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s INAS DE EGIPTO & a SECRETO DEL PODER | fs) a otc.) BY Diseno cubierta: Carola Cerezo Fotografias: Archivo personal de la autora Nota a la documentacién gréfica: Se ha hecho todo lo posible por encontrar a los duefios del copyright de las imagenes. Los editores tendran sumo gusto en incorporar en posteriores ediciones los adecuados reconocimientas no presentes en la actual, asi como la retribuci6n correspondiente alos derechos de las mismas, Reservacos tados los derechos. El contenido de esta obra esti protegido por la Ley, que establece penas de prisiGn y/o mul- tas, ademas de las cortespondientes indemnizaciones por daios y peruicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, dis- tribuyeren 0 comunicaren publicamente, en todo @ en parte, una obra Literaria, artistica 0 cientifica, o su transiormacién, interpretacidn o ejecucién artistica fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin fa pre- ceptiva autorizacién. © del texto, Teresa Bedman, 2008 © OBERON. Grupo ANAVA, S.A., Madrid, 2008 Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15: 28027 Madrid; teléfona 91 393 88 00 www-oberoneds.com ISBN: 64-96052-16-8 Depésito Legal: M-24.887-2003 Impreso en Graficas Muriel, Getafe (Madrid) Nota de la autora: Los términos egipcios incluidos en esta obra han sido fonetizados al espafiol con arreglo a los criterios de la Gramdtica Egipcia, Iniciacién a la lengua ctisica escrita en sistema jeroglifico, Madrid, 1999, de la que también es autor FE. J. Martin Valentin. Los datos cronolégicos han sido elaborados con base en la cronologia basica recogida en el British Museum. Dictionary of Ancient Egypt. London, 1997, 310-312, de I. Shaw y P. Nicholson y The Hicsos. COoNTENIDOS INTRODUCCION............ cp eer araeer ya ran LRU EeRa CariruLo UNo, La MUJER REAL EN LA EPOCA TINITA Y EN LA DINASTIA II, «LAS QUE CONTEMPLAN AL HORUS-SETH» .. Del mito a la historia: La diosa Isis La reina Neith-Hotep La reina Meryt-Neith La reina Ny-Maat-Hepet. La vida cotidiana de las mujeres reales en la corte tinita Cuadro I...... CariruLo Dos, Las REINAS DE LA DINASTIA IV. De MrR-ES-Ayy I A Jent-Kav-ts [. El Imperio Antiguo. Las reinas llamadas Mer-es- AB Las reinas llamadas Hetep-Her-es. Las reinas Hamadas Ja-Meret-Nebty. Cuadro I..... Carfru.o Tres LA DAMA RUDYE-DYEDET Y EL MITO DEL PAPIRO WESTCAR. Los Hiyjos dE Ra.... La reina Jent-Kau-es |... CariruLo Cuatro. La MUJER TOMA EL PODER. ENTRE LA REINA IpUT Y 1A SOBERANA DE LAS Dos TierRas NITOKRIS El final de la dinastia V en manos de las mujeres reale: La reina Juit. y Las reinas llamadas Anj-en-es Nene Ra Los servicios del fiel Uni 27 27 29 32 36 39 41 43 49 49 50. 50 51 pia Seb ES SRR Ske ee See PENS oe La misteriosa reina Nitokris, soberano efectivo de Egipto Cuadro IIL 57 REINAS DE EGIPTO Carftuio CINCO. LA CRISIS DE LA IGUALDAD DE LA MUJER. EL FINAL DEL IMPERIO ANTIGUO....... Los setenta reyes que teinaron setenta dias . La mujer real en el Primer Periodo Intermedio. CAPITULO Seis, EL RENACIMIENTO EGIPCIO DURANTE EL IMPERIO MEDIO. De 1A DAMA NEFERU A LA FARAONA SOBEK-NEFERU sess. Las reinas de la dinastia XI Winlock descubre a las reinas de Manta: -Hotep La fundacion de la dinastia XII... De Morgan y las esposas reales de Se-ny-Useret II... Los hallazgos de Flinders Petrie. La reina del Alto y del Bajo Egipto Sobek-Ka-Ra La confirmacidn de la linea legitima a través de las reinas Cuadto IV wu. CAPITULO SIETE. LAS MUJERES DE TEBAS EXPULSAN A LOS EXTRANJEROS...... Los reyes hicsos, la peste de Peles La gran Teti-Sherit.......... Una herofna de leyenda: la reina Iah-Hotep Il. CartTuLo OCHO. LA DINASTIA DE LA REINA AHMES NEFERTARY. HATSHEPSUT, FARAON..... Ahmosis-Nefertary, la «Esposa del dios» ...... La casta divina de Ahmosis-Nefertary La Estela de Ja Donacion.......... El titulo de «Esposa del dios» La dinastia XVIII se asienta.. Hatshepsut, la primogénita de Amon. El reinado de Hatsehpsut y Thutmosis III. Los valedores de la reina: Hapu-Seneb y Sen-en-Mut.. Hatshepsut y Sen-en-Mut: Una historia de amor imposibl CarfruLo Nurve. Las CONCUBINAS REALES ASALTAN EL PODER. La creacion del Palacio de Mi-U: 59 60 61 89 90 a1 93 98 95 96 101 102 LO4 108 109 109 Las int fel ginece mena de inka Mi-Ur, la « 2 116 Mut-em-Uia: de «Ornamento Real» a « neligposa del dios» 118 El misterio de la Teogamia, un regalo para Mut-em-Uia 120 10 CONTENIDOS 2Eue Thutmosis IV el verdadero padre de Amen-Hotep It 122 Cuadro VI 127 Caerruto Diez. EL MATRIARCADO DE ATON 129 La Gran Esposa Real Tiy 430 Sat-Amon, Gran Esposa Real y primogénita de Amen-Hotep Ii 136 La reina Nefezc-Ity y la Esposa muy Amada Kiya 14t La reina-rey Anjet-Jeperu-Ra Meryt-Aton ... 144 El epilogo de El Amare, la reina Anj-es-en-Amon. 146 Cuadro VIL... 185 Cuadro VII... 156 CAPITULO ONCE, LAS MUJERES DE SANGRE AHMOSIDA ENTREGAN EL PODER A LOS REYES RAMESIDAS. 157 la reina Mut-Nedyemet, ax dalee Mut» 158 La desconocida reina Ta-Nedyemy, el eslabén perdido 164 La dama que fue convertida en reina: Tuya, la madre de Ramsés I 167 La reina Nefertary Meryt-en-Mut.. 169 La Gran Esposa Real de Ramsés Il, la reina Isis-Nofret 177 Bent-Anat, hija y Gran Esposa Real de Ramsés II... 180 Meryt-Amon, hija y Gran Esposa Real de Ramsés II. 181 Otras hijas-esposas de Ramsés II 183 El final de la dinastia: decadencia e intrigas de harén 184 Los acontecimientos histéricos de! fin de la dinastia 185 Cuadro TX... 189 CapfTuLo Doce. LAS MUJERES PROTAGONIZAN EL FINAL DEL IMPERIO NUEVO. Las DIVINAS ADORATRICES DE AMON. 191 Ramaés If y sus esposas reales... 191 La decadencia atenaza a Egipto 193 El complot contra Ramsés II 195 Egipto se fractura 197 Las Divinas Adoratrices de Amén mantienen la unién de las Dos Tiemas.... 199 112 CONCLUSION ei 241 CRONOLOGIA 213 Notas... 225 BIBLIOGRAFIA 239 INDICE GNOMASTICO ... 245 1 REINAS DE EGIPTO. MAR MEDITERRANEO / % Beit et fsa Aisnis Mepnris a 0 - wo 20er: Ness * fee moo Medinet F OASIS DEBAHARIVA ocuet eee a, Khemene /Ashmunein (Hermopolis), Tunsel-Gobet MAR ROI Mere Abukos @ OASIS KHARGA [Valle de fon Reyes 8 preirel- Bahri Deircl-Mtedinae®. Rimesseurn // @ jf AIKABNAK [gy Yenplode Ma fe Kin Cm INTRODUCCION Es FRECUENTE ENCONTRAR PUBLICACIONES en el ambito de la egiptologia que traten el mundo femenino. Por lo tanto, se podria pensar que este libro es un nuevo catélogo de reinas egipcias mas o menos familiares para el pxiblico. Sin embargo, Reinas de Egiyto: e! secreto del poder, quiere poner de manifiesto que dichas soberanas fueron algo mas que consortes reales, o madzes de reyes, figuras femeninas sentadas a la izquierda del rey como simples compaheras de eternidad. En realidad las reinas egipcias, 0 las mujeres que estuvieron muy cerca de Jos reyes aunque no Hevasen aquel titulo, fueron las verdaderas deposita- tias del poder, pues ellas daban por via del nacimiente la tegitimidad nece- saria al principe futuro rey— para poder sentarse en el trana! $i sabemos contemplar la historia, mds alla de lo que nos cuentan las ins- cripciones oficiales, dedicadas exclusivamente a magnificar la figura de los reyes, veremos que en Egipto existid una casta especial de mujeres que per- petuaron a través de su descendencia el mito de la reina madre por excelen- cia: la divina Isis. Ello resulté specialmente evidente durante el Imperio Nue- vo cuando la mujer asumié un protagonismo independiente. llegando 3 tener una enorme influencia sobre los acontecimientos politicos de Egipto. Veremos a lo largo de la obra como, en épocas de profunda crisis, seran precisamente estas mujeres —soberanas explicitas o implicitas— Jas que asu- man el poder, sacando al pais del caos y de la oscuridad. Ejemplos tenemos muchos. Citemos, por el momento, algunas de los nombres mas conocidos entre los de aquellas mujeres cuyas historias surgi- ran con fuerza en Jas paginas que siguen: las Meryt-Neith, Sobek-Nefecu-Ra, lah-Hotep, Sat-Amon, Nefertary o Meryt-Amon. REINAS DE EGIFTO 13 Muchas de ellas son personajes cuyo rastro ha side recuperado a duras penas entre los restos de una tumba o en las inscripciones de algun monu- mento. Sin embargo, gracias a ellas comprenderemos que fue una ley no escri- tala que se aplicé para ordenar la sucesién al trono. En Egipto, los faraones jegitimaron su poder a través del desposamiento con una Hija Real. La rea- jeza siempre tuve dos componentes igualmente importantes: el masculino, como ejercicio externo del poder divino, y el femenino, auténtico fundamento imprescindible que apoyaba la existencia del primero. He aqui el por qué las auténticas «custodias del trono de Egipto» fue- ron las mujeres, en tanto que esposas y madres de reyes. Aunque tai poder no siempre fuera explicito, estuvo presente a lo largo de toda la historia egipcia. Este principio fundamental se repetiria, en una especie de caden- cia regular, desde las primeras dinastias hasta la conquista de Egipto por Alejandro Magno, Esta es la historia