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Todo el cuerpo 1993 SHOT ON MI A2 MI DUAL CAMERA El avi6n esta en penumbra, los motores zumban con normalidad. Los pasajeros que me rodean van durmien- do: una mujer del otro lado del pasillo, con dos nifios en el regazo; la pareja de atras, apoyados el uno en el otro, con la boca relajada. Sobrevolamos el océano Pacifico, ese punto impreciso en medio de un vuelo de larga dis- tancia, cuando se pierde la nocién del tiempo, del espa- cio privado, del hambre, cuando las horas se funden y colapsan. Hay muchas monjas y curas en el avion, van vestidos de gris, tienen caras beatificas, llevan calzado comodo y fuerte. Haremos escala en Hong Kong y después nos dirigiremos a Manila, y a mi me da la impresion de que toda la comunidad religiosa de las Filipinas vuelve de Londres. A mi lado viaja un sacerdote anciano todo vestido de blanco y dorado. Las gafas se le resbalan por la nariz mientras duerme. De vez en cuando, tan a menudo que me agota, me despierta tocandome el brazo y me indica que me levante porque tiene que ir al bafio. Las cuentas Scanned witttcamsSce a? 60 MAGGIE O'FARRELL de su rosario cuelgan del gancho para los abrigos que hay encima de nosotros. Paso esta noche ahogada de calor, después helada de frio, preguntandome qué es lo que he hecho, qué hago aqui, leyendo una novela checa muy manoseada que un amigo me entregé cuando nos despedimos. Me dio tam- bién un paquetito diminuto que contenfa una brijula, porque, tal como decia en la tarjeta que lo acompaiiaba, para mi era muy importante «encontrar el camino de vuelta». Me he equivocado de vida, 0 eso creo. Estoy fuera de lugar, girando en el espacio, y lo digo en mas de un sen- tido. He dejado atras la vida que se suponia que llevaba y aqui estoy, en un avidn, rambo a Hong Kong, una ciudad en la que no tengo trabajo ni perspectivas y en la que solo conozco a una persona. Cruzar los husos horarios de esta forma puede propor- cionar una claridad inquietante y distorsionada. ¢Ser por la altura, por la desacostumbrada inactividad, por el confinamiento fisico, por la falta de suefio o por la colision de las cuatro cosas? Viajar a gran velocidad, a miles de metros por encima del suelo, en un avién, alte- ra el estado mental. A veces salta a primer plano alguna Preocupaci6n reciente, como si la enfocaran con la lente de una camara de fotos. De pronto pueden colarsete €? la cabeza respuestas a cosas que llevabas tiempo presu” tandote. Es posible que, contemplando el ilusorio pais® J€ montanioso de altoestratos, de pronto pienses: 1% claro, no me habia dado cuenta hasta ahora! Tengo la brijula en una mano y enla otra el plano de Hong Kong, un enredo asombroso € incomprensible de calles, clevaciones, tuineles, islas y puertos, todo se canned wil CAmSci TODO EL CUERPO 61 lado en caracteres chinos. Me da la impresion de que, al separarme de mi amigo (¢ayer, hoy, anteayer?), algo se ha soltado en mi interior, casi como si él se hubiera que- dado con un extremo de un hilo vital y, desde la partida, el hilo se hubiera ido desenredando, alargandose entre lo que he dejado atras y yo. ¢Hasta dénde podra estirar- se? gSe rompera? ¢Podré recuperarlo alguna vez? La pregunta se me acerca lentamente, se me sube enci- ma, me adelanta y me envuelve como la niebla, mientras el avion sigue volando, inexorablemente: ¢por qué me he ido? ¢Cémo es que me voy? En la biblioteca de la universidad a menudo me sentaba enfrente de ese amigo y estudiabamos juntos para los examenes finales. Si uno se distraia, el otro le daba pataditas por debajo de la mesa, suaves e insistentes. Sin palabras, mi amigo imi- taba mi forma de sacudir la mano cuando se me entu- mecfa; Se aseguraba de que no se me olvidara comer a mediodia? No se rio cuando le dije que queria escribir, lade6 la cabeza con una expresi6n seria y pensativa, “como dejando que la idea se le asentara en la cabeza. + Con todo, estoy en este avidn y me dirijo hacia otro hombre. En resumen, no tengo la menor idea de lo que * estoy haciendo. Tendria que estar (0 eso me parece) mudandome a un piso en Cambridge. Tendria que es- tar