con el radio. [Decía:] Pelados vengan acá, pasa esto, esto
y esto. [Le dije:] No joda, comando ya… ¿será verdad o será…?, no joda, y
que tal uno se vaya y lo cojan de una vez preso con toda esa vaina. Eso pen-
sábamos nosotros, que cuando llegábamos a… ¿cómo se llama?, a Chimila,
de una vez nosotros iban a coger preso. (…)
Edo.: Bueno, casi un mes ahí… ahí aprende uno a marchar.
Entr.: En pueblo… pero, dígame el recorrido.
Edo.: En pueblo… pueblo ese, en Pueblo Fantasma… Los civiles dormían
aparte, nosotros dormíamos aparte.
Entr.: Ah… ¿diferenciaban a los civiles?
Edo.: Sí. Y… por lo menos, los… sin decirte mentiras, los civiles se apren-
dieron primero la oración de… que nosotros los patrulleros. (…) [dijeron:]
oración a la patria, oración a… el himno de las autodefensas. (CNMH,
MNJCV, 2015, 24 de noviembre)

Asimismo, lo constata un relato de un exintegrante del Frente Tomás Gui-


llén del Bloque Norte, quien también corroboró que este grupo estuvo precon-
centrado en el corregimiento Las Piedras de Pivijay, Magdalena, en el que es-
tuvieron enfocados en aprenderse los himnos y oraciones de las autodefensas.

Entr.: ¿A usted alguna vez le dijeron: estas son las AUC, nosotros respon-
demos a esto, estos son nuestros lineamientos, esta es la oración, este es el
himno, algo así?
Edo.: Sí, sí.
Entr.: ¿Sí?
Edo.: Obviamente, y antes de entregarnos... antes de a nosotros ha-
cernos lo de la desmovilización, tuvimos como te dije, como un mes o
quince días en Las Piedras, enfocados en lo que fue en las oraciones de
las autodefensas, el himno…
Entr.: ¿Ah, se reentrenaron?
Edo.: Sí, formación, todo ¿Sí me entiende? Cuando llegamos (…) allá nos
iba a recibir otro comandante, el que iba a recibir todo el bloque, ya estaba
todo listo, a la hora que el señor Jorge Cuarenta, estuviera al frente, no íba-
mos a… ninguno a quedarle mal.
Entr.: Ya.

478
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Edo.: Cuando recibimos allá al señor Jorge, fue muy… con el himno, con ora-
ciones, todo el entrenamiento, lo que se hace en un grupo, un ejército. (…)
Entr.: Y ustedes les… Usted me dice que los reentrenaban en la oración. ¿Y
en qué más?
Edo.: El himno.
Entr.: ¿Le enseñaron a formar?
Edo.: Si, claro. La formación, todo.
Entr.: ¿Qué más le dijeron?
Edo.: Y normalmente, si estaba cantando y no se sabía el himno, lo sacaban
y lo ponían hacer, ponle… cincuenta lagartijas ahí de pierna o lo que sea, o
sea, como un entrenamiento prácticamente. (CNMH, MNJCV, 2014, 14 de
julio y 2 de octubre)

En definitiva, se observa que la forma en la que se dieron la convocatoria, li-


bretos, rutas de desmovilización y preconcentraciones del Bloque Norte, tenía
por objetivo organizar a la tropa en torno a unas directrices sobre cómo llevar
a cabo la concentración oficial y ceremonia de desmovilización en los dife-
rentes puntos acordados. En varios casos, estos espacios fueron aprovechados
para reentrenar a las bases en las marchas, himnos y frases de entregas de
armas, pero aún más relevante resultó el uso de las preconcentraciones para
entrenar a las personas vinculadas con fines de desmovilización y así aparen-
tar, de la forma más fiel posible, su pertenencia al grupo armado.

5.6.2 simbología y narrativas durante las ceremonias de


desmovilización

Un factor que contribuye a observar la fuerza simbólica de estas desmovili-


zaciones, son las narrativas que se impusieron en las ceremonias de desmo-
vilización. Por una parte, la población civil fue coaccionada para atribuir la
narrativa de apoyo al proceso de desmovilización, particularmente a las cere-
monias que se llevaron a cabo en el departamento del Cesar en marzo de 2006.

Una de las víctimas de paramilitarismo en el corregimiento de Gua-


chocito de Valledupar señala a través de su contribución voluntaria, que
se llevó a cabo una “marcha” en Valledupar, a la que acudieron varias per-
sonas de la comunidad presionado por integrantes del Bloque Norte en
esa localidad. El objetivo de dicho acto era hacer una exigencia a la fuer-
za pública para que una vez finalizado el proceso de desmovilización del
Bloque Norte se ocuparan los espacios de control que abandonaría este
grupo. Según este relato, los paramilitares los habrían transportado en
buses hasta el punto de la concentración en esa capital, y allí, además, se

479
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

les habría obligado a manifestar su apoyo a través de pancartas. Esto por


supuesto, da cuenta de que incluso en la coyuntura de las ceremonias de
desmovilización en el Cesar, se seguían cometiendo actos de control social
contra la población civil.

Edo.: (…) Fue tan así que en momentos previos de… del acto simbólico que
se hizo en Valledupar de desmovilización, estuvieron en las comunidades,
donde exigieron que nosotros teníamos que ir a ese acto y teníamos…
Entr.: Ah, perdón, ¿ellos hicieron acto simbólico dónde?
Edo.: En Valle… en Valledupar.
Entr.: ¿En Valledupar?
Edo.: Claro.
Entr.: ¿En qué parte?
Edo.: Se hizo… se hizo… se hizo una marcha. [Se] hizo una marcha que
salió desde... desde La Ceiba hasta la Gobernación.
Entr.: ¿De La Ceiba hasta la Gobernación? ¿Y eran todos desmovilizados…
que se iban a desmovilizar, personas de…?
Edo.: Mira, ve. Ellos propusieron de que, como era un acto simbólico, las
comunidades tenían que apoyar. Tenían que apoyar. Y que iban air con
unas pancartas, manifestando de que como se iban a desmovilizar… como
se iban a desmovilizar, nosotros estábamos exigiendo que el terreno que
ellos iban a abandonar tenía que ser ocupado por la fuerza pública. Eso
fue lo que nos dijeron. Cuando nosotros vamos allá, porque ellos mandan
los buses para que las comunidades asistan, cuando vamos allá, que vemos
las pancartas —que las habían hecho ellos mismos—, decían era: nosotros
apoyamos a las AUC. En ese momento, ninguno quería coger esa pancarta,
porque sabíamos que ahí iba a estar… ahí iba a estar la prensa. Y muchas
pancartas de esas nosotros las cogíamos y las… las botábamos. En algún…
en algunos casos que sentíamos que había alguien conocido de ellos, tenía
uno que cargarlas. (…). (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

Por otra parte, se encuentra el discurso pronunciado el 10 de marzo de


2006 por el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, duran-
te la ceremonia de desmovilización en La Mesa, en el que se pretendió
mostrar la desmovilización de las AUC como un éxito sin parangón con
relación a otros procesos con grupos armados, particularmente en lo rela-
cionado a la entrega de armas. Tanto el lugar escogido como el contenido
del discurso conectan con la narrativa del Gobierno nacional, que buscó
mostrar esta ceremonia de desmovilización como un hecho histórico, pro-
ducto de la voluntad política del Gobierno (Mantilla, 2019). El contenido
del discurso del Alto Comisionado en la desmovilización en La Mesa rea-
firma los testimonios presentados en la sección de Vinculación con Fines

480
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

de Desmovilización (VFD), ya que muestra que ambas partes aprovecha-


ron las ceremonias, en particular las de La Mesa y Chimila, para mostrar
importantes resultados.

5.7 Cambios en la denominación de frentes antes de la


desmovilización

Uno de los patrones más llamativos y que hacen parte de las particularidades
de la desmovilización de las subestructuras del Bloque Norte, es el de los cam-
bios de nombre que experimentaron antes y durante el proceso. La aparición
de diversas denominaciones de frentes y subestructuras paramilitares antes
de la desmovilización, por una parte, puede obedecer al intento de sus co-
mandantes por darle homogeneidad a los grupos que coexistían en un mismo
territorio. Dicha coexistencia respondía al momento y avance estratégico de
cada grupo, a través de la creación de comandancias para controlar dichos
territorios, cuyas actividades variaban según la importancia estratégica del
lugar: sicariato, finanzas, control político, etc. (CNMH, 2018, s.p.).

Por otra parte, los cambios repentinos en los nombres de frentes y sub-
estructuras pueden dar cuenta de su interés por ser presentados en las
ceremonias de desmovilización con una simbología particular. Tanto en
el proceso de negociación como durante las desmovilizaciones colectivas,
muchas de estas estructuras aparecieron con nuevos nombres de frentes,
bloques y comandantes, que, sin embargo, no eran conocidos en las regio-
nes donde decían ejercer influencia.

Este fue el caso de la estructura liderada por Hernán Giraldo, con con-
trol del Norte del Magdalena, Santa Marta y los corregimientos de Buriticá y
Guachaca, que en un primer momento denominó como las Autodefensas del
Mamey y posteriormente como Autodefensas Campesinas del Magdalena y la
Guajira (ACMG). En 2002 esta estructura fue cooptada por el Bloque Norte
de las AUC, por lo que pasó a denominarse Frente Resistencia Tayrona. Sin
embargo, durante las conversaciones entre los grupos paramilitares y el Go-
bierno nacional en torno a los detalles del proceso de desmovilización en el
año 2005, las AUC decidieron independizar el Frente Resistencia Tayrona del
Bloque Norte, por lo que esta estructura pasó a denominarse Bloque Resis-
tencia Tayrona, desmovilizado el 3 de febrero de 2006 (Mendoza, 2014, s.p.).

En el caso de Los Cheperos, estructura paramilitar con influencia en el sur


del Magdalena, liderados por Chepe Barrera, se denominó Bloque Sur del Mag-
dalena e Isla San Fernando antes de la desmovilización (CNMH, 2014, p. 47).

481
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Igualmente, como parte de la información documentada por el MNJCV, se


menciona al Frente David Hernández, nombre de pila de quien fuera cono-
cido como alias Treintainueve, antiguo comandante del frente Mártires del
Cesar del Bloque Norte, abatido por tropas de la Décima Brigada del Ejército
en la vereda El Mamón del municipio de Valledupar en el año 2004 (El Tiem-
po, 2004). De acuerdo al siguiente relato, dicho frente fue creado a último
momento durante el proceso de desmovilización.

Entr.: (…) Esa es una duda que de pronto nosotros tenemos, que hay como
muchos nombres como de estructuras pero que uno no sabe si esas fueron
creadas en el momento de la desmovilización, como quien dice: “¿A estos
cómo les decimos? No, que se llamen así”.
Edo.: No, no, no…
Entr.: ¿Sí tenían un…?
Edo.: Frentes reales estaban: el Contrainsurgencia…
Entr.: Contrainsurgencia Wayuu
Edo.: (…) El frente… el frente que… Ese lo desmovilicé yo también que era
el David Hernández que fue a [alias] 611 que no estuvo en la desmoviliza-
ción, y quedaba al lado mío…
Entr.: Pero el David Flores… el David Flores era el 39, ¿no?
Edo.: David Hernández era 39, entonces le pusieron…
Entr.: ¿Pero entonces ese frente fue creado en qué momento…?
Edo.: A última hora, o sea, cuando…
Entr.: ¿Con qué gente fue creado?
Edo.: Ese frente lo recibió 611, que es [alias] Amaury.
Entr.: Sí.
Edo.: Y para ese frente se fue… los sobrevivientes del Mártires, por qué,
porque es que cuando yo recibo, entonces [alias] El Paisa le toca volarse
porque ya él era hombre muerto, ¿ya? (…). (CNMH, CV, Guevara, 2018, 4
de diciembre)

En otros casos, como el del Frente John Jairo López, 55 las denomina-
ciones de frentes se mantuvieron en el tiempo más como un imaginario
desde el Estado sobre la estructura orgánica del Bloque Norte, que como
una realidad táctica u organizativa para estas subestructuras. Todo ello,
sin embargo, contribuyó a que durante el proceso de desmovilización se
reforzaran ciertas narrativas sobre Bloque Norte; principalmente, aquella
relacionada con la robustez y alta capacidad organizativa y jerárquica de
su estructura.

55 Ver sección 5.1 de este capítulo


482
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

5.8 Vinculaciones con fines de desmovilización (VFD)

Siguiendo uno de los relatos de las contribuciones voluntarias, durante los


días previos a las ceremonias de desmovilización colectiva realizadas en 2006
en el corregimiento de Chimila del municipio El Copey (Cesar) y en el corre-
gimiento de La Mesa del municipio de Valledupar (Cesar), se registró al me-
nos un encuentro entre Jorge Cuarenta y el entonces Alto Comisionado para la
Paz, Luis Carlos Restrepo, con el fin de definir los detalles de la ceremonia. En
una de estas oportunidades, según lo constata la entrevista de uno de los hom-
bres desmovilizados de esta estructura, se habría sugerido la participación del
mayor número de personas posible en las ceremonias, lo que implicaba invitar
a familiares y conocidos de los integrantes de estas estructuras a vincularse
como miembros con el fin de ser desmovilizados.

(…) en una oportunidad nos sentamos (…) Yo estuve en esa reunión que fue
más adelantico de la tienda, queda como la guardería, que es un quiosquito que
hay ahí más adelantico. Ahí se hizo la reunión con el Comisionado de Paz (…)
“Aquí hay que meter a raimundo y a todo el mundo (…) Y metan gente”, [dijo
el comisionado]. Entonces yo qué hice, yo vi a todos los patrulleros …. Por lo
menos yo qué hice, yo le dije a los patrulleros: miren, metan, traigan a la mujer
a la hermana, al tío, al cuñado, al que usted quiera métalo que… Y mandamos
a hacer gorras y camisetas (…). (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

En ese sentido, parece presumible que se les haya encomendado como tarea
a los diferentes comandantes vincular personas con fines de desmovilización.

Todo el mundo salió, que era a mater gente, que meta gente que (…) A to-
dos, a cada comandante le decía: bueno, deles instrucciones de esto, de esto
y esto. Organizamos la ceremonia, entonces eso se presentó. (CNMH, CV,
2018, 4 de diciembre)

Este mismo relato menciona que un importante incentivo consistía en la


entrega de las ayudas económicas a desmovilizados de estas estructuras de las
que disponía el Gobierno en los programas de DDR. De modo tal, que el fenó-
meno de Vinculación con Fines de Desmovilización (VFD) para el caso de las
subestructuras del Bloque Norte presentó beneficios en doble vía, tanto para
los comandantes paramilitares, a quienes les interesaba inflar las cifras de
personas desmovilizadas, como para quienes se involucraron a estas estruc-
turas buscando los beneficios económicos de la desmovilización. Además, se
presume que quienes promovieron esta práctica confiaban en las fallas de la
verificación de los casos individuales, como lo muestra el relato de uno de los
exintegrantes del Bloque Norte.

483
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Claro, yo [les decía:] todo el que quiera sueldo que se meta, métalos
que eso nadie los verificar. Porque eso sí lo dijo el Comisionado y eso… y
en la reunión donde yo estuve ahí lo dijo.
Entr.: ¿Y a él por qué le interesaba que metieran más gente?, ¿cuál sería el
propósito de él?
Edo.: Presentar, mostrar…
Entr.: Más resultado. (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

A estas personas se les habría hecho una inducción previa a la ceremonia de


desmovilización con la finalidad de que conocieran la dinámica de la estruc-
tura y así aparentar su pertenencia.

(…) Mire todo por donde iba la cosa: se montó eso y todo el mundo le di-
mos una inducción a la gente que llegó tres días antes, porque la gente ni
sabía ni quién era el comando. (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

Asimismo, muchas de las propuestas para la vinculación a estas filas pro-


venían de las personas de la comunidad con algún tipo de contacto con inte-
grantes del bloque. En definitiva, la oferta económica resultó atractiva para
varias personas y se vio como una oportunidad de acceso a un ingreso, que en
circunstancias normales no habría sido posible.

Pelaos sanos, que les propusieron y se metieron. Yo nunca los vi… Amigos
de ellos, o sea, amigos de hacer mandados, y los hicieron meter. A mí me
propusieron, [que] no, que se van a desmovilizar, que le van a dar plata (…)
[que] el Gobierno dizque le van a dar programas, que va a haber buenos
programas para la reinserción. (CNMH, CV, 2019, 12 de junio)

No obstante, no en todos los casos las presiones e incentivos por este tipo
de vinculaciones fueron acogidas por las comunidades. Es el caso del corre-
gimiento el Guachocito de Valledupar, Cesar, donde la comunidad discutió
alrededor de estas ofertas de los paramilitares y concluyeron que además de
entrañar peligros, estas acciones iban dirigidas a “limpiar” el nombre de los
miembros de estas estructuras a costa de la población civil. En ese sentido, la
comunidad se mostró consciente de que la vinculación con fines de desmovi-
lización fue una oportunidad para no cumplir con los compromisos pactados
con el Gobierno en términos del desarme y la reintegración.

Entr.: ¿Les ofrecieron que se vincularan para desmovilizarse?


