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PARADISO EDITORES Luxemburgo 189 y Holanda Telefax: (693 2) 227435 Email: paradisoeditoresecuadort@gmailcom Quito, Eeuador UNIVERSIDAD ANDINA SIMON BOLIVAR, SEDE ECUADOR ‘Toledo N22-80 # Apartado postal: 17-12-569 ¢ Quito, Heuador ‘Teléfonos: (599 2) 922 8085, 299 3600 « Fax: (593 2) 322 8426 wwwrtiasbedu.ee # uasbiuasb.edu.ec © Santiago Cabrera Hanna, editor, El patrimonio en disputa la plaza vs el metro, 2018 © Paradiso Editoros, 2018 © Universidad Andina Simén Bolivar, Sede Feuador, 2018 © Fotografia dela cubierta: Vista de la Plaza de San Francisco com las ‘obras dal metro de Quito (detalle Hemin R. Navarzete Derechos de autor: 054795 ISBN PARADISO EDITORES: 975-9978-23-108-1 ISBN UNIVERSIDAD ANDINA SIMON BOLIVAR, SEDE ECUADOR: 978-9978-19-908-4 Primera edicién: 24 de octubre de 2018 Impresign: [mprenta Don Bosco ‘UNA DISPUTA POR LOS SIGNIFICADOS PATRIMONIALES DEL CENTRO HISTORICO: EL CASO DE SAN FRANCISCO FRENTE AL METRO DE Quito Roszuarae TeRAN NAIS Universidad Andina Simin Bolin, Sede Ecuador INTRODUCCION Este trabajo propone una nueva perspectiva de revalorizacién del conjunto patrimonial de San Francisco (ampliado a su plaza y entorno) a partir de un didlogo entre campos del saber que han for- jado interpretaciones importantes, pero hasta ahora aisladas, tanto del CH como del conjunto patrimonial franciscano y su relacién histérica con la ciudad. ‘Al mismo tiempo, desde este telén de fondo se trata de formular ciertas hipotesis interpretatives en torno a las “cémaras” encontradas en la plaza con ocasién del proyecto de construccién de la estacién de metro en Ia plaza franciscana. Se teme 22 Elpat nono ew aigprla que la instalacién de dicha estaci6n en el subsuelo de la plaza cambie radicalmente los significados urbanisticos e histéricos del lugar caracterizados por usos sociales y apropiaciones culturales que han persistido en la larga duracién. Mas arin si se toman en cuenta otros factores que ponen en ries- go estas prdcticas, como la pérdida de residenciali- dad que experimenta el CH y su relacién creciente con el mercado turistico. De hecho, la museifica- ci6n del CH en los iltimos afios esta demostrando que el turismo cultural no acttia como un factor de valoracin pattimonial si la sostenibilidad del patrimonio no esté inscrita en dindmicas de reconstituci6n de tejido social y cultural. El caso de San Francisco revela, justamente, las multiples complejidades del manejo patrimonial del CH. Sobre todo su desconexién de los planes desarrollo urbano y el desplazamiento de la gestién hacia ins- tancias empresariales de la obra publica, que desde el campo del “saber técnico” y de la instru- mentalizacién de la arqueologia de rescate, “auto- riza” la creacién de representaciones del patrimo- nio, minimizando sus significados culturales. Insistimos en la idea de que todo bien cultural que adquiere la condicién patrimonial exige para su tratamiento y gestién parémetros de compren- sin que van més alld de los lenguajes técnicos. Lo patrimonial es un Ambito complejo que se consti- ay i tuye a partir det entrelazamiento de diversos ele- mentos y temporalidades, que ponen en relacién Jo material y lo intangible, lo empirico y lo abstrac- to, las practicas y las memorias sociales, los signi- ficados del pasado y los imperativos del presente. En el caso de San Francisco, que representa el niicleo patrimonial de mayor complejidad cultural y densidad hist6rica del CH, este ejercicio de com- prensién requiere, como hemos dicho, de la coneu- rrencia de diversas disciplinas y sus particulares modelos de explicacién e interpretaci6n, los estu- dios urbanisticos y de restauracién patrimonial. Es ahora, frente a la posibilidad de una transforma- cién importante del entorno urbano, que se hace imperativo poner en didlogo Jas anteriores investi- gaciones para actualizar y revalorizar a San Francisco como un conjunto patrimonial integra- do, cuya complejidad requiere profundidad y mar- cos teéricos pertinentes e interdisciplinarios. En el escenario de una ciudad que se desarrolla de espaldas al pasado y a un legado intercultural no explorado, San Francisco representa quizés la {iltima hebra de un tejido de memoria que permite interrogar los lugares comunes que han hilvanado la comprensidn de'la ciudad y han dado lugar a una gestion patrimonial divorciada de las deman- das sociales y culturales. 