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LOS TATUAJES

Para entender este fenómeno tan significativo hay que remontarse al neolítico, donde se encontraron los
primeros indicios de un ser humano con tatuajes. Se trata de una momia de un glaciar de los Alpes
australianos, que tenía la espalda y las rodillas tatuadas.
La momia es conocida como Ötzi y se encuentra actualmente en el South Tyrol Museum of Archaeology.
Uno de los pueblos más prolíficos en el arte del tatuaje es el polinesio y la palabra «tatuaje» viene de
tátau, del samoano. Tenían la costumbre de tatuar a sus miembros desde muy pequeños y a medida que
iban creciendo, iban tatuando las diferentes partes del cuerpo, hasta llegar al punto de no dejar ningún
punto del cuerpo sin tatuajes. La función de esta práctica era la de asustar a los enemigos.
En el antiguo Egipto destacaba el hábito de tatuarse entre las mujeres y en Japón comenzaron a practicar
el tatuaje en el siglo V a.C.: era símbolo de las altas clases sociales y decoraban sus cuerpos con pequeñas
obras de arte. Otras civilizaciones también se tatuaron, como ofrenda a sus Dioses.
Los marineros llegados a la Polinesia extendieron esta costumbre por todo el mundo, destacando al
Capitán Cook, que introdujo en la sociedad occidental el rito y las costumbres. En la actualidad es una
práctica totalmente habitual en todo el mundo. Gran número de personas se han tatuado y los expertos
afirman que es algo adictivo.
“Los Tatuajes” en History Channel Iberia, publicación del 16 de julio de 2014 http://plandi.com.mx/qrScaner/ver.php?
codigo=plandi_1626962769715
¿QUÉ ES LA EUTANASIA?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como aquella “acción del médico que
provoca deliberadamente la muerte del paciente”. Esta definición resalta la intención del acto médico, es
decir, el querer provocar voluntariamente la muerte del otro. La eutanasia se puede realizar por acción
directa: proporcionando una inyección letal al enfermo, o por acción indirecta: no proporcionando el
soporte básico para la supervivencia del mismo. En ambos casos, la finalidad es la misma: acabar con una
vida enferma. Esta acción sobre el enfermo, con intención de quitarle la vida, se llamaba, y debería seguir
llamándose homicidio. La información y conocimiento del paciente sobre su enfermedad y su demanda
libre y voluntaria de poner fin a su vida, el llamado homicidio asistido, no modifica que sea un homicidio,
ya que lo que se propone entra en grave conflicto con los principios rectores del Derecho y de la Medicina
hasta nuestros días.
Documento elaborado por la Asociación Catalana deEstudios Bioétics (ACEB) ”Razones del “no” a la Eutanasia” fragmento.

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