engrasando la cadena de la bici. Tendria que estar subiendo y bajando los peldafios de la biblioteca de la universidad cargada con libros y revistas. Tendria que estar empezando el doctorado. Tendrfa que estar en mi Sitio de siempre, enfrente de mi amigo, que en estos * momentos se habra embarcado en el doctorado solo, sini. En cambio, estoy aqui, rumbo a Hong Kong, porque Scarineu wit LamSce 62 MAGGIE O'FARRELL hace cuatro meses fui a mirar los resultados de los ex. menes, que estaban expuestos en un tabl6n de anuncios y, en vez de la nota que esperaba, la que necesitaba para asegurarme la beca de posgrado, la nota por la que habja trabajado, me pusieron una mas baja. Mucho mas bajay Al dar media vuelta, bajar las escaleras, montar en la bici sin responder a la gente que me Ilamaba, compren- di que algo habia salido mal, muy mal. Y por eso estoy aqui. No voy a proseguir con mi carre- ra académica; no me quedaré en Cambridge; tardaré mucho en volver a ver a mi amigo. No haré el doctora- do sobre la falsa funcién marginal de la mujer en la poesia medieval. © Mitesis, en la que defenderia que el poeta anénimo de Sir Gawain y el Caballero Verde es en realidad una mujer, quedard sin escribir. Hace meses, desde que se malograron mis planes, cuando por descuido capto de reojo fragmentos del poema, tengo que darles la espalda Porque representan una pérdida muy grande en mi vida. El banquete de honor en el que irrumpe el temible gigan- te cortés. La forma en que la poeta (siempre he estado convencida de que era una mujer) admira su fisico y S¢ recrea al describirlo: «Pues que en pecho y espalda era todo robustez / Mas en talle y vientre, bellamente esbel- to». ¥ cémo se Prodiga sensualmente con los colores ¥ a a ae area y las telas, c6mo distrae al aig una serie de ae a cere como me i armadarene RS ie eames con sus Ree. tis pases eae . fa y sus (en cierto modo) ri as, dear ar Tigante y aparentemente mode! ie PO del verbo en mitad de la esto Y el zopenco de Gawain, que no tiene ni idea del lioe™ Scanned Witt camSe TODO EL CUERPO 63 el que se ha metido, que pasa por alto a la anciana del castillo y no acierta a ver el motivo de la confusa red que se teje a su alrededor. Todo esto se acab6. Tengo que olvidarme del poema... y de ella. Me gustaba la conexién que habia establecido con la autora a través de las palabras de la historia. Confiaba en ella. Tenia la sensacion de retroceder en el tiempo a medida que avanzaba en la lectura, hasta darle la mano. Pero tengo que renunciar. Tardaré muchos afios en volver a leer el libro. e Y, mientras sobrevuelo el océano Pacifico, a mis vein- Cee ae SRY SE ee titin anos de edad, tengo la sensacion de que me han ‘robado algo crucial para mi existen algo crucial para mi existencia: el coraz6n, un pulmén, una arteria. Dentro de un afio, mas o menos, entenderé que el desas- tre de los exdmenes finales no fue tal cosa; unos afios después, comprenderé que en realidad fue una suerte salir de allf. Que mi Angel de la guarda, mirandome desde su nube, me vio ir en bici a los examenes, percibio lo que podfa suceder y metié un palo en las ruedas que enred6 mis trabajos sin remedio. Lo cierto es que habria sido una pésima académica. Soy demasiado volatil, demasiado cambiante, demasia- do impaciente. En cuanto hubiera terminado de escribir mi apologia de la autora de Gawain me habria pasado el resto de mi vida como una desgraciada, encerrada en una biblioteca, enfrascada en manuscritos antiguos. Me habria vuelto loca con la opacidad del inglés medieval. Y tampoco habria sido buena profesora. En primer lugar, tartamudeo, como llegué a pensar alguna vez que a sre cAmsc: 64 MAGGIE O'FARRELL podria dar clases? El aburrimiento, la rabia y la frustra- cién me habrian sacado de quicio y en un par de meses me habria largado de Cambridge en busca de otra cosa, Quiza hubiera terminado en Hong Kong de todas ma- neras. Pero, naturalmente, esto no lo sé cuando voy a bordo del avion. Sigo inmersa en el panico y el dolor, sigo lamentando la pérdida de lo que me parecia una parte fundamental de mi identidad. Lo tinico que tenia, para lo Ginico que servia, era para