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CINE
EXPANDIDO
EDUNTREF
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CINE EXPANDIDO
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Gene Youngblood
CINE EXPANDIDO
EDUNTREF
Editorial de la universidad
nacional de tres de febrero | 5
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Traducción
María Ester Torrado
Supervisión de traducción
Pablo Marín
Corrección
Gabriela Laster
Diseño editorial y diagramación
Marina Rainis / Valeria Torres
Coordinación editorial
Natalia Silberleib
Coordinación gráfica
Marcelo Tealdi
Youngblood, Gene
Cine Expandido. -1a ed.- Sáenz Peña:
Universidad Nacional de Tres de Febrero,
2012. 456 p.; 15x23 cm.
ISBN 978-987-1889-04-4
1. Cinematografía. I. Título
CDD 778.5
ISBN 978-987-1889-04-4
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Impreso en la Argentina.
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a Nancy
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índice
Parte uno
El público y el mito del entretenimiento................................................................ 61
Evolución radical y futura conmoción en la era paleocibernética ........................ 66
La red de intermedios como naturaleza ................................................................. 71
La cultura popular y la noósfera ............................................................................. 74
Arte, entretenimiento, entropía ............................................................................... 77
El hombre retrospectivo y la condición humana . .................................................. 85
El artista como científico del diseño ....................................................................... 90
Parte dos
Cine sinestésico, el fin del drama........................................................................... 95
Circuito cerrado global: la Tierra como software ................................................... 98
Síntesis sinestésica: percepción simultánea de los opuestos armónicos ......... 102
Sincretismo y metamorfosis: el montaje como collage ...................................... 105
Evocación y exposición: hacia la conciencia oceánica ........................................ 113
Sinestesia y kinestesia: el camino de toda experiencia ....................................... 118
Mythopoeia [“Creación de mitos”]: el fin de la ficción ......................................... 126
Sinestesia y sinergia ............................................................................................. 129
Cine sinestésico y erotismo polimorfo . ................................................................ 133
Cine sinestésico y realidad extraobjetiva ............................................................. 143
Intercambio de imágenes y la era posterior al público masivo . ......................... 149
Parte tres
Hacia la conciencia cósmica................................................................................. 157
2001: La nueva nostalgia . ..................................................................................... 161
El corredor hacia la puerta estelar . ...................................................................... 173
El cine cósmico de Jordan Belson ....................................................................... 179
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Parte cuatro
Cine cibernético y películas computarizadas..................................................... 201
La tecnosfera: simbiosis hombre-máquina ......................................................... 201
La biocomputadora humana y su invento electrónico ........................................ 204
Hardware y software ............................................................................................. 207
La máquina estética . ............................................................................................ 212
Cine cibernético ..................................................................................................... 217
Películas computarizadas . ................................................................................... 229
Parte cinco
La televisión como medio creativo....................................................................... 277
La videosfera ......................................................................................................... 280
Videotronics de tubos de rayos catódicos . .......................................................... 286
Videocintas sinestésicas ....................................................................................... 304
Cine videográfico ................................................................................................... 340
Televisión de circuito cerrado y ambientes teledinámicos .................................. 360
Parte seis
Intermedios............................................................................................................... 369
El artista como ecologista .................................................................................... 369
Exposiciones mundiales y realidad no común . ................................................... 376
Cerebrum: los intermedios y el sensorial humano .............................................. 381
Teatro de intermedios ............................................................................................ 387
Entornos de proyección múltiple .......................................................................... 406
Parte siete
Cine holográfico, un nuevo mundo. ..................................................................... 417
Reconstrucción de onda frontal: fotografía sin lente . ......................................... 418
Doctor Alex Jacobson: holografía en movimiento ............................................... 422
Limitaciones del cine holográfico ......................................................................... 425
Proyección de películas holográficas ................................................................... 429
La kinoforma: películas holográficas generadas por computadoras . ................ 432
Tecnoanarquía: el imperio abierto . ....................................................................... 434
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Nota del editor
1
Gene Youngblood, en una conferencia dictada el 3 de febrero de 2012 en Yerba Buena Art
Center, San Francisco, Estados Unidos.
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2
Ley 26522. Servicios de Comunicación Audiovisual. Sancionada y promulgada por el Sena-
do y la Cámara de Diputados de la Nación Argentina el 10 de octubre de 2009.
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Nota del editor |
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Secesión del broadcasting |
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Secesión del broadcasting |
nos viven hoy en esa idea expandida del cine. Para nosotros, el cine ya
no es algo que está en el mundo. El mundo está en él. Para nosotros,
el cine no es algo que miramos, es algo que utilizamos. Como tecnolo-
gía del yo, el arte se vuelve utilitario de una manera que nunca imagi-
namos. A medida que evoluciona el arte de los medios, el cine se ex-
pande más allá de los muros de galerías y multicines, más allá de las
pantallas líquidas, sobre la topología fantasma del octavo continente,
donde debemos empezar a crear a la misma escala a la que podemos
destruir. Es por eso que la batalla épica para controlar Internet es el
mayor drama no solo de nuestro tiempo, sino de todos los tiempos. El
destino de la Tierra está en juego.
