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Marie-Héléne Brousse Ana Lucia Lutterbach Holck Diana Chorne Patricio Alvarez Karina Lipzer Jorge Rodriguez Marina Carreiro Paula Husni Paula Contreras Silvia Pino Rosy Goldman Marina Mosquera Susana Masoero Susana Reif Isabel Carraro Maria Elisa Banzatto De astucias y estragos femeninos

5 8 fa aellos. Elencue 7 ido que solo los tenfa ael nto Gin embargo, noo Fabia ocurtido. Cuardo de eso una ide mi vi lista es a la vez. epi importante abilidad del analist Pistem la respons dumbre, que cay Bic sente al centfico para quien una eventual deiciencig ‘Contrari¢ mmino del descubrimiento, el deseo del anc tica no er Ia clinica, porque es la condicién de poe lista es puesto 2! ha, que consiste en abordar lo desconocido ayer bilidad de ese insoportable; lo inhumano en lo humane, sr de la rile 2 decir que toda caida en el moralismo politica: Lo que tio del momento, hecho de un tejido compacto de pre. mente correcta or gnos, de sentimientos siempre tan confusos comp cios fees ae cinismas, de escepticismos diversos ¢ interesados, nia aoeo nese sujeto dividido que el andlisis intenta ese, imped co esti6n femenina que era mi dolor, no hor ben er aistas lamadds posreulanos mise habia en gn absorbida por es0 mismo que ella pretendia com. “Miva la vagina!” de los innovadores respondia el “jUrra por el a I" de los clasicos. ee endencine confundides, de a Egopsicologia de los oto- doxos a los tedricos més heterodoxos de Ia relacién de objeto, sin ‘olvidar al consensuado Winnicott, esperanza de una tercera via que se revelaba desde entonces ser un camino de travesta para la obten- cién de una felicidad de propietario. Nadie me ofrecia algo ane pudiera hacer de mi sufrimiento subjetivo una biisqueda de saber. La instancia de la madre parecfa poder hacer sola contrapeso al agujero ‘de lo femenino. Foy sé que sin Jacques Lacan no solo no bier podido encom trarel andi, sno ain més, el psicoandlisis habria desaparecido. Todo esté marcado por una contingencia vertiginosa, en la que se puede pensar que es uno de los nombres de lo real, tal como Lacan lo definis. . Si, fue necesario el deseo de un hombre para que el pricoandiss no diga lo que dice siempre el poder (EI Seminario, Libro 7, La etic b Psicndlisis, Clase 24, “Las paradojas de la ica”): “Lo esencial 10 Siguiente -continden trabajando. Que el trabajo no se detenge. Lo ue quiere decir que quede bien claro que en caso alguno es una oc sin para manifestar el mas minimo deseo (...) en cuanto a los. deseos, ustedes pueden esperar sentados. Que esperen’”. a gy. horizonte desolado posfreudiano, intenté ir a ver 2 Un analista, que me habfan dicho que estaba en esta famosa tercera mis cert. log. = 3 1 Pero al final de la primera entrevista tan tenu habl6 del precio diciéndome da’ En esta ocasién esta cuenta perfecta interrumy que ya tenia la intuiciOn que las cuentas claras, y permiten seguir durmiendo, mientras division que deja un resto, No regresé. Escuché hablar de Lacan, de su Escuela, de algunos de sus enun- ciados que modificados por el rumor me escandalizaron, Recuerdo uno de ellos: “La cura viene por aftadidura” iCémo, el sufrimiento del sintoma no es santo! ;Peor, una podria no curarse de ser una mujer! Si las cuentas claras permiten dormir bien, el escdndalo despierta: queria por lo tanto un analista lacenia. no, y entré en el dispositivo analitico. La aventura comenzaba, Encontré el departamento de psicoanalisis, Jacques-Alain Miller, Alain Grosrichard y otros. Liberada de la caparazén de eternidad de la que uno se rodea en la Universidad, el saber vivia, los enunciados no hacian uno con la enunciacién. No entendia gran cosa, pero con su apoyo tanto generoso como entusiasta y confiado, comencé a bus. car en la ensefianza de Lacan las respuestas a mis preguntas, Ast orientada volvi a los posfreudianos. Si bien ellos no leyeron a Lacan, él fue su asiduo lector, No escondié su admiracién por Melanie Klein, por Balint, ni su deuda por Winnicott. Sin duda alli tenfa un saber no sabido, que por poco que uno pudiera servirse de él, permitia avanzar, Al mismo tiempo que Freud elaboraba las dificultades para dar cuenta de la sexualidad femenina a partir de las coordenadas edipi- «as, en vida ya, un movimiento cada vez més potente conducido mas alls, esencialmente, por analistas mujeres. Las mas conocidas eran Anna Freud y Melanie Klein, que habian intentado desarrollar el psi- coandlisis con nifios. Que los nifios sean el objeto de las mujeres es viejo como el mundo y esta tendencia para ser “natural”, es decir culturalmente dominante, no podia sino aumentarla dificultad para salir de los pre- juicios incluidos bajo su mascara de modernidad. Ciertamente, estas dos analistas habjan dado al psicoandlisis contribuciones muy gene- tales, pero su clinica llevaba siempre la marca del periodo de la infan- cia. Nada mas justo, se responder4, ya que Freud considera que todo esté jugado a los tres afios, y que el nifio, “perverso polimorfo", ‘ocupa desde los “Tres ensayos para una teoria sexual” un lugar fun- damental en la clinica psicoanalitica. EL “perverso polimorfo’, si, pero la relacién madre-nifio es menos r 1€ como tranquilizador “De ese modo seria una cuenta redon- pid el ronroneo, por- conservan la amistad que el inconsciente es una | soninawas soovaiss 4 svimnisy 3a hecho que Freud, en el transcurso de su oby, Sentido comin ubicaria a la madee ge tonde spadre y no la madre a quien Freud asige, ioe fiunble“experimentalmente”, pero logicamee pe construccion del fantasma. te necesario on oe oandlisis de nifios daba la primacia ala relacgn Ahora ie ido comiin venta a apoyarlo. 