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Cs. Soc.

Lectura
EFECTOS DE LA MIGRACIÓN JUDÍA EN BOLIVIA 1936-1955
Florencia Durán de Lazo de la Vega
La historia previa
1La primera gran migración de judíos hacia América se produjo durante la Colonia, a partir del Edicto de Expulsión emitido
en España en 1942. Como efecto de esta disposición real, los judíos tuvieron que dejar la vieja Europa para habitar regiones
en las que la persecución resultara mitigada.
En esta búsqueda, a veces parsimoniosa y a veces inclusive frenética, han debido ser de especial interés para ellos, lugares
de difícil acceso, en los cuales, además fluía una creciente interacción comercial1. Porco y Potosí pertenecientes a la
jurisdicción de la Audiencia de Charcas y por entonces maravilla del mundo por sus ricas vetas argentíferas, se acomodaban
exactamente, al más riguroso requerimiento. No pocos emigrantes judíos enrumbaron familia y fortuna hacia las regiones
nombradas de nuestra recientemente colonizada tierra.
Más que los provenientes de la misma España, fueron los judíos conversos forzosos de Portugal2 los que protagonizaron
una consistente migración “criptojudía de christaos novos portugueses” hacia el Nuevo Mundo. Estos judíos convertidos
adoptaron nuevos apellidos, a veces una nueva religión y a veces enmascarando su fe anterior3 se alistaron hacia la
conquista del nuevo mundo y hacia la libertad.
La decisión asumida por quienes engrosaron los grupos de itinerantes hijos de Israelsión fue racional y saludable en tiempos
en los que la más leve sospecha de infidelidades contra la dogmática y estricta religión Católica, bastaba para incinerar vivo
al sospechoso y de tanto en tanto usando leña verde, por mandato supremo de la Santa Inquisición.
Sin embargo, la seguridad ansiada, no se conseguía del todo en el vasto Nuevo Mundo, ya que el brazo largo de la
Inquisición se extendía también a las colonias españolas y portuguesas, que instalaron Tribunales en Lima y México desde
1570 y 1571, respectivamente, y desde 1610 en Cartagena (Colombia). En el resto de América, el dedo acusador
inquisitorial elongaba la firme mano de los Comisarios, quienes se dedicaban a observar los pasos de los habitantes blancos
y mestizos (los indios estaban excluidos) que los apartaban de “la amas estricta ortodoxia católica”4.
A Charcas llegó la temible Inquisición. Para sus cancerberos, eran sospechosas todas la personas que no mencionaban a
Jesucristo ni a María su madre, las que hablaban mal de los sacerdotes o monjas, las que no confesaban ni comulgaban, las
que afirmaban que Dios está en todas partes o aquellas que guardaban el Sabat o Sábado de Moisés. Todos ellos eran
tachados de judíos, palabra que denotaba un cierto matiz despectivo y de rechazo.
Los nombrados edictos y otras disposiciones conexas, así como las Órdenanzas de la Inquisición, eran de absoluto corte
racista y en la letra muerta de su redacción, así como en el espíritu de la misma, no dejaban entrever ni la más mínima
intención de ocultar o enmascarar sus propósitos. Casi un siglo después, en 1631, aunque con menor severidad y rigidez,
todavía los Comisarios de la Inquisición en la Audiencia de Charcas o Bajo Perú atormentaban a los observadores de la ley
mosaica acusándolos de herejía y confiscándoles sus bienes.
Una vez creadas las Repúblicas, el prejuicio racista siguió imponiendo su oprobioso influjo, por costumbre, en todos los
niveles de la población.
Se han naturalizado como bolivianos y latinoamericanos muchos judíos que se asentaron a partir del siglo xvi. Esos judíos,
poco a poco, fueron perdiendo su fe a lo largo del tiempo y se convirtieron por credo al catolicismo. Por esta circunstancia,
no resulta extraño encontrar en el follaje de los árboles genealógicos de distinguidas familias bolivianas, apellidos como
Diez de Medina, López, Rivero, Sánchez, Sanángel, Ríos, Ruiz, Rivas, Rojas, Rojo, Santafé, Clemente, Estéban, Ortigas,
Vidal, Negrón, Pinelo, Arias, Behar, Fernández, Pérez, Pardo, Cuenca, Curiel, Navarro, Toledo, Castro5 y muchos otros.
También existen hasta nuestros días apellidos que evocan lugares, que recuerdan ríos o variedades de árboles, identifican
oficios o derivan del nombre del padre u otro antecesor, como: Berro, Calderón, Caro, Carmona, Cuenca, Franco, Fuentes,
Galante, Mendoza, Niño, Pinto, Sevilla, Martínez, Oliva, Olivera, Moreira, Nogueira, Pereira. Además de los apellidos
originarios de España y Portugal, también adquirieron ciudadanía algunos provenientes de otros países de Europa como el
conocido judeo-francés Bloch.
La mayoría de los portugueses y españoles judíos que llegaron a nuestras tierras en aquellos lejanos tiempos, se convirtieron
al catolicismo. No existe registro alguno que pruebe que en Bolivia, familias judías hubiesen continuado profesando su
religión desde el período colonial, o que se identifiquen plenamente con sus ancestros judíos, “excepto quizás, algunas,
sentimentalmente”6.

