HACIA UN ANALISIS INTERSECCIONAL
DE LA REGULACION DE LAS MIGRACIONES:
LA CONVERGENCIA DE GENERO, RAZA
Y CLASE SOCIAL!
Sandra Eequerra Samper
Introduccién
1977; 1987; 1999 y 2005). La etnografia institucional propone
como premisa las experiencias cotidianas de las mujeres, u
‘otros grupos oprimidos, relatadas por ellas mismas, Estas ex:
periencias sirven como punta de partida para un anélisis de
i la vida social, creando y
‘cetnografia de abajo hacia arriba» exponemos o6mo la inmi-
¢gracion necesita verse en un contexto en el cual la regulacién
‘estatal (0 Ja ausencia de ésta) tiene dimensiones raciales, de
‘género y clase. Dado que una perspectiva de género se
de poder. A partir de estas reflexiones, y a modo di
ci6n, se examina la relacién entre las experiencias de trabaja-
tate seencundra ene proyecto de ts doctoral dels autre registra
nla University of Orojon, en Estados Unidos Fl ido delnteises «An interseconal
[alii of he States The Creation of Flinn Migrants inthe United States and Spin»
{Yee laciea como principal ebjetivaanalizr ne conergncls de dindmicas de a,
[sfneroy cas en a epalcion dels imigracon femeia y del trabajo dométcoen
‘Entados Unidos ye Estado espa
237Contribucién teérica
Los limos afios han presenciado un aumento sustancial de
migrantes como madres, esposas y reproductoras de la fuerza
de trabajo, y desplaza la centralidad de su rol como trabajado-
rras. Lo que se sugiere aqui, de acuerdo con otras autoras femi-
2 EThscho de qu ete abso estéceurado en uabajadras immigrants i
ro guiere dcr guns se
fencleato delaemijres
238
Internacionalizacién del trabajo reproductivo!
‘Cuando hablamos de trabajo reproductive normalmente nos
referimos aactividades que incluyen limpiar, cocinar, cualquier
labor o tarea interpersonal que contribuya a la reproduceién de
a fuerza de trabajo y el cuidado y atencién a los ancianos y los
disminuidos.
‘A pesar de que histéricamente la economia de mercado ha
ependido de una divisin del trabajo entre los sexos, la
la reproducci6n de la fuerza de trabajo eproducti-
‘vos, e incluso lleg6 a cuestionar la dicotomfa produccién/repro-
Aungue estas autoras plantearon cuestiones importantes so-
bre la relacion entre el capitalismo yel patriarcado, inicialmente
zo examinaron cémo la raza se cruza con el género y la clase en.
la organizacién del trabajo reproductivo remunerado, De hecho,
ica a este sector (Glenn, 1981 y 2002). Ade-
mis de estos factores, Misra et al. (2006) han hablado sobre la
3s estructuras de clase y de nacionalidad
del trabajo reproductivo, 0 lo que Ro-
ado que esta transformacién ha creado. Consecuentemente,
hhemos presenciado lo que se podria denominar una privatiza-
ion de la solucién, donde familias de clase media de los paises
del centro, ante a ausencia de apoyo pablico, contratan.a muje-
res inmigrantes de pafses periféricos para que realicen el trabajo
3. Alo largo de ese capitulo se rere a abso reproductive como tal o.como
anbajodemasice ode cldado persona
239de cuidado personal sumamente desprotenidas.
jente, el concepto de trabajo reproductive mere
cceser situado en el centro de un analisis de la globalizacion ydel
papel del Estado en el contexio de las migraciones globales. Ello
emergencia de cuestiones como él rol de las muje-
ynamniento de una economfa global fuertemente
marcada por el género tanto en el centro como en la periferia
globales «desde abajos y des
es de poder, a menudo creadas y/o recreadas
por el Estado, que hasta ahora nos habfan pasado desapercibi
das, Dicho esto, se propone aqui el uso de la etnografia instit
ional como marco teérico-metodolégico y una reorientacién
epistemolégica hacia el andlisis interseccional.
