Mentoring & Storytelling - William Sanchez

WILLIAM FERNANDO SÁNCHEZ
MENTORING &
STORYTELLING
LA ESTRUCTURA DE LA MAGIA DE UN MENTOR
PRÓLOGO
BORJA VILASECA
MENTORING &
STORYTELLING
LA ESTRUCTURA DE LA MAGIA
DE UN MENTOR
EDICIÓN ÚNICA Y ESPECIAL

Colombia · España· Estados Unidos
MENTORING &
STORYTELLING
LA ESTRUCTURA DE LA MAGIA
DE UN MENTOR
Segunda edición
COLOMBIA – ESTADOS UNIDOS – ESPAÑA
© William Fernando Sánchez

© www.williamfernandosanchez.com
Producción Ejecutiva
ISBN: 978-958-48-6468-0
© Copy Righth 2019

La ética y la transparencia son parte nuestros principios esenciales.
Reservamos todos los derechos de esta obra a través de la totalidad
de medios y canales para compartirlos con la humanidad.
Diseño y Diagramación:
Mauricio Agudelo A.
Diseño de Portada:
Mauricio Agudelo A.
Fotografía:
Andrés F. Bermúdez F.
www.andr3sf.co
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CONTENIDO
Pág.
Palabras que inspiran
Prólogo de Borja Vilaseca 8
Introducción
Tu historia te pertenece 13
Capítulo I - UNA METÁFORA

El origen de la alquimia y la magia 20

Un encuentro inesperado 20
Alrededor del fuego 27
Al tercer día 33

Capítulo II - STORYTELLING
El poder de crear significación 44
En el capítulo anterior 44
Tuve acceso a un recuerdo 49
Reconoce el patrón inconsciente 59
Crea tu propia significación 64
Capítulo III - TÚ ERES LA HISTORIA
El principio de coherencia esencial 70

Siempre hay “algo” que nos une 71
En un café cercano 76
El momento cero 86
Observar al observador 95
Energía, frecuencia y vibración 99
Identidad y esencia 104
Capítulo IV - EPIFANÍA
El poder de ¡darse cuenta! 109
Meditación para tu maestría de vida 111
Capítulo V - MENTORING
El principio de autoridad 114

Memoria de origen 114
Elecciones y renuncias 123
La irreverencia de Isabel 129
EPÍLOGO
Los principios: mentor 5.0 133

Humildad 136
Transferencia 140
Prosperidad 143
Lealtad 149
A “El Campo”, en quien tenemos la oportunidad
de crear nuevas historias
En donde podemos ser ¡creadores de significado!

Cuando reconoció el símbolo grabado en aquella
tela, advirtió en ella la aparición de unas palabras
especiales que, desde entonces, resuenan en su
interior y nunca olvidaría:
“(…) ¡Tú eres el origen de la magia,

tú eres la fuente de los milagros!”
PRÓLOGO
BORJA VILASECA
SÉ TU PROPIO REFERENTE
La sociedad contemporánea está perdida. La mayoría carecemos

de brújula interior y vivimos completamente dormidos,
enajenados de nuestro poder interior. Nos levantamos cada
mañana con cara de cansancio, mirada de impotencia y mueca
de resignación. No en vano, llevamos una existencia de segunda
mano, artificial y prefabricada. Tras lavarnos los dientes, nos
ponemos la misma careta de siempre y –disfrazados de alguien
que no somos– nos subimos al tío vivo monótono y repetitivo al
que llamamos “vida”.
Damos una vuelta, luego otra y más tarde otra, y de pronto

sentimos como todo va cada día más rápido. Aunque da la
sensación de que avanzamos, en realidad no vamos hacia ninguna
parte. Simplemente estamos dando vueltas como autómatas.
Si algo tenemos todos en común es que no tenemos ni idea de
quiénes somos ni para qué hemos venido a este mundo. Lo único
que nos mueve es la inercia. No nos gusta reconocerlo, pero
somos esclavos del miedo al cambio y siervos del más poderoso
de los amos: el autoengaño. Le tenemos tanto pánico a la libertad,
8 MENTORING & STORYTELLING

que le entregamos nuestra responsabilidad a cualquiera que nos
venda vanas ilusiones de seguridad.
Y como no podía ser de otra manera, llega un día que de tantas

vueltas sin sentido que hemos dado, nos mareamos y sentimos
una nauseabunda sensación de vacío. Un abismo dentro de
nosotros que no se llena con nada. ¡Qué gran revelación es
constatar que –por más que nos esforcemos– se trata de un
agujero negro imposible de tapar ni parchear! Al menos no por
mucho tiempo. Este dolor que sentimos –y que nos desgarra por
dentro– es la manera que tiene nuestro cuerpo de decirnos que
nosotros somos lo único que falta en nuestra vida.
EL CAMBIO DE PARADIGMA ES IMPARABLE
Estamos siendo testigos de una época verdaderamente

extraordinaria. Nuestra civilización se encuentra inmersa en
un proceso de metamorfosis cultural, y nuestras actuales
circunstancias socio-económicas, marcadas por el conflicto y
la incertidumbre son la necesaria crisálida a través de la que
millones de orugas podemos convertirnos en mariposas. Lo
cierto es que cada vez más seres humanos estamos despertando
del profundo letargo que durante siglos ha mantenido dormida a
la humanidad, recuperando así nuestro poder personal.
La causa de este despertar de la consciencia y consiguiente

cambio de actitud frente a la vida es muy sencilla: deviene
cuando nuestro nivel de insatisfacción es superior a nuestro
miedo al cambio. Es entonces cuando algo en nuestro interior
hace clic, atreviéndonos a salir de la zona de comodidad en la
que estábamos anestesiados. De pronto sentimos que tenemos
poco qué perder y mucho qué ganar, y finalmente hacemos algo
doloroso pero muy libertador: reconocer que estamos perdidos.
Éste es sin duda el primer paso para encontrarnos. No en vano,
las personas que están más perdidas son precisamente las que
no saben que están perdidas.

Esta profunda crisis existencial nos conecta con la necesidad de
cambio y la motivación de conocernos mejor. Nuestra nueva
prioridad se convierte en saber quiénes verdaderamente somos,
iniciando una búsqueda espiritual para descubrir el auténtico
propósito y sentido de nuestra vida, y dado que al principio no
sabemos cómo ser nuestros propios guías, estamos ávidos de
referentes que nos inspiren, apoyen y orienten para que este
viaje nos lleve a buen puerto.
LA FUNCIÓN DE LOS REFERENTES
Un referente es una persona a la que admiramos por encarnar

algún valor, fortaleza, cualidad, talento o virtud que nos gustaría
manifestar. Puede ser un personaje público o alguien de nuestro
entorno social, y puede estar vivo o muerto… Lo curioso es que
nosotros no elegimos a nuestros referentes, sino que ellos nos
escogen a nosotros. Cada vez que los vemos o interactuamos
con ellos se enciende una llama en nuestro interior, la cual nos
recuerda el potencial latente que todavía no hemos desarrollado.
Así, la función de los referentes es inspirarnos a través de su
ejemplo para que aprendamos, crezcamos y evolucionemos
de forma consciente, convirtiéndonos en la mejor versión de
nosotros mismos.
Si bien solemos sentirnos agradecidos con nuestros referentes

por iluminarnos e inspirarnos, no debemos de caer en el error
de idealizarlos. Al subirlos en un pedestal, creamos una distancia
emocional entre ellos y nosotros que nos lleva inconscientemente
a infravalorarnos. Se trata de un sutil mecanismo de defensa por
el cual nos autoconvencemos de que ellos pudieron manifestar
cierta grandeza por estar en un nivel superior al nuestro. Puro
autoengaño.
Además, cuando idealizamos a alguien es una simple cuestión

de tiempo que termine por defraudarnos, y no porque sea

un farsante –que puede que lo sea–, sino porque de pronto
descubrimos algún detalle de su vida que no encaja con la imagen
distorsionada que nos habíamos creado de él en nuestra cabeza.
Sin embargo, la decepción que sentimos es problema nuestro,
no suyo: es la consecuencia de haberlo endiosado.
Al igual que tú y yo, nuestros referentes son seres humanos;

y por tanto, también albergan un lado oscuro. Todos tenemos
defectos, debilidades, contradicciones, incoherencias y
mediocridades, ellos también. De hecho, es importante saber de
qué pie cojean y cuál es la piedrecita con la que suelen tropezar.
Sólo al humanizar a nuestros referentes, empezamos a verlos tal
y como son. Es entonces, cuando nos damos cuenta de que en
realidad son personas normales y corrientes como nosotros, y
que si ellos pudieron, nosotros también podemos.
MATA A TUS REFERENTES
Otro error que solemos cometer es imitar a nuestros referentes y

pretender ser como ellos. De hecho, algunos emplean la técnica
del modelaje, identificando y replicando los patrones de éxito de
las personas a las que admiran con el objetivo de cosechar sus
mismos resultados. En vez de convertirse en sí mismos se han
vuelto como sus referentes, lo cual es un claro síntoma de que
mantienen con ellos una relación limitante y tóxica.
Se requiere de mucha humildad para seguir y aprender de

alguien, pero también de mucha valentía para atreverse a
soltarlo y dejarlo ir. En nuestro camino hacia el verdadero
autoconocimiento y madurez espiritual es fundamental que tarde
o temprano matemos a nuestros referentes. Psicológicamente
hablando, por supuesto, y esto pasa por dejar de seguirlos. Sólo
así nos convertimos, finalmente, en nuestro propio referente. En
última instancia, nosotros somos el gurú, el maestro, el guía, el
faro y la brújula que necesitamos para tomar nuestras propias
decisiones en la vida.

Todo lo que vimos en su día en nuestros referentes, lo vimos en
primer lugar, porque estaba dentro de nosotros mismos. Ellos
tan sólo nos hicieron de espejo. Nos ayudaron a ver algo que
se encontraba oculto en nuestro interior más profundo, y por
ello siempre ocuparán un lugar destacado en nuestro corazón. Lo
más bonito de este proceso de aprendizaje y transformación es
que en el preciso momento en que nos convertimos en nuestro
propio referente, empezamos –casi sin darnos cuenta– a ser un
referente para otros.
Gracias William Fernando Sánchez por pedirme tan amablemente

que escribiera este prólogo. Nuevamente he sentido a la vida
escribiendo a través mío, y por ello, siempre te estaré agradecido.
Felicidades por el bonito y necesario libro que has escrito sobre
mentoring y storytelling, y a ti querido lector, felicidades por
tener la humildad de dejarte inspirar por él.

INTRODUCCIÓN
Aún cuando no sea hermosa o perfecta, dijo ella: “Tu historia

es lo que tienes, lo que siempre tendrás. Es algo que debes hacer
tuyo”.
Estas palabras especiales de Michelle Obama, en la presentación

de su reciente libro, consiguieron inspirarme y encender en mi
interior un fuego que consumió cualquier duda que tuviera al
respecto: Mi experiencia y mis memorias son valiosas.
Ésta es quizás, la primera conversación que todo creador de

nuevas narrativas deberá asumir en su vida. Recibir su historia
reconociendo que la vida es como el viaje del alma y –en ese
sentido– tener el valor de compartirse desde una auténtica
significación.
“No necesitamos conocer tu pasado para creer en tu futuro”

–dijeron mis maestros–. Sin embargo, –continuaron–
deberás impedir que tus recuerdos saboteen todas tus
posibilidades. Nosotros creemos en ti… ¡Sólo hace falta
que creas tú!”.
Todos tenemos el poder de crear significado. Todos podemos

elegir ser, primero observadores y luego partícipes, en el guion
protagónico de nuestra propia historia. Desde hace algún tiempo,

he aprendido a vivir en mi interior con esta certeza: ¡El mejor
vino, está por servirse!
Salvo por un hecho, no todos consiguen comprometerse con

esta posibilidad, ¡están demasiado ocupados siendo víctimas! y
no se han percatado de ello. Si no crees en tu propia historia,
¿cómo pretendes crear valor e inspirar a otros? “Todos tenemos
una vida digna de ser contada; ¡sólo los valientes lo hacen!”.
En, “el viaje heroico del alma”, todos debemos tarde o temprano,
darnos cuenta de dos aspectos fundamentales que tienen que
ver con el propósito de nuestra existencia:
Reconocer nuestros talentos y compartirlos; y una segunda

conciencia ha de ser, reconocer nuestra herida y trascenderla.
Quien habita la conciencia de víctima, no se ha hecho cargo de su
herida, ni ha observado concientemente sus miedos, por tanto
no puede compartirse desde sus talentos.
Uno de los precios más altos que pagas desde la conciencia de

víctima, es que cada vez eres menos persona a tu alrededor. Tu
discurso aparta y tu conversación se torna predecible desde lo
incómodo. Hueles a dolor y tu narrativa de culpa o vergüenza
no hace bien a la humanidad. ¿Te ha sucedido alguna vez, que
decidiste tomar distancia de personas así?
Tú puedes reconocer a una persona que ha elegido ser víctima

(para muchos, es un guion mental al que ya son adictos). Los
puedes percibir en su narrativa, se hacen evidentes en su
conversación. Estas personas –como disgustadas con el universo
entero– responsabilizan a todos y a todo fuera de ellos mismos,
de su propia realidad: “Mis padres, el gobierno, mi jefe, mi pareja,
el clima (…) la economía!”; todo en su historia tiene sabor a juicio
y a excusa.

No te sugiero intentar cambiar su percepción de la vida, pues te
verás envuelto en una marea de justificaciones y disculpas que
conseguirán desgastarte emocionalmente. Ellos no lo saben,
pero son sólo eso: excusas y… ¡cada vez, menos gente!
A diferencia de ellos; los storytellers, como creadores de

significado, son conscientes del poder inspiracional en sus
palabras. Ellos entendieron un principio básico acerca de la
comunicación: ¡El lenguaje, no es descriptivo, es creativo!
Cuando eliges ser creador de nuevas realidades, usas el poder
de la narrativa para crear opciones y representar posibilidades.
“No lo cuentes desde la sombra –le dije a ella– ahora, sólo

obsérvalo e ilumínalo con tu compresión”.
He sido testigo de cómo cada persona antes de presentarse como

Mentor, se ha hecho cargo de su historia y además consciente de
su sombra. No culpa a nadie por ello. De hecho, he visto cómo
aprendieron a recordar sin dolor. Aprendieron a reírse incluso de
ellos mismos.
Un mentor es alguien que, antes de transferir su experiencia,

aprendió a contar su vida y sus recuerdos desde su responsabilidad
personal. Algo que aprecio y que he aprendido en este arte de
acompañar y contar historias, es que ¡no hay culpables! Si no
hay culpable, no hay víctima. Todos somos de alguna manera
responsables y nos hemos hecho correspondientes a cada
circunstancia y situación; a cada relación y realidad manifiesta
en nuestra vida.
¡Sí!... ella tiene razón: ¡Mi historia es algo que debo hacer mío!
La consecuencia evidente de esta actitud es que cada vez más

personas gustan de tu presencia y se nutren con tu conciencia. Tu
energía es diferente, tienes un grado especial de empatía, ¡pues

tu principal virtud es escuchar! y ése es el atributo diferencial
de un mentor: saber escuchar y en el silencio, permitirle al otro
sentirse recibido.
Las historias nos liberan, ellas nos inspiran. Las historias, tienen
esa condición de neutralidad que nos otorgan el beneficio
de construir nuestros propios significados. Una historia, nos
permite encontrar revelaciones en el espejo de una narrativa
diferente. Por ello, a lo largo de la red memoria humanidad,
amamos y seguimos a los maestros y místicos que eligieron las
metáforas en la estructura de su mensaje, para darnos con ello la
oportunidad de construir nuestra propia verdad. Ése es el valor
de un contador de historias.
Déjame entregarte ahora mismo una historia que escuché con

uno de mis storytellers favoritos: Anthony de Mello.
“Cuando el maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no

dejaban de suplicarle que no muriera.
El maestro les dijo:
–Si yo no me voy, ¿cómo podréis llegar a ver?

–¿Y qué es lo que no vemos mientras tú estás con nosotros? –
preguntaron ellos, pero el maestro no dijo ni una palabra.
Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le

preguntaron:
–¿Qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido?
Y el maestro, con una sonrisa en su mirada, respondió:
–Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros

agua… Cuando yo me haya ido, confío en que sepáis ver el río”.

Siempre es necesario que el maestro parta para que surja la
maestría interior. Así, todo aprendiz o tutelado puede y debe
brillar tomando su lugar en el ciclo de la vida. El código implícito de
acompañamiento del mentoring exige no generar dependencias.
Si te detienes a considerarlo, en tu vida habrás tenido algunos

referentes y personajes inspiradores, no obstante, tu propia
intuición es ese maestro interior. “Quien mira hacia afuera
sueña, quien mira hacia adentro despierta” declaraba Yung.
Dentro de ti fluye un río de memorias y experiencias a las que tu

voz interior e intuición pueden conducirte para conseguir tomar
lo mejor de tu historia. Beber del aprendizaje y la comprensión
requerida es necesario para tomar nuevas decisiones. ¿Te es
posible reconocer esa sabiduría interior? Todo sucede en realidad
como energía dentro de ti.
Sin embargo, aunque el líder inspirador deba partir; hay una

forma en la que aún puede permanecer como experiencia en
medio de sus seguidores: ¡A través de sus historias!
Permaneces cuando tienes algo qué contar, y además, cuando

sabes cómo contarlo. Ése es el poder del storytelling para un
mentor; le permite permanecer a través de los vínculos que
generan las historias y de la transparencia en su significación.
“Cuéntame una historia y te recordaré”.
Hay algo adicional que deseo puedas ver por ti mismo en esta
obra.
Si tu elección es ofrecer tus talentos y experiencia como referente

o mentor, deberás desprenderte de las narrativas ajenas y hacer
de tu vida un símbolo de inspiración. Esto implica ofrecer tu
experiencia de vida con un sentido de contribución y tener el
carácter de ¡ser tú mismo! –sobre cualquier otro principio– ser tú

y representar un valor único es la clave para compartirte desde el
alma y tu verdadera esencia. Sólo así lograrás inspirarlos.
A través de las siguientes páginas, quiero desafiarte entonces

para que puedas ser libre de las excusas y narrativas que no
son tuyas, esas que son prestadas. Quiero darte la oportunidad
de observarlas y decirles a quienes instalaron en ti creencias y
emociones limitantes:
“¡Este pensamiento no es mío… te lo devuelvo!” –te

aseguro que, con este acto, estarás entregando el estado
emocional que se configuró durante tanto tiempo y cómo
te identificaste con las “verdades” de otros.
Yo creo que ¡tu historia y tus memorias son valiosas! Yo creo

que tu vida puede ser un símbolo de inspiración, pero nada de lo
que yo crea importa. Lo importante es la historia que tú quieras
contarte.
Te entrego por tanto estas metáforas y deseo que puedas

identificar en ellas, los principios de humildad, transferencia,
lealtad y prosperidad como los pilares de una única virtud implícita
en el “ADN” de un mentor: AUTORIDAD. Ese atributo que sólo
obtienen quienes son dignos de confianza y reconocimiento.
Si confías en “El Campo” que nos une a través de este libro,

sabrás que dos almas nunca se encuentran por casualidad y
tendrás acceso a una fuente de sabiduría original que sólo puede
ser reconocida por tu corazón –nunca por el intelecto– para crear
tu propio sentido de vida.
Reconoce tu fuente, reconoce tu significado… ¡reconoce tu valor

interior!

“No es lo que llevas por dentro,
son tus actos los que te definen”
Rachel Dawes

CAPÍTULO I
UNA METÁFORA
EL ORIGEN DE LA ALQUIMIA Y
LA MAGIA
“La magia es un puente que te permite ir del

mundo visible hacia el invisible, y aprender las
lecciones de ambos mundos”
Paulo Coelho
–UN ENCUENTRO INESPERADO–
El instructor de magos ofrecía su experiencia y conocimiento a

los jóvenes iniciados en la Ciudad de las Murallas.
Tenía su centro de alquimia –como él mismo lo llamaba–

camuflado entre las tiendas y el bullicio de los mercaderes en la
entrada del costado oriental de la ciudad. Ésa era la mejor forma
de no ser evidente ante los sacerdotes del templo, a quienes
su práctica resultaba sospechosa e inaceptable. Así, ha sido de
hecho siempre: cuando surge una energía liberadora, lo hace
desde los extremos de la conciencia y quienes están dormidos
suelen temer e incomodarse.

Tallado sobre madera en la puerta de su taller, había un símbolo:
¡una crisálida! que casi todos ignoraban y que –según él– sólo
podrían reconocer quienes sintieran el llamado o fueran elegidos
para provocar transformaciones.
“La experiencia de la magia nunca será para los que la

buscan. –Solía explicar a sus aprendices– Ella encuentra a
cada quien y es sólo para los corazones dispuestos hallados
en el tiempo que corresponde”.
Sus lecciones estaban consignadas en rollos de lienzo a los que

cada joven tenía acceso en el ciclo de cada luna nueva. Durante
el tiempo de esa luna, el instructor de magos explicaba los
principios y significado que contenía el símbolo de cada lección.
En los días siguientes creaban juntos las prácticas, codificaciones
y ejercicios para conseguir dominar su secreto.
Cada aprendiz de mago tenía un ánfora con lienzos enrollados

y uno de ellos contenía el símbolo de su iniciación. Todos ellos
meditaban en esas antiguas instrucciones hasta conseguir
comprenderlas integrándolas en su magia. El lienzo que
estudiaban esa luna, cuando aquel niño apareció rezaba así:
“Toda transformación toma un tiempo y sucede en lo secreto.

Está inspirada en una ley universal: La ley del proceso.
A no ser que le permitas al secreto oculto en tu interior y al
tiempo tomar su propia energía de manifestación, no podrás
usar tu magia para servir y crear”.
Al caer la tarde, el mago salía del taller para buscar algunas

especias. Entonces se encontró de frente con esa joven figura.
¿Puedes ayudarme? –susurró con voz suave e inocente–.

¿Por qué me pides ayuda? –le dijo el mago– ¿Quién te ha
dicho que mi misión es ayudar?
Me encuentro extraviado –repuso mientras sostenía su

mirada con ojos muy abiertos–.
El mago respondió:
–¡Si sabes quién eres jamás estarás perdido!
–Sé quien soy… pero no pertenezco a este lugar; ¡ésta

no es mi aldea! –dijo con una mezcla de incertidumbre y
seguridad en su respuesta que consiguió la atención del
mago–.
Se trataba de un niño, menor quizás un par de años que los

aprendices del taller de alquimia. Como los magos siguen
siempre su intuición, había algo en él que le impedía ignorarlo.
–Dime entonces, si ésta no es tu aldea ¿cómo es que

resultaste aquí?
El niño guardó silencio y al cabo de muchos segundos le dijo al

mago: –Si éste no es tu tiempo, ¿cómo es que continúas aquí?
La magia no sólo afecta la composición de la estructura, el mago

sabía que tiene dominio además sobre la línea y percepción de
tiempo. Esa respuesta había sido totalmente inesperada.
–¿A qué tiempo correspondo según tú? –preguntó el mago

expectante.
–Todos sucedemos en la luz –dijo el niño– No ayer, no

mañana… ¡sólo ahora! en este y otros planos de luz.
Perteneces al tiempo en que sucedes y tú ahora estás

enseñando allí en donde les hablas de la alquimia y su
leyenda personal.
–¿Crees que puedas ayudarme? –insistió de nuevo siendo

tan niño y sin advertir la profundidad de su repuesta.
Sin oportunidad de responder, el encuentro fue interrumpido

por la voz agitada de otro jovencito que se aproximaba corriendo
hacia ellos.
–¡Yussaf!... ¡Yussaf!... ¡Lo encontraste! –Era una voz que el

mago reconocía familiar. Uno de sus aprendices identificó
al niño y visiblemente emocionado llegó a prisa hasta ellos
saludando a su mentor.
–Maestro, –dijo procurando normalizar su respiración– ¡Él

es Yussaf; le pedí que nos encontráramos aquí! Lo hallé
perdido hoy, cerca a la plaza de los mercaderes.
El joven aprendiz, no se hallaba tan entusiasmado por la presencia

del niño, como por el delgado hilo en cuero trenzado que Yussaf
llevaba sujeto a su cuello con un dije que podía reconocer por los
símbolos en los lienzos de las lecciones del mago.
–Caminé como me pediste, pero no estoy seguro que tu

maestro pueda ayudarme. –Se dirigió el niño al muchacho.
–Puedes estar seguro que sí –respondió el discípulo

entregándole tranquilidad.
Un aura de confianza rodeó la escena de ese encuentro. El

mago sabía reconocer cuando había una energía especial y ese
niño no le podía resultar ajeno. Lo continuó observando con
detenimiento hasta que percibió la forma del objeto que pendía
sobre su cuello.

–¿Dónde obtuviste esto? –preguntó el alquimista, sujetando
con suavidad el objeto del collar.
–Le perteneció a mi madre –respondió– Ella dice que se

lo obsequió un peregrino que pasó hace algún tiempo
por nuestra aldea. Ella además cree que es un signo de
protección.
–Y ¿cómo es que tú lo llevas? –indicó el mago.
–Mi madre me dijo que todos alguna vez debemos

desprendernos y entregar algo en favor de alguien y que
esto sería siempre para mí como una señal –le dijo el niño
mientras retomaba en su pequeña mano el collar.
–¿Dónde están tus padres ahora? –preguntó el mago.
–¡No lo sé! pero ahora veo que esto me trajo hasta aquí
–respondió.
Esa mañana, el aprendiz se había encontrado con el niño junto a

una caravana de extranjeros cerca a la plaza de las ofrendas. Al
verlo y notar que se encontraba solo, sin ningún acompañante, el
joven decidió seguirlo entre la multitud hasta el mercado central.
Su instinto había conducido al niño hacia el lugar donde

recordaba haber visto a su padre por última vez. Había decidido
permanecer allí, junto a otros niños que jugaban alrededor
pensando que podrían hallarlo.
–Si recuerdas el lugar del origen es más fácil encontrarte

contigo y con los demás –con esas palabras, el joven de la
casa del mago se aproximó al niño.
–¿Por qué dices eso? –preguntó con naturalidad el niño.

–Porque tú no eres de aquí –dijo el joven observándolo–
Ningún niño en la Ciudad de Murallas tiene así el color del
sol en su piel.
El niño sonrió al tiempo que preguntaba al joven cuál era su

nombre.
–Aún no lo sé –dijo sin sentirse apenado.
–¿No sabes cómo te llamas? –preguntó extrañado el niño.
–En realidad –le confesó el muchacho– ya tuve una

identidad. Fue el nombre que eligieron mis padres. Pero
mi maestro dice que no seremos recordados por nuestro
nombre sino por nuestro legado.
–¿Entonces te llamas Legado? –dijo el niño con curiosidad.
–No es así –soltó en carcajada el joven– yo recibiré un

nuevo nombre por el cual seré recordado. Pero aún no me
ha sido revelado. En el taller del alquimista toda nueva
forma configurada según la esencia recibirá un nuevo
nombre, sólo debo seguir mi estrella y confiar en ella,
entonces tendré un nuevo significado.
–Mi familia me llama Yussaf –dijo el niño preguntando,

además– ¿qué es el taller del alquimista?
–Más que un lugar físico Yussaf, –respondió el joven– es un

espacio donde ocurren transformaciones. En realidad, es
una crisálida. ¿Sabes lo que es una crisálida?
–Es el sueño de una mariposa –dijo el niño.

