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La suma de todos mis males

La suma de todos mis males

Jhonatan Paniagua Cubillos 1


La suma de todos mis males

Todos los derechos reservados a nombre de Jhonatan Paniagua Cubillos


Yumbo-Valle Colombia
01 de octubre del 2022

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La suma de todos mis males

PROLOGO

NOTA: Esto es un borrador, aún le falta correcciones, maquetación y más procesos para convertirse en
libro.

Esta obra es creada con la intencionalidad de contar una historia de horror


un poco diferente a lo popular y convencional, evitando ser fantasiosa y
usando como base varios reportes e informes periodísticos, donde se
podría concluir que la realidad suele superar a la ficción.

Aunque se tocan temas religiosos, de abusos, violaciones, torturas y sexo,


no busco con ello ofender o herir la susceptibilidad del lector, aun así, se
deja claro que todo lo plasmado aquí es procreado por una imaginación
creativa que solo quiere contar una simple historia.

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ÍNDICE

Titulo Pagina
Capítulo 1/ Feliz cumpleaños -- ------------------------------------ 5
Capítulo 2/ La perra mansa --------------------------------------- 8
Capítulo 3/ Traumas húmedos ------------------------------------ 15
Capítulo 4/ Distracción ------------------------------------ 20
Capítulo 5/ Pobre caperucita -------------------------------------- 26
Capítulo 6/ Disfrútalo --------------------------------------- 31
Capítulo 7/ La mentira --------------------------------------- 35
Capítulo 8/ Hierba mala nunca muere----------------------------- 39
Capítulo 9/ Instinto de supervivencia------------------------------ 44
Capítulo 10/ Coincidencia --------------------------------------- 48
Capítulo 11/ La trampa --------------------------------------- 54
Capítulo 12/ Señales --------------------------------------- 62
Capítulo 13/ Ahogo fecal -------------------------------------- 69
Capítulo 14/ La boda -------------------------------------- 73
Capítulo 15/ Cacería -------------------------------------- 78
Capítulo 16/ Mejores amigas -------------------------------------- 89
Capítulo 17/ Venganza -------------------------------------- 97
Agradecimientos --------------------------------------- 101
Nota final --------------------------------------- 102

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CAPÍTULO 1
FELIZ CUMPLEAÑOS

Claudia, termina su meditación, suelta un gran suspiro.

— vamos, último día. — se decía mientras ingresaba al edificio de


la preparatoria.

Veía como los demás estudiantes entraban como zombis a cumplir


su última jornada de clases, un día más al lado de esa gente que le
abrumaba.

Carteles de jóvenes desaparecidos en los últimos años eran muy


frecuentes entre los pasillos del edificio, de repente siente que
alguien le toca una nalga.

— Qué rica estas caperucita. — le dice Jaime con un tono de voz


pervertido.

— Déjame en paz maldito pervertido. — respondió Claudia.

De repente sintió un jalón en su cabello rojizo.

— Respeta a mi novio perra estúpida. — le grita Camila mientras la


lanza a un lado.

Claudia evita responder, los ignora por completo y sigue


caminando.

Antes de ingresar al salón escucho el saludo efusivo de Diana su


mejor amiga

— ¡Clau! ¡Reina! Te extrañe ¿cómo estás? — preguntaba Diana


con entusiasmo.

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— Hola mi princesa que gusto verte me encuentro muy bien, ¿Tú?


— respondió Claudia mientras miraba a Jaime y Camila burlándose
a lo lejos.

— ¿Podemos vernos al salir? necesito hablar contigo Clau.


— Propuso Diana.

— Claro que sí, te esperare finalizando clases. — respondió


Claudia.

Las amigas se despidieron con un abrazo.

Claudia abrió la puerta del salón y siente como desde arriba le cae
un balde con un líquido pegajoso, tiro su mochila al suelo y se
limpiaba el líquido verdoso que escurría por sus mejillas.

Miraba atónita a sus compañeros.

— ¡Miren todos! Llegó la cumpleañera, con un nuevo alisado de


cabello. — gritaba Rodrigo a todo pulmón.

Claudia escuchaba las carcajadas y veía como todos sacaban sus


celulares para grabar y tomar fotos.

De inmediato se retira del lugar, llega a los servicios y se encierra


en uno de los baños, su llanto era ahogado y reprimido, al escuchar
que alguien entraba al servicio retuvo sus jadeos, secó sus lágrimas
y simplemente quedó en silencio.

— Nena no te dejes acomplejar, de esos estúpidos. — decía Laura


mientras le pasaba una toalla por encima de la puerta.

Claudia abre y va hasta el lavado, moja su cabello intentando quitar


ese pegante viscoso y mal oliente que tenía sobre su cabeza.

— No te preocupes hoy saldremos más temprano así que podrás


irte a duchar pronto. — añadió Laura mientras ayudaba a quitar el
pegamento de su cabello rojizo.

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— Eres muy paciente para soportar esto. — decía Laura mientras le


terminaba de secar el cabello con toallas.

— Quizás es complejo de inferioridad, la miseria del hombre radica


en la intolerancia del mismo. — añadía Laura.

— Gracias Laura iré a clase. — dijo Claudia mientras se secaba las


manos, Laura sonríe y empieza a fumar.

Al entra al aula, la clase se interrumpe.

— ¿Claudia qué pasa? ¿Qué tienes en la cabeza? — pregunto el


profesor Arturo.

— Nada profe, simplemente... Estoy de cumpleaños. — respondió


Claudia mientras observaba como Rodrigo no paraba de reír.

— Entiendo, en mi época solo me daban pastel, los tiempos


cambian supongo. — decía el profesor Arturo

— Feliz cumpleaños señorita, solo por hoy ignorare que llegaste


tarde. — añadió mientras le giñaba el ojo y sonreía.

Al terminar la jornada todos mencionaban la tan esperada fiesta de


fin de año, celebrando el último día de clases.

Claudia recogía sus cuadernos y apuntes cuando escucho un


susurro.

— Hola señorita... —

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CAPÍTULO 2
LA PERRA MANSA

— Hola señorita, espero pases un súper día. — le deseaba Alan


sonriente mirándola a los ojos.

Claudia tomó sus cuadernos y se alejó del chico, mientras salía


Alan la tomó de la mano.

—¿De verdad piensas que soy como ellos? — preguntó Alan.

— Todos ustedes son basura. — respondió Claudia escondiendo


su mano.

— No me conoces, de hecho, nunca me he metido contigo. —


aseguró Alan.

Claudia se aleja del chico y continúa caminando.

— ¡Ves! — Eres muy precavida eso te afecta, te aleja de las


personas que de verdad quieren estar contigo. — decía Alan
mientras Claudia salía del aula y se dirigía a encontrarse con
Diana.

Mientras recorría los pasillos sintió un golpe en sus piernas, se fijó y


era una patineta con una cubeta llena de pequeños petardos, al
detonar hacen que tropiece y caiga al suelo.

Jaime y Camila burlándose se acercan a ella.

— Cumpleañera, fiesta no es fiesta sin torta. — decía Camila


mientras le deja caer un postre sobre sus piernas.

Claudia se pone de pie apretando sus dedos de la irá, da medía


vuelta y continúa caminando.

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— La perra se toma la molestia de ignorarme, no agradece mi


detalle. — añade Camila mientras la toma del cabello y la tira
contra los casilleros del lado.

Claudia reacciona y golpea el tabique de Camila haciéndole sangrar


la nariz, la toma del cabello y antes de poder jalarlo, siente un golpe
en el estómago, seguido de una patada que la tira al suelo.

— ¡Qué te pasa maldita lesbiana! ¿Muy agresiva? Por eso te


sacaron de la otra preparatoria, ¿acaso el instinto asesino de tu
padre quiere relucir? — le gritaba Jaime a Claudia después de
haberla golpeado.

Claudia intentaba retomar el aire mientras tosía, Camila se le trepo


encima y empezó a azotar su cabeza contra el piso.

Los demás alumnos miraban con atención lo que acontecía.

— Al que vea grabando se las verá conmigo. — Amenazo Jaime


mirándolos a todos.

— Maldita perra, mi nariz, mi puta nariz. — le gritaba Camila


mientras la sometía contra el piso.

Jaime retiro a Camila y le pisa los dedos a Claudia en el proceso, se


podía escuchar el traqueteo de éstos bajo su pie.

— Así me gustan, perras y sumisas. — le susurraba Jaime a


Claudia, mientras sentía la mano de Claudia forcejeando bajo su
pie.

De repente llegó Alan y empuja a Jaime.

— ¿Quieres pelear con alguien? — decía Alan mientras retaba a


Jaime.

— No, no tengo tiempo que perder, para una próximo cabrón. -


respondió Jaime marchándose con Camila.

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Claudia se sobaba su mano y se quitaba el hilo de sangre que le


salía del labio golpeado.

Alán saco un pañuelo del bolso y se lo presto para que se limpiara,


la tomó de la mano y la traslado al lavado.

Claudia entre llantos se limpiaba la boca.

— Por fortuna sólo te reventaron el labio, eso sanara pronto, a


diferencia de la nariz de Camila. — decía Alan de forma alentadora

Claudia sonrió de manera disimulada.

— Permíteme llevarte a casa ya has tenido suficiente por hoy. —


proponía Alan mientras tomaba la mochila de Claudia.

— Gracias ya has hecho suficiente. — respondió Claudia mientras


le quitaba la mochila de sus manos y salía del lavado.

Claudia caminaba en medio de docenas de miradas que la


observaban y murmuraban, su trayecto era lento y humillante.

— ¿Qué te paso? — preguntó Diana mientras abrazaba a Claudia

— Nada que importe, último día de clases, por fin. — respondió


Claudia con un nudo en la garganta.

— Espero que ese nada tenga nombre. — dijo Diana preocupada.

— Tranquila. — responde Claudia mientras salían del edificio.

— Ojalá los desaparezcan. — murmuro Diana con rencor, leyendo


los carteles de desaparecidos.

— Tranquila ya no molestaran, terminamos clases, recuerda. —


dijo Claudia intentando tranquilizar a Diana.

— Esos Hijos de putas continuarán. — dijo reprimida Diana.

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— A ver, intenta acusar a la hija de la rectora y al hijo de la


alcaldesa. — Respondió Claudia.

— Sabes que puedes contar conmigo, hay un pasado tuyo que


nunca me has contado, digo. Podría ayudarte en lo que sea
necesario. — propuso Diana mientras se detenía.

Claudia la miró fijamente.

—No quiero hablar de eso, sabes, estoy aquí para poder salir de
ese pasado ¿crees que sea bueno traerlo de vuelta? — responde
disgustada Claudia.

— Es inevitable no mencionar lo de tu padre, eso lo entiendo,


pero… los rumores tuyos desde que llegaste aquí, son algo
molesto, no para mí, ósea me pongo en tu lugar. — insistió Diana
mientras tomaba de la mano a Claudia.

— No estás sola, me tienes a mí. — añadió Claudia mientras


abrazaba a su amiga.

— Son rumores, suposiciones, pero lo que realmente importa es


que no me dejo afectar, ya he soportado lo más, falta lo menos. -
dijo Claudia mientras abrazaba a su leal amiga.

— Debemos asistir a la fiesta de fin de año. — proponía una voz


mientras interrumpía el abrazo.

— Buen momento para tus chistes. — respondía Claudia mientras


miraba a Tony.

— Lo digo muy enserio, ya tengo planeado cómo sería todo. —


aseguraba el chico de los lentes mientras besaba a Diana.

— Clau, de eso quería hablarte. — añadía Diana con una sonrisa


pícara.

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— Es nuestra última reunión como estudiantes y luego viajare a


Europa, así que no me quites el derecho de estar junto a ustedes
dos. — dijo Tony entre risas.

— ¿Es definitivo, viajarás? - pregunto Claudia mientras saludaba a


Tony con un beso en la mejilla.

— Sí, ya terminó prepa y mis padres tienen todo tramitado, mis


documentos y viaje, una decisión muy difícil de tomar, pero Diana
es un buen motivante. — Respondió Tony mientras besaba
nuevamente a Diana.

— No tenía intenciones de ir, la verdad... No estoy de ánimos, pero


lo pensaré. — dijo Claudia mientras sonreía.

— Lo de tu pelo, el labio me lo tienes que contar caperucita. —


decía Tony mientras la miraba con determinación.

De repente suena la bocina de un auto.

—¿Los acercó a casa? — pregunta Alan mientras miraba a Claudia.

- No, gracias. - respondía Claudia mientras era interrumpida por el


SI coordinado de Diana y Tony.

— Ven súbete Claudia, no me temas, prometo no hablar en el


camino. — decía Alan mientras Claudia veía como Diana y Tony
insistían en que subiera.

— Vamos reina somos 3 contra él. — decía Diana de forma burlona


y alentadora.

Claudia entró en el vehículo.

— Intenta ser... — decía Alan mientras era interrumpido por Claudia

— Dijiste que no hablarías. — reiteraba Claudia.

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Mientras se detenían a la espera del semáforo, un hombre con un


cartel se acerca a la ventanilla del vehículo.

— El mal está en nuestra ciudad, el enemigo nos asecha y está


más cerca de lo que creemos. — decía el hombre mientras miraba
a Claudia.

— ¡El enemigo está corrompiendo a nuestros jóvenes y los está


llevando a la devastación mundana! — afirmaba el hombre mientras
ponía el cartel al frente del vehículo de Alan.

— ¨El fin está cerca¨ Buena frase para nuestro último día de clase.
— dijo Alan de forma sarcástica, a lo que Diana y Tony reían.

El semáforo cambio de color y el hombre del cartel se retiró de la


vía.

Luego de unos minutos de trayecto, Alan deja a Diana y Tony en la


misma calle.

—¡Muchas gracias Alan! — decían Diana y Tony al mismo tiempo.

— Nos veremos el viernes, pasamos a recogerte. — decían Diana y


Tony mientras miraban a Claudia.

Claudia sonrió y se despidió.

Alan condujo un par de calles más abajo y dejo a Claudia en la


entrada de su casa.

— Gracias, que pases buena noche. — dijo Claudia mientras


bajaba del vehículo.

— Cuenta conmigo por si necesitas algo, no todos somos malos. —


aseguro Alan mientras prendía un cigarrillo.

Claudia levantó su mano despidiéndose y entro a su casa.

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— ¿Qué tal tu día Claudia? — preguntaba Martha madre de Claudia


mientras fumaba y miraba tv.

— Toda genial mamá. — respondió Claudia.

— Saldré así que te encargo la casa y la comida, procura no irte a


dormir sin antes hacerla. — ordenaba Martha mientras se
acomodaba su escote y bajaba su mini falda.

— Eh, claro mamá. — respondió Claudia mientras subía la escalera


hasta su habitación.

— ¿Qué? ¡No te escuche! ¿pero qué mierda te sucede? Piensas


que me mato trabajando para mantenerte ¿y tengo que aguantar tu
rebeldía cada que se te da la gana? — preguntaba Martha un poco
alterada.

— Qué está bien mamá, que tengas una linda jornada, Adiós. —
respondió Claudia mientras se encerraba en su cuarto.

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CAPITULO 3
TRAUMAS HUMEDOS

Claudia entra al baño de su habitación para ducharse y quitarse el


pegamento de su cabeza, después de un rato de enjuagar y poder
dejar su cabello nuevamente limpió, se mete a la bañera a meditar.

Prende un porro de marihuana y lo fuma tranquilamente mientras


cierra sus ojos, luego de consumirlo saca debajo de la bañera una
cuchilla, la mira fijamente y mira sus muñecas con cicatrices del
pasado, empieza a deslizar la cuchilla suavemente por varias partes
de su cuerpo sin que está la lastime.

Acerco la cuchilla a su boca, le dio un beso, saco su lengua y la


lamió.

Cerro los ojos mientras desliza la cuchilla hasta sus muslos, se


hacía pequeños cortes, la sangre salía a relucir entre el agua de la
bañera.

Luego de varios cortes leves, tiro la cuchilla fuera de la bañera, aun


con los ojos cerrados empezó a acariciar su cuerpo.

En su mente se reproducía varios recuerdos, como la vez que su


padre la toco en la casa de su tía, el momento cuando unos perros
la perseguían y el miedo recorría su cuerpo, revive la imagen de su
madre cogiendo con uno de sus ex profesores, se re imaginaba el
instante cuando colgaba de un lazo y su respiración se le iba, los
minutos de dolor que sentía el día que se cortó las muñecas.

