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Palabras de Lanzamiento de La Novela Lo Más Íntimo de La Tierra (Corregido 2020)
Palabras de Lanzamiento de La Novela Lo Más Íntimo de La Tierra (Corregido 2020)
He escrito una novela que no sé cómo clasificar. Y hoy, cuando presento a ustedes el
producto de ocho años de trabajo que requirió investigar, escribir y producir los
ejemplares que van a llevar a sus casas, no sabría explicarles que tipo de literatura es la
que les ofrezco. “Lo más íntimo de la Tierra” es una novela de ficción escrita a modo de
bitácora sobre un viaje al interior de la Tierra hueca, que siete expedicionarios inician
en el polo sur. El viaje no resulta como esperaban. La misión que tienen es más
novela sobre temas colombianos, excepto por el hecho de que refleja las vidas de seis
mundo. Las literaturas nacionales son cada vez más difíciles de sostener en un mundo
que se ha globalizado, en el que hay que procurar cada vez más que los lectores se
sientan parte de la humanidad como un todo, porque ya es así, en red y en unidad, como
son las cosas. No es una novela con consejería espiritual incluida, como las de Paulo
Coelho. Ni es un libro que sirva para conseguir adeptos. No es una obra metafísica
personajes, que no tienen nada de Indiana Jones ni se portan como héroes. Son seis
imaginación sino que se plantee preguntas metafísicas y enigmas arqueológicos. Tal vez
época del arte. Soy escritor: lo mío es contar una historia. Pero no me inquieta menos investigar
quién está escribiendo obras parecidas a la mía y qué me aportan ellas o qué les aporto yo a los
Hace dos años lancé una novela que apellidé “ecológista”. Era la primera novela que producía
después de casi 20 años de silencio literario. Se llama “Esta Isla de Ecos Azules”. En ella, una
mujer que se comunicaba con los cetáceos viajaba con un extraño grupo filantrópico que
afrontaba el cambio climático. Había situaciones futuristas sobre el papel y el destino del ser
humano en la nueva tierra que surgiría del desastre de la antigua. Un grupo de escogidos y una
valoraba el poder uterino de la vida mediante un trance que lo llevaba a conocer los orígenes
comprensión femenina sobre los peligros que acechan, desde su interior, al ser humano. Intenté
producir una cosmovisión ecofeminista para criticar al orden patriarcal mundial, le hice guiños
de admiración a las sabidurías ancestrales. Hoy, con esta segunda novela publicada, usaría el
epíteto “esotérica” para designarla. No es la mejor descripción, porque es un adjetivo que lleva a
muchos equívocos, pero podemos intentar otros apelativos luego de darle un rato vueltas al
Hay varios elementos que nos pueden servir como brújula para encontrar un lugar para mi
novela en la literatura. El primero es el de la pasión por los temas de geografía sagrada. Ustedes
han oído hablar tal vez de la geometría sagrada, por las enseñanzas de Drúnvalo Melchizedec.
sus alumnos menos avezados, sino a los más íntimos y adelantados, en la Grecia del siglo VI
AC. Pues bien, también hay una geografía sagrada: es la disciplina que se pregunta por todo lo
que la geografía tradicional descarta como tema válido en el estudio del planeta Tierra : líneas
de energía, localización de ruinas arqueológicas famosas, lugares secretos de valor para los
pueblos de la antigüedad, civilizaciones perdidas, hundidas y ocultas, etc. Y uno de esos temas
fascinantes de la geografía sagrada es el de la teoría de la tierra hueca, que dice que nuestro
planeta no es sólido por dentro, ni tiene un núcleo ígneo e incandescente, sino un sol interior y
También los rosacruces y los masones han incursionado en el tema, pero hay que ir más hacia
atrás porque la pasión por las culturas antiguas realmente comenzó con el emperador Napoleón,
un entusiasta del mundo egipcio. Las aventuras exóticas de los aristócratas ingleses y europeos
por los países orientales, por el medio oriente y África, por las ruinas mayas y otras historias
similares que han hecho eco en películas taquilleras como indiana jones; se remontan a la
sorpresa que produjo saber, cuando se terminó la edad media y los europeos comenzaron a
recorrer el mundo, que la cultura occidental solo era una de tantas. En la edad media se pensaba
que la civilización tenía su origen en Grecia, luego se vio que Egipto era más antiguo, y después
se hicieron excavaciones entre los rios Tigris y Éufrates para encontrar que la civilización
sumeria era la más antigua de todas. Pero la historia oculta de la tierra que nos contaron los
libros de madame Blavatski decía otra cosa: nos invitaba a imaginar más atrás aun, nos habló de
que han existido cinco razas humanas, y que somos la quinta subraza de la quinta raza en un
proceso evolutivo muy complejo que ha tenido lugar en el remoto pasado, aunque la ciencia
histórica no esté de acuerdo. Por supuesto, habrían existido otros continentes, el de la Atlántida
y el de la Lemuria, ya desaparecidos, en los que buena parte de esas civilizaciones habría tenido
lugar. Y antes de eso, pangea, el continente único, que ya se ha comprobado que existió antes
Pero en mi caso el que disparó mi interés por la historia oculta fue Drúnvalo Melchizedec.