24 Elpute i en disput Elestudio se estructura en cuatro partes. Se ana- | liza, en primer término, la manera cémo los planes urbanisticos han integrado la problematica patri- | monial con el fin de identificar las relaciones que dentro de la politica ptiblica se establecen entre | patrimonio y desarrollo urbano. Nuestra hipétesis de partida es que la declaratoria patrimonial de | 1978 surgié en momentos ‘en que el CH experi- mentaba una crisis irreversible, que entr6 en ten- | sién con su nueva condicién patrimonial, situacién | que determiné que la politica publica priorice el ! sentido de progreso y modernizacién como salida para la resolucién de los problemas urbanos y no Ia gestion patrimonial. En segundo lugar, se examinan los relatos e hipétesis histéricas que sirven de base para los estudios arqueolégicos referidos al conjunto de San | Francisco, con el objetivo de analizar sus alcances | interpretativos y el tipo de enlaces interdisciplina- ios que hacen con la historia social y cultural, y la etnohistoria. En el tercer apartado se propone una reinterpretacién de ciertos elementos de la historia ' del convento franciscano que permiten historizarlo como un hito urbano dotade de una dindmica pro- pia, que al mismo tiempo constituye una bisagra temporal entre la historia aborigen y 1a colonial, caracteristicas ambas que ponen en cuestiGn las tesis de la “unicidad” e “hispanidad” del CH. Se ic Herds muestra el papel jugado por el nicleo de San Francisco en la estructuracién de una sociedad colonial condicionada por el protagonismo indige- na. Por fin, y sobre la base de las reflexiones ante- riores, el cuarto apartado aporta con un conjunto de hipstesis para la valorizacién patrimonial de las “cémaras” halladas en la plaza El conjunto franciscano en Ja politica urbanistica de Quito {Qué significado tiene la problematica patrimo- nial en las politicas urbanfsticas de las tltimes décadas? ;Qué condiciones hicieron posible la de- cisién de instalar el metro en la zona de mayor densidad hist6rica y patrimonial de Quito? Sin la intencién de agotar los complejos y mal- tiples aspectos implicitos en estas preguntas, nos interesa dejarlas planteadas como un telén de fondo para examinar la trascendencia que ha tenido para la gestién patrimonial la manera particular ‘cémo se representé el CH en los planes de dese- rrollo urbano. Acogiendo la premisa de que el patrimonio es un concepto que se construye en contextos histéricos determinados y al cual se le asigna significados enmarcados por esos contex- tos, en este apartado se revisan las rutas de esta {Tallin oma pred nena ms apis on deta dee 2016, compartds ene x star ya trina Calan Bon Eta vestigan ‘xp ls epreentcionee del Cenizo Hii de Qt ent os agin XD XK 26 BD putrimonio en dispute elaboracién conceptual en los planes urbanisticos destinadgs a Quito y el cardcter instrumental de e508 relatos para las politicas de desarrollo urbano. Hay que sefialar, en primer lugar, que la condi- cién patrimonial de Quito se produjo en un contex- to muy paraddjico. Cuando surgié la declaratoria de 1978 que consagré al CH de Quito “patrimonio cultural de la humanidad”, este habia entrado en un franco proceso de crisis surgido de los desequi- librios provocados por la masiva migracién campo-ciudad y las transformaciones sociales que fal fenémeno acarred al estimular procesos de segregacién social determinantes para el carécter del CH. Cinco afios antes de la declaratoria patri- monjal, el Plan de 1973 efectivamente destacaba la existencia de una verdadera explosion demogréfi- ca en el CH; provocada no solo por la creciente y acelerada migracién campo-ciudad, sino por la conversi6n del nticleo en Area comercial y de ofici- En 1973 ln densidad pobcional on of CH era Ix ms aa, SODA hac, reopeno de lias macho ms bj en et Norte con 25 hab,/hay 100 hab./ha en Sur, La diensln sgt e unfair important oa pera mtd de ‘Spo y su oceleracén io haga yen ee alos ins del digo 90 trencfoonae ‘ones socales profundae que generaron la eresgencia de ectore subltros Fsistentes # las hepenanias soles tadiioaley, “Duecion Muucpal de anieacde “Quito y su Area Metropolitana, Pix Dslr 1973-1953. Ans pos prognosis yexquera de prope para el AMO", wo. Quito, 1979. 