Mientras recordaba todos esos sucesos Claudia se toca


delicadamente los senos erectos, luego su vagina caliente pese a
estar bajo el agua, mete sus dedos suavemente y se acaricia.

Recuera la vez que uno de sus vecinos pretendía abusar de ella


mientras sus padres la habían dejado sola en casa, también
recuerda el día que ahorcaba a un primo de ella luego de haberla

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delatado por robar dinero, esa sensación, sus manos en la garganta


de su primo, los gritos de ayuda por parte de su pequeño y
asustado primo…

La excitaban, pero más la excitaba recordar el miedo que sentía


cuando estaba siendo golpeada por sus padres, por los chicos de la
preparatoria.

La ponía cachonda hasta el punto de jadear y entrar en clímax.

Después de un rato de satisfacer sus ganas Claudia sale de la


bañera, limpia los rastros de sangre, se pone un bata y baja a la
cocina a preparar la cena.

Luego de tener todo listo para su madre y haber cenado, camina


hasta su cuarto, pero se desvía a la habitación de Martha.

Al entrar ve debajo de la cama una maleta que sobresalía, estaba


mal escondida, quizás a su madre se le olvidó acomodarla antes de
salir, pensó.

Se acercó a ella y al abrirla encuentra fotos de su madre junto a su


padre, cuando eran jóvenes, fotos de ellos en viajes, fotos de ellos
siendo felices.

Siguió escarbando la maleta y encuentra un arma con munición,


recortes del periódico de hace cuatro años.

Informaban los acontecimientos de la masacre de la escuela.

Titulares como.

"VIOLADOR Y ASESINO"
" EL POLICÍA QUE SE VOLVIÓ LOCO"
"NEUTRALIZAN AL ASESINO"

fotos de las víctimas de aquella noche del 20 de julio del 2018,


niños, madres, ancianas.

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Claudia leía el artículo que contaba parte de lo sucedido.

El jefe de policía Martín Magullan


Se internó y secuestro a varios civiles en una escuela de la ciudad,
luego de descubrirse que era el responsable de la violación y
asesinato de dos niños en la granja de la familia Ramírez.

Luego de horas de inútiles negociaciones, el equipo de rescate


intento ingresar a la escuela, pero el ex policía quien iba bien
armado logro atentar contra algunos oficiales, así mismo al sentirse
rodeado y sin salida empezó a matar indiscriminadamente a sus
rehenes sin piedad, hasta ser neutralizado por un francotirador.

Claudia leía con desprecio el periódico, hasta encontrar unas


fotografías del cadáver de su padre con un tiro en la cabeza, eran
fotos del archivo forense de la ciudad, no sabe cómo su madre logro
conseguirlas, pero eran desagradables.

Claudia guardo los recortes de periódicos y la arma, empezó a


buscar en la habitación de su madre drogas.

Después de buscar por cada rincón encuentra heroína detrás del


lavado del baño del cuarto, Claudia se inyecta un poco mientras
fuma un poco de hierba, siente como su cuerpo se relaja y el sueño
empieza a tumbarle los párpados, hasta quedar dormida.

Una notificación del celular despierta a Claudia.


Ya eran las 10 am del siguiente día.

Claudia entre dormida logra leer el mensaje de WhatsApp.

<Mañana es el día de la fiesta, hoy estaré con Tony me invitó a


pasar el día con él, así que estaré un poco ocupada si necesitas
algo me lo haces saber con tiempo.> Escribió Diana.

<Ok, diviértete :)> respondió Claudia.

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Claudia bajo a preparar su desayuno y su madre se encontraba


durmiendo en el sofá de la casa junto a un hombre.

Claudia preparo un poco de cereal con yogurt y regreso a su


habitación sigilosamente.

Claudia era una aficionada empírica para la mecánica y tecnología,


solía estar en la cochera de su casa gran parte del tiempo,
armaba aparatos mecánicos y electrónicos que veía en internet,
como pequeños taladros artesanales, martillos eléctricos, cosas
útiles que veía como posibles productos a mejorar y poder vender
más adelante.

Tenía en desarrollo una pistola hidráulica para cazar animales,


disparaba dardos tranquilizantes, era uno de sus grandes proyectos
casi finalizados.

Al llegar nuevamente la noche, su madre se va de casa y Claudia


se pone a ver películas, le encantaba todo el cine de thriller y terror.

Al siguiente día la bocina de un vehículo suena desde fuera de su


casa.

Claudia se despierta mal humorada y se asoma por la ventana, era


Alan.

Quien desde la ventanilla del vehículo se asoma y saluda con una


gran sonrisa.

— Señorita nos vemos en la noche, que tengas un buen día. —


Gritaba Alan desde el vehículo.

Claudia cerró la ventana y veía como Alan se marchaba del


vecindario.

< ¿Alan irá con nosotros?> Escribió Claudia.

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<Hmmm sí, pues me pareció buena idea, así vamos y regresamos


juntos en su auto, él se ofreció. > Respondió Diana.

<No me agrada la idea, pensé que solo estaríamos los tres.>


Añadió Claudia.

<Clau, es hora que te des una oportunidad para conocer personas.


> Escribió Diana.

< No vas a empezar. >:( > Respondió Claudia.

<Solo digo, no todos tienen que pagar por lo que te hacen unos
cuántos, además se comprometió a tomar distancia contigo, dijo
que evitaría incomodarte.> Escribió Diana.

< Tú y tu mágica forma de convencerme...> Escribió Claudia.

< Te quiero mucho mi caperucita, nos vemos en la noche. > Finalizó


Diana.

Claudia decidió ir para distraerse, aun así, preparo un poco de


droga y un vestido negro que tanto le gustaba.

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CAPÍTULO 4
DISTRACCIÓN

— ¿Ya estás lista reina? Es hora de irnos — decía Diana mientras


la esperaba fuera de casa.

— Adiós mamá, regreso al rato. — informaba Claudia mientras su


madre se encontraba haciéndole felación a un hombre desconocido.

La madre levanto su mano y se despide.

Claudia sale de casa, saluda de beso en la mejilla a Diana y ve en


el vehículo a Tony y Alan saludándola.

Abordaron y condujeron hasta la casa campestre un poco retirada


de la ciudad, llegan y quedan sorprendidos con la gran decoración
que tenían a disposición, luces, adornos, bocinas, humo, burbujas,
parecía una mega discoteca.

Los chicos se ubican en la misma mesa, entablan conversaciones


amenas, mientras beben y bailan de vez en cuando.

— ¿Hasta cuándo fingirás? — pegunta Claudia mientras bebía un


vaso de cerveza

— ¿Fingir? Nah, la verdad desde que me sacaron del equipo de


basquetbol he quedado sólo. — respondió Alan mientras sacaba un
cigarro de marihuana de sus bolsillos.

— Literal, hago parte de las personas como ustedes, los que no


tienen popularidad, los que nadie determina. — añadió mientras
prendía el cigarro.

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— No somos iguales, nunca lo seremos. — afirmó Claudia.

— Mi padre está en la cárcel, si es que a eso te refieres. — dijo


Alan mientras le ofrecía el cigarro a Claudia.

— Me da igual, no me interesa. — respondió Claudia mientras


recibe el cigarro.

La fiesta estaba en su clímax la gran mayoría ya estaban drogados


y ebrios.

Todo giraba alrededor de la droga, la algarabía y la electrónica, era


un éxtasis de felicidad artificial. Tony le enseñaba a fumar a Diana
mientras Alan bailaba con vasos de cerveza en sus manos, el dj
hacia explotar a la muchedumbre con sus exquisitas mezclas

Claudia disfruta del ambiente, siente paz a costa de la distracción


de todos, cierra sus ojos y abre sus brazos mientras empieza a girar
como dejándose llevar a otra dimensión, se llenaba de placer, se
llenaba de paz en medio del caos.

Abre sus ojos y ve a Alan

— Prueba esto. — le ofrecía Alan un trago de su bebida.

— ¿Quieres drogarme para luego aprovecharte? — responde


Claudia mirando la bebida.

— Nah, te inyectas y literal no te hará tanto efecto el alcohol como


lo hace esa droga. — Afirmó Alan mientras bebía y miraba el brazo
de Claudia.

— Tranquila, mi padre se drogaba por eso sé distinguir esas


marcas, alguna vez me quiso dar a experimentar, pero mi madre y
su biblia le rompieron un par de dientes antes de que lograra
inyectarme. — contaba Alan mientras ofrecía de nuevo el trago.

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Claudia lo recibió, bebió, era dulce su sabor, pero se podía sentir el


vodka dentro de la mezcla.

Claudia se metió una pastilla a su boca y la bajo con la bebida.

Sus pupilas se expandieron y sus oídos se agudizaron, la música, el


calor del momento, la llenaban de serenidad, empezó a bailar sola
mientras cerraba los ojos.

El bullicio de los demás se desvanecían mientras se dejaba atrapar


por el ritmo de la música.

— Es lo mínimo que mereces señorita, paz y tranquilidad. — Dijo


Alan mientras se unía a bailar con Claudia.

Claudia se acercó a Alan, le puso sus brazos sobre el hombro, se


acercó a él.

— No confío en ti, pronto descubriré cuáles son tus intenciones,


pero déjame hacerte saber que me hubiese dado gusto conocerte
en otras circunstancias, algo me dice que tenemos mucho en
común. — le susurró Claudia al oído.

Claudia y Alan se sentaron a conversar un largo periodo de tiempo,


mientras fumaban.

— Espero todos logremos obtener lo que buscamos. — dijo Claudia


cambiando de tema.

— Yo deseo todos superemos nuestros traumas, y que podamos


tener una vida normal. — añadió Alan.

— Yo supero mis traumas cada noche antes de dormir, así


sobrevivo. — aseguro Claudia entre risas.

— Bueno, a mí sí me cuesta hacer como si nada pasara, es difícil.


— dijo Alan mientras miraba las parejas bailar.

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— Créeme hay personas con mayores problemas que los tuyos. —


afirmó Claudia mientras se retiraba de la mesa.

Claudia salió de la casa campestre y se ubica sobre el muelle del


lago, se sienta en la orilla, sumerge sus pies bajo el agua mientras
se inyecta un poco de heroína.

Escucha los gemidos de una mujer entre los árboles, Claudia


observa con atención y logra distinguir a Tony sometiendo a Diana
contra un árbol, mientras la penetraba desde atrás.

Claudia cierra los ojos y disfruta los efectos de la droga recorriendo


su cuerpo.

De apoco se van marchando los asistentes de la fiesta, siendo la


media noche quedaban menos personas.

— ¿Sabes que el mejor atardecer se puede apreciar desde este


muelle? — dice Alan mientras se sienta al lado de Claudia.

— Es lo que espero ver, e intento evitar que lo interrumpan. —


responde Claudia aún con sus ojos cerrados.

— Ey reina ya es hora de irnos. — decía Diana mientras frotaba el


cabello de Claudia.

— A menos que quieras quedarte, te veo bien acompañada. —


añadió Diana entre risas y mirando a Alan.

— Me quedaré un rato más, vayan, quiero estar sola, mañana nos


vemos de nuevo. — respondió Claudia.

— Clau, pero si gustas nos quedamos un rato más, no hay lío. —


dijo Tony.

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— No, enserio, todo está bien, solo quiero ver el amanecer desde
aquí. — respondió Claudia con una sonrisa en su rostro.

— Si me permites Claudia, yo te llevo a casa al rato, me quedo


acompañándote. — propone Alan.

— No, llévalos a ellos, de verdad, luego pido un Uber y todo bien. —


afirmó Claudia, mientras acariciaba el agua fría del lago.

— Alan, nosotros nos iremos con Carlos, él nos llevará en su auto,


por favor lleva a Clau a su casa luego. — pidió Diana mientras se
acerca a Claudia.

— Reina, cuídate, me escribes cualquier cosa, te quiero. — le dijo


Diana mientras abrazaba a Claudia y se despedía.

—Me encanta verte feliz. — Añadió mientras le da un beso en la


mejilla.

Tony y Diana se marchan del lugar, al momento apagan la música,


cierran la casa campestre y los organizadores del evento se
marchan también.

— Claudia, si quieres te llevo a casa ya, es muy tarde, y nos


quedamos solos, estamos un poco retirados de la ciudad. — dijo
Alan.

— Vete, nadie pidió que te quedarás. — Respondió Claudia


mientras miraba el lago.

— Eres un poco repelente, de verdad, no te he hecho nada para


que me trates así. — aseguraba Alan mientras se ponía de pie.

— Ok, me alejare de ti, es lo que quieres, eso haré. — decía Alan


mientras se retiraba del lugar.

Alan se montó en su vehículo y condujo unos metros más adelante,


se detuvo, prendió un cigarro y puso música para relajarse.

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Claudia miro a su alrededor, al ver que ya no había nadie, saco un


cigarro, lo prendió y se tomó otra pastilla.

Puso su celular en la esquina del muelle y activo la cámara para


grabar.

— Creo que la vida ha sido un poco injusta conmigo, creo que he


afrontado muchas cosas los últimos años que para mí edad física y
mental me han dejado enormes grietas, creo que le he perdido la
gracia a esto de vivir, de tener un propósito para poder aprovechar
el aire de la vida, estoy cansada de esforzarme por mantenerme en
pie.
Mamá, te quiero aunque no hayas sido del todo buena, pero te
entiendo, nunca fui alguien planeado por ti, solo por papá, y pues si
logro ver a papá en otra vida, le haré saber lo mucho que la odio. —
decía Claudia mientras caminaba de un lado a otro sobre el muelle.

Luego empezó a danzar, miró con atención el lago, arrojo su


cigarrillo y se arrojó dentro de él, cada vez se sumergía más, hasta
que quedó totalmente cubierta por el agua fría.

Claudia abrió sus brazos y se dejó llevar por la profundidad del lago,
su respiración empezaba a agitarse, su boca y nariz empezaban a
absorber el agua fría, sus pulmones a llenarse del líquido, Claudia
se esforzaba por evitar salir a la superficie y que la asfixia se
convirtiera en un ahogamiento que le causará un infarto fulminante.

Los latidos de Claudia empezaron a desvanecerse.

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CAPÍTULO 5
POBRE CAPERUCITA

Unas manos sujetan a Claudia de su abdomen y la sacan a la


superficie.

Claudia retoma el aire y empieza a toser agua.

Alan la saca del lago y la recuesta sobre el muelle, mientras intenta


darle respiración boca a boca.

— Vamos pendeja, cómo vas hacer eso. — le decía Alan


preocupado.

—Vamos, despierta. — reiteraba mientras veía como Claudia


terminaba de escupir el agua que tenía dentro de su cuerpo.

Claudia lo queda mirando y le abofetea el rostro.

— Hijo de puta ¿Qué hiciste? — le gritaba Claudia mientras


golpeaba a Alan.

Alan retrocede y se tropieza tirando el celular de Claudia bajo los


tablones del muelle.

— Es mi derecho, mi decisión, mi liberación, no me lo quites. —


añadía Claudia con lágrimas en sus ojos.

— Ya, cálmate, no es la manera. — respondía Alan mientras se


ponía de pie.

— Ven, vamos te llevo a casa, primero cálmate y piensa bien las


cosas, nadie se enterará de lo sucedido. — aseguraba Alan
mientras ayudaba a ponerse de pie a Claudia.

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La suma de todos mis males

Claudia mojada y temblado del frío se dejó abrigar por Alan quien le
pasaba su chaqueta, fueron hasta el auto.

— Golpeas fuerte mujer. — decía Alan mientras se limpia un hilo de


sangre que salía de su labio a causa de los golpes de Claudia.

Claudia aún con efecto de las drogas simplemente miraba


perdidamente el bosque.

— Ok te llevaré a casa, recupérate físicamente, luego hablamos de


tu salud mental. — dijo Alan mientras conducía.

Claudia sacaba de su vestido otra pastilla y la tragaba.

— Esa mierda te está destruyendo — afirma Alan.

— La vida me está destruyendo. — responde Claudia entre risas.

— Vives con miedos, te escondes bajo las drogas. — decía Alan


mientras conducía.

— Mi vida desde pequeña ha sido de abusos, maltratos, vicios, un


padre muy famoso por algo fatídico, una madre que se droga desde
que él no está, en la preparatoria un grupo de cabrones me vienen
jodiendo los últimos meses desde que se enteraron que en la otra
prepa corte a una compañera de clases, tengo actitudes impulsivas
y suicidas, no soy una chica con miedos, soy una chica con
problemas. — dijo Claudia.

