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HACIA UN ANALISIS INTERSECCIONAL DE LA REGULACION DE LAS MIGRACIONES: LA CONVERGENCIA DE GENERO, RAZA Y CLASE SOCIAL! Sandra Eequerra Samper Introduccién 1977; 1987; 1999 y 2005). La etnografia institucional propone como premisa las experiencias cotidianas de las mujeres, u ‘otros grupos oprimidos, relatadas por ellas mismas, Estas ex: periencias sirven como punta de partida para un anélisis de i la vida social, creando y ‘cetnografia de abajo hacia arriba» exponemos o6mo la inmi- ¢gracion necesita verse en un contexto en el cual la regulacién ‘estatal (0 Ja ausencia de ésta) tiene dimensiones raciales, de ‘género y clase. Dado que una perspectiva de género se de poder. A partir de estas reflexiones, y a modo di ci6n, se examina la relacién entre las experiencias de trabaja- tate seencundra ene proyecto de ts doctoral dels autre registra nla University of Orojon, en Estados Unidos Fl ido delnteises «An interseconal [alii of he States The Creation of Flinn Migrants inthe United States and Spin» {Yee laciea como principal ebjetivaanalizr ne conergncls de dindmicas de a, [sfneroy cas en a epalcion dels imigracon femeia y del trabajo dométcoen ‘Entados Unidos ye Estado espa 237 Contribucién teérica Los limos afios han presenciado un aumento sustancial de migrantes como madres, esposas y reproductoras de la fuerza de trabajo, y desplaza la centralidad de su rol como trabajado- rras. Lo que se sugiere aqui, de acuerdo con otras autoras femi- 2 EThscho de qu ete abso estéceurado en uabajadras immigrants i ro guiere dcr guns se fencleato delaemijres 238 Internacionalizacién del trabajo reproductivo! ‘Cuando hablamos de trabajo reproductive normalmente nos referimos aactividades que incluyen limpiar, cocinar, cualquier labor o tarea interpersonal que contribuya a la reproduceién de a fuerza de trabajo y el cuidado y atencién a los ancianos y los disminuidos. ‘A pesar de que histéricamente la economia de mercado ha ependido de una divisin del trabajo entre los sexos, la la reproducci6n de la fuerza de trabajo eproducti- ‘vos, e incluso lleg6 a cuestionar la dicotomfa produccién/repro- Aungue estas autoras plantearon cuestiones importantes so- bre la relacion entre el capitalismo yel patriarcado, inicialmente zo examinaron cémo la raza se cruza con el género y la clase en. la organizacién del trabajo reproductivo remunerado, De hecho, ica a este sector (Glenn, 1981 y 2002). Ade- mis de estos factores, Misra et al. (2006) han hablado sobre la 3s estructuras de clase y de nacionalidad del trabajo reproductivo, 0 lo que Ro- ado que esta transformacién ha creado. Consecuentemente, hhemos presenciado lo que se podria denominar una privatiza- ion de la solucién, donde familias de clase media de los paises del centro, ante a ausencia de apoyo pablico, contratan.a muje- res inmigrantes de pafses periféricos para que realicen el trabajo 3. Alo largo de ese capitulo se rere a abso reproductive como tal o.como anbajodemasice ode cldado persona 239 de cuidado personal sumamente desprotenidas. jente, el concepto de trabajo reproductive mere cceser situado en el centro de un analisis de la globalizacion ydel papel del Estado en el contexio de las migraciones globales. Ello emergencia de cuestiones como él rol de las muje- ynamniento de una economfa global fuertemente marcada por el género tanto en el centro como en la periferia globales «desde abajos y des es de poder, a menudo creadas y/o recreadas por el Estado, que hasta ahora nos habfan pasado desapercibi das, Dicho esto, se propone aqui el uso de la etnografia instit ional como marco teérico-metodolégico y una reorientacién epistemolégica hacia el andlisis interseccional. La ctnografia institucional El concepto de etnosrafia institucional, acutiado por Doro: thy Smith, se refiere a la investigacién empirica de «conexiones entre scenarios locales de la vida cotidiana, organizaciones procesos translocales de administracién y gobierno» (De Vat {lease noreamesicane presenta muchos parlallsmee con el del Estado ‘ol Pars un