Gene Youngblood
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Utopía y olvido
Un fundamento tecnológico-místico para el cine experimental
1.
Cine expandido, de Gene Youngblood, elabora, a fines de los años
sesenta, una teoría –y una didáctica– para el cine experimental, en par-
ticular, para el cine experimental norteamericano, mayormente neoyor-
quino. Su teoría no se fundamenta, en absoluto, en una relación de ex-
terioridad histórica respecto de su objeto, como lo hace la academia
norteamericana en la actualidad, precisamente porque es su más es-
tricto contemporáneo. Tampoco procede como P. Adam Sitney, quien
escribe en esos mismos años, y sobre el mismo objeto, su Visionary
film para articular una taxonomía del cine experimental (lírico, de tran-
ce, mitopoiético, estructural, gráfico) con la distancia que demanda el
trabajo de clasificación. Youngblood, en cambio, escribe su Cine ex-
pandido en cierto modo desde el interior del cine experimental mismo,
como un manifiesto de un militante que promueve la transformación
estética y vital que está produciendo su objeto. En este sentido, el libro
se vuelve, a pesar de sí mismo, un documento histórico de un modo de
pensar, de concebir, de practicar y también de vivir el cine, por lo me-
nos desde los años cincuenta en la llamada contracultura neoyorqui-
na. Esa densidad histórica lo torna algo inactual por utópico, precisa-
mente porque ya no hay utopías del cine. Pero esa misma proyección
de futuro que contienen sus páginas, esa postulación algo eufórica de
un mundo finalmente liberado (“por primera vez en la historia seremos
lo suficientemente libres”, escribe en la introducción), esa creencia en
un mundo por fin armónico en medio de los opuestos mismos, que
una práctica del cine como la de su propio presente revela posible,
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2.
En ese sincretismo teórico-estético está alojado el cine de su pre-
sente. Sin embargo, es preciso decir que el libro despliega una teoría
en la que, aun cuando tenga el cine en su título y como objeto, el cine
es una suerte de centro desplazado. El cine experimental es y no es,
podría decirse, el objeto del libro. Youngblood se ocupa tanto del cine
como de la tecnología y de los progresos científicos que ella implica
y, en este punto, aquello que el autor nombra “cine expandido” se re-
fiere más a esa expansión de la tecnología (incluido el cine) y, conse-
cuentemente, al modo en que ello puede influir sobre la percepción y
la conciencia, que al cine propiamente dicho. Aun así, el crítico recorre
uno por uno los casos más fulgurantes de esa nueva conciencia (es-
pecialmente, Jordan Belson y Stan Brakhage y, en otro sentido, John
Whitney y Nam June Paik), pero siempre concebida en los términos
totalizadores de una nueva “era” de la humanidad. El cine se vuelve
así el medio que permite ver (y a la vez producir) esa expansión de la
conciencia, y en ese mismo devenir, un medio técnico que ya ha sido,
que está siendo, superado por la computadora (una invención de la
tecnología contemporánea que el autor celebra por sus potencialida-
des tanto espirituales como artísticas), por la televisión y por el video.
Por esto, el “cine expandido” no es el cinematógrafo ni aquello mismo
que el celuloide permitió registrar como estado de la conciencia, sino
más bien una sinécdoque de la expansión de la conciencia en la nueva
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3.
En su utopía, Youngblood parte de nociones marxianas, como
“valor de uso”, para pensar el problema de la alienación porque sabe
que la sustitución del valor de uso por el beneficio “separa al hombre
de sí mismo y al arte de la vida”. También, como el marxismo, inscribe
la emancipación del hombre en una teleología. Sin embargo, no cree
por ello que esa emancipación tenga lugar por el cambio del modo de
producción, la posesión de los medios de producción y la toma del
poder del Estado –como la izquierda revolucionaria de los sesenta y
setenta–, sino –como los intelectuales de la contracultura norteame-
ricana–, por medio de la liberación (de la conciencia) individual que
subjetivamente proveen las drogas (ácidos, hongos), pero que objeti-
vamente ya posibilita la tecnología.2 Por esto mismo, a diferencia del
marxismo, Youngblood no tiene una filosofía de la historia: su teleolo-
gía, la vía hacia el fin de la opresión, no es histórica ya que la eman-
cipación no ocurre ni ocurrirá por alguna ley vinculada a lo histórico,
sino, por el contrario, por el progreso científico y, pues, tecnológico.
Desde ese progreso, el autor piensa su propio presente, paradó-
jicamente, como un atraso científico respecto de la promesa de libe-
ración que, sin embargo, parece ya cumplirse. Por eso denomina su
actualidad como época “paleocibernética”. El “atraso” de la propia
1
Se trata de la llamada “polémica sobre el dispositivo” que, en los años setenta, sostuvieron
Jean-Louis Comolli, Pascal Bonitzer, Jean Patrik Lebel y Jean-Pierre Oudart, entre otros.