sacar buenas notas: como si las sacara de la chistera. No era amable ni afable y nunca lo seria, tenia un pelo raro e indomable, dificul tades en la expresion oral y afecciones neuroldgicas mis- teriosas, pero desde mis primeros afios de adolescencia, esa era mi habilidad magica: me encargaban un trabajo, lo preparaba (con mucho, mucho esfuerzo, con horarios Y fepasos, con despertadores, madrugones y trasnochan- do, con apuntes, esquemas y fichas), después lo repro- ducia en el aula de examenes y, iabracadabra!, me devol- vian un papelito satinado en el que decia que me adelantara ala casilla de salida, que cobrara doscientas libras, dhe ya tenia la tarjeta para librarme de la carcel. Esta formula me habia funcionado mucho tiempo. Me habia abierto las puertas de dos institutos de secundaria see ao oa) apa > €' primer curso y el segundo, y de pron- to, alti en el tercero, el ultimo y mas importante de todos, la magia dejé de funcionar, Se sto, Lo ii que me habria gustado saber a los veintitin afios, cuando estaba delante d, . el tablon de calificaciones de aun cuando di media vuelta y pedaleé hasta la orilla del tio, donde me Puse a tirar pi aliaguay? Scarineu with camMSce TODO EL CUERPO 65 llorar, es que nadie te pregunta jams por tus notas, porque eso es algo que deja de importar en cuanto aban- donas la universidad; me habria gustado saber que las cosas de la vida que no estan planeadas por lo general son mas importantes y, a la larga, mas formativas. Es preciso esperar lo inesperado, aceptarlo. Estoy a punto de descubrir que lo mejor no es siempre lo mas facil. Por eso me voy a Hong Kong. Porque tengo que mar- charme. Porque no hablo idiomas, solo chapurreo un poco de aleman como una inepta (Ich habe alle meine Hausaufgaben gemacht). Porque Gran Bretafia esta atra- pada en las garras de la recesién y no hay trabajo, y menos para una persona con una diplomatura nada sobresaliente en literatura inglesa. Porque Anton, que se fue a Hong Kong hace algun tiempo, me escribio y me dijo: ven, aqui es facil encontrar trabajo y puedes insta- larte conmigo. Porque parece que es lo mejor que puedo hacer. Porque a los veintiin aiios, irse al otro extremo del mundo sin dinero, solo con una mochila y la prome- sa de una casa en la que alojarme parece un plan com- pletamente viable. :Por qué no? ¢Qué mis puedo perder? Sin previo aviso, un ruido stbito, sordo y metalico y una sensacién de viento frio invaden el avion. -De repente empezamos a caer en picado, a plomo, como una piedra arrojada desde una montajia. La velo- cidad es asombrosa, el tir6n, la rapidez del descenso. Es la atracci6n de feria mas desagradable del mundo, como hundirse en la nada, como si te tiraran de los talones hacia las fauces sin fondo del inframundo. El dolor me Scarineu wit LamSce 66 MAGGIE O'FARRELL brota en los ofdos y en la cara como pétalos, el cinturén de seguridad se me clava en los muslos al ser impulsada hacia arriba. El avion se sacude como una bola de nieve: se levantan del suelo bolsos, latas de zumo, manzanas, zapatos, jer- séis, Las mascarillas de oxigeno cuelgan como lianas y algunos seres humanos yuelan por el aire. Veo que el nifio del otro lado del pasillo choca contra el techo con los pies por delante; su madre se arquea en sentido con- trario con todo el pelo desmadejado alrededor y una expresion mas de enfado que de miedo. El sacerdote que va ami lado sale disparado del asiento hacia las cuentas de su rosario. Dos monjas, con las tocas hinchadas, son lanzadas contra las luces como mufiecas de trapo. ® Se oyen gritos, maldiciones, rezos. Un hombre que san- gra por las dos fosas nasales empieza a dar voces en un idioma que no entiendo y gesticula, despavorido._Unas gotas de sangre vuelan de su cara y manchan los asientos yeltecho. Seguimos cayendo. Una azafata se arrastra por el pasi- llo. Grita, con el gorrito torcido y el pelo suelto sobre los hombros. Otro miembro de la tripulacion, un hom- ae a ae cee el otro lado y pasa por encima de nw Rae Dice a gritos algo de las mascarillas, Seon ee Lo que siento no es Ga hacia at

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