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LIBRO PRIMERO 201 “VERCER DISCURSO PRELIMINAR emperatura moderada; de los q [Acabamos de exponer que 1a porcién habitada de la tierra comiensa en el centro del espacio que el mar. ha dejado al descubierto y que se extiende hacia el boreal; las comarcas del mediodia experimentan el excesivo calor, Ins del norte, el intenso frfo, para ser habitables. Como estos dos extremos del globo son de temperaturas enteramente opuestas, han debido ise mod ficando gradualmente sus cualitativas hasta la mitad del mundo habitado, donde alcanzan su término medio. El cuarto clima es por tanto el mis templado; el tercero y el quinto, que con él confinan, goran poco mis o menos de una temperatura media, En el sexto y el segundo climas, adya- ccentes a éstas, 1a temperatura se aleja considerablemente de la moderacién; Tuego, en el primero y el séptimo, se aparta mucho mis. He ahi el por qué Tas crencias, las artes, las construcciones, 1a vestimenta, loy alimentos, las frutas, Ios animales y todo lo que se produce en los tres climas centrales, Hevan el carcter peculiar de la moderacidn. Ese justo medio se manifiesia fen la constitucién fisica de los hombres que habitan dichas regiones, en su ‘olor, sus disposiciones naturales, sus doctrinas religiosas y en todo lo que les concierne. Aun las mismas profecias han sido una peculiaridad de ee centro del planeta; puesto que jams s¢ supo de una eclosion de esta indole que se haya suscitado en alguna de las regiones extremas. La razén de esto iiltimo estriba en que la casta de los profetas y apéstoles es privativa de lo ims perfecto del linaje humano, fisica y moralmente. “Habéis sido —dice el Altisimo— el mejor pueblo dado al mundo.” La providencia respectiva ha sido con el fin de que se verificaran las doctrinas que inspira el cielo a ‘6,05 elegidos, en ambitos propicios, susceptibles de su aceptacién y asimila cidn. En tanto, los pobladores de esa zona media govan de las condiciones hhumanas mas cabales, debido a la naturalera templada que les rodea. Observan igual templanza en sus habitaciones, indumentarias, nutricién y oficios. Construyen casas altas de piedra y las ornamentan con arte; rive lian entre si en Ta fabricacién de instrumentos y utensilios, y, en esta lucha de superacién, alcanzan miximas metas, Cuentan con diversos metales: oto, plata, hierro, cobre, plomo y estafio, Usan, en sus transucciones comerciales, Tos dos metales preciosos. En todas sus conductas, proceden con mesura, evi tando los extremos. Tales son los habitantes del Magreb, de Siria, de los dos Traques, del Sind, de la India, de China. Igualmente Tos habitantes de Ex pafia y sus vecinos, los francos, los gallegos, los romanos, los griegos, su convecinos ¢ inmediatos de esas regiones moderadas. De todos estos paises DESCRIPCION DEL PLANISFERIO TERRESTRE, 205 1 Iraq y Ia Siria goran, por su posicién fs LSE io te fac cma, del cima are 9m mera. cl segundo, cl sexto y el sGptimo, ef estado de los habitantes dsta muc ji io; sus habitaciones son hechas de earrizo y barro: sus alimentos se componen de mijo y hierbas; su vestimenta se forma de hojas de arboles 0 de pieles; pero, en su mayoria, andan completamente desnu- dos. Los frutos de sus tierras, asi como los condimentos, son de una natura- Jera rara, inclinada al extremismo, No hacen ningtin uso de los dos metales preciosos como medio de cambio, pero emplean en ello el cobre y el fierro, 6 bien Jas pieles, designindoles ‘un valor monetario. Ademés, sus costum- bres se aproximan excesivamente a las de los irracionales: se cuenta que muchos de Ios negros que pueblan el primer clima habitan las cavernas y las selvas pantanosas, se alimentan de hierbas, viviendo en un salvajismo cerrado y devorindose unos a otros. Algo parecido es cl caso de los eslavos. Tal barbarie de costumbres y vivencia se debe a que estos pueblos, viviendo en regiones alejadas de la zona templada, devienen, por su constitucién y su caracter, semejantes a Tas bestias feroces; y, cuanto mas se aproximan a las condiciones de Jos irracionales, mas se apartan de las cualidades distintivas de los humans. El mismo estado padecen en lo que respecta a principios religiosos: ignoran toda nocién de lo que es la misién de un profeta y no obedecen 2 ninguna ley, excepto un pequeiiisimo mimero de ellos, que ocupan territorios contiguos a los paises moderados. Tales