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Baattaiahet al. Psicología BMC https://

(2023) 11:10 Psicología BMC
doi.org/10.1186/s40359-023-01043-3

INVESTIGACIÓN Acceso abierto

La relación entre la fatiga, la calidad del

sueño, la resiliencia y el riesgo de depresión
posparto: un énfasis en la salud mental
materna
Baian A. Baattaiah*, Mutasim D. Alharbi, Nouf M. Babteen, Haneen M. Al‑Maqbool, Faten A. Babgi y
Ashar A. Albatati

Abstracto

FondoVarios factores pueden contribuir al desarrollo de la depresión posparto (DPP) y afectar negativamente el
bienestar mental y físico de las madres. El objetivo de este estudio fue determinar la relación entre la fatiga, la calidad
del sueño, la resiliencia y el riesgo de desarrollar PPD.
MétodosSe realizó un estudio transversal utilizando un cuestionario en línea distribuido a las madres durante su período de
posparto. El riesgo de DPP se evaluó mediante la Escala de depresión posnatal de Edimburgo (EPDS), la fatiga posparto (PPF) se
evaluó mediante la Escala de gravedad de la fatiga (FSS), la calidad del sueño se evaluó mediante el Índice de calidad del sueño de
Pittsburgh (PSQI) y se evaluó la resiliencia. usando la Escala Breve de Resiliencia (BRS). Se calculó el coeficiente de correlación de
Pearson para determinar la relación entre las variables de estudio. Se realizaron análisis de regresión lineal simple y múltiple para
explicar las contribuciones de la PPF, la calidad del sueño y la resiliencia como predictores independientes del desarrollo de la PPD.

ResultadosSe incluyeron en el análisis un total de 1409 mujeres posparto, con el 75 % de las participantes reportando un riesgo de PPD, el 61
% reportando PPF, el 97 % reportando tener problemas para dormir y el 36 % en la categoría de “bajo nivel de resiliencia”. En cuanto a las
correlaciones, las puntuaciones de la FSS y del PSQI mostraron relaciones positivas moderadas con las puntuaciones de la EPDS (r=0,344 y
r=0,447, respectivamente,pag=.000). Las puntuaciones de la BRS se asociaron negativamente con las puntuaciones de la EPDS (r=−0,530,pag
=0.000). La fatiga, la calidad del sueño y la resiliencia fueron predictores de síntomas depresivos (β=0.127, β=0,262 y β=−0,393,
respectivamente, R2=0.37,pag=0.000). La asociación siguió siendo significativa en el modelo de regresión después de ajustar por la edad de la
madre, el IMC de la madre, la edad del niño, el tabaquismo, el embarazo a término, tener una enfermedad crónica y tomar antidepresivos.

ConclusionesLas madres con niveles más altos de fatiga, mala calidad del sueño y bajos niveles de resiliencia tenían un alto riesgo de desarrollar PPD.
Los proveedores de atención médica deben identificar estos factores y, por lo tanto, establecer mejores objetivos de rehabilitación para mejorar la salud
materna en general.

Palabras clavePosparto, Depresión, Fatiga, Calidad del sueño, Resiliencia, Salud de la mujer

* Correspondencia:
Baian A. Baattaiah
bbaattaiah@kau.edu.sa
Departamento de Terapia Física, Facultad de Ciencias de la Rehabilitación Médica,
Universidad King Abdulaziz, PO Box 80200, Jeddah 21589, Arabia Saudita

