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De la nostalgia culinaria a la identidad alimentaria

transmigratoria: la preparación de alimentos en


restaurantes mexicanos en Estados Unidos
José Antonio Vázquez Medina

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UNIVERSITAT DE BARCELONA
DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL Y DE
HISTORIA DE AMÉRICA Y ÁFRICA

De la nostalgia culinaria a la identidad alimentaria transmigratoria:


la preparación de alimentos en restaurantes mexicanos en Estados
Unidos

Tesis
que para obtener el doctorado en

Alimentación y Nutrición
Presenta

José Antonio Vázquez Medina

Directores

Dr. Jesús Contreras Hernández

Dr. Mikel Aramburu Otazu

Barcelona, abril del 2015.


Resumen

Esta tesis explora las dinámicas sociales suscitadas a partir de la expresión de la


nostalgia culinaria entre los sujetos que participan en la preparación y elaboración de
alimentos en restaurantes mexicanos en Estados Unidos. A partir de una
aproximación etnográfica en el Valle de San Joaquín en California, el área
metropolitana de Chicago y la ciudad de Houston, en este trabajo se analiza cómo la
nostalgia dictamina los discursos y las prácticas operativas que se llevan a cabo al
interior de las cocinas de los restaurantes mexicanos en tales localidades. De esta
manera, en esta investigación se muestra cómo la nostalgia configura nuevas
dinámicas sociales en múltiples dimensiones del sujeto migrante que labora en las
cocinas de este tipo de restaurantes en Estados Unidos. En la dimensión individual,
se analiza cómo el sujeto es capaz de utilizar la memoria y la experiencia sensorial
para desarrollar la labor culinaria y replicar los sabores de las preparaciones que se
elaboraban en México. En este ámbito el migrante desarrolla habilidades culinarias
que pueden ser observadas como un medio de agencia a través del desarrollo de la
sazón. Asimismo, se explora cómo el desarrollo de la sazón puede ser considerado
como la máxima expresión del conocimiento culinario en este contexto. En el plano
comunitario, se muestra cómo la nostalgia interviene en la regulación y
operativización del conocimiento culinario empírico en los restaurantes familiares y
cómo en este proceso están implícitos acuerdos y negociaciones de poder y de
género en la organización laboral. Asimismo, se expone cómo la nostalgia se puede
percibir en las maneras de gestión de este tipo de establecimiento. En un plano más
amplio, esta tesis analiza cómo la nostalgia interviene en la configuración de la
identidad alimentaria transmigratoria que condiciona los discursos y las practicas
operativas al interior de los restaurantes. De igual manera, se explora cómo dicha
identidad favorece la puesta en marcha de nuevas dinámicas sociales que legitiman
la creación de una cocina original que se valida por los actores sociales implicados
en el desarrollo de la labor gracias al flujo de información culinaria que circula en
estos espacios.
A mi familia. El
regalo más grande
que me ha dado la
vida.
AGRADECIMIENTOS

La realización de este trabajo fue posible gracias a la beca del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (CONACYT) y al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes
(FONCA) en México. No menos importante fue el apoyo total de mis papás, Lupita y
Pablo, para costear los primeros años del doctorado y el trabajo de campo en Estados
Unidos. Gracias mamá, por ser el pilar más fuerte para sostenerme en mi vida, por tu
amor infinito, por enseñarme a ver siempre el lado bueno de las cosas y enseñarme a
disfrutar cada momento. Gracias por ser la mejor etnógrafa. Gracias papá por todos
tus consejos, tus comentarios a la tesis, por tu amor y tu apoyo incondicional durante
toda mi vida. Este trabajo es fruto de la curiosidad investigativa y el cariño a las
ciencias sociales que aprendí de ti.

Mi agradecimiento eterno al Dr. Jesús Contreras por guiarme no sólo en este proceso,
sino en toda la inmersión al mundo de la antropología de la alimentación desde hace
más de siete años. Gracias por toda la confianza, el apoyo, los ánimos y las
reflexiones. Agradezco al Dr. Mikel Aramburu por aceptar codirigir este trabajo.
Gracias por todos los comentarios, por provocarme a ir más lejos en las reflexiones
de la tesis y por ayudarme a afinar el foco del análisis de los fenómenos sociales en
la migración.

A mi hermana, la Dra. Olivia Vázquez Medina, por enseñarme tanto, por ser mi
ejemplo y mi referente más importante en tantas cosas. Gracias por ser una de las
bendiciones más grandes que me ha dado la vida, por apoyarme siempre y por darme
tanta luz y tanta fuerza. Gracias por tus comentarios tan valiosos al trabajo y por
hacerme ver siempre la importancia real que tienen las cosas. Siempre estaré
agradecido porque eres mi inagotable recurso de salvación ante todo. Gracias a mi
cuñado Christopher Pownall por ser también mi hermano y por hacerme sentir
siempre que mi casa estaba en Inglaterra.

A mi hermano, el Dr. José Pablo Vázquez Medina, por el apoyo y la motivación que
siempre me has enseñado. Por tu ejemplo diario de hacer bien las cosas y siempre
intentar llegar a lo más alto. Gracias por demostrarme siempre a sortear de frente los
efectos secundarios de la migración y por ser mis ojos en Estados Unidos. Este
trabajo está inspirado en tu experiencia. Gracias también a su esposa Priscilla por el
hospedaje y las atenciones en California en el trabajo de campo. Gracias a mis
sobrinos: Josiel, por todo tu cariño, por ayudarme a hacer más llevadero el trabajo de
campo en California, por hacerme parte de tu mundo. Gracias porque después de
llegar cansado física, mental y emocionalmente de los restaurantes, tu presencia lo
sanaba todo. Gracias Matteo porque tus miradas y tus sonrisas me han ayudado a dar
el último empujón en este trabajo.

Esta investigación está en deuda con todas las personas que facilitaron los contactos
y permitieron mi estancia en Estados Unidos. Los menciono como fueron
apareciendo durante el proceso. Un agradecimiento infinito a todos.

Agradezco a mi amigo Saúl Hernández, no sólo por ser un informante cuya voz se
analiza en este trabajo, sino por ponerme en contacto con los académicos del Colegio
de San Luis, sacrificando sus horas de tutoría. Gracias por todas tus historias, tus
reflexiones y por todo tu tiempo. Gracias al Dr. Fernando Alanís por ponerme en
coordenadas y en contacto con los colectivos migrantes potosinos en Estados Unidos.
La consecución de los contactos no hubiera sido posible sin la valiosa ayuda del
presbítero Juan Martínez. Gracias por todo su interés, por su tiempo, por localizar los
contactos en Houston y en Chicago. Mi más profunda admiración por todo el trabajo
que hace con y por los migrantes y sus familias en San Luis Potosí. Un
agradecimiento especial a Josué, Raúl, Saúl, Alex, José Luis y Daniel, por compartir
su experiencia migratoria y sus historias como cocineros en Estados Unidos.

En California, el hospedaje y la alimentación fueron brindados por mi hermano José


Pablo y su esposa Priscilla, gracias por darlo todo sin condiciones. Mi más sincero
agradecimiento a los restaurantes Arteaga´s, Cotija y La Guadajarita. Especialmente
agradezco a la familia Arteaga: Elsa, gracias por toda la confianza, por permitir
adentrarme no sólo en la cocina sino también en su historia. Gracias por todo lo que
me enseñó. Gracias a Rosa, Alejandra, Cesar y al resto de los miembros de esta
familia que tuve el gusto de conocer.

El trabajo de campo en Chicago no hubiera sido posible sin la hospitalidad y el


recibimiento del señor Tirso Araiza, quién me dio hospedaje, alimentación y los
medios para desplazarme y realizar el trabajo en esa ciudad, además de brindarme los
contactos para hacer posible la inmersión en las cocinas. Gracias a su hijo Adriel por
todos los favores. Muchas gracias a mis tios Homero y Lilia por hacer posible el
contacto. Un agradecimiento especial a Armando y Ana Isabel López por toda su
hospitalidad y por todo lo que compartieron conmigo; gracias a mi amiga Eunice
López quien me puso en contacto con ellos. Muchas gracias a la familia Balderas por
todos los favores que me hicieron y por llevarme a conocer la escena de los
restaurantes mexicanos en Joliette. Agradezco a los restaurantes La Mex de Orland
Park, El Zapatista, El Cuernavaca, El Puerto Escondido, La Villita y Martínez
Grocery, por permitir adentrarme en sus cocinas. Un reconocimiento especial a todos
los cocineros de estos restaurantes que compartieron conmigo sus experiencias.

En Houston estoy en deuda con la familia Narváez Oficial por abrirme las puertas de
su casa y brindarme hospedaje y alimentación sin conocerme. Gracias por todas sus
atenciones y todos los favores que me hicieron. Mi agradecimiento y cariño eterno a
mis primos en Houston, la familia Martínez Vázquez, por hospedarme y alimentarme
y por todas las muestras de cariño que tuvieron conmigo. Agradezco a los
restaurantes: Taquerias los Potrillos I y II, Restaurante Garay, Paco´s Bakery, por
abrir las puertas de sus negocios para hacer el trabajo de campo ahí. Un
agradecimiento especial a Teresa Loyola por confiar en mí. Agradezco de manera
particular a la familia Zavala y a su negocio Taquizas Zavala por compartir tanto
conmigo.

Este trabajo está en deuda infinita con muchos amigos que durante este proceso me
demostraron su amistad incondicional de muchas maneras. Sin ellos, esta tesis no
existiría. No hay palabras para agradecer a Francesca Bayre, por ser no solo mi
antropóloga de cabecera, sino también por ser mi psicóloga, chef, médica y
enfermera. Gracias por enriquecer tanto este trabajo. Tu amistad es uno de los tesoros
más importantes que me deja Barcelona. Gracias a Ursula Verthein por tanto cariño
que se sigue acumulando con el paso del tiempo. Gracias por cuidarme siempre, por
tus ánimos eternos, por toda la confianza, por todas las risas, por hacerme sentir
siempre seguro en esta ciudad y por estar siempre al pendiente de mí. Gracias a
Gustavo Laborde por todos tus cuidados, tus comidas y tus regaños. Gracias por
recordarme que hay vida más allá de la tesis. Gracias a María Clara y Mariona por
estar siempre al pendiente, por los favores, por los cafés. Gracias Roxana, por
demostrarme con cada encuentro que a pesar de los años seguimos siendo los
mismos. Gracias también a Mario Trigo por su eterna hospitalidad, su generosidad y
por dejarme conocer España a través de sus historias.
Gracias a Marcela Guerrero y Mauricio Hernández por demostrarme que el cariño
también es transnacional. Gracias por darme tantos buenos momentos en Barcelona y
por estar ahora siempre al pendiente de mis papás en México. Gracias Mau por todo
lo que hiciste para conseguirme alojamiento y contactos en Houston. Gracias Marce
por acordarte de mí siempre. Gracias a Toño Báez y Oscar Ramos por todos los
apoyos, por compartir y aliviar nuestra nostalgia por México con tantos buenos
momentos. Gracias Tocayo por todos tus consejos y por escucharme siempre.
Gracias Oscar, este trabajo agradece tus recomendaciones, tu experiencia y tu mirada
antropológica mexicana. Gracias Neli Escandón por todos los ánimos y por todas las
risas. Gracias a Jorge Llece por el diseño de la portada y por su solidaridad con mi
trabajo.

Agradezco a todas las personas que se han interesado en el trabajo de investigación y


lo han enriquecido con sus comentarios. En Barcelona agradezco al Dr. Xavier
Medina por su interés, por todos sus consejos, sus recomendaciones, sus ánimos y
por motivarme a sacar provecho de este trabajo. En Estados Unidos, a todos los
participantes del proyecto “Food Across Borders in the United States” por todas sus
aportaciones. Al Clement Center y a la Arizona State University por financiar los
costos de dicho proyecto.

Finalmente, y no por eso menos importante, este trabajo está dedicado a los
cocineros mexicanos que trabajan en Estados Unidos. Espero con este trabajo
contribuir a la dignificación del oficio. Mi admiración total por su trabajo.
Food has the power to
ground us in-place and at the
same time (through memory)
helps us transcend our present
moment.

Lidia Marte
INDICE

1. INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 17
Presentación ................................................................................................................ 19
1.1 La construcción del objeto de estudio ................................................................... 20
1.2 Problematización ................................................................................................... 24
1.3 Objetivo de la investigación. ................................................................................. 29
1.4 El diseño de la investigación ........................................................................ 29
1.5 Antecedentes históricos del problema ................................................................... 30
1.6 Límites y alcances de la investigación .................................................................. 33
1.7 Justificación .......................................................................................................... 34
1.8 Sobre la estructura del texto .................................................................................. 35
1.9 Nota aclaratoria sobre la escritura ......................................................................... 36
2. APROXIMACIONES TEÓRICAS: LA NOSTALGIA CULINARIA EN EL
TERRENO TRANSNACIONAL MEXICOAMERICANO ..................................... 39
2.1 Los desafíos al síndrome del Jamaicón: la configuración de la nostalgia culinaria y
el transnacionalismo mexicoamericano en el siglo XXI ............................................. 41
2.2 Antecedentes teóricos............................................................................................ 43
2.3 El transnacionalismo como campo de estudios: límites y alcances ...................... 46
2.4 Aproximaciones conceptuales a la nostalgia y su relación con la alimentación en el
contexto migratorio ..................................................................................................... 54
2.5 Las tipologías de la nostalgia ................................................................................ 58
APARATO METODOLÓGICO ................................................................................. 63
3.LOS RESTAURANTES COMO UNIDADES DE ANÁLISIS ............................. 65
3.1 Los restaurantes como unidades de análisis en contextos migratorios transnacionales
..................................................................................................................................... 67
3.2 Los restaurantes como espacios de visibilidad en contextos migratorios ............. 70
3.2.1 Look behind the kitchen door. El capital operativo y simbólico dentro de las cocinas
de los restaurantes ....................................................................................................... 72
3.3 Los restaurantes mexicanos en Estados Unidos: de nodos migratorios laborales a
espacios sociales transnacionales ................................................................................ 74
3.4 La diversificación de los restaurantes mexicanos en Estados Unidos................... 78
3.5 Tipos de restaurantes de comida mexicana en Estados Unidos ............................ 79
3.5.1 Taco Trucks y negocios móviles ........................................................................ 80
3.5.2 Taquerías o restaurantes familiares .................................................................... 80

13
3.5.3 Restaurantes con sistemas de pequeña escala .................................................... 81
3.5.4 Restaurantes con sistemas de estandarización profesional ................................. 81
3.5.5 Restaurantes gastronómicos ............................................................................... 82
3.5.6.Franquicias ......................................................................................................... 82
3.6 Consideraciones finales del capítulo ..................................................................... 83
4. ENCUADRE METODOLÓGICO........................................................................... 85
4.1 Supuesto hipotético ............................................................................................... 87
4.2 Objetivos ............................................................................................................... 88
4.3. Trayectoria del trabajo de campo ....................................................................... 88
4.4 Los actores sociales clave ..................................................................................... 90
4.5. El terreno: de la observación participante a la participación observante en la cocina
..................................................................................................................................... 91
4.6 Las entrevistas semiestructuradas ......................................................................... 96
4.6.1 Modelo del guion de tópicos para las entrevistas semiestructuradas ................. 98
4.7 La relación entre el diseño de la investigación y el objeto de estudio ................ 100
4.8 La elección de los escenarios y el contexto social de la investigación................ 102
4.8.1 El Valle de San Joaquín ................................................................................... 103
4.8.2 El área metropolitana de Chicago .................................................................... 104
4.8.3 El área metropolitana de Houston .................................................................... 105
4. 9 Implicaciones éticas y consideraciones sobre el método ................................... 107
5. DE LA AÑORANZA A LA AGENCIA: LA MEMORIA SENSORIAL, LA SAZÓN Y
EL CONOCIMIENTO CULINARIO EN LA EXPERIENCIA MIGRATORIA . 111
5.1 La antropología de los sentidos y los sensory studies como punto de partida .. 115
5.1.1 La experiencia multisensorial y la memoria en la preparación de alimentos en un
contexto migratorio ................................................................................................... 116
5.1.2 La ritualización cotidiana del trabajo: de la evocación al registro sensorial y el
traspaso de los saberes domésticos al ámbito público ............................................... 119
5.2 El desarrollo de la sazón: de la percepción sensorial al hecho social. ................ 125
5.2.1 Los estudios sobre el desarrollo de la sazón como un hecho social ................. 126
5.2.1.1 El paradigma de la epistemología de los sentidos ......................................... 126
5.2.1.2 La sazón como narrativa y marcador étnico .................................................. 127
5.2.1.3. La sazón y las competencias culinarias ........................................................ 128
5.3 Las operaciones en el desarrollo de la sazón ....................................................... 129
5.3.1. La evocación y la experimentación de los alimentos en un contexto trasnacional: el
apego a los registros sensoriales................................................................................ 129
5.3.2. Las prácticas performativas en el desarrollo de la sazón: la memoria y la
mnemotecnia en la práctica culinaria ....................................................................... 132

14
5.3.3 La función social del equipo y los utensilios a la hora de preparar cocina mexicana
................................................................................................................................... 136
5.4. El desarrollo de la sazón como agencia: de la habilidad a la competencia laboral139
5.5 Consideraciones finales del capítulo ................................................................... 144
6. LA NOSTALGIA CULINARIA EN LOS RESTAURANTES FAMILIARES Y DE
PEQUEÑA ESCALA: LA OPERATIVIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO
CULINARIO ............................................................................................................... 147
6.1. Los restaurantes mexicanos como puntos de anclaje laboral en las redes migratorias
familiares................................................................................................................... 150
6.2. Migrantes permanentes y migrantes temporales: la transmisión del conocimiento
culinario en pequeña escala ....................................................................................... 156
6.2.1 Los migrantes permanentes .............................................................................. 156
6.2.2 Los migrantes temporales ................................................................................ 161
6.2.3 Los proveedores y las dinámicas de provisión en los restaurantes familiares y de
pequeña escala........................................................................................................... 163
6.2.4 Los clientes frecuentes ..................................................................................... 169
6.3 Tensiones y negociaciones de género y poder en la operativización de la labor
culinaria..................................................................................................................... 173
6.3.1 “Aquí, ya cualquiera es mujer”: Tensiones en las prácticas y
discursos culinarios y la tecnologización de las cocinas ...................... 180
6.3.2 “Mi papá hace todos los guisados”: acuerdos y negociaciones de género en los
restaurantes familiares y de pequeña escala .............................................................. 184
6.4 Consideraciones finales: La perpetuación del conocimiento culinario .............. 186
7-“NI DE AQUÍ NI DE ALLÁ”. LA NOSTALGIA CULINARIA EN LA
CONFIGURACIÓN DE LA IDENTIDAD ALIMENTARIA TRANSMIGRATORIA
....................................................................................................................................... 189
7.1 La conciencia alimentaria transmigratoria .......................................................... 195
7.1.1 La apropiación y adaptación de los espacios de trabajo ............................... 200
7.1.2 La mercantilización de lo mexicano en los espacios de consumo ................ 204
7.2 La identidad alimentaria transmigratoria: las dinámicas sociales y los discursos.206
7.2.1 Las atribuciones médicas de la cocina mexicana en su deslocalización .......... 206
7.2.2 “No es comida para güeros”: Los procesos de resistencia entre los preparadores
de alimentos .......................................................................................................... 211
7.2.3 El proceso de autentificación de la cocina mexicana que se genera en Estados
Unidos. .................................................................................................................. 217
7.2.4 La reconfiguración en la gramática culinaria ............................................. 219
7.2.5 El flujo de información culinaria ..................................................................... 221
7.3 Consideraciones finales del capítulo ................................................................... 224
CONCLUSIONES ....................................................................................................... 225

15
De la encarnación de las prácticas a la manifestación de la nostalgia: Las dificultades y
ventajas de la etnografía en las cocinas de los restaurantes. Reflexiones finales sobre el
método ....................................................................................................................... 227
Estado de la hipótesis ................................................................................................ 230
Conceptualización de la nostalgia culinaria en un contexto de migración transnacional232
La cocina mexicana generada en Estados Unidos: de la cocina de la nostalgia a la cocina
postnacional............................................................................................................... 237
Más allá de la línea: repensar la frontera en las prácticas culinarias ......................... 241
Cuestionamientos para futuras investigaciones ......................................................... 243
BIBLIOGRAFIA ......................................................................................................... 245
ANEXOS ...................................................................................................................... 261
ANEXO 1. GLOSARIO DE MEXICANISMOS...................................................... 263

16
1. INTRODUCCIÓN

17
Presentación

Hace un poco más de trece años decidí orientar mi vida profesional al estudio
de la cocina. La decisión estuvo siempre cuestionada por la inquietud personal de
estudiar antropología social en vez de gastronomía. Desde el primer contacto que
tuve con una cocina de restaurante, más que las preparaciones que se realizaban en
las cocinas, me llamó la atención cómo estos espacios articulan estructuras y
jerarquías de poder que rigen las interacciones de los sujetos que laboran ahí.
Asimismo, descubrí que las cocinas son espacios de expresión para estudiar
representaciones, significados y asociaciones de la vida personal y social mientras se
desarrolla la labor culinaria.

Estas expresiones empezaron a ser constantes en todos los escenarios donde


tuve la oportunidad de laborar en México, lo que incrementó mi deseo por
profundizar las explicaciones sobre el aspecto social de lo que pasaba en la cocina.
Mientras más me adentraba en ese mundo, estos cuestionamientos se fueron
complejizando. Por otro lado, cuando tuve la oportunidad de salir de México,
descubrí cómo la cocina mexicana representa un anclaje que materializa ciertos
aspectos sociales y simbólicos de la identidad de los migrantes mexicanos de manera
generalizada. El poder observar este proceso generó la idea primigenia de hacer este
trabajo.

Esta tesis es una suerte de redención personal para explicar, intentando


apegarme al rigor científico, algunas de las interrogantes que se fueron suscitando
alrededor de estos fenómenos sociales en la práctica culinaria en cocinas públicas
desde hace más de una década.1

1
De aquí en adelante, en este trabajo se encontrará el término cocina pública. En esta tesis, utilizo el
concepto de cocina pública como lo entienden Abarca y Pérez (2007) para referirme a cualquier
cocina fuera del ámbito privado que toma los principios de la práctica doméstica, pero que es
expuesta en un contexto público como las cocinas de los restaurantes.

19
1.1 La construcción del objeto de estudio

Conforme fui involucrándome en el mundo de la gastronomía de manera


profesional, se fue evidenciando ante mí la necesidad de reconocerla como un eje
constitutivo y articulador de fenómenos sociales. Para mí, un platillo no solo era la
consecución de un proceso operativo de transformación de productos e ingredientes
que generaba una experiencia placentera en quien lo consumía, sino que
representaba un artefacto que retrataba la sociedad que lo preparaba y lo consumía.
Cada vez sentía más la necesidad de entender por qué ese platillo se preparaba de
una u otra manera y a qué obedecía el éxito o fracaso del consumo. Entre más
conocía cocinas y cocineros en distintas latitudes de México, también fui
corroborando que además de ser el locus de transformación de los alimentos, las
cocinas son espacios sociales que permiten analizar los contextos sociales,
culturales, políticos y económicos donde se insertan.

Mis deseos por seguir investigando los aspectos sociales y culturales de la


gastronomía se vieron materializados hacia el final de mi carrera universitaria. Para
obtener el grado en gastronomía era requisito realizar una investigación. A pesar de
la oposición institucional para realizar un estudio de carácter cultural, pude concretar
un trabajo de este orden que estudiaba la zona del semidesierto de San Luis Potosí.2
Durante el trabajo de campo de esa investigación descubrí cómo la emigración de
los habitantes de esa zona hacia Estados Unidos condiciona la cocina que ahí se
prepara, ya que por ejemplo, la cocina festiva propia de ocasiones como las bodas y
la celebración de las quinceañeras, se ha concentrado a celebrarse en épocas
decembrinas, que es el periodo donde gran parte de los habitantes que se encuentran
en Estados Unidos regresan. Desde ahí empezaron a surgir algunas interrogantes
sobre los significados que adquiere la comida para la gente que se desplaza, que
tienen cabida en la presente tesis. Durante este periodo consolidé también mi deseo
por explorar de manera profunda y sistemática los aspectos sociales y culturales de la
alimentación que no alcanzaron a resolverse en esa investigación.

2
Ver “El asado es de cajón: cultura y tradición en la cocina popular de la Zona Ixtlera del Altiplano
Potosino. Aunque no está publicado, este trabajo forma parte del expediente para la Declaratoria de
la Cocina Tradicional del Estado de San Luis Potosí como patrimonio inmaterial del Estado,
disponible en http://culturaslp.gob.mx/

20
Esta curiosidad investigativa se consolidó cuando realicé el Master en
Historia y Cultura de la Alimentación. Gracias a la experiencia previa que tenía en
diferentes cocinas en México, la investigación que me condujo a la obtención del
título se centró en explorar las negociaciones de las identidades laborales de las
mujeres en las cocinas públicas de México a través de la teorización del
conocimiento culinario.3 Mientras redactaba el documento, viajé a Estados Unidos
por una temporada para tener acceso a fuentes que no estaban disponibles en México
ni en España aprovechando mis vínculos familiares en ese país. Ahí surgió la idea
primigenia de confrontar los hallazgos de esa investigación en un escenario
transnacional. Ahí también, la idea de la nostalgia me ayudó a trazar las primeras
directrices que rigen esta investigación después de visitar algunos restaurantes,
centros comerciales y comercios especializados en productos mexicanos. Aunque en
ese entonces no tenía claro qué era lo que quería estudiar con precisión, me llamaba
la atención la dimensión política de la construcción de lo mexicano y sus
expresiones evocativas en materia de alimentación.

A principios del 2011, fui invitado a colaborar en un proyecto de


investigación-acción en la región Altiplano del Estado de San Luis Potosí sobre la
vinculación entre el conocimiento y el territorio con la identidad colectiva de los
habitantes de la zona. El Altiplano potosino es una de las regiones con más alto
índice migratorio a Estados Unidos a nivel nacional. La particularidad de la
migración en la zona es que se enfoca en ir a trabajar a restaurantes mexicanos en
Estados Unidos. De hecho, el sueño americano se traduce en lograr montar un
negocio propio de comida mexicana al otro lado de la frontera. Las narrativas de los
habitantes que construían y tasaban modelos de éxito en la migración respecto a la
puesta de negocios de comida mexicana consolidaron mi deseo de explorar estos
ámbitos. Según algunos informantes, había incluso quien había logrado abrir más de
diez restaurantes en la franja sur de Estados Unidos. Lo interesante de este
fenómeno es que seguía siendo un patrón de migración mayoritariamente masculino.

Con esta información y siguiendo la trayectoria de otras preguntas surgidas


con anterioridad, empecé a cuestionarme sobre qué pasaba con los hombres que

3
Para ver los resultados, consultar Vázquez-Medina J.A., “Being a Female Cook in Mexico: An
Approach to the Configuration of the Occupational Identities of Women in Mexican Kitchens at the
Beginning of the 21st Century”, en Food and History 11, no. 2 (2013) 317-334.

21
nunca había tenido contacto con la cocina y que encontraban una oportunidad de
trabajar como cocineros en Estados Unidos. Así, empecé a formular un anteproyecto
que pretendía analizar las tensiones y negociaciones de género que se daban en el
ámbito de la preparación de alimentos. En un principio, buscaba ver cómo se
configuraban las masculinidades dentro de la cocina y cómo estas se modificaban
con el retorno; quería ver también las modificaciones en los traspasos de la esfera
privada al ámbito público. El estudio que pretendía hacer se apegaba a los modelos
de estudios trasnacionales que seguían a los sujetos entre los dos países donde
circulan para evaluar los cambios en la cultura alimentaria de la zona.

Durante el primer año del doctorado me dediqué a buscar las


aproximaciones teóricas de aquel proyecto antes de internarme en el campo.
Pretendía primero hacer una observación y obtener datos en México y seguir la
trayectoria de las redes migratorias en Estados Unidos, siguiendo la lógica de
algunos estudios sociales que han estudiado la transnacionalidad en migrantes
mexicanos y su trayectoria a Estados Unidos. Algunos rastros del diseño de esa
investigación están presentes en esta tesis.

Antes de regresar a México para hacer el trabajo de campo, desde Barcelona


contacté con terceros para dar con los sujetos que se convertirían en mis informantes
y a los que observaría tanto en México como en Estados Unidos. Lamentablemente,
el clima de inseguridad en el país me obligó redireccionar la investigación. Mis
contactos con los informantes me notificaron que debido a las extorsiones de los
que los migrantes circulares son víctimas, la obtención de la información se volvería
imposible; además, muchos de los informantes potenciales decidieron establecerse de
forma permanente en Estados Unidos y abandonaron de manera silenciosa la zona
para evitar cualquier situación que pusiera en peligro su integridad. Entonces decidí
ponderar el trabajo de campo de Estados Unidos y complementarlo en menor grado
con otro tramo en México.

Una vez llegado a México y con el objetivo claro de estudiar a los potosinos
en Estados Unidos, me dirigí con académicos que han estudiado la migración
potosina. Con sinceridad, me dijeron que a diferencia de otras regiones como
Puebla, Oaxaca o Michoacán, los potosinos representaban un colectivo poco
organizado y de difícil acceso en Estados Unidos. Esta información la corroboré con

22
el intento sin éxito de localizar por teléfono, correos electrónicos y otros medios a
los presidentes de las asociaciones de potosinos tanto en Chicago como en Houston.

Ante tal situación, decidí ampliar más el foco y convertir las cocinas de los
restaurantes mexicanos en Estados Unidos en los escenarios principales donde se
centraría mi investigación sin subordinar el estudio hacia la migración de alguna
región o estado en particular. Hasta ese momento, el objeto de estudio se limitaría a
observar en términos generales cómo se interpretaba la cocina mexicana en un
escenario de migración trasnacional de dimensiones mayúsculas. Previo al viaje para
el trabajo de campo en Estados Unidos, decidí hacer entrevistas con cocineros
mexicanos retornados para que me dieran más pistas sobre cómo se articulaban las
redes migratorias de los mexicanos que se iban a trabajar a Estados Unidos para
poder tener algún tipo de certeza en la elección de los escenarios de donde extraje
los datos para esta investigación.

Entre la información que reportó la totalidad de los cocineros, de alguna u


otra manera, la nostalgia aparecía como una constante que guiaba las conversaciones
para convertirse en un eje articulador de la manera en evaluar la experiencia
migratoria como cocineros en Estados Unidos. Desde el registro y la memoria
sensorial, hasta la añoranza totalmente explícita, pasando por narrativas de poder
asociadas a la preparación de alimentos, las conversaciones con los cocineros
empezaban a revelar algo que se confirmaría en su totalidad en las cocinas de los
restaurantes donde hice el trabajo de campo: la nostalgia permea en mayor o menor
medida las prácticas relacionadas con la preparación de alimentos en los restaurantes
mexicanos en Estados Unidos.

De esta manera, el objeto de estudio se fue depurando hasta obtener lo que se


inscribe y desarrolla en esta tesis: Cómo la nostalgia determina la manera en que se
cocina la comida mexicana en los restaurantes en Estados Unidos y las prácticas,
representaciones, significados y las dinámicas sociales que se asocian a ella mientras
se cocina.

Con base en esta información y en mi experiencia previa en Estados Unidos,


surgieron las preguntas que rigen esta tesis: ¿Cómo la nostalgia articula y regula los
modos operativos de las prácticas culinarias? Más allá de las narrativas y discursos
de los cocineros, ¿cómo se manifiesta la nostalgia en términos de prácticas culinarias

23
cuando un escenario es propicio para su expresión? ¿Qué implicaciones sociales y
políticas tiene la manifestación de esta nostalgia en las cocinas de los restaurantes
mexicanos en Estados Unidos?

1.2 Problematización

En febrero del 2015, varios medios internacionales reseñaron las


declaraciones del celebrity-chef Anthoni Bourdain sobre la muerte de un amigo
suyo, un cocinero mexicano que comandaba los fogones de un afamado restaurante
en Nueva York: "La verdad es que la industria entera de los restaurantes, no sólo en
Nueva York sino en todo el país, colapsaría de repente si no fuera por la fuerza
laboral mexicana y centroamericana que tiene detrás," dijo Bourdain durante una
entrevista con The Associated Press. 4
Aunque el dato que más llamó la atención a los medios fue la denuncia y
exposición que Bourdain hizo sobre las condiciones laborales que promueven la
explotación en términos étnicos dentro de las cocinas de los restaurantes en Estados
Unidos, sus declaraciones dan cuenta de la relevancia de los mexicanos dentro de las
cocinas de los restaurantes en aquel país. Desde hace varias décadas, gran parte de la
fuerza laboral en el sector de servicios de preparación alimentos está comandada por
mexicanos.

Según estudios del Pew Research Center, (2009), el Mexican Migrant


Project (2002), así como por estadísticas presentadas en medios como el New York
Times y estudios de organizaciones no gubernamentales como The Hunger Report,
los mexicanos están en las primeras posiciones en fuerza de trabajo étnica de
mayor ocupación en el sector de preparación de alimentos en Estados Unidos. La
poca o nula necesidad de hablar inglés, las condiciones laborales que permiten, en
algunas ocasiones, la contratación de personal con situación migratoria irregular y la
tradición histórica del nicho laboral, ha permitido que los mexicanos se consoliden
como la principal fuerza de trabajo dentro del mercado laboral de las cocinas de los
restaurantes en Estados Unidos.

4
Fragmento extraído de la nota Muerte de chef mexicano destapa maltrato a migrantes en las cocinas
de EU, en el periódico mexicano La Jornada , el 14 de febrero del 20 15. Disponible en
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/02/13/muerte-de-chef-mexicano-destapa-maltrato-a-
migrantes-en-las-cocinas-de-eu-2875.html

24
Pero, ¿qué importancia tiene resaltar la etnicidad en términos laborales en el
contexto estadounidense? Desde los discursos gubernamentales hasta los
movimientos de reinvidicación social, una acepción cada vez más generalizada es
que la población de aquel país Estados Unidos es un conglomerado de minorías
étnicas, donde la cuestión de la etnicidad representa un componente primario en la
construcción identitaria de la nación.5 En varias ocasiones que he tenido que hacer
trámites para Estados Unidos (visados, solicitudes para eventos y programas
académicos), una de las cuestiones que aparecen inmediatamente después de los
datos personales es señalar, después del país de origen, a cual etnicidad se pertenece.

En Estados Unidos la etnicidad parece apreciarse como una construcción


social que regula y reformula las relaciones e interacciones no sólo entre las
instituciones y la población, sino entre los mismos colectivos de actores sociales que
habitan ese territorio en la manera se definen y definen a los otros. En definitiva,
como afirman los Comaroff (2011: 09), la etnicidad se localiza en la intersección de
la identidad y la cultura de los colectivos que conforman la población
estadounidense.6

El constante aprovisionamiento de mano de obra al sector de servicios, da


cuenta también de la magnitud de la migración mexicana en Estados Unidos. Por
ello, es oportuno apuntar no sólo las implicaciones sobre la mano de obra en los
restaurantes, sino también cómo los mexicanos han constituido una de las minorías
étnicas con mayor presencia en Estados Unidos y cómo la cocina mexicana
representa un pilar de referencia dentro de la oferta culinaria de aquel país. Según un
estudio del Pew Research Center, hasta el 2012, se contabilizaban casi treinta y tres
millones de personas que referían ser mexicanas o de origen mexicano.

Las cifras anteriores ayudan a poner en perspectiva la presencia, consumo y


difusión de la cocina mexicana en Estados Unidos. Jeffrey Pilcher (2012) apunta que
la cocina mexicana se ha posicionado, junto con la china y la italiana, entre las más

5
Con este párrafo solo pretendo situar al lector en el contexto social sobre la etnicidad en Estados
Unidos. La respuesta a la pregunta, sin duda, implicaría la realización de otra investigación.
6
En este trabajo, me son de especial utilidad las especificidades del concepto de etnicidad que
propone Friedman (2001:57), y la entiendo de acuerdo a su propuesta de la etnicidad occidental o
etnicidad moderna, que hace énfasis en poner atención a las relaciones que guarda el individuo con las
atribuciones respecto a la herencia o descendencia cultural como medio de pertenencia a un grupo o
población determinado.

25
aceptadas y difundidas en el territorio estadounidense. De acuerdo con la Cámara
Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados de México
(CANIRAC), para el 2007 se estimaba que en Estados Unidos los restaurantes de
comida mexicana aumentaban en un promedio de 15 % anual, con ventas de 8 mil
millones de dólares y que se podían contabilizar alrededor de 90 mil comercios 7 de
este tipo en aquel país.8

La participación de migrantes mexicanos en el sector de la preparación de


alimentos se tiene registrada en Estados Unidos desde la finalización del Programa
Bracero hacia la segunda mitad de la década de los sesenta del año pasado, cuando
se generó una transferencia de trabajadores del sector agrícola y ferroviario al área de
servicios. Las constantes crisis económicas en México a partir de la década de los
ochenta y las reformas migratorias en Estados Unidos, han mantenido el flujo
migratorio que nutre de mano de obra el mercado laboral en este sector.

El argumento de Faret (2010:83) sobre la necesidad de abordar las ideas y los


valores que ponen en marcha los migrantes, así como de analizar la situación de
alteridad a la que se enfrentan y las prácticas que se despliegan en los lugares de
llegada, me han inspirado para investigar sobre este tema. Por ello, tomo el
análisis de las prácticas culinarias como un medio para poder descifrar las nuevas
configuraciones de los sujetos y las relaciones con espacios y en la migración, ya
que como afirma García Canclini (2004: 161), “el contexto posmoderno y

7
“Negocios de comida mexicana conquistan EU” del 13 de junio del 2007, edición digital del
periódico la Jornada.
8
El impacto del fenómeno migratorio mexicano hacia Estados Unidos difícilmente puede medirse o
cuantificarse. La diferencia entre las cifras oficiales del Consejo Nacional de Población (CONAPO) y
las cifras no oficiales difieren en un margen alto. Mientras que las primeras estimaban que, para el
2010, eran alrededor de 25 millones los mexicanos emigrados y/o nacidos en Estados Unidos, las
cifras no oficiales de las ONG sugieren que, para el 2012, eran más de 29 millones los connacionales
que refieren ser mexicanos o con ascendencia mexicana en Estados Unidos. La diferencia entre las
cifras puede ser atribuida, además de a la situación legal de algunos mexicanos que viven en el
anonimato, a la circularidad migratoria que cada vez es de menor duración.Por otro lado, hasta mayo
del 2014, según el estudio hecho por el CDH Expert, se contabilizaban más de 54 000 restaurantes
mexicanos en Estados Unidos. Las cifras difieren ampliamente con el dato proporcionado por la
CANIRAC. La disparidad en las cifras puede obedecer a la diferencia de clasificación en los criterios
de contabilización, ya que el CDH solo toma a los negocios claramente establecidos, dejando de lado
las taquerías móviles y otro tipo de establecimientos que no entran en las categorías de restaurante de
servicio completo, o restaurantes de servicios limitados.

26
globalizador obliga a replantear las consideraciones sobre los individuos y sus
interacciones con la sociedad”.

Las cocinas de restaurantes mexicanos en Estados Unidos pueden asumirse


como espacios transnacionales que permiten a los cocineros establecer conexiones
con México y a la vez ganarse la vida en Estados Unidos. Estas conexiones tendrían
que analizarse desde un carácter holístico y multidimensional. La complejidad de
este fenómeno no sólo radica en la conexión con México a través de las redes
migratorias laborales, sino también en cómo los lazos afectivos y simbólicos
generan una reconfiguración de las identidades individuales y colectivas de los
sujetos migrantes que se habilitan mientras desarrollan sus labores, y que dejan ver
las implicaciones multidimensionales del desplazamiento. En este sentido, en esta
tesis tomo en consideración lo que Faret (2010:87) señala respecto a los reajustes
que ponen en marcha los migrantes:

…la movilidad de los individuos produce representaciones y valores que moldean la


relación que cada uno tiene con los demás y consigo mismo, así como también con
el espacio donde esos procesos ocurren.

Según García Canclini (Ibid:161) la trasnacionalización de los paisajes obliga


a los sujetos a atravesar repertorios simbólicos y modelos de comportamiento
variantes a lo largo de su trayectoria, lo cual va configurando sus identidades,
mismas que se van modificando una y otra vez. De esta manera, las implicaciones de
los tránsitos y movilidades incluyen sentimientos de conflicto ante el debilitamiento
y crisis de pertenencia, provocando tensión ante la exigencia de la flexibilidad para
la permanencia en distintas estructuras sociales9. Asimismo, estas movilidades
generan la puesta en marcha de mecanismos emergentes para sortear los efectos del
desplazamiento. Dentro de estos mecanismos, y en las labores culinarias, la nostalgia
se hace evidente.

La transnacionalización de los paisajes no sólo reconfigura las identidades de


los sujetos en las trayectorias de vida, sino también dota a los objetos y prácticas
involucradas de nuevos significados (individuales y compartidos) que se vuelven
parte de la vida cotidiana y sirven como marcadores identitarios para los migrantes.
Es por ello, que entonces la “movilidad implica en muchos casos, nuevas

9
Cfr.: Bohem (2008), Hondagneau-Sotelo (1994 ; 1999 y 2011) (Hirai, 2009).

27
‘reexportaciones’ y ‘traducciones’ de prácticas y discursos culturales en forma de
patrones de consumo, arreglos familiares, relaciones y preferencias gastronómicas
entre otros” (Faret, 2010:84).

Por su parte, Vertovec (1999) afirma que en el proceso de adaptación y


aculturación de los migrantes está presente el deseo, consciente o no, de recrear la
comunidad de origen a través de prácticas cotidianas que fortalezcan los vínculos con
el país expulsor. Este intento obliga a los migrantes a construir nuevos espacios
donde tengan cabida, en la arena colectiva, estas prácticas en las que encuentren un
medio de reproducción cultural donde se distingan como sujetos que son
conscientes de una multilocalidad para (re)componer, según Vertovec, la memoria
colectiva a partir de la migración. Los restaurantes mexicanos pueden ejemplificar
dichas reflexiones y asumirse como espacios que habilitan estas estrategias donde se
reproducen o se reinventan las prácticas que vinculan al migrante con México. Si a
esto se le añade el carácter evocativo que tienen los restaurantes étnicos, el deseo de
la recreación puede hacerse más evidente.

Como apunta Faret (2010), la migración involucra múltiples desplazamientos


espaciales, laborales sociales y políticos que incluyen también un intercambio
fronterizo de recursos y discursos, prácticas y símbolos sociales, culturales y
políticos que fomentan la formación e intercepción de múltiples identidades,
posesiones y posiciones culturales del sujeto migratorio. En este sentido, como
afirma Hirai (2009), la nostalgia juega un papel importante en la construcción y
desarrollo de las relaciones sociales y las prácticas que eslabonan a los migrantes con
sus comunidades emisoras. Estas relaciones pueden ser observadas en los
restaurantes, donde la preparación de los alimentos y las maneras particulares de
comer se habilitan como prácticas de identificación entre sujetos en igual condición
migratoria.

Ante estas reflexiones, ¿qué pasa con las cocinas mexicanas cuando se
ejecutan en un escenario donde el contexto, los actores, las prácticas, los significados
y la información culinaria se alinean bajo un orden evocativo debido al
desplazamiento? ¿Puede la nostalgia ir más allá de la expresión de una emoción en
un contexto como las cocinas y traducirse en acciones que guían las prácticas
culinarias de una cocina cuando se deslocaliza de su contexto original? ¿Cómo se

28
manifiesta la nostalgia en las cocinas de los restaurantes mexicanos en Estados
Unidos y cómo esta determina las dinámicas sociales y políticas de estos espacios?
Estas son las principales interrogantes a las que se busca responder en este trabajo.

1.3 Objetivo de la investigación.

Esta investigación tiene el objetivo de explorar qué es la nostalgia y cómo se


manifiesta en las cocinas de los restaurantes mexicanos y cómo dicha manifestación
activa o articula dinámicas sociales que impactan en las colectividades de las
personas que laboran en las cocinas de los restaurantes mexicanos en Estados
Unidos.

1.4 El diseño de la investigación 10

Para contestar las cuestiones aquí planteadas, realicé trabajo de campo en


Estados Unidos y México. Como trabajo de campo en Estados Unidos realicé una
exploración etnográfica consistente en observación participante por medio de una
inmersión en las cocinas de los restaurantes como cocinero en tres contextos
diferentes que representaron las siguientes etapas y escenarios: El Valle de San
Joaquín en California, el área metropolitana de Chicago (Illinois) y la ciudad de
Houston (Texas). Llevé a cabo esta inmersión cubriendo un total de seis
restaurantes que oscilan entre las pequeñas taquerías y los restaurantes mexicanos
gastronómicos.11 Este trabajo de campo se llevó a cabo entre septiembre del 2012 y
mayo del 2013.

Previo al tramo de trabajo de campo en Estados Unidos, en México realicé


entrevistas a migrantes retornados que trabajaron como cocineros en Estados Unidos.
Además de verificar la existencia de las redes migratorias y trazar las primeras
coordenadas del trabajo de campo en Estados Unidos, quería investigar como los

10
En el capítulo 4 de este documento abordo el encuadre metodológico de esta investigación con
mayor profundidad.
11
En el siguiente capítulo ofrezco una definición de este tipo de establecimientos.

29
migrantes evaluaban en general la experiencia del trabajo en la cocina y cómo esta
experiencia impactaba su vida al regreso.

La selección de los escenarios obedece a la gran tradición migratoria como


punto de arraigo (Cf. Alanis 2008, Arango 2003, Portes y Dewind 2007) y a la gran
concentración de mexicanos que habitan en los lugares seleccionados. De acuerdo
con los datos del Migration Policy Institute, el Consejo Nacional de Población
(CONAPO) y el Instituto de Mexicanos en el Exterior, para el 2007 California tenía
más de 9 millones de mexicanos, Texas se aproximaba a 5 millones, e Illinois casi a
2 millones, de modo que representan los tres primeros estados en cuanto a
concentración de mexicanos en los EEUU.

Además de la inmersión en las cocinas, registré los paisajes alimentarios12 de


las tres zonas por medio de visitas periódicas a puntos clave de confluencia de
mexicanos, como mercados ambulantes, barrios identificados o tipificados por
habitantes de la zona como barrios mexicanos, y negocios étnicos catalogados bajo
el sello étnico mexicano.

En un principio, quería analizar cómo la ubicación geográfica influía o no las


dinámicas sociales dentro de las cocinas. Sin embargo, lo que se expone en esta tesis
deja ver cómo debido a las características demográficas de la migración, los
resultados aquí expuestos no se subordinan a las locaciones. Es decir, la similitud en
las dinámicas no depende, en definitiva, de las coordenadas de los contextos donde
se observan. Por ello, como se verá en el encuadre metodológico de esta
investigación, los restaurantes pueden servir como unidades de análisis que sirven
como contenedores de prácticas y representaciones.

1.5 Antecedentes históricos del problema

La migración trasnacional de México a Estados Unidos a lo largo de la


historia ha estado determinada por las políticas internacionales y de regulación
migratoria de Estados Unidos, que históricamente ha establecido las características y

12
Retomo el concepto de Foodscape que utilizan de manera similar Ferrero (2002) y Matus (2012)
para definir como están dispuesta geográficamente la oferta alimentaria mexicana en una población.

30
perfiles de los migrantes así como la duración y el tiempo de la misma mediante
programas de trabajos temporales y con políticas públicas para hacer frente y control
ante el crecimiento del fenómeno migratorio. A continuación hago un recuento de los
antecedentes históricos que sirven para poner esta investigación en perspectiva.

El primer periodo de interés es el conocido como el de los enganches entre


1910 y 1920, al margen del convulso contexto socio-económico de la Revolución
Mexicana. Cuando Estados Unidos tuvo un déficit de mano de obra para realizar
actividades primarias (sobre todo agrícola, minera y de construcción ferroviaria) tras
su ingreso a la Primera Guerra Mundial, se inició un programa de reclutamiento de
contratación privada (Ochoa y Vázquez, 8:2009). A pesar de que el grueso de los
migrantes eran hombres que provenían de los sectores rurales, Alanis (2008) y
Monroy (2001) distinguen migrantes que eran profesionistas, comerciantes y
exiliados políticos.

Entre 1920 y 1940 se vive el periodo del retorno masivo debido a la Gran
Depresión y a las crisis recurrentes en Estados Unidos, donde no sólo se ve una
interrupción mayúscula en el flujo migratorio hacia Estados Unidos, sino que además
comienza un éxodo masivo de paisanos hacia las comunidades de origen. A lo
anterior hay que agregar, según Durand (en Ochoa y Vázquez, 2009), las
deportaciones de connacionales justificadas por el gobierno norteamericano debido a
la inestabilidad económica del país vecino que generó un déficit de empleo con
respecto a la fuerza de trabajo disponible.

Con la firma de los tratados binacionales entre Estados Unidos y México,


comienza el Programa Bracero en la década de los 40.13 El convenio Bracero
Agricola (1942-1964) y Ferroviario (1943-1945) consistió en un programa
sistematizado de contrataciones temporales para la construcción de la red ferroviaria,
y otras más para las labores agrícolas. Lo anterior obedeció a la reactivación de la
economía norteamericana a raíz de la Segunda Guerra Mundial, lo cual demandó
mano de obra mexicana que colaborara con actividades de orden primario. Según
Pilcher (2012), fue hacia la década de los cuarenta cuando en Estados Unidos se
empezó a crear la cultura estereotípica de los clichés mexicanos dentro de los

13
Según la definición de Fernando Alanis, el término bracero se refiere aquellos hombres que
trabajan con los brazos y las manos.

31
restaurantes, que atrajo tanto a migrantes mexicanos que buscaban el sabor de casa,
como a aquellos que quisieran aproximarse a la cultura mexicana a través de la
comida.14

Una vez terminada la vigencia del Programa Bracero en 1964, comienza el


periodo que se le ha denominado el de los indocumentados. Este periodo que abarca
de 1965 a 1986 se caracterizó por un control riguroso del ingreso de los trabajadores
a Estados Unidos (Ochoa y Vázquez, 2009). Hacia 1970, según Pilcher (2012) y
Gabaccia(1998), la oferta culinaria de cocinas étnicas empezó a mostrar un
crecimiento exponencial dentro del paisaje alimentario estadounidense. Es en esta
época cuando la cocina mexicana registra un consumo generalizado por parte de
clientes no mexicanos.

Además, la condición de los trabajadores que se quedaron en Estados Unidos


y se establecieron de forma permanente a pesar de la caducidad del programa,
favoreció el establecimiento de redes migratorias entre las comunidades de
mexicanos en Estados Unidos. Sin embargo, a pesar del crecimiento sostenido de
migrantes, la mayoría lo hacía sin documentos migratorios. Además de favorecer el
coyotaje y la red de tráfico de personas y con ello los riesgos de cruzar la frontera sin
papeles, se originó el endurecimiento de la frontera y la deportación sistemática de
trabajadores que no contaran con papeles en regla.

Como medida para controlar el número de inmigrantes indocumentados y


para calmar el descontento de ciertos sectores de la sociedad norteamericana acerca
de la migración descontrolada, el congreso estadounidense promulgó en 1986 la Ley
Simpson- Rodino o Immigration Reform and Control Act (IRCA).

Esta ley sancionaba a los empleadores que contrataran indocumentados;


también exigía un reforzamiento de controles en la frontera para impedir la entrada
de nuevos indocumentados y concedía el derecho a obtener la residencia legal en
Estados Unidos a aquellos trabajadores que pudieran demostrar cinco años de
experiencia migratoria. Según Alanís (2008) la implementación de esta ley trajo
consigo cambios estructurales y sociales de trascendencia en el fenómeno migratorio
que se hicieron extensivos hasta la década de los noventa. Además de legalizar a más

14
En este sentido, Pilcher se refiere a la utilización de colores llamativos, el uso de sombreros, las
representaciones gráficas de paisajes naturales que se encuentran en México.

32
de dos millones de personas en un periodo menor a diez años, provocar el cruce legal
a Estados Unidos, y establecer el circuito migratorio legal entre ambos lados de la
frontera, esta ley permitió la reunificación familiar y con ello el ingreso de mujeres y
niños a los nuevos perfiles de migración trasnacional. Este contexto favoreció la
puesta en marcha y el boom de los pequeños restaurantes familiares de comida
mexicana, que se encargaban no sólo de paliar la nostalgia por los sabores de México
entre los migrantes, sino también de dar trabajo a las personas recién emigradas de
México en las reunificaciones familiares.

El crecimiento en los contingentes migratorios a partir de esta época ha sido


sostenido. Según Ochoa y Vázquez (2009) la crisis económica de 1995 en México
obligó a un gran número de personas a buscar nuevas oportunidades en Estados
Unidos. El cruce ilegal se ha mantenido y se han fortalecido las migraciones de tipo
circular. Asimismo, según Pilcher (2012) con la migración ocurrida como
consecuencia del tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá
(NAFTA) que entró en vigor a mediados de los noventa, se promovió la emergencia
de restaurantes familiares de cocinas regionales mexicanas.

A pesar de que la crisis del 2008 en la economía estadounidense favoreció un


retorno masivo de migrantes nunca antes registrado, la migración mexicana sigue
constante y se ha complejizado. Si bien las rutas de destino siguen siendo
primordialmente a California, Texas e Illinois, nuevos patrones migratorios han sido
registrados en otras partes del territorio estadounidense.

1.6 Límites y alcances de la investigación

Esta investigación orienta su mirada principalmente a los aspectos simbólicos


relacionados con la preparación de alimentos.15 Aunque en este trabajo las voces de
los consumidores son referidas ocasionalmente, no son parte estructural del análisis.

En el enunciado del problema de investigación de esta tesis se deja ver la


participación de los mexicanos como cocineros en Estados Unidos. Es preciso aclarar

15
Es decir, a los aspectos no materiales que tienen un orden social dentro de la cocina como los
rasgos emocionales e identitarios que se pueden percibir en el desarrollo de la labor culinaria.

33
que este trabajo sólo considera a aquellos mexicanos que trabajan en restaurantes
mexicanos. Es decir, no niego el fenómeno de inclusión de la mano de obra en
cocinas de restaurantes de otras índoles como étnicos, cadenas de comida rápida y
restaurantes móviles. Esta tesis abre la puerta para que futuras investigaciones
caractericen a los cocineros mexicanos que trabajan en otro tipo de restaurantes en
Estados Unidos y contrasten los resultados obtenidos en esta investigación.

En este trabajo asumo la cocina mexicana como un conglomerado que


aglutina preparaciones de distintas procedencias que se sintetizan cuando viajan y
confluyen en los restaurantes de Estados Unidos. Por lo tanto, esta investigación no
alcanza a desentrañar los orígenes de preparaciones particulares, sino que éstas
aparecen en la escena del análisis como factores circunstanciales. En este sentido,
esta tesis no explica los orígenes de las inflexiones que abundan en la literatura
contemporánea sobre la cocina mexicana en Estados Unidos como la Cal-Mex,
Reg-Mex o Real Mex16 para explicar los modos en que se mercantiliza la comida
mexicana. En cualquier caso, eso correspondería a un estudio complementario cuyos
objetivos principales fueran analizar el consumo y la mercantilización de carácter
correlacional con la preparación de alimentos.

1.7 Justificación

Este trabajo pretende enriquecer la mirada de los estudios académicos sobre


los aspectos sociales y culturales que impactan las prácticas culinarias de los
migrantes mexicanos. Aquí se pone atención a una fase del sistema alimentario que
continuamente de la cual su estudio se aborda sólo desde los procesos operativos, sin
considerar las implicaciones de orden simbólico que impacta los aspectos sociales de
la realidad de los migrantes.

Esta investigación puede ser de interés para quien decida indagar sobre lo que
sucede adentro de las cocinas de los restaurantes. Además, puede resultar de interés
para quien intente entender la complejidad de las cocinas públicas cuando los

16
Para ver investigaciones sobre esta tipología consultar a Pilcher (2012; 2005) y Matus (2012;
2009).

34
trabajadores son migrantes, y lo que acontece cuando las emociones asociadas a la
migración se operativizan para condicionar las prácticas culinarias.

Este documento pretende servir como una aportación que toma de pretexto la
antropología culinaria, pero que evidencia aspectos de la realidad social sobre las
implicaciones de la migración transnacional. Desde aquí intento articular las voces
de sujetos cuya vulnerabilidad queda expuesta día a día en su ambiente de trabajo y
en su realidad social. Pretendo, en el sentido más ideal, reconocer su trabajo para
dignificar la labor tan dura que representa el oficio de la cocina y que se hace más
fuerte en un contexto migratorio.