como los abi nios, cercanos al Yemen. Estos profesan la religién del Nazareno desde antes del Islam, conservandola hasta el presente; 0 como los habitantes de Mali, de Gog y de Tekrur: adyacentes al Magreb, y que siguen hoy dia Ia doctrina islamica, que abrazaron, segiin dicen, en la séptima centuria de la héjira; 0 ‘como los pueblos cristianos que habitan las regiones boreales y que perte- necen a la raza de los eslavos, los francos © los turcos. Todos los demas pueblos que ocupan esas regiones apartadas, tanto del norte como del me- Giodfa, no conocen ningiin principio espiritual; no tienen idea de ninguna instruccién, y, en todas sus condiciones, mas se asemejan a Jas bestias que a y, Dios crear cuanto ignordis " (Cordn, sura XVI, Ios seres humanos. vers. 8). No creemos contradictorio a lo que acabamos de decir que el Yemen, Hadramut, los Ahgaf, las comarcas del Hidjaz, Yamama y Ja parte contigua de la peninsula arabiga, se encuentren situados en el primero y segundo clima, Pues la peninsula arabiga, como tal, esti rodeada de los tres lados por el mar, como se dijo de modo que la humedad de ese elemento ha influido en’ su atmésfera y aminorado la sequedad excesiva del aire pro- ducida por el calor. La humedad del mar ha dado, pues, a esa regién una especie de temperatura media. Algunos genealogistas, carentes de los conocimientos de Ia historia natu- ral han pretendido que los negros, descendientes de Cam, hijo de Noé, recibieron por caracter distintivo In negrura de Ja piel, a consecuencia de la maldicién que su ancestro sufriera de parte de su padre, y que habfa tenido Janko PRIMERO am mre de Cam y 14 excavitud de su ponteri eS Gam se encuentra Gad, eel del «olor ne all ne Mhicamente que tor descendientes de roicimos, Bat opinion de Jos que han day sermattdaras fa por lea que tenian de ty J de ta influent ue est dos clemcnug Je Eo cuanto, xe prentuce de seres sensibley cjercen sore atm 7 ae eta gencralizado en 10% ooatener al at propio fimbite ge, ello no es sino ef efecto de 1a combinacién del aire primer? Jar térido que impera en el Mediod’s, De hecho, el sol ocupa et con el eae ‘opin, don veces al afi, ¥ con intervals UY, corlO mea y tanto Ja posiciém vertical durante «2 todas las estaciones, de donde Por an uy viva Y un calor indiscontinuado, insistent. Tal exp de calor ha dado naturalmente un tinte negro Ja epidermis de los puchios Guee habitan quella regi : anne don climas Doreales, el sexto y el septimo, que correspondent pinay segundo, os Hubtuncestenen todos el tinte Blanco; Porgue el ae Primers a catt mezclado con el extremoso frio que all{ impera. En ew ae riot permancce casi siempre cerca del Horizonte vista: jam we reKian etal eenit; ni siquiera se te aproxima. Eso hace que, en todas ly eleva asa Aor aea muy débil y el fo demasiado intent, revultando de sta nee tara de Tos moradores, tan acentuada que raya en el albinimo, allo Pratcivo de eas latitudes produce ain otros efectos: el color anil de qos ojos, ls pecas en el cutis ¥ 10 rubio del cabello. ies climas intermedios, es decir, el tercero, el cuarto y el quin, disfeanen cambio, de toda suerte de moderacién, propia de Ja atenuac sista del fro y el ealor. El cuarto es el més favorecido en este cao, das ies te ha indicado, su posicién central; tal se observa, en la constitucin Reese habitantes, fisica y moral, un equilibrio perfecto resultante de la {ndole climatolégica de su medio ambiente. El quinto y el tercer clima, ontiguos al cuarto, por ambos lados, participan de las ventajas de éste bien on menos grado; porque en tanto que el uno se inclina hacia el none. onde impera el fro, el otto propende hacia el sur, donde domina el al, sin alcanzar por supuesto los extremos. En cuanto a los cuatro climas restantes, éstos se alejan un mucho dd justo medio, asimismo Jo fisico y lo moral de sus moradores, El prime ima y el segundo offecen, por caracteres, el calor y el tinte negro: el sexto y el séptimo, el fifo y el color blanco, Se ha denominado a los pueblos del mediodia, que habitan el primero y segundo clima, con Jos nombres de abi nios,zindj y sudin (negros), nombres que se emplean indistintamente a designar todos Jos pucblos cuyo color esté alterado por una mezcla de tint negro. En sentido especificativo cl nombre de abisinio debe aplicarsé al pot blo que reside frente al Yemen y la Meca, y el de rind} pertenece exclusiv mente a los que habitan