Max Hendel “Concepto rosacruz del cosmos”, fue tomando los talleres de la flor de la vida de
Drúnvalo que volví a experimentar un despertar de conciencia al que no me pude resistir. Los
textos de Drúnvalo son tan sencillos y tan fascinantes que me hicieron creer que de verdad esa
geografía oculta y esa historia no revelada de la humanidad son muy probables. Drúnvalo habla
de estos temas con una fascinación que hipnotiza, es un verdadero mago para contar historias y
-en ese sentido-,es sin saberlo un excelente narrador oral. Conforme leía “El Secreto de la Flor
De La Vida”, -ambos tomos-, yo iba sintiendo que se ampliaba mi visión sobre el propósito de
escuela de Horus, en los vehículos de luz activada que son los merkabahs, en la ascensión a la
cuarta y la quinta dimensión, en las anécdotas de Drúnvalo sobre la alquimia, sus encuentros
con Thot, todo eso. ¡Y Drúnvalo hablaba con certeza, como quien cree que realmente todo eso
ha sido así! Y no es que simplemente lo crea, es que dice haberlo vivido y obtenido por
tengo, como todos ustedes, un lado derecho del cerebro preparado para ser crédulo y un lado
izquierdo hecho para ser escéptico, y ambos me funcionan bastante bien. Me cuesta bastante
trabajo ser solamente crédulo o simplemente escéptico, ambos extremos me parecen igual de
peligrosos. Así que decidí ser ambas cosas a la vez: tomarlo todo como si fuera la ficción más
entretenida que me habían contado, pero al mismo tiempo dejarme seducir por la información y
tomarla a pie juntillas. Para que eso fuera posible yo tenía que escribir una novela en la que
unos personajes se inclinaran más por lo uno que por lo otro, así que escribiendo literatura con
lo que Drunvalo aseveraba que era la historia objetiva de la humanidad, yo intenté poner de
acuerdo a mis dos cerebros. Creo que fue en medio de una clase con un difusor de la Escuela de
la Flor de la Vida, Helmer Zuluag,a que en un momento me dije: esto que me están diciendo,
sea verdad o no, es lo más interesante que he oído, y merece por lo menos convertirse en una
novela. Son momentos en los que uno queda amorosamente condenado a escribir.
De la tierra hueca no supe por Drúnvalo. Fue en internet, pescando al azar. Y un tema me llevó
al otro. Vi que la geometría sagrada, la historia oculta, la geografía oculta y la teoría de la tierra
hueca estaban muy ligadas. Pero como la flor de la vida y el merkabah nos llevan a un punto
más importante aún, que es el del despertar del corazón, el del lugar secreto dentro del corazón
y estos nuevos temas que se han estado difundiendo, pronto me percaté que si yo iba a escribir
una novela con todo este material sus protagonistas tendrían que hacer unos progresos
espirituales y psicológicos que los llevaran a despertar al amor crístico, a entrar en la cuarta y la
Entonces comencé a investigar, ya no solo en Drúnvalo, sino en otros autores. Por un año no
pude hacer otra cosa que leer la obra completa de Zecharia Sitchin, en la que me embebí como
un adicto. El libro “El doceavo planeta” me mostraba un panorama similar, pero ahora el rigor
cuneiforme, me llevaban a ver en la obra del judío de origen ruso una razón más para
apasionarme con la historia oculta de este planeta. ¡Ahora resultaba que la raza humana era el
resultado de una mutación genética producida por extraterrestres venidos a la tierra a quienes la
humanidad había adorado como dioses! Esto ya era como para enloquecer del todo, y mucho me
temí que me pasara como a Don Quijote De La Mancha, que enloquece leyendo novelas de
caballería. Mi esposa estuvo a punto de confabularse con alguien más para quemar mi biblioteca
y traerme de vuelta al mundo real y yo estuve a punto, no de ver molinos de viento convertidos
en gigantes que me desafiaban, sino de ver ovnis, seres gigantes, lanzaderas espaciales, diluvios
en la ciudad de Bogotá.