Para una síntesis irónica de ese debate, puede verse P. Bonitzer, “El grano de lo real”, en
Desencuadres, Buenos Aires, Santiago Arcos, Biblioteca Kilómetro 111, 2007. Las inter-
venciones de Comolli se tradujeron en J.-L. Comolli, Cine contra espectáculo seguido de
Técnica e ideología (1971-1972), Buenos Aires, Manantial, 2011.
2
Un caso paradigmático de esta relación es, para Youngblood, el cine de Jordan Belson, “el
más puro de todos los cineastas”, como él lo llama. Sus películas vuelven objetivas las ex-
periencias subjetivas con alucinógenos y prácticas budistas, pero para ya no diferenciarlas
y así suturar la escisión conciencia/mundo. Precisamente, Belson “considera las películas
no como entidades exteriores, sino literalmente como extensiones de su propia concien-
cia”, escribe Youngblood (yo subrayo). No se trata, pues, de una representación del estado
(alucinado) de la conciencia en el cine, sino de una manifestación objetiva de ese estado en
filmes como Phenomena (“una exploración budista de las energías físicas”), Re-entry (“la
reencarnación mística”) y Samadhi (“un viaje a través de los chakras”).
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4.
Sin dudas, la idea de experimentación (estética y vital) se man-
tiene todo a lo largo de Cine expandido y se extiende, se expande, en
efecto, a todos los nuevos medios. Computadora, video y televisión
son medios para la experimentación estética y, pues, para la transfor-
mación de la vida. En esto, lo experimental está claramente concebi-
do en la línea de las vanguardias clásicas, no solo porque entiende la
tecnología en toda su positividad, como un medio de transformación
progresiva y de liberación, sino incluso porque ese devenir progresivo
fusionará, ya fusiona, el arte y la vida. “El arte y la tecnología del cine
expandido suponen el principio de la vida creativa para toda la huma-
nidad”, escribe Youngblood en la introducción de su libro; es decir, el
cine expandido como época en que “la vida se transforma en arte”. Allí
se aloja toda la diferencia con el cine contemporáneo europeo e inclu-
so latinoamericano, que –como Youngblood y los cineastas a los que
cita, cuyos filmes describe y cuya teoría elabora– también postulaba
una transformación de la vida, pero entendida en ese cine en los tér-
minos estético-políticos de una revolución política por venir. En cam-
bio, en Youngblood y la contracultura estadounidense, la revolución es
parte de la “evolución radical” de la era y es, en esto, involuntaria: “La
revolución es –escribe– básicamente la misma ya sea definida por
Marx o por el I Ching: remoción de lo anticuado. Pero la revolución
reemplaza un statu quo por otro. La evolución radical nunca es estáti-
ca; es un estado perpetuo de polarización. Podríamos pensar en ella
como una revolución involuntaria, pero cualquiera sea la terminología
que empleemos, esa es la condición del mundo de hoy, el entorno con
el cual debe trabajar el artista”.
Cine expandido no plantea, aun cuando la época sobredetermine
todo (la revolución es involuntaria), una negación del artista como ha-
cen, en el mismo momento histórico, los cines radicales (que se agru-
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El púbico y el mito del entretenimiento |
Parte uno
El público y el mito del entretenimiento
1
Pierre Teilhard de Chardin, The Phenomenon of Man, NuevaYork: Harper & Row, 1959, p. 31.
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2
Platón, La República, Libro VIII, 390 a. C.
3
Una investigación extensiva sobre el condicionamiento psicológico se encuentra en The
Influence of Culture on Visual Perception, de Marshall H. Segall, Donald T. Campbell y Mel-
ville J. Herskovits, Indianapolis: Bobbs-Merrill, 1966.
4
F.R. Sias, Jr. “The Eye as a Coding Mechanism”, Medical Electronic News, citado en: Nels
Winkless y Paul Honore, “What Good is a Baby?”, Proceedings of the AFIPS 1968 Fall Joint
Computer Conference.
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5
R. Buckminster Fuller, Operating Manual for Spaceship Earth, Carbondale, III.: Southern Il-
linois University Press, 1969, pp. 82, 95.
6
Ritchie Calder, “The Speed of Change”, Bulletin of the Atomic Scientists, diciembre de
1965.
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7
John Cage, A Year from Monday, Middletown, Conn.: Wesleyan University Press, 1968,
pp. 9, 19.
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8
Alvin Toffler, “The Future as a Way of Life”, Horizon, verano de 1965.
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9
John McHale, “The Plastic Parthenon”, Dotzero, primavera de 1967.
10
John McHale, “Information Explosion-Knowledge Implosion”, Good News, eds. Edwin
Schlossberg y Lawrence Susskind, Nueva York: Columbia University Press, 1968.
11
J. Krishnamurti, The First and Last Freedom, Wheaton, III.: Quest Books, 1968, pp. 25-26.
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12
Louis Pauwels, Jacques Bergier, The Morning of the Magicians, Nueva York: Avon Books,
1968, pp. xxii-xxiii.