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No sólo efectuaron el largo viaje grupos de semitas provenientes de países de origen latino sino también de otros lugares al
otro lado de “la mar océano”. En 1904, varias familias ruso-judías hicieron su ingreso a Bolivia, algunas de ellas como
destino prefijado y otras como mero capricho del destino. Elkin, traduce de la lengua-Yiddish la impronunciable palabra
“farblondzhet”, que entre sus nueve consonantes y apenas tres vocales denota o explica “que estas gentes se perdieron y se
encontraron en Bolivia por equivocación”7. Para 1917, el Comité Americano de Judíos censó a veinticinco familias de esc
origen que vivían en nuestro país.
Entre 1935 y 1937 llegaron a Bolivia pequeños grupos de judíos especialmente de Polonia y Rumania.

Los Judíos
¿Cómo puede describirse o esbozar el biotipo, la figura, el semblante o la fisonomía de un judío? Según el antropólogo
Eugene Pittard muchos de ellos están lejos de poseer los rasgos que según algunos antropólogos tipifican a la “raza judía”.
No hay un tipo judío, hay tipos judíos. Verdaderamente, es así. Los judíos bolivianos tienen características físicas o tipos
diversos. Hay entre ellos rubios de ojos azules como también morenos y de ojos negros.
Los judíos pertenecen a una comunidad “religiosa y social” en la que se han integrando a lo largo de la historia y el tiempo
individuos de razas distintas. “Estos hebraizados han podido proceder de todas las capas étnicas, tales como los fatacha de
Abisinia, los alemanes de tipo germánico, los tamil –judíos negros– de la India, o los khazares, que se suponen son de raza
turca”8.
Ser judío significa algo más que usar un apellido. Según Boleslao Lewin, la definición objetiva del judaismo es “un
complejo de tradiciones históricas, creencias religiosas, vivencias sociales, fidelidades étnicas y rechazos de presiones
enemigas... eso no es fácil de entender... involucra imponderables... los israelitas son difíciles de comprender sobre todo
porque el ingrediente que se llama fidelidad a la grey juega en ello un importante papel. En la conservación del judaismo
está interesada una gran parte de los judíos y, también cierta porción de antisemitas porque, si no, se acabaría la razón de su
existencia”9. Esta última condición del factor dialéctico, que hace posible su existencia, es muy importante a lo largo de la
historia.

¿Cuántos judios arribaron a Bolivia?


Se calcula que unas 8.000 personas fueron las que lograron salvarse en Bolivia24, algunos estiman que fueron hasta 35.000,
asunto que no está debidamente probado.
En 1938, la ciudad de La Paz se vio súbitamente ocupada por más de dos mil judíos. Los voceros oficiales del gobierno del
presidente Germán Busch, explicaron a los diferentes medios de prensa, que se trataba de agricultores que venían a trabajar
al altiplano, el valle y el oriente boliviano. 1939, fue el año en el cual más inmigrantes recibió el país. El periódico La Calle
del 9.10.39, lo demuestra con cifras; en el lapso de 20 días en los meses pico, ingresaron más de 600 judíos al territorio.
Se estima que entre los años de 1938 hasta el 40, la migración es muy numerosa especialmente los provenientes de Europa
Central y Oriental, entre el 40 y el 46 van disminuyendo considerablemente, del año 1946 al 52, se dan las últimas
corrientes inmigratorias integradas generalmente por algunos sobrevivientes del holocausto.

¿Cuáles fueron los motivos para tan drástica reducción?