los litorales del Indico. Mas tales denominacion® alteracién del ti por resultado la ie de Cam 9 ‘esa malic 0, pero Gam Noé dese y Jean sicrvos de fos hijos des eam ese tinte negro mucstra paturalea del calor y del frlo, \ DESCRIPCION DEL PLANISFERIO TERRESTRE. a no pueden tener por base Ia procedencia de dichos pueblos de un progenitor de color negro, ya sea Cam o cualquiera otro; porque podrfamos hallar algunas de esa gente de color, que habitan el mediodia, que habiéndose establecido cn el cuarto clima, de temperatura moderada, 0 en el séptimo, donde todo tiende al matiz blanco, dejen una descendencia que, con el de- curso del tiempo, adquicre un tono blanco. Otro tanto ocurre, cuando los moradores del norte © del clima central se van a vivir al sur, pues la piel dle su progenie inevitablemente se torna negra. Eso prueba que el color de a epidermis depende tan s6lo de la accién climatolégica. Ibn Sina (Avice- na), en su tratado de medicina (conocido con el nombre de Ordjuza), se expres as{ en verso: En Ia tierra de los Zindj et calor les ha mudado el fisico. De tal modo que su piel se ha revestido de negrura. Los esclavos, por su parte, han adquirido Ia blancura. De suerte que su epidermis se ha vuelto albina. Los pueblos nérdicos empero no fueron definidos por el color de su piel; porque el suyo, que era el propio de los hombres que hicieron la clasifica- cin nominativa, no constitufa un caracter bastante notable para Hamar la atencién cuando trataban de asignar los nombres propios. El color blanco, pues, les cra familiar y comin. Observamos por tanto que estos pueblos son designados por una gran variedad de nombres, ya etnolégicos, ya gen turcos, eslavos, togorgor o togazgaz,.0® jazar, alanos, una multitud tilicios de naciones de los francos, los gog, los magog, que forman todos pueblos | # distintos y numerosos. | En cuanto a los moradores de los climas centrales, caracterizados por la [F mesura y el decoro, que se manifiestan en su fisico y su moral, en su com | ; ducta y en todas las circunstancias que se relacionan a su desarrollo y civilizacién, esto es, los medios de vivir, las habitaciones, las artes, las cien- cias, su cardcter rectoral y sus imperios. En su seno aparecieron las pro- * fecias; en su Ambito florecieron los imperios, las dinastias, las leyes, las sabi- durfas, las urbes, las capitales, los monumentos, las bellas artes y cuanta © cosa concomitante a un estado existencial bien organizado. De los pueblos que habitan estos climas, y cuya historia hemos conocido son: los arabes, | los romanos, los persas, los israelitas, los griegos, el pueblo del Sind y el de la China. {Los mencionados genealogistas, habiendo observado que cada una de ‘estas naciones se distinguia por su aspecto y por otros signos particulares, han supuesto que ello se debia a caracteristicas de su origen. Por lo mismo consideraron como descendientes de Cam a todos los habitantes del sur, de piel negra; y, no sabiendo cémo explicar la causa del color subido de estos pueblos, recurrieron a la divulgacién de una tradicién tan fragil que Ce a ae | 28 11BRO PRIMERO 1 nis feve examen. Declaran asinisma que Kt totatidad 9 jy | ve ores del notte descienden de Jafet, sefialanda come Modos lox pueblos bien organivaclos, es decir, toy ss temrates: precursores dle tas ciencias, filosofias, rey | “Val concepto conforma a la verdad | | | | | no resiste mayor parte «le fos m piogenic de Sem casi que habitan tos cl Biones, leyes, politi fen cuanto respec mente; es el simpl at Tinaje pristine, ido. inrestricta ie enunciaddo de un hecho, pero no prueba que los pueblos del mediodia hayan recibido el nombre de negros 0 abisinios porque des. endian dle Cam el negro. Esos escritores han sido inducidlos @ ese error por cme falsa idea; han ereldo que cua pueblo debe a su origen los caracteres Gque le distinguen. Pero ello no es siempre exacto: pues, si bien que cierto, pueblos y ciertas razas sq distinguen bastante por stt origen, como los arabes, fos iaraclztas y fos persas, otros hay, como Tos zinc, los abisinios, los eslavos y los negros que se les reconoce por sus rasgos fisicos, su tipologia y las Comareas que habitan. Es mis, algunos pueblos se distinguen, no solamente por su origen sino que también por ciertas costumbres y por una idiosinera sia caracteristica: tales como los mismos dirabes. La distincién puede ain ha. cerse examinando el