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Tomsa _ resumido

Por Fernando Fuentes

Los niños jugaban en el riachuelo. Entre los chapoteos y el ruido de las risas destacaba la voz
grave de Tomsa, hacía poco que había mudado la voz por otra potente que aun no sabía modular. El
jinete pensaba que llegaría a sonar como un gran jefe. También se fijó en la sombra de bigote que
aparecía timidamente en la cara del muchacho. Recordó cuando su padre lo mostró a la tribu: «¡Tengo
heredero!».
—¡Tomsa! Vuelvo al campamento. Vigila a los pequeños.—gritó al grupo mientras azuzaba a su
montura.

Tomsa removía la comida de la olla de los niños, la pequeña Matra se acercaba a las ascuas con
un cuenco.
—Te vas a quemar—dijo mientras la sujetaba con la mano—. Toma, aquí tienes y come despacio.
— ´Acias.
La madre de Tomsa miraba la escena con orgullo.

—No ha sido nada—le dijo Tomsa a Gale que se miraba el raspón llorando—. Te voy a lavar la
rodilla en el riachuelo y hasta olvidarás que te has caído.
Gale se levantó y juntos siguieron al resto de niños.

A Tomsa lo rodeaban los adultos. En el centro de la tienda, con el brasero y la pipa justo enfrente
de él, estaba su padre. Su madre movía la tetera.
—¡Ven!—ordenó su padre orgulloso—. Siéntate y bebe.
Su madre le acercó un cuenco lleno de té con leche fermentada. Tomsa se mojó apenas los labios.
—Bebe.
Tomsa cerró los ojos y puso una mueca de disgusto mientras el liquido llenaba su estomago.
—Fuma.
Tomsa cogió la pipa. Aspiró con fuerza y tosió con más fuerza aún.
—¡JA, JA, JA!—rió su padre—. Otra vez.
Tomsa, con calma, dejó que el humo le llenara la boca. Lo saboreó y lo dejó salir.
—¡He aquí a mi hijo!—dijo su padre dando palmadas—. Esta noche comienza el sendero para
olvidar al niño que es y convertirse en el adulto que será. ¡Felicitadle!
El resto de los adultos inclinaron las cabezas en señal de respeto.
—Dentro de tres lunas pasará la vigilia.
Tomsa estaba orgulloso, la ceremonia había salido bien, sus padres estaban exultantes. La tribu al
completo le había felicitado. Al salir de la tienda su mirada se posó en el fuego que ya no compartiría
con los niños. Se alejó corriendo, no quería que Matra o Gale lo vieran llorar ahora que iba a ser un
adulto.

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