de las mujeres que fueron las guardianas y depositarias del trono de las Dos Tietras; quizas, sus auténticas duefias. TERESA BrDMAN Madrid, 7 de febrero de 2003 e-mail: bedmantelefonica.net a4 CAPITULO UNO La mujer real en la época tinita y en la dinastia III. «Las que contemplan al Horus Seth» DEL MITO A LA HISTORIA; LA DIOSA Isis Al comienzo sélo existia el grande, inmévil e infinito mar universal, sin vida y en absoluto silencio. No habia ni alturas ni abismos, ni principio ni fin, ni este ni geste, ni norte ni sur. De las primeras sombras se desprendieron las tinieblas y aparecis el caos. De este ilimitado y sombrio universo surgio la vida y, con ella, la estizpe de los dioses. Cuenta la mitologia solar que el creador de todo fue Atum, el padre de los padres. En su infinita sabiduria desed y materializé una separacidn entre si mismo y las aguas primordiales, dejando emerger la primera tierra seca en forma de colina a la que los egipcios Ilamaron la «colina benben» Entonces Atum creé a los otros dioses. + Recogié su | propio semen en la SF Se eae CRRA IEN ES AE LEAR CEs) NEEL ET Uae SSRN EK Rte: Tefnut, el viento y la humedad. Asi, él Fue padre y madre al mismo tiempo. Shu y Tefnut se unieron entre si generando al dios Gueb, la tierra, y a la dio- sa Nut, el cielo, Los relatos mitolégicos contaban que «Gueb, [a tierra, y Nut, el cielo, estaban permanentemente separados, después de haber sido crea- dos por su padre, Shu, el aire». Los egipcios, muy ingeniosos, contaron que ambos dioses estaban sepa- tados durante los trescientos sesenta dias que, para ellos duraba un afio. Gra- cias a un juego, el dios Thot engafiando a los dioses, consiguié ganar cinco dias més, llamades epagémenos., durante los cuales, los dieses Gueb y Nut se unieron fisicamente y engendraron a sus cuatro hijos: Osiris, Seth, Isis y Neftis, nacidos en este orden. La enéada divina habia sido creada. REINAS DE EGIPTO Osiris, el primogénito, habia heredado de su padre Gueb la tierra para gobemarla. La diosa Isis, cuyo nombre significa vel trono», «la sede», se unis a su hermano, Osiris, para sostener ese poder, estableciéndose asi la primera pareja real de Egipto. Si élera el rey, soberang de la Herta, ella iba a ser su tro- no, la sede etemamente estable desde donde ejercer la realeza sobre Egipto. Ademas, Osiris era el dios de la vegetacion. Ensefid a [os hombres a cul- tivar los campos. A Seth, por el contrario, se le habia concedido el don de la caza. Por tal razon, sus dominios eran los desiertos y sus stibditos, cuantos animales habitaban en ellos. Pero los hombres estaban mas agradecidos a Osiris, porque gracias a él, los campos estaban siempre verdes, tenfan abun- dantes cosechas y sus hijos no pasaban hambre. Por éstas razones, Seth pen- 36 que los dioses, perjudicandole, habjan favorecido mas a Osiris; entonces, surgieron de lo mas profundo de su corazén tertibles sentimientos de envi- dia y odio hacia su hermano que le {levaron a conspirar contra l y, final- mente, a matarlo. Isis, al ver el cadaver inerte de su esposo, se desesperd de dolor. Abrazé aquel cuerpo sin vida, mientras por sus mejillas conrian amargas tégrimas; cuenta alguna de fas leyendas osirianas que, al contacto con Osiris, las lagri~ mas de la diosa devolvieron la vida a Osiris. Entonces, ambos dioses se unie- ton, fundiéndose en un profundo y amoroso abrazo. Concluido este tJtimo gesto de amor, Osiris debié alejarse de Isis para gobernar el reino de [os muer- tos. De aquélla unién péstuma naceria el futuro rey de Egipto: el dios Horus. Al enterarse Seth de que Horus habia nacido y heredado a su padre, la rabia y los celos se apoderaron nuevamente de él. Comenzé a busear al nifio para darle también muerte. La diosa, para salvar a su hijo, tuvo que huir del valle. En su desesperada marcha, llegé hasta el Delta, donde el rio Nilo desem- bocaba en el mar. Los altos y profundos bosques de papiro, que alli crecian por todas partes, dieron su proteccién a ambos fugitivos, y Seth nunca con- siguid encontratlos. Mientras tanto, durante el tiempo que madre ¢ hijo permanecieron ocul- tos para salvar la vida, Seth habia reclamado a la Asamblea divina el trono de Egipto y, gracias a la intervencidn en su favor de algunos de ellos, habia conseguido gobernar e! doble pais, es decir, el Alto y Bajo Egipto Los afios Eueron pasando y el nifio Horus crecié. Convertido en adulto, teclamé a su tio Seth el trono que habia pertenecido a su padre Osiris. Ante la negativa de Seth a entregarselo, tio y sobrino se enfrentaron en un feroz, duro y latgo combate. 16 CAPITULO | Por su parte, la diosa Isis hablé al Consejo de los dioses en favor de su hijo, utilizando toda su sabiduria de mujer. Por medio de sus artes de encan- tamiento se hizo con el poder magico del dios sol, Ra; convencié a la Asam- blea divina para que ayudasen a su hijo, llegé incluso a amenazarles si no lo hacian, bajo el aspecto de la terrible expandidora de las enfermedades y, final- mente, consiguid que su hijo, el joven dios Horus, fuera reconocido por todos cllos como el primer rey de Egipto en sucesidn de su padre, el dios Osiris. LA REINA NerrH-Horer Hasta aqui el mito y la leyenda divina. Después de que sucedieran todos estos acontecimientos entre los dioses, los egipcios crefan que se inicié el reinado de los hombres, Desde los tiempos mds remotos de la unificacidn egipcia, el poder se atribuyé6 al rey. Este papel de gobernante, lider y Sefor de las Dos Tierras, el Alto y el Bajo Egipto, estaba intimamente unido al de la mujer como transmisora de la legitimidad dindstica. Ya desde la época tinita (hacia 13100 a.C), surgieron en la historia de Egipto, figuras como las de la reina Neith-Hotep, presunta esposa del rey Aha y madre del rey Narmer, artifice de la unificacion egipcia durante la dinastia 1. Algo parecido sucedié con la reina Meryt-Neith, cuyo monumento funerario, sugiere la importancia que ya tenia a la muerte de su esposo, el rey Dyet, cuando el hijo de ambos, el i leza era transmitida a través de la mujer justifica la existencia de una regen- cia durante la minoria de un futuro rey. Este ejemplo se repetird multiples veces alo largo de la historia egipcia. La unificacién de las Dos Tierras de Egipto fue un acontecimiento historico de primer orden fruto de un larguisi- mo proceso religioso, politico, y militar, que se desarrallé en las dltimas fases del llamado pericdo predinastico. Segiin las tradiciones egipcias a las que se tefieren los historiadores Mane- ton’ y Herodoto® hubo un rey unificador llamado Menes, que procedia de una ciudad del sur llamada Tinis (de ahi el nombre de dinastia tinita), que fue fundador de Ja ciudad de Menfis. Los arquedlogos identificaron a este rey con Narmer, el primer nombre que aparecfa en las listas reales de la dinastia I Se cree que unifies el Alto y el Bajo Egipto bajo una sola estructura de poder y desposo a una reina, cuyo nombre ha llegado hasta nosotros desde aque- llos tiempos tan remotes, Se trata de la reina Neith-Hotep, No conocemes Dibujo de la tumba de la rena Neith-Hotep en Nagada, Spencer, J. Early Egypt. The rise of Civilisation in the Nile Valle. Londres, 1993, 60, demasiado de su vida aunque en ella resalta la figura de la esposa y madre real en aquélla época. Su nombre, cuyo significado es da diosa Neith estd en paz», indica que seria originaria del Delta, en el Bajo Egipto. Ser desposada por Narmer, un rey del Alto Egipto, implicaria la existencia de algtin tipo de pacto de paz entre el sur y el norte, hasta entonces terriblemente enfrentados, Este acuer- do permitié cimentar la unificacién de estas dos grandes regiones naturales bajo un solo rey. Lo cierto es que la reina Neith-Hotep fue enterrada en el cementerio real de Nagada, en una tumba semejante a las otras allf existentes*. Su hijo, el Horus Aha, sucesor de Narmer, ordend que se construyera para su madre ese gran monumento funerario®. La tumba de una importancia tal que, en principio, se pensé seria la del rey Narmer-Menes, finalmente, se atribuyd a nuestra reina. Asi pues, Neith-Hotep fue una esposa principal del rey por lo que tuvo que poseer el titulo de «La que vé a Horus y a Seth»®. Con él se resaltaba la gran importancia que debio tener respecto a otras mujeres del harén. Ella era la que podfa contemplar directamente, a solas, al soberano identificado con los dioses Horus y Seth que simbolizaban las fuerzas enfrentadas entre el norte y el sur. Sus excepcionales exequias confundieron a los arquedlogos, quienes al principio pensaron que se trataba de un rey. Neith-Hotep habia estado por encima del resto de la corte y al mismo nivel del propio monarea. Esta gran CAPITULO I consideracién fue otorgada a la reina gracias al nacimiento de su hijo, el «Horus Aha», que mas adelante seria el sucesor del primer rey de la dinastia. De esta manera la reina madre fue reconocida como la segunda causa de la unificacion egipcia, la base sobre la que se establecerian los principios suce- sorios de la monarquia. La REINA MERYT-NEITH En los albores de la civilizacion egipcia, durante la dinastia I, surge el nom- bre de Meryt-Neith, que fue coronada como soberano de Egipto. Concreta- mente, parece que fue el quinto soberano de la lista de los reyes tinitas. Pero, realmente, squién fue esta mujer? Cuando Sir Flinders Petrie, el gran arquedlogo britanico, descubrid su tumba en Abidos, en la nectdpolis real de Umm El Kaab, durante el invier- no de 1899-1900,” también pensé, como habia sucedide con Neith-Hotep, que se trataba del enterramiento de un rey, no del de una reina. Reconstruccidn de ta tuba de la reina Meryt-Neith en Abidos. Spencer, J. Early Egypt. The rise of Civilisation in the Nile Valle. Londres, 1993, 82. REINAS DE EGIPTO. Estela de la reina Meryt-Neith, De su complejo fiuterario en Abiaios. Museo Egipcio de El Cairo.