© El(los) autor(es) 2023.Acceso abiertoEste artículo tiene una licencia internacional de Creative Commons Attribution 4.0, que permite el uso, el
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Fondo
Una de las complicaciones más comunes entre las mujeres
posparto es la depresión posparto (DPP). De acuerdo con los
criterios diagnósticos establecidos, la depresión posparto se
define como un episodio de depresión no psicótica que ocurre
dentro del año posterior al parto.1]. Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), la depresión es “una enfermedad
caracterizada por melancolía persistente y falta de interés en las
actividades que normalmente se disfrutan, así como una
incapacidad para realizar las tareas cotidianas, durante al menos
dos semanas” [2]. Hay tres tipos principales de depresión que
pueden ocurrir durante el período posparto: la depresión
posparto, la depresión posparto y la psicosis posparto. La tristeza
posparto, o “baby blues”, se refiere a la gama común de
malestares físicos y síntomas que experimentan las madres
durante la primera semana después del parto. Las estimaciones
sitúan la prevalencia de la tristeza posparto entre el 26 y el 84 % de
todas las nuevas madres [3,4]. El estado de ánimo disfórico, los
sollozos, la labilidad del estado de ánimo, la ansiedad, el insomnio,
la pérdida de apetito y la irritabilidad son signos de la melancolía
posparto. La depresión posparto generalmente es independiente
de la tristeza, pero tener tristeza posparto indica un riesgo de
depresión posparto [5]. La depresión posparto, que afecta
aproximadamente a una de cada diez nuevas madres, es un
trastorno significativamente más grave que la tristeza posparto.
Las mujeres que han tenido DPP anteriormente tienen un riesgo
30 % mayor de tener DPP después de partos posteriores. Las
mujeres con PPD pueden experimentar altibajos alternos, sollozos
frecuentes, irritabilidad y fatiga, así como sentimientos de culpa y
miedo y una incapacidad para cuidar a su bebé oa sí mismas. Los
síntomas pueden variar de moderados a severos y pueden
aparecer inmediatamente después de que la madre da a luz o con
el tiempo, y durar hasta un año después.6]. La psicosis posparto es
el tipo más grave de depresión que ocurre durante el posparto. La
prevalencia de la psicosis posparto es de uno o dos por cada 1000
nacimientos, y las mujeres con psicosis posparto tienen diferentes
patrones de síntomas que las mujeres con psicosis no relacionada
con el parto. La psicosis posparto se caracteriza por cambios de
humor, desorientación y deterioro cognitivo significativo, así como
comportamiento extraño, insomnio y alucinaciones. Un ejemplo
particularmente peligroso de los síntomas de la psicosis posparto
es el delirio de homicidio altruista, en el que las madres creen que
están salvando a sus hijos de un destino peor que la muerte al
matarlos.5].
Debido a que la PPD es común entre las nuevas madres [7], la
investigación debe centrarse en mejorar la salud y la calidad de
vida de las mujeres en el posparto mediante la investigación de los
factores que podrían contribuir al desarrollo de la depresión
posparto. La depresión posparto se puede atribuir a varios
factores predisponentes físicos, fisiológicos y psicosociales. Sin
embargo, se sabe poco sobre las contribuciones de la fatiga, la
alteración del sueño y la resiliencia al
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desarrollo de PPD. La fatiga es un problema universal que no
siempre está relacionado con diagnósticos médicos o tratamientos
terapéuticos [8]. Se caracteriza por un desequilibrio entre la
actividad y el descanso que no se puede aliviar con un solo
período de sueño.9]. La fatiga se considera una de las condiciones
más comunes que afectan a las mujeres durante el período
posparto. Afecta al 63,8% de las nuevas madres y puede deberse a
varias condiciones que pueden haber ocurrido durante este
período crítico, como anemia, infección, inflamación y disfunción
tiroidea.10, 11]. Otros estudios han sugerido que los cambios
hormonales maternos también contribuyen a la fatiga en el
período posparto [12]. La evidencia sugiere que la fatiga
persistente puede aumentar el riesgo de depresión posparto de
una mujer [13]. Un estudio de Corwin et al. evaluaron la fatiga
posparto (FPP) en relación con los síntomas depresivos y el estrés.
Los resultados revelaron correlaciones significativas entre la PPF y
los síntomas de la PPD en las primeras tres semanas, siendo la
fatiga a las dos semanas posparto la variable más predictiva para
el desarrollo de la PPD [14]. Sin embargo, se debe recopilar una
amplia evidencia para confirmar que la FPP es un predictor
independiente de los síntomas de la DPP experimentados por las
madres.
La calidad del sueño es otra preocupación entre las mujeres
posparto. La alteración del sueño puede ocurrir en forma de
privación, que se refiere a la falta de sueño, o fragmentación, que
se refiere a numerosos despertares después de que una persona
se queda dormida.15]. El sueño es tanto una necesidad fisiológica
básica como un proceso fisiológico complicado que restaura la
agilidad física y la energía. La principal causa de la alteración del
sueño posparto son las señales del bebé durante la noche.
dieciséis]. La alteración del sueño en mujeres posparto presenta
desafíos significativos, incluido el deterioro del desempeño de las
tareas cotidianas durante varios meses después del parto.17]. En
2019, Christian et al. [18] evaluó la calidad del sueño en 133
mujeres afroamericanas y blancas nulíparas y multíparas durante
cada trimestre del embarazo y de cuatro a once semanas después
del parto. El estudio encontró que todas las participantes sufrieron
una mala calidad del sueño durante sus embarazos y durante el
período posparto temprano. En 2018, Okun et al. [19] evaluaron la
calidad del sueño de las mujeres a los seis meses del posparto
para identificar asociaciones entre la calidad del sueño y los
síntomas de depresión y ansiedad durante el embarazo y el
posparto. Sus resultados sugieren que la mala calidad del sueño
está relacionada con un aumento de los síntomas de depresión y
ansiedad en las mujeres seis meses después del parto. Además,
Lewis et al. utilizó tanto el Índice de Calidad del Sueño de
Pittsburgh (PSQI) como el Cuestionario de Salud del Paciente-9
(PHQ-9) para investigar la relación entre los cambios en los
patrones de sueño autoinformados y los síntomas depresivos de
seis semanas a siete meses después del parto entre las mujeres
estadounidenses que estaban en un alto riesgo de desarrollar
PPD. El estudio reveló que aquellos que están en alto riesgo
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de PPD también tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas
depresivos más adelante en su período posparto si los problemas
para dormir persisten o mejoran mínimamente con el tiempo [20].
Si bien estos estudios produjeron resultados esclarecedores con
respecto a la relación entre la alteración del sueño y el riesgo de
desarrollar PPD, hubo heterogeneidad en cuanto a las
características de la muestra y los momentos en los que se
estudiaron los síntomas de PPD.
La resiliencia es un factor psicológico que se refiere a “las
cualidades personales que permiten prosperar frente a la
adversidad” [21]. Masten y Cicchetti [22] enfatizaron la importancia
de la resiliencia, que definieron como la capacidad potencial de un
individuo para adaptarse con éxito a situaciones que amenazan las
funciones, la supervivencia o el crecimiento. También delinean el
impacto de promoción y protección de la resiliencia para el
desarrollo humano. Las conceptualizaciones de la resiliencia
generalmente incluyen la utilización de estrategias de
afrontamiento específicas, como el apoyo social y la participación
religiosa y, en un sentido más amplio, tener la capacidad de
superar las dificultades.23]. En particular, la resiliencia es un factor
en los resultados psicológicos de las mujeres con antecedentes de
maltrato, incluido su riesgo de depresión.24,25]. Por ejemplo,
Sexton et al. [26] en 2015, encontró que la resiliencia estaba
relacionada con una disminución de la psicopatología y un mayor
bienestar en las madres. Desafortunadamente, se han realizado
investigaciones limitadas sobre el papel independiente de la
resiliencia en el riesgo de depresión posparto.
Hay una escasez de estudios que investiguen las relaciones
entre la fatiga, la calidad del sueño y la resiliencia y el riesgo de
desarrollar PPD entre las mujeres que viven en Arabia Saudita. A
pesar de las variaciones en los modelos teóricos, se ha
demostrado que la depresión, la fatiga, la calidad del sueño y la
resiliencia contribuyen a la participación en actividades, así como
que la falta de participación puede eventualmente comprometer la
calidad de vida y la salud general de las mujeres.27–32]. Por lo
tanto, este estudio tuvo como objetivo investigar el papel de la
fatiga, la calidad del sueño y la resiliencia en el riesgo de
desarrollar PPD. Los resultados de nuestro estudio introducen un
nuevo concepto basado en mejorar la calidad de vida de las
mujeres durante el posparto, así como la salud de las mujeres en
general. También se suman a los conocimientos fundamentales
relacionados con los servicios de atención médica que se deben
brindar a las mujeres durante este momento crítico. Los hallazgos
enfatizan el desarrollo de estrategias tempranas de rehabilitación,
intervención y manejo para minimizar el riesgo de desarrollo de
PPD y, por lo tanto, mejorar la salud materna.
Métodos
Diseño del estudio y población
Este fue un diseño de estudio transversal que involucró una
encuesta electrónica. Los cuestionarios adjuntos a la encuesta
se generaron y distribuyeron a través de varias plataformas de
redes sociales (correo electrónico, Twitter y WhatsApp)
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dirigido a madres que viven en Arabia Saudita. La estimación
del tamaño de la muestra requerida para este estudio se
calculó utilizando OpenEpi.com [33]. Según la Autoridad
General de Estadísticas de Arabia Saudita para la población
femenina adulta total en 2021, con un nivel de confianza