La ctnografia institucional
El concepto de etnosrafia institucional, acutiado por Doro:
thy Smith, se refiere a la investigacién empirica de «conexiones
entre scenarios locales de la vida cotidiana, organizaciones
procesos translocales de administracién y gobierno» (De Vat
{lease noreamesicane presenta muchos parlallsmee con el del Estado
‘ol Pars un nls entenlv sobre sete proces en Eepaa veace Paella 2003)
240
fescrutinio, como por ejemplo el gobierno o la econ:
1977, 1987, 1999 y 2005), La etnografia institucional sumge de
(«objectifying») y generalizan-
de dominio,
‘mirada hacia la realidad social des-
-aquéllos inmersos en ella y afecta-
tosde las instituciones que afectan
des materiales de las personas, y
‘Smith sostiene que neces
1a metodologta que pre-
el punto de vista («stan
fe las mujeres a las que
241miramosyy escuchamos. Esta.
concretas y luego desplaza
‘macién de dichas experiencias en el contexto dela organizacién
social. La idea es mantener una perspectiva que nos permita mira
desde donde estamos, desde donde estén nuestros sui
fuera, hacia las estructuras que organizan y trazan sus activida-
diarias. Tal y co
sméticas de pobli
sultan aproximaci
obstante, «en todas estas interpretaciones la sociedad global que-
da fuera de cuestionamiento, y los trabajos se centran en
sectores marginales mismosyy en sus problemas reales 0 asigna:
dos. Lo que resulta mas dificil es desviar el foco de atencién
tatar de analizar cémo, por qué y para qué ha construido la
‘Smith, una de las pregunt
texto de las migraciones es:
Sion) (Crensh
Mohanty, 2003)
| delas experiencias de os ylas inmigrant
- Elpatriarcado, elracismoyel clasismo a menudo se ven entrelaza-
de los fiujos migratorios y en Ia creacién de
formas de exclusién, discriminacion y opresién com
tos sistemas de opresién no se excluyen n
‘yen el caso de las mujeres inmi amenudosed
Jas las autoras que han hablado de «triple dis-
‘hora de reconocer la simultaneidad y comple-
jidad de estas dindmicas en el contexto de las migraciones feme-
ninas. En este sentido consideran que las mujeres migrantes su-
fren triple discriminacién en tanto que mujeres (género
a/etnia‘nacionalidad). Si bien es
le discriminacién» intenta abar-
ela suma o yuxtaposi-
que éste expresa no refleja el dinamismo de
las relaciones sociales
Jas mujeres inmigrantes sutren los efectos de relacior
de ginero.o discaminecion racial de la misma mancre pre,
bre todo, no todas experimentan igual la interseceién de diver
‘sas opresiones. Asi pues, resulta més tl
{6 Scha baba exasivamente dea inmaicencin del gener, clase, yl raza
nea de proporciona na vision glabalinmigrantes reciben una striple discri
es necesario preguntarse: ecémo la
Como se relaci distintos componentes de la articula-
ion de opresiones: difiere esta articulacién respectoa
Jade otros grupos d
tes —mujeres 0 no—, 0 de autéctonos—blancos no?
ties sociales de poder Ademés, las similitudes de genero en
jas a menudo son preset
clase social, y de hecho
afirma Angela Hams, ir surmando presupone tener una base «nor
mal» a partir de la cual se le afiaden ofras caracteristicas. Esto
concepto de «triple discriminaci
cer, no siempre reconace las diferencias entre
auto todo, a menudo n0 i
menudo creado e imagini
do por nosotros como homoyéaeo) de mujer =
importante poner énfasis en el je que los sistemas de
acl 10 tienen efectos idénticos.
jer» (venestecasola
‘previamente a su entrada en la arena de las relaciones sociales,
sla interacci6n de estas relaciones y las jerarqutas que produ
rticulares, contextuales e hist6ricamente espectficas (Mi
003: $5
inca oprimidos o excluidos por un solo sistema de opresién,
sino que sti desventaja es resultado de un eccién de fuer-
298 sociales que convergen en un punto determinado en cl tiem
poyencl espacio, Queremos aclarar, no obstante, que este pun-
foenel tempo y en el espacio es mas un proceso que un punto.