22.5. Enel orien utdane, com sela Culler Busts, estos conics cond Joron ane de reordenanrento de os uss del espacio ya estates de e5- ‘ngoiinsdencal Ste 58 y 1971 la Gudad cree de 305.00 51.00 hab te 962-1072 xecinieno fe del 50K, Golermo Basas"Lahlsparkzacion ‘den memoria pbc em el curt centnano de fardacin de Quito" en Ei ‘ied y poser abe pe sine, compada pox Chia Buschges, Glee ‘ostos 7 Ohl Katemeiar (Quito: Universidad de Bilis / UASBE / CEN, 2007) 11134 | | | | t t i ! i E Rosemarie Tern Najas_ 27 nas, es decir en usos no residenciales que expulsa- ron parte de la poblacién hacia la periferia del mismo CH. El plan precisaba que: Gran mimero de consecuencias perjudiciales siguen a este proceso de expulsién de poblacién resi- dente del nticleo de la ciudad [...] las altas densidades del rea central, constituida principalmente de viejos edificios, significa que una poblacién considerable esta viviendo en condiciones subnormales en lo que respecta a densidad residencial, servicios higiénicos, espacios abiertos, etc. Debe establecerse una politica enérgica a fin de impedir que aumente la densidad en el centro y que esta vaya rebajando paulatinamente hasta llegar a un nivel més bajo y aceptables Los autores del documento consideraban que el problema podia solventarse con una adecuada politica de planificacién, adaptada a la “etapa ce desarrollo” que vivia Quito. Dejando el CH al mar- gen, en realidad el Plan de 1973 pretendia impul- sar un fuerte proceso de modernizacién y expan- sién territorial, que pasaba por consolidar la capi- talidad de Quito sobre el conjunto del territorio nacional y favorecer su reconversi6n a un esquema de “drea metropolitana” con el fin de fortalecerla como regién. Le preocupaba, por ejemplo, cémo integrar a Quito con su hinterland articulando les ‘J Dineen Midd de Poicctn, “Quito y a Area Metropettana, Pn Di sector 171987, 0. 28 Elpatrimonio dispute parroquias del entorno a ejes de mercado principa- les concentrados en Quito, y secundariamente en las localidades.* EI Plan apuntaba a acciones de corte sociolégi- co, econdmico y jurisdiccional, entre cuyas priori- dades no se encontraba la preservacién del “casco colonial”. Al contrario, el CH era un lugar de re- cepcién poblacional, atravesado por tensiones insalvables entre los usos habitacionales y comer- ciales/burocraticos. De acuerdo a Colén Cifuentes, la condicién de centro de aprovisionamiento que fue adquiriendo el CH consolidé la informalidad, ‘un elemento que a la larga expulsarfa a los sectores financieros y de gran comercio hacia el norte, en medio de un fuerte proceso de especulacién del suelo. El nticleo conservarfa solamente las expre- siones simbélicas del poder politico y la Iglesia.’ Esta realidad dual marcé en adelante la planifica- cién urbana al crear una brecha con la perspectiva patrimonial. Ei Plan de 197 apart con lormacién dave para compronder I evlucn y siluaclin de Quit en exe momento. Demastaba por gp quo evo Chill tl, Cotocolan y Cuspul, las demio pacroquas ain no osaban integradas. $Ranbiéndestaca le debided de ln adeastracn municipal pars organize Atesurolo de a ciadad tao eens de gestion como Panties: Revol de ‘ev lado, In exslonca del Plan de 1955 por st oul «alee Andade Marit ‘etc la 2ukcn de Odooola peo prenando la algnacon de Fucones pate cada zon, ere marcel CH we coro como Ta zona etal’ en uy liza nua (ide a Independencia) se corsbtye el cso cco del gic ‘lnc se desempein oda ls funcions de adminstracn captain” Ted, 22. 