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hi estaba otra vez, podia escucharlo entre el senido
de las gotas que caian sin detenerse desde las nubes.
Alondra se acereé ala ventana, mds alld del vidio ernparado
por su respiraci6n pudo mirer algunos drodes que parecian bailar
con el viento y la lluvia, pero adernds de les drboles ancianes y
de Ia barda de la casa no habia nada especial; Alondra cecdidié
dejar de pensar en ello y ponerse a cclorear el libro que le regalé
su tia Carmela después de une de los viajes que acosturnoraba
hacer. El licro era pesado, de grandes pastas color verde, las
imagenes estaban llenas de aninnales increfbles, dragones,
unicomios, dinesauries...mo se decidia cucl colorear primera,
estaba por elegir entre el dragén de fuego y la serpiente rncrina
cuando el ruido se escuché nuevamente. Alondra se quedé
quieta. Contuve la respiracién, podia sentir cone su corazon
latia con fuerza, afuera, la luvia confinuckba con su candén
interminable acornpafiada del viento El ruide no se volvi6
a escuchar aquella tarde.I CUANTOS CUENTOS J Antoboit Inf ntill
Alamafiane siguiente Alendra se levanto
fernprang, un sol con la melena revuelta lenzeba sus
rayes sobre el suelo aun mojace por Ia termenta, pequeries
arceiris se cloujaban aul y alld y los cnerces eran espejos en
los que se miraban las nubes, Alendra innaginaba que podia
lanzarse dentro de aquelles reflejos y caer al cielo que tenia a sus
pies. Ya de camino a clases, Alondra sintié una mirada colgeda
en su espalda, decidié no prestar atencién, siguié carninande
aunque un poce mids lento, la mirada seguia ahi, hadéndde
cesguillas en la nuca y el ruide, aquel ride que la habfa intrigade
desde hacia dfas también venia deirds de ella. Cuande ya
estaba a unes pasos de la escuela, Alondra giré rapidamente
para tomer por sorpresa al causante cel ruide, pero solo pude
mirer el pedazo de una sembra que se escabullia entre los
miaterrales que bordeaban el camino.
Alondra pasé el dia entero pensande en aquél ruidito que
la seguia a todas partes, no pudo concentrarse en las dases y
varias veces le llannaran la atencién por encontrara distrafda
al moments en que el maestro preguntaba algo. Ala hora de
la saida, Alondra corié sin parar hasta su casa, brincé sobre los
chorcos, se llené de ledo los zapatos, se mgé los pantalones con
el agua que tenfan las plantas a las crillas del carnino, todo p
concentrarse en descubrir el origen del ruido que ahora se habia
convertide en sombra.[ CUANTOS CUENTOS / Ant bie Infentill
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Alondra comié deprisa y salié ce su casa, sentada en el |
pasto esperé pacientemmente con los ojos cerraces y comenzé a x
identificar todos los sonidos que le llegaban, el canto de un pdjaro
(seguramente un gorién) nods alld el lacticle de varios perros,
su papd lavande los trastes haciéndoles chocar y de repente lo
escuché otra vez, era como el sonido de un moter un moter
pequelio, Alondra imagine un camién quizds conducide por
duendes el ruido se acercé, Alondra apreté los parpades, aguanté
la curiedded para no ahuyentarle, el nun run se aproxirncba
poco a pec, casi pociia tecarlo si estiraba el brazo, pero aguards;
cuando aquel mnurmullo estuve muy cerca, Alondra alrié les ojos
y descubrié ol causante de todo, el nuido tonné ferrna, ne era un
camién lleno de duendes, era una sornbra negra eso sf, pero con
bigetes largos y unes ojos verdes que la miraban cen curiosidad.
Desde entonces, la sombra la acomnpaia, se acurnuca en su
cama y se encarga ce mantener lejos a los ratones.