2Y los meses de gos. madre-nio Ee el traumatismo del nacimiento? De hethe tacion? ef part Cao en ese traumatismo? (No serfa mas just aguién es Wau eres hablar de esta experiencia, que suponer en escuchar 2m traumatismo que M0 €5 sino retrospectivo? No hay alimentacén ¥ “cimniento como experiencia de la castracién sing aque suponer oo ecucharlo. ZEl amamantamiento? Lo que permite que $e tral tlacion madte-nifio es la primera, la més originaria, Pear gu does entre os posfreudianos avanzaron con palabras enudblonas haca a idea de un Freud patriarca levado por su obse Sapo el pace, que se equivocs. Fue necesario por lo tant, para sper aurpimiento del sujeto, ir més alla del Ealipo, hacia un pe- todo pre-edpico que daria su fundamento necesatiamente maternal ree picandlisis es ante todo un dispositivo de palabra y esta ovientaion hacia lo precoz, que asimila la légica a lo cronol6gico, lo primero alo mds importante, el origen a la causa, conduce necesa- Famente a tomar alguna libertad con la cura. Tra las nurseries, alas guarderfas, alas escuelas y observar alos nos, Retomara una clinica de la mirada. Anna Freud se interes6en Jos nifos que habia conacido en los campos de concentracién; René Spitz en los nos hospitalizados; Margaret Mahler en las vicisitudes de la individuacién en los servicios de psiquiatrfa infantil. Todos estos estudio son interesantes, aunque participan del psicoanaliss aplicad. Melanie Klein se sostenia en el dispositive de la cura analitic ‘mientras que este movimiento conducia a reabsorber el psicoandlisis ena pscologia del nifio, perdiendo definitivamente de vista la pet pectva dl sujeto del inconsciente. EI nino es efectivamente una cate fora de pensamiento que tiene su pertinencia, ya sea en el campo de 'a Biologia, de la sociologia; atin en el domino de la educacién. 7 Pricoandisis no es pertinent. Lo que si es pertinente en psicoan’l Sis es la dimension del sujeto que el chiste, los lapsus, los olvidos. Actos fallidos, los suefios, hacen una cadena significante que aPrin confab cn eee formaba parte de ello en To que Melanie Ke a razén, No s sorprendente que las multiples observaciones, las cuantifr iis | Manie-Hetene Brousse caciones minuciosas, las comparaciones razonables en términos de significacién, hayan aportado poco al avance de los problemas fur damentales del psicoandlisis. En uno de los tiltimos textos de los Escritos, Lacan precisa con simplicidad: “Sea como sea, establezco que toda tentativa, o inchiso. tentacién en que la teorfa corriente no cesa de reincidir, de encamar ‘més allé el sujeto es errancia, siempre fecunda en error, y come tal equivocada. Asf encarnarlo en el hombre el cual regresa con ell> al nifio. Pues ese hombre sera alli el primitivo, lo cual falsearé tod lo del proceso primario, del mismo modo que el nifio desemperaré el papel de subdesarrollado, lo cual enmascararé la verdad de lo que sucede, durante la infancia, de original” (Escrites, pig. 837). Solo hay psicoandlisis del sujeto, que nunca es primitivo ni subdesarrollado. Excepcionalmente se puede decir lo mismo del hombre, de la mujer, del nino, GPor qué entonces la errancia de los mejores espiritus del psicoa- nilisis? La hipétesis que se impone, porque es la mas simple, es que ésta se produce por el inconsciente mismo. En efecto, “el inconscien- te interpreta’, 61 “interpreta al servicio del principio del plac’, ssegiin una expresiGn de Jacques-Alain Miller. La deriva tebrica que privilegia al nifio y a su relacién con la madre resulta de una inter- pretacidn del inconsciente. Para ponerlo en evidencia, fue necesario para Lacan interpretar en “sentido contrario al inconsciente” La orientacién posfreudiana y prelacaniana del psicoandlisis ocul- taba la pregunta sobre la feminidad, haciendo de la madre el parte- naire esencial, y de la relacién madre-nifio el lugar donde se decide el sujeto. Se opusieron dos corrientes: la Egopsicologia, la relaci6n de objeto. La misma méquina del tiempo que confunde pasado y memoria, la misma locura del “pre-": pre-verbal, pre-edipico, pre-objet... Estosig- nifica que esta orientacién “cronologizadora” del psicoandlisis por fuera de la cura, contra Freud, no plantea el mismo centro. En el centro de la Egopsicologia esté el momento simbiético. En el corazén de la relacién de objeto, esta el vientre materno. En Freud, hay el Edipo, una triangulacién. La eleccién de lo pre-edipico imp! «a, en cambio, o bien una relacién de dos elementos (es la teoria ce a relacién cle objeto que se sostiene, de proyecci6n a introyeccién, sobre laimposibilidad de salir del dos), o bien, la referencia a un todo in ferenciado nitio-madre-contexto que es la simbiosis y su consecuen- cia; la larga y dificil marcha hacia la individuaci6n, verdadera mar- cha hacia la humanidad segiin un darwinismo que no siempre se ignora. Pero jamas se saldré del ego, uno se acostumbraré més 0 Menos a la multiplicacién de los ego. 2 g g = sopitidad conceptual de la Egopsicologta estaba des; ; Ladebilidt con la orientacion freudiana. Por el cone necié io, |. tig reacion de objeto permanecisfiel a la pa, . corrient iprimiento freudiano, aunque abordé ee — del descul ae estructura dual, una relacién de espejo entre yen su tea evdenteen Sus interpretaciones en términos de naa ge contratansferencia. ue ho op los elements cincos Keinianos en una cong, ne potete, que agrege 2 a relaci6n madre-nino, revalorizan: cin er esperar tos dosclementos alo el Nombre Padre. ‘Algunos de los que los