establecido en 95 %, un margen de error de 5 % y una
frecuencia anticipada de 50 %, el tamaño de muestra
estimado fue de 385 Participantes.
El estudio se realizó entre los meses de febrero y mayo de
2022. Mujeres de 18 a 45 años [34–38] y se encontraban en el
período posparto, definido desde dos semanas hasta un año
después del parto, fueron incluidas en el estudio. Se
excluyeron las madres que tenían antecedentes de
enfermedades psicológicas antes del parto que podrían haber
interferido con los hallazgos de nuestro estudio. La encuesta
fue completada por una muestra de conveniencia compuesta
por 1443 participantes. Treinta y cuatro participantes fueron
excluidos del estudio y un total de 1409 participantes que
cumplieron con los criterios de inclusión del estudio se
incluyeron en el análisis final.
Este estudio se realizó de acuerdo con las pautas
propuestas en la Declaración de Helsinki y fue revisado y
aprobado por el Comité de Ética de la Facultad de Ciencias de
Rehabilitación Médica (FMRS), Universidad King Abdulaziz,
Jeddah, Arabia Saudita (FMRS-EC2022-006). Al inicio de la
encuesta se explicó el protocolo y procedimiento del estudio y
los derechos de los participantes. También se obtuvo el
consentimiento informado de todos los participantes antes de
comenzar a llenar la encuesta. La dirección de correo
electrónico del investigador principal se proporcionó al
comienzo de la encuesta en caso de que los participantes
tuvieran alguna pregunta relacionada con el estudio.
Instrumento de estudio/medidas
El estudio se llevó a cabo utilizando principalmente
métodos cuantitativos. El enlace a la encuesta se
distribuyó por correo electrónico y los sitios de redes
sociales, WhatsApp y Twitter. Las mujeres que tenían
menos probabilidades de acceder a estas redes sociales
fueron reclutadas y alentadas a completar la encuesta en
línea a través de contacto directo por teléfono o mensaje
de texto. Se pidió a todos los participantes que
completaran la encuesta en línea, que constaba de varias
preguntas sociodemográficas y relacionadas con la salud,
junto con la Escala de depresión posnatal de Edimburgo
(EPDS), la Escala de gravedad de la fatiga (FSS), el Índice de
calidad del sueño de Pittsburgh (PSQI) , y la Escala Breve
de Resiliencia (BRS). Se animó a todos los participantes a
compartir el enlace de la encuesta con sus familiares y
amigos. Cada dos semanas se envió un recordatorio para
participar en la encuesta para maximizar la tasa de
respuesta durante el período de recopilación de datos.
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Preguntas sociodemográficas y relacionadas con la salud y el
parto
A todas las madres participantes se les pidió que
indicaran su edad, peso, altura, nivel educativo,
nacionalidad y ubicación geográfica. También se
recogieron datos relacionados con los logros
académicos, el estado civil, la situación laboral y el
número de horas trabajadas por semana. Se pidió a las
participantes que indicaran sus comorbilidades y
cualquier antecedente de enfermedad psicológica,
como depresión, antes de dar a luz. También se les
preguntó acerca de lo siguiente: si estaban
actualmente embarazadas, la edad de su hijo menor, la
cantidad de hijos que tienen, si su hijo menor tiene una
condición médica, la forma de parto que tuvo su hijo
menor, si hubo alguna complicaciones con este parto, y
si tuvieron un cuidador personal durante su puerperio.
Finalmente,
Escala de depresión posparto de Edimburgo (EPDS) [39]
La EPDS, una escala de diez elementos desarrollada por Cox et al.,
se diseñó originalmente para identificar los trastornos de PPD,
que son trastornos angustiantes que duran más que la “tristeza”
pero son menos graves que la psicosis posparto. Cada elemento
de la EPDS se califica en una escala de 4 puntos entre 0 y 3 según
la gravedad de los síntomas, y las puntuaciones totales pueden
oscilar entre 0 y 30. La EPDS es la herramienta de detección de
PPD más utilizada tanto en el y períodos posnatales, aunque se ha
demostrado que es más robusto cuando se usa en el período
posnatal [40]. La EPDS ha sido traducida y validada en 18 idiomas,
incluido el árabe [41]. La versión árabe de la EPDS tiene un
coeficiente alfa de Cronbach de 0,84, lo que indica una buena
consistencia interna. El cuestionario generalmente está destinado
a evaluar los niveles de depresión de los participantes para
realizar evaluaciones adicionales y recomendaciones de
tratamiento. Un valor de corte de≥12 se ha demostrado que indica
una buena especificidad para los síntomas depresivos posparto
entre la población de habla árabe [42].
Escala de gravedad de la fatiga (FSS) [43]
La FSS fue establecida por Krupp et al., quienes definieron la fatiga
como “una sensación de cansancio físico y falta de energía,
distinta de la tristeza o la debilidad” [44]. Es el medio más utilizado
para medir la fatiga en personas con enfermedades crónicas. El
FSS original es un cuestionario unidimensional de nueve ítems que
consta de afirmaciones calificadas en una escala de Likert de siete
puntos que van desde 1 (totalmente en desacuerdo) hasta 7
(totalmente de acuerdo) [43]. La puntuación de la FSS se calcula
utilizando la media de las puntuaciones de los elementos. La
puntuación de corte de fatiga se estableció como≥4, mientras que
la puntuación sin fatiga fue (FSS < 4,0) [45–48]. El FSS se
corresponde en gran medida con otras medidas de cansancio, y se
ha demostrado que distingue entre sano y
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personas con enfermedades crónicas [43,49–53]. El FSS se
tradujo al idioma árabe y el cuestionario es válido para su uso
por poblaciones de habla árabe [48]. La fiabilidad de la versión
árabe de FSS muestra una buena consistencia interna cuando
se mide a través del alfa de Cronbach (α=0,84).
Índice de calidad del sueño de Pittsburgh (PSQI) [54]
El PSQI fue desarrollado por Buysse y consta de 19 ítems divididos
en siete componentes que evalúan las siete características del
sueño durante el último mes: calidad del sueño, latencia de inicio
del sueño, duración del sueño, eficiencia del sueño, alteraciones
del sueño, uso de medicamentos para dormir y disfunción diurna .
Cada componente se puntúa entre 0 (sin dificultad) y 3 (dificultad
severa), con una puntuación total entre 0 y 21 puntos.
Generalmente, las puntuaciones más altas indican una peor
calidad del sueño. La mala calidad del sueño está particularmente
indicada por una puntuación total de 5 o más [55,56]. La versión
en árabe del PSQI demostró una validez adecuada y una fiabilidad
aceptable (α=0,65) para evaluar la calidad del sueño en personas
de habla árabe [57].
Breve escala de resiliencia (BRS) [58]
El BRS fue desarrollado originalmente por Smith et al. La escala es
válida y fiable para evaluar la resiliencia humana. Consta de seis
ítems con posibles respuestas de: 1=totalmente en desacuerdo;
2=en desacuerdo; 3=neutro; 4=de acuerdo; y 5=muy de acuerdo.
Las puntuaciones totales oscilan entre 6 y 30 puntos. La escala se
puntúa primero invirtiendo la codificación de los ítems 2, 4 y 6 y
luego tomando la media de las puntuaciones de todos los ítems.
Para los adultos y en general, la resiliencia deficiente se indica
mediante una puntuación≤2,95, y la alta resiliencia se indica
mediante una puntuación≥3.99. En el caso de las mujeres, la
resiliencia deficiente se indica con una puntuación≤2,87, y la alta
resiliencia se indica mediante una puntuación≥3.91 [58,59]. La
traducción del BRS al idioma árabe se realizó de acuerdo con los
estándares internacionales (traducciones hacia adelante y hacia
atrás). Luego, la validez de contenido fue evaluada por diez
expertos en el campo, y el índice de validez de contenido (CVI) se
midió en 0,8. La validez aparente se evaluó con 32 participantes
tomados de la población prevista, y el índice de validez aparente
(FVI) se calculó como 0,87. Se realizó una prueba de confiabilidad
para examinar la consistencia interna de la versión traducida al
árabe de BRS. Los resultados arrojaron un excelente valor del
coeficiente alfa de Cronbach (α=0,98).
Análisis de los datos
Toda la información recopilada se examinó en busca de datos faltantes,
valores atípicos y normalidad. En el proceso de limpieza de datos, no
identificamos ningún dato faltante relacionado con las principales
variables del estudio. Se realizó la prueba de Shapiro-Wilk para probar
el supuesto de normalidad con respecto a los datos. Los datos se
presentan como medias y desviaciones estándar (DE) para variables
continuas y como frecuencias y porcentajes
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para variables categóricas. Se utilizó el coeficiente de
correlación de Pearson para examinar la relación entre las
puntuaciones de la EPDS y la FSS, el PSQI y la BRS. Se utilizaron
regresiones lineales simples y múltiples para investigar los
factores predictivos de las puntuaciones EPDS. La significación
estadística se fijó enpag≤0.05. Los datos recopilados se
analizaron utilizando el Paquete Estadístico para las Ciencias
Sociales (SPSS) Versión 26 (IBM Corp., Chicago, IL, EE. UU.).
Resultados
Características sociodemográficas y de salud de los
participantes
De los 1443 participantes que respondieron a la encuesta,
1409 (98%) fueron incluidos en el análisis. Las características
sociodemográficas de todos los participantes son
presentado en la Tabla1. La edad media de los participantes
fue de 29±5, mientras que el índice de masa corporal (IMC)
medio fue de 26±5. La mayoría (59%) de los participantes tenía
entre 20 y 29 años de edad, y el 45% se consideró dentro del
rango normal de IMC. Los hallazgos revelaron que la mayoría
de los participantes (aproximadamente 1348 (96%)) estaban
casados. Más de la mitad (66%) de los participantes tenían una
licenciatura y el 65% informó que estaba desempleado. En
cuanto a la nacionalidad, 1196 (85%) de los participantes eran
ciudadanos saudíes y el 33% residía en la región de Macca.
Los datos relacionados con las condiciones de salud y parto de
las participantes se presentan en la Tabla2. La mayoría (95 %) de
nuestros participantes no fumaban y alrededor de 1265 (90 %) no
reportaron enfermedades crónicas. Los datos revelaron que

