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Y es que no pensé que después de tanto tiempo el corazón palpitara y la piel volviera a vibrar

esperando el contacto y deseando poder amar.

Y es que las ganas se habían ido del todo, pero de pronto apareces tú y junto contigo los sueños de
humedad.

Esa humedad que combina con oscuridad, con debilidad, con intimidad y con la piedad que el
cuerpo exclama implorando haya posibilidad.

La posibilidad de encontrar nuestras pieles, una con la otra y así poder amar.

Sino es un amor romántico, que sea pues un amor erótico, de esos que hay pocos, pero que se
disfrutan mucho, de esos que te dan ganas hasta de escribir poemas.

Un amor de seducción para que poéticamente

tú cuerpo y el mío rimen entre las sábanas de la cama hasta el placer infinito.

No sé que es más excitante, si llegar al rincón exquisito de tu cuerpo o al de tu pensamiento.

Tengo tantas ganas de robarte un beso, de conocer tu sabor y deleitarme con tu cuerpo.

Pero más ganas tengo de que la fantasía se cumpla, aunque para ser honesta no se que me espere
en esta travesía.

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