© LLE.A.E, Las primeras conclusiones de Petrie eran légicas puesto que, aunque la tumba care- cia de los restos cerdmicos caracteristicos de las tumbas de reyes, sus dimensiones y calidades constructivas eran tales que no desmerecian para nada de las de los otros soberanos. Ademds, nadie creyé que se encontraria el enterramiento de una mujer en un cementerio real donde solo habia hombres, Entre los restos del monumento de Meryt-Neith habia también dos magnificas ER eae Cela Sete gee eng ye EY SSS ane! | tei wee SES bre. Cuando fueron leidas se pensé que se trataba de un personaje real y, aunque no contenja el «nombre de Horus» dentro del Serej (representacién jeroglifica de la facha- da de! palacio real), Petrie creyo que el per- sonaje era un rey llamado Mer-Neith, que habria ocupado el tercer puesto en las listas de la dinastia 1. Sin embargo, a la luz de los hallazgos, se comprobé que la inscripcidn debia leerse «Meryt-Neith®, literalmente «la amada de la diosa Neith» y que, por tanto, se trataba de un nombre femenino. Esta teoria inicial se vid con- firmada por abundantes descubrimientos posteriores. Alrededor de la tum- ba aparecieron setenta enterramientos pertenecientes a nobles y funciona- tios de la corte. Estelas con el nombre de la soberana, numerosos vasos de piedra y un friso de leones esculpido en un dintel de caliza, hicieron com- prender la magnitud del hallazgo®. También fueron localizados sellos de jarras con el nombre del rey Uad- yit (Dyet), lo que hizo pensar a los arquedlogos que Meryt-Neith podria haber sido su esposa. Ademas, en las inmediaciones de la tumba de la reina se des- cubrio otra de dimensiones mds reducidas que se atribuyo al soberano’. CAPITULO I Los hallazgos relacionados con Meryt-Neith continuaron. Se descubrid su templo funeratio en Abidos, en las proximidades del recinto del templo del dios Osiris!”. Las dudas sobre el hecho de que la reina hubiera !legado areinar de modo efectivo se despejaron a la vista del descubrimiento de su barca solar y de la tumba n° 8503, en la necrdpolis de Sakara, donde se encontraron mas vasos de piedra y sellos de jarras con su nombre. La con- firmacién definitiva de que Meryt-Neith fue la primera reina de Egipto se produjo cuando se descubrié muchos aiios después la «Lista real de la Impronta de Abidos», que contiene una relacidn oficial de reyes a partir de un cilindro-sello procedente de la tumba del rey Den. En ella consta la ins- cripcién «...la madre del rey Meryt-Neith»!!y queda probade que la reina habia sido esposa del rey Dyet y madre del rey Den (Udinu), su sucesor. Es evidente que Meryt-Neith ejercié la regencia en nombre de su hijo menor, con las prerrogativas y poderes de un soberano. Es decir, que durante el tiempo que duré la infancia del futuro rey Den, ella fue el efectivo rey de Fgipto. De ahi la razon de que fuera enterrada en Adidos y, ademas se Constru- yera en su honor otra falsa turna o cenotafio en Sakara, como era la costumbre para los otros reyes de la época. Asi pues, Meryt-Neith fue la mas importante Esposa Real del rey «Serpiente» (Dyet), quien habia muerto dejando un nifio de corta edad con todos los derechos para sucederle como rey del Egipto casi recién unificado, Cabe imaginarse lo que esta mujer tuvo que luchar para defender los dere- chos de su hijo. No olvidemos que la unificacién de las Dos Tierras, el nor- te y el sur de Egipto, se habria llevado a cabo muy pocos anos antes, bajo el aN nS MA ses Pla i iif’ \ ‘h saa “ 2 —s . ar Ah a AW ae Een eh 1a Lista de Abidos de la weniba del rey Deu. De Dreyer, G. «Ein frithzeitlichen Kénigsnekropole von Abydos», MDAIK, 43 (1987), 36. Fig.3. 21 REINAS DE EGIPTO reinado de un rey llamado Narmer-Menes, después de un largo proceso de combates y luchas entre clanes del Alto y del Bajo Egipto. La regencia ejercida por Meryt-Neith en nombre del futuro Horus Den, debi suponer el reconocimiento de la autoridad moral que ampataba y daba apoyo a la legitimidad real. Este fundamental pilar que sostenian el edificio de la incipiente monarquia unificadora de Egipto estuvo indudablemente representado por esta mujer. Los feroces guerreros, jefes de los clanes del sur, se sometieron sin dis- cusi6n para reconocerla como reina, atin siendo descendiente de un sobe- rano del norte (puesto que su nombre, compuesto con el de la diosa Neith del Delta, delata su origen nortefio). Ellos la aceptaron como si de un rey se tratase. Meryt-Neith desempeio de nuevo el papel de la gran Isis pro- tegiendo al heredero, el pequefio e indefenso Horus. Ella fue la primera rei- na que goberné Egipto en igualdad de condiciones, come los reyes que la 22 habian precedido. Sin embargo, en la Lista real del Horus Kaa, altimo rey de la primera dinastia, ya no fue incluida entre los soberanos de la unificacion, lo que pare- ce indicar que, tras su muerte, y a pesar de haberse concedido a si misma el innegable derecho real a ser enterrada como un rey vardn, fue excluida del censo oficial de los reyes de Egipto. El poder en Egipto siempre se ejercid siguiendo como modelo los esquemas de los relatos mitolégicos. Asi, la mujer era la madre divina que habia dado vida al Horus reinante. Sin ella no habria reyes, pero tampo- co se la permitirfa exhibir publicamente su condicién de poseedora del poder real. LA REINA Ny-MaaT-HEPET Repasando la historia egipcia y el relevante papel de las mujeres reales duran- te el periodo tinita, destaca el nombre de otra reina, esta vez, de finales de la dinastia II. Se trata de la reina Ny-Maat-Hepet, cuyo nombre significaba «el timon pertenece a Maat», Lo poco que sabemos de ella se halla en una impronta de sello procedente de la tumba en Abidos del rey Ja-Sejemuy, el ultimo de esta dinastfa. Su nom- bre también se ha encontrado en un sello procedente de una mastaba situa- da en Beit Jallaf y en otras improntas del reinado de Netchery-Jet (Dyeser), CAPITULO I el segundo saberano de la dinastfa IIT. Ny-Maat-Hepet llevé los titulos de «Madre del Hijo del rey» y «Madre del Rey del Alto y del Bajo Egipto». Fue esposa del ultimo rey de la dinastia y madre del fundador de la siguiente Esta reina influyé de manera decisiva en los acontecimientos que conduje- ron ala extincién de la dinastia II y el nacimiento de la II. Ny-Maat-Hepet fue el eslabon que conecté el final del periodo tinita y con el principio del grandioso Imperio Antiguo. Su hijo construiria la primera piramide escalo- nada conocida. Las improntas de sellos halladas en las tumbas del tiltimo rey de Ja dinas- tia Il y el primero de la IJ, en las que esta incluido el nombre de esta mujer teal muestran que tuvo consideracién de rey como habia sucedido con Meryt- Neith, Sino gobemé en solitario, como es el caso de sus antecesoras, al menos. no cahe duda de cue. oracias 4 ella. la realeza continuo vicente en Evinto. Ademéas, su nombre sugiere otras muchas ideas. Asi como la diosa Maat, hija de Ra, simbolizaba el orden del universo en forma de ley eterna ¢ inmu- table que no se podia alterar que el nombre de esta reina estuviera compuesto con el de la diosa dice mucho del papel que desempeii6; ser el timén perte- neciente al principio divino de la justicia con el que se rige firmemente el rumbo de la creacién y también, el de la realeza. Que no hayamos encon- trado su tumba no significa que no existiera. Es facil imaginar el magnifico monumento funerario en forma de mastaba, en cuyas cercanias se alzaria un templo para darla culto. Tal habia de ser la minima dignidad que esta impor- tantisima mujer debia gozar en su vida ultraterrena. LA VIDA COTIDIANA DE LAS MUJERES REALES EN LA CORTE TINITA La condicién social de la mujeres durante el periodo surgido de la unificacién noalcanz6, en términos generales, al alto nivel de independencia que verfan los tiempos posteriores. No obstante, no cabe duda de que las mujeres de estirpe real tuvieron privilegios que las convertian en seres especiales dentro de la sociedad egipcia de la €poca. Integradas dentro del palacio real debian disponer de sus propias dependencias en