La investigacion de la autora, por ejemplo, se centra en cémo el
‘trabajo reproducti i
‘ructural de estas mujeres (mujeres de color provenientes de una
colonia nortearnericana viviendo actualmente wna fuerte cri-
‘Segundo, las ideologias y practicas que constr-
reproductive
i6n de las migraciones. Es més, entendemos q
‘mas de opresién son organizados y reproducidos por el Estado
te la creacién de politicas migratorias y normativas labo-
(Ezquerra, 2006)
pensamos simulténea-
ie mediante nuestro enfoque en los I
identales lo han sido bablar del hombre o de mujeres
245pertenecientes a minorias éticas. Independientemente del po-
sicionamiento ético-politico de cada autor, estas neeligencias
‘ificultad por parte nuestra de trabajar desde
del in
llevar a cabo investiga:
relativamente sencillo,
vversas se cruzan, ya que anivel conceptual y abstracto es posible
jmaginar el punto de convergencia en un gréfico imaginario. La
jonalidad es la de ser capaces de visu
10s y procesos sociales 7
(Queda por ver cémo nos enfrentaremos a este ret
Finalmente, un andlisis de opresiones multiples
bres) porque, como ya se ha expuesto, es contextual y porque ¥é
jeas, dialécticas y relaciona:
es de poder sino también el pr
misma moneda. Hay mult
puntos de subordinacién, asf como de privilegio, dependie
Gel lugar preciso donde se produce la articulacion de sistemas,
sbajadora doméstica filipina se rela:
jue es autéctona, de clase media
una poder algo distinta, tanto entre el marid
mujer como entre el erapleador y la trabajadora. La cui
‘con sumarido también filipino, quea sw
(6 de algunas cosas) delo que el cotro» no es ¥ como pi
de referencia a partir del cual el «otro» es construido, margina
do, excluido y oprimido, De hecho, una vez que empezamos a
ue aparentemente nclayen ycategorasjerdrquicas que fingen
ser justas.
Leyes de inmigracién y trabajo reproductive
Como ya se ha comentado antes, tanto la etnografia institu-
ional como ta inereocionaldad sonido filles de Ser pens.
las anivel abstracto
en la regulacién gubernamental de
bajo reproductivo rermunerado,
de una gran demanda de trabajado-
don de cuidado persor i
par apitalista,el gobierno
Trteemericano no ha creado wn programa inmigrato
de clase media y trabajadora en el
una clara necesidad de trabajadores para
nifos, asi como realizar las taress que las
hacer sin recibir remuneracién.
Samigratoria americana ha puesto un éx-
lima década en permisos de tr
idades de oa masbajo nivel socioeeonsmico que puedan convertirse a la larga en
tuna carga puiblica (Park & Park, 2003). En el caso de las inns
hay
‘Unidos con un vise
enel pais con el objet
1a primera estrategia es la reagrupaci
yyeel método mas comin mediante el cua os filipinos entran en
el pats. No obstante
sma similar. Dada la vulnerable situacin en que
inmigrantes se encuentran, durante las dos ti
cen trabajadoras domésticas y de cuidado personal en centros ge
Hidtricos 0 en casas privadas (Parretias, 2005). Sus empleadores a
menudo ofrecen su patrocinio para un visado de trabajo, pero las
cl mercado laboral y tiene consecuencias draméticas en sus
jones de trabaj
Gon a excep dal sector axial, que no puedo discutragut por fla de
248
-y de cuidado personal de Filipinas
a Estados Unidos. En estos casos, a la trabajadora, atin en el pais
de origen, se le of
‘mes y durante los 9 restantes le pagaron 400 délares
(Sink, 2006). Fue vietima frecuente de abuso verbal y no se le
permitia abandonar la casa 0 ser vista por nadie, excepto los
‘miembros de la familia
Se ha argumentado que la principal razén por la que ema no
intenté marcharse antes fue st estatus de indocumentada, ya
‘que sus patrones le amenazaban constantementecon denunciarla
alas autoridades y,aungue sus condiciones eran extremadamente
duras, segufa ganando més dinero de lo que habria ganado en
Filipinas. Un programa de inmigracién que regule la entrada de
‘mujeres como ella y que proporcione derechos legales y labora-
Jes alas trabajadoras inmigrantes podria evitarsituaciones como
lo podria conseguirse garantizando la entrada legal
El ingreso de Irma en el pafs con un visado de t
no le permitia trabajar) contribuyé a su explotacién
nnacién. No obstante, muchas veces se dan situaciones en las que
las trabajadoras entran en Estados Unidos de una manera com-
mecanismo de entrada utilizado por immigrantes fii
son unos programas de visado especiales para trabaj
mésticas internas. Ironicamente, estos visados contribuyen a lo
que se podria denominar trfico legalizado. Los visedos BI, A3 y
G3 permiten a personal
conellos cuando estén visitandooresidiendo temporalmente en
Estados Unidos, Estos visados normalmente son de dos o tres
afios, y la trabajador legal en el pais con la
‘condicién de que sé! para la persona que la patrociné
(omestic Workers 104). Esta dependencia legal puede
‘ontribuir a situaciones de explotacién, donde la trabajadora no
249situacién se com:
idumbre sin poder
ta el movimiento y las opciones de las
‘rabgjacoras inmigrantes promueve un escenario donde el pa-
‘tron puede ejercer sobre la trabajadora una cantidad de poder
donde la trabajadiora no tiene ninguna pro-
asi, segtin Javier de Lucas, «se
‘pues consiste en negar al inmi-
snto que no le permite
proyecto propio (De Lucas & Torres, 2002: 26).