tabla 1Características sociodemográficas de los participantes (N=1409)

Variable Categorías Frecuencia (n) Porcentaje (%)

Edad < 20 28 2.0

20–29 834 59.2
30–39 508 36.1
40–45 39 2.8
IMC bajo peso 63 4.5
Normal 639 45.4
Exceso de peso 464 32,9
Obeso 243 17.2
Estado civil Casado 1348 95.7
Divorciado 27 1.9
Casados con asuntos complicados o separados sin 34 2.4
estar divorciados
Nivel educacional Sin certificado 8 0.6
secundaria o menos 231 16.4
Diploma 106 7.5
Bachiller 933 66.2
Maestro 117 8.3
Doctor 14 1.0
Trabajo actual Empleado del gobierno 146 10.4
Desempleados 912 64.7
negocios gratis 71 5.0
Alumno 177 12.6
Empleado del sector privado 103 7.3
Nacionalidad Arabia 1196 84,9
no saudí 213 15.1
Región de residencia la meca 466 33.1
Riad 300 21.3
Provincia Oriental 191 13.6
medina 89 6.3
Asir 85 6.0
Otro 278 19.7
Los datos se presentan como frecuencia (n) y porcentaje (%) IMC

Índice de masa corporal

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El 69 % de las participantes se había sometido a un parto vaginal y el 64% tener un hijo mayor de seis meses, mientras
normal, y aproximadamente el 54 % informó que no tuvo dificultades que solo el 8% reportó problemas de salud infantil. La
durante el parto. Un total de 1269 (90%) informaron embarazo a mayoría de las participantes (63%) relató haber recibido
término, con una edad promedio de los niños de 8 años.±4 asistencia familiar durante el puerperio. Solo

Tabla 2Características de salud y parto de las participantes (N=1409)

Variable Categorías Frecuencia (n) Porcentaje (%)

Tabaquismo Sí 68 4.8
No 1,341 95.2
Enfermedades crónicas Sí* 144* 10.2
No 1265 89.8
Modo de entrega Normal 972 69.0
seccion de cesárea 437 31.0
Dificultad de entrega Sí 196 13.9
Hasta cierto punto 454 32.2
No 759 53,9
Embarazo a término** Sí 1269 90.1
No 139 9.9
Edad del niño (meses)(significar=8, SD=4)** 6 o menos 511 36.3
>6 897 63.7
Número total de niños** 1 671 49.4
2 361 26.6
3 186 13.7
4 88 6.5
5 44 3.2
6 7 0.5
problemas de salud infantil Sí 109 7.7
No 1,300 92.3
Tener asistencia/ayudante en el hogar asistencia familiar 885 62.8
Ayuda doméstica (por hora) 41 2.9
Guardería 10 0.7
ayudante en casa 126 8.9
No ayuda 347 24.6
Tomar antidepresivos Sí 36 2.6
No 1,373 97.4
actualmente embarazada Sí 129 9.2
No 1,280 90.8
Ejercicio regular Sí 860 61.0
No 549 39.0
Lugar de ejercicio** club de gimnasia 115 13.5
En casa 378 44.4
Entrenador personal en casa 11 1.3
Actividades regulares/rutinarias 348 40.8
Intensidad del ejercicio** Ligeras 432 50.8
Medio 403 47.4
Alto dieciséis 1.9
Los datos se presentan como medias, desviaciones estándar (DE), frecuencias (n) y porcentajes (%)

* De estos, el 10% padecía enfermedades gastrointestinales, el 24% alergias, el 21% enfermedades pulmonares/del pecho, el 12% diabetes mellitus, el 7% hipertensión, el 3% enfermedades del sistema nervioso, el 1%
enfermedades cardiovasculares, el 1% enfermedades musculoesqueléticas y el 20% otras enfermedades

* * Es posible que las frecuencias totales no sumen 1409, debido a la falta de datos (preguntas que quedaron sin respuesta o respondidas de manera poco clara)
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El 3% de las participantes informaron haber tomado
antidepresivos después del parto. Los datos revelaron además que
la mayoría de las madres (91 %) no estaban embarazadas mientras
respondían a la encuesta y 671 (49 %) de las participantes tenían
un solo hijo. La mayoría de las madres (61 %) informaron que
hacían ejercicio con regularidad, el 44 % indicó que hacía ejercicio
en casa y el 51 % informó que realizaba ejercicio de intensidad
liviana.
Datos relacionados con las medidas del estudio
Los datos relacionados con las medidas del estudio se
presentan en la Tabla3. La puntuación media en la EPDS
fue de 16,12, con un total de 1051 (75 %) de los
participantes que informaron riesgo de depresión
posparto. Con respecto a la FSS, la puntuación media fue
de 4,30, con fatiga reportada por alrededor del 61% de los
participantes. La puntuación PSQI media fue de 10,37 y el
97,2 % de los participantes informaron que habían
experimentado problemas para dormir; la mayoría de
estos tuvieron una respuesta en el rango de 1 a 3, y el
componente 4 (eficiencia del sueño) tuvo la respuesta
media más alta (3) entre los componentes, lo que indica
problemas generales de calidad del sueño. El componente
7 (disfunción diurna) tuvo la respuesta media más baja (0),
lo que indica una ausencia de disfunción diurna general.
Los datos revelaron además que la puntuación media en la
BRS fue de 3,18, con casi 501 (36 %) de todos los
participantes en una categoría de bajo nivel de resiliencia.
Tabla 3Estadísticas descriptivas de las medidas de resultado del estudio
Escala SD media
EPDS 16.12 6.666
FSS 4,30 1,50
PSQI
Componente 1: calidad subjetiva del sueño 1,39 0,887
Componente 2: latencia del sueño 1.54 1.048
Componente 3: Duración del sueño 1.16 1.013
Componente 4: Eficiencia del sueño 2,53 0,771
Componente 5: Alteración del sueño 1,71 0,664
Componente 6: Uso de medicamentos para 1,35 0,916
dormir Componente 7: Disfunción diurna 0,68 0.813
PSQI** 10.37 3.373
BRS 3,18 0,73
Los datos se presentan como medias, desviaciones estándar (DE), frecuencias (n) y
porcentajes (%)
EPDSEscala de depresión posparto de Edimburgo,FSSescala de severidad de la fatiga,PSQI
Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh,BRSBreve escala de resiliencia
* * La puntuación global de PSQI utilizada en el análisis
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Las correlaciones entre las variables de estudio
Mesa4ilustra la matriz de correlaciones entre las variables de
estudio. Los resultados mostraron una correlación positiva
entre las puntuaciones EPDS y las puntuaciones FSS y PSQI
(r=0,344 y r=0,447 respectivamente;pagvalor < 0,05), lo que
indica que a mayor puntuación en FSS y PSQI, mayor
puntuación en EPDS y viceversa. La correlación entre las
puntuaciones EPDS y BRS es negativa (r=−0,530,pagvalor <
0,05), lo que indica que a mayor puntuación BRS, menor
puntuación EPDS y viceversa.
Los predictores de EPDS
Mesa5muestra el análisis de regresión lineal simple para cada
predictor, puntajes FSS, PSQI y BRS, con respecto a los puntajes
EPDS. El análisis mostró una relación significativa entre las
puntuaciones de cada predictor y las puntuaciones EPDS (todas
pagvalores < 0,05). El r2de cada predictor mostró una fuerte
asociación con las puntuaciones EPDS (FSS R2=0,118; PSQI R2=200;
BRS-R2=281, todospagvalor < 0,05) (Fig.1). El r2
de cada predictor en el análisis de regresión lineal simple
indicó una explicación independiente de la varianza en las
puntuaciones EPDS, con el FSS explicando el 11 %, el PSQI
explicando el 20 % y el BRS explicando el 28 %.
Mesa6muestra el análisis de regresión lineal múltiple de las
puntuaciones FSS, PSQI, BRS y EPDS. El análisis muestra relaciones
significativas entre las puntuaciones EPDS y las puntuaciones FSS,
PSQI y BRS (todaspagvalores < 0,05). Los datos mostraron una
fuerte relación general en el modelo de regresión entre los
predictores y las puntuaciones EPDS (R = 0,61,pagvalor < 0,05). El r
2de 0,37 indica que los predictores explican el 37 % de la varianza
en las puntuaciones de la EPDS. Agregamos el IMC de la madre y
la edad del niño, el tabaquismo, tener una enfermedad crónica y
tomar antidepresivos, que se correlacionaron estadísticamente
con las puntuaciones EPDS (pagvalor < 0,05), al modelo de
experimentando regresión lineal múltiple para controlar su influencia. También
problemas nm.
incluimos la edad de la madre y el término completo del
(%)
embarazo, ya que podrían desempeñar un papel importante en las
1051 (74,6%) puntuaciones de la variable dependiente del estudio. La asociación
858 (60,9%) se mantuvo significativa en el modelo de regresión (Tabla7)
después de ajustar por la edad de la madre, el IMC de la madre, la
1370 (97,2%) edad del niño, el tabaquismo, el embarazo a término, tener una
enfermedad crónica y tomar
Tabla 4Matriz de correlación de Pearson de las variables de estudio
EPDS FSS PSQI BRS
EPDS 1
FSS 0.344* 1
501 (35,6%)
PSQI 0.447* 0.334* 1
BRS − 0,530* − 0,330* − 0,364* 1
EPDSEscala de depresión posparto de Edimburgo,FSSescala de severidad de la fatiga,PSQI
Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh,BRSBreve escala de resiliencia
*pagvalor <0.05
Baattaiahet al. Psicología BMC (2023) 11:10 Página 8 de 17