1.8 Sobre la estructura del texto

En el segundo capítulo de esta tesis expongo las aproximaciones teóricas a la


nostalgia culinaria en el contexto mexico-americano. Asimismo, discuto las
definiciones de la nostalgia y cómo estas se expresan o no en el contexto migrante.
De igual manera, hago un recuento de las tipologías de la nostalgia que han servido a
esta tesis como aproximaciones teóricas.

El tercer y cuarto capítulo corresponde a la sección metodológica de esta


tesis. En el tercer capítulo justifico por qué los restaurantes pueden ser considerados
como escenarios de análisis en un contexto de migración transnacional. Asimismo,
ofrezco una tipología sobre los restaurantes mexicanos en Estados Unidos.

El cuarto capítulo corresponde propiamente al encuadre metodológico de


esta tesis. En este capítulo explico el diseño de la investigación y explico los
lineamientos de la etnografía culinaria en la inmersión a las cocinas de los
restaurantes. En esta sección desgloso los objetivos de esta tesis y los supuestos
hipotéticos para responder a las preguntas de investigación.

En el capítulo quinto exploro la dimensión individual de la nostalgia


culinaria. Examino al sujeto y su capacidad de convertir la añoranza en agencia, y
cómo se desentraña el conocimiento culinario para convertirse en la expresión de la
sazón. Asimismo, exploro algunos conceptos que han servido como referencia para

35
explicar los procesos operativos del conocimiento culinario en el contexto
migratorio.

El capítulo sexto abre más el foco para analizar las dinámicas de


operativizacion del conocimiento culinario en restaurantes familiares y de pequeña
escala. Abordo las negociaciones de género en la labor culinaria así como los
sistemas de aprovisionamiento en estos establecimientos. Asimismo, discuto las
nociones ente lo global y local, y cómo la nostalgia es capaz de articular el
funcionamiento y las relaciones en este tipo de establecimientos al establecer
discursos s que rigen la interacción de los actores sociales de los restaurantes.

En el capítulo séptimo propongo la creación del concepto de identidad


alimentaria transmigratoria, cómo está caracterizado y cómo puede ser visible en
distintas expresiones y dinámicas que suceden en la cocina a través del análisis de la
nostalgia culinaria en el nivel comunitario. En este capítulo analizo factores como
las atribuciones médicas de la cocina mexicana, las resistencias y negociaciones en
cuanto a la tecnologización del oficio y las apropiaciones y alienaciones de discursos
y prácticas que hacen al cocinero posicionarse como un sujeto consciente de su
multilocalidad.

En las conclusiones propongo una definición de la nostalgia culinaria y sus


condicionantes dentro de las cocinas, así como algunas limitantes encontradas en el
trabajo de campo. Asimismo, reflexiono sobre la pertinencia y viabilidad del método
y los escenarios estudiados en esta tesis. En este apartado propongo un estado de la
hipótesis que complementa mi propuesta sobre el concepto de la nostalgia culinaria.
Por último, pongo sobre la mesa las interrogantes surgidas una vez concluido el
trabajo y me atrevo a proponer un modelo sobre la construcción de la cocina
mexicana postnacional en un contexto migratorio.

1.9 Nota aclaratoria sobre la escritura

Esta tesis está escrita en mexicano. No sólo en lo que concierne a la voz de


los informantes, sino también a los fragmentos de mi diario de campo que se ilustran
aquí y la manera en que redacto algunas de las ideas. Además, en algunas partes del

36
texto, sobre todo en las citas textuales de los informantes, el discurso puede aparecer
con una sintaxis que a primera vista, es poco clara. Aunque no es tema de esta
investigación, una de las características más perceptibles en migrantes de larga
duración es la adquisición de una forma de lenguaje que está lleno de traducciones
literales del inglés, pero expresadas en español y viceversa. He querido respetar la
voz original de los informantes. Al final del texto se puede encontrar un glosario de
términos que explican algunos mexicanismos que se encuentran dispuestos a lo largo
del texto.

A lo largo de esta tesis, las definiciones de las preparaciones culinarias que se


mencionan en esta investigación son presentadas en los pies de página para facilitar
la lectura.

37
2. APROXIMACIONES TEÓRICAS:
LA NOSTALGIA CULINARIA EN
EL TERRENO TRANSNACIONAL
MEXICOAMERICANO

39
2.1 Los desafíos al síndrome del Jamaicón: la configuración de la
nostalgia culinaria y el transnacionalismo mexicoamericano en el
siglo XXI

José 'Jamaicón' Villegas fue un futbolista mexicano que jugó en los mundiales del
58 y 62. En 1958, José el Jamaicón Villegas habría sido víctima de la nostalgia, la
melancolía y una extraña forma de chauvinismo que acabaría de golpe con la fama y
la carrera que se había construido en México y el extranjero… Según Calderón
Cardoso, en ese año la Federación Mexicana de Futbol organizó una gira de la
selección nacional previa al Campeonato Mundial que incluyó participaciones en
Canadá y Portugal. Estando en Lisboa, la selección nacional fue honrada con una
cena de gala. Todo iba bien. Buena comida, comentarios positivos, ánimos para los
siguientes juegos y para lo que el Campeonato Mundial les llevaría en breve. De
pronto, José Villegas no está más en la mesa y nadie sabe de él… Al encontrarlo en
el jardín, la respuesta del Jamaicón se volvería de antología para la historia nacional
del deporte: ¡Cómo voy a cenar si tienen preparada una cena de rotos. Yo lo que
quiero son mis chalupas17, unos buenos sopes18 o un rico pozole19 y no esas
porquerías que ni de México son! Así se le dio nombre a uno de los males de los
mexicanos: nuestra incapacidad para competir con o en el extranjero se llama
Síndrome del Jamaicón. (Alatriste, 2006:07)

Más allá de las reflexiones que el síndrome del Jamaicón ha provocado a los
estudiosos del comportamiento sobre la actitud de los mexicanos en el extranjero, la
anécdota del fragmento anterior sirve como punto de partida para poner en
coordenadas la situación de aquellos mexicanos que tienen que desplazarse, y la
relación que guardan con la comida mexicana ante el desplazamiento. En este
capítulo presento las aproximaciones teóricas que sirven para construir y caracterizar
el concepto de nostalgia y cómo éste puede ser analizado desde la perspectiva teórica
del transnacionalismo para explicar la preparación de alimentos en las cocinas de
restaurantes mexicanos en Estados Unidos.

17
Tortilla de maíz frita con trozos de carne deshebrada, salsa y cebolla, de consumo difundido en el
centro de México.
18
Antojito de maíz que consiste en una tortilla gruesa a la que se pellizca para darle profundidad y
que se rellena con frijoles, queso, crema, cebolla y cilantro.
19
Caldo de origen prehispánico hecho a base de carne, chile y granos de maíz.

41
La anécdota del Jamaicón sirve también a esta tesis como medio de contraste
para poner en evidencia la particularización del escenario del objeto de estudio. A
más de cincuenta años de la anécdota y en el contexto mexicoamericano donde se
tienen registrados aproximadamente treinta y tres millones de personas que refieren
ser de origen mexicano20, y con una oferta de más de noventa mil establecimientos
de cocina mexicana, ¿cómo se puede explicar la persistencia de la nostalgia culinaria
entre los migrantes mexicanos en Estados Unidos en un contexto donde la oferta
gastronómica parece satisfacer su deseo de mantener el continuum alimentario?

Para responder la cuestión anterior me apoyaré en la perspectiva teórica del


transnacionalismo que aborda las implicaciones sociales, económicas y culturales
inherentes a la migración transnacional. La tesis central de la mirada transnacional es
que el sujeto migrante, lejos de romper los vínculos con su comunidad de origen a la
hora de migrar, es capaz de establecer relaciones multívocas entre los dos países
para mantenerlos.

Parto del supuesto que la mirada transnacional puede explicar por qué, en el
caso de la migración mexicana a Estados Unidos, la nostalgia puede ser entendida
como un proceso, más que una condición estática, que se reconfigura y se reinserta
dentro de otro proceso más complejo como lo es la migración transnacional. En este
proceso se pone en evidencia la capacidad y el deseo de los sujetos migrantes de
reproducir las prácticas culturales asociadas a la alimentación dentro de la
comunidad receptora, y cómo este proceso observarse como un medio para
fortalecer los vínculos con México.

Debido al impacto que el desplazamiento tiene en las relaciones sociales,


culturales y económicas entre los habitantes que están vinculados a los dos países, la
nostalgia puede ser un medio que articula las relaciones afectivas de la realidad
social del migrante con su comunidad de origen. De este modo, la nostalgia, como
explican Pickering y Keightley (2006: 929), está sujeta a las circunstancias,
motivaciones e intereses; al tiempo, al espacio, a la variación y al cambio. En este
sentido, la nostalgia puede entenderse como un medio para cosificar el pasado y
hacer frente a las (dis)continuidades del presente para adaptarse al dinamismo de la

20
Según el Pew Research center con datos recogidos entre 2011 y 2013.

42
realidad social que implica la migración transnacional. Y es que, como afirma
Giddens (1995), el migrante se localiza constantemente en una intersección entre
presencia y ausencia que lo obliga a mantener relaciones sociales a distancia.

Stewart (1988) afirma que la construcción de la nostalgia puede ser


entendida como un diálogo del presente con el pasado que se convierte en una
manera de empoderamiento. Por ello, la nostalgia puede asumirse como un medio
para ejemplificar cómo los migrantes en la contemporaneidad son capaces de
establecer y legitimar sus representaciones, prácticas y los significados atribuidos a
éstas últimas, sin que necesariamente se inserten por completo dentro de la cultura
de la comunidad de acogida en el contexto migratorio. La manifestación de la
nostalgia, en definitiva, deja ver cómo el sujeto que migra, lejos de perder los
vínculos con México, pone en marcha nuevos mecanismos para mantenerlos.

2.2 Antecedentes teóricos

Los estudios sobre alimentación y migración que preceden el objeto de


investigación de esta tesis se inician con el trabajo de Manuel Calvo (1982), quien
propone la totemización de los platos y la adquisición de nuevos significados
conferidos a las prácticas alimentarias a partir de la deslocalización de los mismos.
Calvo entiende la totemización cómo el otorgamiento de significados festivos a
platillos cotidianos cuando se reproducen lejos del contexto original donde se
preparan. Para este trabajo este concepto sirve para entender cómo la carga evocativa
de la reproducción de los platos empodera o reivindica la figura de quien lo prepara y
cómo este reajuste favorece nuevas dinámicas sociales cuando se lleva a cabo en una
cocina pública.

Los postulados de Kalcik (1984) analizan las maneras de aculturación y


resistencia alimentaria en la órbita familiar y las dinámicas de incorporación de
nuevos platos dentro de las familias migrantes en Estados Unidos. Sus
aproximaciones son de provecho en esta tesis ya que ofrece un modelo de
comprensión sobre los aspectos sociales y simbólicos en los reajustes de los
repertorios alimentarios familiares de familias migrantes. Su modelo es útil en este

43
trabajo como punto de partida para entender los traspasos de los saberes culinarios
domésticos a la escena pública y los reajustes simbólicos inherentes a ellos.

El texto de Appadurai (1988) sobre la construcción de la cocina nacional


India a partir de la experiencia migrante en los libros de cocina y recetarios, sirve a
esta tesis como medio de contraste para explicar la construcción de una cocina
nacional a partir de la migración. Aunque Appadurai habla en su texto sobre cómo la
información culinaria regresa al territorio del Estado Nación para configurar una
cocina nacional, sus reflexiones sirven a este trabajo cómo medio de contraste para
analizar cómo las cocinas regionales pueden ajustarse a un carácter nacional en el
país de acogida.

Estudios más recientes, como el de Medina (2002), consideran los platos


tradicionales como identificadores de la etnicidad en procesos migratorios. Las
reflexiones de Medina son relevantes en este trabajo para entender cómo en un
contexto migratorio la confección de platillos que remiten a quien participa de la
ocasión comensal a un contexto en particular, sirve como una caracterización de su
etnicidad.

El volumen de Food and the Migrant Experience, editado por Kershen


(2002) como resultado de una investigación colectiva multifocal, ofrece a esta tesis
distintos modelos de análisis de los negocios de alimentación en contextos
migratorios. En este volumen es de especial interés el trabajo de Basu, sobre cómo
se articulan los negocios de alimentación como puntos estratégicos para el
mantenimiento de las redes migratorias para poder entender cómo los restaurantes
sirven como puntos nodales de las cadenas y redes migratorias. Gabaccia (1998) por
su parte, explica la conformación del paladar estadunidense a partir de las cocinas
migrantes en ese país y cómo la cocina mexicana se ha posicionado entre las más
populares. En este orden de ideas, las publicaciones de Jeffrey Pilcher (2001, 2005,
2008, 2012 y 2013) ponen en contexto la dispersión y la propagación de la comida
mexicana, así como su inclusión y adaptación entre la sociedad anglosajona. Los
trabajos de Pilcher se han dedicado a investigar la genealogía de la cocina mexicana
a través de la frontera, poniendo en tela de juicio las apropiaciones y las divisiones
geopolíticas de sobre la producción de la cocina mexicana. Por su parte, las
reflexiones de Ferrero (2002) y Gaytan (2008) preceden a esta tesis sobre la

44
mercantilización de la etnicidad y su relación con la nostalgia en restaurantes
mexicanos en Estados Unidos. Ferrero propone de manera sugerente cómo los
restaurantes mexicanos han sabido ajustar sus sabores para poder entrar al mercado
culinario de Estados Unidos. Este ajuste, según la autora, puede considerarse como
una acción, incluso contestaría, para hacer frente al contexto hegemónico
estadounidense.

La investigación de Pizarro (2010) aborda la alimentación y la nostalgia como


un referente étnico en los circuitos transnacionales de mexicanos en Estados Unidos.
Aunque su investigación se centra en dos localizadas explícitamente localizadas, sus
reflexiones contribuyen a entender los flujos de información culinaria entre México y
Estados Unidos y cómo la nostalgia impacta estos circuitos.

Maximino Matus ha desarrollado una serie de investigaciones que preceden a esta


tesis sobre la deslocalización de la cocina mexicana. En su tesis doctoral (2012),
Matus explora la idea del restaurante mexicano en diferentes países desde la
semiología de la economía de la pasión para analizar la mercantilización de la
etnicidad mexicana en este tipo de establecimientos. En otras publicaciones (2009)
Matus se encarga de desentrañar las articulaciones en las redes de aprovisionamiento
de productos mexicanos en Estados Unidos que sirven para entender desde un punto
de vista panorámico las redes de aprovisionamiento de los productos mexicanos en
Estados Unidos. El trabajo de Parasecoli (2014) sobre la constitución de la identidad
alimentaria en la migración y sus demarcaciones en las prácticas operativas y su
aplicación en diferentes dimensiones sociales de las colectividades migrantes, sirve a
esta tesis como un referente primario para organizar los análisis expuestos en los
capítulos de los análisis de la información recabada durante el trabajo de campo.

En el terreno de los estudios sobre la nostalgia, esta investigación se apoya en


las propuestas teóricas de Wilson (2005), quien define las particularidades de la
nostalgia y ofrece una tipificación de la misma en un estudio sobre su
caracterización. En materia alimentaria, la investigación de Sutton (2001, 2005,
2007) ofrece un paradigma sobre la alimentación y la memoria a través de las
experiencias sensoriales que preceden los modelos que utilizo para confrontar la
parte empírica de este trabajo y explicar cómo se gesta el conocimiento culinario. En
esta tesis aprovecho el estado de la cuestión realizado por Holtzman (2006) sobre

45
alimentación y memoria como punto de partida como referente de los planteamientos
analizados en los capítulos del trabajo de campo. Finalmente, el estudio de Hirai
(2009) sobre la mercantilización y politización de la nostalgia en el contexto
transnacional entre México y Estados Unidos sirve como paradigma de referencia
para esta tesis al aproximarse a la nostalgia como una manifestación que
desencadena otros fenómenos sociales que caracterizan la identidad de los migrantes.

2.3 El transnacionalismo como campo de estudios: límites y alcances

El estudio de la migración mexicana hacia Estados Unidos ha transitado


desde sus inicios en la segunda mitad del siglo XX por distintas disciplinas de las
ciencias sociales que buscan explicar la complejidad del fenómeno migratorio y el
impacto que tiene a distintas escalas. Como apuntan Canales y Zloniski (2001), así
como Ariza y Portes (2007), el crecimiento sostenido en la migración y el
asentamiento de la población migrante desde los años setenta ha provocado que la
migración México-Estados Unidos no se asocie “a ningún proceso de asimilación e
integración social, cultural o política de los migrantes mexicanos en Estados Unidos”
(Canales y Zloniski, 2001:223). Por ello, las explicaciones sobre los tipos de
migración que sostienen que el migrante se asimila de manera total a la sociedad de
acogida y pierde cualquier vínculo con México, han quedado rebasadas. En este
sentido, los conceptos binarios en los modelos que se habían trabajado dentro de las
ciencias sociales para estudiar la migración con anterioridad, como la atracción-
recepción, migración-establecimiento, centro-periferia o espacio rural-espacio
urbano, se han quedado obsoletos porque abordan el fenómeno de manera estática.
El dinamismo y la velocidad con las que el fenómeno migratorio de México a
Estados Unido se ha desarrollado ameritan una explicación más compleja sobre
cómo los migrantes articulan los vínculos con el país de origen y el impacto que
tienen estos vínculos en su realidad social.

Desde de la década de los noventa, se ha vuelto una acepción generalizada en


los estudios migratorios el considerar la capacidad de participación de los migrantes
en procesos sociales económicos, políticos y culturales que se extienden más allá de
las fronteras mientras van formando parte de la comunidad donde se asientan

46
(Portes y Rumbaut, 2009; Hirai, 2009; Levitt y Jarowsky, 2007; Ariza y Portes,
2007). Asimismo, cada vez se evidencia más “la capacidad que adquieren estos
agentes (migrantes, familias, comunidades) de enfrentar y superar los riesgos, costos
y condiciones de su reproducción social, económica y cultural” (Canales y Zloniski,
2001: 224).

Ante este contexto, Arango (2003) sugiere la pertinencia de estudiar no


solamente los impactos económicos que expliquen el fenómeno migratorio, sino
también las nuevas configuraciones de las relaciones sociales, la construcción de
nuevos espacios sociales y el impacto cultural en los niveles micro y macro del
fenómeno. Como afirma Garduño (2003:67), ante la complejidad de un fenómeno
migratorio de la magnitud del mexicoamericano, es necesario replantear la
definición de conceptos necesarios para entenderlo tales como los de comunidad,
identidades, frontera y Estados-Nación.

En esta línea, estudios más recientes (Guarnizo y Portes 2003, Portes 2007,
Ariza y Portes, 2007) sobre el fenómeno migratorio mexicano hacia Estados Unidos,
consideran necesario incluir y analizar, además de las dinámicas poblacionales y los
flujos económicos, las prácticas culturales y las dinámicas sociales generadas a
partir de este fenómeno. De manera complementaria, diversos autores (García
Canclini, 2004; Giménez, 2009; Faret, 2010. Besserer 1999; 2014), que se han
encargado de analizar los procesos migratorios transnacionales y su relación con las
reconfiguraciones de las identidades de los actores sociales que participan en la
migración transnacional México-Estados Unidos, señalan la necesidad de analizar la
recodificación y reestructuración de los espacios, las prácticas y las representaciones
sociales implicados en dichos procesos para poder caracterizar sus identidades.

Ante este este panorama, como explica Hannerz los territorios ya no pueden
ser contenedores de una sola cultura (1998:144). Los migrantes mexicanos han
sabido poner en marcha mecanismos de reproducción cultural que implican una
reconfiguración de los significados asociados las prácticas de, que se llevan a cabo
en Estados Unidos. Por ello, en el contexto de la migración mexicana en Estados
Unidos en el siglo XXI, categorías cómo identidad, comunidad y frontera pueden
asumirse, según (Garduño, 2003: 67), como:

47
Entidades no estáticas ni territorialmente delimitadas. En los procesos de
circulación de personas, los migrantes han sabido también extrapolar sus
representaciones y conferirles nuevos significados a las prácticas de reproducción
social y cultural; es por ello que, en el estudio de la migración mexicana a Estados
Unidos, debe reconocerse también el aspecto activo y dinámico de los nuevos
sujetos sociales donde se asuma la migración como un proceso que implica una
circulación constante no sólo de personas, sino de información, mercancías y
sistemas de valores.

La mirada del trasnacionalismo como perspectiva analítica y campo de


estudio se presenta para algunos autores (Chavez, Granados et al,2011; Ariza y
Portes,2009; Guarnizo,2010; Campos,2008) como necesaria para entender el
fenómeno migratorio de México hacia Estados Unidos en el contexto actual. Sin
embargo, el término transnacionalismo se ha utilizado desde diferentes frentes
políticos, mercantiles e incluso académicos para denominar casi cualquier tipo de
migración internacional. Ello ha dado pie a la ambigüedad, e incluso a
contradicciones sobre los alcances e incumbencia del término en la extensa
literatura disponible, debido a la falta de una construcción de un concepto unívoco
que explore bien los alcances y límites del mismo. Un común denominador en la voz
de algunos autores que manejan el concepto radica en observar la perspectiva
trasnacional como “un proceso dinámico de construcción y reconstrucción de redes
sociales que estructuran la vida laboral, social cultural y política tanto de la
población migrante como de familiares, amigos y comunidades en los países de
destino” (Guarnizo, 2010: 59).

La propuesta trasnacional según Pizarro en Chavez, Granados et al. (2011),


expresa una visión más abierta y plural de la realidad social migratoria, ya que
sostiene que “no sólo se debe analizar el fenómeno como un más allá fronterizo,
sino como relaciones multivocas entre la comunidad de llegada y también con la de
salida” (2011: 27). Según Guarnizo (2010), la migración implica no solamente el
traslado de personas productivas de un país a otro, sino la extensión de la formación
social nacional más allá de las fronteras por la movilidad de actores sociales, “no ya
mano de obra, sino ciudadanos que acarrean a través de las fronteras, sus culturas y
tendencias políticas ligadas a su origen” (2010:61).

48
Guarnizo (2010: 59) clarifica estas ideas y propone un modelo de análisis
que específica por niveles la tipología de las actividades transnacionales que resulta
de utilidad para esta tesis. Este esquema considera los procesos sociales,
económicos y culturales involucrados en el quehacer trasnacional:

la decisión de emigrar y el destino escogido, así como el modo de incorporación


laboral y social en la sociedad receptora, y las posibles relaciones que el migrante
mantenga con el terruño a través del tiempo, no son meras tomas de decisión
individuales autónomas sino que se involucran procesos enraizados, y por tanto
condicionados por múltiples estructuras sociales, económicas y políticas que van
desde el nivel microestructural (como relaciones con familiares y conocidos) al
mezzoestructural (como relaciones comunitarias y con instituciones) al
macroestructural (contextos de origen y destino a nivel estatal, económico político y
sociocultural).

Para esta investigación es de especial interés considerar las aproximaciones


que observan los aspectos simbólicos en las dimensiones expuestas por Guarnizo
dentro del fenómeno transnacional. Por ello, en esta tesis me adhiero a los postulados
que han considerado también los vínculos simbólicos y su impacto en la
reproducción de prácticas y las dinámicas sociales que surgen de este proceso. En
efecto, como afirman Canales y Zlonisky (2001), “para comprender la migración
contemporánea se debe incorporar e integrar un no menos importante flujo e
intercambio de bienes materiales y simbólicos, esto es, de recursos económicos,
sociales, culturales y políticos” (2001:229).

En esta línea, Levitt (2009, 2007, 2003), Hirai (2012, 2009), Ramos, (2009)
y Besserer (2014, 2010, 2007) han señalado, a partir de sus estudios, la relevancia de
considerar los aspectos simbólicos e incluso afectivos que rigen las prácticas y
configuran las identidades y los espacios en la migración transnacional. Levitt, por
ejemplo, se ha encargado de estudiar a las segundas generaciones de migrantes y la
manera en que capitalizan su background étnico para moldear su identidad. Hirai,
por su parte, explica cómo la nostalgia articula dinámicas culturales y económicas
cuando el migrante circular se convierte en turista en su propia tierra. Ramos da
cuenta de las manifestaciones de la tristeza y del coraje que se evidencian en la
desarticulación de las familias nucleares a partir de la migración. Besserer habla de

49
los regímenes de sentimientos que rigen el sentido de comunidad en la migración
transnacional.

Desde una mirada panorámica, estas investigaciones dejan ver el despliegue


de las emociones como consecuencia de la migración, que inciden en los significados
y en las representaciones de las prácticas de reproducción cultural que tienen cabida
en los contextos migratorios. En este sentido, aunque no es el eje teórico de esta
tesis, incorporo algunos postulados de la psicología cultural que soportan la mirada
transnacional para entender el objeto de estudio de esta tesis. Para ello, me apoyo de
los postulados primarios de Shewder y Haidt ( 2003), quienes afirman que:

culture is symbolic and behavioral at the same time…Culture consists of meanings,


and interpretative schemes that are activated, constructed or brought outline through
participation in normative social institutions and routine practices (2003: 135-
136).

En este orden de ideas, Hannerz (1998) afirma que en las migraciones


transnacionales existen “relaciones entre personas y lugares que pueden cruzar las
fronteras. Aquí entran en juego los círculos íntimos y los pequeños sistemas de
redes,…lo transnacional no siempre se mueve a gran escala” (1998:146). Resulta
oportuno ver cómo las fronteras de lo íntimo y lo individual también son
restructuradas a partir del fenómeno migratorio y su incidencia en las
caracterizaciones de las colectividades migrantes. En efecto, como afirma Giddens,
el contexto actual de las migraciones permite colectivizar las experiencias
individuales para dar sentido de pertenencia a los grupos (1995:24).

En este sentido, utilizo el amplio espectro de la teoría del transnacionalismo


sobre los aspectos inmateriales o simbólicos para observar cómo en el caso de los
migrantes mexicanos en Estados Unidos la nostalgia puede ser leída como una
consecuencia de la migración y cómo es un medio que puede articular la noción de
comunidad dentro de las colectividades migratorias. Por ello, aprovecho la
propuesta teórica sobre el sujeto transnacional para observar no sólo cómo la
nostalgia se manifiesta en los planos individuales del sujeto migrante, sino también
sus repercusiones e implicaciones en las negociaciones sociales, políticas y
económicas que reconfiguran las nociones de comunidad dentro del contexto
migratorio. La particularidad del transnacionalismo es que permite observar y

50
analizar la migración como un proceso dinámico de construcción y reconstrucción
de redes sociales que estructuran la vida laboral, social, afectiva, cultural y política
tanto de la población migrante como de familiares, amigos y comunidades en los
países de destino en diferentes escalas de la vida del migrante (Guarnizo, 2010:59).

Para poder descifrar las nuevas configuraciones de los sujetos, las relaciones
con los espacios y comunidades en los contextos actuales, resulta necesario
considerar a los migrantes como agentes que, lejos de dejar la cultura de la
comunidad de origen, se reapropian de ella para insertarse en el país de destino,
como explican Portes y Landlot:

“For immigrants involved in transnational activities and their home country


counterparts, success does not so much depend on abandoning their culture and
language to embrace those of another society as on preserving their original cultural
endowment, while adapting instrumentally to a second” (1999:229).

Faret (2010:85) refuerza los postulados anteriores al observar que “…la


movilidad de los individuos produce representaciones y valores que moldean la
relación que cada uno tiene con los demás y consigo mismo, así como también con el
espacio donde esos procesos ocurren”. (2010:88). Por tal motivo, resulta importante
cuestionar ¿dónde se posiciona el sujeto migrante en un medio vertiginoso de
constantes flujos de personas, información y mercancías? ¿Qué mecanismos pone en
marcha para mantener los lazos con su comunidad de origen, en un proceso de
migración transnacional con implicaciones sociales y culturales?

La relación que establecen los migrantes con ambas culturas, así como la
circulación constante de personas, información y mercancías obliga a repensar las
ideas sobre lo local y lo global. Appadurai (2001) afirma que la modernidad del
mundo actual ha hecho que se relativicen los contextos migratorios y las nociones
sobre lo local y lo global inherentes a ellos, gracias a las relaciones y tecnologías de
la interacción social que permiten la inmediatez y la reproductibilidad de prácticas a
pesar de la dislocación. En este sentido, las prácticas culinarias, según Cook y
Crang (1996:138) pueden ejemplificar cómo el proceso de la dislocación de
contextos originales favorece una resignificación de las prácticas, a la vez que
permite considerar a los alimentos como artefactos culturales que sirven como
medios de difusión y reproducción cultural. En los procesos de reproducción social y

51
cultural se evidencia también un factor de readaptación de los significados y de las
prácticas dentro de las comunidades receptoras.

Giddens (1995:16), por su parte, afirma que la readaptación (entendida


como la adquisición de nuevos conocimientos y destrezas, tanto en lo que respecta a
la intimidad de la vida personal como a compromisos sociales más amplios) es una
reacción general ante los efectos del desplazamiento. Esta reacción varía según las
situaciones y tiende además a responder a las exigencias específicas del contexto.

Los enunciados anteriores ayudan a circunscribir la idea de la nostalgia y


asociarla directamente como expresión inherente al proceso migratorio en el caso de
la migración transnacional de México a Estados Unidos gracias al contexto social e
histórico donde se produce. Appadurai (2001) explica que en el mundo
contemporáneo, donde la circulación transnacional de personas, objetos, símbolos e
información erosiona los límites entre localidades, regiones y naciones, pierde la
validez de la idea de que en un espacio determinado hay una cultura arraigada y
enmarcada dentro de él. Ello obliga a los sujetos móviles a experimentar la nostalgia
que se impone como un eje rector para reconstruir las memorias, y entender y
representar sus identidades y sus realidades sociales.

En otro orden de ideas, para evitar utilizar como términos equivalentes la


nostalgia y la melancolía, resulta prudente aclarar las diferencias entre estos dos
términos que tienden a utilizarse como similares para nombrar a la añoranza, y
explicar por qué en esta investigación me refiero a la nostalgia y no a la melancolía
de manera explícita. Para explicarlo, utilizo los postulados de Boym (2007) quien
afirma:

Unlike melancholia, which confines itself to the planes of individual consciousness,


nostalgia is about the relationship between individual biography and the biography
of groups or nations, between personal and collective memory. While futuristic
utopias might be out of fashion, nostalgia itself has a utopian dimension—only it is
no longer directed toward the future. Sometimes it is not directed toward the past
either, but rather sideways (Boym, 2007:09).

52
Las aclaraciones de Boym, resultan pertinentes para esta tesis al proponer
cómo la nostalgia marca los puentes entre la dimensión individual y colectiva de los
migrantes. De esta manera, la nostalgia juega un papel importante en la construcción
y desarrollo de las relaciones sociales y las prácticas que vinculan a los migrantes
con sus comunidades emisoras, al tiempo que configura las identidades
transnacionales de los migrantes que se encuentran en Estados Unidos (Hirai;
2009:33).

Wilson (2005) afirma que el recordar de alguna manera da sentido de


identidad en nuestras vidas. El recordar, tanto individual como colectivamente,
implica en algunas ocasiones también la necesidad de recrear. En algunas
ocasiones, el recuerdo es socialmente producido. Por ello, en este sentido, explica
Stewart, la nostalgia tiene que ser entendida como un práctica cultural “like the
economy it runs with, is everywhere. But it is a cultural practice, not a given content;
its forms, meanings and effects shift with the context (1988: 23)”. Por ello, en
materia alimentaria, el analizar las formas en que se prepara la comida en un
contexto migratorio sirve para ver cómo en el proceso de recreación puede ser
concebido como una expresión de la cultura material que configura la identidad del
migrante. En este proceso se habilitan prácticas originales que caracterizan al
colectivo que trabaja en los restaurantes mexicanos, donde la nostalgia se erige como
un eje articulador de las prácticas.

Las afirmaciones anteriores pueden confirmarse con lo que señala Caputo


(2011) al referir que en algunos procesos migratorios está implícito un
sentimiento de pérdida, más que de deslocalización, en el que la comida del país de
origen sirve como paliativo en el proceso de adaptación al contexto de acogida. En el
contexto actual de la migración mexicana hacia Estados Unidos, en el que la
circularidad migratoria se ha convertido en un patrón de estilo de vida cada vez con
menor duración, se puede considerar la alimentación como un medio de anclaje
necesario para la estabilización de los sujetos que viven esta condición.

La nostalgia, de acuerdo a Davis (en Pickering y Keightley, 2006), es una


suerte de anclaje que sirve a los sujetos para adaptarse a situaciones de cambio
drástico y de entender el presente; es una forma de reacción a la velocidad y la
temporalidad moderna. Por lo tanto, el intento de la reproducción de las prácticas

53
culinarias, además de ser una fuente de trabajo, es una forma de legitimar la
trayectoria migratoria. La alimentación y las maneras de comer en este contexto, se
convierten en un repositorio para expresar y hacer visible el arraigo a la comunidad
de origen y la tensión generada a partir de la migración.

2.4 Aproximaciones conceptuales a la nostalgia y su relación con la


alimentación en el contexto migratorio

Desde los inicios de su estudio, la nostalgia ha pasado de ser catalogada


como un desorden psiquiátrico a una emoción (Boym 2001; Wilson, 2005; Pickering
y Keightley 2006; Hirai 2009). Hacia finales del siglo XVII el médico suizo Johanes
Hofer analizó y caracterizó el sufrimiento que sentían sus pacientes por no poder
estar en su tierra natal. Así acuñó el término nostalgia uniendo los conceptos
griegos de nostos (el deseo del retorno), y algia (dolor).

De acuerdo con Lambert (2001), Hofer acuñó el término cuando percibió que
entre militares suizos, estudiantes universitarios, y trabajadores desplazados hacia
Francia y Alemania, se presentaba una sintomatología común asociada al
desplazamiento. A partir de sus estudios y hasta finales del siglo XIX, la nostalgia
fue entendida como una enfermedad mental. Una vez pasado ese periodo, el término
se desmedicalizó para ser entendido como una emoción que todos experimentamos y
tan común como otros sentimientos característicos de la condición humana (Wilson,
2005: 22).

Actualmente la nostalgia puede ser entendida como una forma de acción


resultada de la manifestación de una emoción (Wilson, 2005; Pickering y Keightley,
2006; Stewart, 1988; Hirai, 2009). Estas acciones pueden ser percibidas en
diferentes planos, desde la capacidad de acción individual que tiene el sujeto para
materializar sus recuerdos, hasta las acciones mercadológicas en el nivel macro por
parte de empresas multinacionales con la recuperación o evocación de objetos
asociados a épocas pasadas para revalorizarlos en el presente (Appadurai: 2001).

Para esta tesis, la nostalgia, más allá de ser una representación, se convierte
en una experiencia que combina aspectos emocionales y sensoriales que puede

54
incidir en las dinámicas que rigen las prácticas culturales en un contexto migratorio.
Para entender esta afirmación, Pickering y Keightley (2006:937) explican que :

(the) past has long been a locus of possibility and source for aspiration, of providing
a new way of imagining present impossibilities becoming possible in the future, for
the future opens into otherness only insofar as the past does do. When this reciprocal
movement is operative, nostalgia becomes an action rather than an attitude, showing
how the politics of nostalgia are realized in applications rather than being inherent in
the affective phenomenon itself.

En esta línea, como afirma Appadurai, las emociones no son materias primas
ni materiales preculturales constituyentes de un sustrato social y universal, sino que
también pueden ser asumidas como productos culturales (2001:132). Por ello, la
expresión de la nostalgia en un contexto migratorio puede tener implicaciones en el
reforzamiento del sentido de comunidad cuando se traduce en acciones, ya que como
afirma Giddens (1995), en los procesos transnacionales existe una interlocución
constante entre lo que se es y lo que se fue.

Para Wilson (2005), la nostalgia es una manera no solo de ideologizar, sino


de mitificar el pasado, además de convertirse en una suerte de mercancía cultural de
una experiencia previa. En este sentido, Hannerz (1996) afirma que la migración
transnacional permite que las formas significativas se conviertan en artículos de
consumo que además sirven para revitalizar la etnicidad. Así, la comida como
artefacto cultural adquiere un nuevo significado cuando se prepara fuera de su
contexto original.

Por lo explicado hasta ahora, puedo inferir que la nostalgia puede ser
entendida como un fenómeno cultural y como una experiencia personal subjetiva a la
vez. Una primera clasificación que propone Wilson (2005) apoyándose en los
postulados de Davis (1979) resulta de diferenciar la nostalgia colectiva de la
nostalgia privada. Mientras que la nostalgia colectiva ayuda a fijar las identidades
nacionales y expresar patriotismo, la nostalgia privada está relacionada con el
carácter autobiográfico, idiosincrático y generador de referentes en el plano
individual.

Dicha clasificación presenta similitudes con la clasificación de Boym ( 2007;


2001) sobre la nostalgia restaurativa y la nostalgia reflexiva. La nostalgia reflexiva

55
tiene que ver con los aspectos más íntimos de conmemoración y añoranza que
pueden permanecer en el plano individual y que no buscan precisamente, restaurar el
pasado. Esta es una suerte de nostalgia que no niega el anhelo ni lo intenta mitigar,
sino que se reflexiona sobre el para explicar el presente (2007: 7). Si se remite al
origen de la palabra, este aspecto tendría que ver más bien con el algia, es decir el
dolor de lo que ya no se tiene para entender el presente.

Por otro lado, está la nostalgia restaurativa, que tiene que ver más con el
intento de reconstrucción transhistórico del lugar en el que no se está. Este tipo de
nostalgia podría centrarse más en la base del constructo relativo al nostos, es decir a
la añoranza. En este tipo de nostalgia se enfoca en los mecanismos de reconstrucción
de pasado, que a menudo se inventa y se apoya en las cuestiones sobre el patrimonio
y la tradición.

Como afirman Pickering y Keightley (2006), la nostalgia ha estado


estrechamente vinculada con la noción de memoria colectiva, social o cultural como
una forma de tratar de explicar cómo se generan los recuerdos, y cómo son
legitimados en determinados ambientes socioculturales. Para Smith (2000: 508), sin
embargo:

….nostalgia, has a more specific, or at least different, content than other ways of
experiencing the past. In other words, it’s not just a name attached to a universal,
brute feeling, but a particular way of ordering and interpreting the various ideas,
feelings, and associations we experience when thinking of the past.

En este sentido, la preparación de alimentos mexicanos en Estados Unidos


puede ser entendida como una manera cotidiana de reconstruir el pasado y entender
el presente. Más allá del intercambio de remesas, llamadas telefónicas, conexiones
vía internet, Pizarro (2010:37) afirma que el mayor contacto con la comunidad de
origen se mantiene a través del paladar, del gusto de disfrutar la comida tradicional
de la comunidad de origen. Sin embargo, en la reconstrucción el pasado
alimentario están implicados otros aspectos que tienen que ver con los significados
que se les confieren a los alimentos cuando de dislocan.

Calvo (1982) señala que los platillos que son cotidianos en la comunidad de
origen al dislocarse adquieren otros significados, así como otros ritmos y otros

56
tiempos de consumo. Así, las preparaciones que en la comunidad de origen solían
tener un carácter cotidiano, en Estados Unidos se vuelven festivas. Estos reajustes
implican también una revalorización y ensalzamiento de las propiedades sensoriales
que tienen los alimentos. A tal restructuración la denomina la totemización de los
platillos. Este fenómeno no sólo es ejercido por los preparadores y los
consumidores, en quienes el consumo de un plato tótem refuerza su identidad étnica,
sino también para la comunidad de recepción, donde el platillo sirve como un
marcador étnico. Por tanto, el plato funge como un mediador cultural que, además
de dar placer sensorial a los consumidores, sirve como un identificado en la
comunidad de inserción para los no miembros de las colectividades migrantes.

El fenómeno de totemización de los platillos se puede explicar a partir de la


relación que el sujeto migrante mantiene con el pasado. Hannerz (1998) explica que
lo que ocurre con la continuidad cultural es que no hay forma de que los
significados socialmente organizados se mantengan continuamente en el tiempo y el
espacio, y que cuando se muestran a los sentidos en el contexto migratorio, son
reinterpretados. Por ello, la restructuración en los significados de los alimentos
consiste generalmente en una exaltación sobre los sabores y en la evocación a los
momentos donde eran consumidos originalmente.

Sin embargo, es preciso hacer la distinción de la nostalgia en relación al


tiempo y al espacio. Como afirma Wilson, a lo largo del estudio de la nostalgia, las
líneas división entre el estudio de la nostalgia por el tiempo y nostalgia por el
espacio se han movido, sobre todo, hacia el polo temporal. Lo anterior puede
explicarse, según la autora, porque los sujetos pueden regresar al espacio pero jamás
se podrá regresar el tiempo. Por ello, el pasado tiende no solo a utopizarse, sino a
mitificarse. En efecto, “expressing and experiencing nostalgia require active
reconstruction of the past, active selection of what to remember and how to
remember it” (Wilson, 2005: 25).

Si, como apunta la autora, no se puede regresar al pasado, pero siempre


podemos regresar a casa21, ¿qué pasa con los migrantes que no pueden regresar
debido a su condición migratoria? ¿Cómo reaccionan ante la imposibilidad de

21
Asumo el riesgo de la traducción del inglés home y de lo problemático del concepto por las
implicaciones analíticas del término.

57
regresar a casa y qué mecanismos ponen en marcha para saciar la nostalgia en
relación con la comida? Aunque para Boym (2001) la nostalgia jamás podrá ser
sistemática, yo considero que, en el plano alimentario, para los migrantes mexicanos
ciertas situaciones, como el comer en los restaurantes mexicanos de manera
frecuente, son un intento sistematizado de regreso al hogar que pone de manifiesto la
existencia de la nostalgia culinaria.

2.5 Las tipologías de la nostalgia

La nostalgia tiene diferentes expresiones que permiten establecer una


tipología para su estudio. A continuación presento la clasificación de la nostalgia
que utilizo en los capítulos posteriores como herramienta de análisis para explicitar
los datos empíricos recogidos en esta investigación. Debido a que algunas de estas
clasificaciones son complejas, encuentro que la mejor manera de explicarlas es
proporcionando una ilustración etnográfica al respecto.

La selección de las clasificaciones que a continuación se enlistan resultaron


ser las más funcionales para poder analizar los datos recogidos en el trabajo de
campo, debido a que alcanzan a explicar la complejidad y la diversidad de la
manifestación de la nostalgia que en las cocinas de los restaurantes mexicanos en
Estados Unidos. Las aportaciones de Hirai (2009), Wilson(2005) Appadurai (2001)
y Boym (2001; 2007) conforman las tipologías aquí expuestas.

Hirai (2009) propone la nostalgia de contraste, que se refiere al


enfrentamiento y diferencia entre los lugares donde ha sido impactada la trayectoria
del sujeto de estudio. Esta clasificación surge de poner en evidencia dos situaciones
similares en contextos distintos. En materia alimentaria, este tipo de nostalgia queda
reflejada en las expresiones acerca de las características organolépticas de los
alimentos. Cuando le pregunté a Elsa (cocinera y propietaria de un restaurante)
sobre la similitud de los sabores de la comida mexicana en Estados Unidos, me
respondió: Nunca va a saber igual, le ponemos lo mismo pero no sé si es la carne o
qué, pero la gente luego te dice que nunca sabe igual que como sabe en México.

58
Hirai (2009) también propone el calendario emocional que específica la
mayor o menor intensidad de la manifestación de la añoranza según diferentes
eventos temporales que suceden de manera similar en los territorios donde tiene
arraigo el sujeto. Es decir, cómo se viven ciertos acontecimientos que tienen un valor
afectivo para los sujetos cuando se encuentran lejos de México, y los mecanismos de
reproducción cultural que se ponen en marcha ante la imposibilidad de estar presente
físicamente en esos momentos en México. Raúl, un cocinero retornado me comentó
lo duro que era pasar diciembre en Estados Unidos, no sólo por el frío, sino por la
tristeza de estar lejos: En navidad nos juntábamos los mexicanos que trabajábamos
en el restaurante, hacíamos pozole y tamales para no sentir tan gacho el estar lejos.

La nostalgia generacional que propone Hirai es la que obedece a las distintas


reacciones en términos de generación, de acuerdo al tiempo que el migrante ha
estado en Estados Unidos y su relación con México, y a cómo asume su relación con
el pasado y con la tierra de origen. En este tipo de nostalgia queda evidenciado el
tipo de integración que viven los migrantes de primera y segunda generación. Para
explicar este tipo de nostalgia, me apoyo también en los postulados de Kalcik (1984)
quien afirma que las primeras generaciones de migrantes muestran una mayor
resistencia para incorporar platillos e ingredientes a su repertorio. Esta afirmación la
ejemplifica Vanessa, quien emigró hace más de 25 años cuando era una niña y qué
ahora es asistente de contabilidad en un restaurante mexicano:

“Mi suegro veo que siempre hace su salsa, siempre compra tortillas. Creo
que hay un cambio que se ve de generación a generación. Ellos vienen con esa
costumbre de comer mexicano porque pasaron la mayor parte de su vida en México.
Cuando mi papá está haciendo mariscos empieza a contar de cuando los hacía con
mis tíos que están allá en México. Siempre les trae algún recuerdo. Me gusta mucho
escuchar esas historias porque yo casi no conozco a mi familia de México y siempre
mis papás cuando cocinan algo de allá, empiezan a acordarse de historias y de su
familia”.

Este tipo de nostalgia concuerda también con la clasificación que propone


Wilson sobre la nostalgia trasladada. Esta es una nostalgia que no se experimenta
de primera mano, pero que el contexto familiar obliga a asumir. Este tipo de
nostalgia se presenta en segundas generaciones de mexicanos. Representa una

59
nostalgia adquirida o heredada culturalmente que no involucra un sentimiento de
pérdida o desplazamiento experimentado en persona. Siguiendo con la historia de
Vanessa, quien trabaja en un restaurante de cocina mexicana dirigida a clientes
anglos, me comentó lo siguiente cuando le pregunté sobre su opinión de la comida
donde trabajaba, al reflexionar sobre toda la oferta de comida que se vende como
mexicana en Houston:

“A mis hijos les quero inculcar que sepan distinguir una buena comida
mexicana. Es más, hasta les voy a decir que nacieron en México. Creo que es
importante porque ellos son tercera generación. Hay que mantener el vínculo y
enseñarles las tradiciones como la comida, porque mi esposo y yo somos de México;
ellos ya serán de aquí, te sientes como de aquí, pero si no tienes esas raíces o no te
inculcan que vienes de México, se te olvida. Y no quiero que se les olvide, por eso
creo que con cosas como la comida, es buena manera de no olvidar.”

Por último, incorporo la clasificación de la nostalgia por el presente


propuesta por Appadurai (2001), ampliando el postulado de Jameson (1989), que
observa a la nostalgia como una construcción social que se habilita gracias a los
flujos de personas, información, los discursos mediáticos y publicitarios, que crean
en el sujeto del mundo contemporáneo la idea de revitalizar el pasado a través de
imágenes, mensajes y mercancías. En materia alimentaria, y específicamente en lo
que concierne a esta tesis, esta clasificación puede explicar cómo el
transnacionalismo restructura los repertorios alimentarios al incluir productos que
no necesariamente tienen que ver con la cocina mexicana, pero que en cambio
representan para los migrantes un consumo nostálgico. Y es que como afirma
Appadurai:

En el presente el pasado ya no es más un territorio al que volver en una simple


política de la memoria. Pasó a ser un gran depósito sincrónico de escenarios
culturales, una suerte de elenco central transitorio, al que legítimamente se puede
recurrir…(2001:44).

Mientras me enseñaba la disposición de los restaurantes mexicanos en una de


las zonas de Houston con más densidad de población mexicana, Araceli qué trabaja
en el departamento de membresía en un hipermercado de productos mexicanos me
comentó: “Andábamos buscando unas hamburguesas como las que hacen en

60
México, nos dijeron que por aquí pusieron un puesto y que habían puesto incluso su
letrero de coca cola con la hamburguesa y los chiles en vinagre como allá en
México, nada más nos dijeron y se nos antojó ir comer”.

Como se observó, la nostalgia es un elemento inherente de los sujetos que


experimentan la movilidad. Por lo tanto, como se puede apreciar, la nostalgia
culinaria es uno de los elementos que constituye la identidad de los sujetos móviles.
Como afirma Pizarro (2010:56): “La migración implica un ir venir, un enseñar y
aprender nuevas formas gastronómicas que impactan en los capitales culturales de
los transmigrantes”. En el siguiente capítulo, expongo cómo las aproximaciones
teóricas aquí enlistadas se pueden visibilizar en un escenario conciso: los restaurantes
mexicanos en Estados Unidos. Posteriormente, en los siguientes capítulos, referentes
al análisis de los datos empíricos, se ejemplifica y se profundiza sobre la aplicación
de este concepto para analizar las subjetividades que rigen la preparación de
alimentos de los migrantes mexicanos que trabajan en cocinas de restaurantes
mexicanos en Estados Unidos.

61
62
APARATO METODOLÓGICO

63
64
3.LOS RESTAURANTES COMO
UNIDADES DE ANÁLISIS

65
3.1 Los restaurantes como unidades de análisis en contextos
migratorios transnacionales

Encuadrar una investigación bajo dos fenómenos en constante dinamismo y


con una continua complejización como lo son la alimentación y la migración
transnacional puede caer en el riesgo de perder la brújula del objeto de estudio a la
hora de llevar a cabo el análisis. Asimismo, la complejidad de ambos fenómenos
puede dificultar la selección puntal de las unidades de análisis y los escenarios de
estudio. Si a esto se le añade la particularidad de la magnitud del fenómeno que se
estudia en este trabajo, en el que más de 33 millones de personas que viven en
Estados Unidos refieren ser mexicanos o bien, tener ascendencia mexicana 22, la
complejidad resulta ser más profunda.

Sin negar la importancia de las otras fases del sistema alimentario de la


cocina mexicana en Estados Unidos, en todo momento tuve interés de entrar a las
cocinas de los restaurantes para enfocarme a observar la preparación de los alimentos
y así responder a los principales cuestionamientos que rigen el objeto de estudio de
esta tesis. Como expliqué en la introducción de este trabajo, dada mi trayectoria
profesional y personal como cocinero y como migrante, las cocinas de los
restaurantes representaban un terreno conocido y favorable para recoger información;
desde antes de adentrarme en el campo, debido a mi experiencia previa, tenía la
certeza de que las cocinas son microcosmos incrustados dentro de otros espacios de
por sí segmentados como son los restaurantes, que permiten observar detalladamente
fenómenos sociales que enmarcan la preparación de los alimentos, como la
transferencia de poder, la adquisición de status y las atribuciones y significados que
se confieren a los alimentos mientras se preparan.

Además de las interacciones entre preparadores y consumidores, en las


cocinas de los restaurantes se hacen visibles los flujos de información culinaria y las
maneras de empoderamiento que adquieren los sujetos a la hora de cocinar.
Asimismo, al interior de las cocinas de los restaurantes se puede percibir el cruce de
los saberes domésticos de la cocina mexicana a los terrenos públicos en Estados
Unidos, la operativización del conocimiento culinario y los mecanismos y

22
Según el Pew Research center con datos recogidos entre 2011 y 2013.

67
discursos de validación sobre la autenticidad o no de la cocina mexicana que ponen
en marcha los actores que intervienen en los restaurantes.

A diferencia de la tendencia generalizada de producción científica sobre la


inmigración mexicana en Estados Unidos que ubica sus objetos de estudio en análisis
de miembros de comunidades territorial y geográficamente delimitadas que llegan
a asentarse a otra comunidad igualmente definida, esta tesis ofrece otra mirada para
estudiar los migrantes mexicanos en Estados Unidos. En esta investigación los
restaurantes se presentan como escenarios en los cuales el análisis de centra en las
interacciones y prácticas de un colectivo de actores sociales de la misma
procedencia nacional que confluyen en un escenario. Por tanto, la mirada desde el
cual se observa esta investigación busca, más que los itinerarios migratorios de los
actores, enfatizar las expresiones, quizás íntimas, de la genealogía de la cocina
mexicana en terrenos públicos en Estados Unidos.

Siguiendo la lógica de Marcus de la etnografía multilocal o multisituada23


(1999; 2001), decidí estudiar los restaurantes en tres localidades diferentes. La
diversificación de estos escenarios, en un principio, correspondió a rastrear los flujos
migratorios de mayor tradición histórica de San Luis Potosí que tenían negocios de
comida en Estados Unidos. Sin embargo, debido a la modificación en el objeto de
estudio, los restaurantes se convirtieron los escenarios de análisis principales que
rigen esta investigación por la multiplicidad de fenómenos sociales incrustados
dentro de la preparación de alimentos. En ningún caso pretendí hacer un análisis
comparativo de tres localidades, sino más bien traté de elaborar un estudio de
carácter complementario entre lugares diferentes para observar la fenomenología de
la cocina mexicana desde un ángulo más amplio.

Al principio de la investigación intuía que la ubicación geográfica con


relación a la frontera determinaba de alguna manera las prácticas culinarias de las
cocinas de los restaurantes. Sin embargo, esta percepción se volvió obsoleta una vez
realizado el trabajo de campo. Los restaurantes ofrecen situaciones similares (no por
eso menos complejas, ni con ciertas particularizaciones en cada localidad) que
permiten hacer un análisis general, tomando las cocinas como denominador común.

23
Doy por entendido que multilocal y mulsituada son términos equivalentes, ya que las traducciones
del texto original en inglés varían según el lugar de publicación.

68
Los restaurantes, además de segmentar la realidad social relacionada con el
fenómeno alimentario en la migración al ofrecer un escenario conciso donde se
puede observar cómo se prepara y se consume la cocina mexicana en el ámbito
público de Estados Unidos, se convierten en espacios donde las interacciones son
multidimensionales; hacia dentro del colectivo migrante, son espacios de confluencia
donde se ponen en marcha mecanismos de validación de los sabores y de las
prácticas donde se materializa la identidad alimentaria a partir de las maneras de
preparar y consumir alimentos (Zukin, 2014); son, además, nodos en las cadenas
migratorias laborales que fortalecen la migración y vinculan a los migrantes con sus
comunidades, sus prácticas y sus representaciones relacionadas con el acto
alimentario; y son espacios donde se observa de manera explícita el flujo de
información culinaria que viaja más allá de la frontera norte de México.

Por otro lado, los restaurantes son intermediadores donde se regulan las
interacciones de los colectivos migrantes con las comunidades de recepción; son,
incluso, en algunas ocasiones, las primeras zonas de contacto entre los colectivos de
migrantes con otros habitantes de las comunidades de acogida (Cook y Craig, 1996).
Por ello, los restaurantes pueden asumirse como instituciones que rigen las
interacciones entre los migrantes y el resto de los habitantes de la comunidad donde
se insertan, ya que como dice Calvo (1982), los platillos étnicos son mediadores
culturales con la comunidad de acogida.

La comida mexicana, lejos de ser la excepción de la afirmación anterior , está


posicionada dentro de las comidas étnicas más consumidas en Estados Unidos
(Pilcher, 2012; CDH Expert, 2014). Incluso, sin querer caer en generalizaciones,
gran parte de la especificidad de los mexicanos ante los ojos de los no mexicanos en
Estados Unidos se construye a partir de su cocina. De esta manera, los restaurantes
no sólo sirven para analizar las relaciones de los otros en relación a nosotros, sino
que, como afirma Medina (2014), se convierten en escaparates étnicos que muestran
las relaciones que se establecen hacia dentro y hacia fuera de los colectivos
migrantes en las comunidades de acogida.

Hassoun (2014), retomando el concepto de Bourdieu de los espacios


socciales, afirma que los restaurantes tienen que ser considerados como espacios
sociales totales que permiten observar no sólo las interacciones de los actores que

69
participan en ellos, sino también la adquisición de estatus, pertenencia y afiliación
política que se manifiestan en estos espacios, al tiempo que pueden asumirse como
registros vivos de las transformaciones históricas y urbanas de los lugares donde se
encuentran. Berris y Sutton (2007), en la parte introductoria del compendio que
editaron sobre las etnografías en los restaurantes, los categorizan como instituciones:

…they form a bustling microcosm of social and symbolic processes focused on the
formation and maintenance of identities in the context of highly sensory
environments. Furthermore, their own configuration as institutions allows us to
analyze, within a segmented environment, how cultural and social issues such as
ethnicity, kinship, memory, resistances and transnationality can be analyzed through
food preparation (2007:03).

3.2 Los restaurantes como espacios de visibilidad en contextos


migratorios

En palabras de Mitchell (2014), los restaurantes étnicos pueden ser


observados como espacios de visibilidad de los colectivos inmigrantes que
representan maneras de apropiación del territorio en las comunidades de acogida. Por
lo tanto, los restaurantes pueden ser entendidos como espacios de relación social de
contacto, así como de hibridación, de creación de elementos “fruto de trayectorias
distintas que se materializan como productos culturales” (Medina 2014: 31).