estado de cada pueblo, st canicter y sus peculiaridades istintivas. Por tanto, es wn error enunciar, de una manera generalizads, que el pueblo de tal Iugar, ya sea del norte, ya sea del sur, desciende de tal personaje o de tal otro, utendiendo tan sdlo a rasgos, 0 al color 0 a una indole particular que coinciden con los de aquel individuo. Este es uno de los errores en que se incurre por Ia falta de reparo en Ta naturaleza de los seres y de los puntos geogrificos; porque todos esos caracteres estin sujetos a transmutaciones en Ja sucesién de las generaciones, cuya permanencia in- variable no podria ser: por un misterio del Ser absoluto. “Tal es la ley de Dios para con sus criaturas; y ti no hallarés medio alguno de mudar la ley de Dios” (Corin, sura XXXIIL, vers. 62). CUARTO DISCURSO PRELIMINAR cia ejercida por la climatologia sobre el caricter de Que trata de ta influ {os hombres Hemos observado en todo caso que el caricter de los negros, én sentido general, tiende a la ligereza, el atolondramiento y el frecuente alboroz: por lo mismo se les ve entregados a las danzas de todos Jos sones yaa | primera ocasién que se les presenta; de tal modo que, en todas partes, han ganado Ia reputacidn de estélidos. La verdadera causa de ese fendmeno éta: segin el principio establecido en los tratados de filosofia, Ia indole | del jubilo y de la alegria resulta naturalmente de la dilatacién y expt sién del espiritu animal, en tanto que la wisteza procede de causa conti ria, esto es, de la contiaccién y condensacién de ese mismo espiritu. Se h* comprobado que el calor dilata el aire y el vapor, los ratifica y aumentt su volumen; es por ello que el cbrio experiments una sensacién indescrip — | he a | DFSCRIPCIGN DEL PLANISFERIO TERRESTRE 209 \ tible de jibilo y placer. La razin de esto es que el vapor del espiritu que reside en el corasén se penetva de ese calor innato que Ta fucrzt del vino escitit naturalmente en el espiritu: entonces éste se propaga y produce unit sensicin de indole jubilosa. Algo parccido acontece « los que disfrutan del deleite del bario: pues al respirar et vapor, y penctrar el calor de esa atmés fora hasta su espiritu y calentirselo, perciben una emocién de placer tan acentuala, que « menudo se externa cn forma de cantos alegres. Al estar situados Ios negros en una regién térrida, cuyo lima predomina sobre su temperamento, y que, desde Ia formacién de su ser, el calor de sus espititus debe ser en relacién directa con el de sus cuerpos y de su temperatura ambiental, resulta que sus espititus, comparados con los de los pucblos de regiones centrales, son extremadamente fogosos, de ficil difusién y ripida emotividad al placer y los albororos, origindndose asi su mayor cx pansion y su indole de atolondrados El caracter de los pueblos maritimos se aproxima un tanto al de éstos. Como el aire que respiran esti muy cargado de calor por Ta influencia de la lus y de los rayos solares que refleja Ia superficie del mar, Ia porcién que les ha correspondido de esa caracteristica de alegrfa y ligereza de indole, resultante de Ia naturaleza del calor, es bastante mayor que 1a que se mani- fiesta en las altas mesetas y las montaiias frias. Algunos de estos rasgos pode- mos notar entre los habitantes del Djarid,t" comarca del tercer clima: (muy jonados al regocijo) a consecuencia del intenso calor de su atmésfera. El rigor de su temperatura se debe a Ia marcada inclinacién de su territorio hacia’ el sur, y su alejamiento asi de los altiplanos y de las tierras cultivadas. Entre el pueblo egipcio, cuyo pais se halla mas o menos en Ja misma latitud que el Djarid, se puede observar con qué facilidad se abandonan al jubilo, ala ligereza de caricter y Ia imprevision. Hasta el grado de no procurarse ninguna provisién de viveres para el aio, ni siquiera para un mes, viviendo al dia y comprando en Jos mercados el consumo diario. La ciudad de Fez, en el Magreb, ofrece un ejemplo de todo lo contrario al precedente: estando rodeada de mesetas frias, sus habitantes se ven meditativos, caminan con Ia cabeza baja, como gente agobiada de melancolfa, pudiéndose notar hasta qué punto extremo Hevan el sentido de la previsién. Van tan lejos en esta virtud que el jefe de familia entre ellos se provee de trigo y otros cereales aun pata dos afios, y, con todo, a temprana hora, va todas Jas mafianas a comprar los alimentos cotidianos, previniéndose de