Las leyes actuales de inmigracion americanas son sintomat
cas de las dimensiones de género, raza y clase de las prioridades
del Congreso y su slativas. Los tipos de trabajos
‘eubiertos y protegidos por las leyes proporcionan derechos a in-
igrantes cuyo trabajo es considerado importante para el sector
productivo de la economia. Estos trabajos co
pre, en sectores profesionales tipicamente m: :
dos por inmigrantes de las clases medias y altas de otros paises.
‘Lo que se intenta aqui es averiguar las razones por las que ci
10s tipos de trabajo oficialmente se consideran relevantes parala
economia local mientras que otros no. De acuerdo con Ubaldo
Martinez Veiga, estamos convencidos de que sen os orfgenes de
‘este fendmeno hay una gran dosis le arbitrariedad, aunque exis-
‘tan razones para esta clasificacién arbitraria» (Martinez Veiga,
1995: 13). Suposiciones politicas y psicol6gicas colocan a las mu-
jeres en la esfera privada y no econémica. En tanto que las leves
«se enfrentan de manera inadecuada con Ia distincion piiblico!
pprivado, las asociaciones culturales de la mujer con la casa son
‘un factor explicativo del fracaso de los regimenes legales a la
hora de proteger a las mujeres inmigrantes de formas de expl
tacin extrema» (Fitzpatrick & Kelly, 1998: 12).
Por otro lado, a pesar de la importancia, histéricamente de-
‘mostrada, del trabajo reproductivo para la economia, el Estado
a menudo no adapta la responsabilidad de proporcionar el tipo
de servicios que las familias necesitan. Es mas, como ya hemos
visto, tampoco he sido capaz.de disefiar un programa que regule
el abastecimiento de este tipo de trabajo proveniente de otros
paises y proporcione protecciones alas trabajadoras una vez que
se encuentren en Estados Unidos. Tras esta negligencia hay dos
factores que, aunque se pueden examinar por separado, en reali-
dad existen tinicamente juntos. Por un lado, hay una falta de
250
valoracién, como ya se ha comentado, del trabajo reproductivo
dado su componente de género. Por otro lado, Ios gru;
tienden a realizarlo, debido a su marginalizacién mii
constituyen una prioridad en los objetivos e iniciativas
vvas protectoras de la administracién?