Edo.: Sí. Bueno, nosotros… de la comunidad nuestra, todavía nosotros al-
canzamos a reunirnos por ahí de a poquita gente y veíamos que eso era un
peligro, porque ya teníamos… ya habíamos visionado que era una estrate-

484
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

gia donde ellos podían lavar su nombre a través del nuestro, porque ellos,
la mayoría, estaban con alias. Y colocarnos un alias a nosotros, ya eso los
limpiaba a ellos. (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

Además, se consideraba que las personas vinculadas con fines de desmovi-


lización, una vez desmovilizadas y retornadas a ese corregimiento desempe-
ñarían el rol de informantes de los paramilitares y, por lo tanto, temían que
personas de la comunidad fueran señaladas como colaboradores de la guerri-
lla. Este temor se hizo más evidente debido a los rumores que, desde el mismo
momento de la desmovilización, circulaban en torno a la posibilidad de rear-
me de las estructuras del Bloque Norte.

Entr.: (…) hay personas que… de la comunidad que se… de ahí de esa parte
del norte, que se vinculan para desmovilizarse. ¿Qué pasa con esas personas?
¿Cómo fue la relación de ellos, nuevamente ya…? Bueno, ya tenían… de al-
guna forma, ya había un señalamiento hacia ellos.
Edo.: Claro.
Entr.: ¿Cómo cambia, digamos, la relación de ellos con la comunidad?,
¿cómo… no sé, ¿cómo reciben ustedes esas personas que deciden desmovili-
zarse no siendo del grupo, por unos beneficios…?
Edo.: Sí. Bueno, mira, nosotros decíamos… de alguna forma, es un peligro,
porque esas personas se van a convertir en informantes. Eso era… ese era
el temor que teníamos…
Edo.: Que esas personas que se desmovilizaron sin ser de las filas, en algún
momento las iban a presionar y se iban a convertir en informantes. Y nos
daba miedo era que en algún momento fuese a llegar la guerrilla a pasar
por ahí, entonces, a catalogarnos a todos como guerrilleros. (…) Y había
otro temor, era que se decía que en algunas fincas había armamentos guar-
dados, enterrados, y que esas personas que no se iban a acoger al proceso
de desmovilización en cualquier momento iban a coger las armas otra vez.
Que, de hecho, se formaron muchos grupos así. Y por eso se dice que hubo
mucha muerte entre ellos, porque se mataban entre los que sabían dónde
estaban las caletas. (CNMH, CV, 2019, 2 de julio)

El estatus de las personas vinculadas con fines de desmovilización presenta


matices importantes en la forma en que se presenta el proceso, como ya se ha
mencionado. Asimismo, algunos civiles que solían acompañar a combatientes
paramilitares y que a la vez interactuaban con la comunidad eran considera-
dos “milicianos” de estas estructuras. A pesar del carácter híbrido en térmi-
nos de su relacionamiento, estas personas milicianas o informantes del grupo
armado también fueron parte importante de la dinámica de vinculaciones
para las ceremonias de desmovilización en el Cesar.

485
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Porque supongamos: tú eras primo mío y yo estaba en el grupo, y llegaba


yo de permiso. O andabas por ahí conmigo. Entonces, ya… ya la gente… en-
tonces, te iba a decir: no, ese man es paraco y ese no se desmovilizó. Entonces,
estaba como sucio ya, con uno. Entonces, el comandante dijo: bueno, tú… ima-
gínate tú, aquí en el pueblo, la misma gente te echa pa’ ‘lante: Tú tienes que…
que venirte también, porque hacías como parte del grupo. (…) No usaba un
camuflado, sino era una persona civil. Y así, por eso… gente que estaba en…
involucrada, que tenían pa’… porque quedabas por la población civil (…)
Entr.: O sea, a los otros los metieron en remplazo.
Edo.: Sí. Claro. Sí, porque eran como… como informantes, ¿ya? Hacían
parte del grupo. Eso se llama allá dizque milicia. Miliciano. (CNMH, MN-
JCV, 2017, 4 de agosto)

Siguiendo la información recopilada por la Comisión Nacional de Repa-


ración y Reconciliación en su informe de 2011, en la región Caribe se pre-
sentaron listados de integrantes de desmovilizados de estas estructuras que
duplicaban las cifras reportadas por Carlos Castaño (Comisión Nacional de
Reparación y Reconciliación, 2011). En este punto, la práctica de vinculación
con fines de desmovilización al parecer también permitió hacer menos vi-
sible el desmantelamiento de estructuras con el fin de mantener grupos de
reserva y mandos medios de confianza de los jefes paramilitares, para que
siguieran actuando en los territorios. En consecuencia, esta práctica resultó
determinante para el accionar de grupos posdesmovilización, quienes man-
tuvieron la presencia en zonas previamente controladas por el Bloque Norte
(CNMH, 2014, p. 56).

En el caso del Bloque Resistencia Tayrona también se conoció que previo a la


ceremonia de desmovilización se dieron varios reclutamientos de última hora,
con el fin de presentar cifras abultadas ante el gobierno nacional y los organis-
mos de verificación; según un informe de inteligencia de las Fuerzas Militares, a
finales de 2004 se reportaron 150 integrantes de la estructura de Hernán Giral-
do. También se conocieron denuncias sobre la entrega de incentivos económicos
por parte de integrantes de este grupo, principalmente a jóvenes campesinos,
para que acudieran a la desmovilización (Verdad Abierta, 2011a).

En las versiones libres ante la Fiscalía con funciones de Justicia y Paz, algu-
nos testimonios como los de José Gelvez Albarracín, alias El Canoso, Daniel
Giraldo, alias El Grillo, y Luis Quiroga, alias Lucho Quiroga, se confirmó esta
información, aduciendo que:

Cuando ellos le informaron que el Frente Resistencia Tayrona tenía 750


hombres en armas, les dijo que eran muy pocos, obligándolos a aumen-

486
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

tar el número de milicianos hasta casi mil doscientos hombres, incor-


porando a más de 350 personas que nunca habían cogido un arma o que
desconocían quiénes eran los jefes del grupo armado, cuáles eran las
regiones donde operaban y cómo estaba distribuido el mando militar
en cada una de ellas. No todos los que se desmovilizaron, sostiene ‘El
Canoso’, pertenecían a las Auc. Se hizo un censo de menores, pero el
Comisionado dijo que los excluyeran, les dieran unas mudas de ropa y
300 mil pesos (Verdad Abierta, 2011a)

Al respecto, un exintegrante del Bloque de Resistencia Tayrona mani-


festó que aproximadamente seiscientas personas habían sido vinculadas
bajo esta práctica.

Edo.: Porque es que… vea, yo le soy sincero a usté’ y le digo, la desmoviliza-


ción de los paramilitares eso fue un… un caos, un desastre. El que diga que
la… los paramilitares se desmovilizó es porque no conoce eso. Pero yo que
conocí hasta donde estuve, y yo sabía cuál iba a ser el paso para seguir, los
que tenían proceso eran los que iban a… a entregarse. Yo personalmente
recogí más de cuatrocientas personas, entre mujeres ya adultas, campesi-
nos, en camioneta, hacía hasta tres viajes en el día, para asistir y postularse
en la mesa de diálogo.
Entr.: ¿Para desmovilizarlos?
Edo.: Para desmovilizarlos.
Entr.: ¿Más de…? Me dice… ¿Cuántas personas, en total, cree que desmovi-
lizaron falsamente?
Edo.: Pues, yo creo que falsamente en ese grupo de… de Frente Resistencia
Tayrona, yo creería que por ahí algunas seiscientas personas, yo creo.
Entr.: ¿Seiscientas de…? Y mil doscientos eran los integrantes que hacían
parte, como usted me dijo.
Edo.: Correcto. Es que, ¿qué pasa?
Entr.: ¿Eso… eso…? Perdón, eso quiere decir que la mitad no se desmovilizó…
Edo.: Una parte, digámoslo así. (…) ¿Qué pasa? Esas personas inocentes
o civiles que se desmovilizaron fue tapando el roto que iban a dejar
las personas originalmente pertenecientes al grupo, pero que no apa-
recían en la entidad social del Estado como… como participantes de
algún grupo. No… nunca tenían antecedentes penales nunca tuvieron
una orden de captura. Nunca fueron reconocidos como paramilitares.
(CNMH, MNJCV, 2016, 18 de abril)

Los testimonios de los exintegrantes referenciados ante la Fiscalía apunta-


ban a que, en el caso del Bloque de Resistencia Tayrona, esta práctica también
buscaba reemplazar a los menores de edad reclutados

487
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

El comisionado le dijo a Giraldo que tenía que sacar a los menores de edad
de las filas, que no se podían desmovilizar; que no dijeran el tiempo exacto
de pertenencia de aquellos que llevaban apenas meses o poco más de un
año, pues no serían tenidos en cuenta y no les pagarían la bonificación; que
no confesaran homicidios atroces; que no se presentaran con rangos de
comandantes y que al ser reseñados dijeran alias distintos a los que habían
utilizado con ocasión de la pertenencia al grupo. (Verdad Abierta, 2011a)

El fenómeno de VFD también se presentó en el caso de las Autodefensas del


Sur del Magdalena e Isla San Fernando; en una entrevista como parte del MN-
JCV, se señala que varios civiles participaron del proceso de desmovilización,
motivados por los beneficios económicos ofrecidos. Este grupo fue trasladado
a la finca Las Mercedes, en Pueblito de Los Andes, Sur del Magdalena.

Entr.: (...) ¿cuando la desmovilización hubo muchos civiles que se metieron al


grupo? (…) ¿Por qué se metieron?
Edo.: Pa’ recibir beneficios. (…) Ahí se metieron como siete, ocho personas
ahí. Los nombres casi no se los…
Entr.: ¿Y eran obreros?
Edo.: De la finca, ahí trabajadores de la finca (…) ¡Uh! Un poco ahí se me-
tieron eso ahí. (…) Yo llegaba y… no venía el mismo día, duraba hasta tres y
cuatro días. Y ese poco de gente en ese banco que eso se llenaba. Ahí venían
de Plato, de Chibolo, de San Ángel, de Pueblo Nuevo, de Tres Esquinas, de
La Gloria. De todas esas partes venían a cobrar ese día. ¡Uy! Aquí sí hubo
bastante (…) Ya después que les pagaban, se iban pa’ los bares, entonces,
a hablar lo que no tenían que hablar. Y a decir lo que ellos eran y toda la
vaina, bueno, no joda.
Entr.: Y a usted cuando… y, entonces, después que estuvo allá en la Poli… en
Santa Marta, ¿los mandaron para acá para desmovilizarse?
Edo.: Para aquí pa’… pa’ Las Mercedes. (…) en un Brasilia, nos mandaron
pa’ acá. Bueno, pilas, pa’ que vayan a… a trabajar a la finca, que la finca
está… está decaída (…). (CNMH, MNJCV, 2015, 6 de octubre)

Trejos y Guzmán (2018) consideran que las cifras abultadas presentadas


en el momento de la concentración y desarme del Bloque Norte, utilizando
a personas de la región, tenían el objetivo de demostrar el éxito del proceso
y de esta manera conseguir beneficios legales. Además, la presentación de
un gran número de efectivos en las ceremonias de desmovilización bus-
caba generar un fuerte efecto simbólico, tomando en consideración de-
claraciones como las de Jorge Cuarenta durante las mismas, quien afirmó
que: “Durante muchos años los miembros de las AUC fueron los soldados
y policías de la patria. ¡Fueron las AUC del Bloque Norte los libertadores

488
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

de nuestra patria regional!” (Villarraga, 2009, p. 299). En definitiva, se


pretendía evitar cualquier imagen de debilidad del Bloque Norte y de esta
manera reafirmar su presencia en diferentes dimensiones de la vida social
de la región más allá de lo estrictamente militar.

Al indagar a 2.803 exintegrantes del Bloque Norte, Bloque Resistencia


Tayrona y Autodefensas del Sur del Magdalena, en el marco del MNJCV, sobre
si tenían conocimiento de la vinculación de nuevas personas al grupo días o
semanas antes de su desmovilización, el 48,66 por ciento afirmó que no tenía
conocimiento, mientras que cerca del 37 por ciento señaló que supo de estas
vinculaciones (ver Figura 22).

Figura 22. ¿Se vincularon personas antes de la desmovilización?

2%
1%
11%

49%
37% No
Si
No sabe
No aplica
No responde

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

De la misma manera las personas entrevistadas señalan que dentro de las


motivaciones más importantes estaría la oferta de beneficios económicos (ver
Figura 23), lo que coincide con las motivaciones del fenómeno VFD, expresa-
das en los relatos de los exintegrantes de estas estructuras.

489
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Figura 23. Motivaciones detrás de las Vinculaciones con Fines de


Desmovilización (VFD)

No responde 0,1%

Porque venían de otra estructura armada que no se 0,3%


iba a desmovilizar

Fueron obligadas a vincularse 1,4%

No sabe 2,8%

Otra razón 5,5%

Porque les ofrecieron dinero para vincularse y 5,8%


desmovilizarse
Porque les ofrecieron los beneficios de 21,2%
la reintegración

No aplica 62,9%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Una vez se da la desmovilización de los integrantes del Bloque Nor-


te, los testimonios de la comunidad de Astrea, Cesar, dan cuenta de la
continuidad respecto a la cotidianidad que se vivía con la presencia de
los paramilitares en la región, por lo cual, según estas personas, el único
cambio percibido es que ellos se encontraban sin armas. Esto fue espe-
cialmente evidente en el caso de aquellas personas que se vincularon a
este grupo con el objetivo de desmovilizarse, pues al ser parte de la propia
comunidad seguían interactuando en su entorno habitual. Esto, por su-
puesto, generó en los habitantes una sensación de inercia frente al antes y
después de la desmovilización.

Entr. 1: Bueno, y se desmoviliza esta gente y ¿qué pasa en Astrea?, ¿qué cam-
bia?, ¿qué cambió?, ¿cómo queda…?
Edo.: El cambio de que hubo fue que ya no andaban ellos por ahí, ya los
veías tú sin armas, los… y haciendo reuniones con los programas ahí en
la alcaldía, y en la Casa de la Cultura los veías tú. Venía la gente esa de los
desmovilizados y los reunía y ahí sí ya… ¡No te digo que gente que no tenía
nada que ver y se metieron a eso!, y [la gente] decía: ve, ¿ese también era pa-
raco? ve, ¿ese también? Pero, qué va, no eran nada, sino que a ellos también
se lo propusieron (…). (CNMH, CV, 2019, 12 de junio)

490
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Otros, que en cambio no se desmovilizaron, igualmente permanecieron en


el municipio, muchos de ellos cometiendo delitos a través de grupos posdes-
movilización como las Autodefensas Gaitanistas o las Águilas Negras.

Entr. 2: Ah, ¿hubo gente que quedó ahí?


Edo.: Claro, que supuestamente, dizque tenían muchos delitos, y eso no se
desmovilizaron.
Entr. 2: ¿Y siguieron ahí?
Entr. 1: ¿Y se quedaron ahí…?
Edo.: Y siguieron y mataron gente ahí. Como dicen que [en] Astrea, que no,
que se acabaron los paracos, toda la vida… Y, es más, todavía ahí hay. Sí.
Sino que ahora son gaitanistas, ahora son Águilas Negras, pero es la misma
vaina. (CNMH, CV, 2019, 12 de junio)

La vinculación con fines de desmovilización pudo presentarse como una


estrategia de ocultamiento de los casos de integrantes del Bloque que nunca se
desmovilizaron y permanecieron ejerciendo la violencia en la región. Además,
los relatos dejan entrever que los comandantes del Bloque Norte, quienes die-
ron la instrucción de vincular a estas personas en sus filas, eran conscientes de
los detalles del programa de DDR estructurado por el Gobierno en términos
de los beneficios y, por tanto, de los ofrecimientos que podían hacerse.

En varias de las entrevistas realizadas, se señala que alias Treintainueve lle-


vaba a cabo charlas en la finca El Mamón56 del corregimiento de La Mesa en
las que citaba a la comunidad de las demás veredas y les recalcaba que debían
considerarse parte de la estructura; en caso de no hacerlo, deberían aban-
donar la región. Durante las negociaciones de la desmovilización, estas reu-
niones tenían el objetivo de vincular personas con fines de desmovilización,
además de inculcar el temor a un posible retorno de la guerrilla, una vez el
grupo paramilitar dejara de operar en la zona. En ese sentido, además de los
incentivos económicos, la coacción directa por parte de los paramilitares, así
como el temor frente a un futuro incierto, fueron motivaciones para la vincu-
lación con fines de desmovilización.

Además, las personas vinculadas para la desmovilización del Bloque Norte


recibieron entrenamiento para estar preparados ante las autoridades en las
ceremonias de desmovilización. Para tal fin, estas personas fueron repartidas

56 Es importante señalar que la finca El Mamón fue considerado el bastión principal del Frente Már-
tires del Cesar del Bloque Norte. La finca El Mamón está ubicada a diez minutos del corregimiento de
La Mesa y se constituyó en el lugar donde alias Treinta y Nueve hacía pactos con políticos y militares,
y donde los hacendados y comerciantes de la región pagan las extorsiones a los paramilitares. Esta
finca fue objeto de despojo por parte de este grupo, despojando a alrededor de quince familias que
habitaban estos predios.
491
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

en diferentes lugares de concentración con los demás miembros de las subes-


tructuras, siendo “las mujeres ubicadas en la finca El Mamón bajo el mando
de alias Huevo, mientras que los hombres fueron ubicados en la Finca Sabana
y unos cuantos en Techo Rojo bajo el mando de alias Chocolate”. Ambas fincas
se encuentran ubicadas en cercanías de la finca El Mamón y el corregimiento
de La Mesa, por lo que implicó facilidad logística para trasladar a las personas
vinculadas (CNMH, 2013, p. 63).