posibles eventualidades. Si uno contimia estas observaciones sobre diversos climas y paises, hallara en todas partes que Ja gran influencia ejercida por Ia climatologia sobre el hombre y sus caracteristicas, es palpable y decisiva. “Dios es el Creador y el Ser Omnisapiente” (Corian, sura XXXVI, vers. 81). EI historiador Al Masui se propuso indagar acerca de la causa que pro- duce, entre los negros, esa ligerera de caricter, aquel atolondramiento y la ali 10 Provincia del sur de ‘Tiiner, Llamada asimismo Bilad-cl-Djatid (pais de las ramas ite datiteray). De este tiltimo nombre, Jos viajeros y los geégrafos europeos han sacado Biladulgerid. LIBRO PRIMERO 210 az mas, por toda solucion, NOS FEpOFta el con tendencia extrema ee yaa, Alkindé,"® segtin el cual tal feng. Galeno y de Yad cerebral, de donde proviene la debilidad de dlebe a una debitieton earece de valor y no prueba nada, “Digg face sura 11, vers. 136). cepto de meno se Ja inteligencia. I ditige a quien le plazca.” (Corin, QUINTO DISCURSO PRELIMINAR ca de las diversas influencias que 1a abundancia o Ia escaser ejeren ay de tov efectos que preducen To fica y Yo mort del hombre. ; Los dlimas templados no son todos fértiles, ni sus eae _fistetan todos del bienestar. Algunas de sus poblaciones viven ¢” Ja abundancia de ‘Greales, Iegumbres, comdimentos y frutas, gracias a ta feracidad del suelo, Sia bondal de la vegetacion y al gran progreso de Ia organizacién social pero, a la ver, hay zonas muy citidas, donde no nace ni ¢l grano ni la hierba Esos pueblos, sometides a una vida de privaciones, son las tribus del Hidjzz y del sur del Yemen, y las Sanhadja, que ocupan el desierto del Magreb y Je regign arenosa que separa las comarcas de los bereberes de las de los negros. El medio ambiente de estas tribus, carece por completo de toda ver- dura, de todo cereal; cuyos alimentos se reducen a la leche y Ta carne de Sus ganados. Igual suerte corren los arabes que deambulan por las regiones del desierto. Pues aunque se acercan, de vez en cuando a los altiplanos, para llevar algo de cereales y legumbres, ello ocurre raramente, porque no Fempre encuentran la ocasién, debido a la vigilancia de las guariciones destacadas en las fronteras; # tampoco son ricos para proveerse de 630s a ticulos en buenas cantidades; de modo que, apenas pueden procurarse lo estrictamente necesario, permancciendo muy distantes de la abundancia. Casi siempre se ven limitados al consumo de la leche, alimento que, por supuesto, compensa ampliamente la falta del trigo. Pues bien esas gentes que habitan el desierto, y que carecen enteramente de cereales y legumbres, sobrepasan, en cualidades fisicas y morales, a los habitantes de los altiplanos, que disfrutan de gran copia del vivir; su color, mas Kimpido, sus cuerpos més sanos y mejor proporcionados; muestran mds equilibrado caricter y una inteligencia. mas viva, para asimilar y aprender cuanta enseiianm. 310 Abu Yusof Yagub Ybn Ishaq, sobrenombrado Alkind!, porque pertenecia at tribu de Kinda, floreeié bajo los reinados de Al Mami y de Al Motasim; vivia ain ¢0 los finales det reinado de Al Motawakkil, cn el aio 247 (861 de J. G). Se encontrari en Biblioteca Arabe-Hlispana de Casi, t. I, pp. 952 y ss. la lista de sus nomerosas obras. Lat temas que trata abaxcan filosofia, 1égiea, aritmética, astronomla, astrologia, geometri, dicina, politica y éptica, De Sacy le ha dedicado una larga nota en su “Abdallatit’, p18 sig, Flucge! publieé a fines del siglo pasado, bajo los auspicias de la Soc. Asiitica Alemam™ tuna reeefia sobre Alkindi y sus escritos 11) Las tribus del desierto que, al aproximarse el estio, procuran entrar en 135 cO03" ‘cas de Ja akiplanicie, para pastorear sus rebafios, © comprar provisiones de trign, # obligados a pagar impuestos al gobeirno, pare a ad DESCRIPCION DEL PLANISFERIO TERRESTRE aun ) Pal es lo que la experiencia nos demuestra, tanto en sus individuos cuanto cou sus gencraciones; por lo mismo vemos una gran diferencia, a ese respecto, entre los rabes (ndmadas) y los berberiscos, entre las tribus embozadas (tuareg) y Joy habitantes de las mesetas. Tal hecho podria ser comprobado por quicn quisiere indagar In exactitud He aqui, a lo que nos parece, la causa de ese fenémeno: el exceso le nutricién y los principios Inimedos que encierran los alimentos excitan, en los cuerpos, secreciones superfluas y perniciosas que producen una gordura