En un contexto de hipermodernidad alimentaria donde la oferta, la demanda


y los perfiles de los consumidores cambian constantemente (Asher, 2005; Zukin
2014, 2008), las cocinas nacionales han adquirido capacidad para movilizarse y
relocalizarse fuera de donde fueron gestadas originalmente, adquiriendo nuevas
reconfiguraciones que obedecen al contexto global y a las especificidades de los
contextos donde se deslocalizan. En este sentido, Wilk (1999) narra cómo la comida
real de Belice fue conceptualizada como tal en restaurantes de migrantes beliceños
en Estados Unidos y cómo viajó de regreso al país centroamericano para validarse
como la cocina nacional de aquel país. Appadurai (1988), por su parte, explica
como la comida nacional de la India, asumida como tal, puede explicarse en parte

70
por la redacción de libros de cocina escritos por emigrados hindúes que se
popularizaron también en aquel país asiático.

Los estudios enlistados ayudan a explicar cómo en contextos de migraciones


transnacionales las cocinas nacionales que son reproducidas lejos de donde fueron
gestadas, comúnmente son alteradas para homologarse a los paladares y estándares
de los lugares de acogida. Las transformaciones suscitadas en la manera en que se
confeccionan los alimentos, así como en la gramática culinaria (Cfr. Contreras y
Gracia, 2005) pueden entenderse, además de estrategias meramente comerciales,
como mecanismos de inclusión y aproximación con la comunidad de llegada. Son a
su vez, una prueba de validación en la colectivización de la memoria sensorial de los
migrantes para establecer parámetros de autenticidad en términos alimentarios. En
definitiva, los restaurantes son espacios idóneos para observar lo que Hassoun (2014)
llama la negociación de los gustos y las implicaciones sociales que conlleva este
fenómeno.

Aunque la composición del espacio del restaurante permite, per se, observar
una realidad segmentada, es preciso apuntar que, dentro de los restaurantes, se
perciben dos ambientes distintos con tiempos, ritmos, jerarquías y estructuras
diferentes: la cocina y el servicio o la sala. La diferencia en la composición de la
estructura de los restaurantes ayuda a segmentar el análisis facilitando la observación
en distintos campos de la preparación y consumo de los alimentos. Esta división
inherente a la estructura resulta de especial provecho para centrar el foco de análisis
de este trabajo.

Si bien diversos estudios muestran como los restaurantes étnicos son espacios
que buscan visibilidad y cómo estos se convierten en instituciones donde se articulan
las relaciones entre los miembros de la comunidad de acogida y el colectivo de
migrantes (Basu, 2002; Gabaccia,1998; Janowsky ,2012; Parasecoli, 2014; Matus,
2009;) , pocos son los estudios que han fijado su atención en lo que pasa al interior
de la cocina. El volumen que editaron Berris y Sutton (2007) muestra, a partir de
distintos casos, cómo el restaurante ofrece un capital exponencial para realizar
investigación social. Fine (2009; 1995) explora el interior de las cocinas y analiza la
retórica utilizada en los discursos de los cocineros mientras se desarrolla la labor
culinaria.

71
3.2.1 Look behind the kitchen door. 24 El capital operativo y simbólico
dentro de las cocinas de los restaurantes

Aunque cada vez más desde los frentes académicos, periodísticos y turísticos
se percibe un interés por conocer las manos que preparan los platillos dentro de los
restaurantes, en el caso de los restaurantes mexicanos en Estados Unidos, o al
menos en aquellos que no corresponden al círculo de los restaurantes gastronómicos,
lo que pasa al interior de las cocinas es terreno desconocido con sujetos
generalmente ignorados. Sin embargo, la cocina como espacio social representa un
campo de oportunidad para desentrañar cómo se gesta el conocimiento culinario y
cómo se generan desde el interior de las cocinas mecanismos de validación para
negociar la autenticidad de la cocina mexicana que se prepara en aquel país. En un
sentido más amplio, analizar las cocinas de los restaurantes sirve también para
redefinir que es ser mexicano y comer mexicano en Estados Unidos.25

Las estructuras de los restaurantes permiten observar cómo ciertas prácticas,


más allá de tener funciones sociales, pueden estar regidas por un orden evocativo
cuando el contexto lo favorece. Este tipo de fenómeno obliga también a analizar los
significados que los colectivos de preparadores le confieren a dichas prácticas. Por
ello, el análisis de las cocinas de los restaurantes permite, como afirma Parasecoli
(2014), analizar los floating signifiers26 que impactan en la cocina.

Los aspectos significantes pueden ser observados en relación con la nostalgia


y la deslocalización en las atribuciones conferidas a los ingredientes, los platos,
técnicas de cocción, intercambios comerciales y las prácticas de consumo que se
generan al interior de las cocinas. En definitiva, estas resignificaciones adoptan,
crean y modifican los sistemas culinarios inherentes a la cocina mexicana,
otorgándole especificidad a su ejecución cuando se prepara en Estados Unidos.

24
Tomo prestado el título del movimiento de reivindicación y dignificación de la labor culinaria en la
industria alimentaria en Estados Unidos, surgido en el 2011.
25
Me inspiro en la frase que da nombre al artículo de F. Xavier Medina “ Ser vasco y comer vasco en
Cataluña” en Gracia M. (coord.)(2002) Somos lo que comemos. Estudios de alimentación y cultura
en España. Barcelona: Ariel
26
Inspirados en el concepto de Laclau y entendidos como “elements whose temporary meaning and
place within a cultural ecosystem are established and constantly modified by the emergence of new
situations and different centers of interest as well as by power negotiation within these shifting
contexts”(Parasecoli, 2014:424)

72
En las cocinas de los restaurantes también se visibiliza lo que Parasecoli
(2014) llama la competencia culinaria, que da pie a lo que en los capítulos
posteriores exploro y analizo bajo concepto de sazón, y cómo este puede ser
percibido en términos de agencia dentro de las cocinas. Parasecoli articula la noción
de competencia culinaria y la entiende como un equipo de habilidades adquiridas a
través de experiencias y prácticas encarnadas que le dan sentido al modo de preparar
y consumir alimentos en un contexto migratorio gracias a la memoria individual y
colectiva (2014: 417). Las cocinas de los restaurantes, por tanto, permiten al
observador analizar la manifestación material de esta competencia culinaria y
entender cómo se particularizan los modos de ejecutar y asumir la cocina mexicana
en Estados Unidos.

El espacio de preparación de alimentos permite analizar las prácticas, normas


y representaciones que giran alrededor de la comida y la posición que asumen los
cocineros sobre las maneras de preparar alimentos que dejan ver una opinión
colectiva sobre el sincretismo que enfrenta la cocina mexicana en Estados Unidos.
No sólo en el plano material, sino también en la expresión de los aspectos simbólicos
que se manifiestan en ese espacio y su repercusión en las maneras de cocinar, en la
cocina de los restaurantes se evidencia la ubicación del sentido de lugar en la
experiencia migratoria y las resignificaciones de las prácticas en un contexto de
dislocación. Como afirma Parasecoli (2014, 432):

Every ingredient, each dish, the meal structure and all elements forming a culinary
culture are connected. They are influenced not only by the past, frequently
interpreted and practiced as tradition, but also with new occurrences resulting from
both internal dynamics ant the incorporation of external elements. As a result,
meanings attributed to food are never completely defined.

Las cocinas se convierten en los escenarios para la proyección de las


memorias compartidas, promoviendo la construcción de comunidades de práctica
(Wenger, 2001) que se rigen a partir de la expresión y colectivización de las
memorias sensoriales para dar paso a la creación y al conocimiento culinario que
habilita la reproducción de platillos en contextos migrantes En las cocinas, la
colectivización de los recuerdos en la práctica, da el sentído de comunidad a quienes
participan ella. En efecto, como afirma Janowsky (2012:179), “shared memories of
iconic foodways may be the subject of creative constructions of social groups in a

73
new home”. Por ello, los restaurantes son lugares donde se puede visibilizar el orden
simbólico de las prácticas culinarias. En estos escenarios la comida va más allá del
simple hecho de recordar México, ya que devienen en una forma material del
vínculo con el pasado y con la comunidad de origen al tiempo.

3.3 Los restaurantes mexicanos en Estados Unidos: de nodos


migratorios laborales a espacios sociales transnacionales

Desde un ángulo más amplio, los restaurantes permiten analizar los flujos
migratorios y algunas de las cadenas laborales más recurrentes de mexicanos en
Estados Unidos. Los restaurantes pueden ser analizados como nodos o eslabones en
las cadenas migratorias que fortalecen la circularidad y favorecen el carácter
transnacional de la migración mexicana, ya que, como se verá en los capítulos del
trabajo de campo, constituyen uno de los primeros puntos de arribo en Estados
Unidos. Tomo el concepto de nodo o punto nodal que Rivera Sánchez (2010:37)
utiliza para analizar el aspecto laboral de circuitos migratorios. La autora se refiere a
los nodos como espacios físicos o simbólicos que articulan y distribuyen los flujos
de personas, dinero, capital y bienes simbólicos, que además, permiten las
interconexiones entre las trayectorias migratorias y laborales en el contexto de
migración transnacional Mexico-Estados Unidos.

Considero oportuno complementar el concepto anterior con la propuesta de


Malgesini y Giménez, (2000:58) que ofrecen una definición de cadena migratoria.
Para dichos autores, las cadenas migratorias implican la transferencia de
información y los apoyos sociales y económicos que circulan entre familiares,
amigos o paisanos que facilitan la inmigración. Estas cadenas, según los autores,
pueden conformar las redes migratorias transnacionales.

En diversas ocasiones, en los restaurantes los migrantes establecen los


primeros contactos con connacionales emigrados y reciben capacitación laboral para
replicar posteriormente los conocimientos adquiridos en otros lados dentro de
Estados Unidos, o bien, en el mejor de los casos, establecer sus propios negocios de
alimentos. Las cadenas y las redes migratorias laborales de la preparación de

74
alimentos pueden explicarse dadas las condiciones históricas de la migración
mexicana hacia Estados Unidos.

Por acuerdos gubernamentales, en la primera mitad del siglo XX se favoreció


la migración mayoritariamente masculina y su inserción al mercado laboral del otro
lado de la frontera desde el Programa Bracero entre 1940 y 1960. Lo anterior,
además de determinar los sectores de los campos laborales de recepción de
mexicanos, promovió el establecimiento y la prevalencia de redes migratorias que
siguen vigentes. Estas redes no sólo establecieron los puntos estratégicos de
recepción e inserción laboral sino que “consisten en lazos que vinculan a los
emigrantes y no emigrantes dentro de un entramado de redes sociales
complementarias y de relaciones impersonales que se sostienen gracias a un conjunto
informal de expectativas recíprocas y de conductas prescritas” (Chavez, Granados et
al; 2011:21).

A partir del término del Programa Bracero en 1965 y durante las siguientes
dos décadas al cambiar el status migratorio de trabajadores temporales a
indocumentados, se obligó a los trabajadores mexicanos que decidieron quedarse en
Estados Unidos a ingresar a otras áreas laborales diferentes a la construcción de vías
de ferrocarril y al sector agrario27. Es por ello que en esta etapa se registra un ingreso
importante de hombres al sector de la construcción y de servicios, sobre todo de
hoteles y restaurantes. El ingreso a estos sectores, especialmente en el sector de
servicios, se puede entender por las siguientes razones: la poca capacitación
requerida para la ejecución de la labor y el poco nivel de inglés necesitado para la
misma. Además, el contexto estadounidense, a partir de 1960, exigía mano de obra
cada vez más barata en estos sectores, con lo cual los migrantes mexicanos
encontraron un nicho laboral donde acomodarse (Hondagenau-Sotelo; 1994).

Hirai (2009) afirma que la primera ola migratoria después del Programa
Bracero tuvo serias dificultades respecto a la asequibilidad de productos mexicanos
en Estados Unidos que permitiera a los migrantes reproducir las prácticas de la
comunidad de origen y que, por ello, al establecerse de manera definitiva en Estados
Unidos y contar con el capital necesario, algunos mexicanos optaron por el

27
Resulta oportuno señalar que a partir de la implantación de la ley IRCA en 1986, se sancionaría
aquellos empleadores que ocuparan trabajadores indocumentados.

75
autoempleo poniendo negocios de comida y productos mexicanos. Por su parte,
Portes y Rambaut (2009), mediante un estudio que delinea las características de los
inmigrantes en Estados Unidos, señalan que a partir de la regularización del status
migratorio con la ley IRCA después de 1986, se permitió a muchos mexicanos
además de la reunificación familiar, la posibilidad de convertirse en pequeños
empresarios que establecieron negocios donde diversos integrantes de la familia
podrían participar28.

Los restaurantes mexicanos se convirtieron, así, en una fuente recurrente de


empleo familiar que se fue diversificando hasta constituir una serie de redes
complejas que vinculan a los sujetos migrantes con México. Para los migrantes
permanentes el tener un negocio propio les permite poder establecer redes
transnacionales que permiten nutrir las redes migratorias al requerir y surtir la mano
de obra con miembros de las mismas comunidades de donde los propietarios son
oriundos. Debido a lo anterior, los restaurantes familiares y de pequeña escala29
deben su éxito a que las estructuras y los tipos de organización laboral permiten la
flexibilización en cuestiones legales. Además se favorece el establecimiento de
dinámicas “fáciles” de trabajo al ser personas conocidas o recomendadas y tener
rasgos culturales, como el idioma y el tipo de organización laboral (Basu, 2002).

Generalmente el trabajo no demanda habilidades técnicas especializadas, lo


que abre el campo para que la actividad pueda ser desarrollada por cualquier persona.
Y por último, para los dueños, el contratar paisanos representa, además de un
discurso de ayuda o retribución a la comunidad expulsora que mantiene vigente su
imagen y su estatus en dicha comunidad, un control de costos que permite el
desarrollo del establecimiento, al poder negociar las horas trabajadas y las tarifas
salariales.

Al hablar de nodos y cadenas, así como de espacios sociales transnacionales,


es pertinente considerar no sólo a los sujetos móviles, sino a quienes se han
establecido de manera definitiva en Estados Unidos. En este sentido, Hirai (2009)
argumenta que es necesario considerar que estos espacios son “habitados por

28
Cómo se explica en la introducción de este trabajo, la Ley IRCA que pretendía un control
sistematizado de la migración, permitió la legalización de cerca de dos millones de mexicanos además
de las reunificaciones familiares.
29
Más adelante se detallan las características de estos tipos de establecimientos.

76
migrantes, refugiados y residentes inmóviles en ambos países y constituidos por
varias formas de recursos capitales de migrantes y los residentes espacialmente
inmóviles”. Y amplia el concepto de espacios sociales transnacionales retomando a
Faist: “Los espacios no se refieren solamente a sus características físicas, sino
también a las estructuras de oportunidad, a la vida social y a las imágenes subjetivas,
valores y significados que el lugar representa para los migrantes” (2009:70)30. Sin
embargo, conviene cuestionar, ¿por qué los restaurantes pueden ser considerados
como espacios sociales transnacionales?

Hirai (2009: 72) distingue cinco grandes líneas en las que se apoya la
construcción del concepto de espacio social transnacional y algunos otros términos
que comparten características con este. En todos los casos, los enunciados que
postula Hirai, pueden ser aplicados a los restaurantes mexicanos:

1.-La extensión de las relaciones sociales más allá de las fronteras nacionales donde
caben la conformación de los circuitos migratorios, las redes sociales migratorias y
los patrones colectivos de migración. 2.-La circulación de gente, dinero, objetos,
símbolos e información entre las sociedades receptoras y las localidades de origen.
3.-Continuidad en las prácticas sociales y culturales de las sociedades de origen de
los migrantes y el mantenimiento de las identidades locales en las sociedades
receptoras. 4.-La participación de las instituciones políticas, sociales y religiosas que
intervienen en la construcción y fortalecimiento de los vínculos entre los países
receptores y los emisores. 5.- La construcción de nuevos espacios donde se reduce la
distancia social entendida como la simultaneidad en la comunicación, la toma de
decisión y la participación política de los migrantes en ambos países.

El modelo del restaurante como espacio social transnacional permite, por un


lado, perpetuar las redes migratorias en la estructura de llegada, acogimiento,
capacitación y expulsión. Por otro lado, el que se considere un punto de arribo
favorece la reconfiguración identitaria a partir de las memorias individuales y
colectivas que se manifiestan en las dinámicas de intercambio de información

30
Faist (2000:192) define los espacios sociales transnacionales como “…(A) combination of ties,
positions in networks and organizations, and networks of organizations that reach across the borders
of multiple states. These spaces denote dynamic social processes, not static notion of ties and
positions. Cultural, political and economic processes in transnational spaces involve the accumulation,
use and effect of various sorts of capital, their volume and convertibility: economic capital, human
capital such as educational credentials, skill and know-how, and social capital, mainly resources
inherent in or transmitted through social and symbolic ties.”

77
culinaria y en las maneras de comer de los preparadores de alimentos y clientes que
se asocian a las manifestaciones de la nostalgia culinaria.

3.4 La diversificación de los restaurantes mexicanos en Estados


Unidos

Como se expuso en la introducción a esta investigación, hasta mayo del 2014,


según el estudio hecho por el CDH Expert, se contabilizaban más de 54 000
restaurantes mexicanos en Estados Unidos. Las cifras difieren ampliamente con el
dato proporcionado por la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y
Alimentos Condimentados de México (CANIRAC) que para el 2007 contabilizaba
más de 90, 000 establecimientos de este giro en Estados Unidos. La disparidad en
las cifras puede obedecer a la diferencia de clasificación en los criterios de
contabilización ya que el CDH solo toma a los negocios claramente establecidos,
dejando de lado las taquerías móviles y otro tipo de establecimientos que no entran
en las categorías de restaurante de servicio completo, o restaurantes de servicios
limitados.

El panorama alimentario de la oferta culinaria mexicana tiene un amplio


espectro de caracterización. Pilcher (2012) advertía sobre la industrialización de los
productos mexicanos y su consumo masivo durante el periodo de la Guerra Fria
como la causa principal de la masificación de la comida Tex Mex a partir de esta
época. Por otro lado, el aumento de los flujos migratorios, el intercambio continuo
de información y las homologaciones de la cocina mexicana a los paladares
estadounidenses han favorecido la diversificación en la oferta alimentaria.

La diversificación en la oferta también ha provocado que la autenticidad en la


comida se convierta en valor de mercado recurrente dentro de los restaurantes
familiares. El apego a los sabores que son evaluados bajo el registro sensorial
colectivo, y las asociaciones al pasado y a México, ha sido capitalizado como un
beneficio a la hora de ofrecer comida mexicana dado el contexto de diversificación
en la oferta. Como sugiere Pilcher (2012), la autenticidad en la comida mexicana en
Estados Unidos obedece además a un discurso mercadológico por promover el
turismo gastronómico tanto para mexicanos como para no mexicanos. Para los

78
mexicanos, este discurso es una manera de promover la negociación y legitimización
de los sabores que se asocian a los registros sensoriales. Este valor de mercado,
además de corresponder a una mercantilización de la etnicidad (Cfr. Comaroff y
Comaroff, 2011), provee una estrategia de competencia de mercado a restaurantes
familiares y de pequeña escala que se valida desde el interior de la cocina por parte
de los cocineros mexicanos.

Actualmente, según los datos del CDH, los restaurantes mexicanos


“independientes” representan el 74% de la oferta culinaria mexicana, mientras que el
26% corresponde a cadenas con más de diez sucursales. Asimismo, según este
mismo estudio, la mayor concentración de restaurantes mexicanos se encuentra en la
franja sur del territorio estadounidense, con California y Texas a la cabeza en el
número de restaurantes mexicanos en territorios estatales.

3.5 Tipos de restaurantes de comida mexicana en Estados Unidos

A partir de la información recabada en el trabajo de campo, propongo una


tipología de clasificación de los negocios de comida mexicana que pude registrar en
Estados Unidos. Durante la inmersión al campo pude observar una diversificación
de la oferta de comida mexicana en las tres localidades. Asimismo, en viajes
posteriores a Estados Unidos a otras localidades como San Francisco y Filadelfia,
pude complementar y redefinir esta tipología. Como menciono al principio de este
trabajo, durante el trabajo de campo procuré visitar barrios o zonas de amplia
afluencia mexicana, aunque esta tipología también incluye restaurantes dispuestos en
otras zonas. Las descripciones que se ofrecen responden no sólo a la descripción de
los paisajes alimentarios31 (foodscapes), sino también a entrevistas hechas con
propietarios o trabajadores de dichos establecimientos.

Algunas entidades tanto privadas como públicas de México y de Estados


Unidos proponen clasificaciones más generales para describir la oferta culinaria
mexicana en Estados Unidos. Por ejemplo, el CDH Expert, un organismo privado

31
Para tener un panorama más amplio de la conceptualización de los foodscapes, consultar la tesis
doctoral de Maximino Matus (2012) y el trabajo de Sylvia Ferrero (2002) que se discute en los
capítulos posteriores de esta tesis.

79
que se dedica a colectar datos sobre la oferta alimentaria en Estados Unidos, clasifica
los establecimientos de cocina mexicana en varias divisiones: El Full Service
Restaurant, que ofrece servicio de consumo in situ, con mesas y personal que
atienda y, por otro lado el Limited Restaurant Service, que se refiere al previo pago
de la comida en el mostrador y que no cuenta con personal que atienda en sala.
Asimismo, clasifica los restaurantes en cadenas y negocios independientes y por
último, en servicios rápidos y servicios casuales.

3.5.1 Taco Trucks y negocios móviles

Este tipo de negocios, como su nombre lo indica, están dispuestos sobre una
furgoneta adaptada para la venta de alimentos preparados. Generalmente lo atienden
entre una o dos personas. Algunos tienen rutas de locación establecidas para
disponerse en puntos de consumo estratégicos. Algunos pueden colocar mesas
alrededor, aunque generalmente el consumo se hace de pie. En su mayoría ofrecen
tacos que se preparan al instante, aunque las guarniciones como las salsas son hechas
en las casas de los propietarios. Las personas que llevan el negocio generalmente
están emparentadas de algún modo, siendo más recurrente que sean parejas. La labor
se divide entre el preparador y el encargado de cobrar y servir las bebidas. Algunas
veces este último también es auxiliar en las labores de preparación.

3.5.2 Taquerías o restaurantes familiares

Son establecimientos fijos que son regidos por una familia nuclear con
participación o no de miembros de la familia extensa. Es decir, generalmente está
una pareja compuesta por un hombre y una mujer y posiblemente los hijos, o con
trabajadores auxiliares que generalmente tienen algún tipo de lazo sanguíneo la
pareja. Tiene un aforo de servicio variable y un menú generalmente con pocas
opciones. Las labores culinarias y de servicio están establecidas, aunque pueden ser
flexibles. Es decir, cada actor social tiene una función asignada, aunque puede
intervenir en otras funciones. Tienen un tipo de estandarización nulo en el servicio

80
y en la preparación de los alimentos, aunque están establecidas las labores a
realizar por cada uno de los miembros. No cuentan con planeación estratégica de
menús ni controles de costos y los proveedores pueden ser fijos o no. El menú puede
variar dependiendo de la accesibilidad de los productos utilizados. Este tipo de
establecimientos suele contar con clientes regulares que pueden ser beneficiados con
algún crédito, descuento o con algún tipo de personalización de los platillos. Incluso,
pueden pedir preparaciones fuera del menú.

3.5.3 Restaurantes con sistemas de pequeña escala

Pueden haber empezado como restaurantes familiares que, debido a la


expansión por el éxito y la afluencia, requirieron un mayor número de personal que
puede ser parte de la familia extensa, o bien, que trabaja ahí por relaciones de algún
tipo con los propietarios o empleados del lugar. Generalmente, todos los
trabajadores son mexicanos tanto en la cocina como en el servicio. Existe una
distribución de tareas dentro y fuera de la cocina, y aunque es menos flexible, las
labores culinarias están distribuidas por partidas de trabajo; es decir hay un
encargado de hacer las salsas y las preparaciones frías y hay quien está encargado de
las planchas y los fogones. El aforo suele ser mayor que el de los restaurantes
familiares y pueden tener clientes frecuentes pero que no reciben ningún tipo de
beneficio como en los restaurantes familiares. Suele haber poca estandarización en
las recetas y generalmente el control sobre los costes de producción es inexistente.
Los proveedores son fijos aunque se puede recurrir en algunos casos a proveedores
ocasionales. El menú es fijo y suelen tener dos turnos de cocina.

3.5.4 Restaurantes con sistemas de estandarización profesional

Son restaurantes que fueron planeados bajo estándares profesionales, donde


el volumen de producción suele ser mayor al de los restaurantes familiares y de
pequeña escala. Todas las fases, tanto de la preparación como del servicio, se rigen
bajo estándares ampliamente delimitados que no permiten la flexibilización en la

81
elaboración de las recetas ni en las presentaciones de los platos. En algunos casos
cuentan con manuales sobre las porciones y el procedimiento culinario. Llevan un
sistema de control de costos riguroso y una planeación de menú claramente
establecida. Los empleados suelen ser en su mayoría mexicanos. Generalmente, hay
personal responsable de la gestión y contabilidad del lugar y ofrecen distintos tipos
de servicio (buffette, a la carta, menú de noche , de fines de semana). Los espacios de
trabajo obedecen al de una cocina profesional con cámaras de refrigeración y equipo
de cocinas del tipo industrial.

3.5.5 Restaurantes gastronómicos

Dirigidos principalmente al mercado anglosajón, los restaurantes gastronómicos son


comandados por un jefe de cocina, o bien alguna marca que creó el concepto.
Aunque algunos trabajan con cocinas regionales tradicionales, generalmente se
adhieren a la corriente de la Alta o Nueva Cocina Mexicana. 32 Las partidas de
trabajo están claramente determinadas con tareas y protocolos particulares. Todo está
sistematizado y cuentan con manuales de verificación en la operación culinaria.
Aunque los cocineros suelen ser mexicanos, algunos camareros angloparlantes son
de otras etnicidades. Las porciones y presentaciones de los platos son vigiladas con
sumo cuidado. Suele haber menús temáticos y estacionales. Además del personal de
cocina y servicio, hay jefes de salas, sumillers, responsables de contabilidad y
recursos humanos y, en algunas ocasiones, publirrelacionistas.

3.5.6.Franquicias

Son los establecimientos con los estándares más estrictos en la operativización de la


labor culinaria. Todo está sistematizado y cuantificado de manera minuciosa. Las
operaciones culinarias se reducen, generalmente, al ensamblaje prefabricado de

32
Movimiento gastronómico surgido hacia finales del siglo XX, que se une a la corriente global de la
nouvelle cuisine surgido en Francia a finales de la década de los sesenta. La Nueva Cocina obedeció
también al regreso de jefes de cocina, instruidos en el extranjero, que trataron de incorporar las
técnicas de la alta cocina internacional a los ingredientes y preparaciones mexicanas. Actualmente,
este movimiento ha sufrido de diferentes inflexiones como la cocina evolutiva y la cocina de autor.

82
productos que se confeccionan fuera del establecimiento desde una central
proveedora. Están dirigidas principalmente al mercado anglosajón y tienen un menú
fijo. No hay servicio en sala. Aunque hay encargados, la estructura de la cocina no
muestra diferencias orgánicas entre cocineros y preparadores, ya que al reducir las
preparaciones a ensamblajes de productos, el personal rota entre el mostrador y la
cocina.

3.6 Consideraciones finales del capítulo

En el presente capítulo expuse cómo los restaurantes pueden ser útiles como
unidades de análisis cuando se estudian dos campos complejos como la alimentación
y la migración. Asimismo, expuse cómo los restaurantes son espacios articuladores
en diferentes dimensiones de la realidad social de los colectivos mexicanos en
Estados Unidos. Por un lado, los restaurantes son los nodos migratorios de primer
orden que habilitan la perpetuación no sólo de las redes migratorias, sino también
del modo en que estas funcionan. Por otro lado, los restaurantes se convierten
también en centros de interlocución en la comunidad de llegada hacia dentro y fuera
de las colectividades. Hacia dentro de los colectivos, son espacios de referencia
donde se pueden encontrar sujetos en igualdad de situación migratoria y por tanto,
habilitando un espacio donde se materializa el sentido de pertenencia. Por otro lado,
hacia fuera de las colectividades, los restaurantes sirven como punto de
aproximación a México para los usuarios no mexicanos. En el siguiente capítulo,
expongo el itinerario metodológico que da pie a los resultados que validan estas
aproximaciones teóricas.

83
84
4. ENCUADRE METODOLÓGICO

85
En el presente capítulo presento la estrategia metodológica utilizada para
obtener la información en el trabajo de campo. Aquí presento una descripción de la
inmersión a la cocina y los desafíos que representó utilizar esta técnica en
restaurantes mexicanos. Asimismo, expongo la ruta del trabajo de campo y las
técnicas que complementaron la información obtenida por medio de la inmersión en
las cocinas. Parto de las preguntas de investigación que rigen esta tesis.

Ante un fenómeno migratorio transnacional de gran escala como el caso


mexicoamericano, donde los restaurantes mexicanos se han convertido en nodos de
las redes migratorias gracias a la oferta culinaria en expansión en Estados Unidos,
¿cómo se manifiesta la nostalgia en las cocinas de los restaurantes mexicanos en
Estados Unidos, y cómo ésta determina las dinámicas sociales de estos espacios?
¿Qué pasa con la cocina mexicana cuando se ejecuta en un escenario donde el
contexto, los actores, las prácticas, los significados y la información culinaria se
alinean bajo un orden evocativo debido al desplazamiento? ¿Puede la nostalgia ir
más allá de la expresión de una emoción en un contexto como las cocinas y
traducirse en prácticas culinarias cuando una cocina se deslocaliza de su contexto
original? A continuación presento el itinerario metodológico que utilicé para obtener
la información que respondiera a estas preguntas.

4.1 Supuesto hipotético

En la presente investigación sugiero que la nostalgia culinaria puede


asumirse como un constructo social que configura las relaciones entre los migrantes
mexicanos que trabajan como cocineros y que va más allá de la manifestación de
una emoción. Tal nostalgia culinaria puede percibirse en tres dimensiones del sujeto
migrante: la individual, la familiar y la colectiva. Estas dimensiones no pueden
asumirse en absoluto como excluyentes entre sí, ni pueden percibirse como un
proceso sistemático completamente definido; en todas las dimensiones está presente
un proceso discontinuo de negociaciones que impactan la realidad social del sujeto
migrante en la cocina.

87
4.2 Objetivos

El objetivo principal de este trabajo es explicar cómo se manifiesta la


nostalgia en las cocinas de los restaurantes mexicanos en Estados Unidos y cómo
esta manifestación dictamina las dinámicas sociales dentro de las cocinas de dichos
restaurantes. Asimismo, esta tesis pretende dar a conocer las nuevas
reconfiguraciones en las prácticas culinarias a partir de la expresión de la nostalgia
en restaurantes de cocina mexicana en Estados Unidos. Por último esta investigación
busca explicar cómo se configuran nuevas dinámicas de poder relacionadas a la
preparación de alimentos en restaurantes de comida mexicana a partir de la
expresión de la nostalgia culinaria.

4.3. Trayectoria del trabajo de campo

La obtención de la información se ha basado en la metodología propia de la


antropología social a partir de una aproximación etnográfica. El trabajo de campo lo
llevé a cabo en México y en Estados Unidos entre los años de 2012 y 2013. Con el
fin de recabar, circular y contrastar la información y así poder tener un panorama
general de las condicionantes migratorias que determinan el objeto de estudio de la
presente investigación, desarrollé el trabajo de campo lo largo de tres etapas y en
cuatro escenarios diferentes con observación participante, y lo complementé con
veinte entrevistas semiestructuradas a sujetos relacionados con la preparación de
alimentos tanto en México como en Estados Unidos.

En la primera fase del trabajo de campo llevada a cabo en México durante el


verano del 2012, realicé cinco entrevistas a cocineros migrantes retornados con el
objetivo de rastrear los puntos de recepción en las redes migratorias de mexicanos
que trabajaran en Estados Unidos y, a su vez, como un pilotaje del instrumento que
se aplicaría en las entrevistas en Estados Unidos. Las entrevistas se realizaron de
manera presencial con una grabadora de voz y con un guion de tópicos que detallaré
más adelante. Estas entrevistas se llevaron a cabo en una o dos sesiones a sujetos
que habían regresado a vivir a la zona central del territorio mexicano. Como
mencioné en la introducción de este trabajo, estas entrevistas sirvieron como

88
precursor para trazar las directrices del objeto de estudio y corroborar la selección de
las localidades para los tramos posteriores del trabajo de campo.

Aunque desde antes de empezar el trabajo de campo tenía una preselección


de los escenarios para realizar la observación participante en Estados Unidos que
había establecido con base en datos estadísticos de diferentes fuentes33, las primeras
entrevistas que realicé en México sirvieron como un medio de validación para
confirmar que el problema de esta investigación podía observarse en las locaciones
seleccionadas.

Entre septiembre del 2012 y mayo del 2013, realicé la segunda y tercer etapa
del trabajo de campo que consistió en observación participante dentro de las cocinas
de los restaurantes mexicanos en Estados Unidos. Debido a que en ese punto de la
investigación no contaba con ningún tipo de financiamiento, y que el visado que
tengo para entrar a Estados Unidos me permitía una estancia máxima de seis meses
en aquel país, la observación la llevé a cabo en dos periodos con un regreso
intermedio a México: en el valle de San Joaquín, California34, entre septiembre y
octubre del 2012, y el tramo de Chicago y posteriormente el tramo de Houston, los
realicé en un solo viaje a Estados Unidos entre febrero y mayo del 2013.

Durante la inmersión en las cocinas de los restaurantes mexicanos en Estados


Unidos, fui complementando la observación con entrevistas semiestructuradas con
sujetos que estuvieran directamente relacionados de alguna u otra manera con la
preparación de alimentos en los restaurantes de cocina mexicana. La idea de hacer
entrevistas fue complementar la información que se pretendía obtener mediante la
observación participante durante el trabajo de campo. La relevancia de las entrevistas
recayó en analizar cómo se articulaban los discursos a partir de las prácticas por
parte de los actores involucrados en ellas y así poder explicar los conceptos básicos
sobre los que se articula esta investigación: nostalgia, alimentación y migración

33
Consejo Nacional de Población (CONAPO); Census Bureau, 2011; Pew Center Research 2012;
Mexican Migration Project 2012.
34
Aunque en el Valle de San Joaquín, según cifras del Census Bureau del 2011, el 38% de la
población se identifica como mexicano o de ascendencia mexicana, esta área no representa el mayor
conglomerado de mexicanos en California, que se concentra en el área urbana de Los Ángeles y se
distribuye mayoritariamente hacia el sur del estado. Sin embargo, debido al cambio de dirección que
tomó la tesis que me impidió localizar contactos que pudieran darme la oportunidad de realizar la
observación participante, y a que no tenía contactos directos que me ofrecieran la posibilidad de
hospedaje, opté por ir al Valle de San Joaquín, terreno que conocía con anterioridad y en el cual tenía
contactos cercanos que me permitieron la observación y la estancia en ese lugar.

89
transnacional, como categorías dinámicas que están sujetas a condicionantes
socioculturales de carácter contextual (Giménez, 2009).

4.4 Los actores sociales clave

Los actores sociales clave de esta investigación son los cocineros que trabajan
en restaurantes mexicanos en Estados Unidos. Por ello, la mayor parte de los
informantes cuyas voces aparecen en esta tesis, son o fueron (en el caso de los
migrantes que han retornado de manera parcial o definitiva a México) cocineros en
Estados Unidos. Para hacer complementar la información obtenida de la
observación en el trabajo de campo en Estados Unidos, realicé también entrevistas
semi-estructuradas a propietarios de establecimientos que se refirieran como
restaurantes mexicanos35, familiares de propietarios, trabajadores de servicio en los
mismos restaurantes, clientes frecuentes y trabajadores de empresas trasnacionales
del sector alimentario dirigidas al mercado mexicano en Estados Unidos.

Para la selección de los informantes, utilicé diversos criterios dependiendo de


la relación que guardaban con el objeto de estudio. En el caso de los migrantes
retornados, consideré a los sujetos que hubieran cumplido con los siguientes
requisitos: haber residido en Estados Unidos por más de dos años, haber trabajado
como cocineros en restaurantes de cocina mexicana por un periodo similar y haber
regresado a establecerse de manera permanente en México. El establecimiento de
estos criterios obedece a lo indicado por la literatura actual sobre el dinamismo y la
rapidez cada vez más intensificados de la circularidad migratoria y la amplia
rotación en los sectores laborales por parte de los migrantes mexicanos (Arango,
2003;Alanis 2008).

En Estados Unidos, debido a las características del contexto que imposibilita


el acceso a los actores debido al status migratorio del grueso de los trabajadores de
las cocinas y a los horarios demandantes de las labores culinarias, los criterios de
selección fueron más flexibles. La mayor parte de las entrevistas fueron realizadas a
informantes que trabajaban o tenían que ver directamente con los restaurantes donde
35
En algunos casos, los propietarios son también cocineros, o tienen participación activa dentro de las
prácticas culinarias que se llevan a cabo en la cocina.

90
realicé la observación participante. El resto de los sujetos fue referidos por bola de
nieve a partir de los contactos establecidos por los primeros informantes, o bien, por
contactos previos hechos en México antes de trabajo de campo. Por ello, el criterio
generalizado para seleccionar a los informantes en Estados Unidos fue la relación
directa que guardaban con los restaurantes mexicanos en las localidades
seleccionadas.

La selección de la muestra se apega a los modelos metodológicos sugeridos


por Martínez Miguélez (2004), Galindo (1998) Sierra (1998) Cruz del Castillo et al
(2010), que promueven la utilización de una muestra intencional o de criterios donde
se prioriza el contexto donde se desarrollan los sujetos informantes para poder
establecer unidades de análisis.

4.5. El terreno: de la observación participante a la participación


observante en la cocina

Sí alguna certeza existió antes de empezar esta investigación, fue la decisión


de hacer observación participante en la cocina. Mis experiencias como cocinero en
México y España, así como mi curiosidad investigativa me habían demostrado en
reiteradas ocasiones que la cocina era un terreno fértil para obtener información
sobre fenómenos relacionados con la alimentación y sus cruces con otros temas de
orden social. Además, la cocina representaba un espacio conocido por dónde
moverme; tenía herramientas necesarias para obtener la información sin necesidad de
alterar las situaciones en mayor grado dentro del ambiente de trabajo, debido a que
las mismas estructuras de organización y gestión obligan a establecer relaciones e
interacciones continuas y continuadas por lapsos de tiempo de más de ocho horas
que vuelven accesible la observación.

En el ámbito científico, la escasa literatura sobre etnografías en la cocinas de


restaurantes (Fine 2009; Matus 2012; Merlot 2008; Berris y Sutton 2007; Abarca
2006), representaba un área de oportunidad para contribuir con un estudio que
observara desde adentro las situaciones que se gestan en este microambiente y
articular así, las voces de los protagonistas que participan en la confección de la
cocina mexicana en Estados Unidos. En investigaciones previas (Vázquez-Medina

91
2013a; 2013b) me inspiré en la apuesta metodológica de las charlas culinarias36
propuesta por Meredith Abarca (2007) para recabar información con personas que se
dedican a preparar alimentos. Sin embargo, las voces de los informantes acerca de la
teorización del conocimiento culinario y sus cruces con otros fenómenos de orden
social, evidenciaban la necesidad de ir más allá de un mero análisis discursivo. Por
ello, el acudir a los espacios de preparación para desvelar todas aquellas
reflexiones se volvió imperativo para responder los cuestionamientos inherentes al
problema que se investiga en esta tesis.

Aunque tenía claro lo que tenía que hacer, me enfrentaba al reto del cómo
tendría que hacerlo. Hasta ese punto, el reto que de dimensiones mayúsculas era
conseguir cocinas donde mi intervención no supusiera ocupar una vacante ofertada,
pero tampoco quería ser un sujeto pasivo sin ningún tipo de participación en las
cocinas para no ser un observador pasivo silente, ya que eso implicaría un
alejamiento de la situación real del trabajo y, por tanto, de una posible renuencia de
los informantes para compartir su información.

Debido al diseño de la investigación y al presupuesto con el que contaba, que


suponía estancias de periodos cortos de observación, necesitaba adecuaciones no
previstas en cada restaurante, desde las funciones que tendría que realizar hasta los
desplazamientos para llegar a la hora asignada. Por ello, cada restaurante supuso
estrategias particulares para realizar la observación.

Por lo anterior, la selección y observación en las cocinas tuvo recorridos


distintos y obedeció a diferentes circunstancias. En California, tuve que tomar un
cambio de rumbo inesperado. En un principio, se estableció contacto con migrantes
de San Luis Potosí que tenían varios restaurantes en el sur de California, entre San
Diego y Los Ángeles. Sin embargo, unos días previos al viaje, se me notificó que
no iba a ser posible la estancia ahí. Debido a la facilidad que tenía de contar con

36
Esta herramienta es una conversación informal basada en tres principios fundamentales: primero, la
charla ofrece un espacio para escuchar a sujetos “tradicionalmente silenciados” por las condiciones
del contexto, lo cual representa un espacio de expresión. Segundo, reconoce la validez de diferentes
campos de conocimiento; es decir, se asume que los informantes son expertos en temas de cocina y su
discurso se entiende como la expresión de la teorización de su conocimiento culinario. Para Abarca, el
discurso culinario representa la teorización empírica de la experiencia y la necesidad. Por último, la
autora establece que se debe llevar a cabo en un ambiente de confianza. Es decir, que el investigador
sienta las bases para establecer condiciones que permitan al interlocutor sentirse en un ambiente que le
permita expresar sus subjetividades.

92
familiares que vivían en la ciudad de Merced en el valle de San Joaquín, decidí
emprender el viaje sin tener certeza de las cocinas donde haría la observación.

El conocer previamente la ciudad me ayudó a identificar los posibles


restaurantes donde sería viable la observación. Así, una vez escogidos los
restaurantes que se apegaban a los criterios establecidos, solicité el permiso para
hacer la observación. Afortunadamente, desde el primer restaurante tuve éxito en la
solicitud y después se me canalizó a otro, propiedad de la misma familia. En el caso
de California, desde al principio los actores sociales que participaban en el
restaurante supieron que estaba estudiando en España y entendieron que quería
estudiar la cocina mexicana en Estados Unidos.

En Chicago y en Houston, hubo una planeación estratégica realizada con


mayor antelación gracias a los contactos establecidos desde México. Así, tuve la
oportunidad de escoger el tipo de restaurantes que representaban mayor interés, y
además de hacer entrevistas a otros contactos que también tenían o trabajaban en
restaurantes mexicanos. En el caso de los restaurantes en Chicago, que fueron de giro
familiar, de pequeña escala y gastronómicos, tuve que hablar con los dueños o
gerentes y explicarles en qué consistía mi estudio. Estos a su vez explicaron a los
cocineros que yo era un practicante de cocina mexicana y que estaría por un tiempo
en el restaurante, lo que implicó una capitalización de la experiencia gracias a las
explicaciones que los cocineros me daban en cuanto a la transmisión del
conocimiento culinario y a explorar el cómo los cocineros teorizan dicho
conocimiento.

En todos los casos pedí que no se me otorgara ningún tipo de concesión en los
horarios. Por lo tanto, laboraba entre 8 y 10 horas diarias con un día de descanso a
la semana. Fue un trabajo no remunerado, aunque en algunos restaurantes me dieron
una compensación económica. En otros más, después del trabajo de campo me
solicitaron hacer un diagnóstico sobre la situación de la cocina, para mejorar las
áreas de oportunidad de los restaurantes. Aunque los dueños o gerentes sabían mi
situación y las razones por las que estaba haciendo estancias temporales en las
cocinas, les pedí no comunicárselo a los cocineros para que la observación
participante fluyera sin incidentes, y así poder observar y analizar las cargas

93
afectivas que tenía la conceptualización y transmisión de los saberes de la cocina
mexicana.

Sin embargo, ya en el terreno de la cocina, la observación tuvo algunas


complicaciones. En todos los casos tuve que pasar pruebas de validación para la
inclusión dentro de las dinámicas del colectivo por parte de los cocineros y del
personal de servicio (algunas de las cuales se encuentran analizadas en el capítulo
siete de esta tesis). Dado el contexto social que permite muchas veces la contratación
de personal con situación migratoria irregular, en todos los casos lo primero que los
cocineros me preguntaban era que si yo “tenía papeles”. Cuando les decía que tenía
un visado de turista, generalmente interponían cierta distancia conmigo, o se
mostraban renuentes a compartir información. En otros casos, después de romper el
hielo varios días después de haber empezado la observación, algunos me
comentaron que al principio creían que yo era un tipo de infiltrado impuesto por los
dueños o gerentes para evaluar el desempeño de las funciones de los cocineros; hubo
incluso quien confesó haber pensado que yo era un representante de la agencia
migratoria en busca de migrantes indocumentados.

Otra constante que dificultó mi inclusión dentro del colectivo era mi situación
de “practicante”. A pesar de que los últimos estudios sobre los perfiles de los
mexicanos migrantes (Cf Alanis 2008) señalan que, cada vez más, los migrantes
cuentan con mayor grado de escolaridad a la hora de migrar, en la cocina la mayoría
del personal tiene truncos los estudios básicos (Arango, 2003). El ser practicante
implicaba suponer que yo estaba estudiando para ser cocinero. Algunos de los
cocineros, después de romper el hielo y ganar confianza, me confiaron su deseo de
poder seguir estudiando. En este sentido, un agravante fue el desconcierto de los
cocineros por mi decisión de hacer estancias en restaurantes familiares o de pequeña
escala y no elegir solo restaurantes gastronómicos o de alto standing.

Otra de las grandes dificultades que representó este tipo de observación fue
el registro de la información. Gran parte de la información que se analiza en este
trabajo se recabó mientras se compartían tareas conjuntas con los cocineros. Es
decir, mientras se hacía el mise en place para el servicio. Mientras se hacían las
salsas, se deshebraban pollos, o se picaban vegetales para las preparaciones previas,
se entablaban largas conversaciones que son analizadas en esta tesis. En este sentido,

94
en esta investigación corroboré que el momento idóneo para la obtención de
información era en la etapa de pre- producción antes de que se abriera el servicio al
cliente, debido a la disposición de tiempo y a las características de las tareas que
implicaban una inversión de tiempo y poca atención a la tareas que se estaban
realizando.

De estas experiencias es preciso señalar el rumbo que tomó la observación.


Aunque se tenía previsto hacer una observación participante, el trabajo de campo,
debido al contexto laboral que implica la labor culinaria, finalmente fue una
participación observante. Hammersley y Atkinson (1994:109), retomando las
aproximaciones de Junker y Gold, aclaran los diferentes grados de observación que
pueden ocurrir en el trabajo de campo. Así, los autores señalan que el rol del
observador puede oscilar entre totalmente participante hasta remitirse a ser solo
observador. En la primera posibilidad, el observador puede convertirse totalmente
en participante y sus labores como etnógrafo pertenecen ocultas. Ferrándiz (2011)
aclara que en el campo, el observador oscila entre diferentes grados de participación
durante el tiempo que se adentra en el contexto. En mi recorrido por el trabajo de
campo, debido a los requerimientos propios del funcionamiento de las cocinas, la
observación participante se convirtió, casi siempre, en participación observante.

Dado el contexto de las cocinas donde se exige un trabajo bajo presión del
tiempo, la recogida de datos implicó una serie de estrategias para obtener los datos.
Las experiencias previas en investigación etnográfica me habían demostrado cómo el
empleo de la grabadora de voz puede alterar la situación o incomodar al informante
al obligarlo a interrumpir las labores que desarrolla. Por ello, utilicé un teléfono
celular con grabadora de audio, que ponía cerca del área de preparación. En otros
momentos, cuando era imposible disponer del celular y sucedía alguna situación de
interés, me apartaba del área de preparación y registraba lo sucedido reproduciendo
la conversación y las situaciones en voz propia grabándolas en el móvil en el
almacén, la cámara fría o bien en los baños para empleados. En todos los casos, al
final del día o de la estancia en los restaurantes les recapitulé a los involucrados las
situaciones que se narran en esta tesis y pedí su aprobación para aparecer en este
trabajo.

95
En las tres localidades, la ubicación física de los establecimientos implicó un
recorrido, ya sea en tren o en camión de más de una hora hasta donde me hospedaba.
Después de la jornada laboral durante el regreso, recapitulaba todos los sucesos del
día y los vaciaba a mi diario de campo. Por las noches, contrastaba lo registrado en
el audio con las notas del campo, e intentaba comparar y verificar mis notas para
construir el registro global de la observación.

Finalmente, la relevancia de esta técnica también tiene que ver con la


obtención de la información a través de mi propio cuerpo. Con esta técnica descubrí
que la información no sólo viene de observar, también implica sentir el contexto. Los
olores y los aromas desplegados, los gestos técnicos que fui incorporando de manera
consciente e inconsciente, fueron medios de explorar la aproximación al campo y
corroborar cómo la cocina es un terreno fértil para la obtención de información.

4.6 Las entrevistas semiestructuradas

Para complementar la información obtenida de la observación en el trabajo


de campo en Estados Unidos, realicé veinte entrevistas semi-estructuradas a sujetos
clave en los lugares donde se hizo la observación: cocineros, propietarios de
establecimientos, familiares de propietarios, trabajadores de servicio en los
restaurantes, clientes frecuentes y trabajadores de empresas trasnacionales del sector
alimentario dirigidas al mercado mexicano en Estados Unidos. Todas las entrevistas
se realizaron de manera presencial con una grabadora de voz y un guión de tópicos.
En algunas ocasiones la entrevista iba seguida por los platillos estrella de los
restaurantes. En las ocasiones donde se acompañaba la entrevista con comida, el
expresar mi opinión del sabor de los platos me sirvió como punto de partida para
empezar las entrevistas.

La mayoría de las entrevistas se llevaron a cabo in situ dentro de los


restaurantes. En los casos que los informantes eran parte de la organización
operativa, fueron grabadas fuera del horario de trabajo, o bien dentro del margen de
los descansos. Otro sector de informantes fue obtenido después de monitorear en
cada locación los establecimientos de venta de comida preparada o restaurantes más

96
referidos por los mismos connacionales que habitaban en las tres localidades. En
estas entrevistas también se utilizó un guión de tópicos que se adaptaba al perfil del
informante y a la relación que guardaba con el objeto de estudio que se investiga.

El guion de tópicos responde a los planteamientos propios de una entrevista


semiestructurada, la técnica que utilicé durante todo el trabajo de campo. El guion de
tópicos permite adecuar las preguntas a los perfiles de los informantes, siguiendo
siempre las categorías previamente establecidas (Martinez Miguélez, 2004; Cruz del
Castillo et al, 2010; Mucchielli, 1996). Cuando en el objeto de estudio está implícita
la expresión de las representaciones sociales, Sierra (1998) defiende la utilización de
este instrumento ya que facilita la expansión narrativa de los sujetos que muestran
un especial interés por las construcciones conversacionales como vehículos de
cohesión ideológica en la construcción de las identidades.

Para validar y afinar el instrumento, se hizo un pilotaje del guion de tópicos a


individuos que cumplían parcialmente los criterios establecidos en las categorías de
análisis, tal como lo sugieren los autores mencionados anteriormente. Este pilotaje
se aplicó a personas que habían experimentado el fenómeno migratorio, con algunas
similitudes a los perfiles de los sujetos pero que no cumplían en su totalidad los
criterios establecidos por el investigador. Esta forma de validar el instrumento es
propuesta, entre otros autores, por Ferman y Levin (1979) quienes sugieren que,
para garantizar la claridad y concreción en las categorías de los tópicos a utilizar, se
debe aplicar un muestreo del muestreo que garantice la inteligibilidad de los tópicos
a la hora de la obtención de la información. Vázquez Sánchez (2009) apunta la
pertinencia de aplicar una prueba piloto aplicando el instrumento a unos cuantos
casos para corregir lo que no sea entendible o lleve a responder lo que no se requiere.
Sandín Esteban (2000) hace una recopilación exhaustiva sobre los criterios de
validación en investigación cualitativa donde señala, entre otras maneras relativas a
la operativización de criterios de validación de rigor en la investigación cualitativa,
la validación desde los participantes como una opción pertinente de validación
apegada al rigor científico.

La realización de las entrevistas obedeció a analizar la complementariedad


entre las prácticas y los discursos de los actores clave que participan en esta
investigación. Las entrevistas fueron de suma utilidad para observar la construcción

97
de los discursos a resultados de las prácticas. Asimismo, debido a la particularidad
de hablar de temas que implican narrar eventos del pasado y de campos quizás
considerados como íntimos de los sujetos, las entrevistas, muchas veces se
convirtieron en charlas de catarsis para narrar la experiencia migratoria.

4.6.1 Modelo del guion de tópicos para las entrevistas


semiestructuradas

1. Historia de la trayectoria migratoria.


1.1 Factores individuales, comunitarios y contexto para la decisión de
migrar.
1.2 Flujos migratorios: Punto de recepción, personajes claves en la llegada y
elementos determinantes en la trayectoria migratoria.
2. Inmersión en el sector laboral de la preparación de alimentos.
2.1 Factores y personajes clave para ingresar como cocineros en restaurantes
mexicanos.
2.2 Historia laboral. Conexiones. Cargas axiológicas para las conexiones
interétnicas.
2.3 Aprendizaje y teorización del conocimiento culinario empírico a través de
la expresión de recetas utilizadas.
2.4 Dinámicas de poder referidas en la preparación de alimentos. Puntos de
tensión recordados asociados a la preparación de alimentos relativos al
género y a la jerarquía dentro de las cocinas.
2.5 Relaciones entabladas referidas con el contexto del restaurante y vínculos
con la comunidad de origen.
3. Memoria culinaria
3.1 Memoria individual. Cargas afectivas asociadas a personas y lugares del
pasado relacionadas con la elaboración de productos. Primeras
aproximaciones a la cocina. Memoria sensorial y asociaciones referidas.
3.1.1Recreación y replicación de recetas. Teorización del conocimiento culinario
empirico.
3.2.4 Materialización de la añoranza. Cruces e intersecciones de los saberes y
procesos de las cocinas privadas a las públicas.
3.2.3. Repertorio culinario individual durante el tiempo de migración. Platos tótem.

98
3.2 Memoria colectiva.
3.2.1 Referentes culinarios identificativos de la comunidad de origen.
División y distinción.
3.2.2 Comida cotidiana y comida festiva.
3.2.3 Asociaciones y maneras de comer según fechas específicas.
3.2.4 Dinámicas de comensalidad referidas dentro y fuera del
restaurante con otros connacionales.
4. El retorno37.
4.1 Contexto y factores de decisión del retorno.
4.2 Evaluación de la experiencia migratoria en términos laborales.
4.3 El conocimiento culinario como herramienta de trabajo para la inserción
laboral en el regreso a México. Puntos de tensión.
4.4 Modificaciones en el repertorio culinario individual.
4.5 Revaloración y reconfiguración de los platos tótem. Cargas axiológicas
hacia los nuevos productos.
4.6 Posición y factor de agencia ante la incorporación en el repertorio
familiar inmediato y en el nivel comunitario.
5. Historia del establecimiento38
5.1 Decisión y contexto de la apertura.
5.2 Modelos de funcionamiento. Valoración de los saberes culinarios y
administrativos
5.3 Relación con las comunidades de origen. Posición como punto de
receptor y ampliación del flujo migratorio.
5.4 Relaciones, intervenciones y posiciones familiares en la apertura y
desarrollo del negocio.
5.5 Autoevaluación del éxito, fracaso o puntos críticos del establecimiento
asociados a la preparación de alimentos y su relación con la memoria
culinaria.
5.6 Continuidades y rupturas de los modelos de funcionamiento.
6. Relaciones con los clientes: puntos de referencia identitarios.39
6.1 Cargas axiológicas de la relación entre el personal y con los clientes.
6.2 Situación de satisfacción en el trabajo.
37
Aplicado en el caso de los migrantes retornados.
38
Aplicado a propietarios y familiares de propietarios.
39
Aplicado a personal del servicio.

99
6.3 Antecedentes de aproximaciones a la cocina y al servicio de alimentos.
7. Cargas afectivas asociadas a la experiencia sensorial40
7.1 Convertirse en un cliente frecuente. Relaciones con el personal.
7.2 Tratos preferenciales y paliativos culinarios.
7.3 Dinámicas de comensalidad.
8. Caracterización de los perfiles de los clientes mexicanos.41

4.7 La relación entre el diseño de la investigación y el objeto de


estudio

El diseño de la estrategia metodológica obedeció, en un principio, a seguir la


propuesta metodológica de la etnografía multilocal o multisituada que propone
Marcus (1999; 2001). Para el autor, la etnografía multilocal pretende seguir la
circulación no solo de sujetos, sino de significados, objetos e identidades culturales
que implican desplazamientos y que obedecen, en definitiva, a las condicionantes
contextuales del mundo contemporáneo (2001:111). Algunas investigaciones que se
habían ocupado de estudiar aspectos sociales y culturales con los cuales esta
investigación dialoga y tiene puntos de encuentro en mayor o menor grado por los
ejes temáticos que abordan (como la confección de alimentos mexicanos en Estados
Unidos y su relación con la nostalgia) sugerían la pertinencia y el éxito de seguir
esta estrategia metodológica para la obtención de información (Hirai, 2009; Pizarro,
2010; Matus, 2009, 2012).