–Es cierto, eso mismo nos enseña el mago. Es el lugar
donde dejas de ser oruga y te conviertes en mariposa.
Él nos dice que provenimos de una energía superior que
conoce nuestro destino. El propósito en la vida es conocer
y conectarnos con esa inteligencia para encontrarnos con
nuestro propósito.
El niño pensó por unos instantes y luego confesó: –mi padre me

dijo que estamos hechos del mismo material de las estrellas y
que somos más de lo que somos ahora.
–¡Entonces todos podemos brillar! –interrumpió el joven

alquimista, mientras sacaba de su bolsa un pedazo de pan
para ofrecerlo al niño.
Nada más verlo, un retorcijón en el estómago de Yussaf le recordó

que, por ahora, su destino era recibir alimento. Habían pasado ya
dos días alejado de sus padres y no había comido nada.
–Adelante, toma un poco de pan –le insistió el joven

aprendiz mientras le contaba al niño acerca del instructor
de magos y del taller. De pronto, advirtió la forma del
símbolo en el collar de Yussaf. Se halló de inmediato
sorprendido y visiblemente emocionado le dijo:
–¡Debes ver al mago!
El niño respondió que debería permanecer allí. Al tiempo que

terminaba su porción de pan.
–Cuando el sol se oculte, antes que cierren las grandes

puertas de la ciudad, muchos mercaderes llegarán a este
lugar y no será seguro para ti, –le explicó el joven– No es
bueno que te quedes aquí afuera.

Yussaf aceptó la sugerencia del joven aprendiz, quien le indicó
que continuara por el costado de la callejuela que conducía hacia
la muralla oriental hasta el final de las tiendas.
–Busca este símbolo en una puerta entre los vendedores de

incienso y ciprés. –Le advirtió, mientras entregaba en sus
manos una tela con el símbolo de la crisálida.
De alguna manera, Yussaf sintió confianza en el niño sin nombre.
Aunque no tenía expectativa de conocer al mago, notó que su

joven acompañante se había sentido inquieto al observar la
forma del amuleto que pendía de su cuello. Algo en su corazón le
decía que podía dirigirse a ese lugar, mientras observaba la figura
en la tela que le habían entregado.
–Te veré allí, ¡anda de prisa antes que se oculte el sol!

Hoy tendrás un lugar donde pasar la noche –dijo el
joven mientras se alejaba de Yussaf en dirección opuesta
conteniendo su asombro.
–ALREDEDOR DEL FUEGO–
Las noches de luna eran especialmente frías en la Ciudad de

Murallas. El sonido de la hoguera y el aroma atraparon por
completo la atención de Yussaf que por un largo tiempo sólo
observaba las formas del fuego.
El mago, quien aguardaba sentado igualmente en silencio;

continuaba preguntándose de dónde provenía la sabiduría de
ese niño. Junto a él se hallaba su joven aprendiz.

El niño, que llevaba sobre su cuello el símbolo de uno de los
principios más antiguos de la alquimia, rompió el silencio con
una pregunta dirigida al mago.
–¿Crees que el destino me ha traído hasta aquí? –dijo

Yussaf con un suspiro.
–Creo que han sido tus decisiones las que te condujeron

hasta aquí –afirmó el instructor.
–Y ¿qué hay de esa inteligencia invisible que conoce nuestro

destino? – continuó sin interrumpir su contemplación.
–Te refieres a “El Campo” –afirmó el alquimista.
–Es más que una energía –explicó– es la conciencia que

conoce tu destino, no porque esté prediseñado, sino porque
ese “Campo” recibe la memoria de tu intención. Por ello,
siempre responde como un reflejo.
–“El Campo” sólo puede entregarte lo que proviene de

ti mismo Yussaf –complementó el aprendiz– tú eres
en realidad el arquitecto de tu destino a través de tus
intenciones y decisiones. Eres la pintura y a la vez la mano
del pintor.
–¿Quieres decir que puedo elegir? –dijo el niño volviéndose

hacia el joven.
–Siempre tienes el poder de elegir Yussaf –esta vez

respondió el mago– cualquiera sea la circunstancia, tú
siempre puedes elegir tu condición interior. Si te conectas
con tu verdad, tus decisiones al final serán correctas.
–¿Cómo puedo saber lo que es correcto? –increpó Yussaf

sintiéndose extrañado.

–¡Te darán paz!, sólo así podrás reconocer que tus elecciones
provienen de la fuente –susurró con voz baja el instructor–
reconocerás una paz más allá de todo entendimiento.
–Pero, yo no elegí extraviarme de mis padres –cuestionó

el niño– esa no fue mi decisión; entonces ¿cómo puede ser
esto parte de mi destino?
–Comprende Yussaf –dijo el mago– el extraviarte no ha

sido tu destino, ha sido una circunstancia. Lo que tú elijas
hacer frente a esa y cualquier otra circunstancia en tu vida,
eso será realmente tu destino. Tú eres tus decisiones. Que
te quedes aquí o regreses a tu aldea no depende de los
hechos… dependerá de tus decisiones.
Yussaf miró al joven alquimista y como esperando algo de

complicidad dijo:
–¿Podríamos regresar mañana al lugar de los mercaderes?
–Si esa es tu elección, allí estaremos –consintió el aprendiz–

igual, debo decirte que nadie allí te conoce.
Yussaf replicó:
–Nadie puede conocer lo que no recuerda. Si elijo regresar,

quien me conoce puede recordarme. “El Campo” hará,
¡que ellos me vean!
El joven aprendiz, era el más avanzado en el taller de alquimista y

conocía muy bien ese principio de manifestación. Él sabía que, si
podemos creer en un futuro que no podemos ver o experimentar
aún con nuestros sentidos, pero que sucede suficientes veces en
nuestra mente con certeza, ¡entonces se manifestará! Su maestro

llamaba a esta práctica: “Conciencia creativa” y resultaba muy
útil en el arte de crear recuerdos del futuro.
Para la estructura de la magia, “El Campo” no responde a

nuestra necesidad, responde a nuestras convicciones profundas
entregadas desde el corazón. Cuando meditas en algo y realmente
lo amas, entonces lo creas. El amor te libera de la necesidad.
“El Campo” es el origen de toda manifestación. Se trata de la

matriz en donde todo está contenido y conectado, es el espacio
cero en donde nada y todo son una sola cosa. Los magos y
alquimistas se instruyen en los principios acerca de cómo acceder
a ese espacio en donde ocurre la transformación. Con suficiente
disciplina y atención, los discípulos podrían lograr integrar estos
secretos, haciendo de su magia la expresión de su propósito.
–¿Qué es más importante Yussaf: tu destino o tu identidad?

–propuso el mago.
El joven aprendiz sabía hacia dónde se dirigía su maestro con esa

pregunta, pues él mismo había sido sujeto en esa conversación.
Sabía bien que al final somos nuestras decisiones: ese es el destino
y que la identidad es aquello por lo que seremos recordados.
–“Tu destino está en ti mismo, no en tu nombre” –dijo el

niño con un halo de autoridad.
El mago escuchaba con atención cada palabra del niño y

recordaba la conversación que habían sostenido los tres, junto
a su aprendiz, durante ese compartir en la mesa alrededor del
fuego.
Sentía que estaba allí, no sólo para entregar algo, sino para recibir
algo. Las coincidencias entre la sabiduría del niño y los principios
que habitaban en su interior eran evidentes.

La noche había avanzado y el fuego era escaso. En aquel lugar,
Yussaf sentía esa paz de la que hablaba el alquimista y se sentía,
además, a salvo.
–Fue un mago –mencionó el niño.
–Un mago… ¿A qué te refieres? –preguntó el joven aprendiz.
–Un mago, fue quien entregó este símbolo a mi madre

bajo la estrella de mi nacimiento –dijo mientras deslizaba
suavemente sus manos por el amuleto.
–¿Recuerdas su nombre? ¿Alguna vez te lo dijeron? –

preguntó el instructor.
–¿Realmente importa su identidad? No lo recuerdo… Pero

sé que provenía de Oriente –respondió Yussaf.
–Y, ¿sabes lo que significa? –se escuchó de nuevo con

interés la voz del aprendiz.
El símbolo que llevaba Yussaf era coincidente con el símbolo de

su iniciación como alquimista y mago.
–“El propósito no es algo que debes hacer…es alguien en

quien debes convertirte” esas fueron las palabras con las
que aquel mago entregó ese símbolo a mi madre – confesó
Yussaf
Comprendiendo la expectación de su discípulo, el mago tomó del

ánfora uno de los lienzos del origen de la magia y, enseñándoles
el símbolo, les explicó que se trataba de una inscripción ancestral
que describía el principio de cohesión:

Lo tradujo así:
“Como es adentro es afuera. Nada existe fuera de ti. ¡Todo

existe como energía pensamiento dentro de ti! Aquello que es
antes de todas las cosas, es aquello que sostiene todo en la
unidad”.
Toda la atención del joven y el niño se encontraba en los trazos

del símbolo en el lienzo expuesto por el mago. Yussaf parecía
estar ausente de ese instante cuando mencionó:
–Mi padre me dijo que hay algo, allí afuera –afirmó– algo
que se encuentra a la vez en nuestro interior, que conoce
nuestro nombre y conoce cada cosa que hemos de conocer
de nosotros mismos. Algo que nos sostiene y nos conduce
desde una presencia sutil todos los días de nuestra vida.
–Todos somos rostros de una misma esencia –asintió el

alquimista.
–Dinos Yussaf ¿quién eres? –preguntó el discípulo.
–Yo soy, quien soy en mi corazón y en tu espacio interior

reconocerás quién eres tú – afirmó el niño respondiendo
al aprendiz.
Yussaf tomó la tela con la señal de la crisálida que el joven le

había entregado ese día. Ofreció su gratitud mientras se retiraba
hacia la alfombra que habían dispuesto para su descanso. Quizás
menguado por el cansancio, susurró suavemente:
–Sólo es cuestión de tiempo. En los otros se reconocerá

quienes somos. Ley del proceso ¿verdad? ¡Todo ocurrirá
en su tiempo!

–AL TERCER DÍA–
El silencio de la madrugada se vio interrumpido por un inusual

escándalo. Mientras todos dormían el aprendiz de mago asomó
su rostro a través del velo color naranja de la ventana; reconoció
lo que sucedía, ya había visto esa escena en otras ocasiones.
El sonido angustioso de los animales entre gritos y voces humanas

hicieron que Yussaf retornara de su sueño. Tardó unos segundos
en despertar por completo y otro tanto procurando asimilar
el lugar donde se encontraba. Por suerte, le resultó familiar la
figura del joven alquimista que registraba con su vista desde la
ventana, todo el ruido en la entrada oriente de la ciudad.
Yussaf se aproximó con curiosidad para también observar. La

tibieza en el aire anunciaba el alba, pero aún afuera estaba
iluminado con antorchas.
–¿Quiénes son ellos? –preguntó Yussaf
–Están llegando, son una caravana de comerciantes

extranjeros –respondió el muchacho– La mayoría de ellos
aún están tras la muralla.
–¿Y qué están haciendo con ese animal?... ¿no se dan

cuenta? ¡está sufriendo! –dijo con asombro Yussaf.
–Lo están forzando a entrar, intentan hacerlo pasar por el

ojo de aguja –explicó su joven anfitrión.
–¿“Ojo de aguja”? ¿Porqué harían eso?
–Intentan pasar ese camello por la puerta angosta para

ganar un mejor lugar entre los comerciantes en el mercado.

No esperarán hasta que salga el sol y se abran las grandes
puertas de la ciudad. –Eso lo sabía el aprendiz.
Yussaf, observó toda la escena hasta el final como queriendo

retener cada recuerdo. Luego dijo:
–La gente ha olvidado que su corazón es para soñar, es para

hacer que lo que existe afuera se convierta en realidad. No
es necesario forzar nada ¡sólo es preciso aceptar!
–Díselo a él –sonrió el aprendiz, señalando al hombre que

sudaba más que el camello obligándolo a pasar por el “ojo
de aguja”.
Advirtiendo que el mago no se encontraba en su aposento,

Yussaf preguntó a su joven amigo:
–¿Dónde está tu maestro?
–Donde esté siempre yo –respondió el aprendiz– “Si tú

estás yo estoy”, así nos lo ha enseñado, queriendo decir
que somos los discípulos la oportunidad de su presencia.
La estructura de la magia consiste en reconocer que pertenecemos

a cada lugar y a cada persona en donde hemos dejado huella. Los
alquimistas de todos los tiempos saben que los alumnos son la
biografía del maestro y que sus enseñanzas no se encuentran en
sus memorias orales o escritas, sino en la transformación que
cada uno experimentó.
Eres lo que le sucede al otro cuando tiene experiencia de ti,

así rezaba la inscripción en la pared principal en el taller del
alquimista.

–¿Aún quieres regresar a la plaza de los mercaderes? –le
preguntó el joven a Yussaf.
El niño respondió que era preciso. Sintió mucha gratitud por el

calor abrigador y la comida ofrecidos en casa del mago y sabía
para qué había estado allí. Miró al joven aprendiz y reconociendo
que no sabía llamarlo por su nombre, le preguntó cómo se
suponía que recibiría esa nueva identidad.
Mientras caminaban en busca del lugar indicado, el aprendiz le

respondió:
–El mago nos enseña que para compartir nuestra magia

es preciso conectar con nuestra esencia. No se trata de
aprender algo nuevo, sino de recordar quienes somos
en realidad. Nuestra esencia es lo que hemos sido desde
siempre, lo que estamos siendo a través de nuestra identidad
y lo que continuaremos siendo aún cuando abandonemos
nuestra condición humana. Recordar es, volver al corazón.
Tu primera identidad fue otorgada por tus padres y por

tu cultura luego de tu nacimiento biológico, pero todos
debemos nacer de nuevo para nuestro destino y propósito
y en ese momento mi nuevo nombre será revelado… A ti y
a mí nos recordarán por lo que provocamos más porque
por aquello que hacemos. Te recordarán por tu grandeza
asociada a ese nuevo nombre.
Si vives para tu propósito y no para sus expectativas, no

habrás vivido en vano, sin embargo, –recuerda Yussaf–
esto implica pagar un precio al que la mayoría no están
dispuestos.
–¿Libertad? –preguntó el niño.

–¡No! –respondió el joven– en realidad, nunca serás tan
libre como cuando tienes el valor de ser tú mismo.
El precio que la magia y la transformación requieren es tu

identidad. Para ser quien estás llamado a ser y quien eres
en tu corazón, deberás cuestionar y renunciar a todo lo que
ellos te enseñaron a creer. Para ser un cambio deberás ser
un nuevo tú. El gran precio que exige la transformación
será tener el valor de no convertirte en sus expectativas y
llevar una vida auténtica.
–¿Estarías dispuesto a apostar lo que eres por lo que puedes

llegar a ser?
–¿Te refieres a morir para dar vida a algo nuevo? –

respondió Yussaf
El joven mago continuó:
–Puedes pasar tu vida inadvertido sin haber dejado huella

en tu tiempo, o puedes reconocer tu esencia y crear una
nueva identidad configurada desde tu propósito superior.
El nombre es para la mente, el legado es para tu corazón.
–¡Antes de que me preguntes cómo puedes hallar ese

propósito esencial –debes saber Yussaf– que no es cómo…
es dónde!
Habían avanzado varias calles entre el contraste vívido de luces y

sombras que creaban los primeros rayos del sol en el amanecer.
Los colores y aromas de la Ciudad de Murallas eran testigos
silenciosos de esa conversación que habitaría para siempre en
sus memorias.

Mientras caminaban hacia el lugar donde se encontraron el día
anterior, el joven mago y el niño sabían que, ese “dónde”, era en
el silencio. Allí se halla el propósito del alma en cada ser humano.
–Todos debemos, en algún momento experimentar un

desierto –afirmó el joven mientras compartía el odre con
agua al niño ofreciéndole beber– Tú, te encontrarás en su
tiempo, contigo y tu misión en el desierto… Allí obtendrás
la revelación de tu misión personal. Aunque los magos
preferimos más los bosques que los desiertos, todos somos
reinventados en el silencio.
Cada ser humano cuando en su camino del héroe está

dispuesto a trascender, lo reconocerá en su desierto
personal… Generalmente en el quiebre que experimente
como anticipo de una epifanía en su ser. Todos en algún
momento serán tremendamente incomodados para
¡despertar!
–¡Ése es el significado de la crisálida! –respondió Yussaf–

se trata de despertar de “un sueño” para vivir una
nueva realidad. La oruga no sabe que es mariposa, ella
simplemente es. Sólo debe despertar.
El pequeño Yussaf había comprendido el símbolo en la tela y en la

entrada del taller del mago. Se encontraban ahora muy cerca de
la plaza de las ofrendas mientras el niño continuaba expresando
su comprensión:
–Así como las luciérnagas no saben que brillan y

simplemente son; al no saber que puede ser mariposa, la
oruga tampoco tiene la ilusión de serlo. Por ello, no tiene
que renunciar a su identidad ni perseguir su sueño de
mariposa. No sabe ni lo uno ni lo otro… ella simplemente
debe ser y conectar con la memoria de grandeza que hay
en su interior. Sólo debe fluir con el orden universal.

El verdadero secreto está en la crisálida: Cuando ella va
a su desierto, a su silencio interior. Allí es donde sucede
la transformación. ¿Sabías que ninguna mariposa se
avergüenza de la oruga que fue?
El joven mago sonrió y sintió mucho gusto de encontrarse

compartiendo con la sabiduría e inocencia conmovedora de
Yussaf. Como si se observaran a sí mismos en un espejo todo lo
que conversaron les permitió verse y reconocerse.
Los primeros mercaderes se aprestaban para ofrecer sus

mercancías a la muchedumbre que se concentraba en la plaza.
La mayoría, visitantes extranjeros que canjeaban telas y sales por
especies para ofrecer sus ofrendas en el templo.
Yussaf inhaló profundamente, como sintiendo añoranza de

poder ser hallado. Sin embargo, recordó una de las lecciones del
mago la noche anterior en la cena:
“Si eres presencia, ¿quién podrá abandonarte?”

“Si eres amor, ¿quién podrá rechazarte?”
“Si estás contigo y cuidas a otros, ¿quién podrá vulnerarte?”
El joven aprendiz, aguardaba en silencio ofreciendo sólo su

compañía. Estaba atento a cualquier reacción del niño por si
hubiera reconocido a alguien entre el bullicio y la multitud.
Esta vez la atención de Yussaf se centró en los cánticos y juegos de

un grupo de niños junto a la entrada del templo. Él solía escuchar
esas entonaciones en su aldea. Así que decidió conducirse hacia
ese lugar.
Era el tercer día después de haberse extraviado y sus padres

que habían caminado toda la noche regresando a la Ciudad de
Murallas desde el desierto, coincidían con la intención de Yussaf,

buscar en el lugar donde recordaban haber compartido y haberse
visto por última vez.
Un par de días antes, cada uno de ellos creía que el niño venía
con el otro en la caravana de regreso a su aldea, hasta que se
percataron de su ausencia. Entonces decidieron regresar juntos
a buscar a quien habían perdido. Con la incertidumbre en su
corazón como único equipaje, la madre de Yussaf apuraba su
paso procurando divisar la entrada sur de la ciudad.
–¿Habías notado que no hay mariposas en los templos?

–dijo Yussaf al joven alquimista mientras se encontraban
rodeados de niños.
–El propósito del silencio es descubrir la ruta hacia tu propio

jardín –respondió el aprendiz– Las mariposas buscan las
flores y no el recuerdo ni la piel de su antigua crisálida.
En la estructura de la magia, el camino del héroe consiste en

reconocer tus memorias y observarlas liberándote de juicios y
condenaciones. Despertar significa comprender que tu historia
no es lo que sucedió; es lo que puedes hacer que suceda. La
alquimia consiste en transformar la interpretación y reconocer
que no somos los hechos, somos lo que decidimos hacer con la
experiencia.
Todos los magos saben que no hay que salir a cazar mariposas,
sólo es necesario sembrar un jardín. Así, el alma que reconoce su
propio destino no anhela retornar a sus memorias, ella pertenece
a su propósito superior y hacia allí se conduce.
Los magos saben que el secreto está en la memoria del corazón.

Que la salida es hacia adentro y que “el cielo está dentro de ti y
alrededor de ti, no en edificios de piedra o de madera”; justo allí
en ese instante presente en donde se encontraban Yussaf y el

joven aprendiz rodeados de inocencia compartiendo trucos de
magia e historias con los niños, riendo y disfrutando.
Donde hay magia, los ojos vuelven a brillar.
Las palabras de Yussaf habían generado un sentimiento profundo

en el corazón del aprendiz de mago: “Las luciérnagas no saben
que brillan y ninguna oruga sabe que puede ser mariposa” Quizás
ese era el propósito de su encuentro con el niño de tez dorada.
Se sentía liberado de la necesidad de su nueva identidad y, de
alguna manera sólo se hallaba allí: siendo y compartiendo su
magia conectado con su esencia.
–“Lo mejor que nos puede ocurrir es aperturarnos a la

gracia, sin ningún tipo de resistencia”– recordaba las
palabras de su maestro.
De pronto notó que a su alrededor y el de Yussaf, no sólo había

niños. Varias personas adultas se encontraban allí, inspirados
por su magia y la sabiduría práctica de Yussaf cuando recreaba
espontáneamente con una metáfora el sentido de cada truco
que él hacía. Reconoció en ese mismo instante que los actos
de magia y las historias son el lenguaje de la alquimia y de la
transformación.
El joven mago podía percibir, además, entre el grupo creciente

de niños y espectadores a algunas mujeres, en quienes supo
reconocer su alegría a pesar de llevar su rostro cubierto. Lamentó
que su sonrisa fuera oculta. También advirtió la presencia de
algunos eruditos del templo, de los cuales su maestro siempre
les había advertido a los aprendices en el taller, guardaran con
prudencia los secretos y el origen de su magia.
–“La gente teme a todo lo que no puede controlar y no

conoce. Hay cosas que no deben ser explicadas –decía su

maestro–. Así como el amor no necesita explicaciones la
magia no requiere aprobaciones… ¡Tengan prudencia con
los eruditos!”.
Sin embargo, el joven notó que lo que llamaba la atención

de aquellos hombres no eran tanto sus actos, como lo que
decía Yussaf. Prestaban especial atención a la sabiduría de sus
metáforas. Recordó que una historia tiene tanto el poder de
cautivar y disponer el corazón como el de romper estructuras
para dar paso a la alquimia. Ése también era un arte en el que
había sido formado por su mentor.
Atendiendo su instinto, interrumpió su momento de magia y se

acercó al niño para procurar persuadirlo de iniciar una caminata
en busca de sus padres, pero antes de poder decirle algo, se
inquietó al darse cuenta que Yussaf no llevaba consigo el collar
con el dije en su cuello.
–¡Yussaf –exclamó– has perdido tu símbolo! –Lamentó lo

que veía y pronto observó a su alrededor como queriendo
hallar a algún sospechoso.
–No puedes perder algo que no te pertenece –respondió el

niño con serenidad.
–Pero es tu signo de protección que te dio tu madre, ¡tiene

que ver con tu memoria de origen! –dijo el muchacho
perceptiblemente alterado.
–No son las cosas que tienes, es tu vida la que debe ser
un símbolo de inspiración –respondió Yusaff– de hecho,
la gente querrá hacer de ti su propio objeto e intentarán
poseerte… Pero el verdadero signo está en desprenderte
incluso de ti y ser sólo un referente para inspirar… sólo eso,
inspirar para permitirles ser quienes son en su interior.

De nuevo esas respuestas en la boca de tan sólo un niño,
permitieron que el joven mago se tranquilizara y olvidando todo
cuanto acontecía a su alrededor, escuchó con atención.
–Cuando el símbolo ha cumplido su propósito ya no lo

requieres fuera de ti –dijo Yussaf dirigiendo su mirada al
templo– puedes tener la certeza que, así como algunos
objetos y personas vienen a tu vida, también deberás
entregarlos. Su verdadero valor está en lo que ellos hicieron
por ti; y su riqueza será su contribución y su significado,
por ello los amarás y si los amas verdaderamente ya no los
necesitarás.
El aprendiz asintió y recordó otro de los principios esenciales en

la estructura de la magia:
¡Nada es mío, por ello todo pertenece!
–Entonces, ¿no te importa dónde puede estar ahora tu

collar? –preguntó el joven.
Yussaf respondió:
–Se encuentra justo donde debe estar, cumpliendo su

propósito y otorgando una nueva significación… quizás
pueda ser una señal universal de algo que llevamos en
nuestro interior ¿dímelo tú?
La paz de Yussaf sobrecogía todo a su alrededor, el aprendiz

de la alquimia sabía que iba a extrañar a ese niño no obstante
comprendió que no se puede extrañar lo que se ama y
verdaderamente estaba sintiendo amor en su corazón. Su
maestro le había asegurado que su nombre surgiría cuando
estuviera listo para su misión y sentía que ahora lo estaba; de su
corazón brotaba un profundo un amor.

