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Segundo Parcial, Ética 1


GUÍA DEL RESUMEN

Elabore un resumen del texto “La sandalia


rota”, siguiendo los criterios siguientes:

a) Esquema del trabajo: Presentación,


Introducción, Desarrollo y Conclusión.

b) El resumen debe tener un mínimo de

dos páginas y un máximo de tres


Páginas.

C) Letra tamaño H12, tipo Times New


Roman, espacio de 1.5

d) Finalmente, subir el trabajo al módulo


de clases.
TEXTO SEGUNDO PARCIAL, Ética 1

LA SANDALIA ROTA

Los gr
«tener». A] homb

mismo y no pienso más que en conseguir mejores resultados


y llegar más lejos. Me consagro de tal modo al «hacer» y
«poseer» que no me queda tiempo para «ser».

Cuando a la gente se le pregunta quién es, la mayor


parte contesta con lo que hace: Soy doctor, estudiante, ofi-
Cinista, enfermera... ¿Quién es usted? Trabajo en un banco.
Y peor aún: ¿Quién es usted? Estoy retirado. ¿Retirado de
qué? ¿De la vida? Mientras estás vivo, existes con pleno
derecho; pero la persona ha quedado identificada de tal ma-
nera con su trabajo que, al dejar el trabajo, parece que la
vida se acaba, y uno es, sencilla y tristemente, un jubilado.
Es verdad que no es fácil dar una respuesta profunda a la

pregunta «¿quién es usted?»; pero, sin meternos en filosofías,

== —
sin tener que recurrir a una

ible identificarnos
debería ser posible id de visita. Los que de veras

: e era
etiqueta de oficina o una tarje , que de ve
me conocen deberían conocerme no por ml re ni siquiera
por mis ideas, y mucho menos por mis 0 ernos, sino
por mi propia personalidad. Yo tenía un profesor viejo que

Í ninguno de sus
no podía acordarse nunca del nombre de ning a
ía decir con sentimiento y con verdad:

alumnos, pero nos solí


«Yo no los conozco por sus caras, pero los conozco por sus

almas». Nos conocía bastante mejor que otros profesores que

podían recitar la lista entera de nombres de memoria.

Una vez oí decir a un anciano con desmayo en la voz

y tristeza en el rostro: «No he hecho nada en la vida». Había


vivido entre gigantes que se habían distinguido en empresas
admirables en las fronteras de la fe, mientras que él había
desempeñado toda su vida cargos de oficina sin publicidad
ni protagonismo alguno. A lo largo de su vida se había aden-
trado en muchas vidas y había aligerado las cargas de muchos
corazones con su alegre carácter y su profunda fe, pero esas
hazañas no contaban ante el público y no quedaron inscritas
en las crónicas oficiales de su tiempo. El no había hecho
nada. Y, como no había hecho nada, no era nadie. No había
resultados y, por consiguiente, no había persona. Y, sin em-
bargo, aquel anciano era un gran hombre que, con su fidelidad
y competencia, había ayudado a llevar adelante instituciones
importantes en tiempos difíciles. Luego había sido víctima
Él mismo del sofisma universal que mide la dignidad de un
hombre por sus éxitos, y se despreciaba con triste pesar.
Quizá sea la frase más triste que puede salir de los labios de
un hombre en su ancianidad: «No he hecho nada en la vida»;

y triste, sobre todo, por ser falsa. Toda vida de hombre deja
marca, si él sabe verla.

— Shri Nisargadatta Maháraj era un alma iluminada de la


India moderna; y, sin embargo, todo lo que tenía era un
pequeño estanco en un suburbio de Bombay, y todo lo que
hizo de profesión o negocio fue vender cigarrillos baratos.
Todo un empleo. A pesar de ese humilde exterior, él «era»
un gran santo, y la colección impresa de sus conversaciones

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pasan; no soy yo quien las produzco, sino que ellas salen
como resultado de lo que yo soy».