nls entenlv sobre sete proces en Eepaa veace Paella 2003) 240 fescrutinio, como por ejemplo el gobierno o la econ: 1977, 1987, 1999 y 2005), La etnografia institucional sumge de («objectifying») y generalizan- de dominio, ‘mirada hacia la realidad social des- -aquéllos inmersos en ella y afecta- tosde las instituciones que afectan des materiales de las personas, y ‘Smith sostiene que neces 1a metodologta que pre- el punto de vista («stan fe las mujeres a las que 241 miramosyy escuchamos. Esta. concretas y luego desplaza ‘macién de dichas experiencias en el contexto dela organizacién social. La idea es mantener una perspectiva que nos permita mira desde donde estamos, desde donde estén nuestros sui fuera, hacia las estructuras que organizan y trazan sus activida- diarias. Tal y co sméticas de pobli sultan aproximaci obstante, «en todas estas interpretaciones la sociedad global que- da fuera de cuestionamiento, y los trabajos se centran en sectores marginales mismosyy en sus problemas reales 0 asigna: dos. Lo que resulta mas dificil es desviar el foco de atencién tatar de analizar cémo, por qué y para qué ha construido la ‘Smith, una de las pregunt texto de las migraciones es: Sion) (Crensh Mohanty, 2003) | delas experiencias de os ylas inmigrant - Elpatriarcado, elracismoyel clasismo a menudo se ven entrelaza- de los fiujos migratorios y en Ia creacién de formas de exclusién, discriminacion y opresién com tos sistemas de opresién no se excluyen n ‘yen el caso de las mujeres inmi amenudosed Jas las autoras que han hablado de «triple dis- ‘hora de reconocer la simultaneidad y comple- jidad de estas dindmicas en el contexto de las migraciones feme- ninas. En este sentido consideran que las mujeres migrantes su- fren triple discriminacién en tanto que mujeres (género a/etnia‘nacionalidad). Si bien es le discriminacién» intenta abar- ela suma o yuxtaposi- que éste expresa no refleja el dinamismo de las relaciones sociales Jas mujeres inmigrantes sutren los efectos de relacior de ginero.o discaminecion racial de la misma mancre pre, bre todo, no todas experimentan igual la interseceién de diver ‘sas opresiones. Asi pues, resulta més tl {6 Scha baba exasivamente dea inmaicencin del gener, clase, yl raza nea de proporciona na vision glabal inmigrantes reciben una striple discri es necesario preguntarse: ecémo la Como se relaci distintos componentes de la articula- ion de opresiones: difiere esta articulacién respectoa Jade otros grupos d tes —mujeres 0 no—, 0 de autéctonos—blancos no? ties sociales de poder Ademés, las similitudes de genero en jas a menudo son preset clase social, y de hecho afirma Angela Hams, ir surmando presupone tener una base «nor mal» a partir de la cual se le afiaden ofras caracteristicas. Esto concepto de «triple discriminaci cer, no siempre reconace las diferencias entre auto todo, a menudo n0 i menudo creado e imagini do por nosotros como homoyéaeo) de mujer = importante poner énfasis en el je que los sistemas de acl 10 tienen efectos idénticos. jer» (venestecasola ‘previamente a su entrada en la arena de las relaciones sociales, sla interacci6n de estas relaciones y las jerarqutas que produ rticulares, contextuales e hist6ricamente espectficas (Mi 003: $5 inca oprimidos o excluidos por un solo sistema de opresién, sino que sti desventaja es resultado de un eccién de fuer- 298 sociales que convergen en un punto determinado en cl tiem poyencl espacio, Queremos aclarar, no obstante, que este pun- foenel tempo y en el espacio es mas un proceso que un punto. La investigacion de la autora, por ejemplo, se centra en cémo el ‘trabajo reproducti i ‘ructural de estas mujeres (mujeres de color provenientes de una colonia nortearnericana viviendo actualmente wna fuerte cri- ‘Segundo, las ideologias y practicas que constr- reproductive i6n de las migraciones. Es més, entendemos q ‘mas de opresién son organizados y reproducidos por el Estado te la creacién de politicas migratorias y normativas labo- (Ezquerra, 2006) pensamos simulténea- ie mediante nuestro enfoque en los I identales lo han sido