posfreudianos en contradicci alunos de Lacan intentaron hacer habian hecho de la madre, lames i ie Rr jlo, Tambien un catecsmo lacaniano surgi6 sin més resultade sed precedente: el mismo pensamiento simplificaor, la misma ee sndion pobre, mismo sometimiento a los prejuicios dela pasa Nada lo permite en Lacan, quizés hasta lo prohibe ‘Algunos de ls adeptos de la relacin de objeto empujaron la radi calzarion hasta entrever en la relacién de objeto precoz madre-ninio el pardigma, cierlamente perdido, de la dinica relacién sexual sais fauona. La relacién con el amamantamiento hace la figura del orgas- mmo perdido, satisfaccién mutua, correspondencia de la boca y el Teno del seno y de la leche, de la madre y del nifio, del niito y de la adie. Era el suefio de una naturaleza bien hecha, donde los goces itfan en la misma direccidn que el instinto: suefio de adecuacién per- ida, Cierto, estaba perdida aunque habia sico posible. Elbeneficio primero fue asegurar que hay relacién con la verdad yy como beneficio secundario se relegé la cuestién del goce femenino 4 los limites de la nurserie: uno se desentenderia de la pregunta “Qué quiere una mujer?” por la respuesta “Sea madre para gozar” Freud sabia bien que la satisfaccién de Dora en éxtasis frente 2 la Madona era de otro orden. Lacan es feroz cuando evoca “la consigna del buen latin” (Note pégine 825 Escritos): “Nos llega, bajo la consigna del buen latin, av se pitorrean de nuestras referencias a la metéstasis y a la metonimis (sie. tir de su descubri- ‘onal, no le perm felicidad por el al psicoandli- stra cosa que tieron diferenciarse radi objeto Al final de su articulo famoso, "De la pediatria 2 sis’, enuncia claramente que el objeto transicional no es 0! el fetiche materno. Manie-Heutne Brousse A zg 5 6 a ¢ 3 F = 3 8 Esto aclara la orientaci6n de la teorfa de la relacién de objeto desde una nueva perspectiva: la relacién madre-nifo ofrece el para- Gigma de la satisfaccion, es la felicidad por el fetiche ‘Gin duda los posfreuclianos creyeron un poco en el fantasma, cre- zon que no haba felicidad sino en el falo, creyeron en la existencia Ja relacién sexual. El inconsciente no conoce la relacién, no hace asain, sino por el fantasma y el sintoma. A partir de alli, Lacan tea~ tre la pregunta por la sexuialidad femenina disocidndola de la posi- ign materna y haciendo radicalmente disimétrico lo masculino de lo femenino. ‘La pregunta acerca de la posicién femenina se encuentra desde entonces radical mente modificada. “TrADUCCION: CLARA KICLLOF wl caurmanes copYHISE A S¥IDNLSY 30 El rapto y la mujer escritarz Awa Lucia LuTTerBach Houck “La tinica ventaja que un psicoanalista tiene el derecho de extraer de su posicién es la de recordar con Freud ue en su materia el artista siempre lo precede; pot lo tanto, él no tiene que hacer de psicblogo cuando el artista le desbroza el camino’, (Lacan, 1965/2008, pég. 200) En su curso De la natwraleza de los semblantes, Miller (1991) nos dice que la incompletud del ser femenino, en Freud, es tomada en Lacan como una inconsistencia que designa una estructura légica positiva -el espacio no-todo- un conjunto abierto definido por la imposibili- dad de circunscribir una totalidad. Miller hace, asf, una distincién entre Ia légica edjpica freudiana condicionada por el régimen del Uno-todo, que se funda con el padre como excepcién, y la l6gica laca- niana de la inexistencia del Otro y del no-todo generalizado. ‘Awa Lucia Lurrensact Hotck es psicoanalista (Rio de Janeiro), miembro de la Escola Brasileira de Psicanalise (EBP), AE 2007-2009, miembro de la ‘Asociacién Mundial de psicoandlisis, bacholck@infolink.com.br "Nota del traductor: el término portugués arrebatamento, traduccién del ‘érmino francés ravissement utilizado por Lacan, fue traducido en espaol como “aplo”. El rapto es un sustantivo, pero puede ser usado como verbo: raptar, raptado, raptor, etc. El problema en la traduccin se pre- senta cuando es usado como adverbio, dado que su traduccién como arrebato o arrebatamiento seria mas exacta. Por ser fieles al texto de Lacan conservaremos el término rapto cuando nos sea posible, pero en algunos casos utilizaremos el término arrebatar, arrebatado, etc. A los fines de la traduccién, debemos considerarlos equivalentes: rato y arte bato; pese a no ser sinénimos en espafiol, serén considerados equivalen- tes en el presente texto, dado que provienen del término ravissement uusado por Lacan. O Arrebatarento ¢ a Muther escrita fue publicado em a-Sephallus Revista digital del Nticleo Séphora, del Programa de Posgrado en Teoria Psicoanalitica de la UFRJ. Tania Coelho dos Santos (org). Rio de Janeiro, 2006. ge) somnanss soovniss 4 svionise 30 _— retendemos identificar en El rapto de Lop — Vist En este texto Ph i964) la ldgica femenina del no-t ein de uras (1964) la L6gica feme W-todo y, Marguerite Pa Karenina Ce Tolstoi (1875), el mismo pe un siglo antes, ¢ edipica freudiana, 2] Ana Loca Lurenoacn Houck regido por la gic Del Uno-Todo al no-togo mula “para todo sujeto funciona la funcign fétic v4 sometido a la casiacion’, indica que es por la nce hombre como todo se inscribe, excepto que esta unc Iimite en la existancia de un punto exteor, a través es negada. . Ta es la logica de la totalizacic La for hombre est falica que el encuentra su cual la funci6n La l6gica masculi tuye por la excepci6n 3, 0, ¥ que se consti. como término que la niega integralmente 6 ‘odo, sean cuales fueran los elementos, es neces. ye ee ‘més, que esté afuera. re ae redo femenino, el modo de someterse a la ley del falo, ala cas- pannel