–Sucedemos en diferentes planos de luz ¿verdad? –le
dijo el joven al niño– ahora mismo estamos sucediendo
en la mente y el corazón de alguien a través de nuestro
significado...
No tuvo oportunidad de concluir y recibir respuesta del

niño cuando de entre la muchedumbre una mujer apareció
pronunciando entre sollozos su nombre y abrazando al niño
fuertemente hacia su pecho, sólo decía:
–¡Yussaf!... ¡Yussaf! hijo, ¿por qué nos has hecho esto?
(…)

CAPÍTULO II
STORYTELLING
EL PODER DE CREAR
SIGNIFICACIÓN
“Hay besos que se dan con la mirada

hay besos que se dan con la memoria”
Gabriela Mistral
–EN EL CAPÍTULO ANTERIOR–
¡Me encanta esa frase! Así comenzaban en mi generación los

nuevos episodios de mis series de televisión favoritas; la voz en
off de señor serio decía: “En el capítulo anterior …”
Quiero ofrecerles algunos recursos con respecto al poder de

crear significación y para ello, aunque los magos no revelan sus
secretos, deberé confesar mi estrategia de Storytelling usada en
el capítulo introductorio del libro, sobre “El origen de la alquimia
y de la magia”.
De nuevo en el taller de alquimia: ¿Qué lugar reconociste en ese

capítulo anterior? ¿Con quién te identificaste en la metáfora del

mago? ¿Qué sensaciones te produjo ser el observador de esos
diálogos?
Ése es el poder creador de la narrativa: Los personajes dejan

de estar en las líneas de un guion, para aparecer en tu interior.
Sus diálogos son la oportunidad de tus verdades. Su presencia
sólo pudo ser posible a causa de tu observación y su recuerdo
permanecerá sólo si conseguiste sentir emoción. ¿Lograste hacer
coincidir a alguno de los personajes de la escena con alguien que
ya habita en tu interior? ¿Qué emoción te produjo reconocerlo?
Una metáfora como origen de la magia. En realidad, la virtud del

storytelling no se encuentra en la historia misma, se halla en la
capacidad de crear y ofrecer un escenario o un contexto através
del relato donde sucede “algo” que te permite comunicar tus
valores, virtudes y humanidad. Se trata de un espacio en donde
entregas tu autenticidad a través de una historia honesta y
transparente.
En los diálogos de Yussaf, el mago y su joven aprendiz; encontrarás

buena parte de mis creencias y principios esenciales.
Usé inicialmente su energía para conducirte a ti a tercera

persona, es decir, sostenerte en la posición de observador,
siempre expectante de lo que podría suceder con Yussaf que se
hallaba físicamente perdido; o con el aprendiz de mago quien se
busca a sí mismo en una nueva identidad. La historia te permite
ser uno de ellos, o ser el mago o quizás la mujer que observa
silenciosa la magia y que ahora sabe, debe dejar de ocultar su
sonrisa. Cada personaje tiene para ti su propia significación.
Cuando dejo de ser yo quien te ofrece el mensaje y te

conduzco a tercera, a través de una metáfora, obtengo mejores
posibilidades de que puedas identificarte con los principios que
deseo entregarte a través de sus personajes. Todo un capítulo

y no aparezco yo. Te entrego escenarios y personajes para
conectarnos y generar empatía.
Hay algo aún más especial en esa metáfora de inicio para el libro
y es que reconocerás momentos de su narrativa en los capítulos
siguientes. Éste es, además, un recurso del storytelling para
preparar tu mente y permitirte sentir emoción con respecto a
“algo” que ya sabías o habías visto antes, mientras te ofrezco
nueva información y te comparto mi propia historia.
Recuerdo aquí a Andrés Bravo “El Rolo”, un storyteller y humorista

genial en Medellín, quien supo usar esta técnica de instalar
patrones de pensamiento en su público para ser usados en algún
momento en su stand up.
Mientras presentaba la introducción de su puesta en escena,

hizo referencia a los protocolos de seguridad del teatro y, como
es de esperarse lo hizo en medio de un doble sentido y humor
negro que a todos nos provocaba literalmente carcajadas.
–“Entonces, no diga después que no se lo advertí –

sentenció mientras nos otorgaba una pausa para recuperar
el aliento– Ahí tiene la salida de emergencia y ya sabe qué
hacer en caso de tsunami!”.
Llevaba al menos 20 minutos de su presentación, cuando dos

mujeres que llegaron tarde a la función, ingresaron al auditorio y
justo debían hacerlo por la puerta principal, al lado de la tarima.
No quise estar en los tacones de ellas en ese momento:
–“Sigan, siiiigan tranquilas que no se han perdido nada…

sólo de mí –dijo en tono respetuosamente irónico– Ahí van
dos potencialmente ahogadas y ustedes las reconocerán si
hay tsunami”.

Ése fue su momento de brillantez. Usó “algo” que todos en
el teatro sabíamos y que él había instalado previamente en
nuestras mentes. Excepto ellas dos –que se reían como todos en
el teatro– todos sabíamos a lo que se refería “El Rolo” cuando se
refería al tsunami.
Entonces, ¿puedes reconocer ahora por qué uso así la metáfora

en el primer capítulo? Lo hago porque esos personajes, ya
están dentro de ti hace mucho tiempo. Están en tu memoria
cultural e incluso en tu memoria epigenética, –de generación
en generación– te fue transmitida la historia de un niño hallado
por sus padres en un templo. El desierto, la Ciudad de Murallas
y la gente admirada rodeando al niño es algo que ya habías
escuchado alguna vez. De nuevo estoy despertando algo que ya
habita en tu interior.
Pero, ¿qué hacen magos y alquimistas en esa atmósfera?
La magia es un acuerdo que tu cerebro también acepta. Así como

los besos serán el símbolo de inicio de este segundo capítulo, la
magia es el símbolo central del anterior momento. Los niños
representan inocencia, apertura y neutralidad; desde esa energía
elijo entregar mi mensaje. El mago es generalmente un símbolo
de maestría y sabiduría. Todo ello recreado en un escenario que
puede coincidir con tu patrón mental. Eso es storytelling.
Sin embargo, si observas con atención, ha quedado algo

pendiente en ese primer capítulo… hay al final, justo después de
que la madre halla al niño, unos puntos suspensivos que dejan
una sensación abierta de: ¿va pasar algo más?
¿Qué ocurrió con el símbolo de Yussaf? ¿Quién es en realidad

el joven aprendiz? ¿En qué espacio estará sucediendo ahora
mismo el mago? Todo ello lo descubrirás en el epílogo del libro.

Reconocerás con qué propósito hice coincidir a esos personajes
en ese escenario mágico. Ahora estoy usando anticipación.
No pierdas de vista esta señal que te estoy brindando. Si quieres

comprender la esencia del storytelling, piensa en ti como un
organizador de conciertos –de nuevo una metáfora– y piensa
que tienes la oportunidad de realizar un gran evento convocando
a dos artistas de renombre y mucho significado para hacer una
colaboración.
Por ejemplo, recientemente el grupo mexicano Maná junto al

español Pablo Alborán, ofrecieron una colaboración interpretando
de nuevo su éxito: “Rayando el Sol”, el espacio donde sucede la
historia y los exteriores en el video son preciosos.
Imagina que tu trabajo es encargarte de crear ese escenario.

Imagina que eres el responsable de proveer esos espacios físicos
donde ellos se presentarán. Esto es storytelling: El arte de crear
atmósferas y contextos para los personajes de una historia y allí
radica su fuerza.
Crea el escenario y deja que los personajes surjan. Entonces

descubrirás que hay algo que no está bajo tu control, deja que
la música aparezca y que la magia suceda. Permite a la historia
hacer lo que debe hacer y deja que “el que tenga oídos, oiga”.
Cuando se cierra el telón o se apagan las luces del escenario los

storytellers desaparecen y deberás quedarte con la significación
llevando en tu interior la energía de los personajes. Quedarte con
el mensaje y dejar ir al mensajero, siempre ha sido así. Debemos,
emocionalmente hablando, “matar a nuestros referentes”, Borja
ha sido muy acertado en su prólogo a este respecto motivándonos
a ser nuestros propios referentes. Shirey, igualmente en España,
nos sugirió: “Inspírate en tus referentes y renace”. Por ello, es
necesario que Yussaf en la historia desaparezca, regresando a su

tiempo espacio; para que el joven mago pueda amar su memoria
y apreciar su verdadero significado.
Si no lo sueltas, no te pertenecerá.
–TUVE ACCESO A UN SECRETO–
Les voy a confesar algo, que no he encontrado en ninguna otra

propuesta de storytelling como recurso de acompañamiento: el
secreto está en el principio de neuro-asociación.
–“Tú no ves las cosas como son, tú ves las cosas como eres tú.
Lo que tú ves afuera es lo que llevas por dentro”– Entiende así
este principio y tendrás contigo el secreto de los contadores de
historias que inspiran la mayor significación.
Así es: “Lo que tú vez afuera es lo que llevas por dentro”. El arte
de contar historias significativas tiene que ver con esa habilidad
de vincular tu mensaje con elementos que sabes o intuyes están
dentro de las personas que reciben tu narración.
Si vas a dejar un mensaje en sus mentes, apela primero a su

corazón, hazlo desde sus emociones, desde las metáforas que
para ellos tienen sentido, desde sus contextos, desde sus propios
símbolos, usa en tu historia su historia, sus propios recursos y
metalenguajes, esos a los que ellos les dan valor y así, sobre esa
matriz entrega tu mensaje y comunica tus verdades.
¿Te detuviste un momento en la cita de Gabriela Mistral en

la presentación de este capítulo? Ahora dime: ¿qué beso
recordaste?, ¿qué boca se pasó por tu mente de manera fugaz?...
¿acaso alguna reacción en tu cuerpo asociada a ese recuerdo?...

Explícame ahora esa sonrisa que se está dibujando en tu rostro.
¿Lo ves?... estoy en tu memoria, estoy usando neuro-asociación.
¿Quieres continuar?, ahora siente esto:
Cuando el anfitrión pronunció su nombre invitándola al escenario,

los asistentes se pusieron de pie recibiéndola con aplausos.
Todos allí la abrazaban con su emoción. Ella sonrió y esperó
amablemente a que sus invitados tomaran asiento y aguardaran
en silencio. Tú te encontrabas en ese escenario, entonces hiciste
caso a su siguiente instrucción:
–Gracias por estar aquí –dijo ella sosteniendo aún su

sonrisa– quiero pedirles que usen la venda que les fue
entregada el ingresar al auditorio. ¿Pueden ponerla sobre
sus ojos ahora, por favor?
Ella tenía ese magnetismo especial y noté como todos,

incluyéndote a ti, siguieron su instrucción. Encontrándose
voluntariamente vendados, hubo a continuación un instante de
silencio sólo interrumpido de nuevo por su voz amable y cálida:
–Quiero narrarles unas líneas de alguno de mis poemas

favoritos –aclaró– y quiero pedirles por favor que se
permitan, con las imágenes que vengan a su mente, sentir
su corazón e intensifiquen la sensación y emoción que les
otorgan mis palabras vinculadas a su intimidad. Permitan
que ellos vengan… sientan con ustedes su energía aquí.
El auditorio en pleno se hallaba dispuesto, entonces ella continuó:
“Hay besos que pronuncian por sí solos

la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,

hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos (…)”
–“¿Quiénes vienen a tu memoria?, ¿a quién puedes

sentir ahora? –preguntó, otorgando el espacio de tiempo
necesario para respetar tus propias imágenes, ella modificó
a continuación su tono de voz, conduciéndote de nuevo a
conectarte con tus memorias:
–“Ahora quiero compartir contigo una historia –susurró

mientras todos aguardaban vendados y en silencio.
–Hoy, regalé un equipo de música. Tenía discos antiguos

con la voz de mis padres. No quería perder su voz. Dos
parlantes enormes y advertí, ¡tanto lugar ocupado!
Se lo regalé a alguien que lo está disfrutando. Este alguien

me llamó y me dijo:
–“Bueno, ¡la música va a seguir sonando!... Haz que tu

música continúe sonando”.
Cuando me dijo eso, pensé en contártelo a ti, para que

sepas que yo también suelto a cada momento. Mi papá
tenía tan bella voz y mi mamá era tan dulce … –se escuchó
suspirar.

“Hoy regalé ese viejo equipo… Encuentra dentro de ti el
amor que se ha ido… y comprende que, el amor no se fue;
se fueron sus cuerpos, se fueron sus voces. La energía no se
puede ir y su amor queda contigo en tu corazón, permanece
en ti como energía.
Se fue el espacio físico que ocupaban, mas la energía no se

puede ir; inhala y deja que ese amor bañe todas tus células.
Exhala y entrega soltando su ser físico… Vamos soltando
lo que ya no es y aquello que ya no puede ser”. –Concluyó
invitándote a respirar profundo y descubrir de nuevo tus
ojos.
Cuando todos se retiraron las vendas, encontraron que el

auditorio se encontraba completamente oscuro salvo por
un rayo intenso de luz que la iluminaba a ella en el centro del
escenario. Te encontrabas allí, experimentendo la emoción de
ese momento.
–“Te puedes volver a enamorar si es que no lo estás y

encontrar nuevas pasiones –afirmó iniciando su conferencia
(…)
De nuevo, el principio de neuro-asociación. ¿Lograste darte

cuenta? Acabo de entregarte el inicio de una historia en donde te
involucro a ti como personaje presente en la escena, y además,
de nuevo esa historia tiene el poder de conectarte con tus
propios recuerdos y asociaciones.
¿Quién es ella para ti? ¿A quién viste en el escenario? ¿Sentiste

la energía de sus padres y en ella tu cerebro quizás evocó
un sentimiento hacia los tuyos? ¿Pudiste imaginar un viejo
tocadiscos? ¿A quién recordaste como un amor que se ha ido?

El storytelling como recurso de acompañamiento te permite
crear puertas, abrir ventanas y construir senderos para llevar a tu
audiencia, tutelados y consultantes a escenarios de consciencia:
“Libera espacio y usa la energía de ese amor para hacer

que tu música continúe sonando”. Ése es el mensaje que
quiero entregarte en el inicio de esa historia.
Confía en mí cuando te digo que el secreto está en el principio de

neuro-asociación.
No te sientas prevenido por el sobreuso del adjetivo. Pareciera

que hoy todo es “neuro” y que la gente apela a ello para dar
un cierto realce científico a sus ideas: neuro-oratoria, neuro-
management, neuro-coaching, neuro-empanadas, neuro-
suegras, neuro-despedidas de soltera ¿Te imaginas una de
esas?… Mejor continuemos.
En realidad, el principio es práctico y más sencillo de lo que

parece. Cuando entreno a personas para que puedan comunicar
eficazmente sus ideas, les insisto en dos aspectos claves
que implícitamente tienen que ver con el poder de la neuro-
asociación:
Primero, elijan una emoción desde la cual van a conectar con sus
públicos. Con ello, no me refiero al estado de ánimo de quien
comunica. Me refiero a la emoción que por anticipado ustedes
eligen y que su público va a experimentar.
En la metáfora inicial del capítulo, yo elegí intencionalmente

el amor –una de las emociones más poderosas para recurrir a
memorias– proponiendo el recurso de Gabriela Mistral como
símbolo de esa emoción a la que quise conducirlos. La emoción
es vital para conectar tu historia. Atiende este ejemplo que
encontré en thecreativityone.com, una de mis fuentes de

consulta sobre storytelling; ¡me encanta! Es acerca del poder de
la emoción en el mensaje:
–“No vayas a esa montaña, parece que hay un animal

salvaje rondando– Resultado: La persona no hace caso y
va.
Segundo intento:
–¡No vayas a la montaña! Todos los que han ido no han

regesado jamás. La habita una misteriosa criatura mitad
humana mitad animal, cuya sed de sangre no conoce
límite”– Resultado: Ehhh, creo que mejor me voy de picnic
a la playa.
Cuando esa persona va a la playa, cuenta a otros la historia

añadiendo más detalles y contenido dramático. Ése es el poder
del storytelling”.
¿Sabes por qué? Escucha con atención: el contar historias

obedece a una memoria antropológica. Se trata de uno de los
primeros actos como estrategia de evolución de nuestra especie.
Las historias –que al principio entregábamos con sonidos
guturales impregnados de emoción– antes de desarrollar
nuestros patrones de lenguaje, tenían como propósito anticipar
experiencias y peligros potenciales que podríamos encontrar.
¡Las historias fueron el primer recurso que contenía la energía

de los aprendizajes que requeríamos para no morir! ¿te
parece menor este detalle? La emoción primaria de nuestras
historias es el miedo y la aspiración en ellas fue siempre
otorgarnos oportunidades de supervivencia. Por ello, amamos
inconcientemente las historias y a los contadores de historias,
porque tienen el poder de conectarnos con nuestras esperanzas,
nuestros temores y nuestros sueños.

Así que, el elemento número uno como storyteller, es la
conexión emocional que eliges para tus públicos y con ella, la
señal concreta que quieres entregar. “Las emociones surgieron
en nuestra evolución, como un diseño adaptativo para registrar
de manera holográfica algo en nuestra memoria a largo plazo”,
eso lo aprendí en una conversación con Joe Dispenza. Si hay
suficiente emoción, entonces hay recuerdo.
“Para dejar de sentirse vacío hay que habitarse. Para

vivir hay que soltar… Cuando te alejas”. Le escucho decir
a la mujer que yo imagino en el centro de aquel escenario,
iluminada por un rayo intenso de luz… ¡mientras entrego
de nuevo un beso con mi memoria!
El segundo componente esencial que les indico es este:
“No traten de poner nada nuevo en sus mentes. Saquen

lo que ellos ya tienen dentro y usen sus propias creencias
en favor de su mensaje”. Este elemento implica un
conocimiento íntimo de tu público y una escucha activa.
Déjenme recrearlo así:
En una sesión de mentoring que conduje para un gerente

comercial, el propósito era encontrar la mejor forma de comunicar
a su vicepresidencia un verdadero “dolor” que la organización
estaba sufriendo en su estructura de procesos.
El gerente, que tenía un respeto enorme por la figura de su

vicepresidente, una mujer que además era la hija del dueño de
la compañía, no encontraba el valor ni la forma más asertiva de
presentar su hallazgo con respecto a la falencia organizacional.
Entonces le aclaré que a casi nadie en el mundo le gusta que le

digan cómo hacer las cosas y menos aún que algunas de ellas van

mal, esto incluye a los todos los vicepresidentes que conozco,
pero todos apreciarán a quien les muestran, en su propio
metalenguaje, las oportunidades de mejora para sostener su
estatus de respeto y admiración.
Le estaba indicando a mi gerente en el proceso, que usara

una metáfora coherente con las neuro-asociaciones de su
vicepresidente, para entregar de manera empatica y acertada su
mensaje.
¿Sabías que ella es muy juiciosa con respecto a su cuerpo y

condición física? –le dije, además complementando– y que
tiene ella una aspiración importante como practicante de
triatlón?
El gerente asintió, sin percatarse aún del recurso que le estaba

sugiriendo.
Si presentas ese hallazgo organizacional tan delicado –le

dije– como un paralelo entre logro organizacional y logro
deportivo tendrás mayor oportunidad de ser aprobado y
conseguirás presentarlo con mayor fluidez y confianza
frente a ella.
Entonces, dibujé en su tablero, la estructura de como habíamos

acordado leer la Organización con sus tres dimensiones, poniendo
en una línea horizontal los componentes: empresa, negocio y
marca. Luego me aseguré que esos elementos significaran lo
mismo para los dos e incluso tuvieran el mismo valor significativo
para su vicepresidente.
Dime ahora, ¿en cuál de estas dimensiones está el

verdadero “dolor” de está compañía? –le pregunté.

Sin pensarlo dos veces señaló que el quiebre de la organización se
encontraba en la dimensión empresa, es decir en el componente
estructural. Validamos que el “dolor” no era un asunto de
estrategia de negocio sino de estructura organizacional y mucho
menos un asunto de reputación pues la marca gozaba de
reconocimiento y valor.
Al haberlo puesto en un lenguaje visual fuera de su mente

en un tablero, el gerente tenía una visión más clara acerca de
dónde se encontraba esa oportunidad urgente de mejora, y al
permitirle ser el observador, sintió de repente que dejó de ser
el problema para ser quien tenía una visión clara de la situación,
consiguiendo ganar más seguridad y confianza para tomar
control y comunicarlo.
Quizás, sin que los dos lo advirtiéramos, yo estaba diseñando una

historia a partir de su propia narrativa. Me encontraba haciendo
como mentor, lo que alguna vez hicimos como especie dibujando
en las paredes de una caverna, los pictogramas que contenían la
energía de un aprendizaje necesario para su propia tribu.
Sobre ese mismo patrón gráfico le ofrecí construir la metáfora

para su vicepresidente. Entonces le sugerí –además de otros
elementos claves vinculados a su mensaje– que comenzara su
presentación ante el consejo directivo con esta descripción:
“¿Qué se requiere para ganar una prueba de triatlón?, ésa

sería su primer lámina en la conversación.
¿Contar con un buen nombre y suficiente patrocinio?,

¿obedecer a una visión y tener trazada una estrategia
de entrenamiento y ejecución? o quizás hallarse en las
condiciones física y emocional óptimas para obtener ese
objetivo.

Así como un propósito deportivo inicia con la aspiración
de una visión y unos objetivos claros; deberá contar
además con la estructura correcta para su consecución…
Si queremos ser coherentes con nuestra visión, deberemos
prestar especial atención a nuestras condiciones físicas y
estructurales” (…)
Yo puedo imaginar la cara, con su boca levemente abierta, de

esa vicepresidente al sentirse por completo conectada con la
presentación. Además, retada en su inconsciente pues le están
oprimiendo un botón emocional en su psiquis que ella acepta
por completo.
No estuve allí para presenciarlo, pero me basta la confianza

y satisfacción con la que mi gerente entrenado asumió la
conversación y además logró el compromiso de todos los
miembros de ese consejo ejecutivo para obtener las aprobaciones
y atender los cambios estructurales que requería la organización.
El cerebro ama los retos, no las críticas. Éste es un secreto al que
tuve acceso.
¿Pueden verlo de nuevo? storytelling y principio de neuro-

asociación: no se trata de poner cosas en sus cerebros, se trata
de conexión emocional, hablarles en su lenguaje y sacar lo que
ellos llevan dentro.
¡Puedes creer por ejemplo, que hay un autor que le puso corbata
al Principito de Antoine de Saint-Exuperi!

–RECONOCE EL PATRÓN INCONCIENTE–
Las historias son un elemento muy potente para transmitir

información. Especialmente si éstas suponen una conexión
con ingredientes de lucha y perseverancia con las que pueden
sentirse identificadas las personas, generando así, confianza y
recordación.
Las historias sobre cómo surgió una idea o emprendimiento, cuál

fue el sueño que la motivó, qué adversidades tuvo que enfrentar
para lograr ser exitosa y cómo ha debido reinventarse en su
camino de evolución, son formas en las que una narrativa inspira
a la gente para tomar acción.
Podemos reconocer esto de manera empírica, no obstante

hay mediciones realizadas por expertos en ciencias de la
comunicación que indican cómo una historia bien construida,
incrementa hasta en un 35% nuestra capacidad de persuación y
en un 21% nuestra posibilidad de ser recordados.
Existe un patrón reconocido por los editores de televisión de

Hollywood, que integra elementos a la hora de estructurar una
historia que logre inspirar. En su canal de YouTube, Sebastián
Lora, hace referencia a Jeff Bartsch como guionista y editor
argumentando que, las buenas historias contienen hilos
conductores a partir de estos cuatro elementos fundamentales:
- Existe un personaje.
- Que tiene una aspiración o el anhelo de conseguir algo.
- Debe pasar por un obstáculo o adversidades para
obtenerlo.
- Y finalmente surge una transformación, un proceso de
cambio en su búsqueda.

Ten encuenta este patrón y verifica si tu historia personal puede
ser contada reuniendo estos elementos. Cuando te conviertes en
una historia que la gente quiere escuchar, en ese preciso instante
elevas tu poder de influencia y comienzas a ser inspiración. Al
integrar el storytelling como recurso de acompañamiento en el
mentoring, encuentro vital que tengas esta guía para crear tu
propia estructura de alquimia y magia. Hazlo desde tu propia
coherencia, hazlo desde el poder y significación de tu historia.
Desde mi maestría personal, siempre procuro conectar a las

personas o públicos que acompaño con la historia que se están
contando. Ésa es de hecho, una de mis preguntas favoritas:
¿Quién te enseño a creer eso de ti? ¿Qué historia te estás

contando?
Los conduzco a ellos mismos a reconocerse como personajes

responsables de sus propias narrativas. Así consigo hacer que
recuperen el poder que entregaron y antes de ofrecerles tres
opciones de conciencia como observadores e intérpretes de su
historia, me aseguro de comprender sus aspiraciones.
El arte del coaching dejó en mí esa memoria: “No iniciamos un

proceso de entrenamiento sin declarar primero el objetivo”, por
tanto me aseguré siempre de saber cuáles eran sus propósitos y
cuáles eran sus reales aspiraciones. Ese encuadre, me permitió
elegir los mejores recursos para ofrecer el acompañamiento.
Al reconocer sus aspiraciones puedo ser oportuno y elegir la

emoción que ellos requieren habitar. Luego, si confronto a mis
tutelados con respecto a tres estados de conciencia desde donde
pueden estar interpretando y manifestando su propia realidad:

- Estás siendo víctima
- Estás siendo creador de vida
- Estás siendo usado como instrumento por el universo.
Joe Vitale, en su obra: “Cero límites”, inspiró en mí la propuesta

de estos tres observadores, que son además coincidentes con el
Viaje heróico del alma al que se refiere Joan Garriga.
He construido una narrativa para que la gente pueda reconocerse

en uno de estos tres estados desde donde se perciben y toman
decisiones. De hecho, si alguna vez has aplicado instrumentos
de autoidentificación y de perfiles de personalidad, como
DISC o eneagrama sabrás que un mismo resultado, varía en su
interpretación según sea el estado de consciencia en donde se
encuentren las personas.
¿Qué te impide alcanzar ese estado deseable que declaras?

¿Quién o quiénes tienen los resultados a los que aspiras? ¿Qué
decisiones tomaron ellos? ¿Qué retos deberás afrontar si quieres
realizar ese propósito? ¿Con qué tipo de energía cuentas? ¿En
qué zona estás ahora mismo?... Todo este itinerario de preguntas
y retos surgen durante la creación de estrategias para construir
una nueva coherencia, es decir: un nuevo personaje con un nuevo
guion mental, emocional y actitudinal.
Hay una declaración muy poderosa que le pertenece a Juan

Álvarez, un storyteller especializado en el poder sanador de la
narrativa, a quien deseo otorgarle el crédito de esta instrucción:
“La vida no se compone de una sola historia, sino de

miles de narraciones alternativas y paralelas. Cuando
decidimos contar una, también elegimos silenciar otras.
¿A qué narrativas debes renunciar para vivir la historia que
deseas?”.

Cuando ella tomó el último pañuelo de la caja, usé
intencionalmente ese momento, como un símbolo para la
construcción de su nueva narrativa.
¿Puedes darte cuenta? –le dije– En esa caja ya no hay más

pañuelos. Así que, entrega tus últimas lágrimas de dolor.
Confía y suelta, porque cuando lo hagas de nuevo, llorarás
de amor. Mira bien, ¡ahí ya no hay más pañuelos!
Su llanto, tranquilo y suave era liberador. Había una historia no

resuelta en su memoria que ahora estaba recibiendo. Ella se
encontraba habitando la comprensión. Aceptó la imagen de esa
caja vacía como una señal. Entonces, su rostro se iluminó y de
pronto toda su actitud se transformó.
“Regalo mi ausencia a quien no valora mi presencia. Me

traigo a mí misma de las memorias para habitar sin reserva
la historia a la que pertenezco. ¡Confío y suelto!”.
Ese fue el regalo que nos dejó esa sesión. Para decidir representar
una nueva historia, debo tener el valor de silenciar con amor
otras.
Daniel González, profesor de guion y desarrollo de videojuegos

en el máster de la Universidad Politécnica de Madrid, declara en
su blog: “Todo el mundo tiene algo qué contar, pero no todo el
mundo tiene una historia para contar. Una historia no es una
anécdota”.
Cuando pienses en storytelling tu primera neuro-asociación debe

ser ¿cuál es mi historia?
“Toda historia comienza con una persona que quiere algo,

pero no puede conseguirlo. El conflicto es lo que nos lleva a
superarnos, a buscar una solución al problema (…) A todos

nos gusta ver sufrir a nuestro ‘héroe’ hasta que logra sus
metas”, afirma Daniel.
Cuando te propongo en mi narrativa que hagas de tu vida un

símbolo de inspiración, me refiero a: que al trascender tu propia
humanidad, elevando tu espíritu por encima de tus temores
y sombras, representas inconcientemente una aspiración de
esperanza para quienes se reconocen en tu historia.
No temas pagar el precio de ser un referente. Te van a idealizar

y también te van a juzgar. Los que dicen “amarte” serán además
tus verdugos; no obstante, tu energía no debe estar allí, en
las conversaciones que vulneran. Mucho menos en pretender
satisfacer a todo el mundo. Tu esfuerzo debe dirigirse en sostener
y representar tu propio ideal, no la imagen idealizada que ellos
tienen de ti.
Debo decirte que iniciarás como referente y habrás de

transformarte en autoridad. Tú no eres una anécdota… tú eres
el significado que le otorgas a tu historia y eres todo el valor de
tu humanidad. Deberás, en efecto, reconocer que te enfrentas a
retos y transformaciones que implican elegir tener el coraje de
ser tú y renunciar a las expectativas de otros. Piensa en esto: si
lo logras, ¿quiénes se sentirán inspirados a contar tu historia?
Regresa a los elementos de storytelling que te entrego en este

capítulo y resuelve esto en tu diálogo interior:
- El personaje eres tú
- La aspiración la representas tú
- El coraje para trascender quiebres y
obstáculos lo tienes tú
- La transformación que inspira la habitas tú.