bablar del hombre o de mujeres 245 pertenecientes a minorias éticas. Independientemente del po- sicionamiento ético-politico de cada autor, estas neeligencias ‘ificultad por parte nuestra de trabajar desde del in llevar a cabo investiga: relativamente sencillo, vversas se cruzan, ya que anivel conceptual y abstracto es posible jmaginar el punto de convergencia en un gréfico imaginario. La jonalidad es la de ser capaces de visu 10s y procesos sociales 7 (Queda por ver cémo nos enfrentaremos a este ret Finalmente, un andlisis de opresiones multiples bres) porque, como ya se ha expuesto, es contextual y porque ¥é jeas, dialécticas y relaciona: es de poder sino también el pr misma moneda. Hay mult puntos de subordinacién, asf como de privilegio, dependie Gel lugar preciso donde se produce la articulacion de sistemas, sbajadora doméstica filipina se rela: jue es autéctona, de clase media una poder algo distinta, tanto entre el marid mujer como entre el erapleador y la trabajadora. La cui ‘con sumarido también filipino, quea sw (6 de algunas cosas) delo que el cotro» no es ¥ como pi de referencia a partir del cual el «otro» es construido, margina do, excluido y oprimido, De hecho, una vez que empezamos a ue aparentemente nclayen ycategorasjerdrquicas que fingen ser justas. Leyes de inmigracién y trabajo reproductive Como ya se ha comentado antes, tanto la etnografia institu- ional como ta inereocionaldad sonido filles de Ser pens. las anivel abstracto en la regulacién gubernamental de bajo reproductivo rermunerado, de una gran demanda de trabajado- don de cuidado persor i par apitalista,el gobierno Trteemericano no ha creado wn programa inmigrato de clase media y trabajadora en el una clara necesidad de trabajadores para nifos, asi como realizar las taress que las hacer sin recibir remuneracién. Samigratoria americana ha puesto un éx- lima década en permisos de tr idades de oa mas bajo nivel socioeeonsmico que puedan convertirse a la larga en tuna carga puiblica (Park & Park, 2003). En el caso de las inns hay ‘Unidos con un vise enel pais con el objet 1a primera estrategia es la reagrupaci yyeel método mas comin mediante el cua os filipinos entran en el pats. No obstante sma similar. Dada la vulnerable situacin en que inmigrantes se encuentran, durante las dos ti cen trabajadoras domésticas y de cuidado personal en centros ge Hidtricos 0 en casas privadas (Parretias, 2005). Sus empleadores a menudo ofrecen su patrocinio para un visado de trabajo, pero las cl mercado laboral y tiene consecuencias draméticas en sus jones de trabaj Gon a excep dal sector axial, que no puedo discutragut por fla de 248 -y de cuidado personal de Filipinas a Estados Unidos. En estos casos, a la trabajadora, atin en el pais de origen, se le of ‘mes y durante los 9 restantes le pagaron 400 délares (Sink, 2006). Fue vietima frecuente de abuso verbal y no se le permitia abandonar la casa 0 ser vista por nadie, excepto los ‘miembros de la familia Se ha argumentado que la principal razén por la que ema no intenté marcharse antes fue st estatus de indocumentada, ya ‘que sus patrones le amenazaban constantementecon denunciarla alas autoridades y,aungue sus condiciones eran extremadamente duras, segufa ganando més dinero de lo que habria ganado en Filipinas. Un programa de inmigracién que regule la entrada de ‘mujeres como ella y que proporcione derechos legales y labora- Jes alas trabajadoras inmigrantes podria evitarsituaciones como lo podria conseguirse garantizando la entrada legal El ingreso de Irma en el pafs con un visado de t no le permitia trabajar) contribuyé a su explotacién nnacién. No obstante, muchas veces se dan situaciones en las que las trabajadoras entran en Estados Unidos de una manera com- mecanismo de entrada utilizado por immigrantes fii son unos programas de visado especiales para trabaj mésticas internas. Ironicamente, estos visados contribuyen a lo que se podria denominar trfico legalizado. Los visedos BI, A3 y G3 permiten a personal conellos cuando estén visitandooresidiendo temporalmente en Estados Unidos, Estos