En concordancia con la información recolectada por medio del MNJCV,


con relación al entrenamiento que recibían los integrantes de las estructuras
en las preconcentraciones, particularmente para el caso de las ceremonias de
Chimila y La Mesa, esta también fue una práctica generalizada en el caso de
las personas vinculadas con fines de desmovilización. Así, en los lugares de
concentración se les instruía en:

Aprendizaje del himno y las oraciones del grupo paramilitar; ejercicios


físicos y formación de orden cerrado; asignación de roles: Cocinera,
Colaborador, Informante; decir que duraron en la estructura de año y
medio a dos años; afirmar que sólo conocieron a Jorge Cuarenta, alias
Chocolate o alias Huevo; decir lo mismo por siempre a toda entidad
judicial. (CNMH, 2013, p. 163)

Como se señaló, estas personas vinculadas también recibían entrenamiento


de cara a la ceremonia de desmovilización, con el objetivo de mostrar cierta
unidad y nivel organizativo del grupo. En una entrevista a un exintegrante del
Bloque Resistencia Tayrona, este menciona que recibió entrenamiento duran-
te un mes para desmovilizarse.

Entr.: Cuénteme un poco… cuéntenos un poco sobre el entrenamiento.


Edo.: ¿Entrenamiento de qué, de personal? (…) No, la verdad es que yo el
entrenamiento que yo tuve, fue cuando me desmovilicé.
Entr.: Ah bueno, háblenos de ese entrenamiento.
Edo.: Sí, es que yo… ahí es donde yo… me pongo a pensar ¿por qué nos
tenían que entrenar para desmovilizarnos? Yo… esa pregunta se la hice a
muchos: ¿y por qué nos tenían que entrenar para desmovilizarnos? … ¿ya?,
entonces nos ponían dizque a: atención, fir, y ya; y que a sonar el pie, ¡pa!,
que no sé qué, que por aquí, que por allá, a entrenamiento…
Entr.: ¿Orden cerrado?
Edo.: Sí, sí… con varios comandantes nos sacaban en grupo, [nos decían:]
a las cinco de la mañana. A las cinco de la mañana, nos hacían despertar a
las cuatro de la mañana a formar, todo de blanco, todos los radiochispa de
blanco, a nosotros todo los que éramos chispa, de blanco. Todos los radio-

492
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

chispa eran de blanco. Entonces, nos ponían a entrenar, yo me decía: pero


¿por qué nos tienen que estar entrenando?, si ya deberíamos estar sentados,
esperando que nos desmovilicen pa’ que nos manden pa’ la casa, y no… yo
estaba era aburrido ya… con esa vaina.
Entr.: ¿Cuánto tiempo estuvo en formación?
Edo.: O sea, casi todos los días, desde que estuvimos allá, hasta que ya nos
mandaron pa’ la casa… era entrenamiento.
Entr.: ¿Cuánto duró eso, como quince, veinte días o un mes?
Edo.: Duró casi el mes… duró como el mes.
Entr.: ¿En dónde fue ese rentrenamiento, aunque…?
Edo.: Allá en la que era el Sol…eso todo fue allá.
Entr.: ¿En qué finca?
Edo.: No, el nombre sí no sé… no se lo sé decir, porque esa era una finca
ahí, que la… la utilizaron para eso, no sé. Ahí vivía era un señor… ah, en la
ca… a donde se entrenaba, estaba un señor que le decían [alias] Che… Che,
porque también fue comandante.
Entr.: ¿Se desmovilizó?
Edo.: Sí, él se desmovilizó.
Entr.: Ajá…
Edo.: Y por lo menos, a ese entrenamiento era todos los días. A veces nos
dejaban descansar un día, de vez en cuando así y ahí otra vez todos los días.
Por la tarde nos decían: mañana a tales horas. ¿Ya?, a entrenar.
Entr.: ¿Le enseñaron himnos?
Edo.: Sí… ya se me olvidó el himno ese que cantaban, dizque… diz-
que… primero nos enseñaron que: “Adelante combatientes con amor,
defendamos nuestra patria con… con… con honestidad y poder…”, no
sé, así era… y un poco de cosas que nos enseñaban ahí. Y el himno na-
cional, normal, que nos ponían a cantar…el himno de Colombia, nos
ponían a cantar: “Oh gloria…” (…)
Entr.: Entonces, ¿quiénes lo entrenaron?
Edo.: Chapa… este… estaba Chaparro, estaba mi [alias] Viejo, estaba Che-
co, el que le estoy diciendo, ese era el que me entrenaba a mí. A nosotros…
ese era el que nos entrenaba. Habían otros comandantes… que entrenaban
a su grupo, eran… usted sabe que allá sacaban, [decían:] no, que fulano,
vengase pa’ acá usted, venga. Sacaban tantos, ran. Imagínate, mil ciento
cincuenta hombres… un poco. (CNMH, MNJCV, 2016, 10 de mayo)

En particular la desmovilización en La Mesa implicó la coacción a la po-


blación civil para hacerlas partícipes del proceso. De acuerdo con la versión
entregada al MNJCV por un exintegrante del Frente Resistencia Motilona que
operó en el Cesar, y que se desmovilizó en el corregimiento de La Mesa, en
la finca El Remanso donde estaban concentrados antes de la desmovilización

493
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

llegaron civiles que nunca habían hecho parte del grupo para desmovilizar-
se, entre los que se encontraban familiares y conocidos de los propios inte-
grantes de la subestructura. Asimismo, se les habría asignado comandantes
y patrulleros que los instruyeran sobre el desarme de un fusil y lo que tenían
que decir durante la ceremonia de desmovilización. Según este testimonio, el
objetivo de estas vinculaciones con fines de desmovilización fue el de cubrir
puestos para hacer parecer la organización más grande de lo que era.

Entr.: ¿Y ese día mismo llegaron a La Mesa?


Edo.: Demoramos como dos días ahí, en la finca El Remanso, precisamente,
antes de esa desmovilización llegaron gente nueva, gente que nunca hicieron
parte de la organización, gente que nunca uso un fusil, nunca expuso su vida
en un combate, nunca expuso su vida por la causa, sino que [eran] familiares,
conocidos, de más; yo tenía buscar amigos, y meterlo a él que se desmoviliza-
ra. Entonces, eran personas especiales, asignaban dos, tres patrulleros, o un
comandante de escuadra, que le instruyera a desarmar el fusil, cómo se arma-
ba esto, lo otro, y qué tenía que decir cuando se fuera a desmovilizar: que era
patrullero, que fue posta, que esto, que lo otro… Y pasaron como desmovili-
zados, y eso es falso, porque más de uno fue… no fue guerrerista acá en esta
organización. Entró fue a cubrir puesto, mejor dicho. A hacer más grande las
autodefensas, de lo que eran. (CNMH, MNJCV, 2016, 12 de abril)

En definitiva, el fenómeno de VFD fue una de las prácticas más destacadas


en el marco de las desmovilizaciones del Bloque Norte, que se observa parti-
cularmente en los relatos relacionados con las ceremonias llevadas a cabo en
Chimila y La Mesa. Aunque al parecer no había una única motivación para
que los comandantes incurrieran en estas vinculaciones, así como las perso-
nas vinculadas no respondían a un solo tipo de incentivo para involucrarse en
el grupo armado, lo cierto es que esta práctica resultó beneficiosa para mos-
trar ante el gobierno y la opinión pública una amplia cifra de integrantes que
se acogían al proceso, lo que en definitiva tenía impactó en la imagen sobre
el mismo. No obstante, la práctica del VFD representó también un obstáculo
para constatar la verdadera dimensión de la desmovilización de las diferen-
tes subestructuras; muchas de las cuales aprovecharon este escenario para no
desmovilizarse y continuar actuando en la sombra.

5.9 Desvinculación de menores de edad en el proceso de


desmovilización

Como parte de los criterios de elegibilidad para acogerse a la Ley 975 de 2005,
según su artículo 10, el grupo armado ilegal tuvo que poner a disposición del

494
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Instituto de Bienestar Familiar (ICBF) a todos los menores vinculados forza-


damente. Al momento de su desmovilización, el Bloque Norte hizo entrega
al ICBF de 27 menores, como consta en la sentencia proferida por la Sala de
Conocimiento de Justica y Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla, el 1 de agosto de 2014 (Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla, Sala de Justicia y Paz, 2014), quince de estos menores fueron des-
movilizados en el corregimiento de Chimila, El Copey, mientras que doce fue-
ron desmovilizados en el corregimiento de La Mesa, municipio de Valledupar.

En el informe de Policía Judicial que soporta estas cifras además se seña-


la que, de las personas desmovilizadas en las ceremonias de desmovilización
colectiva, y que suministraron datos sobre la edad de su ingreso al grupo y el
tiempo de permanencia en el mismo, 410 fueron reclutadas siendo menores de
edad (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, Sala de Justicia
y Paz, 2017).

En el caso del Bloque Resistencia Tayrona, se señala específicamente que


no se presentaron menores de edad al momento de la desmovilización de este
grupo. No obstante, 142 desmovilizados colectivamente reportaron que in-
gresaron a las filas siendo menores de edad. Versiones entregadas por Hernán
Giraldo y otros postulados a Justicia y Paz apuntan a que:

los menores que hacían parte del grupo al momento de la desmovilización


fueron enviados a sus casas, por instrucciones de quienes se encontraban
dirigiendo los actos de desmovilización, por ello hubo compulsa de copias
por parte de la Fiscalía General de la Nación. (Tribunal Superior del Distri-
to Judicial de Barranquilla, Sala de Justicia y Paz, 2018, p. 266)

En algunas de las entrevistas a exintegrantes del Bloque Norte a través de


MNJCV, se observa que conocieron de la presencia de menores de edad en
las tropas y que fueron desvinculados antes de la desmovilización en un pro-
tocolo ante ICBF, previo a la entrega de armas. Asimismo, los exintegrantes
entrevistados coinciden en que la orden de desvinculación de menores era una
medida que debía ser cumplida de manera estricta, ya que, de comprobarse
la presencia de menores de edad durante la ceremonia de desmovilización,
se pondría en grave riesgo todo el proceso. Un exintegrante del Frente Resis-
tencia Chimila relata que los menores de edad fueron sacados de ese corregi-
miento antes de la desmovilización, ante la inminente llegada del ICBF.

Entr.: ¿Cómo fue la desmovilización de los menores de edad?


Edo.: No. Los menores de edad, al tiempo de saber quiénes eran, los saca-
ron. Claro, en el grupo en donde yo estaba no había mucho, habían tres.

495
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

¿Qué hicieron? Los pelados comentaron, porque dijeron que se los iban a
entregar a Bienestar Familiar para llevárselos pa’ Bogotá. Y no se… no se
desmovilizaron…
Entr.: ¿No se desmovilizaron?
Edo.: No se desmovilizaron…
Entr.: ¿Los sacaron antes de la…?
Edo.: Exactamente, que hicieran los trámites, papeleo y esas cuestiones…
Entr.: ¿Hacia dónde los sacaron?
Edo.: No, los pelados los sacaron a Chimila, no los dejaron que se desmo-
vilizaran.
Entr.: ¿Y ya de ahí que se fueran pa’ la casa…?
Edo.: Exactamente, a ellos les dieron una platica. Le dieron una plata y un
carro que los llevara.
Entr.: ¿Mas o menos cuántos menores de desmovili… se fueron?
Edo.: En ese grupo donde yo estaba yo vi que bajaron tres apenas, tres pe-
lados apenas. Pero de lo demás no sé, porque como eso bajaba gente, diario
ahí, a esa escuela, no sé cuántos más. Pero esa sí se la avisaron: pilas que el
Bienestar Familiar va a venir y se los va a llevar pa’ Bogotá. (CNMH, MN-
JCV, 2015, 19 de agosto)

En el caso de los menores vinculados también se observa una intersección


con las vinculaciones con fines de desmovilización. De acuerdo con los tes-
timonios entregados ante la Unidad de Justicia y Paz por parte de Hernán
Giraldo, José Gélvez Albarracín El Canoso, Daniel Giraldo, El Grillo, y Luis
Quiroga, Lucho Quiroga; uno de los objetivos de los VFD era reemplazar a
los menores de edad que hacían parte del grupo. Siguiendo estos testimonios,
para la desmovilización:

se hizo un censo de menores, pero el Comisionado dijo que los excluyeran,


les dieran unas mudas de ropa y 300 mil pesos (…) El comisionado le dijo
a Giraldo que tenía que sacar a los menores de edad de las filas, que no se
podían desmovilizar. (CNMH, 2013, s.p.)

Al contrastar los datos recolectados por la Dirección de Acuerdos para


la Verdad (DAV), salta a la vista la relación existente entre la vinculación
de menores de edad al grupo armado y los años más cercanos a la desmo-
vilización. La Figura 24 muestra que el reclutamiento forzado de menores
de 18 años al Bloque Norte tuvo su pico más alto en 2003 con un total de
47 vinculaciones.

496
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Figura 24. Número de personas vinculadas al grupo menores de 18 años

50
47

45

40
35
35
32

30 29 29

25
21
20

15 13

10
7
5
5 4 4 4
3 3
1 2 2 2
1 1 1 1 1
0 0 0 0 0 0 0 0 0
0
2000

2004

2006
2002
2003

2005
2001
1984

1990

1994

1996
1980

1983

1985
1986

1999
1988

1992
1993

1995

1998
1989
1977

1982

1987

1991

1997
1973

1979

1981
1978
1976
1970

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Por su parte, la Figura 25 permite observar que, especialmente entre los


años 2003 y 2004, fueron significativas las vinculaciones entre las edades
de 16 y 17 años. Estos datos permiten inferir que gran parte de los meno-
res vinculados entre los años 2003 y 2004 habrían cumplido la mayoría de
edad para el momento de la desmovilización; particularmente para el caso
de las estructuras Bloque Resistencia Tayrona y Bloque Norte, desmovi-
lizadas en 2006. Aunque a partir de los datos no es posible develar una
estrategia premeditada para vincular menores de edad que pudieran des-
movilizarse habiendo cumplido la mayoría de edad, resulta llamativa esta
tendencia, sobre todo si se tiene en cuenta la intención de comandantes
como Jorge Cuarenta de presentar cifras significativas de tropas desmovi-
lizadas colectivamente. Para profundizar más en este fenómeno, se sugiere
consultar la temática de conformación y organización de la estructura ar-
mada, en el capítulo 2 de este mismo informe.

497
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Figura 25. Número de vinculaciones de personas menores por edad y año


30
27

25 24
23

20

15 14

11
10 9 9
8 8 8 8

6 6 6
5 5 5
5 4 44
3 3 3 3
2 2 2 22 2
1 1 1 1 1 1 11 11 1 11 1 1 1111 1 11 11 1 1 1 1 1 1
0 2000

2004
2002
2003

2005
2001
1984

1990

1994

1996
1985
1986

1999
1988

1992
1993

1995

1998
1989
1987

1991

1997
1973

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

5.10 Enfoques diferenciales en el marco de la desmovilización

Al analizar lo reportado en las entrevistas a exintegrantes del Bloque Norte,


frente a la desmovilización de mujeres, población LGBTI, indígenas, afrodes-
cendientes, y personas en situación de discapacidad, se encontró que varias
coinciden en que personas pertenecientes a estas poblaciones hacían parte de
las subestructuras y también habrían participado de la desmovilización, no
obstante, aún existen vacíos de información, lo que impide determinar con
exactitud la cifra.

Como lo muestra la siguiente figura, de las personas exintegrantes de las


estructuras Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y Autodefensas del Sur
del Magdalena, entrevistadas en el marco del MNJCV, alrededor del 26 por
ciento señaló que con su grupo se desmovilizaron mujeres, mientras que cer-
ca de otro 26 por ciento respondió que conoció sobre la desmovilización de
personas afrodescendientes. En un menor porcentaje, tuvieron conocimiento
sobre la desmovilización de personas en situación de discapacidad, indígenas,
menores de edad, población LGBTI, gitanos y otros.

498
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Figura 26. Enfoques diferenciales en personas desmovilizadas


3000

2462 2404
2500

2000

1500
1158 1126 1094
1000
710

500
185 128 40
0
Mujeres

Negros

LGBTI

Otros
Prs.
Discapacidad

Prs.
Grupo No.
desmovilizado

Indigenas

Menores
de edad

Gitanos
Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Al respecto, un exintegrante del Frente José Pablo Díaz del Bloque Norte
señala que personas pertenecientes a estas poblaciones se desmovilizaron, a
excepción de personas Rrom o gitanos.

Entr.: ¿En esa ceremonia se desmovilizaron mujeres?


Edo.: ¡Claro!
Entr.: ¿Se desmovilizaron personas homosexuales: lesbianas, gais…?
Edo.: Como todo… como todo te digo: lesbianas, todo…
Entr.: O sea, ¿sí…?
Edo.: O sea, tú sabes que una organización eso hay de todo.
Entr.: ¿Gente que fuera de alguna comunidad indígena? ¿Indígenas se des-
movilizaron…?
Edo.: Eso sí, de patrulleros sí.
Entr.: ¿Sí?
Edo.: Llegaron indios llegaron…
Entr.: ¿Se desmovilizaron negros o afrodescendientes?
Edo.: Negros sí, chocoanos.
Entr.: ¿Sabe si se desmovilizó alguien que fuera gitano o del…?
Edo.: No…
Entr.: ¿Pueblo Rrom?