Si asumes con responsabilidad esta conversación, tendrás
oportunidad de encontrar tu propio guion y te hallarás delante
de los primeros pensamientos semilla para construir la matriz de
tu historia personal, y con ella la oportunidad de ser la persona
que eliges ser.
–CREA TU PROPIA SIGNIFICACIÓN–
Los símbolos sólo son símbolos si tienen significación. Si no

significas algo para alguien, sólo serás tu identidad. Los registros
civiles nunca han inspirado a nadie.
Continúen por favor, respondiendo esto para ustedes mismos:
- Qué me otorga significado… ¿estoy siendo una persona

significativa?
- En qué soy un referente… ¿mi vida es para alguien una
fuente de inspiración?
- Puedo ser coherente con mi esencia y con mi identidad…
¿estoy siendo una persona auténtica que se permite ser
vulnerable y vivir su humanidad?
Permítanme dejar claro este punto con respecto a la construcción

de su legado de significación. No estoy hablando de marca
personal, estoy hablando de consciencia.
Cuando conocí a Tom Peters en 2005, refiriéndose al valor de las

marcas, me quedé con una de sus más poderosas enseñanzas
que, desde entonces, han influido en mi pensamiento y en mi
carrera.
“Una marca es el inicio de una conversación con el

potencial de sus clientes –indicó el señor Peters– (…)

La marca es lo que nos define y está mucho más allá del
marketing o los logotipos:
Tiene que ver con la pasión, con la historia que queramos

contar, con la causa que motiva nuestra empresa. Las
historias y experiencias serán mucho más importantes en el
futuro que los productos, porque la capacidad de transmitir
emoción es lo más importante en un mundo gobernado por
la tecnología”.
Mientras transcribo este texto, siento cómo este hombre se

estaba refiriendo en su tiempo, a nosotros hoy como mentores y
storytellers. Esa declaración para mí, es la perfecta definición de
lo que significa convertirse en un símbolo. Detrás de una marca
siempre hay un símbolo.
La siguiente declaración del creador de Amazon será igualmente

útil para ilustrar mi punto:
“Tu marca es lo que dicen de ti cuando no estás presente”,

es una cita célebre y contundente de Jeff Bezos.
Sin embargo, mentoring no es marketing y la conversación no

es “¿qué quiero que digan de mí?” La conversación es: “¿en qué
se convierten ellos cuando tienen experiencia de mí?”. Tú eres tu
historia, no sus historias. No te midas por lo que dicen, valórate
por las transformaciones que inspiras y provocas. “En los otros
se reconocerá quiénes somos” dijo Yussaf al aprendiz de mago.
Como contador de historias, tu enfoque debe estar en ti y en

las virtudes y emociones que eliges representar. Debes liberarte
de las opiniones ajenas y a que no te afecte lo que se conversa
en secreto o en redes sociales acerca de ti y menos aún si te
etiquetan o no; o si te están dando likes. Que seas tendencia no
implica que estás generando valor.

Debes, por tanto, hacerte sólo cargo de tu conciencia y liberarte
de la necesidad de aprobación. Lo que ellos digan les pertenece
solo a ellos. Lo que tú inspiras y el potencial que liberas es aquello
sobre lo que se edificará tu leyenda personal.
“Preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación.

Tu conciencia es lo que eres, tu reputación es lo que otros
piensan que eres”, ¿adivina qué?… esto fue tomado de un
post en redes sociales.
Una “historia” es el inicio de una conversación con el potencial

de sus oyentes. El legendario Michael Jordan, con el número
23 siempre en su pecho y espalda, trabajó mucho en sí mismo
y sabía con toda claridad la historia que quería representar. Su
narrativa interior era más importante que los titulares en medios.
Alimentar su conciencia fue mucho más vital que sostener la
expectativa que sobre él pesaba. Quiero que recibas y sientas
ahora mismo el valor de sus palabras:
“He fallado más de 9.000 lanzamientos en mi carrera.

He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí
para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He
fracasado una y otra vez en mi vida y todo eso es por lo que
tengo éxito”.
Reconocer tu historia y otorgarle valor es el inicio para hacer de

ti un símbolo. Las personas valoran la grandeza implícita que hay
en la humildad de reconocerse vulnerables, sólo hay un nivel
superior al de ser un contador de historias; y es ser aquel que
inspira nuevas historias y esto sólo sucede cuando tú representas
siginificación. ¿Quién amará contar la historia que representas?,
¿quiénes escribirán historias significativas acerca de ti?
Pude comprender esto,

al observar la sencillez de este símbolo:

¿Ves el signo de puntuación?… Yo veo una historia, ¡yo veo a una
persona! ¿qué ves allí?
Lo que parece ser sólo un “punto y coma”, puede ser la continuidad

de toda una historia personal luego de una aparente derrota.
Yo veo allí a Michael Jordan entendiendo que no ha sido un

punto final… que sólo es un “punto y coma” y que la historia debe
continuar. Veo en ese símbolo a cada hombre y mujer, capaces de
hacer lo que sugiere el signo gramatical: para, detente, haz una
pausa y luego continúa. Ése es el sentido del “punto y coma”.
Elegí hacer de ello parte de mi significación personal y le pedí a

un tatuador profesional que tomara el signo de “punto y coma”
como base para crear un símbolo que connotara esta narrativa:
“Detente. Para… ¡Vuelve a tu corazón! y renace en él para

manifestar tu yo superior”.
Entonces, el diseñador integró el sentido del mensaje, significando

en el “punto y coma” a una persona que surge desde su interior.
Esta fue su creación:
Y éste es el símbolo de la historia que yo quiero representar. Una

historia que comienza siendo tan humano como puedo ser y eso
me otorga la conciencia para ver en el otro su propia humanidad
–sin juzgar a nadie– sin embargo, aprendiendo a tomar distancia
y otorgando a cada quien su justo valor.

Detenerme y ser el observador de mi vida. Hacer una pausa y
revisar mis decisiones y con ellas, ser de nuevo conciente de los
resultados que obtengo y las manifestaciones que estoy creando.
Ser quien soy en mi corazón es más importante que ser el guion
de otros. Es allí en donde habita la memoria de mi alma y del yo
soy que soy.
Mi historia comienza y finaliza con la decisión de manifestar mi

yo superior, a mi fuente de amor. Por eso el I am integrado en el
símbolo. Quien se detiene y renace en su corazón, representa
esperanza y yo he elegido que ése es mi valor esencial.
Mi historia no tiene como propósito convertirme en una marca,

–aunque soy fan de las lovemarks– sólo obedezco hoy a una
aspiración sencilla y simple: ser un símbolo de inspiración y
no serlo porque yo sea “perfecto”; podré serlo porque soy
constantemente perfeccionado en el amor.
Al final, no tengo control sobre lo que piensen o juzguen de mí,

sólo soy responsable de saber usar incluso toda esa adversidad
para continuar construyendo mi historia. En los guiones de
storytelling, el personaje, la aspiración y los obstáculos forman
parte de la pertinencia en la narrativa.
Así como nuestros referentes tienen el poder de conectarnos

con una energía superior dentro de nosotros mismos, también
los símbolos nos entregan una e-motion (permítanme usar el
anglicismo) es decir: energía que conduce a la acción.
Cuando elegí tatuarme ese símbolo, lo hice en un momento

de quiebre y muy trascendente en mi vida. Fueron días de
incertidumbre y temor en donde estuve a punto de abandonarlo
todo. Lo hice para buscar la energía de coraje dentro de mí y
lo hice además –recuerdo– completamente identificado con las
palabras de Morgan Freeman, al finalizar uno de los capítulos de
la serie: “La historia de Dios”. Ese hombre me inspiró:

“Si me preguntan ¿quién es Dios? –concluye Morgan–
Yo diría que hay un poco de Él en TODOS nosotros. Hay
Dios en ti, hay Dios en mí… el Dios en mí, es quien yo
soy realmente en mi corazón, es la mejor versión de mí.
El Dios en mí, es quien me esfuerzo por ser y quien estaba
destinado a ser”.
Ese día, tomé responsabilidad de mi propio destino y elegí ser,

antetodo de nuevo Yo Mismo!
Oscar Wilde, en su carta ‘De profundis’ escribía lo siguiente:
“Mucha gente es otra gente. Sus pensamientos son las

opiniones de otros, sus vidas una imitación, sus pasiones
una cita”.
¿Qué hay de ti? ¿Cuál es tu historia?... “Donde estás es temporal,

¡lo que eres es eterno!”.

CAPÍTULO III
TÚ ERES LA HISTORIA
EL PRINCIPIO DE
COHERENCIA ESENCIAL
“¡No juzgues jamás a nadie como incoherente!

Reconoce que, cada quien habita su propia
coherencia”
Principio de transformación
Si te preguntas dónde estás ahora mismo, podrás reconocer con

tus sentidos que estás allí en tu propio momento presente.
Si haces uso de tu consciencia plena, te hallarás sosteniendo esta

página del libro reconociéndote además en toda la realidad que
te rodea y el lugar donde te encuentras. Todas las sensaciones a
tu alrededor estimulan tus sentidos para crear la percepción de
tu realidad ¿qué vez ahora?
No obstante, debo confesarte que no sólo estás allí –donde crees

estar–, te encuentras además en donde te recuerdan y en donde
en este mismo instante evocan tu presencia en su conversación.
Es cierto, sucedemos en nuestras conversaciones.

No sólo estamos en donde percibimos estar. Nos encontramos en
la memoria de cada persona que ha tenido experiencia nuestra.
Si te recuerdan, existes. ¡Si te olvidan… dejas de ser!
Tú no estás donde está tu cuerpo, tú estás donde estén tus

pensamientos. Aprendí además con uno de mis referentes
inspiradores que: “Donde un ser humano pone su atención, allí
está él y en ello se convierte”.
Cuando creas metáforas y entregas historias, le otorgas a quienes

te reciben el poder de crear significado. Todos los storytellers
hacen eso, construyen el escenario real o imaginativo en donde
su audiencia puede verse reflejada, reconocerse e identificarse.
Conozco a alguien a quien deseo recordar en este capítulo

y mientras lees esto, esta persona de la que te contaré a
continuación estará sucediendo en su propio tiempo y espacio,
pero además estará aquí conversando entre tú y yo. Con estos
diálogos de memorias de origen podrás obtener de nuevo la
oportunidad de afianzar y construir tus propios acuerdos como
mentor y creador de narrativas de transformación.
Este es el origen de mi historia y mis memorias como de mentor.
–SIEMPRE HAY “ALGO” QUE NOS UNE–
Freddy Cantillo Noriega es alguien que tiene la humildad de un

aprendiz y la lealtad de un maestro. Él vivió junto a nosotros un
proceso de transformación que a todos nos influyó. De hecho, el
primero que escucha el mensaje es quien lo dice y mientras yo
facilitaba algunos módulos de coherencia esencial, Freddy tomaba

atenta nota de los principios y patrones de acompañamiento que
ofrecíamos para quienes se encontraban en esa certificación.
Cuando hubo terminado el proceso y luego de acompañar como

facilitadores a tres generaciones de entrenadores en coherencia
esencial; los creadores de ese “taller de alquimia” ya no éramos
las mismas personas que iniciamos con esa visión. Al instruir y
comprometernos a acompañar a otros transfiriendo nuestra
experiencia, la memoria de Campo de ese proceso nos confrontó
y nos puso de frente –cara a cara– con nuestro propósito de vida.
Siempre escuché que la mejor manera de aprender es enseñar.

Pero nunca había vivido esto de: la mejor manera de morir a
ti mismo es compartiéndote desde tu alma. Cuando vimos el
poder del proceso y aquello en lo que las personas se convirtieron
al comprometerse con la experiencia, sabíamos que estábamos
bajo la responsabilidad de honrar ese vehículo que nos convocó
para encontrarnos y reconocernos; y debíamos hacerlo desde
nuestras propias maestrías personales.
Fue así como nos reunimos esa noche para decidir que no habría
un nuevo grupo de coherencia esencial en formación. No fue
una decisión fácil, pero yo mismo insistí que era el momento de
desacoplar. Esa palabra es mi forma de enseñar desapego.
Soy de la generación que creció viendo las misiones de astronautas

a bordo del transbordador espacial Challenger y la escena que
me conmueve, es el momento en que la tripulación escucha
desde el comando central en tierra la instrucción: ¡desacoplen!
La nave se encuentra adherida a un propulsor nuclear; un cohete

que debe ponerla en orbita más allá de la atmósfera para que
pueda cumplir su misión. Cuando el comandante de la nave
escucha la orden de desacople, sólo debe oprimir un botón y el
mecanismo libera al transbordador del cohete que lo llevó a la
altura requerida estando listo para avanzar con autonomía.

Si no lo hacemos ahora, estaremos saboteando nuestra
propia misión de vida –les dije– asegurando que coherencia
no era nuestra nave sino nuestro propulsor para ponernos
en órbita.
Desacoplar no es algo que quienes caminaron conmigo amen

escuchar de mí. Pero es parte del carácter que todos debemos
tener en algún momento si queremos ser nosotros mismos en el
ejercicio de nuestro destino y propósito personal.
Nos prometimos en esa mesa que honraríamos los principios de

transformación que habíamos entregado a quienes confiaron en
nosotros. Elegimos representarlos en nuestra propia vida. Nos
miramos con el corazón y al cerrar en amor aquel ciclo cada
uno de nosotros había decidido ser leal a su misión personal sin
enterrar sus talentos.
De esa mesa se levantó aquella noche, Luis Gabriel Cervantes,

para mí un referente absoluto de disciplina con quien aprendí a
integrar esta declaración:
“Sé el mejor tú que puedas llegar a ser, para que ellos

sean el mejor ellos que puedan llegar a ser”. Sin tratarse
de comparaciones o competencia el sentido de esa
declaración es conseguir ser de nuevo tú mismo, allí es,
donde eres tu mejor versión.
Su alma lo condujo a convertirse en uno de los mayores referentes

en autoconciencia a través de la sabiduría del eneagrama. Luis
Gabriel es además alguien confiable.
Toda maestría personal debe sustentarse en ello: ¡confiabilidad!

Por tanto, quien elija el camino del servicio, al pretender
compartirse como mentor deberá elegir aquello en lo que sabe
y siente que puede ser un máximo referente. Una disciplina a

través de la que pueda inspirar a otros con toda autoridad. Él
lo logró y puedo reconocer su grandeza en la humildad que
ha tenido para encontrar y seguir a sus maestros inspiradores:
Roberto Pérez y Borja Vilaseca.
Esa misma noche de nuestro acuerdo final, también se despidió

de nosotros hermosamente conmovida, Jenniffer Rocha. A
quien habíamos invitado a compartir la información de destreza
emocional para sostener nuevas coherencias. Ella es la primera
MUJER en el mundo quien se ha ganado y es merecedora de
TODO mi respeto. Espero tener la oportunidad de amarla y
acompañarla siempre y, sea así o no, sólo tengo esta certeza:
Para ser mentor y obtener autoridad primero deberás hacerte
cargo de tus miedos más profundos.
Con ella aprendí a recibir nuestra historia y abrazarla, permitiendo

que la vida use el dolor de nuestra vulnerabilidad como el inicio
de la asunción de nuestra maestría de vida. Eso es lo que “El
Campo” hace antes de usarnos como instrumentos.
Jenniffer es hoy una embajadora mundial de esperanza y un

símbolo de inspiración para su género a través de la visión y la
comunidad que lidera en #RetoMujer. Ella representa el valor
que exige esta conciencia.
Con ella puedo verificar que un mentor no es alguien que se

presuma “perfecto” sino que es alguien que constantemente
es perfeccionado en el amor. Ese es el origen del principio de
prosperidad.
¡Debo confesar que, aunque una parte de mi los extraña! Mi

alma se alegra de saberlos referentes y autoridades en su
maestría personal. Yo estoy en ellos y ellos en mí. Ellos continúan
inspirándome.

A la mañana siguiente de ese cierre de ciclo, recibí un mensaje
de Freddy Cantillo:
Mi hermano, aunque comprendo que es preciso oprimir

ese botón de “desacoplar”, tu legado no puede perderse en
la memoria del tiempo. ¿Me concedes una entrevista para
publicar tu pensamiento? –fue así como me invitó.
Valoré mucho su intención y en ella pude reconocer el coraje

y virtud de los miles de hombres que, en la historia de las
civilizaciones, se dieron a la tarea de recopilar memorias,
transcribir textos, realizar traducciones y mantener viva la esencia
de conversaciones significativas como biografía de nuestra
humanidad. Los escribanos merecen tanto reconocimiento como
los contadores de historias.
Freddy es también un símbolo de transformación e inspiración

luego de ese proceso de coherencia esencial. De hecho, fue
el primero de nosotros en publicar su obra: transforma tus
emociones. Tuve el privilegio de escribir para él, el prólogo
de su libro; pero mi mayor orgullo es compartirte ahora los
“pergaminos con los principios originales” que dieron origen a
mi narrativa como mentor.
Encuentro valioso el hecho de entregarte esta conversación,

como un reconocimiento sincero a todas las generaciones de
coherencia, que ahora pueden estar viviendo su vida en línea y
órbita con sus almas y a todos los públicos que con sus maestrías
han logrado inspirar.
Te entrego además a ti, esta historia como inspiración de tu

propia energía fundacional, si has llegado a este capítulo no es
casual… de hecho, todo es realidad CAUSAL.

–EN UN CAFÉ CERCANO–
Imagina que te encuentras sentado a la mesa en tu lugar favorito

del mundo para compartir un café. En ese lugar de tu elección,
Freddy y yo coincidimos contigo y al reconocernos desde
nuestras mesas, con una sonrisa te invitamos a acompañarnos
en esta conversación.
Imagina que tú aceptas la invitación y de pronto, allí los tres

comenzamos a compartir y a conversar. Nos enteramos primero
de tus motivaciones y de por qué leerías un libro como éste.
Nos enteramos de aquello que hace que tus ojos brillen y nos
interesamos auténticamente en tu historia personal.
Con nuestro café, ordenamos también un postre especial de ese

lugar que está en tu memoria, con tres cucharas para compartir.
Debes saber que, aunque los postres engordan, las historias
alimentan y los dos ingredientes siempre consiguen unir. Jamás
olvides que: “Los vínculos son el lugar dónde el alma cumple su
destino”.
Entonces, observas a Freddy tomando su grabadora de voz y con

ese anhelo de saber que esto pueda llegar a muchas personas
me invita a responder sus preguntas. Yo te miro y te giño un ojo
celebrando que te encuentres allí.
Tú sonríes y sabes que ahora mismo estás ahí, en la memoria

de tu lugar y sabores favoritos participando y nutriendo con tu
presencia esta conversación.
Junto a la grabadora de voz, Freddy ubica una hoja con texto

escrito a mano y en ella logramos percibir el título de la entrevista.
La primera nota dice:

SÉ UN OBSERVADOR CONSCIENTE Y HABITA
UN SENTIMIENTO COHERENTE
(Fundamentos de coherencia esencial)
Una de las hojas de notas cae al piso sin que Freddy se percate, él
se asegura de verificar que su dispositivo está grabando, me mira
e inicia la entrevista diciendo:
Esperamos que estas palabras llenas de gratitud, sean

recibidas con apertura para poder entender no desde la
mente, sino desde el corazón, de tal manera que podamos
habitar un sentimiento coherente.
Yo observo con atención a nuestro entrevistador, mientrás tú

recoges del suelo la hoja de notas de Freddy en la que te das
cuenta de la guía de preguntas que trae escritas. Juntos nos
aprestamos a sostener la conversación mientras Freddy me da la
bienvenida a su entrevista con su primera nota de voz:
Buenos días, William Fernando. Gracias por aceptar esta

propuesta, para mí es un honor y me honras al darme
esta hermosa misión, si podemos llamarlo así, de contar y
organizar todas estas vivencias.
Como Freddy es psicoterapeuta y además teólogo conocedor

de textos sagrados, hace a continuación referencia a una cita
espiritual:
“Pongo en orden todas las cosas para que tú las puedas

leer, amado Teófilo”. Así empieza el Evangelio según San
Lucas –nos explica– y siento que es lo que hoy queremos
manifestar a través de un texto maravilloso, que será las
memorias de coherencia esencial. De antemano, te doy las
gracias por permitirnos vivir este momento.

Siento gusto por ese instante y observándote sé que además de ti,
muchas otras personas merecen también recibir este momento:
–Gracias a ti, buen amigo –respondo– Igualmente quiero

hacerte un reconocimiento porque Dios y la vida eligen
a personas que son capaces de tener ese talento, esa
disciplina y ese valor de poner todo en su justo orden. Así
que creo que tú eres el corazón que está recibiendo esta
semilla: la semilla del mensaje de coherencia esencial,
y creo que tu corazón hará que todo fluya para un bien
común.
–Me alegro igualmente –responde preguntando a

continuación– ¿qué es el principio de coherencia?, ¿para
qué nace?
Mi respuesta no se hace esperar:
–El principio de coherencia nace como correspondencia

a un momento de la humanidad en dónde requerimos
asumir urgentemente estas preguntas: ¿en quién debo
convertirme?, ¿quién debo ser ahora?, ¿cómo puedo ser la
persona correcta para este momento histórico del mundo
que demanda una evolución de consciencia?
Coherencia esencial hace referencia a lo humano, al

hombre que debo ser, a la mujer que estoy llamada a ser.
Coherencia tiene que ver con el carácter, al tener el valor
y la decisión de saber que puedo transformarme en lo
que desee. Pero no podíamos dejar la coherencia al azar,
al destino o a la partitura que otros escribieron: “Mira, tú
solamente puedes hacer esto”, o “éste es el camino que
debes seguir”. Coherencia es la forma de orientar al ser
humano que estoy siendo hacia algo superior que hay

en mí, que me habita y que tú lo sabes. Se trata de esa
fusión entre lo humano y lo divino que está dentro de todos
nosotros.
Vuelvo mi mirada hacia ti y finalizo la respuesta a Freddy

diciéndote:
–Al empezar a conectarte con esto; debes inmediatamente

hacerte una pregunta adicional: “¿Deseas tú ofrecerte como
ejemplo de ese cambio que quieres ver en tu realidad?”
Ésta es la base esencial del principio de coherencia.
Nuestro entrevistador asiente con un gesto de aprobación y

afirma:
–Te he escuchado muchas veces y cuando empiezas tus

conferencias dices: “Tenemos la necesidad de conectar,
todos los seres humanos sentimos la necesidad de conectar
y conectar con el amor”. ¿Por qué empieza así coherencia?,
llamándonos a nosotros diciendo: “El propósito de la vida
es conectar de nuevo” ¿estamos desconectados?
–¡Sí, así es! –respondo con certeza– Hay una conciencia de

“separatidad”, así lo va a describir Erich Fromm en su obra:
El arte de amar, y te voy a decir que la única posibilidad en
donde nosotros podemos expresar ese “yo soy” que somos
dentro de nosotros, en donde puede surgir algo mayor a
nosotros mismos, en donde se manifiesta nuestra mejor
versión es en la comunión, la unión, la conexión genuina
y auténtica con los otros seres, pero eso no puede suceder
desde la mente.
Entonces tomo la servilleta que tienes en tu lado de la mesa y

con la pluma de Freddy hago este símbolo en ella:

PL
El ser humano habita tres dominios en su coherencia:

pensamiento/lenguaje; corazón/emociones y cuerpo/
expresión.
En la mente nos separamos unos de otros, en la mente

habito mis creencias, mi identidad, creo ser mi nombre,
creo ser mi cultura. En la mente creo ser todo lo que soy.
En el corazón soy quien soy, en el corazón tú y yo somos
uno. Somos la misma esencia, habitando en conciencias
diferentes, habitando en corporalidades diferentes. La
necesidad de conectarnos desde el amor es la aceptación
plena de mí y del otro. Es lo que me permite activar esa
memoria esencial, esa memoria mística, esa memoria
superior que hay en mí. ¿Y para qué? para donarme, para
hacer lo que tengo que hacer, para poner mi identidad al
servicio de la esencia.

