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La Historia de Isaac

Abrahán, el padre de Isaac, quería una buena esposa para su hijo.


No quería que Isaac se casara con una de las mujeres de Canaán,
porque aquella gente adoraba a dioses falsos. Por eso Abrahán
llamó a su siervo y le dijo: ‘Quiero que vuelvas a donde viven mis
parientes en Harán y consigas una esposa para mi hijo Isaac.’
En seguida el siervo de Abrahán tomó consigo diez camellos e hizo
el largo viaje. Cuando se acercaba al lugar donde vivían los parientes
de Abrahán, se detuvo en un pozo. Era casi de noche, cuando las
mujeres de la ciudad iban a sacar agua del pozo. Por eso el siervo de
Abrahán dijo en oración a Jehová: ‘Que la mujer que consiga agua
para mí y los camellos sea la que tú escoges para ser esposa de
Isaac.’
Pronto vino Rebeca para conseguir agua. Cuando el siervo le pidió
de beber, ella le dio agua. Entonces ella fue y consiguió bastante
agua para todos los camellos sedientos. Trabajó duro, porque los
camellos beben muchísima agua.
Cuando Rebeca terminó, el siervo de Abrahán le preguntó el nombre
de su padre. También preguntó si él podía pasar la noche en la casa
de ellos. Ella dijo: ‘Mi padre es Betuel, y hay sitio para ti en casa.’ El
siervo de Abrahán sabía que Betuel era hijo de Nacor, el hermano de
Abrahán. Por eso se arrodilló y dio gracias a Jehová por llevarlo a los
parientes de Abrahán.
Aquella noche el siervo de Abrahán le dijo a Betuel y a Labán, el
hermano de Rebeca, por qué había venido. Ambos dijeron que
Rebeca podía ir con él y casarse con Isaac. ¿Qué dijo Rebeca
cuando le preguntaron? Dijo que sí, que quería ir. Por eso, el
mismo día siguiente montaron en los camellos y empezaron el
largo viaje para volver a Canaán.
Cuando llegaron, era de noche. Rebeca vio a un hombre andando en
el campo. Era Isaac. Él se alegró de ver a Rebeca. Sara, la madre de
él, había muerto solo tres años antes, y él todavía estaba triste por
ello. Pero ahora Isaac llegó a amar mucho a Rebeca, y fue feliz otra
vez tuvieron dos hijos Esaú y Jacob.

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