13
Norbert Wiener, The Human Use of Human Beings, Nueva York: Avon Books, 1967, p. 66.
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14
R. Buckminster Fuller, “Planetary Planning”, texto de Jawaharlal Nehru Memorial Lecture,
Nueva Delhi, India, 13 de noviembre de 1969.
15
John N. Bleibtreu, The Parable of the Beast, Nueva York: Collier Books, 1969, p. 112.
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El punto que quiero remarcar acá es evidente, pero vital para un en-
tendimiento de la función del arte en el entorno, aun cuando es invariable-
mente ignorado por la mayoría de los críticos de cine. Es la idea de que
el hombre sea condicionado por su entorno y que el “entorno” para el
hombre contemporáneo sea la red de intermedios. Estamos más condi-
cionados por el cine y la televisión que por la naturaleza. Una vez que nos
hayamos puesto de acuerdo en esto, inmediatamente se hace obvio que
la estructura y contenido del cine popular es un asunto de importancia
cardinal, por lo menos tan serio como la mayoría de los temas políticos,
y de este modo requiere un comentario que no provenga de periodistas,
sino de aquellas personas que trabajan en el tema, los mismos artistas.
El cine no es solo algo dentro del entorno; la red de intermedios
de cine, televisión, radio, revistas, libros y periódicos es nuestro entor-
no, un entorno de servicio que lleva los mensajes del organismo so-
cial. Establece un significado en la vida, crea canales mediadores entre
hombre y hombre y entre el hombre y la sociedad.
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17
Bleibtreu, op. cit., pp. 85-114.
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Segall, Campbell, Herskovits, op. cit., p. 10.
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John McHale, “The Plastic Parthenon”.
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20
Jean-Jacques Lebel, “On the Necessity of Violation”, The Drama Review, otoño de 1968.
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François Truffaut, Hitchcock, Nueva York: Simon and Shuster, 1968, p. 211.
22
Krishnamurti, op. cit., p.54.
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23
Ken Kelman, “Anticipations of the Light”, The New American Cinema, ed. Gregory Battock,
Nueva York: Duttton Paperbacks, 1967, pp. 24-25
24
David Lee, “A Systematic Revery from Abstraction to Now”, Minimal Art, ed. Gregory
Battock, Nueva York: E. P. Dutton, 1968, p. 195
25
Krishnamurti, op. cit., p. 41.
26
Wiener, op. cit., pp. 26-27.
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27
Bleibtreu, op. cit., p. 15.
28
Wiener, op. cit., p. 31.
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29
Ibíd., p. 84
30
Fuller, Operating Manual for Spaceship Earth, op. cit., p. 92.
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31
J.R. Pierce, Symbols, Signals and Noise, Nueva York: Harper & Brothers, 1961.
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32
John Dewey, Art as Experience, Nueva York: Capricorn, 1958, pp. 3, 6.
33
Wiener, op. cit., p. 25.
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34
Barbara Rose, “Problems of Criticism, VI”, Artforum, mayo de 1969, p. 50.
35
McHale, “Education for Real”, Good News, op. cit.
36
McHale, “Information Explosion”, Good News, op. cit.
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37
Toffler, op. cit.
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38
Susan Sontag, “On Style”, Against Interpretation, Nueva York: Delta Books, p. 22.
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“La organización del conocimiento de tal manera que domine más del
potencial oculto en la naturaleza […] toda la ciencia es la búsqueda de
la unidad en afinidades ocultas”.39 Lo mismo ocurre con el arte: poner
en orden los hechos de la experiencia es revelar la relación entre el
hombre y el universo ambiente con todo su potencial oculto.
Según Herbert Read:
39
Jacob Bronowski, Science and Human Values, Nueva York: Harper & Brothers, 1965, pp.
3, 13.
40
Herbert Read, Icon and Idea, Nueva York: Schocken Books, 1965, p. 53.
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41
Wiener, op. cit., p. 79.
42
Rudolph Arnheim, Art and Visual Perception, Los Ángeles, California: University of Califor-
nia Press, 1954, p. 37.
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Cine sinestésico: el fin del drama |
Parte DOS
Cine sinestésico: el fin del drama
1
Para una historia abarcadora en profundidad de este desarrollo, remítase a: Sheldon Re-
nan, An Introduction to the American Underground Film, Nueva York: Dutton Paperbacks,
1967. Y para un estudio sobre la reacción crítica inicial, ver The New American Cinema, ed.
Gregor Battcock, Nueva York: Dutton Paperbacks, 1967.
2
Slavko Vorkapich, “Toward True Cinema”, Film: A Montage of Theories, ed. Richard Dyer
MacCann, Nueva York: Dutton Paperbacks, 1966, p. 172.
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3
Read, Icon and Idea, op. cit., p. 18.
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Cine sinestésico: el fin del drama |
4
Al definir conciencia coincido con R.G. Collingwood: “La clase de pensamiento que más
se acerca a la sensación de simple sentimiento. Todo desarrollo ulterior del pensamiento
se basa en él y no trata con los sentimientos en su forma primitiva, sino con el sentimiento
ya transformado en imaginación”. Principles of Art, Oxford: Claredon Press, 1938, p. 223.