Tú me observas y comienzas a comprender nuestro propósito
y promesa de valor, te sonrío y sosteniendo mi mirada hacia ti
continúo:
No podemos vivir solos. No, el ser humano sólo se limita; el

ser humano, con otros, se potencia. El otro es la oportunidad
que yo tengo de dejar huella, el otro es en donde me veo, en
donde me reconozco, el otro es en donde yo permanezco.
¿Recuerdas a San Francisco?: “Entregando, es como
verdaderamente recibo” y como puedo permanecer. Dar es
la oportunidad que tenemos de permanecer, de quedarnos
en el otro. Si no hay otro, tal vez no puedo ser yo; yo soy en
función del otro.
Las culturas africanas de ascendencia zulú, conservan

una antigua forma de saludar muy bella, y es la expresión
“sawubona”, que significa: “Te veo, te reconozco y te
respeto”.
Los miembros de esa tribu responden al saludo “sawabona”

con la expresión “shikhona”, y ésa es una respuesta aún
más bella que significa: “estoy aquí”.
El orden del diálogo es importantísimo, porque mientras

no me hayas visto no existo, es como si al verme tú a mí,
me dieras existencia, y esa forma de saludar y responder,
“sawubona-sikhona” proviene de una conciencia expresada
con la palabra “ubuntu, que es una expresión zulú, de sus
creencias ancestrales que significa: “Una persona es una
persona a causa de los demás”. ¡Yo soy, porque nosotros
somos!
Por eso quiero invitarte a que pienses en qué se convierte

la gente que tiene experiencia de ti querido Freddy – afirmo
mirándolo esta vez de frente a él– siempre vamos a requerir

del otro para poder satisfacer esa necesidad que es del
alma, no es humana. El humano puede aislarse, de hecho,
el humano tiende a aislarse; conectar es divino, es una
de las virtudes del alma. El alma viene a esta experiencia
humana a conectar con la conciencia universal. El alma
trae en su información, en su misión misma, el saber que a
mayor conexión con otros, ¡más posibilidad hay que surja
algo nuevo! y esto es maravilloso ¿no crees?
De pronto, mientras escuchas mi respuesta, reconoces que en

otras ocasiones se te había dicho esto mismo y recuerdas esa
declaración que recibiste alguna vez: “En realidad, no somos seres
humanos tratando de conectar con una experiencia espiritual.
Somos seres espirituales que saben, que son conscientes y
comprenden que están viviendo una experiencia humana”.
Si es así, tiene sentido eso de conectarnos y hacerlo desde el

amor, es decir, desde nuestra esencia.
Freddy toma de nuevo la palabra y se pregunta:
Pero William, por qué mucha gente dice: “Yo necesito al

otro para ser feliz”, pero lo hacen desde una coherencia
diferente, es decir, desde la necesidad emocional. Desde
ese “yo me siento vacío y necesito a alguien que me llene”.
Desde mi experiencia como acompañante de personas en
procesos de encuentro consigo mismos, me he encontrado
con eso, con una dependencia emocional: “Necesito a
otras personas, necesito a alguien para poder ser feliz”. La
propuesta que nos hace coherencia esencial es diferente.
¿Conectar desde dónde?
Guardo un poco de silencio mientras observo y doy tiempo

a la pareja que toma asiento junto a nuestra mesa, entonces
respondo:

- Ese “necesito del otro para ser feliz” es legítimo, se vale
y de nuevo insisto, ese es un grito del ser humano. Ese
no es un grito del alma porque el alma no necesita ser
feliz, el alma es feliz, porque es esencialmente libre. Pero
parece que el ser humano, cuando habita su conciencia
psíquica, cuando dice: “yo”, en ese instante se separa del
otro. ¿Cuándo fue que dejamos de ser nosotros? Fíjate:
cuando somos uno en la conciencia universal, una parte
de esa conciencia se encarna en ti, toma forma en ti y se
manifiesta en tu individualidad. Eres uno con el todo hasta
que dices “yo”. En ese momento te separas, y ahí inicia el
anhelo de sentir que debes pertenecer de nuevo a algo, de
conectar para trascender tu soledad.
La cosa es que, como te identificas más con el humano que

eres, vas a querer compensar esa sensación de vacío con
otro humano. Y qué tal si miramos hacia nuestro interior,
qué tal si entendemos esta propuesta: la salida es hacia
adentro, no se trata de mirar afuera.
Freddy, tú conoces esa sentencia de Jung que es bellísima:

“Sólo será más clara tu visión cuando mires al interior”. Es
así ¿verdad?
Entonces, antes de ese “necesito del otro” qué hermoso

es cuando dices: “necesito de mí”, necesito de mí, para
amarme en el otro. ¿Cuál otro? Pues ese otro que se
encuentra ahí como correspondencia; cuando eres el
observador consciente de tu humanidad dices: “¡Wow!, el
otro es en realidad una oportunidad”.
Hay un otro que no está afuera en la misma circunstancia

de vacío, es ese otro que me habita, que me llena en mi
totalidad, ese otro que es mi esencia. Y cuando hago
fusión con mi esencia surgen estas palabras que aprendí

con Jessica Franco: “¿Quién me puede abandonar si estoy
conmigo? ¿Quién me puede rechazar si yo me acepto?
¿Quién me puede agredir si yo soy protección y me siento
a salvo cuando estoy conmigo?”.
Luego, cuando me amo a mí, ya no tengo necesidad de

buscar ese amor afuera, y creo que ahí el principio de
coherencia esencial le hace una contribución muy grande a
los mentores, porque dice: “Ven —como diría Juan Gómez
Herrera— ven, que el amor de tu vida eres tú”. Si te amas
a ti, estás amando en ti al “yo soy”, al Dios que te habita, y
a los otros en ti. Harás que la creación no se avergüence de
haberse duplicado en ti, de haberte creado.
Ese momento de conversación, hace que los tres –

inconcientemente– como si fuéramos uno solo, tomemos al
tiempo nuestras cucharas dirigiéndolas hacia el postre que
compartimos para tomar un bocado. Nos percatamos del hecho
y sonreímos con complicidad.
–¡Estamos siendo uno! –dices tú.
Entonces escucuchamos por primera vez tu voz diciendo:
–¡Qué acertado!, es una respuesta para muchas personas

que en este momento están viviendo esos momentos
difíciles en su corazón al sentirse rechazados o no amados.
No necesitamos nada que nos complete, sólo necesitamos
aceptarnos completamente.
Freddy te mira y coincidiendo con tu comentario continua

indagando:
–Con base en esto, ¿podemos decir que tenemos una herida

o un vacío, por lo que constantemente estamos buscando
la aprobación de los demás?

Así es. El ser humano cuando habita su conciencia psíquica,
es decir, cuando se conecta con su mente y sólo habita
desde el dominio del pensamiento, entonces alimenta
y busca siempre compensar la herida que se imprimió
en el momento de nacer. Cuando estás en el vientre eres
esencialmente amor, eres esencialmente presencia y eres
esencialmente protección. Ese es tu estado natural.
Tomo de nuevo la servilleta con el ícono que les propuse hace

unos instantes y creando un círculo alrededor suyo connoto
nuestra consciencia espiritual. Luego escribo las siglas APP de
Amor, Presencia y Protección:
Creo que esa es una segunda noticia que el principio de

coherencia le da al mundo de acompañantes y facilitadores:
tu estado natural es ser el amor que eres, la presencia que
eres y la protección que eres.
Si puedes comprender que ese es el estado del alma y que

el alma –incluso mientras estás en formación en el vientre
de tu madre– está experimentando la plenitud de esas tres
virtudes, entonces entiendes por qué, en el momento en
que naces, cuando se corta el cordón umbilical, significará
biológicamente una desconexión con la fuente que te
estaba dando vida.
Supone entonces para el ser humano naciente, el nuevo ser

que surge, que la vida inicia con una conciencia de muerte.
Es paradójico, mi vida inició con una conciencia de muerte,
porque en el corte del cordón umbilical, siento que me
separaron de la fuente y de eso que en origen soy: amor,
presencia y protección.
Se va a imprimir entonces una herida inconsciente. Una

herida que todos llevamos en nuestra psiquis y que en la

experiencia humana venimos a trascender. La herida es
rechazo, la herida es abandono y la herida es agresión, y al
momento de nacer, una de estas tres: agresión, abandono o
rechazo, se va a maximizar y va a determinar la personalidad
que tú tienes; ella va a definir cuál es el personaje que vas
a adoptar y los comportamientos inconscientes para evitar
de nuevo esa herida. ¿Cómo se compensa ese estado de
separación? Se compensa conectando con todo aquello
que ofrezca reconocimiento, acompañamiento y otorgue
empoderamiento.
Por ello, en mi experiencia humana siempre voy a buscar la

necesidad de conectar con algo que me ame, con algo que
me proteja y con algo que esté ahí para mí y que represente
presencia. Buscamos la presencia de Dios fuera, buscamos
protección en lugares o con personas y buscamos que nos
amen. El punto es de nuevo, y si tú eres amor, presencia y
protección, ¿por qué más bien tú no ofreces eso que tú eres
para trascender el miedo y tus propias limitaciones en la
conciencia de separación?
Mientras discurro, noto además que, el café de tu lugar favorito

es verdaderamente excepcional.
–EL MOMENTO CERO–
Freddy ha visto muchas veces en nuestras experiencias de

formación y nuestros entrenamientos, un recurso valioso de
conciencia personal que nos permite conectar con nosotros
mismos y nuestros públicos llamado: “El momento cero”. Es como
el primer acuerdo, si se puede llamar así, que los entrenadores
integran en su ser para conectar con su esencia antes de ofrecer
su acompañamiento.

–Durante mucho tiempo, hemos favorecido y privilegiado la
razón –dice Freddy con conocimiento de causa– Somos hijos
de la ilustración, y solamente ahora en la posmodernidad,
podemos tener nuevas perspectivas con todos aquellos
maestros de la sospecha, que nos han brindado una
experiencia diferente; pero siempre ha primado la razón,
siempre hemos tenido esa forma de ser razonables sin
tener que ver con la emoción. Quiero preguntar ¿por qué
no nos ofrecen una experiencia para poder conectar con
nosotros mismos? Nos forman desde la razón, nos forman
solamente desde el pensamiento, desde el lenguaje, pero
no desde esa conexión que nos permite vincularnos con el
alma universal ¿A esto responde el momento cero?
Interrumpo brevemente la entrevista para ordenar un poco de

agua a la amable mesera del lugar. Como si intentara cambiar por
un momento de tema. Luego te miro de nuevo y te pregunto por
esa canción que está sonando en el ambiente.
Tú la reconoces y comienzas a susurrar suavemente su letra,

a Freddy lo invito entretanto, a cerrar sus ojos un momento y
percibir la temperatura que hay en el lugar, así como la sensación
del peso de su cuerpo sobre la silla. Lo hace y se concentra
en ello. Te pido igualmente a ti cerrar tus ojos y además de la
canción sugiero que percibas todas las voces y sonidos del lugar
entre las conversaciones alrededor de las mesas cercanas. Ahora
los dos respiran profundamente y logran centrar su atención en
cada sensación, aroma, sonido y presencia estimulante del lugar.
Antes de perdirles que dirijan su atención a su corazón, les

indico que respiren de nuevo lenta y profundamente… poco
a poco, enfocando toda su atención en su respiración y ritmo
cardiaco. Les sugiero ahora sientan gratitud por la oportunidad
de encontrarse en ese estado de observación. Los tres en este

momento compartiendo esta consciencia sentimos una auténtica
gratitud.
Antes de abrir sus ojos les pido reconozcan la sensación de

bienestar al integrar todo su ser en el momento presente.
Reconozcan su cuerpo y sus sentidos. Continuaremos
conversando, sólo que he querido intencionalmente que
experimenten ese “momento cero”. Respiren de nuevo,
hagan conciencia del lugar donde se encuentran y de toda su
corporalidad. Cuando esté bien para ustedes abran sus ojos y
recibámosnos de nuevo en nuestra conversación.
Cuando percibo que están de nuevo con toda su atención en

mí, reconozco en Freddy ese brillo en sus ojos al recordar la
experiencia de disposición “momento cero” y puedo percibir
en ti que te conectaste y generaste un recuerdo vívido de ese
instante de meditación.
Agradezco a la joven por el agua que sirve en mi lugar de la mesa,

quien además atiende un llamado de su administrador y ahora
respondo:
–El momento cero, como bien lo indicas, es un momento

de conexión. La primero que haces es ofrecer un espacio
de silencio, de aquietar la mente, de aquietar los sentidos,
de entender que tú no eres las voces que hay en tu cabeza,
sino que tú eres quien escucha esas voces en tu cabeza, es
decir, te aprestas a ser el observador de tu vida.
No se trata de poner la mente en blanco como algunos

sugieren. Por el contrario se trata de integrar toda la
experiencia a tu alrededor en un momento de conciencia
plena, para luego ir dirigiendo toda tu atención a tu energía
interior y allí experimentar la gratitud por el solo hecho de
sentir y observar.

Esta voluntad es una competencia esencial en el arte de
los procesos de acompañamiento y transformación, es la
oportunidad que tienes de entrar en un espacio dentro de
ti, en donde surge tu intuición. En las tradiciones orientales
hay otra expresión de sabiduría: la palabra “namasté”, y
con ella quienes la comunican como acto de bienvenida
sugieren esto: “yo honro ese lugar en ti, donde habita el
universo entero. Yo honro ese lugar en ti, que es un lugar
de amor y verdad, de luz y de paz, y sé que cuando tú estás
en ese lugar dentro de ti y yo estoy en ese lugar dentro de
mí, tú y yo somos uno”. ¡Namasté!
Ese momento cero es un espacio de no dualidad, nada

es bueno ni malo; el momento cero es un momento
de completa neutralidad. Ser neutrales, elevar nuestra
frecuencia, aperturar nuestra mente y darle paso al
corazón, a la inteligencia intuitiva, para que el corazón
que, a propósito se formó antes que tu cerebro, genere
ese campo magnético y eléctrico que nos permite estar
en un sentimiento coherente, en un estado del ser, como
dirá Joe Dispenza en “Deja de ser tú”. El estado del ser
en comunión con la matriz divina que nos contiene, en
comunión con la energía, con el espíritu que alimenta
todo. Y ahí, en ese momento cero, tenemos la lucidez, la
claridad para decantar, observando al observador, ¿qué es
nuestra vida?, ¿qué es lo que me dice la vida?, ¿qué es lo
que me está diciendo el corazón?
Entonces, Freddy nos deja saber visiblemente emocinado:
–Justo ahí, en ese momento cero, desde lo que yo he

aprendido y que he tomado para mí, reconozco dos virtudes
y es lo que he hecho a partir de entonces. Siempre, cuando
voy a iniciar alguna acción, empiezo con el momento cero

y me conecto con el estar aquí y en el ahora y, justo ahí,
conecto con el amor y la gratitud que soy.
Especialmente para quienes lideran personas, el momento cero

es un ejercicio de respiración y de silencio, para estar en condición
perfecta de sostener una conversación de acompañamiento
transformacional desde cualquier disciplina; incluso, puedes
hacer momento cero en la cotidianidad, mientras esperas tu
turno en un banco, un aeropuerto, en cualquier lugar donde
te encuentres. Se trata de respirar, observar concientemente
tu respiración y simplemente hacer silencio, conectarse desde
la gratitud con toda la experiencia que te rodea y con ese lugar
dentro de ti en donde está el universo entero para disponerte
desde tu interior con esta pregunta: ¿cómo puedo servir y vivir
de mejor manera este instante?
Entonces, al entender que también puede ser un acto natural y

cotidiano, tú diriges hacia mí una pregunta:
–¿Cómo puedo saber que he hecho verdaderamente ese

momento cero?
Te respondo con la única forma que tienes de saberlo:
–La primera forma de reconocerlo es: saber que no estás en

ninguna otra parte, estás aquí. Eckhart Tolle, por ejemplo,
para saber que estás aquí te propondrá esta pregunta:
“Piensa ahora: ¿cuál será tu siguiente pensamiento?”, y en
ese momento sólo perteneces al presente.
La segunda manera de saber que lo has integrado

correctamente es observando el sentimiento que habitas
inspirado en dos emociones: amor y gratitud, a esto lo
llamamos sentimiento coherente.

Te miro y permito un breve espacio de silencio mientras observo
que aceptas y comprendes mi respuesta. A continuación
concluyo:
–Entonces, el momento cero es una práctica bellísima, es

una herramienta poderosa para que podamos decirnos:
“Estamos aquí, tu vida y mi vida están sucediendo en este
momento. No somos ni lo que sucedió, ni somos lo que
podrá suceder. Nos encontramos en este preciso instante
aperturados a “El Campo” conscientes del momento
presente”. Además, estamos aquí y ahora, para servir y ser
servidos y lo hacemos desde ese principio que es conectar
desde un sentimiento coherente.
El sentimiento coherente es la genuina y auténtica conexión

con dos de las emociones de mayor frecuencia en el espectro
electromagnético de la consciencia humana: el amor y la
gratitud. Así que imagina ahora lo que puede surgir cuando
una persona conscientemente elige disponerse para ser
ese momento y, además, aceptando, amando, apreciando
y agradeciendo la experiencia. Le das paso a que surja la
magia y se exprese el alma, a que se exprese la conciencia
intuitiva a través de ti.
Freddy toma notas adicionales mientras todo esto queda

registrado en audio. Ahora él nos comparte un registro desde su
experiencia como psicólogo clínico:
–Comparto completemente lo que dices William y aquí

quiero que enviemos un mensaje a todas esas personas
que no están enfocadas, no sé si has leído algo de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) donde nos dice
que el siglo XXI será el siglo de la depresión. ¿Por qué?
Porque conectamos más con nuestro pasado, con ese
anhelo a volver a recobrar aquello que hemos perdido. La

tristeza es una emoción del pasado, la tristeza es aquella
emoción que me ayuda a enfrentar la realidad cuando
tengo una pérdida. Pero a veces nos quedamos enfocados
en esa emoción y viene un trastorno llamado depresión,
con el cual la mayoría de la gente se ha identificado.
No sé, si ustedes le han prestado atención a las

conversaciones de la gente en donde se volvió habitual esta
estructura lingüística: “Ahora tengo la depre, estoy en la
depre, y la consienten, la incuban y la abrazan. Yo digo: la
gente a veces no sabe lo que está pensando, ni lo que está
diciendo. Tú nos lo has enseñado Willy, ellos no saben que
están configurando esa coherencia de depressión cuando
dicen: “Tengo una depre”, o sea, ya es como si fuera mi
amiga, ya es como si fuera mi compañera; por ello es que
llevamos ese exceso de equipaje con nosotros en nuestro
estado emocional, exceso de pasado, cuando solamente
conversamos y nos conectamos con nuestro ayer.
Pero también surge otra realidad contrastante que muchos

seres humanos están padeciendo y creando: la ansiedad.
La ansiedad es una emoción hermosa porque me conecta;

por ejemplo cuando yo vivo un peligro, aparece la ansiedad
y me quedo allí para poder enfrentar esa situación, pero
también ahora están surgiendo muchas personas con
problemas de ansiedad, porque temen algún peligro o
ven una amenaza en cierta circunstancia. Hay muchas
personas que te dicen: “Tengo miedo a perder mi trabajo
y vivo con ansiedad porque veo que mi jefe es un peligro,
veo que mi compañero es un peligro, y que amenazan mi
proyecto de vida”, “tengo miedo de perder a mi esposo, y
aparecen muchas personas que me quieren hacer perder
a mi esposo, y entonces vivo con esa ansiedad, vivo con
ese miedo” y todo ello, por el contrario a la depresión, se
encuentra en este caso en un exceso de futuro.

Entonces, surge coherencia esencial que nos advierte
y nos dice –y para mí esto es un gran valor y una gran
enseñanza–: “Ubícate en el momento presente, ubícate en
el ahora. No sabemos lo que va a pasar mañana. Ya lo que
pasó ayer ya pasó, ya no es, ya no existe; solamente habita
en tu dominio pensamiento y lenguaje, y ahí es donde está
y tú estás enmarcado desde eso”. Debes traerte a ti mismo
del pasado, les digo a mis pacientes… debes rescatarte del
futuro.
Mientras escucho a Freddy, celebro mucho que se aperture a esta

experiencia trascendiendo sus propias fronteras académicas.
Ampliar el mapa y ser conscientes de “El Campo”, es algo que nos
constituye en personas que logran agregar un valor distintivo.
Emocionado por su conciencia o por el último trago de café en

mi taza le digo:
–Acabas de decir algo grandioso. Dentro de ti hay un lugar

que no tiene memoria de pasado y no tiene memoria de
futuro, y es el corazón. El corazón siempre está palpitando
acá. Fíjate, tu corazón no sabe qué fecha es hoy,
simplemente sabe que es hoy. Tu corazón no sabe si podrá
haber un mañana, él no tiene esa conciencia. Por tanto,
simplemente está.
El vivir desde el corazón nos permite hacernos cargo de

aquello que en nuestra mente está como conversaciones
de angustia o ansiedad, logrando resignificarlas. No
tengo dominio sobre lo que sucedió, sobre los hechos,
pero sí tengo dominio sobre cómo elijo interpretarlo y
observarlo. Por eso, el primer trabajo camino a ser mentor
o entrenador, es ser un observador consciente, ser el
observador de tu historia, no a quien le sucedió la historia.
Porque si te identificas con los hechos desde el miedo, te

conviertes en tantas patologías, como las del pasado no
resuelto, o tantas otras como las del futuro, y expectativas
y ansiedades con respecto a lo que podría suceder. Cuando
lo haces desde el amor, te conviertes en la sabiduría que
otorga la experiencia.
Me confirmas que nuestra propuesta es una invitación a

vivir desde el corazón. El corazón no tiene calendario, el
corazón no sabe cuándo naciste. El corazón no sabe que
hoy o mañana va a ser tu fecha de cumpleaños. El corazón
simplemente es y está. Simplemente está respirando su
propio aliento de vida y ahora mismo está haciendo eso
en cada palpitar. Le está dando vida a lo que tú decidas
poner en tu mente. El corazón es tu mejor cómplice porque
de él procede una inteligencia superior a la cognición: la
inteligencia intuitiva y aquello que incubes en tu mente, lo
quieras o no, está siendo impulsado a través del corazón
por todo el torrente sanguíneo y memorizado en tus células
y tu cerebro. Así que una primera etapa de la que hay que
hacerse cargo con urgencia es de los pensamientos y de las
conversaciones en las que estamos habitando.
Dijimos recientemente, puedes traer a tu vida

conversaciones de otros, desde hace muchos años que
no has devuelto, y debemos observarlas y tener el valor
de decir: “Este pensamiento no es mío. Esta conversación
no es mía, te los devuelvo”. Este fue tu juicio, esta fue tu
opinión. Mi corazón está atento de saber si me hago cargo
de eso para imprimir entonces una nueva comprensión,
siendo una nueva conversación para representar una
nueva realidad”. Muy bello, pensar así.
Mira, te devuelvo tu lapicero, le digo a Freddy con cierto tono de

humor negro.

–OBSERVAR AL OBSERVADOR–
Además de lo acogedor y de los buenos postres de aquel lugar.

Nuestra conversación transcurre en un espacio de intimidad
superior al de cualquier otra mesa. Estoy seguro que la energía de
aprecio y aceptación que nos profesamos los tres allí, genera esa
sensación de no tiempo y de “bien estar” que experimentamos.
Entonces tú expresas una inquietud que conservaste minutos

antes esperando el momento oportuno para preguntar:
–Willy, hace un momento hablabas de que hay que observar

al observador, pensé entonces que, en realidad somos
nuestras conversaciones, habitamos conversaciones. Y la
mayoría de las personas nos enganchamos sin darnos cuenta
con eso, porque hay un diálogo interior constantemente
que sucede en nosotros. Hay una conversación interna que
tenemos constantemente y que nos estamos creyendo.
¿Qué conversaciones somos cuando somos los

observadores?
De nuevo una sonrisa hacia ti celebrando que estés en nuestra

conversación, entonces te digo:
–Sólo podemos habitar las conversaciones de aceptación. Si

te das cuenta que tú eres tus conversaciones y te observas,
y sólo eres el observador consciente de lo que estás
pensando y de lo que estás conversando, entras al estado de
coherencia esencial, en donde las conversaciones que eres
son de aceptación, y todo comienza con el recibimiento.
Recuerda que aceptar no necesariamente significa aprobar.
Aceptar es recibir, sin juicios, sin expectativas. El principio
de coherencia activa el proceso de transformación, y

creemos que no puede ocurrir ningún cambio allá afuera,
en eso que llamo mi realidad, a no ser que primero haya
una transformación en mi interior, y también creemos en
que nunca habrá transformación si previamente no hay
aceptación. Quiere decir que la aceptación es la puerta de
entrada para que se inicie la transformación.
¿En qué conversaciones quiero habitar? ¿En conversaciones

de culpa? ¿En conversaciones de vergüenza que me
separan de mí y de los otros? ¿Continúo en conversaciones
de rechazo, resentimiento, rencor, resistencia? ¿Continúo
en conversaciones de apatía, tristeza, dolor o miedo? Sólo
obsérvalas y acéptalas. Acepto que tengo miedo, acepto
esta rabia, la reconozco, la acepto, la recibo y fíjate que
al recibirla, al aceptarla, inmediatamente puedes hacer
algo con ella y decido sentirla, entregarla y entonces puedo
trascenderla. Sólo podrás transformar lo que consigas
aceptar.
Entonces, cuando somos los observadores desde un

sentimiento coherente, somos una conversación de
aceptación, y la aceptación nos da paso a la transformación.
¿Para qué? Para lo que te dije al principio: quién debo ser, en
quién elijo convertirme. No quién me tocó y quién dijo que
era. Insisto en que puedes estar siendo conversaciones de
otras personas y no se las has devuelto, ese pensamiento no
es tuyo. Elige tus propios pensamientos, elige tus propias
emociones, y eso simplemente empieza con la aceptación.
¿Escuchaste hablar alguna vez de Gerardo Schmedling?

Debo pedirte que consultes su conversación sobre
aceptología.
Advierto que Freddy está obteniendo un muy buen material

para su entrevista y observando la silla vacía que hay en nuestra

mesa, justo en frente tuyo te sugiero que la usemos para aplicar
un patrón de observación usando esa silla vacía.
¿Quieres experimentar en ti esta respuesta? Hagamos un

ejercicio de devolver conversaciones. Confía en mí.
Freddy anticipa mi intención y participa tomando un poco de

distancia hacia atrás sobre su propio asiento, como creando para
ti espacio entre tú y esa silla. Entonces atiendes mi instrucción:
Te vamos a pedir que te sientes cómodamente en tu

asiento reconociendo la silla vacía que hay frente a ti. Ahora
cierra tus ojos y escucha la voz que resuena en tu interior.
Respira y siente… ¿Qué conversaciones vienen a tu mente?
¿Cuáles son las imágenes que vienen a tu mente que te
agobian y te sobrecargan? Deja que esas conversaciones
simplemente emerjan tranquilamente.
Observa esas conversaciones dentro de ti y verifica de

donde vienen. A quién le pertenecen ¿Son conversaciones
de las expectativas de tu padre, de tu madre? ¿De tus
hermanos, de algún familiar? ¿Quién tiene que ver con
esa conversación que está surgiendo? ¿Acaso al escuchar
puedes reconocer la opinión de tu pareja? Respira de
nuevo y siente…
Y ahora, te queremos pedir que proyectes la imagen de

ese sentimiento o conversación internos sobre la silla
en frente de ti. Si quieres puedes imaginar a la persona
que representa esas voces sentada allí. Si prefieres sólo
proyecta como luz la energía de esa conversación. Quiero
que le digas a esa expectativa o a esa conversación:
“Durante mucho tiempo me has acompañado, me has

ayudado a ser lo que soy hoy en día, pero ahora, quiero

despedirme de ti. Porque siento que ya no me prestas
ningún servicio que me haga crecer. A lo mejor, aparecerás
de vez en cuando, dentro de mí, te percibo y te acepto;
pero ahora, decido quedarme con otra imagen, y otra
conversación que hoy pueda hacerme bien”. Respiro y
suelto… te entrego amorosamente.
Continúa sintiendo y observando dentro de ti ¿brotan de

ti imágenes o conversaciones que te permitan responder?,
¿puedes elegir un nuevo sentimiento en tu interior para
sostener este estado de liberación interior? Si no viene a
ti ninguna conversación positiva, pregúntate con la mejor
disposición posible a actuar: ¿Qué conversación podría
ayudarme?, ¿qué conversación me gustaría representar
en el lugar de las conversaciones que estoy entregando
ahora?, ¿qué sentimiento elijo mantener?
Respira y reconoce una parte de tu cuerpo en donde quieres

asociar y conservar este estado de bienestar interior. Dirige
tu mano hacia esa parte de tu cuerpo, presiona un poco
para anclar este recuerdo. Dentro de un instante abrirás
tus ojos, reconociendo el lugar donde te encuentras y
notando que en tu interior como en esa silla frente a ti, el
espacio está limpio y vacío.
Ya estás aquí.
Freddy agradece y felicita tu disposición, al tiempo que tú

sientes la energía de ese momento. Los tres estallamos en risa
cuando tú nos dices: –¿No se supone que esto sólo sucede en
un consultorio?– Entonces nos disponemos con ese placer del
ejercicio a continuar la entrevista.