él, Podemos imaginar aquellas mag- nificas estructuras construidas con adobe macizo, fresco en verano y calido eninvierno, cuyas fachadas, de un blanco esplendente, se pintaban también con vivos colores verde cobalto, ocre y rojo. Desconocemos la estructura inte- rior de estas residencias reales; sin embargo sf sabemos como era su apa- REINAS DE FGIPTO. riencia exterior, gracias a los textos jeroglificos y las fachadas de las masta- bas, que imitaban las viviendas de los vivos. No obstante, podemos imagi- nar como serian estas fastuosas y sdlidas moradas, al menos en comparacién con las de los particulares. Algo nos puede aportar también la contemplacién del magnifico conjunto palacial simbdlico, materializado en piedra, a imita- cidn del barro, el ladrillo, la madera y los haces de palmas, que qued6 sdli- damente plasmado en el conjunto funerario del Horus Netehery-fet (Dyeser). Hablamos del célebre recinto que rodea a los edificios simulados y a la pird- mide escalonada de Sakara. Un pequefio ejército de servidores, masculinos y femeninos, eran los encargados de atender las necesidades de estas muje- tes. Eran humanas, pero con vel indiscutible privilegio de estar en contacto ees 23 24 a ee Se RON aN Te Ee: Oe SERENE AIO Ee a a al Horus y al Seth. Ellas eran las madres y las esposas de aquellos reyes que tuvieron un poder sin igual sobre la faz de la tierra. Es seguro que estas mujeres condicionaron las decisiones cotidianas del rey de Egipto. Conscientes de que el poder residia en sus vientres, ellas indu- cirian a sus hijos e influirian sobre sus esposos. Si, en algtin momento, el sobe- rano faltaba, ellas representarian la esencia del poder. La tlltima palabra seria siempre la suya. CAPITULO I Le Semerjet @ ? < @ Kaa dl em-uy ed dyib @ ? 25 dasoiq + yedeH-EW-AN) @ An-woales-of 4 : i @ vasqued +] rr “paues @ 7 > 8 fr 6eun @ ? S 2 presen-an @ 2 % zc n & oO as [7 PN-2U @ ? go) gS fag-de}0H @ ? Q Ss x |] ye S| |< G a a uy] ~anUe lH oy 2 x ‘@ ued +] pay psodsy uoi9, @ a 2 | WEN-MueW | @ 304q 4 A é J0hq «4 hn >| | dejop-uaien @ seuuLN, E1, IMPERIO ANTIGUO Durante el Imperio Antiguo (hacia el 2686-2181 a.C,), el sistema que garan- tizaba la perpetuacién de la estirpe real, se reprodujo o, mas bien, continud, La reina Meryt-ef-es, llewo los titulos de Gran Esposa del rey Esnefru y Gran Esposa del rey Kheops, lo que parece indicarnos que se desposé con ambos, padre e hijo. Conforme a la tradicién egipcia, hay que descartar que Kheops hubiera podido casarse con su propia madre. Asi pues, parece que el rey pre- tendia conseguir la legitimidad que sdlo aquella mujer pod{a entregar para alcanzar el trono. Durante la dinastia IV (hacia el 2613-2498 a.C.) la organizaci6n social crea- da enla época tinita llegé a su maximo esplendor y desarrollo, El rey era con- siderado como un dios viviente. Fue la era de las grandes piramides, momen- to que conocié un alto momento civilizador en el arte, la sociedad y la politica, Este serfa el modelo que imitarian una y otra vez los egipcios de épocas pos- teriores, La importancia de las mujeres en estos momentos de tan alto refina- miento, estuvo en consonancia con las manifestaciones culturales del periodo. El papel de la mujer real se habia consolidado, reafirmando la gran influencia adquirida durante los periodos de formacién histérica de Egipto. Ya desde esta época podria haber existido el titulo de «Mano del dios», uti- lizado con profusién mucho més tarde, durante el Imperio Nuevo. Unido al de «Esposa del dics» evocaria de manera clara el proceso de la masturbacién llevada a cabo por el dios Atum en el acto primigenio de la creacidn. Los egip- cios, siempre tan aficionados a conferir personalidad divina a los actos basicos de la naturaleza, atribuyeron esta cualidad a «la Mano del dios Atum». Por ello, REINAS DE EGIPTO 27 los sacerdotes concibieron una nueva diosa, llamada «Nebet-Hetepet», nom- bre que significa «La Sefiora de la satisfaccién». Ella fue en lo sucesivo la «Mano del dios», siendo considerada por ciertos relatos cosmog6nicos madre de la pri- mera pareja de dioses : Shu y Tefnut!?. A imitacién de la diosa, el titulo fue inmediatamente adoptado por las esposas reales que eran primogénitas del soberano. Ellas eran «Herederas» de esta esencia divina. En adelante, la espo- eee en ee - 28 Sie RSE Ore ee Yh eB Ee ee Se ee Pe «Gran Esposa Real>!, Ella era [a encargada de incentivar el apetito sexual del dios sobre Ja tierra, el faraén. En ausencia de mujer directamente descendien- te del rey y de la reina principal, el derecho al trono se transmitia por otras mujeres que, necesariamente debian llevar en sus venas sangre de estirpe real. El periodo que medié entre el final de la dinastia III y la fundacién de la IV, vio un interesante proceso politico que se apoyaba en la estructura de la familia real y de las mujeres que llevaron los nombres de Mer-es-Anj, Hetep- Her-es y Ja-Merer-Nebty. Sus padres fueron reyes, y sus madres, hijas de reyes. Eran la estructura trenzada que daba soporte a la dinastfa. Fueron la realeza a la sombra. Sin ellas, ningiin rey podria haber tomado el trono.Tam- bién sabemos que Esnefru llegé a ser rey gracias a su unién con la reina Hetep- Heres, hija del rey Huni (hacia el 2637-2613 a.C.). Los titulos de estas muje- tes indican que sus duenas figuraban entre las elegidas para transmitir la legitimidad real. Conocemos el de «Aquella que ve al Horus-Seth», 0 la «Espo- sa del Horus», 0 también, «Aquella que se une al Sefior de las Dos Diosas (Uadyer-Nejebet)». Pasaban de madres a hijas. Aunque el desarrollo de la dinastia IV gravité sin duda alrededor del gran Kheops (2589-2566 a.C.), no es menos cierto que la misma fue pujante en la medida que el conjunto de las mujeres que integraban la familia real estu- vieron en paz entre sf. Cuando surgieron las luchas y los enfrentamientos entre las mujeres de la familia real, comenzé un irremediable proceso de deca- dencia. El rey Kheops tuvo dos esposas reales de importancia equivalente que dieron origen a la familia que gobernaria Egipto durante cerca de ciento cin- cuenta aiios. Fueron sus hermanas, las reinas Meryt-It-es y Henut-Sen; las dos, hijas de Esnefru. La rama familiar de la primera tuvo como descendien- tes, a través de las reinas Ilamadas Mer-es-Anj y Hetep-Her-es, a los reyes Ra-Dyed-ef (2566-2558 a.C.) y Shepes-es-Ka-ef (2508-2498 a.C.), que fue el tiltimo de la dinastia IV. Por via indirecta también fue descendiente suyo el rey User-Ka-ef (2494-2487) , que funds la dinastfa V. La rama familiar de CAPITULO DOS Henut-Sen, con sus sucesoras, fueron las reinas a quienes se impuso el nom- bre de Ja-Merer-Nebty. De ella procedian los reyes Khefren (2558-2532 a.C.) y Mikerinos (2532-2508 a.C.). Cuando las descendientes de Meryt-It-es y las de Henut-Sen se enfrentaron entre si, pugnando por controlar y poseer el tro- no vor medio de sus hiios. la dinastia se derrumbo. Esta es la mejor prueba de que ellas fueron el verdadero centro del poder en Egipto. LAS REINAS LLAMADAS MER-ES-ANJ Mer-es-Anj significa «Aquel que vive (el rey), la ama». |Que hermose nom- bre para una mujer! Con él, probablemente, se quiso expresar la especial pre- ferencia que sus portadoras debian gozar cerca del soberane. Ademas, pare- ce logico pensar que cuando este nombre se le imponja a una nifia era porque, desde su nacimiento, estaba destinada a ser futura esposa del rey. Esta idea queda plenamente confirmada a la vista de las relaciones familiares y de parentesco que, sabemos, unieron a las princesas llamadas Mer-es-Anj, des- tinadas a ser reinas. La primera que conocemos, Mer-es-Anj I, fue la madre del rey Esnefru (2613-2589 a.C.), el primer soberano de la dinastfa IV. Aunque habia sido una esposa secundaria del ultimo rey de la dinastia III, Huni, proporcion6 al rey el vastago varén para sucederle en el trono. Emparentada con los anteriores monarcas, estaba destinada por via secundaria a ocupar el trono de Egipto junto a su esposo y medio hermano. El nombre de Mer-es-Anj [ esta inclui- do en la «Piedra de Palermo» y se la menciona junto a su esposo Esnefru en un grafito existente en Meidum Todo ello indica la alta importancia de esta mujer dentro de la realeza!. Otra de las mujeres que llevé el nombre de Mer-es-Anj (II) Fue hija de la teina Meryt-It-es y del rey Kheops, el constructor de la gran pirémide. Esta reina fue enterrada en la necr6polis Guiza, en una magnifica mastaba!®. Su espléndido sarcofago, (hoy en el Museo de Boston), nos ha proporcionado el conocimiento de los titulos que Ilev6 en vida. A través de ellos la reina se nos muestra como «Espasa Real» e «Hija Real de su propia carne» (del rey)!