El objetivo de esta tesis, sin embargo, no era seguir la trayectoria de los


sujetos móviles en ambos países, lo que implicaría una investigación itinerante que
implicaba un seguimiento de los sujetos entre los dos territorios. Esta investigación
pretendió observar las dinámicas sociales de los cocineros cuando entraban en
acción en el ámbito de la preparación de alimentos, así como las interacciones que
tienen mientras desarrollan su labor y cómo eran influidos por el contexto de

40
Aplicado a los clientes frecuentes.
41
Aplicado a los trabajadores de empresas trasnacionales del sector alimentario dirigidas al mercado
mexicano.

100
circulación de información entre los dos países para expresar la nostalgia en
términos de prácticas culinarias.

En ningún caso pretendí hacer un análisis comparativo entre los escenarios,


sino más bien establecer un orden complementario donde se articularan las categorías
que condicionan el objeto de estudio de esta tesis. Por ello, la etnografía realizada
obedece a considerar los restaurantes como unidades de análisis42 donde se expresa
la nostalgia culinaria en términos de dinámicas sociales asociadas a la nostalgia
mientras se confecciona comida mexicana.

Las consideraciones previas se fundamentan a partir de los estudios de


Hossoun (2014), Fine (2009), y Berris y Sutton (2007). El primero afirma que los
restaurantes son espacios donde se llevan a cabo hechos sociales totales donde se
negocian los gustos. Fine, por su parte, afirma que en las cocinas de los restaurantes
se materializan de manera clara las interacciones de constructos sociológicos
asociados al fenómeno alimentario, como son la organización, la autoridad, el poder,
el género y el status con la producción, preparación, servicio y consumo de
alimentos. Berris y Sutton argumentan que los restaurantes son un microcosmos de
procesos sociales y simbólicos que proveen el contexto adecuado para responder a
cuestionamientos sobre etnicidad, género y distinción enmarcados bajo el fenómeno
alimentario.

Por su parte, Abarca (2006) establece que mientras se preparan alimentos, se


expresa también la manera en cómo el sujeto se plantea su realidad social y establece
su posición cuando se encuentra en un contexto de migración. En esta línea y su
relación con la nostalgia, Stewart (1988) sugiere que la nostalgia tiene que ser
entendida como una práctica cultural, no como un contenido dado; sus formas,
significados y efectos cambian según el contexto donde se desarrolla. Meriot (2008)
analiza a los cocineros y la construcción de su trayectoria como parte de su identidad
profesional. Para la autora, el cocinero que decide dejar los establecimientos de alta
estandarización para trabajar en restaurantes familiares o cafeterías desarrolla un
síndrome de nostalgia que lo coloca en una situación vulnerable: por un lado se
pierde el prestigio social, pero por otro, se mejoran las condiciones de trabajo

42
Como se observó en el capítulo 3 que se ocupa de explicar de manera más amplia la utilidad de
considerar a los restaurantes como unidades de análisis.

101
mientras se puede poner en marcha recetas aprendidas en la esfera familiar. Por
último, Mannur (2007), quien propone el concepto de nostalgia culinaria, argumenta
que esta nostalgia puede ser entendida como una praxis crítica que habilita a los
sujetos otorgar significados culturales a algunas acciones en el ámbito culinario.
Esta práctica, según la autora, obliga a quienes participan en ella a replantear la
territorialidad de las cocinas nacionales en fronteras delimitadas y a articular medios
de validación en términos de consumo y autenticidad.

Aunque el concepto de nostalgia culinaria que propone Mannur (2007) tiene


fuertes conexiones con lo que se expone en esta investigación, es preciso visibilizar
la diferencia en la caracterización del concepto. Por ello, propongo que en las
cocinas de los restaurantes, además de todo lo enlistado anteriormente, se evidencia
la nostalgia como un eje articulador y de gestión de las prácticas culinarias que
dirige las interacciones de quienes participan en ellas cuando se encuadran en un
contexto migratorio. Este fenómenos puede ser apreciado tanto en la dimensión
individual como colectiva del sujeto migrante. Por ello, el diseño de la investigación
requería la puesta en marcha de una estrategia metodológica que combinara varias
técnicas y que se aplicara en distintos escenarios.

4.8 La elección de los escenarios y el contexto social de la


investigación

La selección de los escenarios obedece a la gran tradición migratoria de estas


localidades como punto de arraigo (Cf. Alanis 2008, Arango 2003, Portes y Dewind
2007) y a la gran concentración de mexicanos que habitan en los lugares
seleccionados. De acuerdo con los datos del Migration Policy Institute, el Consejo
Nacional de Población (CONAPO) y el Instituto de Mexicanos en el Exterior, para el
2007 California tenía más de 9 millones de mexicanos, Texas se aproximaba a 5
millones e Illinois, casi 2 millones, de modo que representan los tres primeros
estados en cuanto a concentración de mexicanos en los EEUU.

Para la elección de los restaurantes donde se hizo la observación, seguí el


siguiente proceso: desde México se establecieron contactos en las tres localidades
que referían tener o conocer migrantes que tuvieran o trabajaran en restaurantes

102
mexicanos en alguno de los tres lugares. Posteriormente, contacté por bola de nieve
a migrantes mexicanos permanentes con hasta 40 años de haber migrado para que
refirieran lo que ellos consideraban restaurantes mexicanos de cocina auténtica. Una
vez in situ, asistí en una primera aproximación al restaurante como comensal para
observar y corroborar, en primera instancia, el tipo de comida que se ofrecía, la
distribución de la estructura e instalaciones que me permitieran la inmersión como
cocinero. Asimismo, me interesaba corroborar que el personal fuera
mayoritariamente mexicano y la facilidad en las condiciones para hacer observación.
Estos criterios se aplicaron en los tres lugares y obteniendo un total de seis
restaurantes (dos en California, dos en Illinois y dos en Texas). En los casos donde
solo pude realizar entrevistas, se me permitió observar en una sesión menor de dos
horas el funcionamiento de las cocinas y charlar de manera informal con los
cocineros que laboraban ahí.

Además de la inmersión en las cocinas, realicé una descripción de los paisajes


alimentarios de las tres zonas por medio de visitas periódicas a puntos clave de
confluencia de mexicanos como mercados ambulantes, barrios identificados o
tipificados por habitantes de la zona como barrios mexicanos y negocios étnicos
catalogados bajo el sello étnico mexicano como tiendas de abarrotes, mercados,
panaderías y supermercados. Cada una de las localidades que sirvieron como
escenario de esta investigación refleja distintas perspectivas del contexto asociadas a
los tiempos y los ritmos alimentarios implicados en el objeto de estudio.

4.8.1 El Valle de San Joaquín

El Valle de San Joaquín se caracteriza por la importancia de los mexicanos


como fuerza laboral en los sectores de la agricultura. Según datos de la Universidad
de California43 son más de un millón y medio de mexicanos los que trabajan en el
sector agrícola en California. Este factor determina por completo los tiempos, ritmos
y orden de consumo en restaurantes mexicanos. Asimismo, aunque tiene una
población de mexicanos migrantes permanentes claramente establecida, gran parte

43
Dato recuperado el 29 de mayo de la versión digital del periódico “El país”:
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/29/actualidad/1369852982_153268.html

103
de los mexicanos que se encuentran ahí son migrantes circulares que realizan viajes
puntuales para determinadas tareas (pisca de algodón, almendra y cítricos). La
observación se concretó en la ciudad de Merced y el poblado de Atwater, donde
según lo reportado por los informantes, las dinámicas de consumo son totalmente
dependientes de los periodos de cosecha. Por ello, los restaurantes reportan una
disminución considerable de clientes mexicanos hacia el invierno.

Aunque en la ciudad de Merced se percibe un tipo de conglomeración de


mexicanos en una zona determinada –“Allá del otro lado del puente, donde viven los
mexicanos”44, hacia el sur-este al otro lado de la autopista 99— la dispersión de
restaurantes se encuentra alrededor de toda la ciudad. Sin embargo, mercados
itinerantes como La Pulga, donde se comercializa productos y comida mexicana,
hacen que este sector geográfico sea identificado por mexicanos y no mexicanos
como un punto de referencia de la cultura alimentaria mexicana (Vázquez-Medina y
Medina, 2014).

4.8.2 El área metropolitana de Chicago

En el área metropolitana de Chicago se observa una concentración de


enclaves mexicanos en dos zonas delimitadas del área urbana. Barrios icónicos como
Pilsen y la Villita45 se consolidaron como centros mexicanos hacia la segunda mitad
del siglo XX (Pizarro, 2010). Estos barrios ofrecen no solo una oferta gastronómica
mexicana ilimitada (restaurantes, panaderías, supermercados, cremerías), sino que
también son escenarios donde se visibilizan prácticas alimentarias como el comer en
la calle y la venta ambulante de comida y productos mexicanos. Aquí, la
fragmentación de la cocina mexicana en cocinas regionales y centros de
aprovisionamiento particulares (productos oaxaqueños, poblanos, yucatecos) queda
manifestada en los nombres de los restaurantes que, en su mayoría, aluden a estados
o regiones de México, como el Nuevo León, Los dos Laredos o el Cuernavaca.

44
Cocinera y propietaria de un restaurante.
45
Ambos localizados dentro del área central, hacia el suroeste de la ciudad (Pizarro-Hernández,
2010).

104
Actualmente, hay concentraciones de mexicanos distribuidas en toda el área
metropolitana de Chicago. Sin embargo, la totalidad de los mexicanos con los que
tuve contacto refieren a Pilsen y a La Villita como “pequeños pueblos o trozos de
México en el centro de Chicago”46. En efecto, estos barrios reflejan la
transplantación de la cocina mexicana en Estados Unidos (Pilcher, 2013) donde se
percibe no sólo la recreación de la cocina mexicana, sino también prácticas propias
que se visibilizan en México como la venta ambulante de productos, los puestos de
tacos sobre la calle que ofrecen comida hasta altas horas de la noche, dispuestos en
un paisaje que emula, sin duda, el paisaje alimentario del territorio mexicano.

Aunque pudiera pensarse que el contexto deja clara el deseo de preservar la


comida tradicional, es preciso señalar el movimiento de la gourmetización de la
cocina mexicana que se visibiliza Chicago. Restaurantes de alto standing
comandados por jefes de cocina anglosajones han dinamizado una nueva ola de
restaurantes mexicanos dirigidos a paladares mayoritariamente anglosajones.
Ejemplos como el Frontera, Topolobampo y Xoco, se han convertido en restaurantes
insignia de este movimiento. Este fenómeno, hasta donde pude constatar durante el
trabajo de campo, está ocasionando no sólo la aproximación de paladares no
mexicanos a la alta cocina mexicana que se gesta en Estados Unidos, sino que
también ha atraído a un número considerable de paladares curiosos a los restaurantes
localizados en estos barrios para validar la autenticidad de los sabores, en lugares que
ellos consideran “solo para mexicanos”47 . Por ello, la propaganda de la autenticidad
de la cocina mexicana ha adquirido nuevos matices, no sólo para atraer a clientes
mexicanos (Pilcher, 2012), sino también a los paladares anglosajones que buscan
sabores mexicanos (Ferrero, 2002).

4.8.3 El área metropolitana de Houston

En Houston, la dispersión de mexicanos ofrece diferentes dinámicas de


interés para la tesis en cuanto a la reconfiguración de la cocina mexicana y sus
espacios de visibilidad. Debido a la alta concentración población mexicana en la

46
Cliente frecuente, con más de 40 años de migración.
47
Propietaria restaurante.

105
zona urbana y su contacto con otras cocinas étnicas como las orientales (china,
japonesa, tailandesa y vietnamita), las cocinas centroamericanas (salvadoreña y
hondureña), así como a las opciones disponibles que procuran replicar de manera
fidedigna la comida tradicional mexicana, la cocina mexicana que se prepara en
Houston tiene una caracterización particular.

Si bien hay zonas del área metropolitana, sobre todo ubicadas al norte, y el
“East End” con alta concentración de oferta culinaria mexicana que ha hecho de
estos lugares centros de turismo gastronómico para los propios habitantes mexicanos
que buscan el sabor de México, los habitantes del lugar no refieren algún barrio
como distintivo de la población mexicana.

En Houston, debido a que más del 40 % de la población se refiere como


hispano, la población mexicana ha acaparado la mirada de supermercados
transnacionales como clientes potenciales. Por ello, en el área urbana es visible la
presencia de hipermercados, propiedad de empresas transnacionales que se dedican a
distribuir ingredientes, utensilios y comida preparada para mexicanos. Estas cadenas
se han apropiado también de los discursos de lo auténtico y de la comida de casa para
atraer más clientela. Hipermercados como Mas, Mi tienda y La Fiesta, forman parte
del paisaje urbano en el área metropolitana de Houston.

Por su cercanía con la frontera, Houston también representa un paso obligado


de migrantes temporales que siguen su rumbo hacia otros puntos de Estados Unidos.
Este fenómeno, según lo referido por los cocineros y cocineras de los restaurantes en
ese lugar, hace que la rotación de personal en esta área sea mayor a las referidas en
las otras localidades. Por ello, a diferencia de California y Chicago, en Houston la
presencia de cocinas regionales, si bien no es invisible, no tiene tanta fuerza como
en las otras localidades.

El fenómeno anterior puede explicarse gracias a la exaltación de la comida


Tex-Mex como una cocina propia del lugar, que hace visible que las aproximaciones
de otros paladares ajenos a la cocina mexicana que se confecciona en México
guarden su distancia en busca de la autenticidad Sin embargo, sobre todo en el norte
del área urbana, en barrios con altas concentraciones de hispanos, hay calles que
ofrecen cocinas con especialidades regionales.

106
4. 9 Implicaciones éticas y consideraciones sobre el método

Esta tesis implicó momentos delicados en la obtención de la información, en


lo que respecta a las cuestiones éticas, en múltiples dimensiones. Por ello, más que
oportuno considero necesario exponer tales implicaciones éticas sobre el método
utilizado. En primer lugar y de manera más personal, resultó complicado explorar
aspectos de la vida personal de los sujetos migrantes que favorecían recordar eventos
desagradables, e incluso traumáticos, relacionados con la migración y el
desplazamiento. Gran parte de las experiencias narradas o surgidas en las entrevistas
o que me fueron confiadas durante la labor culinaria, no son consideradas dentro del
análisis de esta tesis. Narrar dichas experiencias, lejos de contribuir a enriquecer este
texto, desvalorizaría y expondría a los actores clave que confiaron en mí para
contarme sus historias.

Aunque el argumento central de esta tesis se enfoque en el análisis de


dinámicas sociales, los recuerdos son parte importante de este trabajo. Muchas veces
las entrevistas terminaron siendo charlas a manera de catarsis para contar la
experiencia migratoria. En el texto trato, en la medida de lo posible, de respetar la
voz y la confianza, y sólo utilizo los fragmentos de utilidad para el objeto de estudio
de este trabajo. Por petición de los actores sociales que me proveyeron información,
algunas partes de las entrevistas fueron omitidas expresamente.

En otro orden de ideas, pudiera parecer que se hizo un tipo de etnografía


encubierta. El utilizar esta estrategia en todas las situaciones obedeció, no a un deseo
de aprovecharme de la condición de los informantes para obtener información de
manera malintencionada, sino porque el contexto la organización y el
funcionamiento de las cocinas así lo determinan. En cualquier caso, es preciso
aclarar que las voces aquí narradas fueron aprobadas para su análisis por parte de
sus autores. Para respetar la confidencialidad de los informantes, y debido a lo
delicado del tema, en ningún caso doy más información sobre los datos personales y
el status migratorio de los informantes. Como aparecen en esta historia, es como
ellos me refirieron que preferían ser llamados.

Como se señala en la sección sobre la observación en la cocina, en algunas


ocasiones el acceso al campo se dio por medio del contacto con los dueños o

107
gerentes; ellos eran los que podían autorizar o no mi estancia en los restaurantes.
Este tipo de aproximación representó legitimar estructuras y jerarquías de poder con
las que no estoy de acuerdo, ya que fomentan abusos y explotaciones laborales, y
que, en cierta manera, contribuyeron a que personalmente me alejara de la práctica
de la cocina de manera profesional. Sin embargo, era la única vía para poder
garantizar el acceso al campo. Este hecho implicó un fuerte dilema ético sobre el
método utilizado. Por ello, y quizás a manera de reivindicación, en esta tesis trato
de articular la voz de los actores sociales que son ignorados en dichas estructuras y
jerarquías, ya que son los últimos en la cadena, y quienes generalmente son los más
propensos a sufrir condiciones deplorables en los restaurantes.

108
SEGUNDA PARTE

109
110
5. DE LA AÑORANZA A LA
AGENCIA: LA MEMORIA
SENSORIAL, LA SAZÓN Y EL
CONOCIMIENTO CULINARIO EN
LA EXPERIENCIA MIGRATORIA

111
Era media mañana de domingo y la taquería estaba llena. En el estrecho
pasillo que unía el espacio del comedor con la cocina, las meseras no
48
lograban organizarse para rellenar los cestos de totopos y los recipientes
con salsa picante que se disponían en el extremo más próximo al comedor
para llevárselos a los comensales de las mesas que acababan de llegar y,
además, discutían sobre las órdenes de tortillas pendientes para algunas
mesas. Ante la evidencia de la desorganización, la dueña del establecimiento
se apresuró a decirles a los dos cocineros en funciones que yo estudiaba
cocina mexicana y que estaría unas semanas auxiliándolos en sus tareas. Los
cocineros, con suma sincronización en sus funciones que simulaban una
coreografía ensayada, ni si quiera advirtieron la notificación. Sin hablar entre
ellos, sacaban con prisa las órdenes que se seguían acumulando en el
comandero.

Una vez pasado el tiempo de mayor actividad, uno de los cocineros se


apresuró a quitarse el mandil, despedirse y retirarse de la cocina. -Es que
debía salir más temprano pero estaba muy ocupado el restaurante. Qué
bueno que vienes a echarnos la mano, porque de aquí al rato estoy yo solo y
hay mucho jale- me comentó el cocinero que se quedó encargado. Después de
enseñarme rápidamente el funcionamiento de la cocina, me preguntó si
alguna vez había estado encargado de la plancha y si sabía hacer tacos, a lo
que yo respondí con una afirmación. -¡Qué bueno! Así tú te pones un rato en
la plancha mientras yo me pongo a hacer el caldo de res que ya se está
acabando- me comentó.

La disposición de la cocina obligaba a trabajar de espaldas uno del otro y la


plancha quedaba a más de dos metros de distancia de la zona de producción
donde él estaba. Saqué algunas órdenes de tacos y poco después, el cocinero
acercándose me dijo: -Sin verte me di cuenta que no eres taquero. No tienes
ritmo con las espátulas para cortar la carne, desde hace rato te escuché. Si
te fijas, los taqueros tienen un ritmo al chocar las espátulas para partir la
carne sobre la plancha. Piensa en un taquero allá en México y cómo cortan
la carne de volada. Pero no te preocupes, sólo es cuestión de práctica- dijo

48
Trozos en forma triangular de tortilla de maíz frita.

113
mientras me enseñaba como agarrar las espátulas y la manera de hacer el
corte certero a los trozos de carne que humeaban sobre la plancha. -Guíate
con el ritmo y verás cómo es más fácil-. Mientras me explicaba cómo agarrar
las espátulas y veía mi dificultad para encontrar el ritmo, me contó que en
México era repartidor de una empresa de galletas y que había llegado hacia
casi quince años a Houston sin saber cocinar, y lo que implicó para él
aprender a ser taquero en Estados Unidos (Houston, mayo 2013).

------

En el presente capítulo analizaré los aspectos individuales de la nostalgia


culinaria que manifiestan los cocineros mexicanos en cocinas de restaurantes
mexicanos en Estados Unidos. Desde esta perspectiva, en este capítulo expongo
cómo la combinación de estímulos sensoriales que se despliegan en la preparación de
alimentos, la activación continua de la memoria corporal 49 (Connerton, 1989) en
unión con la biografía sensorial50 (Vannini et al, 2014), así como las referencias
constantes a los saberes, sabores, prácticas y operaciones culinarias que se exhiben
en México y que se intentan recrear de manera consciente en Estados Unidos, son
las primeras manifestaciones visibles de la nostalgia culinaria en las cocinas de
restaurantes mexicanos en Estados Unidos.

En este capítulo la nostalgia culinaria se entiende como un proceso rector de


la memoria individual. Este proceso comprende el carácter evocativo de la
preparación de comida mexicana; las interacciones dentro de la cocina con otros
sujetos mexicanos en igualdad de condición migratoria; las atribuciones y
significados conferidos a los utensilios con que se preparan los alimentos que
remiten a los cocineros a México y la mnemotecnia51. Los factores enlistados
intervienen para desarrollar un conocimiento culinario que se traduce en términos del

49
Paul Connerton (1989:72) afirma que el cuerpo es un receptáculo donde se inscribe la memoria y
que permite ejecutar ciertas acciones y prácticas aprendidas o percibidas en el pasado y que pueden
ser asumidas como una habilidad para hacer frente a algunas situaciones del presente.
50
Para Vanini et al (2014:41), la biografía sensorial puede entenderse como una serie de registros
sensoriales que tienen significados específicos en la trayectoria de vida del sujeto que los
experimenta. De esta manera, la percepción de los significados conferidos a los estímulos sensoriales
son parte de la individualidad del sujeto gracias a las asociaciones afectivas que le otorga.
51
Entendida como el proceso de asociación mental en las prácticas, para facilitar el recuerdo de una
preparación.

114
desarrollo de una sazón propia que apremia la replicación de los sabores de México.
En esta investigación propongo que cuando se logra capitalizar este conocimiento, la
sazón se convierte en un medio de agencia de mercado y de empoderamiento dentro
de las estructuras laborales de las cocinas de los restaurantes.

5.1 La antropología de los sentidos y los sensory studies como punto


de partida

El estudio de los sentidos como medios de apropiación cultural para


determinar la posición del sujeto en el mundo y las discusiones a las asignaciones
cartesianas de los mismos han sido debatidos y replanteados desde la trinchera de los
sensory studies y la antropología de los sentidos (Stoller, 1989; Classen, 1997; Choo,
2004; Le Breton, 2007; Hsu, 2008; Sutton, 2001, 2007, 2010, 2011; Vannini et al
2014). Como explica Classen, la percepción sensorial no puede ser asumida sólo
como un fenómeno físico, sino que debe ser entendida también como un hecho
cultural: “…sight, hearing, touch, taste and smell are not only means of apprehending
physical phenomena, but also venues for the transmission of cultural values”
(1997:401). En esta línea, para Le Breton(2007:13): “la antropología de los sentidos
se apoya en la idea de que las percepciones sensoriales no surgen sólo de una
fisiología, sino ante todo de una orientación cultural que deja un margen de una
sensibilidad individual.” Por el lado de los sensory studies,52 Vannini et al (2014:15)
justifican la asociación indisoluble entre cuerpo y mente como un todo para entender
la posición del individuo en el mundo: “human sense as well as make-sense”.

En este orden, los procesos de percepción sensorial no pueden ser reducidos a


un simple hecho fisiológico: necesariamente implican prácticas sociales y culturales
que son asumidas y proyectadas desde el cuerpo; y es que como afirma Hsu
(2008:433), “sensory experience is socially made and mediated”. No puede
sobreponerse la primacía de la mente sobre el aspecto sensorial, sino que la
experiencia debe asumirse como un mecanismo donde intervienen de manera

52
A diferencia de la antropología de los sentidos que observa un carácter más integrativo de las
percepciones sensoriales y su relación con el entorno colectivo, los sensory studies centran el análisis
en las apropiaciones culturales de la experiencia sensorial.

115
simultánea las sensaciones y la memoria que pueden también estar enmarcados por
una emoción, si el contexto es el adecuado.

5.1.1 La experiencia multisensorial y la memoria en la preparación


de alimentos en un contexto migratorio

En la preparación de alimentos dentro de la experiencia migratoria, las


remembranzas y reconexiones de experiencias y lugares que se dejaron atrás debido
a la migración juegan un papel fundamental en la cuestión sensorial y la memoria.
Según Marte, “the power of food as communicative resource, as site of narrative
performance and as mediator in cultural encounters, is particularly important for
immigrant communities” (2008:20).

Las cocinas de los restaurantes mexicanos en Estados Unidos son escenarios


donde los recuerdos se activan constantemente gracias a los estímulos sensoriales
que son desplegados mientras se prepara la comida. Estos estímulos remiten a los
cocineros a los platillos que se suelen preparar en México y a los referentes afectivos
asociados a ellos y que, generalmente, se encuentran físicamente. Estos recuerdos,
además de evidenciar la añoranza, guían de algún modo la praxis culinaria de la
cocina mexicana en Estados Unidos. Para ejemplificar estas afirmaciones, me remito
al caso de uno de mis interlocutores en el trabajo de campo: Raúl, un cocinero
retornado después de una estancia de casi veinte años sin regreso a México, me
comentó lo difícil que es no sólo migrar, sino las implicaciones de trabajar en un
restaurante mexicano.

“Al principio, lo que más se extraña es el sazón de la mamá, aunque poco a


poco dejas de extrañar porque te vas acoplando a la vida de allá y vas aprendiendo
a hacer otras cosas en el restaurante, pero siempre es muy duro y vas a tener ese
sazón muy presente mientras estás cocinando…”.

Como se puede apreciar en las declaración anterior las percepciones


sensoriales no pueden ser concebidas como un hecho aislado; actúan en combinación
con la memoria que favorece la activación de una emoción. Como afirma Hsu
(2008:440), “sensory experiences are produced, enacted, and perceived in

116
combination with each other, intertwined with emotion, meaning and memory”. Sin
embargo, considero que Hsu no alcanza a definir bien en qué medida la experiencia
sensorial es impactada por la memoria y las emociones.

Para explicar la relación entre la memoria y la experiencia sensorial y cómo


estas se enmarcan bajo un significado en el plano emocional cuando se habla de
alimentación, recupero las reflexiones de Lupton (1996:32), que explica:

There is a strong relationship between memory and the emotional dimension


of food. Given that food is an element of the material world which embodies
and organizes our relationship with the past in socially significant ways, the
relationship between food preferences and memory maybe regarded as
symbiotic. A memory is embodied, often recalled via the sensations the taste
and the smell. The effects of memory are inscribed upon the body...The
taste, smell and texture of food can therefore serve to trigger memories of
previous food events and experience around food…

En este orden, Choo (2004:206) argumenta que a diferencia de otras formas


de articulaciones culturales en la experiencia migratoria (como el lenguaje), en el día
a día, la preparación y consumo de alimentos se convierte en una expresión que por
un lado, refuerza la caracterización del individuo con elementos del país de origen, y
por otro lado, lo vincula con su comunidad y su historia personal mientras se
refuerza la idealización del lugar de procedencia y ésta se enmarca en la dimensión
emocional del migrante. Por ello, tanto la memoria como los sentidos tienen que ser
conceptualizados como procesos culturales de carácter activo, creativo e incluso
transformacional, no solamente como receptores de información empírica (Sutton,
2011:471).

En el contexto de migración transnacional, la preparación de alimentos y su


capacidad evocativa favorece la puesta en marcha de una experiencia multisensorial
a la hora de preparar los alimentos, que actúa en conjunción con la memoria. Sutton
(2001:102) aclara que para analizar las relaciones que tiene la preparación de los
alimentos con la memoria, es necesario considerar la experiencia sensorial como un
evento sinestésico53. En este sentido, el autor expone que las ritualizaciones a la hora
de preparar una comida del pasado obedecen a la activación de la memoria que parte
53
Entendido como una experiencia que involucra la percepción a través de varios sentidos al mismo
tiempo.

117
de una experiencia sensorial que involucra múltiples sentidos para poder (re)crear
una comida en un contexto diferente de donde es preparada y consumida.

Desde la línea de la antropología de los sentidos y los sensory studies, se ha


orientado la mirada analítica para establecer las correlaciones entre los alcances
evocativos del gusto y del olfato como factores de intervención en la memoria y en
las emociones (Stoller, 1989;Clansen,1997; Le Breton 2007; Vanini et al 2014). En
una primera lectura, estas afirmaciones se podrían corroborar con lo reportado por
Sany, que como dueña de dos panaderías en California en las que se confecciona
pan mexicano, considera que el olor característico de dicho pan es el principal medio
de atracción de clientes, ya que la función evocativa del olor los remite a México:

“El olor del pan es lo que guía a la gente. Mi esposo está en un centro
comercial porque ahí tenemos la otra panadería. La gente se acerca y le dice,
huele a pan mexicano, y por eso allá siempre está llena de gente.”

Otras aproximaciones como las de Choo (2008) y Sutton (2001, 2004 y


2011) plantean que la preparación de los alimentos está regida por una experiencia
sensorial más amplia, donde además del gusto y el olfato, el tacto, el sonido y la vista
son fundamentales no sólo en el plano evocativo de la preparación de alimentos, sino
también en la manera en que se llevan a cabo las prácticas, tal como se ilustró en la
narración de apertura de este capítulo. En otro texto (Cfr Vázquez Medina, 2013a)
mostré cómo la selección de los ingredientes pasa por pruebas de validación del
conocimiento culinario adquirido por la experiencia sensorial. En el presente trabajo
corroboro tales afirmaciones analizándolas bajo el eje de la memoria y cómo este
proceso puede observarse cómo una manifestación de la nostalgia.

Después de acabar la entrevista al propietario de un restaurante en Chicago,


éste me pidió si podría echarle la mano al cocinero, porque estaban teniendo
muchas dificultades para lograr cocinar el arroz en su punto. Cuando me
aproximé al área de preparación, el cocinero en turno me comentó que él
había aprendido a hacer el arroz en México y que seguía los mismos
procedimientos, pero nunca lograba quedar igual de esponjoso. Él suponía
que era por el grano, porque se veía muy diferente al que utilizaba en México.
Había hecho varias pruebas siguiendo al pie de la letra el procedimiento,
esperando a que el arroz se viera brilloso, casi transparente para agregar el

118
agua y lo cocinaba a fuego lento, pero no llegaba a quedar como el de
México, que se sentía suavecito pero sin desbaratarse (Chicago, marzo,
2013).

Como se aprecia en el fragmento de mis notas del campo en Chicago, la


experiencia sensorial siempre remite al cocinero a sus referencias en México donde
se aprendió la práctica culinaria, confiriendo en este proceso un carácter evocativo
que se enmarca bajo la nostalgia. En definitiva, la experiencia multisensorial remite
al cocinero a sus referencias en México para evaluar la práctica culinaria y legitimar
los resultados obtenidos.

Holtzman (2006) da un panorama general de los estudios sobre alimentación


y memoria, donde distingue la memoria sensorial como parte fundamental en la
preparación de alimentos. Según otros teóricos (Connerton, 1989; Sutton, 2001;
Abarca, 2006; Marte 2008), esta memoria sensorial está inscrita en prácticas
corporales que se activan ante hechos sociales. Como afirma Connerton (1989:72) :

…(W)e can also preserve the past deliberately without explicitly re-
presenting it in words and images. Our bodies, which in commemorations
stylistically re-enact and image of the past, keep the past also in an entirely
effective form in their continuing ability to perform certain skills.

Aunque Connerton nos aproxima a las consideraciones generales sobre cómo


las interconexiones entre el cuerpo y la memoria actúan para guiar las prácticas, para
esta tesis considero necesario delinear más estas consideraciones cuando se
manifiestan en el interior de la cocina. Utilizando el desarrollo de la sazón como
argumento, más adelante explico cómo en las prácticas culinarias, la memoria y el
cuerpo funcionan como medios para manifestar la nostalgia culinaria.

5.1.2 La ritualización cotidiana del trabajo: de la evocación al


registro sensorial y el traspaso de los saberes domésticos a l ámbito
público

En el intento de replicación de los sabores del pasado o de un lugar que no


está presente físicamente en la práctica cotidiana de la preparación de alimentos en

119
restaurantes mexicanos en Estados Unidos, los cocineros ponen en marcha
mecanismos de evocación que rigen las prácticas culinarias. En el carácter evocativo
que se articula en las operaciones culinarias, la memoria, los sentidos y las
emociones confieren nuevos significados al desarrollo de la labor culinaria. En
efecto, como afirma Lupton (1996:31), “food stirs the emotions, both because of its
sensual properties and its social meanings”. Por ello, considero que la relación entre
estos tres elementos es el eje medular en el desempeño de las labores culinarias que
favorece una ritualización del trabajo.

En este trabajo entiendo la ritualización en la cocina como los momentos en


donde la añoranza se pone de manifiesto de tal manera que las prácticas hacen no
sólo verbalizar a los cocineros la ausencia de personas, lugares o situaciones, sino
que la práctica en sí representa un acto de conmemoración y de añoranza. Esta
manifestación implica una ruptura del ritmo de trabajo, ya que le confiere un
significado evocativo a la práctica culinaria. Dicha ritualización es posible gracias a
los estímulos continuos que se dan en el espacio de trabajo que remiten al preparador
a lugares, personas y situaciones que no están físicamente en su entorno, pero que
representan figuras de referencia afectiva para los cocineros, como se muestra a
continuación.

Cuando le pregunté a Elsa en qué más le podía ayudar, una vez que teníamos
toda la producción finalizada y no había entrado ningún cliente al restaurante,
vi que empezó a hacer tortillas de maíz con un procedimiento desconocido
para mí hasta ese entonces: la tortilla54 a media cocción en la plancha era
atravesada horizontalmente y extendida con una espátula para hacerla más
delgada y freírse posteriormente. Sin dejar de poner atención en lo que hacía,
me comentó:

Qué bueno que estás aquí estos días para que aprendas a hacer las tostadas
raspadas55. No sabes, cuando las hago ¡cómo me acuerdo de mi pueblo! No
puedo hacer de a muchas porque se ponen feas luego, por eso no las tengo en
el menú, pero la gente de Michoacán ya sabe que también las hago y me las

54
De aquí en adelante por tortilla, siempre se remitirá a la acepción mexicana de la palabra: un disco
suave de masa de maíz.
55
Las tostadas raspadas es el nombre que se le da a un antojito que consiste en una tortilla de maíz
muy fina, que se fríe y sobre la cual se coloca pollo, papas y zanahorias cocidas. Se termina con
lechuga, crema y salsa picante.

120
piden. Lo único malo es que son laboriosas y hay que agarrarle el chiste de
saber cuándo rasparlas porque te puedes quemar bien fácil y luego no salen
bien. Siempre que las hago me acuerdo cuando le ayudaba a hacerlas a mi tía,
que tenía un puesto afuera de su casa. Aunque ahí hay muchas cenadurías,
las de ella eran de las que más gente tenían (California, septiembre del 2012).

Los procesos de ritualización, como ejemplifica la ilustración de estas notas


de campo en California, demuestran cómo la memoria y la alimentación no se
pueden disociar de las prácticas en la cocina, y cómo estas ayudan a reforzar las
connotaciones simbólicas que se les confiere a los alimentos debido a la expresión de
las emociones mientras se cocina en un contexto que implica un desplazamiento. En
este sentido, afirma Connerton (1989:70-1):

An image of the past, even in the form of a master narrative, it is conveyed and
sustained by ritual performances. And this means that what is remembered in
commemorative ceremonies is something in addition to a collectively organized
variant of personal and cognitive memory. For if the ceremonies are to work for their
participants, if they are persuasive to them, then those participants must be not
simply cognitively competent to execute the performance; they must be habituated to
those performances.

La advertencia sobre la alta probabilidad de quemarse, que refirió Elsa, deja


ver cómo el tacto y los gestos técnicos implicados durante el proceso de preparación
también forman parte de una experiencia sensorial que, en combinación con la
memoria, remiten a Elsa a su pasado cuando aplicaba la misma operación en su
pueblo en México. Por ello, en el proceso de factura de las tostadas raspadas, Elsa
evidencia cómo la praxis culinaria agrupa los recuerdos de referentes afectivos con
una consecución de experiencias sensoriales que se pone en marcha mientras se
replica la cocina que se preparaba en México, y que además activa una emoción a la
hora de reproducir los conocimientos culinarios. Por tanto, resultaría inoperante
considerar solamente las percepciones sensoriales como un factor único en la
ritualización de las prácticas sin tomar en cuenta la función rectora que tienen la
memoria y las emociones que se activan entre los cocineros.

En el caso de las cocinas de los restaurantes de comida mexicana, esta


ritualización puede explicarse por la naturaleza del contexto laboral donde confluyen

121
cocineros del mismo país de procedencia. En este contexto se tiende a manifestar
continuamente los recuerdos y sensaciones asociados a la preparación de alimentos
en México para poder reproducir ciertos platillos en Estados Unidos. Por ello, el
éxito del desarrollo de labor se puede traducir en la replicación de los sabores que se
apegan a aquellos platillos en las comunidades donde son preparados originalmente.
La consecución de los sabores asociados a México habilita al cocinero como agente
ya que remite al cocinero y al posible comensal a su comunidad de origen, ya que,
como explica Choo:

The strong connections between the senses and memory facilitates the ability of
foods to provide for an imagination of place, community, identity and time – a
connection to childhoods, homelands, reminiscences and nostalgic outpourings – but
they also provide a means through which people who may not have acquired the
skills of language, knowledge of history or other cultural competences connect or
reconnect with self and place (2004:209).

Los cocineros ponen en marcha constantes ajustes para apegarse a los sabores
contenidos en sus biografías sensoriales. Este proceso, cuando se colectiviza, se
convierte en un indicador de pertenencia dentro de las colectividades, como explica
Josué que después de ser cocinero en un restaurante en Arkansas, fue contratado por
la familia propietaria del restaurante para expandir el negocio en la ciudad de Dallas.

Josué tuvo toda la libertad de introducir en la carta los platillos que él


considerara convenientes para garantizar el éxito del restaurante. Como migrante
circular en Texas, como cocinero y como potosino, podía descifrar aquellas
particularidades de las preparaciones que se hacían en los ámbitos rurales del norte
de México, así como los perfiles y el contexto geográfico de los migrantes en Texas:

“Toda la raza que vivía en la planicie (de Texas) son más de rancho, que
saben que en los ranchos, por decirte, el asado de boda56, lo hacen diferente, con
bastante manteca y el chile tatemado57 y entonces buscaban esa comida que les
recordara al rancho y lo hicimos así. Cuando se empezó a correr la voz que nuestro
asado sabía a asado de rancho, había gente que manejaba más de una hora para ir

56
El asado de boda es un estofado de puerco y chiles secos molidos que es consumido en la zona
central y norte de México.
57
Se le designa así a un chile que ha sido quemado intencionalmente en el comal para producir
sabores ahumados.

122
a comer asado al restaurante. Era lo que te daba más gusto, porque a veces hasta
preguntaban que de dónde eras o que si eras de cerca de su rancho, porque la
comida se parecía mucho a la de allá”.

En la búsqueda de la replicación y reproducción de los sabores de México en


cocinas de restaurantes mexicanos, siempre que la estructura y concepto del
restaurante lo permita, se circunscribe otro proceso visible: el traspaso y las
transferencias de los saberes culinarios de la esfera doméstica al ámbito público
donde se colectivizan las historias y biografías personales de los cocineros. La
transferencia del conocimiento culinario doméstico contribuye también a la
ritualización de la labor por las cargas afectivas que favorecen la conmemoración de
personas, tiempos y lugares que no se encuentran físicamente en el contexto del
cocinero migrante.

Siguiendo con la narración de Josué, se puede observar cómo los referentes


afectivos que se encuentran en México se convierten en figuras de autoridad para
reproducir los sabores del ámbito doméstico en la arena pública en Estados Unidos.
Josué expone como los saberes heredados de su madre se vieron reflejados en la
creación del menú del restaurante:

“El flan lo sigo haciendo (o intento hacerlo) como ella; incluso en el


restaurante pude meter el pastel de elote58 que ella me enseñó. El arroz lo sigo
haciendo como ella me lo enseñó… No es su mismo sazón pero al menos son los
procedimientos que ella utilizaba para, mínimo, tratar de llegar al mismo resultado
que ella…sus consejos siempre se me quedaron muy presentes… El otro chavo
cocinero que era de Silao metió un platillo que le enseñó a hacer su mamá…Otro
cocinero de Salvatierra, Guanajuato, se acordaba de platos que le hacía su mamá y
también los metió.”

El flujo del conocimiento culinario que traspasa las fronteras entre el ámbito
doméstico y el público de los restaurantes favorece la sistematización de la añoranza
por medio de un valor añadido de orden afectivo que se le da al registro sensorial de
los sabores. Asimismo, el traspaso de los conocimientos domésticos a la arena
pública se traduce en términos de autenticidad que se convierte en un valor de
mercado para los restaurantes mexicanos en Estados Unidos. En palabras de Elsa de
58
Mazorca de maíz tierno.

123
California, el éxito de los restaurantes se debe a que se logra reproducir el sabor de
casa:
“Es el mismo sazón de casa, no sabemos cocinar de otra manera. Si te
comes un taco aquí es el mismo que te comes en mi casa. Yo casi siempre trato de
que la comida me guste, porque si me gusta a mí le va a gustar a los demás. Por eso
creo que la gente regresa, porque ven que es sabor de casa, acá (en Estados Unidos)
es lo que más busca la gente.”

El traspaso de los saberes del ámbito privado a la cocina del restaurante hace
que se nutran constantemente las asociaciones de ciertas preparaciones con personas,
tiempos o espacios ausentes en el presente del cocinero. El constante reforzamiento
del pasado causa una idealización de las personas, tiempos o espacios a los que se
asocian estos sabores. Para Marte (2008), el preparador de alimentos que logra con
éxito traspasar la sazón del ámbito doméstico al público, se empodera y se dota de
agencia debido a que puede materializar los recuerdos de una comunidad, lo que se
traduce en términos de reconocimiento social. Coincido con Marte en la existencia
del reconocimiento social como motivo para el desarrollo de la agencia entre los
cocineros, pero es oportuno ampliar estas reflexiones aportando el cómo se
manifiesta este reconocimiento social y sus implicaciones dentro de las interacciones
sociales que se llevan a cabo dentro del restaurante.

Siguiendo con la historia de Elsa, en su restaurante la disposición permitía la


visibilidad de toda la cocina. Sólo la barra donde estaba la caja registradora dividía el
espacio del comedor del área de preparación y la estación donde estaba la plancha,
la freidora y el horno. Al ser sólo dos personas trabajando, los clientes podían
observar todo el proceso de elaboración de su cocina e interactuar con las personas
que estaban trabajando.

En una ocasión, después que el cliente agradeció el poder personalizar su


comida intercambiando algunos ingredientes, Elsa como dueña y cocinera del
establecimiento, me comentó con un orgullo visible lo que había pasado unas
semanas antes que yo llegara a trabajar al restaurante: Un señor (que después le haría
saber que tiene más de veinte años de haber llegado a Estados Unidos sin poder
regresar a México) había ordenado un menú ofrecido en la carta. Había pasado la

124
hora “pico” de la cocina y Elsa estaba preparando la comida para ella y su sobrina (la
encargada de la caja): un guisado de res con chile rojo59 y nopales60. El señor, al ver
lo que se estaba cocinando, preguntó si podía cambiar su orden y comer también del
guisado, a lo que Elsa accedió. Después de acabarse su plato, el señor regresó a la
cocina a darle las gracias por haberlo hecho viajar cuarenta años atrás y regresarlo al
rancho con su abuela. -¡Imagínate cómo se siente uno que te digan eso!

En el relato de Elsa puede percibirse cómo el cocinero es capaz de activar


recuerdos en el comensal que degusta su comida. Esta capacidad de activación de
los recuerdos en el otro favorece, por un lado, la manifestación del reconocimiento
social. Por otro lado, explicita cómo la nostalgia en este contexto puede ser asumida
desde su carácter social. Como explica Stewart (1988) en relación a la nostalgia (Cfr.
Capítulo 2 de este trabajo), el materializar aspectos del pasado en el presente es una
forma de empoderar al sujeto que es capaz de realizarlo. Luego entonces, quien es
capaz de temporalizar los recuerdos culinarios, también se empodera frente al resto
de los actores que participan de la ocasión comensal. Sin embargo, en ningún caso
considero que este reconocimiento represente un total beneficio para el cocinero.
Como se verá en la segunda parte de este capítulo y también en el capítulo siete, el
hecho que un cocinero adquiera este reconocimiento, en algunas situaciones genera
situación de hostilidad y de envidias por parte del resto del colectivo de cocineros
que trabajan en el mismo restaurante, lo cual favorece climas de tensión,
descalificación y malos tratos dentro de la cocina.

5.2 El desarrollo de la sazón: de la percepción sensorial al hecho


social.

La combinación de los estímulos sensoriales, la capacidad de reproducción o


de recreación de los platillos gracias a la memoria y a la experiencia sensorial
pueden ser entendidos como un proceso (que no necesariamente se tiene que asumir
como sistemático, ordenado o lineal) que alcanzan su punto más visible con el
desarrollo de la sazón. Por la múltiple combinación de factores que intervienen en el

59
El mole de chile rojo, es un nombre genérico que se le da a las preparaciones que tienen como base
los chiles secos.
60
Cactus comestibles del género Opuntia.

125
desarrollo de la sazón, así como en los significados conferidos a los alimentos, las
dinámicas sociales y de poder se hacen visibles en la agencia que desarrollan los
cocineros. Por ello, estoy de acuerdo con Sutton (2011) en que el desarrollo de la
sazón también puede observarse como un hecho social, pero es necesario considerar
los factores que intervienen para asumirlo como tal.

Para referir el desarrollo del conocimiento culinario y la expresión de la sazón


como un hecho social, considero necesario tomar en cuenta los siguientes aspectos:
la manifestación de la evocación por personas y lugares que no están y que se
asocian a ciertas preparaciones; la materialización de la emoción de la añoranza en
acción mediante la ejecución de la receta a la hora de intentar reproducir los sabores
de México gracias a la mnemotecnia; y la capitalización de la experticia y
sistematización de ésta en términos de agencia.

5.2.1 Los estudios sobre el desarrollo de la sazón como un hecho


social

Aunque sigue siendo escasa la literatura sobre el desarrollo de la sazón, tanto


en el campo operativo como en la dimensión social, Abarca (2006) y Marte (2008)
analizan el desarrollo de la sazón como generador de nuevos hechos sociales; de esta
conjunción se generan dinámicas sociales que repercuten tanto en el individuo como
en las interacciones que tiene con otros participantes en los espacios de preparación y
consumo de alimentos. Además de las dos perspectivas, tomo en consideración
algunos postulados de Joy Adapon (2008) respecto de la sazón como un medio de
agencia desde la antropología del arte, y retomo el concepto de competencia
culinaria de Parasecoli (2014), para estudiar las habilidades culinarias en contextos
migrantes.

5.2.1.1 El paradigma de la epistemología de los sentidos

El paradigma de la epistemología de los sentidos de Abarca (2006) propone


una aproximación sugerente desde los estudios chicanos sobre el desarrollo de la

126
sazón. Para la autora, la sazón es el resultado de la interconexión de los sentidos que
hace imposible la disociación del cuerpo y la mente en la ejecución de la cocina. Esta
interconexión, además de generar una cocina razonada y personalizada basada en la
experiencia y en la lógica sensorial, permite al cocinero conferir significados a las
labores operativas de la preparación de los alimentos.

Este paradigma también explica que, en la ejecución de la labor, la sazón


desarrollada, además de ser una muestra de exhibición pública del expertice del
cocinero, demuestra un estilo particular que se perpetúa y que se puede reconocer
como un medio de agencia. En esta línea, la sazón se entiende como la experiencia
en la lógica sensorial donde el cuerpo funge como vehículo de conocimiento en las
labores culinarias. De esta manera, la percepción y habilidad sensorial se traducen en
formas de conocimiento culinario en términos de agencia.

Según este modelo, el desarrollo de la sazón opera bajo tres premisas básicas,
todas dominadas por la memoria. La primera se centra el proceso de aprender, es
decir, descifrar la primera aproximación a los alimentos para poder testificar sobre la
noción de los gustos. Posteriormente hay que programar, que involucra la adaptación
de los sentidos para determinar la precisión en el cálculo del manejo de los
ingredientes que interfieren en el sabor y por último, utilizar la percepción sensorial
para desarrollar la capacidad para intervenir en la alteración del sabor.

5.2.1.2 La sazón como narrativa y marcador étnico 61

Marte (2008) va más allá de los procesos técnicos de la sazón para explicar
cómo la manera de sazonar puede tener múltiples dimensiones en la vida de los
migrantes. A través de una propuesta de mapeos alimentarios,62 la autora concluye
que la manera de cocinar es un marcador étnico que activa dinámicas de negociación,
políticas, sociales y económicas en las esferas familiares y donde se venden

61
El trabajo de Marte también se sitúa en un contexto transnacional de migrantes dominicanos en
Estados Unidos. Reproduzco su manera de entender la noción de lo étnico, ya que tiene amplias
similitudes con mi aproximación planteada en la parte introductoria de este trabajo.
62
Técnica utilizada sobre todo en los estudios de alimentación estadounidenses que combinan la
antropología con la geografía cultural para elaborar, por propia mano del informante, cartografías con
los elementos que impactan al objeto de estudio que se estudia.

127
ingredientes y productos del lugar de origen. De esta manera, las cocinas se pueden
asumir como espacios sociales adecuados que, además de re-inventar prácticas
culinarias, también activan la re-construcción tanto del hogar como del país
expulsor. A partir de estos mecanismos, explica la autora, los preparadores
construyen narrativas sobre las acepciones de la migración, el país y el hogar, al
tiempo que se empoderan al lograr replicar y readaptar los sabores a la realidad
social de quien consume su comida.

Para Marte (2008), la cocina es el lugar de trabajo que se asume como el


espacio de activación y reconstrucción de la memoria cultural para los migrantes, que
establece las posiciones del sujeto entre el presente y el pasado, donde se negocia la
capacidad hegemónica del país de acogida, la autonomía del preparador y se
difuminan las posiciones binarias entre individual-colectivo y doméstico-publico a la
vez que los ingredientes, la manera de adquirirlos y transformarlos en productos y
platillos, adquieren nuevos significados sociales que reconfiguran las maneras de
comer en la vida migrante.

El trabajo de Adapon (2008) sitúa la sazón en los territorios de la


antropología del arte y pone en dimensión la particularidad de ejecutar con destreza
las labores culinarias para conseguir un impacto en el comensal. Para la autora, la
sazón, debido a su carácter particularizante y distintivo, permite diferenciar la labor
culinaria como arte de una labor artesanal. Quien logra dominar el terreno culinario
desarrolla una agencia culinaria donde se demuestra, además del conocimiento y la
experticia, el impacto que tiene el preparador en su realidad social.

5.2.1.3. La sazón y las competencias culinarias

Para Fabio Parasecoli, (2014) las competencias culinarias pueden ser entendidas
como un medio de reproducción cultural en contextos migratorios. En un sentido
práctico, las competencias culinarias pueden ser entendidas como un equipo de
habilidades operativas aprendidas a partir de la experiencia práctica que se habilita a
través de la memoria y que permite a los cocineros reproducir los platos de las
comunidades de origen. En un plano más abstracto, las competencias culinarias

128
representan la conjunción de las dimensiones individuales y colectivas del migrante a
través de la colectivización de los recuerdos. En esta colectivización se pone de
manifiesto el carácter comunitario del desarrollo de la sazón al negociar las maneras
de cocinar y de comer en los contextos migratorios que evidencian la memoria
individual y colectiva a través de los recuerdos y cómo esta rige la percepción de los
sentidos a la hora de cocinar.

5.3 Las operaciones en el desarrollo de la sazón

En este apartado exploro las operaciones recurrentes que se visibilizan en el


desarrollo de la sazón dentro de las cocinas de restaurantes mexicanos tomando en
cuenta los modelos para el estudio de la sazón que contemplan en su conjunto, desde
las ejecuciones técnicas hasta las dinámicas sociales que surgen de su demostración.
Aquí sugiero que la experimentación sobre los ingredientes y la sistematización de
los resultados a través de la mnemotecnia son los ejes técnicos en los que recae el
desarrollo de la sazón.

5.3.1. La evocación y la experimentación de los alimentos en un


contexto trasnacional: el apego a los registros sensoriales

La constante evocación a través de los registros sensoriales sobre las


preparaciones es un eje rector en la manera de preparar los alimentos en los
restaurantes mexicanos de Estados Unidos. La particularidad del contexto en el
espacio de trabajo hace que la cocina pueda ser asumida como un laboratorio de
experimentación sensorial que permite a los cocineros realizar una búsqueda
constante de la replicación de los sabores de México.

Al preguntarle a Claro, quien es conocido entre la comunidad mexicana de un


suburbio de Chicago por el sabor y calidad de la barbacoa63 y las carnitas64 que

63
La barbacoa es un método de cocción precolombino que cedió su nombre a la preparación de
carne generalmente de borrego o de res que tradicionalmente se cuece de manera subterránea con
piedras calientes. Un plato típicamente festivo.
64
Se denominan carnitas a una preparación de carne de cerdo que se cocina en su propia grasa.

129
vende los fines de semana, sobre las implicaciones operacionales de hacer tales
preparaciones en Estados Unidos, respondió: “La cocina mexicana no sabe igual
aquí que allá. El sabor de la carne, los ingredientes, por más que lo quiera preparar
igual, siempre le vas a tener que poner o quitar algo”. La búsqueda de la
autentificación de los sabores hace que los cocineros pongan en marcha estrategias
que implican la experimentación continua de los ingredientes que tienen a su alcance
para poder replicarlos.

Esta búsqueda deja ver, además de la importancia en los registros sensoriales


que dicta los parámetros de referencia, la capacidad de adaptación con los
ingredientes disponibles en las comunidades de acogida. Josué me comentó cómo el
restaurante donde trabajaba era reconocido por su sazón mexicana: “la señora me
enseñó a hacer su mix de especias porque cuando llegó no encontraba muchas cosas
que usamos aquí y quería tratar de darle el mismo sabor pero con lo que tenía a la
mano.”

La accesibilidad a los ingredientes y sus propiedades organolépticas hacen


que el cocinero ponga en marcha la máquina sensorial regida por la memoria para
construir una sazón propia que se apegue a sus registros. Como afirma Abarca (2006)
en el paradigma de la epistemología de los sentidos, las aproximaciones sensoriales
son el primer paso para ver cómo se va a interferir en la alteración del sabor. El
cocinero juzga mediante sus registros el apego a los ingredientes y predice sus
posibles efectos que alterarán de manera favorable o no el platillo. Posteriormente,
tomando como referencia los registros contenidos en su biografía sensorial, adapta
los ingredientes que tiene a su disposición para recrear los sabores contenidos en los
platillos, como se puede observar en el testimonio de Elsa:

“Aquí empecé a hacer el mole, pero nomás no me quedaba igual, no sé si


eran los chiles o qué, también antes no se encontraba todo lo que lleva hasta que
una vez vi que le faltaba algo como dulcecito, y se me ocurrió aventarle tantita coca
cola. Desde esa vez lo hago así. Sólo lo tengo que dejar cociendo más rato a fuego
bajito, sin que hierva. Mucha gente regresa por las enchiladas de mole porque dicen
que sabe a mole de allá.”

Las declaraciones de Elsa, dejan ver cómo el desarrollo de la sazón y el gusto


tampoco pueden disociarse. El gusto, como elemento primigenio en el desarrollo de

130
la sazón, afirma Le Breton (2007:81): “responde a una sensibilidad particular
marcada por la pertenencia social y cultural y por la manera singular que el individuo
se acomoda en ella, según los acontecimientos propios de su historia”. Linda, que
tiene su restaurante en uno de los enclaves de mexicanos con mayor visibilidad en el
centro de Chicago, refirió lo difícil que a veces resulta cocinar para sus coterráneos,
debido a los registros sensoriales y a la memoria de los clientes que obliga a la
comida a pasar por un proceso de validación en la autenticidad de los sabores:

“La gente mexicana somos más exigentes porque traemos el sabor de México…. Hay
gente mexicana que te dice: no, así no son las enchiladas, mi mamá no las hace así”
y lo único que te hace pensar es “ Pues sí yo no soy tu mamá”. Para los americanos
es más fácil cocinar, porque los güeros no tienen el sabor a México y les gusta todo.

Las declaraciones de Linda permiten analizar también otra muestra de


agencia que demuestran los cocineros en los restaurantes mexicanos. Las frases de
Linda dejan ver cómo los sujetos migrantes son capaces de vincularse o
desvincularse de una comunidad genérica creada a partir del consenso y la
legitimación en el proceso de la autentificación de los sabores.