5 Coin Cisentas “La lanifccn delay at patties de Qa" Cero 28 1 agosto 2008) 104, Rosemarie nNajas 29 Pese a qué fueron incluidas en los “Anteceden- tes”, el Plan de 1973 definitivamente no recogié las preocupaciones por el cuidado del CH, que sf habfan articulado décadas antes las primeras ini- ciativas de planificacién urbana para Quito. El primer modelo de organizacién urbana que delimit6 un “centro hist6rico” fue el Plan Director de 1941, formulado por el arquitecto uruguayo Jones Odriozola, quien clasificé la ciudad en zonas destinadas a funciones distintas, entre las cuales destacaba la asignada a un nticleo histérico valora- do en funcién de lo monumental -usado también en este caso como lenguaje de la capitalidad- 0 més exactamente, de “un agregado de hitos monu- mentales del perfodo hispénico” * Esta valoracién no se inspiraba en criterios conservacionistas, sino en la influencia del urbanismo monumentalista franoés, que al parecer estaba en la base de la refle- xin de Odriozola. De todas maneras, el arquitecto urbanista uruguayo fue tal vez el primero en iden- tificar dentro de un Plan la importancia del legado monumental de Quito, al que lleg6 a calificar como “el conjunto de valores histérico-arquitecténices més interesantes de toda Sud América”. Ante esa realidad -afirmaba Odriozola— iron en dispute no contada por los hombres sino emanada de las mis- mas piedras que, sumdndose y encaraméndose unas sobre otras, han formado attrios, torres, claustros, los més hermosos de las tierras de Sud América, surge tuna conclusi6n inmediata para el estudiosos arquitec- to-urbanista: la ciudad que pose un acervo histérico tal, debe cuidarlo y conservarlo a toda costa con la nds fuerte de las enterezas y la més sagrada de las decisiones.” La alta valoracién del legado hispanico que transmitfa la apreciacién de Odriozola, estaba refrendada ya en la memoria piiblica quitenia por un importante suceso ocurrido afios atrés, en 1934, relacionado con la decisién del Municipio de Quito de consagrar el 6 de diciembre como la fecha conmemorativa oficial, decisién que significé el silenciamiento de la historia aborigen previa, des- pués de un sorprendente debate, descubierto solo en fechas recientes.* Guillermo Bustos sefiala que Jacinto Jijén y Caamafo, a quien se encargé el es- clarecimiento de la fecha, defendi6 la existencia de tuna ciudad inca anterior y, en ese contexto, propu- s0 como hito celebratorio el 28 de agosto de 1534, una fecha que, en su opinion, era mucho més emblemética porque permitfa conmemorar la crea cién de un cabildo temprano proyectado también J Dirccion Maicpal de Panlicacin Quit au Area otopoltans Pan Die tor 1979195", 8 Bustos “La hispanlzada hacia la poblacién aborigen preexistente, a diferen- cia del 6 de diciembre, que evocaba solamente la constitucién del cabildo de espafioles. Sorprende que esta afirmacién de labios del mas eminente arquedlogo de la época, no haya sido tomada en serio por quienes han discutido la legitimidad del Quito aborigen. La opcién por el 6 de diciemb:e debe ser entendida como el antecedente remoto de los imaginarios hispanistas del centro hist6rico, que no dejardn de estar presentes en los relatos de campos especializados del conocimiento, como se demuestra a continuacién. El siguiente Plan, de 1964, no retomé la zonifi- cacién de Odriozola, pero dedicé al CH un estudio sectorial con propuestas de usos del suelo pensa- das para conferir a la zona un cardcter definido en el conjunto de la ciudad.” De esta iniciativa deriva ron las primeras ordenanzas para delimitar el érea y crear la Comision de Centro Hist6rico, cuyes acciones enmarcadas en Las Normas de Quito, se proyectaron ya tempranamente hacia la valoracién econémica y turistica de lo monumental? Les Normas de Quito hactan referencia expresa a la ten- "> Bn 167s dito oro Pa basco gus mesa to eer expres ee rite sol yoann de ists canes de ld Fan drs Lu AcE hn de ut: Ese Ok te Cnt 1989) #78 1M Genes aaa qe a erm i size os cere ogo nicer rp de 17 ent arpa in ere camper maracenen uth en cere 196? camel upc det OFA, Clete, “La plane 108 32__Eipatrimonio en disput sién entre progreso urbano y salvaguarda del patrimonio monumental, y recomendaban cons derar esta problematica en todo plan de ordena- cién, favoreciendo la integracién de Jos bienes