Tabla 5Análisis de regresión lineal simple entre puntuaciones EPDS y puntuaciones BRS/FSS/PSQI (N=1409)

Variable dependiente predictores Coeficiente B SE β t valor p IC del 95 % * * R2

Más bajo Superior

EPDS FSS aconstante 9.561 0.506 – 18.894 0.000* 8.48 10.64 0.118
b(pendiente) 1.525 0.111 0.344 13.731 0.000* 1.3 1.75
PSQI aconstante 6.954 0.514 – 13.534 0.000* 5.91 8 0.200
b(pendiente) 0.884 0.047 0.447 18.758 0.000* 0.79 0.98
BRS aconstante 31.508 0.674 – 46.755 0.000* 30.33 32.69 0.281
b(pendiente) − 4.836 0.206 − 0,53 − 23.427 0.000* − 5.22 − 4,46

EPDSEscala de depresión posparto de Edimburgo,FSSescala de severidad de la fatiga,PSQIÍndice de Calidad del Sueño de Pittsburgh,BRSBreve escala de resiliencia

*pag≤0,05 es significativo; B: “coeficiente de regresión” beta no estandarizado; β: beta estandarizada

* * R−Cuadrado

antidepresivo (R=0,621,pagvalor < 0,05). El r2de 0,39 indica que los
predictores explican el 39 % de la varianza en las puntuaciones de
la EPDS.
Los coeficientes B no estandarizados estimados del FSS≈0,6, lo que
indica que, a medida que la puntuación de la FSS aumenta en 1 punto,
la puntuación de la EPDS aumenta en 0,6 puntos. El coeficiente B no
estandarizado del PSQI fue de 0,5, lo que significa que, a medida que
las puntuaciones del PSQI aumentan en 1 punto, la puntuación de la
EPDS aumenta en 0,5 puntos. El coeficiente B de la BRS fue −3,4, lo que
significa que cuando las puntuaciones de la BRS aumentan en 1 punto,
las puntuaciones de la EPDS disminuyen en 3,4 puntos. Los datos
revelaron además que los coeficientes β estandarizados indican que la
importancia de los predictores para predecir las puntuaciones EPDS es
la siguiente: el BRS (β=−0,375), el PSQI (β=0,267) y el FSS (β=0,123) .
Discusión
El objetivo general del estudio actual fue determinar la relación
entre la fatiga, la calidad del sueño, la resiliencia y el riesgo de
desarrollar PPD. Se llevó a cabo una investigación adicional para
explorar la importancia de la resiliencia en la predicción de los
síntomas de PPD junto con la fatiga y la calidad del sueño. Durante
el período posparto, la mayoría de nuestras participantes
reportaron un alto riesgo de PPD, fatiga y problemas para dormir.
Aproximadamente un tercio de nuestros participantes reportaron
un bajo nivel de resiliencia. Los datos revelaron que el riesgo de
DPP se relacionó positivamente con el nivel de fatiga y la calidad
del sueño y negativamente con el nivel de resiliencia. Los
resultados del estudio indican que esos factores son predictores
potenciales del riesgo de desarrollo de PPD. Además, esas
relaciones siguen siendo significativas incluso después de ajustar
el efecto de confusión de las características demográficas que
también podrían ser predictores significativos de un alto riesgo de
depresión posparto. Curiosamente, se encontró que la resiliencia
es el predictor más fuerte de los síntomas de PPD en nuestra
muestra.
La EPDS, con un punto de corte de 12 o más, indicó que el 75 %
(n=1051) de los participantes del estudio reportaron un alto riesgo
de depresión posparto. Estos resultados son superiores a los
reportados previamente en la literatura relacionada con la
prevalencia de síntomas depresivos posparto. Según una revisión
sistemática publicada en 2005, el rango de prevalencia de
depresión mayor o menor entre las madres es del 6,5 al 12,9% en
los meses posteriores al parto. Sin embargo, cuando se combinó la
investigación sobre la prevalencia de estos durante varios
períodos posparto, se encontró que el 19,2 % de las mujeres
tuvieron un episodio depresivo mayor en los primeros tres meses
después del parto.60]. Además, un estudio transversal realizado
en 2008 en un grupo de madres primerizas que recibían
seguimiento de rutina en una clínica de maternidad urbana en
Turquía determinó que, de las 187 mujeres incluidas en el estudio,
la EPDS reveló que 54 madres (28,1 % ) tenía una puntuación de
más de 12, mientras que 133 (71,1%) tenían una puntuación de 12
[61]. Además, nuestros resultados mostraron diferencias notables,
en términos de la prevalencia de los síntomas de PPD, en
comparación con los informados recientemente entre mujeres
posparto en Sri Lanka. De los 975 participantes en el estudio de Sri
Lanka, la prevalencia de madres con una puntuación EPDS de 9 o
más fue del 9,4 % (n=92) y el 5,6 % (n=55) tenía una puntuación
EPDS de 10 o más . Se observó una puntuación EPDS de 12 o más
en el 2,1% (n=20) de los participantes [62]. Otro estudio, que
involucró a 124 participantes en los EE. UU., también encontró que
solo el 20 % de los participantes obtuvo una puntuación de 10 o
más en la EPDS, lo que indica un alto riesgo de depresión [63]. Esta
discrepancia en los porcentajes podría atribuirse a los modos de
vida/culturas de los distintos países, incluidas las
responsabilidades maternas y los estilos de afrontamiento.
También podría atribuirse a las diferencias en los puntos de corte
utilizados. Además, varios factores sociodemográficos,
socioeconómicos y relacionados con la salud y el parto podrían
contribuir a estas diferencias en la prevalencia de síntomas de DPP
entre poblaciones en diferentes estudios.
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Figura 1Diagrama de dispersión que demuestra la relación entre las puntuaciones EPDS y las puntuaciones FSS, PSQI y BRS
Baattaiahet al. Psicología BMC (2023) 11:10
Tabla 6Análisis de Regresión Lineal Múltiple del FSS, el PSQI,las puntuaciones BRS y EPDS (N=1409)
Variables dependientes Predictores B SE β t
EPDS (Constante) 19.737 1.066 – 18.521
puntuación FSS 0.561 0.103 0.127 5.467
Puntuación PSQI 0.518 0.046 0.262 11.167
Puntuación BRS − 3,584 0,214 −0,393 −16,754 0,000*
V.F.I.Factor de inflación de varianza,EPDSEscala de depresión posparto de Edimburgo,FSSescala de severidad de la fatiga,PSQIÍndice de Calidad del Sueño de Pittsburgh,BRSBreve escala de resiliencia
*pag≤0,05 es significativo; B: “coeficiente de regresión” beta no estandarizado; β: beta estandarizada
* * R−Cuadrado
Según la FSS, nuestros resultados mostraron que el 61 %
(n=858) de nuestros participantes informaron FPP. Nuestros
resultados son similares a los de un estudio realizado sobre la
fatiga y la PPD en 2018, en el que el 87 % de las mujeres informó
que la gravedad de la fatiga superaba el límite clínico sugerido (≥
36) [64]. Además, el nivel de fatiga informado entre los
participantes de nuestro estudio está de acuerdo con los
resultados publicados por Badr y Zauszniewski [sesenta y cinco];
informaron que la prevalencia de la fatiga llegó al 64 % entre las
nuevas madres durante el período posparto. Otro estudio,
publicado en 2002, mostró que la prevalencia de la fatiga durante
el período anterior al parto fue del 20 % y que aumentó al 50-64 %
inmediatamente después del período posparto.66]. La alta
prevalencia de fatiga entre las madres de nuestro estudio podría
explicarse por cambios fisiológicos, cuestiones culturales y
compromisos familiares.66]. Además, se ha demostrado que una
caída repentina de ciertas hormonas puede desempeñar un papel
en el cansancio informado por las madres [12]. Además, tener un
nuevo bebé con patrones de sueño irregulares [67] que llora sin
explicación y se despierta con frecuencia para alimentarse [68]
puede contribuir a la fatiga reportada por las madres después del
parto. La falta de sueño entre las madres durante este período
crítico de transición debido a los factores mencionados
anteriormente relacionados con el recién nacido, junto con la
responsabilidad de hacerse cargo de las tareas del hogar, las
responsabilidades de otros hermanos o incluso las
responsabilidades relacionadas con el trabajo.69]—pueden
conducir colectivamente a fatiga y agotamiento. Sin embargo,
investigar las interacciones entre las variables del estudio y/o los
factores que contribuyeron al nivel de fatiga informado entre
nuestros participantes estuvo más allá del alcance de esta
investigación. Se justifica un mayor estudio sobre este asunto.
Con respecto al PSQI, un porcentaje muy alto de nuestros
participantes (97%) informó no dormir bien. Esta tendencia de
insomnio es similar a los resultados publicados en 2022, en los
que casi el 60 % de las mujeres posparto reportaron una mala
calidad del sueño dos meses después del parto [70]. Además, los
hallazgos de un estudio de Ko y Lee [71] que tuvo como objetivo
mejorar la calidad del sueño entre las mujeres posparto
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Valor P VIF Modelo general Valor p IC del 95 % * * R2
Más bajo Superior
0.000* – 0.000 17,65 21,83 0,37
0.000* 1.193 0.36 0.76
0.000* 1.225 0.43 0,61
1.222 − 4,00 − 3.16
reveló que más del 95,4% de las mujeres reportaron trastornos del
sueño. Esta alta prevalencia de sueño deficiente podría atribuirse
a varios factores. Un estudio que examinó los frecuentes
despertares nocturnos y las tomas nocturnas de los bebés
descubrió que la mala calidad del sueño era un problema común
durante el período posparto [72]. Curiosamente, a diferencia de la
calidad del sueño, se ha demostrado que la lactancia materna
podría ser un factor protector contra la depresión posparto. Borra
et al. [73], reveló que el riesgo de PPD era menor en las madres
lactantes en comparación con aquellas que no tenían la intención
de amamantar. Esta relación entre la lactancia materna y los
síntomas depresivos se ha atribuido a la regulación de la secreción
diurna de cortisol basal (eje hipotalámico pituitario suprarrenal
(HPA)) [74–78]. Sin embargo, la influencia de la lactancia materna
durante el posparto merece mayor atención.
Además, factores como el empleo, el sexo del bebé, el parto en casa,
la enfermedad mental prenatal, los problemas médicos posteriores al
parto y la depresión posparto se asociaron positivamente con la mala
calidad del sueño.79]. Aunque el efecto del miedo al síndrome de
muerte súbita del lactante (SMSL) sobre la calidad del sueño materno
no ha recibido mucha atención en la literatura, podría haber una
interacción indirecta al respecto. El miedo al SMSL puede provocar
ansiedad y depresión, lo que, a su vez, puede afectar la calidad del
sueño de la madre [80]. La falta de sueño puede eventualmente
conducir a convertirse fisiológicamente [81], psicológicamente [82], y
físicamente [83] comprometida. Por lo tanto, es importante mejorar la
concientización e implementar estrategias preventivas para educar a
las madres sobre la importancia del sueño y las consecuencias para la
salud de la privación del sueño.20]. En la literatura se han informado
varios métodos con los que promover un sueño saludable. Por
ejemplo, parteras y obstetras han descubierto que las actividades de
Pilates mejoran la salud física y mental en la población primigrávida
durante el período posparto [84]. Además, un metanálisis reveló que la
terapia cognitiva conductual para el insomnio podría mejorar tanto el
estado de ánimo durante el día como los problemas del sueño
nocturno.85]. Además, participar en actividades regulares de
intensidad moderada
 Baattaiahet al. Psicología BMC