°. El segundo de dichos titulos nos indica que fue hija biolégica del gran Kheops, mientras que el primero es la prueba inequivoca de que estuvo uni- da en matrimonio como esposa principal con el rey Khefren, hijo y sucesor del anterior. REINAS DE EGIPTO 29 (hs Relieve de ta reina Mer-es-Anj Ill en su masiaba de Guiza La tercera Mer-es-Anj que conocemos fue una princesa hija del principe Ka-Uab (el primogénito del rey Kheops) y de la hermana del primero, la rei- na Hetep-Her-es II. La importancia que esta mujer tuvo en la corte real se pone especialmente de relieve en la hermosa capilla que su madre hizo excavar para ella en la roca, cerca del barrio de mastabas de Guiza. Esta capilla, una de las mejor conservadas en el cementerio de Guiza, nos ilustra muy detalladamente acer- ca de quien fue su duefia. El sarcéfago que contenia sus restos se habia hecho a partir de un bloque de granito negro. En principio, fue preparado para su madre, la reina Hetep-Her-es Il, aunque luego seria retallado y entregado 30 CAPITULO DOS como regalo a la reina Mer-es-Anj II], Cuando los arquedlogos lo descubrie- ron, Contenia parte Ge 10s Nuesos Gel Cuerpo Ce la fella, 10S Cuales, Una VEZ estudiados, permitieron conocer que tendria alrededor de cincuenta afios cuando murié. Desposada con Khefren, dio a éste cinco hijos, de los que nin- guno lleg6 a ser rey. Esta desdichada hija del principe Ka-Uab, nunca renuncié a lo que el destino le habia arrebatado. Su padre deberia haber sido el sucesor al tro- no después del rey Kheops. Pero, sin embargo, Ka-Uab perecio victima de algtin complot. Entonces, ella debié ver cémo su tio, el principe Ra-Dyed- ef (2566-2558 a.C.), desposd a su madre, la princesa Hetep-Her-es II, para recibir de sus manos el gobierno de Egipto. En su capilla, Mer-es-Anj Ill se hace llamar «Hija Real del cuerpo de su padre», es decir, hija biolégica del rey. Pero, si su padre no llegé a cefiir la corona, lo cual sabemos con cer- teza, squé significa que su madre hiciera construir para ella esta hermosa capilla funeraria insertando ese titulo entre los que constan all{ por toda la eternidad? La gran brecha estaba abierta. Probablemente, madre e hija estuvieron muy unidas ante la adversidad de una injusticia cimentada sobre el asesinato del pricipe Ka-Uab. Represemtaciones de posibles mujeres de la familia de la reina Mer-es-Anyj IIT, en su mastaba de Guiza, RFINAS DE EGIPTO Muerto el tirano Ra-Dyed-ef, se entregé el trono a otro hijo de Khe- ops, el principe Ja-ef-Ra, el Khefren de los griegos. Pero, para poder tomar posesién del mismo con arreglo a las leyes sagradas de Egipto, este rey necesité desposar a su sobrina Mer-es-Anj III, la mujer mas directamente emparentada con Kheops. Fila murié durante el primer mes de la estaci6n seca (shemru), del primer afio del reinado de su hijastro Mikerinos (hacia el 2532 a.C.). La ironia del destino quiso que ninguno de sus cinco hijos pudie- se suceder al rey Khefren. Todos ellos murieron antes de que lo hiciera este monarca. LAS REINAS LLAMADAS HETEP-HER-ES Hetep-Her-es significa «Aquella cuyo rostro esta en paz», Seguramente, el nombre de estas reinas hace referencia a alguna divinidad femeni- na, quizds la diosa Hat-Hor. Las tres muje- tes qué llevaron el nombre de Hetep-Her- es formaron parte esencial de la columna vertebral de la dinastia IV. La primera entregé la realeza a Esnefru y fue madre de Kheops; la segunda, dié el trono a Ra-Dyed-ef y fue madre de otras das importantes reinas, Mert-es-Anj III (hija de Ka-Uab) y Hetep-Her-es III (posible hija de Ra-Dyed-ef). Finalmente, la Gltima pudo haber sido desposada por Mikerinos. a Se puede advertir con facilidad como la dinastia tenfa unos firmes cimientos femeninos sin los cua- les el edificio no se habria man- tenido en pie. La Roina Hetep-Pler- es L A pattir del dibujo de Reisner y Smith, Hetepheres 1995. eae Silla de mano de la reina Hetep-Hleres 1. De su ttonba en Guiza, Museo Egipcio de El Cairo, Hetep-Her-es I fue, ya se ha dicho antes, la esposa principal del rey Esne- fru y madre del gran Kheops. Cabe incluso la posibilidad de que fuese una de las hijas del ultimo rey de la Ill dinastia, Huni. Parece, pues, claro que Hetep-Her-es facilité la subida al poder del fun- dador de la dinastia IV. Lo curioso es que apenas sabriamos nada de esta gran mujer, si no hubiera sido por una de esas casualidades que de vez en cuan- do se producen en el mundo de la arqueologia, para dar un brillo espectacu- lara la historia del Antiguo Egipto, En la fria mafiana del 2 de Febrero de 1925, uno de los fotégrafos de la misién norteamericana que trabajaba en Guiza a las Grdenes de Reisner, trataba de colo- car su maquina para tomar unas fotos cuando el firme del suelo cedié bajo una de las patas del aparato, Esto sucedia junto al angulo noreste de la mas septen- trional de las tres pequenas piramides auxiliares de la de Kheops. Lo sucedido Fue que, a causa de la maniobra, el fotégrafo habia perfora- do, por casualidad, una masa informe de yeso destinada.a cerrar la entrada de una tumba a la que se accedia a partir de una galeria. El fotégrafo aviso a Alan Rowe, responsable de la mision en ausencia de su director, George Reisner. Este comprendio inmediatamente la importancia del hallazgo. Orde- né que una cuadrilla de obreros limpiara la boca de la entrada a la galeria, lo que dejé al descubierto doce peldanos, y después, un camino que, tras algu- nos metros, desembocaba en un pozo completamente lleno de cascotes y tie- tta, Todo indicaba que podia tratarse de una tumba inviolada, La emocién era intensisima. 33 REINAS DE EGIPTO Brazaletes de la reina Hetop-Her-es l De su tumba en Guiza. Museo Egipcio de El Cairo, Cuando se hubo limpiado el pozo de los cascotes que lo cegaban, a mas de siete metros de profundidad se descubrié un nicho que contenia los res- tas de un bévido envuelto todavia en una estera de cafias, junto a dos jarras de vino. E18 de Marzo, una vez alcanzado el fondo del pozo, a veintiséis metros de la superficie, se descubrié finalmente lo que parecia ser el techo de Ja cama- ra funeraria. A través de sus ranuras los arquedlogos pudieron vislumbrar asom- brados como brillaban desparramados en el suelo de la estancia muiltiples obje- tos de oro. Desgraciadamente, hubo que esperar diez meses hasta que Reisner regres6 de Estados Unidos para proceder a la apertura de la camara Llegado el dia, en enero de 1926, se procedié a desvelar el secreto que después de més de cuatro milenios guardaban en aquél lugar las entrafias de la meseta caliza de Guiza. El suelo estaba recubierto por millares de frag- mentos de oro e incrustaciones que se habian desprendido de los muebles del ajuar funeratio cuando [a madera, al caer al suelo podrida, se hizo anicos. Un hermoso sarcéfago labrado en un bloque de alabastro, estaba situado en la parte este de la camara. Reisner y su equipo se dieron cuenta de que a pesar de las pequefias dimensiones de la habitacion y de su tosca ejecucin, su due- fio (o duefia) tendria que haber sido un personaje de gran importancia. Después de un mes de minuciosos trabajos para documentar todos los objetos de la tumba, se produjo un nuevo descubrimiento que devolvis ala vida al misterioso personaje: en un armaz6n de madera carcomida por el tiempo, se podia leer la siguiente inscripcion fragmentada: «la madre del rey del Alto y Bajo Egipto [....] Hetep-Her-es» No habia duda, los excavadores pensaron haber descubierto la sepultu- ra real inviolada mas antigua que se conocfa. Pero, atin les esperaba una sor- presa maytiscula. Cuando se procedié a la apertura del sarcéfago, que toda- via conservaba sus precintos originales, se pudo comprobar uno de los grandes CAPITULO DOS engaiios (0 enigmas) de la historia del antiguo Egipto: alli no hab{a ningtin cuerpo; el sarcdfago de Ja reina Hetep-Her-es estaba vacio. Reisner concluy6 que aquél era un falso enterramiento, probablemente hecho a espaldas del rey Kheops cuando se conocio la terrible noticia de la profanacidn de la sepultura de la reina que habia sido enterrada junto a la piramide de su esposo, en Dashur, A Kheops se le habria hecho creer que los testos de su madre habian recibido nueva sepultura, junto a la gran pirami- de; pero, en realidad, la momia habria desaparecido, raz6n por la cual, los sacerdotes depositaron un sarcéfago vacio y sellado donde debiera haber teposado el cuerpo de la reina por toda la eternidad. No obstante, también hubo quien pensé que la verdadera tumba de la reina atin no se habia encon- trado. En tal caso, el escondite hallado en Guiza seria una especie de ceno- tafio o falsa tumba, a la que tan acostumbrados eran los reyes y sus familias durante las primeras dinastias. Hetep-Her-es [I fue la segunda de las reinas que llevd este nombre. Esta mujer, pretendidamente rubia!”, se casé con el principe Ka-Uab, primer heredero del rey Kheops. Muertos ambos, padre e hijo, la reina fue enton- ces desposada por Ra-Dyed-ef, su medio hermano, con la evidente finali- dad de legitimar su ascenso al trono!