5
Marshall McLuhan, Quentin Fiore, War and Peace in the Global Village, Nueva York: Ban-
tam Books, p. 13.
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Síntesis sinestésica:
percepción simultánea de los opuestos armónicos
6
Benjamin Whorf, Language, Thought and Reality, Cambridge, Massachusetts: Massachu-
setts Institute of Technology, Publications Office, 1956.
7
John Lilli, The Human Bio-Computer, Miami, Florida: Communications Research Institu-
te, 1967.
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8
Piet Mondrian, Plastic Art and Pure Plastic Art, Nueva York: Wittenborn, Schultz, 1945, p. 50.
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9
Anton Ehrenzweig, The Hidden Order of Art, Berkeley, California: University of California
Press, 1967, p. 9.
10
Fuller, Operating Manual for Spaceship Earth, op. cit., p. 9.
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11
Ehrenzweig, op. cit., pp. 19-20.
12
Paul Klee, The Thinking Eye, Londres: Lund Humphries, 1961.
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13
André Bazin, What Is Cinema?, traducción de Hugh Gray, Los Ángeles, California: Univer-
sity of California Press, 1967, p. 39.
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Cine sinestésico: el fin del drama |
entre 1959 y 1960 y editada durante los siguientes cuatro años. Prelu-
de es un collage extremadamente rápido de superposiciones en múlti-
ples niveles e imágenes compuestas que emergen de una bruma diá-
fana y borrosa y lentamente toman forma solo para ser oscurecidas
por otras imágenes y contraposiciones. Comenzamos a distinguir ob-
jetos específicos, diseños, y finalmente un motivo o tema: los elemen-
tos de la tierra, el aire, el fuego y el agua; un nacimiento; un hombre
que escala una montaña con su perro; la luna; el sol que emite enor-
mes prominencias solares; un juego amoroso; una fotomicrografía de
vasos sanguíneos; un corazón que late; un bosque; nubes; los rostros
de un hombre y de una mujer; y literalmente, miles de otras imágenes
que aparecen en el resto de la película.
Estas imágenes existen esencialmente de manera autónoma y es-
tán superpuestas o compuestas no para lograr un efecto “dramático”,
sino más bien como una clase de matriz para un ejercicio psíquico por
parte de los espectadores. Por ejemplo, sobre una prominencia solar
en expansión podríamos ver el rostro leonino de Brakhage o una línea
de abetos cubiertos de nieve en las montañas de Colorado. No se nos
pide que interpretemos o que hallemos el “significado” en estas combi-
naciones, aunque son posibles experiencias vastamente ricas. Cuando
las imágenes emergen de una bruma borrosa, por ejemplo, no se nos
pide que interpretemos esto como la creación de la vida o alguna noción
dramática similar, sino más bien como una experiencia perceptual per
se, además de la relación contextual de esta imagen con el resto de la
película, o lo que Eisenstein indicó con el término “montaje intelectual”.
Mientras que Prelude es un rápido aluvión de múltiples superpo-
siciones, Part One está moderadamente sobreimpresa, concentrada
en relaciones de interfaces entre planos individuales. Sin embargo, no
se escatiman esfuerzos para reducir cualquier efecto que pudiera con-
siderarse un montaje. Los planos aparecen gradualmente y se esfu-
man lentamente fundiéndose con frecuencia en colores como el rojo
o el verde. Los fragmentos de Prelude se acomodan en su propio lu-
gar y se desarrolla una abrumadora sensación de conciencia oceáni-
ca. Comenzamos a descubrir que Brakhage está intentando expresar
la totalidad de la conciencia, el continuo real del presente vivo. A me-
dida que su solitaria figura escala la montaña cubierta de nieve, ve-
mos imágenes del mundo del hombre desde el microespectro del to-
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Cine sinestésico: el fin del drama |
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Ludwig Wittgenstein, Philosophical Investigations, Oxford: Blackwell Press, 1963.
15
E.H. Gombrich, Art and Illusion, The Bollingen Series XXXV, Nueva York: Pantheon Books,
1960.
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Stan Brakhage, “Metaphors on Vision”, ed. P. Adams Sitney, Film Culture, otoño de 1963.
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Carolee Schneemann, “Snows”, I-Kon, ed. Susan Sherman, Vol. 1, No. 5, Nueva York,
marzo de 1968.
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18
Hermann Hesse, Demian, Nueva York: Bantam Books, 1968, p. 88.
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Cine sinestésico: el fin del drama |
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Cine sinestésico: el fin del drama |
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Sinestesia y kinestesia:
el camino de toda experiencia
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Cine sinestésico: el fin del drama |
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Karel Reisz, The Techniques of Film Editing, Nueva York: Hastings House, 1968.