499
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Yo nunca vi gitano…


Entr.: ¿No…?
Edo.: Ahí. O sea, chocoano sí duro, gente de todos lados. (CNMH, MNJCV,
2016, 14 de abril)

Cuando se le indaga a otro exintegrante del Bloque Norte por la desmoviliza-


ción de integrantes del grupo pertenecientes a la población LGBTI, este menciona
que seis de estas personas fueron asesinadas antes de la desmovilización.

Entr.: ¿Estos homosexuales, travestis que había, o gais, también se desmovi-


lizaron?
Edo.: Bueno, los que yo supe que habían… los mataron…
Entr.: ¿Los mataron?
Edo.: Sí.
Entr.: ¿Eran cuántos?
Edo.: Ese día mataron a seis… a seis… a seis personas. (CNMH, MNJCV,
2016, 5 de abril)

Asimismo, el exintegrante del Frente José Pablo Díaz del Bloque Norte an-
teriormente mencionado señala que se desmovilizaron personas en situación
de discapacidad, provocada en algunos casos por minas antipersonas.

Entr.: ¿Personas con discapacidad se desmovilizaron…?


Edo.: Eso sí llegaron allá (…) Unos con problemas de minas quiebra patas y
eso (…) Patrullero, o sea, patrulleros. (CNMH, MNJCV, 2016, 14 de abril)

Esta afectación coincide con la reportada por otro exintegrante del Bloque
Norte, quien señala que se desmovilizaron personas en situación de discapaci-
dad como consecuencia de artefactos explosivos y lesiones en combate.

Entr.: ¿Personas con discapacidad se desmovilizaron?


Edo.: Pero… que haiga visto, sí. Unos combatientes, unos que perdieron
la vista con… con artefactos explosivos, que caían en minas… otros por
lesiones en combate… manos (…). (CNMH, MNJCV, 2016, 15 de junio)

En definitiva, si bien se cuenta con datos sobre enfoques diferenciales en


personas desmovilizadas del Bloque Norte, no se puede desconocer que estos
aún pueden presentar un subregistro importante; especialmente en los casos
en que estas poblaciones fueron discriminadas al interior del grupo armado.
En ese sentido, conocer sobre la verdadera dimensión de las cifras en estos
casos es una tarea importante para develar aspectos de la estructura que hasta
ahora no han sido suficientemente indagados.

500
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

5.11 El proceso de reintegración: obstáculos y temores frente a


los incumplimientos

5.11.1 motivaciones detrás de la desmovilización

Para entender de mejor manera las implicaciones que tuvo la fase de reinte-
gración a la vida civil por parte de los exintegrantes del Bloque Norte, Blo-
que Resistencia Tayrona y Autodefensas del Sur del Magdalena, es importante
abordar sus motivaciones y expectativas frente al proceso, así como los posi-
bles temores frente a esa nueva etapa. En el marco del MNJCV, son diversas las
motivaciones de la desmovilización que fueron señaladas por exintegrantes
de estas estructuras. Como lo muestra la siguiente figura (ver Figura 27), en
su mayoría existió una motivación no especificada, seguida por el cansancio
frente a la vida en el grupo, el desacuerdo con el grupo o sus superiores y el
deseo de volver a estar con la familia. Asimismo, un menor porcentaje señaló
como motivaciones el temor frente a las sanciones del grupo, y empezar una
nueva vida y formar una familia. Llama particularmente la atención que para
los exintegrantes de estas estructuras, la obtención de beneficios económicos
no representó una motivación principal, lo que contrasta con los incentivos
entregados a personas Vinculadas con Fines de Desmovilización.

Figura 27. Motivación principal para desmovilizarse


0,45 0,42
0,4
0,35

0,3
0,25
0,2

0,15 0,14
0,12 0,12
0,1 0,8

0,05 0,4 0,4


0,2 0,2
0,0
No responde

Obtener beneficios
Desacuerdos

Estar nuevamente

Iba ser objeto de


sanciones dentro
del grupo

económicos de la
desmovilización
Otra

Se sentía cansado/a
de la vida en el
grupo armado

con el grupo o
sus superiores

con la familia

Empezar una nueva


vida y formar una
familia
motivación

Sin registros

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

501
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Algunos de los entrevistados consideran que la vía de la desmovilización


fue una buena decisión; esto coincide con que muchas de las motivaciones
presentadas en el gráfico anterior dan cuenta de la connotación positiva de
lo que en lo personal implicaba el DDR. Se puede afirmar que para muchos
de los exintegrantes de estas estructuras encontraban desincentivos para
seguir haciendo parte del grupo armado. Es el caso de un desmovilizado
del Frente Contrainsurgencia Wayúu, quien después de relatar una anéc-
dota sobre hechos victimizantes cometidos por integrantes de esta estruc-
tura, menciona que para ese entonces no se sentía cómodo en el grupo, por
lo que considera que la desmovilización era necesaria.

Entonces, yo desde ahí, no sé sí, de pronto seria que, tenía mucho amor
por el grupo, y entre como en razón, ¿sí me entiende?, dentro de lo
nor… dentro de lo que uno creía normal, tomar esas decisiones así, yo
digo, mira, una persona, y tomar esa determinación de coger y matarlo,
y después, se escuchaban comentarios, después se escucharon cosas de
que una vez, mataron a un compañero porque un comandante que hizo
cosas malas, y ensució fue al pelado, pa’ modo de que salvarse el pellejo
él… Yo, no esto no va conmigo, o sea, y cogí yo, ya yo me desanimé de
tal manera… entonces, queda la decisión que yo no me iba, porque yo
tenía… o sea, ya tenía bastante tiempecito de estar dentro del grupo,
y ya sabían cómo ubicarme, ya tenían conocimiento de mi familia, ya
tenían… entonces, por de pronto represarías a que… de pronto, por
temor a que fueran a tener represalias con mi familia, yo… y yo vi
que… que la vía de la desmovilización era lo mejor, pues, para salir del
conflicto, libremente, lo tome como ese (…). (CNMH, MNJCV, 2017,
15 de mayo)

A lo anterior se suma la consideración de la mayoría de las personas entre-


vistadas que hicieron parte del Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y
Autodefensas del Sur del Magdalena, sobre que, en efecto, su desmovilización
contribuyó a la construcción de paz en Colombia (90 por ciento de las respues-
tas), lo cual a su vez constituyó una motivación para continuar con el proceso
de DDR (ver Figura 28).

502
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Figura 28. ¿Está de acuerdo con que su desmovilización ha contribuido


a la construcción de paz en Colombia?
0%
4%
1%
4%

De acuerdo
En desacuerdo
Ni deacuerdo ni en desacuerdo
No aplica
91% No responde

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Es importante resaltar aquí que los datos sobre motivaciones para la desmo-
vilización dejan entrever un cierto optimismo por parte de los exintegrantes
indagados del Bloque Norte, frente a lo que sería su vida fuera del grupo arma-
do; lo que a su vez funcionó como un incentivo para continuar en el proceso
de DDR. Estos datos son relevantes para mostrar otra perspectiva del proceso
de desmovilización de las AUC, desde las historias de vida de las personas
desmovilizadas, más allá de los fallos conocidos.

5.11.2 percepciones frente al proceso de reintegración

Al margen de las motivaciones que los llevaron a desmovilizarse, algunos ex-


integrantes del Bloque Norte de las AUC expresaron que el proceso fracasó
debido a los incumplimientos del Estado para impulsar las estrategias de rein-
tegración en todos sus componentes: económico, social y político.

Por otra parte, la falta de apropiación del proceso de DDR por parte de los
desmovilizados que pertenecían a las bases de estos grupos paramilitares ha
sido observado como un factor que incidió en las fallas del proceso, es decir,
que mientras no se manifiesten los intereses colectivos de los desmovilizados
no habrá respuestas contundentes frente a los incumplimientos. En esto, la
ausencia de una identidad unificada en las estructuras paramilitares de las

503
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

extintas AUC pudo haber incidido también en el proceso de reintegración.


Como lo señalan Caraballo y Espejo, aunque la desmovilización y desarme de
estas estructuras fue colectiva, la reintegración fue de facto un proceso indivi-
dual (Caraballo y Espejo, 2011, s.p.).

La desconfianza frente al proceso se manifestó desde el primer momen-


to. Desde el mismo proceso de negociación y el anuncio de la desmovili-
zación, al interior de las subestructuras del Bloque Norte hubo reticencias
por parte de quienes veían fallas en el proceso de desmovilización, que
podían manifestarse en posibles incumplimientos por parte del Gobierno.
Estas posturas escépticas del proceso consideraban que los dineros de los
programas de reintegración estaban siendo derrochados, y de allí se origi-
naban sus fallas. Así lo manifiesta un exintegrante del Frente Mártires del
Cesar, quien se encargaba de las relaciones con actores políticos, económi-
cos y sociales al interior del grupo.

Porque yo sabía, yo sabía, yo lo tenía claro y se lo dije a mi comando 40, yo


le dije: el gobierno no nos va a cumplir, como nunca nos cumplió. Como
no le están cumpliendo a las FARC. Esto es un disco que se está repitiendo,
que nadie quiere ver, pero la plata del posconflicto con las autodefensas se
la robaron, por qué, porque a mí me llegó gente allá, después de la desmo-
vilización a decirme: venga, vamos a hacer un proyecto productivo pero
el negocio es así, así y así. Tal cual como lo están haciendo con las FARC.
[Diciendo:] ¿A cómo vamos nosotros ahí? ¿Cierto? (…) Porque le digo una
cosa, yo estuve en La Mesa esperando un año que llegaran nuestros proyec-
tos productivos (…) Nunca pasó. Pero pregunte cuánta plata no se gastó en
burocracia (…). (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

Dentro de los reclamos sobre las fallas en el proceso de DDR, se argumentó


que su fracaso se debía a que no tuvo en cuenta las necesidades e intereses de
los propios desmovilizados, ya que más que un proceso de desmovilización y
reintegración se trató de un proceso de sometimiento. Una muestra de ello es
que varias de las personas que participaron en el proceso de DDR continuaron
delinquiendo, incluso desde la cárcel, en el caso de aquellos que purgaban pe-
nas privativas de la libertad (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre).

En ese sentido, un exintegrante del Frente Contrainsurgencia Wayúu señala


que la desmovilización se trató de un engaño, contaminado por la interven-
ción de los intereses de diferentes actores, algunos de ellos, ilícitos. Además, el
entrevistado manifiesta incumplimientos en las promesas sobre la reintegra-
ción laboral de los desmovilizados, como lo era la capacitación y la provisión
de medios de trabajo.

504
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Entr.: ¿Algo más que decir sobre ese o cualquiera de los otros temas que ha-
yamos tratado?
Edo.: Eso… sobre la desmovilización, que aparte de los… yo digo que eso
fue como una farsa, la desmovilización de nosotros fue una farsa del go-
bierno, porque… o sea, hubieron muchas manos, digamos, criminales, que
se aprovecharon de… se aprovecharon del beneficio económico que se mo-
vía dentro del… dentro del proceso. Es más nosotros, yo, soy técnico en
operador de maquinaria pesada, y yo nunca tuve la oportunidad de coger
y tener…y meter una hoja de vida a un… a una empresa como operador
de maquinaria pesada porque a nosotros las practicas se nos las robaron,
nunca hicimos prácticas, las poquitas que hicimos, no las sustentaron, no
las… quedamos en el limbo, eso fue… vea eso fue mejor dicho… eso fue el
robo más grande que nos… que nos hicieron a nosotros, que al fin de cuen-
tas la plata no era de nosotros pero era un beneficio que por ende ya, venía
estipulado, pa… pa’ uno pues (…) Así que la farsa más grande que tuvimos
nosotros, a parte… bueno yo les agradezco porque, salí del conflicto en el
que estaba gracias a Dios con vida, salud y aquí estoy, pero de lo resto, no
estoy agradecido con ellos. (CNMH, MNJCV, 2017, 15 de mayo)

En esa misma vía, un exintegrante del Frente José Pablo Díaz del Bloque
Norte manifiesta que ha estado comprometido en su en proceso de reintegra-
ción pero que lamentablemente existen fallas, particularmente en lo relacio-
nado a los proyectos productivos y el acceso a créditos de vivienda.

Entr.: Sí, ¿qué ha pasado con su proceso de reintegración? ¿Cómo es la per-


cepción que usted que tiene del proceso?
Edo.: El proceso es bueno, pero, hay algo que… no sé, yo lo digo por mí
nada más, no sé si a todos, porque al principio, a los que se desmoviliza-
ban individual, o a los primeros que se desmovilizaban, su proyecto es
productivo, como nosotros teníamos derecho a un proyecto productivo,
de acuerdo a lo que estudiara o si tenía vocación en algo, pero tenía que
ser, estar certificado o algo por el estilo, en esos aspectos… Y también
me iban a canalizar la forma de tener una vivienda. Eso quedo a medias,
eso fue mediocre, y en ese aspecto de vivienda, y de proyectos produc-
tivos. (…) en esos aspectos de los proyectos productivos tiene falen-
cias la… el programa. Tienen un proyecto pa’ vivienda pa’ las personas
desmovilizadas, las tienen abandonadas. Yo estoy sufriendo porque no
tengo una casa, estoy grave y he hecho todos los medios para tener y
no he podido, yo ayuda… a pedir ayuda a la ACR (…) y me dijo: vaya
al Fondo Nacional del Ahorro. Hice un ahorro durante un año… y de
nada me ha servido porque el ahorro no me prestan sino 13.000.000 de
pesos, ¿yo dónde voy a conseguir una casa con 13.000.000 de pesos, con

505
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

escritura pública, con todo lo de la ley?, imposible, ni usada, porque la


traté de buscar y no la conseguí, ya voy a desistir del crédito, ahorita
se me vence. Entonces, son cosas que, ahí es donde debería aportar, las
personas que realmente tienen un buen proceso, porque yo me consi-
dero que tengo un buen proceso, he estado siempre ahí, y he dado todo
y, cualquier alto… o sea, he tenido un buen proceso, no he tenido ese
apoyo de la ACR (…) ya me gradué, ya todo, ya quedé. Gracias a Dios
me ha ido bien, tengo un buen empleo, pero no tengo mi casa y quisie-
ra tener mi casa, con la canalizada (…) de la ACR. Por eso digo que el
programa tiene falencias en ciertas cosas. (CNMH, MNJCV, 2014, 30 de
julio y 1 de agosto)

Frente a este aspecto en particular, se presentan algunas cifras sobre


la participación de exintegrantes del Bloque Norte, Bloque Resistencia
Tayrona y Autodefensas del Sur del Magdalena en los programas de rein-
tegración de la Agencia Colombiana para la Reincorporación y la Norma-
lización (ARN); anteriormente denominada Agencia Colombiana para la
Reintegración (ACR). Con relación a los datos suministrados por el MN-
JCV, un porcentaje importante de los entrevistados ha participado de los
componentes de generación de ingresos, formación para el trabajo, aten-
ción psicológica, educación y salud. Varias de estas personas están gradua-
das de estos programas (ver Figura 29).

Figura 29. Participación en los programas de reintegración de la Agencia


Colombiana para la Reincorporación y la Normalización (ARN)

Generación de 829 782 1177 14


ingresos

Ser social 1006 1491 291 14

Formación para 1000 1036 752 14


el trabajo

Atención psicológica 1613 1070 105 14

Programa educación
916 1142 730 14

Programa salud 1596 166 1026 14

0 500 1000 1500 2000 2500 3000

Si Graduado No No aplica

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

506
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Al revisar la calificación de estos programas por parte de las personas en-


trevistadas, se encuentra que hay una valoración muy positiva sobre los pro-
gramas psicosocial y “ser social”, no así para los programas de educación,
salud y generación de ingresos, que recibieron la mayoría de las opiniones
negativas (ver Figura 30).

Figura 30. Calificación de los programas de reintegración de la Agencia


Colombiana para la Reincorporación y la Normalización (ARN)
45
Educación 753 186 322 1464
32
58
Salud 1049 120 286 364 925

80
Generación de
1194 148 186 206 988
ingresos
40
Ser social 315 132 337 1953
25
84
Formación
773 233 319 1320
para el trabajo
73
44
Programa
psicosocial 127 149 344 2112
26
0 500 1000 1500 2000 2500 3000

0 1 2 3 4 5

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Según las entrevistas realizadas varias de las críticas al proceso de inte-


gración y sus obstáculos señalan a la ARN como parte de esta problemá-
tica. Es el caso de un excomandante del Frente Resistencia Motilona del
Bloque Norte, quien en una entrevista realizada como parte del MNJCV
mencionó que no confiaba en el proceso de desmovilización, principal-
mente en el papel desempeñado por la ARN, a la que señaló de malos tra-
tos a la población desmovilizada.

Entr.: O sea, ¿usted no confiaba en el proceso de desmovilización?


Edo.: No confiaba, y aún, no marcando a todas las entidades como algunas
entidades, pues lo pongo en duda, como es la Agencia Colombiana para la
Reintegración. Por la cuestión de que se meten (…) por parte del tutor que
ya mencioné hace rato.
Entr.: Sí, al principio, cuando iniciamos la sensibilización me comentó que
ha tenido unos inconvenientes con el tutor con el cual está a cargo en la ACR.