Bolivia no se constituía en un país notablemente atractivo por varios factores25, entre los principales se pueden señalar los
siguientes: la inestabilidad política, la escasa población producía poca actividad industrial y comercial, el insuficiente
aparato educativo. Para algunos, la amenaza de una nueva represión de tipo nazi26,27. Otros aseguran que no había
oportunidad de ejercer “profesiones exóticas”, dado el retraso que sufría el país (se refiere a técnicos superiores en el campo
industrial). Varios coincidieron en que no se dejaba trabajar en las áreas de la salud (preferida por los judíos), los médicos
bolivianos habían saturado ese servicio.
A fines de 1939, Emilio Sarmiento y Alberto Estenssoro Alborta denunciaron ante el presidente Busch haber descubierto un
negociado de venta de pasaportes y cartas de nacionalización para judíos en Europa. Este negociado estaba conectado con
esferas administrativas de La Paz30. El problema se hizo público y asumió ribetes de escándalo y, a raíz del mismo, el
Canciller Eduardo Diez de Medina se vio obligado a renunciar, así como otros altos funcionarios involucrados de la
embajada y consulado bolivianos en París.
El arribo de los ̒agricultores, que en realidad se ocuparon de copar el pequeño comercio en manos de nativos que protestaron
por la usurpación de sus medios de trabajo, generó el problema social. Este hecho fue utilizado políticamente, los

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involucrados en la venta de visas argumentaron que la oposición al gobierno les negaba asilo en una posición racistas,
antisemita y que ellos eran lo contrario. Este situación generó, a su vez, una ardiente polémica en la prensa. En 1940, el
debate llegó a las Cámaras y se acuso al ex canciller de “prevaricato, soborno, cohecho, malversación y extorsión”31.
Mientras tanto, en las Cámaras, varios parlamentarios defendieron a los judíos, como el HH. Demetrio Canelas, quién
manifestaba: “Que Bolivia siga ayudando humanitariamente a una raza perseguida, despojada de sus bienes, de sus derechos
y de su hogar”.

Otra forma de violencia era, sin lugar a dudas, la explotación a obreros nacionales, especialmente de mujeres que trabajaban
en pequeñas y medianas industrias pertenecientes a judíos, con jornadas de trabajo de más de 8 horas diarias50, que iban
contra las disposiciones legales vigentes (si se quejaban al Ministerio de Trabajo eran automáticamente retiradas de su
fuente de trabajo). Contratos por sólo 89 días, situación que no les permitía acogerse a las leyes de protección social.
Bajísimos salarios y también acoso y abuso sexual.

Casos de estafadores: “Son varias las denuncias ante las autoridades de la División de Investigaciones... escoltado desde
Corocoro el Judío David Reich, quién ha consumado dos estafas, una a Don. A. Peñaranda por 2.500, y 3.000 Bs. a la Sta.
Ocampo52.

La vivienda
87En efecto, la ciudad de La Paz, primer punto de arribo, no estaba preparada para recibir a tal cantidad de personas. Los
escasos propietarios alquilaban sus viviendas, dada la gran demanda, a precios increíblemente elevados. En casas estrechas
y hasta en una sola habitación se hacinaron varias familias que al juntar sus recursos, podían pagar una renta mayor,
desplazando a los inquilinos bolivianos.
El barrio que recibió a mayor cantidad de refugiados fue en primer lugar, la zona Central, luego del Barrio de Sopocachi,
Miraflorcs, donde funcionaba el Colegio Ingavi con alumnos judíos en su gran mayoría.
¿En qué ciudades se radicó la mayoría? Lo hicieron en La Paz y Cochabamba principalmente. Una por ser la sede de
gobierno, la más grande, donde había mayor oportunidades de trabajo y, la otra, por el clima. También se asentaron en
Tarija, donde en un momento dado fueron dos judíos los que ocuparon el poder local, el uno como Prefecto de
departamento y el otro como Alcalde del pueblo. Otros se trasladaron a Santa Cruz y hubo aquellos que prefirieron los
centros mineros.

El comercio
Los judíos comerciantes trajeron una serie de novedades. Por ejemplo, la modalidad de vender en las calles, con sus
mercancías a cuestas para ofrecerlas de casa en casa aceptando inicialmente y sin garantía una pequeña cuota de pie con el
compromiso de parte del cliente de pagar lo restante en cómodas cuotas mensuales, implantando así el conveniente
“crédito” antes desconocido, una suerte de microfinanciera unipersonal y privada.
¿Traían dinero?
Los judíos que en su lugar de origen habían tenido fortuna, o un buen pasar, la gran mayoría cruzaron el Océano sin casi
nada. Unos cuantos pudieron o tuvieron la oportunidad de sacar dinero y joyas, otros llegaron con muy poco dinero y los
más lo hicieron, como ellos mismos reconocen “parados”, pero con muchísima capacidad para en un corto período de
tiempo, hacer dinero.