postulando la universalidad de la ley, pues como no. ta ee ned colocarse del lado del falo 0 no. En la f6rmula “ng todo ei Paesrpajer que no esté sometida a la castraci6n” no hay a ee ninguna mujer esti fuera de la castracin, no existe I Fear fandadora de un conjunto de mujeres, luego, no hay “ni una” iH 10 esté sometida a la castraci6n. . No existe, por lo tanto, la condicién necesaria para que se esta blezce el universal. El todo no se constituye, luego, la mujer es ro, toa somelida ala castacin. Las fGrmul del lado femeio ind can qu a mujer nose inscribe de a misma manera gu fon iempo, no prescinde de . Sera, per ampoc estéeneramente sometida a ey sims El flo y la identfcacign fica designan un régimen de a ido simbolizad,lmitada, En la logica del no-todo, lo que est en es tg no esl fla. EI no-todo no india lo que descompleta 31D pero s{la serie ilimitada que no es universalizable, ni incon npn fuida. El gocefemenino infnito,amado no-todo, designs 318° flojo que fluido, un ata y desata, que nunca se deja am: mente. En esa logic, el falo noes mas el mediador entre los S000 TT duciendo en este espacio una relacién al infnito espectfica Par sexo. No es la funcién félica la que hace la an vrometido # sexos, sino la posicién por la cual cada sujeto se declara ella 05 intro} da ‘iste en una cultura que hace sentido y garantiza el ejercicio de la fun- jos_Cién del padre como suplencia para los dos personajes femeninos: la Ensu curso De la naturaleza de ls semblantes, Miller (1991) nos dice queen Freud, el agujero, la pérdida y la castracién son solo pensables en el régimen del Uno en oposici6n al Otro, como el Uno unificante que hace un todo de todos, o sea, la relacién entre la falta y aquello que la tapona estd condicionada en la l6gica edipica freudiana por e! régimen del Uno-Todo, ‘La época de Freud corresponderia al reino del Nombre del Padre, ‘cuya estructura estd esbozada en “Totem y tabt, la universalizacion que se funda con el padre como excepcién. La época lacaniana del icoandlisis es la época de la inexistencia del Otro, del no-todo gene- ralizado, donde el Nombre del Padre es pulverizado, y la subjeti dad pasa a ser caracterizada por la fuga del sentido, por la paradoja de la fusi6n de los goces, por la segregacién y el aislamiento, La estructura que responde al Otro que no existe no se inscribe en la universalizacién. Es el no-todo generalizado: no en el sentido del para todos, sino en todas partes, para todos los lados, no hay univer- sal, no se puede formar el espacio cerrado del “para todo x” (Miller, 1996-1997). Para Miller, el fundamento del goce en el individualismo ‘moderno tiene esa estructura del “no-todo por todas partes”. La mujer escrita Para cefir el no-todo en el Rapto de Lol V. Stein (Duras, 1964), tomamos otra experiencia literaria, distante casi un siglo de la pri- ‘mera: Anna Karentina (Tolstoi, 1875). El texto de Duras fue exhaustivamente comentado por los analis- tas, y el érmino rapto (ravissement) gan6 casi el estatuto de concepto después del articulo de Lacan (1965/2004) en homenaje a Duras. La eleccién de Anna Karenina se debi6 al hecho de que encontramos alli, casual y curiosamente, y con detalles, la misma escena del baile que se repite en todo el ravissement, pero orientada por una légica entera~ mente diversa. Tenemos la impresién de que Duras arrancé la escena del baile de Tolstoi, la rasgé, hizo cortes, y, con casi nada, hizo Lol. En esa distancia entre las experiencias, encontramos soluciones diferentes para la falta de un significante de la mujer 0 de una esen- cia de la mujer. Lol esta sin el padre, sin el Otro ~suelta del todo y de todo-, es una mujer realizéndose sola. En Tolstoi, el Otro existe, con- Jsonwanas soovaiss & svionisw 20 arebatadora Anna Karenina, en su trayectoria trdgica y, su reverso, Kitty, con una problematica edipica semejante a la de Dora, de Freud. 2 Zl 5 i i a arenina hay una extensa narrativa, oe setalles “ie ocotidiano, el texto de Toten cat bi ifs ere formaciones dispersas, que solo constituyen a “ del lector vida con smc anced contada, sino inventada por el narragoy La historia de sir de rumores que no se distinguen de algunag jacques Hold ersas de la cinica testigo de la escena del an informacion: OE Hold y amiga de adolescencia de Lol, Su pre) ‘Tatiana? aman ae que “no saber nada de Lol era ya conocerg” al descubririeda de To que oye: "Yo, creo nada de lo qu dg ree do de nada”. er fy Con en ate de Lol también, la fascinaci A esa opés port ella, Lol, no es el de un amante: él dice weal Hold y su in para intentar aprehenderla, para comprenderla poy en u bisquet Pofrece su subjetividad, colocéndose al service da vera cpara que Lol se sirva de él, para reinventarse. "Yq fants de$ a ‘yo amo, que si Lol es silenciosa en la vida eg (Hold ae eyo. en el espacio de un rayo, que esta palabra podria I oe su existencia, ella se calla, Esa habria sido una eA an rene, una palabra-hueco, agujereado en su centro como Pa Oras e Hueco donde todas las otras palabras habrian sida fnterradas” (Duras, 1964, pag, 48). sera ata otal Bl, dlc pet indferent, nunca parece sufi alge ode sar una légrima. Cuando alguien en el colegio intentaba aprehen dere, else escuria por ene los dedos de las manos, como agua En un instante estaba lejos de todos, inmersa no en sues de cet sina, ein su amiga Tatiana en la nada. Conoci ns ae cines ecole, als 19 af, a Michael Richardson, novo ie ser raptado en el ball Ella no tena existencia antes del bal pee después ella se torna un desierto, “en la cual una facultad n oad habia lanzado en la busqueda