visados normalmente son de dos o tres afios, y la trabajador legal en el pais con la ‘condicién de que sé! para la persona que la patrociné (omestic Workers 104). Esta dependencia legal puede ‘ontribuir a situaciones de explotacién, donde la trabajadora no 249 situacién se com: idumbre sin poder ta el movimiento y las opciones de las ‘rabgjacoras inmigrantes promueve un escenario donde el pa- ‘tron puede ejercer sobre la trabajadora una cantidad de poder donde la trabajadiora no tiene ninguna pro- asi, segtin Javier de Lucas, «se ‘pues consiste en negar al inmi- snto que no le permite proyecto propio (De Lucas & Torres, 2002: 26). Las leyes actuales de inmigracion americanas son sintomat cas de las dimensiones de género, raza y clase de las prioridades del Congreso y su slativas. Los tipos de trabajos ‘eubiertos y protegidos por las leyes proporcionan derechos a in- igrantes cuyo trabajo es considerado importante para el sector productivo de la economia. Estos trabajos co pre, en sectores profesionales tipicamente m: : dos por inmigrantes de las clases medias y altas de otros paises. ‘Lo que se intenta aqui es averiguar las razones por las que ci 10s tipos de trabajo oficialmente se consideran relevantes parala economia local mientras que otros no. De acuerdo con Ubaldo Martinez Veiga, estamos convencidos de que sen os orfgenes de ‘este fendmeno hay una gran dosis le arbitrariedad, aunque exis- ‘tan razones para esta clasificacién arbitraria» (Martinez Veiga, 1995: 13). Suposiciones politicas y psicol6gicas colocan a las mu- jeres en la esfera privada y no econémica. En tanto que las leves «se enfrentan de manera inadecuada con Ia distincion piiblico! pprivado, las asociaciones culturales de la mujer con la casa son ‘un factor explicativo del fracaso de los regimenes legales a la hora de proteger a las mujeres inmigrantes de formas de expl tacin extrema» (Fitzpatrick & Kelly, 1998: 12). Por otro lado, a pesar de la importancia, histéricamente de- ‘mostrada, del trabajo reproductivo para la economia, el Estado a menudo no adapta la responsabilidad de proporcionar el tipo de servicios que las familias necesitan. Es mas, como ya hemos visto, tampoco he sido capaz.de disefiar un programa que regule el abastecimiento de este tipo de trabajo proveniente de otros paises y proporcione protecciones alas trabajadoras una vez que se encuentren en Estados Unidos. Tras esta negligencia hay dos factores que, aunque se pueden examinar por separado, en reali- dad existen tinicamente juntos. Por un lado, hay una falta de 250 valoracién, como ya se ha comentado, del trabajo reproductivo dado su componente de género. Por otro lado, Ios gru; tienden a realizarlo, debido a su marginalizacién mii constituyen una prioridad en los objetivos e iniciativas vvas protectoras de la administracién? Consecuentemente, hay dos grandes perdedores en esta ne- sligencia: las mujeres autéctonas, que a menudo contintian res- lizando una doble jornada ant gobierno, del sector privado (capital), y de sus maridos, y las ‘mujeres inmigrantes, que sufren la falta de regulacién y'pro- tecciones. Si consideramos las politicas inmigratorias de un pafs como un mecanismo para abastecer la economta local de ‘mano de obra, esté claro que el émbito reproductivo sigue siendo considerado irrelevante y no-econémico. Cuando se dan pro- ‘gramas para garantizar la entrada de trabajadoras domésticas, su principal obje ‘dad de los empresa- ros y oficiales del proporcionan ningtin tipo de proteccién o apoyo para la traba- jadora, tanto la autéctona como la inmigrante. Los perfodos de ‘espera absurdamente largos para entrar en Estados Unidos mediante el mecanismo de reagrupacién familiar cont ‘aque més gente esté dis ‘cual tiene consecuencias importantes en sus condiciones de trax bajo. Ast pues, el fomento de la inmigracién ilegal y la explota- ign en el sector del trabajo doméstico y de cuidado personal son consecuencias directas de la legislacién vigente tal y como std planteada, La reforma inmigratoria, pendiente de voto en el Congreso, criminalizara a los