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Cine sinestésico: el fin del drama |
en cámara lenta, cuadro por cuadro y primer plano. Nameth hace con
el cine lo que The Beatles hacen con la música: su película es densa,
compacta; sin embargo, en cierta manera, fluida y liviana. Es extrema-
damente pesada, extremadamente rápida y aun así ligera y poética,
un mosaico, un tapiz, un mandala que nos succiona hacia su vorágine
remolineante.
El aspecto más notable del trabajo de Nameth es su empleo de la
imagen estática para generar un sentido de atemporalidad. La técnica
stop motion es literalmente la muerte de la imagen: estamos instantá-
neamente aislados de la ilusión de la vida cinemática –la inmediatez
del movimiento– y la imagen es repentinamente relegada al pasado
inmóvil dejando en su lugar un aura impregnada de melancolía. La je-
tée de Chris Marker, Echoes of Silence de Peter Goldman, y The 400
Blows de Truffaut son memorables por la clase de trabajo de imagen
estática que Nameth eleva a la belleza por excelencia. Las tomas fi-
nales de Gerard Malanga que sacude su cabeza en cámara lenta y
congelada en varias posiciones crean una atmósfera fantasmagórica,
un espíritu etéreo y atemporal que ronda y permanece mucho tiem-
po después de que las imágenes se funden. Utilizando esencialmen-
te materiales gráficos, Nameth se eleva sobre un ejercicio meramente
gráfico: hace de la empatía cinética una nueva clase de poesía.
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Sinestesia y sinergia
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su eslabón más débil. Sin embargo, esta idea presupone una cade-
na lineal bajo vectores opuestos de tensión, es decir, drama narrati-
vo. Fuller:
20
R. Buckminster Fuller, Ideas and Integrities, Nueva York: Collier Books, 1969, p. 65.
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McHale, “Knowledge Implosion”, Good News, op. cit.
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Norman O. Brown, “Apocalypse: The Place of Mystery in the Life of the Mind”, Harper’s,
mayo, 1961.
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23
Charles Fourier, La Phalange, citada por Daniel Bell en “Charles Fourier: Prophet of Eups-
ychia”, The American Scholar, invierno, 1968-69, p. 50.
24
A.H. Maslow, “Eupsychia-The Good Society”, Journal of Humanistic Psychology, No. 1,
1961, pp. 1-11.
134 |
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25
Ver Olaf Helmer, Delphi Study, Rand Corp., 1966; Theodore J. Gordon, “The Effects of Te-
chnology on Man’s Environment”, Architectural Design, febrero de 1967; Herman Kahn,
Anthony J. Wiener, The Year 2000, Nueva York: Macmillan, 1967; “Toward the Year 2000:
Work in Progress”, American Academy of Arts and Sciences Commission on the Year
2000, Daedalus, verano de 1967.
26
R. Buckminster Fuller, “The Year 2000”, Architectural Design, febrero de 1967, p. 63.
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27
Richard W. Noland, “The Apocalypse of Norman O. Brown”, The American Scholar, invier-
no de 1968-1969, p. 60.
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lícula pornográfica hecha por una mujer es esta unidad emocional que
une las imágenes. A las escenas de Carolee que brinca alegremente a
través del oleaje se les otorga tanta prominencia como a los primeros
planos de felación o cunilinguo. Ella filma su conciencia, no sus orifi-
cios. Fuses se mueve más allá de la cama para abarcar el universo en
un orgasmo oceánico. “Lo deshonroso en la idea de pornografía, para
mí –dice–, es que tiende a relacionarse con la ausencia de sentimien-
tos, la ausencia de emociones realmente comprometidas. Yo aspira-
ba a alguna clase de unidad integral; la imagen se combina realmente
con la emoción”.
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Bruce Glaser, “Questions to Stella and Judd”, Minimal Art, ed. Gregory Battcock, Nueva
York: Dutton Paperbacks, 1968, pp. 157-158.
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Intercambio de imágenes
y la era posterior al público masivo
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James Blue, “Jean Rouch in Conversation”, Film Comment, otoño-invierno, 1967, pp. 84-85.
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Jacob Bronowski, Science and Human Values, op. cit., p 55.
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31
Donald Schon, Technology and Change, Nueva York: Delacorte Press, 1967, p. 24.
32
Bronowski, op. cit. pp. 5-6.
33
Ibíd., p. XIII.
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PARTE SEIS
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¿Por qué no utilizamos el arte nuevo como vehículo para un mensaje nuevo
y para expresar el anhelo humano que la luz siempre ha simbolizado, un anhelo
de una realidad más grande, una conciencia cósmica, un balance entre la
entidad humana y el gran denominador común, la corriente rítmica universal?