a ede qué? no se sabia. ondfa.” (Duras, 1964, pag. 24). | ; | nS tala fa udad donde nae Lol, no esté en el mapa ena tol Most de Tlsc est stuado en el mapa, y, en aqua Pienso que es en este punto donde podemos ubicar la elecién del sujeto, y este fragmento nos permite preguntarnos acerca de c6mo el sujeto se colaca respecto al gace, respecto al Otro y cudles son los puntos de esta trama significante a los que se identifica Podemos decir que decide y lo hace orienténdose hacia la madre, la referencia a la madre est en el inicio de la constitucién de la trans- Jerencia y en el armado del lazo al analista a quien se dirige. Surge la incidencia de la identificacién en relacién a la direccién de la cura. En este caso no es un nombre cualquiera, se trata del nom- bre desu madre y el nombre de su analista los que se ponen en juego. iaterial nos per- > BeLaca, Gz “Bl pase tna forma eminente de saber lo que piensa la Escuela”, en: Virlualia, Revista digital de la Escuela de la Orientacion Lacaniana, LaukenT, D. “Desidentificacién de una mujer”, op cit PAB. 36. ae cerca de aque g z 5 g z a dejan su huella desde el inicio, 7 ‘ar de entrada la importancia que ‘ou articulacion con la cuestge, fel = centrecruzan Y ames, permite SubraY mmirden la cura eR ‘del nombre. we quiero haceries hoy, e8 trabajar el materi) propuesta dvi Gata forma poder introducit una articyig ta reflexionar acerca de la incidencia que retia como analistas hoy, estos conceptos, en uesta Pisa del discurso analftco radica en poder operar soiy la aa del sujeto; pero ubicdndonos desde la lectura que req (atanen iar 9, La identifeacion’, podemos decir que el a rumarra a un trazo que le viene del Otro, la identificaciones ye toseamar sstencafantasmatica, haciendo un Uno de cada rapa podria ser una de las vertientes, una de las operaciones pry to Ese Pein ands. El pasae de Ia identificacion a Ta destitusy subjetiva y el advenimiento de un significante cualquiera que posi Tite a futuro el 1az0 de la transferencia. ] spor esto que el semblante no se reduce a ninguna identifcacig y surge como efecto del discurso analitico. Por tiltimo, podemos pep sd pasaje del nombre propio, al nombre comtin, respecto de €l ast snalisia, parece ser la condicién necesaria para la ing Paracién del semblante y de la direccién de la cura ‘Elsemblante le brinda al analista un lugar diferente en relacién Ia falta, un lugar ligado a la causa y no un lugar ligado al S, de enticacén. a nombre comin como S,,significante cualquiera {que posta el uso del semblante en ef dispositivo analtico. Crg Condicin necesaria establecer esta distincién clinica para profund: zarel horizonte de nuestra lectura con respecto al testimonio. Estrago, transferencia y posicion del analisti ‘Adentrados ya en nuestra lectura, considero necesario y Po demés conveniente la introduccién de un segundo articulo, en est caso de Marie-Heélene Brousse, “E] estrago a la luz de la vacilacion los semblantes”.5 “La cuestién del semblante es central en estos momentos de dif cultad del proceso analitico en donde la relacin estragante ©" Lacan, J: El seminario, Libro 7, La identi 1598. 4 nario, Libro 7, La identificacion, Paidés, Bs. AS» Brousst, M.-H.: “El estrago a la luz de la vacilacién de los, semblante®) «en: Lazos 5, EOL Rosario, 2002. dre viene al primer plano. ‘La vacilacién del semblante es un rasgo esencial de estos momen tos de crisis bajo transferencia, el analista y ol andlisistoman enton- {es consistencia de un real insoportable. Desnudo el semblante se Ceeuentra transformado en mentira tebajado a un marco irtsorio, Sescalificando la funcién misma de la palabra 7 “La zona del estrago es el lugar electivo de vacilacién de los sem- blantes, lo que en sf constituye un problema clinico”. "El estrago que es en la mujer la relacién con su madre se presen- taen el andlisis articulado al amor de transferencia”. La autora toma el testimonio de Dominique Laurent como ejem- plo deesto, yes lo que permite pensar cSmo hace su entrada el esra- foen la relacion analtica y c6mo esta entrada cuestiona el deseo del analista. El primer anélisis se interrumpe luego de una interpretacién bru- tal dela analista que la deja en una posicién asociada al terror y en relacién a la figura materna. “E| analista pasa a encarnar en la transferencia una figura perse- cutoria de la relacién con el Otro en su voluntad de goce” Es aqui donde ella retoma la relacién planteada entre estrago y transferencia, ubicando el deseo del analista y, la pregunta acerca de {como actuar con el propio ser? Pregunta que ya se plantea Lacan en Su texto a cerca de “La direccién de la cura...”, pero que le va dar una vuelta mas. Ella plantea estos puntos de interrupcién del vinculo en transferencia con el analista como una dificultad y un real cinico que ge un tratamiento serio, es decir estructural, dentro de nuestra prdctica como analistas. mat “Reina de la noche” No es mas que un nombre de goce que surge de un suefio y hace referencia a un personaje de la pera de Mozart: La flauta magica. Es central la posicidn de la madre que se puede relacionar con este per~ sonaje. La “Reina de la noche” es en esta trama significante nada menos que la reina de las fuerzas del mal. (Fragmento del argumento de la épera de Mozart.) Aparece en escena la Reina de la Noche y entrega a su hija una daga con © Brousse, M-H.: “Estrago y deseo del analista’, Freudiana N° 31, Escuela Europea de Psicoanslisis, Paidés, Barcelona, 2001. sa] sonmanas sovaiss 4 svionise 20 , 2B] Jonce A. Roonicuez yr Ga coms de dar muerte a Sarasto (su padre). De este