inmigrantes indocumentados deuna manera sin precedentes en Ia historia reciente de Esta- dos Unidos, lo cual los haré atin mas vulnerables a la explota- jn, la subordinaci6n y el abuso, 9. Dicho esto, resrainteciénaqutno esa de esablcer una epitalenca ene {Goal enls eal sot Leyes laborales y trabajo reproductivo Es importante que examinemos los efectos de las normativas laborales sobre las trabajadoras domésticas inmigrantes con tal de reconocer su estatusno sélo como mujeres trabajadoras, Los trabajadores en Estados Uni cho a ciertas protecciones, independientemente de st gal. No obstante, esta falta de distincién entre trabajadores do- cumentados ¢ indocumentados es a menudo mas tedtica que real, y el trabajo doméstico no disfruta de las mismas proteccio nes laborales que otros sectores. Cuando los dos factores coindi- den: falta de estatus legal y presencia en um séctor desprotesido por las leyes laborales, Estados Unidos a menudo presencia la creacién de trabajadores y ciudadanos de segunda clase (Misra, Merz & Woodring, 2006) Desde la inclusién del trabajo doméstico en el Fair Labor Stan- dans Act del 1974, todos los trabajadores, indocumentados in- clusive, han disfrutado del derecho al salario minimo y horas extras (Hondagneu-Sotelo, 2001). No obstante, Ia implementa- cidn de esta ley a menudo se hace dificil. En primer lugar, fas trabajadoras que proporcionan cuidado personal estan explici- tamente excluidas del derecho a ganar salario mfnimo y horas extras, Este derecho s6lo lo tienen las trabajadoras que realizan estrictamente tareas dameésticas y no las que proporcionan. dado personal. Esta distinci6n impacta a las inmigrantes nas de manera considerable, ya que se encuentran bastante con- centradas en trabajos de cuidado."* Estas excenciones también afectan a las empleadas internas, que tampoco estén cubiertas porlaregulacién federal de las horas extras, independientemen- te dela naturaleza de su trabajo. ‘Los testimonios emergentes del trabajo de campo dela auto- +a son ilustrativos de una situacién en la que a menudo los ern- pleadores esperan de las trabajadoras disponibilidad constante y completa. Como acabamos de exponer; las leyes laborales pro- 10, Aunque es posible elias na distnsién ents trabsjo domésicy Anculdado ado (por empl, lopez) dels ass. 252, cen las que las trabajadoras no ina Vida independiente de la familia para la itdan como menos merecedoras. Jaborales que el trabajador estandar varén/nativo. Las expectati- vas culturales de la sociedad occidental hacen que las mujeres se ‘ocupen del trabajo reproductivo, En el caso de las mujeres inmi- granites, se espera que lo hagan 24 horas al dia, que no tengan vida propia, y que se conformen coa ua salario misero. El exceso de horas no remuneradas que estas mujeres tra- bajan refleja una falta de consideracién por parte del gobierno y de la sociedad del trabajo doméstico como trabajo real: lo Feproductivo no es trabajo, lo cual contribuye a la vulnerabi dad de la trabajadora al abuso y a la explotacién. El trabajo reproductivo ha sido tratado tradicionalmente como wna acti- vidad no econ6mica, y sus tareas a menudo se han llevado a cabo de manera no remunerada por «amas de casa», Thcluso cuando mujeres de otros pafses, y que no son parientes, emi- gran para hacer este trabajo, la devaluacién ideol6gica del tra- bajo afecta negativamente en los sueldos y las condiciones de trabajo, Al tener que estar disponible a todas horas y por sala- rios muy bajos, las trabajadoras reproductoras sufren um sacti- ficio triple. Por un lado esté la expectacién de desinterés, mar cada por ideologias de género, que se asemeja a las normas de conducta que se espera de las amas de casa. Ademas, esté el atiadido de una ideologia racial (y racista) y de clase (y clasista) que las define como sirvientas cumpliendo expectativas cultu- rales de abnegacion Este panorama tienen acceso a ellos. Los inspectores de trabajo no tienen como prioridad la implementacién de las leyes de salario minimo y horas extras en el contexto del trabajo doméstico, y la inspec- ion