En la experiencia migrante, donde la comida tradicional del país de origen es


un medio de anclaje, se acentúan los requerimientos sensoriales de los consumidores
del lugar, porque como afirma Sutton (2001:8): “(T)his is intensified in the migrant
experience where cooking is not simply an everyday practice, but an attempt to
reconstruct synesthetically, to return to that whole world of home”. Este intento de
regresar a un tiempo y un espacio que no están presentes físicamente obliga a los
cocineros a recodificar, a partir de su experiencia, los procesos operativos de las
prácticas culinarias.

En el intento por replicar los sabores se van configurando platillos originales,


que evidentemente tienen un punto de referencia en la colectivización de las
biografías sensoriales, pero que también son reflejo de las adaptaciones al contexto
en la comunidad de llegada, como narra Isabel, quien es propietaria y cocinera en un
restaurante en Chicago:

131
“…El asado yo creo que yo me lo invente o más bien lo reinventé aquí. Trato
de hacerlo como nos lo enseñaban a hacerlo en el pueblo, en la casa, aunque es
bien difícil, yo aquí le pongo y le quito y dicen que si sabe al asado de allá”.

5.3.2. Las prácticas performativas en el desarrollo de la sazón: la


memoria y la mnemotecnia en la práctica culinaria

En apartados anteriores afirmé que el cuerpo era un medio de validación en la


autentificación y registro de los sabores por la biografía sensorial que ponen en
marcha los cocineros a la hora de intentar reproducir las preparaciones que se
confeccionan en México. Sin embargo, respecto de la sazón y el desarrollo del
conocimiento culinario y la praxis de la labor cotidiana, es necesario traer de vuelta
el concepto introductorio de la memoria corporal, a la que se refiere Connerton
(1989) (Cfr. 5.1) para explicar cómo se lleva a cabo la práctica culinaria y cómo el
desarrollo de la sazón obedece también a la memoria que se inscribe en el cuerpo
para reproducir y ejecutar ciertas prácticas.

Connerton distingue dos categorías en las prácticas que activan la memoria


corporal: las prácticas de incorporación (incorporating practices) que tienen que ver
con el contexto donde hay un mensaje, un receptor y un remitente que obliga al
sujeto a ejecutar una acción o actividad de manera particular en un contexto
determinado. Por otro lado, las prácticas de inscripción (inscribing practices) son las
acciones intencionales de almacenar recuerdos en la memoria para capitalizar la
información adquirida en el pasado.

En el caso de la cocina, considero que las prácticas de incorporación pueden


estar relacionadas con las primeras aproximaciones de los cocineros a la cocina en
México, teniendo participación como espectadores o participación limitada; mientras
que las prácticas de inscripción están directamente relacionadas con las prácticas de
mnemotecnia al acordarse de los procedimientos, para tratar de reproducirlos en
Estados Unidos. En este sentido, como afirma Kinsherblatt-Gimblett (1999), cocinar
involucra un performance que implica desde la elección de los ingredientes y la
transformación de los mismos, hasta el consumo del producto final, todo enmarcado
en un contexto apto para que se realice este performance.

132
Parto de las afirmaciones previas retomando los postulados de Sutton (2001)
y de Connerton (1989), para considerar que el contexto migratorio reconfigura las
prácticas corporales que activan la memoria y que están asociadas al performance en
la preparación de alimentos. Para reforzar estas afirmaciones, expongo la siguiente
situación sucedida en un restaurante de pequeña escala en Houston.

Antes de terminar su turno en el restaurante hacia las tres de la tarde, Rodrigo


se dio cuenta de que no había gorditas65 preparadas para el otro día en la
mañana. Sus siete años de experiencia trabajando en el restaurante en el
primer turno evidenciaban la necesidad de dejar las gorditas listas para el día
siguiente porque sabía que eran de los platillos más pedidos a primera hora
de la mañana. Con un poco de molestia visible porque su jornada se
extendería más de lo previsto, se apresuró a hacer la masa y confeccionar las
gorditas. Sin ningún tipo de equipo empezó a confeccionar las gorditas con un
formato perfecto y se dispuso a cocinarlas utilizando toda la plancha. En
menos de diez minutos dejó listas casi cuarenta gorditas para el día siguiente.

Mientras las gorditas se cocinaban, y al ver mi asombro en la habilidad


demostrada para confeccionar las gorditas, Rodrigo me comentó que la
destreza para hacer gorditas la adquirió sólo de ver y echar la mano algunas
veces aquí y allá. En su casa en México, su mamá preparaba gorditas con
frecuencia, pero él casi nunca le ayudaba. Cuando llegó a Estados Unidos
entró a trabajar a un lugar donde las gorditas eran uno de los platos estrellas,
así que se las tuvo que arreglar para sacar el jale, sí o sí (Houston, mayo del
2013)

El relato previo permite distinguir que en el deseo de la reproducción de los


sabores está también implícita la replicación de los saberes para llegar a recrear los
platillos en México. Sin embargo, en ningún caso puedo afirmar que la replicación de
las prácticas permanece inmutable en la migración; más bien, se puede observar una
reconfiguración en las prácticas. En este fenómeno se evidencia la presencia de un

65
Nombre que se le da a una tortilla gruesa de maíz que se abre por la mitad y se rellena de distintas
preparaciones.

133
corpus de conocimiento encarnado (stock of knowledge)66, construido con base en
experiencias sensoriales previas alrededor de la cocina para apegarse a los
principios de condimentación67 del lugar de origen.

El cuerpo, por tanto, funciona como un medio de autentificación de los


sabores que dictamina los procesos operativos en las prácticas relacionadas con la
preparación de los alimentos. Como afirma Le Breton (2007:22): “A través de su
cuerpo, constantemente el individuo interpreta su entorno y actúa sobre él en
función de las orientaciones interiorizadas por la educación o la costumbre”. El
utilizar el cuerpo como continente de registro y a su vez como medio de validación
de los sabores, dirige a los cocineros en el modo de orientar la preparación de los
alimentos.

Más allá del uso del cuerpo como medio de validación de los sabores,
también es oportuno señalar la importancia de cómo la memoria guía las prácticas
operativas en la labor culinaria. A pesar de que Connerton plantea los mecanismos
de acción que recurren al pasado a través de prácticas corporales que se encarnan a
través de la experiencia, ¿Qué pasa con los migrantes en su primera experiencia en la
cocina en Estados Unidos?, cuando su contacto se remite a las imágenes del pasado y
al registro sensorial para preparar comida mexicana?

Tomando la propuesta de Roger Bartra (2007), quien hace un recuento sobre


los mecanismos exocerebrales que se apoyan de la memoria para no olvidar los
sucesos cotidianos, se podría explicar el desarrollo de la sazón de los cocineros con
poca o nula experiencia en la cocina. Desde esta perspectiva puede entenderse la
puesta en marcha de una memoria artificial que se fundamenta en la mnemotecnia
para poder evocar “similitudes corporales” que permiten a los cocineros con poca
o nula experiencia replicar los procesos operativos para desarrollar la sazón. Esta
estrategia de reproducción de operaciones encuentra una manera de legitimarse en
los registros de la biografía sensorial de los cocineros. Para explicar esto, Luz, una
cocinera en Houston, narra cómo su hermano con poca experiencia en la cocina, fue
66
Tomo el concepto de stock of knowledge de la definición de Suttón (2007) para analizar los
mecanismos que activan los cocineros para reproducir un platillo lejos de donde fue creado
originalmente.
67
Los principios de condimentación, según Contreras y Gracia (2005) y Fischler (1995) inspirados
por las aportaciones de los Rozin (1981) se refieren a la combinación de aromas e ingredientes de
una cocina determinada, que pueden caracterizarla, definirla, identificarla y darle continuidad a través
del tiempo.

134
capaz de replicar una salsa, y cómo esta acción causó un beneficio en su realidad
social:

“Mi hermano también trabaja en una cocina, le está yendo bien. Empezó en
un mexicano, y se puso a hacer cosas, lo deberías haber visto, allá en México no se
metía, pero desde acá le habló a todas mis tías para que le explicaran todo, hizo una
salsa bien buena que nada más hacen ahí en el rancho de donde somos entre
Morelos y Guerrero. Pues le pasaron la receta, se puso a hacerla en el restaurante
con lo que le habían dicho mis tías y de lo que se acordaba de haber visto a mi
mamá allá. Estuvo intentando, hasta que le salió y la probaron unos árabes. Les
gustó mucho, incluso se lo llevaron a que trabajara en su restaurante, él dice que fue
por la salsa, ya hasta le propusieron arreglarle papeles y que se quede como chef de
ahí”.

Para explicar cómo el cocinero es capaz de replicar una práctica, tomo de


Sutton (2009) el término de embodied cook para designar las acciones ejecutadas por
parte del preparador a través de las prácticas conscientes para replicar comidas, así
como las técnicas corporales que se desprenden de esta acción a partir de los
estímulos sensoriales y la memoria para ser asumidos como habilidades aprendidas
que se adaptan a las particularidades del contexto y que sirven para desarrollar
conocimiento culinario.

Las consideraciones de Bartra (2007) y de Sutton (2009) median los


principios conceptuales que propone Connerton (1989) para activar la memoria
corporal. Sutton, siguiendo los postulados de Connerton(1989) y Stoller(1989), hace
alusión a la memoria corporal (bodily memory) y a la memoria encarnada (embodied
memory) que se reactivan constantemente mediante acciones mnemotécnicas a la
hora de preparar alimentos, que hacen del cuerpo un vehículo de obtención del
conocimiento culinario.

Así como los ingredientes pasan por un proceso de filtrado por los registros
sensoriales, las prácticas donde se inscribe la memoria encarnada sobre la
preparación de alimento también sufren adaptaciones a partir de las
experimentaciones en la ejecución de la labor culinaria. Estas adaptaciones
dependen, en gran medida, de otros factores como los ingredientes, el equipo al que
se accede y el espacio físico donde se desarrollan estas labores.

135
El primer día que llegué a un restaurante en California se me pidió elaborar
una salsa pico de gallo68. Después de darme las indicaciones sobre las
cantidades, me dispuse a cortar, como primer ingrediente, la cebolla. La
cocinera al verme se aproximó rápidamente y me dijo: -En México cortamos
primero la cebolla, yo le hacía así igual que tú, pero aquí la cebolla tiene un
olor muy penetrante que no te lo vas a quitar de las manos en tres días. Corta
primero el tomate y verás como ya no se te impregna el olor-. Acto seguido,
me dispuse a cortar el jitomate cuidando la simetría en el corte, cuando otra
vez intervino: -te voy a decir un truco, aquí los jitomates aguantan más, solo
córtalos por la mitad y de ahí saca el corte, vas a ver que te tardas menos y
queda igual (California, septiembre del 2012)

Como se muestra en el fragmento anterior, las características organolépticas


de los ingredientes influyen no sólo en el modo de conducir las prácticas culinarias
de los restaurantes, sino que también son un recordatorio continuo de la situación de
desplazamiento de los cocineros. Además, la diferencia entre las características
organolépticas de los ingredientes es un medio de contraste que obliga al cocinero a
remitirse a sus puntos de referencia con la contraparte de los ingredientes utilizados
en las preparaciones que se encuentran en México. Sin embargo, no sólo los
ingredientes activan estas comparaciones entre el presente y el pasado; como se verá
a continuación el equipo también tiene relevancia en este fenómeno.

5.3.3 La función social del equipo y los utensilios a la hora de


preparar cocina mexicana

Después de un fin de semana con mucho movimiento en el restaurante, el


lunes por la mañana se tuvo que hacer más de quince litros de salsa verde
para las preparaciones. El jefe de cocina me pidió ayuda, ya que ante tal
cantidad, el tomatillo se tenía que procesar con el robot de cocina que
asemeja un aparato utilizado en la construcción para perforar concreto,
mientras yo sostenía la olla donde se había cocinado el tomatillo con el

68
Consiste en tomate, chile y cebolla que son cortados finamente y aderezados con cilantro, sal y
pimienta. Fuera de México y en los centros turísticos mexicanos que reciben principalmente a un
público extranjero, a esta salsa se le denomina salsa mexicana.

136
cilantro, entre risas me contó. “Mi mamá cuando le conté que hacíamos la
salsa en estas licuadoras, luego luego me llevó a la 26 69 a comprar un
molcajete para que no se me olvidara la licuadora mexicana” (Chicago,
abril 2013).

Además de hacer más eficiente el desempeño de las labores culinarias, en las


cocinas de los restaurantes mexicanos en Estados Unidos, el equipo y los utensilios
tienen una función social: son un recordatorio constante de la realidad presente del
preparador. Como afirma Sutton (2007:67), los utensilios de cocina pueden ser
considerados como objetos biográficos o receptáculos donde se inscribe la memoria
social.

El poder de adaptación y el savoir faire de los cocineros al maximizar el


aprovechamiento que involucra la tecnologización de las prácticas, también implica
la manera en cómo los preparadores son percibidos por el resto de los actores que
intervienen en las cocinas de los restaurantes. Muchas veces la adaptación a los
equipos y el desapego parcial de las técnicas tradicionales se puede visibilizar en
términos de reconocimiento a quien, con base en el ingenio, utiliza en beneficio para
reproducir los saberes específicos en las maneras de cocinar, como narra Josué:

“Una vez el esposo de la dueña llegó al restaurante después de acabar el


servicio y nos dijo ‘Ahora sí, van a comer de a de veras’, les voy a hacer unas
carnitas como las de allá. Llegó con manteca y carne de cerdo. Como no teníamos
cazo, nos pidió que vaciáramos la freidora y la rellenáramos con manteca y se puso
a hacer unas carnitas estilo Michoacán, y le quedaron bien buenas, incluso hasta la
esposa le dijo que las deberían meter en el menú, pero luego pensaron que era
mucho problema estar vaciando la freidora a cada rato para cambiar el aceite por
manteca.”

En un ocasión, en Chicago, al estar auxiliando a Salvador, el encargado de


hacer los chiles rellenos70 para el restaurante, me comentó las modificaciones en la

69
En Chicago en la calle 26 se encuentra el barrio de la Villita, lugar icónico para el colectivo
mexicano donde hay una gran concentración de comercios y restaurantes dirigidos a los habitantes
mexicanos. “Entrar a la Villita, es a entrar a un pueblo de México, ves incluso a la gente que tal cual
nada más movió el rancho para acá, si no tienen cochinos y gallinas en sus casas es nada más porque
no los dejan” (habitante Chicago).
70
En la comida tradicional mexicana, sobre todo en el centro del país, los chiles rellenos son chiles
poblanos rellenos con queso, frijoles o algún guisado que se capean en huevo y se fríen. Un indicador

137
confección que hizo que el procedimiento fuera muy particular, al grado que ahora la
manera de hacerlos ya se institucionalizó con su nombre. Mientras veía la destreza y
la velocidad con que los hacía, me contó la historia:

“Varias veces me regresaron unos chiles porque estaban muy grasosos,


entonces el encargado me dijo que no les pusiera tanto aceite; yo no sabía cómo
hacerle para que quedaran sin grasa. Los secaba en papel y todo. Te imaginas, pues
es un chile relleno, esos van capeados y en aceite, en México todo los conocemos
así. Hasta que se me ocurrió hacerlos en la plancha, no quedan igual de esponjados
pero al menos ya quedan sin grasa.”

Los relatos de Josué y “Chava” muestran como el contexto a través del


equipo y los utensilios materializa el contraste con las prácticas operativas de ciertas
preparaciones. El cocinero se dota de agencia al poder sacar provecho de la
infraestructura para intentar, por un lado, lograr el resultado esperado por los
estándares del restaurante en términos de sabor; y por otro, el hacer más eficiente la
labor operativa. Sin embargo, la relación con los utensilios y los objetos, de acuerdo
con mis interlocutores, también exhibe las deficiencias en el conocimiento culinario
y puede ser utilizado en detrimento por quien no capitaliza la disposición de ellos en
las cocinas, ya que ponen a prueba no sólo el conocimiento sino también la
capacidad de adaptación del cocinero, como la situación que me narró Víctor, el jefe
de cocina de un restaurante en Chicago, mientras le ayudaba a vaciar los tres kilos de
arroz que se utilizarían en ese turno:

“Anoche vino el gerente que también tiene un restaurant en el centro y según él iba
a hacer el arroz como lo hace allá. Se le quemó todo; según él era porque las ollas
estaban chuecas. Compró ollas nuevas y lo volvió a hacer y le quedó bien feo,
batido en un lado y crudo en el otro, todo apelmazado. Yo creo que es por la
cantidad que hacemos. Ahí se me ocurrió que era el arroz el que no servía, entonces
ahora lo que hago es meterlo al horno, mientras lo frío pongo el horno a todo, y lo
cuezo un rato arriba, y ya cuando casi está lo bajo y apago el horno y lo dejo un
rato ahí.”

de una buena factura de los chiles en el colectivo nacional es comprobar si el chile quedó esponjado,
es decir, si se montó suficientemente bien el huevo para lograr una capa fina y aereada que recubra al
chile que persista después de la fritura.

138
La experiencia de Víctor da cuenta de lo que sucede cuando se logra
sistematizar los registros sensoriales. Las experimentaciones en recetas que
contribuyen a las adaptaciones de las preparaciones, la eficiencia en la ejecución y la
consecución en la replicación de los sabores, provocan que la sazón se convierta en
una habilidad que puede ser considerada en términos de agencia como una
herramienta de trabajo. Tal habilidad implica el reconocimiento al preparador y lo
empodera para subir en los escalafones de las estructuras y jerarquías de la cocinas.
Como afirma Mériot (2008:81): “Skills are tied to an empowerment process that is
both cognitive and social”. El conocimiento culinario, entonces, deviene en una
herramienta de trabajo y de empoderamiento ante un panorama donde apremia la
nostalgia culinaria.

5.4. El desarrollo de la sazón como agencia: de la habilidad a la


competencia laboral

El último día de trabajo en el restaurante, casi al finalizar la jornada Elsa, con


una seriedad inusual, me dijo: Mira José, te quiero hacer un regalo. Te voy a
dar la receta de la salsa para las chips71. Tú sabes cómo gusta la salsa aquí,
ya viste como la gente pide más y muchos regresan sólo por eso. Pero por
favor, no la compartas con nadie. Esta receta no se la he dado a nadie, ni a
Rosa (su hermana y socia), ni si quiera a mis hermanos que tienen sus
taquerías en Los Ángeles (California, septiembre 2012).

Una vez dominado y sistematizado el proceso de experimentación para


apegarse los registros de sabor, sacando el máximo aprovechamiento del equipo y de
los ingredientes disponibles, la sazón se traduce en la habilidad para transformar
sensaciones en conocimientos que se concretan en la adquisición de un corpus de
conocimiento culinario. Este corpus se manifiesta en habilidades técnicas que son
altamente valoradas en el contexto transmigratorio donde recrear de manera
fidedigna los sabores del terruño se traduce en términos de reconocimiento y
destreza a la hora de ejecutar la labor. Como afirma Meriot (2008:84):

71
En Estados Unidos, a los totopos que se sirven en los restaurantes mexicanos, es común referirlos
como chips.

139
(Cooking) skill encompasses knowledge that is at once procedural, technical and
conventional, as well as semantic knowledge unique to members of society or more
restricted group. This definition affirms the dual adaptation required by skills, both
in balancing knowledge and reality, and the immediate working environment, such
as colleagues, employers or clients.

El conocimiento culinario y su expresión material en la reproducción de


recetas se convierte en un valor de mercado para quien recrea las preparaciones que
se elaboraban en México. De esta manera, quien logra desarrollar un modo propio de
cocinar que es capaz de replicar los platillos adquiere una competencia laboral que
puede ser observada en términos de agencia.

En este proceso se habilita un canal para el flujo del conocimiento culinario


que favorece la reproducción cultural en término de transferencia de recetas. Sin
embargo, como narra Saúl respecto al negocio de su tía al norte de Texas, en algunas
ocasiones, las recetas y la imitación de las prácticas pueden ser observadas cómo
mercancías susceptibles al plagio:

“Mi tía fue la primera en meter las gorditas de revoltillo72 cuando abrió su
negoció allá. Ella enseñó a algunas cocineras a hacer las gorditas con la misma
sazón que tiene la gente de aquí (en una comunidad de San Luis Potosí). Ahora en
todos los negocios de cocina mexicana del pueblo donde vive vas a encontrar las
gorditas de revoltillo. Las cocineras aprendieron como hacerlas y después de
renunciar van y las hacen en otros negocios donde les pagan un poquito más. Están
prácticamente vendiendo la receta por menos de un dólar”.

El uso consciente de las habilidades culinarias genera, por un lado, un valor


agregado al trabajo del cocinero, que le serviría, en el caso de cocineros empleados,
para escalar en la jerarquía de la cocina y por lo tanto recibir un mayor ingreso. En el
caso de los propietarios, contar con un cocinero experto que logra reproducir los
sabores de México garantiza un aforo constante de clientes y la consolidación de
restaurante con usuarios frecuentes. Por ello, la demostración del conocimiento
culinario en términos de la exposición de la sazón desencadena nuevos tipos de

72
Un guisado hecho a base de huevo revuelto con salsa picante de chile verde , jitomate y tomate
verde, que sirve para rellenar gorditas.

140
interacciones que se visibilizan, sobre todo, entre los participantes de la preparación
de alimentos.

Dentro de la cocina, el reconocimiento a quien realiza la labor de manera


eficiente y desarrolla una sazón que es capaz de reconocerse, dota de status al
cocinero. Sin embargo, el reconocimiento explícito hacia el cocinero favorece
situaciones de hostilidad dentro del ambiente de trabajo, como se muestra en la
siguiente ilustración etnográfica sucedida en un restaurante de pequeña escala en
Houston:

La tensión entre las dos cocineras se hizo más evidente después que
regresaron un plato por una falta de comunicación entre ellas. Sin embargo,
era perceptible que había una rivalidad añeja. Una hora más tarde, la cocinera
(que era la jefa de cocina) me dijo que comiera porque ya era tarde.
Enseguida me sirvió un plato de caldo de pollo que había estado preparando y
me había comentado con antelación que era un plato que le había merecido
varias felicitaciones: -¡Pruébalo!, verás cómo te sabe al caldo de allá. Al
restaurante han venido varios chefs mexicanos que tienen sus restaurantes
aquí en Houston sólo a probar el caldo y todos me han felicitado-, comentó
esperando mi reacción al probar el caldo. Cuando se volteó para terminar de
preparar otro platillo, la otra cocinera se acercó y hablando en voz baja me
dijo: -Ella cree que sólo ella puede hacer bien el caldo, la verdad es que a mí
me queda mejor. Yo tengo mejor sazón. Luego te lo hago yo para que lo
pruebes. No son los mismos pasos. Ella es muy complicada haciendo de
comer-. (Houston, abril del 2013)

Como muestran las notas de campo enlistadas, la capitalización de la sazón


se traduce, además de agencia culinaria (Adapon, 2008; Abarca 2006), en un medio
de reconocimiento que permite al cocinero la adquisición de status dentro de su
lugar de trabajo. Sin embargo, al ser consciente de la facilidad con que el producto
final puede ser reproducido por sus pares, se generan puntos de tensión que
desencadenan nuevas dinámicas sociales que determinan el modo de conducir de las
interacciones en la práctica culinaria, como se aprecia en la siguiente narración
expuesta por Sara. Unos días después de estar en la taquería me tocó ver cómo la

141
cocinera hacía el arroz. Yo le pregunté cómo le hacía para cocinar más de dos kilos
de arroz y que le quedara con esa textura:

“¡Deberías haber visto todo lo que me costó! Yo entré aquí y no sabía hacerlo. En
México yo era secretaria y no sabía cocinar, siempre compraba la comida porque no
tenía tiempo. Cuando yo llegué aquí (a trabajar a la taquería) había una señora muy
pedante que se burlaba de mí porque no sabía hacer arroz y decía que ella era la
“reina del arroz”, que toda la gente quedaba fascinada por su arroz. Uno se
imagina que por ser mexicano, otro mexicano te va a echar la mano, y más porque
aquí casi toda la gente es de pueblo. Ves lo que decimos allá, que la gente de pueblo
es muy amable, pero esta señora no era así. En su día de descanso me tocaba hacer
el arroz a mí y yo no sabía. Así que le pregunté cómo hacerlo. ¿Puedes creer que
me dio mal la receta? Al otro día me dijo: te quedó bien feo el arroz. Hasta que me
fijé que me había dado mal la receta. Sin que se diera cuenta la empecé a ver que le
echaba más de esto o más de aquello, vi por ejemplo que le echaba muchísimo más
aceite del que me dijo que le echara y por eso le quedaba bien bonito. Poco a poco
le fui agarrando el modo y a quitarme el miedo hasta que ya me empezó a quedar
bien”.

Las reflexiones de Mériot (2008 :84), ayudan a explicar la situación que vivió Sara
con su compañera de trabajo. En este sentido, la autora apunta:

…(S)kills attempt to designate a worthwhile connection from the subject to the work
situations, since it demonstrates the desire to differentiate in the evaluation of
individual performances. Their application is based on a form of arbitration within
individuals between a range of possibilities linked to their own knowledge and a
field of representations (of the situation, individuals’ professional or social role,
expectations of others)…

Mériot (2008) sugiere que la adquisición del conocimiento culinario toma


diferente significado para cada individuo dado que integra los aspectos cognitivos y
mentales que se transforman en experticia. Por ello, las habilidades pueden ser
asumidas como expresiones de un modo individual de socialización (entendida
como el proceso de aprendizaje y de relaciones que el individuo experimenta y que
van definiendo su rol dentro de una estructura profesional). Sin embargo, cuando el
sujeto ha desarrollado un conocimiento culinario y logra sistematizarlo,

142
continuamente es cuestionado por otros actores. Igualmente, ante situaciones donde
es inoperante este conocimiento, el cocinero manifiesta un grado de vulnerabilidad
ante la experiencia que permite observar la importancia del reconocimiento dentro de
la cocina, como se puede observar en la siguiente nota

Para que conociera a fondo todo el funcionamiento del restaurante, el chef


ejecutivo decidió que pasara por todas las partidas unos días para aprender a
hacer todos los platos. El funcionamiento del restaurante estaba diseñado de
la siguiente manera: había una señora encargada de hacer todas las
preparaciones básicas de las salsas, los guisados para los tacos, los tamales,
los caldos y los fondos para el arroz y los postres. Los cocineros que estaban
en la línea sólo se encargaban de las carnes en la parrilla, los tacos que no
eran de guisado, y las ensaladas y los platos a la minuta. Al saber que yo
pasaría unos días auxiliando a la señora que se encargaba de la preparación,
uno de los cocineros me dijo: -¡como hubiera querido estar también con la
señora para aprender realmente todo!, la señora cocina bien. Tiene buena
mano. Yo, si me sacas de aquí no sé hacer nada. Ella es la que sabe hacer
todo. ¡Qué bueno que puedas ver eso! vas a aprender mucho-. Entretanto, la
subchef (solo había dos mujeres cocineras), con evidente intención de hacer
notar su posición de jerarquía en la cocina, intervino diciendo que ella
también sabía hacer todas las preparaciones, que ella, como subchef, sabía
hacer todo. Dijo que incluso si por algo la otra señora fallaba, ella sabía cómo
sacar adelante las preparaciones con mejor sabor (Chicago, abril 2013).

La demostración de la experticia adquiere formas materiales cuando se


traduce en términos de sazón y por tanto, en términos de agencia. Sin embargo, la
agencia que se desarrolla en la cocina se vuelve vulnerable dentro de los contextos
laborales porque está sometida a requerimientos continuos de legitimación por parte
del resto de los actores sociales involucrados en la cocina. Este fenómeno, considero
que se evidencia en las cocinas cuyas jerarquías están definidas explícitamente.

143
5.5 Consideraciones finales del capítulo

En el presente capítulo se enlistaron los procesos y factores que intervienen


en el desarrollo del conocimiento culinario traducido en términos de la sazón. Estos
procesos tienen un eje rector primario: la nostalgia culinaria. Como se observó en
todos los pasos de los procesos de preparación, la añoranza está presente mediante el
deseo de replicar los sabores y maneras de cocinar como se hace en México;
trasciende y se eleva a la ejecución de una acción que empodera y dota de agencia a
quien la realiza. Esta agencia queda demostrada en diferentes manifestaciones:
desde la capacidad de traer al presente recuerdos no sólo del mismo sujeto, sino del
otro, hasta la habilidad para vincularse, o no, a las comunidades genéricas de los
colectivos migrantes.

Lo anterior pone en cuestión la posición del concepto de nostalgia como un


elemento estático que queda meramente en la dimensión emocional del sujeto que la
vive. Aquí se intentó demostrar que es un concepto que se traduce en nuevas maneras
de ejecutar la labor culinaria, donde la sistematización de la evocación favorecida
por las emociones genera nuevas maneras de preparar alimentos y despierta una
conciencia que se manifiesta en los planos sensoriales, performativos y de
interacción del cocinero con los otros actores que intervienen en el contexto. Por ello,
puede afirmarse que la experiencia migratoria y las situaciones del contexto influyen
notoriamente en los significados conferidos a los insumos, ingredientes, registros
sensoriales, y prácticas donde la memoria se antepone como un eje rector que
determina la manera en que el preparador se asume como un agente que es capaz de
traer el pasado al presente.

A partir del análisis de la sazón como última manifestación del


conocimiento culinario se constata cómo el proceso de la experimentación y la
sistematización del conocimiento culinario trata de alinearse a los sabores que se
reconocen como mexicanos. En este proceso, el cuerpo funciona no sólo como un
perceptor de información, sino como un vehículo que, regido por la memoria, se
alimenta de la nostalgia culinaria y se convierte en un eje dictaminador sobre cómo
actuar en la labor culinaria.

144
En el siguiente capítulo, exploraré qué sucede cuando se operativiza el
conocimiento culinario en restaurantes familiares y de pequeña escala para explicar
cómo la nostalgia se erige como un eje rector en los modos de funcionar de tales
restaurantes.

145
6. LA NOSTALGIA CULINARIA EN LOS
RESTAURANTES FAMILIARES Y DE
PEQUEÑA ESCALA: LA
OPERATIVIZACIÓN DEL
CONOCIMIENTO CULINARIO

147
En el presente capítulo expondré cómo se desentraña el conocimiento
culinario doméstico para operativizarse y sistematizarse en los restaurantes
mexicanos familiares73 y de pequeña escala74. En dicha operativización se articulan
dinámicas sociales entre los actores sociales involucrados (cocineros, personal de
servicio, proveedores y clientes). Tales dinámicas se activan y se recodifican
constantemente gracias a la memoria colectiva de los participantes, ya que los remite
a núcleos familiares, espacios, situaciones o prácticas particulares relativas a la
preparación de alimentos que se dejaron atrás con la migración hacia Estados
Unidos.

La activación de las dinámicas sociales enlistadas puede obedecer al deseo de


mantener el continuum alimentario que se hace consciente en la experiencia
migratoria y que se intensifica gracias al contexto que habilita el acceso cotidiano a
los ingredientes, el equipo y la información sobre comida mexicana que circula
dentro de estos establecimientos. Tal y como lo afirma Guarnizo (2010;53), “en el
empeño por mantener lealtades familiares, regionales y nacionales a larga distancia y
de reproducir prácticas socioculturales propias en el exterior, se afectan sistemas y
arreglos institucionales incluyendo estructuras familiares y de género.”

Las dinámicas sociales que se advierten dentro de los restaurantes familiares


y de pequeña escala pueden ser entendidas como procesos que, explícitamente o no,
están regidos por la nostalgia culinaria que permea el plano colectivo de las prácticas
que se llevan a cabo en las cocinas de los restaurantes. En estos establecimientos, la
nostalgia culinaria es alimentada de manera continua gracias a los siguientes
factores: el arribo continuado de actores que intervienen en el proceso; la circulación
de información y discursos sobre las maneras de preparar y servir alimentos y del
saber hacer culinario en México; la circulación de mercancías (ingredientes,

73
Como se explica en el apartado 3.4.2 de este documento, en esta investigación se entiende el
restaurante familiar como un establecimiento donde las funciones están divididas entre los miembros
de una familiar nuclear que puede o no, incluir a otros miembros de familia extensa. Por lo general
esta división de tareas está altamente definida, aunque no cuenta con un sistema de estandarización en
los procesos y procedimientos de adquisición y preparación de los alimentos.
74
Por su parte, como se puede corroborar en el apartado 3.4.3, en esta investigación un restaurante de
pequeña escala se asume con un establecimiento que pudo haber comenzado como un restaurante
familiar que en el proceso de expansión incorporó miembros que no pertenecen directamente a la
estructura familiar. Generalmente el aforo de estos establecimientos es mayor al familiar y, aunque
hay una estructura y jerarquía en la cocina, ésta suele ser flexible. Los procesos de preparación y
servicio suelen carecer de estandarizaciones rigurosas.

149
productos y utensilios que son importados desde el territorio mexicano)75 y la
verbalización de las cargas afectivas y simbólicas conferidas a la preparación y
consumo de alimentos (la resignificación del consumo de ciertos platillos gracias a
los calendarios emocionales76 asociados a la alimentación y el reconocimiento a la
buena ejecución de la labor culinaria tradicional).77

Este capítulo está estructurado por dos campos de análisis que son
complementarios. En la primera parte ofrezco una explicación de las estructuras que
habilitan la operativización del conocimiento culinario en el contexto migratorio de
la migración transnacional México-Estados Unidos. En la segunda parte exploro las
dinámicas sociales propias que se gestan al interior de las cocinas en término de
acuerdos, tensiones y negociaciones cuando se lleva a cabo la operativización del
conocimiento culinario. En ambas secciones, intento demostrar cómo la nostalgia
culinaria articula las dinámicas sociales que suceden en los restaurantes.

6.1. Los restaurantes mexicanos como puntos de anclaje laboral en las


redes migratorias familiares 78

Los restaurantes familiares y de pequeña escala suelen ser puntos de anclaje y


referencia que forman ejes medulares en las redes migratorias familiares entre
México y Estados Unidos. Estas redes no sólo establecen los focos estratégicos de
recepción e inserción laboral, sino que, como dicen Chávez, Granados et al
(2011:21):

75
Más adelante en este capítulo ofrezco un análisis de los tipos de aprovisionamiento que pueden
observarse en estos restaurantes.
76
Como se expuso en el capítulo 2, el concepto de calendario emocional lo retomo de Hirai (2009),
quien entiende la materialización de la nostalgia en las manifestaciones conscientes en ciertas
temporadas o eventos particulares que tienen relevancia en la comunidad de origen y en los cuales el
migrante no puede estar presente en las fechas en las que se realiza. Estas ideas se refuerzan con las
reflexiones de Pizarro (2010), que analiza cómo se acentúan las prácticas de reproducción cultural
que obedecen al deseo de mantener las maneras de comer ciertos platillos en fechas específicas y
cómo ello, además de propagar el conocimiento culinario, fortalece los circuitos migratorios
transnacionales entre México y Estados Unidos.
77
Cómo se observó en el capítulo 2 de este documento, distintos autores que discuten las pautas para
abordar las problemáticas transnacionales (Faret, 2010; Hirai,2009; Portes y Guarnizo, 2007)
defienden la idea que en la migración trasnacional no sólo se desplazan sujetos, sino además,
mercancías e información. Ello provoca nuevos significados y valores atribuidos a las prácticas
culturales que se despliegan en las comunidades de llegada.
78
Entendidas según la definición de Alanís (2008:09) que las explica como el “conjunto de redes
interpersonales entre parientes, amigos, paisanos y asociaciones de comunidades de origen y destino”.

150
consisten en lazos que vinculan a los emigrantes y no emigrantes dentro de un
entramado de redes sociales complementarias y de relaciones impersonales que se
sostienen gracias a un conjunto informal de expectativas recíprocas y de conductas
prescritas.

Como expliqué en los antecedentes históricos del problema en la parte


introductoria de esta investigación, en la historia de la migración mexicana, sobre
todo después de la finalización del Programa Bracero a mediados de la década de los
sesenta, el ingreso al sector terciario fue una opción recurrente para los mexicanos
que decidieron seguir en territorio estadounidense. Los mexicanos que decidieron
aventurarse en la migración una vez terminado el programa, encontraron en la
preparación de alimentos un área de oportunidad para la inserción laboral en Estados
Unidos. Para los que se quedaron en territorio estadunidense, durante las siguientes
dos décadas,79 al cambiar el status migratorio de trabajadores temporales a
indocumentados, el ingreso al sector de la construcción y de servicios80 fue una
alternativa que se popularizó ampliamente (Cfr Alanis, 2008; Gomberg Muñoz,
2012). La inserción en este sector laboral fue posible gracias a que el contexto
estadounidense, a partir de 1960, exigía mano de obra cada vez más barata, por lo
que los mexicanos, dada su condición migratoria, encontraron un nicho laboral
donde acomodarse (Hondagenau-Sotelo; 1994).

A partir de la década de los setentas y con la entrada en vigor de la Ley IRCA


en la segunda mitad de la década de los ochentas, se incrementaron los flujos
migratorios favoreciendo la migración femenina y la exponencialización de las
reunificaciones familiares. A partir de la regularización del status migratorio con la
ley IRCA después de 1986, se permitió a algunos mexicanos, además de la
reunificación familiar, la posibilidad de convertirse en pequeños empresarios que
79
Resulta oportuno señalar que a partir de la implantación de la ley IRCA en 1986 se sancionaría
aquellos empleadores que ocuparan trabajadores indocumentados.
80
Hondagenau Sotelo (1994) explica que el ingreso a las cocinas públicas por parte de los hombres
puede ser entendida también por la forma de organización de vivienda durante el programa Bracero
antes de 1965. Según la autora, los primeros acercamientos culinarios y a otras tareas domésticas
asociadas directamente con la mujer dentro de la cultura mexicana doméstica, se dieron gracias a las
estructuras en las que se organizaban para vivir durante el tiempo que duró el programa. Debido a
que dicho programa reclutaba exclusivamente a hombres, estos se agrupaban en asentamientos de
hasta quince o más individuos. Dada la necesidad de organización y supervivencia en la esfera
doméstica y la expresada nostalgia por la comida del terruño, los hombres aprendieron a realizar las
labores domésticas incluidas la culinaria, e incluso, la manufactura de las tortillas, alimento que por
tradición, simboliza la feminización de la cocina mexicana tradicional (Cfr. Pilcher, 2001 y Juárez
2009).

151
establecieron negocios donde diversos integrantes de la familia podrían participar
(Portes y Rambaut, 2009). Los restaurantes familiares y de pequeña escala
empezaron a convertirse en opciones recurrentes para el establecimiento de empresas
entre los migrantes, lo que posibilitó la puesta en marcha de pequeños negocios de
participación familiar que se popularizaron desde mediados de los ochenta y que en
la actualidad siguen vigentes.

La popularización de los restaurantes mexicanos también puede ser leída


como una manera de instauración de mecanismos legitimadores, no sólo de los
sabores, sino también de la identidad cultural, que enmarcan la mexicanidad de los
migrantes mexicanos que se encuentran en Estados Unidos. El fenómeno de
popularización de los restaurantes en la década de los ochenta puede ejemplificar el
escenario que propone Friedman (2001) en el mundo global, cuando lo que era
conceptualizado como las periferias dejan de ser consideradas como estructuras de
dependencia absoluta de los centros hegemónicos para establecer sus propios
procesos sociales de reproducción cultural.

Dadas las condiciones históricas en el ámbito laboral de los migrantes


mexicanos en Estados Unidos, en el imaginario colectivo del migrante mexicano que
ha trabajado en restaurantes, la apoteosis del sueño americano muchas veces se
traduce en el deseo de consolidarse como empresario restaurantero y montar un
negocio de comida mexicana. La decisión de lograr montar un establecimiento
representa un aumento en el bienestar al aumentar los ingresos, la seguridad laboral y
la estabilidad económica, además de favorecer un aumento en el status dentro de las
colectividades migrantes y ampliar el campo de trabajo para sus paisanos, como
queda de manifiesto en el siguiente fragmento etnográfico:

Cuando “el güero” logró sintonizar la estación del radio con una
antena improvisada con papel aluminio81, el silencio se hizo presente entre
los cocineros al escuchar la temática del programa82: Los “paisanos” que
trabajan en restaurantes. La dinámica del programa permite a los
radioescuchas compartir sus experiencias con el resto del auditorio. En esta

81
Papel de plata
82
El “show de Raúl Brindis” es reconocido por ser uno de los programas de mayor alcance y
preferencia entre los mexicanos. Aunque se transmite desde Houston, es escuchado en otras ciudades
con altos índices de población mexicana como Chicago, donde comprobé la popularidad que tiene este
programa al ser un referente constante en todos los restaurantes por donde pasé.

152
ocasión los locutores señalaban una sobresaturación en la línea durante más
de una hora por la temática que se abordaba sobre los mexicanos que trabajan
en restaurantes en Estados Unidos. Debido a que el volumen de la grabadora
se alcanzaba de manera gradual, cuando el volumen llegó a su máxima
capacidad, incluso las meseras se acercaron a escuchar. (Houston. Abril
2013).

A continuación, rescato algunas intervenciones de radioescuchas que


explícitamente, narran el anhelo de abrir un restaurante:

“Mi sueño o mi anhelo es poner algún día aquí mi restaurante. Llevo más de
10 años trabajando en un restaurante. Poner mi restaurante mexicano, pero
mexicano de verdad, soy cocinero y me sé todos los secretos de la cocina. Todo
menú tiene lo suyo” confesó un radioescucha de Texas… “Esta semana abrimos una
taquería, era mi sueño. Nos estamos esforzando para que todo tenga el toque
mexicano. Es muy difícil darle el sabor de México, pero todos nos esforzamos para
darle ese toque y que a la gente le guste” expresó otro radioescucha de Kansas.

Las declaraciones de los radioescuchas demuestran la colectivización del


anhelo de montar un restaurante donde el distintivo sea la autenticidad de los
sabores. Friedman (2001) y Appadurai (2001) coinciden en sus aproximaciones
sobre las lógicas de consumo en el mundo global en cuanto a las atribuciones de la
autenticidad como valor de mercado en la modernidad. En el contexto de la cocina
mexicana en Estados Unidos, el valor de la autenticidad en los restaurantes podría
parecer que es regido por una lógica de mercado que busca fomentar no sólo el
turismo gastronómico al que refiere Pilcher (2012), sino que se puede asumir como
un medio de vinculación con México a través de los sabores, que crea o refuerza el
sentido de pertenencia en la comunidad a los migrantes mexicanos que se encuentran
en Estados Unidos.

Desde la perspectiva transnacional en términos de condiciones laborales, los


establecimientos familiares y de pequeña escala deben su éxito, según Basu (2002), a
que el giro permite la flexibilización en la contratación en cuestiones legales y que la
situación migratoria no determina directamente la posibilidad de trabajar, además de
la puesta en marcha de dinámicas “fáciles” de trabajo al ser personas conocidas o
recomendadas y tener rasgos culturales, como el idioma y el tipo de organización

153
laboral. Este tipo de negocios, se convierten también en modelos de referencia en
términos de éxito. En esta línea, Josué, me contó cómo no sólo entre los cocineros
del restaurante de Arkansas donde trabajaba, sino también entre otros mexicanos que
trabajaban en distintos restaurantes con los cual él tenía relación, continuamente se
narraba la historia de una empresa que sólo contrataba gente de la comunidad de
origen de los dueños, promoviendo así un valor de trabajo asociado a la noción de
comunidad de origen:

“Hay una cadena, los de las 'papas poblanos' que están en Texas. Empezaron
con un localito y ahora ya tienen negocios en Oklahoma y Arkansas. Decían que
esos solo contrataban puros poblanos83. Contaban que iban varias veces al año a su
pueblo a traerse gente para trabajar un buen rato con ellos y luego ya iban por
más…”

Cómo se observa en las afirmaciones de Josué, debido a que, generalmente, el


trabajo no demanda el dominio de habilidades técnicas especializadas o
profesionales, las actividades pueden ser desarrolladas por cualquier persona. Para
los dueños, el contratar paisanos representa, además de un discurso de ayuda o
retribución a la comunidad expulsora que favorece la vigencia de su imagen y su
status en dicha comunidad, un control de costos que permite el desarrollo del
establecimiento al poder negociar las horas trabajadas y las tarifas salariales. Sin
embargo, estas condiciones también favorecen un modo de explotación continuada y
legitimada por las mismas colectividades que se enmascaran bajo el ámbito del
paisanaje. En efecto, en la estructura del flujo migratorio, pude apreciar la tendencia
a la promoción de condiciones laborales de explotación que se enmarcan bajo el
discurso de solidaridad con la comunidad de origen. Estas condiciones, como se
analiza posteriormente en este capítulo, favorecen la rotación del personal que
habilita el flujo de información culinaria.

Como expuse en el capítulo 3 de esta tesis, los restaurantes muchas veces


sirven como nodos articuladores de las redes migratorias y como puntos de anclaje
que favorecen la continuidad de las cadenas migratorias familiares. Estas
afirmaciones se pueden corroborar con la trayectoria migratoria de Jaime y su
familia, de San Luis Potosí a Houston:

83
Oriundos del Estado de Puebla.

154
“Cuando yo llegué me acomodé con un amigo de mi padrino que tenía un
amigo también de San Luis que trabajaba aquí en la taquería y me dijo que la dueña
era de San Luis y que aquí había chance [de trabajar]. Me quedé un año, casi dos. Yo
jamás me había metido a la cocina, pero aquí aprendí rápido. Aquí había un señor
que era taquero y me enseñó todos los trucos, yo creo que porque también era de
allá de San Luis y nos quería echar la mano. Ya después me traje a mi esposa y a mi
hija que estaba chiquita. Aquí ya nació mi segundo hijo. Cuando mi esposa llegó, yo
la pude meter a trabajar también aquí y por eso estamos los dos en esto. Nos dan
chance de tener horarios que nos acomoden por los niños”.

Los restaurantes sirven como un punto de contacto entre la comunidad


expulsora y la receptora al representar un medio tangible de referencia para decidir la
trayectoria migratoria, lo que los valida como espacios sociales transnacionales. Los
restaurantes familiares o de pequeña escala fungen en algunas ocasiones como el
primer punto de acogida del nuevo migrante al tener un lugar de recepción de trabajo
temporal. Algunas veces, incluso, el restaurante provee hospedaje y manutención
debido al giro familiar donde se van incorporando los recién migrados. Como explica
Josué, al responder cómo fue que se empezó a trabajar en el restaurante de Arkansas.

“La señora era de Rio Verde [San Luis Potosí] y buscaba pura gente de aquí
[de San Luis Potosí] para trabajar con ella. Decía que le daba más confianza y que
nosotros sí sabíamos trabajar. Yo me sentí muy a gusto con esa familia, nos daban
lugar para dormir y pues hablábamos puro español, comíamos como aquí. Vivíamos
enfrente del restaurante, arriba de su casa y todo muy bien. No sé, supongo que es
porque tienen las mismas costumbres de uno y que se hace todo más fácil. La señora,
en broma, me decía que me casara con su hija más chica, que para que todo
quedara en familia.

Una vez establecido cómo los restaurantes sirven como puntos de anclaje
necesarios para la operativización del conocimiento culinario, describiré la función
de los actores sociales que intervienen para habilitar la circulación y operativización
de la información culinaria, y cómo la nostalgia que manifiestan dichos actores
influye en las dinámicas sociales que se generan dentro de las cocinas.

155
6.2. Migrantes permanentes y migrantes temporales: la transmisión
del conocimiento culinario en pequeña escala

Para poder explicar cómo se operativiza el conocimiento culinario, considero


oportuno distinguir el papel que juegan la situación de migración de los actores
sociales que intervienen en el funcionamiento de las cocinas de los restaurantes. Para
ello utilizo como categorías de análisis el tipo de migración, ya que considero que es
el factor que condiciona las dinámicas sociales dentro de los restaurantes.

6.2.1 Los migrantes permanentes

En primer lugar destaco el papel de los migrantes permanentes o de larga


duración que están inmersos en una estructura donde el conocimiento culinario ya se
ha sistematizado y cuyo dominio de poder se atribuye a la demostración constante
del saber culinario. Su importancia radica en la transmisión del conocimiento y las
maneras en que se gestiona, instruye y delega este conocimiento a sus coterráneos
que se incorporan al negocio tanto como preparadores, ayudantes, lavatrastes,
garroteros o meseros.

Respecto de la relación de los migrantes permanentes con los migrantes


temporales que se incorporan al negocio, algunas ocasiones, el compartir lazos
sanguíneos, rasgos culturales, cultura alimentaria, comunidad, pueblo o región de
origen con los trabajadores que se integran al equipo de trabajo del restaurante, se
traduce en un trato preferencial para los sujetos de recién incorporación en el
restaurante. En otras palabras, muchas veces el empleador considera al trabajador
como una extensión de la familia, lo que hace más flexible los campos de
intervención del migrante recién incorporado en el quehacer culinario. En estas
situaciones, como se explicó en el capítulo cinco, el cocinero recién incorporado
suele echar mano de su historia alimentaria personal a través de su biografía
sensorial y su memoria corporal para desempeñar sus funciones en la estructura
laboral, como me comentó Linda, quien es propietaria de un restaurante en Chicago,
cuando el cocinero se asomó por la ventanilla del pase de platillos en su negocio:

156
“Este cocinero lleva poco con nosotros, aunque es callado es buen chico. Es
de Guerrero y ya nos enseñó a hacer un mole y un pescado como lo hacen en su
pueblo y ya lo metimos al menú.”

El permitir la intervención de los cocineros en el desarrollo del menú, además


de conferirles agencia, fomenta una atmósfera de confort que refuerza las dinámicas
de proximidad entre los actores que intervienen en el restaurante, como explica Tere,
quien tuvo la oportunidad de arrancar un negocio propio cuando se divorció:

“El propósito fue hacer un buen equipo. Yo lo que quería hacer era como una
familia grandota, trato de que los que llegan se sientan bien, los cocineros, las
muchachas que trabajan de meseras, todos. Incluso cuando se van, casi siempre han
regresado. Por coincidencia de la vida les toca que se embarazan o se casan y luego
regresan. Yo no he corrido a nadie.”

Aunque las declaraciones explicitan el deseo de considerar a los trabajadores


como parte de una familia extensa, no puedo dejar de reconocer el carácter
paternalista en sus afirmaciones. Entre los propietarios de los restaurantes familiares
y de pequeña escala, encontré que existe un discurso generalizado sobre la noción de
considerar a sus trabajadores como miembros de la familia para justificar las
condiciones laborales precarias que rigen la mayoría de este tipo de establecimientos.
Sin embargo, como se verá en algunos testimonios posteriormente, los recién
emigrados aceptan tales condiciones debido a que este tipo de restaurantes representa
su primera inserción al mercado laboral en Estados Unidos. Por ello, como se verá
en las ideas posteriores, la rotación del personal es un fenómeno recurrente entre los
restaurantes mexicanos en Estados Unidos.

En otro orden de ideas, para explicar la relevancia en la estructura de la


circulación y sistematización del conocimiento culinario, es preciso señalar los tipos
de trayectoria de la migración permanente. La primera es la migración familiar por
etapas (family stage migration), donde generalmente el hombre jefe de familia es el
primero que migra y que busca condiciones para una futura reunificación familiar.
Posteriormente, se reconoce la migración de unidad familiar (family unit migration)
que implica una migración en bloque con todos los miembros de la familia nuclear
(Hondagenau-Sotelo, 1994). La historia de Vanessa, quien trabaja como asistente de

157
contabilidad y responsable de catering en un restaurante Tex-Mex, ejemplifica esta
clasificación.

“La idea de migrar fue por mi papá. Tenía un hermano en México que ya
estaba aquí y que trabajaba en un restaurante. Cuando regresó le dijo que había
más oportunidad de trabajo, que estaba mejor aquí. Mi papá se vino solo 3 meses y
nos dejó a mi mamá a mi hermano y a mí en México. Ya después regresó por
nosotros y nos vinimos todos.”

Por último, se reconoce la migración independiente (independent migration)


que es individual; no es impactada por el género, aunque mayoritariamente se trata
de hombres que emigran solos y que, generalmente, buscan una migración circular o
de circuito pero que pueden establecerse en Estados Unidos (Hondagenau-Sotelo,
1994). La trayectoria migratoria de Tere, propietaria de una taquería en Houston,
materializa estas ideas.

“La primera en venirme fui yo con todo en contra. A diferencia de la


mayoría, yo no tenía a nadie aquí. Luego vino mi hermano pero ya con un plan
cuando vio que yo estaba estabilizada. Él llegó a trabajar a mi restaurante pero
como la paga no es mucha, se fue a trabajar a otro restaurante más grande, a uno
que era de americanos para americanos. Después se salió para trabajar en
construcción”

Este tipo de patrones se puede complejizar cuando se trata de familias


numerosas que deciden alinearse en este gremio gracias a la circulación de
información, la creación, instauración y reforzamiento del modelo de éxito en el
imaginario familiar y comunitario y las perspectivas generadas a partir de él. El
hecho de poder establecer un negocio es un elemento que potencia la migración
permanente del resto de la familia y establece un nodo de captación de más
migrantes para ampliar la red.

Este fenómeno trae como consecuencia una migración por etapas y de


manera longitudinal que se inserta de una red migratoria comunitaria de mayor
dimensión que está regida por el giro de la actividad restaurantera que va ampliando
lazos de migración laboral con un modo particular de operar. Elsa pertenece a una
familia de migrantes que ha logrado consolidar varios restaurantes en California y

158
Nevada. Su historia familiar ayuda a comprender cómo se replican los modelos de
funcionamiento gracias al flujo de información sobre la gestión y sistematización del
conocimiento culinario.

“Mi hermano el mayor se vino para Estados Unidos y el empezó a trabajar


en un restaurante en San Diego de unas personas de nuestro pueblo. Él no sabía
cocinar, nada más conocía lo que mi mamá preparaba. Cómo éramos nueve,
entonces, siempre teníamos que ayudarle. Luego a los dos años se trajo a mi
hermano “Chavo”, que es el que le sigue. Luego de San Diego los dos se fueron a
Anaheim donde entraron a trabajar con unos primos hermanos de mi papá que
trabajaban en una cocina de un restaurante italiano. En ese restaurante mi hermano
José se encargaba de ver que toda la cocina estuviera en orden y el otro, al que le
decimos Chavo, era el pastelero. Ahí aprendió algo, pero él siempre ayudó en la
casa porque mi mamá todos los días hacia pan para que pudiéramos comer todos.
Luego, ya se trajeron a mi otro hermano que se llama Rafa, que es él que sigue de
Chavo, y entró a ese mismo lugar. A él le tocó hacer las ensaladas.

Para ese entonces mi hermano más grande puso su restaurante. Sus suegros
que también son mexicanos ya tenían dos taquerías y se pudo asociar con ellos. En
Cotija la mayoría de la gente viene y se dedica a poner restaurantes. Cuando van [a
Cotija] les dicen: 'vente para allá yo te doy trabajo', pero para muchos que aceptan,
su meta no es quedarse con ellos. Es como llegar ahí como de trampolín. Mucha
gente decía que no pagaban bien, lo único que hacían entonces era llegar a algún
lugar en San Diego con gente conocida, parientes o gente del pueblo donde podían
llegar y de ahí irse a donde ellos quisieran.

Mi hermana Rosa, que es la más grande, como un tiempo trabajó con José
(todos trabajamos con mi hermano el mayor, todos empezamos con el), ya le sabía al
negocio. Primero empezó a trabajar aquí en el field pero duró poco, porque es un
trabajo bien duro. Luego se fue a trabajar a Ontario [California] con mi hermano
José, y luego se casó y se regresó a vivir a Merced. Fue cuando compró el
Restaurante Cotija porque fue a pedirle trabajo al restaurante, que ya era en ese
entonces un restaurante y de un compadre mi papá que también es de Cotija. Rosa le
pidió trabajar unas horas porque ella se enfadaba en su casa y el señor le dijo que le
daba trabajo de cajera en las tardes. Ya después el señor le dijo que lo quería

159
vender porque tenía otro lugar en Madera y mi hermana se lo compró. Ya tiene 20
años con él. Es el mismo concepto y también se llama Cotija. Se puede decir que
hay Cotijas en todas partes de EU y es la misma comida.