— Te entiendo, pero, vives muy cohibida, asustas a los demás con


tu actitud agresiva y de asco hacia los demás, debes entender eso,
tienes algo que mejorar por ti, para los demás. — afirmaba Alan
mientras conducía.

Claudia tomo un cigarrillo de marihuana que Alan tenía en el porta


vasos.

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La suma de todos mis males

— Y creo que ya es hora de controlar tus adicciones. — dice Alan


mientras le arrebata el cigarro.

— ¿Quién te crees que eres para decirme que hacer? — pregunta


Claudia entre risas, las drogas y el alcohol la tenían somnolienta.

—Bueno, un desconocido que solo quiere ayudar. — responde


Alan.

— Un desconocido que busca algo más. — dijo Claudia mientras


seguía riendo.

Claudia se bajó parte del escote y saco uno de sus senos, empezó
a tocar su pezón.

— ¿Qué quieres Alan? — pregunta Claudia.

Alan retira la mirada del cuerpo de Claudia y sigue conduciendo.

Claudia se abre de piernas, se retira su tanga mojada, se sube el


vestido y con su vagina descubierta empieza a tocarse.

— ¿Qué quieres Alan? — pregunta de nuevo Claudia mientras


suelta pequeños jadeos.

Alan mira de reojo como Claudia se lame los dedos y se los incrusta
dentro de su vulva.

— Estás drogada Claudia, mejor intenta dormir. — dijo Alan


mientras leía un mensaje en su celular.

— Drogada, pero consciente... — respondió Claudia a lo que se


acercó a Alan, vio gotas de sangre en su boca y las lamió.

— ¿No quieres Alan? — le pregunto Claudia mientras ponía la


mano de Alan en su entrepierna húmeda.

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La suma de todos mis males

Alan detiene el vehículo, Claudia lo sujeta y empieza a besarlo y


lamerle la cara.
Alan le besa el cuello y siente como se le eriza la piel, Claudia
caliente le sujeta el cabello a Alan, el chico baja a sus pechos y
empieza a besarlos hasta ponerlos tiesos, Claudia le hala con
fuerza la cabeza hasta llevarlo a su sexo, Alan empieza a lamer y
chupar mientras Claudia gime y se retuerce de placer.

— Ven, ya sé dónde poder estar con más tranquilidad. — proponía


Alan.

Claudia sacaba otra pastilla y se la tragaba.

Alan acerca el vehículo hasta una cabaña dentro del bosque,


detiene el vehículo, le abre la puerta a Claudia, le ofrece la mano y
Claudia entre risas la toma y lo besa.

— Vamos, quiero ver qué tan bien coges. — decía Claudia con
dificultad para hablar.

Entran a la cabaña, que parecía ser de Alan.

— Vamos deprisa, Vamos a terminar esto. — Añade Claudia


mientras le quita la camisa a Alan.

Alan le arrebata el vestido, desnuda la acuesta sobre una alfombra


y empieza a besarla apasionadamente, los cuerpos y latidos de
ambos se agitan al sentirse cerca.

De repente la luz de la cabaña se enciende.

— Pero miren a quien tenemos aquí, nada más y nada menos que a
nuestra querida Claudia. - dijo Rodrigo con una risa burlesca,

Claudia de inmediato se abrigo y se pone de pie.

— ¿Qué? — pregunto Claudia mirando a Alan.

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La suma de todos mis males

— Pobre caperucita... — respondió Alan

— ¿Qué mierdas sucede aquí Alan? — pregunto Claudia mientras


sintió una aguja en su cuello.

De inmediato se giró.

—Shhh, no lo hagas difícil por favor Clau. — decía Laura mientras


le inyectaba algo a Claudia en su cuello.

Claudia intento salir corriendo, pero de repente se desplomó, su


cuerpo no respondía.

En el suelo veía como Rodrigo se quitaba la ropa

— Bueno aprovecharé que Alan me la dejo mojada. — decía


Rodrigo mientras ponía el cuerpo de Claudia boca arriba y le abría
las piernas, Claudia inmóvil sólo podía sentir la lengua de Rodrigo
en sus muslos, miró a Alan y el bajo la mirada.

No podía gritar mucho menos hablar, la jeringa parecía tener


Rohypnol.

Rodrigo se aplicó una crema en su pene y lo acercó a la vagina de


Claudia, la penetró de forma desgarradora y profunda.

Claudia sintió un puñal caliente dentro de su cuerpo, sus pupilas se


dilataron del dolor, Rodrigo continuaba penetrándola ferozmente y
por momentos escupía encima de su vagina...

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 6
DISFRUTALO

— ¿Pero qué mierda? me gane la lotería. Si es virgen la perra está.


— dijo Rodrigo de forma efusiva y orgullosa, mirando su pene con
gotas de sangre.

Claudia intentaba resistir el dolor y evitar llorar.

Alan prendía un cigarrillo y empezó a fumar, al momento entró


Camila con vendas en su nariz y con una enorme carcajada.

—Ey pero la perrita rabiosa, salió muy mansa. Parece que lo


disfruta. — dijo Camila mientras le levantó su cabeza jalando el
cabello de Claudia.

Rodrigo limpio su pene con el vestido de Claudia y lo tiro a la cara


de Laura, en forma de broma, procediendo a perforarla de nuevo.

— Qué te pasa desgraciado, no seas cerdo. — respondió Laura a


la broma de Rodrigo, tomó la blusa ensangrentada y llena de fluidos
sexuales y la puso sobre el rostro de Claudia.

— No la golpeen tanto. — Ordenó Alan.

A lo que Camila empujó con fuerza bruta la cabeza de Claudia y la


clavo contra el suelo rompiéndole la boca y nariz.

La sangre empezaba a cubrirle el rostro.


Rodrigo levantó y separo las piernas de Claudia a tal punto que su
vagina quedó totalmente abierta.

— Sirvan para algo par de inútiles tomen una pierna cada una. —
dijo Rodrigo con tono enfurecido.

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La suma de todos mis males

A lo que Camila y Laura las sujetan, Rodrigo escupe de nuevo en la


vagina rojiza de Claudia y empieza a perforarla de nuevo besando
su cuello y apretando sus pezones con fuerza, Claudia siente un
enorme corrientazo en su pezón y luego una lengua frotando su
herida.

Laura le había arrancado el pezón de un mordisco y luego lamía la


sangre que salía de él, Rodrigo cansado de tanto cogerla.

— Rápido pongan el embudo estoy que me vengo. — ordenaba.

Laura le abre la boca a Claudia mientras Camila le incrusta un


embudo dentro de su boca que le rasga parte de la garganta.

Rodrigo eyacula dentro del embudo mientras murmura frases y


palabras inentendibles.
Claudia siente como el fluido se desliza por su garganta rasguñada.

Alan y Rodrigo voltean el cuerpo de Claudia y la posan sobre una


silla, Alan se aplica crema en su pene, y la penetrar analmente.

Claudia siente un desgarro aterrador en su recto.


Sus lágrimas no paraban de salir y caer al suelo.

Rodrigo se lavaba el pene fuera de la cabaña mientras escuchaba


los gritos ahogados de Claudia.

Camila la sujeta de la mano y la mira a los ojos, acerca su lengua y


lame toda su cara.

Laura prende unas velas en una clase de altar que tenían


preparado, se arrodilla a hacer alguna clase de rezo.

Claudia en medio de la perforación anal y los lengüetazos que le


daba Camila.

Fijaba su mirada a su alrededor, vio símbolos extraños pintados en


las paredes, fotos de ella colgadas cara abajo, una especie de

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La suma de todos mis males

estatua de un demonio con ojos grises, que estaba posicionado


para que visualizará el show.

Claudia sentía como la estatua disfrutaba de la crueldad, de repente


vio como le guiño uno de sus ojos. Claudia de inmediato cerró sus
ojos e intentaba soportar el dolor.

Alan empieza a aumentar el ritmo, sudoroso y un poco cansado,


continuó penetrándola hasta que sintió que su pene se calentó.

— ¡AH! Está puta me cago la polla, que asco. — dijo en medio


de gritos Alan, mientras le golpeaba la espalda a Claudia con sus
puños.

— jajaja así te gusta, Alan sacarles la mierda a las personas. —


decía Rodrigo entre risas, a lo que Camila y Laura participaban en
su chiste.

— Ábranle la boca, me limpiare. — dijo Alan mientras miraba su


polla con asco.

Camila y Laura sujetaron sus dientes con fuerza y abrieron lo


más que pudieron, Alan incrusto su verga en la boca de la
mujer y lo restregaba entre labios y lengua.

— Límpiame tu cagada, maldita zorra. — le gritaba Alan a Claudia.

Luego saco su verga y empezó a masturbarse frente a ella hasta


correrse en su rostro.

El líquido viscoso y mal oliente se escurría sobre las mejillas, boca y


pestañas de Claudia.

OK terminemos esto dice Laura después de acabar su oración.

— Entra Jaime, ven a hacer lo tuyo. — decía Laura.

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La suma de todos mis males

Claudia totalmente desgastada y desorientada, empieza a sentir


como desvanece el efecto de la droga en su cuerpo, y el dolor de
tanto daño empieza a triplicarse.

Jaime entra con una capucha y sus manos cruzadas como si fuese
una especie de sacerdote, saca un cuchillo, lo levanta señalando al
cielo.

Rodrigo, Alan, Camila, Laura.


Se sientan al rededor del cuerpo magullado de Claudia.

— Disfrútalo. — le susurra Laura al oído de Claudia.

Jaime empieza a deslizar el filoso cuchillo sobre la columna


vertebral de Claudia abriendo una leve herida en todo su recorrido,
desde su cuello hasta su ano.

Claudia siente como su piel se abre en su espalda, Jaime no para


de decir palabras extrañas y le empieza a abrir de forma vertical
dedo a dedo.

Claudia saca gritos desde sus adentros, mientras los cómplices se


inclinan ante su cuerpo, Jaime termina de abrir cada dedo del
cuerpo de su víctima, la mujer mira el suelo y ve como su sangre no
para de derramarse y su cuerpo de a poco se debilita.

De repente siente un quemón sobre su abdomen.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 7
LA MENTIRA

Debajo del abdomen de Claudia había una vela sujetada por Alan
mientras murmuraba palabras extrañas. Claudia se mordía mientras
sentía como su carne se recogía por la llama de la vela, sus dedos
ensangrentados se escondieron en su mano, el desespero e instinto
de supervivencia le dieron un impulso para poder ponerse de pie e
intentar huir, pero Rodrigo y Alan la sujetaron de las manos
mientras Claudia forcejeaba contra ellos.

Jaime sitúo el cuchillo sobre su otro pezón y lo corto de una


estocada, un grito fundido salía de lo más profundo de Claudia, la
mujer atónita mira como su pezón lo depositan en un recipiente,
Camila le quita la vela a Alan.

— Ya es hora de terminar. — dice Camila.

— Debemos hacerlo afuera, la luna ya está en su ocaso. —


afirmaba Jaime.

Alan y Rodrigo arrastran el cuerpo cercenado de la mujer fuera de


la cabaña, Claudia débil y exhausta alcanza a ver una especie de
tablones gigantes en forma de equis, la posicionan sobre estos,
Rodrigo sujeta la muñeca de Claudia. Mientras Laura con un clavo
la perfora contra el tablón, igualmente Camila con su otra mano,
Claudia sentía como los huesos de sus muñecas se abrían al paso
de los clavos.

Rodrigo y Alan amarran sus piernas contra las esquinas de la


"equis".

Jaime no paraba de decir palabras inentendibles entre dientes y


sujetando el recipiente.

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La suma de todos mis males

Ya colgada a los tablones, Claudia escuchaba el ruido de los grillos


y ranas que habían cerca a ese lugar, la luz del vehículo de Alan
encandila sus ojos, la silueta de Camila, Laura, Rodrigo y Alan
arrodillados al frente de ella, ve como Jaime se acerca y le hace un
corte superficial en cada miembro de su cuerpo, creando en Claudia
una pequeña fuente de sangre, pone el recipiente bajo ella y espera
tomar una buena cantidad de sangre, para llevarla hasta donde
están todos arrodillados y pasar el recipiente de uno en uno, así
empezar a beber su sangre.

Claudia quería morir, dejar de sufrir, pero le era imposible, aún


podía sentir su dolor, sentir su agonía, como si ese fuera el
propósito de ellos, cierra sus ojos y deja caer su cabeza, lo último
que ve es la luz del auto de Alan

— ¿Pero qué mierda? - pregunta Jaime frustrado.

— Revisa su pulso, no puede haber muerto así de repente. -


sugiere Camila.

— Quizás un infarto, revísala Rodrigo. — Ordena Laura.

Rodrigo toma el pulso y respiración de Claudia el cual ya no


sentía.

— Está perra inútil, ni para un puto sacrificó sirvió... — reclamaba


Rodrigo mientras la abofetea.

— Desháganse del cuerpo rápido, ya no podemos perder más


tiempo. — decía Jaime.

— Usen la orilla del río, así su cadáver se descompone más rápido.


— sugiere Jaime mientras se quitaba la capucha.

— Maldita mierda, ojalá no haya sido una pérdida de tiempo. —


decía Camila preocupada mientras se quitaban las prendas de
vestir.

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La suma de todos mis males

Bajando la cabaña pasaba un rio muy sereno, donde Alan y Rodrigo


llevaron el cuerpo inerte de la mujer.

— Lástima, la perra tenía un coño muy delicioso. — afirmaba


Rodrigo

— Sí, que desperdicio. Si pudiese la revivía para follarla de nuevo.


— respondía Alan a lo que terminaban de tapar el cadáver con
tierra húmeda.

Todos se cambiaron de vestimenta, quemaron la anterior, limpiaron


toda el área para borrar posibles evidencias.

Abordaron sus vehículos y partieron hasta sus casas.

Al día siguiente Diana visita la casa de Claudia ya que no respondía


sus mensajes.

— ¿Algún familiar cercano? — le pregunta Diana a Martha

— No. Ya es la décima vez que te lo digo, quizás esté haciendo


otro de sus shows, a lo mejor aparecerá y ni explicación dará. —
respondió Martha.

— ah... ok entiendo, por favor si llegas a saber algo me informas,


me preocupa mucho. — solicita Diana mientras se retira de la casa
de Claudia.

— ok. Te lo haré saber. — respondió Martha mientras fumaba.

Diana llegó con Tony a un Starbucks donde se encontraba Alan.

— Te preguntare de buena manera ¿Dónde está Claudia? ¿qué


hiciste con ella? Juro que te denunciaré. — grito Diana mientras le
tumbaba el cigarrillo de las manos a Alan

Jhonatan Paniagua Cubillos 37


La suma de todos mis males

— ¿Crees que lo sé? ella simplemente pidió que la dejará sola en el


lago.
Le insistí y suplique que me dejará acercarla a casa, pero ella era
inamovible de ese muelle.— respondió Alan mientras miraba como
el cigarrillo se apagaba en el suelo.

— Juro por Dios que, si estás mintiendo, yo mismo te haré pagar.


— amenaza Tony mientras lo señalaba con el dedo.

— Te lo juro. Ella estaba decidida, tú mismo lo notaste desde días


antes, ella no confiaba en mí, aun así, insistí todo lo que pude.
— respondió Alan con lágrimas en sus mejillas.

— ¿CREÉS QUE ESTOY BIEN?


NO SABES COMO ESTO TORTURA, saber que pude hacer más,
y... Simplemente desistí, me marché y la dejé sola, me duele
aceptarlo... Pero en parte tengo culpa. — añadía Alan mientras
retira las lágrimas de su mejilla.

— Acabo de pasar el informe a mi padre, él priorizará el caso, ni


siquiera su madre lo había hecho, ayudare en todo lo que sea
necesario, es lo mínimo que puedo hacer. — dijo Alan mientras le
mostraba el informe de búsqueda.

Tony le arrebata los documentos, verifica que sean auténticos y le


confirma a Diana, para luego marcharse del lugar.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 8
HIERBA MALA NUNCA MUERE

Mientras tanto a la orilla del rio una mano salía debajo de la tierra,
mientras un bulto de barro se levantaba, el respiro atónito de una
mujer atormentada con lodo y sangre en su rostro sale de aquel
hoyo, la mujer se arrastra hasta la orilla del rio a beber agua, sus
piernas adormecidas no le respondían, metió las manos al río para
tomar agua.

Siguió adentrándose al río, su cuerpo quedó totalmente cubierto de


agua, mientras el río frotaba todas sus heridas y limpiaba el lodo,
Claudia quedó ahí en medio del río manso flotando mirando al cielo
recobrando la conciencia con los ojos cerrados...