Consecuentemente, hay dos grandes perdedores en esta ne-
sligencia: las mujeres autéctonas, que a menudo contintian res-
lizando una doble jornada ant
gobierno, del sector privado (capital), y de sus maridos, y las
‘mujeres inmigrantes, que sufren la falta de regulacién y'pro-
tecciones. Si consideramos las politicas inmigratorias de un
pafs como un mecanismo para abastecer la economta local de
‘mano de obra, esté claro que el émbito reproductivo sigue siendo
considerado irrelevante y no-econémico. Cuando se dan pro-
‘gramas para garantizar la entrada de trabajadoras domésticas,
su principal obje ‘dad de los empresa-
ros y oficiales del
proporcionan ningtin tipo de proteccién o apoyo para la traba-
jadora, tanto la autéctona como la inmigrante. Los perfodos de
‘espera absurdamente largos para entrar en Estados Unidos
mediante el mecanismo de reagrupacién familiar cont
‘aque més gente esté dis
‘cual tiene consecuencias importantes en sus condiciones de trax
bajo. Ast pues, el fomento de la inmigracién ilegal y la explota-
ign en el sector del trabajo doméstico y de cuidado personal
son consecuencias directas de la legislacién vigente tal y como
std planteada, La reforma inmigratoria, pendiente de voto en
el Congreso, criminalizara a los inmigrantes indocumentados
deuna manera sin precedentes en Ia historia reciente de Esta-
dos Unidos, lo cual los haré atin mas vulnerables a la explota-
jn, la subordinaci6n y el abuso,
9. Dicho esto, resrainteciénaqutno esa de esablcer una epitalenca ene
{Goal enls eal sotLeyes laborales y trabajo reproductivo
Es importante que examinemos los efectos de las normativas
laborales sobre las trabajadoras domésticas inmigrantes con tal
de reconocer su estatusno sélo como mujeres
trabajadoras, Los trabajadores en Estados Uni
cho a ciertas protecciones, independientemente de st
gal. No obstante, esta falta de distincién entre trabajadores do-
cumentados ¢ indocumentados es a menudo mas tedtica que
real, y el trabajo doméstico no disfruta de las mismas proteccio
nes laborales que otros sectores. Cuando los dos factores coindi-
den: falta de estatus legal y presencia en um séctor desprotesido
por las leyes laborales, Estados Unidos a menudo presencia la
creacién de trabajadores y ciudadanos de segunda clase (Misra,
Merz & Woodring, 2006)
Desde la inclusién del trabajo doméstico en el Fair Labor Stan-
dans Act del 1974, todos los trabajadores, indocumentados in-
clusive, han disfrutado del derecho al salario minimo y horas
extras (Hondagneu-Sotelo, 2001). No obstante, Ia implementa-
cidn de esta ley a menudo se hace dificil. En primer lugar, fas
trabajadoras que proporcionan cuidado personal estan explici-
tamente excluidas del derecho a ganar salario mfnimo y horas
extras, Este derecho s6lo lo tienen las trabajadoras que realizan
estrictamente tareas dameésticas y no las que proporcionan.
dado personal. Esta distinci6n impacta a las inmigrantes
nas de manera considerable, ya que se encuentran bastante con-
centradas en trabajos de cuidado."* Estas excenciones también
afectan a las empleadas internas, que tampoco estén cubiertas
porlaregulacién federal de las horas extras, independientemen-
te dela naturaleza de su trabajo.
‘Los testimonios emergentes del trabajo de campo dela auto-
+a son ilustrativos de una situacién en la que a menudo los ern-
pleadores esperan de las trabajadoras disponibilidad constante
y completa. Como acabamos de exponer; las leyes laborales pro-
10, Aunque es posible elias na distnsién ents trabsjo domésicy Anculdado
ado (por empl, lopez) dels ass.
252,
cen las que las trabajadoras no
ina Vida independiente de la familia para la
itdan como menos merecedoras.
Jaborales que el trabajador estandar varén/nativo. Las expectati-
vas culturales de la sociedad occidental hacen que las mujeres se
‘ocupen del trabajo reproductivo, En el caso de las mujeres inmi-
granites, se espera que lo hagan 24 horas al dia, que no tengan
vida propia, y que se conformen coa ua salario misero.
El exceso de horas no remuneradas que estas mujeres tra-
bajan refleja una falta de consideracién por parte del gobierno
y de la sociedad del trabajo doméstico como trabajo real: lo
Feproductivo no es trabajo, lo cual contribuye a la vulnerabi
dad de la trabajadora al abuso y a la explotacién. El trabajo
reproductivo ha sido tratado tradicionalmente como wna acti-
vidad no econ6mica, y sus tareas a menudo se han llevado a
cabo de manera no remunerada por «amas de casa», Thcluso
cuando mujeres de otros pafses, y que no son parientes, emi-
gran para hacer este trabajo, la devaluacién ideol6gica del tra-
bajo afecta negativamente en los sueldos y las condiciones de
trabajo, Al tener que estar disponible a todas horas y por sala-
rios muy bajos, las trabajadoras reproductoras sufren um sacti-
ficio triple. Por un lado esté la expectacién de desinterés, mar
cada por ideologias de género, que se asemeja a las normas de
conducta que se espera de las amas de casa. Ademas, esté el
atiadido de una ideologia racial (y racista) y de clase (y clasista)
que las define como sirvientas cumpliendo expectativas cultu-
rales de abnegacion
Este panorama
tienen acceso a ellos. Los inspectores de trabajo no tienen como
prioridad la implementacién de las leyes de salario minimo y
horas extras en el contexto del trabajo doméstico, y la inspec-
ion laboral de casas particulares se percibe como irrelevante e
ineficiente.