modo se cry via vengarza del infierno” (“Der Holle Rache). Sarastro dice ahora vig eons a Panini es para libraria desu madre y que el verdadero desig sen mujer es estar bajo la gui y direct dew hombre, i Reina de la Noche intenta, wna vez ms, derrotar a Sarastro con ayuda de sus Damas y de Monostatos, que reaparece ela oscurided, ey ra eran de I lz Us aro de all bajo lt Benecolente protecion Seeaato (padre), la Beleza y la Sabiduria ser coronados para siempre 1 En estos fragmentos de la obra de Mozart se puede ver como q significante “Reina de la noche", al igual que Ia posicién mater Ja posicion de la analistaen la transferencia se encuentran anudado, ya desde su origen en el fantasma materno, tomando de esta maner, Marta consistencia imaginaria, queda més clara la referencia al terra, de la transferencia anudada a esta trama significante. ‘el amor del padre estructura la histeria, el goce de la madre la desestructura, El problema estructural del que se trata es que ly ‘madre goza de otra cosa que del padre”, ‘"..) El goce de la madre desborda lo que puede significar padre. Hay tn ms alla del goce fico. Para la nina resulta un eng ima lo que hace de punto de almohadillado para este goce mas alls ddel padre. M-H. Brousse planteaba, ayer, la cuestién del estrago matemo. Yo propondria que la madre, como mujer, produce siempre tun estrago en sus hijas, pero tambien tiene efectos sobre los hijos. Se trata de un problema de estructura, que se percibe especialmente en Iahisteria, El estrago puede ser més 0 menos marcado, Depende dé discurso con el que la madre nombre el més alla del falo” ‘A partir de la lectura de estas citas surge la siguiente pregunta {Cual es el modo de gozar de esta madre? {Cémo se nos presenta? Y la respuesta es la depresién, ya que estuvo deprimida durante toda la infancia de la analizante, con ideas suicidas que evocaban lt muerte. Escenas de muerte que se asociaban a la hija. La infancia de la madre estaba marcada por el duelo y el abando- no. Esta es una posicién de goce, que se funda en la pulsién de muer te. Es en el interior del andlisis que se va desplegando lo que t inguin del goce de su madre, goce diferencial del cuidado de padre. Podemos ubicar la posicién mortifera de la madre y la incidencié que ésta tiene sobre la posicién del sujeto, a partir de ubicar la pul sign en la esfera oral, lo que localiza la fijaci6n oral que determina é 7 Lautan, D.: “Desidentificacion de una mujer” op, cit, pags. 38/39- jmer andlisis se interrumpe en utigmo. El primer ari ny el mutism®.£ dhacerse comer por el Otro”. Una anoredce ema cantba sod fantasia ante a parle urna intervencin de 18 el put ae gore © ian de upc sent: alg pensar la secuenia To6ic0 SB ente: ase pcion del anatsta~intrpretacion brutal. ee rapcisn alia del dispositive cafda del lazo en la trans- 3) Interrupc ae in suefio fuera del andlisis seriori y como respuesta surge U ay posteriorly orm suemo de elaboracién de los personajes como tere Po. ee figuras de la transferencia. Aparicion del nos ; rem rina de Ta noche re on ee sue donde se apacigua a angustia fente al goce ‘acto en transferencia, | Pane alisis y estableciendo un corte en relacion a la sintgicaestablecia fen el primer tramo, la primera maniobra del chalista es ubicar esta dimension mortifera del goce materno al S; Reina de la noche”, trocandolo por “Reina de la muerte”, ore eminacion del goce materno, més alld del goce félico, con el significante ‘Reina de la noche’ se desdobl6, a rafz de una interpreta- Gn del analista en ‘Reina de la muerte”. Elanalista desdobla noche por muerte en referencia a las mujeres desu familia. Al mismo tiempo que subjetiviza el “Yo muerdo” (que se desprende de un recuerdo encubridor donde ella es salvada por el padre de mori asfixiada) por el yo muero, que anuda la pulsion de muerte al goce en que esté fijado Segunda maniobra del analista al S, “Reina de la noche’, el ana- lista aarege SRey Sol”, y de esta manera se restituye la cadena significante:S, ~ ‘Se llega a vaciar de sentido estos significantes. El S) conecta al sujeto con significantes de su infancia y posibilita una salida. sc sto femenino se encuentra en un punto donde el sem ae hemos desplegado aa lectura y una pro- Yara detbajo, que me parece muy interesante para segui dinlo- ro aceca de est tema en nuestro espacio, a partir de ls diferen- Brmentacones clinias que tengan lugar ene futuro so qeenveniente deter I etura en este punto ya que consid entre estrago y transferencia abre un campo de pre- Buntas elf i 7 encuentro. que podrfamos desplegar recién a partir del proximo " 33 sonmanas soovuisa 4 s¥Dnisy 20 El amor como funci6n Comentario acerca del testimonio de Dominique Laurent Marina CARREIRO La intencién del presente comentario no es tomar el testimonio como un caso dlinico, sino mas bien situar este relato como dispara- Gor que -junto con algunas elaboraciones tedricas- tiene la particu: favdad de permitir ubicar “Io femenino” respecto de la clinica y del ‘ndlisis de una mujer. Dentro de esta clinica de las mujeres, lo que intentaré ubicar se encuentra en relacién al amor, la funcién que de puede extraerse del lado de la histeria, y una funci6n del amor que habilitaria un més alld de esta posicién. El estimonio parte de ubicar ciertas cuestiones en relacién al estra- ‘go materno por un lado, y una primera salida de él en la identifica- Gién al padre y el armado de ciertos sfntomas histéricos. La cita de Lacan al respecto es: “El goce materno desestructura a la histérica, el amor al padre la estructura”. Por un lado, encontramos toda