507
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Edo.: Sí, señor. Entonces, no todos son iguales, (…) pero la ACR siempre,
por lo general, viene atropellando a la población desmovilizada, con su for-
ma de proceder.
Entr.: ¿Como qué forma?
Edo.: Como lo sucedido en mi caso, que hay doctores que lo quieren mal-
tratar a uno, quitarle el derecho de reclamación, el no opinado, que no está
de acuerdo, que a usted [le digan:] Haga lo que se le dé la gana…Uno no
puede decir nada, [porque allá responden:] ah, me está amenazando. No
puede uno hablarle de entutelar porque ya es amenaza. (…). (CNMH, MN-
JCV, 2016, 12 de abril)

En definitiva, las percepciones de las personas desmovilizadas del Bloque


Norte frente al proceso de DDR están marcadas por sus experiencias perso-
nales, antes, durante y después del proceso de desmovilización. Se observa
además que en la medida en que la desmovilización tuvo mayores implica-
ciones individuales que colectivas, por la forma en que se estructuró y llevó a
cabo; los retos frente a la reintegración han sido enfrentados por las personas
desmovilizadas desde el ámbito individual, dificultando así, en muchos casos,
una demanda más contundente frente al Estado y demás actores involucrados,
que permita corregir las fallas y ahondar en los aspectos positivos.

5.11.3 ataques contra las personas desmovilizadas

Otros de los obstáculos en el proceso de reintegración fueron el asesinato se-


lectivo de exintegrantes en proceso de reinserción a la vida civil. De acuerdo
con datos suministrados por la Agencia Nacional para la Reincorporación y la
Normalización (ARN), entre el periodo 2008 y 2010, fueron asesinados 1.069
exmiembros de las AUC en todo el país. Entre los años 2003 y 2019, la cifra de
asesinatos asciende a 2.202 desmovilizados de las AUC, esta cifra, sin embar-
go, podría ser superior debido a las dificultades en el monitoreo y al subregis-
tro de los casos (El Espectador, 2019).

En algunos casos, la razón detrás de estos asesinatos es la reincidencia de


los exintegrantes en la comisión de delitos a través de grupos posdesmovili-
zación. Según Camilo González Posso, presidente del Instituto de Estudios
para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), la extradición de la cúpula de las AUC
desató una guerra interna entre facciones de varios bloques y se multiplica-
ron los grupos posdesmovilización. En este accionar, el control del territorio
se convirtió en un móvil para el ejercicio de la violencia entre exintegrantes.
Además, las dificultades en el seguimiento a los casos individuales por parte
de entidades como ARN permiten que se acentúe esta tendencia.

508
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Siguiendo los datos suministrados por el MNJCV, los exintegrantes del


Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y Autodefensas del Sur del Mag-
dalena que afirman haber experimentado problemas de seguridad, identi-
fican varios factores: en primer lugar, las amenazas, directas e indirectas;
seguido por el homicidio de familiares, pareja, o excompañeros del grupo
armado. Con un menor porcentaje se encuentran la presión de grupos pos-
desmovilización, secuestros, atentados, extorsión y la presencia de otros
grupos armados en la zona. Como parte de las amenazas directas, las per-
sonas entrevistadas en su mayoría aducen haber recibido amenazas por
parte de miembros de la fuerza pública y grupos posdesmovilización. Por
su parte, dentro de las amenazas indirectas se destaca el homicidio a exin-
tegrantes del grupo; el temor a estar presente en la zona de operación del
Bloque Norte y demás estructuras; temor por inconvenientes con la fuerza
pública; y temor a la presencia de grupos posdesmovilización.

Como lo muestran las problemáticas de seguridad identificadas, en mu-


chos casos los desmovilizados que han buscado reincorporarse de manera
exitosa y acogerse a los programas de DDR son amenazados y asesinados
por los mismos exintegrantes de las estructuras que pasaron a conformar
grupos posdesmovilización, así como por otros grupos armados o sus di-
sidencias. Esta no es la excepción de los exintegrantes del Bloque Norte,
quienes han sido víctimas de homicidios selectivos en la posdesmoviliza-
ción. Así lo señala en su contribución voluntaria un hombre víctima del
municipio de Astrea, Cesar, asegurando que en ese municipio se dieron
varios homicidios de personas desmovilizadas.

Entr.: Les hicieron la propuesta y aceptaron. ¿Y no hubo ahí en Astrea asesi-


natos posdesmovilización, o sea, después que se desmovilizaron?
Edo.: Mataron varios.
Entr.: ¿Ahí en Astrea?
Edo.: Claro. Paracos. Paracos, paracos, como dos o tres, los mataron.
Entr.: ¿Quién los mataría?
Edo.: Los mismos. Ellos mismos. Si ahí hubo… que hubieron unos que se
entregaron y otros que no. (CNMH, CV, 2019, 12 de junio)

Las percepciones en materia de seguridad por parte de las personas des-


movilizadas permiten evidenciar que la persistencia en las dinámicas de
conflictividad, ejercicio de actividades ilícitas y control social a la pobla-
ción no solo constituyen un factor de riesgo para el proceso de DDR de
estas estructuras, sino que además, da cuenta de las fallas en el proceso, al
demostrarse que un nuevo ciclo de violencia inició con la desmovilización
de los grupos paramilitares.

509
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

5.12 Consecuencias del proceso de DDR: entre rupturas y


persistencias

5.12.1 cuestionamientos frente a la desmovilización y


entrega de armas

Como parte del proceso de desmovilización del Bloque Norte, Bloque


Resistencia Tayrona y las Autodefensas del Sur del Magdalena se han es-
tablecido varias consecuencias; una de las más importantes es el cuestio-
namiento frente a la desmovilización efectiva de los integrantes de estas
estructuras, lo que ha sido un interrogante permanente frente a todo el
proceso de desmovilización de las AUC a nivel nacional. Este cuestiona-
miento parte no solo de las particularidades presentadas en las secciones
anteriores, sino también del surgimiento de grupos armados posdesmo-
vilización que rápidamente cooptaron los territorios que estaban bajo el
control de estas estructuras. En ese sentido, como parte de los resultados
del DDR se tienen en cuenta las diferentes percepciones sobre la efec-
tividad del proceso, en cumplimiento de lo pactado entre las AUC y el
Gobierno nacional.

Como lo muestran los datos del siguiente gráfico basados en las entre-
vistas de exintegrantes de estas estructuras armadas mediante el MNJCV,
de un total de 2.803 personas entrevistadas, un 47,8 por ciento (1.347) res-
pondió que no conoció sobre personas de su grupo armado que no se hu-
bieran desmovilizado, sin embargo, alrededor de otro 40 por ciento (1.119)
considera que hubo personas de su grupo que no se desmovilizaron. Estas
percepciones, sin duda, dan cuenta de los cuestionamientos a la efectivi-
dad del proceso de DDR. En todo caso, los datos oficiales sobre el DDR de-
ben ser leídos a la luz de las percepciones de las personas desmovilizadas,
pero también teniendo en cuenta la evidencia que arroja la emergencia de
grupos armados posdesmovilización.

510
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Figura 31. ¿Hubo personas del grupo que no se desmovilizaron?

No 1342

Si 1119

No responde 278

No aplica 63

Sin registro

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Al indagar a estas mismas personas sobre las posibles motivaciones que es-
tarían detrás de los integrantes del grupo armado que no se desmovilizaron,
el 28,8 por ciento respondió que no lo hicieron porque tenían desconfianza
frente al proceso, el 25,5 por ciento porque tenían problemas judiciales y el
18,8 por ciento por otras razones. En un menor porcentaje, las personas en-
trevistadas respondieron que los no desmovilizados tenían como motivación
integrar otras estructuras activas, unirse a disidencias, así como continuar
con actividades ilícitas como el narcotráfico.

Figura 32. Motivaciones detrás de la no desmovilización

No responde 8

Porque formaron una disidencia 51

Porque continuaron con sus actividades


económicas ilícitas (narcotráfico) 91

Porque se fueron para estructuras


armadas que quedaron activas 95

No sabe 121

Otra razón 256

Porque tenían problemas judiciales 348

Porque no confiaban en el proceso 393

0 50 100 150 200 250 300 350 400 450

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

511
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

También, al preguntar a las personas entrevistadas sobre posibles ofreci-


mientos para conformar otros grupos armados ilegales con posterioridad a la
desmovilización, el 68 por ciento manifestó que no recibió este tipo de ofreci-
mientos, mientras que el 31,6 por ciento afirma haberlos recibido.

Figura 33. Después de la desmovilización, ¿le han ofrecido vincularse


nuevamente a un grupo armado ilegal?

0% 0%

32%

No
68%
Si
No responde
Sin registro

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

Otra de las principales dudas que se dieron en torno a la forma y resul-


tados del proceso de desmovilización tiene que ver con la efectiva entrega
de armas, dado que las fallas en el desarme podrían ser una de las semillas
fundantes del accionar de grupos posdesmovilización. En la siguiente ta-
bla se reseña el material de guerra entregado por los integrantes del Bloque
Norte, Bloque Resistencia Tayrona y las Autodefensas del Sur del Magdale-
na e Isla San Fernando, de acuerdo con los datos entregados por la Oficina
del Alto Comisionado para la Paz.

512
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Tabla 8. Material de guerra entregado en la desmovilización del Bloque


Norte, Bloque Resistencia Tayrona y Autodefensas del Sur del Magdalena Isla
San Fernando

Autodefensas
Tipo de Bloque Norte Bloque Norte Bloque
del Sur del
material de (Ceremonia (Ceremonia Resistencia
Magdalena e Isla
guerra de Chimila) de La Mesa) Tayrona
San Fernando
Armas 625 835 597 38
Armas largas 388 628 512 27
Armas cortas 199 136 59 9
Armas de apoyo 38 71 26 2
Unidades de 47.640 141.127 73.420 2.411
munición de
diferente calibre
Explosivos 378 637 352 72
(granadas)

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en datos


de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (2006).

En algunas entrevistas del MNJCV a los de exintegrantes del Bloque Norte,


se mencionaron estas fallas en la entrega de armas. Un exintegrante del Frente
Resistencia Chimila señaló que hubo armamento que no se entregó, pero des-
conoce cuál fue su paradero.

Entr.: Usted en la encuesta me dijo, que bueno, que el grupo entregó armas,
material de comunicaciones, (…) En esa entrega que hizo el grupo al Gobier-
no, ¿ocultaron dinero, armas?
Edo.: Pues, dinero no sabe uno, porque uno verdaderamente que uno no,
que uno no sabe qué plata cargue otro, ¿cierto?, porque usted puede tener
un millón de pesos ahí en donde está, y yo no lo sé, y así lo mismo…
Entr.: Y ¿armas?
Edo.: Armas, uno sabe que la mayo… que armas, todas las armas, no las en-
tregaron, pero tampoco, no sabe uno esas armas qué se hicieron, porque yo
pa’ qué voy venir a echar mentiras aquí, que se entregaron todas las armas,
uno sabe que todas las armas no se entregaron, pero uno no sabe tampoco
esas armas qué fin tuvieron. (CNMH, MNJCV, 2014, 14 de julio)

En el mismo sentido, en una entrevista del MNJCV un exintegrante de


las Autodefensas del Sur del Magdalena e Isla San Fernando señaló que en

513
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

la ceremonia de desmovilización se habrían entregado armas viejas, mien-


tras que frente al material de guerra se desconoce su paradero.

Entr.: Y usted me dice que entregaron unas armas viejas, ¿no?


Edo.: Viejas, porque pa’ qué que…
Entr.: ¿Y quién les dio esas armas viejas?
Edo.: ¿Ah? Las trajeron de ahí de Las Mercedes, las trajeron (…) duramos…
¿qué? tres días lavándolas con ACPM y dándoles lija pa’ que quedaran un
poquito limpias.
Entr.: ¿Cuántas armas?
Edo.: Habían… como veinte fusiles. Lo demás era pura escopeta vieja.
Entr.: ¿Y los fusiles nuevos y las armas nuevas dónde quedaron?
Edo.: Eso sí no sé dónde lo echarían ellos. (CNMH, MNJCV, 2015, 6 de octubre)

Por otra parte, un comandante del Frente Resistencia Motilona entrevista-


do comentó, de manera más precisa, cuál habría sido el objetivo de que no se
entregaran todas las armas. Refiriéndose a propósito del fenómeno de vincu-
lación con fines de desmovilización, menciona que estas personas vinculadas
fueron utilizadas como un factor de reemplazo frente a los integrantes que no
se desmovilizaron. En este contexto, Javier Urango Herrera, alias Chely, co-
mandante del Bloque Resistencia Motilona habría ordenado separar las armas
nuevas de las viejas, con el objetivo de guardarlas, presuntamente para uso del
grupo posdesmovilización Águilas Negras.

Entr.: Eso sobre los VFD, los Vinculados con Fines de Desmovilización, que
entonces me dice que les dieron un libreto…
Edo.: Sí, les enseñaron… una instrucción de cómo tenían que hablar, pro-
nunciarse ante la desmovilización, las preguntas. En muchos que fueron
comandantes, se desmovilizaron como patrulleros.
Entr.: Muchos que fueron comandantes, ¿sí?
Edo.: Y otros… o sea, que tenían antecedentes, y se cambiaron el
alias. Otros que fueron patrulleros, y los metieron como comandan-
tes, les cambiaron el alias. Todos no se desmovilizaron. Porque cuan-
do se desmoviliza, al momento de hacer la desmovilización, Chely,
es más mandó poner dos plásticos negros, “así”, uno “allá”, y otro
“acá”. Y sacó las armas más nuevas, las metralladoras, los fusiles, las
granadas… o sea, las armas más nuevas, todo lo que era intendencia
nueva para guardarlo. Y dijo Chely: la gente está contenta, cree que
esta mierda se va (…), el Dios se… el Dios no se queda así, el Dios
sigue siendo así. Y esta mierda se va a llamar Águilas Negras, ese fue
el nombre que le pusimos.
Entr.: Los mismos de Chely…

514
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Edo.: Y ya estaba todo… ya todo estaba cuadrado ya. Que ya había una
nueva organización (…)
Entr.: ¿Cuántas personas no se desmovilizaron?
Edo.: Pero pa’ decirle una cantidad ahorita…
Entr.: Aproximadamente.
Edo.: Si en Pailitas, hermano, (…) Pailitas, hubieron como ocho personas
que no se desmovilizaron, como ocho.
Entr.: Y en total, ¿cuántas aproximadamente?
Edo.: Más en los pueblos, imagine usted. Ahí sí en los pueblos no sé cuántos
quedaban. Por cada pueblo dejaban gente, no se desmovilizaban, quedaba
gente cuidando los pueblos.
Entr.: ¿Aproximadamente cuántos?
Edo.: Digo yo, que, por lo general, siempre dejarían por ahí unos ochos,
seis, así, en cada pueblo, digo yo, cuidando.
Entr.: O sea, eso quiere decir que son como unos… ¿por cuántos pueblos?
Edo.: Faltando así, una entre lo que es Curimaní, Bosconia, El Copey… sí,
eso fue como unos ciento y pico, doscientos, verdad, más o menos. (CNMH,
MNJCV, 2016, 12 de abril)

Al indagar al entrevistado sobre los motivos para la no desmovilización de


estos integrantes de su estructura, y por ende para la no entrega de armas,
relata que la orden provino directamente de Jorge Cuarenta, quien instruyó
en este sentido a alias Chely. La justificación utilizada fue que la presencia de
la estructura paramilitar en los territorios era importante para contener una
posible retoma por parte de la guerrilla.

Entr.: ¿Y por qué no se desmovilizaron?


Edo.: Orden de la misma estructura. Orden directamente de Jorge Cuaren-
ta, él le hablaba a los mandos más medios…
Entr.: O sea, por qué… para qué…
Edo.: No se desmovilizaron para quedarse cuidando los pueblos, no des-
amparar el pueblo.
Entr.: Estructuras que quedaron activas, por orden de Chely.
Edo.: Y para que no baja… o sea, esas órdenes venían directamente del duro,
Jorge Cuarenta. Era Omega, Harold, es un solo conducto. Hasta llegar al mando
que era Chely. O sea, y no desmovilizarse. ¿Con qué fin? Al desmovilizarse todo
el mundo acaba la delincuencia a uno, la guerrilla, eso la parte urbana se apodera
del pueblo, (…) entonces siempre quedaron ahí. Y porque también el pueblo los
exigía por seguridad, por temor. (CNMH, MNJCV, 2016, 12 de abril)

No obstante, esta versión contrasta con la que ha presentado Jorge Cuarenta


ante Justicia y Paz, en la que señaló que una de las directrices contundentes

515
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

dadas a su tropa durante el proceso de desmovilización fue la entrega total


de armas. Esto ante la pregunta del Ministerio Público sobre el conocimiento
que tendría Jorge Cuarenta en torno a la no desmovilización de integrantes del
Bloque Norte y su accionar posterior a la desmovilización en 2006.