istracién norteamericana, al no priorizar las vio-
s de la ley en las casas particulares, reproduicen miilti-
ples ideologfas de género. Como ya se ha expuesto, la falta de
proteccién de salario minimo y horas extras nos hace pensar
‘que el gobierno no considera el trabajo reproductivo como tra-
253y el hogar no es percibido como lugar de trabajo. Por
casa particular es percibida y tratada como un
isten diferencias de poder, y un asunto
que noes de la incumbencia del gobierno. Los derechos civiles
del empleador, en tanto residente de un hogar privado, se po-
nen por encima de los derechos laborales dela trabajadora, yel
discurso que presenta a la trabajadora doméstica como inte-
grante de la familia contribuye a despojarla de sus derechos
como trabajadora. A pesar de que la industria del trabajo re-
productivo se ve dominada por mujeres inmigrantes, no se han
somado medidas para protegerlas de forma consistente de los
retos que su trabajo ¥ de las vulnerabilidadés que su situacién
social y administrativa presentan.
Conclusiones
La situaciOn de las trabajadoras reproductivas en Estados
Unidos es resultado tanto de factores estructurales como de fac
tores politicos. La realidad estructural es que hay una demanda
do mujeres inmigrantes para ocupar los trabajos disponibles en
el mercado laboral americano y situaciones de crisis y precatie-
dad econémica en el pats de origen. No obstante, el motivo por-
ue tantas familias de clase media en Estados Unidos necesitan
una trabajadora reproductiva es porque el gobierno ha ido te-
cortando sus servicios en las tiltimas dos décad
¢s fruto de una opcién politica, enmascarada por
neoliberal de imperativos:
dos es que el gobi
Nise hace responsable de las necesidades de las familias (éa-
se mujeres) del pais, ni se responsabiliza de los derechos de
las mujeres inmigrantes, 2 menudo filipinas, que acaban ct
dando de estas familias. Es decir, ademas de no proporcionar
servicios para las fa ‘ase mujeres aut6ctonas), median-
te una regula nte de sectores laborales fuerte
mente racializados y marcados por el género, contribuye al
abaratamiento de este trabajo realizado por mujeres
grantes mediante negligencias legislativas. Esto desemboca
en una perpetuacién tanto jlogfas como de practicas
gue ignoran Ia relevancia del trabajo reproductivo para la
254
economfa de mercado y contimian reproduciendo situacio-
nes de explotacion y de subordinacién.
Apesar de que al inicio de este artfculo se planteaba la nece-
sidad de entender los efectos diferenciales de politicas estata-
les sobre hombres y mujeres, un andlisis interseccional nos
‘obliga a reconocer que el Estado no se relaciona de la misma
‘manera con todas las mujeres. Por ejemplo, una madre de cla
se media o alta norteamericana no sufre la ausencia de politi-
cas sociales y familiares de la misma manera que una madre de
clase trabajadora, ya que la primera se puede permitir recurrir
al sector privado para «suplantar» su rol reproductivo, Por otro
lado, en el contexto de Estados Unidos, la racializacién y femni-
nizaciGn historica del trabajo reproductive (que se re
la €poca de la esclavit
ficiente de los derechos
ene proceso inmigratorio como en el ambito laboral, que pre-
senta un contraste con Jos derechos otorgadlos a los trabajado.
res denomninados productivos.
1Lo que resulta interesante de llevar a cabo una emografia
al es que ésta nos ayuda a ir més allé de una sociolo-
my ade la otra» en tanto que diferentes y/o desigua-
gratia institucional problematiza al Estado en tanto
que uno de los principales arquitectos y cémplices, tanto por
activa como por pasiva, de la creacién de la alteridad y subordi-
nacion, que aqui se han presentado como rntiltiples e intersec-
cionales, Una vez cimaginada» esta complejidad en su vertiente
ms abstracta, queda por ver si seremos capaces de relatarla y
articularla a partir de nuestras observaciones de las experiencias
‘otidianas, tanto ajenas como propias.
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