la cues- tin de cémo nombrar ese goce de la madre, que desborda lo que el padre puede significar. Se van circunscribiendo ciertos significantes enel intento de metaforizar el goce materno, significantes que sostie- nen la identificacion y el amor al padre. Dichos significantes estén en. relacién al “salvar", “ser médica de los més desprotegidos”, “alguien que no tiene nada y da” (figura del amor); significantes que, del lado del padre, se mostraban impotentes en el intento de cifrar el goce matemo, en términos de “aspiraci6n a la muerte” ~ “depresi6n” Eneste sentido es que se puede decir que el goce de la madre siem- ‘MARINA CARREIRO es psicoanalista; Docente de la Practica profesional y de investigacén: Clinica con nifos y adolescents “Las formaciones del sinto ima, Facultad de psicologfa (UBA),Integrante de servicio de psicopatologia ifanto-juvenil del Hospital Alvarez. marinacarteiro@gmailcom a2 |sonmanas sopvuisa 4 svonisy 2g bi 7 jue of signiicante_paterno g J estrago estructuralmenty Ho punire. En este Punto Na de ig 1 gore de nica es pensar qUC OFIENLACIg: tas i eel pox pork va smb pee pubic ee dete paternos organizaban gy este nies terns orga AL ism ean tines eleCCION. MOTOS y wi, ena velit fs desprotegites su rela al suf presi er mn an an agar desde cond aloarag inont de sea ga estructura €8 deel organivaan ly dando cierta “estab on y amor al padre. En este punto q armada histérica de ede una imagen del cuerpo que recubre lg amor funciona como 2°51 on ef testimonio ciertos efectos sobre q ) femenino: son ubiades 2 ge sostener el amor y ta icentificacign a ero, como consecuene £2 con un cuerpo inconvenient”. By + angi igaicante “Reina de la noche” /”"Reing thin otra articulacion respecto del goce de Ig os eaye prople ‘Reina de la noche”, que empareja con “Rey 1" operando como §, _ ; oo moatlidad de ubicar aquellos significantes que estén en fur 5 ficaci6n al padre, es un puntoa cin de see alii como 5 ha sido menciona, atravesar para la histérica en un andlisis, ; c do constituyendo a su vez, una manera de hacer con lo que es ofre ‘ado en términos de goce de la madre. Ahora bien, hay un més all de la identificacion al padre, una posibilidad de salida donde se con jugan lo femenino y el amor, ya no al padre, sino respecto de un par tenaire. Considero que las teorizaciones o el saber que cada quien puede llegar a formalizar, tienen en algin punto, algo que ver con los atra vesamientos dados en el transcurso del propio andlisis. Mas alld dd saber que puede acumularse, la posicién del analista esté en funci6a de su propio andlisis,y dicha posicién seré el lugar desde donde ut analista lea la clinica y formule ciertos saberes. Una de las formulaciones que encontramos en el testimonio, 6 como consecuencia de éste, es sobre el amor y el estrago en relaci g_ con Io femenino. El planteo es que el estrago y el amor tienen @ i mismo origen: “el f, el no-todo en el sentido del sin Itmite”™ ony ta medida 0 a Tel goo A pre hace este Hleanza para a acid con est en core Ao cies Entiendo este principio que comparten del siguiente modo: la reli «iin al 5 (A), we estalece para eh a i pata el primer caso, bajo el modo de Uk fechazo de esa imposibilid in wit : ad. Dominique Laurent sittia como conse ‘ re ee Mace An, 2008 qp Parana” analiste mujer, i 2; a {nica de este rechazo la presentificacién de algo de eedde muerte, de lo mortifero, Plantea que el sujeto femenino esta seHicularmente expuesto a cierta orientacién hacia la pulsion de Paferte, pore! hecho de no estar todo inscripto en la funci6n fica Dieha inclinacidn hacia la pulsion de muerte para la mujer, puede resentarse cuando [os signos del amor o del deseo se alejan. Del otto Pijo. implica soportar esa inconsistencia, en lugar del rechazo, podriamos ubicar aqut la posibilidad de construir alguna respuesta, Brreste lado es ubicado el amor como algo “vivible” (como posible ge set vivido), donde lo ilimitado encuentra una forma de localizar- se, de detenerse. La cita que me interesa tomar a este respecto es la siguiente -viene hablando de la relacién al Ifmite que para el hombre esta dada estruc- turalmente por el falo: “La relacién al limite para ella es contingente y depende del amor, de la certeza del amor que viene a fijar la deri- va pulsional. En el lazo heterosexual, el hombre elegido es tomado en una forma erotomaniaca del amor (...) El lazo erotomanfaco, en la cer- teza del amor compartido, si no es totalmente delirante, detiene, fija ‘a las mujeres en una relaci6n vital.” Aclara que “no se trata de una reciprocidad imaginaria o del reconocimiento simbélico, sino que es una respuesta de lo real”. Es interesante pensar el lazo amoroso donde se juega lo hétero, como una via posible para el lado femeni- no de localizaci6n de aquello que se plantea en términos de ilimita- doo de lo no limitado por la funcién falica. Si lo femenino es plante- ado del lado del exceso, en el sentido de lo suplementario, el interés. clinico es entonces cémo se localiza eso que se sale del todo. Podrfamos ubicar a la histeria como una respuesta que, si bien se establece sostenida en el amor, se trata de la identificacién al padre y su base de amor, elementos que podrian ser ubicados dentro del terreno de la funcién félica; constituyen una salida y una forma de localizacién via el amor. Considero que hablar de lazo con lo hétero, implica un modo de subjetivacién respecto del amor que articula -un poco mas all del falo-el deseo femenino con el Otro, Otro del deseo; articulacién pensada en términos de encuentro. Creo que este es un punto clave