Jorge Cuarenta: La directriz fue que se desmovilizaran todos los hombres,


las armas que portaban esos hombres todas fueron entregadas (…) pero
las estructuras armadas no quedaron, mi orden fue muy clara de que to-
das las estructuras se desmovilizaran y las armas se entregaran en la des-
movilización, si existieron personas que hacían parte de las estructuras
armadas que no llegaron a la desmovilización, ya esa no responsabilidad
mía, porque mi orden fue muy tajante y respeto y siempre respetaré la de-
cisión que haya tomado alguna persona de no desmovilizase, entre otras
cosas, porque dentro de la tropa mía, muchas veces les escuché, que ellos
no habían entregado su vida por la libertad de una región, para ir a termi-
nar en una cárcel, entonces puede haber la probabilidad de que gente de
la organización armada no se haya desmovilizado, como también puede
haber la probabilidad, porque también lo alcancé a escuchar en más de una
oportunidad, que miembros del bloque norte que habían llegado de la fuer-
za pública y que decían, que ellos no se desmovilizarían, porque ellos no
podían después pagar algo que ellos llamaban disque traición a la patria.
Entonces cabe la posibilidad de que miembros del bloque norte, no hayan
pasado por la desmovilización, pero eso no quiere decir que el grupo no se
hubiera desmovilizado y que el armamento que me reportaron a mí todo se
entregó. (Fiscalía General de la Nación, Unidad de Justicia y Paz, 2007, s.p.)

En definitiva, como lo ilustran los aspectos presentados, una de las conse-


cuencias más relevantes del DDR han sido los diversos cuestionamientos fren-
te a la efectividad de la desmovilización, particularmente para desmantelar las
estructuras armadas. Estos cuestionamientos se evidencian en la rápida emer-
gencia de grupos posdesmovilización en las zonas de influencia del Bloque
Norte, Bloque Resistencia Tayrona y Autodefensas del Sur del Magdalena, así
como en los relatos de exintegrantes de estas estructuras ante las oportunida-
des que se presentaron en el proceso de desmovilización.

5.13 Emergencia de los grupos posdesmovilización en la región

La persistencia de mandos y territorios de control posteriores a la desmovili-


zación colectiva del Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y Autodefensas
del Sur del Magdalena, a partir de la operación a través de grupos armados
ilegales con otras denominaciones, da cuenta de la búsqueda de estas estruc-

516
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

turas por una continuidad en las alianzas y acceso al poder local, así como su
incidencia en economías ilícitas como el narcotráfico. En la región Caribe se
ha registrado el accionar de varios grupos posdesmovilización como Los Ras-
trojos, Los Paisas, Los Urabeños, Los Nevados, la Banda de los 40, la Banda
de La Alta Guajira (grupo no desmovilizado de alias Pablo que hacía parte del
Frente Contrainsurgencia Wayúu) y Las Águilas Negras.

En los meses posteriores al proceso de desmovilización, las autoridades de


la región se presentaron reticentes a reconocer la existencia de grupos posdes-
movilización con una estructura y un control territorial más o menos defini-
dos. En un primer momento, estos actores fueron percibidos por las autorida-
des como bandas delincuenciales dedicadas al negocio del narcotráfico. En
2011 la gobernación del Cesar consideraba que:

Un fenómeno reciente, detectado, perseguido y combatido por las autoridades


militares y de policía, es la aparición de bandas criminales asociadas al narco-
tráfico; la intervención de estas organizaciones delictivas está modificando va-
riables como el homicidio. Según información proveniente de los organismos
de seguridad, desde mediados de 2006, estas bandas criminales, cuyo nombre
genérico es el de Águilas Negras, están conformadas por delincuentes, narco-
traficantes y algunos desmovilizados de las antiguas autodefensas del bloque
Norte y del bloque Central Bolívar. (Gobernación del Cesar, 2011, s.p.)

En el caso del departamento del Magdalena, las autoridades consideraban


que se trataba de personas desmovilizadas que pretendían suplantar a grupos
armados con el fin de obtener lucro económico. No obstante, el accionar de
estos grupos demostró tener un alto grado de sistematicidad e impacto en los
territorios, en particular, para el control de las rutas del narcotráfico. Además,
las actividades ilícitas de estos grupos fueron ejercidas a través de prácticas
heredadas del accionar paramilitar en la región Caribe, tales como asesinatos
selectivos y amenazas a través de panfletos contra liderazgos sociales, vícti-
mas y grupos vulnerables (CNMH, 2014, p. 61).

Los Rastrojos y Los Urabeños han sido los grupos que han logrado tener
mayor persistencia en el territorio del antiguo Bloque Norte de las AUC, a
diferencia de otros grupos posdesmovilización. Durante 2010 y 2011 Los
Urabeños, conocidos también como Autodefensas Gaitanistas de Colombia
(AGC), tuvieron una presencia importante en casi todos los departamentos
del Caribe, a excepción del Atlántico. Su corredor estratégico fue la Troncal
del Caribe, lo que les facilitó su accionar en las estribaciones de la Sierra Neva-
da de Santa Marta, desde donde administraron su participación en el negocio
del narcotráfico. A pesar de la captura de su jefe, Daniel Rendón Herrera,

517
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

alias Don Mario, en 2009, y de varias capturas de sus integrantes en 2011, este
grupo no se desarticuló (CNMH, 2014, p. 73).

Los Rastrojos, por su parte, es un grupo armado ilegal que tuvo una rápida ex-
pansión en la región Caribe, a través de la cooptación de bandas delincuenciales
previamente existentes. Este grupo apareció en 2002 en el norte del Valle del Cau-
ca, con el fin de controlar el negocio del narcotráfico a lo largo del corredor del Pa-
cífico. En 2006 se expandieron en varias regiones del país, operando finalmente en
un tercio del total de los departamentos de Colombia. A pesar de importantes gol-
pes a sus líderes, como la captura en 2012 de Javier Calle Serna, alias Comba, Diego
Pérez Henao, alias Diego Rastrojo, y Daniel Barrera Barrera, alias El Loco; el grupo
ha seguido operando hasta hoy con pequeñas células, principalmente en el Valle
del Cauca, Nariño y Norte de Santander, y con influencia en departamentos como
Bolívar, Cesar, Chocó, Córdoba, Putumayo y Santander (Insight Crime, 2016).

Por su parte, Los Paisas fueron un grupo posdesmovilización que operó como
oficina de cobro y que hasta 2010 estuvo divido en dos facciones enemigas. Des-
pués del 1 de febrero de 2010, tras acordar una tregua entre los bandos, Los Pai-
sas representaban el 80 por ciento de la criminalidad en el área metropolitana de
Medellín. Además, este grupo cuenta con presencia en la Sierra Nevada de Santa
Marta con el objetivo de controlar rutas estratégicas del narcotráfico, allí contó
con la participación de antiguos integrantes del Bloque Norte. En la disputa por el
control geoestratégico del narcotráfico, el grupo Los Paisas se enfrentó con otros
grupos posdesmovilización como Los Urabeños. Esta confrontación armada tuvo
lugar a lo largo de la Troncal del Caribe y en las cabeceras urbanas de Maicao y
Uribia. La captura de sus principales cabecillas se dio en 2011. En la actualidad
esta agrupación no existe (Fundación Paz y Reconciliación, 2014, p. 39).

El denominado Bloque Nevado o Los Nevados fue una estructura que apa-
reció a principios de 2008 y logró ocupar el territorio controlado por Hernán
Giraldo en el Magdalena. Al mando de “Los Mellizos” Mejía Múnera, este
grupo se enfocó en el control del negocio del narcotráfico desde la Sierra Ne-
vada de Santa Marta hasta la frontera con Venezuela. Tras la desmovilización
del Bloque Norte, Los Nevados ocuparon los territorios de Jorge Cuarenta y
con esto, se hicieron al control de las rutas de exportación de cocaína de la
Costa Caribe y todo su accionar delictivo asociado, así mismo, Los Nevados
se disputaron el Golfo de Urabá con Daniel Rendón Herrera, alias Don Ma-
rio. Con esto se constituyeron en una de las organizaciones más fuertes de la
región y lograron someter a otros grupos bajo su mando. Sin embargo, el ac-
cionar de Los Nevados desató una guerra con otras organizaciones como Las
Águilas Negras que se expresó en una espiral de violencia en ciudades como
Santa Marta y Cúcuta. Debido a las varias capturas, muertes y extradición de

518
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

sus mandos, para finales de 2008 varias facciones de este grupo terminaron
sometidas al control de dos de los grupos posdesmovilización más preponde-
rantes en el territorio, Los Paisas y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

El Frente José Pablo Díaz liderado por Edgar Ignacio Fierro Flores, alias
Don Antonio, con base en el Atlántico y adscrito al Bloque Norte, realizó su
ceremonia de desmovilización en 2006 en el corregimiento de La Mesa, muy
cercano a Valledupar (Cesar). Se mantuvieron activos algunos de sus inte-
grantes a través del nombre de Banda de los 40, aparentemente en alusión al
comandante paramilitar Jorge Cuarenta, no solo con influencia en el depar-
tamento del Atlántico57 sino también en Sucre y Bolívar. Su jefe fue capturado
en 2009 (CNMH, 2014, p. 53).

Finalmente, Águilas Negras ha sido el nombre genérico utilizado por el Esta-


do colombiano para referirse a varios grupos de paramilitares involucrados en
el negocio del narcotráfico a lo largo del país. Este grupo nace tras las fallas en
el proceso de desmovilización de las AUC entre los años 2004 y 2006, por lo que
se le conoce como grupo posdesmovilización. No obstante, a diferencia de otros
grupos o bandas criminales, las denominadas Águilas Negras carecen de un lide-
razgo central y una estructura de mando definida para el ejercicio de la violencia y
la participación en actividades ilícitas; por lo que bajo su nombre, se presume que
han operado varios grupos vinculados con la comisión de delitos como amenazas
y asesinatos selectivos de periodistas, abogados y activistas de derechos huma-
nos en toda Colombia. Hoy, grupos que se autodenominan Águilas Negras tienen
presencia en departamentos como La Guajira y Magdalena (Insight Crime, 2017).

5.13.1 dinámica departamental de los grupos


posdesmovilización

Con el fin de observar de manera más detallada la dinámica territorial de los


GAO posdesmovilización mencionados, a continuación, se delimita su pre-
sencia departamental en los cuatro departamentos que se analizan en este
informe. El siguiente mapa ilustra dicha presencia departamental.

57 Según información del Observatorio Presidencial para los Derechos Humanos (2012) en el caso del de-
partamento del Atlántico y su Área Metropolitana, la dinámica de los homicidios como consecuencia de las
disputas territoriales de los grupos armados ya había empezado a descender entrada la década del 2000, en
parte de por la debilidad del accionar de la guerrilla en el departamento, por lo que disminuyó la intensidad
del enfrentamiento con paramilitares. Por otra parte, para ese entonces, los homicidios respondían más a
una dinámica de apropiación de redes del narcotráfico y el crimen organizado por parte del Bloque Norte.
Esta tendencia en la tasa de homicidios se mantuvo durante el proceso de desmovilización, y en los dos años
posteriores continuó bajando. Sin embargo, para los años 2009 y 2010, los homicidios subieron levemente
debido a las disputas entre grupos posdesmovilización y sus redes de sicarios en el conjunto del Atlántico y
su Área Metropolitana (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2012, p. 20).
519
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Mapa 7. Presencia departamental de GAO posdesmovilización -


Bloque Norte

Fuente: CNMH – DAV, elaborado con base en el MNJCV.

520
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Cesar

Tras el proceso de desmovilización en el 2006, en el Cesar se conoció del ac-


cionar de grupos como las Águilas Negras, Los Rastrojos y Los Paisas, quienes
hacían presencia sobre todo en zonas urbanas, donde se desarrollaban varias
de las actividades económicas de donde podían extraer rentas, y otras zonas
de alta importancia económica como la minería o la agroindustria (Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo - PNUD, diciembre 2014, s.p.).

El municipio de Aguachica ha sido conocido como el epicentro de los


Urabeños (hoy conocidos como Autodefensas Gaitanistas de Colombia -
AGC) en el departamento del Cesar, sin embargo, también se ha registrado
su presencia en otros municipios como Tamalameque, Pailitas, Pelaya, As-
trea, Bosconia, El Paso y Valledupar. Vale la pena resaltar, que en el Cesar
se han realizado importantes capturas a miembros de este grupo, como el
caso de Ismael Mejía Tapias, alias El Costeño, desmovilizado del Bloque
Norte (CNMH, 2014, p. 75).

En el norte del departamento, se registró una importante presencia


de Los Rastrojos, aunque casi todos los grupos posdesmovilización han
operado en esta región (Los Rastrojos, Los Urabeños y Los Paisas). En el
caso de Los Paisas, concentran su presencia en el municipio de El Copey
(CNMH, 2014, p. 75).

En el caso del Cesar, además de los grupos posdesmovilización antes


mencionados, tuvo presencia el denominado grupo armado ilegal (GAI)
Ejército Antirrestitución, consistente en una reacción armada y violenta
contra campesinos que estaban en el proceso de recuperación legal y re-
torno de sus tierras despojadas por grupos armados, como garantía de la
Ley 1448 de 2011. Si bien, en algunos casos se pudo establecer conexión
entre estas acciones violentas con grupos posdesmovilización de las AUC,
también se presentaron casos de violencia espontánea, de tipo sicarial,
que obedecían más a intereses particulares afectados por la restitución de
tierras, que al accionar de un grupo armado específico. En el Cesar, se
habrían llevado a cabo reuniones en fincas cercanas a Becerril, con la par-
ticipación de políticos influyentes del departamento, con el fin de crear
estos grupos. Lo anterior, sería evidencia de que el surgimiento y accionar
de este GAI, no solo fue resultado del reacomodamiento de fuerzas entre
grupos para el control del narcotráfico y demás negocios ilícitos en la re-
gión tras la desmovilización de las AUC, sino que era parte de la agenda de
la clase política regional que sintió sus intereses amenazados en cuanto a
la tenencia de la tierra (CNMH, 2014, p. 81).

521
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

La Guajira

En el departamento de La Guajira, donde se considera que hubo un desarrollo


tardío del paramilitarismo de las AUC, se creó la disidencia de las ACMG,
denominado Frente Contrainsurgencia Wayúu, encabezado por Arnulfo
Sánchez, alias Pablo. Este grupo, que no se habría desmovilizado, mutó y fue
cooptado por grupos armados ilegales de la Alta Guajira en el periodo de la
posdesmovilización de las AUC. Como se explicó anteriormente en este ca-
pítulo, esta habría sido una decisión estratégica en caso de que el proceso de
desmovilización de las AUC fracasara. La banda de la Alta Guajira operó de
forma autónoma hasta principios del 2009, no obstante, en la actualidad no
existe (Fundación Paz y Reconciliación, 2014, p. 37).

La presencia de Los Urabeños en La Guajira se dio sobre todo en las zonas


urbanas, principalmente de los municipios de Maicao y Riohacha. También
tuvieron como punto de apoyo para sus operaciones las zonas rurales, como
los corregimientos de Mingueo y Palomino en el municipio de Dibulla. En
estos territorios implementaron estrategias de control social contra las comu-
nidades, las cuales han sido víctimas de amenazas y desplazamientos. En de-
finitiva, el control que este grupo alcanzó en La Guajira como en Santa Marta
les permitió un amplio dominio militar y económico en la región (Fundación
Paz y Reconciliación, 2014, pp. 40-41). En 2010 y 2011 su fuerte presencia en la
región se vio debilitada por dos factores. Por una parte, las capturas a varios
de sus mandos, como en el caso de Rodrigo Antonio Oquendo, alias Rigo,
desmovilizado del Bloque Norte. Por otra parte, el mayor accionar de Los Ras-
trojos en la zona Media Guajira. No obstante, su presencia ha persistido a lo
largo de la costa Caribe (CNMH, 2014, p. 75).

Tras la desmovilización del Bloque Norte, Los Rastrojos se dedicaron a ex-


torsionar a comerciantes del departamento, particularmente del municipio de
Maicao. A partir de 2011, contaron con la participación de antiguos integran-
tes, de la ahora desintegrada, banda criminal de la Alta Guajira. En el sur del
departamento, Los Rastrojos han pactado alianzas con grupos delincuencia-
les al otro lado de la frontera con Venezuela, principalmente alrededor del
negocio del narcotráfico (Fundación Paz y Reconciliación, 2014, p. 42).

En el caso de Los Paisas, este grupo operó principalmente en los mu-


nicipios de Dibulla y Riohacha, no obstante su presencia se vio reducida
por las confrontaciones con otros grupos, particularmente en la dinámica
de “ajustes de cuentas”. Es así como, este grupo armado se caracterizó
por cometer delitos como amenazas, extorsiones, atentados y asesinatos
a propietarios de negocios, con el fin de imponer testaferros. Los indíge-

522
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

nas Wayúu también fueron víctimas de su accionar, principalmente por


su involucramiento en las actividades ilícitas y confrontaciones con otras
agrupaciones (CNMH, 2014, p. 76).

Atlántico

La presencia de Los Paisas en el Atlántico, sobre todo en la ciudad de Barran-


quilla, se dio alrededor de las actividades económicas ilícitas y el control de
otras estructuras regionales y a nivel nacional (CNMH, 2014, p. 76). Así como
en el caso de Los Paisas, Los Rastrojos han intervenido comunidades en ese
departamento, mediante acciones de restricción a la movilidad y amenazas
permanentes, particularmente contra líderes sociales. Es precisamente en la
ciudad de Barranquilla donde se han llevado a cabo importantes capturas a
miembros de Los Rastrojos (CNMH, 2014, p. 80). En general, la presencia de
grupos posdesmovilización en el Atlántico ha estado asociada a su incidencia
en el área metropolitana de Barranquilla, por su ubicación estratégica en tér-
minos del negocio del narcotráfico y el control social y político de la región
(CNMH, 2014, p. 82).