Tabla 7Análisis de Regresión Lineal Múltiple del FSS, el PSQI,las puntuaciones BRS y EPDS con covariables (N=1409)
(2023) 11:10

Variables dependientes predictores B SE β t valor p V.F.I. Valor P general del modelo IC del 95 % * * R2

Más bajo Superior

EPDS (Constante) 18.404 1.469 − 12.524 0.000* − 0.000* 15.521 21.287 0.39
FSS 0.547 0.102 0.123 5.353 0.000* 1.208 0.347 0.748
PSQI 0.528 0.047 0.267 11.343 0.000* 1.261 0.437 0.619
BRS − 3.420 0.215 − 0,375 − 15.881 0.000* 1.265 − 3.842 − 2.997
edad de la madre − 0,028 0.029 − 0,021 − 0,951 0.342 1.091 − 0,086 0.030
IMC de la madre 0.029 0.029 0.022 1.013 0.311 1.078 − 0,027 0.085
Edad del niño (meses) 0.177 0.034 0.111 5.178 0.000* 1.041 0.110 0.245
Tabaquismo 0.844 0.656 0.027 1.287 0.198 1.011 − 0,442 2.130
Embarazo a término − 0,797 0.471 − 0,036 − 1.693 0.091 1.008 − 1.720 0.127
Tener enfermedades crónicas 0.058 0.468 0.003 0.124 0.901 1.024 − 0,860 0.976
Tomar antidepresivos 1.685 0.903 0.040 1.866 0.062 1.040 − 0,086 3.457

V.F.I.Factor de inflación de varianza,EPDSEscala de depresión posparto de Edimburgo,FSSescala de severidad de la fatiga,PSQIÍndice de Calidad del Sueño de Pittsburgh,BRSBreve escala de resiliencia,IMCÍndice de masa corporal

*pag≤0,05 es significativo; B: “coeficiente de regresión” beta no estandarizado; β: beta estandarizada