No vi que coincidieran exactamente las versiones de Drunvalo y de Sitchin, y por mucho tiempo
esto me intrigó. Me tensionaba también que otro autor más, Rudolf Steiner, diera una versión
metafísica, a su vez, diferente de las otras dos. Difería especialmente respecto a la historia de la
terrestre. Años atrás le había echado muela al llamado Libro de Urantia, que es todavía más
línea del llamado Curso de Milagros: subvalora bastante la importancia del budismo y del
hinduismo, del islam y del taoísmo, de la sabiduría nativa y de otras tendencias religiosas, a
favor del papel de Jesús como salvador principal de la humanidad. Era de verdad difícil no
Pero pensé que tenía que haber una forma de conciliar y de colocar en un todo coherente cada
pieza del rompecabezas. Me fui a la isla de providencia con mi esposa y cuarenta gigas de
información en un computador; y dediqué con disciplina todas las mañanas y todas las noches,
por ocho horas diarias, a leer aun más textos relativos al asunto. Pude además ir descubriendo
que el tema de la aeronáutica antigua y de los viajes en el tiempo había sido de gran importancia
tópicos fascinantes. Encontré textos de ariosofía hindú: yo no sabía que Hitler había tenido
tantos discípulos hinduistas y eso me empezó a dar escalofríos. Encontré excelentes biografias
del lado esotérico del fuhrer alemán, que me alertaron sobre el lado oscuro y el mal manejo de
las ciencias y magias espirituales, además de brindarme pistas para el desenvolvimiento del
tema y de la trama de la novela. JJ Benitez tenía descifrados varios elementos sobre la teoría de
la rebelión luciferina, compatibles tanto con Steiner como con el Libro de Urantia. Poco a poco,
en fín, fui permitiendo que ese caos de lecturas, reflexiones, sustos, sorpresas, desvelos; se
Me parece hoy, después de todo el trabajo que puse en conseguir el texto final, que el proceso
creativo de escribir esta novela es un tanto mágico. En realidad, es como si no hubiera surgido
de mí, sino de la enorme cantidad de autores que se han quemado las pestañas intentando
responder a la pregunta acerca de quiénes somos como humanidad, de dónde procedemos y para
dónde nos dirigimos en pleno siglo XXI, cuando tantos peligros nos hacen sentir frágiles y
necesitados de respuestas. ¿Habrá una tercera guerra mundial? ¿Ha tenido sentido todo el
sufrimiento que la humanidad ha padecido? ¿Forma parte de la evolución del ser humano hacia
estados superiores de conciencia que hayan existido todas las misteriosas culturas de la
espirituales y sabias, y que debemos aprender de ellas? ¿Hay vida en otros planetas y
Mi novela fluyó en respuestas a todas estas preguntas, que me parecen validas una por
una. Algunos de mis primeros lectores, los de la edción preliminar del año 2013,
pensaron que yo había canalizado por medio de alguna especie de don intuitivo o
clarividente lo que escribí, así les pareció de revelador. Si de clarividente tengo algo, ni
Drúnvalo. Nada de eso. Sentí, sí, que me fluía el texto de una manera deliciosa, como si
usar el tecleado fuera tan fácil como respirar. Pero nada más. Me cuidé de presentar de
manera muy pedagógica y secuencial los conceptos que se necesitan para que un lector
sorprendí de haber sido el autor de todo eso. Si: había surgido de mí. Pero no: en cierto modo,
yo he sido solamente un instrumento para que se pueda sintetizar, de una manera concisa, todo
ese caudal de información en el que, de verdad, me encanta creer. Me gusta mucho mas creer
que no creer. Al mismo tiempo, me advierto a mi mismo a toda hora que no debe creerse de
violencia política y religiosa. Pero creer es una habilidad que nos hizo y hace más humanos, que
nos vuelve mejores personas, sobre todo cuando sirve para encontrarle sentido al mundo, para
mantener la esperanza en un mundo mejor, para intentar volvernos seres más amorosos. El
escepticismo, que aunque no lo parezca también es una creencia –una fe en lo que niega- , no es
una creencia saludable: cierra el corazón, seca el alma. Y por eso el arte vivifica, como espero
que lo haga esta novela: porque, -imaginarias o no-, nuestras ideas espirituales y religiosas,
nuestras explicaciones metafísicas y evolutivas son lo más real que tenemos para confiar
en el propósito de la vida. Yo creo que es muy poco inteligente tanto el extremo del
escepticismo que desdeña lo inusual -como si cualquier idea novedosa fuera por eso
Pero creo que no solo creo por creer. He encontrado razones para pensar que la historia no fue
debe dudar de que la historia sea como se la enseñaron. Hay demasiados enigmas que
dejan de serlo si simplemente reconstruimos nuestro pasado a la luz de teorías históricas
como las de Blavatski, Drunvalo, Sitchin y Steiner. Por su parte, la hipótesis de una
Tierra solida sigue siendo eso, porque lo más profundo que se ha logrado excavar para
novela, la Tierra tiene un interior hueco con un sol central flotante que le da energía a
los seres que habitan allí, pero no le puedo adelantar al lector cuáles son esos seres ni
alternativas, que no respaldan los geólogos ortodoxos, pero que han sido defendidas por
ilustres científicos como Edmund Halley, famoso por el cometa que lleva su nombre.