Para 2011 en el departamento del Atlántico operaban Los Rastrojos y Los


Paisas, particularmente para el control de las rutas del narcotráfico. En 2010
Los Urabeños habrían logrado una alianza con estos dos grupos con el fin de
mantener su presencia en Barranquilla, Soledad, Malambo y zonas aledañas
(CNMH, 2014, p. 82). Los barrios del suroccidente y suroriente de Barranqui-
lla fueron los más afectados por la presencia de Los Paisas; mientras que en las
zonas con presencia de Los Rastrojos se registró un incremento de la crimina-
lidad (CNMH, 2014, p. 83).

Asimismo, a partir de la desmovilización del Bloque Norte en 2006, en el


Atlántico empezó a operar el reducto conocido como La Banda de los 40. No
obstante, su acción en el departamento se vio fuertemente afectada en 2009
por la captura de su jefe, Salomón Villareal Archila (CNMH, 2014, p. 82).

Magdalena

Tras la desmovilización de las diferentes estructuras paramilitares que ope-


raron en el departamento, incursionaron Las Águilas Negras, lideradas en su
mayoría por mandos medios paramilitares de la región y de Córdoba y Urabá,
que no se desmovilizaron. No obstante, para el año 2008, esta agrupación rá-
pidamente empezó a depender de Los Urabeños, que ya actuaban en la ciudad
de Santa Marta (CNMH, 2014, p. 100). Precisamente, los frentes del Bloque
Norte en el Magdalena tuvieron un desdoblamiento estratégico para seguir

523
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

operando en el territorio, de modo que frentes como el William Rivas tuvie-


ron continuidad a través de grupos posdesmovilización como Los Urabeños y
Los Paisas (CNMH, 2014, p. 57).

Se destaca que, en el corregimiento de Guachaca, en cercanías a la Sierra


Nevada de Santa Marta, se asentó un importante número de población des-
movilizada del Bloque Resistencia Tayrona, por lo que este corregimiento fue
objeto de disputas por la posible cooptación de personas desmovilizadas para
integrar nuevos grupos armados ilegales (CNMH, 2014, p. 97).

La proliferación de grupos posdesmovilización a partir de 2006, imbricados


con estructuras que operaron en el territorio y no fueron desmanteladas, dio
lugar a una cruenta disputa por el control del departamento, particularmente,
para capturar las rentas de las economías ilícitas. Hasta la actualidad, esta
disputa ha tenido como objeto estratégico el dominio de la Sierra Nevada de
Santa Marta, como se explica a continuación.

5.13.2 el control estratégico sobre la sierra nevada de


santa marta

La Sierra Nevada de Santa Marta constituyó una de las zonas estratégicas más
importantes para las subestructuras del del Bloque Norte, el Bloque de Re-
sistencia Tayrona e incluso las Autodefensas del Sur del Magdalena Isla San
Fernando. Tras su desmovilización, se esperaba que los hechos victimizantes
que ocurrieron en la Sierra Nevada durante la presencia de los grupos pa-
ramilitares no volvieran a ocurrir. Sin embargo, la Sierra Nevada continuó
siendo el centro de las acciones de grupos posdesmovilización, lo que queda
en evidencia por los territorios que lograron dominar y que antes estaban bajo
el control de las AUC. Al respecto, un reporte de Actualidad Étnica (2009)
señala que uno de los principales elementos en la reconfiguración de las diná-
micas de violencia de estos grupos posdesmovilización fue

la búsqueda del mantenimiento e incremento del control sobre corre-


dores de movilidad localizados en el piedemonte y estribaciones de la
Sierra Nevada de Santa Marta, al igual que a retomar y reactivar, ya
sea a través del uso de la violencia o de la “administración del miedo”,
la subordinación de sectores poblacionales considerados como estraté-
gicos para la expansión de sus negocios y actividades ilegales y para la
definición de un proyecto político-ideológico contrainsurgente, lo cual
se traduce en una ofensiva contra los discursos y prácticas disidentes y
alternativas. (Actualidad Étnica, 2009)

524
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Aunque la zona de control estratégico de las Autodefensas del Sur del Mag-
dalena e Isla San Fernando (Los Cheperos) estuvo restringida al municipio
de El Difícil, las alianzas que sostenían con otros grupos de autodefensa de
la región provocaron que el departamento del Magdalena fuera una zona im-
portante para las rutas del narcotráfico hacia la Sierra Nevada de Santa Mar-
ta. Esto se evidencia en que, después del proceso de desmovilización, estos
corredores del narcotráfico se mantuvieron en algunas zonas del Magdalena
(Verdad Abierta, 2008).

Recientemente, la disputa por el control de la Sierra se libra entre un


grupo posdesmovilización denominado Autodefensas Conquistadoras de
la Sierra, el denominado Clan del Golfo y el ELN, quien tiene presencia
en algunas poblaciones colindantes. En 2019 fueron emitidas tres aler-
tas tempranas por parte de la Defensoría del Pueblo ante la inminente
situación de riesgo de las comunidades de la Sierra, donde han ocurrido
amenazas, atentados, desplazamientos y asesinatos a líderes sociales. En
medio de esta escalada de violencia se encuentran los pueblos indígenas
que habitan la Sierra (Semana, 2019).

Se ha logrado establecer que estos enfrentamientos por el control de este


corredor estratégico para el narcotráfico involucran el rearme de grupos
que estuvieron al mando de excomandantes del Bloque Norte, como es el
caso de John Jairo Esquivel, alias El Tigre y Rigoberto Rojas, alias Rigo,
quienes se habían acogido a la Ley 975 de 2005, pero que volvieron a de-
linquir, creando alianzas con el Clan del Golfo, y son señalados de varios
delitos. En el caso de alias Rigo, heredero de la estructura denominada el
Clan Rojas, ya había purgado su pena ante Justicia y Paz, por lo que reco-
bró su libertad en 2016. Al salir de la cárcel habría conformado una orga-
nización armada en el corregimiento El Palmor del municipio de Ciéna-
ga, Magdalena. Esta organización ha sido reconocida por las autoridades
como una de las que comanda el negocio del narcotráfico en esa región.
Resulta interesante que este rearme de los denominados “ex 975” ocurra
cuando el Estado les ha asignado esquemas de protección, a veces utiliza-
dos para delinquir (Semana, 2019).

Tras el proceso de desmovilización de los grupos paramilitares, esta


zona ha sido disputada con el grupo denominado La Oficina Caribe, tam-
bién conocido en su momento como Los Pachencas, del que se sabe, está
comandado por los descendientes de Hernán Giraldo, quien hoy se en-
cuentra extraditado en Estados Unidos. A este grupo también pertenecía
Jesús Aguirre Gallego, alias Chucho, quien fuera integrante del Bloque
Norte. Luego de su desmovilización se incorporó a al grupo posdesmovi-

525
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

lización Los Nevados, y posteriormente integró el Clan del Golfo. En 2011


decide regresar a la Sierra, iniciando una guerra contra sus antiguos jefes.
Alias Chucho, a quien se le responsabiliza de gran parte de la escalada de
violencia en la Sierra en los últimos años, fue abatido en un operativo de la
Policía en 2019 (Semana, 2019).

La actividad de estos grupos ha impactado fuertemente no solo el depar-


tamento del Magdalena, sino el Cesar y La Guajira, en donde se disputa el
corredor de movilidad para el narcotráfico, particularmente en la conquista
de puertos marítimos.

5.14 Control social y revictimización por parte de los grupos


posdesmovilización: ¿nuevo o viejo accionar?

Como parte de las dinámicas de violencia y control social posterior a la


desmovilización del Bloque Norte, Los Cheperos y el Bloque de Resis-
tencia Tayrona, las redes de acción política ligadas al paramilitarismo
presentaron persistencias. Fue alrededor del año 2006, que se dieron a
conocer las dimensiones de la parapolítica a nivel nacional, en esta región
de la Sierra Nevada de Santa Marta y los tres departamentos a los que
pertenece, fue una zona estratégica no solo para el mantenimiento del
control sobre las economías ilícitas sino también para la cooptación polí-
tica. Allí persistieron los acuerdos entre sectores políticos, gremiales y la
fuerza pública para mantener el control militar, político y económico de
la región, catalizando “las nuevas formas de accionar institucional ligada
directamente al narcotráfico” (García, 2012, p. 14). Todas estas denuncias,
así como la exposición mediática frente a este fenómeno de la parapolí-
tica ocurre precisamente durante la coyuntura de la desmovilización del
Bloque Norte, marcándose así una línea de continuidad de las alianzas
entre estos sectores, persistentes después de la desmovilización (García,
2012, p. 14).

En este sentido, vale la pena comprender que la emergencia, formación y


consolidación del fenómeno paramilitar en los departamentos del Atlántico,
Cesar, La Guajira y Magdalena, estuvo marcada por su incrustación en esferas
claves de la toma de decisiones en materia política y económica. Por lo tanto,
como lo mencionan García y Revelo, el paramilitarismo no se puede entender
como un “grupo ilegal geográficamente aislado” como en el caso de la gue-
rrilla, sino como “un grupo ilegal diluido en medio del país legal y visible”
(García, M. y Revelo, 2010, p. 15). Esto, en definitiva, definió las dinámicas de
persistencia de la violencia en la región.

526
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

5.15 Contribuciones y limitaciones a la verdad, justicia y


reparación tras la desmovilización

La mayoría de los comandantes de las estructuras de las AUC en el Caribe se


postularon a la Ley 975 de 2005, también denominada Ley de Justicia y Paz,
por lo que estaban obligados a contribuir a la justicia, verdad y reparación de
sus víctimas (CNMH, 2014, p. 56). Los jefes de estructuras paramilitares con
injerencia en los departamentos de Atlántico, Cesar, Magdalena y La Guajira
que se postularon a las prerrogativas de esta ley fueron Salvatore Mancuso,
Jorge Cuarenta y Hernán Giraldo.

No obstante, en mayo de 2008, dos años después del proceso de desmovi-


lización de las AUC, el gobierno de Álvaro Uribe autorizó la extradición de
catorce jefes paramilitares, ya que estarían presuntamente involucrados en la
comisión de delitos asociados al narcotráfico, cuya responsabilidad debía ser
atendida ante la justicia estadounidense. Además, trascendió a la opinión pú-
blica que muchos de estos jefes paramilitares seguían delinquiendo desde las
cárceles. Al momento de su extradición, nueve de estos catorce jefes ya habían
hecho contribuciones importantes a las versiones libres de Justicia y Paz, por
lo que se consideró que esta extradición fue un obstáculo para la contribución
a la justicia, verdad y reparación que suponía esta ley (CNMH, 2014, p. 57).

Dentro de los integrantes de las estructuras del Bloque Norte que fueron
extraditados a los Estados Unidos se encuentran Jorge Cuarenta, Hernán
Giraldo, Nodier Giraldo, Salvatore Mancuso, Eduardo Enrique Vengoe-
chea, alias El Flaco, Manuel Enrique Torregrosa, alias Chang, y Martín
Peñaranda, alias El Burro.

Estas extradiciones han supuesto dilaciones en las investigaciones que bus-


can desentrañar la responsabilidad en la grave violación a los derechos huma-
nos por parte de estas estructuras. Lo anterior además queda en evidencia a
través de los relatos de contribución a la verdad de las personas desmovilizadas
de las estructuras del Bloque Norte, quienes consideran que el sometimiento
de estos jefes paramilitares ha resquebrajado la verdad en vez de contribuir a
ella, entre otros aspectos, dado que muchos de ellos fueron extraditados a los
Estados Unidos.

Cuando [a] las autodefensas las desmovilizaron cogieron los comandantes


y dijeron: ustedes están delinquiendo, se van pa’Estados Unidos. Ahí rom-
pieron la verdad, la reventaron por completo (…) Ley de Justicia y Paz en lo
único que fue exitosa fue en hacer que a la gente se le olvidara quiénes son
los verdaderos responsables (…). (CNMH, CV, 2018, 4 de diciembre)

527
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Tras la desmovilización del Bloque Norte en las ceremonias de marzo


de 2006, Jorge Cuarenta se acogió a los beneficios de la Ley 975 de 2005,
no obstante, su paso por la justicia colombiana solo duró dos años, antes
de ser extraditado a Estados Unidos en mayo de 2008, junto a los otros
jefes paramilitares. Desde ese entonces, Tovar se negó sistemáticamente a
colaborar con la contribución a la verdad a través de Justicia y Paz. Final-
mente, en junio de 2015, los magistrados del Tribunal de Justicia y Paz de
Barranquilla decidieron quitarle los beneficios de la justicia transicional a
Jorge Cuarenta, debido a su renuencia a cumplir con el compromiso con la
verdad. La solicitud de exclusión fue solicitada por la Fiscalía General de
la Nación, argumentando que desde 2008, año en el que fue extraditado a
Estados Unidos, Tovar se había negado a asistir a 48 diligencias de versión
libre a las que fue citado. En este sentido, los magistrados consideraron
que la extradición no eximía a Tovar del cumplimiento de su obligación
con la Ley 975 de 2005, adquirida de manera voluntaria, ni a su compromi-
so con la verdad, justicia y reparación a las víctimas del conflicto armado
interno (Verdad Abierta, 2015a).

Esta decisión fue ratificada más tarde por la Sala Plena de la Corte Suprema
de Justicia, quien dejó en firme la exclusión de Rodrigo Tovar de la Ley de
Justicia y Paz. La decisión de este tribunal además tuvo en consideración que
durante dos años de audiencias “nada reveló sobre las fuentes de financiación
de la organización que lideraba y la participación e involucramiento de figuras
políticas, militares o empresariales en las actividades delictivas de esa estruc-
tura” (El Tiempo, 2015a).

Antes de su extradición, Tovar habría reconocido su participación direc-


ta en un solo hecho delictivo e indirecta en al menos 98. Asimismo, se ha
negado sistemáticamente a reconocer su participación en otros crímenes de
lesa humanidad como reclutamiento forzado, secuestro y delitos de géne-
ro. Tampoco ha hablado sobre las relaciones entre paramilitares del Blo-
que Norte con políticos, empresarios y militares (Verdad Abierta, 2015a).
En cuanto al compromiso de reparación a las víctimas, la Corte Suprema
consideró que Jorge Cuarenta “no satisfizo suficientemente el compromiso
asumido en el sentido de declarar y confesar de manera completa, integral
y suficiente los hechos delictivos de los que tiene conocimiento y de los que
ha tomado parte” (El Tiempo, 2015a). En este aspecto, otros comandantes
paramilitares como Mancuso y HH sí han seguido declarando ante la jus-
ticia transicional. Defensores de las víctimas de Jorge Cuarenta consideran
que esta exclusión de Justicia y Paz pone en jaque su derecho a la verdad,
reparación y no repetición, ya que, estas condiciones no se satisfacen dentro
la justicia ordinaria (Verdad Abierta, 2015a).

528
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

En el caso de Hernán Giraldo, posterior a la desmovilización del Bloque


Resistencia Tayrona, fue postulado por el Ministerio del Interior y de Justicia
como posible beneficiario de la Ley 975 de 2005. Entre el 5 de junio de 2007 y
el 22 de febrero de 2008, Giraldo participó de las audiencias de versión libre
previstas por el mecanismo, mientras se encontraba privado de la libertad en
la Cárcel Modelo de Barranquilla, antes de su extradición a Estados Unidos en
mayo de 2008. Giraldo contaba desde marzo de 2004, con un requerimiento
del Tribunal del Distrito de Columbia por los delitos federales de narcotráfico,
que estaría cometiendo desde 1994 (Caicedo, 2013).

En diciembre de 2018 la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior


de Barranquilla condenó al exjefe paramilitar a ocho años de privación
de la libertad por daños perpetrados a diez mil víctimas por el accionar
del Bloque Resistencia Tayrona. Entre los delitos imputados a Giraldo se
cuentan homicidio, desaparición forzada, secuestro, desplazamiento for-
zado, reclutamiento forzado, y particularmente, hechos victimizantes
contra comunidades indígenas, así como violencia de género, cometidos
por Giraldo junto con su grupo paramilitar entre los años 1977 y 2006
(Semana, 2019a). En este fallo se reconoce que, de los delitos de violencia
sexual especialmente contra menores de edad, que se le imputan al Bloque
Resistencia Tayrona, la mayoría fueron ejecutados por el propio Giraldo,
siendo una de las estrategias de control social que caracterizaron su accio-
nar violento en el área de influencia de la Sierra Nevada de Santa Marta.
(El Tiempo, 2019; Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla,
Sala de Justicia y Paz, 2018).

No obstante, durante su tiempo de reclusión en Estados Unidos, Giraldo se


ha mostrado renuente a aceptar la responsabilidad por los graves crímenes de
los que se le acusa, a su vez que justifica su accionar delictivo bajo la idea de
que buscaba combatir la insurgencia. En cartas escritas de puño y letra por
Giraldo, se considera no solo un patriota sino una víctima de la insurgencia
guerrillera, por lo que dice, se habría visto obligado a cobrarle impuestos a los
narcotraficantes para combatirla.

Mi motivo para cobrar impuestos a los traficantes de drogas era ayudar a la


comunidad donde vivía para luchar contra la guerrilla conocida como las
Farc. Hubo una guerra civil en mi país y mi propio gobierno parecía haber-
nos abandonado en las montañas porque estábamos lejos de la población
urbana. Mis padres fueron asesinados por la guerrilla. No podía sentarme
y hacer nada para protegerme y al hogar que había hecho (sic). Ayudé a or-
ganizar a mis vecinos en un grupo de autodefensas y durante muchos años
nos ayudamos sin interferencias. (Giraldo, 2017, s.p.)