* * R−Cuadrado
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Baattaiahet al. Psicología BMC (2023) 11:10
Se ha recomendado el ejercicio gimnástico para aliviar el estrés y
el agotamiento y mejorar el sueño [86]. En este estudio, no
investigamos los factores que predisponen a dormir mal o cómo
mejorar el sueño. A la luz de las diferencias, en términos de
factores culturales, relacionados con la salud y el nacimiento, o
psicosociales, entre nuestra población de estudio y la estudiada
previamente, es fundamental seguir investigando para explicar el
alto porcentaje de problemas de sueño informado por nuestra
muestra. Además, todavía se justifican más estudios para mejorar
la calidad del sueño entre las madres.
Otro hallazgo importante de este estudio fue que el 36% de los
participantes caían dentro de la categoría de baja resiliencia.
Según el leal saber y entender del autor, existe una escasez de
investigaciones que investiguen la resiliencia entre las madres
durante el período posparto. En uno de los pocos estudios
realizados para comprender los posibles factores de protección
para las mujeres perinatales durante la pandemia de COVID-19,
los resultados mostraron un bajo nivel de resiliencia entre las
mujeres embarazadas y posparto [87]. Sin embargo, dicho estudio
es diferente de nuestro estudio actual en que nos enfocamos en
delinear el nivel de resiliencia entre las mujeres posparto y cómo
podría contribuir al desarrollo de DPP. Además, un estudio de
2022 que investigó los estilos de afrontamiento de las mujeres
durante el embarazo y su relación con la DPP reveló que las
mujeres con mayor nivel educativo, mayor autoestima o mejor
resiliencia mental tenían puntuaciones más altas de afrontamiento
positivo. Además, el 26,34% de las puérperas experimentan
depresión; esto implica altos niveles de estilos de afrontamiento
negativos, que podrían estar asociados con bajos niveles de
resiliencia mental, así como con antecedentes educativos
deficientes y baja autoestima.88]. Sin embargo, dado que la
población estudiada estaba compuesta por mujeres chinas, es
posible que tengan diferentes estilos de vida, culturas, conciencia
y mentalidad en comparación con la población utilizada en
nuestro estudio. Independientemente, la resiliencia, como una
construcción psicológica emergente entre las mujeres posparto,
requiere una mayor investigación.
Los resultados de este estudio respaldan la hipótesis de que un
nivel más alto de PPF es predictivo de un alto riesgo de PPD, lo
que, a su vez, sugiere la importancia de la detección de fatiga para
identificar a las madres que están en riesgo de desarrollar PPD.
Nuestros resultados están respaldados por los de un estudio de
2018 en el que la FSS y la Depression Anxiety Stress Scale (DASS21-
D) indicaron una correlación entre la fatiga y la PPD [64]. Además,
en un estudio de Bozoky y Corwin [13], también se encontró una
relación entre fatiga y PPD. Se ha dicho que la fatiga es el síntoma
temprano de la DPP [89]. La fatiga es uno de los cuatro factores
principales que las mujeres creen que contribuyen a la DPP [90],
ya que se ha demostrado que la gran mayoría de las mujeres con
depresión posparto se sienten fatigadas [91, 92]. Se ha
mencionado ampliamente que la PPD puede dificultar a una nueva
madre en términos de desarrollar su capacidad materna.
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role. Por lo tanto, la fatiga, como posible predictor, debe evaluarse
de manera temprana y se pueden implementar estrategias de
manejo de rehabilitación para reducir la fatiga y, por lo tanto, el
riesgo de desarrollo de PPD entre las madres.
La relación entre la calidad del sueño y el riesgo de PPD se
ha examinado en varios estudios. Un estudio que evaluó la
relación entre la calidad del sueño y los síntomas de depresión
encontró que la mala calidad del sueño estaba fuertemente
relacionada con la depresión [19]. Otro estudio, empleando el
PSQI, determinó que la falta de sueño aumenta la
vulnerabilidad de una mujer a la depresión [70]. Además, un
estudio que investigó el tiempo de sueño durante el embarazo
demostró que dormir menos se asoció con un mayor riesgo
de depresión.93]. Además, un estudio realizado en Pensilvania
entre 44 mujeres que tenían entre 6 y 26 semanas después del
parto mostró una correlación lineal entre la mala calidad del
sueño y la gravedad de los síntomas de depresión y reveló que
las mujeres con depresión tenían una peor calidad del sueño
que las mujeres sin depresión [94]. La relación entre el sueño
y la depresión está demostrada en la literatura, y todos los
estudios mencionados anteriormente están en línea con los
resultados de nuestro estudio entre madres que viven en
Arabia Saudita. Sin embargo, se ha demostrado que la
depresión y el sueño tienen interacciones recíprocas, en las
que la depresión puede conducir a una mala calidad del sueño
y, a su vez, la mala calidad del sueño puede conducir
eventualmente a la depresión.95]. Se necesitan más estudios
para comprender los factores que fortalecen o debilitan esta
relación.
Este estudio también encontró una asociación entre el nivel
de resiliencia y el riesgo de PPD. Demostramos que la
resiliencia disminuyó la probabilidad de síntomas de
depresión posparto. Un estudio de 2021 de Kinser et al. [96],
que utilizó la Escala de resiliencia 2 de Connor-Davidson (CD-
RISC 2), encontró que las puntuaciones más altas de resiliencia
en el CD-RISC 2 estaban relacionadas con puntuaciones más
bajas para los síntomas de depresión; sin embargo, el estudio
se realizó durante la pandemia de COVID-19, lo que podría
haber generado otras explicaciones sobre la relación entre la
resiliencia y los síntomas depresivos. Además, otro estudio
sobre mujeres posparto que utilizó la Escala de resiliencia de
Connor-Davidson (CD-RISC) para examinar la relación entre la
resiliencia y la depresión reveló una relación negativa.97]. Hay
una escasez de investigaciones que examinen esta relación
directamente entre las madres en su período posparto. La
resiliencia, como estrategia de afrontamiento, podría
promover la capacidad de las madres para manejar los
cambios que enfrentan en sus vidas durante este período
crítico. Se recomienda ampliar la investigación sobre esta
relación y en relación con otros factores psicológicos/
psicosociales. Los investigadores también deberían centrarse
en adaptar los comportamientos y las estrategias de
aceptación entre las madres para mejorar su salud en general.
Baattaiahet al. Psicología BMC (2023) 11:10
Varios otros factores también podrían ser predictores
potenciales de un alto riesgo de depresión posparto. Nuestro
análisis reveló que la fatiga, la calidad del sueño y la resiliencia,
evaluadas por las puntuaciones de BRS, FSS y PSQI, son fuertes
predictores de las puntuaciones de la EPDS. También revelamos
que otras variables podrían influir en las puntuaciones EPDS.
Encontramos que la edad del recién nacido contribuye al riesgo de
PPD y que un aumento de un mes aumenta las puntuaciones de la
EPDS. La relación entre la edad del bebé y el riesgo de DPP de la
madre fue revelada por Dol et al. [98] en un estudio canadiense,
las mujeres con bebés mayores experimentaron más síntomas de
depresión posparto que aquellas con bebés más pequeños.
Además, la relación entre la edad del bebé y el riesgo de PPD de la
madre podría explicarse por el efecto mediador de la falta de
sueño.99]. Sin embargo, las variables mediadoras y moderadoras
en la relación entre los factores predisponentes y el riesgo de
desarrollar DPP requieren más estudios, ya que pueden existir
interacciones directas o indirectas entre las variables.
Además, se ha demostrado que la obesidad y el sobrepeso entre
las madres contribuyen al riesgo de depresión posparto.100]. La
relación entre los síntomas de PPD y el IMC también fue explicada
por LaCoursiere et al., cuyos resultados muestran que un aumento
del IMC se asoció con la sintomatología de depresión posparto en
el 30,8 % de las mujeres obesas [101]. Además, también se ha
demostrado que la edad materna avanzada está relacionada con
la depresión posparto. Aquellos que tienen entre 40 y 44 años
mostraron niveles más altos de PPD que aquellos entre 30 y 35
años.102]. Además, se ha demostrado que fumar se relaciona con
un mayor riesgo de depresión posparto. En un estudio japonés
reciente, los autores revelaron que las mujeres que continuaron
fumando durante el embarazo o dejaron de fumar después de
quedar embarazadas tenían mayores probabilidades de
desarrollar PPD en comparación con aquellas que nunca habían
fumado. También revelaron que las mujeres que dejaron de fumar
de≤5 años antes de quedar embarazada todavía tienen un alto
riesgo de desarrollar PPD [103].
Con respecto a las experiencias adversas del embarazo o parto,
los estudios han demostrado la asociación entre las experiencias
adversas del parto o embarazo y el riesgo de PPD. Se reveló que
aquellas que experimentaron un parto prematuro corren el riesgo
de desarrollar PPD [104, 105]. Además, el uso de medicamentos
como los antidepresivos podría empeorar el caso y aumentar el
riesgo de tener depresión posparto. Las madres pueden estar
preocupadas por la adicción a las drogas, los efectos secundarios y
el estigma asociado con el consumo de dichos medicamentos, lo
que eventualmente puede precipitar una interrupción prematura
de los medicamentos y, por lo tanto, empeorar las cosas [106–111
]. Las enfermedades crónicas, por otro lado, podrían exacerbar la
susceptibilidad de tener depresión. Un gran estudio basado en la
población indicó que las personas con afecciones crónicas tienen
más probabilidades de sufrir síntomas depresivos en comparación
con
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los que no tienen enfermedades crónicas. Si bien las condiciones
crónicas y la depresión coexisten, la salud se deteriora aún más en
mayor medida que si cada una ocurriera sola.112–114].
En este estudio, se controlaron factores como la edad y el
IMC de la madre, la edad del niño, el tabaquismo, el embarazo
a término, tener una enfermedad crónica y tomar
antidepresivos, pero las relaciones entre la fatiga, el sueño y la
resiliencia y el riesgo de DPP seguían siendo significativos. Sin
embargo, investigar los otros factores que contribuyen al
riesgo de desarrollo de PPD entre nuestros participantes
estaba más allá del alcance de este estudio. Los estudios
futuros deberían explorar los factores sociodemográficos y
relacionados con la salud y el parto que afectan el riesgo de
desarrollar depresión en las mujeres posparto.
Fortalezas y limitaciones del estudio
La principal fortaleza del estudio actual es que se trata de un estudio
poblacional multirregional con una muestra de gran tamaño que
incluye a mujeres que viven en Arabia Saudita. Sin embargo, también
existen varias limitaciones que deben ser reconocidas. El estudio
incluyó un método de muestreo de conveniencia no probabilístico y,
como ocurre con todos los ensayos basados en muestreo de
conveniencia, la generalización de los resultados a la población general
es limitada. Todos nuestros participantes fueron reclutados utilizando
plataformas electrónicas, lo que puede haber resultado en un sesgo de
selección y, por lo tanto, limitó la generalización de nuestros hallazgos
a todas las madres. Los estudios futuros deben considerar la
recopilación de datos aleatoria o la entrevista en persona/métodos
cualitativos para evitar tal limitación. Nuestros resultados fueron
limitados porque el riesgo de PPD, el nivel de PPF, la calidad del sueño
y el nivel de resiliencia fueron autoinformados, lo que puede haber
dado lugar a un sesgo de notificación. El uso de medidas objetivas sería
más apropiado en estudios futuros.
Este estudio investigó el papel de la resiliencia, como predictor
psicológico, sobre el riesgo de desarrollar PPD. Sin embargo, no
recopilamos información relacionada con otros factores
psicológicos, como la autoeficacia, que también pueden haber
contribuido al desarrollo de DPP durante el período posparto.
Estaba más allá del alcance del estudio investigar directamente la
relación entre los factores sociodemográficos/de salud y del parto,
como el estado de lactancia, la paridad, el modo de parto, el
ejercicio regular y el riesgo de desarrollar PPD. Se recomiendan
más estudios para proporcionar una visión general del impacto
potencial de los factores psicológicos, ambientales, de estilo de
vida y relacionados con la salud en los síntomas depresivos
posparto.
También investigamos los factores que contribuyen a los niveles
informados de fatiga, resiliencia y calidad del sueño. El diseño del
estudio fue transversal; no tenemos datos de referencia sobre los
factores mencionados anteriormente, y no investigamos los
niveles de los mismos, ya sea durante o incluso antes del
embarazo. Otros factores, como los niveles de dolor,
Baattaiahet al. Psicología BMC (2023) 11:10 Página 14 de 17