Thomas Wilfred
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Desde hace algún tiempo está claro que el arte intermedios está
tendiendo hacia ese punto en el cual todos los fenómenos de la vida
en la tierra constituirán la paleta del artista. Es el propósito de este ca-
pítulo iluminar la dirección de esa tendencia y citar unos pocos ejem-
plos pertinentes. Al igual que todo el resto de los fenómenos paleoci-
bernéticos, la dirección es simultáneamente hacia el espacio interior y
exterior, el microcosmos y el macrocosmos. Por un lado, los entornos
de intermedios ensimisman al participante al brindar una matriz para la
exploración psíquica y la conciencia perceptual, sensorial e intelectual;
por otro lado, la tecnología ha avanzado hasta el punto en el cual toda
la Tierra se transforma en el “contenido” de la actividad estética. El tér-
mino “espectáculo de la luz” debe ahora ser expandido prácticamente
para incluir la aurora boreal, ya que las exhibiciones hemisféricas de
lumia son posibles en la creación de las nubes de plasma artificiales en
el espacio (ver imágenes color), el despegue de los cohetes para ge-
nerar eventos atmosféricos o generadores ambientales urbanos tales
como la monumental Cybernetic Light Tower de Nicholas Schoffer, la
cual transforma los cielos de París en fantasías de color panorámicas.
Stan VanDerBeek con una superficie multifacética para una proyección múltiple de entor-
nos de intermedios.
Foto: Richard Raderman.
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Cámara uno de Labyrinthe de Roman Kroitor en la Expo 67, Montreal, Canadá. Desde ocho
balcones en cuatro niveles a ambos lados del espacio, los espectadores podían ver una enorme
pantalla en el piso y otra perpendicular a ella. Ambas pantallas tenían aproximadamente cuaren-
ta pies de largo. Alrededor de 288 parlantes rodeaban a la audiencia.
Foto: Cortesía de la National Film Board de Canadá.
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Dos escenas de We are Young de Francis Thompson para el pabellón Canadian Pacific-
Cominco en la Expo’67. El arreglo de seis pantallas cubría un área total de 2952 pies cua-
drados. En comparación, las pantallas de un teatro comercial normal promedian los 450 pies
cuadrados.
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Teatro de intermedios
1
Susan Sontag, “Film and Theatre”, Tulane Drama Review, otoño de 1966, pp. 24-37.
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Dos escenas de la película de triple proyección de Ronald Nameth As The World Turns para la
presentación de intermedios L’s G.A. 1968-1969.
Dos escenas de Prune Flat de Robert Whitman. 1965. Las acciones de los actores fueron sin-
cronizadas con sus versiones fílmicas.
Fotos: Peter Moore.
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Henry Jacobs (izquierda) y Jordan Belson en el Planetario Morrison en San Francisco, California,
para los Vortex Concerts.
artistas que residirán allí para [programar] el material para dialogar con
otros centros a una velocidad visual de 186.000 millas por segundo”.
Además, el arte lumia constituye la promesa de una ciencia de di-
seño en desarrollo integrada arquitectónicamente a la fabricación de
la vida diaria: ciertamente la verdadera “ciudad de la luz” todavía debe
ser realizada. Las tendencias recientes en la aplicación de tecnolo-
gía avanzada a lo que puede llamarse “estética funcional” indican una
transformación en un diseño urbano, la convergencia gradual de fun-
cionalidad y belleza, de lo mundano y lo misterioso.
Vortex concerts
Los legendarios Vortex Concerts conducidos por Henry Jacobs y
Jordan Belson en el Planetario Morrison en el parque Golden Gate de
San Francisco desde 1957 hasta 1960 fueron los últimos ejemplos de
arte lumia integrado con sonido en un entorno de intermedios. Según
los estándares actuales, no se podía pedir un entorno más perfecto.
“Simplemente estar en ese domo era una experiencia sagrada –dijo
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El proyector del planetario se muestra equipado con dos proyectores de patrón de interferencia
para los Vortex Concerts.
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secuenciales corren a través de los ojos magenta del toro. Los caba-
llos entran en forma precipitada en cámara lenta a través de fuegos
solares. Las agujas de un reloj corren en sentido contrario. La Luna
gira alrededor de la Tierra en una galaxia de puntitos de arte óptico.
Trapecios y rombos brillantes giran fuera de los ojos de Buda. Formas
hológrafas prístinas están suspendidas en un vacío de fosfato. Líneas
isométricas que explotan dan nacimiento a insectos. Una mantis reli-
giosa danza por un jardín oriental. Cubos celulares que giran en espiral
chocan contra moldes fósiles de un color verde eléctrico. La simbio-
sis orgánica del hombre universal. Un enorme ciempiés magnificado
se arrastra a través de un sol brillante. Chispas fosforescentes caen en
cascada. Patrones de grillas cuadriculadas destellan luz estroboscó-
pica sobre la arquitectura ultramoderna de la década de 1930 de Roy
Lichtenstein. Una mariposa emerge de su crisálida. Nuevas dimen-
siones de espacio y tiempo. Los cuerpos se transforman en plantas.
Los calamares de un blanco translúcido luchan con aglomeraciones
geométricas. El sonido es Terry Riley y LaMonte Young y Mozart, mez-
clado con Pink Floyd y algunos toques de Cream.