Como se puede observar en la historia de Elsa, los trabajadores que logran


establecer un negocio de comida en estados Unidos, los casos de éxito difundidos
entre los núcleos familiares y comunitarios, son un aliciente para el crecimiento y
complejización de la red migratoria. El hecho de establecer y posicionar con éxito un
restaurante es una oportunidad para que distintos actores del núcleo familiar y
comunitario decidan migrar. En principio, la migración se da bajo la excusa de
auxiliar en el buen funcionamiento del restaurante y después, en algunos casos con
mayor suerte, para independizarse con su propio negocio siguiendo las pautas y
modos de operación de los establecimientos donde estuvieron trabajando y, en
algunos casos, hasta robarse a los clientes. José, que es dueño de un restaurante en
Chicago, expresó su malestar en relación a la rotación del personal y al
entorpecimiento de la eficiencia en el desarrollo de las labores culinarias:

“Lo malo es que [los cocineros] duran poco y luego llegan unos que no saben
hacer nada, están acostumbrados nada más a servir o abrir la lata, luego se llevan
lo que aprendieron aquí y ponen o quieren poner sus negocios.” (José, propietario
Chicago).

La estructura de este tipo de redes migratorias facilita el flujo y


sistematización del conocimiento culinario. Pizarro (2010:153) explicita y amplía
estas reflexiones :

Este circuito de intercambio de saberes y sabores gastronómicos a nivel mezzo


prolifera cada vez más entre los transmigrantes que en cierta etapa de su vida
lograron hacerse de un capital y se arriesgaron a invertir. El promedio de ellos
trabajó más de diez años para animarse a poner un negocio por cuenta propia. Una
vez que tenían la seguridad legal, el conocimiento tanto administrativo como del
mercado de la ciudad, el capital y el ánimo para salir adelante sin depender de los
anglosajones, es que la mayoría de ellos logró con éxito una empresa.

160
6.2.2 Los migrantes temporales

Para poder ofrecer un panorama general de los actores sociales que habilitan
las estructuras de circulación y sistematización del conocimiento culinario, me
referiré como migrantes temporales a los sujetos recién incorporados a las estructuras
de los restaurantes. Soy consciente de que es una categoría genérica que puede ser
problemática por el carácter generalizador que le doy, ya que no necesariamente son
migrantes circulares entre México y Estados Unidos, pero sí son sujetos móviles en
la escena de los restaurantes mexicanos en Estados Unidos.

Los migrantes recién incorporados y, sobre todo, los recién emigrados, son
sujetos activos que cumplen con la función de ejecutar las labores culinarias y,
además vinculan y dan vigencia a las relaciones sociales entre México y Estados
Unidos al brindar información y mercancías a los migrantes permanentes para
recordarles, en cierto modo, que los lazos con México lejos de romperse se
fortalecen. Sany explica cómo, en su negocio, el sujeto recién llegado trae consigo
conocimiento aprendido de México que se replica en Estados Unidos.

“Ahorita aquí ya tenemos un panadero [que no es de su familia], pero es


negocio familiar. El que nos ayuda ya era panadero desde México. Yo creo que eso
es lo que hace que el pan sepa igual que allá, además que siguen utilizando las
recetas y los ingredientes, el huevo fresco, no enlatado ni envasado como en otras
panaderías.”

Este tipo de migrantes son las piezas claves para la recreación de los sabores
debido a la puesta en marcha de los saberes aprendidos ya sea en México, o en otros
restaurantes mexicanos en el territorio estadounidense. Asimismo, son agentes de
circulación y transmisión del conocimiento que reproducen los modos de
funcionamiento de otros restaurantes donde han trabajado, como cuenta Tere sobre
el concepto de su taquería:

“Él [su exmarido] era taquero de otro restaurante mexicano, era muy bueno.
Tenía ya como 7 años en la plancha. El restaurante donde trabajaba era de esos que
siempre están llenos y él estaba en la plancha. Pero cuando se vino para acá [a
Estados Unidos] no sabía nada, lo que sabe lo aprendió todo acá. Él aprendió a ser

161
taquero aquí en Houston, allá no sabía nada. A los tres meses de casados decidimos
aventarnos a poner una taquería. El decidió y yo lo apoyé, porque se sabía todos los
trucos y el menú al derecho y al revés. De hecho, el menú que tenemos viene desde el
'Jalisco', que es de los primeros restaurantes en Houston. Es lo más tradicional, son
como las taquerías de allá de Jalisco. Yo aquí había trabajado de mesera en otros
restaurantes. También me sabía la movida de cómo funcionaba el comedor.”

La circulación de información para la sistematización del conocimiento


culinario en ningún caso es fluida ni totalmente explícita. Al contrario, muchas veces
la circulación de personal conlleva tensiones entre trabajadores y patrones, que
incluso verbalizan discursos sobre el carácter moral del robo de información y
conocimiento culinario (Cfr capítulo 5.4). En el programa de radio que mencioné
unas líneas arriba, el conductor principal refirió ser propietario de un restaurante
mexicano. Con un enojo evidente expresó:

“No hay nada que le incomode más a un dueño que se le salga un empleado
que trabaja en la cocina, que ponga su local y que le vaya a copiar las recetas,
sobre todo un cocinero. Uno sabe cómo comensal cuando cambiaron al cocinero.”

Es oportuno señalar que dentro de las cocinas no sólo fluye información


culinaria. Los restaurantes sirven como espacios para establecer contactos que
perpetúan las redes del sector laboral de la preparación de alimentos y que garantizan
las estructuras que habilita el flujo de conocimiento culinario. Los contactos
laborales surgidos a partir de los encuentros en las cocinas también son un punto de
referencia para tejer y ampliar las redes migratorias que apremian, sobre todo, a
coterráneos en igualdad de circunstancias. A continuación condenso varias
declaraciones de trabajadores de la cocina tanto en Chicago como en Houston que
consiguieron trabajo por sus contactos que trabajaban en cocinas de restaurantes:

“Yo me vine por un tío que estaba aquí y él me consiguió la chamba de


lavaplatos en Arkansas. Luego él se vino para acá porque un amigo suyo que
trabajaba en la cocina se adelantó y dijo que aquí sí se podía y pagaban mejor
porque allá se empezó a poner fea la cosa por lo de los papeles,” me comentó
Chava, quien era lavaplatos en un restaurante en Chicago. Raúl cómo cocinero
retornado, refuerza la idea de los contactos laborales relacionados al paisanaje: “Al
restaurante mexicano llegas por amigos y contactos, ahí iba yo a comer y me hice

162
amigo de un mesero, él fue el que me salvó de los caciques chinos”. Por último,
Beto, quien era cocinero en Houston, confirma como se perpetúa las redes
transnacionales. “Yo me vine porque no tenía para pagar la universidad. El novio de
mi hermana se había venido un rato para acá y me dijo que había chamba y no
había problema por lo de los papeles, que en la cocina era fácil encontrar trabajo
con los paisas”.

Una vez expuestos a los actores sociales que tienen mayor relevancia en la
circulación y sistematización del conocimiento culinario, ahora mencionaré otros
actores y otras estructuras que habilitan la sistematización del conocimiento
culinario. Asimismo, expondré cómo la nostalgia también está presente en los actores
y las dinámicas de aprovisionamiento de los restaurantes.

6.2.3 Los proveedores y las dinámicas de provisión en los restaurantes


familiares y de pequeña escala

Como nota aclaratoria, en este apartado muestro algunas situaciones que, en


sentido estricto, se salen de las cocinas de los restaurantes. Sin embargo, considero
que tales situaciones son de especial relevancia para esta tesis ya que abordan las
estrategias de aprovisionamiento de los restaurantes familiares y de pequeña escala.
En estas dinámicas queda demostrado cómo la nostalgia culinaria no se subordina
solamente al contexto del restaurante, sino que se visibiliza y se refuerza fuera de él.

Los proveedores y las dinámicas de provisión juegan un papel relevante en el


ejercicio de la conmemoración al establecer estrategias comerciales a la usanza
tradicional mexicana, donde los compadrazgos, descuentos, favores, créditos, pilones
y hasta ingredientes especiales que se transportan de manera clandestina de México,
son comunes en las maneras en que se proveen los ingredientes en los restaurantes
mexicanos.

Abarca y Pérez Lee (2007) explican que en este tipo de interacciones entre
migrantes que comparten en un mismo espacio alimentario, la ocasión comensal en
todas sus posibilidades hace que se desarrolle una conciencia alimentaria
transfronteriza que obliga al sujeto migrante a traer al plano consciente su situación

163
migratoria de deslocalización para compartirla con aquellos en igualdad de
circunstancias. Por mi parte considero que esa conciencia alimentaria transfronteriza
es el eje rector de la configuración de la identidad alimentaria transmigratoria que
se gesta a partir de ciertos factores como la manifestación consciente de la
resistencia alimentaria ante la exotización de los espacios sociales transnacionales
alimentarios, entre otros factores que se abordarán en profundidad en el siguiente
capítulo.

En términos de aprovisionamiento, los restaurantes familiares y de pequeña


escala pueden ser asumidos como espacios de difusión cultural entre las
colectividades de migrantes mexicanos que trabajan en las cocinas, ya que algunas
ocasiones son los puntos de recepción de productos mexicanos, como queda
demostrado en la declaración de Raúl, un cocinero retornado:

“A veces que me mandaban comida de por acá y los mismos compañeros del
restaurante me la querían comprar. Había quienes sí hacían negocio, les mandaban
cosas o venía alguien de allá y acomodaban todo ahí mismo en el trabajo. Yo en el
restaurante conocí algunos productos oaxaqueños o de Veracruz que no había
probado ni si quiera en México.”

El tipo de aprovisionamiento que refiere Raúl tiene que ver con aquellos
productos o ingredientes que son transportados de un lugar a otro por propia mano de
los migrantes, o bien por parte de los sujetos pertenecientes a su círculo social
inmediato. Es decir, son los mismos migrantes o sus familiares, colegas o amigos
que pueden ir y venir a sus comunidades de origen, quienes transportan los productos
(Medina y Vázquez-Medina, 2015). Kormanisky (2009) explora este proceso a
través de un estudio de migrantes mexicanos en Alaska y lo llama “comer
transnacionalmente” (eating transnationally). Para la autora, los alimentos son
capaces de conectar personas y lugares, pero estas comidas, afirma, dependen de las
interconexiones y la movilidad a través del espacio trasnacional para poder ser
consumidas, y así hacer perdurar su consumo fuera del lugar donde se preparan. Por
ello, los restaurantes no sólo son espacios sociales transnacionales, sino que también
pueden ser observados cómo sitios de difusión cultural para los miembros de las
colectividades migrantes.

164
El migrante que transporta los productos o ingredientes cumple con diversas
funciones en este proceso: es proveedor, es consumidor y muchas veces es el
encargado de hacer perdurar el consumo de los ingredientes, a la vez que se convierte
en un agente de intercambios transnacionales; como explica Saúl, cuya familia
nuclear tiene un negocio de comida en el norte de Texas:

“Esta última vez que fui a Estados Unidos con mi mamá, me dijo que no me
llevara casi ropa, que al fin siempre que voy allá me compro. En cambio, me pidió
que le llevara dulces y chiles de unos que allá casi no se consiguen. Mi hermana,
que nació allá no los conocía. Antes, mis tíos, cuando iban, eran los que les
llevaban, pero ya casi todos están allá…”

La historia de Saúl me sirve para retomar los principios básicos de la


perspectiva del transnacionalismo sobre la circulación de mercancías, información y
valores inherente al flujo de sujetos entre ambos países. Los restaurantes familiares y
de pequeña escala han sabido consolidar estrategias de aprovisionamiento que
involucran el flujo de mercancías entre los dos países para ensamblar productos y
comercializarlos como mexicanos. Es decir, en muchos de estos negocios, los
ingredientes importados son transformados en productos que se venden como si
fueran confeccionados en México, o bien, que hacen una alusión explícita de su
factura mexicana. Por ello, puedo afirmar que el conocimiento culinario se capitaliza
en la situación migratoria en términos de valor comercial, como puede apreciarse en
las declaraciones de Saúl, al explicarme cómo su madre además de comida
preparada, vende productos que se comercializan como mexicanos, aunque son
confeccionados en Estados Unidos:

“Mi mamá hace el chorizo como el de Río Verde, le queda igual y se le vende
muy bien, también incluso vende nopalitos picados como los del mercado, porque
allá no los encuentras así ya pelados y picados, pero la gente ve que es como aquí y
los compra… A mi mamá un señor que también era de Río Verde le vendía allá la
mezcla para hacer el chorizo con los chiles y las especias ya preparadas, pero el
señor se cambió de pueblo. Antes de irme a trabajar con ella me habló para que le
llevara tres kilos del preparado. Me costó muchísimo conseguirlo en Río Verde, ya
no lo hacen para vender. Fui a todas las carnicerías del mercado y con los conocidos

165
que ella tenía ahí pero nada; hasta que di con uno que resultó que fue mi compañero
en la secundaria, que me dijo que ya no lo hacía, pero como era para mí sí me lo
quiso hacer.”

Parasecoli (2014) afirma que este tipo de estrategias no sólo dotan a los
migrantes de herramientas para dictaminar la relación que se establece entre la
comunidad de origen con la de acogida, sino que dejan ver también la construcción
del sentido propio de comunidad migrante al ser partícipe de estos mecanismos de
aprovisionamiento. Con ello queda demostrado que más allá de las posibles
dificultades, las alimentaciones migrantes se readaptan continuamente en los
territorios de residencia mediante estrategias prácticas que recrean de uno u otro
modo las maneras de comer que se llevaban a cabo en México (Medina y Vázquez-
Medina, 2015). Este tipo de estrategias también permite que plantear los reajustes
entre las nociones entre local y lo global que cobran sentido propio en los contextos
de las alimentaciones migrantes. Como afirma Parasecoli:

For migrants, locality is experienced through the production, preparation and


consumption of foods, the performance of practices and the reproduction of cultural
categories that reinforce their connection with their places of origin and with other
migrants in other countries, with friends, family members and with other nearby or
faraway migrants” (2014:432).

A diferencia de los establecimientos de mayor tamaño, los pequeños


restaurantes mexicanos funcionan de manera poco estandarizada. En este tipo de
establecimientos los proveedores adquieren una función especial en la manera en que
se da no sólo la relación comercial, sino también las interacciones que tienen con los
propietarios y cocineros de los restaurantes. Estas interacciones intentan recrear las
maneras de comerciar en México, preservando una clara preferencia por el paisanaje,
como se aprecia en las declaraciones de Alex, cuando me contó cómo se conseguían
los ingredientes en el restaurante que era propiedad de su madre en un poblado cerca
de Chicago:

“Mi mamá y yo íbamos a Chicago, a un mercado que se llama Watermarket


que son paisanos que venden sólo cosas mexicanas y ahí compraba todos los

166
vegetales. Después íbamos a otro lugar a comprar todos los lácteos con otros
paisanos. Conoció a mucha gente que después le vendía directo al restaurante y le
hacían descuentos.”

Para reforzar estas reflexiones, las declaraciones de Isabel también sostienen


la noción del trato preferencial y los beneficios que representan aprovisionarse con
migrantes de la misma comunidad de origen, lo que refuerza ampliamente el sentido
de comunidad. Isabel me comentó que en Chicago, ya se pueden encontrar todos los
ingredientes, incluso los más especializados para hacer preparaciones específicas:

“Vamos al centro [de Chicago] a un lugar que se llama la garita de San Luis.
Ahí si no tienen algo, lo piden y nos lo traen. Nos tratan muy bien, yo creo que
porque sabe que también somos de San y Luis. ”

Para los sistemas de aprovisionamiento que implican la entrega de la


mercancía directamente en los restaurantes, los proveedores con cierta antigüedad
negocian directamente con los propietarios, que a su vez les retribuyen con confianza
y consideración. Estos acuerdos se suelen agradecer con comida “especial” en cada
encuentro, como se aprecia en la siguiente situación sucedida en un restaurante de
California.

Al acabar de cocinar las carnitas para los días posteriores Elsa guardó un poco
en un trozo de papel aluminio. Antes que yo le preguntara el porqué de la
acción, se adelantó a decirme que era para el “señor de las verduras” que
vendría a entregar el pedido por la tarde: “Ese señor nos trata muy bien.
Varias veces no hemos alcanzado a pagarle porque no sale la caja y nos deja
pagarle después. Además siempre nos da cosas. Yo sé que le gustan las
carnitas, por eso le aparto de estas que acaban de salir” (California, octubre
del 2012).

Los propietarios y cocineros de estos pequeños restaurantes mexicanos


dependen de diversas redes informales para abastecerse de determinados productos
de México en general o de sus localidades de origen en particular. Y ello ya sea para
abastecer de “mexicanidad” su restaurante, o bien ellos mismos y sus más allegados

167
(Medina y Vázquez-Medina, 2015). Dichas redes informales presentan unas
características cualitativas importantes de cara a ellos mismo y a su clientela: son
quienes traen los productos desde México, o bien quienes saben cómo y dónde
adquirirlos. Son, por tanto, quienes mantienen un contacto más directo con el lugar
de origen (Medina y Vázquez-Medina, ibid); el puente a través del cual llegan
productos que de otro modo serían de muy difícil acceso, como narra Josué al
explicar lo difícil que era conseguir productos frescos en Arkansas:

“todos los chiles, especias las cosas de sabor a México nos lo llevaban de
Río Verde el cuñado de la señora, todo estaba arreglado por conectes de paisanos
que nos traían cosas, a veces hasta tunas y nopales que pasaban por abajo del agua.”

Como afirma Matus, el traslado de los alimentos, además de paliar la


nostalgia que implica el alejamiento, tiene que ver con “el afán de los migrantes por
reensamblar las líneas fluidas de sus vidas que fueron fragmentadas simbólica y
físicamente con el cruce de las fronteras” (2012:15). El poder convertirse en un
medio de provisión para la repercusión de reproducción del hecho alimentario
fortalece los lazos que establecen los actores involucrados en el restaurante (Medina
y Vázquez-Medina, 2015). De este modo, las relaciones sociales derivadas del
aprovisionamiento sitúan al restaurante en el centro de una red de migrantes que, en
algunos casos, sustituye en cierto modo las relaciones familiares, como lo que pude
percibir en un restaurante en Houston:

A media mañana del jueves Jaime con rapidez elaboró un desayuno que no
se encontraba en el menú. Lo empaquetó para llevar y lo aparto cerca de la
mesa. Unos minutos después entró el proveedor de las tortillas y al
despedirse, el cocinero le dio la comida empaquetada: “Este primo es el que
me consigue las tortillas taqueras más baratas para el negocio que tengo los
fines de semana.” (Houston, abril del 2013)

Aunque en este trabajo no se han explicitado las lógicas de consumo que se


llevan a cabo dentro de los restaurantes familiares, considero necesario incluir una
descripción de las dinámicas que se llevan a cabo con los clientes frecuentes para
demostrar cómo la nostalgia culinaria también queda demostrada en la relación que

168
se establece con estos actores sociales.

6.2.4 Los clientes frecuentes

Los clientes pueden incluirse, en algunas ocasiones, como parte del colectivo
que se asemeja a una familia extensa donde los privilegios como los créditos
alimenticios (consumir y pagar en días posteriores), descuentos y porciones extras o
personalizadas son muestra del sentido de pertenencia a la comunidad migrante en la
que recrean las maneras de interacción en algunos comercios de preparación de
alimentos en México. En algunas ocasiones, los propietarios, cocineros y personal
de servicio hacen extensivas las dinámicas sociales de inclusión y pertenencia hacia
los clientes que se traducen en tratos preferenciales, discursos de afecto y prácticas
de remembranza. Rosa, propietaria de un restaurante en California y socia del
restaurante donde llevé a cabo el trabajo de campo, expresó su tristeza al tener que
modificar las dinámicas de crédito que tenía con sus clientes.

El lunes después del primer fin de semana que estuve en el restaurante,


Rosa, acabando de hacer las cuentas y con lágrimas en los ojos, me comentó
que estaban muy tristes porque ya no podían dar comida fiada, y que no
sabía que iban a hacer porque tenían muchos clientes que se manejaban así.
Iban un día entre semana, comían sin pagar y el fin de semana les pagaban las
cuentas. Sin embargo, debido a la mala racha del restaurante ya no podían
mantenerse con ese acuerdo y les pesaba mucho estar teniendo que
comunicárselo a sus clientes en cada ocasión (California. Septiembre del
2012).

La particularización de la comida, de acuerdo con gustos, sabores y


recuerdos, es otra manera constante de hacer sentir a los migrantes mexicanos parte
de una estructura donde la comida funciona como medio de anclaje para rememorar
el pasado, personas, lugares o situaciones que no están de manera física, en el
presente del consumidor. Linda me contó una anécdota sucedida hace algunos años
pero que no olvida, por la situación particular que vivió en su restaurante en Chicago,
con un cliente frecuente:

169
“Yo creo que les gusta venir aquí porque saben que se les va a preparar
todo lo que quieren. Una vez llegó un señor que quería que le hiciera unos
chilaquiles84 sin salsa ¡Imagínate! Me dijo que así se los hacía su mamá. Me la puso
difícil, no le iba a poner sólo los totopos fritos sin nada. Lo bueno es que estábamos
haciendo caldo de pollo y se los remojé un poquito con caldo, luego les puse crema
y queso y sus frijoles, como allá, para que supieran a algo.”.

La personalización de los platillos no siempre obedece a una expresión


consciente de afecto. Algunas veces parece obedecer a un sistema de fidelización que
exige un trato preferencial, aunque esto involucre, en algunas ocasiones, una ruptura
en la ejecución habitual de la labor culinaria, como se puede apreciar en la siguiente
nota.

El domingo por la mañana el restaurante suele estar lleno de familias y


grupos de mexicanos que se reúnen para desayunar o comer. En el momento
de ocupación máxima, Luz, con un visible enfado por el tiempo que le
tomaría sacar la orden, después que la mesera le dijo que ya había llegado el
señor X, puso a tostar unas tortillas. Posteriormente, se dispuso a hacer
huevos revueltos con jamón y frijoles en la plancha, un plato que no estaba
enlistado en el menú y que su ejecución difería del patrón de cocinar los
huevos en una sartén, ya que por indicaciones de la mesera, debía cocinarse
todo junto en la plancha. Desde la ventanilla de pase, la mesera le recordó a
Luz que los huevos tenían que estar bien fritos, “casi quemados” y las
tortillas bien tostadas. Una vez entregada la orden, Berta, otra cocinera, me
dijo que era el desayuno de un señor que iba todos los días a comer lo mismo
y que alguna vez le había comentado a la mesera que desde chico había
desayunado eso (Houston, mayo del 2013).

A pesar de ser recurrente entre los coterráneos, lejos de ser una práctica
segregacionista, este tipo de manifestaciones involucran prácticas de inclusión para
que clientes de otras etnicidades se aproximen y se apropien en términos sociales y
sensoriales de la comida mexicana, como se aprecia en la siguiente nota del campo
sucedida en California.

84
Los chilaquiles es un plato que usualmente se consume para el desayuno y que consiste en totopos
de maíz fritos que se bañan con una salsa de jitomate o tomate verde con chile, y se terminan con
queso fresco espolvoreado, crema y rodajas de cebolla cruda.

170
Ante mi ojo equivocado de confundirlo con un “ paisano” que se extrañó
cuando le hablé en castellano, Elsa, después de que el cliente se fue, me
explicó que era originario de un país de medio oriente y que trabajaba en un
lote de carros próximo al local: “ Es vegetariano y me da pena porque yo no
salgo de lo mismo, le hago sopes85 o tacos de frijoles, pero él sigue viniendo,
dice que le gusta mucho y agradece que le haga cosas que no están en el
menú.”(California. Septiembre del 2012)

La situación referida en el fragmento anterior demuestra que en ningún


momento la noción de comunidad es estática. Linda, de Chicago, refuerza estas
reflexiones al expresar su inquietud por integrar más platillos mexicanos que se
apeguen a los requerimientos de sus clientes frecuentes. Este tipo de lógicas de
consumo, además que dejan ver cómo el trato preferencial se puede capitalizar con la
fidelización de los clientes, también demuestra cómo se van caracterizando los
perfiles de los usuarios en la contemporaneidad.

“Si te fijas, desde que limpiaron Pilsen86 ya hay más cosas. El barrio está
subiendo mucho de precio y se está poniendo de moda entre los jóvenes venirse a
vivir aquí. Ahora hay mucho más güeros que viven por aquí y que se están haciendo
clientes frecuentes. A mí me da pena porque muchos son vegetarianos y me piden
platos vegetarianos y ya no sé qué más ofrecerles”

En el caso de los clientes frecuentes mexicanos, las dinámicas sociales de


confort favorecen, además de las interacciones sociales, la ruptura de la cotidianeidad
y el reforzamiento de la resignificación de ciertos platillos que se enmarcan bajo
estas dinámicas. Este fenómeno provoca la festivización del consumo gracias al
contexto donde se llevan a cabo. Entre risas, Jaime me contó cómo surgió un grupo
de clientes que se han mantenido desde la apertura del establecimiento:

“Aquí en la esquina empezaron a hacer varias construcciones. Todos eran


paisas y vieron que las meseras eran muchachas guapas y que aquí se hacía buena
comida, que era comida como la de México. Ellos [los trabajadores de la
construcción] con el pretexto de que tenían poco tiempo para comer, les pidieron los

85
Antojitos que consisten en masa de maíz con formato de disco con un hueco en el interior, que suele
rellenarse con frijoles queso fresco, crema y cilantro y cebolla picada.
86
El barrio de Pilsen, constituía hasta hace unos años, uno de los enclaves más representativos de los
mexicanos en el área central de Chicago.

171
números de teléfono a las muchachas para hablarles y pedirles la comida desde
antes, pero no les funcionó porque ya sabíamos qué iban a pedir. Les gustaba mucho
el caldo de res y siempre pedían lo mismo. Por eso, ya no tenían pretexto para
hablarles. Ya sabíamos que a las doce, que era su hora del lunch, teníamos que estar
listos con el caldo, las tortillas y la salsa picosa. Se acabó la construcción y ellos
siguen viniendo, a lo mejor ya no diario porque les queda lejos, pero son nuestros
clientes regulares porque les gusta mucho como hacemos el caldo”.

El deseo de mantener el continuum de consumo de ciertos platillos tanto de la


vida cotidiana, como aquellos con que se degustan en ciertos momentos, ayudan a
favorecer la manifestación de los calendarios emocionales entre los migrantes. Este
fenómeno posiciona al restaurante como una institución que habilita la recreación de
México mediante practica de consumo que aglutinan a coterráneos en igualdad de
circunstancias. Agrupo tres declaraciones de diferentes actores que dan cuenta cómo
en fechas especiales (generalmente religiosas), que tienen especial relevancia para
los mexicanos, los clientes encuentran en los restaurantes familiares un modo de
perpetuar los hábitos de consumo que se asocian a estas fechas.

“Ahora que es cuaresma los clientes nos piden mucho que les hagamos el caldo de
habas y las tortitas de camarón87”, me comentó Isabel, en Chicago. “En diciembre
se vienen otros familiares de México para ayudarnos con los tamales88 porque no
nos damos abasto. Toda la gente quiere cenar tamales para el 24 y el 31”, refirió
Sany de California. “Antes nos dejaban descansar el primero de enero, pero ahora
no. Es el día más ocupado del año. Hacemos menudo y caldos para toda la gente
que agarró la fiesta y vienen a curarse la cruda. Deberías de ver como está. Hay
veces hay cola hasta afuera para entrar,” expresó Sara de Houston.

Una vez expuestos los sujetos participantes en las estructuras que habilitan las
prácticas de conmemoración en los procesos culinarios, considero oportuno analizar
cómo se dan las interacciones en el contexto migratorio transnacional cuando se trata
de traspasar el ámbito doméstico o de reproducir ciertas prácticas que se llevaban a
cabo en el territorio mexicano. Por ello, resulta conveniente cuestionar, ¿cómo se

87
Mezcla de gambas pulverizadas que se aglutinan con huevo y se fríen.
88
Preparación de origen prehispánico, que consiste en masa de maíz que se revuelve con manteca de
cerdo para lograr una textura esponjosa, que se rellena con distintos guisados y se envuelve en hojas
de maíz o de plátano, para cocinarse al vapor.

172
sistematiza y se lleva a cabo la operativización del conocimiento culinario doméstico
en los restaurantes familiares? ¿Qué dinámicas sociales de carácter familiar se
afectan o se reconfiguran cuando el conocimiento culinario tiene que traspasar el
ámbito doméstico y se distribuye para operativizarse?

6.3 Tensiones y negociaciones de género y poder en la


operativización de la labor culinaria

En la operativización del conocimiento culinario doméstico en el ámbito público


se desencadenan nuevas reconfiguraciones técnicas y sociales que alteran las
interacciones dentro de las cocinas. En estas reconfiguraciones que implican una
redistribución en las tareas culinarias donde se necesita la participación tanto de
hombres como de mujeres, las acciones, los discursos, las prácticas y los
instrumentos contribuyen a establecer nuevas relaciones entre los actores sociales
involucrados en la ocasión comensal.

En este tipo de establecimientos el cruce del conocimiento culinario del ámbito


doméstico al público es un detonante que favorece nuevas estrategias y
negociaciones familiares en términos de poder y género. En el intento continuo de
mejoría en el bienestar social en la esfera familiar que traspasa la frontera del ámbito
privado se reconfiguran los roles asociados al género, tendiendo a la flexibilización
de los mismos. En otras palabras, los nuevos ordenes establecidos a partir del
fenómeno migratorio se ajustan al contexto habilitando nuevas estrategias de trabajo
a partir de la ruptura de las convenciones tradicionales de los roles laborales de las
prácticas culinarias asociados al género difundidos en México. Como afirma Pizarro
(2010:41):

La comida también asigna roles de género y determina quién hace qué en la cocina. Los
transmigrantes89 varones solos (sin pareja) asumen nuevos roles respecto a la
preparación de los alimentos. Muchos de ellos cocinan y recogen la cocina, rompiendo

89
El término transmigrante es un concepto acuñado dentro de la producción académica dedicada al
transnacionalimo para asignar a los sujetos migrantes en situación de migración transnacional.
Considero el término un tanto problemático debido a su carácter generalizador en designar cualquier
tipo de migrante debido a su poca utilidad para explicar el objeto de estudio de la presente
investigación.

173
con su papel histórico de macho mexicano… Sin embargo, la modificación de los roles
depende mucho del origen rural/urbano, étnico/mestizo…

Por su parte, Manuel Calvo (1982) explica que si bien las nuevas configuraciones
dentro de la distribución de tareas en un contexto migratorio en el ámbito doméstico
aluden a un cambio en la distribución de las prácticas culinarias en términos de
género, en el nivel más primario, las atribuciones y valores de orden tradicional
conferidos a las mismas son conservados:

La valeur communautaire s’intensifie; les liens de parenté vont, dans certains cas, se
renouveler et enrichir leur signification…Le statut des membres du groupe familial est,
dans la plupart des cas quelque peu modifié par le déplacement: c’est principalement le
rôle traditionnel de l’homme qui change dans la pratique quotidienne, même si les
valeurs intériorisées sont conservées. L’homme participe davantage aux tâches liées á la
pratique alimentaire du groupe: achats préparation, distribution des aliments… les
modifications du rôle de la femme dépendant beaucoup de son insertion
socioéconomique et, en particulier, de son activité en dehors du foyer. Le rôle de
nourricière de celles qui vivent en repli de la société continue á être important même si
dans certains cas elles peuvent ce rôle pour l´enfant qui dédaigne ou refuse leur cuisine.
Mais en général les femmes occupant encore une position clé dans les pratiques
culturelles de l´alimentation et de las fonctions d’aide à la intégration, en tant
médiatrices culturelles … (1982 :412).

Aunque la fecha de publicación del texto de Calvo me obliga a tomar con


reservas algunas de sus reflexiones, encontré que los reajustes en la distribución de
tareas traen consigo tensiones tanto de hombres como de mujeres, en las
negociaciones sobre cómo ejecutar la práctica culinaria. En este orden, los estudios
de Hondaneu-Sotelo (1994; 2011) se rigen bajo la idea central de la inoperancia de
considerar solamente al hombre como agente de cambio social en el contexto
americano y a la mujer como un sujeto ignorado sin participación social dentro y
fuera del ámbito familiar. Sin embargo, la autora tampoco se apoya en darle todo el
peso de la dinámica a la parte femenina; es decir, sus postulados se fundamentan
sobre la idea de los acuerdos y negociaciones (explícitas o no) entre hombres y
mujeres en el contexto estadounidense, en las órbitas familiares y comunitarias.

Para la autora, tales acuerdos se desarrollan con la finalidad de lograr una


mejoría significativa en los niveles social y económico en las esferas domésticas y

174
comunitarias en Estados Unidos. Estas negociaciones se ajustan constantemente bajo
un proceso de madurez; es decir, no se dan en un acto consensuado único ni de
manera definitoria ni estable en el tiempo, sino que van sufriendo modificaciones
hasta lograr esta nueva configuración. En ningún caso, las negociaciones implican la
negación de puntos de tensión o de conflicto.

A pesar de que las aproximaciones de Hondagneau-Sotelo sólo trazan sus


encuadres de manera superficial en la óptica trasnacional enfocándose más hacia
los asentamientos definitivos, la autora es consciente del creciente flujo de
información, objetos, personas y valores culturales, pero defiende su postura
argumentando que no se pueden eliminar las estructuras sociales constituidas en los
casos de migraciones permanentes.

Una de las conclusiones a las que llega Hondagneau-Sotelo que es de especial


relevancia para este trabajo, es que si bien es cierto que el fenómeno migratorio
incentiva o favorece la flexibilización de roles tradicionales, sobre todo en la esfera
doméstica a partir de negociaciones, también es necesario considerar que a partir de
las reagrupaciones familiares, existe la tendencia generalizada a reproducir las
dinámicas familiares de la distribución de labores a la usanza tradicional. Es decir, se
favorece la reproducción tradicional de la división de roles, lo que implica asumir un
retroceso en las maneras de división de la labor doméstica, pero no de manera
totalizadora, sino con un cierto grado de intervención masculina o una
participación más activa por parte de los hombres en las labores culinarias. Sin
embargo, la paradoja que propone Hondagneau-Sotelo no pretende, en ningún caso,
explicar de manera totalizadora la complejidad en los acuerdos y reconfiguraciones
de las tareas asociadas al género en un marco de poder. Me apoyo en estas
reflexiones como punto de partida para explicar cómo se aprecian este tipo de
negociaciones dentro de las cocinas de los restaurantes familiares y de pequeña
escala.

Para poder explicar cómo se generan las estrategias de operativización del


conocimiento culinario, tomo en consideración las aproximaciones de Giard en de
Certeau (1999). Giard propone un análisis para desentrañar los procesos de
adquisición y puesta en marcha del conocimiento culinario que sirve como punto de

175
partida para explorar las dinámicas de poder y género que se pueden observar en la
migración transnacional:

La realización de la acción culinaria se descompone en una serie ordenada de


acciones elementales, coordinadas en secuencias de duración variable según la
intensidad del esfuerzo necesario, organizadas sobre la base de un modelo aprendido
del prójimo por imitación (alguien me han enseñado como hacerlo), reconstituido de
memoria (así vi que lo hacían) o establecido por medio de ensayos y errores a partir
de acciones vecinas (terminé por descubrir cómo hacerlo) (1999:157).

Giard va más allá de las meras operaciones técnicas sugiriendo cómo la


buena ejecución puede ser un medio de empoderamiento:

La habilidad de adaptar la acción a las condiciones de ejecución y la calidad del


resultado obtenido constituyen la prueba de poner en práctica y evidenciar una
habilidad precisa. En la acción se superponen invención, tradición y educación para
darle una forma de eficacia que conviene a la constitución física y a la inteligencia
práctica de quien la ejecuta (1999:157).

En el caso particular de los cocineros mexicanos en Estados Unidos, resulta


indispensable tomar en cuenta el contexto histórico y social del desarrollo de la
cocina tradicional para poder analizar las connotaciones de género y poder que se
develan en las operaciones culinarias, así como para entender las tensiones y
negociaciones resultadas a partir de ellas.

En la memoria y el imaginario colectivo mexicano y, según la tradición


histórica de la culinaria nacional, la preparación de alimentos tradicionales siempre
ha estado asociada con manos femeninas (Cfr. Pilcher, 2001, Juárez, 2009). El
ámbito de participación masculina es claramente limitado a ocasiones y
preparaciones específicas y, por tanto, en la esfera doméstica, como en la pública
(las cocinas siguen siendo comandadas por mujeres. Cuando hay un intento en los
reajustes de los ámbitos de preparación, sobre todo entre los migrantes que provienen
de extractos rurales, se evidencian las tensiones relativas al género por dichos
reajustes. Raúl me contó cómo su deseo de aprender a cocinar antes de migrar se vio
reprimido debido a las prejuicios sociales sobre la intervención dentro de la cocina,
por la inminente vulnerabilidad a su masculinidad que implicaba interesarse por la

176
cocina: “Cuando en el rancho veían que te interesaba la cocina te decían: ¡quítate!
hazte para allá que te vas a hacer joto90, las ollas no son para los hombres.”

Cuando el conocimiento culinario doméstico sale a la esfera pública, existen


alteraciones y acentuaciones en términos de poder a la manera de operar el
establecimiento. Abarca (2006) propone un modelo de análisis para estudiar a las
mujeres cocineras que logran establecer su propio negocio basado en la riqueza
familiar (familiar wealth). Aunque toma en cuenta los aspectos económicos como
parte fundamental del incremento en el bienestar, la autora fija su atención en las
ventajas sociales producidas y reflejadas en la realidad del contexto donde se
desempeña.

Este modelo sostiene que además del incremento en el bienestar familiar y


reconocimiento de la propietaria como empresaria logrado a partir del
establecimiento del negocio, la mujer se dota de poder para establecer los modos y
roles de funcionamiento de su cocina. Además de la continuación y de la herencia
culinaria obtenida a partir de las funciones desarrolladas por cada uno de los
miembros que participan en el negocio, la mujer obtiene reconocimiento y marca su
propio estilo estableciendo la continuidad del modo en ejercer la labor culinaria. Este
modelo se puede representar con la narración de Alex, que habla del restaurante
donde su mamá, además de ser propietaria, era la que se encargaba de dar la sazón a
todos los platillos:

“Mi mamá era la que le ponía el sazón a todo. Ella era la que realmente
cocinaba. Los otros cocineros como yo, sólo la asistíamos en lo que necesitaba pero
ahí le aprendí desde cómo escoger los ingredientes, cuanto echarle de cada cosa y
solo de verla”.

Las mujeres cocineras que tienen sus propios negocios establecen nuevos
modelos de construcción de la comunidad, que si bien generalmente reproducen las
atmosferas del que hacer culinario doméstico, las maneras de gestión sirven como
medio de atracción de clientes y futuros empleados, haciéndolos sentir en un
ambiente de confort y confianza donde establecen, incluso, modos de interacción
similares a relaciones familiares de familia extensa. En la investigación etnográfica

90
Manera peyorativa de señalar a un hombre homosexual.

177
sobre los restaurantes de cocina zapoteca en Los Ángeles, Maximino Matus encontró
cómo se visibiliza la capacidad de las mujeres en la construcción de la comunidad.
En sus hallazgos etnográficos, el autor explica:

Ante la negativa de sus esposos para permitirles que trabajaran, al encontrarse


desempleadas o al recibir bajos ingresos en sus espacios laborales, la venta de
comida desde sus casas o mediante el ambulantaje se convirtió en una alternativa
para generar mayores recursos que permitieran la reproducción cabal de sus unidades
domésticas. En la década de 1980, diferentes mujeres de origen zapoteco
comenzaron a abrir las puertas de sus casas y acondicionaron parte de sus espacios
domésticos para la venta de alimentos. De esta forma es como aparecen de manera
informal las primeras tiendas y restaurantes zapotecos en Los Ángeles. En estos
lugares sólo se vendían productos en días y horarios específicos de la semana. No
obstante, para asistir era necesario conocer a los dueños o ser introducido por alguna
persona cercana. De esta manera intentaban protegerse de las autoridades
estadounidenses, ya que de alguna forma estaban incurriendo en una actividad ilegal
al utilizar los espacios habitacionales con fines comerciales (2009: 44-45).

Las mujeres que logran montar sus negocios, además de complejizar la


culinaria, adquieren la capacidad de reunir miembros de las colectividades migrantes
en espacios emergentes de consumo de alimentos, lo que les confiere un papel activo
en la conformación de la comunidad y una figura de referencia y poder. Cuando le
pregunté a Raúl en cuál de los restaurantes mexicanos donde había trabajado le
gustaba más la comida mexicana, me contestó:

“donde yo he comido la comida mexicana más rica allá no es en un


restaurante, es en departamentos y son señoras que tienen a sus esposos malos y se
ponen a cocinar por necesidad y venden a escondidas y así se va corriendo la voz
entre los mismos paisanos”

Ante este panorama que sugiere que las cocinas públicas son espacios
comandados por mujeres es oportuno preguntar, ¿qué pasa cuando los hombres
empiezan a intervenir en las asignaciones tradicionales a la labor culinaria? ¿Cómo
afecta la tecnologización de las cocinas públicas a estas reconfiguraciones?

Algunos estudios (Cfr Calvo, 1982; Hondagenau Sotelo, 2011; Ariza, 2011;)
demuestran que, aunque generalmente la forma de organización doméstica en el

178
contexto migratorio involucra una mayor participación de los hombres, y por lo tanto
implica una flexibilización de los roles tradicionales, en ningún caso se puede hablar
de una ruptura o una transformación sustancial de los valores asignados a la labor
culinaria antes de la migración. Por ello, en algún momento de la inserción laboral
en Estados Unidos vivirán una situación de conflicto al ver su status asociado con
su identidad de género vulnerada, por la condición laboral que representa en el
contexto estadounidense ingresar como preparadores de alimentos. Deborah Bohem
ayuda a explicar mejor estas ideas. A partir de una serie de estudios en los que siguió
a sujetos de comunidades rurales, la autora expone las tensiones que a traviesan los
hombres en el cambio del tipo de actividad en la migración:

Cuando los hombres del rancho parten hacia el Norte, normalmente encuentran
trabajo en el sector de servicios como cocineros, asistentes de meseros o lavaplatos
u, ocasionalmente, en el ramo de la construcción. Este es un cambio significativo
para los hombres ya que habitualmente trabajan por su cuenta manejando las
parcelas. Estos cambios traen como resultado una erosión de su masculinidad, tal
como se define en sus comunidades de origen, donde la virilidad se asocia a su
condición de agricultores (Bohem, 2008: 102).

Las reflexiones previas contribuyen a validar la noción del enfoque que


reconoce la manera en que las masculinidades y las feminidades son relacionales e
implican procesos de negociación y empoderamiento. Por lo tanto, el género puede
considerarse como una construcción cultural que, por sus características, puede
variar en el tiempo y en el espacio y no es un acuerdo inmutable o definitivo
(Hondagenau Sotelo 2011; Ariza, 2011, Mahler y Pessar 2001, 2011). Castellano y
Boehm (2008: 5) problematizan este fenómeno y proponen el planteamiento de una
paradoja de género resultada de la inserción de los hombres a nuevos ámbitos
laborales en los proceso de migración mexicana hacia Estados Unidos:

Movement across borders fosters a gendered paradox—contradictory performances


of gender in Mexican communities on the two sides of the U.S.- Mexico divide.
Although migration can challenge and in some instances transform constructs of
femininity, masculinity, and sexuality, it can simultaneously reinforce established
gender roles. The fluidity and unpredictability of migration often result in the
assertion of paradoxical gendered practices and experiences: migration can be both

179
regulating and liberating for males and females and may foster change even as
previous practices are reasserted.

Si bien, puedo afirmar que las negociaciones apremian en los nuevos órdenes
de la labor culinaria, los puntos de tensión son evidentes en las prácticas donde la
operativización del conocimiento culinario implica una mayor participación de
hombres en la cocina en las tareas asociadas generalmente a las mujeres. A
continuación presento dos miradas contrastantes de cómo se negocia por un lado la
inclusión y los acuerdos y tensiones que se presentan en los negocios familiares y de
pequeña escala.

6.3.1 “Aquí, ya cualquiera es mujer” 91: Tensiones en las prácticas y


discursos culinarios y la tecnologización de las cocinas

Como he mencionado en esta investigación, los saberes culinarios empíricos


del ámbito doméstico son extrapolados a la esfera pública en los restaurantes
familiares y de pequeña escala en Estados Unidos. La transferencia de estos saberes
se ha traducido en un medio de construcción de la autenticidad que se convierte en
un valor de mercado, como coinciden José y Elsa, desde su visión de propietarios:

“Aquí siempre hemos tratado de hacer cocina autentica, cocina como la que
hacían mis abuelos, tal cual como comemos en la casa hacemos todo aquí, por eso
la gente viene,” refirió José. “Es el mismo sazón de casa, no sabemos cocinar de otra
manera, si te comes un taco aquí es el mismo que te comes en mi casa y por eso
viene la gente, porque es cocina auténtica” dijo Elsa.

En la transferencia de los saberes domésticos al ámbito público también se


reconfiguran los procesos operativos de la preparación de alimentos. La
tecnologización de las cocinas de los restaurantes con equipo que simplifica las
labores culinarias (por ejemplo, los robots procesadores para hacer cantidades
industriales de salsa, hornillas industriales que acelerar los tiempos de cocción,
cortadores y peladores mecánicos) ha provocado un reajuste en la percepción social
de los actores involucrados en la preparación de alimentos.

91
Lupita, cliente frecuente. Chicago.

180
Asimismo, la diversidad de productos para conferirle sabores específicos
(mezclas de condimentos para dar “sazón mexicano,” concentrados de caldos y otros
sazonadores, chiles limpios, tostados y molidos que sólo necesitan ser rehidratados
para utilizarse) a los alimentos, permite un desentrañamiento de la labor culinaria
haciéndola más fácil y por tanto, más accesible para aquellos que no tienen
familiaridad en la cocina. Este fenómeno ha ocasionado una disminución en el
estatus y el reconocimiento conferido a aquellas personas expertas, favoreciendo los
puntos de tensión entre los participantes:

“…. Yo siempre he dicho que aquí quiero cocineros, no 'cuchareros' de esos


que nada más sirven y quieren que todo se los den hecho, creo que ahí está la
diferencia entre una buena cocina y otra que no sirve. Otros restaurantes usan los
frijoles de lata y mucho más suave lo picoso, incluso saben las cosas dulces porque
ya vienen prefabricadas; eso no es comida mexicana.”

La tecnologízación de los productos y del equipo también puede ser analizada


desde la perspectiva de género. Mientras me llevaba a conocer las calles donde había
más restaurantes mexicanos en un suburbio de Chicago, Lupita me comentó sobre la
amplia disponibilidad del tipo de productos de fácil uso y lo simple que resultaba
cocinar mexicano en estos días. Tal fenómeno, ha provocado que las labores
culinarias no requieren ningún tipo de habilidad para ser desarrolladas: “Aquí, ya
cualquiera es mujer.” Cuando se hace más evidente la incursión de los hombres a
procesos o prácticas culinarias que son socialmente relacionados como mujeres, la
tensión percibida en los discursos llega incluso a dimensiones de conflicto, como me
narró Saúl cuando evaluó su última experiencia como trabajador de un restaurante:

“Mi tía me puso de cajero en uno de sus negocios. Vendíamos gorditas y


tacos en una isla del estacionamiento del centro comercial. Los primeros meses me
la pasé mal porque sólo estaba otra empleada que era la cocinera y yo. Entrabamos
a la misma hora y yo me ponía ayudarle para sacar todo a tiempo. Cuando se dio
cuenta que iba a hacer la salsa fue y me quitó. Me dijo que cómo yo siendo hombre
iba a hacer una salsa; pero el momento del pleito fue cuando se dio cuenta que
podía hacer gorditas, no podía creer que un hombre podía hacer cosas con masa de
maíz…”

181
Durante el desarrollo del trabajo de campo, pude percibir cómo los ámbitos
de preparación que están asociados con las mujeres generan situaciones de asombro,
incertidumbre e incluso hostilidad más allá de los discursos, como se puede percibir
en la siguiente nota del campo sucedida en Houston:

Ante la falta de un elemento en el equipo y siendo uno de los días con mayor
actividad, las funciones en la cocina eran caóticas. Debido a la falta de
personal y de manera desorganizada, las cocineras en turno intentaban cubrir
las funciones de la señora que se ausentó. Por ello, la encargada de hacer las
tortillas se fue de lavaplatos y las otras dos cocineras se las arreglaban para
hacer tortillas mientras hacían las preparaciones. Mientras eso sucedía, yo
estaba designado a elaborar la producción (picar verdura, cortar carne,
elaborar guacamole). Ante el incremento de la tensión y los gritos por parte
de las meseras para que apresuraran las órdenes, el descontento de los clientes
que se escuchaba hasta la cocina y era reiteradamente comunicado por medio
de las meseras, me dispuse a acercarme al área donde se hacían las tortillas y
comencé a confeccionarlas y cocinarlas en la plancha. Mi concentración en
hacer un buen trabajo se rompió al darme cuenta del silencio que de repente
había permeado al interior de la cocina. Cuando volteé para ver qué era lo
que ocurría, me di cuenta de que no sólo las cocineras habían dejado de hacer
sus actividades, sino que un par de meseras se habían metido para ver lo que
estaba pasando. Asombradas, me observaban con incertidumbre:

-¿Por qué sabes hacer tortillas si eres hombre?- Me preguntó la encargada de


la cocina-¿Le quedaron bien?- Preguntó con reserva una de las meseras,
mientras la jefa de cocina examinaba minuciosamente un ejemplar de las
tortillas. Al ver que las tortillas se asemejaban al resto que se encontraban
apiladas en una bolsa de plástico para mantenerse calientes, la jefa de cocina
con un notable enfado, me quitó de la plancha para seguir ella con la
operación (Houston, mayo del 2013).

Las manifestaciones de tensión no sólo se expresan cuando un hombre se


adentra en las prácticas que están asociadas directamente con preparaciones de
mujeres, sino que también ocurre en sentido opuesto. Tanto en México, como en
Estados Unidos, la figura del taquero está asociada con lo masculino. En la cultura

182
culinaria mexicana, la praxis de la elaboración de tacos en cocinas públicas es un
ámbito donde el hombre puede demostrar su experticia en las labores culinarias.
Cuando la mujer entra en estos terrenos el desconcierto también se hace evidente,
como se puede apreciar en la siguiente anécdota sucedida en California:

El primer día que llegué al restaurant Elsa me estaba enseñando como sacar
algunos platos del menú. Me enseñaba cómo agarrar la cantidad adecuada de
carne directamente de la plancha sin ningún instrumento más que la tortilla
(un gesto técnico propio de los taqueros expertos). Esa era la medida correcta
de la cantidad de carne para un taco. Repentinamente, se empezó a ruborizar
cuando con una fuerte exclamación me dice: “Dios mío, me estoy
convirtiendo en un taquero, como es posible que haga así ya los tacos sin
darme cuenta” (California, septiembre del 2012).

A pesar de que en las prácticas, debido su carácter espontáneo, la idea del


traspaso de labores causa tensiones entre los participantes, en los discursos se
enmascaran estas tensiones, pero no se eliminan los componentes de la idiosincrasia
sobre la estaticidad en la asignación de roles de género en la elaboración de comida
mexicana, como queda demostrado en el siguiente condensado de diversos actores
sociales que participan en las labores del restaurante:

“…Todos respetábamos y yo admiraba mucho a la señora por lo que estaba


haciendo, sin papeles y ya con un restaurante y todo por su familia, no me
importaba que me mandara una mujer” refirió Josué. “Ellos cocinan mejor porque
le ponen más empeño, como saben que no es algo de ellos, o no es algo que traen ya
dado, le ponen más empeño, en cambio las mujeres decimos: eso es fácil entonces
somos más descuidadas”, dijo Rosa. “Mis hijos cocinan mejor que sus hermanas,
tuvieron que luchar por su género y su ignorancia de la cocina, pero hoy en día, han
demostrado que son mejores para cocinar que sus hermanas”, expresó Alma, quien
como madre de la propietaria de un restaurante en California, auxilia ocasionalmente
en las labores de la producción de alimentos.

Resultaría inoperante considerar sólo los ambientes de tensión que se


articulan cuando se invaden los espacios de preparación que tradicionalmente son
asignados desde el género. Retomo los postulados de Hondagneau-Sotelo (1994) que

183
mencioné al principio de este apartado para explicar las negociaciones que percibí en
la organización y operativización del conocimiento culinario.

6.3.2 “Mi papá hace todos los guisados”: acuerdos y negociaciones de


género en los restaurantes familiares y de pequeña escala

A pesar de que en las ilustraciones etnográficas previas se evidencian los


puntos de tensión a partir de la intervención en los campos culinarios ampliamente
determinados por el género, en la búsqueda del incremento en el bienestar familiar
existen procesos de negociación donde esta transición es facilitada por acuerdos
conscientes que buscan sortear las adversidades del hecho migratorio. En este
contexto tanto el hombre como la mujer ceden a las asignaciones tradicionales para
crear modelos de distribución de tareas culinarias que difieren de los órdenes
tradicionales.

La propuesta de Mahler y Pessar (2001, 2011) del modelo conceptual


llamado gendered geographies of power in transnational spaces sirve para entender,
desde un paradigma multiescala, cómo se dan las interacciones entre género en los
espacios sociales transnacionales. Este modelo establece que el género opera en una
dimensión multiespacial y en diferentes escalas sociales que van desde la
autopercepción individual, pasando por los terrenos familiares, hasta llegar a las
relaciones e interacciones que se forman más allá de los estados nación. Para las
autoras, el género tiene que ser entendido sobre todo como un proceso orientado a la
praxis, donde las identidades, relaciones e ideologías, son fluidas y no permanecen
estáticas. Es así como:

People do gender work. Through practices and discourses they negotiate


relationships, conflicting interests and hierarchies of power and privilege.
Conceptualizing gender as a process yields a more praxis-oriented perspective
where, in gender identities, relations and ideologies are fluid, not fixed. However,
gender should also be understood simultaneously as a structure, that is, a latticework
of institutionalized social relationships that, by creating and manipulating the
categories of gender, organize and signify power at levels above the individual
(Mahler y Pessar 2001:2).

184
Los restaurantes pueden asumirse como escenarios idóneos para ejemplificar
las reflexiones de Mahler y Pessar. En efecto, en los restaurantes se visibiliza cómo
el género es una estructura que determina la manera en operativizar el conocimiento
culinario. Esta estructura también habilita el análisis del poder y de la agencia que
desarrollan los cocineros en los restaurantes gracias a las relaciones de poder que se
gestan a partir de la praxis culinaria. El hecho de considerar al género como una
estructura también permite legitimar la idea de las negociaciones para organizar y
sistematizar el conocimiento culinario, como queda demostrado en la explicación de
Rosi, quien es hija de los propietarios de un establecimiento de comida preparada a
las fueras de Chicago en cuanto a la organización de su negocio:

“Aquí trabajamos mis papás, mi hermano, mi esposo y yo. Mi mamá y yo


hacemos el arroz, pero mi papa hace casi todos los guisados. Él cocina mucho mejor
que mi mamá. Muchas veces me dicen que les gusta más la comida de mi papá y ya
saben cómo es su sazón. Yo creo que por que ya se acostumbraron. Yo aprendí de
los dos y de las otras señoras que nos han ayudado en otros tiempos. Y ahora
también está mi esposo que hace unas tortas de carne bien sabrosas y que les gustan
mucho a la gente. También aprendió aquí. Cuando toca hacer tamales nos ponemos
todos. Es lo que se mueve más. Nuestros tamales han ido a varios lados: Colorado,
Florida y California.”

En la búsqueda de la mejoría en el bienestar social se reconfiguran los roles


asociados al género tendiendo a la flexibilización de los mismos. Es decir, los nuevos
órdenes establecidos a partir del fenómeno migratorio se ajustan al contexto,
permitiendo la configuración de una nueva dinámica a partir de la ruptura de las
convenciones tradicionales de los roles laborales asociados al género establecidos en
México. Los acuerdos y negociaciones en la complejidad del contexto migratorio
logran suavizar los momentos de tensión que implican los cambios en las
asignaciones para dar paso a una sistematización del conocimiento culinario que se
perpetua en las órbitas familiares y que se convierte en un modus operandi que
confieren los aspectos particulares a este tipo de establecimientos.