no fueron incluidos en el cuestionario distribuido. El dolor los autores contribuyeron a la recolección de datos ya la interpretación de los resultados
de los datos analizados. NMB, HMA, FAB y AAA escribieron el manuscrito original. BAB y
puede influir en el riesgo de las madres de desarrollar DPP
MDA revisaron el manuscrito en busca de contenido intelectual importante. Todos los
durante este período crítico. Tal relación necesita autores leyeron, revisaron y aprobaron el borrador final del manuscrito.
investigación futura.
Fondos
También vale la pena señalar que este estudio Esta investigación no recibió financiación externa.
estuvo limitado por la falta de evidencia sobre la
relación entre el riesgo de PPD y la resiliencia. Disponibilidad de datos

Los datos no están disponibles públicamente porque se están realizando más

Algunos estudios han implicado un efecto positivo investigaciones y se están preparando más manuscritos. Los datos del presente estudio
por parte de la resiliencia mental a través de estilos estarán disponibles previa solicitud razonable del investigador principal o del autor
de afrontamiento sobre el riesgo de DPP, sin correspondiente.

abordar este tema directamente, pero según el

conocimiento de los autores, no hay investigaciones
disponibles que puedan respaldar los hallazgos
relacionados con el riesgo de PPD y resiliencia en
nuestro estudio. Además, la versión árabe del PSQI
utilizada en este estudio se asoció con un valor de
consistencia interna (α=0,65) que está por debajo del
umbral de confiabilidad aceptable, que es 0,70. Para
garantizar la consistencia interna de la escala, se
requiere un mayor estudio de confiabilidad entre la
población árabe que incluya un tamaño de muestra
Declaraciones
Aprobación ética y consentimiento para participar
El estudio se realizó de acuerdo con las pautas propuestas en la Declaración de
Helsinki y fue revisado y aprobado por el comité de ética de la Facultad de Ciencias
de Rehabilitación Médica (FMRS), Universidad King Abdulaziz, Jeddah, Arabia
Saudita (FMRS‑EC2022‑ 006). El protocolo del estudio, los procedimientos y los
derechos de los participantes se explicaron al comienzo de la encuesta y se obtuvo
el consentimiento informado por escrito de todos los participantes antes de su
participación.
Consentimiento para
publicación No aplica.

más grande. Finalmente,86,115,116]. Conflicto de intereses

Los autores declaran que no tienen intereses contrapuestos.

Recibido: 8 septiembre 2022 Aceptado: 6 enero 2023

Conclusiones
Las madres con niveles más altos de fatiga, mala calidad del sueño y
baja resiliencia tenían un alto riesgo de desarrollar depresión posparto.
Aunque esos factores fueron fuertes predictores de los síntomas de Referencias
PPD, otros factores relacionados con las características de las madres 1. Stewart DE, Robertson E, Phil M, Dennis C‑L, Grace SL, Wallington T. Depresión
posparto: Revisión de literatura sobre factores de riesgo e intervenciones.
podrían contribuir al desarrollo de PPD y no deben pasarse por alto.
Salud Pública de Toronto: Toronto, Canadá: Programa de Salud de la Mujer
Nuestros datos sugirieron que la resiliencia podría ser una estrategia de la Red de Salud Universitaria; 2003.
de afrontamiento prometedora para amortiguar el desarrollo de PPD. 2. Salud mental materna e infantil y desarrollo en países de bajos y
medianos ingresos: informe de la reunión, Ginebra, Suiza.
Los proveedores de atención médica deben identificar estos factores y,
Organización Mundial de la Salud (OMS). 2008.https://apps.who.int/
por lo tanto, establecer mejores objetivos de rehabilitación para iris/handle/10665/43975.
mejorar la salud materna en general. 3. O'Hara MW, Schlechte JA, Lewis DA, Wright EJ. Estudio prospectivo de la tristeza
posparto. Factores biológicos y psicosociales. Archi psiquiatra general.
1991;48:801–6.
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abreviaturas
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DPP Depresión post-parto
descripción y etiología. Best Pract Res Clin Obstet. 2014;28:3–12.
FPP fatiga posparto
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relación con la depresión posparto posterior. Aust NZJ Psiquiatría. 1988;
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DASS21‑D depresión, ansiedad y estrés
definiciones, dimensiones e indicadores. Int J Nurs Terminol Classif.
1996;7:51–62.
Agradecimientos
9. Aaronson LS, Teel CS, Cassmeyer V, Neuberger GB, Pallikkathayil L, Pierce
Los autores desean agradecer a todas las madres por su participación en este estudio. Los autores
J, et al. Definición y medición de la fatiga. Beca J Nurs. 1999; 31:45–50.
desean agradecer a la Universidad Rey Abdulaziz por su ayuda en la realización de este proyecto de
10. Corwin EJ, Arbor M. Fatiga posparto e intervenciones basadas en la evidencia.
investigación.
MCN Am J Matern Child Nurs. 2007;32:215–20.
11. Schytt E, Lindmark G, Waldenström U. Síntomas físicos después del parto:
Contribuciones de autor
prevalencia y asociaciones con la autoevaluación de la salud. BJOG: Int J Obstet
Todos los autores contribuyeron sustancialmente al manuscrito. BAB, MDA, NMB,
Gynaecol. 2005; 112:210–7.
HMA, FAB y AAA contribuyeron a la concepción y diseño del estudio. Todo
Baattaiahet al. Psicología BMC (2023) 11:10
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