patrimoniales. Sin embargo, la declaracién se de- cant6 por una valoracién econémica de los mismos, ¥ acuité el concepto de “puesta en valor” para expresar la necesidad de que el bien cultural sea también “productivo”. Se reconoce que la decisién sobre lo patrimonial depende de instancias oficia- les, pero al mismo tiempo se orienta su gestion hacia los intereses privados. Asi, Las Normas de Qui- fo instalaron la problemética patrimonial en una frontera ambigua, y dificil de gestionar, entre la ren- tabilidad econémica del bien y la preservaci6n, En Ia perspectiva de los autores del Plan de 1973, los proyectos previos fallaron al privilegiar los aspectos fisicos y reflejar poca preocupacion por el desarrollo social y econémico; ademas de carecer de planes de financiamiento y estrategias para llevar adelante la obra ptiblica. De cierta forma, la inaplicabilidad de los planes de 1941 y 1964 brind6 espacio y argumentos para que el Municipio decidiera patrocinar un tipo de desarro- lo urbano centrado en apreciar la ciudad como un problema eminentemente socioeconémico. De “FE Direlin Nanicpal de Parca, “Quito yu Area Metropatans, Plan Di- rect 19731008", 21, in Najas 33 hecho, el Plan modernizador de 1973 operaba so- bre un escenario marcado tanto por la tuguriza- cin y expansién de barrios periféricos en el CH como por el desplazamiento del sector financiero y comercial hacia La Mariscal, en el norte de la urbe, lo que generalizaba y consolidaba la fisonomia popular del CH.2 Cabe no obstante sefialar que, aunque no fue considerada en el Plan de 1973, la visién monu- mentalista-hispanista fue retomada en afos siguientes, a la hora de valorar el legado hist6rico de Ia ciudad desde perspectivas nacionalistas. La declaratoria patrimonial de 1978 apenas re- direccioné 1a tendencia anterior, aunque propor- cioné un marco de universalidad para la reflexiéa patrimonial que, en la practica, se impregné no obs- tante de idiosincrasia local en la medida en que se articulé a la memoria histérica tradicional. Ada desde las ciencias sociales, de las cuales se despren- den los criterios que sirven de base a los planes urbanisticos, se consolida la idea de que la funda- cién espafiola define un corte drastico en la evolu- cidn hist6rica de Quito, que significa la liquidacién del asentamiento aborigen anterior. A partir de ese “H Remands Canli, Cono Hintes de Quit: notae pars ol deseo de urs poles use aliemative’ en Cote Hates de Qui, Remando Carin y ‘0s (Oto: Mencipio de Qa jena ca Andale, 1950), 22 13. De hecho, Pan Qulo de 1561 hzo una propuese de expansi terstonal ena ‘ie inser a delimitaiin de os Sren stirs dento de exguema Se ‘Seceiealzacion, ques ru ver "deswentsba” elimaginai Risin urbana, tarde concertrano tn ed CH, Uae Cees “La plantas 106 supuesto se acoge Ia implantacién del damero espafiol como la matriz del desarrollo urbanistico de Quito, al punto que se cree que el reparto de solares entre los conquistadores (la traza) fue el “primer plan conocido como tal”. Se sostiene, ade- més, que el aspecto religioso predomina sobre el politico en los albores de la ciudad, lo que lleva a Ja idea un dominio temprano de las edificaciones religiosas en el medio urbano. Paraddjicamente, esta visiGn coincide con el his- panismo cuando argumenta la liquidacién de todo astro de la cultura aborigen anterior, pero en su caso como una consecuencia del fenémeno colo- nial al que critica. Ambas posiciones terminan por configurar un metarrelato del nacimiento y evolu- cin de la ciudad sesgado por una impronta espa- fiola fundacional. Las derivaciones de este enfoque desembocan en la creencia de la unicidad del cen- tro histérico y su centralidad en torno a la plaza central como punto de expansién de la ciudad, cuya evolucién ird reflejando también, a manera de una secuencia de anillos periféricos, la segrega- cién socioespacial presente desde el inicio. Se sos- tiene, por ejemplo, que la ciudad colonial estaba clasificada en zona de conquistadores (el niicleo), zona religiosa (a manera de periferia) y zona de indios (hacia los polos sur-norte), a manera de una estructura jerérquica