Jaime, quien durante el proceso de redacción de este documento me narró


que debido al éxito de su negocio había renunciado a la taquería donde trabajaba en

185
Houston, me contó cómo se organizaban y dividían las labores entre él y su esposa y
su deseo de involucrar a sus hijos en la operación de su empresa:

“Vamos empezando las taquizas y es difícil organizarnos, lo bueno es que los


dos le entramos a todo, a veces yo hago la salsa y ella pica la carne, como los dos ya
le sabemos a los de los tacos, es más fácil. Nos está yendo bien. Ahora ya podemos
atender dos eventos al mismo tiempo porque me acabo de comprar otra plancha.
Antes yo no quería que ella le entrara sola a un evento porque es una friega,
entonces le hablaba a otro chavo. Pero ella me dijo que se lo podía aventar sola y
así fue. Un día le hablé al chavo y ya tenía ocupado ese día, así es que nos tocó a los
dos. A cada rato nos marcábamos para ver cómo íbamos, porque ella siempre se iba
conmigo para auxiliarme mientras duraba el evento. Ahora, mi hija ya tiene 14 años
y ya le está entrando. Aunque ella no vaya a servir, nos ayuda en la preparación:
pica cosas, hace salsas. De hecho ayer ya le enseñé las salsas nuevas que tú me
enseñaste. El otro está más chiquito, pero nos ve que estamos los tres y también
quiere participar…”

6.4 Consideraciones finales: La perpetuación del conocimiento


culinario

En el presente capituló se ilustró cómo los restaurantes familiares y de


pequeña escala pueden ser considerados en el contexto migratorio como
instituciones donde se materializa la nostalgia culinaria. Esta nostalgia se hace
explícita en la operativización y formas de gestión y funcionamiento del local.
Desde el aprovisionamiento hasta las interacciones entre sus participantes, el recrear
las estrategias que se ponen en marcha México coloca a la nostalgia como un eje
rector que organiza las maneras de relacionarse entre los participantes de los
establecimientos. Las manifestaciones de la nostalgia, entendidas en este capítulo
como las interacciones entre los actores que participan en el restaurante, son una
forma de perpetuar el conocimiento culinario.

Las sazones personales se enriquecen constantemente con flujos de


información culinaria que son contralados y regidos por tensiones y negociaciones
entre los actores dictan la manera de operativizar el conocimiento culinario. Además

186
de dictaminar el modo en que se llega a sistematizar la labor culinaria, la nostalgia
también sirve como un medio que materializa la construcción del sentido de
comunidad entre los migrantes. Como se observará en el próximo capítulo, este
sentido de comunidad deja de manifiesto la construcción de la identidad alimentaria
transmigratoria.

187
7-“NI DE AQUÍ NI DE ALLÁ”.92 LA
NOSTALGIA CULINARIA EN LA
CONFIGURACIÓN DE LA
IDENTIDAD ALIMENTARIA
TRANSMIGRATORIA

92
Elsa, cocinera y propietaria California.

189
En el presente capítulo analizo cómo la nostalgia culinaria contribuye a articular el
sentido de comunidad dentro de los restaurantes de cocina mexicana en Estados
Unidos. Para analizar este fenómeno propongo el concepto de Identidad Alimentaria
Transmigratoria (IAT) que se inscribe en las acciones, prácticas y discursos sobre las
implicaciones de la deslocalización de los migrantes mexicanos que interactúan en
los restaurantes mexicanos en Estados Unidos. En este sentido, me apoyo del
concepto de comunidades de práctica (Wenger, 2001) para explicar cómo
determinadas acciones que se realizan por un colectivo de personas con rasgos
comunes (en este caso, un grupo de mexicanos migrantes que confluyen en un
espacio determinado) favorecen la puesta en marcha de mecanismos de cohesión
social que configuran las identidades comunitarias de sus miembros. En esta linea,
Wenger (2001:19) explica:

Aquí, la participación no sólo se refiere a los eventos locales de compromiso con


ciertas actividades y con determinadas personas, sino también a un proceso de mayor
alcance consistente en participar de una manera activa en las prácticas de las
comunidades sociales y en construir identidades en relación con estas
comunidades…Esta participación no sólo da forma a lo que hacemos, sino que
también conforma quiénes somos y cómo interpretamos lo que hacemos

Las reflexiones de Wenger (2001) me ayudan a dar especificidad a la


construcción de la IAT. Por ello, sugiero que la configuración de la IAT también
obedece a la reflexividad que manifiestan los migrantes para definir qué es ser
mexicano y cocinar mexicano fuera de México. Por ello, parto del supuesto que la
IAT no podría existir sin la activación de la conciencia alimentaria
93
transmigratoria. Es decir, cómo los actores sociales reflexionan sobre su presente
en Estados Unidos y la relación que establecen con su pasado en México a través de
la manera en que se lleva a cabo la labor culinaria. La activación de la conciencia
alimentaria transmigratoria se puede explicar debido a que a través del desarrollo de
la labor culinaria, los actores sociales ubican su posición entre lo que se es y lo que
se fue. Cuando esta conciencia se hace explícita y se consensua en los discursos

93
En el siguiente apartado analizo con más profundidad este concepto.

191
sobre la cocina mexicana que se prepara en Estados Unidos, se podría hablar de la
manifestación Identidad Alimentaria Transmigratoria (IAT).

En esta investigación sugiero que la conciencia alimentaria transmigratoria


se expresa, sobre todo, cuando los actores involucrados se enfrentan a situaciones
que los obligan a contrastar la comida mexicana preparada en Estados Unidos con
aquella que se preparaba en el territorio mexicano. Este contraste favorece la
colectivización de los significados conferidos a las prácticas culinarias que tienen
cabida en las cocinas de los restaurantes y que se traducen en la generación de
discursos y la puesta en marcha de mecanismos de validación de la comida
mexicana.

La IAT, por tanto, puede ser constatada en las atribuciones médicas otorgadas
a la cocina mexicana a partir de su deslocalización en Estados Unidos; las
manifestaciones de resistencia ejercidas por los preparadores al enfrentarse a
preparaciones que distan de aquellas que se confeccionan en el territorio mexicano; y
los mecanismos de legitimación de una cocina original resultada de las inflexiones
de las cocinas regionales que se adaptan y sintetizan bajo los estándares
estadounidenses dentro de las cocinas de los restaurantes. Estos aspectos
ejemplifican lo que Valenzuela (1998:34) afirma sobre las configuraciones de las
identidades culturales en procesos migratorios:

..las identidades culturales se establecen mediante redes simbólicas de sentimientos,


pensamientos y prácticas culturales comunes que posibilitan la asignación de sentido
a las acciones sociales y con ello, las identidades se reconstruyen o se recrean en un
escenario cultural donde ocurren procesos globales de hibridismo o sincretismo
cultural…

Complemento las ideas de Valenzuela para particulizarlas en el terreno


alimentario con lo que Caplan (1997:14) propone en relación a la configuración las
identidades alimentarias. Para la autora las identidades pueden ser observadas desde
la construcción de la diferencia, donde la etnicidad (entre otros factores como el
género, el status y la clase social) representa una categoría que habilita la
autoasignación de pertenencia a un colectivo que se crea a partir de percibir las
maneras en que el otro come, para definirse uno mismo. De igual modo, tomo en

192
consideración las reflexiones de Murcott (1996:23) sobre la noción de no asumir
como estáticas las relaciones entre las identidades y las cocinas nacionales. Estas
relaciones se van modificando y adaptando según los contextos donde se expresan y
ameritan una caracterización particular que depende directamente del contexto
donde se establecen. Las relaciones que se establecen entre la etnicidad y las
maneras de comer, como explica Medina (2002:124):

..(S)on contempladas y valoradas socioculturalmente dentro del marco de las


sociedades que las producen. Y son así mismo, un instrumento útil y explicito con
que los emigrantes cuentan para recrear su identidad en la emigración, donde el
comer se sitúa como instrumento dentro del campo de la identidad colectiva y se
convierte, de este modo, en una de las fronteras simbólicas a tener en cuenta entre
grupos de contacto, convirtiéndose en una evidencia de la participación diferencial
de los individuos en un marco sociocultural más amplio.

En este sentido, sugiero que las aproximaciones de Medina pueden hacerse


extensivas a la fase de la preparación de alimentos y aplicarse a sus procesos
operativos. Por ello, sugiero que la IAT puede ser entendida también como un
constructo social que se articula bajo una serie de procesos técnicos (preparar y
consumir los alimentos de maneras particulares), sociales (reconocimiento
colectivizado de la situación de deslocalización) y simbólicos (representaciones y
atribución de significados festivos a ciertos platillos así como las cargas afectivas
que se les brinda a ciertas preparaciones). Tales procesos están regidos por la
memoria colectiva de los migrantes que participan en la preparación de alimentos en
restaurantes mexicanos donde el contexto del restaurante mexicano cumple una
función dual:

Por un lado, el escenario que enmarca la preparación de alimentos es un


recordatorio constante que hace al migrante vincularse con su pasado y con su
territorio de origen a través de las actividades que se llevan a cabo al interior de los
restaurantes. Aunque las jornadas laborales pueden ser exhaustivas, las tensiones y
discusiones entre cocineros son constantes y las condiciones de explotación laboral
son recurrentes, estos aspectos, en un nivel ontológico, parecen subordinarse a otros
factores contextuales. En efecto, los estímulos sensoriales en los aromas y los
sabores, el español como lengua única, la demostración del paisanaje y la música
mexicana que se escucha dentro de la mayoría de las cocinas durante la jornada

193
laboral, parecen favorecer la expresión y colectivización de los recuerdos
alimentarios.

Por otro lado, el mismo contexto que habilita la colectivización de los


recuerdos obliga a los migrantes a ser conscientes de su condición migratoria y sobre
todo, de la deslocalización de su comunidad de origen. Entre los aspectos que
favorecen esta toma de conciencia entre los cocineros puedo destacar: el uso de
diversas tecnologías gastronómicas para elaborar preparaciones que eran
confeccionadas en México con otro equipo (fogones y refrigeradores industriales,
hornos de convección, procesadores industriales de alimentos); la estandarización de
los saberes culinarios domésticos (cálculo de gramajes, atenuación o sustitución del
uso del picante, unificación e incorporación de ingredientes para la creación de una
sazón sistematizada); y la configuración de una nueva gramática culinaria que se
separa de aquella que se relaciona con la comida que se elabora dentro del territorio
mexicano (alteración en los tiempos del servicio de comida, utilización y
combinación de ingredientes en preparaciones que la comida que se confecciona en
México no incluye)94.

Debido a la dualidad en la función del contexto, considero que mediante la


preparación y consumo de alimentos dentro de los restaurantes mexicanos en Estados
Unidos, la memoria es un eje rector de los modos de funcionamiento colectivo
dentro de los restaurantes. La memoria tiene una función particular, según Giménez
(2008:226):

…(E)n el sentido de que no se limita a registrar, a rememorar o a reproducir


mecánicamente el pasado, sino que realiza un verdadero trabajo sobre el pasado, un
trabajo de selección, de reconstrucción y, a veces, de transfiguración o de
idealización (“cualquier tiempo pasado fue mejor”). La memoria no es sólo
“representación”, sino construcción; no es sólo “memoria constituida”, sino también
“memoria constituyente”.

La importancia de la memoria como eje rector en la preparación de comida


mexicana en Estados Unidos puede obedecer a lo que afirman Contreras y Gracia
(2005) sobre la aplicación rigurosa de las reglas alimentarias. Para los autores la

94
Por ejemplo, poner crema ácida y pico de gallo a todas las preparaciones; acompañar los antojitos
como los tacos y enchiladas con arroz y frijoles; reestructurar preparaciones que en el territorio
mexicanos son considerados como platos fuertes para ponerlos como aperitivos.

194
puesta en marcha de dichas reglas ha sido a lo largo del tiempo una protección
contra la aculturación y la pérdida de la identidad ante el contacto cultural con otros
grupos. Por ello, es muy lógico que los colectivos de inmigrantes no quieran
abandonar ciertas prácticas, sino por el contrario, intentar crear en sus sociedades de
destino los espacios adecuados para satisfacer las demandas de productos axiales en
su alimentación (2005:455). Es en los momentos de expresión de la colectivización
de la memoria donde encontré que hay una toma de conciencia alimentaria
transmigratoria que hace a los cocineros ubicar su situación migratoria y hacer
partícipes de su realidad a quien comparte con ellos las tareas en la preparación de
alimentos.95

7.1 La conciencia alimentaria transmigratoria

Abarca y Lee Pérez (2007:139) exploran el concepto de conciencia de


frontera (border consciousness) en materia alimentaria96. Este concepto implica la
creación de una identificación transmigratoria donde los participantes son
conscientes de su realidad social que los ubica entre dos frentes de circulación
cultural que representan ambos países. En efecto, como afirman las autoras:

This shows the multiple interchanges created by living in in-between spaces formed
by the national, ideological, cultural, and economic realities of geo-political contact
zones… (2007:139).

A partir de las afirmaciones anteriores considero que la conciencia


transmigratoria alimentaria no sólo se puede reducir a los espacios de la zona de la
frontera geopolítica. Dadas las características sociodemográficas de la migración

95
Soy consciente que las afirmaciones pueden estar influidas por mi presencia para obtener
información durante el trabajo de campo. Esta toma de conciencia también podría obedecer a la
estrategia metodológica que implicaba compartir los testimonios de los cocineros con alguien que
tiene vínculos próximos con México y que, de algún modo, era asumido como alguien ajeno a la
dinámica o recién incorporado y recién emigrado. Por ello, la reflexividad de los cocineros pudo haber
sido alterada por mi presencia en las cocinas. Estas ideas son ampliadas en las conclusiones de esta
investigación.
96
El concepto de Border Conscioussnes ha sido explorado desde otros ámbitos cómo la literatura y el
arte visual. Gloria Anzaldúa, por ejemplo, utiliza este concepto para analizar las identidades de los
chicanos en Estados Unidos.

195
mexicana en Estados Unidos en que el colectivo mexicano (en cualquiera de sus
variantes o divisiones étnicas más difundidas y aceptadas tal como mexicanos,
chicanos y mexicoamericanos, por mencionar algunos) tiene visibilidad y puntos
concentración en gran parte del territorio estadounidense, los postulados propuestos
por las autoras cobran vigencia más allá de las zonas geopolíticas de la frontera.

Por otro lado, aunque las autoras centran su análisis en los consumidores, en
el colectivo de mexicanos que trabaja como preparadores de alimentos existen
procesos particulares que expresan la toma de conciencia alimentaria transmigratoria
y que van enmarcando la configuración de la IAT, como queda de manifiesto en la
siguiente situación sucedida en el restaurante de Elsa en California, un día que el
restaurante se empezaba a llenar antes del mediodía, justo cuando se acercaba la hora
del lonche:

“Cuando el día está bueno empieza a llegar la gente como a las 12 o 12: 30,
pero luego hay mexicanos que tienen poco de haber llegado [a Estados
Unidos] y no quieren comer tan temprano. A ellos les gusta comer como en
México, ya como a las 2, aunque a veces no les dan chance de salirse tan
tarde. Por eso vas a ver que entre 12 y 3 sigue llegando gente.” El
conocimiento de las horas con más movimiento permitía a Elsa organizarse
de tal manera que siempre se aseguraba tener los ingredientes principales de
las preparaciones listos antes del mediodía y con algunos excedentes a la
mano para no tener que apresurarse a traerlos de la cámara de refrigeración
que, por las adaptaciones del espacio, había quedado dispuesto alejado de la
zona de los fuegos. Ese día, un grupo de alrededor de diez clientes llegó antes
que Elsa terminara la producción, lo que obligó a apresurar el trabajo y
finalizar las preparaciones sobre la marcha. Yo estaba cerca del área donde
estaba la cámara fría cuando escuché que me pedía de favor acercarle algo
que no alcancé a comprender que era, pero intuí se refería a unos chiles
jalapeños frescos que estaban en la cámara de refrigeración. Al aproximarme
a los fogones con el ingrediente equivocado, apenada, y sin poder encontrar la
palabra en castellano, me dijo que se refería a los bell peppers (pimientos
verdes):

196
- “No vayas a creer que lo hago a propósito. Es que después de estar tanto
tiempo aquí, sí se olvidan como se dicen algunas cosas allá [en México] y
pues como todo el mundo en los restaurantes así dice, uno también se
acostumbra. Si como dice mi hermana: nosotros que llevamos acá tanto
tiempo ya no somos ni de aquí ni de allá” (California, octubre del 2012).

El tipo de situaciones como la sucedida con Elsa demuestra cómo en la cocina


se llevan a cabo acciones reflexivas que obligan a los cocineros a confrontarse con su
pasado y a establecer relaciones constantes con su presente para seleccionar y traer
los aprendizajes y recuerdos aprendidos en tanto en México, como en otros espacios
laborales relacionados con la preparación de alimentos en Estados Unidos. En estos
sitios las constantes llamadas al pasado favorecen la reflexividad de los cocineros
como sujetos en condiciones de transnacionalidad debido a la particularidad del
contexto que propicia la evocación por México.

Meriot (2008) explica que, en el oficio de cocina, las trayectorias


profesionales y los tipos de restaurantes donde se ha ejercido determinan la manera
de percibir la realidad del cocinero y condiciona el tipo de relaciones e interacciones
con el resto de actores sociales que participan en su contexto laboral. Por mi parte,
considero que la condición migrante se impone más allá de las trayectorias
profesionales ya que determina la posición del sujeto en la manera de asumirse como
como miembro de una comunidad de sujetos en igualdad de circunstancias, como se
puede apreciar en las reflexiones de Josué:

“Es muy difícil estar allá, y también es muy cansado toda la friega de
trabajar en un restaurante. Yo aquí en México ya había trabajado en otros lugares,
en lugares de alta cocina. Luego llegas allá [a EU] a trabajar a otros restaurantes
que no son lo que esperabas, pero luego entiendes que llevarles un poco de su tierra
[a los mexicanos] es la mejor paga para un cocinero. Ver que te devuelven los platos
vacíos, da un chingo de gusto. Por eso, cuando me tocó a mí abrir el restaurante en
Dallas, queríamos en la cocina que fueran puros mexicanos, aunque no supieran
cocinar o no se hubieran metido antes a las cocinas como cocineros. Se siente chido
echarles la mano a los paisanos, aunque después se vayan con lo aprendido y te
roben alguna receta. Está bien. Ya cuando estás acá de regreso entiendes que la
cocina mexicana es un principal punto para seguir allá, sobre todo si estas solo,

197
porque no cambias tus raíces por otras, para los mexicanos que radican allá, tener
algo que les recuerde su país, es lo más importante.”

Como explica Moctezuma (2009:93), en el fenómeno migratorio


mexicoamericano resultaría inoperante aceptar las explicaciones asimilacionistas de
carácter totalizador para analizar las manifestaciones sociales y culturales de los
flujos migratorios entre México y Estados Unidos. En cambio, una posición entre el
sincretismo y la simultaneidad cultural97 orientada, sobre todo, ante esta última,
contribuye a comprender mejor la realidad del migrante transnacional al dar cuenta
de la fluctuación cultural a la que se enfrentan los sujetos migrantes. Sin embargo, en
materia de alimentación considero que no se puede establecer una posición estática
entre el sincretismo y la simultaneidad cultural sino que se trata de procesos
continuos de decisiones, asunciones y negociaciones donde la interlocución
alimentaria entre ambos lados de la frontera ubica al migrante en un espacio
intermedio que se apoya en ambos flancos de los estados nación donde se enmarca la
conciencia alimentaria transmigratoria.98

La conciencia alimentaria transmigratoria queda de manifiesto en las


verbalizaciones sobre los contrastes en los sabores de los ingredientes para preparar
comida mexicana en Estados Unidos. En esta situación el común denominador de las
prácticas y los discursos sobre la preparación de alimentos recae en el intento
sistematizado de replicar los sabores, con el presupuesto que jamás tendrán el mismo
resultado que en México a pesar tener acceso a espacios propicios o (re)adaptados
para confeccionarlos. Dicho fenómeno favorece la puesta en marcha de estrategias
continuas de evaluación de los sabores que también habilitan la reflexividad de los
preparadores sobre su realidad social. En este sentido, Berta, una cocinera en
Houston, me compartió su apreciación sobre las implicaciones de trabajar en un
restaurante mexicano:

97
Para Moctezuma (2009: 94) “la simultaneidad reconoce la conservación y persistencia cultural
comunitaria de orígenes diferentes, donde el individuo resuelve sus dilemas de manera práctica,
adaptándose e integrándose a las condiciones del contexto, sin que ello implique la asimilación o el
desgarramiento”, mientras que el sincretismo, a grandes rasgos, da cuenta de la amalgamación o
combinación social y cultural de una sociedad.
98
Giménez (2009:209) propone la idea de las identidades transfronterizas y caracteriza a los
individuos que la experimentan como “sujetos que se han adecuado a la realidad de la globalización:
se manejan bajo sus propios intereses y por la necesidad de sobrevivir, más que por el deseo de resistir
o de
ser aceptado por el otro”.

198
“Aquí es más difícil porque la gente prueba y come y te dice: sí estaba bueno,
sí sabe cómo allá. El problema aquí es que la carne es de acá y los alimentos para
los animales pueden ser diferentes y por eso sabe diferente la carne. Nunca va a ser
igual de sabrosa como la de allá. Aunque uno prueba y le dicen sí, esta sí es comida
mexicana, pero no, nunca va a saber igual que a la de allá.”

Debido a las constantes evaluaciones por parte de los comensales mexicanos,


los cocineros han encontrado mecanismos de adaptación en los espacios de trabajo
que conducen los procesos técnicos para apegarse más a los procedimientos con los
que se confecciona la comida mexicana que se prepara en México. Por ejemplo,
después de que el precio de la carne de res aumentara casi un 30% el proveedor
sugirió a Elsa utilizar otro corte de carne para elaborar los tacos y que no
representara mayor inversión. Sin embargo, los clientes empezaron a quejarse del
sabor:

“Ya le hablé a mis hermanos para que me dijeran como marinarla y que
sepa como antes la carne asada. Me dijeron que les ha pasado eso y que sus
taqueros lo que hacen es que le ponen salsa de soya mientras la cuecen. Me dijeron
que pusiera la plancha a toda potencia y que la dejara hasta que humeara antes de
aventar la carne. Ellos ya tienen muchos clientes y muchos de sus taqueros eran
taqueros desde México y ya tienen mucho tiempo trabajando en esto, entonces ya le
saben bien cómo arreglar la carne. Allá en Los Ángeles la gente regresa mucho a las
taquerías porque dicen que sí saben igual que los tacos de México.”

La ilustración etnográfica anterior permite analizar cómo los cocineros son


agentes que pueden sacar ventaja de su condición migratoria en dos ámbitos. Por un
lado, el conocer el sabor referido como auténtico de los platillos y los ingredientes
los habilita para lograr recrear dichos sabores en Estados Unidos. Por otro lado, la
capacidad de sustitución, el ingenio y el equipo que disponen en los restaurantes, les
permiten la consecución de la recreación de los sabores. Por tal motivo, los cocineros
pueden entonces ser constructores de autenticidad y pueden también legitimar las
prácticas de preparación de alimentos.

En este sentido, Friedman (2001) y Appadurai (2001) coinciden en cómo la


autenticidad es un valor de mercado en el capitalismo tardío que se acentúa con los
flujos de personas, información y mercancías. Por ello, las estrategias que

199
demuestran los cocineros al replicar los sabores auténticos para sortear las
evaluaciones de los comensales dejan ver su posición como sujetos que se
encuentran entre dos frentes de información cultural. El estar en tal posición habilita
a los cocineros a tomar ventaja de los medios disponibles (materiales como el
equipo y los ingredientes dispuestos en las cocinas de los restaurantes; corporales
como el registro sensorial; y simbólicos como el significado de los alimentos) para
desarrollar su trabajo.

7.1.1 La apropiación y adaptación de los espacios de trabajo

La posición simbólica de los cocineros entre los dos países también queda de
manifiesto en las adaptaciones de los espacios de trabajo. Los cocineros han
desarrollado mecanismos de adaptación de los espacios de trabajo dentro de las
cocinas de los restaurantes mexicanos. Tales adaptaciones ayudan no sólo a
desarrollar el conocimiento culinario con mayor facilidad en un espacio poco
familiar, sino también a suavizar las alienaciones que representa el cocinar en un
contexto de restauración comercial que se aleja del ámbito doméstico. En una cocina
pública el uso de equipo industrial suele referir un alejamiento de las maneras de
confeccionar alimentos de forma tradicional. Por ejemplo, cuando me di cuenta que
ya no había más hornillas donde colocar la olla para hacer el caldo le pregunté a
Juana, la jefa de cocina en un restaurante en Houston si podía utilizar un fogón
industrial que tenían habilitado como escurridor de trastes mojados, a lo que
respondió:

“Nos trajeron esa estufa (industrial) para hacer los caldos y el fideo, pero no
quedan igual. Queda listo más rápido, sí, pero los caldos hay que cocinarlos toda la
mañana para que queden en el punto. Por eso mejor utilizamos la primera parrilla
(de la estufa antigua que es más cercana a una estufa doméstica). Es lo primero que
ponemos y ahí se está cocinando bajito.”

En la búsqueda de las replicaciones de los sabores, las apropiaciones y


adaptaciones de los espacios de trabajo también se aprecia un despliegue de la
conciencia alimentaria transmigratoria. Como señala Cristie (2001), a partir de un

200
estudio sobre la modernización de las cocinas de comunidades indígenas de México,
las apropiaciones y adaptaciones del espacio de preparación culinaria representan
una manera de capturar el presente y reformularlo a partir de las experiencias del
pasado. En este sentido, Ferrero (2002:196) afirma que las adaptaciones de los
espacios de preparación tienen implicaciones identitarias que influyen en las maneras
de socialización dentro de los restaurantes. La autora argumenta que las conexiones
entre las prácticas culinarias domésticas llevadas a cabo en un ámbito público (como
lo es un restaurante), son una manera de articular relaciones con la comunidad de
origen en contextos migratorios transnacionales, ya que remite a quien ejecuta la
acción al sitio donde se llevaba a cabo originalmente.

Por mi parte, creo que es oportuno considerar que muchas veces las
apropiaciones y adaptaciones de los espacios no se dan de manera consensuada ni
como una acción consciente por replicar aquellos espacios de preparación, sino
solamente para poder realizar trabajos que son más apegados a sus registros sobre
el saber hacer culinario. Cuando Víctor, el jefe de cocina de un restaurante me vio
batallando para voltear una carne asada en el grill se aproximó para decirme:

“Este grill no sirve. Si te fijas, se pega mucho y la comida no sabe igual, pero
al menos aquí sí sacamos una carne asada, no que en otros lados te dicen que es
carne asada y ni tienen grill en la cocina. Nunca será como poner uno mismo el
carbón y la carne sepa a eso. Si vas a estar aquí un tiempo aquí en Chicago vas a
ver como cuando empieza el calor los paisas luego luego sacan sus asadores a la
calle o algunos hasta se van al lago a hacer su carne asada.”

Aunque algunas veces el posicionamiento de los cocineros demuestra un


desacuerdo generalizado sobre el uso de equipo tecnológico con mayor sofisticación,
como expresó Rosa en Chicago: “Ya nada más falta que hagan una máquina para
hacer tamales, es lo único que les falta por inventar”, en las prácticas cotidianas, los
cocineros han sabido sacar provecho de estas tecnologías para hacer los procesos
más eficientes. El primer día que llegué al restaurante, mientras me enseñaba las
instalaciones, Elsa me comentó:

201
“Lo bueno de tener este cooler99 tan grande es que puedo porcionar y
guardar el menudo100 y ya tenerlo listo para cuando me lo pidan. Es igual con el
queso de puerco101, nos tuvimos que inventar poner las charolas con agua para que
hicieran presión y que se haga bien la compresa y todo nos cabe ahí adentro y queda
listo más rápido que de la manera tradicional.”

Las ambivalencias referidas por los cocineros hacia el uso de diferentes


tecnologías muestran también la posición intermedia entre dos frentes culturales y las
implicaciones que representa esta ubicación; si bien el uso de nuevas tecnologías
puede ser percibido como un tipo de amenaza o contaminación hacia los procesos
culinarios, también implica una simplificación en dichos procesos. Estar en medio de
los dos polos en una situación de constantes negociaciones hacia la utilización y
autentificación de los procesos operativos que se llevan a cabo en los restaurantes
donde trabajan, contribuye también a la toma de conciencia alimentaria
transmigratoria.

Por otro lado, el hacer de los espacios de preparación un escenario propicio


para la recreación de las cocinas domésticas hace que se capitalicen los procesos
operativos de la confección de comida mexicana como un valor agregado al negocio,
en el caso de que el espacio de preparación esté expuesto a la vista de los clientes.
Uno de los restaurantes en Chicago donde realicé el trabajo de campo era reconocido
por hacer tortillas hechas a mano a la vista de los clientes:

El día que llegué al restaurante, a pesar de ser un domingo y estar lleno, vi


que los cocineros dejaron por un momentos sus labores para reunirse
alrededor de un equipo que acababa de llegar. En la búsqueda de atraer un
mayor número de clientes, los gerentes del restaurante habían comprado un
comal102 eléctrico para hacer tortillas frente a las mesas de los clientes. Llegó
el momento de probar la efectividad del aparato. Como si fuera un juego de
niños, los cocineros retaban a las dos cocineras para ver si, ante el novedoso
aparato, las tortillas quedaban igual que en un comal tradicional. La

99
Palabra constantemente referida entre los trabajadores mexicanos en los restaurantes en Estados
Unidos para designar a las cámaras de refrigeración.
100
Un caldo a base de tripa de res y chile rojo, que se consume ocasionalmente para curar la resaca.
101
Embutido artesanal hecho a base de despojos como trompa, oreja y lengua de cerdo.
102
Herramienta de origen prehispánico que consiste en un disco metálico (originalmente era de barro)
que se utiliza para cocer y calentar las tortillas.

202
efectividad del comal quedó demostrada por unanimidad cuando la primera
tortilla que echó Mary se infló como se inflan en los comales tradicionales
(Chicago, abril del 2013).

El hecho de exponer el proceso de preparación favorece que los comensales


participen en las dinámicas del recuerdo incluso antes de consumir los alimentos. La
inclusión en dichas dinámicas le confiere una mejor evaluación a la experiencia
global de la asistencia al restaurante; y por otro lado, favorece a que se exponga el
cruce de los saberes domésticos al ámbito privado, como se puede ver en las
declaraciones de José, propietario de una marisquería en Chicago, cuando le pregunté
sobre a qué creía que obedecía el éxito de su negocio:

“Aquí siempre hemos tratado de hacer cocina auténtica, cocina como la que
hacían mis abuelos, tal cual como comemos en la casa hacemos todo aquí.”

Las transferencias de los saberes domésticos de la labor culinaria promueve


también la mercantilización de los procesos operativos de la confección de la comida
mexicana en un contexto trasnacional. En el proceso de mercantilización se expone
no sólo el producto final, sino también la segmentación en los procesos de
preparación de la comida para hacerlos visibles y así atraer un mayor número de
clientes. El hecho de exponer los saberes al ámbito público influye también en la
toma de la conciencia alimentaria transmigratoria por parte de quien los prepara y
los vende. Víctor, el jefe de cocina de un restaurante en Chicago, me contó cómo la
exposición de los procesos de operación se convierte en un valor de mercado que se
puede superponer incluso a los sabores de los platillos:

“En otro restaurante donde trabajaba la comida no estaba tan buena, pero la
gente llenaba el restaurante porque se les ocurrió poner una tortillería a la vista.
Luego se quedaban horas viendo ahí como se hacían las tortillas en la máquina, ¿A
poco en México uno se va a quedar viendo así nomás una máquina para hacer
tortillas?”

La exposición de los procesos de elaboración fuera de la cocina y su


traspaso al escenario del consumo representa una alteración en el orden operativo de
la confección que favorece la exotización de los espacios de consumo. En el
siguiente apartado exploro cómo la mercantilización de lo mexicano en los espacios

203
de consumo refuerza el ambiente evocativo que se inscribe en los restaurantes de
cocina mexicana en Estados Unidos.

7.1.2 La mercantilización de lo mexicano en los espacios de consumo

Según Appadurai (2001:58), en el sistema global caracterizado por las


constantes dislocaciones, los contextos transnacionales han favorecido la
reproducción cultural en términos de mercancía. En esta línea, los Comaroff (2011)
explican cómo la etnicidad se ha vuelto una mercancía que puede ser comercializada
en distintos rubros de la modernidad. Las aproximaciones de Appadurai y los
Comaroff ayudan a desentrañar los planteamientos de Ferrero (2002) que analiza la
caracterización de los espacios de consumo en los restaurantes mexicanos en
California en términos de mercantilización y etnicidad. Para la autora, la dinámica
mercantil de atraer comensales no mexicanos ha obligado a que se construya y
despliegue una etnicidad escenificada que se materializa en la exotización de los
espacios de consumo. Ferrero afirma que las implicaciones de la diversificación de
la oferta culinaria brinda, por un lado, una comida mexicana adaptada y reconstruida
que fomenta la exaltación de los clichés mexicanos para atraer clientes de otras
etnicidades. Por otro lado, tal diversificación favorece la creación un nicho de
mercado para migrantes mexicanos que cumpla las expectativas de autenticidad no
sólo en los sabores, sino también en los espacios de consumo.

Tomo las últimas consideraciones de Ferrero como punto de partida para


analizar cómo la nostalgia está implícita en los espacios de consumo en los
restaurantes. El carácter evocativo con el que se suele ambientar los restaurantes es
una manera no sólo de mercantilizar las cocinas regionales, sino que también
representa un mensaje explícito sobre la situación migratoria ya que mediante la
exotización de la ambientación se evidencia el desplazamiento. Tal exotización, en
definitiva, refuerza la conciencia alimentaria transmigratoria. En este sentido Hirai
(2009) explica que, en los contextos migratorios transnacionales, la nostalgia surge
como una práctica cultural que crea un marco para reordenar y dramatizar
significados de la vida social fragmentada. En esta línea, el testimonio de Isabel
sobre la explicación de la ambientación de su restaurante representa un punto de

204
identificación y confluencia de sus coterráneos que se encuentran en Estados
Unidos:

“Mi hermano que trabaja en Real Estates me dijo que estaba este lugar
disponible. Aquí sabíamos que había mucha gente de Villa Juárez y entonces
decidimos ponerle al restaurante La Villita. Antes el lugar era una cafetería muy
sencillita, no tenía nada de adornos. Nosotros le pintamos en la pared una imagen
del pueblo. Si te fijas, esa es la Iglesia del pueblo y a la gente que viene le gusta
mucho. Como que se reconoce que es gente de allá y que le gusta, como que sabe
que es un pedacito de allá, aquí.”

El testimonio de Isabel me ayuda a explicar cómo en los espacios de


consumo se puede visibilizar una re-territorialización de la cocina mexicana, que
se refleja tanto en los procesos de preparación como en los espacios de consumo.
Esta reterritorializacion es una mezcla de los imaginarios y recuerdos individuales de
las comunidades de procedencia de México que van circunscribiendo la
configuración de la IAT que agrupa los recuerdos individuales para colectivizarlos
en el restaurante. Para romper el hielo antes de la entrevista que le hice a José, al
preguntarle que si era oriundo del lugar que lleva por nombre el restaurante, me
contestó:

“Yo ni sabía que había un lugar en México que se llamara así, yo solo quería
poner un lugar de mariscos y el nombre me gustó mucho. Pero la gente empezó a
venir por el nombre y a preguntarme que si era de allá, hasta que llegó un cocinero
de Oaxaca que sí es de por allá. Me contactó con sus amigos que pintaron esta
pared con una piedra que sí está allá, aunque dicen también que se parece al arco
de Los Cabos. Ya después le fuimos poniendo más cosas como la bandera para que
no se olvide México.”

Hirai (2009) afirma que el paisaje étnico que los migrantes constituyen con
sus culturas reterritorializadas en las ciudades de destino, de cierta manera, es un
paisaje de nostalgia. Para el autor, los componentes fundamentales para la formación
de sus comunidades étnicas en el interior de las ciudades receptoras y para la
reconstrucción y representación de sus identidades colectivas son signos que evocan
imágenes, imaginarios y memorias de sus países de origen:

205
La nostalgia es la subjetividad que motiva a los migrantes a reordenar los símbolos
que una vez habían perdido sus ancladeros para reproducir, replicar o crear sus
identidades y culturas en las sociedades receptoras (2009:16).

Como he mostrado hasta aquí, los restaurantes son escenarios adecuados para
materializar la posición transnacional de los cocineros al estar entre dos frentes
culturales. En los siguientes apartados exploro cómo en estos escenarios se llevan a
cabo discursos y prácticas que conducen a nuevas dinámicas sociales en las que se
manifiesta la IAT.

7.2 La identidad alimentaria transmigratoria: las dinámicas sociales y


los discursos.

Una vez explicado los factores que activan la conciencia alimentaria


transmigratoria, a continuación analizo cómo esta conciencia genera dinámicas
sociales y discursos que permean el plano colectivo de los actores involucrados en
las actividades relacionadas con la preparación de alimentos. Cuando tales
fenómenos se colectivizan, el sentido de pertenencia a la comunidad se activa, y
puede analizarse a través de la manifestación de la Identidad Alimentaria
Transmigratoria (IAT).

7.2.1 Las atribuciones médicas de la cocina mexicana en su


deslocalización

Un discurso recurrente entre los preparadores y consumidores relacionado


con la manifestación de la IAT se refiere a las atribuciones de la comida mexicana
como un medio de reparar la salud física de los migrantes. En este sentido, estas
atribuciones conducen a manifestar la vulnerabilidad inminente que implicaría el
dejar de consumirla en un contexto de migración transnacional. En efecto, las
representaciones conferidas a la cocina mexicana que los sujetos migrantes expresan
y comparten dejan ver cómo la comida adquiere otros significados cuando se inserta
en un contexto de migración transnacional. En esta línea, Contreras y Gracia

206
(2005:218) explican que a ciertos platillos en contextos migratorios se les atribuye
un valor simbólico particular que hace de ellos una clave de identidad cultural, unos
indicadores de la especificidad y diferencia y que su consumo sirve para la
rememoración emotiva e identitaria. Por mi parte considero que, una manera de
conferirles significados simbólicos, es otorgándole propiedades reparadoras de la
salud física. Estos discursos no sólo validan los procesos de totemización de ciertos
platillos, sino que contribuyen a unificar los significados particulares conferidos a
la cultura alimentaria mexicana en la migración transnacional.

El hecho de otorgar nuevas atribuciones a la cocina mexicana también se


puede explicar desde lo que Giménez (2009) llama “ideación” del pasado. Para el
autor, los sujetos que experimentan un desplazamiento tienden a utopizar los
recuerdos de situaciones que pueden tener replicaciones o similitudes en el presente
con la ayuda de la memoria colectiva para contrastarlos y tratar de recomponerlos.
Hirai (2009) por su parte, afirma que existe en el plano de migraciones
transnacionales una nostalgia de contraste, donde recurrir al pasado y contrastarlo
con el presente articula nuevas dinámicas sociales y genera nuevas significados a
dichas prácticas. Wilson (2005) llama a este fenómeno, nostalgia reflexiva (reflective
nostalgia) y afirma que estos procesos de contrastación sobrepasan la esfera
individual para reparar la realidad del presente, y se posicionan en el plano colectivo
dando sentido al sentimiento de pertenencia de ciertos grupos.

El conferir nuevas atribuciones a la comida mexicana privilegia no solamente


el uso de ciertos ingredientes que conforman la base del repertorio alimentario de la
cultura alimentaria mexicana, sino todo que, además, en el imaginario colectivo de
los migrantes se reconfiguran los significados de la comida, como se ejemplifica en
la siguiente nota.

Mientras Elsa tomaba la orden por teléfono, me pidió con una seña ir
acercando al área de preparación dos gorditas para ir avanzando la
preparación del pedido. En lo que terminaba de tomar la orden, yo me
dispuse a abrir las gorditas y calentarlas en la plancha siguiendo el proceso
que ella me había enseñado semanas atrás. Cuando se dio cuenta de lo que
hacía, me hizo seña para indicarme que me esperara, porque esas “iban
diferentes”, apresuró a decirme tapando el auricular. Al colgar, me dijo que

207
eran para un cliente muy frecuente del negocio y que sólo comía las gorditas
fritas. Elsa me comentó que la persona que vendría era de la misma zona de
donde ella procedía y que en los últimos dos años había estado muy enferma
después de haber sido diagnosticado con diabetes y otros desórdenes
metabólicos. A los pocos minutos llegó la clienta, charló un par de minutos
con Elsa y se retiró. Cuando se fue, Elsa me comentó: “Es que a ella le
dijeron que comiera pura comida mexicana y vieras que bien se siente. Le
batalló mucho con los doctores y nada más no se sentía bien. Hasta alguien
le dijo que tratara de comer puras cosas mexicanas y dice que le sienta
mejor si el maíz está frito. Estaba muy mal. Ella trabaja aquí a la vuelta, en
los autobuses Grey Hound y viene dos o tres veces por semana, y pues ya
sabemos cómo hay que prepararle sus cosas. La hubieras visto hace un
tiempo, cuando le detectaron la diabetes, cómo se veía de mal. Ahora hasta
la expresión de la cara le cambió” (California. Septiembre del 2012).

Como se aprecia en el fragmento anterior, se considera que el consumo de la


comida mexicana repara algunos desórdenes en el cuerpo físico; ello explica
entonces el sentido de utopización de su consumo y favorece la continuidad en las
maneras de comer del territorio mexicano, nutriendo así idea sobre las implicaciones
de comer mexicano fuera de México.

Cuando por algún motivo se cuestionan las implicaciones reparadoras en


términos de salud que se le confiere a la comida mexicana, los migrantes han sabido
encontrar explicaciones, por un lado, para continuar con su consumo y por otro
reforzar el continuum alimentario. Mientras hacíamos los tamales para el resto de la
semana en un restaurante de Chicago, Ninfa, la encargada de producción, me
comentó:

“Ayer el doctor me dijo que ya no comiera tamales porque tengo el colesterol


alto y que los tamales tienen mucho colesterol del malo. ¿Cómo van a tener
colesterol del malo si son tamales? Las mugres de por acá son las que tienen
colesterol malo. Yo a eso no le voy a hacer caso, yo no creo que los tamales te
puedan hacer daño.”

Las declaraciones de Ninfa demuestran la reflexividad de los migrantes ante


la posible suspensión del consumo de productos mexicanos. Además, dichas

208
declaraciones demuestran cómo los discursos sobre el mantenimiento del continuum
alimentario se pueden asociar con el sentido de bienestar. En un sentido metafórico,
el poder mantener el consumo de alimentos mexicanos, no sólo alivia la
deslocalización sino también la nostalgia culinaria.

Como ya se ha explicado anteriormente, debido a la expansión del mercado


de consumo mexicano en Estados Unidos, la cocina mexicana es también un valor
agregado de mercado. Ante el panorama de la diversificación de productos que se
ofrecen como comida mexicana, los migrantes han sabido también articular
mecanismos de selección y diferenciación de productos para validar su autenticidad.
Uno de estos mecanismos es la asociación entre la comida y el impacto en la salud
que se le atribuye al consumo de productos o comida mexicana que se vende como
tal, pero que se aleja a los registros alimentarios de los consumidores mexicanos
arraigados en Estados Unidos, como queda demostrado en el testimonio de Elsa:

“Yo no puedo comer queso. Me mareo mucho cuando como queso. Solo
puedo comer queso Cotija, pero tiene que ser Cotija del de allá. Aquí ahora en el
Costco103, sacaron un queso Cotija y es que, como ese se vende como queso
mexicano, pues por eso es tan famoso. Pero no sabe igual, y no está hecho allá, por
eso me cae igual de pesado que los otros quesos.”

Kalcik (1984) sugiere que en los procesos de incorporación de nuevos


productos en contextos alimentarios de migraciones transnacionales se generan
situaciones de conflicto. Estas situaciones obedecen a la carga afectiva que
representa la incorporación de platillos e ingredientes que sugieren la pérdida de la
identidad. Por mi parte, en el caso de la migración mexicana, sostengo que una
manera de evidenciar la carga afectiva que representa el consumo de comida
mexicana que difiere de los registros personales, es la validación del malestar físico
al consumir productos que se ofrecen como mexicanos pero que se aleja de su
registro sensorial y conceptual. El testimonio de Araceli, una cliente frecuente en
Houston, refuerza el planteamiento de estas ideas:

103
Una cadena de hipermercados.

209
“Yo puedo comer cualquier porquería en la calle mientras sea mexicano y no
me ha hecho daño. He comido cosas de otros lados y me he enfermado feo. Igual
cuando te sirven comida disque mexicana pero que no es, me cae muy pesada”

En las atribuciones medicinales que se le da a la comida mexicana y el riesgo


que implica la suspensión de su consumo se evidencian también las tensiones
intergeneracionales que surgen con los procesos de incorporación de nuevos
productos y el cambio en los hábitos alimentarios en segundas generaciones.
Después de presentarme a su nieta de cuatro meses, Rosa, socia de un restaurante en
California, con lágrimas en los ojos me contó el difícil curso del embarazo de su hija:

“Si ella se sintió así de mal en su embarazo, era porque le encantaba comer
hamburguesas y las costillas barbicue y las alitas. Hasta la hospitalizaron varias
veces y ya casi cuando iba a nacer la niña la dejaron internada casi seis semanas.
Yo le digo que si no hubiera comido tanto de eso le hubiera ido mejor. Yo siempre le
decía que sí quería, yo le preparaba lo que comíamos las embarazadas allá [en
México], pero nunca quiso.”

Kalcik (1984) distingue las tensiones intergeneracionales sobre los procesos


de aculturación alimentaria. La autora señala que en este ámbito es donde se ejerce
la resistencia más fuerte a modificar los hábitos de consumo que se llevaban a cabo
en el país de origen. Por ello, en los grupos migrantes con mayor arraigo donde
pueden ser cuantificadas más de dos generaciones, las primeras son las más
renuentes a la ampliación de su repertorio. En este sentido, sugiero que otra manera
de evidenciar las tensiones puede ser expresada con las relaciones entre la
enfermedad y el consumo o no de comida mexicana. Raúl, un cliente emigrado hace
más de veinte años con sus hijos pequeños, me ofreció sus explicaciones del porqué
sus hijos tienen obesidad y prediabetes.

“Si mis hijos están así es porque ellos y la mamá se encandilaron cuando
llegamos aquí. Estaba muy fácil y era muy barato comprarles la pizza o la comida
china después de salir de trabajar y ellos fascinados. Yo siempre traté de cuidarme y
seguir comiendo como allá, desayunando huevito con frijoles, comiendo tortillas y
salsa. No aumenté de peso y no tengo ninguna enfermedad.”

210
Además de los discursos que expresan la resignifación de la cocina mexicana
en la migración, también detecté otras dinámicas sociales que dejan ver las
resistencias a consumir los productos que se ofrecen como mexicanos, pero que se
alejan de los registros de los cocineros. Las microdinamicas de comensalidad dentro
de las cocinas es una manera de manifestación de la Identidad Alimentaria
Transmigratoria.

7.2.2 “No es comida para güeros”: Los procesos de resistencia entre


los preparadores de alimentos

¿Qué pasa cuando los cocineros se convierten también en consumidores en los


negocios que ofrecen comida mexicana que se despega de las preparaciones y de los
principios de condimentación que conforman la cocina que se prepara en México?
¿Cómo enfrentan los cocineros el hecho de preparar esta comida que se vende
como comida mexicana?

En este apartado intento demostrar, en un primer plano, que la comensalidad,


en un contexto migratorio, se convierte en uno de los “momentos más fuertemente
socializados de todo el sistema alimentario dando sentido a la homogeneidad del
grupo”, como apunta Medina (2002:124). Ello incluso dentro de los escenarios
menos visibles y con más factores adversos a la convivialidad, como lo es el interior
de las cocinas de los restaurantes. Lo anterior se puede explicar debido a las
características intrínsecas que conforman el funcionamiento del mismo, como lo son
los ambientes de tensión debido a la premura del tiempo para el servicio y las
jerarquías del poder altamente estratificadas en estructuras de organización de las
cocinas de los restaurantes.

Ante estas cuestiones sugiero que los cocineros que laboran en


establecimientos cuyo mercado meta está dirigido a clientes no mexicanos, llevan a
cabo mecanismos de resistencia contra el consumo de este tipo de comida y contra
las asociaciones que se le confiere a este tipo de comida en relación con la comida
que se prepara en México. La manifestación del deseo por mantener las costumbres
alimentarias de México se exacerba cuando los migrantes se encuentran en un
escenario que les permite disponer de los medios (ingredientes, utensilios y equipo
211
especializado en este caso) para recrear las comidas tradicionales que se preparan en
México, pero que el tipo de restaurante obliga a confeccionar otro tipo de comida
que también se vende como mexicana. En un restaurante en Chicago el menú del
restaurante evidenciaba el perfil de los clientes: todas las preparaciones evidenciaban
el mercado anglosajón al que pretendían llegar. El primer día en ese restaurante,
Mauricio, un cocinero de línea, me explico las estrategias que llevaban a cabo los
cocineros a la hora de comer dentro del restaurante:

“Aquí el menú hay cosas que nada más los güeros lo piden, pero aquí en
corto, uno se puede echar su taco con lo que quiera, sin necesidad de echarlos a la
freidora, ni ponerles las lechugas y esas cosas. Aunque no tengamos hora de
comida, puedes comer bien, echarte un taco como debe ser.”

Las resistencias a consumir este tipo de comida pueden obedecer a la


vulnerabilidad que enfrentan los preparadores de alimentos cuando tienen que
elaborar comida mexicana que se desmarca de los procesos, ingredientes,
combinaciones y presentaciones de las elaboraciones propias que se confeccionan en
el territorio mexicano y que se venden bajo el concepto de cocina mexicana en los
lugares donde laboran en Estados Unidos. La sistematización de este fenómeno
obliga a los cocineros a poner en marcha estrategias de consumo que evitan las
preparaciones que se venden en el establecimiento, ya que como afirma Daniel, un
cocinero retornado que trabajó en un restaurante mexicano dirigido a clientes
anglosajones:

“No salen de su comida para güeros, soft tacos o fajitas de arrachera104 que
era para güeros o mexicanos ya de tiempo radicados allá… era una mezcla rara,
una adaptación de la cocina mexicana, no cocina mexicana como tal.”

Ante tal escenario, dentro de la cocina se genera una microdinámica de


comensalidad entre los preparadores, en la que se manifiesta, e incluso se exacerba,
la totemización de los ingredientes, los platillos y las maneras de comer tradicionales
de las cocinas mexicanas gestadas en territorio mexicano. Este tipo de
microcomensalidad es una manera de inclusión dentro del colectivo, que demuestra
la manifestación de la IAT, como se ejemplifica a en la siguiente nota de campo,
sucedida en Chicago:
104
Corte de res extraído del diafragma.

212
“¿Y usted primo, tiene ‘papiros’? ¿Por qué si está estudiando cocina viene
a aprender aquí?” Fueron las primeras preguntas para tratar, en un solo
intento, de romper el hielo y descifrar mi posición en el restaurante una vez
repartidos los 24 aguacates reglamentarios para hacer el guacamole para el
servicio de la mañana y las dos cajas de arrachera que requería ser limpiada
y porcionada para el fin de semana. “No sé si allá en México le harán igual,
pero así se hace aquí…”. Dijo Victor mientras que con absoluta destreza le
quitaba la grasa a la carne y la porcionaba para ponerme la muestra de cómo
ejecutar la operación. Al escuchar que tenía visa de turismo que me
posibilitaba el regreso a México, el silencio se hizo más incómodo. Al acabar
con la tarea asignada, la siguiente instrucción que escuché fue un “Coma
primo. Prepárese lo que quiera”. Su cara de desconfianza cambió
completamente cuando llegué con taco en mano, preguntando por una salsa
picosa. “¿Apoco si come chile?” Al escuchar una respuesta afirmativa su
actitud cambió completamente. “Es que como aquí viene a comer casi puro
güero no podemos hacer la salsa picosa”. Acto seguido, puso a torear105
unos chiles jalapeños sobre la plancha y salió al comedor del restaurante con
prisa por un par de vasos de agua para regresar e improvisarse unos tacos.
Sin embargo, el convencimiento y la aprobación se dieron en su totalidad al
inspeccionar la manera en cómo yo era capaz de acompañar mi comida
alternando un bocado y una mordida a los chiles toreados. Después me
comentaría que llegó a Chicago hace 21 años con su familia procedentes de
Moroleón Guanajuato y que desde hace 15 ha trabajado en cocinas. Sólo en
cocinas de restaurantes mexicanos (Chicago, marzo del 2013)

La situación sucedida con Víctor muestra cómo el deseo por replicar las
maneras tradicionales de comer pueden explicarse de acuerdo a lo que Vertovec
(1999) afirma en cuanto a que, en el proceso de adaptación y aculturación en un
contexto migratorio, existe el deseo de reconstruir la comunidad de origen a través de
la reproducción de prácticas que fortalezcan los vínculos con aquélla. Ello obliga a
los migrantes a construir nuevos espacios para que tengan cabida, en la arena

105
Termino coloquial para nombrar a los chiles que pasan por un proceso de asado directo hasta casi
quemarse. Este proceso sirve además de acentuar el sabor, para intensificar el picor del chile.

213
colectiva, estas prácticas en las que encuentra un medio de reproducción cultural
donde se distingan como nuevos sujetos que son conscientes de una multilocalidad.

Desde el interior de las cocinas, los cocineros juegan un papel dual de ofrecer
y posicionar la cocina mexicana como una oferta de consumo al paladar anglosajón,
al tiempo que toman su distancia al rechazar el consumo de este tipo de comida. De
esta manera, dejan claro que lo que se ofrece en los menús de este tipo de
restaurantes dista de lo que ellos conciben como cocina mexicana auténtica. Este tipo
de prácticas que están asociadas con la memoria individual y colectiva de los
migrantes constituyen, tal como lo dice Gimenez (2009), un pilar para la
caracterización de las identidades colectivas de quienes experimentan el fenómeno
migratorio transnacional.

Los cocineros se convierten en juez y parte sobre la autenticidad de la cocina


mexicana ante la fragmentación y recodificación de la misma que cada vez ofrece
más alternativas de alimentos que se venden bajo el concepto de cocina mexicana y
que se despegan de las preparaciones, técnicas y sabores propios de las cocinas
mexicanas regionales que se elaboran en México. Por lo tanto, la diversificación en
la oferta culinaria obliga a reforzar el deseo de mantener las maneras de comer que se
llevaban a cabo en México, y que se ven traducidas en dinámicas de inclusión y
exclusión a aquellos actores que participan en ellas dentro de las cocinas de los
restaurantes, como se aprecia en la siguiente situación acontecida en Chicago:

Ante el mal tiempo que hacía afuera de la cocina, que rondaba cerca de los -
18°C, Mauricio se apresuró a prender los fogones para calentar un poco la
cocina antes de empezar a hacer la producción. En ese momento llegó
Yolanda, la subchef, disculpándose por llegar tarde. Se excusó argumentando
que se había detenido en una panadería mexicana a comprar pan para que
desayunáramos los cocineros y pudiéramos trabajar sin frío y que en seguida
pondría el café para acompañarlo -Yo no sé qué le ponga al café la señora,
pero a nadie le queda como a ella. Cuando está así el tiempo, seguido
compra pan dulce [mexicano] sólo para los de la cocina. Aquí hay meseros
güeros, pero a ellos no les llama la atención este pan. La verdad es que si te
aliviana para el frío y para empezar bien a trabajar (Chicago, abril del 2013).

214
Según Contreras y Gracia (2005) cada grupo social posee un cuadro de
referencias que guía la elección de sus alimentos, cuyo conjunto constituye un corpus
más o menos estructurado de criterios que le corresponden y, por esta razón, le
confiere una particularidad ya sea diferencial o distintiva. Ante el contexto de
migración transnacional que implica una fluctuación cultural, estas afirmaciones se
problematizan, ya que involucran a la etnicidad cómo un medio de inclusión o
exclusión a la comunidad, como se ejemplifica en la siguiente situación sucedida en
Houston.

El primer día que llegué a trabajar a un restaurante en Houston coincidió


también con el primer día de trabajo de la señora que sería encargada de
lavar los trastes. A mitad de la jornada y por equivocación, un desayuno fue
devuelto intacto a la cocina. Rápidamente, una de las cocineras hizo un taco
para cada uno de los que estábamos ahí con el plato que habían devuelto. La
señora de los trastes rechazó el taco argumentando que había desayunado
tarde y que había llevado comida de su casa para comer en el descanso.
Ante esta negativa, Luz, la cocinera que había hecho los tacos, con una
notoria molestia dijo para el resto de los trabajadores que nos encontrábamos
ahí: “Ella ya no se cree mexicana, ha de ser chicana o ya ha de creer que es
de acá y por eso no quiere el taco” (Houston, mayo del 2013).

Desde una perspectiva histórica, Pilcher (2012) explica que el fenómeno de


fragmentación y reconfiguración de la cocina mexicana es perceptible desde
mediados del siglo XX, con el boom de la cocina Texmex, y Calmex dirigidas al
mercado anglosajón que tenía curiosidad de probar la cocina mexicana pero que tuvo
que sufrir una adaptación al paladar de los anglosajones. Este movimiento, según
Pilcher, tuvo su auge durante el periodo de la Guerra Fría que consagró la cocina Tex
Mex como representante de la cocina mexicana para el mercado anglosajón. Este
contexto histórico, que ha favorecido nuevas expresiones culinarias que se venden
bajo el sello de cocina mexicana, ha generado puntos de tensión entre los actores
sociales que participan en los restaurantes.