excesiva y una abundancia de humores corruptos. La consecuencia de tal estado refléjase en la opacidad del semblante y la desaparicién de Ia ar- monia corporal, por la sobrada carne. Dichos principios hiimedos oscurecen Ja mente y Ja inteligencia, por efecto de los vapores nocivos que envian al cerebro; resultando de ahi el embotamiento de la mente, la negligencia y una grave desviacién del estado normal. La justeza de estas observaciones se reconocerd al examinar Ios animales de los desiertos y tierras estériles. Compiirese las gacelas, las antilopes, los avestruces, las jirafas, las cebras y los bovinos salvajes con sus semejantes de la propia especie que viven en tas altiplanicies, las Nanuras fértiles y los pastizales feraces. ;Qué enorme di- ferencia existe entre ellos en lo que concierne a la tersura de la piel, la brillantez del pelaje, Ia esbeltez de figura, la justa proporcién de los miem: bros y Ja vivacidad de Ia inteligencia! Pues bien, Ja gacela es hermana de la cabraj; Ia jirafa, del camello; 1a cebra, del asno; y Ios bovinos salvajes son, igualmente, hermanos de los bovinos domésticos. Sin embargo, es muy no- table Ja diferencia entré ellos. La causa de ello consiste en la fertilidad de las mesetas, que ha suscitado en los cuerpos de los animales domésticos las seereciones superfluas y nocivas, los humores corruptos, cuya influencia se hace sentir y manifestar en sus organismos, mientras que el hambre con buye a dotar a los animales del desierto de hermosos cuerpos y gallardas figuras. La propia causa, pues, surte sus efectos en los seres humanos. Los habitan- tes de regiones generosas, donde abundan los cereales, los ganados, las legum- bres y las frutas, tienen, generalmente, la reputacién de ser de mentalidad perezosa y fisico tosco. Tal es el caso, v. gr, de los bereberes, que nadan en la abundancia de toda especie, comparadas con los grupos de la misma raza, como Ios Masémida y los pobladores del Sus y de Gomara, reducidos a un vivir estrecho, conformandose, por todo alimento, con Ia cebada y el maiz. Pues en Jo que se refiere a inteligencia y fisico, éstos goran de superiori- dad a aquellos. Igualmente ocurre con los pueblos del Magreb, en cuyo ambiente disfrutan de toda clase de profusién, contrariamente a las condi- iones de Ios habitantes de Espaiia (musulmana), que padecen escasez ab- soluta de grasas, siendo su principal alimento adzdzora (graminea parecida al mai) 2! Con todo, encontramos en ellos una mentalidad vivaz, una agilidad corporal y una aguda disposicién para captar y asimilar, que se M2 Thn-el-Auwam, en su gran obra sobre la agricultura espatiols, ata ampliamente del cultivo de diversas especies de adadzora LIBRO PRIMERO aug ee pitas. La misma relacién existe, casi togg ee a campifia y los de las ciudades, cl Magreb, entre Ios habitan oe a ee meter Is citadinos tienen a su disposiciin Or igs, viven en la abundancia, perg fgumbres que los campesinos: Ys Cr Tico, coaccidn y Una mitigaeign €:tos someten su alimentos 9 Pree. “que hacen desaparccer 1a aspe, con Ja mescolanza de 0170s eT cia. Aquéllos consumen ordinariamente rena original y acendan 3 ote de corral; no procuran de preferencia iy ia came (Ae ote Kor instpido. Lo cual hace que sts manja mantequilla, debido a su sabor oe wr consiguient ya ca humedad, y libres. por congo, Oe Te dtu ee de tal Mherte, Jos organismos de los citadinos son mas de, OS ceadores de areas desérticas, habituados a Jay otra parte, vemos a los Sn ak privaciones y el hambre: sus cuerpos desconocen toda de humedad, Ti expesa, ni tenue, Los efectos de la abundancia reflejan incluso en la indole espiritual. Entre Jas gentes del campo asi como de la ciudad, Ios que observan una vida frugal, y practican el ayuno ¥ Ja austeridad, renun. ciando a los placeres, son mas religiosos, y de mayor disposicion para entre. garse a una vida devota que los hombres opulentos y abandonados al lujo, By inde, 1as urbes y las ciudades encierran muy poca gente piadosa, debido ‘ala insensibilidad y la indiferencia que imperan, generalmente, en esos gran. des centros de poblacién, provenientes del demasiado consumo de carnes, y de la hartura en general; por ello los hombres devotos y austeros se hallan particularmente entre las gentes del campo, acostumbrados a la vida parca, En una misma ciudad, se advierte que la influencia de la alimentacién en los hombres varia segin Ia fluctuacién