— ¿Qué podemos hacer? — preguntaba Tony mientras ayudaba a


Diana a cruzar la calle.

— Alan ya paso el informe, debemos esperar que la policía actúe,


según entiendo ella quedó en el lago, deberíamos buscar ahí
primero. — respondió Diana mientras miraba fijamente a Jaime y
Camila pasar en un vehículo.

— Ok mi amor, pediré Uber. — contestó Tony mientras abrazaba a


su amada.

— Chicos, aunque supongo ya lo pensaron, podríamos ir a la casa


campestre, ya que me dirijo ahí los puedo llevar. — Propuso Alan
mientras acercaba el auto a la acera.

— NO, creo que ya has hecho lo suficiente. — Respondió Tony de


forma agresiva.

— De hecho, sí, creo que eres la persona indicada para ayudarnos


a ubicarla. — Añadió Diana mientras abordaba el vehículo.

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La suma de todos mis males

Tony la miraba con rareza, mientras veía a Diana hacerle señas


para que abordara.

— Da igual si no me creen, yo estoy dispuesto a buscarla igual que


ustedes, cuando aparezca, me dará la razón. — aseguraba Alan
mientras aceleraba el vehículo.

Después de un recorrido largo y silencioso, llegaron a la casa


campestre, todo se veía diferente sin las excéntricas decoraciones
de aquel día, pero ya habían acordonado el lugar, la policía retuvo
el vehículo de Alan.

— Lo siento, no está permitido el paso durante un tiempo. — Dijo un


agente de policía.

— Solo queremos ayudar a buscar, estuvimos con ella en las


últimas horas. — decía Diana mientras se asomaba por la
ventanilla.

— Interesante, pueden bajar del vehículo por favor. — ordenaba el


policía mientras daba indicaciones a otros agentes de inspeccionar
el vehículo, bolsos y celulares.

— ¿Eres? — Pregunta el policía de tez oscura que


verificaba el DNI de Alan.

— Si, de hecho, mi padre está encargado del caso. —


respondió Alan.

Diana y Tony se miran sorprendidos al escuchar lo dicho.

— Realmente ellos son sus mejores amigos, yo fui el ultimo


que estuvo con Claudia, así tal cual dije en el informe,
solo queremos saber cómo va el caso. Claro información
que tú puedas brindar. — Añadió Alan mientras sacaba
unos documentos del vehículo.

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La suma de todos mis males

— Aquí presento mi testimonio, aunque supongo ya estas al


tanto. — añade Alan mientras le pasaba una carpeta con
copias del informe.

— Si, ya estamos al tanto, aun así, no pueden pasar. —


Respondió el padre de Alan mientras interrumpía la
conversación.

— Creo que no es momento, ni lugar para que estén


retrasando las operaciones de estos servidores públicos.
— Añadió mientras prendía un cigarrillo el oficial.

— OK, gracias por la ayuda. — dice disgustado Alan a lo que


aborda el vehículo.

— Perdón, la verdad sé que es imprudente, pero Claudia


solo me tenía a mí, su madre aún no se inmuta por lo
acontecido y quisiera poder estar al tanto de alguna
novedad. — Dijo Diana.

— ¿Por qué la dejaste sola? Digo, si solo te tiene a ti como


confidente, quizás sepas algo que debamos saber
nosotros. — Dijo Marcos el oficial del caso.

— Claudia, bueno quizás sepan el antecedente que tiene por


su padre. — Decía Diana.

— Por supuesto, mi hermano falleció en aquel INCIDENTE.


— Interrumpe el oficial

— Bueno, a lo que voy es que, desde eso, su vida ha tenido


un cambio negativo, muchas personas la juzgan o tratan
con indiferencia, ella simplemente ha estado alejada de la
sociedad intentando llevar una vida… Digamos normal. —
Aseguraba Diana.

— Vida normal. — Repitió el agente de tez oscura, que


tomaba nota desde su Tablet.

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La suma de todos mis males

— El caso es que ella en lo que podría describir, estaba bien,


de hecho, esa noche estaba mucho mejor que días
pasados. — Afirmaba Diana.

— Deberían marcharse, deja tu número de contacto y te


informare cualquier novedad. — solicito el oficial.

Diana dejos su número de contacto, mientras Alan y Tony


esperaban dentro del auto.

— Oficial, por último. Sea lo que sea que puedan suponer,


por favor, descartar algún posible suicidio… — le decía
Diana íntimamente al oficial.

— Señorita, Claudia tiene antecedentes no tan NORMALES,


aun así, deseamos encontrarla bien. — respondió el oficial
íntimamente mientras se retira del lugar.

Claudia abre sus ojos mientras sus pupilas se contraen por el brillo
del sol que le irradiaba...

En su mente solo se reproducen voces, risas, gemidos y llantos,


tiene fuertes mareos y empieza a vomitar los residuos de la droga
que se mezclaron en su estómago, ayudándola resistir la tortura.

Sale del rio y arrastrándose, logra ver dentro de lo que era su tumba
un par de cráneos, los miro con atención y empezó a desenterrar un
par de huesos más, impactada se pone de pie apoyada por los
árboles y empieza a subir hasta la cabaña, al llegar su cerebro
empieza a recordar de forma visual cada escena de su trágica
tortura, siente un enorme desprecio, su cuerpo tiembla de sólo ver
la cabaña.

Intenta entrar, pero la puerta es de roble, busco evidencias


alrededor de la cabaña, pero no había rastros de sangre ni mucho
menos la cruel "equis" donde la empalaron.

Tomó una gran rama que uso de palanca hasta que pudo romper
una ventana por la que pudo entrar.

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La suma de todos mis males

Ya dentro Claudia empezó a buscar entre armarios, cajones,


cocina, hasta encontrar una cogulla, parecida a la que usaba Jaime
aquella noche, la saco y se la puso para abrigarse un poco, ya que
aún seguía desnuda.

Al lado de la cogulla había un cuchillo, parecía ser similar o el


mismo con la que la cercenaron a ella, sin dudarlo lo tomo también.

Busco durante un rato por toda la cabaña cosas útiles y evidencias,


pero lo único que pudo encontrar fue un frasco con lo que parecía
era la droga que le inyectaron a ella.

Antes de marcharse, se quedó mirando la estatua que le giño el ojo


en medio de su agonía, y de una estocada logra retirar su cabeza
del resto del mármol, la recoge y se la lleva.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 9
INSTINTO DE SUPERVIVENCIA

— ¿Podríamos adentrarnos al bosque propuso Alan

— Sí, me parece bien. — respondió Tony a lo que entraban


juntos entre la vegetación alta y multitud de árboles.

— Debería haber siquiera huellas, pero no las hay— afirmó


Alan, mientras sentía una navaja en su cuello.

— ¿Dónde está? ¿qué le hiciste? — preguntaba Diana


sosteniendo la navaja en el cuello de Alan

— ¡Ey! Espera... detente, cuidado. Ya te lo dije no sé. —


respondió Alan mirando la mano temblorosa de Diana
sujetar la navaja

— Ella por su voluntad decidió quedarse sola, tú la conoces


mejor que nadie, se le mete algo en la cabeza y es
testaruda. — añadió Alan con sudor en su frente.

— ¿Diana, qué haces? ¡Está no es la forma!, ¡baja eso! por


favor — le decía Tony a Diana mientras atónito miraba la
escena

— SI ME ENTERO QUE TIENES ALGO QUE VER CON LA


PÉRDIDA DE CLAUDIA TE JURO, TE JURO… maldito
animal. — amenazaba Diana con la navaja.

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La suma de todos mis males

Continuaron la búsqueda en medio de los alrededores de la


casa campestre, Alan se tomaba el cuello, aun asustado de lo
acontecido.

Pasaron las horas el cielo ya estaba oscureciendo

— Creo que intentamos lo más que pudimos— dijo Tony


exhausto con las manos en la cintura.

— Opino lo mismo — respondió Alan.

Diana asentó la cabeza entraron al vehículo y se marcharon a casa.

El estómago de Claudia no paraba de gruñir, no conocía el camino


a casa, estaba en un lugar desconocido la noche estaba cayendo y
no tenía lugar donde refugiarse.

En medio del camino vio una pequeña ardilla herida se acercó a ella
y noto que tenía su pata lastimada, Claudia se agachó, tomó su
cabeza y la acariciaba, la ardilla gemía del dolor, la mujer saca el
cuchillo y le corta el cuello mientras le tapa los ojos, la ardilla se
retuerce del dolor y salpica su sangre en la tierra, el estómago de
Claudia no paraba de gruñir pareciese que no hubiese comido hace
muchas semanas, la pérdida de sangre y el efecto de la droga ya
caducada hacían que su cuerpo le exigiera carbohidratos y
proteínas, levanto la ardilla, rajo el estómago del animal saco sus
tripas y las devoraba mientras la luna reflejaba la frialdad de su acto
entre las nubes.

Al día siguiente

Diana llega muy temprano a la casa de Claudia a tocar la


puerta, llevaba más de 10 minutos afuera y Martha no abría

— Señora Martha necesito hablar con usted, señora Martha


es muy importante — afirmaba Diana.

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La suma de todos mis males

Diana camino detrás de la casa y trepó un mural que había, al


asomarse por la ventana vio a Martha acostada con jeringas tiradas
en el suelo, parecía que estaba muerta.

De inmediato llamó al 911, luego de una corta espera la policía llego


al lugar y pudieron ingresar, tomar el cuerpo de Martha y montarla a
la ambulancia donde fue trasladada al hospital.

Tony abrazaba a Diana mientras ella lloraba.

— Calma todo estará bien, vamos al hospital para que nos


comuniquen su estado. — propuso a lo que frotaba sus
manos en el cabello de Diana.

Mientras esperaban en la sala del hospital salió un doctor.

—Doctor. Soy acompañante de la señora Martha, puede


decirme ¿cómo se encuentra? — pregunta Diana con miedo a la
respuesta.

— Está muy delicada, pero se pondrá bien al paso de las


horas. Tiene una sobredosis y debemos desintoxicar su
cuerpo lo más que se pueda. — aseguraba el doctor.

— ¡Te dije que todo saldría bien, igual con Claudia!, solo
demos un poco de tiempo - dijo Tony positivo y besándole
la frente.

Diana lo miro, sonrió y lo abrazo.

— Podemos continuar buscando a Claudia, creo que


podríamos buscar alrededor de la carretera que conlleva a
la casa campestre. — propuso diana a lo que Tony afirma.

Los jóvenes toman un taxi hasta la carretera.

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La suma de todos mis males

Después de varias horas de caminata, Claudia vestida de monje


alcanza a apreciar una casa, de inmediato se aproxima a ella, al
llegar percata que no hay nadie, las puertas eran de cristal tomó
una roca y entro a la fuerza, buscó comida en la cocina y se
atragantó de todo lo que encontraba, entró a un pequeño cuarto y
había fotos de un niño, parecía que vivía una familia entera, subió la
escalas y encontró el cuarto de los padres, habían muchas fotos
familiares en los cuadros, buscó ropa adecuada para ella y un
maletín, aprovecho la ducha y se aseo de forma extrema, guardo la
capucha, cuchillo, la cabeza de la estatua dentro del maletín, antes
de salir vio arriba del closet una pequeña caja, la abrió y había
mucho dinero parecía un ahorro, lo tomo y se marchó, dejando la
casa totalmente saqueada, con un poco más de energía y más
cómoda, empezó a marchar guiándose por la marcación de las
ruedas que enmarcaban el camino.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 10
COINCIDENCIA

En casa de Alan, se reunían Rodrigo, Jaime, Camila y Laura.

— Intento persuadirlos, pero de igual forma no tienen la más


mínima idea de dónde buscar — aseguraba Alan mientras
jugaba en su celular.

— ¿Pero pasaste el reporte a tu padre como te dijimos?


— pregunto Camila

— Si, irónicamente ellos corroboraron la información el


mismo día, afirmando que también fueron los últimos en
estar con ella. — respondió Alan mientras seguía jugando
celular.

— Necesitamos que sospechen de ti, Diana y Tony, así que


procura estar cerca a ellos para ver cómo van con su
juego de detectives. — ordeno Jaime.

— Como mandes jefe, espero que, si las cosas se salen de


control, tu querida madre me ayude con su poder. — dijo
Alan.

— Si las cosas se salen de control, te vas a la mierda, por


pendejo y confiado. — responde Jaime intimidando al
joven.

— Solo decía, ya que tu madre es nuestra querida alcalde, al


menos que me ayude a pagar prisión en mi casa. —
insistió Alan.

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La suma de todos mis males

Jaime le arrebato el celular de las manos a Alan y lo puso


de pie sujetándolo de la camisa.

— Vuelves a mencionar a mi madre y te juro que yo mismo


voy y te delato ¿a la final a quien le creerán? — dijo
exaltado

— Bueno, vamos a calmarnos todos, ahora el problema no


es Claudia, ella ya murió, ahora el problema es terminar el
sacrificio, recuerden que no se completó de la manera
correcta.— interrumpía Laura mientras bebía una lata de
cerveza.

— Ya no hay clases será difícil conseguir estudiantes —


añadió Camila.

— Tengo una idea, Alan y Rodrigo necesito que vayan a


casa de Claudia y escondan algo, nos servirá pronto. —
dijo Jaime soltando la camisa de Alan.

Llegaba la puesta del sol.

— ya es todo por hoy, debemos irnos. — dijo Diana con


decepción en su mirada.

— Claudia aparecerá y volveremos a tenerla a nuestro lado.


— aseguraba Tony.

Abordaron un Uber y se marcharon del lugar.

Una puerta se abre en la casa de Martha, alguien entra se dirige a


la cocina devora pan y bebe leche, sube a la habitación de Claudia
saca un poco de ropa y dinero de una alcancía, luego entra a la
habitación de Martha y se lleva el arma que tenía escondida en una
maleta.

Jhonatan Paniagua Cubillos 49


La suma de todos mis males

Baja a la cochera y pone en un carro de supermercado los


prototipos que había creado Claudia llevándoselos del lugar.

Eran las 10 de la mañana cuando suena el celular de Diana, le


confirmaban que ya le daban salida a la señora Martha.

Diana llamó a Tony y juntos fueron por Martha para traerla de nuevo
a su casa, mientras la acostaban en su cama

— ¿Qué saben de mi hija? — pregunto Martha con tristeza


en sus ojos.

— La policía inicio el proceso de búsqueda están explorando


todo el campo alrededor de la casa campestre y el mismo
lago, seria explorado por buceadores profesionales. — le
comunica Diana a la madre.

— sé que he sido una mala madre para mi hija. Solo deseo


que regrese para pedirle que me perdone y así tener paz
en mi corazón. — afirmaba Martha con lágrimas en sus
mejillas.

— Claudia regresara señora, ella siempre ha sido una mujer


fuerte, inteligente y muy entendedora de las
circunstancias, te aseguro que ella regresara y te
escuchara. — afirmaba Tony con un tono alentador.

En algún almacén de la ciudad Claudia estaba comprando


herramientas y accesorios.
Su carro de compras estaba lleno, se acercó a la caja a cancelar y
un hombre descuidado tropezó con ella.

Claudia lo miraba fijamente mientras él se excusa y recoge su bolsa


de compra.

—Lo siento, disculpa por favor… perdóneme señorita. — decía el


hombre mientras miraba a la mujer de gorra y gafas de sol.

Jhonatan Paniagua Cubillos 50


La suma de todos mis males

Claudia procedió a cancelar en la caja, el hombre veía las cicatrices


en sus dedos y muñecas.

— Son $500us señorita— confirmo la chica que contabilizaba todas


las herramientas de Claudia.

Claudia saco de su maletín muchos billetes sucios y procedió a


pagar la cuenta, el hombre la seguía mirando de pies a cabeza,
aunque la mujer iba de jeans y camisa manga larga le causaba algo
de curiosidad.

— ¿Necesitas algo? — pregunto Claudia mientras seguía


entregando los billetes.

El hombre retiro su mirada e hizo el que no escucho.

La cajera termino de contar el efectivo y miraba disimuladamente


las heridas en los dedos de la mujer de gafas oscuras.

Claudia se retiró del almacén y tomo un taxi.

Claudia le indico al taxista a donde llevarla, aunque un


poco sorprendido del lugar, cumplió con su deber.

— Espero estés pasando un buen día señorita. — dijo el


taxista mientras conducía.

— Gracias. — respondió a secas Claudia.

— Una mujer de pocas palabras, entiendo. — añadió el


conductor.