–ENERGÍA, FRECUENCIA Y VIBRACIÓN–
Freddy acerca de nuevo su silla hacia la mesa y nos dice:
–Habitamos conversaciones de los demás y nos conectamos

también con emociones de baja frecuencia. Quisiera que
nos explicaras un poco ¿qué significa frecuencia y qué
significa vibrar? para que cuando nosotros reconozcamos
una frecuencia en forma de conversaciones de culpa o de
vergüenza, que es cuando más bajo estamos vibrando,
podamos hacernos cargo de ello.
A veces nosotros mismos seguimos siendo conversaciones

de culpa y desde allí es desde donde vivimos nuestra
vida; por eso nos cuesta aceptar, por eso nos cuesta dejar
partir, dejar ir… soltar. A veces me mantengo en un duelo
constante. Todavía no he dejado partir a mi papá que ya no
está, que se fue hace diez años, que ya se fue hace veinte
años, y todavía no he elegido hacer una conciencia de ello
y de mí mismo para decir: “Yo estoy aquí y me corresponde
vivir”.
Comprendo la argumentación de Freddy y de inmediato pienso

en un principio postulado por Nikola Tesla que gobierna mi vida:
“Si quieres comprender el universo, piensa siempre en

términos de energía, frecuencia y vibración”. Ahora bien,
voy a ofrecer una cuarta palabra al final de la respuesta y
es: resonancia.
La energía es aquello de lo que todo en el universo está
hecho y en lo que está a la vez contenido. Todo está hecho
de energía. Yo soy energía, mis palabras son una forma
de energía; tú eres una expresión de energía. El lugar en

donde nos encontramos es una forma de energía y tú sabes
que la energía no se crea ni se destruye, sino que siempre
se transforma. Todo está en movimiento y constantemente
toma una nueva forma. La energía puede tomar cualquier
forma, el pensamiento es una forma de energía, la emoción
es una forma de energía, el quedarse quieto es una forma
de energía, el actuar o no, son una forma de energía.
¡Todo es energía! Si comprendes eso, sabes que la materia

prima de tus acompañamientos y entrenamientos consiste
en movilizar energía. Puedes hacerlo con tus historias o tu
presencia.
La frecuencia significa el dial con el que me sintonizo a

diferentes formas de energía. Les propongo un ejemplo.
Escuchen de nuevo la música y reconozcan que llega a
nosotros como energía desde el dial en el que se encuentra
esa estación de radio.
Este lugar sintonizó esa frecuencia 92.4 FM y así suena.

La frecuencia hace que la energía tome la forma de esta
música que está sonando. Pero si me levanto de aquí y
conecto con otra frecuencia cambiando el dial a, por decir
algo, 103.9 FM, todo el lugar sonará y vibrará diferente.
Ahora la energía toma esa nueva forma de sonido, la forma
de esa frecuencia.
La energía siempre está y podemos elegir la frecuencia en

la que queremos conectar. ¿Cómo quieres sonar?, ¿qué
deseas sentir?, ¿qué energía quieres manifestar? Tú eres
reponsable del dial. Tú decides la frecuencia y eliges si
quieres regresar a la música anterior o quieres hacer sonar
algo nuevo en tu vida.
Decidí llamar a la mesera que nos atiende e intencionalmente

pronuncié su nombre sin que ella nos lo hubiera dicho nunca.

Lo había escuchado hace un instante cuando su administrador
lo pronunció para indicarle que una nueva orden estaba lista.
Uso este recurso para ilustrarte con respecto a lo que estoy
explicando. Entonces le llamo:
–Susana, ¿quieres traernos la cuenta por favor?– Ella se

sorprendió gratamente al reconocer que yo la llamaba por
su nombre e hizo un esfuerzo intentando saber de dónde
la conocía. Inmediatamente sintió gusto; se sintió vista, se
sintió reconocida y se fue en una frecuencia favorable a
atender mi petición.
Ésa es mi manera intencional de modificar su energía,

sintonizándola con el valor de llamarla por su nombre y
apreciando su servicio. Ahora continúo dirigiéndome de nuevo
a ustedes:
Si yo soy energía y mi cuerpo es energía, la frecuencia es

el dial en la conversación con la que me conecto y todo
mi ser toma la forma de la frecuencia en la que me decido
encontrar.
David R. Hawkins es uno de mis maestros inspiradores y

en su obra: Power vs. Force, va a calibrar científicamente
la frecuencia de los niveles de la conciencia humana con
un algoritmo. Con el Dr. Hawkins comprendí: “Puedo estar
en alta o puedo estar en baja frecuencia. Así como hay
frecuencias que toman esta forma de sombra y penumbra,
hay frecuencias que toman esta forma vibracional de
sabiduría y luz”. Todas las frecuencias determinan la forma
que toma la energía y se van a manifestar en términos de
vibración.
¿Cómo estás vibrando? ¿En qué frecuencia te encuentras?

La frecuencia es lo intangible con lo que me conecto; la

vibración es lo tangible, la expresión de la frecuencia. Mira
a esa persona que se enfermó. Está en baja frecuencia,
está vibrando en enfermedad, está vibrando muy bajo.
Podríamos decir que es una persona densa, una persona
que está expuesta a entornos enfermos y quizás conectada
en una frecuencia de pasado no resuelto. Su cuerpo es
propicio para incubar enfermedad. Se hace más densa, más
pesada y su vibración es baja. Una persona ligera, por el
contrario, está conectada con la conciencia de aceptación,
de gratitud, de amor, y es una persona cuya vibración —la
expresión de su frecuencia— es más ligera. Puede haber
virus en el ambiente y, sin embargo, esta persona no es el
lugar donde ellos se manifiesten.
Amor o miedo, dos frecuencias, dos vibraciones, dos formas

de manifestación.
Ahora observa: físicamente sabemos que, cuando una

onda en cierta frecuencia se encuentra con otra onda en
idéntica frecuencia, éstas son ondas coherentes. Esas dos
frecuencias que se encuentran provocarán un fenómeno
conocido como “resonancia”, es decir, el surgimiento de
una nueva onda de mayor frecuencia y amplitud.
Este principio físico aplica a nosotros mismos. ¿Observan la

resonancia que hemos provocado en este lugar? ¿Pueden
percibir la buena energía de nuestra mesa a causa de
nuestra vibración de amor y gratitud por este encuentro?
Resonancia significa eso: la forma superior que toma la
energía, cuando dos o tres están reunidos alrededor de un
propósito superior. Cuando dos personas en sentimiento
coherente se encuentran, todo su realidad se transforma.
Por el contrario, si tú vienes a mí en baja frecuencia, y yo

me conecto con esa frecuencia baja de emoción, a través

de la conversación negativa o de dolor tuyos, afectamos
juntos nuestra vibración. Generamos “oposición” que es
el resultado contrario a la resonancia, y esas dos ondas o
esas dos personas en conversación negativa con corazones
rotos, quejándose del pasado, juzgando el presente o
sintiendo temor por el futuro, nunca generan una onda de
mayor amplitud. Ellos no lo saben, pero se están limitando
y enfermando mutuamente.
Lo que ocurre es que, cuando las ondas son negativas, nunca

producirán una onda superior, sino siempre producirán
algo más bajo en frecuencia.
En ese momento Freddy toma la palabra y logra intuir:
–O sea que, si nos sintonizamos con conversaciones de

baja frecuencia, ¿salimos al mundo en baja vibración? Eso
nos hará correspondientes a todo lo que en el universo sea
coherente con ese nivel de energía: te enfermas, te roban,
te abandonan, te accidentas, te pasa de todo porque atraes
cada circunstancia de sombra que está determinada por tu
frecuencia.
Lo observó y confirmo su comprensión:
–Así es. Ahora mira esto Freddy –le digo mientras yo

sujeto tu brazo– Dos personas se encuentran y tú vienes
en alta frecuencia, estás vibrando alto. Tu energía tomó la
forma de una frecuencia muy bonita, yo me conecto con
esa frecuencia tuya que me genera una vibración nueva,
y cuando estas dos personas, como dos ondas en alta
vibración se encuentran, provocan una resonancia; y sabes
ya lo que dice el principio físico: que dos ondas coherentes
en alta, van a provocar una onda superior a la amplitud de
esas dos ondas que se encontraron. Eso es muy intenso.

Entonces, desde nuestra frecuencia y nuestra vibración,
afectamos la energía del universo y podemos, desde
nuestra transformación, provocar todos los cambios que
esperamos. Tú lo sabes, así funcionaron y así funcionan los
milagros. El Maestro se retiró a solas a la montaña para orar
por Él, para conseguir estar en la frecuencia más elevada
de amor y de gratitud. Alteró su vibración y descendió de
la montaña en una frecuencia muy alta, conectado con
una fuente consciente de amor. Cuando se encontró con el
paralítico, le dijo: “Levántate, toma la camilla y vete”; y eso
sucedió, afectó la energía, cambió la energía. La energía
tomó una nueva forma, la energía de esas piernas y de esa
columna vertebral respondió a la altísima frecuencia de
amor del Maestro y su vibración afectó a la vibración de
ese hombre. ¿Por quién oró el Maestro? ¿Por el paralítico?
No, oró a solas en el secreto de la montaña por Él, para
crear en Él lo que se iba a manifestar allá afuera.
–IDENTIDAD Y ESENCIA–
Como si el tiempo se hubiera detenido, Freddy y tú intentan

procesar mi respuesta. Ahora, miro de nuevo a Susana que se
acerca a nuestra mesa y la agradezco el recibo de pago que nos
trae con más gusto que de costumbre. Su frecuencia es diferente.
Freddy se da cuenta que sólo quedan dos preguntas por hacer

de su lista en la hoja de notas. Entonces me invita: –¿Nos puedes
explicar la distinción entre esencia e identidad?
–María José cumplió ocho años, ella es mi primera hija;

fue a ver el estreno de Moana, una película animada que
se estrenaba en cartelera. Salió del cine y llegó con una

convicción y una pregunta: “Papi, hicieron una película de
mí. Esa niña es igualita a mí, tiene los crespitos como yo,
es como si a mí me hubieran pasado a cine en muñequitos,
¿entiendes, papi? Todavía no soy famosa, pero yo sé que
soy Moana”. Ésa era su convicción y la pregunta fue: “Papi,
¿quién eres tú?”.
Con sólo ocho años, me mantuvo toda una tarde con la

pregunta mientras regresábamos a casa: “¿Y quién eres
tú?”. “Papi, no me digas cómo te llamas, sino quién eres tú.
Y no me digas lo que haces ni de dónde eres, sino ¿quién
eres tú?”.
Esa niña de cabello rizado me estaba haciendo la misma

pregunta esencial que les hacemos a nuestros coaches y
tutelados: ¿quién eres tú?
Todos nosotros siempre nos vamos a estar moviendo

entre dos dimensiones para otorgar esa respuesta: en
la dimensión de “yo soy lo que soy”, en esencia; y en la
dimensión de “yo soy lo que creo ser”, en la identidad.
Tú eres lo que en esencia eres y estás siendo lo que en la
identidad creas ser.
La pregunta es: ¿con qué te conectas más: con tu identidad

o con tu esencia? ¿Con tus yo soy o con tus yo creo?
Si eres tu identidad, entonces tú eres tu nombre, tu género,

tu raza, tu condición social, tu equipo de fútbol, tu partido
político y tu religión; eres todo eso que te enseñaron a
creer: tu nacionalidad, tus títulos, tu personaje. Eres el
sueño de la humanidad, eres la domesticación del planeta,
como lo diría Miguel Ruiz en la introducción de Los cuatro
acuerdos. Recomiendo muchísimo la introducción de Los
cuatro acuerdos, específicamente cuando habla de la

domesticación del planeta. La identidad obedece a lo que
creo ser, lo que fui programado y condicionado a creer.
La identidad habita en el dominio del pensamiento y del
lenguaje, se alimenta siempre con lo que digo, siempre con
lo que pienso.
La esencia, por el contrario, es lo que soy antes de ser.

La esencia es lo que seguiré siendo aun cuando deje de
ser. Es posible que un día ya no habite la conciencia que
estoy viviendo, termine mi tiempo, mi espacio y aún así
continuaré siendo. No todo el que existe vive en realidad.
La esencia es el amor que eres, la presencia que eres y
la protección que eres. Si te conectas con amor, nadie te
rechaza; si te conectas con presencia, nadie te abandona; y
si te conectas con protección, nadie te agrede y si tú decides
ser tu esencia y haces que esa esencia se manifieste a
través de tu identidad, estarás viviendo la vida en algo que
se llama coherencia esencial, que responde a la siguiente
propuesta: ¿cómo puedo ofrecer mi humanidad para que se
manifieste mi esencia?, ¿cómo ofrezco mi humanidad para
que el alma que soy se manifieste en altísima frecuencia y
provoque transformaciones?
Me haces evocar una oración bellísima en la tradición católica,

dice Freddy, al tiempo que recita la oración:
“Oh, señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco del todo a vos.
Y en prueba de mi filial afecto, os ofrezco en este día mis ojos,
mis oídos, mi boca, mi mente y mi corazón. En una palabra,
todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, oh Madre de bondad,
guardadme y defendedme como hijo y posesión vuestra. Dulce
Madre, no te alejes, tu vista de nosotros no apartes. Ven con
nosotros a todas partes y solos nunca nos dejes. Ya que nos
amas tanto como verdadera madre, haz que nos bendiga el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.

Conozco esa declaración y le respondo:
Si ves, esa oración que es eminentemente mariana y de

la tradición católica es también la perfecta expresión del
anhelo que la identidad tiene al ofrecerse a la esencia.
La identidad es lo que estoy siendo y anhela ofrecer todo

ello para ser lo que soy y lo que estoy llamado a ser. Te
ofrezco mi nombre, te ofrezco mi voz, te ofrezco lo que
veo, lo que oigo, lo que pienso en mi mente y siento en
mi corazón; en una palabra, ofrezco toda mi coherencia
a ti, a la esencia que soy. No te alejes, quédate conmigo,
permíteme ser consciente de ti y manifiéstate a través
de mí. En conclusión, haz que tu esencia conecte con tu
identidad, le dé sentido y significado, y haz que tu identidad
esté al servicio de tu esencia. Ofrece tus memorias y
experiencia para construir una nueva historia y configurar
una nueva coherencia.
La entrevista concluye con unas palabras de gratitud de Freddy

hacia nosotros, dejando además grabadas unas instrucciones
para su propia transcipción. Entre tanto, yo dejo el dinero de
la cuenta sobre la mesa junto al recibo de pago para invitar lo
que compartimos. Junto al dinero en un extremo de la factura
escribo: Gracias por tu sonrisa.
Al final, ¡nos despedimos con un abrazo los tres!
Si te das cuenta, nos has acompañado con tu energía en este

capítulo. Todo ha sucedido en el lugar que imaginaste, con sus
formas, sonidos, sabores y sensaciones. Hemos estado juntos
ahora mismo en uno de tus recuerdos y acabamos de suceder
en tu interior. ¿Por qué amas este lugar favorito tuyo? ¿Qué
memorias te conectan con él?

Recuerda siempre:
Tú estarás donde estén tus pensamientos.

CAPÍTULO IV
EPIFANÍA
EL PODER DE ¡DARSE CUENTA!
“Lo que el fuego toca, nunca podrá

volver a ser lo mismo”
Maki Villamil
Tres meses después de habernos despedido de Luis Gabriel y

Jenn. Recibí en mi dirección de correspondencia un sobre de
manila que contenía las transcripciones de las entrevistas hechas
por Freddy. Supe entonces que él también había creado ese
espacio con ellos dos de quienes extrajo también lo mejor de sus
memorias.
Aunque no era Freddy quien enviaba el sobre, reconocí los

diálogos del texto y presté atención a la tarjeta adjunta firmada
por el remitente. La nota decía en uno de sus apartes:
(…) los autores que dinamizan un diálogo profesional y a

la vez didáctico no pierden de vista la razón de ser y de
escribir un texto de esta naturaleza, un texto que surge

desde las mismas entrañas del alma como un grito o
catarsis que lo único que pretende es llevar al lector a la
toma de conciencia de que somos producto de la coherencia
o inconciencia en la que construyamos en nuestra vida y de
no perder de vista lo que es verdaderamente esencial para
el disfrute del don de la existencia.
César Acosta
Especialista en pedagogía de la lengua escrita, corrector de estilo.
Sentí de nuevo mucho respeto por todas las personas

comprometidas y transformadas alrededor de coherencia
esencial especialmente por esa buena entrega de Freddy que,
aún sin saber qué destino tendrían esos escritos, se dio a la tarea
de recopilar esas memorias albergando quizas la esperanza de
que algún día fuesen entregadas.
Separé los capítulos de las tres entrevistas y me aseguré de hacer

llegar a Luis Gabriel y a Jenniffer sus propias recopilaciones.
Entretanto yo decidí que mi maestría personal debería estar
comprometida con esta energía fundacional, con estos principios
de coherencia.
Esa misma noche medité y otorgué todo el permiso a mi fuente

para recibir inspiración. Sabía que al haber oprimido el botón
de “desacoplar” ahora debería orientar mi energía hacia el
rumbo de mi propio destino. Recuerdo que declaré que con la
revelación clara del propósito que esperaba recibir, otorgaba
además el permiso para ser puesto a prueba en todo aquello
que aún pudiera quedar de ego en mí. Mi herida inconciente y
mis temores más profundos, no podía permitir que la misión de
mi alma fuera saboteada por mi propio egoismo.
Acepté vivir cada aprendizaje que pudiera estar pendiente en

mi conciencia y acepté por anticipado a cada persona con quien

me correspondiera vivirlos. Acepté reconocer igualmente cada
relación de trascendencia que surgiera a partir de esa apertura
a mi yo superior y prometí cuidar a las personas correctas que
la vida enviaría para manifestar mi maestría como entrenador.
Ante todo guarda siempre tu corazón.
Cuando llegué al final de la transcripción de mi propia entrevista

pude observar que Freddy construyó una forma de meditación
inspirada en el momento cero. En una nota aclaratoria indicaba
que el momento cero no inicia con la mente, no inicia pensando:
“Imagínate y vete a un lugar tranquilo”. No, el momento cero
inicia con la consciencia de tu cuerpo que es el vehículo que tú
tienes, como expresión de tu esencia, para encontrarte con ella
en tu corazón.
Lo tomé como una señal por el título que había elegido para ese
recurso y decidí leer su guía cuidadosamente grabándola como
nota de voz en mi teléfono. Elegí una suave melodía de fondo
para inducir aún más el estado de conexión y habiéndola grabado
me dispuse a escucharla con mi corazón totalmente dispuesto:
El texto decía:
–MEDITACIÓN PARA TU MAESTRÍA DE VIDA–
Te invito a que pongas tus pies planos sobre el suelo y que sientas
la energía de tus pies. Te invito a que tomes una posición tranquila,
sentado y a que dejes descansar suavemente las manos sobre
tu regazo, en tus piernas. Esencialmente con las palmas hacia
arriba, que significa que estás en una completa disposición para
conectarte con el universo entero. Siente tus pies y la temperatura
en la que pueden encontrarse. Conecta con tu respiración en
una inhalación profunda, y sólo observa el aire que ingresa y

cómo suave y tibiamente sale de ti. Ahora haz conciencia de tus
piernas, relájalas, suéltalas y de nuevo siente cómo tus pies, aquí
y ahora, están envueltos por tus zapatos; o si estás descalzo en
contacto con el suelo. Siente el peso de tu cuerpo sobre la silla,
haz conciencia de tus caderas y continúa respirando, sintiendo tu
cuerpo, manos, caderas, espalda, todo tu ser.
Ahora observa la emoción que habitas y sé consciente;

cualquiera que sea la emoción que estés experimentando, es
la que estás habitando justo aquí y ahora. ¿Qué sientes? ¿Qué
emoción te acompaña? Es legítimo si dices “Siento ésta o siento
aquella emoción”, “tengo ésta o tengo esta otra sensación”. Sólo
observa la emoción que te habita, en qué estado de ánimo te
encuentras, porque es el cuerpo y la emoción en la que estás
contenido.
Respira de nuevo y, al ser consciente de la emoción,

conecta con tu corazón. Sólo observa tu corazón y da gracias
por tu vida, siente gratitud por ese instante y siente un profundo
amor por ti, una aceptación, un amor que nadie más ha tenido
hacia ti como tú mismo te lo puedes proveer. Siéntete amado,
siéntete valorado por ti mismo, me amo, me valoro, me recibo.
Me amo, me reconozco, me veo y me recibo. Agradezco lo que
soy, agradezco quién soy y estoy aquí.
Ahora pregúntate: ¿cuál será tu siguiente pensamiento?

y observa que no hay nada, no hay pensamiento. Haz conciencia
de los sonidos que hay en el lugar. Estás aquí, haz conciencia de
la temperatura del lugar y haz consciencia de los aromas que hay
en el lugar.
Puedes decir a continuación esto, en tu mente y desde tu corazón:

“Yo tengo un cuerpo, pero no soy mi cuerpo. Soy la esencia y el
alma que habita este cuerpo. Yo tengo esta emoción, habito
este sentimiento, pero soy mucho más que esta emoción y este

sentimiento. Soy una esencia superior, eterna, que me permite
elegir la emoción que deseo manifestar. Yo soy aquí y ahora lo
que estoy siendo, uno con el universo. Estoy aquí”. Agradece
por cada experiencia, persona y circunstancia de tus memorias.
Siente gratitud por cada proceso que te haya correspondido vivir
o estés viviendo. Sólo envuelve todas tus memorias y experiencias
en un amor y gratitud infinitos.
Respira de nuevo y sostén este estado observando todo aquello

que llegue a ti desde tu corazón. Respira y siente… Observa…
Sólo observa. Haz en tu interior las preguntas que desees a “El
Campo” que te observa y te contiene. ¡Hazlo ahora!
Procura sostener un silencio y quietud hasta que tú mismo

seintas que estás listo para retornar a tu conciencia a través de
tus sentidos. Respira, siente y aguarda en silencio.
Cuando hayas escuchado la voz de tu intuición y esté bien para

ti la paz que experimentas en tu visión interna, abres tus ojos;
reconoces el lugar donde te encuentras y te hallas perfectamente
bien en todo sentido y maravillosamente vivo. Aquello que viste,
sentiste o escuchaste es sólo para ti.
Gracias por aceptar este momento cero.
¡Si estás tú, el amor está!
Aguardé en silencio un poco más aún después de terminar de

escuchar la meditación. El llanto que me embargaba provenía
de una sensación de gozo y de paz inefables. Dejé correr mis
lágrimas tanto como estuvo presente ese sentimiento y sólo
podía escucharme decir:
–“No te pido que me bendigas… Te digo ahora, que me uses

como bendición”.

CAPÍTULO V
MENTORING
EL PRINCIPIO DE AUTORIDAD
“Mi vida ha consistido en desafiar la

autoridad, lo que me enseñaron
de pequeña. La vida es puro ruido
entre dos silencios abismales.
Silencio antes de nacer, silencio
después de la muerte”
Isabel Allende
–MEMORIA DE ORIGEN–
Sin lograr dar crédito a lo que veía y escuchaba; él sólo podía

permanecer allí, atendiendo “la voz” de su padre, al tiempo que
su mentor aguardaba en silencio.
“Recuerda quién eres y lo que eres... –escuchó– ¡Eres más

de lo que eres ahora! Toma tu lugar en el ciclo de la vida…
Recuerda… Recuerda… ¡Recuerda!”.

Esas líneas siempre han conseguido guiarme y me otorgan
inspiración. Yo creo que el propósito de la vida no es aprender.
Creo que el sentido de la vida es recordar. Recordar quiénes
somos y conectar con la misión de nuestra alma, puede hacer
la diferencia en las decisiones que tomamos y la realidad que
experimentamos. El autoconocimiento se convierte por tanto en
el mejor camino para hallar ese propósito superior.
Todo ciclo se cierra en amor, tomando el aprendizaje y soltando

al mensajero para hacer la comprensión. ¡Creo que eso es
inteligencia, creo que eso es adaptación y he verificado que
puede hacerte muy feliz! Recordar inicia abrazando nuestros
propios aprendizajes.
En los inicios de mi camino como mentor, cuando John Whitmore

fue mi entrenador, antes de partir en 2017 se aseguró de dejar
impresa para siempre en mi memoria la mejor definición de
inteligencia que pude aceptar jamás:
“Inteligencia es la habilidad de adaptarse y ser feliz”, ése

fue su legado para mí.
Desde entonces, he comprendido que las habilidades y las

competencias nos permiten adaptarnos; y con los talentos
conseguimos trascender. Las habilidades pertenecen a la
estructura de la mente. Los talentos vienen con la memoria del
alma.
Comprendí, que de esto se trataba el cierre del ciclo con

coherencia esencial. Había invertido suficiente tiempo de mi
vida desarrollado habilidades y competencias para acompañar
procesos de coaching como entrenador y ahora, era el momento
de explorar y reconocer la profundidad de mi alma para continuar
dejando huella. Me encontraba delante de mi propio camino del
héroe.

Las habilidades y competencias de coaching me permitieron
alcanzar la altura requerida antes de “desacoplar”. Una vez
tomada esa decisión, sólo el conectar con mis talentos podría
asegurar el cumplimiento de mi misión personal y maestría
de vida desde una consciencia trascendente. Debería tomar
decisiones valientes y estaba dispuesto a hacerlo.
Después de haber recibido aquel sobre con las transcripciones

originales. Al tercer día de la meditación de momento cero, y
luego de ofrecer ese tiempo para estar quieto y no pensar en
nada, obtuve con claridad toda la inspiración y forma de lo que
sería la expresión de mi propósito.
En hojas de una libreta con cuadrícula suave en tonos de azul, se

encontraban los primeros trazos y esbozos de la idea principal del
master training. En uno de sus apartes se encontraba consignada
la sigla MMP, que anticipaba mi decisión de crear y ofrecer un
espacio de Mentoring para desarrollar maestrías personales.
Elegí intencionalmente el mentoring y no al coaching como

disciplina transversal de acompañamiento, por considerar
que, en este proyecto, requería transferir toda mi experiencia
e historia personal a las personas comprometidas con el nuevo
proceso de formación, y a ese respecto la estructura del coaching
podría limitarme.
Debo confesar que mi encuentro con Borja en España motivó

además esta decisión. Saber que él tuvo el valor de prescindir del
aval de la Universidad de Barcelona para su Máster en Desarrollo
Personal y Liderazgo® y el atreverse dar vida a su propio instituto
y proyecto de educación fueron decisiones que requirieron
coraje y que clarificaron mi visión. Incluso un mentor debe tener
siempre referentes inspiradores.