embrionaria que seguird reproduciéndose a futuro. En esta narrativa, a la plaza central (actual Plaza Grande) se le atribuye una funcién politica,* mientras que la plaza de San Francisco cumple una funcién secundaria mas bien complementaria, en el plano religioso. Como se puede apreciar, estos estudios esbozan un modelo de ciudad articulada inicialmente por un patron “radial concéntrico”, que obedece a un esquema espacial jerarquizado, cuyo crecimiento avanza uniforme hasta principios del siglo XX. De alli en adelante el esquema concéntrico se rompe para dar paso a un patron longitudinal, es el punto de partida de otra zonificacién por la cual se desti- na el Norte de la ciudad para uso residencial de las clases pudientes y el Sur para las clases desposet das. Al CH se lo ve como el antiguo micleo de la aristocracia presionado por sectores populares y medios que invaden las antiguas casas seftoriales y actiian como factores de presién para que las cla- ses altas abandonen el CH. De esa manera, el CH se convierte en un problema sociolégico, que desa- Th Bi estudio de Aki snc a dncstonproveninte de las encos scales en disiogo con fos estos arbaniscce dels aftosocherta, Scala que In pla mayor era el centro de actividadery gue“ poblacon se desea lededor + ia, an con fa implantcsn de las czas dos plazas (am Fans) Santo Domingo) que gaa también en to suyo". Ach lpr urbana de Quit. Se ceumatean en una ree seme los tabaos de Alfonso Ortiz, "Vision gene- fal de in Fandacones del saris clonal espa en el ertoro de Is “Antigua Audientia de Quit Antonio Narvez, “a cones del triton dee ‘dad JegeHenavides, “turbans ene Bur Ios onigenes de Os tos en La sda ona Rtra coord, anda Kingman (Quo: Cludad 1885), 2548,y 197-25 espetvamente 36 ffa la planificaci6n urbana, Fernando Carrién llega a esta misma conclusién en el marco de su refle- xién sobre lo que él denomina una “crisis de cen- tralidad” que va a dar lugar a la primera distinci6n entre “centro hist6rico” y “centro urbano” Imagen 1, Esquema de Ia forma de organizacién terstoral radial concénte- cs (1748-1908), Fuente; Fernando Cars y |. Erazo, “La forma urbana de Quito, Una histo- ra de centnos y periferias”, Boletin del IFEA, n° 413 (2012) 506, Més tarde, en momentos en que el CH aparece practicamente vaciado de un entramado social que Ie permita anclar su condicién patrimonial en la realidad, es declarado en 1984 un “bien pertene- ciente al patrimonio cultural del Estado”. Esta declaracién toma como base el relato hispanista Gann "Ganto Histon de Ga, 20 del origen de Quito y refleja el deseo de las élites politicas locales de construir simbolos que legiti- men la capitalidad de Quito y su papel hist6rico en Ja conformacién de una naci6n en clave criolla.% La Declaratoria construye, en realidad, una ge- nealogia de la capitalidad de Quito, su autorrepre- sentacién como nticleo de la nacionalidad. Las fechas emblematicas de esta mitologia nacionalista se relacionan con la fundacién espafiola de 154, la concesién real del titulo de ciudad en 1541, la recepcién de la Cédula Real en 1563, la reivindica- cién de soberania de 1809, la capitalidad sobre el departamento del Sur de la Gran Colombia y la creacién de la Reptiblica en 1830. Incorpora, de manera formal, los criterios de universalidad que aporta la declaratoria patrimonial de 1978 y que ponen de relieve “la individualidad de Quito, como destacado centro urbano y paisajistico” y “conjunto arménico sui géneris, en que la accién del hombre se ha amalgamado con la de la nature- leza, creando una obra tinica y trascendental”. Estos elementos tan heterogéneos se resuelven en el plano de una cultura unificante, simbolizada 1S Dow aos any om 1952 so Rabin raid y os contacts can Espa para core taecon ator enpfiler gus colaboron on rofate de ifs bras doa ‘eprasolatvos dela escuela quits Bl Drector dl Ita sea qua tendo ‘rlordad a Igesiay Convento dean Francisco que por ut antecedents st {0 yous craters ests a el que se encuerza rs itiamente god AlaMacve Patria,” Rodego Pallas Zalduide, Diets del lstitato Negond

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