Mientras conducía la miraba con determinación por el


retrovisor, por un momento Claudia se retiró las gafas de sol
para limpiarse los ojos y el taxista logra ver su rostro
demacrado y las ojeras que traía la mujer.

Jhonatan Paniagua Cubillos 51


La suma de todos mis males

— ¿Necesitas algo? — Pregunto el conductor.

— NO, ¿tú? — pregunto Claudia mientras se ponía de nuevo


las gafas.

— Bueno todos tenemos problemas y algunas veces no


tenemos ese valor, ese momento o hasta esa persona
para contarles nuestras cosas, no para buscar soluciones,
pero si para desahogarnos, eso ayuda. — dijo el taxista
formalmente.

— ¿Cuéntame que problema te atormenta, señor Miguel? —


preguntaba Claudia mientras leía la ficha del conductor.

— Bueno, realmente lo decía por ti, si quieres hablar…—


respondió el taxista.

— Yo soy más de escuchar. — dijo Claudia mientras lo


miraba por el retrovisor.

— Bueno, realmente vengo de una pérdida económica,


quizás no sea tan grave, pues el dinero se recupera, pero
eran ahorros que teníamos para pagar el tratamiento de
nuestro niño. — contaba el taxista mientras conducía.

— Bien lo dices, el dinero se recupera, se consigue, hay


cosas peores. — respondió Claudia.

— Entraron a nuestra casa, y se llevaron cosas, entre eso


nuestros ahorros, pero solo confió en que esa persona le
esté dando un buen uso a nuestro dinero. — añadió
Miguel.

Claudia se sintió un poco incomoda al escuchar el relato.

— Somos devotos de nuestro señor Jesucristo, así que


intentamos llevar todo con calma, aun así, buscamos
alternativas para recuperar el dinero, mira. — dijo el

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La suma de todos mis males

conductor mientras le pasaba una caja con muchas


manillas que estaba vendiendo.

— Son artesanales y pues me tomo el atrevimiento de


venderlas, así logro recuperar algo. — añadió.

Claudia las miro y se las devolvió.

— Llegamos, un lugar demasiado retirado, pero a veces es


bueno vivir alejados. — decía Miguel mientras se bajaba
del vehículo.

El taxista ayudo a descargar todos los artículos que había


comprado la mujer y los ayudo a ingresar en una vieja casa
abandonada, al entrar miraba con gran asombro lo sucia y
descuidada que estaba la casa.

Claudia le pago la tarifa de la carrera y le entrego una gran


propina.

— Eh… muchas gracias, toma, recibe una como


agradecimiento. — decía el taxista ofreciendo un par de
manillas.

Claudia lo ignoro y entro a la casa, el taxista guardo el dinero y se


marchó.

Jhonatan Paniagua Cubillos 53


La suma de todos mis males

CAPÍTULO 11
LA TRAMPA

— ¿Estas bien? — pregunta Tony

— Si, disculpa sólo que pensaba en Claudia, se veía tan tranquila


esa noche. — respondió diana mientras miraba a Tony.

— ¿crees que está viva? — pregunta Diana

— Es lo que debemos pensar así las posibilidades sean pocas, es


mejor tenerla viva en nuestras mentes hasta que se demuestre lo
contrario. — respondió Tony.

— Te amo. — le dijo Diana

Tony la beso y empezaron a abrazarse, los ánimos se


alteraron y se desnudaron mientras distraían sus cuerpos
y mentes de tanta intranquilidad.

Diana se trepó encima de Tony, tomó su pene erecto y se sentó


sobre él, mientras movía sus caderas sensualmente de un lado a
otro, de arriba a abajo. Sujeto las manos de Tony, las separo las
presionó con fuerzas. Lo sometía a su gusto, lo devoraba
lentamente...

— Necesitamos hablar — dijo Jaime preocupado.

— Que puede ser tan importante, para interrumpir el consumo de


este maldito sándwich hecho por mi abuela. — reprocho Rodrigo

Jhonatan Paniagua Cubillos 54


La suma de todos mis males

— Ayer fui a la cabaña, y encontré que lo habían saqueado—


respondió Jaime.

— ¿WTF? - respondió Laura

— Pero pudo haber sido un indigente o algún animal, que sé yo. —


afirmaba Alan.

— Se llevaron mis cosas solamente, ni el tv u artículos de


valor que podría llevarse un indigente, lo más curioso es
que la estatua esta decapitada. — informo Jaime.

— Bueno, pues toca comprar de nuevo tu disfraz de monje y tu


muñeco de porcelana. — dijo de forma burlesca Rodrigo.

Jaime le toma la cabeza y la azota contra la mesa.

— ¿Es que sos IDIOTA? ¿ves esto como un juego? Irrespetas el


templo. — le grita Jaime al oído mientras le presionaba la cabeza.

Jaime tomo un tenedor y lo incrusta en la palma de la mano de


Rodrigo.

Rodrigo se quejaba del dolor mientras Laura y Alan intentaban


separar a Jaime del hombre que se quejaba.

— Lo siento, conseguiré el cordero para purificar la nueva estatua.


— dijo Rodrigo mientras se envolvía la mano con toallas de cocina.

— Todos mañana en el templo antes de las 3 am. — ordeno Jaime


mientras se marchaba.

— Creo que le hace falta sexo. - Exclamo Laura mientras miraba a


Camila.

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La suma de todos mis males

Mientras tanto en la casa de Claudia la policía la allanaba.

— ¿Qué? ¿Insinúan que tengo que ver con la desaparición


de mi propia hija? — se quejaba Martha ante la policía.

— No, solo afirmamos que tienes mucha droga ilegal en su


casa, así mismo tienes antecedentes y denuncias de parte
de antiguos vecinos donde reportaron maltrato infantil. —
le comunicaba el policía a Martha.

— Ya todo eso se aclaró, todo eso está saldado y mi relación


con Claudia se había repuesto…— decía Martha con
desesperación.

— No sabemos eso, por ahora solo nos interesa saber


¿Cómo y dónde consigue la droga? — pregunta el oficial
de policía que verificaba la heroína.

— ¿Qué pasa? — pregunto Diana mientras llegaba a la casa


de Claudia.

— Posesión de drogas, archivos forenses hurtados, un


revolver. — respondía el oficial mientras tomaba un
registro fotográfico.

— ¿Señora? — Preguntaba Diana sorprendida.

— La droga, solo eso es mío, el resto no, me acusan de algo


que no es mío. — respondía Martha asustada.

Diana y Tony miraban atónitos las evidencias que eran


fotografiadas por la policía.

— Por favor acompáñenos señora Martha. — decía el oficial


mientras abría la puerta de la patrulla.

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La suma de todos mis males

Martha miraba con vergüenza a Diana mientras se retiraba


del lugar.

— Jóvenes deben retirarse, no pueden estar aquí. — dijo


uno de los policías.

— ¿El caso de Claudia? Ya llevamos mucho tiempo… Por


favor denos una señal, una respuesta, una posibilidad. —
suplicaba Diana mientras intentaba contener las lágrimas.

— No puedo dar información. — respondió el hombre de tez


oscura mirando a su alrededor.

— Pero… se ha catalogado el caso como posible suicidio, la


investigación sigue activa, pero todos los antecedentes de
Claudia y su madre señalan que la chica traía un cuadro
de depresión muy alto. — le contaba el policía en voz baja
a los chicos.

— Gracias, agente Asprilla, muchas gracias. — agradecía


Tony mientras leía el apellido del agente en su uniforme.

Eran las 3 de la madrugada en lo más profundo del bosque una


pequeña cabaña se ilumina, era Jaime y sus discípulos iniciando el
ritual de regeneración de santuario...

Entre la alta vegetación unos ojos observaban el espectáculo,


Jaime empieza a hablar en lenguas, mientras Rodrigo levanta el
cordero ofreciéndolo a la nueva estatua, seguido de la desnudes de
Laura y Camila, gateando alrededor de la fogata haciendo una
especie de baile, Rodrigo toma el cordero y lo deja colgando con su
cabeza hacia abajo, Jaime con un cuchillo corta el cuello del
cordero, la sangre empieza a salpicar a Camila y Laura a lo que
Alan y Rodrigo se ponen de rodillas y entran a la danza de la misma
forma que las chicas, Jaime toma de las patas al cordero y lo

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La suma de todos mis males

levanta mientras este se retorcía intentando liberarse y con la grieta


entre su cuello empieza a salpicar a los chicos de sangre.

Jaime suelta el cordero sobre las llamas y procede a cortar la palma


de su mano izquierda, salpica su sangre en el rostro de sus
discípulos. Entran en un clímax en el que sus miradas están idas,
sus oídos se agudizan igual que el resto de sus sentidos. Se
acarician entre ellos, se masturban los unos a los otros, empiezan a
penetrarse Alan y Rodrigo se besan y se penetran entre ellos,
Camila lame la vagina de Laura mientras ella lame el ano de Alan.

Un carrusel de placer alrededor de la fogata, es observado por una


silueta con capucha que se esconde tras los árboles, acercándose
lentamente a ellos con una pistola en sus manos.

Jaime nota el resplandor de unas luces de policía.

— ¡RAPIDO! todos vístanse y ordenen. — ordeno Jaime.

El encapuchado se detuvo y se escondió nuevamente entre


los árboles, Jaime se quita el vestido de monje y lo esconde
inmediatamente.

La patrulla de policía aparca al lado de los vehículos de


Jaime y Rodrigo, se baja un policía aproximándose a la
fogata.

— Muy alejados de la ciudad para una simple fogata. ¿No creen? —


dice el oficial de policía mirando a Jaime y al grupo de jóvenes.

— Sí señor, es nuestro estilo. Alejados de la sociedad. —


responde Jaime.

El oficial entra en la cabaña seguido por Alan.

— ¿Qué haces aquí papá? — pregunta incomodo Alan.

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La suma de todos mis males

— Sabes que estás bajo investigación por lo sucedido con la


desaparecida, aun así, hemos encontrado pistas y rastros
de que fuiste el ultimo que estuvo con ella. — dijo el oficial
mientras sacaba una cerveza de la nevera.

— Si tal cual lo dije en el informe, luego me marché. —


respondió Alan disgustado.

— ¿Y después? — Pregunto el oficial mientras miraba por la


ventana a los otros jóvenes que murmuraban.

— Nada, me fui a casa y — decía Alan mientras era


abofeteado por su padre.

— Mentirme después de mentirme, típico de ti. — decía el


oficial mientras le mostraba un video a Alan.

Alan miraba el video con determinación y observaba momentos


antes de que Claudia se metiera al lago, luego cuando él la saco y
le ayudo a reponerse, después el celular se cae y solo graba el
audio, la conversación que tuvo Alan minutos antes de llevarse a
Claudia del lugar.

— No añadiste eso en el informe. — dijo el oficial.

Alan sin palabras solo agacha la cabeza.

— La acerque a la entrada de la ciudad, me hablo de su


madre y que no quería volver, luego bajo del auto y
simplemente pidió que la dejara sola. — contaba Alan
titubeando.

— Debes presentarte mañana en el juzgado, no podré hacer


nada por ti, solo buscare un buen abogado. — comunico
el padre mientras salía de la cabaña.

Jhonatan Paniagua Cubillos 59


La suma de todos mis males

— Tengo entendido que esta propiedad es de alguien muy


importante. — decía en voz alta el oficial mientras
rondaba la cabaña iluminando con su linterna.

— Si, cualquier consulta podrás hacerla directamente con mi


madre — respondió Jaime.

Jaime miraba con atención los pasos del oficial mientras empuñaba
el cuchillo.

— Muy tarde para solo contar historias de terror, comer


hamburguesas y tomar coca cola. — añadió el oficial
mientras seguía inspeccionando.

— Somos de gustos exóticos, la verdad. — respondió Jaime


mientras miraba a Alan.

— Sí, eso noto, aunque el olor a hierba deja mucho que


pensar. — añadía el oficial mientras miraba
detenidamente una sombra entre los arboles alejándose.

— ¿Solo están ustedes? — Pregunto el oficial alumbrando


los arboles cercanos.

— Si señor. — responde Alan.

— Bueno, será mejor que recojan sus cosas y regresen a la


ciudad, no es una zona segura ya que se investiga un
posible homicidio. — ordena el oficial mientras miraba a
Alan

— Como ordene oficial. — responde Jaime mientras lo mira


profundamente.

— Tu madre no le agradara saber que su hijo este


promoviendo el consumo de drogas. — añadió el oficial.

Jhonatan Paniagua Cubillos 60


La suma de todos mis males

— Mi madre no le agradara que uno de sus oficiales tenga


implicado a su hijo en una supuesta desaparición. —
respondió Jaime de manera sarcástica.

El oficial se reservó las palabras y espero a que todos recogieran


sus cosas para marcharse del lugar.

Claudia regresa a la casa abandonada, se quita la capucha, y


empieza a preparar unas herramientas y aparatos que venía
armando.

Luego de varias horas Claudia se desprende de toda su ropa y


queda desnuda mirándose frente a un viejo y roto espejo. Mira su
abdomen seco y arrugado secuelas de las llamas que lo quemaron,
sus piernas con cicatrices de los cortes de cuchillo, sus manos con
rastro de los clavos, su espalda con una larga cicatriz que marcaba
el recuerdo de aquel día, donde asesinaron la poca humanidad que
le quedaba a esa mujer.

La mujer arrastro el carro de supermercado y empezó a empacar


sus accesorios, mirándolos con ternura, una trampa de oso con un
sistema eléctrico integrado, un taladro con una gruesa punta y
pinchos incrustados, un arma hidráulica que disparaba dardos, unas
un cuchillo eléctrico adaptado con hojas de bisturíes y varias
jeringas con la droga que su cuerpo ya había consumido
involuntariamente.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 12
SEÑALES

Días después

— Sé que es algo inoportuno, pero necesito hacerlo pronto,


la otra semana viajare y no quiero quedar con este
pendiente. — Decía Tony mientras le mostraba el anillo de
compromiso en medio de la velada romántica.

— Tony… — dice tras un suspiro Diana.

— No quiero apresurarte, pero, puedes pensarlo. — añadió


Tony tímidamente.

— No sé cómo llevar la situación, eres mi único apoyo


emocional, Claudia no está y tú te iras… — decía Diana
mientras se limpiaba la lagrima en su mejilla.

— Lo sé, podría solo desistir el viaje, lo he pensado. — dijo


Tony mientras tomaba las manos de su dama.

— ¡NO! Definitivamente no, tú te iras a cumplir tu sueño, solo


necesito adaptarme a la idea de que serán un par de
meses para poder ir yo también, así como hemos
hablado. — respondió Diana mientras sujetaba con
fuerzas las manos del hombre que amaba.

— Aplico lo que dijiste un día, simplemente me hago la idea


que Claudia está en un mejor lugar. — dijo.

— Gracias por siempre estar, gracias por permitirme estar


contigo, te amo con todas mis ganas. — afirmaba Tony
mientras besa a Diana.

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La suma de todos mis males

Mientras tanto en casa de Alan.

— ¿Un celular grabando? — Pregunto Jaime agitado

— Si, Claudia iba a cometer suicidio y grababa sus últimas


palabras. — respondió Alan preocupado.

— ¿Tú la rescataste? — Pregunto Rodrigo.

— Así es… — afirma Alan.

— Nunca nos dijiste eso a nosotros. — dijo Jaime con las


manos en su cabeza.

— La necesitábamos viva, era mi tarea. — aseguro Alan


mientras prendía un cigarrillo.

— ¡UN PUTO CELULAR! ¿Quién diablos iba a saber de


eso? — añadió Alan mientras esparcía el humo del
cigarrillo por su nariz.

— ¿Qué dice tu padre? — Pregunta de nuevo Jaime.

— Soy el principal sospechoso, estoy hundido hasta la


mierda, parece que su madre no nos sirvió de mucho, la
tienen internada como drogadicta. — responde
nuevamente Alan.

— Tengo retención domiciliaria por ahora, este aparato vigila


donde vaya a estar…— añadió Alan mientras señala el
aparato en su pierna derecha.

Jaime se pone las manos en la cintura con mucha


preocupación

Jhonatan Paniagua Cubillos 63


La suma de todos mis males

— No podrás estar con nosotros en el ritual, es otra cagada,


te necesitaba para poner en marcha el plan. — decía
decepcionado Jaime.

— Tranquilos, ya tengo una idea de cómo llevar a la


borreguita a la cabaña. — aseguro Alan mientras sonreía.

Diana y Tony visitaban a Martha en el centro de detención.