Durante al menos 12 años fui formador y profesor de coaching en
universidades y escuelas internacionales desarrollando cátedras,
experiencias y contenidos especializados. De hecho, todo mi
carácter profesional tiene como origen eventos y relaciones
alrededor de esta disciplina.
“Liberando potencial, ese es el arte que representamos”,

así comuniqué siempre mi acuerdo personal de coaching.
No obstante, debía asumir ahora la responsabilidad de
sostener esa promesa cruzando una nueva frontera.
En su esencia pura, un coach se ofrece como un acompañante que

habilita a sus clientes con recursos y estrategias para conseguir
liberar su potencial personal o profesional; generalmente a
partir de la construcción mutua de escenarios y motivaciones
que surgen desde su competencia conversacional. Sin embargo,
no le es permitido transferir su experiencia a sus coachees.
El acuerdo de coaching exige que el entrenador otorgue a su

cliente la libertad de alcanzar comprensiones y hallar por él
mismo sus respuestas y conciencia para decidir. Se trata de una
colaboración en donde el entrenador facilita el desarrollo de
habilidades para que sus clientes se adapten de mejor manera a
sus propios retos y contextos.
Cuando contribuí con la formación de generaciones de nuevos

entrenadores, siempre lo hice alineado a las once competencias
promulgadas por la ICF (International Coach Federation) y
defendí con celo la disciplina cuando observaba a “personajes”
presentándose y promocionándose como coaches, luego de
haber hecho un curso intensivo de algunas semanas. Me parecía
irresponsable –y aún lo siento así– tomar una disciplina como
cliché de moda para pretender darle estatus a un emprendimiento
o marca personal.

Siempre promulgué en las entrevistas y ponencias ofrecidas
en los congresos internacionales a los que fui invitado, que:
“La principal amenaza del coaching sería que dejara de ser una
tendencia, para convertirse en una moda”.
¡No permitan que se convierta en un estilo de vida! –

recuerdo concluir en una rueda de prensa– Asegúrense
que sea un estado del ser.
Si lo tomas en consideración, existe una enorme diferencia entre

un estilo y un estado. El agua, por ejemplo, no pasa de “estilo”
sólido a líquido y desde allí no toma luego el “estilo” gaseoso.
Se trata de un estado y pasar de una forma a otra, implica una
transformación en su estructura molecular. Todo estado implica
una transformación profunda de sus estructuras.
Los científicos en todos los campos hallan tendencias creando

patrones y modelos sustentables para describir o crear nuevos
estados. Los imitadores y facilistas, por el contrario, hacen de
esos hallazgos un estilo, una moda disfrazada que no saben
nutrir ni sostener. ¿Cómo puedo inferir esto con respecto a
disciplinas de acompañamiento y transformación? Piensen en
esto: ¿cuántas personas que se presentan como coaches son
simplemente duplicadores y “profetas” de técnicas, herramientas
y conocimiento desarrollados por otros? Por el contrario,
¿cuántos de ellos son verdaderos autores y generadores de
nuevos códigos y saberes?
La palabra autoridad se deriva de AUCTOR, cuya raíz latina es

augere que significa: aumentar, promover y hacer progresar.
Desde el punto de vista etimológico AUTORIDAD es una cualidad
creadora de ser así como de progreso. Te estoy presentando
ahora mi acuerdo personal de MENTOR.

Ser practicante certificado de una disciplina no te pone en el
nivel de influencia de sus autores. Y ¿qué me dices, además, de
aquellos que usaron las escuelas sólo por obtener el título? Se
fueron adeudando valor y transformación. Se fueron ostentando
un estilo, muy lejos de representar un estado que genere
distinción. Créeme, no puedo encontrarlos respetables.
Con las generaciones que tuve oportunidad de entrenar, siempre

dejamos claro este acuerdo: “Una cosa es hacer coaching y otra
muy diferente es ser coach”. Debo confesar que esta conciencia
influyó mucho en mí para elegir el principio de AUTORIDAD
inherente al mentoring, como la línea epistemológica y
transformacional de mi maestría personal.
En contra de la opinión de muchos, elegí gobernarme y guiarme

por principios más que por competencias. Mi llamado va más
allá de representar una disciplina, tiene que ver con desarrollar
una propiedad creadora de ser.
Para ser mentor se requiere, ante todo, maestría de vida y

autoridad. Los títulos y certificaciones pueden ser consecuencia
de ello y te otorgan cierto poder, pero ante todo, la esencia se
encuentra en la AUTORIDAD. Ésa fue la primera inscripción de
encabezado sobre la cuadrícula en las notas originales donde
surgió el MMP.
No obstante, sus títulos, un mentor deberá representar su

autoridad en una línea o área específica de conocimiento
y maestría personal. En nuestra experiencia del máster, los
candidatos son confrontados con respecto a estas claridades:
¿En qué área son ustedes verdaderos referentes? ¿Cuál es su
campo de experticia y cuál es su ventaja de felicidad? Debes
tener definida tu línea de autoridad y desde ella, como mentor
debes generar promoción, aumento y hacer prosperar a las

personas, organizaciones, comunidades y contextos bajo tus
círculos de influencia.
En esas primeras páginas de creación de la arquitectura del

máster, como propuesta de trasformación, me encontré además
cuestionándome a este respecto:
- ¿Se puede ser mentor sin ser coach? – La respuesta es sí.
- ¿Se puede ser coach sin ser autoridad? – De ninguna

manera.
- ¿Siendo coach puedo integrar los principios de mentor?

Sin duda alguna y te supondrían un valor diferencial.
- ¿Cuál es el inicio de mi maestría personal? – Tu historia,

no tus títulos. Tu maestría inicia otorgándole sentido y
significado a tu historia.
- ¿Puedo ser referente en algo y no ser autoridad? – No te

atrevas a correr ese riesgo. Que seas ejemplo no significa
que seas ejemplar.
- ¿Quién define quien es mentor o no? – Quienes reconocen

tu autoridad cuando tienen experiencia de ti.
- Entonces, ¿para qué el master training? – Para tomar

responsabilidad personal y crear autoridad. No es una
nueva escuela, es una crisálida… “¿sabes lo que es una
crisálida?”

En una servilleta adherida a una de esas páginas, se encuentra
este trazo con la connotación de autoridad vinculada los dominios
de coherencia:
- La autoridad de un mentor se manifiesta así:
Autoridad de Un Mentor
Conocimiento PL Inﬂuye
Autoridad de
Relacionamiento e Un Mentor
Inspira
Autoridad de
Resultados c Un Mentor
Provoca
Transformación
Ser mentor no es algo que se obtenga cursando una certificación.

Es un estado del ser que integra toda una maestría de vida que
se comparte a partir de la experiencia. Deberemos tener especial
cuidado con esas “nuevas escuelas” y ofertas que lo único que
harán será reemplazar la palabra coach por mentor. No es así
como funciona. No se estudia para ser mentor, eso toma toda la
vida. Se elige un espacio idóneo para integrar los principios de la
disciplina y saber brindar mentoring desde donde se ofrecerá la
AUTORIDAD integrada a una maestría personal.
Yo no soy mentor por que lo haya estudiado. Lo puedo ser,

porque existe un grado de reconocimiento a una Autoridad

que represento en una línea de maestría. ¿Cómo puedo decir
entonces que represento esta disciplina de acompañamiento y
transformación? Solo hay una manera de validarlo y es: si soy
responsable y represento los principios.
¡Si!... primero los principios y luego la técnica.
Todo siempre apuntaba al estado de autoridad en la energía

fundacional de esta nueva visión. Desde esa perspectiva diseñaría
todos los recursos y momentos de la experiencia. “Haz de tu vida
un símbolo de inspiración” sería la promesa del máster.
Cuando validé el contraste entre poder y autoridad en sus

definiciones desde el diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, encontré una confirmación adicional para dar
vida a esta propuesta:
- PODER: Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que uno

tiene para ejecutar una cosa. Ser más fuerte que otro, ser
capaz de vencerle.
- AUTORIDAD: Crédito y fe que por su mérito y fama se

da a una persona en determinada materia. Ser digno de
confianza, ser digno de reconocimiento.
En todos mis años de relacionamiento como entrenador y

facilitador fui testigo de cómo muchas personas con posiciones
de poder carecían de autoridad.
Sus títulos no les aseguraban credibilidad. Sus asensos no

garantizaban que fueran confiables. Se convirtieron en sus
cargos y se blindaron con sus títulos dejando de hacer méritos
para avanzar; tienen poder, pero olvidaron reinventarse. Tienen
posiciones de liderazgo, pero comprometieron el ser dignos de
confianza y de reconocimiento.

Yo mismo, me encontré en esa conciencia muchas veces, seducido
por el poder, comprometiendo y perdiendo mi autoridad. Ahora
sé que ser un referente no implica que tengas autoridad.
–ELECCIONES Y RENUNCIAS–
Un factor determinante que me llevó a inclinarme por el

mentoring como energía natural del MMP, fue que no obstante,
las competencias y protocolos del arte del coaching profesional
agrupadas en los cuatro momentos de acompañamiento
postulados por la ICF:
- Sentar las bases

- Crear conjuntamente la relación
- Comunicar con eficacia
- Facilitar el aprendizaje y los resultados.
Siempre sentí que la disciplina tuvo cierta resistencia natural a

involucrarse con la dimensión trascendente / espiritual, inherente
a la experiencia humana, y creo que es allí donde se accede a la
mayor calidad de energía de una persona para lograr sostener
transformaciones perdurables. El condicionarse exclusivamente
a competencias conversacionales limita el acceso a otros tipos
de energía que, en el propósito de la construcción de nuevas
coherencias resultan imprescindibles. “La espiritualidad apareció
en el mundo desde que surgió el primer ser humano” – Los reto a
verificar de quién es esa sentencia. Podrían sorprenderse.
En este sentido, tanto el coaching y algunas disciplinas

académicas reconocidas de acompañamiento personal como
la psicología e incluso la psiquiatría se rigen por la cognición y
las propiedades naturales del método científico, considerando

“esotéricas” o no válidas, las experiencias místicas o de conexión
trascendente. Desde mi observador, sé que siempre hacemos
resistencia a lo que no conocemos y negamos aquello que no
podamos demostrar en un laboratorio. Sin embargo, que no lo
veas, no significa que no esté allí.
Las mejores historias involucran un cambio, una transformación

y para ello es preciso conectar siempre con una fuente de
inspiración superior. “Un problema no se puede resolver con la
misma clase de inteligencia que lo creó”.
Siempre inicié mis sesiones de entrenamiento de nuevos

coaches o sesiones de acompañamiento individual con la cita de
un científico humano; hay tanta grandeza y humildad en estas
palabras que a veces parecen ser intencionalmente ignoradas
por algunos terapeutas y facilitadores:
“Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al

tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”
Carl Gustav Yung
De hecho, hubo dos tendencias que hicieron en su momento,

que nuestra propuesta de coherencia esencial fuera realmente
distintiva:
Toda la evidencia inspirada en los hallazgos y principios propuestos

por autores como Gregg Braden (La matriz divina y Secretos de
un modo de orar olvidado) como también, Joe Dispenza, en (Deja
de ser tú y El placebo eres tú) ellos consiguieron verdaderamente
inspirarnos y además, el surgimiento y acceso que tuvimos a la
inteligencia intuitiva y la construcción de resiliencia personal, a
partir de los desarrollos e investigaciones del Instituto Heart-Math
en California, EE.UU. Desde entonces comenzamos a desafiar el
modelo por competencias y nos permitimos aperturarnos a la
guía desde la intuición.

“Ninguno de nosotros debería conducir una sesión de
acompañamiento, desconociendo la consciencia de
campo y la dimensión trascendente de aquellos a quienes
servimos” – Así advierto ahora a cada hombre y mujer que
son formados en nuestros campos de entrenamiento.
Nunca nadie obtuvo su certificación con nosotros, sin habernos

primero asegurado que además integrar en su ser coach las
once competencias de la ICF, también eran conscientes de los
principios por los cuales se regía la relación coach – coachee desde
el corazón; haciendo conciencia de la inteligencia intuitiva que le
habla a “El Campo”, desde donde surge la magia y son inspirados
los recursos y conversaciones de poderosas transformaciones.
Salvo para algunos procesos licitatorios y de contratación, nadie

consulta mis títulos para acceder a tener experiencia de mí; así
como las personas no renuncian a las empresas sino a su jefe, así
mismo, la gente no busca el título sino al ser humano y el efecto
que éste representa. Nadie te recordará por lo que estudiaste…
pero todos lo harán por el conocimiento que compartiste. Ellos
olvidarán lo que dices y lo que haces, pero nunca olvidarán,
cómo los hiciste sentir.
El riesgo del coaching como moda y la resistencia inconsciente

de la disciplina a la dimensión trascendente/espiritual, pesaron
mucho en mi decisión de comprometerme con los principios de
mentoring como expresión de mi maestría personal.
Por aquellos días de creación y construcción del máster,

tuve acceso además a la propuesta de niveles neurológicos
desarrollados por el antropólogo Gregory Bateson, y a partir
de los cuales Robert Dilts creo patrones de transformación con
códigos de programación neurolingüística.

Yo había escuchado alguna vez a Richard Bandler en un congreso
en la ciudad de Cartagena. Observé cómo usó este recurso de
niveles lógicos, aplicando un patrón de acompañamiento a una
mujer asistente a su curso. Hombres como Tonny Robins y otros
referentes de la inspiración, usan ese guion de Robert Dilts para
conducir sus actos y acompañamientos.
¿Para qué? Espiritualidad
¿Quién Soy? Identidad

Creencias
¿Por qué? Valores
¿Cómo? Capacidades
¿Qué? Comportamiento
¿Dónde? Exterior
Fuente Imagen: Walter Terán / tallerdelideres.com
Cuando Richard Bandler terminó de hacer su demostración,

visiblemente excitado por la transformación que experimentaba
la mujer que aplicó al ejercicio, dijo algo que desde entonces
resonó en mi interior:
“Si tocas la dimensión trascendente de un ser humano,

transformas todos los demás niveles de su consciencia”
– afirmó con lenguaje hipnótico a todos los asistentes
presentes en ese salón.
Sentí que el máster debería integrar esa experiencia propia del

ADN de la programación neurolingüística. Tocar la dimensión
trascendente de las personas es algo que siempre me cautivó.

Las líneas más respetables en esta materia en el mundo son las
de John Grinder y Richard Bandler. Creo que en su momento
fuimos más nuestro ego que nuestra intención original al ser
seducidos con la promesa de obtener doble titulación, una de
ellas internacional con el prestigioso sello de la ITA (International
Trainers Academy of NLP), presidido por John Grinder.
Así como esta declaración: “El mapa no es el territorio” se

constituyó en bandera de la PNL. Hoy, creo que ¡El Campo es
superior al mapa! Los títulos amplían mapas, pero no tocan
almas.
Se lo que soy y lo que no soy, por ello me respeto. Aunque

reconozco la importancia de las certificaciones y el rigor de un
proceso, recuerdo cómo muchas personas desde una ambición
mental dejan de vivir y experimentar la verdadera transformación
en los vínculos que otorga la experiencia de campo, cegados por
su necesidad de estatus y reconocimiento. Para algunos de ellos,
sólo es urgente dejar de ser “orugas” para presentarse como
“mariposas” certificadas sin pasar por un proceso de crisálida.
En toda mi historia como formador y certificador sostuve
conversaciones que concluyeron con frases lapidarias como esta:
“Yo no estoy aquí por ti. Ni siquiera por mí. Estoy haciendo
esto porque me interesa el cartón y necesito la certificación”
– decían algunos, que pronto dejaron de ser significativos.
Se requiere humildad para ostentar títulos. Yo soy un hombre que

ha conseguido titulaciones y reconocimientos verdaderamente
importantes. He aprendido a darles su justo valor, sin embargo,
sé que la AUTORIDAD que pueda construir y comunicar es la
que me otorga verdaderamente valor y significado. El poder sin
autoridad es insostenible.

Elegí prescindir de la estrategia de modelar patrones para ser
certificados y confié en la decisión de guiar e inspirar la creación
de nuevos modelos desarrollados por sus propios autores.
Confío en el poder que hay en EMPODERAR a otras personas,
para que puedan expresar sus propias creaciones y ser testigos
de su efecto transformacional. Desde entonces, tengo siempre
presente en mi energía fundacional la raíz griega augere:
promover, aumentar y hacer prosperar. Conectar a las personas
con su autenticidad y su sello personal para mí es mucho más
valioso que otorgarles un sello internacional.
Si configuras y sostienes una nueva coherencia según

el propósito de tu alma –le indiqué a ella liberándola de
la necesidad de certificarse– Ese nuevo estado del ser te
llevará a posiciones y reconocimientos a los que nunca
hubieses imaginado.
Hoy, Adriana Plazas está experimentando esa sensación de

realización que trasciende sus distinciones. Ella lo comprendió
y lo está viviendo. Su legado inspirará a millones. ¡Simplemente
lo sé!
Déjenme concluir esta idea apelando a una expresión común,

que francamente “me raya”, cuando algunos dicen: “Los títulos
no son importantes” – Entonces yo respiro profundo, cuento
hasta tres y digo para mis adentros:
“¡Calma, Filomena… calma!” – Ese es el nombre de mi ego.

Luego respondo con una sonrisa perfectamente irónica:
- “Eso es algo que sólo los que alcanzaron los títulos

pueden darse el permiso de decir, ¿no crees?” –luego
continúo– “Que los títulos no sean importantes debe ser
una expresión de humildad en boca de los grandes y no
una excusa en boca de los mediocres”.

Entonces, mi Filomena interior se siente algo aliviada. ¡Créanme
se requiere ego para ser humilde!
A propósito, conecto ahora mismo con Robin Sharma, mentor y

autor de best sellers internacionales, quien postula en su cuarta
conversación del líder sin cargo: “Para ser un gran líder, primero
debes ser una gran persona”. De hecho, el sentido del nombre
original de su libro para las lenguas anglosajonas es: El líder
que no tenía título. En las traducciones para habla hispana lo
encontramos como: El líder que no tenía cargo.
Un mentor debe ante todo ser eso: empático y un buen ser

humano… Sólo eso, buenas personas con un buen corazón.
Conozco a alguien así, se llama César Ramírez –Ohhh yo soy– él
es alguien que es mucho más que su practitioner, ese hombre es
un buen corazón.
–LA IRREVERENCIA DE ISABEL–
La cita célebre al inicio del capítulo fue completamente

intencional. Isabel Allende no está cuestionando la autoridad,
ella está desafiando sus propias estructuras, al statu quo. Ella
está emancipándose y se convierte en un símbolo que cuestiona
al poder que carece de autoridad.
Como ella, Herminia Gomà en España es alguien que también

emancipa la disciplina del coaching, le está otorgando un nuevo
estatus integrando la consciencia teleológica, le está brindando a
cada uno de sus aprendices la oportunidad de reescribirse en su
guion como autoridades de acompañamiento.

A diferencia de otras disciplinas que se rigen por competencias
y estructuras de poder, existen en el ejercicio del mentoring,
cuatro principios en los que se fundamenta la autoridad de la que
les hablo y que se encuentra impresa en el ADN de un mentor.
Es algo que si quieres puedes cuestionar, pero es algo a lo que
no puedes resistirte: humildad, transferencia, prosperidad y
lealtad. No son competencias, ¡Son principios!
Estos pilares esenciales han de ser observados por aquellos que

deseen representar la energía de un liderazgo transformador.
De hecho, la promesa de nuestra experiencia en la formación
de mentores exige la representación de estos fundamentales
integrados por parte de los tutelados, incluso antes de desarrollar
y aplicar patrones de acompañamiento y transformación.
Al integrar la conciencia de estos principios, un mentor es

en consecuencia, alguien digno de confianza y digno de
reconocimiento capaz de generar conexiones auténticas,
significativas y que generan valor.
La relación del mentor con sus tutelados no es una relación de

dependencia, es esencialmente una relación que genera valor.
A partir de sus retos y del modelaje de patrones de excelencia
–sin perder jamás su autenticidad–, el mentor contribuye a
configurar un nuevo estado del ser (ello implica conectar todos
los dominios de la coherencia humana) teniendo, eso sí una
conciencia trascendente o espiritual.
El perfil del mentor del que les hablo contempla tener la

suficiente humildad para recibir al otro desde su historia
personal y su realidad. Exige tener el carácter de no imponer su
temperamento, y sí generar la empatía necesaria para transferir
lo mejor de su experiencia, con el único propósito de promover
una nueva coherencia en las personas que acompaña.

Un mentor hace prosperar el proyecto y propósito por el cual
se conviene el acuerdo de relación con su tutelado. Él o ella
cuentan con la AUTORIDAD de conocimiento, relacionamiento y
resultados que les permiten influir positivamente en los logros
de las personas bajo su responsabilidad.
Lo más importante en este perfil es que los mentores a quienes

me refiero saben lo que significa lealtad, pues ellos mismos fueron
anteriormente leales a actitudes y narrativas que no generaban
ningún valor en sus vidas. En ese sentido este mentor tiene el
poder para retar a sus consultantes con respecto al hacerse
cargo de todo aquello que los separe de su propio acuerdo
de excelencia. Los acompaña y conduce para que aprendan a
contarse una nueva historia y sabe cómo movilizar la energía
para crear los vínculos y las emociones que les permitan a ellos
ser leales a esa nueva narrativa que define su estado deseable.
Sólo hay un silencio abismal peor que el de la muerte, y es el de

jamás haber vivido. El silencio que te impide contar tu historia
y hacer de ella un símbolo de inspiración. No puedes permitirte
morir sin darle oportunidad a tu leyenda personal.
No se trata sólo de ir contra corriente y “desafiar todo lo que

te enseñaron de pequeño”, se trata de recordar –de volver al
corazón– y, entonces encontrar el coraje de tomar tu lugar
en el ciclo de la vida. Así se desafían todas las estructuras:
transformándote en autoridad.
Por ello, cuando Mufasa exhorta a Simba a recordar quién es

y lo qué es, lo está desafiando. Lo conduce intencionalmente a
abandonar su estado de justificación y tener una nueva lealtad
“Si olvidaste quién eres, me has olvidado a mí” –le dice

Mufasa mientras Rafiki observa respetuosamente– ¡Eres
más de lo que eres ahora!

Así mismo, ahora yo te digo a ti:
Si olvidas tu esencia, habrás olvidado tu propósito superior;

existirás, pero jamás habrás vivido. Recuerda… ¡Tu historia
es lo que tienes! Ella te pertenece, úsala y toma tu lugar en
el ciclo de la vida.

EPÍLOGO
LOS PRINCIPIOS
MENTOR 5.0
No puedo iniciar de manera diferente el cierre del telón.
Existe un poema escrito por Jorge Oyhanart conocido como

Poema de permisión, es demasiado bello y explícito, para
considerar explicación alguna. Sólo anhelo que puedas atesorar
estas palabras como aquellas que describen la esencia del alma
de un mentor.
No intentes cambiar a nadie:

limítate a iluminar…,
porque es tu luz la que invita
a tu prójimo a cambiar…,
Que en estos tiempos extraños

en que elegiste volver,
tu tarea, compañero,
no es otra que la de “ser”.

Y si ese que va a tu lado
se encuentra dormido acaso,
respeta su desarrollo
y su aparente retraso…
Contémplalo con ternura

y acéptalo tal cual es,
y déjalo que prosiga
marchando sobre sus pies.
No te olvides que él está

siguiendo su “plan de vida”:
ese que le armó su alma
al preparar su venida.
Y tú no puedes lograr
que eleve sus vibraciones,
ni con presiones abiertas
ni sutiles empujones...,
Porque hay ciclos en la vida

que no se pueden forzar:
¡ya su corazón un día
se abrirá de par en par!
Y entenderá cabalmente
de forma clara y certera,
que esta vida es solamente
una ilusión pasajera…
Tú entra en tu propio silencio,

y en forma suave y callada,
deja que tu luz interna
se filtre por tu mirada.

Tu impronta suave y serena
produce su propia acción,
y esparce sobre las cosas
silenciosa inspiración…
Y cuando dejas que el otro

transmute su propia cruz,
no intentas cambiar a nadie…
¡pero los cambia tu luz!
Medita de nuevo en estas sabias palabras y haz de ellas tu guía,

tu declaración esencial; conviértelas en expresión de tu valor
como acompañante y tan sólo deja que, como semillas puestas
en el corazón correcto, prosperen en ti.
¡No intentes cambiar a nadie!

–HUMILDAD–
“La humildad habla de tu disposición para recibir.

Nadie puede dar de lo que no tiene y nadie
puede exigir lo que no es”
Principio de alquimia
La madre de Yussaf sujetaba con fuerza a su hijo hacia su pecho.

Sus lágrimas eran lágrimas de madre, esa extraña mezcla entre
angustia y alegría. El padre posaba su mano sobre la cabeza del
niño, y el aprendiz de mago permanecía sereno contemplando la
escena del encuentro, sintiendo ese algo especial que embargaba
su corazón.
“Si confías suficientemente en “El Campo”, él te conducirá.

–recordó a su mentor– “El Campo” como una matriz divina,
manifestará en tu vida todo aquello que requieres para tu
evolución: personas, eventos, circunstancias, aprendizajes,
recursos… TODO lo que sea coherente con el propósito de
tu alma será reflejado por “El Campo”.
En el taller de alquimia, el principio número uno para ser

aprendiz era la HUMILDAD y, contrario a lo que todos pensaban
en la Ciudad de Murallas, esta humildad no tenía que ver con
humillarse o con ningún tipo de miseria –por el contrario es un
principio de prosperidad– y nada tiene que ver con ser sumisos.
¡No! … la humildad en la estructura de la magia, tenía que ver
con MERECIMIENTO, con RECIBIR para poder entregar.
“La humildad es la memoria de origen de la grandeza –dijo

alguna vez el mago a sus aprendices– La grandeza de un

roble no está en su tamaño, se encuentra en la humildad
de haber aceptado primero ser semilla”.
Yussaf, miró a sus padres y tranquilizándolos les dijo:
¡No tengan miedo! He estado siempre contenido en el

amor y en el amor no hay errores –sonrió mirando a su
joven amigo y dijo– En toda circunstancia, siempre hay un
propósito ¿verdad?
El aprendiz correspondió en silencio e igualmente sonriendo. No

pudo dejar de notar el hermoso rostro de la madre de Yussaf,
entonces se dirigió a ella diciendo:
–Puedo comprender su afán, buena señora. Sólo lo que

ha sido llevado en el vientre puede saberse como el más
precioso tesoro.
La madre de Yussaf se sorprendió por tan hermosa conciencia. El

joven continuó:
–El vientre de una madre es como el HUMUS de la tierra,

su capa más nutritiva. En su humildad ella se ofrece para
aceptar el regalo del cielo y permitir que una voluntad
superior se geste en su interior. Así, los corazones humildes
y dispuestos son aquellos que pueden dar vida a una nueva
realidad.
Usted me recuerda a mi madre, señora… Ella tuvo

la disposición para recibirme en su propio HUMUS y
concederme la oportunidad de mi existencia. Con su
humildad hizo prosperar la semilla de mi vida y con su
alma tuvo el valor para entregarme como su hijo al orden y
llamado del universo que me reclama en su propósito.