del lujo y el bienestar; asi vemos, no solamente entre la poblacién de las ciudades, sino que aun entre los de las campifias, que los individuos habituados a la profusién y a sumergine en los deleites del mundo temporal son los primeros en sucumbir apenas opera algin cambio en su situacién: como efecto, digamos, de unos afos de sequia, que traen consigo Ia escasez y el hambre. Eso es lo que se observa entre los bereberes del Magreb, los habitantes de Fez y los del Cairo, segin nos informan. Todo lo opuesto a la realidad de los sirabes que deambulan por los desiertos y las soledades, a la de Ja poblacién de las comarcas de as palmeras que se nutren, casi exclusivamente, de datil; a la de los habitantes actuales de Ifrikiya, que se alimentan por lo regular de cebada y acti © 2 Ia de los espafioles (musulmanes) , cuyo principal alimento es el maiz y ues a todos estos grupos ni las sequias, nil peso de los alles, tudes del devenir les afectan jamis en el mismo grado que aquéllos opulentos. La causa de ello, a nuestro parecer, estriba en que: las gentes que viven rodeadas de abundancia y acostumbradas a copioss vit as, ricas en condimentos, y particularmente en grasas, sus intestinos ab quieren una humedad adicional a la suya primitiva y natural, y que co claye por devenir exceiva. Por tanto al encontrarse esas gents, contra , Teduci in vivir estrecho y a alimentos pobres y bastos, de puscarfa en vano entre los magre DESCRIPCION DEL PLANISPERIO ‘TERRESTRE as weestumbiaidos, sus intestines no turdarian en secarse y contraerse. Extre- tademente débil se hallarfa ese érgmo que cuyo mal se cuenta entre los ente muerte, De suerte, los que 1 fos avotes det hambre, son, mis bien, vietimas de su an i. que por efecto del hambre actual. Todo Jo contrario es el caso ndlivicluos acostumbrados a tos ios y In frugalidad, libres de grasts y dentis condimentos, suy intestinos conservan su humedad normal y wt estado ordinario, sin ningtn exceso. De todos los alimentos que son naturales al hombre, lo son ciertamente los mis sanos; por Io mismo estos individuos no padecen en suy intestinos, ni la sequedad, ni la alteracién que reulta de un cambio le régimen, salvandose por lo regular de Jas con- secuencias mortley que una nutricién’ m c y el exceso de condi- dimentos provocan en los demi. EI conjumto de este aunt puede reducirse a un solo principio: la cues tidn de la alimentacién, su hibito uw omision, es cosa de la simple costumbre. Cuando uno consume a menudo cierto alimento conveniente a sw organismo y gusto, se habit a G de tal mancra que Ja renuncia al mismo. (Tepenti- humente) © su reemplvo (inmediatamente) por algin otro, podria causarle una enfermedad. Para producir tal efecto, no es precivo que el nuevo alimento desprovisto de calidad nutritiva, 0 que suponga algtin veneno, de los terias de indole completamente, tum bra de los yy abunda jogos asperos de ciertas plantas, de esas materia andinala, Mas todo lo que puede nutrir al cuerpo y convenirle se convierte, con cl uso, en un alimento habitual; asi, cuando, por ejemplo, una persona se propone reemplavar con leche y Jegumbres su alimento ordinario, que consistia_ cn cercales, habituandose % ese cambio, dichas sustancias devienen pioa é un alimento suficiente, compensindole Io bastante de su antiguo men. Asimismo es el caso de qttien se acostumbra a soportar el hambre y a privarse de los alimentos, tal como lo hacen —segin dicen, ciertos de- Yotos, que se imponen diversas mortificaciones. Pues hemos oido, acerca del particular, unas referencias sorprendentes, que, diffcilmente les daria al- gin crédito, quien no tenga noticias de su irrefutable veracidad. ‘Todos esos hechos son obra del factor habito; porque el sujeto, al acos- 1 prictica cualquiera, ésta deviene para él una dado que Ia naturaleza del hom tumbrarse a tna cosa o indole csencial, cual naturalert congéniti bre 22 es susceptible de modificaciones muy diversas. Por consiguiente, al ha- bitaarse gradualmente, y por principios de devocién, a soportar el hambre, tal abstinencia se torna para ella una prictica normal, enteramente natural. Los médicos se equivocan al sostener que el hambre mata: tal no acon- tece jams, a menos que se prive cl individuo bruscamente de toda especie de alimentos; entonces los intestinos se cierran completamente, y se expe rimenta una enfermedad que podria conducit a la muerte. Pero cuando