laboral de casas particulares se percibe como irrelevante e ineficiente. istracién norteamericana, al no priorizar las vio- s de la ley en las casas particulares, reproduicen miilti- ples ideologfas de género. Como ya se ha expuesto, la falta de proteccién de salario minimo y horas extras nos hace pensar ‘que el gobierno no considera el trabajo reproductivo como tra- 253 y el hogar no es percibido como lugar de trabajo. Por casa particular es percibida y tratada como un isten diferencias de poder, y un asunto que noes de la incumbencia del gobierno. Los derechos civiles del empleador, en tanto residente de un hogar privado, se po- nen por encima de los derechos laborales dela trabajadora, yel discurso que presenta a la trabajadora doméstica como inte- grante de la familia contribuye a despojarla de sus derechos como trabajadora. A pesar de que la industria del trabajo re- productivo se ve dominada por mujeres inmigrantes, no se han somado medidas para protegerlas de forma consistente de los retos que su trabajo ¥ de las vulnerabilidadés que su situacién social y administrativa presentan. Conclusiones La situaciOn de las trabajadoras reproductivas en Estados Unidos es resultado tanto de factores estructurales como de fac tores politicos. La realidad estructural es que hay una demanda do mujeres inmigrantes para ocupar los trabajos disponibles en el mercado laboral americano y situaciones de crisis y precatie- dad econémica en el pats de origen. No obstante, el motivo por- ue tantas familias de clase media en Estados Unidos necesitan una trabajadora reproductiva es porque el gobierno ha ido te- cortando sus servicios en las tiltimas dos décad ¢s fruto de una opcién politica, enmascarada por neoliberal de imperativos: dos es que el gobi Nise hace responsable de las necesidades de las familias (éa- se mujeres) del pais, ni se responsabiliza de los derechos de las mujeres inmigrantes, 2 menudo filipinas, que acaban ct dando de estas familias. Es decir, ademas de no proporcionar servicios para las fa ‘ase mujeres aut6ctonas), median- te una regula nte de sectores laborales fuerte mente racializados y marcados por el género, contribuye al abaratamiento de este trabajo realizado por mujeres grantes mediante negligencias legislativas. Esto desemboca en una perpetuacién tanto jlogfas como de practicas gue ignoran Ia relevancia del trabajo reproductivo para la 254 economfa de mercado y contimian reproduciendo situacio- nes de explotacion y de subordinacién. Apesar de que al inicio de este artfculo se planteaba la nece- sidad de entender los efectos diferenciales de politicas estata- les sobre hombres y mujeres, un andlisis interseccional nos ‘obliga a reconocer que el Estado no se relaciona de la misma ‘manera con todas las mujeres. Por ejemplo, una madre de cla se media o alta norteamericana no sufre la ausencia de politi- cas sociales y familiares de la misma manera que una madre de clase trabajadora, ya que la primera se puede permitir recurrir al sector privado para «suplantar» su rol reproductivo, Por otro lado, en el contexto de Estados Unidos, la racializacién y femni- nizaciGn historica del trabajo reproductive (que se re la €poca de la esclavit ficiente de los derechos ene proceso inmigratorio como en el ambito laboral, que pre- senta un contraste con Jos derechos otorgadlos a los trabajado. res denomninados productivos. 1Lo que resulta interesante de llevar a cabo una emografia al es que ésta nos ayuda a ir més allé de una sociolo- my ade la otra» en tanto que diferentes y/o desigua- gratia institucional problematiza al Estado en tanto que uno de los principales arquitectos y cémplices, tanto por activa como por pasiva, de la creacién de la alteridad y subordi- nacion, que aqui se han presentado como rntiltiples e intersec- cionales, Una vez cimaginada» esta complejidad en su vertiente ms abstracta, queda por ver si seremos capaces de relatarla y articularla a partir de nuestras observaciones de las experiencias ‘otidianas, tanto ajenas como propias. 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