La solidaridad de su grey, también en ese caso, jugó un papel muy importante. Al recién llegado que no contaba con dinero,
ni con vivienda, se le donaba su primer casimir para que lo vendiera y a partir de eso de lo “soltaba a la calle” para que se
ganara la vida. También se le daba alojamiento temporario, no importaba cuántas familias pudieran entrar en una
habitación. El semita que ya poseía una empresa empleaba a sus paisanos, como es el caso de la Sra. María Schrroeder,
quién contrató a Erwin Leidinger (sastre de profesión), para hacer el recorrido al volante de una movilidad a su Hotel
Hamburgo, en la localidad de Coroico. Este hecho provocó la encolerizada protesta de los choferes profesionales que
cubrían ese tramo. Inmediatamente surgió la amenaza de huelga y la protesta de la prensa, así, la Sra. Schrroeder anuló el
contrato al desocupado.
Ciencia, tecnología y arte

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Así como se insertaron en el comercio, lo hicieron también, en menor escala, en la vida cultural y científica. Un digno
ejemplo es el del Dr. Roberto Herzemberg, geólogo y químico, que trabajaba para la empresa minera de Mauricio Hoschild
y descubrió como producto de sus pesquisas, un nuevo mineral, el que fue registrado con el nombre de Herzenbergita (Sn-
s2), en la nomenclatura universal56. El mismo científico se hizo célebre, asimismo, por su rara habilidad en el diseño de
estampillas que enriquecieron la filatelia nacional. Otro judío minerálogo ocupó el decanato de la Facultad de Minería de
Oruro y la docencia por muchos años, fue el ingeniero Jorge Knoepfelmacher.
También se contó con prestigiosos médicos como Germán Hirsch, que en la década de los 40 ocupaba la cátedra de
ginecología y obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad Francisco Xavier de Chuquisaca, y que fundó el
primer Instituto de Can-cerología en el país. El Dr. Guillermo Muller, ginecólogo, administró su propia clínica en La Paz.
Años más tarde, figuró con luz propia la Dra. Ruth Tichauer, internista de renombre, quien atendía gratuitamente a las
personas de escasos recursos, en un consultorio al lado de la Iglesia del Gran Poder (antigua), y que después de jubilarse,
realizaba viajes bisemanales a la localidad de Puente Villa en Yungas, donde realizaba la misma loable labor. A su muerte,
muchísimas fueron las personas agradecidas que lloraron su partida.
Otros galenos que se quedaron en el país y realizaron una excelente labor, fueron los doctores: Alenjandrovic, Lublin,
Herber Waltersphiel, gran internista, Kelemberger, Asencio Rebon, Wenger, patólogo de primera, que luego de un tiempo
se fue a radicar a Venezuela, Max Bieber en el campo de la fisioterapia, Julio Meier que se fue al Brasil posteriormente, Dr.
Katz y otros.

Un verdadero aporte en el campo de la arqueología, sin lugar a dudas, fue el provisto por el judío alemán Arturo Posnasky,
quien por muchos años se desempeñó como director del departamento de arqueología y paleontología de la Universidad
Mayor de San Andrés, mientras investigaba el origen del hombre americano. Es notorio, asimismo, el abundante material
bibliográfico publicado por su persona.

105Su profesionalismo y su aporte a la cultura boliviana fueron reconocidos en aquella época. El Dr. Posnasky, fue
nombrado Delegado de Bolivia en el Congreso de Americanistas a llevarse a cabo en Lima (agosto de 1939). Para tal efecto,
se resolvió pagar sus gastos de representación y transporte57.

En el área de la cultura, figuraron importantes literatos como Gert Konitzer y músicos como Erick Eisner y Hugo
Landesmann. Estos últimos, dirigieron la Orquesta Sinfónica Nacional y otros, que posteriormente tuvieron la batuta o un
instrumento en la orquesta.
capítulo aparte se merece el bibliófilo, editor y bolivianista, Don Werner Guttentag, quien se constituye en un significativo
aporte para la cultura boliviana.

El Judío minero
Un judío que tuvo éxito en la minería fue sin lugar a dudas Mauricio Hochschild de origen alemán, quien luego tendría un
papel protagónico con la gran migración de 1939. Hochschild llegó durante la Primera Guerra Mundial y vivió en Bolivia
más o menos 35 años. Junto a Carlos Víctor Aramayo y Simón Patiño, constituyó el grupo de los tres más grandes mineros
de estaño en el país. Fueron llamados desde entonces “los barones del estaño”.

A la muerte de Hochschild acaecida en París en 1965, su hijo heredó la cantidad de mil millones de dólares. Producía el
30% del estaño boliviano58.

