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responsabilidad, aprendizaje, autocontrol
En el armario del viejo apartamento vivía una comunidad de polillas.
Ellas dedicaban su tiempo a descansar, jugar, comer sus telas favoritas
y trabajar almacenando su alimento.
Pero todas las polillas desconfiaban de Cora, la polilla pilla. La polilla pilla
era una buena polilla, pero siempre buscaba obtener ventajas y
beneficios sin importarle los demás.
Un día las polillas estaban quitando hebras de tela de un gran saco que
se encontraba abandonado en el armario.
—Así es, siempre trabaja poco y se lleva las mejores hebras de tela.
—No es justo.
Las otras polillas miraron con cara de desconfianza a Cora, ellas sabían
que estaba fingiendo como lo hacía cada día.
Y así fue, Cora durante algunos minutos trabajo a la par de las otras
polillas, pero luego comenzó a enlentecer sus acciones y a fingir que
estaba haciendo algo muy complicado, cuando lo único que estaba
haciendo era hacer tiempo para que las otras polillas trabajaran más que
ella hasta que se acabará la jornada.
—Es injusto, siempre Cora hace lo mismo —comentó una de las polillas.
Las polillas estaban muy enojadas, pero sabían que la situación era
siempre igual, así que estaban resignadas. Sin pensar más en el asunto,
cada una volvió a su refugio y se olvidó del tema hasta el día siguiente.
Cada día era igual, se repetía la misma situación sin excepción. Cora
muy bien sabía la fama que tenía. Pero un día sucedió que Cora
comenzó a sentirse mal sabiendo que todas las otras polillas la veían
como una oportunista y una ventajera. Entonces decidió cambiar sus
acciones para cambiar así con su mala fama.
Al día siguiente, Cora fue a trabajar con las otras polillas como cada día.
Pero ese día era diferente, Cora había decidido dar lo mejor de sí misma,
entonces trabajó y trabajó sin parar hasta el final de la jornada y sin
perder tiempo. Al terminar el día no corrió hacia la zona de reparto de
comida, si no que propuso hacer una fila ordenada para que cada uno se
lleve su parte.
Al día
siguiente hizo lo mismo, y al siguiente también y al siguiente también.
En un principio las otras polillas desconfiaban y pensaban que su
compañera estaba tramando algún plan para aprovecharse de ellas
como siempre. Pero como veían el tiempo pasaba y Cora seguía con ese
comportamiento, empezaron a olvidarse que Cora era la polilla pilla y
oportunista y comenzaron a verla como una gran compañera.
Cora se sintió muy feliz de que las otras polillas ya no pensarán mal de
ella, y las otras polillas se sintieron muy cómodas y felices con la nueva
actitud de Cora.