la cosa se hace paulatinamente, y en forma de ejercicio espiritual, disminu- yendo poco a poco Ja racién de comida, asi como hacen Jos sufistas, no ‘empleato mis de una vez con cl significa- 1 Lit, “el alma”, EL mismo wrmino est to de individue, ae LIBRO PRIMERO habré por qué temer la muerte La misma progresion €5 absolutame navn cuando se quiere renunciar a esa practica:, porque el tornar sit mecesarie Ceantigua manera de alimentarse, significa, serio riesgo ake propia vida. Es preciso, pues, volver al punto de partida, siguiengy Piemo orden gradual, que se observe al dejarlo. Hemos conocido a ho, a bres que han aguantado una abstinencia completa durante cuarenty consccutivos, € incluso més. ‘ fas ‘En la corte del sultan Abul Hasan.i y en presencia de nuestros ma tros, se conocié del caso de dos mujeres la una era de Algeciras, la oun. TO a Deade varios afios, ambas habjan renunciado a todo alimenta, y, habiéndose divulgado el rumor, se pretendia ponerlas a prueba. El hecho fue plenamente verificado, y ellas continuaron el ayuno hasta su muerte Entre nuestros antiguos condiscipulos, conocimos algunos que se confor, Emban, por todo alimento, con la leche de una cabra; a clerta hora de TM aa be hora del desayuno, mamaban la ubre del animal. Durante quince sree: cguieron ese régimen. Muchos otros han imitado su ejemplo; es yq hecho que no admite duda alguna. TBs preciso saber que el hambre, en todo caso, es mas benéfica al orga. nismo que la sobrealimentacién, para quien pudiera soportarla u observar vee dicca moderada, Pues el hambre, o Ia frugalidad ejerce —como hemos Uicho—, tanto sobre el cuerpo como sobre el intelecto, una influencia salu. Gable; sitve al uno en conservarle Ia salud y al otro, la lucidez, Tal reali dad se puede juzgar por los efectos evidentes que los alimentos produces fen el cuerpo. De hecho, hemos observado que los hombres, que se nutren con Ia care de animales corpulentos, su descendencia adquiere la cualidal Ge dichos animales. La cosa quedaré evidenciada si se comparara a los habitantes de la ciudad con los de la campifia, La gente que se alimena de la cane y Ia leche del camello experimenta, en su indole, 1a influen Ga de esos alimentos y adquiere la paciencia, 1a resignacién y Ia fuera Shecesaria para portar las pesadas cargas, cualidades peculiares de dichos animales; sus intestinos obtienen las caracteristicas de las de los camellos én Io que se refiere a salud y vigor. No se advierte en esa gente ni debily dad, ni decaimiento, hallindose a salvo de los males que suelen producit Jos alimentos en las demas gentes. Beben, para laxar el vientre, los zumos de plantas lechosas, acres y muy amargos, tales como Ta coloquintida (a handal) antes de madurarse, el diryas (Thapsia asclepium) y algarbaye (41 euforbio), sin causarles la menor alteracién, y sin que sus intestinos rata el minimo dafo. Empero, si los citadinos, habituados a delicade manjares, y en consecuencia, poseedores de intestines sensibles tiernos, tomaran parecidos brebajes, 1a calidad toxica de esas drogas les provocarit una muerte instantdnea. ‘Otra prueba mis que atestigua la influencia de los alimentos ad cuerpo. Segin referencias de los agricultores, confirmadas por Ta experiet” 114 El reinado del sultin merinida, Abul Hasan, se encuentra resefado 2 lo i‘ la Historia de los bereberes, t. 1V de la traduccion francesa. | DESCRIPCION DEL PLANISFERIO TERRESTRE 215 cia, si se“alimentara a las gallinas dindoles los granos cocidos con el excre- mento de camello, y haciéndolas luego incubar, los pollos de estas gallinas aleanzarian un tanxtiio extraordinario. Inclusive se podria eximir de tal preparacin; bastarfa con mezclar ese excremento con los huevos en pro- ceso de incubacién, para obtener asimismo una produccién de tamafio singular, Podrian citarse mumerosos hechos de ese genero. En fin, al ver Comprobadlos los efectos ejercidos por Jos alimentos sobre cl cuerpo, debemos convencernos de que el hambre ha «le producir igual- mente los suyos, porque, entre dos contrarios, hay relaciée constants de influencia 0 de no influencia. L: 1 @ abstinencia tiene por efecto desembarazar al cuerpo de superfluidades nocivas y de humores daninos, que afectan por igual al organismo y al espiritu; tal como 1a nutricién influye en la exis- tencia misma del cuerpo. Dios es omnimodo y omniscient,

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