María Isabel Urrutia, con entonces con 35 años, se colgó la medalla de oro en
levantamiento de pesas, fue primera en la historia del deporte colombiano.
Además se año también fue premiada como la mejor deportista latinoamericana y mejor atleta iberoamericana. La deportista consiguió esa hazaña olímpica y una medalla de oro para el país, y la primera en escuchar el himno nacional en la justa deportiva más importante del mundo. Por eso, la llaman la mamá del olimpismo en Colombia. Volviendo un poco en la historia, esta inicia cuando se toma la decisión y con el objetivo de conseguir dicha medalla en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000; Urrutia y su entrenador se trasladan a Bulgaria por 9 meses para la recuperación y recuperación de ella de su lesión de la rodilla. Para la época previa a dicha lesión, Maria Isabel era la tercera mejor pesista en la categoría de 75 kilos; después de que ocurre aquel accidente, el comité olímpico colombiano le avisa que no contara con el apoyo económico, ya que la consideraba como un riesgo; adicional que solo había un cupo y ese fue otorgado a Carmenza Delgado. Al no tener cupo en los juegos olímpicos, María Isabel y su entrenador deciden solicitar al apoyo de la Federación Internacional de Halterofilia a través de la petición de una (tarjeta de invitación). Esta Federación, tras conocer la situación de la deportista, y veinte días antes del inicio de la competencia, le brindó los recursos económicos necesarios para que garantizara su participación en Sidney. El 20 de septiembre de 2000, tras una reñida competencia con una Nigeriana y una pesista de Taipei, María Isabel logra conseguir la medalla olímpica de oro en la competencia de levantamiento de pesas de 75 kilos[5].