respecto de la clfnica en relacion a este aspecto tan enigmatico de la teorfa que es “lo femenino”. Considero que esta cita marca un punto donde lo femenino puede ser deducido de la experiencia, en la medida en que est4 constituido por quello que se juega en el lazo con un Otro del amor y del deseo. De otro modo, lo femenino es la mistica o lo contrario del estrago, o sim- Plemente el exceso que no aporta demasiado, ya que podemos ubl- cuencia cl ta pat 2 ta passa A S¥00U5¥ 20 | sonmanas 509% Tt Zar excesos del lado macho, o incluso el estrago mismo puede ga. S| Marina Carneiro .do en términos de exceso. ; Retomo lo planteado por Mario Goldenberg en su articulo astucias y estragos femeninos”®, respecto de la erotomania como tmaniobra del lado femenino que permite hacer existir a un Otro que hable, un Otro del amor; destaca ademas que no se trata de cualquier Otro, sino que alli se juega la singularidad, algo de la subjetividag propia debe ser puesto en juego en dicha maniobra. Es este sentido, Fonsidero que hay algo de la astucia en juego allf, en este “hacer hablar” /“hacer existit”. Cito a Dominique Laurent: “Las aporias desarrolladas hasta el presente hacen valer en la clinica la relacién del goce femenino con el significante félico, pero, més all, con la palabra como aparato susceptible de cifrarlo para hacerlo compatible fon la vida’4. Creo que este es un sentido que se le puede dar a esta reparticién en funcién de ciertos rasgos donde se ubica del lado femenino el extravio, y del lado hombre, la brijula; podriamos pen. sar que la brijula seria este Otro del amor que ella misma se cons. truye, lo que no quiere decir que el lado hombre funcione como bré- jula, sino la posibilidad de encuentro con uno en particular. Vale la pena aclarar que alguno debe encarnarlo, de otro modo la certeza si seria totalmente delirante. Cuando se dice que algo se fija, se detiene para la mujer cuando hay palabras de amor, es en la medida en que estas palabras de amor funcionan de orientacin del goce que se encuentra por fuera de la ‘medida félica. Es preciso que la cadena significante se despliegue, ya que si hay un Otro que habla, hay mantenimiento del $ (4). Es toma- da la cita de Lacan respecto de que “el goce del Otro no es signo de amor”, con el agregado de que esto es un saber del lado femenino, y que por eso es preciso que la cadena significante se despliegue. Para finalizar, el término “lazo heterusexual” designa un lazo donde lo que estd en juego es el encuentro con lo Otro, con lo hétero (en contraposicién al mantenimiento del Uno, del todo), seria hacet lazo a partir de la diferencia, lo cual es una manera de escribir ¢ encuentro con la castraci6n; el amor puede ser considerado una res" Puesta a dicho encuentro. En este sentido el amor puede ser pensado como recubrimiento de este encuentro real. El amor pensado como un velo o recubrimiento, no deja de lado la castracién. Lacan sitéa que para que haya amor, existe una condicién de castraci6n: “Para hacerse una sana idea de lo referente al amor, habria que partir qui En este mismo volumen. Laurent, D.:"El responso del partenaire”, op. cit, pag, 24. sasde esto que, cuando algo se juega pero seriame am . — ‘una mujer, siempre Se pone en juego la castreesent UN hom- jcoanalist). Asiznismo quedan emparentados cl amee 1st Pie cuando Lacan define al discurso capitalista come ots ta castraciOn, y por ende las cosas del amor. que forclu- Por lo tanto, podemos ubicar dos vertientes del am: siente més imaginaria, que viene a recubrir algo delonen trocon lo hétero 0 con Ia castracion; por oto lado un amor an, ede realizarse si la castracién esté en juego, Consider ques Fata de dos nociones distintas del amor, sino més bien dex. ea gue se conjugany si se hace necesario un recubrimiente ineee rio/simbélico, es porque hay un real en juego, que es la dimensién de encuentro, de encuentro con algo Otro. Creo que es lo que Lacan intenta formalizar con el concepto de - muro, que €s un aspecto del amor donde se juega la castration y lo real. En El saber del psiconnalistaseftala que entre el hombre y la mujer hay un muro, que no es otro que el de la castracion, lo que es una forma de escribir la no complementariedad entre los sexos; en tiltima instancia, lo que puede ser ubicado como estrago (en el lazo entre un hombre y una mujer) es cuando esto no es soportado, cuando hay un aplastamiento de la divergencia que debe ser mantenida, Lacan utiliza el término (a) muro para designar una dimensién del amor ubicado en el nivel del encuentro entre los cuerpos: “el a-muro es lo que aparece en sefales extrafias sobre el cuerpo"; esto es un amor al que ubica como diferente del “hacerse uno”, de una dimen- sién del amor por el atuendo, amor por el atuendo podriamos ubi- carlo del lado del amor al padre y la identificaci6n histérica. En la nocién de a-muro, pareciera que ademés de la palabra de amor, hay fen juego algo del encuentro de los cuerpos. Es asi como creo que puede ser pensado el amor en el lazo heterosexual, tal como lo ubica Dominique Laurent como respucsta de lo real. ‘or: una ver~ I del encuen- Enesta misma Ifnea ya que se trata de un comentario acerca del recortido de alguien por un andlisis~ podemos ubicar al encuent, siempre contingente, con un analista. Es otra salida respecto ¢t° estrago por la via del amor pensado en términos de contingencia Y encuentro. pel goce”, Paid BS. LACAN, J: El Seminario, Libro 20, Aun, Capttulo 1: “Del go "Paid, As, 2995, pag. 13. | sommawas soovaisa 4 sviomise 30

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