PREPOSICIONES Y CON AMARILLO LAS CONJUNCIONES QUE ENCUENTRE EN AMBOS TEXTOS.
El mundo (Eduardo Galeano)
Un hombre del pueblo Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado desde arriba la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. -El mundo es eso- reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende". Más que un cuento corto, se trata de un microcuento creado por Eduardo Galeano (uno de los más destacados escritores uruguayos y de toda latinoamérica) y publicado en su libro “El libro de los abrazos”. Se centra en la visión del mundo como un lugar maravilloso lleno de gentes muy diferentes entre sí, pero que no dejan de ser personas. También nos hace ver la relevancia de atreverse a vivir intensamente.
El hombre que contaba historias (Oscar Wilde)
Este relato nos sitúa en un pequeño pueblo en medio del bosque y frente al mar, donde vivía un hombre sabio que salía del pueblo cada mañana y por la noche regresaba para contar fantásticas historias a los lugareños que lo escuchaban atentamente. Cuando volvía el hombre sabio le preguntaban insistentemente: -Cuéntanos, ¿Qué has visto hoy? A lo que él respondía con su voz suave y pausada: -He visto a un fauno que tocaba una melodía hermosa con su flauta y con ella obligaba a bailar en círculo a un grupo de silvanos. -Y qué más has visto? Preguntaban insistentemente los aldeanos al hombre sabio. -He visto a 3 sirenas mientras me dirigía a la orilla del mar, todas ellas eran criaturas hermosas que peinaban sus verdes cabellos con un peine de oro. Estas historias fascinaban a todos y cada uno de los habitantes del pueblo, desde niños hasta adultos e incluso a los viejos. Es por eso que todos los vecinos del pueblo lo apreciaban por encima de cualquier otro habitante. Una mañana el hombre que contaba historias salió de nuevo hacia el mar y vio a tres sirenas en el filo de las olas, que peinaban sus largos cabellos verdes con un peine de oro. Asustado, el hombre se dirigió de nuevo hacia el bosque para regresar a casa, y allí vio con sus propios ojos a un fauno que tañía delicadamente su flauta y con sus sonidos hacía bailar a un grupo de silvanos que se encontraban con él. Cuando regresó al pueblo esa misma noche, todos los habitantes le preguntaron, como de costumbre, qué es lo que había visto, a lo que él contestó. -No he visto nada". Este relato corto de Oscar Wilde es uno de los más sorprendentes e imaginativos del genio irlandés, y nos habla de las apariencias, de la mentira y de cómo no siempre todo es lo que parece.