Para revaluar €l «yo soy» frente al «yo hago» y «yo


tengo», un camino importante es el desprendimiento. Seguiré

usar las cosas que me vienen a mano, y SÉ pasarme sin ellas


cuando no se presentan. Libertad interior de trabas externas.
Libertad para usar y libertad para prescindir. Actitud ésta que
ES UNa gran ayuda para atravesar la vida con paz en el alma
y alegría en el corazón para tomar lo que viene y dejar que
se marche a lo que se marcha. Así crece la persona y así se
Valoriza la vida.

Una vez fui testigo silencioso de una bella escena, tanto


más emotiva cuanto que fue totalmente inesperada. Me hizo
Vivir, por unos instantes agradecidos, una parábola viva del
desprendimiento y libertad interna en las vicisitudes diarias
de la vida. Había salido yo a dar el diario paseo madrugador
por los terrenos de la universidad junto a nuestra casa. =
buen número de personas, adoradoras del aire limpio, -
daban, marchaban, corrían a esa hora temprana por E
y veredas, en culto hipocrático al cuerpo y su A su
había que no caminaban por placer o salud, sino o
temprano a su trabajo, asalariados mañaneros en un Ea
que los necesita. De estos últimos sería - nde eo
andaba ligera, a cierta distancia delante rales _—
iguales y dirección fija, sin duda a tomar

— 221 —
e trabajo. Noté su porte humilde, su
decidido. Desde luego que no estaba
allí para hacer ejercicio, e por Aa laboral,

3 ¡a adelante, y yo la seguia € a, Cuando


Seguía que aró. Se inclinó y se sacó la sandalia del pie
de m ala de goma barata con tU tras por Encima
que lleva casi todo el mundo en la In la, sin medias nj
calcetines. Le dio vueltas en la mano y trató de arreglarla.
La tira de arriba se había roto, y no había manera de sujetar
la sandalia en el pie. Pequeña catástrofe matutina. Molesto
accidente al ir al trabajo a comenzar el día. Mala suerte. ¿Qué
haría ella ahora? La observé. Primero se aseguró de que la
sandalia ya no servía para nada, y la dejó suavemente a un
lado en el camino. Después se quitó la otra sandalia, inútil
ahora tras la retirada de su compañera, y la dejó cuidado-
samente en el suelo al lado de la otra, reliquia paralela del
tropiezo inesperado en el camino. Luego hizo una ligera
inclinación reverente, como para despedirse del calzado que
abandonaba, y continuó su camino descalza en la misma
dirección y con el mismo paso.

Yo me paré y reflexioné. Si ese accidente me hubiera


ocurrido a mí, o a muchas otras personas que yo conozco,
me habría molestado, me habría enfadado, habría maldecido
al Zapatero que me vendió la sandalia, la habría arrojado con
rabia y habría vuelto a casa cojeando, furioso conmigo mismo
y con el mundo entero. No hay derecho a que lo dejen a uno
descalzo En un camino pedregoso a primera hora de la mañana
qomo comienzo gafado de un día negro. Yo habría pasado,
EN un mal rato. Pero no así la mujercita de mi
E er dE tranquila, resignada. No hizo un

O Al pronunció una palabra en voz alta. Vio


. 0 y obró en consecuencia. Y allí que-
daba como imagen y modelo de desprendimiento práctico.
18S, anduvo con ellas; y cuando las

trasladarse a su lugar d
vestido sencillo, su paso

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*+ +

MNovarjo

Segundo Parcial, Ética 1


RESPONDA REGUNTAS CLAVES

¿Por qué “el hacer y el tener” puede


afectar al auténtico desarrollo del ser
Persona? Comparta tres (3) razones.

¿Cómo se puede construir una vida


equilibrada sustentada en principios

éticos? Comparta dos (2) estrategias.

¿Qué legado dej

aría a la sociedad, en

favor de la creación de una

consciencia ciuda

respetuosa y so

adana responsable,
idaria?

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