®. Vemos asi un ejemplo claro del papel desempefiado por las reinas durante el Imperio Antiguo. Resulta incues- Relieve de la reina Hetep-He s II. Procedente de su mastaba 4? G 7330 en Guiza. Museo Egipcio de Fl Catro. © 1FAP. REINAS DE EGIPTO tionable que para conseguir la corona no s6lo habia que ser hijo del rey, sino que habia que desposar a una Hija Real, a su vez hija de una Espasa Real, como fue el caso que nos ocupa. La madre de Hetep-Her-es II, la rei- na Meryt-It-es I, «Aquella que es la amada de su Soberano», habia sido la esposa principal de Kheops y esta circunstancia marcaba indeleblemente el rango de su hija Hetep-Her-es II fue también la «Gran favorita del rey.» Este titulo, inde- pendiente de la condicién principesca de la reina, hace clara alusién a su influencia personal cerca del soberano de Egipto, quien la distinguis entre el resto de sus otras esposas!”. La reina Hetep-Her-es I debié morir a edad bas- tante avanzada, quizds cumplidos los setenta aiios, bajo el reinado del suce- sor de Mikerinos, el rey Shepes-es-Ka-ef, tiltimo soberano de Ja dinastia IV". La reina Hetep-Her-es III, posiblemente hija de Hetep-Her-es II y del rey Ra-Dyed-ef, pudo haberse casado con el rey Mikerinos, su probable medio hermano. Esto habria sucedido para reforzar el ejercicio de la realeza por este ultimo, aunque él era hijo de Khefren. E] destino de esta reina fue cruel. Su hijo, el rey Shepes-es-Ka-ef ( hacia el 2503-2498 a.C.), abandoné Guiza y ordené hacerse construir un monumento funerario que no seguia la tradicién de las construcciones piramidales, como lo habjan hecho sus inmediatos ante- cesores desde los tiempos del gran Kheops. Su tumba, una enorme mastaba inspirada en las de los reyes de las pri- meras dinastias no seguia el disefio arquitecténico impuesto por los princi- pios de la teologia solar de Helidpolis. Este hecho indica que hubo una rup- tura de las relaciones con el clero del dios-sol Ra, que dominaba politicamente a la casa real, Las consecuencias fueron rotundas. Shepes-es-Ka-ef fue borra- do de las listas reales y la memoria de su madre también. Esta es la principal raz6n por la que el perfil de esta reina se nos pierde entre las brumas de la historia. No sera esta la Gltima ocasién para poder comprobar cémo, en Egip- to, el destino de los hijos determinaba a la vez el de las madres. Cuando se decidia maldecir a un fara6n por toda la eternidad ello traia aparejado con- sigo la eliminacion de la memoria de su madre. LAS REINAS LLAMADAS JA-MERER-NEBTY Su nombre significa «Ella es la aparicion gloriosa del que es amado de las Dos Seforas.» Estas reinas, dos en la dinastia, pertenecian a una rama secundaria 36 CAPITULO DOS Reina Ja-Merer-Nebty Ll. Museo de Boston. que descendia directamente del rey Kheops. Sin embargo jugaron un papel primordial en la dinastia IV y en la instauracién de la dinastia V. Comencemos por Ja-Merer-Nebty I. El rey Kheops habia desposado a una mujer cuyo nombre no nos es conocido, la cual fue con toda certeza una esposa secundaria del gran rey. A pesar de no ser esposa principal, la hija habida de dicha unién estuvo destinada desde el prin- cipio a ser esposa del futuro soberano. Esta con- clusién la sugiere stu nombte. Ella seria el «Ador- no resplandeciente del amado de las Dos Seforas», las patronas tutelares del Alto y del Bajo Egipto, las diosas Uadyet y Nejebet: es decir, del rey de Egipto. Su destino se cumplié y fue desposada como «Primera Esposa Real» con el sucesor de Ra-Dyed-ef e hijo de Kheops, el rey Khefren. Ella dio a la dinas- tia uno de sus mas grandes reyes, el tercer constructor de las piramides de Guiza, el rey Mikerinos, Su hija, habida de su unién con Khefren, llevé el mismo nombre y de nuevo, fue destinada a desposar a un rey, su propio her- mano, Mikerinos. La reina Ja-Merer-Nebty II, hija mayor de Khefren y «Esposa Real» de Mikerinos, vio como la muerte prematura de su hijo varén Ju-en-Ra trunca sus expectativas de Ilegar a ser la madre real El sucesor de Mikerinos fue Shepes-es-Ka-ef, hijo, segtin algunos, de la reina Hetep-Her-es Ill. A pesar de ello, la piramide mas importante de las que se hicieron construir para las reinas en la meseta de Guiza, fue la de Ja-Merer- Nebty II, no la de Hetep-Her-es III. Podemos imaginar, al final de la dinastia, la existencia de complicadas intrigas de harén. Los combates por el poder debieron ser terribles. Todas procuraban que los hijos de las demas esposas reales murieran antes que sus propios hijos. En tal contexto podriamos fabu- Jar acerca de las Causas que motivaron el final de Ja dinastia !V. Durante el reinado de Mikerinos pudo haberse producido un gran enfren- tamiento de harén. Las dos hermanas y esposas principales de este rey fue- ron Hetep-Heres Ill y Ja-Merer-Nebty II. Las dos eran hijas de reyes; la pri- 37 REINAS DE EGIPTO mera de Ra-Dyed-ef ya segunda de Khefren. La primera, con mayores dere- chos para sus hijos varones, pues su padre habia sido hijo de Kheops y rey antes que el padre de Ja-Merer-Nebty II, el rey Khefren. De este modo, Hetep- Her-es III consiguié que el hijo de la esposa preferida de Mikerinos, el prin- cipe Ju-en-Ra, nunca alcanzase el trono, aunque desconocemos los medios empleados para ello. Sin embargo, el hijo de Hetep-Her-es III, Shepes-es Ka- ef, si fue finalmente coronado rey de las Dos Tierras. Todas estas intrigas debieron tener dramaticas consecuencias. Shepes-cs- Ka-ef fue atacado por el partido de Ja-Merer-Nebty I] quien, aliada con los sacerdotes del dios Ra de Helidpolis, consiguid quizds su derrocamiento, o incluso su muerte. La dinastfa IV se extinguié a causa de una lucha terrible entre estas mujeres que daban o quitaban el derecho al trano, CAPITULO DOS sg-noy-quey | J@-py]-se-sedays 7 _ py-ua-nf t ee 4 52-19}1-dojeH) @ sour @ | Aqen-s0 mewn | ‘as + 4 o qen-Py @ | Se42H-dewH | | I [UY-se-HeWy | @ ueyoy { f + | uas-3nuEH | @ ya-pasp-oy : 4 £8 We I @ | 1s2-aeH-dewH “ue ¢ { t vn) @ wn @ 2 pu Matrimoni re T— Hijos entre @ Gran Esposa CAPITULO TRES La dama Rudye-Dyedet y el mito del Papiro Westcar. Los hijos de Ra EL PAPIRO HIERATICO N° 3088 Dz BERLIN?! contiene un relato verdaderamente interesante que describe las circunstancias idealizadas del nacimiento de los tres primeros reyes de la dinastia V. En realidad, la historia se debis escribir con posterioridad al momento en que el narrador la sitéa, el del nacimiento de los nifios reales. Es como si se tratase de una profecia de lo que poste- riormente sucederfa con la intervencidn de los dioses. Este cuento recoge la elaboracién de un mito revestido con una especie de halo divino destinado a sublimar el origen de estos reyes. Parece que esta circunstancia vendria determinada por la posible falta de legitimidad directa de los monarcas, 0 por la existencia de algtin problema politico en el seno de la familia real, lo que requirié un pacto de sumision a los cultos solares. Pare- ce, como si se quisiera confirmar con el respaldo de los dioses lo que los hom- bres podrian poner en duda. La historia hace referencia a una dama, desco- nocida por otros datos, de nombre Rudye-Dyedet, que estaba casada con un sacerdote del dios Ra llamado Ra-User. El propio texto establece Ja forma ficticia del relato, cuando se descri- a I ER RE ORES REN NE TEER OIA Oe MOSMAN Mare LAS ORT PERE ERAN BN QRer See eT: SNe eh RR para que le entregase un cofre que estaba escondido en el Templo del dios Thot. Se suponia que se guardaban en su interior diversos secretos de magia. El sabio respondid que la caja le serfa entregada por el mayor de los tres nifios que llevaba en el vientre Rudye-Dyedet, esposa de un sacer- dote de Ra. También le dijo que aquellos nifios habian sido engendrados por el propio dios solar y que algtin dfa ejercerian la realeza en el pais de Egipto. Este relato que hacfa de unos reyes humanos los hijos camales de la divinidad, precisaba incluso el dia en el cual tendria lugar el parto mul- 41 REINAS DE EGIPTO. tiple: el dia 15 del primer mes de peret {invierno) de un aio no determi- nado. Como aquella concepcidn tenia naturaleza divina y un parto de trillizos resultaba ser una auténtica proeza, Ra, preocupado por Rudye-Dyedet y los nifios decidié enviar a la tietra a las diosas que asistirian el dificil alurnbra- miento, ayudando sobrenaturalmente a la mujer y a sus hijos. Bajo la forma de un anexo al cuarto cuento del Papito Westcar®®, el texto dice lo siguiente: Sucedié un dia que Rudye-Dyedet fue presa de los dolores, su alumbramien- to era tauy daberioso, Entonces, la Majestad de Ra, Sefior de Sajebu, dijo a Isis, Neftis, Mesjenet, Heket y Jenum: Id pues, y liberad a Rudye-Dyedet de los tres dijos que estén en su seno y que ejercerdn esta funciéu bienhechora en ef pais entero, Ellos coustruiran vuestros templos, aprovistouardn vuestros altates, hatdn prosperar vuestras mesas de libaciones, acrecemtarda vuestras ofrendas. Pantcron esias divinidades, después de haberse iransformado en danzantes-milsi- cas, Jenum las acompataba Nevando su equipaje. Llegaron ala casa de Ra-User, Je hallaron inmévil, con la ropa revuela, las diosas hicieron