La colonia agrícola
Se debe a Hochschild la implantación de una colonia agrícola en el Nor-Yungas paceño cerca a la localidad de Coroico. Del
costo total del proyecto, él pagó US$ 200.000; el resto correría a cargo de la Corporación Económica de Refugiados
(Socobo) y de la reunión de los colonizadores hasta hacer un total de US$ 338.150.
El plan calculaba que hasta fines de 1940 se podrían establecer unas 250 familias. Sin embargo, para 1943, apenas llegaron
42 familias. Seis años después, tan sólo unos cuantos colonos permanecían en la región.
El intento que no había sido planeado ni por el gobierno ni por los judíos, no tuvo éxito. Fue un completo fracaso. Ello se
debió a múltiples factores, como el hecho de que la mayoría de los colonos no eran agricultores y que el acceso a la región

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era de mucho riesgo porque los caminos eran angostos, sinuosos y al borde del precipicio, en los que era casi imposible el
cruce de dos carros en sentido contrario. El poco tráfico vehicular sólo permitía la alternativa de un ingreso a lomo de mula.
Por otro lado, el terreno no era apto para la agricultura por ser muy escarpado en declive, prácticamente sin planicies para el
sembradío sistematizado, con pocas posibilidades de producir una amplia variedad de productos, los cítricos y la coca para
el consumo tradicional de los campesinos y unas cuantas hortalizas. La región era insana por la extrema humedad y los
mosquitos, proclive a la malaria. Por otro lado, la falencia de colegios para los niños en edad escolar se constituyó en otro
problema. Pese a ello, los mismos colonos se encargaron de transmitir a sus hijos algún tipo de información y formación
consistente en el desarrollo de sus valores culturales ancestrales, las ciencias sociales y humanísticas. Inclusive hubo un
grupo de músicos que enseñaba a tocar algunos instrumentos. Todos ellos tuvieron libertad de practicar su religión, como lo
hacían los que radicaban en las ciudades bolivianas.
La encuesta que realiza Sonia Herzemberg a 16 personas que vivieron en la colonia, es valiosa (muchos datos de las misma
están siendo utilizados en este capítulo), ya que algunos conservaban diarios personales de sus vivencias, muchos han
fallecido, otros volvieron a emigrar a otros países y son muy pocos los que se quedaron en Bolivia. El cuestionario registra
una amplia gama de respuestas, entre ellas, hay las que oponen los extremos dentro de una posición casi maniqueista. Hay
personas que opinan que allí experimentaron un verdadero infierno, época que no quieren ni siquiera recordar. Hay otras
que consideran que, en ese paraíso, pasaron los días más felices de su existencia y recuerdan esos momentos de paz en
contacto con la naturaleza y libres del terror nazi que les tocó vivir en sus países de origen. Colonia que cultivaba la armonía
y la amistad allí tuvieron sinceros amigos que conservaron no sólo en ese momento, sino hasta hoy en día.

Entre los miembros de esa comunidad se registraron colonos de diversas nacionalidades como ser alemanes, austríacos,
húngaros, checoslovacos y polacos. Entre los judíos alemanes, que eran la mayoría, se encontraba un sobrino de Henry
Kissinger.
El gobierno se esforzó para poblar regiones de gran potencial en el campo de la agricultura. Un primer intento fue el envío
de siete familias rumano-judías al Ichilo59. Pero allí tampoco el Estado estaba en condiciones de construir una mediana
infraestructura que pudiera facilitar su estadía; el proyecto, quedó en nada.

A manera de conclusiones
Creemos oportuno hacer unas previas deducciones. Primero, abordaremos una inicial etapa con las primeras y segundas
generaciones. Por lo general, la conformaron personas más conservadoras y reservadas.
Esos judíos no se cohesionaron en un sólo bloque, entre ellos hubo diferencias culturales, de nacionalidad, económicas y de
linaje.
Fueron pocos los que se integraron, de alguna manera, a la sociedad boliviana, salvo por los casos de matrimonios mixtos.

Se ha visto algunos casos de apellidos judíos en altos cargos políticos, como ser ministros de Estado y otros, los hay de
derecha, centro e izquierda, de acuerdo al partido en que militen. También se cuenta con jóvenes judíos asesores de la cob
(Central Obrera Boliviana).

En el campo económico, han logrado construir cadenas de supermercados y sucursales de transnacionales en el área de
alimentos.

Las nuevas generaciones están más identificadas con el país, hablan un idioma común, el castellano, y no son pocos los que
hablan la lengua materna, pero son contados los que aprendieron el hebreo.

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