529
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

Siguiendo la información de la Fiscalía General de la Nación sobre las per-


sonas postuladas a la Ley 975 de 2005, cerca de 90 exintegrantes del Bloque
Resistencia Tayrona se han ratificado para que se les apliquen los procedi-
mientos de la Ley de Justicia y Paz y sus decretos reglamentarios (Fiscalía
General de la Nación, 2020).

Salvatore Mancuso fue otro de los jefes paramilitares del Bloque Norte
que habiéndose acogido a la Ley 975 de 2005 fue extraditado a Estados
Unidos en 2008. Allí fue condenado a 15 años de reclusión por un juez
federal tras ser encontrado responsable del delito de narcotráfico hacia ese
país. De esa pena de privación a la libertad se han hecho efectivos 12 años y
concluyó en marzo de 2020. En noviembre de 2019 la jueza de ejecución de
penas de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá ordenó la
libertad de Mancuso, en el marco del proceso que adelanta la justicia tran-
sicional contra el exjefe paramilitar. En este sentido, la jueza tuvo en cuen-
ta el tiempo que Mancuso ha estado recluido en los Estados Unidos como
parte de los ocho años de pena de privación a la libertad que debía pagar
en Colombia como parte de Justicia y Paz. Sin embargo, el mantenimiento
de la libertad concedida al exjefe paramilitar tiene como condición que,
una vez salga de prisión en Estados Unidos, siga aportando al proceso de
Justicia y Paz durante los próximos cuatro años y atienda las diligencias en
las que sea solicitado. No obstante, Mancuso enfrenta a otras situaciones
judiciales por resolver, que se encuentran en trámite en la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia, como lo es la prisión preventiva impuesta por
el Tribunal Superior de Barranquilla por el presunto delito de lavado de
activos tras su desmovilización, lo que pondría en riesgo el estatus de sus
beneficios bajo la Ley 975 de 2005 (Verdad Abierta, 2020; Portafolio, 2019)

Han sido dos las sentencias proferidas por el sistema de justicia transi-
cional contra Mancuso. La primera el 31 de octubre de 2014, por delitos
cometidos en Norte de Santander, y la segunda, el 20 de noviembre de ese
mismo año, por los delitos cometidos en los bloques paramilitares que en-
cabezó en ocho departamentos, entre los que se encuentra el Bloque Norte.
A partir de estas dos sentencias, Mancuso fue condenado por un total de
1.500 crímenes que habrían sido cometidos bajo sus órdenes, entre los que
se incluyen concierto para delinquir, desaparición forzada, homicidio en
persona protegida, tortura, tráfico de estupefacientes, violencia de género,
entre otros. En esta última sentencia se reconocen las masacres como los
modus operandi de mayor elección para las estructuras bajo el mando de
Mancuso, con lo que se cuentan varias de las masacres perpetradas por
el Bloque Norte. Además, en sus versiones libres ante fiscales de Justicia
y Paz, Mancuso ha develado que su accionar paramilitar en el marco de

530
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

las ACCU y las AUC, contó con la complicidad de funcionarios estatales y


miembros de la fuerza pública (Tribunal Superior de Bogotá, Sala de Justi-
cia y Paz, 2014; Verdad Abierta, 2020).

En el caso de José María Barrera, alias Chepe Barrera, jefe de las Autode-
fensas del Sur de Magdalena, fue considerado prófugo de la justicia desde
2010 hasta su fallecimiento en 2020. A pesar de que fue detenido en medio
del proceso de desmovilización de las AUC, en octubre de 2006 fue liberado
por las autoridades, ya que los fiscales que lo investigaban adujeron no haber
encontrado delitos de lesa humanidad en su contra. Chepe Barrera fue el pri-
mer jefe paramilitar en no acogerse a las prerrogativas de la Ley 975 de 2005
(El Tiempo, 2007b; El Espectador, 2020). La no inclusión de la estructura de
las Autodefensas del Sur del Magdalena e Isla San Fernando en el proceso de
Justicia y Paz ha sido una muestra del predominio de la impunidad que dejó la
desmovilización de esta estructura paramilitar, para las víctimas y los territo-
rios afectados (CNMH, 2014, p. 133).

Los elementos anteriormente expuestos dejan en evidencia varias de las de-


bilidades que ha tenido el proceso de justicia transicional en el marco de la Ley
975 de 2005, ya que a pesar de que en el caso del Bloque Norte, sus principales
comandantes comparecieron ante este sistema, los principios de justicia, ver-
dad, reparación y no repetición se han visto constantemente truncados. En ese
sentido, las implicaciones que ha tenido el proceso de extradición, así como la
renuencia de estos exjefes paramilitares a contribuir el esclarecimiento de la
verdad sobre el conflicto armado han sido factores determinantes.

5.16 Consideraciones finales sobre los procesos de DDR

El presente capítulo analizó el proceso de desmovilización de las estructu-


ras Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y las Autodefensas del Sur del
Magdalena e Isla San Fernando, entre los años 2002 y 2006, a partir de sus
particularidades e implicaciones, con el fin de dar cuenta de elementos de
persistencia y de ruptura que se presentaron durante el mismo.

Primero, el proceso de negociación de la desmovilización de las AUC se


caracterizó por la ausencia de una unidad política nacional que congregara a
todos los intereses de la agrupación, lo que se vio reflejado en las diferencias
en términos de tiempos y formas de la desmovilización de las estructuras. La
información documentada muestra que las bases de estas estructuras analiza-
das no tuvieron participación en la agenda y forma de negociación del proceso
y, en consecuencia, hubo cierto recelo frente a sus fallas y al incumplimiento

531
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

de lo pactado, sobre todo en lo relativo a la efectiva reincorporación a la vida


civil de las personas desmovilizadas. A pesar de esto, en la desmovilización
del Bloque Norte se destaca el rol central de Jorge Cuarenta, como máximo
jefe militar y político de esta estructura. Aunque Hernán Giraldo y José Ma-
ría Barrera habrían presentado reticencias frente la desmovilización, también
cumplieron un rol protagónico en la desmovilización del Bloque Resistencia
Tayrona y las Autodefensas del Sur del Magdalena e Isla San Fernando, res-
pectivamente. Finalmente, serían estos comandantes quienes definieron los
ritmos y agendas de la desmovilización.

Segundo, la presentación de un número significativo de personas que par-


ticiparon en las ceremonias de desmovilización y por consiguiente en la en-
trega de armas fue una estrategia para mostrar cierta fortaleza y unidad del
grupo armado. Sin embargo, fenómenos como el de las personas VFD dan
cuenta de profundos cuestionamientos a las verdaderas cifras del proceso
de DDR del Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y Tayrona y Auto-
defensas del Sur del Magdalena e Isla San Fernando. Además, las acciones
armadas y violaciones sistemáticas contra los derechos humanos ocurridas
durante el proceso de desmovilización, en medio de un cese al fuego; pusie-
ron en cuestión la voluntad real del grupo frente al fin de las hostilidades y
la pacificación del territorio. Otra de las inconsistencias del proceso fue la
desmovilización parcial de las estructuras, como en el caso del Frente Con-
trainsurgencia Wayúu, y la no desmovilización del Frente William Rivas.
Además, el proceso de desmovilización expuso las dudas sobre la verdadera
existencia de frentes como el John Jairo López.

Tercero, el componente simbólico constituyó un elemento particular en el


proceso de desmovilización de estas estructuras, pues a través de él hubo una
búsqueda permanente por otorgar legitimidad al proceso a partir de elementos
representativos de la cultura y el territorio que, sin embargo, también fueron en
su momento objeto de la violencia paramilitar. Un ejemplo de ello fue la esco-
gencia de los lugares de desmovilización, como los corregimientos de la Mesa
(Valledupar) y Chimila (El Copey), donde se registró una fuerte presencia para-
militar con el control territorial y el ejercicio de la violencia contra la población
civil. Por su parte, la presencia de actores políticos y artistas en las ceremonias
de desmovilización supuso un respaldo importante al proceso por parte de sec-
tores políticos y económicos influyentes en la región. Este componente fue de-
terminante en el desarrollo de la desmovilización, pues fue un escenario más en
el que se observó el alto impacto social que tuvo, y en el que quedaron en juego
diferentes narrativas sobre la legitimidad y eficacia del proceso. Este tuvo impli-
caciones tanto en lo que se conoce como el fenómeno de la parapolítica, como
en la emergencia de grupos armados posdesmovilización.

532
CAPÍTULO V. PROCESO DE DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN – DDR

Cuarto, los lugares de concentración y preconcentración de las estructuras,


de cara a la desmovilización, fueron un elemento fundamental para la pre-
paración de las ceremonias, donde se buscaba mostrar la fortaleza del grupo.
En estos lugares se organizaron las directrices y libretos que debían seguir las
tropas, y fueron aprovechados para entrenar a las personas VFD. Aunque el
fenómeno VFD no tuvo una única motivación por parte de los comandantes,
y estas personas vinculadas no respondieron a un solo tipo de incentivo, lo
que sí se puede afirmar es que constituyó una práctica generalizada en el caso
de las estructuras analizadas, y que resultó beneficiosa para mostrar una ima-
gen fuerte del grupo durante las ceremonias de desmovilización. Este fenóme-
no estuvo en conexión con otros como la vinculación forzada de menores al
grupo, sobre todo en los años más cercanos a la desmovilización.

Quinto, las tendencias de grupo expuestas, a su vez, tuvieron un correlato


en las percepciones individuales de sus integrantes frente al proceso de DDR.
En algunos casos documentados por el MNJCV, se observa la desmovilización
de manera positiva, como una forma de abandonar la guerra y contribuir a la
construcción de paz. Sin embargo, las expectativas frente al proceso contras-
tan con los incumplimientos de las partes, en particular, frente a la efectiva
reincorporación de la población desmovilizada y la garantía de su seguridad
después de dejar las armas. Estas percepciones son una muestra más de que la
forma en que se estructuró y llevó a cabo el proceso de DDR tuvo consecuen-
cias importantes en las historias de vida de las personas que se acogieron, más
en el ámbito individual que grupal. En este sentido, se habla de que el pro-
ceso de DDR del Bloque Norte, Bloque Resistencia Tayrona y Autodefensas
del Sur del Magdalena e Isla San Fernando constituyó de facto un proceso de
desmovilización individual. Este fraccionamiento colectivo puede haber con-
tribuido a impedir que las demandas de la población desmovilizada fueran
realmente escuchadas.

Sexto, la emergencia de grupos armados posdesmovilización en la región


es una de las evidencias más claras sobre las continuidades de la violencia
paramilitar a pesar del proceso de DDR. Los territorios de control, las econo-
mías ilícitas capturadas, su modus operandi y formas de relacionamiento, dan
cuenta de la forma en que estos grupos retomaron el accionar paramilitar de
las AUC, en muchos aspectos, por su puesto, con nuevas tendencias e hibrida-
ciones, pero con el objetivo último de perpetuarse en el territorio.

Finalmente, una evaluación a la implementación de la Ley 975 de 2005 deja


ver los verdaderos alcances del proceso de DDR en materia de verdad, justicia,
reparación y no repetición para las víctimas de estas estructuras. Aunque los
principales comandantes han comparecido, y a través de este mecanismo se

533
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

han esclarecido ciertos aspectos sobre el accionar de estos grupos, las vícti-
mas aun reclaman un mayor compromiso con el esclarecimiento de la verdad
frente a los delitos, que constituya una superación real y definitiva de las vic-
timizaciones. No obstante, más de una década después de la última desmovi-
lización, estos resultados parecen lejanos.

Se concluye, entonces, que aunque el proceso de DDR implicó un punto de


ruptura importante para frenar algunas expresiones de violencia paramilitar
en los departamentos analizados, sobre todo en términos del pico de violen-
cia experimentado durante los años de incursión y consolidación del Bloque
Norte, desde su estructuración, el proceso mostró grietas importantes que im-
pidieron la total y definitiva desarticulación de las estructuras paramilitares.
Lo anterior implicó que, tras el proceso, se presentaran significativos niveles
de reincidencia y rearme, disputas por el control del territorio, y el auge de
economías ilícitas y poder ilegal en la región. Los aspectos expuestos siguen
siendo un obstáculo para la efectiva reincorporación de la población desmo-
vilizada y la satisfacción de los principios de verdad, justicia, reparación y no
repetición para las víctimas de estas estructuras.

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(2018, junio 26). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2017, octubre 10). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2017, agosto 4). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2017, junio 27). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2017, mayo 15). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, diciembre 15). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, junio 15). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, mayo 17). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, mayo 10). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, mayo 5). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, abril 19). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, abril 18.) Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, abril 14). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, abril 12). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, abril 7). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, abril 6). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, abril 5). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, abril 4). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, marzo 17). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

561
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

(2016, marzo 10). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, marzo 9). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, febrero 29). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2016, febrero 16). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, noviembre 24). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, octubre 10). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, octubre 6). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, septiembre 22). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, 19 de agosto). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, 18 de agosto). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, julio 29). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, abril 21). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2015, marzo 16). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, noviembre 11). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, octubre 3). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, agosto 11). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, julio 14 y octubre 2). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, julio 30 y agosto 1). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, julio 16). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

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(2014, mayo 19). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, mayo 7). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, abril 9). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, abril 4). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2014, febrero 12). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2013, noviembre 27). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2013, septiembre 9). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2013, agosto 28). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2013, agosto 13). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2013, julio 29). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

(2013, julio 11). Persona desmovilizada. CNMH-MNJCV

Contribuciones Voluntarias

(2021, abril 30). Contribución Voluntaria. CNMH

(2021, marzo 10). Contribución Voluntaria. CNMH

(2021, marzo 9). Contribución Voluntaria. CNMH

(2020, agosto 11). Contribución Voluntaria. CNMH

(2020, agosto 7). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, diciembre 6). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, diciembre 4). Contribución Voluntaria. CNMH

563
LA TIERRA SE QUEDÓ SIN SU CANTO

(2019, noviembre 13). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, octubre 2). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, septiembre 18). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, agosto 2). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, agosto 1). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, julio 19). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, julio 3). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, julio 2). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, junio 12). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, junio 11). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, mayo 20). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, mayo 16). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, abril 10). Contribución Voluntaria. CNMH

(2019, febrero 11). Contribución Voluntaria. CNMH

(2018, diciembre 4). Contribución Voluntaria. CNMH

(2018, octubre 2). Contribución Voluntaria. CNMH

(2018, septiembre 13). Contribución Voluntaria. CNMH

(2018, septiembre 11). Contribución Voluntaria. CNMH

(2018, julio 26). Contribución Voluntaria. CNMH

(2018, julio 20). Contribución Voluntaria. CNMH

(2018, julio 4). Contribución Voluntaria. CNMH

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(2018, mayo 8). Contribución Voluntaria. CNMH

(2017, agosto 14). Contribución Voluntaria. CNMH

(2016, abril 15). Contribución Voluntaria. CNMH

(2016, marzo 10). Contribución Voluntaria. CNMH

(2015, noviembre 26). Contribución Voluntaria. CNMH

(2015, octubre 15). Contribución Voluntaria. CNMH

(2015, octubre 10). Contribución Voluntaria. CNMH

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(2015, febrero 26). Contribución Voluntaria. CNMH

(2013, septiembre 13). Contribución Voluntaria. CNMH

565
Factores como los cultivos de uso ilícito y tráfico ilegal en las economías
locales, la presencia de grandes acumuladores de tierra y los representantes
políticos locales vinculados con el contrabando y el narcotráfico, explican el
surgimiento y el sostenimiento del paramilitarismo en los departamentos
de Atlántico, Cesar, La Guajira, Magdalena y parte de Norte de Santander.

Los inicios del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)
estuvieron atados a alianzas o fusiones con grupos de autodefensa locales que
derivó en una incursión paramilitar marcada por el terror y el arrasamiento de
la población, por medio de masacres, desapariciones forzadas y otros hechos
victimizantes. Luego, estas acciones les permitieron controlar y lucrarse de
todas las esferas públicas y privadas en los departamentos para convertirse en
un poder hegemónico.

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) a través de la Dirección de


Acuerdos de la Verdad (DAV) entrega este informe titulado La tierra se quedó
sin su canto. Trayectoria e impactos del Bloque Norte en los departamentos de
Atlántico, Cesar, La Guajira y Magdalena, con los resultados del Mecanismo
No Judicial de Contribución a la Verdad y la Memoria Histórica sobre los
relatos recopilados de personas reconocidas como desmovilizadas de las
estructuras paramilitares del Bloque Norte, del Frente Resistencia Tayrona
(Autodefensas Campesinas de Magdalena y La Guajira) y de las Autodefensas
del Sur del Magdalena Isla de San Fernando (Cheperos), incluyendo a grupos
de autodefensa existentes en los territorios.

Este informe, dividido en dos tomos, rescata las voces de los protagonistas;
en sus relatos narran la incursión, las acciones y las relaciones con terceros
de estas estructuras en los departamentos de Atlántico, Cesar, La Guajira
y Magdalena y Norte de Santander. Sus voces se convierten en la memoria
colectiva de la incursión del paramilitarismo en el territorio y cómo este
permeó las vidas y los recuerdos de sus habitantes.

ISBN Impreso 978-958-5500-87-7


ISBN Digital 978-958-5500-89-1

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