— Han pasado muchos días ya, y me lleno de remordimiento


pensando en todo lo que no hice por Claudia, a veces me
cuestiono si yo la merezco a ella. — decía arrepentida
Martha.

— Señora Martha, entiendo por lo que estás pasando, pero a veces


dejamos pasar oportunidades, creyendo que se volverán a repetir.
Por eso somos humanos porque erramos y son lecciones para
nuestro crecimiento. Claudia regresará y tendrán tiempo para
restaurarse como familia. — aseguraba Diana mientras miraba a la
mujer desbastada.

— Intento guardar las mismas esperanzas, pero algo me dice


que ella está en un mejor lugar. — respondió Martha.

Tony miro a Diana y la abrazo.

Al siguiente día en casa de Camila.

Mientras Jaime fumaba hierba, Rodrigo arrincona a Laura le levanta


la falda, baja sus bragas, toma su pene efecto y lo clava dentro de
ella, embistiéndola con ferocidad.

— ¿Sera que es mucho pedir que respeten mi puta casa? —


les dice Camila mirando con desagrado.

Jhonatan Paniagua Cubillos 64


La suma de todos mis males

— Tranquila, te puedes unir si gustas. — responde Laura en


medio de jadeos.

Camila se bajó sus shorts y salió a la sala donde estaba Jaime.

— Tu dama exige que la complazcas, llevamos mucho sin


coger. — dice Camila mientras acaricia el rostro pensativo
de Jaime.

— ¿Ya no te excito como antes? — `pregunta Camila


mientras mete su mano dentro del pantalón de Jaime.

— Vamos, métemela, me urge sentirte dentro de mí. —


suplica Camila mientras agita la polla de su novio.

— Alan no estará en el ritual, tendré que guardar mis fluidos


para el siguiente sacrificio. — dice Jaime mientras retira la
mano de Camila.

Camila lo mira con desprecio y se aleja del lugar.

— ¿Qué paso? ¿No te dieron verga? — pregunta Rodrigo


mientras penetra a Laura de perrito.

Camila se acercó a Laura y la beso, se acostó frente a ella y


abrió sus piernas para que su amiga le lamiera el coño un
rato mientras ella inhalaba cocaína.

Un mensaje de WhatsApp llega al celular de Diana.

{Hola Diana, tengo una información sobre Claudia} decía el mensaje

{¿Quién eres?} pregunto Diana curiosa.

{No importa quien sea, solo quiero ayudar.} Respondió el anónimo.

Jhonatan Paniagua Cubillos 65


La suma de todos mis males

{No me interesa, gracias.} escribió Diana.

{Claudia llevaba un vestido negro y se le vio cerca de una cabaña


fuera de la ciudad, parece que vive ahí.} escribió de nuevo el
anónimo,

Diana tomo captura al chat, guardo el número de contacto y


empezó a llamar para reconocer su voz, pero de inmediato apagan
el celular.

— ¿Pero quién jugaría con eso? — se preguntaba Tony en


voz alta.

— Quien quiera hacer las cosas bien, no debe esconderse


anónimamente. — decía Diana.

— Bueno tienes razón. — Responde Tony mientras le abre la


puerta del taxi a Diana.

— Buenas tardes, necesitamos al agente Asprilla. — solicita


Diana a la mujer detrás del escritorio.

— Un momento. — la secretaria hace una llamada y a los


minutos sale el policía.

— Hola chicos, un gusto verlos de nuevo. — decía el policía


con una sonrisa en su rostro.

— Igualmente, señor, tenemos algo que reportarle. — decía


Tony.

— Claro, vamos a hablar. — dice el policía invitándolos a su


despacho.

— El numero tiene indicativo de otro país, han usado un


generador de numero virtual. Enviare el número a rastreo,
así mismo podríamos lograr recuperar la IP desde donde

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La suma de todos mis males

fue generado el numero falso. — informaba el policía


mientras revisa el celular de Diana.

— ¿Pero podrían buscar en la posible ubicación? Digo, para


descartar. — proponía Diana

— Ya hemos dado exploración a gran perímetro a las afuera


de la ciudad, se han enviado reportes a las ciudades y
pueblos cercanos. — comentaba el policía.

— ¿Tantos días y solo dedujeron que la madre de Claudia


era la principal sospechosa? Con todo respeto señor
Asprilla, pero es algo insensato. — opinaba con disgusto
Tony mientras limpia sus gafas.

— De hecho, ya hay nuevos sospechosos, ustedes dos


están siendo investigados, Alan ya está bajo vigilancia
provisional — menciono el policía bajando la voz.

— ¿Qué? — responde impresionado Tony.

— Creo que será mejor que se retiren, los tendré al tanto. —


aseguraba el policía mientras veía entrar al oficial a su
oficina.

— Gracias señor Asprilla, ha sido muy amable. — dijo Diana.

Los jóvenes se despidieron y salieron del lugar.

— ¿Todo bien? — pregunta el oficial mientras mira a Asprilla.

— Si, vinieron a reportar algo extraño. — responde el


hombre de tez oscura.

— ¿Y ahora? — Pregunta el oficial mientras ve salir a los


chicos de la comisaria.

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La suma de todos mis males

— Alan ya está como principal sospechoso. — decía Diana


con una sonrisa en su rostro.

— Por ahora debo parar la búsqueda, estar bajo


investigación entorpecerá mi proceso migratorio…—
responde Tony un poco apenado.

Diana lo mira con culpa.

— Perdón, has hecho mucho por nosotras, estos últimos


días deberías estar preparándote para la primera prueba
en el otro país, y…— decía Diana mientras era
interrumpida.

— No, no es tu culpa, Claudia es mi amiga también, solo


que… no podré hacer más, lo hago con gusto, pero ya
debo parar, confiar en el trabajo policial. — respondía
Tony.

— Podría hacer algo por última vez, si así lo quieres. —


propone Tony señalando el celular de Diana.

— No… no creo que sea seguro. — respondía Diana.

— Bueno, solo quería hacer el último intento, aun así, es


mejor prevenir. — dijo Tony mientras toma de la mano a
Diana.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 13
AHOGO FECAL

Claudia recorría las calles de la ciudad guiándose por un GPS, la


mujer llevaba una maleta arrastrándola y cada esquina paraba a
verificar las nomenclaturas de las casas.

{Hagámoslo…} escribió Diana.

{Sabía que no ibas a estar tranquila hasta no intentarlo} respondió


Tony

Tony llevo a almorzar a Diana y en el restaurante decidieron


escribirle de nuevo al anónimo.

{Hola… ¿Qué pides a cambio de la información?} preguntaba Diana

Un rato después el celular de Diana recibe una notificación.

{Nada, solo que la encuentren.} respondió el anónimo.

{Vayan a esta ubicación, fue la última vez donde fue vista.} decía el
mensaje con una ubicación temporal activa.

—¿Esta segura? — pregunta Tony.


— Sera lo último que hare…— respondió Diana.

Abordaron un Uber y le pidieron que los llevaran a esa ubicación.

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La suma de todos mis males

Claudia observaba con atención la casa que buscaba, era grande y


tenía un antejardín por donde podía ingresar, aprovecho que las
calles eran solitarias y entro a hurtadillas a la casa.
Vio salir a un policía de la casa y quedo algo confusa, caminaba con
sigilo para no ser detectada, la casa era grande y muy limpia, subió
al segundo piso y escucho una radio prendida, provenía de un
cuarto, la mujer saco una jeringa y abrió lentamente la puerta,
parecía ser la habitación de Alan, siguió buscando hasta entrar al
baño, ahí encontró a Alan tomando un ducha dentro de la bañera,
Claudia se acero por su espalda y lo sorprendió tapándole la boca
con una mano y con la otra inyectándole la jeringa.

Diana y Tony llegaron hasta la cabaña, empezaron a merodear el


lugar en busca de su amiga, pero no había rastro de nadie.
Tony propuso entrar en la cabaña que estaba cerrada, intento forzar
la puerta, pero era de roble, Diana lanzo una roca contra la ventana
y por ahí empezaron a mirar dentro de ella.
— Intentare entrar, espérame aquí — dijo Tony mientras
retiraba el restante de los vidrios y trepaba por la ventana.

Al ingresar, sentía un olor putrefacto, vio muchos símbolos extraños


en la pared, una estatua un poco estrambótica y con sorpresa ve la
foto de Diana al lado de una vela.
Tony corre para avisarle a Diana, pero al salir de la cabaña ve a
Rodrigo sujetando el cuerpo desmayado de Diana.

— ¿Qué le hicieron? ¡Suéltenla! — ordena Tony mientras


embiste a Rodrigo.

— Calma, calma, no lo hagan difícil. — decía Rodrigo


mientras se cubría el rostro ante los golpes de Tony.

— Bienvenidos a nuestra fiesta. — decía Jaime mientras


golpeaba la nuca de Tony dejándole inmóvil.

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La suma de todos mis males

Alan logra liberarse de la mano que lo sujetaba, se pone de pie y ve


sorprendido a Claudia.

— Hola mi amor. — saluda Claudia con una sonrisa en sus


secos labios.

— ¿Pero qué mierda tenía esa coca? — se preguntaba Alan


mirando la línea de cocaína que tenía lista para consumir.

Alan se limpia el rostro pensando que está viendo una ilusión, pero
ve claramente a Claudia mirándole desnudo.

— ¿Cómo diablos? — le pregunta Alan

— Se lo preguntaras tú mismo en pocos minutos. —


responde Claudia mientras le dispara con la pistola
hidráulica de dardos.

Alan cae dentro de la bañera y se arranca el dardo, intenta ponerse


de pie, pero Claudia lo sujeta con fuerza intentándolo ahogar con el
agua que lo rodeaba.

— Maldita perra, suéltame o lo vas a pagar muy caro. —


ordenaba Alan mientras forcejeaba con la mujer.

El dardo empezaba hacer efecto y Alan perdía fuerzas, sus labios le


pesaban y la coordinación con sus manos la perdía.

— Clau, podemos arreglar esto, mi papa puede ayudar. —


decía Alan de forma Ininteligible.

Claudia sujetaba con fuerza al hombre y lo sumergía al fondo de la


bañera, cuando sintió que Alan dejaba de defenderse lo saco a la
superficie nuevamente.

Jhonatan Paniagua Cubillos 71


La suma de todos mis males

— Lo siento, no te iras tan fáciles. — decía Claudia mientras


Alan la miraba inmóvil.

La puerta de la cabaña se abre, entra Jaime con una gran sonrisa,

— Bueno espero que la estadía sea de su agrado. — dice


Jaime mientras levanta sus manos esporádicamente.

— Perdón por la cortesía, pero es que a nadie le gusta que


entren a su casa a husmear. — añadió Jaime mientras se
sentaba frente a Tony.

— Por favor, déjanos ir, pagare los daños. — pedía Tony con
las manos y pies amarrados.

— Por supuesto que pagaran los daños, eso no lo dudo. —


afirmo Jaime sonriéndole a Rodrigo.

— ¿Cuánto quieren? Tengo dinero. — propuso Tony.

— Dinero… esto no lo hacemos por dinero, el dinero es lo de


menos para nosotros. — respondió Jaime.

— ¿Qué quieren? Podemos negociar. — insistía Tony

Rodrigo levanto un hacha que escondía a su espalda y sin medir


palabras y de forma sorpresiva perforo parte de la rodilla de Tony.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 14
LA BODA

Un gran grito retumbo parte del bosque.

— No negociamos, nosotros simplemente actuamos. — decía


Jaime mientras veía a Tony llorar del dolor.

— No es tan fácil como se ve en las películas, pensé que la


podía mochar de un solo golpe. — decía Rodrigo levantando
nuevamente el hacha y dando una segunda estocada.

Diana despierta luego de oír el escándalo, al ver a Tony gritar y


mirando parte de su pierna desprendida de su cuerpo empieza a
suplicar por su prometido.

— ¡NO! Por favor no.— suplicaba Diana intentado desatarse de


los lazos que la ataban.

— El problema de las suplicas es que te hacen ver tan


ridículamente frágil. — decía Camila mientras se sentaba al
lado de Diana.

— No lo tomes personal. — decía Jaime mientras tomaba el


pedazo de pierna de Tony y lo terminaba de desprender.

— Aguanta por favor, intenta darnos un buen espectáculo. —


pidió Jaime mientras recibía un machete de parte de Laura.

Jaime empezó a darle estocadas en el hombro buscando desprender


el brazo izquierdo del hombre, luego de varios intentos, empieza a
deslizar el machete entre el torso y el brazo, terminándolo de separar
por completo.

Jhonatan Paniagua Cubillos 73


La suma de todos mis males

— ¡DÉJENLO! ¡MALDITOS, NO MÁS!! - gritaba Diana atónita


al ver como desmembraban a Tony en su presencia.

— Aguanta Tony, como todo un campeón — pedía Rodrigo de forma


sarcástica.

Tony seguía en shock y en suelo solo jadeaba del dolor con lágrimas
en sus ojos.

— No somos del todo malos, tenemos una solución para tu


problema de vista. — aseguraba Jaime.

Tony miraba a Diana suplicando ayuda, Laura le paso una
pinza a Jaime, mientras Rodrigo le sujetaba la cabeza al
hombre que intentaba forcejear con sus pocas fuerzas,
Jaime incrusta la pinza en su ojo derecho, Tony siente como
la esta le perfora el ojo y entra hasta su cráneo.

— ¡Despierta! — le susurra un hombre al oído.

— ¿Qué sucedió? — pregunta Tony con jaqueca.

— Ya llegamos. — le informa el conductor.

Tony un poco aturdido se baja del vehículo y lo recibe su


madre.

— Hijo, te queda perfecta la corbata, así dudabas en ponértela.


— le decía su madre mientras le acomodaba la corbata.

Tony miraba con asombro a su madre, a las personas fuera de


la iglesia esperando su llegada.

— Mamá tengo miedo. — dijo Tony mientras abrazaba a su


madre.

Jhonatan Paniagua Cubillos 74


La suma de todos mis males

— Deberías estar feliz, será el mejor día de tu vida. —


aseguraba la madre mientras lo tomaba de la mano y lo
acompañaba al altar.

Tony se fijó en Diana, tenía un gran vestido blanco que le hacía juego
con su color de piel, lucia crespos y una mirada llena de vida.

Jaime retiro la pinza sacándole el ojo que caía cerca a Diana, la mujer
impactada seguía gritando y suplicando por Tony.

— Sí que es resistente el cabrón. — decía Rodrigo mientras


dejaba desplomar el cuerpo.

— Por un momento pensé que no vendrías, que te arrepentías


a último momento. — le dijo Diana mientras lo tomaba de la
mano.

La madre de Tony y el padre de Diana se retiran.

— Nunca me arrepentiría de haberte escogido, ni en esta vida,


ni en las próximas. — respondía Tony mientras sonreía.

— Déjame a mí, por favor, no sabes cuánto he deseado usar


una de esas. — suplicaba Rodrigo al ver a Jaime encender
una motosierra eléctrica.

— Por favor, Jaime, te lo ruego, dame ese gusto, te prometo


que nunca más te pediré algo en medio de los rituales. —
suplicaba Rodrigo como niño pequeño.

— Joder, espero lo cortes bien y evita que se trabe con


huesos, suele fallar. — decía Jaime pasándole la
motosierra.

Jhonatan Paniagua Cubillos 75


La suma de todos mis males

Diana afónica de tanto gritar no se le entendían la suplicas, tenía los


brazos lastimados por tanto forcejear.

— Diana ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso,


en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos
los días de tu vida? — pregunta el cura.

Diana mira con ilusión a Tony.

- ¡SI! Acepto. - responde Diana

Los presentes alcanzaban a escuchar como Tony se


atragantaba con su propia sangre mientras la sierra iba
recorriendo el cuello del hombre que yacía en el suelo
indefenso.

— Tony ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en


la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los
días de tu vida? — pregunta el cura.

— Si, acepto con todas mis ganas, mis ilusiones, mi alma. —


Respondía Tony con lágrimas en sus ojos.

Diana se cubría el rostro para evitar ver el fatal suceso, de repente la


motosierra se apagó, Jaime se agacho, tomo la cabeza cercenada, la
levanto y la acerco a Diana.

Camila le levanta la cabeza a Diana para que mire a su novio.

Jhonatan Paniagua Cubillos 76


La suma de todos mis males

— Te amo — dice Tony mirándola con aprecio.

— Yo te amo mucho más. — responde Diana mientras con una


gran sonrisa.