Más allá de los clientes que deciden comerla o no, los preparadores fungen
como jueces debido al saber culinario desarrollado en la experiencia laboral y a los
puntos de referencia de memoria individual y colectiva que hacen ver en una

215
perspectiva más crítica estas manifestaciones que distan de las cocinas mexicanas
tradicionales. Como se aprecia en las declaraciones de Mario, un cocinero de línea en
Chicago, que trabajaba en dos restaurantes mexicanos:

“En el otro restaurante donde trabajo no es comida para güeros. Es cocina


más casera. Allá, aunque es un restaurante chiquitito, si está bueno.”

El trabajo de Kalcik (1984) postula que en contextos de migración


trasnacional, al momento de reproducir las comidas tradicionales y las maneras de
comer a la usanza tradicional mediante prácticas tanto públicas como domésticas, se
alivia el choque cultural en la comunidad y cultura receptora y que, además se
vinculan a los individuos y en su caso a los grupos, con el pasado y con el terruño.
Sin embargo la perpetuación de las prácticas alimentarias también representa
situaciones de tensión en distintos aspectos.

Por un lado, la reproducción constante de las prácticas alimentarias


tradicionales sirve como vehículo de señalización de los colectivos migrantes en la
comunidad de llegada por su carácter segregacionista al evidenciar la no inclusión
dentro de la comunidad de llegada. De esta manera, los hábitos alimentarios pueden
ser observados desde un punto de vista detrimental como un marcador identitario de
grupos inmigrantes renuentes al cambio y por tanto a la aculturación en los miembros
de la comunidad receptora.

Por otro lado, según la autora, el proceso de hibridación alimentaria siempre


genera situaciones de conflicto dentro de las esferas más privadas, sobre todo, por la
carga afectiva que representa, por un lado, la incorporación de nuevos productos,
platillos e ingredientes al repertorio de las cocinas nacionales que se manifiesta con
el sentimiento de pérdida de la identidad. Estas afirmaciones pueden constatarse con
la declaración de Yolanda, una subchef en un restaurante de Chicago, cuando me
comentó que su relación con su jefe inmediato no era buena, a pesar de ser
mexicano.

“Yo empecé con el restaurante, llevo ya 6 años y he visto pasar a todos los
chefs. El único momento en que pensé en irme fue cuando trajeron a un chef güero.
¡Imagínate, un chef güero en un restaurante de comida mexicana! Se puso a hacer

216
puras porquerías, quería meter en el menú hasta hamburguesas y le quitó el chile a
todo.”

Calvo (1982) señala que en los procesos migratorios, los migrantes tratan de
mantener un continuum alimentario que se reconoce, visibiliza y genera nuevas prácticas
y valores asociados a la alimentación de la sociedad originaria. Este proceso se caracteriza
por el intento de retención de los hábitos alimentarios que van cediendo conforme avanza
el proceso de incersión en la cultura de encuentro y que atraviesa por un sistema de
legitimaciones y valorizaciones de los sistemas y hábitos alimentarios de la sociedad de
origen.
Las prácticas alimentarias en el contexto trasnacional no sólo se pueden entender
como un marcador de identidad étnica. En efecto, las prácticas pueden ser analizadas
como mecanismos que fortalecen la memoria colectiva de los lugares de expulsión
cuando los migrantes mexicanos consumen platillos que, aunque son preparados con los
mismos ingredientes que en México, se desmarcan de las preparaciones de las cocinas
mexicanas tradicionales.

7.2.3 El proceso de autentificación de la cocina mexicana que se


genera en Estados Unidos.

Hasta ahora he expuesto las reacciones, acciones y asunciones hacia la


comida que se vende como mexicana, pero que se aleja de los registros colectivos de
la cocina mexicana que se prepara en el territorio mexicano. Sin embargo, es
oportuno cuestionar, ¿qué pasa con la cocina mexicana que se apega o se vende
como cocina auténtica y que va a dirigida a los consumidores mexicanos? ¿Cómo se
lleva a cabo el proceso de autentificación de esta cocina? ¿Qué relación guarda la
autentificación de estas cocinas con la configuración de la identidad alimentaria
transmigratoria?

Para responder estas cuestiones parto del supuesto que en Estados Unidos se
confecciona una cocina mexicana original que es reconocida y aceptada por los
preparadores y consumidores mexicanos como una cocina propia, donde la
autenticidad es un concepto flexible que se adapta a los contextos de donde se

217
prepara, pero que no se olvida de los principios de condimentación de la cocina
mexicana nacional que se elabora en el territorio mexicano.

Abarca (2004) analiza este fenómeno en los ámbitos domésticos


transfronterizos donde se genera un cocina original que (haciendo a un lado la
polémica respecto a las autenticidades) podría asumirse como una cocina mexicana
propia que representa la fluctuación cultural a la que se enfrentan los migrantes.
Dicha cocina está constituida con referentes de la cocina mexicana que se
confecciona en México, pero incorpora nuevos ingredientes y utiliza equipos
tecnológicos en su preparación además de que se configura bajo procesos de
estandarización estadounidenses.

La autentificación de la cocina que se gesta en Estados Unidos, deja ver un


proceso de ideación de los sabores del pasado que remite al cocinero a sus recuerdos
más íntimos de casa, de familia y comunidad de origen. Cuando estos sabores se
tratan de replicar fuera del Estado nación, adquieren un carácter nacionalizador. Es
decir, los sabores caseros se convierten en los sabores de México al cruzar la
frontera geopolítica. Por otro lado, la búsqueda de la replicación de dichos sabores
permite una flexibilización de las prácticas operativas que permite la configuración
de una cocina mexicana sui generis que se elabora en este tipo de restaurantes en
Estados Unidos.

Respecto de los procesos de autentificación, sugiero que estos recaen en las


adaptaciones de la gramática culinaria que permea en los restaurantes que se ofrecen
como cocina mexicana que es vendida como auténtica. Estos cambios en la
gramática culinaria se visibilizan en aspectos puntuales como la alteración en las
horas de comida debido a los diferentes tiempos de consumo que son populares en
Estados Unidos (tomar el lunch del medio día y cenar a primera hora de la tarde); la
composición de platillos con nuevas guarniciones pero que guarda referentes y
adaptaciones de la cocina que se elabora en México; y la exaltación del uso de
ingredientes originales para su preparación.

De igual manera, sugiero que la información culinaria que fluye entre los
cocineros favorece la generación de una nueva cocina mexicana que es aceptada y
difundida por los migrantes mexicanos. Esta cocina se separa de aquella que está
dirigida a un mercado anglosajón, pero que también difiere de aquella que se

218
confecciona en el territorio mexicano, gracias a la síntesis de las cocinas regionales
que se llevan a cabo en los restaurantes en Estados Unidos. La emergencia de esta
cocina es legitimada con la aprobación tanto de los preparadores como de los
consumidores mexicanos. Es en estos momentos de legitimación de esta cocina
donde se consolida la identidad alimentaria transmigratoria.106

7.2.4 La reconfiguración en la gramática culinaria

Contreras y Gracia (2005) establecen que cada sociedad determina la manera


en que distribuye sus ingestas y las reglas que sus participantes observan que se
aplican a ellas dependiendo de los contextos, de esta manera, cada cultura establece
una gramática culinaria, entendida como un orden que regula las maneras de comer
que caracterizan a un grupo en específico. En efecto:

“Cada cultura genera una cocina peculiar (ingredientes, aromas, técnicas de


preparación y maneras de servir y comer) con clasificaciones particulares y unas
reglas precisas, tanto en la preparación y combinación de alimentos, como relativas
a su recolección, producción, conservación y consumo” (Contreras y Gracia,
2005:39).

En el contexto estadounidense, considero que los estándares establecidos


desde la preparación hasta el servicio en términos de cantidad de las porciones y
cortesías a los clientes privilegia la reconfiguración de la gramática culinaria. En este
sentido los estándares establecidos incluso por aquellos lugares donde se ofrece
comida Tex-Mex, ha influido en las maneras de servir los alimentos en los

106
Para poder establecer el análisis resulta oportuno considerar cómo se caracteriza una cocina.
Contreras y Gracia (2005: 201) recapitulan aproximaciones teóricas sobre los criterios de estudio e
inclusión que deben constituir la caracterización de una cocina: 1.-Utilización alimentos seleccionados
de que ofrece el medio. Los criterios de selección han sido, por lo general, la facilidad de acceso y
las cantidades que se pueden recoger en función de la energía que hay que emplear para obtenerlas. 2.-
El modo característico de preparar los alimentos. 3.-El principio o principios de condimentación
tradicional del alimento o los alimentos base. 4.-La adopción de un conjunto de reglas relativas a: A)
el número de comidas diarias. B) el hecho de que los alimentos se tomen solo o en grupo. B) La
separación de determinados alimentos para fines rituales y religiosos y D) la observación de tabúes.
Por su parte, Pérez de San Vicente (1998) propone que las constituciones de las cocinas regionales se
apoyan sobre tres grande ejes: 1.Cada cocina posee un conjunto de normas que la identifican y la
caracterizan y éstas no pueden ser transgredidas. 2. La cocina se origina en un ámbito geográfico
determinado. 3.La cocina exige una descripción del contexto que la diferencie de sólo un conjunto de
platillos.

219
restaurantes que se desmarcan de este tipo de cocina, como explica Jaime, de
Houston:

“Si te fijas aquí en Estados Unidos, por lo menos aquí en Houston, en todos
los mexicanos, hasta en los más gachos que son cadenas Tex-Mex y hasta en las
taquerías que va puro mexicano, te ponen siempre chips107 y salsa. La salsa de las
chips es la base para que el cliente regrese o no. Nosotros aquí al menos la hacemos
picosita, para que sepa a salsa de verdad.”

La oferta gastronómica ha favorecido una manera particular de estructurar y


organizar las ingestas de los clientes mexicanos que se adaptan a las jornadas
laborales norteamericanas y que validan una homologación en los tipos de servicio.
Estos aspectos dan cuenta de una restructuración de la gramática culinaria asociada
que echa mano de los estándares estadounidense en los tiempos, ritmos porciones y
tipos de servicio que se ofrecen Estados Unidos, como queda explicitado en la voz de
Elsa y José, propietarios de establecimientos en California y en Chicago,
respectivamente:

“Aquí te vas a dar cuenta que todo lleva arroz y frijoles para acompañar,
incluso hasta en los antojitos108. Es que ves que aquí no puedes servir poco, aquí en
todos los lugares te dan mucha comida. Yo creo que es por eso que en todos los
mexicanos tienes que dar el arroz y los frijoles. Poner mucha salsa siempre. Además
siempre tienes que poner pico de gallo, guacamole y crema para acompañar todo. A
donde vayas vas a encontrar eso, todos los mexicanos lo hacen…Aquí hay mexicanos
que ya no comen chile, entonces tienes que hacer los platos tal cual con todo el
sabor de allá, pero asegurarte de que no esté tan picoso porque luego ya no
regresan” refirió Elsa de California.

“Los mexicanos quieren los tacos como deben ser, con cilantro y con cebolla. No
que con lechuga y con tomate como los venden aquí. También quieren tortillas de
maíz, no de harina o de las otras que ahora venden. Incluso, cuando vienen los
americanos como que se espantan porque dicen que la comida está muy picosa. Se
enojan porque le ponemos jalapeño al guacamole, o a veces preguntan por qué el

107
Triangulos de maíz fritos
108
Nombre genérico que se designa a las preparaciones hechas a base de maíz cuyo consumo
representa una de las bases de la cultura alimentaria nacional mexicana.

220
pico de gallo tiene jalapeño.- Pues porque es así- les contesto. Y dicen: está muy
picoso. Como cuando recién abrí, dorábamos los frijoles con chiles de árbol y se
espantaban, decían ¡oh my god!, hasta los frijoles tienen chile. Y yo me quedaba
como oh, ¡pues este es el sabor sabor! Yo creo que por eso tengo casi puro mexicano
como cliente. A veces sí le trato de bajar al picor. Por ejemplo, dejé de hacer los
frijoles así, ya no les pongo chile. Al guacamole ya no le ponemos chile, al pico de
gallo sí, porque si no los mexicanos se enojan” expresó José.

Las declaraciones de Elsa y de José ejemplifican cómo se restructuran los


órdenes culinarios. Esta restructuración deja ver las negociaciones que enfrentan los
cocineros para poder entrar en la oferta alimentaria en Estados Unidos. Esta
reconfiguración, aunque se despega de aquella que es ampliamente consumida y
difundida en México, suele ser aceptada tanto por los preparadores como por los
consumidores. La nueva reconfiguración de la gramática culinaria privilegia también
la alteración en los tiempos de las ingestas, para adecuarse al contexto
estadounidense, como refirió Sara:

“Sabemos que a las doce en punto se llena el restaurante para el lonche. Son
casi puros trabajadores mexicanos que trabajan en las construcciones de aquí cerca.
Aunque aquí el lonche es algo ligero como un sándwich que se come a medio día, los
trabajadores vienen por su caldo de res, aunque sea temprano, porque siguen
haciendo fuerte la comida del medio día.”

Los ejemplos anteriores corroboran la existencia de negociaciones y la


flexibilización en los conceptos de autenticidad que son impuestos por el contexto
norteamericano. En este contexto los clientes mexicanos tienen que adaptarse a los
horarios de las ingestas, la difusión de nuevas maneras de consumir los alimentos y
sobre todo, en cómo el consumo de esta comida por parte de los mexicanos legitima
la cocina que se prepara en Estados Unidos como una cocina original que se apropia
del concepto de cocina mexicana.

7.2.5 El flujo de información culinaria

Dentro del proceso de legitimación de la cocina mexicana que se elabora en

221
Estados Unidos está la creación de preparaciones que siguen principios de
condimentación tradicionales así como técnicas de preparación que son utilizadas
ampliamente en México, pero que adquieren variantes que pueden ser concebidas
como platillos originales. Tales platillos son resultados del flujo y cruces de
información culinaria de migrantes con diferentes procedencias y de maneras de
cocinar en México, que viajan con la información para generar una cocina con
rasgos propios que se sintetiza a partir de la información de las cocinas regionales
que llevan consigo los migrantes y que confluyen en los restaurantes. Cuando visité a
Linda en su restaurante en Chicago, me hizo probar una salsa que es el distintivo de
su negocio.

“Esta salsa la hacía mi tía y mi mamá y yo también la sé hacer, e incluso ya


se la enseñé al cocinero que es de Acapulco y en su tierra la hacen diferente.
También él nos ha enseñado cosas, sobre todo, el mole y los pescados que porque el
allá aprendió, ya traía algo de experiencia de México. Yo digo que está bien saberle
de varias maneras, así ya tienes más opciones que ofrecer.”

Gran parte de la generación de una nueva cocina puede obedecer no sólo a la


sustitución de algunos ingredientes o técnicas, para aproximarse a resultados más
cercanos de los platillos tradicionales que se venden, sino también a los saberes
domésticos culinarios que viajaron también con el migrante cocinero, como refirió
Rosa María cuando le pregunté cómo hacían el asado que estaba dispuesto en las
fuentes de servicio de su negocio:

“El asado109 lo hace mi hija, ella hace casi todo, aunque aprendió de los dos,
de mi esposo y mía, que nosotros cada uno aprendimos por su lado. El asado yo creo
que yo me lo invente o lo reinventé. Trato de hacerlo como nos lo enseñaban a
hacerlo en el pueblo, en la casa, aunque es bien difícil a pesar de que ya se
encuentran casi todos los ingredientes”

Como he expuesto en los capítulos anteriores, el sector de servicios y en


particular el ingreso a las cocinas como cocineros, es un nicho recurrente por los
mexicanos que deciden migrar. Además de fortalecer las redes migratorias, al interior

109
Nombre de un estofado de la familia de los moles que se consume en la franja del Altiplano central
que se extiende hasta el norte de México. A diferencia de los moles que se preparan en el centro y sur
del territorio nacional, generalmente es menos dulce y más picoso.

222
de las cocinas, este fenómeno conlleva a otros procesos: el intercambio de
información culinaria y la creación de nuevos platillos que se generan gracias a la
síntesis del conocimiento culinario, como explica Rosy de Chicago:

“…También pues aquí ve que unos guisamos de un modo y otros de otro. Se


van juntando las maneras de todos. Viene gente con otros sazones, otras maneras.
Pero está bien, de todos se va a aprendiendo. Nosotros aquí teníamos una señora de
Veracruz y otra de Puebla. Nos enseñaron a hacer el mole como lo hacen allá en sus
lugares. Nosotros les enseñamos a hacer el asado. Al final, creo que ellas hacían el
asado mejo que nosotros.”

En el flujo de información culinaria se demuestra cómo las recetas pueden ser


asumidas como códigos que se pueden descifrar para reproducirse. Ferguson (2010)
afirma que entender las recetas como un sistema de códigos que se ordenan bajo un
concepto permiten su reproducción y su perpetuación, a la vez que van
complejizando los repertorios culinarios de una comunidad. En este sentido, las
cocinas migrantes, como explica Parasecoli (2014:171), “undergo various degrees of
transformations due to the availability of ingredients, the exposure to different
flavors and techniques and the need to adapt to a dissimilar rhythm of life”. En el
caso mexicano, este fenómeno tiene otras dimensiones que la particularizan y
obligan a replantear los territorios, las territorialidades y su relación con las cocinas
donde fueron gestadas.

Los cruces de información vienen también del ámbito privado para hacerse
público. Cuando sucede esto, los preparadores validan los procesos de autenticidad,
al relacionar la preparación no sólo con México, sino con sus historias familiares.
Cuando se tratan de replicar que los sabores y preparaciones que se enlistan en los
registros personales de cada cocinero, los esfuerzos por reproducirlos involucran
sustituciones de ingredientes para llegar a los mismos resultados, como me contó
Elsa cuando le pregunté dónde había aprendido a hacer las carnitas que eran el plato
estrella de su restaurante:

“Mi hermano me pasó la receta de las carnitas para que sepan como allá, estilo
Michoacán. Al principio le batalló con las naranjas, después ya encontró o le
dijeron que le echara fanta y que ya no le pusiera el azúcar quemada que se le echa
al final de la cocción.”

223
7.3 Consideraciones finales del capítulo

Los procesos que conforman los flujos de información culinaria, y la


generación de platillos resultados de síntesis de información culinaria de diversas
procedencias, han originado una cocina que se despega de la cocina nacional
mexicana. Esta cocina ha tenido que adaptarse a las condiciones y accesibilidad de
sus ingredientes, configurándose así como una cocina con rasgos particulares que ha
sido gestada en Estados Unidos, pero que es aprobada y legitimada no sólo por sus
preparadores, sino también por sus consumidores como cocina mexicana

La cocina mexicana que se crea en Estados Unidos encuentra su apoyo


constante en las referencias a las cocinas regionales. En este proceso se puede
percibir no sólo la nostalgia culinaria inherente a estas cocinas, sino la situación de
migración transnacional de aquellos que la ejecutan

224
CONCLUSIONES

225
De la encarnación de las prácticas a la manifestación de la nostalgia:
Las dificultades y ventajas de la etnografía en las cocinas de los
restaurantes. Reflexiones finales sobre el método

“Cuando regreses a San Luis, cómete una torta110 de las hipocampo y


disfrútala por nosotros” me dijo Jaime, el cocinero del último restaurante donde
hice el trabajo de campo en Houston, cuando al despedirme por última vez de él me
preguntó cuál sería mi siguiente parada. Cuando él y su esposa, que también
trabajaba en la cocina, se enteraron de que éramos coterráneos, todos los días me
preguntaban sobre cómo había cambiado San Luis Potosí en los catorce años que
llevaban en Estados Unidos. En la intermitencia de los ritmos de la cocina, cuando la
afluencia de clientes para el desayuno bajaba y teníamos entre los tres que preparar el
mis en place para el lunch, ellos aprovechaban para que yo les narrara, con lujo de
detalle, qué tan diferente era San Luis a comparación de aquél que habían dejado
hace catorce años y al cual, no podían regresar. En casi todas las charlas, las
referencias a los puestos de comida, taquerías y restaurantes a los cuales solían ir
salían en la conversación. ¿Mi posición como potosino propiciaba la manifestación
de la nostalgia? ¿Estas expresiones podrían ser cotidianas, incluso si yo no estuviera
presente?

Una vez finalizado el periodo de la obtención de información, me di cuenta


de que la respuesta a las cuestiones señaladas era mucho más compleja que lo que
había pensado inicialmente, por varias razones: yo también soy/fui migrante, yo
también echo de menos a México, y yo también soy /fui cocinero. La única gran
diferencia eran los contextos de aplicación de estas afirmaciones. Yo estaba ahí por
una razón específica, con un objetivo y por un tiempo determinado. Tomar
conciencia sobre tal situación fue lo que me ayudó a desprenderme del objeto de
estudio de esta tesis.

Resulta difícil desencarnarse de un papel o, incluso, un personaje, que fue el


vehículo para obtener información, y que forma parte de mi configuración personal
cuando se entreteje con estos factores y que se amarra con las relaciones afectivas
que se van generando en las cocinas tras la convivencia continua por varios meses.
Aún hay veces que extraño la comida mexicana que se comía en Estados Unidos.

110
Bocadillo.

227
Cuando he tenido la oportunidad de regresar a aquel país siempre procuro ir a comer
a un restaurante mexicano. Todavía no descifro si asistir a estos restaurantes es una
cuestión de mera curiosidad investigativa inherente a este trabajo o bien, si es una
suerte de nostalgia culinaria construida a partir de mi experiencia en el campo que se
manifiesta gracias a mi lejanía del escenario y a los referentes afectivos que tengo de
la experiencia etnográfica.

Durante mi inmersión en las cocinas de los restaurantes en Estados Unidos,


fui desarrollando mecanismos de obtención de información en el otro que, de manera
inconsciente, fui incorporando y contrastando para mí. Entonces descubrí que las
cocinas de los restaurantes son escenarios donde la información llega todo el tiempo,
no sólo en forma de diálogos, sino también de olores, sonidos, sensaciones y gestos
técnicos corporales que fui encarnando durante el transcurso del trabajo de campo y
todavía conservo. De ahí que la observación participante se haya convertido en
participación observante y en muchas ocasiones sólo en participación.

Debido a la particularidad de la observación que me obligaba a desempeñar


actividades como cualquier otro trabajador, algunas veces fue imposible registrar los
aspectos de interés para la investigación. Sin embargo, la naturaleza del trabajo
también propició que pudiera no sólo observar las relaciones que sucedían al interior
de la cocina en las que yo era partícipe como cocinero y/o investigador, sino también
cómo yo también era un vehículo de obtención de información. El compartir
etnicidad e identidad laboral fue un incentivo para poder construir el campo que
mostré en este trabajo.

La observación participante, o mejor dicho, la participación observante en las


cocinas de restaurantes ha sido poco explorada como técnica para obtener
información pero representa un terreno fértil para los estudios de alimentación que
quieran enfocar su mirada en objetos de estudio relacionados con la preparación de
alimentos. A pesar del riesgo de las quemaduras, cortaduras, el calor asfixiante de las
parrillas y otros avatares propios del oficio, las posibilidades de obtención de datos
dentro de la cocina son infinitas y ofrecen la ventaja de que la estructura en sí
implica una segmentación de la realidad para observar de cerca los fenómenos
sociales que se desentrañan mientras se cocina.

228
Regresar a las cocinas de los restaurantes para mí fue también regresar a mi
pasado personal. Como expuse en esta investigación, a través de las prácticas en el
presente es posible traer aspectos del pasado. En mi caso, el conocimiento del medio
(asumiendo los restaurantes como un espacio genérico) me ayudó a conseguir la
obtención de la información. Desde saber los tiempos más oportunos para establecer
diálogos, como la producción antes de empezar el servicio, hasta cómo reaccionar
en caso de alguna adversidad, mi experiencia como cocinero me permitió afinar la
mirada para poder cumplir los objetivos de esta tesis.

Por otro lado, la complementariedad entre las entrevistas y la observación me


permitió no sólo contrastar los discursos con las prácticas, sino entender cómo estos
discursos son interiorizados en las prácticas y cómo estas también condicionan los
discursos. Debido al carácter íntimo que implica investigar sobre aspectos
personales como los recuerdos, la memoria y la nostalgia, la inmersión en las cocinas
me permitió eliminar las barreras de los discursos en las entrevistas para ver cómo
estos aspectos se manifestaban en las prácticas. Por ello, el ambiente favoreció la
experiencia sensorial para externar estos ámbitos. Muchas ocasiones antes de
empezar a guiar las conversaciones durante el desarrollo de las actividades, las tareas
culinarias propiciaban la expresión de los sujetos informantes: finalmente eran
cocineros mexicanos, haciendo cocina mexicana en un contexto que implicaba el
desplazamiento.

Las prácticas culinarias funcionan como un vehículo excepcional para


explorar aspectos de la vida personal de los cocineros. Una clara ventaja que me
permitió obtener información fue el ver cómo los cocineros son capaces de transmitir
el conocimiento culinario empírico a través de su experiencia propia y las conexiones
personales que se desentrañan en la transmisión. En este caso, el compartir el mismo
país de origen y la asistencia en las labores de preparación, me permitió hurgar en
los recuerdos de los informantes sobre un tema de por sí delicado como la migración,
para entender cómo a partir de ellos se podría teorizar sobre el conocimiento
culinario.

Poder hacer una inmersión a las cocinas de restaurantes mexicanos en Estados


Unidos me llevó a descifrar las manifestaciones de la nostalgia mientras se cocina.
Esta afirmación me habilita para proponer un estado de la hipótesis que alcanza a

229
responder la pregunta principal que guía esta investigación sobre cómo se manifiesta
la nostalgia culinaria entre los cocineros en un contexto migratorio. A continuación,
ofrezco un modelo para contestar a la pregunta y con ello a presentar el estado de la
hipótesis una vez concluida la investigación.

Estado de la hipótesis

Al inicio de la investigación sugería que la preparación de alimentos dentro


de los restaurantes mexicanos estaba influida e incluso regulada por la expresión de
la nostalgia, sin descifrar las inflexiones prácticas sobre la dimensión emocional de la
preparación de la cocina mexicana en Estados Unidos. Una vez concluida la tesis,
afirmo:

En primer lugar, que la nostalgia culinaria entre los mexicanos que se


encuentran en Estados Unidos puede asumirse como un constructo social que está
articulado por categorías como la memoria sensorial, el parentesco, el paisanaje y las
identidades colectivas asociadas a la alimentación en México. Este constructo tiene
una base emocional que se traduce en forma de prácticas que conducen a dinámicas
sociales específicas en la manera en que se cocina y en cómo se asume la cocina
mexicana como tal cuando se prepara en restaurantes mexicanos en Estados Unidos.

La nostalgia culinaria se percibe en tres dimensiones del sujeto migrante: la


individual, la familiar y la colectiva. Estas dimensiones no pueden asumirse en
absoluto como excluyentes entre sí ni pueden percibirse como un proceso
sistemático completamente definido; en todas las dimensiones está presente un
proceso discontinuo de negociaciones que impactan la realidad social del sujeto
migrante en la cocina.

En el plano individual postulo que el cocinero mexicano en Estados Unidos


desarrolla la capacidad de agencia y reconocimiento al intentar recrear y replicar los
sabores del pasado y/o del terruño en el contexto transnacional mexico-americano.
En este sentido, el desarrollo de la sazón habilita al cocinero a echar mano de sus
recuerdos para desarrollar una experticia sobre el control de los sabores que le

230
permiten asumir las recetas como códigos descifrables que se pueden reproducir y
alterar dependiendo del tipo de cocina y del público consumidor.

En este proceso, la añoranza y la experimentación en la búsqueda de la


replicación y homologación de los sabores incentiva al cocinero a desarrollar una
agencia que se traduce en habilidades culinarias y, por lo tanto, en un aumento en el
escalafón en las estructuras de las cocinas de los restaurantes. Además de ganancia
de status y de reconocimiento, el poder codificar y descodificar las recetas habilita al
cocinero como un agente de difusión cultural que hace uso de estos saberes para
hacer circular la información culinaria según su conveniencia para mejorar su
realidad laboral y social.

A partir del análisis de la sazón como última manifestación del conocimiento


culinario se constata cómo el proceso de la experimentación y la sistematización del
conocimiento culinario trata de alinearse a los sabores que se reconocen como
mexicanos. En este proceso, el cuerpo funciona no sólo como un perceptor de
información, sino como un vehículo que, regido por la memoria, se dinamiza con la
nostalgia culinaria y se convierte en un eje dictaminador sobre cómo desarrollar la
labor culinaria.

En el plano familiar, la nostalgia queda manifestada en las negociaciones y


tensiones relativas a las tareas culinarias asociadas al género con respecto del nuevo
orden de las labores culinarias en la cocina de los restaurantes familiares mexicanos
en Estados Unidos. Además, la nostalgia también rige las maneras en que se
institucionaliza la gestión de estos restaurantes y la forma en que se transmiten los
conocimientos culinarios empíricos en el ámbito familiar, así como las
reconfiguraciones de los espacios de preparación domésticos en el ámbito público.

Por último, en la escala comunitaria, demostré que la nostalgia culinaria


permite la creación de una identidad alimentaria transmigratoria que se configura con
aspectos perceptibles tales como: la resistencias alimentarias gracias a los contrastes
y las diferencias en la oferta culinaria de comida mexicana; la tecnologizacion del
oficio culinario; la atribuciones médicas de la nostalgia culinaria según las
propiedades medicinales atribuidas a la cocina mexicana; el flujo de información
culinaria de diferentes procedencias que confluyen dentro de los restaurantes: y los

231
reajustes en la gramática culinaria gracias a los estándares de consumo
estadounidenses.

Las afirmaciones previas, junto con la literatura revisada durante el trayecto


de la construcción de esta investigación, me obligan a llevar estar reflexiones a un
plano de análisis sobre cómo enmarcar o redefinir la nostalgia culinaria cuando se
manifiesta en un contexto como los restaurantes mexicanos en Estados Unidos.

Conceptualización de la nostalgia culinaria en un contexto de


migración transnacional

Los cambios en las caracterizaciones sociales y las condicionantes culturales


de la migración mexicana hacia Estados Unidos han sido un tema recurrente desde
distintos enfoques de estudios sociales en las últimas décadas. Cada vez más, la
noción de la asimilación totalizadora de los migrantes en la comunidad de acogida
pierde fuerza, mientras que la idea del sujeto transnacional se complejiza para ganar
validez.

Esta investigación ofreció una mirada sobre esta aproximación al observar


cómo la transnacionalidad puede ser entendida a partir de las conexiones de los
aspectos simbólicos asociados a la preparación de alimentos en México con las
prácticas culinarias en las cocinas en Estados Unidos, y cómo este fenómeno
contribuye a la configuración de la identidad del migrante transnacional.

En Estados Unidos, la relación que establecen los migrantes mexicanos con


México da cuenta de la participación social, política y cultural que los colectivos
migrantes pueden llegar a tener en ambos países. Dicha relación evidencia el
mantenimiento de los vínculos con su comunidad de origen, así como la
problematización económica, material, moral y emocional que implica el
desplazamiento hacia Estados Unidos.

Ante la vulnerabilidad de la pérdida de los vínculos (sociales, afectivos,


económicos, y culturales) con México, los migrantes desarrollan y ponen en marcha
mecanismos de reproducción cultural en la comunidad de acogida para perpetuarlos.
Este trabajo materializó estas afirmaciones tomando como ejemplo la preparación de

232
alimentos y su relación con la nostalgia como eje rector de las prácticas que se llevan
a cabo en las cocinas de restaurantes mexicanos en Estados Unidos.

Esta investigación reveló cómo las oposiciones binarias como centro-periferia


utilizadas hace algunas décadas para explicar cómo el sujeto perdía cualquier
contacto con su país de origen y se adhería de forma completa a la cultura receptora,
resultan inoperantes en el caso mexicano en Estados Unidos en la contemporaneidad.
Por ello, expuse cómo los colectivos migrantes mexicanos son capaces de establecer
sus propios mecanismos de adaptación, validación y legitimización de sus
representaciones y prácticas a través del análisis de la labor culinaria en cocinas de
restaurantes mexicanos. Asimismo, demostré cómo el proceso de la apropiación de
los significados de las prácticas culinarias está condicionado por el contexto donde
éstas se desarrollan. De este modo, expuse cómo el contexto migratorio
transnacional, per se, es capaz de impactar no sólo en la manera en que se prepara la
cocina mexicana en restaurantes mexicanos en Estados Unidos, sino también en
cómo se recuerda que se cocina en México para dar cuenta, en un sentido más
amplio, de lo que es ser mexicano en Estados Unidos.

En esta tesis quedó de manifiesto cómo el proceso de materializar los


recuerdos establece cánones culinarios propios que caracterizan y validan la cocina
migrante ante sus preparadores y sus consumidores. Las implicaciones
performativas de la nostalgia en las prácticas culinarias configuran y dinamizan
nuevas concepciones y materializaciones de otras categorías como la agencia, el
género, el parentesco y el paisanaje.

Sobre la agencia, quedó expuesta la capacidad de reacción individual que


desarrollan los cocineros a la hora de materializar sus recuerdos y la decodificación
de su memoria sensorial para reproducir sabores asociados con México en Estados
Unidos. En cuanto al género, expuse cómo la práctica culinaria de la cocina
mexicana promueve negociaciones y tensiones respecto del reajuste o no de los roles
y las asociaciones tradicionales. Respecto del paisanaje, demostré como éste activa el
intento de reproducción cultural y promueve la activación de estrategias comerciales
y laborales que favorecen esta condición.

Asimismo, mostré la manera cómo, en la praxis culinaria, la nostalgia


condiciona las relaciones e interacciones del migrante con el pasado y con la

233
comunidad de origen. De igual modo, analicé cómo se relacionan los migrantes en la
comunidad de acogida hacia dentro y hacia fuera de las colectividades migrantes.
Este proceso de (re)construcción de la memoria configura una nueva manera de
entender cómo la cocina mexicana se ejecuta en Estados Unidos, además de explicar
cómo los vínculos con México pueden ser materializados a través de la manera en
que se cocina. Dicho fenómeno puede ser traducido en un hecho social que capitaliza
la condición migrante en términos alimentarios. En este sentido, expuse cómo las
prácticas culinarias pueden enmarcar y dinamizar constructos más complejos como
la identidad transmigratoria a través de la manifestación de la nostalgia y cómo el
sistema alimentario contemporáneo es un medio para materializar, visibilizar y
analizar este constructo.

Asimismo, este trabajo mostró cómo los migrantes mexicanos son capaces de
habilitar los restaurantes como instituciones de validación que articulan y legitiman
ciertas prácticas culturales y sus representaciones, y cómo estas instituciones
devienen en centros de difusión cultural que articulan las relaciones hacia dentro y
hacia fuera de las colectividades migrantes. En los restaurantes, la nostalgia no sólo
se manifiesta como algo otorgado, sino que también se (re) construye y se negocia
tanto en los discursos como en las prácticas. En este proceso, la manifestación de la
nostalgia también puede ser considerada como un mecanismo de cohesión social para
señalar no sólo la pertenencia a una comunidad, sino como un elemento constitutivo
de la identidad alimentaria transmigratoria.

Este trabajo evidenció que la nostalgia también puede ser observada desde la
voz y las acciones de sujetos cuya visibilidad social y política se encuentra vulnerada
por su status migratorio, y/o por su posición en las jerarquías laborales dentro de las
cocinas. La nostalgia entendida como se explicó en esta tesis, pertenecería a lo que
Guarnizo y Smith (2007) entienden como el transnacionalismo “desde abajo”, es
decir a la capacidad de agencia que desarrolla el sujeto en el contexto migratorio
transnacional. En este sentido, esta tesis explicó que la manifestación de la nostalgia
culinaria muestra cómo los sujetos son capaces de echar mano de sus recuerdos y de
sus emociones para convertirlas en herramientas de trabajo que se traducen en un
intento del incremento en el bienestar y la realidad social de los migrantes.

234
Por otro lado, la diversificación de los patrones migratorios, tanto circulares
de corta, mediana, o larga duración, como aquellos relativos a los migrantes que
intentan establecerse de manera permanente en Estados Unidos, promueve nuevas
configuraciones en el plano de las representaciones y de las prácticas (y la
transferencia y vínculos de unas en otras) que articulan y legitiman la trayectoria de
los sujetos migrantes en ambos países. En este contexto, se evidenció cómo el
migrante, aún en el desplazamiento, es capaz no sólo de reproducir ciertas prácticas,
sino de adaptarse a nuevos escenarios para perpetuarlas. Por ello, los sujetos
migrantes establecen mecanismos de apropiaciones y homologaciones de sabores,
productos y equipos, para habilitar a los restaurantes como organismos de validación
ante estas prácticas.

A través de la articulación de las voces de los cocineros y del resto del


personal que trabaja en las cocinas de restaurantes mexicanos en Estados Unidos,
esta tesis dio cuenta de cómo los sujetos migrantes que trabajan en la cocina se
convierten en actores sociales de referencia en la comunidad de acogida para
legitimar, o no, la configuración de la cocina mexicana que se prepara en Estados
Unidos. En efecto, los cocineros validan no sólo las prácticas culinarias, sino también
patrones de consumo a través de los discursos sobre la autenticidad de la cocina. Los
cocineros son productores y son consumidores a la vez; son también, juez y parte
en la manera en que se ejecuta y vende la cocina mexicana fuera de la frontera
geopolítica del territorio mexicano.

Por lo hasta aquí expuesto, en este trabajo me atrevo a considerar la


nostalgia culinaria como un proceso progresivo, pero permanente y relativamente
estable entre los mexicanos que están involucrados en las actividades de los
restaurantes mexicanos en Estados Unidos, que se hace visible gracias no solo
contexto migratorio transnacional, sino a la atmósfera evocativa que se genera en los
restaurantes. En este orden, para evitar la romantización del concepto y
entendiéndolo bajo un orden dinámico transnacional, sostengo que la nostalgia
culinaria también se va nutriendo con el intercambio de productos, bienes e
información que circula entre los dos países. Es decir, los migrantes van aumentando
los registros en sus biografías sensoriales que los hacen añorar los productos de
ambos países cuando no se encuentran disponibles en su presente.

235
Por el curso que siguió esta tesis, soy consciente del riesgo de entender a la
cocina mexicana que se ejecuta en México como una cocina estática, impenetrable y
fija en el tiempo. Esta reflexión me llevó a entender la yuxtaposición de la nostalgia
del tiempo y del lugar que expresan los cocineros en los discursos, pero que no
necesariamente se reflejan en las prácticas.

En el campo de las migraciones transnacionales, las prácticas y el consumo


de alimentos pueden entenderse como un medio para manifestar la nostalgia debido
al desplazamiento inherente de los sujetos. En estas manifestaciones puede percibirse
el dinamismo de las cocinas y cómo éstas no pueden ser consideradas cómo estáticas,
a pesar de la tendencia de entenderlas así por parte de los sujetos que se han
desplazado fuera de donde estas cocinas son producidas originalmente.

Por las afirmaciones anteriores y a partir de los resultados expuestos en esta


tesis, sostengo que la nostalgia culinaria puede ser entendida como un constructo
social que opera en la construcción simbólica de la añoranza y su materialización a
través de las prácticas propias de preparación y consumo de alimentos en el
contexto migratorio transnacional. Esta manifestación implica, en definitiva, nuevas
reconfiguraciones en las dinámicas sociales asociadas a la preparación de alimentos
perceptibles en tres dimensiones del sujeto migrante: la personal, la familiar y la
comunitaria, que impactan directamente no sólo en la forma en que la cocina
mexicana se configura y se recrea en Estados Unidos, sino en lo que representa ser
mexicano en Estados Unidos.

Considero necesario observar que el ámbito de la praxis culinaria regida por


la nostalgia genera también prácticas abusivas dentro del contexto laboral. El
impedimento en la transmisión del conocimiento culinario, la comunicación errónea
de manera intencionada sobre los procedimientos operativos para afectar el trabajo
de los compañeros, los sabotajes y las descalificaciones constantes en cuanto a la
obtención de los sabores hacia aquél que intenta empoderarse una vez que capitaliza
los saberes y los traduce en habilidades culinarias, son prácticas recurrentes se
enmarcan dentro del microambiente de la cocina. La codificación de las recetas que
se alinean bajo la memoria colectiva de los trabajadores conforme al consenso del
registro de sabores que se enmarcan dentro la nostalgia, favorecen este ambiente,
como comentó un cocinero retornado comentó: “Los mismos mexicanos, los que

236
trabajan con uno en la cocina, son los primeros que te ponen el pie cuando ven que
te está yendo mejor que a ellos”.

En el plano macro social, es conveniente señalar cómo la nostalgia está


relacionada con actitudes paternalistas dentro de las estructuras laborales, lo cual
favorece la persistencia de cadenas migratorias donde las condiciones pueden llegar
a ser deplorables y donde algunas situaciones de explotación laboral y de
acomodación forzada en el mercado de trabajo del sector alimentario son justificadas
bajo la excusa del paisanaje, como expuso un cocinero: “Si los clientes son
mexicanos y te ven que eres mexicano, no te dejan propina, o no lo mismo que si
fuera un cocinero güero. Encima, si tus patrones son mexicanos, ya estuvo que no te
tocó nada de propina, porque según ellos, te dan chance de trabajar sin papeles”.

La cocina mexicana generada en Estados Unidos: de la cocina de la


nostalgia a la cocina postnacional

Aunque esta investigación no se encargó de cuestionar la caracterización de


la cocina nacional mexicana, los resultados obligan a poner en perspectiva la
profundidad del concepto al repensarla en su constitución como una cocina que se
genera y se ejecuta en un territorio delimitado. Como apunta Appadurai (1988), la
construcción de las cocinas nacionales tiene que ser entendida bajo órdenes globales
contemporáneos como los fenómenos migratorios transnacionales: dichas cocinas no
permanecen estáticas en un territorio delimitado por fronteras geopolíticas. En
Estados Unidos se puede observar un proceso de post-nacionalización de la cocina
mexicana, entendiéndola como la entremezcla de las cocinas regionales que se
sintetizan en Estados Unidos gracias al flujo de información que aportan los
cocineros y a que los restaurantes son puntos de encuentros entre migrantes de
diferentes procedencias.

En este sentido, esta tesis mostró cómo la cocina mexicana se complejiza, se


fragmenta y se vuelve a sintetizar en Estados Unidos, y cómo un contexto migratorio
de gran magnitud determina las prácticas, las reglas, y los significados que la rigen
para caracterizarla como una cocina original. En efecto, la cocina mexicana que se
ofrece en Estados Unidos es una cocina con especificidades propias del contexto

237
migratorio que establece sus propios cánones de producción, preparación y
consumo que legitiman las reglas culinarias y que no necesariamente se tienen que
apegar a las cocinas estrictamente tradicionales.

Los resultados obtenidos en este trabajo me ayudan a sugerir que la cocina


mexicana que se confecciona en Estados Unidos no puede ser considerada sólo
como una extensión de la cocina nacional. En efecto, esta cocina está acomodada a
los estándares americanos, que además mezcla los principios de operación y
condimentación de las cocinas regionales y que altera la gramática culinaria de su
contraparte en México.

Los modelos teóricos sobre la construcción de las cocinas nacionales que son
impactadas por la migración no alcanzan a explicar estas particularidades. Wilk
(1999) y Appadurai (1988), tomando los ejemplos de las cocinas de Belice y de la
India, respectivamente, coinciden en que, en dichos países, la construcción de las
cocinas nacionales, asumidas como tal, fueron gestadas fuera de los estados nación
para después proyectarse de regreso al territorio original y entenderse como las
cocinas nacionales. En el caso mexicano, este fenómeno tiene otras dimensiones que
la particularizan y obligan a replantear los territorios, las territorialidades y su
relación con las cocinas donde fueron gestadas.

En este sentido, sostengo que en Estados Unidos se lleva a cabo la


(re)construcción de una cocina que es regida por la nostalgia. Resulta difícil no caer
en la polémica de acuñar un adjetivo para describir a la cocina mexicana que se crea
en Estados Unidos. Sin embargo, me atrevo a considerar esta cocina como una
cocina postnacional, ya que tiene sus propios cánones de producción, distribución y
consumo, y a su vez establece sus propios mecanismos de validación y legitimación,
que se erigen más allá del territorio que delimita al Estado Nación mexicano.

Hablar de una cocina implica, en cualquier caso, tomar en cuenta los


aspectos relacionados con los tres pilares en los que se apoyan los sistemas
alimentarios: la producción, la distribución y el consumo, así como las reglas,
significados y representaciones que las rigen. Pero en el caso de una cocina
migrante, ¿cómo determina la frontera estos aspectos?

238
Si se toma en cuenta la dimensión demográfica de la migración mexicana en
Estados Unidos, que involucra a más de treinta millones de personas, y con los
resultados obtenidos en este trabajo, me atrevo a sugerir que todos los aspectos del
sistema alimentario que rigen la cocina mexicana son reconfigurados en mayor o
menor grado en Estados Unidos. En este sentido, uno de los cánones mayormente
visibles de la cocina mexicana en Estados Unidos es el de la persistencia de la
nostalgia.

La nostalgia culinaria implica una codificación y representación de los


sabores, las reglas sobre las preparaciones y principios de condimentación, así como
la restructuración de la gramática culinaria. Asimismo, la nostalgia dictamina y
genera discursos de autenticidad que se traducen y capitalizan en todas las fases del
sistema alimentario como valores de mercado que dan cohesión a las colectividades
de migrantes y que habilitan la configuración de una identidad alimentaria
transmigratoria.

En el plano de la producción y distribución, la cocina mexicana que se


genera en Estados Unidos muestra reajustes entre lo global y lo local a partir de la
circulación de personas, objetos e información. Aquí se mostró como los migrantes
pueden vender productos auténticos mexicanos generados en Estados Unidos.
Igualmente, se evidenció cómo un proceso operativo que se lleva a cabo en Estados
Unidos para confeccionar productos alimenticios puede ser considerado como
mexicano, y comercializarse y consumirse como tal. Por último, en este ámbito se
mostró la complejización en las cadenas de producción y distribución de productos
que se venden como auténticos, pero que puede ser producidos dentro de Estados
Unidos y viajar por el interior de ese país para ser consumidos por otros migrantes.
En efecto, los saberes culinarios que viajan son combinados con productos que se
encuentran disponibles dentro de Estados Unidos para validarse por los
consumidores mexicanos emigrados, ya que encuentran alguna referencia en las
cualidades sensoriales de los mismos que se homologan con los sabores disponibles
en México.

Los circuitos clandestinos de oferta de comida mexicana dentro de


departamentos en barrios mexicanos, y las cadenas emergentes de aprovisionamiento
de productos y comida mexicana que se confecciona en Estados Unidos, dan cuenta

239
también de la complejidad en la distribución de las maneras emergentes de
aprovisionarse de cocina mexicana que refuerza la noción sobre la construcción
una cocina mexicana postnacional. En efecto, las expresiones emergentes de cocinas
públicas demuestran cómo la cocina es flexible y se adapta totalmente a las
condiciones del contexto donde se desarrolla, pero siempre está regida por el intento
de replicar los sabores que se asocian a México.

En el ámbito de la preparación, esta tesis dio cuenta de cómo los saberes


culinarios se codifican bajos recetas donde es necesario poner en marcha la biografía
sensorial y la memoria para decodificar la información y hacerla circular en forma de
conocimiento culinario. En este trabajo mostré cómo las recetas pueden ser vistas
como monedas de cambio que circulan dentro del territorio estadounidense y que
pueden capitalizarse en términos de autenticidad en los restaurantes. En este sentido,
también se comprueba lo que Ferguson (2010) propone sobre la codificación de las
recetas como mensajes que pueden ser descifrados y reproducidos para la
construcción de las cocinas nacionales. En efecto, las recetas pueden ser códigos
operacionales que pueden viajar para ser reproducidos y adaptados dependiendo del
contexto donde se inserten. El considerar las recetas como códigos descifrables
garantiza, de algún modo, su vigencia y su perpetuidad a la vez que habilita el flujo
de información culinaria.

El flujo de información culinaria ofrece también una particularidad


caracterizante de la cocina que se genera en Estados Unidos, que da cuenta del
dinamismo de las cocinas. Si bien se mostró cómo este flujo no es constante
necesariamente, el diseño de esta investigación y su locación en tres posiciones
geográficas diferentes dio cuenta como este flujo origina una cocina sui generis, que
se enmarca bajo el concepto de cocina mexicana y que es ampliamente visibilizada y
consumida en diferentes latitudes del territorio estadounidense.

Finalmente, la diversidad de los paladares consumidores que incluyen, no


sólo a los migrantes mexicanos, sino también clientes de otras etnicidades en el
contexto estadounidense, ha propiciado una multiplicación en la oferta de la cocina
mexicana. Si bien no toda la oferta de comida que se vende como comida mexicana
tiene por qué ser considerada como tal, ello promueve que los restaurantes se
conviertan en institución de validación de la autenticidad. Como afirma Pilcher

240
(2012), los discursos y las narrativas de autenticidad también emergen durante el
proceso de codificación de las prácticas culinarias domesticas cuando se llevan a
cabo en el ámbito público y se convierten así como en artefactos de turismo, en
muchas maneras muy distintas a donde se produjeron originalmente

Si bien lo hasta aquí expuesto en este apartado representa un mero


planteamiento del problema para futuras investigaciones, esta propuesta sirve para
establecer los primeros trazos de un aparato teórico que pueda proponer el análisis
sustantivo de las cocinas migrantes en contextos migratorios de gran escala.
Respecto a las potencialidades de esta tesis una vez concluida la investigación,
sobresale la necesidad de ampliar el campo de estudio y presentar también la voz de
los consumidores. Si bien en esta tesis la voz de los clientes fue referida con relativa
frecuencia, siempre estuvo subordinada a la mirada de otros informantes.

Resulta oportuno señalar la necesidad de ampliar el foco y complementar el


estudio en el resto de los escenarios que ofrecí en la tipología de los restaurantes para
contrastar y ampliar los resultados de esta tesis. De especial atención resultan
aquellos restaurantes que conscientemente adaptan sus sabores para atraer a público
no mexicano. De igual modo, es preciso poner la atención en las franquicias de
comida rápida como Taco Bell o Chipotle que crean una cocina que se vende como
mexicana, pero que se despega completamente de los principios operativos y de
condimentación de los códigos de orden culinario del repertorio de cocina mexicana
nacional. Con ello sugiero como pertinente evaluar cómo la macdonalización de la
sociedad puede ser analizada en términos de etnicidad y ver cómo los estándares
americanos restringen o no los perfiles de sus consumidores.

Más allá de la línea: repensar la frontera en las prácticas culinarias

La línea es la última frontera que separa la cocina del comedor o del área de
servicio. Los cocineros están en la línea para transformar ingredientes en platillos. En
una cocina, no todos pueden pasar más allá de la línea de preparación. La línea
también es la frontera divisoria entre dos países. En ambos mundos, es el último
filtro que representa una realidad diferente desde donde se observa.

241
Quiero utilizar esta analogía entre la línea de cocina y la línea geopolítica
para exponer cómo este trabajo evidenció los procesos en que la frontera impacta la
práctica culinaria en múltiples dimensiones del ser humano y cómo la migración y la
preparación de alimentos están íntimamente ligadas. En este trabajo, las
negociaciones sobre las fronteras geopolíticas, simbólicas y temporales fueron las
directrices para mostrar la complejidad sobre la preparación de alimentos en un
contexto de migración transnacional.

En el plano más íntimo, esta investigación traspasó las fronteras del tiempo al
sumergirse en la expresión de los recuerdos de los cocineros para analizar la manera
en cómo se cocina en Estados Unidos. En este ámbito las fronteras simbólicas del
plano afectivo al operativo quedaron demostradas al utilizar la nostalgia para
desvelar las dinámicas sociales que suceden dentro de las cocinas.

Este trabajo también evidenció la porosidad de la frontera entre los saberes


domésticos y su traspaso al ámbito público y exploró como se negocian y se
capitalizan los saberes domésticos en las cocinas públicas. Ampliando más el foco,
esta tesis mostró como las fronteras de las cocinas regionales son condicionadas y
reconfiguradas en los restaurantes de cocina mexicana fuera del territorio nacional
para constituir una cocina original que se enmarca bajo el concepto de cocina
mexicana.

Las manifestaciones de las dinámicas sociales dentro de las cocinas propician


repensar los territorios y las territorialidades a partir de la práctica culinaria. En este
trabajo se evidenció cómo las fronteras (re)estructuran la labor culinaria en estos
restaurantes en Estados Unidos y cómo las prácticas propias de la preparación de
alimentos también (re)estructuran las fronteras culinarias en múltiples niveles. Estas
restructuraciones se constatan en la utilización del cuerpo como frontera del gusto
para legitimar la (re)creación de los sabores; el traspaso de los saberes culinarios del
ámbito privado a la esfera pública en este tipo de restaurantes; y la constitución de
una cocina original que es aceptada cómo cocina mexicana pero que tiene cánones
culinarios propios regidos por la nostalgia que se gestan fuera del Estado-nación
mexicano.

La preparación de alimentos, por tanto, puede ser observada como un


dispositivo que permite analizar cómo se materializan las transferencias de

242
conocimiento, información, valores y representaciones que no pueden ser contenidas
en un territorio delimitado geopolíticamente. Esta investigación dio cuenta de la
preparación de alimentos como un hecho social que se complejiza cuando se inserta
en un contexto migratorio, y de cómo la cocina puede impactar y ser impactada a
través de la configuración personal y colectiva de los sujetos migrantes.

Cuestionamientos para futuras investigaciones

Esta tesis da pie a futuras investigaciones que deseen abordar como eje
argumentativo los reajustes de la autenticidad y sus intersecciones con la nostalgia y
lo étnico en contextos migratorios. Si bien esta investigación tiene algunas
ilustraciones y análisis sobre estas interrelaciones, no alcanza a explicar de manera
redonda la complejidad de sus cruces ni cómo se capitalizan en un mercado
alimentario en términos económicos, políticos ni sociales. Asimismo, este trabajo
abre la puerta a nuevas posibilidades que se interesen en analizar otros aspectos
sociales que suceden al interior de los restaurantes en contextos migratorios como las
relaciones entre los cocineros profesionales y los cocineros empíricos y las
apropiaciones de nuevas preparaciones al repertorio alimentario cuando se trabaja en
un restaurante étnico distinto a aquel de la procedencia original del cocinero. Si bien
en esta tesis lo que sucede en el área de servicio sólo se refirió como elemento causal
en algunas de las ilustraciones etnográficas que aquí estudié, sería posible centrar el
análisis en las dinámicas sociales que suceden en los comedores de los restaurantes y
en cómo las voces de los clientes, a través de sus prácticas, pueden o no mostrar otras
inflexiones en la manifestación de la nostalgia culinaria.

243
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259
ANEXOS

261
ANEXO 1. GLOSARIO DE MEXICANISMOS

ALIVIANARSE: Hacerse más llevadero.

APELMAZADO Junto, batido y que no se esponja.

AVENTARSE A HACER ALGO: Atreverse a hacer algo.

CENADURIA: Establecimiento generalmente de orden familiar, donde se ofrecen


cenas. El menú está compuesto principalmente por antojitos.

CHAMBA: Trabajo.

CHAVO: Muchacho.

CHIDO: Bueno /bien.

CHINGO: Termino polisémico en el léxico mexicano. En este caso significa mucho


o de cantidad significativa.

COMANDERO: Espacio y /o aparato donde se acomodan las comandas con los


pedidos.

COYOTE/COYOTAJE: Término que hace referencia a la persona que se encarga


de pasar clandestinamente a los migrantes de México a Estados Unidos. Según
algunos datos proporcionados por los interlocutores de esta tesis. Actualmente el
costo del paso ilícito por parte de los coyotes oscila los 6000 dólares.

CORRER: Echar o despedir de un lugar a alguien.

CRUDA: Resaca.

DAR CHANCE: Dar oportunidad a alguien para hacer algo.

DE VOLADA: Rápidamente.

ECHAR LA MANO: Auxiliar.

EN CORTO: De manera discreta.

ESTUFA: Fogón.

FIAR: Dar créditos en los pagos.

FRIEGA: Que cuesta mucho trabajo.

GACHO: Feo; actitud negativa de una persona.

263
GARROTERO: Auxiliar del camarero.

GÜEROS: Término para referirse a los rubios. En el contexto de la tesis, término


genérico para designar a los anglosajones.

JALE: Trabajo

MOVIDA, SABER LA: Conocer cómo funciona algo.

ORDEN: Ración; comanda.

PAISA: Abreviación de paisano

PAPIROS: Forma utilizada entre los migrantes mexicanos en Estados Unidos para
referirse a los papeles que indican la estancia migratoria legal.

PILONES: Regalo en especie que se otorga dando un extra de la misma cantidad de


lo que se adquirió.

PUESTO: Parada; stand.

RAZA: Término coloquial para denominar a la gente.

264

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