Le agradezco mucho señora, frente a usted estoy
reconociendo el valor de la humildad que se requiere para
recibir y luego entregar.
La madre de Yussaf ya había escuchado unas palabras similares

alguna vez. La vida en ocasiones precisa que entreguemos
aquello que hemos recibido. Estaba demasiado cansada y
consternada para detenerse a pensar. Agradeció con ternura al
joven pidiéndole a su hijo que se aprestara para regresar.
Yussaf brindó un abrazo fuerte al aprendiz de mago al tiempo

que susurraba a su oído:
–¡Ya está!... Hecho está.
Luego tomó un manojo de semillas de la cesta de un mercader

que se hallaba junto a ellos, se las entregó al joven alquimista
diciendo:
–“Toda semilla se hace humilde para prosperar. No lleves

tu semilla a entornos y corazones miserables. Que no
caiga entre espinos o piedras, llévala allí en donde sabes
que hay buena tierra, buenos corazones, buenos entornos,
buen HUMUS para hacer prosperar a quienes la reciben y
merecen.
Merecimiento es humildad y la humildad es la semilla de la

GRANDEZA”.
Yusaff puso las semillas en la bolsa que siempre llevaba terciada

al hombro el aprendiz. Luego miró con compasión a su madre y
le dijo:
-¡Gracias por tu amor!…No le entregues un latido más de

tu Corazón al miedo”

Yussaf caminaba junto a su madre tomado de la mano de su
Padre. El Joven mago se quedó viendo como regresaban a su
propio lugar y al tiempo que pertenecen.

–TRANSFERENCIA–
“Dando es como recibimos y entregándonos es

como permanecemos.
De nada sirve ser luz, si no iluminas el camino de otros”
Al regresar al taller de alquimia, el joven aprendiz dedicó los

días siguientes a la sabiduría de la soledad. Desde ese silencio,
escribió las notas con la consciencia y comprensiones que el
encuentro con el niño habían supuesto.
Él conocía los principios de la estructura de la magia y sabía que

si no se transfieren, el aprendizaje y la experiencia no tendrán
ningún valor. Lo contrario a la humildad es la soberbia, y sólo
los soberbios pueden negarse a compartir. Por ello eligió escribir
las lecciones confiando en que el mensaje encontraría en su
momento a los que se hicieran correspondientes.
Para transferir la experiencia sólo se requiere eso: experiencia y

un corazón dispuesto.
En uno de sus textos expresaba:
“Más allá de tu identidad, sin importar si reconocen o no

tu nombre, la verdadera expresión de tu legado está en la
TRANSFERENCIA de tu contribución, en el darse sin medida
sabiendo que tu huella no está en lo que tienes, está en
todo aquello que das.

Los alquimistas saben que para dejar huella es preciso conjugar
tres elementos: ser quién la deja; reconocer en dónde se deja y
saber que alguien más la reconocerá. El aprendiz de mago tenía
presente este principio:
–“Tú eres quien deja esa huella –continuó en sus notas–

El otro es la oportunidad que tienes para hacerlo; ellos
son el lugar donde permanecerás a través de tu huella. La
inspiración que generes es el reconocimiento de tu legado
y tu contribución.
Las huellas que dejes con tu magia en otros serán las

estrellas que sigan quienes se buscan en su propio desierto.
Muchas veces, hallarse perdido es la mejor manera de
encontrarse nuevamente”.
El aprendiz sabía que los magos suceden más allá del tiempo y el
espacio. Son una forma de energía que siempre se transforma.
Dónde quiera que estuviera sucediendo su maestro, sabía que
allí estaba transfiriendo su sabiduría y su magia.
“Tú no sabes a quienes lograrás inspirar con tus huellas. –le

había enseñado su maestro– Vive tu vida con significado y
no mueras sin haber hecho una verdadera contribución”.
El mago solía ausentarse del taller de alquimia justo días antes de

una iniciación. Todos los aprendices lo sabían y se encontraban,
por aquellos días expectantes del regreso de su maestro y por
saber quién sería el nuevo consagrado con la orden de la magia.
En la última iniciación que el joven había presenciado, escuchó

que todo ciclo de aprendiz termina con el inicio del principio
de TRANSFERENCIA. Su mentor dijo en aquella ceremonia de
consagración:

“Ninguno de ustedes debe amar más la crisálida que a
sus propias alas. –afirmó– En ese lugar donde ocurrió la
transformación, fueron consumidos también sus apegos y
allí surgió además la voluntad. Para volar hay que soltar
¡Es preciso desacoplarse! y para servir hay que dar lugar a
su propia maestría personal.
Toda mariposa debe transferir su esencia, su vuelo, su gracia

y su color. Así como todo mago deja de ser aprendiz para
ser maestro en la transferencia de su sabiduría, aunque
no sepa si vivirá una, dos o tres semanas, al transferir su
magia no morirá jamás”.
Sólo una cosa conseguía inquietar al aprendiz de mago.

Reconocer su nueva identidad y con ella la misión que iba a
representar. Anhelaba tener de nuevo un nombre para honrarlo
con sus actos. Recordó, un instante junto a Yussaf; en la noche de
la cena alrededor del fuego con su maestro… entonces escribió
en su notas:
–“Ningún árbol brinda sombra si permanece como semilla

y toda semilla, cuando se transforma, se TRANSFIERE a
ella misma en el secreto de sus frutos. –Además recordó
la inscripción de un antiguo mago que había habitado el
taller: “Cuando dais algo de vosotros mismos es cuando
verdaderamente dais”.
Un inusual silencio envolvía el lugar. La Ciudad de Murallas se

aprestaba a descansar. Si el sol no se mueve, no le da a la luna la
oportunidad de transferir su luz a la oscuridad.
Todo es en realidad un ciclo y él había elegido continuar confiando

en el proceso de transformación. Cuando llegará su momento,
haría de él mismo su propio referente, transfiriendo su magia y
llevando en su alma la memoria de su mentor.

–PROSPERIDAD–
“Nunca PROSPERARÁ alguien que primero

no se haga abundante”
Su maestro se encontraba entregando un nuevo símbolo y

cerrando sus propios ciclos. Todos creen que los mentores y los
místicos son perfectos y tienen su vida resuelta. Nada más lejano
de la realidad. De hecho, todos los magos saben que: “no hay
nadie menos afortunado que el hombre, a quien la adversidad
olvida”.
Para construir maestría de vida se requiere vivir; y vivir implica

habitar completamente la experiencia humana. Si no agotas tu
dolor es posible que no surja el verdadero amor. PROSPERAR es
en realidad, FRUCTIFICAR.
–Despierta… ¡Despierta! Puedes regresar –escuchó un

suave murmullo reconociendo la presencia de su maestro.
–¡Estás aquí de nuevo! –respondió emocionado el joven,

procurando regresar a su conciencia plena.
–Bien sabes que no puedo regresar, pues jamás me he

ido –respondió el mago– y sé que ahora tienes mucho por
contar. Te has disociado y en este estado has encontrado la
comprensión que requerías. Ahora reconoces tu propósito
¿verdad?

El mago advirtió que su discípulo se había encontrado en la
plenitud de un estado de conciencia creativa, teniendo acceso a
“El Campo” para crear un nuevo estado del ser.
Su anhelo de compartirse era tal que, habiendo abandonado toda

expectativa con respecto a él mismo –a su yo condicional– se
aperturó por completo a la experiencia meditativa permitiéndose
el fluir y el adentrarse en el misterio mismo de su alma. “Detenerse
y hacer una pausa... para hacer PROSPERAR algo nuevo”, una
de las lecciones principales en el taller de alquimia.
–¿Cúanto tiempo llevo aquí? –preguntó el joven tratando

de conectar con su último recuerdo consciente.
–Llevas el tiempo necesario y suficiente –respondió su

maestro– Estoy aquí hace dos días, desde entonces te
encontrabas allí. Ahora sé que tienes dominio sobre el
estado de conciencia creativa para hacer que todo prospere.
La vibración del aprendiz era tan alta que podía sentir su propia
sangre circulando por las venas y podía escuchar, literalmente
su corazón. Se sentía por completo conectado consigo mismo,
procurando ser de nuevo consciente de su entorno. Muchas
veces su maestro los había instruido con respecto a dejar de
prestar atención a la partícula y concentrarse en la onda de
probabilidad, y así lo había conseguido.
Temió por un instante que su encuentro con Yussaf hubiese sido

sólo un sueño. Sin embargo, percibió con su mano la sensación
de las semillas aún contenidas en su bolsa de mago. Se sintió
reconfortado de saber que había sido real.
Como si leyera su mente, el mago preguntó a su aprendiz:

–¿Qué es real?... Si sólo somos un reflejo de nosotros
mismos en “El Campo” que nos contiene, ¿qué es real? –
luego continuó– Tu alma se encuentra ahora mismo lista
para hacer prosperar la visión que has recibido, eso es
verdaderamente real.
Para acceder a ese campo y conciencia creativa, todo mago debe

convertirse sólo en el momento presente. Ser creativo es estar
presente. La meditación es el vehículo que consigue separarte
de tus memorias y energía de pasado y futuro, para suceder en
ese estado de no tiempo, de no espacio en donde eres nada
y todo a la vez. La meditación es el medio; la prosperidad es
la manifestación y la abundancia es al campo ilimitado al que
acceden quienes eligen transformarse.
El mago tomó uno de los lienzos del ánfora de sus propios

maestros, allí se encontraba contenido parte del secreto acerca
del principio de acceso a “El Campo” y la prosperidad.
“No intentes más predecir tu futuro basándote en tu

pasado. No es así como PROSPERAS. Olvídate de todo
lo que crees ser; entra en tu espacio interior y sucederá
algo maravilloso: estarás siendo esencialmente presente, te
olvidarás del tiempo, te convertirás en un ser sin cuerpo, en
nada, en nadie, en ningún lugar, en ningún tiempo… y ése
es el momento en donde dejas de ser egoísta.
No puedes caminar hacia la puerta del campo cuántico

siendo “alguien”. ¡Es imposible! Debes entrar como un
ser acorporal, debes ingresar allí sólo como consciencia
pura. Disóciate del cuerpo, disóciate del entorno, disóciate
del tiempo”.

El mago sabía, por esas palabras de sus propios maestros, que
para ser alguien debes dejar de ser tú. “Que todo cambio es el
proceso de convertirse en otro yo”.
La prosperidad habla el lenguaje de la abundancia. Ingresar a

“El Campo” en conciencia creativa, es tener acceso al universo
infinito de posibilidades y sólo aquellas probabiliades que puedas
aceptar y anticipar con suficiente amor y gratitud –con un grado
total de desprendimiento y de no necesidad– serán aquellas que
se conviertan en tu realidad: En tu identidad configurada a partir
de la esencia.
El mago hizo un movimiento de manos y dibujó con luz un

símbolo en el espacio entre él y su discípulo diciéndole:
–“En el taller de la alquimia, el principio de prosperidad

siempre estará vinculado con el estado de tu coherencia
y la de cada quien; por tanto, PROSPERAR significa, lograr
fructificar en el pensamiento, fructificar en el lenguaje,
fructificar en las emociones y hacerlo además en el dominio
del cuerpo”.
Nunca olvides que es un taller de magia y no una escuela de

egoísmo y la magia se comparte, tu PROSPERIDAD tendrá
que ver con cuanto puedes hacer fructificar el corazón y la
consciencia de los otros”.
El joven asintió y pensó en Yussaf, en ese justo instante cuando

su maestro se refería a: hacer prosperar el corazón del otro.
–“¿En qué se convierte la gente que tiene experiencia de

ti?” –le había dicho Yussaf al joven cada vez que lo veía
compartir su magia. Desde entonces se preguntaba: ¿en
qué se había convertido Yussaf luego de tener experiencia
de él?

Había una inscripción principal en el taller del alquimista y ésta
se encontraba tallada detrás de la puerta principal, para que
todos pudieran verla al salir dejando atrás la crisálida:
“Germine o no, la semilla siempre cumplirá su propósito:

y es dar cuenta de ¡qué clase de tierra fue en dónde
se sembró!”.
El mago sabía que su aprendiz era esa buena tierra en donde

los principios de la estructura de la magia podrían PROSPERAR.
Él sabía que ese alquimista estaba listo, pues tuvo la suficiente
humildad para recibir desarrollando merecimiento y tenía
además, ese fuego en su corazón para entregar haciendo
prosperar a otros.
Aún cuando no había recibido su nueva identidad, su corazón

jamás tuvo prisa y le permitió a “El Campo” hacer lo que en su
energía natural debía hacer. ¡El Campo siempre es superior al
mapa! y él lo había comprendido.
Muchas veces como mentor, el mago había tenido que decirle

¡no! a la intención de iniciación de muchos de sus aprendices y
a otros tantos pedirles que abandonaran el taller de alquimia.
Más que su propio nombre, el maestro debía custodiar los
principios y cuidar con celo el corazón de quienes en verdad los
representarían.
La crisálida es un espacio y una cualidad del ser que no admite

las excusas del ego y las conversaciones donde insistas en tu
naturaleza de víctima; el joven aprendiz era todo, menos eso:
una víctima, por ello, ahora estaba listo para ser usado por el
universo entero.

El mago volvió la mirada a su discípulo y con absoluta certeza le
dijo:
–“Anda, ve y prepara tus cosas, en la luna de esta noche ¡tú

serás el nuevo enviado!... Con respecto a tu nombre, ya te
fue entregado … –agregó.

–LEALTAD–
“La LEALTAD implica que estás dispuesto a ofrecer lo que fuiste

por aquello que estás llamado a ser”
Uno de los símbolos más poderosos en la ceremonia de iniciación

era la entrega de los zapatos.
El mago maestro le pediría a su discípulo iniciado, que se

descalzara, dejando sus sandalias al inicio de un sendero creado
–como simulando un túnel– con antorchas encendidas fente a
frente hasta una línea dispuesta con fuego, a más o menos seis
metros del inicio, que significaba el final de su tiempo.
Todos los aprendices se aprestaban igualmente de pie, cada uno

de ellos detrás de una antorcha formando ese “camino del héroe”
que en realidad simbolizaba el paso por un útero. Cuando el
joven mago llegó a ese espacio, percibió el fuego y la luz intensa
de la luna que iluminaba el el lugar. ¡Sintió mucha emoción!
Los aprendices lo observaban y celebraban que fuera él quien

hubiese sido elegido. La LEALTAD es un principio que honra
secretos y acuerdos y que también sabe reconocer y celebrar los
triunfos del alma de otros.
El joven se acercó al inicio que suponía la entrada de ese sendero

de fuego. Nada más vestido con una túnica de lino y con su
infaltable bolsa de mago terciada sobre uno de sus hombros.

El mago le dio la bienvenida y con un tono de misticismo y
ceremonial en su voz, le pidió que se despojara de sus sandalias.
El aprendiz, totalmente dispuesto hizo caso a la instrucción de su
maestro. Entonces se escuchó:
–“Estás aquí, porque representas la humildad, la

transferencia y la prosperidad que la magia y la crisálida
requieren. Por favor, da un paso al frente e ingresa descalzo
al inicio de tu “camino del héroe” –el joven obedeció.
Había toda una atmósfera de honestidad y LEALTAD en ese lugar:

En la elección del mago, en la disposición de su discípulo y en la
energía amorosa y de aceptación de cada uno de los aprendices
testigos de esa nueva iniciación.
Como si fuera en realidad un nuevo nacimiento. Todos los

presentes aguardaban con expectativa las siguientes palabras
del mago:
–“Ahora deberás representar, ante todo para ti, el principio

de LEALTAD –indicó el maestro– Ya no podrás ser de ninguna
manera leal a los pasos y las experiencias que te trajeron
hasta aquí. Tu mente y tu corazón deberán pertenecer a tu
nueva historia. La nueva historia que eliges y está a punto
de iniciar.
El espacio que hay entre tú y la línea de fuego al final del

túnel contiene toda la energía de tus memorias; de tu
origen y de cada decisión que te ha sostenido y traido hasta
aquí.
Caminarás descalzo tus memorias. Desde el instante

de tu nacimiento natural. Recogiendo y abrazando tus
experiencias y la historia del antiguo tú… Avanzarás,
dejando atrás cualquier juicio, rechazo, resentimiento o

negación que en tus recuerdos pueda habitar. El alma habla
el lenguaje del cuerpo. Cierra tus ojos y avanza lentamente
conducido por tu corazón… avanza ahora suavemente.
Para ser mago, se requiere abrazar la propia historia. Para

acompañar a otros se debe estar dispuesto a avanzar liberándote
de tus propias memorias. Para saber brindar un consejo se
debe haber estado en sus zapatos y se debe haber vivido esa
experiencia. El joven aprendiz confió en el llamado de su maestro
que aguardaba al otro lado del fuego.
Es cierto, “El alma habla el lenguaje del cuerpo” y conforme

el discípulo avanzaba, su cuerpo conectaba con imágenes y
recuerdos que, como descargas intuitivas, venían a su mente
para ser reconocidas, observadas y liberadas.
Sólo había conseguido dar los primeros pasos y por sus mejillas
brotaban lágrimas. Un llanto sanador lo embargaba y él se
permitía fluir con la energía del momento. Sabía que su corazón
estaba siendo liberado y que la crisálida se había abierto. Su
corazón le permitió ver el rostro de sus padres a quienes nunca
conoció, al tiempo que un sentimiento de compasión y gratitud
emanaba desde lo más profundo de su ser hacia ellos.
Quizás por eso se había referido así a su propia madre cuando le

habló a la madre de Yussaf así: “Con su alma tuvo el valor para
entregarme…” La ceremonia de iniciación convenía entregar un
canto. Una canción que le recordaría para siempre al elegido esta
nueva memoria de origen. Todos los aprendices fluían al unísono
entonando esa canción que era ahora su canción del alma. El
mago se las había revelado y ése sería su regalo para el joven
aprendiz.
Conseguir avanzar se hacía más dificil en medio de esa emoción.

No había asomo de dolor, era una sensación inefable, y caminar

por ese “útero” escuchando su nueva canción de nacimiento
era realmente conmovedor. En breves apartes del camino, el
joven se detenía, conectado con alguna memoria en especial
que requería ser observada y atesorada en la comprensión. Su
alma había elegido cada experiencia como parte de su propósito
y al tener el valor de honrar sus propias memorias se encontraba
activando la consciencia para representar una nueva historia.
El mago se aprestaba después de la línea de fuego a recibir a

su aprendiz. Esta era el símbolo del abondono de la crisálida.
El joven discípulo había pasado tiempo suficiente en el taller
de alquimia siendo instruido en los principios y los códigos de
la estructura de la magia. Había estado allí reconociendo sus
talentos y desarrollándolos para compartirlos; reconociendo
sus heridas y haciéndose cargo y preparándose para el llamado,
aceptando los nuevos retos de la vida.
Ya no era la persona que había iniciado el proceso… ahora era un

nuevo ser que había experimentado transformación. Los magos
saben que toda oruga que se transforma, ahora debe inspirar
como mariposa.
Un camino de transformación e inspiración, ése era el valor

significativo de ese sendero.
El mago pidió al joven que se detuviera un par de pasos antes de

la línea de fuego que era el fin del camino y de su propio tiempo.
–“Todo ciclo que inicia debe terminar. Todo fin es un nuevo

comienzo y en toda transformación surge una nueva
inspiración –dijo el mago con autoridad– Abre tus ojos y
reconoce tus memorias… Mira hacia atrás y reconoce que
los pasos que diste te condujeron hasta acá, pero no son
ellos los que te llevarán más allá.

Si quieres, puedes regresar y tomar de nuevo tus sandalias
siendo lo que siempre has sido y habitando los patrones
que siempre habías reflejado en tu vida. Tienes el poder de
elegir… si te vuelves a mí entonces estarás ofreciendo tu
energía a tu nuevo estado del ser, a una nueva coherencia
y con ella una nueva historia como símbolo de inspiración.
Si así lo eliges, abraza tus memorias y da un paso al frente
hasta la línea de fuego.
El joven observó por última vez sus sandalias, y decidió dejarlas

allí, y con ellas, entregaba también en la memoria del tiempo
todos sus aprendizajes. Suspiró y sintió gratitud por su memoria
de origen. Se volvió lentamente hacia su maestro y el fuego
trayendo consigo la Comprensión. Sueltas los aprendizajes y te
quedas con la comprensión. Recordaba en ese instante a uno de
sus maestros: “El dolor enseña, la bendición libera y la belleza
transforma”.
El mago había sido instruido por sus propios maestros en

un principio esencial para reconocer quiénes podrían ser
verdaderamente iniciados:
“No inviertas tu oro, ni tu atención, ni tu energía, ni tu tiempo

en una historia que no quiera ser contada. Las historias de
inspiración reclaman el espacio de las historias de excusas. Las
mejores historias de la vida son inevitables”.
Entonces se dirigió al joven diciendo:
–“Tu historia no es lo que sucedió, esas son tus memorias

y tus experiencias… Tu historia es lo que está apunto de
suceder y ésta es tu nueva LEALTAD” –afirmó el mago.

Tu vida ha sido destinada ser un símbolo de inspiración
y en todas las historias que se contarán acerca de ti, lo
reconocerás. Sucederás en todo tiempo y en todo lugar,
ellos te recordarán y estarás siempre en sus conversaciones,
en todas sus culturas, en todos sus idiomas… ¡Ellos nunca
olvidarán tu nombre!
El joven inclinó la cabeza sintiendo reverencia por la revelación

de su anhelado nombre. La canción de los aprendices había
terminado y se hizo un silencio absoluto en el lugar sólo
interrumpido por el sonido del fuego. Como buscando un recurso
para recordar esa revelación, antes que el maestro pronunciara
su nombre, llevó una de sus manos a la bolsa procurando anclarse
sujetando con fuerza las semillas que le había entregado Yussaf…
percibió algo inusual.
Entonces levantó su rostro y mirando con asombro al mago

recordó lo que le había dicho esa mañana: “Tu nombre ya te fue
entregado…” El mago guardó silencio sin dejar de mirar profundo
a los ojos a su aprendiz. Con un leve movimineto facial asintió y
le dio confianza al joven para reconocer lo que había percibido
en la bolsa.
El joven tomó y reconoció la textura de la tela. Era aquella misma

que le había entregado a Yussaf cuando se encontraron para que
pudiera hallar el taller del alquimista.
Su emoción fue mayor cuando descubrió envuelto en su interior

el amuleto con el collar de Yussaf, que siempre coincidió con su
símbolo de iniciación. En la tela había estado grabado el signo de
la crisálida, pero jamás se había escrito palabra alguna.
Cuando reconoció el símbolo grabado en aquella tela. Advirtió

en ella la aparición de unas palabras especiales que, desde
entonces, resuenan en su interior y que nunca olvidaría:

Halla la riqueza que hay en los palacios y en los bosques.
Libera allí a los caballeros de armaduras oxidadas e instruye
allí a los hijos de los reyes.
¡Merlín!… Sé leal a tu nombre, tú eres el origen de la magia, tú

eres la fuente de los milagros.
Cuando Merlín cruzó la línea de fuego, desapareció.

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WILLIAM FERNANDO SÁNCHEZ

EDICIÓN ÚNICA Y ESPECIAL

© William Fernando Sánchez

© Copy Righth 2019

Capítulo I - UNA METÁFORA

Meditación para tu maestría de vida 111

En donde podemos ser ¡creadores de significado!

“(…) ¡Tú eres el origen de la magia,

La sociedad contemporánea está perdida. La mayoría carecemos

Damos una vuelta, luego otra y más tarde otra, y de pronto

8 MENTORING & STORYTELLING

Y como no podía ser de otra manera, llega un día que de tantas

EL CAMBIO DE PARADIGMA ES IMPARABLE

Estamos siendo testigos de una época verdaderamente

La causa de este despertar de la consciencia y consiguiente

9 MENTORING & STORYTELLING

LA FUNCIÓN DE LOS REFERENTES

Un referente es una persona a la que admiramos por encarnar

Si bien solemos sentirnos agradecidos con nuestros referentes

Además, cuando idealizamos a alguien es una simple cuestión

10 MENTORING & STORYTELLING

Al igual que tú y yo, nuestros referentes son seres humanos;

MATA A TUS REFERENTES

Otro error que solemos cometer es imitar a nuestros referentes y

Se requiere de mucha humildad para seguir y aprender de

11 MENTORING & STORYTELLING

Gracias William Fernando Sánchez por pedirme tan amablemente

12 MENTORING & STORYTELLING

Aún cuando no sea hermosa o perfecta, dijo ella: “Tu historia

Estas palabras especiales de Michelle Obama, en la presentación

Ésta es quizás, la primera conversación que todo creador de

“No necesitamos conocer tu pasado para creer en tu futuro”

Todos tenemos el poder de crear significado. Todos podemos

13 MENTORING & STORYTELLING

Salvo por un hecho, no todos consiguen comprometerse con

Reconocer nuestros talentos y compartirlos; y una segunda

Uno de los precios más altos que pagas desde la conciencia de

Tú puedes reconocer a una persona que ha elegido ser víctima

14 MENTORING & STORYTELLING

A diferencia de ellos; los storytellers, como creadores de

“No lo cuentes desde la sombra –le dije a ella– ahora, sólo

He sido testigo de cómo cada persona antes de presentarse como

Un mentor es alguien que, antes de transferir su experiencia,

La consecuencia evidente de esta actitud es que cada vez más

15 MENTORING & STORYTELLING

Déjame entregarte ahora mismo una historia que escuché con

“Cuando el maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no

–Si yo no me voy, ¿cómo podréis llegar a ver?

Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le

–¿Qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido?

Y el maestro, con una sonrisa en su mirada, respondió:

–Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros

16 MENTORING & STORYTELLING

Si te detienes a considerarlo, en tu vida habrás tenido algunos

Dentro de ti fluye un río de memorias y experiencias a las que tu

Sin embargo, aunque el líder inspirador deba partir; hay una

Permaneces cuando tienes algo qué contar, y además, cuando

Si tu elección es ofrecer tus talentos y experiencia como referente

17 MENTORING & STORYTELLING

A través de las siguientes páginas, quiero desafiarte entonces

“¡Este pensamiento no es mío… te lo devuelvo!” –te

Yo creo que ¡tu historia y tus memorias son valiosas! Yo creo

Te entrego por tanto estas metáforas y deseo que puedas

Si confías en “El Campo” que nos une a través de este libro,

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