— Pueden besarse. — dice el cura mientras todos los


acompañantes de la boda celebraban.

Diana abre los ojos y ve la cabeza desmembrada al frente de ella, sin


decir nada simplemente la besa.

Jhonatan Paniagua Cubillos 77


La suma de todos mis males

CAPÍTULO 15
CACERÍA

Las pupilas de Alan se contraen, despierta con jaqueca y encadenado


sobre un tablón que sostenía su cuerpo unos metros por encima de la
bañera.

— Buenos días dormilón, pensé que no ibas a despertar. —


decía Claudia mientras entraba al baño con un plato en sus
manos.

— Podemos arreglar todo, de verdad mira que ya me tienen


como principal sospechoso, déjame y confieso todo, te lo
prometo. — suplicaba Alan.

Claudia terminaba de comer el sándwich, mientras Alan veía sobre el


lavado varios recipientes de laxantes.

— ¿Qué haces? — pregunta Alan mientras mira los recipientes


y lo que parecía un cuchillo con batería y muchas hojas de
bisturíes adaptadas a él.

Claudia observaba el reloj del baño y como si lo tuviese calculado,


dejo el plato vacío sobre el lavado y se puso de pie.

— Clau, mi padre podría ayudarme atrapando a los demás,


solo déjame libre y me encargo de que todos paguemos. —
proponía Alan.

— ¿Cuál padre? ¿el drogadicto o el policía? No soy de juzgar


las familias modernas, pero de verdad que sos un hijo de
puta. — respondía Claudia a lo que giraba una manivela que
giraba el cuerpo de Alan poniéndole boca bajo.

Jhonatan Paniagua Cubillos 78


La suma de todos mis males

Alan desnudo miraba el fondo de la bañera con muchas heces


flotando.

— Clau, por favor no cometas una locura, esto no dejara nada


bueno. — suplicaba Alan.

Claudia toma el pene de Alan que colgaba descubierto y lo


acaricia.

— ¿Me recuerdas? — le dijo Claudia al pene mientras tomaba


el cuchillo eléctrico.

— No, no. Por favor Clau, te lo suplico. — Insistía Alan


intentado liberarse de las cadenas con las que fue sujetado
al tablón de madera.

Claudia le amarro una toalla alrededor de su boca para reducir los


gritos, sujeto el pene, deslizo la piel para dejar descubierto el glande,
acerco el cuchillo que empezaba a deslizar las hojas de arriba abajo, y
empezó a cortar de forma vertical por el orificio de la uretra.

Alan se retorcía del dolor mientras evitaba ver como Claudia dividía su
pene en dos, la mujer lo hacía con paciencia y de forma delicada para
que la división fuera casi perfecta.

La sangre escurría sobre la bañera que se mezclaba con el agua y las


heces del hombre que seguía luchando por romper las cadenas que lo
ataban al tablón.

Claudia termino de dividir el pene que soltaba chorros de sangre y


empezó a bajar suavemente el tablón, mientras Alan se iba
sumergiendo dentro de la mezcla de líquidos que yacían ahí.

Alan intentaba contener la respiración, evitaba abrir la boca para


tragar la asquerosa mezcla que lo rodeaba, pero Claudia cada minuto
lo sacaba de nuevo a la superficie para que tomara de nuevo aire, la

Jhonatan Paniagua Cubillos 79


La suma de todos mis males

mujer se divertía con la desesperación del hombre que gritaba


palabras inentendibles.

— Pobre lobito, no sabía que la caperucita sabia cositas. —


dice Claudia mientras sumerge de nuevo a Alan.

Esta vez lo dejo sumergido más tiempos mientras veía como el cuerpo
dejaba de luchar al paso de los minutos, Claudia guardo sus cosas
dentro de la maleta y también el celular de Alan, para luego marcharse
del lugar.

Mientras tanto en la comisaria.

— Perdón mi imprudencia, señor, ¿pero entonces el video


muestra claramente que su hijo es el principal sospechoso?
— Pregunta Asprilla sorprendido.

— Así es, aunque el juicio se llevó en privado, le otorgaron


retención domiciliaria temporal hasta esclarecer los hechos.
— aclaraba el padre de Alan mientras le contaba a su
compañero laboral.

— Lo siento jefe, debe ser muy duro para usted. — dijo


Asprilla.

El oficial resguardaba silencio mientras revisaba los resultados del


rastreo de la IP con los que enviaron los mensajes.

— Marca que fue dentro de la ciudad, fue una IP dinámica, aun


así, está más que claro que intentan persuadir a Diana. —
afirmaba el oficial.

Asprilla empieza a llamar a Diana desde su celular, pero no


responde, le envía un mensaje.

Jhonatan Paniagua Cubillos 80


La suma de todos mis males

{Diana, hagas lo que hagas evita ir al lugar que te indiquen,


llámame cuanto antes.} Decía el mensaje.

— Tengo sospecha de alguien que puede estar influyendo


sobre Alan. — dijo el oficial mientras se ponía de pie.

— Lo acompaño señor — decía Asprilla persiguiéndolo.

Un celular no paraba de sonar dentro del bolso de Diana.

— ¿Alguien quiere apagar esa mierda? — pide Rodrigo


mientras se lava y retira las manchas de sangre que le
salpico el cuerpo de Tony.

Camila tomo el bolso, reviso el celular y leyó los mensajes que


tenía Diana.

— Jaime parece ser que la perra antes de venir reporto lo del


número. — comunicaba Camila.

— Jaime le arrebato el celular y lo tiro contra un árbol, así


mismo empezó a pisarlo para dejarlo totalmente inservible.

— Mierda, debemos adelantar el ritual, no tenemos mucho


tiempo, rastrearan ese teléfono… — decía con
preocupación Jaime.

Los Jóvenes se prepararán para comenzar con el ritual.

Jhonatan Paniagua Cubillos 81


La suma de todos mis males

El oficial de policía y Asprilla llegan a la casa de la alcaldesa.

— Señora, solo pedimos autorización de poder verificar el


cuarto, es una simple inspección referente a la desaparición
de una de sus compañeras. — solicitaba Marcos.

— ¿Saben lo polémico que es esto? ¿Al menos tienen una


orden legal? — responde la mujer un poco molesta.

— No señora, pero podríamos asegurar que no demoraremos


mucho. — dijo Asprilla

— ¿Qué clase de policías son ustedes? ¿desde cuándo actúan


por encima de la ley? — dice aún más disgustada la
alcaldesa.

— Señora, sabemos que su hijo consume drogas y que ha


tenido varias infracciones de tránsito y disciplinarias. — dijo
Marcos mientras miraba seriamente a la mujer.

— ¿Ahora me quieren chantajear? — pregunta la mujer


mientras empieza a llamar a sus guardaespaldas desde su
celular.

— No, no señora, solo déjenos limpiar el nombre de su hijo, el


juez mañana posiblemente se ponga al día con la
investigación abierta hacia su hijo, solo queremos ayudar
descartando desde ya que él no tiene nada que ver, así
evitamos siquiera que habrá una investigación en su contra.
— respondió Asprilla quien tenía más conocimiento en el
proceso legal.

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La suma de todos mis males

La mujer bajo de nuevo su celular, los miraba amenazantes y los dejo


pasar al cuarto de su hijo.

Luego de buscar excesivamente en todo el cuarto, Marcos encuentra


un libro, parecía una bitácora o diario, a simple vista ya daba una
sensación de que era algo controversial. Su portada era negra y
robusta con la estrella de 5 puntas y estaba en latín.

El oficial abrió el libro y había muchos escritos poco legibles, el oficial


detalló palabra por palabra y percata que son palabras escritas al
revés a lo cual sacó su celular y tomó foto a la página y luego edito la
foto dándole un efecto de espejo, había descubierto el truco para
leerlo.

Inicia con planes de apreciación y elegir la víctima, pasaba por una


etapa de reprimir al sujeto a tal punto que despierten odio hacia los
abusadores, luego de ello planificar el secuestro de la víctima para
poder purificar su alma antes de enviarla a lucifer.

Todo es muy complejo y confuso ya que se ha escrito por fragmentos


cortos nunca hay una oración completa y mucho menos un párrafo
conciso, el oficial solo necesito la palabra secuestro para corroborar la
sospecha de que Jaime tenía que ver con la desaparición de Claudia.

— Jaime es la mente de todo esto. — le susurra el oficial a su


compañero.

— ¿Alguna novedad? — pregunta la alcaldesa un poco


preocupada.

— No, solo encontramos este extraño libro, parece ser que tu


hijo predica alguna religión, aun así, no hay nada fuera de lo
común. — responde el oficial mientras se retiraba.

— ¿Es necesario que se lleven el libro? ¿Algún problema con


la libre creencia? — pregunto la alcaldesa al ver que el
oficial se llevaba el libro.

Jhonatan Paniagua Cubillos 83


La suma de todos mis males

— No, por supuesto que no. — respondió Marcos mientras le


entrega el libro a la madre de Jaime.

— ¿Qué haremos? — pregunta Asprilla mientras aborda la


patrulla.

— Hablare con Alan, tú ve hablar con Diana, estoy seguro que


la ubicación que le enviaran a ella nos servirá a nosotros. —
ordenaba el oficial mientras conducía.

Camila y Rodrigo sujetan a Diana mientras Laura con un afilado


cuchillo le corta la ropa, dejándola totalmente desnuda, diana forcejea
para poder soltarse, pero Rodrigo le golpea el estómago dejándola
escasa de aire.

— Cálmate zorra, agradece que lo tuyo será más rápido de lo


normal - afirmó Rodrigo mientras le acariciaba los senos.

— Bueno es hora de iniciar — dijo Jaime mientras entra


desnudo y con el pene erecto.

Laura masturba a Jaime para mantener la erección,


mientras Rodrigo y Camila acuestan a Diana en el suelo
amarran cada pierna y brazo contra las paredes de la
cabaña.

Jaime hace una especie de rezo a la estatua luego toma el


ojo de Tony y se lo come, mira fijamente la vagina de Diana
y ensarta su pene de forma agresiva, la mujer gime de dolor
e igual que Jaime, los dos se lastimaron por falta de
lubricación Jaime se queja y empieza a meter y sacar su
pene rasposo de la vagina de Diana.

Jaime con el cuchillo empieza a rajar la pierna de diana


desde su empeine hasta el muslo como haciendo un

Jhonatan Paniagua Cubillos 84


La suma de todos mis males

camino, se unta la sangre y la usa como lubricante mientras


sigue penetrando a la mujer que forcejea para liberarse.

Rodrigo le pasa un martillo a Jaime el cual reza, Camila le


abre completamente las manos a Diana para que Jaime
pueda triturar los dedos de la mujer mientras la viola, cada
vez que golpeaba la muñeca y dedos de Diana el dolor hace
que su vagina se contraiga y así le generaba placer a Jaime.

Claudia le pidió al conductor del Uber que la dejara en medio de la vía,


camino entrándose al bosque y encontró ubico el carro de
supermercado cerca al rio donde lo había dejado un día antes.

Laura toma los pedazos de dedos y uñas de Diana y las mete en una
pequeña licuadora, haciendo una mezcla de sangre, carne y uñas.

Camila saca un embudo y mientras Rodrigo le abre la boca se lo


inserta para luego depositar dentro de este la mezcla que preparo
Laura.

Jaime retira su pene de la vagina de Diana y se corre encima del


embudo para que también se trague sus fluidos.

— ¡Vaya que estabas acumulado! — dice Laura sorprendida


viendo como el semen no para de caer en el embudo.

Camila mira a Laura con desprecio mientras sale de la cabaña.

Jaime pidió que giraran a Diana quien seguía luchando para poder
liberarse, la ponen de perrito contra una mesa y Jaime procede a
penetrarla analmente.

Claudia llegaba a la cabaña y vio los autos de Rodrigo y Jaime fuera,


decidió adentrarse al bosque llegando hasta donde antes fue
enterrada, tomó el celular de Alan y envió un mensaje a Camila.

Jhonatan Paniagua Cubillos 85


La suma de todos mis males

{Camila ven, acabo de encontrar la tumba de Claudia profanada.}


decía el mensaje de Alan.

Mientras Camila fumaba leyó el mensaje de Alan.

{¿Dónde estás?} pregunto Camila.

{el siguiente mensaje adjunta una fotografía del agujero donde habían
enterrado a Claudia totalmente profanado.}

— Jaime, Alan esta por aquí, reporta que el cuerpo de Claudia


ya no está, — informa Camila interrumpiendo la violación.

— ¿Alan? Él no puede salir de su casa. — afirmaba Jaime


mientras seguía embistiendo a Diana.

Camila le muestra el WhatsApp, extrañado Jaime ordena a


Rodrigo y Camila que bajen al rio a verificar.

— Continuemos nosotros. — ordenaba Jaime mientras miraba


a Laura.

Laura agarra la planta del pie izquierdo de Diana y empezó cortar


rebanadas de piel mientras la mujer se estremecía de dolor.

Camila y Rodrigo llegan a la orilla del rio y miran con sorpresa el


agujero donde encuentran un carrito de supermercado con varios
instrumentos extraños, parecían herramientas y accesorios
industriales.

Camila toma un taladro que tenía en su extremo una punta con


muchos pinchos y mira a Rodrigo.

Jhonatan Paniagua Cubillos 86


La suma de todos mis males

— ¿Qué mierdas es esto? — preguntaba Camila mientras


siente en su espalda el impacto de un dardo.

Rodrigo voltea y ve la silueta de una persona con capucha y


sale corriendo, al intentas huir tropieza con una trampa de oso
que inmoviliza su pierna.

Claudia se acerca a Camila y le dispara otro dardo en su ojo


derecho, luego corre rápidamente hasta donde se encontraba
Rodrigo intentando zafarse de la trampa y le dispara 3 dardos
en su pecho, el efecto de la droga empezaba a debilitar los
cuerpos de las presas, Claudia regreso donde Camila quien
intentaba arrastrarse para huir, la mujer de la capucha tomo el
cuchillo eléctrico, se acercó a Camila y de una estocada le
arranca la nariz.

— Oh, perdón, no recordaba que te molesta que te toquen la


nariz. — le decía Claudia mientras prendía el taladro.

— Por favor, solo obedecía órdenes de Jaime, por favor


déjame. — suplicaba Camila mientras seguirá
arrastrándose.

Claudia corto el short y la tanga de Camila dejándole descubierta la


parte inferior de su cuerpo, con sus pies abrió las piernas de la mujer y
con sus manos empezó a profanar la vagina con el taladro que se
abría paso dentro de ella, rompiéndole los labios y destrozándole la
uretra con los pinchos.

— ¿Excitante? — preguntaba Claudia levantando la cabeza de


Camila ensangrentada y en medio de llantos.

Claudia busco entre sus cosas una jeringa que tenía un líquido verde,
giro el cuerpo de Camila lo puso boca arriba y la inyecto en su seno,
mientras deslizaba suavemente el líquido dentro de su cuerpo.

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La suma de todos mis males

La mujer solo se quejaba del dolor y suplicaba con dificultad al hablar.

— ¡Jaime ayuda! — grito Rodrigo

A lo que Claudia corrió rápidamente hasta donde estaba él, activo la


electricidad de la trampa y Rodrigo empezó a retorcerse del dolor, el
hombre empezó a golpear con su otro pie la esquina de la trampa para
terminar de mochar su propio pie.

— ¡Wuao! Que guapo eres. — decía Claudia mientras miraba


como terminaba de cortarse el pie para poder huir.

Claudia se trepo encima de él y con una roca empezó a golpear su


cabeza durante unos minutos, el hombre ya débil e insultando a
Claudia empieza a reírse.

— Hagas lo que hagas, esto no borrara lo que te hicimos, perra


desgraciada. — decía entre quejidos Rodrigo.

Claudia saco un bisturí y abrió con delicadeza el abdomen de Rodrigo,


luego rajo un poco por el lado del ombligo e incrusto sus manos dentro
para proceder a sacar suavemente las tripas e intestinos.

Claudia arrastro el cuerpo del hombre y lo sentó contra un árbol para


que pudiera ver sus entrañas fuera de él.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 16
MEJORES AMIGAS

Marcos ve aterrorizado el cuerpo de su hijo sumergido en la bañera


mientras se pone las manos en la cabeza, llora con gran
desesperación retirándose del baño y yendo a su cuarto donde podía
verificar las grabaciones de sus cámaras de seguridad.

Logra ver con determinación una persona con gafas y gorra trepando
el antejardín, luego merodeando la casa para proceder a entrar una
maleta que cargaba.