Una novela puede ser algo más que ficción siendo simplemente una novela.
Recordemos que todas las de Julio Verne que parecían aventuras fantásticas se
volvieron hechos reales : el viaje a la luna, los submarinos por ejemplo. Recordemos
que las novelas de ciencia ficción de Julio Verne se fundaban en sus lecturas de
científico: Troya era un mito literario Griego y la civilización Sumeria era una leyenda
bíblica hasta que Schielmann descubrió la ciudad y lo propio ocurrió con las decenas de
Dorado, que quizás sea el tesoro escondido a tiempo de la avaricia conquistadora por los
como el mito religioso, ni nos cierra la mente como ocurre con la ciencia escéptica.
Pero mi novela es muy diferente de la del Viaje al Centro de la Tierra. En mi obra viajar
al centro de la tierra es meramente un símbolo de una aventura mucho más valiosa, que
tiene que ver, por un lado, con un proceso de sanación emocional que necesitan hacer
los incursionistas, y por otro con la revelación que ellos obtienen acerca de la historia
explorar lo que sucedería si la historia de la humanidad, como nos la han contado, fuera
nada más que la punta del Iceberg acerca de las civilizaciones y la evolución de la
No soy el único escritor en usar la teoría de la tierra hueca como escenario, pero como
ya he leído las novelas que se le parecen puedo aseverar que la mía es la más propositiva y
Mario Mendoza escribió “Mi extraño viaje al mundo de Shambala”, publicada por Arango
Editores en 2013, variso meses o quizás hasta un año posterior a la mía. Nunca hablé con Mario
de este interés, de hecho no volví a hablarme con él entre 1985 y 2018. Cuando nos
misma generación. La de Mario es una novela para preadolescentes que parece una reiteración
de la ruta que hicieron los personajes de “Viaje al centro de la tierra”, en la que se trastocan los
detalles del viaje, a la colombiana, para hace rle un homenaje a Villa de Leiva y colocar
saga “Misión Verne”, en la cual se repite también, casi que literalmente, la travesía
verniana, pero esta vez en el contexto de la Alemania nazi y sus círculos ocultistas. Con
mi nombre con el de ciertos investigadores y escritores que respeto y a los que no les
doy ni a los tobillos. Comparto con varios escritores el interés por ficciones históricas
noveladas. Felipe Botaya, por ejemplo, escribió Tecnología Oculta de la Segunda Guerra
Mundial. Es una novela sobre el proyecto más importante del III Reich, dirigido por el
General SS Dr. Hans Kammler, que llevó a los nazis al desarrollo de la ingeniería del
tiempo para crear una máquina que viajara a Etiopía y obtener una poderosa reliquia :el
Arca de la Alianza. Su misión: trasladarla a Normandía antes del famoso Día D y evitar
la invasión aliada. Admiro a Miguel Celades Rex , un investigador que se apasionó por
"Recuerdos del Futuro y Regreso a las estrellas" de Erich Von Daniken y al libro
cantidad de información que los gobiernos ocultan a la opinión pública para impedir que
se forjen con menos especulación y más datos las teorías alternativas acerca de la
ciencia ficción , fundador del movimiento literario ciberpunk. Escribe sobre física de la
Sea como sea, y aunque no puedo responder a la pregunta con la que comencé esta
charla, tengo la esperanza de que, con novelas como la tengo el gusto de entregarles
hoy, sea posible abrir nuevos caminos para la literatura y también para la espiritualidad
literatura de este tipo va a tener que ser aceptada, visibilizada y reconocida por el canon
literario académico, porque también el arte va a tener que ascender. La ascensión del
ser humano a niveles de consciencia superior implica cambios en todo sentido. Pero
cuando uno lee la novela como expresión del nivel cultural del planeta, da la impresión
llamado Novela blanca. Novela negra es la que se inspira en el mundo profesional del
fracaso, interés por dibujar los peores aspectos del ser humano y descripciones crudas
de hechos abominables. Yo digo que a la novela negra, si vamos a entrar en una nueva
etapa, si eso está ocurriendo ya, la va a reemplazar una novela que, por oposición, será
blanca. Ojalá nunca la luz se vuelva tampoco un monopolio, pero sí que sería
que está terminando ven al ser humano como un error garrafal de la naturaleza, un simio
que arrastra consigo una baja y esencial motivación moral. De propositiva que era en el
siglo XIX, la novela pasó a ser cínica, satírica, desde el siglo XX, caracterizada por un
la literatura. Hay un gran negocio editorial, hoy en día, fundamentado en nutrir aun más
periódicos amarillistas venden más que los que intentan el equilibrio. La sangre vende.