A diferencia de otros artistas de luz, Single Wing Turquoise Bird no
tiene un programa definido; cada presentación evoluciona de los egos
interactivos del grupo que funcionan en armonía. Lo que vemos no
puede llamarse trabajo de arte como es concebido tradicionalmente:
una única entidad perecedera e irremplazable que refleja los talentos
de un individuo. No producen un objeto en el sentido de que una pe-
lícula es un objeto; producen software y no hardware. Somos testigos
de la expresión de la conciencia de un grupo en un momento dado.
La gama de su vocabulario es ilimitada porque no está confinada a un
punto en el tiempo, una idea o una emoción. Dependiendo de la varie-
dad de los materiales básicos (emplean todo, desde líquidos hasta la
proyección de videos a la interferometría láser), pueden continuar has-
ta el infinito y nunca repetir una sola “palabra”, siempre desarrollando
equivalentes cinético-visuales del clima psicosocial del momento. Su
trabajo nos impacta precisamente como una película sinestésica, pero
una película en la cual cada imagen emana de su propio proyector, su
propia sensibilidad humana.
El grupo: Jeff Perkins, películas y diapositivas; Peter Mays, pe-
lículas y diapositivas; Jon Greene, retroproyectores, líquidos, inno-
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Dos imágenes de los trabajos de luz en constante desarrollo de Single Wing Turquoise Bird en
su estudio de Venecia, California.
Foto: Gene Youngblood.
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Secuencia de imágenes de Circles, una composición cinética de Jackie Cassen y Rudi Stern,
teatro de luz, Nueva York, 1969.
Foto: Roy Blakey.
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Casa Blanca; y para Turn On, Tune In, Drop Out de las celebraciones
sicodélicas de Timothy Leary.
En colaboración con el visionario arquitecto japonés Yukihi-
sa Isobe, han realizado eventos de luz cinética en domos de vinilo
neumático negro, inflables transparentes y otras texturas extensibles.
Han extendido el uso de la fibra óptica a deslumbrantes ejercicios
de percepción. En Vibrations en la New York Architectural League de
1967-1968 construyeron un universo brillante de superficies de Mylar
espejadas, piletas y fuentes, cubos de plexiglás, estructuras geodési-
cas y otras estructuras poliédricas, proyecciones frontales y retopro-
yecciones y eventos de sonidos activados por la luz en los cuales las
células fotoeléctricas respondían al color así como a la intensidad.
Juntos diseñaron y construyeron aparatos que pueden ser des-
criptos solo como “proyectores esculturales”; uno no mira la pantalla
en el teatro de luz tanto como uno mira a través de ella a dimensiones
espaciales definidas por la luz omnidireccional de estas esculturas.
Sus actuaciones semanales de una hora en el estudio de Nueva York
están compuestas de varias presentaciones breves. Por ejemplo, una
pieza de quince minutos es llamada City Windows, un viaje por una
ciudad nocturna infinita de ventanas facetadas, tráfico surrealista noc-
turno y lo que Stern describe como “imágenes delineadas en blanco”,
contrapuestas a una banda de sonido compuesta por Cassen y Stern
de ruidos de tránsito y rumores en un piano. Otra composición, que se
asemeja levemente a las fotos de displays lumia de Wilfred, está dividi-
da en seis movimientos correspondientes a la Suite No 1 de Bach para
solo de violonchelo. Cada movimiento está concebido como una clase
diferente de “pastoral de luz”.
Jackie Cassen y Rudi Stern buscan “construir un repertorio de
trabajos de luz, una especie de prototipo de teatro eléctrico no verbal
para el futuro”. Puesto que están ayudando a inventar ese futuro, pa-
rece que en el teatro de luz estamos en realidad viendo a través del
tiempo.
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Bibliografía
Índice de seleccionada
ilustraciones ||
Índice de ilustraciones
Ilustraciones en color
Jordan Belson: Phenomena
Jordan Belson: Samadhi y Momentum
John Whitney: Permutations
John Whitney: Permutations
John Whitney, Jr.: Imágenes de películas computarizadas de triple proyección
John Stehura: Cybernetik 5.3
Terry Riley y Arlo Acton: Music with Balls
Philip Makanna: The Empire of Things
James Seawright: Capriccio for TV
Nam June Paik: Tres experimentos con tubos catódicos de color
Scott Barlett: OFFON
Nubes de átomos de bario ionizados por la radiación solar
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Bibliografía
Índice de seleccionada
ilustraciones ||
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Bibliografía seleccionada
444 |
Bibliografía seleccionada |
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Fuentes secundarias dium Is the Massage. New York: Ban-
A. Libros tam Books, Inc., 1967.
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Este libro se basó en artículos que publiqué entre 1967 y 1970 en
The Los Angeles Free Press, el primero y el más influyente de los perió-
dicos underground que florecieron en los Estados Unidos en esa épo-
ca. Las columnas sobre nuevos medios aparecieron bajo el logo “Cine
expandido”, un término acuñado entre 1966 por el cineasta experimen-
tal y artista pionero de multimedios norteamericano Stan VanDerBeek.
Investigué y escribí el resto del libro en 1969 y principios de 1970.
Gene Youngblood