Sigue viendo las grabaciones buscando un mejor ángulo e identificar


el rostro.
Luego de verificar detalladamente logra observar que la persona
mientras preparaba un sándwich se quita las gafas de sol para
limpiarse los ojos, en ese preciso momento detiene la reproducción del
video y logra notar que es el rostro de Claudia…

— No, hace un par de horas salió con su novio y no ha


regresado, suelen regresar tarde en la noche o a veces al
otro día. — respondía el padre de Diana mientras se
sujetaba de un bastón.

— Por favor necesito que me informe apenas llegue a casa es


de carácter urgente. — pidió Asprilla mientras le dejaba la
tarjeta de contacto.

— ¿Pasa algo malo? — pregunta el padre de Diana.

— No, tranquilo señor, todo está bien solo es para brindarle un


informe que ella me solicito. — respondió el policía evitando
preocupar al hombre de edad.

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La suma de todos mis males

Asprilla envía una solicitud de rastreo a la estación de policía para


ubicar el teléfono de Diana, mientras aborda el vehículo.

Jaime sigue sometiendo a Diana mientras Laura le quema el abdomen


con una vela.

— Pásame las dagas. — le dice Jaime a Laura mientras sigue


embistiendo a la mujer.

Laura se las paso, mientras Jaime entraba en clímax y se venía


nuevamente dentro de Diana sujeto con fuerza las pequeñas dagas y
las incrusto en las costillas de la mujer que no paraba de lamentarse.
Jaime se recuesta sobre la espalda de Diana exhausto mientras
anuncia palabras extrañas y toma aliento.

— Ayúdame a ponerla sobre la equis, ese par deben haberse


quedado cogiendo. — dijo Jaime mientras le quitaba las
cadenas a Diana.

Laura y Jaime arrastran el cuerpo agonizante de la mujer hasta la


equis mientras empezaban a clavar sus brazos y pies contra los
tablones.
Jaime se pone el traje y con el cuchillo abre varias partes del cuerpo
de la mujer para que la sangre llenara el recipiente que estaba bajo
ella.

Un fuerte ruido se escucha dentro de la cabaña, Jaime entra a verificar


mientras empuña el cuchillo del ritual, al entrar ve a Claudia con un
tablón con el que intenta golpear la cabeza del hombre, pero logra
esquivarlo, rápidamente la empuja e intenta apuñalar a la mujer que
logra moverse a tiempo, Claudia dispara un dardo con un arma
hidráulica, el dardo queda incrustado en la pared fallando su objetivo.
Jaime sujeta el arma y le da un cabezazo a Claudia quien queda
derrumbada sobre el suelo.

Jhonatan Paniagua Cubillos 90


La suma de todos mis males

Laura entra a la cabaña y toma la motosierra, la prende y amenaza a


Claudia, Diana con sus últimas fuerzas se desprende de los tablones
haciendo que los clavos traspasen su cuerpo, camina ayudada de las
paredes y se lanza sobre la espalda de Laura quien asustada intenta
cortarla con la sierra, pero al caer le corta una pierna a Jaime.
Jaime se desploma en el suelo, Claudia rápidamente se trepa encima
de él intentando ahorcarlo con sus manos, Jaime logra recoger el
cuchillo y lo clava en el estómago de su atacante, la mujer suelta un
pequeño insulto y alcanza el dardo que estaba incrustado en la pared
clavándolo en el cuello de Jaime.

Laura quita el cuerpo agonizante de Diana de su lado y empieza a


desmembrar a la mujer con la sierra, pero esta se atasca con uno de
los huesos, Laura ve a Claudia ahorcando a Jaime y sale corriendo del
lugar hasta llegar al vehículo de Rodrigo.

Claudia se pone de pie rápidamente y carga la pistola de dardos con


los últimos cartuchos y dispara a Laura acertándole en la cabeza y
espalda, La mujer de la capucha se mira el estómago ensangrentado
por la puñalada, regresa donde estaba Jaime, pero antes ve a la chica
desmembrada en el suelo, se detiene y se percata que era Diana, se
agacha gira su cuerpo y se miran fijamente.

— Clau… — decía Diana mientras moría lentamente.

Claudia se pone de pie, toma el cuchillo de Jaime, levanta el traje y


con el cuchillo le corta el pene de una estocada.

— ¡Ja! Creo que eras la indicada para estar en nuestro equipo


— dice Jaime entre dormido por el efecto del dardo.

Claudia tomo unas pinzas que tenían encima de la mesa y empezó a


desgarrar las uñas de Jaime una a una mientras este se quejaba del
dolor.

Jhonatan Paniagua Cubillos 91


La suma de todos mis males

— Lo bueno de todo esto, es que hiciste un mejor trabajo que


nosotros. — decía Jaime mientras sentía como le cortaban
los pulgares.

— A diferencia de ustedes yo no hago esto por alguien. —


responde Claudia mientras recoge los pulgares del suelo.

Mete el pene, las uñas y los pulgares en la licuadora y los tritura hasta
hacerlos una masa flácida, Claudia toma el embudo, abre la boca de
Jaime y lo incrusta de forma brusca para lastimarlo por dentro.

— Yo lo hago por gusto. — afirma Claudia.

Jaime se ríe pese al dolor mientras ve como la mujer deposita dentro


del embudo la mezcla que preparo en la licuadora, con el mango del
cuchillo empieza a empujar la masa para que Jaime se atragantara
con ella, el hombre empezaba a tener espasmo por la falta de aire y
con sus últimas fuerzas intenta quitarse el embudo, pero Claudia le
corta la mano derecha con el cuchillo.

Luego de unos minutos de agonía el cuerpo del hombre deja de


moverse y la mirada perdida de Jaime era apagada por Claudia quien
le arrancaba los ojos con sus dedos.

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La suma de todos mis males

CAPÍTULO 17
VENGANZA

— Por favor envíame la ubicación vía WhatsApp. — solicitaba


Asprilla mientras recibía el informe de la ubicación de Diana.

El policía programo el GPS para que lo llevara directo a la ubicación,


mientras llamaba a Marcos.

— Señor tengo la ubicación donde posiblemente tengan a


Diana y a Claudia. — informaba el policía

— ¿Dónde? — pregunto Marcos mientras veía a criminalística


recogiendo el cadáver de su hijo.

— La cabaña del hijo de la alcaldesa. — respondía Asprilla


mientras aceleraba el vehículo.

— Ok déjame me encargo yo. — dijo Marcos mientras se


montaba en la patrulla y cargaba su arma.

Asprilla un poco confuso siguió conduciendo hasta el lugar.


Al llegar encuentra dos vehículos fuera de la cabaña y una mujer
dentro de uno, el policía se bajó del vehículo y lentamente se acerca
donde se encontraba la mujer, parecía que estaba inconsciente.
Rodeo la cabaña y vio mucha sangre esparcida por las paredes, el
cuerpo de una mujer cercenado a la entrada de la cabaña,
rápidamente saca el arma, sigue caminando con prudencia y ve un
hombre sentado con un embudo en su boca, más adentro manos y la
cabeza de otra persona en el suelo.
El policía pidió refuerzos mientras seguía indagando dentro de la
cabaña, pero solo encontró restos humanos y mucha sangre.

Jhonatan Paniagua Cubillos 93


La suma de todos mis males

De repente escucha un vehículo intentando encender, sale


rápidamente de la cabaña

— ¡Alto ahí! Por favor baje del vehículo con las manos en la
cabeza. — ordena el policía apuntando con el arma.

— No, no. Es un mal entendido, yo soy víctima. — decía la


mujer abriendo la puerta del vehículo.

— Por favor acuéstese en el suelo y mantenga sus manos


donde las pueda ver. — ordenaba el policía mientras se
acercaba a la mujer.

— Ella es mía. — decía Claudia mientras apuntaba con un


arma a la cabeza del policía.

El policía asustado levanta las manos.

— No te hare nada, solo arroja el arma. — decía Claudia


mientras se tapaba la herida con la otra mano.
El policía se arrodillo y empujo el arma a los pies de la mujer.

Claudia pateo el arma y camino hasta donde estaba Laura acostada,


se agacho y levanto su cabeza.
— Todo el maldito dolor que me hicieron pasar a mí, a mis
amigos. — decía Claudia mientras el policía escuchaba.

— ¡TODO EL PUTO DOLOR! Que nos hicieron pasar, no se


compara con lo que merecen ustedes, malditos enfermos. —
añadía Claudia con desprecio.

De repente llegaba una patrulla, Marcos se bajaba de ella y se


acercaba a la cabaña, vio la escena donde una mujer con capucha
sometía a otra y su compañero se encontraba de rodillas.

Jhonatan Paniagua Cubillos 94


La suma de todos mis males

El oficial saco el arma y antes de apuntar Claudia levanta la cabeza y


se miran fijamente.
— TÚ. — dijo Marcos con lágrimas en sus ojos.

— Marcos, detente. — dijo Asprilla al ver el rostro lleno de rabia


del oficial.

Marcos empezó a disparar y uno de los tiros acertó en la clavícula de


Claudia quien se escondía detrás de los vehículos que estaban frente
a ella.
Claudia con poca experiencia manejando armas disparaba por encima
del capo del vehículo, intentando hacer retroceder al oficial.

— Marcos, detente, no es la forma. — le gritaba el policía


mientras se acercaba a su arma que aún continuaba en el
suelo.
Laura se escabulle abordando el vehículo de Jaime nuevamente, e
intenta encenderlo.
Los disparos seguían acertando los vehículos, la cabaña, los árboles
que estaban alrededor del campo de tiro.
Claudia se quedó sin munición y corrió hasta la cabaña a tomar un
bidón de gasolina con el que prendían la planta eléctrica.
— Ya es suficiente, se quedó sin munición. — decía Asprilla
mientras levantaba las manos.
Marcos cargaba su arma y se acercaba buscando a la mujer.

— Marcos, cálmate. ¿Qué sucede? — insistía Asprilla mientras


se acercaba al oficial.

— Era mi único hijo ¿por qué a él? — Preguntaba el padre


mientras apuntaba a la cabaña.

— Tu querido hijo no era lo que te hacía creer, ahora sabrán


porque las desapariciones de los últimos años no se
esclarecieron. — respondía Claudia mientras miraba el
disparo en su cuerpo.

Jhonatan Paniagua Cubillos 95


La suma de todos mis males

— Revisen todo el lugar, hay fosas comunes, hacen sacrificios


en esta cabaña. — añadía.

— Sal con las manos arriba, te prometo que pondremos un


buen abogado a tu favor. — proponía Asprilla quien
intentaba apaciguar los ánimos.

— Mate al hijo de la alcaldesa… no habrá abogado, versión de


mi testimonio que sea creíble, esto va más allá de unos
simples jóvenes jugando a hacer rituales, no es coincidencia
que la propiedad de los sacrificios sea de la alcaldesa. —
dijo Claudia mientras se lamentaba por las heridas.

— Todo se puede dialogar, tenemos las pruebas, aquí


prevalecerá la ley antes que el poder de la corrupción. —
decía Asprilla mientras se acercaba a la cabaña.

Claudia sale con el bidón de gasolina en una mano y la otra mano


tapándose la herida del disparo.

Marco aprovecho para dispararle de nuevo, pero Asprilla lo empuja


evitando que los disparos acierten contra la humanidad de Claudia,
Laura logra encender el vehículo y emprende la huida, Claudia corre y
aborda la patrulla de Marcos que estaba encendida y persigue a
Laura.
Marcos comienza a golpear a Asprilla para quitárselo de encima, pero
el hombre devolvía los golpes para lograr inmovilizarlo.
Mientras bajaban por la autopista, Claudia golpeaba el otro vehículo
para hacerla perder el control.
— ¡MALDITA PERRA ESTAS LOCA! — le gritaba Laura
mientras aceleraba.

Los vehículos bajaban a gran velocidad haciendo apartar a los


que venían saliendo de la ciudad, luego de minutos de
persecución, Claudia cierra a Laura y pierden el control
chocando contra uno de los taxis que transitaban por las vías,

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La suma de todos mis males

la patrulla queda incrustada contra el taxi, mientras el vehículo


donde viajaba Laura da un par de vueltas en el aire y cae
volcado en medio de la autopista.

Claudia baja deambulando del vehículo, hay mucho humo, gritos y


personas alrededor viendo el accidente, la mujer logra sacar el bidón
de gasolina y empieza a marchar con una de sus piernas rotas hacia
el vehículo donde estaba Laura atrapada.
Claudia por un momento se detuvo a ver unas manillas tiradas en la
carretera, se fijó y provenían del taxi con el que había chocado, dentro
había un hombre agonizando al lado una caja con el resto de manillas.

— Valdrás verga igualmente, ya no tienes donde escapar,


donde ir, tus amigos muertos, tu madre encerrada. — decía
entre lamentos Laura.

— Completa tu venganza, pero vas a quedar sola, en una


cárcel, como asesina, hija de puta que eres. — añadía entre
risas quebrantadas Laura.

Claudia esparcía la gasolina alrededor del vehículo y el resto la tiro


encima del cuerpo de Laura, las sirenas de las ambulancias y policías
empezaban a llegar al lugar.

— Disfrútalo. — le susurro Claudia al oído de Laura.

Laura soltó a reír a carcajadas.

— Nos encontraremos en la otra vida y los volveré a matar. —


aseguro Claudia mientras sacaba un cigarro.

Claudia prendió el cigarrillo y se sentó al lado del vehículo mientras


miraba el caos a su alrededor, cerró los ojos y arrojo el cigarro sobre
el charco de combustible.

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La suma de todos mis males

Las llamas se esparcieron rápidamente envolviendo el vehículo y


prendiendo el cuerpo de Laura quien resistía quejarse, pero los
ardores en su cuerpo obligaban a pedir ayuda a gritos, al paso de
unos minutos la muchedumbre gritando asustada por todo lo que
acontecía y los bomberos intentando apagar el incendio ven como el
vehículo explota y los gritos aterradores de Laura pidiendo ayuda se
apagan junto al estruendo de la explosión.

— ¡Pensamos que nunca vendrías Caperucita! — dijo Diana


mientras le daba un fuerte abrazo a Claudia.

— Lo pensé mucho, lo medite y pues tú y tu mágica forma de


convencerme siempre. — Respondió Claudia mientras
abrazaba a Diana.

— Lo importante es que viniste, ahora como madrina de boda,


sos parte de la familia. — aseguro Tony.

— ¡Qué vivan los novios! — Gritaba Martha entre el público.


Los novios salían de la iglesia tomados de las manos,
mientras Claudia los seguía con su gran vestido negro.

Se detuvo al escuchar unos lamentos, levanto su cabeza y


vio cuatro equis de maderas con los cuerpos crucificados de
Alan, Camila, Rodrigo, Jaime y Laura quienes manchaban
las paredes con su sangre.

Claudia sonríe y se marcha del lugar.

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La suma de todos mis males

Días después.

En el funeral de Jaime la madre lo lloraba con mucha cólera.

— Señora tiene una llamada. — le comunica uno de sus


guardaespaldas.

— Lamento ser tan inoportuno, pero me han informado que


unos descuidos de tu hijo hicieron que se abriera una
investigación en tu contra, esto nos tiene preocupados a mí
y la organización. — decía la voz por el teléfono.

— Por favor, déjame pasar mis días de duelo, yo me encargare


de neutralizar las evidencias. — dijo la madre entre sollozos.

— Tranquila, ya tenemos los nombres del abogado y las


personas que implantaron la investigación, solo hazte cargo
de ellos y luego hablaremos sobre donde establecer el
nuevo templo. — ordeno la voz por el teléfono mientras
cortaba la llamada.

La alcaldesa recibió un mensaje con fotos y nombres de las personas


que habían impuesto las denuncias.

Entre las fotos se podía identificar el rostro del oficial Marcos y su


ayudante Asprilla.

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La suma de todos mis males

LA SUMA DE TODOS MIS MALES


FIN

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La suma de todos mis males

Agradecimientos:

Si llegaste hasta aquí, espero te hayas distraído un poco, que sepas


que esto es solo ficción, que quería mostrar mi lado literario de terror,
tu critica es muy necesaria para mí, espero con ansias leerla para
mejorar y crecer como escritor.

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La suma de todos mis males

NOTA FINAL

Como bien saben, soy un escritor empírico e independiente, intento y


me esfuerzo por probar nuevas temáticas literarias y así poder adquirir
nuevas experiencias, este libro es hecho con mucho cariño para ti y
pido amablemente no generes copias o comercialices con él.

Jhonatan Paniagua Cubillos 102

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