enionces para él una ofrenda musical con sus collares Menat y sus sisiros. Bl les aijo : Mis nobles Setio- ras, he aqui que mi mujer sufre, pues su parto es diftcel, Ellas le dijeron: Permite que la veamos, porque sabemos como ayudar en tin parto. Elles dijo: Id pues. Peneiraron las diosas cerca de Rudye-Dyedet y cerraron fa habstacion alrede- dor de ella. Isis se situd frente a Rudye-Dyedet; Nejiis, detras de ella, mien- tras que Heket aceleraba el nacimiento, Isis pronuncié estas palabras -;No seas demasiado poderoso en su seno, en tu nombre de User-Ka-ef! . Entonces este nifio se arrojé sobre fas manos de Isis, Era un recién nacido de un codo de largo; sus hueses eran duros, sus miembros estaban revestidos de oro, su pelo estaba hecho de lapistizuli verdadero, Le favaron, después de haber cortado su corddn umnbilical, p le colocaron sobre un tejtdo de lino, como si de un esca- bef se tratara. Mesjenet, mientras Jenum hacia que sus miembros fuesen vigo- rosos, se aproximé a éf diciendo: He aqui un rey que ejercerd ta funcién real en este pais todo entero’. El relato continta describiendo el nacimiento de los otros dos nifios, Sahu- Ra y Nefer-Ir-Ka-Ra, la pareja que completaba el grupo de trillizos engen- drados por el dios Ra. Como en otra muchas ocasiones, los sucesos de la his- CAPITULO TRES toria en Egipto siempre dejaron sus ecos en forma de relatos y narraciones para el pueblo. Pero, scémo encajar adecuadamente esta historia legendaria con la posible realidad de los acontecimientos® Los restos arqueoldgicos egipcios no han desvelado referencias a ningu- na dama llamada Rudye-Dyedet que fuera madre de tres reyes cuyos reina- dos, sin embargo, estan perfectamente documentados. En compensacién, ya hemos visto que al término de la dinastia IV, al parecer sucedié algo de espe- cial trascendencia. Algo que complicé la continuidad de la estirpe dinastica proveniente de la rafz original cuyo tronco era el rey Kheops. Esto, cualquiera que fuera la causa, llev6 a los compiladores de las listas reales y al sacerdote Manet6n, a quien debemos la clasificacién de los reyes egipcios en diferen- tes dinastias-, a concluir que User-Ka-ef (hacia el 2494-2487 a.C,), fue el pri- mer soberano de una nueva familia reinante. LA REINA JENT-Kau-es I En la campana de 1932, el arquedlogo egipcio Selim Hassan descubrié en Gui- za, al sudeste de la piramide de Khe- fren, una magnifica mastaba en forma de gigantesco sarc6fago* construido para una reina que sé daba a si misma en las inscripciones ¢] titulo de «Madre de dos reyes del Alto y del Bajo Egip- ena: Leta masiar eoonltd llamarce Tene: Kau- En realidad, la historia nos dice que fue una hija de Mikerinos y la esposa del tiltimo rey de Ja dinastia IV, Shep- ses-es-Ka-ef. Fue elegida para conferir a ese principe la necesaria legitimidad para poder acceder al trono. También Dibuijo del relieve de la veina femt-Kauves I, procedente de su tumnba en Guiza REINAS DE EGIPTO 43 parece que en ella gstuvo el origen de la familia real de la dinastia V. De nue- vo una mujer. Su hijo User-Ka-ef, ascenderfa en gloria y poder al trono de Egipto para establecer la nueva saga de los «Hijos de Ra». Lo chocante es que esta reina se hizo representar a si misma con el tireus en la cabeza —lo que era un inu- sual privilegio para la época~ y, lo que es mas especial, con barba, como si de un rey se tratara. Al aire de la reflexion ofrecida por esta representacién hay que resaltar que la inseripci6n existente en las jambas de la entrada a su tumba, copiada por el arquedlogo Selim Hassan, también podria ser tradu- cida sin problemas como «La rey del Alto y del Bajo Egipto, la madre del rey del Alto y del Bajo Egipto». Esto hizo pensar que ella fue verdaderamente un rey corona- do, aunque lo cierto es que ninguna de las Listas Reales conocidas hasta ahora la reco- gen como tal. En cualquier caso ella fue la madre de User-Ka-ef, Sahu-Ra y de Nefer-Ir-Ka-Ra, los tres primeros reyes de la nueva dinastia (hacia el 2494-2455 a.C.)?6. Entonces, spor qué se le da el nombre de Rudye-Dyedet en el cuento del Papiro Westcart spor qué su esposo, el padre terrenal de los tres futuros reyes, recibid en el mismo relato el nombre de Ra-User? Quizds sélo se trate de licencias literarias sin mayor trascendencia. Pero se diria que se quiso librar de toda polémica o discusi6n el origen de los tres reyes, cuyos nombres si se han trasladado en el relato correctamente. Sin embargo, el cuento oculté la verda- dera personalidad de los padres de estos nuevos reyes de Egipto. sHubo alguna razén Copia a partir de la inscripcion de Setim Hassan de fa puena de la tumba de la Reina Jemt-Kau-es I, de su tumba en Gu 44 CAPITULO TRES para marginarlos de la historia Lo mas probable es que, ala muerte del rey, la reina Jent-Kau-es | asumiera la regencia durante la minoria de sus tres hijos. Eso no era tan extrano; ya habia sucedido antes. En esta ocasion la soberana goberné efectivamente como rey con todas sus prerrogativas y facultades, Que se sepa, era la primera vez que acaecia algo as{ en Ja his- toria de Egipto. Algunos investigadores piensan que el caso de Jent-Kau-es, constituye un precedente de lo que sucederia siglos después con la reina Hatshepsut. En cualquiera de los supuestos, la reina Jent-Kau-es I facilité el transito desde la IV a la V dinastia y lo hizo sin sobresaltos ni revueltas. Parece que hubiera sido un modelo de gobernante y una persona altamente respetada; no hay mas contemplar su magnifico monumento funerario para compren- derlo. Con unas dimensiones de 45,5 por 46,5 metros de base y 10 metros de alto, todo é] parece un sarcéfago de enorme tamaiio. Asi las cosas, es ine- vitable comparar su estructura arquitecténica con el Masiabat Fl Faraun, la tumba que se hizo construir su esposo, Shepes-es-Ka-ef, en un uadi situado a medio camino entre la pirdmide escalonada y Dashur. Ambos monumen- tos son idénticos en casi todo. Al menos, lo es la concepcidn religiosa que ampar6 el disefio de ambos. Los dos se muestran en su estado original como dos enormes sarc6fagos de piedra?”. Sabemos que la construccién en forma piramidal de las tumbas reales fue expresiOn de la sumisién de la realeza a los principios de la teologia solar de Heliopolis, en tanto que doctrina religiosa dominante durante la dinastia IV. Pero Shepes-es-Ka-ef y su esposa, la reina Jent-Kau-es, se apartaron de un modo evidente de estos principios, quizds como pura reaccién de defensa ante la presién del partido solar representado por la reina Ja-Merer-Nebty II. Parece muy claro que cuando Mikerinos murid, Shepes-es-Ka-ef se apar- t6 de Ja influencia que habian ejercido los sacerdotes del dios Ra de Helis- polis sobre la casa real. Tanto el nuevo faraén como su esposa, la reina Jent- Kau-es I, decidieron enfrentarse a la presién del clero de Ra y de sus partidarios dentro de la familia de Mikerinos, capitaneados por su esposa favorita, la rei- na Ja-Merer-Nebty IL. Abandonando la forma piramidal para construir sus monumentos funera- rios, los nuevos reyes declaraban formalmente su ruptura con el clero solar. Sin embargo, desconocemos los caminos seguidos por los sacerdotes de Ra para conseguir que los hijos de un faradén que a sus ojos era un renegado, accedie- ranal trono con el titulo expreso de De nuevo la prueba del ejercicio de la realeza por dere- cho propio? No lo sabemos con certeza absoluta, pero es algo muy posible. La aparente preeminencia ptiblica de las mujeres reales durante estos afios ces6 rapidamente. Eran acontecimientos que debilitaban el poder y los reyes estaban dispuestos a suprimirlos. Asi pues, estas «veleidades» del mundo feme- nino de la realeza desaparecieron muy pronto del panorama politico de Egip- to. Las reinas pasaron entonces a ocupar un discreto segundo plano. La naturaleza propia de los soberanos de la dinastia V fue realzada por los sacerdotes de Ja ciudad santa de Helidpolis hasta llegar a la proclamacion de su divinidad indiscutible. Que el rey Nefer-I1-Ka-Ra (hacia el 2475-2455 CAPITULO TRES a.C.) permitiera a uno de sus stibditos, el Sumo Sacerdote del dios Ptah, Ptah- Shepes-es, que le besara el pie en lugar de tener que tumbarse boca abajo sobre su vientre, tocando el suelo con la nariz en sefial de sumision y respe- to hacia la divinidad real, demuestra que el soberano era intocable, por ser é mismo un dios vivo”? Con este panorama, el papel de las reinas en relacidn con el trono no podria ser demasiado facil. Los acontecimientos pasados habian ensefiado a los sacerdotes del dios Ra que, cuando las mujeres alcanzaban el poder no eran facilmente manipulables. Quizas por ello, se pensé que seria mejor para todos que las reinas volvieran al interior de los gineceos reales, impidiendo su excesivo protagonismo en la corte. Conocemos no obstante, los nombres y, en algtin caso, los restos de los monumentos funerarios de algunas de ellas. Por ejemplo una reina de nombre Mer-es-Anj (como las notables de Ja dinas- tia IV), que fue esposa de Isesi; 0 la reina Nebet, esposa principal del rey Unas; oJenut, también esposa, pero secundaria, de este mismo rey“. En cualquier caso, la mujer, la reina de tumo, siguio velando, aunque fue- ra en la sombra, para que la sangre de los antiguos reyes se transmitiera a los nuevos soberanos de Egipto. La prueba de que este discreto papel tuvo su efecto indiscutible, la proporciona el silencioso paso de la dinastfa V a la VI. Fragmento de relieve de la reina Jent-Kaui-es II, de su tumba en,Abusit. Museo Egipcio de El Cairo. REINAS DE EGIPTO Manetén y los compiladores del Canon Real de Turin sabrian, sin duda, por qué razon habia que concluir la dinastfa V con el rey Unas ( hacia el 2375- 2345 a.C.) y comenzar la VI con el rey Teti. Para nosotros ésto sigue siendo un misterio. zAcaso ambos reyes eran de distinta rama 0 familia? El hecho es que el paso de una dinastfa a la otra parece haberse producido sin turbu- lencias ni revueltas. El orden siguid imperando perfectamente; la adminis- traci6n y el pais continuaron su actividad come si a un padre le hubiera suce- dido su hijo y todos hubieran estado de acuerdo con el cambio. Este fendémeno no habria sido posible sin la reina de turno, vigilante detras del trono, No es exagerado proclamar que esa estabilidad institucional solo pudo tener su fun- damento en la mujer real, 48 CAPITULO CUATRO La mujer toma el poder. Entre la reina Iput y la Soberana de las Dos Tierras Nitokris EL FINAL DE LA DINASTIA V EN MANOS DE LA MUJERES REALES Ala muerte de Unas (hacia el 2375-2345 el tiltimo soberano de la dinas- ae ND cai tS soc a aici ai a acl Ora OI ale I Sees ie fate f a al a.C.) Su nombre de Horus (Se-Hetep-Tauy) explica claramente cuales fueron las circunstancias de su entronizacién en Egipto. Dicho nombre significa «Aquél que pacifica las Dos Tierras», lo que parece ser un hecho. Ya se ha dicho antes que la transicién de la dinastia V a la VI se hizo en paz, sin apa- rentes rupturas violentas, Otra vez surge, como tinica explicaci6n plausible para justificar este cal- mado transito entre dinastias, la recepcion del poder real de manos de una mujer. En el caso de Teti, tal entrega pacifica se produjo por ser hijo de la rei- na Sheshet*!, que llev6 el titulo de «Madre real» y probablemente también «Hija Real». Por su parte, el rey Teti tuvo como esposa principal a la reina Iput®?, quien, dado que fue madre del siguiente monarca de la dinastia, Pepy I (hacia el 2321-2287 a.C,), habria de tener forzosamente en sus venas la san- gre real de las mujeres emparentadas con la antigua linea matrilineal, proce- dente de la familia del rey Kheops. Una vez mas los monumentos vienen en nuestra ayuda para tratar de aclarar algo sobre la trascendencia de los personajes. Sabemos que al nor- oeste de la piramide de Teti, en la necropolis de Sakara, se construyé otra de menor tamafio para la reina Iput. Este hecho subraya decididamente la impor- tancia de esta mujer dentro de la realeza. Sin embargo, muy recientemente se ha descubierto, cerca de la piramide de Teti, el lugar donde se construy6 la de una reina llamada Juit que también debié ser esposa de este rey. REINAS DE E PTO LAREINAJUIT 49 Esta reina Juit habria sido primera Esposa Real antes que Iput y habria teni- do un hijo de Teti, llamado Teti-Anj-Kem, o Teti-Anj «El negro» que estaba destinado a ser el heredero del trono. Se especula con la posibilidad de que, el rey Teti ordenase asesinar a su heredero Teti-Anj-Kem. Recientemente se ha descubierto la momia de este personaje que, se calcula, tenfa unos vein- ticinco afios cuando muri6. Quizds participé en la conspiracion para elimi- nar a este heredero no deseado ni por su propio padre, otro personaje real llamado User-Ka-Ra, que reiné por poco tiempo hasta que la reina Iput con- siguié sentar en el trono a su hijo Pepy I*°. En los capitulos anteriores se ha visto como las reinas ocuparon en oca- siones un puesto relevante en la corte, lo cual hacia de ellas las auténticas gobernantes de Egipto. Este papel parece acentuarse en momentos en los que la crisis 0 la inestabilidad amenazaban especialmente a la casa real. La dinas- tia VI, fue un periodo historico especialmente delicado y antesala del des- moronamiento de la organizacién estatal egipcia que dio paso al periodo de anarquia e€ inestabilidad que los egiptdlogos han llamado «Primer Periodo Intermedio». A partir de este momento hubo un ascenso de la influencia de la mujer en los Ambitos de la corte, aunque de modo bastante desordenado. Se advierte al final de la dinastia la existencia de verdaderas luchas por el poder desde el interior de las residencias reales. Veamos, por ejemplo, el caso de las dos esposas que tuvo Pepy I, ambas con el mismo nombre, Anj-en-es Mery-Ra I y II. LAS REINAS LLAMADAS ANJ-EN-ES-MERY-RA El poder real sobre todo Egipto creado por los reyes que fundaron la dinas- tia IV se estaba desmembrando por momentos. De esta suerte, y para refor- zar el efectivo ejercicio de su autoridad en el sur, el rey Pepy Il (hacia el 2278- 2184 a.C.) hubo de tomar en matrimonio a dos hijas de un noble sefiorial de Abidos llamado Juit que, al parecer, deberia poder ofrecer al monarca men- fita la seguridad de que el Alto Egipto seguiria obedeciendo las drdenes de los funcionarios reales. Pero ésto seria posible sdlo a cambio de la entrada en la familia real de las dos mujeres que iban a ser desposadas por el rey. Tam- bién cabe en lo posible que el monarca tomara como esposa primero a una CAPITULO CUATRO. de las dos hermanas y, mds adelante, se casara con la otra. De este modo, y esta vez en sentido contrario, fueron las mujeres quienes aseguraron con su presencia la estabilidad de la corona y, quienes de camino, pusieron a su fami- lia, simples nobles locales, a la altura de la antigua realeza divina mentita. Para reforzar el protagonismo de esta familia se llegd a inventar la exis- tencia de un complot de harén que resulto ser un montaje contra una reina cuyo nombre no ha llegado hasta nosotros. En efecto, cierta «Esposa Real» que era ademas «Gran Favorita del rey» cuyo nombre no conocemos porque fue cuidadosamente suprimido, fue acu- sada de organizar una conspiracidn contra el propio soberano en beneticio de su hijo, yastago habido de su unién con Pepy I. Se dice que «el complot» fue descubierto y desarticulado y la mujer real a I al hijo. LOS SERVICIOS DEL FEL UNI La biografia de Uni, un funcionario de alto rango que desempenié importantes funciones para Teti, Pepy I y Mer-en-Ra I (hacia el 2287-2278 a.C.), recoge en un bloque, procedente de su mastaba en Abidos,*4 la mencion de este asunto: Hubo un proceso en ef Haren real contra la Esposa Real, ta Gran Favorita, en secreto. Su Majestad hizo que juzgara yo solo, sin que hubiera ningun Visir del Estado, ni ningtin magistrado allt, salvo yo, porque yo era capaz, porque yo tenia éxito en la estima de Su Majestad, porque Su Majestad tenia confianza en mt, Fui yo quien instruyé (el proceso verbal) poniéndolo por escrito, estando solo, con un encargado del Estado en Ferakonpolis que estaba solo, mientras que mi fun- cion era la de director de los empleados de la Casa Grande. Nunca antes, nin- guno de mi candicién habia escuchade un secreto del harén real, pero Su Majes- tad me lo hnzo escuchar, porque yo era excelente en el corazdn de Su Majestad mds que cualquier otro magistrado suyo, mas que cualquier otro dignatario suyo, més que cualquier oiro servidor suyo™. Al parecer, toda esta historia estaba mezclada en el gran embrollo de la sucesion de Pepy I, cuyo largo reinado vio muchos extraftos acontecimien- tos, Es probable que Ja primera reina Anj-en-es-Mery-Ra diera al rey un hijo, REINAS DE FGIPTO 51 su sucesor Mer-en-Ra I, mientras que la segunda, Anj-en-es-Mery-Ra fuera la madre de Pepy Il. Resulta muy plausible que la presunta conjura de harén hubiera sido pro- vocada por alguna esposa anterior, al comprender que las expectativas de su hijo se veian frustradas por las recién llegadas; no en balde trafan entre su dote la condicién de hijas de un muy poderoso sefior local. Es obvio que el secretismo del que alardea Uni en su texto biografico al referirse al proceso sumarisimo contra la reina y, probablemente su hijito, sugiere mas un horro- roso crimen de gineceo que una limpia accién de justicia. La descomposicién y la debilidad de la monarquia en aquellos momentos hicieron pagar este terrible precio para garantizar su misera subsistencia. A la sombra del matrimonio de Pepy I con las dos hijas de Juit, toda la familia de este ambicioso noble local subié inmediatamente a lo mas alto de la corte menfita. Dyau, hijo también de Juit, fue nombrade Visir de Mer-en- Ra y de Pepy II; el hijo y el nieto de Juit acabarfan siendo gobernadores del Alto Egipto, Decididamente esa familia supo progresar. Todo sugiere que la pobre

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