escándalo político para escalar. Hasta el éxito reciente de los mejor vendidos que ahora
crudeza: se compran muy bien las historias de mujeres que piden ser sodomizadas por
profesionales del sadismo.Y esto también se va a terminar, porque el ser humano debe
el vampirismo, las historias de zombies. Todo eso entretiene la energía del temor, en
vez de fundar una civilización planetaria del amor. Serán, ojalá, cosas del pasado, las
humor negro, fatalidad ciega, los bestsellers de la pedofilia y el asesinato en serie. Los
lectores de novelas negras, hoy en día, toman como ejemplo de vidas valiosas a los
artistas del pasado que no fueron, precisamente, seres felices y armónicos. Eso cambiará
cuando el arte sea una fuente de inspiración, alegría, gratitud y esperanza para el ser
humano, en el mejor futuro que confiamos que vendrá. Uno ve estudiantes de literatura
que procuran con todas sus fuerzas adolescentes morir temprano como Rimbaud, ser
alcohólicos como Bukowski, tener problemas mentales como Poe, contraer sífilis como
Nietzche, para obtener el diploma de artistas inteligentes. Hablan muchos del suicidio
como algo glorioso, rara vez disfrutan en el arte de un guiño romántico, de algún
ademán bucólico, de cierto coqueteo con la belleza del entorno natural. Uno ve que los
editores se sienten inseguros de ofrecer otras opciones a los lectores para no perder
encuentran una salida para sus problemas, suenan las alarmas: ¡la felicidad, la armonía,
novela está enferma, el autor es un ingenuo, el final parece “feliz”. Y no hay por qué
despreciar al escritor maldito, al que tomó como fe personal que vivir es una tragedia y
que el fracaso es una característica inherente de todo aquel que haya nacido. Pero es un
problema que un movimiento, una escuela, una tendencia, una moda se vuelva un
monopolio. El premio Nobel rara vez se ha dado a escritores que resalten de alguna
manera las posibilidades trascendentes de la vida. El galardón ha sido dado rara vez a la
literatura de tonalidad “blanca”, como si solamente cuando se trata del género juvenil e
Rudyard Kipling en 1907, Gabriela Mistral en 1945, Hermann Hesse en 1946, Pablo
Neruda en 1971. Ninguno de estos escritores dejó de expresar que sufre, que hay zonas
era sinónimo de lucidez estética. Sin embargo, la academia sueca no parece haberse
caracterizado por resaltar a los que optan por cantarle a la vida. ¿O es que eso es
Por milenios ha existido la literatura como canto a la vida. La mujer, con mayor
probabilidad que el hombre, sabrá volver a gestar en las tierras de la novela un nuevo
tono que nos levante el ánimo, una espiritualidad afirmativa que supere el panfleto
lector de la moda gótica, del desaliño de las tribus urbanas. Se necesitan mujeres que
prueben que el futuro del superhombre será tener útero y amar la vida por encima de
todas las cosas. En su búsqueda de identidad los jóvenes lectores se merecen algo más
que escoger entre formar parte de los darks, los emos, los skin heads,los frikis y los
heavies.
¿Puede a veces la novela anunciar un camino que todavía no representan los medios de
porque el miedo, el horror y la crueldad consiguen más seguidores que los que quieren
amar lo posible, agradecer lo existente, fundar una espiritualidad afirmativa que bendiga
la vida sobre la tierra? Los pilaress de la novela negra serán visto, dentro de un siglo, -
tal vez antes-, como un síntoma de lo extraviado que estaba el arte de su verdadero y
más profundo propósito espiritual. Las novelas del futuro hablarán de aldeas
Surgirán personajes, en las novelas, en los que mujeres y hombres, sin ingenuidad pero
con amor abrirán su corazón. Y espero que mi novela, en ese sentido, ya esté